la américa. revista general.

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DIRECTOR PROPIETARIO, D. EDUARDO ASQUERINO.-COL*BOR*DO«ES ESPAÑOLES: Sres. Amador de los Rios, AlarconAlbistur,AtaláGaliano Arias m
Bachiller y Morales, Balaguer, Baralt, Becker, Benavides, Bueno, Borao, Bona, Bretón de los Herreros, Borrego, Calvo ^smsio, Calvo y Marlm Campoamor, Ca'nus, Canalejas Láñete. ^^steiar. ^Pjnjj'iej p i ' e r o l a Flores, Forteza, García Gutierreí,
Pozos Dulíes, Colmeiro, Corradi, Correa, CuetJ, Sra.Coronado, Sres.Daca rete,Duran,Eguilaz, Elias, Escalante. Escosura,Estévanez Calderón Estrella,fernandezGuesta,l.errer del Rio f '''''^'¡''•¿^^^^^^^
Mora, MoGayangos, Gener, González Bravo, Graells, Guel y Renté, Hartzenbusch, i^aer jtneníz %rrano. Lamente , Llórente, López Garca, Larra, LarraBap Lósala Lobo ,Lorenzana Luna Madoz.M^^
Retoriillo Itivas Duque de), RÍveri,
llns (Marqués de , Muñoz del .Monte, Ochoá, Olavarría, oiózaga, Olozabál, Palacio, i'astor Díaz, Pasaron y Lastra, Pérez Éalvo, Pezuela (Marqués de la), Pl Marga 1, Poey. Beinoso, Ribot y • ' ^ ' f / ^ "'"^ J « \ f , ' , f f
RiVMO, Romero brtiz. Rodríguez y Muñoz Rosa Goníalez, Ros de Olaiio, Ramirei, Rosell, Ruiz Aguilera, Saco, Sagarnúnaga, Sánchez Fuentes Selg^s, S.monet, S^n^^e^^^^^^^
¿ S e Samnajo, S Iva Tullo
-PORTUGDESES.-Sres: Biester, Brederode, Bulhao, Pato. Castilhc, César Machado, Herculano, Latino Coelho, Lobato Pires Magalhaes Continho "«"''«5 Léal/"n'Of • "'"«'"^^^^^^
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Serpa Pimentel, Visconde de Gouvea.-A«ERicA»oi.-Alberdi Alemparte, Balarezo, Barros Arana, Bello, Vicnña Mackenna, Caicedo, Corpancho, Cana, González, Lastarria, Lorente, Matta, várela.
_
tías se encaminan á las filas contrarias. Uno de estos incidentes es el viaje de Garibaldi. Tenemos mntivos para
JRemtia general, p o r M . — S u t o r i a de Femando Vil, p o r D . Anto- saber que esta expedición estaba premeditada desde
nio Benavides.—Teatro Nacional.—La
cuestión de Santo Do- mucho antes del suceso de Asproraonte, y aplazada para
mingo, por D . Félix de Bona.—Sueltos.—Discursos sobre la época mas oportuna en consecuencia de insinuaciones
libertad de discusión y de enseñanza, p o r D . P e d r o M a t a . —
Sobre la libertad de la Iglesia,
(conclusión) por D . Emilio confidenciales de lord Palmerston. Es evidente que los
Castelar.—Canciones patrióticas
desde 1808 a l%\i y desde 1820 motivos que dictaron esta reserva han desaparecido, y el
á 1823, p o r D . Antonio Alcalá G-aliauo.—Peni : Islas del Guano, hecho de presentarse en Inglaterra el libertador de Ñapóp o r D . A. de Lorenzo.—Instrucción pública, p o r D . Francisco les y de Sicilia, acompañado por uno de los miembros mas
Lozano M u ñ o z . — Y yo estaré muerto, p o r D . J . Alarcon y
Melendez.—En un álbum, p o r D . J u a n Clemente Zenea.—El Cor- distinguidos del partido ministerialen lacámara de los cosario, canelón, p o r D . E d u a r d o de la L o m a . — L a hija de D. Fru- munes, basta por áí solo para confirmar las esperanzas que
tos, (conclusión), p o r D . Felipe Carrasco y
M.o\\xia.-~Anuncios. los liberales ingleses abrigan de que el gobierno salga de
la actitud vacilante en que hasta ahora se ha mantenido con
respecto á la lucha empeñada en el continente entre los
amigos y los adversarios de la libertad. Lo que puede
LA AMÉRICA.
haber contribuido en gran parte á esta mudanza de
MADRID 12 DE ABRIL, DE 1 8 6 4 .
conducta es la no desmentida intimidad que reina entre
los gabinetes de las Tullerías y San Petersburgo, ambos
igualmente interesados en ahogar el espíritu de reforma
REVISTA GENERAL.
que predomina actualmente en todos los pueblos cultos,
y reemplazar el sistema representativo por la quimera
No parece que haya sido muy favorable á los amigos del derecho divino de los reyes, y por el úc voló de la
de la paz, la primera acogida que ha dado el gobierno autocracia. Por otra parte, el ministerio Palmerstondinamarqués á la proposición de la conferencia en que Russell no se cree tan seguro en el poder como lo estatanto interés ha manifestado el gabinete británico. La ba hace un año. Los torys se agitan, y han vencido á
guerra actual no es, á los ojos de los dinamarqueses, una sus adversarios en algunas de las elecciones parciales
guerra política; es la defensa del territorio, injustamen- celebradas recientemente. La moderación deLord Derby
te invadido, de la independencia nacional brutalmente ha empezado á disgustar á sus sectarios, y aun el mismo
amenazada; es el producto de uno de los sentimientos Disraeli con toda su vehemencia y con toda la acritud
mas intensos que puede afectar el corazón del hombre, de sus ataques está expuesto á verse reemplazado,
cual es, la exasperación que resulta de un agravio no como caudillo de la oposición en los comunes, por el
merecido, apoyado en la superioridad del número y de general Peel, en cuyo favor trabajan los mas exaltados
la fuerza. Sin embargo, las ventajas que cada dia obtie- conservadores. Es muy natural que, en estas circunstannen los invasores, dueños ya de la mayor parte del ter- cias, el ministerio quiera fortificarse, apoyándose en la
ritorio de los principados, pueden modificar los arran- mayoría de la nación, y disipando las dudas promovidas
ques del patriotismo danés, especialmente notándose en por la tibieza con que ha procedido en la cuestión de
la conducta de austríacos y prusianos señales inequívo- Polonia. No es de temer que para ello acuda á resolucas de intenciones conciliatorias; siendo notable en esta ciones extremas, y mucho menos que comprometa la
línea la declaración que han hecho de no querer poseer tranquilidad de Europa con empresas quijotescas y alarla Jutlandia. Los que han seguido con atención lejos del des irritantes y belicosos. Inglaterra no necesita echar
teatro de los sucesos, los trámites y vicisitudes por los mano de estos recursos para hacer respetar su intervencuales ha pasado este inesperado y lamentable conflicto, ción, y asi como supo impedir la expedición francesa á
han encontrado grandes dificultades en desembarazar la Siria, sabrá frustrar toda tentativa encaminada á dismicuestión principal de los complicados incidentes con que nuir su importancia, y colocarla en un nivel inferior al
la han oscurecido la diplomacia por un lado, y, por otro, que ha estado por espacio de tantos siglos ocupando.
las pasiones mezquinas de los Estados alemanes. Estos
Fortalecen estas consideraciones las noticias que diahan recibido una severa lección de manos de las dos riamente se reciben de Francia, y que no dejan duda
grandes potencias, si bien les han proporcionado sobre la inquietud y el descontento, que se traslucen en
una ocasión favorable, y que no aguardaban de aferrar- todas las clases de la población. Las elecciones para el
pe en sus principios reaccionarios, y en sus implacables cuerpo legislativo verificadas en los distritos primero y
hostilidades contra el liberalismo. Mejor habrían hecho quinto de la capital tienen una significación que nadie
los pueblos de la raza germánica en mejorar sus institu- puede desconocer. Los diputados electos, Garnier Pagos
ciones, poniéndolas en armonía con el espíritu del siglo y Carnot, pertenecen á una escuela política algo mas
y con las necesidades de la civilización. A esta noble avanzada que la que triunfó en las últimas elecciones geempresa, movidos por una pueril ambición, han preferi- nerales , y seguramente Thiers y los que con él obtuviedo favorecer las ridiculas aspiraciones del príncipe de ron una mayoría vencedora, habrían preferido tener por
Augustemburgo, sin considerar que, careciendi» de la compañeros á hombres mas templados que á dos de los
fuerza necesaria para resistir á los grandes arbitros de mas ardientes partidarios de la república extirpada el 2
la política continental, tendrían que caer en uno de dos de Diciembre. El manifiesto dirigido por Carnot á los
recipicios: ó la humillación ante los dos gigantes del electores es un documento que ha reanimado las espebrte, ó el apoyo del imperio'francés E^nsioso de entro- ranzas de la oposición, la cual comprende boy al menos
meterse en los negocios de sus vecinos, para ensanchar en París, la gran mayoría de las clases medias y de los
sus fronteras por aquella parte y restablecer el protec- representantes de la ciencia y de la literatura.
torado fundado por el primer Napoleón.
Carnot declara que por espacio de muchos años ha
Que el gobierno inglés considera todos estos acaeci- estado rehusando los votos que se le ofrecían para llevarmientos bajo un punto de vista mas elevado y de mayor lo á la diputación, convencido de que nada podría hacer
trascendencia, es idea que surge naturalmente del len- en favor de su partido y de la causa nacional : pero que
guaje en que se expresan los órganos conocidos de las circunstancias han variado, y que ahora puede formar
aquellos ministros. El mas autorizado de ellos sigue in- parte de una oposición, pequeña en número, pero enérsistiendo en la existencia de la Santa Alianza, y dando el gica y eficaz. «Las miradas, dice, de toda la nación se
grito de alerta á las nacionas libres y constituidas contra fijan en ese grupo de hombres, y aprueba los esfuerzos
las intenciones que aquella fatal institución abriga. Otros que están haciendo para restablecer la jibertad política
hechos colaterales y harto significativos demuestran que de que hemos sido despojados. La oposición en los ban
la política inglesa propende, si no á romper abierta- eos de la representación nacional se compone de un
mente con los gabinetes absolutistas, por lo menos á número i'educido de patriotas , pero se apoya en la podarles á entender bien claramente que todas sus simpa- blación de las grandes ciudades , y la situación actual
SCniABIO.
S
tiene mucha semejanza con la época de la restauración.»
Esta comparación no ha debido ser muy grata al jefe
actual del imperio. Sin embargo, la generación presente
no se muestra hostil á la dinastía reinante, y solo exige
que se identifique con el espíritu público , otorgándole
las franquicias y libertades deque gozan las naciones regeneradas por el sistema representativo. En opinión de
algunos repúblicos franceses y extranjeros, no está
fuera de los límites de lo posible que llegue el dia en
que el Emperador quiera apoyarse en el influjo y cooperación del partido liberal. Hay muchos síntomas, leves
si se consideran individualmente, pero que no carecen
de gravedad tomados en su conjunto, que manifiestan la
posibilidad, en una época no muy remota, de un conflicto entre el Emperador y la corte de Roma. Por
ahora el Emperador hará todo lo posible por evitarlo:
pero los principios que dominan en los dos gobiernos
son demasiado contradictorios, para que se perpetúen
entre ellos la confianza y la buena armonía. Las consecuencias de la ocupación de Roma por las tropas francés? s han creado una situación insostenible y absurda.
Los franceses se jactan de que su misión es esparcir las
ideas civilizadoras donde quiera que sus falanges penetran , y Roma está gobernada como lo estaba en el
siglo XiIL Los intereses del clero romano, y su adhesión
á sus antiguas prácticas y tradiciones son absolutamente
incompatibles con lo que los franceses llaman los principios
de 1789, á los cuales pretenden mostrarse fieles, aun en
medio del despotismo que los agovia. Si este antagonismo
llega á formalizarse, ¿quién sostendrá la causa del imperio,
sino esos mismos hombres que hoy lo atacan, y cuyas
exigencias están muy lejos de ser intempestivas y exageradas? Porque el partido liberal que hoy alista en Francia bajo sus banderas á la gran mayoría de la nación,
no es el mismo que arrojó del trono á Carlos X y á Luis
Felipe. Es un partido nuevo, tan opuesto á la anarquía
demagógica como á los desmanes del poder arbitrario;
tan enemigo de Polignac como de Ledru Rollin. No es
tampoco un partido ecléctico y doctrinario, como el que
con tan mal éxito capitaneó Guizot. ¿Y qué es In que
este partido reclama del gobierno? «Nuestro programa,
dice uno de sus mas elocuentes órganos, es el goce de
las libertades que forman la felicidad y la grandeza de
las naciones mas morales del mundo, la» mas industriosas y las mas tranquilas. No puede llamarse sedicioso al
que desea que Francia se ponga al nivel, no ya de Inglaterra y los Estados-Unidos, sino de Bélgica, de Suiza
y de Holanda. Hace cuarenta años que el insigne Royer
CoUad anunció á la Francia y al mundo, en su lenguage profético, que la democracia rebomba, y, desde
entonces, ese impetuoso raudal no ha vuelto á entrar en
su cauce. Toda la cuestión del dia se reduce á organizar
la democracia no reglamentándola, no aprisionándola en
formas estériles , sino rompiendo los lazos que la encadenan, y acostumbrándola á vivir de su propia vida.
Hay dos especies de democracia : una que se adhiere y
adula á un caudillo, y que después lo abate y lo insulta.
Tal es la democracia de los Césares : ignorante, trastornadora; es el reinado de las turbas, de los apetitos, dalos
instintos ciegos y de las pasiones. La otra es la democracia cristiana, ilustrada, laboriosa, en que cada individuo aprende desde la infancia á gobernarse á sí mismo
y á respetar los derechos ágenos, la ley protectora de
los derechos individuales, la autoridad custodia de la
ley. Esta es la democracia que el partido liberal proclama, y que se empeña en constituir.» (1)
Las doctrinas opuestas á las que acabamos de citar
están produciendo en el Norte de Europa sus frutos naturales. Los gobiernos de Rusia y Austria parecen animados de un verdadero frenesí contra la inteliz Polonia,
cuya heroica resistencia exaspera cada vez mas las ¡ras
de sus bárbaros opresores. Los generales de ambas naciones se esmeran en eclipsar la fama de Mourawieff, y
(1) M r . Laboulaye, en u n a obra que ha publicado recientementei
en Paria, y á cuyo examen dedicaremos algunos artículos.
LA AMEBICA.
mientras mas atrocidades cometen, mas favores reciben trarios. La diferencia entre los recursos del Sur y del el imperio mejicano habría podido convertirse en ridíde SMS respectivos gobiernos. Casi todos los Estados Norte, es exhorbilante. El Norte puede disponer de loda culo aborto; después de confesar que ha habido momenno alemanes de Austria están hoy sujetos al régimen la emigración irlandesa, la cual, según na dicho Lord tos en que se ha temido haber descubierto bajo estas,
militar, cuyos rigores se hacen sentir con mas severi- Palmerston en el Parlamento, no ha bajado de 60,000 vacilaciones tardías la trama de una comedia, el diarista
dad en Galitzia, donde se violan diariamente los de- almas, en el curso del último año. El mas alto jornal de concluye en estos términos : tal entrar en Méjico, harechos mas sagrados. Horrorizan los pormenores de su- un proletario irlandés en su isla, no pasa de cinco ó bíamos dejado cerrada la puerta detrás de nosotros con
plicios, persecuciones, destierros y otros actos de inhu- seis reales. En Nueva "York se le aseguran veinticinco. doble llave : la llegada del archiduque va á dejar abierta
manidad que publican los diarios alemanes y que las Pero la mayor parte de ellos se alistan en el ejército, se- esta puerta. Así vienen á enmendarse las faltas políticas,
correspondencias privadas confirman. El gobierno ha ducidos por catorce duros de sueldo mensual, y ciento y, en este caso, feliz el que sabe retirarse á tiempo, y
querido emplear la misma infame maniobra de que sa- que reciben en el acto del enganche. El presidente deteneise á propósito.» No puede decirse de un modo
có tanto partido hace quince años: sublevar á los cam- Lincoln, resuelto á dar el mayor impulso posible á la mas claro que la fundación del imperio mejicano no ha
pesinos contra los hacendados, prometiéndoles la pro- guerra, ha decretado una quinta'de 200,000 hombres, y sido mas que un subterfugio tramado para salir del terpiedad de sus haciendas. Los campesinos han respondi- ha conferido el mando de todas las fuerzas de tierra al rible apuio en que ha colocado al gobierno francés la
do á estas provocaciones, haciendo circular clandestina- general Grant, qne le merece una ciega confianza. El empresa mas descabellada de cuantas consignaran en sus
mente un enérgico manifiesto, en que se declaran par- presidente del Sur, Davis Jefférson, ha dado á luz una páginas los anales de la política. El archiduque no se ha
tidarios de la causa de Polonia, resueltos á tomar las proclama, en que se muestra decidido á sostener la dejado arredrar por los recelos que estos datos debían
armas en su defensa, y fieles observadores de los man- lucha, y sucumbir en ella, mas bien que consentir en el inspirarle. Según las últimas noticias, la nave que debe
datos del gobierno secreto y revolucionario de Varsovia. restablecimienio de la Union. Careciendo de medios de conducirle á su piobltmático imperio, surca á la hora
esta las aguas del Adriático. Los amigos de la justicia
La existencia de esta misteriosa autoridad es uno de los llenar el vacío que abren en sus filas las hostilidades del política
y de la humanidad le desean un pronto y feliz
mas extraordinarios fenómenos del siglo. Hace catorce enemigo, declara que la Confederación no puede contar regreso.
meses que se instaló, y desde entonces no ha cesado de con otros recursos qiie los de la población; que todo
sostener la causa de la independencia haciéndose obe- hombre en estado de tomar las armas, debe abandonar
M.
decer no solo en todo el territorio que todavía se llama su hogar y su familia, y acudir á la defensa de la patria,
reino de Polonia, sino en Galitzia, Posen, Lituania, Vo- y confia en triunfar, si la nación responde á sus deseos.
HISTORIA DE FERNANDO VIL
linia y donde quiera que existen familias por cuyas ve- De todo esto debe inferirse que el próximo verano será
nas circula sangre polaca. El gobierno nacional impone época de grandes sucesos, y sí no se realiza esta conjecontribuciones, distribuye armamentos, dirige las ope- tura, y si en lugar de llegar á un desenlace perentorio,
E n la ciudad de Bayona y en el palacio Ijamaco del Obig.
raciones de la guerra, publica manifiestoá y periódicos los beligerantes persisten en ese sistema de saqueo, in- padoTiejo, se oyeren por primera vez las voces de constituimpresos, y hasta ahora se ha burlado de la policía ru- cendio y destrucción con que uno y otro están deshon- ción y de reformas políticas, y otras frases liÉcngc-iüs y agiasa, que, solo en Varsovia emplea tres mil hombres entre rando la causa que respectivamente defienden, aquella dables á oidos españoles, pues de España se trataba. Los
de las corporaciones y pueblo de Madrid para saluagentes, espías, directores y oficinistas. ¿Será cierto, magnífica región, con todos los inagotables manantiales enviados
dar y felicitar al nuevo rey, cnmplido su encaigo, se prevecomo se sospecha en Alemania, que todo esto se hace de prosperidad que ha debido á la Providencia, tardará nían para volver é su patria, cuando recibieren ele inipioviea
en connivencia con algunas autoridades rusas? Parece largos años en reparar los males que sus desaciertos le la in-?estidnra de legisladores; y era tpe no habiendo acudido
imposible que no sea asi. En el mismo corazón del im- han atraído.
á la junta el número prefijado, q u e n a el empeuulor ccmpleperio fermenta el liberalismo, exhibiendo síntomas elo- '''Al hablar de los negocios de Méjico, luchamos con tarlo con los que accidentalmente se hallaban en P s y o n a con
cuentes de inquietud y descontento. Austria, por otra grandes embarazos ocasionados por los periódicos fraii- objeto bien distinto.
Presidia aquella memorable asamblea, un hombre de mé»
parte, se encuentra amenazada por una nueva insurrec- ceses, casi los únicos órgaros que nos comunican notición en Hungría, donde la horrible hambre que ha cias de aquel país. La experiencia nos á enseñado á poner rito, conocido ventajosamente en España, en Europa y en
cuyo retrato dejamos ya bosquejado en capítulos an»
diezmado la pobíacirn durante el pasado invierno, no en duda todo lo que de ellos nos refieren aquellos ab- América,
teriores; y pronunció u n discurso en el que al propio tic n po.
ha sido parte á enfriar el ardiente patriotismo de aque- j yectos órganos de las inspiraciones cesáreas. Los escasos que manifestaba el objeto de aquella convocatoria, animaba á
lias almas generosas. Que el gabinete de Viena abriga | datos que por otros medios adquirimos no dejan duda losmiembroi d é l a j u n t a á seguir fervorosamente por la senda
serios temores con respecto á sus posesiones en Italia, se acerca de la ocupación de muchas de las principales comenzada, terminando prontamente la obra á sus hábiles mademuestra bien á las claras por los cuerpos de tropas ciudades por las tropas francesas, y, por supuesto, bajo nos entonces encomendada. Presentó á seguida el proyecto de
ue se envian continuamente al Véneto, por los gran- la presión de estos poderosos misioneíos, las poblaciones constitución que debia discutirse , v en doce sesiones se di6
es preparativos de defensa que se hacen en el Cuadri- ocupadas se declaran, Dios sabe cómo, sometidas al im- por concluido aquel trabajo legislativo; las sesiones fueron
dice u n liistonador, como si importara mucho esto
látero y por la agitación que domina en Venecia, Pádua, perio. Mucho podría decirse sobre la validez de estas secretas,
celebrándose en tierra extranjera. Las memorias de aquel
y en todas las otras ciudades importantes de aquel ter- declaraciones arrancadas por la fuerza; pero no seria tiempo, la tradición y los historiadores dan pocas noticias d»
ritorio. En toda Italia reina el convencimiento de que no mas que repetir lo que todos saben que ocurre en seme- la junta, de la comisión, y del trabajo político que dieron á
pudiendo el gobierno de Victor Manuel sostener por jantes circunstancias. La regencia no ha omitido medio luz aquellos improvisados constituyentes. N o segijircmosesta
mucho tiempo un ejército de 400,000 hombres, que alguno de alucinar al archiduque haciéndole creer que conducta : antes de entrar con el rey francés en Efpafia nos
forman en la actualidad el todo de su fuerza armada, se la nación entera lo aguarda como á su salvador. En un parece justo, y muy conveniente para juzgar acontecimientoa
acerca apresuradamente el momento de un conflicto que artículo publicado en un periódico francés de Méjico, tan grandes y tan extraños, dando á los hombres c,ue en elloa
tuvieron parte las albricias ó el castigo que merecen, exami.
ponga término á tan critica situación. El partido de ac- Le Courrier de Méxiqve, y escrito por franceses adictos narlos
con detención, sin olvidar siquiera el mas intignificante
ción no disimula sus aspiraciones, obra con entera inde- á la intervención, hablando de este sistema de adulación pormenor de los que puedan conducir á nuestros lectores al
pendencia, alienta las esperanzas del ejército sediento de y engaño, se dice: «este sistema no puede tener mas que esclarecimiento de la verdad. L a historia es u n t r i l u n a l quecombates, y el gobierno opone á esta efervescencia, ge- un objeto, hacer que se retiren las tropas francesas que procede con severidad contra los llamados á colnparecer a n t e
neral en la'península, tibias é insignificantes demostra- algo incomodan, y principiar como antes, intrigando, su inflexible jurisdicción, pero es también un tribunal impar»
ciones de desaprobación, que revelan sentimientos deci- haciendo revoluciones ó pronunciamientos, fomentar la cial, que no sentencia sin tener delante las pruebas que la,
didamente contrarios á los que sus actos oficiales ex- guerra civil, ser dueños tal vez de la capital, mientras crítica le presenta, apoyadas en muy sólidos fundijnentoSv
Supone» varios autores, que el proyecto primitivo de la cons»
presan.
se derrama la sangre en otros puntos del lenilorio, y titucion
de Bayona solo contenia SO artículos, y que enviaEn Inglaterra no se piensa mas que en la próxima arrastrar al joven emperador en una corriente que infa- do en consulta á Madrid y leído por la J u n t a de gol iemo y
llegada de Garibaldi á Londres, para lo cual se hacen I liblemente lo llevaría al precipicio en que otros han pe- por el consejo de Castilla se tachó de diminuto, y se le agre-»
preparativos que solo pueden ser efecto de un entusias- recido
El emperador no debe prometerse un imperio garon 56 artículos mas, con los cuales los primeros y ma».
mo tan exaltado como sincero. Mucho se engañan los tranquilo y exento de tribulaciones. El que esto asegure parcos autores , y los segundos sus correctores y adieionaque quieren hacernos creer que estos arrebatos de admi- lo engaña. Por el contrario, creemos que tendrá muchas dores, consideraron la obra ccmo perfecta y acabada. S i a
ración y cariño se limitan al partido de la democracia, vicisitudes, muchas amarguras, muchos obstáculos y e m b a r g o , esta versión es para nosotros de todo punto ia«
por no haberla visto ni indicada siquiera en niny no tiene partícipes sino entre los menestrales y jorna- dificultades que vencer.» Por otros conductos sabemos fundada
guno de los escritos de aquella época, ya libros, ya f o leros. La aristocracia ha dicho: «Garibaldi e> nuestro que las tropas mejicanas que la regencia, á duras penas, lletos. E s m a s , en las noticias que nos,han dado personas
huésped», y si es cierto, como aseguran los diarios, que ha podido alistar al servicio del emperador, y que cues- que vivían en aquel tiempo, y que habían tomado parte en los
durante su residencia en la capital será hospedado en el tan mucho dinero á la Francia, no pasan de 8,000 hom- negocios, no hemos encontrado dato ni indicación para copalacio del duque de Sulherland, este hecho tiene una bres mientras que Juárez puede disponer de 20,000 dis- nocer el origen raro y estravagante que atribuyen los extran-,
significación política nada grata á los gobiernos absolu- tribuidos en guerrillas, que cortan las comunicaciones, jeros al código fundamental ae que nablamos. E n cambio los
tistas, y que dará uu mal rato al jefe del vecino impe- interceptan los correos, y tienen en continua alarma á contemporáneos bien enterados atribúyenla á D . Antonio
Eanz Eomanillos, hombre erudito y de grande inteligencia,
rio. Después de la familia real, no hay ninguna en In- las guarniciones francesas. El teiritorio que los invaso- que
en Bayona y en Cádiz tuvo mucha parte en los aconteciglaterra mas influyente, mas poderosa, mas respetada res no han ocupado todavía, y que está scmelido á la
•11a época. E s también de notar que todos los
que la de Sulherland. Sus relaciones con la reina Victo- autoridad de Juárez le facilita sus comunicaciones con el mientes de aqueiia época, j i s también ae notar q
ria han sido siempre y continúan siendo íntimas y afec- Norte, de donde tarde ó temprano han de salir las fa- que han escrito acerca de tan relevante y trágica historia, h a n
tuosas. Sus miembros de ambos sexos han ocupado du- langes destinadas á realizar el programa Monroe, ó, lo pasado en silencio, ó tratado desdeñosamente, la constitución,
de Bayona, fundándola causa de su desden, en que la tal ley
rante el reinado actual, los mas elevados empleos de que es lo mismo, la destrucción del principio monárqui- fundamental
se apartaba de los ortodoxos principios liber¿lea
palacio, y el duque no se aventuraría á una demostra- co en el continente americano, (4) y con los Estados del de la escuela de Benjamin Constant, y aun de los recomendación tan solemne, sin el previo consentimiento del trono Sur, poblados por una raza indcroita, y que desde la dos por los doctrinarios modernos. Pero no es para olvidada
cerca del cual lo ha colocado la predilección de la augus- fundación de la república ha conservado su independen- un documento que por su fecha, causas de BU publicación, y
ta persona que tan dignamente lo ocupa. Todas las cla- cia, y ha pulverizado á los que han intentado arrancár- fundamentes en que se apoyaba tiene un gran valor h i s ses del Estado celebran juntas públicas y nombran co- sela. Estos territorios forman una parte muy considera- tórico.
Y es de advertir cómo los mas acérrimos enemigos de la 11,.
misiones y sub-comisiones para dar todo el esplendor ble del de la república, del que los separan caminos
posible á la entrada del gran patriota. La principal ce- intransitables, y no hay la menor probabilidad de que bertad y de las foimag^constitucionales, y hasta el mismo e m remonia que se hará en su obsequio, será su recibimien- los pintados, que asi se llaman sus habitantes, se some- perador Kapoleoh, presentaban á los españoles el aliciente del
gobierno representativo, cuando al propio tiempo, avaros deto por el cuerpo municipal de Londres , en cuyo acto tan ¡I un gobierno tan impotente como forzosamente ha poder,
se lo negaban á la Francia, creyendo en esta asegurada
el Lord Corregidor le conferirá los honores de la ciudad, de ser el del archiduque, especialmente desde el mo- su dominación por la gloria del guerrero é invocando en ayuesto es. la oistincion de ciudadano de la capital del mas mento en que las tropas francesas se retiren.
da de sus ejércitos á la libertad, para asegurar la de la E s p a vasto y mas poderoso imperio del mundo. En seguida,
Acerca de la época en que esta retirada ha de veri- ña. Confesión tácita, aunque no menos cierta, de que la fuerza
asistirá á un magnífico banquete cívico, al que serán con ficarse, los diarios franceses no se han declarado de un militar es impotente para gobernar los imperios.
N o se parece la Constitución de Bayona á las Constituciovidados los ministros, los obispos y los personajes mas modo esplícíto y franco. Algunos han dicho que la ocuilustres del reino. Desde su casa á la del ayuntamiento, pación durará todavía cuatro años : pero el Moniteur ha nes libres ó cartas otorgadas de la revolución francesa, ni do
lo acompañaran, en número de muchos millares . los guardado silencio, y el público no ha traslucido nada de la restauración; algo de la inesperiencia de las primeras s e
trasluce en ella, y si no temiéramos ofender los castos oidos de
miembros de la Trades Union, inmensa y poderosa lo que, sobre esta importante cuestión, se haya conveni- nuestros
primeros liberales, puntos de contacto tiene con l a
corporación que se compone de los tenderos y menestra do entre el emperador y el archiduque. Pero un perió- Constitución política de 1812. Y sea el primero, el no ceñirse
les de la capital. Se solicita del gobierno que" las calles dico tan poco discreto como generalmente bien informa- solamente á las relaciones meramente políticas entre goberdel tránsito estén guarnecidas de tropa , lo cual no se do, la Presse, dirigido por Mr. Girardin, ha levantado nantes y gobernados, y si abrazando casi todo lo que se comverifica sino cuando la reina sale en público para abrir ó hace pocos días el velo que ocultaba este negocio á lo» prende Dajo el dictado de leyes orgánicas, y derecho civil, p e ,
y económico. L a mania de arreglarlo todo de una manera
cerrar el Parlamento.
ojos del público, bien que á nadie haya cojido de sor- nal
sólida y estable guió siempre á los primeros legisladores &
Volvamos ahora nuestras miradas al Nuevo Mundo, iresa su revelación. Después de confesar que las vaci- considerar como fundamental lo pasajero y mudable, debiliteatro de sucesos no menos importantes, aunque de di- aciones del archiduque han estado á punto de provocar tando sin querer la misma obra que legaban á su parecer á loa.
verso carácter que los que acabamos de referir, y no tan un rompimiento entre Viena y París, de cuyas resultas siglos venideros. Tristes é ¡nocentes ensueños que la deforme
realidad convirtió en humo al ver cuan en poco estriba la vida
interesantes por su actualidad, como por las consecuende la Constitución mas fuerte por lo breve y sucinta, ó por las
cias que prometen en una época no muy remota. En
(1) El silencio que guardan los periódicos franccees sobre esta in- aclamaciones con que fué acogida en los momentos de su pro-efecto, la guerra de los Estados-Unidos procede con la minente
erentualidad es una consecuencia del sistema adoptado por
misma tibieza y lentitad que hemos observado en ella aquel gobierno, de alucinar al archiduque pintándole de color de rosa mulgación.
Trata el primer título, qme solo tiene un artículo, de la r e por espacio de muchos meses. Un encuentro de los be- la empresa á que con tanto empeño lo ha inducido. Sin empargo, el
y en su esencia es igual al de la Constitución de Cádiz,
ligerantes en el Estado de la Florida, y algunas otras ac- ministro de Estado del gabinete de Washington no ha podido expre- ligion,
con maj or claridad sobre este asunto, y la nota que dirigió hace en lo de no permitir otra religión que la católica, apostólica
ciones parciales en Virginia y Tennesee han sido favora- sarse
pocos meses á Mr. Droujn de Lhuis, publicada en los periódicos de y romana, cleclarando ser esta la de la nación española y sus
bles á los conléderados del Sur : pero no por esto dis- KucTa York no deja la menor duda sobre las intenciones del gobier- posesiones, pero añade, que será también la del rey; adíiciou
minuyen las probabilidades del triunfo final de sus con- no federal con respecto al projcctado imperio.
significativa siendo el rey extranjero y francés, con no m u y
3
Í
CRÓNICA HISPANO-AMEPJCANA.
buena nota en este punto entre la gente indocta y vulgar. E l
titulo segundo, trata de la sucesión á la corona: grave punto
era este en los momentos en que el trono se hallaba vacante
de hecho, y en los cuales asomaba por el Oriente una nueva
dinastía impuesta por tropas extranjeras. ¿Qué mayor triunfo
podía conseguir Napoleón que el de ver consagrada por el dederecho , y consignada en una ley fundamental, su voluntad ya á las claras manifiesta, de elevar hasta el trono de
las Españas y de sus Indias á la estirpe de los Bonapartes? ¿Qué mayor gloria que verla aceptada y ensalzada por
los españoles, y de estos los mas notables, en comicios, si
BO muy espontáneos y populares, al menos muy ilustrados
y de algún ascendiente en la nación por lo ilustre de su cuna,
su respetabilidad , su esperiencia, saber y gloriosos nombres?
Susurrábase por aquel entonces también, que en tan críticas
circunstancias se levantaba leve rumor en Aragón y sobre todo
en Barcelona, acerca de los derechos de la casa de Austria, por
suponer á aquella importante parte de la península Ibérica, do
antiguo aficionada a l a dinastía de los archiduques; de una manera ó de otra, Borbones ó Alemanes, todos contestaban el derecho de Bonaparte para disponer de la coronado España. «La
corona de las Españas y de las Indias será hereditaria en nuestra descendencia directa natural y legítima, de varón en varón,
por orden de primogenitura, y con exclusión perpetua de las
hembras.» La ley francesa, la ley de los salios en toda su pureza, contraria en todas sus partes á la ley española, opuesta á las
costumbres y á las tradiciones españolas. ¿Era esto un bien ó un
mal? ¿Y quien con entera seguridad del acierto dará la respuesta? A la ley sálica atribuye la Francia la grandeza y la gloria
de su historia. A la ley de las hembras atribuye la España la
unión de todo su territorio. Sí tuvo la primera varones esforzados, hijos de una valiente raza nacional, tuvo la segunda una
serie de hembras de t:into renombre como la que historió Flores ea su libro de las R '¡ñas CatíSlicas. Más que muchas mujeres valían Enrique I V y Luís X I V : pero también mas que muchos hombres valían la gran reina Doña María de Molina y la
fexcelsa Isabel de Castilla. Si hubo una loca llamada Doña Juana, por ella tuvimos un Carlos I, honra de España y prez de
ia Europa; en suma, si en la historia del géaero humano es dificil y peligroso decidirse por un principio absoluto, si hasta
los hechos bautizados con el nombre de verdades á causa de
una constante experiencia, el menor incidente los combate y
aniquila; ¿qué hemos de decir nosotros acerca de la cuestión
magna, que ha dividido siempre á publicistas y filósofos? Nada:
'celebrar la Constitución inglesa, tan firmemente asentada sobre su única y fundamental base, á saber, el parlamento, que
las cuestiones referentes á la persona del monarca, son de todo
:punto indiferentes, por lo poco ó nada que pueden mfluir en la
gobernación del Estado.
Habla el capítulo I I I de la üsgencia y fija la mayor edad
del rey en la de 18 años, y concede aquella autoridad al designado por el rey predecesor, entre los infantes mayores
de 25 años : y si el rey no hubiera designado , concede la r e gencia al infante mas distante del trono en el orden de heren•cia, ley de seguridad y de recelo, y por lo mismo peligrosa.
•Sigue la regencia las mismas leyes que la sucesión á la corona:
á saber, la completa exclusión de las hembras ; solamente es
admitida la madre á la guarda del rey menor, y no á su tutela
ni educación, cuidando de estas dos cosas tan importantes un
consejo de tutela compuesto de los cinco senadores mas a n t i guos. Parecía que el autor de la constitución ó cuando menos
de este artículo, tenia muy en cuenta la historia de Doña María cuando dijo al codicioso tutor D . Enrique: « Quedaos con
el gobierno y la tutoría , pero la guarda del rey menor y su
Xirianza no la daré por nada del mundo.»
No andaba escasa la Constitución en la dotación del rey.
•üa millón de pesos fuertes en bienes patrimoniales, dos millolies de pesos fuertes del tesoro , tres millones de duros suma
total, hacían del rey José el soberano mas rico de Europa:
¡tal y tan grande era la fama de riqueza que tenia la España
con sus Indias! Si todo esto se hallaba escrito y jurado obserVar, la práctica distó tanto de la teoría, que apenas si para
"mal comer tenia el intruso, agoviado de continuo en su efímero reinado por acreedores exigentes que le acosaban, le oprimían y á veces le insultaban, como mas de una vez le aconte•ció con los propios mariscales de su hermano. Son los mariscales en todas las naciones y muy particularmente en tiempos
de guerras gente inquieta y desasosegada, imperiosa y a r b i traria : no sufren con gusto el peso de opiniones contrarias, y
resisten el yugo de toda autoridad. Necesitan, y perdonen los
lectores el anacronismo, el indomable carácter de un rey como
Alfonso X I , ó la firmeza de un ministro como el cardenal
Ximenez.
L a Constitución llamada de Bayona era tan complicada com o generalmente todas las que ideó el genio fecundo de los publicistas de fines del pasado siglo ó principios del entrante. Oiwan nuestros lectores las piezas que en ella entraban. Seis jefes
d e la casa Real, nueve ministros, un secretario de Estado para
refrendar los decretos, un Senado, J u n t a senatoria de libertad
individual, J u n t a senatoria de libertad de imprenta. Un con•sejo de Estado con seis secciones y compuesto de sesenta individuos. Tres estamentos de Cortes: Un consejo Real y una
alta Corte real. Todas estas distintai corporaciones ejercían
funciones que podemos llamar fundamentales , por estar prevenidos los casos en la Constitución del Estado. N o llegó nun•ca el de poner en' movimiento esta tan complicada máquina.
S i asi hubiera acontecido es mas que probable que chocando
« n o contra otro tantos y tan contrarios elementos hubiera venido al suelo, con grave detrimento del orden social. N o somos de los que tienen gran fé en las constituciones escritas:
no confundimos una constitución con un gobierno; bajo el
imperio de todas, hemos visto buenos y malos gobiernos. Un
ministerio corruptor, un congreso corrompido, observando a l a
letra la Constitución del Estado, y en caso necesario i n t e r p r e tándola cual á sus miras cumple, pueden acarrear males sin
cuento, y causar hasta la ruina total de las instituciones causando su descrédito. La esperiencia nos ha enseñado, cuan
frágil garantía son unas cuantas fórmulas ó preceptos escritos
en un pliego de papel. Los mejores preceptos de todos, son la
prudencia del sumo imperante, la honradez de los ministros
y la conciencia de los ciudadanos. E s t a última condición es la
fluprema: no se violan las leyes, cuando la violación no se sufre; no suceden las cosas, cuando no pueden suceder. Pero de
todos modos, preferimos las constituciones sencillas, breves,
claras, de aplicación fácil, á esas otras oscuras, complicadas y
estravagantes, que se salen de la órbita trazada por las prácticas parlamentarias inglesas. Y fuerza es confesarlo; fuera de
ellas no hay en todo lo demás mas que delirio, confusión y
debilidad. Veamos ahora la organización del poder legislativo,
«egun la carta fundamental de que damos cuenta. Cortes se
llamaba á los cuerpos colegisladores rindiendo de esta suerte
•el debido tributo a las históricas instituciones de nuestra p a tria. Abundaban los E s t a m e n t o s . uno mas que en Castilla,
uno menos que en Aragón, por ser tres; el del clero, la noblea a y el pueblo : el primero , compuesto de a5 arzobispos y
•obispos; el segundo, de 25 nobles y el tercero, 1.* de 62 diputados de la» provincias de España é I n d i a s ; 2." de 30 dipu-
tados de las ciudades principales de España ó Islas adyacentes, 3.* de 15 negociantes ó comerciantes; 4 .• de 15 diputados
de las Universidades, personas sabias ó distinguidas por su
mérito personal en las ciencias ó en las artes. N a d a se nos
ocurre decir del Estamento eclesiástico; el rey nombraba los
individuos que lo habían de componer, y una vez revestidos
de tan augusto carácter; no podían ser privados del ejercicio
de sus funciones, sino en virtud de una sentencia dada por los
tribunales competentes, y en forma le ¡al. E l Estamento de nobles ofrecía una novedad, acompañada de rareza y singularidad; curiosa é interesante hoy, que tanto se ha hablado del
elemento noble, queriéndole unos conceder en nombre de la
estabilidad constitucional , grandes derechos y privilegios,
oponiéndose otros en nombre de la libertad y de la igualdad, y
casi diríamos nosotros en provecho del buen sentido y de la razón. L a constitución no consagraba el principio hereditario:
hacia bien; no llegaban sus pretensiones hasta mas allá de la
tumba de la pi-iaiera generación, que contemplaba atónita tales despropósitos y de ellos se reía. Concedía á los favorecidos
solo el derecho vitalicio; les daba el nuevo y retumbante nombre de Grandes de Cortes, y exigía de ellos , ó el disfrute de
una renta de veinte mil pesos fuertes, ó hal)er hecho largos é
importantes servicios en la carrera civil ó militar. E l nombre
de Grandes de Cortes era nuavo, nunca antes usado, y después
ni recordado siquiera por los historiadores , nombre que por
otra parte pugnaba con la idea de igualdad entre los individuos de los cuerpos legislativos , que dejan en la puerta sus
diferencias sociales, para no sor en el recinto sagrado donde
las leyes se elaboran mas que iguales, sin pizca de distinción
ó supremacía, en. el ejercicio de sus altas funciones. No hacia
la constitución mención para nada de los Grandes de España,
ni les concedía privilegio de ninguna especie , y en ello sus
autores andaban mas acertados que otros autores modernos;
que no tuvieron inconveniente en concederles la senaduría
hereditaria por derecho propio á guisa de feudo, en perjuicio
de las prerrogativas de la corona y con ofensa de la constitución del estado, cuyo principal fundamento estriba en la igualdad legal de todos los ciudadanos. E l Estamento de Grandes de
Cortes, se reclutaba de entre todo el estado noble , el cual en
España, en donde provincias enteras disfrutaban de esta calidad , contaba con un crecido número de individuos, siendo
esta clase fu'orecída por las leyes. E n efecto en nuestra legislación vigente hasta la publicación ilsl Estatuto R j a l , los
grandes de España no tenían ningún privilegio como grandes,
lo tenían como nobles, y en esto se confundían con el último
hidalgo de aldea. Todas sus preeminencias, todas sus prerogativas dimanaban del palacio de los reyes, y de puertas á fuera
na pasaban, viéndose sin duda muy honrados con su servicio,
pero sin la importancia y sin los dcrecbos políticos , que en
tiempos mas antiguos tuvieron sus progenitores. Los Lores ingleses, que no tienen mas privilegio que el ser miembros de
aquella alta cámara, y como tales, entidades políticas y nada
mas, hereditarios y todo, son nombrados por el rey, el cual
hace su elección entre todos los ciudadanos de su imperio sin
reparar en clase ni'categoría, y sí únicamente en sus altos merecimientos. También el ilustrado autor de la constitución del
gabinete Isturiz en el año de 1836 concedía el derecho de nombrar proceres hereditarios, á la corona, pero entre todos los
españoles que reuniesen ciertas condicioiícs. Los Grandes de
Cortes, graní^.eza política creada ó que se pensó crear, para
rivalizar con la grandeza palaciega, no tuvo principio, ni casi
ha tenido memoria.
Declaraba la constitución, la independencia del poder judicial; la administración de la justicia en nombre del rey y la
unidad de los códigos civil y criminal en toda la monarquía.
Fácil era estampar en el papel tan bellas máximas, á lo menos la primera y la última : José Bonaparte adoptó la buena
doctrina, que ya en Francia y en Italia era la norma del derecho; y en España después de 50 años de mal vivir, á causa de
esfuerzos estériles y muy costosos, ni los códigos han alcanzad o la unidad apetecida, ni la independencia de magistrados y
jueces puede citarse como modelo ea pueblos libres pero ni
aun en aquellos que Son regidos por monarcas absolutos, con
sabiduría y templanza. E l artículo 9S en su segunda parte
prevenía : «Por tanto los tribunales que tienen atribuciones
especiales, y todas las justicias de abadengo, órdenes y señorío,
quedan suprimidos.» H é aquí en pocas palabras resuelta una
gravísima cuestión que esta pendiente en parte , entre
nosotros en los tiempos que hemos alcanzado, llamados de progreso, y un preliminar para la abolición de la justicia feudal,
que á las cortes de Cádiz costó trabajo el abolir después de larga Y empeñada discusión. Sentadas tan admirables bases, la organización de los tribunales era la misma que hoy conocemos,
á diferencia de los nombres, siendo de notar que una ley fundamental otorgada por un extranjero, y discutida en tierra extraña huía de los nombres franceses, afectando buscar nombres
españoles, para bautizar instituciones que eran extrañas. Los
jueces y juzgados de paz, se llamaban jueces conciliadores y
\\izg&Aos áe pacificación. Los juzgados áe prim,era instancia
sustituían á los antiguos corregidores y alcaldes mayores;
nombre que adoptaron después los liberales en las reformas
judiciales. Las andíencias conservaban su antigua y venerada
mstituciom; y al tribunal de casación , galicismo puro, ó mejor
dicho, pésima traducción, tribunal de reposición. El de la alta
corte real era nna innovación, que ni tenia antecedentes en
nuestra patria, y que después no ha tenido consecuencia. Conocían especialmente de los delitos personales cometidos por los
individuos de la familia real, los ministros, los senadores y los
consejeros de Estado.
De las elevadas regiones de la justicia pasaba la ley fundamental de que hablamos, á las importantísimas de la líacienda
pública, abarcando en su conjunto y pormenores las mas trascendentales cuestiones económicas. N o había esta ciencia, si
asi puede llamarse, tomado los vuelos con que hoy la vemos .
ni pretendía ser la reina del mundo, ni resolver los problemas
que la sabiduría de los siglos han declarado insolubles; pero mucho se había hablado ya y no poco se había escrito de aduanas,
de comercio, de fabricación, de metales preciosos y de cuantos
elementos constituían la riqueza de las naciones y de los particulares. Mas que todos los trabajos de los economistas, mas
que todos los preámbulos de los estadistas, mas que las obras
y actividad de las cien juntas creadas en España en tiempos
posteriores á los del año de 8, valia el artículo 116 del código
de Bayona que decía. «Las aduanas interiores de partido á
partido, y de provincia á provincia quedan suprimidas en E s paña é Indias. Se trasladarán á las fronteras de tierra ó de
mar.» Gran paso hacia la prosperidad de España, que no
ha sido imitado al cabo de tantos años, sino de una manera
incompleta. « El sistema de contribuciones será igual en todo
el reino.» Máxima fundamental que no ha tenido aplicación
hasta el planteamiento del sistema tributario en 1845. L a abolición de todos los privilegios, la creación de un director general del Tesoro, un nuevo sistema de contabilidad, y la erección
de un tribunal mayor de cuentas adelantaban medio sigle á la
sociedad de aquellos tiempos. N o ha sido sino muy paulatinamente y al través de grandes vicisitudes, y no pocas contradicciones, cuando en nuestros dias hemos visto coronado con
3
tales instnciones el edificio de la administración económica,
¿Y (jué diremos de los derechos individuales que tanta importancia tienen en las constituciones modernas, y que son los
objetos mas preciados de la libertad, y de las cuales, las partes
esenciales de toda organización política no son mas que garantías? Reconocidos estaban y asegurados en la constitución de
Bayona hasta un extremo tal que podemos graduar de nimio
y complicado. E l senado casi tenia por única facultad la de
velar sobre la libertad individual y la de la imprenta. E l ministro de policia en plazos cortos y regulares, debía dar cuenta
de las personas detenidas en las cárceles del reino que no hubieran sido entregados á los tribunales competentes; la j u n t a
senatoria encargada de estas atribuciones, verificaba sobre el
hecho una información, y con asistencia de algunos consejeros
de Estado, daba su dictamen y elevaba consulta á S. M., exigiendo la responsabilidad á quien había lugar. Otro tanto
ocurría con las infracciones de la ley de imprenta, pudiendo
siempre los agraviados acudir al senado en queja, como al juez
protector creado por la ley para estos dos importantes derechos de los ciudadanos, objetos hoy de tanta discusión, de
tantas y tan encontradas disposiciones legales, y de contiendas
tan empeñadas entro legisladores y publicistas.
La inespcríencia del autor ó de los autores, era lo que
mas se revelaba, al lado de una buena intención, en el proyecto
que sujetamos ala crítica de este artículo. La organización del
poder legislativo, complicado, y como tal vicioso por los tros E s tamentos. La índole del gobierno constitucional, ó desdeñada ó
contrariada, quizá sin saberlo, ó quizas con hipócrita ó refinada
malicia. No parecía sino que las funciones del senado, debían ser
mas altas que las de las cortes, y aun las del consejo de Estado
corrían parejas si no sobrepujaban á las de los cuerpos legislativos. E n tal estremo, si la constitución hubiera llegado á,
plantearse siquiera por quince dias, todos estos cuerpos rivales, en continua lucha, hubieran chocado desde los primeros
momentos, produciendo conflictos y discusiones hasta el punto
de perecer unos ú otros, saliendo de la lucha victorioso, ó el
elemento parlamentario, ó el absoluto; entre los cuales ni ha
habido, ni hay ni habrá término medio. H a y en dicha constitución, accidentes que nos seducen, otros que nos admiran,
por contener verdades inconcusas que al fin han triunfado en
nuestra patria, pero después de muchos años y de muchos
trabajos.
E n doce sesiones terminaron la obra los primeros constituyentes españoles, si asi puede llamarse á los que se entretenian en preparar leyes para la España, que protestaba contr.i
ellas antes de conocerlas, por suponer de antemano que no podían ser buenas y aunque lo fuesen renegaba do ellas, y de
sus autores. Por unanimidad fué aprobada: 91 los votos. E n t r e
ellos hay nombres de todas las clases y gerarquias sociales,
grandes de España, títulos de Castilla, generales de las órdenes religiosas, jurisconsultos, militares, en suma, aquella reunión puede considerarse como la representación de la España
culta de 1808. La suerte de aquellos individuos fué varia y
digna de tomarse en cuenta. E n t r e ellos los hubo que siguieron fieles hasta el fin la causa entonces victoriosa. P o r ejemplo, Aranza y Gómez Hermosilla. Otros, y fueron los mas,
abandonando al rey José , y por supuesto á la constitucioa
que salió de sus manos y fueron después los instrumentos mas
ciegos del absolutismo de Fernando V I I , como Lardizabal^ y
mas que nadie el célebre Villela, gobernador del Consejo d o
Castilla en el año de 1824. Quien defendió á su patria con bizarría y aun heroísmo, ganando inmarcesible lauro, como el
célebre defensor de Ciudad Rodrigo, D . Andrés Herrasti;
quien dejó fama de buen militar, de buen político, de buen
amigo y excelente caballero como D . Miguel Ricardo de Alava. Pero entre tanto nombre ilustre, que juntos todos formabaa
unareópago imponente, garantía firme de las obras emprendidas, faltaba un personage, y este era el pueblo, el cual so
preparaba en el dia en que la junta terminó sus trabajos, 7 de
Julio de 1808, despreciando constituciones y reyes, á ganar l a
batalla de Bailen, echando abajo todas las intrigas, y confundiendo á los apóstatas y á los traidores.
AHTONIO BBNAVIDBS.
TEATRO NACIONAL.
La comisión permanente, que para gestionar cerca del gobierno hasta la realización del proyecto fué nombrada el 15
del mes anterior, se reunió en nuestra redacción el jueves 7
del actual, y quedó constituida, designando como presidente
al Sr. D . Salustiano de Olózaga, y secretario al Sr. D . Cristino Martes. E n t r e los acuerdos tomados en ese dia, fué el primero cumplir con el encargo de acercarse al gobierno de S. M..
á darle las mas cumphdas gracias por el gran paso que dio en.,
favor de la idea, suspendiendo la subasta del solar de las V a llecas, y dicha comisión tuvo la honra de ser recibida anteanoche por l»s señores ministros de la Gobernación y Haicienda : ambos dieron nuevas seguridades de que tan patriótico
proyecto ha de llevarse, y pronto, á feliz término, y fueron t a n
acertadas y bondadosas las palabras que oímos de los dos
consejeros de la Corona, que salimos de sus respectivas secretarías, profundamente conmovidos y con el convencimiento de
que el proyecto se realizará 4 pesar de las bajas artes que a l gunos seres degradados emplean, mas ó menos ostensiblemente, para estorbarlo.
Se ponen e n j u e g o , por algún propietario que pretende
vender á precio fabuloso su finca, á fin de que en ella se edifique
el teatro, y por algunos especuladores que desean el citado
solar de las Vallecas para construir casas, fondas y cafés, cuantos medios están á su alcance, y ellos son los que propalan valiéndose de algunos periódicos, las mas estupendas paparruchas
que hasta hoy hemos mirado con desden; al fin, cuando en
contestar á otros ataques mas nobles ciertamente , nos ocupemos, les dedicaremos algunas líneas, sacando á plaza nombres
propios, y denunciando al público los móviles de la conducta e a
este asunto de ciertos señores, y de algunos vampiros de 1^
riqueza pública, que no satisfechos todavía con el acrecentamiento rápido y misterioso de sus improvisadas fortunas, tratan
de arrebatar á las artes y las letras el monumento por que suspiramos.
Rogamos á nuestros ilustrados colegas que examinen, antes
de hacerse eco inocente de bajas pasiones, el origen de las noticias que les comuniquen: basta reflexionar un poco p a r a
advertir que los únicos enemigos que tiene el proyecto, aparte
de algunos señores economistas (tal vez por no estar e n t e r a dos de los términos de nuestra solicitud,) son cuatro ó seis
especuladores, y los neos.
Otro dia seguiremos insertando la opinión de la prensa
sobre este patriótico pensamiento.
LA CUESTIÓN DE_^ANTO DOMINGO.
Con propósito deliberado hemos guardado hasta
ahora silencio sobre la política del .gobierno en Santo
Domingo. Expuestas con entera claridad nuestras opi-
LA AMERICA.
niones sobre su reincorporación á España, cuando esta sos en los medios con tal de obedecer á la ley principal tropos, nos queda, sin embargo, la gran partida que en
tuvo lugar, no era preciso, ni urgente, reproducirlas de de su desarrollo y progresivo ensanche. Muchas demos- el Haber de la cuenta corriente de Santo Domingo con
nuevo y por lo mismo que en aquella isla no se ha se- traciones de esta verdad nos suministraría la misma his- España , puede figurar por intereses morales de la
guido el sistema que proponíamos, hemos aguardado toria de su actual guerra civil, si el espacio de que dis- cohesión y unidad de raza; y la no menos importante de
prudentemente á que la insurrección terminara. Por ponemos nos permitiera citar hechos.
los intereses pohticos que su unión con España puede
ningún concepto queríamos aceptar la responsabilidad
A su vez la raza hispano-americana, menos acostum- traernos para la conservación y tranquilidad de la Isla
en todo ó en parte de los embarazos que una animada brada á gobernarse por sí misma, con menos cohesión, de Cuba.
discusión en la imprenta pudiera crear al gobierno.
con mucha mi nos libertad práctica y muchísima menos
Mas si para contrabalancear esas dos partidas teneHoy la cuestión varia de especie. Diarios de todos los fuerza de unidad; debilitada en el continente por el lar- mos que hacer el asiento en el Debe, primero del sacrimatices, asi moderados como progresistas, han emiti- go trabajo de asimilación con las razas indígenas que ficio de la flor de nuestros soldados; segundo de la perdo ya sus opiniones y muchas de estas sostienen la con- viene haciéndose desde la época del descubriniíento, turbación y el déficit llevado á la floreciente Hacienda
veniencia de abandonar aquella antigua provincia espa- solo puede defenderse de su invasora, poderosa é ilus- de Cuba con el enorme recargo de los gastos y con el
ñola. Por otra parte, según todas las noticias, la insur- trada rival á beneficio de la gran extensión del ter- consiguiente sistema de empréstitos y negociaciones de
rección se cree vencida y ya no parecerá peligrosa la ritorrio que ocupa, de las condiciones y dificultades billetes de su tesoro, encontraremos al cerrar la cuenta y
que presenta su clima y su misma despoblación. La lu- siguiendo nuestra metáfora mercantfl, que el saldo condiscusión de la política que alli se deba seguir.
¿Conviene á España mantenerse unida á la provincia cha está, no obstante, empeñada ; los norte-americanos tra Santo Domingo resulta tan considerable que jamáa
ultramarina de Santo Domingo? Este es el punto mas se han hecho dueños en el continente de Tejas y Califor- podrá extinguirlo.
importante y fundamental que comprende el problema nia y si no hubieran encontrado el obstáculo que presenSi además, tenemos en cuenta que reformando en
ó, mejor dicho, es el único problema que debe re- ta el territorio de Méjico, hoy seria ya suyo el Istmo de sentido liberal el sistema político, administrativo y ecoPanamá.
solverse.
nómico de Cuba y Puerto Rico podemos elevar estas dos
Pero si por tierra firme están todavía lejos de la antillas á un grado de fuerza y prosperidad extraordinaEn nuestro concepto la cuestión no admite una respuesta categórica. La unión será ó no conveniente, se- América central, no les sucede lo mismo respecto á Cuba, rios, creando al mismo tiempo y á beneficio de estas libegún sea el sistema político del gobierno español. Esta llave principal del golfo mejicano y que se halla á muy rales reformas un espíritu español poderoso entre los
solución dábamos al mismo problema cuando se hizo la pocas millas de la Florida. No prejuzgaremos si los ha- mismos naturales de ambas antillas, encontraremos que,
Ijitantes de Cuba serian mas ó menos felices que hoy sin gastar hombres ni dinero, antes, por el contrario,
anexión y esta misma creemos que debe darse hoy.
Por regla general la asociación política que se apoya bajo el pabellón estrellado de los Estados-Unidos ; pero favoreciendo el desarrollo de la población, de la riqueza
en la identidad de raza, de costumbres, de tradiciones, es evidente que, dada una reforma pohtica liberal en la y de las rentas públicas en una y otra isla, se obtendrá una
de legislación, de idioma y de religión es buena y útil, reina de las Antillas, esta seria mucho mas feliz conti- cohesión mayor y mas eficaz para nuestra raza y un puncualquiera que, por otro concepto, sea la distancia que nuando española. Ycomo es de esperar que esta refornia to de apoyo político en el centro de América entre las
separe á los pueblos asociados , cualquiera que sea la se verifique muy pronto, de aquí la conveniencia políti- dos grandes razas hispano y anglo-americanas, que de
diterencia de climas ó la de sistema industrial. Cuando ca de que Santo Domingo continué siendo española á ningún modo podría dominar la invasora absorción de
existen vínculos de unión tan poderosos solo puede ha- fin de que no se haga norte-americana.
los yanckes, aun cuando se apoderaran de Santo Domincer inconveniente la asociación pohtica una violación
El principal servicio político que Santo Domingo nos go y elevaran la población de las Floridas, hoy tan desdel derecho, un sistema político en que una de las dos puede prestar es el de evitar que la raza norte-americana pobladas, á muchos millones de habitantes.
partes ocasione grandes gravámenes á la otra , va por forme una agrupación política demasiado cerca de Cuba.
De forma que si Santo Domingo nos ha de seguir
que la mas débil exija de la mas fuerte cuantiosos auxiPero además, Santo Domingo puede servirnos para costando lo que hoy nos cuesta en hombres y dinpro, si
lios en hombres ó en dinero, ó bien por que esta última facilitar el establecimiento en las Antillas de un sistema no hubiese medio de conservar su unión con España sin
tiranice á la primera tratándola como pais conquistado. pohtico mas liberal y perfecto, sirviendo en cierta modo esos enormes quebrantos, la política bien entendida nos
La asociación política apoyada por un interés mutuo de punto de enlace entre la de Cuba y Puerto Rico.
aconsejaría su inmediato y pronto abandono. En la pey garantida por un gobierno justo no puede censurarse
Por ahora, pocos, muy pocos son los servicios mer- nínsula no tenemos derecho para imponer á nuestros conjamás.
cantiles que Santo Domingo puede prestarnos: pero den- ciudadanos el sacrificio de sus hijos y de su dinero, ni
Si en Santo Domingo á los vínculos naturales de ra- tro de algunos años podrían ser de bastante considera- para arruinar el Tesoro de los cubanos con objeto de
za, idioma, tradición y costumbres se puede agregar la ción si acertáramos á darla seguridad y tranquilidad in- hacer una obra de caridad civilizando por fuerza á un
conveniencia de conservar servicios recíprocos impor- terior al mismo tiempo que hiciésemos aumentar su co- pueblo en el cual, si existe una minoría ilustrada, hay
tantes, sean estos políticos ó bien mercantiles, y si estos mercio.
una gran población mísera y semi-salvaje.
servicios compensan los gravámenes ó sacrificios que
En cuanto á los servicios que por nuestra parte poPero al llegar á esta tristísima consecuencia, la cuessean necesarios para conservar la unión, esta debe pro- demos hacer á Santo Domingo, son de mucha luas im- tión presenta otro problema. La resistencia que últimacurarse empleando para conseguií'Ia todos los medios portancia: seguridad interior y exterior, especialmente mente ha demostrado Santo Domingo para continuar
que quepan dentro de la estera que permita la justicia y con relación á sus peligrosos vecinos los haitianos: faci- unida á España, ¿procede de ingratitud hacia nosotros, ó
el derecho de gentes. Si, por el contrario, los servicios lidades para el desarrollo de s« comercio con las demás bien de que nuestro gobierno ha seguido desde la aneque mutuamente puedan prestarse la metrópoli y la Antillas, con el continente americano y con Europa. xión una política equivocada?
provincia, asi en el orden mercantil como en el político, Como una consecuencia de estos dos elementos, atracción
Y si como creemos procede de esta última causa,
no bastan para compensar los sacrificios que sean nece- á su territorio de población blanca y fomento de sus ¿hay algún medio político que escusándonos los enormes
sarios para mantener la unión, esta debe abandonarse. intereses locales. En una palabra, nuestra fuerza puede gastos que hoy hacemos en hombres y en dinero proSanto Domingo puede efectivamente prestarnos ser- convertirse en el auxiliar poderoso de su civilización.
duzca la verdadera anexión de aquella provincia á Esvicios políticos de importancia. Sin perjuicio de que la
Conocidos los servicios que mutuamente podemos paña? Es decir, la anexión que se apoya en el mutuo inhumanidad camine á un ideal social que tenga por base prestarnos, procede ahora apreciarlos para saber cuanto terés, en la atracción de dos pueblos de idéntico origen,
la confraternidad universal de la especie humana y el daremos y cuanto recibiremos, único modo de calcular que hablan el mismo idioma, que el uno es hijo del otro.
consiguiente respeto al derecho de todas las razas y de la conveniencia para España de su unión con Santo Ésta segunda é importantísima parte de la cuestión es la
todos los pueblos, es evidente que antes de llegar á esa Domingo. Si para dar á esta provincia la seguridad que que conviene que ahora estudiemos con raciocinio frío,
forma óptima que haga un solo grupo social de todos los necesita es preciso que sacrifiquemos anualmente un sin espíritu de partido, sin el deseo de hacer política de
hombres, tenemos que hacer muchísimas etapas, en gran número de hombres, mandándolos allí á que los oposición ni ministerial, cual cumple á buenos españoJas que agrupaciones menos numerosas sostendrán la diezme el clima, á que sufran las inmensas privaciones les; pero sobre ella tendremos que exponer muchas conlucha necesaiia para que se depuren y perfeccionen los que resultan de vivir en un pueblo extraordinariamente sideraciones y faltándonos tiempo y espacio en este númedios de llegar á aquel fin.
atrasado, á que tengan cada año que luchar sofocando mero, debemos dedicarla un capítulo aparte que inProbablemente las grandes agrupaciones jamás des- una insurrección ; si ademas á costa del tesoro de Cuba sertaremos en el próximo.
truirán á las pequeñas. Hoy dentro de la raza existen ó bien del peninsular tenemos que suplir el déficit que
FBLIX DK BONA.
las naciones, estas se dividen en provincias, las pro- resulte de sus presupuestos, es indudable que el servicio
vincias en distritos, los distritos en pueblos, los pue- que se nos exige vale muchísimo mas que los que Santo
IMPOBTANTB.
blos en barrios y parroquias y los barrios ó parroquias Domingo puede prestarnos.
en familias. Cada uno de estos grupos sociales abriga en
E n la sesión de ayer á escitacion del celoso diputado
Y cuenta que desde luego nos anticipamos á rechazar
su seno los instintos de conservación que cada uno de con enerjia la censura de egoístas y materialistas con Sr. Castro, hizo el gobierno de S. M . en el congreso una delos individuos siente en sí mismo: cada uno de estos que nos censurarán algunos espíritus entusiastas y sobra- claración solemne sobre la cuestión de Santo Domingo que
grupos siente también la ley de la vida que los impele á damente superficiales. «Y los ínteres morales, dirán, no tan vivamente nos preocupa. Dijo el señor presidente del
Consejo de Ministros que España combatiría en la isla domiextender su esfera de acción, y si del choque de los inte- representan nada?» «¿Puede apreciarse el valor de la nicana
hasta triunfar, apelando á todos sus recursos, pues no
reses individuales resullan conflictos, del choque de los unidad y de la coesion de nuestra raza por medio de podia consentir que se segregase de la Corona, no ya una prointereses colectivos de cada agrupación resultan antago- una especie de partida doble pohtica abriendo una vincia, sino la parte mas insignificante de su territorio. E l connismos que solo apelando á la fuerza del derecho pue- cuenta corriente á Santo Domingo por Debe y Haber? greso so unió á la manifestación del gobierno, ofreciéndole
den aimonizarse.
¡Qué escándalo^ que materialismo tan grosero el de estos todo su apoyo para sofocar la insurrección.
Sin comentar esta importante noticia, ereiamos de impeDe aquí que nosotros, como individuos de la gran economistas!»
raza española, sin perjuicio de enderezar nuestros pasos
Despacio, señores entusiastas, que esa partida doble riosa necesidad una franca declaración del gobierno : asi
sabremos todos, ya peninsulares, ya xiltramarinos, á qué atehacia el ideal del mas perfecto cosmopolitismo, tenemos no excluye de ningún modo que se inscriban en el libro nernos.
Parece que el señor general Zavala ha pedido ayer
interés en la conservación de nuestra raza, y en la de diario las partidas que representan servicios ó beneficios al gobierno que le destine á la isla dominicana, y que igual
nuestra nacionalidad asi en Europa como en América, inmateriales. Los economistas no desconocemos la fuerza petición le vá á dirigir en el senado el señor general Serrano:
¿ajo este punto de vista y considerando las tenden- reguladora de esa gran virtud que se llama caridad, para ¡mas vale tarde que nunca!!
cias invasoras de la gran raza anglo-americana, el ins- restablecer el equilibrio producido por los desniveles
tinto de propia conservación de la nuestra nos aconseja sociales, lo mismo cuando se trata de individuo á indiHemos recibido á última hora, y publicaremos en el próxi.
estrechar todos los vínculos que nos puedan prestar I viduo, que de provincia á provincia y aun de nación á
coesion y íuerzas suficientemente resistentes para evitar nación. No hay ningún pueblo en el mundo mas mer- mo ni'imero, un artículo tan importante como todos los suyos,
que en América nos aniquile ó extermine. No por esto cantil que Inglaterra: en su política exterior el Debe y del eminente escritor D . José Antonio Saco.
debe renunciarse á la grande obra de la fraternidad Haber pesa en todas las cuestiones políticas y, no obstanhumana, tratando de interponer entre los ilustrados \ te, ocurre una gran miseria como la que recientemente
Víctor-Hugo ha dirigido la siguiente carta á los autonorte-americanos y nosotros, murallas como la de Chi- i ha afligido á los distritos manufactureros del algodón en res y firmantes de una proposición que tiene por objeto
na, puesto que si hemos de progresar su ayuda ne- J el condado de Lancaster y la caridad inglesa ha desple- pedir la abolición de la pena de muerte en Francia :
cesitamos. Pero una cosa es conservar, alimentar y fo- | gado recursos cuyo ejemplo ha llenado de oprobio y de
«Hauteville-house 17 de Marzo.
mentar nuestras relaciones políticas, mercantiles y so- • vergüenza á los franceses que son maestros de esa políSeñores : Vuestra carta elocuente y cordial me enternece.
cíales con aquel gran pueblo, tomando de él cuanto de tica oficiosamente filantrópica que Vds. proclaman y que M e conmueve esta recompensa.
bueno encierra, y otra muy distinta consentir que su para acudir al remedio de una miseria semejante solo
Lo poco que yo he hecho es nada; vosotros lo haréis todo.
invasora ambición se apodere paulatinamente de núes- | han reunido sumas relativamente insignificantes.
Levantar la voz en favor del progreso es un d e b e r : he
tros campos, de nuestra riqueza, é intrusándose en me- i
Pero si prescindimos de la cuestión de interés re- cumplido ese deber; vosotros haréis mas, realizareis el progre.
dio de nuestros pueblos principie por debilitarlos y con- ciproco en Santo Domingo y miramos la cuestión como so mismo. Si no es hoy será mañana.
Este gran siglo X I X , que tiene por precursora 1789 , ha
cluya por cazarnos en los bosques á balazos como ha I un acto de beneficencia, no podemos admitir de ningún hecho
ya muchas cosas sublimes; pero no ha concluido aun.
hecho al fin con los restos dispersos de los pobres indios ' modo que la caridad se' haga por "eTEstado v á costando Destruirá
el cadalso, y con el oaldaso toda la armazón decréque habitaban su territorio y aun con los mismos blan sacrificar las vidas de nuestros soldados, "de nuestros pita del viejo mundo. ¡Valor, jóvenes!
eos de raza española que habitaban en Tejas.
conciudadanos. La caridad es una virtud, un deber moLos hombrea como vosotros son los porta-estandartes.
En el pueblo Norte-americano hay gran plétora de ral, nunca un deber político. Todo lo mas que podríamos
Vuestra iniciativa actual no es mas que el principio : ella
vida, una renovación constante de la raza con la sangre conceder seria, y aun esto es contrario á los buenos 03 compromete á mas. Llegará u n dia eu que no os hniitareia
de los numerosfsemigradoseuropeosqueacudená aquel principios, que nuestro gobierno favoreciera á la pro- á pedir; realizareis vosotros mismos. ¡(Jué cosa mas sencilla,
pueblo; pero esa misma plétora de vida, esa misma re- vincia de Santo Domingo con algún dinero; pero nunca siendo el soberano! Continuad marchando hacia la luz quo
está en el horizonte.
novación con el arribo continuo de europeos en su ma- á costa de grandes bajas en el ejército español.
La juventud de Francia ha sido siempre la vanguardia del
yor parte ignorantes y audazmente aventureros, romDescartada la cuestión de caridad, anticipándonos porvenir.
piendo, ó mejor dicho, corrompiendo algunas de sus tra- así á refutar los argunieníos que pudieran oponer á
L a salud en vosotros.
dicionaíes instituciones les impele á ser poco escrúpulo- nuestra doctrina ciertos espíritus candorosamente filánVictor-Iíugo.i)
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
DISCURSOS
SOBBE LA LIBERTAD DB DISCUSIÓN T DE E N S E S A N Z A
PEONOX-
CIADOS EN EL ATENEO CIENTÍFICO Y LITERAEIO DE M A D I Í I D .
Discurso 1,°
Señores:
Podrá ser una ilusión mia; pero creo firmemente que,
merced á los lógicos discursos de los Sres. Gisbert, Rodríguez y Leal, la importante discusión que nos lleva ya
un tanto agitados, va perdiendo aquella fisonomía mística, apostólica v misionera que le habian dado las casi
homilías de los Sres Sánchez, Orti y Medina, á pesar de
los esfuerzos de los Sres. Coronel, Labra y Ángulo, para
mantenerla en el buen terreno, tan perfectamente trazado, en su bello é instructivo discurso, por el Sr. Caraus,
con cuya simpática palabra se inició, como recordareis,
este debate.
Mucho me alegraré que esta discusión llegue á secularizarse completamente. Yo, por mi parte, voy á reducir todos mis esfuerzos á que acabe de despojarse de su
ropaje talar, y hacer que vuelva á vestir gabán ó trage
serio, como compete á una corporación científica.
Repugnábame, señores, y no poco, que una tesis tan
humana como la que estamos debatiendo, fuese tomando
todas las proporciones do una cuestión de dogma. La
ciencia había desaparecido, y en au lugar se estaba cerniendo sobre nosotros con sus alas de plomo la autoridad, y no la autoridad profana, sino la divina ó la sagrada.
A cada instante oiamos citar en latín pasajes de San
Agustín, de San Pablo, de San Clemente, de San Crisóstomo, del N icianceno, de Santo Tomás y de todos los
demás santos del calendario.
Aquí se glosaban los versículos del Antigíio Testamento; allá se comentaban los preceptos del Decálogo,
presentándolos como el núcleo do una constitución política, ó de una organización social; y los unos con metáforas, y símiles, y parábolas, y Sutilezas barnizadas de
gusto bíblico y pronunciadas con osa candente elocuencia de los Isaías, Ezequieles y domas profetas de Israel,
bardos tribunos que tronaban contra los tiranos do la
Judea; los otros con argucias escolásticas, con argumentaciones iguales á las de los escotistas y tomistas, con
declamaciones sentimentales, peroraciones plañideras y
lamentaciones rivales de los trenos de Jeremías; no solo
nos habian alejado del verdadero tema déla cuestión, sino
que haciéndola exclusivamente religiosa, parecía que
aquí estábamos, por una parte, los apóstoles del dogma
del país, los defensores de la religión católica, apostólica, romana, lanzando rayos de excomunión desde el Vaticano de sus labios; y por otra, los herejes y herosiarcas, los impíos, los ateos, los iconoclastas feroces de toda imagen veneranda, los Atilas anti-católicos en fin,
dispuestos á no dejar arraigar ni germinar ninguna semilla religiosa, donde estampáramos la huella de nuestro razonamiento.
Ya comprendéis , señores, que ese desvio, que esa
degeneración del debate no podía menos que producir
inconvenientes gravísimos, tanto respecto de los resultados de la discusión, como respecto á la posición de
cada uno de los oradores que en ella tomaran parte.
Respecto de los resultados de la discusión, es ocioso
todo comentario, porque está al alcance de todos, y en
cuanto á los inconvenientes de la posición de los oradores , fácilmente se os alcanzará también que vienen á
constituir una de las razones que alegaba el Sr. Sánchez
para negar la libertad de discusión.
Decía este res|ietable presbítero: «la libertad de discusión exije igualdad de condiciones entro los que discuten,» y aunque yo no acepte esa proposición en los términos con que la desarrolló S. S., creo que, si en alguna
ocasión es cierto que Ja falta de igualdad de condiciones,
ó circunstancias, ha de imposibilitar la discusión, es precisamente aquella en que nos hallábamos, y cuyo carácter acabo de indicar.
Entre los que hablan místicamente; entre los que en
una discusión cientifica y sobre temas humanos apoyan
su argumentación en las verdades de la fé y en el criterio divino; entre los que combt.ton la libertad de discusión y de enseñanza en nombre de la religión, del dogma
del país y de la Iglesia católica; entre los que solo tienen
or aptos para discutir y enseñar á los inspirados por
ios, y solo ven á esos inspirados en los hombres de la
Iglesia; entre los que de esa suerte discuten y los que
discutimos científicamente ó razonamos; los que buscamos en la razón y la ciencia los fundamentos de nuestras
opiniones; los que defendemos la libertad de discusión y
de enseñanza, en nombre de los derechos del hombre, de
su personalidad libre, de su dignidad individual, y los
que creemos aptos para discutir y enseñar á cuantos
tengan uso de razón, claro entendimiento y ciencia para
hacerlo, hay, señores, enormes desigualdades de condición ó posición; desigualdades que, si son ventajosas para
los que nos hallamos en este último caso, ante el imparcial jurado de personas doctas, sensatas, probas, no fanáticas ni hipócritas, verdaderamente amantes de la luz
y la verdad y aptas para juzgar debidamente de las doctrinas emitidas; son altamente desfavorables cuando la
preocupación, el error, la obcecación ó la mala fé nos
presenta, á fuer de acusados, ante esos sanhedrines farisaicos que la reacción de nuestros dias ha establecido en
cada esquina, con' sus vigias oficiosos en las atalayas de
la prensa absolutista, siempre dispuestos á mirar como
enemigos de la fé y la religión del pais, del dogma y de
la Iglesia católica,Vt los que no pensamos como piensan
nuestros adversarios en asuntos completamente profanos.
Con esa desigualdad do condiciones, la discusión, si
no es imposible, se hace suinaniente embarazos:! para
una parto de los contondie.itos.
Para los unos, no hay límites ni trabas; tienen ancho
espacio en que explayarse; hasta sus exageraciones.
E
sus mismas hipérboles han de parecer, en ellos, rasgos he tenido razones poderosas para renunciar á mi turno,
laudables que se tomarán como ráfagas ó llamaradas fu- y ya recordareis que, en la penúltima, una de ellas fué la
gaces del gran fuego religioso que arde en su espíritu; ausencia por indisposición de mi adversario el Sr. Orti.
en tanto que, para los otros, la menor proposición que
Bien es verdaH, como so me dijo, que estaba presenparezca contraria al dogma; la menor afirmación ó ne- te el señor Sánchez, correligionario de aquel señor,
gación que sienta la heterodoxia; el menor desvío de las pudiendo por lo tanto contestarme en su nombre, ó
creencias generales del pais y de la época, sobre expo- bien escribirle ó trasladarle de palabra lo que yo hubiese
nerlos á todos los resultados de nuestra legislación ó dis - pronunciado.
posiciones penales de nuestro código y crearles una
Acerca de lo primero , no había inconveniente ; el
atmósfera repelente ante el gobierno y el vulgo, ha de señor Sánchez tiene sobrado talento y brío para luchar
levantar murmullos, ya que no en los labios, en la con- por cuenta suya y como procurador: en cuanto á lo seciencia no solo de los que fervorosos ó exaltados en su gundo, á la verdad, y no lo tome á mal S. S., no podía
fé se inclinen á la intolerancia, sino en la de los mismos inspirarme gran confianza.
que crean con tibieza, y hasta en la de los que no crean
Gracias á una imaginación meridional, á una viveza
nada, pero que, aconsejados por la circunspección y la de fantasía que le evapora los conceptos de la memoria,
prudencia, juzguen que no deben decirse ciertas cosas, cuando los acaban de gravar en ella por el oído, tiene el
en punto á la religión del pais donde se vive.
señor Sánchez la desgracia de tergiversar las proposicioYo, señores, que no soy, que no quiero ser sordo á iies do sus adversarios, y es por ello S. S. en el terreno
los consejos de esa circunspección y esa prudencia, no de la discusión, una es¡)ecio de locomotora , que vuela
me siento con toda la soltura y desembarazo que no me por una pendiente mas rápida que lo que permite la ley
abacdonan nunca en las cuestiones científicas, y que no y uno no puede abandonar sus ideas á los wagones
me abandonará tampoco en la actual, desde el momento arrastrados por esa locomotora; porque, ni con cien freen que se la despoje de eso carácter religioso que se le nos Castelvi, no es seguro que no haya un descarrilamiento peligroso.
ha dado, tal vez sin querer, por algunos oradores.
Hoy está presente el señor Orti y podrá oir directaY no es precisamente porque yo traiga en mi ánimo
el inconsiderado propósito de atacar ningún dogma del mente lo que yo opino, acerca de las razones que nos ha
pais, ni do lastimar conciencia alguna' con afirmaciones expuesto, para oponerse á la conveniencia de la libertad
de discusión y de enseñanza.
ó negaciones heréticas, heterodoxas ó sarcáslicas, no!
Entre las muchas dotes que adornan al señor Orti,
Nunca ha sido mío semejante proceder, por mas que
mis pobres é inocentes producciones científicas y litera- como hombre de discusión, y que bajo ese punto de visrías hayan tenido la desgracia do ser tachadas de cierto ta le asemejan un tanto al Diablo ó.Satanás, que, según
modo no muylisongero por algunos respetables prolados S. £., es el gran disculidor , descuellan dos , que son
españoles: porque los unos las han confundido lastimo- siempre de un gran socorro, y contra las cuales es necesamente con obras de Juan Jacobo Rousseau y los otros sario estar muy prevenido, para no dejarse coger en las
han confesado que no las han leído, y que han fundado redes del sofisma.
Habla S. S. con una dulzura y suavidad que cautiva;
su juicio en lo que han visto* en las columnas do ciertos
periódicos apasionados, que no sienten empacho alguno con una entonación tan plañidera que enternece, y asi
como la poesía, según el didáctico del Tibor, ablanda las
en adulterar la verdad de los escritos y los hechos.
Ni en mis libros, ni en mis discursos, he atacado, costumbres y no permite ser feroces , la palabra del
ni ataco, ni atacaré jamás al catolicismo ó los verdade- señor Orti reblandece el raciocinio do sus adversarios y
no les consiente el vigor y la energía de la argumenros fundamentos de la religión cristiana.
Por lo mismo que soy partidario acérrimo de todas tación, que emplearían contra un enemigo rudo, angulolas libertades y de consiguiente de la de conciencia, ja- so, y desconcertado en su foi'ina y fondo.
Es además S. S. muy dado á la dialéctica a priori, á
más he de constituirme en agresor de creencia alguna.
Defenderé la mia, si me la atacan, y tengo humor para la forma silogística, id método sintético, que, si por una
ese género de contiendas; pero ponerme á juzgador de parte es el que mas se presta ;i la lógica délas deducciones, es también el mas socorrido para deslizar los sofisreligiones, no; eso jamás.
Ni podría hacerlo, porque ya he perdido de mi me- mas con facilidad y disimulo, haciendo que pasen, con el
moria el número de las religiones que ha habido y hay, visto bueno de la aduana de la razón, artículos de verday no sé cuantas mas habrá en lo que resta de siglos, to- dero contrabando
Sienta el señor Orti proposiciones como mayores
das verdaderas y reveladas por Dios á los profetas ó fundadores de esas religiones, al decir de ellos y sus secta- premisas ó puntos de partida, dándolos por verdaderos,
rios , y como no conozco á fondo todas esas formas • por incuestionables, porincoiicusos, tal vez á beneficio de
de la creencia, ni sé una palabra de teología, mal podría i cierta geiieralidud vaga y susceptible de aplicaciones dihacer comparaciones, ni demostrar la excelencia de esta I versas, y pertrechado detrás de esas proposiciones , em: pieza á desplegar, como diria el señor Berzosa , la cinta
ó aquella sobre todas las domas.
Si rae siento embarazado, cuando se da á las discusio- ; de sus razonamientos y no para hasta negar al parecer
nes científicas cierto giro religioso, es porque, además de lógicamente las cosas mas incuestionables y evidentes.
En prueba de lo que acabo de decir, recordad, señoser eso para mí una profanación, me repugna por su
res, cómo empezó el señor Orti la primera vez que tuviincongruencia y su desquicio.
A mí me gustan las cosas y personas en su lugar y mos el gusto de escucharle en este debato, combatiendo
la conveniencia de la absoluta libertad de discusión y dé
tiempo.
Me gusta Démostenos en la plaza pública de Atenas, enseñanza.
Acerca de la primera de estas libertades se apoderó
tronando contra Filipo.
Me gusta Cicerón, en el foro romano, desbaratando S. S. de la palabra absoluta, no entendiéndola como
debe entenderse en un sentido relativo á las posibilidades
la conspiración de Catilina.
Me gusta Pedro el Ermitaño volando de castillo en do la mente humana, sino con todo el rigor de la sigcastillo y de pueblo en pueblo, para arrastrar hacia la nificación de esa palabra absolutamente considerada.
i
Como hábil controversista, comprendió que era esa
Palestina á los barones con sus mesnadas.
Masillon en el pulpito de Versalles, alabando, no en I una buena posición estratégica para disparar certeros tiros
el lenguaje del Evangelio, sino en ol del vulgo á Luis XIV; I al campo del enemigo. Nadie podía negarle que la liberBossuet, trazando las miserias do las grandezas huma- tad de discusión no puede ser absoluta; siendo esa libernas en sus oraciones fúnebres sobre el gran Conde y las tad una forma particular de la libertad general ó libre
dos princesas de Inglaterra; Mirabeau en el juego de albedrio del hombre, que os también condicional.
pelota encargando al enviado del rey que vaya á decir á
Con todo su libre albedrio el hombre no puede hacer
su amo que allí están por la voluntad del pueblo y que todo lo que quiere; está, pues, limitada su libertad , es
de aUi no saldrán sino por la fuerza de las bayonetas; condicional, no es absoluta.
Bonaparte, en fin, ante las pirámides de Egipto, advirPretender que sea absoluta la libertad del hombro es
tiendo á sus soldados que, desde lo alto de aquellos gi- hacerle un regalo inútil; es una adulación que podrá
gantes ciclópeos, los están contemplando cuarenta siglos. halagar su vanidad, pero que no engañará su conciencia
Y para decirlo de una vez, señores, y de una mane- ni sadsfará su orgullo.
En ese terreno, por lo tanto, el señor Orti no podía
ra mas clara, sin tanto juego retórico, á mí me gustan
las arengas tribunicias en las plazas y parlamentos; los menos que estar inexpugnable. Ya se lo dije el primer
discursos académicos en las corporaciones científicas; dia que tuve la honra de combatirle; dije mas, que , en
mi concepto, el tema debia estar redactado en otros térlos sermones en las iglesas.
Cuando oigo en las academias, discursos que pare- minos para evitar interpretaciones indebidas; debia
cen homilías ó jaculatorias, so me figura estar oyendo á decir, ¿es conveniente toda la amplitud posible en la liberuno de esos ecos burlones, que vagan por las bóvedas tad de discusión y de enseñanza'!
Puesta asi la tesis, el señor Orti no hubiera tomado
de un edificio arruinado, y que anda repitiendo, en son
de parodia, las palabras de un orador sagrado, escapa- posición en ese baluarte inexpugnable para atacar luego
das por los rotos cristales de color y por los tragaluces sofísticamente, no solo la libertad absoluta , que es una
quimera, que está atacada por si misma, como un absurdo lina catedral vecina.
Hechas, señores, estas indicaciones, que me han pa- do, sino también la libertad condicional, la libertad amrecido convenientes, para colocarme en una posición plia en lo posible, que es un hecho natural, que es un
menos desventajosa, indicaciones que podrán servir de derecho del hombre.
No hubiera tenido S. S. ocasión de aplicar diestraanticipada contestación á todo lo que so me atribuya en
contra de mis intentos, aqui y fuera de aquí, paso á mente á la posible amplitud de 1»libertad de discusión,
ocuparme en algunas proposiciones afirmadas por el se- las argumentaciones con que habla empezado á dirigir su
ñor Orti, tanto respecto de la libertad de discusión, punteria contra la libertad absoluta.
Recordad, señores, que el orador no se limitó á necomo respecto de la libertad de enseñanza.
El Sr. Orti anda, en mi concepto, batido y en com- gar lo absoluto de la libertad del hombre; sus conclusiopleta derrota, con las acertadas cargas en masa cerrada nes fueron mas lejos; pasó hábilmente á la libertad conque le han dado los Sres. Gisbert, Rodríguez, Leal y de- dicional, á la amplitud posible, á la cuestión de límites,
que es la verdadera y la debatida, y so los trazó tan esmás que me han precedido en ol uso de la palabra.
A la sazón en que llego, la acción ya está concluida, trechos, que esa libertad desapareció completamente.
Ved, señores, el artificio sofístico del señor Orti,
el cuerpo de los argumentos adversarios está ya desbandado; pero todavía hay algunos pelotones que han esca- para venir á parar á eso resultado. Para S. S. la libertad
piltlo de los ataques del vencedor , y mientras este des- de discusión rio es absoluta, porque la limita la evidencansa en su campo , recogiendo los trofeos, yo voy á cia de las verdades lógicas, morales y religiosas.
El entendimiento humano no tiene fuerza bastante
habérmelas con esos pelotones, aspirando á que sea mas
para resistir ninguna de esas evidencias; son escollos
redondeada la derrota.
Hubiera deseado hacerlo en sesiones anteriores para contra los cuales se estrella; son, por lo tanto, límites
que me cupiera mas parte en la victoria ; pero siempre invencibles que le quitan su absolutismo de acción.
6
LA AMERICA.
No hay, pues, según S. S., discusión posible sobre modo; que no debe anteponerse jamás la conveniencia á interpretación de esos puntos? De estas discusiones y disverdades lógicas, verdades morales y verdades reli- la justicia, etc.
putas está llena la historia del Cristianismo.
giosas evidentes, y establecida esta consecuencia, deja
Pues á pesar de la e\ encía de ésas verdades moraBasta ver la escolástica; aquellas famosas controverá un lado las verdades lógicas y morales y se deja caer les, ¡cuánto no se ha discutido sobre esa misma justicia sias lie nominalistas y realistas ó sobre los universales y
sobre las religiosas, y fuerte con esa consecuencia, que y su verdadera inteligencia! ¡Cuánto no se ha disputado sus aplicaciones á la teología y á los dogmas, y las de los
pone como premisa de otro silogismo, niega la liber- sobre la pena de muerte! ¡Cuánto no han defendido el Tomistas y Escolistas, disputas de cuatro siglos, consistad de discusión sobre las verdades religiosas, sobre derecho de llevar al suplicio, y á suplicios horrorosos, á tiendo su principal importancia en su relación con las
las verdades del catolicismo que su señoría tiene por evi- personas que han pensado de cierto modo, gobíerr\os y cuestiones religiosas y con los puntos dogmáticos.
dentes.
gentes muy simpáticas para el Sr. Orti! ¡Cuántos no de- A pesar de la evidencia de las verdades de la íé, no se
pudieron evitar esas luchas, esas controversias, esas disY como podéis verlo, aqui ya no niega tan solo la li- fienden la conveniencia como preferible á la justicia!
Aqui mismo, señores, y en medio de esta discusión, cusiones.
bertad absoluta; ya niega también la condicional, la liLuego la evidencia de las verdades religiosas tampoco
mitada; niega toda libertad en materia de verdades reli- ¿no hemos oído proclamar ese principio utilitario? ¿No
giosas, suponiéndolas evidentes, incuestionables, de una decía el Sr. Sánchez en uno de sus discursos que dar ar- puede ser un obstáculo para la discusión; tampoco pueevidencia tal, que la razón no puede levantar sobre ellas mas á los adversarios es una solemne necedad; que po- de impedir que haya entre los entendimientos discordrá no ser justo inutilizarlos cuanto es posible, pero que dancia y que de esa discordancia brote la lucha mas ó
la menor duda.
Afortunadamente, señores, toda esa argumentación es conveniente, porque de lo contrario se compromete la menos empeñada.
Y si las verdades religiosas católicas, que para el
sofistica se desvanece fáciltnente, empezando por negar causa que se defiende? Todo gobierno que quiera conservarse, debe procurar desarmar por todos los medios señor Orti son las mas evidentes, no han podido impedir
al Sr. Orti su premisa, su punto de partida.
Digámosle que no es cierto que la evidencia detenga posibles á sus contrarios. ¿No veis aqui proclamada sin la discusión ¿cuánto menos han de poderla impedir las
al entendimiento humano; que le haga imposible la dis- embozo ni reserva una doctrina completamente contra- que se tengan por tales en las demás religiones? Los secria á una de esas verdades morales evidentes, y procla- tarios de cada una de esas religiones, tienen por evidencusión sobre verdades evidentes.
Sobre que el entendimiento, en cada hombre, tiene su mada precisamente por un coopinante del Sr. Orti? ¿No tes ó incuestionables las verdades de su respectiva fé y
prisma particular, al trasluz del cual se juzgan de dife- es todo eso discusión sobre verdades morales evidentes? por falsas las de los demás. Siendo esto así ¿no discutirán
Luego la evidencia de las verdades morales tampoco sobre esas verdades? ¿Un gentil, un pagano, un africano,
rente modo las mismas cosas; tenemos que ese entendiun chino, un mahometano, un ruso, un judio, un promiento, en la práctica, siempre personal ó particular, pone límites, tampoco imposibilita la discusión.
Por último, señores, el Sr. Orti tendrá por verdades testante tendrán por evidentes las verdades de la reliestá profunda y necesariamente influido por los sentimientos y pasiones, y basta y sobra esa influencia para evidentes los dogmas de la fé católica, los misterios de gión católica como las ve el señor Orti? De seguro
modificar los juicios y volver imposible uno absoluta- esta religión, la infalibilidad del Papa ó de la Iglesia y que no.
de los concilios, la naturaleza divina y humana de JeA su vez ¿tiene el señor Orti por evidentes las verdamente igual en todos los entendimientos.
Recuerdo haber leido en cierto libro que allá en la sucristo la creación del mundo como la refiere el Géne- des religiosas, en que cree cada uno de los sectarios que
Edad Media, cuando se quemaban á centenares las per- sis, la resurrección de la carne y demás puntos de he mencionado y otros muchos, respecto de la religión
que cada uno profesa como la única verdadera? Mas
sonas calificadas. Dios sabe cómo, de brujas y herejes, se creencia .que nos enseña el catecismo.
acusó de bruja á una señora muy hermosa, por haber
¿Y sin embargo, á pesar de la evidencia que verá el seguro que no todavía.
¿Y con esa diversidad de parecei'es y creencias qm'ere
hecho desaparecer de su sepulcro el cadáver de un ve- Sr, Orti en esas verdades religiosas y propias de la fé
cino. Desolado el maridóse presentó ante los jueces, que católica, podrá negar que han sido en otros tiempos y S. S. que no haya discusión sobre materias religiosas? Es
por cierto, y como es de ver, eran eclesiásticos, dicién- son hoy dia objeto de grandes, reñidas y hasta san- un delirio pretender tal cosa.
Discuta S. S. si conviene ó no tal discusión en nuesdoles: «venid al cementerio y allí veréis el cadáver que grientas discusiones?
se supone que ha desaparecido por los maleficios de mi
¿Puede hacerse S. S. la ilusión de que todos los en- tro pais ó en cualquier otro ; pero no sostenga qu ; es
mujer.» Fueron allá en efecto; el cadáver estaba en su tendimientos tengan esas afirmaciones por verdades re- imposible discutir sobre las verdades de la fé. No consepultura, y sin embargo, á pesar de esa evidencia física, ligiosas evidentes? Puede decirse en rigor que sean esas funda lastimosamente la inconveniencia con la imposibilos jueces dijeron : esas son mañas del diablo que nos verdades evidentes? Si no las aceptáis con ciega fé, ¿ve- lidad, y no nos venga, á la sombra de tan deplorable
hace sufrir una ilusión; el cadáver del vecino no está; tu réis desde el primer golpe (que es lo que constituye la confusión, con aplicaciones sofísticas para atacar la limujer es una bruja, y como tal fué arrojada viva á la evidencia) la verdad de esas afirmaciones y docti'inas? bertad de los debates.
La libertad del hombre no es condicional, no deja
hoguera.
¿No tendréis necesidad de dt^mostracion respecto de al¡Cuántos hechos análogos no podria citarle al señor gunas de ellas? ¿Y no hay algunas que se resisten á la de ser absoluta por la razón que ha supuesto, ó la causa
Orti, para destruirle con ejemplos prácticos que la evi- razón, que pugnan con la ciencia y que hay que creerlas que ha señalado el Sr. Orti; la evidencia de la verdad,
dencia (le las cosas no basta para evitar la discusión! porque son dogmáticas, por aquello de San Agustín, sea del orden que quiera, no será jamás un límite, ni un
obstáculo para el entendimiento humano que se lanS. S. mismo puede servirme de argumento de hecho credo quia ahiíurdum'!
para probarlo, puesto que no le faltan á su dialéctica
¿En el seno mismo de la cristiandad, en el seno mis- ce á discurrir, ni para el hombre que aspire á la conrecursos hábiles para poner en duda y hasta negar ver- mo de la Iglesia, no ha habido discusiones prolijas y re- troversia.
dades que se pasan de evidentes. Y si S. S. no quiere ñidas sobre los mismos dogmas? ¿No son estos el resulLas verdades, cuanto mas palmarías y evidentes, poservirme de ejemplo, mis coopinantes y yo, adversarios tado de las votaciones de los concilios? ¿Y no son los drán dar mas seguridades de triunfo al que en ellas apode las doctrinas que tiene S. S. por evidentes, y discu- concilios cuerpos deliberantes que, antes de votar, dis- ye la defensa de su causa, opinión ó doctrina; pero imtiendo acerca de ellas, seremos otras tantas pruebas cuten? ¿La totalidad del dogma de hoy es igual, en cuan- pedir que haya quien las combata, eso jamás. La histoprácticas de que, á pesar de la evidencia, es no solo po- to á muchos puntos de la fé al del antiguo pueblo pre- ria está ahí para probarlo.
sible, sino real y efectiva la discusión.
La inmensa mayoría de verdades, que hoy pasan por
dilecto de Dios, al de los tiempos de Abraham, de Josué,
Si quiere el Sr. Orti que me circunscriba mas en mis de Moisés, de los Profetas, de Jesucristo, de los Apósto- inconcusas, han sido en otros tiempos calificadas de erpruebas, que deje á un lado esos hechos y conteste ca- les, de los primeros albores del crisiianismo, de los San- rores y hasta de errores peligrosos; han tenido sus pertegóricamente á sus razones, no íenyo dificult;id alguna tos padres, de aquella época en que los obispos do Ro- seguidores y sus mártires, y sin embargo, su evidencia ó
en ello. Lejos de eso, hasta añadiré á sus tres órdenes de ma no eran Papas, sino obispos iguales á los de las de- fuerza de realidad era igual en el tiempo de su apariverdades otro, el de las físicas, y empezaré mis reflexio- más diócesis, al de la edad media y principios de la mo- ción á la que tienen hoy día.
Creo, señores, que es ocioso extenderme mas sobre
derna?
nes por estas.
S. S. tendrá por una verdad física, evidente, el mo¿No se ha ido desarrollando, adicionando ó modifi- ese punto, dejando completamente demostrado que las
vimiento. ¿Cómo ha de ser posible la discusión sobre el cando el dogma por medio de discusiones sucesivas y premisas sentadas por el Sr. Orti piri negar la libertad
movimiento, siendo una verdad física evidente? Pues sucesivas decisiones de los concilios^ por mas que el se- de discusión, no tienen fundamento lógico ninguno, y
en la historia de la filosofía hay una época, en la que el ñor Orti se empeñe en sostener que no ha tenido pro- no teniéndole las premisas, tampoco !e lian de tener sus
movimiento se ha negado por un filósofo y sus secuaces; greso, que no ha sido'mas que una serie de aclaracio- consecuencias.
En otro discurso el Sr. Orti, sin duda poco confiado
se ha discutido mucho sobre la realidad ó la apariencia nes de ciertos puntos?
del movimiento.
Aun cuando eso no fuera asi, ni tengo empeño en en su primera tarea, puso otras condiciones á la discuS. S. sabe que Zenon de Elea se hizo célebre por sostenerlo, porque no lo necesito para mi propósito, aun sión. Dijo que para haberla son necesarias tres cosus sofismas acerca de ese punto, aumentando la cele- cuando nuestra dogma fuera hoy dia absolutamente sas. 1.* Que el punto discutido sea dudoso. 2.^ Que los
bridad el percance que le sucedió dislocándose un bra- igual en todo al que profesaban los primeros cristianos que discuten estén de acuerdo sobre otros puntjs. 3.*
zo, que su médico se negaba á reponer, fundado en las despedazados en los circos ú ocultos en las catacumbas, Que ese punto tenga una solución.
Aquí como antes resalta el carácter gráfico de la diarazones que daba el filósofo para negar el movimiento, ó al de los Santos padres dogmáticos, ¿no son pruebas
epigrama que Zenon comprendió, diciéndole: déjate aho- de las discusiones á que ha dado lugar, las heregias que léctica de S. S. Sienta esas condiciones en una proposira de dialécticas y cúrame el brazo.
han ido brotando á la sombra del cristianismo y los es- ción mayor conao inconcusa, como incuestionable, y senEl Sr. Orti tendrá también por una verdad física fuerzos de los Santos padres y obispos en rebatirlas? tada esa proposición, parte de ella para venir á parará
evidente, la existencia de los cuerpos, y sin embargo, no ¿Los padres controversistas y los mismos dogmáticos y lo mismo que con aquello de la evidencia de las verdaignorará que ha habido un filósofo, Berkeley, que ha apologistas no consagraron su palabra y su pluma á la de- des lógicas, morales y relíí;iosas.
Y como si no pudiese discutirse en este mundo mas
negado esa existencia, y se ha discutido, y no poco, fensa de la doctrina cristiana contra sus perseguidores y
los hereges de sus tiempos? ¿Y qué eran esas apologías', que sobre el catolicismo, y como sí en este debátese traacerca de ella.
Luego la evidencia de las verdades físicas no basta esas controversias habladas ó escritas, sino movimientos tara de las doctriniis de la" Iglesia, de las cuales podriagrandes y palpitantes de discusión sobre el dogma?
! mos aqui presciiiílir coinplefamente, sin que por eso depara impedir la discusión.
Varaos á las verdades lógicas.
La sagaz dialéctica del Sr. Orti le ha hecho buscar I járamos de estar dentro del tema, sentadas esas premiS. S. tendrá por verdades lógicas evidentes, estos un efugio sofístico para negar esa verdad, proba!,donos ' sas,^ marcha el Sr. Orti derecho ásu objeto, dándonos ó
dos axiomas. I^a causa es primero que el efecto; nada es prácticamente con ello que la evidencia de la verdad I queriendo darnos á pntender qne no podemos discutir
causa do si mismo.
histórica no basta tampoco para evitar la disensión, aun ! sobre la libertad de la conciencia. S. S. viene á deciri nos que las verdades de la fé católica no son dudosas,
Sin embargo, en esas verdades lógicas se han apo- en materias religiosas.
yado precisamente los ateos para negar la existencia de
Decía S. S. contestando á otro orador, que le ha- primara falta de coiidicion para discutir: que, sí nos
Dios, cuando preguntan quién le ha hecho. Los defen- bía recordado las discusiones de los concilios, que apartamos de ellas no convendremos en otros puntos,
sores de la existencia de Úios, se apoyan en la existencia estos respetables cuerpos no discutían sobre los pun- segunda falta: que fuera de la solución dada por la Igledel mundo y en esas verdades lógicas evidentes, puesto tos resueltos por otros concilios, sino sobre puntos sia no hay solución posible, tercera falta: y faltando esas
tres condiciones, no hay discusión posible.
que el mundo, como efecto, ha de tener una causa, no nuevos.
Nada mas cómodo ni holgado que la urdimbre de
ha podido hacerse por sí mismo; de su existencia se deEnhorabuena: ¿dejaban por eso de discutir? ¿No haduce lógicamente la del Creador.
bían discutido sobre los puntos dogmáticos los concilios tales razonamientos.
Yo voy á constestar á S. S. de un modo análogo al
Pero el ateo discuure del propio modo; Dios es una anteriores antes de resolverlos? Siquiera otros concilios
existencia que implica un autor de ella; él no puede ha- posteriores, no discutieran sobre los puntos resueltos con que be contestado ya al primero de sus silogismos
berse hecho á si mismo, porque antes de hacerse no por los que los habían antecedido^ no discutían sobre sofísticos, sobre lo de las evidencias que limitan el entendimiento humano, impidiéndole discutir; empiezo por
existia, y no existiendo, no pudo hacerse ni empezar á otros puntos nuevos?
ser. Es un absurdo ser causa y efecto de si mismo.
En esas corporaciones religiosas sucede lo que en negarle rotundamente sus premisas; no hay tales condi¡Cuánto no han discutido ateos y teístas sobre ese las cortes. En una legislatura tampoco se discute sobre ciones para la discusión; todo eso es un puro invento y
importante punto, fundados en esas verdades lógicas, una ley discutida y aprobada ya por otra legislatura, poco feliz de S. S. Con dudas y sin ellas, con acuerdo
cuya verdad niegan precisamente los teólogos, ó por lo como no se trate de un proyecto nuevo sobre la misma ó desacuerdo en los demás puntos, y con solución ó sin
menos no las consideran aplicables á Dios como los ley para reformarla; pero así como en la segunda le- solución, la discusión es posible y se discute sobre todo
ateos!
gislatura no se discute sobre leyes ya promulgadas y sí y todos los días.
Para que haya discusión no es necesario que exista
Luego la evidencia de las verdades lógicas no basta sobre proyectos de nuevas leyes, sin que por eso pueda
tampoco para limitar, para impedir la discusión.
decirse que aquellas no se discutieron por la respectiva duda; basta que haya dos hombres que piensen de diVamos á las verdades morales.
legislatura, así tampoco puede pretender el Sr. Orti que ferente modo V su discusión será tanto mas empeñada
El Sr. Orti tendrá por una verdad moral evidente, los puntos dogmáticos que un concilio encuentra resuel- y ardorosa, cuanto mas diametralmente opine cada uno
a justicia, base radical de todas las verdades morales, tos por otro anterior no hayan sido discutidos por este, y cuanto mas honda, firme y determinada fé tenga cada
uno en su opinión respectiva.
condición necesaria de toda la moral; tendrá también porque el que le sigue no los discutía.
El que duda, vacila, y el que vacila no lucha con
por una verdad moral inconcusa, que no es justo matar
Pero supongamos que no hubiese habido discusiones
á un hombre, y menos porque piense de este ó aquel I sobre puntos de dogma; ¿acasono las ha habido sobre la grande energía: mas el que cree firmemente estar en po-
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA
se hayan aplicado? ¿Puede el Esf ^ ^ castigar á los que no
sesión de la verdad, lucha con denuedo y obstinación, y ^santuario abierto y abandonado, el negro velo extendi- acudan al tribunal de la penite ^^^^^ ¿ j ^ ^ q^^ no oigan
do sobre el templo como las tinieblas sobre el Calvario,
si su adversario se halla en iguales ó análogas condicio- ,
los trenos de Jeremías llenando de plañidos y de lamen- misa? ¿Puede el Estado cons eguir qu§ la prensa, en su
nes, la discusión se empeña, palpita, se escandece, d e - \
taciones los aires, me hacian estremecer de espanto, y actividad febril, se someta pr ira tratar cuestiones religioflagra.
\ sentía en mi alma un pavor religioso, como si el abismo ; sas á la censura del ordinr
s\o escrita en las leyes, no
¿Por qué está tan animada, la discusión actual del insondable de la eternidad se abriera bajo mis plantas. | cumplida en la práctica?
{o vemos que merced á esto,
Ateneo? Porque el Sr. Orti y sus correligionarios ó e l ; Pero, sobre lodo, cuando oía entonar al celebrante una una prensa procaz llama' j ^ prensa neo-católica, donde
Sr. Sarchez, que tanto monta, pues hasta ahora no tie- j oración por los paganos, otra por los herejes, otra por se reúnen algunos legos ignorantes de toda religión, y
ne aquí el Sr. Orti ningún otro compañero en ideas, cr^en j los mismos judíos que habían cruciíicado al Salvador, autores de artículos iin' ^¡05 y ^jgun que otro fraile a t r a con honda í'é que están en lo cierto, y nosotros creemos : involuntariamente mis rodillas temblaban y caía de h i - biliario, usurpa el rnin jgterio episcopal, y, sin sujetarse á
con igual d" mayor intensidad de convicción en l a j u s ü - | nojos sobre el pavimento, sintiendo ya en mi corazón de ninguna censura ecle ¿jástica, siistituve con sus artículos
cia \ verdad de nuestras opiniones. Ni SS. SS. dudan, ; niño que nunca la religión es tan divina como al predi- las pastorales de los obispos? ¿No se'le niega hoy mismo
ni dudamos nosotros, y-si hay ó no discusión, venga ; car la fraternidad de todos los hombres, la caridad e n - á la Iglesia hasta e ^ derecho de arrojar fuera de sus c e Dios y véalo.
tre todas las razas ; dulces sentimientos, ideas dulcísi- menterios á los ' ^^^ }jg„ niuerto fuera de su gremio?
Tampoco es \erdad que para discutir haya necesi- ; mas que, al extenderse y difundirse por la sociedad, h a - Pues si el Esta' J Q \^¿^QQ mucho en su daño, y nada en su
dad de estar de acuerdo en otros principios fuera del I rían de la tierra un compendio del Universo, de cada favor, ¿por o ' j g J^Q renunciar á su funesta protección?
punto d( latido. Raro ha de ser, por no decir imposible, j hombre un destello de la humanidad, y de toda la b u - No será, s'.^JQ^^ no lo creo, no puedo creerlo, por el
que los hombres que discuten sobre un punto dado, no j manidad un reflejo de Dios. Comprended, señor, qué mezquino auxilio material. Eso seria volver á vender á
convf ligan sobre otros. Hay ciertos principios y verda- : desencanto, qué tristeza tan grande y tan profunda sen- Cristo p^oj. los treinta dineros de Judas.
des de convicción universal. Asi es que la condición se- tiría yo mas taide cuando estudié ias paginas de esa
E'i su estado presente se anula de todo punto la
gunda impuesta por el Sr. Orti á la discusión no ha de historia y vi que en nombre de esa religión que interIgles'..'a
para ejercer la influencia espiritual que, en n o m faltar jamas, en especial del modo vago como según cos- cede en el día de sus tiistezas y de su desolación por
b r e de sus leyes morales, debe ejercer sobre las leyes
tun.bre, la ha sentado S. S.
sus impíos perseguidores, se han realizado la guerra de
Mas aun cuando se diesen conterdientesque absolu- los albigenses, las degollaciones de la noche de San Bar- I políticas. Las ideas religiosas trascienden á la sociedad.
temente en nada estuvieran conformes, no por eso dejarla tolomé, la inmolación de los valdenses en la nieve de I Es cristiana la abolición de la esclavitud. Es propio del
de haber discusión; por el contrario, esta seria mas tuer- lo%Alpes, el exterminio de los indios en las selvas de cristianismo oponerse á que continúe el gran crimen de
las sociedades paganas, oponerse á que se niegue al n e te y de perímetro mas ancho, rodarla sobre todo.
América, las dragonadas, en las,cuales se vieron morir
Los escolásticos convenían todos en el fondo de sus inocentes niños sobre el pecho de sus madres, los autos gro la igualdad religiosa. Es propio del cristianismo p e creencias religiosas y disputaban acaloradamente sobre de fé de España, que reproducían después de quince si- dir que sea destruido el cadalso, que sea desarmado el
los universales y sus aplicaciones á los dogmas. Los h e - glos de cristianismo las abominaciones del circo y las verdugo. Diga lo que quiera ese Calígula teórico, llamado De Maistre, Cristo al morir, abolió la pena de m u e r reges ya se apartaban mas, ya convenían en menos : hogueras de los Césares.
te,
porque es horrible una pena que no solo puede h e puntos, y las ludias eian mas candentes. Lutero, CalviYo sé que todo esto ha provenido del contúrbenlo rir á un inocente, sino á un Redentor. Con que mostrara
no \ sus sectarios diseutian en mas ancha estera que los
! nefando entre el poder espiritual de la Iglesia y el poder este grande engaño no mas, la justicia humana quedaría
escolásticos. Los ji.dios y mahf¡metanos tienen menos
coercitivo y material del Estado. Por eso la democracia, desautorizada eternamente para aplicar la irreparable
puntos de contacto con los cr¡stiai;os, y la lucha es m a que es gl gran resultado político y social de todas las cien- pena de muerte. ¿Qué grande no será vuestro ministeyor. Los ateos del siglo pasado distaban todavía mas;
cias, asi íilosóficas como económicas, propone á este pro- rio, infundiendo estas ideas religiosas en el seno de la
estaban de acui rdo con los católicos en menos puntos;
blema una grande y verdadera solución: la solución déla sociedad? Pues bien, Excmo. Sr., mientras estéis mania¿era por eso pálida la lucha'.' Proudhom estarnas distanlibertad. Yo creo haber convencido á V. E. á quien m u - tado, mientras seáis un dependiente del gobirrno, r e te que iiailie; es un pensador que está solo en muclK.s
, ellos pudieran creer interesado en conservar privilegios nunciad á llevar la influencia y la virtud íel Evangelio
cosas, y su discusión abrasa. Bajo este punto de vista
i absurdos, de que no hay ni puede haber vida para to- á las leyes. El Estado os pondrá una mordaza. Por esto
cada lina de sus obras es un ascua.
'. das las instituciones fuera de la atmósfera de la liber- el verdadero e>pirítu reh'gioso no ha sido cortesano, sino
El calor de la discusión está en razón directa del n ú tad. Pues lo que hemos hecho con la libertad de la Igle- enemigo de los poderes del mundo. Los profetas del a n m e r o de puntos sobre que discrepan los contendientes;
: sia , se podría hacer con todas las libertades; convencer tiguo testamento eran los tribunos que ofionian su veto
luego tampoco es exacto que, para que haya discusión,
I de su virtud á los mismos privilegiados. Sí, podríamos religioso á las demasías de los reyes. Solo así pudieron
han ^de estar los que discutan de acuerdo en otros
j convencer á los maestros, de que les daña el privilegio anunciar que caería Babilonia con sus dioses de oro y
puntos.
; de la enseñanza; á los fabricantes, de que les dañan Tos sus esfinges de mármol; que Ninive se veria cubierta
Por último, tampoco es exacto que para discutir so, aranceles crecidos y las prohibiciones mercantiles; á los como con un sudario por las arenas del desierto; que
bre un punto, haya de haber una solución. Por lo común
electores, de que el censo anula toda su influencia; á Tiro, la ciudad de los navegantes, se hundiría en los m a •cada discuiidor cree t-enerla, según sea el problema
los publicistas que ejercen un privilegio eseep< ional, en res, y seria olvidada como la piedra caída en los abispuesto en litigio; de consiguiente esa condición no i'alla
virtud de leyes barbaras, de que el depósito les quita mos; que pasaría Alejandro á manera de la aparición de
nunca. Peio demos que falte; supongamos que no se vea
toda importancia; á los magistrados, de que no puede un sueño por Oriente, dejando tras si diseminados sus
desde luf go ¡a solución para el problema que se trate de
haber justicia verdaderamenle protectora de los pueblos ' dioses, no pudíendo turbar la severidad del santuario,
resoivi r (iiscutiendo. ¿De dónde ha de salir la solución
sin el jurado, como hemos convencido á muchos sacer- con el cántico voluptuoso de las sirenas griegas; y que,
sino del debate? ¿No es la discusión el mejor estudio de un
dotes, y de ello podemos gloriarnos; sí, los hemos con- en el dia de las abominaciones paganas de los reyes, J e róblenla difícil de resolver? Del choque de las opiniones
vencido de que no tendrán ni independencia ni eleva- rusalem seria destruida, derrocado su santuario, disemirota la luz, como bro'a de las nubes preñadas de elección, mientras no alcancen la libertad de la Iglesia.
das por las calles las piedras de sus altares, y mientras
tricidad, cuando se encuentran; luz mas permanente y
¡xVh, Señor! Instad oportuna é importunamente á el jaramago y la ortiga crecerían tristemente sobre sus
benéfica todavía que la de las chispas eléctiieas, porque
prende en las inteligencias iluminadas por esas ráiagas y todas horas, con todas vuestras fuerzas; instad un día y ruinas, los principes y sus hijos irían á llorar en las
asz se propaga por las generaciones con la permanencia otro con aquella perseverancia de que nos habla San P a - márgenes de extranjero rio las desventuras causadas
blo, por la causa de la libertad de la Iglesia. Sobre este por su tiranía á la señora A& las gentes, desolada y viude un sol.
Resulta por lo tanto, señores, que esas condiciones, punto no creeré nunca haber insistido bastante. Es p r o - da. El Apocalipsis la tiranía no puede ser escrito sino
puestas níagislral ó dogmáticamente por el Sr. Orti á la vechosa la libertad para el Estado, es provechosa la li- desde el Patmor de la independencia. La Iglesia sin p o discusión, y de las cuales parte luego para venir á negar bertad para la Iglesia. ¿De qué le sirven al Estado esas der, la Iglesia perseguida , atribulada, encerrada en el
la libeitad de discutir sobre las creencias, no son tales regalías tan renombradas y adquiridas á costa de g r a n - seno de aquellas catacumbas, sobre cuviis bóvedas oía
condiciones, no son de ningún modo necesarias y, sobre des usurpacioifes sobre la jurisdicción eclesiástica? De resonar los pasos de los perseguidores, y el ruido de las
todo, colidjilivas; por el contrario, su negación es mas procurarle á cada instante un conílicto. Lo hay cierta- orgías, y en cuyo suelo yacían amontonados los huesos
á pro|)ósilo para dar mas calor y animación á los d e - mente, y grande, cuando"el Estado [iresenta un obispo y de los mártires, escribió serena, sobre las losas funerael Papa no lo conlirma; lo hay, cuando los obispos p i - rias, en aquellas encrucijadas de sepulcros, cubiertas de
bates.
Todas esas condiciones son inventos tan gratuitos den la prohibición de un libro''y el Estado no accede; lo tinieblas, la sentencia apocalíptica que anatematizaba á
como poco felices tiel Sr. Orti; desdichados engendros hay en la cuestión de la enseñanza , en que es dañosa la nueva Bíibilonia, ebria con la sangre de los mártires;
de su laniasia sotística para dar apariencias de ilación para el Estado la competencia de los seminarios, v para y, desde los cuatro puntos del horizonte, vinitiron, como
lógica á las consecuencias que luego saca para negar la los seminarios la competencia del Estado; lo hay en el ángeles exterminadores, los bárbaros á cumplir acpiella
libertad de discusión, no general que es lo que aqui se iiillujo que el clero, como poder político, quiere ejercer sentencia, aventando las cenizas de Roma; mientras los
debate, si no especial ó relativa á las •reencias religio- en un pueblo donde por los privilegios que tiene, y por mártires cantaban el inmortal homnna, que henchía lo
la paga que recibe, viene á ser uno de los muchos e m - infinito y anunciaba al Lniverso el triunfo sagrado do la
sas, única materia en que se lija siempre S. S.
Demostrada la falsedad de las premisas, ved señores, pleados del gobierno; conflictos de jurisdicción, de d i s - libertad de la Iglesia. Y para esto, valdrá mas siempre
lo que han de ser las consecuencias; yo n o n cesito com- ciplina, de atribuciones, de derechos, conflictos dé que el pobre apóstol, vestido de sayal, asentado á la puerta
batirlas, como no se necesita derribar un edilicio cuan- el Estado se vena libre, así que renunciase á sus r e g a - de los palacios, como un juez, que el príncipe eclesiástido se hunden sus cimientos; él mismo por su propio lías, nacidas de la ambición con que la monarquía abso- co vestido de púrpura, cargado de o r o , asentado á la
luta intentó sobreponerse á todos los poderes. Pues hay mesa de los festines del César, como un cortesano.
peso se viene abaJQ.
conflictos mayores aun para la Iglesia á cada paso en su
PEDIÍÜ^LITA.
Menos daño hicieron los Césares paganos á la Igleactual servidumbre. El Estado en realidad, nombra los sia persiguiéndola, que los Césares católicos esplotándo(Se concl'iirá en el próximo número.)
obispos cuando debía nombrarlos la Iglesia. El Estado la. Apena ver cómo han pasado y huido fugazmente los
niega el pase á su arbitrio, á las Bulas del Papa. El Esta- tiempos en que la Iglesia vivía en libertad, y protestaba
do interviene en la disciplina. El Estado prohibe que se le por medio de sus obispos y por la universalidad del s a SOBRE LA LIDERTAD DE LA IGLESIA.
hostilice, que se le imputen sus faltas desde el pulpito. El cerdocio contra la tiranía de los Césares, contra las vioEstado se opone a que se cumplan mandamientos de la lencias de los señores feudales. Desde que el Estado la
AL ExcMO. é IL.MO. S K . OBISPO DE TAKAZOÑA.
Iglesia. El Estado se apodera de sus bienes. El Estado domina ha perdido, hablando en la esfera puramente
Carta sesta y última.
ejerce una acción perturbadora en su vida. El Estado im- política, aquella tenacidad con que condenaba toda t i Muy señor mió y de toda mi veneración : acabo hoy pide que se celebren esos grandes concilios nacionales y ranía. Los que se dicen sus mas ardientes defensores en
mis largas cartas, y creo haber hecho esfuerzos para aun provinciales, donde la Iglesia, hoy muchas veces in- la prensa, publican un d i a y otro, con triste insistencia,
prestar un servicio á la libertad y al cristianismo. En móvil, encontraría el esplendor que da la controversia, la la tesis de que progreso y cristianismo, libertad y crisestos dias de Semana Santa vuestro ministerio religioso fuerza que da la asociación. Ei Estado prohibe las órdenes tianismo son verdaderamente incompatibles. Hace p o os habrá obligado naturalmente, señor, á contemplar la monásticas que ofrecían asilo á esas almas piadosas, á esos cas noches leí en el mas antiguo y acreditado de los p e pasión de Cristo. Y V^ E. habrá recordado que Pdatos, caracteres místicos dotados de la inspiración del sentimien- riódicos religiosos, que no concebía cómo pudieran lladelegado de César, representa la autoridad del Estado, y to (le lo infliiito, de la poesía que se manifiesta por aspi- marse á un misino tiempo ciertos hombres liberales y
Anas y Caifós la intolerancia de una religión moribun- raciones vagas á lo eterno, á lo absoluto; caracteres que cristianos. La firme convicción de este antagonismo e n da, y Ciisto, el redentor, el hombre todo paz, todo d u l - buscan la soledad, el retiro, para vivir en paz, para ex- tre la libertad y la Iglesia, ha petrificado al clero, lo ha
zura, la victima de un Estado despótico, do una reli- halar sus ideas , para entregarse al casto amor de su reducido á ser considerado por la sociedad presente no
gión intolerante, como si hubiera querido con su cjem- ideal coino el ruiseñor busca lo mas escondido y umbro- como guia, s'no como enemigo. El clero ha perdido t o Elar muerte herir de un golpe los dos despotismos que so del follaje para fabricar su nido y exhalar su cántico. do el don político, como el esclavo pierde en las cadenas
an degradado á la humanidad; el despotismo político y Y ácambio de todos estos impedimentos, de todas estas la conciencia de su derecho. Se fundan las Universida«1 despotismo religioso, ahogándolos para siempre en la prohibiciones, el Estado hoy no puede ofrecer ningún des, y se fundan contra su ciencia. Vienen las monarconciencia humana con la sangre que ha destilado la auxilio á la Iglesia, Un canonista eminente dijo hace p o - quías absolutas, creadoras de las nacionalidades moderCruz. Yo, señor, recuerdo ahora con religioso enterne- cos dias en el Senado, con motivo del tema de una c o - nas, y vienen contra su poder. Sigue su curso la gran
cimiento emociones dala infancia, que no olvidaré n u n - mún legalidad para los partidos, que hasta la libertad corriente de las ideas del renacimiento, y rompe el
ca. Aunque quisiera no podría olvidarlas, á la manera religiosa cabe en la legislación vigente, porque no hay valladar con que la limitara el clero. Sucede el hecho
que no podría olvidar la mirada de mi madre, que llevo establecida pena en el Código para los que disienten de de la paz de VVestphalia, que sella el libro de las guercomo un sol en el centro de mi conciencia. Acudía yo la religión del Estado. Prescindiendo de esto, el gobier- ras religiosas, y sobre aquel tratado tan humano cae el
de niño á los Olicios de Semana Santa, que se celebra- no, en un sistema constitucional, nada puede hacer para anatema del clero. Se desata la revolución que despierta
ban en la iglesia del pueblo donde me he criado. La obligar á los ciudadanos á cumplir sus deberes religio- á ias naciones, que emancipa á los siervos, que escribe
desolación del templo en el Viernes Santo me llenaba de sos. ¿Se aplicau las antiguas leyes á los herejes? ¿Ha vis- los derechos naturales; y el clero no descubre en esta
terror. Las lámparas apagadas, los altares desnudos, el to V. E. en todo lo que va de sistema constitucional que fulguración del espíritu moderno, el esplendor de la
E
8
LA AMERICA.
dea cristiana. Se alza de su sepulcro la hija predilecta cuyo eco se conmueven las piedras, mas compasivas que aguas de Lepanto. En el siglo pasado tendió su mano á
de la Iglesia, la que la llevara en su seno como la Virgen el corazón de los tiranos. Pues bien: Pilatos, y los jue- la libertad de América y protestó contra la crucifixión
llevó á Jesús, Italia; y se alza, ¡pobre mártir, herida por ces, y los solados, son el Estado. Mirad, señor , lo que de Polonia. En nuestro mismo siglo enseñó al mundo á
el hierro de los croatas! bajo las maldiciones del Papa. hacen, miradlo bien; los que- predican la intolerancia, vencer á los conquistadores con sublimes sacrificios.
Se emancipa Bélgica del yugo protestante, consuma una absuelven á los Faraones, á Nabucodonosor, á Anito, ¿Quién sabe el destino que le está reservado en la marrevolución en nombre de todas las libertades, y muy ex- á Nerón, á Enrique VIH, á Calvino, á Carlos IX, á Pila- cha de la civilización universal? Si queréis, señor, que la
pecialmente de la libertad de la Iglesia católica, y á los tos; y condenan á todos los mártires, á Sócrates, á los Iglesia contribuya á esta obra, procurad con todos vuespocos dias su constitución y su revolución son repudia- misioneros, que desafian la inclemencia de la naturaleza tros hermanos, que no se esclavice, que no se una á los
das por Gregorio XVI, La mayoria del clero, miradlo para llevar la verdad evangélica por toda la tierra; á los poderes, que no proteste contra la libertad de los hombien, señor, la mayoria del clero español, parece en me- pobres hijos de Polonia, que mueren sobre la patria es- bres, contra la resurrección de los pueblos; que aplique
dio de nosotros como extranjero á todas nuestras ideas clava, con el cántico de la Iglesia en los labios; á Jesús, los principios de libertad, igualdad y fraternidad á las
Eolíticas. Durante la guerri civil, siguió las banderas de sobre todo, victima eterna del despotismo de un Estado sociedades modernas y entonces será la hora de la
ion Carlos. Ahora con exposiciones contra la enseñan- injusto, y de la intolerancia de un culto moribundo.
emancipación verdadera de la Iglesia, de su armonía con
za, pretende conseguir por la intriga lo que no consiCristo, señor, ha predicado la tolerancia. Como era el espíritu del siglo; y se oirá un hosanna, como aquel
guió por las armas. Cree que el dia en que le falte la el hombre del pueblo, el hombre sencillo de la naturale- que oía San Juan cuando, sobre las ruinas de la impura
protección del Estado vá á perecer, como cree el escla- za, el ingenuo hijo de Dios, esplicaba estas verdades en Babilonia, veia levantarse la Jerusalem celeste, de jaspe
vo que vá á perecer el dia en que le falte el techo y el parábolas. Así le escuchaban estáticos desde los ancianos y de cristal, á cuyos pies corre tranquilo y trasparente,
látigo del amo. Y como sabe que, sea cualquiera su tra- hasta los niños, desde los jóvenes hasta las mujeres, todo como en el Paraíso, el rio de la vida; y sobre todo, eí
bajo, ha de ser siempre igual la recompensa, no descien- el mundo, como se oye sin esfuerzo, el ruido de un arro- Eterno Ser, en cuya presencia los espíritus puros, bade á esta gran liza de las controversias modernas, no en- yuelo, ó el cántico de un ave. El cielo, decia , es seme- tiendo sus alas de luz, y pulsando sus arpas de oro' entrevé que, si ha de seguir el movimiento religioso del jante á un hombre que ha sembrado buen trigo en su tonan un cántico inmenso, cuyos ecos llenan de alegría
siglo, si ha de pelear con las escuelas exegéticas que campo. Ma^ en tanto que los jornaleros dormían , llegó- el Universo y celebran el vencimiento de la serpiente y la
Strasburgo y Gótingar arrojan todos los dias sobre Euro- se un malévolo, sembró cizaña entre el trigo y se fué. reconciliación de las criaturas con su amoroso Creador.
pa, necesiti estudiar desde las piedras que el aluvión Creció el trigo y la cizaña también. Y los servidores del
Vuestro siempre, Señor
arrastra por el fondo de los valles, donde está escrita la dueño de aquel campo le dijeron: «Señor, ¿no habéis
EjiíLio CASTELAE.
historia del planeta, hasta las palabras escapadas de los sembrado buena simiente? ¿cómo nace cizaña?» ¥ les
labios de los pueblos muertos, donde está escrita la his- contestó: la sembró un enemigo mío. ¿Queréis que la
toria del hombre. Y para crecer hasta tocar con la fren- arranquemos? No en verdad , contestó, no sea que , por
CANCIONES PATRIÓTICAS,
te á la altura del siglo, necesita arrojar, como si le que- arrancar la cizaña , arranquéis también el trigo.» Ved
DESDE 1808 A 1814 Y DKSDE 1820 A 1823 (1).
mara las manos, la soldada del gobierno, y recojer en el señor, esplicada aquí sencillamente la tolerancia en la
En estos y los anteriores recuerdos de una vida , cualma con avaricia los tesoros de la libertad.
tierra. En el dia de la cosecha, es decir, en el dia de la
Yo insisto en creer que las ideas sociales modernas, muerte ya juzgará Dios á los buenos y á los malos ; ya yos términos se han dilatado allende lo ordinario, si
estas ideas democráticas tan perseguidas y anatematiza- separa el segador el trigo de la cizaña. Mientras tanto, bien no á punto de ser ejemplo notable de longevidad,
das, se contienen virtualmente en el Evangelio, como la señor, si os incitan ápedir persecuciones y ca>tigos, contes- y la cual ha-comprendido tres períodos inquietos y turespiga en el grano de trigo; como la encina en la bellota tad lo que contestó Cristo,cuandosusdosdiscípulos, Juan bulentos de los que llevan el nombre de revoluciones, ha
Yo insisto en creer que estas tres palabra» de libertad, y Santiago, le pidieron que lloviera fuego del cielo sobre procurado quien esto escribe poner á la vista de la geigualdad y fraternidad, á cuyos'acentos los pueblos de- Samaría, porque no habia querido darles posada, al pa- neración presente cuadros donde vea lo que fueron sus
liran de entusiasmo; que esta idea de la dignidad huma- sar fatigados los tres hacia Jerusalem: «No conocéis, padres, y donde lo fiel de la semejanza haga disimulable
na; que es*e sentimiento de una personalidad superior á decía Cristo, el espíritu que os anima. El hijo del hom- lo tosco del pincel, no sin esperanza de que por tal medio conozcan algo de lo poco há pasado quienes de ello
la muerte; que esta consustancialidad del espíritu de to- bre no ha venido á perder las almas sino á salvarlas!»
No juzguemos por nuestro país todos los paises, mucho ignoran, y aun de que encuentren placer los que
dos los pueblos con el espíritu humano; que este derecho de la conciencia á comunicarse con su Dios; que to- Excmo. señor; no creamos ¡pobres infusorios! que la de lo mismo, mayormente si délas cosas recordadas fuedas estas bases fundamentales de la moderna civilización, gota de agua donde vivimos , sea todo el universo. La ron testigos, se den á refrescar antiguas memorias con el
de la democracia moderna, han sido primeramente for- unidad religiosa no se ha conseguido todavía en la recreo que á esta ocupación del ánimo es consiguiente.
Ameut meminusse periti.
muladas, en su carácter religioso, por el sublime funda- tiera. Aun los dioses índicos murmuran en las orillas
Hablando de las asonadas de 1820 y de los dos años
dor del cristianismo, y por el coro de mártires que se del Ganges, y el carro de Brahama rompe con sus ruedas
levanta entre el sepulcro de Roma y la cuna de las na- las cabezas de los devotos; aun se levanta en los templos siguientes (porque en el de 1823 ya habían tomado los
ciones modernas. La antigüedad solo concebía el Estado de la China la diosa en cuyas tetas cree la vulgar preocu- negocios tan grave aspecto que iba faltando fuerza é incomo regulador supremo de la vida. Platón y Aristóte- pación que se amamanta la naturaleza , aun suena el flujo alas canciones), ha dicho el anciano cuyos son estos
les, que forman la grande antinomia del espíritu, se atambor mágico en las llanuras de Tartaria, y vuelan recuerdos que nuestra revolución de aquellos dias se
juntan en la idea de la omnipotencia del Estado. En como murciélagos las brujas que, para ir á Roma , evo- distinguió entre otras cosas por lo filarmónica. Algo
Grecia y Roma cambian las formas políticas, pasan las caba Atila; aun el negro del interior de África inmola al y bastante del mismo carácter habia tenido el período
teocracias, pasan las monarquías patriarcales , pasan las espíritu de sus padres cuyos lamentos cree oir en el si- de la guerra de la independencia, pero en él la parte múaristocracias, pasan las repúblicas democráticas, pasan moun victima humana; aun quizá el Abisinio deletrea sica, no obstante ser considerable, iba acompañada de
los Alejandros y los Césares, y queda siempre la omni- como un libro sagrado los geroglíficos que encuentra en sucesos de superior gravedad que la ponían (para valerpotencia del Estado. ¿Queréis, Excmo. señor, que el Es- las ruinas cubiertas de arena; aun, desde la helada La- no» de una expresión propia de la pintura) en segundo
tado regule la idea religiosa, como regulaban los colegios ponia hasta las selvas de los trópicos, se extienden mil plano, cuando en los dias déla constitución restablecida,
de los augures, las respuestas de los oráculos en la anti- religiones; y en la misma Europa se levantan, por todas aunque no faltaron sucesos de suma importancia y transgüedad? Pues siento decíroslo, estáis en pleno paganismo. partes, las sinagogas donde los judíos aguardan al Me- cendencia, tenia todo cuanto pasaba un tanto de" índole
No, no podéis quererlo, porque, sacerdote cristiano, sa- sías; en las orillas del Guadalquivir ó del Rhin las dos teatral en que eran las canciones, si tal vez acompañabéis que nada hay tan contrario á la Iglesia como la omni- grandes catedrales góticas que representan en sus agudas miento, uno imprescindible en la fiesta. En efecto, quípotencia del Estado. Miradlo por vuestros mismos ojos, y agujas la aspiración de la Edad Media á lo infinito ; en tese de los años corridos desde 1808 á 1814 la canción
encontrareis, de esta verdad, testimonio en todos los es- el Bosforo sobre la Santa Sofía de Constantino, la media mas común entre las muchas de entonces que empacios de la tierra^ en toda la prolongación de los tiem- luna y las inscripciones del Koran; en el Norte los tem- pezaba,
España de la guerra, etc.
Eos. Ved la historia. Los Faraones azotan á los infelices plos monstruosos teñidos de los colores del iris, y coronaijüS de Abraham, y los obligan á estar cociendo, con la dos con cimborrios dorados que representan el cisma y todavía la gloriosa jornada de Bailen, las resistencias
cadena al pie y la argolla al cuello, los ladrillos para sus griego; y en Roma á la vista del panteón de todos los heroicas de Zaragoza y Gerona, la constancia del pueblo
palacios. Los Faraones son el Estado. Nabucodonosor dioses no lejos del despedazado anfiteatro, sobre los res- español en los reveses , y el triunfo que coronó sus
obliga á todos los pueblos del Asia á ir en peregrinación tos mutilados del paganismo, el templo de todos los ca- esfuerzos, vivirán eternamente en la memoria ; quítese
á adorar su estatua de oro, y arroja al horno de Babilo- tólicos, donde Rafael unió en el ideal de sus Vírgenes desde 1820 á 1823 el himno de Riego, y los sucesos
nia á los tres niños que no quisieron cometer tan abo- las dos edades de la historia, las dos fases del espíritu, el contemporáneos apenas pueden ser comprendidos. En
minable idolatría. Nabucodonosor es el Estado. Anito mundo pagano y el mundo cristiano, donde Miguel clase inferior por su valor, pero no por sus efectos, está
acusa al justo Sócrates, que muere en Atenas con la sonri- Ángel unió, con las piedras mila-grosamente alzadas el famoso trágala que hasta hubo de servir de apodo,
sa en los labios, con los ojos en el cielo, departiendo á lo infinito en la cúpula maravillosa la tierra con porque partido* fracción de pai-tidohubo al cual dieron
de la inmortalidad del alma entre sus amigos, y dejando el cielo. ¿No cabia, Excmo. señor, tratar una paz en- sus contrarios por denominación la de tragalistas, locon su muerte la vida de la conciencia humana. Anito tre los pueblos del mundo semejante á la paz de Westfa- grando que la palabra entrase en el uso corriente.
es el Estado. Nerón quema en los jardines de su palacio lia, que trataron los pueblos de Europa? Aun cabria esSin embargo, las canciones usadas durante la guerra
á unos pobres magos, adoradores de uu hombre muerto perar que, merced al telégrafo, á la navegación , al va- de la independencia son dignas de recordación , y quizá
en Judea, y mientras aquellos infelices cubiertos de re- por, rotas las murallas de la China, esplorado el interior lo son mas por estar hoy, si no dadas al olvido, poco
sina y pez arden, y sus gemidos pueblan los espacios, y del África, convertidos en instrumentos de trabajo los menos.
su sangre cae hirviendo sobre la arena, el emperador instrumentos de guerra, asegurada la libertad de los
Que uiA canción lograse no solo fama, sino influenvuelve'del Circo ó del Teatro, en su carro de inarlil, ta- misioneros por los esfuerzos de todas las naciones , res- cia en los sucesos; y que cantada alentase á los guerreros
ñendo la cítara, imaginándose un Dios. Pues bien. Ne- petados los derechos de la conciencia humana, se evan- en la pelea, ó á los sediciosos en sus actos de violencia,
rón es el Estado. Aparece en una ventana del Louvre, gelizara toda la tierra, se cumpliera el ideal sublime de cosa era de que apenas habia ejemplo en los tiempos
en noche siniestra Carlos IX, y cuando muchos infelices la fraternidad de todas las razas en el seno de un mismo modernos hasta que llegó el dia de la revolución de Franhuyen de las matanzas consumadas por una soldadesca derecho, y de todos los espíritus en el seno de un mismo cia. Famosos eran pn la antigüedad los llamados him«bria de fanatismo y de vino, dispara su arcabuz á los Dios.
nos de Tirteo, mas nombrados que conocidos, quizá
perseguidos. Carlos IX es el Estado. Manda Enrique VIH,
Será tal vez, una utopia, pero es una utopia genero- algo largos, y no semejantes á los que después han tenipor satisfacer su concupiscencia, que un pueblo cambie sísima, santa, que lo porvenir realizará, porque la idea do el mismo nombre, pero recordaba la historia que con
de culto, y cambia de culto. Pues bien: Enrique VIH es se graba en la realidad, como la marca en la cera. Yo sus cantos, el poeta levantó el ánimo decaído de los guerel Estado. Se ve en la plaza de Madrid un balcón que veo los prodigios de la industria, dando nervios á la reros espartanos llevándolos á renovar la lid con renovabrilla, una hoguera que arde, varios infelices con cora- tierra con los hilos telegráficos, y llevando las sensacio- dos brioshasta convertir los reveses antes padecidos en
za, que se tuestan dentro de la hoguera, dando alaridos nes de un pueblo á todos los pueblos. Yo veo los prodihorribles, nobles que atizan el fuego; y Carlos II, pálido, gios del arte, uniendo en coro inmenso todas las razas
(1) H a ocurrido al a u t o r del artículo que va arriba la idea de
trémulo, desmayado, viendo aquella fiesta pagana, he- que entonarán cánticos diversos, pero cuyos ecos for- escribirle, de resultas de varias conversaciones sobre lo que fueron laa
catombe de carne humana, ofrecida al Dios de las mise- marán una cadencia unisona en el cielo. Yo veo los pro- canciones patrióticas de nuestra patria en dias, aunque no Inuy lejaricordias. Pues Carlos II es el Estado. Muere Serret en digios de la ciencia, demostrando cada dia mas, que nos, escasamente conocidos. Primero su compañero en el Senado, el
conde de Clonard, que estaba escribiendo u n a historia de la
las hogueras de Ginebra, después de haberse visto en su nuestro cuerpo debe ser el compendio del planeta, y señor
milicia española le pidió que le informase sobre qué cantos eran los
calabozo comido de insectos, respirando el aire infestado nuestra alma el rellejo de la humanidad. Yo veo el tra- usados en el ejército durante la guerra de la independencia. L a inescon las emanaciones de su propio escremeuto, muere á bajador redimido, el esclavo emancipado, la guerra con- perada m u e r t e del digno sugcto de quien acaba aqui de hablarse i m manos de Calvino en las llamas. Pues bien: Calvino re- cluida, cada nación en su independencia, cada persona- pidió se le diesen las noticias que de buena gana se estaban p r e p a presenta allí el Estado. Y sobre todo, miremos este últi- lidad en su derecho, cada Iglesia en su autonomía, la rando. Posteriormente los profesores de música y hábiles compositores D . Francisco Asensio Barbieri y D . J o s é Inzenga, hablando con
•mo ejemplo con recogimiento. El cielo de Jorusalem está democracia universal reinando .como la fórmula sagrada quien
esto escribe, también le h a n manifestado deseos análogos á I03
oscuro; tiembla la tierra; en la cruz, patíbulo del escla- de la civilización, y el alma del hombre enrojeciéndose (iel conde de Clonard. Bien habría querido el escritor de estas novo, se extiende el cuerpo de un hombre, cuyo crimen ha y avivándose cada dia mas en el espíritu de Dios. Señor, ticias darlas cumplidas y satisfactorias, pero habría p a r a hacerlo tenisido ofrecer un reino celeste á la virtud, fortalecer á los señor. ¿Quién sabe el destino que le está reservado en la do que buscar y dar copiada la música de los cantos de los. cuales
la letra. Sin embargo, ir recordando las composiciones puesque padecen, consolar á los que lloran, predicar la li- historia futura á la nación española? Siempre ha sido soloensabe
buena ó mala música puede servir de indicación para qu'e se
bertad, la igualdad, la caridad á los hombres; y Pilatos, una nación civilizadora, una nación redentora. En el si- tas
busque esta última, liasta dar con ella en mas de un caso sino en
para escarnio, lo ha coronado de espinas, y lo ha llama- glo décimo-tercio, su pluma escribió el ideal de los go- todos. F u e r a de esto dista mucho de ser ocioso el recuerdo do tales
do rey; y sus soldados han amargado su agonía con hiél, biernos, su espada derribó á los enemigos de ia civiliza- canciones. L a vida de u n pueblo se conoce en ellas como en lo que
y los que pasaban por el camino, -¡ved si hay dolor igual ción. En el siglo décimo-quinto, su arrojo dobló la tier- mas. E s la buena historia una fotografía de lo pasado y tiene la fotografía la calidad de tener á la vista menudencias que á la vista del •
á su dolor! le han dicho que hiciera el milagro de arran- ra, descubrió la América.
pintor se habían escondido cuando copiaba del natural personas ó
carse de su suplicio, y muere lanzando un gemido, á
En el siglo décimo-sesto, hundió la media luna en las paises.
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
completa y decisiva victoria. De las legiones i'omanas no
se sabe que acompañasen con cantos sus esfuerzos en los
campos de batalla. Si bien goza de fama la llamada canción
de Roldan en la Edad media, es citada como notable conmemoración ó alabanza de hechos pasados, y no como
estimulo con que el paladín en parte fabuloso alentase
en la batalla á sus compañeros. Eu las guerras civiles de
Inglaterra en el siglo XVII cantaban los parlamentarios
en la hora de ir á embestir, pero cantaban Salmos, si
bien es verdad que los aplicaban á la hora y circunstancias presentes, mientras los realistas ó cavaliers, si en
algo se daban á la música, no era en la hora de pelear,
sino en la de sus alegres banquetes en que, al beber,
acompañaban con los brindis coplas groseras, de ningún
valor, y reducidas á burlas y vituperios de sus desabridos adversarios. Pero en Francia en 1792, una canción
célebre, no olvidada hoy mismo, y viva hasta para hacer efecto en los hombres de la hora presente, cobró
desde luego alta importancia. Si es verdad que en los
alborotos de 1789 y 1790 el pa ira tuvo no corto influjo,
porque á su sonido, conociendo lo que indicaba, sohan
estremecerse las gentes unas de placer y otras de miedo,
y si algo después la carmagiiole no dejó de ser célebre,
todavía á tales cantos vulgares no puede darse la importancia que tuvo la Marsellesa, á cuyo recuerdo va unido
al de la calda del trono de Luis XVI, y al de las victorias
alcanzadas por los soldados republicanos. Un tanto, pero
no enteramente compartió con ella la fama é influencia
en las pasiones el «canto de la partida le chantdu départ"
en que el poeta José Chenier dio suelta á su espíritu revolucionario con no poco de énfasis de mala especie,
pero con fuego que lucia hermoso, y en que la música
no desdecía de la letra. De menos concepto gozaron
otras canciones republicanas. A la que tenia por estribillo ó coro:
Mourir pour la patrie
C'est le sort le plus doux, le plus digne d'eiivie
hizo famosa haberla cantado los célebres y desdichados
aunque harto culpables, girondinos, en la noche anterior al dia de ir al suplicio, y aun en el camino al cadalso. También los enemigos de los jacobinos, con los cuales obraban acordes los realistas, apelaron á una canción
para acompañar sus hechos, la cual con el nombre de
Revetl du peuple, Despertar del pueblo, sirvió de señal
para grandes turbulencias. Llegados los dias del imperio
de Napoleón I, las canciones republicanas estaban toleradas, y no mas, pero el hecho de tolerarlas era prueba
de no temerlas. En los ejércitos imperiales sonaba una
canción de Roldan, no repetición de la farhosa de la Edad
media, pero aunque favorecida por el soberano deseoso
de ser considerado segundo Cario Magno, nunca llegó á
alcanzar el poder de conmover fuertemente los ánimos,
á pesar de que, olvidada en ella la hbertad, recordaba dos
nombres gratos á los franceses y para ellos inseparables
como son los de gloria y patria.
Es costumbre española desde mediados del siglo próximo pasado imitar á nuestros vecinos de allende el Pirineo, y de ella no nos hemos desentendido en nuestras revoluciones en el presente siglo, ni aun en laque tenia por
divisa odio á los franceses. Así, pues, comenzada la guerra de la independencia, los cantos patrióticos empezaron
á sonar en nuestros teatros y calles, si bien poco en las
filas de nuestros guerreros, no teniendo los soldados españoles pretensiones ni hábitos de artistas.
En recuerdos míos insertos en este periódico he hablado de las malas coplas que en música digna de
ellas, si música era, cantaba el vulgo madrileño, recien
desocupada por los franceses en Agosto de 1808 la capital de España. Pero no faltó alguna composición cantable digna de las circunstancias, aunque no gozó en alto
grado de la aceptación popular, .oyéndose rara vez en
las salas, menos aun en los teatros, y en las calles casi
nunca. Fué la obrilla á que me voy ahora aquí refiriendo
el titulado Himno de las provincias, parto del ingenio de
D. Juan Bautista Arriaza, y si no de lo mejor del autor,
no escaso en bellas estrofas (1).
Le puso en música el hábil y famoso guitarrista don
N. Sor, cuya suerte fue después haber sido afrancesado,
y cuyo talento para componer no igualaba á sus dotes al
ejecutar, de lo cual dio muestras el himno. También se
oyó sonar por Madrid una composición breve cantada
en un mal drama, cuyo argumento era el prnner sitio
de Zaragoza, en la cual no pasaba de mediano el mérito
de la música y de la letra (2).
También se oyó cantar por las calles de Madrid, recordando la primera entrada en la capital de José NaÍ)oleon, en Julio de 1808 y el recibimiento desabrido que
e hicieron los madrileños una canción de ningún valor literario ni músico, y la cual no era nueva, pues consistía en adaptar con escasa variación aun e» la letra un
mal canto de la comedia El hechizado por fuerza. Harto
mejores composiciones, sin embargo, fueron menos re(1) E l coro do esto himno digno de suerte mejor que la que le
cupo, era:
Venid Tencedores
de la patria honor,
recibid el precio
de tanto valor.
Y u n a de sus mejores estrofas era la referente á la batalla de
Bailen, cuyo tenor es.el que sigue:
l^uieato es el dia
francés orgulloso
y el campo ominoso
que pisas también.
L a sombra do Alfonso
con iras mas bravas
su gloria en las IS'avas
dulieudo en Bailen.
(2) Decía así:
A la armas corred, patriotas,
á lidiar, á morir ó vencer,
odio eterno al infame tirano,
guerra eterna al impío francos.
E n Cádiz se puso á estos versos otra música, y la ignorancia hizo
que eu el último verso en lugar del mipío francés se dijese el imperio
fraucés.
9
petidas que la que aquí ahora se alude y cuyo coro era:
Sonó asimismo cantada poniéndole una letra en nuesNapoleón primero
tra lengua, la canción inglesa á que ellos dan el nombre
¡ay infeliz de tí,
de antífona real royal anthem, pero aunque fué oida con
si á nuestro rey Fernando
aprobación que solo era cortesía, no privó en la opinión
no vuelves á Madrid! (1)
ni pasó al uso, quizá porque la música, si suena bien
Pero como el alzamiento del pueblo contra el poder con palabras del idioma inglés, no se acomoda á los
francés vino de las pi-ovincias, no obstante el esfuerzo de sonidos castellanos (1).
la población madrileña en el Dos de Mayo , de allí vino
Otros cantos de la plebe eran repetidos en medio de
también la canción que en cierto modo alcanzó la pri- esto, así en los campamentos como en las calles. Que de
macía entre las contemporáneas. Por desgracia, la letra estos el mas popular era el que decia:
era cosa pésima, obra de un buen gaditano, ageno de
Vayanse los franceses
toda instrucción, pero la música compuesta por el tenor
enhoramala,
de la capilla de la catedral de Cádiz, era á lo menos anique jamás será suya
mada y agradable, tal cual convenia al fin á que estaba
la noble España,
destinada. Así el coro «á la guerra, á la guerra españo- con cuyo tono, aunque no digno de alabanza, animado,
les,» era repetido con mucho efecto, y en la parte de él se cantaba la coplilla famosa en que los asediados gadique decia viva el rey Fernando, á la pausa que le sigue, tanos se burlaban del efecto de las bombas que les arroacompañaban vivas, intercalando el grito al canto. El jaban los sitiadores.
mismo poeta, (si se perdona la injusticia de darle tal
Al referir cómo se pasaba el tiempo en aquella ciunombre) escribió otra composición á manera de himno, dad sitiada, he hablado de otra nueva efusión patriótica
y el mismo compositor la puso en música, pero no con de Arriaza, á que dio motivo la victoria alcanzada por
tanta fortuna cuanta tuvieron en su obra anterior, aun- lord Wellington sobre los franceses cerca de Salamanca,
que no con inferioridad de mérito; de suerte que no ó junto á los Arapiles.
cayó en el desuso y olvido en que desde luego vino á
Después de este, no recuerdo que saliese á luz ó anquedar sepultado el himno de las provincias (á).
duviese en boca de las gentes himno alguno nuevo.
Entrado ya 1809, fué compuesto y cantado en Cádiz
Terminada la guerra con el triunfo, de la indepenun himno nuevo, en el cual la poesía era ya, si no de dencia española, y coincidiendo con su terminación y la
un gran poeta, de un buen literato, cuyo lenguaje cor- restauración en el perdido trono del monarca por quien
recto y buena versificación ponían patentes sus estu- tantos esfuerzos habían hecho las clases todas del puedios. Algunas de sus estrofas eran traducción de otras blo y hombres de distintas y opuestas opiniones, una
de la famosa Marsellesa. La música no desdecía de la le- nludanza notable de gobierno, acompañada de persecutra, y con todo, la canción no corrió con el mismo va- cion de personas y proscripción de dootriiias durante la
limiento que las anteriores (3).
lucha dominantes aunque contestadas, ni el nuevo ó reAl mismo tiempo en Sevilla el fecundo Arriaza, que novado sistema, ni sus parciales celebraron con poesía
en el movimiento de la nación no habia cesado de con- i cantable ó música su victoria. Cierto es que en los cantribuir al entusiasmo popular con varias obras, de ellas tares patrióticos de aquellos dias nada habia que no pualguna de gran mérito, añadió otro himno, parto de su diese cuadrar asi á la monarquía absoluta ó semi-absovena, al poco afortunado de las provincias. La música luta como á la constitucional, porque en ellos nada sode este segundo fué, si no me engaño, del mismo que la I naba relativo á las cuestiones de política interior, origen
del primero, de Sor, que todavía no se habia puesto al . de discordias, ciñéndose á expresar afectos en que los
servicio de los enemigos de su patria. Sin tener valor i españoles, con rarísimas excepciones, estaban conmuy alto esta obrilla, ni en la parte poética ni en la mu- j formes.
sical, no dejó de alcanzar fortuna., llegando á andar en 1
Y esto explica por qué los himnos de época tan globoca del vulgo, á punto de ser estropeada la letra al i riosa, cuanto lo fué la de la guerra sustentada contra el
cantarla gente ignorante, y de haber merecido una pa- jigante poder francés y terminada con próspera forrodia ó trova (4).
tuna están dados al olvido, y lo estuvieron recien restablecida la paz, mientras que de los relativos á un perio(1) Los versos citados en el texto como do El heohizado por fuer- do harto menos digno de recordación, y cuyo fin fué
za, poco dignos do una comedia que contieno muchos buenos, y ex- trágico, viven todavia algunos, y viven mas que en la
celentes rasgos cómicos, son:
memoria, pues hasta no es raro oírlos repetidos en la
D o n Claudio
hora presente, sí bien son recibidos sin entusiasmo, ó con
ha venido á M a d r i d
uno forzado, cuando no fingido. Las canciones de la
á casarse en romaneo
y á envmdar en latín, etc.
época de 1808 á 1814 se retérian á una lid que, acabada,
Y el coro es:
dejó de sí poco aun en los afectos : las de 1820 á 1823
;Ay dónii'io infeliz!
expresaban lo que todavia hoy se siente, aunque con la
porque si no te velas
variación que traen consigo circunstancias harto dite han de velar á t i .
(2) E l autor se llamaba Vallej», y era dependiente de u n a casa versas.
Cuando se levantaron en Enero de 18-20 algunos
de comercio y buen cantor aficionado, pero ignorantísimo.
L a primera estrofa de su himno y el coro de la m a s vulgarizada de cuerpos del ejército destinado á Ultramar y proclamaron
estas canciones, decía:
la constitución de 1812, los sublevados, dado con feE s p a ñ a de la guerra
licidad para su causa el primer golpe con apoderartremola su pendón,
se del cuartel general de las Cabezas, y del imporc o n t r a el poder insano
tante puesto de la Isla de León, y habiéndoseles malodel vil Napoleón.
Sns crímenes oid;
grado el segundo que era apoderarse de la plaza de Cáescuchad la traición,
diz, quedaron en situación de sumo peligro, y ademas
con quo á la faz del m u n d o
singular sobremanera. De cinco á seis mil soldados ense ha cubierto de horror.
cerrados en una población por uno de sus lados abierta
Y el coro era:
pretendían ser no menos que una España, y España
A la guerra, á la guerra, españoleSi
muera Napoleón,
constitucional, pretensión no tan loca cuanto parece,
y viva el rey F e r n a n d o ,
pues pudieron mantenerse en ella mas de dos meses y
la patria y religión.
lograron al cabo conseguirla. Su situación, cuando esLas domas estrofas eran como u n a narración de lo ocurrido en
Madrid y Bayona en Abril y M a y o de 1808 ; narración hecha con taba incierto su triunfo, hubo de ser una en que suplía
mala gramática y usando muchas voces en otra acepción que la el entusiasmo la falta de medios de superior poder, y
debida.
los entusiastas principales, por ímpetu de naturales afecL a segunda canción era:^
tos y por razones de cuerda política, trataron de fomenY a despertó de su letargo
tar y excitar el de sus compañeros de inferior clasa,
de las Españas el león,
dando al mismo tiempo desahogo y satisfacción al que
y con rugidos espantosos
estaban sintiendo. De aqui nació haber de recurrirse á
cubre la tierra de pavor.
E n busca va, b r o t a n d o horrores,
canciones patrióticas como uno de los mejores medios
del infernal Napoleón,
posibles para lograr el fin que los levantados se propara vengar su tiranía,
ponían.
su iniquidad y su traición.
Riego, en los pocos dias que pasó en San Fernando,
Algún mas sentido y propiedad tenia el coro, cuya letra era como
antes de salir con su columna volante, fué de los prinsigue:
Al arma, al arma, ciudadanos,
cipales promovedores de tal idea. No era el desdichado
triunfe gloriosa la nación;
general lo que llamamos artista, ni aun podía pretender
antes morir, antes morir, que aer esclavos, que ser esclavos,
pasar por lo que se dice un buen aficionado, pero á los
del infernal Napoleón,
cantares patrióticos tenía una afición excesiva, tal, que
del infernal Napoleón.
(3) X a primera estrofa de esta canción, h a r t o mejor escrita que
las otras, era:
Españolea, la patria oprimida
os convoca en los campos de honor:
acudid á su voz imperiosa,
renovad vuestro antiguo valor.
¿Quién h a b r á que en su mísero «stado
indolente la vea gemir?
¿Quien á u n floro déspota i n h u m a n o
querrá humilde rendir la carviz?
Y el coro ora:
¿Qué esperáis, ciudadanos valientes?
¿No escucháis do la patria el clamor?
Quien no corra á salvarla brioso—sí.
Quien no corra á salvarla brioso—sí.
Quien lio corra á salvarla brioso.
Será indigno del nombre español.
Y en una de las estrofas siguientes, casi traduciendo los versos de
la Marsella que dicen,
Eiitendez-vous dans ees campagnes
mugir les feroces soldáis, etc.,
decia:
¿No escucháis en los campos vecinos
los infames franceses bramar?
¿No los veis con frenética furia
los liogares del pobre talar?
E l autor D . N . Rico ora buen literato, si no gran poeta, y era conocido como escritor de mérito entro lo poco do esto que habia á la
sazón en Cádiz.
(4) Solia cantarse esta caneion diciendo en vez de cuan dulce
^ vivir, y cuan bello morir, cuan dulce es vivir, y cuan bello es morir,
ignoiaiido los cantores lo quo es el infinitivo sustantivado, y quitando
todo sentido á las palabras que en canto decían. Poro es m u y común
entre nosotros cantar las gentes sin saber lo que dicen, ó si dicen algo.
L a trova á que se alude arriba fué compuesta en Sevilla con motivo de los reveses vergonzosos de nuestras tropas ea la campaña de
1809 en la Mancha. Decia así:
H u i r por la M a n c h a
al fin es liuir;
la caballería
no quiso embestir.
(1) L a letra misma inglesa no tiene el menor valor poético, y
varia según son el n o m b r e y sexo de la persona reinante. E n 1809 decía así traducida literalmente:
Dios guarde al gran Jorge, nuestro rey
largo tiempo; viva nuestro noble rey;
Dios guarde al rey.
l l á g a l e victorioso
y feliz y glorioso,
para reinar sobre nosotros largo tiempo.
Dios guardo al rey.
Y seguían varías estrofas, algunas de las cuales valían mas que las
que acaban aquí de citarse. La traducción castellana que se cantó,
decía:
Viva F e r n a n d o ,
Jorge,tercero,
vivan los dos,
llenos de gloria,
por la victoria
de B o n a p a r t e
triunfen los doa.
10
LA AMERICA.
hubo de acarrearle disgustos en el breve plazo que dispor sus prendas al hombre apreciemos,
ja no la arrancas
ni con palancas
frutó de poder y renombre, y de acarrearle duras cenno tan solo por conde ó marqués.
ni con palancas
suras de sus adversarios. En los días de que voy ahora
A tales trivialidades nada nuevas, y que bien podía
de la nación. (4)
aqui hablando encargó el héroe de las Cabezas á su ami- haber aprobado el hombre menos liberal, correspondía
Es de notar que corriendo 1822 estas canciones de
^0 D. Evaristo San Miguel y á mí, como escritores que la de la música.
eramos al servicio del levantamiento, componer unos
Pero otra canción de recordación funesta, la cual mas mala especie eran las preferidas, con excepción del
versos que pudiesen cantar los soldados. Nos prestamos de una vez ha sido citada en mis anteriores recuerdos himno de Riego qite conservó su valimiento. Y esto que
á ello y escribió San Miguel hasta tres estrofas á que publicados en este periódico, vino á adquirir voga entre entonces en la milicia nacional de Madrid prevalecían
añadí yo siete mas y un estrivillo para coro. Pero no los necios, ó locos, ó mal intencionados; desaprobación las opiniones de los moderados, no solo en la caballería,
gustó á Riego nuestra obra, porque con razón la juzgó en los buenos; fama entre todos. Ya se harán cargo mis compuesta aun de la flor de la saciedad madrileña , sino
de estilo demasiado elevado para ponerla en boca de la lectores de que hablo del Trágala. Cádiz fué la cuna de aun en la infantería donde eran pocos, bien que algunos,
tropa, de la cual seria poco comprendida, no sirviendo tan mal engendro. No sé á quien se debela letra. La los alborotadores.
or lo mismo al fin á que estaba destinada. Salió de alli música era, con alguna alteración quizá, la de unas malas
Cuando el suceso del 7 de Julio de 1822 , quedando
poco el gent ral á su famosa expedición llevando á su coplillas satíricas que solían cantarse poco antes y cuyo vencido el rey en su agresión contra las leyes, tuvo por
lado á San Miguel, y nos dejó en la Isla de León ó San estribillo decía:
resultas el triunfo de los exaltados, se dividieron estos
Fernando bajo el mando de Quiroga, general del ejérhasta hacerse guerra cruda y enconada. Pero en Madrid
Tú que no puedes
cito entero, pero apenas reconocido por tal por su seno apelaron al canto para denostarse y excitarse á hosllévame á cuestas.
gundo. Nuestro himno fué puesto en música con poco
Su introducción en Madrid, de la cual vino su pro- tilidades. No así en algunas provincias, y con particulaacierto, y apenas fué cantado. Entre tanto San Sliguel pagación, fué singular por cierto.
ridad en la de Cádiz , en la cual por ser los anti-constien Algeeiras escribió la composición desde entonces coEstaba festejándose en el teatro á Riego recien veni- tucionales muy escasos en número, y constitucional a r nocida con el título de himno de Riego. Le puso la mú- do del ejército, y en su obsequio se habían cantado al- dorosa (según ella lo entendía) la plebe, cobró suma
sica el músico mayor dei batallón de Asturias, variando gunas canciones y sobre todas el himno que llevaba el poder la sociedad de los comuneros. Apeló esta entre
según he oido decir, un tanto la de una contradanza nombre del general festejado, cuando este, arengando al otros medios de hostilizar á su enemiga al de las cancioantigua. El himno fué desde luego cantado por la tropa público desde el palco donde estaba, aseguró que había nes ; pero las que usó eran solo de las propias del vulgo
de la columna volante con entusiasmo y no sin grande salido á luz una canción nueva y demérito, y, como nadie mas ignorante, de suerte que los mísmoj contra quienes
efecto en un caso grave. Volvía Riego con los suyos, to- tuviese noticia de tal obra, siendo por lo mismo imposible iban dirigidas, las cantaban para ridiculizarlas. Así era
dos casi de infantería, de Algeeiras, é iba á atravesar presentarla al público,ánohallarsequícnlasupíese y can- común oír en boca de estos últimos por vía de burla el:
unos llanos cuyo nombre es el de Taivilla, poco dis- tase, desayudantes del héroe de las Cabezas, obedeciendo
No zemos mazoné,
tantes de Veger, cuando se le presentó delante una fuer- áeste, la entonaron entre palmadas de unos, y murmullos
zemos comuneros
za de caballería enemiga no poco numerosa. Formó el de desaprobación de otros, pero sonando mas las priHijoj é Paíya
caudillo constitucional su gente; marchó adelante con meras que los segundos (1). Posteriormente crecieron
y amantej é Riego
osadia; hizo que sus soldados entonasen el himno recien por lados opuestos la censura y el aplauso, y el Trágala
O el coro:
•compuesto, fué obedecido, y, admirando sus contrarios vino á ser, como he dicho, cencerrada de la cual se hacía
Bravoj comunero
aquel espectáculo, para ellos singular, y aquellos soni- uso con profusión para insultar primero á los anli-conslaj armaj toma
dos marciales salidos de hombres cuyo íiero contmente titucíonales y después á los reputados constitucionales
zea vuestra díviza
declaraba la vehemencia de sus afectos y lo firme de su tibios. Verdad es que aun las funestas consecuencias del
la sinta mora.
resolución, se abstuvieron de caer sobre ellos, y reti- Trágala han sido ponderadas, pero fueron, en realidad de
En Madrid en tanto, la música, si no había callado,
rándose les dejaron franco y seguro el paso. Bien es verdad, gravísimas y la misma ponderación acredita hacia poco efecto. En las asonadas ó amagos de ellas ya
cierto que á taí suceso contribuyó el estar á la sazón las cuánto dolió á los por ella lastimados, y cuánto disgustó no salía la jente desús casas ó se ponía en los balcones á
tropas Reales en su interior mas propensas ;i favorecer á la gente de siquiera mediano juicio.
oír con gusto ó solo por vía de diversión los gritos y caná los levantados que á tintarlos como á enemigos.
Alguna otra canción, mas soez y necia, si cabe, causó tos de los que corrían las calles , porque los cañonazos
JuradaporFernando Villa constitución y pasada á ser justa indignación en lugar njuy alto. El decoro aun hoy del 7 de Jidio venían á la memoria, y á la señal primera
ley, quedaron calificados de buenos servidores de su rey prohibe hacer masquecitarla conmemorando que era un | de bullicio seguía cerrarse las puertas.
y de su patria los poco antes sulilevados, y, triunfiínte sia insulto personal al monarca reinante, así en su parte moMe acuerdo, sin embargo, de la última escena en
causa, era ya no solo lícito sino conveniente celebrarla ral, como iiasta en su presencia física, llegando á extre- que oí cantos patrióticos oídos con aplauso. Fué el motiy contribuir á mantenerla en vigor y gloria por lodo li- mos superiores á toda ponderación el desacato.
vo el siguiente; Los regimientos de núlícías provinciales,
nage de medios. El himno de Riego, sunbolo del levanFué, cierto, desgracia de aquellos días, que considera- casi todos , eran desafectos á la Constitución , y de
tamiento vino á ser canción ])alríótíca y la primera entre das como producciones del ingenio ó digamos déla vena ello habían dado señaladas pruebas. Para corregirlos ó
las de su clase. Cantóse y siguió cantándose en Cádiz, poética, íuesen casi todas las canciones que salieron á convertirlos fueron puestos á su cabeza buenos oficiales
entrado que hubo en aquella ciudad, siendo recibida en íuzíní'eriores á la medianía. Ya se oiaunaque corrió con adictos á la Constitución, celosos , en suma, dotados de
tre locos aplausos, una guarnición compuesta de tropas algún valimiento y cuya disparatada letra era:
las prendas necesarias para mandar con acierto , y por
del ejército apellidado libertador, y aunque al presensus opiniones empeñadas en hacer de los cuerpos de su
Constitución ó muerte:
tarse Quiroga en el teatro fué solemnizado el acto con
mando leales apoyos de la ley vigente. De oficiales de tal
esta es ilueslra divisa,
varías composiciones puestas en música y destinadas á la
especie uno de los mejores fué nombrado corone! ó cosi algún servil la pisa
fiesta, ninguna de ellas sobrevivió ni aun pocos días,
mandante principal del Provincial de Bujalance, y se
la muerte sufrirá.
mientras el himno afortunado sonaba de continuo en
dedicó á infundir en sus soldados el espíritu que le aniY pues hemos jurado
calles y plazas, de día y do noche y aun en el mismo
maba. Creia haber conseguido su intento cuando recibió
nosotros defensores
teatro. Andando el tiempo le cupo la suerte de ser arma
orden de venir á Madrid, obedeciendo la cual , hizo su
morir entre las flores
de partido, según lueron las vicisitudes de la fortuna de
entrada en la capital deseoso desde luego de lucirse , y
de la constituccion, etc.
Riego, pero nunca tuvo mengua su ímperlancia.
Ya una mucho menos ridicula, pero también de es- lucir su regimiento, procediendo para tan loable fin al
En Madrid, estubleciila ya la monarquía constitucio- casísimo valor á la que dieron algunos un nombre que uso de entonces que exigía eidusiasmo manifestado con
nal, fué recibida por los correos la letra del liinino de declaraba ser por antonomasia canción de la milicia na- ostentación. Así fué, que en el regimiento soldados y
Riego; pero la música no, y, deseando oírle cantado en cional, y con especialidad de la de Madrid, siendo sus oficiales venían cantando en coro , en voces altas, un
el teatro, un compositor madiíleuo le puso en música, y ¡ primeros versos ó su coro :
tanto destempladas, según era de presumir de tales cantal cual era en esta forma, no la suya verdadera, salió de
tores, pero con apariencias de ser el canto desahogo de
Corramos á las armas
los labios y garganta de la cantora dramática benita
pensamientos y afectos constitucionales. La letra de lo
milicianos valientes,
Moreno, á la sazón muy aplaudida, la cual al recitarle
cantado era una de las comunes , pero acomodada al
por mantener vigentes
lo hizo con e.vtiemado brío, recibiendo la composición y
cuerpo de que salía en cuanto en ella se decía su nombre,
la ley y libertad.
la ejecución arrebatados aplausos. Pero entretanto hubo
También en el ejército corrió una que decía en tono pues era;
de llegar á la cíipital la música del himno, y como ya era de habla:
Alegría, Bujalance,
común y asimismo grato oíila como se había oído y
viva la Constitución,
¿Quién vive?
aplaudido, hubo la ¡dea singular de poner leti'a nueva
que lostíranos que nos mandaban
Y á la respuesta España anadia en mala música:
para cantarla con el son del mismo. Pero la letra era de
ya no nos mandan, no, no, no.
por si acaso son facciosos
iormas ridículo que cabe imaginar, parlo sin duda de la
Infundía gozo, no muy fundado , aquel espectáculo
por eso lo preguntamos
cabeza de quien no la tenía bien provista de saber. Eran
en días en que el entusiasmo era ya tibio , y los que
Y en seguida:
«US primeros versos los siguientes:
admiraban y aplaudían se prometían mucho de tales
Diga Vd. que viva Riego
tropas, y celebraban como singular habilidad de quien
Se engendió una niña
y sí no le degollamos,
de padres muy buenos,
ejemplo esto último de las ideas dominantes en punto á las mandaba haber puesto en tal estado su espíritu,
de malicia ágenos,
tolerancia, y de la singularidad de exigir que se diese mientras alucinado el oficial asi aplaudido oia cpn gusto
llenos de (;andor.
un viva nunca mandado por las leyes, y á veces hasta alabanzas merecidas por su instrucción y trabajo , pero
prchíLidopor ser señal de oposicion'violenfa ó de hecho. no por el buen éxito que habían tenido sus esfuerzos.
Se bautizó en Cádiz,
Seguía en medio de esto su carrera la revolución Así fué, que habían pasado pocos días, cuando, salido
siendo sus padrinos
desmandándose, aunque á veces con provocación sobra- aquel cuerpo de cantores de Madrid, y puesto frente á
los hombres mas finos
da. Moderados y exaltados se hacían cruda guerra al ter- frente con un cuerpo faccioso, huyó á los primeros tiros,
que hubo en la nación.
Y el coro en vez de—Soldados, la patria nos llama á minar 1821. Entonces hubo de ser compuesta en Sevilla ! dispersándose todos los soldados , y aun desertándose
ó Cádiz, á la sazón poco menos que rebeladas contra el ' algunos á las filas de los Reales. Ejemplo fué este muy
]id—decía:
gobierno constitucional, y aun contra las Cortes, una de repetido de que el entusiasmo teatral vale poco, y puesLa niña se llama
las canciones distinguidas por malas entre muchas no j
la Constitución
(1) La segunda estrofa de tan disparatada canción merece ser cibuenas; cancioncilla en que competía lo desvariado del tada
á la que Peinando
por lo balandrona y por el singular contraste que, en fuerza de
lenguage con la vituperable índole de los pensamientos y circunstancias, desagraciadas hubo entre la jactancia del reto que congustoso abrazó (1).
Continuaron así por algunos meses cantándose des- afectos que expresaba. Los primeros versos eran:
tenia, y la floja ó casi ninguna resistencia hecha poco después á los
nvasores franceses. He aquí el reto á que acaba de hacerse referencia:
Si ouereis sangre
unidas en la capital la letra y música del himno, pero,
En vuestro auxilio
andando el tiempo, vinieron las cosas á su lugar, y la
sangre tendremos;
traed austríacos,
canción estrenada en los llanos de Taivilla vino á ser
la verteremos
traed casacos
cantada, y lo es hoy todavía tal cómo lo fué en la meaqui á lidiar.
y sangre habrá.
morable ocasión de su estreno.
Fuerza en los brazos
Pero mezclada
sobra en nosotros
Entretanto en cada ciudad de mediana nota compocon sangre nuestra
para á unos y otros
nía un liberal, mas celoso que buen poeta, su canción
veréis la vuestra
exterminar.
patriótica, no faltando organista ó aficionado que la puContaron que oyendo cantar esto y el coro :
cualcorrerá
siese en música. En Barcelona, población filarmónica, y
Ya no la arrancas
A
lo
cual
seguía
el
coro
de
dos
maneras,
siendo
una:
en la cual abundaban los constitucionales, pero no entonni con palances, etc.
Muera
quien
quiera
En SeviUa en 1823, próximos ya á entrar allí los franceses, despuea
ces los literatos, salieron á luz varias, de las cuales alde haber ocupado á Madrid, una mijer del pueblo dijo: ¿Que no la
moderación
gunas alcanzaron el honor de ser cantadas en muchas
arrancan? Pues si se está cayendo. Es probable que sea falso que
y viva siempre
ciudades, y aun en Madrid mismo. No sé si era de este
una mujer del pueblo dijese cosa .que mas parece salida do algún
y siempre viva
origen una que sonó repetida en el teatro, y cujos priburlón entendido. Los sevillanos de ambos sexos son decidores y
agudos, pero no ejercitaban su ingenio en materias políticas. Singumeros versos eran:
y viva siempre
lar idea fué la del ignorantísimo autor de tan malas coplas usar la
Todo conde ó marqués nació hombre,
Y la otra: la exaltación.
voz palancas porque estas no son instrumento para arrancar, pero
los dictados vinieron después,
Amala ó muere
el consonante en ancas hubo de apurarle y renovó aunque variándoloa
vil servilón,
aquellos versos antiguos;
f
(1)
Algunos decían en Tez de, gustoso:
Por fuerza abrazd.
LoB primeros querían feguir la Cccron legal suponiendo buen
•onstitucíonal á Fernando "Vil: los que variaban la TOZ decian la
Terdad, pero por tener el gusto de insultar al rey.
(1) NO asistió el autor de estos recuerdos al teatro en la uoche
de que habla por estar indispuesto. Cuenta, pues, lo que le dijeron
inmediatamente, aunque de varios modos, en suma como él lo refiere.
Murióse el cigarrón, tendió las zancas,
lleváronle á enterrar hormigas blancas.
•Fuerza del consonante á lo que obligas!
á decir que son blancas las hormigas.
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
lo á prueba desaparece; y ejemplo en breve seguido de
muchos mas, desertando á centenares á las filas de los
invasores trancases J ealistas españoles hombres que poco antes aparecían entusiastas y tal vez creian serlo.
Caida la Constitución el gobierno que sucedió fué el
titulado absoluto, pero tuvo carácter democrát co; unido
con el monárquico puro el poder Real asimismo tribunicio en su Índole, porque obedeciendo á un influjo, lo
hacia al de la plebe mas ignorante. Así hubo voluntarios
realistas, remedo de la milicia nacional, á la par celosos
parciales y dominadores del gobierno al cual servían
mas ardorosos que sumisos. También tuvieron ellos su
canción preferida, cuyo nombre fué la Pitita, conocida
de mí solo por la fama que de ella solía Hogar al lugar
de mi destierro.
Eala época novísima constitucional, aun contándola
desde 1834, poco se ha atendido á canciones. Las ha habido, y de ellas se han cantado en el ejército y aun en
las calles algunas, pero con efecto diferentísimo del que
producían cantos iguales ó parecidos en épocas anteriores. No ha'figurado menos Espartero que figuró Riego,
ni han sido inferiores su concepto é influencia entre la
gente de opiniones extremadas que lo fueron las del
malhadado héroe de las Cabezas, y, con todo, aun cuando al general de nuestros días no ha faltado su himno, á
nadie ha ocurrido hacer de que este se cante ó no una
cuestión política de importancia siquiera mediana. Bien
puede afirmarse que las canciones, como poder, ó como
«rigen de graves resultas, hoy en nuestra España están
muertas. Que resuciten no es fácil, pero tampoco imposible, pues á todas las cosas del mundo suele cuadrar el
«multa renascentur.» •
Sentiría quien esto escribe que en los renglones antecedentes se encontrase ó sospechase algo parecido á
deseo de rebajar una época de nuestra historia. En la de
las naciones todas hay pocas páginas que en lo gloriosas
excedan ó aun igualen á las que narran y uintan los hechos del pueblo español en la guerra de la independencia, por mas que franceses é ingleses traten de disputar
nos el valor de los merecimientos contraidos en aquella
lucha,, los primeros para despique de su vencimiento, y
los segundos para apropiarse toda la victoria en la cual
tuvieron parte muy principal, pero única no, aun cuantío no menos pretendan. La época constitucional desde
1820 á 1825, cierto, no merece alto lugar en la historia,
pero aun en ella no faltaron hechos de alguna grandeza,
oscurecidos entre otras cosas por la mala fortuna á la
postre. Hubo con todo entonces desinterés, nobleza de
pensamientos, celo fanático, pero celo al cabo. También
mancharon la época primera asesinatos en su principio,
locas inquietudes, derrotas vergonzosas, en que no fué la
lid sustentada con brío La segunda fué un período de
nuestra revolución, interrumpida enl814, si no es que se
mira la contra revolución como parte de ella; vuelta á interrumpir en 1823, pero nunca acabada, y, sí, existiendo
en intereses, deseos y esperanzas que forman á manera
de puentes sobre dos abismos. Sin la España de 1820 no
habría la España de ahora, en no pocas ni leves cosas
considerablemínte mejorada, en otras sujeta á inconvenientes graves; consecuencia esto de la compensación
que se nota en todo cuanto es de la humana naturaleza,
y que, además, es circunstancia precisa de un período
de grandes mudanzas.
ANTONIO ALCAI.Í 'JALIANG.
PERÚ.
ISI.AS U E L (JLANO.
Es verdaderamente estraña la persistencia con que
algunos sostienen que España debe apoderarse de las
islas del Guano pegadas á la costa y que fi)rmaron siemre parle del imperio, vireinato y república del Perú,
os hombres s;nsatos han desdeñado hasta hoy ocuparse de combatir este despropósito que no halla apoyo en
la historia ni en la razón, y que no po Iria considerarse
como un proyecto serio sin mengua de nuestra honra y
sin comprometer muy grandes intereses.
Las islas guaneras q le están á la vista del litoral peruano , que (le tiempo inmemorial han sido esplotadas
f)or los liibitantes del Perú , y qur3 bajo el gobierno de
os Incas estuvieron som;tidas á una legislación especial,
no pueden racionalmnite separarse , ni hasta ahora se
han considerado separadas del dominio peruano : forman
una parte integrante de aquel estado mas estrechamente
unidas á su territorio que las islas consideradas en todo
tiempo como una dependencia inmediata de la península
española. El uso constante ha consagrado la propiedad,
pues no ha cesado de estraerse el guano exclusivamente
por los peruanos para fertilizar las tierras del litoral, y
desde que las maravillosas virtudes de este abano han
sido conocidas en Europa , su exportación se ha hecho
exclusivamente por el Gobierno del Perú, reconociéndose
en negociaciones diplomáticas, en tratados y en toda
clase de actos públicos el derecho privativo del Perú.
Con el imperio francés hay una convención reciente que
es la mas solemne consagración de esta propiedad.
Los que pretenden que ni histórica ni racionalmente
)ertenecen las islas de guano al Perú , muestran tanta
igereza en sus juicios, como poco conocimiento en la
historia. Basta echar una mirada sobre el mapa para no
poner en duda la propiedad del Perú; y en cualquiera
de los historiadores de aquel país, así nacionales como extranjeros; en Herrera, Zarate, Garcilaso, Laet, Robersson,
Prescott, en los tratados de geografía, estadística , y en
cuantas publicaciones se trata del guano peruano, sea de
propósito, sea por incidencia, se consigna unánimemente la misma doctrina. Hay mas: habiéndose dado ciertos
norte-americanos por primeros descubridores de las islas
de Lobos de afuera que son las mas distantes de tierra
y cuyo guano no ha sido objeto de una explotación tan
extensa y reclamando como tales para su país el dominio
de ellas, tuvo lugar ha pocos años una discusión muy
E
f
11
profunda y muy detenida por la prensa , y el Gobierno sión del guano, se saldarían en puras pérdidas, pues la
inglés por declaraciones muy esptícitas y en Washington ocupación de las islas, ni podría emprenderse ni contipor el abandono no menos esplícito de aquella pretensión, nuarse sin gastos muy superiores á las mayores ventase dio plena razón al Perú. Causa verdaderamente lásti- jas que pueda prometerse la imprevisora codicia.
ma que se muestren ignorantes de hechos tan públicos
Tiempo es de que no se hable mas de proyectos á
y tan trascendentales los que pretenden lanzar á la Es- primera vista injustos, y que la prensa extranjera no ha
paña en aventuras que serian si,;mpre muy azarosas y vacilado en calificar de actos de filibusterismo. Persisde seguro muy perjudiciales, aun cuando pudiesen co- tiendo en su defensa saltarían los colores á la cara de
todo español, y se correría también un riesgo para la
honestarse con algunos visos de razón.
Nadie tomará por motivos fundados para despojar al dignidad de España; al pedirse la debida reparación de
Perú de su propiedad inmemorial los que han sido indi- sangrientos agravios y al reclamar justicia para los escados por algunos consejeros de una empresa poco dig- pañoles en el Perú se creería generalmente, que no las
na de una nación tan honrada y generosa como ha sido puras inspiraciones del patriousmo, ni el sentimiento
siempre España. Se ha dicho que no estando la inde- sagrado de la justicia, sino los mas tristes cálculos eran
pendenQÍa del Perú reconocida por el gobierno español, el alma de la política española, la que siempre ha sido
nos hallamos respecto á esa república en una situación magnánima, delicada y pundonorosa.
escepcional que nos deja entera libertad de proceder.
A . DE LOBKNZO.
En primer lugar, si todavía no están aprobados tratados
que espresen el reconocimiento oficial de la independenINSTRUCCIÓN PUBLICA.
cia peruana, el gobierno español, por toda suerte de actos
y declaraciones en actos mternacionales asi consulares
Oailme la instrucción püblici durante l a
como diplomáticos, en las cámaras y en otras ocasiones
siglo, y cambiaré el mundo.
LllBKlTZ.
solemnes ha mostrado con oportuno juicio que no ponía en duda la existencia del Perú como pación indeLa cuestión déla enseñanza, siempre de altísima traspendiente. Y poca cordura hubiera sido dudar de un cendencia, tiene en los presentes momentos suspensos
hecho consumido en cuarenta años, que ya no sería po- todos los ánimos, y vivamente escítadas todas las intelisible ni conveniente desvirtuar, y que el resto de los es- gencias. No hay para qué referir, cómo hemos llegado
tados civilizados reconocen y aprovechan como pudie- al grado de agitación en que respecto á este punto al
ran hacerlo con España y con cualquier otra de las presente nos encontramos. Inició la cuestión un periódico
naciones constituidas de siglos atrás. En segundo lugar, tan mal avenido con lo presente, como bien hallado con
la simple discusión de la independencia peruana, al instituciones y cosas que ha desecho para siempre la mano
mismo tiempo que no da una prueba de buen juicio, inexorable del tiempo; y en verdad que si alguna gloria
compromete muy respetables intereses españoles en cabe por la osadía en el ataque, la variedad en los recurAmérica, pues produce una alarma general que afecta sos, la firmeza en el propósito y el rigor en las conseprofundamente al comercio español en aquellos ricos cuencias, esa triste gloria corresponde entera al periópaíses y dificulta relaciones altamente provechosas. Muy dico á que nos referimos. Bien pronto acompañáronle en
severa cuenta nos tomarán nuestros nietos de haber di- su cruzada contra las universidades los demás órganos
ferido por pequeneces de etiqueta, por imprevisión ó por de su comunión política, y aun otros que, aunque en dimalos cálculos el reconomiento del Perú por tantos ferentes cuestiones mas liberales, en esta, ó por halagar
años, debilitando así las mas fuertes simpatías, haciendo pasiones siempre vivas en determinadas esferas y
perder la afición estremada á los productos españoles y preocupaciones en algunas clases de nuestra sociedad
obstruyéndonos cada dia que pasa mas y mas uno de profundamente arraigadas, no quisieron perdonar ocanuestros mejores mercados y nuestro centro de relacio- sión tan propicia de llevar la voz del neo-catolicismo
nes internacionales en las opulentas regiones del Pacífi- español, y ser instrumentos de sus malévolas pretensioco. No procedió así la previsora Inglaterra con el reco- nes. El clero, el clero que para desgracia suya y daño
nocimiento de los Estados-Unidos, aunque las ventajas también de la patria, es aqui el mas firme mantenedor de
de este reconocimiento no debían aparecer para ella tan toda tendencia reaccionaría, el clero vino á arrojar nueclaras, como son para la España las del Perú, en que ha vo y poderoso peso en la balanza, ya con las exposiciocerct de un siglo el político conde de Arana quiso crear nes de los obispos, que han .sido muchas y muy singuun estado independíente, que aun estando mas consoli- lares algunas de ellas, por las exageraciones en que indado el régimen colonial gozó siempre de cierta autono- curriarr, y la falta de.verdadera ciencia que mostraban,
mía impuesta por la naturaleza de las cosas, y q'ue como ya con liis solicitudes de muchos pueblos, preñadas de
antiguo imperio, con los mas poderosos elementos de iirraas y de violentos ataques á nuestras universidades,
existencia propia, vasto como mui-has monarquías per- cosechadas las unas é inspirados los otros por la influensas y situado al otro lado de dos Océanos apenas con- cia de los curas párrocos, tan decisiva en las pequeñas
quistado, estuvo cerca de separarse de la metnipoli. poblaciones, como mal empleada en el mayor número
Cuando la atracción política es tan débil que íuera locura de casos. A esta extraordinaria conmoción puso remate
pensar en la reconquista, claró es que el reconocimiento un antiguo ministro, hoy diputado á Cortes y jefe recopronto, franco, sin reservas ni mezquinos cálculos es la nocido de las huestes neo-católicas, el cual resumiendo
única aspiración racional por parte de España, la que todos los cargos hechos, todas las acusaciones no proquedará bien recompensada de sus miras elevadas por badas y todos los peligros imaginados, elevóá la reina una
los inapreciables beneficios de un trato cordial. De suyo exposición muy digna por su forma y por su íbndo, de
se dice que el respeto á la independencia del Perú im- figurar entre las muchas que sobre este asunto se han
plica el respeto á sus islas de guano como al resto de escrito , y que la prensa ha recibido con merecida
su territorio.
burla, y la opinión pública con indiferencia, cuando no
También ganarían sin duda en las buenas relaciones con insigne desprecio.
los que para el cobro de deudas legítimas ó para la saA este celo extraordinario , á esta actividad inmensa
tisfacción de otras reclamaciones fundadas , pudieron en el neo catolicismo español porque la enseñanza se recreer conveniente que España tomase como prenda forme en el sentido de sus doctrinas, ha correspondido,
las islas de guano. El Perú no ha cesado de mostrar la como era natural, una cohesión, no tan ostensible como
mejor voluntad para hacer justicia á sus acreedores. acaso fuera de desear, pero no menos real y verdadera,
Sabido es que se anticipa por lo común al pago de sus de las fuerzas liberales de nuestro país para que la ensecréditos haciendo las amortizaciones mas y mas rápidas, ñanza, en vez de limitarse, se ensanche y se düúndacomo
lo que tiene sus bonos casi al par y sobre el nivel de los los rayos del sol por todas partes; en vez de estacionarEstados mejor parados. En cuanto á las deudas de orí- se, progi'ese; y en vez de apegarse á tradiciones caídas,
gen español, leyes que datan dtisde el principio de la in- y a la institución de la Iglesia, se secularice, única forma
(lependencia, las han prestado la debida consideración, v á que hoy puede apelar para corresponder á la grandeza
es seguro que el dia en que se establezcan las relaciones de su misión, y mostrarse tan libre é independiente
oficiales serán atendidas en toda justicia. Pretender que como á sus altos fines conviene. A esta tendencia, hay
se cobren ó tomrín prendas antes de liquidar los crédi- que añadir otra tercera, compuesta de los elementos
tos, cuando el tleudor no ha resistido el pago, es un acto conservadores, que recelosa de toda innovación que no
que los hombres de peso calificarían muy severamente. esté plenamente justificada, asi rechaza la pretensión de
Los que cegados por la pasión ó por intereses mas ó los unos por demasiado innovadora, como menosprecia
menos legítimos serían tal vez poco escrupulosos en la otra por absurda é imposible en los actuales momenpuntos de honra y de derecho, no deben olvidar que tos de nuestra historia.
también aventurarían mucho apelando inconsideradaEl problema está, pues, planteado, y los términos
mente á solo la fuerza. Mas de ocho millones de los que perfectamente definidos. En este punto todo es posible
produce el guano, se destinan anualmente al pago de menos el reposo. La solución del problema es cada dia
deudas inglesas y francesas; las consignaciones en que mas esperada, y también mas necesaria. En vano goestán interesadas las mas poderosas casas de Inglaterra biernos, mas tímidos que celosos de su buen nombre, han
y Francia, tienen también compromisos por decenas de dicho que no había para qué ocuparse de este asunto
millones; el comercio de ambos países con el Perú, pasa perfectamente arreglado por las leyes, y favorecido por
ya de muchos centenares de millones. Asi es evidente el apoyo de la opinión pública. Todos han visto, y con
que tantos y tan poderosos interesados no verían sin el razón, que bajo esta conducta se levantaba el miedo, el
mas profundo disgusto una agresión que les perjudicaría miedo á esa fracción poatica de que antes hemos hablado,
en extremo y coadyuvarían de la mejor voluntada ía re- causa principal de todo este movimiento, la cual tiene
sistencia. La cooperación que á ella prestarían los Esta- siempre á su servicio fuerzas y elementos que frecuendos-Unidos, no puede ser dudosa, movidos no solo por temente son causa de la ruina de ciertos ministerios. No:
los mas fuertes estímulos políticos, sino por lo que de es necesario abordar el mal de frente, acometerle con
una y otra parte podrían ganar en empresas marítimas brio, y ó conjurarle para siempre con todas sus favoray tal vez por la perspectiva no lejana de dominar las An- bles consecuencias, ó declararse vencido con toda su
tillas españolas para cuya invasión se les abrían pretes- humillación y todos sus inconvenientes.
tos plausibles con la irreflexiva ostentación de la fuerza.
Tres fuerzas hemos dicho que conspiran con mas ó
Fácil es conocer que los estados de origen español ya menos intensidad, á que se reforme el plan de enseñanreforzados por la unión hispano-americana podrían cau- za que actualmente nos rige. Conviene que las.determisar perjuicios incalculables al comercio de la antigua nemos tan cumplidamente como nos sea posible; que
metrópoli, y no debe olvidarse que los hispano-ameri- señalemos su origen, sus móviles y su fin, para que de
canos conservan y¡va la energía del patriotismo y de la esta suerte pueda juzgarse del asunto con mas conociarrogancia qm lleva consigo la sangre española, y que miento de causa, y hacer mas fácil y claro el término de
antes de resignarse á un despojo vergonzoso sacrificaría esta gravísima cuestión.
sus tesoros y se sacrificarían á sí mismos. La historia
La primera fuerza en poder y en importancia, no
tomaría breve cuenta á los autores de tan doloiosos sa- hay para qué desconocerlo, es el neo-catolicismo. Hay
crificios que en vez de ofrecer por recompensa la pose- multitud de causas para que así suceda. No es tan fácil
12
LA AMERICA.
actual de nuestra civilización, debe la instrucción prima,,
como parece destruir una tendencia que, como la neo- mildes y desconocidos mundos que forman el sistema ría realizar. La enseñanza secundaria dada en los instil
católica, ha dejado un profundo surco en los hábitos, planetario, hoy el empeño del neo-catolicismo es vano, tutos, monopolizada gravemente por el Estado adolece
en las costumbres y en la historia. Merced al senti- mas aun, es criminal y sacrilego.
Ya hemos dicho que en oposición á esta tendencia, todavía de mayores defectos. Basada, como pudiera esmiento algo exaltado de nuestra raza, al despotismo de
tarlo hace cinco siglos, en los estudios clásicos, á una
los revés de la casa de Austria, á la perseverancia de que sobre todo estremo juzgamos irritante y funesta, primera importancia á lenguas muertas, cuya utilidad
I
base
desenvuelto
otra
que
no
es
la
nuestra,
pero
que
nuestro carácter y á otros muchos motivos que es
I si no dudosa, es muy de segundo orden y relega casi al
ocioso aqui enumerar, nuestra existencia se identificó ' respetamos por lo que tiene de libre y aun por lo que olvido los estudios de las ciencias exactas que hoy detiene
de
provechosa.
Enfrente
del
neo-catolicismo
que
durante muchp tiempo con la existencia del catolicismo
ben formar la base de toda educación. Asi vemos, v
en Europa. Ningún otro pueblo del mundo combatió pide que la enseñanza se someta al clero, y que se haga ! queremos insistir en esto, porque es de grande trasce'ncon mas valentía que nosotros las consecuencias de la ! enmudecer á todos los que pueden ser sospechosos de I dencia, que mientras que para el estudio de la historia
reforma. Ninguno se opuso con mas fanático fervor a i doctrinas poco ortodoxas, enfrente de la censura previa, I universal no se previene mas que una lección alterna de
que se perdiera la integridad de sus creencias religiosas. I de la reglamentación por la Iglesia, base levantado la j hora y media, y para el de las matemáticas, comprenLa reforma, sin embargo, era un gran hecho, y nos ven- 1 doctrina de la enseñanza libre, enteramente libre, aban-j diend'o en ellas la aritmética, el álgebra v la geometría
ció. Luchando con ella perdimos los Estados de Flan- I donada por consiguiente, al celo y desinterés de los in- ! se previene una lección diaria en dos cursos académicosdes; por ella perdimos todo nuestro poder y aun nues- I dividuos ó corporaciones. Como alli, ninguna autoriza- y uno para la física y la química reunidas, y otro para
tra influencia en Italia ; por nuestro fanatismo religioso 1 cion, ninguna declaración previa, ningún derecho deben la historia natural, la lógica y la filosofía moral, se prehemos perdido la América; por todas estas causas, en ! ser exigidos para el establecimiento de una escuela ó de viene dos lecciones diarias de tres horas durante tres años
fin, nuestra patria ha estarlo á punto de ser repartida i un instituto de segunda enseñanza. Asi como la educa- consecutivos para el estudio del latín y dos para el estudio
entre las demás naciones de Europa, como mas tarde í cion de los hijos depende libremente de los cuidados de del griego.
sucedió á Polonia y Hungría. Esta larga y triste tradi- I los padres, la instrucción, que es su complemento, deEsta preponderancia de los estudios clásicos tieción no ha pasado' inútilmente. Los pueblosjo mismo I pende también de sus creencias y de su celo. El Estado I ne una trascendencia funesta en los estudios sucesivos
que los individuos, miran con respetuoso cariño aquello no interviene, y en concepto de los mas radicales de i de la juventud escolar. Inclinados ya desde que salen de
por que han sacrificado sus intereses y su vida, por mas esta escuela, no debe intervenir para nada. Esto es lo i los institutos á los estudios de esta naturaleza, escojan
que haya sido completamente estéril el sacrificio. Hé que sucede en Inglaterra, y lo que tanto repugnan nues- I con predilección la carrera de abogados, de teología y
aqui el secreto de la fuerza que todavía conserva y tros neo-católicos. Y sin embargo, cosa singular, en I de letras, y á esto se debe el que veamos tan decaídas
de la simpatía que entre muchos por algún tiempo des- ningún otro pueblo del mundo es la enseñanza mas [ estas antiguas, y también clásicas carreras, y esterilizado
pertará la tendencia neo-católica. Pero esa simpatía y profundamente religiosa que en Inglaterra, donde la ! en tantos jóvenes el talento que, bien dirijido hacia las
esa fuerza, por mucho que sean, no son bastantes para doctrina de la libertad prevalece. Consiste esto en que : ciencias exactas, fueran con el tiempo ornamento de la
constituir en el estado de nuestra patria un partido i cada persuasión ó secta tiene allí sus escuelas y maes- I patria y mas provechosos para sí y para sus ciudadanos.
político; y hé aquí, á nuestro modo de ver, el error ge- ; tros, V aun en la misma intolerancia que en punto á es-;
Mucho asimismo podríamos decir de las facultades
nerador de todos los demás, en que ha incurrido el neo- ' tas materias ha dominado hasta hace pocoen aquel país. : superiores; pero el espacio es corto y la materia amplia
catolicismo es'pañol. Contentáranse los hombres de estas Pero sea de esto lo que quiera, nosotros, ya lo he- I y por consiguiente no nos es dado penetraren la naturaideas con formar una escuela que ensalzara lo pasado mos dicho, si aceptamos como generosa esta tendencia, : leza de este asunto. Sea como quiera, todos estos males
sobre lo presente; contentáranse con aplicar sus esfuer- ! no la acogemos como buena. En la misma Inglaterra, ¡ y todos estos vicios reclaman hoy mas que nunca una
zos al sostenimiento de la unidad católica, é hicieran con ser un pueblo de hábitos tan liberales, de costum- pronta reforma. El Estado debe acometerla y resolverla
mucho para ellos v bastante para su doctrina. Pero no ! bres políticas tan propias para recibir con utilidad pro- porque es el único á quien de derecho toca la iniciativa
han hecho esto. Enlosactualestiempos en que la política ' pía todo progreso, este puro individualismo en punto a de esta cuestión. La enseñanza pública debe estar bajo su
enciende los ánimos v exalta todas lasinleligencias. en que la enseñanza, tiene no pocos y elocuentes adversarios. protección y tutela, siempre como hemos dicho, con arla política ha venido á ser el palenque donde luchan to- Lord Jhon Russell, movido por los muchos abusos que reglo á lo que las necesidades de la época reclaman, y
das las pasiones v todos los intereses, el neo-catolicismo deshonraban un pran número de escuelas, quiso reor- los esti'ictos principios de justicia requieren. La Univerha descendido á'la arena, ha pedido un puesto para ha- ganizar la educación nacional sin tener en cuenta la di- sidad, símbolo entre nosotros de tantas glorías y de tancer sus armas, y mezclando lo humano con lo divino, lo ferencia de cultos. El clero y los obispos deshicieron con tos recuerdos históricos, debe siempre ser el templo de
transitorio con lo permanente, ha concitado en contra • su oposición este provecto, que por lo demás está recla- la enseñanza superior y quedar en pié al abrigo de toda
suya el odio de los demás, tanto mas crande y mereci- ' mado por la necesidad. La enseñanza superior y la se- clase de contratiempos, porque es una entidad tan nedo, cuanto, por desgracia suya y mal de nuestra patria, i cundaria no se mantienen en su independencia de hoy, cesaria para nuestra vida intelectual, como lo es el muI sino gracias á unaesperiencia de largos siglos, y porese
ha sido mayor su influencia.
': derecho que la duración imprime sobre todas las ins- nicipio para la vida local. Si con la vista fija en este
Repetimos que este, en nuestro concepto, ha sido el tituciones. Si esto, pues, acontece en ese pueblo educa- punto se generaliza la instrucción primaria, y se la eleprimer error del neo-catolicismo. Sabemos lo que se I do para la libertad y para la vida pública, inudl es que va hasta casi confundirla con lo que hoy se llama segunnos puede rei»licar. Toda escuela es antes que todo una ! nos detengamos á enumerar los inconvenientes que el da enseñanza; si á esta se quitan la infinidad de vicios
doctrina: una doctrina, si es buena, establece entre mu- ; sistema de una enseñanza completamente libre traería de que adolece; si á las universidades se les concede la
chos individuos comunión de pensamientos y de creen- i sobre ona nación que como la nuestra, por su historia, libertad interior que para su buen régimen y su gloria
cias; y la reunión de muchos individuos que sobre una ! por sus hábitos, hasta por el carácter de raza, tanto se necesitan; si además de todo esto se cuida de dirigir el
doctrina de gobierno piensan lo mismo es el partido. 1 inclina á robustecer la vida del Estado,
talento de la juventud á estudios verdaderamente útiles
Pues esto, y esto antes que todo, ha debido evitar el í
Queda por lo tanto, abstracción hecha del propósito y fecundos; si en todas, en fin, las esferas de la vida se
neo-catolicismo de nuestra patria como el neo-catoli- de los Ineo-católícos, mas ruidoso que temido, y del procura hacer del hombre por medio de la instrucción
cismo de todos los países. Si su doctrina hubiera sido '• ideal de algunas escuelas radicales, mas generoso que pública un buen ciudadano, un buen hijo y un buen paúnicamente crítica, si su dogma se hubiera limitado á ' aceptable, queda una tercera tendencia, verdaderamen- dre de familia, se habrá conseguido resolver uno de los
amparar, siempre bajo un punto de vista religioso, el te poderosa y fuerte, sobre todo después de la impor- problemas mas difíciles, y que con mas urgencia reclacatolicismo que tan duros embates sufre en todos los tancia que ha conseguido alcanzar esta cuestión. Este man, en bien de todos, una satisfactoria solución.
puntos, su \oz habría tenido indudablemente no poca servicio no lo negaremos nunca al neo-catohcismo de
Acostumbrados como estamos á presenciar por todas
influencia, y de seguro no habría despertado el odio que nuestra patria. La instrucción pública, si no olvidada era partes el triunfo de toda idea reaccionaria, debiéramos
hoy por doquiera le persigue. No ha hecho esto. Lejos : mirada con cierta indiferencia por nuestros gobiernos. también desconfiar en este punto. Y sin embargo, nada
de'hacerlo lia pedido una forma de gobierno, ha malde- Regida en un principio por reglamentos discrecionales, i está mas lejos de nuestro ánimo. Sea porque en la situacido hasta de esta hipócrita libertad que tan cara nos entretrada, va en manos del poder central, ya de las di- , ción política que hoy preside los destinos del país, el
venden nuestros gobiernos; ha pedido opresión para la putaciones provinciales, v siempre bajo la vigilancia e ministerio de Fomento encargado, como todos saben, de
tribuna, opresión para la imprenta, opresión para la intervención del clero, la enseñanza publica entre resolver este asunto está á cargo de una persona, que
enseñanza, castigo para las conciencias libres, ha rene- nosotros ha sido no menos viciosa en su orijen y tun- como el Sr. D. Augusto Ulloa, además de muy conocido
gado de todo lo que de grande y santo nos ha dejado damentos, que perniciosa en sus principales consecuen- por sus estudios literarios, debe conservar siempre viva
nuestra revolución, y de todo lo que sublimemente ge- cias. Estos graves inconvenientes no los remedio el Sr. Mo- la tradición liberal que acariciara en sus primeros años,
neroso acaricia el pensamiento de nuestro pueblo, y es- yanocon su última ley sobre Instrucción publica; antes sea también porque en este asunto, el triunfo del neoto, como es natural, ha debido colocarle fuera de la ley, por el contrario, es nuestro sentir, que los agravo, y no catolicismo sublevara el ánimo de la opinión, es lo ciery lo que para él es mucho peor, fuera de la órbita en poco, dándoles por lo menos un carácter reglamentario y to que nosotros no abrigamos el mas pequeño recelo
que giran los demás partidos y de la atmósfera que res- sistemático que antes no tenia. El neo-catolicisino con acerca de la suerte de la instrucción pública en nuestra
piran las demás inteligencias.
sus exposiciones v su cruzada contra el protesorado, ha patria. Creemos, para concluir, que está identificada con
Si por un lado, pues, el neo-catolicismo tiene una puesto de bulto tbdos estos males. y ha hectio que los ella la causa del progreso y la causa de la libertad
gran fuerza, porque al fin mal ó bien representa la de- | hombres reflexivos piensen seriamente en los medios a pro- entera; y el progreso es inmortal y la causa de la libertad
cadencia de grandes elementos históricos que han ocu- pósito para remediarlos. Cábenos la satisfacción de decir no puede tampoco perecer después dé tantas revoluciones
pado durante siglos la vida de nuestra patria; por otro j que respecto á este punto, laopínion, si no es unánime, res como han ensangrentado el suelo de la patria para conlo funesto de su empeño, lo contradictorio de su ten- | ponde al pensamiento de todoslosquermran estas mate- quistarla y mantenerla. Si, después de todo esto, el neodencia, hace que nadie tema ni recele del logro de su i erias sin pasión v sin intereses de escuela que son siempre catolicismo clama é injuria y calumnia' para conseguir
propósito. En este punto la opinión es unánime. ¿Que | perhidiciales. Enemigos de ese individualismo que hoy sus fines, dejémosle obrar, y hagámonos cargo que son
no han hecho esas gentes en la cuestión de la enseñan- | P v a en Inglaterra, y que esteriliza 'o^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ í o estos los esfuerzos de la desesperación y los últimos ayes
za? ¿Cuánto no han removido la opinión pública con sus ; trabajos, v es manantial de graves abusos; enernigo del moribundo.
v
exposiciones, sus temores, sus funestas predicciones. ¡ asimismo de la tutela del clero que u o t e „ e l i o y j n
FR.VM;';=CO LOZANO M U S O Z .
¿Hasta donde no han llegado y de qué recursos no se ! fuerza ni prestigio, ni quizá pensamiento estante para
han valido para recoger firmas'y atraerse partidarios de i dirijir el movimiento intelectual de nuestra p a t m c o n i
Y YÓ E3TARE MDERTO.
su causa? Y sin embargo, pregúntese á quien quiera si ; prenden v reconocen que la única institución que (leoe
cree que ese inmenso movimiento, ese universal clamo- ¡ reglarla ¿nseñqnza con sujeción á pn'ncipios.superioies
Doblaa las campanas en son funerario;
reo, tendrán el resultado que sus iniciadores han apote- i es el Estado, fuente del bien, cuando marcha de acue,do
I>oblan las campanas en el campanario,
Quizás pronto doblen con triste concierto...
oído, y no vacilará en contestarnegativamente. ¿Y porque? j con la justicia, como es origen de pei-tui-bafonesj 3»Y yo estaré muerto!
porqiie el propósito es, por lo absurdo, ridículo. Por- tornos cuando usurpa atribuciones que no le conespoiique el neo-catolicismo maldiciendo de todo lo presente ^
Cuando por mí doblen , quizás en un dia
no se halla bien sino con lo que ya murió. Porque su ;
D e sol esplendente, de paz y alegría,
deseo es enterrar las universidades para levantar sobre | ''"sometida, pues, la enseñanza al Estado y c" el graI r á el hortelano cantando á su huerto...
Y yo estaró muerto!
ellas los seminarios, y porque en fin, el espectáculo de do de cultura que afortunadamente alcanzamos .M^ ^ «t
la ciencia moderna, con su movimiento universal y atre- be. qué le toca hacer para llenar cump idam^itt e.u
I r á el caminante por bosque de pinos,
vido, le ofende; y los fueros sacratísimos de la razón le altísima misión? La cuestión es importantísima y l o e .
P o r largas veredas, por largos caminos.
irritan, y todo lo que para la humanidad y para nuestra I á nosotros en este momento a quienes eorrcsiJOiat.it
Verá el navegante de lejos el puerto...
i yo estaré muerto!
civilización es grande, glorioso y sublime, para el neo- , solverla. Algo para su buena solución P"edeJ-e»^'' ?'
^
catolicismo es malo, inflame y merecedor de exterminio. considerar el estado actual de la ensenai.za PuW'C^
Bullirá
la gente por plazas y calles,
~
Y hé aquí por qué su empeño es vano, y por qué su vo- un punto de vista puramente critico Y en este
Volarán las aves por montes y valles.
luntad parece ridicula. La humanidad puede alguna vez mucho V quizá provechoso podríamos decir silos b m i t s
Correrá el arroyo de flores cubierto...
desviarse de su camino, pero nunca retrocede ni mucho de este artículo no nos lo impidieran. D'V'J'da lueslM
Y j'o estaré muerto!
menos reniega de sus glorias. Hoy en que la astronomía enseñanza en tres grados que correspondea ^ f f "^/V
I
r
á
n
los soldados, irán á la guerra,
ha llevado su mirada hasta el fondo de los cielos y la li- tal. secundaria v superior, ninguna de las t'^s poi si
Y los misioneros cruzando la tierra,
solas
llena
el
objeto
que
debe
apetecerse,
y
to^a^
,
^
j
;
\
,
sica ha penetrado en los grandes secretos de la naturaY las carabanas cruzando el desierto...
leza y la química en los elementos de todos los cuerpos; das, no forman, ni con mucho, el conjunto oí de ad.^)
Y yo estaré muerto!
superior
que
debe
presidir
a
una
buena
educación
níe_
hoy que han pasado á ser grandes conquistas de fa cienCuando
por mí doblen con son funerario,
cia* todo aquello que en otros tiempos perseguía el clero lectunl. La instrucción P"'n^"a generalizada y toüoco
Cuando por mí doblen en el campanario.
mo
lo
ha
sido
en
estos
últimos
anos,
con
con
en
miu
to
por sospechoso de brujería y malas artes, hoy en que el
Si al abrir la fosa hallo el cielo abierto...
Y o no estaré muerto.
espíritu los recorre todo y ló invade todo, desde los mis- universal, tiene, sin embargo, un limite a;:bili''^ ^' > «
lerios que encierra la conciencia humana hasta lo mas forma ni buenos ciudadanos, m entendido h.jo cid
J . ALAKCON Y M E L E S D E Z .
profundo y apartado del Océano, y hasta los mas hu- trabajo, dos condiciones primeras que, tn a Cbiado
fB
CRÓNICA IHSPANO-AMERICANA.
A BITA OSMA.
( B N STT A l B U M . )
De un rayo de luna bella
H a y en tus ojos reflejos;
H a y una luz que centella
Como la luz de una estrella
Que viene desde muy lejos.
E s tu voz ó el tono grave
D e un corazón que está en calma,
O es un acento tan suave
Que parece que hay un ave
Que está cantando en t u ahna.
Al bajar al polvo inmundo
Nos diste al hablar consuelo,
Y al mirar placer profundo;
Que t u voz no es de este mundo
Y tu mirada es del cielo!
JüAií C L E M E N T E Z E N B A .
EL CORSARIO.
CANCIOK.
I.
Y o nací sobre una barca
E n t r e brea y alquitrán;
Fueron mi almohada las olas
Y mi arrullo el huracán.
D e los cañones el ronco son
N o estrecha... ensancha mi corazón;
Y en el momento del abordaje,
Con placer sanguinario brota el coraje.
M a s u n ángel poseo
Que me enamora,
Que adivina el deseo
D e quien le adora;
Que por mi pena...
Que mis ciegos furores
¡Ay!.. encadena.
'
II.
N u n c a conocí mas ley.
Mas patria ni mas hogar.
Que mi voluntad, mi barco,
E l cielo azul y la mar.
E l trueno ronco y aterrador
Que á seres fuertes causa pavor.
N i aun me conmueve si estoy dormido,
Que fuera vergonzoso temer al ruido.
Mas si á llegar acierta
L a prenda mia,
Y me dice, «despierta.
Que viene el dia,»
Eompo mis lazos,
Y desde los del sueño
Doy en sus brazos.
III.
Yo tengo el cuerpo de roca,
De diamante el corazón,
D e templado acero el alma
Y de hiena la intención.
Llevo en el cinto hacha y p u ñ a l :
P a r a el esclavo fuerte d o g a l :
N o hay en la lucha quien me resista,
Y en cayendo en el puente... que Dios le asista!
Pero si contenido
Siento mi encono
Y por ti, Laura, olvido,
P o r ti perdono,
Valga tu ciencia,
Que los goces me pinta
D e la clemencia.
IV.
Soy de algún rayo desiello;
Nací con la tempestad : '
E n la mar tengo mi vida...
M i tumba en su inmensidad.
Cuando al impulso del aquilón
Zozobrar siento mi embarcación,
Y o con tranquila calma me rio
Del furor de los vientos que desafío.
Pero llegas, mi amada,
D e encanto llena,
Como en fresca alborada
L a mar serena;
Y el pecho fuerte
Que despreció su vida
Teme t u muerte.
¡Prenda querida!—perenne faro,
Puerto de vida—por tí tan claro;
Tu eres ¡oh Laura—del alma mia!
M i lucero de noche,
M i sol de dia.
EDUABDO DE LA L O M A .
LA HIJA DE DON FRUTOS.
—Aun no han levantado el telón; dijo ella, salga V d . y me
daré el brazo para bajarla escalera; y perdone V d . la libertad
Emilio, casi loco tomó su sombrero: al mismo tiempo Elvira sacó á su padre del deli'jioso sueño en que le sumiera la
lectura de La Corres-pondenría.
—Codillo! esckmó al abrir los ojos.
E l buen D . Erutos soñaba que estaba jugando al tresillo y
que habia dado un codillo al hombre.
Pero como solo vio á un hombre que hablaba con su hija
aunque no recordaba quién era, le saludo afablemente.
—Beso á V d . la mano, caballero. Cómo está VdP
—Bien, gracias, murmuró Emilio.
— Y la familia?
Emilio, como poeta, no tenia obligación do tener ni aun
familia.
—Buena, contestó.
Elvira acababa da ponerse el abrigo y de cubrirse la
cabeza.
—Salga Vd., Emilio, salga Vd., dijo.
E l poeta atropello á diez ó doce personas y corrió a l a puerta del palco, donde le esperaba ya la joven.
Esta se apoyó en su brazo con esa nonchalance y ese abandono elegantísimo que tan bien sienta en las mujeres altas,
delgadas y ondulosas como Elvira.
Emilio, al sentir en su brazo el lijero peso del de Elvira,
tembló como una sensitiva.
Echaron á andar.
— P a p á , dijo Elvira : adelántate y llama á J u a n .
Emilio, sin saber por qué, sintió un arrebato de furiosos
celos.
Al Uegar al vestíbulo se detuvieron y aguardaron.
—Piensa Vd. bailar mucho? pregunto Emilio.
— E s Vd. muy aficionado al baüe?
—Yo? nada! lo detesto!
—Entonces bailaré todo lo menos que pueda. Me gusta
imitar á las personas de talento.
—Muchas gracias.
E n este momento apareció D . Frutos.
—Papá, dijo Elvira; este caballero es el autor del drama
nuevo que vimos el mes pasado!..
— E l mes pasado... Ah! si!..
— D . Emilio Amor...
—Muy señor mió.
E l poeta saludó.
— H a tenido la bondad de ofrecerme un ejemplar de su
obra....
—Pues no me has hecho que te compre ya tres...
Emilio y Elvira cruzaron una elocuentísima mirada.
— S i , papá ¡pero aquellos no tienen en la portada mi nombre y la firma del autor!
— E s cierto.
— Y con t u permiso he suplicado á este caballero que me lo
lleve mañana á casa.
—Caballero, dijo D . Frutos, como obedeciendo á una costumbre ó á un resorte, V d . me reconocerá por un amigo y
servidor: en la calle de Alcalá, tiene V d . su casa...
—Aquí está Juan! dijo Elvira.
Emilio sintió u a vivo dolor en el corazón y se volvió rápidamente para ver á Juan, en quien sospechaba u n rival.
J u a n era un lacayo de catorce años y treinta y ocho pulgadas de estatura.
E l levitón que llevaba tenia treinta y cuatro.
—Ya está el coche! dijo J u a n
—Tiene coche! murmuró Emilio aterrado.
X.
Eenunciamos á describir la noche que pasó el pobre autor
dramático ; á consignar los walses que baUó Elvira y el número de conquistas que hizo, á pesar de que entre estas se contaba el conde del Geranio.
¡Treinta y cinco años y cinco mil duros de renta!
XI.
Emilio se presentó en la suntuosa morada de D . F r u t o s , y
fué recibido bondadosamente por e s t e , por Doña J u a n a y
Elvira.
Elvira habia preparado el terreno.
E n la segunda visita conoció á Ana y á María.
E n la tercera tuvo que escribir unas quintillas en el álbum
de María y un soneto en el de Elvira.
E n la tercera conoció á Juanito, el cual le habló de lot
Amantes de Teruel, de los hijos de Ventura de la Vega, de
Camprodon y de Frontaura.
E n la cuarta, le convidaron á comer.
E n la quinta acompañó á las niñas al teatro Eeal.
E n la sesta hablaron delante de él del conde del Geranio,
del vivo amor que le habia inspirado Elvira y de sus pretensiones .
E l conde quería casarse : era joven, elegante, guapo, montaba á caballo, tenia una cesta ó jardinera,
un cupé y una
butaca en el Real.
Tenia además cinco mil duros de renta.
Se habló del particular bromeando, como de cosa sin importancia; y no obstante Emilio se sentía morir. Estaba horriblemente pálido, y Elvira, con ese instinto propio de la mujer enamorada, comprendió que el poeta era desgraciado.
—Cada cual tiene su modo de ver las cosas , dijo ; yo no
cambiaría el amor de un poeta por el de ningún conde.
Pero articuló estas palabras lentamente y mirando á
Emilio.
Emilio le dio las gracias con una sonrisa, y se marchó llevándose un cielo en su corazón.
XII.
—Papá, decía Elvira aquella noche á D . Frutos ¿si yo me
casase, cuánto necesitaría para vivir con mi marido con el
mismo lujo que vivimos nosotros?
—¡Pst! Diez ú once mil duros, contostó D . Frutos.
—^Cuanto me darás el dia que me case?
—ÍJn millón.
—¡Un millón!!. ¿Y cuanto produce al año?
—Administrado por mí tres mil duros.
—¿Y cuanto tiene el conde del Geranio?
—Cinco rail duros de renta.
—¿De manera que si me caso con él podré vivir lo mismo
que ahora?..
—Rebajando algo.
—¿Y qué habría que rebajar?
—Lo menos indispensable. L a carretela, el abono al E e a l
y al Príncipe, las comidas... algo de la modista...
—¿Nada mas?
—ííada mas.
—¿Que le lias contestado al conde?
—¡Nada! Mañana le veré y entonces...
—¿Qué vas á decirle?
—¡Yo!.. Que no me opongo á sus deseos, que nos visite,.,
que frecuente la casa y que si llegas á amarle....
—¡Ay papá! ¿Sabes una cosa?
—¿Cual?
—Que estoy segura de no amarle nunca.
- ¿ Y por qué?
—Por que... l o r que... N o lo sé. Pero te aseguro que jamás lo querré. .
¿Y cómo^le
Dile...
Dilo..doy pasaporte, asi... sin una razón?.. •
¡Y sino mejor será que me case con él!
¿Qué? "^
— I Nada! ¡Nada ¡Me casaré con él,. Pero en seguida... E n
seguida!
—¡Vamos! ¡Bien! Eso es otra cosa.
H u b o un momento de silencio.
—Pero si ves que me pongo triste, y pálida... y enferma... Si ves queUoro.., y que me muero... N o me eches á
mí la culpa.
Y al decir esto se cubrió el rostro con las manos y rompió
á llorar amargamente.
—¡Niña! ¡Niña! eselamó D . Frutos alarmado y oorñendo á
consolar á Elvira, que le echó los brazos al cuello.
E l dia siguiente fué deshauciado en toda forma el buen,
eonde del Geranio.
—¡Ay! ¡Tiene unas patillas que me aterran! ¡Tres noches he
soñado con aquellas picaras patillas! Decia Elvira sonriendo
tristemente cual si recordase u n terrible pehgro, ya alejado.
xni.
Las calabazas que políticamente recibió el conde del Geranio, fueron para Emilio una nueva é irrecusable prueba del
violento amor que habia inspirado á aquella angelical y deli-.
ciosa criatura.
Emilio, pues , vivía en un cielo de venturas supremas.
J Y cómo no habia de ser asi?
El, pobre y oscuro poeta, salido de una miserable bohardilla,
hijo de su talento que empezaba á hacer conocido su nombre
y á darle lo que hasta entonces no habia tenido, algunos amigos, algunos partidarios y muchos envidiosos y detractores;
él, proscripto en la sociedad, ignorante de lo que era amor,
condenado á vivir y morir en el estrecho círculo de una docena de amigos pertenecientes á la clase, media, cuyas costumbres y manera de ser repugnaban instintivamente á las elevadas
aspiraciones y el esquisito gusto de Emilio, veíase de pronto ó
inopinadamente empujado por la fuerza irresistible é injustificable de la casualidad, elevado hasta el seno de una familia
opulenta, aristocrática, considerada; veíase amado por una mujer de clase, hermosa, pura é ingenua como los angeles, distinguida y elegante como una duquesa de novela; veia tolerado, casi aplaudido su amor; y todas estas realidades ponderadas por el prestigio de su imaginación de poeta y de su corazón de niño, le hacían concebir y acariciar una esperanza divina, sublime, sin nombre...
Asi es que su amor se habia trocado en pasión; pero no en
una pasión violenta, exigente, dominadora; sino en una pasión
intensa, hondamente sentida, que le esclavizaba en absoluto,
y en caso preciso debia inspirarle, no el valor salvage del déspota ó el avasallador del héroe, sino el valor sublime del
mártir.
Mas ínterin no sucedía esto, ínterin no se presentaba incidente alguno que le hiciera recelar esa temerosa probabilidad,
deslizábase su vida, dia por dia, hora por hora, llena de felicidades, poblada de sueños, de ambiciones radiantes, de quimeras deslumbradoras, de puerilidades sublimes.
U n dia se encontraron solos Elvira y Emilio.
E l poeta asió tiernamente entre sus manos las aristocráticas y sedosas de Elvira. E s t a correspondió á aquella presión
con una mirada de enloquecedora ternura.
Cuando dos enamorados se hablan con los ojos, la palabra
es inútil: la palabra habla á los sentidos; la mirada se dirige al
alma y al corazón.
Mas en pos del exceso del éxtasis, mas breve cuanto mas
intenso , viene la necesidad de comunicarse mutuamente sus
ideas.
— M e amas mucho, Emilio? pregunto Elvira.
—Te amo, dijo él, con ansia, con delicia, con afán irresistible é imponderable...
Detúvose un momento y prosiguió bajando la voz:
—Te amo como amo el santo y purísimo recuerdo de mi
madre, te amo eomo los ángeles deben amar el cielo... ¡Te
amo... como creo que me amas!
Elvira, cediendo á un movimiento arrebatado ó irresistible de su corazón, oprimió entre sus manos la cabeza del poeta y se quedó inmóvil, enrojecido el semblante, húmedos los
labios, abrasado el aliento, contemplándole de hito en hito....
E n aquella mirada le daba su alma, su corazón, su esperanza, BU felicidad! Le daba todo su ser.
Emilio tuvo miedo: lanzó una especie de grito apagado
hijo de na dolor horrible, de ese dolor indecible que nace del
esceso de la felicidad cuando nos sorprende con su torbellino
de luz y de fuego...
—Te amo! Te amo! Te amo!... murmuró Elvira maquinalmente y apagando por grados la voz, á medida que repetía
aquella frase divina, que es el Edem de los enamorados.
—Elvira! Elvira! dijo el pobre poeta, delirante de felicidad.
H a s pensado alguna vez, ha cruzado por t u mente, siquiera
haya sido en sueños, la idea de ser mia?...
—Sí, sí,... replicaba ella como sin darse cuenta de sus palabras.
— H a s pensado alguna vez, en la necesidad de unir t u suerte á la mia?...
—Qué? dijo Elvira, pintándose en su semblante el mas profundo asombro.
— H a s creído posible que vivamos mas tiempo de este modo?
—Pues como hemos de vivir!
—Siempre juntos, siempre unidos, amantes y esposos!
—Esposos! repitió Elvira con una espresion de sorpresa
imposible de describir.
—Sí!
—Pero es eso posible, Emilio?
—Que si es posible! Si tal.
—Lo crees posible?...
—Sí!
—Qué delirio!
—Pues entonces... á dónde ha de conducirnos este amor?
— A amarnos! N o eres feliz con mi carifioP
—Feliz como no puede serlo nadie en la tierra!
— P u e s bien, sigamos gozando de esa felicidad, hija de
nuestro eterno amor.
— E s decir?... preguntó el poeta aturdido.
— E s decir, le interrumpió Elvira con una ingenuidad y u n
candor irresistibles, que te proliibo hablarme y pensar en todo
lo que no sea nuestro amor!...
Y pronuncio estas palabras con aquella dulcísima voz que
estremecía todas las fibras del corazón del poeta y mirándole,
fija y amorosamente, con aquella mirada, clara, brillante, punsima, que sus ojos celestes habían robado á los ángeles.
XIV.
Al mismo tiempo penetró en el gabinete donde se hallaban, semejante á un torbellino, y llevando un paquete de cartas en la mano, la impetuosa María.
—Jesús! Jesucristo! esclamó con el dejillo propio de las
americanas.—Qué diría el vizconde si viese á V d s . asidos de
la mano y mirándose con tanto amor!...
Y se ochó á reír.
Emilio se alejó de Elvira ruborizándose.
—Nada! Nada! Si no lo digo por mí! L o decia por el vizconde!...
—Pero...
—Perdono Vd. que le haya dejado á solas con mi hermana!
Ve V d . . . tenia que despachar el correo... Cuatro cartas nada
menos. Ay! amigo mío! Crea V d . que estoy desesperada!...
LA AMERICA.
D . Frutos, aterrado, escribió.
Y dirigiéndose á Elvira, que permanecía en pié, añadió:
—Son las cinco en punto y espero las órdenes de Vd.
Elvira salió á recibir á Emilio que Uegaba en aquel moReinó u n momento de silencio ; pero de u n silencio promento, loco y enamorado.
Mas por mucha que fuese su ternura, era siempre inmensa- fundo , en el que habia algo de solemne y de temeroso.
mente mayor el cariño de Elvira.
—Dije á V d . que la víspera de la boda, le manifestaría las
condiciones con que aceptaba su mano y su nombre , dijo E l XVI.
vira, dirigiéndose al anciano vizconde.
— E s muy cierto.
oPasarn uno á uno ocho días.
—Va Vd. á oírlas.
E n ese tiempo echó de ver Emilio, á pesar de la ceguedad
—Ya escucho.
proverbial de los enamorados, dos cosas graves.
—Vamos á casarnos y á vivir en medio del lujo; de un lujo
Primera : que Elvira le amaba cada vez m a s ; que su amor deslumbrador, sin igual...
era una verdadera pasión; u n frenesí.
— M u y cierto.
Segunda: que habia sido presentado en la casa de D . Frutos
—El lujo es para mí lo que el aire, el sol y la c i v i a para las
un vizconde del Eomeral, hombre viejo, feo, repugnante , que
plantas: la vida! H e nacido y vivido en él y haoUegado á ser
se mostraba muy prendado de Elvira, del cual se decía que era para mí más que una segunda naturaleza. Si casados ya, llesoltero y tan poderoso como Creso.
ga Vd. á arruinarse ó á quedar reducido á una estrecha mePero aquel buen señor era t a n brusco, t a n repugnante, tan dianía, desgraciado de Vd! Me han enseñado á prescindir de
repulsivo, que sus galanterías, en vez de alarmar al poeta, le todo, menos del lujo... Yo respetaré mis deberes todo el tieminspiraron muy felices epigramas.
po que sea V d . poderoso.
Contribuía á aumentar la confianza de Emilio, la marcada
—Entonces será Vd. eternamente virtuosa! replicó el vizpredilección que la hermosa Elvira le manifestaba delante de
conde con un cinismo repugnante.
todos, incluso el vizconde delKomeral.
—Luego acepta V?
Cierto dia, cuando este acababa de despedirse , dijo Elvira
—Acepto. H a y maso
á Emilio en presencia de sus hermanas y con acento entre se—Mucho más.
rio y burlón:
Quedóse pensativa y luego añadió:
—Emilio, el vizconde quiere casarse conmigql
—Si llego á tener hijos, pretendo que vivan á nuestro Jado
—De veras?
pero en distintos aposentos que nosotros; pretendo que se
— M u y de veras.
crien y eduquen pobremente, ágenos á las comodidades de 1
— H a solicitado su mano de Vd?
fausto.
—La ha solicitado.
—Elvira!
— Y qué ha resuelto Vd?
—Lo exijo terminantemente.
—Aprovechar un partido tan ventajoso.
—Sea como Vd. lo quiere, mas no comprendo.
Elvira pronunció estas palabras con un acento tal que E m i —Va Vd. á comprenderme! dijo Elvira poniéndose pálida
lio no supo comprender si hablaba seriamente ó si se burlaba
como una azucena marchita.
del rancio vizconde.
—Ve Vd. á este caballero, añadió con acento seco y desMas recordando la facha del sátiro creyó que debía echarigual; es el único hombre que he amado... Pero es pobre y y o
lo á broma.
no podria vivir en la pobreza. Casada con él, pasaría el amor,
— H a r á V d . divinamente; contestó.
me quedaría la afición al lujo y le haria desgraciado. Desgra—Lo llevará V d . á mal?
ciado hasta la deshonra tal vez, por reconquistar la opuleacia
—Yo, Elvira! D e ningún modo.
•
perdida.
—Eso he pensado yo, Vd. me aprecia y por lo mismo debe
N o puedo ser feliz! Pero viviré de los recuerdos de mi padesear mi felicidad.
sada felicidad... Porque he sido la mas venturosa de todas las
— L a deseo con toda mi alma, Elvira.
mujeres, Emilio!... Tu amor, grande, noble, puro, desintere—No!
—Lo celebro! Y en recompensa le convido á Vd. á mi boda. sado, ha sido pars, mí al par que una dicha suprema una gran— N o la ha visto mas que dos veces y ya pretende «asars«.
—Cuándo se celebra?
de escuela.
—Dios mio! E s eso cierto?
—Dentro de quince días.
M e ha enseñado á sentir, á amar y á pensar!...
_ —Si que lo pretende! Como lo pretendió el conde del Gera—Sea enhorabuena.
Porque te amo no quiero arrastrarte al abismo! Porque
nio, que es joven y guapo y elegante y rico!...
—Gracias.
eres noble y bueno pensaré en tí!
Emilio besó la mano de Elvira y se alejó mas dichoso y
Otra mujer, se engañaría á sí misma; te juraría consamas tranquilo que nunca.
XVII.
grarse á su amor y renunciaría al lujo y á las comodidades
Verdad es que Elvira no era una criatura; pues era un
Emilio no durmió aquella noche: sentía una ansiedad pro- por tí!
ángel en toda la acepción de la palabra.
Yo, ni he nacido heroína ni me han enseñado á serlo.
funda, una inquietud indefinible, un malestar intolerable.
N o sé mas que vivir en el lujo. Lo amo, lo adoro! P e r o m©
Elvira le amaba; le amaba ciegamente; no le era permitido
XV.
ha desgarrado el corazón! Me ha robado la felicidad.
dudarlo.
Por eso quiero que mis hijas, si las tengo, sean educadas
Pero un dia que la habló de la posibilidad de unirse para
E l vizconde del Romeral, á despecho de sus sesenta años,
de sus escasos cabellos blancos, de su enorme y abultada nariz siempre, ella le miró con una sorpresa tal, tan grande, tan mje- pobremente: para que puedan ser felices; para que el martirio
que me despedaza el corazón no llegue á desgarrar el suyo;
color de remolacha, de sus dientes postizos y del humor herpé- nua, tan evidente, que Emilio quedó aterrado.
Aquella tarde le habia anunciado de una manera joco-seria para que algún dia no acusen á su madre de cruel, por habertico que le maqueaba el cutis de la cara, debía ser un hombre
que el vizconde del Komeral pretendía su mano y que iba á las obligado á reprimir lo mas noble, grande y santo que hay
templado y resuelto.
en la criatura: la sinceridad de los sentimientos que enaltecen
casarse con él.
Vio á Elvira y sin perder tiempo se dirigió á D. F r u t o s .
el corazón.
Qué habia de verdadero y de falso en todo esto?
—Caballero, le dijo; ayer conocí en el baile del conde de X .
Detúvose u n momento y añadió:
Qué es lo que se ocultaba bajo aquella superficie engañosa
á su hija de V.; y como soy viejo y me queda poco tiempo de
—Emilio, le he hecho á Vd. desgraciado; pero considere u s como la calma del mar?
qué disponer, vengo á comunicarle á V . mis proyectos.
ted cual va á ser mi vida desde mañana y perdóneme mi egoísEmilio resolvió salir de dudas.
—Hable V., caballero.
E l dia siguiente interrogó á Elvira en voz baja , respecto mo. Sí! Por egoísmo únicamente, conociendo que estaba con—Soy el vizconde del E o m e r a l .
denada á pasar mis dias en la opulencia, quise disfrutar antes
de su casamiento.
— M u y señor mio.
Elvira le contestó que no había ocurrido nada nuevo : que de la celeste dicha de amar y de ser amada pura y noblemen—Soltero y rico. Elvirita es hermosa como un querubín,
te; como V d . me ha amado; como le he amado yo.
'
cuando hubiera se lo comunicaría.
elegante como nadie, magestuosa como una reina.
¡Mi vida de oltera concluye aquí! Estreche V d . mi mano
Pero es una reina destronada....
E u esto llegó gente y cesó el diálogo.
por la última ve y aléjese para siempre de esta casa donde
— N o entiendo bien....
deja una ilusión, una esperanza.
XVIII.
-^Todo esto es pobre y mezquino para ella. H o y se compra
—¡La felicidad de toda mi vida!
un trono con dinero y yo tengo todo el que pueda apetecerse.
—¡Dios no querrá darme ese remordimiento, Emilio! Adiós
H a n pasado otros ocho días: todo Madrid se ocupa
—Lo celebro.
para siempre.
—Diga V., pues, á Elvira , que si desea un palacio con todas exclusivamente de los inmensos gastos que ha hecho el vizconEmilio asió la mano que le alargaban, se inclinó lentamende
del
Romeral
para
amueblar
su
casa
de
nuevo.
las maravillas del lujo oriental, cincuenta criados, doce carrua— Y con qué motivo se arruina ese caballero? preguntó u n a te y depositó en ella u n beso.
jes, cuarenta caballos, diez millones en pedrería , y cien mil
Nadie respiraba.
duros todos los años—^la mitad de mi renta—para vestidos y noche Emilio.
Elvira estaba pálida como una estatua de marmol. Emilio
—Con el motivo poderosísimo de que se casa.
bailcM, todo eso lo tendrá con tal de que acepte mi nombre y
estaba pálido como un cadáver.
mi mano. Voy á hacer los preparativos para la boda y...
—Con quién?
Emilio salió de allí, vacilando, como u n hombre e b r i o : e r a
—Con una muchacha preciosa.
— P e r o señor vizconde! esclamó D . Frutos, queriendo detela embriaguez de la locura que le despedazaba el corazón.
ner al enamorado y ejecutivo anciano.
—Con una americana tal vez?
Salió sin mirar ni saludar á nadie. '
— Y mañana volveré á saber lo que haya contestado Elvi—Justamente! Elvira Z . La conoces?
Elvira lé siguió con la mirada, hasta que el llanto inundó
rita! Agur.
—Sí!
sus ojos.
*
Y desapareció dejando á D . F r u t o s petrificado, y con la
—^Y no t e lo ha dicho?
—¡Es tan honrada como hermosa! M u r m u r ó el vizconde:
boca abierta.
—Algo la he oído ; pero no di importancia á sus palabras.
Cuando, recobró el uso de sus facultades y se volvió para
Emilio, pálido, aterrado, llevando la muerte en el corazón he ganado mucho más de lo que pensaba.
Elvira, pensaba al mismo tiempo:
recuperar su asiento, encontróse frente á frente con Elvira que corrió á la casa de Elvira.
— H e perdido mucho más de lo que creía!..
habia entrado en el aposento como una visión, como una hada
Casualmente pudo hablarla algún tiempo sin testigos.
ó como un rayo de sol.
—Elvira! Elvira! la dijo : es preciso que me ames •, que me
XIX.
lo digas, que me lo jures!.
U n a sonrisa divina iluminaba su semblante.
—^Cómo! lo dudas!.. Acaso puede amarse mas de lo que yo
Su padre, naturaleza un tanto primitiva, al ver en su hija
Elvira se casó con el vizconde del Romeral.
tal tesoro de juventud y de hermosura, de candor y de ino- t e amo. Emilio?..
Emilio no ha vuelto á amar á ninguna mujer.
—Elvira! Elvira!..
cBucia, de pureza y de castidad, pensó en el repugnante y feo
¿Ha olvidado á Elvira?
— N o lees en mi voz, en mis miradas, en mi alma , que eres
sátiro que pretendía su mano y no pudo reprimir un movimienE s t a paseaba ayer tarde por la Castellana en una carretela
el único hombre que ha sabido apoderarse de mi corazón y de
to de terror.
—Ay! Pobre hija mía! Pobre hija mía! etclamó abrazándola mi pensamiento por entero?.. Pero ; qué tienes? Cuál es la á la Dumont.
Todo el mundo admiraba aquellos cabellos rubios, aquella
causa de esa agitación? de esa palidez*
cariñosamente.
—Acaban de asegurarme que te casas con el vizconde del tez de azucena, aquella hermosura y elegancia sobrenatural
Si tu supieras! Si t u sospecharas!
Recostado en u n sillón de hierro, cruzadas las piernas,
—Cálmate, papá de mi corazón : cálmate: dijo ella. Creo Romeral.
echado el sombrero adelante como para evitar los rayos del
que hablabas con alguien.
—Si creo que en todo Madrid no se habla de otra cosa!
sol, fumaba tranquila é indiferentemente u n hombre vestido
—Si! E s verdad!
—Luego es cierto!!
de negro.
— Y te ha disgustado: no es esoP
— P u e s no t e lo he dicho?
E r a un joven delgado ypálido.
—Justamente!
—Que me lo has dicho!
—¡Qué deliciosa mujer! Esclamó el que acompañaba al in— Y temes que vuelva?
—Si! Delante de mis hermanas : h a r á unos quince dias.
dolente joven, al ver pasar por delante de ellos á la seductora
—Mucho! Mucho!
Emilio se ocultó la cara entre las manos. Tal vez estrujó Elvira.
— P u e s escríbele!...
entre sus dedos una lágrima de fuego.
—jQuién? preguntó el joven pálido.
— Q u e no vuelva? Al momento!...
—Ven! le dijo Elvira.
—La vizcondesa del Romeral.
— N o es eso! P a r a que t e deje en paz, accede á lo qiíB pre— Y asiéndole por un brazo, le condujo á un espacioso apoi í o la conozco, murmuró volviendo la cabeza á otro lado
tende.
sento inmediato.
y con idéntica entonación lenta y desdeñosa.
— Q u e acceda! Infeliz! T u no sabes....
—Qué quieres de mi?
—¡Diantre! esclamó su compañero. Puede apostarse cual—Dile que sí! Que le complacerás! Que cuando lo desee...
—Que veas los regalos que me ha hecho mi futuro.
quier cosa á que EmíHo Amor y Sinsabores, es el único veci—Pero hija mía! Tu no sabes lo que te dices!
Emilio sintió u n tan violento acceso de cólera y de terror, no de Madrid que no conoce a la irresistible vizcondesa del
— Y qué importa eso? Vamos! Siéntate alli! Bien! toma pa- que creyó que iba á volverse loco.
Romeral.
pel! Toma la pluma... y escribe lo que te he dicho... Asi podrás
Sin embargo, miró y quedóse deslumhrado.
— E l único que no conoce á la vizcondesa del Romeral, repiTÍvir tranquilo.
Sedas, blondas, encajes , pieles , cachemiras , terciopelo!, tió Emilio lentamente... ¡Pues tanto mejor para mi!
N o quiero volver á verte t a n agitado, t a n conmovido como joyas de precio inestimable, cubrían todas las mesas.
Y levantándose de pronto dijo á su amigo.
hace poco...
—Cuanta riqueza! murmuró maquinalmente.
—¡Vamonos de aquí! ¡Tengo frío! Cualquiera d i n a que «I
—Pero hija mía, escúchame!..
Elvira no contestó.
nombre de esa mujer me ha helado el corazón!
Elvira ge acercó á su padre, le echó los brazos al cuello y
—Cuándo es la boda? dijo el poeta.
F í L i p » CABBASCO T M O L I K A .
le besó en la frente ; luego quedóse inmóvil, mirándole de una
—Mañana, replicó Elvira brevemente.
manera extraña, inaudita, que asustó al buen D . Frutos.
Emilio iba á contestar, mas oyó ruido de pasos y guardó
—Escribe, tonto! esclamo Elvira ahuecando jovialmente la silencio.
Editor, don Diego Navarro.
voz y alejándose.
Hizo bien, porque casi al mismo tiempo entraro.n en el
— P e r o ! . . . murmuró D . F r u t o s .
aposento, Ana, María, Juanito, doña J u a n a y D . F r u t o s , por
—-Diez millones en pedrería! dijo Elvira en alta voz: acen- una puerta, y el vizconde por otra.
laprcBta i» LA AMERICA, i ««rjo dil mitmo, Loj^e d* V«|«, a.
tuando lentamente cada sílaba de aquella frase.
—Hola! Hola! Todos reunidos, dijo el vizconde: lo celebro.
H a c e dos horas tenia completo el número... Pero ya se vé!
•Son V d s . tan exigentes que he tenido que despachar á dos de
los cuatro...
—Maria!...
—Lo que oye Vd...! Anoche «yó 3?ernando que Luis me
pedia que esta noche vaya al teatro vestida de blanco: yo se lo
ofrecí. Pero Fernando, que es mal intencionado, se empeñó en
que he de llevar un vestido color de rosa... Por mi, no habia
inconveniente... Qué me importa vestirme de un color ó de
otroP
— E s verdad!...
—Pues vea Vd. E s t a mañana he recibido cuatro cartas: en
dos de ellas me llaman ángel, ídolo, hurí y querubín... E s t o
puede tolerarse...
—Ciertamente.
— E n las otras dos me amenazan con calabazas si no me visr
t o de blanco, ó si no me visto de rosa!...
— E s cosa grave por cierto!
—Quiá! í í o señor! H e tomado la pluma y cataplum] calabazas á los dos! "Muy señor mio: es V d . un déspota y he resucito vestirme de amarillo y no volver á saludarle en mi
vida.»
Al decir esto tiró violentamente del cordón de una campanilla y apareció J u a n .
—Tome niño! Lleve esas cartas al momento!
Desapareció Juail y Maria se aproximó á Emilio.
—Lo pesado, lo terrible es que me quedo con dos plaza»
Tacantes!...
—Qué vale esoP Pronto...
—Pronto! Sí! Como abundan tanto los rubios! Porque yo
no gusto mas que de los hombres rubios!
— E s cierto.
—Emilio! P o r q u é no es V<1. rubio? Yo le amaría á Vd... le
conoederia una de las plazas vacantes y mi hermana y yo seriamos rivales...
—No lo consiento! N o lo creas! esclamó Elvira.
—Pues cédeme al vizconde! No! no! E s verdad que habrá
sido rubio!... Pero ahora es albino...
—Cómo? preguntó Emilio.
—Cómo puedo ser un hombro de sesenta años? O calvo ó
cano!
—Pero quien es el vizconde?
—Una conquista de Elvira. N o lo sabia Vd?
15
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
ALMACENES GENEEALESDE
industrial, al comerciante, aldueño, en una palabra,
DEPOSITO de los géneros depositados, muy luego y próxima-
Excmo. Sr. D. Pedro Alejandro de la Barcena, año sobre su capital, sin riesgo de perderlo poí"
propietario y ^mariscal de campo de lo» ejércitos muerto. Aun reduciendo este tipo á 20 por lOO, J
sujxjniéndolo permanente, en combinación con la
nacionales.
Sr. D. Juan Ignacio Crespo, propietario y abo- tabla de Deparcieux, que es la que sirve para las
liquidaciones de la Compañía, una imposición de
gado del ilustre colegio de Madrid.
Excmo. Sr. D. Antonio de ISchenique, propieta- 1,000 reales anuales, produce en efectivo metálic»
rio , Gentil hombre de cámara de S. M., jefe supe- los resultados consignados en la siguiente tabla:
rior de Administración y Director de la Caja ge00 Q O O e o ; ^ o o
neral de Depósitos.
•
o . ^ ^ .2
t - CO rH r-l - ^ í £ ^
IM 00 CO £ * CO 05_t>,
Sr. D. Erancisco Manuel de Egaña, propietario,
„ 3 tfi ^ S
abogado y oficial del ministerio de la Gobernación.
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l o O ó OÍ a í i > í §
tu
QO 00 00 l > 00 r-i "íj;
Sr. D. José María de Eerrer, propietario y
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abogado.
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Sr D. Federico Peralta, propietario.
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rHiHO^fOi-^COM
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Sr. D. Rafael Prieto Caiües, propietario y
CqrHCOTfl-^-^fMl-.S -2 a E s
bogado.
loOioiraosiMo^c*
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c^ ta QS" lá^ co <D r^ QS" A »
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Excmo. Sr. D. Lucio del Valle, propietario é
inspector del cuerpo de Ingenieros civiles.
S-^o t, §
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Director general: Dmo. Sr. D. José García
Jove.
•S § .2 ^ S
•
Administraccion general: en Madrid, calle de
OOÓOOC^tíSOOOTiíOO
\
Jacometrezo, núm. 62.
_•*- o 9 ütJ ^ "
CT Cff O f o í CT r - r i > r-T C Í R
Esta sociedad es la primera de su clase estable1-ti-trHrHr-lr-ti-tlMN
cida en España. Las cuantiosas imposiciones que
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f-í
• 1 O c3 00 9
ha recibido y las crecidas devoluciones que ha efectuado durante los cinco años que cuenta de exis8
tencia , demuestran la confianza que merece del pú'9
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blico y la seguridad y ventajas de sus operaciones.
e^Oi3>Í>t>3iC<líOrHt>.
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Consisten estas en reunir en un fondo común todas
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las cantidades entregadas y en colocarla» del modo
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maa seguro y ventajoso para los socios, entre los
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cuales se distribuyen en justa proporción los beneQ
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ficios obtenidos en todos los negocios realizados.
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C Í r-T r-T o " o " CT CT rH xO - 1
Los socios'hacen las entregas cuando les convieri»
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ne : no contraen compromiso alguno respecto á
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1^
cantidades ni á épocas determinada» y todas les
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(S) 03 «
proporcionan grandes utUidades.
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Cada entrega puede ser de 20 rs. en adelante y
a
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se verifican en la Caja de Asociación en Madrid ó
&
r-t ( M CO T j l l O CD l >
rSí
en poder de sus representantes en provincias. Los
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socios retiran su capital cuando quieren, con ari3 O o
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reglo á los Estatutos. Las condiciones de los Esta'^ « 3
tutos garantizan completamente el manejó de los
f - t r H C O O O O O O O C 1 a-§°^ta
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fondos sociales.
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RESULTADOS DE LAS OPERACIONES,
De las hquidaciones mensuales resalta que el interés anual líquido abonado por término medio á
los imponente», ha sido en el último ejercicio de
INSTITUTO CUBANO
10,84 por 100.
Administración general en Madrid, calle de JaACADEMIA MILITAR EN
cometrezo , 62.
NBW-HAMBUEG, Dutches County, NuETA-Towc
mente el valor que tengan estos en aquella fecha en
(Docks de Madrid).
liOB docks de Madrid, á imitación de los que se la plaza; á lo menos, debe esperarse así de un papel
oonocen en los Estados-tJuidos, Alemania, Inglater- negociable en virtud de las garantías y privilegios
ra y Francia, son unos espaciosos almacenes cons- que 86 observan en la ley de 9 de Julio de 1862.
9.' La Compañía de los djcks anticipa, metruidos hábilmente para recibir en depósito j con^
servar euantas mercancias, géneros y productos diante un interés módico, el 50, el 60 ó elTOpor 100
agrarios á fabriles, se les consignen desde cualquier del valor déla mercancía depositada, según su espeP"uto de dentro ó fuera de la Península. Se hallan cie, á aquellos de sus dueños que lo soliciten.
10 y último. De las mercancías no afectas á
establecidos en la confluencia de los ferro-carriles
de Zaragoza y Alicante, y gozan el privilegio de responsabihdad, por haberse abonado todos los gasque ningún género consignado á ellos es detenido, tos que ocasionaron, y los derechos de almacenaje,
registrado ni obligado á pagar derechos de aduana peso, medida, recuento, etc., puede disponer el
hasta llegar á Madrid, siempre que siga su curso propietario siempre que quiera, y en virtud solo de
por las vías férreas sin salirse de ellas antes de to- una orden escrita.
car en la estación central. Y como con dichas líneas
MOLLINEDO Y C O M P A I N I A
de Zaragoza y Alicante se unen ya las de Valencia,
DOCKS.
Ciudad-Real y Toledo, y muy pronto formará una
Almacenes generales de depósitos.
ramificación no interrumpida la de Barcelona, la
taÓiCO CERIKAL SI COlU&Cia.
de Lisboa por Badajoz, la de Pamplona, la de CáCreados y constituidos en virtud y con sujeción
diz por Sevilla y Córdoba, la de Cartagena y, finalJiente, la de Irun, por medio de la circunyalacion, á la ley de 9 de Jiüio de 1862 y real orden de 21
muy adelantada ya en esta corte, viene á resultar de Agosto del mismo año y 21 de JuUo de 1863.
Lindan con la Estación de los ferro-carriles de
que la seguridad en los trasportes de cualesquier
géneros dirigidos á los doks ó remesados por ellos, Madrid á Zaragoza y Alicante, á la cual llegan,
la cantidad inmensa en que pueden obtenerse fácü- además de ambas vías, las de Valencia, Ciudadmente los pedidos y hacerse los envíos á otros pun- Keal, Toledo, Barcelona, Pamplona, y la de Lisboa
tos, la rapidez, enfin,con que permiten verificarse por Badajoz; la de Cádiz por Sevilla y Córdoba; la
tO(?os estos movimientos, llamados por algimos de Cartagena; y por la vía de circunvalación la del
evoUtoiones comerciales, constituyen puntos esencia- Norte.
Es una estación central donde vendrán á parar
lísimos de otras tanta* cuestiones importantes, resueltas satisfactoriamente en virtud solo de la elec- las grandes vías férreas que han de cruzar la Penínción de sitio para el establecimiento de dichos al- sula de N. á S. y de E. á O. en todas direcciones,
macenes. También la solidez de la construcción atravesando sus mas importantes comarcas, faciliobtenida por una dirección hábil y materiales exce- tando su recíproca y mutua comunicación y deslentes; la dificultad grande de incendiarse, siendo, embocando en los puertos principales que la Peníncomo son, casi en su totalidad de hierro y de ladri- sula tiene en el Océano y en el Mediterráneo.
Por la feliz combinación de estar reunidos y denllo; el espacioso anden que por todas partes le circuye, y, adonde, atracados como á un muelle los tro de un mismo recinto la aduana, los docks y el
wagones y trenes enteros de mercancías, permiten depósito general, podemos ofrecer á los que nos
hacer pronta y cómodamente su descarga; la inmen- honren con su confianza las facilidades y ventajas
sidad de sus sótanos, cuyo pavimento, asfaltado y siguientes:
eo declive hacia unos grandes recipientes, revela la
1* El dueño de la mercancía puede tenerla en
idea de que hayan de servir para contener vinos, li- el depósito durante dos años sin satisfacer los decores y otros líquidos expuestos á derramarse de rechos de entrada, ni mas gastos que los que señaBUS vasijas; un sistema completo de ventilación, ob- lan las tarifas según su clase y división.
servado en las rasgaduras de puertas y disposición
2* A la espiración de los años puede reesporde las ventanas; la proximidad, por último, á la in- tarlas fuera de la Península, ubres de derechos cotervención de consumos y á las oficinas de la Adua- mo vinieron y permanecieron hasta aquel dia.
na, son condiciones importantes que hacen á los
3 ' Si prefiere dejarlas en España, habrá de sadocks de Madril admirablemente apropiados para tisfacer los derechos señalados por el arancel de
el objeto á que se les destina.
aduanas.
lEn cuanto á las ventajas que está proporcionando
Estas son las ventajas del depósito general.
PERDIDA. LA PERSONA QUE SEPA ÉL
•a establecimiento á la agricultura, á la industria y
paradero de dos botellas de aceite filtrado presentaSon las de los docks.
al comercio, no es posible imaginarlas todas y mudas en la Exposición Universal de Londres, y gus1* Hacerse cargo de los bultos en el muelle del te devolverlas á su dueño, (Jacinto Antonio López
cho menos describirlas; pero las disposiciones generales que preceden á una tarifa repartida por la puerto de arribo en la Península, de su carga en el Alagon, calle de la Alberca, núm. 7, recibirá como
Compama al púbUco, y la aclaración de diohas dis- ferro-carril, su descarga á la llegada á Madrid y gratificación el resguardo núm. 2 del Registro de
posiciones, que hacemos á continuación, darán clara pago de los portes, dando para su pago un plazo de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio
para la Exposición Universal de Londres. Se adluz sobre las mas importantes de todas ellas. Ijas 60 días al remitente.
vierte que este documento está fechado en Zarago2^ Asegurar de incendios la mercancía.
disposiciones aclaradas son las siguientes:
3* Agenciar su venta ya en Madrid ya en pro- za, y que, aunque está en toda regla, parece papel
1.* La Compañía de los docks de Madrid, reeibe como depósitos en sus almacenes, cuantos gé- vincias, encargándose en esto último caso del envío, mojado.
neros y mercancías sean conocidos por de lícito co- cobranza y reembolso al dueño.;
mercio en esta plaza, á excepción únicamente de
•/advertencias genérale^
aquellos que por su índole especial, contraria, y aun
1?
Las
consignaciones
al depósito general serán BANCO DB PROPIETARIOS. IMPOSICIOnociva á otros varios, ó por ser perjudicial en cual- declaradas y vendrán rotuladas:—Depósito
general nes con interés fijt) de 4 á 8 por 100 al año, según
quier sentido á los intereses de la Empresa, creyese de comercio,—Mollinedo y Compañía.—Madrid.
su duración.
esta que debia rehusarlos.
Descuentos
Las
tarifas,
reglamentos
y
demás
documentos
es2.* Una vez hecha cargo del depósito, dicha
sobre valores cotizables y cartas de pago de la Caja
plicativos
de
ambos
establecimientos
se
facilitan
á
Compañía responde de la custodia de los géneros
de Depósitos.
depositados liasta donde racionalmente pueda exi- quien los desea en su local, carretera de Valencia,
Préstamos
número
20
y
en
la
oficina
central,
calle
de
Ponteg&sela, ó como si dijéramos, fuera de un terremocon hipoteca de fincas, precediendo la asociación.
;os,
número
4.
.
to, de un motin popvdar, ó de otro cualquiera de
Cfiro mutuo,
esos accidentes rarísimos que no está en la mente
en la mayor parte de las capitales y cabezas de pardel hombre el prever ni en su mano el evitar.
tido de España, al 1 li2 por ciento.
3.* También responde de los estragos causados VAPOflES-CORREOS DE A. LÓPEZ
Cuentas corrientes con interés, á 2 por 100
por el incendio, en virtud de tener asegurados bajo
anual. Giro de periódicos y libreríaa.
.
T
COMPAÍIA.
este concepto sus almacenes y todas las mercancías,
Junta directiva.
LrCíEA TEASATLANTICA.
y de que la clase, caHdad, y aun el estado de conExcmo. Sr. D. Manuel de la Fuente Andrés,
servación de los géneros declarados y constituidos
propietario, ex-ministro de Gracia y Justicia, seS A U S A 8 DX OASIZ.
en depósito sean los mismos el dia de su salida que
nador del reino, presidente.
.
Para
Santa
Cruz,
Puerto-Bico,
Samaná
y
la
Halo fueron el de su entrada; siempre que dicha clase,
Excmo. Sr. D. Joaquín Aguirre, propietario,
bana,
todos
los
días
15
y
30
de
cada
mea.
•alidad y estado se hubiesen puesto de manifiesto
catodrátieo jubilado, ex-ministro de Gracia y Juseste dia, hasta donde lo creyese necesario para su
Salidas de la Habana á Cádiz los días 15 y 30 de ticia, ex-diputado á Cortes.
examen el representante de la Empresa, y excep- cada mes.
Exemo. Sr. D. Manuel de Moradillo, ministro
tuando también los naturales deterioros que pudiedel Tribunal de Cuentas del Reino.
fBBCIOS.
ran resultar por la calidad ó efecto propio de la ÍnExcmo. Sr. Marqués de Perales, propietario,
dole de la mercancía,
De Cádiz á la Habana, 1.* clase, 165 ps. fs.; senador del Reino.
4 . ' La Compañía de los docks se encarga asi- 2.* clase, 110; 3.* clase, 50.
Sr. D. Eduardo Chao, fundador del Banco, exmismo de satisfacer los portes adecuados en los ferDe la Habana á Cádiz, 1 . ' clase, 200 ps. fs.; diputado á Cortes.
ro-carriles por el género, de verificar su aforo si se 2.* clase, 140; 3.* clase, 60.
Sr. Estanislao Figueras, abogado, propietario,
la exige, y de reclamar á quien corresponda la inex-diputado á Cortes.
.,
LINEA DEL MBDITBERANEO.
demnización debida en el caso de que hubiese aveSr. D. José Abascal, capitalista, industrial
ria 6 resultase falta en el número ó en el peso; para
propietario.
•
B A U S A S S B ALICANTE.
lo cual se hará constar el estado aparente de los
Sr. D. Mariano Ballestero y Dolz, propietario,
envases que contienen la mercancía, el peso total ó
Para Barcelona y Marsella todos los miérooles y ex-diputado á Cortes.
bruto de los fardos, toneles, cajones, etc., y todas domingos.
Gerente : Sr. D. Manuel Rniz Zorrilla, abogalas demás circunstancias necesarias, al tiempo de
do, propietario, ei-diputedo .á Cortes.
Para
Málaga
y
Cádiz,
todos
los
sábados,
penetrar dicha mercancía en los almacenes.
Secretario : Sr. D. Santos de la Mata, abogado
SAXISAS D I CÁDIZ.
5.' Para recibir los géneros, colocarlos en el
y propietario.
sitio mas conveniente á su especie, despachar al
Capital.
Para Málaga, Alicante, Barcelona y Marsella,
dueño de ellos ó comisionado en su entrega, pesar- todos los miércoles á las 3 de la tarde.
Imposiciones, rs. vn
4.235.847,66
le ecuando sea preciso, presentarlos al despacho de
Valores asociados
3.430.276
BUletes directos entre Madrid, Barcelona, Marsela aduana y consumos, satisfaciendo los derechos
Solicitudes de asociación.
12.930.520
que adeudasau, cargarlas en los trasportes, trasmi- lla, Málaga y Cádiz.
tirlas á sus destinos, si estos fueran del radio de
TOTAL
20.596.643,66
De Madrid á Barcelona, 1.* clase, 270 rs. vn.;
Madrid, ó enligarlas al domicilio donde viniesen 2.' clase, 180; 3.» clase, 110.
Domicilio social : Madrid, calle de Sevilla,
consignadas, cuando lo han sido para algún pimto
PABDEBIA DB BAECBLOiTA.—Drogas, harinas, ru- núm. 16, principal.
de esta población, se observará un orden de tumo
bia, lanas, plomos, etc., se conducen de domicilio ¿
rigoroso con todos los depositantes.
6.* Como es natural, esta Compañía exige el domicilio á mas de 500 pueblos á precios sumamente LA NACIONAL» COMPAÑÍA GENERAL
pago de ciertos derechos por los servicios que pres- bajos.
española de seguros mutuos sobre la vida, para la
ta, y para ello tiene establecida su correspondiente
formación de capitales, rentas, dotes, viudades, cePara carga y pasaje, acudir en
tarifa; pero, permite también que el dueño de un
santías, exención del servicio de las armas, pensioMADEID.—Despacho central de los ferro-carriles, nes, etc., autorizada por real orden.
género depositado en los docks, tarde seis meses en
abonarla dichos derechos por almacenaje y cuales- y D. JuUan Moreno, Alcalá, 28.
Domiciüo social: Madrid, calle del Prado, 19.
quier otros gastos. Cuando este plazo ha trascurriDirector general: Sr. í). José Cort y Claur.^
ALICAMTB Y OADiz.—Srcs. A. Lopcz y compañía.
do, se hace indispensable una orden del Director,Esta compañía abraza, por el sistema mutuo,
para poder prolongar el depósito en estado de intodas las combinaciones de supervivencia de segusolvente.
ro sobre la vida.
'7.* La Compañía de los docks se encarga tam- LA BENEFICIOSA, ASOCIACIÓN M U .
En ella puede hacerse la suscricion de modo
bién de la venta de los géneros que se la envíen con tua fundada para reunir y colocar economías y ca- que en ningún caso, aun por muerte, del asegueste objeto, y de la compra y remisión de los que pitales , cuyos estatutos han sido sometidos td go- rado se pierda el capital impuesto, ni los beneficios
se la pidan, procurando en uno y en otro caso ha- bierno de S. M. y al consejo real.
Capital ingresado por imposiciones, cuentas cor- correspondientes.
•fsrlo con la mayor ventaja para la persona de quien
Un delegado del gobierno, y un Consejo de adrientes y depósitos hasta 31 de Diciembre de 1863, ministración
recibió el encargo.
nombrado por los susoritores, vigilan
8.* En el acto de recibirse los géneros en de- Keales vellón 91.906,561'23.
las
operaciones de la Compañía.
Capital ingresado en todo el mes de Enero,
pósito, se expide un boletín de entrada ó llámese
La
Dirección
de la Compañía tiene consignada
Rvn. 2.864.,255-05.
resguardo talonario, en donde están expresados:
en las cajas del Estado una fianza en efectivo para
Total en 31 de Enero, Kvn. 94.270,816-28.
El nombre del propietario.
responder de la buena administración.
CONSEJO DE VIGILANCIA.
El número de la especie y la marca de los enSon tan sorprendentes los resultados que produExemo. Sr. D. Anselmo Blaser, propietario, te- cen las sociedades de la índole de Xa Nacional, que
cases.
niente general, senador del Reina y ex-miuistro de en recientes liquidaciones ha habido suscritores
El peso en bruto reconocido y declarado.
que han sacado una ganancia de 30 por 100 al
Este documento porporciona al agricultor, al la Guerra, presidente.
•i
(3
1
D i r e c t o r . — D . Andrés Cassard.
V Í C C - l * I r e c t o r . — i » . Víctor Giraudy.
RAMOS DE ENSEÑANZA.—Inglés, francés, español,
alemán, italiano, latín, griego, Kteratura clásica,
escritura, aritmética, geografía, historia, tenedtiría de libros por partida doble, dibiyo lineal, matemáticas, dibujo natural, música, baüe, equitación, táctica»niUtar, gimnasio y esgrima,
M Instituto cubano está establecido en el Condado de Dutohess, Estado de Nueva-York, en la célebre mansión ó easa de campo conocido por «El lugar de Fowler,» FOWLEE'S PLACE.» á 65 millas, 4
sea á dos horas de la ciudad de Nueva-York, y á
dos millas al Este de New-Hamburg, que se halla
á la margen del rio Hudson. El local es uno de los
mas bellos y saludables, y el mas á propósito para
un plantel de educación.
El curso de estudios que se sigue en este establecimiento es tal, que cualquier niño de 7 á 10 años,
que se admita, á la edad de 16 estará apto para dedicarse al comercio, pues en este intervalo podrá
adquirir una buena letra inglesa, aprender loa idioma» inglés, francés, español y alemán, teórica y
prácticamente: la teneduría de libros, aritmética
mercantil, matemáticas, ete.¡ y entonces, si sus padres lo desean, podrá dedicarse al estudio de otros
ramos científicos que se enseñarán en el Instituto.
El Colegio está bajo la disciplina miütar. Lo»
pupilos, ó Cadetes, forman todos una compañía, y
bajo la dirección de un oficial competente, se ejercitan por la mañana y por la tarde en la práctica y
manejo del arma. Se ha adoptado la disciplina militar como la mas conveniente y eficaz para sostener
el orden, decoro, etc., que debe observarse en los dormitorios, comedores, clases, etc., y para habituar í
los jóvenes á ser sumisos, obedientes y exactos.
En el Colegio hay un GIMNASIO completo, bajo
el cargo de un profesor idóneo, quien hace practicar á los pupilos diaria y sistemáticamente, cuya
práctica, unida al ejercicio militar también diario,
no solo robustece y vigoriza el cuerpo, sino que
tiende á promover un tale esbelto y á dar una hermosa forma varoniL
Todo castigo corporal está abolido en el Colegio.
Las clases de Inglés, Francés, Español, Italiano
y Alemán, están á cargo de profesores nativos de la
mas altaieputacion y talento.
En el Instituto se hablan alternativamente dichos idiomas; de manera que los pupilos adquirirán
en corto tiempo un conocimiento práctico de los
cuatro idiomas y podrán hablarlos con facilidad.
Los pupilos están muy bien atendidos y son
tratados con esmero y canño maternal por la Señora
del Instituto, quien nada omite á fin de proporcionarles todas las comodidades y goces necesarios,
cual si estuvieran en su propia casa.
Los pupilos pagarán 330 ps. f^. anuales por sn
manutención, papel, plumas, lavado, composición
de ropa, música vocal y los ramos ya espresados.
CO K E Y CARBONES.—LAS PERSONAS QUE
han favorecido á la&brica del gas con un pedido ea
los ai os anteriores, y que desean todadavia abastecerse de cok y de carbones, se servirán pasar por
esta dirección, calle de Fuencarral, núm. 2, entresuelo izquierda, á enterarse de las condiciones y precio de venta á que quedan rebajado» en el presente
año.
LA SUCURSAL
D E »LA AMERICA» E N
la isla de Cuba, á cargo de nuestro apoderado el
corredor de número , don Alejandro Chao, tiene
sus oficinas en la calle de la Habana, núm. 55, á
donde deberán dirigirse nuestros colaboradores y
abonados para todo lo que tenga relación con esta
empresa.
-
-
•
^
l A AMÉRICA.
16
C. A. SAAYEDRA.
PUBLICIDAD ES-
tranjera en los principales periódicos de Madrid j
provincias. — Los anuncios estranjeros para L A
AMEEICA, se reciben esclusiTamente en las oficinas
de la empresa C. A. SAATBDBA, en París, rué Bi•helieu, 97 et 27, Passage de» Princes.
R O B BOYTEAU-LAJTECTETJE. LOS MEdicos de los hospitales recomiendan el Rob Boyreau-Laffectenr; es el único autorizado por el gobierno y aprobado por la real sociedad de medicina, garantizado con la firma del doctor Q-iraudeau
de Saint-Gerrais, médico de la facultad de Paris.
Este remedio, de muy buen gusto y muy fácü de
tomar con el mayor sigilo, se emplea en la marina
real hace mas de sesenta años y cura en poco tiempo, con pocos gastos y sin temor de recaídas, todas
las enfermedades sifflíticas nuevas, inveteradas 6
rebeldes al mercurio y otros remedios; así como los
empeines y las enfermedades cutáneas.
De una digestión fácü, grato al paladar, y al olfeto, el Rob ertá recomendado por los médicos de
todos los paises para curar las enfermedades cutáceas, los empeines, los abcesos, los cánceres, las úlceras, la sarna degenerada, los escrofulosos, el «scorbuto, pérdidas, etc.
También se receta el Rob Boyveau Lafiecteur
para el tratamiento de las afecciones de los sistemas
nervioso y fibroso, tales como es gota, dolores, marasmo, reumatismo, hipocondrías, parálisis, esteridad, pérdida de carnes, aneurisma del corazón, catarror de la vejiga, úlceras de útero, parálisis síiensual, golpes de sangre, oscilación, almorrana», tumores blancos, tos tenaz, asma nerviosa, hipropeles,
hidropesía, mal de piedra, cólicos, periódicos, enfermedades del hígado, gastritis, gastro-enteritis,
etcétera.
Este remedio de muy buen gusto y muy fácil
de tomar con el mayor sigilo se emplea en la marina
real hace mas de 60 años y cura en poco tiempo,
con muy pocos gastos y sin temor pe recaídas, los
flujos venéreos antiguos y modernos, las flores blancas, los cánceres del útero, las ulceraciones, retracciones y afectos de la vejiga y todas las enfermedades sifilítiías nuevas, inveteradas ó rebeldes al mercurio y á otros remedios.
Precios: 24 y 40 rs. botella.
El Rob sirve para curar:
Herpes, accesos.
Reumatismo.
G-ota, marasmo.
Hípocoueri.
Catarros de la vejiga.
Hidropesía.
Palidez.
Mal de piedra.
Tumores blancos.
Sífilis.
Asmas nerviosos.
Gastro-enteritis.
Ulceras.
Escrófulas.
Sama degenerada.
Escorbuto.
Depósitos, noticias y prospectos gratis en casa
de Simón, boticario.
DEPÓSITOS AUTORIZADOS.
»
España.—Albacete, González.—AUcante, Soler
y compañía.—Algeciras, José de Muro.—Barcelona, José Martí; Magín Rivalta; Vidal y Pon; Pedro
Cuys; Borell, hermanos.—Baysna, Labouf.—Bü"bao. Arriaga; Monasterio.—Burgos, Barrio Canal;
Julián de la Llera; León Colina.—Badajoz, Ignacio
Crdoñsz.— Cáceres, Dr. Salas. — Cádiz, Salesses
Muñoz; Francisco Mendoza; Dr. José María Mateos; Tocennet y compañía; Areimes y Compañía.
—Cartagena, Pablo Marqués,—Córdoba, Raya.—
Elda, Ulzurrun de Sax.—Gerona, Garriga.—Gibaaltar, Dautez , Patrón y Omovich. — Huesca,
Guallart.—Jaén, Sagrisa; Pérez Albar.—Játiva,
Serapio Arugues.—Jerez de la Frontera, Joaquín
Poutan; Ortego.—León, Merino.—Lisboa, Baral,
Alves de Acexedo.—Lérida, José A. Abadal.—Madrid. José Simón, agente general; Borrell hermanos, Puerta del Sol; Vicente Calderón; Vicente Collantes; Victoriano Vinuesa; Manuel Satisteban;
Cesáreo M. Somolino; Engenio Esteban Diaz; Carlos Ulzurrum.—Málaga, Pablo Prolongo.—Oviedo,
Manuel Diaz Arguelles.—Palencia, Heras.—Oporto, Aroujo.—Pamplona, Miguel Landa.—Santander, José Martínez; Bernardo Sarpa.—San Francisco, Senilly.—San Sebastian, Ordozgoiti.—Salamanca, Iglesias.—Sevilla, Miguel Espinosa; J. Campelo; Francisco Otero, y Troyano, calle de Colcheros, 36.—Tafalla, Juan Miguel Landa.—Tarragona,
Tomás Cucci, Castillo y compañía.—Toledo, Prez.
—Valencia, Vicente Greus y D. Antonio Andreu.
'—^Valladolid, Mariano de la Torre.—Vitoria, Za.
bala; Arellano.—Zaragoza, Clavillar; Juan Herian-
AVISO A LOS PROPIETARIOS
de caballos, cuarenta años de éxito.
No mas fuego.
Curación radical de las cojeras,
matadurais, tumores, etc., con el
olinimento Boyer-Michel» de Aix
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desde hace cuarenta años, son las mejores garantías.
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Esposioion estranjera, calle Mayor, 10,—Por menor. Calderón, Príncipe, 13; Escolar, plazuela del
Ángel, 7, y en provincias, en la casa de los depositarios de la Esposicion estranjera.
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> el secreto de la correspondencia. Autenticidad siempre segura en el correo.
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de dlJcubrir" 10 á 20 rs. la resmUla.
eucharaditas de café par» quitar el dolor por violento que sea, y las pildoras evitan que se renueven loi
ataques.
Para probar que estos resultados tan notables no
se deben sino á la elección de las sustancia» enteramente especiales, debemos consignar qn» la receta
ha sido publicada y aprobada por éljefe de los trabajos químicos de la Facultad de Medicina de Paris el cual ha declaredo q%ie es una dichosa asociañon para obtener el objeto que se ha propuesto.
Estas fórmulas ó recetas han recibido, si así puede decirse, un» sanción oficial, puesto que han sido
pubhcadas en el Anuario de 1862 del eminente profesor Bouchardat, cuyos clásicos formularios son
considerados con suma justicia como un segundo
código para la medicina y farmacia de Europa.
Pueden examinarse también las noticias ó informes y los honrosos testimonios contenidos en un
pequeño folleto que se halla en los medicamentos
antigotosos. Paris, por mayor, casa Menier, 37, rué
Saint Croix de la Bretonnerie. Madrid, por menor,
Calderón, Príncipe, 13; Escolar, plaza del Ángel,
7, y en provincias, los depositarios de la Esposicion
estranjera, caBe Mayor, núm. lO.Precios. 48 rs. las
pildoras é igual precio el licor.
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les darán gratis en los depósitos de los medicamentos, pidiéndolos á Paris en carta franca.
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medias, 30 frs.; de 50 cuartos de botella, 25 frs.
Dirigir los pedidos á Enghien des bains, ó á la Exposición Extranjera, Calle Mayor, núm. 10, Madrid. Por menor. Calderón, calle del Príncipe, número 13 y Escolar, plazuela del Ángel, núm. 7. En
las provincias, en casa de los representantes de la
casa Saavedra, á 6, 4 y 3 rs. botella.
En el magnifico establecimiento de Enghien,
abierto durante todo el año, se reciben enfermos de
todas las naciones.
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DOLORES DE RÍÑONES Y REUMATISL'UNION.
Diario político. Sostiene principios legitimistas
y católicos.—Redactor en jefe, M. Henry deRiancey; propietario gerente, el coronel Mac Shehey.—
tres meses, 23 fr. 50 cent.; seis meses 47; un año 94.
Paris rué de la.Vrilliére. núm. 2
Se suscribe á todos estos periódicos en la Esposicion Estranjera , calle Mayor, núm. 10, Madrid;
y en casa de sus corresponsales en provincias, no
solo á estos periódicos sino á los principales de
Alemania, Francia, luglaterraj Rusia y ambas
FORMAN- Américas. También se hacen las compras de libros
do un punto de pespunte indescosible, para sastres, y las comisiones en general.
zapateros, sombrereros, confección, vestido", corsés,
Trasmiten la» susericiones no solo la Esposicion estranjera, calle Mayor, núm. 10, sino »u» nusedería, lencería, etc.
merosos corresponsales y dependientes de las prinDe 250 á 400 francos.
cipales ciudades de España, que diariamente ge
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de la Esposicion Estranjera.
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Berthé han dispertado la codicia de los falsificadores.
Para que desaparezcan estas sustituciones censurables en alto grado, prevenimos que se evitara
todo fraude exigiendo sobre cada producto de Oodéina el nombre de Berthé.
Depósito general, casa Menier, en Parí», 37,
P I L D O R A S HO- rué Saín te-Croix de la Bretonnerie.
lloway.
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Esta gran medicina doméstica figura en la cate- Escolar, plazuela del Ángel, 7, y en provincia», los
goría de las primeras necesidades de la vida, porque depositarios de la Esposicion estranjera.
todo el mundo ha llegado á convencerse de que ella
cura muchísimas enfermedades para las cuales los
demás remedios habían sido reconocidos como insuficientes. Este hecho es hoy patente, y por eso
MAESTRO SASTBB,
las personas debilitadas ó de una constitución dé- antes place Vendomme, ahora Boulevard de la
bU, encuentran una mejoría inmediata con la tóni- Magdalena, núm. 9, París.—Esta casa, cuya repuca influencia de estas pildoras.
tacion es europea, supera á todas las demás de su
La cantidad y la cualidad de la bilis son de una clase por el buen gusto de sus ropas ó trajes. Adeimportancia vital para la salud. Las pildoras Ho- más, las amazonas y Ubreas de todas formas que
lloway obra especialísima y eficacísimamente sobre salen de sus talleres, tienen un sello de distineion
el hígado, rectificando las irregularidades de este y especial, advirtiendo, ¡cosa estraordinaria! que sus
curando infaliblemente )a ictericia, las afecciones precios son comparativamente muy moderados.
biliosas y todas las enfermedades que se derivan
del mal estado de dicho órgano.
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blecer y conservar el color natural de los cabellos,
sin hacer ningún daño al cutis.
El Eau de la Floride, importada por un sabio
misionero católico, no es una tintura. Compuesta
con unos jugos de plantas exóticas y con sustancias
conservadoras, obra como la naturaleza, cuyos
efectos milagrosamente reproduce. El Eau de la
Floride tiene la propiedad extraordinaria de revivificarlas canas, restituyéndoles la virtud colorante
que han perdido, y ejerce una influencia sumamente
conservadora sobre los cabellos que no hallan perdido el color. Tiene además la ventaja de mantener
Umpia la cabeza, espesar y hacer crecer los cabellos,
impidiéndoles al mismo tiempo de caer y blanquear.
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casa de Guislain, Rué de Riehelieu, núm. 112. En
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Madrid, Exposición extranjera, calle Mayor, núLas irregularidades funcionales pecuüares al bemero 10, á 44 rs._y en provincias, en casa de sus llo sexo, son invariablemente corregidas sin sufridepositarios.
mientos y sin consecuencia alguna perjudicial, por
el uso de las pildoras Holloway. Son la medicina
mas segura para todas las enfermedades incidentaPERIÓDICOS ESTRANJEROS. LA CASA les de las mujeres, cualquiera que sea la edad do
C. A. Saavedra, fundada en 1845, en Paris, rué estas, asi como también para los niños.
Riehelieu, 97; y en Madrid, calle Mayor, núm 10,
Las pfldoras Holloway, son eficaces muy esperecuerda al público que se encarga de las suscricio- cialmente para las siguientes enfermedades:
nes á todos los periódicos estranjeros y especialAccidentes epiléeticos. Asma. Calenturas de
mente á los siguientes como los mas importantes; toda especie. Debilidad ó falta de fuerzas por cualquier causa. Dolores de cabeza. Disenteria. Enfermedades del hígado. Enfermedades venéreas. ErisiLA FRANCE.
pela. Hidropesía. Ictericia. Indigestiones. InflamaGran diario político, científico y literario, alta ciones. Irregularidades de la menstruación. Lumdirección política : el Sr. vizconde, de la Guerron- bago ó mal de ríñones. Manchas en el cutis. Obsniere,8enador. Id. Administrativa : Mr. D. PoUon- trubcíones. Síntomas secundarios. Tisis ó consunnaii, miembro del Consejo general de los Alpes ción pulmonal.
marítimos.
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Fuera de la política esterior que ocupa la mayor personal del profesor Holloway, y cada caja va
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de una instrucción impresa en español,
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tiones económicas, agrícolas é industriales.
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mas baratas tiran apenas 700, y dan por nuevos, boca. La nombradía de la PASTA GEORGE y su
grabados tomados de hojas estranjeras. Véanse los fabricación al vapor, han valido a su autor dosmeprospectos en la Esposicion estranjera, calle Ma- daUas, una de plata en 1843, y otra de oro en 1845.
yor, núm. 10; se suscribe también en casa de Fabrica en Paris rué Tailbeut, 28. En Madrid a 10
Bailly-Bailliere, plaza del Príncipe Alfonso y de reales caja, Calderón Escolar. Provincias los depoDuran, Carrera de San Gerónimo, núm. 8. Madrid. sitarios de la exposición estranjera.
L' INTERNATIONAL.
I Y REUMATISMO. EL ÉXITO QUE
Diario francés político, industrial y comercial,
hace mas de 30 años obtiene el método del doctor publicado en Londres, da las noticias antes que los
Laville de la Facultad de Medicina de Paris ha va- demás.—Sus numerosas correspondencias francelido á su autor la aprobación de las primeras no- sas y estranjeras le permiten ser de los mejor intabilidades médicas.
formados.
Este medicamento consiste en licor y pildoras.
Es órgano de todas las naciones y mas particuLa eficacia del primero es tal que bastan dos ó tres larmente de las razas latinas.
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Meuniér y Compañía Boulevart des Capucines núJOURNAL DES DEBATS.
mero 6, Paris.
POLITIQUES ET LITBEAIEBS
En Madrid en la Esposicion Estranjera, calle
Esta hoja, euy<) crédito literario es europeo, Mayor, núm. 10; se hallan catálogos, precios corfundada hace mas de sesenta años, debe señalarse rientes y muestrarios de estos artículos y se admicomo uno de los mas hábiles y enérgicos defensores ten también los pedidos.
de los principios monárquicos y constitucionales:
sus antiguos redactores eran Guizot, Chateaubriand,
ViUemam, flfeoffroy, Felets; Hof&nan ; los de hoy,
LAS DIGESTIONES DLPIOtLBS.
Jules Janin, Saiut Maro, Girardin, de Sacy , CuviUier , I'leury , Phüarete Charles, Jonh Lemoinne, Alcohol de menta de Eicqle». 25 años de éxito.
Este rico elixir de un gusto y perfimie muy agraPrevost, Paradol J. J. Weiss, etc.
Se abona en Paris, rué des Pretes Saint Germain dables, y que ha vahdo á su inventor honrosos cerl'Auxerrois, 17.—Tres meses 23 francos 60 céntimos; tificados, goza en Francia de una inmensa reputaseis id 47 francos 20 céntimos.; un año 94 francos ción. No obstante ser una bebida de recreo, fortifica
el estómago, aun el mas echado á perder, faoüita las
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L'OPINIONB NATIONALE.
la purifica, tranquiliza el sistema nervioso y disipa
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ron; un año 80 francos; 6 meses 40; 3 meses 20. fiebres contagiosas.
Como su uso es poco costoso, todas las familia*
Redactor en jefe; Ad. Géroult, antiguo cónsul,
deberían usarlo. Durante los calores es la bebida
diputado del Sena.
mas sana y barata, pues algunas gotas en un vaso
Administrador A. Larieru.
Principales colaboradores MM. Ed. About. Bar- de agua con azúcar ó sin él bastan para quitar la
ral , Bolinean, Toussenel, Assolant, Gustavo Ai- sed. Se venden en frascos sellados á 5 y 2 l^a francos, acompañado de un prospecto, debe llevar la etimard, Paul Fóval, Vde. Ponson du Terraü, etc.
queta, el sello y la firma del inventor fabricante^
H . D E B I C Q L E S , 8, cours d'HerbouviUe en Lyoa
LE SIBCLB.
(Francia), depósito en París, Mr. Chantal, 61, rué
Diario político (el que mas circula de todos lo» de Riehelieu.
Madrid: Calderón, Príncipe, 13; Escolar, plaza
de Francia) bajo la dirección Política de Mr. L. Hadel Ángel, 7.—Provincias: los depositarios de la
vin diputado al cuerpo legislativo.
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de la obtención y venta de privilegios de invención
y dq introducción, tanto en España como en el extranjero, con arreglo á sus tarifas de gastos comprendidos los derechos que cada nación tiene fl.
jados.
Se encarga de traducir las memorias ó descripciones, dar los pasos necesarios, y por último, remitir los diplomas á los inventores. También se
ocupa de la venta y cesión de estos privilegios, así
como de ponerlos en ejecución llenando todas k a
formalidades necesarias. Las órdenes y demás instrucc iones se reciben en las señas arriba citadas.
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Raya; Coruña, Moreno; Jaén, Perez; Malaga, Prolongo; Palencia, Fuentes; Toledo, Perez; SevUla,
viuda de Troyano; Valladolid, Reguera; Vitoria,
AreUano; Vigo, Aguiar.
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