Cortina, C. A. EL SOBREENTRENAMIENTO Carlos Alejandro Cortina Guzmán Maestría en Ciencias del Deporte ENED Materia Bioadaptación Dr. Ricardo Peñaloza RESUMEN: El objetivo de este trabajo de investigación fue con la finalidad de revisar algunos conceptos básicos de la teoría del entrenamiento, a fin de llegar a un consenso de que entendemos por sobreentrenamiento y por síndrome de sobreentrenamiento (SEE) y como lo conceptualizamos. Para ello tratare de explicar de qué manera la acción combinada de los estresores del entrenamiento (volumen e intensidad de las cargas) y competición, y de otros estresores mas o menos ajenos a la actividad deportiva estrictamente considerada, puede considerar un estado patológico que deportistas y entrenadores estan muy interesados en evitar. Palabras clave: adaptación, fatiga, compensación, recuperación, Supercompensación, sistema de sobreentrenamiento, sobreentrenamiento. INTRODUCCIÓN: Este trabajo será de gran ayuda para poder tener un concepto claro de sobreentrenamiento. En el encontraremos cuales son las principales causas que lo ocasionan, así como los síntomas que se presenta, para así poder detectarlo y corregir nuestro entrenamiento, así como las medidas que debemos de tomar en cuenta para evitar llegar dicho estado. SOBREENTRENAMIENTO Tanto el sobreentrenamiento como el agotamiento son la consecuencia de desequilibrio entre la tensión y la adaptabilidad del cuerpo. La adaptación con éxito implica procesos supercompensatorios (reconstructivos de la adaptación) que lleven a nivel funcional del cuerpo superior, mientras que la adaptación sin éxito agotas las reservas de adaptación actuales. Cualquier desequilibrio provoca que los mecanismos homeostáticos del cuerpo reduzcan la tensión o refuercen el descanso a corto o largo plazo para evitar nuevos daños el agotamiento es el resultado sistemático de un desequilibrio a corto plazo, mientras que el sobreentrenamiento es producto de un desequilibrio acumulado durante un periodo 1 Cortina, C. A. prolongado. Aunque el síndrome general de adaptación de Seyle es uno de los modelos útiles para comprender la adaptación y el sobreentrenamiento, hay que tener en cuenta que el empleo del término <<energía>> no concierne solo al aporte de energía para los procesos metabólicos. Los intercambios de energía en el cuerpo se relacionan con muchos otros procesos como la reparación tisular y los impulsos nerviosos. De lo cual se deduce que el sobreentrenamiento está relacionado con un ritmo inadecuado de recuperación y adaptación. Los sistemas de energía del cuerpo Los mecanismos de reparación y crecimiento celulares Los sistemas hormonales Los procesos nerviosos El camino insidioso que conduce al sobreentrenamiento tiene postes de señalización, no siempre claros, pero si manifiestos en forma de cansancio o sensibilidad dolorosa residuales, lesiones menores persistentes, pérdida de motivación o falta de progreso. El modelo bifactorial del entrenamiento hace hincapié en el papel central desempeñado por el cansancio en el proceso de preparación general. Es muy importante que deportista y entrenador reconozcan la existencia de síntomas de cansancio agudo o crónico, ya que la practica general, consiste en formar aún más la maquina durante estas fases negativas, puede provocar lesiones agudas o crónicas. Hay dos tipos de sobreentrenamiento: general y local. El sobreentrenamiento general afecta a todo el cuerpo y provoca un estancamiento y un bajón en el rendimiento, mientras que el sobreentrenamiento local afecta a una parte especifica del cuerpo. La adaptación a la tensión física, psicológica o medioambiental depende de nexos inextricables entre el sistema nervioso central (el sistema de control rápido del cuerpo) y el sistema endocrino (el sistema de control lento). Cualquier alteración de los sistemas nervioso central y endocrino pude afectar al rendimiento del sistema muscular. El sistema endocrino en concreto controla un grupo intricado de glándulas cuyas hormonas son vitales para todos los aspectos de la vida. Por ejemplo, las glándulas suprarrenales preparan de forma selectiva los músculos esqueléticos para la actividad física cuando se genera un esfuerzo. La hormona tiroxina, segregada por la glándula tiroides, no solo aumenta el ritmo al que las células consumen su fuente energética (glucosa), sino que también participa en distintas respuestas contra el esfuerzo, incluida la necesidad de producir energía extra. La hormona del crecimiento humano (HCH), segregada por la hipófisis, desempeña un papel esencial en el crecimiento general y en la elevación del nivel de glucosa en la sangre. La insulina, segregada por el páncreas, se relaciona con el metabolismo de la glucosa, y las hormonas sexuales como la testosterona influyen en el comportamiento sexual y el crecimiento muscular de los hombres. Este papel central desempeñado por ciertas hormonas ante el esfuerzo implica que es lógico asociar el sobreentrenamiento general, un fenómeno relacionado con el esfuerzo, con ciertos trastornos del sistema endocrino. Los investigadores han identificado al menos dos tipos de sobreentrenamiento general sobre este concepto (Israel, 1963). A) Sobreentrenamiento “A” (sobreentrenamiento de Addison), llamado así por la enfermedad de Addison, que se relaciona con la reducción de la actividad de las 2 Cortina, C. A. glándulas adrenales. Esta categoría de sobreentrenamiento afecta sobre todo a las vías parasimpáticas del sistema nervioso autónomo y es difícil de detectar en su fase inicial porque no se manifiestan síntomas claros. La sospecha de que pasa algo puede despertarse con la aparición de un estancamiento o deterioro del rendimiento del deportista. B) Sobreentrenamiento “B” (sobreentrenamiento de Basedow), llamado así por la enfermedad de Basedow, que se relaciona con la hiperactividad tiroidea. Esta categoría de sobreentrenamiento afecta sobre todo las vías simpáticas del sistema nervioso autónomo y, siendo como es el tipo clásico de sobreentrenamiento con gran abundancia de síntomas, es fácil de diagnosticar. El sobreentrenamiento también parece relacionarse con los cambios electrocardiográficos, sobre todo en la onda T más pequeña. La presencia de un caso de sobreentrenamiento a nivel local es bastante fácil de detectar, porque suele acompañarse de rigidez o sensibilidad dolorosa al tacto en un grupo muscular concreto, estado que no desaparece con varios días alternan antes de descanso. Además, el rendimiento de ese grupo muscular es estático o se reduce y pueden aparecer algunos de los síntomas de sobreentrenamiento general como un empeoramiento de la coordinación. En el caso del entrenamiento con pesos, esta situación puede manifestarse con un rendimiento extraordinario de un ejercicio suplementario como las sentadillas, pero con una reducción del rendimiento en otro ejercicio como el press de banca. En el caso del entrenamiento de la fuerza, las lesiones por sobreentrenamiento son resultado a veces de demasiadas repeticiones o series; de un entrenamiento regular con cargas casi máximas; de un entrenamiento demasiado frecuente de los mismos grupos musculares; de la inclusión de tiempos de recuperación inadecuados; de un descanso insuficiente, o de la ejecución incorrecta de algún movimiento. Al preinscribir un entrenamiento con en que evitar el sobreentrenamiento, es importante añadir una cita de Seyle: <<el objetico no es, claro está, evitar el esfuerzo, pues este forma parte de la vida. Es un derivado natural de todas las actividades´ Pero para manifestarse uno en su totalidad hay que hallar un nivel de esfuerzo óptimo y emplear la energía de adaptación con un ritmo y una dirección ajustada a la estructura innata del cuerpo y la mente. No es fácil (cuesta mucha practica y un autoanálisis casi constante >> Seyle, 1956). Esta afirmación resume lo que constituye un programa de entrenamiento eficaz, una secuencia cuidadosamente diseñada de esfuerzos físicos y mentales en sesiones de acondicionamiento dadas, donde en estado del deportista se monitoriza constantemente y se planifica la recuperación de forma y con ritmo apropiado al nivel actual de esfuerzo. Hablando en términos de modelo bifactorial (forma física-cansancio) de entrenamiento, parece claro que hay monitorizar los efectos negativos del cansancio junto con los aumentos positivos en la forma física obtenidos con el entrenamiento a corto y largo plazo. Esta es una de la razones por las que se ha puesto gran énfasis con anterioridad no monitorizar los efectos de los distintos medios y cargas sobre los indicadores funcionales y los resultados deportivos. En este contexto, es necesario recordar que la preparación es el resultado de la suma de los efectos retardados y opuestos de la forma física y el cansancio. 3 Cortina, C. A. FATIGA Y RECUPERACIÓN El termino fatiga alude a la disminución de capacidad funcional de un sistema, por sobresolicitacion. Esta disminución puede deberse a diversas causas, tales como la disminución de reservas energéticas, la disminución de sustancias intermedias y terminales del metabolismo, alteraciones hidroeléctricas, inhibición de la actividad enzimática, desplazamiento de electrolitos, disminución del nivel de determinadas hormonas, cambios en los órganos de la célula muscular, o procesos inhibidores a nivel del sistema nervioso central y en la regulación celular de los distintos sistemas orgánicos. LA FATIGA COMO RESPUESTA INMEDIATA Ya se ha establecido que los programas de entrenamiento pretenden provocar la adaptación del organismo a niveles estimuladores crecientes. Para ello, es necesario sobresolicitan al organismo, ocasionando estados de fatiga. De esta manera, el estado de fatiga constituye un objetivo principal, de todo programa de entrenamiento. Para que unan caga sea efectiva, su magnitud debe situarse entre el umbral de excitabilidad y el de máxima tolerancia del sistema afectado. Esto ocasionara una fatiga adaptativa, que activara una respuesta funcional y estructural. En este término se engloban diversos estados de fatiga recuperable en poco tiempo, que estimula la regeneración. La carga aplicada puede ser inapropiada, bien porque no llega a excitar lo suficiente, o bien como sobrepasa la máxima tolerancia del sistema, a menudo, la administración sistemática d estímulos a un sistema previamente fatigado puede llevar a un estado de fatiga desadaptativa, que representa la pérdida de capacidad de respuesta de los sistemas afectado y por tanto la imposibilidad de adaptase a nuevas cargas. TIPOS DE FATIGA A fin de facilitar la comprensión de las consecuencias, clasificaremos los distintos tipos de fatiga en función de las estructuras a las que afecta y de su duración. EN FUNCION DE LAS ESTRUCTURAS AFECTADAS. La fatiga puede tener su origen en una o varias de sus estructuras que intervienen en la contracción muscular. Según la estructura a la que afecta, podemos hablar de fatiga central o de fatiga periférica, a su vez esta pude clasificarse en loca o global. La fatiga central se presenta por encima de la placa motora y afecta a estructuras encargadas de la producción y el control de la contracción muscular. Provoca alteraciones en la transmisión del impulso nervioso, tales como depresión de la excitabilidad de la motoneurona, desajustes en la pre-sinápticos, o inhibiciones aferentes desde los husos musculares y terminaciones nerviosas. 4 Cortina, C. A. No hay ninguna fuente en el documento actual. (Fernández y Terrados, 1994; Green, 1987; Zintl, 1991). Legido (1986) la considera como una fatiga de (Fernández B, 1994) regulación central, y puede presentarse como una fatiga de control en centros nerviosos, y/o sensorial, denominada fatiga de recepción. Este tipo de fatiga puede manifestarse en alteraciones de la motivación (García, Navarro, Ruiz 1996), concentración y percepción sensorial (Navarro, 1998, García-Verdugo, 1997), y ocasionar un acusado descenso del rendimiento. Por su parte, la fatiga periférica se localiza en estructuras periféricas situadas a un nivel inferior de la placa motora, como el sarcolema de la célula muscular, túbulos T, el retículo sarcoplasmático, la mitocondria, etc. Ocasiona dificultades en la transmisión potencial de acción, modificaciones en la transmisión de la señal desde los túbulos T al retículo sarcoplasmático y en la liberación de iones de calcio (Ca++), déficit de los puentes y asincronía entre los filamento de actina y miosina (Allen, 1992; Vollestad y S (Fernández B, 1994). EN FUNCION DE LA DURACIÓN El impacto de la carga determina el tipo de fatiga alcanzado, y esta su vez, el tiempo necesario para que el sistema solicitado recupere su equilibrio interno. De esta forma, los distintos tipos de fatiga pueden clasificarse según su duración en aguda, subaguda y crónica (Fernández, B y Terrados, N. 1994). Como variantes de la fatiga subaguda y crónica se citan en estado de saturación y el síndrome de sobreentrenamiento, respectivamente. La fatiga aguda se produce durante e inmediatamente después de realizar un esfuerza, y se recupera entre unos minutos y unas pocas horas, una vez finalizado el esfuerzo. Durante la recuperación se estimulan los procesos adaptativos de compensación y supercompensación. Es frecuente diferenciar entre la fatiga local y la fatiga global, según la extensión de la musculatura afectada. En caso de afectar algunos grupos musculares en concreto, se habla de fatiga local y se afecta a más de 2/3 de masa muscular total, se denomina fatiga global (Fernández y Terrados, 1994). La fatiga subaguda aparece tras un periodo a exposición a cargas de trabajo, sin que se complete en proceso de recuperación entre ellas. A menudo se trata de un estado provocado en unió varios microciclos de carga (García, Navarro y Ruiz, 1996) y permite después de una recuperación de varias horas o incluso días obtener un estado de hipercompensación (Ozolin, 1974), al que se aludirá más adelante. El nivel más alto de fatiga subaguda es el estado de saturación (overreaching), caracterizado por una acumulación de estrés, tanto de entrenamiento como derivado de otras fuentes, cuyo resultado a corto plazo es un descenso de la capacidad de rendimiento, que pude estar o no asociado con signos fisiológicos y psicológicos, de sobreentrenamiento, y requiere una restauración de varios días o semanas (Fry, Kreider, O Toole, 1997). Este estado se alcanza tras la aplicación sistemática de las cargas de gran intensidad y/o volumen, con una frecuencia tal que no permite la completa recuperación entre estímulos. Tal sobrecarga incrementa de de una forma progresiva el nivel de fatiga del sistema, hasta alcanzar su máximo nivel de tolerancia, y así, tras una recuperación más prolongada de lo normal, estimula un mayor grado de adaptación (Budgett 1990; Fry et al. 1991; Kuipers y Keizer, 1988; Lehmann, 1993). Normalmente, este tipo de fatiga se busca 5 Cortina, C. A. determinados microciclos durante una temporada deportiva. Se trata de un estado limítrofe entre la adaptación y la desadaptación, que debería aplicarse exclusivamente a deportistas con un elevado nivel de entrenamiento (Verdugo, 1997). Una dosificación inadecuada de las cargas puede hacer que este estado derive un síndrome de sobreentrenamiento. Finalmente, la crónica es la mayor permanencia, y se produce cuando se han sobrepasado las posibilidades de regeneración de los sistemas afectados por el esfuerzo, tras sobrecargarlos sistemáticamente y durante largo tiempo, sin permitir su completa recuperación. Se diferencia de la fatiga subaguda en la duración, gravedad y tiempo que será necesario para permitir los procesos de regeneración (Fernández y Terrados, 1994). Los deportistas de alto rendimiento se someten frecuentemente a sistemas que se caracterizan por la alta magnitud y densidad de las cargas, y que sobresolicitan al organismo hasta saturarlo. Si las cargas no se modulan adecuadamente se corre el riesgo de sumir al deportista en un síndrome de sobreentrenamiento (SSE) un estado de fatiga crónica motivado por una incorrecta dosificación de estresores ajenos al proceso de entrenamiento, que pueden intensificar el efecto de las cargas de trabajo. Su característica más notable es un acusado descenso de rendimiento, que puede ir asociado con alteraciones fisiológicas y psicológicas, necesitándose varias semanas o incluso meses para su recuperación (Fry, Kreider, O Toole, 1997). Frecuentemente, los deportistas afectados por el SSE pierden toda una temporada competitiva, e incluso abandonan su carrera competitiva. Conviene puntualizar que la distinción entre unos y otros tipos de fatiga no siempre es factible. La fatiga central y la periférica pueden presentarse de forma separada o al mismo tiempo (Asmussen, 1979), ya que en un estado de fatiga periférica puede desencadenar la fatiga central por un reflejo de inhibición neuronal (Wood et al., 1987; Garland et al., 1988). Además la fatiga no aparece solo en una estructura determinada, sino que suele ir asociada a fallos en distintos niveles del mecanismo de contracción muscular (García et al., 1996), resultando difícil determinar en qué eslabón de la cadena se inicio la fatiga y como se propago al resto de las estructuras que se encuentran íntimamente relacionadas. En este sentido, Newsholme et al. (1996) considera que el cerebro “puede ser capaz de detectar cambios de los niveles de los constituyentes normales de la sangre que pueden actuar entonces y como una señal especifica y aumentar de la sensibilidad del corredor a la fatiga”, y menciona la posibilidad de que una hipoglucemia o alteraciones en la captación de aminoácidos insten al cerebro a tomar medidas (fatiga central) para disminuir la intensidad de la actividad que se realiza. Finalmente, en la amplia somatología asociada a cada estado de fatiga se observa una considerable variabilidad interindividual, que dificulta la posibilidad de utilizar un patrón común para controlar a todos los sujetos (Kuipers y Keizer, 1998). RECUPERACIÓN Y RESPUESTA DIFERIDA La alternancia entre las cargas de trabajo y periodos de recuperación es necesaria para que se produzca la adaptación. Los periodos de recuperación se caracterizan por una baja o nula magnitud de cargas, que posibilita los procesos regenerativos y permite restablecer la homeostasis. 6 Cortina, C. A. Estas reacciones de adaptación se caracterizan por un heterocronismo (Platonov, 1991; Verjoshansky, 1990), debido al distinto protagonismo y capacidad de respuesta del estimulo de cada uno de los sistemas implicados, y que obedece a la distinta orientación de las cargas y al nivel de reservas de adaptación disponibles. La respuesta inmediata del organismo a la administración de la carga es la fatiga aguda. Tras un periodo de recuperación, se alcanza un nuevo estado adaptativo, que puede entenderse como una respuesta diferida, no a una sola carga, sino a la alternancia trabajorecuperación. La calidad de esta respuesta diferida dependerá de los medios utilizados en la recuperación. ADAPTACIÓN AGUDA Y CRÓNICA La adaptación aguda se produce tras la aplicación de la carga, y consiste en el restablecimiento del equilibrio y la consecución de un nivel superior de resistencia celular. Este nuevo estado se perderá en poco tiempo si la carga que lo estimula no es sucedida por otras, para conseguir adaptaciones más estables en el tiempo, las cargas deben superar el umbral de los sistemas, y aplicarse con la frecuencia necesaria para alcanzar un estado restaurado estable y de mayor duración, conocido como adaptación crónica, si no se aplican nuevas cargas con cierta frecuencia, los efectos conseguidos desaparecerán a los pocos días, fenómeno conocido como desadaptación o fenómeno desadaptado. Los programas de entrenamiento pretenden aumentar los niveles de resistencia celular y conseguir una elevación del nivel homeostático del organismo. Para ello se consiguen adaptaciones crónicas, que permitan al organismo soportar mayores cargas. Según sea en nivel de adaptación adquirida por el deportista en determinadas fases del entrenamiento, el estado restaurado se conoce como compensación, supercompensación (Viru, 1994) o hipercompensación (Ozolin, 1974). Inicialmente el término supercompensación se aplico exclusivamente a la capacidad de almacenamiento del glucógeno en las fibras musculares, provocada por la depleción aguda seguida de una repleción intensa. Esta ley de supercompensación ha permitido establecer una relación entre la carga y los procesos energéticos, y así conocer el efecto de la dinámica de cargas sobre el aumento del nivel funcional del deportista (Verjoshanski, 1990). La hipercompensación (Ozolin, 1974) es una adaptación de mayor nivel, que solo pude alcanzarse en determinados periodos. Para ello, los deportistas se someten a periodos de sobreentrenamiento en los que soportan cargas de gran magnitud (sistema de sobreentrenamiento). La administración sistemática de este tipo de cargas puede llegar o sobrepasar las posibilidades de regeneración celular, impidiendo las adaptaciones morfofuncionales necesarias. Este fenómeno, que se conoce como transadaptación o estado transadaptado, ocasiona un descenso del rendimiento deportivo, en lugar de la deseada mejora. 7 Cortina, C. A. SISTEMA DE SOBREENTRENAMIENTO Este sistema se caracteriza por incremento de la cantidad de entrenamiento, que se aplica deliberadamente y en determinados periodos de la temporada en deportistas muy entrenados, para obtener niveles superiores de adaptación. La característica principal de este sistema es la gran magnitud de las cargas, submáxima o/y máximas, cuya densidad impide la adecuada recuperación entre sesiones, provocando un efecto sumativo de la fatiga. El objetivo es lograr que los deportistas soporten cargas en un estado de fatiga severa sin llegar a sobrepasar su máximo nivel de tolerancia, con lo que se pretende llevar al organismo a límites de sobrecarga recuperable, y así, con una recuperación de varios días, conseguir una hipercompensación (Fry, Kreider, O Toole, 1997; Budgett, 1990; Fry et al., 1991; Kuipers y Keizer; 1988; Lehmann, 1993). El problema que se plantea es como modular la magnitud de las cargas, pues la alternancia catabolismo-anabolismo para obtener la adaptación puede verse truncada si se solicita una movilización extrema de recursos estructurales y energéticos, en ausencia del nivel adecuado de regeneración (Platonov, 1991), agotando sus recursos de adaptación y llevando al deportista a un SSE. Este sistema presenta una estructura similar a los microciclos de choque o impacto. Busca mejorar las capacidades como objetivo principal y contempla su estructura sesiones de desarrollo con cargas muy elevadas, si la dosificación es correcta, se desarrolla una fatiga subaguda que saturas los sistemas orgánicos, pero es recuperable en pocos días y permite alcanzar niveles óptimos de adaptación como una respuesta diferida de restauración hipercompensada. SATURACIÓN Y SÍNDROME DE SOBREENTRENAMIENTO Ya se ha establecido que el objetivo del entrenamiento deportivo es llevar al deportista a su máximo rendimiento y hacerlo en un momento determinado, generalmente coincidiendo con alguna competición. En muchas especialidades deportivas, incrementar la capacidad de rendimiento demanda grandes cantidades de esfuerzo intenso. Cada uno de estos esfuerzos actúa como un estimulo capaz de romper la homeostasis, iniciando un proceso de recuperación que no se detiene una vez se ha restaurado el equilibrio, sino que se prolonga más allá, dando lugar a la supercompensación (Viru, 1994). Teóricamente el mejor momento para administrar la próxima carga de trabajo coincide con el momento que la adaptación ha alcanzado su máximo nivel. Sin embargo, los conocimiento que poseemos actualmente no nos permiten determinar la manera fiable cuando se ha completado el proceso de recuperación, un proceso modulado por el sistema endocrino, en que las hormonas modifican y amplían los procesos de adaptación que tienen lugar en los diversos sistemas orgánicos implicados. Clásicamente, se considera al hipotálamo como el centro neurálgico que integra las respuestas a los diversos estresores internos y externos y prepara las respuestas orgánicas que permitirán al organismo afrontar la situación, desencadenando la adaptación. Para ello, el hipotálamo actúa en tres dimensiones. A través de los núcleos del tronco encéfalo controla el SNA. Las fisiológicas gobernadas por la dimensión simpática y parasimpática del SNA son una importante fuente de adaptación inmediata al esfuerzo. A través de la hipófisis se controla la secreción de las hormonas cuya accion metabólica es relevante para la adaptación y el establecimiento de niveles superiores de homeostasis. Por último, el 8 Cortina, C. A. hipotálamo actúa también sobre la conducta, a través del SNC, propiciando las adaptaciones necesarias. Aunque la cantidad optima de esfuerzo no está claramente definida, muchos deportistas tienden a esforzarse demasiado, arriesgándose a desbordar su propia capacidad de adaptación. En ocasiones, esto se provoca deliberadamente, con el objetivo de aumentar el grado de adaptación. El estado que se alcanza así, al que denominamos “saturación” (overreaching), parece deberse fundamentalmente a una recuperación insuficiente entre las cargas de trabajo administradas. Tras un periodo de recuperación, que puede extenderse varios días, se espera que el deportista alcance un nivel superior de condición física. Aunque hay una relación directa entre el grado de solicitación y el nivel de adaptación, este proceso tiene un límite, y una vez sobrepasado, el efecto es contrario al perseguido. Por tanto, para conseguir nuevos estados adaptativos, es necesario ajustar la carga al nivel actual de respuesta del sistema, y esto es difícil si no se conoce el nivel de fatiga acumulada. Este problema tiene especial relevancia en el deporte de alto rendimiento, especialmente en determinados periodos de la temporada, cuando se persigue un nivel máximo de adaptación, obligando a administrar cargas de gran magnitud que hacen que se acumule la fatiga hasta alcanzar un estado de saturación (overreaching). Si este proceso se prolonga demasiado, puede desembocar en el estado de fatiga desadaptativa conocido como síndrome de sobreentrenamiento (SSE), que frecuentemente requiere una restauración de varias semanas o meses (Lehmann, 1992; Fry, Kreider, O Toole, 1997). Cuando se aplica este sistema de sobreentrenamiento, es necesario que la reserva actual del sistema solicitado sea importante. Es por ello que ese tipo de solicitaciones solo se realiza en determinados periodos de la temporada, justo cuando se considera que el deportista tiene recursos para afrontarlo, y conseguir así un nivel adaptativo considerable (hipercompensación), de cara a etapas más especificas de la especialidad que se prepara. Sin embargo, la dificultad consiste en determinar donde se encuentra el nivel de saturación del sistema, pues aun cuando es posible controlar, la carga externa, no es fácil acertar con la dosis. Además, coma ya se ha comentado, el impacto no depende solo de la relación entre su magnitud y la capacidad del sistema solicitado, sino que al afecto de la carga pueden sumarse otros estresores de difícil control (deficiencias nutricionales, enfermedades latentes, competiciones frecuentes, problemas psicosociales, etc.). Todo ello demanda un control continuo del estado del deportista para administrar la carga óptima en el momento adecuado. Existen múltiples causas que pueden motivar al SSE que, por otra parte, puede incluir muy diversos síntomas y signos clínicos. Por último, conviene señalar que diversos autores (Israel, 1958, 1976, Barrón et. Al., 1985; Lehmann et al., 1993) han propuesto la distinción de dos subtipos dentro del SSE: y el simpático y el parasimpático, que pueden manifestarse con sintomatología muy diferente, aunque ambos incluyen el descenso de rendimiento y la fatigabilidad. El primero se caracterizado por una hiperactivación simpática, da lugar a síntomas más fáciles de identificar, tales como una frecuencia cardiaca basal aumentada, o trastornos del sueño. Por el contrario, en el SSE de tipo parasimpático, la sintomatología puede llevar a confusión, en la medida en que los indicadores con la baja FC basal o la rápida recuperación tras en esfuerzo pueden interpretarse como señales de una buena adaptación a las cargas. Según propuso inicialmente (Israel, 1976), en el SSE de tipo simpático o baseduvoide debería afectar prioritariamente a deportistas jóvenes que practican especialidades en que 9 Cortina, C. A. predominan los esfuerzos explosivos (halterofilia, deportes de combate, carreras de velocidad,..), mientras que el de tipo parasimpático afectaría más bien a los deportistas veteranos, y de especialidades en que predomina la resistencia aeróbica (corredores, nadadores, ciclistas...). Sin embargo la asociación entre tipo de síndrome y metabolismo predominante no se han encontrado de forma consistente, habiéndose constatado la presencia de síntomas propios de la forma simpática en fondistas sobreentrenados (Lehmann et al. 1993). Pese a la inconsistencia de las relaciones entre estos dos subtipos de SSE y las características metabólicas de los deportes, el interés practico de esta distinción consiste en poner de manifiesto que el SSE puede manifestarse a través de una sintomatología poco evidente, por lo que los profesionales del entrenamiento no pueden confiar en una detección intuitiva o basada en la evidencia. Posibles causas del SSE (García, Navarro y Ruiz, 1996; Rodríguez, 1987) Error en la organización de las estructuras del entrenamiento. Requerimientos técnicos complejos sin las pausas de recuperación necesaria. Participación en competiciones de alto requerimiento. Alteraciones frecuentes de los hábitos de vida por la práctica deportiva. Aumento muy rápido de la carga de entrenamiento (V/I/D). Insuficiencia de las pausas entre lesiones. Solicitación demasiado elevada en la vida profesional. Conflictos sociales o afectivos. Excesos tóxicos (alcohol, tabaco, drogas, doping), sexuales y dietéticos. Alteraciones psíquicas (ansiedad, estrés, depresión, etc. Alteraciones del sueño (insomnio o factores ambientales). Excesiva motivación. Enfermedades (infecciosas, anemias y procesos patológicos en general). Deficiencia calórica, de hidratos, fe, etc. Estrés calórico. 10 Cortina, C. A. Resumen de indicadores de SSE, citados en la literatura (modificado de Fry, 1991) Rendimiento Compotarmentales ↓ Rendimiento competitivo. ↑Tiempo de recuperación. ↓Tolerancia de cargas de trabajo. ↓Fuerza muscular. ↓Máxima capacidad de trabajo. ↓Coordinación. ↓Eficiencia mecánica. ↓Amplitud de movimientos. ↑Errores ya corregidos. Fisiológicos ↑Patrones anormales en ondas T (ECG). ↑Diferencia FC tendido/ de pie. ↑Disfunción cardiaca en esfuerzo moderado. ↑Presión sanguínea en reposo. ↓Retorno presión sanguínea post-ejercicio. ↑Frecuencia respiratoria. ↑Profusión de la respiración. ↑VO2 en trabajo submáxima. ↓VO2 Max. ↑↑ FC en reposo. ↑FC en esfuerzo ↑↓ FC en recuperación. ↑↓Aplanamiento de la curva de lactato. ↑Tasa metabólica basal. ↑Sudoración. ↓Grasa corporal. ↓Peso corporal tras entrenamiento. ↑Amenorrea/oligomenorrea/disminorrea. ↑Edad menarquía. ↑Dolores de cabeza. ↑Nauseas. ↑Dolores musculares, tendinosos y periosteales ↑Molestias gastrointestinales. ↑Lesiones. Inmunológicos ↑Gravedad de enfermedades. ↑Síndromes gripales y resfriados de un día. ↑Picores. ↑Infecciones y alergias. ↓cicatrizar pequeñas heridas ↓Actividad funcional de los neutrofilos. ↓Recuento linfocitario. ↓Respuesta a mitogenos. ↑Recuento de eosinofilos. ↑↓Linfocitos CD4:CD8 ↑Ansiedad/ depresión/ Irritabilidad. ↑Apatía general. ↓Autoestima ↑Alteraciones del estado de ánimo. ↑Reactividad al estrés. ↓Concentración. ↑Percepción del estrés ambiental y emocional. ↑Miedo a la competición. ↑↓Personalidad. ↑Distracción interna-externa. ↓Capacidad de negociar con mucha información. ↑Abandona con facilidad. ↓Capacidad por detectar errores. ↑Fatiga crónica. ↑Insomnio. ↑Sensación de sed. ↓Apetito. ↑Trastornos alimentarios, anorexia, bulimia. ↓Deseo sexual. Bioquímicos ↓Balance de N2 negativo.} ↑Disfunción hipotalámica. ↓Glucógeno muscular. ↓Contenido mineral del hueso. ↓Hemoglobina, hierro y ferritina. ↓TIBC ↓Minerales (Zn, Co, Al, Mn, Se, Cu, etc.) ↑ Urea plasmática ↑Cortisolemia. ↑Cetoesteroides en la orina ↑Concentraciones de SHBG ↓Testosterona libre ↓Coceinte T/C > 30% ↑Acido úrico ↑CPK ↓Proteína C-reactiva 11 Cortina, C. A. Resumen de algunos signos y síntomas del SSE simpático y parasimpático según autores, (Kinderman, 1986; Bompa, 1983; Karetky, 1971; Kuipers, 1988; Israel,1976; Lehmann, 1993). SSE SIMPÁTICO SSE PARASIMPÁTICO Reducción del rendimiento Reducción del rendimiento Fácil fatigabilidad Fácil fatigabilidad Aumento de la FC basal Baja FC basal Disminución de peso Baja tensión arterial Disminución del apetito Rápida recuperación del pulso Inestabilidad emocional Depresión, inhibición Nerviosismo, excitabilidad Sueño normal Sudoración nocturna Anemia Alteraciones del sueño Problemas digestivos Aumento del metabolismo basal Poca reactividad Balance de N2 negativo Hipoglucemia Lenta recuperación de la FC Peso normal postejercicio. Buena capacidad de recuperación Anormalidades del ECG Molestias musculares. Molestias musculares Incremento de la TA en reposo Retorno lento de la TA o nivel basal postejercicio. 12 Cortina, C. A. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: Allen DG, Westerbland H, Lee JA, Lännergren J. (1992) “Role of excitation contration coupling in muscle fatigue”. Sports medicine. 13 (2):116-126. Asmessen E. (1979): “muscle fatigue”. 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