El Principio de Jurisdicción Universal

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OS grupos mayoritarios en el Congreso, PSOE y PP, y las dos
principales bancadas nacionalistas, CiU Y PNV, dieron el respaldo
a la reforma legal que dirimirá las iniciativas de la Audiencia Nacional
sobre la polémica jurisdicción universal; es decir, sobre la
persecución de posibles delitos de genocidio, lesa humanidad,
terrorismo o piratería, fuera de las fronteras nacionales. La existencia
de víctimas españolas será el primer gran requisito de la futura ley.
L
LOS LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN
UNIVERSAL
XAVIER GIL PECHARROMÁN
E
L Senado tiene la palabra,
después de que el Congreso
aprobase en junio una modificación de los apartados 4 y 5 del
artículo 23 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial (LOPJ), que regula
las competencias de la jurisdicción española en delitos de genocidio, lesa humanidad, terrorismo o
piratería, entre otros. Una reforma que fue respaldada por PSOE,
PP, CiU y PNV –329 votos a favor,
nueve en contra y seis abstenciones– y se incluyó en el proyecto de
Ley orgánica que desarrolla la implantación de la nueva Oficina Judicial.
La jurisdicción universal, a diferencia de la nacional otorga a los
tribunales de cualquier país la
competencia para sancionar crímenes internacionales, independientemente del territorio donde
se haya cometido el hecho y la nacionalidad del perpetrador con la
víctima.
Sin retroactividad. Los casos de Pinochet, Scilingo y Cavallo, las matanzas en el Tibet y Guatemala, la
persecución de la secta Falung
Gong, el genocidio de Guatemala, las
denuncias sobre crímenes en Gaza,
los actos de piratería en las costas de
Escritura
42 PÚBLICA
La normativa
internacional de la
justicia universal se
basa en cuatro
Convenios de
Ginebra de 1949
para la protección
de las víctimas de
conflictos armados.
Somalia o Guantánamo han jalonado la corta carrera de la jurisdicción
universal en España.
Para juzgar estos crímenes en
el futuro será necesario, en primer
lugar, que existan víctimas españolas o que el delincuente pase o
se encuentre en España, algo muy
difícil que pueda suceder.
La medida no es retroactiva y,
por tanto, no afecta a los 13 procesos que ya están en marcha. Pero
la reforma incluye importantes
modificaciones procesales, como
que se aplique la normativa más
favorable al reo cuando haya diferentes normas, lo que sí afectaría a
las causas abiertas. Además, ya no
podrán actuar si se ha abierto una
investigación y una persecución
efectiva de los hechos denunciados
en el país donde se hayan cometido o en un tribunal internacional.
Por el contrario, en la modificación se incluyen nuevos delitos en
los que se podrá aplicar el Principio
de Justicia Universal, como los crímenes de lesa humanidad y los de
guerra, que antes no estaban expresamente recogidos.
Hasta ahora los procesos españoles han derivado en una sola
condena. Adolfo Scilingo, un ex capitán de la Marina argentina, fue
encontrado culpable de crímenes
contra la humanidad el año 2005.
Scilingo colaboró en el lanzamiento al mar desde aviones del Ejército argentino de 30 prisioneros drogados y atados, en los años setenta.
Razones del cambio. Los motivos del giro legal de una de las normas más progresistas del mundo
son, en esencia, dos. De una parte,
la falta de precisión y claridad en
la definición de los delitos internacionales. De otra, la presión de países como Estados Unidos, China o
Israel para que no prosperasen
iniciativas con claras connotaciones económicas y de influencia política. Y, sobre todo, la negativa del
sistema a abrir causas de la Guerra Civil.
El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, cree que el acuerdo de
la mayoría del Congreso para limitar la jurisdicción universal “no restringe” la actuación de la Justicia española en casos de lesa humanidad,
sino que “pretende convertir este
instrumento fundamental de protección de la dignidad del ser humano
en una herramienta más eficaz”.
Puntos de vista. Carlos Dívar,
presidente del Consejo General del
Poder Judicial (CGPJ) dijo en un
acto de la Asociación de Comunicadores e Informadores Jurídicos
(ACIJUR), la frase que resume el
sentir de buena parte de la Magistratura y del estamento político:
“España no puede convertirse en
el policía judicial del mundo”.
Ángel Juanes, presidente de la
Audiencia Nacional, tribunal encargado de desarrollar los casos
de la jurisdicción universal, ha
reiterado que el debate no está en
la existencia de la jurisdicción
universal, pues “todos coinciden
en que debe subsistir”, sino en su
alcance.
Las asociaciones de jueces discrepan a la hora de valorar la limitación de las competencias de la
Audiencia Nacional. Mientras
Francisco de Vitoria y Foro Judicial Independiente califican de “razonable” la reforma, la Asociación
Profesional de la Magistratura, mayoritaria en el sector, defiende que
“la diplomacia o los intereses de los
Estados no pueden pasar por encima de la defensa de los derechos
universales”. Jueces para la Democracia se ha unido a una plataforma a favor de la actual normativa y
lamenta que “España ceda a las
presiones exteriores, una decisión
que supondrá la impunidad de los
autores de crímenes contra la humanidad”.
Además, la Sala de lo Penal del
Supremo hacía pública una sentencia, el pasado 10 de junio, por la
que ordenaba a la Audiencia Nacional admitir a trámite la querella sobre los delitos de genocidio y
torturas supuestamente cometidos por China contra seguidores
del movimiento Falun Gong. En
ella, aunque sigue la doctrina
constitucional, se critica con inusitada dureza la resolución del
propio Constitucional que declaraba la competencia de los jueces
españoles para juzgar el genocidio
contra el pueblo maya en Guatemala y anima al alto tribunal a
realizar un nuevo análisis.
Las bases jurídicas. La normativa internacional se basa en cuatro
Convenios de Ginebra de 1949 para
la protección de las víctimas de
conflictos armados, que exigen a
cada Estado que busque a los sospechosos de cometer u ordenar
asesinatos, enjuiciarlos ante sus
tribunales nacionales, extraditarlos a Estados en los que exista una
causa contra ellos o entregarlos a
un tribunal penal internacional.
La enmienda
parlamentaria española
L texto de la enmienda que debate el Parlamento español
propone la modificación de los apartados 4 y 5 del artículo 23 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que regula las
competencias de la jurisdicción española en delitos de genocidio, lesa humanidad, terrorismo o piratería, entre otros.
La modificación limita la actuación de los tribunales
españoles a los casos en los que quede acreditado que los
presuntos responsables del delito se encuentran en España
o que existen víctimas españolas.
Igualmente, establece que el proceso penal abierto ante
la jurisdicción española se archivará cuando quede constancia de otro proceso sobre los hechos denunciados en el
país competente o en el seno de un tribunal internacional.
E
Así, Alemania condenó en 1997
a un serbio bosnio, Novislav Djajic,
a cinco años de prisión por la matanza de 14 musulmanes en Bosnia
en 1992.
Posteriormente, las Cartas de
los Tribunales de Nüremberg y Tokio, los Estatutos de los Tribunales
de Yugoslavia y Ruanda y el de Roma han sentado jurisprudencia sobre su ámbito competencial. Los
tribunales nacionales deben proceder en nombre de toda la comunidad internacional y sin esperar
a que se presenten denuncias por
estos delitos.
Frente al malogrado intento de
enjuiciar a Pinochet se han sentado
en el banquillo de Cortes Penales
Internacionales ex jefes de Estado
como el serbio Slobodan Milosevic,
o Hissene Habré, de Chad.
Estas actuaciones, según el Derecho Internacional, deben desarrollarse con independencia del
cargo de los encausados; sin tener
en cuenta los principios de ‘obediencia debida’ o ‘coacción’; ignorando si hay procesos abiertos en
sus países de origen y sin que exista fecha de prescripción.
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La jurisdicción universal otorga a los tribunales de cualquier país la competencia para
sancionar crímenes internacionales
Escritura
PÚBLICA 43
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ÁNGEL JUANES
El Principio de
Jurisdicción Universal
N virtud del Principio de Jurisdicción
Universal, cualquier Estado puede
ejercer la jurisdicción ante ofensas
graves a los intereses de la comunidad internacional al margen del lugar de ejecución
del crimen y de la nacionalidad del autor o
de la víctima (así lo dice la Exposición de
Motivos de la LO 13/07 que introdujo el tráfico ilegal o la inmigración clandestina de personas en el catálogo del art. 23.4º LOPJ y art. 5.1º
Estatuto Corte Penal Internacional).
La razón de ser de la llamada jurisdicción universal es la de
evitar, en la medida de lo posible, la impunidad de los delitos
graves de Derecho Internacional o de primer grado. Así el conjunto de principios actualizados para la protección y promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad (comisión de Derechos Humanos E/CN/4/2005)
establece como delito grave las graves violaciones de los Convenios de Ginebra de 1949 y de su Protocolo Adicional 1/97 junto al genocidio y los delitos de lesa humanidad. Estos son, por
otra parte, los delitos atribuidos a la competencia de la Corte
Penal Internacional (art. 5º Estatuto de Roma). Se trata por tanto de delitos que constituyen el núcleo duro del Derecho Penal
internacional y que castiga, no olvidemos, aquellos que lesionan no intereses nacionales, sino de la comunidad universal.
E
Fundamento
El Principio de Jurisdicción Universal en la forma expuesta
se fundamenta en una concepción universalista y no meramente soberanista anclada en el criterio de la territorialidad
de las leyes penales, por cuya razón, siguiendo a Quintano
Ripollés, podemos concluir afirmando que el fundamento de
dicho principio radica en la tutela de valores que interesan a
todos los Estados, de ahí que en razón a la gravedad de dichos delitos, éstos deban ser perseguidos por cualquier tribunal penal con independencia del lugar de la comisión. En definitiva, pues, el Principio de Jurisdicción Universal supone
que ciertos delitos a los que anteriormente hemos hecho referencia deben ser enjuiciados por cualquier tribunal nacional
con independencia del lugar de comisión.
Es verdad que la jurisdicción universal en la forma expuesta puede suponer la intromisión en asuntos de otros países y crear ciertas disfunciones en las relaciones internacionales pero la obligación de perseguir y de evitar la
impunidad deja desfasado el principio anteriormente expuesto, pues en el Derecho Internacional actual rige el paradigma del Derecho Internacional de Derechos Humanos de
suerte que todo lo relativo a la protección de tales derechos
interesa a todos los Estados, lo que no obsta a que aquellos
donde se han producido los hechos estén obligados a llevar a
cabo la persecución de los crímenes por su proximidad con
los mismos. Así, subsidiariedad y complementariedad no
son términos antagónicos sino complementarios.
Escritura
44 PÚBLICA
A continuación examinaré la regulación legal en España
de la cuestión universal para posteriormente centrarme
en el tratamiento que de esta materia realiza el Derecho
Europeo.
El principio de universalidad
En España, el art. 23.4º LOPJ consagra el Principio de Universalidad sin límites y decimos esto porque el Tribunal
Constitucional español en la llamada “sentencia Guatemala”
señala, entre otras cosas, que el Principio de Justicia Universal es “absoluto sin sometimiento a criterios restrictivos de
corrección y procedibilidad y sin ordenación jerárquica alguna con respecto al resto de las reglas de atribución competencial”, con la única limitación expresa que introduce respecto de ella la cosa juzgada (STC 237/2005 de 26 de
septiembre).
Además, añade el Tribunal Constitucional, que el art. 6
del Convenio Europeo de Derechos Humanos contiene una
obligación de mínimos a efectos de perseguir el crimen pero
no establece una prohibición, pues deja abierta la posibilidad de que los Estados firmantes puedan establecer mecanismos interiores de persecución del genocidio y concluye que
exigir un interés nacional convertiría el principio de justicia
universal en una suerte de principio real o de protección.
En conclusión, el Tribunal Constitucional considera que
el llamado Principio de Jurisdicción Universal no tiene límites. Por el contrario, el Tribunal Supremo en diversas sentencias llegó en su momento a una conclusión contraria pues
entendió que para que la Audiencia Nacional pudiera conocer de ciertos delitos a los que nos referiremos con posterioridad debían de cumplirse una serie de requisitos a modo de
limitaciones, como son:
● El de la existencia de un interés nacional, o dicho de otra
manera, de una cierta conexión con intereses nacionales.
● Subsidiariedad. En virtud de ella los tribunales españoles
sólo serían competentes para conocer de ciertos delitos solo
en el caso de que no se hubiera abierto investigación judicial
en otros Estados, preferentemente en el lugar de la comisión
de los hechos o en sede de algún tribunal internacional.
Este criterio en cierta manera lo ha seguido durante algún tiempo la Audiencia Nacional sobre la base del criterio
de razonabilidad en virtud del cual no tendría competencia
si se apreciara un exceso o abuso de derecho por la absoluta
ajenidad del asunto por tratarse de delitos y lugares totalmente extraños y alejados. Sin embargo con posterioridad en
el llamado Caso Chile y anteriormente en el de Argentina la
Audiencia Nacional en Pleno ratificó por unanimidad la
competencia de la jurisdicción española para entender por
los crímenes perpetrados por las dictaduras argentina y chilena aceptando la calificación de dichos crímenes como delito de genocidio. Más en concreto en el llamado Caso Tíbet, estableció los siguientes criterios:
● Evaluar si en los hechos concurren los requisitos que nuestro ordenamiento jurídico exige, especialmente si se trata de
supuestos encuadrables dentro de los delitos tipificados en el
art. 23.4º LOPJ.
● Examinar si existen otras jurisdicciones prioritarias a la
española que estén enjuiciando los mismos hechos a fin de
evitar el principio non bis in idem.
Más recientemente, en el Auto 157/08, la Sala de lo Penal
ha ordenado el sobreseimiento libre de la causa seguida por
el Juzgado Central de Instrucción nº 4 por el lanzamiento de
una bomba de una tonelada en Gaza. La sala mayoritariamente considera que la Audiencia Nacional no tiene competencia para juzgar de estos hechos al margen de su naturaleza jurídica porque ya están siendo investigados por Israel.
Sin embargo, varios magistrados formularon un voto particular sobre la base de que la investigación seguida en Israel
por una comisión militar no constituye una investigación
eficaz, no pudiendo calificarse de proceso judicial penal a las
actuaciones seguidas en el Estado de Israel al tratarse el órgano investigador de una comisión militar.
En definitiva, en el momento actual la única limitación
existente a la llamada jurisdicción universal es el criterio
de la subsidiariedad conforme al cual carece de competencia la Audiencia Nacional cuando en otro Estado o ante un
tribunal internacional existe una investigación abierta, lo
que a su vez plantea un problema básico cual es qué se entiende por investigación y si por tal ha de conceptuarse como
una investigación policial o fiscal o incluso gubernativa (caso Guantánamo). A este respecto hay que tener en cuenta
que, salvo España y algún país más, la instrucción de un sumario o de una causa penal corresponde a la policía (Inglaterra) o al Ministerio Fiscal, suscitándose la duda de si una investigación de carácter gubernativo o no estrictamente
judicial constituye a estos efectos una genuina investigación
que impediría el conocimiento de un determinado delito contra la comunidad internacional por los tribunales españoles.
Esta cuestión es abordada en cierta forma por la reforma en
curso de la llamada jurisdicción universal.
En efecto, en la nueva normativa pendiente de aprobación
no se habla de instrucción sino de investigación.
Ahora bien, venimos diciendo que la Audiencia Nacional
tiene competencia para conocer de ciertos delitos que constituyen el núcleo duro de la jurisdicción universal, pero resulta necesario determinar con exactitud cuáles son esos delitos
en virtud del principio enunciado.
Estos delitos son, según el art. 23 apartados 4º y 5º LOPJ
los siguientes:
1.º Genocidio. 2.º Terrorismo. 3.º Piratería (ya derogado
por nuestro código penal.). 4.º Falsificación de moneda.
5.º Prostitución. 6.º Tráfico ilegal de drogas psicotrópicas o
sustancias estupefacientes. 7.º Relativos a la mutilación genital femenina, siempre que los responsables estén en España.
8.º Cualquier otro que según los tratados y convenios internacionales deba ser perseguido en España.
Es importante destacar que no todos los delitos supuestamente encuadrables en el llamado Principio de Jurisdicción
Universal tienen la misma consideración. Así no deben conceptuarse de la misma manera el tráfico de drogas que el crimen de guerra o genocidio ya que estos últimos forman parte
de los delitos graves de Derecho Internacional o de primer
grado. Así como señala el voto particular emitido por varios
magistrados de la Audiencia Nacional de fecha 17 de julio de
2009, establece como delito grave las graves violaciones de
los Convenios de Ginebra de 1949 junto al genocidio y delitos
contra lesa humanidad, siendo necesario destacar que según
el IV Convenio de Ginebra cada Estado parte tendrá la obligación de buscar a las personas acusadas de haber cometido
u ordenado un crimen de guerra.
Por todo ello constituyen delitos contra los intereses de la
comunidad internacional que deben ser perseguidos por
cualquier tribunal con independencia del lugar de comisión:
genocidio, delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra.
Criterios seguidos en otros países
Interesa a continuación analizar los criterios seguidos por
otras jurisdicciones en materia del Principio de Justicia
Universal.
Alemania: Para que los tribunales alemanes conozcan de
los delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra se exige la apreciación de un vínculo suficiente con el Estado alemán con el fin de garantizar el respeto de no intervención en los asuntos de otro Estado.
Italia: No se contempla el Principio de Jurisdicción Universal.
Francia: La nacionalidad francesa de la víctima determina la competencia de los tribunales franceses.
Bélgica: Se admite el Principio de Jurisdicción Universal
con limitaciones.
En conclusión, cabe decir que en España se aplica con mayor amplitud el principio estudiado que en el resto de los países.
Conclusiones
Así centrado el Principio de Jurisdicción Universal procede
analizar si es conveniente o no limitarlo para hacerlo más
eficaz y no convertir a España en una especie de gendarme
internacional. Las posiciones a este respecto son distintas
pues mientras hay sectores favorables al mantenimiento del
referido principio, por el contrario, existen otros que sin negarlo expresamente entienden que ha de limitarse para evitar ciertos excesos.
En esta última posición hay que situar el proyecto de
acuerdo del Gobierno español, recientemente aprobado por
el Congreso de los Diputados con una mayoría abrumadora
de acuerdo con el cual la Audiencia Nacional sólo conocería
de los delitos de genocidio, de lesa humanidad y de crímenes
de guerra en los siguientes casos:
● Cuando se apreciara un punto de conexión con los intereses generales, bien sea porque la víctima es española o porque los presuntos culpables se encuentren en España.
● Se exige además, en virtud del principio de subsidiariedad,
que no se haya abierto una investigación en otros países o en
sede de tribunales internacionales salvo que la investigación
seguida sea ineficaz, pues no cabe olvidar que los crímenes
de guerra, los delitos de genocidio y de lesa humanidad en
ocasiones son propiciados por las propias estructuras de poder lo que dificulta –cuando no imposibilita– la persecución
de tales crímenes, de ahí la salvedad del proyecto de ley de
que la investigación en curso sea eficaz, sin perjuicio todo
ello de lo establecido en los tratados internacionales, de suerte que el primer criterio a seguir por la Audiencia Nacional
para determinar su competencia en tales delitos será lo establecido en los tratados internacionales. En tal sentido, tal como dijimos anteriormente, en el ámbito de los crímenes de
guerra el IV Convenio de Ginebra –art. 146– establece la obligación de buscar a las personas acusadas de haber cometido
u ordenado cometer cualquiera de las infracciones graves y
deberá hacerla comparecer ante los propios tribunales sea
cual fuere su nacionalidad.
Ángel Juanes es presidente de la Audiencia Nacional.
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