Periédico de noticias teatrales, artísticas y literarias. PARTE

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NUM. 19.
DOMINGO 4 DE ABRIL DE 1852.
AÑO II.
CORREO DE LOS TEATROS
Periédico de noticias teatrales, artísticas y literarias.
REDACCIÓN: CALLE DE PRECIADOS N. 62.
Este periódico se publica lodos los domingos por Ja mañana.
TEATRO DEL CIRCO.
Asistimos el raarles á la función que se dio en
este teatro á beneficio del señor Carceller, que á
decir verdad ha sido una de las mas brillantes y
concurridas. La comedia nueva Al fin casé á mi
hija, traducida del francés, gustó bastante, habiendo sido muy bien ejecutada por las señoras
Rizo y Bardan y por el señor Caltañazor, que son
tres actores que justamente gozan de toda la simpatía del público. Esta comedia, que se reduce á
un acto, encierra un pensamiento muy sencillo,
pero gracioso, y desarrollado con el mayor brio y
vivacidad. Se trata de «n padre viudo (creemos)
que acaba de casar la única hija que tiene, y que
habiéndose quedado solo, espera gozar de toda la
libertad,que su nuevo estado le proporciona. Pero
el destino no se lo permite, y á causa de varios y
graciosos incidentes se ve sitiado por su bija, por
su yerno, y por un antiguo pretendiente de la recien casada que lo ponen en un enredo infernal, y
no le permiten tampoco de pasar un dia de campo, diversión que tenia proyectada. En fin, como
siempre sucede, todo se arregla entre la hija, el
yerno y el pretendiente, y el buen padre puede ir
al fin tranquilo á respirar el aire libre, pero no
en compañía de los amigos que le esperan, sino en
unión de los esposos que creen no deberle permitir d su querido padre que se separe de ellos.
Gomo se vç, el argumento es bastante sencillo
y común, pues representa lo que sucede con frecuencia entre las paredes domésticas de muchos
ciudadanos que quieren verse libres de ciertos
compromisos, pero está tratado de modo tan brillante, hay situaciones escénicas tan bellas y oportunas , que esta producción se ve y oye con gusto, porque deleita tanto al oido por sus chistes,
comoá la vista por la continua y variada animación
que los actores, especialmente el señor Caltañazor , deben dar á su rostro y á sus gestos.
A esta comedia, que fué muy aplaudida, siguió el baile La Perla Gaditana, en que la Petra
Cámara, que es una especialidad en su arte, fué
colmada de aplausos, siendo obligada á presentarse al público después de bajado el telón. Pero la
célebre bailarina obtuvo una ovación completa en
la pieza final Escenas en Chamberí, en que bailó
con la mejor gracia y desenvoltura que se puede
decir, recibiendo en cambio varias coronas y ramas de hermosas flores.
Aquella noche se veia en el Circo un gran número de estrangeros, especialmente ingleses, que
hablan concurrido á ver bailar á la Petra Cámara.
y que la aplaudían frenéticamente. ¡Oh poder de
las pantorrillas!
TEATRO DEL INSTITUTO.
Según se asegura se ha formado para este coliseo una compañía lírica que cantara óperas italianas como se hizo el año pasado en el teatro de
los Basilios. Figuran entre los cantantes, la señora PelUzzari nombre artístico que es ya una garantía para el buen resultado de las funciones,
por lo que concierne á la tiple; y de comprimaria, se dice que cantará la señora Chimeno. A
los'señores Velazquez y Meudizabal estarán encomendadas las partes de tenores, y las de barítono
y bajo profundo estarán á cargo de los señores
' Pérez y Oriola. Dirijirá la orquesta el entendido
PRECIOS DE SÜSCRICION.
DIRECTORI DON PASCUAL CATALDI.
señor Ripoll, el mismo que se hizo acreedor á los
mayores elogios en el indicado teatro de la calle
de Valverde en la época arriba mencionada.
Se están ensayando varias óperas, entre las
cuales el Nahuco y el Hernani que se darán por
primeras. El dia destinado para la apertura de
este teatro es el primero de Pascua, si algunas de
las tantas novedades que suelen ocurrir en casos
análogos no lo impide.
Después de la prematura y siempre memorable muerte del Teatro Real, no deja de ser un
verdadero consuelo para los aficionados, al ver
que hay esperanza todavía de oír por algun mes
en Madrid (aunque en menor escala) la ópera italiana que hace tiempo es en nuestro pais el
blanco de la adversa fortuna.
PARTE LITERARIA.
DEL ORIGEN. PROGRESOS Y ESTADO
ACTUAL DE LA NOVELA.
fContinuación.)
En el mismo siglo de Apuleyo, un tal Jamblico, natural de Siria, escribió un verdadero r o mance que, según Suidas, contenia los amores de
Rodona y de SinantdíS en treinta y nueve libros.
Pero de esta obra, que algunos modernos dicen
haber leido , y de la cual nos ha dado Allacio una
parte, nosotros uo hemos visto mas (|ue el estracto hecho por Focio, el cual solo habla de diez y
seis libros', y líJttba tanto la escelencia de la composición y el orden de las narraciones, que únicamente se lamenta de no ver empleado todo su
retórico artificio en mas nobles y dignas materias.
El romance mas perfecto de los griegos es el
que en el coarto siglo de la iglesia escribió Heliodoro, obispo de Trica, sobre los amores de Tlieagenes y Clarielea, en el cual es ingeniosa y está
bien conducida la invención ; habiendo tantos accidentes de amores que ocupan diez libros no pequeños. También Aquiles Tacio compuso por este
tiempo un romance de los amores de Clilophonte
y de lewcípc, el cual dista mucho de la- honestidad y de la regular y natural conducción de accidentes del de lleliodoro. Cuyos dos romances
están escritos con tal limpieza y elegancia de lenguage, que hacen ver muy bien cuan constantemente conservaron los griegos la pureza y cultura
de su idioma; bien es que las descripciones demasiado largas y floridas, y las frecuentes metáforas y los estudiados adornos que ponen uno y
otro, Heliüdoro con alguna parsimonia y Aquiles
Tacio con escesiva profusión, manifiestan igualmente que el declamatorio y sofístico afeite habia
quitado de los escritos griegos la noble sencillez.
Huet nos habla de tres Jenofontes, de los cuales no tiene otra noticia que la que nos da Suidas.
El primero, anlioqueno, escribió de amores con
el título de cosas de Babilonia; el segundo, de
Efeso, acerca de los amores <de Abrocoma y de
.4ní/»ü, y el tercero, chipriota, escribió con el
título de cosas de Chipre, de Áíiwra y de Adon;
pero nosotros debemos al zelo literario del inglés
Davenant y de los italianos Cocchi y Salvini una
edición de la novela del Jenofonte de Efeso, la
que está concluida y completa en solos cinco libros, aunque Suidas asegure que se compone de
diez. Este romance no es tan largo como el de
lleliodoro, ni abunda como aquel e« nauUilud de
En Madrid, un mes 4 rs.—En provincias, tres meses IS rs-
diálogos que interrumpen el curso de la narración í
tampoco es tan declamatorio y afectado como el
de Aquiles Tacio, ni redunda en descripciones
floridas, en sentencias pedantescas, en continuas
figuras y en supérfluos adornos.
Garitón, afrodiense, escribió después el r o mance de los amores de Cherea y Calliroe, (¡ne
mereció igualmente la común aprobación , y que
le tradujesen é ilustrasen los eruditos.
Pero, el que dio una nueva especie de romances en sus cuatro libros pastoriles sobre los
amores de Dafne y Cloe, (|ue parecen haber sido los modebis de tantos romances pastoriles que
salieron á luz en los siglos pasados, fué Longo. Su
estilo, aunque abunde sobrado de descripciones,
y haga ver en el autor un sofista, es sin embargo
claro y fácil, elegante y ameno; habiendo sido
tan bien recibido de los eruditos que, además de
las varias ediciones de los siglos pasados, ha merecido que en estos últimos tiempos se hiciesen algunas muy magnificas y correctas, como también
nuevas traducciones y muchas ilustraciones eruditas.
Durando como duraba todavía en siglos posteriores la pasión de los griegos á los romances,
escribió Eustasio hacia el siglo duodécimo un romance de ¡sminia y de ísmina, y Teodoro Ptotrodomeo otro de D(mcle$ y de Rodante: este último no quiso hacerlo en prosa, sino en versos
políticos. Por los mismos tiempos bajos coiíipuso
Nicela Eugeniano en versos semejantes un romance de los amores de DrosiUa y Claricles, el cual,
inédito todavía, es sin embargo bastante conocido
por los trozos que inserta Vüloison en sus advertencias al romance de Longo. Este mismo Villoison nos da noticia de un romance en ¡guales
versos de Constantino Manares, no conocido de
Huet ni de Fabricio, y encontrado por él en la
biblioteca de San Marcos de Venècia. Dicho r o mance es de los amores de ^trislandro y Callliea:
y él como los anteriores, manifiestan en el estilo
y en la inven'cion la decadencia á que habían llegado las letras aun entre los griegos, constantes
sostenedores de su esplendor.
Los Romanos no cultivaron este género do
composición, porque el «oliricoii de Pelronio no
puede llamarse verdadero romance , y el Asno de
oro de Apuleyo, aun cuando quiera contarse entre los romances, es de invención griega, y fábula griega la llama el mismo Apuleyo , que la tomó
de los griegos en el tiempo de su residencia en
Atenas, y después quiso presentarla á los romanos.
Es un hecho que los romances griegos en su totalidad versaban sobre los amores, procurando deleitar con la variedad de los accidentes y con la
! amenidad de las descripciones; asi que no podemos
atribuirles la invención de los libros de caballerías,
hijos mas de la rusticidad é ignorancia de los es critores, que de la fecundidad de su ingenio. Tal
especie de romances habia sido desconocidi» siempre de los griegos. Cuando estos escritos anduvieron en boga; sucedía que, faltando la erudición y la crítica , cualquier hecho se recibía en la
historia, y aquellos se abrazaban con mayor ahínco , que tenían mas de maravilloso é increíble. De
aquí iiacieron las historias en que se refieren las
fiibulas del rey Arlm, de la Tabla redonda, de
Pareebal y Lanzarote, atribuidas á Telesino Helio,
á Melquino Avalonio y al monge Gildas; de aquí
las historias esparcidas bajo el nombre de Uni~
baldo Franco, de Ilancon, y Salcon Forteman
y tantas otras llenas de cuentos estrnños y absur-
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