QUISTES PROSTÁTICOS DE LA LÍNEA MEDIA: MANEJO Y SEGUIMIENTO 205 urología general 3 Arch. Esp. de Urol., 54, 3 (205-209), 2001 Quistes prostáticos de la línea media: manejo y seguimiento. JESÚS TORNERO RUIZ, JAVIER PONCE DE LEÓN ROCA, ENRIQUE PIERAS AYALA, LUIS GAUSA GASCÓN, JOSÉ SALVADOR BAYARRI Y JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ. Servicio de Urología. Fundación Puigvert. Barcelona. España. Resumen.- OBJETIVOS: Conocer la forma de presentación clínica y el manejo diagnóstico y terapéutico de una patología tan infrecuente como son los quistes prostáticos de la línea media. MÉTODOS: Entre 1990 y 1999, ocho pacientes fueron diagnosticados en nuestro centro de quiste prostático de la línea media. La ecografía renovesical fue la primera exploración practicada y resultó diagnóstica en la mayoría de los casos. Sólo requirieron ingreso aquellos pacientes que se intervinieron quirúrgicamente. RESULTADOS: La clínica de presentación más frecuente correspondió al síndrome miccional, tanto irritativo como obstructivo. El tratamiento instaurado fue resolutivo o mejoró la clínica. CONCLUSIONES: La ecografía renovesical es la primera opción a tener en cuenta en el diagnóstico de esta patología. Antes de atribuir los síntomas a un quiste de próstata deberemos descartar otras patologías urológicas Correspondencia Jesús Tornero Ruiz C/ Cartagena 340-350 08025 Barcelona. España. Trabajo recibido el 1 de diciembre de 2000. de mayor relevancia pronóstica El tratamiento debe ser aplicado sólo a los pacientes sintomáticos y se individualizará según las características en cada caso. Palabras clave: Quiste prostático. Ecografía. Punción-aspiración. Summary.- OBJECTIVE: To analyze the presenting features, diagnosis and management of uncommon cystic lesions located at the midline of the prostate. METHODS: From 1990 to 1999, 8 patients with medial prostatic cyst were treated in our hospital. Vesicorenal ultrasound evaluation was the first procedure that was performed and was diagnostic in most of the cases. Only those patients that underwent surgery required admission to hospital. RESULTS: The most common presenting features were irritative and obstructive voiding syndromes. Treatment achieved cure or clinical improvement. CONCLUSIONS: Vesicorenal ultrasound assessment is the first procedure that should be considered in the diagnosis of this disease. Before ascribing the symptoms to a prostate cyst, other urological conditions with more prognostic relevance should be excluded. Treatment should be instituted only in the symptomatic patients and should be individualized according to the characteristics of each case. Keywords: Prostatic cyst. Ultrasound. Punctureaspiration. 206 J. TORNERO RUIZ, J. PONDE DE LEÓN ROCA, E. PIERAS AYALA Y COLS. INTRODUCCIÓN PACIENTES Y MÉTODOS Las lesiones quísticas localizadas en la línea media de la glándula prostática presentan una incidencia difícil de estimar, debido por un lado a que la mayoría son asintomáticas y por otro a que gran número de ellas resultan hallazgos casuales durante el estudio de otra patología urológica. Así, desde la primera descripción por Arnold en el siglo XIX de un quiste prostático como entidad urológica hasta la actualidad, encontramos series de hasta un 5% de quistes prostáticos en la línea media, gracias al extendido uso de la ecografía en la practica urológica diaria (1). En un sentido amplio, estos quistes pueden localizarse desde la unión uretro-vesical hasta el inicio del esfínter estriado en todo el espesor estromal y uretra prostática; según el lugar donde se sitúan pueden clasificarse en laterales y mediales y atendiendo al origen en adquiridos y congénitos (2). Por lo que respecta a los quistes laterales adquiridos, se trata generalmente de quistes de retención (3), resultado de procesos inflamatorios u obstructivos en el marco de una hiperplasia de próstata, aunque este apartado incluiría también los cistadenomas de próstata, los quistes post-manipulación prostática, los quistes de conductos eyaculadores o los de vesículas seminales (4). Los que se localizan en la línea media de la próstata se consideran congénitos en su origen, siendo el resultado, o bien de la falta de regresión de estructuras embrionarias femeninas, conocidos como quistes de los conductos de Mûller, o bien de la persistencia de septos entre utrículo y uretra posterior llamados quistes de utrículo (3, 4, 5). Aunque se trata de dos entidades bien distintas en cuanto a su origen embriológico se refiere, las características que comparten y la estrecha relación anatómica que los une, les hace prácticamente indistinguibles desde el punto de vista clínico. Aquellos que se manifiestan clínicamente lo hacen de manera similar a otras patologías urológicas de más relevancia pronóstica, con un conjunto de síntomas tan variados como inespecíficos, de ahí la necesidad de completar el estudio hasta establecer un diagnóstico de exclusión. Con la siguiente revisión pretendemos aportar ciertos aspectos de interés en lo que al diagnostico y manejo de esta patología se refiere, a la vez que evaluamos de forma puntual el tratamiento aplicado en cada caso y el resultado obtenido en cada paciente. Entre los años 1990 y 1999, hemos controlado y tratado en nuestro servicio 8 pacientes diagnosticados de quiste prostático en la línea media, con edades comprendidas entre 29 y 77 años (media 45). Están contemplados en nuestra serie tanto aquellos pacientes con síntomas atribuidos a la presencia de un quiste prostático como los que resultaron un hallazgo casual durante un estudio urológico. Previamente se había desestimado 1 paciente por presentar patología urológica múltiple. Todos los casos tenían ecografía renovesical, practicándose además otras exploraciones complementarias según la sintomatología que presentaban en cada caso, con el fin de confirmar el diagnóstico y descartar otras patologías urológicas de mayor relevancia clínica y pronóstica. Sólo fue necesario el ingreso de aquellos pacientes a los que se les practicó resección transuretral del quiste; el resto, se manejaron de forma ambulatoria. Pretendemos exponer nuestra experiencia en el manejo de estos pacientes, insistiendo en la diversidad, tanto de la clínica con la que se presentan como de la efectividad de los diferentes tratamientos aplicados. RESULTADOS El motivo de consulta más frecuente fue el síndrome irritativo-miccional en 3 pacientes (37,5%); la hematuria ocurrió en 2 casos (25%), 1 caso (12,5%) debutó con retención urinaria que requirió colocación de sonda vesical y 2 casos (25%) resultaron un hallazgo casual durante un estudio urológico. La ecografía renovesical suprapúbica fue diagnóstica en todos los casos, siendo confirmado el diagnóstico posteriormente por ecografía transrectal en 5 casos (62,5%), por TAC abdomino-pélvico en 1 caso (12,5%) y por uretrocistoscopia en 2 pacientes (25%); en 1 de los 2 casos, que resultaron un hallazgo casual, se practicó cistoscopia. En 6 (75%) pacientes se realizó determinación de PSA en sangre; sólo uno de ellos se encontraba fuera del rango de la normalidad, con tacto rectal sospechoso, por lo que se le practicó biopsia transrectal, resultando un adenocarcinoma de próstata. Este paciente siguió tratamiento con bloqueo androgénico completo. El tratamiento aplicado fue el siguiente: a 2 de ellos (25%) se les practicó resección transuretral endoscópica del quiste con resultado QUISTES PROSTÁTICOS DE LA LÍNEA MEDIA: MANEJO Y SEGUIMIENTO anatomopatológico de hiperplasia benigna de próstata; el flujo máximo preoperatorio de uno de ellos fue 12,1 ml/sg, que tras la cirugía resultó de 46,2 ml/sg. El otro paciente resecado no tenía flujo preoperatorio por ser portador de sonda vesical a causa de una retención urinaria y el flujo postquirúrgico resultó 25,1 ml/sg. A 1 paciente (12,5%) se le realizó punción-aspiración con aguja fina guiada con ecografía transrectal; el estudio bacteriológico del liquido intraquístico reveló ausencia de gérmenes y la citología fue negativa para células malignas; en 2 pacientes (25%) de los que presentaban síntomas irritativos miccionales se instauró tratamiento médico y los otros 2 pacientes (25%) fueron sometidos a observación, uno por encontrarse asintomático en el momento del estudio y el otro porque se negó a cualquier tipo de manipulación terapéutica una vez finalizado el estudio. Con un seguimiento medio de 21 meses (rango 3-60), 7 de los pacientes (87,5%) permanecen asintomáticos y el otro al que se le había instaurado tratamiento médico además del paciente con neoplasia prostática, presentó mejoría de su sintomatología no aceptando la posibilidad de una intervención quirúrgica. DISCUSIÓN El hecho de que la mayor parte de lesiones quísticas de la próstata sean asintomáticas, ha provocado la falta de unanimidad y de un criterio concreto a la hora de actuar sobre ellas (6). De entre todas ellas, distinguimos el grupo de quistes que se localizan en la línea media, constituido por los de origen congénito, que incluye los quistes utriculares y los derivados del conducto de Müller; ambos aunque diferentes desde el punto de vista histopatológico, comparten similitud en cuanto a la sintomatología con la que debutan, de ahí que no resulte tan trascendente ni despierte mayor interés su distinción clínica. A pesar de la controversia suscitada en torno a su origen (7), existen diversas características bien establecidas por las que se les considera dos entidades bien definidas; por un lado, el origen endodérmico, la presencia de esperma en su interior, su comunicación con la uretra prostática y la presencia de enfermedades congénitas asociadas hablan a favor de un quiste de utrículo; por el contrario, el origen mesodérmico, la ausencia de esperma en su interior y la falta de conti- 207 Fig. 1: Quiste prostático de la línea media de crecimiento endovesical simulando un lóbulo medio prostático. nuidad con la uretra, indicarían que se trata de un quiste derivado de los conductos de Mûller (1, 3, 4, 8, 9). Todo ello unido a la descripción embriológica de Muller acerca de los conductos mesonéfricos en el siglo XIX, hace pensar que puedan corresponder a un vestigio de la fusión del cordón utricular con el tubérculo de Mûller (5). Esta localización hace que incluso quistes de un centímetro de diámetro, puedan llegar a ser sintomáticos si crecen hacia lugares de drenaje de los conductos eyaculadores o del cuello vesical (Fig. 1) y explicar la sintomatología aguda con la que se manifiestan la mayoría de las veces, a raíz de cualquier proceso que ocurra en su interior, desde sangrado parietal con hemorragia intraquística hasta ruptura espontánea (10). En lo que respecta a la presentación clínica, no existe una sintomatología determinada que permita orientación alguna en el diagnóstico, sino que la clínica con la que suelen debutar, resulta tan inespecífica, que el primer paso a tener en cuenta es el de plantearse el diagnóstico diferencial con otras patologías urológicas tan frecuentes en la práctica diaria, que pueden llegar incluso a cambiar la expectativa de vida del paciente si las obviamos de entrada. Aunque en nuestra estadística la clínica más frecuente fue el síndrome miccional, pueden debutar con infecciones de repetición, hematuria, síntomas similares a los de la prostatitis e incluso provocar episodios de hemospermia o aneyaculación (1, 8, 10, 11). Una vez que hemos atribuido con seguridad los síntomas a la pre- 208 J. TORNERO RUIZ, J. PONDE DE LEÓN ROCA, E. PIERAS AYALA Y COLS. TABLA I DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL QUISTE PROSTÁTICO Abceso de próstata Quiste de vesículas seminales Divertículos uretrales Quiste de conducto deferente Divertículo vesical sencia de un quiste prostático, es importante discernir los pacientes que no van a ser tributarios de tratamiento alguno. Para su diagnóstico, todas aquellas exploraciones a nuestro alcance, que empleamos habitualmente en el despistaje de enfermedades tan frecuentes en la practica diaria como la hiperplasia benigna de próstata, el tumor vesical y la litiasis urinaria, nos serán de utilidad, al tiempo que podremos afirmar que ninguna de estas patologías es la responsable de los síntomas. En este sentido, la ecografía renovesical se presenta para nosotros como la primera prueba a practicar, pues alcanza, como hemos comprobado en nuestra serie, un rendimiento diagnóstico tan óptimo, que no se ve superado ni por la TAC ni por la RNM (4, 5). Por todo ello, en pacientes que presentan síntomas de tramo urinario inferior, la mayoría de veces podremos llegar al diagnóstico de quiste prostático simplemente practicando una ecografía suprapúbica sin necesidad de estandarizar el uso de la ecografía transrectal, como proponen otros autores, a todos los pacientes con este tipo de síntomas (1). Esto no significa abandonar el resto de exploraciones urológicas de que disponemos, sino hacer un buen uso de ellas para aquellos casos que creamos más complejos o en los que sospechemos patología asociadas. En definitiva pretendemos dejar constancia, al igual que queda reflejado por algunos autores que la ecografía suprapúbica es la prueba de elección en el diagnóstico diferencial (Tabla I) y despistaje de esta patología (5, 9, 11). A la hora de plantearse una estrategia terapéutica, es válido pensar que solamente aquellos quistes sintomáticos deben ser tributarios de tratamiento, sobre todo en pacientes jóvenes, en los cuales el tratamiento conservador, de entre todos los posibles, ha de ser prioritario, ya que existe evidencia más que contrastada de que la cirugía abierta resulta en la mayoría de los casos incompleta, insatisfactoria y con alto índice de yatrogenia (4, 5, 8, 9). Varios tratamientos se han ido incorporando a los ya presentes, lo que se traduce en la ausencia de un planteamiento y tratamiento idóneo. La vía endoscópica con resección del quiste, parece ser la más adecuada en aquellos pacientes que debutan con síntomas obstructivos y en los que el quiste se presenta creciendo hacia el cuello vesical a modo de lóbulo medio, con lo que evitaríamos lesiones vesicales y uretrales en caso de punción (1, 7, 9); en cambio el método de punción-aspiración (Figs. 2 y 3) estaría indicado en aquellos pacientes jóvenes con grandes masas quísticas y en los que éstas se presentan en el espesor de la glándula prostática; ello nos permite al mismo tiempo que obtenemos el liquido intraquístico, descartar que se trate de un proceso maligno y el tratar tantas recurrencias como sea necesario (6, 7, 12). Tanto las recurrencias del quiste postpunción, como aquellos que no precisan de ninguna manipulación terapéutica han de ser sometidos a estrecha vigilancia ya que la posibilidad de malignización ocurre hasta en el 1% de casos (4). Por lo que respecta al tratamiento médico en este tipo de patología, el éxito del mismo radica a nuestro Fig. 2: Punción-evacuación de quiste prostático guiada por ecografía transrectal. QUISTES PROSTÁTICOS DE LA LÍNEA MEDIA: MANEJO Y SEGUIMIENTO 209 otras enfermedades urológicas que se presentan con idéntica clínica. Finalmente, nuestra actitud terapéutica estará condicionada por la presencia o no de síntomas, ya que además de individualizar el tratamiento en cada caso, sólo actuaremos sobre aquellos pacientes sintomáticos. BIBLIOGRAFÍA Y LECTURAS RECOMENDADAS (*lectura de interés y **lectura fundamental) Fig. 3: Resultado radiológico post-punción tras evacuación del contenido intraquístico. entender en aplicarlo a aquellos pacientes que debutan con sintomatología en la que éste estaría indicado habitualmente, tipo prostatitis-like o miccional obstructivo-irritativo. En los casos en los que lo hemos aplicado, los pacientes mejoraron de su clínica; otras veces no existe alternativa si el paciente se niega a manipulación alguna o ésta se halla contraindicada. En cualquier caso, resulta una opción más a tener en cuenta dentro del amplio abanico terapéutico del que disponemos en el manejo de esta patología. CONCLUSIONES El hecho de que las lesiones quísticas de la próstata rara vez sean sintomáticas, ha condicionado que no exista un criterio concreto a la hora de enfrentarse a ella. Si bien son múltiples los métodos diagnósticos y terapéuticos empleados para su estudio, la ecografía suprapúbica resulta la exploración más rentable, situándose por su eficiencia y escasa morbilidad como la primera opción diagnóstica; al mismo tiempo nos será de gran ayuda en el diagnóstico diferencial de *1. DIK, P.; LOCK, T.; SCHRIER, B. y cols.: "Transurethral marsupialization of a medial prostatic cyst in patients with prostatitis-like symptoms." J. Urol., 155: 1301, 1996. 2. LOIZAG, A.; ARCEO, R.; ULLATE, V. y cols.: "Quistes laterales de la próstata." Actas Urol. Esp., 18: 612, 1994. *3. VAN POPPEL, H.; VERDUYN, H.; VEREECKEN, R. y cols.: "Kystes congenitaux de la prostate." Acta Urol. Bel., 50: 359, 1982. *4. BARZILAI, M. y GINESIN, Y.: "A Müllerian prostatic cyst protruding into the base of urinary bladder." Urol. Int., 60: 196, 1998. **5. RITCHEY, M.; BENSON, R.; KRAMER, S. y cols.: "Management of Müllerian duct remnant in the male patient." J. Urol., 140: 795, 1988. 6. MIGLIARI, R.; SCARPA, R.; CAMPUS, G. y cols.: "Percutaneous drainage of utricular cyst under ultrasound guidance." Br. J. Urol., 62/4: 385, 1988. 7. YASUMOTO, R.; KAWANO, M.; TSUJINO, K.: "Is a cystic lesion located at the midline of the prostate a Müllerian duct cyst?" Eur. Urol., 31: 187, 1997. **8. VAN POPPEL, H.; VEREECKEN, R.; DE GEETER, P. y cols.: "Hemospermia owing to utricular cyst: embryological summary and surgical review." J. Urol., 129: 608, 1983. 9. ZHU, J. y MEYHOFF, H.: "Prostatic cyst." Scand. J. Urol. Nephrol., 29: 345, 1995. *10. STRICKER, H.; KUNIN, J.; FAERBER, G.: "Congenital prostatic cyst causing ejaculatoy duct obstruction: management by transrectal cyst aspiration." J. Urol., 149: 1141, 1993. 11. BUCHHOLZ, N.P.: "Utricular cyst: a cause of recurrent urinary tract infection." Eur. Urol., 24: 431, 1993. *12. TERRIS, M.: "Transrectal ultrasound guided drainage of prostatic cyst." J. Urol., 158: 179, 1997.