Las posibilidades de difusión del patrimonio

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Karol Wolley Reyes
Patrimonio Cultural
Las posibilidades de difusión virtual del patrimonio
En la actualidad los medios de comunicación, específicamente el internet, han
permitido una inmensa gama de nuevas posibilidades tanto de expresión como de
comunicación. A través de nuevo proyectos, como Google Art Project, ahora es posible
acceder a una obra de arte en su posición original en el museo, así como a diferentes
datos sobre su elaboración y procedencia. Pienso que las nuevas generaciones, más
afines a la tecnología, debemos aprovechar esta herramienta para que los jóvenes se
acerquen a diferentes obras aunque éstas no se encuentren en su ciudad o en algún
museo que hayan conocido o planeado conocer.
Estos proyectos tienen una calidad excelente que hasta a los avanzados en la
tecnología les sorprende; lo que se ve a través de la computadora, se ve casi real
aunque se encuentre al otro lado del mundo. Y esto es un punto clave para llamar la
atención de los espectadores, porque ante un mundo virtual, la herramienta del
naturalismo es indispensable.
México debe integrarse a estas herramientas virtuales para que así le ofrezca,
no sólo a sus ciudadanos, sino también al mundo, la posibilidad de conocer las
maravillosas obras artísticas que se encuentran en los museos mexicanos. Es común
pensar que conocer un museo a través de este recurso, no es lo mismo que ir a él,
caminar y admirarlo con paciencia, y probablemente se tenga razón, sin embargo, ante
la imposibilidad de muchos para viajar y recorrer todos los museos que nos gustaría,
los recorridos virtuales son una excelente opción que nos muestra la obra in situ así
como información confiable de la pieza, y todo esto se puede realizar gracias a una
pequeña máquina como la computadora. En México, las familias de la clase media
poseen mínimo una computadora, así que por eso puedo decir que el medio está ahí,
sólo falta el incentivo para que éste llegue a su fin: la difusión del patrimonio cultural.
Con frecuencia, es más común encontrar proyectos de difusión virtual sobre
museos, y estos ofrecen aún más información sobre las obras que albergan que sobre
la cuestión artística del edificio. Pienso que estos proyectos están mas orientados
hacia la difusión de las artes plásticas y excluyen, tal vez no conscientemente, otros
tipos de patrimonio cultural como la arquitectura, la literatura, las creencias o
actividades de alguna región en específico. Por eso, creo que los nuevos proyectos de
difusión virtual deben orientarse hacia otros aspectos que vayan más allá de lo típico;
los historiadores del arte deben trabajar conjuntamente con los comunicólogos para
crear estrategias ricas visualmente y así difundir un patrimonio cultural que vaya más
allá de las artes plásticas.
Por ejemplo, un aspecto que podría ser trabajado de una manera sumamente
atractiva sería la ceremonia ritual de los Voladores de Papantla, proclamada bien
intangible en 2009 por la UNESCO. A pesar de que sea una danza bien conocida en
México sólo se admira esta ceremonia como un espectáculo turístico. A pesar de que
sea una ceremonia llamativa, en México se desconoce su significado, por lo que se
podrían elaborar proyectos para su difusión virtual; podrían elaborarse videos,
entrevistas con los bailarines, entre otras cosas. Otro ejemplo que a mi en lo particular
me llama más la atención es la Iglesia de Santa Prisca de Taxco, que a pesar de ser una
de las pocas iglesias mexicanas que conservan intacta toda su construcción y
decoración barroca, muy poca gente sabe eso, por lo que creo que no se le aprecia
correctamente. Sobre esto se podría elaborar un recorrido virtual donde los retablos,
pinturas y elementos arquitectónicos posean información y así difundir su
importancia como uno de los pocos ejemplos de arquitectura barroca casi en su
mayoría.
Y así podríamos hablar de muchos más ejemplos. En este pequeño ensayo sólo
propongo aquellos con los que me siento más cercana, ya que en México hay una gran
variedad de diferencias culturales que debemos no sólo apreciar, sino tratar de
incluirlas en las propuestas de difusión cultural, aunque este intento sería, una vez
más, occidentalizar los bienes culturales ajenos a nosotros.
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