nAlitll-BIIERI[AIIA DE [lEnnAS HIEOKU Radaeelón y Admliil»tr«el6ni Principa da Vargara, 23, pral. Tomo LIV Núm. CCLIV Madrid, Octubre de 1925. SUMARIO Sección Clentiñca.—Faringotomias y esofagotomia externa, por el Dr. Plama.—Sobre el tratamiento del corea de Sydenham, por el Dr. C. Sáinz de los Terreros.—Notas clínicas: III. La gastritis ulcerosa.-IV. Las hemorragias nasales.—Crónica comentada de Cardiología, por Antonio Mut. Sección de Especialidades.—Carcfío/o¿-/a. Neurología y Psiquiatría. Terapéutica. Sección Profesional.—Para la Redacción de "Revista Española de Medicina y Cirugía», por A. !A\it.—Crónica de un viaje científico a la Cote dAzur (conclusión), por el Dr. Víctor Marín Córrale.—Wo/Zc/as. SECCIÓN CIENTÍFICA Faringotomías y esofagotomia externa Por el Dr. Planas Con el título que encabeza estas líneas dio su novena conferencia en el Instituto Rubio el sabio jefe del Dispensario de Otorino-laringología del mismo, eminente Dr. Casadesús, el día 9 de mayo. Empieza su conferencia justificando el por qué comprende en una lección las faringotomias y la esofagotomia externa, puesto que el esófago es la continuación de la faringe, pero sólo se ha de referir a la esofagotomia cervical que, como el campo operatorio está en el cuello, entra de lleno en la especialidad, no así en la esofagotomia torácica, que queda para los cirujanos, aunque algunas veces, sobre todo por cuerpos extraños enclavados en esófago en su porción intratorácica, raramente, pero haya necesidad de intervenir. REV. iBEit-AMER. DE CiCN. M£o.—LIV. Octubrt isas.'-13 170 SECCIÓN CIENTÍFICA La faringotomía es una operación de abordaje, accesoria de la operación principal, que es generalmente extirpación de un tumor o extracción de un cuerpo extraño y se puede hacer bien por la parte alta, bien por la parte baja; en el primer caso es lateral y en el segundo se hace por la parte media o lateral. Las indicaciones operatorias son generalmente un tumor maligno, rara vez un cuerpo extraño; los tumores benignos que invaden epigiolis, base de lengua y no sean muy grandes se pueden operar por vía bucal, aunque la vía externa da más campo* cosa muy digna de tener en cuenta, sobre todo si hay gran hemorragia. No habla de la faringe nasal, porque en realidad la intervención en esa región no es una faringotomía, empleándose las vías paralatero-nasal y transmaxilo-facial y el abordaje de la faringe oral suele ser por tumor maligno amigdalino propagado a pilares y velo, operación de las llamadas indeseables, de resultado desastroso, por lo que en esta clase de enfermos generalmente se huye de la intervención cruenta, enviándolos al tratamiento con radium o rayos X. Las incisiones para la faringotomía lateral superior son variadísimas, lo que prueba que ninguna es buena, la mejor es la de Blandin por debajo del maxilar y en la dirección del esternocleido-mastoideo que deja al enfermo en las mejores condiciones estéticas; otra que se usa bastante, parte del labio, desde el ángulo de la boca hasta el cuello, pero es más deformante que la anterior. Aborda la rama del maxilar serrándolo por la puerta externa, levantando la rama vertical del maxilar o abriendo las dos ramas del maxilar; lo mejor es la resección temporal, separando la rama del maxilar para extirpar el tumor, volviendo a colocar la rama en su posición; prefiere hacer la ligadura de la carótida externa, mejor que muchas ligaduras porque hay menos hemorragia. Quita todos los ganglios carotídeos, quita también los ganglios submaxtlares y hasta la glándula submaxilar que tiene ganglios dentro de la cápsula que facilitarían las /ecidivas. Si el tumor no KARINOOTOMÍAS Y ESOFAQOTÓMiA EXTERNA 171 es muy grande, respeta el nervio hipogloso, operando por encima de él, ligando el tronco tiro-linguo-facial y abordando la faringe a última hora para evitar que el flujo de saliva entorpezca la operación; luego se hace ia operación principal abriendo la faringe, etc. La operación, si se puede, se debe evitar, pues da muy malos resultados aconsejando mejor radioterapia profunda. Cuando se puede abordar el tumor por vía bucal, aún puede pasar; pero por la vía cervical es muy mal asunto. Las faringotomías inferiores se practican más a menudo por tumores malignos y la subhioidea es más fácil de practicar; consiste, como indica su nombre, en abrir la faringe por debajo del hueso hioides, haciendo una incisión horizontal de unos 8 centímetros de la piel, tejido celular subcutáneo y músculos externohioideo y tiro-hioideo, teniendo cuidado de hacer algo alta la incisión para no herir el nervio laríngeo superior ni los vasos; si se agrega una incisión lateral se pueden poner al descubierto tumores faríngeos voluminosos; conviene tener en cuenta que la lengua da bastante sangre en las partes laterales por las linguales, habiendo poca hemorragia en la línea media. Si no hay propagación ganglionar, el pronóstico suele ser bueno. La transhioidea no produce tanta hemorragia y consiste en hacer una incisión vertical de las partes blandas hasta llegar a los músculos milohioideos que separa, penetrando en el espacio que hay entre los músculos genihioideos y ¡se secciona el hioides, haciendo entonces la operación principal (exérisis del tumor epiglótico o paraepiglótico, extirpación total de la epiglotis, del tumor faríngeo, etcétera) según las indicaciones. Algunas veces hay que combinar la suhioidea y la transhioidea si el tumor es inabordable por uno de los métodos. La faringotomía inferior lateral es muy parecida a la esofagotomía en la incisión, sólo que es en un campo más bajo esta última, haciéndose también necesario con frecuencia combinarla con la subhioidea porque da más vista; el resultado inmediato suele ser bueno, pero no el lejano, por lo que si se quiere tener 172 SECCIÓN CIENTÍFICA buenas estadísticas, lo mejor es no operar los tumores extra-laríngeos. La esofagotomia cervical se practica abordando el esófago por la parte lateral derecha o izquierda; pero como el recurrente del lado derecho está delante del esófago es fácil poderlo lesionar, por eso es preferible operar en el lado izquierdo, aunque alguna vez sea necesario intervenir por el lado derecho, pero es muy raro. Hace una incisión en el borde anterior del esternocleido-mastoideo hasta encontrar el cuerpo tiroides que separa hacia dentro, seccionando los músculos omohioideos, buscando el nervio recurrente para no herirlo y poniendo al descubierto el esófago por fuera en perfectas condiciones para ser abordado; si no hay esofagitis, celulitis cervical o mediastinitis, la operación suele dar bastante buen resultado y si se trataba de un cuerpo extraño el éxito es mayor que en un tumor; si estaba bien la pared del esófago, se puede suturar, si estaba algo lesionada, mejor es no suturar, porque se saltan todos los pantos y deja abierta la herida, comunicando el esófago con el exterior. Resume tan brillante conferencia, diciendo que las intervenciones a que se ha referido no tienen importancia por si, sino por lo que haya necesidad de hacer después para extirpar el tumor. SOBRE EL TRATAMIENTO DEL COREA DE SYDENHAM 173 iie el Miele i mi ib! M i Por el ÜT. C. SAInz de los Terreros Brevísimos renglones para contestar, por obligada cortesía, a la muy atenta y considerada réplica que el Dr. E, Vilches (1) ha dedicado a mis «Comentarios a un artículo», publicados en esta misma Revista, número de diciembre de 1924. Es sabido por todos que en Medicina no hay nada absoluto, exacto, definitivo; es decir, nada que pueda ufanarse de incontrovertible. Por eso es factible, y aun más, relativamente frecuente, que en las discusiones de carácter científico que a menudo se sostienen, las dos partes tengan razón. La afirmación resulta algo paradójica, pero es cierta. Lo que sí sucede generalmente es que una de las dos partes que sostienen la controversia, tiene más cantidad de razón que la otra, y ello eá precisamente lo que mantiene la discusión, pues si una de ellas la poseyera íntegra y otra careciera totalmente de ella, la repetida controversia no podría sostenerse, por carencia de base. En la que el Dr. Vilches y yo hemos sostenido acerca dek tratamiento del corea de Sydenham, ha ocurrido, pues, lo que en todas: uno más que otro, pero que los dos tenemos razón. Yo, desde luego, le concedo la mayor cuantía a él, pero recabo para mi opinión una parte de ella, A veces, es difícil explicarse cómo las dos partes están acertadas; en nuestro caso, como en la inmensa mayoría, resulta fácil comprenderla; es que el punto de partida, sobre todo el enfoque (1) Dr. E. Vilches Gómez: REVISTA IBERO AMBRICANA DK CIENCIAS MÉ1925. DICAS. Mayo 174 SECCIÓN CIENTÍKICA de la cuestión, son dispares, y ello conduce a una divergencia tan grande en los extremos que simula una oposición fundamental. El ilustre jefe de Neurología del instituto Rubio, hace piedra angular de su tesis, que el corea de Sidenham es afección leve y que debe tratarse a los niños con procedimientos inofensivos. El enfoque de la cuestión es distinto para nosotros; consideramos el corea de Sydenham leve en unos caso^y grave en otros, por sí y por las consecuencias que puede acarrear (endocarditis, detención de desarrollo). Y respecto a lo de la inocuidad del tratamiento, diputamos la del por las inyecciones intravenosas de bicloruro en el corea de Sydenham, total; no parando mientes tampoco en lo que pueda asustar a los niños el pinchazo, pues convencidos de que el bien que les procuramos lo compensa en demasía, despreciamos esa preocupación. Pero conste que—insistiendo en lo que tantas veces hemos dicho y escrito—limitamos el método para los casos elegidos, o sea, para aquellos en los que se puede comprobar padecimiento previo o coetáneo de reumatismo o en los que se dan circunstancias reumáticas (ciertas tonsilitis, dolores llamados de crecimiento, datos familiares reumáticos). Para los otros casos utilícense, en buena hora, esos procedimientos que preconiza el Dr. Vilches; para éstos de abolengo reumatoide, la práctica me ha convencido de la supremacía del que yo recomiendo. Y dice el distinguido neurólogo que me objeta: el fundamento científico del método es deleznable, puesto que se apoya en la similitud con el tratamiento del reumatismo poliarticular agudo por las inyecciones endovenosas de sublimado, y el reumatismo que se ve y considera como una de las causas del corea no es éste, sino el crónico, dependiente de un trastorno del metabo« lismo. Sobre ello habría mucho que hablar, pero no podríamos ser breves, como hemos ofrecido. Dejemos sentado, sin embargo, que en los niños e! reumatismo articular agudo no reviste los caracteres del del adulto y pasa unas veces des- SOBRE El. TRATAMIENTO DEL COREA DE SYDENHAM 175 apercibido y otras se manifiesta por equivalentes, entre los cuales se puede colocar al corea Pero, por otra parte, si el tratamiento por las inyecciones de sublimado tuvo su iniciación en el reumatismo poli-articular agudo, su aplicación se ha extendido posteriormente a otras variedades reumáticas de curso o evolución más lentos. Y por ello, aun admitiendo en la etiología reumática del corea sólo a la forma crónica, entra de lleno en la indicación del método terapéutico debatido. Pregunta el Dr. Vilches: «Si su tratamiento tiene por base la demostrada influencia del sublimado intravenoso en el reumatismo poliarticular agudo, ¿cómo es que el autor lo emplea sólo en los niños de cinco años en adelante? ¿Es que el corea de los menores de esa edad no es de naturaleza- reumática o que el medicamento no tiene acción más que sobre el reumatismo de los mayores de cinco años?» Estas preguntas envuelven una objeción—finamente irónica, por cierto—de indudable valor, si yo hubiera afirmado que el procedimiento sólo está indicado en los niños mayores de esa edad; pero es que lo que yo he dicho en mis «Comentarios a un artículo* al referirme a dosificación, es que « hemos podido comprobar que los niños a quienes hemos hecho el tratamiento (de cinco años en adelante todos ellos) resisten bien, etc » Es decir, no que no se deba emplear en los menores de ese límite cronológico, sino que nosotros no lo hemos utilizado, y esto por dos razones principales: una, la de que vemos pocos coreicos menores de esa edad; y otra, la de que en estos pequeñines nos resulta técnicamente difícil la inyección intravenosa en las venas de la flexura del brazo, que son las de elección dado el número repetido de inyecciones que hay que poner. Y nada más. Repito que más por cortesía obligada hacia el Dr. Vilches que por necesidad del espíritu y por requerirlo el asunto, he dado a la publicidad estos renglones, tal vez quitando espacio a exposiciones de más substancia científica y, sobre todo, de mayor utilidad para los lectores de la Revista. 176 SECCIÓN CIENTÍFICA NOTAS CLÍNICAS III. La gastritis ulcerosa Las grandes causas reconocidas de la gastritis ulcerosa, son: el alcoholismo (irritación repetida de la mucosa por las bebidas fermentadas o destiladas), los traumatismos (golpes y contusio> nes sobre el epigastrio), las enfermedades infecciosas. Bien es verdad que las neurosis son susceptibles, en una buena parte, de favorecer los desórdenes vasomotores del estómago que preparan los accidentes ulcerosos. Estos accidentes son, a veces, precedidos de un período gastrálgico; en ocasiones, de una larga crisis de anorexia, en la cual la sensación de hambre se encuentra totalmente abolida. En algunas ocasiones se encuentra la úlcera de estómago en las muchachas cloróticas de dieciséis a veinte años, con todas las apariencias de la fuerza y de la salud; si en estos casos, aparecen los vómitos después de las comidas, se debe sospechar el ulcus ventriculi. Desde luego es una enfermedad particular de la gente joven y adultos, mucho más frecuente en el sexo femenino y en la clase pobre. De ordinario, buscando las causas, se encuentra la miseria, mala y escasa alimentación, el excesivo trabajo físico, un estado general defectuoso desde mucho antes, la tuberculosis adquirida o hereditaria. En cuanto al origen primitivo de la úlcera de estómago, se trata de una disminución de la vitalidad de la mucosa, una especie de muerte local de los tejidos que las teorías, sucesivamente a la moda, atribuyeron a la embolia arterial o a la trombosis capilar, a la irritación habitual maléfica de una congestión crónica o a la nefasta intervención (}e los microbios. Todo esto NOTAS CLÍNICAS 177 significa que, en total, no poseemos la verdad sobre los orígenes primeros y las condiciones genéticas de la úlcera gástrica. Muy común en Inglaterra y en Alemania a causa de una alimentación habitualmente frecuente y copiosa, rociada con bebidas fuertes, la úlcera gástrica reconoce también, como condiciones predisponentes, el embarazo y las enfermedades del pecho. En fin, es cierto que las caídas y contusiones en la región epigástrica, las prácticas brutales del boxeo, de la esgrima, del football, etc., poseen, sobre todo en los estómagos planos y distendidos, una influencia determinante fácil de comprender, la ulceración entonces se produce por el simple mecanismo de una rotura, que la acción digestiva del jugo gástrico se encarga de corroer y de ensanchar rápidamente. Toda úlcera de estómago se acompaña, por lo demás, de un aumento en la acidez del jugo gástrico. Esto es lo que nos explica la autodigestión funesta de la mucosa, los dolores terebrantes que la acompañan, asi como los diversos trastornos nerviosos, los vómitos de sangre y la posibilidad terrible de una perforación fatal del estómago. Desde la erosión casi invisible y como herpética hasta las úlceras más extensas, podemos encontrar, anatomo-patológicamente hablando, todas las dimensiones y profundidades. Se concibe la intolerancia gástrica que ha de resultar y el máximum de los dolores durante el curso de la digestión. En la mujer, las emociones morales y las épocas menstruales, aumentan los sufrimientos y las acideces. Es muy importante prever la úlcera de estómago antes que los vómitos de sangre se presenten, fen el período de los dolores es cuando la intervención de un tratamiento y de un régimen racionales, pueden ir seguidos de los mejores resultados. Por mi parte, desde el momento en que la presión epigástrica exalta la sensibilidad del estómago, lleno o vacío; desde que las bebidas calientes o acidas, ios alimentos especiados y de fuerte sabor hacen el efecto de caer sobre el estómago como sobre una herida; cuando el enfermo acusa ese dolor de «aguja» tan característico. 178 SECCIÓN CIENTÍFICA que le atraviesa desde el epigastrio a la columna vertebral, dispongo el tratamiento como si ya existiera la úlcera de estómago. I\?. Las hemorragias nasales El simple rezumamiento o la salida más o menos abundante de sangre por la nariz, se denomina epistaxis. Ordinariamente se acompaña la epistaxis de fenómenos congestivos o, por lo menos, de pesadez de un lado de la cabeza. Si la hemorragia se repite y es abundante, sobreviene palidez de los tegumentos, palpitaciones, pequenez de pulso, ruido de oídos, tendencia al síncope, etc., síntomas reveladores de la anemia aguda resultante. Siempre que la epistaxis se prolongue o se repita, sobre todo si es del mismo lado, es preciso examinar cuidadosamente las fosas nasales para descubrir el punto de donde sale la sangre, punto que se encuentra comúnmente bajo la forma de una fisura o de una erosión, en sitio accesible del tabique de las fosas nasales. El examen directo permite también, en los jóvenes especialmente, reconocer y tratar, de una manera precoz, los pólipos naso-faríngeos. Es preciso estar sobre aviso en toda clase de epistaxis periódicas y repetidas de los adolescentes; por lo general, son los precursores de la tuberculosis. La hemorragia por la nariz es también un síntoma del principio de la fiebre tifoidea, Y constituye una derivación provechosa en el curso de la erisipela facial, del reumatismo articular agudo, etc. El derrame sanguíneo por la nariz izquierda, debe hacer pensar en un trastorno del corazón, y cuando sale la sangre por la nariz derecha, se debe sospechar alguna afección del hígado. Estos hechos de observación son conocidos desde la época de Galeno. Un vejigatorio en la región del hígado, detiene muchas ve- NOTAS CLÍNICAS 179 ees una epistaxis de origen hepático, abundante e insidiosa, sobre todo al principio de la cirrosis de los bebedores. Las epistaxis no son raras tampoco, bajo la forma de pequeños derrames repetidos todas las mañanas, en los albuminúricos, notablemente en los tipos arterioesclerosos de la nefritis, llamada intersticial. Yo he podido, con gran frecuencia, descubrir, merced a este síntoma, la albuminuria en sus comienzos. Se observa también la epistaxis, llamada suplementaria, por desviación del flujo menstrual o hemorroidario, y la epistaxis congestiva en los jóvenes pictóricos o que practican hábitos viciosos. Por su riqueza en vasos sanguíneos, las fosas nasales están particularmente predispuestas a las hemorragias; se sabe con qué facilidad se producen bajo la influencia de un golpe o de una intervención operatoria. La llave del tratamiento está, indudablemente, en buscar y precisar el punto que sangra. «La epistaxis—ha dicho Watsen—es, a veces, un remedio, frecuentemente un síntoma premonitorio, rara vez una enfermedad». Tan equivocado como puede ser detener una hemorragia nasal en una persona congestiva, tan indispensable es acabar con la pérdida de'sangre en un anémico, pálido, predispuesto al síncope y al enfriamiento de las extremidades. Cuando la epistaxis está ligada a un estado general o visceral, no debemos apresurarnos a detenerla, sopeña de provocar, a veces, una hemorragia interna suplementaria. Personalmente he observado el siguiente caso: un hombre de setenta años, ateromatoso, es víctima de un derrame abundante de sangre por la nariz, que se detiene por las pulverizaciones de percloruro de hierro diluido, Al día siguiente se declara una hemorragia pulmonar: se le trata enérgicamente por ventosas repetidas y ergotina a altas dosis. Al otro día—a consecuencia de estos grandes errores terapéuticos—el enfermo—así tratado en ausencia mía—sucumbe a un ataque de apoplejía fulminante. No contravenir a la naturaleza, hubiera sido, en este caso, mucho más prudente, A propósito del percloruro de hierro, diré que es preciso no 180 SECCIÓN CIENTÍFICA olvidar que jamás debe emplearse puro; es un cáustico peligroso, capaz de producir la gangrena de la mucosa y la necrosis del tabique de las fosas nasales. Una epistaxis que sobreviene en un niño, al principio de un estado febril, por lo general indica la invasión del sarampión o de la viruela. Semejantes epistaxis no reclaman tratamiento alguno. mi'/i^r-": CRÓNICA COMENTADA DE CARDIOLOQÍA 181 Crónica comentada de Cardiología Por ñ. ITÍut. Inyecciones intracardiacas. Dos médicos especiales, el Dr. D. Rafael de la Vega Barrera (1) y el Dr. A. Ballesteros Alcayde (2) han publicado recientemente casos clínicos de síncope cardíaco, tratados con las inyecciones intracardiacas de adrenalina, con distinto éxito. Tenemos especial empeño en publicar y propagar los trabajos de nuestros compatriotas, porque nos parece que ya hay motivos bastantes para que las bibliografías, repletas hasta ahora exclusivamente de nombres más o menos enrevesados y estrambóticos, se enriquezca con los apellidos oriundos de nuestra patria. Puede decirse que no hay cuestión moderna en Cardiología que no cuente ya con la contribución española. Y debemos esforzarnos todos ert propalar estas publicaciones, porque observamos, con pena, lo poco leídos que somos allende los Pirineos, con contadísimas excepciones. Tenemos que borrar, que hacer desaparecer el pobre concepto—no sé si fundado o no—de que gozamos en el extranjero. Aquello del pueblo de «pan y toros> ya pasó, porque apenas nos quedan toros y el pan bueno, tampoco abunda mucho, por regla general. El Dr. De la Vega Barrera cita dos casos de síncope por cloroformo; uno seguiíjo de éxito inmediato, el otro sin resultado alguno. Ballesteros Alcayde nos habla de un ataque de asistolia agudísimo—en un aórtico—en el que la inyección adreilalínica fué empleada dos o tres minutos después de muerto el enfermo. Así y todo, la inyección hizo reaparecer algunos movimientos respiratorios del pulso, pasajeramente, claro está. La literatura referente a las inyecciones de medicamentos' en 182 SECCIÓN CIENTÍFICA las cavidades del corazón es ya abundante. En todos los países se publican casos de esta naturaleza. Según una estadística recogida por Petit Dutailles (3) en julio de 1924 (de entonces acá los casos referidos han aumentado considerablemente), se contaban 33 casos con 17 éxitos definitivos (51,9 por 100). Es una proporción muy consoladora, dada la gravedad que indica esta clase de intervenciones. La mayoría de las inyecciones intracardíacas han sido motivadas por síncopes anestésicos, lo mismo locales que generales. Sin embargo. Ballesteros Alcayde se pregunta, con razón, si este tratamiento no merecería extenderse a los desfallecimientos cardíacos graves de toda índole. Y, en efecto, el método se ha empleado ya en algunos casos de insuficiencia aguda, edema pulmonar y bloqueo cardíaco en último período. La experiencia adquirida y la lógica están de acuerdo en no considerar estos casos como los más apropiados para la inyección intracardíaca. Se comprende que los corazones profundamente lesionados no han de poder reaccionar ni a éste ni a ningún otro tratamiento: Además, reanimar el corazón no es todo; hay necesidad también de que los centros nerviosos puedan ser estimulados para que el éxito sea completo, permanente, porque conseguir unas cuantas contracciones cardíacas simplemente no es el fin que debe proponerse. Por eso, podríamos decir que la inyección intracardíaca está indicada siempre que no se proceda demasiado tarde (cinco minutos después de la desaparición del latido cardíaco) o que la degeneración del miocardio sea demasiado avanzada. He aquí por qué, en los síncopes operatorios, de origen reflejo en su mayoría y, por lo tanto, confibrascardiacas no degeneradas, es donde el método cuenta con mayores éxitos. La técnica seguida por nuestros compatriotas es la misma aconsejada por todos: punción en cuarto espacio intercostal, rozando borde izquierdo del esternón. La aguja sirve perfectamente una de punción lumbar, no demasiadofina.Profundizar dos o tres centímetros, asegurarse que la extremidad de la aguja está libre en CRÓNICA COMENTADA DE CARDIOLOGÍA 183 cavidad e inyectar despacio. Esta punción, según se ha podido ver en las autopsias, no deja vestigio alguno. El medicamento empleado hasta ahora, casi exclusivamente, es la adrenalina. Algunos otros como la cafeína y la estricnina se consideran peligrosos. La dosis empleada ha sido un miligramo (1 c. c. de la solución al 1 por 1.000), de la solución normal pura» o mejor, disuelta en unos centímetros cúbicos de suero fisiológico. Esta dosis, que es la admitida corrientemente, ha sido sobrepasada por Prile y por Champlin (4), los cuales se han atrevido a inyectar diez, quince y hasta veinte centímetros cúbicos de adrenalina. Estos valientes autores consideran que la inyección intracardíaca de adrenalina a estas dosis, puede ir seguida de feliz resultado, diez y quince minutos después de la parada del corazón. Reyner ha inyectado, con éxito, en vez de adrenalina, 25 centírtietros cúbicos de pituitrina, en un caso de asfixia blanca de un recién nacido. La inyección intracardíaca se considera absolutamente inofensiva por ella misma. Bajo este punto de vista tenemos ciertas reservas. La intervención en sí, en cuanto trata de salvar la vida a un moribundo, o poco menos, la admitimos sin reparos de ninguna especie. Es más: hasta creemos que, en muchos casos, se debe proceder a ella no perdiendo el tiempo con otras inyecciones, ni con masajes, ni con otras maniobras indirectas tan ineficaces, la mayoría de las veces. Tiene razón Champlin: «En toda sala de operaciones debe estar dispuesto el material necesario para poder aplicar este método». Completamente de acuerdo. Mas, la punción cardíaca, como la pericardíaca y otras, es una operación «a ciegas», operaciones rechazadas por la moderna Cirugía. Además, y sobre todo, entrevemos la posibilidad de que la aguja lleve delante de sí materiales sépticos y hasta cuerpos groseros, como pelotones celulares, masas fibrosas, etc., origen de émbplos sin importancia en el mar ventricular, pero quizá no así en las arteriolas má»finas cerebrales, pulmonares, cardíacas. 184 SECCIÓN CIENTÍFICA Todo esto puede quedar colocado en un lugar secundario ante la inminencia del peligro, ante la gravedad de la situación y la fundada esperanza del éxito; lo reconocemos. Pero también nos parece prudente no prodigar en exceso—como lo hacen los médicos norteamericanos—la inocuidad absoluta del procedimiento, la sencillez de su técnica y la gran variedad de sus indicaciones. No conviene exagerar las cosas, porque estamos viendo puncionar el corazón por una simple lipotimia. Mucho mayores han de ser nuestras reservas ante la novísima técnica de inyección intra-aórtica, propuesta por Tornal (5), para combatir todos los casos de parálisis cardíaca, especialmente los determinados por síncope clorofórmico. ¿Qué se habrá propuesto el Dr. Tornal con este método? ¿Simplificar la técnica de la intracardíaca? No, porque es mucho más complicada, más «ciega» y más expuesta a herir órganos vecinos. ¿Disminuir los peligros? No, porque los aumenta. Llegar—dice el autor—, llegar antes a los vasos cerebrales ¡Cualquiera diría que desde el ventrículo izquierdo a la aorta median varios kilómetros! Así, así—continúa el autor—he podido prolongar la vida a varios caquécticos cancerosos ¡Qué herejía! En cuanto a las inyecciones intrayugulares para administración de medicamentos propuestas por el Dr. Lutembacher, ese fecundo y original maestro francés, que sale a descubrimiento por día, no obstante todos ios respetos y consideraciones que nos merece el ¡lustre clínico, creemos que deben olvidarse. Debió ser un sueño de su poderosa imaginación, no absolutamente ilusorio, utópico, no; es posible, es realizable; pero no es práctico porque no resuelve nada substancial, y en el limitadísimo número de casos en que podría tener aplicación, existen ya hace mucho tiempo otras vías de introducción de medicamentos, más conocidas, más asequibles y tan inmediatas. Cirugía del corazón. Simpateciomia cérvico-torádca.—Contínúin in crescendo, las i^" CRÓNICA COMENTADA DE CARDIOLOGÍA 185 intervenciones quirúrgicas para combatir la angina de pecho. En este punto especial no van ciertamente los alemanes a la zaga de los norteamericanos. Sus atrevimientos son impresionantes, inauditos. Ya no se limitan a extirpar toda la cadena simpática cervical y el primer ganglio torácico, sino que, a la vez, practican una simpatectomía pericarotídea y perivertebral en una extensión de cinco centímetros (Bruning) (6). Mas esto no es nada comparado con lo que han hecho—y tienen el atrevimiento de aconsejar — los cirujanos vieneses Eppinger y Hofer (7). Estos señores van a buscar el nervio depresor de Cyon y cuando lo encuentran—o creen encontrarlo--lo - seccionan y io seccionan en ambos lados; y seccionan también la rama descendente del hipogloso; y cuando no encuentran el nervio de Cyon, recomiendan seccionar el vago... No se le ve el fin a esto, como no se proponga, cual cosa fácil y corriente, la bu¡bectomia. A todo esto, los Sres, Eppinger y Hofer no saben si el filete que cortan, formado por dos raíces, una procedente del laríngeo superior y otra del vago, es el verdadero nervio depresor, y, caso de serlo—todo autoriza lo contrario—no conocen las funciones de este nervio tal como es necesario para que no haya inconveniente en suprimirlo, ni siquiera si el citado nervio contiene fibras simpáticas en su parte superior (Tschermok dice que apenas existen). Estos cirujanos han procedido a sus intervenciones por consejo expreso del inmenso Wenckebach, y esto es muy notable. Es muy notable porque no se concibe que este insigne maestro haya podido recomendar ia sección del depresor, dejando, por lo tanto, el corazón sin protección contra los desmedidos aumentos tensionales. Por otra parte, esta intervención es verdaderamente difícil. Hofer dice que el depresor puede confundirse con el laríngeo superior y con el frénico. (¡Casi nada!) Y que, a veces, hay que renunciar a seguir adelante. En cuanto a la operación propuesta por Danielopolu y Hristi —sección de las raíces raquidianas posteriores, y sección de las anatiomosis. entre el ganglio cervioil inferior y tos nervios craTOMO LIV.^lO 14 186 SECCIÓN CIENTÍFICA neales—no parece que ha obtenido el beneplácito común; es intervención incompleta y difícil. Todas las demás intervenciones últimamente practicadas para curar la angina de pecho, lo han sido siguiendo la técnica de Jonnesco. ¿Qué pensar del tratamiento quirúrgico de la angina de pecho? Cuando todos los filisteos, postrados de hinojos, nos dedicábamos a ensalzar las glorias de la Cirugía, que hubo logrado un remedio radical para la cura de la angina de pecho, una voz que venia de lo más alto, voz única, potente y sabia, a todos nos sobrecogió. Era la voz del gran Mackenzie que decía: Me parece que los cirujanos cortan y rajan sin saber lo que hieren y lo que extirpan. Nos son desconocidas muchas funciones de los nervios cardiacos y no sabemos si el corazón ha de resentirse de esa inervación que ustedes suprimen. Con resecar la cadena simpática en el cuello, ¿se cura la angina de pecho? Cuando más podrán ustedes suprimir el dolor y no sabemos hasta qué punto es conveniente privar al enfermo de este timbre de alarma que le indica el límite máximo a que puede llegar el trabajo de su corazón. Pero la mesura, la reflexión, la prudencia que recomendaba Mackenzie no fué oída. A las pruebas me remito, contestaba Jonnesco: Yo tengo tantos y cuantos enfermos operados y alguno de entre ellos (de los muertos no se habla) ha quedado, según dictamen del profesor tal, en un estado de perfecta capacidad funcional cardíaca. Objeciones teóricas, no. Operar y os convencereis. Pues bien, la resección del simpático cérvico-torácico no solamente no puede curar la angina de pecho orgánica (es imposible), sino que puede resultar inútil para suprimir el elemento dolor. Prueba al canto. El Dr. Julio Diez (8), Jefe de cHnica del Prof. Viñas (Buenos Aires), ha comunicado a la Sociedad de Medicina Interna: <Un quinto caso de angina pectoris, tratado por la resección del simpático cérvico-torácico». El 17 de mayo de 1924, el Dr. Diez, ayu- CRÓNICA COMENTADA DE CARDIOLOGÍA 187 dado del Dr. Pérez, practicó a un sujeto de sesenta años que padecía ataques de angina de pecho, siguiendo la técnica de Jonnesco, la resección de todo el simpático cervical y el primer ganglio torácico, viéndose'con toda claridad el nervio vertebral y el asa de Vieussens. No hay ganglio cervical medio. El arrancamiento del primer ganglio torácico es sumamente doloroso. Cierre sin drenaje. Curso post-operatorio normal. ¿Qué ha sucedido después? Dejemos la palabra al Dr. Diez: «Y bien, cliando creíamos que seis meses eran un tiempo su•ficiente como para hablar de supresión de los ataques de angor 'pectoris en este enfermo, aparece un accidente que es de sumo •interés. Este enfermo había vuelto a ingresar al servicio por una • hernia crural estrangulada, que se redujo espontáneamente. En »el momento en que esta noche un enfermero lo hace salir del • Hospital para presentarlo a esta Sociedad, sin habérsele adverti»do previamente de qué se trataba, el hombre, intensamente •emocionado, hace un nuevo ataque de angina de pecho de tan>ta intensidad y duración como los que presentaba antes de la in»tervención. Este accidente demuestra que la resección del simpá»t¡co cérvico torácico no suprime todas las vías sensitivas del co«razón, ni tampoco cura la enfermedad». Muy agradecidos a la honradez y sinceridad científica del doctor Julio Diez. Algún otro profesor también es digno de nuestra mayor estimación cuando, con completa imparcialidad y justicia achaca las muertes post-operatorias, desentendiéndose de habilidades y subterfugios para explicar los inéxitos. Asi sucede con A. Borchardt (0) que opera un hombre, de sesenta y cuatro años, con ataques de angina de pecho e insuficiencia cardíaca. Busca el depresor y el ganglio cervical superior. El enfermo salió bien de la operación, pero a las tres semanas muere victima de un reblandecimento cerebral. Y el autor, lejos «de marcharse por los cerros de Ubeda», achaca la muerte a la resección del simpático cervical y no a otra causa que pudiera haber invocado como lo hacen Jonnesco y la mayoría. Precisamente Borchardt fué a extirpar el 188 SECCIÓN CIENTÍFICA primer ganglio cervical, es decir, aquel que se anastomosa con los nervios craneales 5 y 9. Reíd y Eckotein <10) han observado también grandes trastornos sensitivos en un caso parecido al anterior, y, en vista de ello, aconsejan respetar el primer ganglio cervical de la cadena simpática. A pesar de todo, nosotros no rechazamos, ni mucho menos, la operación de Frank. No estamos tan sobrados de remedios contra )a terrible dolencia para hacer caso omiso de un tratamiento que cuenta ya, en varias partes, con algún éxito positivo e innegable. A juzgar por lo que sabemos de ajena experiencia, y meditando sobre las historias de los casos que nos reñeren los diversos autores, bien podemos dedudr, en armonía con la lógica y los conocimientos de Anatomía y Fisiología, que la resección del simpático cérv>co>torácico estará indicada en aquellos casos en que el elemento dolor constituye toda, o casi toda, la enfermedad; es decir, en aquellas formas llamadas nerviosas (ai^na de Peter), en las que la neuritis de los plexos y nervios cardíacos alcancen el papel predominante sin que existan profundas degeneracicmes del miocardio y de los vasos. En estos casos, el corte, la sección de una parte sensitiva del arco reflejo puede producir —se ve claramente—un beneficio indiscutible a los enfermos compatible con muy largas mejorías y con un buen estado de aptitud funcional cardíaco. Preséntase aquí—como en otras muchas intervenciones qiúrúrgicas—la eterna cuestióQ entre médicos, y curiQanos respecto a las Indicaciones de una determinóla operados. Es al médico —creemos nosotros^—al que eorresp<mde la elección de casoc «propÁados; pues, en verdad, ni ésta, ni cualquier otra maniobra quirikeica, po(ká ir seguida de buenos resultados cuando se knterviene s c ^ e órganos cuya vitalidad se halla muy disminuida. Veiunoft ahora oómoprocedíe el ilti^e rector de la UnWerstdad de Buenos Aires, fvofesor de CUniea-Quirúrgica, D. José Arcedlí: •La «testcMa es reg^cma^ y ioai» (accedida de tres inyecóo- ^•T-\. • CRÓNICA COMENTADA DE CARDIOLOGÍA 189 nes de sedol, sustancia que, por la escopolamina que encierra, mantiene aletargados los enfermos y los dispone mejor para la intervención. Traído el enfermo a la mesa de operaciones, se bloquea el plexus cervical con tres inyecciones de novocaína al 1 por 100, hechas profundamente al nivel de las apófisis transversas (anestesia para-vertebral), y luego se infiltran la piel y el tejido celular a lo largo del borde posterior del músculo esternocleidomastoideo con novocaína al Vs por 100. En estas condiciones, la operación puede ser realizada sin que el enfermo sienta el menor dolor, salvo el que producen las maniobras sobre el tronco y ganglios del simpático. En cuanto al proceso operatorio, se reduce a una incisión vertical a lo largo del borde posterior del músculo esternocleidomastoideo izquierdo (*); abierta la vaina aponeurótica que envuelve al músculo, y reclinado éste hacia adelante, se descubren la yugular, la carótida y el pneumogástrico, que son también reclinados hacia adentro y adelante. En el fondo de la herida aparece por delante de los músculos prevertebrales, el tronco grisáceo del simpático. En la parte superior, y vinculado a él, se encuentra el ganglio cervical superior. Disecado éste y seccionados los filetes que de él emergen, se lo arranca o secciona al nivel de la base del cráneo. Se prosigue luego la disección del nervio hacia la región supraclavicular hasta llegar a la arteria tiroidea inferior, por debajo de la cual pasa habitualmente. Inmediatamente por debajo se encuentra el ganglio cervical inferior y vinculado a éste hasta el punto de formar, en la mayoría de los casos, una sola masa ganglionar, el primer ganglio torácico. Es a la fusión de ambos ganglios a lo que Neubauer ha dado el nombre de ganglio estrellado. La disección de este último es el tiempo complicado de la operación, pue es necesario desenvolverse entre vasos importantes: la arteria y vena vertebrales y la arteria intercostal superior.» (•) Muchos prefieren hacer la incisión a lo largo del borde anterior de dicho músculo. —(N. del P.) 190 SECCIÓN CIENTÍFICA Cardiolisis.—E\ tratamiento quirúrgico de la sínfisis pericardíaca aconsejado por Brauer, sigue prestando excelentes resultados en aquellos casos en que las bridas son tan consistentes y numerosas que, impidiendo los libres movimientos del corazón, acaban por determinar su insuficiencia y la muerte. La operación en sí es poco peligrosa, y no se conoce nada que pueda sustituirla. La técnica, con pocas variantes, es la siguiente: Bajo anestesia local se hace una incisión oblicua, que partiendo de la segunda costilla, llegue hasta la sexta, a nivel de la línea axilar anterior, y se resecan las costillas que sea necesario, con sus cartílagos correspondientes, desde la línea medio-clavicular al esternón. Esta es la operación más sencilla y que suele bastar en muchos casos. No es tan recomendable la que fué propuesta por Delorme, y que apenas se practica, consistente en levantar las dos hojas del pericardio, practicando una verdadera decortización. Schmieden (12) ha intervenido de este modo en tres enfermos, de los cuales dos viven en buen estado de salud dos años después de la operación; el tercer enfermo murió algunos meses más tarde. Sin embargo, ni en el sentir de los mismos cirujanos parecen convenientes estas despegaduras pericardíacas, que exponen a serios accidentes y prolongan mucho las intervenciones sin compensación manifiesta. Cirugía intracardlaca.—Es imposible predecir hasta dónde puede llegar el hierro guiado por habilísimas manos en eh tratamiento de las cardiopatias. Ya nó se trata de la vulgar sutura del corazón en las heridas de este órgano; ya no es la extracción de cuerpos extraños de las paredes cardíacas, tan numerosos en la pasada gran guerra; ahora se consideran perfectamente abordables las válvulas del corazón, y cuando un orificio está estrechado, no hay más que dilatarlo, y cuando está ensanchado, con disminuirlo, estamos al cabo de la calle. Y conste que no nos contentamos con la experimentación en anímales; son seres humanos, de carne y hueso, los que se someten a la intervención de los magos del bisturí. CRÓNICA COMENTADA DK CARDIOLOGÍA 191 Hace algún tiempo Claude, Back y Cuttier (13), observando lo difícil y penoso que resulta cortar una válvula cardiaca, en ios animales de experimentación, por la gran dureza que presenta este tejido, idearon un valvulótomo (especie de sacabocados, que consta de dos partes, resbalando una sobre otra; la parte más estrecha es la que se introduce en la aurícula; la más gruesa queda en el ventrículo), que permite practicar una hendidura sobre el borde de las válvulas estrechadas; es decir, produciendo una insuficiencia. Pues bien: los Sres. Levine y Cuttier (14), en una muchacha de doce años, afecta de estenosis mitral, con grau disnea y expectoración sanguinolenta, se deciden a intervenir, y sin más, abren el esternón por la mitad, separan los dos fragmentos óseos con el aparato de Tuffier, introducen la punta fina del tenótomo en el ventrículo izquierdo, a una pulgada por encima de la punta, y dirigiéndolo hacia arriba, llegan al orificio mitral, sacan un bocado de una de sus válvulas (corte que ofreció una resistencia considerable), suturan la pared miocárdica y la pared torácica... y tan campantes. La enfermita, encantada, curó de la intervención. Y no sabemos más."Dicen los autores que desapareció el soplo presistólico, presentándosele, en cambio, un roce pericardíaco. Y siguen los americanos del Norte ideando diabluras. Si ensanchar un orificio pequeño es cosa baladí, pues obturar otro dilatado no ha de resultar un arco de iglesia. Y, en efecto, Mont R. Reid (15), de Baltimore, en colaboración con Qoadparture, convencidos—por la experimentación en animales—de que las tiras metálicas en la aorta conducen rápidamente a la destrucción de la pared arterial, y de que las ligaduras con sustancias reabsorbibles son peligrosas porque la necrosis del sitio de la ligadura sobreviene antes de que el tejido conjuntivo haya proliferado para producir un substratum sólido, recomiendan el plegamiento del vaso en una cierta longitud, plegamiento que prolonga la muerte de la arteria, dando lugar a una cicatrización protectora y eficaz! Pero lo que resulta mucho mcjor es la introducción de 192 SECCIÓN CIENTÍFICA un pelotón de aponeurosis en la luz de la arteria; la oclusión es completa y la fascia se recubre de fibrina. Esta intervención la considera Reid perfectamente adaptable al hombre. No hay más que colocar en el interior de estas masas aponeuróticas un pequeño tubo en el centro, y hete aquí corregida la insuficiencia aórtica. El tubo central permitirá pasar la cantidad de sangre que, a voluntad, queramos dejar pasar. Sir Charles Ballance (16), cirujano consultor del Hospital de Santo Tomás (Londón), ha publicado unos interesantísimos trabajos sobre cirugía del corazón, entre los que descuellen el drenaje del sinuspor detrás de la aurícula izquierda y el drenaje del fondo de saco de Haller en las pericarditis purulentas. Y dice el valiente cirujano: «Estoy completamente convencido de que el drenaje del fondo de saco de Haller en las infecciones purulentas del pericardio, no es una operación teatral, sino que está fundada en datos de Anatomía y Patología. Creo que la cirugía del. corazón debe ocupar un lugar al lado de las demás visceras, y que el corazón debe ser tratado como un tejido ordinario del cuerpo por los métodos conformes a los principios fundamentales de la Cirugía general.» BIBLIOGRAFÍA (1) Vega Barrera (D. Rafael de toj.—«Arch. de Med. Cir. y Lop.» 30 mayo 1^5. (2) Ballesteros Aícayde M.J.—' Arch. de Car. y Hein>, febrero, 1924. (3) Petít Datailles.-^Psrit Med.., 5 julio 1924. (4) Paul Cltamplin.—*\our. of Amcr. Med. Assoc.», 21 julio 1923. (5) Tomal (7.).—Mediz. Klinido, 10 junio 1923. (6) JBni/n/nir.—Klin.Woctien>, 25 abril, 1923.-<Deutsche Med.Woch., 20 julio 1923. (7» Epptnger y Hofer.—'Soc. de Med. de Viena». 20 abril 1923. <8i Doctor luUo Diez.—< Rev. de la Asoc. Med. Árg. > (Sesión 24 noviembre 1^24.) (9) BorchtU-dt M./—Archiv. fttr Kllnia. CWjr.., t. CXXVII, f. 212,1923. no) Reíd y Echtteln.—'ijom. of. Amer. Med. Assoc», 12 julio 1924. (M) fosi Aree.-~<Comumead(m a la Real Academia Nacional de Medicina.» 12) Schmltden f^l'.;.—«Zentralblatt. fflr. Cltir.>, 12 enero 1924. 13) CtaudeS. Becky ElUat C. Cutíler.—Tbe Jonr. of. Experim. Med., LX,,n.''3, p.375. (14) Cttttíer y UflM.—Bostón Med. Ardt Su^. Joar», 28 junio 1923. 15) MontR. /?e/rf.—Tbe Joam. of Bq)erim. Med.., XL, 1.», 3. 1924. 16) Cfi»lu Balkmee.-^iTht Lancet*, Januojr 3,10 y 17,1920. CARDIOLOGÍA 193 SECCIÓN DE ESPECIALIDADES CARDIOLOGÍA Escapes ventrlculares de las ramas del fascícnlo de Hís, por el Dr. Antonio Crespo Alvarez. En el ánimo de todos está, que la electrocardiografía, es un .medio absolutamente preciso para estudiar convenientemente los enfermos de aparato circulatorio. Ella nos proporciona datos diagnósticos, pronósticos y terapéuticos, de gran utilidad en la clínica, algunos, imposibles de obtener sin ei concurso de tan vlilioso medio de exploración. Tal sucede, por ejemplo, con lo que denominamos «escapes ventrlculares de las ramas del fascículo de His», cuya patogenia trataremos de esclarecer en este trabajo, sirviéndonos de punto de partida, el electrocardiograma obtenido por nosotros en un enfermo de insuficiencia aórtica en período de insuficiencia miocárdica, visto en la consulta de la Facultad de Medicina de nuestro maestro el profesor Hernando, En el trazado recogido en las tres derivaciones (estando el enfermo sentado y con el tronco ligeramente recostado hacia atrás) después de haber tomado los días anteriores un miligramo de digitalina cristalizada Nativelle. En él encontramos, en derivación primera, desdoblamiento de la onda P, correspondiente a la contracción auricular, fenómeno que se comprueba muy frecuentemente en los casos de estrechez raitral y que consideramos dependiente, aceptando la hipó^ tesis de Frederick, de un desigual desarrollo de la musculatura de ambas auriculas. Sin embaí^, los datos más interesantes, son los que nos proporciona el complejo ventricular. En él vemos: aumento de anchura de la base del grupo inicial Q*R-S, que mide once centésimas de segundo; presencia de un gancho en las ondas Ro S, e^>eciatmente visible en la derivación primera y. 194 SECCIÓN DE ESPECIALIDADES por Último, dirección de la onda T en sentido opuesto a la onda preponderante en el grupo inicial (R en derivación primera y S en derivación segunda y tercera); cuyos tres fenómenos asociados demuestran la existencia de un bloqueo de las ramas de división del fascículo de His, según primeramente demostraron Eppinger y Rothberger de un modo experimental, y Eppinger y Stoerks clínicamente En este caso concreto, y por las dimensiones comparadas de R y S en las tres derivaciones, la rama bloqueada es la derecha, y por la izquierda camina íntegramente «1 impulso nacido en el nodulo de Keith y Flack. Ahora bien; además de este tipo de ondas ventriculares, encentramos en los trazados otras, E, fáciles de identificar, ya que, el hecho de aparecer tempranamente y de ir seguidas de un período de pausa compensadora, denuncia que se trata de extrasístoles; el no ir acompañados de onda P, demuestra asimismo que dichos extrasístoles son ventriculares y, por último, la forma que presentan en cada una de las tres derivaciones, nos permite asegurar, que se han engendrado en la rama derecha del haz de His y que se han propagado a lo largo de ella. Interpretando, por consiguiente, los hechos principales que el electrocardiograma nos pone de manifiesto, tenemos: que el impulso jiacido en el nodulo de Keith y Flack, camina a lo largo del fascículo de His, pero encuentra dificultades manifiestas para propagarse por su rama derecha, caminando exclusivamente por su rama izquierda. Esta alteración en las funciones de conductibilidad de la rama derecha del fascículo de His. no es total; de cuando en cuando, da paso franco a impulsos extrasistólicos, engendrados en ella misma, por debajo del punto lesionado. Ahora bien; Mackenzie, Neuhof, Rihl, Wenckebach y Lewis, han descrito una alteración en el ritmo, que denominan «escapes ventriculares» y que guarda alguna analogía con el caso que es-: ludíamos nosotros. Comienzan por admitir, que todas las porciones del tejido di* CARDIOLOGÍA 195 ferenciado del corazón, son capaces de engendrar impulsos análogos a los que ordinariamente tienen su origen en el nodulo de Keith y Flack, cuando por circunstancias diversas (alteraciones del ritmo de seno, bloqueo, etc.) no llegan a ellas o llegan tardíamente, las ondas de excitación fisiológica. Pero todos los autores antes citados se concretan a estudiar aquellos impulsos nacidos en el nodulo o en el fascículo aurículo-ventricular y propagados desde él a ambos ventrículos simultáneamente. Piensan para ello, que el nodulo de Tawara o el fascículo de His, gozan, aun en condiciones fisiológicas, del poder de engendrar impulsos iguales a los que nacen en el seno; pero siendo éstos, en condiciones normales, más frecuentes que aquéllos, descargan el nodulo o el fascículo al atravesarlos e impiden, por consiguiente, que la onda de excitación por ellos engendrada se manifieste. Ahora bien, si por condiciones anormales (calor, estímulo del pneumogástrico, bloqueo y otras mal determinadas) se retarda el impulso sinusal, puede llegar a madurar una de las ondas de excitación nacidas en el nodulo de Tawara o en el fascículo de His y propagarse a los váltrículos, determinando «un escape ventricular». De ello, un ejemplo frecuente se tiene en los enfermos con bloqueo incompleto aurículo-ventricular, donde se da el caso, no bien explicado todavía, de que, apareciendo muy frecuentemente en el bloqueo 2:1 y 4 : 1 , son muy raros en el bloqueo 3 : 1 . Asimismo, y según Lewis indica, cuando existe interrupción del fascículo aurículo-ventricular (disociación A-V), los escapes ventriculares se producirán constantemente. Teniendo esto presente, bien fácilmente se comprende que, si una de las ramas del fascículo de His, está lesionada en un determinado punto, por lo que no puede ser alcanzada por la onda de excitación sinusal, y por debajo de la lesión conserva total o parcialmente sus funciones de excitabilidad y de conductibilidad, de cuando en cuando (menos frecuentemente y menos rítmica* mente que en el nodulo de Tawara o en el fascículo de His), se podrán engendrar alli ondas de excitación que la recorrerán li- 196 SECCIÓN DE ESreCIALlDADES bremente y que determinarán en el trazado electrocardiográfico un complejo análogo a los extrasístoles ventriculares izquierdos o derechos (según sea la rama lesionada), y que, dado su especial modo de producción, denominamos nosotros <escapes ventriculares de las ramas derecha o izquierda*. En el caso que estudiamos, los escapes corresponden, como ya hemos dicho, a la rama derecha y aparecen casi rítmicamente, con una frecuencia aproximada de dieciocho por segundo. Muy recientemente, estudia T. Stuart Hart las modificaciones que determina en el electrocardiograma la administración de digital en los enfermos con bloqueo de una de las ramas del fascículo de His. Entre ellas, hace resaltar la aparición de extrasístoles, cuyo punto de origen está en su concepto (como en el nuestro) inmediatamente por debajo del punto leíionado. Esto, como es natural, es una consecuencia del aumento de la excitabilidad del fascículo primitivo que la digital provoca. Actuando aquí el medicamento sobre un punto que por estar bloqueado no recibe la onda de excitación fisiológica, le hace éhgendrar impulsos heterotopos que, al manifestarse, se traducen clínicamente como extrasístoles ventriculares, y es a los que nosotros denominamos «escapes ventriculares de las ramas del fascículo de His». En nuestro enfermo, también el electrocardiograma recogido, lo fué (según antes hemos dicho), el día después de haber terminado de tomar un miligramo de digitalina cristalizada. Nos parece más exacta la denominación por nosotros aceptada que la empleada generalmente por Lutembacher de «grupo complementario», reservando nosotros este concepto, para aquellos casos en que, existiendo el bloqueo incompleto o simple de una de las ramas, es capaz ella de conducir', en ocasiones, ua'impulso tmmotopo, total o parcialnunte. Esto sucede después de un período de reposo prolongado cte dicha rama, y putúe coodstir, o con la fatiga de la ofav, por «cá- CARDIOLOGÍA 197 mulo de toxinas a consecuencia de un trabajo excesivo (conducción total), o con la integridad de las funciones de conductibilidad de la rama sana (conducción parcial). De esto último, que corresponde a un enfermo estudiado por nosotros con bloqueo simple de la rama derecha del fascículo de His< Generalmente, la onda de excitación recorre ambas ramas, aunque se deriva más fácil y tempranamente por la rama izquier da; pero de cuanjlo en cuando la rama derecha recobra sus funciones de conductibilidad íntegramente, por lo que, el complejo ventricular, que era casi un levograma, se transforma en bigrama (pulsaciones 2, 4, 5, 7). Si el impulso nomotopo hubiese tenido que derivarse integramente por la rama derecha, en vez de haberlo hecho parcialmente, al levograma, hubiese sustituido un dextrograma. Como fácilmente puede comprobarse en este trazado electrocardiográficoj el complejo ventricular aparece siempre a su debido tiempo (no hay escape) y va precedido constantemente de la onda P, siendo además el espacio P-R, igual en todas las pulsaciones, ' Concretando, por consiguiente, cuanto llevamos dicho, creemos nosotros que deben designarse con el nombre de «escapes ventriculares de la rama derecha o izquierda», aquellos extrasístoles nacidos en una de las ramas del fascículo de His, que por estar bloqueada, no recibe el impulso sinusal fisiológico, y que determinan contracciones ventriculares en disociación completa con la onda de excitación sinusal, que recorre todo lo restante del tubo cardíaco primitivo. • NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA ¿^dste una tocara cardiaca?, por el Dr. Arturo Ameghino. • Ciertos síndromes mentales de origen tóxico desarrollados ei» el oirso o a favor de afecciones cardíacas, suelen ser i^p'upa- 198 SECCIÓN DE ESPECIALIDADES dos por algunos clínicos generales bajo la denominación de locura cardiaca. Esa expresión define así una entidad mórbida que en realidad no existe y debería ser en consecuencia definitivamente eliminada de la nomenclatura médica. Pero implica también la abrogación de la ley patogénica que rige muchos estados esencialmente idénticos al que pretende definir, y urge entonces que se la elimine pronto por imprecisa, perniciosa y anacrónica. Yo no vengo con este motivo a apelar de la expresión ni a plantear cuestiones inocentes de disciplina nominal o de nosografía discursiva. Pero vengo a preguntar si es el caso de combatir el anacronismo y de exigir la exactitud de los conceptos. Pues hay libros de clínica médica y aún modernos tratados de patología psiquiátrica que, acaso demasiado respetuosos de la tradición, conservan todavía tan avieso término escondido en sus rincones, redundando ello en que los clínicos no avezados a la práctica de las enfermedades mentales incurran más de lo conveniente en el retardo ejecutivo, en el equívoco pronóstico o en el error médicolegal. Y yo deseo ilustrarme en la autoridad de mis colegas respecto del valor que debe atribuirse a la palabra y al concepto; deseo discurrir sobre el derecho que asiste a esos autores de perpetuar el término y a los psiquiatras de acatar su empleo. Mi modesta opinión es categóricamente contraria a una y otra cosa; y paso a exponer luego las razones de orden histórico, clínico y nosográfico que le sirven de base. Aunque sumarios, los datos que anoto a continuación demuestran, a mi juicio, que la presunta locura cardíaca carece de fundamentos históricos suficientes (tara certificar su existencia. La relación entre cardio y psicopatía fUé descrita en primer término por Corvisart hace ya cien años largos; pues ios traba> josnÉortOfies de Sennet y Bonet carecen de la precisión necesa- NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 19Q ria y nada cuentan para nuestros fines. Más tarde esa relación fué también comprobada por Nasse y luego por Saucerotte en 1844. Los estudios y las monografías sobre el tema se multiplicaron, en fin, durante el último tercio del siglo pasado. Efectivamente, Huchard se ocupa en 1876 del tratamiento de las afecciones aórticas mediante los opiáceos; su discípulo Cesbron escribe en 1878 su tesis sobre los fenómenos congestivos y anémicos en las cardiopatias, en 1881 D'Atros, de París, limita el tema de la suya al estado mental y a jos trastornos psíquicos de los cardíacos; íilgo más tarde Nickle describe en Inglaterra (2) sus investigaciones respectivas, y Fauconneau nombra ya en Francia la locura de origen cardiaco (3). Esta serie de trabajos es coronada en 18Q1 por uno magistral de Huchard (4) fundado en amplia observación y aguda crítica, que contiene la síntesis de la cuestión y que conviene por eso analizar ligeramente. Huchard considera que la locura cardíaca puede presentarse durante la asistolia, en cuyo caso está constituida por fenómenos alucinatorios, somnolencia y subdelirio, sobre todo nocturno, o fuera de la asistolia bajo variadas formas psicopáticas. Cree que cuando los cardíacos están hereditariamente predispuestos a las psicopatías, se hacen cerebrales con facilidad, del mismo modo que se hacen hepáticos o renales cuando son alcoholistas o sifilíticos. Está probado, según él, que el corazón juega un papel importante en la producción de accidentes vesánicos de cierta categoría; de suerte que asi como existe un riñon o un hígado car^ díaco, existe también un cerebro cardíaco. Sólo que se hace necesario descartar una cantidad de causas de error: la uremia, el estado de impermeabilidad renal; sobre todo en las cardiopatias arteriales, las lesiones concomitantes de los vasos en este último estado, la acción de ciertos medicamentos tomados en cantidad demasiado elevada y mal eliminados: el alcoholismo, la histeria, el reumatismo, el estado puerperal, etc. Ese etcétera con que Huchard limita la lista de las causas de error, és evidentemente sugestivo de otras desconocidas, capaces 200 SECCIÓN DE ESPECIALIDADES de restar ál corazón, por sí solas o en conjunto, la hegemonía que se le quiere atribuir. Pero es explicable el procedimiento del ilustre clínico. En 1891 no habla vuelto todavía a su país de origen el concepto, sin embargo, muy francés, de la confusión mental, ni tampoco había aparecido aún el paralelo de las psicosis tóxicas. La «verdadera fórmula clínica que vincula a las psicosis de intoxicación y las agrupa a todas sin excepción en una gran familia nosológica» (Régis), no era entonces conocida. Resulta así lógico que se buscase en la similitud formal y en la eliminación de estados similares de conocida causa extracardíaca, la guía príncj-' pal si no exclusiva del diagnóstico. Pero conocida ahora «la gran familia nosológica>, es insuficiente atenerse a los signos negativos para aislar de entre los síndromes tóxicos una locura cardíaca, e indispensable para ello la comprobación de una unidad tóxica etiológica, sintomática, evolutiva y, sobre todo, patc^énica. No se advierte, empero, tal preocupación en ios devotos de la locura cardíaca que trataron el asunto posteriormente a Huehard. Y mientras los trabajos de' Chaslin, Charpentier, Séglas, Régis y de una fri^ade de autores especialmente franceses y aleníanes abonaban cada vez más el conocimiento de los síndromes tóxicos demostrando la complejidad de causas y de agentes, siguieron andando aquéllos el camino de la tradición empeñados príncifKiI o exclusivamente en eliminar en los cardíacos psicópata» la existencia de causas ligadas a la impermeabilidad renal o a la ingestión dé tóxicos capaces de provocar efectos formalpiente parecidos. Como S una vez descartadas esas causas la sintomatología de los cardíacos pwcósicos pudiera aparecer distinta a la de otros síndromes mentales tóxicos, o como si estuviera en todo caso demostrado que el corazón enfermo fuera capaz por sí solo de i^emriar uno de dichos síndromes, creen ellos sorprender signos espedfioos (5), o presumen arbitrariamente una alteración química de la sangre (8^, o aftibúyen importancia causal a hedios que pueden no ser «no concomitantes ^ , 1 ( 9 , o describoi y aún bautsan Variedad» nuevas ilí, 17). Eichborst, sin embargo^ NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA habla de delirios tóxicos en las enfermedades cardíacas. «Com<^' causa de las manifestaciones en cuestión—dice—yo admitiÍMi lo mismo que en la producción de los síntomas urémicos,\l5'^ existencia de cuerpos tóxicos que, en cantidad, pasan del líquido edematoso a la sangre, no siendo eliminados por los ríñones en forma suficientemente rápida y abundante y encontrando así el tiempo suficiente para intoxicar el sistema nervioso central >. De todos modos, el presunto defecto de irrigación cerebral fué con frecuencia el principal fundamento de la unidad nosológica buscada. Y es importante hacer notar que, sin embargo, ese mismo defecto ha servido para explicar otros diversos estados mentales patológicos. Recuérdese sino la copiosa bibliografía a que ha dado lugar la investigación o el discurso de las relaciones entre la demencia precoz y las anomalías arteriales. Por lo demás, el concepto de la locura cardíaca entidad no ha hecho fortuna. Los tratados modernos de Psiquiatría reconocen a las psicopatías desarrolladas en los cardiópatas un lugar algo especial en el grupo de las psicosis autotóxicas (Ballet). Algunos aseguran además que, salvo en los estados preagónicos, las enfermedades cardíacas se acompañan de disturbios de ii circulación cerebral que si bien repercuten sobre el estado de la conciencia y la capacidad psíquica, no determinan psicosis; o cargan a la insuficiencia renal los desórdenes que suelen producirse bajo el tipo de la confusión mental en los cardíacos no compensados (Tanzi y Lugaro). Régis, sin embargo, atribuye en estos casos especial importancia a los fenómenos asfíxicos de las células cerebrales, aún considerando, por otra parte, que tales fenómenos son de índole tóxica y pueden ser comprobados durante el último período de todas las afecciones caquectizantes. y cómo además dice, con respecto a las locuras jtuxicas: «este capitulo comprende una infinidad de estados mórijtdosvque obstaculizaban antes, diseminados en etiquetas diverTOMO LIV.-IO 15 202 SECCIÓN DE ESPECIALIDADES sas, el cuadro nosológico, y que se encuentran actualmente reunidas por su comunidad de orígenes y una síntesis lógica y natural», resulta extraño que se avenga a respetar término tan impropio y concepto tan poco ajustado a sus ideas. Lo cierto es que de estos antecedentes históricos no surge una entidad mórbida que merezca el titulo de locura cardíaca, pues no ha sido aún precisada la relación causal entre las afecciones cardíacas y los trastornos mentales mediante una sintomatología propia o exclusiva. Entremos ahora en el terreno de la clínica. La sintomatología de los síndromes mentales tribútanos de la -intoxicación endógena, infecciosa o exógtm. observable con mucha frecuencia en individuos de corazón sano, se presenta diversamente combinada en los casos de cardíacos psicópatas. Y numerosos alienados con sintomatología no tóxica enferman de su corazón—o ya cardíacos entran en estado de asistolia—sin que se advierta ningún cambio en su sintomatología. Estos hechos prueban que los trastomos cardíacos coincidentes con estados psícósicos pueden muchas veces carecer de influencia directa en el desarrollo de los últimos. Por otra parte, casos de confusión mental por exotóxicos durante los cuales se ha producido el estado de asistolia, no han experimentado variación alguna evolutiva o sintomática. Personalmente he visto dos de esos casos; y en uno la afección mental siguió evolucionando desfavorablemente mientras iba desapareciendo la asistolia. Estas observaciones demostrarían, en consecuencia, que los trastornos psicósicos de los cardíacos pueden coexistir independientemente de la cardiopatía. En fin, si bien en ciertos casos de psicosis desarrollados simultáneamente o en el curso de una cardiopatía, es imposible compr<^ar la intervención de ios órganos encargados de eliminar tóxicos o de produciríos o neutralizarlos, tampoco es posible rechazarla mediante signos positivos. Lo cual equivale a eliminar la única certificación posible de la locura de origen cardíaco. NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 203 A lo anterior debe agregarse la circunstancia de ser extremadamente raras las psicopatías que toman origen simultáneamente a los trastornos cardiopátícos, y raras las que se producen en el curso de estos últimos; a pesar de ser muy frecuentes, sin embargo, los cardiópatas mentalmente predispuestos. De todo lo dicho se deduce que, a pesar de coexistir en algunos casos las cardiopatías y las psicopatías, la relación de causalidad entre ambos estados no ha sido aún clínicamente comprobada; y que, en cambio, la sintomatología de esos estados es la común a todos aquellos de origen tóxico en cuya patogenia intervienen factores diversos, entre los cuales, acaso, modificaciones orgánicas dependientes de la disfunción cardíaca. Antes que las comprobaciones objetivas de la clínica, los preceptos generales de la patología mental hubieran bastado para rechazar por sus fundamentos la locura cardíaca. Pues es lógico que los casos así clasificados sean discurridos sobre la base de su inequívoca sintomatología tóxica y no según la circunstancia tantas veces ausente en casos de expresión clínica idéntica, de un trastorno cardíaco acaso inocuo. Sin terreno apropiado y sin determinante tóxico no habrá psicopatía. Mientras no se demuestre entonces que las cardiopatías tienen a su cargo exclusivo la producción de tóxicos capaces de actuar sobre los centros nerviosos, o, por lo menos, que son capaces de determinar su producción, no tendrá vida la locura cardíaca. La psicosis directamente agenciada por el corazón sólo es explicable por trastornos de irrigación cerebral. La existencia de tales trastornos jamás ha sido establecida, sin embargo, en las psicosis consideradas cardíacas. Además de que aquéllos tienen, según es bien sabido, una sintomatología propia bien diversa de la atribuida a esas psicosis. La disfunción cardíaca podría, no obstante ser causa de psicosis tóxica, si desmejorando los órganos eliminatorios, propendiese a la retención de tóxicos; o si, atacando los toxogénicos o los toxoUticos, favoreciese su producción o evitase su neutralizadón. 204 SECCIÓN DE ESPECIALIDADES Mas lo primero no ha sido demostrado, puesto que no existe una sintomatología o una evolución propias de los trastornos mentales de cardiópatas diferendiable de la que produce la disfunción de los órganos eliminatorios. Y es probable, de consiguiente, que esta última exista previamente en todos los casos de la llamada locura cardíaca y que apenas necesite, para actuar, la mera ayuda de una causa nueva que bien puede ser el trastorno cardíaco como otro cualquiera. Llamar locura cardíaca al síndrome producido en esas condiciones, equivale asi a llamar locura traumática a la parálisis general desarrollada a raíz de un traumatismo. Ni siquiera sería ortodoxa la denominación del síndrome según el nombre del órgano que filtra deficientemente, porque el mismo agente podría determinarlo idéntico, cdHéertándose con otras causas ocasionales; pero la expresión locura cardíaca es, además, palmariamente absurda, porque presenta como entidad lo que apenas es síndrome; porque del mismo síndrome excluye las causas principales, y porque se funda en la existencia de una causa ocasional o accidental secundaria, que dista mucho de ser indispensable para'la prodúcela del síndrome. Los desórdenes toxogénícos o toxoliticos de que se había hablado en segundo lugar, no han sido nunca comprobados en estos casos por la clínica, y apenas tienen en consecuencia el valor de conjeturas nosoiógícas. Cuando mucho, pues, la disfunción cardíaca no tiene más valor que el de integrar, como causa ocasional o accidental, un síndrome mental de origen tóxico, señalando un momento evolutivo eventual en un ciclo patológico, o un eslabón—en el mejor de los casos previo, pero nunca principal—de una cadena patogénica. Las causas precipuas de ese síndrome son la intoxicación y la predisposición, y sus causas coadyuvantes, subsidiarias o accidentales, diversos, imprevistos y variables factores orgánicos o funcionales. La cardiopatia no es sino uno de esos factores, y no puede, por tanto, servir de base ai nombre de la enfermedad en NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA 205 que interviene. Tan valedero como erigir la entidad mórbida sobre la existencia de la cardiopatía, seria erigirla sobre cualquiera de las aludidas causas; y tanto como hablar de locura cardíaca, valdría, en consecuencia, hablar, por ejemplo, de locura atoxolitica. BIBLIOGRAFÍA (1) D' Atros: Elude sur l'était menlai el les troubles psychiques des cardiaques. Tesis de París, 1881. (2) I. Nickle; On tnsanity in its relation to cardiac and aortic disease. Tesis de París, 1890. (3) Fauconneau: De la folie dorigine cardiaque. Tesis de París, 1890. (4) H. Huchard: Le cerveau cardiaque. «BuUet Méd.», 1891. (5) A. S. Memo: Cardiopathies valvulaires el névroses. Tesi» de París, 1896. Recens., in «Revue Neurologique», 1896, pág. 685. (6) Pitois: Tesis de Lyon. 18%. Citado por Régis y Hesnard, in «Traite international de Psychologie pathologique», t. II, pág. 87b. (7; P. Valentín y P. Hartemberg: Le role de Vappareil cardio vasculaire dans la pathogénie de certaines folies neurasthéniques. <IX Congrés des médicins aliénites et neurologistes de France et des pays de langue frani^aise». Angers, 1898. Recens., in «Revue Neurologique», 1898, pág. 592. (8) I. Fischer: Ueber psychosen bel Herzkranken. «Allg. Zeits, für Psych.», 1898 (bibito). (9) H. tiíchhorst: Delirios tóxicos en las afecciones cardiacas. «Deutsche medizintsche Wochenschrift>, 1898. (10) M. S. Dozrotvorski: Las enfermedades del corazón como causa de ps/cos/s. Couferencia de la Clínica Neurológica de San Petersburgo, 10 de diciembre, 1898. «Vratch», 1899. Recens., in «Revue Neurologique», 1899, página 779. (11) Betcherew: Citado por Dobrotworski, /. c. (12) H. Fran<;ais y O. Darcanne: Sur les psychoses d'origine cardiaque. ni Congrés des Médecins aliénistes et neurologistes de France et des. pays de langue frangaise». Recens.. in «Revue Neurologique», 1907, página 926. (13) L Saathoff: Herzkrankheit und Psychose. «Münch. med Wociienschr.», 1910. (14) H. Cotton: Psicosis cardiaca. «American Journal of Insanity», 1911. (15) L.Animolts: Troubles mentaux dans les maladiés du ceeur «Ecbo medical du Nord.», 1910. Recens., in «Revue Neurologique*, 1911, página 524. (16) F. Mois'set y J. Oate: Troubles psychiques histéro-épileptiques chez une cardiaque. «Revue de Médecine», 1912. (17) Lilienstein: Psiconeurosis en las afecciones cardiacas. «Arch. f. Psych.., 1913. .Af DISCUSIÓN Doctor /?0/fls.—Estima, como el Dr. Ameghino, que el denominado de «Locura cardiaca» es un apelativo carente en la actualidad de sentido nosográfico. Tanto valiera hablar de «Locura 206 SECCIÓN DE ESPECIAUDADCS hepática»; «Locura renal», etc. Lo que realmente existe en el fondo de semejantes denominaciones, absolutamente arbitrarias, como se comprende, es la existencia de un estado tóxico o tóxicoinfeccioso sobreagr^ado, o un particular estado constitucional del sistema nervioso, sobre todo del sistema nervioso central. Tales sujetos realizan cuadros clínicos de orden psiquiátrico con motivo de lesiones miocárdicas o endocárdicas, agudas o crónicas, o ¿omo consecuencia de afecciones hepáticas mal compensadas. La naturaleza, pues, de las presuntas «Locuras cardíacas», hay que pesquisarla en trastornos tóxicos o autotóxicos sobrevenidos en sujetos mentalmente predispuestos. Docto} Fernández.—Adhiere a las palabras del Dr. Rojas, estableciendo que el denominado de «Locura cardíaca» es uno de los tantos sedimentos espáreos que aún perduran en la terminología psiquiátrica, que fué lógico acaso un tercio de siglo atrás, pero que resulta actualmente anacrónico, dado el estado de los conocimientos que hoy poseemos sobre la materia.—C/?ev. de la Asoc. Med. Arg., Soc. Argentina de Neurol., y Psiq., 31 octubre 1924.) TERAPÉUTICA Notas sobre la inyección endovenosa de somnffeno en práctica psiquiátrica, por el Dr. E. Levef. (Annales médicos psicológicos. París, 1924. Nov. p. 325.) En el asilo de alienados del cual es médico-jefe el Dr. E. Levet, se utiliza, desde hace ya tiempo, el somnífeno, no solamente por vía bucal, sino por vía intramuscular y hasta por vía intravenosa. Esta última forma de administración ha sido también utilizada por el profesor agriado, Laignel-Lavastine; por el Dr. Oilbert Robín (Société de Psychiátric. Paris, 20 nov. 1924); por el profesor Cruzon (Soc. med. des Hdp. de París, 12-19 diciembre 1924), lERAPÉUTICA 207 y por M. Anglade, médico-jefe del asilo de Cháuteau Picón (Société de Méd. de Bordeaux, Seance du 28 noviembre 1924). E. Levet, después de haber hecho antes de ahora inyecciones de escopo-morfina, no utiliza actualmente más que el somnifeno puro, sin rebasar nunca la dosis de 4 a 6 c. c. Según este clínico, una sola dosis de 2 c. c. basta para producir la sedación necesaria para conducir y mantener en el baño a los enfermos indóciles y para asegurar el reposo y la tranquilidad encuna sala perturbada por la agitación de los enfermos. Por otra parte, ha hecho también notar los buenos servicios que presta el medicamento cuando hay que practicar la punción lumbar; los enfermos huyen delante de la aguja, se oponen, se contraen y hacen imposible el trabajo del enfermero para presentar el dorso, utilizando sus esfuerzos. Como se sabe, el método de la anestesia progresiva, por planos, por medio de la novocaína, tan útiles en los sujetos pusilánnnes, no sirve para nada en estos casos sino para prolongar la maniobra operatoria por las reacciones negativas del sujeto. Las agujas se falsean, se tuercen y las punciones, practicadas en tan malas condiciones, frecuentemente no consiguen más que un líquido mezclado con sangre e inservible para el Laboratorio. La inyección previa de somnifeno, dice M. Levet, permite punciones lumbares fáciles y cómodas, de tal modo, que considera esta práctica como un tiempo preliminar de la punción lumbar en los enfermos agitados. Del mismo modo, el autor ha utilizado el somnifeno para todas las pequeñas intervenciones quirúrgicas a las que se ven obligados a practicar la mayoría de los médicos de asilos de provincías, y, es más, considero que el triunfo de esta narcosis radica, sobre todo, en ciertos casos de difícil alimentación por la sonda esofágica, porque con una inyección endovenosa de somnifeno no hay necesidad de camisa, ni de lucha; la sonda se introduce con toda facilidad. Únicamente habrá que tener la precaución de emplear sondas gruesas para evitar el peligro de alguna falsa vía. 208 SECCIÓN DE ESPECIALIDADES En suma: parece bien demostrado que el somnífeno, además de sus buenos servicios como sedante e hipnótico por vía bucal, está llamado a utilizarse, de cada día más, en todos los servicios de psiquiatría, sea para el transporte de alienados, sea en los grandes agitados de toda naturaleza, ya en la vida ordinaria de los asilos como lo ha hecho notar tan excelentemente M, Levet, en cuyo caso es mejor emplear la vía endovenosa, bien que se prefiera la técnica de M. Fredet a ejemplo de M. Cruzon, o suprimiendo desde luego la escopo-morfina como lo hace M, Levet. HISTÓGENO LLOPIJ EVITA Y CURA TODAS ESTAS ENFERMEDADES Adoptado en Sanatorios y Clínicas nacionales y exfraoJeiÑ Muestras gratis a los seftores Médicos» Hospitales» etcdtei lABABATABIAQ A T I n O f C BACAI» fl u 19. MABI N/\- AUMENTO DIETÉTICO INSUSTITUIBLE VVIFAyillíilA^ |t|L®|^||a^ COMPRIMIDOS MANANTLiL DE ENERGÍA VITAL Un&ATURA Y MUESTRAS GRATIS A LOS SEÑORES MÉDICOS lABORATORJOS-A. LLOPIS-Ro,J«. 8 y ,.-MADRID SECCIÓN PROFESIONAL 209 SECCIÓN PROFESIONAL Pm li RediÉD di " M i EqñlD It Metti lOnir En el número 88, correspondiente a octubre 1Q25, de esta acreditada Revista se ha insertado un articulo titulado «Crónica comentada de Cardiología». «Recientes estudios sobre capilaroscopia», por el Dr. A. Mut. Pues bien; en la línea 14 de la primera columna del citado trabajo se lee: «sobre todo, Huetero (?) el gran cirujano, que...» Y al pie de la misma: «(?) Raro nos parece este nombre; pero, tal pomo va impreso, representa la única interpretación que hemos podido dar a los garabatos del original manuscrito, que adolece de una caligrafía absurda, siendo un artículo excelente como científico.—NOTA DE REDACCIÓN . • /. ^• Vayan ante todo mis excusas a los cajistas, componedores, corree' tores, ele, de la Revista barcelonesa por el mal rato que les ha hecho 1; '1 ' » pasar mi endiablada letra y vayan también mis sinceras gracias a la Redacción por el buen concepto que han formado de mi pobre trabajo. Y ahora caigo en el reconocimiento que les debo a los tipógrafos de la «Editorial Plus Ultra», a los que tengo entr^ados niiles—varios ^ ¡ | ,; ., 4 miles—de cuartillas llenas de garabatos. ¡Con lo fácil que le hubiera sido a la Redacción de la Revista ESpañola, de Barcelona, evitarse tanto trabajo, tantas cabalas e inferpretaciones a que se presta mi absurda caligraflal No tenían más que .'^ \ i haber hecho lo que hacen todos los periódicos profesionales (yo creo que del mundo entero): haberme enviado anas pruebas para corregirlas. Pruebas que son todavía más indispensables cuando el artículo sel publica algunos meses después de escrito. Son una necesidad para que el autor pueda quitar, añadir, puntuar, etc., etc ;^^ .f ú íjrt r*,^ ' ^ 210 SECCIÓN PROFESIONAL Si así lo hubiera hecho \a Revista Española de Medicina y Cirugía no hubiera tenido que pasar por el duro trance de declarar que Hueter, el gran cirujano, es un nombre raro. Por casualidad y por fortuna, tengo las cuartillas originales de mi trabajo a la vista y no hay modo humano de añadir a la palabra Haeter una o ni una a ni «ada, pues termina con una r que ni dibujada; una preciosidad de r. Porque yo no diré que soy un Valliciergo, precisamente; pero los tipógrafos y correctores de Revista Española de Medicina y Cirttgla ño deben haber visto cosa buena, cuando me sacan a la vindicta pública para que todos los lectores de la hermosa publicación se enteren de que soy un hacha pendollstlco. No hay derecho para sacar a relucir las faltas debidas a la escasez de vista (soy un cataraioso) y ai temblor de mi mano. En ese periódico, ya varias veces citado, nó habrán tenido que componer en horas un artículo escrito sobre la mesa de un café por Mariano de Cavia y otros excelsos periodistas. Tres cartas tengo sobre mi mesa de trabajo, debidas a otros tantos compañeros que tienen que ver muy a menudo en las cajas de imprenta y que brindo a esa Redacción para que vean lo que es canela en rama. ¡Qué dirían de ellos! Once años hace que estoy al frente de un periódico profesional y nunca be tenido necesidad de decirle en público a su autor que tenía mala letra. Perdone, pues, la Redacción de la Revista Española de Medicina y Cirugía, que no lo volveré a hacer; les aseguro que mis garabatos no volverán a molestarles. De muy diferente manera tengo que contestar a la Administración del mismo periódico, la que, muy atenta y cortés, particularmente me anuncia, el envió de los ejemplares en que aparecía mi articulo y galantemente me remite las cuartillas originales. Muchas gracias. La indicación que me hace—si ha lugai;—será cumplida muy gustosamente. Y muy reconocido, > A. MuT. SECCIÓN PROCESIONAL 211 Crónica de un viaje científico a la "Cote d'Azur" El pais del sol y de las flores. Por el Dr. Marín Córrale, de Zaragoza. (CONCLUSIÓN) <La Convalecencia de Maternidad» posee un Asilo con doce camas y doce cunas. En éste reciben a las casadas y especialmente a las solteras, al salir de las maternidades después de su parto. Se les da quiitce días hospitalidad completa, día y noche, con su niño. Durante su permanencia en el Asilo se les proporciona alimentación sana, abundante y apropiada a su condición de nodrizas. Además seles presta, así como a sus hijos, los cuidados higiénicos necesarios bajo la dirección facultativa. Las personas caritativas de Niza proporcionan con largueza abundantes limosnas y ropas para las madres y los hijos. «Para las pobrecitas desgraciadas que carecen de todo — nos decía una simpática enfermera que nos acompañó a ver la Institución —, constituyen un precioso tesoro, un gran socorro, las ropas, calzados y tantos objetos usados que desechan las gentes ricas que vienen a divertirse a Niza». Institución de la leche maternizada y de las cantinas maternales.— Esta obra benéfica asiste, según sus necesidades, a las madres pobres en los últimos meses de su embarazo y mientras dura la lactancia, ya sea recogiéndolas enteramente en su refugio o solamente a sus hijos en su refectorio. El Doctor Rumpelmayer es el director técnico. Institución benéfica delplatito de SO/MU.—Proporciona gratis a los niños pobres dos platos al día de sopa caliente sustanciosa. instituciones rasas benéfico santYarúis.—Presididas por la princesa Soumarokoff-Elston, posee un Asilo para ancianos; un Comité para proporcionar comidas baratas o gratuitas y asistencia facultativa a los 212 SECCIÓN PROFESIONAL enfermos. Sólo pueden disfrutar de estos beneficios los rusos pobres residentes en Niza. Como ves, querido lector^ laflorida,la elegante y luminosa ciudad de Niza, es tan bella en su cuerpo cuajado de rosas, como caritativa en su alma piadosa, saturada de obra; benéficas, sanitarias y caritativas. XII B). Sub-zona oríentaL— VHlefrenche.—Beaulieu.—San Jean de Cap-Ferrat.—Le Cap-Ferrat.—Eze-ies-Pins.-Cap d' Ail.— Principado de Monaco.—Villa de Monaco.—La Condamine.— Montecarlo. — Beattsoleil.— Mentón.— Fontana Rosa.— Roquebntne y Cap Martin.— Sanatorio de Oorblo. Comienza esta zona en Villefrenche ai Oeste, y termina en Mentón al Este. El clima de esta región es más cálido que el de la sub-zona occidental, desde Cannes y Qrasse hasta Niza. La vegetación es aquí «africana», por su variedad y desarrollo. Las más importantes villas y estancias son las siguientes: Viliefrenche: linda ciudad de 4.000 habitantes, extendida en forma de anfiteatro.en las laderas dé los promontorios que bordean en su centro la rada del mismo nombre. Las elegantes villas rodeadas de artísticos jardines y bosques de olivos, pinos, naranjos y limoneros, forman una espléndida corona a esta hermosa rada, refugio militar de la escuadra francesa. Su aspecto es de lo más pintoresco; sus más pequeños rincones han sido copiados y vulgarizados en su policromía florida por todos los artistas del pincel. Una antigua leyenda del país atribuye la génesis de esta simétrica rada, limitada por el monte Boron y el cabo Perrat, a un golpe formidable dado por Hércules con su pie gigantesco sobre la tierra. VUl^nehe es una estación Invernal y estival deliciosa. A ellt acuden una multitud de personas atraídas por su clima, de suave tempe- 213 SECCIÓN FROhESlONAL ratura y por la profusión de las más variadas clases de aromáticas y coloreadas flores, que parecen invadirlo todo. Durante el invierno no hace frío, por el espléndido sol y el abrigo que le prestan los vecinas montañas del litoral. En el estío el ambiente se refresca por las brisas marinas que vienen del Mediterráneo, enfiladas a través de su amplia rada. Beaulieu: con 2.000 habitantes, a nueve kilómetros de Niza, posee uno de los climas más suaves y templados de la Riviera. Es conocida también con el sobrenombre de «La pequeña África»; efectivamente, su calma apacible, la blancura de sus villas, su sol brillante de rojizos tonos y sus palmeras altísimas, constituyen un conjunto de aspecto exótico, muy semejante a un «oasis africano». San Juan de Cap-Ferraf.—Saliendo de Beaulieu, por el camino costero que va hacia el cabo Ferrat por su ladera oriental, se llega pronto a una pequeña bahía; de sus riberas se ve surtir, como por efecto de mágico conjuro, esta linda villa, enmedio de un bosque de pinos abetos, magnolias y olivos. En su puerto minúsculo se divisan algunas barquitas de pescadores, balaceándose dulcemente mecidas por las olas, bajo el sol refulgente que todo lo dora. A lo largo de sus orillas, franjeadas por*arliniiiiiitiiiMuiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiiiiHiHiiiHiiinMnininin| SOLUTO VITAL Reconstituyente general i del organismo | iiiiiiiiiiiniiniiiniiinnimTilniímiiiiiiiiiiiiiinJüiiiiiiiiiHlllliUlllIlllllinilliiIIITIIIIlilllIIIIi I Inyectable SllllllllMllliniHIMHIHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIlíííl 1 ,1* l!!iHiiiiiMiMiniiHiiuHmi|_ Laboratorio I ARRANS i SKVIULA I nillllllllllllllllMIIIIHIIIIHl iiiiiniiiiiiinniitiiiiiiiiiiiiiiitnniMMt JARABE ARRANS L De amapolas Fosfo-Creosotado HIIIINIMHNniHmiHIliMHIMIIinillinilllllllllllllllllHIHIHmiHHHIIIIIHIIItHNIIIIIIIIIMi'l MwneafflMito EtptefflM da las mftrmadadN M PECHO y VÍAS RESPIRATORIAS :n I "j 214 SUCCIÓN i'ROfRSiONAi. gentada espuma, el mar envuelve con su ropaje de azul purísimo los arrecifes y rocas recubiertos de fucos y de algas..., con esa eterna, plácida y misteriosa monotonía que constituye la más poética visión de las playas solitarias.... El Cap-Ferrat es una estación invernal excelente por su especial orientación; recibe los rayos solares desde que salen hasta que se van del horizonte. Su altura de 50 a 100 metros y su situación en forma de anfiteatro, le permite estar siempre al abrigo del viento y del polvo. Posee un clima muy constante; por esto y por la gran pureza de su aire, el Congreso Médico de 1Q03 le clasificó en la primera categoría de las estaciones climáticas de la Riviera. Ezeles-Pins.—Cerca de Beaulieu, adosado a la ladera Sur de una alta montaña y en el vértice de una gran roca, se halla situada esta linda villa. Las casas, apoyadas unas sobre las otras, forman a modo de un solo edificio conglomerado, una especie de antigua cindadela. Las estrechas y tortuosas calles se hallan cubiertas a trechos por clásicas arcadas. Las palmeras, las higueras berberiscas, los agabes o pitas, crecen silvestres por doquiera. Todos estos detalles prestan a Eze el aspecto de una típica «villa africana». Protegida y abrigada por un anfiteatro de montañas en todo su alrededor, menos en la parte Sur que da al mar, posee un clima muy templado. El aire puro y vivificante del Mediterráneo lo recibe directamente. Los inviernos son muy suaves y sin bruscas variaciones; en estío la vegetación contribuye a refrescar las brisas de mar. Desde la torre del homenaje de un antiguo castillo situado a 400 metros de altura, divisamos un espléndido panorama. 0^£('>4i/.—Emplazada estafloridavilla, de 1.800 habitantes, en las últimas estribaciones que llegan al mar, de la montaña Tete-de-Chien; posee también, por su buena orientación, un clima dulce, suave y nuy templado. Abrigado al Norte por un gran macizo montafloso, que se extiende desde el mar hasta los glaciares de los Alpes, no sufre jamás la acción refrigerante de los vientos helaJos del Norte. SECCIÓN PROPtSlONAL 215 t n esta residencia climática no se ha registrado desde su origen ningún foco infeccioso. Asi consta en la prueba documental sanitaria que vimos en su archivo. La temperatura media otoñal son 18", la primaveral 16°, la invernal 15° y la estival 14°. El sol brilla casi todo el año con gran riqueza de rayos ultra-violetas. Es una buena estación climática para tomar baños de sol y de mar simultáneamente. El aire es muy rico en ozono. Principado de Monaco.—El gran macizo rocoso de Monaco que se eleva sodre el mar en el centro de la vasta bahía que limitan al Oeste el Cap-Ferrat, y al Este el Cap-Martín, avanza majestuoso aguas adentro, como un inmenso navio cuya ancha popa estuviera eternamente anclada al pie mismo de las últimas estribaciones marinas de los Alpes. Este gran parapeto natural, cubierto de árboles y cuajado de lindísimas flores, que crecen en completa y silvestre libertad, protege al principado contra los vientos fríos del Norte y Oeste, aromatizando con suaves y deliciosos perfumes las viviñcantes brisas que suben del mar. Por estos motivos goza este país de una temperatura eternamente primaveral, y'con una,constancia e igualdad admirables. El principado de Monaco comprende tres agrupaciones de viviendas: La villa de Monaco, la Condamine y Montecarlo. Vüla de Monaco o Monaco- Vllle.— Se halla situada sobre la roca del mismo nombre, de 300 metros de anchura, 800 de longitud y 70 de altura, sobre el mar. Está rodeada de agua casi en su totalidad, excepto en un pequeño itsmo que se une al continente, prolongándose hasta las últimas estribaciones del monte déla Tete-de-Chien. Limita al Oeste el antiguo puerto de Hércules. Desde su parte superior, completamente cubierta por bosques y flores, se divisa un panorama espléndido... hacia el Oeste la Riviera, Cap Ferrat, Mont-Boron y Niza; por el Este, Montecarlo, Roquebrune, Cap-Martín, Mentón, Oaraban y hasta Bordigbera en la Riviera italiana; al Norte, la cadena de los Alpes con sus nevadas cimas, la linda villa de La Turbie, edificada tn la ladera meridional del Monte Ángel. 216 SECCIÓN PROFESIONAL hacia el Sur, la inmensidad acuática del mare nostrutn, de un azul turquesa sin igual, surcado por ligeros esquifes de vela y remo y por veloces gasolineras. Las viejas calles, el palacio de Principe y las murallas, denotan y recuerdan su pasado feudal. En la porción más entrante sobre el mar, se admira el magnífico edificio del Museo Oceanógrafico inaugurado el año 1910 y edificado a 87 metros sobre el mar, con su admirable Acuarium. En éste se ven infinidad de especies curiosísimas de lafloray fauna marítimas, completamente vivas, que el Príncipe en sus grandes cruceros por los mares va arrebatando de las'misteriosas profundidades <iel Océano, para aprisionarlas y mostrarlas como enseñanza a los naturalistas. También vimos, en el piso segundo del Museo, una gran colección de animales,marinos muertos, muy bien conservados por distintos procedimientos, y toda una gran serie de dibujos y fotografías de las escenas—algunas trágicas—ocurridas durante las arriesgadas y difíciles pesquerías submarinas, a muchos miles de metros bajo la superficie del mar. La Condamine, que con el puerto constituye un moderno y elegante barrio que une a Monaco con Montecarlo. Montecarto, con sus 10.000 habitantes, ocupa el valle de Saint-Devote a Saint-Roman, entre el mar y el pueblecito de Beausoleil; un sitio admirable sobre la terraza rocosa de Spiugues, al pie del monte Ángel, y dominando el lado oriental del puerto de Hércules. Famosa estación climática invernal; villa defiestasy lujo, cuyo Casino constituye para los jugadores cosmopolitas un gran centro de atracción. Su suntuosos palacios y espléndidos hoteles retienen encantados durante el invierno y la primavera una inmensa clientela afor' tunada, a la que la «Sociedad de los baños de mar>ofrece una serie no interrumpida de grandes fiestas deportivas, artísticas y mundanas, de una magnificencia sólo comparable a las,descritas en las fantásticas narraciones orientales de HarumrAIraschid, el califa de «Scherezade» y de «Las mil y una noches>.~ Cubre la planice sobre la que está edificado Montecarlo un espléndido bosque de árboles y arbustos tropicales, rode&dos de jardines espléndidos; las flores <le mil SECCIÓN PROFESIONAL 217 suaves aromas, que embriagan por su delicadeza y dulzura, están ordenadas en lindos parterres, artísticas rosaledas, bellos paseos y admirables jardines con susurrantes fontanas de mármol de las que brotan aguas cristalinas y espumosas. Desde ellos se divisa, hacia el Sur, un horizonte marino azulado espléndido, y por el Norte, un panorama montañoso de verdor no interrumpido, coronado por las nieves El conjunto constituye una de las decoraciones naturales más maravillosas que existen en la Tierra. El Establecimiento termal de Terrasses, las Termas de Estío, y la playa de Larvotto... ¡Qué lindas son!... ¡Qué bien instaladas están!... ¡Cuánta higiene y cuánto confort hay en todos ellos! El clima suave y templado en invierno y refrescado por las brisas del mar y de los Alpes en estío, convierte al principado de Monaco # T R A T A M I E N T O \ 1 ranV T F k r * r % / ^ I T I / \ O I O Pnlmowire», Ó8«M, Perítonltia 1 i I I J K c . K L > U L í U O l O «»l>«-«ilosM,T»bOTc«lMtadelrl- i i * ^^M^m-^»^'^^*^ -^^ adii,UiifatUmo,Anemta,R«qttttU- | M «o, Eacrotnlocts, C«ri«s dentaría, Tnatonia* d« la dfatlelóii, Medlcaeita RECALCIFI- g s ' CANTE. praserTativa para todo el periodo del erecimieoto. I = ' i La TRICALCINK M vandw PURA TUOLOIIE Polvo, Comprimidoi, OrtnuUdot j seltot.—4,S0 francoi el (raico, ptra treinta din de tritimleato. PLUORADA 1 METtLARSINADA Solaraeate en tellot. ADRBNALINADA Maestras y folletos: M. MOSES, P. IndepMdcncia, 2 dpdo.—MADRID. DepMto ceneral ea Espafla: Pérez Martín j C.\ Madrid y Barcelona IDei inHnoiiiwiiiMiiiHimitiiaMWiNtNWN^ TOMO LIV.-lO : ^ 16 218 SECCÍÓN PROFESIONAL en una m^íSca estación ciioiática de «primavera perpetua». La temperatura media otoña! es 19°; la invernal, 13°; la primaveral, 18*, y la estival, 25°. Es un poco más elevada en invierno ai mediodía, y algo más fresca en estío durante la noche que en el resto dd litoral. Esto se debe a la gr«i proximidad de las altas montañas vecinas. La higiene íntima del principado de Monaco es admirable todo está previsto con arreglo a ios más modernos procedimientos de depuración y saneamiento. Beausoleil, villa situada al Norte de Montecarlo, con 8.000 habitantes. Orientada admirablemente al Sur sobre la vertiente meridional de Mules y de la Teie-de-Chien, frente a un magnífico panorama, resulta una moderna estact<^ meridional muy soleada y tranquila, con vivificantes brisas <tel próximo laar Mediterráneo. Beausoleil constituye un triunfo de ia perseverancia y la intel^encia sobre la naturaleza. En pocos años han sido transformadas unas rocas 4lesmidis en esi^éndidos jardines, frondosos bosques y belias estancias. Considerada como estación climálica esta villa, llega, durante el iüviemo,« «Htergar 3OJ0OO alnnu. Su tempervtnra i^tvernal es tan elevada, que permite dotrair « los cafemos, sin tenor alguno, coa las ventanas abiertas todas las noches y solearse plenamente durante el día. Mentón.—ISMsituaáo es la«xtreaiidad orieatri <k1a Riviera, junto a la frontera itritam, «• tai miibacioim «WWHMÍ de los Mpts y bañado por las wmm» otas de M war litipit and jr tranquilo. Esta villa, ét 10.000 lMMHÉe% te «dHmdhe COM» « M linda cinta constituida por blancos y elegMrte» Aaleti, a lo targo de su hermou playa. Ni degida a intento hubiera podido hallarse una situación más a propósito para implantar una estación climática marítima. A su alrededor está protegida de tos vientos fríos del Norte por «na graa barrov natural de altas ««itaftas, «1 «loMle Afel, ét 1.149 metros, y «1 aMBáe Ocaoiaioiit, de L377^ Al fiüe y OCSIQ, Jas é¡áwm tattün.cioMt 4e los AI|MK itdJMOs y Araacetes, <pie M^faa I icÜHi|«n amioella luotttdóa. SECCIÓN PROreSlONAL 219 Mentón, situado en una región templada al borde de mar, que es el regulador climático por excelencia, ocupa, por tanto, el centro de un amplio anfiteatro, únicamente abierto por el Mediodía. Durante el invierno y la primavera el cielo permanece invariablemente puro, con una limpidez cristalina. El sol, radiante, ilumina la atmósfera; el paisaje es paradisiaco; y el mar de un color azul verdaderamente celestial. Agradecido a estas tiernas caricias de hiz y calor, el suelo, fecundo de por sf, se cubre de una lujuriante vegetación de colores y matices deslumbradores por su brillante a inusitada variedad. Los rosales, geranios, margaritas, agaves, bananeros, palmeras datiliferas, cocoteros, naranjos, limoneros..... unafloraespléndida, en sum^, crece exuberante por todas partes. El clima de Mentón es muy benigno; la temperatura media es en Octubre 18°; en Noviembre, 13°; en Diciembre, 10°; en Enero, 10"; en Febrero, 10°, en Marzo, 12°, o sea una media invernal de 12°. Poco viento y mucho sol. Asi se explica su vegetación y que en Oaravan, barrio oriental de Mentón, se críen espléndidamente espesos bosques de naranjos y limoneros. La higiene intima de la villa está atendida con arreglo a los más minuciosos detalles. El agua potable viene de ios Alpes y se ozoniza además artificialmente, antes de pasar a las cañerías de conducción particular. Roquebrune y Cap-Martin.—En la magnífica ruta de la gran cornisa que va desde Niza a Mentón se hallan esus dos bellísimas estaciones climáticas de la Riviera. El territorio de Roquebrune que se extiende desde el puente de San Román, en la frontera del principado de Monaco, hasta el puente de la Unión en los limites de Mentón; es precioso y con vistas espléndidas. Desde el monte Agel, primera estribación de los Alpes marítimos, que se eleva a 1.150 metros a dos kilómetros y medio del borde del mar, basta Cap-Martín, cuyo bosque frondoso termina sobre las mis* mas olas, Roquebrune ofrece los aspectos y paisajes más diversos. Dos 220 SECCIÓN PROFESIONAL maravillas presenta, que merecen especialmente ser recordadas: Una es obra natural, el Cap-Martín, con sus deliciosos paseos, las ruinas de la estación romana de Lumone y sus jardines rústicos; otra es debida al ingenio humano: la antigua villa y su castillo feudal. El clima suave y templado y sus playas limpias y de finas arenas, hacen que sea ésta una excelente estación climática para la cura solar y marina. Sanatorio de Gorbio.—Se halla situado a cinco kilómetros al Norte de Mentón. Fué inaugurado en 1900, siendo Olena el arquitecto que lo construyó y el pintor Ceruti quien lo decoró con gran arte. Está edificado a 250 metros de altura, enfrente al Mediodía, divisándose desde él Cap-Martín, la Villa de Mentón y la inmensidad azulada del Mediterráneo . Por su orientación y situación especiales está muy abrigado del Norte. Adosado a una cima cónica, cubierta de pinos, se ven bajo ios mismos, lindos paseos de suaves pendientes, con bancos y chaisseslongues para reposar y oxigenarse los enfermos. Desde la extremidad de los senderos orientales se divisa la punta de Bordighera en la Riviera italiana. Actualmente este hermoso y bien orientado edificio está convertido en hospital militar para pre-tuberculosos, tuberculosos en sus comienzos y convalecientes de largas enfermedades. Todas sus dependencias están muy bien instaladas, con confort, limpieza y perfecta higiene. Conservábamos todavía en nuestras retinas las gratas impresiones de los lindos paisajes que acabábamos de admirar en el Sanatorio de Gorbio y sus bellos panoramas, cuando caminábamos en el auto de regreso hacia Mentón. Llegamos a esta villa, pasando por los artísticos jardines de Care!, trazados sobre el lecho cubierto de un torrente, con su espléndida y lujuriante vegetación de árboles tropicales y variadísimas flores de lindos colores y suaves perfumes. Enmedio de éstas, rodeado de un gran parterre cuajado de rosales, vimos el busto del Dr. Bennet, fundador de la estación invernal de Mentón. SECCIÓN PROFESIONAL 221 Con gran sentimiento abandonamos esta linda villa. Como nuestro propósito era visitar también lialia, nos dirigimos a la estación para tomar el expreso que, caminando hacia el Oriente, junto al mar, había de conducirnos atravesando montañosos paisajes a la frontera francoitaliana, a Ventimiglia, primera población que se encuentra al penetrar en la nación cuna del arte, en !a bella Italia. XIII Gratisitno recuerdo que deja en el alma la contemplación de las bellezas que posee la Cote d'Azur. Terminaré estas mal trazadas lineas afirmándote, querido lector, que la estancia en la Cote d'Azur, en la Riviera, es de las que dejan grabadas en el corazón un cúmulo de suaves y dulces emociones, de gratísimo e imperecedero recuerdo..., de algo muy extraordinario, que por su belleza hace vibrar intensamente el alma, al unísono de una fantástica y sin igual armonía. Habrás observado, lector, que al intentar describir cualquier zona de la Cote d'Azur hay qiie hablar, repitiendo siempre, de flores bellísimas, de aromas deliciosos, de riberas pintorescas, de marinas encantadoras, de lindas montañas, de celajes purísimos, de mares deliciosamente bellos, de luces intensísimas, de sol radiante, de ciudades artísticas, de villas coquetonas, de jardines preciosos, de temperaturas suaves, de atmósferas diáfanas, de panoramas espléndidos ; es la Cute d'Azur, la Riviera, como esas lindas páginas musicales de los grandes maestros —de Bethoven—, que con unos cuantos motivos, prodigio- iññiTml KCCOMTiTUYlNn /rncrAfufiomelOté RjOBBKT T ÍQLBIR. \ r ^ r g ^ S S CRWUAñ-iL«B«yECTi«.E. 222 SECaÓN PROFESIONAL sámente combinados y repetidos, componen una admirable sinfonía que nos deleita tanto más cuanto mayor número de veces lo oímos, porque aquéllos son de una belleza inmensa. Flores», aromas... riberas... panoramas... marinas... montañas... celajes... pájaros., brisas todos estos son los motivos que componen esta otra sinfonía grandiosa, <La Sinfonía de la Cote d'Azur, de la Riviera>; «Sinfonía divina de la Naturaleza» que tiene a Dios por autor y a las maravillosas obras que Él creó, por ejecutantes. SECCIÓN PROFESIONAL 223 NOTICIA S Constitución de la Sociedad la <U. M. F. I. A>, en Ztaragozn. Ayer por la matíana, y bajo la presidencia del presidente del Congreso D. Patricio Borobio y ante la presencia de numeroso grupo de médicos y estudiantes de Medicina tuvo lugar la reunión anunciada para constituir en esta capital {«Sociedad € Unión Médrca Franco-ii)ero-Americana». El Dr. Bandelac de Pariente expuso lafinalidadde tal Asoci&ddn, su peculiar misión, la preparación de los viajes de intercambio de profesores y estudiantes, así como también la labor de la revista social. Mereció el Dr. Bandelac muchas felicttactoaes de sos oyentes. Después el Dr. Borobio dirigió breves palabras a los reunidos y por aclamación quedó constituida la «U. M. F. I. A.» en Zaragoza. Tras breve deliberKÍÓa. se acordó noabnu* presideitfe a D. Patricio Borobio, vicepresidente primero a Ü. Ricardo Lozano y se facaHó a estos señores para que nombren la junta directiva. En el acto quedaron suscritos más de 200 socios. El Dr. Bandelac fné muy fetidtado. La Jauta directiva de la citada sociedad quedó constituida por tos señores siguientes: Presidente: O. Patricio Borobio: Vicepresidentes: D. Ricardo Lozano y D. Víctor Marin Córrale. Secretario general: D. Qr^gorio Vidal Jonlaaa. Vocales: D. Roque López, D. Antonio Val Carreres, D. Ricardo Royo VJHanova Morales y D. Antero Noaflles. Secretarios de setída, tos escotares D. jiMtiuia Miúeo Usares y D. Ramón Celma Bexui.—(La Véz de Ari^gán.) ABTBS GBAPICAS PLUS-ULTBA, ZuMwn, Cl—MMan. R U B I - I O A C i o IN £ S R E: O I B I D A S La arteria silviana, por los Dres. Justo Castellano Fernández y Antonio Vila Loro (trabajo premiado por el Instituto Médico Vaknciano). El bismuto por vía venosa en el tratamiento de la sífilis, por el Dr. J. Barrio de Medina (comunicación al II Congreso Nacional de Medicina, celebrado en Sevilla). Tuberculosis.—/ís Real Agent and Specific Prophilaxis Ferranfs Alfa Bacillux by, Dr. F. Ellis Cambiase. El Paso-Texas (U. S. A.). Estadio microdinámico de la fibra de Boemheria ntilis, por el Dr. M. Oliveras Devesa, Barcelona. (Clínica y Laboratorio. Enero, 1925). La salud de nuestros hijos, VI. Enfermedades más frecuentes en el niño. Doctor J. Garría del Diestro, fefe de la sección de Pediatría del Instituto Rubio. Renacimiento, San Marcos, 42. Madrid. La salud de nuestros hijos, IV. La liabitación, el vestido, la cocina del niño. María de Covadonga Villegas, Maestro Nacional, Profesor mercantil. Editorial Renacimiento. La salud de nuestros hijos. Normas de educación sexual y física. Por el Doctor César Juarros. Un tomo en 4.° de 253 páginas. Biblioteca Renacimiento. 4 pesetas. L«s rlejos jubilados.—Trabajo leído en la sesión de homenaje al Dr. Piñerúa, por el Excmo. Sr. D. Amalio Gimeno, Conde de Oimeno. Tratamiento de la úlcera gastrodnodenal, por el Dr. Fidel Fernández Martínez. Tercera edición. Granada, 1925. Aaaies de Clínica Hidroló^ca del Balneario de Termas de Carranza, por el Médico-Director, Dr. Mariano Mañeru. Coatrfbacida al estadio de los neoplasmas endocrinos. Un caso de carcinelde apendicnlar de células argentaflnas, por el Dr. Tomás G. Perrín, Catedrático de Histología normal de la Facultad de Medicina y de Anatomía patológica en la escuela Médico-Militar. Académico de las Nacionales de Mediana de México, ifiladrid y Lima,—México, 1925. Cootribnción al estadio de los protoplasmas. Un caso de flbroplasmoeitoma esteógeno, por el Dr. Tomás G. Perrin, Catedrático de Histología normal en la Facultad de Medicina y de Anatomía patológica en la escuela Médico-Militar. Académico de las Nacionales de Medicina de México, Madrid y Lima.—México, 1925. Faadamentos y consecuencias de la innunidad tegumentaria en la tabercatosls. Conferencia dada por el Dr. José Codina Castellví en el Instituto Valenciano el día 27 de abril de \925. Sobre una cuestión de prioridad. El <Tennolariiigosc«pio», del Dr. Luis Samen%o. Buenos Aires, 1925. Vitaminas y AvItaminMis, por el Dr. Casimiro Funk, con la colaboración del Dr. Raúl Lecoq. Un volumen en 8.' de 142 páginas. Versión española revisada por el Dr. Agustin Anedondo.—Madrid, XTIüt. Biblioteca Médica «Universo*. Operatoria urológica, por el Dr. Manuel Seres, Catedrático de la Facultad de Medicina de Barcelona. Prólogo del Dr. D. Sebastián Recasens. Un volumen de 16X25 centímetros, de 792 páginas, con 155figurasen'Siegro y color, varías Mmiaas en nejj^ro y ocho tricronuas.