Epílogo: La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil y el proceso laboral

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Epílogo: La Nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil y el
proceso laboral
ANTONIO MARTÍN VALVERDE *
1. LAS RELACIONES ENTRE LA LEY
DE ENJUICIAMIENTO CIVIL Y EL
PROCESO LABORAL: TRES
PERSPECTIVAS DE ANÁLISIS
L
as relaciones entre la Ley de Enjuiciamiento Civil y el proceso laboral o
social se pueden analizar, como es lógico, desde distintas perspectivas o puntos de
vista. Uno de ellos es el punto de vista histórico, que contempla la evolución de la regulación especial del proceso social, desde el
anuncio de la misma en la Ley de Accidentes
de Trabajo de 1900 hasta la vigente Ley de
Procedimiento Laboral, pasando por las leyes
de tribunales industriales y de jurados mixtos, y por la nutrida serie intermedia de textos refundidos de procedimiento laboral que
comienza en 1958 y termina en 1980.
Otro perfil muy interesante de nuestro
tema de estudio atiende a la influencia que el
régimen del proceso laboral ha tenido en la
nueva Ley de Enjuiciamiento Civil (Ley 1/2000
de 7 de enero). Esta influencia resulta por cierto bien visible en muchas disposiciones del texto legal a punto de entrar en vigor ; lo que no
debe extrañarnos, si se tiene en cuenta la coincidencia de los objetivos expresos de la nueva Ley
con los que determinaron en su momento la for-
mación de un proceso laboral de régimen especial. En efecto, la finalidad de este último ha
sido y es, de acuerdo con opinión generalizada,
la consecución de mayor efectividad en la garantía jurisdiccional de los derechos sociales,
mediante la adaptación del proceso común a las
circunstancias particulares del mundo del trabajo 1. Por su parte, la directriz de la nueva
Ley de Enjuiciamiento Civil es también, como se
afirma al comienzo de su exposición de motivos,
dar respuesta a «la necesidad social de una Justicia civil nueva, caracterizada precisamente
por la efectividad».
Una tercera perspectiva de consideración
de las relaciones entre la legislación procesal
laboral y la legislación procesal civil se centra
en el impacto o repercusión que la nueva Ley
de Enjuiciamiento Civil (que citaremos, según venga mejor, como Ley 1/2000 o como
LEC-2000) tiene en la regulación del proceso
laboral. La evaluación de este impacto es una
operación al mismo tiempo necesaria y difícil.
Es una operación necesaria porque se puede
dar por seguro desde la primera lectura de sus
preceptos que la incidencia de la LEC-2000 en
el proceso laboral afecta con más o menos profundidad a muchos aspectos de su relación y a
numerosos institutos procesales.
1
*
Magistrado de la Sala 4.ª del Tribunal Supremo.
Catedrático de Derecho del Trabajo
A. MARTÍN VALVERDE, «Jurisdicción social y tutela judicial efectiva», Derecho privado y Constitución, núm. 4
(1994).
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ESTUDIOS
Pero la evaluación de la repercusión de la
LEC-2000 sobre el proceso laboral es también
una operación de considerable complejidad.
En primer lugar porque la LEC-2000 es una
disposición ambiciosa, que reforma y renueva
no sólo las distintas fases del enjuiciamiento
civil sino también buena parte de los moldes
conceptuales en los que se vierte la normativa
de esta rama de la jurisdicción. Y en segundo
lugar porque, aunque hayan transcurrido ya
varios meses desde su publicación, y aunque la
doctrina haya prestado a este acontecimiento
legislativo la atención que merece, no resulta
fácil todavía en este momento hacerse cargo
de toda su repercusión en el proceso laboral.
A los anteriores factores de dificultad aun
podemos añadir otro más. Para el conocimiento del impacto o incidencia de la nueva
Ley en el proceso laboral nos falta todavía
una fuente de conocimiento de valor inestimable. Nos estamos refiriendo al bagaje de
experiencia que proporciona el que dicho ‘impacto’ realmente se haya consumado; es decir,
que la Ley 1/2000 entre en vigor (lo que acaba
de suceder el 7 de enero de 2001, de acuerdo
con su disposición final vigésimo primera),
confrontándose con la prueba de fuego de su
aplicación en casos o litigios concretos. Nos
falta, en suma, la casuística judicial, que resulta del esfuerzo de descubrimiento y de invención de soluciones a problemas jurídicos
concretos de muchas personas distintas en
múltiples situaciones diferentes. Este elemento de juicio, que sorprende la mayoría de
las veces incluso a los más experimentados,
suele aportar casi siempre una riqueza de
cuestiones y valoraciones mayor de la que
pueden reflejar la primera aproximación a un
nuevo texto legal, como la que aquí se intenta.
El propósito del presente estudio se contrae a la última de las tres perspectivas que
hemos identificado. Como sugiere su título,
se trata de evaluar el impacto de la nueva
Ley en el proceso laboral. Pero la extensión y
la dificultad de esta labor de evaluación aconsejan una ulterior delimitación. No cabe en
170
los límites de este ensayo hacer un balance o
exposición detallada de todos los aspectos del
proceso laboral afectados por la entrada en
vigor de la Ley 1/2000. Pero sí es posible, y a
ello nos aplicaremos, indicar primeramente
el método que nos parece más adecuado para
llevar a efecto tal balance; y apuntar a continuación las repercusiones de mayor envergadura que la entrada en vigor de la Ley 1/2000
va a suponer. En suma, lo que nos proponemos no es estudiar soluciones a los problemas
o cuestiones de interpretación que suscita la
nueva Ley en su aplicación al proceso laboral
sino, más modestamente, plantear de forma
adecuada tales cuestiones o problemas ordenando las piezas normativas que la nueva
Ley ha introducido o cambiado de lugar en la
legislación procesal laboral.
El descarte en el presente estudio de la
perspectiva histórica sobre las relaciones entre el proceso laboral y la Ley de Enjuiciamiento Civil no quiere decir, sin embargo,
que prescindamos de este punto de vista de
manera absoluta. Nuestro estudio parte de
tres presupuestos, que se derivan precisamente de dicha perspectiva histórica, presupuestos que no necesitamos acreditar porque
sobre ellos todo el mundo está de acuerdo. El
primero es que el proceso laboral o proceso
social aparece inicialmente como una rama
que brota del tronco común del proceso civil 2.
El segundo es que esta configuración como
proceso civil con regulación propia se ha conservado desde los orígenes, siendo previsible
que se mantenga en el futuro, a la vista de la
naturaleza de las relaciones jurídicas sustantivas cuyas controversias se encarga de encauzar 3. La tercera conclusión que nos interesa
2
Ver, para la historia de las jurisdicciones y del proceso de trabajo en España, A. ALONSO OLEA, «Notas sobre
la historia de los procesos de trabajo», Revista de Trabajo,
num. 15 (1966) ; y J. MONTERO AROCA, Los tribunales de
trabajo (1908-1938). Jurisdicciones especiales y movimiento obrero, Valencia, 1976.
3
En último análisis, los prototipos de procesos o actividades procesales se pueden reducir a dos: el proceso
civil y el proceso penal. Este binomio se aprecia con ma-
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destacar es que la regulación del proceso laboral se ha ido dotando entre nosotros a lo
largo de su evolución histórica no sólo de una
normativa peculiar sino de unos principios
propios que presiden la interpretación de la
legislación procesal laboral 4.
De la segunda perspectiva de nuestro
tema identificada hace un momento, y en la
que tampoco nos vamos a adentrar, se desprenden asímismo algunas consideraciones
que pueden ser de utilidad para el enfoque
concreto de nuestro estudio. La principal de
ellas es que la corriente de influencia entre la
legislación procesal laboral y la legislación
procesal civil circula en doble dirección. Si la
nueva Ley de Enjuiciamiento Civil ha sabido
yor claridad en las normas internacionales, que, por razones fáciles de imaginar, están obligadas a utilizar un
lenguaje más abstracto y más próximo a los ‘modelos’ o
‘tipos ideales’. Como ilustración de lo que se acaba de
decir pueden consultarse el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales. El art. 14 del primero dice lo siguiente:
«Toda persona tiene derecho a ser oída públicamente y
con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación de carácter penal
formulada contra ella o para la determinación de sus derechos y obligaciones de carácter civil». En términos parecidos, el art. 6.1 del Convenio Europeo para la Protección de
los Derechos Humanos ordena : «Toda persona tiene derecho a que su causa sea vista equitativa y públicamente en
un plazo razonable por un tribunal independiente e imparcial, establecido por la ley, que decidirá sea sobre sus derechos y obligaciones civiles, sea sobre el fundamento de
cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella»
(los subrayados son míos, obviamente). Sobre la configuración del proceso laboral como proceso civil especial, J.
Montero Aroca, Introducción al proceso laboral, Barcelona, 1994, págs. 59 sigs, y A. BAYLOS, J. CRUZ y Mª F. FERNÁNDEZ, Instituciones de Derecho procesal laboral, Madrid,
1991, p. 105. La calificación del proceso laboral como
proceso civil especial se refiere al proceso como institución
jurídica, sin predeterminar ni la asignación de su estudio
ni el encuadramiento del ‘derecho procesal laboral’ como
rama del saber jurídico en las disciplinas académicas establecidas.
4
Ver M. RODRÍGUEZ-PIÑERO BRAVO-FERRER, «Sobre los
principios informadores del proceso de trabajo». Revista
de Política Social, num. 81.
aprender con provecho alguna lección de la
legislación procesal laboral en su búsqueda
de la tutela judicial efectiva, la misma actitud receptiva, acrecentada seguramente por
la «primogenitura» del proceso civil, se debe
adoptar frente a las enseñanzas y ventajas
comparativas de efectividad que puedan tener «de lege ferenda» determinadas soluciones de la LEC-2000.
De todas maneras, y ésta sería la segunda
consideración a hacer a propósito de la interacción entre el proceso laboral y la LEC-2000,
conviene tener presente que la experiencia legislativa del proceso laboral es ya casi centenaria; y, lo que es más importante, que su historial
de efectividad en la «tutela judicial» está sobradamente demostrado 5. Esta ejecutoria no se
puede olvidar por completo en la comparación de sus soluciones con las de la LEC-2000.
De ahí que la más o menos posible o probable
reforma de la Ley de Procedimiento Laboral
(LPL) que pueda plantearse a la vista de la
LEC-2000 no debería ceder apresuradamente
y sin adecuado control crítico al deslumbramiento de las fórmulas novedosas de ésta. Y
de ahí también, con un efecto más inmediato
«de lege data», que la evaluación del impacto
de la LEC-2000 en los puntos en que existe
una margen amplio de interpretación deba
efectuarse con la debida ponderación. Volveremos sobre ello más adelante.
2. INCIDENCIA DIRECTA E
INCIDENCIA INDIRECTA DE LA
NUEVA LEY DE ENJUICIAMIENTO
CIVIL EN EL PROCESO LABORAL
Vamos a dedicar este apartado de nuestro
trabajo a presentar los distintos cauces o vías
de incidencia de la LEC-2000 en el proceso laboral 6. Estas vías dependen en buena parte
5
Ver, por ejemplo, Consejo General del Poder Judicial, Libro Blanco de la Justicia, Madrid, 1997, págs. 271
y sigs.
6
Sobre la cuestión, con un planteamiento parecido,
A. DESDENTADO BONETE, «Notas sobre la nueva Ley de Enjui-
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pero no totalmente de nexos normativos directos expresamente establecidos entre la
Ley de Procedimiento Laboral (LPL) y la Ley
de Enjuiciamiento Civil, nexos que tienen
una larga tradición legislativa, y que la Ley
1/2000 se ha encargado de mantener. La presentación en este apartado de tales vías de incidencia directa conjuntamente con las que
actúan de forma más indirecta o subterránea
permitirá identificar y delimitar con suficiente
precisión nuestro concreto campo de estudio.
Una vez efectuado este primer reconocimiento
del terreno dedicaremos los sucesivos apartados a la exploración de las distintas conexiones y vías de incidencia identificadas.
Son muchos los textos legales, unos de derecho sustantivo y otros de derecho procesal,
los que han sido reformados en las disposiciones finales de la Ley 1/2000 7. Uno de ellos es
precisamente la ley reguladora del procedimiento laboral. Esta reforma de la LPL se lleva
a cabo en la disposición final undécima, que
afecta a nueve artículos.
La modificación de estos preceptos de la
LPL constituye seguramente la incidencia
más espectacular, aunque con seguridad no
la más importante, de la LEC-2000 en el proceso laboral. Como comprobaremos luego,
salvo contadas excepciones, el impacto de estos cambios es meramente de concordancia y
aclaración, agotándose en la sustitución de la
cita de remisión a artículos y apartados de la
LEC-1881 (o a veces de la Ley Orgánica del
Poder Judicial) por los correspondientes a la
ciamiento Civil y la prueba en el proceso laboral», Revista
de doctrina social de instancia, número 0 (septiembre
2000), págs. 3 y sigs.
7
El apartado XX de la exposición de motivos de la
Ley 1/2000 habla de «una veintena de leyes distintas»
afectadas por la entrada en vigor de la misma . La afectación, sigue el propio preámbulo, se traduce unas veces
en que sus «preceptos son sustituidos por normas nuevas
en la presente Ley», mientras que «otras veces se integran
en ella», y otras en fin «son modificados por medios de
disposiciones finales de diversa índole». Las leyes directamente modificadas en estas disposiciones finales son
quince.
172
Ley 1/2000. Con la salvedad de los aludidos
preceptos nuevos, los cambios normativos efectuados por esta vía no requieren operación interpretativa alguna más que la bastante simple
de identificación y comprobación de los preceptos concordados.
Una segunda vía de incidencia de la LEC2000 en el proceso laboral es también de percepción a simple vista, si bien requiere un
esfuerzo mayor de búsqueda a causa de su
dispersión. Nos estamos refiriendo a los reenvíos o remisiones expresas que la LPL hace
en numerosos aspectos del procedimiento laboral no sólo a la Ley de Enjuiciamiento Civil, remisiones que ha pretendido agrupar la citada
disposición final undécima de la Ley 1/2000,
sino también a la «legislación procesal civil»,
o incluso de forma más genérica «a la Ley» o
a «casos legalmente previstos», cuando la
disposición legal de remisión resulta ser la
propia LEC-2000. Es claro que la derogación
de la LEC-1881 por la LEC-2000 da lugar automáticamente a la sustitución de los preceptos antiguos por los preceptos nuevos
como destinatarios de la remisión o reenvío.
Lo que produce el conocido fenómeno de que
bajo la apariencia de disposiciones de enunciado idéntico cambia el contenido normativo
de las mismas: la norma remitente se integra
con las disposiciones de la nueva Ley en lugar
de con las de la Ley anterior.
La tercera vía de incidencia de la LEC2000 en el proceso laboral es la conexión de
supletoriedad de sus preceptos respecto de los
de la LPL. Se trata de una conexión tradicional
en nuestro ordenamiento procesal que la nueva
Ley mantiene. El art. 4 de la Ley 1/2000 establece de manera expresa el carácter supletorio de
la Ley de Enjuiciamiento Civil respecto de las
leyes reguladoras de los restantes tipos de
procesos: «En defecto de disposiciones en las
leyes que regulan los procesos penales, contencioso-administrativos, laborales y militares,
serán de aplicación a todos ellos los preceptos de
la presente Ley». El precepto refleja con claridad, aunque con una variante de formulación
que vale la pena tener en cuenta, una norma
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clásica de la legislación procesal laboral. La
LPL vigente incluye esta norma de remisión
en su disposición adicional primera : «En lo
no previsto en esta Ley regirá como supletoria
la de Enjuiciamiento Civil».
La sustitución en la función de supletoriedad de la LEC-1881 por la LEC-2000 va a tener sin duda una incidencia muy significativa
en el proceso laboral. Evidentemente no es lo
mismo que la norma aplicable por defecto en
el proceso laboral sea una Ley de 1881, aun
con múltiples reformas parciales, que una
Ley nueva, concebida y redactada como un
edificio normativo que se construye sobre cimientos distintos de los que sirvieron de base
a la legislación anterior 8. Ciertamente, la atribución de un papel de supletoriedad a otra ley
no significa que los cimientos de la Ley supletoria (en nuestro caso, la LEC-2000) sustituyan a
los de la ley cuyas lagunas se colman (en
nuestro caso, la LPL). Pero sí supone, como se
verá luego, dadas las características de la
LEC-2000, la sustitución de algunos de sus
apoyos o elementos de integración externos,
que en la nueva legislación suelen ser más sólidos y explícitos.
Las vías de incidencia de la LEC-2000 en
el proceso laboral que hemos analizado hasta
ahora se manifiestan todas ellas de manera
expresa y directa en los textos legales. Pero
existe otra corriente de influencia de la Ley
nueva sobre la regulación de la normativa laboral, que va a operar subterráneamente, en
el nivel más profundo de los conceptos normativos y de los principios informadores del
proceso. En efecto, aunque haya huido deliberadamente de un excesivo tecnicismo, el lenguaje, la sistemática y la regulación de la Ley
1/2000 están empapados de una dogmática
8
La exposición de motivos de la Ley 1/2000 lo destaca con toda claridad en su apartado III, al hablar de un
lado del «agotamiento del método de las reformas parciales para mejorar la impartición de justicia en el orden
jurisdiccional civil», y de otro lado de la «necesidad de
una ley nueva» de «radical innovación» para la efectividad de la tutela judicial civil.
procesal que resulta en muchos aspectos novedosa 9. Parece claro que, por una u otra vía,
esta fuerte impregnación de dogmática renovada dejará sentir su influjo tanto en el enjuiciamiento civil como en la aplicación de las
restantes leyes procesales, entre ellas la de
trabajo.
La influencia difusa en el proceso laboral
de la remodelación conceptual y de principios
llevada a cabo en la LEC-2000 no va a operar
seguramente en el corto plazo, al menos de
forma espectacular. Nos encontramos aquí,
por decirlo de alguna manera, con fuerzas o
elementos activos, que desempeñan sin duda
un papel relevante en la vida del derecho,
pero que intervienen en un nivel profundo, no
perceptible a simple vista. Bajo la corteza de
textos y enunciados legales solidificados se
encuentran estos conceptos y principios que,
junto con otros ingredientes hermeneúticos,
orientan y determinan los movimientos normativos de superficie, habitualmente lentos.
En alguna ocasión, sin embargo, el deslizamiento o desplazamiento del terreno puede
ser perceptible a simple vista.
Un estudio como el presente sobre evaluación del impacto de la LEC-2000 en el proceso
laboral no es la ocasión más propicia para hacer un balance completo de los puntos en que
puede dejarse notar esta influencia difusa de
la nueva Ley, labor que requiere un instrumental analítico distinto del que estamos utilizando 10. En cualquier caso, no está de más
9
Utilizamos de nuevo la exposición de motivos de
la nueva Ley que manifiesta el propósito de utilizar un
lenguaje «más asequible», «con eliminación de expresiones hoy obsoletas o difíciles de comprender», y eludiendo «hasta la apariencia de doctrinarismo», pero sin
perjuicio de ajustarse «a las exigencias ineludibles de la
técnica jurídica» (apartado IV). Dejamos aparte en este
trabajo el sumamente interesantes estudio de la LEC2000 desde estos puntos de vista del lenguaje elegido y
de las elaboraciones dogmáticas subyacentes.
10
Nos conformaremos con señalar dos ejemplos señalados de esta influencia ‘dogmática’. Uno de ellos es la
concepción de la ‘juriusprudencia’ en la LEC-2000,
como ‘doctrina autorizada’ y no como ‘precedente vin-
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consignar que la vía natural a través de la
que suele operar tal influencia en casos semejantes es la que la doctrina suele llamar
‘interpretación evolutiva‘ 11, que es, en los
términos del art. 3.1. de nuestro Código Civil,
la interpretación de las normas de acuerdo con
«la realidad social del tiempo en que han de ser
aplicadas».
culante’ (apartado XIV de la exposición de motivos, que
explica el silencio de la parte dispositiva de la Ley sobre
el valor de la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo). En la doctrina procesalista civil es ésta la posición de
A. DE LA OLIVA, I. DÍEZ-PICAZO, J. VEGAS, Derecho Procesal.Introducción, Madrid, 1999, págs. 132-135. No estoy
completamente seguro de que esta concepción deba ser
acogida en el orden jurisdiccional laboral, cuya ley habla
con lenguaje más exigente de la «infracción de jurisprudencia» (artículos 191 y 205 LPL) como motivo del recurso de suplicación y del recurso de casación común u
ordinaria. Téngase en cuenta además que la virtualidad
unificadora del recurso de casación laboral para la unificación de doctrina parece exigir algún grado de vinculación de la doctrina jurisprudencial unificada, entendida
como doctrina unificada reiterada o reproducida más de
una vez en las resoluciones del Tribunal Supremo (art.
1.6 del Código Civil). A ello debe añadirse que la función
de complemento del ordenamiento jurídico que a la jurisprudencia del Tribunal Supremo atribuye el art. 6.1 del
Código Civil parece suponer algo más que su consideración como «doctrina autorizada». Pero no es ésto lo que
queremos destacar en este momento, sino la posibilidad
(aunque no necesariamente probabilidad) de que una
solución dogmática prevista para el orden jurisdiccional
civil —la no vinculatoriedad de la jurisprudencia, en el
caso —se difunda subterráneamente al orden jurisdiccional social.
Otro ejemplo de influencia difusa de la dogmática
subyacente en la LEC-2000 es el que pudiéramos llamar
principio de restricción de la actividad del Tribunal Supremo a la «función de crear autorizada doctrina jurisprudencial» (apartado XIV de la exposición de motivos,
que explicita la inspiración del nuevo régimen jurídico
de la casación civil). A diferencia de lo que sucede con el
ejemplo anterior, este principio sí tiene, a mi juicio, una
clara utilidad inmediata en el proceso laboral : la de prestar
apoyo adicional a la tarea jurisdiccional de conjurar el riesgo de banalización de los medios de impugnación no casacionales de que conoce el Tribunal Supremo, como el
recurso de revisión y el recurso de error judicial.
11
Cfr. R. GUASTINI, «Introduzione alle techniche interpretative», en Materiali per un corso di analisi della
giuirisprudenza (a cura de M. BESSONE y R. GUASTINI), Cedam, Turín, 1994, págs. 170 y sigs.
174
Por supuesto, en lugar de este filtro a través de la interpretación, cuyo rendimiento en
el ámbito procesal suele ser ciertamente menor que en otros sectores del ordenamiento,
el legislador puede optar por una reforma
parcial del proceso laboral que traduzca directa e inmediatamente en normas las innovaciones dogmáticas del enjuiciamiento civil
que se entiendan favorables a la mayor efectividad de la tutela judicial en la rama social
del derecho. Pero el tema de una eventual reforma parcial del la LPL queda ya, éste sí con
toda claridad, fuera de nuestro propósito en
este estudio.
3. EL IMPACTO LIMITADO DE LA
REFORMA PARCIAL DE LA LEY
DE PROCEDIMIENTO LABORAL
POR MEDIO DE LA DISPOSICIÓN
ADICIONAL UNDÉCIMA DE LA
LEY 1/2000
Los nueve artículos de la LPL reformados
mediante la disposición final undécima de la
Ley 1/2000 son el art. 2.d) (competencia de la
jurisdicción social en los litigios entre los asociados y las mutualidades); el art. 15 (abstención y recusación); el art. 47.2 (acceso al libro
de sentencias); el art. 50.1 (sentencia de viva
voz); el art. 183, párrafo inicial y regla 3ª (recurso de audiencia al demandado rebelde); el
art. 186 (recursos de reposición y súplica); el
art. 234 (recurso de revisión); el art. 235.1
(ejecución de sentencias firmes); y el art.
261.2 (embargo de valores).
Ya hemos dicho que, salvo contadas excepciones, la virtualidad de estos nuevos preceptos de la LPL se reduce a la concordancia de
sus remisiones con la regulación de la LEC2000 12. Pero conviene advertir que esta labor
12
A diferencia de lo que sucede en la redacción anterior, la disposición final undécima de la LEC-2000 ha
optado por remisiones en abstracto, que no citan artículos o partes de la Ley nueva, sino la Ley de Enjuiciamiento Civil sin más. Es una medida prudente, a la vista de
posibles descuidos del legislador futuro que tengan como
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de «consonancia», como la llama el preámbulo
de la nueva Ley, no se ha llevado a cabo de
manera completa. Queda todavía en el texto
de la LPL alguna remisión anacrónica a artículos de la LEC-1881, como la relativa a admisión
excepcional de aportación por las partes de
nuevos documentos en la tramitación de los
recursos de suplicación y casación 13. Por otro
lado, el ajuste de la LPL a las innovaciones de
la LEC-2000 de aplicación general pretendido
por la disposición final undécima tampoco se ha
conseguido plenamente en determinados aspectos del proceso, como el de los medios a
disposición de las partes para denunciar la
falta de jurisdicción o la falta de competencia
jurisdiccional 14.
Otra observación que interesa hacer a propósito de los cambios en la LPL llevados a
cabo por la disposición final undécima de la
resultado la alteración de la numeración de los artículos.
Este riesgo no es de incidencia remota, salvo que mejore
sensiblemente la técnica legislativa; en los diez años de
vida de la LPL ya ha acaecido en el texto refundido de la
LPL de 1994, que alteró nada menos, sin necesidad y sin
razones suficientes a mi juicio, la numeración de casi
ciento cincuenta artículos (del 138 al 282).
13
El anacronismo, que se debe rectificar por medio
de la interpretación correctora, se encuentra en el art. 231
de la LPL. La remisión de este precepto al art. 506 de la
LEC no tiene sentido si se entiende hecha a la LEC-2000,
cuyo art. 506 trata de las costas en el recurso de audiencia
al rebelde. El art. 506 de la LEC-1881 sí trata de los supuestos excepcionales de admisión de la presentación de documentos después de la demanda y de la contestación. El
equivalente en la LEC-2000, al que debe entenderse hecha la remisión, es el art. 270 cuya rúbrica es «presentación
de documentos en momento no inicial del proceso». La regulación del art. 270 LEC-2000 es por cierto bastante parecida a la del art. 506 de la LEC-1881.
14
La inhibitoria ha desaparecido entre estos medios
o instrumentos de denuncia, pero el art. 189.3 de la LPL
sigue incluyendo los «autos que declaren no haber lugar al
requerimiento de inhibición» en la lista de resoluciones recurribles en suplicación. Ello no quiere decir, en mi opinión, que la inhibitoria se mantenga en el proceso laboral,
sino que la disposición final undécima no ha depurado el
citado art. 189.3. Trata el tema, más ampliamente, el estudio de L. Gil Suárez publicado en esta misma revista sobre
la regulación de la jurisdicción y la competencia en la LPL
a raíz de la LEC-2000.
Ley 1/2000 es que en algún supuesto, como el
del art. 50.1 LPL relativo a la sentencia de
viva voz, la disposición destinataria de la remisión en la redacción anterior no era la de la
LEC-1881 sino la de la Ley Orgánica del Poder Judicial. El cambio de remisión del art.
50.1 a la LEC-2000 desvela una faceta muy
interesante de la nueva Ley, que es su propósito de regular todos los aspectos procesales
asumidos provisionalmente por la LOPJ, y
que se mantienen en ésta en tanto no se lleve
a cabo la reducción de su contenido al régimen de los órganos jurisdiccionales 15.
La justificación oficial de este trasiego de
normas que expone el preámbulo de la Ley
1/2000 es que la referencia al «funcionamiento» de los Juzgados y Tribunales como contenido de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(art. 122 de la Constitución) no incluye el desarrollo de la actividad procesal o jurisdiccional en el sentido estricto de la expresión 16,
que corresponde en cambio a las leyes de procedimiento o de enjuiciamiento de los distintos órdenes jurisdiccionales. El argumento
parece convincente, y la consiguiente operación de trasvase de normas resulta, a mi juicio, perfectamente posible desde el punto de
vista constitucional 17.
15 Tampoco aquí la exposición de motivos de la Ley
1/2000 utiliza muchos circunloquios en la exposición de
este propósito, cuya culminación lógica será la depuración de los preceptos correspondientes de la LOPJ; dice
literalmente su apartado V que «no existe impedimento
alguno y abundan las razones para que la Ley Orgánica
del Poder Judicial se desprenda de normas procesales,
no pocas de ellas atinadas, pero impropiamente situadas
y productoras de numerosas dudas al coexistir con las
que se contienen en las Leyes de Enjuiciamiento».
16
El funcionamiento de los juzgados y tribunales,
dice con énfasis el apartado V del preámbulo de la nueva
Ley, «no puede entenderse, y nunca se ha entendido ni
por el legislador postconstitucional ni por la jurisprudencia y la doctrina, como referencia a las normas procesales».
17
Hemos de dejar aquí el tratamiento de la cuestión, que nos llevaría demasiado lejos de nuestro tema
de estudio. Bástenos con indicar que, en principio, cualquier posible conflicto entre ley orgánica (del Poder Judicial) y ley ordinaria (de Enjuiciamiento Civil) se puede
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Los preceptos de nueva redacción de la
LPL que van más allá del mero propósito de
concordancia con las disposiciones de la LEC2000 son el artículo 2.d. y el artículo 15. La novedad introducida en el art. 2.d. de la LPL por
la disposición final undécima de la Ley 1/2000
es la exclusión por vía de excepción del conocimiento de la jurisdicción social de los pleitos
surgidos entre mutualistas asociados y determinadas mutualidades; concretamente aquéllas que han sido «establecidas por los
Colegios Profesionales, en los términos previstos en los artículos 64 y siguientes y en la
disposición adicional décimoquinta de la Ley
30/1995, de 8 de noviembre, de ordenación y supervisión de los seguros privados» 18.
Por su parte, el nuevo art. 15 de la LPL,
además de remitir de manera expresa las normas de procedimiento de la abstención y la recusación a la Ley de Enjuiciamiento Civil, lo
que no se hacía en la redacción anterior, introduce una nueva detallada regulación del incidente de recusación, precisando a qué órganos
jurisdiccionales corresponde su instrucción y su
decisión 19. Los criterios que presiden esta nueresolver bien mediante el establecimiento de una superioridad jerárquica de aquélla sobre ésta, bien mediante
el criterio de la competencia. Si se piensa que la materia
de ley orgánica se encuentra constitucionalmente tasada,
si se adopta en consecuencia la segunda posición sobre
las relaciones entre ley orgánica y ley ordinaria, y si se
piensa que la toda materia procesal corresponde a la Ley
de Enjuiciamiento Civil, el trasvase reseñado, que afecta
a otros muchos preceptos procesales, entre ellos la mayor parte de los que se refieren a las «actuaciones judiciales» (artículos 229 a 278 de la LOPJ y artículos 129 a 235
de la LEC-2000) o a la «buena fe procesal» (art. 11 LOPJ y
art. 247 LEC-2000), es correcto. Conviene recordar que
este planteamiento no lleva a la conclusión de que una disposición que haya sido tramitada como ley orgánica no
pueda incluir válidamente disposiciones que corresponderían a una ley ordinaria
18
Sobre esta atribución de competencia jurisdiccional, M. ALONSO OLEA, C. MIÑAMBRES, Derecho Procesal del
Trabajo, Madrid, 1999, pág. 63, con cita de doctrina y jurisprudencia.
19
La regulación precedente de estos aspectos de la
recusación se encuentra en los artículos 224 y 225 de la
LOPJ.
176
va regulación se pueden resumir en los siguientes puntos: 1) la instrucción del incidente
de recusación corresponde a un Magistrado,
mientras que la decisión se asigna a una Sala, o
en su caso a una Sección de una Sala; 2) el Magistrado instructor se designa entre los del propio órgano jurisdiccional al que pertenezca el
recusado, salvo que éste sea un Juez de lo Social, en cuyo caso corresponderá la instrucción a
un Magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia; 3) la designación del
Magistrado instructor viene predeterminada
por un turno de antigüedad en el escalafón de
la carrera judicial; 4) las Salas encargadas de la
decisión del incidente de recusación tienen
unas veces una composición coincidente con la
de Salas jurisdiccionales de funcionamiento ordinario, y son otras veces Salas de composición ‘ad hoc’ para decidir específicamente
estos incidentes; y 5) en el caso de que la decisión de la recusación corresponda a una
Sección, la Sección encargada será aquélla en
la que no se encuentre el recusado o aquélla
que siga en orden numérico a la del recusado.
Una última observación conviene hacer a
propósito de la regulación de la abstención y
la recusación recién introducida en la LPL.
De acuerdo con la disposición final decimoséptima de la Ley 1/2000, las disposiciones en
la materia plasmadas en la nueva redacción
del art. 15 de la LPL «no serán de aplicación»
«mientras no se proceda a reformar la Ley
Orgánica del Poder Judicial». El precepto es
al mismo tiempo una consecuencia y un recordatorio de que la LEC-2000 es una ley ordinaria, que por razones de procedimiento
legislativo no puede modificar lo establecido
en una ley orgánica.
4. LA INCIDENCIA DE LAS
REMISIONES DE LA LEY DE
PROCEDIMIENTO LABORAL A LA
LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL
Las remisiones de la LPL a la legislación
procesal civil son mucho más numerosas de lo
que pudiera parecer antes de efectuar un
recuento detallado de las mismas 20. En una
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
ANTONIO MARTÍN VALVERDE
valoración de conjunto, las de mayor trascendencia son seguramente las relativas a los
medios de prueba, a los recursos y a la ejecución de sentencias. En cualquier caso, debe
tenerse en cuenta que no todos las normas de
remisión o reenvío de la LPL a la LEC presentan las mismas características. El análisis
detenido de estas distintas modalidades de
reenvío constituye un buen observatorio para
apreciar la repercusión de la LEC-2000 en el
proceso laboral.
En algún supuesto, como el del recurso de
revisión, el reenvío a la LEC-2000 (al igual
que ocurría con el reenvío a la LEC-1881 en
momentos anteriores) comprende el régimen
jurídico de la institución entera (art. 284
LPL). En otros supuestos, como en el recurso
o demanda de audiencia al rebelde, la remisión (que ya existía con idénticas características en la legislación precedente) es también
total, pero se establecen determinadas reglas
especiales para el proceso laboral (art. 183
LPL). El mismo camino de salvar las reglas especiales del proceso laboral, aunque sin determinarlas o concretarlas se ha seguido, aquí
novedosamente, en el precepto que sirve de pórtico al muy extenso territorio normativo de la
ejecución de sentencias (art. 235.1 LPL). Otra
remisión genérica en materia de ejecución de
sentencias es la que incorpora al proceso laboral los supuestos de ejecución provisional del
enjuiciamiento civil; el precepto, que mantiene literalmente un enunciado normativo que
ya existía, precisa que tales ejecuciones provisionales se llevarán a efecto «en la forma y
condiciones establecidas en la legislación procesal civil» (art, 303 LPL).
Junto a las remisiones anteriores, que
atraen al proceso laboral bloques normativos
20
Para esta tarea, y en general para todo el análisis
minucioso que exige la valoración del impacto de la LEC2000 en el proceso laboral, me han sido de gran utilidad
las observaciones, referencias y concordancias de la edición (séptima) de la «Ley de Procedimiento Laboral»
«adaptada a la Ley 1/2000» por ALFREDO MONTOYA MELGAR y BARTOLOMÉ RÍOS SALMERÓN para editorial Tecnos.
bastante grandes, encontramos otros muchos
preceptos de remisión en los que el reenvío se
limita a aspectos más concretos de la regulación procesal civil. Tal es el caso, por ejemplo,
del «contenido» y de los «requisitos» de la sentencia de viva voz (art. 50.1 LPL); o de la
identificación de los supuestos de suspensión
de la ejecución (art. 242 LPL); o del orden «legal» de los embargos (art. 252 LPL); o de las
reglas del «lanzamiento» en el desalojo de la
vivienda ocupada por razón de trabajo (art.
283.2 LPL).
La averiguación del alcance mayor o menor de las disposiciones de remisión a la LEC
de la LPL es un método imprescindible para
verificar el impacto de la LEC-2000 en el proceso laboral. En esta tarea deben tenerse en
cuenta diversos factores. Uno, que hemos procurado reflejar en la reseña de los párrafos anteriores, es la mayor o menor extensión de las
materias remitidas. Otro factor más contingente, pero muy considerable en el balance del impacto de la nueva Ley, es la intensidad o
profundidad de los cambios introducidos por la
LEC-2000 en las normas destinatarias de la
remisión. También hay que tener presente,
como variante del factor anterior, la condición
más o menos polémica o controvertida desde
el punto de vista doctrinal de las reformas introducidas por la LEC-2000 en las disposiciones que se van a aplicar por remisión al proceso
laboral. En resumidas cuentas, a mayor extensión de materias remitidas, mayor impacto potencial de la LEC-2000 en el proceso laboral; y
a mayor profundidad de las reformas introducidas en la LEC-2000 en las materias remitidas,
mayor impacto real de las mismas. Estos criterios metodológicos son los que nos han llevado a
señalar como áreas del ordenamiento procesal laboral principalmente afectadas por las
remisiones a la nueva Ley, seguramente por
este orden, a la ejecución de sentencias, a los
recursos, y a los medios de prueba.
La remisión del art. 90.1 de la LPL a
«cuantos medios de prueba se encuentren regulados en la ley» apunta a numerosos preceptos de un largo capítulo de la Ley 1/2000,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
177
ESTUDIOS
que comprende los artículos 299 a 386. Conviene advertir que la citada remisión legal se
limita a la identificación de los medios de
prueba, sin afectar a la actividad probatoria.
De todas maneras, buena parte de los restantes preceptos de la LEC-2000 sobre el procedimiento probatorio y sobre las disposiciones
generales de la prueba pueden incidir en el
proceso laboral por la vía de la aplicación supletoria.
En el ámbito propio de esta remisión es de
destacar que la nueva Ley se refiere a un nuevo
medio de prueba, aparte de los de reproducción
de la palabra, el sonido y la imagen, cuya incorporación expresa a la actividad probatoria ya
había anticipado la propia LPL. Se trata de «los
instrumentos que permiten archivar y conocer
o reproducir palabras, datos, cifras y operaciones matemáticas, llevadas a cabo con fines
contables o de otra clase, relevantes para el
proceso» (art. 299.2 Ley 1/2000). Interesa tener en cuenta, además, que la lista de medios
de prueba de la nueva ley no es exhaustiva.
Vale también para la actividad probatoria
«cualquier otro medio no expresamente previsto» en la enumeración legal que pudiere
proporcionar «certeza sobre hechos relevantes» (art. 299.3 Ley 1/2000) 21.
Las vías de recurso en el procedimiento laboral que determinan el acceso a los distintos
grados de jurisdicción son sensiblemente distintas de las que establece la LEC-2000. El recurso de suplicación, concebido como recurso
extraordinario contra sentencias de instancia
única, difiere en puntos importantes del recurso de apelación o segunda instancia. Por su parte, las dos modalidades de la casación laboral,
la llamada «común» u «ordinaria» y la casación
especial para unificación de doctrina, también
se apartan considerablemente en su finalidad
21
Sobre el impacto de los preceptos sobre la prueba
de la LEC-2000, véase el estudio de J.Mª BOTANA en este
mismo número de revista, y el ya citado de A. DESDENTADO, «Notas sobre la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil y
la prueba en el proceso laboral», Revista de doctrina social de instancia, número 0 (septiembre 2000).
178
y en su tramitación de la casación civil ante el
Tribunal Supremo 22. De ahí que la LPL no contenga remisiones a la LEC en los capítulos dedicados a estos recursos, más que la del art.
231, ya aludida, relativa a supuestos de admisión de aportación de nuevos documentos 23.
Pero, como ya hemos apuntado, las remisiones
son, en cambio, muy importantes en las restantes vías de recurso, como la reposición (y la súplica) (art. 186 LPL), la queja (187 LPL), la
revisión (art. 234 LPL) y la audiencia al rebelde (art. 183 LPL).
En lo que concierne al recurso de revisión
el impacto de la remisión de la LPL a la LEC2000 se dejará sentir sobre todo en la sustanciación del recurso (art. 514 LEC-2000), que
determina la tramitación del mismo, después
de la contestación de la demanda, con arreglo
a lo dispuesto en la propia LEC-2000 para los
juicios verbales. Esta remisión interna dentro de la LEC-2000 es distinta de la efectuada
en el art. 1802 de la LEC-1881, que reenvía a
la tramitación de los incidentes 24.
22
Para la comparación entre la casación civil y la casación laboral para unificación de doctrina, ver en este
número el estudio de A. DESDENTADO. Téngase en cuenta
que las diferencias entre la actual casación civil y la casación laboral común u ordinaria son mucho mayores del
que sugiere la denominación; las diferencias se aprecian
tanto en la finalidad o función institucional de una y otra
como en las normas de tramitación respectivas.
23
La norma incorporada en virtud de este reenvío
no es tampoco por cierto una norma relativa a la tramitación del recurso de casación civil, sino el artículo 270
LEC-2000 sobre «presentación de documentos en momento no inicial del proceso», precepto sistemáticamente encuadrado dentro de las disposiciones comunes a los
procesos declarativos. El dato nos pone en la pista de que
no se ha considerado necesario incorporar a la casación
civil un precepto del tenor del art. 231 de la LPL, que
ciertamente no tiene mucho sentido, al menos en el recurso de casación para la unificación de doctrina destinado a depurar soluciones jurídicas y no a fijar los hechos
del caso. Sobre el citado precepto, críticamente, A. MONTOYA, J. GALIANA, A. SEMPERE, B. RÍOS, Curso de procedimiento laboral, Madrid, 1998, pág. 349 y sigs.
24
Cfr. sobre la materia el estudio de G. MOLINER en
el mismo número de esta revista sobre el recurso de revisión en la jurisdicción social tras la LEC-2000.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
ANTONIO MARTÍN VALVERDE
Aun más importantes son las innovaciones de la LEC-2000 en materia de recurso
de audiencia al demandado rebelde. A partir de la entrada en vigor de la nueva Ley,
la pretensión del demandado rebelde de
«rescisión de sentencia firme» dictada en
rebeldía se ha de plantear, razonablemente
a mi juicio, ante el tribunal que la hubiera
dictado (art. 501 LEC-2000) y no ante el órgano jurisdiccional superior (art. 779 LEC1881). Otra diferencia notable en la materia
que entraña la entrada en vigor de la nueva
Ley es que los trámites de este recurso o demanda de rescisión de sentencia firme son los
del juicio ordinario (art. 504.2 LEC-2000), y no
los de los incidentes o cuestiones incidentales
(art. 778 LEC-1881) 25.
Por extensión y por intensidad las remisiones de mayor calado de la LPL a la LEC2000 son las que tienen lugar en el marco de
la ejecución de sentencias. El precepto del
art. 303 de la LPL («Las sentencias favorables
al trabajador o beneficiario que no puedan ser
ejecutadas provisionalmente conforme a esta
Ley podrán serlo en la forma y condiciones establecidas en la legislación procesal civil»)
puede adquirir con la entrada en vigor de la
LEC-2000 una significación que antes no tenía. Ello es así en virtud del principio o regla
general de ejecución provisional de las sentencias de condena de primera y de segunda
instancia (artículos 524 y 535 LEC-2000), sin
necesidad de prestar caución (art. 526 LEC2000), mediante demanda a instancia de parte (art. 549 LEC-2000), que la nueva Ley ha
introducido.
La introducción de este principio de ejecución provisional sin caución constituye «tal
vez», como apunta el apartado XVI de su exposición de motivos, «una de las principales
innovaciones» de la LEC-2000. De todas ma25
La técnica legislativa en la nueva regulación de la
rebeldía, de la rescisión de sentencias firmes a instancias
del rebelde, y de la nueva audiencia al demandado rebelde es sensiblemente mejor que la deficiente y oscura
de la LEC-1881.
neras, será preciso estudiar a fondo qué repercusión va a tener el trasplante de esta
muy importante novedad en la estructura y
en la dinámica del procedimiento laboral.
En particular, los justiciables deberán tener en cuenta a la hora de decidir sus estrategias procesales que el uso de este
instrumento de la demanda de ejecución ha
de hacerse con todas sus consecuencias («en
la forma y condiciones establecidas en la legislación procesal civil»), incluidas las garantías previstas para el ejecutado para el caso
de revocación de condena (art. 533 LEC2000) 26.
La remisión de la materia de ejecución de
sentencias firmes a la LEC se encontraba ya
en la redacción del art. 235.1 de la LPL anterior al reajuste de este precepto operado en la
disposición final undécima de la Ley 1/2000, la
cual como novedad se encarga de puntualizar
que tal remisión tiene lugar «con las especialidades previstas en esta Ley» (de procedimiento
laboral) 27. La remisión a la LEC-2000 y la
salvedad de las especialidades del procedimiento laboral son tan extensas que el intérprete de la norma puede extraer muy escaso
rendimiento de la técnica del reenvío, cuya
principal utilidad debe ser la de incorporar
a un campo normativo relativamente acotado preceptos determinados de otro campo
normativo distinto. A efectos prácticos nos
encontramos aquí en parecidas condiciones a las que existirían de no figurar en
la Ley el referido enunciado normativo.
Dicho con otras palabras, la remisión y la
salvedad de especialidades laborales tienen
dimensiones tan desmesuradas que las operaciones interpretativas que han de llevarse
a cabo no son ya las del reenvío, sino más
bien las de la supletoriedad. De ellas vamos a
tratar en el próximo apartado.
26
A la ejecución provisional y a las medidas cautelares se dedica en este número el estudio de J. Mª MARÍN
CORREA.
27
De la ejecución en general y de la ejecución dineraria tratan en este número monográfico los estudios de
B. RÍOS SALMERÓN y de F. SALINAS MOLINA.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
179
ESTUDIOS
5. LA SUPLETORIEDAD DE LA LEY
DE ENJUICIAMIENTO CIVIL EN
EL PROCEDIMIENTO LABORAL:
DEL APOYO EN DISPOSICIONES
PRECEDENTES A LA BÚSQUEDA
DE DISPOSICIONES
POSTERIORES
En cuanto técnicas legislativas, la remisión y la supletoriedad tienen bastantes elementos en común, aunque difieren también
en aspectos relevantes. Una y otra establecen
una conexión entre dos leyes o disposiciones
(o entre dos preceptos de la misma ley o disposición, en la remisión interna) que permite
la aplicación de la norma prevista en una ley
o disposición a un supuesto de hecho de una
ley o disposición distinta. Son también comunes las finalidades que persiguen estas técnicas legislativas, que se pueden reducir a dos:
la simplificación de los textos legales mediante la eliminación de repeticiones de los mismos enunciados normativos, y la cobertura
de las lagunas o vacíos de regulación.
Es variable, sin embargo, la dosis o proporción de estos ingredientes que encontramos en la remisión y en la supletoriedad. La
remisión se propone principalmente simplificar la elaboración de las leyes, mientras que
la supletoriedad persigue más bien suministrar una regulación más completa a un determinado sector de relaciones jurídicas.
Pero la diferencia más profunda entre remisión y supletoriedad radica en la técnica o
modo de conexión que establecen entre textos
o disposiciones. En la remisión es el legislador quien precisa los supuestos de hecho a los
que se aplica el reenvío y quien determina los
preceptos aplicables, mencionándolos directamente o apuntándolos de manera que puedan ser identificados sin especial dificultad.
En la supletoriedad, en cambio, estas tareas
de determinación son encargadas por el legislador al intérprete, que debe pronunciarse
tanto sobre la existencia o no de «defecto» o
caso «no previsto» en la legislación suplida,
como sobre la norma supletoria que le resulta
180
aplicable. La dificultad de estas tareas puede
ser a veces muy considerable. Y lo es bastante
en la conexión de supletoriedad de la LEC2000 respecto de la LPL, por las razones que
veremos a continuación.
La función de supletoriedad que la LEC2000 está llamada a desempeñar respecto de
la LPL presenta una particularidad respecto
de la desempeñada antes por la LEC-1881,
que depende de lo que pudiéramos llamar el
‘factor cronológico’. Habiendo sido aprobados
todos los sucesivos textos legislativos de la
LPL cuando ya estaba en vigor la LEC-1881,
los vacíos de regulación de dichos textos fueron previstos y ‘generados’ deliberadamente.
El legislador del proceso laboral tenía delante el soporte supletorio en el que iba a apoyar
su obra legislativa, y podía imaginar de antemano en el momento de redactar los preceptos procesales laborales qué preceptos de la
legislación procesal común podían colmar por
vía de interpretación los huecos o espacios
vacíos que dejaba en la LPL.
Evidentemente no es ésto lo que ocurre en
la relación de supletoriedad de la LEC-2000
respecto de la vigente LPL. La LEC-2000 ha
formado un cuerpo normativo nuevo para el enjuiciamiento civil, atendiendo primordialmente
como es lógico a las necesidades de regulación
de este último. Y es precisamente éste cuerpo
normativo nuevo, de sistemática y estilo normativo muy diferentes a los de la LEC-1881, el
que ha de sostener por vía supletoria las disposiciones del proceso laboral 28.
La distinta redacción de las normas de supletoriedad de la LPL y de la LEC-2000 desvela bastante bien esta diferencia en las
28
Vale la pena llamar la atención sobre la importancia en la cobertura supletoria de «lo no previsto» en la
LPL, o del «defecto» que en ella se pueda detectar, del libro I de la LEC-2000, que regula entre otros aspectos generales del proceso civil, los sujetos o partes del proceso
y las actuaciones procesales ; a estos temas se dedican en
este número, respectivamente, las colaboraciones de M.
SAMPEDRO CORRAL y M. IGLESIAS CABERO.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
ANTONIO MARTÍN VALVERDE
condiciones en que la función de supletoriedad se desenvuelve en atención al indicado
factor cronológico. La LPL contempla el supuesto de la aplicación supletoria desde la
perspectiva de la ley suplida, refiriéndose a
«lo no previsto» en ella, es decir a los huecos o
vacíos existentes en la misma pero que, acudiendo a la presunción del ‘legislador razonable’, hay que suponer cubiertos en la
LEC-1881 a la que se remite. Por el contrario,
la LEC-2000 se aproxima a la norma de supletoriedad desde su propio punto de vista de
ley supletoria; y lo hace, además, si atendemos al sentido de las palabras empleadas,
consciente de ser una ley supletoria posterior
que debe colmar no sólo el espacio vacío de la
ley suplida sino el «defecto» o las posibles lagunas de la misma.
La aparición de estas lagunas puede considerarse un fenómeno más o menos excepcional si la ley supletoria se encuentra ya en el
ordenamiento cuando se aprueba la ley suplida. Sólo la imprevisión del legislador que redacta esta última o la emergencia de
problemas procesales nuevos debidos a la evolución de la realidad social pueden explicar defectos o lagunas legales distintos de los espacios
de regulación deliberadamente omitidos en la
ley suplida. Pero cuando ocurre al revés, cuando la ley supletoria es más moderna que la ley
suplida, y cuando la ley supletoria es además
un texto legal construido sobre bases dogmáticas distintas y preocupado de acomodarse al estado de la técnica en el momento de su
aprobación, la hipótesis del defecto o laguna legal es bastante más probable y no puede considerarse excepcional.
Así las cosas, no parece muy aventurado
afirmar que la sustitución en la función de
supletoriedad de los preceptos de la LEC1881 por los de la LEC-2000 va a tener un impacto de mayor extensión e intensidad de lo
que pudiera parecer en una primera aproximación. De un lado, y ésta es la repercusión
más visible, la entrada en vigor de la LEC2000 da lugar a desplazamientos y desajustes
en los preceptos supletorios; el precepto suple-
torio que antes se encontraba con relativa facilidad acaso necesite una búsqueda más difícil y minuciosa. Pero, de otro lado, la propia
función de supletoriedad que desempeña la
LEC-2000 tiene una dimensión que no tenía
la legislación procesal civil precedente. La
averiguación del supuesto de aplicación supletoria que antes se agotaba en una simple
constatación de «lo no previsto» en la ley suplida exigirá ahora a menudo una indagación
de mayor complejidad, que se ha de preocupar no sólo de los espacios vacíos 29, sino también de las posibles lagunas o carencias de
regulación suscitadas por la nueva Ley.
No es misión del presente estudio detectar
y reseñar los vacíos y lagunas a que nos acabamos de referir. Pero sí entra dentro de
nuestro propósito indicar los criterios metodológicos que pueden facilitar la realización
con ciertas garantías de las operaciones de
aplicación supletoria a que se ve abocado el
intérprete a raíz de la entrada en vigor de la
LEC-2000. El primero de estos criterios es
que la aplicación supletoria de la LEC-2000
respecto de la LPL no debe concebirse como
una simple operación mecánica de utilización
de piezas normativas aisladas, sino como una
actividad sistemática complicada que obliga a
comparar dos conjuntos normativos emparentados pero distintos. La actitud de prevención
frente a la «implantación inconexa de piezas
aisladas» de la que habla el apartado II de la
exposición de motivos de la Ley 1/2000 a propósito del uso «mimético» del derecho comparado
debe ser también, mutatis mutandis, la actitud
que debe adoptar el intérprete de la legislación procesal laboral ante las innovaciones de
la LEC-2000.
Esta actitud de cautelosa atención a las
exigencias de sistemas o modelos distintos va
a obligar al intérprete a un esfuerzo renovado
29
Aunque no parece que vaya a ser frecuente, no es
descartable que en algún caso la cobertura supletoria de
espacios vacíos de regulación en el proceso laboral por
disposiciones de la ley antigua pueda haber desaparecido en la ley nueva.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
28
181
ESTUDIOS
de conocimiento y comprensión de las similitudes y diferencias de las actividades jurisdiccionales encauzadas en el enjuiciamiento
civil y en el proceso laboral. Desde luego, el
recurso a los preceptos supletorios de la LEC2000 sólo parece posible cuando su trasplante
al proceso laboral no genere rechazo por incompatibilidad con las normas de éste. Es más,
la función de supletoriedad de la LEC-2000
sólo debe activarse cuando los criterios hermeneúticos que ofrece la legislación procesal
laboral no permitan encontrar en ésta la norma aplicable. Entre estos criterios hermeneúticos se encuentran, desde luego, los
principios del proceso laboral, algunos de
ellos expresados por el legislador en el art. 74
de la LPL y en la Ley 7/1989, de bases de procedimiento laboral de 1989 30, y otros descubiertos
por la jurisprudencia con ayuda de la doctrina
científica.
Pero la prevención frente a las importaciones mecánicas al proceso laboral de las innovaciones de la LEC-2000 no debe tampoco
amparar las posiciones inmovilistas frente a la
nueva Ley. Tan perniciosa es la actitud mimética como la actitud inerte ante las novedades legislativas, que sólo contempla los vacíos o
lagunas de regulación del pasado. Las reglas
innovadoras de la LEC-2000 que no sean incompatibles con el modelo del proceso laboral y
que colmen espacios no regulados en la legislación procesal laboral deberán ser incorporadas
a ésta por vía de supletoriedad. Téngase en
cuenta que la nueva ley contiene muchas soluciones aprovechables en el proceso laboral
desde la perspectiva de la tutela judicial efectiva; y que la tutela judicial efectiva es, al
mismo tiempo, la finalidad de la nueva Ley,
la razón de ser del proceso laboral y un derecho fundamental de los ciudadanos.
30
La mayor extensión de la LPL desde el texto de
1990, así como la formulación expresa de principios de
procedimiento laboral en la Ley 7/1989, de 12 de abril,
de bases de procedimiento laboral (LBPL), han reducido
ciertamente el juego de la función de supletoriedad de la
LEC; en este sentido, F. VALDÉS DAL-RE, «Las claves de la
reforma procesal laboral», Actualidad laboral, 1990
(num. 37); también publicado en J. CRUZ VILLALÓN , F. VALDÉS DAL-RE, Lecturas sobre la reforma procesal laboral,
Madrid, 1991, pág. 204. Un principio de la LBPL que ha
tenido una extraordinaria trascendencia en la configuración del recurso de casación para unificación de doctrina
es el principio de doble grado de jurisdicción, del que se
ha extraido, mediante inferencia difícilmente rebatible
desde el punto de vista lógico, la caracterización de tal
recurso como recurso excepcional; ver en este sentido I.
ALBIOL, C.A. MELLADO, A. PELLICER, J. Mª GOERLICH, Derecho Procesal Laboral, Valencia, 1998, pág. 419. Tal excepcionalidad no es aplicable, en cambio, a la llamada
casación laboral común u ordinaria, que es una casación
‘directa’ contra sentencias de instancia, que constituye
por tanto un segundo grado de jurisdicción.
182
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28
ANTONIO MARTÍN VALVERDE
RESUMEN La LEC-2000 es un acontecimiento normativo de primer orden en la práctica procesal española, y no sólo en el orden jurisdiccional civil sino también en el orden jurisdiccional social.
Las vías de incidencia de esta Ley en el proceso laboral son cuatro: 1) la vía de las modificaciones de preceptos concretos de la LPL mediante la disposición final 11ª de la LEC-2000; 2)
la vía del cambio de «destinatario» de las remisiones de LPL a la legislación procesal civil,
que de ser la LEC-1881 pasa a ser la LEC-2000; 3) la vía de la supletoriedad de la LEC-2000
respecto de los vacíos y lagunas de regulación de la LPL; y 4) la vía más subterránea e indirecta de la influencia en el proceso laboral de la renovación dogmática y doctrinal sobre la
que se asienta la LEC-2000. Se estudian en este ensayo estas vías de influencia, destacando
la dificultad de la tercera de ellas; el juego de la supletoriedad era más fácil en la situación
normativa anterior (el legislador del proceso laboral tenía a la vista la «plantilla» de la LEC1881) que en la actual (el intérprete ha de detectar los puntos en que hay «defecto» o «laguna» en la legislación procesal laboral a la vista de los mandatos de la nueva LEC).
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