Un tribunal con historia: La inquisición

Anuncio
UN TRIBUNAL CON HISTORIA
La inquisición española es, el tema de la historia de España que más páginas ha generado entre los
historiadores.
Pervivió porque sirvió a intereses determinados y no siempre del mismo signo: empezó siendo un tribunal
polÃ−tico y, luego, se vinculó más a la Iglesia; persiguió judeoconversos, moriscos, protestantes y brujas
y, ya en el siglo XVIII, a masones y librepensadores.
1. ORÃ GENES Y NATURALEZA DE LA INQUISICIÃ N
La inquisición toma su nombre de un procedimiento penal especÃ−fico: la inquisito, que se caracterizaba
por la formulación de una acusación por iniciativa directa de la autoridad, sin necesidad de delaciones o
acusaciones de testigos.
En 1184 se empieza a aplicar la pena de fuego para los herejes; en 1199 se añaden otras penas como
confiscación de bines.
1.1 La inquisición medieval
Donde más éxito tendrÃ−a la Inquisición serÃ−a en el sur de Francia, aunque con resistencias, como lo
demuestra el asesinato de Guillermo Arnaud, inquisidor de Toulouse.
En 1242 el nuevo Concilio de Tarragona, reunido por el arzobispo Pedro Albat, establecÃ−a la organización
de la Inquisición bajo la jurisdicción de los obispos, y el dominio de los dominicanos. La penetración de la
herejÃ−a en Italia supuso la introducción de inquisidores. En Viterbo donde en 1273 llegaron a ejecutarse
más de 200 herejes en un dÃ−a.
En el siglo XIV hay tribunales inquisitoriales en Bohemia, Polonia, Portugal, Bosnia y Alemania. Sólo los
reinos latinos de Oriente, Gran Bretaña, Castilla y Escandinavia carecÃ−an de tribunales inquisitoriales.
Progresivamente se multiplica la burocracia inquisitorial y de las herejÃ−as medievales se pasó a juzgar
otros delitos: blasfemia, bigamia y brujerÃ−a. En 1438 se descubren aquelarres en los Alpes, con lo que la
caza de brujas se desata incrementándose la actividad de la Inquisición.
En la Corona de Aragón el tribunal inquisitorial venÃ−a funcionando desde sus inicios.
1.2 La nueva institución inquisitorial
En la Edad Moderna con la monarquÃ−a de los Reyes Católicos y la unión de la Corona de Castilla y de
Aragón, se produjo un cambio radical. Los monarcas instaron al Papa para que dotara de una Inquisición
nueva a la Corona de Castilla, en 1478 el Papa Sixto IV concedió a los Reyes Católicos el poder de
nombrar dos o tres obispos o sacerdotes (de más de 40 años) para ser inquisidores en las ciudades de sus
reinos. En ese año fueron nombrados los primeros inquisidores, que se instalan en Sevilla. El primer auto de
fe se celebra en la capital Andaluza.
1.3 Diferenciación entre Inquisición medieval y moderna
La persecución de los judÃ−os obedecÃ−a esencialmente a móviles religiosos y polÃ−ticos.
La Inquisición no llegó a procesar ni al 5% de los 600.000 conversos que habÃ−a en España a finales del
1
siglo XV.
La diferencia entre la Inquisición medieval y la moderna fue la función polÃ−tica.
En Francia, no hubo Inquisición moderna. Portugal no la tuvo hasta 1547. Italia, contó con sus tribunales
también tarde, a finales del siglo XVI.
El Papa creó por su parte, una Inquisición propia en Roma, en 1542. Es curioso que únicamente esta
Inquisición ha sobrevivido hasta la actualidad, pero con un nombre distinto, ahora se la conoce como la
Congregación para la doctrina de la fe.
2. LA ESTRUCTURA DEL SANTO OFICIO
Dos principios básicos de la estructura del Santo Oficio son, la centralización a través del Inquisidor
General y el Consejo de la Suprema, y la “polÃ−tica de la presencia”, es decir, el control directo de la
amplÃ−sima base territorial a través de los tribunales de distrito.
2.1El aparato central: los Inquisidores Generales y la Suprema
En primer lugar se encontraba el Inquisidor General nombrado por el rey y ratificado por el Papa. El primer
Inquisidor General fue Tomás de Torquemanda.
El Inquisidor General presidÃ−a El Consejo de la Suprema y General Inquisición. Las relaciones entre el
Inquisidor y la Suprema nunca se regularon adecuadamente, pero, en la práctica, el Inquisidor General y el
Consejo no tuvieron fricciones y los criterios de aquél se impusieron normalmente a los miembros de la
Suprema, salvo algún caso excepcional de enfrentamiento.
La inserción del Consejo de la Inquisición en el sistema polÃ−tico de Consejos de la monarquÃ−a
española fue total en el orden de preeminencia jerárquica entre los diversos Consejos, el de la Inquisición
ocupaba el tercer lugar. El Consejo de la Suprema se inspiró en su estructura en el de Castilla.
La Suprema se erigió en el organismo coordinador de las lÃ−neas de acción de los tribunales de distrito en
un intento de controlar la actuación de los inquisidores locales, en los primeros años de la Inquisición se
mostraron extraordinariamente autónomos en sus resoluciones.
El Consejo juzgaba las apelaciones de causas, arbitraba las situaciones de votos discordantes en los procesos
más importantes, se ocupaba de los delitos comprendidos por funcionarios del Santo Oficio, etc.
Los miembros del Consejo eran nombrados por el rey. Su número nunca superó a diez personas y era el
Inquisidor General el que les otorgaba el tÃ−tulo.
Las reuniones del Consejo se hicieron en la Corte, luego se reunÃ−an en la posada del obispo de Jaén,
más tarde, la Suprema comprarÃ−a las casas de don Rodrigo Calderón para habilitarlas como sede estable
del Consejo y de sus archivos.
Las sesiones de la suprema tenÃ−an lugar dotas las mañanas de los dÃ−as no feriados durante tres horas por
la mañana, y los martes, jueves y sábados se reunÃ−an dos horas por la tarde.
2.2 Los tribunales de distrito
La centralización del aparato inquisitorial hizo necesaria una estructura administrativa que garantizara su
presencia constante para la solución de los problemas planteados en la geografÃ−a abarcado. Lo primero que
2
hubo que hacer fue dividir esa geografÃ−a en distritos que permitieran ejercer un mayor control.
En la evolución territorial de la Inquisición se pueden distinguir tres etapas: la primera (1478-1495) son los
años de proliferación de tribunales. La segunda (1495-1510) se caracteriza por una crisis económica que
produjo la tendencia a disminuir el número de tribunales. La tercera (1510-1574) muestra signos de
recuperación y de retorno a la configuración de los distritos clásicos propios de la primera etapa.
El Santo Oficio, en los primeros años, se extendió por la penÃ−nsula Ibérica, excepto por Galicia,
Navarra y Granada. Hay que destacar la abundancia de los tribunales en la Inquisición española, que
tenÃ−a 23 tribunales. Los distritos se delimitaron de acuerdo con las circunscripciones religiosas,
organizándose unos lÃ−mites variables y creándose tribunales itinerantes.
La crisis económica, ligada principalmente a la expulsión de los judÃ−os, implicó la reducción de gastos
que trajo consigo la disminución del número de los tribunales. Seis tribunales son reducidos a uno
correspondiente al distrito de Valladolid, el tribunal de Jerez fue absorbido por el de Sevilla, etc; entonces los
dieciséis tribunales existentes hasta ahora quedaron reducidos a siete en el año 1507.
En 1510 se restablece el tribunal de Cuenca; se crea el de Navarra y el obispado de Calahorra pasó a
depender del tribunal de Navarra. Además, en 1569 se crearon los tribunales de Lima y Méjico y en 1610
el de Cartagena de Indias.
2.3 Principales cargos inquisitoriales
Con el análisis de los primeros cargos inquisitoriales, podremos aproximarnos al funcionamiento del Santo
Oficio:
El procurador fiscal era el que elaboraba las denuncias y acusaba e interrogaba a los testigos, en definitiva, el
movilizador del proceso, al convertir las delaciones en acusaciones.
El asesor; este cargo no duró mucho, pero fue fundamental en los orÃ−genes de la Inquisición como
consejero de inquisidores no especialistas en el mundo de las herejÃ−as. El este cargo desapareció pronto
porque sus funciones fueron absorbidas por la creación de los cargos de consultores y calificadores, que eran
funcionarios no retribuidos.
Los consultores procedÃ−an en su mayorÃ−a de la Audiencia y eran los encargados de matizar la
responsabilidad de los acusados precisando alguna cuestión de la casuÃ−stica procesal.
Los calificadores, en su mayorÃ−a eran teólogos y catedráticos de prestigio, eran los encargados de emitir
su veredicto respecto a la presunta peligrosidad de una determinada expresión verbal o texto. A finales del
siglo XVI y principios del siglo XVII, se denota una irrupción de los jesuitas entre los calificadores
sustituyendo a franciscanos y dominicos.
Los secretarios solÃ−an ser tres: el notario de secuestros, el del secreto y el escribano genera.
El notario de secuestros, era el encargado de registrar las propiedades embargadas hasta que se decidiera su
confiscación.
El del secreto, era el que anotaba las declaraciones de los testigos y los procesados.
El escribano general, era el que venÃ−a a ser el secretario del tribunal destinado a registrar en actas las
sentencias, autos de fe y demás burocracia procesal.
3
El número de estos notarios fue creciendo, sobre todo el del notario del secreto, que aumentó de una a tres
personas.
El alguacil era el oficial ejecutivo, destinado a detener a los denunciados y perseguir a los fugitivos,
también tenÃ−a que cuidar de su encarcelamiento y comida. Su competencia fue un tanto menoscabada con
la figura del carcelero, lo que originó una considerable y progresiva reducción de su salario.
El nuncio desarrollaba la función de trasladar las diferentes comunicaciones desde la ciudad principal a los
distintos lugares del distrito.
El alcalde era el carcelero.
El médico; oficio desempeñado por los catedráicos más prestigiosos de la Universidad
El familiar era un servidor del Santo Tribunal que ayudaba a los funcionarios de la Inquisición, participando
en una persecución o arresto; y que dotaba de un aparato de espionaje a la Inquisición. DisponÃ−an de
privilegios jurisdiccionales, fiscales y de otras prerrogativas.
En general, el ejercicio de los cargos inquisitoriales fue de larga duración, normalmente hasta la muerte de
los individuos que lo desempeñaban. No hubo especialización, siendo frecuente una reconversión
profesional en función de la promoción social.
El comportamiento de los funcionarios de la Inquisición fue con frecuencia corrompido e irregular.
La corrupción fue corriente en el seno de una Inquisición que defendió el buen nombre de sus
funcionarios, aceptando raramente las acusaciones presentadas contra los mismos.
3. LOS PROCEDIMIENTOS
La Inquisición fue un tribunal que funcionó de acuerdo a un derecho regulado en textos. En la base de este
derecho estaba el derecho común (normas y técnicas derivadas del derecho romano y de la práctica de
disposiciones). En un segundo nivel, el procedimiento inquisitorial estaba regido por textos especÃ−ficos del
derecho canónico. Estas normas aplicables a todas las Inquisiciones dieron lugar a normas especÃ−ficas, las
instrucciones.
3.1 Las denuncias
El punto de partida que abrÃ−a la fase instructiva del proceso eran comportamientos, gestos o frases del
acusado o, la acusación que formalizaba el tribunal. A través del edicto de fe se imponÃ−a la obligación
de denunciar al Santo Oficio sospechas de herejÃ−a en un plazo pequeño de tiempo.
Pero, la respuesta fue casi siempre silenciosa, por lo que se recurrió al edicto de anatemas, que se leÃ−a
ocho dÃ−as después del edicto anterior, en el que se amenazaba con graves sanciones a aquellos que no
delataran a las personas que sabÃ−an que eran herejes. La denuncia implicaba el arresto preventivo del
denunciado, aunque en ocasiones el fiscal rechazaba los cargos por la fragilidad de las denuncias.
Los testigos tenÃ−an que ser cristianos, mayores de 14 años, tener plenas facultades mentales, ser lo
suficiente ricos para no poder sobornar, no ser enemigos del acusado, ni parientes próximos. Hubo
reticencias hacia testimonios de mujeres; los testimonios femeninos no permitÃ−an condenar a pena
ordinaria.
Los testimonios debÃ−an ser concordantes.
4
La confesión del culpable era el testimonio más seguro y su valor era siempre superior al del testigo. La
confesión debÃ−a ser verosÃ−mil, sin contradicciones. La no confesión, mantenida bajo tortura, creaba
una presunción favorable hacia el acusado. Sólo se producÃ−a la sentencia del juez cuando existÃ−a la
“probanza plena”; ésta se deducÃ−a de la acumulación de pruebas, de la concordancia de los testigos o de
la confesión.
El denunciante es convocado para hacer una declaración formal. Los inquisidores hacen un examen informal
de la denuncia. Los hechos reprochados a la persona denunciada son calificados por expertos que dicen si
deben ser considerados o no como heréticos. La calmosa es el momento en el que el procurador fiscal
asume formalmente el papel del acusador.
Después de la acusación formal se produce el voto del sumario por parte de los inquisidores, reforzados
por los consultores en los casos difÃ−ciles.
El arresto y un primer inventario de bienes son efectuados por el alguacil, el notario de secuestros y un
representante del receptor. El prisionero es detenido en “risiones secretas”. Los presos eran cuidados según
sus recursos económicos.
3.2 El proceso
En la primera audiencia el acusado confesaba su estado civil, profesión y residencia en un interrogatorio para
saber su nivel cultural.
En la acusación fiscal, el procurador presentaba los cargos contra el acusado. Después era nombrado el
abogado defensor; normalmente era uno de los otros dos letrados del tribunal. Tras la respuesta a la
acusación, el procurador fiscal y acusado demandaban presentación de pruebas. Los testimonios eran
ratificados por los testigos, y después se le leÃ−an al acusado. Tras esto, el acusado respondÃ−a de pie a
cada declaración. Para probar su buena fe, el acusado podÃ−a utilizar dos tácticas: aportar abonos
(encontrar testimonios favorables) o suministrar tachas (tachar a los testigos de la acusación demostrando
que no son fiables). El acusado podÃ−a citar nombres, presentando los motivos de su enemistad. Los testigos
citados son interrogados, conforme a las informaciones del acusado. El voto definitivo era emitido
colegialmente por los inquisidores. La sentencia tenÃ−a que ser unánime, si no, el informe era devuelto al
Consejo.
3.3 Las penas
HabÃ−a tres clases de penas: las penas espirituales, corporales y financieras. Antes de 1530, las condenas a
muerte eran muy numerosas.
La culminación del proceso era el auto de fe, que consistÃ−a básicamente en un acto solemne con MIA,
sermón y lectura de las sentencias, fue haciéndose más barroco, con gran asistencia de público. Autos
de fe espectaculares fueron los de la Plaza Mayor de Madrid.
La confiscación de bienes se aplicaba a todos lo penalizados con la relajación o la reconciliación.
La relajación al brazo secular (condena a muerte) se imponÃ−a en los casos de reincidencia, o cuando el reo
estaba convencido de la herejÃ−a y se manifestaba negativo y pertinaz.
Las penitencias eran gravosas: obligación de llevar sambenito ( era un traje penitencial usado en la
Inquisición medieval y adoptado por la española. Era un traje amarillo con una o dos cruces diagonales
pintadas sobre él, siendo condenados los penitentes a llevarlo como señal de infamia por un perÃ−odo
indefinido, que podÃ−a durar toda la vida), azotes, destierro, galeras durante tres años, confiscación de
5
bienes, etc.
El sambenito era un traje penitencial usado en la Inquisición medieval y adoptado por la española. Era un
traje amarillo con una o dos cruces diagonales pintadas sobre él, siendo condenados los penitentes a
llevarlo como señal de infamia por un perÃ−odo indefinido, que podÃ−a durar toda la vida. Los que
habÃ−an de ser relajados en un auto de fe, tenÃ−an que llevar un sambenito negro en el cual habÃ−an
pintado llamas y demonios.
Las galeras constituÃ−an una forma económica de castigo.
La llamada prisión perpetua, donde eran encarcelados, fue bastante más suave que las “prisiones secretas”
donde los presos eran custodiados durante su proceso.
La Inquisición aplicó la tortura tanto o menos que los tribunales ordinarios.
La tortura judicial, destinada a hacer confesar al acusado su delito, era practicada cuando se tenÃ−an indicios
de culpabilidad pero no pleno convencimiento. Se practicaba, siguiendo reglas estrictas, técnicas y
frecuencia. No se utilizaba más que en los casos de herejÃ−a formal, como judaÃ−smo. El acusado
ratificaba declaraciones bajo tortura (al menos 24 horas).
Las vÃ−ctimas eran procesadas para que confesaran lo que supieran de los delitos de los Demás. En Toledo,
entre 1575 y 1610, fueron torturados un 32% de los profesados. Se requerÃ−a que estuvieran en la sesión de
tortura los inquisidores, un obispo y un secretario. Los tres tormentos principales fueron: la garrocha, la toca y
el potro.
La garrocha consistÃ−a en colgar al ser por las muñecas de una polea en el techo, con pesos sujetos a los
pies. Era tensar y dislocar brazos y piernas.
La toca era más complicada. La vÃ−ctima era atada sobre un bastidor, la forzaban a abrir la boca y se le
metÃ−a una toca o paño por la boca hasta la garganta para obligarle a tragar agua, vertida lentamente de un
jarro.
El potro, fue el más común. SuponÃ−a ser atado fuertemente a un bastidor con cuerdas pasadas entorno al
cuerpo y las extremidades, y que eran controladas por el verdugo que las iba apretando mediante vueltas dadas
a sus extremos. Con cada vuelta las cuerdas mordÃ−an la carne atravesándola.
No habÃ−a edad lÃ−mite ni para las victimas, ni para la tortura. La mecánica procesal del Santo Oficio
siguió pautas del procedimiento criminal, con algunas particularidades propias, que hacen a los procesos
inquisitoriales penosos desde la perspectiva actual:
• El principio inquisitivo que parecÃ−a dirigirse a comprobar una especie de evidente culpabilidad de todo
aquél contra el que pudieran haber algunos indicios de conducta delictiva.
• El secreto, por el que el procesado ignoraba por lo menos inicialmente la naturaleza de la acusación y la
identidad del que aportaba testimonios.
• El arbitrio judicial, el margen de arbitrariedad es mayor en la Inquisición que en los demás tribunales.
• La confiscación de bienes desde el mismo momento del inicio del proceso .
• la inhabilitación para el ejercicio de determinados cargos públicas que afectaba no sólo al procesado,
sino también a sus descendientes
4. LAS VÃ CTIMAS DE LA INQUISICIÃ N
El total de procesados a los largo de la historia de la Inquisición no superó a 150.000 personas.
6
El principal objeto de atención inquisitorial fueron las peculiaridades culturales judeo-moriscas. En segundo
lugar, se atacó la “tentación de pensar” en sus diferentes formas de escribir, hablar, leer, etc. Se reprimió
la “tentación de sentir”, los pecados sexuales que siempre fueron juzgados por el Santo Oficio.
4.1 Los perÃ−odos de actividad represiva
La actividad represiva de la Inquisición puede dividirse en cuatro perÃ−odos:
• 1480-1530. Etapa de intensa represión dirigida hacia los judaizantes.
• 1530-1620. Etapa de actividad represiva enfocada hacia los moriscos.
• 1620-1720. Reducción de la actividad de los tribunales.
• 1720-1820. El judaÃ−smo desaparece después de 1740 y la Inquisición se concentra en problemas
ideológicos y residuales.
• Los procesados y la naturaleza de los delitos
Precisión en la cifras de procesados por la Inquisición, la podemos aportar para los años 1550-1700.
Para estos años se han realizado 49.092 procesados.
La identidad de los procesados depende del delito y del ámbito sociológico del Tribunal.
La sociologÃ−a de los procesados la conocemos bien gracias al investigador francés Dedieu. En el siglo
XVI el predominio de las clases medias (artesanado con un 42% y comercio-finanzas con un 20 %) y los
campesinos (un 30%) es muy claro. El clero fue aumentando en el siglo XVIII (40%). La nobleza (4%),y la
administración tuvieron escasa relevancia entre los procesados. Respecto a la distribución por sexos, sólo
en el judaÃ−smo se observa un relativo equilibrio. La más alta presencia femenina se encuadra en el delito
de brujerÃ−a; la presencia de mujeres entre los procesados se irá reduciendo.
Los delitos
La Inquisición considera los delitos más graves el judaÃ−smo. El 21;1% de los judeoconversos de Toledo,
fueron condenados a muerte, el 50,4% reconciliados y el 15% abjurados con penitencias espirituales
inferiores. Los protestantes; un 10,8% fueron condenados a muerte, un 35,8 reconciliados y un 26% abjurados
con penitencias escasas.
Ahora, analizaremos los delitos más castigados por la Inquisición:
JudaÃ−smo; fue la fijación de la Inquisición . La mitad de los judeoconversos antes de 1530 fueron
condenados a muerte.
El judaÃ−smo a mediados del siglo XVI estaba prácticamente extinguido. La anexión de Portugal supuso
la proyección de judaizantes portugueses hacia España. La tregua de 16105 con un pago de 6 millones de
ducados frenó la persecución.
Moriscos; la hostilidad contra los moriscos fue acentuándose a lo largo del siglo XVI. La politización del
problema morisco implica la intervención de la Inquisición.
La Inquisición concentró la represión contra los moriscos en Granada, Valencia, y Zaragoza. La
dispersión de los moriscos granadinos obligó a la Inquisición a un control severo de los moriscos en toda
España. El examen de los moriscos procesados por la Inquisición pone en evidencia su singular arrogancia
y firmeza en defensa de su religión contraponiéndola a la cristiana.
7
Delitos Ideológicos; la Inquisición persiguió la tentación de pensar en todas sus vertientes. Se proyectó
hacia todo intento de discrepancia respecto a la ortodoxia católica. Tras los primeros años del reinado de
Carlos V, se impuso la convicción de que Erasmo era la pendiente que conducÃ−a a Lutero.
Tras los autos de fe de Valladolid y Sevilla, el Erasmo es identificado con el luteranismo y perseguido con
saña. La vigilancia de los mercaderes extranjeros, la caza de libros sospechosos, demuestran la evidencia de
un férreo control que, impidió la penetración de la herejÃ−a luterana en España.
Lo que continuó, fue el miedo a la cultura impresa, al libro. Desde 1497 los Inquisidores habÃ−an
demostrado su preocupación ante los libros en “hebraico” y las Biblias en romance. En 1500 Cisneos llevó
a cabo una quema de libros árabes. En 1559 la Inquisición publica su primer à ndice de libros prohibidos.
La censura
De todas ramas de la cultura fue la literatura la que más atención represiva mereció, por el número de
lectores.
Los autores españoles prohibidos figuran en los à ndices inquisitoriales, y suman un total de 82.
La Celestina no resultó afectada por la censura en el siglo XVI, se expurgó en 1632, y se prohibió en
1790. De Quevedo fueron prohibidas varias obras.
Duros fueron los à ndices del siglo XVI que contenÃ−an algunas obras de la literatura clásica.
Respecto a la ciencia, la censura inquisitorial no fue muy agresiva. Las obras de los grandes cientÃ−ficos
europeos más que prohibidas fueron expurgadas.
En el à ndice de 1747 se incluye la obra de Bayle y a los largo de la segunda mitad del siglo XVIII se
prohÃ−ben varias obras de Montesquieu, Voltaire, Diderot y la Enciclopedia francesa.
De la conciencia de la represión ideológica ejercida por la Inquisición hay testimonios de Luis Vives.
Otros delitos
La Inquisición persiguió toda una serie de pecados de carácter sexual o esotérico. Se penalizó la
afirmación de que no era pecado la relación carnal de soltero y soltera.
La Inquisición consideró como delitos sexuales la bigamia y los casos de sodomÃ−a y bestialismo.
También se reprimieron las supersticiones de la cultura popular. La brujerÃ−a, fe escasa; sus
manifestaciones más expresivas las encontramos en Galicia y el PaÃ−s Vasco.
La represión de las manifestaciones supersticiosas por parte de la Inquisición fue bastante suave. La caza de
brujas en España fue siempre menor que en los demás paÃ−ses europeos (Francia, Inglaterra) donde hubo
terribles matanzas de brujas.
Sólo en los primeros años del siglo XVII se produjo una oleada de persecución de brujas en
Zugarramurdi.
Las brujas apelaban al demonio para adivinar el porvenir, o cumplir un deseo. El Santo Oficio hacÃ−a
respecto a las palabras de la invocación: si eran de mandato, no habÃ−a herejÃ−a, si eran suplicantes,
sospechaban que fuera una adoración.
8
Al margen de las invocaciones, los delitos más frecuentes eran: el uso de filtros, sortilegios y bebidas
amatorias para conseguir el amor de un hombre o mujer, o maleficios.
• LA ECONOMÃ A INQUISITORIAL
Muchos historiadores han destacado que la Inquisición persiguió a los judeoconversos para hacerse con la
hacienda de ellos mismos.
La Inquisición, en su momento, suscitó una imagen pública de avidez económica.
• Las principales fuentes de ingresos
Tres fuentes fundamentales de ingresos inquisitoriales se pueden distinguir :
Los extraÃ−dos directamente de las vÃ−ctimas, en forma de confiscación de bienes, a través de
composiciones, licencias, habilitaciones y quitamiento de hábitos; los provenientes de la inversión
inquisitorial, los procedentes de canonjÃ−as y otros privilegios.
Los problemas que suscitaron estos tipos de ingresos motivaron múltiples matizaciones restrictivas.
Las penitencias tenÃ−an la ventaja sobre las confiscaciones de una mayor agilidad administrativa y rapidez en
el cobro.
Las finanzas inquisitoriales se basaban en las confiscaciones de bienes y diversos ingresos obtenidos de la
redención de las penas aplicadas a los procesados. Los primeros en sufrir las confiscaciones fueron los
conversos.
El problema de las dispensas de los sambenitos, u otras vejaciones y rehabilitaciones, previo pago de una
cantidad determinada originó serias fricciones entre la Corona española y los Sumos PontÃ−fices. El
dinero ingresado por este motivo fue absolutamente desigual en todo momento. Normalmente eran los
penitenciados los que ofrecÃ−an una cantidad de acuerdo con sus posibilidades.
• La confiscación de bienes
Los inventarios, eran realizados por el notario de secuestros, y pasaban a disposición del receptor, por lo que,
podemos imaginar las sumas sustraÃ−das de este modo por la Inquisición.
Los bienes confiscados tenÃ−an un doble destino: eran capllevados por amigos o parientes de los procesados
o puestos a pública subasta. El primer procedimiento consistÃ−a en que los fiadores entregaban una fianza
económica a cambio de la retención de bienes.
Este fue el sistema más utilizado.
Desde el principio, la Inquisición tuvo que hacer frente a dos problemas: quejas de las mujeres de los
procesados para recuperar las dotes aportadas a sus maridos y la abundante serie de deudas censales de la que
solÃ−an ser acreedores muchos de los judÃ−os procesados en los primeros años.
A la picaresca de los procesados, ya sea ocultando el dote cuando era la mujer procesada o reclamándola
cuando el procesado era el marido, la Inquisición respondió con una estrategia. Se apropió de la dote de la
mujer, justificándose con un argumento caracterÃ−stico, que acallaba automáticamente toda
impugnación.
9
Más complejas eran las deudas y censales. Los libros de cuentas de los procesados fueron examinados
rigurosamente remontándose años atrás en la busca insaciable de tÃ−tulos de duda.
La mayorÃ−a de los procesados eran acreedores, poseedores de tÃ−tulos de duda.
La confiscación de bienes fue el componente básico de los ingresos. Algunos ejemplos de bienes
confiscados podÃ−an ser:
La casa familiar, bienes muebles, tÃ−tulos de deuda, dote aportada por la mujer, lana almacenada, etc.
• Otros ingresos fundamentales
La Inquisición buscó la adquisición de una infraestructura sólida de ingresos, a través de inversiones
en censos y alquileres urbanos.
Las inversiones en censos y alquileres urbanos se fueron incrementando a los largo del siglo XVI.
Sin embargo, no se desviaron ingresos de la Inquisición hacia arcas de la Corona. Lo que parece claro es que
la vinculación de las crisis financieras de la institución con la evolución de la producción agraria, ya que
las rentas de la Inquisición dependÃ−an de diezmos.
• Los gastos del Santo Oficio
Los gastos de la Inquisición se agrupan en tres apartados: los gastos de personal, los gastos de ejercicio de la
actividad inquisitorial y los gastos empresariales.
Los salarios constituyeron la mayor partida de gastos de la maquinaria inquisitorial. La reivindicación
salarial fue una constante queja de los oficiales de la Inquisición por la inflación. Una forma de incrementar
los salarios se llevó a cabo mediante las “ayudas de costa”
Los gastos de ejercicio de la actividad inquisitorial fueron también notables. La compra de materiales
(carbón, papel, ropa, tinta, etc) o el montaje de un auto de fe.
En los primeros años de la actividad inquisitorial el balance económico del Santo Oficio debió ser
positivo. La Inquisición fue rentable.
6. DECADENCIA Y SUPRESIÃ N DEFINITIVA DE LA INQUISICIÃ N
A lo largo del siglo XVIII la Inquisición se debilita. El Consejo tenÃ−a conciencia de la pérdida de
influencia en la sociedad.
La monarquÃ−a habÃ−a dejado de prestar su apoyo hasta el punto de que los reyes decidÃ−an sobre la
Inquisición al margen del Inquisidor General y del Consejo General. No obstante, la actividad inquisitorial
continuó, 125 autos de fea lo largo de la primera mitad lo demuestran, con un total de 111 quemados, 117 en
efigie y 1.235 reconciliados o penitentes.
6.1 Las crÃ−ticas a la Inquisición
Las crÃ−ticas de los ilustrados a la Inquisición mezclaron los argumentos regalistas y los ideológicos.
En 1798, el francés Grégoire, obispo de Blois, escribió al Inquisidor General precisando los abusos
históricos del Tribunal y acababa proponiendo a Godoy la supresión del Santo Oficio. A finales de 1808,
10
Napoleón suprimió la Inquisición.
La guerra de la Independencia generó una explosión nacionalista que se enfrentó abiertamente a toda
ideologÃ−a liberal.
Auque la Inquisición estaba suprimida legalmente, siguió funcionando desde Cádiz hasta que las Cortes
de 1812, reabrieron el debate entre liberales y reaccionarios ante el Santo Oficio.
En la discusión de las Cortes de Cádiz sobre la Inquisición, se produjeron los viejos argumentos
integristas y liberales.
Los diputados liberales acabaron imponiendo su criterio de que la Inquisición era incompatible con la
Constitución. La nueva supresión legal de la Inquisición fue poco duradera.
Tras una nueva supresión durante el Trienio liberal y su restablecimiento en 1823, la Inquisición serÃ−a
definitivamente abolida por el Real Decreto del 15 de julio de 1834 firmado por la reina MarÃ−a Cristina. La
Inquisición pasó asÃ− del debate polÃ−tico a la historia.
7.OPINIÃ N PERSONAL
Hay que reconocer que la justicia tenÃ−a métodos muy crueles, como las condenas a muerte y las torturas
tan dolorosas, como la de la garrocha y otras más.
Además, no pueden hacernos olvidar que las vÃ−ctimas de la Inquisición no sólo fueron los procesados
por ella, sino todos los que vivieron bajo la amenaza de sus garras, que podÃ−an atraparte cualquier dÃ−a, y
torturarte para que confieses si sabes algo de tus amigos, enemigos, vecinos o familiares.
AsÃ− mismo, se podrÃ−a decir que uno de los diez mandamientos es: ama al prójimo como a ti mismo. Y
los Inquisidores, de religión católica, “les entraba por un oÃ−do y les salÃ−a por el otro”, ya que,
torturaban al prójimo como su fuera un muñeco de trapo. Otro mandamiento es: no robarás, y una de las
razones porque la Inquisición persiguió a los judÃ−os fue para apoderarse de su hacienda. Otro
mandamiento es: no matarás, y lo único que hacÃ−an era quemar a gente en hogueras .
También hay que decir, que desde el punto de vista cultural, la Inquisición fue negativa, porque prohibió
obras de teatro y novelas como La Celestina, y otras muchas que se han perdido y sólo sabemos que
existieron por los à ndices de los libros prohibidos.
Yo pienso que la Inquisición fue un Tribunal, que podrÃ−a haber actuado de policÃ−a, pero que no lo hizo,
se “descontroló” y empezó a torturar a gente. AsÃ− pues, la Inquisición forma parte de la historia de
España, no como algo positivo, porque la violencia nunca es positiva, sino como algo trágico, que creo que
todos recordaran como la masacre del pueblo español por el clero, ya que en los Autos de fe y las torturas
siempre habÃ−a un representante del clero; además, la Inquisición sobre todo penalizaba el ser de otra
religión.
11
Descargar