La seguridad de la tenencia de la tierra y la reducción de la

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La seguridad de la tenencia de la
tierra y la reducción de la pobreza
En la actualidad, la competencia por la
tierra es más feroz que nunca. La presión
se va agravando debido al crecimiento
demográfico mundial, el cambio climático,
la disminución de la fertilidad del suelo y la
necesidad de conseguir la seguridad
alimentaria y de combustibles a nivel
mundial. Hoy día, los gobiernos y las
empresas reconocen el potencial que
encierra la plantación de algunos cultivos
para la producción de biocombustibles en
tierras no aptas para los cultivos
alimentarios y, por esta razón, incluso las
tierras agrícolas menos fértiles pueden
adquirir valor. A estas cuestiones se suman
los problemas de la desertificación y de
una disponibilidad reducida de agua.
En el mundo hay cerca de 1 300 millones
de personas extremadamente pobres
que luchan por sobrevivir con menos de
1,25 dólares al día, el 70 por ciento de las
cuales, aproximadamente, vive en las zonas
rurales de los países en desarrollo. Por lo
general, en las sociedades rurales, los
derechos de tenencia de las personas más
pobres son débiles o no están amparados.
En consecuencia, estas personas corren
el riesgo de perder las tierras de las que
dependen para beneficio de vecinos de
más poder, como son las empresas
privadas, tanto nacionales como
extranjeras, e incluso los miembros de sus
propias familias. Las mujeres son
especialmente vulnerables porque a
menudo sus derechos sobre la tierra
pueden derivarse de lazos de parentesco
©FIDA/O. Asselin
La tierra es un recurso
fundamental para la vida de
las poblaciones rurales pobres,
al ser fuente de alimentos,
abrigo, ingresos e identidad
social. El acceso seguro a la
tierra reduce la vulnerabilidad
al hambre y la pobreza; sin
embargo, para buena parte de
los habitantes pobres de las
zonas rurales de los países en
desarrollo, esa seguridad se
hace cada día más endeble.
con los hombres o matrimoniales. Por
tanto, si los lazos se rompen, ellas pueden
perder tales derechos.
Sin la debida atención a las cuestiones
relativas al acceso seguro de los pequeños
productores y la tenencia de la tierra, los
proyectos de desarrollo pueden convertirse
en parte integrante del problema. Por
ejemplo, la introducción del riego en tierras
que anteriormente eran de secano o la
construcción de carreteras que conectan a
los agricultores con los mercados hacen que
las tierras adquieran nuevas posibilidades
económicas y despierten más interés, por lo
que puede ocurrir que los pequeños
productores resulten perjudicados frente a
instancias más pudientes y poderosas.
La seguridad de la tenencia es
importante no solo para la producción
agrícola, sino también porque ofrece a la
población la oportunidad de diversificar sus
medios de vida utilizando las tierras como
garantía, arrendándolas o vendiéndolas.
Las cuestiones relacionadas con la
tenencia afectan a las decisiones cotidianas
de las mujeres y los hombres pobres de las
zonas rurales, por ejemplo sobre qué tipo
de plantas cultivar y si estas han de
destinarse a fines de subsistencia o
comerciales. Influencian el grado en que los
agricultores están dispuestos a invertir en el
bienestar duradero de su tierra o a adoptar
nuevas tecnologías e innovaciones. La
ausencia de tenencia segura de la tierra
exacerba la pobreza y ha influido en la
inestabilidad y el conflicto sociales en
muchas partes del mundo.
Las corporaciones públicas y privadas
están invirtiendo en millones de hectáreas en
África, Asia y América Latina para producir
alimentos o biocombustibles. Aunque esta
tendencia depara para los países en
desarrollo la oportunidad de atraer inversiones
extranjeras y nacionales que incrementan la
productividad agrícola, también representa
una posible amenaza para los derechos de
los pequeños productores y las comunidades
indígenas sobre la tierra.
Incluso cuando la tierra está clasificada
como “comunal”, “infrautilizada” o
“marginal”, puede constituir una base vital
para los medios de vida de la población
pobre, porque se aprovecha para los
cultivos, el pastoreo o la recolección de leña
y plantas medicinales.
La seguridad de la tenencia de la tierra
—para mujeres y hombres por igual—
es tan solo un paso hacia la reducción
de la pobreza rural. Las medidas de
fortalecimiento de la seguridad de la tenencia
deben complementarse con políticas,
servicios e inversiones favorables a la
población pobre. Hacen falta políticas que
no se limiten al ámbito nacional y aborden
temas tales como la utilización de agua de
riego, la migración, el pastoreo y los
conflictos, que trascienden las fronteras
regionales y nacionales.
¿Qué debe hacerse?
Tenencia de la tierra:
reglas, normas e
instituciones que rigen
el acceso a la tierra
Seguridad de la tenencia
de la tierra:
reivindicaciones de tierras
con carácter ejecutorio
respaldadas por marcos
reglamentarios nacionales
Es preciso que las políticas y leyes reconozcan las múltiples facetas de los derechos sobre la
tierra y el uso de este recurso. Por encima de todo, la población rural pobre debe recibir apoyo
y estar empoderada para participar en la formulación de las políticas para asegurarse de que
sus necesidades y derechos se abordan y protegen como es debido.
La consecución de derechos seguros sobre la tierra es un asunto complicado. Los sistemas
de tenencia de la tierra son muy variados y complejos. Así, se dan casos de sistemas formales o
informales, reglamentarios o consuetudinarios, permanentes o temporales, reconocidos o no
reconocidos legalmente, de propiedad privada o basados en la propiedad común.
No existe un único problema relacionado con la tierra, y tampoco una única solución. La
concesión de derechos legales individuales sobre la tierra no siempre es la mejor solución para
los habitantes pobres de las zonas rurales, muchos de los cuales confían en unos sistemas más
flexibles, diversificados, descentralizados y de propiedad común sobre los que puedan ejercer
mayor influencia. En ocasiones, mediante acuerdos de tenencia mejorados, se satisfacen los
intereses de los pequeños agricultores y los campesinos sin tierra más eficazmente que a través
de regímenes de propiedad privada. Los marcos normativos deben tener en cuenta y consolidar
las normas y prácticas consuetudinarias.
Con frecuencia es mejor reforzar los sistemas tradicionales de administración de tierras en lugar
de implantar nuevos sistemas de propiedad formales. Esto es particularmente cierto en el caso de
las tierras comunales y de propiedad común, que son fundamentales para los medios de vida de
la población rural pobre. Además, los mecanismos destinados a asegurar los derechos de los
pueblos indígenas sobre sus tierras son importantes para la supervivencia cultural.
El FIDA y la seguridad de la
tenencia de la tierra
El FIDA recurre a varios instrumentos y enfoques para conseguir que las personas pobres de las
zonas rurales tengan mayor acceso a la tierra y los recursos naturales y gocen de derechos de
tenencia, así como para fortalecer su capacidad de manejar más eficazmente dichos recursos a
nivel individual y colectivo. Entre ellos cabe citar los siguientes:
• reconocer y documentar los derechos colectivos a los pastizales y las tierras de pastoreo,
bosques y zonas de pesca artesanal;
• reconocer y documentar los derechos de los pequeños agricultores sobre tierras y aguas
en los sistemas de riego;
• reforzar el acceso de las mujeres a la tierra;
• utilizar sistemas de información geográfica técnicamente avanzados para elaborar mapas
de los derechos, el uso y la gestión de la tierra y los recursos naturales;
• definir las mejores prácticas dirigidas a asegurar los derechos sobre la tierra y los recursos
naturales mediante asociaciones empresariales entre los pequeños agricultores e
inversionistas externos.
El FIDA cuenta con varios asociados en estos esfuerzos: gobiernos, organizaciones de la
sociedad civil, instituciones de desarrollo y otros organismos de las Naciones Unidas, en
particular la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Asimismo, el FIDA es miembro fundador de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra
y es sede de su secretaría. En 2008, la Junta Ejecutiva del FIDA refrendó una nueva política
sobre la mejora del acceso a la tierra y la seguridad de la
tenencia, lo que pone de relieve la importancia que atribuye la
organización a las cuestiones relacionadas con la tierra.
El FIDA ha colaborado con la FAO y el Comité de Seguridad
Alimentaria Mundial (CSA) con objeto de formular las Directrices
voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la
tierra, la pesca y los bosques, que fueron ratificadas oficialmente
por el CSA en mayo de 2012. Asimismo, el FIDA toma parte en
calidad de asociado en la elaboración de los Principios para la
inversión agrícola responsable junto con la FAO, la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y el Banco
Mundial. Se trata de siete principios que abarcan cuestiones
como el reconocimiento de los derechos existentes a la tierra, el
fortalecimiento de la seguridad alimentaria, la transparencia de los
procesos, la consulta y el respeto por el imperio de la ley.
El FIDA colaboró con la Comisión de la Unión Africana y la
Comisión Económica para África de las Naciones Unidas en la
elaboración de las directrices panafricanas para una política
agraria, las cuales fueron ratificadas en 2009 por la Cumbre de
Jefes de Estado y Gobierno de la Unión Africana.
©FIDA/G.M.B. Akash
Tierra/tierras: tierras
agrícolas, humedales,
pastizales y bosques
Tierra para todos: las reformas en Madagascar
Por mucho tiempo, en las zonas rurales de Madagascar
las personas pobres habían quedado excluidas de la
posibilidad de convertirse en propietarios de la tierra de la
que dependían para sobrevivir. En 2005, el Gobierno de
Madagascar adoptó una política agraria a fin de reforzar
la seguridad de la tenencia en todo el país. Gracias a
ello, los malgaches pudieron formalizar la propiedad de
la tierra de la que dependían mediante un proceso de
certificación sencillo.
El FIDA presta apoyo a este programa de gran
envergadura; en el ámbito de los proyectos financiados por
el FIDA, las oficinas locales de administración de tierras han
emitido títulos de propiedad a la población local con los
que se le garantiza la tenencia de la tierra que explota.
“Estoy muy contento de que mi tierra esté ahora
certificada”, dice Bruno Zafimihary, un agricultor de arroz y
yuca. “Este nuevo sistema es una manera rápida y sencilla de
garantizar la propiedad de nuestras tierras. Ahora mis hijos y
nietos no tendrán más problemas de tierras.”
Desde 2006, el FIDA ha respaldado un total de 71 oficinas
agrarias y se han emitido más de 3 100 certificados de tierra.
Uno de los retos que se plantean consiste en asegurar la
distribución equitativa de certificados, especialmente entre las
personas más pobres y las mujeres. También es preciso hacer
frente a las cuestiones de la aparcería y los derechos
secundarios al uso de la tierra, así como de los derechos de
pastoreo. Además, los habitantes a menudo carecen de
certificados de nacimiento y, por tanto, de documentos de
identidad, lo que implica que no están autorizados a solicitar
certificados de propiedad de la tierra. Por esta razón, el FIDA
ha prestado apoyo a los servicios públicos para suministrar
documentos de identidad a quienes los necesiten.
Regeneración forestal en Nepal
Las personas pobres pueden contribuir a regenerar los
bosques degradados cuando se les garantiza la tenencia de la
tierra. Así se ha constatado en Nepal, donde se ha promovido
en gran escala la silvicultura comunitaria y donde el FIDA, en
1990, empezó a centrar sus actividades en el arrendamiento
forestal. Mediante un proyecto dirigido a incrementar los
recursos y mejorar las condiciones ecológicas, grupos
formados por las personas más pobres de las aldeas de
montaña obtuvieron contratos de arrendamiento a largo plazo
de zonas forestales muy degradadas. Por medio del proyecto
se arrendaron por plazos de 40 años renovables pequeñas
parcelas de bosques públicos a grupos de hogares pobres, los
cuales se encargan de regenerar, manejar y proteger la tierra.
Se designaron lugares específicos como bosques de
arriendo y se formaron grupos cooperativos para evitar la
expropiación por parte de las elites locales. Los grupos en
cuestión emprendieron actividades tales como desbrozar las
inmediaciones de las aldeas, mejorar los caminos forestales y
construir sistemas de agua. Además, contribuyeron a solucionar
conflictos. Actualmente se sigue trabajando en el marco del
Programa de Arriendo en los Sectores Forestal y Ganadero, el
cual saca partido de los éxitos logrados con el proyecto
anterior. Se han constituido más de 4 000 grupos de usuarios
de bosques en régimen de arriendo, en los que participan más
de 38 000 hogares. Los grupos han recibido contratos de
arrendamiento por casi 20 000 hectáreas de tierras.
En el ámbito de las actividades del proyecto, cada hogar
participante recibe dos cabras, además de asistencia técnica
y veterinaria. La carne de cabra es uno de los alimentos que
más se consumen en los festivales, y una fuente de ingresos
para las familias pobres. Las cabras se dejan amarradas para
evitar que dañen las plántulas.
Antes de empezar las actividades, cerca del 95 por ciento
de las parcelas estaban degradadas. En un estudio de
2009 se constató que se había logrado rehabilitar el
69 por ciento de ellas. En el período abarcado por el
proyecto, los ingresos de los hogares aumentaron más del
70 por ciento. Proporcionalmente, los pueblos indígenas
y los grupos de las castas inferiores han cosechado más
beneficios que los hogares de las castas superiores, lo que
pone de relieve el mejoramiento conseguido en las vidas
de los beneficiarios objetivo.
Formalización de los derechos sobre tierras ancestrales
en América Latina
La mayor parte de los pueblos indígenas y tribales y de las
minorías étnicas poseen regímenes de tenencia de la tierra,
distintivos de sus culturas, basados en derechos colectivos.
En muchos lugares, los gobiernos y los ordenamientos
jurídicos reconocen solo parcialmente esos sistemas, lo que
conduce a la marginación social y política, la pobreza y el
conflicto. La seguridad de los derechos sobre las tierras y los
territorios ancestrales es fundamental para la supervivencia y
prosperidad cultural y económica de los pueblos indígenas.
Los proyectos financiados por el FIDA que se centran en
los pueblos indígenas prestan asesoramiento y asistencia
jurídicos en materia de, entre otras cosas, titulación de tierras
y derechos sobre el agua. En el Estado Plurinacional de
Bolivia, el FIDA trabajó con los pueblos indígenas
(especialmente tacanas, chimanes y trinitarios) a fin de
fortalecer sus organizaciones y darles participación en el
proceso de reforma agraria. El primer paso consistió en
conseguir el reconocimiento jurídico de las comunidades
indígenas, un requisito indispensable para obtener títulos
colectivos sobre las tierras y los territorios ancestrales.
Como resultado del proyecto se delimitaron y titularon
cerca de 1,3 millones de hectáreas, lo que benefició a
157 comunidades indígenas integradas por más de
15 500 hombres y mujeres. En la actualidad, los gobiernos
a nivel tanto nacional como regional prosiguen esta labor
en el Estado Plurinacional de Bolivia.
En el Ecuador, en el marco del Proyecto de Desarrollo
de los Pueblos Indígenas y Afroecuatorianos financiado
por el FIDA, se procedió a demarcar la tierra comunal
y se obtuvieron títulos jurídicos. En Panamá se otorgó
reconocimiento legal al territorio del pueblo ngöbe-buglé
a raíz de la intervención del FIDA.
Las mujeres y la tierra
©FIDA/R. Ramasomanana
CONTACTOS
Adolfo Brizzi
Director de la División de Asesoramiento
Técnico y Políticas
FIDA
Tel: (+39) 06 5459 2450
Correo electrónico: [email protected]
Harold Liversage
Especialista Técnico Principal –
Tenencia de la tierra
División de Asesoramiento Técnico y Políticas
FIDA
Tel: (+39) 06 5459 (+39) 06 5459 2173
Correo electrónico: [email protected]
ENLACES
IFAD and land issues (El FIDA y cuestiones
relacionadas con la tierra)
http://www.ifad.org/english/land/index.htm
Women’s Land Rights Project (Proyecto
de fortalecimiento de los derechos de las
mujeres sobre las tierras)
http://www.ifad.org/english/land/women_land/
index.htm
Documentos ocasionales del FIDA 2
Respuesta a la “apropiación de tierras”
y promoción de la inversión responsable
en la agricultura
http://www.ifad.org/pub/op/2_s.pdf
Coalición Internacional para el Acceso
a la Tierra
http://www.landcoalition.org
Recursos Naturales y Medio Ambiente (FAO)
http://www.fao.org/nr/nr-home/es/
Global Land Tool Network (Red mundial de
instrumentos relacionados con la tierra)
http://www.gltn.net/
Le Hub Rural (portal apoyado por el FIDA)
http://www.hubrural.org
Instituto Internacional sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo – Empoderamiento
y derechos sobre la tierra
http://www.iied.org/NR/drylands/index.html
Sección de ONU-HABITAT sobre tierra y
tenencia
http://www.unhabitat.org/categories.asp?
catid=423
El FIDA es una institución financiera
internacional y un organismo especializado de
las Naciones Unidas consagrado a erradicar la
pobreza y el hambre en las zonas rurales de
los países en desarrollo.
Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
Via Paolo di Dono, 44 - 00142 Roma, Italia
Tel: +39 06 54591 - Fax: +39 06 5043463
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Abril 2015
Hoy día, las mujeres jefas de hogar son cada vez más numerosas; aun así, con frecuencia
sus derechos sobre la tierra que cultivan son endebles o las leyes o la práctica
consuetudinaria, incluso sus familias, se los niegan por completo. Esto ha sumido a
muchas mujeres, y sus hijos, en la pobreza. Mediante el proyecto de fortalecimiento de los
derechos de las mujeres sobre las tierras, el FIDA trabaja desde 2008 para reforzar esos
derechos en todo el mundo.
En Burundi, país en que a menudo no se respetan los derechos de las mujeres a la
herencia, las disputas entre vecinos y miembros de las familias por las tierras se consideran
actualmente una de las causas más importantes de la guerra civil que duró doce años y
terminó en 2005. En el marco de un proyecto financiado por el FIDA se sensibiliza en mayor
medida a las comunidades acerca de los procesos jurídicos, al tiempo que se presta
asesoramiento legal y se ayuda a las mujeres a llevar sus casos ante los tribunales. Una
primera medida en esta iniciativa consiste en impartir clases de alfabetización a fin de que las
mujeres puedan leer los documentos legales antes de firmarlos. La solución de disputas por
la tierra es un factor determinante para ayudar a Burundi a restablecer una sociedad pacífica.
Las mujeres kenianas sufren problemas análogos. Mónica tenía 28 años y era madre de
seis niños cuando su marido falleció. Debido a las tradiciones familiares y la práctica
consuetudinaria local de que la tierra pasara de una generación a otra a través de la familia
o el clan, tuvo que luchar por conservar una parcela en la que pudiese producir alimentos
para sus niños.
“Cuando mi marido estaba vivo yo tenía un acre y medio. Después de su muerte, mi
cuñado se apropió de un acre y construyó una cabaña en la otra mitad”, dijo. “Fui a
pedirle ayuda al jefe, quien me explicó que debía reunirse con los ancianos para tomar una
decisión. El jefe y los ancianos recorrieron los linderos de mi terreno y le dijeron a mi
cuñado que tenía que devolverme la tierra. En un primer momento mi cuñado se mostró
de acuerdo, pero tan pronto como el jefe y los ancianos se marcharon me ordenó que
abandonara la tierra y que si volvía me torcería el cuello.”
En Kenya y otras partes, el FIDA colabora con los jefes locales y los grupos de mujeres
para ayudarlos a amparar los derechos de las mujeres sobre las tierras. Las mujeres que
disponen de una tenencia segura tienen la posibilidad de cultivar más y ganar más, y
cuando esto sucede, por lo general destinan un porcentaje mayor que los hombres al
cuidado de sus familias. El fortalecimiento de los derechos de las mujeres sobre la tierra
contribuye no solo a la equidad de género sino también a aumentar la seguridad
alimentaria y reducir la pobreza de toda la familia.
Modelos empresariales
integradores en África
En los últimos años, los medios de comunicación han prestado gran atención a los efectos
adversos que pueden provocar las adquisiciones de tierras en gran escala —sobre todo por
inversionistas extranjeros— en la población rural pobre. Las personas pobres que viven en el
medio rural son vulnerables además a los poderosos inversionistas nacionales, que
contribuyen al proceso de concentración de las tierras y aumento de las desigualdades, así
como a las deficiencias de los sistemas nacionales de administración de tierras.
El FIDA presta apoyo a los pequeños agricultores, pastores y pueblos indígenas para
que inviertan en sus propios sistemas de producción, y trabaja con los asociados para
definir otros modelos empresariales que permitan consolidar los derechos sobre las tierras
y los recursos naturales e impulsar el desarrollo agrícola. Estas posibles modalidades de
inversión agrícola incluyen diversos planes de agricultura por contrata, empresas
conjuntas, contratos de gestión y nuevas relaciones en las cadenas de suministro.
Mediante un proyecto apoyado por el FIDA en Rwanda se ayudó a los cultivadores
de té a conseguir acceso seguro a sus tierras y a formar cooperativas. Cuando, en 2008,
se abrió una nueva fábrica privada, a través del proyecto se ayudó a las cooperativas de
agricultores a obtener una participación del 15 por ciento.
La Asociación para el comercio de productos naturales del África meridional (o
PhytoTrade Africa), instituida con el apoyo del FIDA en 2001, ha facilitado los nexos entre
las comunidades rurales pobres y los mercados. Los recolectores rurales cosechan frutos
silvestres y semillas de la tierra comunal, que venden a los miembros de la asociación.
En 2010, más de 10 000 recolectores, de los cuales más del 80 por ciento eran mujeres,
vendieron material de plantación por valor de USD 585 000.
Gracias al apoyo del FIDA, los pequeños agricultores están asociándose con Mali
Biocarburant SA mediante una modalidad que combina la empresa conjunta y la
agricultura por contrata, con arreglo a la cual los agricultores mantienen sus derechos
sobre la tierra, venden nueces de jatropha para su elaboración y también ganan dinero
como accionistas. A fin de salvaguardar la seguridad alimentaria, los árboles de jatropha
se intercalan con cultivos alimentarios o se hacen crecer en tierras no productivas.
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