ARS IURIS NÚMERO 12 1 9 9 4 UNIVERSIDAD PANAMERICANA CONSEJO EDITORIAL Rafael Márquez Piñero. Presidente. Ma. Reyes Márquez García. Secretario. Jorge Adame Goddard. Juan Federico Arriola. Salvador Cárdenas Gutiérrez. Rodolfo Cruz Miramontes. Jaime del Arenal Fenochio. Guillermo Díaz de Rivera. Roberto Ibáñez Mariel. Alejandro Mayagoitia Stone. Salvador Mier y Terán Sierra. Miguel Ángel Ochoa Sánchez. Isaías Rivera Rodríguez. Gonzalo Uribarri Carpintero. Juan Velásquez. Hernany Veytia Palomino. Unidad Guadalajara Marina Vargas. Luis Ramírez Orozco. Dora María Sierra Madero. Gerente General. Roberto Hería Covarrubias. Editor. Iván Bogdan Lizarraga. Corrector. INFORMES Y SUSCRIPCIONES Universidad Panamericana Facultad de Derecho Augusto Rodin 498 Col. Insurgentes Mixcoac. México, D.F. 03910 COLABORAN EN ESTE NÚMERO JORGE ADAME GODDARD Profesor de Filosofía Social y Derecho Romano Universidad Panamericana, México EVA MARÍA BERNEDO VIDAL LLM in European Community Law College of Europe, Bélgica JAIME CÁRDENAS GRACIA Profesor de Derecho Natural Universidad Panamericana, México FRANCISCO CANTÚ QUINTANILLA Profesor de Principios Éticos de la Conducta Universidad Panamericana, México FRANCISCO CARPINTERO Catedrático de la Facultad de Derecho Universidad de Jerez, España JULIO JAVIER CRISTIANI Profesor de Derecho de la Propiedad Intelectual en los Cursos de Posgrado de la Escuela Libre de Derecho y de la Universidad Panamericana, México WALTER FRISCH PHILIPP Profesor de Derecho Mercantil Universidad Panamericana, México OSVALDO ALFREDO GOZAÍNI Director y Vicedecano de la carrera de Abogacía Universidad de Belgrano, Argentina FERNANDO HERNÁNDEZ GÓMEZ Gerente Jurídico Corporativo Hotel Quinta Real, México JOSÉ ANTONIO LOZANO DIEZ Profesor adjunto de Filosofía Social Universidad Panamericana, México JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO Ex alumno de la División de Posgrado de la Facultad de Derecho Universidad Panamericana, México ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN Profesor de Historia del Derecho Universidad Panamericana, México RICARDO MERINO WESTPHAL Profesor de Doctrinas y Problemas Sociales Universidad Panamericana, México FABIÁN MONSALVE AGRAZ Abogado Asociado Notaría No. 6 Zapopan, Jalisco, México JOSÉ NIÑO DE LA SELVA Notario No. 77 del D.F., México ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT Profesor de Derecho Constitucional Universidad de Santiago de Compostela, España ANTONIO M. PRIDA PEÓN DEL VALLE Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, A.C., México 4 HÉCTOR SANTOS AZUELA Profesor de Derecho del Trabajo Universidad Panamericana, México SANDRO SCHIPANI Profesor Ordinario de Derecho Romano Universidad de Roma, Tor Vergata. RICARDO J. SEPÚLVEDA IGUÍNIZ Profesor de Derecho Constitucional Universidad Panamericana Guadalajara, Jalisco, México CLEMENTE VALDÉS S. Miembro del Consejo Directivo de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, México HERNANY VEYTIA PALOMINO Profesor de Derecho del Comercio Internacional Universidad Panamericana, México ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA Director de Prevención del Delito Procuraduría General de la República, México De las opiniones sustentadas en los artículos firmados responden exclusivamente sus autores 5 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 SUMARIO ESTUDIOS JURÍDICOS Jorge ADAME GODDARD. El Derecho como jurisprudencia ..................................................... 10 Eva María BERNEDO VIDAL. Franchising Agreements on the light of EEC Competition Law ......................................................... 39 Francisco CARPINTERO. Los tres iusnaturalismos .................................................................... 90 Julio Javier CRISTIANI. La libre circulación de mercancías y los derechos de propiedad intelectual en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ....................................................... 112 Walter FRISCH PHILIPP. Comparación entre las características antiguas y modernas en el Derecho Internacional Privado........................ 127 Ricardo MERINO WESTPHAL. Descripción realista del matrimonio............................................... 138 Antonio C. PEREIRA MENAUT. Educación universitaria nueva y vieja o de la Casa de la Troya a la Postmodernidad ...................................... 171 Sandro SCHIPANI. El Derecho Romano en el Nuevo Mundo........................................ 207 Ricardo J. SEPÚLVEDA IGUÍNIZ. Propuesta de un procedimiento de reforma constitucional realmente legítimo y democrático ........................ 266 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 Clemente VALDÉS S. Sobre los abogados ............................................................................. 295 Hernany VEYTIA PALOMINO. Los principios del Undroit ante la problemática del Derecho aplicable a los contratos internacionales en el Continente Americano............................................................... 341 ACTUALIDAD ACADÉMICA Osvaldo ALFREDO GOZAÍNI. Las decisiones en los conflictos trasnacionales............................ 356 Francisco CANTÚ QUINTANILLA. Resumen de la postura de la Iglesia Católica ante la «Conferencia Internacional sobre la población y desarrollo» de El Cairo, organizada por la ONU en septiembre de 1994......................................................................... 365 José NIÑO DE LA SELVA. El Notariado, su evolución y principios rectores de Francisco de P. Morales Díaz. Reseña Bibliográfica ............. 369 Antonio M. PRIDA PEÓN DEL VALLE. La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo del El Cairo y la falta de toma de posición por parte de México............................................................. 375 ACTUALIDAD LEGISLATIVA Jaime CÁRDENAS GRACIA. Reflexiones sobre la Reforma Política al Distrito Federal ........ 380 José Antonio LOZANO DÍEZ. La Nueva Ley Federal de Procedimiento Administrativo .......... 402 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 Jorge A. MANCILLA OVANDO. De las facultades probatorias del ofendido del delito en el juicio penal................................................................ 420 Héctor SANTOS AZUELA. Reformas constitucionales en materia electoral .......................... 435 Ricardo SEPÚLVEDA IGUÍNIZ/ Fabián MONSALVE AGRAZ/ Fernando HERNÁNDEZ GÓMEZ. Comentarios a las reformas constitucionales en materia electoral de 1993 y 1994 ................................................ 438 Álvaro VIZCAÍNO ZAMORA. La moderna política criminal en materia de delitos contra la salud ................................................................ 448 TRADICIÓN JURÍDICA Alejandro MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN. El editor, el Santo Oficio y los abogados o de cómo, efectivamente, es mejor no estar entre los últimos. Parte 1 .................................................................... 481 ESTUDIOS JURÍDICOS ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA Jorge Adame Goddard Sumario: Introducción; I. Clasificación ternaria de las ciencias; II. Las Ciencias Naturales o Empíricas; III. Las Ciencias Sociales o Geonómicas; IV. Las Ciencias Humanas o Humanidades; V. El Derecho como una de las Humanidades Prudenciales o Jurisprudencia; VI. Derecho y Ciencias Sociales; VII. Derecho y Filosofía. INTRODUCCIÓN Todavía en los principios de este siglo la facultad donde se estudiaba el Derecho en México se llamaba facultad de Jurisprudencia, palabra que indicaba una cierta apreciación de lo que era la ciencia jurídica: una prudencia de lo justo. Pero actualmente, en el lenguaje jurídico mexicano, la ciencia jurídica suele denominarse simplemente Derecho, y el término jurisprudencia, ha quedado reducido a designar los criterios de juicio o «tesis» emitidas por la Suprema Corte de Justicia o por los Tribunales Colegiados que deben ser respetadas y aplicadas por los tribunales inferiores; se dice de estas resoluciones que constituyen «jurisprudencia obligatoria». Este cambio de denominación de la ciencia jurídica indica también un cambio en la concepción de la ciencia jurídica, que ahora suele entenderse, no como una prudencia o ciencia práctica orientada al juicio sobre el obrar humana, sino más bien como una ciencia especulativa, de carácter teórico, orientada a la formulación de nociones, teorías y principios. Esta concepción ha hecho que se produzca un cierto alejamiento de la doctrina jurídica con la práctica profesional que, evidentemente, 10 JORGE ADAME GODDARD sigue siendo una actividad prudencial, pues lo que hacen los abogados, jueces o notarios es siempre juzgar, en forma preventiva o cautelar o en forma decisoria, acerca de la justicia en situaciones concretas. Por otra parte, las facultades de Derecho fueron en el siglo pasado las que albergaron los estudios, entonces incipientes, de las nuevas ciencias sociales, especialmente la Economía y la Sociología. Con el desarrollo que tuvieron estas ciencias, pronto se hicieron facultades especiales y se independizaron esos estudios de las facultades jurídicas, pero se quedó la idea de que el Derecho era una ciencia semejante a ésas dos, y de ahí se ha derivado la idea de que el Derecho es una de las ciencias sociales. Esto también ha venido a perturbar los estudios jurídicos, al grado de que hay quienes pretenden que para que los estudios jurídicos sean verdaderamente «científicos» deben hacerse de conformidad con los métodos propios de las ciencias sociales, como la estadística, las investigaciones de campo, muestreos, etcétera. Ante estas opiniones actuales sobre la ciencia jurídica, de que es una ciencia teórica y una de las ciencias sociales, me ha parecido bien hacer en este artículo una reflexión sobre el carácter científico del Derecho, cuya conclusión se deja entrever en el título: el Derecho es Jurisprudencia, es decir una ciencia práctica del tipo de ciencias que se denominan en general Humanidades. I. CLASIFICACIÓN TERNARIA DE LAS CIENCIAS Toda clasificación de las ciencias es relativa en tanto que depende de un punto de vista específico que adopta el que hace la clasificación. Hay clasificaciones que son eminentemente prácticas, como las de las bibliotecas, que están condicionadas por ese fin específico al que se refieren, y hay otras de carácter teórico que pretenden aclarar los contenidos, métodos y alcances de cada una de las ciencias, adoptando como criterio de clasificación el de su objeto, su método o el hábito o potencia intelectiva del que dependen. Como aquí se pretende 11 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA aclarar las relaciones del Derecho con la Filosofía, se adopta una clasificación teórica, la que ha sido elaborada por Álvaro D’Ors 1, jurista eminente. Él considera que toda ciencia tiene como objeto último la verdad, pero que ésta no puede alcanzarse directamente, sino por medio del conocimiento de la realidad, es decir de las cosas que podemos percibir por los sentidos (cosas corpóreas) o de las que sólo podemos comprender por la inteligencia (cosas incorpóreas, como son las nociones jurídicas de propiedad, contrato, obligación, etcétera). Cada ciencia estudia un determinado sector de la realidad y más concretamente el comportamiento o modo de ser y de actuar de las cosas, incluyendo entre ellas al hombre. Distingue tres grupos de ciencias, atendiendo a los distintos sectores de la realidad y objetos a los que se refieren: las Ciencias Naturales o Ciencias Empíricas, que tienen por objeto el comportamiento de todas las cosas, en cuanto seres corpóreos susceptibles de observación; las Ciencias Sociales, que prefiere llamar «Ciencias Geonómicas», que tienen como objeto el comportamiento de los grupos sociales en relación con el territorio que ocupan; y las Ciencias Humanas o Humanidades que estudian el comportamiento de la conciencia sobre el propio acontecer humano, o sea las reflexiones personales que ha hecho el hombre acerca de sí y de su mundo. A diferencia de las conocidas clasificaciones binarias de las ciencias de Ampere, quien distinguía entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencias de la Inteligencia, o la más moderna de Dilthey que diferenciaba las Ciencias de la Naturaleza de las Ciencias del Espíritu, la clasificación de D’Ors es ternaria pues añade un nuevo grupo de ciencias, el de las Ciencias Sociales, que se desarrollaron principalmente 1 12 La descripción más completa de esta clasificación está en D’Ors, A., Sistema de las ciencias. IV, Pamplona, 1977, pp.34-73. Pero también conviene ver del mismo autor Sistema de las Ciencias II, Pamplona, 1970, pp.5.48, donde hace una tipología de los científicos, y el artículo titulado «Derecho, Política, Organización, Sociología: un ensayo de ubicación sistemática», en Filosofía y Derecho. Estudios en honor del profesor J. Corts Grau, Valencia, 1977, pp.8999, reimpreso en Ensayos de Teoría Política, Pamplona 1979, pp.13-28, donde abunda sobre la distinción entre las humanidades y las ciencias sociales. JORGE ADAME GODDARD a partir del siglo XIX; de esta manera las distingue netamente de las ciencias humanas, con las cuales originalmente se les confundió. El considerar como un mismo grupo de ciencias a estudios tan diferentes en sus métodos y objetos, como pueden serlo el Derecho y la Economía, o la Ética y la Sociología, ha llevado a una recíproca incomprensión de imponerse unos a otros su propio método científico. Es tan absurdo que se estudien los fenómenos económicos con una metodología jurídica, como que se estudien los problemas éticos con una metodología sociológica. Pero de hecho, se han dado este tipo de confusiones. Por eso, conviene separar los dos grupos de ciencias y precisar cuáles son los objetos y métodos propios de cada cual. La clave de la distinción entre las Ciencias Humanas o Humanidades y las Ciencias Sociales es la diferencia entre el estudio de las reflexiones de la conciencia humana, que se manifiestan generalmente en escritos, y el estudio del comportamiento colectivo o masivo de los grupos humanos. Las Humanidades estudian textos, expresiones libres de autores personales; las Ciencias Sociales estudian hechos o fenómenos sociales, no libres sino condicionados; el método de las Humanidades es interpretativo, pues tratan de comprender un texto; el de las Ciencias Sociales es empírico, pues procura analizar los hechos sociales observables. Quizá puede aclarar esta distinción la consideración del matrimonio. Las ciencias sociales, especialmente la Demografía, pueden considerarlo como un comportamiento colectivo, que puede ser objeto de medición y cuantificación a fin de precisar las edades en que suelen contraer matrimonio los jóvenes de una sociedad determinada, la proporción de jóvenes que se casan, el estrato social al que pertenecen, etcétera; o bien puede ser considerado por las humanidades, especialmente el Derecho y la Ética, como una conducta personal y libre que debe ajustarse a ciertas reglas, definidas en textos que contienen reflexiones acerca de cómo ha de contraerse el matrimonio y cómo han de comportarse los esposos a fin de que ellos se realicen como personas. 13 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA La clasificación ternaria de las ciencias permite así una mejor comprensión del ser humano, al proponer el comportamiento colectivo como objeto de estudio de unas ciencias, y el comportamiento personal como objeto de estudio de otras. II. LAS CIENCIAS NATURALES O EMPÍRICAS Las ciencias que tienen por objeto el comportamiento de los seres materiales observables se reparten, según la clasificación de las ciencias adoptada, en tres grandes grupos. El primero es el de las Ciencias Estructurales, que estudian la materia y la energía, y comprende las ciencias físicas, las ciencias geológicas y las ciencias químicas. El segundo es el de las Ciencias Biológicas, que estudian los seres vivos, y comprenden las ciencias morfológicas, que estudian la composición de éstos (entre ellas la Anatomía), las ciencias genesiológicas, que se refieren a la formación de los seres vivos (como la Bioquímica), y las ciencias bionómicas que se ocupan de su funcionamiento (como la Fisiología). Y el tercer grupo es el de las Ciencias Médicas, que estudian las patologías y los tratamientos para remediarlas. El método que siguen estas ciencias es principalmente el de observación de los fenómenos y experimentación. El científico que las cultiva tiene como ideal el ser un «descubridor» de un dato nuevo que quizá pueda dar lugar a un invento, por ejemplo descubrir alguna propiedad de una planta de la que pueda derivarse una vacuna o hallar un material que pueda facilitar la construcción de casas. Para lograrlo, se esfuerza principalmente en la repetición de experimentos controlados, para lo cual suele requerir equipos costosos y varios ayudantes, pues sería casi imposible que una sola persona realizara todos los experimentos que son necesarios para lograr un descubrimiento. El trabajo de investigación parte de la formulación de una hipótesis, que luego habrá de verificarse o desecharse por medio de la experimentación. La genialidad del científico empírico está en la capacidad de formular hipótesis que puedan dar lugar a descubrimientos. 14 JORGE ADAME GODDARD Dada la estrecha conexión que hay entre el descubrimiento y la innovación tecnológica, actualmente se aprecia mucho el cultivo de estas ciencias y los gobiernos suelen otorgar presupuestos importantes para su desarrollo, de lo cual depende en buena parte el progreso económico de la sociedad. En este tipo de trabajo intelectual, la memoria tiene muy poco valor. Los datos que el científico empírico maneja no son, en general, datos memorables. Lo que interesa son los resultados debidamente medidos y cuantificados de la experimentación. Para esto debe conseguir las condiciones óptimas de trabajo a fin de poder practicar la experimentación, por lo que mucho de su tiempo lo ocupa en la organización del trabajo científico y en la adquisición de los materiales y equipo necesarios. El papel que tiene el libro en este tipo de investigación es reducido. Los libros, por lo general, no se encuentran en los laboratorios, sino en lugares separados, donde el investigados empírico pueda obtener, sobre todo, los resultados últimos hallados por otro investigador o nuevos métodos de investigación practicados en otros laboratorios; en todo caso, se trata de conseguir informaciones actuales, lo más recientes posibles. Dada la facilidad para comprobar objetivamente, mediante experimentación, los resultados de estas investigaciones, el llamado argumento de autoridad, o sea el usar como prueba en favor de la verdad de una formación el prestigio reconocido de quien la hace, tiene en este grupo de ciencias muy poca importancia. III. LAS CIENCIAS SOCIALES O GEONÓMICAS Su objeto es el comportamiento –modo de ser y de actuar– de los grupos humanos en relación con el territorio que ocupan. Comprende una amplia variedad de ciencias, que van desde las que se ocupan de la descripción del territorio, hasta las que se ocupan de las estructuras 15 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA de la organización social. Todas las reúne D’Ors en tres grupos: las Ciencias Espaciales, las Ciencias Económicas y las Ciencias Sociales en sentido estricto. Las Ciencias Espaciales son las que se ocupan del territorio habitado por los grupos humanos: la Geografía, que describe la superficie terrestre que ocupa la humanidad; la Geopolítica, que estudia la distribución de fuerzas o de poder en el mundo; y la Urbanística, que se ocupa de los modos de instalación de los grupos en el territorio. Las Ciencias Sociales en sentido estricto, las divide en tres grandes ciencias: Sociología, Ciencia de la Organización y Ciencia de la Comunicación, que en sí comprenden otras. La Sociología es la ciencia que estudia primordialmente la composición del grupo social como un hecho natural, cuyos aspectos principales son la cantidad de la población, lo cual es objeto de la Demografía, las relaciones que ordinariamente se establecen dentro del grupo, lo cual es objeto de la Trópica Social, y las alteraciones del comportamiento normal, que es lo que estudia la Patología Social, una de cuyas ramas es la Criminología que se ocupa de analizar los delitos y crímenes, no como actos personales que generan una determinada responsabilidad, sino como hechos colectivos; es ésta una ciencia que evidentemente está muy relacionada con el Derecho Penal, pero que no debe confundirse con éste. Las ciencias de la organización, como su nombre lo dice, estudian las formas de ordenación y administración de los grupos humanos, y se pueden dividir según se refieran a la organización de instituciones públicas (Administración Pública), del ejército (Administración Militar) o de empresas privadas (Administración de Empresas). Las Ciencias de la Comunicación se refieren a los procesos de generación y difusión de mensajes en el grupo social, y son en concreto la Sematología social, que estudia los signos por medio de los que se produce la comunicación social; la Ciencia de la Difusión (o Broadcasting), que se ocupa de los procesos de comunicación de noticias y mensajes y comprende la Informática (procesos de confección 16 JORGE ADAME GODDARD y transmisión de información), la Demeútica (procesos de difusión de la información) y la Doxoscopía (que se ocupa de los sondeos de opinión), y en tercer lugar la Ciencia de la Instrucción Pública, que comprende la planificación escolar, la programación de estudios y la Didáctica. El objeto de todas las ciencias sociales, como el de las ciencias naturales, lo constituyen fenómenos o hechos observables, medibles y cuantificables. Por eso, hay una cierta afinidad entre ambos grupos de ciencias en cuanto a su método, lo cual ha dado pie a que los científicos sociales digan que el único método científico para conocer al ser humano es el que ellos y los científicos empíricos usan, descalificando así el método de las Humanidades. Pero esta crítica no tiene sentido si se advierte que las Ciencias Sociales tienen un objeto distinto al que tienen las Humanidades, pues éstas se abocan al estudio, no de hechos, sino de textos o palabras en los que se manifiestan las reflexiones de la conciencia personal acerca del hombre y su mundo, por lo que lógicamente han de tener un método distinto, que no por ser diferente deja de ser científico. Hay, sin embargo, una clara distinción en cuanto al objeto de las Ciencias Naturales y el de las Ciencias Sociales, puesto que éstas se ocupan del comportamiento, no de seres irracionales, sino de las masas humanas, lo cual implica grandes diferencias en uno y otro tipo de ciencias en cuanto a los métodos y a los resultados. En primer lugar, las Ciencias Sociales no tienen las mismas posibilidades y libertades para la experimentación que tienen las Ciencias Naturales, y tampoco la medición de los fenómenos sociales es tan factible como la de los fenómenos naturales, por lo que muchas veces los científicos sociales tienen que recurrir a muestreos; por ejemplo, para medir el consumo de quesos en una población, procederán a averiguar si los consumen o no un cierto número de personas representativas de los diferentes sectores de la población y luego extrapolarán la medición hecha en este grupo representativo a toda la población representada. Aparte, las conclusiones o resultados a los que llegan los científicos sociales, puesto que observan fenómenos de comportamiento humano, tienen siempre un valor más relativo que el que tienen los de los 17 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA científicos empíricos, por lo que en vez de formular conclusiones que afirman que un comportamiento ha de darse necesariamente si se cumplen determinadas condiciones, formulan índices de generalidad y de frecuencia, en los que expresan que con cierta frecuencia se produce un determinado comportamiento si se dan ciertas condiciones. El científico social no suele, como el científico empírico, investigar en laboratorios, sino en el mismo lugar donde se producen los hechos que quiere analizar; es decir, trabaja, como suele decirse, haciendo «investigaciones de campo». Para la recaudación de datos, suele trabajar en equipo. Los datos que obtiene son principalmente cifras y otras expresiones cuantitativas como gráficas o cuadros. Son datos que pierden pronto su valor, por lo que no se preocupa de guardarlos en su memoria. Ordinariamente el científico social no se conforma con la mera recolección de datos cuantitativos, sino que tiende a interpretarlos y darles un determinado valor de acuerdo con una determinada Filosofía Social. Por ejemplo, la constatación de que existe un número elevado de trabajadores del campo que no son propietarios de la tierra puede interpretarse negativamente, como un signo de concentración de la propiedad agraria en pocas manos, o positivamente, como un signo de la existencia de condiciones laborales favorables en los contratos de trabajo agropecuario. El interpretar los hechos observados, es realizar una operación distinta de la mera observación, pues implica un juicio hecho con referencia a ciertos criterios de bien o valores morales; este es un tipo de operación intelectual propio de las Ciencias Humanas. Es importante discernir en las Ciencias Sociales lo que son resultados de la observación empírica, de los que son opiniones o juicios de contenido ideológico, a fin de poder apreciar en su justo valor sus conclusiones, de modo que no se presente como un «hecho» comprobado lo que es una opinión sustentada con referencia a criterios mal o bien fundados. Es natural que a partir de la interpretación de los comportamientos observados, tienda el científico social a intervenir para modificar esos 18 JORGE ADAME GODDARD comportamientos; es decir, que tienda a convertirse en un reformador social. Puede ser que limite su papel a ser un consejero del gobernante, de modo que pueda influir indirectamente en la sociedad a través de las decisiones y leyes del gobernante, o que intente llevar a ejecución las reformas que contempla y se convierta en un gobernante. De hecho, los científicos sociales han divulgado la idea de que el gobierno debe encomendase a los técnicos, de modo que las decisiones del gobierno se tomen con base exclusivamente en los resultados de las Ciencias Sociales (tecnocracia). Pero nuevamente hay que advertir que la decisión del gobernante, en tanto que implica un juicio con relación a lo que es bueno o malo para la comunidad, es una operación intelectual fundada en una determinada Filosofía Social, es decir un acto propio, no de las Ciencias Sociales, sino de las Humanidades, entre las cuales está la Política o ciencia del buen gobierno. En el científico social, el argumento de autoridad pesa más que en el científico empírico, por el hecho de que las observaciones realizadas en el campo social son más difícilmente demostrables que las hechas en la naturaleza, por lo que para confiar en ellas importa considerar el prestigio de quien las hizo. Además, como la valoración de los datos y la proposición de medidas reformistas dependen de la filosofía social del investigador, éstas suelen aceptarse en tanto que exista una afinidad con la filosofía que las inspira, por lo que también pasa a importar el nombre de la persona que las hace. Dada su inclinación hacia la reforma social, el científico social tiende a ver hacia el futuro, por lo que le interesan principalmente los libros y revistas que contengan datos actuales, y da poco valor a los libros antiguos, a no ser que los considere como fuente de su propia filosofía social, pero ésta ya no es una consideración de científico social, sino de humanista. A veces hace estudios sobre el pasado, pero con la tendencia de encontrar explicaciones y desarrollos que le permitan orientar el futuro. 19 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA IV. LAS CIENCIAS HUMANAS O HUMANIDADES El objeto de estas ciencias es de naturaleza diferente al de las otras ciencias. Tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales estudian hechos, fenómenos o comportamientos de los seres naturales o de los grupos humanos, susceptibles de observación, medición y cuantificación. Las humanidades, en cambio, no estudian hechos, sino las reflexiones de la conciencia personal acerca del hombre y su mundo, reflexiones que se expresan en documentos, principalmente los libros, pero también en otros documentos –entendida esta palabra en sentido amplio– tales como inscripciones en piedra, canciones, tradiciones orales, obras de arte, etcétera. Este distinto objeto de las Humanidades exige que su método sea también diferente. El humanista, como no tiene que habérselas con hechos, sino principalmente con palabras que expresan una conciencia personal, requiere de un método interpretativo o hermenéutico que le permita comprender los textos que estudia. Las Humanidades las divide D’Ors en otros tres grupos, tomando en cuenta el hábito intelectivo que perfeccionan: las Humanidades Sapienciales son las que aspiran a un conocimiento elevado y abstracto y perfeccionan así el hábito de la sabiduría; éstas son la Teología, ciencia que estudia los textos que contienen la doctrina revelada 2 por Dios al hombre 3; la Metafísica o ciencia del ser, que puede ocuparse del ser increado (Teodicea), de los seres creados (Ontología) o de los 2 3 20 El aceptar que Dios revela algo al hombre es lo propio del acto de fe. El acto de fe no es exclusivamente racional, pues para que el hombre lo haga necesita la ayuda divina, que nunca se niega al que la pide. Pero el acto de fe tiene un fundamento racional en los datos que le ofrecen otras ciencias, principalmente la Historia, que comprueba como hecho histórico la Resurrección de Cristo, y la Teodicea que permite un conocimiento natural de Dios. Si bien los textos que estudia la Teología, no son propiamente textos que expresen una conciencia humana, pues por la fe se sabe que expresan la inteligencia divina, es decir, se sabe que son textos inspirados; sin embargo cabe colocar el estudio teológico dentro de los estudios humanistas porque finalmente es un estudio de textos, conducido conforme a un método hermenéutico; además, cada uno de los textos revelados tiene también un autor humano que pone su impronta en el mismo. JORGE ADAME GODDARD seres mentales (Gnoseología), y la Lógica o filosofía del pensamiento que puede referirse a la razón simbólica (Matemáticas), a la razón discursiva (Dialéctica) o a la razón verbal (Gramática). Las Humanidades Hermenéuticas son las que se ocupan directamente de las palabras y desarrollan la capacidad interpretativa, y son por ello el fundamento de todas las Ciencias Humanas; en concreto son la Glotología o Lingüística, que es la que se ocupa del lenguaje y comprende la Gramática idiomática, la Lexicografía o estudio de los vocablos y la Dialectología, que estudia modos peculiares del habla; la Filología, que se ocupa del estudio de los textos literarios principalmente y en especial de fijar los textos (Anagnóstica), de su ordenación cronológica y sistemática (Biblionomía) y de su estimación estética (Poyética); y la Historia, que se ocupa de interpretar los textos que contienen reflexiones sobre el acontecer humano, y que puede subdividirse en distintas historias especiales según la actividad humana a la que se refiera, tales como la Historia Política, la Historia de la Cultura, la Historia de la Filosofía o la Historia del Derecho; todas estas historias especiales conservan su carácter de ciencia histórica, y no el de la ciencia a la que se refieren, de modo que, por ejemplo, la Historia del Derecho es una disciplina histórica, que tiene un punto de vista y un método históricos, y no una disciplina jurídica, por más que su conocimiento sea de capital importancia para la formación jurídica. Las Humanidades Prudenciales son aquellas que tienen por objeto el juicio de la conducta humana y perfeccionan el hábito intelectivo de la prudencia. En concreto son: la Ética, que estudia los criterios para juzgar la conducta humana desde el punto de vista del perfeccionamiento o bien del ser humano; se subdivide en personal, familiar o social, según el tipo de conducta que juzgue; a veces se le denomina también Moral, pero debe aclararse que su objeto no son propiamente las costumbres, que son hechos sociales, sino los criterios para juzgarlas; La Política, que se ocupa del juicio de la conducta humana, y especialmente de las decisiones del gobernante, desde el punto de vista del bien de la sociedad o bien común; comprende la Eunomía o Ciencia de la legislación, que tiene gran importancia dado 21 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA que legislar es la función más elevada del gobernante; la Filáctica o Policia que se refiere a la conservación de la seguridad del grupo, y la Anfictiónica que estudia, apoyada en la Geopolítica, la conveniencia de las alianzas con otros grupos. Y la Jurisprudencia o Derecho que estudia los criterios para juzgar acerca de la justicia posible en las relaciones humanas. Como la conducta considerada justa suele entenderse como una conducta que en caso de no prestarse voluntariamente puede ser exigida ante un juez e impuesta por medio de una decisión potestativa, el Derecho suele organizarse como un sistema de las pretensiones o derechos subjetivos cuyo respeto puede reclamarse judicialmente; así, el Derecho Mercantil es el conjunto de pretensiones o derechos subjetivos que tienen las personas en el tráfico mercantil y cuyo cumplimiento pueden exigir ante los tribunales mercantiles; el Derecho Constitucional es el conjunto o sistema de los derechos que tiene el ciudadano frente al Estado, de los que tiene el Estado respecto de los ciudadanos, y cuyo cumplimiento puede exigirse ante los tribunales constitucionales. Por esta perspectiva, todo el Derecho tiene presente un carácter de reparación: tiende a reparar las injusticias mediante la decisión judicial potestativa o, cuando menos, a prevenirlas tomando las medidas caucionales necesarias para evitar que se produzcan, como la celebración de un contrato, el otorgamiento de una garantía, la realización de una promesa, etcétera. Atendiendo al ámbito espacial de vigencia, es decir, al espacio en que se aplica el Derecho, D’Ors los subdivide en tres grandes ramas. El Derecho Universal, que es el Derecho de validez general, no limitada a un determinado territorio y que comprende en concreto el Derecho Natural 4, o sea el conjunto de pretensiones o derechos cuyo 4 22 El Derecho Natural coincide con la Ética, pero ésta se formula como un sistema de deberes, en tanto el Derecho Natural como un sistema de derechos subjetivos; por ejemplo, el Derecho Natural contempla el derecho de toda persona a exigir que se respete su vida e integridad corporal; la Ética, en cambio, habla del deber de toda persona por conservar su vida y su integridad corporal. En realidad, el fundamento del Derecho es el deber, ya que alguien puede exigir que otro respete su vida e integridad personal, precisamente porque el primero tiene el deber natural de conservarla. JORGE ADAME GODDARD respeto puede exigir toda persona humana por el solo hecho de ser persona, como el derecho a la vida, a la propiedad, a vivir conforme a la propia conciencia, etcétera; el Derecho Internacional, que rige tanto las relaciones entre los pueblos (Derecho Internacional Público) como las relaciones privadas entre personas sujetas a diferentes sistemas políticos y jurídicos (Derecho Internacional Privado), y el Derecho Canónico, que es el propio de la Iglesia universal y rige a todos sus fieles. El Derecho Estatal es el que rige en un determinado Estado y comprende el Derecho Constitucional, que se ocupa de la organización fundamental del Estado; el Derecho Administrativo, que se refiere a la organización del gobierno y las reglas de la administración pública; el Derecho Procesal, que se ocupa de los procedimientos para reclamar justicia ante los tribunales; el Derecho Fiscal que regula los impuestos, y el Derecho Penal, que define los delitos y las penas. Y el Derecho Personal, que es el que regula las relaciones de carácter patrimonial que se dan entre personas privadas, en el cual figuran el Derecho Civil, como derecho general o común de carácter patrimonial; el Derecho Mercantil, que se refiere a relaciones entre comerciantes, y el Derecho Laboral que regula las relaciones entre patronos y trabajadores. El humanista, sea cual sea la disciplina de su especialidad, siempre tiene que interpretar textos, por lo que suele trabajar rodeado de libros y tener interés tanto por libros nuevos como por libros antiguos. Su aspiración principal es el conocimiento extenso y profundo de los textos, es decir, la erudición. Así, se dice que es un buen civilista, aquel jurista que maneja con erudición el código civil, y las demás fuentes del Derecho Civil. Todo el trabajo humanista consiste en la reflexión sobre textos, es decir en la reflexión sobre otras reflexiones, y por eso tiene mucha importancia la cita de los textos o fuentes de las que se parte. En los estudios jurídicos esto se manifiesta claramente en las citas de los artículos de los códigos o leyes que se comentan, así como de las decisiones judiciales u opiniones doctrinales. Un tipo muy propio del trabajo humanístico es el comentario a un texto, que a veces se escribe en los márgenes o a pie de texto, y otras a continuación de cada párrafo del texto comentado; los códigos civiles comentados son un conocido ejemplo de este tipo de trabajos. 23 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA Al ser el estudio humanista una reflexión continuada o sucesiva en la que diversos autores opinan sobre textos comunes, apoyándose unos en las opiniones de otros, se denota su carácter de tradición. El humanista procura siempre ir a los textos originales, a las fuentes en sus mejores ediciones, y apoyarse en las opiniones de los autores que considera más autorizados. Esto hace que el humanista dé gran importancia a la memoria, en la que procura conservar las nociones, relaciones, nombres y aun las mismas palabras que contienen las fuentes. El material que conserva en la memoria, así como el que le proporcionan los libros en los que se apoya como complemento de ella, constituye el objeto de su estudio y reflexión. Por ese mismo carácter tradicional que tienen las Humanidades, quien las cultiva da también gran importancia al argumento de autoridad, gracias al cual suele tener como verdaderas las opiniones o reflexiones de autores con prestigio, a los que suele designarse como «autoridades». El fondo de este argumento es la confianza o fe humana en la sabiduría personal de un autor probado. Por esta confianza en las autoridades, el humanista suele sentir aprecio por libros antiguos, y especialmente por los clásicos de su especialidad, en los que suele encontrar ideas y motivos para nuevas reflexiones. El saber humanístico tiene aparentemente menos utilidad, desde el punto de vista social, que los saberes empíricos, que dan lugar a la tecnología, y los sociales, que conducen a la organización y reforma social. Pero el saber humanista se justifica por sí mismo, en cuanto perfecciona al hombre que lo posee. Si la tecnología sirve para hacer mejores cosas, y la organización social para tener mejores estructuras, las humanidades sirven para hacer mejores personas. De ahí que la denominación de estos saberes como humanísticos, pueda entenderse en un doble sentido, en el de que tienen por objeto al hombre, y en el de que tienen como resultado al mismo hombre. Así, un país con alto grado de cultura jurídica es un país donde las relaciones sociales suelen desarrollarse conforme con los criterios de justicia reconocidos en ella, es decir, un país donde las personas de ordinario son respetuosas del derecho ajeno. 24 JORGE ADAME GODDARD V. EL DERECHO COMO UNA DE LAS HUMANIDADES PRUDENCIALES O JURISPRUDENCIA La ubicación del Derecho como una de las Humanidades Prudenciales hace ver con claridad el contenido y objeto de los estudios jurídicos, así como su vinculación con las ciencias sociales y con la Filosofía. Que el Derecho sea una ciencia prudencial o Jurisprudencia, como antes se le llamaba, quiere decir que es una ciencia orientada, como toda prudencia, a emitir juicios sobre la conducta humana. Saber Derecho significa básicamente, por lo tanto, no saber una teoría, sino saber juzgar conductas concretas o casos. Para aclarar esta idea, primero se tratará de lo que es la prudencia en general para luego tratar de la Jurisprudencia. 1. La Prudencia en General La prudencia 5, en general, es el hábito intelectual por el que se juzga la conducta humana libre, a la que también se le llama obrar humano, desde el punto de vista de su conveniencia o disconveniencia para un bien. El juicio que emite la prudencia no es un juicio enunciativo, como los que hacen las ciencias especulativas que tratan de conocer, emitiendo juicios, lo que las cosas son, sino un juicio preceptivo, es decir, un juicio que prescribe u ordena realizar una cierta conducta en tanto que constituye un medio para alcanzar un fin. Por eso, todas las ciencias prudenciales son ciencias prácticas, en el sentido de que se ejercen por medio de la razón práctica que discierne acerca de la conducta posible, a diferencia de las demás ciencias especulativas, que se ejercen por medio de la razón especulativa o teórica que discurre sobre lo que las cosas son. 5 Sobre la prudencia, véase Pieper, J., Traktat úber die Klugheit, 1949, recogido en trad. española de Manuel Garrido en Pieper, J. Las virtudes fundamentales, Madrid, 1976, pp.42-58. 25 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA El acto de la prudencia comprende tres momentos: deliberación, juicio y decisión. La deliberación consiste en el análisis de la conducta que se va a juzgar, tanto del objeto o fin de la misma conducta cuanto de todas las circunstancias que la acompañan, tales como los motivos o fines subjetivos del agente, y el tiempo, lugar y modo de realizarla; este análisis desarrolla la virtud intelectual llamada circunspección, que consiste precisamente en la atenta consideración de las circunstancias del caso y requiere de la fidelidad de la memoria, gracias a la cual, cuando se trata de juzgar una conducta ya realizada, se logra recordar con fidelidad su contenido, sin alterarlo por los intereses y preferencias personales. El juicio consiste en la apreciación de la conducta desde el punto de vista de su conveniencia o disconveniencia en relación con el bien que se busca; éste es el momento más importante, al que se orienta la deliberación previa del caso y del que depende la oportunidad y conveniencia de la decisión que se produzca como consecuencia del juicio. El juicio prudencial es un juicio que, como el de las ciencias especulativas, no es arbitrario, sino que está fundado en principios fundamentales y en un conjunto de criterios o doctrina elaborada por la inteligencia humana. Requiere, por consiguiente, del conocimiento de los primeros principios sobre la conducta humana, lo cual constituye la virtud intelectual llamada sindéresis, y del conocimiento de la doctrina o ciencia, elaborada por personas prudentes a lo largo de la historia con apoyo en los primeros principios y en la experiencia acumulada en los juicios sobre la conducta humana; este conocer y aceptar la doctrina elaborada se relaciona con la virtud intelectual de la docilidad, que consiste en saberse aconsejar de los que saben. La objetividad del juicio prudencial depende en primer lugar del adecuado análisis del caso, es decir, de un análisis que comience por distinguir entre las circunstancias relevantes y las que son irrelevantes, y luego considere todas las que son relevantes. La falta de atención en las circunstancias conduce a juicios erróneos, por ejemplo, cuando se analiza el caso de una persona que vende una cosa que se le había dado a guardar, si no se considera que la cosa podía echarse 26 JORGE ADAME GODDARD a perder puede llegarse a un juicio equivocado sobre tal conducta. La clave de este análisis de las circunstancias está en la distinción entre las que son relevantes y las que son irrelevantes. En segundo lugar, la objetividad del juicio prudencial depende de la atenta consideración de los principios y criterios de juicio. Hecho el análisis de una conducta se procede a juzgarla desde el punto de vista del fin o bien objetivo que se considere. Como ya se mencionó, la Ética juzga desde el punto de vista del bien personal o perfeccionamiento de la persona, la Política desde el punto de vista del bien común y la Jurisprudencia desde el punto de vista de la justicia. Para hacer el juicio, deben revisarse el conjunto de principios y criterios de juicio a fin de escoger aquel que resulte aplicable al caso por coincidir los hechos y circunstancias del caso con los previstos en ese criterio de juicio. Por ejemplo, cuando se juzga desde el punto de vista jurídico la conducta de una persona que usó una cosa ajena, puede juzgarse desde el punto de vista del arrendamiento, si hubo entre el dueño y la persona que usó un contrato por el que éste se obligó a pagar una cantidad de dinero por el uso de la cosa; o puede juzgarse desde el punto de vista del comodato, si el acuerdo fue que la persona usara gratuitamente, o puede juzgarse desde el punto de vista del depósito, si el convenio fue que la persona sólo guardara la cosa; el resultado del juicio será diferente según el criterio empleado, pues cuando se paga por el uso de una cosa, puede hacerse un uso amplio de la misma, mientras que si el uso se recibe gratuitamente, tiene que ser restringido, y si se recibe la cosa para guardarla no puede usarse en absoluto de ella. La objetividad del juicio dependerá de que el criterio escogido sea el que corresponda a los hechos y circunstancias del caso. Una vez producido el juicio, se pasa, como conclusión derivada del mismo, al tercer momento del acto de la prudencia, a la decisión de seguir una conducta en concordancia con el juicio emitido. Esta puede contener la determinación de no obrar una conducta o bien la de practicar otra. En cualquier caso 6, la decisión se orienta a conseguir 6 Cuando la decisión es de no obrar, el fin está presente en tanto que el juicio expresa que la realización de tal conducta constituye un obstáculo para alcanzar el fin. 27 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA un determinado fin, y por eso está ligada con la virtud denominada providencia, que consiste en la facultad de apreciar si un medio es conducente a un fin. Dado este carácter providente de las decisiones prudenciales, se explica que no tengan la misma seguridad o certeza que las conclusiones de las ciencias especulativas. Las decisiones prudenciales se orientan a conseguir algo que todavía no se ha realizado, que podrá alcanzarse o no, dependiendo de una serie de factores externos que no están bajo control del sujeto que actúa. Por ejemplo, un estudiante que después de deliberación y juicio decide hacer una carrera universitaria, no tiene la seguridad de que la terminará, pues para conseguirlo se requiere la conjunción de muchas otras circunstancias, aparte de su propia perseverancia, que no dependen totalmente de él, tales como salud, estabilidad económica, situación familiar, paz social y otras. Sin embargo, las decisiones de la prudencia tienen una seguridad relativa, práctica, que deriva de la propia experiencia, de la objetividad del juicio prudencial y de la esperanza de que no están cerrados los caminos que llevan al hombre a la consecución de sus propios fines. 2. La Jurisprudencia La prudencia en general, como hábito de juzgar la conducta humana, se especifica en razón del bien conforme al cual juzga: la prudencia que contempla el bien de la persona humana es la prudencia ética o moral, la que contempla el bien de la comunidad o bien común es la prudencia política y la que contempla la justicia es la prudencia jurídica o jurisprudencia. No todas las conductas humanas son objeto de juicio jurídico, sino sólo conductas interpersonales y libres, es decir, conductas que realiza una persona, por propia voluntad, refiriéndose a otra; por eso se dice que el Derecho siempre es social, siempre se refiere a relaciones interpersonales. Pero no todas las relaciones interpersonales libres son objeto de juicio jurídico, sino sólo aquellas que se establecen en 28 JORGE ADAME GODDARD relación con un objeto, que una de las personas tiene como propio y la otra como debido; por ejemplo, el acuerdo entre dos personas de comprar y vender una mercancía genera una relación entre ellas, que tiene como medida un objeto, que es la mercancía; por virtud del acuerdo, el comprador tiene el derecho de exigir la entrega de la mercancía, pues la considera como cosa suya, y el vendedor tiene la obligación de entregarla, pues es para él una cosa debida. No es en cambio materia de juicio jurídico una relación interpersonal que se establece directamente entre dos personas, por ser ellas quienes son, como la relación de amistad, pues falta ahí un objeto que sea considerado como propio por una y como debido por la otra. El que en una relación exista un objeto que puede ser considerado como suyo por una y debido por otra, es decir, un objeto que sea exigible judicialmente, es algo que depende no sólo de la naturaleza misma de la relación, sino también del sistema judicial de cada sociedad. No hay duda, por ejemplo, de que ciertas relaciones patrimoniales son jurídicas, y así han sido reconocidas tradicionalmente, como las que se establecen por medio de contratos de compraventa, sociedad o arrendamiento; pero hay muchas otras conductas que en determinadas épocas se consideran como judicialmente exigibles, y por lo tanto jurídicas, y en otras no; por ejemplo, hasta antes de la Revolución Francesa se consideraba como judicialmente exigible la prestación de servicios personales como formas de tributo en la prestación de alojar y dar de comer a las tropas en campaña; en cambio, en los sistemas jurídicos modernos ya no se acepta esta forma de tributo, ya no es algo judicialmente exigible. El objeto del juicio jurídico o, mejor dicho, de la jurisprudencia, consiste en conductas interpersonales o relaciones en las que interviene un objeto que una de las personas tiene como propio y otra como debido 7 o, en otros términos, relaciones en las que interviene un objeto que 7 Preciado, Hernández, R., Lecciones de Filosofía del Derecho, México, 1967, p.102. Expresa lo mismo diciendo que las normas jurídicas se refieren «a lo que cada persona tiene facultad de exigir a los demás, bajo la razón formal de deuda». 29 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA puede ser judicialmente exigido 8. Ésa es la materia del juicio, el caso o causa. Pero, ¿cómo se produce el juicio? El modo como se realiza el juicio jurídico coincide en general con el modo de la prudencia general. La jurisprudencia, al igual que la prudencia, pasa por tres momentos: la deliberación, que consiste en el análisis del caso y sus circunstancias (circunspección) y en la consideración de los principios y la doctrina aparentemente aplicables (sindéresis, docilidad); el juicio del caso a partir de los principios y doctrina aplicable, y la decisión de realizar o no realizar determinada conducta a fin de conseguir la justicia posible. Antes de analizar detenidamente cada uno de esos momentos, conviene aclarar que la jurisprudencia o juicio jurídico se produce con uno de dos fines inmediatos, aunque mediatamente siempre busca la justicia. A veces se ejerce con el fin de evitar un futuro conflicto, por ejemplo cuando se elabora un contrato que rija una determinada relación comercial y establezca los criterios y mecanismos para solucionar las controversias que puedan producirse; a esta especie puede llamársele jurisprudencia cautelar. Otras veces se da con el fin de solucionar una controversia ya existente, como cuando el juez pronuncia una sentencia, y a ésta conviene llamarla jurisprudencia judicial. La etapa deliberativa en la jurisprudencia cautelar consiste en analizar la relación jurídica que se ha establecido o se quiere establecer, con todas sus circunstancias, por ejemplo: la capacidad jurídica de las partes, su domicilio, el tipo de mercancías o bienes que son objeto de la relación, las ventajas que pretenden obtener, los gastos que han de erogar, etcétera; ordinariamente, en los despachos de abogados esta etapa se realiza oyendo al cliente en privado o en juntas; en la jurisprudencia judicial, la etapa se cumple mediante la recepción y valoración de las pruebas, gracias a la cual el juez conoce los hechos de 8 30 Sobre la noción del Derecho como aquello que puede ser judicialmente exigido, puede verse: D’Ors, A., Una introducción al estudio del Derecho, México, 1989, p.25. JORGE ADAME GODDARD la relación en conflicto y admite unos como hechos probados y desecha otros como no probados. Luego de conocer los hechos, en ambos tipos de jurisprudencia se procede al análisis de las reglas doctrinales y principios generales que puedan ser aplicables, mediante el examen de la doctrina o libros jurídicos, de las leyes, reglamentos y demás disposiciones del poder público, así como de los precedentes judiciales. La etapa judicativa consiste en el juicio del caso desde la perspectiva de las reglas doctrinales, legales o judiciales que se han considerado aplicables. El jurista consejero o asesor podría concluir, por ejemplo, que la relación que su cliente quiere entablar con una empresa para que fabrique determinadas mercancías que aquél está dispuesto a adquirir es un contrato de compraventa de cosas que el vendedor debe fabricar y no un contrato de prestación de servicios por el que una parte se obliga a fabricar determinados bienes; o el juez, ante quien se presenta el caso de una persona que alega ser propietario de un terreno porque lo compró como consta en un documento privado, podrá concluir que el caso debe contemplarse desde el punto de vista de la posesión de buena fe y no de la propiedad civil. Es esta etapa, como sucede en el ejercicio de toda prudencia, la más delicada y de la que depende la decisión que se vaya a seguir. La etapa decisoria en la jurisprudencia cautelar consiste en la conclusión respecto de la conducta a seguir para evitar un posible conflicto, como puede ser, por ejemplo, la redacción de un contrato con determinado contenido, el otorgamiento de una garantía, la petición de una autorización, la promesa de contraer un futuro contrato, etcétera. En el caso de la jurisprudencia judicial, la decisión difiere según la pronuncie un jurista en asesoramiento de una parte litigiosa o la pronuncie el juez; cuando la pronuncia el jurista asesor la conclusión consiste n excepciones o contrademandas a la acción entablada por la otra parte; cuando la decisión la toma el juez, consiste en una sentencia, es decir una decisión que tiene fuerza vinculativa (fuerza de cosa juzgada) con la cual se soluciona la controversia condenando o absolviendo al demandado. 31 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA VI. DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES La consideración del Derecho como prudencia de lo justo o Jurisprudencia pone en claro que el estudio del Derecho consiste en el conocimiento de los principios, reglas y precedentes judiciales que se aplican para resolver los casos, sea en forma cautelar, sea en forma judicial. Es pues un estudio primordialmente de textos, un estudio humanista que se sirve principalmente de un método interpretativo. Los principios y reglas jurídicos no son hechos sociales sino reflexiones de la inteligencia humana o nociones que se encuentran en textos escritos. Las reglas relativas a los contratos, por ejemplo, desde la más general o principio fundamental que dice que los convenios deben respetarse (pacta sunt servanda), hasta las más pormenorizadas que determinan cuál de las partes en un contrato corre con el riesgo de pérdida de la cosa (como la que dice que el propietario corre con el riesgo de pérdida de la cosa), o en qué lugar debe cumplirse la prestación convenida (por ejemplo, que el pago ha de hacerse en el domicilio del acreedor) no son propiamente hechos sociales que pueden observarse, sino reflexiones de la inteligencia humana que se transmiten de generación en generación por medio de textos, como los códigos civiles, los contratos escritos o las colecciones de decisiones judiciales o sentencias. La veracidad de estos criterios no depende de que se correspondan efectivamente con conductas en la vida social, aunque ordinariamente en toda vida social se cumple un mínimo de conductas conforme a las reglas jurídicas, sin lo cual sería imposible la convivencia social; sino que depende de que sean aptos para producir juicios conformes con el principio axiomático (de evidencia inmediata) de dar a cada cual lo suyo; así, el principio que dice que una persona no debe ser juez y parte en el mismo juicio es un principio «verdadero» en cuanto sirve para que los conflictos puedan decidirse conforme al principio de justicia, aunque pueden existir sociedades en las que este principio no se observa, o bien sociedades que lo respetan con relación a ciertas conductas, pero no con relación a otras, e incluso puede ser que un 32 JORGE ADAME GODDARD juez que, contraviniendo tal principio es parte en un proceso, resuelva, sin embargo, con justicia. Pero estos hechos no contradicen que el principio citado es apto para producir juicios conforme al criterio de dar a cada cual lo suyo, es decir que es un principio jurídico «verdadero»; los hechos mencionados tan sólo indican que la consecución efectiva de decisiones justas para resolver los conflictos en la vida social es algo difícil de conseguir. Saber Derecho es entonces conocer esos criterios que se han ido descubriendo y elaborando paulatinamente por los juristas. Estudiar Derecho es estudiar los textos que los contienen. Por eso, el estudio del Derecho es un estudio interpretativo o hermenéutico, como el de todas las humanidades. Se puede sintetizar la diferencia entre el Derecho y las ciencias sociales diciendo que el primero es una ciencia que tiene por objeto reflexiones de la inteligencia humana, plasmadas en textos, que se deriva por consecuencia de un método interpretativo, y que concluye juzgando ciertas conductas interpersonales desde el punto de vista de tales reflexiones, mientras que las ciencias sociales tienen por objeto hechos sociales, se sirven de un método principalmente empírico y concluyen haciendo índices de generalidad y frecuencia que expresan el determinismo social. Pero como el Derecho es una ciencia práctica o prudencial, como es finalmente Jurisprudencia, el saber jurídico no se limita en el mero conocimiento teorético de los principios y reglas, sino que concluye juzgando de la conformidad de las conductas interpersonales en relación con dichas reglas y principios. Así, el jurista no se conforma con saber qué es el contrato de compraventa sino que juzga que una determinada relación social interpersonal es un contrato de compraventa, y concluye recomendando una determinada acción o excepción; no le basta saber la distinción teórica entre propiedad y posesión, sino que juzga que en un caso determinado una persona es propietaria, por lo que recomienda que presente una acción por la que reclame la cosa a quien tiene la posesión de la misma. 33 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA Para realizar su tarea conclusiva, el jurista tiene que analizar los casos (conductas interpersonales) que se proponga juzgar, con todas las circunstancias. Y para hacer este examen de la conducta, que sí es un hecho observable, le es muy útil el conocimiento de las ciencias sociales, principalmente de la Economía y de la Ciencia de la Organización Social o Administración. Así, el jurista a quien se le consulta acerca de un conflicto entre los socios de una empresa mercantil, para poder juzgar el caso desde el punto de vista de las reglas del contrato de sociedad, tiene que analizar la conducta que ha habido entre los socios tomando en cuenta la organización y funcionamiento de la sociedad (lo cual es materia de la Administración de Empresas), el tipo de bienes que produce y el modo como los comercializa (lo cual es materia económica) y también analizar e interpretar los estados financieros (lo que es propio de las ciencias económico-contables). Esto pone de manifiesto la relación que hay entre las Ciencias sociales y el Derecho: aquéllas le proporcionan conocimiento para que el jurista pueda comprender mejor la realidad que va a juzgar. Dada la complejidad de la sociedad actual y la tendencia a la especialización profesional, cada vez es más importante que los juristas que se especializan en un determinado sector o campo jurídico posean conocimientos de las ciencias sociales relativas a ese sector; por ejemplo, quien se especialice en el Derecho de Sociedades, necesita también una educación especializada en Administración de Empresas y en Finanzas; quien se especialice en Derecho Administrativo, requiere también conocimientos especializados de Administración Pública. Cuando el jurista hace este análisis de los hechos y circunstancias sociales de la conducta que va a juzgar, en realidad no hace todavía un trabajo jurídico, sino un trabajo de investigación social consistente en el análisis empírico de hechos observables, y lo debe hacer con el enfoque propio de las ciencias sociales: tratando de descubrir la facticidad misma de los hechos. El trabajo jurídico empieza cuando el jurista pasa a distinguir de entre todos los hechos y conductas observadas, aquellos que son relevantes para las 34 JORGE ADAME GODDARD reglas jurídicas, es decir, cuando empieza a calificar o juzgarlos en atención a esas reglas. La relación entre Ciencias Sociales y Derecho aparece claramente en las leyes, pues en muchas de ellas se mezclan contenidos jurídicos con contenidos propios de ellas. Hay leyes, como los códigos civiles o los códigos penales, cuyo contenido es eminentemente jurídico; pero hay muchas otras leyes, en realidad la mayoría, cuyo contenido es principalmente de orden económico, organizativo o de naturaleza técnica. Por ejemplo, la Ley General de la Administración Pública, por medio de la que se organizan las diversas instancias del gobierno y se hace la distribución de facultades entre cada una de ellas, es una ley de contenido eminentemente administrativo, aunque tenga algunas reglas jurídicas para resolver los conflictos que puedan presentarse entre las diversas instancias del gobierno, por ejemplo por invasión de facultades, o entre los órganos gubernamentales y los ciudadanos. La Ley del Mercado de Valores es una ley de contenido primordialmente económico, financiero y organizativo, en la que se organizan las diversas instituciones bursátiles, se fijan reglas para su funcionamiento, condiciones para la emisión de acciones al público y para el funcionamiento del mercado de valores, pero tiene también algunos contenidos jurídicos relativos a las formas de adquisición, cesión y transmisión de los valores bursátiles (los llamados contratos bursátiles, como el reporto) y reglas para solucionar los conflictos que se presenten. La Ley General de Salud es una cuyo contenido es esencialmente técnico, ya no de la Ciencias Sociales, sino de la Medicina, y también organizativo de las diversas instancias que prestan servicios públicos de salud, aunque además contiene algunas reglas jurídicas. Lo mismo podría decirse de muchas otras leyes. El jurista que quiera actuar en el campo de aplicación de dichas leyes a fin de prevenir o resolver los conflictos que pudieran darse ahí, deberá conocer, además de las reglas jurídicas, los contenidos económicos, administrativos o técnicos previstos en ellas. Este conocimiento le permitirá analizar y entender mejor la realidad sobre la cual producirá un juicio de conformidad con las reglas jurídicas. 35 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA VII. DERECHO Y FILOSOFÍA Al hablar arriba del Derecho como Jurisprudencia se ha mencionado que el juicio jurídico ha de producirse a partir de principios y reglas jurídicas. No basta el conocimiento de las reglas, o sea el mero conocimiento de la doctrina jurídica, porque la verdad de estas reglas depende de que sean aptas para conseguir el fin propio del Derecho, esto es la justicia. Por eso, cuando las reglas jurídicas que están reconocidas en un momento dado no resultan adecuadas para producir un resultado justo en un caso concreto, los juristas procuran obtener la solución justa pasando por alto, si es necesario, la lógica de las reglas. Hay un caso en el Digesto (D18, 1, 4,) que ilustra esta actitud: el comprador que compra un hombre libre creyendo que es esclavo; de acuerdo con las reglas jurídicas del Derecho romano clásico la compra no tenía objeto, porque el hombre libre no puede ser materia que se compre y, por lo tanto, al no haber una venta válida, el comprador podía exigir la devolución del precio como una cantidad indebidamente pagada; pero el jurista Pomponio opina que la compra es válida a efecto de que el comprador pudiera exigir no sólo la devolución del precio, sino además los daños y perjuicios que le ocasionó el perder el presunto esclavo; esta última solución es ilógica, pero es más justa que la solución lógica. Por eso, si el jurista quiere tener un conocimiento profundo del Derecho, que comprende la doctrina jurídica no sólo en sus enunciados, sino también en sus fines, y si quiere tener la capacidad de encontrar soluciones seguras a los casos imprevistos no contemplados en el conjunto de las reglas jurídicas (esa virtud parte de la prudencia llamada solertia), necesita conocer los principios o primeras verdades acerca de las realidades fundamentales en las que se funda y a las que se destina el Derecho: la persona humana, la sociedad, el bien común y la justicia. El estudio de las primeras verdades o principios corresponde a la Filosofía o Metafísica, que como se vio arriba, es una de las humanidades sapienciales. Su objeto de estudio es el conocimiento abstracto del ser de las cosas, y pueden distinguirse sus diversas ramas según el tipo 36 JORGE ADAME GODDARD de seres que estudien. Al jurista le interesa en particular el conocimiento filosófico del ser humano, llamado también Antropología Filosófica o Psicología Filosófica, el conocimiento filosófico de ser social, llamado Filosofía o Metafísica Social, y el conocimiento filosófico de los fines específicos del Derecho: bien común y justicia, lo cual es parte de la Filosofía del Derecho (o Derecho Natural) y de la Ética Social. La contribución que da la Filosofía al Derecho es diversa de la que le aportan las ciencias sociales. El estudio de estas últimas sirve al jurista para mejor conocer la realidad acerca de la que va a juzgar, mientras que el estudio de la Filosofía le capacita para juzgar mejor. Por esto, puede decirse que el estudio de las ciencias sociales es complementario de la formación jurídica, mientras que el estudio de la Filosofía es parte integrante de la misma formación jurídica. La vida actual exige que el jurista ponga hoy más atención a la Filosofía que en otros tiempos más estables. La tecnología moderna ha dotado al hombre de un poder sobre las cosas muy superior al que había tenido en todos los siglos anteriores, lo cual ha suscitado problemas jurídicos enteramente nuevos, que difícilmente podrán resolverse con el solo recurso a las reglas jurídicas sin considerar los principios que las inspiran. Problemas como los derivados de la fecundación in vitro, la inseminación artificial, las intervenciones quirúrgicas para «cambio de sexo», o los trasplantes y la donación de órganos son problemas que no pueden plantearse jurídicamente en forma adecuada si no es a partir de un concepto claro y profundo de lo que es la persona humana. Los problemas jurídicos que plantea la integración regional económica, difícilmente podrán solucionarse si no se tiene una concepción clara de la sociedad y de las formas en que se articulan los diversos grupos sociales. Los conflictos que pueden derivarse del pluralismo de las sociedades modernas, derivado en parte de las intensas corrientes migratorias que hacen coexistir en una misma sociedad a grupos de diversas concepciones religiosas y culturales o de diversa configuración racial y costumbres, deben resolverse a partir de una idea clara de la relación de las personas, en su calidad de individuos, con la sociedad, y de la relación entre bien personal y bien 37 EL DERECHO COMO JURISPRUDENCIA común. La evolución tendiente a crear derechos de aplicación supranacional, que ha dado pasos importantes al entrar en vigor los tratados de derechos humanos, mismos que dan lugar a que los ciudadanos de un Estado puedan reclamar los actos de su propio gobierno ante tribunales internacionales, vuelve a poner en discusión aspectos fundamentales del Derecho, como la relación entre coercibilidad del Derecho y soberanía nacional, y la misma noción de Derecho como ordenamiento nacional; igualmente, la entrada en vigor de convenciones que fijan reglas jurídicas sobre relaciones internacionales entre personas particulares, como las que están en vigor respecto de los contratos de compraventa internacional, de transporte, de arrendamiento financiero y otras, van creando un nuevo Derecho privado que no está restringido a los límites territoriales de un Estado, lo que desplaza, en parte, la aplicación de los derechos nacionales sobre esas materias y que fuerza a una reconsideración acerca de la naturaleza del Derecho y de sus fines. Para entender, criticar y encauzar esta evolución es de primordial importancia el conocimiento de los grandes principios jurídicos contenidos en la doctrina del Derecho natural. De acuerdo con lo anterior, la formación jurídica, además de comprender el estudio del Derecho o doctrina jurídica, así como el de su evolución en el tiempo o Historia del Derecho, precisa del estudio de la Filosofía especialmente en lo relativo a tres grandes temas: el ser humano, la sociedad y la justicia. En este libro se tratan de los dos primeros temas. En la primera parte se presenta una síntesis de la Antropología Filosófica o Psicología Filosófica, con el objetivo primordial de comprender a profundidad el concepto de persona humana, del que depende el de persona jurídica, que es la base fundamental de todo el Derecho. A partir de una idea clara del ser humano, se pasa al estudio del ser social, que en este libro se presenta en dos partes: en una (la segunda parte de este libro) se ofrece la explicación filosófica del ser social, analizando sus diversas causas; éste es un estudio de carácter teórico que corresponde propiamente a la Ética Social y a la Política, entendida ésta como prudencia del gobierno. El estudio filosófico de la justicia, o Derecho natural, por su amplitud, debe tratarse por separado. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 38 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW 1 Eva Maria Bernedo Vidal Summary: I. Introduction; II. The concept; III. Classification; IV. International franchise; V. Structure of the contract; VI. Investment required in a franchise and pay-back; VII. Pronuptia case (case 161/84, January 28, 1986); VIII. Commission regulation (EEC) no. 4087/88 of 30 November 1988 on the application of art 85.3 of the Treaty to Categories of Franchise Agreements; IX. Franchising in Spain; X. Conclusion; XI. Bibliography. I. INTRODUCTION The original meaning of the term Franchise was: privilege granted to an individual exempting him from paying the duties imposed upon the imports of exports of any merchandises or upon the use of a public service. This was the concept of Franchise that was in force in the Middle Ages and its main purpose was to increase the population of some villages and to avoid emigration. The concept has evolved considerably up to the present century where Franchise is perceived as a commercial formula to penetrate new markets. The formula as such was first introduced in the United States of America in the early years of the century by the World Radio Corporation, a company that manufactures and sells radio devices. It was then the general Motors who put Franchising into practice from 1930 on, in order to elude the stringent American antitrust laws. The General Motors and other car manufacturers undertook to select and train several candidates that would later on resell their automobiles 1 A Beatriz Pérez de las Heras, que suscitó en mí, el interés por el Derecho Comunitario y de quien he recibido un apoyo inestimable a lo largo de mi carrera académica. 39 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW and the corresponding spare parts. These candidates were granted the exclusive right to distribute the cars and its spare parts over a territory strictly specified in the contract, those distributors were bound to pay some kind of financial compensations in return. This commercial formula spread rapidly to other sectors such as petrol companies and bottling plants. In the fifties Franchising became a major success in the States where thousands of networks started to spot the whole country. Despite this rapid expansion, the system suffered a cut-back in the seventies mainly because of the oil crisis. This original formula to penetrate markets arrived in Europe in the late fifties enjoying a particular strength and a remarkable widespreading tendency. Antecedents of the system in the continent were the so called «voluntary chain distribution systems» 2 which were operated mainly by supermarkets all over Europe. The formula consisted of a series of verbal agreements by means of which several wholesalers and retailers associated in order to achieve six major objectives: to rationalize the operations by adapting the system to new trends in productivity, to be able to operate with a wide variety of products, to introduce the concept of self-service, to increase sales through promotion and advertising, to reduce costs through the concentration of purchases and sales and finally to develop a whole range of services such as training, financing and so on. This system failed in practice due to the absence of a written contract containing the rights and obligations of the parties involved and to the lack of discipline of those engaged in the project. Those first efforts though unsuccessful were not useless insofar as they served to pave the way for the new method of cooperation between enterprises that we know today as Franchising. The system enjoys at present a worldwide acceptance 3 and success and its rapidly adapting to new demands in trade, while moving 2 3 40 Ortiz de Zárate, Manual de Franquicia, Deusto, Bilbao, 1993, pp.11-12. At present there are about 2,500 franchise networks operating in Europe. These networks are spread in more than 100,000 outlets. Statistics taken from Castaldi, Enrico, Document Italie, Le systeme de la Franchise. Droit et affaires economiques, N. 497. Juillet-Aout, 1990, p.144. EVA MARIA BERNEDO VIDAL onto more sophisticated and complex formulas. One of the reasons for such and important success of Franchising in the States might be that all the shops in the network offer the same products (or the same quality) in the same way and at similar prices, thus the customer can easily identify the product which will be available relatively close to the place where he lives. In Europe Franchising is seen as a lifebelt for a large amount of small and medium-sized retailers that cannot afford competition from large surfaces by themselves. The European common market is perceived as a challenge for all those modest undertakings whose owners are obliged to develop creative formulas in order to survive. In this context Franchising is likely to play a major role. Many entrepreneurs have already resorted to this formula, but not all of them have a sound knowledge of the phenomenon itself and the difficulties that may arise in the course of the relationship to be established between franchiser and franchisee. In this paper we will try to give an overall description of the phenomenon, paying special attention to some practical aspects, such as the investments required to start the operation of the network or the formulas to calculate the rentability of a Franchise. We shall then analyze the legal status of Franchising agreements in the light of EEC Competition Law. To this purpose we will comment the views of the European Court of Justice and the Commission from a critical position, pointing out the main ambiguities and incoherencies contained both in the Judgment of the Court in the Pronuptia Case in the Block Exemption Regulation adopted by the Commission. We will approach the issue of the specific legal nature of Franchising agreements taking those critics as a basis for our argumentation. In the third part of the paper we will deal with Franchising in Spain. We will underline the main characteristics of the networks operating in the country and make reference to the most relevant structural defects and erroneous practices that need to be corrected in order to follow the pattern n put into practice in some other States where Franchising has already acquired a long-standing tradition. 41 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW Finally we will put forward the conclusions that we derive from the analysis carried out throughout the paper and we will finally drop some ideas as to the future of Franchising in the European Union and particularly in Spain. II. THE CONCEPT Most writers start their essays with the following sentence: «no universal definition of the term Franchise has been agreed upon so far» and this is still true at present. We are not going to add know a new definition to the thousands of them that have already been given by authorized experts in the field. The main reason why nobody has succeeded in finding a unique definition of the concept is the factual complexity and the wide variety of contracts covered by Franchising. The fact that the formula is continuously evolving and adapting makes it even more difficult. We can also see that the concept varies geographically; thus, what is regarded as Franchise in the States might well not be regarded as such in Europe 4. This circumstance causes a certain degree of uncertainty when we try to define the borderline between Franchising and some other types of contracts such as selective distribution agreements or concessions. Thus, the concept of Franchising in the States is wider than in Europe where gasoline dealerships, car distributors or bottling plants are regarded as selective distribution networks, whereas in the States they are included within the category of Franchising agreements. This simple difference in treatment depending on the continent where the contracts are to be put into practice raises some doubts as to the specificity and autonomy of Franchising agreements as understood in the States. The fact that these three specific contracts that we mentioned above are regarded as Franchising agreements somehow contradicts the conclusions 4 42 In Europe the term franchise corresponds to the idea of the business-format or second generation franchise where the basis is not a certain product, but the whole concept of producing and/or selling a product or rendering a service. Bodewig, Theo, «Franchising in Europe. Recent Developments». International Review of Industrial Property and Copyright Law. Wheinheim. N. 2, April, 1993, p. 157. EVA MARIA BERNEDO VIDAL forwarded by the European Court of Justice in the Pronuptia Case 5 defending the originality and specific nature of this category of contracts. But we shall comment on this point at a later stage in the paper. In order to provide our argumentation on the concept with a proper framework we shall now repeat two of the most widely accepted definitions of the term. a) Definition of the International Franchise Association. It is an exchange of relationships between a franchiser and a franchisee on the basis of a contract, where the franchiser undertakes to transfer his know-how to the franchisee and to provide him with continuous training and assistance. The franchisee in return undertakes to operate his business under the tradename or the trademark of the franchiser and following his indications. b) Le Comité Belge de la Distribution 6 defines Franchising as a method of cooperation between two undertakings who are bound by a contract, where one of them (the so called franchiser) undertakes to grant the other (the franchisee) the right to exploit his tradename, trademark or a commercial formula and to provide him with assistance and training on a periodic basis. The franchisee in return undertakes to pay some economic compensations (royalties or/and entrance fees). For the purposes of the present paper and insofar as the European Union is concerned we shall just concentrate on two definitions given by the European Union is concerned we shall just concentrate on two definitions given by the European Court of Justice in the Pronuptia Case and by the Commission in the Block Exemption Regulation 4087/88 7. 5 6 7 Case 161/84 Pronuptia, 1986, ECR 353, pgph.15. Comité Belga de la Distribución, Franchising, Hispano-Europea, Madrid, 1973, p.27. Commission Regulation 4087/88 of November 30,1988 on the application of art. 85.3 to certain categories of franchise agreements (OJ L359/46). 43 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW After having pointed out that Franchising agreements are very diverse in nature, the Court defines Distribution Franchising as a system where: «an undertaking which have establish itself as a distributor on a given market and this developed certain business methods grants independent traders, for a fee, the right to establish themselves in other markets using its business name and the business methods which have made it successful. Rather than a method of distribution, it is a way for an undertaking to derive financial benefit from its expertise without investing its own capital» 8. The Commission defines a Franchise Agreement as: «an agreement whereby one undertaking, the franchiser grants the other, the franchisee in exchange for direct or indirect financial consideration, the right to exploit a franchise for the purposes of marketing specified types of goods and/or services; it includes at least obligations relating to: »– the use of a common name or shop sign and a uniform presentation of contract premises and/or means of transport. »– the communication by the franchiser to the franchisee of know-how. »– the continuing provision by the franchiser to the franchisee of commercial or technical assistance during the life of the agreement» 9. As we can appreciate there are numerous similarities among the four definitions, even though the last two ones are more restricted in scope. Now we are in a position to derive some common features from them. First of all we all seem to agree that Franchising is a method of continued economic cooperation between at least two parties juridically independent: the franchiser, who is the holder of a trademark and possesses a series of original products or services to offer, and the franchisee who is granted the right to either manufacture and/or distribute those products and services and to exploit the intellectual property rights attached to them employing some uniform technics that have already been tested and/or experienced by the franchiser. 8 9 See Pronuptia, supra note 4, art.15. See Commission Regulation 4087/88, supra, art.1. 44 EVA MARIA BERNEDO VIDAL In the following paragraphs we shall spell out some of the most outstanding characteristics contained in the statement above. – A continuous collaboration. In some early essays on Franchising we read that it is a «method of distribution», though it might have been so in the beginning we see now that it is somehow a narrow approach to the phenomenon. Franchising is not necessarily a formula to distribute goods and services, it can also deal with the production of those goods. At present we can say that collaboration on a continuous basis is one of the most relevant features of Franchising. – The independence of the two undertakings. In Franchising agreements the franchisee remains the owner of his business. In spite of this circumstance we see that this independence is quite often diminished when the parties engage in an industrial or an associative franchise agreement. – A transfer of know-how by the franchiser to the franchisee. This is by all means one of the most relevant aspects of Franchising. The know-how to be transferred is very often qualified in terms of its substantiality and its secrecy. – A grant by the franchiser to the franchisee of the right to exploit the intellectual property rights attached to his goods or services. This feature is the most frequently used to defend the specificity of Franchising agreements. What has been said so far allows us to conclude that Franchising agreements should be laced within the category of long-term contracts 10. Franchiser and franchisee normally enter this collaboration with the view to establish a standing relationship to be maintained on the basis of a continuous communication of assistance and commercial experiences from both sides. It is a wrong starting point for the franchiser 10 Müller-Graff, Peter-Christian, «Franchising: A case of long-term contracts». Journal of Institutional and Theoretical Economics. N.1, February, 1988, p.126. 45 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW to enter the contractual relationship in order to take advantage of the investments made by the franchisee so that he can go on exploiting the market in his own or through his subsidiaries. In the case of the franchisee there is no point in making the effort of investing a large amount of money if he cannot get those investments paid back throughout a number of years. Franchising as a long term business relation involve three main elements: – Stability. – Reliability. – Flexibility. Let us now analyze these three elements in connection with Franchising. The contract of Franchising provides the appropriate framework for a stable, long-lasting relationship by which the parties can achieve a substantial degree of security for the future, thus somehow being able to face the changes that are very likely to affect the market during the term of the agreement. The main obstacle for the achievement of this stability is the freedom that both parties have to refuse to accept some of the provisions in the contract. This is the reason why Franchising requires a high degree of conformity 11 from both the franchiser and the franchisee on the contract. In many cases the contract will take the form of a standard form franchise contract offered by the franchiser to the potential franchisees, who will then have a single choice: either to accept the contract as a whole or to abandon the idea of becoming part of the network. At this point we would like to draw the attention of the legislator (both at a domestic and a Community level) on the need to prohibit the franchiser from inserting excessively restrictive clauses in the contract detrimental both to competition and to the franchisee who is the weaker party in the agreement. 11 46 Crucelegui Gárate, Juan Luis, «Los contratos de franquicia y el derecho de la competencia de la CEE», Cuadernos de Trabajo y Discusión, Gobierno Vasco, Victoria, 1987, p.22. EVA MARIA BERNEDO VIDAL As far as reliability is concerned we must say that if it is true that in all agreements each party expects the other to observe the terms of the contract as agreed upon, this is even more obvious in a business relation like the one established between franchiser and franchisee based on a continuous exchange of information ad mutual assistance 12. Notwithstanding the fact that most franchising agreements contain some «clauses of cooperation» 13 in order to guarantee that the spirit of the contract will be respected by both parties, there is still substantial place for good faith and care in the performance of the provisions in the contract. Therefore its of the utmost importance to carry out an appropriate and well organized selection process 14 in order to be in the position to choose the most reliable candidates. The third element that characterizes Franchising as a long-term contract is flexibility. As we said in the beginning of the present paper Franchising is continuously evolving and getting adapted to new circumstances and new developments in trade, this is the dynamic aspect of the concept. In order for this dynamicity to be effective the contract has to be flexible in its terms and it may as well include some provisions to this purpose. Thus, renegotiation 15 of the clauses in the agreement should always be possible at any time or at least on a periodic basis. Once we have framed Franchising agreements in the category of long-term contracts we can now make a first attempt at revealing the legal nature of Franchise. If we go back to the early sixties we see that many scholars, mainly Americans tried to solve this question assimilation Franchising agreements to some other preexisting contracts. Thus, they found parallelism with the contract of agency, leasing agreements, partnerships or license contracts 16. From the point of 12 13 14 15 16 It is a contract intuitu personae, that cannot be assigned without the prior approval of the franchiser. Díez Picazo y Guillón, Sistema de Derecho Civil Español, Obligaciones y Contratos, Tecnos, 1986, p.345. Provisions allowing the franchiser to carry out some checks in the premises of the franchisee for example. See Pronuptia, supra 4, art.17. Most manuals on franchise devote one whole chapter to the selection process in order to underline its importance. Bescós, Modesto, Factoring y Franchising, Pirámide, S.A., Madrid, 1990. Parties should apply in their contract the maxima rebus sic stantibus rather than pacta sunt servanda. See Müller-Graff, supra 9, p.127. See the antitrust classification in Müller-Graff, op.cit., pp.140-141. 47 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW view of anti-trust laws, some authors saw the relationship established between franchiser and franchisee as a merger situation or a cartel. Moving ahead in time we appreciate a substantial change in attitude in the late seventies when Franchising agreements started to be regarded as one specific and different type of agreement not assimilable to any other preexisting one. As we shall see further on, the European Court of Justice supported this opinion in the Pronuptia Case 17. The main arguments given by those who share this position read as follows: the necessary transfer of know-how inherent to all Franchising agreements, the continuous assistance and training provided by the franchiser to the franchisee and finally and this one is regarded as the strongest argument, the grant by the franchiser to the franchisee of the right to exploit the intellectual property rights attached to the goods or services that are the subject matter of the agreement. It is the existence of all these three elements in the contract that confers on it its specificity and differentiated legal nature. In our opinion Franchising is a term far too wide to be regarded as unique and autonomous category. It covers such an incredible variety of different contracts that we do not dare to conclude that there is one only legal nature common to all of them. Moreover, there are some Franchising agreements where the know-how involved is insignificant 18, others where the theoric continuous assistance and training amounts in practice to little more than fifteen hours of lessons altogether. Finally, in some others the use of the franchiser’s commercial signs is not specially relevant (in some industrial franchises for example). We do not see how we can affirm that those agreements are different in nature from other preexisting ones. We agree that in most cases Franchising agreements should be regarded as an autonomous category of contracts and be treated as such, but we have to bear in mind that every Franchising agreement is a world in itself and to that respect we should not apply an a priori consideration on the legal nature of that very contract by the mere fact that it can be regarded as a Franchising agreement. As we mentioned above the circumstance 17 18 48 See Pronuptia, supra note 4, art.15. It is the case in most franchise agreements for the distribution of fashion goods. EVA MARIA BERNEDO VIDAL that Americans regard gasoline dealers as franchisees 19, while we Europeans regard them as exclusive distributors blurs the divisory line existing between selective distribution and Franchising. But we shall come back to this point when we analyze the conclusions of the Court of Justice in the Pronuptia Case. III. CLASSIFICATION One of the main obstacles we all bump into when we try to come across a definition of the concept of Franchise is the long list of different varieties that may be covered by the term. We can classify these different agreements according to two different criteria: the subject matter of the contract and the formal appearance of the network. Those are by no means the only classifications that we can make. Many authors have repeatedly made reference to classifications according to the degree of control exercised by the franchiser on the franchisee, to their different competitive qualities 20, that is, whether they restrict or foster competition. To our mind, these other criteria give place to some degree of ambiguity, therefore we will follow here the traditional classification. According to the subject matter of the agreement we can differentiate 21: – Distribution franchises, where the franchisee merely sells the products of the franchiser. A further subdivision can be made within this group between distributor’s franchises where the products do not bear the tradename or the trademark of the franchiser (only the franchisee’s promises do so. e.g. Computerland) 22 and products franchises where both the products and the promises bear the commercial name or trademark of the franchiser (e.g. Yves Rocher) 23. 19 The inclusion of certain categories of exclusive distribution agreements within the group of franchises in the States increases considerably the statistics of franchising in USA. There was a turnover of 750 millions Dollars in 1991. Prusak, Henri, Bernard, François, «La Franchise en Europe». Problemes Economiques, Paris, N. 2329, juin, 1993, p.22. See Müller-Graff, supra note 9, p.123. See Pronuptia, supra note 4, art.13. See also Prusak, Bernard, supra note 18, p.24. See description of the facts in Commission Decision of 13 July 1987 (1987) O.J. L 8/1987. See summary of the facts in Commission Decision of 17 December 1986 (1987) O.J. L 8/1987. 20 21 22 23 49 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW – – Service franchises where the franchisee offers a service under the business name or commercial signs (sometimes the trademark) of the franchiser (e.g. Avis, Herz). Production or industrial franchises where the franchisee manufactures the products following the instructions of the franchiser in order to sell them under the franchiser’s trademark. According to the external appearance of the outlet we can differentiate: – Corner franchise. It is a franchised space inside a large commercial surface. – Shop in the shop franchise. In this case the Franchise agreement involves the creation of a shop inside another shop for the exhibition ad sale of certain goods. – Associative franchise, where both the franchiser and the franchisee hold a stock of shares in each other’s business. They create a sort of joint venture. In this case it is sometimes difficult to speak about two independent undertakings any more. – Financial franchise where the franchisee’s role is just to put the capital necessary to cover the initial investment. In this case a third party will be in charge of the operation of the business. There is still another criterion worth being noted in view of the Block Exemption Regulation 4087/887 that excludes from its scope wholesale franchises 24, that is franchises where the franchisee offers the products or the services to retailers or to other wholesalers (this is quite common in industrial franchising). On the contrary retail franchises fall within the scope of the Regulation insofar as the destinataries of the products and services offered by the franchisee are end-users (that is consumers). 24 50 In this type of franchise agreement there is no straight relation with end-users. See Commission Reg. 4087/88, supra note 6, recital 5. EVA MARIA BERNEDO VIDAL IV. INTERNATIONAL FRANCHISES There are at least four basic structural ways to spread a franchise network across the borders 25. a) Direct franchising. The franchiser concludes the agreement from his country of origin with a franchisee established in the country where implantation is sought. It is quite an appealing system when the franchiser’s activities in the foreign country are very limited and the communications between the two countries are good enough for the franchisee to be adequately supplied. It is a way to save taxes and to avoid compliance with some foreign legal requirements. Despite these advantages the system also presents some major draw-backs: the franchiser is not able to carry out an effective control on the activities of the franchisees, and therefore he is obliged to trust them almost completely, specially when the network starts expanding. b) Branch office or subsidiary. The franchiser is already established in the country where the network is to be developed. It’s main advantage is that the franchiser has the possibility to acquire a first hand knowledge of the characteristics of the market in that country, but it requires high continuous investments in order to keep the physical presence of the franchiser in that country through its subsidiary or branch. c) Joint venture. The franchiser looks for a partner in the second country in order to create a common undertaking. Once they have done so, they share the financial and commercial risks involved in the development of a franchising network in that country. The franchiser can then benefit from the experience and the knowledge of his partner as regards consumption habits and market structures in that country. 25 See Prusak, Bernard, supra note 18, p.23. 51 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW d) Master franchise. This is the most widespread method to internationalize a franchising network. The franchiser concludes a franchising agreement with one undertaking already established in the country where expansion is sought. In this agreement the second company undertakes both to produce and/or sell (whatever the subject matter of the contract is) some goods or to provide some services and also to appoint some other franchisees in that country. Thus, it is up to the master franchisee to develop the network in this second country 26. Sometimes the franchiser will decide to operate a combination of these four methods if the features of the Franchising network or the structure of the market in that second country advise him to do so. V. THE STRUCTURE OF THE CONTRACT Very few States if any have enacted some kind of specific legislation regarding Franchising agreements so far. In most cases, antitrust laws, consumer protection laws and private law are supposed to fill in the gap created by that lack of specific legislation in the field, but these legal instruments cannot cover all the aspects in a Franchising agreement. Therefore, the will of the parties plays a major role in the contract. In most cases it is of the utmost importance to have a very well drafted agreement, as exhaustive as possible but flexible enough to allow periodic revisions. A franchiser that seeks to be a good negotiator should always allow some place in the contract for the suggestions of the franchisee. The requirements of a Franchising network do not fit into a rigid agreement that would not leave some space for negotiation. There is no standard form contract that could serve as a model for all Franchising agreements. Once again this is due to the fact that 26 52 As we shall see further in the paper master franchises fall within the scope of the reg. See Commission Reg. 4087/88 supra note 6, recital 5. EVA MARIA BERNEDO VIDAL there is a wide variety of contracts that may fall within the category of Franchise. Each Franchising network requires a number of specific clauses and provisions to be inserted in the agreement according to its own features. It would be completely useless and artificial to try to adjust all Franchising agreements to a unique model of standard contract. Most frequently franchiser and franchisee engage in a sort of prefranchising contract that could be defined as an agreement to agree. The main purpose of this precontract 27 is to prove to each other that they have a serious interest to become bound by a final agreement, that is, to gain the trust of the other party. This prefranchising agreement is usually valid for no more than 3 months (it is similar to an option contract). During this term the offer of the franchising contract usually contains a list of the provisions that will most probably be inserted in the final agreement. Through this precontract the franchiser already undertakes no to seek for other candidates in the exclusive territory of the franchisee, to carry out a market study of the area and to provide the franchisee with all the information he might need in order to evaluate the advantages and draw-backs of joining the network. On the other hand the franchisee undertakes no to disclose those information to third parties, to star looking for the capital required to cover the initial investment and to pay a certain amount of money to the franchiser. If the franchisee decides to refuse the offer the franchiser will keep the security sum. If it is the franchiser who decides not to engage in the project the franchisee is entitled to recover the guarantee together with an additional sum as a compensation. If both parties agree to sign the final agreement they will become finally bound by the provisions contained in the prefranchising contract and the contract will be enforceable before the Courts. The final agreement usually consists of the following six parts: 27 See Díez Picazo y Gullón, supra note 11, p.435 on the nature of the category of precontracts. 53 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW 1. Preamble, Project and Motivation 28. There the parties insert their names, domicile (seat) of their companies, the subject-matter of the agreement and the reasons why they wish to enter into this contractual relation. 2. Territorial Exclusivity Clause. The exclusive area where the franchisee is going to operate has to be very clearly defined in the contract so that it cannot raise doubts as to its limits or its characteristics. 3. Mutual Obligations. Those mutual obligations can be grouped as follows: those that are to be carried out before the opening of the shop and those to be performed during the operation of the business. Among the first ones we can count the obligation on the franchiser to give instructions on the decoration of the shop, to train the franchisee, to provide him with a financial project and to inform the franchisee of the advertising campaigns to be carried out. In return, the franchisee at this stage undertakes to obtain the necessary licences and permits in order to start the operation of his business, to put the capital necessary to cover the initial investment and to pay the entrance fee if required in the agreement. After the opening of the franchisee’s outlet the franchiser undertakes to provide the franchisee with the Handbook or Bible. The Handbook is the physical support by which the franchiser transfers his commercial and technical know-how to the franchisee. It contains a series of indications that the franchisee is supposed to follow in the operation of his business. This Handbook is usually contained in an annex to the contract. It is the translation of the experience gained by the franchiser in the operation of his business into a series of theories and guidelines that must be made available to the franchisee in a very clear, concise and precise manner. Quite frequently this Handbook is protected by copyright which the franchisee is bound to respect by retraining from 28 54 See Structure of franchising contracts in Casa: Casabó, La franquicia, Ediciones Gestió 2,000, S.A., Barcelona 1989, Chap. 3.# EVA MARIA BERNEDO VIDAL introducing substantial modifications in it without the prior approval of the author. The Handbook consists of the following parts: – A description of the goods and services that are the subject-matter of the contract 29. – Image. The franchiser here gives a series of instructions to be followed by the franchisee in order to preserve the image and the reputation of the network. – Advertising. The franchiser here refers to the nature of the advertising to be carried out by the franchisee alone or together with him. – Organization. This part of the book refers to the opening of the new outlet and teaches the franchisee how to organize his business in order to get optimal results. The franchiser also gives him some advice as to the way to train his employees. – Management. This is the main core of the Handbook. It is the actual transfer by the franchiser of all his technical and commercial know-how to the franchisee. In this section the franchiser teaches the franchisee how to deal with the stocks, the quantities to be kept in stock and how to control them in order to get the maximum profit out of the capital invested in supplies. He also refers here to the best way to keep the books updated. – Sales or provision of services. The franchiser here shows the franchisee how to sell and/or manufacture a product or to provide a service. The Handbook is just a part of what is normally known as the franchise package in a wide sense. This package includes other 29 Sometimes it might be quite difficult to identify the franchiser’s good. As we shall see further ahead the definition of this term is very important in connection with the non-competition clause exempted in the Regulation. See, Commission Reg. 4087/88, supra note 4 art.1.3.d. 55 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW elements such as market studies, advertising plans, professional training and sometimes also financial assistance. During the term of the agreement the franchiser is also obliged to supply certain quantities of goods and materials to the franchisee on a regular basis. The contract usually contains a clause providing for the imposition of a penalty (usually a fine) on the franchiser in case he fails to comply with this obligation. The franchiser is also to retrain from concluding other franchising agreements in the exclusive territory granted to the franchisee and also from exploiting the franchise himself 30. In return the franchisee undertakes not to seek customers outside his territory to follow the indications given by the franchiser specially insofar as stocks are concerned, to get supplies only from the franchiser, from other sources designated by him and from other franchisees 31. He is also prevented from engaging in commercial activities that may compete with the franchiser’s. He is also to submit to periodic checks of the bocks and the premises by the franchiser 32. Finally he has to participate actively in the training courses organized by the franchiser regularly. But let us go back to the substantial corpus of the Franchising agreement. 4. Term of the Contract, Renewal and Termination. The term of the agreement varies according to the subject matter of the agreement (it is longer in an industrial franchise), to the rent to be paid for the premises and to the time required to pay back the initial investment. In most cases franchising agreements contain a provision for 30 31 32 56 See the treatment afforded to territorial exclusivity by the Court in the Pronuptia Case, supra 4. art. 24. Clause cleared by the Court in the Pronuptia judgment, supra note 4, art. 21. Clause cleared by the Court in the Pronuptia case insofar as they aim at preserving the reputation of the franchiser’s network. EVA MARIA BERNEDO VIDAL automatic renewal upon expiration of the initial term unless one of the parties informs the other within the notification period (usually three months) of its will to terminate the agreement. Otherwise the contract will be automatically renewed for a period of time either analogue or inferior to the initial one. It is quite convenient for both parties to insert a provision in the contract containing a whole list of the incompliances that entitle either party to terminate the agreement. Any modification made to the contract should always be agreed upon by both parties, modifications made unilaterally by one of the parties without the prior approval of the other would entitle that party to terminate the agreement. 5. Assignment of the Contract. Franchising agreements are regarded as intuitu personae (based on mutual trust). That is the reason why it is a major requirement to insert in the agreement a prohibition in the franchisee to assign the rights he has been granted in the contract to a third person without the prior consent of the franchiser. If both parties agree on the assignment of the rights in the contract to a third person they shall add to the initial agreement an Annex where a new term for the agreement will be fixed. If the franchisee fails to inform the franchiser of his intention to assign the rights in the contract to a third person or having done so the franchiser has refused to give his approval, the franchisee will be imposed a penalty stipulated in the agreement. 6. Finally. Most Franchising agreements contain an arbitration clause in order to settle the disputes that may arise during the life of the agreement. VI. INVESTMENTS REQUIRED IN A FRANCHISE AND PAY BACK In a Franchising agreement it is up to the franchisee to put the capital necessary to cover the initial expenses for the operation of the 57 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW business. Here is a non exhaustive list of the concepts to be covered with the capital of the franchisee 33: a) The entrance fee. In most contracts the entrance fee is expressed as a lump sum, but not necessarily. Not all franchisers require an entrance fee form the franchisee in order for him to be admitted in the network. The entrance fee is a payment made in return for the grant of the right to exploit the intellectual property rights held by the franchiser. b) The acquisition of an initial stock to start operating the business. c) The price of purchase or the rent to be paid for the premises. d) The decoration of the shop. e) A sufficient reserve of cash in order to face unforeseen circumstances. f) Finally the franchisee has to buy some equipment such as computers, cash registers and so on. The six investments we have just mentioned are necessary to start operating the business but they are by no means the only ones to be made. The franchisee has to keep on investing throughout the whole term of the contract, for example he has to pay some royalties to the franchiser. These royalties are normally expressed in terms of a percentage on sales or on purchases: this percentage may vary considerably according to the features of the subject-matter of the agreement in question. He also has to share with the franchiser the costs involved in advertising. The portion of advertising expenses that has to be borne by the franchisee varies from 0.5 up to 2% of the total cost. In spite of what has been said so far, the franchisee is not the only one who has to spend money in the operation of the franchising agreement. The franchiser has to pay for the market studies necessary to asses the viability of the project. He has to cover the investments involved in the operation of the pilots if the creation of such pilots is envisaged in 33 58 See Bescós, supra note 13, pp.88-102. EVA MARIA BERNEDO VIDAL the contract. The franchiser bears also the cost of the Handbook. Finally it is up to him to carry out a proper selection process before entering into any Franchising agreement. Selection processes are usually very expensive and they involve quite a large amount of human resourses, time and capital. Nonetheless, franchisers should not underestimate the importance of the selection process and they should be aware of the fact that 90% of the possibilities of success of the network depends on the suitability of the candidates chosen. 1. Return on Investments When we refer to this aspect of franchising we must differentiate two stages in the operation of the network: a) return to investments involved in the operation of the pilots. b) return on investments involved in the normal exploitation of the network. Most entrepreneurs apply to their pilots the 3*2 rule 34, that is three shops operating for a period of two years. The main purpose of the pilots is to assess whether the products or services which are the subject-matter of the contract will be successful in that market or not. Franchisers should not apply the 3*2 rule blindly without taking into account the specific characteristics of the type of product he is going to distribute and the structure of the market in which he is going to operate. In most cases a Franchising network will have to wait until the third or the fourth year of existence in order to get some profits. In order to achieve a high degree of rentability of the network it is necessary to follow an appropriate rhythm in opening new outlets. The franchiser should always bear in mind that he must be able to supply all his franchisees adequately, therefore he cannot afford opening 34 See Ortiz de Zárate, supra note 1, p.190. 59 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW more outlets than he is able to supply. On the other hand if he misuses his capacity, that is he opens fewer shops than he should, the period of time needed for the investments to pay back will be longer. From the point of view of the franchisee we can affirm that the expected volume of sales will run proportionally to the investments made. In small and medium-sized cities the rate of sales per square meter is higher than in bigger ones (assuming that the initial investment was equal in both cases). The return on investments made on a Franchise can be expressed in terms of the following ratio: ROI=Benefit / Total Investment 35, the extended version of this equation is the following: ROI (Return on Investment) = (Benefits / Sales) * (Sales / Total Investment) = (Sales - Cost of sales) / Sales) * (Sales / Total assets). There is a second method to calculate the return on the investment made in the operation of a Franchise. It can also be expressed in terms of a ratio: ROI = (Cash - flow + financial expenses) / (Initial Investment + Initial Stock). When the return on investment of a Franchise is inferior to 15% the network in question is not an will never be successful unless it is reformulated from its very foundations. There are many other methods to calculate the rentability of a franchise, but those two are the most widely used in practice. Normally the investments made by the franchisee pay back at the end of the fourth year of operation according to La Federation Française du Franchisage. From this statement we can draw the conclusion that the term of the agreement should always be equal or longer than the pay-back period. 35 60 See Casa: Casabó, supra note 27, p.115. EVA MARIA BERNEDO VIDAL VII. PRONUPTIA CASE (CASE 161/84 JANUARY 28, 1986) Before the entry into force of Regulation 4087/88 there was no specific legislation in the Community regarding Franchising agreements. In fact, there was some uneasiness among entrepreneurs engaged in this kind of contractual relationship as to the fate of their business in the light of EEC Competition Law. We can very well understand their fear if we bear in mind that some of the basic provisions contained in almost all Franchising agreements amount to a considerable limitation of the franchisee freedom to compete both with the franchiser and the other franchisees. This limitation of the potential competitiveness of the franchisee is very likely to affect trade between member states in a substantial manner and thus fall under the prohibition contained in art. 85.1 EEC Treaty. Notwithstanding the fact that some provisions in this category of agreements definitely restrict competition within a certain in specific area of the common market, it is also undeniable that these agreements as a whole increase competition 36, because they allow a large number of potential competitors to enter the market easily. Some Franchising agreements have been considered to fulfill the requirements contained in art. 85.3 and they have consequently been exempted by the Commission. Nonetheless there was an atmosphere of uncertainty mainly because very few agreements if any had been notified before 1984 in a childish attempt from the entrepreneurs engaged in this type of contractual relationship to distract the attention of the Commission from the anticompetitive effects of some of the provisions contained there in. The landscape changed completely when in 1984 the European Court of Justice was asked to give a preliminary ruling on several issues related to a Distribution Franchise agreement. That was the first and only time that the Court of justice has settled a case related to Franchising, thus we can say that still nowadays the experience of 36 See Commission Reg. 4087/88, supra note 6, recital 8. 61 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW both the Court and the commission in the field is quite narrow and restricted to Distribution Franchise, as we shall see later on. But let us concentrate on the case. We shall now summarize the facts of the case briefly for the sole purpose of giving a coherent frame to the comments that will be dropped in this paper in relation to the conclusions of the Court. The parties in the dispute were a German undertaking (Pronuptia in Frankfurt) who is a subsidiary and Master franchisee of Pronuptia Paris in Montreuil and frau Irmgard Schillgalis, franchisee in Hamburg. The object of the dispute were certain royalties that frau Schillgalis had failed to pay during the period running between 1978 and 1980. The Court of First Instance in Germany condemned Frau Schillgalis to pay 158.502 DM. She appealed the decision claiming that the agreement was null and void in the light of art. 85.1 and 85.2 EEC Treaty. The court of appeal dismissed the judgment rendered by the court of First Instance. The plaintiff then (Pronuptia in Frankfurt) raised the case before the Supreme Court who referred two questions to the European Court of Justice. The German Supreme Court asked whether Franchising agreements like the one that was the object of the dispute fall under the prohibition in art. 85.1 of the EEC Treaty, and whether Regulation 67/67 37, March 22, 1967 relating to the application of art. 85.3 to some exclusive distribution agreements in applicable to Franchising agreements. The Court answered in the following terms: a) The Court said that Franchising agreements were very varied in nature and therefore it referred its Judgment only to Distribution 37 62 Commission Regulation 67/67 of March 22, 1967 on the application of art. 85.3 to certain categories of exclusive distribution and purchase agreements. (1967). O.J. L 57/67. EVA MARIA BERNEDO VIDAL Franchise agreements whose compatibility with EC competition law cannot be assessed in abstracto, but it depends on the specific provisions contained in the agreement at issue and on the economic context (par. 15). b) The Court also declared the specificity and autonomy of this category of agreements, specially in relation to selective distribution agreements (par. 15). c) The Court then concluded that: «all clauses whose main target is to attain the two basic objectives of a Franchise, that is, – to prevent the know-how transferred by the franchiser to the franchisee from benefiting competitors, even indirectly, – to preserve the good name and reputation of the franchiser, are compatible with art. 85.1 (par. 16, 17)». Among the first group the Court mentioned the following ones: prohibition on the franchisee to open a shop of the same or a similar nature in an area where he may compete with a member of the network during the term of the contract and for a reasonable period afer its expiry and the obligation on the franchisees not to transfer his shop to a third party without the prior approval of the franchiser. The Court included in the second group several clauses: the obligation on the franchisee to apply the business methods of the franchiser and to use the know-how provided, to sell the goods covered by the contract only in premises laid out and decorated according to the franchiser’s instructions and to obtain the franchiser’s approval for all advertising insofar as the provision concerns only the nature of the advertising. The Court also cleared the prohibition on the franchisee to transfer his shop to another location without the franchiser’s approval. Finally, the Court said that under certain circumstances a provision requiring the franchisee to sell only products supplied by the franchiser or by suppliers selected by 63 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW him may be considered necessary for the protection of the reputation of the network. Nevertheless the franchisee must always be allowed to obtain the same products from other franchisees (cross-deliveries). d) The Court also examined some conflictive clauses and concluded that, provisions in the contract imposing reselling prices on the franchisee invariably result into a restriction of competition within one specific market, and therefore they fall under the prohibition of art. 85.1. On the contrary, clauses containing recommended or orientative prices are compatible with art. 85.1 provided there are not concerted practices between the franchiser and the franchisee or between the franchisees themselves. The Court then reached an important conclusion in relation to the territorial exclusivity clause. It said that the combination of this provision and the location clause results in a certain degree of market sharing between franchiser and franchisee or between the franchisees and thus constitutes a restriction of competition for the purposes of art. 85.1 if it concerns a business name or symbol which is already well known (Consten and Grundig Case) 38. The Court concludes that this combination of clauses requires exemption under art. 85.3. In paragraph 24 the Court tries to introduce a timid innovation in its methods. It points at the possibility of a prospective franchisee not taking the risk of becoming part of the network unless he could get some degree of protection in return. The Court mitigates the innovative scope of this statement by adding that this is a consideration to be applied to the examination of the agreement under art. 85.3. To our mind the Court is here somehow invading the powers of the Commission who is the only one entitled to grant individual exemptions under art. 85.3. The Court is also going beyond the questions posed by the German Supreme Court where no reference was made to the possibility of an exemption under art. 85.3. 38 64 Case 56 & 58/64, Consten & Grundig (1966), ECR 299. EVA MARIA BERNEDO VIDAL e) Finally, the Court concluded that Regulation 67/67 on the application of art. 85.3 to certain categories of exclusive dealing agreements does not apply to Franchising agreements. The Court raises four arguments to defend its position (par. 33). 1. The Regulation does not make reference to the use of a single business name, to the application of uniform business methods or to the payment of royalties in return for the rights transferred to the franchisee by the franchiser. In respect to this argument of the Court we can say that it is quite incoherent with the wording of the Commission in the Block Exemption Regulation 39, allowing industrial franchise agreements to benefit from exemptions granted by other Block Exemption Regulations. This expression does not exclude Regulation 83/83 40 which is the actualization of Regulation 67/67. Industrial Franchises contain all those elements mentioned by the Court in order to say that Reg. 67/67 does not apply to Distribution Franchise agreements. The mere circumstance that in an industrial franchise the franchisee is granted the right to manufacture the products, does not change the fact that the franchisee is also entitled to use the franchiser’s intellectual property rights and his know-how and is bound to pay royalties exactly the same as a franchisee in a Distribution franchise. Thus, in that case the same arguments should serve to the purpose of excluding industrial franchising from the scope of Reg. 67/67 which does not seem to be the case according to the Commission. 2. Art. 2 of the regulation expressly covers only exclusive dealing agreements which differ in nature from franchise agreements for the distribution of goods. The Court does not give any further arguments at this point. According to our opinion the fact that there are some clauses added to the ones usually contained in a selective distribution agreement does not necessarily change the 39 40 See recital 4 in Commission Reg. 4087/88, supra note 6. Commission regulation 83/83 of June 22, 1983 on the application of art. 85.3 of the Treaty to categories of exclusive distribution agreements (1983) O.J. L 73/1. 65 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW nature of the contract, at the most it would allow regulation 67/67 to apply to these contracts just to a certain extent, but still it would be applicable. 3. Art. 2 lists restrictions and obligations that may be imposed on the exclusive distributor but does not mention those which may be impose on the other party to the contract, while in the case of franchising agreements for the distribution of goods the obligations undertaken by the franchiser, mainly, the obligation to provide know-how and to assist the franchisee are of particular relevance. This argument of the Court evidences some omissions and defects in the Block exemption regulation, but is by no means conclusive. The party that grants the exclusive distribution also has to comply with very important obligations such as to supply specific quantities of goods to the distributor regularly, and this obligation is not listed in art. 2 either. Once again the franchiser in an industrial franchise has to comply with the same obligations as a franchiser in a distribution franchise and application of Reg. 83/83 is not excluded. 4. Finally the Court argues that the list of obligations which may be imposed on the distributor under art. 2 does not include the obligation to pay royalties or the obligations ensuing from provisions which establish the control strictly necessary for maintaining the identity and reputation of the network. Not every Franchising agreement contains a provision for the payment of royalties, and even in the case of those who do so we do not think that the form in which the franchisee gives some financial compensations to the franchiser is enough to exclude application of the Regulation to a whole category of agreements. The exclusive distributor is also bound to give some financial compensation to the other party; the only difference is that it is not given in return for the transfer of some know-how and the use of intellectual property rights. As regard the second part of the argument we will just repeat here the wording of art. 2.3. b) of Regulation 83/83 (updating of Reg. 67/67). It says that art. 1 shall apply notwithstanding that the exclusive distributor undertakes to sell the contract goods under trademarks, or packed and presented 66 EVA MARIA BERNEDO VIDAL as specified by the other party. At this stage no further comment is required in order to rebate the argumentation of the Court. Once we have pointed out the main conclusions to be derived from the Judgment of the Court in the present case and in order to be in a position to comment and to a certain extent rebate some of the arguments of the Court we have to analyze briefly the method applied by the Court and the motivation that lead the judges to adopt this decision. 1. METHOD APPLIED BY THE COURT The Pronuptia case is meant to be one of the first cases where the Court of Justice applied the method of the Rule of reason 41 that had been large and widely applied by the American Courts in order to mitigate the strict provisions contained in Section 3 of the Sherman Act (the US antitrust law). Some authors think that the Court of Justice answered in the Pronuptia Case the question whether a rule of reason could be read in art. 85.1 notwithstanding the possibility of exemption under art. 85.3 which is a rule of reason in itself. The first case where the Court implicitly admitted that it was possible to read some kind of rule of reason in art. 85.1 was in Constern and Grundig 42. This case dealt with a vertical sole distribution agreement which increased competition between similar products of different makes. In this occasion the Court concluded that there was no need for an economic analysis and the balancing of enhancement of interbrand competition with restrictions of intrabrand competition in cases in which the agreement has as its object the restriction of competition. Implicitly the Court seems to admit that it is possible to apply the rule 41 42 Joliet, R. La license de marque et le droit européen de la concurrence, R.D.E., 1984 pp.11 et 12. «restrictions de la concurrence ou clauses restrictives accessoires, nécessaires a la réalisation d’une convention licite echappent á l’interdiction de l’art 1 er du Sherman Act. See Consten & Grundig, supra note 37. 67 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW of reason analysis to cases other than those referred to above. On the other hand, it is a fact that both the Commission and the Court of Justice frequently apply a legal policy rule of reason by often making reference to ancillary restraints and to the de minimis concept. The Pronuptia Case is just an example of the application of the concept of ancillary restrictions in order to narrow down the reach of the prohibition contained in art. 85.1. Nonetheless the case allows two different readings: – Some scholars regard this judgment as a draw-back from the economic policy rule of reason as applied in the Nungesser Case 43. Specially insofar as the Court expressly declares that the consideration that a prospective franchisee would not take the risk of becoming part of the chain unless he could hope thanks to a degree of protection against competition from the franchiser and the other franchisees, that his business would be profitable is relevant only to an examination of the agreement in the light of the conditions laid down in art. 85.3 44. – Some others considered the judgment to be an extension of the application of the legal policy rule of reason afforded by the Court in the Coditel II case. According to these authors the Court, by considering distribution franchise agreements to be agreements restricting competition insofar as they contain obligations necessary for the protection of the know-how, but holding that those provisions are not restrictions of competition for the purposes of art. 85.1 the Court has extended its legal policy rule of reason as applying to Industrial Property rights to know-how. Further ahead in the Judgment the Court states that some other restrictions not being necessary for the preservation of the chain’s reputation are restrictions of competition within the meaning of art. 85.1 if the business name is already well known. Some scholars think 43 44 68 Case 258/78, Nungesser (1982) ECR 2015. Korah, Valentine, Pronuptia-Franchising: «The marriage of reason and the EEC Competition rules». European Intellectuel Review. Oxford. N. 4 April 1986, pp.99-104. EVA MARIA BERNEDO VIDAL that according to this last statement the Court in the Pronuptia Case did not apply any balancing test under art. 85.1. They just see this reference of the Court of Justice to a prohibition on restrictions on intrabrand competition as an application of the minimis concept. To our mind The Court of Justice does not apply in this judgment a balancing test between enhancement of interbrand competition and restrictions on intrabrand competition. The Court in its Judgment is just trying to be pragmatic in view of the economic context in which the case reaches the Court and of the inexperience of both the Commission and the Court in the field. According to us, there is no point in trying to see any rule of reason consciously applied by the Court. Quite the contrary, the Court tries to solve the case in a prudent manner and bearing in mind the consequences that might have been attached to a decision of the Court condemning Franchising agreements. The Court in this case was not in the bost position to afford methodological innovations or advances insofar as the contract that was that object of the dispute was completely unfamiliar to the Court. As I mentioned above I think that the Court had in mind that by the time this case reached the Court in 1984 thousands of Franchising networks were already operating in almost all member states and most of these chains had proved to be successful and to benefit consumers to a large degree. The Court could not condemn all those successful experiences in one hit, specially after having admitted that the clauses that restrict competition are the substance of the agreement. On the other hand, the court did not want to bless Franchising agreements as a whole insofar as the real restrictive effects of the formula had not been clearly assessed so far, either by the Court of the Commission. This is the main reason for some of the cautious statements that leave the floor to the argumentation of the Court. This is also the reason for some of the cautious statements that leave the floor to the argumentation of the Court. This is also the reason why the Court decides to refer its judgment exclusively to Distribution Franchise agreements, where this would have been a good opportunity for it to clarify the legal status of franchise agreements as a whole. 69 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW It seems that the court is somehow afraid to give definitive answers to the questions referred by the German Supreme court but being forced to do so the Court has chosen to limit as much as possible the scope of its decision so as to allow the court to give a different answer to other questions related to Franchise that may be referred to it in the future. In a way the Court is seeking to give the commission the possibility to create an appropriate legislation on the subject ex novo without getting onto the difficulties involved in trying to fit the category of franchise agreements into other preexisting communitary legal instruments. Turning back to the substance of the case we cannot but disagree with the definition of Distribution franchise given by the Court. At the most we could say that it is relatively ambiguous. The Court says: «distribution franchises, under which the franchisees simply sells certain products in a shop which bears the franchiser’s businessname or symbol» (par. 13). According to the Court it is only the shop that bears the franchisers name in a distribution franchise. In reality that may be the case but it might well be that both the products that are sold by the franchisee and the shop bear the tradename of the franchiser. It’s quite surprising that the Court seems to forget this possibility when the distribution franchise that was the object of the dispute was of the second type: that is, not only the shop, but also the products sold by Frau Schillgalis bore the tradename of the franchiser (Pronuptia). As regards the specificity and the autonomy of the category of distribution franchise agreements, we think that the Court could have got deeper into the argumentation by analyzing different types of Distribution franchises. In our opinion there are some distribution franchising agreements, specially in the field of fashion and shoes that could very well be assimilated to exclusive distribution agreements. Let us analyze the arguments forwarded by the Court in order to support the specificity of Distribution Franchising agreements in relation to selective distribution agreements. 70 EVA MARIA BERNEDO VIDAL – – – The use of a single business name. The application of uniform business methods (know-how). The payment of royalties in return for the rights granted in the contract. According to us, none of these arguments serves the purpose sought by the Court. In fact, it seems that the Court had already decided on the conclusion before finding the necessary arguments to support its decision. Thus, the argument of the obligation on the franchisee to pay royalties, that has been commented in preceding paragraphs does not change the nature of the agreement itself. We do not see any substantial difference between the payment of a lump sum periodically which is the case in most exclusive distribution and concession agreements and the obligation to pay a royalty expressed in terms of a percentage on sales or on purchases by the franchisee; even more, it is quite frequent to find in some exclusive distributor. The only difference that can be seen it that those periodic payments are regarded as royalties in the case of a franchise agreement which is by no means a conclusive argument in order to settle the issue of the specific legal nature of some distribution franchise agreements. As regards the second argument, where the Court refers to the know-how transferred by the franchiser to the franchisee, we must underline that in most agreements of the kind of the Pronuptia distribution franchise agreement the know-how transferred is not very relevant, and this is so in most distribution franchises where the subject matter of the agreement is the resale of fashion goods, shoes, etc. thus, if we enter one of the outlets of a very well known franchising network for the distribution of shoes; we shall not be offered the product in a particularly original way, different from the way in which they would be offered to us by a shop which is the exclusive distributor of a specific brand of shoes but is not part of any franchising network. It is quite surprising that the court keeps on using arguments that are not applicable to the distribution franchise which is the object of the dispute. The argument of the know-how could be adequately raised in order to support the specificity and originality of franchising 71 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW agreements for the provision of services where the know-how transferred by the franchiser to the franchisee is the cornerstone of the success of the whole network. We can conclude that we can not raise the argument of the transfer of know-how to defend the specificity of distribution franchises where such know-how is of hardly any importance for the operation of the business. The third argument is probably the strongest ones, though it could be argueable whether it has enough entity in itself to make of distribution franchise agreements a brand new category of agreements different from exclusive distribution agreements. In my opinion, the obligation on the franchisee to operate its business under the business name, sign or trademark of the franchiser simply adds something to the characteristics of the agreement as we said above, but it does not change its nature. If we take into account the consequences that, the Court draws from this argument: the compatibility with art. 85.1 of all those clauses in the contract whose main aim is to preserve the name and reputation of the franchiser, we have already seen that also the exclusive distributor has to respect some rules in order to preserve the reputation of the supplier’s goods (art. 2.3.b). In order to summarize what we have said so far about the legal nature of distribution franchising agreements we can say that there is no conclusive argument among those forwarded by the Court in its Judgment that overrides the remarkable similarities existing between this category of agreements and exclusive distribution agreements. We shall now analyze the reference made by the Court to the economic context (par. 27.1) in which the agreement is to be operated as an element to be taken into account in order to assess its compatibility with art. 85.1. This statement drives as back to the issue of the application of an economic policy rule of reason in the judgment. In fact, the Court seems to open the door to the Commission for such an application. Thus, the Commission by applying this economic policy 72 EVA MARIA BERNEDO VIDAL rule of reason in its Decisions it could regard some agreements as compatible with art. 85.1. Whenever they are operated in a highly competitive market. Nevertheless, the Commission has not used this possibility in the five Decisions relating to distribution franchise agreements that were taken shortly after the Pronuptia judgment. The Commission has not cleared any of the agreements notified even though in some cases the territorial protection was extremely limited like in the Computerland case 45. All five agreements were operated in markets where there was a substantial amount of competition. The Commission decided not to use the parameter of the economic context to clear the agreements, but stuck strictly to the doctrine of the Court that requires exemption to be granted under art. 85.3 to the territorial exclusivity clause combined with the location clause. This doctrine of the Court is somehow inconsistent with the previous statements of the Court in the Judgment. For example in paragraph 15 the Court says «such a system, which allows the franchiser to profit from his success, does not in itself interfere with competition». Here the court is referring to the system as a whole and provided that exclusive territorial protection is an element that is substantial to almost all franchising agreements, we can conclude that either the Court was wrong in paragraph 15 or it was wrong in paragraph 24. It seems that the Court «at first sight» clears all distribution franchise agreements as a whole and afterwards it becomes frightened by the consequences that such a wide clearance would involve. The Court in the Pronuptia judgment goes quite far in the first paragraphs and afterwards it comes back on its own steps restricting the scope of its first statements. With the judgment of the Court in its hands, the Commission chooses to follow the narrow view in it and go on exempting conflictive clauses contained in agreements that «do not in themselves interfere with competition» 46. In order to keep some coherence with the position adopted in its five decisions the Commission inserts the aspect of the economic context 45 46 «Franchising (Computers): The Computerland Case». Competition Law in the European Communities. Sudbury N. 6. June 1987, pp.96-101. See Pronuptia, supra note 4, art. 15. 73 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW in the Block Exemption Regulation as a factor to be taken into account in the examination of the agreements in the light of art. 85.3, thus eliminating all traces of rule of reason in art. 85.1 itself. The other clauses dealt with by the Court in this judgment have already been thoroughly examined by many authors in various essays. We shall not comment them here insofar as they do not rise any major difficulties. Shortly after the Court rendered its judgment in the Pronuptia case, Mr. Sutherland, Member of the Commission Division in charge of competition matters, announced that the Commission would give priority to the examination of those franchising agreements that had been notified at the time, in order to gain the necessary experience and knowledge in the field to be in a position to afford drafting a block exemption regulation related to this category of agreements. According to this announcement the Commission adopted the five decisions we mentioned above: Yves Rocher 47, Charles Jourdan 48, Pronuptia 49, Computerland 50 and Masterservice 51. The considerations of the Court in the Pronuptia Case regarding territorial exclusivity as a restriction of competition that requires exemption under art. 85.3 produced an atmosphere of uneasiness among all those entrepreneurs engaged in franchise contractual relations. In fact they feared that the commission would impose some conditions to be fulfilled in order for the exemptions to be granted. Franchisees were particularly affected by this uncertain situation because franchisers could decide to narrow their territorial protection in order to avoid the possibility of the agreement being condemned by the Commission. In the beginning these fears prevented franchisers and franchisees from notifying their agreements to the 47 48 49 50 51 74 See Yves Rocher, supra note 22. Commission Decision of December 2, 1988 (1989), O.J.L. 35/31. Commission Decision of December 17, 1986. Pronuptia (1987) O.J L 13. See Computerland, supra note 21. Commission Decision of December 3, 1988, Masterservice (1988). O.J.L. 3332/138. EVA MARIA BERNEDO VIDAL Commission. And maybe these reticence were justified to a certain extent. Thus, the Commission found in the Yves Rocher Decision that a combination of a location clause and a territorial protection one was incompatible with art. 85.1. Even in the case of a brand representing a relatively low market share (5%) in a highly competitive market. The Commission nevertheless exempted the agreement under art. 85.3. The reason given by the commission to refuse to merely clear the agreement was that Yves Rocher is a large group selling beauty products not only by means of its franchisees but also by a highly developed mail order system, even though franchisees were not afforded protection in relation to these sales in their exclusive territory. This was a clear sign that the Commission had the intention to require exemption in all cases where some degree of territorial protection was afforded to the franchisees, but also that she was willing to grant the exemption in almost all cases. In this way entrepreneurs somehow started to fill a little bit more comfortable, and this somehow positive perspectives crystallized in the Block Exemption Regulation adopted by the commission in 1988. We shall now move onto the analysis of the main aspects contained in this legal instrument. VIII. COMMISSION REGULATION 4087/88 OF 30 NOVEMBER 1988 ON THE APPLICATION OF ARTICLE 85.3 OF THE TREATY TO CATEGORIES OF FRANCHISE AGREEMENTS The franchising regulation has been exhaustively analyzed by a large number of experts in previous essays. It is not our purpose to repeat here what other far more authorized authors have already said. Therefore we shall not engage at this stage in a detailed examination of all articles in the regulation. Our main intention is to underline and comment the most relevant legal issues related to its legal basis, its scope and the innovations introduced by the Commission in some of the provisions of the regulation as compared to the decision of the Court in the Pronuptia Case. 75 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW 1. Legal Basis of the Regulation Art. 87 EEC Treaty empowers the Council to adopt regulations and directives concerning the application of art. 85 and 86. On the basis of this provision the Council adopted in 1965 52 a Regulation concerning the application of art. 85.3 to certain categories of agreements where only two undertakings are involved and relating to exclusive distribution or exclusive purchase of goods as well as agreements containing restrictions related to the exploitation of some intellectual property rights. At this point we shall draw the attention of the reader on the fact that the Commission adopts Regulation 4087 on the basis of this instrument (reg. 1965) and not on the basis of regulation 67/67. This might be seen as a redundant and somehow unnecessary a priori statement, but we shall see in following paragraphs that some authors seem not to be much aware of this apparently irrelevant fact. This first statement will allow us to rebate the assumptions of those who defend that the argumentation of the Court in the Pronuptia Case in favor of the inapplicability of Reg. 67/67 to the category of distribution franchise agreements might at the same time raise some doubts as to the powers of the Commission to exempt those agreements on the basis of art. 1.1 (a) of Regulation 19/65. Even when we could defend the applicability of Erg. 67/67 to certain categories of distribution franchise agreements, thus contradicting the conclusions of the Court to this respect, that does not interfere with the powers vested on the Commission by the Council in Reg. 19/65. Thus, art. 1.1 (b) of this instrument expressly refers to the possibility the Commission has to adopt directives and regulations exempting agreements where the licensing of some intellectual property rights is involved. We cannot deny that franchise agreements involve the transfer of know-how, commercial signs or trademarks. Therefore we do not see why the Commission should not be allowed to use the powers expressly granted in this second paragraph of art. 52 76 Council Regulation 19/65 of March 2, 1965 on the application of art. 85.3 to certain categories of agreements and concerted practices (1965) O.J.L. 36 p. 533/65. EVA MARIA BERNEDO VIDAL 1.1 in Regulation 19/65. We should bear in mind that the main argument the Court raised against the applicability of Regulation 67/67 to this category of agreements was that this regulation does not mention the obligations on the franchiser to provide know-how and to assist the franchisee. This point comes to reinforce the idea that franchise agreements involve the transfer of some intellectual property rights and therefore there can be no doubt that they fall within the category of agreements referred to in art 1.1 (b) of Regulation 19/65. In our opinion a thick line should be clearly drawn between the question of the applicability of Regulation 67/67 to distribution franchise agreements and the issue of the powers vested by the Council on the Commission in Reg. 19/65. To our mind the Commission by adopting Regulation 4087/88 has made a correct use of the prerogatives granted by the Council in Regulation 19/65. 2. Scope of the Regulation 53 2.1. Territorial scope The Regulation applies to certain categories of bilateral exclusive agreements falling within the scope of art. 85.1 that may in particular affect trade between member states or where they form the basis of a network which extended beyond the boundaries of a single member state. In the first drafts the Commission referred to restrictions related to the territorial protection granted by the franchiser to the franchisees and to the market sharing resulting from some of the provisions in the agreements. At this point we do not know the reason why the Commission decided to omit these references in the final draft, but contrary to the opinion of some authors who regard this omission as a limitation of the scope of the regulation, thus the Commission just mentions two of the most relevant restrictions that may affect intracommunity trade leaving the door open for other types of restrictions to be covered by the regulation. So in our opinion this omission has widened the scope of the regulation instead of restricting it. 53 Gestinel, Eric, «La procedure d’opposition et la franchise commerciale en droit communautaire des ententes», Revue Trimestrielle de Droit Européen, Paris, N. 3, Juillet-Septembre, p. 471. 77 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW 2.2. Material scope The Commission limits the scope of the regulation to franchise agreements for the distribution of goods and the provision of services. In this sense the scope of the regulation is wider than the scope of the judgment of the Court in the Pronuptia Case. The Regulation expressly excludes industrial franchise agreements from its scope because of their different characteristics. We understand this exclusion when we read recital 5 in the Regulation that refers to agreements between two undertakings, for the retailing of goods or the provision of services to end users. The fact that in most industrial franchises there is no direct link between producer and final customer can be seen as an argument in favor of this exclusion. Nevertheless, we should not forget that in some industrial franchises the franchisee is a manufacture r and a retailer at the same time. We do not know what arguments we could be given to defend the exclusion of these agreements from the scope of the regulation. The Commission excludes also wholesale franchising from the regulation. At this point the Commission should have inserted a definition of what is to be understood by wholesale and retail franchise. Having failed to do so we do not see the use of this express reference, it would have been enough to read recital 5 that refers only to franchise agreements where the destinatary of the goods or of the services in an end user to exclude wholesale franchises from the scope of the regulation. Nevertheless the Commission feels the need to justify this exclusion by saying that she has not acquired enough experience in the field of wholesale franchises yet. This might seem to be quite a poor argument but is consistent with recital 4 of regulation 19/65 which empowers the Commission to adopt regulations once it has already gained enough experience in the field. 2.3. Personal scope Recital 5 of the regulation reads as follows: «this regulation covers franchise agreements between two undertakings, the franchiser and the franchisee. It also covers cases where this relationship 78 EVA MARIA BERNEDO VIDAL between franchiser and franchisee is made through a third undertaking, the master franchisee». The only limit imposed by the Commission on the personal scope of the Regulation is that it does not apply to franchise agreements concluded between competitors (5a). At this point it is worth underlining that this regulation differs from the know-how and the patent licensing reg. in the sense that it does not exclude franchising agreements concluded between competitors who hold interests in a joint venture of between one of them and the joint venture, if the agreements relate to the activities of the joint venture. In our opinion the exclusion of such reference would have been redundant insofar as the Regulation excludes from its scope all franchise agreements between competitors in art. 5.1. 3. Definitions Some of the definitions contained in art. 1 are imprecise in their terms and allow some degree of doubt as to the agreements covered by the regulation. Most of them are narrow and they serve only for the purposes of the regulation. 1. The term franchise agreement is quite narrow in the regulation. It refers only to agreements between «two undertakings» to the purpose of «marketing goods» and/or «services». At this point we see that the definition does not require that these goods and services be offered to «end-users» which is inconsistent with recital 5. 2. Know-how. The regulation does not refer to technical know-how, mainly because this type of know-how is only relevant when a high degree of alteration in the original materials is required from the franchisee. It is the so called two-tier franchise whose legal treatment still remains obscure and uncertain. The requirement that know-how be substantial has been applied by the Commission in a fairly flexible way. The Commission is 79 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW very well aware that the know-how involved in most distribution franchises is quite irrelevant. We could agree with Prof. Korah 54 that the territorial protection granted to the franchisees in agreements involving some insignificant know-how should not be seen as a restriction of competition requiring exemption provided the network has not acquired a reputation yet. The terms secrecy and identifiable are defined in the same way as in the know-how regulation. One more doubt we come across when we read this definition is whether the know-how has to be developed by the franchiser himself or it can be acquired from a third party. We do not see in the definition any requirement to this respect, so we can conclude that it can be acquired from a third party, provided it is secret. 3. The term franchiser’s goods raises some doubts as to its exact limits. Franchiser’s goods are goods «produced» by the franchiser, or «according to his instructions» and/or «bearing the franchiser’s name or trademark». In the Computerland network the products sold by the franchisees do not bear the trademark of the franchiser, they are not manufactured by him or according to his instructions. Nevertheless the Commission regarded it as a distribution franchise and exempted the agreement under art. 85.3. 4. Some Relevant Clauses In this section we shall analyze only those clauses containing some innovations in relation to the judgment of the Court in the Pronuptia Case. a) Grant-back clause. It is contained in art. 3.2.b and it does not require that the franchisee be allowed to use the improvements made by him and that are demonstrably several from the know-how of the franchiser during and after the expiry of the 54 80 Korah, Valentine, Franchising and the draft group exemption. European Competition Law Review, ECLR., Oxford, N. 2, 1987, p.129. EVA MARIA BERNEDO VIDAL term of the contract. This is a requirement in the know-how regulation 55. Here the only condition required is the non-exclusivity of the license. b) Art. 2. The clauses contained in art. 2 are regarded by the Commission as restrictions of competition. This consideration is inconsistent with the judgment of the Court insofar as the Court regarded as incompatible with art. 85.1 only a combination of the location clause and the territorial exclusivity one and only to the extent that the network was widely known. The Commission omits any reference to the reputation of the network. In this point the regulation is more restrictive than the judgment of the Court. The Commission does not make any reference here to clauses having similar but less extensive effects. Some authors consider that agreements containing this sort of restrictions should come within the opposition procedure. In our opinion they should just be considered exempted. c) Art. 3 is the white list in the regulation, that is, those clauses that were regarded by the Court as compatible with art. 85.1 per se. The regulation here is also more restrictive than the Court insofar as it imposes some conditions (that they are necessary to protect the franchiser’s industrial or intellectual property rights or to maintain the common identity and reputation of the franchised network) in order for them to be considered compatible with art. 85.1. d) Opposition procedure. The opposition procedure is introduced in recital 14 of the regulation and further explained in art. 6. In recital 14 this procedure appears as a mechanism similar to what is known by «positive silence» in administrative practice. The procedure refers to agreements containing clauses not listed in art. 2 and that do not contain any of the clauses in the black list (art. 5). 55 Commission Regulation 556/89 of November 30, 1988 on the application of art. 85.3 of the Treaty to certain categories of know-how licensing agreements (1989) O J. L. 61/1 recital 14. 81 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW These agreements are to be notified to the Commission and if no answer is given in six months the agreement is deemed to be exempted not by means of an individual exemption, but under the Block Exemption Regulation. This procedure has the following advantages: it is fast, the Commission cannot impose any conditions on the agreement to be exempted, it allows some flexibility under the regulation and discharges the Commission of the task to issue a formal decision. This procedure has also some draw-backs; it raises some doubts so as to its legality. Those who claim that the procedure is ultra vires 56 argue that: – Art. 85.3 does not envisage intermediate figures (either block exemption or individual exemption). – It is an individual exemption granted within the Block Exemption Regulation. This is somehow contradictory. Regulation 19/65 did not vest on the Commission the necessary powers to insert such procedure insofar as the conditions to be fulfilled for an exemption to be granted have to be laid down according to objective criteria. – It is a way to avoid the procedural requirements contained in Reg. 17. The fact that it requires notification of the agreement by the parties results in the exemption not being automatic as it would be if it would have been granted under the regulation. Arguments in favor of the legality of the procedure 57: – It is not a mixture of the two kinds of exemption. The Exemption granted under the opposition procedure is subject to withdrawal under art. 8 and its linked to the existence of the regulation as far as modifications are concerned. 56 Venit, James, S., «The Commission’s opposition procedure, Between the Scylla of Ultra Vires and the Charydbdis of perfume: Legal Consequences and Tactical Considerations», Common Market Law Review, 1985, p.167. See Gastinel, Eric, supra note 541 p.497. 57 82 EVA MARIA BERNEDO VIDAL – There is no provision in regulation 19/65 that requires conditions to grant the exemption to be based on objective criteria. – The procedural requirements in Reg. 17 do not need to be observed because the legal basis for the procedure is Reg. 19/65. In our opinion the opposition procedure raises reasonable doubts as to its legality. We don think that Reg. 19/65 requires some kind of objective criteria in the conditions laid down in a Block Exemption Regulation, especially when it says that the block exemption must contain a black list of provisions that may not be inserted in the agreements to be exempted and a list of conditions to be fulfilled by those agreements. Finally we think that if the parties are required to notify the agreement the Commission should also comply with the procedural requirements in Reg. 17. If we admit the argument that the opposition procedure is based on Reg. 19/65 and therefore it has nothing to do with Reg. 17 we are assuming a priori that the procedure is legal. To our mind the opposition procedure has been inserted in different Block Exemption Regulations in order to repair the defects contained in them. Maybe it would be better to draft regulations that allow a certain degree of flexibility in themselves without having to resort to hybrids such as the opposition procedure that allow the Commission a larger degree of discretion and entrepreneurs a lower degree of certainty. IX. FRANCHISING IN SPAIN In Spain, as in many other states no specific legislation on franchising has been enacted so far. We can find some rules that may be applicable to this category of contracts among the provisions in the Civil Code, Commercial Code, antitrust laws and Consumer Protection Laws The first franchise networks started to operate in Spain in the late fifties. They were Spanish franchisers seeking to be represented in the whole country. It was not until the late seventies that some foreign 83 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW franchising networks started to expand to our country. Spanish potential franchisees were at the time eager to acquire some know-how and assistance in order to improve the operation of their small business. After the accession of Spain to the community many European firms sought expansion in our country. Spain was and still is a very appealing market with a high rate of consumption. 1. Legal Status of Franchising in Spain Under Spanish Private Law Franchising is regarded as an atipic contract, not assimilable to any other pre-existing category of contracts. It is of a consensual nature, bilateral and creates reciprocal obligations on both parties (sinalagmatico). The main provisions applying to franchising in Spain are: – Art. 1255 Civil Code (freedom of the parties’ will) 58. – Art. 1258 Civil Code (Agreement of both parties is required). – Art. 1277 Civil Code (no formal requirements). It is intuitu personae, that is, based on the mutual trust of both parties. So far, only one Judgment of the Spanish Supreme Court in relation to franchising agreements has been rendered. In this judgment they were incorrectly assimilated to trademark licensing agreements. The Supreme Court in its judgment did not take into account the transfer of know-how and the continuous assistance granted by the franchiser to the franchisee. 2. Taxes The entrance fee is regarded as an expense for the purposes of the Impuesto de Sociedades (Tax on companies revenues). The franchiser 58 84 Código Civil Español, de octubre de 1988. EVA MARIA BERNEDO VIDAL regards royalties as an income, and it is up to the franchisee to bear the VAT (12% as applied to trademark, patents and copyright licensing). The Vat is regarded by the franchisee as an expense that can be deducted from his income tax 59. 3. Structure of Franchising 60 The main feature of franchises operating in Spain is the lack of organization and of experience. A high percentage of contracts terminate because of the infringement of one party (37%). Very few franchisers carry out a proper selection process before the conclusion of the agreement. Once they have entered into the contractual relationship very few franchisers offer periodic training and assistance to the franchisee and if they do so the training consists on a few hours of theoretical courses, to be carried out mainly by a member of the staff of the franchiser who is not specially qualified to do so. 93% of franchisers ask the franchisees to comply with certain requirements regarding the surface of the shop to be operated, but only 37% of the shops comply with those requirements. As regards the investments to be made by the franchisee we see that in 89%! of cases the investment is not fully made. If we turn now to the obligations of the franchiser we can see that only l7 out of l00 provide the franchisee with and initial project and 30 give them some kind of technical assistance and training. In relation with the payment of royalties and entrance fees, we must say that the figures available are extremely low. Three statistical data will be enough to give an idea of the high degree of flexibility and tolerance involved in the operation of franchising networks in Spain: 59 60 See Casa, Casabó, supra note 27, p.143. Statistics provided by the Spanish State Office of Commerce, June, 1992. 85 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW – 73% of franchisers do not receive any entrance fee. – 79% of franchisees do not pay any royalties at all. – 45% of franchisees do not contribute to advertising costs. Those figures decrease even more if we combine the three concepts: – Franchisees who contribute to advertising only: 32% – Franchisees who pay advertising quota and an entrance fee: 10% – Franchisees who pay the advertising quota and royalties: 7% – Franchisees who pay for the three concepts: 6%! As we can see the figures are incredibly low. The truth might be that franchisees do pay, but these payments are not reflected in the books in order to avoid taxes. Otherwise we should conclude that 94% of franchising networks operating in Spain at present are not viable. We do not think that these statistics reflect the actual situation. Let us analyze now the degree of control normally exercised by the franchiser on a Spanish franchisee. We shall see that franchiser and franchisee widely disagree to this respect. 81 out of 100 franchisers affirm that they carry out a strict control on the sales of the franchisee, 68 control the stocks and 19 control the management of the business by the franchisee. Those figures are much lower according to the franchisee. Only 28% admit that the franchiser controls their sales, 21% admit some control on stocks and none of them is subject to a control on his management. Finally we shall refer now to the non-competition clause. Only 28 franchising agreements out of 100 contain such a clause. This percentage seems to contradict the wording of the Court in the Pronuptia Case where it was held that this clause is indispensable in 86 EVA MARIA BERNEDO VIDAL order to prevent competitors from taking advantage of the know-how and the assistance of the franchiser. The number of franchising networks operating in Spain at present is 255 with 18,000 outlets spread all over the country 61. It is not an impressive number if we compare it with countries like France (684-29107) or the United Kingdom (348-16,000), but it is increasing every day. If we want this trend to continue we shall have to organize things in a different way, create the Spanish Franchise Association and try to put together the experiences of all the franchisees that have been operating within a franchising network for several years. It is time for Spanish firms 62 to cross the borders and start developing franchising networks abroad, but in order to do so many structural defects are to be corrected and old ideas to be changed in our country. X. CONCLUSION We started this paper saying that in the Middle Ages franchises were used as a means to increase the population of the cities and to avoid emigration. At present franchising is perceived as a method to penetrate new markets, thus, allowing an increase in the population of competitors in that specific market. As we see there is some kind of parallelism between the two concepts despite the 500 years that have run in the meantime. 61 62 Some statistics on the number of franchisees per franchiser according to sectors: - Foodstuff: 376. - Textile and shoes: 43. - Household equipment: 13. - Services: 15. - Various: 40. Spanish franchising networks operating abroad at present: - In Portugal: 10. - In France: 4. - Other memberstates: 7. - USA: 3. - Rest of the world: 6. 87 FRANCHISING AGREEMENTS IN THE LIGHT OF EEC COMPETITION LAW The purpose of the present paper was to approach the phenomenon of franchising, both from a practical and a legal point of view, pointing out the main difficulties and problems that may affect its development. We have tried to give an answer to some of the questions raised by franchising in the light of EEC Competition Law and to comment, sometimes even criticize the opinions of some authors and the position of the Court and the Commission in relation to different aspects of franchising. From this brief analysis we have drown the following conclusions. The issue of the legal nature of franchising agreements is still pending, though in practice most authors and entrepreneurs seem to agree with the Court that franchising is a specific category of contract that cannot be fitted into any other preexisting category. If the Court did not go further into the issue of the legal nature of franchising agreements it did on the other hand apply an innovative approach by regarding some restrictive clauses contained in these agreements as compatible with art. 85.1 insofar as they are indispensable in order to guarantee the viability of franchising. This declaration of the Court eliminated the atmosphere of fear and pessimism that surrounded the formula in relation to the treatment it would receive from EEC Competition Law. At present franchisers and franchisees have moved onto a clear landscape where their agreements can develop without major obstacles. The Block Exemption Regulation came to fill in the gap created by the absence of specific legislation in the field. Though restricted in scope it brought some legal certainty to the situation of these agreements and is a first step towards the adoption of an exhaustive regulation of the phenomenon. Nevertheless we have to bear in mind that the experience of the Court and the Commission in this field is still quite narrow as the commission itself admits in the Regulation. Many questions are still to be answered, he situation of two-tier and wholesale franchises, the reason why industrial franchises can benefit from the regulation on selective distribution 88 EVA MARIA BERNEDO VIDAL agreements and the others may not, etc. Some of those questions will most probably be answered in a near future, but we shell have to wait until another case related to franchising is raised before the Court of Justice. The Commission has chosen in its decisions not to apply any kind of rice of reason to attenuate the prohibition contained in art. 85.1 and we have learned that this is not likely to change in the near future. We shall keep on having franchising agreements exempted under art. 85.3 and not simply cleared. While franchising is consolidating in most countries, there is still much to be done to this respect in others such as Spain where franchising is rapidly spreading, but in a very disorganized way. In Spain the formula presents some structural defects that need to be corrected in order to improve the operation of the franchising networks already existing in the country. Despite these defects franchising is becoming quite a successful formula in our country where foreign firms mainly from USA and member states of the European Union are spreading their networks. In return the number of Spanish firms seeking implantation abroad by developing a franchising network is still very low. The reason might be the traditional orientation of most undertaking towards the domestic market and the small size of most Spanish firms. At present, these traditional views are changing and there is a large number of undertakings willing to concentrate and join their efforts in order to face competition coming from other member states. We hope that this trend will increase and will allow Spanish companies to expand abroad. We shall conclude by saying that franchising is still a rather unknown phenomenon which is evolving nowadays into new more sophisticated formulas and mixing up with other relatively recent contracts such as factoring or leasing. This evolution will suppose in a near future a real challenge for lawyers, courts and legislators. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 89 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 LOS TRES IUSNATURALISMOS Francisco Carpintero Sumario: I. Introducción; II. El Derecho natural medieval; III. El iusnaturalismo moderno; IV. Las ideas decimonónicas heredadas hoy. I. INTRODUCCIÓN La idea de un «derecho natural» está encastrada en los orígenes de la cultura occidental, de modo que si prescindiéramos académicamente de ella sería imposible entender el desarrollo de nuestra Historia. En los países mediterráneos siempre ha existido la fe en unas normas o principios de justicia que no dependen de la voluntad humana, personal o colectiva. Esta fe a la que aludo la reconocemos en Antígona cuando exige al tirano que le entregue el cuerpo de su hermano, y fundarnenta su exigencia en unos nomoi agraphoi, en unas leyes no escritas. Un testimonio especialmente interesante porque además de su antigüedad, procede de una fuente literaria. Lo que nos indica, entre otras cosas, que estamos ante una mentalidad que estaba extendida en ámbitos populares. Sin embargo, la tesis de los nomoi agraphoi inmutables presentaba algunos problemas ante los mismos griegos. Platón prescindió de la praxis y dejó la regulación de la vida humana reducida a pura theoria: la eterna idea suprema del Bien nos aseguraría el punto de referencia inmutable para nuestra actuación práctica. Pero este planteamiento no podía convencer a un hombre como Aristóteles, que tenía ante la vista a los hombres concretos e históricos, con sus perplejidades e 90 FRANCISCO CARPINTERO incertidumbres. Aristóteles, siempre realista, no duda que existen conductas buenas o malas al margen de las convenciones o de lo que indique la experiencia 1. Pero es consciente del hecho de que buena parte de la vida humana se encauza mediante el procedimiento del «tanteo y error», aprendiendo de nuestros experimentos. En otras palabras, que aunque existan verdades prácticas inmutables, las «leyes no escritas» inalterables no alcanzan a orientarnos en todos los aspectos importantes de la vida. Esto implicaba establecer que un sector de los principios y normas fundamentales que regulan la conducta humana poseen una naturaleza histórica, es decir, dependen del cambio del hombre a través de la Historia. En el libro V de su Moral a Nicómaco propone expresamente este tema, y explica que la justicia política puede ser natural y legal 2. Luego hay verdades que son iguales para todos los hombres. Pero matiza inmediatamente: «Esto no es así, aunque lo es en un sentido. Quizá entre los dioses no lo sea de ninguna manera, pero entre los hombres hay una justicia natural y, sin embargo, toda justicia es variable, aunque hay una justicia natural y otra no natural» 3. Podríamos decir que, aunque reconoce la inmutabilidad de un sector fundamental de la justicia, elude el problema de compaginar los nomoi agraphoi con la naturaleza histórica del hombre. 1 2 3 Aristóteles escribe en 1107a. que «todas estas cosas y otras semejantes se llaman así por ser malas en sí mismas, no por sus excesos ni por sus defectos. Por tanto, no es posible acertar nunca en ellas, sino que siempre se yerra. Y en relación con estas cosas, no hay problema de si esté bien o mal hacerlas, por ejemplo, cometer adulterio con la mujer debida y cómo y cuando es debido, sino que el realizarlas es en absoluto erróneo». Cfr. Ética Nocomáquea. trad. de J. Pallí. Gredos, Madrid, 1993, pp.169-170. «La justicia política puede ser natural y legal; natural, la que tiene en todas partes la misma fuerza y no está sujeta al parecer humano; legal, la que considera las acciones en su origen indiferentes, pero que cesan de serlo una vez que ha sido establecida, por ejemplo, el rescate de una mina o que deba sacrificarse una cabra y no dos ovejas... Algunos creen que toda Justicia es de esta clase, pues io que existe por naturaleza es inamovible y en todas partes tiene la misma fuerza, como el fuego que quema aquí tanto como en Persia, mientras que las cosas justas observan ellos que cambian». Cfr. Ed. cit. 1134b, p.254. Ibídem. 91 LOS TRES IUSNATURALISMOS No debe extrañarnos esta indecisión aristotélica. Él era demasiado perspicaz como para afirmar que todas las normas o ideas son absolutamente inmutables, al modo platónico. La experiencia le enseña que nuestras instituciones cambian, lo que motiva que lo que ayer era justo (y fue entonces realmente justo) ahora aparece como inadecuado o injusto. Por este hecho tiende a considerar que los hombres nos «hacemos» en la historia siguiendo un telos o naturaleza específicamente humana 4. Existe, pues, una conducta propia del hombre, a la que los griegos en general dieron el nombre de praxis; la praxis es, por tanto, un concepto en cierto modo biológico, como señaló Joachim Ritter hace años 5. Esto implica que los hombres no se «crean» a sí mismos en la Historia de una forma absolutamente indeterminada 6, que esta creación histórica del hombre no es autopoiética, sino práctica. Este planteamiento aleja cualquier peligro de relativismo, pero también nos sitúa ante nuestras perplejidades despejando la fácil seguridad platónica. Precisamente ésta será una de las constantes de las doctrinas sobre la Ética y el Derecho natural: la perspectiva realista («realista» en el sentido aristotélico) frente al deseo de seguridad. Hasta aquí, una tradición específicamente griega que tendrá una enorme importancia siglos más tarde. Pero Occidente ha sido conformado más inmediatamente por Roma y, de hecho, el Corpus Iuris romano se recibió en Europa antes que las obras aristotélicas. A partir del siglo XI, una vez que se reinstaura en Centroeuropa la enseñanza del Derecho Romano, todo universitano tenía ante la vista las declaraciones de los juristas romanos sobre el Derecho natural. 4 5 6 92 Sobre este punto es ya clásico el ensayo de Fernando Inciarte, «Sobre la verdad práctica», que compone el capítulo V de su obra El reto del positivismo lógico. Rialp. Madrid, 1974, pp.159-216. «In diesen Zusammenhang gehört die “praxis”; sie ist als “Lebensweise” und der “Lebensxollzug” der Lebuenses, in welcher die ihnen je als Anlage und Möglichkeit eigener Natur lebendig zu ihrer Verwirklichung kommt: “praxis! ist daher für Aristoteles als aktuelle Natur mit “bios” (Lebensweise) sinonym». “Naturrecht” bie Aristoteles. Zum Problem einer Erneuerung des Naturrechts. W. Kohlammer, Stuttgart, 1961, p.15. Carlos Thiebaut ha mantenido recientemente la tesis de la autopoiesis del hombre según Aristóteles. Vid. su Cabe Aristóteles, Visor, Madrid, 1988, per totum. FRANCISCO CARPINTERO Ademas, incluso en la época de menor atención cultural, el texto básico de las escuelas fueron las Etimologías de San Isidoro de Sevilla, que recogen las nociones romanas del «Derecho natural». Los romanos parecen oscilar entre dos ideas muy distintas del «Derecho natural». De un lado lo entienden al modo de San Pablo, como una ley escrita en el corazón del hombre que lleva a discernir lo bueno de lo malo; ésta sería la actitud de Celso o Paulo, entre los jurisprudentes romanos. Pero otros juristas entienden preferentemente que el «Derecho natural» es un estadio originario de la humanidad que se ha caracterizado por la communis omnium possesio y la omnium una libertas, según la terminología que contribuyó a popularizar Isidoro de Sevilla. En este último sentido, Hermogeniano o Ulpiano explican que ab origine o ex iure naturali, en el comienzo de la Humanidad, no habían existido ningún tipo de propiedades, por lo que todas las cosas eran comunes; a esta posesión común de todo se le dio el nombre de «communis omniam possesio». Las propiedades fueron «introducidas» posteriormente, por el Derecho de gentes o ius gentium que deroga en este punto al ius naturale. En esta etapa del «Derecho natural» tampoco habría existido ninguna sujeción de un hombre a otro: el Derecho natural no conocía el poder político ni, mucho menos, la esclavitud. Fue el Derecho de gentes igualmente el que «introdujo» las ciudades, los magistrados y los reyes, las esclavitudes, el comercio, etcétera, derogando la igual libertad de todos que estatuía el Derecho natural u originario del hombre. La inmensa obra de Moritz Voigt sobre este tema 7 explica cuidadosamente estas concepciones iusnaturalistas del pueblo romano. Es decir, desde los inicios de la cultura europea compiten dos nociones diferentes del Derecho natural. De un lado se le considera como una ley interna e innata del hombre. Y por otra parte el Derecho natural estatuye una igualdad originaria de los hombres, en cuanto a sus personas y en cuanto a los bienes. Ni los romanos ni los juristas 7 Das Ius naturale, Aequum et Bonum und Ius Gentiam der Römer. Leipzig, 1856. 93 LOS TRES IUSNATURALISMOS medievales entendieron al «Derecho natural» en este segundo sentido como una simple etapa de la Historia de la Humanidad ya superada definitivamente. Más bien consideraron que junto a las instituciones actualmente existentes, se desarrolla paralelamente un orden originario de libertad e igualdad de la mano del ius naturale. Por esta razón, cuando Acursio, por ejemplo, se plantea en el siglo XII si el esclavo es «por el Derecho natural» un hombre libre, contesta que «Hoy, atendido el Derecho natural, el esclavo es siempre un hombre libre» 8. II. EL DERECHO NATURAL MEDIEVAL La Baja Edad Media se encontró, de esta forma, con varias nociones del «Derecho natural» que no eran fácilmente compatibles. De un lado, los juristas medievales del Ius Commune, repetían preferentemente las tesis de Ulpiano sobre la communis omnium possesio y la omnium una libertas. Es preciso notar que los juristas del Ius Commune eran los únicos que enseñaban en las universidades. De otra parte, los canonistas y teólogos tenían más a la vista la noción paulina del Derecho natural. Graciano, omnipresente en estos siglos, consideraba que el Derecho natural era quod in lege et in evangelio continetur. Pero si el Derecho natural consiste en un orden inmutable e inderogable de bondad, ¿cómo es posible que Dios ordene conductas contrarias a él? Porque Moisés permitió el divorcio, Dios ordenó a los judíos que robaran a los egipcios, o también el mismo Dios ordenó al profeta Oseas que se ayuntara con una prostituta. Como podemos observar, eran varios los temas a propósito del Derecho natural que agitaban a los espíritus universitarios a la altura del siglo XIII. Es preciso referirse al siglo XIII al hablar del Derecho natural porque en este momento aparecen los dos textos más básicos y clarificadores sobre la noción de este Derecho. Uno fue el de Pedro de 8 94 Sobre éste y otros testimonios de la Baja Edad Media, vid., por ejemplo, mi estudio «El derecho natural laico de la Edad Media», en Persona y Derecho, VIII (1981) pp.67-69. FRANCISCO CARPINTERO Bellapertica, la Lectura Institutionum, y el otro la Summa Theologiae de Tomás de Aquino. Bellapertica procede como jurista que es, sin grandes explicaciones filosóficas, y explica lo justo natural al filo de la doctrina romanista de la causa: supuestos los primeros principios de la actuación práctica humana, que son innatos a la conciencia de todos los hombres, lo que es justo naturalmente se determina jurisprudencialmente según las «necesidades». Como las necesidades humanas cambian por diversos motivos, existe un Derecho natural de hoy, que sustituye al Derecho natural ya anticuado, y existirá un Derecho natural «de futuro». Bellapertica expone expresamente, quizá por primera vez en la Historia, la provisionalidad de nuestras instituciones y de nuestras soluciones justas: lo que es justo ahora es realmente justo pero, cambiadas las necesidades, será inadecuado en el porvenir y, por tanto, devendrá injusto, ya que toda solución que no posea una causa o justificación actual adecuada o suficiente, es necesariamente injusta 9. Pedro de Bellapertica usa intencionadamente la distinción entre ley natural y Derecho natural. La ley es inmutable, y se refiere a los prima principia de la actuación práctica que todo hombre encuentra «innatos» en su conciencia, tales como no robar o no adulterar. El Derecho es una concreción de la ley para cada problema concreto: este ius ya no es inmutable, sino que lo discernimos los hombres teniendo a la vista las necesidades o causas que motivan que una decisión sea concretamente útil o no. La categoría de la «utilidad» o utilitas jugó una importancia decisiva en la doctrina medieval jurisprudencial acerca de «lo justo». Cuando una solución es «justa», vincula en conciencia, es decir, es obligatoria, y en ella se funden el Derecho natural y el Derecho positivo, sin que sea posible distinguir entre ambos. Caso distinto es el de las leyes políticas: si estas leyes se adecuan a los primeros principios de la ley natural y son útiles, 9 Vid. Petri de Bellapertica Iureconsulti Gallorum clarissimi, in libros Institutionum Divi Iustiniani Sacratiss. Principis, Commentarium longe acutissimi. Lugduni, 1586, pp.85-129 de esta edición. 95 LOS TRES IUSNATURALISMOS conformes al tiempo y al lugar, aceptadas por los ciudadanos, etc. 10, entonces su obligatoriedad procede desde la ley natural, que ordena que sean obedecidas las leyes del poder político porque esta obediencia es imprescindible para la convivencia. Es decir, estas leyes no son ellas mismas Derecho o de aquello que «es justo» en cada problema. Lo justo es siempre justo naturalmente porque (entre otros factores) asume la naturaleza histórica del hombre. Veamos cómo explica Tomás de Aquino este tema. Tomás recoge la vieja distinción romanista entre Derecho natural y Derecho de gentes. Ya vimos que este último Derecho se compone de todo aquello que ha sido “introducido” usu et necessitatibus humanis exigentibus, y es un ius positivum, esto es, un Derecho expresamente diferente del «Derecho natural”. Sucede que por lo general los juristas medievales tendieron a dejar reducido el Derecho natural a una mixtura confusa de las doctrinas sobre la omnium una libertas y la omnium possesio con la tesis según la cual el Derecho o ley natural se compone exclusivamente de aquellos principios supremos de la actuación práctica que son evidentes por sí mismos porque para su conocimiento no se necesita de ningún raciocinio 11. Quedaban, pues, dos ámbitos del Derecho: lo evidente por sí, que era el ius naturale, y todo lo conseguido por raciocinio ante las necesidades, que compone el ius gentium. Desde este planteamiento el único «Derecho natural» posible es el contenido universal e inmutable de la ley natural, a saber, los prima principia communia et indemonstrabilia practicae rationis. En cambio, todo aquello que «es justo» según las circunstancias históricas compone Derecho «positivo» o de creación humana. Tomás de Aquino, asume tanto la actitud tradicional, que es la expuesta líneas arriba, como la tesis representada por Pedro de Bellapertica. Este hecho hace a su pensamiento algo tortuoso por 10 11 96 Vid. mi estudio Del derecho natural medieval al Derecho natural moderno: Femando Vázquez de Menchaca. Universidad de Salamanca, 1977, pp.99-116. Vid., por ejemplo, mi estudio «Sobre la génesis del derecho natural raciónalista en los juristas de los siglos XII-XVI», en Anuario de Filosofía del Derecho, XVIII (1975), p.289 y ss. FRANCISCO CARPINTERO contradictorio, porque en ocasiones declara que el Derecho natural se circunscribe a los prima principia 12, y en otros momentos explica minuciosamente que el Derecho natural es el Derecho de gentes 13. Es decir, en unos momentos pretende ante todo salvaguardar la inmutabilidad de la ley natural, y otras veces quiere mostrar que toda solución justa constituye siempre derecho natural. Como podemos comprender, en esta actitud contradictoria está jugando su función el problema de la historicidad de la justicia. Desde luego, no encontraremos en Tomás una declaraciones rotundas y decisivas que nos ayuden a decantarnos por una u otra actitud ante la naturaleza del Derecho natural y, quizá, lo más prudente es interpretar su pensamiento a la luz del entorno doctrinal en el que él vive y ayudados por las interpretaciones que hicieron de él los juristas que escriben en la misma tradición jurisprudencial y filosófica. Propongo, pues, una interpretación estrictamente histórica. Me parece que es preciso partir de la distinción entre Derecho y la ley, temas que él mismo trata separadamente. A la ley le dedica parte de la I-II de la Summa Theologiae, y el Derecho o ius lo trata en la II-II de esta obra, al explicar las virtudes de la prudencia y de la justicia. Podríamos pensar que, de acuerdo con la tradición medieval, la ley natural viene constituida por los «primeros principios» de la conciencia o razón práctica; el Derecho, en cambio, se compone de aquello quod iustum est en cada caso. Pudiera pensarse, quizá algo precipitadamente, que el inicio de todo razonamiento sobre la justicia estaría compuesto por los principios de la ley natural, y que el Derecho natural complementaría simplemente aquellos primeros principios. En Tomás, esto es así y no es así, porque la cuestión es bastante más compleja. 12 13 Vid., por ejemplo, lo que establece en S.Th.I-II, q.91, art.3 ad 2 cuando indica que «Ad secundum dicendum est quod omnis operatio rationis et voluntatis derivatur in nobis ab eo quod est secandum naturam: nam omnis ratiocinatio derivatur a principiis naturaliter notis... Et sic etiam oportet quod prima directio actuum nostrorum ad finem, fiat per legem naturalem». Vid. op.cit., I-II, qq.94 a 96, en donde considera detenidamente este tema. 97 LOS TRES IUSNATURALISMOS Aun a riesgo de confundir algo al lector, introduciré dos temas que trata el de Aquino: el de la historicidad de la naturaleza humana y el de la función del Derecho positivo en la constitución del Derecho natural. En efecto, Tomás de Aquino no contempla a la ley natural como un conjunto de principios rígidos e inmutables. Al contrario, Guillermo de Auxerre (que es el único teólogo coetáneo al que, junto con Praepositinus Tomás cita) ya había distinguido diversas clases de «principios» dentro de la ley natural. Auxerre, en su terminología escolástica, hablaba de principios de «primera necesidad», de «segunda necesidad», de «tercera necesidad», etc. 14, con lo que quería dar a entender que existen normas del derecho natural que son inderogables e inmodificables en todo caso, como es la que ordena no adulterar; otras pueden ser derogadas si hay motivo, como hizo Dios con el mandato de la monogamia, dispensado por Moisés, otras las pueden dispensar los hombres si hay causa suficiente, como la introducción de las propiedades derogando la communis omnium possesio estatuida por el Derecho natural. De este modo, la ley natural se compone de exigencias algo heterogéneas. Tomás sigue esta forma de entender la ley natural y declara que tal ley puede ser modificada por adición (porque se le añade algo que antes no existía) o por derogación, porque alguna institución que se fundamentaba en ella deja de estarlo 15. Es decir, no todo lo dispuesto por la ley natural es inmutable. Si pensamos en las variaciones que se han producido en el magisterio de la Iglesia Católica sobre temas que antes se fundamentaban en el Derecho natural y ahora están prohibidos por 14 15 98 Vid., por ejemplo, a R. Pizzorni, Il diritto naturale dalle origine a S. Tommaso d’Aquino. Città Nuova Editrice. Roma, 1978, pp.200-204. En op.cit., I-II, q.94, art.5 escribe que «Respondeo dicendum quod lex naturalis potest intellegi mutari dupliciter. Uno modo, per hoc quod aliquid ei addatur. Et sic nihil prohibet legem naturalem mutari: multa enim supra legem naturalem superaddita sunt, ad humanam vitam utilia, tam per legem divinam, quam per leges humanae. Alio modo intelligitur mutatio legis naturalis per modum abstractionis, ut scilicet aliquid desinat esse de lege naturali, quod prius fuit secandum legem naturalem». FRANCISCO CARPINTERO este mismo Derecho 16, captaremos hasta qué punto el dominico supo entender el telos del hombre, a pesar de que su época —caracterizada por una gran estabilidad social e institucional— se prestaba más bien a perpetuar el propio momento en nombre de la «naturaleza». El otro problema al que aludía era el de la función del Derecho positivo en la constitución del Derecho natural o de lo justo naturalmente. No debe extrañarnos que Tomás declare en ocasiones que el Derecho de gentes constituye Derecho natural, esto es, que el Derecho positivo «es» Derecho natural, porque estamos en condiciones de entender que él se percataba del hecho de que la naturaleza histórica del hombre exigía tener en cuenta las «necesidades» (la mayor parte de las cuales acaecen históricamente y son contingentes) para determinar el Derecho natural. Estas necesidades son de tipo diverso: pueden ser cambios económicos, sociales, políticos, tecnológicos, y tarnbién pueden ser cambios legales. Porque lo que es justo a la luz de una legislación puede ser injusto según otras leyes. Es decir, las necesidades que «naturalmente» dan a la luz la solución justa suelen estar integradas en buena medida por las leyes positivas. De esta forma, paradójicamente, el Derecho positivo integra y crea en cierto modo lo que es Derecho natural. Este hecho lleva a Vallet de Goytisolo a entender que el adjetivo «natural» referido a la ley y al Derecho en Santo Tomás, están usados sólo analógicamente 17. Pues la ley es natural de un modo, y el Derecho se constituye en «Derecho natural» de otro modo distinto. Este tema se presta a digresiones y explicaciones pertinentes; pero 16 17 Éste sería el caso de la prohibición del préstamo con intereses, que se fundamentaba en el Derecho natural. O el de la institución de la esclavitud, que se legitimaba según el Derecho natural a tenor de las necesidades. O el de la confesionalidad de la respublica, antes exigida por el Derecho natural y ahora también prohibida. Cito estos tres ejemplos porque afectan a tres facetas fundamentales del hombre: la individual (esclavitud), la política (la confesionalidad con la correspondiente Inquisición), y la económica. Cfr. «Perfiles jurídicos del Derecho natural en Santo Tomás», en Estudios Jurídicos en Homenaje al Prof. Federico de Castro. Madrid, 1976, p.734. 99 LOS TRES IUSNATURALISMOS prefiero remitirme a otros estudios 18 que no explicarlo ahora con más detalle. Esta segunda inteligencia del «Derecho natural» fue expuesta con toda nitidez ya en el siglo XVI por Francisco Connanus y por Gregorius Tholosanus, juristas que –tal como indicaba anteriormente– se inscriben en la misma tradición cultural que Tomás de Aquino. III. EL «IUSNATURALISMO» DE LA EDAD MODERNA En el siglo XVI se produjo un rechazo, no siempre pacífico, de la cultura existente, heredada de la Baja Edad Media. Los grammatici y rethorici, en un primer momento, acusaron a los juristas de ser bárbaros en su estilo literario, de no conocer ni la lengua latina ni el Derecho romano, oculto ya entonces bajo la capa de glosas y comentarios de los juristas bajomedievales. Bajo la bandera de un revertimini ad fontes algunos juristas, como Alciato y Zazio, dedicaron sus esfuerzos al estudio del Derecho romano puro, y para ello —aparte de un mejor conocimiento de las lenguas latina y griega— usaron un análisis histórico y filológico. Dieron origen a una corriente conocida como mos gallicus en razón de que en la Escuela francesa de Bourges se instauró un fuerte centro de estudios «humanistas», además, buena parte de los juristas que se dedicaron a este estudio puramente romanístico eran franceses. Medio siglo más tarde completó su obra Jacobo Cuyas, el romanista quizá más importante que ha existido, en quien podemos considerar convencionalmente que culmina esta corriente. Pero las críticas de los «humanistas» tenían un alcance más amplio: se quejaron expresamente del latín de baja calidad de los juristas, de la poca atención que se concedía a las fuentes romanas (sustituidas por el estudio de los doctores medievales), de la maraña de opiniones discordantes que componía la Jurisprudencia entonces 18 Vid. mi estudio «Nuestros prejuicios sobre el llamado “Derecho natural”» en Persona y Derecho, XXVII (1992), pp.21-200; e «Historia y justicia según los juristas de formación prudencial», en el Anuario de Filosofía del Derecho, IX (1992), pp.351-394. 100 FRANCISCO CARPINTERO existentes, etcétera. Se quejaron de muchas cosas, y sucedía en realidad que —por así decir— hacían una «enmienda a la totalidad» de la cultura que habían recibido. El espíritu de la época no se limitó a exigir mejor conocimiento de las lenguas clásicas ni del Derecho de los juristas de Roma, sino que como consistió en un rechazo frontal de toda la cultura jurídica y moral existente, observamos claramente cómo las críticas a que ha aludido eran un pretexto para mostrar su disconformidad total. No fue extraño que una vez que se hubiera consolidado el mos gallicus, rechazaran al mismo Derecho romano en nombre de la «Razón». El siglo XVI ha constituido un momento lleno de perplejidades. Los intelectuales y algunos juristas no sabían muy bien qué es lo que querían, pero sí reconocían lo que rechazaban: la tradición. En las universidades se enseñaba el Derecho romano glosado y comentado por los juristas de los siglos XII-XVI. Pero si se niega la validez jurídica de estos juristas en un primer momento, para pasar posteriormente a negar la misma validez del Derecho de Roma, ¿qué se podía hacer en la docencia universitaria? La pauta para marcar el nuevo camino la dio un español, Fernando Vázquez de Menchaca, miembro del Consejo de Castilla, hombre de confianza de Felipe II, que acabó sus días como canónigo doctoral de la Catedral de Sevilla. Fernando Vázquez publicó en 1559, en Venecia, sus Controversias ilustres y otras de más frecuente uso, que ha sido el primer libro jurídico específicamente moderno. Vázquez arranca desde un individualismo voluntarista radical: las ideas contenidas en las teorías romanistas sobre el «estado de naturaleza» en el que dominaría la omnium una libertas, etcétera, en el que no habría existido ningún tipo de sujeción institucionalizada de un hombre a otro, las ordena y sistematiza él. Antes del siglo XVI los juristas se habían ocupado del ius naturale 19, pero como realmente 19 Vid., por ejemplo, el estudio de R. Weigand, Die Naturrechtslehre der Legisten und Dekretisten von Irnerius bis Accursius und von Gratian bis Johannes Teutonicus. M. Hueber. München, 1967 y mi estudio El derecho natural laico de la Edad Media, ya citado. 101 LOS TRES IUSNATURALISMOS no era necesario conceder ninguna importancia a este Derecho porque lo contenido en el Corpus Iuris Civilis (conjunto de normas y principios jurídicos dictados por el Sacratísimo Emperador Justiniano, príncipe cristiano, según se entendió en la Baja Edad Media) contenía todo lo que era necesario para el orden civil y para las cuestiones espírituales y religiosas que afectaban a este orden, las doctrinas sobre el «Derecho natural» que establecían los juristas al comentar el Derecho romano eran a modo de ejercicios académicos sin mayor trascendencia práctica. No sería impreciso decir que aquellos juristas no concedieron al tratamiento del ius naturale mayor importancia que la que hoy damos a un posible «Derecho intergaláctico». De esta forma las doctrinas iusnaturalistas vegetaron durante cuatro siglos en los comentarios al Corpus Iuris en las obras de los teólogos. Era preciso un tiempo de crisis en el que se pusieran a prueba los principios mismos, y esto sólo sucedió en el siglo XVI, cuando se negó la validez jurídica del Derecho romano. Sin embargo, el influjo de aquellas explicaciones en torno al «estado de naturaleza» originario del género humano, a la igual libertad de todos los hombres según el Derecho natural, etcétera, fue eficaz de hecho. Esto motivó que Vázquez de Menchaca pudiera escribir con entera naturalidad sobre la igualdad de todos los sujetos en el status naturae, sobre el origen necesariamente contractual del poder político y en general de todos los temas propios de la literatura «iusnaturalista» de la Edad Moderna. A partir de su libro, ya estaban puestas las bases para crear toda una corriente de literatura ético-jurídica que se inicia bien con independencia de la jurisprudentia romanista anterior —como sucedió con Vázquez o Grocio— bien en manifiesta hostilidad a todo lo que sonara a Aristóteles, Derecho romano o explicaciones de los teólogos escolásticos. Todos ellos —por ironías de la Historia— en una cierta continuidad con los comentarios jurisprudenciales bajomedievales. El siglo que transcurre entre 1550 y 1650 es francamente tenebroso desde el punto de vista de la ciencia jurídica. Los juristas de formación prudencial romanista intuyen que se está extendiendo una nueva mentalidad sobre la Moral y el Derecho, pero esta nueva forma de pensar y sentir es aún tan inconcreta que no pueden ejemplificarla 102 FRANCISCO CARPINTERO en una obra determinada: Fernando Vázquez tuvo la habilidad de presentar sus explicaciones como continuidad de una tradición indudable. Estos juristas publican esa enorme enciclopedia jurídica que fue el Tractatus universi iuris 20, y añaden las explicaciones de Connanus, de Bolognetus, de los hermanos Hopper y de Tholosanus 21 para mostrar en qué consiste el «Derecho natural». Entonces se estaba hablando mucho de este «Derecho», pero con tesis muy contradictorias. El primero que logró dar identidad propia al nuevo «Derecho natural» fue Hugo Grotius, con su De iure belli ac pacis, aparecido hacia 1635. Grocio recoge todos los tópicos romanistas del individuo aislado e independiente en el status naturae, del contrato social, etcétera. Pero este holandés fue aún un autor muy de transición; en parte porque no rompe bruscamente con la tradición de los teólogos católicos ni con la jurisprudencia romanista, y también porque —como diplomático de profesión que era— su tono era conciliador. Además, Grocio no postula consecuencias estrictamente normativas al partir desde el individuo aislado, independiente y «libre»: no establece taxativamente que unos hombres libres sólo pueden crear el poder político para defender en sociedad la libertad que ya poseían. El éxito de instaurar la disciplina del ius naturale recayó en Samuel Pufendorf, unos años más tarde. Pufendorf reunía todas las condiciones que se requerían: él sí extrae esas consecuencias normativas a que aludía. Rompe con toda brusquedad con la tradición, normalmente en tono grosero, porque la ortodoxia protestante que él representaba 22 reclamaba una nueva «razón» que sustituyera definitivamente a la Filosofía 20 21 22 Fue editado en Venecia, en 1954, bajo el título de Tractatus illustrium in utraque tum pontificii, tum caesarei iuris facultate iurisconsultorum. Francisco Connanus publicó en Basilea, en 1562, sus Commentariorum iuris civilis libri X. La obra más conocida de Albertus Bolognettus es su «De lege, iure et aequitate disputationes», en el Tractatus illustrium... ya citado. Joaquín Hopper compuso el De vera iurisprudentia, ad regem (Felipe II), más conocida como Seduardus por ser éste el personaje principal del diálogo. Gregorius Tholosanus es el autor del Syntagmata iuris universi, que conoció bastantes ediciones a lo largo del último tercio del siglo XVI. Pufendorf fue muy discutido incluso entre los reformados. Se vio forzado a publicar un escrito extenso, la Eris Scandica, para exponer las refutaciones suyas a las objeciones que le presentaban los teólogos suecos. 103 LOS TRES IUSNATURALISMOS aristotélica, al Derecho romano y a toda la Filosofía y Teología escolástica existente desde los inicios del Cristianismo hasta entonces: la ratio corrupta que había proclamado Lutero invalidaba toda la de los paganos, la de los Padres de la Iglesia y especialmente la de los «doctores escolásticos» 23. La rebeldía religiosa del siglo XVI, que en un primer momento se canalizó por cauces eclesiástico-teológicos de la mano de Lutero y Calvino, alcanzó también al terreno jurídico y, en general, ético: el ius naturale de la Edad Moderna fue un producto de los protestantes en su lucha contra la cultura que suponían propia de los católicos. Además, Pufendorf presentó su obra de una forma externa pretendidamente sistemática: el «sistema» fue una de las exigencias de los descontentos de la cultura tradicional, que rechazaban el casuísmo propio de la cultura jurídica-romanista. Estamos, pues, ante el autor por excelencia de moda. Tras Samuel Pufendorf este racionalismo constructivista moderno se afianza bajo el rótulo, sin más, de Derecho natural. Los nombres de Christian Wolf, Christian Thomasius, Nicolás J. Gundling, etcétera., son suficientemente expresivos. Ellos llenan todo el siglo XVIII y culminan con Kant y sus discípulos en el Continente 24, y con Locke, Paine, Bentham y Stuart Mill en el ámbito anglosajón. El De Officio de Pufendorf fue el libro que más corrió por las manos de los Constituyentes norteamericanos. Cabalmente, Pufendorf no añadió gran cosa a lo que ya había expuesto Fernando Vázquez de Menchaca en 1559. La única innovación de importancia fue la realizada por John Locke, que al binomio de los derechos naturales de igualdad-libertad añadió el de propiedad. Los iusnaturalistas anteriores a Locke, influidos por la tesis medieval de la communis omnium possesio, no se habían atrevido a declarar que la propiedad constituía un derecho originario o «natural» del hombre. A partir de la difusión 23 24 Sobre este tema publiqué un estudio, «La Modernidad jurídica y los católicos», en Anuario de Filosofía del Derecho, V (1988), pp.383-410, que es fundamentalmente un catálogo de los insultos con que los protestantes desautorizaron la tradición cristiana-católica existente hasta Lutero. Dediqué mi obra La Cabeza de Jano, Universidad de Cádiz, 1989, a exponer e interpretar las enseñanzas político-jurídicas de la Escuela Kantiana. 104 FRANCISCO CARPINTERO de la obra de Locke, reforzada por las enseñanzas que ejemplifica Adam Smith, la propiedad fue incluida en el triple catálogo de los «derechos naturales» del hombre. Estos tres derechos naturales poseen una función muy estrictamente normativa en el iusnaturalismo de los siglos XVII y XVIII. Desde la igual libertad se derivaba la exigencia de que el poder fuera construido por los individuos libremente mediante un contrato de todos con todos «para» asegurar la libertad, igualdad y propiedades que ya se poseían en el «estado de naturaleza». La societas que así nace fue llamada por los últimos iusnaturalistas una societas assecuratoria 25, así como «Estado de Derecho» porque la misión del «Estado» era defender los derechos naturales del individuo 26. Obviamente, estas doctrinas «iusnaturalistas» de la Modernidad no tenían nada en común con las explicaciones sobre el Derecho natural de Tomás de Aquino o de Francisco Connanus. Se las llamó «Derecho natural» únicamente porque éste fue el título que recabó para sí el racionalismo ético-jurídico que echa a andar en el siglo XVI: podría haberse llamado de otra forma y hubiera inducido menos a confusión. Pero todos los tratados de estos autores llevan el título de Ius Naturae o Naturrecht, y por este hecho fundamentalmente se da a esta corriente el nombre de «Derecho natural» de la Edad Moderna. También podemos considerar que como todos ellos parten del «estado de naturaleza» y utilizan las figuras de los «derechos naturales» del individuo como punto de partida de sus construcciones, el título de «Derecho natural» no es del todo inadecuado. Pero estos tratadistas del «Derecho natural» no suelen pensar en un orden de principios inmutable y eterno, al modo de los prima principia practicae rationis de que hablaron los Escolásticos; tampoco admiten una jurisprudentia, esto es, un «arte» prudencial que nos permita conocer qué es «lo justo» naturalmente, de acuerdo con la naturaleza histórica del hombre: se distancian completamente de Tomás de Aquino, Pedro de Bellapertica o Francisco Connanus. 25 26 Vid. La Cabeza de Jano, cit., pp.175-181. Vid., por ejemplo, a J. Gaspar Bluntschili, Derecho público universal, Madrid, s/f, p.24. 105 LOS TRES IUSNATURALISMOS En su reacción fundamentalmente antitradicional, ellos pretendieron construir un hombre nuevo, un ser «justo y benéfico» que tendría asegurada la rectitud de sus criterios de justicia porque las leyes existentes procederían de un poder «republicano». La palabra democracia es muy reciente: los modernos hablaron de régimen republicano para designar lo que hoy entendemos por parlamentarismo. Ellos postularon que las leyes dictadas por el poder parlamentario (a esto dejaron reducido el Derecho) habían de ser justas necesariamente, pues son leyes que los ciudadanos se dan para ellos, y nadie se causa injuria a sí mismo. Se trataba de un postulado poco evidente: de ahí los esfuerzos de Rousseau para mostrar que la volonté genérale, nada tiene que ver con la voluntad empíricamente manifestada (a la que llama volonté de tous), es siempre justa. Quizá la línea divisoria decisiva entre uno y otro iusnaturalismo sea de índole teológica: la teoría del Derecho natural más antigua (asi como la de todos los que hoy afirman que los derechos humanos inhieren en la dignidad especial de la persona) arranca desde un dato teológico: los primeros principios prácticos, que son justos y han de ser obedecidos porque constituyen una manifestación de la luz de Dios, como dice el salmista 27. Los modernos, en cambio, prescinden de cualquier dato teológico: el postulado de la igual libertad es la palanca omnipresente en todos sus razonamientos. Por lo demás, desde el momento en que sólo admiten como «Derecho», las leyes dictadas por el poder parlamentario, y niegan expresamente la posibilidad de cualquier Ciencia del Derecho, es patente que el suyo fue ante todo un empeño de naturaleza política: quisieron hacer realidad el «Estado», es decir, la forma de convivencia y dominación específica de la Edad Contemporánea. IV. LAS IDEAS DECIMONÓNICAS HEREDADAS HOY Este constructivismo ético-jurídico moderno perdió momentáneamente su prestigio en el siglo XIX 28 y fue sustituido por otras explicaciones 27 Tomás de Aquino se remite al salmo 4, vers.6: «Muchos dicen: “¿Quién nos hará ver la dicha?”/ ¡Alza sobre nosotros la luz de tu rostro!». Equipo de traductores de la edición española de la Biblia de Jerusalén. Desclée de Brouwer. Bilbao, 1976. 106 FRANCISCO CARPINTERO de la realidad social humana. Con él desaparecieron de la escena universitaria los «estados de naturaleza», los «contratos sociales», etcétera. Pero, ¿qué quedó acerca del Derecho natural? Responder a esta pregunta es empresa compleja. De una parte, ya había sido rechazado expresamente el ius naturale moderno, y de otro lado se había perdido la tradición jurisprudencial romanista que hizo posible la obra de Tomás de Aquino. Únicamente había quedado la idea confusa acerca de que existe un «Derecho natural», un orden de normas eterno que existe paralelo o por encima de los derechos positivos existentes históricamente: pero estamos en condiciones de comprender que ésta no era la realidad que habían descrito Tomás de Aquino, Francisco Connanus o Pierre de la Grégoire. No se trata de que concedamos porque sí un valor especial a las obras de estos autores: sucede más bien que sus explicaciones acerca de lo justo natural presentan –al menos para mí– una adherencia a la realidad de las que están lejos las teorías que han propuesto otras personas. El «iusnaturalismo» de la Edad Moderna presentó un carácter confesional protestante que se inscribió plenamente en la lucha de religiones. Esta teoría sobre el «Derecho natural» fue asociada, de hecho, a las guerras religiosas y es lógico que los católicos estuvieran ausentes en su construcción. Los únicos testimonios de autores católicos en la Modernidad son más bien anti-iusnaturalistas, como fueron los de Giambattista Vico, los de Schwarz, Desing y Finetti 29. Es lógico que los católicos respiraran aliviados cuando vieron desaparecer la maraña 28 29 Las causas que dieron origen al fracaso de la Modernidad en el siglo XIX son diversas. Vid. mis estudios «“Naturrecht” y “Rechtsphilosophie”: los inicios del positivismo jurídico en Alemania», en Anuario de Filosofía del Derecho, III, (1986), pp.343-397 y Los inicios del postivismo jurídico en Centroeuropa. Actas, Madrid, 1993. Las obras de Vico son suficientemente conocidas. Anselmo Desing publicó en München, en 1753, el Iuris naturae larva detracta, sin duda la obra más importante de esta contrarreforma romanista. Unos años más tarde Juan Francisco Finetti dio a la luz el De principiis iuris naturae et gentium adversus Hobbesium, Pufendorfium, Thomasium, Wolfium el alios libri XII. Venecia, 1777. Ésta fue la obra que mejor conocieron los españoles del siglo XVIII. A. Cromaziano, Della istoria critica del moderno diritto di natura e di genti. Perugia, 1789. El autor que rompió el fuego fue el jesuita Ignatius Schwarz con las Institutiones Iuris Naturae et Gentium. Augustae, 1743. 107 LOS TRES IUSNATURALISMOS iusnaturalista protestante en el primer tercio del siglo XIX. Sí, pero ¿cómo seguir hablando en las universidades del Derecho natural? Es fácil comprender que el siglo pasado fue, con respecto a este tema, una época de confusión y amalgamas. Existe una primera línea de pensamiento, que reconocemos en muchos y muy diversos autores, que afirma la existencia de un «orden natural» por encima del arbitrio del legislador. Se echó mano de las constantes psicológicas del hombre (tengamos presente la enorme importancia de las corrientes psicologistas en la filosofía decimonónica), de lo que siempre ha sido considerado como «justo» entre los seres humanos, de la estructura psico-biológica de las personas, etcétera. Si tengo ante la memoria algunas de las explicaciones que me dieron varios de mis profesores de Derecho, hace unos 25 años, es preciso reconocer que este modo de pensar llega hasta muy entrado el siglo XX. Los católicos reaccionaron también creando unas teorías sobre el «Derecho natural» de cariz netamente confesional. Solían tener ante la vista las obras de los escolásticos españoles de los siglos XVI y XVII, especialmente el De Legibus de Francisco Suárez, cuyo prestigio perduró especialmente. Pero no en vano esta obra de Suárez –igual que las de los otros escolásticos tardios– se titula Sobre las leyes: en lugar de considerar el tratado sobre el Derecho, atiende solamente al tratado de las leyes contenido en la I-II de la Suma teológica de Tomás de Aquino. Sucede que los siglos XVII-XIX marcan la etapa inicial, teórica, sobre el «Estado», y el Estado no admite jurisprudencia o Ciencia jurídica: sólo reconoce, como «Derecho», las leyes emanadas del Poder central, que han de ser aplicadas un tanto literalmente. Los últimos escolásticos españoles, y éste es el caso de Luis de Molina, Gabriel Vázquez, Suárez, Escobar o el belga Leonardo Lessias, están inmersos ya y han aceptado tácitamente la mentalidad moderna estatalista: por esta razón ellos no hablan «de la justicia y del Derecho», sino de las leyes del Estado. Los autores católicos del siglo XIX que se proponen reinstaurar el «Derecho natural» siguieron los carriles establecidos, y si citan a Tomás de Aquino es a 108 FRANCISCO CARPINTERO la luz de Suárez. Se produjo de este modo una lectura muy distorsionada del texto tomista. El primer católico que apeló a Santo Tomás fue el jesuita italiano Luigi Taparelli d’Azeglio, con su Saggio sul dritto naturale. Sentó mal en los ambientes eclesiásticos que se resucitara al de Aquino (tal era el complejo de inferioridad cultural en los ambientes católicos), y Taparelli fue desterrado a un pequeño pueblo del sur de Italia: su origen nobiliario le salvó de una represalia de mayor tamaño. Tras los pasos de Taparelli publicaron a lo largo del siglo Prisco, Liberatore, Vadillo, Orti y Lara, etcétera 30. La idea dominante en ellos es que suelen hablar sobre las leyes del Estado, rnanteniendo con diversos razonamientos que las leyes positivas humanas han de acomodarse a una ley superior. Citan bastante a Santo Tomás, pero de una forma muy descontextualizada por el motivo ya apuntado: se refieren únicamente al Tratado de las leyes, y omiten las abundantes declaraciones tomistas que se encuentran en este mismo Tratado acerca de la mutabilidad de la ley natural porque cambian tanto la naturaleza como la razón humanas. Me atrevería a mantener que, aun hoy, ésta es la forma dominante de entender el esquema agustiniano-tomista acerca del triple escalonamiento de ley eterna ley natural-ley positiva humana. Por otra parte, este movimiento de los católicos estuvo seriamente afectado por las ideas liberales-modernas entonces de moda en Europa. Aunque existieron personas que se percataron de la historicidad de lo que entonces parecía necesario o inevitable, y tal fue el caso de Jaime Balmes o de Donoso Cortés, la mayor parte de los autores de «Tratados de Derecho natural» se sintieron en la obligación ante todo (es una cuestión de matices) de luchar contra las ideas socialistas que ya se estaban imponiendo en Europa. La cultura universitaria católica decimonónica fue una cultura a la defensiva, especialmente anti-socialista. Este hecho condujo a la creación de la mentalidad, realmente muy extendida, que mantenía que la Iglesia Católica estaba 30 Un estudio de conjunto sobre estos autores es el de E. Serrano Villafañé, Derecho natural: concepciones iusnaturalistas actuales. Universidad Complutense. Madrid, 1977. 109 LOS TRES IUSNATURALISMOS comprometida en el mantenimiento del statu quo respecto del reparto de la propiedad inmobiliaria: se habían perdido las ideas romanistas y medievales relativas a la communis omniam possesio y en su lugar habían entrado en las universidades católicas las doctrinas de Locke, Adam Smith o Kant de una manera inmatizada. Por estas razones, en estos «Tratados» se proclama insistentemente que la propiedad privada «se fundamenta» en el Derecho natural y, en cambio, faltaron criterios que permitieran una mayor libertad de espíritu en la consideración de la propiedad. Hicieron daño las obras de los restauradores tradicionalistas de la época, tales como Ludwig von Haller, Adam Müller, De Bonald, De Maistre, etcétera, a pesar de que la Iglesia Católica había condenado expresamente la vinculación entre Verdad revelada y tesis políticas que se contenían en las obras de estos autores. A finales de siglo Viktor Cathrein trató de cimentar más sólidamente la doctrina del Derecho natural. A este fin, mantuvo que el orden del deber-ser (Sollen) ha de fundamentarse en lo que «es» (Sein), en el Ser o Metafísica. En cierto modo ésta fue la tesis que mantuvo Heinrich Rommen en su Eterno retorno del derecho natural, el estudio sobre este derecho más conocido en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, quien conozca la Ciencia del derecho o Jurisprudencia se mostrará muy reacio a fundamentarla en el orden inmutable y eterno del Ser: una cosa es la Metafisica y otra la Jurisprudencia, aun cuando la decisión práctica ha de poseer un fundamento metafísico u ontológico si no quiere perderse en puras arbitrariedades 31. Pero una cosa es el fundamento real de la decisión y otra afirmar sin más matizaciones que la Metafísica es el fundamento de la Jurisprudencia. Este tipo de afirmaciones inmatizadas puede conducir a confusiones, por más que se realicen en un plano extremadamente abstracto o genérico. Así pues, el siglo pasado nos trajo un conjunto de doctrinas sobre el Derecho natural que se resienten de insuficiencia de conocimientos específicamente jurisprudenciales y de abundancia de elementos 31 Vid a este respecto, mi estudio Derecho y ontología jurídica, Actas Madrid. 110 FRANCISCO CARPINTERO extraños al arte de la iuris scientia. El excesivo carácter legalista de este iusnaturalismo, con la consiguiente rigidez ahistórica de la «ley natural», intentó ser corregido por el llamado Derecho natural «existencialista» que se desarrolló en los años 50 de este siglo, y los nombres de Maihoffer, Kaufmann, Branner, Fechner, etcétera, resultan suficientemente conocidos. No es el momento de valorar estas aportaciones: hoy, tras las obras de Josef Esser y Michel Villey entre otros, tenemos la oportunidad de volver a valorar el saber específicamente jurisprudencial, que tiene un color inevitablemente romano y bajomedieval. Y sabemos que el Derecho natural y el llamado Derecho «positivo» no se desarrollan paralelamente en la historia, sino que el Derecho de origen humano complementa los prima principia de la conciencia y que el Derecho positivo es parte integrante de la determinación de «lo justo» natural. Aunque quienes quieren prescindir de cualquier instancia teológica –y son bastantes los que están empeñados en secularizar a toda costa la Universidad– diseñan portentosos constructos racionalistas en los que partiendo de la «posición original», de la «situación ideal de habla» etcétera, dicen que es posible hablar de a justicia resucitando el binomio moderno de la igualdad-libertad: y es que la razón humana, al margen del «Bien verdadero y bueno», no llega a más. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 111 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE 1 Julio Javier Cristiani Sumario: I. Libre circulación de mercancías y derechos de propiedad intelectual; II. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte; III. Las soluciones en la legislación y jurisprudencia de los países signatarios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. I. LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL Es indudable la importancia económica que han adquirido los derechos de propiedad intelectual y no podemos pasar por alto que la falta de respeto a ellos constituye un obstáculo para la inversión, particularmente extranjera, y para el desenvolvimiento de la actividad económica y de la creatividad, aunque tampoco podemos omitir señalar que existen ocasiones en que los propios derechos de propiedad intelectual constituyen barreras no arancelarias para el libre tráfico de mercancías. Tratándose de negociaciones comerciales multilaterales encontramos que la primera iniciativa para incluir el tema de propiedad intelectual en la agenda de la Ronda Uruguay del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), partió de los Estados Unidos de América. En mayo de 1986, un grupo formado por once de las principales corporaciones de ese país constituyó el Comité de Propiedad 1 Texto base de la conferencia dictada por el autor, en la Mesa Redonda La libre circulación de mercancias y los derechos de propiedad intelectual, organizada por la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A.C. 112 JULIO JAVIER CRISTIANI Intelectual, con el propósito de obtener consenso internacional dentro del sector privado. Para ello, se pusieron en contacto con las comunidadcs de negocios de Europa Occidental y Japón, las que a su vez formularon peticiones semejantes a sus respectivos gobiernos. Así se preparó el camino que culminó en septiembre de 1986 con la Declaración Ministerial de Punta del Este, que contiene un mandato de negociación sobre este tema. La inclusión en la agenda de la Ronda Uruguay del GATT de un mandato de negociación fuerte sobre protección de la propiedad intelectual, implica el reconocimiento de que la protección inadecuada o inefectiva constituye una barrera al comercio internacional y puede ser considerada, en consecuencia, una forma de proteccionismo. En efecto, allí donde la propiedad intelectual no es protegida razonablemente, bienes desarrollados a costa de enormes inversiones y años de esfuerzo son fácilmente desplazados del mercado por imitaciones o falsificaciones que pueden ser ofrecidas a un precio mucho más bajo en razón de la disparidad de costos. Puesto que el objetivo fundamental del GATT es la liberalización del comercio mundial por medio de la reducción de las barreras comerciales y otras distorsiones de la competencia internacional, constituye un vehículo adecuado para el establecimiento de estándares mínimos de protección de los aspectos de la propiedad intelectual que se relacionan directamente con el comercio internacional. Una vez formulado dicho mandato de negociación, se procedió a la segunda etapa consistente en elaborar un anteproyecto de código que contuviera un conjunto de principios fundamentales que determinen los estándares mínimos de protección de la propiedad intelectual requerida a los países signatarios. Con la concurrencia de los principales grupos empresariales de los Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, se preparó un informe de noventa y ocho páginas titulado Estructura básica de las disposiciones del GATT para la protección de la propiedad intelectual. Propuesta de las comunidades empresariales de Europa, Japón y Estados Unidos, que fue 113 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE presentado en la mesa de negociaciones de junio de 1988, siendo el fruto de casi dos años de trabajo conjunto. Dicho documento fue el antecedente de lo que actualmente se conoce como «TRIPS», que constituye el proyecto de acuerdo en materia de propiedad intelectual a ser suscrito por los miembros del GATT, documento que inspiró preponderantemente las negociaciones trilaterales que sobre el tema se dieron dentro del marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En años recientes, en las relaciones comerciales de México con los Estados Unidos de América, el tema de la propiedad intclectual ha sido recurrente, sin olvidar que el Acuerdo Marco Bilateral sobre Comercio e Inversión de noviembre de 1987, que dio origen a un amplio proceso de consulta, incluyó en su agenda de acción inmediata, los temas de agricultura, electrónica, textiles, acero, inversión extranjera, transferencia de tecnología, protección a los derechos de propiedad intelectual e intercambio de servicios. De lo anterior se desprende claramente la importancia que el tema de propiedad intelectual ha tenido en las relaciones comerciales bilaterales México-Estados Unidos de América. Por otro lado, vale la pena señalar que dentro del proceso de negociación del Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y los Estados Unidos de América, la materia de propiedad intelectual fue uno de los rubros más importantes de la negociación, y habiéndose inclusive redactado el capítulo respectivo para ser incorporado en el Tratado suscrito por dichos países, finalmente se dejó a un lado y no se incluyó en el texto final del acuerdo. Haciendo referencia al tema específico de la libre circulación de mercancías, texto denominado TRIPS, alude en la primera declaración del capítulo al establecer que las partes, con el deseo de reducir las distorsiones y obstáculos al comercio internacional, y considerando la necesidad de promover una protección efectiva y adecuada a los derechos de propiedad intelectual así como para asegurar que las 114 JULIO JAVIER CRISTIANI medidas y procedimientos para lograr la aplicación efectiva de los derechos de propiedad intelectual no constituyan por sí mismos barreras al comercio legítimo, han llegado a un acuerdo. Igualmente, el artículo 6° de dicho documento toca el tema del agotamiento de los derechos de propiedad intelectual, y sostiene que para efectos de la solución de controversias en términos del Acuerdo, y de conformidad con las disposiciones de los artículos 3 y 4, ningún aspecto del Acuerdo se usará para abordar o tratar el tema del agotamiento de los derechos de propiedad intelectual. Como se puede apreciar de lo anterior, es claro que dentro del mismo seno del GATT no se aporta ninguna solución concreta al tema de la libre circulación de mercancías, particularmente en cuanto al aspecto de las importaciones paralelas, entendidas éstas como la introducción de mercancías legítimas a un determinado territorio, llevada al cabo por una persona distinta al titular de la marca o a su licenciatario en dicho territorio, sin el consentimiento de estos últimos. Ello no implica que también puedan darse casos de importaciones paralelas en que los derechos de propiedad intelectual involucrados sean patentes, o bien derechos de autor, aun cuando la mayor parte de los casos han guardado relación con la institución de las marcas. Finalmente, el artículo 41 del texto de TRIPS y que se refiere a la aplicación efectiva de los derechos de propiedad intelectual, en su primer párrafo establece que los procedimientos serán aplicados de tal manera que impidan la creación de barreras al legítimo comercio y proporcionen salvaguardas contra el abuso de los procedimientos. II. EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE El tema de propiedad intelectual dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC),constituyó uno de los seis 115 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE grandes rubros de la negociación al lado de los de acceso a mercados, reglas de comercio, servicios, inversión y solución de controversias, lo que denotaba la gran importancia que se le dio a nuestra materia en dicha negociación, indudablemente derivada de que en el seno del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), en su Ronda Uruguay, también existían negociaciones en materia de propiedad intelectual. Una vez concluidas las negociaciones, el capítulo XVII del TLC es el que se refiere al tema de propiedad intelectual, mismo que está formado por 21 artículos y 4 anexos. El objeto de este trabajo, es decir, la libre circulación de mercancías y los derechos de propiedad intelectual en el TLC, sólo es abordado en el artículo 1701.1., que es del tenor literal siguiente: «Cada una de las Partes otorgará en su territorio, a los nacionales de otra Parte, protección y defensa adecuada y eficaz para los derechos de propiedad intelectual y asegurará que las medidas destinadas a defender esos derechos no se conviertan a su vez en obstáculos al comercio legítimo». El texto de dicho precepto surgió particularmente en la ronda de negociaciones del TLC, que tuvo lugar en la ciudad de Dallas, Texas, en el mes de febrero de 1992, y respondió a las necesidades de equilibrio entre los distintos países firmantes del TLC, en relación con sus sectores privados. En el caso específico de nuestro país, siempre ha existido inquietud por parte del sector industrial para evitar las importaciones paralelas. La oposición del sector industrial surge fundamentalmente por el hecho de que para contar con una licencia exclusiva para el uso de una marca en un determinado territorio, hubo que invertir cantidades en ocasiones considerables, además de que durante la vigencia del respectivo contrato de licencia de uso de marcas, ha seguido efectuando erogaciones por concepto de publicidad, propaganda, creación 116 JULIO JAVIER CRISTIANI de imagen, etcétera, gastos que evidentemente no está obligado a llevar al cabo el importador paralelo y que probablemente le beneficien. Por otro lado, desde el ángulo del sector comercial, siempre se ha considerado como plausible la autorización o tolerancia de las importaciones paralelas, ya que éstas contribuyen al abaratamiento de los productos o mercancías, existe un mayor abasto en el mercado y evita el pago de rentas monopólicas. Considerando dicha situación, se adoptó la solución antes transcrita en el texto del TLC, que consiste de manera fundamental en una declaración de carácter general y muy amplia, ejemplificativa de los principios del libre comercio, que deja a la legislación de cada país, la regulación de la libre circulación de mercancías, en relación a los derechos de propiedad intelectual, sin que éstos puedan constituir un obstáculo al comercio legítimo. También es importante destacar el texto del último párrafo de la sección I del artículo 1714 del TLC, relativo a la defensa de los derechos de propiedad intelectual, que reproduciendo fundamentalmente los principios contenidos en el artículo 41 de TRIPS, establece lo siguiente: «Estos procedimientos se aplicarán de tal manera que se evite la creación de barreras al comercio legítimo y que se proporcionen salvaguardas contra el abuso de los procedimientos». III. LAS SOLUCIONES EN LA LEGISLACIÓN Y JURISPRUDENCIA DE LOS PAÍSES SIGNATARIOS DEL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE 3.1. Canadá Tanto en Canadá como en los Estados Unidos de América, el derecho consuetudinario tiene una mayor importancia que las normas de derecho escrito o codificadas. 117 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE En el caso concreto del tema que nos ocupa, existen dos resoluciones recientes y de gran importancia dictadas por la Corte Federal de Canadá, relacionadas con artículos del llamado «mercado gris». En el caso de H. J. Heinz Company of Canadá Ltd. v. Edan Food Sales Inc., que se decidió el 13 de febrero de 1991, la Corte dictó una medida interlocutoria impidiendo a Edan la importación a Canadá para su reventa, de salsa catsup marca HEINZ fabricada por la compañía matriz de Heinz-Canadá en los Estados Unidos de América. Desde el año de 1940, Heinz-Canadá á había sido la titular de la marca registrada HEINZ en Canadá. Usando sólo ingredientes canadienses, producían salsa catsup HEINZ de acuerdo con su propia receta y todos los avisos publicitarios eran producidos y pagados por la empresa canadiense. En base a ello, la Corte, por lo menos en un nivel interlocutorio, sostuvo que Heinz-Canadá estaba legítimamente facultada para proteger su marca respecto de productos importados, aun cuando éstos tuviesen su origen en la empresa matriz. El caso Heinz es indicativo de que la Corte Federal está preparada para reconocer los derechos de los titulares canadienses de marcas para controlar la importación paralela por parte de compañías relacionadas, por lo menos en aquellas situaciones en donde la compañía canadiense ha sido la titular de las marcas durante cierto tiempo y ha establecido dentro de Canadá los procesos de producción y distribución. Sin embargo, en una decisión posterior, de fecha 9 de agosto de 1991, la Corte Federal rechazó el dictar una medida interlocutoria para impedir a la misma parte demandada, es decir, a Edan, la importación de productos de café de Nestlé-U.S. en una supuesta contravención de los derechos marcarios de Nestlé-Canadá. En el caso Nestlé Enterprises Limited v. Edan Food Sales Inc., la parte actora era el usuario registrado de la marca NESCAFE propiedad de la compañía suiza, Société des Produits Nestlé S.A. La usuaria fabricaba y vendía en Canadá diversas mezclas de cabé bajo la marca NESCAFE. Edan importó a Canadá café marca NESCAFE Mountain 118 JULIO JAVIER CRISTIANI Blend producido por el licenciatario en los Estados Unidos, de la propietaria suiza de la marca. La Corte rechazó la petición de Nestlé-Canadá para el otorgamiento de una medida interlocutoria, toda vez que la parte actora no demostró haber sufrido un daño irreparable. Aun cuando la Corte analizó cuidadosamente el caso Heinz para emitir su resolución, determinó que estaba en presencia de una situación distinta, toda vez que en el caso Heinz el actor era el titular de la marca y no un usuario registrado, además de que el empaque de la salsa catsup HEINZ hecha en los Estados Unidos era virtualmente idéntico con el del producto HEINZ hecho en Canadá, situación que no se daba en el caso Nestlé. Vale la pena destacar el caso Nestlé porque sacó a la luz pública la cuestión de si la exclusión de artículos del llamado «mercado gris» es congruente con las disposiciones del Acuerdo de Libre Comercio Canadá-Estados Unidos del año de 1988 (FTA). Edan hizo valer el FTA para apoyar la propuesta de que el derecho de marcas no debe crear una barrera a la posibilidad de importar artículos de los Estados Unidos para su venta en Canadá. Toda vez que la Corte resolvió no dictar la medida interlocutoria, la cuestión de determinar si el FTA proporcionaba una defensa adicional no fue abordada. No obstante, la Corte indicó que la relevancia del FTA en relación a la controversia planteada no era clara y que en todo caso la parte demandada, es decir Edan, debió haber presentado argumentos más amplios. De manera específica, la Corte indicó que para considerar este punto la parte demandada debió probar que el procedimiento extraordinario descrito en el artículo 1088 del FTA se había convertido en ley doméstica de Canadá. Este artículo permite a una corte canadiense o de los Estados Unidos pedir los puntos de vista de su gobierno respecto de la interpretación de un asunto ante la Corte. Los gobiernos canadiense y estadounidense intentarían alcanzar un acuerdo respecto de la interpretación, misma que comunicarían consecuentemente a la Corte. 119 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE Además, la parte demandada tendría que demostrar que existía un punto de interpretación y persuadir a la Corte para que ésta solicitara los puntos de vista del Poder Ejecutivo del Gobierno, siendo esta decisión de la Corte meramente discrecional conforme al FTA. 3.2. Estados Unidos de América Tratándose del derecho de los Estados Unidos de América, la mayor parte de los casos relacionados con importaciones paralelas se apoyan en las secciones 32 y 43(a) de la Ley Lanham. La sección 32 establece la protección en contra del uso de una marca que sea una reproducción, falsificación, copia o imitación en colores de una marca registrada, sin el consentimiento de su titular y cuyo uso pueda causar confusión, error o engaño en el consumidor. En cambio, la sección 43(a) establece la protección en contra del uso, en relación con la comercialización de artículos, de una falsa indicación de origen, falsa descripción o apariencia. Cabe destacar que la sección 32 sólo es aplicable a las marcas registradas en los Estados Unidos, en tanto que la sección 43(a) se aplica tanto a marcas registradas como a las que no lo están. En todo caso, el actor tendrá que demostrar que los artículos de la parte demandada son tan semejantes, que podría llegar a considerarse que tuvieron su origen en el propietario auténtico de la marca o fueron patrocinados por el mismo. En los casos que se han resuelto conforme a dichos preceptos y en los que han estado involucrados artículos del mercado gris, no existen normas claras para determinar si existe confusión o semejanza. En vez de ello, los tribunales aprecian cada situación de manera casuística. Sin embargo, de manera constante, las cortes han determinado en primer lugar si los artículos de mercado gris son genuinos, por ejemplo, si los artículos son los mismos que los distribuidos por el propietario de la marca en los Estados Unidos. Si los productos no son genuinos; y son comercializados bajo la misma marca que la perteneciente al titular de la marca en los Estados Unidos, las cortes han decidido que existe posibilidad de confusión y han prohibido la 120 JULIO JAVIER CRISTIANI importación de los artículos. Por otro lado, si los productos son auténticos, las cortes han procedido a examinar la relación entre el propietario de la marca en los Estados Unidos y el origen de los artículos de mercado gris, y si el propietario de la marca en los Estados Unidos ha contribuido al prestigio de la marca de manera diferente al prestigio adquirido por la marca fuera del territorio de los Estados Unidos. En el caso Premier Dental Products Co. v. Darby Dental Supply Co. 2, la Corte expidió una orden preliminar para impedir que los artículos de mercado gris pudieran entrar al mercado. El actor era el distribuidor exclusivo en los Estados Unidos de materiales dentales producidos por un fabricante de Alemania Occidental. Las dos compañías involucradas eran independientes. El actor, había adquirido el registro de la marca IMPREGUM en los Estados Unidos, por medio de una cesión. La parte demandada importaba artículos IMPREGUM comercializados en el mercado europeo y que eran idénticos en composición a los de la parte actora, pero el empaque era diferente. Como fundamento de su orden, la Corte consideró que el actor había sido el mayorista exclusivo en los Estados Unidos de artículos IMPREGUM durante aproximadamente diez años, habiendo invertido mucho tiempo y dinero en la promoeión del producto además de que garantizaba la satisfacción del consumidor y estaba íntimamente vinculado al prestigio simbolizado por la marca IMPREGUM en los Estados Unidos. En un caso muy similar, Weil Ceramics & Glass, Inc. v. Dash 3, la parte actora que era el distribuidor exclusivo de obras de porcelana LLADRO y además propietario de la marca en los Estados Unidos, solicitó que se le prohibiera a la parte demandada la importación de artículos de mercado gris por violación, entre otras, de las secciones 32 y 43 de la Ley Lanham. Cabe hacer notar que la parte demandada importaba artículos LLADRO auténticos. La Corte, al dictar la orden de prohibición, enfatizó la propiedad del registro marcario en los Estados Unidos por parte de la actora, además del prestigio que había construido dicha parte alrededor de la marca. 2 3 794 F 2d 850, 230 USPQ 233(CA 3 1986). 618 F Supp 700, 227 USPQ 737 (D NJ 1985). 121 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE La parte demandada sostuvo que conforme a la «doctrina del agotamiento», la actora no podía prohibir la venta de artículos LLADRO genuinos en los Estados Unidos y que tenían su origen en el licenciante extranjero. La Corte definió la doctrina del agotamiento en los siguientes términos: «Conforme a esta doctrina, aplicada dentro de las fronteras de un territorio, el titular de una marca no puede controlar los artículos marcados una vez que los ha puesto en el flujo de comercio. Después de la primera venta, se considera agotado el control del titular de la marca». Luego sostuvo que la doctrina se podía aplicar cuando el propietario de la marca en los Estados Unidos tiene relación con el propietario extranjero de la marca o fabricante, pero afirmó que la doctrina no es aplicable si el propietario de la marca en los Estados Unidos ha desarrollado un prestigio distinto en sus productos. En los casos de Model Rectifier Corp. v. Takachiho International Inc. 4, relacionado con la marca TAMIYA y OSAWA & Co. v. B & H Photo 5 se sostuvieron criterios similares, y en este último, en que la actora era la distribuidora exclusiva de equipo fotográfico de alta calidad MAMIYA y propietaria de la marca en los Estados Unidos, la Corte expuso el principio de territorialidad de las marcas, en los siguientes términos: «Este principio reconoce que una marca tiene existencia legal independiente de acuerdo con las leyes de cada país y que su adecuada función legal no consiste necesariamente en especificar el origen o lugar de manufactura de un artículo (aunque en ocasiones, de manera incidental lo puede hacer), pero más bien consiste en simbolizar el prestigio doméstico del titular local del registro, de tal manera que el público consumidor pueda confiar con expectativas de constancia, en la reputación doméstica que ha creado en la marca su propietario, y el mismo debe estar seguro que su prestigio y reputación (valor de la marca) no será afectado por el uso de la marca llevado al cabo por terceros en el mercado doméstico». 4 5 220 USPQ 508 (CD Calif 1982), affd 221 USPQ 502 (CA 9 1983). 589 F Supp 1163, 1173-74, 223 USPQ 124, 131-32 (SDNY 1984). 122 JULIO JAVIER CRISTIANI En el caso de NEC Electronics v. CAL Circuit Abco 6, el Noveno Circuito, sosteniendo que los artículos genuinos no pueden crear confusión, revocó el interdicto preliminar otorgado por la Corte de Distrito. El actor, que era el titular del registro de la marca NEC en los Estados Unidos y que había adquirido el mismo en virtud de una cesión, además de ser subsidiaria total de NEC Japan, demandó a la otra parte por infracción de sus derechos marcarios conforme a la Ley Lanham, en virtud de vender en los Estados Unidos «chips» para computadora fabricados por NEC Japan y que había adquirido en el extranjero a precios más bajos. La Corte sostuvo que no podía haber infracción de derechos marcarios si los artículos eran genuinos, aun cuando la venta había sido hecha sin el consentimiento del propietario de la marca en los Estados Unidos. Por otro lado, la Sección 42 de la Ley Lanham faculta al propietario de la marca, para depositar su marca en el Servicio de Aduanas a fin de impedir la importación de artículos que ostenten una copia o simulación de la marca registrada. Esta disposición es, en su mayor parte, semejante a la sección 526 de la Ley de Aduanas, en la que desde luego se han apoyado reclamaciones por concepto de importaciones paralelas. En los casos fundados en dichas disposiciones legales, se ha invocado siempre como precedente la decisión adoptada por la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos en 1923, en el caso A. Bourjois & Co. v. Aldridge. En dicho asunto, en que se habían transmitido los derechos de una marca originalmente francesa a una empresa estadounidense, limitada dicha transmisión al territorio de los Estados Unidos de América respecto de artículos cosméticos, se le solicitó a la Suprema Corte determinar, primero, si la venta en los Estados Unidos de los productos de la compañía francesa constituían una invasión de los derechos marcarios de la parte actora, es decir, la empresa estadounidense; y 6 231 USPQ 956 (CD Calif 1986), revd 810 F 2d 1506, 1 USPQ 2d 2056 (CA 9 1987). 123 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE segundo, si el Servicio de Aduanas podía impedir la entrada de los cosméticos genuinos MANON LESCAUT. En su opinión, la Suprema Corte contestó ambas cuestiones, de manera afirmativa. No obstante el criterio de la Suprema Corte, los tribunales no prohíben invariablemente el acceso de artículos de mercado gris, con apoyo en la sección 42 de la Ley Lanham. Ante dichas circunstancias, la Suprema Corte de Justicia en el célebre caso K Mart Corp. v. Cartier, Inc., resuelto el 31 de mayo de 1988, pretendió resolver todas las aristas que habían surgido respecto de las importaciones paralelas o mercado gris; sin embargo, su resolución fue demasiado ambigua, ya que por un lado decidió restringir determinadas importaciones de mercado gris, pero permitió que otras continuaran. Desafortunadamente, el caso se decidió con fundamentos técnicos muy superficiales. No se abordaron los aspectos de la propiedad intelectual o la posición del consumidor alrededor del mercado gris y dejaron la situación de éste tan oscura como había estado antes de la decisión. 3. 3. México En el caso de nuestro país, el tema de importaciones paralelas es tratado por primera vez, a nivel legislativo, en la Ley de Fomento y Protección de la Propiedad Industrial, la que en sus artículos 22, fracción II y 92, fracción II, aborda el tema, por un lado tratándose de patentes, y por el otro en materia de marcas. Como consecuencia de tan reciente innovación legislativa, no existe a la fecha ningún precedente de interpretación judicial del alcance de las mencionadas normas. Dichos preceptos son del tenor literal siguiente: «Artículo 22.- El derecho que confiere una patente no producirá efecto alguno contra: 124 JULIO JAVIER CRISTIANI »II. Cualquier persona que comercialice, adquiera o use el producto patentado u obtenido por el proceso patentado, luego de que dicho producto hubiera sido introducido lícitamente en el comercio». «Artículo 92.- El registro de una marca no producirá efecto alguno contra: »Cualquier persona que comercialice, distribuya, adquiera o use el producto al que se aplica la marca registrada, luego que dicho producto hubiera sido introducido lícitamente en el comercio por el titular de la marca registrada o por la persona a quien le haya concedido licencia. »Queda comprendida en este supuesto la importación de los productos a los que se aplica la marca, que realice cualquier persona para su uso, distribución o comercialización en México en los términos y condiciones que señale el reglamento de esta ley». De la simple lectura de ambos textos se puede establecer un contraste en las disposiciones que nos llevaria a concluir que en materia de patentes no está permitida la importación paralela, y en cambio tratándose de marcas si es factible. La anterior aseveración se apoya en el hecho de que la fracción II del artículo 22 reconoce la institución del agotamiento local y ordinario del derecho de patentes, y por lo tanto prohíbe la importación paralela de productos patentados, no debiendo pasar por alto el hecho de que la iniciativa de Ley de Fomento y Protección de la Propiedad Industrial, presentada por el Ejecutivo Federal en el mes de diciembre de 1990 al H. Congreso de la Unión, contenía en la fracción II del artículo 22 un texto similar al que actualmente existe en materia de marcas, mismo que fue eliminado por la H. Cámara de Senadores, como se puede apreciar en el dictamen correspondiente, sosteniendo lo siguiente: «Es de reiterarse la necesidad de que las personas físicas o morales que están procurando invenciones en México, cuenten con la protección legal adecuada y así se fomente el desarrollo industrial de sus inventos. En este sentido, las importaciones del producto patentado procedentes de países donde la protección jurídica es dudosa o insatisfactoria, les afectaría adversamente. Por ello, se propone eliminar el segundo párrafo de la fracción II del artículo 22». 125 LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS Y LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE Tratándose de marcas, es indudable que sí están permitidas las importaciones paralelas, y el Reglamento de la Ley de Fomento y Protección de la Propiedad Industrial, que está por expedirse, deberá regular de manera cuidadosa este aspecto, para evitar la introducción de mercancía falsificada, que no cae dentro del supuesto legal, además de establecer reglas precisas para determinar lo que se debe entender por «introducción lícita en el comercio». El tema de la libre circulación de mercancías y su relación con los derechos de propiedad intelectual, ha dado lugar a una abundante doctrina y jurisprudencia en el extranjero, esperando que en México ocurra lo mismo, con motivo de la puesta en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, siendo deseable que se establezcan, tanto a nivel reglamentario como jurisprudencial, criterios claros y definidos sobre el particular. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 126 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 COMPARACIÓN ENTRE LAS CARACTERÍSTICAS ANTIGUAS Y MODERNAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO Walter Frisch Philipp Sumario: I. Observación preliminar; II. La premisa menor, III. La premisa mayor; IV. La conclusión; V. La comparación. I. OBSERVACIÓN PRELIMINAR El objeto de este discurso, la comparación entre el nuevo y el antiguo Derecho Internacional Privado, tiene un motivo real y no se reduce a meditaciones teóricas. Esta realidad consiste en la creación de nuevas reglamentaciones en esta materia, en la República mexicana y en el extranjero, por medio de las cuales este Derecho obtiene en nuestros días un volumen y carácter muy distinto en comparación con sus características anteriores. en esta época pasada se encontraron únicamente unos pocos artículos conflictuales en la parte preliminar de Códigos Civiles, con un contenido no sustanciado e insuficiente en su alcance. El desarrollo legislativo mencionado descansa, indudablemente, en las actividades preparativas de la doctrina y de la práctica judicial que precedieron a estas innovaciones en los ordenamientos legales inspiradas en dichas fuentes. Para demostrar los rasgos característicos del nuevo Derecho Internacional Privado no nos serviremos de datos y descripciones históricas, sino buscaremos el núcleo en el funcionamiento de las normas conflictuales para presentar el manejo de las mismas. 127 COMPARACIÓN ENTRE LAS CARACTERÍSTICAS ANTIGUAS Y MODERNAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO Según nuestro concepto, el contenido del Derecho Internacional Privado se limita a las normas conflictuales, y no incluye el Derecho de extranjería que es sustancialmente distinto de dichas normas. El Derecho últimamente mencionado deberá atribuirse a las materias sustantivas correspondientes, como el Derecho migratorio al Derecho administrativo. Esta diferenciación obtiene también para la enseñanza siempre más importancia, dado que de lo contrario el alumnado se afectaría en la posibilidad de entrar en el creciente nuevo campo del Derecho conflictual y quedaría siempre más atrás del vehemente desarrollo del Derecho Internacional Privado. La función del Derecho Internacional Privado se demuestra en el siguiente silogismo normativo tomado de la sistematización general de la Teoría Pura de Kelsen, página 196 y siguientes. Con base en éste, partimos del objeto de remisión, por ejemplo, un tema de sucesión y a través de un punto de contacto, por ejemplo la nacionalidad del autor de la herencia, y el puente de remisión, por ejemplo el Derecho vigente en el país de tal nacionalidad, para aterrizar en el orden jurídico de tal país. Este silogismo se estructura, como sigue: Ligadas por la remisión Premisa menor Los supuestos existentes: en las circunstancias del caso Premisa mayor existente en la ley (lex fori): Conclusión Para la solución del caso conflictual: 1. Objeto (conceptos legales) de remisión, por ejemplo los derechos patrimoniales de la viuda sobreviviente con base en la muerte de su marido alemán. 1. La determinación del punto de contacto, por ejemplo la nacionalidad del autor de la herencia. 1. Se aplicará el Derecho por deducido del punto del contacto, ejemplo el alemán. 128 WALTER FRISCH PHILIPP 2. La calificación de este objeto para el efecto de la remisión se hace según la lex fori, por ejemplo, el Derecho sucesorio, o con base en otras leyes, por ejemplo, las aplicables al fondo del asunto, es decir, sus efectos, la lex causae, o según indicaciones especiales, en Convenciones. 2. La calificación del punto de contacto se efectuará según el orden jurídico remitente, por ejemplo, el concepto legal de domicilio, o con base en otras leyes, por ejemplo la nacionalidad de conformidad con las leyes del Estado de cuya nacionalidad se trate, o según indicaciones especiales en Convenciones. 2. Esta aplicación debe hacerse según la ubicación en el ordenamiento legal remitido, como se desprenda de la sistematización en la ley sustantiva remitida aunque sea tal sistematización distinta de la prevista en la lex fori. 3. Para el caso de reenvío previsto en el orden remitido, se aplicarán los puntos de contacto establecidos en el último orden. II. LA PREMISA MENOR Si se estudia la validez de un testamento otorgado en el territorio de la vigencia del propio Código Civil, se considera el cumplimiento con los requisitos de forma del caso exclusivamente a la luz de las disposiciones del mismo Código referentes a los requisitos de tal validez. Pero, en el caso de que el acto se haya efectuado fuera del territorio mencionado, para la consideración aludida se necesitan dos Códigos Civiles, es decir, aparte del propio además aquél vigente en el lugar extranjero del acto al cual remite el primero para la resolución del caso (por ejemplo, arts. 13, fracción IV, y 1593 Cód. Civ. D.F.). Para esta aplicación de los dos Códigos se presenta el supuesto preliminar de que el concepto legal «requisitos para el otorgamiento de un testamento válido», exista en principio en ambos ordenamientos sin perjuicio de que el contenido de tales requisitos pueda ser distinto en estos Códigos. 129 COMPARACIÓN ENTRE LAS CARACTERÍSTICAS ANTIGUAS Y MODERNAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO De lo anterior resulta que en la aplicación del Derecho Internacional Privado se efectúe, como primer paso, una consideración de los hechos del caso con base en la propia ley, la lex fori, para obtener así el concepto legal que será objeto de la remisión, que se establezca en la lex fori, a la ley extranjera y, como segundo paso, la búsqueda y determinación de tal concepto legal en la última ley y su aplicación sustantiva. El concepto legal mencionado se relaciona así con el orden jurídico remitente y con el remitido. En esta forma se distingue la función del Derecho Internacional Privado de la limitada al Derecho nacional, en cuyo marco existe solamente una relación de los hechos con las normas sustantivas nacionales. La consideración de los hechos del caso para atribuirlos a un concepto legal adecuado, con el fin de que ellos entren al carril correcto de la remisión correspondiente al mismo concepto, tiene el término de calificación. Ésta incluye sólo la consideración basada en la propia ley, mientras aquélla según la ley remitida ya es consecuencia de la remisión. En la práctica la calificación causa dificultades por la heterogeneidad de las normas sustantivas nacionales en los diversos países; por ejemplo, la prescripción de créditos cambiarios se califica en el Derecho angloamericano, al cual se remita en un caso como perteneciente al Derecho procesal y en nuestro Derecho como parte del sustantivo1; o, como otro ejemplo, la existencia de cierta figura de adopción en el Derecho cxtranjero remitido, que no tenemos en el nuestro remitente 2; o la divergencia entre la calificación austríaca de los hechos del mismo caso, según el Derecho sucesorio, por una parte, y la calificación californiana de conformidad con el Derecho patrimonial entre cónyuges, por la otra 3; o por último, la cuestión de calificar cierto fideicomiso en el aspecto del Derecho Internacional Privado 1 2 3 Kegal, Internationales Privatrecht, p.87. Kegel, op.cit., p.199 y Andrade Alarcón, Convención Interamericana sobre conflicto de leyes en materia de adopción. Schwind, Interationales Privatrecht, p.75. 130 WALTER FRISCH PHILIPP como declaración de última voluntad o testamento, por una parte, y su sistematización en el Derecho sustantivo del mismo país como operación de crédito por la otra, que surte el efecto de que solamente en el primer caso puede existir el derecho al pago de alimentos por el carácter inoficioso de un testamento (arts. 1638 y siguientes. Cod. Civ. D.F.). En todas estas situaciones, se manifiesta la dificultad o tensión que se origina por el hecho de que el Derecho Privado tiene en lo general carácter de Derecho Internacional Privado y en su reglamentación nacional tiene la tarea de obtener soluciones de casos de alcance internacional. En el modo de encontrar tales soluciones se muestran las características del Derecho Internacional Privado en su aspecto moderno, como sigue: En primer lugar, deberá independizarse el interpretador de la ubicación o sistematización del concepto leal del caso en estudio, en determinada parte en su Código sustantivo remitente y en el remitido, para que las diferencias en tales sistematizaciones no obstaculicen el funcionamiento remisorio. Lo que es importante son los elementos esenciales de los hechos del caso, y no su sistematización legal, dado que solamente los primeros pueden aplicarse como objeto de misión. Por tal motivo, hablamos más arriba en la columna de la promisa menor de los «derechos patrimoniales de la viuda sobreviviente con base en la muerte de su marido» en forma más general, y nos abstuvimos de referencias o especificaciones en relación con el Derecho sucesorio o con aquél del régimen patrimonial entre cónyuges. Por medio de esta concepción sustancial mantenemos el efecto de remisión también en los casos en los cuales nuestro Derecho Internacional Privado conduce en su rcmisión al Derecho Público en el orden jurídico extranjero, por ejemplo, en cuanto a la prescripción ya referida que, según las leyes angloamericanas, se atribuye al Derecho procesal que pertenece al público. Esto se dispone en el art. 13 de la Ley Suiza de la materia, donde se establece: 131 COMPARACIÓN ENTRE LAS CARACTERÍSTICAS ANTIGUAS Y MODERNAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO «La aplicabilidad de una disposición legal extranjera no se excluye por el hecho de que a ella se atribuye un carácter del Derecho Público». Es necesario también que las normas conflictuales, incluyendo las nacionales, se interpreten y apliquen en un sentido más amplio y funcional que se dirija más a la sustancia y pueda ser distinto de aquél en normas sustantivas, aunque las últimas tengan carácter nacional en el mismo país del cual se desprendan las disposiciones conflictuales. Con este criterio se resuelven los ejemplos anteriores, de las consideraciones entre fideicomisos y testamentos, y entre el Derecho sucesorio y el Derecho patrimonial entre cónyuges. Es claro que para los efectos nacionales se deberá sistemática e institucionalmente distinguir entre estos conceptos y Derechos. Pero en el Derecho conflictual podrá identificarse un fideicomiso en el cual la fideicomitente se reserva el derecho de disponer sobre el bien fideicomitido, durante su vida, y los fideicomisarios obtienen el derecho a dicho bien, no con anterioridad al fallecimiento de la fideicomitente, por medio de un testamento. Este modo de pensamiento sustantivo se aplicó también en el ejemplo anterior de equiparación entre los Derechos sucesorio y de régimen patrimonial entre cónyuges, y la Suprema Corte austríaca negó por tal razón la demanda del cónyuge sobreviviente, basada en un carácter inoficioso del testamento, quien recibió cantidades considerables en ocasión de la muerte de su esposa por concepto de su régimen patrimonial como cónyuges, no obstante que en el Derecho nacional sustantivo remitente sobre dicho régimen se distingue entre estos dos sectores legales. Es necesario para el funcionamiento del Derecho Internacional Privado adaptar el contenido de normas conflictuales o de las sustantivas a la situación específica del caso, con el objeto de obtener una solución ponderada del mismo. Así por ejemplo, el caso planteado por Kegel 4, en el cual un hombre marrueco adquirió con sus tres 4 Kegel, op.cit., p.221. 132 WALTER FRISCH PHILIPP esposas la nacionalidad española de modo que cada una de ellas tiene por el tiempo a partir de su naturalización derecho a alimentos como esposa, basado en las leyes de España, como se dispone en el Derecho Internacional Privado alemán, se plantea el problema de que según el Derecho español apoyado en el sistema de monogamia, la esposa tiene derecho completo a alimentos, derecho éste que en tal caso conduciría a que necesitaría tres veces el «completo» de alimentos que es una contradicción en sí. Para resolver esta situación se pensó en las posibilidades de haber adoptado el Derecho sustantivo español (en la forma de dividir la cantidad de alimentos) o las disposiciones conflictuales alemanas (subsistencia de la aplicación del Derecho marrueco en lugar de la introducción del español). En leyes nacionales y en las Convenciones existen –no frecuentemente– disposiciones que nos indican cierto modo de calificación o nos proporcionan, por lo menos, una «salida» al respecto. Así, en el art. 2 de la Convención Interamericana sobre Conflictos de Leyes en Materia de Adopción de Menores (D.O. 21 de agosto de 1987), ya mencionado más arriba, se posibilita que cualquier «Estado Parte podrá declarar... que se extiende su aplicación a cualquier otra forma de adopción internacional de menores», que tiene importancia para México que no conoce «la adopción plena» que es objeto de la Convención (art. 1), como destaca Andrade Alarcón en su estudio citado en relación con este Tratado. en el art. 29 de la ley austríaca en la materia conflictual se remite a la lex rei sitae de bienes de un autor de herencia tanto en los casos «de falta de herederos» como en los que un «Estado o municipio tenga el carácter de heredero legítimo». Por medio de esta remisión alternativa se tiende a evitar dificultades en la calificación, dado que en Códigos Civiles se puede establecer la caducidad de herencias sin herederos en favor del Estado, como un método, o instituir al Estado como último heredero legal. en el Código Civil para el D.F. se sirve del segundo método en favor de la Beneficencia Pública (art. 1602, II). El art. 29 sirve para la seguridad jurídica porque extiende expresamente su remisión a los dos métodos. 133 COMPARACIÓN ENTRE LAS CARACTERÍSTICAS ANTIGUAS Y MODERNAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO En la parte inicial de esta sección nos referimos a la lex fori como base de la calificación. Esta lex tiene aplicación preponderante dado que su aplicación corresponde a la función de la remisión según la cual la ley remitente, la lex fori, determina la remisión para la cual la calificación es el supuesto funcional. Pero hay también criterios según los cuales se aplica a la calificación la lex causae, según la cual se rigen los efectos del negocio en estudio. Los partidarios de esta opinión tienden a una aplicación de la ley remitida más fiel a su existencia en su propio ordenamiento. Pero, según nuestra opinión, no es importante la sistematización o ubicación del concepto legal en su Código sino el contenido de sus elementos sustanciales que buscamos en el orden remitente y en el remitido de modo que tomamos en consideración las dos leyes. Por último, en la aplicación de Convenciones, por ejemplo, en la Interamericana sobre conflictos de leyes en materia de sociedades mercantiles (D.O. 28 de abril de 1983), la calificación de sus conceptos, así en dicha convención aquél de «sociedades mercantiles», se efectúe según indicaciones establecidas en estos instrumentos o deducibles de los mismos. En el caso del citado Tratado pensamos para tal objeto en el estatuto personal de las sociedades, es decir, las leyes vigentes en el lugar de su constitución (art. 2). Conforme a ellas debemos constatar si se trata de un caso en estudio de una «sociedad mercantil» o no. III. LA PREMISA MAYOR En las legislaciones conflietuales se establece en nuestros días cierta riqueza de los puntos de contacto para ofrecer varias posibilidades a los particulares eon el objeto de una solución satisfactoria del caso, si una de tales posibilidades no es aplicable según las circunstancias del mismo. Esto se muestra en el art. 21 de la Ley austríaca, como sigue: 1. Los supuestos para la paternidad legítima y su desconocimiento respectivamente, se rigen según las leyes del estatuto personal 134 WALTER FRISCH PHILIPP común que los cónyuges hubieren tenido al tiempo del nacimiento del hijo. 2. Si el vínculo matrimonial se hubiere disuelto con anterioridad a dicho nacimiento, se aplicará el estatuto personal común que haya existido en el momento de tal disolución. 3. Si el estatuto personal de los cónyuges no es común sino distinto, se aplicará el Derecho de aquel estatuto que tuviere un contenido más favorable para la constatación de la legitimidad. De lo anterior resulta también cierta flexibilidad y confort en favor del tráfico jurídico y los intereses de las partes. Otra meta consiste en encontrar la solución conflictual de la conexión más estrecha con las circunstancias del caso; por ejemplo, el Derecho aplicable a acciones que se promuevan para obtener la reparación de daños que se originen por actos ilícitos, ya no se somete en forma rígida y lejos de las circunstancias del caso a las leyes vigentes en el lugar de la causación del daño, sino se rige si se trata de asuntos de competencia desleal según las leyes vigentes en el lugar en el cual se surtan los efectos dañosos de los mismos actos desleales. El lugar de la comisión del acto ilícito pierde su función como punto de contacto también en los casos en los cuales existan otros puntos de contacto en determinado caso con la liga más cercana entre los participantes en tal acto, como la nacionalidad o el domicilio común de los sujetos activo y pasivo. Así por ejemplo, un choque automovilístico entre dos conductores alemanes en España donde ellos se encuentren como puros transeúntes vacacionistas (arts. 133 y 136 de la Ley Suiza). Las antiguas normas conflictuales tuvieren solamente puntos de contacto en forma unilateral con el propio orden jurídico, como el anterior art. 13 del Cod. Civ. D.F. que se limitó a los efectos de actos jurídicos celebrados en el extranjero que se ejecuten en la República, en tanto que el vigente art. 13, determina en su fracción V multilateralmente que los efectos de actos y contratos se regirán por el derecho del lugar en donde deban ejecutarse. 135 COMPARACIÓN ENTRE LAS CARACTERÍSTICAS ANTIGUAS Y MODERNAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO El radio de acción se amplía así infinitamente en comparación con la situación anterior en la cual se contentó con la delimitación de la aplicabilidad del propio orden jurídico. Ahora tenemos en lugar de este tipo unilateral de normas que en vigor no fueran verdaderamente remisorias, verdaderas disposiciones conflictuales que cumplen con su tarea remisoria. Se aumenta en nuestros días el número de Tratados internacionales en la materia conflictual, por medio de los cuales se unifican entre los Estados miembros los puntos de contacto no obstante que su Derecho sustantivo subsista con contenido distinto. Pero se evitan así los llamados «negocios claudicantes» que se originen con motivo de heterogeneidad de puntos y de contacto existentes en los diversos órdenes jurídicos nacionales y se obtienen resoluciones judiciales llamadas «efectivas», es decir, no incompatibles con las disposiciones vigentes en uno de los países, con lo cual se cumple con el principio de la armonía internacional entre sentencias que se pronuncien en varios países en relación en el mismo asunto. 3.1 La Calificación Mencionada en la síntesis en relación con la premisa mayor, es necesaria, si se trata de puntos de contacto legalmente definidos, por ejemplo, el domicilio. IV. LA CONCLUSIÓN La conclusión mencionada en la síntesis anterior como efecto de la remisión, requiere en la práctica la aplicación de ciertos criterios que se formen por el interpretador o en textos legales modernos, como por ejemplo, en la legislación conflictual de Nuevo León (Periódico Oficial de 2 de agosto de 1991), si se trata de países del sistema federal, sea que sus órdenes jurídicos locales funcionen en un caso como remitente o remitido, respectivamente. 136 WALTER FRISCH PHILIPP Para mostrar este orden de ideas reproducimos la parte correspondiente del art. 21 bis VIII del Código Civil de Nuevo León, como sigue: «Si en una remisión o reenvio se determina el Derecho de un Estado extranjero con dos o más unidades territoriales en las que rijan distintos órdenes jurídicos parciales, como en una Federación los Códigos locales, sin que en esta determinación conflictual se señale concretamente la unidad correspondiente, se elegirá ésta conforme al sentido y la finalidad de tal determinación conflictual o según la reglamentación interlocal del país extranjero, pero siempre con observancia del principio de la relación más estrecha. »Si se remite al Derecho mexicano sin que se exprese en la remisión la entidad federativa mexicana cuyas leyes deben ser aplicadas, la determinación de las últimas se efectuará de conformidad conducente con los otros medios establecidos en la parte final del párrafo anterior, entrando, sin embargo, en lugar de la reglamentación interlocal extranjera la mexicana y en el lugar de la determinación conflictual mexicana la extranjera». La formación de tales criterios es necesaria en la práctica debido a que las remisiones legales se refieren frecuentemente a «las leyes del país...», sin distinguir entre sus entidades federativas cuya determinación compete así al interpretador o al legislador. V. LA COMPARACIÓN En el Derecho conflictual antiguo se establecieron reglas remisorias rígidas que correspondieron a gabinetes teóricos sin contacto con el funcionamiento de nuestra vida real. En el siglo pasado [siglo XIX] comenzó en la doctrina la concentración y búsqueda referentes al centro de gravedad de las circunstancias de un caso en estudio. Pero en el ritmo siempre más tardado de las legislaciones, este principio obtuvo no antes sino en los últimos años su dominio, para el cual las leyes de Suiza y Austria son impresionantes representantes. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 137 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO Ricardo Merino Westphal Sumario: I. El matrimonio: introducción; II. El pacto conyugal. I. EL MATRIMONIO: INTRODUCCIÓN Frente a una época en la que las concepciones del derecho se multiplican y la falta de unidad que caracteriza la doctrina jurídica actual, la respuesta la tenemos por un lado en el realismo jurídico, cuya fuente es la ciencia jurídica romana, la filosofía jurídica de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. Y por otro lado, frente a un sistema de derecho positivo, que tiene como lo único válido lo que el acuerdo o la convención humana, de conformidad con los intereses actuales dicten sea lo justo, la respuesta la encontramos volviendo a la raíz: el derecho natural. Realismo jurídico y derecho natural, tienen en común tener como objeto primario la estructura ontológica del hombre, en donde reside la dimensión de justicia del matrimonio, perspectiva desde la cual estudiaremos en el presente trabajo. Entender la ciencia del derecho tan sólo como una aplicación del derecho positivo es tanto como una ciencia a medias y otro tanto equivocado. El jurista que sólo ve el aspecto de las leyes, es sólo un jurista a medias. Y no sólo eso, queda al servicio del sistema de derecho establecido y no a la inversa. Así, la ciencia del derecho no es parte de la Política, sino una ciencia que tiende a la búsqueda objetiva de la verdad –verdad práctica–, sin concesiones, sean del signo que sean. Derecho positivo y derecho natural, no son dos derechos distintos que 138 RICARDO MERINO WESTPHAL no tienen nada que ver uno con otro, sino lo contrario: son un solo derecho, que en parte es natural y en parte positivo. En él hay factores naturales o cosas justas por sí que deben interpretarse conjuntamente. La ciencia del derecho está al servicio del hombre, el cual se presenta ante los demás como un sujeto de derecho, cualidad que le es connatural, y que le hacen titular de derechos que le son debidos en estricta justicia, y que debe ser reconocido por la comunidad humana –art. 6 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos– y protegidos por el sistema de garantía de eficacia del derecho. Realismo jurídico es aquella concepción según la cual «el derecho es la cosa justa debida a otro según cierta relación de igualdad» 1. Derecho natural, es aquella parte de la ley natural (conjunto de leyes racionales que expresan el orden de las tendencias o inclinaciones naturales a los fines propios del ser humano aquel orden que es propio del hombre como persona que se refiere a las relaciones de justicia 2. En una palabra, el presente trabajo busca hablar de lo que es el matrimonio desde el punto de vista estrictamente jurídico, jurídico-natural, sin tratar el sacramento del matrimonio o el llamado «contrato de matrimonio» según los textos legales. Clarificar la verdadera idea de matrimonio, cuyo saber jurídico no comienza en el texto legal, ni en la sociología, psicología –ni en ninguna otra disciplina– sino en la persona humana; puesto que la dimensión jurídica del matrimonio es una dimensión de justicia inherente a la naturaleza humana, que no recibe su fuerza de las fuentes 1 2 Schouppe, J.P., «La concepción realista del derecho», en Persona y Derecho. XI, 1984, p.613 y ss. Hervada, J., Introducción crítica al derecho natural, Pamplona, 1981, p.144 y ss.; Villey, M., Compendio de Filosofía del Derecho, ed. Castellana, I, Pamplona, 1979. 139 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO humanas del derecho solamente. Teniendo una idea clara de lo que sea matrimonio, resulta evidente la crítica que se hace a los argumentos divorcistas. Decir divorcio, es tanto como decir círculo cuadrado. Decir divorcio es no sólo decir injusticia sino también inmoralidad. El realismo jurídico viene reaccionando últimamente y resurgiendo por algunos autores contemporáneos de la talla de Hervada, Villey, Casares, Lachance, Lottin, por decir algunos, después de un largo intervalo de seis siglos en el que la idea de la cosa justa permaneció eclipsada, frente a un dominio del derecho en sentido subjetivo. Ciertamente, la noción de derecho subjetivo ha logrado imponerse indiscutiblemente y se ha visto que ocupa un lugar privilegiado en el seno de una doctrina jurídica predominantemente normativista. La concepción profundamente objetiva del derecho, se compagina con lo que llamaremos «realismo», es decir, la idea de que el derecho debe considerarse no en función de un sujeto –como una facultad moral suya– sino en función de un objeto –la cosa debida en justicia–. Así, toda norma que no se fundamenta en el derecho natural, no es más que una legis corruptio. Todo dato cultural supone un dato natural. Finalmente, el derecho natural nos viene a recordar que existen bienes de derecho natural que son aquéllos debidos al hombre por virtud de su naturaleza humana y que son originarios, es decir, están constituidos en su naturaleza, son permanentes y universales. Entre ellos está ciertamente el bien del matrimonio, que responde a la exigencia de transmitir la vida y la conservación del género humano. Por tanto, antes de ver en el matrimonio un vínculo jurídico, una sociedad, una institución, un contrato, un sacramento, el amor, etcétera., vemos a un hombre y a una mujer, cuya naturaleza es la misma –ser racional– y que nos dará los datos antropológicos, por decirlo así, en un primer nivel de conocimiento, y posteriormente 140 RICARDO MERINO WESTPHAL acudir a la perspectiva de lo justo natural. I. DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO Existen diversas definiciones de matrimonio, desde el derecho romano, pasando por la escolástica y llegando a los iusnaturalistas y canonistas contemporáneos. Sin embargo, siguen prevaleciendo las definiciones de Pedro Lombardo y Justiniano; tomando elementos de una y otra se adapta una tercera: «El matrimonio es la unión marital de varón y de mujer entre personas legítimas, que retiene una comunidad indivisible de vida» 3. Así las definiciones de otros canonistas como Conte A. Coronata, Capello, Sipos, Vermeersch-Creusen, contemporáneos, giran alrededor de la transcrita arriba, con términos parecidos e indicando en sustancia los mismos conceptos. Entre los iusnaturalistas actuales, obran especial importancia las definiciones dadas por Hervada y Viladrich. Hervada define el matrimonio como la unión jurídica, plena y total, de un varón y de una mujer, en la virilidad y en la feminidad, que comporta una comunidad indivisible de vida, ordenada a la generación y educación de los hijos y la ayuda mutua 4. Viladrich busca no asimilar el matrimonio a ningún concepto jurídico, pues el matrimonio es el matrimonio. A pesar de ello, dice que el constitutivo primario de la unión conyugal reside en el vínculo social y de justicia –lo que hace que el varón y la mujer sean esposos–. Y lo 3 4 Lombardía, P., en IV de las Sentencias, p.27; Bernárdez Cantón, A., Compendio de derecho matrimonial canónico, Tecnos, Madrid, 1986, pp.22-23; Hervada, J., y P. Lombardía, El derecho del Pueblo de Dios, Eunsa, vol. II/I, Pamplona, 1970, p.22 y ss. Hervada, J., Cuatro lecciones de derecho natural, Eunsa, Pamplona, 1990, p.121. 141 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO más interesante de este autor, es cuando habla del amor conyugal cuyas notas son: un amor indisolublemente fiel y fecundo. En una palabra: es la introducción de la gratitud del amor en el orden de la justicia 5. No cabe duda de que todas estas definiciones son buenas, y cada una aporta especial luz sobre nuestro tema, pero preferiríamos como punto de arranque, más que una definición de lo que sea el matrimonio, una descripción del mismo, y es precisamente aquella que dice: el matrimonio es una unidad en las naturalezas que comporta una comunidad de vida y amor cuyo principio formal es el vínculo jurídico, el cual se discierne por los tres bienes del matrimonio: la unidad, la indisolubilidad y la tendencia o inclinación a los hijos 6. Esta descripción nos permitirá ir de la naturaleza a lo jurídico, del ser al deber ser –que es lo debido–, de los hechos a lo cultural. Es una descripción que da Javier Hervada magistralmente, dando una nueva reinterpretacion de los datos bíblicos a una traducción en términos filosóficos y de éstos en jurídicos. De un estatuto ontológico a un estatuto jurídico. Sea, pues posible, dentro de la brevedad de espacio, lograr una explicación suficiente al respecto. 1. El Matrimonio como Unidad en las Naturalezas El matrimonio es una unidad en las naturalezas: «Hace algún tiempo permití ofrecer una nueva reinterpretación de estas ideas, en la que confluyen paralelamente, sin confundirse y sin interferirse, pero apoyándose mutuamente los datos bíblicos y la traducción filosófica de cuerpos y almas. Por un lado me parece que la unión de cuerpos y almas, tiene una clara traducción en términos filosóficos, que es la unión en las 5 6 Cfr. Viladrich, P.J., La agonía del matrimonio legal, Pamplona, 1984, p.157. Hervada, J., Escritos de Derecho natural, Eunsa, Pamplona, 1986, p.450 y ss. 142 RICARDO MERINO WESTPHAL naturalezas, pues cuerpo y alma componen la naturaleza humana; estar unidos en cuerpo y alma es estar unidos en las naturalezas. Además, la generación –fin esencial del matrimonio– consiste en la transmisión de la naturaleza, para la cual, siendo complementarios en orden a ella, los cónyuges deben hacerse un principio común: una unidad en las naturalezas» 7. El matrimonio, es un dato de la naturaleza 8 y por lo tanto, el hombre de todas las épocas y culturas, conoce de modo directo e inmediato lo esencial en el matrimonio, aunque pueda errar en algunas conclusiones. Primeramente, examinemos los datos bíblicos, es decir, cómo fue instituido al principio el matrimonio 9, según la ley eterna. El matrimonio es una institución de derecho natural, en cuanto el Génesis expone el estatuto creacional del matrimonio; y así, primero Dios crea al hombre a imagen y semejanza suya 10 y luego a la mujer. Así como la distinción de sexos no es cuestión histórica o cultural, sino principio natural. Y siendo distintos, hombre y mujer, se atraen, 7 8 9 10 Ibídem, p.453. Cfr., DZ. 1853, Aquino, Santo. Tomás de, S. Th., II-II, 9. Juan Pablo II, Carta de los derechos de familia, 22 de IX de 1983, preámbulo. Aunque al pensamiento actual más parece importarle cómo deberían de entenderse las cosas, que comprenderlas tal cual son. Esto es así, por las diferentes desviaciones de la ciencia por el cientificismo, de la técnica por el tecnicismo y de lo trascendental por el espíritu de innovación; así se comprende la pérdida de la sensibilidad de lo natural por lo artificial. El pensamiento contemporáneo inmerso en la subjetividad –las cosas son como las pensamos frente a pensamos las cosas como son– todo lo cual desemboca en un factor de irrealidad de la cultura moderna alejando el pensamiento y la conducta humana de sus bases naturales. Así con tales antecedentes, establecen que el matrimonio es exclusivamente lo cultural, lo social o existencial, en las relaciones varón y mujer. Sobre la base de la relación ontológica –unas tendencias y unos hechos naturales– el hombre añadiría una forma cultural que sería eso que llamamos matrimonio. Mientras la realidad ontológica sería biológica –o animalidad–, la realidad cultural sería eso que llamamos matrimonio. Mientras la realidad ontológica sería biológica –o animalidad–, la realidad cultural sería lo propiamente humano, y sendo esto así, el matrimonio sería una multiplicidad de formas. Lo cual es absurdo, pues sabemos que lo natural del matrimonio designa tres cosas: a) que el matrimonio no tiene su origen en la inventiva humana; b) que es de derecho natural; c) que es la forma humana del desarrollo completo de la sexualidad. Mt. 19,8 Cfr. Díaz, J.L., «Reflexiones sobre el matrimonio a la luz del Nuevo Testamento» en Persona y Derecho, X, 1983, p.367 y ss. Gen. 2,18. 143 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO son afines, pues son creados el uno para el otro, y por esto se adherirán –aquí interviene la voluntad humana– y vendrán a ser –no lo son por nacimiento o por generación– una sola carne 11. La adhesión –unión– se obrará por la decisión humana o consentimiento, pero poniendo en acción lo que está contenido en la naturaleza del hombre. Es importante fijar bien la atención en lo siguiente: el Génesis dice: «Serán una sola carne», y el Nuevo Testamento: «Ya no son dos, sino una sola carne» 12; es decir, del futuro –«serán»– pasan al presente. Sabemos que se ha interpretado el ser una sola carne como el acto conyugal 13, pero ésta no es la única, pues Cristo dice: varón y mujer, han sido hechos por Dios una sola carne y esta unión es indisoluble, luego serán una sola carne, se refiere al matrimonio. Dios le presentó a Eva a Adán y se la ofreció como esposa; las palabras de Cristo señalan que esto mismo ocurre en el matrimonio: Dios une en una sola carne indisoluble. Así pues, la noción bíblica del matrimonio es una caro, la.cual en el estricto sentido es una descripción figurativa, y no jurídica, pero el jurista tiene que traducir en términos científicos. Y la exégesis común interpreta caro como hombre o naturaleza humana 14. En virtud de esto, se desprende que la idea de la una caro manifiesta una profunda unión de los esposos, y que vienen a ser como –a modo de– una sola persona, o dicho de otra manera, que se trata de una sola persona, que de algún modo –y sólo de algún modo– hace uno a los cónyuges. Y decir que sólo se verifica de un específi- 11 12 13 14 Gen. 2,18-24. Mt. 19, 3-6. Cor. 6,16. Gen. 2, 24. 144 RICARDO MERINO WESTPHAL co y peculiar modo, nos referimos a las conocidas propuestas en las que han errado los distintos autores, pues ellos hacen consistir la esencia del matrimonio en el ius in corpus –derecho al acto conyugal– que es en definitiva el uso al matrimonio, y en estas ideas, la una caro, sería el acto conyugal y la esencia del matrimonio sería el derecho a ese acto, pero esto es una trasposición de términos: la una caro, no sería el matrimonio, sino el uso al matrimonio, por lo que el matrimonio mismo, comportaría el derecho de hacerse una sola carne, mas no haría una sola carne a los esposos 15. Entender el matrimonio como una caro, es común en la Patrística: Atenágoras dice: «Unión de carne con carne a modo de vínculo, coligado para la unión –mezcla– del sexo, textualmente género traducible por naturaleza y San Juan Crisóstomo dice que el matrimonio no es ninguna accesión, ni adhesión, ni unión cualquiera, sino que ambos vienen a ser como una carne 16. Establecidos estos antecedentes expliquemos cómo se realiza la conjugación de estos términos: los cónyuges son dos y uno. La dualidad con la unidad, parece un problema pero no lo es tanto, pues los cónyuges, siendo dos, forman una unidad, al modo parecido, pero distinto al de la sociedad, que es una multiplicidad, pero el matrimonio es una unidad superior 17. La dualidad varón-mujer son personas humanas, y éstos no poseen del mismo modo determinado sus aspectos accidentales de la naturaleza humana, y estas estructuras accidentales son lo que se llama virilidad –características peculiares del varón– y feminidad –características peculiares de la mujer– son complementarias 18 lo uno de la otra, en 15 16 17 Cfr. Díaz, J.L., Reflexiones..., cit., p.372. Cfr. Hervada, y P. Lombardía, El derecho del Pueblo de Dios..., cit., p.27. Hervada, J., «¿Qué es el matrimonio?», en Revista de Derecho, III, 1973, Ed. Universidad de Valparaíso, Chile, p.95. 145 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO orden de las necesidades y funciones de la especie, en la esfera humana, y primeramente en la función generativa. Esta complementariedad, aunque se extiende a la sociedad civil y el Pueblo de Dios, su específica complementariedad y a sus fines peculiares –generación, educación, ayuda mutua– comportan la formación de la unidad básica de la comunidad humana, siendo ésta la familia. Así, la complementariedad, se manifiesta en la mutua atracción entre varón y mujer, como tendencia o llamada a la integración de la dualidad en la unidad 19. En este orden de ideas, la distinción de sexos, tiende a la unión en lo que son iguales 20, y en lo que son diferentes a complementarse 21. Luego, la generación natural, es la transmisión de la naturaleza 18 19 20 21 «Completar», se refiere a la perfección del ser, por ejemplo: si al coche le falta el motor se dice que no está completo. «Complementar», se refiere a la perfección en orden de la finalidad, por ejemplo: el porta-equipajes del coche, se dice que es un accesorio, que lo hace mejor. Cfr. Hervada, J., y Lombardía, P., op.cit., p.23. En cuanto a la distinción de sexos, es conveniente tener presente las siguientes consideraciones: 1. No afecta a la esencia del hombre. 2. No existe necesidad de complementarse en la unión con el otro sexo, para desarrollarse plenamente, como persona individualmente considerada ya que el mismo bien –sexo, forma accidental– se participa en varón y mujer, de modo distinto pero completo. 3. La distinción además de la forma generativa –por ser ésta la razón de ser de la diferenciación de sexos– afecta accidentalmente la estructura psicológica del hombre –temperamento, mentalidad, etcétera– aunque también sin matrimonio la personalidad se puede desarrollar completamente, en lo masculino como en lo femenino. 4. La distinción entre varón y mujer, no los afecta, pero donde sí se explica esta profunda tendencia a la unidad, es en virtud de la generación –hijos– y su impacto social –la familia–. 5. La naturaleza abre y ordena en la comunidad a los hombres entre sí, y permite una real comunicación entre sí, lo cual la expansión del género humano se logra por la unidad, sin que se pierda el principio de individuación, a que también –además de esta función propia del matrimonio– hay otras, en las cuales la distinción de sexos es irrelevante, y su modo de realizarlas provoca una diversificación de actividades, que en el conjunto de la sociedad, da lugar a un complemento. 6. La dualidad varón y mujer, adquiere un carácter complementario, en orden a la especie –o comunidad y este complemento, no está en orden a remediar una carencia del individuo como persona, sino a enriquecerlo–, en cuanto su apertura al otro, negándose y dándose al otro –cónyuge e hijos–. Hervada, J., Escritos, op.cit., p.56. Se habla de la idea de la «humanidad incompleta» o el llamado mito andrógino, y el cual dice que el hombre y la mujer, representan, cada uno de por sí, la mitad de la naturaleza humana, es decir, que cada uno, necesita complementarse con el otro. De otro modo; el hombre por sí es completo, pero incompleto en su humanidad. El error está en colocar la complementariedad del ser mismo de los cónyuges, confundiendo, el complemento del otro en su persona misma, encontrando así la plenitud y la realización del ser. Y esto es un error, equivaldría a decir que la naturaleza humana no se individualiza completa en el varón y en la mujer, y esto es contradictorio, porque la naturaleza humana es singularmente existente, de modo que si la naturaleza no es completa, tampoco lo sería la persona humana, y también es un defecto porque se consideraría sólo al individuo humano como pareja, lo cual es falso. Ibídem. p.118. 146 RICARDO MERINO WESTPHAL humana, y si se necesita unir, es porque son principios complementarios para la procreación, a la vez que son igualmente seres humanos. De aquí que la idea central del matrimonio es la una caro o unidad en las naturalezas, para un fin específico. La unidad generativa se advierte claramente en su fruto: el hijo, pues no hay en el mundo cuchillo tan agudo que pueda separar en el hijo lo que es del padre y lo que es de la madre: el hijo es el fiel reflejo de la unidad de los padres, como principio generativo. En efecto, la generación consiste en la transmisión de la naturaleza del generante al generado; esta transmisión, en los seres de reproducción sexual, se realiza por la fusión del gameto masculino y del gameto femenino: en este tipo de reproducción, el nuevo ser es producto de la fusión de los respectivos principios naturales de dos generantes. En el hombre, el hijo es fruto de la fusión de dos naturalezas: el varón y la mujer; en otras palabras, el hijo reproduce en el plano ontológico la unidad de las naturalezas que forman el matrimonio. El hijo es en el plano ontológico lo que los padres son en el plano jurídico, el hijo es la imagen sustancial del matrimonio; de este modo el hijo es el fruto del matrimonio, su típica y específica bendición divina. Añadimos diciendo que son tres las formas de manifestación de esta unidad en las naturalezas por el vínculo matrimonial, se expresan como tales con el acto amoroso de la unión corporal –que es unión de cuerpos y expresión del amor, es expresión de cuerpos y almas de la total naturaleza humana– y reproducen ontológicamente su unidad en el hijo. Otro modo de tratar de explicar el matrimonio como unidad en las naturalezas es la siguiente. Naturaleza quiere decir en Filosofía: «La misma esencia constitutiva de un ente en cuanto que es también el principio de sus operaciones específicas» 22. Y la esencia en metafísica quiere decir «el modo de ser de los 22 Rodriguez Luño, A., Ética, Eunsa, Pamplona, 1986, p.37. 147 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO entes» 23. Así comprenderemos que unir las naturalezas es unirse en sus modos de ser, y estos modos de ser son sus sexos, es decir, la virilidad y la feminidad. Luego, al unirse de esta forma establecen un principio de operación –aquí es de generación–. La una caro es un principio de transmisión de la naturaleza –la vida es el típico y específico modo de transmitir la vida– humana 24. Lo que une el matrimonio son las potencias naturales –feminidad y masculinidad– y nada más. Todo lo demás es lo conveniente para el buen funcionamiento del mismo, pero no es esencial. Así cada cónyuge sigue permaneciendo tal cual era antes de unirse en matrimonio. Resumiendo lo dicho anteriormente, se puede concluir que varón y mujer son individuos completos por sí mismos, como personas humanas completas, aunque por la virilidad y feminidad, constituyen dos estructuras accidentales de la naturaleza humana, complementarios en el orden de determinados fines de la especie –principalmente la generación y la educación de los hijos–; existe en el varón y la mujer, una mutua inclinación a unirse, en la unidad primaria básica, como integración de la dualidad en la unidad. Y esta unidad es el matrimonio y se llama una caro 25. Finalmente, se advierte que esta unidad en las naturalezas no es una fusión, sino una unión, y como veremos más adelante, tal unión consiste en ser precisamente un vínculo jurídico de participación y comunicación en la virilidad y feminidad por las que sus dos naturalezas, quedan relacionadas en su dimensión complementaria y por lo tanto en orden a sus fines. De esta unidad social y jurídica 26, y básicamente jurídica, derivan 23 24 25 Alvira, T., L., Clavell, y T., Melendo, Metafísica , Eunsa, Pamplona, 1984, p.29. C.I.C. Can. 1061. El acto conyugal es aquél por el que se consuma el matrimonio si los esposos lo han realizado entre sí de modo humano. Juan Pablo II. Ins. Donum Vitae, núm. 71. 22-11-1987. Hervada, J., y P., Lombardía, op.cit., p.26. 148 RICARDO MERINO WESTPHAL derechos y deberes, y por esta relación son co-posesores mutuos en la naturaleza y solidarios en los fines, es decir, una communio. Además tiene un fundamento ontológico sin que lógicamente la unión sea de este tipo –sería un tremendo error–, ya que tal, lo es por un vínculo jurídico, por lo cual logra la unión de sus dos naturalezas, permaneciendo cada uno individualmente 27. «Descrita así la unidad en las naturalezas, aparecen, dos conclusiones evidentes. En primer lugar, que el matrimonio no es la unión de hecho, ni siquiera la unión de hecho legalizada, sino la unión jurídica, la unidad establecida: los casados no son simplemente dos personas que viven juntas, unidas por el afecto, sino también y de modo radical dos personas jurídicamente vinculadas: el principio formal del matrimonio es el vínculo jurídico, siendo varón y mujer el principio material. En segundo lugar, es claro que la unidad en las naturalezas no es unión en las cualidades, ni en los hábitos, ni en las circunstancias, sino en las potencias naturales. La razón es clara: la naturaleza es la esencia como principio de operación y por otra parte el vínculo jurídico une principios de operación de conducta» 28. De acuerdo con esto, un defecto en las potencias naturales hace nulo el matrimonio por derecho natural, pero no ocurre lo mismo con las condiciones para el buen éxito del mismo 26 27 28 Jurídico y social; representa la última expresión a la inmensa gama de términos empleados para designar en su sentido más profundo la una caro; cuya traducción equivale a una, es la causa formal, caro, la causa material. En cuanto al límite de esta unión es la incomunicabilidad de personas, es decir, lo individual, y se refiere a que cada uno, sigue siendo lo que es, para dar lugar a dos caracterizaciones de la unión de cuerpos y almas. Así el alma, que es espíritu no admite comunicación sólo en el amor, y además de que, por ser simple no admite división. En cuanto al cuerpo, está limitado a la finalidad de la unidad de las naturalezas, es decir, en relación a la generación, lo cual implica la comunidad de vida y ayuda mutua. En cuanto a la complementariedad, y en consecuencia el mutuo complemento, se refiere a las potencias moralizadas por la distinción sexual, y estas potencias naturales complementarias con las que quedan unidas por el vínculo conyugal y sólo ellas. Todo cuanto sobre pese esto, no pertenecen a la esencia del matrimonio. Así, algunos autores como Ahrens, dicen que el matrimonio es la unión de todas las cualidades de la personalidad o de todas las facetas de la vida, refiriendo el matrimonio como toda unión formada entre dos personas de sexo diferente con el propósito de una comunidad perfecta de toda su vida moral, espiritual y física , y de todas las relaciones que son su consecuencia, y a lo cual nosotros, decimos que no es correcto. Hervada, J., op.cit., p.128. Ibídem, p.454. 149 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO 2. Que Comporta una Comunidad de Vida y de Amor 2.1. Comunidad de vida Así como el derecho al acto conyugal es la manifestación de la vida matrimonial en el orden de la naturaleza, la comunidad conyugal –o derecho a la comunidad de vida– es la misma manifestación pero en el orden de la personalidad. Significa que el matrimonio hace comunes diversos aspectos de la vida personal de los cónyuges 29. En la doctrina, se entiende este derecho, como el derecho de vivir juntos, y se tipifica su contenido en la comunidad de mesa, lecho o habitación. La comunidad de vida conyugal se da de dos formas; primera, por la relación de solidaridad –un servicio, una ayuda– y segundo, por la participación en la circunstancia vital de la persona. Solidaridad y participación, son dos aspectos que comprende el vínculo jurídico 30. Éstos se vierten en derechos y deberes: primero el deber de subvenir las necesidades vitales del otro –alimentos, vestido, casa, recreo, salud, posición social, apoyo moral– y segundo: el derecho de participación, de actividades, de bienes. Satisfacer necesidades y obtener los bienes comunes. El fundamento de la comunidad de vida se encuentra en la una caro; por la unión varón-mujer tiende a unir las relaciones que lleva consigo de solidaridad –en la vida personal– y participación –de circunstancia vital–. El sentido de la comunidad conyugal es el servicio mutuo y la recepción de los hijos y su educación. 29 30 Cfr. Juan Pablo II, Exh. Ap. Familiaris Consortio, No.18, 22-XI-1981. Hervada, J., y P. Lombardía, op.cit., p.241. 150 RICARDO MERINO WESTPHAL Finalmente, cabe apuntar una palabra sobre la comunidad de vida. Se trata del uso del término comunidad o sociedad para ubicar la esencia del matrimonio en ese significado. Efectivamente, las expresiones usadas no definen el constitutivo formal del matrimonio, sólo indican algunas notas o cualidades de su esencia, ya que se está reduciendo a la vieja bipolaridad de unio animorum y la unio corporum, cuanto lo descrito antes, no es ni la una ni la otra, sino la unión en las naturalezas, por la que de ésta sí, derivan todas las características, fines, notas, etcétera, del matrimonio 31. En una palabra, llamar al matrimonio comunidad de vida y de amor, o sociedad conyugal, está bien. Pero esto no significa que eso sea su esencia o colocar la esencia del matrimonio en la sociedad o comunidad. Es decir, el matrimonio es comunidad, pero sólo en sentido analógico. 2.2. El amor conyugal El tema del amor conyugal no puede pasar de largo; por lo importante que es trataremos de dar al menos una breve visión del mismo y su función en el matrimonio 32. El matrimonio pertenece al género de la uniones 33, unión entre varón y mujer unión entre hombre y mujer. La inclinación natural al matrimonio comprende la atracción –o tendencia de unión– entre hombre y mujer. Esta tendencia se encuentra en la naturaleza humana tanto en lo sensitivo como en lo espiritual, así esta tendencia, pertenece al orden del amor 34. 31 32 33 34 Cfr. Hervada, op.cit., p.44 y ss. Sobre este tema puede consultarse Viladrich, P.J., «Amor conyugal y esencia del matrimonio», en Ius Canonicum., XII, 1972; García López, J., «El amor humano», en Persona y Derecho, I, 1974; De Smet, El amor conyugal, Herder, Barcelona, 1967; Juan Pablo II, Institución de la congregación para la educación católica, orientaciones educativas sobre el amor humano, 1-XI-1983. Aquino, S.T., S. Th., supl., 9.44. a. 1. Hervada, J., op.cit., p.69. 151 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO Santo Tomás de Aquino define al amor como la prima immutatio appetitus 35, es decir el primer movimiento del apetito –y por extensión al apetito racional– sensitivo hacia el bien. Explicación: el amor es el primer movimiento –el más profundo y radical movimiento, el primerísimo, al cual le sigue el deseo, las obras, la búsqueda, el gozo, la posesión, etcétera– del apetito –de su sentimiento y su voluntad– hacia el bien que se complace en el bien, se orienta, se abre, se inclina. Concluyendo: el amor es el movimiento entre el ser y el bien, es decir, es la revelación del ser en cuanto tiende al bien –la otra persona, si ése es el bien amado– y lo posee 36. Así no existen diversos tipos de amor, o dicho de esta manera: «No existe un mismo amor que se aplica a los distintos objetos, por que el amor nace, en una preexistente relación entre la persona y el bien a bienes de distinto valor y en distinta posición con respecto a la persona, corresponden relaciones distintas y por lo tanto, amores de características diversas» 37. El amor conyugal se distingue de los otros en que su objeto es la persona distinta –modalizada accidentalmente por la virilidad y feminidad–, es decir, su específico carácter sexual, y por tanto procreador. El amor conyugal no se sitúa sólo en lo que hombre y mujer son distintos, ya que quitar la humanidad, despersonaliza y embrutece. Tampoco se sitúa el amor en lo que tienen de común –ser personas humanas– ya que sería otro tipo de amor. El objeto específico del amor conyugal es la humanidad del varón en cuanto varón –virilidad y posible paternidad– y de la mujer en cuanto mujer –feminidad y posible maternidad– para constituir una caro 38. 35 36 37 38 I, o. 20. a. 1., y I-II, 9,27, a. 2. Cfr. Hervada, J., op.cit., p.72. Ibídem, p.73. Ibídem. 152 RICARDO MERINO WESTPHAL Amar a una mujer como esposa, es amarla en toda su dimensión de mujer, precisamente en todo aquello en que es distinta, y por tanto como complemento a la propia persona en lo que se es varón, también y primariamente en la potencia generativa 39. Amar a una mujer y no amar al mismo tiempo su potencial maternidad no es un amor conyugal. El amor conyugal es aquel tipo de amor llamado de dilección, amor reflexivo o de elección. Su contrario es el espontáneo o pasivo –porque es producido en la persona, no por la persona–. La dilección se origina por un raciocinio o juicio de razón, reside en la voluntad iluminada por la razón 40. Las notas del amor conyugal son la totalidad y la plenitud. La totalidad es el amor conyugal en cuanto abarca toda la extensión de la conyugalidad. Implica: a) Amarse en lo que es distinto, y a la vez, ser complemento de la propia personalidad, y por tanto excluye el amor fornicario y platónico; b) Comporta la exclusividad, en la unión de cuerpos, comunidad de vida y demás manifestaciones –excluye terceros o adulterio–; c) Entrega total en todas sus facetas 41. La plenitud significa que el amor conyugal tiende a una integración de hombre y mujer en toda su intensidad, es decir, que dicha unión es para toda la vida. Se opone a la separación y disolución como tendencia unitiva que es. Nos muestra que la tendencia unitiva del amor conyugal es la más fuerte que pueda existir entre dos personas en el plano natural, incluso más que las paterno-filiales 42. Ibídem. Ibídem, p.76. 41 Ibídem, p. 89. 42 Hervada, J., y P. Lombardía, op.cit. pp.103-104. 39 40 153 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO El amor conyugal tiende a unir a los cónyuges en la una caro, unión producida por el vínculo jurídico, por el cual son precisamente cónyuges y siéndolo son co-partícipes en la naturaleza y solidarios en las obras. Esta tendencia no es un requisito formal, sino fruto verdadero del amor conyugal. De lo dicho anteriormente se derivan dos conclusiones: a) El matrimonio no es el cauce para que varón y mujer se amen lícitamente sino efecto del amor en cuanto éste tiende a la unión 43. El matrimonio no es una estructura añadida o reguladora del amor conyugal, sino fruto de éste; y b) el amor nunca es fin del matrimonio, pues la unión, es siempre un efecto o fruto del amor 44. El amor conyugal presupone una vinculación mutua –compromiso–, una participación en la naturaleza, por la que cada cónyuge hace en cierto modo suya –no modo de propiedad o posesión, sino genérico: relación de justicia, dar a cada uno lo suyo– la naturalera del otro en cuanto modalizada por el principio masculino o femenino. En esto radica la una caro. La dimensión de justicia del amor conyugal, también se verá con mayor nitidez al tratar del tema del vínculo y consentimiento conyugal. 3. El Principio Formal es el Vínculo Jurídico La conceptualización que se ha estado usando tiene varios defectos, ya que se ha usado un lenguaje filosófico y no jurídico. Situar la esencia del matrimonio en un derecho –sobre el cuerpo– o en un vínculo, entraña una reducción de tal esencia. 43 44 Hervada, J., y P. Lombardía, op.cit. pp.103-104. Ibídem. 154 RICARDO MERINO WESTPHAL La esencia del matrimonio no puede ser un derecho o un vínculo –sería indignante–; es mucho más: son un varón y una mujer vinculados o unidos entre sí 45. Y en todo caso, el vínculo jurídico es principio formal del matrimonio 46. Explicación: si al matrimonio se le entiende como varón y mujer unidos, el vínculo jurídico –o unión– es el principio forma 47. Si se considera que el matrimonio es la unión –o vínculo– entre varón y mujer, el vínculo jurídico es la esencia del matrimonio 48. Así queda claro que el matrimonio no es sólo un vínculo –o estructura jurídica–, sino mucho más: varón y mujer unidos. Entonces, ¿qué concepto expresa debidamente la idea de matrimonio? Son el concepto de relación jurídica –género al que pertenece el matrimonio– y la idea de comunidad. La realidad jurídica del matrimonio vendrá dada por un varón y una mujer vinculados jurídicamente entre sí en una unidad comunitaria específica 49. Ya podemos tener la noción del vínculo: «El nexo primario y básico que une a los cónyuges, constituyéndolos como tales, y en el cual están radicalmente contenidos todos los derechos y deberes conyugales» 50. El matrimonio es la unión del varón y de la mujer en la específica inclinatio natural y además una comunidad; así, el vínculo es el nexo en virtud del cual, por obra de la entrega mutua, ambos cónyuges quedan unidos –ligados– jurídicamente en su inclinatio natural y por el cual son partícipes de la persona del otro en esa inclinación 51. 45 46 47 48 49 50 51 Cfr. Hervada., «Cuestiones varias sobre el matrimonio», en Ius Canonicum, XIII, 1973, p.38 y ss. Ibídem. Cfr. Hervada, J., y P. Lombardía, op.cit., p.198. Ibídem. Ibídem, p. 199. Ibídem, p. 106. Ibídem. 155 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO La comunidad lleva consigo, recordamos, dos notas que también lo son del vínculo jurídico, y las cuales son: una participación –que une a los cónyuges en la inclinatio y su desenvolvimiento y la comunicación en la una caro– y la solidaridad –los intereses y finalidades de cada uno en lo que respecta al desenvolvimiento de la inclinatio natural son a la vez, intereses y finalidades del otro–. Esto se produce en el plano jurídico; en él existe ya como vinculación común y solidaria –como unión, como vínculo jurídico– y debe realizarse –como exigencia de justicia y según la naturaleza de esa exigencia– en la vida o realidad social. De aquí que en cada fase de la vida, de la inclinatio surjan a partir del vínculo derechos y deberes mutuos, que formen el contenido de la relación matrimonial 52. 4. El Cual se Discierne por los Tres Bienes del Matrimonio 4.1. Notas del vínculo jurídico La doctrina las ha estudiado bajo el tema «propiedades esenciales del matrimonio» –unidad e indisolubilidad– y también bajo la terminología agustiniana de «bienes del matrimonio», bien de la prole, bien de la fidelidad y bien del sacramento 53. Efectivamente, los bienes del matrimonio son llamados así porque el ser del matrimonio es bueno y en este sentido, los tres bienes del 52 53 Ibídem, p.207. Cfr. San Agustín, Los tres bienes del matrimonio; López Alarcón, M. y R. Navarro-Valls, Curso de derecho matrimonial canónico y concordado. Tecnos, Madrid, 1984; López Alarcón, M., El nuevo sistema matrimonial español, Tecnos, Madrid, 1983; Gasparri, P., Tractatus canonicus de matrimonio, I Parisiis, 1904; Bernárdez, Cantón, A., Curso de Derecho matrimonial canónico, Madrid, 1969; Hervada, J., «El matrimonio in facto esse. Su estructura jurídica», en Ius Canonicum, I 1961; De la Hera, A, Relevancia jurídico-canónica de la cohabitación conyugal. Pamplona, 1966; Knecht, A., Derecho matrimonial canónico, Madrid, 1932; Regatillo, E.F., Derecho matrimonial eclesiástico, Santander, 1962; Molina, A., y M. E. Olmos, Derecho matrimonial canónico sustantivo y procesal, Madrid, 1985; Leclerq, J., Matrimonio natural y matrimonio cristiano, Herder, Barcelona, 1967; Cadahia, J., Los derechos de la familia en la sociedad, Palabra, Madrid, 1982. 156 RICARDO MERINO WESTPHAL matrimonio son tres razones de bien que provienen de una bondad radical del matrimonio y de la que son orden esencial o propiedades esenciales también. Es decir, propiedades, bienes y fines del matrimonio, junto con las notas del amor conyugal, son lo mismo, pero visto desde perspectivas distintas. Las propiedades son lo «propio» del ser del matrimonio, son esencia del matrimonio –punto de vista ontológico–; los bienes son las mismas notas de esencia o propiedades del ser del matrimonio en cuanto queridas o apetecibles –punto de vista moral–; los fines, en cuanto que son tendencia natural del ser del hombre –punto de vista social– y las notas del amor conyugal. a) Unidad. Significa que sólo hay un vínculo: la unión entre ambos: un solo varón con una sola mujer. Es el mismo vínculo que va con respecto a la mujer al varón y viceversa 54. La unidad quiere decir monogamia del matrimonio y se opone a la poligamia –unión de un varón con varias mujeres– y poliandria –unión de una mujer con varios hombres– 55. Mans dice: «La poliandria se opone al derecho natural porque se opone a los fines del matrimonio, también porque la procreación resulta más difícil, la prole carece de padre cierto, dificulta la educación, quebranta la unidad y la paz familiar, no se cumplen los fines secundarios. La poligamia, igualmente, se opone al derecho natural, y va contra los fines del matrimonio, no hay concordia doméstica, la mujer es más esclava que esposa, la concupiscencia es más desordenada» 56. 54 55 56 La unidad se encuentra definida como doctrina de fe por el Concilio de Trento (Sess. XXIV, c.2) y por el evangelio Mt. 19,6; «de manera que ya no son dos sino una sola carne». Cfr. Puy, F., «La familia como unidad de equilibrio humano y social», en Persona y Derecho, I, 1974, p.13; Varios, El vínculo matrimonial, Bac. Madrid, 1978; Welty, E., Catecismo social, II, Herder, Barcelona, 1963, p.27, DZ., 1767. DZ. No.88 a., 408, 645, 696, etcétera. Cfr. Hervada, J., y P. Lombardía, op.cit., pp.67-68. 157 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO Gredt: «No se funda tanto en los fines, sino en la igualdad, sobre todo al amor amicitas, y éste no se da entre desiguales» 57. Desde el punto de vista del derecho debe haber una razón de fondo, que sustente la unidad en la exigencia de justicia de la relación intrapersonal. La razón de la unidad –monogamia– es la igualdad en dignidad y en valor que existe entre varón y mujer, virilidad y feminidad, son dos formas accidentales de individuación completa de la naturaleza humana, por eso hombre y mujer son iguales en dignidad y valor, los son también en su diferenciación femenina y masculina dos valores complementarios e iguales– 58. Que sus sexos son dos valores iguales y complementarios significa que cada uno tiene todo lo necesario para complementar al otro –en los fines del matrimonio–, por lo que uno para el otro son bienes completos y suficientes en lo que se refiere a la conyugalidad. También significa que son iguales en valor y digrudad, y por tanto exigentes 59. Así una de las características de toda relación jurídica es la igualdad 60, y sólo en el matrimonio uno realiza la justicia que exige la relación varón-mujer, pues hay valores y bienes iguales; así la poligamia se funda en la injusticia 61. b) Indisolubilidad. La fortaleza del vínculo es tal que no es disoluble 62. Los grados de esta propiedad son: estabilidad, perpetuidad e indisolubilidad 63. Estabilidad es que la unión varón-mujer no es pasajera sino permanente. No está a prueba; en el noviazgo sí. 57 58 59 60 61 62 63 Ibídem. Ibídem, p.69. Ibídem. Aquino, S.T., Contra gentes, III, cap.124. Cfr. García López, J., Los derechos humanos en Santo Tomás de Aquino, Eunsa, Pamplona, 1973, p.159. DZ. No.55a., 88a., 250, etcétera; Cfr., Molano, E., «La naturaleza del matrimonio en la doctrina de Santo Tomás», en Persona y Derecho, I, 1974, p.143; Della Torre, G., «L’indissolubilitá intrinseca del matrimonio nella concezione cristiana del diritto naturale», en Persona y Derecho, I, 1974, p.191. Martínez Doral, J.M., «Situacionismo jurídico e indisolubilidad del matrimonio», en Persona y Derecho, I, 1974, p.213. Cfr. Hervada, J., y P. Lombardía, op.cit., p.72. 158 RICARDO MERINO WESTPHAL La perpetuidad se opone al matrimonio estable pero temporal o indefinido. Tiene su fundamento en la naturaleza humana y en sus exigencias. Su diferencia con la indisolubilidad es que aquélla –perpetuidad– radica en la potencia intrínseca de duración, es decir, que el vínculo en sí no contiene el germen de disolución por una fuerza exterior al vínculo, más fuerte que él: la muerte, por ejemplo 64. La indisolubilidad, indica además que une a los cónyuges en toda la intensidad de la capacidad de unión propia de la inclinatio natural. Una para toda la vida. Se identifica con la plenitud y con el bien del sacramento 65. La unión matrimonial es perpetua en virtud de la estructura misma de la naturaleza humana; y ésta a la vez es una exigencia de justicia –ya que feminidad y virilidad son valores iguales y permanentes–, por lo que el vínculo es perpetuo y la razón de justicia que sustentó la unión al nacer es siempre igual. Para que decayera el vínculo sería necesaria una desvalorización del hombre y de la mujer, lo cual no puede suceder. El repudio es injusto porque el bien aceptado al contraer matrimonio es idéntico al que se repudia 66. La unión en el matrimonio es corpóreo-espiritual. Es corpórea porque comprende el cuerpo, la inclinación y toda su posible historia. Y espiritual porque abarca la persona, su naturaleza y toda su posible historia. No se puede separar el cuerpo del espíritu ni la persona de su historia, porque la persona es precisamente esa unión 67. 64 65 66 67 González del Valle, J., Derecho matrimonial canónico según el código de 1983, Eunsa, Pamplona, 1983, p.136. Cfr. Hervada, J., y P. Lombardía, op.cit., p.70 y ss. Ibídem, p.73 y ss. Ibídem. 159 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO Esto es aplicable también al amor conyugal, ya que el amor es tendencia unitiva, es del tipo de la persona, es decir: racional-animal. Nada puede alterar la fuerza de la unión. La alteración del amor por la historia del cónyuge es índice de un amor imperfecto, orientado, más que a la persona, a su circunstancia-concupiscencia. El modo de unión del animal no es perpetuo –tiempo– porque no tiene historia. El tipo de unión en el animal es animal y por tanto con sus características propias. El tipo de unión en el hombre es de acuerdo a su condición humana, es decir: intelectual, racional-animal. Para entender mejor las características de la unión humana, primero expliquemos lo siguiente: la persona tiene dos dimensiones –las cuales no se pueden separar–: a) La naturaleza racional –permanencia– y; b) la historicidad –cambio–. La historia es cambio, pero permaneciendo la mismisidad 68. La unión se hace en relación a la naturaleza –inmutable– y a la persona –que permanece siempre la misma–, y por tanto es necesario la personal aceptación posible de la historia del cónyuge. No es posible escindir la persona de su historia, la persona es ella misma su historia, pues la contiene en potencia y es naturaleza histórica. Es unión en la raíz –naturaleza y personalidad– que contiene en sí toda la historia posible del cónyuge y que es anterior a ella 69. Varón y mujer forman un principio de operación, una naturaleza, una unidad en la naturaleza, pero ese principio no puede ser transeúnte; lo es, pero contemplado como acto, mas no como potencia y acto, como una entidad. El acto sexual, no es más que una manifestación de la una caro, no su definición. La unidad en las naturalezas 68 69 Ibídem. Ibídem. 160 RICARDO MERINO WESTPHAL abarca precisamente la naturaleza accidental-corporal que tiene la personalidad del cónyuge, con su peculiar modo de ser, lo abarca totalmente; su historia y persona, su total potencialidad, pues es modo humano de esta unión 70. La unidad en las naturalezas se encuentra como posibilidad –potencia– así como tal en la naturaleza como una realidad preestablecida. El hombre modaliza esa unión de acuerdo a su naturaleza. Une potencias, sí, pero potencias humanas y por tanto anímico-copóreas. Así el vínculo es físico-comunidad de vida, la deuda, lo jurídico y espiritual –los yo personales, el amor debido o suyo, etcétera–, pero el vínculo en sí es el compuesto; cierta unión natural humana en las potencias naturales 71. Por último decimos que la una caro la encontramos en la naturaleza tanto como potencia con el acto; luego, su nexo –unión–, relación, vínculo y «anudación es natural también. En efecto, éste es el fundamento ontológico: que el vínculo jurídico une lo que por naturaleza está ordenado a unirse, y si el vínculo jurídico produce tal efecto es porque tal efecto está contenido en la mutua ordenación entre varón y mujer» 72. Y la entrada de esta unidad establecida en el mundo jurídico se da por dos razones fundamentales: a) Por el acto de la voluntad –consentimiento– que causa el paso de la potencia al acto de la unidad de las naturalezas; y b) el vínculo: que une principios de operación, de conducta, los hace debidos –suyos– 73. c) La ordenación a la prole. Decir que el matrimonio es una integración de personas en lo que son diferentes, es admitir que 70 71 72 73 Ibídem, p.236. Cfr. Hervada, J., ¿Qué es el…, op.cit., p.104. Ibídem. Cfr. Hervada, J., Escritos..., op.cit., p.458 y ss. 161 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO varón y mujer en cuanto a mujer –feminidad– y de la mujer al varón en cuanto a varón –virilidad–, así la sexualidad, es algo más que la función reproductiva humana, pues abarca las manifestaciones de la persona humana en donde se apoya la estructura del sexo 74. Esta unión, obedece en su institución a su finalidad procreadora: la procreación y educación de los hijos 75. En la naturaleza humana por lo tanto hay un ordinatio ad procreationem, y en la medida en que el matrimonio consiste en la unión de dos personas, en el matrimonio existe –en lo jurídico y en lo social– una esencial ordinatio ad prolem 76. La ordinatio ad prolem, no es distinto de la esencia, sino una estructura ordinal –orden, disposición, medida– de la esencia. Por lo tanto, es disposición y orden del matrimonio, hacia la procreación y educación de los hijos, y en cuanto es una realidad dinámica, es una tendencia hacia esos fines 77. La naturaleza se plasma en las normas de derecho natural 78, y la vida matamonial debe desenvolverse conforme a la ordinatio ad prolem. Así como el fin del matrimonio son los hijos y su educación, la prima causa institutionis, debe representar también la prima intentio de los conyuges 79. 74 75 76 77 78 79 Cfr. Hervada, J., y P. Lombardía, El derecho..., op.cit., p.52 y ss. Ibídem. Ibídem. Ibídem. Cfr. García López., J., Los derechos..., op.cit., p.93. Viladrich distingue al hablar de los fines del matrimonio y dice que éstos se encuentran en dos sentidos, es decir: como resultado efectivo –fin meta o término– o como tendencia –ordenación interna, disposición u ordenación dinámica– llega a las siguientes conclusiones: a) Para que exista matrimonio es esencial que la unión conyugal esté internamente ordenada o abierta a los fines. No es necesario para su subsistencia su obtención afectiva, siempre y cuando no sea provocado por un defecto de la ordenación interna de la unión conyugal, sino por causas extrínsecas y ajenas a la esencia del matrimonio, es decir, que si por circunstancias ajenas a la capacidad natural y al consentimiento pleno de las partes, no consiguen de hecho los fines, no por eso deja de existir el matrimonio; b) la obtención efectiva de los fines meta –fin término– no es imprescindible para la subsistencia del matrimonio. Ahora por el contrario, es esencial obligación de los cónyuges tender siempre a la posibilidad de conseguir los fines meta; c) el matrimonio se ajusta a los estadios naturales de virilidad y feminidad humanas, así la ancianidad es un estado natural, mientras que el impotente es un estado patológico. Viladrich, P.J., La Agonía..., op.cit., p.163. 162 RICARDO MERINO WESTPHAL La ordinatio ad prolem –orden, deber y misión– no existe fuera del matrimonio, en tanto es ordinati, esencialmente suya, sino en forma de disposición de éste; por lo tanto se da dentro de los límites de la integración de sexos, en la medida en que existe impresa en la estructura ordinal de la esencia del matrimonio. ¿Qué significa todo esto? Que la ordenación a la prole, su realización, debe ser conforme al orden natural, y así el matrimonio cumple su finalidad 80. No hay distinción entre la unión corporal y esta unión como principio de prole, pues la naturaleza humana está preconstruida de tal manera que el acto generativo y la unión corporal amorosa son único e idéntico acto 81. Tampoco hay distinción entre la comunidad de vida y la recepción y la educación de los hijos 82. La procreación de los hijos es el efecto del matrimonio rectamente vivido, lo cual indica que no cabe una vida conyugal cerrada a los hijos, ni tampoco lograrlo por vías contrarias a la naturaleza. El fin procreador es la primera causa institutionis por la que tal ordenación da la medida y disposición última de la estructura del matrimonio. Y esto quiere decir que todas las realidades matrimoniales, tienen, una estructura, preestablecida por institución, ordenada al fin procreador 83. 80 81 82 83 Hervada, J., y P. Lombardía, El derecho..., op.cit., p.55. Ibídem. Sobre ese fundamentalísimo tema: Juan Pablo II. Donum vitae, instrucción sobre el respeto de la vida humana naciente, 22-11-1987, No.72-73; Pío XII, Discurso a los participantes en el II°. congreso mundial de Nápoles sobre la fecundidad y la esterilidad humana, 19-IV-1956. Y con respecto a los problemas relacionados al no respetar las funciones –significados– del acto conyugal: Gómez Pérez, R., Problemas morales de la existencia humana, Magisterio Español, S.A., Madrid, 1981; Monge, M.A., Ética, salud, enfermedad, Palabra, Madrid, 1991; Santos Ruiz, A., Instrumentación genética, Palabra, Madrid, 1987, y bibliografía muy abundante que allí se cita; Alberola, I., y J. Moya, El SIDA: medicina y ética, Palabra, Madrid, 1971; Guillamón, J.A., El problema moral de la esterilización, Palabra, Madrid, 1988; Melendo, T., y Fernández-Crehuet, Métodos naturales de la regulación humana de la fertilidad, Palabra, Madrid, 1989; Varios, La educación sexual, Editora de Revistas, Mexico, 1986; Anson, F., Se fabrican hombres, informes sobre la genética humana, Rialp, Madrid, 1988; Herrera Jaramillo, F.J., El derecho a la vida y el aborto, Eunsa, Madrid, 1984. Cfr. Hervada, J, y P, Lombardía, El derecho..., op.cit., p.55. Ibídem. 163 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO En cuanto al bien de la prole, cabe decir que generación y educación no son, propiamente hablando, dos fines del matrimonio, sino un único fin, pues el matrimonio a lo que se ordena es al hijo educado 84. Santo Tomás de Aquino: «Pues no tiende la naturaleza sólo a la generación de la prole, sino a que se conduzca y proporcione hasta el estado del hombre en cuanto es hombre, que es el estado de virtud» 85. II. EL PACTO CONYUGAL 1. El Consentimiento como Causa del Matrimonio El vínculo matrimonial nace del consentimiento, o más precisamente, del pacto conyugal 86, por eso hay que recordar y distinguir, con Santo Tomás de Aquino, tres cosas en el matrimonio, que no deben confundirse: la causa del matrimonio, que es el pacto conyugal; su esencia, constituida por el vínculo; y sus fines, que son la procreación y educación de la prole, la regulación del instinto y la ayuda mutua. 84 85 86 Ibídem. Aquino S.T., S. Th., supl. 9 41a. 1. Bajo la expresión «consentimiento matrimonial» se ha conocido y suele todavía conocer dos cosas relacionadas como el todo y la parte, o quizás más exactamente como el constitutivo formal y el ser: un pacto conyugal y el acto de la voluntad que constituye su esencia desde San Isidoro de Sevilla, que definió el matrimonio como el consenus, hasta Santo Tomás de Aquino, se distinguía entre consensos y el matrimonio ut tallu –atribuyendo al primero la categoría de causa eficiente y al vínculo la esencia del matrimonio– ha sido y es muy común llamar «consentimiento» al pacto conyugal. El mismo CIC, sigue esta tendencia en el canon 1081, según la definición que resulta de la combinación de los dos párrafos de este canon. El consentimiento como acto de la voluntad entre personas hábiles legítimamente manifestado, por el cual ambos contrayentes se entregan y aceptan como esposos, es una definición del pacto conyugal según las clásicas reglas de una buena definicion. Lo que se define aquí es el pacto conyugal, de acuerdo con una visión iusnaturalista –más que técnica-jurídica– del mismo. Pero el consentimiento se toma también en un sentido más restringido. No como sinónimo del pacto conyugal, sino expresando uno de los tres pilares en los que se asienta la total contextura del pacto conyugal: sujetos capaces, consentimiento y forma. En este caso, el consentimiento no es todo el pacto conyugal –no es todo el consensus de la definición antes aludida– sino su factor más esencial, la piedra clave (...) del pacto conyugal. Cfr. Hervada., «Consideraciones sobre la revocación de consentimiento matrimonial» en Ius Canonicum. XX1, 1976, p.271. 164 RICARDO MERINO WESTPHAL El consentimiento es el elemento más decisivo del pacto conyugal y aquel que contiene su eficacia causal propiamente dicha. Por contener el matrimonio derechos personalísimos, que afectan a la disponibilidad sobre el propio cuerpo, el consentimiento no puede ser suplido de ninguna manera por el ordenamiento jurídico, ni por los padres de los contrayentes, ni por ninguna otra protestad humana. En consecuencia, la ley humana no puede reconocer un matrimonio como válido si existe algún vicio que lo haga nulo por derecho natural, a causa de su defecto o vicio sustancial en el consentimiento naturalmente suficiente. El objeto del pacto conyugal –consentimiento– no es otro que el varón y la mujer en su conyugalidad, o sea, en sus potencias naturales del sexo en cuanto se relacionan con los fines del matrimonio. Dicho de otro modo, por el pacto conyugal la mujer se entrega como esposa al varón y el varón se entrega a la mujer como esposo; y ambos se aceptan como tales 87. Viladrich lo plantea así : «¿Qué es lo que en definitiva, convierte al amor entre varón y mujer, en amor entre esposa y esposo? ¿Qué añade esa alianza o pacto conyugal? Primero, el querer quererse, que es el compromiso en el amor. Segundo, el querer quererse a título de deuda, es la alianza matrimonial. la totalidad de la masculinidad y feminidad» 88. Retomando la idea del fundamento ontológico del vínculo jurídico con respecto al consentimiento, dice Hervada: «El acto y la potencia de la unidad en las naturalezas pertenece a la naturaleza del hombre, por consiguiente, el consentimiento se limita a causar el paso de la potencia al acto, desencadenando ese paso que obra la misma naturaleza. Esto hace que el consentimiento sea verdadera causa y causa «Lo que marca la validez del pacto conyugal en lo que atañe a ese objeto sean la identificación de la conyugalidad y la identificación de las personas...», Hervada, J., Escritos..., op.cit., p.465. 88 Cfr. Op.cit., La agonía..., p.129. 87 165 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO eficiente, pues lo propio de la causa eficiente es producir el paso de la potencia al acto, pero el vínculo como tal no es anudado por el consentimiento sino por la naturaleza. En otras palabras, el hombre y la mujer por estatuto ontológico, esto es, por estatuto creacional, son naturalmente el uno para el otro; están dados, destinados, el uno al otro por naturaleza. Sólo falta que el consentimiento, por la entrega y aceptación, determine en ese varón y en esa mujer concretos la genérica destinación de la mujer y el varón. No es pues, el vínculo un vínculo consensual, sino natural; y como es un vínculo jurídico, decir natural es decir de derecho natural. »El matrimonio no es un vínculo cuya existencia penda del consentimiento, porque no es un vínculo o relación consistente en una voluntad continuada y comprometida –es una voluntad debida, obligada–, sino que es una relación jurídica de derecho natural. O dicho de otro modo, la coposesión, la participación y la comunicación mutuas en las que consiste la unidad en las naturalezas son un vínculo de derecho natural (...) el hombre tiene por ser creatura, un ser recibido, un estatuto ontológico dado pero a la vez es dueño de sí, de modo que sólo mediando su libre voluntad se produce lo que sin su libertad permanece en potencia. Simultáneamente entiendo que, si recordamos aquella antigua y conocida glosa natura, idest deus –la naturaleza, esto es Dios–, podremos percibir el sentido de la inequívoca afirmación evangélica sobre el vínculo conyugal: Deus coniuxit, el vínculo lo anudó Dios a través de la naturaleza, con un exquisito respeto de la libertad del hombre; y de tal forma que puede decirse, a la vez, que el derecho natural –esto es, Dios– unió a los casados, y que el consentimiento es la causa eficiente de ese vínculo» 89. En síntesis, el vínculo jurídico no es una creación original del consentimiento, sino que es un vínculo de derecho natural; el vínculo es causado por el consentimiento en el sentido de originar un vínculo natural –no mera creación del hombre– previsto por la naturaleza, por lo cual se anuda, y de aquí que el argumento liberal: lo que hizo el consentimiento, lo puede deshacer también el consentimiento, sería válido si el matrimonio fuese un contrato civil basado en la mutua voluntad exclusivamente y no estuviera apoyado sobre una base natural. Y así, si el vínculo lo ha formado la naturaleza, sólo la naturaleza lo puede disolver, por medio de la muerte. 89 Hervada, J., Escritos..., op.cit., pp.463-464. 166 RICARDO MERINO WESTPHAL 2. El Pacto Nulo Parece exagerado que el solo consentimiento produzca en un determinado momento, de una vez por todas, un vínculo perpetuo y exclusivo, produciendo aquella unión tan definida y estricta que llamamos matrimonio, y de tan gran envergadura. Pero no es esto tan desproporcionado como parece, ya que sólo la estructura del pacto conyugal es la única que contiene todo lo necesario para producir tal efecto, de aquí que tal pacto es el único que produce el matrimonio en sentido estricto. Las ideas de Viladrich 90 explican muy bien el contenido del pacto conyugal. Recordamos que la primera nota era el compromiso en el amor de querer quererse. El amor inclina al varón y a la mujer a la unión conyugal; tiende a que varón y mujer sean una unidad en lo conyugable –masculinidad y feminidad– de sus naturalezas, tal dinámica tiende a la unidad, y otra cosa es ser comunidad conyugal –ser esposa y esposo– lo cual implica una decisión fundamental de la unión conyugal 91. La cual es nueva, original e irrepetible, pues su objeto no es seguir amándose, sino ser una sola carne en lo conyugal 92. Tal acto de voluntad no se refiere tanto a los actos pasados o futuros, sino al querer quererse –es un compromiso en el amor–. Quienes porque se quieren, deciden quererse –comprometer el amor– deciden sobre el futuro. Cierto es que el hombre no puede ser futuro en un solo acto existencial, pues necesita vivirse y esto implica tiempo, pues no es menos verdad que el hombre puede hacer entrega de todo lo que podría ser –potencia– en su futuro y lo que puede hacer por un acto de presente, en una decisión de aquí y ahora. Por la voluntad puede convertir la extensión en intensidad, y ésta es la dimensión más profunda y grande de la libertad humana: que ser libre, en sentido de ser dueño de sí, puede mediante una decisión de 90 91 92 Cit., La agonía..., p.145 y ss. Ibídem, p.129. Ibídem. 167 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO voluntad dar hoy todo su futuro a algo o alguien. Esto es comprometerse: decidir libremente deberse. En este sentido el hombre es y puede ser lo que quiere ser: no deja su proyección futura al azar o a las circunstancias; no permite una enajenación de nada en su vida, sino lo contrario, atrae el futuro y lo convierte en dominio de su voluntad libre. Es dueño de su propio destino 93. La segunda nota de la estructura del pacto conyugal es la alianza: el querer quererse a título de deuda 94. La introducción de la gratuidad del amor en el orden de la justicia –dimensión de solidaridad y alteridad entre los hombres– da de nuevo el matiz que transforma –por una decisión voluntaria– el amor entre varón y mujer en amor conyugal. El varón ya no posee su virilidad sino que se la ha entregado a la mujer, y la mujer ya no posee su feminidad sino se la ha entregado al varón, de suerte que ya no son dos, sino una sola carne 95. El hombre es dueño de sí –no en sentido absoluto, sí en sentido relativo– y porque lo es, se dona o entrega –acto primario– a otro; lo suyo ya no es suyo, es del otro –y viceversa–: acto segundo, la justicia 96 y tal relación que surgió por el pacto es de justicia, llamada vínculo, esencia del matrimonio 97. Ahora sí se entiende que lo importante es querer quererse a título de deuda –y que está contemplado en la naturaleza humana–: la forma son las ceromonias y solemnidades de ese consentimiento 98. De aquí que nadie «case», pues sólo lo hace la propia, personalísima decisión de los contrayentes. Así pues el matrimonio no es una ceremonia, o el registro de un documento, o la convivencia bajo un mismo techo o unas previsiones legales 99. 93 94 95 96 97 98 99 Ibídem. Ibídem. Ibídem, p.134. Hervada, J., Introducción.., op.cit., p.136. Viladrich, P.J., op.cit., p.136. Ibídem. Ibídem, p.139. 168 RICARDO MERINO WESTPHAL La última nota del pacto conyugal es el objeto de la alianza matrimonial: la totalidad de la masculinidad y feminidad. El contenido que los cónyuges se entregan no es un contenido artificial ni arbitrario inventados por las partes, sino lo natural: es decir, pactan una unión entre varón y mujer perpetua y exclusivamente debida y orientada a la fecundidad humana. Lo natural es la unión, no lo pasajero; es varón y mujer, no lo homosexual; es lo exclusivo, no la poligamia; es la ayuda mutua, educación y procreación de los hijos, no lo contrario 100. Y sucede que los contrayentes no quieren asumir un pleno compromiso: o porque no se entregan recíprocamente, excluyendo 101 ser el uno para el otro de modo real, queriendo vivir juntos pero sin darse ni obligarse como esposos; ya que excluyen expresamente partes de la entrega; por ejemplo: la perpetuidad, exclusividad, fecundidad, educación de la prole o aquella dimensión de la ayuda mutua y la comunidad de vida necesarias para los hijos y su educación, contenidos en la indisolubilidad y unidad matrimoniales, y así, en todo esto pactan algo –un convivir juntos, una relación sexual, una comunidad de vida sin perpetuidad o sin exclusividad o sin hijos y además...– pero no el pacto matrimonial que produce el matrimonio, y tal pacto podrá haberse realizado bajo la apariencia de casamiento legal, quiza ante la ley civil o religiosa, y habrá una apariencia de matrimonio, pero sin ser en realidad matrimonio 102. Efectivamente, hay una verdadera proporción entre la causa –pacto y consentimiento– y el efecto –matrimonio–. Los contrayentes van a producir lo que ellos, en su fuero interno, quieran y luego manifiesten. No más ni menos. De ahí que lo que digan concuerde con lo que piensan interiormente, sino, habrá una simulación total o parcial; es decir, no habría matrimonio, sólo su apariencia. 100 101 102 Ibídem, p.141. Hervada, J., «La simulacion total», en Ius Canonicum II, Pamplona, 1962, p.742. Viladrich., P. J., La agonía…, p.150. 169 DESCRIPCIÓN REALISTA DEL MATRIMONIO Si uno de los cónyuges quita o excluye una de las notas que disciernen el vínculo jurídico –unidad, indisolubilidad y tendencia a los hijos– no hay matrimonio. Así lo difícil es saber o conocer el fuero interno de los contrayentes: ¿quiso el matrimonio o no? De aquí que un buen criterio para discernir las causas matrimoniales no es tanto ir a las cosas accidentales, o las llamadas causales, que parece que cada vez son más, sino simplemente ir a la identidad del matrimonio –qué es el matrimonio–, el cual es un conocimiento por connaturalidad, a la identidad de los cónyuges –quién es con el que uno se casa– y que efectivamente no exista simulación en el pacto conyugal. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 170 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 EDUCACIÓN UNIVERSITARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD Antonio Carlos Pereira Menaut 1 Sumario: I. Introducción; II. Viejos y nuevos profesores y estudiantes; III. La educación universitaria, educación liberal; IV. El humanismo realista y sus presupuestos; V. ¿Qué hacer?; VI. Más remedios: hablar, leer, escribir, pensar, VII. Sapere aude, o alabanza del opinar. I. INTRODUCCIÓN Las personas que llevamos ya varias décadas en el oficio universitario podemos constatar que las universidades españolas han cambiado mucho desde, digamos, 1960. Hoy estudian carreras universitarias casi todos los que quieren, y las universidades, aunque nunca satisfechas con su presupuesto (y con razón), lo tienen mucho mayor que antes. Hay más becas y facilidades para estudiar y especializarse en el extranjero, hay muchas más publicaciones científicas y mejores bibliotecas, hay ejércitos de profesores; todo el mundo tiene un ordenador personal –a propósito, uno se pregunta cómo trabajarían Kant o Savigny sin ordenador– y hay un gran número de publicaciones de 1 Profesor de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela. Doy las gracias a los profesores Clavell, d’Ors y Sampedro por leer y criticar la versión original. El título de este trabajo responde a la novela de Alejandro Pérez Lugi, La Casa de la Troya (Santiago de Compostela, 1925), en la que el autor evoca el mundo estudiantil de Santiago hace aproximadamente un siglo, cuando el mismo estudió Derecho. Aquel ambiente, aunque idealizado por el paso del tiempo, no era, ciertamente, el de la Ilustración, ni el de Oxford en los años veinte, al que también nos referiremos; era el ambiente que sugiere la palabra portuguesa troia, con el trasfondo de una universidad sensiblemente peor que la actual en términos objetivos, lo que da más relieve a la paradoja que vamos a comentar aquí. 171 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD divulgación científica a la venta hasta en las librerías de ferrocarril. En España el número de universidades, en fin, es más del doble del de 1960. Para una mentalidad como la ilustrada, que confiaba en el poder taumatúrgico de la educación, parece haberse cumplido casi la máxima aspiración. Pero tampoco faltan malos agüeros: se lee poco, las tiradas de los libros e incluso de los periódicos son bajas, los cientos de miles de universitarios no son personas muy cultivadas. Para resumir: si nos comparamos con nuestros antepasados, con aquellos que estudiaban Derecho en la época de la Casa de la Troya, las circunstancias objetivas son hoy mucho mejores; para no compararnos con aquellas universidades de los siglos XVII a XIX que eran, según Menéndez y Pelayo, «antros de nada, sino de barbarie y desidia». Por otro lado, si hoy hiciérarnos una encuesta, parece claro que un alto porcentaje de profesores dirían que la universidad española atraviesa ahora un mal momento. El indiscutible crecimiento cuantitativo no ha producido un crecimiento cualitativo parejo. De aquellas universidades troyanas de los años 1875 a 1950, por poner fechas aproximativas, salieron los que hicieron el Código Civil y otras grandes leyes, los escritores de las generaciones 1898 y 1927 y, en Galicia, los de la Generación Nós; los precursores de la ciencia española actual, los profesores de Derecho y Letras que prestigiaban la Universidad de Madrid en los años 30. Aunque nuestras circunstancias objetivas sean hoy mejores, no está claro que los resultados lo sean tanto, a pesar de que ellos disponían de menos medios y tenían que hacer todo su trabajo artesanalmente. Este trabajo quiere reflexionar sobre eso. Es fruto de la sorpresa de constatar, un día, que Platón, Cicerón, Ulpiano, Bártolo, Vitoria, Suárez, Locke y Savigny tenían mucho menos libros y medios de trabajo que cualquiera de nosotros –ni siquiera cosas hoy tan primitivas como fotocopiadoras o máquinas de escribir–, pero produjeron grandes obras que seguirán siendo estudiadas a través de los siglos. 172 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT II. VIEJOS Y NUEVOS PROFESORES Y ESTUDIANTES (RECUERDO DE LA CASA DE LA TROYA) Escribe Cristopher Derrick en su Escape from Scepticism 2 que: «Hasta muy recientemente, la imagen popular del profesor universitario –el don de Oxford, por ejemplo– era la de un personaje retraído, posiblemente excéntrico; un catedrático inmensamente erudito en su propio campo, ligeramente inocente y nada práctico en ningún otro terreno». Por el contrario, el académico de hoy en día da a menudo una imagen diferente: a veces espera… «aparecer como un experto en TV, ser entrevistado por la prensa, ser preguntado por su sagaz opinión acerca de las cuestiones públicas referentes a su campo (y, no infrecuentemente, más allá de él); puede muy bien verse rentablemente implicado en los negocios de las grandes empresas y compañías o llamado a aconsejar al gobierno y quizás pasar algún tiempo en su superior servicio (...) en general, podemos decir que la universidad de hoy no es ningún claustro aislado y vestido de hiedra, sino más bien una parte integral del gran mundo de la búsqueda del poder y ofrece considerable posibilidades a esa clase de ambición (...). La instrucción de las gentes jóvenes no queda necesariamente descuidada por eso; en la práctica, sin embargo, se convierte simplemente en una más de las preocupaciones de la universidad» 3. También en las universidades españolas se pueden observar algunos cambios en los docentes; basta una mirada retrospectiva a la época de La Casa de la Troya. El profesor de hoy es más profesional y competitivo, sabe algún idioma, lee en varios, mantiene contactos con el extranjero; publica más, enseña con más puntualidad y respeto por el programa, es menos atrabiliario y gasta menos tiempo en tertulias. Pero es más vulgar, más especialista aunque enseñe materias humanísticas. 2 3 1 Derrick, Cristopher, Escape from Scepticism, Peru (Illinois), 1987, 4a. ed., p.36. (Primera edición: 1977; hay traducción española: Huid del escepticismo, Madrid, 1982, p.177). Ibídem. 173 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD «El puritano quiso ser un hombre profesional: nosotros tenemos que serlo también», se resignaba Max Weber 4. De la última década es necesario también destacar la aparición del profesor-ejecutivo o del profesor-gestor y del profesor-político. El primero es trabajador y tiene el mérito de saber nadar en las aguas de esta siempre creciente burocracia que va camino de reducirnos a funcionarios sin tiempo para pensar, pero introduce en las facultades los criterios de los ejecutivos y los logreros. El profesor-político, producto marginal de la nueva democracia, no es todo aquel que tiene una militancia, sino el que reconduce las escuelas de pensamiento a ideologías políticas e introduce las filias, compromisos e intereses políticos en la academia: en la selección de los cargos académicos, en el reparto de los fondos para investigación y en los demás asuntos universitarios. Es hábil en industriar intrigas y organizar votaciones e, indirectamente, en arruinar la convivencia académica. La novedad de ambas clases de profesores es que compatibilizan el trabajar con la falta de espíritu universitario, cosa que en otros tiempos sería rara. Lo que tienen en común es considerar el saber como menos importante que el tener, ambicionar potestas, o dinero, más que auctoritas, y no tomar la universidad como un fin en sí. Los profesores de la Facultad de Derecho compostelana en la época de La Casa de la Troya eran –¿por qué no decirlo?– nada ejemplares. De ellos se salvaba, en parte, don Servando, que tenía opiniones propias. No estudiaban, ni tenían biblioteca digna de mención. Apenas publicaban –unos pocos opúsculos parroquiales, en su mayor parte felizmente olvidados–; no contactaban con las nuevas corrientes hasta que en los países de origen eran ya viejas; nunca viajaban a las universidades extranjeras; no leían en idiomas fuera del francés. Si volvemos al vista hacia casos más ejemplares, encontraremos que, hasta bien entrado este siglo, ilustres profesores de la época de 4 Weber, Max, La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo, ed. de Barcelona, 1969, p.258. 174 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT Unamuno y Ortega y Gasset hablaban en clase de lo que querían y parecían considerar que explicar el programa era una ordinariez. Hubo excepciones, naturalmente: Gascón y Marín, de Derecho Administrativo, era un profesor moderno que lo explicaba, pero los estudiantes versificaban: «El reloj es el consuelo del oyente de Gascón; el tiempo pasa en un vuelo, el vuelo del moscardón». Los estudiantes troyanos lo pasaban bien. Poco trabajaban, salvo algunas excepciones. Madeira, uno de los personajes de Pérez Lugín, matriculado en Derecho, pide a un amigo suyo: «–“¡Augusto, Augustiño! Si tú, que eres tan bueno y servicial, me dieses palabra de prestarme tus libros cuando te los pidiera en mayo...”. »Y el interlocutor responde, con visión de futuro: »–“Non, Madeiriña, non, que luego me los pierdes o los empeñas, como me hiciste el año pasado con el Penal...”» 5. Los años de estudiante eran para disfrutar, ya vendría después el trabajar. Francamente, uno se pregunta cómo de aquellas universidades salía algo. Pero lo cierto es que de ellas salieron los protagonistas del segundo siglo de oro de la literatura española, hoy no muy boyante; los juristas que hicieron los grandes códigos, los profesores que dieron lugar al relativo florecimiento académico que hubo en España de 1876 a 1983 (por poner fechas aproximativas). Ellos nos ganaban en hablar, leer, escribir y pensar; en cuanto al número, eran menos, se beneficiaban de otro entorno, inaccesible para las personas de clase baja; tenían una formación quizás no muy buena, pero clásica, lo que 5 Pérez Lugín, Alejandro, La Casa de la Troya, Santiago, 1925, cap. II. 175 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD les garantizaba la unidad del conocimiento y un mínimo de Retórica, no padecían los efectos trivializadores de la masificación; no tenían televisión. Quizás el período mejor de la universidad española iría desde que comenzaron a notarse en el mundo académico los efectos de la dedicación, los ficheros y los viajes de don Francisco Giner y sus herederos intelectuales, aunque él mismo no era un gran científico, hasta, digamos, la resaca de la Ley Villar Palasí y, finalmente, la desfeita de la Ley de Reforma Universitaria de 1983, tras la cual parece que puede decirse que hay una sensación bastante generalizada de que la presente crisis no es, simplemente, una más en la historia de las universidades españolas 6. Pero decíamos que también los estudiantes cambiaron. Hoy muchos de ellos estudian, son más competitivos y profesionales, tienen miedo al desempleo desde los dieciocho años, son menos solidarios entre ellos y poco dados a inflamarse con los grandes temas. (Dejamos ahora de lado el curioso rebrote de obsoletas posturas ideológicas que parece darse en diversas universidades). Eso contrasta con lo que dice Cristopher Derrick del ambiente y de la riqueza de las conversaciones en el Oxford de sus tiempos; también sabemos por Evelyn Waugh y otros que Oxford era, en su época, una explosión de estímulos intelectuales digna de ser vivida por sí misma, independientemente de los estudios que uno cursara 7. Waugh contaba que tenía amigos de los que sabía todo, excepto la carrera que hacían, y que hubiera considerado de poco gusto preguntarlo. Tampoco en Oxford la enseñanza era profesional. Si hubiera que buscar algunos síntomas de la mudanza de los estudiantes podríamos mencionar la desaparición o escasez del estudiante de estilo «Casa de la Troya» y la pérdida de la afición a los grandes temas. 6 7 El profesor d’Ors menciona cuatro precursores de la ciencia española actual: don Marcelino Méndez y Pelayo, don Ramón Menéndez Pidal, don Santiago Ramón y Cajal. y don José María Albareda (d’Ors, Nuevos papeles del oficio universitario, Madrid, 1980, pp.60-80. Cfr. Derrick, p.73; Waugh, Evelyn, Retorno a Brideshead, 1945, libro primero, caps.1 y 2. 176 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT 1. Adiós al Universitario Goliárdico Éste sería un primer indicador del cambio en los estudiantes. El estudiante goliárdico, a veces gamberro pero more academic, poco dado a aprobar asignaturas pero quizás respetuoso con el saber, no radicalmente inculto, capaz de algún aprecio remoto por la sabiduría e incluso, en ocasiones, con alguna vida intelectual o estética propia, era distinto de los que hoy suspenden porque no llegan a aprendices de funcionarios o de yuppies. Incluso era decorativo y formaba parte regular de la parafernalia de toda universidad con tradición. A causa de su remoto respeto por la sabiduría –mientras no se le presentase en forma de pregunta de examen–, bajaba el tono académico menos que los que hoy embuten leyes con la mentalidad de un leguleyo o estudian medicina con la mentalidad de un mecánico de prótesis, cuando no con la de un especulador de solares: «Especialistas sin espíritu, gozadores sin corazón: estas nulidades piensan haber llegado a una nueva fase de la humanidad antes nunca alcanzada». Así se lamentaba Max Weber en su Ética protestante 8 y parece que el reflejo de aquella marea todavía alcanza hoy a profesores y estudiantes. Gozadores sin corazón. Como los troyanos llevaban la diversión con ellos, les llegaba con estar juntos y maquinar bromas. Nuestros estudiantes de ahora son diferentes y se divierten precisamente en fin de semana, con más ingrediente sexual pero menos imaginación. Hacen recordar aquello que nos asombraba de los suecos, hace decenios, cuando alguien nos explicaba que trabajaban escrupulosamente durante la semana y se comportaban como degenerados los fines de sceana, pero con el escrúpulo de respetar las horas legales que tenían que pasar sin conducir. Y uno se preguntaba –entonces todavía no había publicado Bell el libro sobre las contradicciones culturales del capitalismo– cómo harían para tener la vida tan organizada y al 8 Weber, op.cit., p.260. 177 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD mismo tiempo tan incoherente, ser probos de lunes a viernes y degenerados de fin de semana. Pero también ha habido cambios en Oxford, según constata Derrick 9: «Incluso en mi propia universidad… la nueva y furiosa clase del student parece haber desplazado al undergraduate de viejo estilo, con sus tweeds, su gran pipa y sus reading-parties en el Black Forest», y sus posibles incidentes con los hobbies en la noche de la regata. 2. El Abandono de la Discusión sobre los Grandes Temas Éste sería un segundo indicador del cambio de los estudiantes. Derrick por su parte, no lo ve así, por lo menos respecto de algunas universidades norteamericanas: «Una cosa, por lo menos, no ha cambiado desde mis tiempos de Oxford: cuanto más tarde es, más profundo y universal se vuelve el tema que se está discutiendo. A las nueve, quizás, se está discutiendo de Política bajo la apariencia de alguna muestra de villanía pública digna de las noticias del momento; a las diez ya se pasó a los principios de la acción política, a las once a los principios generales de toda acción humana y a las doce a la naturaleza de lo bueno, lo bello y lo verdadero. Antes de que la reunión termine... Dios mismo habrá recibido un tratamiento completo» 10. Ciertamente, la vida intelectual no se puede construir solamente sobre la afición a discutir grandes temas. Malum signum si una persona de cincuenta años hablara sólo de cosas generales. Pero hay un momento en que los estudiantes tienen que bañarse en los grandes temas. Era Jean Guitton en El trabajo intelectual quien decía que la respiración del intelecto consistía en ese movimiento que va y vuelve 9 10 Cfr. Derrick, p.6. Cfr. Derrick, p.73. Se refiere a una visita a un college de Santa Paula, California. 178 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT de la idea al hecho, de lo abstracto a lo concreto 11. La indiferencia por los grandes temas cuando uno está en la época de ellos, causa un progresivo decaimiento de la vida intelectual e incluso repercute en la pobreza de las conversaciones. «Las conversaciones de los hombres blancos carecen por completo de dignidad», dice en Kim el lama Teshoo, un personaje de Kipling 12. La miseria de los temas de conversación se puede ahora detectar en los autobuses, en los pasillos de las facultades y hasta en los que fueron lugares sagrados para nuestros antepasados, como los cafés frecuentados por las gentes académicas. Y como en nuestro mundo apresurado no queda nada extra commercium, los vientos se vuelven desfavorables al arte de conversar: a las tertulias ilustradas y afectadas con chocolate, a los casinos de los conspiradores republicanos, a los bares de intelectuales de las partes viejas de Orense o Santiago, a los cafés de aquellos días febriles de la primavera de 1968, cuando todas las tardes hervía el mundo esperando algo nuevo y más justo. El que a los treinta años no pasó de los grandes temas no es un profesional; el que a los veinte no vibró con ellos no fue universitario ni tuvo una vida intelectual plena. Pero, ¿qué vida intelectual hay hoy? Si la de los grupos sociales se pudiera medir, es de temer que hoy la de España no diera mucha altura. La desertización mental avanza. Si hubiera un programa consciente para uniformar las mentalidades y sofocar el pensamiento no se podría hacer mejor. La sociedad española parece un conjunto de mujeres y hombres atomizados, pequeños, dóciles a los directores de la opinión pública, sensibles sólo a lo menudo y cotidiano, mujeres y hombres sin atributos y tan ligeros que ni su levedad les resulta insoportable. El que hoy quiera cultivar una vida intelectual debe esperar dificultades aunque se haga profesor 11 12 Guitton, Jean, El trabajo intelectual 1951, cap.III, p.2. Kipling, Rudyard, Kim, 1900, cap.V. 179 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD universitario, porque las universidades no escapan a los problemas sociales generales; sin contar con la siempre creciente proporción de trabajo burocrático que va ocupando más y más al profesor medio. Si las cosas no cambian, quién sabe si no habrá que prepararnos para decir adiós a la rebeldía, al pensamiento libre; no sólo porque haya poco sino porque a pocos interesa. Además, atosigados como estamos en correr frenéticamente sin saber bien hacia dónde, nos vemos impedidos para parar mientes en lo importante, a causa de las efímeras urgencias cotidianas. Libertad, imperio del Derecho, constitución, Justicia: las palabras solemnes continúan, pero para la nueva mentalidad no significan lo mismo. Antes la democracia y los derechos eran un acto de fe, ahora son un procedimiento: incluso hay ilustres y conocidos profesores que insisten en definir la democracia de manera meramente procedimental. Parece, por lo tanto, que no toda la explicación de nuestros presentes males académicos está en las condiciones materiales, aunque sigan siendo peores que las alemanas o norteamericanas, y por eso proponomos, en primer lugar, garantizar un mínimo de carácter liberal a toda educación universitaria. III. LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA, EDUCACIÓN LIBERAL La educación universitaria tiene que ser liberal, en el sentido de ser más formativa que profesional o utilitaria. «Usted no diría eso, si no tuviera la mentalidad de un esclavo». Esta respuesta es la que Derrick 13 considera apropiada, quizás no prudente, para esa gente que cuando le hablan del Latín pregunta: «¿Para qué sirve?», «¿qué utilidad tiene?». 13 Cfr. Derrick, op.cit., p.16. 180 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT Las cosas importantes son así: no sirven, son servidas, valen la pena por sí mismas y por el enriquecimiento personal que producen. Como Aristóteles dice de la Filosofía, es la más libre de las ciencias, es enteramente inútil. Recordaremos que por educación liberal (en el sentido de «artes liberales») se entiende ordinariamente ese amplio campo que está entre las bellas artes, por un lado, y las ciencias experimentales y las tecnologías, por el otro. En los países europeos continentales esta clase de educación superior apenas existe pero, por lo que vamos a ver, la idea esencial parece aplicable a toda institución merecedora del adjetivo «universitaria». «Históricamente hablando, la educación liberal debería ser aquella clase de educación que se puede considerar adecuada para un hombre libre y relevante para sus actividades y preocupaciones, en contraposición a la clase de instrucción más baja o servil que se supone suficiente para el esclavo». Son, así, «estudios y actividades dignos de ser emprendidos por sí mismos y no sólo ni principalmente por las accidentales ventajas que a veces puedan acarreamos» 14. ¿Es esto aplicable a nuestra educación universitaria? Naturalmente, no todos estudian Filosofía, Literatura ni Historia; muchos estudian Medicina o Derecho, carreras frecuentemente consideradas como profesionales. Correcto, pero por profesional y especializado que sea el futuro del estudiante, cuando pasa por la universidad no está en una fase especializada ni profesional, excepto que entendamos que su profesión es estudiar, lo cual es cierto. Para seguir con el ejemplo del abogado: tiene que haber un momento de su preparación en el que se haga preguntas radicales, en el que se sumerja en los antecedentes históricos y en el Derecho Romano, elaborando 14 Ibídem, pp.13 y 17. 181 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD respuestas personales a las preguntas sobre la Justicia y sobre el Derecho mismo. Ya llegará el momento de ser funcionario o de no tratar más que con litigios anodinos. Pero si nunca ha pasado por la fase anterior no será un verdadero jurista. Y no nos detenemos ahora en dos cuestiones más: la primera, que los juristas también somos humanistas porque el Derecho es cultura; la segunda, que un abogado culto tiene ya, sólo por ser culto, una fuente de recursos bien práctica. Claro está que hay disciplinas tan técnicas que no admiten remontarse mucho por sus raíces filosóficas o históricas: ésas no serían propias de una educación universitaria, en principio, y en todo caso, no deberían ocupar el lugar central en una carrera. En las universidades hay que estudiar al hombre, sus hechos, las grandes cuestiones de su perenne preocupación, y su sabiduría acumulada de siglos. Las cosas por las cosas y su manejo, los interminables desenvolvimientos y aplicaciones técnicas, si carecen de cultura, en principio no son materias universitarias porque no añaden mucho al ser más, no están en la línea de lo bueno, lo bello o lo verdadero, sino en la de lo útil. ¿Cuándo es más libre un hombre: estando entre microchips o estando en compañía de Platón, César y Shakespeare? ¿Cuándo crece más como hombre? En última instancia, la medida de la ciencia, incluso cuando no se estudien humanidades ni ciencias sociales, tiene que ser el hombre. Pero esto no va a interesar, presumiblemente, más que a una minoría, porque la mayoría tenemos que ganar dinero para vivir. Ya estamos acusados de elitismo, por tanto. Pero la acusación no tiene mucho sentido. Porque, aún suponiendo que ese elitismo se dé, ¿quién tendría la culpa? ¿Una educación que pretenda cultivar personas, un mercado que no da trabajo a los hombres cultivados o un Estado que impone requisitos de titulación muy rígidos? Se diría que los dos últimos, que son los que hacen difícil que un profesional se cultive o que la cultura forme parte de los estudios anteriores a la especialización. El Estado y el mercado, ese par de fuerzas de la modernidad, erradican el analfabetismo porque requieren grandes masas de funcionarios y técnicos, pero no están interesados en favorecer 182 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT el cultivo de las personalidades ni el pensamiento libre. Por otro lado la acusación tampoco tiene mucha lógica porque no se trataría de una élite de dinero o de poder, ni sería una élite cerrada. Por lo menos en la España de hoy y rebus sic stantibus, la mayor parte de las personas, si pudieran escoger, preferirían llegar a ser futbolistas, contrabandistas, políticos, auditores de empresas o ingenieros antes que matricularse en la Escuela Peripatética, donde su porvenir iba a ser seguir los pasos del viejo Aristóteles, y al acabar no estar preparado para ningún oficio concreto. ¿No tendrían una preparación específica para profesiones concretas? No estamos en la Atenas de Pericles, pero en las sociedades angloamericanas si una persona tiene una formación liberal tendrá empleo en muchas oficinas y despachos públicos y privados en los que hace falta gente de ese tipo. Desafortunadamente la cosa no es tan fácil en sociedades napoleónicas como la española, debido a la nada liberal correspondencia entre estudios y profesión, y a la manía de requerir, para cualquier actividad, unos estudios formales acreditados por un título estatal. Esto corta las alas a las personas y produce, según las carreras de moda, aulas masificadas o vacías. Entre los anglosajones hay menos correspondencia entre lo que uno estudia y lo que después hace; como si las personas fueran tan encarriladas ya desde la universidad. Por otro lado, es lo natural en un mundo en el que a todos les va a tocar cambiar o reciclarse alguna vez en su vida profesional. Por cierto que este planteamiento ayuda a explicar por qué las universidades anglosajonas son las que mejor aguantan la crisis contemporánea. Se pueden hacer edificios sin ser arquitecto, intervenir en pleitos sin haber estudiado Derecho, ser juez sin haber pasado oposiciones ni escuelas de judicatura, trabajar de periodista sin ser titulado en ciencias de la información. Así por ejemplo, la mayor parte de los licenciados británicos en Ciencia Política se emplean en trabajos comerciales, industriales y financieros 15. 15 Crick, Bernard, y Crick, Tom, What is Politics?, Londres, 1987, pp.83 y 84. 183 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD Determinado escritor famoso no acabó nunca sus estudios en Oxford; otro estudió Medicina, sirvió al rey en Fontenoy, bebió tantas botellas de clarete como días lleva el año y finalmente acabó como gentleman-farmer y juez del condado. Orwell fue policía en Birmania; Frank J. Sheed, escritor, street-corner evangelist y fundador con su mujer Masie Ward de una editorial; Sir Ernest Gowors, autor del espléndido Plain Words, fue funcionario, entre otras cosas. En fin, basta echar una ojeada al Who is Who. Entre nosotros la cosa es más aburrida, y si alguien intentara tales cambios profesionales sin un buen patrimonio propio correría serios riesgos y se encontraría continuamente con el problema de las oposiciones no superadas, que en muchos países no existen. Lo más grave, probablemente, no serían los inconvenientes que el Estado le pusiera, sino que la sociedad misma le calificaría de dilettante, irresponsable. Un profesor americano de Derecho que en su tarjeta de visita ponía sólo «Profesor de Derecho», preguntado por colegas españoles de qué asignatura concreta era profesor, respondió: «Ah, bien, nuestro decano piensa que si tú puedes explicar Derecho Civil también podrás explicar Penal». Por el contrario, en España los ámbitos científicos se toman como negociados de funcionario, cotos privados, áreas de monopolio. ¿Dónde están las causas? Posiblemente están, entre otras, en la regimentación social moderna, en la correspondencia entre estudios y profesión, que hace que porque uno no vaya a tener una profesión artística no pueda recibir una educación artística, en la exigencia de requerimientos muy concretos para ejercer los oficios; en definitiva, otra vez, en la existencia del Estado combinada con las exigencias del mercado. Desde una perspectiva de hombres cultivados y libres como un griego de Pericles, un gentleman o un cortegiano renacentista, el Estado parece una máquina antiestética capaz de secar todo pluralismo y espontaneidad. Hasta ahora esta argumentación en favor de la educación liberal no ha sido muy práctica. Pero cabe también hacerla práctica. ¿Vale la pena insistir tanto en la especialización tecnológica, si la experiencia de nuestra propia sociedad demuestra que muchos ingenieros y químicos 184 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT terminan trabajando en los departamentos comerciales de las grandes empresas? De las diversas labores que se hacen en las oficinas públicas y privadas, bancos, agencias, comercios y servicios diversos, para no mencionar el periodismo, muchas son tareas que se pueden aprender con formación básica, sentido común y experiencia; de ahí la concepción inglesa del funcionario amateur, que para nosotros sería anatema. Tomemos un funcionario español de unos cuarenta años de hoy: estudió y comenzó a trabajar en el sistema autoritario y unitario del franquismo, para pasar después a una democracia cuasi-federal y, finalmente, a la Comunidad Europea. ¿,Qué es más práctico en ese caso: una formación de leguleyo o una formación amplia? Siempre que haya riesgo de reciclaje, la formación amplia es mejor. Pero hoy el reciclaje no es un riesgo: no es algo que pueda ocurrir o no, sino una seguridad. Para alcanzar esa combinación, tan necesaria hoy, de visión amplia, flexibilidad, sentido común y conocimiento de las personas, el enfoque humanístico resulta más práctico. IV. EL HUMANISMO REALISTA Y SUS PRESUPUESTOS Antes, cuando el volumen de la ciencia era escaso, la gente cultivada se beneficiaba de la unidad del conocimiento, con una visión de conjunto que era uno de los rasgos que distinguían al viejo hombre cultivado del moderno especialista. Hasta cierto punto no era mérito de ellos, que además, eran sólo unos pocos y muy distanciados de la gran masa que continuaba pobre y analfabeta. Hoy, por el contrario, sólo con gran esfuerzo se puede esperar restaurar una cierta unidad del conocimiento. Las universidades deberían dar a toda persona que pasa por ellas esas dos cosas –unidad del conocimiento y visión de conjunto–, cualquiera que sea la carrera concreta que estudien. Hace falta poner en todas las carreras disciplinas históricas, de fundamentación y de relación, sin olvidar que, hablando en general, las humanidades y las ciencias sociales son las que más favorecen la visión de conjunto. 185 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD Pero si profundizamos observamos que el problema es más complejo, y que para alcanzar esos objetivos hay que poner, además de unas materias, unos presupuestos. Para que la formación sea humanística habrá que considerar al hombre como medida de la ciencia; para que sea realista habrá que poner la realidad como objeto del conocimiento. La ciencia de la modernidad llegó a considerar las cosas, el mundo, poco menos que como un producto marginal de nuestras actividades intelectivas, y expulsó al hombre del lugar central que tenía como fin del universo entero; con la postmodernidad, el ataque al hombre ha sido mayor todavía . En el campo jurídico, una de las ventajas del judicialismo frente al normativismo es que entiende el Derecho como cosa de hombres: unos que litigan, otros que juzgan y otros, los iuris prudentes, que aportan su auctoritas en forma de regulae iuris. En el Derecho, disciplina que aspira a resolver algunos de nuestros problemas con la menor justicia posible, nunca podrá ocurrir, como en otras ciencias, que el hombre no merezca una consideración superior a la de una hipótesis de trabajo, un teorema o un experimento para acelerar las partículas. Y, si es correcto predicar eso de las ciencias humanas y sociales, uno sospecha que, al final, no debe ser radicalmente incorrecto predicarlo de la Física ni de la Bioquímica, si el sentido común no nos engaña. Lo que el Dr. Watson decía de Sherlock Holmes –que no sabía si la Tierra giraba alrededor del Sol o al revés, pero que ello no le impedía ser un buen detective– casi se puede decir de los juristas, si se nos permite la exageración. 1. Los Presupuestos Normalmente se educa para algo que viene establecido, estimulado o tolerado desde fuera del sistema educativo. La educación liberal, como todas las visiones educativas, parte de una manera de mirar el mundo y las cosas, una postura sobre el conocimiento y una visión básica del hombre y aquello que lo enriquece. Como la Política, como el Derecho, como tantas otras cosas, la educación liberal precisa un 186 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT previo acuerdo básico. Hoy en día muchos ilustres escritores afirman que el liberalismo político es el sistema ideal para una sociedad como la nuestra, donde apenas existe acuerdo alguno sobre lo fundamental, cuando, en realidad, son las dictaduras las que más fácilmente pueden prescindir del acuerdo, básico o no, de los ciudadanos. Se dice entonces que al liberalismo le basta con un acuerdo procedimental como si fuese posible obtenerlo químicamente puro, carente de todo pronunciamiento sobre lo sustancial. Hay que restaurar o poner algunos presupuestos, que Derrick describe como: «convicción de que la mente humana puede realmente aprehender la verdad» y convicción también de que «el esfuerzo que implica este ejercicio vale la pena con mucho» 16. He aquí una breve declaración de principios epistemológicos realistas. Claro que muchas personas querrán mejor una educación sin pronunciamientos acerca de esas cosas: como no conocemos nada con seguridad, prescindamos de todo presupuesto, no enseñemos nada como cierto. Ahora bien, si es difícil no enseñar nada como cierto, prescindir de todo presupuesto es imposible. También el escepticismo, lejos de ser neutro, usa una visión particular y definida del hombre, el mundo y el conocimiento, y por eso Derrick replica: «¿Por qué adoctrinar a las gentes en el escepticismo?» 17. Una cosa es admitir nuestras limitaciones cognoscitivas y otra es proclamar el relativismo como bandera. Una cosa es advertir que nuestro conocimiento es incompleto, y otra es dogmatizar que res non sunt e interpretar la realidad etsi res non darentur; aún más, como si el mundo fuera un producto marginal de nuestros procesos cognoscitivos. Una cosa es reconocer que una prueba absoluta del chestertoniano pigs is pigs es casi imposible, y otra es convertir la existencia de los cerdos en materia de preferencia epistemológica. 16 17 Cfr. Derrick, op.cit., pp.2 y 3; ver también G.K. Chesterton, Ortodoxy, 1908, passim, aunque no hace un enunciado tan corto y claro. Por el azar de las citas, mi deuda con Derrick se refleja aquí bien, mientras que la que tengo –que es mayor– con la epistemología de Chesterton no. Ibídem, 47. 187 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD Otra consecuencia más de ese planteamiento es que el objeto de conocimiento, la realidad, pasa a segundo plano, importando más la gimnasia intelectual del sujeto conocedor que el saber cosas, algo parecido a un viaje en el que antes fuera el viajar que el llegar a algún sitio, como dijo el poeta Kavafis en Viaje a Ithaca. Frente a eso, hace falta restaurar el papel de la realidad, de tal modo que se vea claro que el objeto de la ciencia no es hacer ciencia sino conocer cosas. Otros presupuestos son la preocupación por los fines más que por los medios y la confianza en el hombre ordinario y en su sentido común 18. 2. De Fundamental Agreement a Postura Confesional Últimamente no es raro encontrar personas que, en cuanto alguien tiene alguna certeza que vaya más allá de 2+2=4, replican que no hay tal certidumbre sino una seguridad subjetiva producida por su cosmovisión, ideología o confesión religiosa. Antes eso sólo ocurría cuando alguien decía ser cierta, por ejemplo, la Transustanciación, ahora, en cambio, parece como si fuera casi imposible alcanzar ninguna certeza, y por lo tanto tuviera que ser fruto, bien de la convicción religiosa, bien de la experimentación científica –y después de Heisenberg, ni siquiera eso–. En las discusión es sobre el aborto en España, la cuestión de si el feto es o no un ser humano, a menudo se presentó, directa o indirectamente, como una opción dependiente de la fe de cada uno. No es difícil darse cuenta de que hoy parece como si admitieran ese acuerdo fundamental sólo unas pocas filosofías –las que tienen un común denominador más o menos realista– y últimamente casi sólo una religión, la católica. Incluso otras confesiones cristianas se han apartado de la confianza en la razón, pues su desprestigio por Lutero ha dejado huella. 18 Cfr. Ibídem, 67. 188 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT Últimamente uno tiene a veces la sensación de que sólo los católicos parten de la base de la racionalidad y moralidad del hombre, de la objetividad de las cosas, con su sentido propio: que el mundo no es malo ni absurdo, que «ser» es indiscutiblemente mejor que «no ser». Hoy en día, de las diversas personalidades relevantes que hay en el mundo, se diría que uno de los no muchos que creen en el hombre y toman en serio sus derechos es el profesor y obispo eslavo Karol Wojtyla. Pero esto no tiene por qué ser exclusivo de los cristianos, ni para un cristiano –como es el caso del autor de estas líneas– es motivo de alegría al convertirse en tal monopolista, pues ello implica el debilitamiento de unos valores humanos que deberían ser patrimonio de todos 19. Si aquello que un día fuera común a paganos y cristianos y, por tanto, podía ser considerado como acuerdo epistemológico fundamental, termina ahora como postura de católicos, no es imperialismo de nuestra parte sino dejación de los otros. Para el Derecho en concreto, que es una ciencia práctica, las torturantes dudas de la Física acerca de si estaban en lo cierto Ptolomeo, Copérnico, Galileo, Newton, Einstein o Heisenberg importan relativamente poco; lo que más importa es decir si la vaca es de Aulo Augerio o de Numerio Negidio, si el ciudadano tiene que conformarse con las actuaciones injustas de la administración pública o no; y construir el correspondiente saber o prudentia iuris. En este sentido el Derecho, considerado como ciencia, es distinto de la Bioquímica o de la Psiquiatría, y por suerte para los juristas, diría uno, modestamente. Si las cosas son así, los alejamientos del realismo y del sentido común vendrían a resultar negativos para el Derecho. Llevamos siglos cultivando filosofías nominalistas, relativistas, materialistas, escépticas; pocas humanistas o realistas. Muchos grandes filósofos post-cartesianos comienzan, «por pedirnos que creamos alguna cosa... ridícula: como que no existe tal cosa como la materia; o que no hay nada fuera de la materia; o que uno no 19 Una sugerencia: leer The Abolition of Man (1943), de C.S. Lewis, que fue tutor de Derrick en Oxford. (N. del E.): Edición en castellano: La Abolición del Hombre, Encuentro, Madrid, 1990. 189 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD tiene conocimiento seguro de ninguna cosa excepto de uno mismo; o que uno no tiene voluntad libre. Después de esos puntos de partida, continúan y dicen ciertas cosas inteligentes; pero un aire de irrealidad, incluso de tranquila locura, impregna todo lo que dicen» 20. Es la misma impresión que el ciudadano medio siente a menudo sin atreverse a decirlo en voz alta. Pero eso aún es poco en comparación con la actual caterva de aquellos que, en su esfuerzo por humillar o abolir el ser van más allá de los que Lewis refutaba en dicha obra: Foucault, Lyotard, el pensiero debole y todo el conjunto de defensores de unas filosofías empequeñecedoras que, si uno las tomara en serio, acabaría loco, esquizofrénico, o, como mínimo, incumplidor sistemático de lo que piensa, como los hiper-escépticos que en la realidad comen, beben, compran y venden sin muchas dudas respecto de sus percepciones: piensan como relativistas, actúan como realistas. Decíamos que la educación, particularmente la liberal, se hace para algo. La educación, contrariamente a la instrucción de técnicos, «tiene que ser gobernada por algún conjunto de valores humanos», dice Derrick 21. Sobre esto se puede discutir mucho, pero al final no se ve cómo evitarlo: no se puede formar gentlemen ni hombres kaloi kai agathoi, ni funcionarios siquiera, sin un previo acuerdo, que a lo mejor ni sale a la escena, en cuestiones diversas referentes a lo bueno, lo bello o lo verdadero. Malo, si partimos de una religión, Filosofía o cosmovisión que socave por sistema tales fundamentos. En el pasado ha sido posible basar una educación liberal en la cultura grecorromana y, después, en la cristiana. (No nos detendremos ahora en los literati chinos ni en otros casos igualmente poco influyentes entre nosotros). El viejo paganismo posibilitó la formación integral de personalidades armónicas en mayor grado que otras culturas y ofreció modelos humanos muy estimables. La cultura clásica tenía 20 21 Cfr. Derrick, op.cit., p.70. Cfr. Ibídem, p.14. 190 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT bastantes cosas aptas para el desenvolvimiento de una educación así, a saber: pietas, moderación, ley moral universal, y orden del mundo, con sus consecuencias interlectivas y morales: para un griego o romano normal el conocimiento era posible y tenía sentido; existían una moralidad y una racionalidad reconocibles. Todo ello constituía lo que podemos llamar con d’Ors «suficiencia humanística» de la cultura grecorromana. Lo que el Cristianismo añadió a la visión pagana clásica, unas veces poniéndolo de nuevo y otras reafirmándolo, fue la confianza en la racionalidad y moralidad de todos los hombres, la afirmación de la bondad básica del ser y de la realidad, y un final feliz para completar la plenitud de sentido del universo. Como dijo Tolkien en 1938 en On Fairy-Stories: «Los Evangelios contienen una fairy-story... el Nacimiento de Cristo es la eucatástrofe de la historia del hombre. La Resurrección es la eucatástrofe de la historia de la Encarnación. Esta narración comienza y termina en alegría... El Evangelium no derogó las leyendas: las santificó, especialmente el “happy ending”» 22. Pero, ¿es ahí donde está todo el problema, en las diferencias y coincidencias entre Cristianismo y paganismo? Más bien se diría que está en que ahora, a causa de la pérdida de dichos presupuestos, no hay clásicos paganos, ni griegos ni romanos, así que en cierto modo no están confundidos los que dicen que nosotros somos lo que queda de griegos y romanos. Hoy en día no se trata de escoger entre Sócrates y Cicerón por un lado e Isidoro y Tomás de Aquino por el otro, pues todos ellos tienen mucho en común si los miramos desde perspectivas relativistas, marxistas o postmodernas. Las personas que ahora dejan los presupuestos intelectivos del Cristianismo no lo hacen, en general, para rescatar a los grecorromanos, depurándolos de sus adherencias cristianas. 22 Tolkien, John R.R., On Fairy-Stories, 1938, incluido en Tree and Leaf, Londres, 1975, pp.71-72. 191 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD V. ¿QUÉ HACER? ¿Cómo es el tipo de hombre que queremos formar? Responder a eso es casi como definir formalmente la educación liberal: «Si un hombre disfrutó la bendición de una buena educación liberal... no por eso va a estar directamente cualificado para seguir una profesión en concreto. Por el contrario, habrá sido estimulado para desarrollarse más integralmente como hombre. Será una persona que haya leído, informada, sensible; tendrá una cierta capacidad para apreciar las bellas artes y un cierto entendimiento del mundo, la historia y sus problemas sus simpatías serán amplias y su mentalidad tolerante, y si surge alguna cuestión pública o política, aportará a la discusión algo más que mero prejuicio e interés propio. Tendrá alguna destreza en las difíciles artes de leer, escribir y pensar; tendrá recursos internos; valdrá la pena hablar con él» 23. Pero los vientos no soplan en esa dirección. Las viejas universidades eran peores que las nuevas pero las minorías cultivadas eran mejores; hoy en día las condiciones objetivas son más favorables, en principio, pero los resultados decepcionan. Vamos, por tanto, a arriesgarnos a proponer ahora varios remedios. Algunos ya aparecieron en estas páginas: restaurar la educación liberal, romper la rígida correspondencia entre estudios y profesión, reponer unos presupuestos mínimamente humanistas y realistas. A otros remedios vamos a referirnos a continuación: que las universidades no partan de cero; cultivar la retórica; hablar, leer, escribir y pensar. 1. La Universidad no Tiene que Partir de Cero La universidad no podrá conseguir buenos resultados si tiene que estar siempre partiendo de cero. Un mínimo de cultura general y de entrenamiento intelectual tiene que venir ya en el equipaje del estudiante. Pero ¿qué ocurre en la realidad? Es del dominio público que los nuevos estudiantes llegan a la universidad sin ese equipamiento. 23 Cfr. Derrick, op.cit., p.12. 192 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT Los que llevan ya algún tiempo de profesores universitarios son testigos del deterioro progresivo no sólo de la cultura, sino incluso del lenguaje de los estudiantes. Si no me equivoco, degradación lingüística como la de la España actual en pocos sitios se ha dado, y menos con las bendiciones implícitas de hombres públicos, profesores y mass media, especialmente en televisión. Qué desgracia, pasar en pocas décadas del analfabetismo a la televisión, saltarse esa fecunda fase marcada por las conversaciones, los libros y los cuentos junto al fuego durante los largos inviernos sin televisión. Así se lee tan poco ahora en España, así los periódicos españoles tienen tiradas bajas incluso en comparación con algunos hispanoamericanos. En todos los países hay problemas, pero sólo en España se ha dado casi una entronización de lo ordinario, lo no refinado, y de ese dialecto, mezcla de germania y barrio bajo madrileño, feo y empobrecedor, llamado cheli. Como gallego, uno lamenta que nuestras gentes jóvenes imiten tales cosas e incluso crean sintonizar con lo que está en onda en el mundo. Cierto que nuestras universidades no están en su mejor momento. Pero aunque estuvieran, pocos milagros podrían hacer con los neo-analfabetos que la sociedad, el bachillerato, la televisión y los videojuegos les entregan. En estas condiciones, si las universidades deciden mantener un nivel alto, el resultado es un masivo fracaso escolar aunque los chicos estudien –y estudian, desde luego más que hace veinte años–. Por vía de contraste veamos lo que cuenta Roald Dahl, un notable escritor de cuentos para niños, fallecido en 1990: «De los cinco a los quince años: éstos son los diez años vitales en que vuestro hijo aprenda o no a amar los libros y a hacerse un buen lector. Para mí personalmente esto fue de 1921 a 1931. Yo tuve mucha suerte porque en aquella época –no volverán los niños a tener una tan buena– no había televisión en absoluto y muy poca radio, así que todos leíamos. Durante todas las tardes de invierno cuando estaba demasiado oscuro y frío para jugar fuera, nos quedábamos en casa y leíamos libros... El resultado era que para cuando teníamos ocho años, habíamos leído todo libro infantil decente que hubiese... Cuando teníamos diez leíamos todo Kipling, Galsworthy, Walpole, Mary Webb, Dickens, Hardy y todo el resto. A los catorce años ya habíamos leído más o menos todos los grandes clásicos..., así como muchos otros. Leer con tal voracidad es una cosa de la que no se oirá hablar entre la gente joven de 193 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD hoy. Nosotros amábamos los libros, crecíamos entre ellos. Resultado: no sólo adquiríamos un gran vocabulario sino que asimilábamos muchos estilos diferentes de escribir y llegábamos a escribir con fluidez la prosa inglesa. Hoy, los padres que quieren que sus hijos aprendan a amar los libros tienen que enfrentarse a dos problemas. El primero, desde luego, es la televisión...» 24. 2. Realismo, Confianza en la Razón Y ahora que ya tenemos a la gente joven en las universidades, ¿cómo enseñarles? El libro de Derrick que tanto citamos había comenzado con el escritor sentado al lado de una pequeña laguna en un campus californiano mirando a Florestan, Eusebius y Sophonisba, tres patos que estaban chapoteando por allí. «En un mundo perplejo... hay algo de reconfortante en la realidad, en la tajante objetividad de su existencia». Pero, ¿existen de verdad esos patos? ¿Hay una cosa tal como «verdad» o «realidad»? Y si las hay, ¿se pueden conocer? «No muy lejos, en otras universidades, hay muchos sabios filósofos que abrigarían serias dudas sobre mis bienamados patitos» 25. Por lo tanto lo primero es reafirmar los principios de una teoría del conocimiento realista: «un pato es un pato»; como el chestertoniano: «un cerdo es un cerdo»; reafirmar el sentido común del hombre de la calle, el orden del mundo y la bondad de la realidad. En la realidad de los modestos animales chestertonianos ve Derrick «el primer escape de la cárcel del escepticismo». Ellos son el: 24 25 Dahl, Roald, «Children’s Books», en Waterstone’s Guide to Books, Londres, 1988, 2a. edición, p.197. Cfr. Derrick, op.cit., pp.1 y 2. 194 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT «objeto directo de mi limitado pero genuino conocimiento; y es en este punto donde primero encuentro tierra firme bajo mis pies. El primer objeto del intelecto es la realidad, no las ideas sobre la realidad» 26. Otro dogma es la confianza en la razón: «La mente puede de hecho captar la realidad..., no está atada a un auto-cuestionarse sin fin ni a la rueda del molino de las modas y subjetivismos. Y el razonar es válido: las frases, formulaciones o predicados pueden a veces ser verificablemente ciertos o falsos» 27. El tercer gran axioma es el sentido común del hombre ordinario, que por cierto, junto con la confianza en su inteligencia y moralidad, jugó un papel decisivo en la democracia angloamericana; o, lo que es casi lo mismo, en la mejor versión de la democracia. En el terreno cognoscitivo es también un planteamiento de origen cristiano: que la gran luz del Creador ilumina a todos los hombres, así que todos, no sólo los iniciados, pueden conocer lo esencial. Una cosa como ésa, que se le puede ocurrir a cualquier persona iletrada, no es hoy conocimiento pacífico, a causa de los planteamientos gnósticos, maniqueos, relativistas, idealistas o materialistas. De ellos, más de uno bordea el reino de la Psiquiatría, así que, para contrarrestar, Derrick sostiene –con razón, según creo– que: «Confiar uno en sus propios sentidos y poderes de raciocinio, dentro de las obvias limitaciones, es una especie de salud mental básica, como también lo es reconocer una cierta bondad ontológica en el ser como tal, una fiabilidad en el universo» 28. 3. Los Grandes Libros La formación universitaria tiene que basarse en las grandes materias de cada carrera, no en las auxiliares, instrumentales o técnicas. Ibídem, p.59. Ibídem, p.61. 28 Ibídem, p.67. 26 27 195 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD Quizá no se debiera considerar universitaria una carrera que tuviera como eje o único plato fuerte disciplinas como Técnicas de Marketing, Mecánica de Prótesis o incluso Informática. Por lo mismo, dentro de cada materia hay que basarse en los grandes libros, criterio importante porque los estudiantes, y a veces incluso los profesores, podemos un día descubrir que estamos pasando el tiempo con el libro medio, más o menos bueno, actual o erudito pero de poco peso específico. Este riesgo es hoy serio porque la cantidad de libros es mucho mayor, y porque, como describió Jean Guitton, cualquier bachiller está deseoso de publicar. Resultado: es como si un estudiante de Literatura leyera premios de verano ignorando a Homero, Sófocles, Virgilio, Dante, Cervantes, Shakespeare, Goethe y Dostoyevsky. Hay que empaparse de los grandes libros, aunque sin desviar el tiro, porque el objeto de la educación tiene que ser la realidad, no las teorías sobre la realidad. Pero aquí está también una de las superioridades de los grandes libros: en su capacidad para ir al fondo de los problemas de siempre. Ordinariamente el estudiante se encuentra a diario con una barrera de teorías escolásticas entre él y la realidad. Es como si el objeto de las carreras universitarias fuera estudiar libros como fines en sí y no como introductores a la realidad. Un estudiante nuestro de Derecho, por ejemplo, al terminar la licenciatura, está entrenado para responder muchas preguntas, excepto las esenciales sobre la Justicia y el Derecho. Para corregir estos defectos, para hacer a la gente enfrentarse con los más hondos problemas, Sófocles, Cervantes, Shakespeare, Dostoyevsky y los otros clásicos –junto a los grandes libros de cada materia– son insustituíbles. 4. Contra Consumismo, Reposo Decíamos que la familia y el bachillerato deben aportar un mínimo de lectura y algún cultivo de la Estética. Pero hoy tenemos experiencia de que incluso la mejor Literatura y la mejor Música pueden ser convertidas en objeto de consumo sin producir enriquecimiento 196 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT personal digno de mención: la «difusión de las luces», por la que suspiraban en el siglo XVIII, termina coexistiendo con una especie de neoanalfabetismo, quizás peor de erradicar que el anterior. Hemos visto también en estas dos décadas que hasta lo más bello puede ser banalizado o reducido a dato superficial que no cala en la personalidad. Con la perspectiva que da el paso de los siglos resulta curioso parar mientes en que los ilustrados tuvieran aquella fe en que la instrucción produciría un claro progreso en la inteligencia y moralidad de los hombres. Antes, cuando se confiaba en el efecto educativo de los viajes, los ingleses mandaban a sus hijos a hacer el Grand Tour por el Continente. Nadie negará que el viajar es una de las actividades más enriquecedoras, pero hoy el turismo nos ha demostrado con los hechos que es posible viajar y no enriquecerse, visitar historia y arte y no guardar ningún poso. Por eso cargamos a los videos con la función de combatir esta transitoriedad que parece posar como una maldición sobre todo lo que llevan a cabo los mediocres hombres light. Sin embargo hay que subrayar que lo contrario sigue siendo posible, al menos sigue siendo posible intentarlo: reposar, repensar, esforzarse por guardar los paísajes en el fondo de la retina, ponderar los sucesos en la mente, buscar la magia del tiempo y del pensamiento, leer rumiando, reconsiderando, como madame Ginoux pintada por Van Gogh, o aquella otra dama del cuadro de Corot que gustaba a Jean Guitton: recién interrumpida la lectura, el libro abierto, el dedo índice en una frase y la mirada absorta dejando a la mente trabajar. En la España de hoy se consumen novelas de verano, suplementos dominicales y prensa de la llamada «del corazón». Si a eso se añade la prisa que llevamos, el no tener descanso y la cantidad y ritmo de las informaciones, tendremos el resultado de una superficialidad y efimeridad antes inimaginables. Tantos siglos confiando en los efectos taumatúrgicos que iban a tener la instrucción y la información y ahora, que sobran las dos, resulta que ni la información somos capaces de digerir, si excede de un determinado ritmo y cantidad: se cumple ahora en nosotros el meigallo del scire nefas que diría Horacio: no te es lícito saberlo todo; vosotros, ayer orgullosos prometeicos, ahora hombrecillos finiseculares de la época light: podréis fácilmente crecer en datos, no en sabiduría. 197 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD Por lo visto, la enfermedad de la efemeridad provocó hace unos pocos años en los Estados Unidos una moda de monumentos de piedra. Comentaba entonces Charles Krauthammer: «El hambre de memoria grabada en piedra es justamente lo que se podría esperar de una cultura que... se encuentra a sí misma en un presente siempre cambiante y sin pasado. La primera víctima es la memoria... El más acabado instrumento para olvidar es la televisión; es inherente al medio. La cambiante imagen es imposible de retener. ¿Quién se acuerda del en otro tiempo omnipresente Mike Douglas?, ¿de Frank Reynolds?, ¿Michael Dukakis? La falta de pasado es inherente al video... A medida que la moderna cultura industrial se hace más visual y sus imágenes más pasajeras, se le hace dura cosa el aprender... »Hay culturas que no recuerdan nada y culturas que no olvidan nada; el no olvidar nada podría ser peor... Sin embargo nosotros, hijos de la era electrónica, lo único que hacemos es olvidar, y así nos encontramos olvidando que ideamos monumentos de piedra... para anclarnos en el tiempo... Si los Diez Mandamientos fueran dados hoy, serían proyectados destellando en la gran pantalla Diamond Vision del Yankee Stadium, y al salir el sol no los recordaría nadie» 29. 5. Más Remedios: Hablar, Leer, Escribir, Pensar Decíamos que las universidades no pueden partir de cero pero, en la práctica, las cosas son más bien como dice Krauthammer, y en la España de hoy está claro que la familia, el bachillerato y el entorno no hacen lo que deberían. Contra tales desórdenes intelectuales, el antídoto que sugerimos es esa especie de viejo y nuevo cuadrivium: hablar, leer escribir y pensar. Es obvio que nos referimos a una manera de hablar, leer o escribir con fondo, con quietud, recuperando el hechizo de las conversaciones, los buenos libros y las puestas de sol. En las puestas de sol gallegas decía don Salvador de Madariaga que se llegaban a hacer indistinguibles cielo, tierra, mar y tiempo 30. 29 30 Krauthammer, Charles, «Disorders of Memory», Time, 3-VII-1989, p.31. Cfr. Madariaga, Salvador de, Mujeres Españolas, Espasa-Calpe, 1972, pp.273 y 274. 198 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT Comenzando por el hablar. Pobreza en las palabras, pobreza en las ideas, pobreza en las conversaciones. Es necesario escuchar, establecer comunicación, comprender. Ser un buen conversador es difícil. Es necesario cultivar seminarios, tertulias y demás ocasiones de hablar, como se hizo desde Sócrates y Cicerón hasta Weber, Tolkien y Otero Pedrayo. Cuidemos también el lenguaje oral, como se hace en otros países, desde el Reino Unido, donde el Príncipe Carlos se quejó de que la gente de ahora ni siquiera sabe construir una frase decente, hasta México y otras naciones hispanoamericanas, donde se ha hecho mucha propaganda en defensa del español. Unas palabras ahora sobre el leer, alimento de la mente. Siguiendo a Jean Guitton se pueden mencionar: el aspecto pasivo de la lectura, dejarse empapar; el activo, interrogar, y también debemos señalar la necesidad de tener libros de cabecera 31. Derrick opina que ya antes de la universidad tiene que haber mucha lectura solitaria de prosa y poesía. Ésta tiene que ser: «(…) asimilada, disfrutada y absorbida por la mente más que puesta fuera, en la mesa de disección. Entónese en coro apreciándola en lo que vale, como también las prosas memorables; y déjese sumergir en la mente. Mejor conocer veinte buenos poemas de memoria que simplemente haber leído doscientos: mejor cantar o tocar algún instrumento, aunque sea mal, que escuchar la radio» 32. Le toca el turno ahora a la escritura, bastante decadente hoy. Los estudiantes prefieren ordinariamente los exámenes escritos porque dicen que no hablan bien, y es cierto, pero parecen no darse cuenta de que escriben peor. Los troyanos en este apartado nos ganaban por mucho, pues versificaban fácilmente aunque los versos no fueran muy buenos: para ridiculizar a los profesores, hacer bromas en las fiestas o, naturalmente, como manera de comunicación con las chicas, las cuales, por lo visto, entonces no se reían demasiado de tales procedimientos. Hasta hace unos veinte años era costumbre que los 31 32 Guitton, Jean, El trabajo intelectual, 1951. pp.120-122; 123-126. Cfr. Derrick, op.cit., p.95. 199 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD novios se escribieran, muchas veces a diario. El género epistolar fue muy practicado por personas ilustres desde hace más de mil años, y aún hoy en día hay países en los que la gente se escribe más que aquí, como en el Reino Unido. Esto ya llamó la atención de Madariaga hace más de medio siglo. A propósito del chocante sistema de identificar casas, calles y plazas en aquel país escribió: «Para llegar al fondo de su excelencia [del sistema] es menester un poco de psicología postal. Inglaterra es un país donde se escriben muchas cartas, sin duda porque es uno de los pocos países donde las cartas se contestan» 33. Tampoco en este campo parece España pasar un buen momento: no sólo que no se escriba mucho sino que triunfa lo ramplón. Así le va a la literatura en español, salvada hoy por escritores en su mayoría hispanoamericanos o gallegos. En otros países también hay degradaciones 34 pero los modelos siguen: se editan y reeditan Writting Skills, The Element of Style, The Art of Writing, Modern English Usage, Plain Words y similares. En esta era todo se confabula para quitarnos las oportunidades de escribir: teléfonos con y sin hilo en las casas, en los coches y en los bolsillos, faxes, televisiones, ordenadores, videos y agendas electrónicas. Para escribir hay que proponerse hacerlo expresamente. Desde luego, la expresión escrita es más difícil que la oral, y para algunas cosas, superior: un niño de ocho años tiene una capacidad de expresión escrita similar a la oral de un niño de dos. Fowler en The Little, Brown, Handbook señala usos diversos de la escritura: para 33 34 Madariaga, Salvador de, Arceval y los ingleses, 1925. Edición usada aquí: Madrid, Espasa-Calpe, 1972. p.204. Dice el profesor J.R. Pole, de Oxford, que en los años sesenta cayó sobre la educación británica, como antes sobre la norteamericana, un «proceso de reblandecimiento». Como resultado, se extendió la idea de que «cualquier forma de esfuerzo mental inflige un daño al cerebro de los niños», y que los profesores no deberán enseñar Gramática con rigor para no sofocar la creatividad de los niños. La diferencia con España está en que ellos reaccionaron de alguna forma, pues varias universidades inglesas y norteamericanas han introducido cursos de inglés al comienzo de las carreras («Blaming teachers», London Review of Books, vol.II, No.18, 28-IX-94, p.4. 200 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT torbellinos de ideas, para elegir un tema, ampliarlo, reducirlo; para expresar con propiedad lo que está en la mente a medio formular, para producir ideas ex novo 35. Hay un aspecto negativo, como un pulimento o ascesis, podando para dejar lo esencial, cuidando la proporción y el equilibrio aunque para alcanzarlos haya que sacrificar muchas interesantes ideas, dejándolas de lado, en el borrador o –peor aún– en el tintero, sabe Dios si para siempre. De ahí el sentido que tenía la boutade de Chesterton, cuando decía que los libros que no había llegado a escribir eran muchos más y más interesantes que los que había escrito. Hay también otro aspecto positivo, pues el escribir incita al pensamiento, tira del hilo del ovillo, descubre. En cuanto a la poesía, no a todos se les concede ese regalo de los dioses, pero el que pueda que pruebe, pues en ella dan las palabras de sí todo lo que tienen, hasta la última «sombra de significado», con expresión de Fowler. Finalmente, advirtamos que aunque el escribir es un trabajo solitario, no es razonable dar algo por definitivo sin que antes lo lean dos o tres personas que separen la amistad de la blandura en el juicio crítico. No es un secreto que este comercio intelectual se practica en España más bien poco, ni en esa pequeña escala ni en la ulterior, más importante, de las críticas de libros, en la cual, con demasiada frecuencia, el trato que reciben depende fundamentalmente de que procedan de amigos o de enemigos. Don Alvaro d’Ors dice que los ejecutivos son los que se ocupan de los hechos y los intelectuales de las palabras. Esto hace las cosas un poco más cuantificables: un pequeño libro en otra lengua para niños tiene, por ejemplo, quinientas palabras, un diccionario manual, diez o quince mil, un diccionario normal de trabajo, ochenta o cien mil palabras; el idioma inglés hoy tiene más de cincuenta mil, los argots de las llamadas «tribus urbanas» jóvenes, pocas. Los estudiantes tienen que atreverse a pensar por su cuenta. Pero si el sistema académico y la mentalidad española no entrenan para eso 35 Fowler, H.R., The Little, Brown, Handbook, Boston, 1983. p.2 y ss.; 6-40; 444 y ss. 201 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD a los profesores, mucho menos a los alumnos. Tendríamos que cultivar una mezcla de pensamiento atrevido y humilde. Atrevido, para enfrentarnos directamente con los problemas, incluso con aquellos que nadie tiene resueltos aún; atrevido, para no hacer teorías sobre teorías sino sobre cosas; atrevido también, para tratar con respeto pero sin temor reverencial a los profesores e incluso a los grandes autores. Nos recuerda Derrick que profesores y estudiantes deben formar una comunidad de buscadores, «(…) y que búsqueda y encuentro sean atemporales y democráticos: que Platón y Tomás de Aquino y Descartes y Freud vengan con nosotros como iguales –no son más que hombres, después de todo, exactamente como nosotros–, dando lo que puedan dar, (...) admitiendo que están equivocados donde se pruebe que están equivocados (...)» 36. 6. Despreciable Claridad o Fascinante Oscuridad Para empezar, los profesores –que somos los más culpables– deberíamos, quizá, abandonar los lenguajes impresionantes y altisonantes que cohíben a los auditorios jóvenes. Y no sólo por amabilidad, sino por la razón de fondo de que en las humanidades y ciencias sociales casi no hay nada que no se pueda traducir al lenguaje ordinario. En lenguaje ordinario se expresaban Platón, Aristóteles, Cicerón y tantos más, hasta que, en tiempos relativamente recientes, triunfó la manía anti-democrática de utilizar siempre que uno pueda lenguajes para iniciados, incluso cuando no es estrictamente necesario. ¿Cómo puede haber universitas, «comunidad» de profesores y estudiantes, si se interpone una barrera de arrogancia y de fraseologías ininteligibles para los alumnos? Una de las cosas que se aprenden de los clásicos, como Platón y Aristóteles, es que fueron capaces de decir las cosas más difíciles en el lenguaje más asequible: las dificultades están en las materias que 36 Cfr. Derrick, op.cit., pp.100-101. 202 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT tratan, no en su manera de exponerlas. En realidad, la fascinación de las palabras abstractas, el culto a las exposiciones oscuras, es relativamente tardío y proviene de ciertos ambientes académicos de países como Alemania, con su discipula España. Pero tanto ha penetrado en la mentalidad ordinaria que a veces las personas infravaloran la claridad, y así se dan casos como el de aquel profesor francés que cuenta Guitton que, después de componer una clase perfectamente clara, le espolvoreaba por encima una dosis de la «oscuridad necesaria» para excitar el entendimiento de los grandes alumnos 37. Pero a nadie se le escapa que la cosa tampoco es enteramente nueva, ni problema sólo de los profesores. Recordarán los aficionados al Quijote que en el «Prólogo» polemiza Cervantes con los partidarios de los sonetos y elogios innecesarios, e incluso de las citas eruditas, los cuales debían ser Lope de Vega y sus amigos. Cervantes dice al desocupado lector que ha dudado si dar o no su libro a la luz pública porque iba a carecer de todas esas cosas, «(…) porque ni tengo qué acotar en el margen, ni qué anotar en el fin, ni menos sé qué autores sigo en él, para ponerlos al principio, como hacen todos, por las letras del A, B, C, comenzando en Aristóteles y acabando en Xenolonte y en Zoilo o Zeuxis (...)». Estando Cervantes suspenso en estas consideraciones irrumpe en su prólogo un amigo al cual confiesa sus cuitas. El amigo le aconseja lo que sigue: «– Lo primero en que reparáis de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y que sean de personajes graves y de título, se puede remediar en que vos mismo toméis algún trabajo en hacerlos, y después los podéis bautizar y poner el nombre de quisiéredes, ahijándolos al Preste Juan 37 «Tenía mucho éxito», comenta Guitton (Guitton, op.cit., p.195), que añade: «algunos piensan que se escribe mejor cuanto peor se les entiende y cuanto más se emplean términos que comprenden sólo los iniciados. Y es cierto que la oscuridad del lenguaje produce un efecto casi religioso... Mas no hay nada que garantice que una página oscura sea, además, profunda... Se nace, se muere oscuro. El que haya recibido de los dioses este don de la confusión de los pensamientos, consuélese y pruebe su suerte. Puede que llegue a ser profeta, que tenga discípulos, iglesia». 203 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD de las Indias o al Emperador de Trapisonda, de quien yo sé que hay noticia que fueron famosos poetas; y cuando no lo hayan sido y hubiere algunos pedantes y bachilleres que por detrás os muerdan y murmuren desta verdad; no se os dé dos maravedís (...). »En lo de citar en las márgenes los libros y autores de donde sacáredes las sentencias y dichos que pusiéredes en vuestra historia, no hay más sino hacer de manera que vengan a pelo algunas sentencias o latines que vos sepáis de memoria, o, a lo menos que os cuesten poco trabajo el buscarlos, como será poner, tratando de libertad y cautiverio: »Non bene pro toto libertas venditur auro. »Y luego, en el margen, citar a Horacio, o a quien lo dijo. Si tratáredes del poder de la muerte, acudir luego con »Pallida mors aequo pulsat pede pauperam tabernas, regumque turres. »(…) Y con estos latinicos y otros tales os tendrán siquiera por gramático; que el serlo no es de poca honra y provecho en el día de hoy. »En lo que toca el poner anotaciones al fin del libro, seguramente lo podéis hacer desta manera: si nombráis algún gigante en vuestro libro, hacedle que sea el gigante Golías, y con sólo esto, que os costará casi nada, tenéis una grande anotación, pues podéis poner: “El gigante Golías o Goliat. Fue un filisteo a quien el pastor David mató de una gran pedrada en el valle de Terebinto, según se cuenta en el Libro de los Reyes», en el capítulo que vos halláredes que se escribe. »Tras esto, para mostraros hombre erudito en letras humanas y cosmógrafo, haced de modo como en vuestra historia se nombre el río Tajo, y veréisos luego con otra famosa anotación, poniendo: “El río Tajo fue así dicho por un rey de las Españas; tiene su nacimiento en tal lugar, y muere en el mar Océano, besando los muros de la famosa ciudad de Lisboa, y es opinión que tiene las arenas de oro”, etc. Si tratáredes de ladrones, yo os daré la historia de Caco, que la sé de coro; (...). Si tratáredes de amores, con dos onzas que sepáis de la lengua toscana toparéis con León Hebreo, que os hincha las medidas (...). En resolución, no hay más sino que vos procuréis nombrar estos nombres, o tocar en la vuestra estas historias que aquí he dicho, y dejadme a mí el cargo de poner las anotaciones y acotaciones, que yo os voto a tal de llenaros las márgenes y de gastar cuatro pliegos en el fin del libro. 204 ANTONIO CARLOS PEREIRA MENAUT »Vengamos ahora a la citación de los autores que los otros libros tienen, que en el vuestro os faltan. El remedio que esto tiene es muy fácil, porque no habéis de hacer otra cosa que buscar un libro que los acote todos desde la A hasta la Z (...)». VII. Sapere Aude o Alabanza del Opinar Hoy, en muchos cursos de Derecho –por hablar de lo que uno más conoce– aquellos profesores que piden opiniones a sus estudiantes se encuentran con que los interpelados temen emitirlas, diciendo que no pueden opinar porque son aún muy jóvenes, o que no tienen completamente terminada su preparación –cosa cierta, pero cierta también de los propios profesores–. Si finalmente se arriesgan a manifestar algo, al final dicen en tono exculpatorio alguna frase con «Perdone, es mi opinión» o «No es más que una opinión personal». Como si fueran capaces de hablar sin emitir opiniones, o como si hubiera algo de malo en formarse una opinión. En muchos casos cuando no se trata de hechos o descripciones, se podría responderles: «Si no es una opinión, ¿qué será?, ¿un objeto, un axioma matemático, una evidencia empírica? ¿Es usted capaz de emitir opiniones no personales?». Añadamos que en los momentos de crisis florece naturalmente el género del ensayo, o sea, de la opinión fundamentada y elaborada, pero que no llega a tener evidencia empírica. A los estudiantes, e incluso a los profesores tímidos frente a las «vacas sagradas» y jefes de escuela se les podría decir, parafraseando a los antepasados de hace dos siglos: «sapere aude»: atrévete a pensar, da tus propias explicaciones de los problemas que hoy en día nos afectan. La clásica distinción entre episteme y doxa con su matiz peyorativo para la segunda parece aplicarse demasiado rígidamente. En un mundo cientificista como el nuestro las personas tienden a pensar que si no hay evidencia objetivamente demostrable no hay conocimiento científico; sin matices: o ciencia sacralizada como está la Física hoy, u opinión indigna de consideración seria. Esta visión tan difundida, olvida el hecho experimentado por todo investigador, de que sólo una pequeña parte de nuestras nociones pertenece a la categoría de lo empíricamente demostrable. 205 EDUCACIÓN UNIVERSLTARIA NUEVA Y VIEJA O DE LA CASA DE LA TROYA A LA POSTMODERNIDAD Sin embargo, ¿hicieron otra cosa Platón, Aristóteles y tantos más hasta hoy, sino opinar? En las ciencias humanas y sociales, como el Derecho, es necesario recordar que en el campo de lo opinable se puede también aspirar a un efectivo entendimiento de las cosas, no sólo a aventurar simples juicios temerarios 38. En vez de enseñar a esconder el propio pensamiento hasta alcanzar un empleo seguro o pasar una oposición de profesor, habría que recomendarles: «Por favor, no diga lo que ya está en los libros; diga lo que piensa, aporte lo que pueda a nuestro mundo en crisis. No aguarde a pensar hasta tener un trabajo seguro, no vaya a ser que después ya no sepa hacerlo». En un mundo tan cambiante como el nuestro, una universidad que no entrene a las personas para pensar por su cuenta estará incumpliendo parte de su misión. En el campo del Derecho se ve claro, pues la educación repetitiva, ordinariamente legalista, aunque sea tomada en serio, deja a los nuevos juristas sin preparación para enfrentarse a los grandes cambios actuales: superación del Estado y de su ordenamiento jurídico autosuficiente, descodificación, indefensión de lo público, publicación de lo privado; consecuencias diversas de la adhesión a la Comunidad Europea. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 38 Viehweg, Theodor, Topik und Jurisprudenz, Munich, 1953, 67; cit. por Rabbi-Baldi Cabanillas, «Una metodología jurídica realista desde Tomás de Aquino», El Derecho (Buenos Aires), 7799, vol.XXIX (1991), pp.1-5; la cita está en la p.3. Rabbi-Baldi insiste en una visión prudencial del Derecho, que se traduciría en la necesidad de una formación integral del jurista. No es necesario ahora detenernos en los aspectos profundos de la naturaleza del Derecho que abonan estas conclusiones; baste recordar que los conflictos jurídicos pueden tener varios aspectos y más de una solución. 206 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO 1 Sandro Schipani Sumario: I. Premisa: «Derecho romano» y «Nuevo Mundo», una puntualización; II. Observaciones sobre el concepto jurídico romano de «hombre» en el Nuevo Mundo; III. El Derecho romano como base de la Legislación Universal; IV. Una necesaria puntualización: la creación del nombre compuesto América Latina; V. Algunos ejemplos sobre el uso actual del Derecho romano en América Latina; VI. Conclusión: «Esquemas jurídicos creados para el hombre». I. PREMISA: «DERECHO ROMANO» MUNDO», UNA PUNTUALIZACIÓN Y «NUEVO a). Derecho romano. La romanística italiana contemporánea ha puesto en discusión la denominación «Derecho romano». En el marco de una reflexión encaminada a considerar al Derecho como una realidad integralmente histórica, iniciada en esta Universidad de Génova por el profesor Orestano, cuyo curso: Introducción al estudio histórico del Derecho Romano inició precisamente aquí hace cuarenta años y del cual emanó un llamado a la pluralidad de significados que se incluyen con tal denominación 2. Ésta es una lección que no puede ser ignorada, y que me es grato recordar en una ocasión como ésta, donde el tema propuesto por los organizadores del Congreso, invita a reconstruir hazañas de las más variadas facetas, unidas por la exigencia, fundamental en el discurso jurídico, de realizar una elaboración proyectada hacia el futuro. 1 2 Esta conferencia, dictada en la ciudad de Génova durante el Congreso «El derecho de los Nuevos Mundos», fue fruto de una investigación llevada a cabo gracias a la contribución del CNR para «El derecho romano y la tradición romanística en la historia de los países extra-europeos, con especial referencia a la América Latina»; y al Proyecto especial Italia-América Latina. Cfr. Orestano R., Introduzione allo studio storico del diritto romano, 1ª. ed. 1953; 2ª. Turín, 1961, y posteriormente, con profundas modificaciones, Bolonia, 1987. 207 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO La postura de Orestano ha conducido a verificar el análisis, en las fuentes, de las condiciones del uso de la denominación ius Romanum, diferenciando analíticamente los diversos contextos textuales y metatextuales en la que ella se encuentra. El colega Catalano ha sacado a relucir el valor técnico que en esta denominación se ha fijado para la elaboración del Derecho hasta Justiniano, y ha demostrado que en las mismas fuentes «el concepto de ius Romanum tiene una función sistemático-histórica de unificación de los iura Romana en devenir expansivo» 3. En efecto, de frente al plural iura, usado por los juristas de la Edad Republicana y del Principado, aparece el singular en Livio, a propósito de la Ley de las XII Tablas, fons omnis publici privati que es iuris corpus, como corpus omnis Romani uiris y que constituyen un corpus legislativo ordenado por el pueblo y que incluye el principio que al pueblo mismo compete dictarse el Derecho. Así anticipada, en textos históricos y filosóficos de síntesis, a partir de Diocleciano la expresión ius Romanum viene utilizada también en textos jurídicos para elaborar y fijar conceptualmente la continuidad y la unidad en la innovación. Justiniano posteriormente, en el momento en que codifica tal ius Romanum, todo incluyéndolo, del principium hacia omne aevum, lo identifica con el ius commune para todos los hombres. Dicho ius, emanado de la Ley de las XII tablas, gracias a la cual, después del «comienzo de nuestra ciudad» (civitas), ésta «se fundara en leyes» o emanado de las quinquaginta decisiones, o de las novellae constitutiones que serán necesarias; aquel «derecho que consiste en las cosas sagradas, los sacerdotes, y los magistrados» o el que «se refiere a la utilidad de cada individuo»; «el derecho civil, de gentes y natural»; «el derecho honorario» o elaborado por el Príncipe a través del proceso extra ordinem; el derecho constituido por causa de los hombres y a quien el consenso de la divinidad otorga un valor que lo proyecta también hacia las eterai politeiai por las que la Iglesia tiene un papel propio; tal ius, en la designación ius Romanum encuentra la 3 Cfr. Catalano, P., ius Romanum. Note sulla formazione del concetto, en A.A.V.V. La nozione di «Romano» tra cittadinanza e universalità, Napoles, 1984, 531 ss. 208 SANDRO SCHIPANI expresión sintética, puntual y operativa que asegura el perfeccionamiento de la construcción de la unidad del sistema de Justiniano 4. Operativa también para unificar el processus (uso del termino utilizado por Pomponio y citado en D. 1.2, 2 pr.) de tal ius después de Justiniano. Lo que permitirá profundizar en este término, entendiéndolo como lo entendía Justiniano, en la problemática de este congreso para afrontar el futuro. b). Nuevo Mundo. La expresión Nuevo Mundo está presente en el léxico jurídico del derecho romano hasta Justiniano, y me parece que también en otros textos conexos, aunque elementos para tal locución se encuentren presentes. En el presente trabajo no los examino, simplemente presento un bosquejo: si tomamos en consideración Mundo, entendemos, por ejemplo, la denominación del aspecto espacial de la idea de imperio universal, de Augusto a Teodosio, mundus aparece muy raramente, prefiriéndose las expresiones orbis, terra marique, oikuméne, kósmos, ge kaí thálassa 5; aunque los juristas evitan tal acepción, aparece en una Constitución de Teodosio y Valentiniano y más tarde, en algunas constituciones y Novelas de Justiniano. Tanto en una acepción más general de orbis, para designar a toda la creación, sea como equivalente del conjunto orbis, para referirse a las tres partes: Europa, Asia y Libya 6. Sin embargo Mundus se utiliza en otros textos de gran resonancia: baste pensar en las palabras de Cicerón en De Legibus: «Habrá tenido conciencia de no ser miembro de un pueblo de un lugar circunscrito por muros, sino ciudadano de todo el mundo, como si esto fuera una única ciudad» (1, 61). Nuevo. La expresión Novus conlleva una gran resonancia: baste pensar en la «Nueva Alianza» 7 y al uso técnico jurídico de nova Roma, para referirse a Constantinopla (C. 8,11, 5). 4 5 6 7 Cfr. también Schipani, Sandro, I codici latinoamericani dell «transfusión» del diritto romano e dell ’indipendenza. Verso codici della «mezcla» e «codici tipo» en Dalmacio Vélez Sarsfield e id diritto latinoamericano. Coordinador S. Schipani, Padua, 1991, pp.467 y ss. Cfr. Mastino, A., Orbis, koskmos, oikoumene: aspetti spaziali dell’idea di impero universale da Augusto a Teodosio, en A.A. V.V., Popoli e spazio romano tra diritto e profezia, Napoles. 63 ss. Cfr. Lanciotti F., Lo «spazio romano» nella terminologia delle fonti giuridiche giustinienee in lingua latina, en A.A.V.V., Popoli e spazio cit. [n.4] 356 s. Cfr. 2 Co. 3, 6 etc. y Behm, J., s. v. néos, en Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament, trad. it., 7 Brescia, 889 ss. 209 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO Se sabe que las tierras, originalmente llamadas Indias por Colón (1492); fueron reconocidas como quarta orbis pars, por Américo Vespucio (cuyas cartas, aun considerándose apócrifas, datan de tales años) constituyendo así un Mundus Novus 8. Si pensamos en el amplio sentido de las palabras de Américo Vespucio: «en aquel hemisferio he visto cosas, no concebibles a la razón de los filósofos», percibimos en el carácter aparentemente clasificatorio de la designación, un riquísimo valor concreto y revolucionario: la ruptura del universo cerrado medieval, que venía a acompañar al estupor, de aquello que había visto y había suscitado («tanto que me parecía haber sido llevado al paraíso terrestre») 9. Después de que la aparición real del Nuevo Mundo abrió la era de las grandes revoluciones, y, gracias al cosmógrafo M. Waldseemüller, tal pars orbis adquirió el nombre de Ameriga/América, la designación del continente como Nuevo Mundo continua a desarrollar «tanta riqueza semántica en su juego dialéctico con el Viejo Mundo –desde 8 9 La división bipartita del mundo (Norte y Sur) de Homero, fue sustituida por la tripartita de Ecateo, con la distinción geográfica entre Europa y Asia, de una tercera parte: la Libia. La tripartición parecía inmodificable basada en argumentos que interpretaban citas bíblicas. La concepción de un mundo cerrado, no se contradecía necesariamente con la doctrina sobre la redondez de la tierra, o sobre la existencia de «otros mundos» (Strabone) o de una «quarta parte» (San Isidoro). A tal concepción cerrada correspondía la definición del Emperador como Dominus totius mundi y de su ditio como aquella quae ascendentem videt et descendentem solem (Baldo 1320/1327-1400), In primam digesti veteris partem commentaria, in prooemium digestorum, n. 20, ed. Venetiis, 1599, f. 2v -a) que como todos sabemos después fue sustituida por la perspectiva por la cual sobre el Imperio «nunca se oculta el sol». Cfr. la primera cita en Alberico Vespucci a Lorencio di Piero de ‘Medici, en Relazione delle scoperte fatte da C. Colombo, por A. Vespucci y otros de 1492 al 1506, Tratte dai monoscritti della Biblioteca di Ferrara, bajo la supervisión de Ferraro, G., Bolonia, 1876 (reed. Bolonia, 1968), 147; y, en latín, en Mundus Novus. Albericus Vespucius Laurentio Petri de Medicis, en Prime relazioni di navigatori italiani sulla scoperta dell’America. Colombo-VespucciVerrazzano, bajo la supervisión de L. Firpo, Turín, 1965, 90; la segunda cita en Lettera a Lorenzo di Pierfrancesco de ‘Medici del 1502 da Lisbona, en Vespucci, A. Il Mondo Nuovo. Vespucci autentico e apocrifo, bajo la supervisión de Pozzi, M. Milán, 1984, 79; y en Vespucci, A. Lettere di viaggio, bajo la supervisión de Formisano, L., Milán, 1984, 22 (La idea expresada en esta segunda cita, se encuentra también, con otras palabras, en el otro texto, p.145). 210 SANDRO SCHIPANI lo geográfico y lo histórico hasta lo filosófico– que se ha mantenido vivo a través de las épocas» 10. Tomás Moro en realidad no pone en boca del marinero Rafael Itladeo tal denominación, ni la usa en el título de su obra 11; aunque haga una expresa referencia a los viajes de Vespucio. El filósofo mexicano Leopoldo Zea anota que «paradójicamente, lo encontrado era un lugar sin lugar, una utopía, que sólo podía ser realidad acomodándola dentro de la concepción del mundo y de la historia de sus descubridores y la realización de las utopías de éstas», de tal forma que «Europa representa frente a América un estado avanzado del devenir histórico» y entonces Hegel puede sostener no tomar en consideración la América en el interno de la Historia 12. López de Gómarra subraya para Carlos V: «La mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo creó, es el descubrimiento de las Indias» 13. Se usa todavía el nombre de «Indias», equívoco al que la administración castellana y española permaneció siempre fiel. Pero la intensidad y dimensión de la novedad se desbordan y es claro también el sustrato común y la diferencia respecto a los textos en que encontramos: Nuevo Mundo. No abordo el examen de ninguna de las diferentes perspectivas que se expresan en estas diferentes denominaciones; busco, en cambio, 10 11 12 13 Ardao, A. Génesis de la idea y el nombre de América Latina, Caracas, 1980, 17. Libellus vere aureus nec minus salutaris quam festivus de optimo reipublicae statu deque nova insula Utopia. Lovaina, 1516. (No abordo el problema del significado que la ausencia de tal uso tiene para Moro). Cfr. Zea, L., El descubrimiento de América y la universalización de la historia, en El Descubrimiento de América y su Impacto en la Historia, bajo la supervisión de Zea, L., México, 1991, 6 ss.; ID., Latinoamérica en la encrucijada de historia, México, 1981; en afinidad, Abellan, J.L., La idea de América, Madrid, 1972, 38: «Se trata de hacer de América otra Europa... y esta concepción de América por Europa, se traduce en una doble actitud: primero se la considera un inmenso territorio apropiable y explotable, en beneficio propio y, segundo, como mundo de liberación, de promesa y de futuro»; Maestre Alfonso, J. Las ideas que originaron el descubrimiento. América como necesidad en El descubrimiento, cit., 73. Cfr. López De Gomara , F. Primera Parte de la Historia General de las Indias, Bibl. Autores Esp., 22, Madrid, 1852, 156. 211 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO aludir a algunos puntos de lo que sucedió al derecho romano en su transfusión al continente que así estaba percibido. II. OBSERVACIONES SOBRE EL CONCEPTO JURÍDICO ROMANO DE «HOMBRE» EN EL NUEVO MUNDO «Tratemos primero de las personas. Porque es poco haber conocido el derecho, si se desconocen las personas, por cuya causa se ha constituido» (J. 1,2,12). Varios han sido los puntos tomados en consideración para el análisis de la especificidad del sistema jurídico latinoamericano; sin embargo la atención se ha centrado sobre todo, en la concepción del hombre, artífice de su pre-concepción jurídica en un contexto de herencia histórica y de conceptos jurídicos complejos: ciudadanía (y el principio de ius soli), titularidad y tutela de los derechos civiles reconocidos a todos, inicio de la vida humana y tutela de la misma desde el momento de su concepción, derecho de asilo y condición jurídica de los trabajadores inmigrantes, etcétera 14. Esta orientación parece expresar la intuición de que la unidad y la específica originalidad del sistema emanen del derecho de las personas de esta «raza cósmica» (expresión del mexicano Vasconcelos) 15. 14 15 Cfr. v.g.: Eichler, H., Privatrect in Lateinamerika, en Fest. Hellbling, Berlin, 1981, 481 ss.; Idem, Personenrecht, Viena-Nueva York, 1983; Limongi F., R., Do nome civil das pessoas naturais, 3 ed. Sao Paulo, 1975; Catalano, P., Los concebidos entre el derecho romano y el derecho latinoamericano (a Propósito del artículo 1 del Código Civil Peruano de 1984), en El Código Civil Peruano, cit., 229; Ibidem, Os nascituros entre o direito romano e o direito latinoamericano (a proposito do artículo 2 do Projeto do Código Civil Brasileiro), en Rev. Direito Civil, 45, 1988 (Sao Paulo), 8 ss.; Fernández, C. S., La persona en la doctrina jurídica contemporánea, Lima, 1984, 43 ss.; Busnelli, F.D., Persona e sistema in Pontes de Miranda, en Scienza giuridica e scienze sociali in Brasile: Pontes de Miranda (Atti del Seminario di studio, Roma, 1985 a cura di Carcaterra, G. - Lelli M. -Schipani, S.), Padova, 1989, 53 ss.; Valladao H., Direito Internacional Privado, 3 vol., Río de Janeiro, 1980; J. Samtleben, Der Territorialitätsgrundsatz in internationalen Privatrecht Lateinamerikas, en Rabels Z., 35, 1971, 72 ss. Vasconcelos, J., La raza cósmica. 212 SANDRO SCHIPANI 1. Consideración Jurídica del Hombre (Conocido y Desconocido) en el Derecho Romano: su Esencial Unidad Más Allá de las Divisiones Para el Derecho romano, la noción de hombre y persona coincidían y se referían a todos los hombres. Piénsese en la sistemática de las Instituciones de Gayo (Gai. 1, 8 ss.) y de Justiniano (J. 1, 3), del Digesto (D.1. 5-6), que incluye dentro de tal categoría a los «libres y esclavos, ciudadanos y extranjeros, personas que son de su propio derecho, y personas sujetas a ajeno derecho, los que están en útero y los nacidos varones, y hembras». Entre éstos existen diferencias en la consideración jurídica, que en el marco de una elaboración del discurso sistemático (generatim), se ponen de manifiesto a través de divisiones, que conducen a reflexionar sobre la importancia de la categoría general. Ya que si summa es la divisio entre liberi y servi, aun de mayor importancia es la categoría que los une. Esta concepción y esta construcción sistemática, reflejan datos esenciales del Derecho romano, que están siempre presentes y que encuentran su raíz en los orígenes. O sea la relevancia jurídica del reconocimiento a todos los hombres de caracteres comunes, de que existe una igualdad de base, independientemente de que también estén presentes diferencias. En efecto, si por ejemplo, consideramos instituciones presentes desde el principium, encontramos en la manumissio, en la adoptio/ adrogatio, instrumentos estrictamente coherentes entre ellos, por los que cada pater familias podía integrar como libre y civis en el populus, o podía acoger en la familia, seminarium rei publicae a otra persona; encontramos también en el asylum, en las diversas formas de concepción de la ciudadanía varios modos con los que una persona podía ser acogida en el populus, o en los que podía integrarse una comunidad, prescindiendo de toda común referencia al origo territorial o vínculo de sangre. Encontramos la posibilidad de pasar de un status a otro, lo que expresa la general igualdad de base, que viene ratificada precisamente en relación con la summa divisio desautorizable desde 213 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO sus fundamentos. Precisamente la extraordinaria eficacia de la manumissio del Derecho romano es considerada por el historiador griego Dionisio de Halicarnaso, como una de las razones del éxito de Roma durante su expansión 16. Ella constituye el elemento institucional y normativo de la cual ha sido intérprete la reflexión posterior que la ha reconocido como la otra cara de la misma servitus (J. 1, 5 pr; D. 1, 1, 4; «después que apareció la esclavitud, siguióse el beneficio de la manumisión») 17 y ha afirmado que «por el derecho natural [que es más antiguo: J. 2, 1, 11], todos los hombres al principio nacían libres». Pero por las guerras «origínanse las captivitades y esclavitudes, que son contrarias al derecho natural» (J. 1, 2,2; 1.5 pr) 18. Justiniano, «pues en los primeros días de la ciudad de Roma competía la única y simple libertad», la confirma plenamente (J. 1, 5, 3 a quien adde Nov. 78) y hace coincidir nuevamente el otorgamiento de la libertas y de la civitas 19. 16 17 18 19 Dion. Halic. 1, 9, 3: «Los romanos trabajaron para que con el paso del tiempo llegaran a ser el pueblo más grande [...] concediendo asilo con liberalidad a quienes lo necesitaran, concediendo la ciudadanía a los esclavos manumitidos, sin despreciar a nadie». v. también 4, 22, 4-24. Muchas otras son las normas que consideran al esclavo como persona y enriquecen de contenido la elaboración dogmática en cuanto a ellos resguarda: pensamos en la tutela penal y contra los abusos del dominus, a la capacidad de celebrar actos negociales y al peculium, al papel que puede tener en el proceso, a la esfera religiosa, etcétera; cfr. para todo Robleda, O. , Il diritto degli schiavi nell’antica Roma, Roma, 1976; Albanese, B. Le persone, cit., passim y especialmente p.108 ss., también si este autor no deduce las consecuencias al nivel de la construcción dogmática. La insistencia de la mayor parte de la romanística contemporánea en negar «valor técnico/ dogmático» para el Derecho romano al uso en las fuentes de la categoría sistemática de «persona»«hombre» y por lo tanto a la cualidad como tal del esclavo es el fruto de una línea interpretativa madurada en Europa en la Edad Moderna con relación a la construcción de la noción de «sujeto de derecho», de la que trataré más adelante algunos puntos en concreto; ella conduce a graves malentendidos de las fuentes, puesto que la identificación terminológica implica también la identificación del suum esencial de cada uno, mismo que el derecho respeta (considérese, por ejemplo, la lex Cornelia de sicariis et veneficiis que sanciona qui hominem occiderit y que viene aplicada al homicida del esclavo justamente por la importancia dogmática de la cualificación de éste como homo. D. 48, 8, 1, 2; Gai. 3, 213; el principio por el cual también la sepultura del esclavo convierte el locus religiosus; etcétera). Por el valor dinámico, expansivo de la igualdad de base por la que se eliminan normas «que degradan a la naturaleza», cfr. v.g. en la misma legislación justineanea, la Nov. 21 relativa a las sucesión hereditaria, por la cual debe «nullam esse differentiam masculi et feminae». En la obra de Justiniano, las nuevas fuentes de la esclavitud maduradas en la época tardía y posclásica ocultan la contradicción entre la permanencia de la esclavitud y la eliminación de la categoría de peregrinus, de la existencia de la cual dependía radicalmente la posibilidad de la esclavitud, como ya ha sido subrayado. 214 SANDRO SCHIPANI Dentro de una perspectiva complementaria, la esencia de la expansión de Roma –ciudad que tenía a Júpiter como principio y fin del sistema 20–, sea como existencia ínter-étnica, custodia del sistema jurídico-religioso del cual ya formaban parte, virtualmente también los otros pueblos 21, Livio la expresa como «dar a los pueblos sus derechos» (Liv. 30, 32). Misma que se desarrolla de manera plena, con la progresiva y futura concepción general de la ciudadanía, que en la famosa Constitutio Antoniniana de civitate del 212, adquiere un momento de gran significado y, después, con la codificación de Justiniano, se llega a la eliminación de la categoría clásica de peregrinus, con la calificación del ius Romanum como commune 22 y con el paralelo uso de «Romano» para indicar «una noción “política” y no “ética”, normativa e institucional» 23. El ius Romanum commune codificado por Justiniano, incluye al ius naturale, ius gentium y ius civile (J. 1, 2 pr.-2), obtiene su unidad en el desarrollo de su principium: destinado a todos, indistintamente, a los omnes, universi, cuncti hombres, personas concretas, de quienes asegura y proyecta hacia el futuro su propia participación 20 21 22 23 Cfr. v.g. Liv. 1, 2, 4; «Oh, Júpiter –dice [Rómulo]– he puesto los primeros fundamentos de la ciudad aquí en el Palatino como me lo ordenaron las aves por ti enviadas». «En la tradición de la realeza romulea se encuentran no sólo concretos elementos históricos ( y quizá un deseo de una explicación histórica), sino también la radical exigencia religiosa y jurídica, de encerrar el ordenamiento romano (visto históricamente en movimiento) una total y exclusiva voluntad divina. Y esto sobre todo es el motivo por el que Rómulo cumple por sí mismo la inauguración, y ésta es una elección divina (y no una aprobación): Rómulo preexiste al ordenamiento y lo genera por voluntad divina» (Catalano, P., Contributi allo studio del diritto augurale, I , Turín 1960, 585). Cfr. v.gr. Cic., de Nat. Deorum, 1, 116: «Est enim pietas iustitia adversus deos»; o la fórmula de la indictio belli en Liv. 1, 32, 10: «Audi Iuppiter, et tu, Iane quirine, diique omnes coelestes vosque, terrestres, vosque, inferni, audite: ego vos testor populum illum - quicumque est nominat iniustum esse neque ius persolvere». «Por lo que el ius era considerado [por los Romanos] vinculante también para el pueblo extranjero [...] como (virtualmente) válido para todos los pueblos» (Catalano, P., Linee del sistema sovrannazionale romano, I, Turín, 1965, 37 y 43). (Con referencia a las palabras de Livio citadas en el texto, tal «virtualidad» explica la aparente contradicción entre iura que deben ser «dados» y que vinculan al pueblo extranjero constituyendo el presupuesto de la calificación jurídica, sea de su conducta, sea también de las armas romanas). Considérese, v.gr. la importancia de la transformación de la expresión de CTh 2,1,10 «que viven bajo el Derecho romano y el común», en C. 1, 9, 8 «que viven bajo el Derecho romano común»: Catalano, P., Ius Romanum. cit., 548 n. 1. Cfr, Catalano, P., [Intervento introduttivo - Seduta preliminare] en A.A.V.V., La nozione di «Romano», cit., p.XXIII. 215 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO fundamental. Su principium codificado constituye un impulso para una igualdad, en cuanto hombres, que siempre se debe buscar superando las divisiones. Resulta interesante examinar qué sucede tanto durante el primer encuentro entre el Derecho romano y la realidad del Nuevo Mundo, como en el momento de la Independencia. Me limito a indicar algunos puntos de partida, muy parciales y limitados, pero que confirman la necesidad de un profundo examen 24. 2. La Unidad de la Consideración Jurídica del Hombre en el Primer Contacto con el Nuevo Mundo: Prefiguración de una Sociedad sin Esclavos A primera vista me parece que sería útil considerar algunos aspectos inherentes al debate que acompañó al acontecimiento del «descubrimiento» y de la «conquista» y que es sin duda, el más brutal; pero que, precisamente por su radicalidad se presenta particularmente revelador: el debate sobre la libertad de los indios, que llega a implicar el concepto de unidad o no de la naturaleza del hombre y su relación con el Derecho. Resumo de manera esquemática los principales datos, por demás conocidos 25: 24 25 En cuanto a la segunda hazaña, cfr. primeros esbozos en Schipani, S. Alcune osservazione sulla concettualizzazione giuridica dell ’uomo nel sistema romanista in Europa e in America Latina, Principi per un «codice tipo» di diritto delle persone per l’America Latina. Actas del Seminario de Bogota, Bogota (en prensa). La literatura sobre el tema es abundantísima: v. recientemente las actas de los dos congresos: La ética en la conquista de América (1492 - 1572), Salamanca, 1984; I diritti dell’uomo e la pace nel pensiero di Francisco de Victoria e Bartolomé de Las Casas, Milán, 1988. 216 SANDRO SCHIPANI Las primeras relaciones que Colón y los reyes de Castilla tuvieron con los indios, se presentaron sobre el presupuesto de la libertad de esta «gente» y su vasallaje político 26. 26 Cfr. Las Capitulaciones concedidas por los Reyes Católicos a Colón, para descubrir en el Océano, Santa Fe, 17 abril 1492 (reproducidas en Morales, Padrón, F., Teoría y Leyes de la Conquista, Madrid, 1979, 47 ss.) y la Carta de los Reyes Católicos a un Príncipe indeterminado de Oriente presentan a Colón como enviado suyo, 30 abril 1492 (reproducida en García Gallo, A. Manual de historia del Derecho Español, 2, Antología de fuentes del Antiguo Derecho, Madrid, N. 851), con las diferencias de enfoque a quien resultan adaptadas: la primera relativa «a islas y tierras firmes» que «se descubrirán o ganarán»; la segunda, relativa a un contrato con un pueblo y un poder político que se aceptan y, según la sistematización de Bartolo, infra en esta misma nota a título ejemplificativo, serían de ubicarse dentro de la última categoría, donde se hace referencia a illi, de India. Cfr. también, v. gr. Diario del primer viaje de Colón (según el extracto de Bartolomé de las Casas, reproducido parcialmente en García Gallo, A. Fuentes cit., N. 852), y la Carta de Colón, anunciando la llegada a las Indias y a la provincia de Catayo (reproducida en Morales Padrón, F. Teoría y Leyes cit.,140 ss.), etcétera. Cfr. en contrario también las Bulas pontificias, y en primer lugar la Inter cetera, 3/5/1493 y 4/5/1493. Para la impostación general del sistema del derecho romano, con relación a la aplicabilidad del ius civile, el fundamento se constituye por la Glossa ordinaria (cap. 12 ius Quiritium, dist. 1, s vv. quod nulli) que afirma claramente: «También los paganos se someten al imperio romano: porque en efecto, el emperador es príncipe de todo el mundo». Esta afirmación general se articula posteriormente. Me parece interesante recordar v.gr. Bartolo De Saxoferrato ( 1314 - 1357) (In primam Digesti veteris partem, in legem 1 post actiones, de rei vindicatione, § per hanc autem = D. 6, 1, 1,3) que afirma: «Yo digo, que el emperador es señor (dominus) de todo el mundo... motivo por el que, si otros detienen el mundo, el emperador puede reivindicarlo», más adelante pone de manifiesto que el Emperador mismo se autolimita de hecho al imponer leyes a los gentiles con el fin de que no «se tome en broma a las leyes», es decir, que de su no-aplicación, la ley no se desvirtúe frente a sí misma. Además Ídem (In secundam ff. novi partem, in legem hostes, de captivis et postliminio, D. 49, 15, 24, n. 8 ed. Venecia, 1585, f. 20 v- b) distingue: «Vosotros debéis saber que existen dos géneros de pueblos: al primero pertenece el pueblo romano y al segundo los pueblos extranjeros». En este ámbito reconocía una situación diferente: la de los griegos «quienes no reconocen que el Emperador Romano sea señor universal, sino que dicen que el señor de todo el mundo es el Emperador de Constantinopla», pero que no obstante pueden ser aliados, «como eran aliados nuestros los griegos contra los turcos»; después están los príncipes infieles: «como los tártaros, que dicen que el Gran Kan es señor universal: y los sarracenos, quienes dicen que su señor es señor de todo el mundo»; entre éstos sin embargo existe diferencia, porque con algunos, como con los tártaros, «estamos en paz y de hecho nuestros comerciantes acuden a ellos, y los suyos vienen a nosotros»; con otros «estamos en guerra declarada, como con los sarracenos y hoy con los turcos»; existen finalmente pueblos como «aquéllos de lo indio» con quienes no existen relaciones firmes: «con quienes no estamos ni en paz ni en guerra, ni en ninguna otra relación». Para el ius canonicum, la doctrina de Sinibaldo de Fieschi, Papa Inocencio IV ( -254) y de Enrique de Susa, Cardenal Ostiense ( - 1271), así como la filosofía de Tomás de Aquino (1225-1274) articulan una concepción paralela, que considera al Pontífice como «monarca universal de todos los pueblos cristianos, y de iure de todo el mundo» y para De Aquino Tomas (Summa theologica, II-II, q. 10 a 10): «La señoría y la supremacía son de derecho humano», y en consecuencia, si ellos preexisten puede también admitirse que «los infieles puedan tener supremacía y señoría sobre los 217 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO La esclavitud a la que vienen reducidos algunos indios, y el número de éstos que se incrementa rápidamente, hace surgir la pregunta: «¿Qué poder mío tiene el Almirante para dar a nadie mis vasallos?», según las palabras atribuidas a la reina Isabel ante la asignación de esclavos efectuada por Colón en el 1500, palabras que reflejan, sin embargo, el problema presente hacia ya cinco años, frente a los primeros actos de reducción a la esclavitud de indígenas y su envío para ser vendidos 27. El mismo hecho de detectar el problema y la solución 27 fieles», porque esta distinción es de derecho divino, «el derecho divino, que depende de la gracia, no elimina el derecho humano, que depende de la razón natural [...] Sin embargo, la Iglesia, que recibe su autoridad de Dios, puede decidir privar de tal señoría o supremacía [...] Pero no siempre la Iglesia actúa así, unas veces sí y otras no»; para Sinibaldo (Apparatus, in cap., 8 quod super his, X, de voto et voti redemptione, 3, 34, n. 1 - 4): «Señorías, posesión y jurdisdicción, pueden existir con los infieles lícitamente y sin pecado [...] por eso decimos que no es lícito al Papa, o a los fieles despojar a los infieles du sus señorías o jurisdicciones, porque las poseen sin pecado»; mientras que para el Ostiense (lectura in cap., quod super his, de voto, n. 26): «A mí me parece que con la venida de Cristo toda magistratura, todo principado, toda señoría, toda jurisdicción [...] han sido despojadas a los infieles y transferida a los fieles», con la derogacion por otra parte, que cuantos de ellos reconozcan el dominium de la Iglesia pueden además «tener posesiones y colonos cristianos y también jurisdicción gracias a la tolerancia de la Iglesia» y que de este fundamento, madurado prevalentemente en cuanto toca a las relaciones con los turcos y a las cruzadas, han existido desarrollos novedosos, sobre todo en relación con las empresas marítimas del 1400, y en particular a las Canarias y a las hazañas políticas internas a la «res publica gentium christianarum». En tercer lugar, la aplicabilidad tanto de las Siete Partidas 2, 1; 2.23 ss. y particularmente 2, 29; 4, 21 ss., relativas a «De los Emperadores, e de los Reyes e de los otros grandes Señores»; «De la guerra de que devenfazer todos los de la tierra»; «De los captivos e de las sus cosas, e de los lugares que caen captivos, en poder de los enemigos»; «De los vasallos»; etcétera, ya sea de otras leyes y principios que eran estrictamente ligados al debate general sobre el ius commune y varia con relación a las diversas impostaciones que se siguen de los supuestos del bellum iustum, a los patrones de los conceptos generales citados y de su desarrollo (cfr. v.gr. la amplísima glossa de Gregorio López a Partículo 2, 23, 2 ad Acrescentar el pueblo su fe). Cfr. para todo Bellini, P., Bellum Romanum: sulla fondazione canonistica della crociata in Terra Santa, en La nozione di «Romano» cit., 63 22.; Ídem, Dominus totius mundi. L’Imperatore dei romani e i popoli estranei al popolo romano (sec XII - XIV), en Popoli e spazio, cit. 247 ss.; Murillo Rubiera, F., La Conquista de América y el derecho de gentes, en La Ética en la Conquista de América (1492 - 1573), en Actas, Salamanca, 1984, 14 ss.; Castañeda Delgado, P., La ética de la Conquista en el momento del Descubrimiento de América, en La Ética, cit., 37 ss.; García Gallo, A., Las Bulas de Alejandro VI y el ordenamiento jurídico de la expansión portuguesa y castellana en Africa e Indias, en Anuario de Historia del Derecho Español, 27 28, 1958, 461 ss.; Idem, Manual cit., par. 1185 s. y 2, Antología de Fuentes, cit., N. 844 - 848. Cfr. v.gr. la Carta de los Reyes Católicos a don Juan de Fonseca, obispo de Badajoz y encargado de los asuntos de Indias (13 abril 1495, en García Gallo, A. Analogía, cit., N. 953; De Las Casas, B., Historia de las Indias, 1, caP., 176. En general, cfr. Ramos Pérez, D., Las conquistas americanas anteriores a 1534 a la luz de la ética oficial, en La Ética, cit., 133 ss. 218 SANDRO SCHIPANI en favor de la libertad de los indios, salvo para aquéllos capturados en buena guerra, se encuadraban dentro de los principios generales del derecho común civil y se apoyaban sobre el doble presupuesto lógico-dogmático de su vigencia en las relaciones con ellos y de la unidad de base, prevista por tal derecho, del genus «hombre» que se divide en liberi y servi, naciendo esta segunda condición de unos presupuestos de hecho típicos 28. La Real Cédula del 20 de junio de 1500, que disponía la libertad para todos los indios que Pedro de Torres tenía en depósito, es después un ejemplo de las dudas relativas a los abusos. Las consecuencias extremas que el contacto con el sistema implicaba para la libertad de los hombres, ponían en movimiento un proceso de verificación de actos que se estaban cumpliendo, y de sus presupuestos 29. El reconocimiento inicial de la libertad de los habitantes de los territorios sometidos entonces, reiterada, implícita o explícitamente recordada con una primera producción de normas que, sobre la base de la opinión de los expertos, venían elaboradas para buscar traducir ese conocimiento en exactas disposiciones legales aptas para las 28 29 Cfr. (Partículo, 4,21,1: «Servidumbre es postura, e establecimiento, que fizieron antiguamente las gentes, por lo qual los omes que eran naturalmente libres se fazen siervos e se meten a señorio de otro, contra razon de natura [...] E son tre maneras de siervos. La primera es, de los que cativan en tiempo de guerra, seyendo enemigos de la fe [...]», para sus fuentes cfr. J. I, 3; D. 1, 5, 3. 4, y, para la limitación vinculada a la condición de «enemigos de la fe», la glosa que reenvía Partículo 2, 29, 1: «Entre los cristianos no se observa el derecho de aprisionar relativa a las personas capturadas en guerra». El origen de la prohibición de reducir a la esclavitud a los prisioneros de guerra cristianos se remonta, como se sabe, al III Concilio Lateranense de 1179. Esta prioridad de la problemática de los hombres la subraya también Murillo Rubiera, F. La Conquista, cit., 21: «De las dos grandes cuestiones que llenaron la llamada “Polémica Indiana”, la referente a la legitimidad de los títulos para las conquistas, de un lado, y, de otro, la licitud de las acciones contra los indios, pese a la estrecha vinculación existente entre ellas», fue esta última la que suscitó «dificultades inmediatamente». Él así puntualiza que es el hombre quien debe ser tutelado, el factor impulsor, históricamente prioritario en la dinámica del sistema. Pérez-Prendes, J. M., La solución legal de la «duda indiana», en La Ética, cit., 497 s. Complementariamente sintetiza: «Las cuestiones concretas y sucesivas con la que se enfrentará el Derecho indiano desde 1512 al menos, serán reducibles a una sola, el estatuto jurídico que los Reyes de Castilla deban reconocer al indio americano [...] todas las facetas que integran el mosaico de la gigantesca perplejidad jurídico-política a la que llamamos la “duda indiana” deben ser orgánicamente concebidas a través del hilo conductor que en última instancia las liga, la construcción de un estatuto jurídico aplicable al indio, tanto en el plano jurídico-público como en el jurídico-privado». 219 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO circunstancias particulares que se presentaban. La observancia de tales normas, entre las cuales las más orgánicas, son ciertamente, las llamadas Leyes de Burgos de 1512-1513 y la redacción de la nueva formulación del Requerimiento, hubiera hecho posible la esclavitud a condición de que se sujetara a los principios del sistema del derecho común 30. Pero el mismo esfuerzo de precisar los presupuestos necesarios en las nuevas circunstancias y la noticia de las situaciones que derivaban de la aplicación de las normas dictadas, o de su inaplicabilidad, venían a involucrar también la reconsideración de los mismos principios: Se desarrollaba lo que viene calificado como el debate de los «justos títulos», «la duda indiana» 31. Aquella concepción del «derecho común había resultado insuficiente para resolver los problemas planteados» 32. Aquella concepción del Derecho romano común, en su dimensión de ius civile y de ius gentium, no parecía ser suficiente y se presentaba la cuestión nuevamente, de si era necesaria una relectura. 30 31 32 Cfr. Las Ordenanzas para el tratamiento de los indios (leyes de Burgos) del 1512-1513 y la redacción de la Nueva formulación del Requerimiento en Morales Padrón, F. Teoría y Leyes, cit., 303 ss; 329 ss. García Gallo, A. Fuentes cit., N. 965 y 860; al N. 859 v. también el Informe emitido por la Junta de teólogos y juristas reunida en Burgos en 1512, según el texto referido por De Las Casas, B., Historia, cit., 3 cap 8. En cuanto se refiere al Requerimiento, cfr. Ramos Pérez, D., Las conquistas, cit., 140 ss. La producción normativa es abundantísima; cfr. una reseña en Muro Orejón, A., Normas de justicia de las guerras contra los Indios, en La Ética, cit., 561, y en cuanto a la guerra contra los indios caribes, 555 ss. Para el examen de los presupuestos que originaban la esclavitud, cfr. Ramos Pérez, D. Historia de la colonización española en América, Madrid, 1947, 284 ss., y más analíticamente Seco, J.A. Historia de la esclavitud de los indios del Nuevo Mundo, La Habana, 1932. En cuanto al pensamiento de Alonso de Loaysa, Matías de Paz, Juan López de Palacios Rubios, Bernardo de Mesa, Martín Fernández de Enciso, Juan de Quevedo, Miguel de Salamanca, etcétera, cfr. síntesis en García y García, A. La ética de la Conquista en el pensamiento español anterior a 1534, en La Ética, cit., 77 ss.; para Cayetano, cfr. De La Hera, A., La ética de la Conquista en el pensamiento europeo anterior a Vitoria, en La Ética, cit., 125 ss. En cuanto a la polémica llamada generalmente como de los «iustos titulos» y de la «duda indiana» etcétera, con relación a la cual destacan las aportaciones de Francisco de Vitoria, Diego de Chaves, Vicente Barrón, Domingo de Las Cuevas, Diego de Covarrubias, Domingo de Soto, Melchor Cano, Ledesma, y en general las de la Universidad de Salamanca, cfr. Pereña Vicente, L., Respuestas universitarias a la «duda indiana»; Hernández Martín, R., Revisionismo de Francisco de Vitoria: hipótesis de la conquista; Brufau Prats, J., La primera generación de la Escuela de Salamanca: Soto, Cano, Covarrubias; Pérez Fernández, J., Análisis extrauniversitario de la Conquista americana en los años 1534-1549, en La Ética, cit., respectivamente p.177 ss.; 201 ss.; 223 ss.; 239 ss; Hernández Martín, R., Francisco de Victoria en la crisis de su tiempo; Pereña Vicente, L., La escuela de Francisco de Vitoria en la promoción de la paz, en I diritti dell’uomo, cit., respectivamente 31 ss.; 81 ss. González, M. del Refugio, El descubrimiento de América y el derecho, en El Descubrimiento, cit., 95. 220 SANDRO SCHIPANI En este contexto de examen general, también de las doctrinas y de los principios relativos, alguno pone en duda la misma idoneidad de los indios para la libertad, confirmada en la misma legislación. Se examinan una serie de casos de los que se tenía conocimiento, sobre su comportamiento, organización y costumbres, de las cuales, se deduce, implícita o explícitamente, la calificación de los mismos indios como «incapaces», «viciosos», «bárbaros» y «brutos». Se intenta justificar la no-aplicación, los abusos o las violaciones de las leyes existentes con base en las consideraciones tradicionales (v.g. la incapacidad), pero reinterpretadas innovadoramente; o basándose en consideraciones nuevas o extrañas al sistema. Se afirma la necesidad de normas que reducen gravemente tal libertad, o la niegan completamente a aquellos que son «esclavos por naturaleza», según la división de los hombres de la que se le atribuye la paternidad a Aristóteles 33. Consideremos argumentos contrapuestos como, por ejemplo: «según se á visto por luenga ispiriençia [...] de su natural son inclinados a oçiosidad y malos viçios»; «Agora nos somos informados que los dichos caçiques e indios [...] se han fecho tan capaces y tienen tanta abilidad que podrán bivir por si politica y hordenadamente»; «no merecen libertades [...] comen carne humana [...] son como asnos, abobados, alocados, insensados [...] no son capaces de doctrina ni castigo [...] en fin digo que nunca crió Dios tan cocida gente en vicios y bestialidades sin mezcla de bondad y policía»; «diciendo que eran bestias y que tenían pecados e que Dios los había sentenciado y que todos perecerían»; «los tardíos y perezosos de entendimiento [...] son por naturaleza siervos y es justo y útil que lo sean»; etcétera 34. 33 34 Cfr. el conocidísimo pasaje de la Política, 1, 5, 1254 b, 16 ss. Respectivamente: el prólogo de las cit. Leyes de Burgos; el prólogo de la R. Provisión de la Reina Juana y de su Hijo Carlos V al Lcdo, Rodrigo de Figueroa, juez de residencia de la isla Española (9 diciembre 1518), en García Gallo, A., Fuentes, cit., N. 968; Ortiz, Tomás y De Betanzos, Domingo, ambos cit. en Hanke, L., La lucha por la justicia en la conquista de América, en Anuario de Historia del Derecho Español, respectivamente 97 y 122; Gines de Sepúlveda, J., Mair, Juan. Esta última «opinión diabólica» es presentada como difundida por ejemplo por Dávila Pradilla, A., Historia de la fundación y discurso de la provincia de Santiago de México, de la Orden de Predicadores y cosas notables de la Nueva España, Madrid, 1595, 109; Remesal, A., Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala de la esclarecida Orden de nuestro Glorioso Padre Santo Domingo de Guzmán, Madrid, 1619, 140, que cito de Lobato Casado, A., El Obispo Garces, O.P., y la Bula «Sublimis Deus», en Los Dominicos y el Nuevo Mundo. Actas del Congreso. Sevilla 1987, Madrid, 1988, 749. Cfr., sobre Sepúlveda, Andreotti, R., La Teoría del «bellum iustum» en Juan Ginés de Sepúlveda antagonista de Las Casas y Cappagli, P., Juan Ginés de Sepúlveda e il descubrimiento, en I Diritti dell’uomo, cit., respectivamente 173 ss.; 247ss. 221 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO Las palabras de la conocidísima homilía del IV domingo de Adviento de 1511 de Fray Antonio de Montesinos: «¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿estos no son hombres? ¿no tienen ánimas racionales?» 35, son el testimonio del núcleo de un problema nuevo, y si no fuera una cita textual y fuera más bien una reformulación posterior de Fray Bartolomé de las Casas 36, a mayor razón representarían el meollo. La exacta concepción filtrada del largo debate, y retóricamente traída a colación con toda su fuerza 37, es la unidad de base del concepto de hombre, propia del sistema, que reacciona; ella constituye el núcleo contra el que se enfrentan las diversas especulaciones. Los puntos de arribo más significativos me parecen, la Bula pontificia Sublimis Deus del 2 de junio de 1537 y las llamadas Leyes Nuevas de 1542. La primera responde a la conocidísima afirmación: «que los indios como verdaderos hombres, no solamente son capaces [...] los referidos indios y todos los demás pueblos que en adelante vengan al conocimiento de los cristianos, aunque se encuentren fuera de la fe de Cristo, no han de estar privados, ni se han de privar de su libertad, ni del dominio de sus cosas» 38. Se confirma la existencia de la unidad de la categoría jurídica de «hombre’» afirmando incidentalmente el perfeccionamiento en los indios del presupuesto de hecho, necesario para englobarlos. Y se subraya las inmediatas consecuencias jurídicas sobre su libertad, disfrute 35 36 37 38 Cfr. De Las Casas, B., Historia, cit., 1, 3, 4. Cfr. las dudas sobre la lectura por parte de Antonio de Montesinos de un texto escrito, expresadas por García y García, H., La Ética, cit., 78 ss. Más allá de cierta terminología e imágenes retóricas, de hecho no se negaría la naturaleza humana a los indios, pero se buscaría acreditar una pluralidad natural de categorías de hombres: cfr. Ortega y Medina, J. A., La novedad americana en el Viejo Mundo, en El Descubrimiento, cit., 25 ss. Como se sabe, ésta es la traducción de B. de las Casas, que ha circulado, puesto que el texto latino original permaneció inaccesible por siglos debido a la oposición que presentó Carlos V y de la que obtuvo el retiro. Cfr. en particular Lobato Casado, A., El Obispo Garcés, O.P., cit. 739 ss. véase también 791 ss. el texto de la Bula, que es reproducida también por García Gallo, A., Fuentes, cit., N. 956. 222 SANDRO SCHIPANI de bienes y por lo tanto, la calificación jurídica de la ocupación de sus tierras y de las otras cosas; de la guerra, etcétera. La segunda, constituye un renovado esfuerzo de traducción en un complejo orgánico de disposiciones, destinadas a la aplicación, de la ininterrumpida línea del derecho común; de su concepto unitario de hombre, que por lo tanto, no se modifica, pero que sí viene conscientemente readquirido. Con base en esto, se afirma la libertad natural de los indios. Reaccionando ante las citas polémicas y en conformidad, con el documento pontificio, éste adquiere un dinámico y mayor pulso. En efecto, para el Nuevo Mundo, se da un paso adelante desde el punto de vista normativo, porque, madura en las relaciones con los indios, la prohibición general de reducirlos a la esclavitud, por cualquier causa 39, prohibición que en el sistema ya existía para las relaciones entre cristianos (v. supra), y que ahora no requiere más 39 Cfr. las Leyes nuevas de Indias, en Morales Padrón, F., Teoría y Leyes, cit., 421 ss.; v. especialmente cap., 20- 25. V. también la ya citada R.P., dada en Madrid el 2 de agosto de 1530, y dirigida a las Reales Audiencias de Santo Domingo y México, en que «para evitar los extraordinarios abusos ocurridos, consultado el Consejo de Indias, ordena el emperador que aunque sea en guerra justa, y mandada por el Rey, nadie cautive a los indios ni los tenga por esclavos, revocando todas las licencias anteriores [...] en cuanto a los indios esclavos de sus caciques, la R.P., dada en Fuensalida a 26 de octubre de 1541, manda que nadie compre, ni rescate estos indios. Y de la misma fecha otra R.P., que ordena que los caciques, ni principales no puedan hacer indios esclavos» (Muro Orejón, A., Normas de justicia, cit. 561 s. con reenvío a la Copulata de las leyes de Indias, Col. Doc. de Ultramar, 1530, 1531, 1542 y 1552 ley 13, I del III, tomo II, p.171, y a De Encina, D., Cedulario Indiano, 4, 364-367); En cuanto a esta R.P., cfr. también PérezPrendes, J.M., La solución legal de la duda indiana, en La Ética, cit., 501; cfr. además Rec. de Indias, 6, 2, 1 nota con la serie de los antecedentes de la promulgación ahí referidos. No examino en este trabajo la resistencia que suscitaron las Leyes Nuevas, las modificaciones que sufrieron y todas las sucesivas reafirmaciones de la disposición citada, ni a las numerosas derogaciones dictadas para situaciones diversas, que vienen emanadas o que estuvieron vigentes por mucho tiempo, cfr. Pérez Prendes, J.M., La solución, cit., y Rec. de Indias, 6, 2, 12. 13. 223 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO de tal presupuesto de orden religioso, y por tanto se extiende a todos con base en la sola naturaleza humana apta de recibir la fe 40. Las normas que han sido emanadas, a lo largo de contradicciones e incertezas, expresan un enfrentamiento directo con una condición humana concreta que se quiere regular; que en la pasión de las circunstancias históricas también se distorsiona; que se intenta descifrar, pero de la cual no se puede llegar a prescindir, en cuanto se sostiene que el hombre tiene un significado jurídico intrínseco esencial respecto a un orden al cual presupone la vigencia. Ellas se apoyan sobre la base constitutiva del sistema del Derecho romano, y utilizan las diversas perspectivas, presentes en sus articulaciones, en ius naturale, ius gentium, ius civile (J. 1, 2 pr.-2; D. 1, 1, 1, 2-4). Es el Derecho romano que se quiere hacer efectivo en las nuevas relaciones, sobre la base del principio de la natural y esencial igualdad de todos los hombres, que eran ya potencialmente incluidos, y frente a los cuales era, por tanto, fundamental la necesidad de valorar en términos de justicia, todas las acciones que venían realizándose. Se renueva y actualiza en modo global la experiencia que el actuar frente a lo desconocido, debía ser acompañado de una «pre-comprensión» de esto, en términos jurídicos que, en un universo en el cual se tiene como vértice la divinidad, permitiese con 40 De Solórzano Pereira, J., Política Indiana,1648 1b.2 cap.1, así resume aquel histórico debate (10): «y para convencer a los que los tenian por tan bárbaros ó brutales que aún les hacian indignos del nombre de hombres racionales, y en esto fundaban, ó con esto tiránicamente introducían su esclavitud, escribió larga, docta, y no mal limada carta en latin D. Fr. Juan Garcés [...] a la Santidad del Papa Paulo III [...] en que con vivas razones, y eficaces exemplos, procura mostrar quánto se engañan los que siembran tan mala doctrina (11), un Breve [...] en substancia declara que es malicioso, y procedido de codicia infernal, y diabólica, el pretexto que se ha querido tomar para molestar, y despojar los Indios, y hacerlos esclavos, diciendo que son animales brutos (13) Pero, como yá llevo dicho, el cuidado de nuestros Reyes tenia prevenido, declarado y mandado esto con particular aprietos, como se puede ver [...]» (18). No se puede pasar en silencio el capítulo, de las que llamaron Nuevas Leyes, del año 1542, que ciñendo todo esto con gran generalidad de palabras; «dixo las que se siguen»: [Ítem] ordenamos y mandamos, que de aqui adelante, por ninguna causa de guerra, ni otra alguna, aunque sea só titulo de rebelión, ni por rescate, ni de otra manera, no se pueda acer esclavo Indio alguno». 224 SANDRO SCHIPANI ello una relación de justicia, fundada en la «perenne superación de las barreras étnicas» 41. Este debate, estas normas, esta concepción del derecho por los hombres, «por causa de los cuales ha sido constituido», no impidieron que las viejas relaciones se llevaran a los nuevos territorios, esclavos y esclavitud; tampoco impidieron que surgieran otras divisiones de los hombres 42. Sin embargo, éste fue un dique para el surgimiento de nuevos esclavos y una nueva esclavitud, inmodificable, fundada sobre la naturaleza; y colocaron en la base del sistema, conscientemente, el fundamento del rechazo de la esclavitud. La novedad de este Nuevo Mundo elevó a un primer plano la normativa emanada directamente de la natura 43: «Todos los hombres al 41 42 43 Cfr. las referencias ya desarrolladas supra y bibliografía citada. Sobre la raíz de otros principios, como el de la soberanía popular, el derecho de resistencia, la licitud del tiranicidio, sobre las que ha reflexionado la Segunda Escolástica Española (F. Suárez; Mariana, etcétera), en este trabajo no resulta posible ni siquiera hacer una referencia. Es la normativa que emana de la supuesta incapacidad que se presenta extremadamente ambigua: para algunos aspectos se resuelve efectivamente con la exoneración de la observancia de la norma, o en instituciones de tutela de la parte «débil» (cfr. García Gallo, A. Manual, cit., § 1277 y 1280; Castañeda Delgado, P., La condición miserable del indio y sus privilegios, en Anuario de Estudios Americanos, 28, 1971; Cattan Atala, A., El derecho romano como derecho singular de los Indios en la «Política Indiana» de Solórzano y Pereira ponencia presentada en el VIII Congreso Latinoamericano de Derecho Romano, Santiago, 1992 (actas en preparación); desde otros puntos de vista, en cambio provoca graves limitaciones de la libertad, como en la disposición sobre los repartimientos y sobre las encomiendas (cfr. García Gallo, A., Manual, cit. § 1281 ss.; Pérez Prendes, J.M., La solución, cit., 498 ss), y preocupaciones encaminadas a garantizar la libertad y más adelante, sobre todo la justa reglamentación del trabajo que, me parece, individualizan una nueva rama del derecho, precisamente el del trabajo (cfr. Schipani, S., Parole di saluto, in Principi per un «codice tipo» di diritto del lavoro per l’America Latina, bajo la supervisión de Perone, G.-Schipani, S., Padua, 1993). No se puede dejar de recordar que, en la misma época, en la consideración jurídica del hombre, en Europa en cambio, se verificaba una ruptura entre «naturaleza» y «derecho»: baste recordar los desarrollos emanados de posiciones como la de Donellus (1517-1591): «Servus [...] homo est, non persona; homo naturae, persona iuris civilis vocabulum» (Comment. de iure civili, 1b. II, cap., 9), en general para todos Coing, H., Zur Geschichte des Privatrechtssystems, Francfort Francfort/M, 1962; Ídem, Europäisches Privatrecht, Francfort/M., 167 ss; Orestano, R., Il «problema delle persone giuridiche» in diritto romano, I, Turín, 1968 cuya primera parte es reproducida, con otros artículos interesantes para el tema, en Ídem, Azione. Diritti soggettivi. Persone giuridiche, Bolonia, 1978. Cfr. después Schipani, S., Alcune osservazioni, cit.; Catalano, P., Alle radici del problema delle persone giuridiche, en Rassegna di Diritto Civile, 1983, 941 ss.; Osservazioni sulla «persona» dei nascituri alla luce del diritto romano ( da Giuliano a Teixeira de Freitas), en Rass. Dir. Civ., 1988., 45 ss. (reproducidas ambas en ID., Diritto e persone, cit., 163 ss.; 195 ss.; Busnelli, F.D., Il Diritto delle persone, en A.A.V.V., I 50 anni del codice civile, con consideraciones sobre las consecuencias en la dogmática de los códigos. 225 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO principio nacen libres» (J. 1, 2, 2) y ha hecho madurar la prohibición que viniera aplicada a los hombres, que allí se encontraran, la normativa relativa a la esclavitud, que había sido creada «por exigirlo el uso y por las necesidades humanas» (J. 1, 2, 2), uso que ya había sido interrumpido entre los cristianos (en quienes ya vivía el «hombre nuevo» 44). Tal novedad manifestó la imposibilidad de extender la normativa sobre la esclavitud a las nuevas relaciones entre los hombres y la encerró dentro de las viejas relaciones del viejo universo; ha prefigurado un Mundo de hombres, en donde la esclavitud fuera erradicada, y en el cual se valorase la convivencia de los pueblos. Me refiero, a las disposiciones de Carlos V de 1530 y de 1555, relativas a las «formas de vivir de los indios» [Rec. de Indias 2, 1, 4; 5, 2, 22] y a la teoría de las dos repúblicas en la Instrucción de Cañete de 1556 45. Esto no se mantuvo sin consecuencias. 3. Una Sociedad sin Esclavos por la Independencia y el Reconocimiento General de la Civitas sine Suffragio En esas mismas tierras del Caribe, en el momento de la Independencia vemos otra hazaña de lo que sucede con la concepción unitaria de la persona, que se conecta íntimamente con lo ya visto. La Independencia, en efecto, se coloca precisamente allí: como afirmación de aquel mundo en donde la esclavitud fue abolida. y con ella la correlativa calidad de extranjero (por el principio por el cual el ciudadano no puede ser esclavo, sólo de la existencia de extranjeros puede nacer la esclavitud), por lo que madura en la nueva codificación el reconocimiento a todo hombre del goce de sus derechos civiles. La percepción concreta de la unidad de los tres significados clásicos de libertas conforma el modelo deseado, con base en la relación antigua entre libertas y civitas (v. supra la referencia, por ejemplo, a la 44 45 Efe. 4, 24; Col.3, 10 etc.; cfr. supra. Cfr. Morales Padrón, F., Teoría y Leyes, cit., 461 ss. y Pérez-Prendes, J.M. La solución, cit., 505 s. 226 SANDRO SCHIPANI eficacia de la manumissio), en donde civitas implica también independencia y democracia 46. A.- La revolución de los «jacobinos negros» de Saint Dominique (luego Haití, desde 1804) fue inspirada por la Revolución Francesa, pero entra en confrontación con ella, el motivo de la colisión, el signo de contradicción: la esclavitud 47. La esclavitud en Saint Dominique, es el resultado de múltiples derrotas de la concepción jurídica unitaria de persona. Como ha sido detalladamente precisado, era la esclavitud moderna en donde el dato numérico se combinaba con el prejuicio de una jerarquía de razas en una confusión entre raza negra y condición servil donde el color de la piel se convierte en sello indeleble de su inmodificable 48 condición servil y también de la esclavitud en un territorio dominado. 46 47 48 Martín, P.M., Esclaves, cit., 195, observó en líneas generales que: «La palabra libertad significa tanto independencia nacional, en el sentido de dominación extranjera; como independencia personal, en contraposición a esclavitud; y como pleno ejercicio de los derechos civiles, en contraposición a toda forma de monarquía», tendiendo a coincidir, en este último significado, con ciudadanía (libertas en oposición a dominatio; libertas en oposición a esclavitud; libertas-civitas en oposición a regnum), y también ha puesto de relieve que «en las colonias, durante el período revolucionario, la interferencia entre los diversos significados de la palabra “libertad” llegó a su culmen y, en Haití por lo menos, los llevó a confederarse» (p.212). Cfr. Mariñas Otero, L., Las Constituciones de Haití. Recopilación y Estudio preliminar, Madrid, 1968, 14 ss.; Martín, P., M., Esclaves ou citoyens? La référence à Rome dans le débat sur les esclaves noirs avant et pendant la Révolution française en La nozione di «Romano», cit., 195 ss. Martín P.M., Esclaves, cit., 201 ss; cfr. también Mariñas Otero, L., Las Constituciones, cit., 13. En 1789 la isla era habitada por más de 630,000 esclavos negros, 30-35,000 mulatos, 25 a 35,000 «petit-blanc», proletariado blanco de artesanos y trabajadores de las plantaciones, 800-1000 propietarios blancos de plantaciones de caña de azúcar y café. El factor racial estaba seguramente presente en la raíz de la prohibición de toda manumisión sancionada en 1790, que encuentra sus antecedentes en toda una línea de restricciones respecto al derecho romano. Constituye un claro documento a este respecto el Code Noir de Colbert de 1685, que dispone (artículo 56) que el esclavo podía ser manumitido sólo después de 20 años de esclavitud sin fugas (posteriores limitaciones fueron añadidas en 1713, al establecer el requisito de la autorización escrita del Gobernador o del Intendente de la Colonia). Al respecto subraya Martín (loc.cit.): «La segunda diferencia entre la esclavitud antigua y la esclavitud moderna se refiere a la relativa facilidad con la que el esclavo antiguo, al menos en Roma, podía ser liberado. Tal facilidad sólo se encuentra en las colonias españolas, que, en vísperas de la revolución francesa, contarán más los liberados que los esclavos. En la misma época, en las colonias francesas en cambio, se encontraba un liberado por cada veinte esclavos. No hablamos de las colonias inglesas donde la proporción disminuía a uno por cada sesenta y cinco» en términos generales, sobre el tema «jerarquía de razas», cfr. Deschamps, H., Histoire de la Traite des Noirs de l’Antiquité à nos jours, Paris, 1971; Duchet, M., Anthropologie et histoire au Siècle des Lumiéres, Paris, 1971; Meyer, J., Les européens et les autres, de Cortès à Washington, Paris, 1975. 227 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO Para la abolición de la esclavitud, afloran contrastes profundos en el seno de la Revolución francesa; la dinámica de la voluntad de igualdad retrocede y es necesario un rescate de la plenitud de su significado 49. Como es sabido, el fundamento jurídico-ideológico de los derechos de los esclavos estaba contenido en los artículos 1 y 2 de la Declaración 50. Pero en tales artículos, y particularmente en el artículo 2, estaban también contenidas las bases para un contraste, pudiéndose contraponer libertad y resistencia a la opresión, a la propiedad, en un contexto cultural y continental explosivo («barril de pólvora», según la expresión del marqués de Rouvray, en su carta del 25/12/1785 51). El decreto de la Asamblea Constituyente del 15/5/1791 garantizaba a los propietarios contra la supresión de la esclavitud y el del 24/9 del mismo año remite a la Asamblea de las colonias la competencia para elaborar las leyes sobre el estado de las personas «non libres» 52. El complejo proceso revolucionario que estalla en Saint Dominique la noche del 22-23/8/1791, desemboca en la declaración del 29/8/1793 de abolición de la esclavitud por obra de Santhonax, 49 50 51 52 Martín, P.M. Esclaves, cit. observa con precisión que: «Las Asambleas revolucionarias [...] intentan eludir las consecuencias políticas, económicas y sociales de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano». Artículo 1 ya mencionado supra; artículo 2: «El fin de toda asociación política es la salvaguardia de los derechos naturales e imprescriptibles de los hombres; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión». Cit. en Martín, P.M., Esclaves, cit., 201. Inútilmente Robespierre había denunciado que: «Desde el momento en que, en uno de vuestros decretos, sea pronunciado el término “esclavo”, vosotros habréis pronunciado tanto vuestro deshonor como el revés de vuestra Constitución» (Discours à l’Assemblée Constituante, 12/ 5/ 1791 «Sur la condition des hommes de couleur libres», cit. en Martín, P.M. Esclaves, cit., 197). La misma «Societé des Amis des Noirs» procedió a través de oscilaciones e incertezas y Brissot llegaba a precisar que él y sus amigos «Sólo solicitaban la abolición del comercio de negros, porque esto llevaría inevitablemente a que los plantadores trataran mejor a los suyos. No sólo la “Societé des Amis des Noirs” en este momento no solicitaba la abolición de la esclavitud, sino que temía que fuera propuesta. Los negros no estaban aún maduros para la libertad: era necesario prepararlos para ella». (Brissot, Le patriote français, 24, 24/8/1789, cit. en Martín, P.M. Esclaves, cit. 214). 228 SANDRO SCHIPANI comisario de la Asamblea Legislativa, quien armaba a los ex-esclavos liberados haciéndolos ciudadanos que defendían su propia libertad 53. Las contradicciones no habían terminado. En la fase sucesiva, la lucha, que inicialmente había sido realista, llega a incluir también el objetivo de la libertad como independencia del país 54 que, después de la desastrosa expedición del general Leclerc, concluida con la evacuación de las ultimas tropas francesas el 4/12/1803, es declarada el 1/1/1804 y representa la dimensión comunitaria e internacional de la primera; complemento históricamente necesario 55. A ésta se acompaña una radical reforma agraria, «primera reforma agraria de América» implementada «a raíz de la independencia» 56, que completa la correspondencia con el modelo de una sociedad de ciudadanos libres. La idea de una jerarquía de las razas viene a ser combatida con la revolución de Haití que la transforma simbólicamente y polémicamente, y que llega a constituir así, un signo para su plena superación 57 y que 53 54 55 56 57 «La esclavitud quedaba abolida por primera vez en un país americano» (Mariñas Otero, L., Las Constituciones, cit. 15). El lluvioso 16 del año II (1794) la Convención ratificaba sustancialmente la providencia de Santhonax, pero la ley 30 floral del año X (20/5/ 1802) ratificaba la esclavitud, y a continuación se efectuó la desastrosa expedición del general Leclerc, con un ejercito de 25,000 hombres. Mariñas Otero, L., Las Constituciones, cit. 21 s. Mariñas Otero, L., Las Constituciones, cit., 22. Cfr. Decreto 2/ 1/ 1804 y artículo 33 Const. del 1816; Ley agraria del 1814; v. Code Domanial. Contenant les Lois et Actes relatifs aux droit de proprieté en Haïti, à l’Arpentage et au Notariat, 1804-1930, supervisión de Nau, M., Port-au Prince, 1930. La Constitución de 1801 prevé (cito de Mariñas Otero, L., Las Constituciones, cit., 107 ss): artículo 3: «No podrán existir esclavos en este territorio [...] »; artículo 4: «Toda persona, cualquiera que sea su color, será admitida a todos los empleos»; artículo 5: «No existe otra distinción que la de las virtudes y de los talentos [...]». Y son éstos mismos principios los que vuelven a ser formulados a causa de la tensión del conflicto, en la Constitución de 1805, así en los artículo 2: «La esclavitud queda abolida para siempre»; artículo 9: «Nadie es digno de ser haitiano, si no es buen padre, buen hijo, y, sobre todo, buen soldado»; artículo 12: «Ningún blanco, cualquiera que sea su nacionalidad, podrá poner los pies en este Territorio, a título de amo o de propietario y no podrá, en el futuro, adquirir en el mismo propiedad alguna»; artículo 13: «El artículo precedente no surtirá efectos ni con respecto a las mujeres blancas naturalizadas haitianas por el Gobierno ni respecto a sus hijos presentes o futuros: Se incluyen en las disposiciones del presente artículo a los alemanes y polacos naturalizados por el Gobierno» (La segunda parte del artículo se refiere a los soldados del ejército francés que se pasaron a la causa de la independencia de la isla); artículo 14: «Todas las distinciones de color deben necesariamente cesar entre los hijos de una misma familia cuyo padre es el Jefe del Estado. Los haitianos sólo serán conocidos en adelante bajo la denominación genérica de negros» (V. también los artículos1, 18, 27 y 28 de la Const. del 1806). 229 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO encuentra su cimiento en una clara jerarquización, en nombre de la persona, entre libertad, resistencia a la opresión y propiedad, y además en el estrecho nexo entre libertad de la persona y del pueblo. El Code Napoleón fue adoptado el 27/3/1825 por Haití, con ligerísimas modificaciones, y entró en vigor el 1/5/1826, después de diez años, en los cuales, con un acto del Presidente de la República, se había recomendado a los jueces la aplicación en todos los casos en que esto fuera posible 58. Tal adopción fija la unificación de la «persona» (aquella que con la terminología pandectística ha sido calificada «unificación del sujeto de derecho» y «realización de la capacidad jurídica general») y, así mismo, con sus limites al reconocimiento de la capacidad jurídica igual para todos los hombres, expresa, por tanto, el específico contenido de este proceso revolucionario 59. 58 59 Cfr. Blanchet, M., Notice sur la législation civile en Haïti, en De Saint-Joseph, A., Concordance entre les codes civils étrangers et le Code Français, Bruxelles, 1852, 318; Leger, A.N., L’influence du Code Napoleón à Haïti, en Le droit français. Livre souvenir des Journées du droit civil français. Montreal, Paris, 1936, 755 ss. También el Código Napoleón no prevé tal capacidad general para todos los hombres, puesto que subordina el goce de los derechos civiles del extranjero a lo previsto en los tratados firmados por Francia con la nación a la cual pertenecen (la llamada reciprocidad diplomática); y se ha comentado que tal negación representaba «una reincidencia en los principios del Ancien Régime» ( H. Conrad, Individuo e comunitá nel diritto privato del XVIII e del principio del XIX secolo, en Nuova Rivista di Diritto Commericale, 9, 1956, p.1. 31 ss.). La unificación se habría alcanzado mejor por el ABGB en el parágrafo 16: «Jeder Mensch hat angeborene, schon durch die Vernunft einleuchtende Rechte, und ist daher als ein Person zu betrachten». («Todo ser humano nace con los derechos que la razón ha hecho evidentes y, por ello se le considera persona»). Pero también se ha observado que la «unificación» y la «generalización» en el ABGB derivan de una «Permanente voluntad sistemática», no de la «voluntad revolucionaria» de la «Nación igualitaria» que, en cambio, «ha hecho posible que el texto de su código asumiese aquel tinte general y supranacional, sobre el que se sostiene su marcha victoriosa por el mundo del siglo XIX» (Wieacker, F., Privatrechtsgeschichte der Nenzeit unter besonderer Berücksichtigung der deutschen Entwicklung, 2 ed., Göttingen, 1967, 343 s.). Efectivamente sostengo que podemos, y debemos, leer tales normas del Code a la luz del Derecho Romano antiguo (cfr. Nicolet, C., Citoyenneté française et citoynneté romaine: essai de mise en perspective, en La nozione di «romano», cit., 145 ss; Benoehr, H. P., Le citoyen et l’etranger en droit romain et en droit français et l’Etranger dans la Constitution de 1791 et le Code civil, en Index, 14, 1986, 109 ss). y en particular sostengo que el artículo 11 debe ser leído a la luz de la lógica de la Revolución: «No es para esta pequeña parte del globo que se llamó Francia, para quien hemos realizado la conquista de la libertad» (Debate en la Asamblea Constituyente cit., en Benoehr, H. P., Considerations, cit., 112 y n. 14. Me parece de gran interés la interpretación de quien hoy sostiene que las limitaciones establecidas en el Code no se refieran a los derechos humanos: cfr. Maury J.-Legarde, P., Etranger, en Enc. Dalloz. Répertoire de Droit Civil, 2 ed., IV, Paris, 1972, concretamente los números 39-59). 230 SANDRO SCHIPANI B.- Un momento fundamental lo constituye, evidentemente, la obra de Bolívar. Como es sabido, Bolívar encontró en Haití gran ayuda, por parte de Petion: hospitalidad; apoyo material y militar; pero también el estímulo para una profunda revisión ideológico-política. Pasado el fracaso de la lucha simplemente independentista de la primera y de la segunda República de Venezuela, en Haití, Bolívar madura el descubrimiento de lo que podría definirse la «dimensión interna» de la revolución anticolonial 60, la solidaridad de los tres niveles de la libertas de la que ya se ha señalado. Así, desembarcado en el puerto de Juan Grieco, gracias a la ayuda de Haití, Bolívar decreta en Carúpano el 3/6/1816 la libertad de los esclavos que se unan a la causa republicana, y sucesivamente, a Ocumare de la Corte, él ratifica tal libertad en una proclama dirigida a los habitantes de la provincia de Caracas. Tal iniciativa se repite sucesivamente. Aquí se debería hacer por lo menos, un bosquejo de la experiencia de lo que sería una organización compleja de la sociedad americana que Bolívar, y con él una significativa parte de ella, elaboraron e intentaron realizar, y del Derecho romano en esta obra, en un contexto por lo demás extenso y diverso de la pequeña isla de Haití. La iniciativa de Bolívar de 1829 de adoptar el Código Napoleón 61 al que indirectamente se liga su traducción, simplificación, modificaciones parciales y promulgación el 28/10/1830 en Bolivia (en vigor el 60 61 Sabbatini, M., Pensiero e linguaggio politico bolivaiano 1810-1818 (América, Patria, Pueblo, República, Nación, Estado), en Quaderni Latinoamericani, 8, 1981, Rivoluzione Bolivariana. Istituzioni - Lessico - Ideología, 37 ss. Me refiero a la carta de Quito del 13/5/1829 de José Domingo Espinar, Secretario General de Bolívar, dirigida a José Manuel Restrepo, Ministro del Interior de Colombia; cfr. Pérez Vila, M., El Código Napoleón en la Gran Colombia. Una iniciativa trascendental del Libertador, en Rev. Soc. Boliv., 19, 1960, 819 ss. y, en general, Quevedo, N., Bolívar legislador y jurista, Caracas, 1974. 231 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO 1/1/1831 como Código civil de Santa Cruz) 62, se coloca, con sus límites relativos al trato del extranjero en un marco constitucional complejo y se encuadra en un proceso revolucionario que Bolívar concebía todavía en acto, y donde el centro motor lo constituían los «esclavos [...], cautivos con cadenas y compañeros con armas para romperlas» y llegar a ser «hombres libres» 63. Podemos considerar como punto de llegada, parcial, de tal movimiento impreso al sistema, el Código civil de la República de Chile, aprobado el 14/12/1855, en vigor a partir del 1/1/1857, obra de Andrés Bello, el gran jurista romanista 64, venezolano, profundamente vinculado al pensamiento de Bolívar. El artículo 55 brinda la definición de persona como «todos los individuos de la especie humana», y por otro lado presenta la división entre «chilenos y extranjeros» y más adelante el artículo 57 (norma que, como la precedente, aparece por primera vez, ya en la redacción que después resulta definitiva, en el proyecto del 1853) «no reconoce diferencia entre el chileno y el extranjero en cuanto a la adquisición y goce de los derechos civiles que regla este Código» ( texto igual al código de Ecuador de 1860, artículo 41, y 43; en el C.c. de Venezuela de 1862, Tit. I, Ley I artículos 1 y 5, reproducidos también en el código de 1867, artículos 19 y 23 y con leves modificaciones en el código civil de 1873, artículos 13 y 17 y en los códigos sucesivos, en los códigos de la Confederación 62 63 64 Cfr. Trigo Félix ,C. Derecho Constitucional Boliviano, La Paz, 1952, 430 ss.; Sandoval, R.R., Derecho Civil, La Paz-Cochabamba, 1986, 95 ss. Su Santa Cruz, cfr. De Santa Cruz,-Schuhrafft, A., Breves apuntes para la biografía del Mariscal de Zepita General Don Andrés de Santa Cruz y Calahumana, en Bol. Ac. Nac. Hist., 249, 1980 (Caracas), 159 ss. Bolívar, S., Mensaje dirigido al Congreso Constituyente, 25.5. 1826. Sobre la obra romanística de Andrés Bello, cfr. Hanisch Espíndola, H., Andrés Bello y su obra en Derecho Romano. Santiago, 1983 e Ídem, El derecho romano en el pensamiento y la docencia de don Andrés Bello, en Studi Sassaresi, 5, 1981, Diritto romano, codificazioni e sistema giuridico latinoamericano (bajo la supervisión de Schipani S.), 21 ss.; en particular, sobre la obra de «institucionalista» cfr. mis trabajos Andrés Bello romanista institucionalista, en Andrés Bello y el Derecho Latinoamericano. Congreso Internacional Roma 1981, Caracas, 1987, 205 ss., y Antecedentes, cit. 232 SANDRO SCHIPANI Granadina, como por ejemplo, el Código Civil del Cauca de 1869, los artículos 56 y 58, etcétera, también sobre la base de la Constitución de 1858 65 y que viene recogido también en códigos que no reciben en bloque la obra de Bello, como por ejemplo, el C.c. de Uruguay de 1868, artículo 21 inc. 1 y 22 inc. 2). Esta norma, del Cc. de Bello, adopta sobre este punto, los esquemas conceptuales del Code Napoleón, pero lo supera, poniendo a manera universal, a favor de todos, la «salvaguardia de los derechos individuales (...) la libertad, la igualdad, la seguridad (...) las cosas propias, las cosas de los individuos» 66. Esto también, coincide con la elaboración, del grande jurista romanista brasileño Augusto Teixeira Freitas, que a propósito de la polémica sobre el Code Civil, escribía en 1858, en la introducción a la Consolidaçao das Leis Civis: «A differença entre estrangeiros e cidadaos foi succesivamente desapparecendo, houve gráos intermediários, até que foi abolida (L. 17 Dig. De stat. hom.) Tendo cessado esta differença, cessou a distincçao entre o jus civile e o jus gentium, os quaes se identificaram. Em sentido inverso, nao tendo nunca existido em Portugal, nem existindo entre nós, um Direito Civil dos citadaos em contraste com outro Direito Civil de estrangeiros, cessou a differença entre cidadaos, e estrangeiros, na arena do Direito Civil, e portanto nao existe mais a capacidade restricta dos estrangeiros. A este mesmo resultado chega Savigny[...]» 67. De acuerdo a los artículos 36-38 del Esboço que influye directamente en el artículo 53 del C.c. argentino de 1869 (mismo que entró 65 66 67 Este principio se abandona posteriormente en Colombia en la Constitución de 1886, artículo 11, al disponer la reciprocidad legislativa, y que así lo comenta v.gr. José M. Samper, quien formó parte del Consejo de Delegatarios que la decretó: «[...] la reciprocidad. Así, por ejemplo, ya los norteamericanos no podrán adquirir bienes raíces en Colombia, por cuanto esto es prohibido a los colombianos y demás extranjeros en los Estados Unidos; a menos que se modifique la legislación americana, o que por tratados se estipule otra cosa: Esto es lo justo y conveniente» (cit. en Vélez, F., Estudio sobre el Derecho Civil Colombiano, 2ed., 1, Paris, 1926, 60). Bolívar, S., Mensaje dirigido al Congreso Constituyente, 25/5/1826. Teixeira De Freitas, A., Consolidaçao das Leis Civis, 5 ed., Río de Janeiro, 1915, P., XC n. 213. Al respecto, cfr. Catalano, P., Parole di saluto, en Augusto Teixeira de Freitas, cit., 10 ss. 233 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO en vigor el 1/1/1871), y en el C.c. de Brasil de 1916, aunque la formulación del artículo 3 se asemeje aún más al código de A. Bello 68. El principio que se ha codificado expresa una respuesta del Derecho romano común del Nuevo Mundo a la pluralidad de repúblicas y de autoridades legislativas que aprueban los códigos, y ofrece un fundamento para los proyectos de unidad continental en los que éste se podría incluir 69. Más tarde se abre a las grandes inmigraciones. La abolición de la esclavitud, y por tanto, de toda división entre los hombres, prefigurada al principium de este Nuevo Mundo, que se demuestra esencial en función de la conquista de la independencia, encontró su centro motor en el desarrollo del modelo antiguo, de unidad de libertad-ciudadanía-independencia y que llega a codificarse, en lo que me atrevería a calificar una clase de ciudadanía sin derechos políticos. Misma que se abre a una integración étnica y cultural, global que se proyecta en una perspectiva universal. Misma que históricamente se concreta en patriae, civitates, res publicae (sobre el problema de los derechos, y las instituciones políticas, v. infra § V, 2). III. EL DERECHO ROMANO COMO BASE DE LA LEGISLACIÓN UNIVERSAL 1.a) «Los que lo miran como una legislación extranjera, son extranjeros ellos mismos en la nuestra». b) El Derecho romano en el sistema de las fuentes del Derecho común americano y el estímulo contrastante a la afirmación del Derecho del Reino/patrio. 68 69 Cfr. también para otras referencias, Valladao, H., Le Droit International Privé des Etats Americains, La Haia, 1952, 71; Ídem, Paz. Direito. Tecnica, Río de Janeiro, 1959, 304; Ídem, Direito Internacional Privado, Río de Janeiro, 1980, 390 s. El Código Bustamante en su artículo 1 limita el alcance del principio a «los extranjeros que pertenezcan a cualquiera de los Estados contrayentes», resaltando posteriormente la dificultad que encuentra tal principio y la necesidad, en ciertas ocasiones, de soluciones intermedias. En Europa, es el C.c. italiano de 1865 el que primero declara, en su artículo 3: «lo straniero è ammesso a godere dei diritti civili attribuiti ai cittadini»; sería interesante recordar el proceso histórico de superación de la fragmentación, primero comunal y luego estatal; el Derecho Romano común y las guerras de independencia nacional que se encuentran a espaldas de esta norma. 234 SANDRO SCHIPANI c)El Derecho romano como sistema de principios que ofrecen el criterio de selección en la reelaboración del Derecho a codificar. Códigos de la «transfusión» del Derecho romano y de la Independencia. A). «[...] los que lo miran como una legislación extranjera, son extranjeros ellos mismos en la nuestra»; esta afirmación de Andrés Bello (1834) puede ser considerada como una primera indicación de la postura de los juristas latinoamericanos frente al Derecho romano durante el proceso de redacción de los códigos de la Independencia (1826-1917), frecuentemente previsto en las constituciones. Misma que adquiere un particular relieve, no sólo por el prestigio de su autor 70, sino también por la profunda conciencia de su misión, que emerge de una comparación significativa. Efectivamente, Andrés Bello 71, a propósito del estudio de la historia, vino a subrayar que es «una ciencia concreta, que de los hechos de una raza, de un pueblo, de una época deduce el espíritu peculiar». Y el mismo Bello en su primer trabajo Resumen de la historia de Venezuela (1810) iniciaba con la palabra «Colón», con referencia al tercero de sus viajes, casi como expresar emblemáticamente que lo que se encuentra a espaldas de aquel descubrimiento no era la historia de una realidad específica, no constituía parte del «nuestro» a que hacía referencia. Diversa es, en cambio, la dimensión que asume sobre el estudio de la lengua, a propósito de la cual sostiene la importancia del latín, pero concentra su atención en el castellano, del que subraya la diferencia con aquél («el que haya aprendido el latín [...] sabrá el latín [...]; pero no sabrá por eso la gramática del castellano»). 70 71 Andrés Bello, 1781-1865, venezolano, vivió un largo período de su vida en Londres (18101829) y más tarde en Chile, donde fue profesor de Derecho Romano y de Derecho Internacional, fundador de la Universidad de Chile, que viene considerada como el modelo de universidad latinoamericana de la Independencia (cfr. H.-Steger, A., Universidad de abogados y universidad futura, en Index, 4, 1973, 59 ss.) y autor de estudios en varios campos del saber; autor del Código Civil y de otros numerosos proyectos y leyes; guía de la política diplomática chilena y miembro del Senado de gran autoridad: cfr. A.A.V.V., Andrés Bello y el Derecho Latinoamericano. Congreso Internacional. Roma 10/12 diciembre 1981, Caracas, 1987. Cfr. Schipani, S., Andrés Bello romanista-istituzionista, en Sodalitas. Scritti Guarino, Napoles, 1984, 3447 ss (trad. español en A.A.V.V., Andrés Bello y el Derecho Latinoamericano, cit., 241). 235 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO Y por lo cual afirma: «el estudio de nuestra lengua me parece de una alta importancia» de otra forma «nuestra América reproducirá dentro de poco la confusión de idiomas [...] de la edad media; y diez pueblos perderán uno de sus vínculos más poderosos de fraternidad, uno de sus mas preciosos instrumentos de correspondencia y de comercio». Para garantía de esto escribe una Gramática de la lengua Castellana destinada al uso de los Americanos, en la que, fundamenta sus estudios en las fuentes del castellano, del Poema del Mío Cid a las Siete Partidas. Otro es el «nosotros» de cada «pueblo», actor de la historia en la Independencia, dotado de un pasado propio, que no se puede ignorar aún en la tensión a una superior unidad; otro el «nosotros» de los usuarios de un códice común de comunicación que encuentra su raíz en la «hispanidad» que Bello hace propio al llamar «nuestra América». Esta misma sensibilidad conduce a Andrés Bello a individuar, por el derecho, en el Derecho romano, la «fuente» del Derecho «que nos rige» y su mejor comentario, y posteriormente el instrumento necesario «para el derecho de gentes», o para satisfacer «la noble curiosidad de explorar las instituciones y leyes de otras naciones [...] (de toda la Alemania, de la Italia, la Francia, la Holanda, y una gran parte de la Gran Bretaña)». En el derecho, no existe, para Bello, una fractura análoga a aquella que existe entre el latín y el castellano; no existen fronteras entre las diversas «patrias». Esta posición frente al pasado y al presente merece ser tratada con mayor profundidad. B). Para el sistema de las fuentes del derecho, antes de la Independencia en Iberoamérica, debe distinguirse entre Hispanoamérica y Brasil 72. A grandes rasgos, se puede decir que en la primera se aplicaban las normas del Reino de Castilla a las cuales se anteponían las que se dictaban 72 Cfr. Schipani, S., Sistemas jurídicos e direito romano. As codifcaçoes do direito e a unidade do sistema jurídico latino-americano, en A.A.V.V., Direito e Integraçao, Brasilia, 1981, 35 ss. 236 SANDRO SCHIPANI concretamente para las Indias a nivel general y local, la «costumbre» y , como ya he recordado, «las leyes y buenas costumbres, que antiguamente tenían los Indios [...] y guardadas después que son cristianos y que no se encuentran en contraste con nuestra sagrada Religión ni con las leyes» (Rec. de Ind. 2, 1, 1, y 2; 2, 2, 2; 2, 1, 4; 5, 2, 22). En el Reino de Castilla, a su vez el sistema comprendía la compilación de leyes como las Leyes de Toro y más tarde las Recopilaciones, y el anterior Fuero Real del siglo XIII, Fuero Juzgo, Siete Partidas de Alfonso X el sabio, y en última instancia la referencia al rey (Rec. de Ind. 2, 1, 2; 2, 1, 40). Para el Derecho romano se disponía sin embargo «que los libros de los Derechos que los sabios antiguos fezieron, se lean en los estudios generales de nuestro sennorio, porque à en ellos mucha sabiduría», y la fundación de universidades en las Indias ve la creación de cátedras de Leyes así como de Cánones que ven florecer generaciones de ilustres juristas en la época del Barroco (Rec. de Ind. 1 1, 22) 73. Por tanto, el Derecho romano está presente primariamente como doctrina 74, y la «doctrina de los doctores» era ampliamente utilizada 75. En Brasil, el sistema de las fuentes era el del Reino de Portugal: Ordenaçoes Afonsinas (1446-1447), Manuelinas; y en segundo 73 74 75 Cfr. Rodríguez Cruz, A.M., Historia de las Universidades Hispanoamericanas. Período Hispánico, 2 vol., Bogotá, 1973; ID., Salamantica docet. La proyección de la Universidad de Salamanca en Hispanoamérica, Salamanca, 1977; García Gallo, A., La ciencia jurídica en la formación del derecho hispanoamericano en los siglos XVI al XVIII, en A.A.V.V., La formazione storica del diritto moderno in Europa,1, Florencia, 1977, 316 ss.; Bravo Lira, B., Apogeo del derecho y de la literatura jurídica indianos. 1571-1750 y Autores y obras jurídicas de la época del Barroco en América y Filipinas, en ID., Derecho Común y Derecho Propio en el Nuevo Mundo, Santiago, 1989, 27 ss y 147 ss.; v. también, Tau A., V., Casuismo y sistemática, Buenos Aires, 1992, 231 ss. Sobre las bibliotecas cfr. Dolezalek, G., Libros jurídicos anteriores a 1800 en la Biblioteca de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima. Bases para la formación jurídica de los abogados latinoamericanos del siglo XIX, en Diritto romano, codificazioni e unitá del sistema giuridico latinoamericano, bajo la supervisión de Schipani, S., (=St. Sassaresi, 5), Milán 1981, 491 ss. Cfr. Solórzano, J., De Indiarum jure sive de iuste Indiarum Occidentalium inquisitione acquisitione et retentione, 1b, 2 caP., 21 / 72 ( ed. Madrid, 1777, t. 1, 316); Del Corral, J., Commentaria in libros Recopilationis Indiarum, L. 2, Tit. 1 § 45 (ed. Madrid, 1756, t. 3 - 4, 23); arg. e contrario da Nov. rec. Esp., 3,2,11 n.2). 237 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO lugar «sendo materia que traga pecado» los «Sagrados Canones», diversamente las Leis Imperiaes que por otra parte deben ser observadas «somente pela boa razao em que sao fundadas»; después «as Glosas de Accursio, incorporadas nas ditas Leis, quando por comun opinao dos Doutores nao forem reprobadas» y posteriormente «a opinao de Bartolo, por que sua opinao comunmente he mais conforme a razao»; en última instancia existía la referencia al rey (Ord. Filip. 3, 64). Naturalmente sobre éstas se inserían las fuentes destinadas expresamente a Brasil 76. Como puede verse aquí la referencia al Derecho romano es directa. El Derecho romano por tanto es un elemento unificador, también en las diversas posiciones formales en las que se encuentra 77. El siglo XVIII había acentuado el impulso hacia la afirmación del Derecho «real» «patrio», respectivamente español o portugués, cuyo significado esencial no era tanto la modificación de normas, como del fundamento de su vigencia 78. Se venía desarrollando aquel proceso que, en la segunda mitad del siglo sucesivo, dio lugar en Europa al nacionalismo jurídico estatual-legalístico. Pero esta tendencia se enfrenta con la resistencia de las universidades, de ambos extremos del Océano 79 y el romanismo de los codificadores latinoamericanos se separa de esta tendencia, no de la tradición ibérica y de su romanismo. 76 77 78 79 Cfr. Braga Da Cruz, G., O Direito Subsidiário na História do Direito Portugués, en Rev. Port. Hist., 14, 1975 (trad. it. en I.R.M. Ae., V 3 b, Milán, 1981). Cfr. Guzmán B., A., Sobre la historia de las nociones de derecho común y derecho propio, en Bravo Lira, Derecho común, cit., p.XI ss. Cfr. v.gr. Clavero, B., «Leyes de la China»: orígenes y ficciones de una Historia del Derecho Español, en Cultura iberica e Diritto romano, bajo la supervisión de S. Schipani (= St. Sassaresi, 8), Napoles, 1981, 349 ss ( Cfr. también mi Nota introductiva, XXIX s); Tau A.V., El pensamiento español en el proceso de la codificación hispano-americana: los «Discursos críticos» de Juan Francisco de Castro, en Index, 14, 1986, 80ss.; Bravo Lira, B., Afirmación del derecho patrio o nacional frente al Derecho común en España, Portugal e Hispanoamérica durante el Siglo XVIII y primera mitad del Siglo XIX, en ID., Derecho común, cit., 297 ss. Levaggi, A., La fundamentación de las sentencias en el derecho indiano, en Rev. Hist. Der., 6, Buenos Aires., 1978, 45 ss.; ID., Derecho Indiano y Derecho Romano en el Siglo XVII, en An. Hist. Jur. Ec., 5 Quito, 1980, 269 ss.; S. Schipani, Andrés Bello, cit., 3436 (231 s.). 238 SANDRO SCHIPANI Los juristas que participan en el proceso de codificación en América efectivamente se proveyeron de las diversas fuentes, con libertad todavía más plena de la permitida por el citado sistema de las fuentes. Los códigos ya elaborados en otros países «cuya civilización es un destello de la nuestra», y con los cuales «la independencia (...) nos ha puesto en contacto inmediato», también son estudiados. «¿Qué nos impide aprovecharnos de tantos materiales preciosos?» 80. Y con los códigos vienen estudiadas las obras que les preceden o les comentan. La común pertenencia al Derecho romano en la actividad codificadora de la Independencia y su común búsqueda por reformularlo es lo que caracteriza el trabajo, lo delimita y guía 81. C). Tan amplia reflexión implica que posteriormente debe realizarse una selección crítica, para la cual el Derecho romano constituye la primera guía: «la ley romana dice» cita innumerables veces, por ejemplo el codificador argentino, D. Vélez, cuando fundamenta los artículos de su código, también respecto a las lecturas del Derecho romano del momento, en ocasiones fruto del «ideario del racionalismo iusnaturalista» o de los desarrollos pandectísticos (cfr. las observaciones ya apuntadas en materia de personas 82, o piénsese en el 80 81 82 Cfr. respectivamente la editorial de El Araucano, n. 561 del 21/ 5/ 1841 y el discurso del Presidente de la República con motivo de la apertura del Congreso de 1834, a colación por A. Bello (cfr. Guzmán B., A., Andrés Bello Codificador. Historia de la fijación y codificación del derecho civil en Chile, 2, Fuentes, Ideológicas y normativas de la codificación latinoamericana. Coordinador Levaggi, A., Buenos Aires, 1992. 176 ss.; 110 s. Cfr. Schipani, S., I codici latinoamericani, cit., 665 ss.; ID., Andrés Bello, cit.; ID., Il «Méthodo Didáctico» di Augusto Teixeira de Freitas, en Augusto Teixeira de Freitas e il diritto latinoamericano, supervisión de Schipani, S., Padua, 1988, 533 ss. Cfr. Schipani, S., I codici latinoamericani, cit., 667 n. 108 y 678 n. 155. Un ejemplo muy significativo es el relativo a la consideración jurídica de aquellos qui in utero sunt, para la cual el comentario de Teixeira De Freitas, A., Esboço, notas a los artículo 53 y 221, y la postura de D. Vélez Sarsfield, nota al artículo 63 del C.c. argentino, se encuentra en oposición a Savigny, marcando una línea característica del derecho latinoamericano. En el mismo sentido podemos citar al reciente C.c. peruano, artículo 1, fruto lozano del colega C. Fernándes Sesarego. Cfr. Catalano, P., Osservazioni sulla «persona» de nasciturus alla luce del diritto romano (da Giuliano a Teixeira de Freitas), en ID., Diritto e persone, cit., 195 ss; ID., Los concebidos, cit.; ID., Os Nascituros, cit.; Russomanno, M.C., El «nasciturus» en el derecho romano y el criterio de Freitas, en Rev. Bras. Dir. Comp., 10, Río de Janeiro, 1991, 79 ss.; Rinaldi, N., El Derecho Romano acepta el comienzo de la existencia de las personas desde la concepción en el seno materno, en Rev. Bras. Dir. Comp., 13, 1992, 122 ss. 239 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO requisito de la traditio para transferir la propiedad). Ella no niega el papel de la tradición ibérica 83, ni tampoco el de la comunicación con la totalidad de la experiencia europea y de sus diversos códigos que aparecían poco a poco y se sometían a examen 84, sino que las aclara, colocándoles en el centro de la discusión e investigación de soluciones técnicamente mejores al interno, del punto de vista latinoamericano 85, del gran movimiento de independencia, renovación de la pertenencia al sistema del Derecho romano. «Herederos de la legislación del pueblo rey, tenemos que purgarla de las manchas que contrajo bajo el influjo maléfico del despotismo; tenemos que despejar las incoherencias que deslustran una obra a que han contribuido tantos siglos, tantos intereses alternativamente dominantes, tantas inspiraciones contradictorias. Tenemos que acomodarla, que restituirla a las instituciones republicanas» 86. La crítica al Derecho vigente, que se desarrolla en el período precedente a la codificación, no implica al Derecho romano, sino a diversas características de la legislación española 87. Dejando atrás la contraposición entre «consolidación» y «codificación» 88, la codificación 83 84 85 86 87 88 Bravo Lira, B., Codificación civil en Iberoamérica y en la Península Ibérica (1827-1917). Derecho nacional y europeización, en Fuentes Ideológicas, cit. 79 ss. Cfr. De Los Mozos, J. L., Perspectivas y Método para la comparación jurídica en relación con el derecho privado latinoamericano, en Rev. Der. Priv., 60, 1976, 777, quien de frente a la amalgama de las diversas influencias, apunta oportunamente la importancia de la necesidad de llevar a cabo la comparación articulando el análisis por grupos de normas y por instituciones, más que buscando la presencia de modelos globales. Sobre las necesidad de adoptar un criterio no eurocéntrico; sino que asuma la dimensión latinoamericana y sus criterios internos como punto de partida, cfr. Eichler, H., Privatrecht in Lateinamerika, en Fest. Hellbling, Berlin, 1981, 481 ss. Bello, A., Discurso de Instalación de la Universidad de Chile, Santiago, 1843, 28 (reed. en A.A..V.V., Il pensiero pedagogico di Andrés Bello, Napoles, 1984, 60). Cfr. Guzmán B., A., Crítica del derecho como presupuesto de la codificación en Chile en torno al primer tercio del siglo XIX, en Index,14, 1986, 129 ss. Las reflexiones de Bello; la Consolidaçao das Leis civis de Freitas; las Notas de Vélez me parece que son un testimonio de la unidad de base del tipo de obra codificadora al interno del modelo justinianeo; cfr. Schipani, S., I codici latinoamericani, cit., 665 ss. Cfr. también sobre el problema Guzmán, B., A., Codificación y consolidación: una comparación entre el pensamiento de A. Bello y el pensamiento de A. Teixeira de Freitas; Pecorella, C., Consolidazione e codificazione in una esprienza brasiliana; Villela, J.B., Da Consolidaçao das Leis civis a Teoría das consolidaçoes: prolemas histórico - dogmáticos, en Augusto Teixeira de Freitas, cit., 255 ss.; 221 ss.; 241 ss. 240 SANDRO SCHIPANI desarrolla una obra purificadora y simplificadora pues cimienta sus raíces en la «fuente» 89. En esta línea –sintetizado por las palabras citadas de A. Bello, en las que se realiza un esfuerzo de autónoma apropiación del Derecho romano y restitución a las instituciones republicanas–, se coloca, desde mi punto de vista, también la latinoamericanidad del último de estos códigos de la «transfusión del Derecho romano y de la independencia», me refiero al código civil de Cuba de 1988 90, mismo que se caracteriza por las peculiares aportaciones provenientes de la experiencia europea y también de los países socialistas 91, pero aún más, por la cultura de los juristas cubanos –doctrinarios o prácticos del Derecho–. Este código, en consecuencia, reafirma la búsqueda de suis legibus uti 92 colocándose así en el arco de la misma empresa de articulación del sistema romanista, representada por la afirmación de la Independencia de la América Latina, al mismo tiempo que busca ser compatible con aquélla otra experiencia del mismo sistema romanista, representada por la experiencia de los países socialistas 93. 89 90 91 92 93 Cfr. Bello, A., Latín y Derecho Romano, en El Araucano, N. 184 del 21/3/1834, reeditado en Obras completas de Andrés Bello, Caracas, 8, 1858, 487 ss. considera al derecho romano «fuente de la legislación española que nos rige, es su mejor comentario» (cfr. Schipani, S., Andrés Bello, cit., 3459 ss). Para Freitas, cfr. Moreira Alves, J.C., A formaçao romanística de Teixeira de Freitas e seu espírito innovador, en Teixeira de Freitas, cit., 17 ss. Cfr. A.A.V.V., Il codice civile di Cuba e il diritto latinoamericano, Ricerche Giuridiche e politiche. Materiali, X, 1992; v. la aportación de Rescigno, P., Il Código civil de Cuba, l’ultimo codice socialista, también en St. R. Sacco. Cfr. Concordancias del articulado del Anteproyecto de Código civil, 1983, y las referencias que se encuentran a los códigos soviéticos, de la República Democrática Alemana, Checoslovaquia, Polonia, Hungría y también en gran número, al código español, que era el vigente hasta el momento de entrada en vigor del nuevo. Bajo este aspecto, sería necesario confrontar esta empresa con la llevada a cabo en la Luisiana y con la que actualmente se lleva a cabo en Puerto Rico: cfr. Trías Monge, J., El choque de dos culturas jurídicas en Puerto Rico. El caso de la responsabilidad civil extracontractual, ed. Butterworth - USA 1991. Cfr. Schipani, S., El Código civil de Cuba de 1988 en el marco de los grandes sistemas jurídicos contemporáneos, en Il Codice civile di Cuba, cit., 3 ss. Sobre el romanismo de los Códigos Civiles de los Países socialistas de Europa, cfr. R. Sacco, Il sustrato romanistico del diritto civile dei paesi socialisti, en St. Grosso, 4, Turín, 1971, 737 ss.; Wolodkievicz, W., The Continuity of Roman Law in Socialist Countries, en Est. J. Iglesias, Madrid, 1991. 241 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO Evidentemente no es éste el lugar para un confrontación analítica del modo en que estos códigos hacen propias las fuentes del Derecho romano, de modo que podemos calificarlos como «códigos de la “transfusión” del Derecho romano y de la independencia». Me parece que sea necesario llamar la atención sobre el hecho de que estos códigos se preocupan de garantizar su permanente y propia relación con el Derecho romano, en un modo renovado y más pleno respecto al del precedente sistema de las fuentes. 2. La Referencia a los «Principios Generales del Derecho» y el Derecho Romano para la Heterointegración, el Orientamiento Interpretativo y la Comunicación con los otros Sistemas. Los códigos latinoamericanos, y a través de ellos, la íntegra legislación de los países latinoamericanos, se caracterizan generalmente por la posibilidad de heterointegración a través de la referencia a los «principios generales del derecho». Prescindamos del C.c. de Luisiana de 1808, artículo 21 con su referencia a la «équité», una derivación del artículo 11 del Projet de l’an VIII del Cc. de Napoleón, cuya consideración en este trabajo es únicamente marginal 94; del Cc. de Haití de 1825, artículo 8, dependiente del Cc. Napoleón; del Cc. de Oaxaca del 1827 cuyo artículo 12 de la misma forma reproducía el texto francés 95. El Cc. boliviano de 1831 en su artículo 1570 en cambio prueba la formulación fiel de la 94 95 Establece: «Dans les matières civiles à défaut de loi précise le juge est obligé de procéder conformément a l’équité. Pour décider suivant l’equité, il faut recourir a la loi naturelle et a la raison, ou aux usages reçus, dans le silence de la loi primitive». Establece: «El juez que rehusare juzgar bajo pretexto de silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley será castigado como culpable de no haber administrado la justicia». 242 SANDRO SCHIPANI necesidad del «referimento al legislador» 96, con su compleja ascendencia justineanea, castellana, francesa-revolucionaria 97. Al iniciar la segunda mitad del siglo pasado, la formulación es homogénea: el Cc. del Perú de 1852 en su artículo IX del Tit. Prel. 98, el de Uruguay de 1868 en su artículo 16 99, el de Argentina de 1869 en su artículo 16 100, establecen legislativamente la referencia a los «principios generales del derecho» que estuvieron presentes en el Proyecto del Cc. para la República Oriental del Uruguay, artículo 7 de 1852 de E. Acevedo 101 Establece: «Por estas leyes serán decididos todos los pleitos civiles de los ciudadanos de la República, así en juicio escrito como verbal; y en caso de no haber ley expresa, o tener duda fundada sobre su inteligencia, los jueces y magistrados harán la consulta correspondiente al Poder Legislativo». 97 Cfr. para todo Hufetau, Y.L., Le référé legislatif et les pouvoirs du juge dans le silence de la loi, Paris, 1965; Guzmán Brito, A., Historia del «referimento legislativo». I, Derecho Romano; II, El Derecho nacional Chileno, en Rev. Estudios Histórico-Jurídicos, Valparaíso, 6, 1981, 13 ss.; 7, 1982, 107 ss.; Coderch, P.S., Materiales para la reconstrucción del Título Preliminar de la Compilación Catalana, en La Compilación y su Historia. Estudios sobre la codificación y la interpretación de las leyes, Barcelona, 1985, p.256 ss. 98 Establece: «Los jueces no pueden suspender ni denegar la administración de justicia, por falta, oscuridad o insuficiencia de las leyes; en tales casos resolverán, atendiendo: 1. al espíritu de la ley; 2. a otras disposiciones sobre casos análogos; y 3 a los principios generales del derecho; sin perjuicio de dirigir, por separado, las correspondientes consultas, a fin de obtener una regla cierta para los nuevos casos que ocurran». 99 Establece: «Cuando ocurra un negocio civil, que no pueda resolverse por las palabras, ni por el espíritu de ley de la materia, se acudirá a los fundamentos de las leyes análogas; y si todavía subsistiere la duda, se ocurrirá a los principios generales de derecho, y a las doctrinas más recibidas, consideradas las circunstancias del caso». 100 Establece: «Si una cuestión civil no puede resolverse, ni por las palabras, ni por el espíritu de la ley, se atenderá a los principios de leyes análogas; y si aún la cuestión fuere dudosa, se resolverá por los principios generales del derecho, teniendo en consideración las circunstancias del caso» (la variante «del de derecho» que en ocasiones surge, desde el punto de vista crítico-filológico de la historia de estos textos, no me parece que constituya una indicación a favor de una voluntad de afirmar significados diversos para aquello que respecta a las relaciones código-sistema que examino. Cfr. también infra, par. V, 1). 101 Establece: «Cuando ocurra negocio civil que no pueda resolverse, ni por las palabras, ni por el espíritu de la ley de la materia, se acudirá a los fundamentos de las leyes análogas; y si todavía subsistiere la duda, se ocurrirá a los principios generales de derecho, consideradas las circunstancias especiales del caso». 96 243 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO y en el Proyecto de Cc. de 1853, artículo 4 de A. Bello 102 y que ya antes había sido codificado en el Cc. sardo de 1838 (este precedente se difundió en América Latina también por medio de la Concordance de Saint-Joseph) 103. No se expresa una elección diversa, ya sea en Chile, donde se hacía referencia, en la legislación procesal civil, a las «razones de equidad natural» y a los «principios de equidad» 104, en la misma línea de la formulación propuesta por Andrés Bello en el citado artículo 4 el Proyecto 1853, a su vez ligado a la concepción, puntualizada por Delvincourt, del Derecho romano como expresión de la «équité naturelle» 105; ya sea en Ecuador, donde al recibir el Cc. Chileno, en el punto en que Chile confía a las leyes procesales, se Establece: «En materias civiles, a falta de ley escrita o de costumbre que tenga fuerza de ley, fallará el juez conforme a lo que dispongan las leyes para objetos análogos, y a falta de éstas, conforme a los principios generales de derecho y de equidad natural». Nótese que este artículo se encuentra en el título «Interpretación de la ley» que después llega a incorporarse como artículo 24 en la redacción definitiva, que establece: «En lo casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación precedentes, se interpretarán los pasajes oscuros o contradictorios del modo que más conforme parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad natural». 103 Para la difusión del C.c. del Reino de Cerdeña, cfr. v.g. el Catálogo de la biblioteca de Dalmacio Vélez Sarsfield, Córdoba, 1940, 42 s., donde tal código está presente en la traducción francesa précédé d’un travail comparatif avec la législacion française, par M. le Comte Portalis, 2 vol., Paris. 1844. En cuanto al significado de Saint-Joseph, A., Concordance entre les Code Civil Étrangers et le Code Napoleón, Paris, 1840 para las codificaciones latinoamericanas, cfr. además Nadelmann, K.H., Kritische Notiz zu den Quellen der Rechte Sud-und Mittelamerikas. Anthoine de Saint - Josephs Tabellen, en Rabels Z., 20, 1955, 499 ss. 104 Cfr. respectivamente, artículo 3 n. 3 L.12/9/1851 sobre la motivación de las sentencias, formulado por el mismo A. Bello y el artículo 170 n. 5. C.c. de Chile de 1902. 105 Bello había precisado en nota: «C.L. 21. Delv., Droit civil, tomo I, p.8. Sobre el significado de este reenvío al C.c. de la Luisiana, ya citado, y al Delvincourt, Cours de code civil, I, Paris, 1834, 8 fundamental el examen de A. Guzmán Brito, El significado histórico de las expresiones «equidad natural» y «principios de equidad» en el derecho chileno, en Revista de Ciencias Sociales, 18 -19, 1981, Valparaíso, 111 ss. A la puntual reconstrucción de la génesis de la formulación en examen realizada por Guzmán, me parece que se pueda añadir congruentemente la referencia a los «principios generales del derecho» efectuada por Bello, en Santiago en 18311832, al referirse al Derecho romano en el debate sobre la enseñanza del derecho: Bello, A. en El Araucano, del 21/1/1832; cfr. S. Schipani, Antecedentes del Código Civil Andrés Bello. De las Instituciones a los Principios Generales del Derecho, Bogotá, 1989, 18. 102 244 SANDRO SCHIPANI integra con la referencia a los «principios del Derecho universal» (artículo 18 n. 7 ) 106, con una expresión que recuerda claramente la concepción también expresada por Bolívar, quien se había referido al Derecho romano «como la base de la legislación universal»; es también el caso de Colombia, de frente a una exigencia de integración del Cc. de Bello paralela a la de Ecuador, recurriendo a la referencia del: «Derecho natural y reglas de jurisprudencia», «equidad natural», «doctrina constitucional», «reglas generales del derecho» 107; el Cc. de Panamá, artículo 13 utiliza el término «reglas» que ya había sido utilizado también en Colombia, y que goza de una más antigua ascendencia, pero que no desea separarse de las líneas generales que ahora comparadas 108. En las otras codificaciones, la referencia a los «principios generales del derecho» se difunden a la letra de modo consciente y unívoco: artículo 20 Cc. del Distrito Federal de México de 1870 y de 1884 109 de donde pasa al artículo 10 del Cc. de 1932 110; artículo 7 del Cc. de Brasil de 1916 111 ; artículo 4 del Cc. venezolano de 1916 112 artículo 4 Cc. Ven. 1922, artículo 4 Cc. Ven. 1942 (con solo pequeñas modificaciones de estilo de uno al otro); artículo 5 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de Costa Rica de 1938 113; artículo 1 inc. 2 y 193 del Establece: «A falta de Ley, se aplicarán las que existan sobre casos análogos; y no habiéndolas, se ocurrirá a los principios del derecho universal». 107 Cfr. los artículos 4-8 y 48 de la ley n. 153 de 1887 108 Cfr. Difernan, B., Curso de derecho civil panameño. I. Panamá, 1979, 119 ss. 109 Establece: «Cuando no se pueda decidir una controversia judicial, ni por el texto ni por el sentido natural o espíritu de la ley, deberá decidirse según los principios generales de derecho, tomando en consideración todas las circunstancias del caso». 110 Cfr. también, artículo 14 inc. 4 de la Constitución de 1917, y a manera de ejemplo el: C.c. de Puebla de 1901, artículo 18; C.c. Veracruz de 1932, artículo 14. 111 Establece: «Aplicam-se, nos casos omisos, as disposiçoes concernentes aos casos analogos, e, nao havendo, os principios geraes de direito». 112 El C.c. de 1862, artículo 14, preveía sólo la obligación de decidir; el C.c. de 1873 era omiso sobre este punto. 113 Establece: «No habiendo ley aplicable al caso, fallarán con arreglo a los principios del derecho». Era omiso sobre este punto el C.c. de 1888. 106 245 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO Cpc. boliviano de 1976 que modificó la precedente formulación 114; artículo 6 inc. 2 Cc. del Paraguay de 1985 (el precedente fue el Cc. de Vélez) 115/116. El Derecho romano como «origen y fuente de todos los derechos», como identificado con los «principios generales del derecho» (Bello), no venía tomado como simple «material» utilizable, sino que renovaba la propia transfusión en la América Latina independiente, y daba forma a los códigos englobándoles en un único sistema, capaz de desarrollos propios específicos autónomos, llegando a desempeñar, en una relación con aquel complejo tipo de fuentes del Derecho que son los códigos, un papel de presencia para algunos aspectos más directa que en el precedente sistema de fuentes 117. V. también artículo 9 inc 2. Anteproyecto del Código civil boliviano, de Ossorio, A. (Buenos Aires, 1943). La interpretación del artículo 1 inc. 2 y del artículo cit. del C.c. actual podría presentar algún problema: en ellos la referencia a la «equidad que nace de las leyes» se transforma en «equidad que nace del ordenamiento jurídico del Estado», con una terminología no carente de ambigüedad en de reconstrucción del sistema que sigo, en cuanto es signo de la presencia de estatual-legalismo; cfr. sin embargo Moscoso Delgado, J. Introducción al Derecho, 4 ed., La Paz, 1987, 421 ss. 115 Establece: «Si una cuestión no puede resolverse por las palabras ni el espíritu de los preceptos de este Código, se tendrán en consideración las disposiciones que regulan casos o materias análogas, y, en su defecto, se acudirá a los principios generales del derecho». 116 El C.c. de Cuba de 1988, artículo 2 establece: «Las disposiciones del presente Código se interpretan y aplican de conformidad con los fundamentos políticos, sociales y económicos del Estado cubano expresados en la Constitución de la República». Lo que presenta evidentemente problemas interpretativos nuevos en el marco del sistema latinoamericano, ligados al gran tema de relación entre sistema jurídico romanista, en este caso precisamente en su articulación constituida por el sistema latinoamericano y la revolución socialista, que de ello ha desarrollado una reinterpretación en parte diversa de la realizada en Europa Occidental (cfr. supra. v.g. para la República Popular de China, cfr. n. 93, Il diritto romano nella Repubblica Popolare cinese, en Index, 19, 1991, 343 ss.). 117 Por esta razón, valiéndome de la terminología usada por Díaz Bialet, A. La transfusión del derecho romano en la Argentina ( s. XVI—XIX), y Dalmacio Vélez Sarsfield autor del Código Civil Argentino (1864-1869), en Diritto romano, codificazioni e unitá, cit., 251 ss., me ha parecido que estos códigos pueden ser calificados como «códigos de la transfusión del derecho romano y de la independencia»; Schipani, S., El Código civil peruano, cit.; ID., Die Zivilgesetzbüche im Lateinamerikanischen Rechtssystem: «Die Gesetzbücher der Übertragung des römischen Rechts und der Unabhängigkeit», «Gesetzbücher der “mezcla”», «Gesetzbücher “Tipo”», en Velke Kodifikace, 2, Praga, 1989, 71 ss. 114 246 SANDRO SCHIPANI Esto no es sólo válido para el momento de la codificación. La Comisión IX Derecho Romano, Principios Generales del Derecho, Sistema Latinoamericano de las XI Jornadas Nacionales [argentinas] de Derecho Civil, Buenos Aires, 19-22 de agosto de 1987, aprobó por unanimidad que «(I) Los Códigos civiles latinoamericanos imponen a los principios generales del Derecho como pautas integradoras o interpretativas de las leyes [...]; (III) La referencia del legislador a los principios generales del Derecho remite fundamentalmente a la obra de los jurisconsultos romanos, a la jurisprudencia, en la que se apoyan las modernas legislaciones. Ello es inexcusable con relación a los códigos civiles latinoamericanos, por ser todos ellos de base romanista» 118. La referencia a los «principios generales del derecho» representa la respuesta del Derecho común de América Latina al riesgo de fragmentación del Derecho en el espacio y en el tiempo En América Latina, los códigos permanecieron inmersos en el Derecho común preexistente, en relación con el que fueron concebidos; permanecieron radicados en la Universidad, en la ciencia jurídica del Derecho común 119, en una cierta clase de abogados/bachareis que Cfr El derecho privado en la Argentina. Conclusiones de Congresos y Jornadas de los últimos treinta años, Buenos Aires, 1991, 57. Me parece, que aún ante la tentación tan difundida de estatual-legalismo, esta posición haya sido objetivamente subordinada a una menor presión por la inadecuación entre el Estado nacional y la solución cultural, y político-jurídica representada por el aparato estatal, que no tiene la fuerza expansiva para hegemonizar la sociedad y para absorber a los códigos y las nuevas leyes elaboradas, en una perspectiva doctrinaria que le circunscribiese dentro de su mismo ordenamiento. 119 Cfr., en esta línea reconstructiva, v.g. Schipani, S., Römisches Recht, Unabhängigkeits revolutionen und Rechtskodifizierungen in Lateinamerika, en Studia Polay, Szeged, 1985, 355ss.; Ibídem, Diritto romano, rivoluzioni, codificazioni, en Index, 14, 1986, 1 ss. y las aportaciones ahí reunidas. En cuanto a los primeros comentarios al C.c. cfr. Guzmán Brito, A., Derecho Romano e interpretación de los Códigos en los Juristas Latino Americanos, y Levaggi, A., El Romanismo de los primeros Comentaristas del Código Civil Argentino, en Rev. Bras. Dir. Comp., Río de Janeiro, 10, 1001, p.29 y ss., 12, 1992, pp., 1 y ss., Ibídem, El Derecho Común en la jurisprudencia de los Tribunales de Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XIX, en Chil. Hist. Der., 15, 1989, 173 ss. En cuanto a la circulación en los siglos XIX-XX en América Latina de las obras jurídicas, como expresión de derecho común, sería interesante realizar una investigación. Por otro lado, además resulta evidente que también en algunas obras latinoamericanas, más «dependientes» de la doctrina europea, penetra el estatual-legalismo. 118 247 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO conservó aquel modo común de regular jurídicamente las relaciones interpersonales, la sociedad civil, aunque sin la capacidad de involucrar a todas sus articulaciones 120. Por lo que, para estos «códigos de la transfusión del Derecho romano y de la independencia» y para el conjunto de leyes y otras normas correlativas, la referencia a los «principios generales del Derecho» constituye la formulación técnica del reconocimiento de la continuidad y unidad del sistema; sistema que se configura en la prolongada fase que va de las Ley de las XII tablas hasta Justiniano, que lo fija en sus códigos; sistema que después se desarrolló hasta nuestros días, con las bases del Corpus Iuris, particularmente en la fase de las grandes revoluciones y del cual los códigos y leyes son permanentemente formados y heterointegrados 121. La citada norma del Cc. de Ecuador, con su reenvío a los «principios del Derecho universal» acentúa al máximo la tensión universal del Derecho romano. Ella es la clara resonancia también de la citada expresión de Bolívar, quien se había referido al Derecho romano «como base de la legislación universal». Ella corresponde también a la concepción general de la capacidad de todos los hombres de gozar 120 121 Cfr. Steger, H., A., Die Bedeutung des römischen Rechtes für die lateinamerikanische Universität im 19. und 20 Jahhundert, e Ídem, Universidad de abogados y Universidad futura, en Index, 4, 1973 ( = Diritto romano e Universitá dell’America Latina), 22 ss. y 59 ss. respectivamente. Cfr. Las atinadas palabras de Guzmán Brito, A., El significado, cit., 142 ss.: «A través de las fuentes de que ellas [las expresiones “equidad natural” y los “principios de equidad” en nuestro C.c. y Cpc] han sido tomadas nos hemos visto conducidos insensiblemente ha encontrarnos con una constante tradición, que puede resumirse en esto: cuando, en defecto de ley o para interpretarla se hace necesario recurrir a la equidad, a lo que debe recurrirse es al derecho romano, trasunto de aquélla. [...] y como de acuerdo con los resultados del presente estudio [aquellas expresiones] significan finalmente Corpus Iuris, he allí, pues, el texto doctrinal al cual el juez deberá acudir en la búsqueda de soluciones equitativas para el caso de ley oscura o lagunosa. Si no se encuentra ahí una solución, el juez puede recurrir a los intérpretes del derecho romano, teniendo presente que los civilistas modernos en la medida en que trabajan con códigos romanistas son legítimos sucesores de los antiguos intérpretes directos del Corpus Iuris. Cierto es que el derecho moderno presenta amplias ramas frente a las cuales el romano poco o nada tiene que decir en concreto, si bien difícilmente los principios generales de esas ramas estarán en contradicción con los principios del derecho romano y del civil. En tales casos [...] acudir a la doctrina más autorizada en la respectiva rama». 248 SANDRO SCHIPANI de los derechos civiles reconocidos en los códigos de los países latinoamericanos. Es una universalidad que se amplia a todos, partiendo de una precisa perspectiva, que por tanto se encuentra inmersa en la Historia, de cuyas tensiones y límites de realización, de cuyas luchas e insucesos es además partícipe. IV. UNA NECESARIA PRECISIÓN INCIDENTAL: EL NOMBRE COMPUESTO AMÉRICA LATINA Inicialmente me he referido al sentido del nombre Nuevo Mundo. Mientras que el nombre Indias, aunque fue ampliamente utilizado en el lenguaje administrativo y jurídico de la Corona española, con la Independencia cayo en desuso, «en su condición descriptiva o explicativa, y hasta prospectiva, pudo subsistir el término Nuevo Mundo» 122. Me ha parecido que el significado de esto se encuentre íntimamente unido a algunos usos del Derecho romano, tales como la utilización de la raíz de unos conceptos y principios, de su marcada universalidad, a la cual ya se ha apuntado. Me parece que sin embargo sea útil referirse al nombre nuevo de América Latina. Y al Derecho romano en la situación histórica concreta que tal nombre representa. Se ha puesto de relieve como en Europa, sobre todo en Francia 123, pero con una perspectiva supranacional, en la primera mitad del siglo pasado se ha retomado, en estudios atentos a los escenarios nuevos que se venían delineando, la referencia la «latinidad». A la dicotomía 122 123 Ardao, A. Génesis, cit., 18 Cfr., como texto ejemplar, Bolívar, S. Carta de Jamaica, passim. Ardao, A. El encuentro lingüístico y la América Latina, en Quinientos Años de Historia, Sentido y Proyección, bajo la supervisión de Zea, L., México, 1991, 48 cita Raynouard, Choix des poésies originales des Troubadours, 6, Grammaire comparée des langues de la Europa Latine, dans ses relations avec la langue des Troubadours, París, 1821 y recuerda que la expresión era utilizada por este autor ya en el 1816; él (Génesis, cit., 42 ss) analiza además el debate historiográfico y político de los años 1820-1840: Guizot, J. Michehelet, A. Thierry. 249 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO historiográfica romano-germánica, todavía presente en Hegel 124, se sustituía en aquellos decenios en una tetrapartición latino-germanaanglosajona-eslava. Este adjetivo «latino», con base etno-lingüístico, ha estado también presente como instrumento ideológico de los objetivos de expansión francés más allá de Europa 125. La referencia a la «latinidad» se usa en América con un carácter diverso. De frente a la expansión de los Estados Unidos de Norte América que ocuparon más de la mitad de México en 1847 y a las empresas de William Walker en América Central, en Nicaragua y Costa Rica (1856), «estas acciones originaron la reacción del Continente entero que empezará a designar a sí mismo latinoamericano en contraposición con lo sajón de la otra agresiva América» 126. El impulso en forma de unidad del Continente, ya presente desde los tiempos del Congreso Anfitriónico de Panamá convocado por Bolívar (1826), produce un debate político-institucional relativo a la creación de una Unión de las Repúblicas de América Latina (1859), liga Latinoamericana (1861), Unión Latinoamericana (1865), y encontramos un testimonio de su desarrollo en los escritos del chileno Francisco Bilbao, del colombiano José María Torres Caicedo en que aparece el nuevo nombre: América Latina 127, donde «Latina» no es adjetivo, sino sustantivo, parte de un nombre compuesto. Los autores que lo utilizan lo hacen con plena conciencia de cuanto se dice en París, pero me parece que el contenido no racial, defensivo 128, sea dominante en estos autores (por otra parte, el concepto de «latino» Lezioni sulla filosofia della storia universale, 1822-1830. Para América, la referencia más inmediata es a la empresa sostenida por Napoleón III en México. 126 Zea, L., El descubrimiento. cit., 13. 127 Cfr. las obras de Bilbao F. y Torres Caicedo, J.M. en Ardao, A. Génesis, cit., 171 ss. y su análisis, 65 ss., 99 ss. 128 Vasconcelos, J. en Zea 14. En cuanto al uso del término «raza» por parte de los autores en examen es válida la observación del mismo Torres Caicedo: «Empleamos la palabra, aun cuando no es rigurosamente exacta, para seguir el espíritu y el lenguaje de la convención que hoy domina» (cit. en A. Ardao, Génesis, cit., 86 ). 124 125 250 SANDRO SCHIPANI desde la antigüedad no estaba ligado a bases genéticas o raciales como queda claro, aún sólo pensando en la posibilidad de otorgamiento del ius Latii) 129. Una verificación efectuada en el universo lingüístico documentado por un autor, A. C. Sandino, hombre político de este siglo (18951934), que pertenece no a las élites cultas de la burguesía, sino al proletariado, mestizo, animador y guía de una batalla independentista, confirma tal perspectiva. En el léxico de Sandino, esta designación se hace progresivamente más insistente y supera las anteriores, como precisión de la más simple Nuestra América, después de varios intentos diversos (Nuestra América racial, Raza indo-hispana, Raza indolatina, Unidad racial, Nuestra América española, Nuestra América indohispana, Nuestra América Latina, Nuestra América Latina continental y antillana, Nacionalidad latinoamericana). Ella expresa la perspectiva de una toma de conciencia progresiva de los vínculos entre la independencia de su pequeño país (la joven patria), y la dimensión centroamericana, antes (la Patria Grande); que posteriormente incluye también a México; finalmente latinoamericana. Sandino llega a afirmar la necesidad de una ciudadanía latinoamericana 130, que no presupone la afirmación de una unitaria «identidad» cultural de tipo nacional, lingüística, étnica, porque las naciones pueden ser y permanecer en su multiplicidad, y ella se caracteriza por el mestizaje por el pluralismo. Alcanza como un instrumento de solidaridad para garantizar tantas independencias; un instrumento que se remonta ciertamente al proyecto bolivariano («el Supremo Sueño de Cfr. La atinada precisión de Catalano, P., El concepto de latino, en A.A.V.V., Migraciones Latinas y Formación de la Nación Latinoamericana, Caracas, 1983, 533. 130 Cfr. sobre todo el Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar, de 1929, en Sandino, A.C., El Pensamiento vivo, bajo la supervisión de Ramírez, S. 2 vol., Managua 1981, 341 ss., y en A.A. V.V., Augusto Cesar Sandino fra realismo e utopia, Napoli, 155 ss.; aquí, pp 171 ss. y P., 129 ss., cfr. también Sabbatini, M., Lessico «ideologico-politico» di Sandino; Panebianco, M., Il progetto internazionalistico di Sandino. 129 251 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO Bolívar») como a un instrumento de resistencia sobre la base de una esencial comunión de los principios jurídicos-políticos 131. V. ALGUNOS EJEMPLOS SOBRE EL USO ACTUAL DEL DERECHO ROMANO EN AMÉRICA LATINA En el discurso jurídico, la concepción de la latinoamericanidad se perfila a partir de la reflexión sistemática de un gran comparatista brasileño: Clovis Bevilaqua, quien añade a los tres grupos de legislaçoes, de la sistematización del comparatista francés Glasson, (respectivamente las de Inglaterra - Países escandinavos - Estados Unidos de América - Rusia; de España - Portugal - Italia - Rumania; y de Francia - Alemania - Bélgica- Suiza) un cuarto grupo: «Composto das legislaçoes dos povos latinoamericanos, que nao se podem logicamente incluir em qualquer das tres categorias enunciadas, porque, provindo ellas de fontes européas aparentadas proximamente entre si (direito portugues e hespanhol), modificáram diversamente esse elemento commum, por suas condiçoes proprias». Para este comparatista, el grupo de legislaciones de los «povos latino–americanos» se caracteriza por la mayor presencia del «elemento romano» 132. Quizá para el transparente significado simbólico, sugestivo resulte recordar que, en la organización proyectada por Sandino, la «Conferencia de Representantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoamericana», como primer órgano debe constituir una «Corte de Justicia Latinoamericana», que esté dotada de una fuerza propia, de un «ejército compuesto por 5,250 ciudadanos pertenecientes a la clase estudiantil, contando con Profesores de Derecho y Ciencias Sociales», que tengan la «Ciudadanía Latinoamericana» (Plan, cit., par. 7). Puede resultar interesante tener presente que el objetivo de «impulsar el desarrollo de los conceptos de ciudadanía europea y latinoamericana» se ha afirmado recientemente en la XI Conferencia Interparlamentaria Comunidad Europea/ América Latina, Sao Paulo, 1-7/ 5/ 1993, Acta final, 22. 132 Bevilaqua, C., Resumo das licçoes de legislaçao comparada, 2 ed., Bahia, 1897 73 ss (1 ed., 1893). Sobre la materia, cfr. Catalano, P., Diritto romano attuale, sistemi giuridici e diritto latinoamericano, en ID., Diritto e persone, cit., 107 ss., con el examen del pensamiento también de otros autores, como Abelardo Saraiva da Cunha Lobo y J. Castán Tobeñas. 131 252 SANDRO SCHIPANI El reconocimiento de la unidad y la especificidad de un sistema jurídico latinoamericano hoy en día está ampliamente difundido. Yo comparto la formulación del colega Catalano, según la cual tal sistema jurídico latinoamericano es un subsistema del sistema romanista y la base cultural de su unidad la constituye un «bloque romano-ibérico- precolombino» 133. En este contexto, el uso actual del derecho romano desarrolla un papel central en América Latina, y de esto ya he indicado algunas manifestaciones; deseo ahora solo añadir breves esbozos de unos ejemplos relativos a algunos puntos que considero especialmente interesantes 134. 1. La Búsqueda de los «Principios Generales del Derecho», Aplicables a la Deuda Externa y al «Favor Libertatis» Al centro del análisis está el tránsito de riqueza de América Latina hacia Europa en los siglos pasados –materia que también sería útil profundizar–. Después de la independencia, los países de América Latina fueron gravemente sujetos a una deuda externa, que en ocasiones encuentra su origen en el financiamiento de la misma guerra de Independencia, que en muchas ocasiones se trató de una cantidad considerable 135. Esto ha sido también objeto de controversias jurídicas y de la maduración de principios dirigidos a garantizar la integridad de tales países, por lo menos de frente al uso de las armas por parte de los acreedores que intentaban Catalano, P., Diritto romano attuale, cit., 114. Cfr. otros ejemplos en Catalano, P., Il diritto romano attuale dell’America latina, en ID., Diritto e persone, cit., 121 ss ( = en Index, 6, 1976 [ 1983], 87 ss); ID., Diritto romano attuale, cit., 107 ss. 135 Cfr. v.g. Marichal, C., Historia de la deuda externa de América Latina, Madrid, 1988. 133 134 253 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO valerse de ellas para hacer efectivas sus pretensiones (Doctrina Calvo y doctrina Drago) 136. En estos últimos decenios, la deuda externa de América Latina parece estar caracterizada por elementos nuevos que confluyen en la crisis que padeció México hace más de diez años, que le llevó a la suspensión de pagos en respuesta al imprevisible aumento en la tasa de intereses aplicables a su deuda y del extraordinario encarecimiento, también frente a las monedas de los otros países industrializados, de la moneda de referencia (el dólar USA) 137. En consecuencia, el problema se afronta también en el ámbito político. Se llevan a cabo negociaciones, se solicitan moratorias, proyectos extraordinarios, encubiertos o patrocinados, o implementados en sus inicios; se sugieren directivas de política económica. Se enunciaron paralelamente, en el ámbito ético recomendaciones significativas y de gran autoridad para una adecuada consideración de las implicaciones de fondo que repercuten en la vida de los pueblos y de las personas que lo forman 138. Mientras que los gobiernos de los países latinoamericanos, parte débil del contrato, se adaptaban al modo de gestionar la crisis de la manera indicada por sus contrapartes, que ejecutaban un evidente poder de supremacía, la doctrina latinoamericana consideraba el problema también bajo el perfil jurídico de los principios del sistema aplicable. Ella se guió por la estrecha conexión entre Derecho romano y Derecho codificado, comparado y por aquel integrado, para Cfr. Biggs, G., La Crisis de la Deuda Latinoamericana frente a sus Precedentes Históricos, 1987 (trad. port., Sao Paulo, 1987, 78 ss); Marchisio, S., Il debito estero dei Paesi in via de sviluppo nel diritto internazionale, en Principi generali del diritto e iniquitá nei rapporti obbligatori. Aspetti giuridici del debito internazionale dei Paesi Latinoamericani. Ricerche Giuridiche e Politiche. Materiali, VII/I Assla, Sassari, 1991, 420 ss. 137 Sobre la deuda actual cfr. Caldera, R., Relazione introduttiva del Foro científico sobre «La deuda externa de los Países Latinoamericanos: perfiles jurídicos, económicos, sociales». XV Asamblea General de CEISAL, Viena, 17-18 octubre 1991, en el volumen de las actas, edición bajo la supervisión del Grupo de Trabajo de Jurisprudencia, Ensayos, 2/ 1991, 11 ss. y en Materiali, cit., VII/2, 11 ss. 138 Cfr. algunas atinadas referencias en Caldera, R. Relazione introduttiva, cit. 136 254 SANDRO SCHIPANI individuar el derecho aplicable a tales clases de relaciones jurídicas, con un análisis profundo del papel que juegan los principios generales del derecho. El civilista peruano M. Arias Schreiber Pezet, quien fuera Ministro de Justicia de su país, ha puesto en consideración «la antigua institución romanista del rebus sic stantibus» recogida en el Cc. 139. En una línea de reflexión más articulada, pero atenta a la perspectiva antes citada, el civilista y romanista brasileño J. C. Moreira Alves, quien además es juez del Supremo Tribunal Federal de su País, en el VI Congreso Latinoamericano de Derecho Romano, Mérida, 1987, desarrolló un análisis del principio del favor debitoris en el derecho romano hasta Justiniano y por tanto de su presencia en el derecho español, en el antiguo derecho portugués y en el derecho de los países latinoamericanos, concluyendo que ello constituye un «princípio geral de direito no campo das obrigaçoes» Y es particularmente interesante la relación entre favor debitoris y «favor libertatis en sentido amplio», que él subraya, que constituye la clave de lectura para situar técnica y sintéticamente las situaciones en que radica tal principio, y también delimitar el área de su operabilidad, como instrumento de tutela del «deudor débil» (y no de cualquier deudor) 140. El tema después ha sido profundizado por él mismo, y por otros romanistas y civilistas, entre los cuales se encuentra el colombiano F. Hinestrosa, también él, además de jurista, ha sido Ministro de Justicia de su país; el filosofo del derecho brasileño A. F. Montoro, senador y quien ha sido Ministro del Trabajo de su país 141; la colombiana E. González de Cancino 142. Arias Schreiber Pezet, M., Deuda externa «excesiva onerosidad de la prestación», en El Comercio, 27/1 0/ 1985. 140 Cfr. una reelaboración del mismo Moreira Alves, J.C., As normas de proteçao ao devedor e o favor debitoris - do direito romano ao direito latinoamericano, en A.A. V.V., Principi generali del diritto, cit., 191 ss. 141 Cfr. Hinestrosa, F., La tutuela del derecho de crédito y el favor debitoris a la luz del derecho privado colombiano; Montoro, A.F., Aspetti giuridici, etici e sociali del debito estero dell’America Latina en Principi generali, cit., respectivamente 67 ss.; 39 ss. 142 La protección del deudor en la tradición romanística: Una búsqueda de soluciones, en Rev. Bras. Dir. Comp., 10, Río de Janeiro, 1991, VII Congreso Latinoamericano de Direito Romano, 120 ss. 139 255 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO El Internacionalista argentino M. A. Espeche Gil ha analizado la violación de los principios en materia de represión de la usura, proponiendo la solicitud de un dictamen consultivo a la Corte Internacional de Justicia de La Haya 143 y el constitucionalista J. R. Vanossi, diputado argentino, presentó a la Cámara de su país una orden del día, misma que fue aprobada, para apoyar tal iniciativa desarrollando el análisis de los principios romanísticos violados «moviéndose siempre en la corriente romanística incorporada al derecho positivo de las naciones civilizadas», como sintetiza otro historiador del derecho F. E. Trusso, actual embajador argentino ante la Santa Sede 144. La misma tesis viene sostenida también por otros exponentes de la doctrina jurídica latinoamericana: cito a F. De la Rúa y F. H. Cardoso, quienes han presentado ordenes del día sobre el problema, respectivamente al Senado Argentino y Brasileño145. E. Jiménez de Aréchaga, ex Presidente de la Corte Internacional de Justicia, y H. Gros Espiell, internacionalista y Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay después extiende la consideración Espeche Gil, M.A., Ilicitud del alza unilateral de los intereses de la deuda externa, Ihladi, Madrid, 1989. 144 Cfr. también Vanossi, J.R., Proyecto de declaración. Fundamentos, Cámara de Diputados de la Nación [Argentina], 10/3/ 1989, en Tramite Parlamentario, 210, 4599 ss.; Trusso, E., La deuda externa a la luz jurídica del derecho positivo, en La Nación,14/ 6/ 1990. 145 De La Rúa, F., Proyecto de Declaración. Fundamentos, Senado de la Nación [Argentina], Diario de Asuntos entrados, VI, 162, 19/ 3/ 1991, P., 1855; Cardoso, F. H. Senado Federal-República Federativa del Brasil, 16/ 8/ 1991. Es interesante tener presente que la prohibición de usura se ha elevado a nivel de norma Constitucional en la reciente Constitución Brasileña de 1988, artículo 192/ 3: «As taxas de juros reais, nelas incluídas comissoes e quisquer outras remuneraçoes direta ou indiretamente referidas a concessao de crédito, nao poderao ser superiores a doze por cento ao ano; a cobrança acima deste limite será conceituada como crime de usura, punido, em todas as suas modalidades, nos termos que a lei determinarar». Cfr. del autor de tal propuesta: Gasparian F. y otros, A Iuta contra a usura, Sao Paulo, s.d. El romanista, entre tantos textos sobre el tema, de las XII tablas (8, 18a = Tac. Ann. 6, 16, no es éste el lugar para entrar a detalles sobre su exacta interpretación), a las disposiciones de Justiniano (C. 4, 32, 26, 2), no puede dejar de pensar al problema de «derecho internacional privado» al que Liv. 35, 7 presta testimonio, y a la solución ahí recordada que establece el límite fijado en Roma a los intereses como tales que se imponía también a los contratos entre extranjeros («M. Sempronio, tribuno de la plebe con la autorización del senado propone a la plebe y la plebe decidió que por el dinero entregado en mutuo a extranjeros aliados o a Latinos valiese el mismo derecho que para los romanos») y fija aquello que hoy podríamos calificar, según del punto de vista de quién nos coloquemos, de núcleo de un «principio general» o de un «principio de orden público» inderogable por los privados, o de un «principio de ius cogens». 143 256 SANDRO SCHIPANI de los principios que deberían ser tomados en consideración, además de aquél de la prohibición de la usura 146. A propósito de problemas de este género, R. Sacco ha puesto de relieve que «no es la imponencia del evento económico lo que desencadena la constitución de nuevas características jurídicas de un sistema» sino, por ejemplo, «el hecho de que el futuro abogado se forme en una universidad o en un Inn (tribunal inglés), el modo de reclutamiento del juez y cuestiones de este estilo» 147. Pero lo que ahora efectivamente interesa destacar es cómo reacciona la formación de los juristas de frente a tales acontecimientos; el uso del sistema romanista, cimiento de tal formación; el presupuesto de la preexistencia de los principios y normas según los cuales los jueces deben decidir optando por la justicia y la libertad; el entendido de que la persona es el eje central del sistema jurídico, especialmente cuando la misma persona es dramáticamente oprimida, y propone nuevamente la necesidad que la coherencia interna del derecho tenga como fin la defensa de ella 148. Jiménez De Aréchega, E., Solicitud de un dictamen consultivo de la Corte Internacional de Justicia y Principios Generales del Derecho; Gros Espiell, H., La deuda externa y el derecho internacional. Principios Jurídicos aplicables, en Debito internazionale. Principi generali del diritto, Corte Internazionale di Giustizia, bajo la supervisión de Andrés D. y Schipani S. , Roma, 1993. Diversos juristas europeos atentos del derecho latinoamericano también han afrontado el tema, particularmente con referencia a una investigación por mí coordinada, y a las iniciativas del ASSLA y del Grupo de Trabajo de Jurisprudencia del Ceisal (cfr. Schipani, S. Principi generali del diritto e iniquitá nei rapporti obbligatori, en Apollinaris, 65, 1992, 627 ss.; Necessitá di richiesta alla Corte Internazionale di giustizia di un parere consultivo sui principi generali del diritto da applicare al debito internazionale, en Debito internazionale, cit. y a numerosas aportaciones reunidas en Materiali cit., VII/ 1 y 2). Cfr. Rescigno, P., Relazione conclusiva, en A.A.V.V., I principi generali del diritto, Roma, 1992, 342 . 147 Sacco, R., Che cos’è il diritto comparato. Milán, 1992. 160 s. 148 Puede resultar interesante el hecho de que la ya citada XI Conferencia Interparlamentaria, haya adoptado la siguiente resolución sobre la materia: «Pedir a los Estados miembros que estudien la propuesta que la Asamblea de las Naciones Unidas solicite a la Corte Internacional de Justicia de La Haya un dictamen que clarifique y estudie el marco ético y jurídico, que debe regular los términos de los préstamos internacionales». 146 257 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO 2. El Debate sobre las Instituciones Políticas No resulta aventurado afirmar que la crónica inestabilidad de las instituciones del Estado nacional moderno en América Latina esté ligada a vicios conexos a elementos ajenos a ella 149. Malogrados las primeros intentos (bolivarianos; del Paraguay etcétera), inspirados en el «modelo antiguo» 150, se difunde el modelo delineado por la experiencia europea del Estado liberal-moderado territorial nacional, en coincidencia con las divisiones esencialmente administrativas de la precedente forma de gobierno, pero, sea en ausencia de las correspondientes «naciones», sea en contraste con la legitimidad «aterritorial» de la concepción del poder de la población de origen precolombino. La posición del civis no alcanza a articularse en un complejo coherente de principios de un «constitucionalismo latino», principios que permanecen fragmentados 151; la búsqueda de una solución está todavía abierta, y con ella la sensibilidad para la posible aportación del derecho romano que «es un factor imprescindible de desarrollo crítico de los conceptos y de las instituciones del Derecho Público que nos llegan a través de la Revolución Francesa» 152. De tal modo, resulta atinado hacer hincapié en el hecho de que: «La organización del poder político en América Latina tras su independencia de las potencias europeas se guió, no sin algunas excepciones, por las reglas del Estado-nación con separación de poderes. Este modelo institucional, para su viabilidad, supone una serie de requisitos que emergen de la realidad histórica europea y norteamericana que transita hacia la gran revolución liberal. Cfr. Schipani, S. A proposito di Diritto romano, rivoluzioni, codificazioni, en Index, 14, 1986, 5 ss. Cfr. Catalano, P., Tribunado, Censura, Dictadura: conceptos constitucionales bolivarianos y continuidad romana en América, en Quaderini Latinoamericani, 8, 1981 (Rivoluzione Bolívariana, Istituzioni - Lessico - Ideologia), 1ss.; ID., Modelo Institucional Romano e Independencia: República del Paraguay. 1813-1870, Asunción, 1986. 151 Cfr. Steger, H. A., Legitimación y poder. La formación de sociedades nacionales en América Latina, en Index,14 cit., 59 s.; Lombardi, G., Premesse al corso di diritto pubblico comparato, Milán, 1986; Lobrano, G., Modelo romano y constitucionalismos modernos, Bogotá, 1990; A.A.V.V., Constitucionalismo Latino y Liberalismo, Bogotá, 1990. 152 Conclusiones del Primer Seminario Nacional de Derecho Romano. Jalapa. 1974, en Index, 6, 1976, 143. 149 150 258 SANDRO SCHIPANI En América Latina fue un modelo “importado”, es decir, que no se hizo de él una recepción tamizada» 153. «En otros países ( los andinos y México son ejemplos muy claros) la población indígena continuó siendo una parte significativa de la población total del país, y sufriendo las marginaciones que se habían heredado de la época colonial, pero ahora no con el supuesto colonial de las “dos repúblicas (de indios y españoles)”, sino con el supuesto de la existencia de una sola nación. Y es que el concepto de nación necesita una cierta homogeneidad cultural, e inclusive racial para poder unificar a un conjunto de seres humanos en torno a la organización social [...] en los países de América Latina en los cuales habían existido el mundo de los indígenas y el de los españoles durante la colonia, el concepto de nación forzó a una estructura de dominación de los sectores mestizos y europeos sobre los oriundos [...] la idea de diversidad y pluralidad existente en el pueblo romano es por eso rescatable al pensar los problemas contemporáneos de la organización política de América Latina [...] retornar a una idea plural de pueblo en el que coexisten, dialécticamente es verdad, diversas partes que interactúan reconociéndose diversas pero, a la vez, unidas en un agregado mayor que las congrega» 154. Por otra parte, también los defectos de tal modelo que derivan de su fundamento en la «representación política» parece que se distorsionan y acentúan en América Latina. Y el problema de la relación entre pueblo y gobernantes se hace más grave, así como más difícil es la motivación para una participación directa del pueblo en el poder. «En los regímenes actuales, con períodos más o menos prolongados para el ejercicio de la función pública, sociológicamente se estimula la gestación de elite oligárquicas que se eternizan en la función pública en detrimento de una más dinámica participación del pueblo» 155. Dentro de la actual perspectiva del derecho público, se dan dos cuestiones que resulta imperativo resaltar: en Rubio Correa, M., Reflexiones sobre la relación Estado-Sociedad en América a la luz del Derecho Público Romano, en Rev. Bras. Dir. Comp., 10 cit., 58 ss. Cfr. también Pérez Perdomo, R., Derecho Romano, codificación, independencia política en Venezuela, en Index, 14, 1986, 191 ss. 154 Rubio Correa, M. Reflexiones, cit., 66s. En otra dirección, sobre el problema de unidad superior al Estado nacional, en que los mismos problemas ya indicados puedan encontrar mejor consideración, cfr. la reflexión sobre el «Imperium», de Steger, H.-A., Legitimación y poder. La formación de sociedades nacionales en América Latina, en Index, 14, 1986, 59 ss,; Bravo Lira, B. «Non Iure Tantum, sed Verbo et Imperio». La pervivencia de Roma en el Viejo y en el Nuevo Mundo, VIII Congr. Latinoamericano de Derecho Romano, 1992. 155 Paciello, O., El «ius publicum Romanorum» y nuestra realidad constitucional, en Rev. Bras. Dir. Comp., 12, 1992, 179. 153 259 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO primer término, el hecho de que a través del tribunado de la plebe, el pueblo toma la iniciativa en la plasmación de un orden social más justo. Es cuanto posteriormente se ha traducido en una institución a la que con terror se resisten las oligarquías latinoamericanas: la iniciativa popular 156. Razón por la que igualmente a los romanistas se nos abre la siguiente interrogante: No será hora de reverdecer aquellos antiguos principios de buen gobierno, contenidos en el jus publicum Romanorum, oscurecidos por un constitucionalismos cimentado en el individualismo liberal del siglo XIX, a fin de abrir camino a una auténtica vigencia de los grandes ideales contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos» 157. En este marco adquiere un significado específico la incitativa de reforma constitucional, presentada en Venezuela por un jurista y estadista como R. Caldera, para la introducción del Referéndum Revocatorio que corresponde al pueblo de frente a los representantes electos por parte del mismo 158. 3. La Comprensión Jurídica de las Instituciones Indígenas de Origen Precolombino La cesura ahora traída a colación entre instituciones políticas y legitimación del poder tradicional para las poblaciones de origen indígena se extiende además a muchas otras instituciones: vida familiar, relaciones agrícolas, etcétera. No obstante la relación entre leyes, códigos y principios generales del derecho ya examinados, la solución para la convivencia de los pueblos propuesta por Carlos V (el modelo de las «dos repúblicas», al que ya se ha hecho referencia en este trabajo), en lugar de haberse desarrollado, con la Independencia se confinó, en nombre de la afirmación de la igualdad, y en oposición 156 157 158 Paciello, O., El «ius publicum Romanorum», cit. 181. Paciello, O., El «ius publicum Romanorum», cit., 185. Cfr. Congreso de la República. Caracas/ Venezuela, Proyecto de Reforma General de la Constitución de 1961, con exposición de Motivos, artículo 33, sobre esto cfr. opinión de P., Catalano en El Universal, del 23/ 8/ 1992 y en El Nacional, del 25/ 8/ 1992. 260 SANDRO SCHIPANI al derecho consuetudinario 159. La tendencia al monopolio por parte de la ley de la juridicidad se ha colocado, además como límite a la capacidad de muchos operadores del derecho a afrontar jurídicamente el problema de las instituciones indígenas, que por consecuencia corren el riesgo de no ser tomadas en consideración, o de ser simplemente descritas a manera conservativa o de una asimilación dentro de una compresión inadecuada. La más articulada perspectiva romanística relativa a las relaciones de «moral» y derecho, a las fuentes, a la coexistencia de pluralidad de conjuntos de normas, a la misma multiplicidad de experiencias de reelaboración de estas (piénsese v.g. en las concepciones del matrimonio), parece poder ofrecer instrumentos más idóneos de comprensión de la realidad indígena sub specie iuris, que ciertamente deberán afinarse, pero que constituyen ya un enfoque interesante de señalar 160. 4. Unidad y Especificidad del Sistema. Inclusión de la Experiencia Socialista. Unificación/armonización del Derecho Precedentemente he examinado el papel de referencia a los principios general del derecho en el sistema jurídico latinoamericano, y también he considerado los límites que han estado presentes para la utilización de los mismos. Se debe, sin embargo subrayar que las experiencias codificadoras más recientes han precisado tal solución Cfr. Hernández H.-Gil-Zuleta Puceiro, E., El tratamiento de la costumbre en la codificación civil hispanoamericana, Madrid, 1976; Tau A.,V., La costumbre en el Código Civil Argentino: las páginas críticas de Manuel A. Sáez, en Dalmacio Vélez Sarsfield, cit., 209 ss.; Rubio Correa, M., Los títulos preliminares en la codificación latinoamericana del siglo XIX, en Fuentes ideológicas, cit., 172 ss. Es interesante subrayar que A. Bello había en cambio sostenido una consideración de la costumbre como poseedora de fuerza de ley, poniendo sólo dos requisitos de prueba de la costumbre misma, y en la primera formulación el límite de la costitución (artículo 5 Pyto. 1841-45; artículo 2 Pyto. 1853); tal propuesta no fue aprobada (artículo 2 C.c.ch). 160 Cfr. Gayosso y Navarrete, M., Persona: natura original del concepto en los derechos romano y nahuatl, Jalapa, 1992. cfr. también A.A.V.V., Istituzioni famigliari indigene e diritto romano, Ricerche Giuridiche e Politiche. Rendiconti, II [Sassari, 1988]; A.A.V.V., El origen y el derecho en el pasado y el presente, bajo la supervición de Levaggi, A. Buenos Aires, 1990. No hago referencia en este momento a la reciente legislación constitucional en la materia, y me limito a citar el sintético juicio de Del Refugio González, M., El descubrimiento de América, 110: «La solución no parece muy distinta de la que al problema dió Carlos V en 1555». Tampoco hago referencia a la necesaria atención que se debe presentar al elemento de origen africano, que me parece que hasta ahora ha sido negado o descuidado por los juristas. 159 261 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO con un desarrollo, que mientras confirman el universalismo, lo asocian a la especificidad que emana de la búsqueda de suis legibus uti, en ellos radicada, y de una más decidida asunción por parte de la ciencia jurídica latinoamericana de la especificidad del sistema. El Cc. del Perú de 1984, artículo VIII Tit. Prel. efectivamente ha iniciado a individuar también, junto con los «principios generales del derecho» la presencia viva de una dimensión específica, que «inspira el derecho peruano», dimensión por reconocer en la lationamericanidad del código mismo 161. En la misma línea, ha estado auspiciado, que en la reforma del Cc. argentino, se prevea expresamente, en modo más incisivo, la consideración de «principios generales del derecho y preferentemente del sistema jurídico latinoamericano» 162. Ésta es una importante maduración en el ámbito legislativo en provecho de la ciencia jurídica latinoamericana que, sin perder la base romanística, acoge la especificidad, razón de ser del propio sistema, en conexión con el bloque cultural romano-ibérico-precolombino, y que ciertamente consolida una más profunda valorización, sobre una línea de superación de los limites ya evidenciados, comenzando por aquellos relacionados con las instituciones indígenas, con la elaboración de esquemas más idóneos que enriquecerán a todo el sistema 163. Cfr. esta interpretación en Schipani, S., El Código civil, cit., 52 ss.; en el mismo sentido Montoro, F., Novos direitos da pessoa humana e dos povos no sistema jurídico latinoamericano, en La persona en el sistema jurídico latinoamericano (Principios para un Código civil tipo), Actas del Congreso de Bogotá 1987 (en prensa). 162 Cfr. el texto de las conclusiones ya cit. de la Comisión IX de las XI Jornadas Nacionales (Argentinas) de Derecho Civil: «(IV) Basándonos en lo expuesto, recomendamos que, al referirse al artículo 16 del Código civil, sea redactado de la siguiente manera: “Si el caso no pudiera ser resuelto por las palabras, ni por el espíritu de la ley, se tomarán en cuenta [...] los principios generales del derecho y preferentemente del sistema jurídico latinoamericano, conforme a las circunstancias del caso”». 163 Schipani, S., El Código civil peruano, cit.; Die Zivilgesetzbücher, cit. 161 262 SANDRO SCHIPANI El Cc. de Cuba de 1988 es la expresión de otra «lectura» del derecho romano. Por una parte introduce en el sistema elementos de una acentuada crítica al individualismo164 que se colocan en un contexto continental donde el individualismo mismo había encontrado ya un dique más resistente que en Europa 165, y los desarrollos futuros de esta aportación crítica podrían constituir un enriquecimiento posterior para todo el sistema 166. Por otra parte las bases europeas de esta «lectura» no impidieron el significado primario de tal código para la afirmación de la independencia, como ya se ha indicado; ella incluso parece ligar a la búsqueda de refuerzo de los elementos de resistencia que garantizan el ejercicio del derecho al propio derecho, a los cuales además la codificación estructuralmente se presta 167. Un siguiente paso es después constituido por el esfuerzo de traducir tales «principios» en «códigos tipo», que representan la articulada formulación, que puede traducirse en derecho uniforme, o que puede de Cfr. la señalización de los objetivos del C.c. enunciados en el acto de la promulgación del mismo, según el cual «debe (...) estimular la ayuda mutua entre los miembros de las sociedad y reflejar la moral inherente a los intereses de la clase obrera». V. también el énfasis puesto sobre la relación entre justicia y moral por parte de uno de los miembros de la Comisión de estilo, al comentarlo: «Es conveniente precisar que (...) la idea y el sentimiento de la justicia no se conciben carentes de contenido moral. Moral y Derecho sirven a los mismos fines. No puede haber contradicción entre ambos». (Rapa Álvarez, V. La codificación del Derecho Civil, en Revista Jurídica, 11, 1986, 82 ss. Cfr. para la problemática sobre el individualismo jurídico, De Martino, F., Individualismo e diritto romano privato, en Annuario di Diritto Comparato e di Studi Legislativi, 16, 1, 1941, 1 ss. (reimpreso en ID., Diritto e Societá nell’antica Roma, Roma, 1979, 248 ss.; trad. spagn., Bogotá, 1978); Catalano, P., Diritto romano attuale, cit., 115. No me es ajeno que tal crítica puede ser objeto de otra consideración, misma que no me es posible tratar en este momento.# 165 Cfr. Catalano, P., Diritto romano attuale, cit., 115s. Por una menor influencia de la Escuela del Derecho Natural, y de las premisas que en ella se contienen del individualismo jurídico, v. S. Schipani, I codici latinoamericani, cit. 667 n. 108 y 678 n. 155. 166 Cfr. Schipani, S., Diritto romano e diritto attuale (appunti sulla situazione italiana), en Klio, 61, 1979, 156. 167 En cuanto a «elementos de resistencia de origen romanos del sistema jurídico latinoamericano», cfr. Catalano, P., Diritto romano attuale, cit., 102 n 38 y 116 ss. y el «Proyecto de investigación» por él mismo elaborado y coordinado, en Labeo, 20, 1974, 433 ss (trad. español en Rev. Gen. Legisl. y Jurispr., 79, 1979, 637 ss.), donde no examina los códigos como tales en dicha perspectiva. Para una examen de lo sucedido en la dinámica de los grandes sistemas jurídicos contemporáneos en tal área, cfr. la referencia a la Luisiana y sobre todo a Puerto Rico supra par. III n. 91. 164 263 EL DERECHO ROMANO EN EL NUEVO MUNDO otra forma orientarse en modo uniforme, o armonizante de la interpretación, y que se colocan en el cuadro de la permanente eficacia del modelo justinianeo 168. VI. CONCLUSIÓN: «ESQUEMAS JURÍDICOS HECHOS PARA EL HOMBRE» Quisiera concluir recordando una preocupación central de mi Maestro, el profesor Giuseppe Grosso: su preocupación porque: «El esquema jurídico, forjado por la tradición que encuentra su fundamento en el “hombre”» no venga utilizado «por parte del “grande”, por parte de quien ha perdido la dimensión humana, quien trasgiversa las posiciones jurídicas haciendo perder la conciencia que el derecho tiene su raíz en el “hombre”» y porque su misma «legalidad» no vaya «más allá de la defensa de la persona», no juegue «a favor de los grandes intereses especulativos en oposición a la comunidad» 169. Me parece que esta preocupación indica el programa, o por lo menos un momento central del programa del jurista romanista, jurista de un derecho romano vivo, e indica también un término central de referencia para verificar la presencia del derecho romano, en su función crítica y constructiva en las continuas reinterpretaciones que de él se realizan. Esta función crítica encuentra en el Derecho romano Cfr. Schipani, S., I codici latinoamericani, cit., 681 ss.; Vescovi, E., Elementos para una teoría general del proceso civil latinoamericano, México, 1978; Schipani, S., Intervento, en Un «codice tipo» di procedura civile per l’America latina. Atti congresso di Roma 1988, bajo la supervisión de Schipani S., Vaccarella, R. Padua, 1990, 6 ss.; Gelsi Bidart, A., Código tipo y reforma del proceso en América Latina; entre derecho común o uniforme, ibid., 41 ss.; Código Penal tipo para Latinoamérica. Parte General, bajo la supervisión de Grisolia, F. 3 vol., Santiago, 1973; Texto del Anteproyecto de Código Tributario Interamericano, Rosario, 1982; Principi per un «codice tipo» di diritto del lavoro per l’America Latina, bajo la supervisión de Perone G.-Schipani, S. Padua, 1993; Anteproyecto de Código Procesal Penal Modelo para Iberoamerica, Buenos Aires, 1989; Un «Codice tipo» di procedura penale per l’America Latina, bajo la supervisión de Massa M. - Schipani, S., Padua, 1994; A.A.V.V., Principi per un «codice tipo» di diritto delle persone per l’America Latina, cit.; Schipani, S., I codici Latinoamericani, cit., 683 . 169 Grosso, G., Tradizione e misura umana del diritto, Milán, 1976, 94 s.; 227 s.; 233 y passim. 168 264 SANDRO SCHIPANI en el Nuevo Mundo/América Latina (cuyo estudio por parte de los romanistas italianos apoyó el profesor Grosso, en su calidad de Presidente p. t. del Comité para las Ciencias Jurídicas y Políticas del CNR) reencuentros y contribuciones significativos, así como el reencuentro de dificultades y contradicciones, que –tanto unos como otros– contribuyen a un fecundo «diálogo», un recíproco aprendizaje para «el derecho de los Nuevos Mundos», que es también, el derecho de aquella «raza cósmica» que Vasconcelos reconoce que se hace en el pueblo latinoamericano («cósmica»-unitaria en sus aportaciones de cada continente, y ordenada); que es también aquélla de nuestro único mundo, todavía tan dividido y desordenado, pero en espera de aquellos «Nuevos Cielos y Nueva Tierra») (Apocalipsis 21, 1; 2 Petr. 3. 13) que constituyen ciertamente uno de los puntos de referencia directamente o indirectamente inspiradores de posibles orígenes y significados de la locución usada en la formulación del tema del Congreso. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 265 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO Ricardo J. Sepúlveda I. Sumario: I. Planteamiento base; II. Puntos de la argumentación; III. Conclusiones y propuesta. I. PLANTEAMIENTO BASE 1. Nuestra Creación Constitucional No son los datos estadísticos del número de reformas constitucionales habidas en nuestro texto constitucional, ni su comparación con otros sistemas jurídicos, los que vuelven importantísimo un análisis sobre este tema, sino las consecuencias que se han derivado de haber puesto demasiado en ejercicio la facultad revisora que prevé nuestro actual artículo 135. El número en sí mismo es sólo un dato indicativo, que puede tener una justificación plena en las circunstancias históricas y en las necesidades sociales de ese momento. Un número –aunque sea elevado– en sí mismo no contraría la esencia propia de la Constitución, que entre otras cosas admite ser adicionada y reformada para seguir cumpliendo la función de ser la estructura social primaria. Las modificaciones constitucionales persiguen conservar a la Constitución en su más plena actualidad. Atrayendo los datos que nuestra propia historia nos arroja, coincidiremos en que uno de los obvios beneficios que ha traído un sistema 266 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. de revisión constitucional más abierto, ha sido la misma estabilidad constitucional y por ende el beneficio social. Tal es la opinión de bastantes de nuestros especialistas: «Veamos qué ha sucedido en México, el siglo XIX se caracterizó por las incesantes sustituciones de textos constitucionales. Cada Constitución contenía una pretensión de inmutabilidad, como deseo de predominar políticamente. El viraje decisivo lo representó la Constitución de 1857, y alcanzó una vigencia de 60 años. Fue modificada en 71 artículos» 1. Efectivamente, a partir de las Bases Orgánicas de 1842 se conoció en nuestro sistema la facultad, depositada en órganos constituidos, de reformar la Constitución en puntos importantes. Esta institución quedó detallada y plasmada en el artículo 127 de la Constitución vigente. Con este cambio sobrevino, además de la estabilidad, el prestigio de la misma Constitución. Reformar la Constitución es, desde otro ángulo, respetarla y someterse a ella, siguiendo los lineamientos que para su adición y reforma ella misma establece. Por esto es el artículo 135 uno de los artículos que quizá mayor operatividad ha tenido. Este fenómeno no es exclusivo del Estado Constitucional Mexicano 2, ni siquiera de Latinoamérica 3. Y conforme se demuestra más necesaria esta labor de adaptación, se han ido acallando las voces de los más radicales doctrinarios que propugnaban por una limitación formal y explícita. Insistimos en que la razón habrá de darla a unos o a otros no según el aspecto formal del número de reformas concluidas, sino atendiendo a las consecuencias de este fenómeno. Valadez, Diego, La Constitución reformada, UNAM, México, 1987, p.20. En Hispanoamérica desde 1821 se han promulgado 200 constituciones. 3 Desde 1948 ha habido cien reformas Constitucionales en Suiza. 1 2 267 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO Sin embargo es interesante distinguir dos aspectos en los que se puede dividir el análisis: en primer término el número de reformas y en segundo término la facilidad en tiempo para llevarlas a cabo, es decir, la celeridad con la que se tramitan. Ambas realidades, empero, se implican: no se puede dar un gran número de reformas si no hay también una facilidad para acelerarlas. Conjuntados estos dos aspectos pueden efectivamente producir un clima de caos y un desprestigio total de la Constitución. Es más, la creación constitucional es un proceso siempre ascendente, pues abrir las puertas de la inclusión constitucional es invitar a todos los grupos de interés a que pugnen por una reforma a su favor. Se comienza a generalizar y se convierte en uso de todos. Esta persecución desenfrenada de utilizar el texto constitucional para fines propios, como medio protector de sus intereses, es contrario a los ideales de justicia, equidad y bien común que imperan en la Constitución 4. La inestabilidad y la falta de respetabilidad son las consecuencias más negativas de una exagerada labor de reformas. Al hablar de falta de respetabilidad nos estamos refiriendo fundamentalmente a la sumisión por parte de la autoridad, sobre quien recaen el mayor número de mandatos constitucionales. Continuemos profundizando en la situación actual, después de 75 años de vigencia de la Constitución del 17, preguntándonos por el parecido entre aquel texto y el actual. Se considera que la Constitución de 1917 es una Constitución distinta a la de 1857, a pesar de que el encabezado señale que se trata 4 Cfr. Fix Zamudio, H., Estado Social de Derecho y cambio constitucional, III Congreso de Derecho Constitucional, 1983, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, p.354. 268 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. sólo de reformar la anterior, y de que se hizo en uso de la facultad que el artículo 127 concedía, porque hubo modificaciones sustanciales en puntos por demás fundamentales 5. Para demostrar lo anterior se citan los artículos 27,123 y 130 de la Constitución, en los que se recogieron los postulados principales del movimiento de la Revolución y que fueron las modificaciones más trascendentales a la Constitución del 57. Esta argumentación supone la diferenciación entre las decisiones políticas fundamentales y disposiciones secundarias en la misma Constitución, de manera que modificar las primeras es un acto cualitativamente distinto al de alterar las segundas. Siguiendo este mismo argumento que le da autonomía a la Constitución del 17, tendríamos que concluir que nuestra actual Constitución es otra distinta de la del 17, y no la misma simplemente reformada, pues los mismos artículos mencionados han sido objeto de reforma y de manera radical. Y continuando por esta argumentación, como el Constituyente Permanente sólo tiene facultad para adicionar y reformar la Constitución, pero no para hacer otra, entonces hay que concluir que tales reformas están realizadas fuera de su ámbito de competencia, y procedería aplicar el artículo 136 para restablecer los «principios que ella sancionaba» y dejar sin efecto las reformas. Pero dejaremos este punto por ahora, para analizarlo más adelante; lo que nos interesa es subrayar la diferencia diametral entre la Constitución del 17 y la actual. En este proceso de reformas se han dado incluso modificaciones sobre el mismo artículo, respecto al mismo punto, pero opuestas. Pensemos en el artículo 3° y en la libertad de educación. Este artículo se ha modificado en cinco ocasiones: a pesar de ser la educación tema tan crucial para el futuro de cualquier país, no terminamos de llegar a un común acuerdo sobre un sistema uniforme, ni sus contenidos. Se comprenden los perjuicios que esto 5 Cfr. Tena Ramírez, Felipe, Derecho Constitucional Mexicano, 23 edición, ed. Porrúa, p.72 y nota. 269 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO puede traer a la ciudadanía, y la conveniencia de asegurar la respetabilidad de la Constitución. Tomemos otro ejemplo: el artículo 28 que se ha modificado en tres ocasiones, atendiendo sólo los aspectos económicos globales, y olvidando que la libertad de comercio es una garantía individual. Tales situaciones han sido virajes de fondo que hacen ver la facilidad de legislar en un sentido o el contrario en un período de tiempo relativamente corto. Nada tiene que ver la Constitución que tenemos actualmente con la que se promulgó en 1917, y es que efectivamente las circunstancias históricas son completamente otras: aquí está el punto a favor de estas reformas. En estas circunstancias mantener un régimen de propiedad rural como el anterior sería económicamente terrible, o mantener un sistema electoral unitario: incosteable, etcétera. En este sentido es cierto lo que el maestro Valadez dice: «Sólo en 1917 la norma constitucional condicionó la realidad social y política del país. Ése es el carácter revolucionario de la Constitución. A partir de la primera reforma –1921– han sido los datos de la realidad los que han impactado las modificaciones » 6. Ante esta situación se plantea una opción: redactar una «nueva» Constitución. Parecería lógico; especialmente para buscar un instrumento con mayor armonía intrínseca, la que se cuestiona por tratarse de un texto sucesivamente enmendado. Sin embargo, hablar de redactar una nueva Constitución implica salirse de los cauces establecidos por el artículo 135, y regirse por el camino de los hechos, con la consecuente inestabilidad que eso crearía. No se ve razón para ello si hasta ahora han cabido dentro de la misma Constitución las disposiciones más dispares, y las reformas más cambiantes. Dejamos pues definitiva, nuestra opinión en contra de redactar una nueva Constitución, fuera de la competencia del artículo 135 constitucional. 6 Valadez, Diego, op.cit., p.18. 270 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. Detengámonos ahora en esto último que hemos mencionado tangencialmente. Las reformas de mayor trascendencia han pasado sin problemas, lo mismo que las de importancia relativa. ¿No debería haber una diferencia entre unas reformas y otras? No toda reforma es cualitativamente igual, y para diferenciarlas hay que atender a los efectos. En esto podemos seguir la clasificación que hace el maestro Valadez en cinco variedades: a) innovadoras; b) actualizadoras de una institución; c) actualizadoras del texto; d) explicativas; e) correctivas 7. Sin afán de detenernos en explicar cada una, baste con observar que algunas modificaciones pueden ser realmente innovadoras, y otras en cambio, meramente actualizadoras. Nuestro sistema de reformas no hace distinciones, sino que da un tratamiento igual a cualquier reforma. Esto nos parece incorrecto. Para cerrar este primer punto, queremos resaltar la aceleración habida en el número de reformas constitucionales. Los dos últimos regímenes presidenciales juntos significan el 25% del total, el pasado anterior el 10% y el actual el 15%. Observamos, pues, una línea ascendente en la labor de reformas. ¿A qué se debe? Es éste un punto trascendentalísimo, porque de seguir así podría llevarnos a extremos desconocidos de inestabilidad constitucional. Máxime si aceptamos que «un exagerado recurso al procedimiento de reforma formal al texto, hace desconfiar de la adhesión popular a las mismas, pues cuanto más se identifica una nación con su Constitución tanto más reservada se muestra en el uso del procedimiento de reforma» 8. La explicación no es recóndita, simplemente que la creciente complejidad de la vida social exige que el Estado legisle más, también a nivel constitucional. Sin embargo esto que puede explicar perfectamente el «hábito», de la reforma constitucional, no es de ninguna 7 8 Ibídem, p.21. Lowestein, Teoría de la Constitución, Barcelona, 1966, p.175. 271 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO manera tranquilizante, pues la misma complejidad es razón de más para que las estructuras jurídicas sean más claras. 2. Operatividad del Sistema de Reformas El órgano encargado de reformar la Constitución, el Constituyente Permanente –así llamado por distinguidos tratadistas mexicanos–, es un órgano exorbitante, en cuanto a sus funciones, respecto de los demás órganos, pues posee competencia para adicionar y reformar la Constitución en todos sus puntos. La ambigüedad del artículo 135, en cuanto a las facultades concedidas al órgano, las hace tan elásticas, que podría caber la posibilidad que se reformara a sí mismo, en su composición o en sus mismas facultades, ampliando, restringiendo sus facultades, o inclusive derogando su existencia. En un Estado Constitucional de Derecho, ningún órgano creado por la Constitución posee facultades similares. La supremacía constitucional se traduce en un límite expreso a los órganos constituidos. Si en cambio, el órgano revisor no tiene tales límites, habría que denominarlo órgano constituyente y colocarlo por encima de la Constitución. Aunque es dificil encontrar tratadistas que admitan tal cual esta conclusión, en sentido estricto es la única y honesta conclusión posible. No teniendo límites materiales (en cuanto a sus facultades) hay que preguntarse si los tiene formales (en cuanto a los requisitos a reunir), y cómo operarían éstos en caso de no reunirse. Desde el punto de vista material no encontramos límite alguno, por lo que la única limitante será la misma población que cumpla o no con lo que la reforma establece, pero éste es un límite extrínseco y que funciona a posteriori. Obviamente existen los límites de la naturaleza misma del Estado, que funcionan para cualquier órgano, pero tales límites no están plasmados explícitamente en la Constitución, y éste es el punto que nos estamos preguntando. 272 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. No siendo nuestro punto central, señalaremos simplemente que con base en los artículos 39 y 136 puede argumentarse a favor de la limitación constitucional del órgano constituyente permanente. En el primer caso derivado del concepto de soberanía popular que pretende adoptar la Constitución, según lo cual le corresponde al pueblo hacer modificaciones a su forma de gobierno, y en el segundo reconociendo que dentro de la Constitución hay algunos principios sancionados en ella que escapan a toda modificación. Estas posturas que señalan limitaciones al Constituyente permanente terminan adoleciendo siempre por dos lados: no responden a quién debe entonces intervenir tratándose de reformas sustanciales, y en segundo término, qué instancia procedería frente a una reforma inconstitucional promovida por el Constituyente Permanente fuera de su competencia. Sería altamente deseable que la misma Constitución acabara con la ambigüedad y tajantemente definiera qué reformas no le corresponden al Constituyente Permanente, amén de evitar incertidumbres. Como sabemos, existen en el Derecho Comparado algunas Constituciones que limitan expresamente a su órgano revisor y prevén procedimientos más acertados en cuestiones importantes 9; tal ejemplo es el que proponemos que siga, por ejemplo, estableciendo que el órgano revisor no podrá modificar la forma de gobierno, el principio de División de Órganos de Poder, la División Territorial, etcétera, que le pueden corresponder a otro órgano, al pueblo vía referéndum, o al mismo órgano pero después de un tiempo de prudente divulgación y auscultación, lo que serviría de límite al órgano. En cuanto a los límites formales establecidos en el artículo 135 hemos de señalar que aunque cada uno de ellos actúa como elemento formal constitutivo del acto, no se conocen casos que por falta de ellos se deje sin efecto una reforma constitucional, pues entre otras 9 Cfr. Tena Ramírez, Felipe, op.cit., pp.47-54. 273 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO cosas volvemos al mismo problema de no existir la vía legal de impugnación. La relatividad en los efectos del Amparo lo hace completamente impropio para esto. ¿Cuáles son los requisitos formales que han de reunirse para hacer un acto de reforma válido? Empezando por la iniciativa, y dado que la Constitución no da reglas especiales, ha de entenderse que se aplica el mismo artículo 71, y que pueden iniciar una reforma constitucional: el Ejecutivo, cada una de las Cámaras, las Legislaturas Locales y la Asamblea de Representantes del D.F. en cuanto a asuntos relativos al Distrito Federal. En segundo lugar, el voto de las dos terceras partes del Congreso de la Unión. Aquí se entiende que las Cámaras pueden sesionar por separado, y no que se reúna en asamblea única. De cualquier forma el cómputo de los votos se hace en cada una de las Cámaras. Por lógica se sobreentiende que en este caso no se aplican los conceptos de Cámara de origen y Cámara revisora, y por lo mismo no son aplicables las disposiciones del artículo 72, inciso h). En tercer lugar, debe aprobarse por la mayoría de las legislaturas de los Estados. Basta reunir la mayoría mencionada para que pueda procederse a hacer la declaración. No es necesario esperar la respuesta de todas las legislaturas, pues no poseen el derecho de veto ni el de sanción. El cómputo de los votos de las legislaturas le corresponde al Congreso de la Unión –o a la Comisión Permanente–. Finalmente debe hacer la declaración de haber sido aprobadas las reformas o adiciones. ¿Qué sucede si no se cumplen las formalidades? El acto es nulo de pleno derecho, por tratarse de un acto de interés público, iconvalidable. Sin embargo puede preguntarse qué procedimiento o medio de impugnación cabría para evitar que la reforma inválida se aplique, o bien produzca efectos. Un concreto análisis de nuestra Constitución 274 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. nos hace ver que en este caso el control constitucional no recae en el Órgano Judicial, sino en el mismo Congreso de la Unión que es quien debe hacer la declaración formal. Esa declaración se constituye en el acto final de control constitucional. Una vez hecha esa declaración el Ejecutivo debe promulgar y publicar la reforma, no teniendo el derecho de veto. En el caso de que el Congreso incumpla con su obligación, no queda más medio que el juicio de responsabilidades previsto en el título IV de la Constitución. Una vez llevado el procedimiento se han reunido los elementos formales del acto de reforma, y éste es modificable sólo mediante otra reforma en contrario. Ya habíamos mencionado la imprecisión y amplitud con que se le otorgan facultades al órgano revisor; si además de esto los requisitos formales tampoco suponen un freno, entonces se está rompiendo el sano equilibrio que debe existir en un Estado, en donde ninguno de sus órganos debe tener una facultad absoluta. Tal es el caso del Constituyente Permanente, que puede alterar sustancialmente la Constitución, dejar sin efecto cualquier parte de ella, etcétera. La experiencia demuestra que las iniciativas de reforma constitucional reciben una tramitación esageradamente rápida, casi vertiginosa, impropia de un asunto de trascendencia. Sirva esto de antecedente para nuestra posterior propuesta en el sentido de abogar por un procedimiento formalmente más dificultoso, de manera que se respete la llamada Regla de Oro de los Estados Democráticos Constitucionales: «A todo acrecentamiento del poder, debe corresponder un mejoramiento de los controles, un vigorizamiento de las garantías y un perfeccionamiento de las responsabilidades» 10. 10 Cfr. Vanossi, Jorge Reinaldo, «Necesidad de la Reforma de la Constitución», IV Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, UNAM, 1992, Instituto de Investigaciones Jurídicas. 275 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO II. PUNTOS DE LA ARGUMENTACIÓN 1. Equilibrio de Órganos de Poder El Constitucionalismo recoge como uno de sus principios el de la división de órganos de poder, incluyendo la división tripartita en órgano ejecutivo, órgano legislativo y órgano judicial, y por otro lado la división entre órgano constituyente y órgano constituido. Éstos, junto con el principio de legalidad, la inclusión de las garantías individuales y sociales en la Constitución, y el principio democrático, son los principios del Constitucionalismo. Este movimiento de Constitucionalismo que toca a su fin, o mejor dicho que vive su apogeo 11, vive simultáneamente un apocamiento del parlamentarismo en favor del gobernante 12. Es ésta una realidad que cande rápidamente en la mayor parte de los Estados Constitucionales, extendiéndose las facultades que se otorgan al presidente o gobernante, y su misma intervención de hecho. En nuestro sistema la realidad es alarmante especialmente en lo que toca a las reformas constitucionales donde, a nivel de opinión pública, una iniciativa de reforma a la Constitución se considera y divulga como una reforma declarada, y aunque no se trate de foros especializados, si se trata de los súbditos de las normas, obligados a conocerlas, y esto contribuye al debilitamiento del Congreso de la Unión –se rompe el principio de División de Órganos de Poder–, y de las Legislaturas Locales –Sistema Federal– 13. 11 12 13 Hariou, André, Derecho Constitucional e Instituciones Políticas, ed. Ariel Madrid, 1980, p.97. Bravo Lira, Bernardino, «El Estado Constitucional en Hispanoamérica», Revista de Investigaciones Jurídicas, Escuela Libre de Derecho, 1991, p.73 y ss. Un ejemplo más de ésos fue lo ocurrido con la reforma al artículo 27 constitucional. Ante la iniciativa del Ejecutivo, presentada en la Cámara de Diputados, cuando este órgano aprobó la iniciativa, los periódicos de mayor divuigación desplegaron en sus titulares la noticia: «Se reformó la Constitución»; en letras mas pequeñas se incluía la aclaración: «ahora sólo falta la aprobación del Senado». Decir que se ha reformado la Constitución, cuando apenas se ha iniciado el trámite, y ni siquiera se ha obtenido el voto de las legislaturas locales, es una aberración con efectos muy perjudiciales para la cultura jurídica del pueblo. 276 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. En países donde se aúnan problemas sociales o económicos, esta situación, que tiene un origen jurídico, desemboca en una vuelta a la Monarquía, por ejemplo en Brasil o Perú. El Parlamentarismo constitucional es anacrónico: lo decisivo es la eficacia de la gestión gubernativa, y se produce un deterioro del Estado Constitucional 14. Es un fenómeno universal que la función legislativa de los parlamentos decrezca día con día; desde el punto de vista material se convierten en órganos de ratificación. Esto mismo podemos decir del Constituyente Permanente respecto de las iniciativas presidenciales, y no hay mayor jerarquía en los actos materialmente legislativos que las reformas a la Constitución. En nuestro Derecho el Órgano Ejecutivo no forma parte del Constituyente Permanente; así, resulta más contradictorio aún la preeminencia de este órgano en el proceso de adiciones y reformas. Consideramos que este desequilibrio de los órganos de poder es una de las consecuencias de nuestro actual sistema de revisión constitucional, por las siguientes razones: el Órgano Ejecutivo tiene encomendado realizar los actos de ejecución de la ley (materialmente administrativos), siempre secundum legem. Cualquier facultad diserecional es una excepción al artículo 49 de la Constitución, por lo que debe estar explícitamente incluida en la Constitución; de no ser así, por falta de competencia, ese acto es recurrible ante el Órgano Judicial. En el momento en que se rompa este sistema, y pueda el mismo Ejecutivo realizar actos legislativos, entonces se reúnen en uno solo dos o más poderes y ya no hay división de órganos de poder. Estamos fuera de un sistema constitucional. Si esto ocurre a nivel de legislación constitucional, entonces el absolutismo es pleno. Nuestro actual sistema de reforma no es adecuado para respetar en toda su integridad el equilibrio de órganos de poder. 14 Bravo Lira, Bernardino, op.cit., p.74. 277 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO La característica de rigidez en la Constitución debe manifestarse por la diferencia entre los órganos constituidos y el órgano constituyente. Es la superioridad lógica de la Constitución dentro del Estado, que la mantiene al margen de los gobiernos concretos y de los intereses particulares de los grupos de poder. Esta diferenciación es una limitante al Constituyente originario, pues no se mantendría la supremacía constitucional si se equiparan ambos órganos; no le queda más alternativa. Nuestra Constitución recoge este principio en los artículos 39 y 40, aunque en realidad es el artículo 135 el que establece la diferencia, pues no son los órganos constituidos como tales, los competentes para modificar la Constitución, sino un órgano distinto, al que se le ha denominado Constituyente Permanente. Ahora bien, en realidad esta diferencia no se da, por la predominancia del Ejecutivo sobre el Legislativo, y no se respeta la división entre órgano constituyente y constituido. Resulta que el Órgano Ejecutivo no encuentra en la práctica límites para reformar la Constitución, y se sitúa a niveles de órgano constituyente. Cabría aún preguntarse cómo lograr esta verdadera diferenciación, y si en realidad es debida a la predominancia del Ejecutivo. La solución no resulta nada fácil, pues el artículo 135 no favorece a marcar la diferencia, toda vez que, tal como está conformado el Constituyente Permanente y tal como opera, se confunde con los órganos que lo componen. Algunos autores 15, queriendo establecer esta diferencia, le niegan competencia al órgano revisor para modificar la Constitución en sus puntos fundamentales, y se la otorgan al pueblo, basados en el artículo 15 Cfr. Sepúlveda, I. Ricardo, Referéndum en México (su establecimiento para Reformas Constitucionales), Tesis Profesional, Escuela Libre de Derecho, México, 1986, Capítulo V. 278 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. 39, y en los principios constitutivos de todo Estado, de manera que no se trata de un verdadero Constituyente Permanente; el único constituyente es el pueblo, y el órgano revisor es un órgano constituido con facultades cualificadas. Consideramos que esta opinión es la única solución teórica posible, sin embargo en la práctica resulta más legítimo y democrático estructurar debidamente el proceso de reforma de manera que el Constituyente Permanente tenga límites jurídicos. 2. La Rigidez se Cuestiona Frente a la clásica clasificación de Constituciones en rígidas y flexibles, han surgido otras clasificaciones que complementen y dan una visión más amplia del fenómeno constitucional y de sus características. Así se puede hablar de Constituciones breves y largas 16, Constituciones estáticas y dinámicas, Constituciones democráticas y no democráticas 17, etcétera. Sin embargo, hay que recordar que la clasificación entre Constituciones rígidas y flexibles responde, más que a un requerimiento didáctico, a una característica esencial, por la cual existe siempre un mecanismo excepcional de producción de reglas constitucionales 18. Lo anterior no quiere decir que no pueda adoptarse un sistema de revisión flexible, en dónde se equiparan las normas Constitucionales a las normas ordinarias; sin embargo, a partir del siglo XIX la rigidez en las Constituciones tiene una marcada preferencia. Soslayando la cuestión anterior con lo que nuestro Derecho determina, concluimos que nuestra Constitución es rígida, pues para su adición y reforma se requiere un procedimiento distinto, excepcional, al que se sigue para la ley ordinaria. En términos prácticos la diferencia –respecto a la legislación federal– es que en el proceso legislativo ordinario intervienen las dos Cámaras –una de origen y otra revisora– 16 17 18 Hariou, André, op.cit., p.359. Carpizo, Jorge, Estudios Constitucionales, Universidad Autónoma de México, México, 1983, p.471 y ss. Dabin, Jean, Doctrina General del Estado, trad. de Héctor González Uribe, ed. Jus, México, 1946, p.168. 279 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO y el Ejecutivo. Tratándose de una reforma Constitucional interviene igualmente el Congreso, no tiene cabida el Ejecutivo, y participan con su aprobación todas las legislaturas locales. A primera vista es un procedimiento más laborioso y detenido: la rigidez debe tener consecuencias prácticas. Si como sucede en nuestro sistema, en la práctica no hay tal diferencia, o resulta mínima, la legitimidad constitucional reclama un aseguramiento de esa rigidez. La rigidez –junto con la forma escrita– es un candado que mantiene la supremacía constitucional; perdiéndose ésta no hay sistema constitucional. Nuestra conclusión, por demás obvia, es que se reafirme la rigidez de nuestra Constitución, a través de dificultar más el procedimiento de reforma. Líneas arriba mencionamos que el punto en juego es la legitimidad constitucional. Es momento ahora de detenernos en este punto, para hacer ver la relación que existe entre una rigidez menguada y una falta de legitimidad constitucional. En términos constitucionales, la legitimidad es algo distinto de la legalidad formal, y proviene fundamentalmente de dos fuentes: primeramente de su origen popular y en segundo lugar de su adhesión a los principios jurídicos fundamentales. Descartemos la segunda de las fuentes por no sernos necesaria ahora. Es el origen popular, o principio de legitimación política, el que se ve menoscabado. No es una utopía ni un postulado exclusivo de las teorías roussonianas sobre el origen del Estado, considerar que en el nacimiento, y por lo tanto también en sus cambios más importantes, debe estar presente el consentimiento popular. Una sana doctrina sobre el origen del 280 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. Estado, atribuye a la voluntad humana un papel relevante, aunque no único. La Constitución es la partida de nacimiento del Estado, y la voluntad popular debe tener injerencia. Existen, ya en la práctica, diversos mecanismos para lograr esto: por ejemplo un tiempo de vacatio legis en el cual se da intervención al pueblo para que, mediante un referéndum, ratifique la Constitución o bien niegue su aprobación. Otro sistema es el del veto popular, en el cual la ley ya es vigente, sin embargo mediante el ejercicio de este derecho el cuerpo electoral puede derogar la vigencia de la Constitución. Fuera de las instituciones de democracia directa, se dan también modos de legitimar las Constituciones. La más patente, sencilla y obvia, es la sumisión popular a una determinada Constitución. Tal es el argumento que se esgrime a favor de nuestra Constitución vigente, y tal es por ejemplo la razón de algunas reformas que deben sobrevenir y que están originadas en una falta de asentimiento popular; así ocurrió en nuestra opinion con las reformas en materia religiosa. En toda Constitución, independientemente de la forma de gobierno adoptada, debe haber una intervención popular, directa, semidirecta o indirecta, que legitime ese ordenamiento. Tratándose de un sistema de reformas que opera demasiado de prisa, no ha lugar a un proceso necesario de legitimación. Y no es argumento en contra el que muchas de esas reformas provengan del interés de un grupo de poder, pues la legitimación popular no es el interés de un grupo minoritario. Por lo anterior nos parece que se amenaza la legitimidad constitucional cuando la Constitución se cambia en períodos tan efímeros. Quisiéramos apuntar, para soslayar cualquier mala interpretación, que la adhesión popular no es la única fuente de legitimidad, pues también está el criterio objetivo, que es incluso de mayor jerarquía, 281 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO de apegarse a los principios jurídicos naturales; sin embargo, tampoco puede desconocerse que no sería legítima una Constitución apartada de la adhesión popular. La nuestra adquirió legitimidad, ahora indiscutida, mucho tiempo después de promulgada. Concluimos este apartado resumiendo: en la práctica nuestro sistema de revisión deja en entredicho la rigidez teórica y con ella el sagrado valor de la legitimidad constitucional. 3. Limitaciones Inmanentes al Constituyente Permanente El término «inmanente» evoca alguna realidad que esté dentro del sujeto que se trata. En este caso nos referimos a las limitaciones que el Constituyente Permanente encuentra dentro de la Constitución. El sentido de este punto de nuestro análisis, es descubrir si la regulación es la adecuada, y el Constituyente Permanente tiene correctamente delimitada su actividad, pues frente a reformas que han sido abiertamente positivas, siempre caben reformas demolitorias o modificaciones en contrario. Del artículo 135 no derivarnos ninguna limitación en sus facultades, pues de la mención vaga de que le corresponde adicionar o reformar no se aduce ninguna limitación. En estricto sentido, a base de reformas concretas, puede hacer otra Constitución; esto ya no es una posibilidad como lo era antes, pues nuestra Constitución es verdaderamente otra Constitución. Del artículo 136, Título Noveno, «De la inviolabilidad de la Constitución», tampoco es legítimo derivar la existencia de unas supuestas decisiones políticas fundamentales que fueran limitaciones objetivas al ejercicio de la actividad revisora, pues el supuesto al que se refiere este artículo es al de una interrupción de hecho, no de derecho. Es ésta la mejor manera de interpetar y congeniar los artículos 135 y 136. Recordemos que uno de los principios de interpretación 282 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. constitucional es precisamente el de interpretar de la manera que más convenga a la armonía total del texto. El artículo 39 señala, en su último párrafo, que el pueblo tiene en todo momento el inalienable derecho de modificar su forma de gobierno. Con la misma técnica de interpretación podemos concluir que sin negar la existencia de este derecho popular, más aún, apoyándonos en el encabezado del artículo 41, concluimos que la manera que el Derecho prevé que se ejerza es a través del Constituyente Permanente. Esto no quiere decir que no deiera dejarse cabida a la intervención popular, por lo que ya hemos propugnado en otra parte de este mismo trabajo, sino que hoy por hoy, no cabe otra interpretación 19. El artículo 73 fracción III, 7° párrafo, tampoco puede considerarse una limitante, pues aunque para el caso de admitir nuevos Estados dentro de los límites de los ya existentes se requiera el voto de las dos terceras partes de las legislaturas de los Estados, esta mayoría calificada no modifica la sustancialidad del órgano; seguimos estando frente al mismo Constituyente Permanente. Cabe mencionar que tratándose de una situación de emergencia, habiendo suspendido las garantías individuales, el Ejecutivo, el Congreso no puede, dentro de las facultades extraordinarias para legislar que le puede otorgar al Ejecutivo, darle facultades para reformar la Constitución; primero porque no puede delegar lo que no le corresponde de propio derecho, y segundo, porque en ningún lugar se establece que deje de regir la Constitución. Luego tampoco es el Ejecutivo en uso de facultades extraordinarias, una limitación al Constituyente Permanente. No se descubre, pues, ningún apoyo constitucional que limite esta actividad revisora; tal parece que en el debate del Constituyente no se 19 Arteaga Nava, Elizur, Notas sobre el artículo 135 constitucional: El Constituyente Permanente, Tesis Profesional, México, 1962, Escuela Libre de Derecho. 283 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO deseó establecerla, ni se discutieron en términos de soberanía los alcances de las facultades constituyentes de un órgano constituido, punto sobre el que siempre revierten los defensores del decisionismo constitucional 20, defendiendo una categoría de órgano soberano para el constituyente originario, y negando la posibilidad de reforma sobre puntos fundamentales de la Constitución. Ya habíamos advertido que efectivamente se puede hacer una distinción de los artículos constitucionales en razón de su importancia, distinguiendo los de mayor y menor importancia o «fundamentalidad» respecto a la ordenación jurídica del pueblo y sus intereses. De manera que no todo artículo debe ser tratado de la misma manera respecto a su forma o revisión. El sentido común es buen aliado en este tipo de razonamientos; pongamos un ejemplo: no es de igual importancia la reforma constitucional que creó la suplencia en el congreso de la Unión, que la reforma constitucional que dio existencia jurídica a las Asociaciones Religiosas, o la que admitió la libre asociación en el campo, etcétera. Esto que resulta tan evidente, cuando se pretende clasificar es cuando salta la dificultad. Algunos autores incluso, prefieren claudicar a favor del más puro formalismo, y no hacer ninguna clasificación, llamando constitucional a todo lo que sale de la pluma del constituyente 21. Nosotros, sin ser decisionistas, sí avalamos el llamado contenido «material» de la Constitución, o las denominadas normas esencialmente constitucionales, que son aquellas que, no por voluntad del constituyente, ni del pueblo siquiera, debe contener toda Constitución para ser Constitución, por ejemplo la forma de gobierno, el principio de División de Órganos de poder, algunas de las garantías individuales y las sociales, etcétera. Este contenido material 20 21 Se llama así a la postura que defiende la existencia de unos postulados fundamentales, llamados decisiones políticas fundamentales, que son adoptadas por el Constituyente originario. Así se expresa Herman Heller, al decir que el contenido de la Constitución es algo sobre lo que decide exclusivamente el legislador constitucional. Cfr. Teoría del Estado, Fondo de Cultura Económica, México, 1942, p.295. 284 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. es adaptado por cada legislación en concreto, pero sobre ciertos límites, que son inmanentes a toda Constitución 22. Cuando se toca alguno de estos puntos entonces la reforma es trascendental, de lo contrario no lo será. A lo que estamos llegando es a que así como no existen límites dentro del texto constitucional para la actuación del Constituyente Permanente, sí se pueden derivar algunos del concepto mismo de Constitución, o dicho de otra forma de su contenido material. No puede el Constituyente Permanente, en uso de su facultad omnímoda, suprimir estas Normas Fundamentales. Es de advertir que una de estas normas es precisamente la que crea al Constituyente Permanente estableciendo el sistema de revisión constitucional. Continuando con este discurso no nos topamos con la solución, pues si bien no puede suprimir las normas fundamentales, sí puede alterarlas sustancialmente, con lo que el límite que hemos mencionado prácticamente desaparece. Y es que en realidad el Constituyente Permanente, tal como está estructurada nuestra Constitución, tiene las mismas facultades que el Constituyente Originario, y los mismos límites, ninguno de ellos derivado de la Constitución misma. Sin afán de mantenernos en el tema de la soberanía, y su relación con la anterior conclusión, simplemente señalamos que no atenta contra los principios de soberanía estatales, porque siendo la soberanía una cualidad del poder o autoridad que tiene el Estado, ésta puede 22 En este sentido es refutable la posición formalista del insigne maestro Fernando Lasalle, al afirmar que una Constitución es la suma de los factores reales de poder, olvidando que hay un sustrato anterior a ese contenido cambiante. Cfr. Qué es una Constitución, ed. Ariel, México, 1966, p.62. 285 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO adoptar diferentes manifestaciones en el nacimiento, desarrollo, y crecimiento del Estado. La hechura de una Constitución es efectivamente un acto soberano, como lo es su reforma, o cualquier acto de vida del Estado, o del Estado vivo. Abandonamos este capítulo con la afirmación de líneas arriba: hay una diferencia entre las normas constitucionales, sin embargo esa diferencia no supone, en la práctica, ningún límite a las facultades del Constituyente Permanente. De esto resulta más apremiante la necesidad de establecer límites jurídico-constitucionales claros, operativos, que subsanen estas lagunas, y garanticen la legalidad y la legitimidad en la actuación del omnímodo Constituyente Permanente. 4. Adaptaciones Necesarias Merece una corta mención la realidad de que las adaptaciones en una Constitución, se han convertido en una necesidad creciente. Así ha venido siendo, y por lógica se mantendrá esta tendencia. Se trata de un fenómeno de la evolución social, donde el cambio, el dinamismo, es manifestación de progreso y parte del modo de ser de las personas e instituciones sociales. Esto repercute en los textos jurídicos que con facilidad caen en desuso por anquilosamiento, y son sustituidos por prácticas –no se les puede llamar costumbres– ilegales consentidas por la autoridad. Una disociación entre el Derecho y la vida social es lo que se amenaza, y el fatal rompimiento a favor del desorden. Por ese motivo los legisladores están abocados a mantener al día esta legislación. Un período de sesiones no es suficiente para hacer frente a una tarea tan basta, por lo que en la mayor parte de las Constituciones se prevén ya dos períodos. Sin embargo por lo que respecta a nuestro Estado Constitucional, no hemos adolecido de falta de aggiornamento, pues se han verificado las reformas necesarias a los cambios económicos y sociales habidos. 286 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. Por eso el problema no es una Constitución desfasada, sino al contrario el desequilibrio, primero, funcional entre los distintos órganos federales, y el desequilibrio –segundo– federal, que se puede provocar por el exceso de cambio. Tomemos en cuenta que la Constitución no puede limitarse a referir un determinado estado de cosas, sino que debe ser una Constitución suscitante, según la idea de futuridad de Ortega y Gassett, que tiene que estar inserta en las Constituciones. Muy interesante resulta otorgar a la Constitución este papel, el de ser conductor y no simplemente camino, el de regular los cambios sociales y orientarlos conforme a los principios del Derecho. Desde este ángulo resulta palmaria la verdad de que los cambios sociales y las modificaciones constitucionales no tienen por qué coincidir, ni ser una misma cosa. Las adaptaciones son necesarias efectivamente, pero dirigidas por la estructura constitucional. A este respecto conviene referirse a que el cambio constitucional es precisamente un modo de conservar la Constitución. Tres caminos caben frente a un texto constitucional: cumplir, violar o reformar 23. Sobre quién cae en último término la respuesta a esta triple opción, será punto de nuestro siguiente análisis. III. CONCLUSIONES Y PROPUESTA 1. Justificación de la Intervención Popular No queremos en este tema entrar al punto de si en nuestro sistema constitucional cabe o no una intervención popular; bástenos señalar que salvo la tímida mención que se hace en la última parte 23 Vanossi, Jorge Reinaldo, «Necesidad de la Reforma de la Constitución», IV Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, UNAM, 1992, p.721. 287 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO del artículo 39, no hay inclusión a ninguna forma de democracia directa, y conforme al artículo 40, toda forma de intervención popular es dentro del sistema representativo 24. Lo que sí queremos sostener es que en última instancia es el pueblo o la comunidad la que da el acatamiento a la Constitución, y como afirrna Vanossi, «(…) si retacea el acatamiento, la reforma [de la Constitución] fracasa, o la Constitución rige parcialmente, y si la comunidad rechaza el acatamiento, no hay Constitución» 25. Así por tanto el pueblo debe tener cabida en la elaboración constitucional, no por exigencia de una pretendida titularidad soberana, doctrina por demás ampliamente superada, sino por la definitiva conveniencia para el mejor acatamiento e instalación del texto en la vida social. El pueblo es una limitante meta-jurídica al constituyente, tanto originario como permanente, y lo es por sus creencias, es decir, por ese modo de pensar compartido, y en cuanto a los factores reales de poder, está limitado por la realidad social subyacente. Pocas son las constituciones que no dan, aunque sea de manera mixta o semidirecta, cabida a la intervención popular, a través de alguna de sus distintas configuraciones. Esto ha creado una nueva forma de democracia, la democracia participativa, que sucede a la democracia representativa. El ciudadano se ha transmutado de ciudadano pasivo a ciudadano activo. Si en nuestra Constitución no se han establecido estas instituciones, se debe a distintos pruritos heredados desde el constituyente del 57, en el que se debatió ampliamente sobre este punto. 24 25 La única ocasión en que se implantó una institución de democracia directa en nuestra Constitución, fue en 1987, para el D.F. Sobre la contingente y ridícula historia de esta institución democrática, cfr. Hamdan Amad Fauzi, «El Referéndum: Institución genuinamente democrática que no debe circunscribirse en su aplicación al Distrito Federal, sino hacerlo extensivo al ámbito Federal», Revista de Investigaciones Jurídicas, Escuela Libre de Derecho, 1980. Vanossi, Jorge Reinaldo, op.cit., p.727. 288 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. Si clasificáramos las objeciones que se presentaron en ese constituyente, sobre este punto, quedarían las siguientes: a) Falta de preparación cívica de los ciudadanos. b) Tendencia al conservadurismo que se descubre en los fenómenos democráticos. c) Desconfianza a las instituciones democráticas constitucionales. d) Diversos impedimentos prácticos, originados por las circunstancias políticas, sociales, económicas y hasta de comunicaciones que imperaban en esa época. e) Se consideraba innecesaria, e injustificada. Nos gustaría hacer frente a cada una, con los datos del momento actual, para verificar si los temores de antaño resultan ahora infundados. En primer lugar el tema de la falta de preparación se encuentra en otros parámetros muy distintos a los de antaño; sin embargo, el punto ha dejado de ser una verdadera objeción atendiendo a los ejemplos de pueblos relativamente incivilizados que adoptan y responden en buen grado a estos requerimientos. La objeción relativa a la tendencia conservadora no tiene sustrato alguno, pues no se trata de tendencias partidistas sino de límites constitucionales. Tocando el tercer punto, la realidad nos demuestra que es una excepción casi peculiar, no dar cabida a algunas formas de democracia directa en la Constitución. Finalmente las dos últimas razones han sufrido cambios diametrales. Las condiciones de comunicación que hoy tenemos dejarían estupefactos a los constituyentes del 57, lo mismo que el grado de desarrollo político y social. Así, cada una de las argumentaciones en contra de la democracia directa han ido perdiendo veracidad por la experiencia en contra. Se ha dicho, por ejemplo, que la democracia directa a nivel constitucional impide la labor de actualización, estanca el texto constitucional. La experiencia habida en Suiza lo contradice: a partir de 1948 han tenido cien reformas constitucionales. La democracia representativa contemporánea se ha convertido en un símbolo, en una declaración programática, es por eso, al decir del 289 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO profesor Vanossi, que consideramos de alta trascendencia el instituir nuevos cauces de participación cívica, como es el caso del referéndum. Efectivamente la mayor politización, o educación cívica, ha potenciado la mentalidad participativa, por lo que refrenarla resulta altamente costoso. Es más, si no se adopta es por el temor a establecer un freno; a la sazón convienen las palabras de Duverger: «El miedo al elector es para el gobernante, el principio de la prudencia» 26. En realidad, efectivamente el peligro más grande del referéndum (de la democracia directa) es que refuerza las tendencias conservadoras 27. Existe el easo por ejemplo de Suiza, en donde se ha mantenido vedado el derecho de sufragio para las mujeres. Para esta objeción cabe la refutación hecha líneas arriba. Hay que advertir también que la participación tiene un comienzo, pero no un tope: es impredecible. Con estas argumentaciones queda suficientemente demostrada la legitimidad de la intervención popular en el proceso de reforma constitucional. No pretendemos en este momento defender una u otra forma de participación, sino sencillamente dejar claro que además de legítimo es necesario para el equilibrio constitucional implantar alguna institución de intervención popular. Creemos firmemente que la solución final a nuestro desordenado sistema de reforma constitucional está en instituir la intervención popular, vía referéndum, para las reformas sustanciales a la Constitución. Sin embargo por ahora, no estando establecida, y como una medida intermedia, hacemos una propuesta en el sentido de dificultar el sistema establecido en el artículo 135, dando de alguna manera cabida a la intervención popular. No se trataría de un referéndum, pero sí de dejar una etapa que se podría llamar preconstituyente, entre el inicio y la conclusión del trámite, suficientemente prolongada como para facilitar a la opinión popular manifestarse, no a través de alguna 26 27 Duverger, Maurice, Instituciones Políticas y Derecho Constitucional, ed. Ariel, México, 1962, p.267. Ibídem, p.268. 290 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. institución con efectos vinculatorios, pero de cualquier manera entrar en el debate constitucional y legitimar la reforma en que se concluya. 2. Procedimiento Dificultoso Con distintas razones hemos demostrado que por ser legítimo y apropiado, debe dificultarse el procedimiento actual de reforma constitucional, estableciendo límites al Constituyente Permanente. Lo «dificultoso» del procedimiento no es más que derivación del carácter rígido de la Constitución, como dice de manera contundente el maestro Duverger: «Es necesario [para la revisión constitucional] un procedimiento complejo y difícil» 28. En la Constitución de 1824 se estableció un sistema de reforma rígido, que con algunas adaptaciones podría ser el sistema de reforma realmente legítimo y democrático por el que estamos propugnando. Preveía este texto constitucional, en su Título VIII, Sección Única, «De la observancia, interpretación y reforma de la Constitución y acta constitutiva», que las reformas entrarían primeramente en una fase de calificación de las reformas, para seleccionar aquellas que deberían ser materia de discusión del siguiente Congreso. El artículo 168 establece con todo dogmatismo que nunca deberá ser uno mismo el Congreso que haga la calificación prevenida y el que decrete las reformas. Como es sabido, este sistema nunca pudo probar su acierto en la práctica, pues antes de que se preocupasen de reformar la Constitución comenzaron las luchas por instaurar el régimen centralista, atentando contra la prohibición expresa del artículo 171 de la Constitución de 1824, según el cual la forma de gobierno gozaba de una rigidez absoluta. 28 Ibídem, p. 228. 291 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO Lo verdaderamente positivo de este sistema es el carácter «dificultoso» del procedimiento, que tiene por objeto asegurar la ponderación necesaria, la imparcialidad justa y la labor preconstituyente, características necesarias de una labor de reforma constitucional. Hemos advertido dentro del fenómeno de exageración en las reformas, tres problemas distinguibles: el número exagerado de reformas; la predominancia del Ejecutivo en el procedimiento y la precipitación en su trámite. Por lo tanto, lo que hemos de buscar es un sistema que evite estos tres inconvenientes. El Dr. Héctor Fix Zamudio hace una propuesta concreta, en la que busca fundamentalmente que el trámite de la reforma no se concluya en menos de un año, dando cabida a la consulta popular formando una comisión especial para el estudio de cada reforma, y llevando a cabo la votación en sesión extraordinaria convocada al efecto. En el año en el que el insigne maestro publicó esta propuesta, nuestra Constitución preveía en su artículo 65 un solo período de sesiones ordinarias, iniciando el 1° de septiembre, y no pudiendo prolongarse más allá del 31 de diciembre. Actualmente el mismo artículo por reforma publicada el 7 de abril de 1986, contempla ahora dos períodos de sesiones, el primero comienza el 1° de noviembre, y el segundo el 15 de abril. Esta modificación supondría una variación en las propuestas del Dr. Fix, aun cuando en el fondo se mantendría el mismo objeto. Si tomamos en cuenta que las reformas constitucionales, llevadas a cabo conforme a los procedimientos del artículo 135, no pueden ser recurridas ante los tribunales, pues no existe cauce legal para hacerlo, se hace más necesario aún el cuidado y la prudencia con que se actúe al hacer estas reformas. Se requieren medios de control preventivo. En este control debe tener cabida la intervención popular, y esto se puedc lograr dando períodos de tiempo en los que se alcance a formar una opinión pública que influya en la fase final de la reforma. Asimismo debe servir también para que en el debate parlamentario se analicen exhaustivamente las consecuencias de un acto de tal envergadura. Finalmente, en defensa del sistema Federal, se debe respetar el derecho 292 RICARDO J. SEPÚLVEDA I. que les corresponde a los Estados de valorar las circunstancias que rodean el acto, hacer un sondeo público si lo ven conveniente, designar una comisión especializada, etcétera, medidas todas ellas legítimas y que implican más del tiempo que suelen tardar normalmente. A lo que nos lleva lo anterior es precisamente a requerir de un tiempo medio de trabajo suficiente y justo. Esto sería una fórmula para conseguir mejorar el sistema de reforma. Sin embargo sería de desear que no fuera sólo cuestión de tiempo, sino que se estableciera la obligación para que se dé oportunidad a formar una opinión pública. A lo que nos estamos refiriendo es a una consulta popular, similar al plebiscito, y no a la institución jurídica del referéndum. Una posible propuesta consiste en diferenciar los períodos en los que se estudia y analiza por una parte, y aprueba por otra, el proyecto. Tal como está organizado el Congreso actualmente, podría hacerse de manera que se presente en el primer período de sesiones y sólo pueda ser discutido en el siguiente primer período de sesiones. Con mayor precisión: los proyectos de reforma se presentarían en el primer período y se someterían a aprobación un año después. Con esto los mismos miembros del Congreso habrían podido profundizar en el proyecto presentado. Nos parece adecuada la propuesta del maestro Fix en el sentido de que se forme una única comisión de estudio, formada por representantes de ambas cámaras, por ser más adecuado con la unicidad de la función que realizan como Constituyente Permanente. Finalmente, las legislaturas locales al dar su aprobación, no podrían hacerlo antes de los 6 meses de haber recibido la iniciativa. Con esto se defendería el sistema federal, y se evitaría la precipitación en la aprobación de los Congresos locales. Una reforma así tramitada requeriría para su promulgación al menos un año y medio, a partir de que fue presentada a alguna de las Cámaras en el primer período de sesiones. 293 PROPUESTA DE UN PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL REALMENTE LEGÍTIMO Y DEMOCRÁTICO Con estos ajustes no se variaría en el fondo el actual sistema de reforma del artículo 135, pero sí se suprimirían situaciones ilegítimas en las que no hay absolutamente participación popular, y que pueden llevar a un régimen de inestabilidad jurídico y social 29. No creemos que por dilatar una reforma constitucional el lapso que estamos proponiendo se cause ningún perjuicio definitivo a la sociedad, y sí empero se consigue el respeto a la naturaleza propia de la Constitución. Muchos otros puntos quedan pendientes en relación al tema de la reforma constitucional, que no pueden ser tratados en este trabajo, como son: una propuesta concreta para implementar la participación popular en las reformas constitucionales; los límites –que deberían ser explícitos– del Constituyente Permanente en su labor de revisión constitucional, de manera que pueda distinguirse entre preceptos fundamentales y preceptos secundarios, y por lo tanto el procedimiento para su modificación; la implantación de unos medios de control constitucional de las reformas constitucionales, etcétera. Confiamos en que la doctrina se seguirá haciendo responsable de su labor en favor de la auténtica vida constitucional. Por ahora hemos querido suseribir esta propuesta concreta, que consideramos un medio necesario para salvaguardar la legitimidad constitucional en nuestro Estado. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 29 Como ejemplo de una reforma constitucional sobre materias fundamentales que fue llevada a cabo de manera prudente, pausada, dando tiempo a la concertación y a la opinión pública, fue la llevada a cabo en 1992, sobre los artículos 3, 5, 24, 27 y 130 de la Constitución. En junio de 1989 el Episcopado presentó un proyecto de reforma. Durante esos tres años se dio pie a una labor de auscultación, de trabajo, de propuestas, etcétera, muy benéfica para que el texto definitivo de las reformas constitucionales fuera legítimo y popular. En este lapso ocurrieron hechos trascendentales para impulsar la modificación que hasta entonces aparecía como infranqueable: la visita del Romano Pontífice, la visita del Presidente de la República a la Ciudad de Vaticano, la designación de un representante personal del Presidente de la República, frente a las autoridades de la ciudad del Vaticano, el debate popular que produjeron todos estos hechos, etcétera. En este caso no fue el texto constitucional, la causa de este proceso, se debe más bien a la importancia de la materia: cuán deseable sería que en todos los casos ocurriera un tratamiento similar. 294 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 SOBRE LOS ABOGADOS (Bases para un Estudio Comparativo) Clemente Valdés S. Sumario: I. Introducción; II. Aspectos generales; III. Los abogados en distintas funciones; IV. A manera de conclusión. A Mauro Cappelletti I. INTRODUCCIÓN Este trabajo no pretende ser más que una introducción breve al enorme tema de la práctica de la abogacía. Mi propósito se limita a señalar algunos de los puntos principales para abrir caminos hacia un tratamiento serio de este asunto, y recordar o dar a conocer las tendencias en diferentes partes del mundo sobre lo que hacen los abogados, sus distintas funciones y algo sobre su formación y el desarrollo de su «carrera», de una manera general. En los últimos decenios los estudios de los abogados sobre sí mismos cada vez se desarrollan más en todo el mundo. Estas investigaciones y recopilaciones no son exclusivas de la profesión legal. Creo que una de las características del siglo XX es la toma de conciencia de los miembros de muchos oficios o profesiones para verse a sí mismos, lo cual es algo nuevo respecto a los siglos anteriores. En nuestra actividad, como en muchas otras que tienen que ver con el estudio, el objeto del conocimiento era tradicionalmente ajeno a las personas que lo hacían: los médicos se ocupaban de las enfermedades y de la búsqueda de medios y remedios para luchar contra ellas, y rara vez se preocupaban de su comportamiento como profesionistas. Es decir, de lo que hacían como gremio y cómo lo hacían. Actualmente son principalmente los médicos y no personas de otras profesiones quienes se dedican a estudiar su función, lo que hacen y 295 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) lo que podrían hacer. Este enfoque es parte de un estudio de su trabajo que no se queda en la observación de las bacterias en el microscopio, el desarrollo de los procesos patológicos en los enfermos o los efectos de los medicamentos usados para combatirlos, sino que también incluye la relación de los profesionales de la medicina con los problemas de la sociedad en la que viven y el acceso real a la salud de la mayor parte de la población. Yendo más atrás, los sacerdotes de distintas religiones, probablemente desde antes de la memoria histórica, se ocupaban de los dogmas, de sus cultos, de sus fieles y de las reglas de conducta que debían imponerles. Hoy además de los que se ocupan de eso, son muchos los sacerdotes de distintas iglesias que estudian, investigan y tratan de saber y dar a conocer lo que hacen ellos y sus compañeros, en forma concreta: cómo desempeñan en realidad su función, cómo y dónde viven, cuántos ingresan al servicio, cuántos lo abandonan y cuántos se separan para actuar con una orientación distinta. Creo que lo mismo puede decirse de muchas otras actividades. En lo que concierne a la profesión legal, la ya muy considerable bibliografía de obras generales sobre el tema, que son la base de cualquier investigación, se complementa con las monografías cada vez más frecuentes y más actuales de estudios específicos sobre áreas limitadas provenientes de distintos países. En este impresionante desarrollo deben recordarse los estudios que se hicieron antes de estos últimos años, porque gracias a ellos se ha logrado el desarrollo de esa conciencia de los abogados sobre sí mismos. Entre éstos destacan los de Piero Calamandrei hace ya más de 40 años, y las extraordinarias investigaciones de Mauro Cappelletti. En el trabajo que ahora publico, naturalmente hay muchos puntos que podrían y deberían ampliarse; para ser preciso, todos. Y hay otros que deben incluirse: la colegiación de los abogados en diferentes partes del mundo, la imagen que tienen de sí mismos y la que tiene de ellos la sociedad en que viven, etcétera, lo cual es el propósito de una obra mayor que estoy preparando. 296 CLEMENTE VALDÉS S. Me parece conveniente una explicación: esta versión está destinada a ser publicada en México, por lo que es posible que haya quienes encuentren curioso que no incluya sino unas cuantas referencias a la situación aquí. Por lo que toca a la reglamentación de la profesión, los requisitos de su ejercicio en distintas funciones y la forma como trabajamos en México los abogados independientes, los jueces, los procuradores públicos (ministerio público) y los abogados empleados del gobierno en funciones legales, no me parece necesario repetir lo que está en nuestras leyes y nos es bien conocido. Por lo que se refiere a los datos y las cifras, no las considero, simplemente porque en éste como en otros campos faltan muchos índices significativos, sin los cuales los otros carecen de sentido; por ejemplo: sabemos cuántos abogados están registrados y autorizados para ejercer en la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, pero esto ni siquiera nos permite conocer cuántos pueden ejercer la profesión actualmente en el país, pues el registro de esa oficina es un registro histórico de todos los que se apuntaron desde que se abrió la oficina en 1945 sin descontar a los que han muerto en los últimos 48 años. Podemos saber cuántos estudiantes recibieron título profesional, pero no tenemos noción de cuántos no se registraron, ni mucho menos cuántos efectivamente ejercen la profesión legal en alguna forma, ni cómo están distribuidos en el territorio o qué ingresos reales tienen. Una de las intenciones de este trabajo es precisamente alentar o fomentar la investigación en México sobre estos puntos, lo cual requiere de la dedicación de muchas personas de diferentes especialidades, y de la cooperación de oficinas e instituciones públicas y privadas para obtener cifras o datos confiables que puedan servir para algo. Creo que dar a conocer lo que se ha hecho y lo que se está haciendo en la materia en otros países, las tradiciones, las tendencias, las innovaciones, y los propósitos y algunas de sus consecuencias en los distintos sistemas, servirá de referencia para mejorar los servicios que nosotros, los abogados, prestamos en las distintas funciones que ejercemos para alcanzar una aplicación más extensa y equilibrada de la justicia en la práctica diaria, la única que debe interesarnos; y, finalmente, para que la dignificación de nuestra profesión no sea solamente una palabra bonita. 297 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) II. ASPECTOS GENERALES La mayor parte de las personas que enfrentan conflictos legales buscan resolverlos con la ayuda de los abogados. En casi todo el mundo el primer paso para entrar al sistema judicial es recurrir a un abogado. La posición del abogado en términos generales continúa siendo una posición social privilegiada. La definición de su trabajo o de su papel se sigue describiendo como la actividad de personas que proveen servicios legales en una sociedad de manera «profesional», lo cual implica que quienes ejercen esa actividad tienen o tratan de tener el monopolio de la misma. Esto, sin embargo, está cambiando en muchos países. Las transformaciones en la idea tradicional de que únicamente los abogados proporcionan servicios legales presenta dos aspectos: uno, que algunos trabajos diferentes del litigio judicial, que anteriormente eran proporcionados exclusivamente por abogados, van siendo desempeñados, cada vez más, por individuos que no son reconocidos como tales; el otro, la tendencia a permitir, aceptar o recomendar que personas sin título de abogados ejerzan como jueces y representantes en algunos litigios ante ciertos tribunales y en determinados negocios. También ocurre en algunos sistemas judiciales que se otorga autorización a los litigantes para que actúen por sí mismos y, en otros, que se prohíbe la actuación a través de representantes. El desempeño por no abogados de actividades anteriormente identificadas como trabajo legal, incluye áreas –unas viejas y otras nuevas– que son consideradas especializaciones de profesionales que cuentan con los conocimientos legales necesarios y tienen, además, entrenamiento en materias no dominadas por los abogados tradicionales. Así sucede en muchos países en materia de impuestos, de trámites en importaciones, en el manejo de las relaciones laborales de las empresas y en el área de la seguridad social. En Canadá, en Inglaterra y en Gales las actividades de formalización de las enajenaciones de inmuebles, que tradicionalmente eran un área reservada a los abogados, pueden ahora ser ejecutadas por personas que no lo son. 298 CLEMENTE VALDÉS S. Por lo que toca a la actuación de no abogados como jueces y representantes de las partes en litigios sobre bases preestablecidas en algunos tribunales 1, la tendencia general en el mundo es permitir una mayor participación de no abogados en el papel de jueces en algunos litigios y limitar la intervención de representantes, prohibiendo su actuación en algunos casos o en algunas etapas del litigio. Aun cuando frecuentemente esa tendencia se revierte en algunos países a situaciones restrictivas anteriores que reservan exclusivamente a abogados la representación de los litigantes en esas áreas. El asunto de la participación de no abogados como jueces o como representantes de las partes en distintos tipos de litigios en diferentes partes del mundo, esto es, el estudio de las tendencias hacia la profesionalización o desprofesionalización en la justicia, en la realidad de los diferentes países, es un tema muy amplio que merece un ensayo especial. Aquí sólo pretendo hacer algunas consideraciones como punto de referencia al tema del trabajo del abogado y algunas de sus funciones principales. 1. Los jueces No Abogados Naturalmente entre los «tribunales» u órganos de decisión en los que se permite en muchos países la participación de no abogados como jueces, están los árbitros, cada vez más usados como medios alternativos de resolver los conflictos comerciales y las disputas laborales. 1 Incluyo en ellos los litigios en tribunales designados formalmente como judiciales y ante cualesquiera otros organismos estatales o no estatales –sociales– autorizados, avalados o tolerados por el Estado para decidir cuestiones litigiosas. En su trabajo Professional and Non-professional Judges in Civil Justice, presentado en el 10° Congreso Internacional de Derecho Comparado en Budapest en 1978 y en su trabajo The Role of Lay Participants in Litigation, presentado en Coimbra y Lisboa en 1991, Stalev acota a quiénes llama jueces de la siguiente manera: «Juez es cualquier persona a quien se le reconoce que puede decidir la justicia sin que importe el fundamento de su poder (sea acto estatal o acuerdo de las partes) ni la clase o el título que se le dé al cuerpo que dicta la justicia (tribunales ordinarios o especiales, jurisdicciones especiales, comités, etcétera) ni el tipo de profesión que tenga, ni si lleva a cabo su función judicial como una actividad permanente o sólo como actividad ocasional». 299 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) En lo que toca a la participación de no abogados como jueces en algunos litigios, no incluyo a los ciudadanos en los sistemas de jurados, porque en éstos generalmente participa un número grande de individuos que cambian con cada juicio y en muchos países, especialmente de common law, dependen de un juez profesional que controla y dirige su actuación. Dejando de lado la participación de no abogados en los sistemas de jurado, es importante destacar que en la mayoría de los países su participación en funciones de jueces se da principalmente en lo que se consideran jurisdicciones especiales, es decir en tribunales de competencia o jurisdicción especifica así, por ejemplo, en Francia existe en los tribunaux de commerce y en los Conseils de prud’hommes. Los primeros son tribunales comerciales, de los cuales hay 230 en todo el país: están formados por comerciantes y administradores de empresas elegidos por sus colegas, se constituyen por 3 miembros que deciden por mayoría, y conocen de litigios entre comerciantes con motivo de su actividad incluyendo quiebras. Los Conseils de prud’hommes conocen de litigios laborales individuales y están formados por no abogados en un número igual de miembros de los sindicatos y miembros de las asociaciones patronales. Sus decisiones deben tomarse por unanimidad y si no se puede lograr el consenso se modifica el tribunal, se nombra un juez profesional abogado y se examina la litis nuevamente. En este easo, los miembros de las asociaciones que tenían funciones de jueces actúan en el nuevo juicio simplemente como asesores. En España existe el tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia, que mediante una interpretación analógica de la Ley de Aguas conoce de las cuestiones que se suscitan entre los usuarios de la comunidad (Valencia), y de fijar las indemnizaciones que deban satisfacer a los perjudicados y las obligaciones de hacer que puedan derivarse de la infracción. Los procedimientos son públicos y verbales en la forma que determinan la costumbre y un reglamento, y sus fallos son 300 CLEMENTE VALDÉS S. ejecutivos. Igualmente, los jueces de paz pueden ser personas ajenas a la «carrera judicial» y sin estudios de derecho 2. En varias de las jurisdicciones en los Estados Unidos de Norteamérica hay juzgados constituidos por ciudadanos no abogados que deciden litigios surgidos de accidentes de tránsito de vehículos. Estos juzgados tienen una gran actividad. Igualmente en los E.U. existen 818 Administrative Law Judges que deciden litigios en materias de Seguro Social, y 233 que deciden disputas laborales, los cuales no requieren ser abogados 3. Esto sin incluir los tribunales o cuerpos de composición voluntaria que tienen por objeto resolver disputas de muchas otras clases, a través de sistemas alternativos que ahorran el costo del litigio y pueden ser –y de hecho son– en general, más rápidos. En ellos participan no abogados como árbitros, mediadores o conciliadores. Entre éstos se encuentran el Arbitraje Comercial, Commercial Arbitration; los centros de justicia comunitarios, Community Justice Centers, que funcionan en los barrios; el Arbitraje Obligatorio, Compulsory Arbitration; el arbitraje opcional en los juzgados, Court-Annexed Arbitration; los juicios mínimos, Mini Trial; el Ombudsman; el sistema de contratación de un juez privado llamado Rent-a-Judge y el juicio sumario por jurado directo, Summary Jury Trial. En Inglaterra funcionan los llamados magistrados, que son jueces que conocen de la gran mayoría de los asuntos civiles y penales 4, de muchos de los delitos y de todas las faltas, de todos los litigios civiles de pequeña cuantía y de la mayor parte de las cuestiones familiares. Estos magistrados constituyen lo que se llama English Magistrate Courts: no necesitan ser abogados, ni tener educación formal en el 2 3 4 Almagro Nosete, citado por Morello. Para una mayor información sobre este tribunal véase Fairen Guillen, Victor, «El tribunal de aquas de Valencia, Introducción al estudio de las Aguas de Valencia tras la entrada en vigor de la Ley de Aguas de 1985», en el volumen Problemas actuales de la Justicia, ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 1987, pp.79-123. Reporte Nacional de Kincaid-Garth al IX Congreso Internacional de Derecho Procesal. Jacob, Jack, The Fabric of English Civil Justice, Hamlyn Lectures, London, 1987, p.38. 301 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) área del derecho, lo cual no quiere decir que carecen de preparación en las materias de las que se ocupan y, sobre todo, experiencia y reputación de gente prudente y justa. Estos funcionarios manejan la mayor parte de los litigios que se deciden en Inglaterra, pues se trata nada menos que de veintiocho mil magistrados sin educación formal ni reconocimiento como barristers o solicitors, mientras que sólo existen seiscientos jueces abogados profesionales 5. En Suiza existen tribunales de personas que no requieren ser abogados que conocen de litigios surgidos de disputas laborales individuales y de cuestiones de arrendamiento en las que cualquiera de las partes puede acudir a los tribunales de jurisdicción general, si no está de acuerdo 6. En la ex URSS y en Bulgaria, en materia de litigios laborales individuales, existen tribunales especiales compuestos únicamente por no abogados. En este último país, incluso se prohíbe la participación de abogados como asesores en estos casos. En Rumania, tribunales compuestos por no abogados conocen de disputas laborales y de litigios civiles hasta treinta mil Lei, pero sólo si las partes se someten a esta jurisdicción especial. En Alemania está establecido el tribunal conocido como betriebliche Einigungsstelle, que es un tribunal especial formado exclusivamente por no abogados, compuesto por 5 miembros y que conoce de la razonabilidad del contenido de los reglamentos interiores de las empresas. En todos estos casos la participación de no abogados en función de jueces se da exclusivamente en jurisdicciones especiales. En Italia, sin embargo, existe un tribunal de no abogados con jurisdicción o competencia general, el de los jueces conciliadores giudici conciliatori, cuya importancia parece ir disminuyendo, aunque se 5 6 Balwin, J., The recruitment of the English Judiciary, Conferencia en la Universidad de Bologna, 1990, manuscrito. Walder, Meir, reporte suizo al IX Congreso Internacional de Derecho Procesal. 302 CLEMENTE VALDÉS S. propone sustituirlo por jueces de paz, igualmente no abogados, según dice Vittorio Denti 7. Debe tomarse en cuenta que al hablar de no abogados se trata de personas que carecen de autorización para ejercer el oficio, que no han recibido educación formal en el derecho y, sobre todo, que no se consideran a sí mismos abogados, lo cual no quiere decir que no tengan una preperación informal en el derecho. Algunos de estos sistemas son diseñados para funcionar con jueces ignorantes del derecho, como una ventaja. En otros, simplemente no se exige para la designación o elección de algunos jueces una educación formal, un grado o una autorización estatal o gremial. En Suiza todavía existen jueces que no ostentan ningún grado en derecho en las Cortes de Distrito 8. En el Cantón de Zurich, donde los jueces de los juzgados de primera instancia y los procuradores distritales del Estado son electos por la población, y los jueces de apelación y los de la Corte de Casación son electos por el parlamento cantonal, no se les exige una educación legal formal. Recordemos que en México la Constitución de 1857 disponía que: «Para ser electo individuo de la Suprema Corte de Justicia se necesita: estar instruido en la ciencia del derecho juicio de los electores, ser mayor de treinta y cinco años y ciudadano mexicano por nacimiento, en ejercicio de sus derechos». En tanto que la Constitución actual (bien sabemos que la Constitución en México cambia constantemente según lo decide el Presidente de la República), señala entre los requisitos para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia: «III.- Poseer el día de la elección (designación), con antigüedad mínima de cinco años, título profesional de abogado...». 7 8 Reporte Nacional de Italia al IX Congreso Internacional de Derecho Procesal. Berti, The Education and Training of Judges and Lawyers, Centro Studi e Recerche sull’ordinamento giudiziario, Universidad de Bologna. 303 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) 2. La Actuación de las Partes sin Abogados El derecho del litigante a comparecer por sí mismo en todos los procedimientos legales en los juzgados y tribunales de los distintos niveles, es la regla general en la mayor parte de los países: en México; en la ex URSS; en Polonia, según Sawezuk; en Suiza, según Walder Meier; en los Estados Unidos, según Kincaid y Garth. En Israel, según Goldstein, el 66% de todas las demandas ante los tribunales laborales son promovidas por los trabajadores que actúan por sí mismos sin usar abogados, y en los juzgados de pequeña cuantía se prohíbe la representación por abogados, excepto en casos especiales, por autorización expresa del juez. Sin embargo, en Francia sólo se permite la comparecencia de las partes por sí mismas en los tribunales comerciales y en los consejos de disputas laborales, así como ante los tribunales paritarios que conocen de litigios sobre tenencia y arrendamientos de la tierra y ante los juzgados civiles ordinarios de menor cuantía, conocidos como tribunaux d’instance. En los demás juzgados y tribunales ordinarios, es decir en los tribunaux de grande instance, en las cours d’appel y en la Cour de Cassation, se requiere la representación por un abogado. La obligación de la representación por abogado es la regla general en Alemania, en Grecia y en Italia. Los argumentos en favor y en contra son fácilmente discernibles: por una parte, que la ignorancia del particular en materia de derecho va en su perjuicio; que esa misma ignorancia dificulta el desarrollo ágil de los procedimientos judiciales, porque de esta manera obtienen más dinero; y que con frecuencia, cuando no tienen razón, buscan la forma de complicar los argumentos para confundir a los jueces, a fin de verse favorecidos por casualidad. Es difícil hablar en este momento de una tendencia general en el mundo, en lo que toca a la participación de no abogados como representantes de los litigantes en juicio; es decir, la autorización o la prohibición de la representación de las partes por personas que no sean abogados. 304 CLEMENTE VALDÉS S. La discusión sobre la participación de no abogados como representantes de los litigantes en los juicios es una cuestión que se desprende de la anterior: si las partes tienen en general el derecho de actuar por sí mismas sin estar obligadas a emplear abogados que las representen, ¿no deben contar igualmente con el derecho de nombrar un apoderado de su confianza que no sea abogado, para que los represente en juicio? Es bien conocida la situación en México, en el área laboral, donde implícitamente se permite comparecer como representantes de los litigantes a personas que no sean abogados (artículo 692 de la Ley Federal del Trabajo), y se prohíbe a las partes comparecer con abogados o representantes en la etapa conciliatoria (artículo 876). No es el momento de hacer una relación de las áreas, los tribunales y los casos específicos en México, en donde se permite la intervención de no abogados, y de aquéllos en que se prohíbe la participación de representantes, pues no pretendo repetir aquí lo que es ampliamente conocido entre nosotros. El sistema alemán representa, tal vez, el extremo de una de las posiciones: la representación de un litigante (salvo unos cuantos casos en que se autoriza la actuación del interesado por sí mismo) sólo puede tenerla un abogado que ha pasado satisfactoriamente las dos etapas, y los exámenes correspondientes, a que me referiré más adelante. Cuando este sistema de representación Anwaltszwang, es obligatorio, naturalmente ningún no abogado puede actuar por el litigante. A partir de la posición extrema del sistema alemán, las soluciones y las medidas que se aplican en otros países amplían la participación de no abogados como representantes de las partes por diferentes razones: una, que lo más cercano a la participación del interesado por sí mismo en un juicio es permitir que lo represente alguien de su familia o de sus amigos. La razón es obvia: si el interesado tiene el derecho de comparecer, participar y defenderse por sí mismo, pero no tiene la suficiente habilidad para hacerlo con eficacia, parece justo que se le permita escoger a alguien cercano para que lo represente y 305 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) actúe por él en un procedimiento contencioso. Éste es el sistema en Bélgica: ante los jueces de paz y en los tribunales comerciales pueden comparecer y actuar como representantes del litigante, con la autorización del juez, el marido (no se menciona a la mujer del litigante cuando éste es hombre), un familiar, incluso un pariente político. La misma autorización existe en Bulgaria y en Polonia. En Francia, en las cortes en que se permite la actuación del interesado por sí mismo, puede ser igualmente representante el marido (tampoco se menciona a la mujer), los familiares y los parientes políticos, ante los tribunales inferiores de las cortes ordinarias 9. En los tribunales laborales pueden representar al interesado: alguno de los miembros de la familia, un compañero empleado o un delegado del sindicato. Este mismo sistema de representación ante los tribunales laborales por compañeros trabajadores, representantes de los sindicatos o empleados representantes del patrón se usa en Grecia, en Israel y en Bélgica, en donde además se aplica a las controversias en materia de seguridad social. La solución es distinta en los Estados Unidos donde, como regla general, sólo abogados pueden actuar como representantes de las partes. Sin embargo, en algunas cortes federales como los tribunales de quiebras y los tribunales fiscales, los interesados pueden ser representados por un no abogado siendo especialmente frecuente y recomendado el uso de contadores como representantes. III. LOS ABOGADOS EN DISTINTAS FUNCIONES En casi todos los países, y especialmente en los de derecho civil, es decir, en la tradición romano-canónica, el ejercicio de la profesión legal se da en funciones diversas, en las cuales se distingue al notario 9 Desdevises, Yvon, «Reporte Nacional de Francia sobre el tema “El papel de los participantes legos en el litigio”», en el IX Congreso Mundial de Derecho Procesal. 306 CLEMENTE VALDÉS S. del juez, de los abogados al servicio del gobierno, y a su vez todos ellos se diferencian del abogado que ejerce su actividad en forma independiente. En los sistemas del derecho civil, cuando un hombre o una mujer escoge la actividad legal como actividad profesional principal, con frecuencia eso incluye una decisión por alguna de las funciones ya mencionadas. Además, está el trabajo académico legal con dedicación a la enseñanza o a la investigación de algún aspecto del derecho. Este trabajo se realiza como actividad única por algunos abogados o como una actividad compatible con cualquiera de las otras. Esto quiere decir que muchos de los abogados dedicados a las funciones primeramente mencionadas reservan una parte de su tiempo a la academia. En general en los países de tradición de derecho civil la distinción entre las distintas funciones de los abogados es tan clara que determina una autoidentificación en la cual un abogado, genéricamente, es decir una persona que está licenciada para ejercer el derecho –que finalmente es esto lo que significa licenciado– tiende a llamarse a sí mismo juez, o notario, o funcionario público, y únicamente los abogados independientes se denominan a sí mismos abogados. Una manifestación notable de esta diferencia entre las funciones mencionadas, como actividades distintas, se da en Francia 10, en donde la Ecole National de la Magistrature (ENM) tiene como objetivo la capacitación y el entrenamiento de los futuros magistrados (jueces y procuradores públicos). La aceptación y el ingreso se dan por un procedimiento de exámenes muy riguroso, pero no se exige especialmente que los aspirantes tengan un título en derecho, sino que presenten calificaciones altas de una lista de universidades, entre las que se encuentra, por ejemplo, un título en medicina de una institución especialmente prestigiada. Los tres años de la carrera de la magistratura se dedican, además del estudio del derecho, al aprendizaje de 10 El título del artículo de Anne Boigeol, «The French Bar: The Difficulties of Unifying a Divided Proffesion», da una idea clara de la concepción francesa sobre las profesiones legales, en 2 Lawyers in Society, pp.258-266. 307 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) conocimientos específicos para la actividad judicial y a la práctica de distintas funciones judiciales bajo la guía de jueces, procuradores públicos y abogados litigantes de excepcional experiencia 11. El sistema y la concepción alemana, es decir, provenientes de la República Federal, que probablemente se seguirán aplicando y se extenderán a lo que era la Alemania Democrática, parten de una educación legal única, pero reconocen la diversidad de funciones de las carreras de abogados independientes, notarios, jueces y procuradores del Estado: una vez que un estudiante concluye cinco años de estudios universitarios sus conocimientos son revisados a través de un examen del Estado, que es una condición para entrar a la segunda etapa llamada servicio preparatorio, Vorbereitungsdienst, que consiste en un aprendizaje del funcionamiento del derecho en la realidad, en las distintas funciones de los abogados. Este entrenamiento, pagado con un salario que otorga el gobierno y con una duración de cinco semestres, tiene la finalidad de familiarizar al aspirante, llamado Referendar, por la vía de un entrenamiento práctico en las diferentes actividades de las distintas funciones de los abogados, precisamente en el ambiente de trabajo de cada una de éstas 12. Además de esta inmersión en los diversos ambientes de trabajo, la capacitación de los aspirantes incluye la asistencia a seminarios en los que se discuten las leyes relevantes para cada una de las funciones o «carreras». Este período de aprendizaje, que en realidad es una tutoría y ejercicio práctico, consitituye un requisito para el ejercicio de la abogacía. Si el aspirante termina con éxito y pasa un examen (además del primero que ya aprobó para ingresar a esta segunda etapa), obtiene la 11 12 Mestitz, A., Selezione e formazione professionale dei magistrati e degli avvocati in Francia, Padova, CEDAM, 1990, sobre la formación de los jueces en otros países son particularmente interesantes, también de Mestitz, La formazione professionale dei magistrati in una prospettiva comparata, Documenti Giustzia, 9, 1988, pp.40-80, y «La socializzazione professionale dei magistrati nella Repubblica Federale Tedesca, Francia, Spagna, Portogallo, Italia: aspetti comparativi», in L. de Cataldo Neugurger (ed), Psicologia e processo: lo scenario di nuovi equllibri, Padova CEDAM, pp.275-319. Blakenburg, Erhard y Ulrike Schutz, The German legal profession, según la excelente investigación preparada en Bellagio en 1984 y publicada posteriormente, sin fecha. 308 CLEMENTE VALDÉS S. autorización para ejercer la profesión legal, que es una autorización general. Ahora bien, en los procesos de selección para la judicatura y para obtener el cargo de procurador al servicio del Estado, siempre se toman en cuenta los candidatos que han obtenido las mejores calificaciones en este período de entrenamiento práctico para el ejercicio general. Se puede decir que, por lo regular, en los países de tradición jurídica civil hay muy poca movilidad entre las diferentes funciones que pueden considerarse verdaderas carreras. En Bélgica, según Zemans 13, algunos abogados independientes, generalmente en las primeras etapas de su carrera, escogen ser jueces o notarios, pero muy pocos cambian en sentido opuesto. En Suiza, Venezuela y Costa Rica la elección entre una de estas funciones, se da casi inmediatamente después de terminados los estudios universitarios o los requisitos exigidos para obtener la licencia. Naturalmente, esto supone una decisión previa del estudiante y algunas veces es una alternativa tomada al inicio de los estudios del derecho. En Japón hay una carrera burocrática bien definida de jueces y abogados al servicio del Estado en el ministerio público, pero parece que un buen número de ellos después de diez años en estas carreras se vuelven abogados independientes, por considerar que sus posibilidades de mejoramiento son mayores en esta última función. Curiosamente, muy pocos abogados independientes se transforman en jueces o entran al servicio del gobierno como agentes del ministerio público o ministerio fiscal. Por el contrario, en los países de common law la profesion legal se ve más como una sola carrera. «En esos países –dice Shimon Shetreet– como Inglaterra, los Estados Unidos, Israel y Australia, los jueces son asignados entre los sectores practicantes 13 Reporte nacional al IX Congreso Mundial de Derecho Procesal. 309 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) de la profesión legal. Un juez deberá, por lo tanto, pasar algunos años como abogado practicante antes de ser nominado o elegido a la judicatura. Este sistema se encuentra en contraste con algunos países que siguen la tradición continental, como Suecia y Alemania, donde los jueces de carrera son nombrados sin que tengan ninguna experiencia como abogados practicantes» 14. El sistema de los países de common law se debe en buena medida a la idea de que todos los abogados, cualquiera que sea su función, deben tener una formación común y consecuentemente se establecen requisitos únicos para el ejercicio de la profesión legal, que es tradicionalmente una liberal profession, con el significado de profesión libre, es decir, fuera de controles políticos, religiosos o económicos. Un factor muy importante en los países de common law es la pertenencia a asociaciones comunes de quien quiera que ejerza la profesión legal, sea abogado independiente, juez o abogado al servicio del Estado. El sentido de pertenencia a una sola profesión en los países de common law viene de la concepción inglesa que desde el siglo XIV agrupa a los abogados en los cuatro Inns of Court, como asociaciones o casas colegiadas que tienen en forma exclusiva la facultad de autorizar a los abogados a practicar la profesión. Sólo hasta hace 30 ó 40 años las universidades inglesas empezaron a tener responsabilidad en la formación de los abogados. Belloni dice: «Una parte importante de los abogados (barristers) siempre ha egresado de las universidades. En 1950, el 75% de los abogados tenían estudios de alguna universidad. Desde entonces la proporción ha seguido creciendo. En 1983 el 98% de los miembros de la Barra tenían grado universitario». Para entender esto hay que recordar que la abogacía en Inglaterra (como en otros muchos países) era algo que los aspirantes aprendían a través del tirocinio, al lado de un abogado perteneciente a alguno de 14 Aperçu Comparatif en l’Independance et la Responsabilité des Juges et des Avocats. 1991. 310 CLEMENTE VALDÉS S. los cuatro Inns of Court en Londres. En este sistema, como lo señalan Atiyah y Summers 15, todos los abogados (barristers) y los jueces pertenecen al mismo grupo: «La profesión es la Barra y la Corte (Bar and Bench), la Corte es simplemente una continuación de la misma profesión de la Barra; los jueces son la parte alta de los abogados» 16. En los Estados Unidos la designación o la elección (en su caso) de los jueces estatales recae generalmente en abogados practicantes. Los más altos jueces federales, incluidos la mayoría de las Cortes Federales de Apelaciones y algunos de los ministros de la Suprema Corte, han sido abogados independientes exitosos 17. La movilidad entre las distintas funciones de los abogados, en muchos países de common law, se manifiesta en que muchos jueces regresan al ejercicio independiente de la profesión legal y otros se incorporan al servicio del gobierno en tareas ejecutivas o de consultoría. La movilidad entre los trabajos como jueces , empleados del gobierno, abogados independientes en sus propias oficinas o en las grandes oficinas corporativas es notable en los Estados Unidos y en Canadá, donde los abogados pasan de una función a otra, en ocasiones varias veces durante su vida profesional. 1. La Distinción entre Dos Profesiones Legales Al abundar un poco más en las distintas funciones de la profesión legal en el mundo contemporáneo (sin entrar a las innumerables 15 16 17 Pound, R., Form and Substance in Anglo American Law, Oxford, 1987, p.360; «The Lawyer from Antiquity to Modern Times», St. Paul, 1953; R. Abel Smith, R. Stevens, «Lawyers and Courts. A Sociological Study of the English Legal System (1750-1965)», Londres, 1967, y Varano, V., «Organizazione e garanzie della giustizia civile nell’Inghilterra moderna», Milano, 1973, p.53 y ss.; Id., «Avvocato e procuratore nel diritto comparato e straniero», en la Enciclopedia giuridica, IV, Roma, 1988, p.3 y ss. Pugsley, On Judges and other Lawyers, 1991. El mismo título es muy significativo: «Sobre los jueces y otros abogados», pues es una manera de destacar que los jueces son fundamentalmente abogados. Flood, J., Organisation and Social Status of Judges and Lawyers, School of Law, Indiana University at Bloomington, 1990, p.146. 311 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) especialidades que cada vez se multiplican más), puedo decir que en muchos países se acostumbra distinguir primeramente entre abogados y procuradores, distinción que tiene su origen en el derecho romano entre advocatus y procurator. Como esto no es un es un estudio de derecho romano no entraré más a fondo en lo que significaba. Mi intención es sólo referirme en lo indispensable a la existencia de una división básica entre los profesionales del derecho en algunos países. Debe advertirse que esta distinción no corresponde a dos funciones de igual manera diferentes en los distintos países en donde se registra, ni tampoco es algo vinculado exclusivamente a los sistemas de common law o a los sistemas de derecho civil, pues se da en algunos países de ambas modalidades. En Inglaterra existen los barristers y los solicitors. Los primeros pueden presentarse, actuar y argumentar at the Bar, esto es, en los juzgados formales, y son miembros de alguno de los Inns of Court, que forma junto con el Senate y el General Council of the Bar, las asociaciones profesionales que controlan la admisión y la disciplina del ejercicio profesional. Los barristers no tienen un contacto directo con los clientes, sino sólo a través de los solicitors, que se ocupan de las gestiones de trámite en los juzgados y las cortes, proporcionan consulta general a los clientes, manejan cuestiones no litigiosas como contratos y testamentos, y realizan gestiones menores. El modelo inglés, con algunas variantes, es seguido en algunos estados de Australia, concretamente en New South Wales, Queensland y Victoria, en tanto en los otros tres Estados y en los dos territorios, las funciones de barristers y solicitors se han fundido en una sola profesión. En Canadá, excepto en Quebec, tal como sucede en los Estados Unidos, la distinción se ha borrado. El abogado, lawyer, constituye una sola profesión e incluye a todos los que ejercen el Derecho profesionalmente: consultores legales generales o especializados, representantes de clientes privados, apoderados internos de grandes compaíias y representantes y empleados del gobierno, jueces, procuradores públicos o abogados corporativos. 312 CLEMENTE VALDÉS S. En Italia, la distinción entre abogados y procuradores radica en el número de años que han ejercido la profesión legal. El procurador sólo puede practicar dentro del tribunal de apelación donde está registrado. Los procuradores con más de seis años en ejercicio se vuelven abogados y pueden ejercer en cualquier parte del país. En Francia existía hasta 1972 la distinción entre avocat y avoué, que ha sido borrada. Las últimas reformas han buscado unificar la profesión de representar clientes en todas las materias legales; sin embargo, al lado de los avocats existe como una profesión menor la de consejero jurídico, conseil juridique, que se ocupa de dar consulta general a quienes se lo piden, manejar cuestiones fiscales y de seguridad social, y hacer contratos, documentos y solicitudes que no requieren de las funciones de un notario. En América, aparte de la situación en las provincias de Canadá de tradición inglesa y en los Estados Unidos, Quebec sigue el sistema francés con algunas modificaciones. En el resto de Latinoamérica no existe ninguna diferenciación; aun los países que, siguiendo el sistema francés establecían en el pasado una distinción entre dos profesiones legales, la han suprimido. En Costa Rica y en Venezuela ya no existe la categoría de procurador, y en Uruguay empieza a considerarse algo del pasado, según comentario de Enrique Vescovi. 2. Las Distintas Funciones como «Carreras» Para retomar el tema de las principales funciones dentro de la profesión legal, me ocuparé de los abogados independientes en algunas de sus distintas maneras de trabajar, de los jueces y de los procuradores públicos; no así de los notarios, que son probablemente los que ejercen una carrera más diferenciada de la de los demás abogados, tanto así que en muchos de los países del notariado latino forman un gremio aparte. 313 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) En las naciones de tradición de derecho consuetudinario 18, particularmente en los Estados Unidos, la abogacía es una profesión única que –según Larson 19– incluye a los abogados independientes, asociados, o empleados en las grandes oficinas corporativas, los jueces y los procuradores públicos, no así a los abogados empleados en el gobierno y en las compañías privadas en tareas que no son servicios legales. Un egresado de los estudios de derecho después de su examen en la Barra puede empezar como asistente, law clerk de un juez (no se le considera empleado del juzgado sino del juez, porque la carrera no se ve como un sistema escalafonario, de base en un puesto). Su ejercicio, su licencia para ejercer, que en el siglo pasado la daban las sociedades de derecho locales, law societies, la tienen las cortes superiores de cada Estado que de hecho delegan el manejo a un comité de la Barra que practica un examen a los aspirantes. El otorgamiento de la licencia, así como el control de la conducta de los abogados, por sus facultades disciplinarias, depende de la Barra de cada Estado por delegación de la Corte Superior del mismo Estado. (En el Estado de Illinois, la Corte ha empezado a hacerse cargo directamente de esto). La licencia y el ejercicio del abogado dependen, en Australia, de las asociaciones estatales, a las cuales tiene que pertenecer para poder ejercer; lo mismo sucede en Nueva Zelanda, en donde la licencia debe ser renovada anualmente de acuerdo con la Law Practitioners Act de 1982. En Canadá son también las sociedades de derecho, law societies, de cada provincia, las que fijan las bases de la licencia y de la conducta de los abogados. 3. La Carrera de los Abogados Independientes En la actualidad, en la gran mayoría de los países de los que se tienen referencias, existe un sistema de preparación de los abogados que 18 19 Hazard Jr., S.C. y D.L., Rhode, The Legal Profession: Responsibility and Regulation, New York, 1985. Larson, Magali, The Rise of Professionalism: A Sociological Analisis, 1977. 314 CLEMENTE VALDÉS S. combina el aprendizaje teórico que se adquiere primordialmente en las universidades, con una capacitación práctica en la realidad. Esta capacitación práctica –dicen Carpi y Di Federico–: «(…) consiste en alguna forma de entrenamiento en el trabajo real, o en otras palabras, períodos como aprendices (tirocinio) de diferente duración, bajo la supervisión de abogados experimentados». Y agregan que entre las pocas excepciones que conocen está el sistema de España y el de la India, ya que en el primero: «(…) la incorporación al foro se puede obtener inmediatamente después de terminar el grado en la universidad y llenar algunas formalidades burocráticas» 20. En la India, según el reporte de Arawal: «El entrenamiento profesional no es un requisito esencial para ejercer la profesión. Tan pronto como un estudiante pasa un curso de 3 años en una escuela de Derecho puede formar parte de un State Bar Council, barra o consejo de abogados, después de hacer un pago de 250 rupias (equivalente a 15 U.S. dlls.), a partir de lo cual puede empezar a ejercer» 21. No obstante la existencia de un período de aprendizaje práctico como parte de la capacitación completa de los abogados, por los estudios de campo llevados a cabo por investigadores independientes del sistema de que se trate y por algunos reportes directos, parece ser que en un gran número de países el entrenamiento práctico es muchas veces un requisito formal. Es frecuente que las tareas que se le encargan al aprendiz sean más bien de ayuda a las labores administrativas de la oficina del abogado-patrón que de entrenamiento profesional 20 21 Carpi y Di Federico, The Education ad Training of Judges and Lawyers, Centro Studi e Ricerche sull’ordinamento Giudiziario, University of Bologna, 1991, p.17. Reporte Nacional de la India al Congreso de Coimbra. 315 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) verdadero. El reporte de Bélgica indica que las fallas principales del sistema son «práctica profesional ficticia, explotación por el patrón, falta de formación» 22. Una buena parte del problema de la eficacia del entrenamiento es que este tipo de aprendizaje práctico directo queda a la discreción y a la capacidad del abogado-entrenador, aun en los países en que se les fijan bases y reglas por las organizaciones profesionales (barras y law societies), para llevar a cabo el entrenamiento. La distinta manera de aplicar las reglas resulta en una conclusión: el entrenamiento por este sistema no permite gran control sobre el modo en que los abogados-patrones lo llevan a cabo, por lo que la efectiva capacitación del pupilo depende de su suerte en conseguir un buen abogado-patrón. Belloni sintetiza el problema, por lo que toca a Inglaterra y Gales, de la siguiente manera: «Un período de aprendizaje con un solo jefe, frecuentemente significa una experiencia reducida y puede resultar en que el pupilo siga la especialización del abogado-patrón. La calidad y el nivel de esta experiencia de entrenamiento en servicio va de excelente a deplorable, dependiendo del trabajo que al entrenado se le pide que haga y cómo ese trabajo es supervisado, así como de la relación entre el pupilo y aquellos responsables de su entrenamiento» 23. Algunos países han establecido como alternativas, escuelas o centros que pretenden vincular los conocimientos teóricos con el conocimiento profesional práctico. Entre estos centros están los Centres de Formation Professionelle d’Avocats, en Francia, el Instituto de Entrenamiento Legal en Tokio y el Institute of Professional Legal Studies, en Nueva Zelanda. En algunos países se aplica un examen al final de este período de entrenamiento. Así es en Italia, Francia, Alemania, Austria, Japón, Grecia, Israel y Hungría. 22 23 Daen y Stranart. Reporte de Inglaterra y Gales al IX Congreso Mundial de Derecho Procesal. 316 CLEMENTE VALDÉS S. Veamos ahora lo que hace el abogado independiente: por lo común trata y contrata sus servicios directamente con sus clientes; en los litigios actúa como representante de ellos ante las cortes, les proporciona servicios de consulta en sus problemas y los asesora en la planeación y la operación de sus negocios, precisamente para prevenir o evitar los conflictos. Esto es así, en general, tanto en los países de derecho civil como en los de common law, a excepción de unos cuantos como Inglaterra, donde el barrister sólo actúa en representación del cliente argumentando en los litigios ante cortes, mientras que son los solicitors los que tratan y contratan los servicios con los clientes y los asesoran en forma perrmanente. Dice Merryman: «El abogado independiente, atenderá en una oficina de juristas donde será el jefe de uno o dos abogados jóvenes asociados con él. Aun cuando las firmas de abogados parecidas a las de los Estados Unidos comienzan a aparecer con mayor frecuencia en algunas partes del mundo civilista, la regla general es que existan sólo despachos de un único abogado; incluso en algunos países está prohibida la práctica del derecho en asociación. Frecuentemente existen restricciones en el desarrollo de departamentos jurídicos tipo sociedad anónima o asociaciones similares (como las house counsel). Este tipo de restricciones es el resultado del ideal tradicional del abogado como una persona independiente, libre para aceptar o para rechazar a sus clientes, y que toma sus propias decisiones acerca de la manera de manejar los asuntos de sus clientes. Sin embargo, existe una tendencia a la evasión de estas restricciones, de manera que ya no es raro encontrar grupos de abogados que ejercen juntos en despachos o asociaciones o departamentos jurídicos en jurisdicciones en las que tales arreglos están prohibidos por la ley o por los reglamentos de los colegios de abogados» 24. Las firmas de abogados asociados y el crecimiento de las mismas tiene entre sus causas la complejidad de las sociedades modernas; la ramificación constante de las áreas del derecho, lo cual exige o provoca una mayor especialización; la dificultad de que un solo abogado conozca al día y en detalle el desarrollo de lo que son los grandes 24 Merryman, John Henry, The Civil Law Tradition, Stanford University Press, 1990, p.105. Hay traducción al español del F.C.E. tomada de la edición en inglés de 1969. 317 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) campos, especialmente el campo del derecho adrninistrativo y el del derecho fiscal (impositivo), por su crecimiento notable; las necesidades de las grandes empresas y corporaciones que requieren servicios legales en muchas áreas y que prefieren tratar con una sola firma que se los proporcione, de acuerdo con sistemas de trabajo empresariales. El modelo de las grandes firmas de abogados se da en los Estados Unidos. En 1985 había 508 firmas con más de 50 abogados, 251 firmas de abogados tenían más de 100 abogados cada una y la más grande tenía 800 abogados. En 1960 las oficinas de abogados estaban instaladas exclusivamente en una determinada población (generalmente una de las ciudades importantes); hoy en día las grandes firmas de abogados tienen oficinas o subsidiarias a nivel nacional y muchas tienen sucursales a nivel internacional. La forma de trabajar de los abogados independientes en Estados Unidos es muy variada. Los abogados en las áreas rurales, usualmente llevan a cabo una práctica general (en todas las materias) trabajando solos o asociados en oficinas pequeñas. En los centros urbanos hay muchas formas de ejercer: abogados que laboran individualmente buscando sus clientes a través de anuncios en los periódicos y esperando en sus oficinas, aquellos otros que encuentran a sus clientes en los hospitales de emergencia, y a quienes asesoran para demandar por responsabilidad en lesiones personales, y los que consiguen a sus clientes directamente en los tribunales y en las oficinas o lugares de detención provisional de la policia. Están, además, los abogados reunidos en pequeñas oficinas en las ciudades, que se consideran practicantes generales, orientados a las materias civiles y comerciales, y los especialistas que sólo manejan asuntos penales o laborales o de patentes y marcas, o fiscales (impuestos), etcétera. Finalmente se encuentran las grandes firmas a que ya me ha referido, que tienen la representación de importantes corporaciones, los bancos y los gobiernos estatales y extranjeros 25. México y Canadá siguen el modelo de los Estados 25 Flood. J., op.cit., pp.5 y 6. 318 CLEMENTE VALDÉS S. Unidos en lo que toca al crecimiento de las grandes firmas de abogados y el desarrollo de sucursales. En Canadá, en 1991 había ya 17 firmas con más de 100 abogados cada una y 4 con más de 200 26. Ésta es igualmente la tendencia en Venezuela, que tiene 10 firmas con más de 10 abogados cada cual, y una con más de 30 27. En Francia los abogados independientes fijan libremente, de acuerdo con sus clientes, los honorarios a recibir. El pacto de cuota litis (honorarios determinados en función del resultado del litigio) está prohibido como en otros muchos países, aunque también, como en otros muchos países, se usa constantemente. En las ciudades francesas los abogados trabajan, cada vez más, asociados con otros en oficinas, cabinets de groupe, que pueden ser sociétés civiles prefessionnelles (SCP), o sociétés civiles de moyens (SCM). Estas firmas van desde las pequeñas de 2 ó 3 abogados hasta las mayores de varias decenas. Un abogado empieza generalmente trabajando como colaborador en una oficina de un abogado solo o en una oficina de abogados asociados. Los abogados independientes pueden tener, además de su oficina principal, oficinas secundarias en otras poblaciones 28. En Alemania los abogados independientes –según dice Blakenburg– «todavía parecen un gremio de artesanos» (en el sentido de corporación medieval); su preocupación por evitar la competencia y: «(…) defender el monopolio de los servicios legales en el área de la asesoría ha impedido que los abogados alemanes amplíen sus servicios y entren en áreas nuevas explorando las posibilidades de cooperación con profesiones cercanas». 26 27 28 Zemans, Reporte Nacional de Canadá al IX Congreso Internacional de Derecho Procesal, pp.80-83. Pérez Perdomo, Rogelio, «The Venezuelan Legal Profession: Lawyers in an Inegalitarian Society», en 2 Lawyers in Society, pp.380-389. Julien, P., Organisation Judiciarie et Statut Social des Magistrats et des auxiliaires de justice, Faculté de Droit, des Sciences Economiques et de Gestion, Université de Nice, 1991. 319 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) Algunos trabajan solos y otros en sociedades que en raras ocasiones cuentan con más de 10 abogados. Esto significa que por una parte no existen las firmas gigantes, como en los Estados Unidos, y por otra no hay lo que Blakenburg llama «los abogados de las esquinas», en una referencia despectiva a los abogados norteamericanos que buscan sus clientes en los hospitales y afuera de los tribunales 29. El peso de la tradición en Alemania hace difícil la formación de grandes firmas a la manera de los Estados Unidos, no obstante su marcada influencia en el estilo de hacer negocios en Alemania. Entre los impedimentos se cita como ejemplo que un abogado en Alemania sólo puede tener una oficina que debe estar ubicada dentro de la jurisdicción de la corte en la que haya sido admitido. En 1985 únicamente había 42 firmas (Kanslein) con más de 10 abogados. En Suiza, por el contrario, las firmas de abogados están organizadas como asociaciones y últimamente se organizan como compañías, alguna de las cuales tiene más de 30 abogados. Fuera de los Estados Unidos y Canadá, en otros países del common law sigue prevaleciendo la idea tradicional del abogado como una profesión individual y su práctica como una actividad libre personal. En Nueva Zelanda los barristers no están autorizados a trabajar en asociación entre ellos ni con alguna firma de solicitors. Los solicitors pueden asociarse en oficinas. Generalmente estas firmas de solicitors están formadas por 2 ó 3 asociados, y rara vez exceden de 10. La situación en este punto es muy parecida en Australia. En Italia se hace una separación drástica de los abogados que son empleados, respecto de los abogados independientes. Éstos trabajan, como en casi todos los países, en un régimen de libre concurrencia, teniendo limitaciones en lo que toca a los medios para buscar a sus clientes. La publicidad en forma de anuncios públicos sobre la eficiencia de sus servicios está prohibida, porque se considera contraria 29 Op.cit., p.G. 69. 320 CLEMENTE VALDÉS S. al decoro de la profesión «e incompatible con la relación de confianza que existe entre el abogado y el cliente» 30. Igualmente están prohibidos los anuncios dirigidos a una clientela intrínseca, por ejemplo: servicios a los acusados o víctimas de accidentes de tránsito, y la oferta de honorarios reducidos. La publicidad se hace por información de otras personas, especialmente la que dan los periodistas sobre los servicios y la actividad de un determinado abogado que se considera «respeta el decoro y la dignidad». La insistencia tradicional en la absoluta independencia de los abogados en Italia se ve claramente en el texto del proyecto Vassalli que dice en su artículo 1: «Los abogados son profesionistas libres que ejercitan en plena autonomía los derechos de los ciudadanos» 31. Según Vigoriti, esta afirmación: «(…) se refiere a un cierto tipo de abogado, el abogado tradicional que tiene buenas oficinas, de extracción social media-alta, de ingresos elevados, capaz de determinar su propia actividad, que puede permitirse escoger y no pedir (...) pero hay otros abogados –y no son ya la minoría– que provienen de grupos menos afortunados, con menos relaciones en la comunidad en que trabajan, que tienen ingresos modestos, y que están obligados a pedir sin poder escoger» 32. En Italia (ley del 23 de noviembre 1939, n. 1815) a los abogados les está prohibido explícitamente constituir, usar o dirigir sociedades 30 31 32 Vigoriti, Vincenzo, La professione Legale: organizzazione e problemi attuali: «La regola fondamentale e quella che e’vietato farsi, e fersi fere, pubblicitá preche’ció é ritenuto contrario al decoro della professione, e incompatibile con il rapporto fiduciario che esiste fra avvocato e cliente. Si precisa pero’ che é vietata solo la pubblicitá diretta, vale a dire quella intesa a far conoscere lésistenza dello studio, il tipo di servizi offerti e la disponibilitá degli stessi. E ammessa la pubblicitá indiretta, una formula oscura, esemplificata di solito con lámmissibilitá della semplice indicazione dell’ubicazione dello studio e di niente altro», p.14. El proyecto Vassalli contiene la propuesta de reforma al ordenamiento forense, presentado al Senado de la República, para modificar la ley de 1933. Op.cit., p.14. 321 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) que provean asistencia y consulta impersonal a los socios (artículo 2). Las razones de la ley son que el profesionista (la ley es igualmente aplicable a otros profesionistas) no es un empresario y está obligado a manejar personalmente el encargo que se le ha conferido (por el cliente) según el artículo 2232 del Código Civil; que es inconveniente limitar la eventual responsabilidad del profesionista a través de la forma societaria impersonal; y que existe peligro de violación del secreto profesional y peligro de que a través de la sociedad se sujete la profesión a la decisión de extranjeros. Esto ha reducido las asociaciones de abogados a formar oficinas que comparten gastos, de lo cual obtienen algunas ventajas fiscales, pero con responsabilidad personal de los asuntos que se les encomienda. Japón tiene una reglamentación parecida: las sociedades de abogados son muy pocas y funcionan realmente como asociaciones en que los abogados comparten los gastos de las oficinas que usan. 4. Los Jueces Decía anteriormente que en los Estados Unidos un abogado, en los inicios de su carrera, normalmente pasa por trabajos muy diversos: la sección legal de una dependencia gubernamental, una oficina de ayuda legal gratuita, la oficina del procurador municipal, estatal o federal, una oficina corporativa, el trabajo como profesor de tiempo completo de una escuela de Derecho, una oficina de un abogado solo, etcétera. Los jueces en los Estados Unidos casi sin excepción han pasado por el ejercicio independiente de la profesión de abogados o como procuradores públicos titulares o asociados. Con frecuencia su llegada a una Corte estatal o federal, en calidad de jueces, se ve como la culminación exitosa de la profesion de abogado. Un juez federal puede, sin riesgo alguno para él, detener una orden de cualquier Secretario del Presidente y de éste mismo, para examinar la aplicación de una ley dictada por el Congreso, y desde luego en el caso de la Suprema Corte Federal, ningún Presidente se atrevería a hacerle 322 CLEMENTE VALDÉS S. siquiera una sugerencia a uno de estos jueces y, probablemente, si quisiera hablar con él, aquél le solicitaria una cita a éste 33. La experiencia en la práctica del abogado independiente como condición para la función judicial, típica en los Estados Unidos, contrasta especialmente con la situación de algunos países como Suecia o Alemania, donde frecuentemente un juez puede carecer de experiencia práctica como abogado independiente. La diferencia en los sistemas de designación o elección de los jueces en los distintos países se puede establecer como punto de partida. Así, en un caso el factor medular es la experiencia profesional como abogados en la práctica independiente o como abogados del Estado, y en el otro es la preparación en las escuelas o institutos correspondientes (universidades o institutos de capacitación estatal o judicial específica). A partir de esto se habla respectivamente de reclutamiento «profesional» o de reclutamiento «escalafonario» 34. 5. El Reclutamiento «Profesional» de los Jueces Los sistemas de designación de los jueces basados en la experiencia «profesional», más usuales en los países de common law que en los de derecho civil, parten de una idea básica: la formación del abogado es 33 34 Hay que tomar en cuenta que la independencia de los jueces, como lo señala Cappelletti al hablar de ella y al mismo tiempo de su responsabilidad, no puede verse como un valor por sí misma o como un «principio», sino como un medio dirigido a salvaguardar otros valores: «La independencia judicial (respecto al ejecutivo) puede ser cualquier cosa, pero no un fin en sí mismo. Aun cuando todos los valores humanos pueden ser fines solamente en un sentido limitado y relativo, la independencia, lejos de ser un fin en sí mismo es un valor instrumental, cuya finalidad es asegurar otro valor relacionado seguramente, pero diferente y mucho más importante: la imparcialidad del juez». Cappelletti, Mauro, «Who Watches the Watchmen?», en The Judicial Process in Comparative Perspective, Clarendon Press, Oxford, 1989, pp.70 y 71. En realidad casi todos los estudios sobre el tema llaman «reclutamiento burocrático» al segundo, sin embargo yo prefiero hablar de reclutamiento «escalafonario» en este ensayo porque siento que en México las palabras burocracia y burocrático tienen algunas veces una significación peyorativa. 323 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) única y se logra primordialmente en la práctica forense. El abogado, se dice, se hace aprendiendo al lado de otro abogado. Es primordialmente un oficio que se adquiere en la práctica. Esta admiración por el abogado practicante se expresa en un dicho muy conocido que escuché en la Universidad de Cambridge, en boca de uno de los más notables profesores de Derecho, a propósito de los abogados en el foro y los abogados en la docencia: Those who can, do; Those who can’t, teach 35. Si la profesión legal del abogado es única, éste puede, si tiene la experiencia, desempeñar cualquiera de sus funciones. De acuerdo con esto se piensa que para ser juez no se necesita ningún entrenamiento adicional sino sólo suficientes años de experiencia en el foro, y que quien la tiene puede desempeñar fácilmente las funciones jurisdiccionales 36. Belloni describe la situación en Inglaterra diciendo: «Dado que los jueces son reclutados casi exclusivamente entre los abogados, barristers, experimentados, y sólo muy raras veces provienen de la rama de los solicitors, la educación formal (incluida la obtención de grados en derecho) y el entrenamiento profesional de la mayor parte de los jueces son los mismos que los de los abogados... En contraste con el continente, donde aquellos que siguen una carrera judicial están obligados a pasar por un entrenamiento especial después de completar su educación legal, los ingleses han sido renuentes a aceptar la idea que los jueces necesitan entrenamiento. Se parte de la presunción de que 10 ó 15 años en la abogacía en las cortes le dan al abogado el conocimiento y las habilidades que necesita a un juez». La situación en Nueva Zelanda parece ser la misma sobre la no necesidad de los jueces de llevar a cabo «ningún entrenamiento particular antes de iniciar sus funciones judiciales», según reporta Buchanan 37. Naturalmente ésta es la misma idea tradicional en los Estados Unidos. Lo que se traduciría como «Los que pueden lo hacen; los que no pueden, enseñan». El dicho parece ser originalmente de alguna de las obras de Bernard Shaw, según Colin White. 36 Carpi, F., y Di Federico, op.cit., p.516. 37 Buchanan, Reporte Nacional de Nueva Zelanda al IX Congreso Mundial de Derecho Procesal. 35 324 CLEMENTE VALDÉS S. No obstante esta concepción general tradicional en estos países, se ha empezado a manifestar la conveniencia de dar a los jueces un entrenamiento para que el conocimiento y la experiencia adquiridos como abogados pueda usarse mejor en la función como jueces. Ésta es la recomendación del reporte sobre los órganos judiciales en Inglaterra presidida por Lord Bridge, por la cual se creó el Consejo de Estudios Judiciales, Judicial Studies Board, en 1979, que aconsejó el entrenamiento judicial para jueces en materia criminal y en materia civil y familiar. En Nueva Zelanda, según el mismo Buchanan: «La judicatura ha desarrollado programas dirigidos a proveer orientación adecuada para jueces nuevos (...) programas de orientación separados funcionan para aquéllos recién designados a la Corte de Distrito, a la Corte Familiar, a la Corte Laboral y para la Corte Superior» 38. En los Estados Unidos, a partir de 1956, se inicia un movimiento en favor de programas de entrenamiento para jueces que, en sus orígenes, no parecía tener mucho futuro, pero que ha logrado convencer poco a poco de sus ventajas. En el mismo año empieza a funcionar el Institute of Judicial Administration y en 1967 se funda el Centro Judicial Federal, Federal Judicial Center 39. Existe además el National Judicial College, organización privada que ofrece cursos a los que últimamente asisten en promedio cada año 1,800 jueces de todo el país. 6. El Sistema Escalafonario de Designación de los Jueces En términos generales puede decirse que son principalmente los países de derecho civil y los países ex socialistas los que aplican el sistema de designación y promoción de los jueces a base de examenes de competencia, con los criterios de antigüedad y méritos en la misma actividad, sin exigir o tomar en cuanta experiencia previa profesional en otras funciones. Existen desde luego excepciones: una de 38 39 Buchanan, op.cit. Shaman, Reporte Nacional de los Estados Unidos. 325 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) ellas es Bélgica, donde los jueces son designados por nombramiento y, además de los requisitos de edad y estudios de grado en Derecho, se exige que: «(…) al menos durante 5 años, haya practicado en el foro, ejercido funciones judiciales, o la profesión de notario, o ejercido funciones de asesoría en el gobierno, o enseñado el derecho en una universidad» 40. El sistema escalafonario está basado en la creencia de que los conocimientos teóricos del derecho son suficientes como capacitación o preparación para desempeñar la función judicial, en la opinión de que los jueces aprenden la función haciéndola, y en la idea de que se trata de una «carrera» en la cual la mayoría de ellos permanecerá toda su vida profesional. La «carrera» normal de los jueces en el sistema escalafonario que aplican la mayoría de los países de derecho civil, aunque desde luego no vale para todos y tiene variantes según la nación de que se trate 41, se inicia poco después de que el estudiante se gradúa en la escuela de Derecho de una universidad y empieza por presentar un examen de admisión a la judicatura que en varias partes del mundo incluye la procuraduría pública 42. Se trata de un examen oficial que se hace por convocatoria pública, diseñado pensando especialmente en los recién graduados en derecho. Una vez que el graduado es admitido, entra al primer nivel, es decir al nivel inferior de la «carrera», que generalmente es un auxiliar de juez o secretario adjunto del juez. No es el secretario u oficial principal que lleva el control de la marcha de los procesos o la administración del juzgado, pero es personal de base en el juzgado, con derechos sobre el puesto. A partir de ahí ascenderá, muchas veces por un nuevo concurso, al nivel de juez inferior. Su sueldo aumentará de acuerdo con tabuladores fijos y entre sus 40 41 42 Reporte Nacional de Bélgica, Daem y Stramant, 1990. En mi opinión el sistema en México, aunque es escalafonario y tiene como propósito ideal construir una «carrera judicial», no se ajusta a los patrones comunes de la mayoría de los países que lo aplican, pero claramente está más cerca de éstos que de los países que usan el sistema de designación profesional. Es el caso de la (ENM) Ecole National de la Magistrature, que incluye las «carreras de jueces y procuradores públicos» (en México serían agentes del Ministerio Público). 326 CLEMENTE VALDÉS S. convicciones o principios estará siempre la inamovilidad y el ascenso por antigüedad y méritos, que finalmente lo llevará a niveles más altos de la judicatura. Generalmente, al jubilarse su sostenimiento –si ha sido un juez honrado– dependerá de una pensión vitalicia, casi siempre insuficiente para mantenerlo en el mismo nivel de vida que tenía al estar activo 43. En los últimos decenios, en la mayor parte de los sistemas escalafonarios se han ido incorporando cursos de entrenamiento en la práctica de las funciones judiciales, especialmente diseñados para jueces recién admitidos a la «carrera judicial». Así se ha hecho en Italia, en Alemania, Brasil, Japón, Francia, Israel, en España el Centro de Estudios Judiciales, en Portugal el Centro de Estudios Judiciarios, en Hungría el llamado en inglés Juristic Post Graduate Education Institute, en China el llamado en inglés Centre for Training High-ranking Judges. Muchas de estas organizaciones o programas son tanto para el entrenamiento de jueces como de procuradores públicos. En México es bien conocido por nosotros el funcionamiento de los Centros de Estudios Judiciales. 43 La opinión de Merryman sobre muchos de los sistemas escalafonarios es la siguiente: «Los jóvenes comienzan desde abajo y avanzan de acuerdo con su tiempo de servicio y méritos. Existen procedimientos oficiales para los ascensos y para las evaluaciones periódicas de la actuación. Como el trabajo judicial se considera de rutina y sin creatividad, se piensa que puede confiarse en manos de gente joven y sin experiencia. Los jóvenes, es cierto, consiguen puestos judiciales menores al comienzo de su carrera y progresan hacia puestos más importantes según adquieren experiencia. Pero es la experiencia judicial la que los capacita para manejar asuntos más importantes. Su experiencia en otras ramas de la profesión no cuenta (...). Llegar a juez sin empezar desde abajo es raro. Aunque está prevista en algunas jurisdicciones del derecho civil la designación de distinguidos abogados o profesores para puestos en los altos tribunales, la gran mayoría de los puestos judiciales, incluso los de los más altos niveles, se llenan de entre las filas de los jueces profesionales. Los jueces de los tribunales más altos reciben, y se lo merecen, respeto público, pero es el tipo de admiración pública como la que cualquier persona en otro puesto de servicio civil de elevada posición puede ganar y recibir. La imagen prevaleciente del juez tiende a hacerse justicia a sí misma. La carrera es atractiva para los que carecen de ambición, para los que buscan seguridad y para los que no creen tener éxito en el ejercicio de la profesión o en la oposición a una cátedra académica. Las condiciones de trabajo y los sueldos están acordes con esta imagen. Los mejores graduados en derecho, en consecuencia, buscan hacer carrera en otras ramas de su actividad. El resultado es que en algunas partes del mundo del derecho escrito la carrera de juez se ha convertido en un vaciadero de segundones. Incluso en esas naciones, por supuesto, existen excelentes jueces pero el promedio de calidad es apreciablemente bajo». Merryman, John, H., The Civil Law Tradition, An Introduction to the Legal System of Western Europe and Latin America, 2a. ed. Stanford, California, 1990, p.109. Existe la traducción al español tomada de la 1a. edición en inglés de 1969, con el título La tradición jurídica romano-canónica, F.C.E., México, 1971. 327 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) Di Federico describe el modelo escalafonario, que él llama burocrático, tomando como referencia el propio modelo italiano en estos términos: «a) La selección entre los interesados a formar parte de los órganos judiciales se lleva a cabo sobre la base de su conocimiento general-institucional de varias ramas del derecho a través de exámenes escritos y orales apoyados en los estudios de derecho realizados en una universidad. El entrenamiento profesional y la experiencia van a ser adquiridos dentro de la organización judicial empezando desde la base de la escalera. El reclutamiento de los candidatos a través de concursos se inicia poco después de graduarse en la universidad y en cualquier caso antes de los 30 años de edad. El entrenamiento práctico profesional adquirido en otras ramas de la profesión legal no se considera valioso para la carrera judicial en ninguna forrna. b) Las unidades de la organización judicial están ordenadas de acuerdo con un principio de jerarquía... c) Las funciones de la organización van de acuerdo con una jerarquía de rangos o niveles a los que se otorgan diferentes grados de compensaciones materiales y psicológicas... d) El avance en la carrera escalafonaria ha sido tradicionalmente a base de concursos o competencias y las promociones de un grado a otro se dan siguiendo un procedimiento estricto, de acuerdo con criterios formales que combinan antigüedad y méritos, estimados éstos por los superiores jerárquicos que tienen facultades discrecionales amplias para decidir, sobre un análisis de los trabajos judiciales escritos (ponencias, argumentaciones, etcétera)... e) El enfoque hacia el desempeño del trabajo y las funciones asignadas en un enfoque de tipo «general», ya que se supone que los participantes son capaces de desempeñar sin distinción los papeles o funciones que la organización atribuya de manera formal a su jerarquía... f) Las relaciones de los participantes con la organización judicial y su desempeño eficaz como jueces o como procuradores auxiliares se rigen por normas generales y abstractas de una manera totalmente impersonal» 44. 7. Los Procuradores Públicos Esto me lleva a otra de las funciones de los abogados: el procurador público, es decir el representante del Estado o de la sociedad en los procesos judiciales, y muchas veces en las tareas de investigación, 44 Di Federico, G. (1976), «The Italian Judicial Profession and its Bureaucratic Setting», The Juridical Review, Pt.1, pp.40-57. 328 CLEMENTE VALDÉS S. búsqueda o localización de elementos (pruebas) para la persecución de los delitos, y la representación del interés público en otras materias (civiles, adrninistrativas, fiscales, etcétera). La preparación y el entrenamiento del procurador público está relacionado con su función, según se le conciba como representante o empleado del Ejecutivo, o como un órgano independiente con una función del orden judicial 45. En principio si los procuradores públicos son representantes o empleados del ejecutivo, su «carrera» está en manos del ejecutivo en turno, por lo que no es sino una etapa más en los países que ven la profesión legal como una carrera única, o bien un cargo transitorio prácticamente igual a cualquier otro que realice funciones legales como empleado del gobierno, en aquellos países en que las funciones del abogado se ven como carreras diferentes. Por el contrario, cuando los procuradores públicos son independientes del gobierno (gobierno en el sentido de órgano ejecutivo), su función como representante del interés social que en esta concepción incluye vigilar el cumplimiento de las disposiciones legales sobre administración de justicia y actuar en los procesos a nombre de la sociedad, se acerca mucho más a la actividad de los jueces, en términos de un ideal de independencia 46. 45 46 Aun Manzini, que como dice Alcalá Zamora, era «poco sospechoso, por ser uno de los más exaltados defensores del Fiscal como agente del Ejecutivo», reconocía que «por su naturaleza, la función del Ministerio Público pertenece al orden judicial, aunque no forma parte del Poder Judicial sino del Ejecutivo, como la propia ley declara». Manzini, Vincenzo, Istituzioni di Diritto processuale penale, citado por Niceto Alcalá-Zamora, en «Lo que debe ser el Ministerio Público», recopilado en Estudios de Derecho Procesal, Madrid, 1934. Alcalá Zamora se inclinaba por esta segunda posición: «Sólo así se conseguirá que la institución sea lo que debe ser: representante del interés social, del Estado si se quiere, pero tomada la palabra en su acepción plena, no como sinónimo de Administración y mucho menos de Gobierno. Además, de este modo se soslayan dos riesgos que conviene evitar. El primero, de que Beling indirectamente habla, es el de la doble intervención que el Estado tiene en el proceso penal, desempeñando dos de los tres sujetos (el Juez y el Fiscal) que en él aparecen, y si bien es cierto, como el propio tratadista sostiene, que no existe peligro alguno de desequilibrio para el acusado, puesto que el Estado actúa en un doble e independiente sentido y por medio de sujetos distintos, no lo es menos que aun en régimen de separación absoluta, mucho más en nuestra vigente situación –de administración de justicia–, no tiene por qué manifestarse en el proceso de un representante del Ejecutivo, a quien puede faltar, por ejemplo, en casos de delitos políticos, la ecuanimidad, el justo sentido de la ley que debe presidir las actuaciones del defensor del interés social». Op.cit., pp.7 y 8. 329 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) Cuando se ve al procurador de esta manera es comprensible que las instituciones –como en Francia– destinadas a la preparación de los jueces sirvan indistintamente para la preparación de los procuradores públicos. Así, los procuradores públicos según los países tienen una actividad y una carrera que se ubica entre dos puntos de referencia: la posición de los jueces y la posición de otros abogados empleados del gobierno. En algunos países la identificación con la función judicial representa una posición privilegiada; en otros, esta misma identificación les hace correr la triste suerte de los jueces. Para explicar un poco mejor esto podemos tomar dos ejemplos: En Alemania, según Blankenburg: «Los ingresos relativamente altos, las promociones y el respeto de que gozan la judicatura y los abogados en la administración pública hace que un cambio a la práctica privada después de los 35 años de edad sea un sacrificio. Los empleados públicos y los jueces rara vez dejan sus cargos para volverse abogados independientes. La mayor parte del movimiento se da en un solo sentido: los abogados jóvenes que entran a puestos permanentes en el servicio público. Una vez con el estátus del servidor público permanente, la mayor parte de los abogados se rehúsan a regresar a la abogacía independiente. En contraste con el promedio de éstos, los servidores públicos disfrutan de extraordinaria seguridad: inamovilidad, seguros médicos y esquemas de pensiones de retiro generosos. Muchos graduados en Derecho aspiran a la autorización para ejercer como abogados (el examen de la segunda etapa a que ya me he referido), simplemente para buscar un empleo en el servicio público» 47. Por el contrario, en Francia los procuradores, que también comparten la suerte de los jueces, tienen una situación poco envidiable. Los magistrados del orden judicial comprenden a los magistrats du siege, que son los jueces , y a los magistrats du parquet, que son los 47 Blakenburg, E. y Ulrike Schutz, op.cit., p.G 65. 330 CLEMENTE VALDÉS S. procuradores públicos o ministerio público. Ambos forman un cuerpo único. Sus carreras son paralelas y es frecuente que durante su vida profesional un magistrat du siege pase a magistrat du parquet o a la inversa. Para los magistrados, los abogados independientes se encuentran en una situación privilegiada, con salarios y condiciones de trabajo superiores en todos los sentidos. Las condiciones miserables de los recién aceptados en la magistratura son tales que de 250, 100 habían preferido renunciar en 1991 48, pues sus ingresos iniciales son de 12 a 13 mil francos mensuales. Por lo que toca a los secretarios (muchos graduados de la Ecole National de la Magistrature empiezan como secretarios), la situación es aún más pobre. Explicaba M. Henri Desclaux, director de los servicios judiciales: «No desean formar parte de las cortes de apelaciones de París, Versalles y Lyon. La vida ahí es demasiado cara para personas que ganan salarios del orden de 6,000 francos mensuales» [aproximadamente 1,000 US. dlls.) 49. 8. Algunos Números Es muy difícil hacer una comparación de las cifras en cuestiones como el número de abogados en las diferentes funciones, sus ingresos, su distribución territorial, etcétera. En ocasiones la dificultad está en que los datos de algunos países son apreciaciones de orden totalmente subjetivo que no resultan confiables. En otros casos las cifras de distintos países, en los que sí existe información confiable, corresponden a años diferentes, lo cual hace arriesgado establecer comparaciones. Puede compararse la proporción de abogados independientes respecto a la población total en los Estados Unidos y en Canadá, aun cuando los últimos datos en el caso de los Estados Unidos sean de 1985 y en Canadá sean de 1982; pero no tiene sentido comparar 48 49 Según el magnifico reportaje de Le Monde por Laurent Greilsamer y Daniel Scheidermann, aparecido el 10, 11, 12, y 13 de septiembre de 1991, bajo el título «Des juges a tout faire III- Les palais de la misere». Le Monde, 12 de septiembre de 1991. 331 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) proporciones de dos países cuando la diferencia del tiempo de la información no es de 3, sino de 10 años o más. Otra dificultad para establecer comparaciones es que las estadísticas de los países, por lo que toca de la profesión legal, se ocupan muchas veces de cosas diferentes, pues reflejan preocupaciones y necesidades distintas. Así por ejemplo, en algún país existe una especificación detallada del número de abogados en diferentes funciones y sus cambios porcentuales cada año: en otros esta información no existe pero en cambio tienen información específica sobre los ingresos de los abogados o sobre el número de abogados que trabajan para el gobierno que completan sus ingresos con trabajo independiente. Finalmente hay una dificultad especial en conocer los ingresos reales de algunos abogados, como es el caso de los independientes que trabajan solos y que se estima que esconden mucho de sus ingresos para no pagar los impuestos correspondientes, y en algunos casos raros la imposibilidad de conocer con certeza los ingresos de los jueces es porque tales ingresos son secretos o distorsionados intencionalmente por el gobierno para que la población no los conozca y, lo que es más grave, en ocasiones el gobierno les da gratificaciones o compensaciones distintas a jueces del mismo tipo, según su docilidad o pertenencia a un grupo de poder. En estas condiciones me limitaré a dar unas cuantas cifras de algunos países y hacer una comparación de otros en lo que toca al número de abogados por habitantes, porcentaje de jueces en relación con el número de abogados independientes e ingresos de abogados independientes. Los países de common law son, en general, los que tienen más abogados en proporción a la población y, desde luego, los Estados Unidos es el país que tiene más abogados en términos absolutos y en términos relativos. En 1980 el número total en todas las funciones era 542,205 de los cuales 370,000 eran abogados independientes; para 1984 el total en todas las funciones había aumentado casi 20% a 332 CLEMENTE VALDÉS S. 649,000, esto es, un abogado por cada 363 habitantes. Por el contrario Alemania Oriental, como otros Estados socialistas, tenía un número muy reducido de abogados independientes en relación con el número de habitantes, lo cual se traducía en una situación especialmente extraña para nosotros: que había más jueces que abogados. En 1959 había 863 abogados independientes en Alemania Oriental; para 1989 eran menos de 600, en tanto había 1,435 jueces , y más o menos el mismo número de procuradores públicos. Curiosamente, en tanto los jueces y los procuradores públicos tenían una reputación muy pobre a los ojos de la población, los abogados en la práctica privada eran altamente apreciados como independientes, tolerantes y decididos a defender los derechos de los ciudadanos frente al gobierno. Además, los abogados independientes con algunos años de ejercicio tenían ingresos tan altos como un Ministro del Gobierno y algunos de ellos estaban entre los hombres más ricos del país 50. En Canadá había 39,000 abogados en 1982: esto significaba que había 124 abogados por cada 100,000 habitantes. Desde finales de los años sesentas hasta principios de los setentas se dio un aumento notable en las necesidades de servicios legales como consecuencia del crecimiento económico. A partir de mediados de los setentas empezó una disminución en la necesidad de servicios legales que, junto con un aumento en el ingreso –especialmente de mujeres– a las escuelas de Derecho, ocasionó un deterioro en los ingresos de los abogados. El número de abogados en la práctica independiente aumentó de 1971 a 1976 en un 6.8% anual y de 1976 a 1981 en un 4.4% anual. Dentro de lo que se considera la práctica privada, el mercado en Canadá tiene una tendencia a ser dominado por las grandes firmas, en tanto existe una queja general sobre la falta de trabajo para los recién graduados en Derecho 51. 50 51 Behlert, Reporte al IX Congreso Mundial Procesal. Zemans, Frederick, H., Conflict and Integration: Comparative Law in the World today, the American Bar Research Journal and Lawyer in Society: The Common Law World. Organisation and Social Status of Judges and Lawyers: Canadian National Report, by Zemans. Professor of Law. Osggode Hall Law School, York University, Toronto, pp.74-76. 333 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) En Alemania Occidental el número total de abogados en 1980 era de 36,077, para 1985 había aumentado en más de 30% a 46,927, de los cuales se estimaba que casi una tercera parte no practicaban la profesión. Por lo que toca a los ingresos de los abogados, comparados con las personas dedicadas a otras actividades: en 1954 los abogados independientes tenían un ingreso promedio de 18,000 marcos alemanes anuales, igual que los médicos, en tanto los consultores de impuestos y los contadores públicos tenían un ingreso un poco inferior: 16,000 marcos anuales; para 1980 los abogados independientes tenían un ingreso promedio de 123,000 marcos anuales, en tanto los consultores de impuestos y los contadores públicos estaban en el orden de 139,000 marcos, los médicos tenían ingresos promedio de 181,000 marcos y los dentistas de 240,000 marcos anuales 52. En Francia hay aproximadamente 16,000 abogados independientes, de los cuales 6,000 están en París, 5,000 en el Sureste y otros 5,000 están en el resto del territorio; todos ellos están agrupados en Colegios o Barras llamados Órdenes, en razón del Tribunal de gran instancia al que pertenecen. En total hay 180 Barras cuya importancia depende del número de agremiados por la ciudad en donde están y desde luego la más importante es la Orden de Abogados de la Barra de París. Por lo que toca a los ingresos: los jueces y los procuradores públicos al inicio de su carrera ganan de 12 a 13 mil francos mensuales (entre 2,000 y 2,400 US. dlls.) y llegan a tener un ingreso de 30,000 francos (5,200 US. dlls.) mensuales en los puestos superiores. 52 Fuentes: Oellers 1982, A. Braum 1987. 334 CLEMENTE VALDÉS S. Número de abogados independientes por cada 100,000 habitantes 53 Estados Unidos Nueva Zelanda Canadá Alemania Occidental Italia Venezuela Francia Turquía Holanda Japón Alemania Oriental 185 138 124 89 79 65 49 42 41 20 l4 Porcentaje de jueces en relación con el número de abogados independientes 54 Estados Unidos Nueva Zelanda Alemania Occidental 4.72% 3% 31% Ingreso Anual de los Abogados Independientes Australia Italia Holanda Suiza Estados Unidos 53 54 76,336 US. Dlls. 15,000 US. Dlls. 88,200 US. Dlls. 113,549 US. Dlls. 75,000 US. Dlls. (est.) Clark, David S., Reporte General al IX Congreso Mundial de Derecho Procesal. Clark, David S., The Selection and Accountability of Judges in West Germany: Implementation of a Rechsstaat, 61 So. Cal. L. Rev. 1795, 1807 (1988). 335 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) VI. A MANERA DE CONCLUSIÓN La historia de la profesión legal en el mundo, que empieza como una dispersión de actividades y de funciones incluso opuestas de los abogados en otros tiempos, según los parámetros actuales, actualmente muestra una clara unificación en sus líneas generales. En los sistemas teocráticos y en aquellos que invocaban como base de sus reglas supremas las leyes o deseos de una autoridad divina, así como en los regímenes tiránicos en que se decía que la voluntad de los dioses coincidía con el arbitrio de los poderosos, los abogados eran los doctores de la ley; lo cual significaba ser al mismo tiempo sus intérpretes, sus defensores y sus ejecutores. A partir del surgimiento del pensamiento liberal en Europa se va creando una diferenciación de funciones y, paralelamente, una semejanza entre los países, que se extiende a los sistemas de otras regiones del mundo. Sin embargo, en algunos lugares de Europa todavía a mediados del siglo pasado los abogados, como diferentes de los jueces, eran servidores del gobierno. Es muy significativo que en 1839, en Prusia, el Ministro de Justicia Mühler hacía una advertencia pública a los aspirantes a la profesión legal, señalándoles que eran pocos los puestos de jueces disponibles para el número de graduados en Derecho, y esto destinaba a los recién egresados a los cargos de abogados, que siendo también empleados del gobierno, eran puestos secundarios. En Prusia, en torno a la cual se haría la unificación de lo que después fue Alemania, la idea de abogados realmente independientes era en sí misma condenable, puesto que desde tiempo atrás se les consideraba peligrosos. Su trabajo libre era visto como algo muy cercano a la rebeldía (curiosamente el gobierno de Alemania Oriental después de la II Guerra Mundial vería con los mismos ojos a los abogados independientes y en Alemania Occidental los abogados preferían y prefieren trabajar para el gobierno más que la práctica independiente). Por lo que toca a la actividad de los abogados realmente independientes, cien años antes, en 1739, el rey de Prusia Federico Guillermo I los había condenado. En el edicto expedido en ese año decía: 336 CLEMENTE VALDÉS S. «Ordeno que los abogados que se atrevan a fomentar la desobediencia del pueblo haciendo llegar a su Majestad Real [que era él mismo] las peticiones más improcedentes y otros documentos sobre justicia, como algunas en que solicitan perdón para inculpados, sean ahorcados con un perro ahorcado a su lado, sin gracia ni indulto» 55. En 1780 una Orden Real abolió la profesión de abogado como diferente de los jueces; la representación en las cortes quedó prohibida y los abogados (oficiales) fueron reemplazados por empleados del gobierno (Assistenzräte) que estaban encargados de atender a las partes y ayudar a los jueces a investigar los hechos. «A los antiguos abogados practicantes se les concedió el derecho de trabajar como Comisionados de justicia, cuyas funciones se restringían a aconsejar y representar a los interesados en cuestiones legales no contenciosas como registro de propiedad inmobiliaria, tutela, quiebras, redacción de contratos y trabajo notarial» 56. Fue hasta 1871, a la unificación del Reich, cuando comenzaron los intentos de aceptar y establecer una verdadera abogacía independiente, libre del servicio al gobierno. Actualmente hay una indiscutible semejanza de las actividades de los abogados en el mundo, sin perjuicio de las diferencias entre los países. Dentro de estas diferencias creo que en la preocupación general por una buena aplicación de la justicia, hay algo que yo describiría como el choque de dos impulsos: el que busca mejorar afirmando o reforzando las líneas de lo que ha sido y que atribuye a sus fallas al alejamiento de la tradición, y el otro que busca la mejora en la reforma, en el cambio. Uno sostiene que la tradición es por sí misma valiosa: la teoría, como el derecho mismo, debe regular los hechos y el desarrollo social, para que no se desordenen, para que no se desvíen de los cauces establecidos. Atrás de esta posición hay un diagnóstico: 55 56 Manstetten, Fritz, Vom Sachsenspiegel zum Code Napoleon. Cologne, Wienand, 1967, p.255. Blakenburg, op.cit., p.G60. 337 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) las cosas ya no son como debieran ser, como antes. Lo que se necesita es reafirmar los principios de lo que la profesión legal era en el pasado; lo que se pretende es imponer los principios de la tradición a la realidad para modificarla o para impedir su desarrollo. El otro impulso es el que a partir de la realidad inevitable del cambio social, y sin calificarlo, considera necesario ir al paso de ese cambio y adaptarse a las características de los nuevos tiempos, buscando nuevas soluciones para problemas nuevos. En principio, esta actitud parece más razonable, mucho más sensata, pero es necesario tomar algunas precauciones. Si la aplicación de la justicia es poco satisfactoria, obviamente se necesita tomar medidas para mejorarla. Sin embargo, deben evitarse las propuestas ingenuas que, partiendo de que lo que existe funciona mal, con entusiasmo infantil optan por la medida o el sistema opuesto. Desgraciadamente los problemas de las sociedades contemporáneas son muy complejos, las deficiencias y las fallas con frecuencia son resultado o efecto de la conjunción de varias causas y pocas veces pueden corregirse aplicando una sola medida. Los remedios para los padecimientos sociales, a semejanza de lo que sucede con los padecimientos físicos, pueden tener efectos colaterales: algunas veces son tan costosos que resultan inaccesibles, y otras sus causas más profundas están tan enraizadas en la cultura o en la forma de vivir de un pueblo, que simplemente las medidas adecuadas no pueden aplicarse porque no puede vencerse la resistencia contra ellas y los prejuicios que sirven de apoyo a la situación existente. En muchos casos la aplicación de medidas convenientes es simplemente imposible porque requeriría un cambio de mentalidad o de costumbres de la sociedad. Por otra parte, hay que tener cuidado que las disposiciones que son convenientes aplicadas con medida en algunos campos y que han dado buenos resultados en ciertos casos, no se transformen en conceptos sagrados para aplicarse en forma general sin distinciones, ya que esto lleva finalmente a esa multitud de situaciones absurdas 338 CLEMENTE VALDÉS S. que terminan tratando de encajar los hechos en las teorías y buscando palabras para construir definiciones que incluyan las nuevas realidades. El tema general es enorme y son tantos los problemas que es imposible referirse a todos. Pero vamos a tomar algunos ejemplos. La simplificación, la veracidad y la rapidez de los procedimientos son algo deseable y una de las maneras en que creemos que pueden lograrse es haciendo orales y directas algunas etapas de algunos procedimientos. Pero la oralidad no es algo valioso, lo valioso es una aplicación de la justicia que sea al mismo tiempo la más rápida, la más económica y la más correcta, para lo cual pensamos que el procedimiento oral directo puede servir en algunos casos y en algunas partes del proceso. Cuando erigimos la oralidad en un principio indiscutible, valioso por sí mismo, bueno para todos los casos, corremos el riesgo de inmolar en el altar de la oralidad a la justicia, o simplemente de pretender implantar procedimientos que se aplican en forma natural en otros países según sus costumbres, desde mucho tiempo atrás, metiéndolos con una cuña a jueces y abogados que tratan precisamente de evadirlos. En otro ejemplo que se refiere al tiempo y al lugar, podríamos preguntarnos: ¿son convenientes los jueces itinerantes? En muchos países durante muchos años los jueces itinerantes, llamados jueces de circuito porque tenían una ruta (circuito) que recorrían constantemente, fueron vistos como una buena manera de aplicar la justicia. Sin embargo estos jueces itinerantes, que pudieron y pueden ser convenientes para pequeños asentamientos de población diseminados en zonas rurales, con intereses locales fuertemente enquistados, no parecen ser funcionales en una sociedad industrial con un desarrollo notable de áreas del derecho que requieren más y más especialización. Creo que cualquiera de las medidas que se describen en este trabajo puede ser tomada como ejemplo de la misma manera. Con estas advertencias, la presentación de lo que se hace y lo que hacen los abogados en otras partes del mundo puede ser de utilidad en varios sentidos: 339 SOBRE LOS ABOGADOS (BASES PARA UN ESTUDIO COMPARATIVO) Como imagen de la preocupación por mejorar la aplicación de la justicia, a partir del estudio que hacen de sí mismos los abogados descorriendo el telón de algunos hechos viejos que pueden resultar sorprendentes para la visión de los abogados de otro país, como puede ser el que la mayoría de los conflictos legales en Inglaterra son resueltos por magistrados que no son abogados. Podemos observar en muchos países el propósito de mejorar sus sistemas, la disposición de corregir fallas y de suavizar y rectificar algunas de las consecuencias absurdas a que conduce la sacralización de los «principios», como se ve en la instalación de institutos de capacitación judicial en Estados apegados por muchos años, y algunos por siglos, a la idea de que la experiencia en el ejercicio de la abogacía independiente es todo lo que se necesita para ser un buen juez. En muchos lugares del mundo hay, además, una búsqueda de medios para satisfacer viejas necesidades inadvertidas y nuevas exigencias impuestas por las innovaciones en los sistemas de producción de bienes y servicios, por parte de diferentes sectores de la sociedad en que viven los abogados. El conocimiento de la semejanza esencial y la diversidad de características; la complejidad de los problemas y la variedad de soluciones, nos pueden servir de guía en los caminos por los que va nuestra profesión. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 340 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO Hernany Veytia Palomino 1 Sumario: I. Introducción; II. La experiencia arbitral en materia comercial; III. La armonización y unificación del derecho en la práctica; IV. La CIDIP V; V. Consideraciones finales. I. INTRODUCCIÓN En la conferencia inagural de un seminario organizado en la sede del Instituto para la Unificación del Derecho (UNIDROIT) 2, el coordinador del Grupo de Trabajo que elaboró los Principios para la 1 2 La autora desea dejar patente su agradecimiento al doctor Walter Rodino y la doctora Lena Petters del UNIDROIT, así como al profesor Joachim Bonell, director del Centro de Estudios de Derecho Comparado y Extranjero, y muy especialmente al profesor Sandro Schipani, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la II Universidad de Roma Tor Vergata, por el apoyo brindado. Algunas de las ideas que ahora se esbozan ya han sido presentadas en el Seminario «Il Progetto UNIDROIT “Principi per i contratti commerciali internazionali” e l’unitá e specificitá del sistema giuridico latinoamericano» que se llevó a cabo en el UNIDROIT, los días 13 y 14 de diciembre de 1993. El UNIDROIT es una organización intergubernamental independiente, situada en Roma, cuyo objetivo es estudiar los medios de armonizar y coordinar el derecho privado entre los Estados o entre grupos de Estados, y preparar gradualmente la adopción por parte de los distintos Estados, de una legislación de derecho privado uniforme. El instituto fue creado en 1926 como un órgano auxiliar de la Sociedad de Naciones. Después de la disolución de la misma, fue reconstruido en 1940 en virtud de un acuerdo multilateral, el Estatuto orgánico de UNIDROIT. UNIDROIT cuenta como miembros, Estados que pertenecen a los cinco continentes y que representan diversos sistemas jurídicos, económicos y políticos. El Instituto se financia mediante una contribución anual básica del Gobierno italiano y mediante las contribuciones anuales de los demás Estados miembros, que son fijadas por la Asamblea General. Varios estudios preparados por el UNIDROIT han sido aprobados como Convenciones en Conferencias Diplomáticas convocadas por Estados Miembros; y al respecto pueden mencionarse las siguientes: 1) Convención de La Haya del 1° de julio de 1964, que establece una Ley Uniforme sobre formación de los contratos de compraventa internacional de bienes muebles corporales; 2) Convención de La Haya del 1° de julio de 1964, que establece una Ley Uniforme sobre la compraventa internacional de bienes muebles corporales; 341 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO Contratación mercantil internacional, el profesor Michael Joachim Bonnel, hacía notar las fuentes 3 y criterios que inspiraron este documento del 3 3) Convención de Bruselas del 23 de abril de 1970 sobre contrato de viaje; 4) Convención de Washington del 26 de octubre de 1973, que establece una Ley Uniforme sobre la forma del testamento internacional; 5) Convención de Ginebra del 17 de febrero de 1983 sobre representación en materia de compraventa internacional de mercaderías; 6) Convención de Ottawa del 28 de mayo de 1988 sobre arrendamiento financiero internacional; y 7) Convención de Ottawa del 28 de mayo de 1988 sobre factoraje (factoring) internacional. En otras ocasiones, los trabajos del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado han sido utilizados como punto de partida para la elaboración de Convenciones aprobadas bajo los auspicios de distintas organizaciones internacionales, que se encuentran vigentes en la actualidad. Así ha ocurrido en los siguientes casos: a) Convención de 1954 sobre la protección de bienes culturales en caso de conflicto aramado (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO); b) Convención Europea de establecimiento de 1955 (Consejo de Europa); c) Tratado Benelux de 1955 relativo al seguro obligatorio de la responsabilidad civil en materia de vehículos de motor (Bélgica, Holanda y Luxemburgo); d) Convención de 1956 relativa al contrato de transporte de mercancías por carretera-CMR (Comunidad Económica Europea en colaboración con la Organización de Naciones Unidas); e) Convención de 1958 sobre el reconocimiento y la ejecución de decisiones en materia de obligaciones alimenticias para con los niños (Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado); f) Convención europea de 1959 relativa al seguro obligatorio de responsabilidad civil en materia de vehículos de motor (Consejo de Europa); g) Convención de 1961 sobre la protección de los artistas, intérpretes o ejecutantes, los productores de fonogramas y los organismos de rediodifusión (Organización Internacional del Trabajo, OIT, en colaboración con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, OMPI); h) Protocolo No. 1 relativo a los derechos reales sobre barcos de navegación interior; y Protocolo No. 2 relativo al embargo preventivo y a la ejecución forzosa sobre los barcos de navegación interior, adicionales a la Convención de 1965 sobre la matriculación de los barcos de navegación interior (Comunidad Económica Europea en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas); y j) Convención de las Naciones Unidas de 1980 sobre los contratos de compraventa internacional de mercaderías (Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, UNCITRAL. Para mayor información sobre la importancia del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado, UNIDROIT, en la futura uniformidad jurídica del hemisferio americano, puede consultarse el magnífico libro del profesor venezolano Parra Aranguren, Gonzalo: Curso General de Derecho Internacional Privado, Problemas Selectos y Otros Estudios. Caracas, Fundación Fernando Parra Aranguren, 1992. El Grupo de Trabajo tomó en cuenta el Código de Comercio Uniforme (Uniform Commercial Code) y la Segunda Recopilación del Derecho de los Contratos (Restatement the Second of the Law of Contracts), ambos de los Estados Unidos de Norteamérica; y el Código Civil de Holanda (1980), la Ley China sobre contratos económicos internacionales (1985) y el Proyecto de Código Civil de Quebec, sancionado en fecha reciente por la Legislatura (22 de diciembre de 1991). Asimismo fueron consultadas las reglas elaboradas por organizaciones internacionales especializadas, como los Incoterms, a los que nos referiremos más adelante, las Reglas y Prácticas Uniformes para Créditos Documentarios que mantiene al día la Cámara de Comercio Internacional; las Condiciones Generales para el suministro (y erección) de fábricas y maquinarias de la Comunidad Económica Europea; las Condiciones de los contratos internacionales para obras de ingeniería civil de la FIDIC (Fedération Internationale des Ingénieurs-Conseils), por ejemplo, para trabajos eléctricos y mecánicos. 342 HERNANY VEYTIA PALOMINO Unidroit; sin embargo lo que saltaba a la vista era que estaban absolutamente influenciados y fundados en los primorum principiorum 4, es decir, en el sentido común 5. II. LA EXPERIENCIA ARBITRAL EN MATERIA COMERCIAL El sentido común es la sabiduría práctica, la prudencia en el caso concreto. Sin embargo, al tratar de aplicarlo a las relaciones que surgen con motivo del trafico internacional, cabría preguntarse: ¿El sentido común realmente es «común» para todas latitudes y tiempo? Para poder resolver tal pregunta se revisaron bastantes de las decisiones arbitrales publicadas en los últimos veinte años, y antes de dar una respuesta a la pregunta quisiera llamar la atención sobre dos puntos: 4 5 Cfr. S. Th. I q. 1, a. 3, ad 2; I, q, 78, a4 ad1. Que con frecuencia en el comercio internacional es el menos común de los sentidos. «Si tratta di una percezione intellettuale (non sensoriale) di qualcosa di reale, di certamente obiettivo, ma difficilmente giustificabile e comunicabile per via di astratta razionalitá (anche se un’intesa, per altre vie, si finisce sempre per trovare)...». Livi, Antonio: Filosofia del Senso Comune. Milano Ed. Ares. p.10. 343 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO 1. Existe una cierta aversión en Latinoamérica a recurrir al arbitraje 6, y los Principios recomiendan combinar la referencia a ellos –en uso de la libertad de contratación que gozan las partes– con un acuerdo de recurrir al arbitraje como mecanismo de solución de controversias. 2. Antes de 1985 7, los árbitros citaban frecuentemente una lex mercatoria 8 y con fundamento en ella resolvían una controversia; sin 6 7 8 No obstante que los países del sistema intermericano han suscrito tratados en materia de arbitraje comercial internacional, entre ellos citamos los siguientes: a) Tratado de Derecho Procesal Internacional, firmado en Montevideo, Uruguay en 1889 y el Tratado que en la misma materia se suscribió en la misma ciudad en 1940 (Organization of American States. Treaty Series No. 9. Para el texto en español véase OEA/SER.Q11.8 CJI-14, 1973. b) La Convención Bolivariana relativa a la Ejecución de Laudos Arbitrales Extranjeros suscrita en Caracas, Venezuela en 19911 (La Convención Bolivariana fue suscrita en Caracas el 18 de julio de 1911 y prácticamente reproduce las disposiciones del Tratado de Montevideo de 1889). Véase el «National Report» escrita por el doctor Gonzalo Parra Aranguren en Yearbook Commercial Arbitration, v. III, 1978, p.149. c) La Convención de Derecho Intenracional Privado (Código de Bustamante) firmada en La Habana, Cuba en 1928 (86 L.N.T.S. 246 No. 1950 (1929). Para el texto español véase OEA/SER. K/XXXI. CIDIP/9, 1974) d) La Convención de las Naciones Unidas sobre Reconocimiento y Ejecución de Laudos Arbitrales Extranjeros suscrita en Nueva York en 1958 (Yearbook Commercial Arbitration, v. IV, p.226). e) La Convención Interamericana de Arbitraje Comercial Internacional suscrita en Panamá en 1975 (International Handbook Commercial Arbitration, v. 1 General Introduction to InterAmerican Commercial Arbitration, por Charles N. Norberg, Anexo I; para los textos en español, inglés, portugués y francés, véase Documentos Oficiales de la OEA, Serie sobre Tratados, n. 42). f) La Convención Interamericana sobre la Eficacia Extraterritorial de Sentencias y Laudos Arbitrales Extranjeros suscrita en Montevideo en 1979 (textos en español, inglés, portugués y francés, véase Documentos Oficiales de la OEA. Serie sobre Tratados, n. 51). Tomado de Siqueiros, Jose Luis: «El arbitraje en los negocios internacionales de naturaleza privada», en Varia Jurídica de la Escuela Libre de Derecho. Ed. Porrúa, p.68; 1992. La Convención Interamericana para el Arbitraje Mercantil Internacional, se encuentra abierta a firma para todos los miembros de la OEA y ya la han ratificado Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Los Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Sin embargo, hasta la fecha casi no existen decisiones arbitrales donde una de las partes sea latinoamericana. Posiblemente esta actitud se modifique en los próximos años, ante las ventajas que ofrece el arbitraje internacional como un mecanismo de solución de controversias. Prueba de ello está en que, recientemente, México adoptó la ley modelo de UNCITRAL, reformando los artículos relativos de su código de comercio. M. de Benedeti, ha llegado a afirmar que es posible trazar una curva creciente durante los años 70, llegando a su punto más alto a principios de los ochenta e iniciando un movimiento decreciente a poco tiempo después. Es decir, que existiera, al margen de los derechos nacionales, un conjunto de normas autónomas e instituciones vigentes para el comercio internacional y que fueran comúnmente aplicadas por los comerciantes en el entendido de que se tratara de regulae iuris (normas de derecho) o al 344 HERNANY VEYTIA PALOMINO embargo, a partir de esa fecha cada vez existe mayor duda en si se trata de un simple «último recurso» cuando los árbitros no se encuentran facultados para actuar ex equo et bono 9, y con tal criterio vago se propicia un estado de incerteza en el comercio internacional. III. LA ARMONIZACIÓN Y UNIFICACIÓN DEL DERECHO EN LA PRÁCTICA Cierto jurista alemán comparaba a las leyes con los trajes: decía que existían trajes que quedaban grandes, pero se esperaba que con el paso del tiempo el país creciera y entonces estaría a la medida; existen trajes que quedan pequeños, son las legislaciones anacrónicas en las que la realidad ha superado a la norma; existen leyes que son totalmente diversas a la realidad, en las que no es un traje sino un disfraz. Siguiendo con dicha comparación se podría hablar también de cierta especie de trajes que se presentan como hechos a la medida para responder a las exigencias prácticas del comercio internacional: los uniformes. Hoy en día parece que es la «moda» en el Derecho Internacional, como lo demuestra el gran número de convenciones 9 menos, que los otros comerciantes se comportaran observando las mismas reglas (definición dada por el profesor Aldo Frignani, ordinario de derecho privado comparado en la Universidad de Turín y publicada en: Il Diritto del Commercio internazionale. Manuale teorico-practico per la redazione dei contrati, IPSOA, 1992. p.25). La Convención Interamericana sobre el Derecho Aplicable a los contratos internacionales, de la que trataremos más adelante, ha reconocido la existencia y necesidad de la llamada lex mercatoria al establecer en el Artículo 10 que: «Además de lo dispuesto en los artículos anteriores, se aplicarán, cuando corresponda, las normas, las costumbres y los principios del derecho comercial internacional, así como los usos y prácticas comerciales de general aceptación con la finalidad de realizar las exigencias impuestas por la justicia y la equidad en la solución del caso concreto». Cfr. comentario b al Preámbulo de los Principios. 345 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO internacionales, leyes uniformes, códigos de conducta, leyes modelo y códigos tipo que se han elaborado en los últimos años 10. Ante los beneficios de la uniformidad, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderías estimó que la adopción de normas uniformes aplicables a los contratos de compraventa internacional de mercaderías en las que se tengan en cuenta los diferentes sistemas sociales, económicos y jurídicos contribuiría a la supresión de los obstáculos jurídicos 10 Transcribimos las citadas en el reciente artículo de Rafael Illescas Ortiz: «El Derecho Uniforme del Comercio Internacional y su sistemática», en Revista de Derecho Mercantil. No. 207. Enero-marzo, 1993. Madrid, p.90. I. LA COMPRAVENTA INTERNACIONAL DE MERCADERÍAS: i. La Convención de Viena de 1980, derecho sustantivo en materia. ii. Los Incoterms1990, derecho contractual relativo, principal pero no exclusivamente, a las modalidades de entrega. iii. La Convención sobre la Prescripción de 1974. iv. Contratos internacionales similares o afines: a) La construcción de plantas industriales y su Guía Jurídica de UNCITRAL; b) El denominador de comercio compensatorio internacional (trueque o barter) y su Guía Jurídica de UNCITRAL; c) Los contratos con entes públicos. II. LA FINANCIACIÓN DEL COMERCIO INTERNACIONAL: i. La Convención de Naciones Unidas de 1988 sobre letras de cambio internacionales y pagarés internacionales, Nueva York, 1988. ii. La Convención de UNIDROIT de 1988 sobre leasing internacional. iii. La Convención de UNIDROIT de 1988 sobre factoring internacional. III. EL TRANSPORTE INTERNACIONAL DE MERCADERÍAS i. La decreciente singularidad del transporte marítimo: a) El Convenio de Bruselas de 1924. b) Las Reglas de Hamburgo, 1978. ii. El transporte aéreo: el Convenio de Varsovia de 1929 y sus epígonos. iii. La forzosa regionalidad del transporte terrestre: las diversas convenciones de dimensión europea ( CMR, CIM, ADR, ATP, COTIF, etcétera). iv. El transporte multimodal y la Convención de 1980. v. Las terminales de transporte y su responsabilidad internacional: la Convención de Viena de 1991. IV. EL PAGO Y LAS GARANTÍAS i. Los créditos documentarios (RUU). ii. El pago por medios electrónicos: guía jurídica y ley modelo de UNCITRAL. iii. Las garantías a primera demanda y sus diversas modalidades: las Reglas Uniformes de la CCI y las proyectadas normas de UNCITRAL. V. LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS i. El arbitraje comercial internacional. a) La Convención de Nueva York de 1974. b) La Convención de Ginebra de 1961. 346 HERNANY VEYTIA PALOMINO con que tropieza el comercio internacional y promovería el desarrollo del comercio internacional; sin embargo se ha corrido un riesgo: el de la interpretación uniforme. ¿Cómo evitar que en distintas partes del mundo se interpreten en diverso sentido normas concebidas en ámbitos internacionales? 11. En diversos foros se ha puesto de relieve este problema; pocas soluciones se presentan tan viables como la de contar con unos principios que satisfagan los requerimientos del comercio internacional, como se puso de manifiesto en el artículo 7 de la CIM: 11 c) La Ley modelo de UNCITRAL sobre arbitraje comercial internacional. d) El reglamento de arbitraje de UNCITRAL. ii. La conciliación comercial internacional: el Reglamento de conciliación de UNCITRAL. Sin embargo, no quiere decir que el mismo esfuerzo que se ha puesto en redactar y firmar estos documentos internacionales se haya puesto en ratificarlas y aplicarlas; por ejemplo, de las 32 Convenciones de La Haya, México ha aprobado la de obtención de pruebas en el extranjero en materia civil o comercial y la de los aspectos civiles de la sustracción internacional de menores. La situación de los Estados Unidos no es mejor; al respecto el profesor de la Universidad de Columbia Alejando Garro ha escrito (en Focus Americas, An analytical review of law & business in the Western Hemisphere. Volume 2, No.3. Abril 1994, p.15) que sólo ha ratificado dos de las 20 Convenciones Interamericanas (Service of Documents Abroad and its additional protocol and the Panama Convention on International Commercial Arbitration); 4 de las Convenciones de La Haya (Abolishment of Legalization Requirements, Service of Documents Abroad, Taking of Evidence Abroad, and Child Abduction); dos de las Convenciones de UNCITRAL (1958 New York Convention on International Commercial Arbitration and CISG), y hasta la fecha ninguno de los instrumentos elaborados por UNIDROIT. «Those who favoured Article 17 of ULIS (Uniform Law on the Inernational Sale of Goods. 1964 Hague Conference Records, I, 333-348) stressed that such a provision was needed to emphasize that the uniform law was an international instrument which should be interpreted and applied in a uniform manner. After all, it was pointed out, if courts were permitted to turn to their domestic law, this would preclude the application of the uniform law in many cases that the drafteres and the parties themselves had wanted to be covered by the uniform law. It would also involve a great amount of uncertainty because the relevant rules of private international law for the determination of which national law should be applied in each case are neither clear nor uniform. In opposition to those favouring Article 17 of ULIS, it was first of all argued that the guidance therein provided for the interpretation of the uniform law was manifestly inadequate. The uniform law did not specify or indicate the “general principles” on which it was based, and it was even questionable whether any such general principles could ever be found. Furthermore, the very idea of considering the uniform law as a body of law totally separated from the various national laws was rejected... To suggest that without having recourse to national law seemed to be entirely unrealistic and unpractical. Bonell en Bianca-Bonel, Commentary on the International sales Law, pp.67-68. Giuffré. Milán 1987 (el subrayado es nuestro). 347 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO «1) En la interpretación de la presente Convención se tendrán en cuenta su carácter internacional y la necesidad de promover la uniformidad en su aplicación y de asegurar la observancia de la buena fe en el comercio internacional. »2) Las cuestiones relativas a las materias que se rigen por la presente Convención que no estén expresamente resueltas en ella se dirimirán de conformidad con los principios generales en los que se basa la presente Convención o a falta de tales principios, de conformidad con la ley aplicable en virtud de las normas de derecho internacional privado» 12. Los Principios del UNIDROIT aprobados en mayo de este año, no son ni una ley uniforme ni una ley modelo, sino que pretenden, entre otros fines, servir por su misma autoridad como criterios uniformes para la interpretación y ser de alguna utilidad para futuros legisladores 13, en palabras de J. Bonell: «... no se propone unificar los derechos nacionales vigentes bajo la forma de una convención internacional o una ley modelo. Su objetivo es sobre todo el de enunciar de modo sistemático los principios y las reglas en materia contractual que resultan –a nivel europeo con aspiraciones universales– mayormente aceptadas y/o más aptas a las particulares exigencias de las relaciones del comercio internacional. Una vez aprobada podría considerarse un moderno ius commune, para ser considerado como punto de referencia, entre otras cosas para poder definir mejor el contenido de la llamada lex mercatoria que así, perdería el carácter de vaguedad y arbitrariedad que actualmente la caracteriza» 14. 12 13 14 No podemos dejar de llamar la atención en que este importante artículo en la discusión final de la Convención se aprobó con 41 votos a favor y 0 en contra, más 5 abstenciones (6ª. Seánce Pléniére. Martes 8 abril 1980, 10 hrs. President: M. Eörsi (Hongrie) A/Conf 97/SR 6 en Nations Unites A/CONF 97/19. «Conférence des Nations Unies sur les contrats de vente internationale de marchandeses», Vienne, 10 mars-11 abril 1980. Documents officiels. Documents de la Conférence et comptes rendus analytiques des seánces pléniéres et des séances de commission principales. Cfr. Bonell, M.J. A., «“Restatement” of Principles for international commercial contracts: An academic exercise or a practical need?», en Revue de Droit des Affaires Internationales. No. 7, 1988, p.874. Bonell, M.J. «La Moderna Lex Mercatoria, tra mito e realtá», en Rivista de Diritto Internationale. Giuffré. Aprile. 1993, p.332. 348 HERNANY VEYTIA PALOMINO VI. LA CIDIP V Del 14 al 18 de marzo de 1994, bajo los auspicios de la OEA y del gobierno mexicano, en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores en el Distrito Federal se llevó a cabo la V Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional Privado con el propósito de celebrar negociaciones diplomáticas para la firma de dos convenciones: una sobre contratación internacional y la otra sobre tráfico internacional de menores. Participaron diecinueve países del continente americano 15. El presidente de la CIDIP V fue el profesor José Luis Siqueiros quien además fue el jefe de la delegación mexicana 16. El presidente de la Comisión que negoció el proyecto de convención sobre derecho aplicable a los contratos internacionales fue el jefe de la delegación venezolana, el profesor Gonzalo Parra Aranguren. Durante los días que duró la Conferencia se trabajó intensamente. Se discutieron los diversos artículos y finalmente se aprobó en sesión plenaria el 18 de marzo pasado. El texto del artículo 9 en su segundo párrafo quedó de la siguiente forma: «El tribunal tomará en cuenta todos los elementos objetivos y subjetivos que se desprendan del contrato para determinar el derecho del Estado con el cual tiene vínculos más estrechos. También tomará en cuenta los principios generales del derecho comercial internacional aceptados por organismos internacionales». 15 16 Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos de Norteamérica, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y observadores permanentes ante la Organización de los Estados Americanos como Corea, España, Italia, Rumania, Rusia y observadores de organismos internacionales, de entidades interamericanas no gubernamentales y gubernamentales como la Conferencia de Derecho Internacional Privado de La Haya. La delegación mexicana la integraron no solamente altos funcionarios de Relaciones Exteriores sino también expertos internacionalistas de gran prestigio académico tanto en México como en el extranjero de la talla de Laura Trigueros, Fernando Vázquez Pando, Leonel Pereznieto, Víctor Carlos García Moreno y María Elena Mansilla. En las negociaciones de la convención del derecho aplicable a los contratos internacionales, participaron los tres primeros acompañados de los Asesores Externos de la Consultoría Jurídica de la SER, Alejandro Ogarrio y Julio Treviño, entre otros. 349 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO Al incorporar como criterio subsidiario «los principios generales del derecho comercial internacional aceptados por organismos internacionales» indirectamente se incorporan, entre otros, los principios elaborados por el UNIDROIT y los llamados Incoterms de la Cámara de Comercio Internacional de París 17. Indudablemente, uno de los mayores aciertos de la Cidip V fue incorporar estos principios generales aceptados por organismos internacionales, ya que éstos han establecido normas generales que han sido concebidas fundamentalmente para los contratos internacionales. Como los principios de los que trata la Convención representan principios de derecho contractual comunes a varios ordenamientos jurídicos o que se adaptan mejor a las exigencias del comercio internacional, pueden ser la mejor opción como derecho que regule el contrato. La Convención otorga la facultad al tribunal para que pueda aplicar en lugar de un derecho extranjero, eventualmente aplicable al contrato, los principios generales del derecho comercial internacional aceptados por organismos internacionales. Además, en ciertas ocasiones la dificultad para establecer el derecho extranjero aplicable puede obedecer al carácter específico de las fuentes jurídicas extranjeras apropiadas y/o al costo que implicaría acceder a ellas. 17 Los Incoterms presentan los problemas que suelen surgir en el comercio internacional relativo al paso del riesgo y transmisión de la propiedad. El uso de las siglas de los grupos: *E.- Ex works; *F.- Que incluye fca (free carrier), fas (free alongside ship) y fob (free on board); *C.- Que incluye cfr (cost and freight), cif (cost, insurance and freight), cpt (carriage paid to), cip (carriage and insurance paid to); *D.- Que incluye daf (delivered at frontier), des (delivered ex ship), deq (delivered ex quay), ddu (delivered duty unpaid), ddp (delivered duty paid), han sido de gran utilidad sobre todo porque se han convertido en usos comerciales para los contratatas de todos los sistemas jurídicos. La primera vez que la Cámara Internacional de París publicó estos Incoterms fue en 1936 y se han reformado y adicionado en 1953, 1967, 1976, 1980 y 1990. La última revisión ya incorpora los contratos que se celebran utilizando mensajes electrónicos (los llamados EDI: Electronic Data Interchange). 350 HERNANY VEYTIA PALOMINO Por este motivo recurrir a los principios generales en lugar de aplicar el derecho extranjero debe ser un último recurso. Sin embargo, puede justificarse recurrir a los principios no sólo ante la imposibilidad de establecer la norma idónea del derecho aplicable, sino también ante el desproporcionado esfuerzo y/o costo que implicaría su investigación. Hasta ahora la práctica usual de los tribunales ante estas situaciones era aplicar la lex fori. Otra ventaja que tendrán los principios será la de evitar aplicar un derecho que, en la mayoría de los casos, suele ser más familiar para una de las partes que para la otra 18. En cuanto a la determinación del derecho aplicable, la solución de la Convención ha sido la mejor: porque si se hubiera elegido como primer criterio los principios generales en lugar de los vínculos más estrechos frecuentemente se hubiera tenido que buscar otro derecho aplicable. Piénsese por ejemplo en las autorizaciones administrativas que deban ser tramitadas. ¿Con base a cuál derecho se determinarían? Lo mismo puede decirse respecto al registro público de los actos que así lo requieran; los derechos de terceros que deban ser respetados, las prácticas restrictivas del comercio internacional, y definir cuales son las normas que tengan carácter imperativo. La salvaguarda de las normas imperativas ha sido contemplada en el artículo 11 de la Convención del Derecho aplicable, con la peculiaridad de que queda a la discreción del foro aplicar las disposiciones imperativas del derecho de otro Estado con el cual el contrato tenga vínculos estrechos. 18 Cfr. comentario al preámbulo de los Principios para los Contratos mercantiles internacionales aprobados por el Consejo de Dirección del UNIDROIT, en mayo de 1994. 351 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO V. CONSIDERACIONES FINALES Antes de concluir este trabajo, nos gustaría expresar dos comentarios sobre los Principios del UNIDROIT: el primero es si se está incurriendo en el riesgo 19 de «congelar» los principios en menoscabo de su dinamismo y evolución histórica 20, y el segundo: en si al otorgar tal grado de discrecionalidad al Tribunal 21 no se incurre en el defecto que se quería corregir, de vaguedad e inseguridad. A lo largo de los Principios encontramos que se hace referencia a las circunstancias del caso en todos los capítulos de los Principios; aproximadamente se hace una expresa mención de ellas en más de 49 ocasiones 22. ¿Qué tan objetiva podría considerarse la valoración de las circunstancias? 23. Sin embargo esto, que aparentemente pudiera ser una imperfección de los Principios se presenta como una de sus mejores características. Allan Farnsworth, miembro del grupo de Trabajo, las considera 19 20 21 22 23 El grupo de trabajo ha manifestado que son sujetos a revisión, de la misma forma que los Incoterms. Expresión tomada de Siqueiros, José Luis: «La Codificación del Derecho Internacional Privado en el Continente Americano», en Jurídica, No. 14. 1982, p.244. Incluye tanto a juez como al árbitro, Cfr. Artículo 1.10 Cfr. Comentario 2 al Artículo 1.8; Artículo 1.9 (1) y comentario; Artículo 1.10 y comentario 2; comentario 2 al Artículo 2.1; Artículo 2.6 y comentario; Artículo 2.8 y comentario; comentario 2 al Artículo 2.10; comentarios y ejemplos al Artículo 2.11; Artículo 2.13 (2) (b) y comentarios; comentario 3 al Artículo 2.18; comentario, al Artículo 3.3; Artículo 3.4; 3.5 y comentarios; comentarios al Artículo 3.7; Artículo 3.8, Artículo 3.9 y comentario; comentario 1 al Artículo 3.11; comentario 2 al Artículo 3.13; comentario al Artículo 3.14; Artículo 3.15; Artículo 3.16 y comentario; Artículo 4.1; comentarios al Artículo 4.2, Artículo 4.3; ejemplo 1 del Artículo 4.7; Artículo 4.8 y comentario; comentarios al Artículo 5.3; Artículo 5.4; Artículo 5.6 comentarios al Artículo 5.7; Artículo 6.1.1. y comentarios; Artículo 6.1.2 y comentarios; Artículo 6.1.4; comentarios al Artículo 6.1.5; comentarios al Artículo 6.1.5; comentario 2 al Artículo 6.1.6; comentario 2 al Artículo 6.1.9; Artículo 6.1.14; comentarios al Artículo 6.1.15; Artículo 6.1.16; Artículo 6.1.17; comentarios al Artículo 6.2.1 comentarios al Artículo 6.2.2; comentarios al Artículo 6.2.3; comentarios al Artículo 7. 1.3; Artículo 7.1.4 y comentarios; comentarios al Artículo 7.1.6; comentarios al Artículo 7.2.2; comentario 3 al Artículo 7.3.1; comentario 2 al Artículo 7.3.4; comentario 1 al Artículo 7.4.1; Artículo 7.4.6 (2); comentario al Artículo 7.4. 12 y Artículo 7.4.13 (2). «In the same circumstances, ... the second objective element, taking into account every varying situations, refers to the conditions on world and regional markets, to legislation, politics and climate, also to prior contracts and dealings and to other facts, in short: to a whole spectrum of facts and events at the relevant time. As under Article 8 paragraph (3) of the Convention, “due consideration is to be given to all relevant circumstances of the case will”», en Bianca-Bonell, Commentary on the International sales law, p.219. 352 HERNANY VEYTIA PALOMINO «válvulas de escape» que brindan flexibilidad para que el juez o árbitro utilice su sentido común al aplicar los Principios 24. El positivismo jurídico está aún muy arraigado en Latinoamérica; retomando las palabras del comparatista J. Henry Merryman: «La certeza jurídica se ha convertido en un super valor, en un dogma incuestionable, en una meta fundamental» 25. No pretendemos decir que la seguridad jurídica no sea un valor del derecho, porque efectivamente lo es; lo que preocupa es que los criterios de discrecionalidad, de recurrir a los deberes del buen padre de familia al sentido que le habrían dado personas razonables de la misma condición que las partes y en circunstancias similares podrían parecer a alguno «carentes de técnica jurídica»; sin embargo qué mejor que desear que las relaciones contractuales sean de acuerdo a la buena fe. La doctrina de todos los tiempos liga a la buena fe los principios éticos, como la honestidad, la lealtad y el comprometerse a la palabra dada. Es la encarnación del hombre prudens, peritus, diligens 26. ¿No es tiempo ya de que el contrato deje de ser visto simplemente como el punto de toque de dos voluntades contrapuestas, como Saille y la doctrina del siglo XIX lo conciben? ¿Será posible considerar al contrato como un proyecto en común para lograr los fines deseados? ¿El principio de buena fe puede iluminar, penetrar, influir, inspirar y difundir todo el derecho contractual? A primera vista podría parecer, al leer el índice de los Principios, que coincide con el del libro de las obligaciones de un código civil, sin embargo un atento análisis de ellos llevarán a la conclusión que se tratan de criterios lo suficientemente flexibles para hacer frente a las exigencias que presenta la práctica comercial internacional. 24 25 26 Farnsworth, Allan: «Closing Remarks, Symposium: Contract Law in a Changing World», en American Jorunal of Comparative Law. Vol 40. No. 3, 1992. Merryman, John Henry: The Civil Law Tradition, an introduction to the Legal Systems of Western Europe and Latin America. 2a. Ed. Stanford University Press. 1990. p.48. Sobre la buena fe en la contratación internacional, Cfr. Veytia, Hernany: «La contratación internacional en el derecho internacional privado», en Ars Iuris. No. 10, 1993. 353 LOS PRINCIPIOS DEL UNIDROIT ANTE LA PROBLEMÁTICA DEL DERECHO APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL CONTINENTE AMERICANO El proporcionar tanta facultad al sentido común, a la valoración de las circunstancias, no es algo nuevo ni mucho menos exclusivo de los Principios, en el texto de la Convención de Viena 27 se hace referencia a las circunstancias en más de once ocasiones 28. Si nos preguntáramos cuáles son las circunstancias que el tribunal deberá tomar en consideración 29 encontraríamos que serían especialmente las enunciadas en el artículo 4.3 de los Principios: las negociaciones preliminares entre las partes; cualesquiera prácticas que las partes hubieran establecido entre ellas; el comportamiento de las partes ulterior a la celebración del contrato; el contexto comercial y finalidad del contrato; el sentido generalmente atribuido a los términos y expresiones en el tráfico comercial de que se trate y los usos. De esta forma, contar con los Principios y con la Convención Interamericana sobre el Derecho aplicable a los contratos internacionales coadyuvará sin duda a «realizar las exigencias impuestas por la justicia y la equidad en la solución del caso concreto», como lo establece la CIDIP. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 27 28 29 La Convención de las Naciones Unidas sobre los contratos de compraventa internacional de mercaderías. Adoptada en la Conferencia Diplomática de Viena, el 11 de abril de 1980. Entró en vigor el 1° de enero de 1988. Al 28 de abril de 1992 contaba con 34 ratificaciones, adhesiones y aprobaciones –Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bielorrusia, Bulgaria, Canadá, Checoslovaquia, Chile, China, Dinamarca, Ecuador, Egipto, España, Estados Unidos de América, Federación de Rusia, Finlandia, Francia, Guinea, Hungría, Iraq, Italia, Lesotho, México, Noruega, Países Bajos, República Árabe Siria, Rumania, Senegal, Sierra Leona, Túnez, Uganda y Zambia– (Cfr. Olivencia, Manuel: «UNCITRAL: Hacia un Derecho Mercantil Uniforme en el siglo XXI», en Revista de Derecho Mercantil. Núm. 207, Enero-marzo, 1993 p.90 et seq. Artículo 8 (2); Artículo 10 (a); Artículo 18 (2); Artículo 21 (2); Artículo 25; Artículo 27; Artículo 32 (2); Artículo 33; Artículo 35 (2) (b); Artículo 38 (1) y Artículo 46 (3). En cuanto a la incerteza en la valoración de las circunstancias, véase Nicholas en Bianca-Bonell, Commentary on the International sales law, p.498. 354 ACTUALIDAD ACADÉMICA ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 LAS DECISIONES EN LOS CONFLICTOS TRANSNACIONALES Osvaldo Alfredo Gozaíni Sumario: I. Precisión temática; II. Presupuestos liminares a considerar; III. Naturaleza de la sentencia; IV. Encuadre procesal de la sentencia; V. Eficacia de la sentencia; VI. El valor moral de las decisiones; VII. Evaluación final. I. PRECISIÓN TEMÁTICA La evolución del derecho hacia la uniformidad de principios donde la integración completa el cuadro de auténtica solidaridad en la cooperación internacional, constituye en cierta forma el objetivo final, la línea de llegada de un mundo que busca la igualdad, o al menos, reciprocidades comunitarias. El movimiento en pro de resguardar la efectiva vigencia de los derechos humanos llevó a consecuencias atinadas en orden a la regionalización, integración, auxilio y colaboración entre Estados. El establecimiento de Cortes especiales de naturaleza jurisdiccional para solucionar conflictos emergentes, fue producto de esa tarea en escala hacia la pacífica convivencia en armonía. El problema más serio que hemos de reflejar en estas líneas reproduce la secuencia histórica para alcanzar el reconocimiento en naciones alternas de sentencias pronunciadas por dichos cuerpos de justicia supracontinental. Es decir: tanto el aspecto de la eficacia vinculatoria, como la obligatoriedad y acatamiento o la influencia sobre la cosa juzgada, interna son referentes de una temática aún sin resolver. 356 OSVALDO ALFREDO GOZAÍNI II. PRESUPUESTOS LIMINARES A CONSIDERAR Pensemos como base de desarrollo: ¿qué efectos produce la sentencia dictada por un órgano de justicia transnacional (por ejemplo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos)?, para ir desbrozando respuestas posibles. En verdad, la importancia del interrogante revela en general, la clara influencia del sistema donde se orqueste la cooperación internacional; y en particular, el reconocimiento que pueda obtener la decisión jurisdiccional. Juntas caminan cuestiones diversas; mientras por un lado ocupa el diseño institucional, por el otro queda sugerida la dificultad procesal con la técnica predispuesta. De suyo, ambas refieren también a otro planteamiento de tipo filosófico y metodológico, por el cual quedaría de manifiesto la utopía de libertad y universalidad bosquejada en los principios formativos de la sociedad entre naciones. III. NATURALEZA DE LA SENTENCIA Cuando consideramos los prolegómenos que representa el proceso transnacional 1, se mencionó que el principio esencial a desarrollar por las jurisdicciones supraestatales era la interpretación común que tienen los derechos humanos. Sobre esta base quedaba suministrada una línea de acción que el tribunal transnacional debía seguir y completar. 1 Gozaíni, Osvaldo Alfredo, El proceso transnacional (particularidades procesales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos), ed. Ediar, Bs. As, 1992. 357 LAS DECISIONES EN LOS CONFLICTOS TRANSNACIONALES La generalidad intelectiva otorga un piso donde afincarse, es verdad; pero convengamos que esa latitud del conocimiento no resulta intrínseca ni natural para cualquier tipo de procesos (incluso, los colectivos), habida cuenta la compleja y siempre presente individualidad de los conflictos que evitan soluciones de carácter premoldeado. Ello es un dato insoslayable, por lo que la sentencia revisa, en definitiva, un caso particular y por tanto, emite opinión sobre el mismo con matices únicos e intransferibles. Por eso, aun cuando sea posible hablar de criterios o reglas para la justicia y la equidad, la solución de un proceso por la vía de la sentencia será siempre el resultado de una situación concreta planteada 2. Sin embargo, la transnacionalidad no guarda estricta vinculación con la internacionalidad o la unión continental coordinada. Mientras lo internacional muestra una controversia entre Estados resuelta por un órgano de justicia específico (Vgr. Corte Internacional de la Haya), donde la calidad de partes procesales está perfectamente definida y las facultades del tribunal coinciden con las habitualmente asignadas a la justicia común (elementos de la jurisdicción), en la constitución del conflicto supranacional queda aislado el hecho concreto para relevarse la incidencia del suceso para el concierto de las comunidades. No hay partes, en sentido estricto, ni tribunales que decidan con total apego al marco del proceso ordinario. De este modo, la distancia entre las decisiones jurisdiccionales internacionales, difieren de las pronunciadas por los jueces de la jurisdicción transnacional. En el primero siguen resolviéndose cuestiones entre partes; en el otro no hay tal «caso», sino investigación interesada tendiente a verificar si el Estado Parte ha vulnerado los principios o derechos establecidos al vincularse. 2 Ibídem, p.89. 358 OSVALDO ALFREDO GOZAÍNI No obstante, la diferencia encontrada tiene aspectos de interés común, como la necesidad de establecer un campo de asistencia jurídica internacional que permita afrontar con certeza la eficacia interna de los pronunciamientos. IV. ENCUADRE PROCESAL DE LA SENTENCIA Tengamos por cierta la deducción que antecede para advertir otras distinciones con las resoluciones judiciales. Todo proceso transnacional cubre los espacios típicos del desarrollo procedimental. Demanda (rectius: denuncia), prueba y sentencia, son etapas definidas con apego al clásico modelo romano. Sin embargo, al iluminar directamente la cuestión se observa que la formación y el desarrollo difieren del sistema ordinario. En efecto, el procedimiento transnacional presenta particularidades propias que evitan simetrías con los elementos que componen los juicios ante tribunales locales. Desde la introducción del «caso», aun respetando modalidades habilitantes distintas (por ejemplo entre la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el sistema de la Convención Europea de Derechos Humanos), hasta las facultades del juzgador, se hallan presupuestos cambiantes que ponen distancias con los moldes procesales conocidos. Clásicamente, se definen como elementos de la jurisdicción cinco funciones (poderes) interactuantes: a) notio; b) vocatio; c) coertio; d) indicium y; e) executio. Ellos no están totalmente incorporados al juzgamiento supraestatal. La notio y la vocatio, esto es, las facultades de «conocer» y «convocar» al proceso están limitadas ante la imposibilidad de tramitar inmediatamente la petición del interesado. 359 LAS DECISIONES EN LOS CONFLICTOS TRANSNACIONALES Si bien la metodología no es uniforme en los mecanismos posibles (Vgr. europeos o americanos), queda expuesto cierto condicionamiento para el acceso rápido y la citación consecuente. El punto queda superado en algunos arquetipos cuando la noción de «legitimación procesal» puede adoptarla cualquier juez competente, de modo tal que no importe si tiene jurisdicción precisa para la cuestión mientras la posea como magistrado del derecho comunitario. Esta peculiaridad es importante, porque en América, el sistema de la Convención Americana sobre Derechos Humanos desplaza el interés individual personalizando la representación ad causam en la Comisión Interamericana. Inclusive, el mecanismo que introduce el Tratado de Asunción, y el Protocolo de Brasilia para la solución de controversias en el MERCOSUR, también eluden las personerías directas, mediatizando el conflicto a través de los representantes de los Estados Miembros. En cambio, el sistema europeo permite que cualquier juez local se convierta en magistrado tutor del derecho comunitario, asumiendo (o prosiguiendo) la causa entre partes previamente vinculadas. Las modalidades se reflejan en las decisiones emergentes: mientras en América no existe potencialmente un proceso entre partes, en Europa la cosa juzgada vincula a los sujetos obrantes. La coertio tampoco perfila una protestad claramente dispuesta para el órgano transnacional. En los hechos queda priorizada la colaboración a partir del principio de buena fe que inspira la libre asociación a un modelo proteccionista de derechos. En la mecánica del Pacto de San José de Costa Rica, cuando esa cooperación no existe, la Corte puede otorgarle a la renuencia el alcance de un hecho probado; por lo menos, mientras no resulte contrariada la versión de la denuncia y en tanto el silogismo no sea irrazonable. 360 OSVALDO ALFREDO GOZAÍNI Lo respectivo al iudicium y a la executio (sentenciar y ejecutar lo resuelto) lo veremos en los párrafos que siguen. V. EFICACIA DE LA SENTENCIA El valor que portan las decisiones transnacionales varía con los modismos del ordenamiento jurídico donde vaya inserta. En el marco de la Convención americana, por ejemplo, las sentencias de la Corte son ejemplificativas, tienen valor suasorio. La falta de executio no significa ineficacia, tan sólo acota los límites de su obligatoriedad. El Pacto de San José establece en el artículo 25.2 inciso c) que los Estados Partes se comprometen: «(…) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado prodecente el recurso». A su vez, el artículo 63 menciona que la Corte Interamericana dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de sus derechos o libertades conculcados, pudiendo ordenar el pago de una indemnización. En este caso, el resarcimiento se persigue por el procedimiento de ejecución de sentencias que corresponda al sistema procesal del país condenado. Esta particularidad demuestra que las decisiones tienen fuerza vinculante y ejecutiva «per se». No obstante, la práctica indica lo contrario, dando preeminencia al valor declamativo. Esto es importante considerarlo, porque mal puede llamarse sentencia jurisdiccional aquella que no posee, esencialmente, los atributos de la notio y la executio. Por ello, más que de sentencia extranjera, debemos hablar de una decisión transnacional que busca su ejecución directa en el tránsito que las normas locales le permite. 361 LAS DECISIONES EN LOS CONFLICTOS TRANSNACIONALES En síntesis, la sentencia supranacional goza de executio pero necesita auxiliarse de la colaboración del Estado Parte para acatar sus resoluciones. La condición jurídica del poder de ejecución no estaría sujeta entonces al «imperio» o «autoridad» del fallo, sino a los mecanismos internos que permitan realizar los pronunciamientos vertidos. Ello no empece para reconocer que el sistema tiene un avance notable respecto de los órganos jurisdiccionales internacionales (Vgr. Corte de Justicia de la Haya), ya que en éstos, por vía de principio, sus pronunciamientos no tienen fuerza ejecutoria 3. VI. EL VALOR MORAL DE LAS DECISIONES Decadencia de estos tiempos resulta un perfil que no podemos eludir. Ocurre con los valores intrínsecos que lleva la opinión emitida de acuerdo a quién sea el que la realice. Cierta pobreza espiritual de las instituciones judiciales unida a disfunciones ancestrales de los sistemas, han llevado a la pérdida de confianza en los jueces, elemento vital para la naturaleza constitutiva que cimenta la tradición e independencia de la magistratura. La promesa de seguridad otrora intrínseca en la función jurisdiccional resguardaba la garantía del método y afianzaba el modelo de justicia pensado para los hombres. No queremos decir que esto se haya perdido. Simplemente se percibe una auténtica relatividad que prioriza el pragmatismo y los resultados inmediatos sin interesar de dónde provengan. 3 Cfr. Vescovi, Enrique, Los recursos judiciales y demás medios impugnativos en Iberoamérica, ed. Depalma, Bs. As., 1988, p.543. 362 OSVALDO ALFREDO GOZAÍNI Claro está que la seguridad buscada debe estar al servicio de otros valores principales, en especial la seguridad de (o para ) la justicia 4. Tal como expresa Gelsi Bidart: «La experiencia secular, y las que nos brindan los años de este siglo XX y aun los más recientes y el actual, demuestra que toda garantía por más elaborada que se presente no es nada, carece de eficacia si no está inserta en un régimen en el cual la opinión pública debidamente informada dé su apoyo a las instituciones y se cumplan los demás requisitos que sólo el régimen democrático actual, estado social de derecho puede eficazmente brindar» 5. Quizás por eso, hoy responden más al reclamo popular las opiniones superficiales que vierten los medios de comunicación que los tiempos que necesita la justicia para resolver con equidad. Sin embargo, pervive en toda sentencia (como determinación de lo que es justo) el valor auténtico de la reflexión que proyecta su pensamiento y decide cursos a seguir por otros. Esa autoridad no tiene que ser necesariamente impuesta, porque el sometimiento natural del hombre proviene del autoconvencimiento. Es decir, la percepción sensible de que lo dicho es justo aun cuando sea contrario a nuestros pareceres. Observemos el fenómeno que ocurre con las sentencias de la Corte Interamericana. Cuando ella destaca la violación de un derecho humano acceden a un mismo tiempo dos sucesos evidentes. Uno muestra que la obediencia espontánea al derecho del hombre no ha tenido recepción en un Estado en particular; otro, que el fallo hace las 4 5 Gelsi, Bidart, Adolfo, «Enfoque sobre garantía procesal eficaz de los derechos humanos», en la obra colectiva Garantías jurisdiccionales para la defensa de los derechos humanos en Iberoamérica, ed. UNAM, México, 1992, p.345. Ibídem, p.345. 363 LAS DECISIONES EN LOS CONFLICTOS TRANSNACIONALES veces de compositor jurídico del derecho, juridizando el problema suscitado, penetrando entonces en la vigencia sociológica y moral que la opinión proyecta. El Estado queda expuesto en sus miserias: ha vulnerado un derecho universalmente reconocido. Su deber filosófico será remediar hacia el futuro, su obligación moral interesará al aspecto social del conflicto; en fin, la norma que le impone la sentencia, en cierto modo ha positivizado el derecho humano, saliendo de la abstracción para realizarse en el plano de los hechos 6. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 6 Gozaíni, Osvaldo Alfredo, op.cit., p.38. 364 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 RESUMEN DE LA POSTURA DE LA IGLESIA CATÓLICA ANTE LA «CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE LA POBLACIÓN Y DESARROLLO» DE EL CAIRO, ORGANIZADA POR LA ONU EN SEPTIEMBRE DE 1994 Francisco A. Cantú Quintanilla 1. Ante todo, hay que señalar que esta postura no se puede entender sin una clara referencia al concepto del hombre del que se sabe depositaria la Iglesia. Para ella el ser humano, todo ser humano, tiene una dignidad infinita, en cuanto ha sido creado a «imagen y semejanza de Dios» y, en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, redimido de sus faltas y destinado a gozar de una herencia eterna en el Paraíso. 2. Junto al concepto de hombre, y muy relacionado con él, está el concepto de matrimonio. Entendido como la íntima comunidad de vida y amor establecida indisolublemente entre un hombre y una mujer para ayudarse mutuamente y procrear y educar los hijos que Dios les mande, constituyendo una familia. 3. Con estas premisas, se comprende la apasionada defensa de la vida y de la familia que realiza la Iglesia entre todos los sectores de la sociedad. Defensa que Juan Pablo II ha impulsado incansablemente por todas partes. En su reciente encíclica Centesimus Annus escribió con fuerza: «Hay que considerar a la familia como el santuario de la vida. En efecto, es sagrada: es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta y puede desarrollarse según las exigencias del auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida» (n.39). 365 RESUMEN DE LA POSTURA DE LA IGLESIA CATÓLICA ANTE LA «CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE LAPOBLACIÓN Y DESARROLLO» DE EL CAIRO, ORGANIZADAPOR LAONU EN SEPTIEMBRE DE 1994 4. Sin embargo, no se piense que la postura de la Iglesia se reduce a combatir la aprobación del aborto. Se trata más bien de una amplia posición que busca promover, de la manera más eficaz posible, esa inmensa dignidad que tiene todo hombre y que en el caso de los más débiles es frecuentemente conculcada. 5. Entre otros puntos, cabe destacar los siguientes 1: a) La política de población debe ser vista como parte de una más amplia política de desarrollo. Las estrategias de desarrollo exigen una distribución más equitativa de los recursos y de la tecnología, así como el acceso a los mercados internacionales. b) Las políticas de población deben dar prioridad al mejoramiento del nivel de educación y de atención a la mujer. (A esto contribuye la Iglesia con decenas de miles de instituciones sanitarias y educativas en todo el mundo). c) Corresponde a los padres adoptar la decisión responsable sobre el número y espaciamiento de los hijos, sin sufrir presiones por parte de las autoridades públicas. Para la Iglesia resulta particularmente preocupante la difusión, en algunos países, de métodos de esterilización al margen (o incluso en contra) de la voluntad de las personas, por lo general, entre los sectores más pobres y menos instruidos de la población. d) La directriz fundamental de una política de población debe ser el respeto a la vida y a la dignidad de la persona. Debe protegerse y promoverse la familia basada en el matrimonio. 1 El contenido de los siguientes incisos está tomado fundamentalmente de la intervención en la propia Conferencia de El Cairo, del jefe de la delegación de la Santa Sede, Mons. Renato R. Martino, del día 7 de septiembre. 366 FRANCISCO A. CANTÚ QUINTANILLA e) Aunque en múltiples ocasiones la Iglesia ha recordado que: «El principal recurso del hombre es, junto con la tierra, el hombre mismo. Pues es su inteligencia la que descubre las potencialidades productivas de la tierra y las múltiples modalidades con que se pueden satisfacer las necesidades humanas» (Centesimus Annus, n. 32). La Santa Sede no apoya la idea de «procreación a toda costa». Su respeto por la vida subraya también la responsabilidad que debe caracterizar la decisión de los padres. f) La falta de responsabilidad en la conducta sexual es fuente de problemas para todos, especialmente para las mujeres y los niños. Y esta irresponsabilidad, en muchos casos, se fomenta artificialmente por medio de una cultura permisiva que centra la existencia humana en la búsqueda de placer personal. La Iglesia defiende la paternidad responsable, pero la responsabilidad exige disciplina y autocontrol. g) Muchos de los problemas de desintegración social proceden de la ruptura de las estructuras familiares. La Iglesia rechaza firmemente cualquier intento de debilitar a la familia, como por ejemplo, el hecho de otorgar el estatuto de familia a cualquier otro «estilo de vida en común». h) La Iglesia no puede aprobar métodos de planificación familiar que separan las dos dimensiones esenciales de la sexualidad, es decir, su aspecto unitivo y su aspecto procreador (el amor de los padres y la responsable transmisión de la vida). i) Aunque se considera importante que en el documento final se haya colocado al comienzo del párrafo respectivo, el principio de que «en ningún caso se debe promover el aborto como método de planificación familiar», la Iglesia no pudo dar su consentimiento al párrafo que establece que «en las circunstancias en que el aborto no está en contra de la ley, éste debe ser seguro» por la sencilla razón de que el aborto nunca será seguro para el no nacido. 367 RESUMEN DE LA POSTURA DE LA IGLESIA CATÓLICA ANTE LA «CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE LAPOBLACIÓN Y DESARROLLO» DE EL CAIRO, ORGANIZADAPOR LAONU EN SEPTIEMBRE DE 1994 j) Se propone redoblar los esfuerzos para reducir la mortalidad materna e infantil, insistiendo en la importancia de crear servicios de asesoramiento para las mujeres que atraviesan dificultades en su embarazo y para proporcionar tratamiento adecuado a las que sufren las consecuencias negativas de abortos provocados. k) Por último, se recuerda que la educación de los adolescentes para que alcancen una madura y responsable conducta sexual es esencial. Pero sin olvidar que en este delicado terreno, la principal responsabilidad es de los padres. 6. En los puntos mencionados arriba se expresa sintéticamente la postura de la Iglesia Católica en este importante asunto. Como es bien sabido, esta postura tuvo una peculiar resonancia dentro y fuera de la Conferencia y fue uno de los principales motivos de las importantes modificaciones que se hicieron al proyecto original redactado unos meses antes en la ciudad de Nueva York. Quisiéramos concluir esta breve intervención subrayando que el éxito parcial, pero muy significativo, obtenido por la Santa Sede en la Conferencia de El Cairo, representa un consolador estímulo para todos aquellos hombres y mujeres que, con la Iglesia Católica, consideran que sólo desde una perspectiva ética que respete la absoluta dignidad de todo hombre incluido el aún no nacido, se podrá construir ahora y en el futuro inmediato, un mundo unido y en paz para toda la familia humana. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 368 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 EL NOTARIADO, SU EVOLUCIÓN Y PRINCIPIOS RECTORES 1 José Niño de la Selva Abogado, egresado de la Escuela Libre de Derecho, el licenciado Francisco de P. Morales Díaz obtuvo el grado de Doctor en Derecho en la Universidad de San Bernardo, en Madrid, en el año de 1952. Siete años más tarde obtiene la Patente de Notario en el Distrito Federal, dando cátedra de la materia en la citada Escuela Libre de Derecho, así como de Derecho Internacional Privado y Contratos, en la Universidad Panamericana de la Ciudad de México. Ésta es, a muy grandes rasgos, la trayectoria jurídica académica del autor de un interesante libro que hemos tenido el gusto de leer y que se titula El Notariado, su evolución y principios rectores. Dicha obra, editada en el mes de marzo del año en curso, la divide el notario Morales en dos partes formadas por ocho capítulos a través de los cuales pretende, al decir de él: «(...) en un lenguaje sencillo, lograr la comprensión de los conceptos expuestos, no sólo a notarios y jurisconsultos, sino a toda persona vinculada o simplemente interesada en el notariado (...)», y cuyo prólogo estuvo a cargo del notario Bernardo Pérez Fernández del Castillo. En los capítulos primero y segundo se refiere el notario Morales Díaz al origen y evolución del notariado, citando antecedentes históricos que consideró oportunos, por estar íntimamente relacionados con el 1 El presente artículo es una reseña del libro de Morales Díaz, Francisco de Paula, El notariado, su evolución y poncipios rectores, Asociación Nacional del Notariado Mexicano. A C., México, marzo, 1994. 369 EL NOTARIADO, SU EVOLUCIÓN Y PRINCIPIOS RECTORES devenir de siempre de las necesidades sociales, los derechos de las personas y sus bienes y la forma de darles cada vez mayor solidez, validez, durabilidad y permanencia, a la serie de relaciones humanas que naturalmente se han ido acrecentando y haciéndose cada vez más complejas; y en tal virtud la necesidad, a veces imperiosa, de la intervención del Estado como órgano regulador y eficaz de dichas relaciones, garantizándoles plena seguridad jurídica. En esta primera parte, el autor hace mención de los llamados «juicios fingidos», a través de los cuales se les daba a las transacciones entre los particulares, la fuerza jurídica de una sentencia. Igualmente se refiere a los sistemas de documentos y testigos elaborados en el antiguo Egipto, anteriores a las famosas Doce Tablas de Roma y mediante los cuales se transmitía la propiedad, tales como el documento llamado «casero» similar al del «escriba», con la diferencia de que en éste no intervenía el sacerdote, como lo hacía en aquél. Se refiere también al «Tabelión» y a sus funciones, reglamentadas por el Emperador Justiniano, y cuyo sistema documentador operaba bajo los principios llamados de Plaza, Ayudantes, Corporal, Rogatoria y Scheda, entre otros, en donde se redactaban los documentos. Asimismo hace referencia a los principios de matricidad y de pública fehaciencia, como otras etapas en la evolución del documento notarial. En cuanto a otros antecedentes históricos, el notario Morales hace referencia, dentro de la organización romana, principalmente, a tres funcionarios que considera estaban más íntimamente relacionados con la función notarial propiamente dicha; éstos eran, entre otros, «los tabularius», «los tabeliones» y los «notarius» y analiza en forma detallada las funciones propias de cada uno de ellos. Más adelante menciona a las escuelas de Bolonia y España, no sin antes referirse a otras manifestaciones notariales anteriores que 370 JOSÉ NIÑO DE LA SELVA considera de interés, como fueron Rarchis, nombre de un rey lombardo, cuya ley en su parte relativa que interesa al tema de este libro, decía: «(...) Si hubiera carta redactada por escriba, firmada o signada por el vendedor y los testigos de la cual resultase que fue pagado el precio, no podrá alterarse por ningún juramento...». Interesante, comenta el autor, ya que este precepto es de «(...) los primeros en conferir la fe pública al notario...». Enseguida, alude a la Ley del 23 de Ventoso del año II, que según el autor argentino Eduardo Bautista Pondé: «(…) es inspiradora de la legislación moderna del notariado (...)». Para terminar con este apartado de antecedentes, hace mención a la Ley Orgánica del Notariado Español de 1862, afirmando que es otro antecedente nuestro y haciendo resaltar el principio de legalidad plasmado en su artículo I: «(...) el notario es el funcionario público autorizado para dar fe conforme a las leyes, de los contratos y demás actos extrajudiciales (...)». Y cita también el artículo 12 de la propia ley que establece que «(...) las notarías se proveerán por oposición». En la segunda parte de la obra que comentamos, el autor aborda, en varios apartados, lo que viene a ser la parte toral de la misma, y que es el estudio de los documentos en general: de los contratos privados y títulos de crédito; del documento notarial y fundamentalmente del proceso documentador. De los dos primeros conceptos trata en el capítulo III; en el IV alude al documento notarial y en el V al proceso documentador, a los cuales me referiré enseguida. Respecto del documento en general, el autor se refiere a tres elementos que en su opinión lo conforman, a saber: el material, la grafía y el contenido. 371 EL NOTARIADO, SU EVOLUCIÓN Y PRINCIPIOS RECTORES El elemento material, comenta, lo constituye precisamente la materia de que está hecho el documento, que normalmente es el papel; antiguamente lo eran el papiro, el pergamino, las tablas enceradas y otros; la grafía, refiriéndose a la sustancia con que se imprime el texto en el documento (tinta); y por último el contenido que, según comenta, los «tradicionalistas», lo identifican con el «pensamiento humano»; no así la doctrina moderna que lo considera como la «representación de un hecho»; estimando el autor como la finalidad de dichos documentos, la «intención humana de comunicación y acreditación de hechos». Hace también referencia a disersas clases de documentos, los que divide en «documentoides», «documentos privados» y «títulos de crédito», terminando este apartado con el estudio sobre la importancia del documento, tanto en el derecho civil o sustantivo, como en el derecho procesal, o adjetivo. En el capítulo IV de este libro que comentamos, su autor establece cuatro caracteres distintivos de este tipo de documentos, que los diferencia de los demás: a) quien elabora este documento (el notario) no tiene ningún interés en el negocio o hecho documentado; b) el citado redactor del documento es un experto en derecho; c) está investido por el Estado de ciertas facultades y atribuciones (fe pública); y d) el notario (redactor) tiene la obligación de cuidar y conservar durante algún tiempo dichos documentos en los que interviene. A dichos documentos notariales atribuye el autor dos principios fundamentales, que son: matricidad e imparcialidad. Al hablar del principio de matricidad hace referencia, desde luego, al documento original o matriz, que no es otra cosa que el protocolo en donde el Notario asienta el negocio jurídico que los interesados quisieron celebrar ante él, pudiendo éste expedir reproducciones de 372 JOSÉ NIÑO DE LA SELVA dicho original, que reciben el nombre de testimonios: teniendo ambos documentos, «(...) credibilidad absoluta y fuerza suficiente para hacer (...) efectivos los derechos que contienen (...)». En relación a este protocolo y sus elementos auxiliares, el autor se remite a lo establecido por la Ley del Notariado del Distrito Federal. Al tratar de la imparcialidad de que debe investirse el notario, se refiere a los aspectos subjetivo y objetivo que debe tener en cuenta para intervenir o abstenerse de hacerlo en determinados casos. De esta imparcialidad del notario en todo negocio en el que interviene, se desprende una característica específica: que es la de ser asesor de las partes interesadas, sin tener preferencia hacia ninguna de ellas: se entiende esto como un deber social del notario de explicar y orientar, a ambas, respecto de los derechos y obligaciones que se puedan derivar del contrato en el que toman parte. En el capítulo V de su libro, el notario Morales aborda lo que llama proceso documentador, que es el trámite a seguir por el propio notario y por las partes contratantes, a partir de la solicitud que hacen éstas de los servicios del notario (Rogatio), hasta la firma y autorización del documento en el que queda plasmado el negocio jurídico, relatando en forma detallada los pasos a seguir y que podríamos resumir en: la solicitud de las partes al notario y la entrega de los documentos requeridos que le presentan a éste, en una primera reunión que el autor llama: «primera audiencia»; el estudio y calificación que el notario realiza de tales documentos; la identidad y capacidad de las partes de las que debe dar fe; a fin de darle forma y fundamentación jurídica, se requiere de la redacción que haga el notario del documento que será en forma clara y sencilla para la mejor comprensión de las partes debiendo imprimirse en forma duradera, dada su obligación de guarda y conservación de dichos documentos; por último se refiere el autor a la lectura y firma del documento por quienes en él intervienen, así como la autorización por parte del notario, mediante su firma y sello. 373 EL NOTARIADO, SU EVOLUCIÓN Y PRINCIPIOS RECTORES En la parte final de este libro, el autor hace referencia a la persona y personalidad del notario, tanto en su relación con el Estado como con los particulares a quienes está prestando un servicio. Por lo que hace al primer aspecto, refiere la forma y términos en que el Estado otorga al notario la llamada «patente», para el ejercicio de su cargo, los requisitos que debe llenar, sus obligaciones y derechos y las sanciones en que puede llegar a incurrir, de conformidad con la Ley del Notariado del Distrito Federal. En cuanto a su relación con los particulares, establece lo que considera dos importantes diferencias entre el notario y los demás profesionistas en ejercicio de una profesión liberal, como son los médicos, abogados, arquitectos, etcetéra. La primera de ellas estriba en que el notario, salvo raras excepciones, no puede rehusarse a prestar el servicio que se le solicita; y la segunda en cuanto a los honorarios a cobrar. El notario está sujeto, en cuanto al cobro de sus honorarios, a un arancel fijado por el Estado, no pudiendo, por tanto, acordarlos en lo particular con sus clientes. En esta última parte de su libro el notario Morales, en los capítulos VII y VIII, también explica en forma concreta otro tipo de servicios específicos que presta el notario a la sociedad, como son los de asesoría profesional, a que ya en forma breve se ha hecho mención, y que llama «Servicio Cautelar» afirmando, al citar al maestro uruguayo Rufino Larraud, que no es otro que «(...) adelantarse a prevenir y precaver los riesgos que la incertidumbre jurídica pudieran acarrear a los clientes (...)». Hace, finalmente, referencia a los negocios que los particulares tramitan en lo que se llama «jurisdicción voluntaria», en los que no existe controversia entre las partes, los que en opinión del autor, deberían ser tramitados en su totalidad por los notarios, con lo que se lograría, afirma, descongestionar a los tribunales de este tipo de asuntos que «(...) no reúnen los requisitos de los auténticos negocios judiciales (...)». Es recomendable la lectura de este libro a aquellos que tengan interés en esta materia. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 374 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 LA CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE POBLACIÓN Y DESARROLLO DE EL CAIRO Y LA FALTA DE TOMA DE POSICIÓN POR PARTE DE MÉXICO 1 Antonio M. Prida Peón del Valle Mediante desplegados publicados los días 7 y 31 de agosto en los principales diarios de circulación nacional, la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, A.C. (CMDH) exigió al Gobierno de México, con fundamento en el artículo octavo constitucional, que consigna el derecho de petición, que informara a la opinión pública los nombres de las personas que integrarían la Delegación que nos representaría en la Tercera Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo que se llevó a cabo en El Cairo, Egipto, del 5 al 13 de septiembre, así como la posición que México adoptaría en dicha Conferencia, particularmente respecto de la polémica terminología que empleaba el proyecto de documento final con tintes claramente abortistas. Como respuesta a la primera publicación, la Secretaría de Gobernación envió a la prensa, el 9 de agosto, un boletín en el que informó que el Jefe de la Delegación de México al Cairo sería Alfonso Navarrete Prida (sin parentesco alguno con el que escribe), Subsecretario de Población y Servicios Migratorios de la propia Secretaría, sin dar los nombres de los otros Delegados. Señaló el propio boletín que México buscaría consensos y evitaría caer en posturas que polarizan e impiden la discusión. Asimismo afirmó que la posición de México sería clara y congruente con los veinte años de su política de población y que «podría sintetizarse en el pleno respeto a la pareja en materia de planificación familiar y a la ley». Se aseveró finalmente en el boletín que se evitaría caer en retrocesos o en posiciones que puedan dividir profundamente a la sociedad mexicana. 1 Ponencia presentada en el simposium «Análisis de la conferencia del Cairo», llevada a cabo en la Universidad Panamericana los días 18 y 19 de octubre de 1994. 375 LA CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE POBLACIÓN Y DESARROLLO DE EL CAIRO Y LA FALTA DE TOMA DE POSICIÓN POR PARTE DE MÉXICO La Secretaría de Gobernación hizo caso omiso al segundo desplegado de la CMDH y ni siquiera acusó recibo, como sí lo hiciera la Secretaría Particular del Presidente de la República con motivo del primer desplegado publicado en forma de carta abierta dirigida al Presidente Carlos Salinas de Gortari. La omisión del Subsecretario de Gobernación viola el texto Constitucional que lo obliga a emitir un acuerdo escrito y hacerlo del conocimiento de la CMDH en breve término, ya que el ejercicio del derecho de petición había sido formulado por escrito y de manera respetuosa, como lo manda el texto constitucional. La omisión de la Secretaría de Gobernación también viola el derecho humano fundamental a la información y pone de manifiesto, una vez más, la actitud paternalista del gobierno mexicano dirigida a evitar la polémica entre los distintos sectores sociales, resolviendo por ellos en forma autoritaria. Pues bien, como la Secretaría de Gobernación no quiso informar los nombres de los Delegados que supuestamente nos representaron en El Cairo, procedo a informar al respecto: además del Jefe de la Delegación, asistieron como Representantes de México, Mario Moya Palencia, Embajador de México en Italia y Manuel Urbina Fuentes, Secretario General del Consejo Nacional de Población (CONAPO). Entre los Representantes Suplentes estuvieron Jesús Cabrera Muñoz Ledo, Embajador en Egipto y José Luis Palma, Director General de Programas del CONAPO, y entre los llamados Asesores asistieron por invitación del gobierno de México desde abogados de la talla de José Luis Soberanes, Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, hasta personajes como Alfonso López Juárez, Director General de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar, Organismo No Gubernamental que publica libros pornográficos para niños con el supuesto fin de darles instrucción sexual. Aparentemente acudieron a El Cairo, como integrantes de nuestra Delegación, treinta personas. Hay que señalar que las Organizaciones No Gubernamentales que actuaron como Asesores del Gobierno fueron seleccionadas por sus posiciones afines a la despenalización del aborto en nuestro país. 376 ANTONIO M. PRIDA PEÓN DEL VALLE La CMDH desaprueba rotundamente que las Secretarías de Relaciones Exteriores y Gobernación hayan excluido a la CMDH de la Delegación de México, precisamente por su actitud, desde su fundación en 1988, de defender el derecho a la vida desde el momento mismo de la concepción y hasta la muerte. Habida cuenta de la diversidad de opiniones en la sociedad mexicana sobre los temas discutidos en El Cairo, era indispensable la participación de las diversas corrientes de opinión. En cuanto a la posición de México en la Conferencia de El Cairo, la CMDH entendió la razón por la que el gobierno de México se había opuesto a darla a conocer públicamente, cuando escuchó en la Sesión Plenaria del 5 de septiembre, la intervención del Subsecretario Navarrete Prida: México no tomaba posición alguna sobre los trascendentales temas que se discutían en la Conferencia, particularmente sobre el aborto. En efecto, la ponencia del Subsecretario se refiere a todo menos a los temas sujetos a discusión. En dicho discurso se afirma que «México ha mantenido siempre una activa participación en los distintos foros sobre el tema de Población». Cabe subrayar que dicha «activa participación» fue omisa en El Cairo. Se afirma que «Hay (...) una preocupación (...) por la forma de abordar el tema de la migración internacional que, en términos cuantitativos, ha llegado a niveles sin precedentes». Al respecto se señala que la causa fundamental de «los movimientos migratorios internacionales (...) sigue siendo la desigualdad en los niveles de desarrollo...» y que «se deben reconocer y respetar en la práctica los derechos humanos de los migrantes» y no «desconocer que la migración internacional es producto de una realidad compartida». Aunque se reconoce que «El momento actual se caracteriza por una fuerte tendencia hacia la llamada “globalización” se señala que “La globalización de las ideas no puede significar la imposición de una idea”. Se señala también “la preocupación [de México]” por la persistencia y, más aún, la profundización de la pobreza. La brecha Norte-Sur es mayor en casi 100% a la que existía hace 20 años». En materia demográfica se afirma que aunque en «Asia y América la fecundidad ha descendido de manera apreciable 377 LA CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE POBLACIÓN Y DESARROLLO DE EL CAIRO Y LA FALTA DE TOMA DE POSICIÓN POR PARTE DE MÉXICO (...) no se debe subestimar la gravedad del problema del crecimiento de la población», afirmación que es aprovechada para el auto elogio: «Internamente, se ha hecho un gran esfuerzo de modernización económica y política, con el propósito de mejorar la calidad de vida de la población (...) en México el crecimiento de la población cambió de manera notable, de casi 3.5% anual a 1.8%, y se empieza a perfilar un nuevo patrón menos polarizado de distribución poblacional en el territorio». Se presume también de haber sido invitado México a formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de haber firmado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sin olvidar que «México mantiene una inveterada solidaridad (...) con nuestra región Latinoamericana». En materia de educación se señala que «se le deberá otorgar una muy especial atención (...) ya que desde el punto de vista demográfico, permite el acceso a la información adecuada». En relación con «el cuidado del medio ambiente» se afirma que «se deberá asentar su estrecha relación con la pobreza», y con «los fenómenos demográficos». En materia de la «inequidad entre los géneros» se señala que México continuará promoviendo la mejoría de «la condición social de la mujer». Es sólo al final de la intervención de la Delegación Mexicana ante la Sesión Plenaria de la Conferencia que se habla de «planificación familiar» y de «salud reproductiva», sólo para señalar que «es un campo en el que México ha tenido grandes logros». La Delegación Mexicana concluye señalando que lo que México busca es el consenso entre las naciones, «evitando caer en polarizaciones que impiden el avance en el tema central» de la Conferencia, a saber, «La población, el crecimiento económico sostenido y el desarrollo sustentable». Finalmente se señala que el objetivo más importante de México es «fortalecer los lazos que nos unen con toda la comunidad mundial...», pero se reconoce que «de nada sirven los consensos en torno a generalidades», sino propuestas de cooperación ambiciosas y viables, «lo que esperamos como resultado más viable». De lo dicho por Navarrete Prida en El Cairo queda claro que quiso evadir la discusión sobre el aborto y que los temas que trató de incluir 378 ANTONIO M. PRIDA PEÓN DEL VALLE en las negociaciones tales como el problema de los migrantes indocumentados resultaron un fracaso rotundo, ya que la respuesta de nuestro poderoso vecino del norte fue el endurecimiento de sus políticas migratorias y la virtual militarización de nuestras fronteras. En cuanto al fortalecimiento de lazos con la comunidad internacional hay que reconocer que resultó también un fracaso, ya que diversos países particularmente de América Latina, se mostraron inconformes con la ambigua posición adoptada por México. Se nos informó extraoficialmente que Mario Moya Palencia fue el que instrumentó la posición de México en la Conferencia de El Cairo. La posición propuesta por Moya Palencia, Secretario de Gobernación en las épocas de Luis Echeverría y artífice de la política de población de México desde esa época, incluye la creación de una Ley Federal Reglamentaria del artículo cuarto constitucional en materia de salud, que autorice la interrupción voluntaria del embarazo dentro del plazo clínico que ofrece seguridad, bajo la responsabilidad de la mujer y del médico. La propuesta propone reformar también los códigos penales locales para tipificar el aborto sólo como la interrupción del embarazo sin la voluntad de la mujer, o sin intervención médica, o fuera de los plazos clínicos, manteniéndolo como figura punible. De culminar esta propuesta, el aborto seguiría siendo un delito, pero la interrupción voluntaria del embarazo bajo vigilancia técnica implicaría el ejercicio de un derecho o garantía individual de la mujer. Independientemente de las posiciones que se tengan en relación con el aborto, resulta reprobable que se maquinen desde el gobierno estrategias como la expuesta, a espaldas de la opinión pública. La sociedad civil está obligada moralmente a desenmascarar al gobierno. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 379 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL Jaime F. Cárdenas Gracia Sumario: I. Introducción; II. Las falacias jurídicas previas; III. Marco teórico; IV. Antecedentes de la reforma de 1993; V. La reforma de 1993; VI. Conclusiones. I. INTRODUCCIÓN Uno de los aspectos clave de la democratización del Estado mexicano radica en la necesaria profundización democrática de sus entidades y órganos. En ese contexto, especial importancia tuvo la reforma política que el año pasado se aprobó con respecto al Distrito Federal. En la reforma hay dos aspectos torales que considero permean las distintas adiciones y modificaciones al texto constitucional. Estos dos elementos son: la paulatina elaboración de la idea metropolitana y los cambios políticos en la estructura de poder del Distrito Federal. La reforma estuvo teñida de multitud de incomprensiones y de aspectos contradictorios que a muy pocos satisficieron; no en vano uno de nuestros intelectuales la llamó la reforma vaticana, por su intención de agradar a los sectores involucrados de manera que todos recibieran algún beneficio, pero nunca el beneficio completo. Las reflexiones que a continuación se esbozan admiten los méritos de la reforma en cuanto al avance de los aspectos torales que se mencionaron en el primer párrafo de esta introducción, pero también son conscientes de sus limitaciones. La opinión de muchos, que es aquí compartida, insiste en su carácter de reforma coyuntural y provisional como las realizadas al resto de las instituciones políticas mexicanas. No puede analizarse jurídica ni políticamente una reforma constitucional en estos tiempos sin asumir previamente que en México se vive un 380 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA proceso de transición a la democracia, y es así que debe contextualizarse cualquier cambio político. Y que el proceso seguido hasta fecha reciente –me refiero a los acontecimientos de Chiapas– ha sido el de una transición gradual, lenta, concentrada en la fase de liberalización política pero no de una auténtica democratización 1. II. LAS FALACIAS JURÍDICAS PREVIAS El debate político previo a las reformas estuvo empañado por lo que he designado como las cuatro falacias jurídicas sobre la reforma política del Distrito Federal. Estas falacias fueron: 1. La afirmación de que todo Estado federal requiere un territorio específico para el asiento de los poderes federales. 2. La falacia de que todo Estado federal debe estar integrado exclusivamente por Estados. 3. La pretensión de que para democratizar al Distrito Federal se hace necesario que su territorio se erija un Estado con municipios. 4. Que en la reforma al Distrito Federal se debía atender preponderantemente a la profundización democrática olvidando el fenómeno metropolitano. Por lo que hace a la primera y segunda de las falacias, el Derecho comparado nos indica que hay Estados federales con territorios federales, y Estados federales sin tales territorios. Estados federales como Alemania, Austria o Suiza no cuentan con un territorio específico que sea asiento de los poderes federales; en cambio, otros como Estados Unidos, Brasil, Argentina o la India lo tienen. Esto significa que no hay un modelo a priori de Estado federal. Desde un punto de vista jurídico, Estado federal no tiene por qué significar lo mismo en todo 1 Cárdenas Gracia, Jaime, «La transición después de Chiapas», Revista Etcétera, México, jueves 10 de marzo de 1994. 381 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL tiempo y lugar. El Estado alemán, el suizo, el austriaco, el brasileño, el indio, etcétera, poseen características diferentes y algunos rasgos comunes. A este respecto González Encinar dice: «Por eso, no hay un concepto de Estado Federal capaz de dar razón de la variedad que existe en las estructuras organizativas de los Estados que así se autodenominan. La estructura federal del Estado responde en cada caso, en cada país, a circunstancias y necesidades distintas. La forma particular en que cada uno de los llamados Estados federales combina la centralización con la descentralización no es fruto de un diseño apriorístico ni reflejo de un pretendido modelo, sino una respuesta a la concreta circunstancia histórica o política social» 2. Se puede decir, sin temor al error, que hay tantos modelos federales como Estados organizados federalmente, aunque siempre sea posible extraer características comunes. Los principios federales deben ensamblarse íntimamente con el resto de los principios y valores constitucionales de cualquier Estado particular. En el caso de México habría que contextualizarlos con los de: democracia, estado de derecho, justicia social, etcétera, pues el federalismo, como la división de poderes, o el principio democrático, jurídicamente deben ser interpretados a la luz de la totalidad del marco jurídico y de la historia político social del Estado mexicano, al tenor de las nuevas teorías de la argumentación jurídica como las de Perelman o Alexy. Por otra parte, este federalismo debe ser concebido de acuerdo al presente, atendiendo por ello a la suma de circunstancias contingentes que lo posibilitan o lo obstruyen, con la idea de seguir manteniendo su núcleo fundamental, pero sin escindirlo del resto de los proyectos: el fortalecimiento de la democracia y el desarrollo económico-social de la población. La tercera y cuarta falacias fueron producto de pensar que la democracia sólo es realizable erigiendo un Estado con municipios y desconocer el fenómeno metropolitano. 2 González Encinar, José Juan, El Estado Unitario-Federal, Editorial Tecnos, Madrid, 1985, pp.86-87. 382 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA Existe un gran consenso, no nuevo 3 sobre la deficiencia de los derechos políticos de los capitalinos, la complejidad metropolitana, y la necesidad de afrontar esas situaciones, por lo que cualquier proyecto que conceda derechos políticos locales a los habitantes de la capital y genere, por otra parte, instituciones, normas y prácticas capaces de resolver los problemas metropolitanos de mejor manera que hoy en día, es visto evidentemente con entusiasmo. No debe perderse de vista a este respecto la tendencia mundial que insiste en los aspectos de coordinación de las políticas públicas metropolitanas y en la creación de este tipo de organismos para ciudades como Tokio y Los Ángeles, entre otras 4. El anterior modelo es congruente tanto con la historia constitucional del Distrito Federal con la indudable reivindicación democrática de sus habitantes. En algunos medios se insistía en la necesidad de crear municipios en el actual territorio del Distrito Federal. Esta posición, al igual que la otra que reclamaba la necesidad de un nuevo Estado, eran parte de un planteamiento incorrecto, producto de los esquemas jurídicos tradicionales, que no conciben formas de organización política distintas a las establecidas. El problema metropolitano de la ciudad de México no puede resolverse bajo estas hipótesis de trabajo. El problema metropolitano necesita de una nueva visión jurídica y para ello era preciso que se elevara a rango constitucional una organización metropolitana que poseyera al menos los siguientes elementos: combinación entre extensas atribuciones centrales capaces de coordinar las atribuciones metropolitanas, y una dosis importante de desconcentración y descentralización que diera a los ciudadanos y a las autoridades descentralizadas y desconcentradas un ámbito de competencias exclusivas y una gran capacidad de flexibilización en el quehacer 3 4 Ver Herrera y Lasso, Manuel, Estudios de Derecho Constitucional, Vol. II Editorial Polis, México, 1940, pp.135-148. Borja, Jordi; Manuel Castelis; Roberto Dorado; Ignacio Quintana, Las grandes ciudades en la década de los noventa, Madrid, 1990. 383 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL administrativo; la creación de un órgano legislativo para toda la entidad; y la convivencia o coordinación entre autoridades metropolitanas, centrales, descentralizadas y desconcentradas. La fórmula de los municipios como mecanismo de descentralización es inadecuada, pues la autonomía que poseen los municipios, de acuerdo a lo establecido en el artículo 115 de la Constitución, haría imposible el nivel de coordinación exigido para la solución de las políticas públicas de la zona metropolitana. En una entidad como el Distrito Federal con tal grado de complejidad social y económico, sería imposible determinar con precisión los límites municipales. III. MARCO TEÓRICO El Distrito Federal ha sido tradicionalmente considerado como la circunscripción territorial que sirve como sede o lugar de residencia a los poderes del gobierno federal. La idea de contar con un territorio exclusivo y propio parece ser, desde el punto de vista de la Teoría Constitucional, poco congruente con el tipo de Estados federales. Sin embargo, esa afirmación es desmentida por la realidad comparada de los Estados federales. Lucas Verdú considera que el Estado Federal tiene solamente un territorio como lo tiene el Estado Unitario; lo que sucede es que organiza constitucionalmente distintos espacios políticos, tantos como Estados particulares. Es decir, el núcleo o base de cualquier Estado federal son los Estados particulares. No obstante, como el citado autor lo reconoce, existen ciertas zonas territoriales que pertenecen exclusiva y directamente al Estado federal. Estas zonas exclusivas han sido: a). Los distritos federales dependientes directamente del gobierno federal (distrito de Columbia en Estados Unidos, el Distrito Federal en México, Venezuela, Argentina, Brasil, Australia, etcétera). b) Los territorios federales administrados exclusivamente por funcionarios dependientes de la Unión Federal debido a su escasa 384 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA población, como ha ocurrido con los territorios federales de Estados Unidos o México, que después han adquirido la categoría de Estados. c) Los casos históricos que por razones diversas no se elevaron a la categoría de Estados. Lucas Verdú señala el caso del llamado Reichland de Alsacia y Lorena, que dependió del Imperio Alemán de 1871 a 1918. d) Las colonias o posesiones que pertenecen al Estado Federal 5. Lo anterior de alguna manera presupone que no existe un modelo único de Estado Federal como anteriormente se señaló. Es importante reiterar que los distritos federales modernos, y es el caso de la Ciudad de Mexico, no únicamente son sede de los poderes federales sino zonas densamente pobladas, con grandes necesidades, y en muchas ocasiones escasos recursos. Por ello cualquier análisis sobre el Distrito Federal no puede ignorar lo que la teoría ha denominado como las áreas metropolitanas: entes integrados por grandes aglomeraciones urbanas entre cuyos núcleos de población existen vinculaciones económicas y sociales que hacen necesaria la planificación conjunta y la coordinación de determinados servicios y obras. Como ya mencionamos, dichos entes tienen particular importancia para lo que hoy constituye el Distrito Federal, ya que tanto su territorio como su población reciben la influencia de otros territorios y otras poblaciones, lo que provoca la existencia de una nueva conformación denominada área metropolitana. En fecha reciente, la naturaleza jurídica de las áreas metropolitanas ha sido objeto de múltiples estudios. Para algunos autores constituye un nuevo nivel de gobierno que rompe con la tradicional concepción de triple ámbito gubernamental integrado por la Federación, los Estados y los municipios al conformarse una nueva estructura con elementos de los tres niveles de gobierno ya mencionados, para la solución y satisfacción de los problemas que se presentan en esa zona de confluencia. Otros autores, por su parte, las han considerado como 5 Lucas Verdú, Pablo, Curso de Derecho Político, Vol. II, Editorial Tecnos, Madrid, 1986, p.374. 385 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL entidades locales autónomas a partir de su ubicación en la órbita de la Administración Estatal. Lo anterior ha dado lugar a que se fortalezca paulatinamente la tendencia a la separación entre la administración local y lo que se debe entender como el gobierno urbanístico del espacio, dotado de plena personalidad jurídica, que conforma la zona de confluencia 6. La naturaleza jurídica del Distrito Federal ha sido poco explorada por la doctrina constitucional mexicana. Algunos lo consideran, sin profundizar, como un cuasi-Estado o un semi-Estado por no disponer de Constitución propia, como sucede con las demás entidades que conforman la Federación. Otros lo consideran como un gobierno local, cuyas características no le son del todo favorables. Por mucho tiempo, el gobierno del Distrito Federal mexicano, al igual que su administración, han dependido de los poderes federales, careciendo en sentido material de asamblea legislativa propia, aun cuando formalmente el Congreso de la Unión ha funcionado como órgano legislativo local al legislar exclusivamente para el Distrito Federal. Ha carecido de un gobernador electo popularmente y el Presidente de la República ha tenido también la función de ser ejecutivo local para el Distrito Federal. Únicamente el Poder Judicial era y es de naturaleza formal y materialmente local. Algunos pudieron haber pensado antes de las reformas de 1993, que con fundamento en el artículo 43 de la Constitución, que enumera las partes integrantes de la Federación, el Distrito Federal era una entidad federativa y por ello compartía la misma naturaleza de aquéllas: sin embargo esto no acertaba a resolver su naturaleza jurídica, ya que entre éste y un Estado de la República existían y existen grandes diferencias, entre las que destaca la autonomía de los segundos y la ausencia de tal en el primero; la existencia del municipio en las entidades federativas y la falta de los mismos en el Distrito Federal; y la designación de los gobernantes por sufragio popular en los Estados y 6 Para el análisis de las áreas metropolitanas ver: Barrero Rodríguez, María Concepción, Las áreas metropolitanas, Madrid, Editorial Civitas, 1993. 386 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA la no intervención de la ciudadanía hasta antes de las reformas, las que en esta parte entrarán en vigencia en 1997, en la designación del Jefe del Distrito Federal. La Suprema Corte ha reiterado en varias ocasiones el criterio de que el Distrito Federal es un territorio cometido directamente al orden federal pero que no se confunde con la Federación, en virtud de la diferencia de intereses que persiguen. Incluso en cuestión de jerarquía de leyes expedidas por el Congreso de la Unión, las de índole federal son superiores a las de índole local para el Distrito Federal. Se concluye que su criterio es no confundir al Distrito Federal con la Federación, y no asimilarlo con los Estados. Un rasgo distintivo para determinar su naturaleza jurídica es considerarlo como un gobierno local, con todas las características de éstos, es decir, como un conjunto de órganos e instituciones de gobierno y un sinnúmero de relaciones entre éstos y los ciudadanos. El Distrito Federal debe ser entendido por una parte como sede de los poderes federales y como gobierno local. Si se considera en esta última perspectiva, lo importante debe ser la organización democrática de este gobierno, las relaciones de participación y comunicación con los habitantes del conglomerado social y la calidad de los servicios públicos que en éste se presten. Si se ubica al Distrito Federal en el modelo federal, en el que se encuentra circunscrito, entonces debe distinguirse del resto de las entidades federativas, y aceptar que los poderes federales deben tener en él algún tipo de injerencia. Estimo que a partir de estas ideas se debe presentar cualquier estudio de su naturaleza jurídica. IV. ANTECEDENTES DE LA REFORMA DE 1993 La experiencia estadounidense influyó en la estructura gubernamental de los gobiernos de los sistemas federales. La institución del 387 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL Distrito Federal es un buen ejemplo. Las naciones latinoamericanas y en particular, Argentina, Brasil, Venezuela y México, han concedido a los poderes federales un territorio propio para garantizar su independencia frente a cualquier otro de los integrantes de la Federación. Cada uno de ellos ha tenido un origen y una evolución particular. El Constituyente de 1824 adoptó un sistema federal, y en su artículo 50 facultó al Congreso para elegir un lugar que sirviera de residencia a los supremos poderes de la Federación, y ejercer en su distrito las atribuciones del poder legislativo de un Estado, así como variar esta residencia cuando lo juzgara necesario 7. Con esta disposición se creó formalmente el Distrito Federal, aun cuando el artículo quinto no hizo mención a él como parte integrante de la Federación. En 1836, con la expedición de las Siete Leyes Constitucionales que establecieron una República Centralista, quedó automáticamente anulada la existencia del Distrito Federal. Su territorio se incorporó al denominado Departamento de México. El gobernador del Departamento primero fue nombrado únicamente por el Presidente, y después este nombramiento se hizo a propuesta de la Asamblea Departamental. Al restablecerse la Constitución Federal de 1824, en el año de 1847, a través del Acta Constitutiva y de Reformas del 18 de mayo, se reincorpora el Distrito Federal, tendrá voto en la elección de Presidente y nombrará dos senadores. Es a partir de estas reformas cuando el Distrito Federal empieza a ser equiparado con las entidades federativas, toda vez que el beneficio de la representación senatorial abandona la postura clásica del Estado Federal. El gobernador del Distrito Federal era nombrado por el Presidente de la República, y la ciudad de México continuó manteniendo su organización política municipal, junto con ocho cuarteles mayores o prefecturas que eran lo que hoy conocemos como delegaciones. 7 Ver Cuadernos de la Reforma Política en la Ciudad de México, «Debates Legislativos 1824», Departamento del Distrito Federal, México, 1992. 388 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA En 1853, Santa Anna volvió a asumir el poder y desconoció el Acta de 1847, gobernando el país con un orden jurídico centralista. E1 gobierno de la ciudad se entregó a un ayuntamiento compuesto de un presidente, doce regidores y un síndico, de acuerdo con la ordenanza provisional del Ayuntamiento de México del 2 de mayo de 1853. La Revolución de Ayutla terminó con el gobierno de Santa Anna, y tras un breve período se convocó al Congreso Constituyente, quien habría de definir los lineamientos del nuevo sistema federal. Fue aquí donde nuevamente se discutió el lugar donde debería estar la sede de los poderes federales, para lo cual se propuso a Querétaro y a Aguascalientes. Razones de carácter político, histórico, económico y geográfico obligaron al Constituyente a decidirse por la Ciudad de México. La Constitución de 1857 previó la creación del Estado del Valle de México, en el territorio del Distrito Federal, y para el caso de cambio de sede de los poderes federales 8. Se estableció la elección popular para las autoridades políticas, municipales y judiciales del Distrito Federal. Después de la expedición de la Constitución de 1857, nuestro país se encontró inmerso en una serie de conflictos propiciados por lo que históricamente se denomina la guerra de reforma. En esa etapa, el centralismo pretende retornar; sin embargo, con el triunfo de Juárez en 1867, se consolidó definitivamente la República, y la Ciudad de México readquiere en forma definitiva su carácter de Distrito Federal, con los límites territoriales ya asignados anteriormente, y bajo las condiciones jurídicas de gobierno expresadas por la Constitución Federal de 1857. En diciembre de 1899, el Congreso de la Unión aprobó los convenios sobre límites entre el Distrito Federal y los Estados de México y Morelos, además de decretar que su régimen interior se 8 Ver Cuadernos de la Reforma Política en la Ciudad de México, «Débates Legislativos 1857», Departamento del Distrito Federal, México, 1992. 389 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL dividiría territorialmente en las municipalidades de México y varias prefecturas. Porfirio Díaz expidió la Ley de la Organización Política y Municipal del Distrito Federal, en 1903, con la cual se le consideró como parte integrante de la Federación y se dividió en trece municipalidades. El orden político y administrativo dependía del Ejecutivo Federal por conducto de la Secretaría de Estado y el Despacho de Gobernación. Venustiano Carranza, en 1915, después de la derrota de Villa por las fuerzas de Obregón, comenzó a reorganizar el gobierno de la capital. Para ello, primero derogó la Ley de Organización Política Municipal de 1903, porque consideraba que el municipio libre podía funcionar en todas las ciudades del país, pero la Ciudad de México, sede de los poderes federales, debía ser la excepción. La lucha del Constituyente de 1917 fue por la sobrevivencia del gobierno municipal en la capital de la República. Esta Constitución reprodujo el texto de la Constitución de 1857, relativo al asentamiento de los poderes federales y a la creación potencial del Estado del Valle de México 9. La fracción VI del artículo 73 de la Constitución de 1917 facultó al Congreso de la Unión para legislar en todo lo relativo al Distrito Federal y territorios de acuerdo con las bases siguientes: a) Se reconocía el régimen municipal del Distrito y de los territorios, disponiéndose que cada municipalidad debería contar con la extensión territorial y habitantes suficientes para poder subsistir con sus propios recursos y para contribuir a los gastos comunes. b) Se establecía que cada municipalidad estaría a cargo de un Ayuntamiento de elección popular directa, sin hacer la excepción que proponía el proyecto de Carranza, relativa a la Ciudad de México. c) El gobierno del Distrito Federal y de los territorios estaría a cargo de un gobernador, que dependería directamente del Presidente de la República, quien lo nombraría y removería libremente. 9 Ver Cuadernos de la Reforma Política en la Ciudad de México, «Debates Legislativos 1917», Departamento del Distrito Federal, México, 1992. 390 JAIME F. CÁRDENAS GRACIAFRANCISCO CARPINTERO d) Los magistrados y los jueces de primera instancia serían nombrados por el propio Congreso de la Unión, disponiéndose un sistema de sustituciones de estos funcionarios en caso de faltas temporales o absolutas. e) Se estableció que el Ministerio Público estaría a cargo de un procurador general que residiría en la Ciudad de México, el cual sería nombrado y removido libremente por el Presidente de la República. Paralelamente a la Constitución de 1917, se promulgó y entró en vigor la Ley de Organización del Distrito y Territorios Federales, la cual concentraba en el gobernador del Distrito Federal importantes facultades que hacían, en la práctica, ineficaz el régimen municipal previsto en la Constitución. En abril de 1928, el general Obregón envió al Congreso una iniciativa de reformas constitucionales 10, entre las que se incluía la concerniente al régimen del Distrito Federal, con un doble propósito: suprimir los ayuntamientos en el Distrito Federal y dejar a una Ley del Congreso que definiera y desarrollara las bases conforme a las cuales debía organizarse política y administrativamente. Se aprobó que el Congreso de la Unión, de conformidad con lo establecido en el artículo 73, fracción VI, base primera, tendrá facultades para legislar en todo lo relativo al Distrito Federal, sometiéndose a la siguiente cláusula: el gobierno del Distrito Federal estaría a cargo del Presidente de la República, quien lo ejercería por conducto del órgano u órganos que determinara la ley respectiva. En diciembre de 1928 se expidió la primera Ley Orgánica del Distrito y Territorios Federales, en donde se definió que el órgano a través del cual el presidente ejercería el gobierno del Distrito Federal sería el Departamento del Distrito Federal. En 1977 se reformó la fracción VI del artículo 73 para introducir dos formas de participación ciudadana: el referéndum y la iniciativa 10 Ver Cuadernos de la Reforma Política en la Ciudad de México, «Debates Legislativos 1928», Departamento del Distrito Federal, México, 1992. 391 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL popular. Paulatinamente, las referidas formas de participación ciudadana fueron desapareciendo del texto constitucional. Hacia 1987, se incluye la existencia de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, y la iniciativa popular se minimiza respecto de las materias que son competencia de la Asamblea. Las últimas reformas, aprobadas en 1993, desaparecen ese mecanismo de democracia directa. La creación de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal en 1987, fue calificada por el Constituyente Permanente como un avance tendiente al perfeccionamiento de la democracia. Como características principales destacaron: la pluralidad de los integrantes de la Asamblea que permitía una composición heterogénea de la misma, al ser designados sus integrantes tanto por el principio de representación proporcional como por el de mayoría relativa; sus funciones de órgano deliberativo y reglamentario; la facultad de promover leyes y reglamentos en virtud del derecho de iniciativa popular en materia legislativa. Por otra parte, sobresalieron sus funciones de gestoría social y comunitaria, de investigación y de control de la administración. V. LA REFORMA DE 1993 En el primer cuatrimestre de 1992 el Ejecutivo Federal consideró conveniente abrir al diálogo con las diferentes fuerzas políticas del Distrito Federal con el propósito de buscar los elementos, vía consenso, que permitieran plantear una reforma política integral sobre el Distrito Federal. Con ello se pretendió establecer un nuevo marco normativo que regulara las relaciones de las autoridades y de los habitantes que integran el Distrito Federal, así como las pautas sobre las cuales se debía desarrollar el núcleo de funciones y directrices del gobierno. Se iniciaron reuniones con todos los partidos políticos, a excepción del Partido de la Revolución Democrática, quien declinó la invitación formulada. Las negociaciones tuvieron lugar en la mesa de concertación que estuvo abierta a medios de comunicación. A través de audiencias públicas se recibieron propuestas sobre los diversos 392 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA temas a tratar y se elaboraron vía informe las posiciones vertidas. Destacaron tres de tales posiciones relativas a la forma de gobierno y fueron las siguientes 11: a) Mantener la figura de Distrito Federal con un departamento administrativo que se hiciera cargo de otorgar los servicios públicos. Igualmente que se hiciera la designación del Jefe del Departamento del Distrito Federal, y que ésta fuere ratificada ya sea por el Senado, por la Cámara de Diputados o bien por la Asamblea de Representantes. Incluso se propuso que los delegados territoriales fueran también ratificados por alguna de dichas vías. Así mismo, se consideró necesario modernizar el esquema administrativo para hacerlo más eficiente y desconcentrar más facultades. Para ello, se sugirió revisar los criterios que determinan la actual dimensión del Distrito Federal, modificar sus límites tomando en cuenta sus orígenes históricos, su población, la actividad económica y la existencia de equipamiento urbano. Se incluyó en la propuesta el establecimiento de delegaciones especiales con base en aspectos históricos y ecológicos. b) Erigir una entidad federativa en el territorio actual del Distrito Federal, dividida en municipios, pero manteniéndola como sede de los poderes federales, con un Congreso Local y la elección de un gobernador y presidentes municipales. Esta propuesta se enfrentó a múltiples opiniones: algunos hablaron de la desnaturalización del concepto de autonomía municipal al tener que establecerse sistemas de coordinación para la prestación de servicios; la superposición de autoridades y normatividad en materias como seguridad, transporte, dotación de agua, disposición de basura, rescate y conservación ecológicas. Por otra parte, se consideró a la recaudación fiscal y a los mecanismos de compensación necesarios para equilibrar las desigualdades territoriales de la urbe que harían también difícil la autonomía de la administración municipal. Algunos insistieron que una correcta distribución de atribuciones y competencias, evitaría 11 Ver Cuadernos de la Reforma Política en la Ciudad de México, «Posiciones Iniciales de los Partidos Políticos», Departamento del Distrito Federal, México, 1992. 393 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL los conflictos entre diversos niveles de autoridad. En este punto no se cuestionó la institución municipal como célula de la democracia sino la incompatibilidad o las adecuaciones necesarias para cumplir con las necesidades de funcionamiento, prestación de servicios y equilibrio social en el Distrito Federal. c) Crear un gobierno distinto o especial con instituciones locales representativas en la sede de los poderes federales con respecto a la soberanía del Congreso de la Unión sobre el Distrito Federal, y con una clara delimitación de las obligaciones que tendría dicho ente por ser sede de los poderes federales. Quienes sustentaron esta postura consideraron conveniente superar la discusión histórica y debate de posiciones tradicionales como gobierno del Distrito Federal o nueva entidad federativa, para crear una nueva figura de gobierno que avanzara en la democracia y conservara la competencia que correspondía a los poderes federales. Esta propuesta de gobierno sui generis incluyó la existencia de temas jurídico-políticos, procesos electivos, órganos ejecutivo y legislativo federal con ejecutivo y legislativo locales, ejercicio de funciones de gobierno, responsabilidad y participación ciudadanas, administración de servicios, y equilibrio de la ciudad con el resto del país. Adicionalmente, los trabajos de las audiencias subrayaron la necesidad de fortalecer la participación vecinal. Se consideró que, independientemente de la forma de gobierno en el Distrito Federal, sus vecinos y habitantes deberían participar más en las decisiones que les afectaran. También, y en relación con las facultades de la Asamblea de Representantes, se propuso por algunos, que el gobierno territorial emanara de la Asamblea de Representantes, con el fin de que dotara a una ciudad tan grande como el Distrito Federal de un ente para la toma de decisiones como las que se adoptan en las grandes ciudades del mundo. Del desarrollo de las audiencias se perfiló la necesidad de reconocer derechos de los habitantes de la ciudad en correspondencia a los tradicionalmente sancionados en la Constitución, como aquellos 394 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA que surgen de una sociedad compleja, urbana, a la que le concierne el bienestar, el funcionamiento de los servicios públicos, el acceso a los servicios sociales, etcétera. Por último, se trataron temas relacionados con la definición del ámbito de competencias, la organización de la acción pública, y el conjunto de reformas jurídico políticas, para conducir los cambios sin afectar el funcionamiento de la metrópoli. Correspondió al titular del poder ejecutivo, quien consideró el conjunto de posiciones iniciales sobre el tema, así como las reflexiones hechas durante el proceso de la mesa de concertación, y otros elementos más, presentar la iniciativa de modificaciones, adiciones y reformas en materia del Distrito Federal. Con el propósito de hacer acorde el texto constitucional con la sustancial reforma al artículo 122, se modificaron los artículos 31 fracción IV; 44; 73 fracciones VI, VIII y XXIX-H; 74, fracción IV, en sus párrafos primero, segundo y séptimo; 79 fracción II; 89, fracción II; 104, fracción I-B; 105; y 107 fracción VIII, inciso A. De igual manera se adicionó el artículo 76 con una fracción IX y se derogó la fracción XVII del artículo 89 de la Constitución Política. Las reformas establecieron la facultad del Congreso de la Unión, para expedir el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal en el que se determinarán: las atribuciones de los poderes de la Unión, las bases de organización y las facultades de los órganos locales de gobierno que serán: la Asamblea de Representantes, el Jefe del Distrito Federal, y el Tribunal Superior de Justicia. Además de que tal estatuto debe desarrollar: los derechos y obligaciones de carácter político de los habitantes del Distrito Federal, las bases para la organización de la Administración Pública del Distrito Federal, y las relativas para la integración del Consejo de Ciudadanos. El Constituyente pretendió dar al estatuto la posibilidad de que se regule en cuanto a los delegados territoriales, pues éstos tendrán autonomía 395 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL en sus funciones y atribuciones, y serán ratificados por la Asamblea. Asimismo el Estatuto deberá asegurar la unidad y la eficacia de los servicios públicos y las bases de la coordinación para acciones conjuntas en la Zona Metropolitana. Respecto a los Consejos Ciudadanos, la intención de Constituyente es que tengan atribuciones para participar en decisiones de uso de suelo y en la supervisión comunitaria de los presupuestos correspondientes a las delegaciones, así como en la supervisión de la operación de los servicios públicos. El Presidente de la República tiene importantes facultades en el Distrito Federal, entre ellas, el nombramiento del Jefe del Distrito Federal, la aprobación del nombramiento o remoción que haga el Jefe del Distrito Federal del Procurador General de Justicia, y la iniciativa de leyes y decretos ante la Asamblea de Representantes de Distrito Federal. Continúa como facultad del presidente el mando de la fuerza pública en el Distrito Federal y la designación del servidor público que la tiene a su cargo. Con todo lo anterior se pretendió dar injerencia al Ejecutivo Federal en los aspectos gubernamentales del Distrito Federal por ser sede de los Poderes de la Unión. Respecto a la Asamblea de Representantes se fijaron las reglas relativas a su integración, duración, requisitos de elegibilidad de sus miembros, el procedimiento de elección de sus integrantes, y los períodos de reunión. El texto constitucional señala que la Asamblea se integrará por cuarenta representantes electos según el principio de votación mayoritaria relativa, mediante el sistema de distritos electorales uninominales y veintiséis representantes electos según el principio de representación proporcional, a través del sistema de listas votadas en una circunscripción plurinominal. La Asamblea tiene facultades en cuanto a la expedición de su Ley Orgánica, su participación en el presupuesto de egresos, la cuenta pública, en la expedición de las leyes orgánicas de los Tribunales de Justicia del Distrito Federal y del Tribunal de lo Contencioso Administrativo. 396 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA Asimismo, se establece como otra de sus facultades el presentar iniciativas de leyes y decretos ante el Congreso de la Unión, en materias relativas al Distrito Federal: administración pública local, su régimen interno y de procedimientos administrativos; de presupuesto, contabilidad y gasto público; regulación de su Contaduría Mayor; bienes del dominio público y privado del Distrito Federal; servicios públicos y su concesión, así como de la explotación, uso y aprovechamiento de los bienes del dominio del Distrito Federal; justicia cívica sobre faltas de policía y buen gobierno; participación ciudadana; organismo protector de los derechos humanos; civil; penal; defensoría de oficio; notariado; protección civil; prevención y readaptación social; planeación del desarrollo urbano y uso del suelo; establecimiento de reservas territoriales; preservación del medio ambiente y protección de animales; construcciones y edificaciones; vías públicas; transporte urbano y tránsito; estacionamientos; servicio público de limpia; fomento económico y protección al empleo; establecimientos mercantiles; espectáculos públicos; desarrollo agropecuario; vivienda; salud y asistencia social; turismo y servicios de alojamiento; previsión social; fomento cultural, cívico y deportivo; mercados, rastros y abasto, cementerios, y función social educativa en los términos de la fracción VIII del artículo tercero de la Constitución. La reforma pretendió que la Asamblea pasará a ser de un órgano de representación y gestión a uno de representación política con facultades legislativas en los ámbitos de competencia que establece el artículo 122 en la fracción IV de la Constitución, de tal forma que la facultad genérica para legislar en el Distrito Federal corresponde al Congreso de la Unión, y a la Asamblea legislar en las materias específicas que la Constitución señala. Es de destacar que para la designación del Jefe del Gobierno de la Ciudad de México se estableció una fórmula que intenta conciliar la participación directa de los ciudadanos en una elección universal, libre y secreta con la intervención del Presidente de la República en su designación. Dicha jefatura corresponderá al partido político que por sí mismo obtenga el mayor número de asientos en la Asamblea de Representantes. De entre cualquiera de los candidatos de ese partido 397 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL que hubieran obtenido mayoría en los procesos electorales del Distrito Federal, el Presidente de la República nombrará al Jefe del Gobierno de la ciudad. La facultad de iniciar leyes y decretos ante la Asamblea corresponde a los miembros de la Asamblea, al Presidente de la República y al Jefe del Distrito Federal, a excepción de la iniciativa de Ley de Ingresos y Decreto de Presupuesto de Egresos que corresponde de manera exclusiva al Jefe del Distrito Federal. El Presidente de la República tiene la atribución de formular observaciones a los proyectos de leyes o decretos expedidos por la Asamblea, mismas que deberá realizar en un lapso de diez días hábiles, y en caso de no hacerlo en este término se entenderá aceptado y se procederá a la promulgación del proyecto. El Jefe del Distrito Federal es el titular de la administración pública del Distrito Federal. Principalmente, en la fracción VI del artículo 122 constitucional, se señala lo relativo de su nombramiento y ratificación duración en el cargo; la forma de cubrir sus faltas temporales y absolutas; la concesión de licencias; la no reelección; reglas relativas a la remoción del cargo; y disposiciones relativas a su responsabilidad. Un importante cambio respecto a la función judicial en el Distrito Federal fue la modificación en la manera de designar a los magistrados del Tribunal Superior de Justicia. Los nombramientos serán realizados ya no por el Presidente, sino por el Jefe del Distrito Federal y sometidos a la ratificación de la Asamblea. Se estableció también una garantía judicial de inamovilidad, en el sentido de que si los magistrados después de seis años son ratificados en sus cargos, sólo podrán ser privados en sus puestos en los términos del título cuarto de la Constitución. Igualmente, se determinó que el Tribunal Superior de Justicia elaborará su propio presupuesto para su inclusión en el proyecto de presupuesto de egresos que el Jefe del Distrito Federal envíe a la Asamblea. En la fracción IX del artículo 122 se estableció una de las reformas más importantes para el desarrollo del área metropolitana de la 398 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA Ciudad de México. Son reglas tendientes a facilitar la coordinación de las distintas jurisdicciones locales y municipales entre sí, y de éstas con la Federación y el Distrito Federal en cuanto a las materias de planeación y ejecución de acciones en las zonas conurbadas limítrofes a él, en materias de asentamientos humanos; protección al ambiente, preservación y restauración del equilibrio ecológico; transporte, agua potable y drenaje; recolección, tratamiento y disposición de desechos sólidos y seguridad pública. La misma fracción también menciona la existencia de convenios que serán suscritos por los gobiernos a que se refiere el párrafo anterior con el propósito de crear comisiones metropolitanas en las que concurran y participen. En cuanto a estas comisiones, el texto constitucional precisa que deberán establecer: 1. Bases para la celebración de convenios, en el seno de las mismas comisiones, conforme a las cuales se acuerden los ámbitos territoriales y de funciones respecto a la ejecución y operación de obras, prestación de servicios públicos o bien la realización de acciones en las materias ya indicadas. 2. Las bases para establecer coordinadamente las funciones específicas en cada una de las materias, así como lo relativo a la aportación común de recursos materiales, humanos y financieros necesarios para su operación, y las demás reglas para la regulación conjunta y coordinada del desarrollo de las zonas conurbadas, prestación de servicios y la realización de acciones. En efecto, el tamaño de la zona metropolitana de la Ciudad de México ha provocado la preocupación del Constituyente por regular mecanismos que coadyuven en la solución de la problemática generada en un área de tal dimensión. Todas las vías que en anteriores ocasiones se han propuesto para su solución han quedado rebasadas. Por ello, la reforma en comento prevé la existencia de dichos mecanismos llámeseles de planeación o bien de ejecución de acciones. 399 REFLEXIONES SOBRE LA REFORMA POLÍTICA AL DISTRITO FEDERAL VI. CONCLUSIONES La reforma al Distrito Federal fue de gran trascendencia. Sin embargo, muchos de los propósitos del gobierno y de la oposición quedaron satisfechos parcialmente. En cuanto a la democratización del Distrito Federal, es necesario entender que la reforma es una etapa más de un proceso que no ha concluido. La participación que tiene el Presidente de la República en la designación del Jefe del Distrito Federal sigue siendo excesiva. Las facultades de la Asamblea también son susceptibles de ampliarse. Y tal vez, lo más criticable de la actual reforma, sea el diferimiento en la iniciación de su vigencia. Los plazos hasta el año de 1995, 1997, ó 2000 son demasiado largos. La otra gran demanda en el Distrito Federal fue la de crear la zona metropolitana. La reforma al artículo 122 fracción IX es un tibio ensayo de metropolitización. Los problemas que enfrenta la ciudad requerían una concepción metropolitana más ambiciosa que centralizara las decisiones y desconcentrara su ejecución, y no como se hizo, al dejar a la integración de ciertas comisiones la resolución de problemas metropolitanos capitales. Tal vez, la reforma metropolitana no se abordó porque hubiese significado la modificación de la estructura formal y material de poder en México, al incluir una zona dotada de autonomía y de personalidad jurídica propia, que afectaría visiblemente a la idea de contar en exclusiva con tres niveles de gobierno. Otro aspecto interesante, inédito en la historia constitucional mexicana, radica en el procedimiento de designación del Jefe del Distrito Federal. Tal procedimiento posee tintes parlamentarios indudables que sólo pueden explicarse en términos políticos, al percibir las autoridades y los partidos que en un espacio competido por más de dos fuerzas políticas, el mecanismo presidencial, no funciona por su tendencia a generar lo que en ciencia política se conoce como juegos de suma cero. 400 JAIME F. CÁRDENAS GRACIA La reforma en su conjunto, y eso no puede negarse, implicó una severa limitación a las atribuciones presidenciales. Tanto por lo que ve al sistema semiparlamentario para la designación de Jefe del Distrito Federal, como respecto a las facultades legislativas de la Asamblea, y en cuanto a los obstáculos para la remoción del Jefe del Distrito Federal, como dice la reforma, corresponde al Senado y en sus recesos a la Comisión Permanente, por causas graves que afecten las relaciones con los poderes de la Unión o el orden público en el Distrito Federal, en donde la solicitud de remoción debe provenir de una mayoría de los miembros del Senado o de la Comisión Permanente. Si la democracia del siglo XIX y del siglo XX ha sido una democracia de partidos, la democracia del futuro, sin desconocer el papel de las organizaciones políticas y sociales, será una democracia de ciudades, principalmente de metrópolis y megalópolis con suficientes y adecuadas instituciones para cumplir con los perennes ideales de la democracia clásica: la justicia, la transparencia, el libre debate de las ideas, el control de los gobernantes hacia los gobernados, etcétera 12. El gobierno metropolitano debe entenderse tanto desde el punto de vista de la democracia como de la gestión de los servicios públicos. Desde el punto de vista de la democracia a través de la participación de los ciudadanos por medio de múltiples organizaciones y consejos, tanto para proponer medidas como para fiscalizar a las autoridades, usando los medios tradicionales de la democracia representativa como los aún más clásicos pero olvidados de la democracia directa. Desde el punto de vista de la gestión de servicios, debemos ver lo relacionado con la unidad en la conducción administrativa (centralización) y la adecuada dosis de desconcentración y de concurrencia. La experiencia demuestra que la centralización es muy importante, pues la presencia de intereses locales contrapuestos a los de la metrópoli y la preeminencia de los conflictos particulares, no permite la implementación de acciones congruentes, claras, con seguridad jurídica en favor de los habitantes y usuarios de los servicios públicos. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 12 Jones, Emrys, Metrópolis, Alianza Editorial, Madrid, 1992. 401 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO José Antonio Lozano Díez Sumario: I. Introducción; II. Naturaleza jurídica del procedimiento administrativo; III. Naturaleza jurídica del recurso administrativo; IV. Comentarios a la nueva ley federal de procedimiento administrativo. I. INTRODUCCIÓN Con fecha 4 de agosto de 1994 apareció publicada en el Diario Oficial de la Federación, la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, respondiendo a las políticas de simplificación y formalidad de la Administración Publica Federal, así como a la cada vez más urgente necesidad de unificación de los recursos administrativos de los particulares como medio apto para la defensa de los particulares ante ella. La tendencia seguida en nuestro país durante el transcurso de muchos años ha sido de un engrandecimiento creciente de la Administración Pública, lo que significa al mismo tiempo una creciente complejidad de la misma, aun cuando la Administración denominada paraestatal ha sufrido a lo largo de los últimos años importantes reducciones consistentes de manera principal en la enajenación a particulares de empresas de participación estatal mayoritaria. Lo anterior significa en la práctica severas complicaciones para los particulares, que ante el maremágnum de disposiciones administrativas ven afectada en muchos casos su esfera de garantías individuales por un estado de incertidumbre jurídica al no ser capaces de conocer a fondo su situación frente a la Administración, con lo que la creación de esta ley había sido insistentemente reiterada por diversos especialistas en la materia. 402 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ Por otro lado es importante comentar que por lo que se refiere a los recursos regulados por diversas leyes administrativas, éstos se encontraban en ocasiones reguladas deficiente o contradictoriamente, lo que acentuaba de forma singular el estado de incertidumbre jurídica de los particulares. Si bien es cierto que la nueva ley posee grandes deficiencias debido a que su proceso de creación no fue realmente tan pausado y organizado como para elaborar un ordenamiento congruente y completo; no cabe duda de que es un primer paso muy importante para avanzar no tan sólo a un sistema jurídico en el que se regule el procedimiento administrativo, sino a un sistema de justicia administrativa capaz de responder a los reclamos actuales. Dentro de nuestra legislación de tradición judicialista, la insigne figura del juicio de amparo ha sido sin duda la garante por excelencia de la esfera de garantías de los particulares; sin embargo, para muchos es difícil acudir a esta vía como la solución óptima por lo que se vuelve necesario crear cada vez más instituciones que protejan de manera más adecuada y más al alcance de las particulares su esfera de garantías, así como perfeccionar las instituciones existentes, que van desde procedimientos adecuados y uniformes que respeten las garantías de los administrados hasta los medios de defensa aptos frente a la propia administración. En este sentido se creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el Tribunal Agrario, se aumentó la competencia del Tribunal Fiscal de la Federación y actualmente se promulgó la Ley Federal de Procedimiento Administrativo. No obstante lo anterior, en nuestra opinión todavía queda un largo camino por recorrer en lo que se refiere a jurisdicción administrativa para lograr tener una Ley de Procedimiento Administrativo armónica, así como Tribunales de lo Contencioso Administrativo, todo ello a nivel tanto local como federal. La pretensión del presente trabajo es dar un marco básico del procedimiento administrativo como garantía de seguridad jurídica para 403 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO los particulares, así como ubicar el recurso administrativo como medio de defensa apto ante la Administración Pública para posteriormente hacer algunos comentarios a la nueva ley. II. NATURALEZA JURÍDICA DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO 1. Administración Pública La administración pública constituye con su organización, las relaciones de los órganos que la componen entre sí, y las relaciones de los administrados con aquéllos, el objeto de estudio del derecho administrativo que surgió como disciplina jurídica después de la consumación de la revolución francesa 1. El enorme fenómeno de crecimiento de la administración pública al grado de prácticamente confundir el término gobernado con el de administrado dentro del Estado, ha repercutido en la ampliación del campo de estudio del derecho administrativo, aun con la actual tendencia que se ha seguido en nuestro país, al igual que en otras partes del mundo, de disminución de las actividades desarrolladas hasta todavía hace pocos años por empresas de participación estatal mayoritaria y algunos otros órganos. En el estudio de la administración pública podemos advertir que se han desarrollado procesos de reforma administrativa y se han creado nuevas instituciones que se dan dentro del derecho administrativo vigente y que se caracterizan sobre todo en tiempos cercanos por la búsqueda de eficiencia administrativa y la salvaguarda de los derechos humanos 2. 1 2 Cfr. Fraga, Gabino, Derecho Administrativo, 24a. ed., México, Porrúa, 1984, p.13. Fix Zamudio, Héctor, El Juicio de Amparo, México, Porrúa, 1964, pp.56-57. 404 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ El concepto «régimen legal de la administración» sintetiza la correspondencia entre el estado de derecho y la administración, e implica la ordenación de las actividades y funciones de la administración pública al texto de la ley. Dada la vaguedad con que ha sido formulada, para algunos, dicha alocución coincide con todo el derecho administrativo; sin embargo, se concreta en los medios de defensa de los particulares frente a los actos de la administración pública 3. En realidad, el principal punto de discusión existente entre los promotores de la intervención estatal en los diversos ámbitos de la vida social y aquellos que se oponen a ella, se encuentra en el hecho de que el aumento de las actividades de la Administración dentro del ámbito de la esfera jurídica de los administrados, así como su mayor control en la conducción del desarrollo de los países, ha traído como consecuencia, por un lado, el «desgaste» de los organismos gubernamentales, por lo que la legitimidad de los regímenes democráticos puede resultar disminuida a los ojos de los gobernados, como por el otro, la ineficiencia para poder llevar los destinos del país a buen término, ya que absorbe funciones que no le corresponden y para las cuales no está realmente diseñado 4. Lo anterior ha traído como consecuencia la neoliberalización de la actividad estatal, que significa en nuestro país al momento actual, la desincorporación y reprivatización de actividades que eran propias del Estado, o que siéndolo de los particulares llegaron a serlo del Estado. Actualmente nos encontramos en un proceso en el que se revierten las tendencias estatistas de hace todavía poco tiempo; ello significa transformaciones en todos los ámbitos del la vida humana, ya sea cultural, político, económico, etc., y que al decir de García-Pelayo, 3 4 Cfr. García Oviedo, Carlos y Enrique Martínez Useros, Derecho Administrativo, 9a. ed., Madrid, 1961, p.524. Cfr. García de Enterría, Eduardo, Revolución francesa y administración contemporánea, Madrid, Taurus, 1972, pp.88 y ss. 405 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO «son más profundas que las grandes divisiones políticas del planeta» 5, lo que nos da la pauta para poder hablar de la imperiosa necesidad de reestructuramiento del derecho administrativo a fin de revertir la tendencia existente en el pasado, de alejar cada vez más del administrado la posibilidad de tener una relación clara con la Administración como manejar un medio de defensa claro y a su alcance, lo cual en nuestra opinión es un derecho elemental. 2. Procedimiento Administrativo Cuando se emite un acto administrativo se cumplen determinadas formalidades que son caminos fijados por la Ley y estructurados genéricamente en los preceptos constitucionales. A las formalidades y trámites que anteceden al acto administrativo y que son necesarias para su creación es a lo que se ha dado el denominar procedimiento. De forma exclusiva el procedimiento administrativo condiciona jurídicamente el acto administrativo; los requisitos técnicos que también utiliza la administración son ajenos al Derecho 6. Por otro lado es conveniente mencionar que las formalidades que constituyen el procedimiento administrativo, no deben confundirse con los del proceso contencioso administrativo, ya que las primeras se refieren al acto en sí mismo, y las segundas a su control; es de este modo que el procedimiento administrativo únicamente es el preámbulo de la justicia administrativa 7. La esencia del procedimiento administrativo radica en que es el modo de formación de la voluntad en Derecho Público, en el campo de la administración. 5 6 7 Cfr. García-Pelayo, Manuel, op.cit., supra nota 4, p.29. Cfr. Royo Villanueva, Segismundo, «El Procedimiento Administrativo como Garantía Jurídica», en Revista de Estudios Políticos, Tomo 49, p.118. Cfr. Garrido Falla, Fernando, Tratado de Derecho Administrativo, tomo I, p.466. 406 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ De esta manera podemos concebir al procedimiento administrativo como la «serie de actos, tramitados según determinado orden y forma y que se encuentran en íntima relación con la unidad del efecto jurídico final que es la declaración administrativa» 8. Es el modo de conducir hacia el acto administrativo que se establece tanto en beneficio del particular como de la administración; para el primero es garantía de seguridad jurídica en contra de las arbitrariedades y caprichos de la administración, y para la segunda es mayor eficiencia y jurídico su actuar en beneficio de su propio prestigio. III. NATURALEZA JURÍDICA DEL RECURSO ADMINISTRATIVO Si la instauración por el Estado de unos órganos encargados de recoger y actuar las pretensiones es una consecuencia de la prohibición de la autodefensa, cuando las pretensiones se deducen frente a la administración la existencia de esos órganos constituye la única posibilidad de la actuación de la pretensión 9. Porque frente a una entidad pública investida de todas las prerrogativas del poder, que monopoliza el aparato coactivo, resultaría imposible cualquier forma de actuación directa, y con la intención de corregir los posibles excesos de la actividad administrativa y las consecuencias que produce tanto para la sociedad en su conjunto como para la de cada uno de sus miembros, los órganos administrativos del Estado son constantemente reestructurados con la finalidad de ejercer sobre ellos un control administrativo más amplio. Para ello se han reestructurado los remedios administrativos, o en su caso se han creado otros más idóneos que permitan armonizar las exigencias del Estado, que actúa como representante de los intereses individuales de los miembros de la comunidad política sin excesos, restableciendo el equilibrio entre autoridad y libertad. 8 9 Cfr. Olivera Toro, Jorge, Manual de Derecho Administrativo, México, Porrúa, 1988, pp.218 y ss. Cfr. González Pérez, Jesús. «El proceso administrativo y la Constitución», en Revista de la Facultad de Derecho de México, tomo XXVIII, núm. 109, enero-abril de 1978, pp.51 y 52. 407 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO Los privilegios de que goza la administración pública en un régimen administrativo –el privilegio de la decisión ejecutiva y la acción de oficio– se traducen en un sistema de autodefensa para la composición de los litigios administrativos. La administración pública tiene potestad para dirimir los conflictos jurídicos que se plantean con las personas que con ella se relacionan mediante actos obligatorios y ejecutivos. La intervención jurisdiccional viene después. Dictado el acto administrativo, los tribunales verificarán hasta qué punto la administración pública ha ejercido o no debidamente sus potestades. El control judicial se produce a posteriori 10. Los ordenamientos jurídicos suelen regular, como presupuesto del proceso o como simple potestad del particular afectado, unos medios de impugnación ante la propia administración, que son los recursos administrativos. Recursos, en cuanto se deducen en relación con una decisión del órgano público; administrativos, en cuanto se deducen ante un órgano de ese carácter. Gabino Fraga define al recurso administrativo como: «(...) medio legal de que dispone el particular, afectado en sus derechos o intereses por un acto administrativo determinado, para obtener en los términos legales de la autoridad administrativa, una revisión del propio acto, a fin de que dicha autoridad lo revoque, lo anule o lo reforme, en caso de encontrar comprobada la ilegalidad o la inoportunidad del mismo» 11. Por otro lado, Alfonso Nava Navarrete lo caracteriza como un procedimiento desarrollado dentro de la esfera de la administración y no como un juicio o vía jurisdiccional que deba promoverse ante un tribunal, aunque dicho procedimiento se encuentra estructurado en forma similar al proceso judicial 12. 10 11 12 Cfr. González Pérez, Jesús, «La justicia administrativa en México», Revista de Derecho Procesal Iberoamericana, 1972, p.769 y ss. Cfr. Fraga, Gabino, Derecho Administrativo, 24a. ed., México, Porrúa, 1984, p.14. Cfr. Nava Negrete, Alfonso, Derecho Procesal Administrativo, México, Porrúa, 1959, pp.88-89. 408 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ IV. COMENTARIOS A LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO 1. Antecedentes La Ley publicada en el Diario Oficial de la Federación, de fecha 4 de agosto de 1994 entrará en vigor el 1o. de junio de 1995. Realizada con mala técnica jurídica en virtud de que el proyecto original fue recortado y modificado en varias ocasiones sin que ello se hiciera con congruencias se compone de seis títulos que de manera general regulan los actos administrativos, de forma detallada el procedimiento administrativo así como el recurso llamado «de revisión» que sustituye la multiplicidad de recursos previsto en las leyes administrativas materia de la propia ley. Este ordenamiento legal modifica esencialmente el sistema de Derecho Administrativo de nuestro país al regular el procedimiento administrativo de manera general de un modo parecido al de otros países del mundo como Austria, siendo por un lado supletoria de los diversos procedimientos existentes en las leyes administrativas especiales, a la vez que es suplida por el Código Federal de Procedimientos Civiles y derogatoria por lo que se refiere a los diversos recursos establecidos en ellas. Por lo que se refiere a la técnica jurídica empleada por el legislador es importante comentar que es bastante deficiente, al grado de no tan sólo poseer artículos contradictorias, sino inclusive fracciones o párrafos repetitivos dentro de un mismo precepto legal. En virtud de lo anterior es importante mencionar que, aun cuando la propia ley prevé su supletoriedad respecto de las leyes administrativas que regulan, el artículo tercero transitorio establece que para el caso de los procedimientos que se encuentren en trámite al momento de entrar en vigor la ley, el interesado podrá optar por su continuación conforme al procedimiento anterior o por la aplicación de la nueva ley, lo cual en vez de supletoriedad se entiende como derogación. 409 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO La ley regula los actos, procedimientos y resoluciones de la Administración Pública Centralizada y excluye de su campo de aplicación a ciertas materias por su naturaleza o su grado de avance legislativo y especialización a juicio del legislador, como lo son la fiscal únicamente por lo que se refiere a contribuciones y las accesorias que deriven directamente de aquéllas, financiero, responsabilidades de los servidores públicos, electoral, competencia económica, justicia agraria, justicia laboral, el Ministerio Público en ejercicio de sus funciones constitucionales, así como los procedimientos de conciliación y arbitraje previstos en los ordenamientos materia de ésta. 2. El Acto Administrativo La ley no contempla una definición de que se debe entender por acto administrativo; sin embargo, en su artículo 3 establece en 16 fracciones, algunas de ellas inclusive repetidas, cuáles son los elementos y requisitos del acto administrativo. De esta manera, en el propio artículo 3 se establecen, de la Fracción I a la XV, requisitos que podríamos denominar «de fondo»; y de la Fracción XII a la XVI, requisitos «de forma». Por lo que se refiere a los efectos jurídicos que puede suponer la omisión de alguno de estos elementos y requisitos del acto administrativo, la nueva ley hace una distinción por demás novedosa en nuestro sistema administrativo entre nulidad y anulabilidad y que en cierta medida nos recuerda la distinción entre nulidad absoluta y nulidad relativa del Derecho Civil. Sin embargo, la ley no es clara al establecer los efectos jurídicos de la nulidad y la anulabilidad; pareciera ser que lo único que queda claro es que la declaración de nulidad a diferencia de la de anulabilidad produce efectos retroactivos. Aun con lo anterior, el artículo 6 de la ley establece que el acto nulo será subsanable, lo cual nos parece un absurdo ya que además de dejar al particular en estado de incertidumbre va 410 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ en contra del criterio tan insistentemente emitido por el Poder Judicial sobre la nulidad de los actos viciados de origen. Por otro lado la ley no deja claros los efectos de un acto declarado anulable, ya que éste se considerará válido y gozará de presunción de legitimidad y ejecutividad, por lo que en la práctica no existe diferencia real entre un acto declarado anulable y uno que no lo es. También es importante mencionar la falta de técnica jurídica del legislador al establecer como requisito del acto administrativo, así como de su notificación, la mención de los recursos que procedan, ya que al establecer un sistema de recurso esto se vuelve innecesario. Por lo que respecta a la publicidad que se les debe dar a los actos administrativos, el artículo 4o. de la Ley, aunque repetitivo, establece que los de carácter individual deberán publicarse en el Diario Oficial de la Federación únicamente cuando así lo establezcan las leyes respectivas, y los de carácter general en todos los casos para dar oportunidad a los interesados en hacer observaciones a las medidas propuestas dentro del plazo previsto en las leyes especiales, o en su defecto, dentro de los sesenta días siguientes al de su publicación. Asimismo, el ordenamiento prevé que el acto administrativo de carácter individual será válido hasta en tanto su invalidez no haya sido declarada por autoridad administrativa o judicial, y se extingue por las siguientes causas: a) Cumplimiento de su finalidad; b) Expiración del plazo; c) Cuando su formación esté sujeta a condición o término suspensivo y éste no se realiza dentro del plazo señalado en el propio acto; d) Acaecimiento de condición resolutoria; e) Renuncia del interesado, cuando el acto hubiere sido dictado en exclusivo beneficio de éste y no sea en perjuicio del interés público; f) Por revocación cuando así lo exija el interés público, de acuerdo con la ley de la materia. 411 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO Por último es importante mencionar que la ley no prevé los modos de extinción del acto administrativo de carácter general. 3. El Procedimiento Administrativo La ley regula el procedimiento administrativo, o sea «la actuación de los particulares ante la Administración Pública Federal, así como los actos a través de los cuales se desenvuelve la función administrativa» en el Título Tercero de la ley mediante once capítulos, regulada en algunas partes de manera muy parecida al procedimiento establecido en el Código Fiscal de la Federación. De este modo, el procedimiento administrativo podrá iniciarse de oficio o a petición de parte interesada conforme a los principios de economía, celeridad, eficacia, legalidad, publicidad y buena fe. Asimismo, el artículo 15 establece, los requisitos que deberán contener las promociones de los particulares, y el 16 el límite de la actuación de la administración frente a estos últimos. Por otro lado, se establece que es el caso de que no se conteste al particular en un plazo de cuatro meses se producirá la negativa ficta, a menos que las leyes especiales prevean afirmativa ficta; igualmente se incluye un nuevo elemento muy interesante para el caso de que se recurra la negativa ficta y no se conteste en un plazo igual al establecido para ésta: la resolución se considerará confirmada en sentido negativo, lo que significa la celeridad para el caso de resoluciones que se impugnen por la vía administrativa. Otro concepto interesante para la materia que regula esta nueva ley consiste en la caducidad por falta de impulso procedimiento por parte del particular interesado en caso de ser imputable a éste previa advertencia de la administración en un plazo de tres meses y en contra de la cual procederá el recurso previsto en la propia ley. Igualmente opera la caducidad para los procedimientos iniciados de oficio en el plazo de 30 días posteriores a la expiración del previsto para dictar resolución. 412 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ Por lo que se refiere a los interesados es importante que a diferencia de la disposición respectiva del Código Fiscal de la Federación, en la nueva ley no se prohíba la gestión de negocios. Por otro lado es importante mencionar que la nueva ley prevé la existencia de excusas y recusaciones para el caso de que la decisión del funcionario público responsable se vea afectada por algún motivo personal; sin embargo, el hecho de que exista algún servidor público que se encuentre en alguna de las causas de impedimento para emitir resolución y lo haga, ello no significa necesariamente la invalidez del acto administrativo, pero da lugar a responsabilidad administrativa. Aunado a lo anterior las resoluciones a las recusaciones promovidas por los particulares no admiten recurso en contra, aunque se puede alejar en la impugnación en contra de la resolución que ponga fin al procedimiento. Para el caso de términos y plazos se sigue un sistema igual al establecido en el Código Fiscal de la Federación de días hábiles para el caso de que el término se cuente por días y días naturales para el caso en que el término se cuente por plazos de mes a mes o de año a año. Para el caso de términos contados en días hábiles se excluyen los días oficiales de descanso así como las vacaciones de carácter general publicadas en el Diario Oficial de la Federación. Con respecto a este último punto es importante mencionar que en la práctica la suspensión de términos por vacaciones generales suele presentar conflictos. Asimismo y cuando así lo requiera el asunto, de oficio o a petición de parte la autoridad podrá habilitar días y horas hábiles las establecidas y en su defecto, las comprendidas de las 8 a las 18:00 horas. La nueva ley establece en su artículo 33 el derecho –que difícilmente reconocen en la práctica las dependencias de la Administración Pública Federal– de conocer el estado de tramitación del procedimiento administrativo, salvo casos excepcionales. 413 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO Por lo que toca a las notificaciones, tratándose de citarlos, emplazamientos, requerimientos, solicitud de informes o documentos y resoluciones administrativas definitivas, éstas podrán realizarse personalmente, algún medio por el cual se pueda comprobar fehacientemente la recepción de las mismas como lo es entregado por mensajero, correo certificado con acuse de recibo y en el que erróneamente se incluye el telefax y por edicto cuando se desconozca el domicilio del interesado. Asimismo se prevé un sistema de impugnación de notificaciones para aquéllas irregularmente practicados copiado del establecido en el Código Fiscal de la Federación. Con relación a la iniciación del procedimiento, el escrito de promoción se presentará ante las oficinas competentes, en caso de presentarse ante una incompetente ésta se lo turnará a la competente, en ningún caso se podrá rechazar un escrito en las unidades de recepción de documentar. Iniciado el procedimiento, el órgano administrativo podrá adoptar las medidas provisionales correspondientes o disponer en su caso de su acumulación. Es importante mencionar que la nueva ley dispone de plazos para hacer observaciones previas a la interposición de algún medio de defensa tanto en la tramitación de procedimiento administrativo como en su terminación; de este modo el artículo 56 establece que concluida la tramitación del procedimiento administrativo y antes de dictar resolución se pondrán a disposición de los interesados las actuaciones, para que en su caso formulen lo que erróneamente denomina la ley «alegatos» en un plazo no inferior a cinco ni mayor a diez días; igualmente el artículo 59 establece un plazo no superior a diez días una vez terminado el procedimiento administrativo para que el interesado manifieste lo que a su derecho convenga y aporte las pruebas que estime convenientes; por otro lado, tratándose de visitas de verificación, los visitados a quienes se haya levantado acta podrán formular observaciones en la diligencia y ofrecer pruebas en relación con los hechos contenidos en ella, o bien, por escrito, hacer uso de tal derecho dentro del término de cinco días siguientes a la fecha en que se hubiere levantado; y por último, el artículo 72 de la Ley otorga al particular un término de quince días a partir de la notificación de que se ha iniciado en su contra un procedimiento para 414 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ la importación de una sanción para que éste exponga lo que a su derecho convenga y aporte las pruebas conducentes. El procedimiento administrativo termina por cualquiera de las siguientes causas: a) Su resolución; b) El desistimiento; c) La renuncia al derecho en que se funde la solicitud; d) La declaración de caducidad; e) La imposibilidad material de continuarlo por causas sobrevenidas; f) El convenio de las partes en los casos permitidos por la ley. Por otro lado, el artículo 61 de la ley prevé una especie de «válvula de escape» al establecer que en aquellos casos de emergencia o urgencia que lo ameriten, la autoridad administrativa podrá emitir el acto sin sujetarse a las disposiciones de la propia ley, respetando en todo caso las garantías individuales. Por lo que se refiere a visitas de verificación, el artículo 62 de la ley establece la posibilidad de que cualquier autoridad administrativa en el campo de las materias reguladas por la ley podrán realizar visitas de verificación, que podrán ser ordinarias (en días y horas hábiles) y extraordinarias (en cualquier tiempo). En nuestra opinión, el artículo 62 mencionado en el párrafo anterior está viciado de inconstitucionalidad en virtud de que el segundo párrafo del artículo 16 constitucional establece que la autoridad administrativa podrá practicar visitas domiciliarias únicamente para cerciorarse de que se han cumplido los reglamentos sanitarios, de policía, y exigir documentación en materia fiscal y no así de forma general. Una novedad interesante, fruto del pronunciamiento que ya existía por diversas instancias judiciales, tratándose de visitas en materia fiscal, es que para identificarse el verificador deberá exhibir credencial vigente con fotografía, expedida por la autoridad competente que lo acredite para desempeñar dicha función. 415 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO 4. Infracciones y Sanciones Administrativas La ley establece de forma enunciativa las sanciones administrativas, ya que en realidad cada una de ellas debe encontrarse prevista en la ley administrativa especial, aún con lo anterior prevé ciertas reglas sobre dichas sanciones relativas a los criterios que se deben tomar en cuenta para su imposición, así como los límites de éstas. Asimismo establece la caducidad para imponer sanciones en un plazo de cinco años a la que erróneamente denomina «prescripción» que únicamente se interrumpirá si el infractor impugnare los actos de la autoridad administrativa y hasta en tanto no exista resolución definitiva. 5. Medidas de Seguridad La ley establece la posibilidad de adoptar medidas de seguridad para proteger la salud y seguridad públicas en las leyes administrativas especiales; asimismo, en el caso de visitas de verificación se podrán adoptar para corregir irregularidades y hasta en tanto duren éstas. 6. Recurso de Revisión La nueva ley establece un recurso administrativo de carácter general ordinario lo que termina con la multiplicidad de recursos dispersos por las leyes administrativas especiales, y que como mencionábamos anteriormente es un primer paso para integrar un sistema de justicia administrativa completo en nuestro país. El artículo 83 del ordenamiento legal establece el recurso como optativo, lo que significa mayores posibilidades de defensa para los particulares que pueden escoger entre dicho recurso y el tribunal administrativo o en su caso el juicio de amparo indirecto. Lo anterior es importante, ya que el recurso administrativo tiene la desventaja de que la administración se convierte en Juez y parte, por lo que las 416 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ posibilidades de obtener una resolución favorable al particular se vuelven menores que si se recurriera a un verdadero tribunal; sin embargo en ciertos casos puede resultar más conveniente por celeridad acudir al recurso como una vía apta de defensa. Lo ideal en este caso sería buscar alternativas que atrajeran a utilizar esta vía antes que los tribunales como lo ha sido en materia fiscal el término de cinco meses para garantizar el interés fiscal. El plazo para interponer el escrito que contenga el recurso es de quince días contados a partir del día siguiente a aquél en que hubiese surtido efectos la notificación de la resolución que se recurra; dicho escrito deberá contener: a) El órgano administrativo a quien se dirige; b) El nombre del recurrente y del tercero perjudicado si lo hubiese, así como el lugar que señale para oír y recibir notificaciones; c) El acto que se recurre y fecha en que se le notificó o tuvo conocimiento del mismo; d) Los agravios; e) En su caso copia de la resolución o acto que se impugna y su notificación; f) Pruebas; g) Documentos que acrediten la personalidad cuando se actúe a nombre de otro o de personas morales. Asimismo se prevé la suspensión del acto impugnado, siempre y cuando se cumplan los siguientes requisitos: a) Se solicite expresamente; b) El recurso sea procedente; c) No se siga perjuicio del interés social o se contravengan disposiciones de orden público; d) No se ocasionen daños y perjuicios a terceros, a menos que se garanticen; e) Tratándose de multas, o recurrente garantice el interés fiscal de acuerdo al Código Fiscal de la Federación. 417 LA NUEVA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO Los artículos 88, 89 y 90 establecen las causas de desechamiento, improcedencia y sobreseinimiento; asimismo la autoridad encargada de resolver el recurso podrá: a) Desecharlo por improcedente o sobreseerlo; b) Confirmar el acto impugnado; c) Declarar la inexistencia, nulidad o anulabilidad del acto impugnado o revocarlo total o parcialmente; d) Modificar u ordenar la modificación del acto impugnado o dictar u ordenar expedir uno nuevo que lo sustituya, cuando el recurso interpuesto sea total o parcialmente resuelto en favor del recurrente. La resolución se fundará en derecho y examinará todos y cada uno de los agravios; sin embargo, cuando uno de los agravios sea suficiente para desvirtuar la validez del acto imputando bastará con el examen de dicho punto. Igualmente se prevé la suplencia de la queja para lo siguiente: a) Corregir los errores que adviertan las autoridades en la cita de los preceptos que se consideren violados y examinar en su conjunto los agravios, pero sin cambiar los hechos expuestos en el recurso. b) Se dejarán sin efectos legales los actos administrativos cuando advierta la autoridad una ilegalidad manifiesta y los agravios sean suficientes, pero deberá fundar cuidadosamente los motivos por los que considerará ilegal el acto y procesar el alcance de la resolución. Asimismo en el caso de modificación la resolución expresará con claridad los actos que se modifiquen, y si la modificación es parcial se precisará ésta, además de que no se podrán modificar o revocar los actos administrativos en la parte no impugnada por el recurrente. El artículo 94 prevé para el caso del recurso la negativa ficta al establecer que el recurrente podrá esperar la resolución expresa o impugnar en cualquier tiempo la presunta confirmación del acto impugnado, lo que es un gran adelanto en la rapidez con que el particular puede obtener una resolución al acto impugnado, ya que en la práctica 418 JOSÉ ANTONIO LOZANO DÍEZ tratándose de los diversos recursos previstos en las distintas leyes administrativas, el tiempo de emisión de la resolución era en ocasiones exageradamente largo ya sea por el cúmulo de expedientes de la autoridad o negligencia de esta última. Es importante hacer mención del artículo 95 de la ley, ya que introduce una nueva institución muy benéfica al particular consistente en la facultad discrecional de la autoridad de dejar, sin efectos un requerimiento o una sanción, de oficio o a petición de parte interesada, cuando se trate de un error manifiesto o el particular demuestre que ya había dado cumplimiento con anterioridad. Sin embargo el segundo párrafo del artículo establece que esta declaración no constituirá recurso y deja a salvo los derechos del particular para interponerlo, pero consideramos que contrariamente al espíritu del precepto no suspenderá la ejecución del acto. Por último el artículo 96 otorga un plazo al particular no inferior a cinco días ni mayor a diez para presentar en su caso pruebas supervenientes. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 419 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL Jorge Alberto Mancilla Ovando Sumario: I. Introducción; II. La acción en el derecho penal; III. El titular de la acción penal; VI. Facultades de los particulares dentro de la averiguación previa; V. De la inconstitucionalidad de los artículos 141V del Código de Procedimientos Penales de la Federación; y 9 y 70 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal; VI. Conclusiones; VII. Bibliografía. I. INTRODUCCIÓN El estudio de derecho de acción penal, es un tema de permanente actualidad. En la presente monografía se hace un examen de los ordenamientos constitucionales que rigen la acción penal en sus diversas fases, describiendo su naturaleza jurídica en la averiguación previa y su trascendencia en el procedimiento penal. La parte conclusiva del estudio nos permite examinar la constitucionalidad de los artículos 141-V del Código de Procedimientos Penales de la Federación; y 9 y 70 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, para poder precisar la validez de las facultades probatorias del que se dice ofendido del delito o en su caso, su representante legal, en la averiguación previa y en el proceso penal. II. LA ACCIÓN EN EL DERECHO PENAL La acción penal tiene su origen en el contenido del artículo 21 de la Constitución; la Ley Fundamental le confiere la calidad de atribución 420 JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO de un órgano del Estado; las facultades que ahí emanan son exclusivas, de donde resulta la existencia del monopolio de la acción penal. Tanto en la Constitución como en el Código de Procedimientos Penales de la Federación, se consagran como el contenido de una norma jurídica; por su calidad de expectativa, es un derecho abstracto de obrar. El contenido de la acción penal es la afirmación de la existencia de un delito y el reclamo del castigo para el autor de la conducta; ésa es la pretensión jurídica del Ministerio Público al ejercitar la acción penal, pues es la sustentación acusatoria. El ejercicio del derecho de acción penal, da origen al juicio. En la determinación del ejercicio de la acción penal se va a probar la existencia de denuncia o querella y a relacionar los elementos probatorios que acrediten la existencia del delito y la supuesta responsabilidad penal; el Ministerio Público podrá solicitar se gire la orden de aprehensión. Sólo así se satisfacen los requisitos del artículo 16 de la Constitución tratándose de las formalidades que se deben llenar para que la autoridad judicial dicte su orden de aprehensión. En consecuencia, el ejercicio de la acción penal es la facultad exclusiva del Ministerio Público para provocar la actividad jurisdiccional. Obsérvese: el Ministerio Público consigna pruebas y mediante ellas acredita los hechos delictuosos. No consigna hechos ni tiene facultades para al través de las pruebas variar su acusación, porque es absolver de la instancia, si lo pretende, antes de que se dicte la formal prisión y dictado el auto de bien preso, es variar el litigio del juicio. Ambas cosas están prohibidas por los artículos 23 y 19 constitucionales, respectivamente 1. 1 Ver capítulo VI apartado II y capítulo XI apartado I del libro del autor, intitulado Las garantías individuales y su aplicación en el Proceso Penal, Editorial Porrúa, Quinta Edición. 421 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL En el proceso penal, la acción tendrá que examinarse por el juez para que en sentencia se determine la validez de la pretensión jurídica del Ministerio Público y se haga la declarativa con base en las pruebas aportadas, si existe delito o no, y se determine la responsabilidad penal. Significa que quien tiene la atribución de dictar justicia va a materializar el derecho represivo consignado en la Ley Penal y decretar pena que le sancione por la conducta delictiva cuya existencia se ha declarado jurídicamente. Los argumentos que se han vertido nos permiten aseverar que los dictados de la teoría general del proceso se aplican al derecho de acción penal, y que su estudio permite examinar los alcances de las atribuciones del Ministerio Público. Máxime que se ha equiparado la función del Ministerio Público en el ejercicio del derecho de acción penal, a las prerrogativas procesales del actor en el juicio civil, con base en la naturaleza de los actos que realizan. Este último concepto se sustenta en la interpretación que brinda la Suprema Corte de Justicia, que expresa: «ACCIÓN PENAL. El Ministerio Público ha sido considerado como parte actora en el ramo penal, al igual que el demandante en el ramo civil, desterrando por completo la práctica de que los jueces aportarán a los autos elementos de prueba, y al mismo tiempo, se encargarán de dictar el fallo, convirtiéndose así en jueces y partes, reservándoles solamente el papel de jueces, por lo que el citado artículo 21 manda que la imposición de las penas es propia y exclusiva de la autoridad judicial» 2. Pasamos ahora a desentrañar las etapas que integran el derecho de la acción penal. Se integra por tres tipos de facultades que son: la investigación, la persecución y la acusación. 2 Ejecutoria visible en el tomo XXV, p.1,667, bajo el rubro: Amparo Penal directo, Suárez Alfonso, 19 de marzo de 1929, unanimidad de 4 votos. 422 JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO La primera prepara el ejercicio de la acción, siendo su objetivo el obtener pruebas que la funden para acreditar la existencia de la conducta delictiva y determinar quién es el supuesto responsable del delito. La segunda se refiere al ejercicio del derecho de acción penal ante los tribunales y se prolonga como instancia proyectiva hasta el período de cierre de instrucción 3. La tercera desemboca en la exigencia punitiva concreta, en la que el Ministerio Público hace una relación de las pruebas aportadas en el juicio para acreditar la existencia material del delito, y con base en ello pedir la aplicación de la Ley Penal para que se dicten las sanciones correspondientes para reprimir al autor de la conducta delictiva. Esta última etapa se dará en las conclusiones que se formulen dentro del proceso; si son acusatorias, puntualizan el ejercicio de la acción penal 4. Esta descripción se confirma con el criterio dictado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que enuncia: «ACCIÓN PENAL, EJERCICIO DE LA. El ejercicio de la acción penal se realiza cuando el Ministerio Público ocurre ante el juez y le solicita que se avoque al conocimiento del caso; y la marcha de esta acción pasa durante el proceso por tres etapas: investigación, persecución y acusación. La primera tiene por objeto preparar el ejercicio de la acción que se fundará en las pruebas obtenidas; en la persecución hay ya ejercicio de la acción ante los tribunales y es lo que constituye la instrucción y, en la tercera, o sea la acusación, la exigencia punitiva se concreta y el Ministerio Público puede ya establecer con precisión las penas que serán objeto de análisis judicial y, por lo mismo, esta etapa es la que constituye la esencia del juicio, ya que en ella pedirá, en su caso, la aplicación de las sanciones privativas de libertad y pecuniarias, incluyendo en éstas la reparación del daño, sea por concepto de indemnización o de restitución de la cosa obtenida por el delito» 5. 3 4 5 Confirma la validez de la definición del derecho de acción que da el maestro Briseño Sierra, considerándola una instancia proyectiva. Briseño Sierra, Humberto, Derecho Procesal Fiscal, Cárdenas Editor, p.171. En la sentencia visible en el volumen XXIV, p.24, Sexta Época, segunda parte, bajo el rubro: Amparo Directo 2085/58, Aldo Cazaurang Ramírez, resolvió diciendo: «CONCLUSIONES ACUSATORIAS. En las conclusiones acusatorias se puntualiza el ejercicio de la acción penal». Ejecutoria visible en el volumen XXXIV, p.9, Sexta Época, segunda parte, bajo el rubro: Amparo Directo 746/60. Luis Castro Malpica, unanimidad de 4 votos. 423 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL Como se observa, el derecho e acción penal es una sola atribución ramificada en diversas facultades. Juzgándoles por sus resultados, cada una de las etapas de la acción como parte integrante de la ciencia jurídica. III. EL TITULAR DE LA ACCIÓN PENAL La Constitución de 1917 vino a establecer innovaciones en la esfera de competencias de los poderes públicos. En materia penal, y tratándose del derecho de acción, excluye al Poder Judicial en su ejercicio; y le asigna la facultad exclusiva de dictar justicia en el proceso penal 6. La Suprema Corte de Justicia resalta la división de esfera de atribuciones al referirse a la organización judicial en materia penal. «ORGANIZACIÓN JUDICIAL. Una de las más trascendentales innovaciones que en ella hizo la Constitución de 1917, es la de que los jueces dejen de pertenecer a la policía judicial, y sean jueces exclusivamente» 7. El artículo 21 de la Constitución, ordena que corresponde al Ministerio Público y a la policía judicial el derecho de la acción penal. Se brinda como atribución a un órgano del Estado dependiente del Poder Ejecutivo. Y viene a establecer la división de funciones de manera tajante, al disponer que los jueces dejen de ser parte de la policía judicial con facultades investigatorias, estando impedidos para formular acusaciones y resolver sobre la responsabilidad penal del inculpado. Es decir, dejan de ser parte y autoridad en el proceso penal. 6 7 Artículo 21 constitucional. Ejecutoria visible en el tomo II, p.83, bajo el rubro: Amparo Penal en revisión, Harlam, Eduardo y coacusados, 9 de enero de 1918, unanimidad de 11 votos. 424 JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO La Suprema Corte de Justicia de la Nación lo describe al crear jurisprudencia sobre la figura de la acción penal: «ACCIÓN PENAL. Corresponde su ejercicio al Ministerio Público y a la policía judicial, que debe estar bajo la autoridad de mando de aquél. Una de las más trascendentales innovaciones hechas por la Constitución de 1917, a la organización judicial, es la de que los jueces dejen de pertenecer a la policía judicial, para que no tengan el carácter de jueces y partes encargados, como estaban antes de la vigencia de la Constitución, de decidir sobre la responsabilidad penal y allegar, de oficio, elementos para fundar el cargo» 8. Así pues, la titularidad de la acción penal corresponde en forma exclusiva al Ministerio Público; si esta autoridad no ejercita el derecho de acción, no hay base constitucional que dé validez al proceso, y los actos de autoridad dictados en él son inconstitucionales por emanar de autoridad sin competencia para iniciar el juicio penal, agotar sus etapas procesales y dictar sentencia con efectos jurídicos lícitos. Este criterio se sustenta en la jurisprudencia que se cita: «ACCIÓN PENAL. Su ejercicio corresponde exclusivamente al Ministerio Público; de manera que, cuando él no ejerce esa acción, no hay base para el procedimiento; y la sentencia que se dicte sin que tal acción se haya ejercido por el Ministerio Público, importa una violación de las garantías consagradas en el artículo 21 constitucional» 9. Ahora bien, el artículo 102 de la Constitución reglamenta las facultades que posee el Ministerio Público, como titular de la acción penal. Por ahora sólo señalaremos que aunque el constituyente en ese precepto de la Ley Fundamental se refiere al Ministerio Público de la Federación, en sus dictados establece los límites para la institución del Ministerio Público en las entidades federativas y en el Distrito Federal, reglamentando los alcances de esta facultad exclusiva. 8 9 Jurisprudencia visible en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1975, segunda parte, Primera Sala, tesis 5, p.8. Visible en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1975, segunda parte, Primera Sala, tesis, p.13. 425 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL Así lo ha resuelto la Suprema corte de Justicia de la Nación, en el criterio que se describe: «MINISTERIO PÚBLICO. El artículo 102 constitucional, aunque refiriéndose al Ministerio Público Federal, en realidad no hace más que venir a desarrollar la misma institución de Ministerio Público, definiendo, por decirlo así, en qué consiste el ejercicio de la acción penal, que conforme al artículo 21 de la misma Constitución, es exclusiva del Ministerio Público sin distingo que éste sea federal o del fuero común; pues el último no puede tener funciones distintas o más limitadas que las que tiene el federal; por tanto, si el Ministerio Público no solicita la orden de aprehensión, el juez no tiene facultades para dictarla» 10. Abundando sobre lo que se estudia, la policía judicial no tiene la atribución del ejercicio del derecho de acción pena; sus facultades son meramente investigatorias, y subordinadas al Ministerio Público que es su titular. La Suprema Corte de Justicia de la Nación así lo ha resuelto en la siguiente ejecutoria: «POLICÍA JUDICIAL. De los antecedentes que informaron en el artículo 21 constitucional, se desprende que las atribuciones de esa policía son de mera investigación, y que al Ministerio Público quedó encomendado el ejercicio de la acción penal ante los tribunales, así, no es verdad que dicha acción penal pueda ejercitarse indistintamente por el Ministerio Público o por los miembros de la policía, y llegado el caso, por los habitantes del lugar, entre los que figuraría, de modo preferente, el querellante» 11. El Ministerio Público no puede ser sustituido en ninguna forma en la realización de sus atribuciones; sus actos, para que tengan validez y licitud, deben de ser emitidos por el titular de ese órgano del Estado, quien deberá firmar el documento para darle autenticidad. 10 11 Tesis visible en el tomo XIX, p.251, bajo el rubro: Amparo penal en revisión, Francisco Ramírez y coag., 10 de agosto de 1926, unanimidad de 8 votos. Criterio visible en el tomo XXVII, Quinta Época, p.1560, bajo el rubro: Quejoso Vicente Segura Martínez. 426 JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO Así lo ha resuelto la Suprema Corte de Justicia de la Nación al decir: «ACCIÓN PENAL, EJERCICIO DE LA. No se puede jurídicamente sostener que la firma de dos personas cualesquiera, asentadas en el pliego de consignación, reemplacen a la del Ministerio Público, porque sus funciones no son delegables, sino exclusivas, según el artículo 21 de la Constitución; admitir lo contrario, sería tan peligroso, como que dos individuos cualesquiera, redactando un pliego de consignación y acompañándolo de unas diligencias también firmadas por ellos exclusivamente, podrán restringir la libertad de quienes tuvieran por conveniente. Y la debilidad de la tesis, que pretende que el Ministerio Público con sus conclusiones acusatorias puede convalidar la falta del ejercicio de la acción penal, es tanto más inadmisible jurídicamente, si se considera que al ejercita la acción penal el Ministerio Público, obra como autoridad y al formular las conclusiones acusatorias obra como parte; de donde se deduce, de manera evidente, que la tesis cae en el absurdo procesal de afirmar que los actos de una parte, pueden sustituirse a los actos de una autoridad» 12. IV. FACULTADES DE LOS PARTICULARES DENTRO DE LA AVERIGUACIÓN PREVIA En la persecución de los delitos, con independencia de la clasificación que les corresponda, los ciudadanos de la República tienen la obligación de auxiliar al Ministerio Público en el cumplimiento de su función. A ello se le ha denominado coadyuvante 13. La coadyuvancia no es un derecho exclusivo del ofendido en el delito; es una obligación procesal de todos y cada uno de los gobernados y gobernantes. Aunque por el interés que posee el sujeto pasivo del delito o sus deudos para que se castigue al responsable de la conducta delictiva, comúnmente son éstos los que ejercitan directamente el auxilio al Ministerio Público en sus investigaciones. 12 13 Ejecutoria visible en le tomo CXI, p.1770, bajo el rubro: Amparo penal directo 7197/49, Requena Jasso, Domingo, 13 de marzo de 1952, mayoría de 3 votos. Artículo 141, Código Procesal Penal de la Federación. 427 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL Así pues, los particulares en la averiguación previa, auxilian al Ministerio Público a recabar elementos de prueba, orientando los esfuerzos que realiza el órgano investigador para acreditar la existencia del delito y la supuesta responsabilidad penal. En tal sentido los particulares podrán indicar al Ministerio Público qué pruebas le servirán en su pesquisa. E incluso formularlas por escrito a manera de ofrecimiento de pruebas; pero es facultad exclusiva del Ministerio Público calificar la trascendencia jurídica de la orientación de los particulares, así como determinar si esos elementos probatorios tienen relación con lo que se investiga. En el caso en que el representante social brinde importancia jurídica al ofrecimiento, resolverá haciendo suya la prueba y ordenando su desahogo, y es en ese momento en que el elemento adquiere la calidad de instrumento de prueba dentro de la averiguación previa. Cierto es que los particulares tienen el derecho de petición en términos del artículo 8° constitucional, y que el ejercicio de esa facultad constitucional obliga al órgano de autoridad a dar contestación a la solicitud que se plantea; pero ello no ciñe los actos del Ministerio Público a la pretensión del particular. Como facultad exclusiva en el ejercicio del derecho de acción, el Ministerio Público deberá examinar el elemento de prueba que se ofrece y determinar si orienta sus esfuerzos o no; si resuelve que la prueba ofrecida no tiene trascendencia para probar el delito y la supuesta responsabilidad penal, con hacerlo saber al particular fundando y motivando, cumple con la obligación constitucional; por tanto, el contenido de la resolución no violaría garantías del hombre porque se trata de actos que integran en forma exclusiva su esfera de competencia. Dicho en otras palabras, el particular no puede obligar al Ministerio Público a que admita como pruebas dentro de la averiguación previa las que ofrece; menos aún puede obligarle a ordenar su desahogo, pues se trata del ejercicio de una facultad exclusiva que 428 JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO atañe al interés social, pero no afecta directamente sus derechos patrimoniales o personales. En ese sentido la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dictado jurisprudencia, que dice: «ACUSADOR O DENUNCIANTE, CUANDO ES IMPROCEDENTE EL AMPARO PROMOVIDO POR EL. Los particulares no pueden tener injerencia en el ejercicio de la acción penal que el artículo 21 constitucional encomienda al Ministerio Público; y por consiguiente, el querellante de un delito no puede combatir mediante el juicio de garantías, las determinaciones que versen exclusivamente en la actuación desplegada con aquel fin, puesto que esas providencias no afectan directamente sus derechos patrimoniales o personales, sino que tales determinaciones atañen al interés social» 14. Sin embargo, en los años de 1946 a 1949, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictó ejecutorias consagrando un criterio totalmente distinto al que actualmente prevalece. Se cita una de ellas con finalidades didácticas: «MINISTERIO PÚBLICO, AMPARO CONTRA SUS ACTOS. Ante el imperativo del artículo 19 constitucional, fácil es concluir que en el período de averiguación previa, se impone un deber al Ministerio Público, que no es otro que obtener los datos que deberán ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito, requisito que mientras que no se cumpla, sea porque el Ministerio se niegue a obtener los datos, o porque por su propia determinación no obtenga los que sean bastantes para la comprobación del cuerpo del delito, entonces se opera la infracción del artículo 19 constitucional, y en estas condiciones, procede el juicio de garantías, para los efectos de que se cumplan los requisitos de esta disposición. Es innegable que el Ministerio Público, al averiguar los delitos, para los efectos de ejercitar posteriormente la acción penal, obra como autoridad. En tales condiciones, y dado el régimen de derecho organizado por nuestra Constitución Política, la actuación del Ministerio Público es susceptible del control constitucional, pues no existe acto de funcionario alguno que virtualmente pueda evitar el tamiz de la constitucionalidad o inconstitucionalidad. Por eso, cualquier argumento en 14 La tesis es visible en el Apéndice al tomo XCII, núm. 49, p.124, y se integra con las siguientes sentencias de amparo: Tomo XLV, p.494, Millán, Andrés, tomo XLVIII, p.2,748, Eljure, Miguel; tomo XLV, Abascal, Adalberto, p.2565; tomo XLIX, p.1392, Penilla, Ernesto y coag.; tomo L, p.239, Ayala de Castelazo, Luz. 429 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL contrario, tiene el efecto de desnaturalizar el juicio de garantías. Si bien es cierto que la persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público por disposición constitucional, también lo es que en la dinámica de esa persecución, tiene dos características: una, la de autoridad a que antes se alude y que se extiende a través de la etapa del preproceso; y otra, la de parte, que corresponde al proceso, y aun a veces, es susceptible de actividad durante el proceso. Cabe decir además, que en la misma etapa del proceso, puede surgir la actividad de autoridad que es inherente al Ministerio Público; mas cuando ejercita tal acción, deja de ser autoridad para convertirse en parte, o lo que es lo mismo, es el límite claro y preciso de las características a que nos hemos referido. Tal es entonces, la razón para calificar, con distinto criterio, la actividad del Ministerio Público, y si durante la averiguación previa, no obstante que los interesados solicitaron la práctica de ciertas diligencias y a pesar de que el procurador de justicia señalado como autoridad responsable, las decretó en sentido de la petición no fueron desahogadas las diligencias en cuestión por decisión posterior del mismo procurador, se dio con ello lugar a la infracción del artículo 19 de la Carta Política. De ahí que la calidad de autoridad del Ministerio Público, en la etapa del preproceso en que se dejó a la investigación y las violaciones al artículo 19 constitucional, hagan que proceda la admisión de la demanda de amparo, para el efecto de que, con vista de los informes y pruebas que sobre el particular se rindan, se resuelva acerca de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los actos del procurador, en relación con las pruebas por desahogarse, en la investigación del delito denunciado por los quejosos» 15. En las sentencias de amparo que se acaban de describir, el Máximo Tribunal de la República le quita al Ministerio Público el monopolio de la acción penal y lo somete a los dictados del Poder Judicial de la Federación; asimismo, le brinda al particular injerencia en la acción penal, otorgándole la calidad de derecho personal o patrimonial que integra su esfera jurídica. Todo ello constituyó una interpretación jurídica que atentaba contra lo dispuesto por el poder constituyente en materia penal, pues autorizaba la invasión de esferas de competencia 15 Sentencia de amparo visible en el tomo C, p.540, bajo el rubro : Amparo penal 839/48, Gil Martínez, Jesús y coag., 30 de abril de 1949, mayoría de 3 votos. Ejecutorias visibles en: tomo CII, p.898, bajo el rubro: Amparo penal 3934/46, Vizcaíno, Gilberto E., 28 de octubre de 1949, mayoría de 3 votos; tomo CI. p.2,027, bajo el rubro: Amparo penal en revisión 9489/46, Jiménez, Noeberto, 29 de agosto de 1949, mayoría de 3 votos; tomo C, p.90 bajo el rubro: Amparo penal en revisión 4854/47, Vergara, Miguel, 4 de abril de 1949, unanimidad de 4 votos; tomo CI, p.928, bajo el rubro: Amparo penal en revisión 7276/48, Siliceo Paur, Paul, 28 de julio de 1949, unanimidad de 4 votos. 430 JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO de los órganos del Estado que tiene atribuciones en esta rama de la ciencia jurídica. V. DE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LOS ARTÍCULOS 141-V DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES DE LA FEDERACIÓN, Y 9 Y 70 DEL CÓDIGO DE PROCE-DIMIENTOS PENALES PARA EL DISTRITO FEDERAL En los capítulos desarrollados hemos concluido sobre la titularidad del Ministerio Público en la acción penal; se ha precisado la naturaleza jurídica de sus actos, cuando actúa en la averiguación previa y cuando cumple su función pública dentro del proceso penal. Teniendo presente estas premisas, examinaremos la constitucionalidad de diversos artículos de leyes procesales. «Artículo 141.- En todo procedimiento penal, la víctima o el ofendido por algún delito tendrá derecho a: (...) V.- Los demás que señalen las leyes (...) En virtud de lo anterior podrán proporcionar al Ministerio Público o al Juzgador, directamente o por medio de aquél, todos los datos o elementos de prueba con que cuenten, que conduzcan a acreditar los elementos del tipo penal y a establecer la probable o plena responsabilidad del inculpado según el caso, y la procedencia y monto de la reparación del daño (...). En todo caso, el juez, de oficio, mandará citar a la víctima o el ofendido por el delito para que comparezca por sí o por su representante designado en el proceso, a manifestar en esto lo que a su derecho convenga respecto a lo previsto en este artículo». Por su parte, los artículos 9 y 70 del Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal, ordenan: «Artículo 9.- En todo proceso penal la víctima o el ofendido por algún delito tendrá derecho a recibir asesoría jurídica, a que se le satisfaga la reparación del daño cuando proceda, a coadyuvar con el Ministerio Público, a que se le preste atención médica de urgencia cuando la requiera y, los demás que señalan las leyes; por lo tanto podrán poner a disposición del Ministerio Público y del juez instructor todos los datos conducentes a acreditar los elementos del tipo penal, la probable y plena responsabilidad del inculpado según el caso, y a 431 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL justificar la reparación del daño (...). El sistema de auxilio a la víctima o el ofendido o su representante pueden comparecer en la audiencia y alegar lo que a su derecho convenga, en las mismas condiciones que los defensores». Los preceptos en análisis brindan al ofendido, o en su caso, la víctima del delito, por sí o por concepto de representante legal, la facultad de aportar pruebas en el juicio penal para acreditar que la conducta es delito en ley y la responsabilidad penal del inculpado. Otras atribuciones procesales que se les otorgan a la víctima u ofendido por el delito, es alegar por sí o por conducto de representante legal, en las audiencias, con las mismas facultades del defensor del procesado. Ambos supuestos son contrarios a la Carta Magna. Obsérvese: El artículo 21 constitucional establece el monopolio de la acción penal, por el Ministerio Público; el mismo precepto prevé la atribución de la autoridad judicial para juzgar de la acusación y de la defensa; y los artículos 14 y 20-IX de la Constitución establecen el derecho de defensa del procesado. Significa que las partes en el juicio son el Ministerio Público y el procesado. De manera que, cuando las pruebas las aporta el ofendido o la víctima del delito, no son pruebas ofrecidas por parte legítima. De tal forma que no se deben admitir y desahogar como pruebas en el juicio, y carecen de todo valor probatorio. En el mismo sentido debe tenerse a los alegatos que formule la víctima u ofendido del delito, los cuales carecen de trascendencia jurídica por ser vertidos por quien no tiene la facultad constitucional de comparecer en el juicio. En los actos procesales que se describen, cuando el juzgador tenga por probado el delito y la responsabilidad penal del inculpado, con las probanzas del ofendido o víctima del ilícito penal, la defensa es constitucional. 432 JORGE ALBERTO MANCILLA OVANDO Como violación procesal que trasciende al resultado del fallo, en el juicio de amparo directo, debe plantearse la inconstitucionalidad de los artículos 141-V del Código de Procedimientos Penales de la Federación, y 9 y 70 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal. Asimismo, debe reclamarse la ilegalidad de la sentencia, al tener por probado el delito y la responsabilidad penal, mediante la actuación de quien no es parte legítima. Con ello, se obtendrá la absolución del inculpado, porque al no ser pruebas legales las aportadas por el ofendido o la víctima del delito al juicio penal, constitucionalmente no se acredita el delito y la responsabilidad. VI. CONCLUSIONES 1. El artículo 21 de la Constitución prevé el derecho de acción penal. La Carta Magna brinda la titularidad del derecho de acción penal al Ministerio Público. 2. En la averiguación previa el Ministerio Público al ejercer sus facultades investigatorias es autoridad; y al determinar del ejercicio de la acción penal, es parte, con las atribuciones de cualquier litigante que propone una pretensión jurídica en un juicio. Dentro del procedimiento penal, el Ministerio Público cumple la función de representar a la sociedad litigando ante el juez, la validez de la acusación y los derechos pecuniarios que surjan por virtud de la comisión de delito. 3. A la luz del artículo 21 constitucional, el ofendido del delito o su representante legal, no tiene atribuciones de derecho de acción penal. 433 DE LAS FACULTADES PROBATORIAS DEL OFENDIDO DEL DELITO EN EL JUICIO PENAL Por ser el titular de la acción penal el Ministerio Público, los artículos 141-V del Código de Procedimientos Penales de la Federación y 7 y 90 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, son inconstitucionales en términos del artículo 21 de la Carta Magna al brindar facultades probatorias para ofrecer y desahogar elementos de prueba que acrediten el delito y la responsabilidad penal del delincuente, por ser atribuciones que sólo la representación social puede realizar. VII. BIBLIOGRAFÍA Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Código de Procedimientos Penales de la Federación. Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal. Mancilla Ovando, Jorge Alberto, Las Garantías Individuales y su Aplicación en el Proceso Penal, Editorial Porrúa, S.A., Quinta Edición, México, 1993. Mancilla Ovando, Jorge Alberto, Teoría Legalista del Delito (Propuesta del método de estudio), Editorial Porrúa, S.A., Segunda Edición, México, 1994. Mancilla Ovando, Jorge Alberto, El Juicio de Amparo en Materia Penal, Editorial Porrúa, S.A., Tercera Edición, México, 1993. Mancilla Ovando, Jorge Alberto, Examen de Constitucionalidad de diversas Leyes Federales que Consagran Delitos, Editorial Porrúa, S.A., México, 1993. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 434 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 REFORMAS CONSTITUCIONALES EN MATERIA ELECTORAL Héctor Santos Azuela Motivo de controversia y aguda lucha política particularmente en relación con la sucesión presidencial en México, la Reforma Política se cimbra ante la entrada en vigor y primeras consecuencias de las modificaciones realizadas al artículo 41 de la Constitución Federal, promulgadas el 14 de abril de 1994, dentro de un entorno inusitado, en virtud de diversos factores delicados como el conflicto militar en el sur del país, el ultimamiento del candidato del Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio Murrieta, y el despliegue de la globalización. Cabe recordar entonces, que el reclamo formal de contrarrestar el peso de nuestro acendrado presidencialismo, particularmente en materia electoral, motivó, cuando menos en principio, la reforma constitucional de 1990. Se consolidó de esta manera, la intención ya manifiesta de desvincular la dinámica y sistema de las elecciones del control del Poder Ejecutivo, a través de la injerencia y contrapeso del Poder Legislativo, vía la intervención preponderante de la llamada Cámara Baja. Se fue vertebrando así la estructura de un aparato jurídico electoral ligado directamente, cuando menos a nivel declarativo, al soporte constitucional y marco de la soberanía popular. De esta suerte, se determinó operar el desplazamiento de los principios torales de nuestro aparato electoral, jurídicamente organizado de su reglamentación original en el artículo 60 al 41 de nuestra Ley Fundamental. Se regularon entonces las bases para la organización de las elecciones federales como una función estatal preponderante, a traves de la colaboración concatenada del Poder Ejecutivo y el Legislativo de la Federación, procediéndose también a habilitar la presencia de los partidos políticos y la injerencia ciudadana. Asi, amén del financiamiento de tal tipo de organizaciones, la reforma constitucional reglamentó la impugnación y procura de jurisdicción para los conflictos y cuestiones en materia electoral. 435 REFORMAS CONSTITUCIONALES EN MATERIA ELECTORAL Se reconoció de esta manera la figura del Tribunal Federal Electoral entendido como un órgano jurisdiccional autónomo, así como de una sala de segunda instancia destinada a preservar básicamente, los principios rectores de la propia experiencia electoral, que el Poder Constituyente Permanente precisó como las aspiraciones de legalidad, certeza, imparcialidad, profesionalismo y objetividad, que la dogmática aprecia como una expresión tangible de la vida democrática. Entendido dentro de nuestro sistema como plataforma de la reforma política, este marco constitucional se adicionó con el reconocimiento y estructura de un organismo público especializado para tal efecto, que encontró su materialización definitiva en el Instituto Federal Electoral. Así, dentro de esta perspectiva, con las reformas de abril que arriba se han mencionado, se revisó la estructura de dicho organismo electoral que junto a sus órganos ejecutivos, técnicos y de vigilancia, comprende también uno de carácter peculiar, designado como superior de dirección, y que se encuentra integrado, para su funcionamiento, por un grupo de consejeros y consejeros ciudadanos designados por los poderes Legislativo y Ejecutivo, así como por representantes nombrados, a su vez, por los partidos políticos. Cabría pensar, de esta suerte, en la intención de fortalecer la democracia y efectiva participación de la ciudadanía en las elecciones federales y en sustitución incluso de los consejeros magistrados que en la reforma constitucional anterior integraban la pieza toral de una pretendida representación popular de todos los ciudadanos dentro del citado órgano superior de dirección del Instituto Federal Electoral. Dadas las actuales circunstancias y a partir de las innovaciones que se introdujeron, son ahora seis los consejeros ciudadanos que vienen a sustituir totalmente a ese mismo número de consejeros magistrados contemplados como instancia operativa en las reformas constitucionales del 3 de septiembre de 1993. Se pondera, de esta suerte, que con las recientes adendas y modificaciones al artículo 41 de la Constitución, reformado expresamente, en el aspecto nodal de la presente reseña, se busca fortalecer el pluralismo político y la vida democrática, pues la representación de los consejeros ciudadanos responde a la fuerza que los diferentes 436 HÉCTOR SANTOS AZUELA bloques y sectores de poder reportan dentro de la Cámara de Diputados. Mas se estima que no puede ser de otra manera si se atiende a lo dispuesto en el decimoséptimo párrafo del precepto constitucional que nos ocupa, y que al efecto previene que los consejeros ciudadanos deberán ser electos por la decisión mayoritaria de las dos terceras partes de los miembros presentes de la Cámara de Diputados, de entre los nombres propuestos por los grupos parlamentarios existentes en el seno de la misma. Sujetos a los preceptos del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, parámetro legislativo de la Reforma Política del régimen saliente, el nombramiento de los consejeros ciudadanos quedará condicionado a los requisitos señalados dentro de ese ordenamiento. Cabe ponderar entonces que, con la adición de referencia, son tres ya las reformas operadas al artículo 41 de la Carta Magna, en un tiempo realmente perentorio y siempre relacionadas con la materia electoral, a partir de las primeras modificaciones realizadas en 1990. Que por consiguiente es cuestionable la injerencia del Poder Ejecutivo sobre la vida y destino del Poder Reformador de la Constitución, que en aspectos tan vitales como resulta sin duda el sistema representativo, sólo debiera actuar con total autonomía y en casos excepcionales. Se dubita, en consecuencia, sobre la naturaleza rígida de nuestra Constitución, llegándose a afirmar en la doctrina que merced a su reforma constante e indiscriminada, fuera del control e independencia del poder constituyente se encuadra en los paradigmas de las Cartas Políticas Semánticas. Aún pendiente de cerrarse el proceso electoral del 21 de agosto de 1994, y ante las expectativas de la suerte y solución de las denuncias y controversias pendientes de resolución por la jurisdicción especializada en materia electoral, se ha polemizado agudamente sobre la real eficacia de la aportación de la reciente reforma de la vida democrática y la verdadera sustracción de nuestro sistema de sufragio universal al control del manejo del Estado y en la especie del Poder Ejecutivo. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 437 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 COMENTARIOS A LAS REFORMAS CONSTITUCIONALES EN MATERIA ELECTORAL DE 1993 Y 1994 Ricardo Sepúlveda Iguíniz Fabián Monsalve Agraz Fernando Hernández Gómez En un esfuerzo de evidente democratización, se llevaron a cabo importantes reformas constitucionales en materia electoral durante el período 1993-1994. Esta labor de reformas alcanzó el texto de la Ley reglamentaria, Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y diversas disposiciones del Código Penal en materia federal (artículos 401 a 413). Es nuestro objetivo referirnos a las reformas a nivel constitucional, sin adentrarnos en la legislación ordinaria. Para facilitar el conocimiento de las mismas, señalaremos los puntos más importantes. Los siguientes fueron los aspectos innovadores de la reforma: 1. Se dotó de mayor autonomía al organismo electoral ampliando sus facultades y abriendo la participación ciudadana en el mismo artículo 41 de la Constitución. 2. Se garantiza la independencia del tribual electoral, y se amplían sus facultades como órgano de control de legalidad del organismo electoral. 3. Se abre una segunda instancia en los medios de impugnación ante el tribunal. 4. Se modifica la proporción de diputados plurinominales de manera que ningún partido tenga más del 63% de la mayoría en esta Cámara. 438 RICARDO SEPÚLVEDA IGUÍNIZ , FABIÁN MONSALVE AGRAZ FERNANDO HERNÁNDEZ GÓMEZ 5. Se aumenta el número de Senadores a 128, de los cuales, 32 se elegirán por el principio de primera minoría. 6. La autoridad soberana en la calificación de las elecciones de diputados y senadores es el organismo electoral, y no los Colegios electorales como anteriormente. 7. Se modifica el quórum necesario para que la Cámara de Senadores sesione legalmente. Basta ahora con la presencia de más de la mitad de sus miembros. 8. Aunque no es propiamente una reforma innovadora, se subraya la facultad que tiene la Cámara de Diputados de erigirse en Colegio Electoral para calificar la elección de Presidente de la República. 9. Se consagra constitucionalmente el derecho de los partidos políticos a recibir financiamiento en los términos de ley. En los siguientes párrafos, siguiendo el orden de los artículos, haremos algunas referencias a las anteriores disposiciones y sus consecuencias: ARTÍCULO 41 Del primero al quinto párrafo no se da ninguna modificación. Sin embargo es conveniente recordar que en su primer párrafo se recoge el principio rector y fuente de las posteriores disposiciones, al establecer el caracter representativo, propio de nuestro régimen democrático, que tienen los órganos de autoridad. La inclusión de los partidos políticos en este numeral se justifica en razón de que su operación garantiza la representatividad de los órganos de autoridad. El párrafo segundo confirma el carácter de «entidad de interés público» de los partidos políticos. Su función social es la razón de este calificativo, el que conlleva una mayor vigilancia y reglamentación 439 COMENTARIOS A LAS REFORMAS CONSTITUCIONALES EN MATERIA ELECTORAL DE 1993 Y 1994 por parte de la autoridad. La existencia de los partidos políticos encuentra su fundamentación original en el artículo 9 de la misma Constitución. A partir del sexto párrafo, figuran las recientes reformas que en materia electoral sufrió este artículo. Así pues, en el sexto párrafo se establece que el financiamento de los partidos políticos y sus campañas serán regulados por una ley, hecho que encuentra su reglamentación en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE, artículos 49 A, B y C); en estas disposiciones se habla del financiamiento por rendimientos financieros, fondos y fideicomisos. El objeto de esta reforma es lograr un principio de justicia en la capacidad financiera de los partidos políticos. La Constitución delega esa función a la Ley. En nuestra opinión esto es efectivamente materia de ley ordinaria, pero la Constitución debería dar bases sobre las que se legislara. La ley prohíbe terminantemente que los fondos de financiamiento provengan de instituciones públicas, incluyendo a las entidades paraestatales. También se excluyen como posibles donantes a las empresas mexicanas de carácter mercantil, esto para favorecer la independencia del criterio político y de los fines comerciales. Se prevé la creación de un organismo público autónomo con personalidad jurídica y patrimonio propios (IFE), el cual se integra por los poderes ejecutivo y legislativo de la Nación, con la participación de los partidos políticos nacionales y los ciudadanos conforme lo disponga la ley. Se debe aclarar que la integración del citado organismo es la misma que establecía el anterior artículo 41. Se confirman los mismos principios rectores de la función estatal que el mencionado organismo desempeña en materia electoral, a saber: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad; se elimina el principio rector del profesionalismo previsto por el anterior artículo 41. La Constitución establece que la organización de las elecciones es una función estatal, pues es inherente a sus atribuciones y correspondiente al régimen de gobierno. Es de destacarse que en esta función 440 RICARDO SEPÚLVEDA IGUÍNIZ , FABIÁN MONSALVE AGRAZ FERNANDO HERNÁNDEZ GÓMEZ estatal participan ciudadanos, razón por la cual tiene este órgano una naturaleza peculiar. Su estructura se basa en cuatro órganos: el primero, el superior, de dirección; el segundo, el ejecutivo; el tercero, técnico; y el cuarto de vigilancia, éstos últimos integrados mayoritariamente por representantes de los partidos políticos nacionales. El órgano superior de dirección está formado por representantes de los partidos políticos nacionales. El órgano superior de direccion está formado por representantes nombrados por los partidos políticos, consejeros y consejeros cindadanos (antes consejeros magistrados), designados ambos por los poderes legislativo y ejecutivo. Los órganos ejecutivos y técnicos se mantienen integrados de la misma manera, esto es, por personal calificado necesario para proporcionar el servicio profesional. Se omite mencionar qué órgano o persona nombrará al personal que integrará a los órganos ejecutivos y técnicos antes mencionados. A su vez el párrafo décimoprimero reitera el hecho de que la ley va a determinar el sistema para ejercer los medios de impugnación en materia electoral. Se confirman los principios de definitividad y legalidad de las etapas de los procesos electorales. El Tribunal Federal Electoral es el competente para controlar la legalidad del organismo electoral (TFE). En el actual párrafo décimosegundo, se contempla que los recursos interpuestos en materia electoral, no producen efectos suspensivos del acto impugnado. Esto tiene mucha razón porque al tratarse de una función estatal, los intereses generales no pueden verse afectados por reclamos individuales o de una fracción. Se concede al Tribunal Federal Electoral (TFE) la calidad de los órganos autónomo y máxima autoridad electoral, y por otro lado que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial garantizarán la debida integración del propio tribunal. Es de advertirse que no hay ningún 441 COMENTARIOS A LAS REFORMAS CONSTITUCIONALES EN MATERIA ELECTORAL DE 1993 Y 1994 órgano con funciones judiciales competente ni para revisar ni para modificar los actos del tribunal. El artículo 103 los previene en el caso de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero no ocurre así con el artículo 97 que faculta a la suprema Corte de Justicia para intervenir en actos que impliquen violación al voto público. Esta última disposición ha quedado sin efecto. Por otro lado, las impugnaciones en materia electoral, las diferencias laborales que se presenten con las autoridades electorales y las impugnaciones que se mencionan en los párrafos segundo y tercero del artículo 60 constitucional que más adelante estudiaremos, serán del conocimiento del TFE. Queda éste facultado para expedir su reglamento interior así como para efectuar las atribuciones que la Ley le confiere. El funcionamiento del TFE está previsto en el actual párrafo décimo quinto, deberá funcionar en Pleno o en Salas, a diferencia de que antes funcionaba en Pleno o Salas regionales; y concede el carácter de públicas a las sesiones de resoluciones. De acuerdo con el décimo sexto párrafo actual, para cada proceso electoral se integrará una sala de segunda instancia formada por cuatro miembros de la judicatura federal y el presidente del TFE, siendo la competencia de esta Sala de segunda instancia la resolución de las impugnaciones a que se refiere el párrafo tercero del artículo 60 constitucional. Anteriormente la integración del TFE estaba garantizada por los poderes legislativo y ejecutivo, y además en contra de sus resoluciones no procedía juicio ni recurso alguno, aunque dejaba abierta la posibilidad de que las resoluciones que se dictaran con posterioridad a la jornada electoral podían ser revisadas y en su caso modificadas por los Colegios Electorales que se contemplaban en los artículos 60 y 74 constitucionales. Con la reforma el Tribunal se convierte en verdadero órgano jurisdiccional, pues sus resoluciones producen efectos definitivos en la solución de una controversia. 442 RICARDO SEPÚLVEDA IGUÍNIZ , FABIÁN MONSALVE AGRAZ FERNANDO HERNÁNDEZ GÓMEZ Por otra parte, se agregan los siguientes tres párrafos: el décimo octavo que determina que los consejeros ciudadanos del órgano superior de dirección deben satisfacer los requisitos de ley y serán electos por el mismo sistema de votación que se usa para la elección de magistrados del TFE, sólo que estos consejeros ciudadanos son propuestos por los grupos parlamentarios de la propia cámara de diputados, dejando reglas del procedimiento en la ley. Se señala el proceso de elección de los cuatro miembros de la judicatura federal y el presidente del TFE que integran la sala de segunda instancia antes mencionada, proceso del que cabe señalar que la proposición de las citadas personas es realizada por la SCJN; se prevé el caso de que no se alcance la mayoría de votación en la elección de las citadas personas con nuevas propuestas, y si tampoco se alcanza la mayoría, se eligirán por mayoría simple. Los procedimientos para este proceso son determinados por la ley. ARTÍCULO 54 A partir de las reformas se simplificó el sistema de asignación de diputaciones por representación proporcional utilizándose el sistema de listas regionales. Se modifica el porcentaje de asignación de manera que en ningún caso un partido político podrá contar con más de 315 diputados por ambos principios (representación proporcional y mayoría relativa). Además en atención al mínimo de las dos terceras partes de los individuos presentes fijados por el artículo 135 para las reformas constitucionales, los 315 diputados establecidos como máximo, no alcanzan los 334 diputados que constituirían esas dos terceras partes de un total de 500. En virtud de lo anterior se haría necesaria una alianza entre partidos para obtener el mínimo requerido en la cámara de diputados, tratándose de una reforma constitucional. Lo que se pretende es evitar la sobre-representación o en su caso sub-representación, y simultáneamente que haya congruencia entre la 443 COMENTARIOS A LAS REFORMAS CONSTITUCIONALES EN MATERIA ELECTORAL DE 1993 Y 1994 votación nacional emitida y el número de diputados asignados por el principio de representación proporcional con objeto de encontrar una verdadera representación de voluntad popular. ARTÍCULO 56 Después del 3 de septiembre de 1993 en que se publicó la última reforma al artículo 56 constitucional, la Cámara de Senadores estará integrada por cuatro miembros en cada Estado y en el Distrito Federal, tres de ellos asignados por el principio de mayoría relativa y el último asignado a la primera minoría. En razón de lo anterior, la representación de la minoría podrá llegar a ser muy significativa abriéndose a la democracia de este cuerpo colegiado. La razón de lo anterior es dar cabida a los partidos políticos denominados «de oposición» en las facultades de mayor envergadura que le corresponden a la Cámara de Senadores. Por cada entidad federativa, los partidos políticos deben registrar una lista con tres fórmulas de candidatos que incluya propietarios y suplentes. La planilla que obtenga la mayor votación, obtendrá la asignación por mayoría relativa. El de minoría será el que haya ocupado el segundo lugar en número de votos obtenidos. Como complemento a esta reforma se encuentra el artículo tercero transitorio que aclara la elección de dos senadores de mayoría y uno de primera minoría para 1994, toda vez que existe un senador electo para 1991-1997, por lo que en 1997 se eligirá un senador por tres años solamente. En razón de lo anterior, la aplicación en conjunto del actual artículo 56 constitucional, se dará hasta las elecciones del año 2000. Por último, lo más sobresaliente es que, a partir de esta última reforma, la Cámara de Senadores se reformará en su totalidad por elección directa cada seis años y no por mitad como antes estaba determinado. 444 RICARDO SEPÚLVEDA IGUÍNIZ , FABIÁN MONSALVE AGRAZ FERNANDO HERNÁNDEZ GÓMEZ ARTÍCULO 60 Anteriormente la calificación de las elecciones era una atribución de cada cámara a través de su Colegio Electoral. En la Cámara de Diputados el Colegio Electoral se integraba por todos los diputados que hubiesen obtenido constancia expedida por la Comisión Federal Electoral, y en el caso de los senadores, por los que hubiesen obtenido la declaración de la legislatura de cada Estado o de la Comisión Permanente del Congreso en el caso del Distrito Federal, y además de los otros senadores que continuarían en el ejercicio de su encargo. El Gobierno Federal era el encargado de la preparación, desarrollo y vigilancia de las elecciones y se dejaba a la ley determinar de los organismos del Gobierno Federal para cumplir con esas funciones, establecer los medios de impugnación de actos de esos organismos e instituir un tribunal para que conociera de esos medios de impugnación. Las resoluciones de ese tribunal podían ser modificadas por los Colegios Electorales de cada cámara, y las resoluciones de éstas eran inatacables y definitivas. Eran, en suma, autoridades soberanas cuando aún no estaban integradas, y se convertían en juez y parte de un asunto. Ahora la calificación de las elecciones, salvo la de Presidente que de acuerdo con el artículo 74 es una facultad exclusiva de la Cámara de Diputados, es una atribución del Instituto Federal Electoral (IFE), un organismo público autónomo con personalidad y patrimonio propios al que se le han encomendado las siguientes funciones: declarar la validez de las elecciones, otorgar constancias y asignar diputados y senadores, y las podemos ordenar como sigue: 1. Declarar la validez de las elecciones de diputados y senadores en cada uno de los distritos electorales uninominales y en cada una de las entidades federativas. 2. Otorgar las constancias respectivas a las fórmulas de candidatos que hubiesen obtenido mayoría de votos. 3. Hacer la asignación de senadores de primera minoría. 445 COMENTARIOS A LAS REFORMAS CONSTITUCIONALES EN MATERIA ELECTORAL DE 1993 Y 1994 4. Declarar la validez y asignar a los diputados de mayoría proporcional. Todas las acciones del Instituto Federal Electoral pueden ser impugnadas en los términos de la ley ante las salas del Tribunal Federal Electoral. Con esto se mantiene el esquema propio de todo estado de derecho en el que los actos de autoridades administrativas quedan supeditados a la revisión, en cuanto a su legalidad, del órgano judicial. Se establece un recurso de revisión para las resoluciones de las salas, el cual debe presentarse en la Sala de segunda instancia; las resoluciones de esta Sala son definitivas y tampoco procedería el amparo de acuerdo con la ley vigente. Como vemos, la Constitución otorga la característica de autónomos tanto al instituto como al tribunal electoral; por ello es conveniente que analicemos qué es la autonomía de un organismo público. Como sabemos, un organismo del Estado debe ser dotado de la competencia de éste para poder realizar funciones públicas; en este caso los organismos electorales gozan de autonomía, es decir, no dependen de ningún otro órgano del Estado. En este sentido la reforma representa un avance, puesto que ya no se dan atribuciones en materia electoral a órganos de uno de los Poderes de la Federación como lo eran las Cámaras de Senadores y Diputados; creemos que anteriormente no se respetaba el principio de división de poderes por lo que se refiere a la materia electoral, puesto que a fin de cuentas el Poder Legislativo decidía sobre la elección de sus propios miembros. Anteriormente los Colegios electorales podían decidir sobre asuntos de naturaleza jurisdiccional, lo que violaba nuevamente el principio de división de poderes. En este sentido, creemos que la creación de un tribunal electoral autónomo viene a subsanar esas deficiencias, pues ahora el Tribunal Electoral dicta resoluciones definitivas e inatacables a través de la Sala de segunda instancia. Para terminar con el análisis de la autonomía, debemos señalar que aún existe un caso en el que dicha autonomía no es respetada y en el que se sigue violando el principio de la división de poderes, un caso 446 RICARDO SEPÚLVEDA IGUÍNIZ , FABIÁN MONSALVE AGRAZ FERNANDO HERNÁNDEZ GÓMEZ en el que no se da la congruencia con la reforma electoral: es el caso de la fracción primera del artículo 74 constitucional. Se sigue concediendo a la Cámara de Diputados la facultad exclusiva de erigirse en Colegio Electoral para calificar la elección de Presidente. ¿Por qué dar a un organismo la autonomía en unos casos y en otros no?, creemos que no existe razón para ello; simplemente es una manera de controlar que un partido, el que tenga la mayoría en la Cámara, no pierda la elección de Presidente. ARTÍCULO 63 El objeto de la reforma fue el quórum necesario para que la Cámara de Senadores pueda sesionar: antes se establecía que deberían estar presentes las dos terceras partes de los integrantes de dicha cámara y ahora basta con sólo la mitad de ellos. Éste es un cambio positivo, desde el punto de vista de que en ausencia de miembros del partido que tenga la mayoría en esa cámara, se podría presentar una votación más equitativa. ARTÍCULO 74 En el artículo 74 un aspecto importante es que se establece como facultad exclusiva de la Cámara de Diputados la de erigirse en Colegio Electoral para calificar la elección de Presidente que, como ya comentamos, significa una violación al principio de división de poderes y es contradictorio con el principio de autonomía de los organismos electorales que se establece en el artículo 60. ARTÍCULO 100 Establece la limitante a las licencias de los ministros de la Suprema Corte de Justicia al máximo de dos años, y contando con la aprobación, si exceden de un mes, del Presidente de la República y el Senado, salvo en los casos que la licencia sea para formar parte de la Sala de segunda instancia del Tribunal Electoral; ésta es una excepción nueva. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 447 ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD Álvaro Vizcaíno Zamora «La titularidad estatal del ius puniendi no ha sido una conquista fácil ni cómoda, al contrario, forma parte de ese extraordinario combate en pos de la libertad que constituye la construcción del moderno Derecho Penal, un ordenamiento punitivo que, cada vez más, tiende a ser lo que realmente debe ser, es decir, un derecho social penal o un derecho penal social». Rafael Márquez Piñero Un sistema penal moderno debe ser un conjunto funcional de medidas que partan desde la prevención del delito hasta la fase de readaptación y reinserción social, exigiendo una relación armónica entre cada una de sus etapas, con objeto de garantizar la tutela de los bienes y valores fundamentales para la sociedad, bajo la premisa de que ante la complejidad de la realidad social, la política criminal debe ofrecer respuestas distintas a fenómenos diferentes. El narcotráfico constituye una seria amenaza para la tranquilidad de las familias y la seguridad de las naciones. Los alcances de este cáncer social, que se manifiestan en nuevas y variadas formas de criminalidad, en un creciente poder económico y en una indignante capacidad de violencia, motivaron que el Estado actualizara el marco jurídico aplicable a los delitos contra la salud. Los criterios que imperan a lo largo de esta reforma jurídica, tienden a ampliar el margen de actuación de la autoridad investigadora en la persecución de los delitos contra la salud y todas aquellas conductas típicas que se encuentran relacionadas, al tiempo de garantizar el respeto a los derechos humanos frente a los actos de autoridad, haciendo compatible esta propuesta mediante controles eficaces de legalidad. 448 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA Las modificaciones constitucionales y de la legislación secundaria en materia penal, permiten el combate a la impunidad sin afectar libertades ni generar inhibiciones para la autoridad. Abatir la impunidad significa promover una cultura jurídica que genere y fomente en la sociedad la convicción de la aplicación del Derecho como elemento de cohesión social y como garantía de libertad y seguridad. Significa también sancionar en forma más severa a los narcotraficantes y dar un tratamiento más adecuado a sus víctimas. Novedosas figuras jurídicas fueron incorporadas durante la administración del Presidente Carlos Salinas de Gortari a nuestras leyes para fortalecer esta lucha. Los conceptos de delito grave y delincuencia organizada, son un claro ejemplo. La modernización del marco jurídico abarca reformas a los tipos penales relacionados con los delitos contra la salud en el Código Penal para el Distrito Federal en materia de Fuero Común y para toda la República en materia de Fuero Federal; adicciones en materia preliberacional aplicables a sentenciados por delitos contra la salud, en la Ley que establece las Normas Mínimas sobre Readaptación Social de sentenciados y, por último, reformas en materia penal a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. A continuación, de manera sucinta, haremos referencia a las reformas que en nuestra modesta opinión consideramos más trascendentes, siguiendo para ello un orden cronológico, según su fecha de publicación en el Diario Oficial de la Federación. I. REFORMAS A LOS ARTÍCULOS 195, 197 Y 198 DEL CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA DE FUERO COMÚN Y PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA DE FUERO FEDERAL (DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DEL 3 DE ENERO DE 1989) El artículo 195 del Código Penal para el Distrito Federal en materia de Fuero Común y para toda la República en materia de Fuero 449 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD Federal (C.P.) hasta antes de la reforma, establecía una penalidad atenuada de 2 a 8 años a quien incurriera en las modalidades de siembra, cultivo o cosecha de marihuana, por cuenta o con financiamiento de terceros, al concurrir en el sujeto activo evidente atraso cultural y extrema necesidad económica. El artículo 197 del C.P., en sus fracciones I, II, III, y IV establecía una penalidad de 7 a 15 años de prisión, la cual, con motivo de la reforma, fue aumentada a una pena mínima de 10 y una máxima de 25 años, tratándose de diversas modalidades de delitos contra la salud, tales como siembra, cultivo, cosecha (cuando no concurren las circunstancias del artículo 195 del C.P.), producción, manufactura, fabricación, elaboración, preparación, acondicionamiento, transporte, venta, compra, adquisición, enajenación, tráfico, comercio, suministro o prescripción de los vegetales y sustancias que señalaba el artículo 193. Por su parte, la modalidad de simple posesión de drogas, fue eliminada de la fracción I del artículo 197, siendo adicionada como fracción V, modificándose sólo en cuanto a su pena máxima, aumentando ésta de 15 a 25 años, quedando la pena mínima en 7 años, con objeto de que el juzgador pudiera imponer una pena más reducida cuando la peligrosidad del sentenciado así lo amerite. Las calidades específicas de los sujetos activos y pasivos que se encontraban tipificadas en los artículos 197 y 198 del C.P., así como los elementos circunstanciales referentes al lugar de comisión, fueron agrupadas en el artículo 198 del C.P., ampliándose la posibilidad de aumentar la pena hasta en una mitad de la que corresponda, siendo que antes sólo era posible en una tercera parte, al agravarse la conducta si fuese cometida por servidores públicos, profesionales o técnicos de la salud, el propietario o poseedor de un establecimiento en el que se realicen o permitan estas conductas, las víctimas sean menores de edad, exista un ascendiente familiar, moral o jerárquico, así como cuando se cometan en las inmediaciones de centros escolares. Cabe hacer mención de que la fracción V del referido artículo, establecía como agravante que el agente participara en una organización 450 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA delictiva establecida para realizar algún delito contra la salud, siendo éste un antecedente del concepto de delincuencia organizada que años después sería incorporado a la Constitución y definido en el Código Federal de Procedimientos Penales. II. REFORMAS AL ARTÍCULO 194 DEL CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA DE FUERO COMÚN Y PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA DE FUERO FEDERAL (DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DEL 30 DE DICIEMBRE DE 1991) Se reformaron la fracción II y los párrafos segundo, tercero y cuarto del artículo 194 del C.P. con objeto de permitir al juzgador imponer, alternativamente, la pena de prisión o la sanción pecuniaria a los adictos o consumidores de estupefacientes o psicotrópicos, adecuando la sanción pecuniaria a días-multa. Anteriormente, el juzgador imponía ambas penas a los adictos, quienes más que delincuentes, presentan un problema de salud, así como carencias afectivas, familiares y sociales. Así, el derecho punitivo concentra sus esfuerzos sobre aquellas conductas que revisten mayor peligrosidad, dejando la pena privativa de libertad para las conductas que realmente lo merecen. Sobre las penalidades aplicables a raíz de la modificación al artículo que comentamos, podemos distinguir seis supuestos: a) Al adicto que posea droga en cantidad que no exceda de la necesaria para su propio e inmediato consumo, se le pondrá a disposición de la autoridad sanitaria para su tratamiento y rehabilitación. Sobre el particular, se procede en términos del Acuerdo A/0S0/9l del C. Procurador General de la República, publicado en el Diario Oficial de la Federación del 16 de diciembre de 1991 (vigente hoy en día), por el que se dispone la forma en que deben proceder los Agentes del Ministerio Público Federal cuando se encuentren ante este supuesto. b) Al adicto que posea droga en cantidad que exceda de la necesaria para su propio e inmediato consumo pero no de la necesaria para 451 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD su consumo en un término de tres días, se le sancionará con prisión de dos meses hasta dos años o de 60 a 270 días multa. c) Si el adicto posee droga en cantidades que excedan de la necesaria para su consumo en tres días, la pena aplicable es la correspondiente a la fracción V del artículo 197 y al artículo 198 del C.P. según las circunstancias del caso. d) Si no es adicto, pero posee droga en cantidad que no exceda de la necesaria para su propio e inmediato consumo, se le impondrá prisión de seis meses a tres años o de 180 a 360 días multa. e) Si el adicto suministra además drogas a terceros, gratuitamente, para su consumo inmediato y personal, será sancionado con prisión de dos a seis años o de 180 a 360 días multa. f) La simple posesión, cuando por la cantidad o por las circunstancias no pueda considerarse que es para realizar alguna de las conductas de los artículos 197 y 198 del C.P., se sanciona con prisión de dos a ocho años o de 180 a 360 días multa. III. REFORMAS A LA LEY QUE ESTABLECE LAS NORMAS MÍNIMAS SOBRE READAPTACIÓN SOCIAL DE SENTENCIADOS (DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DEL 28 DE DICIEMBRE DE 1992) Si bien es cierto que esta ley permite la reincorporación social de numerosas personas que muestran un positivo avance en su proceso de readaptación, también lo es que en no pocas ocasiones permitieron que narcotraficantes se reintegraran a sus organizaciones delictivas. Asimismo, esta reforma obedece al principio de prevención general que busca inhibir la comisión de un delito mediante la intimidación o convencimiento que produce la posible aplicación de una sanción. Por lo anterior, se adicionó a los artículos 8 y 16 de la referida ley, un párrafo a cada uno de ellos para impedir el otorgamiento de las medidas de tratamiento preliberacional y de remisión parcial de la pena, a los sentenciados por las modalidades más graves de los delitos contra la salud previstas por las fracciones I a VII del artículo 197 del 452 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA C.P., salvo que se trate de individuos en los que concurran evidente atraso cultural, aislamiento social y extrema necesidad económica. IV. REFORMAS A LOS ARTÍCULOS 16, 19, 20 Y 119, Y DEROGACIÓN DE LA FRACCIÓN XVIII DEL ARTÍCULO 107 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS (DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DEL 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993) Sobre el particular, es menester señalar que sólo comentaremos las reformas correspondientes al artículo 16 constitucional así como la derogación de la fracción XVIII del artículo 107 de la Carta Magna, por ser las que se encuentran relacionadas con el nuevo marco jurídico para los delitos contra la salud y en virtud de que, sin menoscabo de la importancia y trascendencia de las demás reformas constitucionales en materia penal, su comentario rebasa los alcances de este modesto análisis. Las reformas al artículo 16 tienen por objeto precisar y ampliar el margen de actuación de la autoridad investigadora, en beneficio de la procuración de justicia, respetando las garantías individuales, al permitir una mejor integración de la averiguación previa, lo que a su vez permite que el ejercicio de la acción penal se realice sobre bases más sólidas. El nuevo párrafo quinto del artículo 16 incorpora dos conceptos novedosos en el sentido que hemos apuntado, al establecer el concepto de delito grave (definido en una posterior reforma al Código Federal de Procedimientos Penales), y al permitir que el Ministerio Público, ordene la detención de un presunto responsable sin orden judicial bajo ciertos requisitos y controles de legalidad. El anterior primer párrafo del artículo 16, atribuía a la autoridad administrativa la facultad de decretar la detención de un indiciado en casos urgentes, restringiéndola al supuesto de que no hubiera en el lugar ninguna autoridad judicial y se tratara de delitos perseguibles de oficio, existiendo la obligación para la autoridad administrativa de poner inmediatamente al acusado a disposición de la autoridad judicial. 453 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD La reforma impide, ahora, que la autoridad administrativa practique detenciones, restringiendo esta facultad a la autoridad judicial y, por excepción y bajo los supuestos de la ley, al Ministerio Público en congruencia a lo que dispone el artículo 21 de la Constitución. Al desaparecer los supuestos de inexistencia de autoridad judicial en el lugar y de poner al detenido inmediatamente a disposición de aquélla, el Ministerio Público puede ordenar la detención aun en los casos en que exista autoridad judicial en el lugar. Para poder ordenar la detención de un acusado, el Ministerio Publico debe satisfacer tres requisitos: debe tratarse de un delito grave, existir riesgo fundado de que el acusado pueda sustraerse a la acción de la justicia y que no se pueda solicitar a la autoridad judicial una orden de aprehensión en virtud de la hora, lugar o circunstancia. Con relación al concepto de delito grave, en su oportunidad haremos mención a él, al referirnos a las reformas al Código Federal de Procedimientos Penales. Por lo que respecta al requisito de que exista el riesgo fundado de que el acusado pueda sustraerse a la acción de la justicia, el Ministerio Público deberá valorar factores tales como: los antecedentes del acusado y la información que el propio Ministerio Público tenga de que el acusado pretende sustraerse a la acción de la justicia. El tercer requisito se explica por sí mismo, ya que la imposibilidad de ocurrir ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o circunstancia, puede facilitar la huida del acusado. El nuevo párrafo sexto del artículo 16 constitucional, establece un control de legalidad a la facultad del Ministerio Público analizada anteriormente al someter a la ratificación judicial la detención que, en casos de urgencia o flagrancia, hubiere ordenado el Ministerio Público ya que el juez deberá, inmediatamente, cuando reciba la consignación con detenido, ratificar la detención o decretar la libertad con las reservas de ley. 454 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA El nuevo párrafo séptimo del artículo 16 introduce tres novedades. Precisa el término máximo en que un indiciado podrá ser detenido por el Ministerio Público fijándolo en 48 horas, establece el concepto de delincuencia organizada (definido en una posterior reforma al Código Federal de Procedimientos Penales), y por último, permite la duplicación del plazo de detención tratándose de delincuencia organizada. Con anterioridad a la reforma, existía controversia sobre el plazo de detención de un indiciado, siendo el concepto general el que una persona acusada de haber cometido un delito pudiera estar detenida hasta por 24 horas, ya que la hoy derogada fracción XVIII del artículo 107 de la Carta Magna preceptuaba que sería consignado quien, habiendo realizado una aprehensión, no hubiere puesto al detenido a disposición del juez, dentro de las 24 horas siguientes. Esta disposición hacía que el Ministerio Público, ante la imposibilidad de reunir en un plazo tan corto pruebas suficientes, se viera obligado a poner en libertad con las reservas de ley a verdaderos delincuentes. Por otra parte, si el juez dispone de 72 horas, según el artículo 19 constitucional, para valorar las pruebas y dictar el auto de término constitucional, resulta lógico conceder a la autoridad investigadora un plazo de 48 horas para integrar debidamente la averiguación previa. Además este plazo corre también en beneficio de la defensa, ya que podrá durante este término aportar las pruebas necesarias para acreditar su inocencia. V. REFORMAS Y ADICIONES A LOS ARTÍCULOS 193, 194, 195, 195 BIS, 196, 196 BIS, 197, 198 Y 199 DEL CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA DE FUERO COMÚN Y PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA DE FUERO FEDERAL Y A LOS ARTÍCULOS 194, 194 BIS Y 399 DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES (DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DEL 10 DE ENERO DE 1994) La reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación del 10 de enero del presente año, y que entró en vigor el l° de febrero, 455 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD conduce a un nuevo tratamiento de las figuras delictivas, tanto desde la óptica de las causas excluyentes de responsabilidad y la integración misma de las figuras punibles, como desde la perspectiva del establecimiento de nuevos ilícitos penales en virtud de la evolución de la sociedad y de las conductas antisociales mismas. El marco jurídico en materia de delitos contra la salud, como hemos apreciado, ha sido objeto de importantes modificaciones en los últimos años, tanto en lo referente a la descripción de los tipos penales, como en lo relativo a la punibilidad de estos delitos. Sin embargo, debe señalarse que el aumento en la mentalidad de modo igual para los supuestos que establecía el artículo 197 del C.P. –es decir, para aquellos que siembran, cultivan, cosechan, comercian o trafican con estupefacientes o psicotrópicos–, no había sido apropiado, en razón del equilibrio que debe existir entre la gravedad de la conducta y la magnitud de la sanción, para cumplir el principio de justicia distributiva. Por lo anterior, el Capítulo I del Titulo Séptimo de este ordenamiento sustantivo fue reestructurado, a fin de dar un tratamiento acorde a las diversas connotaciones que implican las conductas relacionadas con estupefacientes y psicotrópicos. En general, se adecuaron algunos tipos penales y se crearon otros. Además, se introdujeron nuevas agravantes que no habían sido consideradas respecto de ciertos delitos. En los delitos graves contra la salud se hizo necesario extender la punibilidad más allá de la tentativa, que implica actos de ejecución del ilícito no consumado, para comprender también algunos actos preparatorios unívocos. Es decir, aquellos que revelen claramente la intención del sujeto activo de perpetrar el ilícito penal pero que, por alguna razón ajena a su voluntad, no continuaron el desarrollo de su realización, quedando por ello impunes sus autores o partícipes. Al analizar la exposición de motivos que dieron origen a la reforma, percibimos que los legisladores no perdieron de vista que aunque el 456 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA complejo de conductas comprendidas bajo la dominación común de narcotráfico es el que alcanza mayores relieves, hay otras conductas ilícitas que frecuentemente se cometen en forma paralela a aquéllas, como la portación de armas de fuego, el «lavado de dinero», el uso ilícito de instalaciones destinadas al tráfico aéreo y el contrabando, por mencionar sólo algunas. Por lo anterior, y en concordancia con las reformas al artículo 16 constitucional, publicadas en el Diario Oficial de la Federación del 3 de septiembre de 1993, en el Código Federal de Procedimientos Penales se reformó el artículo 194 y se adicionó el artículo 194 bis. El artículo 194 del C.F.P.P. especifica lo preceptuado en el nuevo párrafo quinto del artículo 16 de la Carta Magna, en lo relativo a la facultad del Ministerio Público de que, en casos urgentes, pueda bajo su responsabilidad ordenar la detención de una persona, fundando y expresando los indicios que acrediten la presencia de los tres requisitos de procedibilidad: debe tratarse de un delito grave, existir riesgo fundado de que el acusado pueda sustraerse a la acción de la justicia, y que no se pueda solicitar a la autoridad judicial una orden de aprehensión en virtud de la hora, lugar o circunstancia. Además señala que la violación a esta disposición hará penalmente responsable al Ministerio Público o funcionario que decrete indebidamente la detención. El artículo 194 del C.F.P.P. enumera los delitos que, por afectar de manera importante valores fundamentales de la sociedad, son considerados como delitos graves. De la especie señalada vienen a ser, además de los delitos graves contra la salud, que son los que se encuadran en el concepto genérico de narcotráfico, tipificados en los recientemente reformados artículos 194, 195 párrafo primero, 196 bis, 197 párrafo primero y 198 primera parte del párrafo tercero, las acciones de terrorismo, sabotaje, algunas formas de evasión de presos, violación y sus equiparables, asalto 457 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD a poblaciones, homicidio doloso, robo con violencia o con armas o en oficinas bancarias o recaudatorias o de guarda de caudales, o contra sus custodios o sus transportadores, extorsión, algunas formas de ataques a las vías de comunicación, el uso ilícito de instalaciones destinadas al tráfico aéreo, algunas modalidades de secuestro y el «lavado de dinero» previsto en el artículo 115 bis del Código Fiscal de la Federación, entre otros. La reformada fracción IV del artículo 399 del C.F.P.P. establece que tratándose de delitos graves, el inculpado no tendrá derecho ni en la etapa de averiguación previa ni en el proceso a ser puesto en libertad provisional. El nuevo párrafo séptimo del artículo 16, dio lugar a la adición del artículo 194 bis del C.F.P.P. en el que se precisa el término máximo que un indiciado podrá ser detenido por el Ministerio Público en los casos de delito flagrante y en los urgentes, que es de 48 horas, el cual podrá duplicarse en los casos de delincuencia organizada. Se define a la delincuencia organizada como el caso en que tres o más personas se organizan bajo las reglas de disciplina y jerarquía para cometer de modo violento o reiterado o con fines predominantemente lucrativos, los delitos que el mismo artículo 194 bis enumera y que en lo general, coinciden con aquéllos señalados por el artículo 194 como delitos graves. Como hemos mencionado, el Capítulo Primero del Titulo Séptimo del Código Penal para el Distrito Federal en materia de Fuero Común y para toda la República en materia de Fuero Federal fue profundamente reformado, por lo que para facilitar al lector su análisis y comparación, presentamos un estudio comparativo, de tal suerte que podrán apreciarse las modificaciones sufridas por los artículos correspondientes. Posteriormente expondremos nuestros modestos comentarios, derivados de cada una de las comparaciones que de los textos legales se efectúan, para lo cual, al margen del artículo que será comentado, se ha incluido una letra entre paréntesis, la cual corresponde a la letra que aparecerá en la parte superior de cada uno de los comentarios que más adelante se realizan. 458 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA Legislación 30-XII-91 Legislación 10-I-94 Título Séptimo Delitos contra la salud Capítulo I Delitos contra la salud Capítulo Primero De la producción, tenencia, tráfico, proselitismo y otros actos en materia de estupefacientes y psicotrópicos. De la producción, tenencia, tráfico, proselitismo y otros actos en materia de narcóticos. (A) Artículo 193. Se consideran estupefacientes y psicotrópicos los que determinen la Ley General de Salud, los convenios o tratados internacionales de observancia obligatoria en México, y los que señalan las demás disposiciones aplicables a la materia expedidas por la autoridad sanitaria correspondiente, conforme a lo previsto en la Ley General de Salud. (A) Artículo 193. Se consideran narcóticos a los estupefacientes, psicotrópicos y demás sustancias o vegetales que determinen la Ley General de Salud, los convenios y tratados internacionales de observancia obligatoria en México y los que señalen las demás disposiciones legales aplicables en la materia. Para los efectos de este capítulo se distinguen tres grupos de estupefacientes o psicotrópicos: Para los efectos de este capítulo, son punibles las conductas que se relacionan con los estupefacientes, psicotrópicos y demás sustancias previstas en los artículos 237, 245, fracciones I, II, III y 248 de la Ley General de Salud, que constituyen un problema grave para la salud pública. I. Las sustancias y vegetales señalados por los Artículos 237, 245 fracción I y 248 de la Ley General de Salud; II. Las sustancias y vegetales señalados por los Artículos 237, 245, fracción Y y 248 de la Ley General de Salud; 459 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD III.- Los psicotrópicos a que se refiere la fracción II del Artículo 245 de la Ley General de Salud. El juzgador, al individualizar la pena o la medida de seguridad a imponer por la comisión de algún delito previsto en este capítulo, tomará en cuenta, además de lo establecido en los artículos 51 y 52, la cantidad y la especie de narcótico de que se trate, así como la menor o mayor lesión o puesta en peligro de la salud pública y las condiciones personales del autor o partícipe del hecho o la reincidencia en su caso. Los narcóticos empleados en la comisión de los delitos a que se refiere este capítulo, se pondrán a disposición de la autoridad sanitaria federal, la que procederá de acuerdo con las disposiciones o leyes de la materia a su aprovechamiento lícito o a su destrucción. Tratándose de instrumentos y vehículos utilizados para cometer los delitos considerados en este capítulo así como de objetos y productos de esos delitos, cualquiera que sea la naturaleza de dichos bienes, se estará a lo dispuesto en los artículos 40 y 41. Para ese fin, el Ministerio Público dispondrá durante la averigua- 460 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA ción previa el aseguramiento que corresponda y el destino procedente en apoyo a la procuración de justicia, o lo solicitará en el proceso, y promoverá el decomiso para los bienes de que se trate o su producto se destinen a la impartición de justicia, o bien, promoverá en su caso, la suspensión y la privación de derechos agrarios o de otra índole, ante las autoridades que resulten competentes conforme a las normas aplicables. (B) Artículo 197. Se impondrá prisión de diez a veinticinco años y de cien a quinientos días multa, al que, fuera de los casos comprendidos en los Artículos anteriores: (B) Artículo 194. Se impondrá prisión de diez a veinticinco años y de cien hasta quinientos días multa al que: I. Siembre, cultive, coseche, produzca, manufacture, fabrique, elabore, prepare, acondicione, transporte, venda, compre, adquiera, enajene, trafique, comercie, suministre aun gratuitamente, o prescriba alguno de los vegetales o sustancias señalados en el Artículo 193, sin la autorización correspondiente a que se refiere la Ley General de Salud; I. Produzca, transporte, trafique, comercie, suministre aun gratuitamente o prescriba alguno de los narcóticos señalados en el artículo anterior, sin la autorización correspondiente a que se refiere la Ley General de Salud. Para los efectos de esta fracción, por producir se entiende: manufacturar, fabricar, elaborar, preparar o acondicionar algún narcótico y por comerciar: vender, comprar, adquirir o enajenar algún narcótico; 461 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD II. Introduzca o saque ilegalmente del país alguno de los vegetales o sustancias de los comprendidos en el Artículo 193, aunque fuere en forma momentánea o en tránsito, o realice actos tendientes a consumar tales hechos; II. Introduzca o extraiga del país alguno de los narcóticos comprendidos en el Artículo anterior, aunque fuere en forma momentánea o en tránsito. Si la introducción o extracción a que se refiere esta fracción no llegare a consumarse, pero de los actos realizados se desprenda claramente que ésa era la finalidad del agente, la pena aplicable será de hasta las dos terceras partes de la prevista en el presente artículo; III. Aporte recursos económicos o de cualquier especie, o colabore de cualquier manera al financiamiento, supervisión o fomento para posibilitar la ejecución de alguno de los delitos a que se refiere este capítulo; y III. Aporte recursos económicos o de cualquier especie, o colabore de cualquier manera al financiamiento, supervisión o fomento para posibilitar la ejecución de alguno de los delitos a que se refiere este capítulo; y IV. Realice actos de publicidad o propaganda, investigación o auxilio ilegal a otra persona para que consuma cualquiera de los vegetales o sustancias comprendidas en el Artículo 193; señalados en el Artículo 193, sin la autorización correspondiente a que se refiere la Ley General de Salud, se le impondrá prisión de siete a veinticinco años y de cien a quinientos días multa. IV. Realice actos de publicidad o propaganda, para que se consuma cualquiera de las sustancias comprendidas en el artículo anterior. 462 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA 2° Párrafo fracción II Las mismas sanciones se impondrán al servidor público, que en el ejercicio de sus funciones o aprovechando su cargo, encubra o permita los hechos anteriores o los tendientes a realizarlos; Las mismas penas previstas en este Artículo y, además, privación del cargo o comisión e inhabilitación para ocupar otro hasta por cinco años, se impondrá al servidor público que, en ejercicio de sus funciones o aprovechando su cargo, permita, autorice o tolere cualquiera de las conductas señaladas en este Artículo. (C) Artículo 195. Se impondrá de cinco a quince años de prisión y de cien a trescientos cincuenta días multa, al que posea alguno de los narcóticos señalados en el Artículo 193, sin la autorización correspondiente a que se refiere la Ley General de Salud, siempre y cuando esa posesión sea con la finalidad de realizar alguna de las conductas previstas en el artículo 194. Artículo 194 I. Si la cantidad no excede de la necesaria para su propio e inmediato consumo, el adicto o habitual sólo será puesto a la disposición de las autoridades sanitarias para que bajo la responsabilidad de éstas sea sometido al tratamiento y a las demás medidas que procedan. No se procederá en contra de quien no siendo fármacodependiente se le encuentre en posesión de alguno de los narcóticos señalados en el Artículo 193 por una sola vez y en cantidad tal que pueda presumirse que está destinada a su consumo personal. 463 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD Ultimo párrafo 194 No se aplicará ninguna sanción por la simple posesión de medicamentos previstos entre las sustancias a que se refiere el Artículo 193, cuya venta al público se encuentre supeditada a requisitos especiales de adquisición, cuando por su naturaleza y cantidad dichos medicamentos sean los necesarios para el tratamiento médico de la persona sujeta a la custodia o asistencia de quien los tiene en su poder. No se precederá por la simple posesión de medicamentos previstos entre los narcóticos a los que se refiere el Artículo 193 cuya venta al público se encuentre supeditada a requisitos especiales de adquisición cuando por su naturaleza y cantidad dichos medicamentos sean los necesarios para el tratamiento de la persona que los posea o de otras personas sujetas a la custodia o asistencia de quien los tiene en su poder. (D) Artículo 196. Se impondrá prisión de dos a ocho años y multa de mil a veinte mil pesos a quien, no siendo miembro de una asociación delictuosa, transporte cannabis o marihuana, por una sola ocasión, siempre que la cantidad no exceda de cien gramos. (D) Artículo 195 bis. Cuando la posesión o transporte, por la cantidad como por las demás circunstancias del hecho, no pueda considerarse destinada a realizar alguna de las conductas a que se refiere el Artículo 194 de este Código y no se trate de un miembro de una asociación delictuosa, se aplicarán las penas previstas en las tablas contenidas en el apéndice l de este ordenamiento, si el narcótico no se encuentra comprendido en las mismas, se aplicará hasta la mitad de las penas señaladas en el artículo anterior. 464 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA (E) Artículo 198. Las penas que en su caso resulten aplicables por los delitos previstos en este capítulo serán aumentadas en una mitad en los casos siguientes: (E) Artículo 196. Las penas que en su caso resulten aplicables por los delitos previstos en el Artículo 194, serán aumentadas en una mitad, cuando: I. Cuando se cometa por servidores públicos encargados de prevenir o investigar la comisión de los delitos contra la salud; I. Se cometa por servidores públicos encargados de prevenir, denunciar, investigar o juzgar la comisión de los delitos contra la salud o por un miembro de las Fuerzas Armadas Mexicanas en situación de retiro, de reserva o en activo. En este caso, se impondrá a dichos servidores públicos además, suspensión para desempeñar cargo o comisión públicos en su caso; II. Cuando la víctima fuere menor de edad o incapacitada para comprender la relevancia de la conducta, o para resistirla; II. La víctima fuere menor de edad o incapacitada para comprender la relevancia de la conducta o para resistir al agente; III. Cuando se utilice a menores de edad o incapaces para cometer cualquiera de los delitos previstos en este capítulo; III. Se utilice a menores de edad o incapaces para cometer cualesquiera de estos delitos; IV. Cuando se cometa en centros educativos, asistenciales, o penitenciarios o en sus inmediaciones, con quienes a ellos acudan; IV. Se cometa en centros educativos, asistenciales, policiales o de reclusión, o en sus inmediaciones con quien ellos acudan; 465 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD V. La conducta sea realizada por profesionistas, técnicos, auxiliares o personal relacionado con las disciplinas de la salud en cualesquiera de sus ramas y se valgan de esa situación para cometerlos. En este caso se impondrá además, suspensión de derechos o funciones para el ejercicio profesional u oficio hasta por cinco años e inhabilitación hasta por un tiempo equivalente al de la prisión impuesta; VI. Cuando la conducta sea realizada por profesionistas, técnicos, auxiliares o personal relacionados con las disciplinas de la salud en cualesquiera de sus ramas y se valgan de esa situación para cometerlos. Además se impondrá suspensión de derechos o funciones para el ejercicio profesional u oficio hasta por cinco años, e inhabilitación hasta por un tiempo equivalente al de la prisión impuesta; VI. El agente determine a otra persona a cometer algún delito de los previstos en el Artículo 194 aprovechando el ascendiente familiar o moral o la autoridad o jerarquía que tenga sobre ella; y VII. Cuando una persona aprovechando el ascendiente familiar o moral o la autoridad o jerarquía sobre otra, la determine a cometer algún delito de los previstos en este capítulo; VII. Se trate del propietario, poseedor, arrendatario o usufructuario de un establecimiento de cualquier naturaleza y lo empleare para realizar algunos de los delitos previstos en este capítulo o permitiere su realización por terceros. En este caso, además, se clausurará en definitiva el establecimiento. 466 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA VIII. Cuando se trate del propietario, poseedor, arrendatario o usufructuario de un establecimiento de cualquier naturaleza y lo empleare para realizar alguno de los delitos previstos en este capítulo o permitiere su realización por terceros. Además se clausurará en definitiva el establecimiento. (F) Artículo 196 bis. Se impondrá prisión de veinte a cuarenta años y de quinientos a diez mil días de multa, así como decomiso de los objetos e instrumentos y productos del delito, a quien por sí, a través de terceros o a nombre de otros, dirija, administre o supervise cualquier tipo de asociación delictuosa constituida con el propósito de practicar o que practique cualquiera de las actividades delictivas a que se refiere este capítulo. Si el autor no tiene facultades de decisión, pero colabora en cualquier forma para el logro de los fines ilícitos de dichas organizaciones, las penas señaladas serán de hasta una mitad. Si el delito es cometido por un servidor público de alguna corporación policial, además de la pena a que se refiere el párrafo anterior, se le impondrá la destitución del 467 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD empleo, cargo o comisión públicos e inhabilitación hasta por un tiempo igual al de la pena impuesta. Si se tratare de un miembro de las Fuerzas Armadas Mexicanas en situación de retiro, de reserva o en activo, se le impondrá además la baja definitiva de la Fuerza Armada a que pertenezca y se le inhabilitará hasta por un tiempo igual al de la pena impuesta para desempeñar cargo o comisión públicos. (G) Artículo 197. Al que, sin mediar prescripción de médico legalmente autorizado, administre a otra persona, sea por inyección, inhalación, ingestión o por cualquier otro medio, algún narcótico a que se refiere el artículo 193, se impondrá de tres a nueve años de prisión y de sesenta a ciento ochenta días multa, cualquiera que fuere la cantidad administrada. Las penas aumentarán hasta una mitad más si la víctima fuere menor de edad o incapaz para comprender la relevancia de la conducta o para resistir al agente. 468 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA Artículo 194, párrafo 3° Si alguno de los sujetos que se encuentran comprendidos en los casos a que se refieren los incisos I y II del primer párrafo de este artículo, o en el párrafo anterior, suministra, además gratuitamente, a un tercero, cualquiera de las sustancias indicadas para uso personal de este último y en cantidad que no exceda de la necesaria para su consumo personal e inmediato, será sancionado con prisión de dos a tres años o de ciento ochenta a trescientos sesenta días multa, siempre que su conducta no se encuentre comprendida en la fracción IV del Artículo 197. Al que indebidamente suministre gratis o prescriba a un tercero, mayor de edad, algún narcótico mencionado en el artículo 193, para su uso personal e inmediato se le impondrá de dos a seis años de prisión y de cuarenta a ciento veinte días multa. Si quien lo adquiere es menor de edad o incapaz, las penas se aumentarán hasta en una mitad. (H) Artículo 195. Al que dedicándose a las labores propias del campo, siembre, cultive o coseche plantas de cannabis o marihuana, por cuenta o con financiamiento de terceros, cuando en él concurran evidente atraso, cultura, aislamiento social y extrema necesidad económica, se le impondrá prisión de dos a ocho años. (H) Artículo 198. Al que dedicándose como actividad principal a las labores propias del campo, siembre, cultive o coseche plantas de marihuana, amapola, hongos alucinógenos, peyote o cualquier otro vegetal que produzca efectos similares, por cuenta propia, o con financiamiento de terceros, cuando en él concurran escasa instrucción y extrema necesidad económica, se le impondrá prisión de uno a seis años. Igual pena se impondrá a quien permita que en un predio de su propiedad, tenencia o posesión, se cultiven Igual pena se impondrá al que en un predio de su propiedad, tenencia o posesión, consienta la Las mismas penas del párrafo anterior se impondrán al que induzca o auxilie a otro para que consuma cualquiera de los narcóticos señalados en el Artículo 193. 469 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD dichas plantas, en circunstancias similares al caso anterior. siembra, el cultivo o la cosecha de dichas plantas en circunstancias similares a la hipótesis anterior. Si en las conductas descritas en los dos párrafos anteriores no concurren las circunstancias que en ellos se precisan, la pena será de hasta las dos terceras partes de la prevista en el Artículo 194, siempre y cuando la siembra, cultivo o cosecha se hagan con la finalidad de realizar alguna de las conductas previstas en las fracciones I y II de dicho artículo. Si falta esa finalidad, la pena será de dos a ocho años de prisión. Si el delito fuere cometido por servidor público de alguna corporación policial se le impondrá además la destitución del empleo, cargo o comisión públicos y se le inhabilitará de uno a cinco años para desempeñar otro, y si el delito lo cometiere un miembro de las Fuerzas Armadas Mexicanas en situación de retiro, de reserva o en activo, se le impondrá, además de la pena de prisión señalada, la baja definitiva de la Fuerza Armada a que pertenezca y se le inhabilitará de uno a cinco años para desempeñar cargo o comisión públicos. 470 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA (I) Artículo 199. Al fármaco dependiente que posea para su estricto consumo personal algún narcótico de los señalados en el Artículo 193 no se le aplicará pena alguna. El Ministerio Público o la autoridad judicial del conocimiento, tan pronto como se enteren en algún procedimiento de que una persona relacionada con él es fármaco dependiente, deberán informar de inmediato a las autoridades sanitarias, para los efectos del tratamiento que corresponda. Artículo 194 IV. Todo procesado o sentenciado que sea adicto o habitual quedará sujeto a tratamiento. Asimismo, para la concesión de la condena condicional o del beneficio de la libertad preparatoria, cuando procedan, no se considerará como antecedentes de mala conducta el relativo al hábito o adicción, pero sí se exigirá en todo caso que el sentenciado se someta al tratamiento adecuado para su curación, bajo la vigilancia de la autoridad ejecutora. Todo procesado o sentenciado que sea fármaco dependiente quedará sujeto a tratamiento. Para la concesión de la condena condicional o del beneficio de la libertad preparatoria, cuando procedan no se considerará como antecedente de mala conducta el relativo a la fármaco dependencia, pero sí se exigirá en todo caso que el sentenciado se someta al tratamiento adecuado para su curación bajo vigilancia de la autoridad ejecutora. 471 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD (A) El texto del actual artículo 193 define, en primer término, el concepto de narcóticos, mismo que no era empleado en la legislación anterior, en la que se enumeraban y clasificaban los estupefacientes y psicotrópicos. El artículo 193 en vigor, además, establece que serán punibles las conductas que se relacionen con dichos narcóticos. El contenido del artículo 193 derogado, referido a grupos de estupefacientes y psicotrópicos, evidentemente no tenía utilidad práctica, pues no influía en la conceptualización de los tipos ni en la fijación de las penas respectivas. Por tal razón, se le dio un sentido adicional: servir para determinar la gravedad del hecho, atendiendo a la cantidad y a la especie de estupefacientes o psicotrópicos de que se trate y a su mayor o menor relación con el bien jurídico tutelado, con lo cual se influye en la individualización de las penas o de las medidas de seguridad a aplicar por parte del juez. Asimismo, se incluyó en el artículo 193 el texto del 199 derogado, en el que se hace referencia al tratamiento y destino final que deberán tener los narcóticos, así como los instrumentos y vehículos empleados para la comisión de los delitos previstos en el Capítulo Primero del Titulo Séptimo del Código Penal. Por otra parte, y por lo que se refiere a las facultades del Ministerio Público para promover la suspensión y privación de derechos de los presuntos responsables, éstas se amplían, ya que ahora se hace referencia a los derechos agrarios o de otra índole, mientras que anteriormente se mencionaban únicamente a los derechos agrarios. (B) En el artículo 194 se regula lo que es propiamente el narcotráfico, con la penalidad que preveía el artículo 197 anterior a la reforma, así como las hipótesis de agravación de la pena en los artículos 196 y 196 bis, a las que nos referiremos en los apartados respectivos. 472 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA Cada una de las diversas conductas previstas en el anterior artículo 197 del Código Penal tenían connotaciones diferentes en atención al bien jurídico a proteger. De ahí la conveniencia de que se haya llevado a cabo una diferenciación de dichas conductas, atendiendo a su trascendencia o gravedad, y establecer una penalidad diferenciada, dándole al juzgador elementos distintos para que también en esa especie de delitos se mueva con criterios de racionalidad y de justicia al momento de la individualización de la pena. Por lo anterior, la siembra, cultivo y cosecha, que se consideraban en la fracción I del artículo 197 anterior, fueron reubicados en el párrafo 3° del actual artículo 198 y se les asignó una pena racional, atendiendo, desde luego, a «la menor o mayor lesión o puesta en peligro de la salud pública y las condiciones personales del autor o partícipe del hecho o la reincidencia en su caso». En cuanto a la introducción o extracción ilegal del país de los narcóticos previstos por el capítulo que nos hemos referido se amplía la punibilidad más allá de la tentativa, la cual implica actos de ejecución no consumados, a fin de incluir también los llamados actos preparatorios unívocos, entendidos como aquellos que revelan la intención clara de cometer el ilícito, pero que por causas ajenas a la voluntad del o de los autores no llegan a cometerse. Por lo que se refiere a la colaboración de que cualquier manera realizaba el sujeto activo para el financiamiento tendiente a la ejecución de delitos contra la salud, conducta prevista por la fracción III del artículo 197 derogado, la punibilidad es aumentada en la fracción III del artículo 194 en vigor, en virtud de que ahora no solamente se prevé dicho financiamiento, sino también la supervisión o fomento tendientes a la ejecución de estos delitos. En lo relativo a la posesión simple, que era prevista por el anterior artículo 197, en su fracción V, ésta fue reubicada en el artículo 195, primer párrafo, dándose un trato especial en atención a la finalidad de la conducta del sujeto activo y tomando en cuenta el bien jurídico puesto en peligro o lesionado. 473 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD Por último, se aumenta la penalidad respecto de las conductas de los servidores públicos relacionadas con delitos contra la salud, al establecerse en el último párrafo del artículo 194 en comento, que se aplicará además de prisión, la privación del cargo o comisión e inhabilitación para ocupar otro hasta por cinco años. (C) Se da un tratamiento diferenciado a la posesión de estupefacientes y psicotrópicos por lo que hace a su penalidad, atendiendo a si se realiza o no con fines de tráfico, así como la cantidad y demás circunstancias del hecho. En atención a lo anterior, fueron despenalizadas o disminuidas las penas de algunas conductas, para las cuales la aplicación de la prisión como sanción resultaba una pena excesiva, ya que las personas a las que iban dirigidas, al encontrarse recluidas con reos que compurgaban penas derivadas de la comisión de delitos de mayor gravedad, se veían contaminados por éstos, contraviniéndose el espíritu del sistema de readaptación social que implica la pena privativa de libertad. Además de que en nuestro país se enfrenta el problema de la sobrepoblación de internos en los Centros de Readaptación Social. Así, se precisaron los elementos de tipicidad correspondientes y se estableció su punibilidad de manera racional. En concreto, y como mencionamos en el inciso anterior, la posesión simple prevista por el artículo 197 fracción V, anterior a la reforma, contemplada ahora en el primero y segundo párrafos del artículo 195, así como por el 195 bis, es castigada o no según la lesión o la puesta en peligro de la salud pública, que es el bien jurídico protegido por esta disposición legal según los siguientes criterios: • 474 Se castiga en el caso de que la posesión sea con la finalidad de realizar alguna de las conductas previstas por el artículo 194 posterior ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA a la reforma, aunque con una pena menor, ya que el legislador consideró que la conducta del agente no lesionó la salud pública, pero sí la puso en peligro, tomando en cuenta dicha finalidad. Es decir, no existió la ejecución de las acciones previstas como de narcotráfico por el Código Penal. En este sentido debe considerarse que también en este artículo se amplía la punibilidad más allá de la tentativa, al incluirse los actos preparatorios unívocos. • No se castiga la conducta del detenido en el supuesto de que la posesión de los narcóticos sea por primera vez y que por su cantidad pueda presumirse que se destina para su consumo personal, ya que en este último caso no se pone en riesgo ni se lesiona la salud pública. (D) Con el propósito de proveer a los criterios necesarios para la individualización de la pena, se adicionó el artículo 195 bis para precisar la punibilidad en el caso de posición y transporte de narcóticos, siempre y cuando la posesión o la transportación referidas no puedan ser consideradas como tendientes a realizar actividades de narcotráfico o para el consumo del agente y no se trate de un miembro de una asociación delictuosa. Al efecto, se agregó un apéndice que contiene tablas que correlacionan la cantidad de narcóticos, el tipo de éstos y la sanción aplicable en el caso de primera delincuencia, primera, segunda reincidencia o multirreincidencia. El apéndice referido fue posteriormente reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 22 de julio de 1994. (E) El actual artículo 196 se refiere a las agravantes de los delitos previstos por el también actual artículo 194. 475 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD Se reubica la fracción V del artículo 198 anterior a la reforma y se le da un amplio tratamiento en el actual artículo 196 bis, relativo a las organizaciones o asociaciones delictuosas. Además, se incluyeron a los miembros de las Fuerzas Armadas Mexicanas entre las hipótesis de agravación de la pena en atención a los sujetos activos, que en este caso presentan una calidad de garante respecto del bien jurídico tutelado. (F) En el nuevo artículo 196 bis se regulan las agravantes relativas a la conducta de quienes por sí, a través de terceros o a nombre de otros, dirigen, administran o supervisan cualquier tipo de organización o ente constituido para realizar de manera reiterada cualquiera de las actividades delictivas que afectan la salud, regulación que procura responder a las exigencias que actualmente se imponen. Al igual que en los artículos 194 y 195, se incluyen los actos preparatorios unívocos, al referir que serán punibles las conductas relacionadas con cualquier tipo de asociación delictuosa constituida con el propósito de practicar o que practique las actividades a que se refiere el capítulo que se comenta. Por otra parte, y para efectos de la individualización de la pena, también se toma en cuenta si el agente tiene una mayor o menor participación en la asociación delictuosa de que se trate. Asimismo, se incluyeron a los miembros de las Fuerzas Armadas Mexicanas entre las hipótesis de agravación de la pena. (G) El artículo 197 vigente lleva a cabo una regulación más amplia respecto del auxilio, ayuda o suministro de narcóticos a un tercero, 476 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA que la que hacían el párrafo 3° del artículo 194 y la fracción VI del artículo 197 anteriores a la reforma, al prever los medios por los que dichos administración o suministro o auxilio puedan llevarse a cabo, además de que se aumenta la penalidad aplicable al responsable de estos hechos. (H) El artículo 198 vigente incorpora nuevos supuestos al tipo penal, tratándose de quienes se dedican a las labores propias del campo como actividad principal y que se encuentren en estado de extrema necesidad económica y con escasa instrucción, al no sólo prever la siembra, cultivo o cosecha de plantas de cannabis o marihuana, como lo hacía el anterior artículo 195, sino también las plantas de amapola, hongos alucinógenos, peyote o, en general, cualquier sustancia que produzca efectos similares, además de considerarse no sólo a los que realicen estas actividades por cuenta propia, sino también a los que las realicen con financiamiento de terceros. Por otra parte se disminuye la penalidad en atención al estado de necesidad, siendo anteriormente de 2 a 8 años de prisión y actualmente de 1 a 6 años. De no concurrir en el sujeto activo las características de escasa instrucción y extrema necesidad económica, el artículo 198 establece que se castigará de una manera atenuada, aplicando hasta dos terceras partes de la sanción correspondiente a las conductas que se relacionan con las actividades de narcotráfico previstas por las fracciones I y II del artículo 194 vigente, en atención al estado de necesidad del agente. Asimismo, se prevén los actos preparatorios unívocos, al referirse el párrafo tercero del citado artículo a que los actos a los que se refiere sean con la finalidad de realizar las conductas delictivas mencionadas en el artículo 194, fracciones I y II en vigor; es decir, no alude a la ejecución misma de las acciones. Por otra parte, se incluyeron a los miembros de las Fuerzas Armadas Mexicanas entre las hipótesis de agravación de la pena que prevé el artículo 198. 477 LA MODERNA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE DELITOS CONTRA LA SALUD (I) Se reconsideró el contenido del anterior artículo 194, que se ocupaba de los fármaco dependientes y de las diversas cantidades de droga que poseyeran para su consumo, estableciendo las modalidades de inmediato consumo y de consumo hasta para tres días, lo que hacía referencia indirectamente a las cantidades de droga necesarias para tales consumos. La nueva fórmula del artículo 199 del Código Penal Federal en vigor, establece que al fármaco dependiente que posea droga para su estricto consumo personal no se le impondrá pena alguna, pero no hace mención a si es posesión para consumo inmediato o para algún determinado período de tiempo. Ante esta situación, consideramos que el artículo 199 se aplica en aquellos casos en que el agente posea cantidades de droga inferiores a las que especifica el apéndice del artículo 195 bis. VI. REFORMAS AL APÉNDICE 1 DEL ARTÍCULO 195 BIS, DEL CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA DE FUERO COMÚN Y PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA DE FUERO FEDERAL Y A LOS ARTÍCULOS 194 Y 194 BIS, DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES (DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN DEL 22 DE JULIO DE 1994) El artículo 195 bis, como hemos mencionado, se refiere a la simple posesión de narcóticos, cuando por las cantidades o por las circunstancias del hecho, no se pueda considerar que está destinada para realizar alguna de las conductas del artículo 194 o no se trate de algún miembro de una asociación delictuosa, remitiendo al juzgador al apéndice a que se refiere el artículo 195 bis, en que se señalan diversas penalidades en atención a la cantidad de narcótico, el tipo de sustancia de que se trate y los antecedentes del agente, es decir si es primodelincuente, reincidente o multirreincidente. 478 ÁLVARO VIZCAÍNO ZAMORA En las reformas al apéndice, permanecen iguales las penas aplicables a los poseedores de cantidades mínimas de narcóticos (que van desde 250 grs. en el caso de la marihuana o de 25 grs. en el del clorhidrato de cocaína) que son primodelincuentes, siendo ésta de 10 meses a 1 año y cuatro meses de prisión. Las penas aplicables a la simple posesión de droga en las cantidades máximas consideradas para no incurrir en el supuesto del artículo 194 (5 kg. en el caso de la marihuana ó 300 grs. en el caso del clorhidrato de cocaína) tratándose de multirreincidentes, fueron reducidas siendo antes de la reforma la pena mínima de 7 años y 6 meses y la máxima de 9 años y 7 meses, y después de la reforma la pena mínima de 4 años y 3 meses y la máxima de 6 años y 6 meses. Asimismo fueron reducidas las cantidades de droga que permitían considerar el supuesto de simple posesión, por ejemplo, antes se hablaba de hasta 80 kg. de marihuana, y a partir de la reforma la cantidad máxima es de 5 kg. Por lo que respecta a las reformas al Código Federal de Procedimientos Penales, se incluyeron nuevos delitos que ahora son considerados como característicos de la delincuencia organizada, al adicionar algunos artículos del Código Penal que tipifican conductas sumamente repulsivas para la sociedad, a los artículos 194 y 194 bis del Código Federal de Procedimientos Penales. Tal es el caso de los delitos de corrupción de menores mediante violencia, lenocinio siendo la víctima menor de edad y falsificación de moneda, que ahora son considerados como delitos graves y fueron incluidos en los referentes a la delincuencia organizada. Tratándose de delitos contra la salud, se agregaron como delitos graves, además de los señalados en la reforma del 10 de enero de 1994, los tipificados en los artículos 195 bis, exceptuando los casos previstos en las dos primeras líneas del apéndice del artículo 196 bis, el artículo 197 párrafo primero, y la primera parte del párrafo tercero del artículo 198. ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 479 TRADICIÓN JURÍDICA ¥ Índice General ¤ Índice ARS 12 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS PARTE PRIMERA Alejandro Mayagoitia y von Hagelstein SUMARIO: I. Introducción; II. Pasajes de la obra de Juan López Cancelada; III. Los documentos; IV. Notas. I. INTRODUCCIÓN En esta ocasión reproducimos documentos curiosos bajo diversos aspectos. Son los escritos más importantes generados alrededor de la denuncia que el Ilustre y Real Colegio de Abogados de México hizo, en julio de 1808, al Santo Oficio de la Inquisición, del libro llamado Decreto de Napoleón sobre los judíos 1 obra de Juan López Cancelada, editor de la Gazeta de la Nueva España, e impresa en México en 1807. Nos parece que siempre resulta interesante conocer las críticas a la práctica de los letrados de antaño, porque en muchos casos hoy en día podríamos suscribirlas, y porque tanto éstas como sus respuestas reflejan con cierta fidelidad hábitos profesionales, parámetros éticos y otros asuntos que resultan iluminadores de la vida profesional de entonces. En mayo de 1806, Napoleón llamó a los dirigentes de las comunidades judías de Francia y de parte de Alemania a integrar una asamblea de notables. Formada ésta, fue interrogada sobre cuestiones que eran consideradas fundamentales para la asimilación de los hebreos al imperio francés. El 17 de septiembre del dicho año la asamblea se reunió para ser informada de que Napoleón quería que las decisiones tomadas por ella tuvieran una sanción religiosa y, por tanto, solicitaba que se convocara un Gran Sanedrín, formado por 46 rabinos y 25 481 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS laicos. La primera reunión de este nuevo cuerpo se llevó a cabo el 9 de febrero de 1807 y en ella inmediatamente se ratificaron los acuerdos de la asamblea de notables, amén de decretar una serie de reglas, entre las que destaca una sobre el matrimonio civil entre los judíos 2 . Los límites impuestos por la naturaleza de esta sección de nuestra revista no nos permiten abordar un estudio sobre los documentos reproducidos desde todos los puntos de vista que quisiéramos o que desearían nuestros lectores. Y como, por otra parte, no disponemos de todo el espacio necesario para que en un solo número podamos introducir los papeles en cuestión, reproducirlos y anotarlos, publicaremos nuestro trabajo en varias partes. En esta primera nos contentaremos con imprimir los documentos con sus notas; en subsecuentes, trataremos de ambientarlos y explicar su significado, amén de tratar sobre los actores principales del asunto. En cuanto a la reproducción es de notar que hemos modernizado la ortografía y la puntuación y desatado todas las abreviaturas; nuestras cursivas también corresponden a subrayados en los originales (salvo los títulos de libros en los manuscritos y alguna que otra locución extranjera). II. PASAJES DE LA OBRA DE LÓPEZ CANCELADA Aquí sólo reproduciremos la sección del Decreto que hace alusión directa a los abogados ya que los demás pasajes denunciados al Santo Oficio y censurados por éste quedan bien claros de la sola lectura de los documentos que aparecen transcritos más adelante. Pasemos al texto. 1. De los Escritores Israelitas Al cotejar las obras que se publican en el día con las que escribieron los israelitas, no podemos menos de confesar las grandes ventajas que tenían sobre nosotros: el israelita escritor se hace respetar, tanto 482 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN por su gravedad, como por su instrucción y experiencia, no se encuentra en sus discursos ni vanidad, ni lisonja, ni deseos de ostentar ingenio, y por eso vemos que los historiadores hebreos ocultaban por lo regular sus nombres; sus obras, sin buscar cuidadosamente la transición, ni usar de reflexiones, tan comunes en el día para persuadir, manifiestan un tino maravilloso en la elección de los pensamientos que servían a su intento. De aquí proviene aquella concisión y claridad con que se representa la acción a los ojos del lector, sabiendo mover prodigiosamente el entendimiento y el corazón: el Deuteronomio, y todos los libros historiales del Antiguo Testamento, con otros muchos pasajes, nos convencen de esta verdad. Sus leyes guardan este prodigioso orden: sus máximas morales están comprendidas en sentencias breves, adornadas de figuras agradables, y explicadas en un estilo sucinto. Uno de sus autores encarga esto mismo, con el objeto de que más fácilmente se pueda conservar en la memoria todo su contenido. No es menos sublime su poesía: la viveza de sus metáforas, la nobleza de sus expresiones y lo maravilloso de sus figuras variadas son otros tantos testimonios de la sabiduría de sus escritores. Algunos autores han querido persuadir que, habiendo hablado muchos escritores hebreos por inspiración divina, a ella y no a ellos se debe ese grado superior de elocuencia y esa admirable concisión con que se explicaron. Pero a esto les responde otro autor, que eso mismo prueba que la concisión fue una de las virtudes enseñadas por el Espíritu Santo, el que sin dejar de permitir a los autores que usasen de su genio natural, como se ve por la variación de estilos de los profotas, hizo que todos guardasen el laconismo más riguroso ¿y por qué no se ha de guardar entre nosotros esta útil máxima, inspirada por el mismo Dios?, ¿por qué pudiendo quedar instruidos en una cuartilla de papel se nos ha de obligar a leer un pliego? 483 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS A la verdad, que si nosotros hiciésemos más estudio de la concisión que de la afluencia; si en vez de echar mano de ésta para mover y persuadir, nos valiésemos de la rectitud misma del asunto, como lo hacían los judíos, conseguiríamos hacernos menos pesados y más instruidos. Estaba de tal manera adaptada esta útil máxima en aquellos antiguos tiempos, que la demanda ante los jueces no había de pasar de 10 renglones; en el mismo número se había de hacer la contestación, y en el propio debía el juez extender su sentencia. De modo que el proceso se componía de 30 renglones, y en 30 días debía quedar sentenciado por intrincado que fuese. Esta disposición de los ancianos, la veneraron y conservaron por mucho tiempo los doctores Caraytes 3 [sic], hasta que entró la corrupción por la charlatanería de los rabinos, los que han desfigurado de tal manera la escritura y disposiciones de sus mayores, que los sabios y juiciosos judíos de estos tiempos se avergüenzan al ver el estado en que la han puesto esos atrevidos intérpretes, contra los que declama el judío convertido Eidek [sic] 4 en su defensa de la religión cristiana. Permítasenos declamar también contra la corrupción de nuestros intérpretes de las leyes sabias y benéficas de nuestros mayores. Ellos al mismo tiempo de poner término al traslado que se daba de la demanda, lo ponían asimismo sobre los renglones que debía tener la contestación 5, y el pleito más intrincado estaba concluido en brevísimo tiempo; cuando ahora el más claro, el de menos entidad lo convierten muchos de nuestros abogados en un litigio eterno, abusando de nuestras sabias leyes con esa libertad de hablar cuanto se les viene a la imaginación, sea o no del caso. ¡Cuánto mejor sería que consultasen más con la instrucción del negocio, que con ese flujo de hablar! No veríamos entonces esas sátiras denigrativas (castigadas con tanta severidad por los antiguos): el abogado reducido a poner en un punto de vista el hecho (por la cuota de renglones en que debía expresarse), descubriría más fácilmente su talento y el pleito daría fin con menos gastos. Entonces sí que distinguiríamos al primer paso los buenos abogados de los malos, cuando ahora todos se confunden por medio 484 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN de esa dañosa charlatanería. Con ella hemos visto varios individuos de este comercio [el de la Ciudad de México] que en un pleito en el que apenas se disputaban 100 pesos, había entre otros escritos, uno de más de 100 fojas que le costó al litigante más de 300 pesos. Pero seguramente excusaremos de referir hechos particulares si nos acercamos a ver los archivos: ¡qué cotejo tan vergonzoso para un siglo que se proclama de la Ilustración, con el de aquéllos, que para ponderar su ignorancia, solemos decir que se ponían los zapatos al revés! Ya se ve que en aquellos tiempos no se contaban los abogados por docenas, como ahora que han hallado el secreto de darse este honroso nombre sin los requisitos necesarios a su útil profesión, y de la que ellos mismo debían ser más celosos, como lo encarga un autor en las expresiones siguientes: «Si nuestros juristas [dice] se dedicasen al conocimiento del gobierno político de los estados, mientras emplean el tiempo en el estudio de los inmensos libros que componen la biblioteca de derecho civil y criminal; si adornasen su filosofía con los conocimientos, no sólo del derecho patrio o legislación nacional, sino también de aquel tino con que los grandes políticos, a la cabeza de una monarquía, saben poner en un punto de vista sobre su mesa todo el resultado de las grandes desavenencias que a veces se suscitan entre las naciones, para tomar los medios más conducentes de libertar a la suya del daño que puede tocarle, aprecierían entonces el beneficio del cálculo adquirido con aquellos conocimientos... Se avergonzarían de que en un negocio de tan poquísima monta, como el que suelen algunas veces disputar en estrados, no sepan responder con claridad y precisión a la pregunta de un ministro celoso del acierto... Se avergonzarían de haber desperdiciado el tiempo en querer explicar en muchas líneas lo que estaba dicho en muy pocas... Se avergonzarían de que se les echase en cara el común nombre de embrolladores, cuando a ellos les está encomendada la claridad... Se avergonzarían, finalmente, de darse el nombre de abogados, y se avergonzarían los verdaderos abogados de darles el de compañeros». El autor que sigue encargándoles que procuren realzar la jurisprudencia y ventilar con más facilidad y acierto los negocios, huyendo de lo superfluo y perjudicial, sacudiendo de sí el pesado fardo de la insulsez; que no basta el conocimiento de las leyes que gobiernan un 485 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS estado para ser buen jurista, que es menester saber las que gobiernan a otros para poder hacer una buena aplicación de las suyas en las ocurrencias, porque aquellos conocimientos ilustran su filosofía y le habilitan para responder, obrar y precaver... «Que el que no posea estas cualidades no merece más calificación que la de un rábula, voz que infama este digno estudio, desmiente todo progreso en las ciencias, envilece el talento, y constituye al profesor nada más que un pregonero de las acciones, un recitador de fórmulas y cazador de sílabas, etc.» 6. Estas reflexiones que mandó darlas a la prensa un abogado que labraba en aquella época la felicidad de España 7, surtieron su efecto en muchos colegios y aún hay ministros en esta Real Audiencia que se han dedicado después que salen del tribunal a dar fin a muchos pleitos interminables (por la charlatanería de algunos abogados) valiéndose para ello del cálculo, con el que convencen a las partes, poniéndoles de manifiesto el resultado de la cuestión 8. Ojalá que todos los abogados hiciesen lo mismo en sus bufetes, al tiempo de instaurar o responder las demandas, o que a lo menos hiciesen más estudio de entender radicalmente lo que da motivo a la cuestión, que de explicarse sobre ella, ostentando afluencia e ingenio... Aquella elección de pensamientos de los israelitas, que hacía explicarse con un tino maravilloso, dando en la concisión el resultado de la claridad, es seguramente la calificación mejor de un buen abogado. Haremos, por último, una reflexión a los que quieran arguir contra esta sabia máxima. ¿Será posible que los vastos derechos de nación a nación se puedan explicar en tan corto razonamiento, como vemos por los papeles públicos, y que una demanda, a veces de friolera, necesite media resma de papel? ¿No es esto o cargar con el pesado fardo de la insulsez, o acreditarse más y más de embrollador? Me dirán que el resultado de un crecido proceso no permite esa concisión, pero ¿quién tiene la culpa de que el proceso sea crecido sino los mismos abogados por no sujetarse desde el principio a la concisión prevenida por las leyes? ¡Oh sabios israelitas! sobre vuestros diez renglones. ¡Oh sabia legislación de los Antiguos españoles!, ¡cuánto bien resultaría a nuestros conciudadanos (llenos de vanidad de hallarse en el 486 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN siglo ilustrado) el sujetarlos a vuestras máximas, que ellos llaman antiguallas! ¡Oh jueces, de quienes depende la mayor parte del bien y del mal que experimentan los estados! Poned término a esos escritos difusos y conseguiremos la práctica prevenida por nuestros mayores; ella nos restituirá al labrador a sus campos, al artesano a sus talleres, al comerciante a sus giros; ella moderará esos derechos de los abogados y no se oirán los escandalosos honorarios de 500 y hasta 1000 y 2000 pesos, por la vista de autos e informes que llaman de estrados, los de 200 y 400 por un escrito, los de las tiras de los oficios pagando el desgraciado litigante el recuento de fojas, y cargando con ese procesos de insulseces. Ella hará que los juristas se sujeten al cálculo, y se distingan los buenos de los malos, y ella hará, finalmente, todo aquel bien prevenido por nuestros mayores. Aunque hemos demostrado en la práctica de los israelitas el orden que convendría observarse para abreviar los dañosos litigios, no hemos hecho un cotejo muy del caso, cual es el de que habiendo trastornado los rabinos con su charlatanería toda la doctrina de sus mayores, iguala otro autor español a muchos abogados con estos rabinos, diciendo lo siguiente: «Son de tal modo parecidos los abogados de mala fe a los rabinos, que no hay más que hacer un cotejo de la interpretación que éstos han dado a la Sagrada Escritura, con la que dan aquéllos a nuestras sabias leyes, siguiéndolos hasta en truncar las palabras del texto sagrado, truncando las del texto de la ley; no son menos parecidos en lo difuso, consecuencia precisa de aquel que no procede con rectitud». Nos hemos dilatado en esta materia acaso más de lo que permite un compendio; esperamos se nos dispense, atendiendo a la buena intención que nos mueve, como le movió a nuestro célebre Feijóo 9 en su tratado contra los malos médicos; todos los lectores conocerán el daño que nos hacen los malos abogados y el bien que recibimos de los buenos. 487 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS III. LOS DOCUMENTOS 1. Representación o Denuncia Hecha al Santo Oficio 10: Al margen: Presenta recados, pide se dé vista a los señores fiscales de lo civil y criminal por ser partes, recogiéndose ante todas cosas los ejemplares de la obra. Excelentísimo Señor: El Ilustre y Real Colegio de Abogados de esta Corte, ante la integridad de vuestra excelencia, con el mayor respeto dice: que don Juan López Cancelada ha impreso y divulgado un tomo en 4° titulado Decreto de Napoleón Emperador de los Franceses sobre los judíos, etc. en el cual: 1. ha atribuido a la divina ley mosaica un principio que autorizaría la doctrina sacrílega del regicidio; 2. ha impreso otras especies ofensivas a la religión Católica; 3. ha difamado calumniosamente la legislación española, los tribunales de Nueva España y a todos los abogados del colegio; 4. ha procedido desnudo de crítica y discernimiento, de lógica y gramática; 5. ha descubierto un ánimo feroz y sanguinario, y todo le convence de un verdadero impostor y declamador ignorante. No bien salió a luz el tomo el día veinte y ocho del inmediato mayo, lo compraron y leyeron algunos individuos del colegio, conocieron los plagios e imposturas, y penetrados de dolor, clamaron al rector. Éste convocó junta extraordinaria, la cual acordó que el promotor fiscal promoviera el recurso, como lo hizo en el pedimento que se acompaña. El catolicismo del colegio, su lealtad y amor a sus soberanos, y su propio honor le obligan a demostrar las cinco proposiciones indicadas, el cuerpo del delito y sus pruebas se hallan en el mismo tomo. 488 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN 1ª Proposición Cancelada ha atribuido a la divina ley mosaica un principio que autorizaría la doctrina sacrílega del regicidio. En la página 92, explicación del gran Sanedrín, dice: «El origen del gran Sanedrín es, según los rabinos, desde el tiempo de Moisés... las apelaciones del Sinedrín iban al senedrín, y de éste al gran Sanedrín, cuya autoridad era de tal naturaleza que el rey, el gran sacerdote y los profetas estaban sujetos a ella. Si el rey pecaba contra la ley, por ejemplo si se casaba con más de 18 mujeres, si tenía demasiados caballos, si juntaba demasiado oro o plata, etc., el gran Sanedrín tenía la facultad de despojarle y hasta de mandar castigarle a su presencia». ¡Qué idea tan baja es necesario forme, quien no lea más que los plagios de Cancelada, de la potestad suprema espíritual de los sucesores de san Pedro y de la soberana de los reyes en lo temporal! ¿Cómo creerá él mismo que las personas de los papas y de los reyes son inviolables, y que no hay potestad alguna sobre la tierra que pueda deponerles ni castigarles? Si la ley de Moisés, dirán, fue dictada por el mismo Dios –como nos lo enseña la fe católica– si conforme a esta ley, el gran Sanedrín tiene la potestad de juzgar a los sumos sacerdotes y a los reyes hasta deponerles y castigarles, y si la ley de Jesucristo no ha derogado, sino perfeccionado la de Moisés, se sigue claramente que las personas de unos y otros no son tan inviolables ni sagradas que no puedan ser juzgadas y castigadas por otros hombres con las penas de la deposición y de la vida. Se sigue más, y es que esta superior potestad de los judíos ha sido establecida por el mismo Dios, sin que Jesucristo la innovara. Tal apoyo quisieran encontrar en los libros santos esos pretendidos filósofos del siglo que tan furiosamente se han desencadenado contra toda potestad. Y a los incautos, a los desnudos de instrucción –que sin duda serán los más de los lectores de Cancelada– si creen, como es tan fácil, lo que ha impreso éste ¿qué les restaría para creer que tantos sacrílegos osados, tantos impíos sin religión obran bien sublevando 489 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS los pueblos y destronando y aun decapitando a los reyes, como por castigo de nuestras culpas ha permitido Dios que se haya visto en nuestros días 11, aunque no entre los leales y católicos españoles? Se persuadirán a que el pueblo judaico esparcido por todo el orbe tiene aquel poder que con las letras de molde les dice Cancelada que tenía el Sanedrín entre los judíos: éstos en todos los países donde se les ha tolerado han suscitado sublevaciones contra las potestades consiguientes a ese principio de iniquidad. Si ven que en el pueblo, leal y religioso de la América, un europeo que se pinta como grande sabio ha impreso como verdad constante tan infame principio ¿qué consecuencias no deducirán? ¡qué proyectos no emprenderán! y, ¡cuán temible no deberá ser ese Sanedrín junto, después de tantos siglos, por el Emperador de la Francia! Pero volviendo a otro aspecto la vista: ¿de qué ignominia, de qué oprobio, de qué anatemas, no creerán dignos a los fidelísimos novohispanos los europeos que vean ese libro de Cancelada, si por él deducen que creemos los europeos y criollos habitantes de este reino esa doctrina horrenda? ¡Y cuánto sube de punto, reflexionando que esto sucede aquí, en el tiempo mismo en que los vasallos de la España antigua han pasmado al resto del mundo con el ejemplo del amor más constante y arraigado a la religión, y de la lealtad más acendrada y noble a las personas sagradas de sus reyes! 12. ¡Oh, con cuánta razón debería este colegio escribir con fuego su queja contra la impostura que difama a todos! Pero si no son tan ignorantes los lectores, si han leído en los escritos de Baronio 13 y de Belarmino 14, de Santarel 15 y de otros, los argumentos que han pretendido apoyar en la historia de los judíos para deducir que a lo menos los papas tienen un poder indirecto para deponer a los reyes, si tales lectores no han leído la Escritura Sagrada, los padres de la Iglesia, ni alguno de los muchos libros sabios en que han aniquilado esos argumentos, aunque los tales concedan la inviolabilidad a los santos pontífices supremos ¿la concederán a los reyes? y no concediéndola ¡qué trastorno! ¡qué consecuencias tan funestas! ¡qué germen tan fecundo de irreligión y de fanatismo! ¡qué destrucción del orden social no debería temerse! 490 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN Los que hayan leído juntamente la gaceta de 18 de mayo en que Cancelada 16 para recomendar su obra y conciliarse la estima de un autor erudito, se pinta como poseedor de los idiomas latino, francés e inglés, indica haber traducido del sabio Calmeti 17, del Diccionario de los cultos 18, y otros autores. Los que le oigan que dos hombres tan religiosos ejemplares por sus virtudes, como sabios por las muchas pruebas de su literatura y talentos notorios a todo México, cuales son los ilustrísimos señores Pallás 19 y Casaus 20, obispos de Nueva Segovia y de Rosén, le animaron a continuar, después que empezaron a revisar el tomo, y que hicieron lo mismo el señor provisor actual, el reverendo padre doctor Carrasco 21 y otras muchas personas de alto carácter ¿no exclamarán pasmados ¡qué autor tan grande, tan erudito y admirable!? [sic] ¿y pensarán errar en creer lo que dice con aprobación de tan sabios sujetos? El Colegio de Abogados, señor excelentísimo, desea oponer la mayor modestia y dulzura a la hiel que contra él ha vertido Cancelada en la misma obra, pero al considerar el daño que puede hacer en la mayor parte de los lectores por las máxirnas detestables que es capaz de hacerles tragar como verdades sacadas de las cristalinas fuentes de la Escritura Santa, no puede contener su celo, su ardor y su ansia por el remedio urgente de un mal tamaño. El colegio está cerciorado de que el ilustrísimo señor Casaus sólo leyó de paso unas ocho hojas del principo de aquello que es copia literal de los autores que ya dirá, y en lo cual nada hay de Cancelada. Lo mismo sucedió con el ilustrísimo señor Pallás y, si con todo, Cancelada confiesa que este sabio le dijo que su empresa era en sumo grado mayor que sus fuerzas, el éxito lo ha comprobado, pues si se excluyen las calumnias e imposturas, se halla que Cancelada no ha sido más que un copiante malísimo. Pero si la potestad indirecta de los sumos pontífices para deponer a los reyes es una doctrina condenada por el Viejo y el Nuevo Testamento, por un Concilio General de Constanza 22 y otros, por los papas más santos y sabios, por los padres de la Iglesia y por todas las 491 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS naciones –no sólo las que entran en el centro de la fe ortodoxa sino las que se hayan fuera–, ¿con qué horror, con qué detestación, no es necesario ver atribuida al Sanedrín judío, no ya esa potestad indirecta, sino la más directa y amplia? ¿Cómo ese hombre que jacta [sic] haber leído al sabio Calmet, no leyó en él, diciéndolo éste a cada paso, que cuanto se dice de esa potestad del Sanedrín , y del origen de éste en los libros de los rabinos, es un cúmulo de falsedades inventadas por éstos, un tejido de necedades y una prueba concluyente de la estupidez e ignorancia de los rabinos y de los judíos que les dan crédito? En las palabras mismas que estampó Cancelada ¿no le llamó la atención la ridiculez y desproporción de la pena de deposición impuesta igualmente por cualquier pecado, aunque éste no pasare a delito, qué por tener muchos caballos? 23. ¡Qué idea tan indigna de la sabiduría infinita, de la justicia y de los demás atributos de Dios, que todo lo ha ordenado en número, poso y medida, es necesario tenga quien crea que dictó a Moisés tales absurdos! ¡Y qué juicio habrá formado el editor de la gaceta de este Moisés escogido por el mismo Dios, tan sabio y tan político legislador y moralista, como religioso, dulce, benéfico, sensible, prudente y magnánimo! Increíble se hace que Cancelada leyera los libros que indica: todo persuade que solamente entresacó de ellos algunas especies sin crítica ni discernimiento. El Colegio de Abogados no cree de ningún modo que haya Cancelada procedido así por una refinada malicia, pero se ve necesitado a decir que lo ha hecho por una estupenda ignorancia. En tal concepto no es necesario producir aquí las muchas otras reflexiones que ocurren a la pluma. Pero no debe omitirse para desengaño de cuantos hayan leído o entendido las imposturas, que lo que como buenos católicos creen los habitadores de esta Nueva España y de toda la América, lo que creen y saben profundamente los abogados que Cancelada denigra tan impíamente, es que las potestades superiores provienen de Dios, que quien se opone a ellas resiste el orden de Dios, que los reyes y soberanos no pueden ser depuestos por ninguna potestad eclesiástica ni civil de cuantas existen sobre la tierra, y que si cabe menos, mucho menos 492 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN pueden ser depuestos ni castigados por el Sanedrín de los judíos, que la potestad soberana temporal es legítima aun en los reyes infieles y ellos no la reciben sino de Dios. Que Moisés respetó a Faraón y enseñó al pueblo de Dios la misma sumisión sin atentar jamás por ningún motivo contra su persona; que la institución del sacerdocio legal ni otro establecimiento de Moisés mudó nada en la potestad soberana; que los libros santos del Deuteronomio y de los Reyes contienen pruebas clarísimas de esta verdad; que Dios, sabiendo que llegaría un tiempo en que los israelitas pedirían un rey, anticipó leyes para este rey y los demás por boca de Moisés, mas ni una, ni sombra de que alguna potestad humana pudiese jamás deponer a los reyes; que cuando después de la muerte de Moisés pidieron a Samuel el rey, lo pidieron como le tienen todas las naciones, y sabían muy bien que todas miraban como inviolables sus personas. Ni en libro de los Jueces, ni en el de los Reyes y Paralipómenos se haya que aquel consejo de setenta y dos senadores compuesto por orden de Dios para aliviar a Moisés en una parte de su cargo, tuviere facultad de decidir la suerte de los reyes, ni en ninguno se haya que alguna vez este consejo o Sanedrín haya pronunciado sentencia contra alguno de los jueces de Israel ni contra alguno de sus reyes. Si Herodes fue citado al Sanedrín , no era rey, sino gobernador de Galilea y ¿qué hizo? infundió terror a todos los jueces y partió de Jerusalén sin expresar sentencia; siendo el mismo Hircano que le citó, el primero que le aconsejó que despreciara los jueces y se marchara. Los judíos jamás pensaron tener potestad para deponer a un príncipe de su nación, aunque después de subir al trono abandonara la verdadera religión; los profetas santos y los judíos más religiosos no cesaron de reconocer por verdaderos reyes a un Acaz, a un Manasés 24 y a tantos otros idólatras reyes de su nación. El mismo respeto rindieron a los reyes asirios, medos y persas a quienes estuvieron sujetos, y de su fidelidad a los soberanos infieles dieron las pruebas más 493 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS ilustres delante de Alejandro, como después sujetos a éste, se las dieron ya [sic] los reyes griegos de Siria. Jesucristo reconoció en el César y en los romanos una soberanía tan legítima como lo había sido la de los reyes judíos. En una palabra, todos los monumentos antiguos del pueblo judaico, examinándolos desde el origen del sacerdocio legal hasta el tiempo de Jesuristo y destrucción de la nación judaica, concuerdan en probar que la potestad real es independiente de la del sacerdocio, de la del Sanedrín y de toda otra potestad humana; y todo el Testamento Nuevo prueba que la Iglesia católica no ha enseñado doctrina diferente y que, antes bien, uno de los más gloriosos distintivos de la religión verdadera del Evangelio es la sumisión a los reyes, el respeto inviolable a su potestad y a sus personas. 2ª. Proposición Cancelada ha impreso especies ofensivas de la religión Católica. En la página 6 Cancelada dice: «los judíos tuvieron la desgracia de no conocer y de sentenciar a muerte al Mesías atrayéndose sobre sí los más increíbles males». Desgracia es lo que sucede a uno contra lo que deseaba, se había propuesto, o creía convenirle. Lo que hicieron los judíos con nuestro Salvador fue lo que deseaban, lo que se propusieron, lo que creyeron que les convenía. La desgracia puede suceder a cualquiera sin su voluntad ni consentimiento y, como para pecar y delinquir, la voluntad y el consentimiento, según san Agustín, son tan necesarios que si faltan ya no hay pecado, entenderá cualquiera que los judíos no pecaron ni delinquieron crucificando al Salvador del mundo. Entenderá juntamente que sin culpa ni motivo padecen esos males increíbles, pues que ninguno, porque le suceda desgracia, merece pena. Tal es la frialdad e indiferencia con que Cancelada mira un hecho de tanta monta. Y no puede oponer que a la página 8 compendia lo 494 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN que sobre el mismo hecho dijo el sabio Heydeck, porque en la página 6 habla Cancelada, y éste no es Heydeck, y porque habiendo copiado en la ocho uno de los más bellos trozos de aquel sabio, exigían la razón y el asunto que copiara lo que tiene tanto enlace con lo demás, y el no copiarlo sino extractarlo es prueba de la frialdad con que Cancelada vio aquel hecho y lo es juntamente de que su paladar no gustó la elocuencia con que Heydeck sigue respondiendo «el pecado de Israel tan grande y enorme de haber vendido al Justo por plata, haber levantado sacrílegamente sus manos contra el enviado de Dios, haber despreciado la raíz de Jesé, haber ultrajado al Jehová, el Santo de Israel, haber muerto al Mesías, al ungido de Dios» (página 18 de la introducción). ¡Qué ideas tan diferentes formará quien lea esto de las que formare quien solamente lo que dijo la fría indiferencia de Cancelada! ¡Y cuán reparable se hace que así se explicara este hombre que en la página 1 dice escribía para muchos que ignoran estas cosas! Aspirando el colegio a desengañar a éstos, le será lícito adoptar las palabras enérgicas con que el traductor de la obra titulada Moisés considerado como legislador y Moralista, por monsieur Pastoret 25, explica los estupendos crímenes de la nación hebrea: «La horrible, escandalosa y execrable maldad que cometió con el Redentor del género humano con el Mesías suspirado por tantos siglos, la ciega obstinación en no conocer su yerro, y seguía observando una ley abolida con la sangre del Hijo de Dios, y una infinidad de vicios de que en el día se halla infestada, es lo que con razón la hace más odiosa: así es imposible poderla justificar». En la página 104 dice Cancelada que el Emperador de los franceses, de acuerdo con el Sumo Pontífice, trataba de dar una misma forma exterior al culto en sus estados, reuniendo a la Iglesia Católica la reformada. Si dijera que el Santo Padre y el cristianísimo Napoleón trataban de restituir al gremio de la Iglesia a los protestantes convertidos [sic], diría una cosa digna de la piedad de ambos, y sería inútil dijera que se sujetarían a un mismo culto exterior. Pero que permaneciendo los herejes en su ceguera, quiera uno no otro que uniformen su 495 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS culto exterior con el católico, es una cosa increíble, es calumniarles, es un imposible. Si dijera que querían reunir a la Católica la iglesia griega, que no es herética, ya lo creeríamos, pero no que su culto exterior fuese uniforme. En la página 102, sobre la opinión de que los primeros pobladores de la América fueron israelitas de las tribus dispersas antes de la venida de Jesucristo 26, dice Cancelada: «Dichoso en este caso el pueblo de Nueva España, dichosa vanguardia de aquellas tropas dispersas. Así debemos de llamarle a un pueblo que al mismo tiempo de libertarlo por la dispersión, de tener parte en la muerte de su Redentor, ha sido el primero en reconocerle». Si el eruditísimo Conde Carli 27, cuyas cartas americanas no leyó Cancelada, merece justamente la estima de los literatos, se debe creer que la población de las Américas fue muy anterior al nacimiento del Mesías, lo cual realza tanto aquella felicidad como que ni posibilidad queda para que algún americano hubiese tenido parte en el deicidio, pues tampoco entonces, ni en muchos siglos después, hubo comunicación entre uno y otro continente. Pero afirma este hombre que el pueblo americano ha sido el primero en reconocer a su redentor, es una falsedad de tan grueso bulto que no acaba el colegio de admirar cuanta ignorancia prueba. Los evangelistas, los Hechos de los Apóstoles, las Cartas de san Pedro y san Pablo, los padres de la Iglesia, los historiadores de muchos siglos, nos muestran millares de judíos convertidos por Jesucristo, por los apóstoles, por los discípulos, y millones de gentiles de todo el orbe antiguo. Todos los americanos creemos y nos gloriamos de que los españoles eran católicos cuando descubrieron la América y nos trajeron el bien inestimable de la religión; creemos que el cristianismo llevaba entonces muchos siglos de ser la religión de casi toda la Europa y que lo había sido de aquellos países mismos en que habitan el mahometismo, la herejía y la irreligión; pero si creemos a Cancelada, todo esto ha sido falso: los americanos somos los que primero que nadie hemos reconocido a nuestro Redentor. 496 ALEJANDRO MAYAGOITIA Y VON HAGELSTEIN Parece suficiente lo dicho para probar nuestra aserción, por lo cual, omitiendo mucho, pasamos a otra. 3ª. Proposición Cancelada ha difamado calumniosamente la legislación española, los tribunales de la Nueva España y a todos los abogados del colegio. Se debe notar que voluntariamente ha hecho suyas aun las palabras ajenas que copió de otros sobre este punto: «Reflexiones del editor sobre el daño que hacen los malos abogados: página 80». Esto dijo en el índice y esto envuelve dos imposturas: 1ª. Que las reflexiones allí incluidas no son suyas todas, sino en cuanto aquí declara que quiere se tengan por tales. 2ª. Que no las contrae a los malos abogados, sino que las extiende a todos, sin excluir uno. Si los contrajese a los malos, el colegio no tendría qué hablar, pues no niega que hay algunos malos. Bien que lo admirable es que sean tan pocos, que estando hoy matriculados, no puede decirse sin ofender la verdad que la décima parte sea de malos; cuando ellos son todos de la carne de Adán, y de doce apóstoles que escogió Jesucristo, uno le negó, otro no le creyó y otro le vendió. En la página 79 de la división que Cancelada titula «De los escritores israelitas» empieza la declamación contra todos los españoles, y aun contra todos los sabios, que escriben en nuestros días. En vano se buscará una excepcion en favor de los Campomanes 28, Floridablanca, Jovellanos, Azara Capmany, Vieyra [sic] y Clavijo 29, Vargas Ponce 30, ni de otros, cuya lista ocupa largo espacio del templo de la inmortalidad. En vano si hablase de americanos se le acordaría la oportunidad que en el fin del siglo inmediato se presentó en Italia con el poco costo de la imprenta tan caro en América, a muchos criollos eminentes 31; en 497 EL EDITOR, EL SANTO OFICIO Y LOS ABOGADOS O DE CÓMO, EFECTIVAMENTE, ES MEJOR NO VERSE ENTRE LOS ÚLTIMOS vano leería las vidas de no pequeño número de americanos sapientísimos, escritas por el veracruzano Maneiro 32 y por el peruano Peramás 33, con la latinidad igual a la de Livio y a la de Nepote. Las obras de Iturriaga 34, Alegre, Clavijero, Abad, Landívar, Serrano 35, y muchos otros, aunque tenidas en mucha estima por los sabios de