24668 - Principio de congruencia

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Rad. 24668. CASACIÓN
Luis Darío Cifuentes Vanegas
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Proceso No 24668
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
Magistrado Ponente
JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS
Aprobado acta N° 030
Bogotá, D. C., seis (6) de abril de dos mil seis (2006).
VISTOS
Resuelve la Corte el recurso de casación interpuesto por la defensora de
LUIS DARIO CIFUENTES VANEGAS contra el fallo proferido el 11 de
agosto de 2005 por el Tribunal Superior de Bogotá que al confirmar con
una modificación- en lo atinente a la pena privativa de la libertad y de
multa- la decisión emitida por el Juzgado Treinta y Cuatro Penal del
Circuito con funciones de conocimiento de la misma ciudad, lo condenó a
las penas principales de 65 meses de prisión y multa de 3.20 salarios
mínimos mensuales vigentes y a la accesoria de inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas por el mismo término de la
sanción privativa de la libertad, como autor del delito de tráfico de
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estupefacientes. Así mismo, declaró que éste no se hacía merecedor a la
prisión domiciliaria.
HECHOS
El juzgador de primera instancia los sintetizó de la siguiente manera:
“Sucedieron el 20 de abril del año en curso, aproximadamente a las 11: a.m.,
en el pabellón G de la Cárcel Distrital de Varones de esta ciudad y de
acuerdo con lo informado por el operador de Cámaras de Vigilancia y
Movimientos allí instalada, se observó en actitud sospechosa al interno LUIS
DARIO CIFUENTES VANEGAS, procedieron a practicarle una requisa el
funcionario, José Barragán en compañía del Cabo Zuluaga, encontrándole en
su poder de una sustancia vegetal, color verde, envuelta en cinta negra que
al ser examinada por los expertos dio positivo para marihuana arrojando peso
neto de 30.2 gramos; y la suma de veinte mil pesos ($20.000)”.
ACTUACIÓN PROCESAL
Por razón de los anteriores hechos, el 20 de abril de 2005 se celebró la
audiencia preliminar, donde la fiscalía solicitó control de legalidad de la
captura, formuló la imputación y deprecó la imposición de medida de
aseguramiento.
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En 13 de junio de 2005, se celebró la audiencia de formulación de la
acusación, en donde Luis Darío Cifuentes Vanegas aceptó lo cargos allí
atribuidos, es decir, por la conducta punible de tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes, según lo reglado en el artículo 376, inciso 2°, del Código
Penal.
El 27 de junio de 2005, el Juzgado Treinta y Cuatro Penal del Circuito de
Bogotá, profirió sentencia anticipada, condenando a Luis Darío Cifuentes
Vanegas a las penas principales de 72 meses de prisión y multa en
cuantía de 3.6 salarios mínimos legales mensuales y a la accesoria de
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por un
tiempo igual de la pena privativa de la libertad, como autor de la conducta
punible de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes. De igual manera,
le negó la prisión domiciliaria.
Apelado el fallo por la defensora, el Tribunal Superior de Bogotá, el 11 de
agosto de 2005, lo modificó, en su lugar impuso a Luis Darío Cifuentes
Vanegas las penas principales de 65 meses de prisión y multa de 3.20
salarios mínimos legales mensuales. En lo demás le impartió su
confirmación.
LA
DEMANDA
La defensora de Luis Dairo Cifuentes Vanegas, al amparo de la causal
segunda de casación, según lo preceptuado en el artículo 181 de la Ley 906
de 2004, acusa al Tribunal de haber dictado sentencia con desconocimiento
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del debido proceso por afectación sustancial la estructura del proceso y con
incidencia en el derecho de defensa.
A continuación procede a resaltar los cargos atribuidos a su defendido a lo
largo de toda la actuación, y anota que la fiscalía no varió la imputación que
le hizo a su defendido en la audiencia correspondiente, “es decir, que nunca
se le imputó jurídicamente el agravante previsto en el artículo 384, numeral
1°, literal b) del Código Penal”.
En esas condiciones, opina que el fallo de primera instancia violando el
principio de congruencia hizo mención de la citada agravante y de sus
consecuencias jurídicas al determinar la pena, sin que la fiscalía la hubiese
atribuido.
Asevera que la defensa recurrió la sentencia de primera instancia, mostrando
inconformidad con dicha agravante; empero para el Tribunal fue cierto que
fue atribuida, puesto que el procesado ejecutó el porte del estupefaciente en
un centro carcelario.
Después de conceptualizar sobre el principio de congruencia, de referirse a la
acusación fáctica y jurídica y de citar jurisprudencia de la Corte, insiste que al
procesado “le indilgaron un agravante que la fiscalía no hizo jamás. Como
antes se indicó, este organismo acusador realizó la imputación jurídica
respecto de la vulneración del artículo 376, inciso 2° del Código Penal, que
sanciona la conducta delictiva con una pena de prisión de 4 a 6 años,
equivalentes a 48 y 72 meses, aumentada en proporciones indicadas en el
artículo 14 de la Ley 890 de 2004. En ninguna parte la fiscalía mencionó el
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agravante consagrado en el artículo 384, numeral 1°, literal b) del Código
Penal”.
Arguye que en este supuesto la acusación fáctica no es suficiente y no
garantiza el derecho de defensa del procesado, puesto que no se cumplió
con el presupuesto de imputar dicha agravante de manera jurídica, aspecto
que condujo a que se le duplicara la pena en lo atinente al mínimo, siendo
sorprendido frente a dicho aspecto y con gran incidencia, por su afectación,
en el derecho de defensa.
Como normas transgredidas cita los artículos 29 y 250 de la Constitución
Política, 5°, y 125.3 del Código de Procedimiento Penal, 8°, 138, 162.4,
337, 384.1 y 448 de la “Ley 906 de 2004”.
Por lo expuesto, solicita a la Corte casar la sentencia impugnada y, en su
lugar, invalidar el fallo por violación del derecho de defensa y dictando el fallo
de sustitución, excluyendo la causal de agravación prevista en el artículo 384,
numeral 1°, literal b).
AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN
El nuevo defensor del procesado, considera importante reiterar que los
sentenciadores excedieron lo reglado sobre el principio de congruencia.
Así, insiste que al hoy sentenciado no se le hizo referencia en la audiencia
de imputación la circunstancia específica de mayor punibilidad, en cuanto
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al mínimo, prevista en el artículo 384, numeral 1°, literal b) del Código
Penal.
Anota que al procesado en dicha audiencia y en la formulación de la
acusación no se le hizo ningún tipo de referencia a esa circunstancia, al
punto que el juez de instancia le señaló los extremos de la pena, sin que en
ella se hubiese hecho referencia a ésta.
Asevera que el principio de congruencia está referido
a dos puntos
esenciales, el conocimiento de la ley por parte de la fiscalía al momento de
precisar el cargo y el alcance del poder de juez, es decir, que no puede
entrar a complementar los cargos, pues perdería la imparcialidad.
En esas condiciones, en el supuesto que ocupa la atención de la Sala no
se dio cumplimiento a los anteriores presupuestos, habida cuenta que al
procesado en la sentencia se le sorprendió con una agravante que no
había sido atribuida en la audiencia de imputación, razón por la cual, la
Corte debe corregir dicho desatino.
Por su parte, la Fiscal Delegada ante la Corte Suprema de Justicia,
considera importante destacar la imputación hecha al procesado, lo
ocurrido procesalmente y si existe o no congruencia, de acuerdo con los
planteamientos hechos en la demanda.
Frente a la imputación, dice que al procesado se le informaron los hechos
procesalmente relevantes, tal como se puede advertir de las distintas
intervenciones que se encuentran grabadas.
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Así, al hoy sentenciado desde la audiencia de imputación conoció que el
porte de estupefacientes atribuido fue en un centro carcelario, aspecto que
siempre se le mencionó. Del mismo modo, el procesado hizo la
manifestación de allanarse a los cargos cuando se radicó el escrito de
acusación, documento en el cual se consignó de manera clara la agravante
en debate, tal como consta en el expediente.
Reconoce que el escrito de acusación se radicó el día viernes y la
audiencia de formulación de acusación se celebró el lunes siguiente.
En esas condiciones, el principio de congruencia fue respetado en el
proceso, pues la imputación fáctica siempre ha sido armónica a lo largo de
las audiencias; y en el escrito de acusación se hizo claridad a la imputación
jurídica, motivo por el cual depreca a la Corte no casar la sentencia
impugnada.
Finalmente, el Procurador Cuarto Delegado para la Casación Penal, opina ,
luego de hacer un recuento del acontecer fáctico, que es cierto que la
aplicación de la multicitada agravante ha creado problemas, que hoy se
encuentran superadas, para lo cual se apoya en decisión de la Sala y de la
Corte Constitucional.
Respecto del cargo formulado contra el fallo de segunda instancia, estima
que no le asiste razón al censor, pues en el escrito de acusación se plasmó
de manera clara la imputación fáctica y jurídica, razón por la cual advierte
que la sentencia del Tribunal guarda armonía con el escrito de acusación.
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Después de explicar lo anterior y de referirse a la pena impuesta por el
Tribunal, sugiere a la Sala no casar la sentencia impugnada.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. La entonces defensora del procesado, con base en el numeral 2° del
artículo 181 de la Ley 906 de 2004, acusa al Tribunal de haber dictado el
fallo con desconocimiento del debido proceso y del derecho de defensa,
pues a su defendido se le sorprendió en la sentencia con una circunstancia
específica de mayor punibilidad que no le fue imputada y, por lo mismo, no
aceptada.
2. Como lo resalta la Fiscal Delegada ante la Corte y el Procurador
Delegado para la Casación Penal, el fallo guarda armonía con el escrito de
acusación, razón por la cual la sentencia no se casará.
Recuérdese que el artículo 448 de la Ley 906 de 2004, contempla el
principio de congruencia, al estatuir que, “El acusado no podrá ser
declarado culpable por hechos que no consten en la acusación, ni por
delitos por los cuales no se ha solicitado condena”.
Frente al postulado de congruencia se ha dicho1:
“La Corte no ha dado tregua para encontrar en el principio de congruencia
la garantía del derecho a la defensa y la condición de regla estructural del
proceso. A este respecto, acerca del núcleo del instituto dijo lo siguiente:
1
Sentencia del 20 de octubre de 2005.
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“La concordancia entre sentencia y acusación, cualquiera sea el acto en el
cual se halle contenida ésta (resolución, formulación de cargos para
sentencia anticipada, o variación de la calificación provisional durante el
juzgamiento), constituye, de un lado, base esencial del debido proceso, en
cuanto se erige en el marco conceptual, fáctico y jurídico, de la pretensión
punitiva del estado y, de otro, garantía del derecho a la defensa del
procesado, en cuanto que a partir de ella puede desplegar los mecanismos
de oposición que considere pertinentes y porque, además, sabe de
antemano que, en el peor de los casos, no sufrirá una condena por
aspectos que no hayan sido contemplados allí.” 2
“Esta tesis, que realza la congruencia fáctica y jurídica entre la acusación y
la sentencia, evolucionaría hasta postular que la acusación no podía dejar
de considerar fáctica y jurídicamente las circunstancias de agravación que
definen la conducta, sean objetivas o subjetivas, genéricas o específicas,
valorativas o no valorativas, de manera que no quede duda alguna de su
atribución, como garantía de un adecuado derecho de defensa.
“En efecto, en la misma providencia que se viene de citar se dijo:
“Esta última doctrina, que matizaba una que antecedía, según la cual no
era necesario que las circunstancias genéricas de agravación objetivas o
no valorativas estuvieran especificadas en la acusación para que pudieran
deducirse en la sentencia, la mantuvo la Corte hasta el fallo del 23 de
septiembre de 2003, cuando, con ponencia del Magistrado Herman Galán
2
Corte Suprema de Justicia, sala de casación penal, radicado 20134, sentencia del 9 d e junio de 2004.
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Castellanos (radicación 16.320), concluyó que las circunstancias de
agravación deben estar en la acusación de modo fáctico y jurídico.”
“Aun cuando la Comisión Constitucional Redactora del código no dejó de
ocultar su inclinación por una imputación fáctica,3 no debe perderse de
vista que la íntima conexión entre el derecho penal sustancial y el
instrumental, permite afirmar que éste solo puede ocuparse de la
investigación de conductas previamente definidas en la ley, razón por la
cual la imputación jurídica resulta siendo esencial, máxime tratándose de la
aceptación de cargos o de formas de terminación abreviada del proceso.
“Con ello, por lo demás, se garantiza adecuadamente el derecho de
defensa, el conocimiento de los hechos que se atribuyen y sus
correspondientes consecuencias jurídicas, y se permite que debido a ese
conocimiento, libre y voluntariamente pueda el imputado optar entre
aceptar los cargos con miras a lograr una sustancial rebaja de la pena o
continuar el juicio para discutir los hechos o su responsabilidad, allegando
pruebas en su favor o controvirtiendo las que se aducen en su contra.
“Y bien:
“El artículo 448 de la ley 906 de 2004, que define el principio de
congruencia, dispone que “el acusado no podrá ser declarado culpable por
hechos que no consten en la acusación, ni por delitos por los cuales no se
ha solicitado condena.”
3
En el acta número 27, correspondiente a la sesión del 7 de julio de 2003, se expresó por parte del
comisionado Granados, que “la acusación que se plantea en el nuevo sistema es una sencilla imputación
fáctica donde se señala por qué a una persona se le está convocando a un juicio y donde la carga de lo que se
está afirmando le corresponde también a la fiscalía.”
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“Esta distinción (hechos por delitos) no corresponde a una mera
diferenciación lingüística para brindarle coherencia semántica al texto, sino
una referencia explícita a la imperiosa urgencia de guardar la congruencia
jurídica, pues son hechos jurídicamente relevantes los que se han de
consignar en la decisión acusatoria (artículo 337 del código de
procedimiento penal), y que luego en la exposición oral se deberán
exponer en forma circunstanciada (artículo 442 idem).
“Diríase incluso que en un proceso con todas sus etapas, con controversia
probatoria y juicio oral, las exigencias serían menores, pues la narración de
los hechos jurídicamente relevantes consignados en el escrito de
acusación pueden variar y complementarse en la alegación final en la cual
se debe presentar de manera circunstanciada la conducta (artículo 443 de
la ley 906 de 2004), mas no así en los procesos abreviados en donde la
conducta debe tipificarse con la mayor precisión dado que se renuncia al
derecho a no autoincriminarse y a tener un juicio oral y público (artículo
350 numeral 2 ley 906 de 2004).
“En ese orden, puede afirmarse que en materia de terminaciones
abreviadas del proceso, no es suficiente con la imputación fáctica, pues al
aceptar el procesado la responsabilidad debe quedar en claro cual es
jurídicamente la conducta por la que se procede, no solo por respeto al
principio de lealtad que se materializa en el principio de congruencia, sino
porque si se condena al sindicado por una conducta punible diferente, se le
vulnera el derecho constitucional a la no autoincriminación al cual renuncia
(artículo 33 de la Constitución Política).
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“Lo anterior significa que no por realizarse la audiencia de imputación, por
lo general coetáneamente con la de control de legalidad de la captura, la
fiscalía resulte exonerada de realizar la correcta adecuación de la
conducta, máxime tratándose de comportamientos con perfiles y con
consecuencias diversas, aún sí corresponden a diferentes modalidades de
riesgo o lesión para el bien jurídico que se tratan en un mismo texto legal
con consecuencias similares en relación con la pena considerada en
abstracto, pero cuya forma de realización y la lesividad que expresan
inciden dramáticamente en los aspectos operacionales de la pena”.
En esas condiciones, se advierte con claridad que nuestro sistema optó
por una imputación fáctica y una imputación jurídica, que debe ser latente
desde el instante en que se formula la imputación, pues, como lo tiene
señalado la ley, los extremos de la relación jurídico procesal deben estar
cabalmente delimitados y, por ende, en conocimiento del imputado y su
defensor.
Por ello, el juzgador al momento de elaborar el correspondiente juicio de
derecho puede llegar a transgredir el principio de congruencia, en
tratándose de la aceptación de cargos, por acción o por omisión,
ocurriendo en los siguientes eventos:
1. Por acción:
a) Cuando se condena por hechos o por delitos distintos a los
contemplados en las audiencias de formulación de imputación o de
acusación, según el caso.
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b) Cuando se condena por un delito que nunca se hizo mención fáctica ni
jurídicamente en el acto de formulación de imputación o de la acusación,
según el caso.
c) Cuando se condena por el delito atribuido en la audiencia de formulación
de imputación o en la acusación, según el caso, pero se deduce, además,
circunstancia, genérica o específica, de mayor punibillidad.
2. Por omisión:
a) Cuando en el fallo se suprime una circunstancia, genérica o específica,
de menor punibilidad que se hubiese reconocido en las audiencias de
formulación de la imputación o de la acusación, según el caso.
Aclarado lo anterior, en el evento que ocupa la atención de la Corte, es
claro que el procesado se acogió a la terminación anticipada del proceso,
por aceptación de los cargos, manifestación que hizo de manera libre y
espontánea en la audiencia de formulación y sustentación de la acusación.
En efecto, revisado el trámite del diligenciamiento se advertirá que
Luis Eduardo Cifuentes Vanegas, el 13 de junio de 2005, una vez
identificadas las partes, manifestó que aceptaba los cargos formulados
por el fiscal, razón por la cual, el titular del Juzgado Treinta y
Cuatro Penal del Circuito de Conocimiento, fijó el 27 de junio
siguiente para dar lectura al fallo de sentencia anticipada.
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Ahora bien, el Fiscal 174 de la Unidad de Seguridad Pública- Salud Pública
de Bogotá, acatando lo preceptuado en el artículo 338 de la Ley 906 de
2004, radicó escrito de acusación, en el que textualmente fijó la imputación
jurídica de la siguiente manera: “ En cumplimiento con lo consagrado por el
artículo 337 del Código de Procedimiento Penal; me permito presentar
escrito de ACUSACIÓN como quiera que la imputada (sic), NO ACEPTÓ
LOS CARGOS formulados por la Fiscalía, por la conducta consagrada y
definida en el artículo 376, inciso 2°, del Código Penal, al ser portador de
la cantidad de 30.2 gramos para marihuana, sin permiso de autoridad
competente, aflorando circunstancia de agravación punitiva prevista en el
literal b) num. 1 del artículo 84 ibidem, por cuanto el hecho se perpetró
dentro de las instalaciones de la Cárcel Distrital de Varones”.
En esas condiciones, los fallos de instancia fueron consecuentes con el
escrito de acusación, es decir, que el hoy sentenciado fue declarado
culpable, con estricto apego de los cargos atribuidos en el escrito de
acusación y por él aceptados, de manera libre y voluntaria, en la audiencia
de formulación y aceptación de la acusación. Por ejemplo, el Tribunal,
frente al tema en debate, puntualizó inicialmente que Luis Darío Cifuentes
Vanegas no se acogió a los cargos en el momento de la formulación de la
imputación, sino que lo hizo en la audiencia en que se llevaría a cabo la
formulación de la acusación, en la que se le atribuyó dicha circunstancia
específica de mayor punibilidad.
Dicho de otra manera, los fallos de instancia guardan armonía con el
escrito de acusación. Así, queda en el campo de la especulación que en la
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audiencia de formulación de la imputación no se atribuyó esa circunstancia
específica modificadora de la punibilidad, en lo atinente al mínimo de pena,
y que el procesado aceptó los cargos con base en lo allí plasmado, habida
cuenta que no fue en esa fase donde el procesado hizo la manifestación
de aceptar los hechos y, además, la descripción de los hechos relevantes
siempre refirieron a la incautación de una sustancia estupefaciente en el
establecimiento carcelario donde éste purgaba una pena, aspecto que sin
duda encuentra adecuación típica en la circunstancia de agravación de la
pena prevista en el artículo 384, numeral 1 literal b) de la Ley 599 de 2000.
Por consiguiente, la Corte no casará la sentencia impugnada.
En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE
CASACIÓN PENAL, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley,
RESUELVE
No casar la sentencia impugnada.
Contra esta decisión no procede recurso alguno.
Cópiese, comuníquese y cúmplase. Devuélvase al Tribunal de origen.
MAURO SOLARTE PORTILLA
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SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
EDGAR LOMBANA TRUJILLO
ÁLVARO ORLANDO PÉREZ PINZÓN
MARINA PULIDO DE BARÓN
JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS
YESID RAMÍREZ BASTIDAS
JAVIER ZAPATA ORTÍZ
Permiso
TERESA RUÍZ NUÑEZ
Secretaria
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