4 CAPÍTULO I EL PROBLEMA 1. Planteamiento del

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CAPÍTULO I
EL PROBLEMA
1.
Planteamiento del Problema.
La evidencia de nuevos medios probatorios en los procesos judiciales
venezolanos, debe su incremento a dos razones de principal importancia,
dentro de las cuales, la primera se relaciona al principio de libertad probatoria
consagrado en el Código de Procedimiento Civil venezolano (1990) (artículo
396) y en razón del cual pueden ser empleados en la jurisdicción, todos los
medios probatorio permisibles por el ordenamiento jurídico nacional, siempre
que los mismos superen el examen del Juez acerca de sus requisitos de
admisibilidad.
En tal sentido, el segundo argumento sobre el cual sostener el
urgimiento de medios probatorios distintos a los típicos dentro de los
procesos judiciales nacionales, se debe a una razón más reciente que la
regulación adjetiva civil y, al mismo tiempo de naturaleza finalista,
concretándose en el diseño constitucional del proceso y la justicia. En tal
contexto, la normativa constitucional que define los alcances del debido
proceso (artículo 49 constitucional), permite al justiciable “disponer de los
medios adecuados para ejercer su defensa”, precepto donde se imbrica la
libertad probatoria, como un derecho procesal constitucionalizado.
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De acuerdo con lo anterior, la potestad de los sujetos procesales para
valerse en juicio de todo medio probatorio legal, abraza tanto a los medios
nominados o típicos como a las pruebas innominadas, pues tal posibilidad es
un derecho constitucionalizado y, al mismo tiempo, una condición para la
realización del debido proceso.
Desde los alcances antes expuestos, la jurisdicción laboral venezolana
es alcanzada por la libertad probatoria, pudiendo asumirse como medios de
prueba a ser empleados por las partes, todos aquellos que se encuentren
regulados en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo (2002) o en cualquiera
otra norma nacional, porque en todo caso su admisión en el proceso
dependerá de la verificación judicial sobre la reunión de sus atributos
necesarios como prueba (artículo 70 de la norma adjetiva laboral).
Es así, como el legislador adjetivo laboral en la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo (2002), lleva a efecto una regulación de los medios probatorios a
ser empleados en dicha jurisdicción, conservando en éste sentido la línea
tradicional de la norma adjetiva civil, aunque desde una perspectiva
necesariamente innovadora, fundada entre otros motivos en la especialidad
de ésta jurisdicción, al rigor proteccionista de sus principios y a la fijación de
claros alcances a la actividad judicial en medio del probatorio, es decir, el
hallazgo de la verdad sustancial (artículo 5 Ley Orgánica Procesal del
Trabajo).
De acuerdo con lo anterior, podría haber sido esperable de la norma
procesal laboral, un paso más enfático en lo relativo al tratamiento de los
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medios probatorios, concretándose ello, por ejemplo, con una inclusión de
mayor cantidad de medios de prueba con los cuales materializar el
llamamiento a la “verdad sustancial” realizado por el legislador, sin embargo,
las innovaciones en tal sentido apenas se concretaron para el caso de los
exámenes médicos (artículo 109) y en la declaración de parte (artículo 103),
ambos medios probatorios no considerados en otras normas adjetivas de la
República.
Siendo el juicio de trabajo venezolano, quizás el que más
acabadamente ha logrado concretar el sistema de justicia por audiencias,
podría haber sido un logro sustancial para ésta jurisdicción, la inclusión en su
norma procesal de aquellos medios de prueba que en los procesos
históricamente orales (como el británico y norteamericano), han permitido
materializar el descubrimiento de la verdad como la principal tarea del órgano
jurisdiccional y entre los cuales existe con particular importancia la figura del
testigo experto. (Henríquez, 2006).
Tal como han sostenido en la doctrina nacional Aguilar (2000) y Rivera
(2009), el testigo experto representa un medio de prueba históricamente
vinculado a la administración de justicia por audiencias, en cuanto el mismo
recoge el aspecto de oralidad, inmediación y derecho de interrogar de la
prueba testimonial; pero al mismo tiempo los vincula con la exigencia de
especialidad técnica, científica, artística o práctica
quien rinde tal declaración.
(perfil profesional) de
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Así como han señalado Aguilar (2000) y Rivera (2009), el testigo
experto se trata de un medio de prueba diferenciable del testimonio, en
cuanto a la exigencia de juramento y de inmediación con los hechos objeto
del litigio; mientras que se separa de la experticia, porque permite a las
partes procesales y al Juez, realizar un verdadero interrogatorio a tal sujeto,
cosa que no es posible con un dictamen pericial que se rinde por escrito.
A pesar de la alta importancia que la doctrina antes señalada otorga al
testigo experto como medio de prueba, poco se ha logrado en las leyes
procesales venezolanas en tal sentido, apareciendo únicamente en la Ley
Orgánica sobre el Consumo y Tráfico Ilícito de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas (2005). A pesar de ésta escueta regulación adjetiva, el trabajo
jurisprudencial de diversos tribunales de instancia, así como de las Salas del
Tribunal Supremo de Justicia, muestra una intención palmaria de promover
su utilización en aquellas jurisdicciones donde el tema de la prueba sea de
un contenido técnico o científico tan especializado, que el Juez no pueda
comprender con toda profundidad sus implicaciones.
Tal como sostuviera, en tal sentido, Couture (1978), el Juez es un
“técnico del Derecho”, pero no está obligado a conocer de todo el quehacer
científico de la cultura humana, de ello que en ciertos procesos (como los
que se siguen por enfermedades profesionales), pueda valerse de la
asistencia de un testigo experto para dilucidar los aspectos que le sean
obscuros por su contenido muy tecnificado.
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Ahora bien, en el proceso laboral se repiten las consideraciones antes
realizadas en cuanto a la tecnificación de ciertos medios de probatorio y la
complejidad científica del objeto de la prueba. Por ejemplo, cuando son
materia del debate probatorio los efectos patológicos de las condiciones de
trabajo, las enfermedades ocupacionales, las regulaciones industriales de
procesos, las propiedades y mediciones del ambiente de trabajo, entre otros
asuntos no identificables con el solo saber legal.
En tal orden de ideas, la figura del testigo experto como un eventual
medio probatorio en el proceso laboral venezolano, se ve inmerso en una
suerte de imprevisión legal, que comienza por la ausencia de su regulación
entre los medios de prueba en la ley adjetiva. A pesar de ser la justicia
finalista y el concepto de la verdad sustancial, aspectos fundantes de ésta
jurisdicción, el legislador omitió la regulación del testigo experto entre los
medios probatorios, a pesar de las ventajas que reiterativamente señalan los
autores acerca del mismo y, por otra parte, de su correspondencia con
sistemas orales.
Con fuerza en la estructura del proceso laboral, donde la Audiencia
Preliminar y de Juicio aseguran la inmediación de las partes procesales,
auxiliares de justicia y Jueces; la admisión del testigo experto como medio
probatorio podría adaptarse a las formas procesales del mismo modo en
como la doctrina considera ha servido a otros procesos en el Derecho
Comparado.
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A pesar de lo antes indicado, la no inclusión del testigo experto en el
ámbito de los medios probatorios regulados en la jurisdicción laboral, ha
traído consigo una aparente limitación en su empleo, debiendo valorarse las
posibles repercusiones de ello sobre el derecho de trabajadores y
empleadores a utilizar los medios de defensa óptimos para su pretensión, tal
como dispone el artículo 49 constitucional y el artículo 70 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo (2002).
Ahora bien, otro problema conexo con la figura del testigo experto
dentro de los medios probatorios, se verifica en el hecho de tratarse de un
medio de prueba intermedio entre la testimonial y la experticia (como le
considera la doctrina), razón por la cual sus requisitos admisibilidad,
capacidad procesal y subjetiva del sujeto, contradicción y evacuación, se
guían por las normas de la prueba de testigos regulada en el Código de
Procedimiento Civil (1990); mientras que lo atinente a las condiciones para la
designación, honorarios y responsabilidad operan supletoriamente con las
reglas de la experticia.
Gracias al tratamiento independiente que la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo (2002), ha dado tanto de la prueba testimonial como de la experticia,
variando en buena cantidad de disposiciones las reglas del Código de
Procedimiento Civil (1990) se observa que el trabajo realizado por la doctrina
nacional sobre la aplicación analógica de éstas reglas al testigo experto, no
es aplicable en el caso del juicio laboral. Así las cosas, la doctrina laboral
queda impedida de aplicar las teorías hasta ahora desarrolladas en tal
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sentido, al tiempo que los Jueces del Trabajo tampoco pueden invocarlas,
por ser inconsistentes con las nuevas disposiciones procesales.
En tal estado de hechos, el derecho consagrado en el artículo 70 de la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo (2002), en cuanto al uso en juicio de
“cualquier otro medio de prueba no prohibido expresamente” parece
encontrarse imposibilitado, porque no se han construido desde la doctrina o
jurisprudencia, las reglas con las cuales pueda el Juez de Juicio admitir al
testigo experto como medio de prueba, regular su tramitabilidad y valorar el
dictamen por él elaborado.
Otro aspecto que suscita problemática en relación con la presencia del
testigo experto en el juicio laboral, es el relacionado con el régimen de
responsabilidad aplicable al mismo. Si bien éste asunto fue regulado en otros
juicios, aplicando analógicamente lo previsto en el Código de Procedimiento
Civil (1990) para los expertos, ya no puede ser ésta la solución en materia
del trabajo, porque la legislación laboral tiene su propia regulación para
responsabilizar penal, civil, administrativa y disciplinariamente a quienes
prestan su experticia. Otro de los asuntos a resolver por medio de la
investigación debe ser lo concerniente al régimen de responsabilidad para el
testigo experto, partiendo para ello de lo previsto en materia de experticia.
Las cuestiones ya señaladas, siendo problemáticas conexas con el
análisis del testigo experto como medio de prueba en el juicio laboral,
tendrán que ser apreciadas y adminiculadas con el entendimiento de una vía
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procedimental distinta al proceso civil, porque de lo que se trata es de un
juicio estructurado por audiencias, con reglas distintas para la realización del
proceso probatorio y, en general, sostenido sobre principios de protección
dirigidos al trabajador.
Es así como el problema en investigación apunta a la necesidad de
construir doctrina desde la cual pueda sostenerse la idoneidad del testigo
experto como medio de prueba laboral, pero al mismo tiempo, establecerse
las reglas de su tramitabilidad, gracias a la modificación de la prueba
testimonial y de la experticia en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo (2002).
Para que éste esclarecimiento sea posible, ha de poder resolverse otro
problema hasta ahora no tratado por la doctrina procesal del trabajo, como es
la diferenciación entre la prueba testimonial, la experticia y el testigo experto,
al ser ésta separación uno de los aspectos más debatidos en otras áreas
procesales (como la civil).
1.1
Formulación del Problema
Partiendo de la exposición antes realizada, acerca de la problemática
percibida en la actividad probatoria del juicio laboral, el problema objeto de
investigación puede ser formulado partiendo de la siguiente pregunta: ¿Cómo
actúa el Testigo Experto como medio probatorio en el proceso laboral
venezolano?
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2.
Objetivos de la Investigación
2.1
Objetivo General
Analizar el Testigo Experto como medio probatorio en el proceso laboral
venezolano.
2.2
Objetivos Específicos
Diferenciar las pruebas de Testigo Experto, Testimonio y Experticia en
el proceso laboral venezolano.
Examinar las reglas para el trámite de la prueba de Testigo Experto en
el proceso laboral venezolano.
Examinar el régimen de responsabilidad del Testigo Experto en el
proceso laboral venezolano.
3.
Justificación de la Investigación
La presente investigación se vincula con el ámbito probatorio del
proceso laboral, específicamente con el análisis del testigo experto como uno
de los medios integrantes del mismo.
Desde el punto de vista teórico-temático, el estudio del testigo experto
representa en toda el área procesal, ciertamente uno de los temas de mayor
interés, hecho que se debe al escaso tratamiento del mismo, por los autores
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patrios; de allí que su observación en el campo del Derecho Procesal del
Trabajo incidiría en el proporcionamiento de saber teórico-doctrinal sobre el
funcionamiento del mismo en un proceso por audiencias, enfoque distinto al
dado por los autores cuando lo estudian tradicionalmente en juicio escritos
como el civil; sirviendo posteriormente como material de consulta y
referencia.
Tal como se expresó en el planteamiento del problema, la figura del
testigo experto no fue regulada entre los medios de prueba previstos en la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo (2002); sin embargo, el legislador
consagró lo referente a la libertad probatoria (artículo 70) y a la búsqueda de
la verdad sustancial como guía del proceso (artículo 5); de tal manera que
importa una clara importancia teórica el hecho de poder crear nueva doctrina
acerca de dicha prueba.
Por otra parte, la justificación práctica del estudio se encuentra
estrechamente vinculada con la teórica, en tanto la consolidación de la
doctrina pretendida con la investigación, incidirá en la inclusión de un nuevo
medio probatorio con el cual ejercer el derecho y sostener las pretensiones
procesales. Asimismo, la Jueces del Trabajo, gracias a la doctrina lograda,
podrán orientar su tarea al momento de admitir, tramitar y valorar al testigo
experto que sea presentado como medio de prueba.
En lo que atañe a la importancia social del estudio se observa, una
importante posibilidad real de armonizar la especialización y avances
científicos de diversas áreas del saber con los proceso judiciales a través del
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testigo-experto, de tal suerte que el conocimiento logrado por aquellas sirva a
juicios laborales cada vez más justos, en términos de la actividad probatoria y
de los elementos del Juez para su convicción al momento de sentenciar.
En otro sentido, el estudio planteado reviste también importancia de
índole metodológica, por cuanto sus resultados serán el producto de la
aplicación de las técnicas de la investigación jurídica que sean necesarios
para asegurar las condiciones de validez y objetividad. Siendo ello así, las
posiciones sustentadas por la investigadora podrán servir de antecedentes
en futuros estudios desarrollados acerca del testigo experto como medio de
prueba.
4.
Delimitación de la Investigación
El ámbito espacial para la producción del estudio planteado, queda
circunscrito a la ciudad de Maracaibo del Estado Zulia, específicamente en lo
que atiende al proceso investigativo, mas los resultados producidos tendrá
aplicabilidad en el territorio nacional. Por otra parte, la delimitación temporal
del estudio, queda comprendida en el periodo que va desde noviembre del
2009 a junio del año 2012.
El presente estudio pertenece a la Línea Maestra “Derecho y
Sociedad”, específicamente en la Línea Potencial dedicada al Sistema
Procesal Laboral. A tales efectos se instrumentará la doctrina proporcionada
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por Luaces (2004), Sol (2006), Aguilar (2000), Henríquez (2006), Rivera
(2007) y Villasmil y Villasmil (2006), entre otros.
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