Tomo 336 Décima Época Julio-Agosto 2015

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PUBLICACIÓN CREADA COMO
“DIARIO DE JURISPRUDENCIA” EN 1903,
Y CON LA PRESENTE DENOMINACIÓN
A PARTIR DE 1932
TOMO 336
DÉCIMA ÉPOCA
JULIO-AGOSTO 2015
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Doctrina y Clásicos del Derecho, y demás obra editorial en la:
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AJ ANALES DE JURISPRUDENCIA, año 81, tomo 336, julio-agosto,
2015, es una publicación bimestral editada por el Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal. Niños Héroes No. 132, Col. Doctores,
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gob.mx. Editor responsable: Raciel Garrido Maldonado. Reservas de
Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2010-073014561200-102; ISSN: 20071701; Licitud de Título y Contenido No. 14982, otorgado por la Comisión
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México, Distrito Federal. Este número se terminó de imprimir en
septiembre de 2015, con un tiraje de 600 ejemplares.
Colaboradores:
• Ileana Mónica Acosta Santillán • Sergio Casillas Macedo • Gustavo Frías Esquivel
• Miguel Ángel Mendoza Bautista • Edelberto Sanjuán García
• Rafael Tovar Álvarez • Joel Oswaldo Vega Viazcán
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Portada:
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Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes
de la publicación sin previa autorización del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
Mgdo. Dr. Edgar Elías Azar
Presidente del Tribunal Superior de Justicia y
del Consejo de la Judicatura del Distrito Federal
Lic. Raciel Garrido Maldonado
Director General de Anales de Jurisprudencia y Boletín Judicial
Director de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Lic. José Castillo Larrañaga
Fundador
Materia Civil
Novena Sala Civil
Magistrados
Marco Antonio Ramírez Cardoso, María del
Socorro Vega Zepeda y Julio César Meza Martínez.
Ponente
Mgdo. Marco Antonio Ramírez Cardoso.
Recurso de apelación interpuesto por la parte actora, por su propio
derecho, en contra de la sentencia definitiva dictada en juicio ordinario civil, revocación de donación por ingratitud.
SUMARIO: DONACIÓN DE INMUEBLES. PARA SU PERFECCIONAMIENTO LA ACEPTACIÓN DEL DONATARIO DEBE REALIZARSE EN ESCRITURA PÚBLICA Y EN VIDA DEL DONANTE. Conforme a las disposiciones
previstas en los artículos 2332, 2340 y 2346 del Código Civil para el Distrito Federal, la donación es un contrato por el que una persona transfiere a otra, gratuitamente una parte o la totalidad de sus bienes, en el cual el consentimiento
se valida con el acuerdo de voluntades, en donde el donante debe exteriorizar
la intención de hacer una desincorporación de su patrimonio en favor del donatario, consistente en entregarle y transmitirle la propiedad de bienes o la titularidad de derechos (animus donandi); y el donatario, por su parte, debe exteriorizar su intención de aceptar gratuitamente esos bienes o derechos y hacerle
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saber al donante, en vida, esa aceptación. Ahora bien, cuando la donación recae
sobre bienes inmuebles debe otorgarse bajo el mismo procedimiento que para
su venta exige la ley, por lo que en términos del numeral 2320 del citado ordenamiento sustantivo, si el valor del inmueble excede de trescientos sesenta y
cinco veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal, en
el momento de la operación, el contrato debe celebrarse en escritura pública.
México, Distrito Federal, cuatro de agosto de dos mil quince.
Vistos los autos del toca 000/2015, para resolver el recurso de apelación que hizo valer la parte actora en el principal ANA MARÍA, por su
propio derecho, en contra de la sentencia definitiva de seis de abril de
dos mil quince, dictada por el C. Juez Trigésimo Sexto de lo Civil en el
Distrito Federal, en los autos del juicio ordinario civil, seguido por ANA
MARÍA, en contra de JORGE, bajo el número de expediente 0000/2013;
y
RESULTANDOS:
1. La sentencia definitiva concluyó con los siguientes puntos resolutivos:
Primero. Ha sido procedente la vía ordinaria civil intentada, en la que la actora
JORGE en la reconvención acreditó su acción y la demandada ANA MARÍA, no
demostró sus excepciones y defensas.
Segundo. Se declara la revocación del contrato de donación de fecha diecisiete
de diciembre de dos mil siete, celebrado por JORGE, en su carácter de donante, y
por la otra, ANA MARÍA, en su calidad de donataria, respecto del 33.3% del inmueble identificado como calle … numero … colonia … delegación … en México,
Distrito Federal.
Tercero. Se declara improcedente la acción principal promovida (sic) ANA MA-
RÍA, atento a lo expresado en el considerando VII del presente fallo definitivo.
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Cuarto. Se absuelve a JORGE, del cumplimiento de las prestaciones que le fue-
ron reclamadas por la actora en el principal ANA MARÍA.
Quinto. Se condena a la demandada en la reconvención ANA MARÍA, al pago
de los gastos y costas generados en esta presente instancia, cantidad que se cuantificara en ejecución de sentencia bajo el incidente que en derecho corresponda.
2. Inconforme el apelante con la resolución antes descrita, interpuso
recurso de apelación, mismo que se admitió en ambos efectos; habiéndose tramitado ante esta superioridad, se citó a las partes para oír sentencia, la que se dicta en este acto al tenor de la presente resolución.
CONSIDERANDOS:
I. El apelante expresó como agravios de su parte, los contenidos en
su escrito presentado ante el juzgado el veintisiete de abril de dos mil
quince, los que se tienen aquí por reproducidos literalmente, como si
se insertasen a la letra, en obvio de repeticiones inútiles y por mera
economía procesal.
II. Los motivos de inconformidad que emite el apelante se estudian
de la siguiente manera:
Se aduce violación al artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, en virtud de que el juez es omiso en las manifestaciones vertidas por la recurrente en el escrito de contestación a la
demanda reconvencional, además de no valorar los medios de prueba
tanto en la acción principal como en la reconvencional, por otra parte
afirma la recurrente que el hecho de presentar una denuncia penal que
obra en copia fotostática y el convenio de pago ante el C. Agente del
Ministerio Público no demuestra ingratitud, por ende, las excepciones
que opuso la enjuiciada en el principal resultan ser procedentes.
Dichos agravios son fundados para provocar la modificación de la
sentencia impugnada, ello atendiendo a las constancias que integran
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los autos principales que hacen prueba plena en términos del numeral
327, fracción VIII del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, en especial al escrito inicial de demanda de diez de diciembre
de dos mil trece, documentos que se acompañan al mismo, contestación
de demanda presentado el trece de febrero de dos mil catorce, y documentos que se acompañan, los que son suficientes para afirmar que el
juez no valoró la litis conforme a los medios de prueba aportados.
Lo anterior porque es cierto que el juez de primera instancia no valoró los me-
dios probatorios exhibidos tanto en la demanda inicial como en la reconvención,
lo que hace que su agravio sea fundado, pues el numeral 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal establece el principio de congruencia de
las determinaciones judiciales que implica la exhaustividad que debe regir en las
mismas, es decir, la obligación del juzgador de decidir las controversias que se so-
metan a su conocimiento, tomando en cuenta todos y cada uno de los argumentos
aducidos tanto en la demanda, como aquellos en que se sustenta la contestación a
ésta, y demás pretensiones hechas valer oportunamente en el pleito, de tal forma
que se condene o absuelva al demandado, resolviendo, sobre todos y cada uno de
los puntos litigiosos que hubieran sido materia del debate.
Así, el a quo sostiene que de las pruebas ofrecidas por la actora consistente en la copia simple de la denuncia de hechos de doce de diciembre de dos mil trece, copia certificada del convenio de doce de diciembre del mismo año y de la confesional judicial de la demandada en la
reconvención al dar contestación a la demanda afirmó en el hecho dos,
que devolvió la cantidad de cuatrocientos cincuenta mil pesos, ante la
presencia del ministerio público, se acredita los hechos en los que hace
valer la ingratitud, lo que evidencia que el juzgador no resolvió conforme a las pruebas ofrecidas de la demandada en dicha acción, pues
no existe pronunciamiento legal sobre alguna de ellas, pese estar deMateria Civil
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bidamente admitidas, las cuales conforme al numeral 402 del Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, el juez debe valorar
en su conjunto los medios de prueba que se aporten y se admitan en
una controversia judicial, debiendo exponer cuidadosamente los fundamentos de la valoración jurídica realizada y de su decisión, lo que
significa que la valoración de las probanzas debe estar delimitada por
la lógica y la experiencia, así como por la conjunción de ambas, con las
que se conforma la sana crítica, como producto dialéctico, a fin de que la
argumentación y decisión del juzgador sean una verdadera expresión
de justicia, es decir, lo suficientemente contundentes para justificar la
determinación judicial y así rechazar la duda y el margen de subjetividad del juzgador, con lo cual es evidente que se deben aprovechar “las
máximas de la experiencia”, que constituyen las reglas de vida o verdades de sentido común, situación que en el presente caso no aconteció.
En ese sentido con el objeto de reparar el agravio a la recurrente se
procede por cuestión de método al estudio de la acción reconvencional
que invocó Jorge, al reclamar la revocación del contrato de donación de
diecisiete de diciembre de dos mil siete.
De este modo la revocación del contrato de donación celebrado de
diecisiete de diciembre de dos mil siete, respecto del 33.3% del inmueble ubicado en las calles… de … número…, colonia…, en la delegación…, en esta ciudad de México, Distrito Federal, la actora afirma que
el diecisiete de diciembre de dos mil siete, ANA MARÍA y JORGE, celebraron contrato de donación sobre el 33.3% del inmueble ubicado en las
calles… , número…, colonia…, delegación…, en esta ciudad de México,
Distrito Federal, con la condición de que le reservara para sus necesidades las rentas que produce dicho inmueble, que la actora de manera
ventajosa inició el cobro de las rentas, maltratándolo, menospreciándolo, sobajándolo, actitud que fue acentuando día a día en su contra; que
para poder sostenerse económicamente en cuanto a sus necesidades e
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imprevistos contaba con una cuenta personal en la cual tenía un ahorro
de toda la vida por la cantidad de novecientos mil pesos, dinero que le
fue retirando la actora, dejando la cuenta sin fondos aprovechando que
el actor, autorizó en la cuenta que retirara recursos en caso de una emergencia, por lo anterior alega la actora que la demandada se constituyó
en ingratitud hacía la actora, privándolo de todo beneficio tanto de su
persona como de su bien que le reserva el usufructo vitalicio, actualizándose el supuesto del artículo 2370 del Código Civil.
En ese sentido, del numeral 2370, fracción I del Código Civil, se observa una causa para revocar la donación, la causa consiste en que el
donatario, acuse judicialmente al donante de algún delito perseguible
de oficio lo pruebe o no, la teología de este supuesto queda clara, en la
medida que lo que se persigue es sancionar al donatario ingrato quien,
no obstante el agradecimiento debido al donante, lo denuncia por la
comisión de un delito.
Es menester precisar que atendiendo al numeral 2372 del cuerpo de
ley en mención, establece que para la procedencia de la acción de mérito, es indispensable que el donatario cometa contra el donante un acto
considerado como delito; sin embargo, para hacer valer el derecho del
artículo en comento, es decir, contar con facultad de acudir a los tribunales judiciales a demandar, se requiere, en términos del precepto que
la acción de revocación se intente dentro de un año; contado desde que
el donador tuvo conocimiento del hecho generador de la conducta ilícita, sin que sea necesario demostrar si se cometió o no el delito, pues lo
relevante es que la gratitud debida fue traicionada con esa acusación; lo
anterior lo motiva a ejercitar la acción de revocación de la donación por
ingratitud, debiendo acreditar los hechos en que se hace consistir, presupuestos que no acontecieron, lo anterior en virtud de que el término
para prescribir la acción de revocación del contrato de donación corre
a partir de dos de diciembre de dos mil trece, al primero de diciembre
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de dos mil catorce, toda vez que el actor presentó su demanda inicial de
reconvención el diez de diciembre de dos mil trece, el plazo de prescripción de la acción se interrumpió.
Asimismo, la parte actora en la reconvención ofreció como pruebas:
La documental consistente en la copia fotostática de la denuncia de
dos de diciembre de dos mil trece, efectuada por Jorge, ante la Fiscalía
Desconcentrada Unidad de Investigación, Indagatoria, FCH/CUH-8/
T2/00000/13-12.
La documental consisten (sic) en la copia simple del convenio presentado ante la Agencia Especializada para la Atención de Personas Adultas Mayores Víctimas de Violencia Familiar de la Procuraduría General
de Justicia del Distrito Federal Subprocuraduría de Proceso, celebrado
entre las partes contendientes del cual se desprende que ambas partes
están de acuerdo en no agredirse de manera física, ni verbalmente, respetándose mutuamente, evitando dañarse y velar por el interés superior de los mismos en cualquier momento. Asimismo, JORGE y ANA
MARÍA, se comprometen para el día veintiséis de diciembre de dos mil
trece, a las trece treinta horas a comparecer ante el ministerio público
a efecto de entregar a (sic) señor JORGE un cheque certificado por la
cantidad de cuatrocientos cincuenta mil pesos.
La documental consistente en copia certificada de la revocación del
poder que el actor en la reconvención le confirió a la demandada.
La documental consistente en copias fotostáticas consistente en estados de cuenta a favor de la actora.
La documental consistente en copias fotostáticas de cheques que expidió la demandada.
Documentales a las que no se les concede valor probatorio en términos del numeral 402 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, por lo que hace a las copias fotostáticas son simples
reproducciones de documentos originales que pueden alterarse o mo13
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dificarse en el proceso de reproducción, de modo que no correspondan
al documento que supuestamente reproducen y, por ello, constituyen
elementos de convicción distintos regidos por diferentes normas y con
diferente valor probatorio a las documentales privadas; de ahí que las
copias fotostáticas no pueden tenerse por reconocidas ante la falta de
objeción, las cuales deben ser valoradas como indicios y adminicularse con los demás elementos probatorios que obren en autos, la misma
suerte corren las copias simples, las cuales no fueron robustecidas entre
si, por lo que el valor probatorio de las documentales que ofreció la actora en la reconvención resultan ser insuficientes.
Por lo que es factible afirmar que la actora en la reconvención no
demostró la ingratitud de la demandada, entendiéndose como la falta
del deber de gratitud moral que debe tener la donataria para con el
donador, por lo que conforme al numeral 281 del código procesal, a la
actora corresponde acreditar los elementos de su acción, de modo que
no fueron demostrados en la acción reconvencional, pues el hecho de
que exhibiera una denuncia penal y convenio no justifica una conducta
ilícita debido a que no existe certeza sobre los hechos que se deponen
en dichos documentos, en el supuesto no concedido de que se hubieran
realizado dichos actos no necesariamente demuestran ingratitud debido a que no existe una conducta dolosa por parte de la demandada en
la reconvención con el ánimo de causar una afectación a la actora, por
lo que dichos documentos son meras presunciones que no pueden trascender de la manera en que lo pretende la actora en la reconvención; sin
perjuicio de que no se ubican circunstancias de modo, tiempo y lugar
en que se suscitaron los hechos para que la demandada estuviera en la
posibilidad de controvertir lo imputado.
Por lo que hace a las pruebas de la demandada consiste (sic) en copias
simples de recibos de arrendamiento signados por el actor en la reconvención, acuse de recibo de declaración anual ante la Secretaría de HaMateria Civil
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cienda y Crédito Público, comprobantes de recibo de pago de servicios,
las mismas no le benefician a la demandada por ser copias fotostáticas
y copias simples y no encontrarse adminiculadas con otros medios de
prueba, además de que los hechos que pretende hacer valer la demandada refiere al cuidado hacia éste, y no sobre la ingratitud que menciona
la actora, es decir, sobre el cobro de rentas sobre un bien del cual se mantenía, además de existir maltrato y menosprecio, por lo que sus alegatos
son ajenos a la causa de pedir de la promovente de la acción.
En ese sentido es que las excepciones que opone la demandada en la
reconvención, las cuales son:
I. La sine actione agis, consistente en la ausencia por parte del actor reconvencional toda (sic) que no acredita en momento alguno la supuesta
ingratitud a que hace referencia; es fundada ya que es de explorado
derecho que quien afirma está obligado a probar, situación que en el
caso concreto no acontece, dado que no ofreció medios de prueba contundentes y suficientes que justificaran la ingratitud que hace valer la
accionante.
II. La de oscuridad de la demanda; es fundada porque el actor reconvencional no establece circunstancias de modo, tiempo y lugar de cómo
sucedieron los hechos que menciona en cuanto a la supuesta ingratitud
referida, por lo que al no establece (sic) dichas circunstancia (sic) hace
procedente que el actor no demuestre su acción.
III. La falsedad con que se conduce la parte actora, en virtud de que
en todo momento se hizo cargo las (sic) sus necesidades, en numerario,
en especie e incluso incorporándolo a mi núcleo familiar; es inoperante
porque la ingratitud que alega la actora en la reconvención es respecto
al cobro de las rentas del inmueble, maltrato, menosprecio y humillación; por lo que la causa de pedir de la actora no es por el abandono de
la persona, sino por el abuso en los bienes del actor que lo deja en un
estado vulnerable.
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IV. Las demás excepciones y defensas que se deriven de mi escrito de
contestación de demanda reconvencional; es infundada porque atendiendo al numeral 260 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, es obligación del excepcionista precisar en qué consiste
las defensas que hace valer, situación que no acontece.
Por todo lo anterior es que no es de hacer condena al pago de las costas por no darse ninguno de los supuestos del numeral 140 del Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Consecuentemente,
resulta ser infundada la acción de la actora en la reconvención y deba
absolverse a la demandada en la misma.
De ahí que, ante lo fundado de sus agravios, lo procedente sea modificar
la sentencia impugnada para quedar como más adelante se transcribirá.
Ahora bien, toda vez que el juez para desestimar la acción principal
de otorgamiento de la escritura pública respecto de la parte alícuota del
inmueble ubicado en calle …., número …, colonia…, Delegación…, en
México, Distrito Federal, se basó en los mismos argumentos de la acción
reconvencional y con el objeto de dictar una sentencia congruente es
que esta autoridad se pronuncia al respecto.
En el derecho positivo mexicano distingue al convenio del contrato;
considerando al primero como el género y al segundo como la especie,
sin perder de vista que ambos son actos jurídicos.
En efecto, el Código Civil para el Distrito Federal dispone:
Artículo 1792. Convenio es el acuerdo de dos o más personas para crear, trans-
ferir, modificar o extinguir obligaciones
Artículo 1793. Los convenios que producen o transfieren las obligaciones y de-
rechos toman el nombre de contratos.
La doctrina ha definido al contrato como “El acuerdo de voluntades
de dos o más personas para crear o transferir derechos y obligaciones”.
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Ahora bien, el contrato consta de dos clases de elementos:
1. Elementos de existencia: consentimiento y objeto.
2. Elementos de validez: capacidad, ausencia de vicios del consentimiento, forma en los casos exigidos por la ley, y fin o motivo determinante lícito, esto es, que no sea contrario a las leyes de orden público ni
a las buenas costumbres.
Lo anterior se encuentra plasmado en los numerales 1794 y 1795 del
Código Civil para el Distrito Federal, que a la letra dice:
Artículo 1794. Para la existencia del contrato se requiere:
I. Consentimiento;
II. Objeto que pueda ser materia del contrato.
Artículo 1795. El contrato puede ser invalidado:
I. Por incapacidad legal de las partes o de una de ellas;
II. Por vicios del consentimiento;
III. Porque su objeto, o su motivo o fin sea ilícito;
IV. Porque el consentimiento no se haya manifestado en la forma que la ley
establece.
En el caso que se examina, importa precisar el consentimiento así
como la forma del contrato. El consentimiento debe entenderse como
la decisión voluntaria de celebrar el acto jurídico; se forma de dos declaraciones:
1. La oferta (o propuesta), y
2. La aceptación.
Así, el acuerdo de voluntades se forma cuando una oferta es aceptada lisa y llanamente; a partir de este momento nace el contrato y empieza a surtir sus efectos legales.
Ahora, la comunicación de las partes puede establecerse de manera
expresa o tácita. La expresa consiste en manifestarse por la palabra, por
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la escritura, o por los signos inequívocos. La tácita se exterioriza por
una conducta que autorice a inferir de ella la voluntad, la intención de
contratar; esto, en términos del siguiente artículo contenido en el cuerpo legal antes señalado.
Artículo 1803. El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es expreso cuando
se manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívocos. El tácito resultará de
hechos o de actos que lo presupongan o que autoricen a presumirlo, excepto en los
casos en que por la ley o por convenio la voluntad deba manifestarse expresamente.
Así las cosas, la forma es la manera de exteriorizar el consentimiento
en el contrato y comprende todos los signos sensibles que las partes
conviene o la ley establece para lograr esa exteriorización.
Manuel Bejarano Sánchez, en el libro Obligaciones civiles, México,
Harla, páginas 85 a 87, señala que si el acto jurídico es la manifestación
exterior de la voluntad, la forma es la manera como se externa dicha voluntad; sin embargo, dice, hay algunos actos que valen con sólo externar la voluntad de cualquier manera –se les llama consensuales– y otros
que valen solamente si se manifiestan con determinada forma legal.
El referido autor expone que la forma tiende a preservar un medio de
prueba de la realización del acto (ad probationem causa); de manera que los
contratos formales valen sólo si se plasman de la manera prevista por la ley.
Precisa que la forma únicamente es un requisito de validez del acto,
sin embargo, su falta no impide que éste sea creado.
Expresa, el autor, que nuestra legislación sustantiva consagra un régimen equilibrado entre el consensualismo y el formalismo, exigiendo
la forma sólo como un medio de prueba del acto, la cual, por otra parte, no es imprescindible si por otros elementos de convicción se puede
demostrar su celebración; el contrato celebrado sin la forma legal será
válido, si puede probarse su celebración porque conste la voluntad de
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las partes de modo “fehaciente” o de “manera indubitable”. Dicha celebración puede acreditarse: por otros documentos aun siendo diferentes
de los exigidos por la ley, o tácitamente, por el hecho del cumplimiento
voluntario del contrato, el cual implica una confirmación del acto. En
ambos casos, cualquiera de las partes podrá exigir a la otra el otorgamiento del contrato en la forma legal y convalidar así el acto.
Con relación a lo anterior, los artículos 1832 y 1833 del Código Civil
para el Distrito Federal prevén:
Artículo 1832. En los contratos civiles cada uno se obliga en la manera y términos
que aparezca que quiso obligarse, sin que para la validez del contrato se requieran
formalidades determinadas, fuera de los casos expresamente designados por la ley.
Artículo 1833. Cuando la ley exija determinada forma para un contrato, mien-
tras que éste no revista esa forma no será válido, salvo disposición en contrario;
pero si la voluntad de las partes para celebrarlo consta de manera fehaciente, cualquiera de ellas puede exigir que se dé al contrato la forma legal.
Conforme a los citados numerales, en los casos en que la ley prescribe que un contrato debe constar por escrito, el incumplimiento de ese
requisito provoca su nulidad, pero si cualquiera de las partes está en
posibilidad de demostrar que hubo la voluntad para celebrar, podrá
exigir que se otorgue en la forma omitida.
Una vez satisfecha la forma legal omitida, el contrato se tiene por
perfeccionado retroactivamente, desde la fecha de su celebración, de
acuerdo con los siguientes dispositivos de la propia ley sustantiva.
Artículo 2231. La nulidad de un acto jurídico por falta de forma establecida
por la ley, se extingue por la confirmación de ese acto hecho en la forma omitida.
Artículo 2232. Cuando la falta de forma produzca nulidad del acto, si la volun-
tad de las partes ha quedado constante de una manera indubitable y no se trata de
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un acto revocable, cualquiera de los interesados puede exigir que el acto se otorgue
en la forma prescrita por la ley.
Ahora bien, el asunto que se examina versa sobre un contrato de donación, el cual se encuentra en el título cuarto, capítulo I, del Código
Civil para el Distrito Federal, de la siguiente manera:
Artículo 2332. Donación es un contrato por el que una persona transfiere a otra,
gratuitamente, una parte o la totalidad de sus bienes presentes.
Artículo 2333. La donación no puede comprender los bienes futuros.
Artículo 2338. Las donaciones sólo pueden tener lugar entre vivos y no pueden
revocarse sino en los casos declarados en la ley.
Artículo 2340. La donación es perfecta desde que el donatario la acepta y hace
saber la aceptación al donador.
Artículo 2341. La donación puede hacerse verbalmente o por escrito.
Artículo 2342. No puede hacerse donación verbal más que de bienes muebles.
Artículo 2343. La donación verbal sólo producirá efectos legales cuando el va-
lor de los muebles no pase de dos cientos pesos.
Artículo 2344. Si el valor de los muebles excede de doscientos pesos, pero no de
cinco mil, la donación debe hacerse por escrito.
Si excede de cinco mil pesos, la donación se reducirá a escritura pública.
Artículo 2345. La donación de bienes raíces se hará en la misma forma que para
su venta exige la ley.
Artículo 2346. La aceptación de las donaciones se hará en la misma forma en
que éstas deban hacerse; pero no surtirá efecto si no se hiciere en vida del donante.
Atento a lo anterior, el contrato de donación es aquel por virtud del
cual una persona llamada donante se obliga a entregar gratuitamente, a
la otra llamada donatario, una parte o la totalidad de sus bienes presentes, debiéndose reservar lo necesario para vivir según sus característi-
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cas, y que produce el efecto traslativo de dominio respecto de los bienes
que sean materia del contrato.
A continuación, se relacionan los elementos de existencia y de validez que aquí interesan, respecto el mencionado contrato de donación,
a saber.
Consentimiento
El consentimiento se forma con el acuerdo de voluntades. Conforme a los artículos 2340 y 2346 del Código Civil para el Distrito
Federal, antes transcritos, el donante debe exteriorizar la intención
de hacer una liberalidad a favor del donatario, consistente en entregarle y transmitirle la propiedad de bienes o la titularizada de
derechos que en ese momento existan en la naturaleza y que sean
de su propiedad cuando se celebre el contrato (animus donandi); y el
donatario, por su parte, debe exteriorizar su intención de aceptar
gratuitamente esos bienes o derechos y hacerse saber al donante en
vida, esa aceptación.
Forma
El contrato de donación –salvo la donación de bienes muebles con
valor menor a doscientos pesos, que es verbal–, tiene la característica de
ser formal, en virtud de que la ley exige para su validez una formalidad
mínima determinada.
Así, cuando la donación recae sobre bienes muebles:
a) Si el valor de los bienes muebles no excede de doscientos pesos,
puede hacerse en forma verbal –consensual–.
b) Si el valor de los bienes muebles excede de doscientos pesos, pero
no de cinco mil, debe hacerse por escrito.
c) Si el valor de los bienes muebles donados es mayor de cinco mil
pesos, el contrato debe otorgarse en escritura pública.
En tratándose de una donación de bienes inmuebles:
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a) La donación debe otorgarse en la misma forma que para su venta
exige la ley; esto es, si el valor del inmueble excede de trescientos sesenta y cinco veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito
Federal en el momento de la operación; el contrato debe celebrarse en
escritura pública, pero si no rebasa esa cantidad, puede celebrarse en
documento privado, ante dos testigos, ratificadas las firmas de los otorgantes y testigos ante notario, juez o Registro Público.
Así lo establecen los numerales 2316, 2317 y 2320 del Código Civil
para el Distrito Federal.
Artículo 2316. El contrato de compraventa no requiere para su validez formali-
dad alguna especial, sino cuando recae sobre un inmueble
Artículo 2317. Las enajenaciones de bienes inmuebles cuyo valor de avalúo
no exceda al equivalente a trescientas sesenta y cinco veces el salario mínimo
general diario vigente en el Distrito Federal en el momento de la operación y la
constitución o transmisión de derechos reales estimados hasta la misma canti-
dad o que garanticen un crédito no mayor de dicha suma, podrán otorgarse en
documento privado firmado por los contratantes ante dos testigos cuyas firmas
se ratifiquen ante Notario, Juez competente o Registro Público de la Propiedad.
(…)
Artículo 2320. Si el valor de avalúo del inmueble excede de trescientos sesenta
y cinco veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal en el
momento de la operación, su venta se hará en escritura pública, salvo lo dispuesto
por el artículo 2317.
Conforme a lo anterior, cuando la donación verse sobre bienes raíces
y el valor del inmueble exceda de trescientos sesenta y cinco veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal, en el momento de la operación, el acto jurídico debe revestir la forma legal prevista
en la ley, es decir, habrá de constar en escritura pública.
Materia Civil
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Ahora bien, con relación al consentimiento y la forma en el contrato
de donación, que en el caso que se examina adquieren especial relevancia, conviene acudir a la doctrina.
Así, el profesor Ramón Sánchez Medal, en su libro denominado De
los contratos civiles, México, Porrúa, páginas 207 a 209, sostiene lo siguiente:
94. Elementos formales. Salvo la donación de bienes muebles con valor menor
de doscientos pesos, que es consensual o verbal (2342 y 2343), todas las donaciones
son formales. Puede decirse que es el contrato con mayores exigencias de formalidad, pues ningún otro contrato traslativo requiere de la forma escrita y aun de
la escritura pública cuando versa sobre muebles, en tanto que la donación sobre
muebles con valor de doscientos a cinco mil pesos exige la forma escrita y cuan-
do excede de esta última cifra debe revestir la formalidad de la escritura pública
(2344). Sin embargo, es de advertir que para la cesión gratuita de un crédito (2050),
es decir, para la donación de un crédito, cualquiera que sea su monto, se requiere
sólo que se haga por escrito privado que firmen cedente, cesionario y dos testigos
(2033) y que la cesión se notifique al deudor en forma judicial o ante dos testigos o
ante notario (2036). La razón de la mayor formalidad al igual que la irrevocabilidad
de las donaciones (2238, in fine), es proteger los bienes de la familia del donante,
dando ocasión a aun a mayor reflexión al mismo donante al exigirle que acuda ante
notario público y se dé cuenta así que el paso que va a dar es irreversible. Cuando
la donación es sobre inmuebles, se necesita de escritura privada con la firma de
ambas partes y de dos testigos (2345 y 2317), cuyas firmas se ratifiquen ante nota-
rio, juez competente o Registro Público de la Propiedad, si el bien, según avalúo,
es de un valor que no exceda al equivalente de trescientos sesenta y cinco veces el
salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal, en el momento de la
operación; pero se requiere la escritura pública cuando exceda de esa cantidad en
adelante (2345 y 2320), y su inscripción en uno y otro caso en el Registro Público
de la Propiedad para producir efectos contra terceros (3007, 3011 y 3042-I). Ade-
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Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
más de esta peculiaridad de la donación en lo que se refiere a la forma, hay que
destacar que es indispensable la aceptación por el donatario de manera expresa y
bajo la misma forma que la policitación (2346), por lo que si antes de tal aceptación
fallece el donante, ya no se puede perfeccionar el contrato y caduca la oferta (2343),
derogándose aquí el principio de que el consentimiento en los contratos puede
ser tácito (1803). Esta exigencia formal no existe a propósito de las donaciones an-
tenupciales y de las donaciones entre consortes, cuya aceptación puede ser tácita
(255), al menos por lo tocante a los bienes muebles, pues en este caso no se ponen
en peligro, sino que, por el contrario, se protegen los bienes de la familia que van a
fundar los futuros contrayentes o que ya han fundado los consortes. Otra deroga-
ción a los principios generales a propósito de la forma en la donación, se observa
en la manera de perfeccionarse la donación entre ausentes, ya que no se perfeccio-
na la donación al recibir el donante la aceptación de su policitación, como acontece
en los demás contratos civiles (1807), sino hasta que el donante tiene conocimiento
o información de tal aceptación (2340) (Lozano Noriega), por lo que si antes de tal
conocimiento o información fallece el donante, no llega a perfeccionarse el contrato
(2346). Puede decirse, en suma, que cuando se trata de donaciones entre ausentes,
la oferta del donante puede caducar por muerte del mismo, si el donatario no ha
llegado antes la misma formalidad de la oferta o si el donante no ha tenido antes
conocimiento de la aceptación…
Por su parte, el tratadista Rafael Rojina Villegas, en el libro Derecho
civil mexicano, tomo sexto, Contratos, volumen I, México, Porrúa, páginas 434 a 437, expone:
5. Elementos esenciales. Consentimiento. En la donación debe existir como par-
te del mismo consentimiento el animus donandi. Es algo que forma la entraña misma
de la manifestación de voluntad y que no puede amputarse, como hizo la doctrina
causalista, para diferenciar por una parte la manifestación de voluntad y por otra
la intención de hacer una liberalidad. Por ello conviene hacer el estudio del con-
Materia Civil
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sentimiento y precisar cuál es el contenido y el sentido, sobre todo, de la manifestación de voluntad del donante. No puede haber consentimiento en la donación si
no lleva implícito el animus donandi, porque es ininteligible manifestar la voluntad
de transmitir alguna cosa gratuitamente, si no se tiene intención de ejecutar una
liberalidad. La separación arbitraria de estos dos fenómenos de la conciencia que
van indisolublemente ligados, permitió a la doctrina causalista afirmar que en los
actos a título gratuito, además de la manifestación de voluntad, existe un elemento
llamado causa, que consiste en la intención de ejecutar una liberalidad. En la do-
nación podemos advertir que el “animus donandi” es elemento del consentimiento,
de tal manera que no habrá contrato de donación si la manifestación de voluntad
del donante no se hace en el sentido de transmitir gratuitamente los bienes. En
otro aspecto, el consentimiento presenta en la donación, una característica especial
para determinar el momento en que se forma el contrato. Hasta ahora hemos visto
que los contratos en el derecho mexicano, cuando se celebran entre presentes, se
forman en el momento mismo de la aceptación y cuando se otorgan por corres-
pondencia, en el momento en que se recibe por el oferente, la contestación, lo que
en la doctrina se llama sistema de la recepción. Como recordamos, existen cuatro
sistemas: el de la declaración que afirma que el contrato se forma en el momento
en que el aceptante declara su voluntad de conformidad con la oferta; el de la expe-
dición que dice que el contrato se constituye cuando el aceptante deposita la carta
o telegrama en el correo o telégrafo; el de la recepción que afirma que el contrato
existe, cuando el oferente recibe la contestación y, por último, el de la información
que requiere un momento más, no sólo se necesita que el oferente reciba, sino que
conozca los términos de la aceptación, es decir, sin informe de ellos. En la donación
se abandona el sistema de la recepción y se adopta el de la información, ya que
no se perfecciona sino hasta el momento en que el donante conoce los términos
de la aceptación. El donatario debe aceptar con las mismas formalidades que se
requieren para donar; además debe notificar su aceptación al donante y debe ha-
cerlo en vida del mismo. Cumplidos estos requisitos, el contrato se ha formado. De
ahí que si el donante muere antes de que se le notifique la aceptación, el contrato
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Materia Civil
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no llega a formarse y los herederos del donante no están obligados a sostener la
oferta. En cambio, en los demás contratos, si el oferente muere, los herederos están
obligados a sostener la oferta siempre y cuando la aceptación se haga en tiempo
y no se haya conocido por el aceptante la muerte. Como en los demás contratos
no se necesita notificar personalmente al oferente la conformidad, por ello no se
requiere que viva, para que el acto quede perfeccionado. En cambio, en la donación se sigue el cuarto sistema, conforme a los artículos siguientes: “Las donacio-
nes sólo pueden tener lugar entre vivos y no pueden revocarse sino en los casos
declarados en la ley”. “La donación es perfecta desde que el donatario la acepta y
hace saber la aceptación al donador.” “la aceptación de las donaciones se hará en
la misma forma en que éstas deben hacerse, pero surtirá efecto si no se hiciere en
vida del donante.” (Arts. 2338, 2340 7 2346). Es decir, la aceptación, además de ser
un acto expreso, debe notificarse en vida del donante; en cambio en los contratos
en general, tenemos el precepto que dice que si muere el oferente antes de recibir la
aceptación, sus herederos están obligados a sostener la oferta siempre y cuando la
aceptación se haga en tiempo y el aceptante hubiere ignorado la muerte de aquél.
De lo anterior se desprende que la donación, dada su naturaleza de
liberalidad, es un contrato con mayores exigencias de formalidad. La
razón de la mayor formalidad radica en la protección de los bienes de
la familia del donante, dando ocasión a una mayor reflexión al mismo
donante al exigirle que acuda ante notario público y se dé cuanta (sic)
que el acto que va a realizar es irreversible.
Es por ello que el legislador mexicano, para acreditar el hecho de expresión de la voluntad en el contrato de donación, estableció que, a diferencia de otros contratos traslativos, para su formación se requiere que:
1. El donatario acepte con las mismas formalidades que se requieren
en este tipo de contratos.
2. El donatario debe notificar su aceptación al donante y debe hacerlo
en vida del mismo.
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Por tanto, si el donante muere antes de que se le notifique la aceptación –en la forma prevista por la ley–, el contrato no llega a formarse,
por lo que los herederos del donante no estarán obligados a sostener la
oferta.
Así las cosas, si conforme a la legislación mexicana, el contrato de
donación sobre bienes raíces debe constar en escritura pública, cuando
el valor del inmueble exceda de trescientos sesenta y cinco veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal en el momento
de la operación; es evidente que debe revestir esa formalidad para que
surta válidamente sus efectos.
Ahora, si bien la ausencia de la forma prevista en la ley, sólo da lugar
a que cualquiera de las partes pueda exigir de la otra, que la donación
se haga constar en los términos que la ley prevé; en tratándose de la donación debe considerarse que el legislador fue específico al determinar
que: “La aceptación de las donaciones se hará en la misma forma en
que éstas deban hacerse; pero no surtirá efecto si no se hiciere en vida
del donante”.
Por tanto, en tratándose de una donación de bienes raíces, que como
se ha visto, es un contrato formal, en tanto que debe constar en escritura
pública cuando el valor del inmueble exceda de trescientos sesenta y
cinco veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal, en el momento de la operación; la aceptación del donatario que se
requiere para su perfeccionamiento, debe realizarse de la misma manera, esto es, en escritura pública y en vida del donante.
Por lo que si no se cumplió en el presente caso con dicho requisito,
pues no obra medio de prueba que así lo demuestre, es decir, la aceptación del donatario que se requiere para su perfeccionamiento, en escritura pública y en vida del donante, pues los medios de prueba que
ofrece la actora en la demanda no tienden a demostrar ello, por lo que
es evidente que no es procedente la acción y, por ende, que sea infunda27
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
da y deba absolverse a la demandada en el principal de las prestaciones
reclamadas.
Consecuentemente, ante lo fundado del agravio de la actora en el
principal y demandada en la reconvención, lo procedente es modificar
la sentencia para quedar de la siguiente manera:
Primero. Ha sido procedente la vía ordinaria civil intentada, en la que la actora
JORGE en la reconvención no acreditó su acción y la demandada ANA MARÍA,
demostró sus excepciones y defensas.
Segundo. Se declara improcedente la acción principal promovida por ANA MA-
RÍA, atento a lo expresado del presente fallo definitivo.
Tercero. Se absuelve a JORGE, del cumplimiento de las prestaciones que le fue-
ron reclamadas por la actora en el principal ANA MARÍA.
Cuarto. No se condena a las partes al pago de los gastos y costas en la presente
instancia.
Quinto. Notifíquese.
III. Por no estar comprendido el presente caso en ninguno de los supuestos a que se refiere el artículo 140 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal, no debe hacerse condena en costas a la
apelante en la presente instancia.
Por lo expuesto y fundado, se
RESUELVE:
PRIMERO. Se declaran fundados los agravios del presente recurso
de apelación hechos valer por la parte apelante, en consecuencia, se modifica la sentencia definitiva, misma que deberá quedar como ha sido
transcrita en el considerando segundo parte in fine de este fallo.
SEGUNDO. No se hace condena en costas en la presente instancia al
apelante.
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TERCERO. Notifíquese, y con testimonio de esta resolución y de sus
notificaciones, gírese el oficio al Juzgado de origen; en su oportunidad
archívese el presente tomo como asunto concluido.
CUARTO. Obténgase copia autorizada de la presente resolución y
guárdese en el legajo respectivo.
Así, lo resolvieron y firman los integrantes de la H. Novena Sala Civil del Tribunal Superior de Distrito Federal, por unanimidad de votos de los ciudadanos magistrados licenciados Marco Antonio Ramírez
Cardoso, María del Socorro Vega Zepeda y Julio César Meza Martínez,
siendo ponente el primero de los nombrados. Ante la ciudadana Secretaria de Acuerdos licenciada María de la Luz Alonso Tolamatl, quien
autoriza y da fe.
29
Materia Civil
Juzgado Décimo Primero de lo Civil de
Proceso Oral
Juez
Minerva Tania Martínez Cisneros
Sentencia definitiva dictada en el juicio oral civil, respecto de la rescisión de contrato privado de compraventa denominado convenio de
asignación de vivienda para su uso y eventual transmisión de la propiedad.
SUMARIO: OBLIGACIONES RECÍPROCAS SUCESIVAS EN EL CONTRATO DE COMPRAVENTA. PROCEDENCIA. La ley establece que en el caso
de las obligaciones recíprocas sucesivas, esto es, cuando el cumplimiento de
la otra parte no depende de que la actora cumpla previamente con alguna
obligación a su cargo, basta que quien exige el cumplimiento o la rescisión,
demuestre que la obligación de la demandada es o era exigible, de acuerdo
a lo pactado o conforme a la ley, de modo que se ha generado el derecho a
su favor para demandar la rescisión debido al incumplimiento de su contraria y, por ende, no es elemento de la acción, que el actor demuestre que
ha cumplido con las obligaciones a su cargo, cuando éstas no se han vencido todavía. Entonces, el cumplimiento de las obligaciones que son propias del actor no constituye un presupuesto para exigir a la contraparte la
satisfacción de sus obligaciones, al tratarse de obligaciones sucesivas. Por
tanto, cuando se demanda la rescisión o el cumplimiento de un contrato en
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
el que el cumplimiento de la obligación no es de carácter simultáneo, basta
que esté pactado el cumplimiento previo de la otra parte y que ésta no lo
haga, para generar la exigibilidad de la obligación, sin que a su vez el actor tenga la carga de probar que cumplió con su obligación a efecto de que
prospere la acción de rescisión o de cumplimiento de contrato. En tal virtud,
cuando las obligaciones son recíprocas y sucesivas cada parte debe cumplir
en los términos en que se obligó, sin que su cumplimiento dependa de que
su contraparte cumpla a la vez con las obligaciones que le correspondan.
México, Distrito Federal, tres de noviembre del año dos mil catorce.
Vistos, los presentes autos relativos al juicio oral civil, promovido por
ASOCIACIÓN, A.C., en contra de REYNA, expediente 000/2014, a fin
de resolver en sentencia definitiva; y
RESULTANDO:
1. Por escrito presentado con fecha ocho de julio del dos mil catorce,
ante la oficialía de partes común civil, cuantía menor, oralidad, familiar
y sección de salas del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,
y remitido a éste Juzgado al día hábil siguiente, la parte actora ASOCIACIÓN, A.C., por conducto de su apoderado legal RAÚL, demandó
en la vía oral civil de REYNA, las siguientes prestaciones:
a) La rescisión del contrato de asignación por falta de pago respecto del departa-
mento ubicado en la calle de …, número …, edificio …, en la colonia …, delegación
Cuauhtémoc, en esta ciudad de México Distrito Federal, código postal ….
b) Como consecuencia de lo anterior, la entrega física y material del departamen-
to antes indicado a favor de mi representada, totalmente vacío y desocupado por
causas inherentes a la hoy demandada, apercibiéndola de lanzamiento a su costa…
c) El pago de los gastos y costos que se generen con motivo de la tramitación
del presente juicio... (sic)
Materia Civil
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Fundó su demanda en los hechos y consideraciones de derecho que
expresó en su referido escrito, mismos que se tienen por reproducidos
en su integridad, como si estuvieran insertados a la letra.
2. Mediante auto de fecha once de agosto del dos mil catorce (fojas
19 a 21 anversos de constancias), se admitió a trámite la demanda en
la vía y forma propuestas, y se ordenó emplazar a juicio a la parte
demandada REYNA, lo que se realizó mediante diligencia de fecha
cinco de septiembre del año en curso, por conducto del secretario actuario adscrito a éste juzgado (foja 34, anverso y reverso de autos),
concediéndole nueve días para contestarla. Sin que lo hubiere hecho
por lo que, mediante acuerdo de fecha veinticuatro del mes y año en
referencia, se le declaró la correspondiente rebeldía y se le tuvo por
precluido su derecho para dar contestación a la demanda; por lo que
con fecha ocho de octubre del dos mil catorce, tuvo verificativo la
audiencia preliminar, en la que se realizó la depuración del procedimiento, así como las etapas que establece el artículo 1000 del Código
de Procedimientos Civiles, admitiéndose las pruebas, que conforme
a derecho ofreció la parte actora ASOCIACIÓN, A.C. única oferente;
por lo que con fecha tres de noviembre del año en curso se celebró
la audiencia de juicio, a que refiere el artículo 1006 del código en comento, en la que se desahogaron las pruebas que fueron legalmente
admitidas, concediéndosele el uso de la palabra a la parte accionante
única compareciente para que formulara sus alegatos, hecho que fue,
se declaró el presente asunto visto y se dictó en ese acto la sentencia
definitiva que en derecho corresponde, la que se pronuncia en este
momento bajo los siguientes
CONSIDERANDOS:
I. La suscrita juez es competente para conocer y decidir el presente
juicio en virtud de la jurisdicción concurrente de conformidad con lo
33
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
prescrito por el artículo 104, fracción II constitucional, así como 71 Bis
de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
II. Teniendo en consideración que la presente resolución se dicta con
estricto apego a derecho, conforme a los artículos 14 y 17 de la constitución, respetando las garantías judiciales, a que hace referencia la Convención Americana sobre Derechos Humanos, específicamente en su
artículo 8 que señala: “…Artículo 8o Garantías Judiciales: Toda persona
tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de
sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter.”; además de atender a los principios que rigen a los procesos orales, siendo estos: oralidad, publicidad, igualdad, inmediación,
contradicción, continuidad y concentración, de conformidad con el artículo 971 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
III. En cuanto a la vía intentada, la oral civil es la procedente de conformidad con lo que establece el artículo 969 del Código Procesal Civil
para el Distrito Federal, ya que toda contienda que no tenga señalada
tramitación especial en las leyes civiles, como en el caso que nos ocupa,
debe tramitarse en la presente vía, en consecuencia, es de reiterarse la
procedencia la de vía oral civil.
IV. Que al entrar al estudio de la acción intentada, si bien es cierto
lo aleguen o no las partes, para examinar todos los elementos constitutivos de la acción, teniendo en cuenta que el juzgador puede y debe
analizar previamente al estudio del fondo del asunto del juicio la procedencia de la acción, por ser ésta de orden público, de conformidad a lo
establecido por el artículo 1o del Código de Procedimientos Civiles, que
prescribe que para el ejercicio de las acciones se requieren los siguientes
elementos: 1. La existencia de un derecho; 2. La violación de un dereMateria Civil
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cho o el desconocimiento de una obligación, o la necesidad de declarar,
preservar o constituir un derecho; 3. La capacidad para ejercitar la acción por sí o por legítimo representante; y, 4. El interés en el actor para
deducirla. El interés de las partes es un elemento o requisito esencial de
procedencia de la acción, puede y debe ser examinado de oficio por el
juzgador, de acuerdo con el Código antes citado, para interponer una
demanda o contradecirla, es necesario tener interés jurídico en la misma, el cual es condición sine qua non (requisito indispensable), para el
ejercicio y procedencia de la acción, y con ello lograr que el juicio tenga
existencia jurídica y validez formal, por lo que en caso contrario sin
interés, no debe actuar el órgano jurisdiccional; la observancia de ese
precepto es de orden público.
En el caso a estudio la parte actora ASOCIACIÓN, A.C. para acreditar
tener derecho a reclamar las prestaciones de su escrito inicial de demanda, exhibió y se le admitieron en audiencia preliminar de fecha ocho de
octubre del año en curso, la prueba documental privada, consistente en:
Convenio de asignación de vivienda de fecha primero de febrero del
dos mil tres.
• La prueba confesional a cargo de la parte demandada REYNA.
• La prueba testimonial de ANA MARÍA y AMADO.
• La prueba presuncional en su doble aspecto legal y humana, y
• La instrumental de actuaciones
V. Entrando al estudio de la presente acción de rescisión de contrato
privado de compraventa (denominado convenio de Asignación de Vivienda para su uso y eventual trasmisión de la propiedad), celebrado
entre las partes del presente juicio con fecha primero de febrero del dos
mil tres; es importante, en primer lugar, saber el significado de la palabra “rescisión”, misma que etimológicamente deriva del latín rescissum,
que significa rasgar, romper, dividir algo. Es una voz que expresa un
35
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
concepto netamente jurídico a saber: privación de efectos de un negocio
jurídico por sí mismo válido para lo futuro, por medio de una declaración de voluntad.
En ese orden de ideas tenemos que, en nuestra legislación, la acción
de rescisión de contrato, se encuentra contemplada en los artículos
1949, 2300, 2310, fracción I y 2311 del Código Civil para el Distrito Federal, siendo necesario justificar plenamente los siguientes elementos
de la misma: a) la existencia de la obligación, b) la exigibilidad de ésta
y c) el incumplimiento de las obligaciones contraídas por parte de la
demandada. Ahora bien, esta juzgadora determina que la parte accionante justificó todos y cada uno de dichos elementos, con el cúmulo
probatorio ofertado (anteriormente descrito, supra) y que es valorado
en su conjunto de conformidad con el artículo 402 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, de acuerdo a la lógica y la
experiencia, siendo aplicable la siguiente jurisprudencia:
Época: Décima Época
Registro: 160064
Instancia: Quinto Tribunal Colegiado en materia Civil del Primer Circuito
Tipo Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Localización: Libro IX, junio de 2012, Tomo 2
Materia(s): Civil
Tesis: I.5o.C. J/36 (9a.)
Pág. 744
[J]; 10a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Libro IX, junio de 2012, Tomo 2; Pág.
744
Pruebas. Su valoración en términos del artículo 402 del Código de Procedimien-
tos civiles para el
Distrito Federal. El artículo 402 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal establece que los Jueces, al valorar en su conjunto
Materia Civil
36
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los medios de prueba que se aporten y se admitan en una controversia judicial,
deben exponer cuidadosamente los fundamentos de la valoración jurídica realiza-
da y de su decisión, lo que significa que la valoración de las probanzas debe estar
delimitada por la lógica y la experiencia, así como por la conjunción de ambas, con
las que se conforma la sana crítica, como producto dialéctico, a fin de que la argumentación y decisión del juzgador sean una verdadera expresión de justicia, es de-
cir, lo suficientemente contundentes para justificar la determinación judicial y así
rechazar la duda y el margen de subjetividad del juzgador, con lo cual es evidente
que se deben aprovechar “las máximas de la experiencia”, que constituyen las re-
glas de vida o verdades de sentido común. QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO
EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO Amparo directo 309/2010. 10 de junio de 2010. Unanimidad de votos. Ponente: Walter Arellano Hobelsberger. Secretario: Enrique Cantoya Herrejón. Amparo directo 170/2011. 25 de marzo de 2011.
Unanimidad de votos. Ponente: Walter Arellano Hobelsberger. Secretario: Enrique
Cantoya Herrejón. Amparo directo 371/2011. 22 de julio de 2011. Unanimidad de
votos. Ponente: María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Hiram
Casanova Blanco. Amparo directo 460/2011. 18 de agosto de 2011. Unanimidad de
votos. Ponente: María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Miguel
Ángel González Padilla. Amparo directo 782/2011. 2 de febrero de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: Walter Arellano Hobelsberger. Secretario: Enrique Cantoya
Herrejón.
En ese orden de ideas, por lo que hace al primer elemento consistente
en: a) la existencia de la obligación, argumentó la parte actora ASOCIACIÓN, A.C. en su escrito inicial de demanda lo siguiente: “…Con fecha
primero de febrero del año dos mil tres celebraron mi representada y
la hoy demandada convenio de asignación de vivienda para su uso y
eventual transmisión de la propiedad…” (sic), lo que se acreditó con la
prueba documental privada referente a un contrato privado de compraventa (denominado convenio de asignación de vivienda para su uso y
37
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
eventual transmisión de propiedad) celebrado entre las partes del presente juicio con fecha primero de febrero del dos mil tres, al que al no
haber sido objetado ni redargüido de falso, se le otorga valor probatorio
pleno en términos de los artículos 334 y 335 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal; siendo materia de dicho acto
“el departamento ubicado en el edificio “…” de la calle …, número …,
de la colonia …, delegación Cuauhtémoc, en esta ciudad”, con lo que
queda justificado el elemento en cuestión.
Por cuanto hace al segundo de los elementos mencionados, consistente en: b) la exigibilidad de la obligación, quedó debidamente justificado con la prueba documental privada referente al contrato privado de
compraventa (denominado convenio de asignación de vivienda para su
uso y eventual transmisión de propiedad), del cual se desprende que:
El objeto del contrato lo fue el departamento ubicado en edificio …
de la calle …, número … de la colonia …, delegación Cuauhtémoc, de
esta ciudad, c.p. …, mismo que recibió la ahora demandada REYNA
totalmente terminado, tal y como consta en la primera cláusula del contrato de mérito, en la cual las partes establecieron: primera. Manifiesta
el asociado que recibe el departamento materia del presente contrato
totalmente terminado, siendo el ubicado en. (sic)
Asimismo, y con motivo de la compraventa materia del negocio la
parte demandada REYNA, en su carácter de compradora se obligó a
pagar por la compra del departamento anteriormente mencionado la
cantidad de $2,000.00 (dos mil pesos cero centavos moneda nacional)
mensuales por un periodo de diecinueve años, tal y como se desprende
de las cláusulas segunda y tercera del referido acuerdo de voluntades
en las cuales las partes pactaron lo siguiente: segunda. Manifiesta el
asociado que se compromete a hacer sus aportaciones voluntarias de
$2,000 mensuales (dos mil pesos 00/100 M.N...) que estas aportaciones
se harán durante 19 (diecinueve) años a partir de la firma del presenMateria Civil
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te contrato...). En ese sentido si tomamos en cuenta que cada año se
conforma de doce meses que multiplicados por los años por los que
la demandada se obligó a pagar dicha cantidad, resulta que suman en
total 228 meses que al ser multiplicados por la cantidad que mensualmente tendría que pagar, resulta que el precio de la compraventa lo fue
la cantidad de $456,000.00 (cuatrocientos cincuenta y seis mil pesos cero
centavos moneda nacional); lo que se tuvo por reconocido por la enjuiciada REYNA, ello en razón de que no dio contestación a la demanda,
tal y como lo dispone el artículo 984 del código procesal en cita que
establece: “…se presumirán confesados los hechos de la demanda que
se dejaren de contestar.”
Por su parte, la accionante ASOCIACIÓN, A.C., se comprometió a
que una vez que se terminaran de pagar las aportaciones fijadas, giraría
instrucciones al notario público para realizar la escrituración del departamento, tal y como se desprende de la cláusula quinta del basal que
en su parte conducente textualmente señala: quinta. ...que una vez cubiertas las aportaciones la asociación girará las instrucciones al notario
público para realizar la escrituración final del departamento.
Con lo que queda por demás justificado el elemento en cuestión.
En relación al último elemento, consistente en: c) el incumplimiento
de las obligaciones contraídas por parte de la demandada, quedó igualmente acreditado, debiendo precisarse en primer lugar dentro de éste
elemento que no es dable exigir a la actora justificar el cumplimiento
de su obligación, pues si bien, de conformidad con el artículo 1949 del
Código Civil para el Distrito Federal, la facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita en las recíprocas, para el caso de que uno de
los obligados no cumpliere lo que le corresponde, el actor podrá escoger
entre exigir el cumplimiento o la resolución de la obligación, con el resarcimiento de daños y perjuicios en ambos casos, estando en aptitud
también de pedir la resolución después de haber optado por el cumpli39
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
miento cuando éste resultare imposible. Sin embargo; las obligaciones
son recíprocas cuando ambas partes se comprometen a dar, hacer o no
hacer algo, es decir, son acreedor y deudor al mismo tiempo, ya que
ambos contratantes tienen que cumplir con su obligación, y cuando uno
de ellos incumple, el otro puede optar por el cumplimiento o por la resolución de la obligación. Ahora bien, para la procedencia de la acción, ya
sea de cumplimiento o de rescisión de contrato, no siempre es necesario
que la parte actora acredite que cumplió con su obligación, pues dependerá de cada caso concreto y de la naturaleza de las obligaciones pactadas que derivan del contrato o de la ley en supletoriedad de la voluntad
de las partes, ello en términos del artículo 1792 del código en cita. En el
caso de las obligaciones recíprocas sucesivas, en la cual se encuentra el
presente caso, esto es, cuando el cumplimiento de la otra parte no depende de que la actora cumpla previamente con alguna obligación a su
cargo, basta que quien exige el cumplimiento o la rescisión, demuestre
que la obligación de la demandada es o era exigible, de acuerdo a lo
pactado o conforme a la ley, de modo que se ha generado el derecho a su
favor para demandar la rescisión debido al incumplimiento de su contraria y, por ende, no es elemento de la acción, que la actora demuestre
que ha cumplido con las obligaciones a su cargo, cuando éstas no se han
vencido todavía. Entonces, el cumplimiento de las obligaciones que son
propias de la actora no constituye un presupuesto para exigir a la contraparte la satisfacción de sus obligaciones, al tratarse de obligaciones
sucesivas. Por tanto, cuando se demanda la rescisión o el cumplimiento
de un contrato en el que el cumplimiento de la obligación no es de carácter simultáneo, basta que esté pactado el cumplimiento previo de la
otra parte y que ésta no lo haga, para generar la exigibilidad de la obligación, sin que a su vez la actora tenga la carga de probar que cumplió
con su obligación a efecto de que prospere la acción de rescisión o de
cumplimiento de contrato. Siendo aplicable la siguiente jurisprudencia:
Materia Civil
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Octava Época
Registro: 226472
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
V, Segunda Parte-2, enero a junio de 1990
Materia(s): Civil
Tesis: I.4o.C. J/22
Página: 701
Genealogía:
Gaceta número 28, abril de 1990, página 50. Apéndice 1917-1995, Tomo IV, Se-
gunda Parte, tesis 561, página 403.
Obligaciones
recíprocas.
Mora
cuando las prestaciones no son simultáneas.
La
regla relativa a que en las obligaciones bilaterales o recíprocas sólo el que cumple
con su obligación o se allana al cumplimiento puede exigir a la otra parte lo que le
incumbe, que se desprende del artículo 1949 del Código Civil para el Distrito Federal, se finca sobre el presupuesto de que las obligaciones de las partes deban realizarse simultáneamente, ya que en esa hipótesis ninguno de los obligados incurre en
mora mientras no efectúe el otro lo que le corresponde, puesto que se comprometió
a cambio de lo que ofreció la otra parte, de modo que no le es exigible su deber
entre tanto no reciba la prestación a que tiene derecho; pero esa regla no es aplicable cuando no se da el supuesto sobre el que descansa, por haberse pactado que
una parte cumpliría primero y otra después, como cuando se fija una fecha para
lo uno y otra posterior para lo otro, en razón de que, en este caso, el que incumple
inicialmente sí incurre en mora, es decir, en un verdadero incumplimiento culpable,
puesto que no se comprometió a cambio de que el otro efectuara lo propio al mismo
tiempo, de manera que el perjudicado con el primer incumplimiento sí tiene dere-
cho y acción para reclamar a la otra parte la ejecución de lo que le atañe, aunque no
se lleve a cabo lo que se comprometió para un tiempo posterior, ya que éste no incurre en mora ni le es exigible su obligación mientras no reciba la prestación debida.
41
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Sin embargo, para acatar en sus términos los principios fundamentales que rigen
a las obligaciones recíprocas, en cuanto a los efectos que deben ser inherentes a su
naturaleza jurídica, cuando se condene judicialmente al cumplimiento de la prestación materia del juicio, debe establecerse en la sentencia que el actor queda vincu-
lado al cumplimiento de sus obligaciones vencidas hasta la fecha en que se cumpla
o ejecute el fallo, pues sólo así se respetará cabalmente, en lo que esto es posible, el
principio de autonomía de la voluntad de las partes y el efecto propio de las obliga-
ciones recíprocas, relativo a que su cumplimiento debe extinguir al mismo tiempo
las obligaciones pendientes; esto sin menoscabo, en su caso de la condena al pago
de daños y perjuicios ocasionados por la mora del que primero desatendió injusti-
ficadamente lo pactado. CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL
DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 469/88. Condominio del Valle, S. A. 7 de
abril de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Castillo González. Secretario:
José Juan Bracamontes Cuevas. Amparo directo 3078/87. Lilyan Pineda de Montu-
far. 11 de agosto de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Villegas Vázquez.
Secretaria: Patricia Mújica López. Amparo directo 2354/88. María Teresa Llacade
Fernández. 18 de agosto de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Castillo
González. Secretario: Elías H. Banda Aguilar. Amparo directo 629/89. Laura Elena
Medina Morales. 16 de marzo de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Castillo González. Secretario: Elías H. Banda Aguilar. Amparo directo 4529/89. Jorge
A. Alvarado Espinoza. 5 de abril de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Mauro
Miguel Reyes Zapata. Secretaria: Aurora Rojas Bonilla.
Una vez precisado lo anterior, se analiza si la parte demandada REYNA, cumplió o no con la obligación que contrajo en el contrato de
marras, obligación que como se puntualizó con antelación, consistía en
que la hoy enjuiciada tenía la obligación de hacer sus aportaciones voluntarias de $2,000.00 (dos mil pesos 00/100 moneda nacional) mensuales, así como a pagar sus impuestos correspondientes al predial, agua y
demás impuestos que se generaran; sin embargo, la parte demandada
Materia Civil
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
REYNA no justifica el pago de dichas obligaciones, al resultar de explorado derecho que a los deudores les corresponde acreditar el cumplimiento de la obligación y no a la actora su incumplimiento, carga
procesal que le impone el artículo 281 del Código Procesal Civil, siendo
aplicable la siguiente jurisprudencia:
Pago o cumplimiento. Carga de la prueba. El pago o cumplimiento de las
obligaciones corresponde demostrarlo al obligado y no el incumplimiento al actor.
Sexta Época: Amparo directo 3174/58. Jorge Sayeg K. 9 de enero de 1959. Cinco
votos. Amparo directo 2020/58. Castro Osnaya. 16 de enero de 1959. Cinco votos.
Amparo directo 5381/57. Tomás Kasuski. 30 de abril de 1959. Cinco votos. Amparo
directo 7100/58. Raquel Anaya Vda. de Serrano. 12 de junio de 1959. Mayoría de
cuatro votos. Amparo directo 2118/62. Luz García Lares, Suc. de. 25 de febrero de
1963. Cinco votos. Tercera Sala, tesis 1241, Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación compilación 1917-1995.
En consecuencia, quedan justificados los elementos en cuestión. Con
lo que queda demostrada la acción ejercitada, ello independientemente
de que la parte actora se haya desistido a su entero perjuicio de la prueba confesional a cargo de la enjuiciada y de la testimonial.
VI. En virtud de todo lo anterior es de hacerse las siguientes precisiones a las partes. En principio, debe decirse que el contrato de compraventa se da cuando uno de los contratantes se obliga a transferir la propiedad de una cosa o de un derecho, y el otro a su vez, se obliga a pagar
por ella un precio cierto y en dinero; se perfecciona y es obligatorio para
las partes cuando han convenido sobre la cosa y el precio, aun cuando
la primera no haya sido entregada, ni el segundo satisfecho (artículos
2248 y 2249 del Código Civil para el Distrito Federal).
Una vez que el contrato de compraventa existe, hay dos modos de
terminarlo:
43
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
A. En virtud de hechos o circunstancias contemporáneas a la celebración del contrato que impida que surta sus efectos, o continúe produciéndolos, por ejemplo: por incapacidad, ya sea general, natural, legal,
especial o de derecho, de alguna de las partes, falta de legitimación para
celebrar el contrato por algún vicio del consentimiento.
B. En atención a hechos o circunstancias posteriores a la celebración
del contrato, que extinguen los efectos derivados de la compraventa celebrada válidamente, como son: 1. El agotamiento natural del contrato,
en virtud del cumplimiento de las partes de sus respectivas obligaciones. 2. La rescisión del contrato por el incumplimiento de alguna de las
partes, que contempla dos hipótesis, ya sea que el incumplimiento provenga del vendedor, o provenga del comprador. a. En el primer supuesto (incumplimiento del vendedor), el comprador puede pedir el cumplimiento, o la rescisión del contrato, y el pago de daños y perjuicios, en
ejercicio de la facultad implícita que existe en los contratos bilaterales,
conforme a lo dispuesto por el artículo 1949 del Código Civil para el
Distrito Federal, que dice: “Artículo 1949. La facultad de resolver las
obligaciones se entiende implícita en la (sic) recíprocas, para el caso de
que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe. El perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la
obligación, con el resarcimiento de daños y perjuicios en ambos casos.
También podrá pedir la resolución aun después de haber optado por
el cumplimiento, cuando éste resultare imposible.”; b. En la segunda
hipótesis, cuando el incumplimiento es de parte del comprador, existen
dos supuestos: Que la compraventa sea al contado, caso en el que el
vendedor puede obtener la rescisión del contrato cuando el comprador
no cumple con su obligación de pagar el precio conforme a la cláusula
resolutoria implícita que existe en los contratos bilaterales, en términos
de lo dispuesto en el artículo 1949 del Código Civil del Distrito Federal,
antes transcrito; y que la compraventa sea a plazos o en abonos, supuesMateria Civil
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to en el cual el vendedor puede pedir la rescisión de la compraventa
en dos casos: Cuando el vendedor se reservó la propiedad de la cosa
expresamente, hasta que se cubriera la totalidad del precio pactado (artículos 2312 y 2314 del Código Civil para el Distrito Federal). Cuando
se haya convenido, que la falta de pago del precio daría derecho al vendedor a pedir la rescisión de la compraventa (artículos 2310 y 1950 del
Código Civil para el Distrito Federal). Aunado a lo anterior, el artículo
2300 del Código Civil para el Distrito Federal da derecho al vendedor
para pedir la rescisión del contrato ante la falta de pago del precio.
En ese sentido, se considera por quien juzga que la cláusula tercera
del contrato es contraria a derecho pues se pactó lo siguiente: “…tercera.
Manifiesta el asociado que se obliga a aportar la cantidad antes mencionada en forma mensual y puntual depositándola en el Banco Santander
mexicano Sociedad Anónima en el fideicomiso f-000000 y que la falta
del pago de una sola aportación a que se obliga cubrir voluntariamente
se le rescindirá el contrato de aplicación del departamento que tiene, regresando al asociado la cantidad de cincuenta mil pesos en moneda nacional únicamente…” (sic); cláusula afectada de nulidad ello en razón
de que debe señalarse a la parte actora, que de la interpretación del artículo 1851 del Código Civil para el Distrito Federal, que establece: “Artículo 1851. Si los términos de un contrato son claros y no dejan duda
sobre la intención de los contratantes, se estará al sentido literal de sus
cláusulas. Si las palabras parecieren contrarias a la intención evidente
de los contratantes, prevalecerá ésta sobre aquéllas”. (sic), del mismo
se desprenden dos hipótesis que deben aplicarse a los contratos para
determinar su alcance jurídico, como son: la literalidad de sus cláusulas
y la intención de los contratantes. Sin embargo; del segundo párrafo se
advierte el contenido de la denominada teoría de la preeminencia de la
voluntad de los contratantes, que se ubica sobre la expresión material
y que atiende a factores objetivos con independencia de la intención de
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Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
los interesados, la cual, se deduce de la conducta desplegada por las
partes contratantes antes, durante y en la fase de ejecución del contrato.
Sin embargo, dicha voluntad contractual, no puede ir más haya de
lo que expresamente dispone la ley, como lo refieren los artículos 1831
y 1859 del código en cita al disponer: “…Artículo 1831. El fin o motivo
determinante de la voluntad de los que contratan, tampoco debe ser
contrario a las leyes de orden público ni a las buenas costumbres… Artículo 1859. Las disposiciones legales sobre contratos serán aplicables a
todos los convenios y a otros actos jurídicos, en lo que no se opongan
a la naturaleza de éstos o a disposiciones especiales de la ley sobre los
mismos.”(sic), en ese sentido, la parte última de dicha cláusula (resaltada y subrayada) en la que las partes convienen que en caso de rescisión del contrato la parte demandada (el asociado en el contrato de
marras) únicamente tendrá derecho a que se le restituya la cantidad de
$50,000.00 (cincuenta mil pesos 00/100 moneda nacional) contraviene
lo dispuesto por el artículo 2311 del Código Civil para el Distrito Federal, en concordancia con la doctrina sobre rescisión de contratos. Ciertamente, de acuerdo con dicho precepto, la consecuencia principal de la
rescisión de un contrato consiste en que las cosas vuelvan al estado en
que se encontraban antes de su celebración, en todo lo que sea posible,
y en aquello en que no lo sea, establecer mecanismos de sustitución o
equivalencia que dejen las cosas de un modo muy parecido, como si el
contrato no se hubiera celebrado, o hubiera retroacción a la fecha de su
celebración. Esto explica los conceptos indemnizatorios y resarcitorios
previstos en dicho precepto, a saber: Si el inmueble o bien objeto de la
compraventa ha sido entregado al comprador (como acontece en el presente juicio), éste queda en aptitud de usarlo y disfrutarlo, como mejor
convenga a sus intereses y con la responsabilidad de los cuidados necesarios para su conservación, de manera que si se rescinde el contrato, ya
no es posible que devuelva lo conseguido con el uso, pues éste implica
Materia Civil
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la realización de actos irreversibles, y por eso, se establece como sustituto el pago de una renta que se fije a juicio de peritos. Si se encuentran
deterioros en el inmueble, los efectos de la rescisión llevan al pago de
una cantidad de dinero necesario para restablecer el bien al estado en
que se encontraba cuando se puso en posesión al comprador, con la
salvedad que resulte del uso ordinario del inmueble. En consecuencia,
y toda vez que como quedó apuntado con antelación, la voluntad de las
partes no puede ir más haya de lo regulado por la ley, el hecho de que
se reconozca que en caso de rescisión del contrato la parte demandada
únicamente tendrá derecho a que se le restituya la cantidad de cincuenta mil pesos moneda nacional, sería nugatorio del derecho resarcitorio
que tiene a su favor la parte demandada, por lo que quien juzga deja sin
efectos la parte en estudio.
En razón de lo anterior resulta que tal y como se desprende del
documento base de la acción descrito con anterioridad, el mismo fue
firmado el primero de febrero del año dos mil tres, y la parte actora
ASOCIACIÓN, A.C. en su hecho marcado con el número 4 confiesa que
la parte demandada REYNA le adeuda las aportaciones mensuales a
partir del mes de enero del dos mil doce, por lo que es de concluirse que
la citada enjuiciada pagó sus aportaciones mensuales por la cantidad de
$2,000.00 (dos mil pesos 00/100 moneda nacional) hasta el mes de diciembre del año dos mil once, resultando que del mes de febrero del año
dos mil tres al mes de diciembre del año dos mil once transcurrieron 107
meses; por lo que multiplicados los meses transcurridos por la cantidad
que mensualmente pagó la demandada REYNA resulta que la citada
parte pagó a la actora ASOCIACIÓN, A.C. la cantidad de $214,000.00
(doscientos catorce mil pesos cero centavos moneda nacional) con motivo
de la compraventa, y que debe serle devuelta como un efecto de la rescisión
siendo aplicable la siguiente jurisprudencia:
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Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Novena Época
Registro: 177470
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXII, agosto de 2005
Materia(s): Civil
Tesis: 1a./J. 71/2005
Página: 142
Rescisión de la compraventa. Efectos. Aplicación de los artículos 1840
y 2311 del Código Civil para el Distrito Federal. De lo dispuesto por el artícu-
lo 1840 del Código Civil para el Distrito Federal, se deduce que la responsabilidad
por el incumplimiento de obligaciones genera el pago de daños y perjuicios, los
cuales pueden ser regulados previamente por las partes, mediante la estipulación
de cierta prestación como sanción. Este convenio, por el que las partes fijan antici-
padamente la cuantificación de los daños y perjuicios que deben pagarse para el
caso de incumplimiento de las obligaciones contraídas, suele denominarse cláusula penal y no tiene más límite, al respecto, que no deberá exceder en valor ni en
cuantía a la obligación principal. Por su parte, el artículo 2311 establece que si se
rescinde la venta, el vendedor y el comprador deben restituirse las prestaciones
que se hubieren hecho; pero el vendedor que hubiere entregado la cosa vendida,
puede exigir del comprador, por el uso de ella, el pago de un alquiler o renta que
fijarán peritos, y una indemnización fijada también por peritos, por el deterioro
que haya sufrido la cosa; y que si el comprador ha pagado parte del precio, tiene
derecho a los intereses legales de la cantidad que entregó y que las convenciones
que impongan al comprador, obligaciones más onerosas que las expresadas, serán
nulas. De la interpretación del último párrafo del aludido precepto legal, en rela-
ción con lo dispuesto por el artículo 1840, se pone de manifiesto la posibilidad de
que las partes pacten la cuantía de una obligación derivada del incumplimiento
de un contrato, pero una cláusula en este sentido podrá anularse si resulta ser más
Materia Civil
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onerosa que las estipuladas en el referido numeral 2311, pues el legislador previendo que uno de los contratantes abusando de la necesidad de otro le imponga cargas
desproporcionadas, tuteló a éste con la nulidad de las cláusulas excesivas. En ese
entendido, la estipulación de la pena convencional prevista en el artículo 1840 del
Código Civil para el Distrito Federal, no contradice lo dispuesto por el artículo
2311, en virtud de que la voluntad de las partes es eficaz para fijar anticipadamente
una prestación que garantice los daños y perjuicios que pudieran ocasionarse con
motivo del incumplimiento de las obligaciones pactadas, y no tiene más límite que
no deba exceder en valor ni en cuantía a la obligación principal. Por lo que si bien
es cierto que la devolución de la cosa o su precio, o la de ambos, en su caso, constituye una de las consecuencias naturales de la rescisión de un contrato de com-
praventa; también es verdad que, si esa rescisión obedece al incumplimiento de las
obligaciones, el contratante incumplido debe además reparar los daños e indem-
nizar los perjuicios causados a su contraparte, ya sea porque así lo dispone la ley
o por haberse pactado una cláusula penal, la cual tiene como función determinar
convencionalmente esos daños y perjuicios compensatorios que se causen en caso
de incumplimiento de la obligación, que se traducen en la cantidad que las partes
estimen como equivalente al provecho que hubieran obtenido si la obligación se
hubiera cumplido. Sin embargo, cuando forman parte de la acción, prestaciones es-
tipuladas en el contrato, por vía de indemnización por daños y perjuicios, el Juez,
dentro del estudio preferente que debe hacer de los elementos de la misma acción,
está obligado a examinar la licitud de las pretensiones del actor, en relación con las
disposiciones contenidas en el último precepto mencionado, porque son de interés
público. Contradicción de tesis 5/2005-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Tercero, Quinto y Décimo Cuarto, todos en Materia Civil del Primer
Circuito. 8 de junio de 2005. Mayoría de cuatro votos. Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Beatriz
Joaquina Jaimes Ramos. Tesis de jurisprudencia 71/2005. Aprobada por la Primera
Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha ocho de junio de dos mil cinco.
49
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Por todo lo anteriormente estudiado, se declara judicialmente la rescisión del contrato privado de compraventa (denominado convenio de
asignación de vivienda para su uso y eventual transmisión de propiedad) celebrado entre las partes del presente juicio con fecha primero
de febrero del dos mil tres, respecto del departamento ubicado en el
edificio …, de la calle …, número …, de la colonia …, delegación Cuauhtémoc, de esta ciudad, c.p. …, Tal y como se reclamó como suerte principal en la prestación a) del escrito de demanda. Por causas imputables
a la parte demandada.
En consecuencia, se condena a la parte demandada REYNA, a lo siguiente:
VII. A la desocupación y entrega del inmueble materia de la compraventa en estudio, reclamada en la prestación b) del escrito inicial de
demanda.
VIII. Por otro lado, y atendiendo a los efectos de la acción de rescisión
de contrato, se condena a la parte actora ASOCIACIÓN A.C., al pago de
la cantidad de $214,000.00 (doscientos catorce mil pesos cero centavos moneda nacional), como devolución de la cantidad que recibió como pago
de la compraventa materia de litis.
IX. Al no encontrarse el presente juicio dentro de los supuestos que
establece el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, no se hace especial condena a ninguna de las partes en
cuanto a este aspecto se refiere.
X. Se concede a ambas partes un término de cinco días, contados a
partir de que la presente resolución cause ejecutoria, para que cumplan
con las prestaciones a que fueron condenadas, apercibidas que en caso
de no hacerlo dentro de dicho término, en relación a la parte demandada REYNA será lanzada a su costa; y por cuanto hace a la actora ASOCIACIÓN, A.C., se procederá al embargo de bienes de su propiedad
Materia Civil
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
realizándose trance y remate de los mismos para con su producto hacer
pago a la parte demandada.
Por lo expuesto y fundado, así como ajustando los puntos resolutivos
a las consideraciones vertidas, es de resolverse y se
RESUELVE:
PRIMERO. Ha sido procedente la vía oral civil en la que la parte actora ASOCIACIÓN A.C., acreditó las prestaciones de su acción y, la parte
demandada REYNA, se constituyó en rebeldía, en consecuencia:
SEGUNDO. Se declara judicialmente la rescisión del contrato de
compraventa celebrado entre las partes de éste juicio con fecha primero
de febrero del dos mil tres, por causas imputables a la parte demandada.
TERCERO. Se condena a la parte demandada REYNA a la desocupación y entrega del departamento ubicado en el edificio …, de la calle …,
número …, de la colonia …, delegación Cuauhtémoc, de esta ciudad,
c.p. …, en virtud de lo analizado en los considerandos V y VI de ésta
resolución.
CUARTO. Se condena a la parte actora ASOCIACIÓN A.C., a pagar
a la parte demandada REYNA, la cantidad de $214,000.00 (doscientos
catorce mil pesos 00/100 moneda nacional), como devolución de la cantidad que recibió como pago de la compraventa materia de litis; en virtud
de lo estudiado en los considerandos V y VI de ésta resolución.
QUINTO. Al no encontrarse el presente juicio dentro de los supuestos que establece el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal, no se hace especial condena a ninguna de las
partes en cuanto a este aspecto se refiere.
SEXTO. Se concede a ambas partes un término de cinco días, contados a partir de que la presente resolución cause ejecutoria, para que
cumplan con las prestaciones a que fueron condenadas, apercibidas que
51
Materia Civil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
en caso de no hacerlo dentro de dicho término, se procederá en relación
a la parte demandada REYNA será lanzada a su costa, y por lo que hace
a la actora ASOCIACIÓN A.C., se procederá al embargo de bienes de
su propiedad realizándose trance y remate de los mismos para con su
producto hacer pago a la parte demandada.
SÉPTIMO. La presente resolución causa ejecutoria por ministerio de
Ley.
OCTAVO. De conformidad con lo previsto en el artículo 990 del código de procedimientos civiles, la sentencia pronunciada en ésta audiencia se tiene por notificada a las partes en el presente juicio, sin necesidad de formalidad alguna a quienes estén presentes o debieron haber
estado.
Así, definitivamente juzgando, lo resolvió y firmó la ciudadana Juez
Décimo Primero de lo Civil de Procesos Orales, maestra Minerva Tania
Martínez Cisneros, quien actúa con el ciudadano Secretario de Acuerdos “A”, licenciado Miguel Ángel Velázquez Méndez, quien autoriza y
da fe.
Materia Civil
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Materia Mercantil
Juzgado Vigésimo de lo Civil de Cuantía Menor
Juez
María Teresa Rincón Anaya
Sentencia definitiva dictada en el juicio ejecutivo mercantil, sobre un
título de crédito denominado pagaré.
SUMARIO: PAGARÉ. EL JUZGADOR PUEDE REDUCIR EL INTERÉS PACTADO A FIN DE QUE NO OCURRA EL FENÓMENO USURARIO. Si bien
es cierto que tanto el Código de Comercio como la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, no imponen límites en el pacto de intereses, a quienes
suscriben un pagaré, al señalar que las partes se obligan en la manera y términos que aparezca que quisieron obligarse, permitiendo el pacto de cualquier
tipo de interés sin limitación alguna, también resulta cierto que la Convención
Americana de Derechos Humanos en su artículo 21 prohíbe de forma expresa
la usura, como fenómeno contrario al derecho humano de propiedad, que ocurre cuando una persona obtiene en provecho propio y de modo abusivo sobre
la propiedad de otra, un interés excesivo derivado de un préstamo; por tanto, atendiendo a que el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos establece el control de convencionalidad de los derechos
humanos contenidos en los tratados internacionales firmados por el Gobierno
mexicano, ampliando el catálogo de estos derechos, no sólo a los contenidos
en la Constitución, sino a los instrumentos internacionales a los que se ha he-
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
cho referencia, los jueces están obligados a priorizar la norma más favorable al
demandado, pudiendo apartarse del contenido del interés pactado, para fijar
la condena respectiva sobre una tasa de interés reducida prudencialmente que
no resulte excesiva, a fin de preservar que no ocurra el fenómeno usurario.
México, Distrito Federal, once de noviembre del año dos mil catorce.
Vistos. Para resolver en definitiva los autos del juicio ejecutivo mercantil, seguido por FERNANDO I, FERNANDO II, SALVADOR e
ISAÍAS, en contra de MARCELO GUSTAVO, en el expediente 000/2014;
y
RESULTANDO:
1. Que por escrito presentado ante la oficialía de partes común de los
juzgados de lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, con fecha dieciséis de junio del año dos mil catorce, comparecieron,
en términos del endoso en propiedad, que obra adherido al pagaré exhibido como base de acción, por su propio derecho, los C. FERNANDO
I, FERNANDO II, SALVADOR e ISAÍAS, a demandar de MARCELO
GUSTAVO, el pago de las siguientes prestaciones:
a) El pago de la cantidad de $30,000.00 (treinta mil pesos 00/100 M.N.), como
suerte principal; (sic);
b) El pago de los intereses vencidos y los que se sigan venciendo hasta el mo-
mento en que se liquide la cantidad reclamada; y (sic);
c) El pago de los gastos y costas que se originen en el presente juicio hasta su
total terminación. (sic); fundándose para tal efecto en las consideraciones de hecho
y de derecho contenidas en el cuerpo de su demanda, las cuales se tienen por reproducidas en todas y cada una de sus partes, como si a la letra se insertaran, en
obvio de repeticiones innecesarias y para todos los efectos legales a que haya lugar.
Materia Mercantil
56
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
2. Admitida a trámite la demanda interpuesta, por auto de fecha diecinueve de junio del año dos mil catorce (fojas 3 a 5), en la vía y forma
propuesta, se ordenó requerir de pago, embargar y emplazar a la parte
demandada, tal y como se desprende de la diligencia de fecha tres de
septiembre del año dos mil catorce (foja 11 y 12), en la que se emplazó
a juicio a la parte demandada, no realizando el pago de las prestaciones reclamadas, por lo que, practicada la diligencia conforme a lo que
disponen los artículos 1392 a 1396 del Código de Comercio y habiendo
sido debidamente emplazada la parte demandada, no realizó el pago
de la cantidad adeudada, dando contestación a la demanda incoada
en su contra, mediante escrito presentado ante la oficialía de partes de
este juzgado, con fecha diecisiete de septiembre del año dos mil catorce
(fojas (15 a 17), escrito que se tiene por reproducido como si a la letra se
encontrara inserto en obvio de repeticiones innecesarias.
3. Contestada la demanda, se dio vista a la parte actora con las excepciones opuestas, y una vez admitidas y desahogadas las pruebas en
la audiencia respectiva, cerrada la instrucción y agotado el período de
alegatos se citó a las partes para oír sentencia definitiva, la cual se dicta
al tenor de los siguientes
CONSIDERANDOS:
I. Que este juzgado es competente para resolver sobre la presente
controversia, con fundamento en lo establecido en los artículos 104 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 75, 1090, 1092,
1094 y 1104 del Código de Comercio, así como el 71 de la Ley Orgánica
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
II. Que la vía ejecutiva mercantil intentada por la parte actora, en virtud de que se basa en un título ejecutivo mercantil de los denominados
“pagaré”, que reúne los requisitos que dispone el artículo 170 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito y con base en este nume57
Materia Mercantil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
ral y en lo dispuesto por el artículo 167 de la misma ley, así como en lo
dispuesto por el artículo 1391 del Código de Comercio, ha resultado
procedente.
III. Que atendiendo a que las partes deben asumir la carga probatoria
de los hechos constitutivos de sus pretensiones y que el artículo 1194
del Código de Comercio, de conformidad con lo anterior, establece que
el actor está obligado a probar su acción y el reo sus excepciones, la
suscrita debe señalar que en el presente asunto, resulta procedente la
acción ejecutiva mercantil ejercitada por la parte actora, ya que, como
se señaló con anterioridad, la misma se funda en un documento de los
denominados “pagaré”, que anexa a su escrito inicial de demanda y
que de conformidad con lo dispuesto por el artículo 1391, fracción IV
del Código de Comercio, que determina que los títulos de crédito como
el pagaré tienen el carácter de ejecutivos, es decir, traen aparejada ejecución, por lo que constituyen una prueba preconstituida de la acción
ejercitada en el juicio, lo que jurídicamente significa que el documento
ejecutivo exhibido por la parte actora, es un elemento demostrativo en
sí mismo, por lo que, dicho documento a criterio de la suscrita hace
prueba plena en términos del artículo 1296 del Código de Comercio,
en consecuencia, debemos entender que el documento base exhibido
por la parte actora, probó plenamente su acción, correspondiéndole entonces a la parte demandada desvirtuar la presunción legal que existe
a favor de su contrario en términos del artículo 1196 del Código de Comercio, lo que no sucedió durante la secuela procesal, tal como se analizará en el siguiente considerando. Por lo anterior, crea plena convicción
en la suscrita que está debidamente probada la acción de la parte actora
en juicio, y en virtud, que del pagaré exhibido como base de acción,
se desprende una cantidad cierta, liquida y exigible, en consecuencia,
se deberá condenar a la parte demandada a pagar a la parte actora o a
quien sus derechos represente, la cantidad de $30,000.00 (treinta mil peMateria Mercantil
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sos 00/100 M. N.), por concepto de suerte principal, lo que deberá hacer
dentro del término de cinco días, contados a partir de que la presente
resolución sea legalmente ejecutable, apercibida que en caso contrario,
se procederá al trance y remate de los bienes embargados y con su producto se hará pago a la parte actora en juicio.
IV. No resulta óbice para lo anterior, el que de los hechos que conforman el escrito de contestación de demanda, se desprenda que la parte
demandada en juicio haya opuesto de su parte, la excepción personal
de pago, pues si bien es cierto que la hace consistir, básicamente, en que
fue recibiendo, por parte de Ismael, cantidades en diversas exhibiciones
hasta llegar a sesenta mil pesos con cero centavos; que dicha cantidad se
documentó con los pagarés de fechas siete, nueve y dieciséis de marzo,
y veinte de abril, todos del año dos mil doce, los dos primero (sic), respectivamente, por las cantidades de diez mil pesos con cero centavos, el
tercero por quince mil pesos con cero centavos, y el último por veinticinco mil pesos con cero centavos; que no adeuda cantidad alguna a los endosatarios y tampoco a ISMAEL, alegando, que entre toda esa camarilla
están fabricando en su contra una deuda inexistente; que ha cubierto en
su totalidad el adeudo, por lo que tiene en su poder los pagarés que exhibe; que el pagaré de fecha dieciséis de marzo del año dos mil doce, se
hizo un abono de diez mil pesos con cero centavos, con fecha diecisiete
de diciembre del año dos mil doce, y que el comprobante se encuentra
inscrito en el reverso de dicho documento, y dicha leyenda esta escrito
del puño y letra del propio Ismael; y que allegó a juicio, cuatro pagarés
de fechas siete, nueve, y dieciséis de marzo, y veinte de abril, todas del
año dos mil doce, los dos primeros, respectivamente, por las cantidades
de diez mil pesos con cero centavos, el tercero por quince mil pesos con
cero centavos, y el último por veinticinco mil pesos con cero centavos;
lo cierto resulta también, que dicha excepción no resulta oponible a la
parte actora, pues es de tomar en consideración, que cuando el endoso
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Materia Mercantil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
en propiedad de un título de crédito no se hace con posterioridad a la
fecha de vencimiento del mismo, no puede oponerse al endosatario la
excepción de pago que el deudor haya hecho al endosante, por tratarse
de una cuestión personal entre los dos últimos, que no afecta al endosatario, por tanto, tomando en consideración, que del texto que conforma el pagaré exhibido como base de acción, se desprende que las partes
convinieron como fecha de vencimiento el día veintiocho de febrero del
año dos mil trece, y que de la literalidad del endoso en propiedad que se
encuentra adherido a dicho documento, se puede advertir, que este se
realizó con fecha diez de febrero del año dos mil trece, en consecuencia,
se tiene que el endoso en propiedad se realizó antes del vencimiento del
título de crédito, por lo que, de conformidad con las características de
abstracción en independencia, no le son oponibles las excepciones personales al tenedor de buena fe, sirve de apoyo la siguiente tesis aislada
emitida por los Tribunales Colegiados de Circuito, de la cual, la suscrita
comparte el criterio, y que se puede ver bajo el siguiente registro: Tesis:
VI.3o.C.110 C, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena
época, 169097, Tribunales Colegiados de Circuito tomo XXVIII, agosto
de 2008, página 110, Tesis Aislada (Civil):
Endosatario en propiedad de un título de crédito. No le es oponible la excepción
de pago que el deudor haya hecho al endosante cuando el endoso no es posterior
al vencimiento.
De conformidad con los artículos 27, 34 y 37 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, el endoso en propiedad de un título de crédito,
transfiere la propiedad de todos los derechos inherentes a éste, pero cuando el endoso es posterior al vencimiento, surte efectos de cesión ordinaria; estableciendo
el primero de los numerales citados, que la transmisión del título por cesión ordi-
naria o por cualquier otro medio legal distinto al endoso, subroga al adquirente en
todos los derechos que el documento confiere y lo sujeta a todas las excepciones
personales, que el obligado habría podido oponer a quien lo transmitió. Con base
Materia Mercantil
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en lo anterior, cuando el endoso en propiedad de un título de crédito no se hace
con posterioridad a la fecha de vencimiento del mismo, no puede oponerse al en-
dosatario la excepción de pago que el deudor haya hecho al endosante, por tratarse
de una cuestión personal entre los dos últimos, que no afecta al endosatario.
Y la siguiente tesis aislada, también emitida por los Tribunales Colegiados de Circuito, respecto de la cual, la suscrita comparte su criterio, y
que se puede ver bajo el siguiente registro: Tesis: IV.2o.C.53 C, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época, 174468, Tribunales
Colegiados de Circuito, tomo XXIV, agosto de 2006, página 2197, tesis
aislada (civil):
Endoso
en propiedad.
El
realizado antes del vencimiento del título de crédito
impide que le sean oponibles al nuevo tenedor las excepciones personales derivadas
de la relación causal originaria.
De conformidad con el artículo 37 de la Ley Ge-
neral de Títulos y Operaciones de Crédito el endoso posterior al vencimiento del
título, surte efectos de cesión ordinaria. Por su parte, el numeral 27 del mismo
ordenamiento dispone que la cesión ordinaria, entre otras cosas, sujeta al tenedor a
todas las excepciones personales que el obligado habría podido oponer al autor de
la transmisión, antes de ésta. Luego, si la parte demandada en un juicio ejecutivo
mercantil, opone la excepción de pago, aduciendo que había cubierto el importe
del título al primer tenedor de éste, quien ya había transmitido ese documento a
través de un endoso en propiedad que realizó antes de su vencimiento, es inconcuso que dicha excepción, al ser de naturaleza personal, no es oponible al nuevo
tenedor del título de crédito, en términos de los citados artículos 27 y 37 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, interpretados a contrario sensu.
Por lo que hace a la excepción que también se advierte de los hechos
que conforman el escrito de contestación de demanda, que hace consistir en el hecho de que no reconoce el adeudo, ni el contenido del do-
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Materia Mercantil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
cumento base de (sic) acción, alegando, que existen diversos caracteres
puesto de puño y letra de alguna o algunas personas diversas a la parte
demandada, la misma resulta infundada, pues, por un lado, no señala
cuáles son los diversos caracteres, y por otro lado, es de tomar en consideración, que el artículo 1194 del Código de Comercio, dispone que
el que afirma se encuentra obligado a probar, por lo que, el actor debe
probar su acción y el reo sus excepciones, y en el caso que nos ocupa,
la parte demandada en juicio, se abstuvo de ofrecer elemento alguno
de prueba a fin (sic) acreditar su aseveración, por lo que, se reitera infundada la excepción en estudio. Por último, cabe señalar, que si bien
es cierto, del escrito presentado ante la oficialía de partes común de los
(sic) juzgado de lo civil de cuantía menor de este H. Tribunal, con fecha
cuatro de noviembre del año dos mil catorce, por medio del cual, se
tuvo a la parte demandada en juicio formulando sus alegatos, se puede
advertir, que la enjuiciada alega, básicamente, que el documento exhibido como base de acción se encuentra alterado; que no firmó el pagaré
citado; que tanto el título de crédito como su contenido son falsos; que
el interés del siete por ciento, es igualmente falso; y que adjuntó a dicho
escrito, dos copias simples de diversos pagarés, de fecha dieciséis de diciembre del año dos mil doce; lo cierto resulta también, que al no haber
hecho valer dichos argumentos, en el escrito con el cual contestó a la demandada incoada en su contra, no pueden ser tomados en cuenta, dado
que no formaron parte de la litis, ya que, el juicio ejecutivo mercantil
pertenece a los juicio (sic) conocidos como de litis cerrada, la cual queda
establecida con los hechos en que la actora funda su acción, que expresó en su demanda inicial y aquellos en que la demandada funda sus
excepciones y que expuso en el escrito de contestación a la demanda
inicial, sirve de apoyo para lo anterior, la siguiente jurisprudencia que
resulta obligatoria para la suscrita en términos del artículo 217 de la Ley
de Amparo, misma que se puede ver bajo el siguiente registro: novena
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época, Registro: 195871, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito,
Jurisprudencia, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
VIII, julio de 1998, Materia(s): Civil, Tesis: XVII.2o. J/10, Página: 281.
Litis
cerrada en el juicio ejecutivo mercantil.
De conformidad con el artículo
1327 del Código de Comercio, en el juicio ejecutivo mercantil la litis es cerrada,
pues esta disposición claramente establece que “la sentencia se ocupará exclusivamente de las acciones deducidas y de las excepciones opuestas respectivamente
en la demanda y en la contestación”, disposición de la que se advierte que la litis
en el juicio ejecutivo mercantil queda establecida con los hechos en que la actora
funda su acción, que expresó en su demanda inicial y aquellos en que la demandada funda sus excepciones y que expuso en el escrito de contestación a la demanda
inicial; consecuentemente la litis en el juicio natural queda fijada con los hechos
que las partes precisan en sus escritos de demanda inicial y contestación a ésta, y
si en éstos la actora no manifestó cuál era el origen de los documentos fundatorios
de la acción, y la demandada se concretó a oponer excepciones, sin que ninguna
de ellas la haya fundado en que el origen de los pagarés fundatorios de la acción
que ejercitó el actor, tuvieran su origen en aportaciones de los socios para un futuro
aumento de capital de la ahora quejosa, atento al artículo 1327 del Código de Comercio, este hecho no formó parte de la litis establecida en el juicio natural, por lo
que, independientemente de que se hayan ofrecido y aportado pruebas tendientes
a demostrar tales hechos, el juzgador no estaba obligado ni a estudiar dicha cues-
tión ni las pruebas ofrecidas con tal objeto, dado que de los términos del citado
precepto legal se evidencia que el juicio ejecutivo mercantil es de litis cerrada.
Y la siguiente que también resulta obligatoria para la suscrita en términos del artículo 217 de la Ley de Amparo, y que se puede ver con
los siguientes datos: novena época, Registro: 176248, Instancia: Primera
Sala, Jurisprudencia, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
XXIII, enero de 2006, Materia(s): Civil, Tesis: 1a./J. 161/2005, Página: 432.
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Materia Mercantil
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Litis en el juicio ejecutivo mercantil. Se integra sólo con el escrito de demanda y
su contestación. De una interpretación sistemática de los artículos 1061, 1069, 1327,
1399, 1400 y 1401 del Código de Comercio, se advierte que la litis en los juicios
ejecutivos mercantiles se integra únicamente con el escrito de demanda -en el que
la parte actora funda su acción- y con su contestación -a través de la cual el demandado funda sus excepciones y defensas-, lo que se conoce como litis cerrada. Lo an-
terior es así, en virtud de que al establecer el citado artículo 1400 que con el escrito
de contestación a la demanda se tendrán por opuestas las excepciones que permite
la ley y se dará vista al actor por tres días para que manifieste y ofrezca las pruebas
que a su derecho convenga, es exclusivamente para que éste tenga la oportunidad
de ofrecer las pruebas pertinentes para desvirtuar las excepciones planteadas, pero
no para corregir o mejorar su escrito de demanda, pues ello generaría un desequilibrio procesal entre las partes.
V. Por cuanto hace al interés moratorio reclamado por la parte actora
en juicio, es de tomar en consideración, que si bien es cierto, el segundo párrafo del artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito, dispone que los intereses moratorios se computarán al tipo
estipulado para ellos; a falta de esa estipulación, al tipo de rédito fijado
en el documento, y en defecto de ambos, al tipo legal; que el artículo 362
del Código de Comercio, establece que los deudores que demoren en
el pago de sus deudas deberán satisfacer, desde el día siguiente al del
vencimiento, el interés pactado para este caso, o en su defecto el seis por
ciento anual; que el artículo 78 del Código de Comercio, dispone que en
las convenciones mercantiles cada uno se obliga en la manera y términos
que aparezca que quiso obligarse, sin que la validez del acto comercial
dependa de la observancia de formalidades o requisitos determinados;
que de una intelección a los artículos en comento, se puede advertir, que
nuestra legislación permite a las partes la libre convención de intereses
en un pagaré, esto es, no fija límite para el pacto de los mismos en caso de
Materia Mercantil
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mora en un título de crédito, pues las partes se obligan en los términos
que quisieron obligarse, permitiendo el pacto de cualquier tipo de interés sin limitación alguna; y que del texto que conforma el pagaré base
de acción, se advierte que las partes convinieron un interés moratorio
del siete por ciento mensual; lo cierto resulta también, que el contenido
normativo de los preceptos antes mencionados, debe interpretarse acorde con las normas constitucionales y las normas de derechos humanos
de fuente internacional de los que el estado mexicano sea parte, esto es,
para el caso que nos ocupa, en el sentido de que la permisión de acordar
intereses no es ilimitada, sino que tiene como límite que una parte no
obtenga en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de
la otra, un interés excesivo derivado de un préstamo, ya que, el actual
artículo 1o. constitucional, señala entre otras cosas, lo siguiente:
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta constitución y en los tratados internacionales de los
que el estado mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección,
cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad
con esta constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo
en todo tiempo a las personas la protección más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de
promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad
con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar
las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.…
De donde se puede llegar a colegir, que todas las autoridades del
país, incluyendo en este caso a la suscrita, se encuentran obligadas a
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Materia Mercantil
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respetar, proteger y garantizar no solo los derechos humanos que derivan de la constitución, sino también aquellos que se encuentren contenidos en los tratados internacionales de los que el estado mexicano
sea parte, lo que conlleva a considerar, que en materia de derechos humanos, existe control difuso y por lo tanto, la obligación de aplicar en
materia de derechos humanos, tanto la constitución, como los tratados
internacionales de los que el estado mexicano sea parte, generando la
obligación de la suscrita, en su carácter de juzgadora, de vigilar la correcta aplicación de dichos derechos humanos en los casos sometidos a
su consideración, utilizando, en caso de haber contradicción en la ley,
la interpretación más favorable, lo que se conoce como principio pro
persona; sirve de sustento a lo anterior, criterio aislado, emitido por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente a la Décima
Época, Registro: 160589, Instancia: Pleno, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro III, diciembre de 2011, Tomo
1, Materia(s): Constitucional, Tesis: P. LXVII/2011(9a.), Página: 535, del
tenor literal siguiente:
Control de convencionalidad ex officio en un modelo de control difuso de cons-
titucionalidad. De conformidad con lo previsto en el artículo 1o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, todas las autoridades del país, dentro
del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los de-
rechos humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos
contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el estado mexicano,
adoptando la interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo
que se conoce en la doctrina como principio pro persona. Estos mandatos con-
tenidos en el artículo 1o. constitucional, reformado mediante Decreto publicado
en el Diario Oficial de la Federación de 10 de junio de 2011, deben interpretarse
junto con lo establecido por el diverso 133 para determinar el marco dentro del que
debe realizarse el control de convencionalidad ex officio en materia de derechos
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humanos a cargo del Poder Judicial, el que deberá adecuarse al modelo de con-
trol de constitucionalidad existente en nuestro país. Es en la función jurisdiccional,
como está indicado en la última parte del artículo 133 en relación con el artículo
1o. constitucionales, en donde los jueces están obligados a preferir los derechos
humanos contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales, aun a
pesar de las disposiciones en contrario que se encuentren en cualquier norma infe-
rior. Si bien los jueces no pueden hacer una declaración general sobre la invalidez
o expulsar del orden jurídico las normas que consideren contrarias a los derechos
humanos contenidos en la Constitución y en los tratados (como sí sucede en las
vías de control directas establecidas expresamente en los artículos 103, 105 y 107 de
la Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar las normas inferiores dando
preferencia a las contenidas en la constitución y en los tratados en la materia.
Por tal razón, habrá que tomar en consideración, que los Estados Unidos Mexicanos, firmaron la Convención Americana de Derechos Humanos, lo que obliga a la suscrita a realizar un análisis del contenido del
artículo 21 de la Convención Americana en cita, el cual dispone como
sigue: “Artículo 21. Derecho a la Propiedad Privada. 1. Toda persona
tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal
uso y goce al interés social. 2. Ninguna persona puede ser privada de
sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social y en los casos y según las
formas establecidas por la ley. 3. Tanto la usura como cualquier forma de
explotación del hombre por el hombre, deben ser prohibidas por la ley.”,
ordenamiento del cual se puede advertir, que la Convención Americana
de Derechos Humanos, que fue firmada por el gobierno mexicano, efectivamente prohíbe, de manera expresa, la usura como forma de explotación del hombre por el hombre, como fenómeno contrario al derecho
humano de propiedad, que ocurre cuando una persona obtiene en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de otra, un interés
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Materia Mercantil
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excesivo derivado de un préstamo, en ese sentido, a juicio de la suscrita,
se presenta una contradicción normativa en el caso de intereses derivados de un préstamo por la suscripción de un pagaré, pues, por un lado,
si bien es cierto, que tanto el Código de Comercio, como la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, no imponen límites en el pacto
de intereses, a quienes suscriben un pagaré, al señalar que las partes se
obligan en la manera y términos que aparezca que quisieron obligarse,
permitiendo el pacto de cualquier tipo de interés sin limitación alguna, estando al contenido del documento mismo, también resulta cierto, que tal como se señaló en líneas previas, la Convención Americana
de Derechos Humanos en comento, prohíbe en forma expresa la usura,
como fenómeno contrario al derecho humano de propiedad, que ocurre
cuando una persona obtiene en provecho propio y de modo abusivo
sobre la propiedad de otra, un interés excesivo derivado de un préstamo; por tanto, atendiendo que el artículo 1o. constitucional, establece
el control de convencionalidad de los derechos humanos contenidos en
los tratados internacionales firmados por el gobierno mexicano; que el
artículo en comento, también amplía el catalogo de derechos humanos
no solo a los contenidos en la constitución sino a los tratados internacionales aprobados por el estado mexicano; que los jueces están obligados
a preferir los derechos humanos contenidos en la constitución y en los
tratados internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario
que se encuentren en cualquier norma inferior; que en el caso de la usura, la Convención Americana Sobre Derechos Humanos la prohíbe por
considerar que se trata de una forma de explotación del hombre sobre el
hombre; en consecuencia, resulta indudable para la suscrita, que en aplicación del principio pro homine o pro persona, la suscrita debe priorizar
la norma más favorable al demandado, siendo en este caso, el artículo
21 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, pues debe
considerarse que, el contenido normativo que prevé que en el pagaré
Materia Mercantil
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el rédito y los intereses que deban cubrirse se pactarán por las partes,
y sólo ante la falta de tal pacto, operará el tipo legal, debe interpretarse
conforme con la norma que prohíbe la usura como forma de explotación
del hombre por el hombre, esto es, en el sentido de que la permisión de
acordar intereses tiene como límite que una parte no obtenga en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de la otra, un interés
excesivo derivado de un préstamo; sirve de apoyo la siguiente jurisprudencia que resulta obligatoria para la suscrita en términos del artículo
217 de la Ley de Amparo, misma que se puede ver bajo el siguiente
registro: Tesis: 1a./J. 46/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, 2006794, Primera Sala Libro 7, junio de 2014,
Tomo I, Pág. 400, jurisprudencia (Constitucional, Civil):
Pagaré. El artículo 174, párrafo segundo, de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito,
permite a las partes la libre convención de intereses con la
limitante de que los mismos no sean usurarios. Interpretación conforme con la Constitución [abandono de la jurisprudencia 1a./J.
132/2012 (10a.) y de la tesis aislada
1a. CCLXIV/2012 (10a.)]. Una nueva reflexión sobre el tema del interés usurario en
la suscripción de un pagaré, conduce a esta Sala a apartarse de los criterios sostenidos en las tesis 1a./J. 132/2012 (10a.), así como 1a. CCLXIV/2012 (10a.), en virtud
de que en su elaboración se equiparó el interés usurario con el interés lesivo, lo que
provocó que se estimara que los requisitos procesales y sustantivos que rigen para
hacer valer la lesión como vicio del consentimiento, se aplicaran también para que
pudiera operar la norma constitucional consistente en que la ley debe prohibir la
usura como forma de explotación del hombre por el hombre; cuando esta última
se encuentra inmersa en la gama de derechos humanos respecto de los cuales el
artículo 1o. constitucional ordena que todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar.
Así, resulta que el artículo 21, apartado 3, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, prevé la usura como una forma de explotación del hombre por
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Materia Mercantil
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el hombre, como fenómeno contrario al derecho humano de propiedad, lo que se
considera que ocurre cuando una persona obtiene en provecho propio y de modo
abusivo sobre la propiedad de otra, un interés excesivo derivado de un préstamo;
pero además, dispone que la ley debe prohibir la usura. Por lo anterior, esta primera sala estima que el artículo 174, párrafo segundo, de la Ley General de Títulos
y Operaciones de Crédito, que prevé que en el pagaré el rédito y los intereses que
deban cubrirse se pactaran por las partes, y sólo ante la falta de tal pacto, operará el
tipo legal, permite una interpretación conforme con la Constitución General y, por
ende, ese contenido normativo debe interpretarse en el sentido de que la permisión
de acordar intereses tiene como límite que una parte no obtenga en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de la otra, un interés excesivo derivado
de un préstamo; destacando que la adecuación constitucional del precepto legal
indicado, no sólo permite que los gobernados conserven la facultad de fijar los
réditos e intereses que no sean usurarios al suscribir pagarés, sino que además,
confiere al juzgador la facultad para que, al ocuparse de analizar la litis sobre el
reclamo de intereses pactados en un pagaré y al determinar la condena conducente
(en su caso), aplique de oficio el artículo 174 indicado acorde con el contenido cons-
titucionalmente válido de ese precepto y a la luz de las condiciones particulares
y elementos de convicción con que se cuente en cada caso, a fin de que el citado
artículo no pueda servir de fundamento para dictar una condena al pago de intereses mediante la cual una parte obtenga en provecho propio y de modo abusivo
sobre la propiedad de su contrario un interés excesivo derivado de un préstamo.
Así, para el caso de que el interés pactado en el pagaré, genere convicción en el
juzgador de que es notoriamente excesivo y usurario acorde con las circunstancias
particulares del caso y las constancias de actuaciones, aquél debe proceder de ofi-
cio a inhibir esa condición usuraria apartándose del contenido del interés pactado,
para fijar la condena respectiva sobre una tasa de interés reducida prudencialmente que no resulte excesiva, mediante la apreciación de oficio y de forma razonada y
motivada de las mismas circunstancias particulares del caso y de las constancias de
actuaciones que válidamente tenga a la vista el juzgador al momento de resolver.
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Del mismo modo, debemos considerar, que al realizar el análisis sobre el reclamo de los intereses pactados en un pagaré, la suscrita, de
oficio, con base en el artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, puede estudiar y determinar, a la luz de las circunstancias particulares del caso y las constancias de autos, sin dejar de
advertir los factores externos, si efectivamente los intereses moratorios
establecidos por las partes resultan usurarios y por tal razón violatorios
de los derechos humanos, pudiendo apartarse del contenido del interés
pactado, para fijar la condena respectiva sobre una tasa de interés reducida prudencialmente que no resulte excesiva, a fin de preservar que no
ocurra el fenómeno usurario, sirve de apoyo la siguiente jurisprudencia
que resulta obligatoria para la suscrita en términos del artículo 217 de
la Ley de Amparo, misma que se puede ver bajo el siguiente registro:
Tesis: 1a./J. 47/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, 2006795, Primera Sala, Libro 7, junio de 2014, Tomo I,
pág. 402, Jurisprudencia (Constitucional, Civil):
Pagaré. Si
el artículo
el juzgador advierte que la tasa de intereses pactada con base en
174, párrafo segundo, de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito es notoriamente usuraria puede, de oficio, reducirla prudencialmente. El
párrafo segundo del citado precepto permite una interpretación conforme con
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al prever que en el
pagaré el rédito y los intereses que deban cubrirse se pactarán por las partes, y
sólo ante la falta de tal pacto, operará el tipo legal; pues ese contenido normati-
vo debe interpretarse en el sentido de que la permisión de acordar intereses no
es ilimitada, sino que tiene como límite que una parte no obtenga en provecho
propio y de modo abusivo sobre la propiedad de la otra, un interés excesivo
derivado de un préstamo. Así, el juzgador que resuelve la litis sobre el reclamo
de intereses pactados en un pagaré, para determinar la condena conducente (en
su caso), debe aplicar de oficio el referido artículo 174, acorde con el contenido
71
Materia Mercantil
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constitucionalmente válido de ese precepto y a la luz de las condiciones particulares y los elementos de convicción con que se cuente en cada caso, para que
dicho numeral no pueda servir de fundamento para dictar una condena al pago
de intereses usurarios, por lo que si el juzgador adquiere convicción de oficio de
que el pacto de intereses es notoriamente usurario acorde con las circunstancias
particulares del caso y las constancias de actuaciones, entonces debe proceder,
también de oficio, a inhibir esa condición usuraria apartándose del contenido
del interés pactado, para fijar la condena respectiva sobre una tasa de interés
reducida prudencialmente para que no resulte excesiva, mediante la aprecia-
ción razonada, fundada y motivada, y con base en las circunstancias particulares
del caso y de las constancias de actuaciones que válidamente tenga a la vista
al momento de resolver. Ahora bien, cabe destacar que constituyen parámetros
guía para evaluar objetivamente el carácter notoriamente excesivo de una tasa
de interés –si de las constancias de actuaciones se aprecian los elementos de
convicción respectivos– los siguientes: a) el tipo de relación existente entre las
partes; b) la calidad de los sujetos que intervienen en la suscripción del pagaré
y si la actividad del acreedor se encuentra regulada; c) el destino o finalidad del
crédito; d) el monto del crédito; e) el plazo del crédito; f) la existencia de garantías
para el pago del crédito; g) las tasas de interés de las instituciones bancarias para
operaciones similares a las que se analizan, cuya apreciación únicamente consti-
tuye un parámetro de referencia; h) la variación del índice inflacionario nacional
durante la vida real del adeudo; i) las condiciones del mercado; y, j) otras cuestio-
nes que generen convicción en el juzgador. Lo anterior, sobre la base de que tales
circunstancias puede apreciarlas el juzgador (solamente si de las constancias de
actuaciones obra válidamente prueba de ellos) para aumentar o disminuir lo
estricto de la calificación de una tasa como notoriamente excesiva; análisis que,
además, debe complementarse con la evaluación del elemento subjetivo a partir
de la apreciación sobre la existencia o no, de alguna situación de vulnerabilidad
o desventaja del deudor en relación con el acreedor.
Materia Mercantil
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En ese sentido, es de tomar en consideración, que de conformidad
con lo anteriormente señalado, para apreciar si en el caso que nos ocupa
se actualiza o no el fenómeno usurario, la suscrita, empleando el arbitrio judicial, puede tomar en cuenta las circunstancias particulares del
caso, así como las constancias de actuaciones, sin dejar de advertir los
factores externos, y las circunstancias económicas que puedan influir en
el asunto, en tal razón, debemos tomar en consideración, por un lado,
quede constancias de autos que integran el asunto que nos ocupa, se
puede advertir, que la parte actora en juicio reclama de su contraparte,
en la vía ejecutiva mercantil, el pago de cierta cantidad, más accesorios legales, fundando su pretensión en un pagaré, el cual se rige por el
principio de literalidad contenido en el artículo 5o. de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, y de acuerdo al texto que lo conforma, se puede advertir que el mismo se suscribió entre particulares
el día dieciséis de diciembre del año dos mil doce, en el que se estableció como monto del mismo, la cantidad de treinta mil pesos con cero
centavos, conviniendo como fecha de vencimiento el día veintiocho de
febrero del año dos mil trece, esto es, establecieron como plazo para el
pago del mismo, dos meses, doce días, conviniendo además, el pago de
un interés moratorio a razón del siete por ciento mensual, el cual, resultaría igual a ochenta y cuatro por ciento anual; por otro lado, debemos
considerar también, que de la literalidad del documento en comento,
no se desprende que se hubiera convenido sobre alguna garantía para
el pago del crédito, del mismo modo, no se advierte el destino a la finalidad del crédito, asimismo, tampoco se puede advertir la actividad
de quien otorgó el crédito; por tanto, en base a las circunstancias antes
señaladas, la suscrita puede advertir que, en el caso que nos ocupa, el
tipo de relación que se originó de la suscripción del pagaré base de acción, deriva del préstamo, entre particulares, de la cantidad que ampara
el título de crédito base de acción, en el cual se convino que el pago
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Materia Mercantil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
debía realizarse en un plazo de dos meses, doce días, estableciendo un
interés moratorio a razón del siete por ciento mensual, mismo que resulta equivalente al ochenta y cuatro por ciento anual; ahora bien, de
acuerdo a las operaciones similares a las que se analizan, así como las
circunstancias económicas y las condiciones existentes en el mercado,
encontramos que, el Banco de México, a través de su portal de Internet, que se puede ver bajo la siguiente dirección: http://www.banxico.
org.mx/sistema-financiero/publicaciones/reporte-de-tasas-de-interesefectivas-de-tarjetas publica diversos reportes con las tablas de interés
bancario, respecto a los indicadores básicos de tarjeta de crédito, donde
dicho órgano de gobierno, presenta los indicadores básicos sobre tasas
de interés y comisiones de mercado de tarjetas de crédito, con el objeto
de proporcionar al público en general y a los analistas financieros elementos para comparar y dar seguimiento al costo de dicho servicio, el
cual resulta ser un hecho notorio, por ser del conocimiento público en
el medio social donde ocurrió o donde se tramita el procedimiento, y
que puede ser invocado por la suscrita, en términos del artículo 88 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria al
Código de Comercio, en términos del artículo 1054 de la legislación en
comento, sirve de apoyo la siguiente jurisprudencia que resulta obligatoria para la suscrita en términos del artículo 217 de la Ley de Amparo,
misma que se puede ver bajo el siguiente registro: Tesis: P./J. 74/2006,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época, 174899, Pleno, Tomo XXIII, junio de 2006, pág. 963, jurisprudencia (común):
Hechos
notorios.
Conceptos
general y jurídico.
Conforme al artículo 88 del
Código Federal de Procedimientos Civiles los tribunales pueden invocar hechos
notorios aunque no hayan sido alegados ni probados por las partes. Por hechos
notorios deben entenderse, en general, aquellos que por el conocimiento humano se consideran ciertos e indiscutibles, ya sea que pertenezcan a la historia, a la
Materia Mercantil
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ciencia, a la naturaleza, a las vicisitudes de la vida pública actual o a circunstancias
comúnmente conocidas en un determinado lugar, de modo que toda persona de
ese medio esté en condiciones de saberlo; y desde el punto de vista jurídico, hecho
notorio es cualquier acontecimiento de dominio público conocido por todos o casi
todos los miembros de un círculo social en el momento en que va a pronunciarse
la decisión judicial, respecto del cual no hay duda ni discusión; de manera que al
ser notorio la ley exime de su prueba, por ser del conocimiento público en el medio
social donde ocurrió o donde se tramita el procedimiento.
Y la siguiente que también resulta obligatoria en términos del artículo 217 de la Ley de Amparo: Tesis: XX.2o. J/24, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, novena época, 168124, Tribunales Colegiados de
Circuito, Tomo XXIX, enero de 2009, Pág. 2470, jurisprudencia (común):
Hecho notorio. Lo constituyen los datos que aparecen en las páginas electróni-
cas oficiales que los órganos de gobierno utilizan para poner a disposición del público, entre otros servicios, la descripción de sus plazas, el directorio de sus empleados
o el estado que guardan sus expedientes y, por ello, es válido que se invoquen de
oficio para resolver un asunto en particular. Los datos que aparecen en las páginas
electrónicas oficiales que los órganos de gobierno utilizan para poner a disposición
del público, entre otros servicios, la descripción de sus plazas, el directorio de sus
empleados o el estado que guardan sus expedientes, constituyen un hecho notorio
que puede invocarse por los tribunales, en términos del artículo 88 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de Amparo;
porque la información generada o comunicada por esa vía forma parte del sistema
mundial de diseminación y obtención de datos denominada “internet”, del cual
puede obtenerse, por ejemplo, el nombre de un servidor público, el organigrama
de una institución, así como el sentido de sus resoluciones; de ahí que sea válido
que los órganos jurisdiccionales invoquen de oficio lo publicado en ese medio para
resolver un asunto en particular.
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Materia Mercantil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
En ese sentido, debemos considerar que del reporte publicado por
dicho órgano de gobierno, que contiene datos al mes de diciembre del
año dos mil doce, año en que se suscribió el pagaré exhibido como
base de acción, se puede advertir, que en el cuadro número trece, visible en la página número diecisiete, referente a las tarjetas de crédito
“clásicas” o equivalentes, se reporta que para aquellos productos con
créditos de treinta y seis mil pesos, treinta y dos mil trescientos pesos,
treinta y ocho mil quinientos pesos y treinta y cuatro mil pesos, que
resultan estar en proporción con la cantidad por la cual se suscribió el
pagaré exhibido como base de acción, la tasa efectiva promedio ponderada se estableció, respectivamente, en treinta y cinco punto uno,
treinta y siete punto seis, treinta y cinco punto seis, y veintiséis punto
siete, por ciento; por otro lado, podemos advertir que, el CAT (Costo
Anual Total), que es un indicador del costo total de financiamiento
aplicable a todo tipo de crédito con el cual es posible comparar el costo financiero entre créditos aunque sean de plazos o periodicidades
distintas e incluso de productos diferentes, que incluye el monto del
crédito, intereses ordinarios, impuesto al valor agregado, comisiones,
gastos, primas de seguros requeridas, amortizaciones de principal,
descuentos y bonificaciones pactadas en el contrato, y, cualquier otro
cargo que deba pagar el cliente al momento de contratar el crédito y
durante su vigencia, incluyendo la diferencia entre el precio al contado de un bien y su precio a crédito; y que se expresa como porcentaje
anual; según lo establece el Banco de México, en su portal de Internet, que se puede consultar bajo la siguiente dirección: http://www.
banxico.org.mx/ayuda/temas-mas-consultados/cat--costo-anualtotal-.htmlse fijó, respectivamente, en cuarenta y siete punto uno, cincuenta y uno punto uno, cuarenta y siete punto seis, y treinta y cinco
punto cinco; ahora bien, de acuerdo al índice inflacionario nacional,
que se puede ver bajo la siguiente dirección,http://www.inegi.org.
Materia Mercantil
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mx/sistemas/indiceprecios/CalculadoraInflacion.aspxy que refiere
al aumento sostenido y generalizado de los precios de los bienes y
servicios de una economía a lo largo del tiempo, se puede advertir
que la variación del índice inflacionario durante la vigencia del crédito, que va desde el mes de diciembre del año dos mil doce hasta el
mes de octubre del año dos mil catorce, se estableció en seis punto
ochenta y tres por ciento, y la tasa mensual promedio de inflación en
cero punto treinta por ciento, porcentajes que resultan mucho menor
al pacto de los intereses convenidos entre las partes en el pagaré exhibido como base de acción; en consecuencia, la suscrita encuentra que
el interés estipulado en el pagaré exhibido como base de acción, a razón del siete por ciento mensual, equivalente al ochenta y cuatro por
ciento anual, si resulta ser notoriamente excesivo, ya que, de acuerdo
a los parámetros antes señalados, el interés pactado en el título de
crédito exhibido como base de acción, excede considerablemente las
tasas que manejan en el mercado las diferentes instituciones que otorgan algún tipo de crédito, así como el costo anual total generado por
dicho producto, y el índice inflacionario antes señalado, lo que denota
que hay una desproporción en el pacto de intereses, ya que supera las
tasas de interés anualizadas existentes en el mercado por las diversas instituciones de crédito, lo que implica, que evidentemente dicho
interés es notoriamente más alto al utilizado en el sistema financiero
mexicano, por las instituciones que tiene como actividad ordinaria el
préstamo de dinero; por tanto, toda vez que la permisión de acordar
intereses tiene como límite que no se obtenga un interés excesivo derivado de un préstamo; que en el caso que nos ocupa, la única causa
que se puede advertir de las constancias de autos que tienen pleno valor probatorio en términos del artículo 1294 del Código de Comercio,
es el préstamo, de la cantidad que ampara el título de crédito exhibido
como base de acción; que no se advierte que la actividad de las par77
Materia Mercantil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
tes se encuentra regulada; que las instituciones de crédito, que tienen
como actividad principal el préstamo de dinero, se regulan conforme
a las disposiciones de la ley de (sic) Banco de México, en relación con
la ley de Instituciones de Crédito y la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, para quienes resultan irrestrictas las disposiciones
contenidas en las legislaciones citadas; y que a juicio de la suscrita,
resulta que para una persona que no tiene como actividad ordinaria
el préstamo de dinero, también resultan irrestrictas las disposiciones
contenidas en los ordenamientos señalados, y por tanto, es excesiva
cualquier tasa de interés que resulte superior a las existentes y utilizadas en el mercado, por las instituciones financieras; en consecuencia,
es claro que el interés estipulado en el pagaré exhibido como base de
acción si resulta ser notoriamente excesivo, por lo que el pacto de intereses de carácter usurario, a juicio de la suscrita, no puede producir
obligación alguna en el deudor, por lo que, desde luego, no se encuentra obligado a cubrir los intereses convencionales pactados en el
pagaré base de acción, en tal razón, la suscrita en forma oficiosa, al advertir que de aplicar el interés pactado en el pagaré base de acción, se
estaría atentando contra los derechos humanos de la demandada, en
relación con sus propiedades, decide inaplicar el interés convencional
pactado, a efecto de salvaguardar los derechos humanos en cita, por
lo que atento a ello, la suscrita debe buscar la norma legal que pudiera aplicarse al caso concreto, una vez que se ha determinado que por
disposición constitucional no es posible aplicarse el interés pactado
convencionalmente, encontrando que la disposición aplicable entonces lo es el Código de Comercio, que en su artículo 362 establece, que
los deudores que demoren el pago de sus deudas deberán satisfacer,
desde el día siguiente al del vencimiento, el interés pactado para este
caso o en su defecto el seis por ciento anual, ello lleva a considerar a
la suscrita, que de conformidad a dicha disposición, sólo existe la poMateria Mercantil
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sibilidad de aplicar en materia mercantil, dos clases de intereses: 1) el
convenido por los contratantes, y 2) en su defecto el interés legal del
seis por ciento anual, sin que el legislador haya previsto la posibilidad de aplicar un interés intermedio, esto es, a juicio de la suscrita, al
resultar inaplicable el interés pactado del ochenta y cuatro por ciento
anual, por violentar los derechos humanos del demandado, no existe
alguna previsión legal en materia mercantil que permita aplicar por
ejemplo un interés del ochenta, sesenta, cincuenta por ciento anual, o
cualquier otro arriba del seis por ciento anual, sino que el legislador
previó que solo se puede aplicar el interés pactado ó en su defecto el
seis por ciento anual, por lo que con base en lo anteriormente señalado, resulta procedente condenar a la parte demandada, al pago del
interés moratorio, a razón del tipo legal del seis por ciento anual, causado a partir del día siguiente a la fecha de vencimiento consignada
en el pagaré exhibido como base de acción, esto es, a partir del primero de marzo del año dos mil trece, y hasta la total solución de este
adeudo, de conformidad con los artículo 5o. y 174 párrafo segundo de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito y del artículo 362
del Código de Comercio. Cantidad que será liquidada y cuantificada
en ejecución de sentencia según lo dispone el artículo 1348 del mismo
Código de Comercio.
VI. Por lo que hace al pago de los gastos y costas demandados por
la parte actora, tomando en consideración que el presente asunto se
ajusta a lo establecido en la fracción III del artículo 1084 del Código de
Comercio, se condena a la parte demandada al pago de los gastos y costas generados por el presente juicio, por lo que, los mismos deberán ser
cuantificados en ejecución de sentencia, de conformidad a lo dispuesto
por el artículo 1348 del Código de Comercio.
Por lo anteriormente fundado y motivado con apoyo en los artículos
1321 y 1322 del Código de Comercio, es de resolverse y se
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Materia Mercantil
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
RESUELVE:
PRIMERO. Ha sido procedente el juicio ejecutivo mercantil intentado por la actora, en donde la misma acreditó parcialmente los hechos
constitutivos de sus pretensiones y la demandada no acreditó sus excepciones, en consecuencia;
SEGUNDO. Se condena a la parte demandada MARCELO GUSTAVO, a pagar a la parte actora o a quien sus derechos represente la cantidad de $30,000.00 (treinta mil pesos 00/100 M. N.), por concepto de
suerte principal, lo que deberá hacer dentro del término de cinco días,
contados a partir de que la presente resolución sea legalmente ejecutable, apercibida que en caso contrario, se ordenará el trance y remate
de los bienes embargados y con su producto se hará pago a la parte
actora, en términos de lo establecido en el considerando tercero de esta
resolución.
TERCERO. Se condena a la parte demandada a pagar a la parte actora o a quien sus derechos represente, el interés moratorio causado a
razón del seis por ciento anual, sobre la suerte principal, contado desde
la fecha en que la demandada se constituyó en mora, y hasta la total
solución de este adeudo, de conformidad a lo establecido en el considerando quinto de la presente resolución.
CUARTO. Se condena a la parte demandada al pago de los gastos
y costas causados por el presente juicio, mismos que se cuantificaran
en ejecución de sentencia, en términos del considerando sexto de esta
resolución.
QUINTO. Notifíquese y cúmplase.
Así, definitivamente juzgando lo resolvió y firma la C. Juez Vigésimo de lo Civil de Cuantía Menor, licenciada María Teresa Rincón Anaya, ante la C. Secretaria de Acuerdos, licenciada Carmen Rocío Castillo
Hernández, con quien actúa, autoriza y da fe.
Materia Mercantil
80
Materia Familiar
Tercera Sala Familiar
Magistrados
Adriana Canales Pérez, Manuel Díaz Infante y José
Cruz Estrada
Ponente
Mgda. Adriana Canales Pérez
Recurso de apelación interpuesto por la parte actora, por conducto de
su mandataria judicial, en contra de la sentencia definitiva dictada en
juicio ordinario civil, pérdida de la patria potestad.
SUMARIO: RÉGIMEN DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. PROCEDE LA
CANCELACIÓN SI EL DEMANDADO DEMUESTRA UN TOTAL DESINTERÉS EN CONVIVIR CON SU MENOR HIJA Y DE CUMPLIR CON SUS OBLIGACIONES DE CRIANZA, YA QUE SE TRADUCE EN UN ACTO DE VIOLENCIA POR OMISIÓN. La jurisprudencia por contradicción de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que si bien el derecho de convivencia es de los menores de edad y que, por ello debe respetarse, también lo es
que resulta indispensable atender en los casos sometidos a la jurisdicción del
juez familiar, al interés superior del menor, propiciando las condiciones que
le permitan un adecuado desarrollo psicológico y emocional. En ese sentido,
es preciso señalar que el artículo 323 Quáter del Código Civil para el Distrito
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Federal establece que por regla general la violencia se produce por acciones
y omisiones de carácter intencional, cuando tiene como objetivo dominar, someter, o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier integrante de la familia, y que produzca un daño en alguno de los integrantes
de la familia; en el presente asunto el demandado demostró un desinterés
total en convivir con su menor hija y cumplir con sus obligaciones de crianza,
lo que se traduce en un acto de violencia por omisión en contra de la hija de
las partes que puede llegar a repercutir negativamente en la autoestima de
la citada menor, toda vez que al demandado no le interesó que se preservaran las convivencias con su descendiente, y no es sano para una menor de
edad, que se vea obligada a convivir con un progenitor a quien no le interesa
esa relación, por ello, debe cancelarse el régimen de visitas y convivencias.
México, Distrito Federal, catorce de diciembre de dos mil doce.
Vistos los autos del toca 0000/2012 para resolver el recurso de apelación interpuesto por CLAUDIA, por conducto de su mandataria judicial Sofía, en contra de la sentencia definitiva de fecha dos de octubre
de dos mil doce, dictada por el C. Juez Interino Vigésimo Octavo de
lo Familiar del Distrito Federal, en el juicio ordinario civil, pérdida de
la patria potestad, seguido por CLAUDIA, en contra de EDUARDO
HUMBERTO, expediente 0000/2012; y
RESULTANDO:
1. La sentencia definitiva apelada, en su parte resolutiva, es del tenor
siguiente:
Primero. Ha sido procedente la vía ordinaria civil, intentada en la que la parte
actora CLAUDIA acreditó su acción (sic) pérdida de la patria potestad, en tanto que
el demandado EDUARDO HUMBERTO se allanó a la demanda, en consecuencia,
Materia Familiar
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Segundo. Se condena a la parte demandada EDUARDO HUMBERTO, a la pér-
dida de la patria potestad que venía ejerciendo sobre la menor MÍA, sin perjuicio
de las obligaciones que como padre tiene con su menor hija, en términos de los
artículos 303, 308 y 311 del Código Civil para el Distrito Federal.
Tercero. No se hace condena en costas.
Cuarto. Notifíquese.
2. Inconforme con dicha sentencia definitiva, CLAUDIA, por conducto de su mandataria judicial, interpuso en su contra recurso de apelación de tramitación inmediata, y expresó su inconformidad ante el
juez de primera instancia, quien admitió el recurso en ambos efectos y
remitió las constancias necesarias junto con el escrito de agravios y sin
contestación a los mismos por no haberse producido a esta Sala, confirmó la calificación de grado hecha valer por el juez del conocimiento y
turnó el toca a esta ponencia para dictar la resolución que hoy se pronuncia; y
CONSIDERANDO:
I. Los agravios expuestos por la apelante corren agregados a fojas
nueve a veinticuatro del presente toca de apelación, mismos que se tienen aquí por reproducidos íntegramente como si se insertaran a la letra,
en obvio de innecesarias repeticiones.
II. La apelante, en su primer agravio, aduce básicamente que:
El juez del conocimiento, al dictar la sentencia definitiva en los términos en que lo hizo, violó lo dispuesto por los artículos 79, fracción VI,
81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal,
ya que dice que resulta absolutamente incongruente lo manifestado por
el juez en dicha sentencia, al omitir resolver sobre todos y cada uno
de los puntos establecidos y prestaciones reclamadas por su representada dentro del escrito inicial de demanda, ya que únicamente en el
85
Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
considerando segundo de la sentencia que se recurre resuelve sobre las
prestaciones marcadas con los incisos a) y b), consistentes en la declaración de la pérdida de la patria potestad que ejercía el señor EDUARDO HUMBERTO sobre la menor MÍA, por abandono de la misma y
como consecuencia de ello, la pérdida de los derechos de convivencia
que mantenía el demandado con dicha menor, y omitió pronunciarse
respecto a que se tenga a su representada como la única que ejercerá
la patria potestad sobre la menor MÍA, así como la declaración en la
que el señor EDUARDO HUMBERTO deberá seguir cumpliendo con
las obligaciones existentes a su cargo en beneficio de dicha menor; y en
el considerando tercero, el a quo resuelve sobre la prestación marcada
con el inciso e), relativa al pago de gastos y costas que se generen en el
presente asunto, de lo que se desprende que el a quo omitió pronunciarse de forma alguna sobre las prestaciones marcadas con los incisos c) y
d) de su escrito inicial de demanda, lo que resulta ilegal, incongruente y
violatorio a los derechos de su representada y de su menor hija, por lo
que considera que resulta necesario que se resuelvan todas y cada una
de las cuestiones planteadas por las partes en el presente asunto, máxime que las prestaciones omitidas son concordantes con la pérdida de
la patria potestad reclamada y toda vez que el demandado se allanó a
todas y cada una de las prestaciones reclamadas por la ahora inconforme con lo que se muestra el total desinterés del demandado EDUARDO
HUMBERTO, sobre la menor MÍA, es por lo que atendiendo al principio de congruencia, así como al interés superior de dicha menor, esta
Sala debe pronunciarse sobre la procedencia de todas y cada una de las
prestaciones reclamadas.
En su segundo agravio la apelante aduce básicamente que: Se viola
en su perjuicio lo dispuesto por el artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, 411, 414, 414 Bis y 416 Bis del
Código Civil para el Distrito Federal, ya que manifiesta que el juez del
Materia Familiar
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conocimiento al dictar la sentencia controvertida y resolver sobre la
prestación marcada con el inciso b) del escrito inicial de demanda, de
manera ilegal e incongruente, resuelve que dicha pretensión respecto
de que el demandado pierda el derecho de convivencia que mantiene
con la menor MÍA, se debe de hacer valer dentro del juicio de reconocimiento de paternidad interpuesto por la apelante en contra de
EDUARDO HUMBERTO, bajo el desafortunado e incongruente argumento de que si se llegara a resolver dicha pretensión en el presente
juicio se estaría obligando al deudor alimentista a realizar un doble
pago de alimentos a la acreedora alimentista menor MÍA, lo cual no
tiene absolutamente nada que ver con las convivencias que el señor
EDUARDO HUMBERTO, mantiene con dicha menor, por lo que al
decretar la pérdida del derecho de convivencias, que mantiene el demandado con la menor, no se actualizaría el supuesto de una doble pensión alimenticia, como lo aduce el a quo, pues estamos en presencia de
una incongruencia interna que atiende a que las sentencias no deben de
contener resoluciones ni afirmaciones que resulten ser contradictorias
entre sí, por lo que no sólo resulta incongruente la sentencia en la parte
del considerando segundo, sino que también era obligación del a quo
pronunciarse sobre la prestación marcada con el inciso b) y que se refiere a la pérdida del derecho de convivencias que mantenía el ahora apelado con la menor MÍA; además, haciendo una interpretación contario
sensu del artículo 411 del Código Civil para el Distrito Federal, resulta
que quien no ejerce la patria potestad no tiene la responsabilidad o el
derecho de convivir con el menor de edad, por lo que es inconcuso que,
en modo alguno, pueda subsistir la convivencia con la menor.
En su tercer agravio aduce básicamente que: Se viola en su perjuicio
lo dispuesto por los artículos 308, 309, 311, 315, 411, 413, 414, 414 Bis, 416,
416 Bis, 416 Ter, 422, 423 y 425 del Código Civil para el Distrito Federal,
porque el juez del conocimiento en la sentencia definitiva fue omiso en
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Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
resolver sobre las consecuencias que trae consigo la declaración de pérdida de la patria potestad, más específicamente por abandono de uno
de los padres, las cuales, conforme a los preceptos legales invocados en
el presente agravio, entre otras, debe continuar con su obligación de dar
alimentos a la menor, que la única que tiene la patria potestad de dicha
menor, es la ahora apelante CLAUDIA, y que pierde el derecho de convivencias con la menor, y si bien en la sentencia definitiva apelada, se
condena al demandado a la pérdida de la patria potestad que ejercía
sobre la menor MÍA, también lo es que dicha pérdida de la patria potestad, ocasiona consecuencias sobre las cuales el juzgador está obligado a
resolver, para darle una mayor protección a la menor y así velar por su
interés superior, lo que trae como consecuencia que ante la procedencia
de dicha pérdida del ejercicio de la patria potestad, se pierda el derecho
de intervenir en dichas obligaciones y derechos de crianza, por lo que
se debe de decretar que el señor EDUARDO HUMBERTO, al perder
la patria potestad que ejercía sobre la menor MÍA, pierde a su vez el
derecho a participar en todas las cuestiones que marca el Código Civil
para quienes ejercen la patria potestad sobre un menor, por lo que sus
señorías deberán declarar procedente el presente agravio y revocar la
sentencia definitiva controvertida.
III. Los tres agravios expuestos por la recurrente se estudian de manera conjunta dada la estrecha relación conceptual que guardan entre sí,
y los mismos a juicio de este cuerpo colegiado se estiman parcialmente
fundados y suficientes para modificar en su parte conducente la sentencia definitiva recurrida en atención a las siguientes consideraciones:
Son fundados, en tanto que el artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, establece que las sentencias definitivas deben ser claras, precisas y congruentes con las demandas y las
contestaciones y con las demás pretensiones deducidas oportunamente
en el pleito.
Materia Familiar
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Por su parte, la autoridad federal ha sostenido que toda sentencia
debe contener tanto congruencia interna como externa, entendiendo
por la primera la congruencia que debe tener la sentencia en sí misma
y la segunda la congruencia que debe tener la sentencia con las constancias de autos. Como se advierte de la tesis que a continuación se
transcribe:
Sentencia. Congruencia interna y externa. El principio de congruencia que debe
regir en toda sentencia estriba en que ésta debe dictarse en concordancia con la
demanda y con la contestación formuladas por las partes, y en que no contenga
resoluciones ni afirmaciones que se contradigan entre sí. El primer aspecto constituye la congruencia externa y el segundo, la interna. En la especie, la incongruencia
reclamada corresponde a la llamada interna, puesto que se señalan concretamente
las partes de la sentencia de segunda instancia que se estiman contradictorias entre
sí, afirmándose que mientras en una parte se tuvo por no acreditada la personalidad del demandado y, por consiguiente, se declararon insubsistentes todas las
promociones presentadas en el procedimiento por dicha parte, en otro aspecto de
la propia sentencia se analiza y concede valor probatorio a pruebas que específi-
camente fueron ofrecidas y, por ende, presentadas por dicha persona; luego, esto
constituye una infracción al principio de congruencia que debe regir en toda sentencia.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO PRIMER CIRCUITO.
Novena Época, Registro: 198165, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito,
Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, VI, agosto de
1997, Materia(s): Común, Tesis: XXI.2o.12 K, Página: 813.
En el caso concreto, tenemos que la sentencia definitiva, materia
del presente recurso de apelación, carece de congruencia tanto interna como externa ya que en los considerandos y en los resolutivos
de la misma no se hizo pronunciamiento respecto de la prestación
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Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
marcada con el inciso c) consistente en “la declaración judicial mediante la cual se establezca que la suscrita CLAUDIA, seré la única
progenitora que ejerceré la patria potestad sobre la menor MÍA, de
conformidad con lo dispuesto por el artículo 414 del Código Civil
para el Distrito Federal”; y al resolver la prestación marcada con el
inciso b) consistente en la declaración judicial de pérdida de los derechos de convivencia que actualmente mantiene el señor EDUARDO
HUMBERTO con la menor MÍA, el juez del conocimiento determinó
que la misma debía hacerse valer en el juicio ordinario civil, reconocimiento de paternidad incoado en contra de EDUARDO HUMBERTO y que se encuentra radicado en el Juzgado Trigésimo Primero
de lo Familiar en el Distrito Federal, con el número de expediente
000/2009, toda vez que fue ante dicha autoridad judicial ante quien
se convino respecto de las convivencias del demandado con la menor
hija de las partes, aduciendo que “de resolver dicha prestación sería
obligar al deudor alimentista a realizar un doble pago de alimentos
a favor de la citada menor”, razonamiento este último, que como lo
aduce la inconforme, no tiene relación con la prestación solicitada,
por lo que es clara la falta de congruencia tanto interna como externa
de la sentencia impugnada.
Cabe señalar, que respecto de la prestación marcada con el inciso d)
consistente en “la declaración judicial que dicte su Señoría en el sentido
de que el demandado EDUARDO HUMBERTO deberá cumplir con las
obligaciones existentes a su cargo, y en beneficio de nuestra menor hija
de nombre MÍA, en términos de lo establecido en los artículos 308, 309,
311 y 315 del Código Civil para el Distrito Federal.”, la misma, contrario
a lo que aduce la inconforme en el primer agravio, sí fue abordada por
el juez ya que al condenar al demandado a la pérdida de la patria potestad que ejerce sobre su menor hija MÍA, también señaló que ello era “sin
perjuicio de las obligaciones que como padre tiene con su menor hija,
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en términos de los artículos 303, 308 y 311 del Código Civil vigente para
el Distrito Federal.”, de ahí que respecto de dicha prestación no existe
incongruencia que deba ser reparada.
En consecuencia, al resultar parcialmente fundados los agravios y
suficientes para modificar la sentencia definitiva recurrida, lo conducente es que se resuelva con plenitud de jurisdicción las cuestiones que
formaron parte de la litis y que no fueron abordadas en la sentencia,
o que no se abordaron adecuadamente, lo cual se hace de la siguiente
manera:
De las constancias que se tienen a la vista, las cuales tienen valor probatorio pleno en términos de lo dispuesto por el artículo 327, fracción
VIII, del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, se
advierte que por escrito presentado el día veinticinco de mayo de dos
mil doce, la señora CLAUDIA demandó del señor EDUARDO HUMBERTO las siguientes prestaciones:
a) La declaración judicial mediante la cual se decrete la pérdida de la patria
potestad que actualmente ejerce el señor EDUARDO HUMBERTO, sobre nuestra
menor hija MÍA, con fundamento en lo dispuesto por el artículo 444, fracción V,
del Código Civil para el Distrito Federal en vigor, consistente en el abandono de
nuestra menor hija por más de tres meses, sin ninguna causa que lo justifique;
b) Como consecuencia de la prestación que se reclama en el inciso inmedia-
to anterior, la declaración judicial de pérdida de los derechos de convivencia que
actualmente mantiene el señor EDUARDO HUMBERTO, con la menor MÍA, de
conformidad con lo pactado en la cláusula sexta del convenio judicial de fecha dos
de septiembre del año dos mil diez, aprobado en la audiencia de misma fecha cele-
brado dentro del juicio ordinario civil de reconocimiento de paternidad tramitado
por la suscrita en contra del señor EDUARDO HUMBERTO, radicado en el Juzgado Trigésimo Primero de lo Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal, bajo el expediente número 000/2009;
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Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
c) La declaración judicial mediante la cual se establezca que la suscrita CLAU-
DIA seré la única progenitora que ejerceré la patria potestad sobre la menor MÍA,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 414 del Código Civil para el Distrito
Federal;
d) La declaración judicial que dicte su Señoría en el sentido de que el deman-
dado EDUARDO HUMBERTO deberá cumplir con las obligaciones existentes a su
cargo y en beneficio de nuestra menor hija de nombre MÍA, en términos de lo establecido en los artículos 308, 309, 311 y 315 del Código Civil para el Distrito Federal;
e) El pago de los gastos y costas que se generen por la tramitación del presente
juicio, en términos de lo dispuesto por el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal en vigor.
Basándose para ello, entre otros, en los siguientes hechos: que sostuvo
una relación con el señor EDUARDO HUMBERTO, que producto de esa
relación nació la menor MÍA; que mediante sentencia definitiva de fecha
veintinueve de septiembre de dos mil diez, la Juez Trigésimo Primero
de lo Familiar de este Tribunal resolvió el reconocimiento de paternidad
promovido en contra del demandado y aprobó el convenio judicial celebrado entre las partes en dicho procedimiento; la cláusula sexta del convenio establece: “Las partes convienen en regular derechos de visitas en
beneficio del padre a través del presente régimen de convivencia, a través
del cual se pretende reglamentar los contactos entre éste y la menor, por
el que el padre podrá convivir con ésta cuando el padre lo desee, siempre bajo la supervisión y presencia de la madre.”; que mediante auto de
fecha veinte de octubre de dos mil diez se declaró que la sentencia definitiva antes referida había causado estado; que desde el veinte de octubre
de dos mil diez el demandado se ha desentendido de las convivencias y
visitas que debería realizar con su menor hija, incumpliendo el convenio
y dejando a la menor en total abandono, mostrando una actitud de total
desinterés causando un daño emocional a la menor MÍA.
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Mediante escrito presentado el día seis de septiembre de dos mil
doce, el señor EDUARDO HUMBERTO se allanó a la demanda instaurada en su contra por la señora CLAUDIA, refiriendo que eran ciertas
todas y cada una de las afirmaciones hechas valer dentro del escrito
inicial de demanda.
Es el caso que el juez del conocimiento, en la sentencia definitiva que
nos ocupa, condenó al demandado a la pérdida de la patria potestad
que ejerce sobre su menor hija, y dicha situación no formó parte de la
litis en esta segunda instancia, ya que ninguna de las partes se inconformó con dicha determinación; en ese sentido, lo procedente es analizar
las prestaciones marcadas con los incisos b) y c), transcritas en líneas
anteriores.
En relación a la prestación marcada con el inciso b), debe señalarse
que la misma resulta procedente en virtud de lo siguiente: De las propias actuaciones se advierte que el demandado se allanó a la demanda
y reconoció que ha incumplido con sus deberes de crianza, dado que
jamás ha visitado a su menor hija.
La autoridad federal, en la jurisprudencia por contradicción, localizable bajo el rubro de “Patria potestad. Su pérdida no conlleva indefectiblemente impedir que el menor ejerza el derecho de convivencia con sus
progenitores”
ha sostenido que si bien el derecho de convivencia es de
los menores de edad, y que por ello debe respetarse, también lo es que
resulta indispensable atender al interés superior del menor, propiciando las condiciones que le permitan un adecuado desarrollo psicológico
y emocional.
En ese sentido, es preciso señalar que el artículo 323 Quáter del
Código Civil establece que, por regla general, la violencia se produce
por acciones y omisiones de carácter intencional, cuando tiene como
objetivo dominar, someter, o agredir física, verbal, psicoemocional o
sexualmente a cualquier integrante de la familia, y que produzca un
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
daño en alguno de los integrantes de la familia; en el presente asunto, el señor EDUARDO HUMBERTO demostró un desinterés total en
convivir con su menor hija y de cumplir con sus obligaciones de crianza, lo que se traduce en un acto de violencia por omisión en contra de
la hija de las partes que puede llegar a repercutir negativamente en
la autoestima de la citada menor, y toda vez que al demandado no le
interesó que se preservaran las convivencias con su descendiente, y
que no es sano para una menor de edad que se vea obligada a convivir con un progenitor a quien no le interesa, es por lo que este cuerpo
colegiado estima que en el interés superior de MÍA, debe cancelarse el
régimen de visitas y convivencias que tiene con el señor EDUARDO
HUMBERTO.
En relación a la prestación marcada con el inciso c), debe señalarse
que la misma resulta procedente, ya que el artículo 414 del Código Civil
para el Distrito Federal, establece que la patria potestad sobre los hijos
se ejerce por los padres, y que cuando por cualquier circunstancia deje
de ejercerla alguno de ellos, corresponderá su ejercicio al otro.
En el presente asunto, como se ha referido en líneas anteriores, el
señor EDUARDO HUMBERTO, perdió la patria potestad de su menor hija MÍA, por lo que automáticamente se actualiza el supuesto
previsto en el artículo 414 del Código Civil para el Distrito Federal;
en ese sentido, resulta procedente determinar que en lo sucesivo la
patria potestad de la menor hija de las partes la ejercerá únicamente
la señora CLAUDIA.
Por las razones expuestas con anterioridad, y ante lo parcialmente
fundado de los agravios que se analizan, resulta procedente modificar
en su parte conducente la sentencia definitiva impugnada, sentencia
que deberá quedar en los términos que se precisarán en el segundo resolutivo de este fallo.
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IV. No encontrándose el presente asunto en alguno de los supuestos
a que se refiere el artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles, no
se hace especial condena en costas por la tramitación de esta instancia.
Por lo expuesto y fundado, se
RESUELVE:
PRIMERO. Son parcialmente fundados y suficientes los agravios hechos valer por la inconforme. En consecuencia,
SEGUNDO. Se modifica en su parte conducente la sentencia definitiva que dio origen al presente recurso de apelación, la cual deberá
quedar de la siguiente manera:
Primero. Ha sido procedente la vía ordinaria civil, intentada en la que la parte
actora CLAUDIA acreditó su acción (sic) pérdida de la patria potestad, en tanto que
el demandado EDUARDO HUMBERTO se allanó a la demanda, en consecuencia,
Segundo. Se condena a la parte demandada EDUARDO HUMBERTO a la pérdi-
da de la patria potestad que venía ejerciendo sobre la menor MÍA, patria potestad
que en lo sucesivo será ejercida únicamente por la señora CLAUDIA, sin perjuicio
de las obligaciones que como padre tiene el demandado con su menor hija, en
términos de los artículos 303, 308 y 311 del Código Civil para el Distrito Federal.
Tercero. Se cancela el régimen de convivencias que actualmente tiene el señor
EDUARDO HUMBERTO con la menor MÍA.
Cuarto. No se hace condena en costas.
Quinto. Notifíquese.
TERCERO. No se hace especial condena en costas por la tramitación
de esta instancia.
cuarto. Notifíquese.
Así, por unanimidad de votos, lo resolvieron y firmaron en forma colegiada los CC. Magistrados integrantes de la Tercera Sala Familiar del
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Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
H. Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, licenciados Manuel Díaz Infante, José Cruz Estrada y Adriana Canales Pérez, siendo
ponente la última de los nombrados, lo anterior con fundamento en lo
dispuesto por el artículo 45 de la Ley Orgánica de este H. Tribunal, ante
el C. Secretario de Acuerdos, quien autoriza y da fe.
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Cuarta Sala Familiar
Magistrados
Edilia Rivera Bahena, Antonio Muñozcano Eternod
y Juan Luis González A. Carrancá
Ponente
Mgdo. Juan Luis González A. Carrancá
Recurso de apelación interpuesto por la parte demandada, por conducto de su mandatario judicial, en contra de la sentencia definitiva
dictada en juicio ordinario civil, reconocimiento de paternidad.
SUMARIO: DERECHO REPRODUCTIVO O DE LIBERTAD SEXUAL VINCULADO AL DERECHO A LA SALUD. NO DEBE ENTENDERSE COMO
UN CONTROL O VIGILANCIA DE QUÉ MÉTODOS DE PLANIFICACIÓN
FAMILIAR EMPLEAR, Y EN CASO DE QUE NO SEA INFORMADO DE
ÉSTOS, DESLINDARSE EL PROGENITOR DE LAS RESPONSABILIDADES
QUE ACARREA. El derecho a la salud, tanto en nuestra Constitución como en
tratados internacionales, en específico en los numerales 25 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, 12 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, y 10 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo de San Salvador”, implica libertades y
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derechos; entre las primeras, la relativa a controlar la salud y el cuerpo, con
inclusión de la libertad sexual y genésica, y el derecho a no padecer injerencias, torturas, tratamientos o experimentos médicos no consensuales; entre los
derechos, el relativo a un sistema de protección de la salud que brinde a las
personas oportunidades iguales para disfrutar del más alto nivel posible de
salud. Por su parte, el “derecho reproductivo” o de “libertad sexual” vinculado al derecho a la salud, no debe entenderse como una posibilidad de poder
ejercer sobre otra persona un control o vigilancia de qué métodos de planificación familiar emplea, y que en caso de que no acontezca o no sea informado de
éstos, deslindarse de las responsabilidades inherentes o de las consecuencias
del ejercicio de su libertad sexual, entre ellas la patria potestad, alimentos,
guarda y custodia, etc., aun cuando ésta sea su pareja, sino que implica que
tanto el hombre como para la mujer, en lo individual, tengan todas las posibilidades de acceder a métodos de planificación familiar y así ejercer libremente
su vida sexual; pensar lo contrario, sería permitir que se invada la esfera de la
intimidad y privacidad, vinculada con el ejercicio de la vida sexual de los individuos; de ahí que no exista afectación a los derechos de reproducción o libertad sexual del ahora apelante por el simple hecho de la procreación del menor.
Vistos los autos del toca número ****/2013, para resolver el recurso
de apelación interpuesto por JOSÉ JAIME, por conducto de su mandatario judicial, en contra de la sentencia definitiva dictada por el C. Juez
Trigésimo Primero de lo Familiar por Ministerio de Ley de esta Ciudad,
el diez de junio de dos mil trece, en el juicio ordinario civil, reconocimiento de paternidad, seguido por YANIRA INGRID, en contra del
apelante, expediente ***/2012; y
RESULTANDO:
1o. El diez de junio de dos mil trece, el C. Juez del conocimiento pronunció sentencia definitiva, cuyos puntos resolutivos son:
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Primero. Ha procedido la vía ordinaria civil en la que la actora probó su acción,
y el demandado no justificó sus excepciones y defensas.
Segundo. Se declara que el menor JACOBO es hijo del demandado JOSE AN-
TONIO JAIME, por lo que tiene los derechos consignados en el artículo 389 del
Código Civil vigente en el Distrito Federal.
Tercero. En su oportunidad, gírese oficio al C. Director del Registro Civil a fin
de que se hagan las anotaciones marginales correspondientes en el acta de nacimiento respectiva en el renglón relativo al nombre del padre del mencionada (sic)
menor, debiendo asentarse el de JACOBO, y como nombre de su progenitor JOSÉ
JAIME, así como el nombre de sus abuelos paternos.
Cuarto. Tomando en consideración que los alimentos son de orden público,
por su carácter urgente y perentorio, se condena al C. JOSÉ JAIME, al pago de
una pensión alimenticia da favor de su hijo de nombre JACOBO por el equivalente al 20% (veinte por ciento) mensual del total de sus percepciones tanto
ordinarias como extraordinarias o que por cualquier otro concepto obtenga el
demandado por la prestación de sus servicios en la fuente de su trabajo, previo
los descuentos estrictamente autorizados por la ley, cuya cantidad resultante de
dicho porcentaje, deberá ser pagada a la actora, mediante recibo e identificación
que al respecto otorgue; dicha pensión alimenticia queda garantizada con los
derechos laborales del demandado, por lo tanto, en caso de renuncia, jubilación,
despido o cualquier otra situación similar, se le deberá retener el equivalente al
porcentaje decretado para ser entregado a sus acreedores alimentistas en la forma y términos anterior mente (sic) mencionados; por lo que, en su oportunidad,
gírese él ofició (sic) de estilo al C. Representante legal de Petróleos Mexicanos,
a fin de que se sirva realizar el descuento solicitado; asimismo, y toda vez que
el hoy demandado cuenta con el servicio médico, otorgue al menor JACOBO el
servicio médico también; haciendo de su conocimiento que se deja sin efectos la
pensión alimenticia decretada durante el procedimiento con el carácter de pro-
visional.
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Quinto. Se absuelve al demandado JOSÉ JAIME, del pago proporcional por gas-
tos médicos que en esta vía le reclamo (sic) la actora en el inciso E) de su escrito
inicial de demanda.
Sexto. Guárdese en el legajo de sentencia de este juzgado, copia debidamente
certificada de la presente resolución, con fundamento en lo dispuesto por el artícu-
lo 30 del Reglamento del Sistema Institucional de Archivos del Tribunal Superior
de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Distrito Federal.
Séptimo. No se hace condena en gastos y costas.
Octavo. Notifíquese.
2o. Inconforme con lo anterior JOSÉ JAIME, por conducto de su mandatario judicial, interpuso recurso de apelación, mismo que fue admitido a trámite en ambos efectos, para que en su oportunidad se integrara
el testimonio de apelación para su remisión a esta Alzada.
3o. Recibidos los autos originales, se confirmó la calificación del grado, teniéndose por contestados los agravios; por auto nueve de octubre
de dos mil trece, se ordenaron diligencias para mejor proveer en el diverso toca ****/2013, y tramitada que fue, por auto del veintisiete de
enero de dos mil catorce, se citó a las partes para oír la resolución que
ahora se pronuncia.
CONSIDERANDO:
I. El apelante expresó como agravios los contenidos en el escrito del
dos de julio de dos mil trece, mismos que obran a fojas quince a veintiocho del toca, los cuales por economía procesal se dan aquí por reproducidos íntegramente como si se insertaran a la letra.
II. Básicamente, el apelante JOSÉ JAIME, considera que la resolución
combatida le depara en perjuicio por las siguientes razones:
a. La resolución es contraria a los numerales 81 y 82 del código de
procedimientos civiles, y del artículo 14 constitucional, pues a decir del
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inconforme, el a quo sólo puede realizar una interpretación literal, jurídica o de principios de derecho, y por tanto, se encontraba impedido
para interpretar y aplicar el artículo 4o. constitucional y la Convención
de los Derechos del Niño.
b. Considera que los numerales antes mencionados son vulnerados
por el juez de la causa, al establecer que la planificación familiar y, en
consecuencia, procreación de un menor, resulte una responsabilidad
tanto del padre como de la madre, de forma individualizada y no consensada.
c. En consecuencia, del anterior argumento considera que el a quo
también violó en su perjuicio el numeral 281 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, porque le impuso la obligación
de demostrar un hecho negativo, es decir, el uso de métodos anticonceptivos a fin de evitar la concepción.
d. Afirma que para que se le pueda imputar la paternidad, y sus consecuencias legales, tenía que haberse determinado la responsabilidad
de la madre, ante su incumplimiento a las reglas del consenso y decisión común para procrear hijos, que se encuentran previstas, a decir
del apelante, de forma extensiva y analógica a toda clase de relación
familiar en el numeral 162 del Código Civil para el Distrito Federal.1
e. En ese mismo sentido arguye vulneración en su perjuicio a los numerales 81, 82, 327, fracción VIII, 402 y 403 del código de procedimientos civiles, 303, 308 y 311 del código civil, ambos ordenamientos para
el Distrito Federal, pues resulta infundada la determinación del pago
de alimentos a su cargo, porque no resolvió el juez de origen la responsabilidad de las partes en la procreación del menor, en específico,
no consideró que los actos realizados que conllevan el nacimiento del
1 Artículo 162. […] Los cónyuges tienen derecho a decidir de manera libre, informada y
responsable el número y espaciamiento de sus hijos, así como emplear, en los términos que
señala la ley, cualquier método de reproducción asistida, para lograr su propia descendencia.
Este derecho será ejercido de común acuerdo por los cónyuges.
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Materia Familiar
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menor y su manutención, son de origen y determinación unilateral por
parte de la actora, y esto necesariamente debería influenciar en el pago
de alimentos.
f. Por último, considera que la determinación sustentada en el numeral 346, último párrafo, del código de procedimientos civiles, con la que
sustentó el juez de origen la determinación de desahogar una prueba
singular o única en materia familiar, es contraria a la garantía de audiencia y debido proceso, contenida en el numeral 14 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Los agravios sintetizados en los puntos a), b), c), d) y e), resultan infundados por las consideraciones que a continuación se precisan:
1. Previamente es de destacar que una de las reformas más relevantes
en nuestro sistema jurídico mexicano, es precisamente la inclusión de
una protección pro persona o pro homine de los derechos humanos, contenidos tanto en nuestro pacto federal como en los tratados internacionales de los que México es parte.2
2. Lo anterior significó en concreto para la función judicial de nuestro
país, el restablecimiento de un sistema de control de constitucionalidad
y convencionalidad ex officio, lo que para la Suprema Corte de Justicia
de la Nación por conducto de su Primera Sala, consiste en:
[…] que ese tipo de control lo pueden hacer por virtud de su cargo de jueces,
aun cuando: 1) no sean jueces de control constitucional; y 2) no exista una solici-
tud expresa de las partes. En ese sentido, no debe pasarse por alto que el Tribunal
en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el expediente varios
2 El artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que en la parte
relevante establece: “[…] todas las personas gozarán de los derechos humanos, reconocidos en
esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así
como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Las normas relativas
a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los
tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia […]”; véase decreto de reforma constitucional publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 10 de junio de 2011.
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
921/2010 (cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Rosendo Radilla Pacheco), determinó que el control a cargo
de los jueces del país que no formen parte del control concentrado, debía realizar-
se incidentalmente durante los procesos ordinarios en los que son competentes,
esto es, sin necesidad de abrir un expediente por cuerda separada. Así, la expresión
ex officio que se predica del control judicial significa que los juzgadores tienen la facultad
de controlar las normas que van a aplicar de cara a la Constitución y a los tratados internacionales de los que México sea parte, por el simple hecho de ser jueces […]3 (énfasis
añadido)
3. En virtud de lo anterior, si bien es cierto el numeral 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,4 establece un parámetro de “racionalidad constitucional” de cómo resolver los asuntos
del orden civil de los cuales, desde luego, podemos subsumir por extensión y analogía a la materia familiar, esto no significa que los jueces
que conozcan de esas materias, sólo puedan resolver la litis puesta a su
conocimiento, siguiendo taxativamente la regla contendida en el mencionado numeral constitucional.5
3 Véase tesis 1a. CCCLX/2103 (10a.), de la Primera Sala de nuestro más alto Tribunal visible
en la décima época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro Primero, diciembre
de 2013, tomo I, página 512, bajo el siguiente rubro: “Control de constitucionalidad y
convencionalidad ex officio. Su significado y alcance”.
4 La parte que nos interesa del mencionado numeral, establece: “[…] En los juicios del
orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la interpretación jurídica
de la ley, y a falta de esta se fundara en los principios generales del derecho.”
5 La doctrina reconoce que el mencionado numeral 14 contiene por lo menos cuatro
grandes grupos de garantías vinculadas a la seguridad jurídica: 1. La de irretroactividad de la
ley; 2. la de audiencia; 3. La de la legalidad en materia civil; 4. La legalidad en materia penal.
En concreto, la inconformidad del ahora apelante está íntimamente vinculada con el principio
de legalidad en materia civil mismo que es explicitado por Ovalle Favela de la siguiente forma:
“Con base en las ideas sugeridas por Rabasa […] el último párrafo del artículo 14 recoge el
contenido del artículo 20 del Código Civil de 1884, el cual, a su vez, provenía del artículo del
mismo numeral del Código Civil de 1870. Este último precepto disponía lo siguiente: “Cuando
no se pueda decidir una controversia judicial ni por el testo ni por el sentido natural espíritu
de la ley, deberá decirse según los principios generales de Derecho, tomando en consideración
todas las circunstancias del caso.” Los legisladores de los Códigos Civiles de 1870 y 1884,
al igual que el Congreso Constituyente en el último párrafo del artículo 14 constitucional,
autorizaron al juzgador para que frente a una laguna de la ley, y ante el deber de resolver la
controversia sin poder alegar esta insuficiencia de la ley, aplicara los principios generales del
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4. Lo antes reflexionado se refuerza si apreciamos a la Constitución
en su conjunto, y atendemos a la interpretación de los alcances y límites
de la reforma al artículo 1o.,6 así como el contenido del numeral 133,
ambos de nuestro Pacto Federal, podemos entender que el parámetro
de “racionalidad constitucional” contenido en el numeral 14 no es limitativo ni mucho menos contradictorio con el sistema de control difuso
de la constitucionalidad y de la convencionalidad, sino que es parte de
esos medios interpretativos que nuestra Carta Magna ofrece a todos los
jueces para resolver la contienda puesta a su jurisdicción; en otras palabras, el numeral 14 contempla el “principio de legalidad” que deben
contener y satisfacer como mínimo las resoluciones civiles, principio
que no es contradictorio sino subsumible con el de “constitucionalidad
y convencionalidad”, que se aplican a las resoluciones judiciales, sobre
todo en aquellas que buscan potencializar, proteger, o salvaguardar los
derechos humanos de los justiciables, como en el presente caso. Lo anterior encuentra sustento en el siguiente criterio jurisprudencial:
Control de constitucionalidad y de convencionalidad (reforma constitucional de
10 de junio de 2011). Mediante reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el
10 de junio de 2011, se modificó el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, rediseñándose la forma en la que los órganos del sistema jurisdiccional mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad. Con anterioridad a la reforma apuntada, de conformidad con el texto del artículo 103, fracción I,
de la Constitución Federal, se entendía que el único órgano facultado para ejercer un
control de constitucionalidad lo era el Poder Judicial de la Federación, a través de los
medios establecidos en el propio precepto; no obstante, en virtud del reformado tex-
to del artículo 1o. constitucional, se da otro tipo de control, ya que se estableció que
Derecho. Cfr. José Ovalle Favela, “Artículo 14”, en Derechos del Pueblo Mexicano. México a través
de sus Constituciones, 5a. ed., IIJ-UNAM, Cámara de Diputados, Miguel Ángel Porrúa, t. IIl,
artículos 12-23, p. 104.
6 Véase párrafo dos de la presente sentencia.
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todas las autoridades del Estado mexicano tienen obligación de respetar, proteger y
garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados
internacionales de los que el propio Estado mexicano es parte, lo que también comprende el control de convencionalidad. Por tanto, se concluye que en el sistema ju-
rídico mexicano actual, los jueces nacionales tanto federales como del orden común,
están facultados para emitir pronunciamiento en respeto y garantía de los derechos
humanos reconocidos por la Constitución Federal y por los tratados internacionales,
con la limitante de que los jueces nacionales, en los casos que se sometan a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la Norma Fundamental, no podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, pues
únicamente los órganos integrantes del Poder Judicial de la Federación, actuando
como jueces constitucionales, podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma
por no ser conforme con la Constitución o los tratados internacionales, mientras que
las demás autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano sólo podrán inaplicar la
norma si consideran que no es conforme a la Constitución Federal o a los tratados
internacionales en materia de derechos humanos.7
5. Es por eso que la inclusión del control difuso y concreto de la constitucionalidad, incluye para todos los jueces la posibilidad de utilizar el
criterio o directriz hermenéutica denominada principio pro homine, el
cual consiste en ponderar ante todo la fundamentalidad de los derechos
humanos, a efecto de estar siempre a favor del hombre, lo que implica
que debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensiva
cuando se trate de derechos protegidos e, inversamente, a la norma o a
la interpretación más restringida, cuando se trate de establecer límites
para su ejercicio.8
7 Cfr. Jurisprudencia número 1a./J. 18/2012 (10a.), localizable en la décima época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XV, diciembre de 2012, tomo 1, página 420.
8 Cfr. La tesis aislada número XVIII.3o.1 K (10a.) pronunciada por el Tercer Tribunal
Colegiado del Décimo Octavo Circuito, localizable en la décima época del Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Libro VII, abril de 2012, tomo 2 , página 1838, bajo la voz: “Principio
pro homine. Su conceptualización y fundamentos”.
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Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
6. La expresión pro homine aludida con anterioridad hay que comprenderla en su contexto, es decir, con las variantes que significan su
aplicación, a saber:
[…] a) Directriz de preferencia interpretativa, por la cual se ha de buscar la in-
terpretación que optimice más un derecho constitucional. Esta variante, a su vez,
se compone de: a.1.) Principio favor libertatis, que postula la necesidad de entender
al precepto normativo en el sentido más propicio a la libertad en juicio, e inclu-
ye una doble vertiente: i) las limitaciones que mediante ley se establezcan a los
derechos humanos no deberán ser interpretadas extensivamente, sino de modo
restrictivo; y, ii) debe interpretarse la norma de la manera que optimice su ejercicio;
a.2.) Principio de protección a víctimas o principio favor debilis; referente a que en la
interpretación de situaciones que comprometen derechos en conflicto, es menester
considerar especialmente a la parte situada en inferioridad de condiciones, cuando
las partes no se encuentran en un plano de igualdad; y, b) Directriz de preferencia
de normas, la cual prevé que el Juez aplicará la norma más favorable a la persona,
con independencia de la jerarquía formal de aquélla.9
7. Una vez expresado lo anterior, es obvio que la interpretación
de normas internacionales y constitucionales por parte del juez primigenio, per se, ninguna afectación eroga al ahora apelante, pues se
reitera, los jueces, de todas las materias y fueros, cuentan con facultades, para realizar un control de convencionalidad y constitucionalidad con base al principio rector pro homine o pro persona, para realizar una defensa jurisdiccional de los derechos humanos de nuestro
país.
8. Continuando con el análisis de los motivos de inconformidad, podemos apreciar que básicamente el argumento toral de disidencia del
9 Cfr. Tesis aislada I.4o.A.20 K (10a.), localizable en la décima época del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Libro 1, diciembre de 2013, tomo II, página 1211, emitida por
el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, con el rubro
siguiente: “Principio pro homine. Variantes que lo componen”.
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ahora inconforme, es en el sentido de que la decisión de procrear al menor, fue una decisión unilateral de la señora YANIRA INGRID, y que su
actuar debería ser considerado para aminorar o eximirlo de su responsabilidad como padre biológico de éste, o de las consecuencias legales.
9. De tal argumento de inconformidad podemos vislumbrar que
hace referencia a una afectación a su derecho reproductivo o de libertad sexual, que es subsumido al derecho fundamental a la salud, que
precisamente regula y protege nuestro numeral 4o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
10. El derecho a la salud, tanto en nuestra Constitución como en tratados internacionales, en específico los numerales 25 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y 10 del Protocolo Adicional a
la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo de San Salvador”,
implica libertades y derechos, entre las primeras, la relativa a controlar
la salud y el cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica, y el
derecho a no padecer injerencias, torturas, tratamientos o experimentos
médicos no consensuales; y entre los derechos, el relativo a un sistema
de protección de la salud que brinde a las personas oportunidades iguales para disfrutar del más alto nivel posible de salud.10
11. En concreto, para entender los alcances de la protección jurídica
del derecho a la libertad sexual o reproductiva, debemos remitirnos al
pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
en concreto en el caso Artavia Murillo y otros (fecundación in vitro) vs
Costa Rica de 28 de noviembre de 2012, en la que su párrafo 148, adopta la concepción pronunciada al respecto por el Programa de Acción
10 Véase tesis aislada 1a. LXV/2008 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicias
de la Nación, localizable en la novena época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
en tomo XXVIII, julio de 2008, página 457, con la voz titulada: “Derecho a la salud. Su
regulación en el artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y su
complementariedad con los tratados internacionales en materia de derechos humanos”.
107
Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El
Cairo, 1994, párr. 7.2; ONU A/CONF.171/13/Rev.1 1995), que a saber
establece:
La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y so-
cial, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos
relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida
sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo
o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. Esta última condición lleva implícito el
derecho del hombre y la mujer a obtener información y de planificación de la familia de
su elección, así como a otros métodos para la regulación de la fecundidad que no estén
legalmente prohibidos, y acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables, el
derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los
embarazos y los partos sin riesgos y den a las parejas las máximas posibilidades
de tener hijos sanos (énfasis añadido).
12. Del concepto antes planteado podemos fácilmente concluir que el
“derecho reproductivo” o de “libertad sexual” vinculado al derecho a la
salud, no debe entenderse como una posibilidad de poder ejercer sobre
otra persona un control o vigilancia de qué métodos de planificación
familiar emplea, y que en caso de que no acontezca o no sea informado
de éstos, deslindarse de las responsabilidades inherentes o de las consecuencias del ejercicio de su libertad sexual (aun cuando ésta sea su
pareja), sino que implica que tanto para el hombre como para la mujer,
en lo individual, tengan todas las posibilidades de acceder a métodos
de planificación familiar y así ejercer libremente su vida sexual; pensar
lo contrario, sería permitir que se invada la esfera de la intimidad y
privacidad, vinculada con el ejercicio de la vida sexual de los individuos, de ahí que no exista afectación a sus derechos de reproducción o
Materia Familiar
108
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
libertad sexual del ahora apelante por el simple hecho de la procreación
del menor.11
13. Con base a las anteriores premisas normativas, contrario a lo argüido por el apelante, la afirmación del juez de origen, consistente en:
[…] es una obligación del suscrito juzgador velar siempre por el interés supe-
rior del menor y aplicar la norma nacional o de los tratados internacional (sic) que
más proteja y beneficie a sus intereses, para que este (sic) conozca en la medida de
lo posible su origen, el nombre de su padre y que sea alimentando por el mismo, no
obstante que estos (sic) no se hubiesen puesto de acuerdo para su concepción, tomando en
consideración que existen métodos de planificación familiar, para ambas partes, por lo que
la procreación de un hijo es responsabilidad tanto del padre como de la madre, ya que ambos
saben o conocen los métodos anticonceptivos, destinados para cada sexo a fin de evitar la
concepción […] (énfasis añadido)12
Pues es congruente con los alcances y límites reconocidos para el derecho reproductivo por el máximo intérprete de la convencionalidad,
es decir, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sin que sea
óbice para lo anterior, el contenido del numeral 162 del Código Civil
del Distrito Federal, pues éste debe entenderse de conformidad con los
derechos humanos en pugna y a los límites y alcances del derecho reproductivo o de libertad sexual que la doctrina jurisprudencial nacional
e internacional han empezado a bosquejar.13
14. Con independencia de las reflexiones precisadas en párrafos anteriores, consideramos ilustrativo señalar algunos argumentos contenidos en la jurisprudencia estadual norteamericana, y que como criterio
11 Consideramos que refuerza el argumento anterior, el siguiente criterio jurisprudencial:
“Derecho a la vida privada. Su contenido general y la importancia de no descontextualizar
las referencias a la misma”. Tesis: 1a. CCXIV/2009, de la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, visible en la novena época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, tomo XXX, diciembre de 2009, página 227.
12 Véase foja siete del toca en que se actúa.
13 Véase supra párrafos 9 a 12 de la presente resolución.
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Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
orientador sustentado en el derecho comparado14 permitirá reforzar los
argumentos antes vertidos sobre la racionalidad de los límites y alcances de los derechos reproductivos en los casos de paternidad y sus consecuencias legales.
15. En efecto, existe el precedente sustentado por la Corte de Apelaciones del Estado de Nuevo México, EUA, en el caso 20272 de 1 de marzo de 2001, nominado Wallis v. Smith, del que resulta relevante destacar
los argumentos siguientes:
(12) […] Estamos de acuerdo en que los individuos tienen el derecho de una
esfera de la vida privada en la que los tribunales no deben pisar. La elección de
una persona si desea o no utilizar anticonceptivos encaja comprensiblemente en
esta esfera. […]
(13) […] No vamos a reconocer una causa de acción que trivializa la responsa-
bilidad personal de uno en las relaciones sexuales. […] También observamos que
si Wallis no quería hijos él tenía la libertad y la posibilidad de practicar técnicas
anticonceptivas por él mismo […] la conducta de la madre de ninguna manera
limita el derecho del padre para usar anticonceptivos. […]
16. Así las ideas, es corolario establecer que la resolución primigenia ninguna afectación a los derechos fundamentales del hoy apelante
irradia, por el contrario, es congruente con el contenido mínimo del
derecho a la libertad sexual o reproductivo al que éste puede acce14 En cuanto al empleo de categorías de derecho comparado, la doctrina jurisprudencial
emitida por los órganos del Poder Judicial, ha considerado que si bien no se obliga a resolver
a la autoridades con base al derecho comparado, si es un método que: “[…] estudia a los
diversos sistemas jurídicos existentes, a efecto de determinar las semejanzas y diferencias entre
éstos, y que en su caso, permitiría una mayor comprensión del derecho nacional”. Véase la
tesis número XXII. 16 K, registrada bajo el rubro: “Derecho comparado. Las autoridades no
están obligados a resolver con apoyo en el”, visible en la novena época del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, tomo V, enero de 1997, página 456. Además, el empleo de categorías
del derecho comparado refuerza la aplicación de un “diálogo jurisprudencial”, que permite a
los operadores judiciales allegarse de elementos suasorios de otras jurisdicciones para ampliar
su horizonte al momento de abordar instituciones jurídicas o problemas vinculados a los
derechos humanos que no son comunes. A mayor precisión véase Von Bogdandy, Armin,
Hacia un nuevo derecho público, México, UNAM, 2011, pp. 93-122.
Materia Familiar
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
der y que el Estado en su conjunto debe proteger, pues se remarca,
no puede dársele causa a las pretensiones sostenidas por el apelante,
pues esto implicaría minimizar un derecho tan fundamental como es
del menor inmiscuido en el presente juicio, e implicaría trivializar la
responsabilidad personal de los ciudadanos en las relaciones sexuales.
17. Es por eso que como acertadamente lo analizó el juez de primera
instancia, existe un derecho de orden superior que se encuentra vinculado en el presente caso, es decir, “el interés superior del menor” que
debe “ponderarse” con su homólogo, “el derecho reproductivo o de libertad sexual”, del ahora apelante, más allá de las consideraciones ya
establecidas.
18. El principio básico toral que debe imperar en toda resolución que
se afecten o inmiscuyan derechos de menores es el “interés superior de
la niñez”, que tienen su sustento en el artículo 4o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.15
19. Si bien es cierto que existe mandato constitucional para salvaguardar el interés más benéfico para el menor, y también el legislador
local, ha buscado definirlo para efectos normativos, como se aprecia del
numeral 416 Ter del Código Civil para el Distrito Federal,16 y el artículo
15 Cfr. Artículo 4o. constitucional: […] En todas las decisiones y actuaciones del Estado se
velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera
plena sus derechos. Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de
alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Este principio
deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas
a la niñez. […].
16 Cfr. Artículo 416 Ter. Para los efectos del presente Código se entenderá como interés
superior del menor la prioridad que ha de otorgarse a los derechos de las niñas y los niños
respecto de los derechos de cualquier otra persona, con el fin de garantizar, entre otros, los
siguientes aspectos: I. El acceso a la salud física y mental, alimentación y educación que
fomente su desarrollo personal; II. El establecimiento de un ambiente de respeto, aceptación
y afecto, libre de cualquier tipo de violencia familiar; III. El desarrollo de la estructura de
personalidad, con una adecuada autoestima, libre de sobreprotección y excesos punitivos; IV.
Al fomento de la responsabilidad personal y social, así como a la toma de decisiones del menor
de acuerdo a su edad y madurez psicoemocional; y V. Los demás derechos que a favor de las
niñas y los niños reconozcan otras leyes y tratados aplicables. [205, 259, 260, 282 apartado B, F
III, 283, 283 Bis, 336, 380, 414 Bis, 416, 416 Bis, 416 Ter, 417, 483, 494 B, 494 D].
111
Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
4o., fracción I de la Ley de los Derechos de las Niñas y Niños en el Distrito Federal,17 una interpretación conforme de tal principio nos obliga
a considerar también el contenido de la Convención sobre los Derechos
del Niño, en concreto los numerales 3, 7, 8 y 22 que a saber establecen:
Artículo 3
1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones
públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administra-
tivas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá
será el interés superior del niño.
2. Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cui-
dado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con
ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y administrativas adecuadas.
3. Los Estados Partes se asegurarán de que las instituciones, servicios y estable-
cimientos encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas
establecidas por las autoridades competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y competencia de su personal, así como en relación con la
existencia de una supervisión adecuada.
17 Cfr. Artículo 4o. Son principios rectores en la observancia, interpretación y aplicación
de esta Ley, los siguientes: I. El Interés Superior de las niñas y niños. Este principio implica dar
prioridad al bienestar de las niñas y niños ante cualquier otro interés que vaya en su perjuicio.
Este principio orientara la actuación de los Órganos Locales de Gobierno encargados de las
acciones de defensa y representación jurídica, provisión, prevención, protección especial
y participación de las niñas y niños, y deberá verse reflejado en las siguientes acciones: a)
En la asignación de recursos públicos para programas sociales relacionados con las niñas y
niños; b) En la atención a las niñas y niños en los servicios públicos; y c) En la formulación y
ejecución de políticas públicas relacionadas con las niñas y niños; II. La Corresponsabilidad o
Concurrencia, que asegura la participación y responsabilidad de la familia, órganos locales de
gobierno y sociedad en la atención de las niñas y niños; III. El de igualdad y equidad en todos
los ámbitos que conciernen a las niñas y niños; IV. El de la familia como espacio preferente para
el desarrollo de las niñas y niños; V. El de que la niña o niño tiene diversas etapas de desarrollo
y diversas necesidades que deben llevar a la elaboración de respuestas gubernamentales
especiales y políticas públicas específicas, dependiendo de la etapa de desarrollo en la que
se encuentre, con el objeto de procurar que todas las niñas y niños ejerzan sus derechos con
equidad; VI. El de que las niñas y niños deben vivir en un ambiente libre de violencia; y VII. El
del respeto universal a la diversidad cultural, étnica y religiosa.
Materia Familiar
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Artículo 7
1. El niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y tendrá
derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida
de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos.
2. Los Estados Partes velarán por la aplicación de estos derechos de conformi-
dad con su legislación nacional y las obligaciones que hayan contraído en virtud
de los instrumentos internacionales pertinentes en esta esfera, sobre todo cuando
el niño resultara de otro modo apátrida.
Artículo 8
1. Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar
su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de
conformidad con la ley sin injerencias ilícitas.
2. Cuando un niño sea privado ilegalmente de algunos de los elementos de su
identidad o de todos ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y protección apropiadas con miras a restablecer rápidamente su identidad.
Artículo 22
1. Los Estados Partes adoptarán medidas adecuadas para lograr que el niño que
trate de obtener el estatuto de refugiado o que sea considerado refugiado de conformidad con el derecho y los procedimientos internacionales o internos aplicables
reciba, tanto si está solo como si está acompañado de sus padres o de cualquier otra
persona, la protección y la asistencia humanitaria adecuadas para el disfrute de los
derechos pertinentes enunciados en la presente Convención y en otros instrumen-
tos internacionales de derechos humanos o de carácter humanitario en que dichos
Estados sean partes.
2. A tal efecto los Estados Partes cooperarán, en la forma que estimen apropia-
da, en todos los esfuerzos de las Naciones Unidas y demás organizaciones intergubernamentales competentes u organizaciones no gubernamentales que cooperen
con las Naciones Unidas por proteger y ayudar a todo niño refugiado y localizar
a sus padres o a otros miembros de su familia, a fin de obtener la información necesaria para que se reúna con su familia. En los casos en que no se pueda localizar
113
Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
a ninguno de los padres o miembros de la familia, se concederá al niño la misma
protección que a cualquier otro niño privado permanente o temporalmente de su
medio familiar, por cualquier motivo, como se dispone en la presente Convención.
20. De los numerales antes precisados, apreciamos que la expresión
“interés superior del menor” implica que el desarrollo de éste y el ejercicio pleno de sus derechos como criterios rectores para la elaboración
de normas y su aplicación en todos los órdenes relativos a la vida del
niño.18
21. En concreto, los jueces al atender asuntos que afecten e incidan en
el interés superior del menor, en específico en los juicios de paternidad,
deben considerar ineludiblemente, a decir de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo siguiente:
[…] Por tanto, cuando se demande el reconocimiento de paternidad, el juzga-
dor está obligado a tener presente que dicha demanda no sólo se relaciona con el
derecho que tiene el menor a indagar y conocer la verdad sobre su origen, sino
que además, ese conocimiento involucra una serie de derechos que le resultan fundamentales, pues derivado de esa investigación se podrá establecer si existe o no
una filiación entre él y quien se considera es el padre y, de ser así, no sólo podrá
acceder a llevar el apellido de su progenitor como parte del derecho a la identidad
que le permite tener un nombre y una filiación, sino que se verá beneficiado en su
derecho a la salud […]19
18 Véase jurisprudencia número 1a./J 25/2012 (9ª) pronunciada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación con el rubro: “Interés superior del menor. Su
concepto”. Localizable en la décima época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
libro XV, diciembre de 2012, tomo 1, página 334.
19 Cfr. Tesis aislada 1a. LXXI/2013 (10a.) pronunciada por la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en la décima época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, libro XX, mayo de 2013, tomo 1, página 541, con el rubro: “Interés superior del menor.
Sus alcances en un juicio de reconocimiento de paternidad.”
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114
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
22. En consecuencia, si se considera el principio pro homine, con sus
variantes,20 podemos entender que la resolución combatida de ninguna
manera reduce o limita los derechos fundamentales del apelante, vinculados con sus derechos reproductivos, ni muchos menos implica imponerle probar un hecho negativo, sino por el contrario, es congruente con
los límites razonables que este derecho tiene dentro de nuestro sistema
jurídico.
23. Por lo tanto, la resolución combatida satisface el principio de racionalidad pro homine que nuestro legislador constitucional estatuyó en
el numeral 1o. del Pacto Federal, porque el a quo al no darle procedibilidad a los argumentos planteados por el ahora apelante, pues con tal
actuar prevaleció el interés superior del menor, y por tanto, es evidente
que atendió a la optimización del derecho del menor atendiendo al principio favor debilis; es decir, la situación del menor y los derechos derivados del reconocimiento de paternidad no pueden verse disminuidos por
los argumentos vertidos por el apelante, pues además de que no existe
afectación a los derechos fundamentales de éste, los derechos del menor
son de peso ponderante superior al momento que un juzgador analiza
un caso en que el “interés supremo” de éste pueda verse afectado.
24. Refuerza lo antes expuesto, la jurisprudencia emitida por el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, mismo que
establece lo siguiente:
Interés superior del menor. Su relación con los adultos. El concepto interés su-
perior del menor, cuya salvaguarda es prioritaria en el sistema jurídico mexicano,
permite delimitar con precisión y claridad los derechos y obligaciones que corres-
ponden a las personas adultas en relación con los niños, para lo cual se privilegia
el deber de atenderlos y cuidarlos, con el objeto permanente de alcanzar el mayor
bienestar y beneficio posibles para ellos, como un imperativo de la sociedad; de
20 Véase supra párrafos 5 y 6 de la presente resolución.
115
Materia Familiar
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
manera que su protección se ubica incluso por encima de la que debe darse a los
derechos de los adultos, con lo cual se cumple una trascendente función social de
orden público e interés social.21
25. Para concluir, en cuanto al motivo de inconformidad señalado
con el punto f) de esta resolución también fue motivo de disidencia en
el toca número ****/2013, en donde el ahora apelante JOSÉ JAIME, expresó: “[…] que no es su deseo que se practique una nueva prueba en
genética molecular y se conforma con el resultado de la que ya obra en
autos, realizada por el Instituto de Ciencias Forenses del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal […]”;22 consecuentemente, y a fin
de evitar determinaciones contradictorias, atendiendo al principio de
congruencia contenido en el artículo 81 del código de procedimientos
civiles, tal argumento de inconformidad se declara desierto y por tanto
infundado.
III. Al no encontrarse el caso en alguno de los supuestos a que se
refiere el artículo 140 del código de procedimientos civiles, no se hace
condena en gastos y costas en esta instancia.
Por lo expuesto y fundado, es de resolverse y se
RESUELVE:
PRIMERO. Son infundados los agravios hechos valer por el apelante,
en consecuencia:
SEGUNDO. Se confirma la sentencia definitiva dictada por el C. Juez
Trigésimo Primero de lo Familiar por Ministerio de Ley, de esta ciudad,
el diez de junio de dos mil trece, en el juicio ordinario civil, reconocimiento de paternidad, seguido por YANIRA INGRID, en contra del
apelante, expediente ***/2012.
21 Cfr. Jurisprudencia número I.5o. C. J/15, localizable en la novena época del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXXIII, marzo de 2011, página 2188.
22 Véase foja veintinueve del toca.
Materia Familiar
116
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
TERCERO. No se hace condena en gastos y costas en esta instancia.
CUARTO. Notifíquese. Con testimonio de esta resolución, devuélvanse los autos al juzgado de origen y, en su oportunidad, archívese el
toca.
Así, por unanimidad de votos, lo resolvieron y firman los integrantes
de la H. Cuarta Sala Familiar, magistrados doctora Edilia Rivera Bahena, maestro Antonio Muñozcano Eternod y Juan Luis González A.
Carrancá, siendo ponente el último de los nombrados, en términos del
artículo 45 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, ante el C. Secretario de Acuerdos Claudio Subias Fuentes,
quien autoriza y da fe.
117
Materia Familiar
Materia Justicia
para Adolescentes
Primera Sala Especializada en Justicia para
Adolescentes
Magistrados
Cruz Lilia Romero, Sara Patricia Orea Ochoa,
Miguel Ángel Ramos Roldán.
Ponente
Mgda. Sara Patricia Orea Ochoa
Recurso de apelación interpuesto por la defensa pública del adolescente, en contra de la resolución inicial, de sujeción a proceso con restricción de la libertad, en la conducta tipificada como delito de robo
calificado (en contra de transeúnte y con violencia física).
SUMARIO: FLAGRANCIA EQUIPARADA. LA DETENCIÓN DE UN ADOLESCENTE SIN EL CUMPLIMIENTO IRRESTRICTO DEL MARCO CONSTITUCIONAL Y CONVENCIONAL, DEBE CONSIDERARSE ILEGAL. De
conformidad con lo que establece el artículo 16, párrafos quinto y séptimo de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cualquier persona
puede detener al indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito o inmediatamente después de haberlo cometido, poniéndolo sin demora a
disposición de la autoridad más cercana y ésta con la misma prontitud, a la
del Ministerio Público. En caso de urgencia o flagrancia, el juez que reciba la
consignación del detenido deberá inmediatamente ratificar la detención o de-
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
cretar la libertad con las reservas de ley. Por su parte, el artículo 267 del abrogado Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal establecía
que se podría detener a una persona sin orden judicial en caso de flagrancia.
Se entendía que había flagrancia, entre otros supuestos, cuando el inculpado
era perseguido material e inmediatamente después de ejecutado el delito, de
ahí que si de las constancias que obran en el expediente, se advierte que el juez
de la causa para calificar de legal la detención del adolescente, se basó en la hipótesis que nos ocupa, sin que haya acontecido persecución material, viola en
perjuicio del adolescente los derechos fundamentales de legalidad, seguridad
jurídica y debido proceso, previstos por los artículos 1o., 14, párrafo segundo,
y 16, párrafos primero y del cuarto al séptimo, de nuestro Pacto Federal, pues
a partir de la reforma constitucional, la hipótesis de flagrancia equiparada se
derogó.
Fallo que pronuncia la magistrada Sara Patricia Orea Ochoa, integrante de la Primera Sala de Justicia de Adolescentes, en el toca 000/2013,
integrado con motivo de la admisión que hizo el Juez Noveno de Proceso Escrito en Materia de Justicia para Adolescentes, doctor Héctor González Estrada, respecto de la inconformidad planteada por la defensa
pública del adolescente ALEJANDRO, en contra de la resolución inicial
de fecha 29 veintinueve de Agosto de 2013 dos mil trece, dentro de la
causa 000/2013, en el que dictó sujeción a proceso con restricción de su
libertad, al considerarlo como probable responsable del delito de ROBO
CALIFICADO (en contra de transeúnte y con violencia física).
RESULTANDO:
ÚNICO. El 29 veintinueve de agosto de 2013 dos mil trece, el Juez
Noveno de Proceso Escrito en materia de Justicia para Adolescentes
dictó fallo en los siguientes términos:
Materia Justicia para Adolescentes
122
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Primero. Siendo las 12:00 doce horas del día de la fecha, se decreta la sujeción
a proceso con restricción de la libertad al adolescente ALEJANDRO, en la Comu-
nidad Diagnóstico Integral para Adolescentes donde se encuentra actualmente,
al resultar probable responsable en la conducta tipificada como delito de ROBO
CALIFICADO (por haberse cometido en contra de transeúnte y a través de la vio-
lencia física), en agravio de KARLA MABEL, por la que ejerció acción de remisión
el ministerio público y se le seguirá proceso.
Segundo. Al considerarse como grave la conducta tipificada como delito ma-
teria de esta resolución, se declara la apertura del procedimiento escrito, para la
tramitación de la presente causa, haciéndole saber a las partes que cuentan con un
plazo de 3 tres días hábiles para ofrecer medios de prueba, con la obligación de
ilustrar al Juez, sobre el valor y alcance que pretenden dar a cada una de éstas, sien-
do que las que se admitan, serán desahogadas en audiencia que deberá celebrarse
dentro de los 10 diez días hábiles posteriores.
Tercero. Requiérase a la Directora de la Comunidad de Diagnóstico Integral
para Adolescentes de esta ciudad, para que remita a este juzgado el diagnóstico
biopsicosocial que se practique al adolescente ALEJANDRO, en los términos del
considerando VIII de esta resolución.
Cuarto. En cumplimiento al acuerdo 10-03/2012 emitido por el Consejo de
la Judicatura del Distrito Federal en sesión plenaria ordinaria celebrada el día
diecisiete de enero del año 2012 dos mil doce, notifíquese a las partes lo siguiente:
“Se hace del conocimiento de las partes que el Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, en cumplimiento a lo establecido en los artículos 4, 5 fracción V, 6
párrafos primero y segundo de la Ley de Justicia Alternativa del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal; y en los artículos 12, fracción I, inciso c, y 40 de la
Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, proporciona el servicio
de mediación en materia de justicia para adolescentes, como mecanismo alternativo
de solución a controversias, tratándose de conductas tipificadas como delitos no
graves, dicho servicio de mediación se ofrece a través de su Centro de Justicia
Alternativa, ubicado en Niños Héroes, número 133, esquina Doctor Navarro,
123
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
4o piso, colonia Doctores, delegación Cuauhtémoc, C.P. 06720, con los teléfonos
52083146 y 52083196, correo electrónico mediació[email protected], donde
se les atenderá en forma gratuita, para que sean orientados respecto de lo que es y
para qué sirve la mediación, se valore el caso correspondiente para determinar si
es mediable el conflicto y, en el supuesto de que proceda la mediación, expresen su
voluntad de utilizar los servicios que ofrece el Centro”.
Quinto. Notifíquese de manera personal a las partes la presente resolución para
los efectos legales procedentes, haciendo hincapié sobre el derecho (sic) tienen de
inconformarse con la presente resolución a través del recurso de apelación, en un
término de 3 tres días después de su notificación, y la obligación a no divulgar o
publicar cualquier dato que obre en el expediente al cual tienen acceso, principalmente los referidos a la identidad del adolescente y de su familia, lo anterior tal y
como lo prevé el artículo 22 de la Ley de Justicia para Adolescentes en el Distrito
Federal.
Sexto. Expídanse las boletas y oficios de ley, así como copia autorizada de la
presente resolución a la Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes;
háganse las anotaciones correspondientes en el libro de Gobierno que se lleva en
este Juzgado Especializado.
En contra del (sic) resolución inicial dictada por el juez, la defensa oficial interpuso recurso de apelación el 2 dos de septiembre de 2013 dos
mil trece, el cual admitió en efecto devolutivo por auto de fecha 6 seis
de septiembre de la misma anualidad y, ordenó se remitiera testimonio
de la causa a la autoridad revisora; por lo que, una vez substanciado el
procedimiento respectivo ante esta segunda instancia y presentados los
agravios de la defensa oficial, se celebró audiencia de vista el 13 trece de
septiembre de 2013 dos mil trece, donde las partes hicieron uso de la palabra en diligencia formal y; al ser así, pasaron los autos a la Magistrada
ponente para la elaboración del fallo correspondiente.
Materia Justicia para Adolescentes
124
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
CONSIDERANDO:
I. Este tribunal, es competente para conocer y resolver del presente
asunto, de conformidad con lo establecido en el artículo 44 Bis de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, así como
con fundamento en los numerales 92, 93 y 95 de la Ley de Justicia para
Adolescentes y, de acuerdo al primero de los numerales señalados, el
objeto y efecto de este recurso es la revisión de la legalidad de las resoluciones dictadas por los jueces conforme a lo previsto en esta ley. Por
lo que al estar en presencia de una apelación interpuesta por la defensa
oficial, se suplirán las deficiencias que se adviertan, de no haber sido
expuestas en su totalidad las violaciones causadas, de conformidad a lo
que dispone el artículo 95 de la ley sustantiva de la materia.
La presente resolución se ajustará a la interpretación y a la aplicación
de los principios rectores y a la normatividad internacional en la materia y de manera especial, se ajustará a los lineamientos que establecen
el artículo 40 inciso a) fracción II de la Convención sobre los Derechos
del Niño, así como los Principios Generales adoptados en el punto 7
de las Reglas Mínimas de las Naciones unidas para la Administración
de Justicia de Menores (Reglas de Beijing), es decir, tiene que ser una
determinación judicial inmediata, que sin apartarse de los contenidos
de seguridad jurídica a que se contrae el artículo 14 Constitucional párrafo segundo, en el sentido de que: “Nadie podrá ser privado de la
libertad, o de sus propiedades, posesiones o derechos sino mediante
juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se
cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a la
leyes expedidas con anterioridad al hecho”, así como el numeral 16 párrafo primero del Pacto Federal, que señala que “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en
virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente que funde
y motive, la causa legal del procedimiento”; pueda ser entendida sin in125
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
termediarios por el justiciable, que por razón de su calidad de persona
en desarrollo que carece de los conocimientos técnicos, conozca en un
lenguaje claro los contenidos y alcances del acto de autoridad, a razón
de que una de las finalidades del nuevo sistema de justicia de adolescentes, radica en procurar en el adolescente el respeto de los derechos
humanos y las libertades fundamentales de sí mismo y de los demás,
así como promover la importancia del desarrollo de sus capacidades y
de su sentido de responsabilidad frente a la sociedad, lo que únicamente se logra cuando la resolución es comprensible para el justiciable.
II. Puntualizado lo anterior, esta alzada determina que es innecesario
pronunciarse en cuanto al fondo del asunto planteado, respecto de la
inconformidad planteada por la defensa, pues contrario a lo que concluyó el juez, se advierte que no se actualiza el supuesto material para
calificar de legal la detención del adolescente ALEJANDRO, toda vez
que tal acto de autoridad, fue en contravención a los derechos fundamentales de legalidad, seguridad jurídica y debido proceso, previstos
por los artículos 1o., 14, párrafo segundo, y 16, párrafos primero y del
cuarto al séptimo, de nuestro pacto federal, en virtud de lo siguiente:
En efecto, el control judicial de la detención es el mecanismo idóneo
para la efectiva tutela del derecho a la libertad personal, ante las graves
implicaciones familiares, sociales y económicas que implica someter a
la potestad estatal a cualquier gobernado, acto procedimental que debe
cumplir con los estándares fijados de acuerdo al Pacto Internacional
sobre Derechos Civiles y Políticos (ratificado por México el 24 veinticuatro de marzo de 1981 mil novecientos ochenta y uno), en su artículo
9.1 donde se reconoce que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad y seguridad personales”, asimismo el artículo 7o. de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (ratificada por nuestro país el 18
dieciocho de diciembre de 1980 mil novecientos ochenta) señala: “Derecho a la libertad personal. 7.5. Toda persona detenida o retenida debe
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
ser llevada sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por
la ley para ejercer funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada
dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio
de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio. 7.6. Toda persona
privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su
arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los estados partes cuyas leyes prevén que toda persona
que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a
recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la
legalidad de tal amenaza, dicho curso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.”; con
lo cual se garantiza que los actos de autoridad que afecten el derecho
de libertad de los individuos no sean irrazonables, imprevisibles o con
faltas de proporcionalidad.
Al respecto, es cierto que la defensa no recurrió el acto de autoridad relacionado a la calificación de legalidad, pero también lo es, que atendiendo
a la reciente reforma al artículo 1o. constitucional, los juzgadores debemos
atender al principio pro persona; lo anterior se sustenta en el criterio sostenido por nuestro Máximo Tribunal 10a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Libro
III, diciembre de 2011, Tomo 1; Pág. 550, que a la letra señala:
Criterios emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando el
Estado mexicano no fue parte. Son orientadores para los jueces mexicanos siempre que
sean más favorables a la persona en términos del artículo 1o. de la Constitución Federal.
Los criterios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que derivan
de sentencias en donde el Estado Mexicano no intervino como parte en el litigio
son orientadores para todas las decisiones de los jueces mexicanos, siempre que
sean más favorables a la persona, de conformidad con el artículo 1o. constitucional.
127
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
De este modo, los jueces nacionales deben observar los derechos humanos establecidos en la Constitución Mexicana y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, así como los criterios emitidos por el Poder Judicial de
la Federación al interpretarlos y acudir a los criterios interpretativos de la Corte In-
teramericana para evaluar si existe alguno que resulte más favorable y procure una
protección más amplia del derecho que se pretende proteger. Esto no prejuzga la
posibilidad de que sean los criterios internos los que se cumplan de mejor manera
con lo establecido por la Constitución en términos de su artículo 1o., lo cual tendrá
que valorarse caso por caso a fin de garantizar siempre la mayor protección de los
derechos humanos. Pleno. Varios 912/2010. 14 de julio de 2011. Mayoría de seis
votos; votaron en contra: José Ramón Cossío Díaz, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea,
Sergio A. Valls Hernández, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Juan N.
Silva Meza. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Encargado del engrose: José
Ramón Cossío Díaz. Secretarios: Raúl Manuel Mejía Garza y Laura Patricia Rojas
Zamudio. El Tribunal Pleno, el veintiocho de noviembre en curso, aprobó, con el
número LXVI/2011 (9a.), la tesis aislada que antecede. México, Distrito Federal, a
veintiocho de noviembre de dos mil once. Nota: En la resolución emitida el 25 de
octubre de 2011 por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la so-
licitud de modificación de jurisprudencia 22/2011, en el punto único se determinó:
“Único. Han quedado sin efectos las tesis jurisprudenciales números P./J. 73/99 y
P./J. 74/99, cuyos rubros son los siguientes: Control judicial de la Constitución.
Es atribución exclusiva del Poder Judicial de la Federación.’ y ‘Control difuso de
la constitucionalidad de normas generales.
No
lo autoriza el artículo
133
de la
Constitución., conclusión a la que se arribó en virtud del marco constitucional ge-
nerado con motivo de la entrada en vigor del Decreto por el que se modifica la
denominación del Capítulo I del Título Primero y reforma diversos artículos de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario
Oficial de la Federación de 10 de junio de 2011. Las tesis P./J. 73/99 y P./J. 74/99 an-
teriormente citadas aparecen publicadas en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo X, agosto de 1999, páginas 18 y 5, respectivamente”.
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Determinación que se rige por el principio de excepcionalidad, ante
las graves consecuencias que implica a un gobernado permanecer en
un lugar determinado, mediante su aislamiento y sometimiento a una
situación que no le permite desarrollar con normalidad sus relaciones
sociales, máxime en tratándose de adolescentes, el tiempo se percibe
de manera distinta ya que por sus características especiales, éstos se
encuentran ante una situación de doble vulnerabilidad: ser niño y estar
detenidos por un acto de autoridad; tal desigualdad exige mecanismos
de protección más rigurosos de la legalidad de la privación de la libertad y de las condiciones en las que se encuentra el detenido, así como
una pronta decisión sobre su libertad para evitar los daños sobre su
personalidad, que el contacto con el sistema penal pudiera provocarles,
así que posibilita a los jueces a observar directamente el estado en que
llegan los detenidos, escuchar sus reclamos y tomar las medidas que resulten pertinentes, pues la pronta intervención judicial permite detectar
y prevenir la trasgresión de los derechos fundamentales y especiales,
situación que incluso se contempla en la regla número 11 b) de las Naciones Unidas para la Protección de los menores privados de la libertad
establece: “…toda forma de detención o encarcelamiento, así como el
internamiento en un establecimiento público o privado del que no se
permita salir al menor por su propia voluntad, por orden de cualquier
autoridad judicial, administrativa u otra autoridad pública.”, ante ello,
el control judicial de la detención debe observar el conjunto de garantías y derechos en la esfera de protección de las personas.
Documentos internacionales que al ser ratificados por México le son
obligatorios en términos del artículo 1o. de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (ratificada el 18 dieciocho de diciembre de
1980 mil novecientos ochenta), que establece la obligación de los estados firmantes de respetar los derechos y libertades ahí contenidos y
“garantizar” su libre y pleno ejercicio de toda persona que esté sujeta
129
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
a su jurisdicción “sin discriminación alguna”, lo anterior adoptando la
interpretación más favorable al derecho humano que se trate (principio
pro persona); al respecto resultan aplicables por similitud los siguientes
criterios sustentados por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, cuyos rubros y textos a la letra dicen:
Sistema de control constitucional en el orden jurídico mexicano. Actualmente
existen dos grandes vertientes dentro del modelo de control de constitucionalidad
en el orden jurídico mexicano, que son acordes con el modelo de control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial.
En primer término, el control concentrado en los órganos del Poder Judicial de
la Federación con vías directas de control: acciones de inconstitucionalidad, con-
troversias constitucionales y amparo directo e indirecto; en segundo término, el
control por parte del resto de los jueces del país en forma incidental durante los
procesos ordinarios en los que son competentes, esto es, sin necesidad de abrir un
expediente por cuerda separada. Ambas vertientes de control se ejercen de manera
independiente y la existencia de este modelo general de control no requiere que todos los casos sean revisables e impugnables en ambas. Es un sistema concentrado
en una parte y difuso en otra, lo que permite que sean los criterios e interpretaciones constitucionales, ya sea por declaración de inconstitucionalidad o por inaplicación, de los que conozca la Suprema Corte para que determine cuál es la interpretación constitucional que finalmente debe prevalecer en el orden jurídico nacional.
Finalmente, debe señalarse que todas las demás autoridades del país en el ámbito
de sus competencias tienen la obligación de aplicar las normas correspondientes
haciendo la interpretación más favorable a la persona para lograr su protección
más amplia, sin tener la posibilidad de inaplicar o declarar su incompatibilidad.
Décima Época; registro: 160480; Instancia: Pleno; Tesis Aislada; Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta; Localización: Libro III, diciembre de 2011, Tomo
1; Materia: Constitucional; Tesis: P. LXX/2011 (9a.); página 557.
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Control de convencionalidad ex officio en un modelo de control difuso de cons-
titucionalidad.
De conformidad con lo previsto en el artículo 1o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, todas las autoridades del país, dentro del
ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los derechos
humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado Mexicano, adoptando la interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo que se
conoce en la doctrina como principio pro persona. Estos mandatos contenidos en el
artículo 1o. constitucional, reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial
de la Federación de 10 de junio de 2011, deben interpretarse junto con lo establecido
por el diverso 133 para determinar el marco dentro del que debe realizarse el control
de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder
Judicial, el que deberá adecuarse al modelo de control de constitucionalidad existente en nuestro país. Es en la función jurisdiccional, como está indicado en la última
parte del artículo 133 en relación con el artículo 1o. constitucionales, en donde los
jueces están obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la Constitución
y en los tratados internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario que
se encuentren en cualquier norma inferior. Si bien los jueces no pueden hacer una
declaración general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las normas que
consideren contrarias a los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los
tratados (como sí sucede en las vías de control directas establecidas expresamente en
los artículos 103, 105 y 107 de la Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar
las normas inferiores dando preferencia a las contenidas en la Constitución y en los
tratados en la materia. Décima Época; registro: 160589; Instancia: Pleno; Tesis Aislada;
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; localización: Libro III, diciembre
de 2011, Tomo 1; materia: Constitucional; Tesis: P. LXVII/2011(9a.); página 535.
Consecuentemente, las normas provenientes de ambas fuentes son
supremas en el orden jurídico mexicano. Esto implica que los valores,
principios y derechos que ellas materializan deben permear en todo el
131
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
sistema con obligación de todas las autoridades a su aplicación y, en
aquellos casos en que sea procedente, a su interpretación. En el supuesto de que un mismo derecho fundamental esté reconocido en las dos
fuentes supremas del ordenamiento jurídico, a saber, la constitución y
los tratados internacionales, la elección de la norma que será aplicable
–en materia de derechos humanos– atenderá a criterios de favorabilidad del individuo o a lo que la doctrina ha denominado principio pro
persona, que en nuestro sistema es norma constitucional conforme a lo
dispuesto en el segundo párrafo del precepto 1o. de la Ley Fundamental. Según dicho criterio, en caso de que exista una diferencia entre el
alcance o la protección reconocida en las normas de estas distintas fuentes, debe prevalecer aquélla que represente una mayor protección para
la persona o que implique una menor restricción. En esta lógica, el catálogo de derechos fundamentales no se encuentra limitado a lo prescrito
en el texto constitucional, sino que también incluye a todos aquellos
derechos que figuran en los tratados internacionales ratificados por el
estado mexicano.
En torno a la libertad de las personas como derecho fundamental, el
preinserto dispositivo 14 de la Carta Magna tutela y garantiza que en
nadie puede ser privado de la libertad, sino mediante acto de autoridad
fundado y motivado; a la par de ello, nuestro sistema constitucional establece que nadie puede ser detenido arbitrariamente, prohibición con
rango de derecho fundamental acorde y consistente al sentido de lo dispuesto por el diverso numeral 1o., párrafos cuarto y quinto constitucional, a partir del cual se establece que la libertad es un valor fundamental vinculado a la dignidad humana como condición y base de todos los
demás derechos humanos; por tanto, la protección a la libertad de la
persona en el ámbito penal, rechaza cualquier modelo de estado autoritario que permita proscribir ideologías o forzar modelos de excelencia
humana a través de uso del poder punitivo, tan es así que acorde con
Materia Justicia para Adolescentes
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el ordinal 16, párrafos quinto y sexto, de la misma ley suprema, únicamente se autoriza a detener en flagrancia delictiva o en caso urgente.
Sin embargo, tanto en los casos de flagrancia o urgencia, la privación
de la libertad ante la autoridad ministerial únicamente resultará legal
por el plazo de cuarenta y ocho horas; y, el juzgador al recibir la consignación con detenido está obligado de manera prioritaria a analizar de
inmediato las constancias de la indagatoria a fin de establecer si en el
caso acontece alguna de las hipótesis previstas para la flagrancia o fueron satisfechos los requisitos para que el ministerio público ordenara la
detención o retención del inculpado por caso urgente; lo que debe ser
convalidado por la autoridad judicial, esto es, por disposición constitucional y legal expresa, al caso de los dispositivos 16, párrafo séptimo,
de la Carta Magna, y 286 Bis, párrafo tercero, del código adjetivo de la
materia, de manera necesaria habrá de calificar la legalidad de la detención, bien para ratificarla o para decretar la libertad del inculpado con
las reservas de ley, ante el caso de no satisfacerse las exigencias legales
que le dieron origen.
Con lo expuesto en los párrafos precedentes, en sentido vinculatorio
al sistema jurídico nacional, la libertad personal tiene la connotación
de derecho humano que implica su amplio respeto, tutela y protección
como derecho esencial de la persona; ante tales parámetros justifica
que esta alzada se pronuncie en cuanto a la calificación de legalidad
de la detención en cita; por lo cual, al ser analizadas las constancias
procedimentales donde el juez resolvió respecto del control judicial de
la detención del adolescente ALEJANDRO, por la comisión del delito
de ROBO AGRAVADO (en contra de transeúnte y con violencia moral),
este tribunal determina inexacta su decisión, dado que no se actualiza
el supuesto de flagrancia que prevén los numerales 16, párrafo séptimo,
de nuestro Pacto Federal y 267 de la ley procesal penal, en virtud de lo
siguiente:
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Teórica y legalmente se reconocen dos tipos de detenciones: a) Detención judicial imputativa, que es la ordenada por el juez, cuando el
ministerio público previamente ha reunido los requisitos establecidos
por el artículo 16 constitucional, porque existen indicios que acreditan
el cuerpo del delito y hay datos sobre su probable responsabilidad,
y ante la orden emanada por autoridad competente, el justiciable es
puesto a disposición en calidad de imputado, con la finalidad de dar
inicio formalmente a un proceso, cuyo requisito sine qua non es que la
punibilidad prevista por el ordenamiento punitivo sea el de prisión,
según lo establece el artículo 18 del Pacto Federal. Esta forma de detención judicial debe constituir la regla general atendiendo al principio de
presunción de inocencia y el acto que emite el juzgador debe de estar
debidamente fundado y motivado; b) Detención en caso de flagrancia o
urgencia, este tipo de detención es una excepción a la regla, en el primer
supuesto, cualquier persona puede realizar la detención si sorprendiera a otra en delito flagrante, en el segundo caso, cuando el ministerio
público advierta en delitos calificados como graves que el imputado
puede sustraerse de la acción de la justicia, obstaculizar la investigación
o ser sorprendido para abandonar el ámbito territorial de jurisdicción.
Con lo anteriormente expuesto, contrario a lo que determinó el juez
no se actualiza el supuesto de flagrancia y el cual hace consistir: “…que
el sujeto activo fue detenido inmediatamente después de haber cometido el hecho”; dado que además de que la persecución de ALEJANDRO no fue de manera inmediata o continua como lo exige la norma,
de igual forma no consta en autos ningún dato objetivo que evidencie
riesgo de fuga por parte del adolescente. Basta observar que la víctima
KARLA MABEL, manifestó que el 24 veinticuatro de Agosto de 2013
dos mil trece, se encontraba con sus amigas ALONDRA y CAMILA, en
el parque ubicado en la calle …, colonia …, Delegación Azcapotzalco,
aproximadamente a las 16:15 dieciséis horas con quince minutos, que
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
se tomaban fotografías con su ipod, que mientras platicaban editaba las
fotos, que vio a dos sujetos que conoce de vista con actitud sospechosa,
por lo cual sus amigas le hicieron “casita”, a continuación se acercaron
los dos sujetos y el que vestía camisa gris aventó a su amiga CAMILA,
acercándose de inmediato a la víctima y le dijo “Ya valiste”, al mismo
tiempo que le arrebató su ipod, que los sujetos corrieron a la calle que se
encuentra junto a una primaria, que la menor les gritó “Mi ipod”, que se
fueron a casa de su amiga CAMILA –quien vivía frente al parque– para
avisarles a sus familiares, que KARLA le pidió su celular a ALONDRA
para informarle a su mamá lo ocurrido, cuando habló con su señora
madre le preguntó por su tío HÉCTOR, ya que él conocía a los muchachos porque se juntaban en la calle … junto al número …, asimismo les
proporcionó las características de los sujetos que le habían robado, que
minutos después su tío HÉCTOR llegó (sic) casa de su amiga y le dijo
que irían a buscar a los sujetos, que llegaron a la calle de …, y también
llegó su abuelo, estando en el lugar cinco o seis muchachos, de los cuales reconoció a los dos sujetos que momentos antes la habían robado
su ipod, que específicamente señaló al sujeto que le arrebató su ipod,
siendo asegurado de inmediato por el denunciante HÉCTOR MANUEL
abuelo de la víctima-, que el adolescente dijo que no era cierto, que él
no se había movido de ese lugar, insistiéndole que le devolviera el ipod,
asegurando que no tenía nada, a continuación pasaron unos policías y
el denunciante les solicitó apoyo, que les narró lo ocurrido y al revisarlo
le encontraron el ipod, que fue reconocido de inmediato por la víctima.
Además se cuenta con lo narrado por el denunciante HÉCTOR MANUEL –abuelo de la víctima– quien señaló que el día de los hechos
aproximadamente a las 16:20 dieciséis horas con veinte minutos, estando en su domicilio, recibieron la llamada de su nieta KARLA MABEL, les informó que le acababan de robar su ipod en el parque que se
encuentra en la siguiente colonia, cerca de su domicilio, también les
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
dijo que habían sido dos muchachos de los que se juntaban en la calle
…, de la colonia …, delegación Azcapotzalco, que uno de los sujetos
tenía rastas, perforaciones en la boca y vestía playera amarilla; el otro
sujeto vestía pantalón negro, que su hijo HÉCTOR salió a buscar a su
nieta y él fue a “peinar la zona” dirigiéndose al Hospital de PEMEX,
al parque donde sufrió el ataque la víctima y finalmente a la calle …,
en la misma colonia, donde se encontraban como seis muchachos sentados en la banqueta, uno de ellos tenía rastas, perforaciones y vestía
playera amarilla, se dirigió hacia él, lo sujetó y le dijo que quería el
ipod de su nieta, manifestándole que él no tenía nada, que posteriormente llegaron al lugar su hijo y nieta, quien le señaló a un sujeto que
vestía camisa gris, diciéndole que él le había robado su ipod, que soltó
al sujeto de camisa amarilla, para asegurar al sujeto de camisa gris, a
quien le dijo que quería el ipod de su nieta, y también negó tenerlo,
que después pasaron por el lugar unos policías a quienes les pidió
apoyo, informándoles que el adolescente le había robado el ipod a
su nieta, que aseguraron al adolescente, quien seguía negando haber
robado el ipod y al revisarlo le encontraron en su poder el ipod de su
nieta, el cual lo reconocieron de inmediato como de la propiedad de
KARLA MABEL.
Asimismo, contamos con lo narrado por el policía Camerino Cruz
Sánchez, quien señaló que el día de los hechos al realizar funciones
propias de su cargo, siendo aproximadamente las 16:40 dieciséis horas
con cuarenta minutos, circulaba a bordo de una bicicleta junto con su
compañera de labores Verónica Ángeles, sobre la calle …, en la colonia
…, delegación Azcapotzalco, cuando un sujeto les hizo señas solicitándoles apoyo, al acercarse observaron que tenía asegurado a un joven,
les informaron que el adolescente le había robado su ipod a su nieta,
y éste lo negó, que le hicieron una revisión de rutina encontrándole en
la bolsa trasera derecha del pantalón un ipod, y al ponerlo a la vista de
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
la persona que solicitó el apoyo –HÉCTOR–, lo reconoció junto con su
nieta como de su propiedad de KARLA MABEL.
De los relatos anteriores, se aprecia que después de haber sufrido el
ataque la víctima, ésta y sus acompañantes acudieron al domicilio de una
de ellas para dar aviso a sus familiares, KARLA MABEL esperó a que su
tío llegara a casa de su amiga para ir a la calle … en busca de los sujetos
que la desapoderaron de su ipod, con lo cual no se cumple con la segunda hipótesis planteada en el artículo 267 del Código de Procedimientos
Penales para el Distrito Federal, cuando establece “…o bien, cuando el inculpado es perseguido material e inmediatamente después de ejecutado
el delito.”, en la que se basó el juzgador para calificar de legal la detención
del adolescente ALEJANDRO, entendiéndose como el lapso comprendido entre el momento de la ejecución del delito y el momento de la detención (cuando no aconteció persecución material); el cual debe ser continuo y breve, sin que resulte aplicable el criterio sustentado por el Primer
Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito, que a la letra dice:
Flagrante delito. Concepto del término “inmediatamente”, en la tercera hipótesis prevista por el articulo
69 reformado del Código de Procedimientos Penales (Le-
gislación del Estado de Guerrero). El artículo 16 de la Constitución Federal dispone
que en los casos de delito flagrante, cualquier persona puede detener al indiciado
poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad inmediata y ésta, con la misma prontitud, a la del Ministerio Público. Por su parte, el precepto 69, vigente a
partir del primero de abril de mil novecientos noventa y cinco, del Código de Pro-
cedimientos Penales del Estado de Guerrero, establece que existe delito flagrante:
a) cuando la persona es detenida en el momento de estar cometiendo el delito;
b) cuando es detenida después de ejecutado pero es perseguida materialmente; o
c) cuando es detenida inmediatamente después de haberlo cometido y alguien la
señala y se encuentra en su poder el objeto del mismo o el instrumento con que
aparezca cometido, o aparezcan huellas o indicios que hagan presumir fundada-
137
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
mente su culpabilidad. Ahora bien, el término inmediatamente, que se emplea en
esta última hipótesis de la existencia de delito flagrante, debe entenderse, como
el lapso de tiempo comprendido entre el momento de la ejecución del delito y el
momento de la detención (cuando no aconteció persecución material); lapso de
tiempo que debe ser continuo y breve, que casi no haga necesaria la investigación,
ya que la cercanía en el tiempo entre el momento en el que se comete el ilícito y el
momento en que ocurre la detención, permiten a cualquier persona presumir, en
base al señalamiento y a los hechos que tiene a la vista, que la persona que se detie-
ne es la culpable. En otras palabras, en esta hipótesis, así como en las otras dos, por
la cercanía entre ambos momentos, primero se detiene a la persona que se presume
culpable y posteriormente el Ministerio Público inicia la averiguación, una vez que
ha sido puesta a su disposición la persona detenida; atento a lo dispuesto por la
segunda parte del segundo párrafo del citado artículo 69. Cabe observar, que no
es factible definir el término “inmediatamente” en minutos, horas o incluso días,
porque en cada caso en particular debe apreciarse en conciencia, el tiempo en que
ocurrieron los hechos, el lugar y las circunstancias del caso. [TA]; Novena Época;
T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo III, marzo de 1996; Pág. 946.
Criterio asumido por el a quo, aun cuando no lo invoque a razón, que
a raíz de la reforma constitucional, la hipótesis de flagrancia equiparada, fue derogada; de ahí lo inexacto de lo sostenido por el natural.
También se debe atender como principio rector de la materia el de
presunción de inocencia, establecido en el Pacto Federal, en su artículo 20, inciso B, fracción I; se sustenta en la consideración elemental de
que toda persona tiene derecho a ser estimada como no responsable
de la conducta que se le atribuye en tanto no se le pruebe lo contrario,
por lo cual el acusador tendrá la obligación de arrojar la carga de la
prueba, que como derecho que la ley suprema reconoce y garantiza en
general, cuyo alcance trasciende la órbita del debido proceso, pues con
su aplicación se garantiza la protección de otros derechos fundamenMateria Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
tales como son la dignidad humana y la libertad, que podrían resultar
vulnerados por actuaciones penales o disciplinarias irregulares; en el
presente asunto en ningún momento se aprecia que existiera riesgo de
fuga por parte del adolescente, ya que de lo narrado por la víctima se
advierte que “habían dos muchachos que conozco de vista”, “sé que
se juntaban en la calle … a un lado del número …”, asimismo su tío
HÉCTOR también los conocía y sabía dónde se juntaban, lo anterior se
corrobora con lo manifestado por el adolescente al señalar que su domicilio se ubica en Andador … de …, número …, colonia …, delegación
Azcapotzalco, por lo que en efecto, se ubica en las inmediaciones del
lugar donde ocurrieron los hechos, demostrando que en ningún momento se escondió o trató de hacerlo, tan es así que fue asegurado en la
vía pública afuera de su domicilio.
En resumen, el auto que calificó de legal la detención del adolescente
ALEJANDRO, transgrede el numeral 16 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, por lo que procede decretar la libertad
de ALEJANDRO, al no haber estado al momento de su detención en flagrancia, por lo cual se deberá retrotraer al auto de fecha 27 veintisiete de
agosto del 2013 dos mil trece, pero sin perjuicio de que la representación
social en el caso de que si así lo considere, solicite la detención de ALEJANDRO, siempre y cuando se cumplan los requisitos que establece el
artículo 16 constitucional; y las disposiciones de la ley secundaria aplicable; lo anterior tiene como apoyo el siguiente criterio jurisprudencial.
Detención, consecuencias jurídicas cuando se califica de ilegal la (Legislación
del
Estado de Jalisco). Del análisis correlacionado del sexto párrafo del artículo 16
constitucional y de los artículos 156 y 173 del Código de Procedimientos Penales
para el Estado de Jalisco, se advierte que la única consecuencia prevista por la ley
para el caso de que se califique de ilegal la detención del indiciado, es decretar su
libertad con las reservas de ley, lo que atañe exclusivamente a la libertad personal
139
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
del inculpado, pero ello no tiene el alcance de que el juzgador se encuentre facultado por ese solo hecho para declarar la nulidad de actuación alguna, ya que ni el
artículo 16 constitucional, ni algún otro precepto legal lo dispone. Por tanto, si al
dictarse en segunda instancia, resolución en la que se califica de ilegal la detención
del inculpado, además de decretar su libertad con las reservas de ley, se declara la
nulidad de todo lo actuado a partir del proveído que en primera instancia había
calificado de legal la mencionada detención, la interlocutoria de segundo grado es
ilegal en la parte que decreta la nulidad de actuaciones, porque la ley no faculta al
juzgador para declarar la nulidad de las pruebas que fueron legalmente ofrecidas
y desahogadas durante la preinstrucción, máxime que la Constitución sólo lo faculta para que analice la legalidad de la detención y en su caso decrete la libertad
del indiciado, debiendo constreñirse a dejar sin efectos jurídicos el auto de formal
prisión. Tesis Aislada 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XII, octubre de 2000; Pág.
1289.
Consecuentemente, en términos de lo dispuesto por los artículos
414 y 427 del Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal
con la mismas facultades del juez de primera instancia se resuelve
que por inexacta aplicación de los artículos 267 y 268 Bis del Código
de Procedimientos Penales del Distrito Federal, se queda sin efectos,
el auto de fecha 27 veintisiete de agosto de 2013 dos mil trece, toda
vez que no se reúnen los requisitos de procedencia para la detención
por flagrancia, y por tanto, no se califica de legal la detención de ALEJANDRO y se ordena su libertad con las reservas de ley; quedando en
consecuencia también sin efectos jurídicos la resolución inicial decretada al adolescente, lo anterior, sin perjuicio de que la representación
social, si así lo considera en su oportunidad, solicite la orden de detención del adolescente ALEJANDRO, en los términos de lo que establece el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
En mérito de lo expuesto, al resultar inoperantes e infundados los
agravios de la defensa oficial; y al suplir la deficiencia de los mismos,
con fundamento en los artículos 1o. y 133 constitucionales; 40 inciso a),
fracción II, de la Convención sobre los Derechos del Niño, los Principios
Generales Adoptados en el numeral 7 de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de Justicia de Menores (Reglas de
Beijing), en concordancia con los artículos 27, 92, 93, 94 y 95 de la Ley de
Justicia para Adolescente para el Distrito Federal, y en unión a todos y
cada uno de los preceptos legales invocados en el presente fallo, es de
resolver y se
RESUELVE:
PRIMERO. Queda sin efectos el auto que dictó el Juez Noveno de
Proceso Escrito, de fecha 27 veintisiete de agosto de 2013 dos mil trece, en la que determinó de legal la detención del adolescente ALEJANDRO, por el delito de ROBO AGRAVADO (a transeúnte y con violencia moral), en agravio de KARLA MABEL, representada por HÉCTOR
MANUEL, en la causa 000/2013, para quedar como sigue:
Toda vez que no se reúnen los requisitos de procedencia para la detención por
flagrancia, se ordena la libertad con las reservas de ley del adolescente ALEJANDRO y, en consecuencia su inmediata externación, sin perjuicio de que la Representación Social si así lo considera en su oportunidad, solicite la orden de detención de
ALEJANDRO, en los términos de lo que establece el artículo 16 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
SEGUNDO. Notifíquese personalmente, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 578 del Código de Procedimientos Penales, remítanse copias de la presente resolución a la Dirección Ejecutiva de
Tratamiento a Menores, a la Comunidad de Diagnóstico Integral para
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Adolescentes para los fines de su competencia y al juzgado de su procedencia, así como el testimonio de la causa, y en su oportunidad archívese el toca como asunto totalmente concluido.
Así, lo resolvieron y firman, los magistrados Cruz Lilia Romero Ramírez, Sara Patricia Orea Ochoa y Miguel Ángel Ramos Roldán, integrantes de la Primera Sala de Justicia para Adolescentes en el Distrito
Federal, y con ponencia de la segunda de las mencionadas, ante el Secretario de Acuerdos, Esteban Arrona Trejo, con quien actúan y da fe.
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Segunda Sala Especializada en Justicia para
Adolescentes
Magistrados
Aurora Gómez Aguilar, Eugenio Ramírez Ramírez y
Sadot Javier Andrade Martínez
Ponente
Mgdo. Sadot Javier Andrade Martínez
Recurso de apelación interpuesto por el agente del ministerio publico, en contra de la sentencia definitiva en la que se ordena la no sujeción a proceso por no acreditar la conducta tipificada como delito de
violación agravada.
SUMARIO: PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. CONSTITUYE UN PRINCIPIO CONSTITUCIONAL A FAVOR DE TODA PERSONA A QUIEN SE LE
IMPUTA UN DELITO. De acuerdo a lo previsto en el artículo 20, apartado B,
fracción I de la Constitución Federal, en nuestro país, toda persona se presumirá inocente mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia
emitida por el juez de la causa. El referido principio impone la obligación de la
carga de la prueba al acusador, lo que constituye un derecho que la ley suprema reconoce en general, pues con su aplicación y estricta observancia, se avala
el debido proceso y la protección de los derechos de las víctimas u ofendidos,
que podrían resultar vulnerables por actuaciones penales irregulares en situa-
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
ciones en que las pruebas de descargo puedan dar lugar a dudas razonables.
Aunado a ello, los artículos 11 y 11 Bis, fracción I, de la Ley de Justicia para
Adolescentes para el Distrito Federal, garantizan que: “Todo adolescente gozará directamente de los derechos y garantías reconocidos en la Carta Magna,
en los Instrumentos Internacionales ratificados por los Estados Unidos Mexicanos, así como los establecidos en las leyes de la materia aplicables...”; y que
sean “considerados y tratados como inocentes hasta que, por los medios legalmente establecidos, se compruebe su responsabilidad en el hecho ilícito que
se les atribuya mediante sentencia que cause ejecutoria”. De ahí que si de las
constancias que obran en el expediente no se acredita que el probable o probables responsables cometió o cometieron la conducta tipificada como delito de
violación agravada, invariablemente debe confirmarse la libertad ordenada
por el juez de origen, pues no es al imputado a quien corresponde probar su
inocencia, sino a la representación social demostrar lo contrario.
Visto para resolver el toca número 000/2014, relativo al recurso de
apelación hecho valer por el agente del ministerio público en contra
de la resolución inicial de fecha 11 once de noviembre de 2014 dos mil
catorce, emitida por la Juez Cuarto de Proceso Escrito en Justicia para
Adolescentes del Distrito Federal, licenciada María Velarde, en la causa
número 000/2014, incoada por la conducta tipificada como delito de
VIOLACIÓN AGRAVADA, en contra de los adolescentes ENRIQUE y
ANTONIO, quienes actualmente se encuentran en libertad, por lo que
procede elaborar la siguiente
SÍNTESIS:
1. La resolución impugnada concluyó con los siguientes resolutivos:
Primero. Se ordena la no sujeción a proceso de los adolescentes ENRIQUE y
ANTONIO, por no haber quedado acreditada la conducta tipificada como delito
Materia Justicia para Adolescentes
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de violación agravada, en agravio de la ofendida LAURA, por las razones expuestas en el cuerpo de la presente resolución; por lo que se ordena su inmediata externación, de la Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes en el Distrito
Federal, en donde actualmente se encuentran, únicamente por cuanto a esta conducta se refiere, quedando la causa para efectos del artículo 36 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, de aplicación supletoria a la materia.
Segundo. Gírense los oficios y copias de estilo a la Comunidad de Diagnóstico
Integral para Adolescentes en el Distrito Federal, informándole que a los adoles-
centes ENRIQUE y ANTONIO, se les ha dictado un auto de no sujeción a proceso,
y se ha ordenado su inmediata externación y por tanto, deberán ser entregados a
sus representantes legales, para que queden bajo su custodia, y envíese el oficio
respectivo a la Dirección de Turno de Consignaciones Penales y de Justicia para
Adolescentes del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, informando el
sentido de la presente resolución.
Tercero. Se les hace saber a las partes procesales el término de tres días para
apelar la presente resolución, así como la obligación a no divulgar o publicar algún
dato de la presente causa, particularmente lo referente a la identidad de los adolescentes. Se hace del conocimiento a las partes que cuentan con el término común
de tres días contados a partir del momento de su notificación para que manifiesten
su consentimiento por escrito para restringir el acceso público a la información
confidencial, en el entendido que la omisión de desahogar dicho requerimiento,
constituirá su negativa para que dicha información sea publicada, lo anterior en
términos del inciso c) del considerando IV de la presente resolución.
Cuarto. Notifíquese personalmente a las partes. Háganse las anotaciones co-
rrespondientes en el Libro de Gobierno que se lleva en este Juzgado. Notifíquese,
cúmplase.
2. Inconforme con la resolución anterior, la agente del ministerio público interpuso recurso de apelación en contra de la resolución inicial
de fecha 11 once de noviembre de 2014 dos mil catorce, mismo que fue
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
admitido en efecto devolutivo por auto de fecha 18 dieciocho de noviembre de 2014 dos mil catorce (foja 288); razón por la cual se remitió
a esta Sala el testimonio de apelación correspondiente.
3. Se recibieron 2 dos escritos, el primero en fecha 25 veinticinco de
noviembre de 2014 dos mil catorce, de la representación social adscrita a esta Sala, a través del cual, formuló sus agravios, en los que pidió: “…se revoque el resolutivo primero de la resolución impugnada,
al haberse acreditado el cuerpo de la conducta tipificada como delito
de VIOLACIÓN AGRAVADA así como la probable responsabilidad
de los mismos solicitando se sirva ordenar la sujeción a proceso con
restricción de la libertad de los adolescentes inculpados ENRIQUE y
ANTONIO por las razones y consideraciones expresadas en el cuerpo
de los presentes agravios; lo anterior, en términos de lo dispuesto en los
artículos 19 constitucional y 297 del Código de Procedimientos Penales;
y 29, 30, 32, 82 a 89 de la Ley de Justicia para Adolescentes…” (fojas 7 a
24 del toca); mientras que el segundo de fecha 26 veintiséis del mismo
mes y año, de la defensora pública, en el que expresó sus alegatos, solicitando: “…se confirme la resolución inicial, motivo de inconformidad
de la representación social por encontrarse apegada a la legalidad y a
constancias procesales…” (fojas 28 a 37 del toca).
Celebrada la audiencia de vista el 26 veintiséis de noviembre de 2014
dos mil catorce, al tenor del acta que obra en autos, quedó el toca en
estado de emitirse la resolución que ahora se pronuncia, por lo que procede elaborar las siguientes
CONSIDERACIONES:
I. Este tribunal de manera colegiada resulta competente para conocer
y resolver el presente recurso de apelación, atentos a lo dispuesto en
los numerales 1o., 2o., fracción VI y 44 Bis, fracción I y último párrafo,
todos los artículos de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
del Distrito Federal, en virtud de que a quienes se les atribuye un hecho
tipificado como delito son adolescentes, toda vez que al momento en
que se establece sucedieron los hechos por cuanto hace a ENRIQUE
contaba con … años … meses de edad, como se desprende de la copia
certificada del acta de nacimiento número …, emitida por el Juez Trigésimo Tercero del Registro Civil del Distrito Federal, licenciado Julio
César Aguilar Saturono, con fecha de nacimiento … (fojas 108 y 206),
de igual forma, se cuenta con su clave única de registro de población
…, con número de folio …, de la que se desprenden como datos del
acta de nacimiento: entidad: …, municipio:…, año de registro: …, número de acta: … (foja 204), mientras que a ANTONIO contaba con …
años … meses de edad, como se desprende de la copia certificada del
acta de nacimiento número …, emitida por el Juez Vigésimo Segundo
del Registro Civil del Distrito Federal, licenciado Romeo Aramez Garza
Garza, con fecha de nacimiento … (fojas 107 y 211), de igual forma, se
cuenta con su clave única de registro de población …, con número de
folio …, de la que se desprenden como datos del acta de nacimiento: entidad: …, año de registro: …, número de acta: … (foja 210); ello permite
concluir que para los efectos de este estadio y sin perjuicio de las medidas que obligadamente deben ser adoptadas por la juez de la causa
para verificar tal status, provisionalmente se les reconoce la calidad de
adolescentes, en cuanto fue determinada bajo los parámetros legales en
términos de lo dispuesto por los artículos 2o., fracción I y 3o., párrafo
tercero, de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal;
por lo que procede analizar el recurso de apelación, teniendo por objeto
lo establecido por el artículo 92 de la Ley de Justicia para Adolescentes
para el Distrito Federal y aplicando supletoriamente los preceptos 414,
en relación al 415 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal, a efecto de examinar la legalidad de la resolución impugnada,
para verificar si en la misma se aplicó exactamente la ley, si se alteraron
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
los hechos, si se observaron los principios reguladores de valoración de
pruebas y si se fundó y motivó correctamente.
Asimismo, se reconoce que la institución del ministerio público tiene
como función fundamental la de representar los derechos de la denunciante, acorde a lo establecido en los numerales 20, apartado C, fracción
IV: “…En los casos en que sea procedente, el ministerio público estará
obligado a solicitar la reparación del daño…”, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; el 3o. “…Corresponde al ministerio publico: IV. “...Interponer los recursos que señala la ley…” y 9o. Bis,
XIV: “…Solicitar la reparación del daño…” del código procesal en cita
y 2o: “…La institución del ministerio público en el Distrito Federal…
tendrá las siguientes atribuciones... VI. “…Proporcionar atención a los
ofendidos y a las víctimas del delito, facilitar su coadyuvancia, tanto
en la averiguación previa como en el proceso, protegiendo en todo momento sus derechos e intereses de acuerdo a la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, los instrumentos internacionales…” y
12: “…II. Proporcionar orientación, asesoría y representación legal a los
ofendidos y víctimas del delito, así como propiciar su eficaz coadyuvancia en las diversas etapas del procedimiento penal…” y III. “…Promover que se garantice y haga efectiva la reparación del daño en los
procesos penales, de justicia para adolescentes…”, de la Ley Orgánica
de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
En ese tenor, al reconocer que la función del ministerio público, en
su carácter de representante de la ofendida, es actuar en defensa de sus
derechos, en consecuencia, se tiene que pese a que nos encontramos
ante un recurso hecho valer por la representación social, procedería la
suplencia de sus agravios si se apreciaran violaciones a derechos fundamentales de la víctima, ya que aun cuando los preceptos 95 de la
citada Ley de Adolescentes y 415 del código adjetivo antes invocado,
establecen que la Sala sólo deberá suplir las deficiencias en la expresión
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
de agravios cuando el recurrente sea el adolescente o su defensor, en
caso de existir deficiencias, procedería la suplencia no sólo respecto del
procesado, sino también con relación al ofendido del hecho y, por ende,
a su representante oficial, para que estén en igualdad procesal atendiendo a las disposiciones constitucionales y convencionales aplicables,
considerando que en el escenario jurídico, que hoy es derecho positivo
en nuestro país, la suplencia se torna absoluta si hubiere ausencia de
motivos de inconformidad, cuando haya que subsanar de oficio posibles violaciones a derechos fundamentales, sin subrogarse en el papel
del defensor, como incluso así lo ha sostenido el máximo tribunal del
país en la contradicción de tesis 412/2010, entre las sustentadas por el
Tribunal colegiado en materia penal y administrativa del Décimo Tercer
Circuito y el Primer Tribunal Colegiado en materias penal y administrativa del Décimo Sexto Circuito, cuyo rubro dice a la letra: “Auto de
vinculación a proceso. El órgano de control constitucional, en suplencia de la queja deficiente, debe considerar todos los argumentos formulados por el imputado o su defensor en la demanda de garantías, o en el
escrito de expresión de agravios tendentes a desvirtuar las razones que
motivaron su dictado, aun cuando no se hayan planteado en la audiencia
correspondiente”.
Criterio por el cual, se atiende al derecho como un instrumento evolutivo que no puede permanecer estático ante los cambios de la sociedad, de manera que el significado de justicia, en su acepción elemental
de dar a cada quien lo que le pertenece, debe de ser moldeado de tal
forma que permita aplicar el derecho, no en sentido estricto, sino con
un enfoque integral e incluyente, acorde con los tiempos que se viven,
máxime dada la entrada en vigor del nuevo marco constitucional de
los derechos humanos que resguardan los artículos 1o. y 20, apartado C, de nuestro pacto federal; consideraciones por las cuales resulta
legalmente procedente en materia penal, que tanto el ofendido como
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
los inculpados tengan (ya sea por sí o a través de sus representantes),
el mismo derecho a efecto de equilibrar la situación jurídica con que
contienden, garantía judicial que implica la bilateralidad del sistema,
así como la existencia de algunas otras garantías judiciales genéricas,
comunes para la víctima y el inculpado (igualdad ante los tribunales,
acceso a la justicia y defensa en juicio, imparcialidad e independencia
de los jueces), lo cual exige que tanto a la víctima que reclama la investigación y juicio, como al imputado, durante el proceso penal reciban un
trato justo e igual, cualquiera que sea su condición personal, dado que
no puede justificarse que al amparo de éstas pudieran darse privilegios,
ni discriminación de cualquier naturaleza, ni durante el proceso, ni en
la decisión final, por lo que cualquiera que sea el veredicto deberá ser
equitativo e imparcial y fundarse solamente en la prueba y en la ley, lo
cual exige que no se hagan excepciones personales respecto a la formación o la prosecución de las causas penales; tampoco se admite un tratamiento diferencial (ni mejor ni peor) de las víctimas, derecho humano
previsto en el numeral 17 de la Constitución Política Federal, los apartados 1o., 4o. 5o., 6o., inciso a) y d) de la Declaración sobre los principios
fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de
poder, adoptada por la Asamblea General en su Resolución 40/30, de
29 veintinueve de noviembre de 1985 mil novecientos ochenta y cinco;
así como las fracciones IV y XVIII del artículo 11 de la Ley de Atención
y Apoyo a las Víctimas del Delito para el Distrito Federal; ordenamientos que son aplicables por este tribunal en el asunto planteado, control
de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos, ante
una interpretación conforme en sentido amplio, al reconocerse en los
instrumentos internacionales en cita el derecho humano de la víctima
a una efectiva tutela judicial; determinación que apoya con el criterio
sustentado en la sentencia de fecha 23 veintitrés de noviembre de 2009
dos mil nueve, pronunciada por la corte interamericana de derechos
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
humanos, en el Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, en su
párrafo 339, donde se estableció:
En relación con las prácticas judiciales, este tribunal ha establecido en su juris-
prudencia que es consciente de que los jueces y tribunales internos están sujetos
al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes
en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un estado ha ratificado un tratado internacional como la convención americana, sus jueces, como parte del aparato del
estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar por que los efectos
de las disposiciones de la convención no se vean mermados por la aplicación de
leyes contrarias a su objeto y fin, que desde un inicio carecen de efectos jurídicos.
En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer un “control de convencionalidad”
ex officio entre las normas internas y la convención americana, evidentemente en el
marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el trata-
do, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la corte interamericana,
intérprete última de la convención americana.
Ante ello, la autoridad judicial deberá garantizar igualdad a partir
de lo que la víctima necesita para reclamar penalmente como cualquier
imputado, con acceso igual a las posibilidades de una asesoría y representación técnica, respetando en todo momento el principio contradictorio, el cual exige no sólo la existencia de la imputación de un
hecho delictivo cuya hipótesis origina el proceso y la oportunidad de
refutarla, sino, además, requiere reconocer al acusador, al imputado y a
su defensor, iguales atribuciones para procurar y producir sus pruebas
para sustentar sus posturas, a fin de tener la misma oportunidad para
intentar una decisión judicial que reconozca el interés que cada uno
defiende. Resulta aplicable la contradicción de tesis número 29/2013,
cuyo rubro establece:
151
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Suplencia de la queja deficiente en materia penal. Opera en favor de la víctima u
ofendido por el delito, conforme al marco constitucional sobre derechos humanos
que resguardan los artículos
obstante que el artículo
beneficio del reo.
20, apartado B y 1o. de la Constitución Federal, no
76 Bis, fracción II, de la Ley de Amparo, la prevea sólo en
La posibilidad de suplir la queja deficiente en favor de la víctima
u ofendido por el delito representa un cambio trascendental a la cultura jurídica
preservada en nuestro país desde que se instauró este principio en el juicio de
amparo; sin embargo, la práctica jurisdiccional demuestra que en varios asuntos se
violan derechos fundamentales en perjuicio de esos sujetos, por lo que es necesario
que acudan al amparo solicitando la justicia que no han podido encontrar en las
instancias naturales del procedimiento penal. Ahora bien, la labor jurisdiccional
cotidiana y las diversas reformas constitucionales y legales enseñan que el derecho
es un instrumento evolutivo que no puede permanecer estático ante los cambios de
la sociedad, de manera que el significado de justicia, en su acepción elemental de
dar a cada quien lo que le pertenece, debe ser moldeado de tal forma que permita
aplicar el derecho, no en sentido estricto, sino con un enfoque integral e incluyente
acorde con los tiempos que se viven, razón por la cual esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, a partir de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación,
ha evolucionado significativamente respecto a la visión protectora del ofendido;
muestra de ello son los diversos y variados criterios relevantes con marcada me-
jora en el rubro de acceso pleno a la justicia, esto es, la jurisprudencia se erige
como el medio conductor que actualiza las disposiciones de la ley reglamentaria y
evita que el derecho positivo caiga en desuso. Así, el modelo de juicio de amparo
legalista y rígido, que impone el principio de estricto derecho, ha perdido vigencia
para el afectado, en virtud de que actualmente el artículo 20, apartados A y B, de la
Constitución Federal, coloca en un mismo plano los derechos del acusado y los de
la víctima u ofendido; además, porque el segundo párrafo del numeral 1o. consti-
tucional exige que las normas relativas a los derechos humanos se interpreten de
conformidad con la propia Carta Magna y con los tratados internacionales de los
que México es parte, de forma que favorezca ampliamente a las personas, lo que
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
se traduce en la obligación de analizar el contenido y alcance de tales derechos a
partir del principio pro persona. Bajo esa línea argumentativa, se concluye que el
artículo 76 Bis, fracción II, de la Ley de Amparo, que autoriza la suplencia de la
queja deficiente sólo en favor del reo, no corresponde a la realidad constitucional y
social de nuestra nación, pues quedó rebasado por la transformación de los derechos humanos; por lo que debe afirmarse que el espíritu del poder reformador que
dio vida a dicho precepto y fracción, ha perdido su asidero constitucional y, por
ende, esta Primera Sala determina que tal institución se extiende en pro de la víctima u ofendido por el delito, lo que representa un paso más hacia el fin primordial
para el que fue instituido el juicio de control constitucional, esto es, la búsqueda
de la justicia. Contradicción de tesis 163/2012. Entre las sustentadas por el Quinto
y el Noveno Tribunales Colegiados, ambos en Materia Penal del Primer Circuito.
Ahora bien, en observancia al principio pro persona, que impone a
toda autoridad que en caso de que un precepto de derecho interno se
oponga a un derecho fundamental derivado de la Constitución Federal
o de un tratado internacional, deberá estarse a lo que más favorezca a
la protección de sus derechos humanos, tal como se desprende del artículo 1o. de nuestra Carta Magna, en sus párrafos segundo, que señala:
“…Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de
conformidad con esta constitución y con los tratados internacionales
de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia…” y tercero, que establece: “…Todas las autoridades, en el
ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos…”, por lo tanto, este
tribunal ad quem, en ejercicio del control difuso de la constitucionalidad,
si fuera el caso, inaplicaría lo dispuesto en los preceptos 95 de la Ley
de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal y 415 del Código
Procedimental Penal ya invocados, con relación a la exclusión del ministerio público de la posibilidad procesal de suplir la deficiencia de sus
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
agravios, dado que de actualizarse el supuesto referido, tales preceptos
contravienen un derecho fundamental reconocido a la parte agraviada
por la Constitución Federal, así como de control de convencionalidad
por atentar contra principios del debido proceso, como el de igualdad
entre las partes regulada por instrumentos internacionales a los que se
ha hecho mención, así como a que se le repare el daño derivado de la
comisión de una conducta delictiva, en tanto que la a quo, independientemente de que sustentara su resolución en el elenco probatorio deducido de la indagatoria, debe analizar si en la especie su actuación no
violenta algún derecho de la parte que denunció. Al respecto resultan
aplicables por similitud los siguientes criterios sustentados por el Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos rubros y textos a la
letra dicen:
Sistema de control constitucional en el orden jurídico mexicano. Actualmente
existen dos grandes vertientes dentro del modelo de control de constitucionalidad
en el orden jurídico mexicano, que son acordes con el modelo de control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial.
En primer término, el control concentrado en los órganos del Poder Judicial de
la Federación con vías directas de control: acciones de inconstitucionalidad, con-
troversias constitucionales y amparo directo e indirecto; en segundo término, el
control por parte del resto de los jueces del país en forma incidental durante los
procesos ordinarios en los que son competentes, esto es, sin necesidad de abrir un
expediente por cuerda separada. Ambas vertientes de control se ejercen de manera
independiente y la existencia de este modelo general de control no requiere que todos los casos sean revisables e impugnables en ambas. Es un sistema concentrado
en una parte y difuso en otra, lo que permite que sean los criterios e interpretaciones constitucionales, ya sea por declaración de inconstitucionalidad o por inaplicación, de los que conozca la Suprema Corte para que determine cuál es la interpretación constitucional que finalmente debe prevalecer en el orden jurídico nacional.
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Finalmente, debe señalarse que todas las demás autoridades del país en el ámbito
de sus competencias tienen la obligación de aplicar las normas correspondientes
haciendo la interpretación más favorable a la persona para lograr su protección
más amplia, sin tener la posibilidad de inaplicar o declarar su incompatibilidad.
Décima Época; registro: 160480; Instancia: Pleno; Tesis Aislada; Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta; Localización: Libro III, diciembre de 2011, Tomo
1; Materia: Constitucional; Tesis: P. LXX/2011 (9a.); página 557.
Control de convencionalidad ex officio en un modelo de control difuso de cons-
titucionalidad. De conformidad con lo previsto en el artículo 1o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, todas las autoridades del país, dentro
del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los de-
rechos humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos
contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado Mexicano,
adoptando la interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo
que se conoce en la doctrina como principio pro persona. Estos mandatos conteni-
dos en el artículo 1o. constitucional, reformado mediante Decreto publicado en el
Diario Oficial de la Federación de 10 de junio de 2011, deben interpretarse junto con
lo establecido por el diverso 133 para determinar el marco dentro del que debe
realizarse el control de convencionalidad ex officio en materia de derechos huma-
nos a cargo del Poder Judicial, el que deberá adecuarse al modelo de control de
constitucionalidad existente en nuestro país. Es en la función jurisdiccional, como
está indicado en la última parte del artículo 133 en relación con el artículo 1o. constitucionales, en donde los jueces están obligados a preferir los derechos humanos
contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de las
disposiciones en contrario que se encuentren en cualquier norma inferior. Si bien
los jueces no pueden hacer una declaración general sobre la invalidez o expulsar
del orden jurídico las normas que consideren contrarias a los derechos humanos
contenidos en la Constitución y en los tratados (como sí sucede en las vías de control directas establecidas expresamente en los artículos 103, 105 y 107 de la Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar las normas inferiores dando prefe-
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Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
rencia a las contenidas en la Constitución y en los tratados en la materia. Décima
Época; registro: 160589; Instancia: Pleno; Tesis Aislada; Fuente: Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta; localización: Libro III, diciembre de 2011, Tomo 1; materia:
Constitucional; Tesis: P. LXVII/2011(9a.); página 535.
II. Previo al análisis de los agravios expuestos por la representación
social, cabe precisar que del contenido de las constancias que integran
la causa, se advierte que la representante social adscria (sic) al juzgado
de origen, al interponer el recurso que nos ocupa, se inconformó en
contra de la resolución inicial de fecha 11 once de noviembre de 2014
dos mil catorce, mediante la cual, la a quo ordenó la no sujeción a proceso de los adolescentes ENRIQUE y ANTONIO, al no haber quedado
acreditada la conducta tipificada como delito de violación agravada y,
en consecuencia, la probable responsabilidad de los adolescentes de
mérito, puntos sobre los cuales la inconforme expresó sus conceptos de
agravios (fojas 7 a 24 del toca); en consecuencia, el análisis que en esta
alzada debe llevarse acabo de la resolución de referencia, se hará en
función de tal aspecto.
III. En este tenor, al hacer un análisis de los conceptos de agravios
expresados por la agente del ministerio público de la adscripción, con
los que pretende se revoque el fallo impugnado, confrontándolos con
los argumentos torales en los que la juez de la causa sustentó el sentido
de la resolución que se combate, llevan a esta Sala a concluir que resultan improcedentes para los fines que persigue, esto es, que se tenga por
acreditada la conducta tipificada como delito de VIOLACIÓN AGRAVADA cometida en agravio de LAURA, así como la probable responsabilidad de los adolescentes de mérito y, en consecuencia, se les sujete a
proceso con restricción de la libertad, al no haber aportado elementos
de prueba eficaces y/o argumentos que desvirtúen los que fueron aducidos por la juez natural, por las siguientes razones:
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En efecto, de la resolución recurrida se advierte que la a quo no tuvo
por acreditada la conducta tipificada como delito de VIOLACIÓN
AGRAVADA así como la probable responsabilidad de los adolescentes
de mérito en su comisión, por la que la agente del ministerio público
ejercitó acción de remisión, argumentando como aspectos torales que:
1) “…los elementos de prueba no resultaron ser idóneos y suficientes
para acreditar el cuerpo de la conducta tipificada como delito de VIOLACIÓN AGRAVADA en agravio de LAURA...”, 2) “…lo expuesto por
la denunciante… no resulta idóneo ni suficiente para acreditar en este
momento, que los adolescentes, actuando conjuntamente con un sujeto
adulto, por medio de la violencia física y moral, le hayan introducido en
la boca el pene a la ofendida… pues, se insiste que de la declaración ministerial de la denunciante de mérito, en ningún momento se aluden las
circunstancias que la representación social señala expresamente en su
acción remisora, lo anterior en razón de que… motiva su acusación del
contenido del dictamen de psicología… así como con la valoración psiquiátrica practicada a la ofendida,… así como el dictamen de integridad
física… saliendo del contexto narrativo que la víctima realiza ante el
órgano técnico, resultando así deficiente la investigación practicada por
el ministerio público...”, 3) “…no se pasa por desapercibido el contenido de la pericial en materia de psicología,… de la que se advierte que
la experta en la materia a través de la entrevista realizada a la ofendida
señaló en el apartado de hechos, la dinámica delictual en la que el ministerio público basa su pretensión punitiva,… descripción que se contrapone con lo manifestado ministerialmente por la ofendida LAURA
… luego entonces, la experticial en materia de psicología no resulta
idónea para corroborar la imputación que realiza el ministerio público
en contra de los adolescentes de mérito, máxime que la misma se basa
en hecho diverso al narrado ministerialmente por la ofendida…”, 4) “…
la declaración de la denunciante LAURA no resulta idónea para tener
157
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
por acreditado que los adolescentes ENRIQUE y ANTONIO, el día 5
cinco de noviembre de 2014 dos mil catorce, actuando conjuntamente
con un sujeto adulto, hayan realizado la conducta tipificada como delito de VIOLACIÓN, en agravio de la ofendida LAURA, al no quedar demostrado que los activos le hayan impuesto cópula, vía bucal, a través
de la violencia física y moral; máxime que los indicios aportados por el
ministerio público tampoco resultan aptos y suficientes para tener por
acreditado el elemento normativo de violencia física y moral, como medio específico de la conducta tipificada como delito de VIOLACIÓN”,
5) “…la deficiente actuación ministerial, no logra acreditar de manera
probable, la participación que realiza en contra de los adolescentes, por
las conducta (sic) tipificada como delito de VIOLACIÓN… faltando diligencias ministeriales necesarias para obtener y aportar a la causa los
elementos de sustento convictivo necesario para sustentar como base
de la imputación…”; 6) “…esta juzgadora sostiene su incompatibilidad
con la hipótesis sostenida por el representante social, toda vez que no
quedó demostrada con la declaración de la denunciante, ya que resulta
insuficiente para acreditar el cuerpo de la conducta tipificada como delito de VIOLACIÓN, en lo relativo al elemento objetivo, que en el caso
concreto es la acción del evento delictual, que forma parte esencial de
la tipicidad, toda vez que no quedó debidamente acreditado hasta este
momento procesal en que se actúa…” (fojas 271, 273, 275 y 278).
Una vez precisados los aspectos torales en que se funda la determinación impugnada, atentos al cuadro probatorio obrante en la causa que,
en esencia, lo constituyen los deposados del denunciante, la ofendida y
los elementos de seguridad, se concluye que en su análisis individual y
en conjunto, no son claros, precisos ni suficientes, para acreditar la comisión de la conducta tipificada como delito materia de la imputación
y en consecuencia para acreditar la existencia de una conducta delictiva de VIOLACIÓN, ya que al efecto, como lo aseveró la juzgadora,
Materia Justicia para Adolescentes
158
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
se coincide en que tales posturas se tornan endebles, al igual que las
diversas diligencias y testimonios en las que se sustentó la acción de
remisión por parte de la representante social, para tal efecto, pues independientemente que la inconforme expresó las consideraciones que
estimó pertinentes para rebatir los argumentos de la juez y de forma
enunciativa alude a las pruebas que obran en la causa, solicitando que
se valoren de forma conjunta y con ello solicitó que se tenga como cierto
y veraz lo expuesto en la propuesta de acción de remisión realizada por
su homólogo (fojas 7 a 24 del toca), pretendiendo con ello se revoque
el fallo impugnado, al confrontar sus señalamientos con los argumentos de la juzgadora, no puede más que concluirse que más allá de las
deficiencias destacadas, las consideraciones de la recurrente son improcedentes para combatir los argumentos vertidos por la juzgadora, pues
aun cuando señaló que: 1) “…esta representación social considera que
existen medios de prueba que obran en la causa analizados… son aptos,
idóneos y suficientes para tener por acreditado la conducta tipificada
por el código penal vigente como delito de VIOLACIÓN AGRAVADA
en contra de los adolescentes inculpados…”, 2) “…la ofendida LAURA
realiza la imputación directa y categórica en contra de los adolescentes
inculpados… y el sujeto adulto…, misma imputación que se encuentra
robustecida con la valoración psiquiátrica, dictamen de psicología y dictamen de perito médico-forense, realizado a los tres (sic) a la ofendida,
de los que se desprende que el dicho de la ofendida no cambia en nada
el evento delictivo de que fue objeto… lesionando el bien jurídico tutelado por la norma penal como es la libertad sexual de la ofendida…”,
3) “…el hecho que llama nuestra atención es susceptible de conocerse
por medio de los sentidos… la denunciante lo conoció por sí misma
y no por inducciones ni referencias de otro,… testimonial que permite razonablemente señalar la existencia de los hechos narrados por la
agraviada, en virtud de que es de considerarse el hecho de que la ofen159
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
dida resulta ser órgano de la prueba… no existe contradicción como se
narraron los hechos tornando, por tanto, confiable su dicho, aunado
a ello, su declaración es clara y precisa…”, 4) “…no le asiste la razón
jurídica a la juez natural, al establecer que… la violencia que señala la
ofendida, que fue ejercida en su persona, no encuentra sustento jurídico, al no demostrarse que los adolescentes, actuando conjuntamente
con otro sujeto activo, hayan ejercido una fuerza material en contra de
la ofendida, para lograr imponer la cópula vía oral,… toda vez que no
se necesita, esencialmente, que existan huellas de los jalones o bien de
los golpes, ya que el numeral legal no prevé tal circunstancia…”, 5) “…
el (sic) juez indebidamente ha dejado de valorar todas y cada una de las
documentales… ya que en ningún momento tomó en cuenta que, en
primer lugar, es una mujer, por ende, más débil que cualquier hombre;
en segunda, que fueron tres sujetos los que participaron en el hecho d
(sic) ilícito imponiéndole cópula vía bucal por medio de la violencia
física y moral…” y 6) “…la declaración de los policías aprehensores
robustecen el dicho de la denunciante… contrario a lo que señala la
juzgadora, sí existen en actuaciones la imputación directa de la agraviada en contra de los adolescentes inculpados… la jueza de la causa
no valora que todos y cada uno de los indicios, como declaraciones de
policías aprehensores, dictámenes, coinciden con el evento y de la propia responsabilidad de los adolescentes…”, argumentos que resultan
improcedentes, en atención a que si bien pretende combatir vanamente
los motivos en los que se funda la resolución que le incomoda, también
lo es que no le asiste la razón al no poder rebatirlos satisfactoriamente,
pues sólo lo hace con señalamientos carentes de sustento que verdaderamente no demuestran jurídica y objetivamente que los de la juzgadora resultaron contrarios a la ley o a las constancias que integran la causa.
Lo anterior es así, si consideramos que para que la declaración de
quien denuncia adquiera un valor preponderante, es necesario que en
Materia Justicia para Adolescentes
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
su contexto sea creíble y aporte datos que no sean cuestionables sobre
su veracidad, lo que en el caso no se cumple, más aún porque como bien
lo señaló la natural, no hay evidencia suficiente de que los adolescentes
de mérito hubieran realizado cópula vía bucal a la ofendida LAURA,
puesto que de su declaración se desprende que se encontraba platicando en el domicilio de ENRIQUE, posteriormente, se dirigieron al domicilio de ANTONIO en donde al estar platicando a las afueras de dicho
lugar, llegó un tercer sujeto (adulto) a quien no conocía, que siguieron
platicando; sin embargo, dichos sujetos comenzaron a hacerle bromas,
que eran groseros con ella, por lo que de repente abrieron la puerta y la
metieron a jalones y empujones a la casa, donde no había nadie, que la
llevaron al baño donde ENRIQUE y ANTONIO le quitaron la ropa de la
cintura para arriba y ENRIQUE le “chupó” los senos; luego dijo que
“tenía que hacerles sexo oral”, a él y a ANTONIO, que les dijo que no
quería, pero la agarraron de los brazos y la jalaron para que les hiciera
sexo oral, que ellos ya se habían bajado el pantalón y el calzón hasta la
media pierna, pero no les salió nada del pene; después los 3 tres sujetos
le tocaron la vagina encima de su ropa en forma de caricia y apretón,
que se sentía incómoda de que la estuvieran manoseando, insistiéndoles que la dejaran, que se quería ir, pero no le hicieron caso, por lo que
tomó una “Tablet”, la cual estaba en una mesa de centro aventándola,
dichos sujetos se enojaron y la tomaron de las manos, en tanto que ENRIQUE la tomó del cuello y la estaba ahorcando comenzando a golpearla entre todos, que después ENRIQUE le dijo que le iba a dar algo, pidiéndole a ANTONIO que le diera enjuague bucal, pero como no se lo
tomó, dichos sujetos la amenazaron con causarle un mal si decía algo ya
que son narcotraficantes y la podían mandar matar, para después sacarla de la casa a empujones (fojas 153); mientras que el denunciante MIGUEL ÁNGEL, padre de la ofendida, refirió que recibió una llamada
telefónica de su hija informándole que se encontraba con unos policías,
161
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
y al cuestionarle el motivo, le contestó: “que porque no sabía si había
sido abusada sexualmente o no”, preguntándole “que como que no sabía”, momento en que lo comunicó con un policía, quien le manifestó
que su hija le había solicitado el apoyo para asegurar a 3 tres sujetos
toda vez que había sido abusada sexualmente, motivo por el cual le pidió la dirección del lugar en el que se encontraban, trasladándose a dicho lugar y en el transcurso recibió una llamada más siendo nuevamente el policía informándole que se habían cambiado de ubicación
indicándole la nueva dirección, en donde al llegar los elementos de seguridad le realizaron señas, por lo que se estacionó descendiendo de su
vehículo, cuando al acercarse observó que abordo de la patrulla se encontraban 3 tres sujetos y su hija, refiriéndole esta última que tales sujetos habían abusado de ella en un baño, así como que la golpearon y le
quitaron la ropa de la parte de arriba para después “chuparle los senos”, en tanto que otro le tocó la parte de abajo, así como dos de ellos le
habían metido el pene en su boca, por lo que aventó una “Tablet”, ocasionando que los sujetos comenzaran a insultarla y golpearla, motivo
por el cual solicitó que los trasladaran a la autoridad correspondiente
(fojas 22); de ahí que como bien lo destacó la natural, las citadas declaraciones resultan endebles a efecto de acreditar la comisión de la conducta delictiva materia de la imputación y, en consecuencia, la probable
responsabilidad de los adolescentes, toda vez que de la propia declaración ministerial de la citada denunciante se advierten contradicciones
respecto de las diversas versiones emitidas a los expertos en materia de
criminalística, psicología y psiquiatría, durante la etapa de investigación en cuanto a la mecánica del hecho, pues ante el ministerio público,
de forma genérica refirió que tres sujetos la obligaron a hacerles “sexo
oral” a dos de ellos, sin realizar mayores precisiones de la forma en que
según su versión, dichos sujetos le impusieron cópula vía bucal; de
igual forma, refirió conocer únicamente a dos de ellos (adolescentes), en
Materia Justicia para Adolescentes
162
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
tanto que en la entrevista realizada durante la valoración psiquiátrica
de fecha 6 seis de noviembre de 2014 dos mil catorce manifestó conocer
a los 3 tres sujetos (adolescentes y adulto) y, finalmente, en su descripción de los hechos, narrada en la pericial de psicología de la misma fecha, señaló conocer únicamente a los adolescentes que la empujaron
hacia dentro de la casa de ANTONIO, quien junto con el adulto relacionado le quitaron la blusa, para después llevarla a un sillón en donde se
encontraba ENRIQUE con el pantalón y el calzón abajo por lo que la
empujaron hacia el pene de ENRIQUE logrando que le hiciera sexo oral
toda vez que éste le tapaba la nariz para que abriera la boca, que ENRIQUE le chupó los senos, en tanto que ANTONIO y el adulto relacionado estaban jugando con su ropa interior, para después ANTONIO bajarse el pantalón y el calzón obligándola a hacerle sexo oral (fojas 172);
testimonial y periciales de las que como acertadamente lo destacó la
natural, se advierten inconsistencias en las versiones emitidas por la
denunciante, pues incluso de la declaración ministerial quien rindió, en
absoluto se advierten las circunstancias aludidas por el representante
social en su escrito de acción de remisión, advirtiéndose, además, que
dicho representante motivó su acusación, en parte, con el citado dictamen en materia de psicología, sin que se desprenda que con base en las
inconsistencias ya referidas, de la versión proporcionada por la denunciante en la entrevista psicológica, el agente del ministerio público le
hubiese solicitado la ampliación de su declaración para así estar en aptitud de dirimir dichas inconsistencias; ahora bien, por lo que hace al
denunciante MIGUEL ÁNGEL, como acertadamente lo destacó la natural, se advierte que éste únicamente se percató del momento en el que
los sujetos señalados por su hija como sus supuestos agresores se encontraban asegurados, enterándose de los hechos por dicho de su hija
(denunciante), motivo por el cual solicitó el traslado de los sujetos ante
el fiscal; sin embargo, de su declaración en absoluto se desprende que
163
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
hubiera presenciado el hecho; de lo que se concluye la debilidad de la
imputación a este respecto, al no contarse con elementos que por lo
menos generen la probabilidad de tal acto, pues incluso de las narraciones de los elementos de seguridad MARCELO y ARMANDO, de igual
forma, sólo se desprende la forma en que se dio el aseguramiento de los
inculpados a petición de la denunciante quien les manifestó que había
sido abusada sexualmente por dichos sujetos y solamente atendiendo a
tal petición fueron asegurados y trasladados a las oficinas del órgano
investigador, sin que se advierta que les conste de forma alguna los
hechos denunciados, máxime si se atiende a la pericial en materia de
psicología emitida por la doctora Gloria Marlén Saucedo Mejía en la
que se concluyó que al momento de ser avaluada la denunciante, en la
misma “…no se observó … afectación emocional a la que comúnmente
presentan las víctimas de agresión sexual…” (fojas 169); testimonios y
periciales de los que se advierte que como acertadamente lo destacó la
juez de origen y contrario a lo aseverado por los denunciantes LAURA
y MIGUEL ÁNGEL, así como lo pretendido por la representante social,
en absoluto, de cada uno de los datos aportados puede concluirse debidamente probado la realización de un acto en contra de la libertad
sexual de la denunciante, como incorrectamente lo alega la fiscal en su
escrito de agravios (fojas 9 del toca), pues no deja de ser una simple
manifestación de la que no se deprenden mayores datos que pudieran
establecer que, efectivamente, los sujetos asegurados en compañía de
uno más (adulto), hayan impuesto cópula vía bucal a dicha denunciante; por todo ello, resulta inconcuso que, como lo hace notar la juzgadora, tanto del dicho de LAURA, como el del denunciante y los remitentes, se advierten inconsistencias y ello desde luego sólo evidencia el
desaseo y la falta de acuciosidad y eficiencia del ministerio público al
integrar la indagatoria, pues desde luego, los aspectos destacados no
pueden atribuirse a los denunciantes, sino a una deficiente investigaMateria Justicia para Adolescentes
164
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
ción, máxime que aunado a las inconsistencias destacadas no se recabaron, ni siquiera se advierte el intento de hacerlo, elementos de prueba
que avalaran tal imputación, evidenciando la notoria deficiencia del órgano ministerial en la realización de su función, a efecto de demostrar
la existencia de suficientes elementos de prueba que con eficiencia corrobore la denuncia formulada, lo que deja solamente un débil material
probatorio para tal efecto; demostración con la que desde luego no
cumple la inconforme, pues no teniendo argumentos por lo ya expuesto, sólo se limitó a evidenciar su postura contraria al aseverar que no le
asiste la razón a la juzgadora, manifestando en evidente y simple oposición, carente de contenido analítico, que sí se acredita la VIOLACIÓN
en contra de la denunciante LAURA y, en consecuencia, la probable
responsabilidad de los adolescentes de mérito en los hechos que se les
atribuyen, por ende, dado que a sus señalamientos no acompaña argumentos que se encuentren suficientemente fundados y motivados para
demostrar en su caso, porque no resultan correctos los argumentos que
a su vez fueron expuestos por la juez de origen, es que invariablemente
se desprenda la improcedencia de los agravios del recurrente para conceder la revocación solicitada.
A mayor abundamiento, como acertadamente lo destacó la natural
en el fallo que se revisa, cabe recordar que es al ministerio público a
quien por principio acusatorio corresponde la carga probatoria, con la
cual acredite no sólo la existencia de la conducta tipificada como delito,
sino también aportar las pruebas y, en su caso, las consideraciones tendentes a demostrar la probable responsabilidad de los justiciables, pues
sólo así podría sustentar su petición de vincular a proceso a una persona, de tal suerte que si en el caso en concreto dicho órgano no realizó
la argumentación jurídica necesaria, que atendiendo a los elementos de
prueba existentes, sirviera para en su caso, demostrar tales extremos, es
inconcuso que invariablemente debe confirmarse la libertad ordenada
165
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
por la juzgadora, en respeto al principio de presunción de inocencia a
que se refiere la fracción II del artículo 10 de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal, pues no es al adolescente de mérito a
quien corresponde probar su inocencia, sino a la representación social
demostrar lo contrario.
Aunado a lo anterior, cabe destacar que el citado principio de presunción de inocencia, se encuentra en armonía con lo que a este respecto se prevé en diversos instrumentos internacionales, tales como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 11.1 el
cual establece: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas
las garantías necesarias para su defensa”, así como el artículo 8.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José
de Costa Rica) el cual señala: “Toda persona inculpada de delito tiene
derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad” y el artículo 40.2.b.I) de la Convención sobre los
Derechos del Niño el cual establece: “Que a todo niño del que se alegue
que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice, por lo menos, lo siguiente:… Que se (sic) lo
presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a
la ley”; mientras que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 14.2), establece: “Toda persona acusada de un delito
tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su
culpabilidad conforme a la ley”, así como lo señalado en el artículo 7.1
de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración
de Justicia de Menores: “En todas las etapas del proceso se respetarán
garantías procesales básicas tales como la presunción de inocencia”.
En tales condiciones, toda vez que no se combatió adecuadamente
el criterio judicial relativo a la no aportación de medios de prueba sufiMateria Justicia para Adolescentes
166
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
cientes que acrediten la comisión de un delito de VIOLACIÓN CALIFICADA, cometida en agravio de LAURA, así como la probable responsabilidad de los adolescentes de mérito en la comisión del citado hecho
injusto, que en su caso, y con oportunidad debió acreditar el órgano indagador, los agravios expresados al respecto, atentos a los razonamientos referidos, devienen improcedentes ante la falta de pruebas que jurídica y objetivamente puedan desvirtuar los argumentos que sirvieron
para sustentar la resolución que le incomoda, razón por la que procede
confirmar la resolución recurrida, en el que la juez de origen resolvió
la no sujeción a proceso de ENRIQUE y ANTONIO, ante la incomprobación de la conducta tipificada como delito de VIOLACIÓN AGRAVADA en agravio de LAURA, que se les imputa y, en consecuencia, su
probable responsabilidad, por la cual se ejercitó acción de remisión por
la agente del ministerio público.
IV. Por otra parte, procede dejar intocado los puntos resolutivos segundo, tercero y cuarto, por tratarse de cuestiones de carácter procesal
y administrativo ajenos a esta Alzada; asimismo, se deja sin efecto el
resolutivo tercero, parte inicial, en cuanto al derecho y plazo con los
que cuentan las partes para interponer el recurso de apelación, toda vez
que el mismo cumplió su cometido, en virtud de que las partes hicieron
valer lo establecido en dicho punto y debido a ello se sustancia el presente recurso.
Por lo anterior, habiendo resultado improcedentes los argumentos
expuestos como agravios por la representación social, con fundamento en el párrafo quinto del artículo 122 constitucional, así como 76 del
Estatuto del Gobierno del Distrito Federal, 44 Bis de la Ley Orgánica
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, además de los
artículos 92 y 95 de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito
Federal, así como los preceptos 414, 425, 427 y 432 del código de procedimientos penales, aplicados de manera supletoria, se
167
Materia Justicia para Adolescentes
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
RESUELVE:
PRIMERO. Ante la insuficiencia de los agravios expuestos por la
agente del ministerio público, se confirma la resolución inicial de fecha
11 once de noviembre de 2014 dos mil catorce, emitida por la Juez Cuarto de Proceso Escrito en Justicia para Adolescentes del Distrito Federal,
licenciada María Guadalupe Valenzuela Velarde, en la causa número
000/2014.
SEGUNDO. Notifíquese con testimonio de la presente al juzgado de
origen; háganse las anotaciones en el Libro de Gobierno y, en su oportunidad, archívese el presente toca como asunto concluido.
Así, por unanimidad, lo resolvieron los ciudadanos magistrados
que integran la Segunda Sala Especializada en Justicia para Adolescentes del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, licenciados Aurora Gómez Aguilar, Eugenio Ramírez Ramírez y Sadot Javier
Andrade Martínez, siendo ponente el último de los nombrados, los
cuales firman la presente sentencia ante la Secretaria de Acuerdos,
licenciada Elizabeth Isela Ortiz Guillén, con quien actúan, autoriza y
da fe.
Materia Justicia para Adolescentes
168
Materia Penal
Sexta Sala Penal
Ponente Unitaria
Mgda. María de Jesús Medel Díaz
Recurso de apelación interpuesto por el ministerio público y la defensa particular, contra la sentencia condenatoria, dictada en la causa instruida por el delito de violencia familiar (hipótesis: al que por
acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra
dentro del domicilio familiar).
SUMARIOS: FINALIDAD DE LA PENA. PREVENCIÓN GENERAL Y
ESPECIAL. En nuestra legislación mexicana la finalidad de la pena se encuentra
prevista en el artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, la cual es, precisamente, la readaptación social del sentenciado con
base en el trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el
deporte, como medios para lograr su reinserción a la sociedad y procurar que no
vuelva a delinquir, y que la pena cumpla así su función de prevención general
y especial, ya que no debemos olvidar que el derecho penal de un estado social
y democrático, como lo es nuestro país, debe asegurar la protección efectiva de
todos los miembros de la sociedad, por lo que ha de atender a la prevención
de delitos, entendidos como aquellos comportamientos que los ciudadanos
estimen dañosos para sus bienes fundamentales; por lo tanto, el derecho penal,
no sólo debe ser una defensa de la colectividad contra los delincuentes, sino
que ha de respetar la dignidad de ellos e intentar ofrecerles alternativas a su
comportamiento criminal.
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
VIOLENCIA FAMILIAR PSICOEMOCIONAL. ALCANCE DE LAS PENAS
QUE PUEDE IMPONER EL JUZGADOR. Dentro de las sanciones que prevé
el párrafo último del artículo 200 del Código Penal para el Distrito Federal,
por la comisión del ilícito penal de violencia familiar (hipótesis al que por
acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro
del domicilio familiar), que puede imponer el juzgador al sujeto activo, se
encuentran la pérdida de los derechos que tenga respecto de la víctima,
incluidos los de carácter sucesorio, patria potestad, tutela y alimentos y se
decretarán, asimismo, las medidas de protección conforme a lo establecido
en este Código y Código de Procedimientos Penales, ambos para el Distrito
Federal, a petición del ministerio público y, además, se le sujetará al tratamiento
especializado que refiere la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia
Familiar, aplicable a los generadores de violencia familiar (abstenerse de
ejercer violencia, recibir tratamiento especializado para personas agresoras,
entre otras) que, en ningún caso, excederá del tiempo impuesto en la pena de
prisión, con independencia de las sanciones que correspondan por cualquier
otro delito.
México, Distrito Federal, 29 veintinueve de agosto de 2012 dos mil
doce.
Vistos, para resolver en forma unitaria los autos del toca número
U-0000/2012, relativo al recurso de apelación interpuesto por el ministerio público y la defensa particular, contra la sentencia condenatoria,
dictada por el Juez Segundo Penal de Delitos No Graves, del Distrito Federal, licenciado Arturo Camacho Blanco, en la causa número
000/2011, instruida por el delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis
al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que
ocurra dentro del domicilio familiar), en contra de MIGUEL ÁNGEL,
quien dijo ser de 38 años de edad, originario del Distrito Federal, con
instrucción de maestría en negocios; ocupación gerente, con ingresos
Materia Penal
172
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
económicos por la cantidad de $35,000.00 pesos mensuales; con domicilio en avenida…, número…, departamento…, colonia…, delegación
Benito Juárez, quien actualmente se encuentra en libertad provisional
bajo caución; y
RESULTANDO:
1. En fecha 23 veintitrés de mayo de 2012 dos mil doce, el Juez Segundo Penal de Delitos No Graves del Distrito Federal, dictó sentencia
definitiva cuyos puntos resolutivos textualmente dicen:
Primero. El ministerio público probó ante éste órgano jurisdiccional que los he-
chos por los cuales acusó a MIGUEL ÁNGEL, sí son constitutivos del delito de
VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de vio-
lencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar), en perjuicio de
su cónyuge ISIS, así también, el representante social, probó que el sentenciado en
cita, es penalmente responsable en la comisión del ilícito en cita (hipótesis al que
por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del
domicilio familiar), en perjuicio de la agraviada en cita cónyuge, en términos de los
considerándos II y III de este fallo.
Segundo. Por la comisión de dicho delito, se le condena a MIGUEL ÁNGEL, a la
pena de 1 un año de prisión; así mismo, se condena al justiciable MIGUEL ÁNGEL,
de la pérdida de los derechos sucesorios que tenga respecto de la aquí ofendida
ISIS, al ser ésta su cónyuge; así mismo, se condena al citado enjuiciado, a la perdida
de los derechos de alimentos al ser ISIS su cónyuge; así también, deberá sujetarse
al enjuiciado en cita, al tratamiento especializado para generadores de violencia
familiar, que refiere la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar, por
el término de 1 un año, debiéndose para tal efecto girar atento oficio a la Dirección
Ejecutiva de Sanciones Penales de ésta ciudad, para que por su conducto, envíe
para su cumplimiento, atento oficio a la Secretaría de Salud del Distrito Federal;
así mismo, se le apercibe al inculpado MIGUEL ÁNGEL de que se abstenga de
173
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
ejercer cualquier acto de violencia o intimidación en contra de la denunciante ISIS
lo anterior con la finalidad de salvaguardar la integridad física y psicoemocional
de la ofendida en cita, en términos de los considerandos IV y V de esta resolución.
Tercero. En términos del considerando VI de esta definitiva, se condena al en-
juiciado MIGUEL ÁNGEL por concepto de la reparación del daño moral, debiendo
pagar a la ofendida y cónyuge ISIS, la cantidad total de $18,960.00 dieciocho mil
novecientos sesenta pesos; así mismo, se absuelve al justiciable MIGUEL ÁNGEL
de la reparación del daño material o de cualquier perjuicio que pudiese haber cau-
sado con motivo del delito de VIOLENCIA FAMILIAR, cometido en agravio de
ISIS.
Cuarto. En términos del considerando VII, del presente fallo, se le concede al
sentenciado MIGUEL ÁNGEL, previa reparación del daño moral, la sustitución
de la pena privativa de libertad por trabajo a favor de la comunidad, de 360 trescientos sesenta días; ó alternativamente, se le concede, previa reparación del daño
moral, la suspensión condicional de la ejecución de la pena, para lo cual deberá
exhibir, una garantía por la cantidad de $15,000.00 quince mil pesos, misma que
deberá exhibir ante este juzgado en cualquiera de sus formas establecidas en el
artículo 562 del Código de Procedimientos Penales.
Quinto. Se suspenden los derechos políticos de MIGUEL ÁNGEL, al ser con-
secuencia de la pena de prisión, suspensión que comenzará desde que cause ejecutoria la presente resolución y concluirá cuando se extinga la pena de prisión
impuesta, la cual será por un lapso igual a ésta, y para el caso que el acusado en
cita, opte por el sustitutivo penal concedido en la presente causa, dicha suspensión
quedará sin efecto, no así si éste opta por el beneficio de la suspensión condicional
de la ejecución de la pena, debiéndose remitir copia certificada de la sentencia al
Instituto Federal Electoral para los fines de su competencia y en términos del considerando IX, de este fallo.
Sexto. En cumplimiento al numeral 4 de la Ley de Ejecución de Sanciones Pe-
nales y Reinserción Social para el Distrito Federal, en relación al precepto legal 41
del Reglamento del Interior de la Administración Pública del Distrito Federal, re-
Materia Penal
174
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
mítase en su caso, copia autorizada de esta sentencia a la Subsecretaría del Sistema
Penitenciario del Distrito Federal, en la inteligencia de que deberán enviársele los
datos de identificación del justiciable MIGUEL ÁNGEL.
Séptimo. Con fundamento en lo dispuesto en los artículos 17, fracción I, inciso
g), 38 y 39 segundo párrafo, de la Ley de Transparencia y Acceso a la información
Pública del Distrito Federal, se requiere (los) denunciantes (s) y, al procesado otorgue (n) su consentimiento por escrito para restringir el acceso público a su infor-
mación confidencial, en el entendido de que su omisión, establecerá su negativa
para que dicha información sea pública.
Octavo. Notifíquese; hágase del conocimiento del sentenciado MIGUEL ÁN-
GEL, que cuenta con cinco días hábiles para recurrir la presente resolución, en
caso de inconformidad con la misma, con fundamento en los artículos 414, 416,
417 y 418 fracción I, del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal;
háganse las anotaciones de rigor en el Libro de Gobierno, expídanse las boletas y
copias de ley... (sic).
2. Inconforme con la resolución anterior, el ministerio público y el
defensor particular del sentenciado MIGUEL ÁNGEL interpusieron
recurso de apelación, mismo que les fue admitido en ambos efectos,
mediante auto de fecha 01 uno de junio de 2012 dos mil doce, por el
juez del conocimiento, estando en tiempo y forma dichas impugnaciones.
3. Mediante proveído de fecha 19 diecinueve de junio 2012 dos mil
doce, se ordenó resolver los presentes autos en forma unitaria, correspondiendo el toca número U-0000/2012, y designándose como magistrada ponente a la licenciada María de Jesús Medel Díaz.
4. Mediante escrito de fecha 09 nueve de julio de 2012 dos mil doce,
el ministerio público, presentó escrito de agravios, los cuales serán contestados a lo largo de la presente ejecutoria y en el apartado correspondiente, mismos que corren agregados en las fojas 10 a la 14 del toca.
175
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
5. En fecha 09 nueve de julio de 2012 dos mil doce, el defensor particular del sentenciado MIGUEL ÁNGEL presentó escrito de agravios,
los cuales serán contestados a lo largo de la presente ejecutoria y en el
apartado correspondiente, mismos que corren agregados en las fojas 15
y 27 del toca.
6. Celebrada la audiencia de vista, a la que hace referencia el numeral
424 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal el
09 nueve de julio de 2012 dos mil doce, quedaron listos los autos para
resolverse.
CONSIDERANDO:
I. Este tribunal ad quem es competente para conocer y resolver el
presente asunto, de conformidad con lo establecido por el artículo
44 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal.
II. El actual recurso tiene como objeto lo dispuesto por el numeral 414
del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, es decir,
verificar la legalidad de la sentencia impugnada, examinando si en la
misma se aplicó exactamente la ley, si se respetaron los principios reguladores de la valoración de la prueba, si el a quo se ajustó a los hechos, y
si se motivó y fundó correctamente, en los términos y bajo el límite que
señalan los artículos 415 y 427 del ordenamiento legal antes invocado,
toda vez que el presente recurso se trata de una apelación interpuesta
por la defensa, esta ad quem suplirá de oficio, las deficiencias que eventualmente pudiera advertir en la expresión de sus agravios; no siendo
así respecto de los agravios esgrimidos por la representación social al
ser un órgano técnico conocedor en la materia.
III. Igualmente, este tribunal de apelación en el ámbito de su competencia pronunciará la presente resolución respetando los derechos
humanos del sentenciado MIGUEL ÁNGEL, de conformidad a la reMateria Penal
176
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
forma constitucional en su artículo 1o. (vigente a partir del 11 once de
junio de 2011 dos mil once); así como a los tratados internacionales de
los que México es parte y que resultan aplicables; en efecto, debemos
dar cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 133 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, o sea, el irrestricto respeto y
cumplimiento de la norma suprema de la nación, por ello dentro de ese
ámbito de cumplimiento, nos constreñiremos a acatar lo previsto en el
artículo 1o. constitucional, al igual que en los numerales 2, apartados 1
y 3, inciso b), 9, apartado 4 y 14, apartado 5 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; así como lo dispuesto por el artículo 8o.,
apartado 2, inciso h) y artículo 25, apartado 1 y 2, incisos a) y b) de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José
de Costa Rica; ambos instrumentos internacionales suscritos por los Estados Unidos Mexicanos; el primero en vigor a partir del 23 veintitrés
de junio de 1981 mil novecientos ochenta y uno y el segundo con eficacia a partir del 24 de marzo de 1981 mil novecientos ochenta y uno;
garantizando de esta manera las posibilidades fácticas del “recurso judicial” como garantía jurídico procesal y de defensa de toda persona
encausada penalmente.
IV. Para determinar si en autos existen datos bastantes para comprobar el delito de VIOLENCIA FAMILIAR previsto en el artículo 200, párrafo primero (hipótesis de quien por acción ejerza cualquier tipo de
violencia psicoemocional, dentro del domicilio familiar en contra de:
fracción I (cónyuge), 201, párrafo primero (violencia psicoemocional:
considerándose a toda acción que puede consistir en insultos, humillaciones, actitudes devaluatorias que provoquen en quien las recibe
alteración autocognitiva y autovalorativa que integran su autoestima o
alteraciones en alguna esfera), en relación con el 15 (hipótesis de acto),
17, fracción I (instantáneo), 18, párrafo primero (hipótesis de realización
dolosa) y párrafo segundo (conocer y querer) y 22, fracción I (lo realice
177
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
por sí), todos del Código Penal para el Distrito Federal, en términos de
los artículos 1o., 72, párrafos primero y cuarto, fracciones I a V, y 124
del Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal, debemos
de tener en cuenta los siguientes elementos de prueba que obran en el
sumario, mismos que a saber resultan:
1. Querella de ISIS (foja 10, 69, 264 y 364).
2. Declaración de los policías preventivos remitentes Gonzálo Valencia Bravo (fojas 17 y 367 vta.) y Silverio Macías Reyes (fojas 14 y 366
vta.).
3. Declaración de la testigo MARÍA ELENA (fojas 209, 365 vta).
4. Certificado médico practicado a la querellante ISIS (fojas 25, 75).
5. Certificado médico practicado al sentenciado MIGUEL ÁNGEL
(foja 26).
6. Dictamen en materia de grafoscopía (foja 64).
7. Nota médica de urgencias de ISIS (foja 74).
8. Diligencias ministeriales: fe de fachada (foja 213), inspección ministerial (foja 236).
9. Dictamen oficial en materia de psicología, practicado a la agraviada ISIS (foja 201). Ampliación de dictamen (foja 527).
10. Dictamen en materia de psicología, practicado al sentenciado MIGUEL ÁNGEL (foja 426); ofrecido por la defensa.
11. Dictamen en materia de psicología, con base en expediente de la
agraviada ISIS (foja 454); ofrecido por la defensa.
12. Dictamen en materia de psicología, con base en expediente de la
agraviada ISIS (foja 492); ofrecido por la defensa.
13. Junta de peritos (foja 527).
14. Dictamen tercero en discordia en materia de psicología, practicado a la agraviada ISIS (foja 594).
15. Testimoniales de MANUEL (foja 368 vta.) y JESSICA (foja 368
vta.).
Materia Penal
178
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
16. Careos constitucionales del sentenciado MIGUEL ÁNGEL y la
ofendida ISIS (foja 369 vta); la testigo MARÍA ELENA (foja 370); policía
Silverio Macías Reyes (foja 371); policía Gonzalo Valencia Bravo (foja
371).
17. Declaración del sentenciado MIGUEL ÁNGEL (foja 230, 247 y 369).
Del análisis de los elementos de prueba transcritos y valorados de
conformidad con los artículos 246, 253, 254, 255, 261 y 286 del Código
de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, se comparte la determinación del juez natural, al considerar que los datos que arrojó el
sumario, son bastantes para comprobar el delito de VIOLENCIA FAMILIAR previsto en el artículo 200 párrafo primero (hipótesis de quien
por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, dentro
del domicilio familiar en contra de: fracción I (cónyuge), 201 párrafo
primero (violencia psicoemocional: considerándose a toda acción que
puede consistir en insultos, humillaciones, actitudes devaluatorias que
provoquen en quien las recibe alteración auto cognitiva y auto valorativa que integran su auto estima o alteraciones en alguna esfera), en
relación a los numerales 15 (principio de acción), 17, fracción I (instantáneo), preceptos del Código Penal para el Distrito Federal, en términos
de los artículos 1o., 72, párrafos primero y cuarto, fracciones I a V y 124
del Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal, ya que los
mismos generan suficientes indicios que enlazados de manera natural,
lógica y apreciados en su conjunto, conducen de la verdad conocida a
la histórica que se busca hasta integrar prueba plena a que se contrae
el artículo 261 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal, mismos que analizados de manera unívoca y concatenada son
aptos y suficientes para acreditar que en el mundo fáctico aconteció de
manera particular y concreta una conducta humana consistente en que
el agente del delito MIGUEL ÁNGEL, de manera dolosa, llevó a cabo la
acción de ejercer violencia psicoemocional, dentro del domicilio fami179
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
liar, en contra de su cónyuge ISIS y que consistió en que: El 06 seis de
noviembre de 2011 dos mil once, aproximadamente a las 22:30 horas,
la denunciante ISIS, llegó a su domicilio, ubicado en avenida…, número…, departamento…, colonia…, delegación Benito Juárez, en donde
se encontraba el sujeto activo MIGUEL ÁNGEL, quien la empezó a insultar diciéndole: “eres una pendeja, hija de la chingada”, intentando
golpearla, por lo que la denunciante, se dirigió al teléfono para llamar
a su madre MARÍA ELENA, pero al lograr la comunicación, el sujeto
activo MIGUEL ÁNGEL, le quita el teléfono celular y se encierra con
ella en la recámara, en donde el sujeto activo le dice: “que no tienes que
hablar con nadie te voy a encerrar”, insultándola “tienes poca madre
por no darme hijos, eres mala”, y la empuja en varias ocasiones y por el
miedo a que la volviera a golpear no le dijo nada, después logró salir de
la recamara cuando llegó su señora madre MARÍA ELENA, al igual que
unos policías preventivos a los cuales les permitió el acceso al departamento en donde platicaron con el agente activo MIGUEL ÁNGEL y lo
pusieron a disposición del ministerio público; siendo que con motivo de
dichos hechos, se determinó pericialmente que la denunciante ISIS, presentó alteraciones en las áreas cognitiva, afectiva, conductual, así como
en los componentes de la autoestima, al igual que en las esferas del
ámbito familiar, social y económico, existiendo afectación psicoemocional, causada por hechos o conductas vinculadas a la violencia familiar,
asociadas a la violencia física, actitudes devaluatorias, insultos, amenazas, desdén e indiferencias, se aprecia temor, ansiedad, angustia, alteración en su autoestima, disminución de asertividad, culpa, conductas,
codependiente, lo que ha desatado una alteración de su tranquilidad y
estabilidad cotidianas, mermando su estilo y calidad de vida.
Del anterior segmento fáctico se advierte que se comprueban los
elementos objetivos, subjetivos y normativos que requiere el delito de
VIOLENCIA FAMILIAR, al evidenciarse la existencia de:
Materia Penal
180
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Una conducta en forma de acción, realizada por el agente activo
MIGUEL ÁNGEL, al ejercer en la persona de su cónyuge ISIS, dentro
del domicilio familiar, violencia psicoemocional; traducido en que el
día, hora y lugar de los hechos, el agente activo la empezó a insultar
diciéndole: “eres una pendeja, hija de la chingada”, e intentando golpearla, por lo que la denunciante, se dirigió al teléfono para llamar a
su madre MARÍA ELENA, pero al lograr la comunicación, el sujeto
activo le quita el teléfono celular y se encierra con ella en la recámara,
en donde el sujeto activo le dice: “que no tienes que hablar con nadie te
voy a encerrar”, insultándola “tienes poca madre por no darme hijos,
eres mala”, y la empuja en varias ocasiones y por el miedo a que la
volviera a golpear no le dijo nada.
Lo que evidenció un resultado, entendido como una alteración del orden normativo, mismo que fue de índole formal e instantáneo, en virtud
que el agente activo MIGUEL ÁNGEL al ejercer violencia psicoemocional, dentro del domicilio familiar, en contra de su cónyuge ISIS, causó en
ella alteraciones en las áreas cognitiva, afectiva, conductual, así como en
los componentes de la autoestima, al igual que en las esferas del ámbito
familiar, social y económico, existiendo afectación psicoemocional, causada por hechos o conductas vinculadas a la violencia familiar, asociadas
a la violencia física, actitudes devaluatorias, insultos, amenazas, desdén
e indiferencias, se aprecia temor, ansiedad, angustia, alteración en su autoestima, disminución de asertividad, culpa, conductas, codependiente,
lo que ha desatado una alteración de su tranquilidad y estabilidad cotidianas, mermando su estilo y calidad de vida; lo que hace posible la lesión al bien jurídico protegido, que en el caso lo fue el derecho que tienen
los integrantes de una familia a vivir una vida libre de violencia.
De igual manera, se evidencia que entre la conducta realizada por
el agente activo MIGUEL ÁNGEL y el resultado formal acaecido, le es
atribuible a la acción dolosa desplegada por el agente activo del delito.
181
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Las anteriores afirmaciones tienen como principal sustento, lo declarado por la querellante ISIS, a cuyo deposado esta sala revisora le asigna valor probatorio pleno, al satisfacer la exégesis normativa prevista
en el artículo 255 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal, pues se trata de persona que no es considerada como inhábil,
ya que no existe dato alguno para ubicarla como tal, pues por su edad,
capacidad, instrucción y circunstancias personales, se estima tiene el
criterio suficiente para juzgar el acto sobre el cual depone, considerándose su dicho imparcial, ya que no existe dato que nos conduzca a presumir lo contrario, independientemente a que los hechos de los cuales
deponen, fueron apreciados por medio de sus propios sentidos y no por
referencias o inducciones de otro, como testigo directo de los hechos
que presenció, al ser la denunciante ISIS, la persona que directamente resintió el evento delictual en estudio; resultando sus deposiciones
claras y precisas, sin dudas ni reticencias, ya sobre la sustancia del hecho, ya sobre sus circunstancias esenciales, además que no se advierte
hubiese sido obligada a declarar por fuerza o miedo, ni impulsado por
engaño, error o soborno; entregándonos con su narrativa una panorámica integral del hecho penalmente relevante materia de análisis, pues
expresa en forma detallada y pormenorizada la actividad desplegada
por el agente activo en el momento histórico relevante, pues la denunciante ISIS ante el ministerio público, sustancialmente indica:
…que me encuentro casada desde el 06 de septiembre de 2008 dos mil ocho, con
el inculpado MIGUEL ÁNGEL, con quien no tiene hijos, establecieron su domicilio
conyugal en el domicilio señalado en sus generales, por lo que a principios de enero del presente año, empecé a tener problemas con el hoy indiciado por cuestiones
económicas, recibiendo insultos y en el mes de febrero del presente año, sin recordar le fecha exacta me golpeó, y acudí al CAVI, así como al cuarto piso del Búnker
de esta Procuraduría, donde deje constancias de los hechos, sin continuar con dicho
Materia Penal
182
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
proceso, a partir de esa fecha fueron constantes los insultos, consistían en decirme
“pendeja”, “remora”, “animal”, “hija de la chingada”, “te odio”, “frustrada”, dichos insultos me los decías constantemente, por lo que me hacía sentir impotencia
y denigración hacia mi persona, hacia que mi autoestima baja considerablemente,
hasta pensé en el suicidio, por lo que el 05 de noviembre de 2011, aproximadamente a las 19:00 o 20:00 horas, me encontraba en mi domicilio en compañía de mi esposo (hoy indiciado), estando en nuestra recámara, cuando me empezó a insultar,
debido a que no iba acudir a una reunión de sus amistades, por lo que también me
exigió dinero de un negocio que teníamos, y se empezó a enojar, ya que quería que
le diera dinero que yo he trabajado, por lo que me empezó a aventar ropa en la cara
y a empujarme, que se sale de la recámara y me encierro, saliendo mi esposo a la
calle y pasados cinco minutos, salí de la habitación y salí al pasillo del departamen-
to en donde me encuentro a mi esposo y quien con una de sus manos me pega en
la nariz, sin decirme y me agarra de los cabellos y me dice que “ahora si vas a saber
lo que es una golpiza, me mete de los cabellos al interior de la recámara en donde
me sujeta de los cabellos y en varias ocasiones me da de patadas en las piernas,
logro sacarlo de la recámara y encerrarme nuevamente, pero seguía insultándome,
hasta ayer 06 de noviembre de 2011, aproximadamente a las 08:30 horas me levanto
y salgo de la recámara, me encuentro en la computadora dos recados que me escribió mi esposo, los cuales en este acto presento, siendo aproximadamente como
las 10:00 de la mañana salgo de mi domicilio para dirigirme a casa de mi señora
madre y junto con ella me dirijo al CAVI, en donde después de entrevistarme con
personal del área de canalización al Hospital de Xoco, en donde me revisan de mis
lesiones, y terminando en el Hospital de Xoco, me dirijo al CAVI y de dicho lugar
fui a dejar a mi señora madre a su domicilio y me fui a mi casa, llegando aproxi-
madamente a las 22:30 horas, en donde ya me esperaba mi esposo, hoy indiciado,
quien me empezó a insultar nuevamente diciéndome que era “una pendeja, hija
de la chingada”, y lo vi tan enojado que intentó nuevamente golpearme, por lo que
me dirijo al teléfono para llamarle a mi señora madre, pero al lograr comunicación,
mi esposo me quitó el teléfono celular, y se encierra conmigo en nuestra recámara,
183
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
en donde me dice que no voy a hablar con nadie y que me iba a encerrar, insultán-
dome diciéndome que tenía poca madre por no darle hijos, que era mala, en donde
me empuja en varias ocasiones y por el miedo a que me volviera a golpear no le
decía nada, momentos después logro salir de la recámara y llega mi señora madre
a mi departamento en donde le digo que MIGUEL ÁNGEL había cerrado la puerta
de acceso al departamento, en un momento MIGUEL ÁNGEL deja las llaves con
las cuales abro para que entrara mi señora madre y una de mis primas, llegando
la administradora del edificio y el vigilante, así como también llegaron momentos
después los policías preventivos, quienes les permití el acceso al interior de mi
departamento en donde platicaron con mi esposo MIGUEL ÁNGEL y le pedí a los
policías preventivos que lo presentaran ante esta autoridad...
Advirtiendo este tribunal de apelación que la agraviada ISIS, al comparecer ante el juez natural, no fue su deseo declarar y únicamente
agregó que tiene miedo, no solo por ella, sino por su familia, que lo que
le pase, o lo que les pase, lo hace responsable. Siendo bajo este contexto,
que en criterio de esta sala revisora, lo depuesto por la denunciante
emerge como elemento de prueba sustancial para la acreditación del
evento delictual a estudio, adquiriendo así su dicho valor preponderante, en relación al caudal demostrativo que obra en la causa; apoya lo
anterior, los siguientes criterios:
Violencia
familiar.
La
declaración de la cónyuge ofendida tiene valor prepon-
derante, por lo que dicho ilícito se acredita con la prueba circunstancial, adminiculando todos y cada uno de los hechos (legislación del
Estado de Chihuahua). Para
acreditar el delito de violencia familiar, previsto y sancionado por el artículo 190
del Código Penal para el Estado de Chihuahua, vigente hasta el treinta y uno de
diciembre de dos mil seis, la declaración de la cónyuge ofendida tiene valor prepon-
derante, en virtud de que, por lo regular, se realiza principalmente en el domicilio de
los cónyuges, generalmente ante la ausencia de testigos presénciales, por lo que este
Materia Penal
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
delito se acredita con la prueba circunstancial, adminiculando todos y cada uno de
los hechos que van ocurriendo en determinado tiempo en la vida de los cónyuges.
Segundo Tribunal Colegiado en materias Penal y Administrativa del Décimo
Séptimo Circuito.
Amparo directo 139/2007. 25 de mayo de 2007. Unanimidad de votos. Ponente:
Olivia Heiras de Mancisidor. Secretario: Julio César Montes García.
Ofendido, valor de la declaración del. Es inatendible el argumento que niega
valor probatorio a la declaración del paciente del delito, pues tanto equivaldría a
sostener que era innecesario en la investigación judicial, el examen de la víctima,
de la infracción. En éstas condiciones, la prueba de responsabilidad de determinados delitos, que por su naturaleza se verifican casi siempre en la ausencia de testigos, se dificultaría de sobre manera, pues de nada serviría que la víctima mencionara el atropello, si no se le concedía crédito alguno a sus palabras. La declaración
del ofendido tiene determinado valor, en atención al apoyo que le presten otras
pruebas recabadas durante el sumario por sí sola podrá tener valor secundario,
quedando reducido al simple indicio, pero cuando se encuentra robustecida con
otros datos de convicción, adquiere validez preponderante.
Segundo Tribunal Colegiado del Segundo Circuito.
Amparo en revisión 196/89 Heriberto Sánchez Sánchez. 27 de octubre de 1989.
Unanimidad de votos. Ponente Raúl Solís Solís. Secretario Pablo Rabanal Arroyo.
Amparo directo 709/89 Manuel Zamudio González. 23 de febrero de 1990. Una-
nimidad de votos. Ponente Enrique Pérez González. Secretaria Ma. Elena Solórzano Ávila.
Amparo Directo 18/91 Miguel Ángel Santana Coyote. 12 de febrero de 1991.
Unanimidad de votos. Ponente Enrique Pérez González. Secretaria. Ma. Elena Solórzano Ávila.
Amparo directo 606/93 Romualdo Espinosa Pérez. 11 de agosto de 1993. Una-
nimidad de votos. Ponente Raúl Solís Solís. Secretaria Ma. Del Rocío F. Ortega
Gómez.
185
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Contándose con la declaración de la testigo MARÍA ELENA (foja
209), en fecha 08 ocho de noviembre de 2011 dos mil once, ante el ministerio público, dijo:
que en fecha 10 de enero de 2011, acompañó a su hija al CAVI, ya que su espo-
so MIGUEL ÁNGEL, la golpeó y su hija decidió dar inicio a un procedimiento en
contra de este; sin embargo, sabe que ya no continuo con este y perdonó en esa
ocasión a su esposo; sin embargo, en fecha 05 de noviembre de 2011, por la noche su hija le llamó por teléfono diciéndole que su esposo la había golpeado y le
pedía que el domingo 06 de noviembre de 2011, la acompañara al CAVI para de-
nunciar los hechos, por lo que es el caso que aproximadamente a las 10:00 horas,
su hija llegó al domicilio de la emitente y de ahí ambas se trasladaron al CAVI,
saliendo de ahí fue canalizada al Hospital XOCO, para atención y valoración
médica, por lo que al salir del Hospital XOCO regresaron al CAVI con la documentación que les dieron y salieron aproximadamente del CAVI a las 21:00 horas, trasladándose al domicilio de la emitente, retirándose su hija a su domicilio
conyugal, el cual se ubica en avenida… número…, departamento…, colonia…,
delegación Benito Juárez, permaneciendo en su domicilio y aproximadamente a
las 22:00 horas, su hija le llamó por teléfono para informarle que ya estaba en su
casa y alcanza a decirle que su esposo ya la estaba tratando de agredir nuevamente, pero la emitente, ya no escuchó nada, enterándose después que el esposo
de su hija la había encerrado en el baño y le había quitado su teléfono celular, por
lo que al estar angustiada por su hija decide trasladarse al domicilio conyugal de
su hija con su sobrina JESSICA, siendo el caso que llegaron aproximadamente a
las 23:00 horas el 06 de noviembre de 2011, subiendo hasta el departamento de
su hija de donde tocaron la puerta, pero su hija no le contestaba ni le abrían la
puerta, por lo que le gritaba desde afuera para que ésta le contestara y saber si
se encontraba bien y de momento su hija desde el interior de su departamento
le grita que su esposo la tenía encerrada que no le daba las llaves y que no la
dejaba hablar con ella, por lo que ante esta situación bajó con la administradora
Materia Penal
186
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
y llamaron a la Secretaría de Seguridad Pública, para solicitar apoyo, llegando
aproximadamente media hora después una patrulla de policía preventiva con
dos oficiales a quienes les explicaron la situación y les permitieron el acceso al in-
mueble hasta el departamento de su hija, pidiéndole a la emitente y a su sobrina
se bajaran para que ellos hablaran con el esposo de su hija, y al hacerlo alcanzó
a escuchar que abrieron la puerta y posteriormente bajaron los policías con el
esposo de su hija y se trasladaron a esta oficina, en donde se le puso a disposición
de esta representación social...
Al comparecer ante el juez de los autos no fue su deseo declarar.
Declaración de la testigo MARÍA ELENA, al que este tribunal de
apelación le asigna valor probatorio pleno, al satisfacer la exégesis normativa prevista en el artículo 255, en relación con el precepto 261 del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, y si bien es
cierto que no le consta el momento justo del acontecer; sin embargo, la
agraviada ISIS (quien es su hija), le llamó por teléfono para informarle
que estaba siendo agredida por su esposo ahora agente activo MIGUEL
ÁNGEL, por lo que al acudir a su domicilio, aproximadamente a las
23:00 horas del 06 de noviembre de 2011, subió hasta el departamento
de su hija y tocó la puerta, pero su hija no le contestaba ni le abrían la
puerta, por lo que le gritaba desde afuera para que ésta le contestara y
saber si se encontraba bien y de momento su hija desde el interior de su
departamento le grita que su esposo la tenía encerrada que no le daba
las llaves y que no la dejaba hablar con ella, por lo que ante esta situación bajó con la administradora y llamaron a la Secretaría de Seguridad
Pública, para solicitar apoyo, llegando aproximadamente media hora
después una patrulla de policía preventiva con dos oficiales a quienes
les explicaron la situación y les permitieron el acceso al inmueble hasta
el departamento de su hija, abrieron la puerta y posteriormente bajaron los policías con el agente activo MIGUEL ÁNGEL y se trasladaron
187
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
a esta oficina, en donde se le puso a disposición de la representación
social. Sirve de apoyo a lo aquí expuesto, los siguientes criterios jurisprudenciales:
Testigos. Las declaraciones sobre hechos sucesivos al ilícito, tienen valor indicia-
rio (legislación del Estado de Puebla). De la interpretación del artículo 178, fracción
II, del Código de Procedimientos en materia de Defensa Social para el Estado de
Puebla, se deduce que las declaraciones de los testigos que se refieran a aconte-
cimientos sucesivos al hecho delictuoso, tienen valor de presunción en la causa
penal; por tanto, cuando obran testimonios sobre hechos previos y posteriores al
delito, debe concedérseles el valor indiciario que adquieran con la adminiculación
de otros medios de convicción existentes en el proceso, pues es evidente que de
tales testimonios mediante deducciones lógicas puede establecerse la certeza de
participación de un sujeto en la ejecución del ilícito.
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito.
Amparo directo 342/96. Guillermo Meza Peralta. 3 de julio de 1996. Unanimi-
dad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino
Reyna.
Amparo directo 471/96. Martín Rangel Jiménez. 11 de septiembre de 1996. Una-
nimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna.
Amparo directo 517/96. José Roberto Hilario Rojas Zárate. 25 de septiembre de
1996. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna.
Amparo directo 166/97. José Roberto Santamaría Morales. 19 de septiembre
de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Antonio Meza Alarcón. Secretario: José
Leónides Miguel Santos Cortés.
Amparo directo 636/98. Anselmo Sánchez Hernández. 29 de octubre de 1998.
Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto
Schettino Reyna.
Materia Penal
188
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Véase: Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo XXXIV, página
2091, tesis de rubro: “Testigos singulares, declaraciones de los.”.
Testigos. Apreciación de sus declaraciones. Las declaraciones de quienes atesti-
guan en proceso penal deben valorarse por la autoridad jurisdiccional teniendo en
cuenta los elementos de justipreciación concretamente especificados en las normas
positivas de la legislación aplicable, mediante un proceso lógico y un correcto raciocinio que conduzcan a determinar la mendicidad o veracidad del testimonio.
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito.
Amparo directo 146/91. Manuel Maceda Pérez y María del Corazón Díaz
Aguas. 23 de abril de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Álvarez.
Amparo directo 157/89. Félix Coyotl Varela. 26 de mayo de 1989. Unanimidad
de votos. Ponente: Arnold Nájera Virgen. Secretario: Nelson Loranca Ventura.
Octava Época. Instancia Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario
Judicial de la Federación. Tomo: XI, mayo. Página: 415.
Sirve de apoyo a lo expuesto por la agraviada ISIS, el dictamen en
materia de psicología (foja 201), de fecha 07 siete de noviembre de 2011
dos mil once, suscrito por la perito oficial adscrita a la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal, psicóloga Mariana Gabriela Zavala Salazar, quien concluyó:
Primera. Que existen alteraciones en las áreas cognitiva, afectiva y conductual;
así como en los componentes de la autoestima, al igual que en las esferas del ámbito familiar, social y económico de ISIS.
Segunda. Que sí existe afectación psicoemocional en ISIS causada por hechos o
conductas vinculadas a la violencia familiar, asociadas a violencia física, actividades devaluatorias, insultos, amenazas, desdén e indiferencia, que refiere le fueron
proferidas por MIGUEL ÁNGEL.
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Tercera. Que al momento de la presente valoración psicológica en ISIS se apre-
cia temor, ansiedad, angustia, alteración en su autoestima, disminución de asertividad, culpa, conductas codependientes, ante la violencia que expone le ha sido
generado por su pareja MIGUEL ÁNGEL, lo que ha desatado una alteración de su
tranquilidad y estabilidad cotidianas, mermando su estilo y calidad de vida.
Cuarta. Se detecta que ISIS presenta el síndrome de traumatización continuo
señalado por Jorge Corsi, quien expone que las mujeres que han terminado una
relación, así como haber dejado de vivir con personas que generan violencia hacia
su persona, suelen ser víctimas de comportamientos de control, sometimiento, persecución, maltrato y hostigamiento, tanto de forma directa como indirecta, por lo
que continúan siendo víctimas de su relación con el agresor.
Quinta. Se recomienda que ISIS reciba tratamiento psicoterapéutico especializa-
do, en donde desarrolle las herramientas necesarias que le permitan evitar la violencia que refiere le ha sido proferida, disminuyendo así la sintomatología que se asocia
a ésta, de igual forma se sugiere, se le proporcione un ambiente libre de violencia en
donde pueda recuperar su estabilidad emocional y tranquilidad habitual...
Al igual que el dictamen en materia de psicología (foja 594), de fecha
13 trece de abril de 2012 dos mil doce, suscrito por la perito tercero en
discordia, adscrita a la Procuraduría General de la República, psicóloga
Maura Josefina Hernández Rendón, quien concluyó:
Única. La señora ISIS, presenta alteraciones psicológicas, que se relacionan con
la violencia familiar que refiere haber vivenciado; que de acuerdo a los autores
revisados corresponde a violencia de género, violencia física, violencia psicológica
y violencia sexual...
Periciales a las que se les otorga valor probatorio pleno, en términos
del numeral 254 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal, en concordancia con lo establecido en el numeral 175 del mis-
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mo ordenamiento legal, al haber sido realizados por peritos oficiales
de la materia, quienes acorde a las conocimiento y metodología que su
ciencia les sugirió, arribaron a las conclusiones a las que llegaron, además que su concatenación y contraste permite acreditar la existencia del
daño psicológico que presentó la agraviada ISIS que se relaciona con la
violencia familiar que refiere haber vivenciado.
Aunándose a las anteriores probanzas, se cuenta con el dictamen en
materia de grafoscopía (foja 64), de fecha 07 siete de noviembre de 2011
dos mil once, suscrito por los peritos oficiales Alejandra Córdova Rivero y José Bernal Martínez, quienes concluyeron:
Única. Con relación a los elementos aportados como base de cotejo si es atribui-
ble por su elaboración a la persona que manifestó llamarse MIGUEL ÁNGEL, los
textos manuscritos que se ubican en dos trozos de hoja de aproximadamente un
cuarto de hoja tamaño carta cada uno, mismos que presentan escritura manuscrita
por una sola de sus caras en tinta de tonalidad negra con escritura en mayúsculas,
textos que a la letra dicen: 1. “Eres una hija de la chingada; te odio y ojalá me des-
haga de ti pronto”. 2. “Ojalá nunca te hubiera conocido, sólo desgracia has traído
a mi vida, te odio”.
Dictamen al que se le otorga valor probatorio, en términos del
artículo 254 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal, en concordancia con lo establecido en el numeral 175 del mismo ordenamiento legal, al haber sido realizados por peritos oficiales
de la materia, quienes acorde y metodología que su ciencia les sugirió,
arribaron a la conclusión a la que llegaron; además que su concatenación permite corroborar, nuevamente, la existencia de la violencia
psicoemocional ejercida por el agente activo MIGUEL ÁNGEL, dentro del domicilio familiar, en contra de su cónyuge ISIS, ya que realizó
textos manuscritos que pericialmente se determinó que le son atribui191
Materia Penal
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bles por su elaboración al agente activo en los cuales le dice: 1. “Eres
una hija de la chingada; te odio y ojalá me deshaga de ti pronto”. 2.
“Ojalá nunca te hubiera conocido, sólo desgracia has traído a mi vida,
te odio”.
El objeto material del delito, entendiéndose por éste como la persona o cosa sobre la que recae la conducta, consistente en el caso concreto en la persona de la ofendida ISIS, así como en su afectación psicoemocional, en el cual recayó el proceder del agente activo MIGUEL
ÁNGEL.
Respecto de la calidad específica entre los sujetos activo y pasivo
en el caso que nos ocupa, son cónyuges, es decir, tienen parentesco
por afinidad, el cual se adquiere de conformidad con el artículo 294
del Código Civil para el Distrito Federal, por el matrimonio. A efecto
de tener por acreditadas las calidades específicas exigidas por el tipo
penal de VIOLENCIA FAMILIAR, necesarias para acreditar dicho ilícito, de conformidad con el artículo 115, fracción I del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, se cuenta con la copia
certificada del acta de matrimonio (foja 550), a nombre de MIGUEL
ÁNGEL e ISIS, expedida en el municipio…, entidad federativa… oficial… número… del Registro Civil, con fecha de registro....
Documental pública que adquiere valor probatorio pleno, en términos del artículo 250 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, en virtud de haber sido emitida por servidor público en
ejercicio de sus funciones.
La referencia de lugar que exige el tipo penal, se traduce en que la
violencia psicoemocional ocurra “dentro del domicilio conyugal”, que
de acuerdo con el artículo 163 del Código Civil para el Distrito Federal,
se considera el lugar establecido de común acuerdo por los cónyuges
en el cual ambos disfrutan de autoridad propia y consideraciones iguales; requisito que se colma satisfactoriamente, dado que la pasivo ISIS
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estableció su estancia y permanencia en su matrimonio, en el inmueble ubicado en avenida… número… departamento…, colonia…, delegación Benito Juárez, lo que se corrobora con la inspección ministerial
(foja 236), de fecha 08 ocho de noviembre de 2011 dos mil once, dada
por el ministerio público, quien se trasladó y constituyó legalmente en
el lugar señalado como el de los hechos, sito en avenida…, número…,
colonia…, delegación Benito Juárez, teniendo a la vista:
…en la acera del lado poniente de avenida… un conjunto habitacional que
consta de 3 edificios, estos de planta baja y 8 niveles, fachada en color gris concreto, y café la planta baja, cuenta con un frente de unos sesenta metros, mismo
conjunto habitacional que cuenta con el frente hacia la calle, este frente de unos
sesenta metros, en la parte media de la planta baja se apreció una puerta de acceso
de unos seis metros de ancho por unos cuatro metros de altura, puerta en cristal y
herrería metálica, la cual se apreció cerrada, desde el exterior, se pudo apreciar al
interior un área de recepción de unos sesenta metros cuadrados, con módulo de
atención y vigilancia al lado oriente, al lado izquierdo de la puerta de acceso lado
oriente, se apreció un timbre al cual tocamos contestando del área de recepción,
acudiendo a nuestro llamado una persona de vigilancia MANUEL, ante quien nos
identificamos, como personal del ministerial, quien nos informó que para acceder
a los departamentos de ese conjunto habitacional, se debe de solicitar un permiso
correspondiente...
Diligencia anterior a las que se le dota valor probatorio pleno en
términos del numeral 253 del Código de Procedimientos Penales para
el Distrito Federal, al haber sido practicada por personal actuante en
ejercicio de sus funciones investigadoras; además que tal probanza se
encuentran ajustada a los lineamientos previstos para tal efecto en la
ley adjetiva de la materia, permitiéndonos con su contenido acreditar
la existencia del lugar en donde se llevó a cabo la violencia psicoemo193
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
cional, a la ofendida ISIS por parte del sujeto activo MIGUEL ÁNGEL,
dentro de su domicilio conyugal.
La forma de participación del agente del delito MIGUEL ÁNGEL,
en el presente caso fue como autor material directo de la acción, ya que
tuvo el pleno dominio funcional del hecho, puesto que podía impedir,
modificar, suspender o continuar la acción realizada, en términos del
artículo 22, fracción I del Código Penal del Distrito Federal.
Tomando en cuenta que el actuar del agente activo MIGUEL ÁNGEL
en dicho ilícito no puede ser producto de un proceso causal, sino que
debe estar regido por la voluntad de dicho agente, es de concluirse que
el ilícito en estudio contienen además elementos subjetivos, uno genérico relativo a la intención del agente, al momento de realizar la conducta,
conocido como dolo, el cual a su vez se compone de dos elementos; uno
cognoscitivo, relativo a la conciencia del agente, de que con su conducta
se quebranta una disposición legal y otro volitivo, referido propiamente
a la intención de realizar la conducta, y en tal sentido se hace evidente
la actualización de dicho elemento subjetivo.
Los elementos normativos son aquellos que para su acreditación se
requiere de una valoración, de índole jurídico o cultural, y en el presente caso, de acuerdo con la descripción legal del delito de violencia
familiar; lo constituyen los conceptos integridad: entendiéndose como
el estado de una cosa, que mantiene todas sus partes o características, es
decir, que no ha sufrido alteración; y que en el presente caso al referirse
a la integridad psicoemocional de una persona, se refiere a la modificación en las condiciones en la esfera psicológica o de personalidad
proveniente de una causa exterior, sino que éstos, conserven su estado
de personalidad normal; familia, entendiéndose por tal el conjunto de
personas que descendiendo de un tronco común, y que se hayan unidos por un lazo de parentesco o familiar que los ubica en un convivir
cotidiano.
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V. Por todo lo anterior, se tiene por comprobado el delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo
de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar),
al haber quedado plenamente evidenciada la tipicidad, misma que es
un indicio de la antijuridicidad, la cual se concretiza también, puesto
que no se desprende que la conducta típica hubiese estado contemplada por otras normas jurídicas que la habrían legitimado, es decir, no
aparece que el sujeto activo, hubiese actuado en ejercicio de un derecho
amparado por regla permisiva alguna que pudiera implicar la presencia
de una causa de justificación, que legalice su actuar como pueden ser
la legítima defensa, el estado de necesidad, el ejercicio de un derecho o
cumplimiento de un deber, o bien, bajo el consentimiento del titular del
bien jurídico afectado (que no excluye la tipicidad ni la antijuridicidad,
si son bienes no disponibles), en términos de las fracciones III, IV, V y VI
del artículo 29 del Código Punitivo, con lo que podemos concluir que
el hecho a estudio es contrario al orden jurídico y, consecuentemente,
es antijurídico.
Así, de autos aparece integrado el injusto previsto en la ley penal a
partir de la tipicidad y la antijuridicidad del hecho típico en que incurrió el agente del delito.
Sin pasar por alto que atendiendo a las circunstancias que concurrieron en la realización de la conducta típica y antijurídica, se desprende que se tienen por acreditados los tres elementos que conforman la culpabilidad, los cuales a saber son: la imputabilidad, la
conciencia de la antijuridicidad y la exigibilidad de otra conducta,
con fundamento en el artículo 29 del código punitivo (interpretado a
contrario sensu), elementos que concluyen la culpabilidad del justiciable MIGUEL ÁNGEL, pues al momento de los hechos tenía libertad
de decisión, dando paso a la comprensión de las personas para tener
un mínimo de capacidad y autodeterminación que el ordenamiento
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jurídico requiere para la responsabilidad jurídico-penal, ya que además se prueba que se trata de sujeto imputable que al momento del
hecho tenía la capacidad de comprender el carácter ilícito de la conducta realizada y, en consecuencia, de conducirse de acuerdo con esa
comprensión, tal y como se desprende de sus propias declaraciones,
que poseen capacidad ética y moral, actuando bajo su libre voluntad,
sin que obre en autos medio de prueba alguno que evidencie que el
mismo no posea salud mental, por lo que resulta plenamente imputable para el derecho penal; además que al momento del hecho tenía
la conciencia de la antijuridicidad del mismo, y podían conducirse de
acuerdo a esa comprensión, al tener conocimiento de la norma jurídica que prohíbe la misma, ya que no desconocía la existencia de la ley,
así como el alcance de la misma, y sabía que su conducta no estaba
amparada por causa de justificación alguna, en tal virtud no actuó
bajo un error invencible, ya sea sobre alguno de los elementos esenciales que integran el tipo penal (error de tipo); o bien, respecto de la
ilicitud de la conducta (error de prohibición), ya sea porque el sujeto
desconozca la existencia de la ley (directo), o el alcance de la misma
(indirecto); o porque crea que está justificada su conducta; por lo que
en el caso concreto, MIGUEL ÁNGEL no puede alegar que desconocía
el contenido de la norma punitiva, relativa al hecho que cometió, y por
ello, considerara lícita su actuación, ni argumentar que conociendo la
prohibición, existía a su favor una causa de justificación; asimismo, le
era exigible llevar a cabo otra conducta diversa a la que desplegó y
de acuerdo a la norma que se lo prohibía, además que de autos no se
acredita que hubiese actuado bajo un estado de necesidad exculpante,
esto es que existiera un peligro real e inminente de afectar un bien jurídico, o que hayan sido objeto de coacción, que se encontrara en una
situación de miedo insuperable que afectara su psique, de ahí que se
trata de sujeto imputable para el derecho penal, y por lo tanto, le era
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exigible conducirse en armonía con el derecho, pero contrariamente
a ello ejerció violencia psicoemocional a su cónyuge dentro de su domicilio familiar, consistiendo en insultos, humillaciones, actitudes devolutorias provocando la alteración autocognitiva y autovalorativa, y
al hacerlo demostró una actitud digna de desaprobación jurídica, es
decir, se le puede exigir racionalmente un obrar diverso al perpetrado, por lo que se procede al estudio de su responsabilidad penal.
VI. La responsabilidad penal de MIGUEL ÁNGEL, en la comisión
del delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del
domicilio familiar), quedó acreditada en autos, en términos de los artículos 124 y 261 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito
Federal, en relación al 18, párrafo primero (hipótesis de acción dolosa)
y párrafo segundo (hipótesis de conocer y querer) del Código Penal
para el Distrito Federal; elemento subjetivo genérico que se comprueba
al desprenderse de autos la existencia del dolo directo, ya que el encausado, teniendo conocimiento actual de los elementos del tipo penal
en estudio, quiso la realización del hecho prohibido por la ley (ejerció
en la persona de su cónyuge ISIS, violencia psicoemocional, dentro del
domicilio familiar), es decir, se establece en su conducta la voluntad, intención y fin; asimismo, se demostró la forma de participación del sentenciado MIGUEL ÁNGEL, en términos de la fracción II del artículo 22
del Código Penal para el Distrito Federal, como autor material de la acción, ya que tuvo pleno dominio funcional del hecho, puesto que podía
impedir, modificar, suspender o continuar la acción realizada; toda vez
que de los elementos de prueba que arrojó el sumario y que fueron valorados y analizados en el considerando III de esta resolución mismos
que por economía procesal se dan por reproducidos en este apartado
como si estuvieren literalmente transcritos, advirtiéndose que los mismos una vez analizados de manera lógica y natural y apreciados en su
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conjunto, generan una serie de indicios suficientes, que concatenados
unos con otros y globalmente justipreciados conducen de la verdad formal conocida a la verdad histórica que se busca, hasta integrar la prueba circunstancial, de eficacia probatoria plena en términos del artículo
261 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal y
que llevan a acreditar la responsabilidad penal del enjuiciado MIGUEL
ÁNGEL, en la comisión del delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional,
que ocurra dentro del domicilio familiar), toda vez que los datos existentes en el sumario ponen de manifiesto que el justiciable, de manera
dolosa obró conociendo los elementos prohibitivos de dicho ilícito, previsto en el artículo 200, párrafo primero (hipótesis de quien por acción
ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, dentro del domicilio
familiar en contra de: fracción I (cónyuge), 201, párrafo primero (violencia psicoemocional: considerándose a toda acción que puede consistir
en insultos, humillaciones, actitudes devaluatorias que provoquen en
quien las recibe alteración auto cognitiva y auto valorativa que integran
su auto estima o alteraciones en alguna esfera) del Código Penal para el
Distrito Federal; ya que el común de la gente sabe no es permitido ejercer violencia psicoemocional a su cónyuge, y con conocimiento de este
hecho y voluntad, el sentenciado quiso la realización del hecho descrito
por la ley como delito, al ejercer violencia psicoemocional a su cónyuge
dentro de su domicilio familiar; y en tal medida realizó la conducta
idónea para lograr su propósito delictivo, que consistió en que: El 06
seis de noviembre de 2011 dos mil once, aproximadamente a las 22:30
horas, la denunciante ISIS, llegó a su domicilio, ubicado en avenida…,
número…, departamento…, colonia…, delegación Benito Juárez, en
donde se encontraba el acusado MIGUEL ÁNGEL, quien la empezó a
insultar diciéndole: “eres una pendeja, hija de la chingada”, intentando
golpearla, por lo que la denunciante, se dirigió al teléfono para llamar a
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su madre MARÍA ELENA, pero al lograr la comunicación, el enjuiciado
MIGUEL ÁNGEL, le quita el teléfono celular y se encierra con ella en la
recámara, en donde el justiciable le dice: “que no tienes que hablar con
nadie te voy a encerrar”, insultándola “tienes poca madre por no darme
hijos, eres mala”, y la empuja en varias ocasiones y por el miedo a que
la volviera a golpear no le dijo nada, después logró salir de la recamara
cuando llegó su señora madre MARÍA ELENA, al igual que unos policías preventivos a los cuales les permitió el acceso al departamento en
donde platicaron con el sentenciado MIGUEL ÁNGEL y lo pusieron a
disposición del ministerio público; siendo que con motivo de dichos
hechos, se determinó pericialmente que la denunciante ISIS, presentó
alteraciones en las áreas cognitiva, afectiva, conductual, así como en
los componentes de la autoestima, al igual que en las esferas del ámbito familiar, social y económico, existiendo afectación psicoemocional,
causada por hechos o conductas vinculadas a la violencia familiar, asociadas a la violencia física, actitudes devaluatorias, insultos, amenazas,
desdén e indiferencias, se aprecia temor, ansiedad, angustia, alteración
en su autoestima, disminución de asertividad, culpa, conductas, codependiente, lo que ha desatado una alteración de su tranquilidad y estabilidad cotidianas, mermando su estilo y calidad de vida; de esta forma
se viola el bien jurídico protegido como en el caso lo es la integridad
familiar y el sano desarrollo en el ambiente familiar; afirmación que se
acredita con los siguientes elementos de convicción, a saber:
Con las imputaciones firmes, claras y categóricas de la ofendida ISIS
y la testigo MARÍA ELENA, cuyos atestados adquieren eficacia demostrativa como ha quedado establecido en líneas anteriores, al colmar
con lo estipulado para tal efecto en el numeral 255 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, pues sus narrativas nos
entregan una panorámica integral de los hechos a estudio, refiriendo
en forma pormenorizada la actividad desplegada por el hoy enjuicia199
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
do MIGUEL ÁNGEL, en el momento histórico relevante, así como los
hechos que rodearon su aseguramiento, y por provenir de la persona
que resintió directamente los efectos de la conducta delictiva desplegada por el sentenciado MIGUEL ÁNGEL, así como por percatarse de
los hechos a través de sus propios sentidos, además de estar debidamente robustecida con los restantes elementos de prueba que obran en
el sumario, es como adquieren validez preponderante, máxime que no
existe motivo alguno acreditado por el cual la agraviada señalaría a persona distinta, sino precisamente al que en efecto ocasionó el daño psicoemocional que nos ocupa; más aún cuando sostienen su imputación
firme, clara y categórica en contra del enjuiciado; al señalar que el 06
seis de noviembre de 2011 dos mil once, aproximadamente a las 22:30
horas, la denunciante ISIS, llegó a su domicilio, ubicado en avenida…,
número…, departamento…, colonia…, delegación Benito Juárez, en
donde se encontraba el acusado MIGUEL ÁNGEL, quien la empezó a
insultar diciéndole: “eres una pendeja, hija de la chingada”, intentando
golpearla, por lo que la denunciante, se dirigió al teléfono para llamar a
su madre MARÍA ELENA, pero al lograr la comunicación, el enjuiciado
MIGUEL ÁNGEL, le quita el teléfono celular y se encierra con ella en la
recámara, en donde el justiciable le dice: “que no tienes que hablar con
nadie te voy a encerrar”, insultándola “tienes poca madre por no darme
hijos, eres mala”, y la empuja en varias ocasiones y por el miedo a que
la volviera a golpear no le dijo nada, después logró salir de la recamara
cuando llegó su señora madre MARÍA ELENA, al igual que unos policías preventivos a los cuales les permitió el acceso al departamento en
donde platicaron con el sentenciado MIGUEL ÁNGEL y lo pusieron a
disposición del ministerio público; siendo que con motivo de dichos
hechos, se determinó pericialmente que la denunciante ISIS, presentó
alteraciones en las áreas cognitiva, afectiva, conductual, así como en
los componentes de la autoestima, al igual que en las esferas del ámbiMateria Penal
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to familiar, social y económico, existiendo afectación psicoemocional,
causada por hechos o conductas vinculadas a la violencia familiar, asociadas a la violencia física, actitudes devaluatorias, insultos, amenazas,
desdén e indiferencias, se aprecia temor, ansiedad, angustia, alteración
en su autoestima, disminución de asertividad, culpa, conductas, codependiente, lo que ha desatado una alteración de su tranquilidad y estabilidad cotidianas, mermando su estilo y calidad de vida.
Imputación que sostuvieron la ofendida ISIS y la testigo MARÍA
ELENA durante toda la secuela procesal, incluso al momento de carearse con el sentenciado MIGUEL ÁNGEL (fojas 369 vta. y 370).
Imputaciones de la ofendida ISIS y la testigo MARÍA ELENA, que no
resultan ser singulares ni aisladas, sino por el contrario, se encuentran
corroboradas con lo expuesto por los policías preventivos remitentes
Silverio Macías Reyes (foja 14) y Gonzalo Valencia Bravo (foja 17) quienes ante el órgano investigador, en fecha 07 siete de noviembre de 2012
dos mil doce, de forma conteste manifestaron:
...que el 06 de noviembre de 2011, aproximadamente a las 23:00 horas, circu-
laban por la avenida… y, colonia…, delegación Benito Juárez, cuando recibimos
la orden por vía radio, para pasar a la avenida…, colonia…, en donde reportaban una riña, entrevistándonos con el vigilante del edificio que dijo llamarse
MANUEL, quien manifestó que en el octavo piso del departamento…, había un
matrimonio que se encontraba peleando, dándonos acceso, quien nos acompañó
hasta llegar al departamento …, en donde se encontraba sobre el pasillo la señora
ISIS, junto con su señora madre y otros familiares, quien manifestó que el 05 de
noviembre del año en curso, la había golpeado y que el día de ayer 06 de noviembre del año en curso, aproximadamente a las 22:30 horas, al regresar de XOCO
y del CAVI, su esposo hoy indiciado MIGUEL ÁNGEL, la había encerrado para
insultarla y golpearla, pero llegó su señora madre, a quien le pidió el auxilio
para sacarla del lugar y llamara una patrulla y que su esposo se encontraba en
201
Materia Penal
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el interior del departamento encerrado, por lo que señora ISIS, quien dijo ser
propietaria, nos autoriza para entrar al departamento, pero desde el pasillo le
pedimos al inculpado salir, quien momentos después el hoy inculpado salió del
departamento en donde le dijimos que a petición de su esposa tenía que pasar
a esta oficina, para deslindar su responsabilidad, por lo que dicho inculpado
accede a subir a la patrulla...
Posteriormente, ante el juez natural, ratificaron sus deposados ministeriales, ahondado sobre las circunstancias esénciales y accidentales
de la detención del sentenciado MIGUEL ÁNGEL, conforme a todas y
cada una de las preguntas realizadas por las partes.
Hechos que quedaron plasmados en el formato de detenidos puestos a disposición del ministerio público (foja 23), de fecha 07 siete de
noviembre de 2012 dos mil doce, suscrito por los elementos captores
Silverio Macías Reyes y Gonzalo Valencia Bravo quienes en torno a la
mecánica de la detención asentaron:
...Siendo aproximadamente las 23:00 horas, del día de la fecha, se ordena pasar
a Av… No… esquina…, reportan violencia familiar, al llegar al lugar fue afirmati-
vo, nos encontramos con la señora ISIS, de 32 años, indicándonos el nombre de su
esposo quien le hablamos por su nombre MIGUEL ÁNGEL de 38 años, quien sale
a la puerta de su casa departamento 803, indicándole el motivo por el que se le so-
licitaba, indicándole sus derechos, así como la falta de haber golpeado a su esposa,
mismo se asegura pasándolo a la agencia del Ministerio Público...
Declaraciones de los policías preventivos remitentes Silverio Macías
Reyes y Gonzalo Valencia Bravo, a las que se les concede valor probatorio pleno, al satisfacer la exégesis normativa, prevista en el artículo 255
del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, cuyos
deposados resultan ser de vital importancia, toda vez que aseguran al
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
justiciable MIGUEL ÁNGEL, instantes después de haber perpetrado el
delito, dentro de su domicilio, el cual fue reconocido plenamente por la
paciente del delito ISIS como el mismo individuo que momentos antes
había ejercido violencia psicoemocional en su contra y dentro del domicilio familiar, además que la había encerrado y no la dejaba que se
comunicara con nadie. Aunado a que dichos policías captores se sostuvieron en sus declaraciones durante toda la secuela procesal, incluso al
momento de carearse con el sentenciado MIGUEL ÁNGEL (foja 371).
Siendo en atención a las anteriores consideraciones por lo que lo expuesto por los agentes policíacos aprehensores emergen como indicios
de prueba sustanciales para la acreditación de la responsabilidad penal
del justiciable en la comisión del delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar); sirviendo en apoyo a
lo anterior el criterio jurisprudencial que a continuación se enlista:
Policías aprehensores. Valor probatorio de testimonio de. Por cuanto hace a las
declaraciones de los agentes aprehensores del acusado de un delito, lejos de estimarse que carecen de independencia para atestiguar en un proceso penal, debe
darse a sus declaraciones el valor probatorio que la ley les atribuye, como testigos
de los hechos ilícitos que conocieren.
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito.
Amparo directo 50/88. Héctor Calvo Hernández. 1o. de junio de 1988. Una-
nimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: José Mario Machorro Castillo. Véase: Apéndice de jurisprudencia 1917-1988. Segunda Parte, tesis
159. Página: 470.
Todo lo cual nos permite establecer prueba plena en contra del acusado MIGUEL ÁNGEL, en términos del artículo 261 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal y la que es apta para
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
acreditar su responsabilidad penal en la comisión del ilícito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo
de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar),
que nos ocupa.
Por lo que el reproche penal que se le hace al acusado MIGUEL
ÁNGEL, en la comisión del ilícito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar), es a título de dolo, ya
que atendiendo a las normas del deber que rigen el comportamiento
humano se le debió y pudo exigir al enjuiciado antes anotado que actuara de manera distinta a como lo hizo y contrariamente a ello optó,
por ejercer violencia psicoemocional a su cónyuge dentro de su domicilio familiar, infringiendo así, una norma, conforme al artículo 200,
párrafo primero, del código punitivo; y por ello, dicho sentenciado
tiene el deber jurídico de responder ante la sociedad por su conducta
asumida, sufriendo una pena por su comisión en dicho ilícito.
Por lo anterior, el juez de origen estuvo en lo correcto al declarar
al sentenciado MIGUEL ÁNGEL penalmente responsable en la comisión del ilícito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción
ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro
del domicilio familiar) y fincarle el correspondiente a juicio de reproche
criminal.
Sin que pase por alto, para esta sala revisora lo declarado por el sentenciado MIGUEL ÁNGEL (foja 230), ante el ministerio público, en fecha 08 ocho de noviembre de 2012 dos mil doce, mediante el cual señaló:
…que niega los hechos que se le imputan por ser falsa la acusación. Que la ver-
dad es la siguiente: contrajo matrimonio civil y religioso con ISIS, en fecha 06 de
septiembre de 2008, mediante el régimen matrimonial de separación de bienes, que
previo a su matrimonio conoció a su esposa y sostuvo relación de noviazgo con ella
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durante ocho años, “durante los cuales tuvimos oportunidad de viajar juntos, dentro y fuera de la República, la misma relación se solidificó y llegamos a la decisión
conjunta de casarnos, y que durante el tiempo de su noviazgo nunca tuvieron algún
indicio de violencia entre ambos, que fue un noviazgo normal, y que respecto de la
imputación que le hace la denunciante, manifiesta que “desde el momento en que
nos casamos mi aún esposa ya citada y yo, no he tenido hacia ella ninguna manifestación de violencia física o psicológica y, por el contrario, he recibido de su parte
insultos y golpes hacia mi persona en mi propio domicilio, y los insultos consisten
en que me ha dicho eres poco hombre, te voy a echar a mis primos para que te golpeen, voy a llamar a la patrulla, voy a llamar a mi abogado, y cuando se violentaba
en su carácter mi esposa ISIS solía aventarme lo primero que encontrara a su alcance, tal como lámparas, floreros, celulares, libros, y demás, objetos que encontrara en
ese momento. De la misma manera, cuando ella perdía el control, que es seguido,
tiene personalidad inestable e inmadura, suele agredirme física y psicológicamen-
te, arañarme, sacarme del cuarto diciendo que ella había comprado la recámara, y
que yo no tengo derecho a dormir en esa recámara, por lo que me sacaba y se encerraba y yo tenía que dormir en la sala, o en otra recámara, esto sucedía de tres a
cuatro veces al mes, mucha de la forma de actuar de mi esposa se deriva de la intromisión de mi suegra MARÍA ELENA, su prima JESSICA y las demás tías que viven
en la casa de mi suegra, así como de sus primos de mi esposa, como ejemplo, relato
que la boda que habíamos planeado mi esposa y yo al final cambió al gusto de mi
suegra y lo que los tíos de mi esposa decidieron hacer y como ese hecho existen
innumerables antecedentes de cómo su familia influye indebidamente en la perso-
nalidad de mi esposa y éstos han desestabilizado el carácter de mi esposa y nuestro
matrimonio; en más de una ocasión mi esposa abandonó el hogar, por más de seis
días, sin que yo supiera nada de ella; esto ocurrió la última vez a mediados del año
pasado 2010, y arrepintiéndose buscó a mi señor padre MIGUEL telefónicamente y
en su domicilio en la fecha ya citada, para que yo la perdonara y regresara a vivir a
mi domicilio, yo accedí y le permití nuevamente que viviera conmigo, sin reclamarle su ausencia y a dónde y con quien se había ido, aún y cuando tengo algunos in-
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
dicios de a dónde se ha ido, ella, mi esposa, suele salir de dos a tres fines de la se-
mana por mes según por cuestiones de trabajo, sólo me dice que tiene que trabajar
en Atlixco, Puebla, sin darme mayores datos, ni referencias de dónde se queda, y
cada vez que le pregunto al respecto se violenta y me responde que yo no soy quien
para preguntarle y que no está obligada a decirme nada, y de esa salidas y mis
preguntas se derivan además de insultos en contra a mi persona, y amenazas de
que me va a echar a sus primos, que me vaya a la chingada, que me faltan huevos,
que soy un hijo de la chingada y no tengo derecho de preguntarle nada, que no me
va a decir nada, que está trabajando, y ha habido empujones y lanzamiento de ob-
jetos en mi persona, por la espalda, por parte de mi esposa. No pedimos ayuda a
algún terapeuta porque yo sentía pena y creía que ésta iba a pasar, que mi esposa
iba a cambiar su forma de ser conmigo, y que los hechos que cita la denunciante
“que dice mi esposa sucedieron en el mes de febrero de este año 2011”, niego haberla insultado ni menos aún golpeado, respecto a los hechos que sucedieron el 05 de
noviembre de 2011, niego las declaraciones de mi esposa, está mintiendo. Los he-
chos sucedieron en realidad de la siguiente manera: teníamos, mi esposa ISIS y yo,
una invitación confirmada a casa de mis amigos PATRICIA y su esposo CARLOS,
para la despedida de un amigo que se va a vivir a Guadalajara; en la hora de la comida, después de salir del cine, mi esposa ISIS y yo, fuimos a comer al lugar de
comida rápida denominada Benedettis Pizza, en la Plaza Exhibimex, y al pedirle a mi
esposa que por esta única ocasión pagara la cuenta del consumo porque en ese
momento yo me había ya quedado sin efectivo, y por descuido no llevaba mis tarjetas bancarias, ella se molestó, se enojó, me reclamó que yo tenía dinero siempre
para otras cosas pero no para ella y se levantó y se fue sin pagar, y tuve que cancelar
los pedidos para la comida que había ya solicitado, y enseguida, llegando a nuestra
casa matrimonial, aproximadamente las 17:00 horas del mismo día sábado 05 de
noviembre, yo llegué primero porque viajaba en mi coche, mi esposa llegó ensegui-
da, molesta me insultó nuevamente diciéndome que ya no iría conmigo a mi pinche
fiesta y que me fuera solo, yo le indiqué que era un compromiso que ambos habíamos adquirido y que sería descortés no acudir, que en todo caso no la iba a moles-
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tar, que si no cambiaba de opinión tendría que ir yo solo para no faltar al compro-
miso; unas dos horas después, me arreglé y me disponía acudir a la cita, pero mi
esposa se paró enfrente en la puerta, parte interna del departamento, y me gritó: “si
no vas a ir conmigo, no vas a ir solo, cancela tu compromiso”, yo le dije que ya no
era tiempo de hacer la cancelación, que sería grosero de nuestra parte; mi esposa,
en lugar de entender la situación me insultó, me dijo: “vete a la chingada y no vas
a ir a ningún lado”. Acto seguido fui a la cocina, mi esposa fue atrás de mí, me empujó por la espalda y me acorraló en uno de los lugares de la cocina, en ese momento me dijo: “ahora llévame”, y que si no iba ella conmigo no iba a poder salir de la
casa; empezó a ponerse violenta, aventándome un banco de madera, tipo periquera
por la espalda, golpeándome en la cabeza, encima de la oreja, me dirigí a la puerta
y, al caminar en la sala, mi esposa me aventó un centro de mesa, a mi cara, golpeándome parte de mi ceja y mi ojo izquierdo, y me salí de mi departamento, inmedia-
tamente mi esposa sacó a mi perro del departamento, lógicamente no podía yo
acudir a una reunión con mi perro, por lo que al tratar de entrar otra vez a mi de-
partamento, mi esposa bloqueó la entrada con un sillón de la sala y, al tratar de
empujarlo, me machucó los dedos de mi mano izquierda, lastimándome el dedo
medio; logré dejar a mi perro en el departamento, pero mi esposa nuevamente blo-
queó la entrada manteniéndome otra vez cautivo dentro de mi departamento, acto
seguido llamé a mis amigos para decir que había tenido un contratiempo y no podría acudir a la reunión. Ese día mi esposa se encerró en la recámara, como de cos-
tumbre dejándome afuera de la misma, y tuve que dormir en el sillón de la sala; el
domingo 06 de noviembre, mi esposa salió todo el día del departamento, desde
como a las 08:30 horas, hasta las 21:00 horas, cuando mi esposa regresó a nuestra
casa yo estaba en la sala viendo una película y le pregunté que por qué no regresó
para ver el espectáculo del Circo Solei (sic), para el que yo ya había adquirido antici-
padamente para la función de las cinco de la tarde; acto seguido mi esposa me dijo
que se había llevado los boletos para asegurarse que yo no iría con nadie más y
empezó a alterarse nuevamente insultándome y profiriendo groserías a mi perso-
na, amenazándome diciéndome que iba a traer a sus primos y que ahora sí iba yo a
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saber lo que era bueno; enseguida mi esposa llamó, vía celular, a su señora madre
MARÍA ELENA, diciéndome que viniera, que tenía que ir a la casa, es mentira que
yo tuviera encerrada a mi esposa o la hubiera mantenido encerrada, ella tiene como
yo las llaves de ese departamento, yo me dirigí a mi recámara para seguir viendo la
televisión y alrededor de las diez de la noche, llegó su mamá de mi esposa MARÍA
ELENA, en compañía de la prima de mi esposa JESSICA, quien desde el momento
en que llegó a la puerta de mi domicilio se dedicó a proferir insultos a mi persona,
tales como que su prima ISIS me había hecho un favor de casarse conmigo, que yo
soy un pendejo, un adefesio y que saliera si era muy hombre porque ahora sí me iba
a chingar, que iba a llamar una patrulla y que cuando cayera en el reclusorio ella iba
a usar todas sus influencias para que yo la pasara mal, porque trabaja con una juez,
al parecer en el Reclusorio Oriente; yo seguía en mi recámara, me puse ropa para
dormir, llamé por el interfón al vigilante del edificio donde vivo, pidiéndole que
retirara a las personas que me insultaban desde afuera del edificio, mi suegra y la
prima de mi esposa; escuché que las mujeres referidas gritaron que no se iban a ir y
que yo soy un pendejo, hijo de la chingada, me fui a mi recámara disponiéndome a
dormir, y en ese momento estando puerta hasta romperla (sic), entraron todos, mi
esposa, mi suegra, la prima de mi esposa, y dos sujetos desconocidos para mí, ambos de complexión robusta, y uno de esos sujetos me dijo: “hasta aquí llegaste, hijo
de la chingada”; “te voy a matar, ahora si vas a saber lo que es bueno, culero”, y me
agarró a puñetazos. Uno de éstos me dio en la nariz, después me jaló y me sacó de
mi cama, y ya estando en el piso de mi recámara los dos sujetos me golpearon a
patadas y puñetazos en mi cara, cuerpo y cabeza, causándole lesiones en mi nariz,
cejas, ojos, pómulos, boca, nuca, parte posterior de mi cabeza, hombro derecho, las
cuales se hacen constar con mis certificados médicos; enseguida, los tipos me levan-
taron ensangrentado, de los cabellos, en presencia de los familiares citados y mi
esposa, y me llevaron a la puerta de mi departamento, en donde ya me di cuenta
que me esperaban dos policías, los cuales nunca entraron a mi departamento ni
hablaron conmigo, sin decir más, me esposaron, tomamos el elevador y me dirigieron a esta agencia del ministerio público...
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Al rendir su declaración preparatoria, ante el juez natural (foja 247),
en fecha 10 diez de noviembre de 2011 dos mil once, ratificó su declaración ministerial, no deseando agregar nada más.
Al ampliar su declaración, ante el juez de los autos (foja 369), en fecha
06 seis de diciembre de 2011 dos mil once, ratificó su declaración ministerial y preparatoria, deseando agregar:
...me golpearon en el interior de mi recámara dos sujetos del sexo masculino
que irrumpieron rompiendo la puerta de mi recámara en compañía de mi esposa,
mi suegra y YESICA, provocándome lesiones contusas en todo el cuerpo, particularmente una fractura en mi nariz y una costilla rota; los dos sujetos a los que me
refiero me sacaron de mi domicilio y me entregaron a los policías en la puerta del
mismo y señalo también que los policías nunca me llamaron por mi nombre ni
dialogaron conmigo y fueron las dos personas que me golpearon y me entregaron
a los policías; también manifiesto que niego haberme puesto agresivo ante el perito
del ministerio público, y mi situación fue derivada del dolor que sentía en partes
de mi cuerpo, particularmente en nariz y costados, dolor que en su momento ma-
nifesté. Solicité que fueran valorados por un especialista en un hospital. El día de
hoy tengo constancias de fractura en nariz, y en este acto exhibo las constancias de
nariz y tabique y fractura de cuarto arco costar posterior izquierdo para que sea
agregada a los presentes autos, dejando dichas documentales, quiero destacar que
los policías que me subieron a la patrulla tuvieron conocimiento de las lesiones
en mi cuerpo, particularmente en mi cara que estaba sangrante y la playera que
llevaba blanca, en ese momento estaba completamente manchada de sangre. En el
ministerio público, un perito me tomó fotografías del rostro en el que se puede hacer constar las lesiones a las cuales me refiero, temo por mi integridad física y la de
mi padre, hermanos y sobrinas y hago responsable a mi esposa ISIS de cualquier
agresión en su contra…
A preguntas de la defensa particular contestó: “¿Cuántas personas se encontra-
ban en el interior del departamento al momento de referir que fue golpeado? R.
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
dos hombres, complexión robusta, tez morena, me profirieron insultos y agresiones, mi esposa ISIS, su prima JESSICA y mi suegra MARÍA ELENA, las cuales se
encuentran presentes en el exterior dos policías y el vigilante. P. ¿Con anterioridad
había visto a las personas que hace referencia? R. No, nunca. ¿P. Recuerda la ac-
titud de su esposa, su suegra y la prima de su esposa, al momento en que estaba
siendo golpeado? R. Sí, agresiva y alentando la agresión hacia mi persona...
Declaraciones del enjuiciado MIGUEL ÁNGEL que se advierten defensistas a fin de evadir su responsabilidad penal en la comisión del
delito que se le imputa, existiendo en el sumario el suficiente material
probatorio que ya fue debidamente analizado y valorado en el cuerpo de la presente ejecutoria, que nos permite fijarlo como autor de los
hechos imputados por el ministerio público, aunado a que no aportó
medio de prueba idóneo que permita corroborar su negativa.
En efecto, afirma el sentenciado MIGUEL ÁNGEL que lo golpearon
en el interior de su recámara dos sujetos del sexo masculino que irrumpieron, rompiendo la puerta de su recámara en compañía de su esposa,
su suegra y YESICA, provocándome lesiones contusas en todo el cuerpo, particularmente una fractura en mi nariz y una costilla rota, los dos
sujetos a los que refiere lo sacaron de su domicilio y lo entregaron a
los policías en la puerta del mismo; no obstante la anterior afirmación,
contamos en autos con el certificado de estado físico (foja 26) que le fue
practicado horas después del acontecer delictual, donde se le encontró: “...con aliento normal, no ebrio, presenta dos excoriaciones de cinco
centímetros, una en región deltoidea y otra en escapular izquierda. Excoriación en región nasogeniana derecha y hematoma en región labial
inferior derecha. Lesiones que tardan en sanar menos de quince días.
Certificado de estado físico al que se le concede valor probatorio, de
conformidad al artículo 254 del Código de Procedimientos Penales para
el Distrito Federal, mismo que no corrobora lo expuesto por el sentenMateria Penal
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
ciado cuando afirma que dos sujetos del sexo masculino lo golpearon
provocándole lesiones contusas en todo el cuerpo, una fractura en nariz
y una costilla rota.
De igual forma, tampoco se encuentra acreditado que se encontraba
rota la puerta de su recámara del enjuiciado MIGUEL ÁNGEL
Y si bien es cierto que la defensa particular del sentenciado, durante la secuela procesal presentó: un dictamen en materia de psicología,
practicado al sentenciado MIGUEL ÁNGEL (foja 426), el dictamen en
materia de psicología, con base en expediente de la agraviada ISIS (foja
454) y el dictamen en materia de psicología, con base en expediente de
la agraviada ISIS (foja 492); a dichas periciales se les niega valor probatorio, ya que no debemos olvidar que la prueba pericial, son meras
opiniones de técnicos en alguna especialidad, orientadores del arbitrio
judicial, que de ninguna manera constituyen imperativos para el juzgador, quien conserva su libertad, de acuerdo con su soberanía decisoria,
para apreciar las pruebas que obran en la causa, entre ellas, la prueba
pericial, la cual es valorada de acuerdo al sistema de libre convicción o
de la libre apreciación, mediante un juicio crítico, empleando las reglas
de la lógica y la experiencia. Corrobora lo aquí expuesto, el siguiente
criterio:
Peritos, valor probatorio de su dictamen. Dentro del amplio arbitrio que la ley y
la jurisprudencia reconocen a la autoridad judicial para justipreciar los dictámenes
periciales, el juzgador puede negarles eficacia probatoria o concederles hasta el
valor de prueba plena, eligiendo entre los emitidos en forma legal, o aceptando
o desechando el único o los varios que se hubieran rendido, según la idoneidad
jurídica que fundada y razonadamente determine respecto de unos y otros.
Octava Época. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario
Judicial de la Federación. Tomo: XI, febrero de 1993. Página: 298.
Segundo Tribunal Colegiado del Quinto Circuito.
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Amparo directo 398/92. Delfino Morales Acedo. 28 de octubre de 1992. Una-
nimidad de votos. Ponente: David Guerrero Espriú. Secretario: Arturo Ortegón
Garza.
Ahora bien, tomando en consideración que en el caso que nos ocupa
se cuenta en actuaciones con dos dictámenes en materia de psicología,
con base en expediente de la agraviada ISIS, no se les concede valor
probatorio, en virtud que fueron emitidos con base en las constancias
y no le fue practicado directamente a la agraviada, quien en uso de sus
derechos humanos no fue su deseo que le fueron practicados; en tanto
que el practicado al sentenciado MIGUEL ÁNGEL se aprecia, sin lugar
a dudas, que fue emitido para efecto de beneficiar al enjuiciado, pues
si bien es cierto que se afirma en el mismo el sentenciado no presenta
características psicológicas del generador de violencia; sin embargo, en
actuaciones se encuentran las pruebas suficientes que permiten fijarlo
como la persona que por acción ejerció violencia psicoemocional, dentro del domicilio familiar en contra de su cónyuge, ahora ofendida ISIS;
aunado a que el justiciable, ante el ministerio público, se negó a que
le fuera practicado el dictamen en materia de psicología victimal por
expertos adscritos a dicho órgano investigador y sí por el contrario permitió que se le practicara por un perito ofrecido por la defensa.
De igual forma, ningún beneficio le brinda el testimonio de MANUEL,
ofrecido por la defensa, toda vez que al comparecer ante el juez natural
dijo no tener nada que decir con relación a los hechos que se investigan.
VII. En el presente caso no se da ninguna hipótesis penal sustantiva
o adjetiva que impida la aplicación de la pena; en consecuencia, se procede a hacer la individualización de la pena en relación a su responsabilidad penal en los siguientes términos:
La individualización de la punibilidad se hará con base al arbitrio
judicial fundado en los artículos 70, 71 y 72 del Código Penal para el
Materia Penal
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Distrito Federal, así como 427 del Código de Procedimientos Penales
para el Distrito Federal, y tomando en consideración que estamos
en presencia del delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que
por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que
ocurra dentro del domicilio familiar), el cual establece como marco de
punibilidad aplicable, para su tipo básico de conformidad con el artículo
200, párrafo primero, prisión de uno a seis años, pérdida de los derechos
que tenga respecto de la víctima, incluidos los de carácter sucesorio,
alimentos; además se sujetará al agente al tratamiento especializado que
para personas agresoras de violencia familiar refiere la Ley de Acceso a
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el cual en ningún caso excederá
del tiempo impuesto en la pena de prisión, numeral del Código Penal
para el Distrito Federal.
Que la conducta se llevó a cabo el 06 seis de noviembre de 2011 dos
mil once, aproximadamente a las 22:30 horas, cuando la denunciante
ISIS se encontraba en el interior de su domicilio ubicado en avenida…,
número…, departamento…, colonia…, delegación Benito Juárez.
Que la extensión del daño al bien jurídico tutelado se considera que
fue de mínima intensidad, dado que vulneró el estado psicoemocional,
dentro del domicilio familiar de su cónyuge ISIS.
Que el justiciable MIGUEL ÁNGEL no corrió peligro alguno en su
persona al momento de desplegar su conducta delictiva, dada la mecánica de los hechos.
Que el motivo que lo impulsó a delinquir fue el ejercer violencia psicoemocional en su cónyuge dentro del domicilio familiar.
Que al momento de los hechos MIGUEL ÁNGEL dijo ser de ** años
de edad, originario del Distrito Federal, estado civil casado, religión
católica, instrucción maestría en negocios, ocupación gerente, que no
pertenece a ningún grupo étnico o indígena, que entiende y habla perfectamente el idioma español, que no fuma tabaco comercial, no ingiere
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
bebidas alcohólicas, que no es afecto a drogas, no padece enfermedad
alguna, no tiene apodo, que no tiene tatuajes, que sí tiene dependientes
económicos, siendo su papá, con domicilio en avenida…, número…,
departamento…, colonia…, delegación Benito Juárez, C.P…
Elementos todos estos que permiten determinar al justiciable MIGUEL
ÁNGEL, un reproche de culpabilidad en un grado mínimo, coincidiendo
así con el determinado por el juez natural.
Lo anterior, en estricto apego al arbitrio judicial concedido a la autoridad judicial, ya que no debe pasar por desapercibido que esta facultad
se goza por parte del juzgador con plena autonomía para fijar el monto
que en su más amplió criterio se estime justo, dentro de los mínimos y
máximos fijados en el marco de punibilidad aplicable para cada delito,
el cual sólo debe regirse por las leyes de la lógica, debiendo destacar las
circunstancias exteriores de su ejecución, entre las que se tomó en cuenta el tiempo, lugar, modo, forma de desarrollo del hecho, daño objetivo
ocasionado, móvil del delito, así como las circunstancias peculiares del
delincuente, entre las que destacaron su edad, educación, antecedentes,
condiciones económicas, así como cada uno de los demás requisitos de
los ya citados artículos 70, 71 y 72 del Código Penal para el Distrito
Federal, para arribar a la conclusión de que el sentenciado MIGUEL
ÁNGEL, revela un grado de culpabilidad mínimo, para que de esta forma se cumpla con la finalidad de la pena, que en nuestra legislación
mexicana se encuentra prevista en el artículo 18 constitucional, la cual
es, precisamente, la readaptación social del sentenciado con base al trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte
como medios para lograr su reinserción a la sociedad y procurar que
no vuelva a delinquir, para que la pena así cumpla su función de prevención general y especial, ya que no debemos olvidar que el derecho
penal de un estado social y democrático, como lo es el nuestro, debe
asegurar la protección efectiva de todos los miembros de la sociedad,
Materia Penal
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
por lo que ha de atender a la prevención de delitos, entendidos como
aquellos comportamientos que los ciudadanos estimen dañosos para
sus bienes fundamentales, con una estricta sujeción a los límites propios
del principio de legalidad, por lo tanto, el derecho penal, no sólo debe
defender de los delincuentes a la mayoría, sino que ha de respetar la
dignidad de los delincuentes e intentar ofrecer alternativas a su comportamiento criminal.
Por ende, resultan ser inoperantes los agravios de la representante social adscrita a efecto de incrementar el grado de culpabilidad a dicho sentenciado, por los razonamientos vertidos en el presente considerando.
Por lo que atendiendo a las circunstancias exteriores de ejecución y
peculiares del enjuiciado, es de justicia y equidad imponerle al sentenciado MIGUEL ÁNGEL, con fundamento en el artículo 200, párrafo segundo, del código punitivo por el delito de VIOLENCIA FAMILIAR,
una pena de 1 un año de prisión. La cual deberá de compurgar en el
lugar que para tal efecto señale el juez natural, hasta en tanto los juzgados del Distrito Federal en materia penal especializados en ejecución
de sanciones penales realicen en su totalidad las atribuciones que la ley
respectiva les confiere, con fundamento en los acuerdos generales 5928/2011 y 62-48/2011, emitidos por el Pleno del Consejo de la Judicatura del Distrito Federal, en sesiones ordinarias de fechas catorce de junio
y quince de noviembre de dos mil once, mediante los cuales se establece
provisionalmente las competencias de los juzgados del Distrito Federal en materia penal especializados en ejecución de sanciones penales a
partir del diecinueve de junio de dos mil once; así como en los artículos
2o., fracción I, 3o., fracción V, 9o., fracciones I y XIII, 25 26 de la Ley
de Ejecución de Sanciones Penales y Reinserción Social para el Distrito
Federal, con abono de la prisión preventiva sufrida con motivo de esta
causa, que lo fue de 5 cinco días; esto es, a partir del 06 seis noviembre
de 2011 dos mil once, fecha en que se aprehendió al acusado, hasta el
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
10 diez del citado mes y año, en que obtuvo su libertad provisional con
motivo del presente asunto, quedando el recuento respectivo a cargo
del juez de origen, en términos del párrafo tercero de la fracción IX,
apartado “B” del artículo 20 constitucional, párrafo segundo del numeral 33 del código punitivo y 28 de la citada ley de ejecución.
Advirtiendo esta Sala revisora en la sentencia que ahora se revisa,
que el juez natural fue omiso en descontarle los días de prisión preventiva del justiciable, motivo por el cual se modifica el punto resolutivo
segundo a efecto de descontarle al enjuiciado los días que estuvo privado de su libertad preventivamente, con motivo de la presente causa.
Es necesario establecer que dentro de las sanciones que prevé el párrafo último del artículo 200 del Código Penal para el Distrito Federal,
son: la pérdida de los derechos que tenga respecto de la víctima, incluidos los de carácter sucesorio, patria potestad, tutela y alimentos y
se decretarán las medidas de protección conforme a lo establecido en
este código y código de procedimientos penales, ambos, para el Distrito Federal, además se le sujetará a tratamiento especializado que para
generadores de violencia familiar, refiere la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar, que en ningún caso excederá del tiempo
impuesto en la pena de prisión, independientemente de las sanciones
que correspondan por cualquier otro delito.
Luego entonces, atendiendo a la petición del ministerio público, en su
pliego de conclusiones acusatorias, se condena al sentenciado MIGUEL
ÁNGEL a la pérdida de los derechos sucesorios que tenga respecto de la
víctima ISIS, en términos de las disposiciones civiles que al efecto se establezcan. Asimismo, se condena al citado enjuiciado MIGUEL ÁNGEL
a la pérdida de los derechos de alimentos, al ser ISIS su cónyuge. La
pérdida de estos derechos de familia se considera de manera definitiva,
sin que ello implique la pérdida de las obligaciones o derechos que la
ofendida pueda hacer valer en contra del acusado.
Materia Penal
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
En el mismo contexto y respecto de la petición del ministerio público, donde solicita se decreten las medidas de protección, conforme
lo establecido por el artículo 9 Ter del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal; en consecuencia, y con fundamento en
los artículos 21 constitucional, 200 del Código Penal para el Distrito
Federal, 9 Ter, fracciones IV y VI del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, el sentenciado MIGUEL ÁNGEL, deberá
cumplir la siguiente medida por el tiempo que dure la condena impuesta: abstenerse de ejercer cualquier tipo de violencia en contra de
la víctima ISIS.
Por último, se condena al sentenciado MIGUEL ÁNGEL a recibir
el tratamiento especializado para personas agresoras de violencia familiar, que refiere la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia, por el tiempo que dure la pena de prisión impuesta. Para
tal efecto, dicho tratamiento quedará bajo la vigilancia del juez de los
autos, hasta en tanto permanezcan vigentes los acuerdos plenarios
59-28/2011 y 62-48/2011 emitidos por el Consejo de la Judicatura del
Distrito Federal.
VIII. En términos de los artículos 37 a 46 y 49 del Código Penal para
el Distrito Federal, se provee sobre la reparación del daño, derivada del
delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza
cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar) en los siguientes términos:
Se absuelve al sentenciado MIGUEL ÁNGEL de la reparación del
daño material, toda vez que el delito de VIOLENCIA FAMILIAR que
nos ocupa, se trata de un delito de resultado formal.
Se condena al sentenciado MIGUEL ÁNGEL a la reparación del daño
moral, con motivo del delito de VIOLENCIA FAMILIAR, cometido en
agravio de ISIS debiendo pagar el justiciable a la agraviada la cantidad total de $18,960.00 dieciocho mil novecientos sesenta pesos 00/100
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
M.N., que corresponde a una sesión semanal, durante 24 sesiones, con
la finalidad que la ofendida recupere su salud psíquica, que poseía antes del evento, lo que se constata con el dictamen en materia de psicología (foja 386), suscrito por la perito oficial, psicóloga Mariana Gabriela
Zavala Salazar, quien concluyó:
Primera. Que existen alteraciones en las áreas cognitiva, afectiva; así como en
los componentes de la autoestima, al igual que en las esferas del ámbito familiar,
social y económico de la C. ISIS, mismas que fueron descritas con anterioridad en
el apartado VI.
Segunda. Que sí existe afectación psicoemocional en ISIS causada por hechos o
conductas vinculadas a la violencia familiar, asociadas a violencia física, actividades devaluatorias, insultos, amenazas, desdén e indiferencia, que refiere le fueron
proferidas por MIGUEL ÁNGEL.
Tercera. Que al momento de la presente valoración psicológica de ISIS, se apre-
cian temor, ansiedad, angustia, alteración en su autoestima, disminución de asertividad, culpa, conductas codependientes, ante la violencia que expone le ha sido
generado por su pareja MIGUEL ÁNGEL, lo que ha desatado una alteración de su
tranquilidad y estabilidad cotidianas, mermando su estilo y calidad de vida.
Cuarta. Se detecta que ISIS presenta el síndrome de traumatización continuo,
señalado por Jorge Corsi, quien expone que las mujeres que han terminado una
relación, así como haber dejado de vivir con personas que generan violencia hacia
su persona, suelen ser víctimas de comportamientos de control, sometimiento, persecución, maltrato y hostigamiento, tanto de forma directa como indirecta, por lo
que continúan siendo víctimas de su relación con el agresor.
Quinta. Se recomienda que ISIS reciba tratamiento psicoterapéutico especializa-
do, en donde desarrolle las herramientas necesarias que le permitan evitar la violencia que refiere le ha sido proferida, disminuyendo así la sintomatología que se asocia
a ésta, de igual forma se sugiere, se le proporcione un ambiente libre de violencia en
donde pueda recuperar su estabilidad emocional y tranquilidad habitual...
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Aunado a la documental privada (foja 510), suscrito por la licenciada
en psicología Yolotzi Gómez Zúñiga; la cual informó: “…las sesiones
terapéuticas se imparten una vez por semana, con una duración de 55
minutos, y un costo de 790 pesos cada una. Durante el desarrollo de
las citas se ha observado una mejoría en el estado anímico y funcionamiento cognoscitivo de ISIS, por lo que se estima que la última visita se
realizará el miércoles 2 de mayo de 2012, sumando 24 sesiones clínicas
con un costo total de $18,960 pesos”; documental que fue ratificada ante
el juez natural (foja 627).
Probanzas a las que se les concede valor probatorio, en términos de
los artículos 254 y 251 del Código Procesal Penal para el Distrito Federal, respectivamente.
IX. Toda vez que el sentenciado MIGUEL ÁNGEL no ha sido condenado anteriormente por delito doloso que se persigue de oficio, aunado
a que el quántum de la pena de prisión que le fue impuesta por el delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio
familiar), es inferior a 3 años (1 un año de prisión), con fundamento en
el artículo 84, fracción I del Código Penal para el Distrito Federal, previa reparación del daño, se le sustituye la pena de prisión impuesta que
es de 1 un año, que equivale a 365 trescientos sesenta y cinco jornadas
de trabajo a favor de la comunidad, a las que habrá de descontarse los 5
cinco días que dicho enjuiciado estuvo privado de su libertad con motivo de los presentes hechos delictuosos, abonados en prisión preventiva,
de lo que resulta 360 trescientos sesenta jornadas de trabajo a favor de la
comunidad; consistentes en la prestación de servicios no remunerados,
en instituciones públicas, educativas, de asistencia o servicio social, o
en instituciones privadas de asistencia no lucrativa, que la ley respectiva regule. Las jornadas de trabajo a favor de la comunidad se llevarán a
cabo en jornadas dentro de periodos distintos al horario de las labores
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
que represente la fuente de ingresos para la subsistencia del sentenciado y la de su familia, sin que pueda exceder de la jornada extraordinaria
que determine la Ley Federal del Trabajo, que es de 3 tres horas diarias
por un máximo de 3 tres veces a la semana, en el entendido de que cada
día de prisión será sustituido por una jornada de trabajo a favor de la
comunidad, tal y como lo establecen los artículos 36 del Código Penal
para el Distrito Federal y 66 de la Ley Federal del Trabajo.
Por otra parte, tomando en cuenta las características personales del
enjuiciado, la naturaleza del ilícito que perpetró, y previa reparación
del daño, de manera alternativa se le concede al encausado MIGUEL
ÁNGEL, la suspensión condicional de la ejecución de la pena, debiendo
exhibir para tal efecto la cantidad de $3,000.00 (tres mil pesos 00/100
M. N.), en cualquiera de las formas previstas por la ley, para garantizar
su presentación ante la autoridad cada vez que sea requerido, lo
anterior, al colmar lo previsto en el artículo 89 del código sustantivo de
la materia, es decir, el quántum de la pena no excede de 5 cinco años,
aunado a que cuenta con antecedentes personales positivos, los que se
constatan con su ficha signalética, por ende, se presume a su favor que
aprenderá de la experiencia y no volverá a delinquir, más aún cuando el
espíritu de la suspensión condicional de la ejecución de la pena implica
dar alternativas a las personas que transgredían el ordenamiento penal
y se les imponen penas bajas para efecto de evitar su contaminación
durante su permanencia en un centro penitenciario, aunado a que se
van a encontrar vigiladas por la autoridad y en caso de incumplir con
las obligaciones que contraigan para el disfrute de dicho beneficio se le
aplicará la pena impuesta, a cuya duración se encuentra supeditado el
beneficio concedido.
En la inteligencia que para el caso que el sentenciado MIGUEL
ÁNGEL no se acoja al sustitutivo y beneficio otorgados, deberá hacerse
efectiva la pena de prisión que le fue impuesta.
Materia Penal
220
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
X. Como consecuencia jurídica de la pena privativa de libertad impuesta, se suspenden los derechos políticos a MIGUEL ÁNGEL por un
tiempo igual a la pena privativa ordenada en esta ejecutoria, debiéndose abonar el tiempo de prisión preventiva sufrida, a partir que se
le decretó su formal prisión, en términos de los artículos 56, párrafo
primero, 57, fracción I y 58 del código punitivo y 38 constitucional. Por
lo que deberá remitirse copia de la presente resolución a la autoridad
electoral, para los fines de su competencia.
Y en caso de que el sentenciado MIGUEL ÁNGEL, se acoja al sustitutivo otorgado, la suspensión de derechos, por ser accesoria de la pena
de prisión impuesta, quedará sustituida también; así, en el entendido
de que, en caso de que se dejara sin efectos la sustitución y se ordenara
la ejecución de la pena de prisión impuesta, ésta llevará consigo la accesoria de la suspensión de derechos políticos.
Finalmente, en caso que el justiciable MIGUEL ÁNGEL se acoja al beneficio de la suspensión condicional de la pena, debe operar la suspensión de los derechos políticos, de acuerdo a la siguiente contradicción
de tesis, cuyo rubro y contenido son:
Suspensión de derechos políticos, continúa surtiendo efectos aunque el senten-
ciado se acoja al beneficio de la suspensión condicional de la ejecución de la pena. El
artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece
que las autoridades organizarán un sistema penal encaminado a la readaptación
social del delincuente, mediante instituciones y medidas que orientan la política
criminal y penitenciaria del Estado a ese objetivo, lo que deriva en beneficios que
puedan o deben otorgarse cuando proceda. Así, el Código Penal para el Distrito
Federal regula dos beneficios para quien sea condenado por la comisión de un
delito: 1) La sustitución de la pena de prisión, y 2) La suspensión condicional de la
ejecución de la pena; instituciones cuyo fin es evitar la reincidencia y los perjuicios
que acarrea para los delincuentes primarios el ejemplo de los habituales. Ahora
221
Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
bien, respecto de la suspensión condicional de la ejecución de la pena se puntualiza
que: a) Es un beneficio que el juez puede o no conceder atento a ciertas condiciones,
las cuales incluso cumplidas formalmente, pueden no inclinarlo a otorgarlo (peligrosidad manifiesta entre otras); b) La garantía fijada busca asegurar la presenta-
ción periódica del sentenciado ante la autoridad y el logro de las demás finalidades
previstas en la ley penal; y c) Garantiza la sujeción del beneficiado a la autoridad
por el término y en relación con una sanción impuesta. Por tanto cuando se opte
por dicho beneficio, atendiendo a la naturaleza accesoria a la pena de prisión de la
suspensión de los derechos políticos, debe entenderse que, como la pena privativa
de libertad no se modifica, atento a lo dispuesto en la fracción III del artículo 38
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, permanecen suspen-
didos los derechos políticos del sentenciado hasta en tanto no se extinga aquélla.
Tesis Jurisprudencial 86/2010 (PLENO).
Contradicción de tesis 15/2010. Entre las sustentadas por el Cuarto y el Noveno
Tribunales Colegiados, ambos en materia Penal del Primer Circuito. 22 de junio del
2010. Mayoría de diez votos: votó en contra Margarita Beatriz Luna Ramos. Ponente:
Olga Sánchez Cordero De García Villegas. Secretario: Jorge Roberto Ordóñez Escobar.
XI. En cumplimiento a lo dispuesto en el acuerdo plenario V-18/2008,
emitido por el Consejo de la Judicatura del Distrito Federal, así como
a lo dispuesto en la Ley de Transparencia y Acceso a la Información
Pública del Distrito Federal, misma que entró en vigor en fecha 28 veintiocho de mayo de 2008 dos mil ocho, hágase del conocimiento de las
partes en el presente asunto, que de conformidad a lo establecido en los
artículos 17, 38 y 39 de dicha ley, se les concede un plazo de tres días
contados a partir del siguiente al de la notificación de esta resolución,
para que manifiesten su consentimiento por escrito, para restringir el
acceso público a sus datos personales, en el entendido de que la omisión desahogar dicho requerimiento, constituirá su negativa para que
dicha información sea pública.
Materia Penal
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
XII. Por último, por lo que hace a los agravios esgrimidos por el defensor particular del sentenciado MIGUEL ÁNGEL, dado que como
ha quedado debidamente establecido en el apartado relativo de la
presente resolución, una vez que esta sala ha procedido a verificar
la legalidad de la resolución impugnada, observa que el juez a quo,
sin vulnerar los principios reguladores de la valoración de la prueba, ajustándose a las constancias procesales, tuvo por acreditado el
delito de VIOLENCIA FAMILIAR (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del
domicilio familiar), en contra de su representado MIGUEL ÁNGEL,
así como su plena responsabilidad penal, y para tal efecto valoró las
probanzas existentes en autos en los términos de los artículos 246,
253, 254, 255, 261 y 286 el Código de Procedimiento Penales para el
Distrito Federal, que regulan la valoración jurídica de las pruebas,
en términos del artículo 124 del Código de Procedimientos Penales
para el Distrito Federal; toda vez que los elementos de prueba que
arrojó el sumario, y que fueron valorados y analizados en la presente
definitiva, que por economía procesal se dan por reproducidos en este
apartado como si estuvieren literalmente transcritos, se advierte que
analizados de manera lógica y natural y apreciados en su conjunto,
generan una serie de indicios suficientes, que concatenados unos con
otros y globalmente justipreciados conducen a la que se busca (sic),
hasta integrar la cadena de indicios suficientes en términos del artículo 261 de la ley adjetiva de la materia; permitiéndonos ubicar a su
defenso MIGUEL ÁNGEL, como el individuo que ejerció la violencia
psicoemocional contra su cónyuge dentro de su domicilio familiar,
cuando éstos se encontraban en el interior de su domicilio, el 6 seis de
noviembre de 2011 dos mil once, aproximadamente a las 22:30 horas,
la denunciante ISIS llegó a su domicilio, ubicado en avenida…, número…, departamento…, colonia…, delegación Benito Juárez, en donde
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
se encontraba el acusado MIGUEL ÁNGEL, quien la empezó a insultar diciéndole: “eres una pendeja, hija de la chingada”, intentando
golpearla, por lo que la denunciante, se dirigió al teléfono para llamar
a su madre MARÍA ELENA, pero al lograr la comunicación, el enjuiciado MIGUEL ÁNGEL, le quita el teléfono celular y se encierra con
ella en la recámara, en donde el justiciable le dice: “que no tienes que
hablar con nadie te voy a encerrar”, insultándola “tienes poca madre
por no darme hijos, eres mala”, y la empuja en varias ocasiones y por
el miedo a que la volviera a golpear no le dijo nada; después logró
salir de la recámara cuando llegó su señora madre MARÍA ELENA, al
igual que unos policías preventivos a los cuales les permitió el acceso al departamento en donde platicaron con el sentenciado MIGUEL
ÁNGEL y lo pusieron a disposición del ministerio público; siendo que
con motivo de dichos hechos, se determinó pericialmente que la denunciante ISIS presentó alteraciones en las áreas cognitiva, afectiva,
conductual, así como en los componentes de la autoestima, al igual
que en las esferas del ámbito familiar, social y económico, existiendo
afectación psicoemocional, causada por hechos o conductas vinculadas a la violencia familiar, asociadas a la violencia física, actitudes
devaluatorias, insultos, amenazas, desdén e indiferencias, se aprecia
temor, ansiedad, angustia, alteración en su autoestima, disminución
de asertividad, culpa, conductas, codependiente, lo que ha desatado
una alteración de su tranquilidad y estabilidad cotidianas, mermando
su estilo y calidad de vida; de esta forma se viola el bien jurídico protegido como en el caso lo es la integridad familiar y el sano desarrollo
en el ambiente familiar. Y si bien es cierto que su representado MIGUEL ÁNGEL negó los hechos imputados, las pruebas que presenta
no se ven robustecidas; luego entonces, las declaraciones del enjuiciado MIGUEL ÁNGEL que se advierten defensistas a fin de evadir
su responsabilidad penal en la comisión del delito que se le imputa,
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existiendo en el sumario el suficiente material probatorio que ya fue
debidamente analizado y valorado en el cuerpo de la presente ejecutoria, que nos permite fijarlo como autor de los hechos imputados
por el ministerio público, aunado a que no aportó medio de prueba
idóneo que permita corroborar su negativa.
En efecto, afirma el sentenciado MIGUEL ÁNGEL que lo golpearon
en el interior de su recámara dos sujetos del sexo masculino que irrumpieron, rompiendo la puerta de su recámara en compañía de su esposa,
su suegra y JESSICA, provocándome lesiones contusas en todo el cuerpo, particularmente una fractura en mi nariz y una costilla rota, los dos
sujetos a los que refiere lo sacaron de mi domicilio y lo entregaron a
los policías en la puerta del mismo; no obstante la anterior afirmación,
contamos en autos con el certificado de estado físico (foja 26), que le fue
practicado horas después del acontecer delictual, donde se le encontró: “...con aliento normal, no ebrio, presenta dos excoriaciones de cinco
centímetros, una en región deltoidea y otra en escapular izquierda. Excoriación en región nasogeniana derecha y hematoma en región labial
inferior derecha. Lesiones que tardan en sanar menos de quince días”.
Certificado de estado físico al que se le concede valor probatorio, de
conformidad al artículo 254 del Código de Procedimientos Penales para
el Distrito Federal, mismo que no corrobora lo expuesto por el sentenciado cuando afirma que dos sujetos del sexo masculino lo golpearon
provocándole lesiones contusas en todo el cuerpo, una fractura en nariz
y una costilla rota.
De igual forma, tampoco se encuentra acreditado que se encontraba
rota la puerta de su recámara del enjuiciado MIGUEL ÁNGEL.
Y por el contrario contamos con la declaración de los policías preventivos Silverio Macías Reyes (foja 14) y Gonzalo Valencia Bravo (foja 17),
en donde refieren acerca de la detención que realizaron del sentenciado, declaraciones que se encuentran corroboradas con el dictamen de
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
psicología de la denunciante ISIS (fojas 201, 386 y 594), certificado de
estado físico (25), dictamen de grafoscopía (foja 64), diligencias ministeriales que nos dan certeza de la violencia psicomoecional que ejerció el
sentenciado a su cónyuge dentro de su domicilio familiar.
Habida cuenta de lo anterior, al resultar improcedentes los del ministerio público y los esgrimidos por el defensor particular del sentenciado, pero habiendo encontrado esta sala revisora agravio que suplir, es
por lo que procede modificar la sentencia impugnada.
Por lo expuesto y fundado, y con apoyo en los artículos 425, 427 y
432 del Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, es
de resolverse y se
RESUELVE:
PRIMERO. Se modifica la sentencia impugnada, de fecha 23 veintitrés de mayo de 2012 dos mil doce, emitida por el Juez Segundo Penal
de Delitos No Graves en el Distrito Federal, licenciado Arturo Camacho
Blanco, en sus puntos resolutivos segundo y cuarto, para quedar como
sigue:
Segundo. Por la comisión de dicho ilícito, circunstancias exteriores de ejecu-
ción y peculiares del sentenciado MIGUEL ÁNGEL, se estima justo, equitativo y
apegado a derecho imponerle la pena de 1 un año de prisión. La cual deberá de
compurgar en el lugar que para tal efecto señale el juez natural, hasta en tanto los
Juzgados del Distrito Federal en materia Penal Especializados en Ejecución de
Sanciones Penales realicen en su totalidad las atribuciones que la ley respectiva
les confiere, con fundamento en los acuerdos generales 59-28/2011 y 62-48/2011,
emitidos por el Pleno de Consejo de la Judicatura del Distrito Federal, con abono
de la prisión preventiva sufrida con motivo de esta causa que lo fue de 05 cinco
días, esto es a partir del 06 seis de noviembre de 2011 dos mil once, fecha en que
se aprehendió al acusado, hasta el 10 diez del citado mes y año, en que obtuvo
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
su libertad provisional con motivo del presente asunto, quedando el recuento
respectivo a cargo del juez de origen.
Se condena al justiciable MIGUEL ÁNGEL a la pérdida de los derechos suce-
sorios, que tenga respecto de la víctima ISIS. Asimismo, se condena al citado enjuiciado MIGUEL ÁNGEL a la pérdida de los derechos de alimentos, al ser ISIS su
cónyuge; en términos de las disposiciones civiles que al afecto se establezcan.
Se condena al sentenciado MIGUEL ÁNGEL, por el tiempo que dure la pena
impuesta en esta sentencia, abstenerse de ejercer cualquier tipo de violencia en
contra de la víctima ISIS.
Se condena al justiciable MIGUEL ÁNGEL, a recibir el tratamiento especiali-
zado que para personas agresoras de violencia familiar refiere la Ley de Acceso
de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, por el término de 1 un año, que
resulta ser igual a la pena de prisión impuesta, quedando a cargo del juez natural
su vigilancia”. En atención a lo expuesto en el considerando “VII” de la presente
ejecutoria.
Cuarto. Previa reparación del daño, se le sustituye la pena de prisión impuesta
al sentenciado MIGUEL ÁNGEL por 360 trescientas sesenta jornadas de trabajo a
favor de la comunidad.
De manera alternativa y previa reparación del daño se le concede al encausado
MIGUEL ÁNGEL, la suspensión condicional de la ejecución de la pena, debiendo
exhibir para tal efecto la cantidad de $3,000.00 (tres mil pesos 00/100 M. N.), en
cualquiera de las formas previstas por la ley.
En la inteligencia que para el caso que el sentenciado MIGUEL ÁNGEL no se
acoja al sustitutivo y beneficio otorgados, deberá hacerse efectiva la pena de prisión que le fue impuesta”. En los términos y condiciones que han quedado precisados en el considerando “IX” de la presente sentencia.
SEGUNDO. Se confirman los puntos resolutivos primero, tercero,
quinto y séptimo, de la sentencia recurrida, de fecha 23 veintitrés de
mayo de 2012 dos mil doce, emitida por el Juez Segundo Penal de Delitos
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Materia Penal
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
No Graves en el Distrito Federal, licenciado Arturo Camacho Blanco,
por encontrarse ajustados a derecho y a las constancias procesales.
Dejándose intocados los puntos resolutivos sexto y octavo, del mismo
fallo, por no haber sido materia de apelación.
TERCERO. Notifíquese y cúmplase, remítase el original y copia certificada de la resolución al juzgado penal de su origen; asimismo, remítase copia certificada a la Subsecretaría de Sistema Penitenciario para los
efectos de su competencia, y en su oportunidad, archívese el toca como
asunto concluido.
Así, en forma unitaria, lo resolvió y firma la magistrada integrante de
la Sexta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito federal,
licenciada María de Jesús Medel Díaz, ante la Secretaria de Acuerdos
de la Sala, maestra en derecho Yasmín Ramírez Cortés, quien autoriza
y da fe.
Materia Penal
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Estudios Jurídicos
EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
Y SU IMPACTO EN EL SISTEMA
JURÍDICO MEXICANO*
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot**
Sumario: I. Introducción. II. Excepción preliminar de “cuarta instancia”
y “control de convencionalidad”. III. La doctrina del “control difuso de
convencionalidad” y sus precisiones en el presente caso: A. Surgimiento y
reiteración de la doctrina. B. Aportaciones en el Caso Cabrera García y Montiel
Flores. C. Caracterización del “control difuso de convencionalidad” a la
luz de su desarrollo jurisprudencial. IV. El control difuso de convencionalidad
por los jueces mexicanos. V. Hacia un ius constitutionale commune en las
Américas.
I. INTRODUCCIÓN
1. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “Corte IDH” o “Tribunal Interamericano”) ha reiterado en el presente caso,
por unanimidad de votos, su doctrina jurisprudencial sobre el “control de convencionalidad”. He considerado oportuno emitir el presente
voto razonado para resaltar las nuevas consideraciones y precisiones
* Voto razonado del Juez ad hoc en relación con la sentencia de la Corte Interamericana de
derechos Humanos en el caso cabrera garcía y montiel flores vs. México, de 26 de noviembre de
2010.
** Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Baja California. Premio al
“Mérito Académico” por obtener el promedio más alto de su generación (9.9) y “Medalla Diario
de México” a nivel nacional. Especialización en “Derechos Humanos” (Institut International des
Droits de l’Homme, Estrasburgo, Francia). Doctor en Derecho por la Universidad de Navarra,
España cum laude por unanimidad. Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos e
Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM).
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
que sobre dicha doctrina se vierten en esta Sentencia, así como para
enfatizar su trascendencia para el sistema jurisdiccional mexicano y, en
general, para el futuro del Sistema Interamericano de Protección de los
Derechos Humanos.
2. Los jueces que integramos la Corte IDH en el presente asunto, deliberamos sobre diversos aspectos del “control de convencionalidad” en
dos momentos, reflejados en sendos apartados de la Sentencia pronunciada en el Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México (en adelante
“la Sentencia”). En primer lugar, al desestimar la excepción preliminar
planteada por el Estado demandado, relativa a la alegada incompetencia de la Corte IDH como “tribunal de alzada” o de “cuarta instancia”;1
en segundo término, al establecer las medidas de reparación derivadas
de las violaciones a determinadas obligaciones internacionales, especialmente en el capítulo de “Garantías de no repetición” y particularmente en el acápite sobre la necesaria “Adecuación del derecho interno
a los estándares internacionales en materia de justicia”.2
3. Para una mayor claridad, abordaremos por separado: a) la excepción preliminar opuesta por considerar incompetente a la Corte IDH
por motivos de “cuarta instancia” al haber realizado los tribunales nacionales el “control de convencionalidad” (párrs. 4 a 12); b) las principales características del “control difuso de convencionalidad” y sus precisiones en el presente caso (párrs. 13 a 63); c) las implicaciones de esta
doctrina jurisprudencial en el ordenamiento jurídico mexicano (párrs.
64 a 84), y d) algunas conclusiones generales sobre la trascendencia de
esta fundamental doctrina de la Corte IDH, que de manera progresiva está creando un ius constitutionale commune en materia de derechos
humanos para el continente americano o, por lo menos, para América
Latina (párrs. 85 a 88).
1 Cfr. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010, párrs. 12 a 22.
2 Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, supra nota 1, párrs. 224 a 235.
Estudios Jurídicos
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II. EXCEPCIÓN PRELIMINAR DE “CUARTA INSTANCIA” Y
“CONTROL DE CONVENCIONALIDAD”
4. El Estado demandado hizo valer como excepción preliminar la incompetencia de la Corte IDH debido a que estimó que lo pretendido
ante esa instancia internacional consistía en revisar el proceso penal
que fue seguido por todas las instancias jurisdiccionales competentes
en sede nacional, donde incluso se interpusieron recursos (apelaciones)
y se presentaron juicios de amparo; además, se afirma, fue ejercido el
“control de convencionalidad” ex officio, lo que a su entender hace incompetente al Tribunal Interamericano al no poder “revisar” lo juzgado
y decidido previamente por los jueces domésticos que aplicaron parámetros convencionales. Este alegato sobre el ejercicio previo del “control de convencionalidad” en sede nacional, como excepción preliminar, resulta novedoso y fue motivo de especial atención por los jueces
integrantes de la Corte IDH.
5. En principio, es necesario recordar que la Corte IDH, ha considerado que “si el Estado ha violado o no sus obligaciones internacionales
en virtud de las actuaciones de sus órganos judiciales, puede conducir a que este Tribunal [Interamericano] deba ocuparse de examinar los
respectivos procesos internos para establecer su compatibilidad con la
Convención Americana,3 lo cual incluye, eventualmente, las decisiones
de tribunales superiores”.4
6. En tal sentido, si bien existe jurisprudencia constante relativa a
los planteamientos de excepciones preliminares por motivos de “cuarta
instancia”, es la primera vez que se alega que los tribunales nacionales
efectivamente ejercieron el “control de convencionalidad” en un pro3 Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo. Sentencia
de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 222; Caso Escher y otros vs. Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C No. 200, párr.
44, y Caso Da Costa Cadogan vs. Barbados. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de septiembre de 2009, Serie C No. 204, párr. 12.
4 Cfr. Caso Gomes Lund y Otros (“Guerrilha do Araguala”) vs. Brasil. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010, párr. 49.
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Estudios Jurídicos
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ceso ordinario que fue seguido en todas sus instancias, incluyendo los
recursos ordinarios y extraordinarios respectivos, por lo que no puede nuevamente analizarse por los jueces interamericanos al implicar
una revisión de lo decidido por los tribunales nacionales que aplicaron
normatividad interamericana. Al respecto, la Corte IDH reitera que si
bien la protección internacional resulta “de naturaleza convencional
coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de
los Estados americanos”, como se expresa en el Preámbulo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (principio de subsidiariedad que también ha sido reconocido desde el inicio de su propia
jurisprudencia),5 lo cierto es que para poder realizar un análisis valorativo del cumplimiento de determinadas obligaciones internacionales
“existe una intrínseca interrelación entre el análisis del derecho internacional y de derecho interno” (párr. 16 de la Sentencia).
7. Esta “interacción” se convierte, en realidad, en una “viva
interacción”6 con intensos vasos comunicantes que propician el
“diálogo jurisprudencial”, en la medida en que ambas jurisdicciones (la doméstica y la internacional) necesariamente deben atender
a la normatividad “nacional” y a la “convencional” en determinados
supuestos. Así sucede, en vía de ejemplo, con la valoración sobre la
legalidad de una detención. La actuación de los órganos nacionales
(incluidos los jueces), además de aplicar la normatividad que los rige
en sede doméstica, tienen la obligación de seguir los lineamientos y
pautas de aquellos pactos internacionales que el Estado, en uso de su
5 Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No.
4, párr. 61: “La regla del previo agotamiento de los recursos internos permite al Estado resolver
el problema según su derecho interno antes de verse enfrentado a un proceso internacional,
lo cual es especialmente válido en la jurisdicción internacional de los derechos humanos, por
ser ésta “coadyuvante o complementaria” de la interna (Convención Americana, Preámbulo).”
6 Expresión del actual presidente de la Corte IDH, Diego García–Sayán; cfr. su trabajo,
“Una Viva Interacción: Corte Interamericana y Tribunales Internos”, en La Corte Interamericana
de Derechos Humanos: Un Cuarto de Siglo: 1979–2004, San José, Corte Interamericana de Derechos
Humanos, 2005, pp. 323–384.
Estudios Jurídicos
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soberanía, reconoció expresamente y cuyo compromiso internacional
asumió. A su vez, la jurisdicción internacional debe valorar la legalidad de la detención a la luz de la normatividad interna, debido a
que la propia Convención Americana remite a la legislación nacional
para poder examinar la convencionalidad de los actos de las autoridades nacionales, ya que el artículo 7.2 del Pacto de San José remite
a las “Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes
dictadas conforme a ellas” para poder resolver sobre la legalidad de
la detención como parámetro de convencionalidad. Los jueces nacionales, por otra parte, deben cumplir con los demás supuestos previstos en el propio artículo 7 para no violentar el derecho convencional
a la libertad personal, debiendo atender de igual forma a la interpretación que la Corte IDH ha realizado de los supuestos previstos en
dicho numeral.
8. De tal manera que para poder determinar si las actuaciones de
los jueces nacionales resultan compatibles con el Pacto de San José, en
determinados casos se tendrá que analizar su actuación a la luz de la
propia normatividad interna y siempre atendiendo a la Convención
Americana, especialmente para valorar lo que podríamos denominar
el “debido proceso convencional” (en sentido amplio).7 Dicho análi-
7 Si bien no existe de manera expresa referencia al “debido proceso” en la Convención
Americana, el conjunto de derechos del propio Pacto y el desarrollo jurisprudencial de
la Corte IDH, ha creado, en su conjunto, lo que podría denominarse el “debido proceso
convencional”, integrado por diversos derechos. En un interesante voto concurrente, Sergio
García Ramírez advierte que “[…] Entre los temas examinados con mayor frecuencia por la
Corte Interamericana se halla el llamado debido proceso legal, concepto desenvuelto por la
regulación y la jurisprudencia angloamericana. El Pacto de San José no invoca, literalmente, el
“debido proceso”. Con otras palabras, sin embargo, organiza el sistema de audiencia, defensa
y decisión entrañado en aquel concepto. Cumple esta misión ––esencial para la tutela de los
derechos humanos–– con diversas expresiones y en distintos preceptos, entre ellos el artículo
8º, que figura bajo el rubro de “Garantías judiciales”. Lo que se pretende con ello es asegurar
al individuo que los órganos del Estado llamados a determinar sus derechos y deberes ––en
múltiples vertientes–– lo harán a través de un procedimiento que provea a la persona con
los medios necesarios para defender sus intereses legítimos y obtener pronunciamientos
debidamente motivados y fundados, de manera que se halle bajo el amparo de la ley y al
abrigo del arbitrio” (Párr. 3, del voto razonado que formuló, en relación con la Sentencia del
Caso Claude Reyes y otros vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre
de 2006. Serie C No. 151).
235
Estudios Jurídicos
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sis, por consiguiente, no puede constituir una “cuestión preliminar”,
sino fundamentalmente representa una “decisión de fondo”, donde
precisamente se analizaría, inter alia, si un determinado ejercicio del
“control de convencionalidad” por parte de los tribunales nacionales
resultó compatible con las obligaciones contraídas por el Estado demandado y a la luz de la propia jurisprudencia interamericana.
9. Las anteriores consideraciones, por supuesto, no otorgan competencia absoluta a la Corte IDH para revisar en cualquier caso y condición la actuación de los jueces nacionales a la luz de la propia legislación interna, toda vez que ello implicaría examinar nuevamente los
hechos, valorar las pruebas y emitir una sentencia que eventualmente
pudiera tener por efecto confirmar, modificar o revocar el veredicto
nacional; cuestión que claramente excedería la competencia propia de
esa jurisdicción internacional al sustituirse a la jurisdicción interna y
violentar el carácter subsidiario y complementario esencial de aquélla. En efecto, las garantías convencionales descansan en el “principio
de subsidiariedad” antes referido, reconocido expresamente en los
artículos 46.1.a) de la propia Convención Americana, previendo de
manera clara como requisito de actuación de los órganos interamericanos “que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna, conforme los principios del Derecho Internacional generalmente reconocidos”; regla que a su vez complementa el dispositivo
61.2 del mismo Pacto, al prever de manera explícita como condición
de actuación de la Corte IDH el “que sean agotados los procedimientos previstos en los artículos 48 a 50” (referido al procedimiento ante
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos).
10. La Corte IDH no tiene competencia para convertirse en una “nueva y última instancia” para resolver los planteamientos originales de
las partes en un proceso nacional. Esto lo tiene claro el Tribunal Interamericano como no puede ser de otra manera. Cobran relevancia las
Estudios Jurídicos
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lúcidas reflexiones de un destacado juez interamericano al referirse precisamente sobre esta cuestión:8
La Corte Interamericana, que tiene a su cargo el “control de convencionalidad”
fundado en la confrontación entre el hecho realizado y las normas de la Convención
Americana, no puede, ni pretende –jamás lo ha hecho–, convertirse en una nueva y
última instancia para conocer la controversia suscitada en el orden interno. La expre-
sión de que el Tribunal interamericano constituye una tercera o cuarta instancia, y
en todo caso una última instancia, obedece a una percepción popular, cuyos motivos
son comprensibles, pero no corresponde a la competencia del Tribunal, a la relación
jurídica controvertida en éste, a los sujetos del proceso respectivo y a las características del juicio internacional sobre derechos humanos. (Subrayado añadido).
11. De lo expuesto se concluye que la jurisdicción interamericana
será competente, en determinados casos, para revisar las actuaciones
de los jueces nacionales, incluido el correcto ejercicio del “control de
convencionalidad”, siempre y cuando el análisis se derive del examen
que realice de la compatibilidad de la actuación nacional a la luz de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de sus Protocolos adicionales y de su propia jurisprudencia convencional; sin que ello
implique convertir al Tribunal Interamericano en un “tribunal de alzada” o de “cuarta instancia”, ya que su actuación se limitará al análisis de
determinadas violaciones de los compromisos internacionales asumidos por el
Estado demandado en el caso particular, y no de todas y cada una de las actuaciones de los órganos jurisdiccionales domésticos, lo que evidentemente
en este último supuesto equivaldría a sustituir a la jurisdicción interna,
quebrantando la esencia misma de la naturaleza coadyuvante o complementaria de los tribunales internacionales.
8 Párr. 3 del voto razonado formulado por el juez Sergio García Ramírez, a propósito de
la sentencia emitida en el Caso Vargas Areco vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas, de 26 de
septiembre de 2006. Serie C No. 155.
237
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
12. Por el contrario, la Corte IDH es competente para conocer “de los
asuntos relacionados con el cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados partes”;9 siendo precisamente el objetivo principal
del Tribunal Interamericano “la aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”,10 de donde deriva su
competencia también para analizar el debido ejercicio del “control de
convencionalidad” por el juez nacional cuando existan violaciones al Pacto
de San José, análisis que el juez convencional realizará, necesariamente,
al resolver el “fondo” del asunto y no como “excepción preliminar”, al
ser en aquel momento donde se efectúa el “examen de convencionalidad” de la actuación interna a la luz de la Convención Americana y de
la interpretación que se realice a la misma por la Corte IDH.
III. LA DOCTRINA DEL “CONTROL DIFUSO DE
CONVENCIONALIDAD” Y SUS PRECISIONES
EN EL PRESENTE CASO
A. SURGIMIENTO Y REITERACIÓN DE LA DOCTRINA
13. La doctrina del “control de convencionalidad” surge en el año
2006,11 en el Caso Almonacid Arellano vs. Chile:12
123. La descrita obligación legislativa del artículo 2 de la Convención tiene
también la finalidad de facilitar la función del Poder Judicial de tal forma que el
aplicador de la ley tenga una opción clara de cómo resolver un caso particular. Sin
embargo, cuando el Legislativo falla en su tarea de suprimir y/o no adoptar leyes
contrarias a la Convención Americana, el Judicial permanece vinculado al deber
9 Artículo 33 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
10 Artículo 1 del Estatuto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
11 Con anterioridad existen referencias al “control de convencionalidad” en algunos
votos concurrentes del juez Sergio García Ramírez. Cfr. sus votos en los Casos Myrna Mack
Chang vs. Guatemala, resuelto el 25 de noviembre de 2003, párr. 27; Caso Tibi vs. Ecuador, de 7 de
septiembre de 2004, párr. 3; Caso Vargas Areco vs. Paraguay, supra nota 8, párrs. 6 y 12.
12 Caso Almonacid Arellano vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párrs. 123 a 125.
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238
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de garantía establecido en el artículo 1.1 de la misma y, consecuentemente, debe
abstenerse de aplicar cualquier normativa contraria a ella. El cumplimiento por parte
de agentes o funcionarios del Estado de una ley violatoria de la Convención produce
responsabilidad internacional del Estado, y es un principio básico del derecho de
la responsabilidad internacional del Estado, recogido en el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos, en el sentido de que todo Estado es internacionalmente
responsable por actos u omisiones de cualesquiera de sus poderes u órganos en
violación de los derechos internacionalmente consagrados, según el artículo 1.1 de
la Convención Americana.13
124. La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al
imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes
en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato
del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque
los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la
aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de
efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de
“control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que aplican en
los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta
tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también
la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última
de la Convención Americana. (Subrayado añadido).
125. En esta misma línea de ideas, esta Corte ha establecido que “[s]egún el
derecho internacional las obligaciones que éste impone deben ser cumplidas de
buena fe y no puede invocarse para su incumplimiento el derecho interno”.14
13 Cfr. Caso Ximenes Lopes vs. Brasil. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio
de 2006. Serie C No. 149, párr. 172; y Caso Baldeón García vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de abril de 2006. Serie C No. 147, párr. 140.
14 Cfr. Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la
Convención (Arts. 1 y 2 Convención Americana Sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC–14/94 del 9 de diciembre de 1994, Serie A No. 14, párr. 35.
239
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
Esta regla ha sido codificada en el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados de 1969.”
14. El precedente anterior fue reiterado con ciertos matices, dos meses
después, en el Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros)
vs. Perú.15 En efecto, en este fallo se invoca el criterio del Caso Almonacid
Arellano sobre el “control de convencionalidad” y lo “precisa” en dos aspectos: (i) procede “de oficio” sin necesidad de que las partes lo soliciten;
y (ii) debe ejercerse dentro del marco de sus respectivas competencias y
de las regulaciones procesales correspondientes, considerando otros presupuestos formales y materiales de admisibilidad y procedencia.
15. Desde entonces se ha venido consolidando la esencia de esta
doctrina, al aplicarse en los casos contenciosos siguientes: La Cantuta
vs. Perú (2006);16 Boyce y otros vs. Barbados (2007);17 Heliodoro Portugal vs.
Panamá (2008);18 Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos
(2009);19 Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia (2010);20 Comunidad Indígena
15 Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Noviembre de 2006. Serie C No. 158, párr. 128:
“Cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana,
sus jueces también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque el efecto útil de la
Convención no se vea mermado o anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones,
objeto y fin. En otras palabras, los órganos del Poder Judicial deben ejercer no sólo un control de
constitucionalidad, sino también “de convencionalidad” ex officio entre las normas internas y la
Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes. Esta función no debe quedar limitada exclusivamente
por las manifestaciones o actos de los accionantes en cada caso concreto, aunque tampoco implica
que ese control deba ejercerse siempre, sin considerar otros presupuestos formales y materiales
de admisibilidad y procedencia de ese tipo de acciones. (Subrayado añadido).
16 Caso La Cantuta vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de
2006. Serie C No. 162, párr. 173.
17 Caso Boyce y otros vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169, párr. 79.
18 Caso Heliodoro Portugal vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, párr. 180.
19 Caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2009. Serie C No. 209, párr. 339.
20 Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones.
Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 208, nota 307.
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240
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Xákmok Kásek vs. Paraguay (2010);21 Fernández Ortega y Otros vs. México
(2010);22 Rosendo Cantú y Otra vs. México (2010);23 Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia (2010);24 Vélez Loor vs. Panamá (2010);25 Gomes Lund y
Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil (2010),26 y ahora, Cabrera García y
Montiel Flores vs. México (2010).27
16. Además, la doctrina jurisprudencial también se aplicó en la resolución de supervisión de cumplimiento de sentencia, en los Casos Fermín Ramírez, y Raxcacó Reyes, así como en la solicitud de “ampliación de
medidas provisionales” de Raxcacó Reyes y Otros, todos vs. Guatemala.28
Y también ha sido motivo de profundas reflexiones por parte de algunos de los jueces de la Corte IDH al emitir sus votos razonados, como
los ex presidentes García Ramírez,29 y Cançado Trindade,30 así como del
juez ad hoc Roberto de Figueiredo Caldas,31 a los que nos referiremos
más adelante.
21 Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de agosto de 2010. Serie C No. 214, párr. 311.
22 Caso Fernández Ortega y Otros vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010. Serie C No. 215, párr. 234.
23 Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216, párr. 219.
24 Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1º
de septiembre de 2010. Serie C No. 217, párr. 202.
25 Caso Vélez Loor vs. Panamá. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia
de 23 de noviembre de 2010. Serie C No. 218, párr. 287.
26 Caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil. Excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010. Serie C No. 219, párr. 106.
27 Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, supra nota 1, párr. 225.
28 Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 9 de mayo de 2008,
párr. 63.
29 Además de los votos razonados referidos supra nota 11, véanse sus votos posteriores al
leading case Almonacid Arellano, que emitió reflexionando sobre el “control de convencionalidad”:
Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, supra nota 15, párrs. 1 a
13 del voto razonado; y Caso Valle Jaramillo y Otros vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de noviembre de 2008. Serie C No. 192, párr. 3 del voto razonado.
30 Cfr. sus votos razonados en los Casos Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y
otros) vs. Perú, supra nota 15, especialmente los párrs. 2 y 3 de su voto; así como en la solicitud de
interpretación de sentencia derivada de dicho caso, de 30 de noviembre de 2007, especialmente
los párrs. 5 a 12, 45 y 49, de su voto disidente.
31 Cfr. su voto razonado y concurrente en el Caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia)
vs. Brasil. supra nota 4, párrs. 4 y 5.
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B. APORTACIONES EN EL CASO CABRERA GARCÍA Y MONTIEL
FLORES
17. En la Sentencia a que se refiere el presente voto razonado, se reitera la esencia de la doctrina del “control de convencionalidad” con
algunas precisiones de relevancia, en los siguientes términos:
225. Este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es consciente que las
autoridades internas están sujetas al imperio de la ley y, por ello, están obligadas
a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un
Estado es Parte de un tratado internacional como la Convención Americana, todos
sus órganos, incluidos sus jueces, también están sometidos a aquél, lo cual les
obliga a velar por que los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean
mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto y fin. Los jueces y
órganos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles están en la
obligación de ejercer ex officio un “control de convencionalidad” entre las normas
internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas
competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, los
jueces y órganos judiciales vinculados a la administración de justicia deben tener
en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo
ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana.
(Subrayado añadido).
18. Como puede apreciarse, la Corte IDH aclara su doctrina sobre el
“control de convencionalidad”, al sustituir las expresiones relativas al
“Poder Judicial” que aparecían desde el leading case Almonacid Arellano
vs. Chile (2006), para ahora hacer referencia a que “todos sus órganos”
de los Estados que han ratificado la Convención Americana, “incluidos
sus jueces”, deben velar por el efecto útil del Pacto, y que “los jueces y
órganos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles”
están obligados a ejercer, de oficio, el “control de convencionalidad”.
Estudios Jurídicos
242
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19. La intencionalidad de la Corte IDH es clara: definir que la doctrina del “control de convencionalidad” se debe ejercer por “todos los
jueces”, independientemente de su formal pertenencia o no al Poder
Judicial y sin importar su jerarquía, grado, cuantía o materia de especialización.
20. Así, no existe duda de que el “control de convencionalidad” debe
realizarse por cualquier juez o tribunal que materialmente realice funciones
jurisdiccionales, incluyendo, por supuesto, a las Cortes, Salas o Tribunales Constitucionales, así como a las Cortes Supremas de Justicia y
demás altas jurisdicciones de los veinticuatro países que han suscrito
y ratificado o se han adherido a la Convención Americana sobre Derechos Humanos,32 y con mayor razón de los veintiún Estados que han
reconocido la jurisdicción contenciosa de la Corte IDH,33 de un total de
treinta y cinco países que conforman la OEA.
C. CARACTERIZACIÓN DEL “CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD” A LA LUZ DE SU DESARROLLO JURISPRUDENCIAL
a) Carácter “difuso”: todos los jueces nacionales “deben” ejercerlo
21. Se trata, en realidad, de un “control difuso de convencionalidad”, debido a que debe ejercerse por todos los jueces nacionales. Existe,
por consiguiente, una asimilación de conceptos del Derecho Constitucional, lo cual está presente desde el origen y desarrollo del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, especialmente al crearse las
“garantías” y “órganos” internacionales de protección de los derechos humanos. Se advierte claramente una “internacionalización del
32 Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominicana, Ecuador,
El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay,
Perú, República Dominicana, Suriname, Uruguay y Venezuela. Trinidad y Tobago denunció la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
33 Los Estados citados en la nota anterior, con excepción de Dominicana y Jamaica (que
hasta la fecha no han aceptado dicha jurisdicción) y Trinidad y Tobago (por denuncia en 1999).
243
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Derecho Constitucional”, particularmente al trasladar las “garantías
constitucionales” como instrumentos procesales para la tutela de los
derechos fundamentales y salvaguarda de la “supremacía constitucional”, a las “garantías convencionales” como mecanismos jurisdiccionales y cuasi jurisdiccionales para la tutela de los derechos humanos previstos en los pactos internacionales cuando aquéllos no han
sido suficientes, por lo que de alguna manera se configura también
una “supremacía convencional”.
22. Una de las manifestaciones de este proceso de “internacionalización” de categorías constitucionales es, precisamente, la concepción
difusa de convencionalidad que estamos analizando, ya que parte de
la arraigada connotación del “control difuso de constitucionalidad” en
contraposición con el “control concentrado” que se realiza en los Estados constitucionales por las altas “jurisdicciones constitucionales”, teniendo la última interpretación constitucional los Tribunales, Cortes o
Salas Constitucionales o en algunos casos, las Cortes Supremas y otras
altas jurisdicciones. En este sentido, el “control concentrado de convencionalidad” lo venía realizando la Corte IDH desde sus primeras sentencias, sometiendo a un examen de convencionalidad los actos y normas de los Estados en un caso particular. Este “control concentrado” lo
realizaba, fundamentalmente, la Corte IDH. Ahora se ha transformado
en un “control difuso de convencionalidad” al extender dicho “control”
a todos los jueces nacionales como un deber de actuación en el ámbito
interno, si bien conserva la Corte IDH su calidad de “intérprete última
de la Convención Americana” cuando no se logre la eficaz tutela de los
derechos humanos en el ámbito interno.34
23. Se trata de un “sistema de control extenso (vertical y general)”
como acertadamente lo ha puesto de relieve el ex juez interamericano
34 Cfr. Ferrer Mac–Gregor, Eduardo, “El control difuso de convencionalidad en el Estado
constitucional”, en Fix–Zamudio, Héctor, y Valadés, Diego (coords.), Formación y perspectiva del
Estado mexicano, México, El Colegio Nacional–UNAM, 2010, pp. 151–188.
Estudios Jurídicos
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Sergio García Ramírez. Al respecto, resultan ilustrativas sus reflexiones vertidas en el voto razonado que formuló con motivo de la Sentencia emitida en el Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y
otros) vs. Perú:35
4. En otras ocasiones he cotejado la función de los tribunales internacionales
de derechos humanos con la misión de las cortes constitucionales internas.
Estas tienen a su cargo velar por el Estado de Derecho a través del juzgamiento
sobre la subordinación de actos de autoridades a la ley suprema de la nación.
En el desarrollo de la justicia constitucional ha aparecido una jurisprudencia de
principios y valores –principios y valores del sistema democrático– que ilustra el
rumbo del Estado, brinda seguridad a los particulares y establece el derrotero y las
fronteras en el quehacer de los órganos del Estado. Desde otro ángulo, el control de
constitucionalidad, como valoración y decisión sobre el acto de autoridad sometido
a juicio, se encomienda a un órgano de elevada jerarquía dentro de la estructura
jurisdiccional del Estado (control concentrado) o se asigna a los diversos órganos
jurisdiccionales en lo que respecta a los asuntos de los que toman conocimiento
conforme a sus respectivas competencias (control difuso).
12. Este “control de convencionalidad”, de cuyos buenos resultados depende
la mayor difusión del régimen de garantías, puede tener –como ha sucedido en
algunos países– carácter difuso, es decir, quedar en manos de todos los tribunales
cuando éstos deban resolver asuntos en los que resulten aplicables las estipulaciones
de los tratados internacionales de derechos humanos.
13. Esto permitiría trazar un sistema de control extenso –vertical y general– en
materia de juridicidad de los actos de autoridades –por lo que toca a la conformidad
de éstos con las normas internacionales sobre derechos humanos–, sin perjuicio de
que la fuente de interpretación de las disposiciones internacionales de esta materia
se halle donde los Estados la han depositado al instituir el régimen de protección
que consta en la CADH y en otros instrumentos del corpus juris regional. Me parece
35 Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, supra nota 15, párrs.
4, 12 y 13 del voto razonado.
245
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que ese control extenso –al que corresponde el “control de convencionalidad”–
se halla entre las más relevantes tareas para el futuro inmediato del Sistema
Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. (Subrayado añadido).
24. El “control difuso de convencionalidad” convierte al juez nacional en juez interamericano: en un primer y auténtico guardián de la
Convención Americana, de sus Protocolos adicionales (eventualmente de otros instrumentos internacionales) y de la jurisprudencia de la
Corte IDH que interpreta dicha normatividad. Tienen los jueces y órganos de impartición de justicia nacionales la importante misión de salvaguardar no sólo los derechos fundamentales previstos en el ámbito
interno, sino también el conjunto de valores, principios y derechos humanos que el Estado ha reconocido en los instrumentos internacionales
y cuyo compromiso internacional asumió. Los jueces nacionales se convierten en los primeros intérpretes de la normatividad internacional, si
se considera el carácter subsidiario, complementario y coadyuvante de
los órganos interamericanos con respecto a los previstos en el ámbito
interno de los Estados americanos y la nueva “misión” que ahora tienen
para salvaguardar el corpus juris interamericano a través de este nuevo
“control”.
25. Este proceso evolutivo de recepción nacional del derecho internacional de los derechos humanos se manifiesta claramente en reformas
legislativas trascendentales en los Estados nacionales, al incorporar
diversas cláusulas constitucionales para recibir el influjo del Derecho
Internacional. Así sucede con el reconocimiento de la jerarquía constitucional de los tratados internacionales de derechos humanos,36 o incluso
aceptando su carácter de supraconstitucionalidad cuando resulten más
36 De manera explícita, por ejemplo, en Argentina (art. 73) y República Dominicana (art.
74.3, de la nueva Constitución proclamada en enero de 2010).
Estudios Jurídicos
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favorables;37 el reconocimiento de su especificidad en esta materia;38
la aceptación de los principios pro homine o favor libertatis como criterios hermenéuticos nacionales;39 en la incorporación de “cláusulas
abiertas” de recepción de otros derechos conforme a la normatividad
convencional;40 o en cláusulas constitucionales para interpretar los derechos y libertades “conforme” a los instrumentos internacionales en
materia de derechos humanos,41 entre otros supuestos.42 De esta forma
las normas convencionales adquieren carácter constitucional.
26. El desarrollo descrito de incorporación del derecho internacional
de los derechos humanos en sede nacional, también se debe a las propias jurisdicciones domésticas, especialmente a las altas jurisdicciones
constitucionales, que progresivamente han privilegiado interpretaciones dinámicas que favorecen y posibilitan la recepción de los derechos
humanos previstos en los tratados internacionales.43 Se forma un auténtico “bloque de constitucionalidad”, que si bien varía de país a país,
la tendencia es considerar dentro del mismo no sólo a los derechos hu37 Bolivia (art. 256); Ecuador (art. 424); y Venezuela (art. 23).
38 Con independencia de la jerarquía normativa que le otorguen, un número importante de
textos constitucionales reconocen algún tipo de especificidad de los tratados internacionales en
materia de derechos humanos, por ejemplo, en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Guatemala,
Colombia, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. Además, en las Entidades
Federativas mexicanas de Sinaloa, Tlaxcala y Querétaro.
39 Por ejemplo, en el Perú (art. Transitorio Cuarto); Ecuador (art. 417); y en la nueva
Constitución de la República Dominicana, de enero de 2010 (art. 74.4).
40 Por ejemplo, Brasil (artículo 5.LXXVII.2), Bolivia (art. 13.II), Colombia (art. 94), Ecuador
(art. 417), Panamá (art. 17), Perú (art. 3), República Dominicana (art. 74.1) y Uruguay (art. 72).
41 Por ejemplo, Bolivia (art. 13.IV), Colombia (art. 93), Haití (art. 19) y en las Entidades
Federativas mexicanas de Sinaloa (4º Bis C), Tlaxcala (artículo 16 B) y Querétaro (Considerando
15).
42 Sobre la “interpretación conforme” con los pactos internacionales, véase Caballero, José
Luis, La incorporación de los tratados internacionales sobre derechos humanos en México y España,
México, Porrúa, 2009.
43 Dos de las jurisdicciones constitucionales más representativos que desde principios
de la década de los noventa han adoptado interpretaciones sobresalientes para favorecer la
aplicabilidad de los tratados internacionales en materia de derechos humanos, son la Sala
Constitucional de la Corte Suprema de Costa Rica y la Corte Constitucional de Colombia.
La primera otorgó carácter supraconstitucional a los tratados internacionales de derechos
humanos en la medida en que éstos sean más favorables a los previstos a nivel constitucional.
La segunda, al reconocer dentro del “bloque de constitucionalidad” a dichos tratados. Ambas
jurisdicciones han tenido importantes desarrollos posteriores en esta materia.
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manos previstos en los pactos internacionales, sino también a la propia
jurisprudencia de la Corte IDH. Así, en algunas ocasiones el “bloque de
convencionalidad” queda subsumido en el “bloque de constitucionalidad”, por lo que al realizar el “control de constitucionalidad” también
se efectúa “control de convencionalidad”.
27. Precisamente la Corte IDH en los párrs. 226 a 232 de la Sentencia a que se refiere el presente voto razonado, ha querido ejemplificar
la manera en que tribunales de la “más alta jerarquía” han aplicado y
aceptado el “control de convencionalidad” considerando la jurisprudencia interamericana. Representa una manifestación clara de este interesante proceso de “recepción nacional del derecho internacional de los
derechos humanos” y sin lugar a dudas “constituye uno de los rasgos
positivos sobresalientes en la hora actual, que conviene reconocer, sostener y acrecentar”.44
28. Al respecto, en la sentencia que motiva el presente voto razonado
se transcriben pasajes de diversos fallos de la Sala Constitucional de la
Corte Suprema de Costa Rica; del Tribunal Constitucional de Bolivia;
de la Corte Suprema de Justicia de República Dominicana; del Tribunal
Constitucional del Perú; de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
de Argentina; y de la Corte Constitucional de Colombia. Son algunos
ejemplos que permiten comprender esta dinámica de recepción jurisdiccional del derecho internacional de los derechos humanos y de la
jurisprudencia convencional.
29. Si observamos con detenimiento los fallos referidos, puede apreciarse que algunos de los criterios fueron adoptados con anterioridad
a la creación pretoriana del “control de convencionalidad” en el Caso
Almonacid Arellano vs. Chile de 2006, como sucedió con los precedentes
de Argentina (2004) Costa Rica (1995), Colombia (2000), República Do44 Párr. 9 del voto razonado emitido por el juez Sergio García Ramírez, con motivo de la
sentencia referida al Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, supra
nota 15.
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minicana (2003) o Perú (2006). Resulta evidente que la Corte IDH crea
la doctrina del “control difuso de convencionalidad” advirtiendo la tendencia de la “constitucionalización” o, si se prefiere, “nacionalización”45
del “derecho internacional de los derechos humanos” y particularmente
la aceptación de su jurisprudencia convencional como elemento “hermenéutico” y de “control” de la normatividad interna por parte de los
propios tribunales internos; es decir, la Corte IDH recibió el influjo de
la práctica jurisprudencial de los jueces nacionales para crear la nueva
doctrina sobre el “control difuso de convencionalidad”.
30. A su vez, se advierte que varias altas jurisdicciones nacionales
incorporaron los parámetros del “control difuso de convencionalidad”
debido al reconocimiento de la jurisprudencia de la Corte IDH a partir
de la creación de dicha doctrina en el año 2006. Especial mención es el
trascendental precedente de la Corte Suprema de Justicia de Argentina
del año 2007 (Caso “Mazzeo”),46 donde expresa el deber del Poder Judicial local de ejercer el “control de convencionalidad”, reproduciendo
prácticamente lo expresado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el Caso Almonacid Arellano vs. Chile. En efecto, en el párr.
21 del referido fallo de la Corte Suprema de Argentina se dice textualmente:
45 Cfr. García–Sayán, Diego, “Una Viva Interacción: Corte Interamericana y Tribunales
Internos”, op. cit., supra nota 6.
46 Caso “Mazzeo, Lulio Lilo y otros s/Recurso de Casación e Inconstitucionalidad, de 13 de julio
de 2007. Sobre este importante fallo y en general sobre el carácter evolutivo de recepción del
derecho internacional por parte de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, véase Bazán,
Víctor, “El derecho internacional en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, con
particular énfasis en materia de derechos humanos”, en La Ley, Suplemento Extraordinario (75
Aniversario), Buenos Aires, Agosto de 2010, pp. 1–17, especialmente sobre el caso “Mazzeo”
véase pp. 10, 11 y 16; asimismo, Hitters, Juan Carlos, “Control de constitucionalidad y control
de onvencionalidad. Comparación. (Criterios fijados por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos)” en Estudios Constitucionales, Santiago, Centro de Estudios Constitucionales
de Chile/Universidad de Talca, Año 7, N° 2, 2009, pp. 109–128; y Loiano, Adelina, “El
marco conceptual del control de convencionalidad en algunos fallos de la Corte Suprema
Argentina: “Arancibia Clavel”, “Simón”, “Mazzeo”, en Albanese, Susana (coord.), El control de
convencionalidad, Buenos Aires, Ediar, 2008.
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Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
21) Que, por su parte, la Corte Interamericana ha señalado que “es consciente
que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello,
están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico.
Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención
Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están
sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones
de la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes contrarias a su
objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos”. En otras palabras,
el Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre
las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener
en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo
ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana
–CIDH Serie C N– 154, caso “Almonacid”, del 26 de septiembre de 2006, parágraf.
124–.
31. Se produce un interesante influjo entre la Corte IDH y las jurisdicciones nacionales que propicia el “diálogo jurisprudencial”.47 Diálogo
que incide en la debida articulación y creación de estándares en materia de protección de los derechos humanos en el continente americano o, por lo pronto, en latinoamérica. El Derecho Internacional de los
Derechos Humanos se conjuga con el Derecho Constitucional o, si se
prefiere, se enlazan el Derecho Constitucional Internacional y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos; lo anterior implica, necesariamente, una capacitación y actualización permanente de los jueces
nacionales sobre la dinámica de la jurisprudencia convencional.
47 Precisamente Diálogo Jurisprudencial es el nombre de la revista semestral que edita
conjuntamente el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la Corte Interamericana
de Derechos Humanos y la Fundación Konrad Adenauer Stiftung, desde el segundo semestre
de 2006. El objetivo es dar a conocer los fallos de los tribunales nacionales que aplican la
jurisprudencia de la Corte IDH y el derecho internacional de los derechos humanos, y el influjo
que a su vez recibe ese Tribunal Interamericano por parte de la jurisprudencia nacional.
Estudios Jurídicos
250
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
32. En este sentido, cobran relevancia las consideraciones del ex
presidente de la Corte IDH, Antônio Augusto Cançado Trindade (actualmente juez de la Corte Internacional de Justicia), al reflexionar
sobre el “control de convencionalidad” en su voto razonado con motivo del Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros)
vs. Perú:48
3. O sea, los órganos del Poder Judicial de cada Estado Parte en la Convención
Americana deben conocer a fondo y aplicar debidamente no sólo el Derecho
Constitucional sino también el Derecho Internacional de los Derechos Humanos;
deben ejercer ex officio el control tanto de constitucionalidad como de convencionalidad,
tomados en conjunto, por cuanto los ordenamientos jurídicos internacional y
nacional se encuentran en constante interacción en el presente dominio de protección
de la persona humana. (Subrayado añadido).
33. La doctrina del “control difuso de convencionalidad” establecida
por la Corte IDH tiene como destinatarios a todos los jueces nacionales,
que deben ejercer dicho “control” con independencia de su jerarquía,
grado, cuantía o materia de competencia que la normatividad interna
les otorgue.
b. Intensidad del “control difuso de convencionalidad”: de mayor grado
cuando se tiene competencia para inaplicar o declarar la invalidez de una norma general
34. Todos los jueces y órganos que realicen funciones jurisdiccionales
desde una perspectiva material “deben” ejercer el “control de convencionalidad”. Es el mensaje claro que la Corte IDH envía en la Sentencia
relativa al Caso Cabrera García y Montiel Flores, materia del presente voto
razonado. Lo anterior no excluye a los jueces que no pueden realizar
“control de constitucionalidad”.
48 Supra nota 15, párr. 3 del voto razonado del juez Antônio Augusto Cançade Trindade.
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Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
35. En efecto, la precisión de la doctrina relativa a que los jueces deben realizar “de oficio” el control de convencionalidad “evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones
procesales correspondientes”,49 no puede interpretarse como limitante
para ejercer el “control difuso de convencionalidad”, sino como una
manera de “graduar” la intensidad del mismo. Esto es así, debido a
que este tipo de control no implica necesariamente optar por aplicar la
normativa o jurisprudencia convencional y dejar de aplicar la nacional,
sino implica además y en primer lugar, tratar de armonizar la normativa interna con la convencional, a través de una “interpretación convencional” de la norma nacional.
36. Así, en los llamados sistemas “difusos” de control de constitucionalidad donde todos los jueces tienen competencia para dejar
de aplicar una ley al caso concreto por contravenir la Constitución
nacional, el grado de “control de convencionalidad” resulta de mayor
alcance, al tener todos los jueces nacionales la atribución de inaplicar
la norma inconvencional. Este supuesto es un grado intermedio de
“control”, que operará sólo si no existe una posible “interpretación
conforme” de la normatividad nacional con el Pacto de San José (o de
algunos otros tratados internacionales como veremos más adelante)
y de la jurisprudencia convencional. A través de esta “interpretación
conforme” se salva la “convencionalidad” de la norma interna. El grado de intensidad máximo del “control de convencionalidad” se puede realizar por las altas jurisdicciones constitucionales (normalmente
los últimos intérpretes constitucionales en un determinado sistema
jurídico) que generalmente tienen además la facultad de declarar la
invalidez de la norma inconstitucional con efectos erga omnes. Se trata
de una declaración general de invalidez por la inconvencionalidad de
la norma nacional.
49 Precisión que fue realizada a partir del Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado
Alfaro y otros) vs. Perú, supra nota 15, párr. 128.
Estudios Jurídicos
252
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37. En cambio, el grado de intensidad del “control difuso de convencionalidad” disminuirá en aquellos sistemas donde no se permite el “control difuso de constitucionalidad” y, por consiguiente, no
todos los jueces tienen la facultad de dejar de aplicar una ley al caso
concreto. En estos casos es evidente que los jueces que carecen de tal
competencia, ejercerán el “control difuso de convencionalidad” con
menor intensidad, sin que ello signifique que no puedan realizarlo “en el
marco de sus respectivas competencias”. Lo anterior implica que no
podrán dejar de aplicar la norma (al no tener esa potestad), debiendo,
en todo caso, realizar una “interpretación convencional” de la misma, es decir, efectuar una “interpretación conforme”, no sólo de la
Constitución nacional, sino también de la Convención Americana y
de la jurisprudencia convencional. Esta interpretación requiere una
actividad creativa para lograr la compatibilidad de la norma nacional
conforme al parámetro convencional y así lograr la efectividad del
derecho o libertad de que se trate, con los mayores alcances posibles
en términos del principio pro homine.
38. En efecto, al realizarse el “examen de compatibilidad convencional”, el juez nacional debe siempre aplicar el principio pro homine
(previsto en el artículo 29 del Pacto de San José), que implica, inter
alia, efectuar la interpretación más favorable para el efectivo goce
y ejercicio de los derechos y libertades fundamentales;50 pudiendo
incluso optar por la interpretación más favorable en caso de aplicabilidad de la Convención Americana y otros tratados internacionales
50 Este precepto señala: “Artículo 29. Normas de Interpretación. Ninguna disposición
de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a) permitir a alguno de
los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades
reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b) limitar
el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con
las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte
uno de dichos Estados; c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano
o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y d) excluir o limitar el
efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y
otros actos internacionales de la misma naturaleza”.
253
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
sobre derechos humanos. Así lo ha interpretado la propia Corte IDH,
al señalar que:51
51. A propósito de la comparación entre la Convención Americana y los otros
tratados mencionados, la Corte no puede eludir un comentario acerca de un criterio
de interpretación sugerido por Costa Rica en la audiencia del 8 de noviembre de
1985. Según ese planteamiento en la hipótesis de que un derecho recogido en la
Convención Americana fuera regulado de modo más restrictivo en otro instrumento
internacional referente a los derechos humanos, la interpretación de la Convención
Americana debería hacerse tomando en cuenta esas mayores limitaciones porque:
De lo contrario tendríamos que aceptar que lo que es lícito y permisible en
el ámbito universal, constituiría una violación en el continente americano, lo
que parece evidentemente una afirmación errónea. Más bien pensamos que
en cuanto a interpretación de tratados, puede sentarse el criterio de que las
reglas de un tratado o convención deben interpretarse en relación con las disposiciones que aparezcan en otros tratados que versen sobre la misma materia.
También puede definirse el criterio de que las normas de un tratado regional,
deben interpretarse a la luz de la doctrina y disposiciones de los instrumentos
de carácter universal. (Subrayado añadido).
En verdad, frecuentemente es útil, como acaba de hacerlo la Corte, comparar
la Convención Americana con lo dispuesto en otros instrumentos internacionales
como medio para poner de relieve aspectos particulares de la regulación de un
determinado derecho, pero tal método no podría emplearse nunca para incorporar
a la Convención criterios restrictivos que no se desprendan directamente de su
texto, por más que estén presentes en cualquier otro tratado internacional.
52. La anterior conclusión se deduce claramente del artículo 29 de la Convención,
que contiene las normas de interpretación, cuyo literal b) indica que ninguna
disposición de la Convención, puede ser interpretada en el sentido de:
51 Opinión Consultiva OC–5/85. 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5, relativa a La
Colegiación Obligatoria de Periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
párrs. 51 y 52.
Estudios Jurídicos
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limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar
reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de
acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados.
En consecuencia, si a una misma situación son aplicables la Convención
Americana y otro tratado internacional, debe prevalecer la norma más favorable
a la persona humana. Si la propia Convención establece que sus regulaciones
no tienen efecto restrictivo sobre otros instrumentos internacionales, menos aún
podrán traerse restricciones presentes en esos otros instrumentos, pero no en la
Convención, para limitar el ejercicio de los derechos y libertades que ésta reconoce.
39. En caso de incompatibilidad absoluta, donde no exista “interpretación convencional” posible, si el juez carece de facultades para
desaplicar la norma, se limitará a señalar la inconvencionalidad de la
misma o, en su caso, “plantear la duda de inconvencionalidad” ante
otros órganos jurisdiccionales competentes dentro del mismo sistema
jurídico nacional que puedan ejercer el “control de convencionalidad”
con mayor intensidad. Así, los órganos jurisdiccionales revisores tendrán que ejercer dicho “control” y desaplicar la norma o bien declarar
la invalidez de la misma por resultar inconvencional.
40. Lo que no parece razonable y estaría fuera de los parámetros
interpretativos de la Corte IDH, es que ningún órgano nacional tenga
competencia para ejercer el “control difuso de convencionalidad” con
intensidad fuerte, es decir, dejar de aplicar la norma al caso particular
o con efectos generales como resultado de la inconvencionalidad de
la misma, ya que de lo contrario se produciría una responsabilidad internacional del Estado. No debe perderse de vista lo estipulado en los
artículos 1 y 2 de la Convención Americana, relativos a la obligación
de respetar los derechos humanos y el deber de adoptar disposiciones
de derecho interno. Como lo ha señalado la propia Corte IDH, este
último dispositivo tiene también “la finalidad de facilitar la función
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Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
del Poder Judicial de tal forma que el aplicador de la ley tenga una
opción clara de cómo resolver un caso particular”52 en situaciones que
involucren derechos fundamentales. De tal manera que la Corte IDH,
precisamente en el Caso Almonacid Arellano que da origen a la doctrina
del “control difuso de convencionalidad”, es enfática al establecer en
su párr. 123 que:
cuando el Legislativo falla en su tarea de suprimir y/o no adoptar leyes
contrarias a la Convención Americana, el Judicial permanece vinculado al de-
ber de garantía establecido en el artículo 1.1 de la misma y, consecuentemente, debe abstenerse de aplicar cualquier normativa contraria a ella. El cumpli-
miento por parte de agentes o funcionarios del Estado de una ley violatoria
de la Convención produce responsabilidad internacional del Estado, y es un
principio básico del derecho de la responsabilidad internacional del Estado,
recogido en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en el sentido
de que todo Estado es internacionalmente responsable por actos u omisiones
de cualesquiera de sus poderes u órganos en violación de los derechos interna-
cionalmente consagrados, según el artículo 1.1 de la Convención Americana.53
(Subrayado añadido).
41. Así, el “control difuso de convencionalidad” si bien se ejerce por
todos los jueces nacionales, tiene diferentes grados de intensidad y realización, de conformidad con “el marco de sus respectivas competencias y de
las regulaciones procesales correspondientes”. En principio, corresponde a
todos los jueces y órganos jurisdiccionales realizar una “interpretación”
de la norma nacional a la luz de la Convención Americana, de sus Protocolos adicionales (y eventualmente de otros tratados), así como de la
jurisprudencia de la Corte IDH y siempre con la regla interpretativa del
52 Caso Almonacid Arellano vs. Chile, supra nota 13, párr. 123.
53 Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 13, párr. 172; y Caso Baldeón García, supra nota 13,
párr. 140.
Estudios Jurídicos
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principio pro homine a que refiere el artículo 29 del Pacto de San José; en
ese primer grado de intensidad se escogerá la interpretación conforme
con los parámetros convencionales y, por consiguiente, se desecharán
aquellas interpretaciones inconvencionales o que sean de menor efectividad en el goce y protección del derecho o libertad respectivo; existe,
en este sentido, un parangón con la “interpretación conforme” con la
Constitución que realizan los jueces nacionales, especialmente los jueces constitucionales. En segundo término, y sólo si no puede salvarse
la convencionalidad de la norma interna, el “control de convencionalidad” debe realizarse con mayor intensidad, sea inaplicando la norma
al caso particular, o bien declarando su invalidez con efectos generales,
como resultado de su inconvencionalidad, de conformidad con las respectivas competencias de cada juez nacional.
c) Debe ejercerse “de oficio”: sea invocado o no por las partes
42. Esta característica del “control difuso de convencionalidad” constituye una precisión de la doctrina original. Se estableció en el Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y Otros) vs. Perú,54 dos meses después del Caso Almonacid Arellano vs. Chile, y a partir de entonces
se ha mantenido firme en la jurisprudencia de la Corte IDH. Consiste en la posibilidad de ejercer dicho control por los jueces nacionales,
con independencia de que las partes lo invoquen. En realidad constituye un
complemento del carácter “difuso” de dicho control. Si en la anterior
característica del “control difuso de convencionalidad” se establecía la
intencionalidad de la Corte IDH de que se “debe” ejercer por cualquier
juez, con independencia de su jerarquía, grado, cuantía o materia de
especialización (de donde deriva que sea un “control difuso”), ahora se
acentúa dicho carácter al especificar que además se ejerce “de oficio”,
lo que implica que en cualquier circunstancia los jueces deben realizar
dicho control, ya que “esta función no debe quedar limitada exclusiva54 Idem.
257
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
mente por las manifestaciones o actos de los accionantes en cada caso
concreto”.55
43. Pudiera suceder, incluso, que en el ámbito interno procedan recursos o medios de defensa adecuados y eficaces para combatir la falta
o inadecuado ejercicio del “control difuso de convencionalidad” por
algún juez (por ejemplo, a través de una apelación, recurso de casación
o proceso de amparo), al no haberse realizado ex officio dicho control. Se
trata de una nueva vertiente del principio iura novit curia (el juez conoce
el derecho y la jurisprudencia convencional).
d) Parámetro del “control difuso de convencionalidad”: El “Bloque de Convencionalidad”
44. En principio, el parámetro del “control difuso de convencionalidad” por parte de los jueces nacionales (con independencia de si ejercen
o no control de constitucionalidad), es el Pacto de San José y la jurisprudencia de la Corte IDH que la interpreta. La última parte de la doctrina
jurisprudencial respectiva así lo prevé:
En esta tarea, los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia
deben tener en cuenta no solamente el tratado [Pacto de San José], sino también la
interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última
de la Convención Americana.56 (Subrayado añadido).
45. No obstante, la propia “jurisprudencia” de la Corte IDH ha ido
ampliando el corpus juris interamericano en materia de derechos humanos para fundamentar sus fallos. No debe pasar inadvertido que es el
propio Pacto de San José el que faculta para incluir “en el régimen de
protección de esta Convención otros derechos y libertades que sean reconocidos de acuerdo con los artículos 76 y 77”, lo que ha permitido que
55 Párr. 128, in fine, Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú,
supra nota 15.
56 Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, supra nota 1, párr. 227.
Estudios Jurídicos
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se aprueben diversos Protocolos “adicionales” (a la Convención Americana) y sean interpretados por este Tribunal Interamericano. Asimismo,
el propio Pacto establece como norma interpretativa que no se puede
excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y “otros actos internacionales de
la misma naturaleza”.57
46. Sobre el particular, resultan ilustrativas las reflexiones del juez
García Ramírez, en su voto razonado emitido con motivo del Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, precisamente al analizar el parámetro del “control de convencionalidad”:58
En la especie, al referirse a un “control de convencionalidad” la Corte
Interamericana ha tenido a la vista la aplicabilidad y aplicación de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José. Sin embargo, la misma
función se despliega, por idénticas razones, en lo que toca a otros instrumentos de
igual naturaleza, integrantes del corpus juris convencional de los derechos humanos
de los que es parte el Estado: Protocolo de San Salvador, Protocolo relativo a la
Abolición de la Pena de Muerte, Convención para Prevenir y Sancionar la Tortura,
Convención de Belém do Pará para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer,
Convención sobre Desaparición Forzada, etcétera. De lo que se trata es de que haya
conformidad entre los actos internos y los compromisos internacionales contraídos
por el Estado. (Subrayado añadido).
47. Lo anterior refleja que, en realidad, el parámetro del “control difuso de convencionalidad” no sólo comprende la Convención Americana, sino también los “Protocolos” adicionales a la misma, así como
otros instrumentos internacionales que han sido motivo de integración
al corpus juris interamericano por parte de la jurisprudencia de la Corte
57 Artículo 29, inciso d). Véase supra nota 50.
58 Párr. 3 del voto razonado del juez Sergio García Ramírez, respecto de la sentencia del
caso citado, de 24 de noviembre de 2006.
259
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
IDH. El objeto de su mandato –dice el propio Tribunal Interamericano
en un fallo reciente– “es la aplicación de la Convención Americana y
de otros tratados que le otorguen competencia”59 y, por consiguiente, la
interpretación de dichos tratados.
48. Para efectos del parámetro del “control difuso de convencionalidad”, por “jurisprudencia” debe comprenderse toda interpretación
que la Corte IDH realice a la Convención Americana, a sus Protocolos
adicionales, y a otros instrumentos internacionales de la misma naturaleza que sean integrados a dicho corpus juris interamericano, materia de competencia del Tribunal Interamericano. No debe perderse de
vista que “los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos,
cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actuales”.60 Precisamente en la Opinión
Consultiva OC–16/99, solicitada por los Estados Unidos Mexicanos,
sobre “El derecho a la información sobre la asistencia consular en el
marco de las garantías del debido proceso legal”, la Corte IDH estableció que:61
El corpus juris del Derecho Internacional de los Derechos Humanos está
formado por un conjunto de instrumentos internacionales de contenido y efectos
jurídicos variados (tratados, convenios, resoluciones y declaraciones). Su evolución
dinámica ha ejercido un impacto positivo en el Derecho Internacional, en el sentido
de afirmar y desarrollar la aptitud de este último para regular las relaciones entre
los Estados y los seres humanos bajo sus respectivas jurisdicciones. Por lo tanto,
esta Corte debe adoptar un criterio adecuado para considerar la cuestión sujeta a
examen en el marco de la evolución de los derechos fundamentales de la persona
humana en el derecho internacional contemporáneo. (Subrayado añadido).
59 Cfr. Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia, supra nota 24, párr. 199.
60 OC–16/99 de 1 de octubre de 1999, párr. 114.
61 OC–16/99, supra nota 60, párr. 115.
Estudios Jurídicos
260
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49. Las “interpretaciones” a esta normatividad convencional no sólo
comprenden las realizadas en las sentencias pronunciadas en los “casos
contenciosos”, sino también las interpretaciones efectuadas en las demás resoluciones que emita.62 Así, quedan comprendidas las interpretaciones realizadas al resolver sobre “medidas provisionales”; sobre “supervisión de cumplimiento de sentencias” o, incluso, sobre la instancia
de solicitud de “interpretación de la sentencia” en términos del artículo
67 del Pacto de San José. Asimismo, debe comprender las interpretaciones derivadas de las “opiniones consultivas” a que se refiere el artículo
64 del citado Pacto, debido, precisamente, a que tiene como finalidad
“la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes
a la protección de los derechos humanos en los Estados Americanos”.63
50. Se forma de esta manera un auténtico “bloque de convencionalidad” como parámetro para ejercer el “control difuso de convencionalidad”. Los jueces nacionales deben atender a este “bloque”, lo que
implica, por parte de ellos, una permanente actualización de la jurisprudencia de la Corte IDH y propicia una “viva interacción” entre las
jurisdicciones nacionales y la interamericana, con la finalidad última de
establecer estándares en nuestra región para la protección efectiva de
los derechos humanos.
51. El juez nacional, por consiguiente, debe aplicar la jurisprudencia
convencional incluso la que se crea en aquellos asuntos donde no sea
parte el Estado nacional al que pertenece, ya que lo que define la integración de la jurisprudencia de la Corte IDH es la interpretación que
62 En términos del artículo 29 del Reglamento de la Corte Interamericana, vigente a
partir del 1 de enero de 2010, que establece: “Artículo 31. Resoluciones. 1. Las sentencias y
las resoluciones que pongan término al proceso son de la competencia exclusiva de la Corte. 2.
Las demás resoluciones serán dictadas por la corte, si estuviere reunida; si no lo estuviere, por
la Presidencia, salvo disposición en contrario. Toda decisión de la Presidencia, que no sea de
mero trámite, es recurrible ante la Corte. 3. Contra las sentencias y resoluciones de la Corte no
procede ningún medio de impugnación.”
63 Cfr. Opinión Consultiva OC–1/82. 24 de septiembre de 1982. Serie A No. 1, relativa a
“Otros Tratados” objeto de la función consultiva de la Corte (art. 64 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), presentada por el gobierno del Perú.
261
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
ese Tribunal Interamericano realiza del corpus juris interamericano con la
finalidad de crear un estándar en la región sobre su aplicabilidad y efectividad.64 Lo anterior lo consideramos de la mayor importancia para
el sano entendimiento del “control difuso de convencionalidad”, pues
pretender reducir la obligatoriedad de la jurisprudencia convencional
sólo a los casos donde el Estado ha sido “parte material”, equivaldría a
nulificar la esencia misma de la propia Convención Americana, cuyos
compromisos asumieron los Estados nacionales al haberla suscrito y
ratificado o adherido a la misma, y cuyo incumplimiento produce responsabilidad internacional.
52. Así, la “fuerza normativa” de la Convención Americana alcanza a
la interpretación que de la misma realice la Corte IDH, como “intérprete
última” de dicho Pacto en el Sistema Interamericano de Protección de
los Derechos Humanos. La interpretación emprendida por el Tribunal
Interamericano a las disposiciones convencionales adquiere la misma eficacia que poseen éstas, ya que en realidad las “normas convencionales”
constituyen el resultado de la “interpretación convencional” que emprende la Corte IDH como órgano “judicial autónomo cuyo objetivo es
la aplicación e interpretación”65 del corpus juris interamericano. Dicho
en otras palabras, el resultado de la interpretación de la Convención
Americana conforma la jurisprudencia de la misma; es decir, “constituyen normas que derivan de la CADH, de lo cual se obtiene que gocen
de la misma eficacia (directa) que tiene dicho tratado internacional”.66
64 De esta manera, por ejemplo, pueden formar parte de su jurisprudencia los estándares
establecidos por la Corte Europea de Derechos Humanos, tratados internacionales del sistema
universal, las resoluciones de los Comités de Naciones Unidas, las recomendaciones de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o incluso los informes de los relatores
especiales de la OEA o de Naciones Unidas, entre otros, siempre y cuando la Corte IDH los
utilice y los haga suyos para formar su interpretación del corpus juris interamericano y crear la
norma convencional interpretada como estándar interamericano.
65 Artículo 1 del Estatuto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, aprobado por
resolución núm. 448 de la Asamblea General de la OEA, en la Paz, Bolivia (octubre de 1979).
66 Ferrer Mac–Gregor, Eduardo, y Silva García, Fernando, “Homicidios de mujeres
por razón de género. El Caso Campo Algodonero”, en von Bogdandy, Armin, Ferrer Mac–
Gregor, Eduardo, y Morales Antoniazzi, Mariela (coords.), La justicia constitucional y su
Estudios Jurídicos
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Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
e) Efectos del “control difuso de convencionalidad”: retroactivos cuando sea
necesario para lograr la plena efectividad del derecho o libertad
53. Como hemos sostenido al analizar los grados de intensidad del
“control difuso de convencionalidad”, el resultado del examen de
compatibilidad entre la norma nacional y el “bloque de convencionalidad”, consiste en dejar “sin efectos jurídicos” aquellas interpretaciones inconvencionales o las que sean menos favorables; o bien, cuando
no pueda lograrse interpretación convencional alguna, la consecuencia consiste en “dejar sin efectos jurídicos” la norma nacional, ya sea
en el caso particular o con efectos generales realizando la declaración
de invalidez de conformidad con las atribuciones del juez que realice
dicho control.
54. Lo anterior tiene un mayor grado de complejidad cuando la normatividad nacional sólo permite la declaración general de la norma
para el futuro (efectos ex nunc) y no hacia el pasado (ex tunc), ya que
pareciera que la intencionalidad de la Corte IDH en el momento en que
se crea la doctrina del “control difuso de convencionalidad” es que la
norma inconvencional carezca de efectos jurídicos “desde un inicio”;67
precedente que siguió reiterando en casos posteriores, especialmente
en supuestos de leyes de autoamnistía68 o en otros supuestos.69 Sin eminternacionalización: ¿Hacia un Ius Constitutionale Commune en América Latina?, México,
UNAM–Max Planck Institut, 2010, tomo II, pp. 259–333, en pp. 296–297.
67 Cfr. Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, supra nota 13, párr. 124.
68 Por ejemplo, en el Caso La Cantuta vs. Perú, supra nota 16, párr. 174: “En ese marco de
interpretación, la controversia subsistente debe ser ubicada en aquella primera vertiente de
medidas que deben ser adoptadas para adecuar la normativa interna a la Convención. Para
efectos de la discusión planteada, es necesario precisar que la Corte consideró que en Perú
dichas leyes de auto amnistía son ab initio incompatibles con la Convención; es decir, su
promulgación misma “constituye per se una violación de la Convención” por ser “una ley
manifiestamente contraria a las obligaciones asumidas por un Estado parte” en dicho tratado.
Ese es el rationale de la declaratoria con efectos generales realizado por la Corte en el caso
Barrios Altos. De ahí que su aplicación por parte de un órgano estatal en un caso concreto,
mediante actos normativos posteriores o su aplicación por funcionarios estatales, constituya
una violación de la Convención”. Asimismo, en el Caso Gomes Lund y Otros (“Guerrilha do
Araguala”) vs. Brasil, supra nota 4, párr. 106.
69 Por ejemplo, en el Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, supra nota 19, párr.
339; así como en el reciente Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia, supra nota 24, párr. 202.
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Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
bargo, este criterio no ha sido constante por la Corte IDH y depende del
caso concreto.70
55. Estimamos que la Corte IDH tendrá, en el futuro, que definir con
mayor precisión este delicado aspecto sobre la temporalidad de los efectos de la norma nacional inconvencional debido a que su jurisprudencia
no lo aclara. No debe soslayarse que, por principio, toda violación a los
derechos humanos debe tener un efecto reparador en su integridad y,
por consecuencia, tener efectos hacia el pasado cuando así se requiera
para lograr dicho objetivo.
56. Lo anterior se fundamenta en el artículo 63.1 de la Convención
Americana, al establecer que:
Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta
Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su
derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente,
que se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado
la vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte
lesionada. (Subrayado añadido).
57. Si bien el citado precepto se refiere a las atribuciones de la Corte
IDH, mutatis mutandi, debe aplicarse por los jueces nacionales debido
a que también son jueces interamericanos cuando realizan el “control
difuso de convencionalidad”. Y ello implica garantizar, en la medida de
lo posible, el efectivo goce del derecho o libertad violado. Lo anterior
conduce a afirmar que, en determinados supuestos, deben repararse las
consecuencias de la norma inconvencional, lo cual sólo se puede lograr
teniendo “sin efectos” dicha norma nacional desde su vigencia y no
a partir de la inaplicación o declaración inconvencional de la misma.
70 Cfr., por ejemplo, Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú,
supra nota 15, párr. 128; Caso Comunidad Indígena Xármok Kásek vs. Paraguay, supra nota 21, párr.
311; Caso Fernández Ortega y otros. vs. México, supra nota 22, párr. 234; Rosendo Cantú y Otra vs.
México, supra nota 23, párr. 234; y Caso Vélez Loor vs. Panamá, supra nota 25, párr. 287.
Estudios Jurídicos
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En otras palabras, dicha retroactividad resulta indispensable en algunos casos para lograr un adecuado goce y disfrute del correspondiente
derecho o libertad. Esta afirmación, además, es acorde con la propia
jurisprudencia de la Corte IDH al interpretar el citado artículo 63.1 del
Pacto de San José, toda vez que ha considerado que cualquier violación
de una obligación internacional que haya producido daño comparte el
deber de repararlo “adecuadamente”;71 lo cual constituye “uno de los
principios fundamentales del Derecho Internacional contemporáneo
sobre responsabilidad de un Estado”.72
f) Fundamento jurídico del “control difuso de convencionalidad”: el Pacto
de San José y la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
58. Desde el comienzo de la doctrina jurisprudencial de este tipo de
control, en el Caso Almonacid Arellano vs. Chile,73 se estableció:
124. (…) Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional
como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado,
también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin (…)
125. En esta misma línea de ideas, esta Corte ha establecido que “[s]egún el
derecho internacional las obligaciones que éste impone deben ser cumplidas
de buena fe y no puede invocarse para su incumplimiento el derecho interno”.
Esta regla ha sido codificada en el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados de 1969.” (Subrayado añadido).
71 Cfr. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, supra nota 5, párr. 25; Caso Chitay Nech y Otros.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C
No. 212 párr. 227; y Caso Manuel Cepeda Vargas. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones.
Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 211.
72 Cfr. Caso Castillo Páez vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
1998. Serie C No. 43, párr. 43; Caso Chitay Nech y Otros, supra nota 71, párr. 227, y Caso Manuel
Cepeda Vargas, supra nota 71, párr. 211.
73 Supra nota 12, párr. 125.
265
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
59. Los principios de derecho internacional relativos a la Buena Fe y
al Effet Utile, que involucra a su vez al principio Pacta Sunt Servanda,
constituyen fundamentos internacionales para que los tratados internacionales sean cumplidos por parte de los Estados nacionales, y han
sido constantemente reiterados por la jurisprudencia de la Corte IDH
en los casos sometidos bajo su competencia, sea en la instancia consultiva, como en casos contenciosos. Este Tribunal Interamericano ha
establecido, en la Opinión Consultiva 14/94, de 9 de diciembre de 1994,
sobre la responsabilidad internacional por expedición y aplicación de
leyes violatorias de la Convención,74 los alcances interpretativos de los
artículos 175 y 276 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Se consideró que la obligación de dictar las medidas que fueren
necesarias para hacer efectivos los derechos y libertades reconocidos
en dicho Pacto comprende la de no dictarlas cuando ellas conduzcan a
violarlos, y también a adecuar la normatividad inconvencional existente, fundamentando que descansa en un principio general del derecho
internacional, relativo a que las obligaciones deben ser cumplidas de
“buena fe” y no puede invocarse para su incumplimiento el derecho
interno; lo cual ha sido recogido por tribunales internacionales, como
la Corte Permanente de Justicia Internacional y la Corte Internacional
74 Cfr. Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la
Convención (Arts. 1 y 2 Convención Americana Sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC–14/94 del 9 de diciembre de 1994, Serie A No. 14.
75 “Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos. 1. Los Estados Partes en esta Convención
se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre
y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.”
76 “Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno. Si el ejercicio de los derechos
y libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones
legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a
sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas
legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y
libertades”.
Estudios Jurídicos
266
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
de Justicia, y también ha sido codificado en los artículos 2677 y 2778 de la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados.
60. La obligación del cumplimiento del derecho convencional obliga
a todas las autoridades y órganos nacionales, con independencia de su
pertenencia a los poderes legislativo, ejecutivo o judicial, toda vez que
el Estado responde en su conjunto y adquiere responsabilidad internacional ante el incumplimiento de los instrumentos internacionales que
ha asumido. Como lo ha expresado García Ramírez:
27. Para los efectos de la Convención Americana y del ejercicio de la jurisdicción
contenciosa de la Corte Interamericana, el Estado viene a cuentas en forma
integral, como un todo. En este orden, la responsabilidad es global, atañe al Estado
en su conjunto y no puede quedar sujeta a la división de atribuciones que señale
el Derecho interno. No es posible seccionar internacionalmente al Estado, obligar
ante la Corte sólo a uno o algunos de sus órganos, entregar a éstos la representación
del Estado en el juicio –sin que esa representación repercuta sobre el Estado en
su conjunto– y sustraer a otros de este régimen convencional de responsabilidad,
dejando sus actuaciones fuera del «control de convencionalidad» que trae consigo
la jurisdicción de la Corte internacional”.79 (Subrayado añadido).
61. De esta manera, los jueces de los Estados parte de la Convención
Americana también se encuentran obligados al cumplimiento de la normatividad convencional y la doctrina del “control difuso de convencionalidad” les facilita esta labor, para realizar interpretaciones de las disposiciones nacionales (incluidas las del texto constitucional) que sean
conforme al corpus juris interamericano e incluso a no aplicar aquéllas
77 “Art. 26: Pacta sunt servanda. Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser
cumplido por ellas de buena fe”.
78 “Art. 27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta
norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46”.
79 Cfr. párr. 27 de su voto razonado con motivo del Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala,
supra nota 11.
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Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
que contravengan de manera absoluta el referido “bloque de convencionalidad”, para evitar de esa forma que el Estado al que pertenecen
sea responsable internacionalmente por violar compromisos internacionales adquiridos en materia de derechos humanos.
62. El “control difuso de convencionalidad”, además, tiene fundamento en el artículo 29 del Pacto de San José, en la medida en que todos
los poderes u órganos de los Estados signatarios de dicho instrumento
internacional, incluidos los jueces y órganos de administración de justicia que materialmente realizan funciones jurisdiccionales, se encuentran
obligados, a través de sus interpretaciones, a permitir de la manera más
amplia posible el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos
en dicho Pacto y de sus protocolos adicionales (y de otros instrumentos
internacionales en los términos antes analizados),80 lo cual implica, a su
vez, interpretaciones restrictivas cuando se trate de limitaciones a los
mismos, y siempre a la luz de la jurisprudencia de la Corte IDH.
63. No pasa inadvertido que el artículo 68.1 establece que los Estados
parte del Pacto de San José “se comprometen a cumplir la decisión de
la Corte en todo caso en que sean partes”. Lo anterior no puede ser limitante para que la jurisprudencia de la Corte IDH adquiera “eficacia
directa” en todos los Estados nacionales que han reconocido expresamente su jurisdicción, con independencia de que derive de un asunto
donde no han participado formalmente como “parte material”, ya que
al ser la Corte IDH el órgano jurisdiccional internacional del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, cuya función esencial es la aplicación e interpretación de la Convención Americana, sus
interpretaciones adquieren el mismo grado de eficacia del texto convencional.
En otras palabras, la norma convencional que deben aplicar los Estados
es el resultado de la interpretación de las disposiciones del Pacto de San
José (y sus protocolos adicionales, así como otros instrumentos inter80 Cfr. supra párrs. 44 a 52 de este voto razonado.
Estudios Jurídicos
268
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nacionales). Las interpretaciones que realiza la Corte IDH se proyectan
hacia dos dimensiones: (i) en lograr su eficacia en el caso particular con
efectos subjetivos, y (ii) en establecer la eficacia general con efectos de norma interpretada. De ahí la lógica y necesidad de que el fallo, además de
notificarse al Estado parte en la controversia particular, deba también
ser “transmitido a los Estados parte de la Convención”,81 para que tengan pleno conocimiento del contenido normativo convencional derivado de la interpretación de la Corte IDH, en su calidad de “intérprete
última” del corpus juris interamericano.
IV. EL CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD POR LOS
JUECES MEXICANOS
64. Las anteriores características de la doctrina jurisprudencial del
“control difuso de convencionalidad” aplican para el sistema jurisdiccional mexicano. Hasta la fecha se ha reiterado en cuatro casos relativos a demandas contra el Estado mexicano: Rosendo Radilla Pacheco vs.
Estados Unidos Mexicanos (2009);82 Fernández Ortega y Otros vs. México
(2010);83 Rosendo Cantú y Otra vs. México (2010);84 y Cabrera García y Montiel Flores vs. México (2010).85
65. Al haber suscrito los Estados Unidos Mexicanos la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (1981) y al haber aceptado la jurisdicción contenciosa de la Corte IDH (1998), estas sentencias internacionales deben ser cumplidas,86 y las mismas adquieren carácter “definitivo e inapelable”;87 sin que pueda invocarse ninguna disposición
81 Art. 69 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
82 Supra nota 19, párrs. 338 a 342.
83 Supra nota 22, párrs. 233 a 238.
84 Supra nota 23, párrs. 218 a 223.
85 Supra nota 27, párrs. 225 a 235.
86 Artículo 68.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos: “Los Estados
partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la corte en todo caso en que
sean partes”.
87 Artículo 67.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos: “El fallo de la
Corte será definitivo e inapelable […]”.
269
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
de derecho interno o criterio jurisprudencial como justificación para
su incumplimiento, toda vez que los pactos internacionales obligan a
los Estados partes y sus normas deben ser cumplidas, en términos de
los artículos 26 y 27 del Convenio de Viena sobre el Derecho de los
Tratados,88 suscrito también por el Estado mexicano.
66. De esta manera, el “control difuso de convencionalidad” implica
que todos los jueces y órganos mexicanos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles, pertenecientes o no al Poder Judicial,
con independencia de su jerarquía, grado, cuantía o materia de especialización, están obligados, de oficio, a realizar un ejercicio de compatibilidad entre los actos y normas nacionales con la Convención Americana
de Derechos Humanos, sus Protocolos adicionales (y algunos otros instrumentos internacionales), así como con la jurisprudencia de la Corte
IDH, formándose un “bloque de convencionalidad” en los términos
analizados con antelación.89 Lo anterior debido a que:90
(…) no sólo la supresión o expedición de las normas en el derecho interno
garantizan los derechos contenidos en la Convención Americana, de conformidad
a la obligación comprendida en el artículo 2 de dicho instrumento. También se
requiere el desarrollo de prácticas estatales conducentes a la observancia efectiva de
los derechos y libertades consagrados en la misma. En consecuencia, la existencia
de una norma no garantiza por sí misma que su aplicación sea adecuada. Es
necesario que la aplicación de las normas o su interpretación, en tanto prácticas
jurisdiccionales y manifestación del orden público estatal, se encuentren ajustadas
al mismo fin que persigue el artículo 2 de la Convención91. En términos prácticos,
88 Véanse estos preceptos supra notas 77 y 78.
89 Sobre el “bloque de convencionalidad” como parámetro del “control difuso de
convencionalidad, véase supra párrs. 44 a 52 de este voto razonado.
90 Caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, supra nota 19, párr. 338; Caso
Fernández Ortega y Otros vs. México, supra nota 22, párr. 233; y Caso Rosendo Cantú y Otra vs.
México, supra nota 23, párr. 218.
91 Cfr. Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, supra nota 72, párr. 207; Caso Ximenes Lopes vs.
Brasil, supra nota 13, párr. 83, y Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, supra nota 13, párr. 118.
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la interpretación del artículo 13 de la Constitución Política mexicana debe ser
coherente con los principios convencionales y constitucionales de debido proceso
y acceso a la justicia, contenidos en el artículo 8.1 de la Convención Americana y las
normas pertinentes de la Constitución mexicana. (Subrayado y resaltado añadido).
67. En este sentido, los jueces o tribunales que materialmente realicen actividades jurisdiccionales, sean de la competencia local o federal,
necesariamente deben ejercer el “control difuso de convencionalidad”
para lograr interpretaciones conformes con el corpus juris interamericano. En caso de incompatibilidad absoluta de la norma nacional con el
parámetro convencional, debe inaplicarse para que prevalezcan aquéllas
y lograr de esta manera la efectividad del derecho o libertad de que se
trate. Lo anterior aplica también para los jueces locales, de conformidad
con la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en su artículo 133 vigente, que a la letra dispone:92
Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y
todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren
por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema
de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución,
leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las
Constituciones o leyes de los Estados. (Subrayado añadido).
68. Como puede advertirse de la última parte de esta norma constitucional, los jueces locales aplicarán “la Ley Suprema de toda la Unión”
(donde se encuentran los tratados internacionales) cuando exista in92 Este artículo sólo ha sufrido una reforma desde el texto original de 1917, en el año de
1934, publicada en el Diario Oficial de la Federación de 18 de enero de ese año. El precepto ha
sido interpretado de diferentes maneras por parte de los tribunales y la doctrina mexicana a
lo largo de su vigencia, incluso en las Constituciones anteriores a la actual de 1917. Sobre las
diferentes posturas interpretativas, véase Carpizo, Jorge, “La interpretación del artículo 133
constitucional”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, IIJ–UNAM, núm. 4, 1969,
pp. 3–32.
271
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
compatibilidad con alguna otra norma que no integre dicha “Ley Suprema”; lo que implica que los jueces del fuero local deben, incluso,
desaplicar la norma incompatible con ese “bloque de constitucionalidad”. En otras palabras, es el propio texto constitucional el que otorga
facultades a los jueces del fuero común para ejercer el “control difuso
de constitucionalidad” y, por tanto, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos válidamente puede convertirse en un parámetro de
control y no sólo la Constitución. De esta forma, como lo ha sostenido
la propia Corte IDH, los jueces y órganos vinculados con la impartición
de justicia “deben ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino
también “de convencionalidad” ex officio entre las normas internas y la
Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas
competencias y de las regulaciones procesales correspondientes”.93
69. La última parte de esta previsión es de especial significación para
el grado de intensidad del “control difuso de convencionalidad”, toda
vez que los jueces deben ejercerlo “en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes”. Como
lo hemos analizado con antelación (véase supra párrs. 34 a 41), todos
los jueces deben realizar dicho “control” y el grado de intensidad lo
determinará las competencias y regulaciones procesales. En principio,
todos los jueces mexicanos deben partir del principio de constitucionalidad y de convencionalidad de la norma nacional y, por consiguiente,
en un primer momento deben siempre realizar la “interpretación” de
la norma nacional conforme a la Constitución y a los parámetros convencionales, lo que implica optar por la interpretación de la norma más
favorable y de mayor efectividad en la tutela de los derechos y libertades en aplicación del principio pro homine o favor libertatis previsto en el
artículo 29 del Pacto de San José, desechando aquellas interpretaciones
incompatibles o de menor alcance protector; de tal manera que, con93 Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, supra nota 15, párr.
128.
Estudios Jurídicos
272
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
trario sensu, cuando se trate de restricción o limitaciones a derechos y
libertades, debe realizarse la interpretación más estricta para dicha limitante. Y sólo cuando no pueda lograrse interpretación constitucional
y convencional posible, los jueces deberán desaplicar la norma nacional
o declarar su invalidez, según la competencia que la Constitución y leyes
nacionales otorgue a cada juzgador, lo que provocará un grado de intensidad mayor del “control de convencionalidad”.
70. No pasa inadvertido que la Suprema Corte de Justicia de la
Nación ha interpretado el artículo 133 constitucional, en el sentido
(i) que los tratados internacionales si bien forma parte de la “Ley
Suprema de toda la Unión” se ubican jerárquicamente por debajo de
la Constitución;94 y (ii) que no existe “control difuso de constitucionalidad” por parte de los jueces locales.95 La primera es una interpre94 Tesis IX/2007, del Pleno de la Suprema Corte, cuyo rubro y texto son: “Tratados
internacionales. Son parte integrante de la Ley Suprema de la Unión y se ubican jerárquicamente
por encima de las leyes generales, federales y locales.
Interpretación del artículo 133
La interpretación sistemática del artículo 133 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos permite identificar la existencia de un orden jurídico superior,
de carácter nacional, integrado por la Constitución Federal, los tratados internacionales y las
leyes generales. Asimismo, a partir de dicha interpretación, armonizada con los principios de
derecho internacional dispersos en el texto constitucional, así como con las normas y premisas
fundamentales de esa rama del derecho, se concluye que los tratados internacionales se ubican
jerárquicamente abajo de la Constitución Federal y por encima de las leyes generales, federales
y locales, en la medida en que el Estado Mexicano al suscribirlos, de conformidad con lo
dispuesto en la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados entre los Estados y
Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales y, además, atendiendo
al principio fundamental de derecho internacional consuetudinario “pacta sunt servanda”,
contrae libremente obligaciones frente a la comunidad internacional que no pueden ser
desconocidas invocando normas de derecho interno y cuyo incumplimiento supone, por lo
demás, una responsabilidad de carácter internacional.” (Subrayado añadido). Publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Tomo XXV, abril de 2007, p. 6.
95 Tesis jurisprudencial 74/99, del Pleno de la Suprema Corte, cuyo rubro y texto son:
“Control difuso de la constitucionalidad de normas generales. No lo autoriza el artículo 133
de la Constitución. El texto expreso del artículo 133 de la Constitución Federal previene que
“Los Jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados a pesar de las
disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados.”.
En dicho sentido literal llegó a pronunciarse la Suprema Corte de Justicia; sin embargo, la
postura sustentada con posterioridad por este Alto Tribunal, de manera predominante, ha sido
en otro sentido, tomando en cuenta una interpretación sistemática del precepto y los principios
que conforman nuestra Constitución. En efecto, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
considera que el artículo 133 constitucional, no es fuente de facultades de control constitucional
para las autoridades que ejercen funciones materialmente jurisdiccionales, respecto de actos
ajenos, como son las leyes emanadas del propio Congreso, ni de sus propias actuaciones, que
constitucional.
273
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
tación que no tiene carácter de precedente obligatorio al no haberse
logrado la votación requerida para ello,96 existiendo interpretaciones
distintas por otros órganos jurisdiccionales mexicanos;97 y la segunda, si bien constituye jurisprudencia obligatoria para todos los jueces mexicanos en términos de la normatividad aplicable, estimamos
debería armonizarse para lograr un mayor grado de desarrollo del
“control difuso de convencionalidad” a la luz del artículo 133 constitucional y de las cuatro sentencias que hasta el momento ha dictado
la Corte IDH respecto del Estado mexicano y que han aplicado dicha
doctrina.
71. Ahora bien, los anteriores criterios del máximo tribunal jurisdiccional mexicano constituyen “interpretaciones constitucionales” que
eventualmente podrían cambiar, sea por nuevas reflexiones, o por motivo de una reforma constitucional.
72. En la actualidad existen dos proyectos de reformas constitucionales en trámite de la mayor relevancia, en materia de derechos huma-
les permitan desconocer unos y otros, pues dicho precepto debe ser interpretado a la luz del
régimen previsto por la propia Carta Magna para ese efecto.” (Subrayado añadido). Publicada
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, tomo X, agosto de 1999, p. 5.
96 En términos del artículo 192 de la Ley de Amparo, las resoluciones constituirán
jurisprudencia obligatoria, siempre que lo que se resuelva en ellas se sustente en cinco
ejecutorias ininterrumpidas por otra en contrario, y se requiere además de por lo menos
ocho votos de los ministros integrantes del Tribunal Pleno. En el caso concreto, el asunto fue
aprobado por mayoría de seis votos contra cinco.
97 Por ejemplo, la Tesis XI.1o.A.T.45 K, cuyo rubro y texto son: “Tratados internacionales.
Cuando los conflictos se susciten en relación con derechos humanos, deben ubicarse a nivel
de la Constitución. Los tratados o convenciones suscritos por el Estado mexicano relativos a
derechos humanos, deben ubicarse a nivel de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, porque dichos instrumentos internacionales se conciben como una extensión de lo
previsto en esa Ley Fundamental respecto a los derechos humanos, en tanto que constituyen
la razón y el objeto de las instituciones. Por lo que los principios que conforman el derecho
subjetivo público, deben adecuarse a las diversas finalidades de los medios de defensa que
prevé la propia Constitución y de acuerdo con su artículo 133 las autoridades mexicanas deben
respetarlos, por lo que bajo ninguna circunstancia pueden ser ignorados por ellos al actuar de
acuerdo a su ámbito competencial.” (Subrayado añadido) (Publicada en el Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, TCC, Tomo XXXI, mayo de 2010, p. 2079).
Estudios Jurídicos
274
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nos98 y del juicio de amparo,99 aprobadas ambas por el Senado de la República y pendientes de aprobación por la Cámara de Diputados, que
llegado el caso de convertirse en texto constitucional, seguramente producirán “nuevas reflexiones” por parte de la Suprema Corte mexicana
respecto de los criterios interpretativos antes referidos. Con independencia de su aprobación y de la “consulta a trámite” que el Presidente
de la Suprema Corte realizó al Pleno de dicho órgano jurisdiccional el
veintiséis de mayo de dos mil diez, sobre el cumplimiento por parte del
Poder Judicial de la Federación de la sentencia relativa al Caso Radilla
Pacheco;100 lo cierto es que en dicha sentencia internacional, como en las
98 Por lo que aquí interesa, destaca de esta reforma el “Artículo 1. En los Estados Unidos
Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución
y en los tratados internacionales sobre derechos humanos de los que el Estado Mexicano
sea parte, así como de las garantías para su protección, los cuales no podrán restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales sobre derechos humanos antes señalados.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado
deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los
términos que establezca la ley”. (Subrayado nuestro).
99 El artículo 103, fracción I, de esta reforma señala: “Artículo 103. Los tribunales de
la Federación resolverán toda controversia que se suscite: I. Por normas generales, actos
u omisiones de la autoridad que violen los derechos humanos reconocidos y las garantías
otorgadas para su protección por esta Constitución, así como por los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano sea parte.” (Subrayado añadido).
100 La “consulta a trámite” corresponde al expediente 489/2010, habiendo sido discutido
el proyecto correspondiente por el Pleno de la Suprema Corte los días 31 de agosto, 2, 6 y 7 de
septiembre de 2010. El debate realizado en esos cuatro días resulta de la mayor importancia para
las relaciones entre el derecho nacional y el derecho internacional de los derechos humanos,
incluso se dejaron ver posturas a favor y en contra del “control difuso de convencionalidad”;
sin embargo, por mayoría se determinó restringir la consulta a “realizar una declaración acerca
de la posible participación del Poder Judicial de la Federación en la ejecución de la sentencia
dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el “Caso Cabrera García y Montiel
Flores”, por lo que el asunto pasó a otro Ministro para definir qué obligaciones concretas le
resultan al Poder Judicial de la Federación y la forma de instrumentarlas.
Cabe resaltar, que la Suprema Corte en esta “consulta a trámite” estableció, por mayoría,
el objeto de análisis, señalando, inter alia, “será necesario interpretar el alcance de las reservas
o declaraciones interpretativas que formuló el Estado Mexicano, tanto al adherirse a la
Convención Americana de [sic] Derechos Humanos, como a la Convención Interamericana
sobre Desaparición Forzada de Personas, dada la repercusión que tales salvedades podrían
tener en el caso concreto, y las que podrían tener en otros litigios internacionales en los que
en un futuro los Estados Unidos Mexicanos también pudieran llegar a ser parte”. (Subrayado
añadido).
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Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
referidas a los Casos Fernández Ortega, Rosendo Cantú, y Cabrera García
y Montiel Flores, existen obligaciones “directas” que deben cumplir los
jueces mexicanos (como órganos del Estado mexicano) de manera “inmediata” y “de oficio” como veremos más adelante.
73. No debe soslayarse que los fallos de condena al Estado mexicano se refieren a que las normas requieren ser “interpretadas” teniendo
en cuenta la finalidad perseguida por el artículo 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, es decir, para “hacer efectivos”
los derechos y libertades de dicho Pacto. En dicho dispositivo convencional se establece que “los Estados partes se comprometen a adoptar,
con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones
de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades”. De ahí
que la expresión “o de otro carácter” comprendan también “interpretaciones constitucionales” que permitan la aplicabilidad de los derechos
con el mayor grado de efectividad y alcance, en términos del principio
pro homine reconocido en el artículo 29 del propio Pacto de San José. Lo
anterior podría ser motivo de reflexión para superar los criterios jurisprudenciales aludidos por parte del Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación.
74. El principio pro homine ha sido considerado por algún tribunal
mexicano de “aplicación obligatoria”, debido a que se prevé en tratados
internacionales que forman parte de la Ley Suprema de la Unión en
términos del reproducido artículo 133 de la Constitución federal. Así se
estableció por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa
del Primer Circuito, al resolver el amparo directo 202/2004, el 20 de
octubre de 2004, formándose la tesis I.4o.A.464 A, cuyo rubro y texto
son:101
101 Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, TCC,
Tomo XXI, febrero de 2005, p. 1744.
Estudios Jurídicos
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Principio
pro homine.
Su
aplicación es obligatoria.
El principio pro homine
que implica que la interpretación jurídica siempre debe buscar el mayor
beneficio para el hombre, es decir, que debe acudirse a la norma más amplia
o a la interpretación extensiva cuando se trata de derechos protegidos y, por el
contrario, a la norma o a la interpretación más restringida, cuando se trata de
establecer límites a su ejercicio, se contempla en los artículos 29 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y 5 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, publicados en el Diario Oficial de la Federación el siete y el
veinte de mayo de mil novecientos ochenta y uno, respectivamente. Ahora bien,
como dichos tratados forman parte de la Ley Suprema de la Unión, conforme
al artículo 133 constitucional, es claro que el citado principio debe aplicarse en
forma obligatoria. (Subrayado añadido).
75. Las interpretaciones “constitucionales” y “legales” que hagan los
jueces y órganos de impartición de justicia mexicanos en todos los niveles,
deben realizarse a la luz no sólo de los instrumentos internacionales cuyo
compromiso adquirió el Estado mexicano, sino también de la jurisprudencia de la Corte IDH. Lo último debido a que constituye el órgano
jurisdiccional del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos en sede internacional, cuya competencia es la aplicación e interpretación de la Convención Americana; este órgano en realidad determina el contenido mismo del texto convencional, de tal manera que
la norma interpretada adquiere eficacia directa en México, al haber sido
suscrito dicho Pacto por el Estado mexicano y haberse reconocido además la jurisdicción de la Corte IDH. Como se estableció en la Sentencia
del Caso Cabrera García y Montiel Flores, que motiva el presente voto razonado (y que aplica a los otros tres casos de condena referidos):
233. De tal manera, como se indicó en los Casos Radilla Pacheco, Fernández
Ortega y Rosendo Cantú, es necesario que las interpretaciones constitucionales
277
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
y legislativas referidas a los criterios de competencia material y personal de
la jurisdicción militar en México, se adecuen a los principios establecidos en la
jurisprudencia de este Tribunal que han sido reiterados en el presente caso102 y que
aplican para toda violación de derechos humanos que se alegue hayan cometido
miembros de las fuerzas armadas. Ello implica que, independientemente de las
reformas legales que el Estado deba adoptar, en el presente caso corresponde a
las autoridades judiciales, con base en el control de convencionalidad, disponer
inmediatamente y de oficio el conocimiento de los hechos por el juez natural, es
decir el fuero penal ordinario.103 (Subrayado añadido).
76. La intencionalidad de la Corte IDH al referirse a las expresiones
“inmediatamente”104 y “de oficio”,105 denotan una actuación “directa”
de todos los jueces mexicanos para ejercer el “control difuso de convencionalidad” sin necesidad de pronunciamiento previo por parte de
algún órgano del Estado mexicano y con independencia de que lo invoquen las partes. Aquí cobra importancia el criterio del juez ad hoc
Roberto de Figueiredo Caldas:106
5. Para todos os Estados do continente americano que livremente a adotaram,
a Convenção equivale a uma Constituição supranacional atinente a Direitos
Humanos. Todos os poderes públicos e esferas nacionais, bem como as respectivas
102 Cfr. Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, supra nota 19, párr. 340; Caso
Fernández Ortega y otros. vs. México, supra nota 21, párr. 237, y Caso Rosendo Cantú y otra vs.
México, supra nota 22, párr. 220.
103 Cfr. Caso Fernández Ortega y otros. vs. México, supra nota 21, párr. 237, y Caso Rosendo
Cantú y otra vs. México, supra nota 22, párr. 220.
104 “Sin interposición de otra cosa” y “Ahora, al punto, al instante” (Real Academia de la
Lengua Española, vigésima segunda edición).
105 “Por imposición a la iniciativa privada, dícese de la acción o injerencia espontánea que
cumple el juez en el proceso, sin necesidad de requerimiento o petición de parte, o iniciativa
del magistrado, sin instancia de parte”. Cfr. Couture, Eduardo J., Vocabulario Jurídico. Español y
latín, con traducción de vocablos al francés, italiano, portugués, inglés y alemán, 4ta. ed., corregida,
actualizada y ampliada por Ángel Landoni Sosa, Montevideo, Julio César Faira–Editor, 2010,
p. 534.
106 Párr. 4 del voto razonado y concurrente que formuló con motivo de la sentencia
relativa al Caso Gomes Lund y Otros (“GUERRILHA DO ARAGUAIA”) vs. Brasil, supra nota 4.
Estudios Jurídicos
278
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
legislações federais, estaduais e municipais de todos os Estados aderentes estão
obrigados a respeitá–la e a ela se adequar. (Subrayado añadido).
77. Los jueces mexicanos deben, por una parte, realizar interpretaciones constitucionales y legales que permitan a “las víctimas de violaciones a derechos humanos y sus familiares [tener] derecho a que
tales violaciones sean conocidas y resueltas por un tribunal competente, de conformidad con el debido proceso y el acceso a la justicia. La
importancia del sujeto pasivo trasciende la esfera del ámbito militar,
ya que se encuentran involucrados bienes jurídicos propios del régimen ordinario”;107 por lo que “esta conclusión aplica no solo para casos de tortura, desaparición forzada y violación sexual, sino a todas
las violaciones de derechos humanos”108 (subrayado añadido). De tal
manera que esa obligación hacia los jueces mexicanos resulta “inmediata” y con “independencia de las reformas legales que el Estado debe
adoptar” (reforma al artículo 57 del Código de Justicia Militar)”. Lo anterior cobra mayor importancia si se atiende al texto del artículo 13 de
la Constitución federal mexicana,109 precepto que estimó convencional
la Corte IDH y, por ello, las interpretaciones a las normas legales secundarias deben ser conformes con el texto constitucional y la Convención
Americana:110
En términos prácticos, como ya lo ha establecido este Tribunal, la interpretación
del artículo 13 de la Constitución Política mexicana debe ser coherente con los
principios convencionales y constitucionales de debido proceso y acceso a la
107 Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, supra nota 19, párr. 275.
108 Párr. 198 de la sentencia del Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, a que se
refiere el presente voto razonado, supra nota 1.
109 En la parte respectiva, este precepto señala: “Artículo 13. (…) Subsiste el fuero de
guerra para los delitos y faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en
ningún caso y por ningún motivo, podrán extender su jurisdicción sobre personas que no
pertenezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese complicado un
paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda”.
110 Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México, supra nota 22, párr. 218.
279
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
justicia, contenidos en el artículo 8.1 de la Convención Americana y las normas
pertinentes de la Constitución mexicana.111
78. Por otra parte, también implica una obligación de los jueces
mexicanos de realizar siempre el “control difuso de convencionalidad” y no sólo por lo que hace a la determinación en los casos concretos sobre los criterios de competencia material y personal de la
jurisdicción militar referidos en las sentencias pronunciadas por la
Corte IDH, sino en general en todos los asuntos de su competencia
donde el Tribunal Interamericano realice interpretaciones al corpus
juris interamericano, al ser dicho Tribunal Interamericano el último
y definitivo intérprete del Pacto de San José (dimensión objetiva de
norma interpretada).112
79. En efecto, como lo señalamos en su momento (supra párrs. 51, 52
y 63), la jurisprudencia de la Corte IDH adquiere “eficacia directa” en
todos los Estados nacionales que han reconocido expresamente su jurisdicción, con independencia de que derive de un asunto donde no han
participado formalmente como “parte material”. Lo anterior, debido a
los efectos de la norma convencional interpretada, que produce “efectos
expansivos” de la jurisprudencia convencional y no sólo eficacia subjetiva para la tutela del derecho y libertad en un caso particular sometido
a su competencia. En este sentido, la jurisprudencia convencional no
es simplemente orientadora,113 sino resulta obligatoria para los jueces
111 Cfr. Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, supra nota 19, párr. 338
112 Véase supra párrs. 63 y 75.
113 Véase la tesis I.7o.C.51 K, del Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, cuyo rubro y texto son: “Jurisprudencia internacional. Su utilidad orientadora en
materia de derechos humanos. Una vez incorporados a la Ley Suprema de toda la Unión los
tratados internacionales suscritos por México, en materia de derechos humanos, y dado el
reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, es posible invocar la jurisprudencia de dicho tribunal internacional como criterio
orientador cuando se trate de la interpretación y cumplimiento de las disposiciones protectoras
de los derechos humanos”. (Subrayado añadido). Publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, TCC, Tomo XXVIII, diciembre de 2008, p. 1052.
Estudios Jurídicos
280
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
mexicanos (en su dimensión subjetiva y objetiva); y su eficacia comienza desde que las sentencias internacionales son notificadas o transmitidas al Estado mexicano, en términos del artículo 69 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y con independencia del procedimiento interno que realicen los órganos y autoridades mexicanas para
coordinar su implementación y cumplimiento, así como los demás actos que se realicen para dar a conocer y adoptar la sentencia y jurisprudencia internacional.
80. El “control difuso de convencionalidad” ha iniciado su aplicación
por algunos tribunales mexicanos a la luz de la jurisprudencia convencional. En efecto, el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito, con residencia en Morelia,
Michoacán, al resolver el amparo directo 1060/2008, el 2 de julio de 2009
(meses antes de la sentencia del Caso Radilla Pacheco), haciendo alusión
al Caso Almonacid Arellano vs. Chile (2006), consideró lo siguiente:
En ese orden, ha de establecerse que los tribunales locales del Estado Mexicano
no deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales sino que quedan también
obligados a aplicar la Constitución, los tratados o convenciones internacionales y
la jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre
otros organismos, lo cual los obliga a ejercer un control de convencionalidad entre
las normas jurídicas internas y las supranacionales, como lo consideró la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver el amparo directo en
revisión 908/2006, promovido por Nahum Ramos Yescas, en sesión celebrada el
dieciocho de abril de dos mil siete, cuando determinó:
“El concepto de interés superior del niño, ha sido interpretado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (cuya competencia aceptó el Estado
Mexicano el veinticuatro de marzo de mil novecientos ochenta y uno al ratificar
la Convención Interamericana de Derechos Humanos y cuyos criterios, por tanto,
son obligatorios”.
281
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
(…)
Luego, al haber considerado la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, que dado que México aceptó la Convención Americana de Derechos
Humanos, también reconoció la interpretación que de dicha convención realiza
la Corte Interamericana de Derechos Humanos; lo cual conduce a este tribunal
colegiado a considerar que todos los tribunales del Estado están obligados a
ejercer el control de convencionalidad al resolver cualquier asunto sometido a su
jurisdicción, como lo estableció la citada Corte Interamericana al decidir el caso
Almonacid Arellano y otros vs. Chile, en la sentencia emitida el veintiséis de
septiembre de dos mil seis.
De ahí que los órganos de justicia nacional quedan obligados a ejercer ‘el control
de convencionalidad’, respecto a actos de autoridad –entre ellos, normas de alcance
general– conforme a las atribuciones que les confieren los ordenamientos a los que
se hallan sujetos y las disposiciones del Derecho Internacional de los derechos
humanos, a las que se encuentran vinculados por la concertación, ratificación o
adhesión de los tratados o convenciones del Presidente de la República; que tiene
como propósito que haya conformidad entre los actos internos y los compromisos
internacionales contraídos por el Estado, que generan para éste determinados
deberes y reconocen a los individuos ciertos derechos; control que queda
depositado tanto en tribunales internacionales –o supranacionales– como en los
nacionales, a quienes mediante el mismo se les encomiendan la nueva justicia
regional de los derechos humanos y adquieren, además, la obligación de adoptar
en su aparato jurídico tanto las normas como la interpretación de éstas, a través de
políticas y leyes, que garanticen el respeto a los derechos humanos y sus garantías,
explícitas en sus constituciones nacionales y, desde luego, en sus compromisos
convencionales internacionales.
Como consecuencia de lo cual, se impone establecer que las autoridades del
estado mexicano tienen la ineludible obligación de observar y aplicar en su ámbito
competencial interno –además de las legislativas– medidas de cualquier otro orden
para asegurar el respeto de los derechos y garantías, no sólo de la Constitución
Estudios Jurídicos
282
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
y de sus normas internas sino también de las Convenciones Internacionales de
las que México es parte y de las interpretaciones que de sus cláusulas llevaron
a cabo los organismos internacionales; lo que conlleva a sustentar que todos los
tribunales deben realizar un control difuso de convencionalidad, al resolver los
asuntos sometidos a su competencia.
(…)
Eso significa que si bien los jueces y tribunales mexicanos –en principio–
quedan sujetos a la observancia y aplicación del imperio de las disposiciones
nacionales; cuando el Estado Mexicano ratificado un tratado internacional –
como la Convención Americana– como parte del aparato del Estado que son,
también quedan sometidos a ésta; por tanto, están obligadas a velar porque
los efectos de las disposiciones que la integran no se vean mermadas por la
aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin; mediante el ejercicio del control
de convencionalidad entre las normas jurídicas internas y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; más aún la interpretación que de
esa convención hubiese realizado la Corte Interamericana, como su último
intérprete. (Subrayado añadido).
81. El anterior criterio quedó reflejado en la Tesis XI.1o.A.T.47 K, cuyo
rubro y texto son:114
Control
de convencionalidad en sede interna.
obligados a ejercerlo.
Los
tribunales mexicanos están
Tratándose de los derechos humanos, los tribunales del
Estado mexicano como no deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales, sino
también la Constitución, los tratados o convenciones internacionales conforme
a la jurisprudencia emitida por cualesquiera de los tribunales internacionales
que realicen la interpretación de los tratados, pactos, convenciones o acuerdos
celebrados por México; lo cual obliga a ejercer el control de convencionalidad
entre las normas jurídicas internas y las supranacionales, porque éste implica
114 Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, TCC,
Tomo XXXI, mayo de 2010, p. 1932.
283
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
acatar y aplicar en su ámbito competencial, incluyendo las legislativas, medidas
de cualquier orden para asegurar el respeto de los derechos y garantías, a través de
políticas y leyes que los garanticen. (Subrayado añadido).
82. Asimismo, también el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, con residencia en el Distrito Federal,
al resolver el amparo directo 505/2009, el 21 de enero de 2010, ha sostenido la tesis I.4o.A.91 K, cuyo rubro y texto son:115
Control de convencionalidad. Debe ser ejercido por los jueces del Estado mexicano
en los asuntos sometidos a su consideración, a fin de verificar que la legislación
interna no contravenga el objeto y finalidad de la
Convención Americana
sobre
Derechos Humanos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emitido
criterios en el sentido de que, cuando un Estado, como en este caso México, ha
ratificado un tratado internacional, como lo es la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, sus Jueces, como parte del aparato estatal, deben velar porque
las disposiciones ahí contenidas no se vean mermadas o limitadas por disposiciones
internas que contraríen su objeto y fin, por lo que se debe ejercer un “control de
convencionalidad” entre las normas de derecho interno y la propia convención,
tomando en cuenta para ello no sólo el tratado, sino también la interpretación que
de él se ha realizado. Lo anterior adquiere relevancia para aquellos órganos que
tienen a su cargo funciones jurisdiccionales, pues deben tratar de suprimir, en todo
momento, prácticas que tiendan a denegar o delimitar el derecho de acceso a la
justicia. (Subrayado añadido).
83. Lo anterior pone en evidencia el inicio de la práctica del “control
difuso de convencionalidad” en el sistema jurisdiccional mexicano, en
sintonía con la jurisprudencia convencional interamericana y con los
ejemplos de altas jurisdicciones de países latinoamericanos, a que se re115 Publicadas en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, TCC,
tomo XXXI, marzo de 2010, p. 2927.
Estudios Jurídicos
284
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
fieren los párrs. 226 a 232 de la Sentencia relativa al Caso Cabrera García
y Montiel Flores vs. México, que motiva el presente voto razonado.
84. Por último, esta tendencia también se advierte en recientes reformas legislativas, como sucede en la Constitución del Estado de Sinaloa (2008). En este ordenamiento supremo local, se establecen criterios de interpretación a los derechos fundamentales y “su sentido
se determinará de conformidad con los instrumentos internacionales
incorporados al orden jurídico mexicano aplicables y atendiendo los
criterios de los organismos internacionales de protección de los derechos humanos reconocidos por el Estado mexicano, especialmente de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos”.116 (Subrayado añadido).
V. HACIA UN IUS CONSTITUTIONALE COMMUNE EN LAS
AMÉRICAS
85. La interacción entre el derecho internacional y el derecho constitucional resulta ineludible y sus vasos comunicantes se estrechan. Por
una parte, la “internacionalización” de diversas categorías existentes
en el ámbito nacional de los Estados constitucionales se evidencia,
especialmente con los pactos internacionales en materia de derechos
humanos y con la creación de los sistemas universal y regionales de
protección de los mismos, con la finalidad de que dichos instrumentos
internacionales se apliquen y sean realmente efectivos por los Estados.
Se transita de las tradicionales “garantías constitucionales” a las “garantías convencionales”, teniendo su máximo grado de desarrollo con
las sentencias que dictan los tribunales internacionales.
86. La doctrina del “control difuso de convencionalidad” pareciera
que fue adoptada por la Corte IDH en un proceso evolutivo de la referida “internacionalización”, al haber influido las prácticas de las altas
116 Artículo 4 Bis C–II. La reforma fue publicada en el Periódico Oficial de dicha Entidad
Federativa el 26 de mayo de 2008.
285
Estudios Jurídicos
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
jurisdicciones nacionales (véase supra párr. 29). Por otra parte, el influjo
que a partir de 2006 imprime el Tribunal Interamericano para “irradiar”
su jurisprudencia y, por tanto, lograr la recepción nacional de los estándares internacionales en los Estados parte de la Convención Americana,
produce una intensidad y profundidad de la “nacionalización” o “constitucionalización” del Derecho Internacional de los Derechos Humanos,
como lo demuestra la recepción de dicha doctrina por las altas jurisdicciones nacionales (véase supra párrs. 28 y 30).
87. En el presente 2010 se ha reiterado dicha doctrina por la Corte
IDH en ocho casos contenciosos, lo que denota su consolidación. Sus
elementos y rasgos distintivos seguramente seguirán siendo cuidadosamente analizados por los jueces interamericanos y nacionales. No
pretende establecer qué órgano tiene la última palabra, sino fomentar
el diálogo jurisprudencial creativo, responsable y comprometido con la
efectividad de los derechos fundamentales. Los jueces nacionales ahora
se convierten en los primeros jueces interamericanos. Son ellos los que
tienen la mayor responsabilidad para armonizar la legislación nacional
con los parámetros interamericanos. La Corte IDH debe velar por ello
y tener plena consciencia de los estándares que irá construyendo en
su jurisprudencia, teniendo en consideración, además, el “margen de
apreciación nacional” que deben contar los Estados nacionales para interpretar el corpus juris interamericano.117 De los jueces interamericanos
se espera mucho y “en la medida en que más se autoexija, podrá a su
vez exigir más a las cortes nacionales”.118
88. En definitiva, la trascendencia de la nueva doctrina sobre el “control difuso de convencionalidad” es de tal magnitud, que probablemen117 Sobre esta doctrina, cfr. García Roca, Javier, El margen de apreciación nacional en la
interpretación del Convenio Europeo de Derechos Humanos: soberanía e integración, Madrid, Civitas,
2010.
118 Sagués, Néstor Pedro, “El “control de convencionalidad” como instrumento
para la elaboración de un ius commune interamericano”, en La justicia constitucional y su
internacionalización. ¿Hacia un Ius Constitutionale Commune en América Latina?, op. cit. supra
nota 66, tomo II, pp. 449-468, en p. 467.
Estudios Jurídicos
286
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
te en ella descanse el futuro del Sistema Interamericano de Protección
de los Derechos Humanos y, a su vez, contribuirá al desarrollo constitucional y democrático de los Estados nacionales de la región. La construcción de un auténtico “diálogo jurisprudencial” —entre los jueces
nacionales y los interamericanos—, seguramente se convertirá en el
nuevo referente jurisdiccional para la efectividad de los derechos humanos en el siglo XXI. Ahí descansa el porvenir: en un punto de convergencia en materia de derechos humanos para establecer un auténtico
ius constitutionale commune en las Américas.
287
Estudios Jurídicos
Índice del Tomo 336
MATERIA CIVIL
DONACIÓN
DE
INMUEBLES.
–D–
PARA
SU
PERFECCIONAMIENTO
LA
ACEPTACIÓN DEL DONATARIO DEBE REALIZARSE EN ESCRITURA PÚBLICA
Y EN VIDA DEL DONANTE. Conforme a las disposiciones previstas en los artículos
2332, 2340 y 2346 del Código Civil para el Distrito Federal, la donación es un contrato
por el que una persona transfiere a otra, gratuitamente una parte o la totalidad de
sus bienes, en el cual el consentimiento se valida con el acuerdo de voluntades, en
donde el donante debe exteriorizar la intención de hacer una desincorporación de
su patrimonio en favor del donatario, consistente en entregarle y transmitirle la
propiedad de bienes o la titularidad de derechos (animus donandi); y el donatario,
por su parte, debe exteriorizar su intención de aceptar gratuitamente esos bienes o
derechos y hacerle saber al donante, en vida, esa aceptación. Ahora bien, cuando la
donación recae sobre bienes inmuebles debe otorgarse bajo el mismo procedimiento
que para su venta exige la ley, por lo que en términos del numeral 2320 del citado
ordenamiento sustantivo, si el valor del inmueble excede de trescientos sesenta
y cinco veces el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal, en el
el contrato debe celebrarse en escritura pública.
momento de la operación,
OBLIGACIONES
RECÍPROCAS
–O–
SUCESIVAS
EN
EL
CONTRATO
7
DE
COMPRAVENTA. PROCEDENCIA. La ley establece que en el caso de las obligaciones
recíprocas sucesivas, esto es, cuando el cumplimiento de la otra parte no depende de
que la actora cumpla previamente con alguna obligación a su cargo, basta que quien
exige el cumplimiento o la rescisión, demuestre que la obligación de la demandada
es o era exigible, de acuerdo a lo pactado o conforme a la ley, de modo que se ha
generado el derecho a su favor para demandar la rescisión debido al incumplimiento
de su contraria y, por ende, no es elemento de la acción, que el actor demuestre que
289
Índice
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
ha cumplido con las obligaciones a su cargo, cuando éstas no se han vencido todavía.
Entonces, el cumplimiento de las obligaciones que son propias del actor no constituye
un presupuesto para exigir a la contraparte la satisfacción de sus obligaciones, al
tratarse de obligaciones sucesivas. Por tanto, cuando se demanda la rescisión o el
cumplimiento de un contrato en el que el cumplimiento de la obligación no es de
carácter simultáneo, basta que esté pactado el cumplimiento previo de la otra parte
y que ésta no lo haga, para generar la exigibilidad de la obligación, sin que a su
vez el actor tenga la carga de probar que cumplió con su obligación a efecto de que
prospere la acción de rescisión o de cumplimiento de contrato. En tal virtud, cuando
las obligaciones son recíprocas y sucesivas cada parte debe cumplir en los términos
en que se obligó, sin que su cumplimiento dependa de que su contraparte cumpla a
que
la vez con las obligaciones
le correspondan.
31
MATERIA MERCANTIL
–P–
PAGARÉ. EL JUZGADOR PUEDE REDUCIR EL INTERÉS PACTADO A FIN DE QUE
NO OCURRA EL FENÓMENO USURARIO. Si bien es cierto que tanto el Código
de Comercio como la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, no imponen
límites en el pacto de intereses, a quienes suscriben un pagaré, al señalar que las
partes se obligan en la manera y términos que aparezca que quisieron obligarse,
permitiendo el pacto de cualquier tipo de interés sin limitación alguna, también
resulta cierto que la Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 21
prohíbe de forma expresa la usura, como fenómeno contrario al derecho humano de
propiedad, que ocurre cuando una persona obtiene en provecho propio y de modo
abusivo sobre la propiedad de otra, un interés excesivo derivado de un préstamo;
por tanto, atendiendo a que el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos establece el control de convencionalidad de los derechos humanos
contenidos en los tratados internacionales firmados por el Gobierno mexicano,
ampliando el catálogo de estos derechos, no sólo a los contenidos en la Constitución,
sino a los instrumentos internacionales a los que se ha hecho referencia, los jueces
Índice
290
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
están obligados a priorizar la norma más favorable al demandado, pudiendo apartarse
del contenido del interés pactado, para fijar la condena respectiva sobre una tasa de
interés reducida prudencialmente que no resulte excesiva, a fin de preservar que no
ocurra
el fenómeno usurario.
55
MATERIA FAMILIAR
–D–
Derecho reproductivo o de libertad sexual vinculado al derecho a la salud. No debe entenderse como un control o vigilancia de qué métodos de planificación familiar emplear,
y en caso de que no sea informado de éstos, deslindarse el progenitor de las responsabilidades que acarrea. El derecho a la
salud, tanto en nuestra Constitución como en tratados internacionales, en específico
en los numerales 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 12
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y 10 del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo de San Salvador”,
implica libertades y derechos; entre las primeras, la relativa a controlar la salud y
el cuerpo, con inclusión de la libertad sexual y genésica, y el derecho a no padecer
injerencias, torturas, tratamientos o experimentos médicos no consensuales; entre los
derechos, el relativo a un sistema de protección de la salud que brinde a las personas
oportunidades iguales para disfrutar del más alto nivel posible de salud. Por su parte,
el “derecho reproductivo” o de “libertad sexual” vinculado al derecho a la salud, no
debe entenderse como una posibilidad de poder ejercer sobre otra persona un control
o vigilancia de qué métodos de planificación familiar emplea, y que en caso de que no
acontezca o no sea informado de éstos, deslindarse de las responsabilidades inherentes
o de las consecuencias del ejercicio de su libertad sexual, entre ellas la patria potestad,
alimentos, guarda y custodia, etc., aun cuando ésta sea su pareja, sino que implica que
tanto el hombre como para la mujer, en lo individual, tengan todas las posibilidades
de acceder a métodos de planificación familiar y así ejercer libremente su vida sexual;
291
Índice
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
pensar lo contrario, sería permitir que se invada la esfera de la intimidad y privacidad,
vinculada con el ejercicio de la vida sexual de los individuos; de ahí que no exista
afectación a los derechos de reproducción o libertad sexual del ahora apelante por el
simple
hecho
de la procreación
del menor.
97
–R–
RÉGIMEN DE VISITAS Y CONVIVENCIAS. PROCEDE LA CANCELACIÓN SI EL
DEMANDADO DEMUESTRA UN TOTAL DESINTERÉS EN CONVIVIR CON SU
MENOR HIJA Y DE CUMPLIR CON SUS OBLIGACIONES DE CRIANZA, YA QUE
SE TRADUCE EN UN ACTO DE VIOLENCIA POR OMISIÓN. La jurisprudencia
por contradicción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que
si bien el derecho de convivencia es de los menores de edad y que, por ello debe
respetarse, también lo es que resulta indispensable atender en los casos sometidos
a la jurisdicción del juez familiar, al interés superior del menor, propiciando las
condiciones que le permitan un adecuado desarrollo psicológico y emocional. En
ese sentido, es preciso señalar que el artículo 323 Quáter del Código Civil para el
Distrito Federal establece que por regla general la violencia se produce por acciones
y omisiones de carácter intencional, cuando tiene como objetivo dominar, someter,
o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier integrante de
la familia, y que produzca un daño en alguno de los integrantes de la familia; en
el presente asunto el demandado demostró un desinterés total en convivir con su
menor hija y cumplir con sus obligaciones de crianza, lo que se traduce en un acto de
violencia por omisión en contra de la hija de las partes que puede llegar a repercutir
negativamente en la autoestima de la citada menor, toda vez que al demandado
no le interesó que se preservaran las convivencias con su descendiente, y no es
sano para una menor de edad, que se vea obligada a convivir con un progenitor a
quien no le interesa esa relación, por ello, debe cancelarse el régimen de visitas y
convivencias.
Índice
83
292
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
MATERIA JUSTICIA PARA ADOLESCENTES
–F–
FLAGRANCIA EQUIPARADA. LA DETENCIÓN DE UN ADOLESCENTE
SIN EL CUMPLIMIENTO IRRESTRICTO DEL MARCO CONSTITUCIONAL Y
CONVENCIONAL, DEBE CONSIDERARSE ILEGAL. De conformidad con lo que
establece el artículo 16, párrafos quinto y séptimo de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, cualquier persona puede detener al indiciado en el
momento en que esté cometiendo un delito o inmediatamente después de haberlo
cometido, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad más cercana y ésta
con la misma prontitud, a la del Ministerio Público. En caso de urgencia o flagrancia,
el juez que reciba la consignación del detenido deberá inmediatamente ratificar la
detención o decretar la libertad con las reservas de ley. Por su parte, el artículo 267 del
abrogado Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal establecía que se
podría detener a una persona sin orden judicial en caso de flagrancia. Se entendía que
había flagrancia, entre otros supuestos, cuando el inculpado era perseguido material
e inmediatamente después de ejecutado el delito, de ahí que si de las constancias
que obran en el expediente, se advierte que el juez de la causa para calificar de legal
la detención del adolescente, se basó en la hipótesis que nos ocupa, sin que haya
acontecido persecución material, viola en perjuicio del adolescente los derechos
fundamentales de legalidad, seguridad jurídica y debido proceso, previstos por los
artículos 1o., 14, párrafo segundo, y 16, párrafos primero y del cuarto al séptimo,
de nuestro Pacto Federal, pues a partir de la reforma constitucional, la hipótesis de
se derogó.
flagrancia equiparada
121
–P–
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. CONSTITUYE UN PRINCIPIO CONSTITUCIONAL
A FAVOR DE TODA PERSONA A QUIEN SE LE IMPUTA UN DELITO. De acuerdo a lo
previsto en el artículo 20, apartado B, fracción I de la Constitución Federal, en nuestro
país, toda persona se presumirá inocente mientras no se declare su responsabilidad
mediante sentencia emitida por el juez de la causa. El referido principio impone la
obligación de la carga de la prueba al acusador, lo que constituye un derecho que la
293
Índice
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
ley suprema reconoce en general, pues con su aplicación y estricta observancia, se
avala el debido proceso y la protección de los derechos de las víctimas u ofendidos,
que podrían resultar vulnerables por actuaciones penales irregulares en situaciones en
que las pruebas de descargo puedan dar lugar a dudas razonables. Aunado a ello, los
artículos 11 y 11 Bis, fracción I, de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito
Federal, garantizan que: “Todo adolescente gozará directamente de los derechos
y garantías reconocidos en la Carta Magna, en los Instrumentos Internacionales
ratificados por los Estados Unidos Mexicanos, así como los establecidos en las leyes
de la materia aplicables...”; y que sean “considerados y tratados como inocentes hasta
que, por los medios legalmente establecidos, se compruebe su responsabilidad en
el hecho ilícito que se les atribuya mediante sentencia que cause ejecutoria”. De ahí
que si de las constancias que obran en el expediente no se acredita que el probable
o probables responsables cometió o cometieron la conducta tipificada como delito
de violación agravada, invariablemente debe confirmarse la libertad ordenada por el
juez de origen, pues no es al imputado a quien corresponde probar su inocencia, sino
a la representación
lo contrario.
social demostrar
143
MATERIA PENAL
–F–
FINALIDAD DE LA PENA. PREVENCIÓN GENERAL Y ESPECIAL. En nuestra le-
gislación mexicana la finalidad de la pena se encuentra prevista en el artículo 18 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual es, precisamente,
la readaptación social del sentenciado con base en el trabajo, la capacitación para el
mismo, la educación, la salud y el deporte, como medios para lograr su reinserción
a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, y que la pena cumpla así su
función de prevención general y especial, ya que no debemos olvidar que el derecho
penal de un estado social y democrático, como lo es nuestro país, debe asegurar la
protección efectiva de todos los miembros de la sociedad, por lo que ha de atender
a la prevención de delitos, entendidos como aquellos comportamientos que los ciu-
dadanos estimen dañosos para sus bienes fundamentales; por lo tanto, el derecho
Índice
294
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penal, no sólo debe ser una defensa de la colectividad contra los delincuentes, sino
que ha de respetar la dignidad de ellos e intentar ofrecerles alternativas a su comcriminal.
portamiento
171
–V–
VIOLENCIA FAMILIAR PSICOEMOCIONAL. ALCANCE DE LAS PENAS QUE
PUEDE IMPONER EL JUZGADOR. Dentro de las sanciones que prevé el párrafo
último del artículo 200 del Código Penal para el Distrito Federal, por la comisión del
ilícito penal de violencia familiar (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo
de violencia psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar), que puede
imponer el juzgador al sujeto activo, se encuentran la pérdida de los derechos que
tenga respecto de la víctima, incluidos los de carácter sucesorio, patria potestad,
tutela y alimentos y se decretarán, asimismo, las medidas de protección conforme a lo
establecido en este Código y Código de Procedimientos Penales, ambos para el Distrito
Federal, a petición del ministerio público y, además, se le sujetará al tratamiento
especializado que refiere la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar,
aplicable a los generadores de violencia familiar (abstenerse de ejercer violencia,
recibir tratamiento especializado para personas agresoras, entre otras) que, en ningún
caso, excederá del tiempo impuesto en la pena de prisión, con independencia de las
sanciones que correspondan
por cualquier otro delito.
172
ESTUDIOS JURÍDICOS
El control de convencionalidad y su
impacto en el sistema jurídico mexicano
Mac-Gregor
Poisot
Eduardo Ferrer
295
231
Índice
ÍNDICE DE SUMARIOS
NOVENA SALA CIVIL
Materia Civil
Donación de inmuebles. Para su perfeccionamiento la aceptación del donatario debe
realizarse en escritura pública y en vida del donante. Conforme a las disposiciones
previstas en los artículos 2332, 2340 y 2346 del Código Civil para el Distrito Federal,
la donación es un contrato por el que una persona transfiere a otra, gratuitamente
una parte o la totalidad de sus bienes, en el cual el consentimiento se valida con
el acuerdo de voluntades, en donde el donante debe exteriorizar la intención de
hacer una desincorporación de su patrimonio en favor del donatario, consistente
en entregarle y transmitirle la propiedad de bienes o la titularidad de derechos
(animus donandi); y el donatario, por su parte, debe exteriorizar su intención de
aceptar gratuitamente esos bienes o derechos y hacerle saber al donante, en vida,
esa aceptación. Ahora bien, cuando la donación recae sobre bienes inmuebles debe
otorgarse bajo el mismo procedimiento que para su venta exige la ley, por lo que
en términos del numeral 2320 del citado ordenamiento sustantivo, si el valor del
inmueble excede de trescientos sesenta y cinco veces el salario mínimo general
diario vigente en el Distrito Federal, en el momento de la operación, el contrato
7
debe
celebrarse
en escritura pública.
JUZGADO DÉCIMO PRIMERO DE LO CIVIL DE PROCESO ORAL
Materia Civil
Obligaciones recíprocas sucesivas en el contrato de compraventa. Procedencia. La
ley establece que en el caso de las obligaciones recíprocas sucesivas, esto es, cuando el
cumplimiento de la otra parte no depende de que la actora cumpla previamente con
alguna obligación a su cargo, basta que quien exige el cumplimiento o la rescisión,
demuestre que la obligación de la demandada es o era exigible, de acuerdo a lo
pactado o conforme a la ley, de modo que se ha generado el derecho a su favor para
297
Índice
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
demandar la rescisión debido al incumplimiento de su contraria y, por ende, no es
elemento de la acción, que el actor demuestre que ha cumplido con las obligaciones
a su cargo, cuando éstas no se han vencido todavía. Entonces, el cumplimiento de las
obligaciones que son propias del actor no constituye un presupuesto para exigir a la
contraparte la satisfacción de sus obligaciones, al tratarse de obligaciones sucesivas.
Por tanto, cuando se demanda la rescisión o el cumplimiento de un contrato en el
que el cumplimiento de la obligación no es de carácter simultáneo, basta que esté
pactado el cumplimiento previo de la otra parte y que ésta no lo haga, para generar
la exigibilidad de la obligación, sin que a su vez el actor tenga la carga de probar
que cumplió con su obligación a efecto de que prospere la acción de rescisión o
de cumplimiento de contrato. En tal virtud, cuando las obligaciones son recíprocas
y sucesivas cada parte debe cumplir en los términos en que se obligó, sin que su
cumplimiento dependa de que su contraparte cumpla a la vez con las obligaciones
que le correspondan.
31
JUZGADO VIGÉSIMO DE LO CIVIL DE CUANTÍA MENOR
Materia Mercantil
Pagaré. El juzgador puede reducir el interés pactado a fin de que no ocurra el
fenómeno usurario. Si bien es cierto que tanto el Código de Comercio como la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, no imponen límites en el pacto
de intereses, a quienes suscriben un pagaré, al señalar que las partes se obligan en
la manera y términos que aparezca que quisieron obligarse, permitiendo el pacto
de cualquier tipo de interés sin limitación alguna, también resulta cierto que la
Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 21 prohíbe de forma
expresa la usura, como fenómeno contrario al derecho humano de propiedad, que
ocurre cuando una persona obtiene en provecho propio y de modo abusivo sobre
la propiedad de otra, un interés excesivo derivado de un préstamo; por tanto,
atendiendo a que el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos establece el control de convencionalidad de los derechos humanos
contenidos en los tratados internacionales firmados por el Gobierno mexicano,
Índice
298
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
ampliando el catálogo de estos derechos, no sólo a los contenidos en la Constitución,
sino a los instrumentos internacionales a los que se ha hecho referencia, los jueces
están obligados a priorizar la norma más favorable al demandado, pudiendo
apartarse del contenido del interés pactado, para fijar la condena respectiva sobre
una tasa de interés reducida prudencialmente que no resulte excesiva, a fin de
el fenómeno
usurario.
preservar que no ocurra
55
TERCERA SALA FAMILIAR
Régimen de visitas y convivencias. Procede la cancelación si el demandado
demuestra un total desinterés en convivir con su menor hija y de cumplir con sus
obligaciones de crianza, ya que se traduce en un acto de violencia por omisión.
La jurisprudencia por contradicción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
ha sostenido que si bien el derecho de convivencia es de los menores de edad y
que, por ello debe respetarse, también lo es que resulta indispensable atender en
los casos sometidos a la jurisdicción del juez familiar, al interés superior del menor,
propiciando las condiciones que le permitan un adecuado desarrollo psicológico y
emocional. En ese sentido, es preciso señalar que el artículo 323 Quáter del Código
Civil para el Distrito Federal establece que por regla general la violencia se produce
por acciones y omisiones de carácter intencional, cuando tiene como objetivo
dominar, someter, o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier
integrante de la familia, y que produzca un daño en alguno de los integrantes de
la familia; en el presente asunto el demandado demostró un desinterés total en
convivir con su menor hija y cumplir con sus obligaciones de crianza, lo que se
traduce en un acto de violencia por omisión en contra de la hija de las partes que
puede llegar a repercutir negativamente en la autoestima de la citada menor, toda
vez que al demandado no le interesó que se preservaran las convivencias con su
descendiente, y no es sano para una menor de edad, que se vea obligada a convivir
con un progenitor a quien no le interesa esa relación, por ello, debe cancelarse el
83
régimen de
visitas y convivencias.
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Índice
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
CUARTA SALA FAMILIAR
Derecho reproductivo o de libertad sexual vinculado al derecho a la salud. No debe
entenderse como un control o vigilancia de qué métodos de planificación familiar
emplear, y en caso de que no sea informado de éstos, deslindarse el progenitor de las
responsabilidades que acarrea. El derecho a la salud, tanto en nuestra Constitución
como en tratados internacionales, en específico en los numerales 25 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, 12 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, y 10 del Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales “Protocolo de San Salvador”, implica libertades y derechos; entre las
primeras, la relativa a controlar la salud y el cuerpo, con inclusión de la libertad
sexual y genésica, y el derecho a no padecer injerencias, torturas, tratamientos o
experimentos médicos no consensuales; entre los derechos, el relativo a un sistema
de protección de la salud que brinde a las personas oportunidades iguales para
disfrutar del más alto nivel posible de salud. Por su parte, el “derecho reproductivo”
o de “libertad sexual” vinculado al derecho a la salud, no debe entenderse como
una posibilidad de poder ejercer sobre otra persona un control o vigilancia de qué
métodos de planificación familiar emplea, y que en caso de que no acontezca o no
sea informado de éstos, deslindarse de las responsabilidades inherentes o de las
consecuencias del ejercicio de su libertad sexual, entre ellas la patria potestad,
alimentos, guarda y custodia, etc., aun cuando ésta sea su pareja, sino que implica que
tanto el hombre como para la mujer, en lo individual, tengan todas las posibilidades
de acceder a métodos de planificación familiar y así ejercer libremente su vida
sexual; pensar lo contrario, sería permitir que se invada la esfera de la intimidad
y privacidad, vinculada con el ejercicio de la vida sexual de los individuos; de ahí
que no exista afectación a los derechos de reproducción o libertad sexual del ahora
el simple
hecho
apelante por
de la procreación del menor.
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300
97
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
PRIMERA SALA ESPECIALIZADA EN JUSTICIA PARA ADOLESCENTES
Flagrancia equiparada. La detención de un adolescente sin el cumplimiento irrestricto
del marco constitucional y convencional, debe considerarse ilegal. De conformidad
con lo que establece el artículo 16, párrafos quinto y séptimo de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, cualquier persona puede detener al
indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito o inmediatamente
después de haberlo cometido, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad
más cercana y ésta con la misma prontitud, a la del Ministerio Público. En caso
de urgencia o flagrancia, el juez que reciba la consignación del detenido deberá
inmediatamente ratificar la detención o decretar la libertad con las reservas de ley.
Por su parte, el artículo 267 del abrogado Código de Procedimientos Penales para el
Distrito Federal establecía que se podría detener a una persona sin orden judicial en
caso de flagrancia. Se entendía que había flagrancia, entre otros supuestos, cuando
el inculpado era perseguido material e inmediatamente después de ejecutado el
delito, de ahí que si de las constancias que obran en el expediente, se advierte que
el juez de la causa para calificar de legal la detención del adolescente, se basó en
la hipótesis que nos ocupa, sin que haya acontecido persecución material, viola
en perjuicio del adolescente los derechos fundamentales de legalidad, seguridad
jurídica y debido proceso, previstos por los artículos 1o., 14, párrafo segundo, y 16,
párrafos primero y del cuarto al séptimo, de nuestro Pacto Federal, pues a partir de
la hipótesis de flagrancia equiparada se derogó.
la reforma
constitucional,
121
SEGUNDA SALA ESPECIALIZADA EN JUSTICIA PARA ADOLESCENTES
Presunción de inocencia. Constituye un principio constitucional a favor de toda
persona a quien se le imputa un delito. De acuerdo a lo previsto en el artículo 20,
apartado B, fracción I de la Constitución Federal, en nuestro país, toda persona se
presumirá inocente mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia
emitida por el juez de la causa. El referido principio impone la obligación de la carga
de la prueba al acusador, lo que constituye un derecho que la ley suprema reconoce
en general, pues con su aplicación y estricta observancia, se avala el debido proceso
Índice
301
Índice
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
y la protección de los derechos de las víctimas u ofendidos, que podrían resultar
vulnerables por actuaciones penales irregulares en situaciones en que las pruebas
de descargo puedan dar lugar a dudas razonables. Aunado a ello, los artículos 11
y 11 Bis, fracción I, de la Ley de Justicia para Adolescentes para el Distrito Federal,
garantizan que: “Todo adolescente gozará directamente de los derechos y garantías
reconocidos en la Carta Magna, en los Instrumentos Internacionales ratificados por
los Estados Unidos Mexicanos, así como los establecidos en las leyes de la materia
aplicables...”; y que sean “considerados y tratados como inocentes hasta que, por
los medios legalmente establecidos, se compruebe su responsabilidad en el hecho
ilícito que se les atribuya mediante sentencia que cause ejecutoria”. De ahí que
si de las constancias que obran en el expediente no se acredita que el probable o
probables responsables cometió o cometieron la conducta tipificada como delito de
violación agravada, invariablemente debe confirmarse la libertad ordenada por el
juez de origen, pues no es al imputado a quien corresponde probar su inocencia,
sino a la representación
demostrar lo contrario.
social
143
SEXTA SALA PENAL
Finalidad de la pena. Prevención general y especial. En nuestra legislación mexicana la
finalidad de la pena se encuentra prevista en el artículo 18 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, la cual es, precisamente, la readaptación social del
sentenciado con base en el trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la
salud y el deporte, como medios para lograr su reinserción a la sociedad y procurar
que no vuelva a delinquir, y que la pena cumpla así su función de prevención general
y especial, ya que no debemos olvidar que el derecho penal de un estado social y
democrático, como lo es nuestro país, debe asegurar la protección efectiva de todos
los miembros de la sociedad, por lo que ha de atender a la prevención de delitos,
entendidos como aquellos comportamientos que los ciudadanos estimen dañosos
para sus bienes fundamentales; por lo tanto, el derecho penal, no sólo debe ser una
defensa de la colectividad contra los delincuentes, sino que ha de respetar la dignidad
de ellos e intentar ofrecerles
alternativas a su comportamiento criminal.
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171
Dirección de Anales de Jurisprudencia y Publicaciones
Violencia familiar psicoemocional. Alcance de las penas que puede imponer el
juzgador. Dentro de las sanciones que prevé el párrafo último del artículo 200
del Código Penal para el Distrito Federal, por la comisión del ilícito penal de
violencia familiar (hipótesis al que por acción ejerza cualquier tipo de violencia
psicoemocional, que ocurra dentro del domicilio familiar), que puede imponer el
juzgador al sujeto activo, se encuentran la pérdida de los derechos que tenga respecto
de la víctima, incluidos los de carácter sucesorio, patria potestad, tutela y alimentos
y se decretarán, asimismo, las medidas de protección conforme a lo establecido en
este Código y Código de Procedimientos Penales, ambos para el Distrito Federal, a
petición del ministerio público y, además, se le sujetará al tratamiento especializado
que refiere la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar, aplicable a los
generadores de violencia familiar (abstenerse de ejercer violencia, recibir tratamiento
especializado para personas agresoras, entre otras) que, en ningún caso, excederá
del tiempo impuesto en la pena de prisión, con independencia de las sanciones que
por cualquier otro delito.
correspondan
172
303
Índice
Índice General
Pág.
Materia Civil............................................................................................................................5
Materia Mercantil..................................................................................................................53
Materia Familiar.....................................................................................................................81
Materia Justicia para Adolescentes..................................................................................119
Materia Penal.......................................................................................................................169
Estudios Jurídicos...............................................................................................................229
Índice del Tomo 336............................................................................................................289
Índice de Sumarios.............................................................................................................297
304
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