CP Créteil 2002

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Créteil CP 2002
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CONFÉDÉRATION PAYSANNE
DEBATE DE ORIENTACIÓN 2002
ASAMBLEA GENERAL DE CRÉTEIL
Vesoul 1999 - Argentan 2000 - Castres 2001: tres congresos sucesivos en los que los debates
de orientación de la CP estuvieron dedicados a cuestiones europeas e internacionales. En
estos tres años tuvieron lugar acontecimientos europeos e internacionales para la agricultura y
la alimentación de las poblaciones: fracaso de Seattle, Acuerdos de Berlín, acuerdos de Doha.
Vesoul 1999 denuncia la dictadura del mercado y la subordinación de las reglas de los
intercambios a la ley de la oferta y la demanda neoliberal y al dictado de la OMC.
Argentan afirma la necesidad de construir reglas comerciales, de subordinar los intercambios,
en particular los relacionados con la alimentación de la población, a arbitrajes políticos, que el
mundo tiene necesidad de todos sus campesinos y que la soberanía alimentaria es una de las
claves para el futuro sostenible de nuestro planeta.
Castres, define claramente lo que puede y debe ser la PAC del mañana para salvar a los
campesinos.
Tres años en los que no se ha podido frenar la desaparición de explotaciones, ni cortar el
retroceso dramático del número de instalaciones en agricultura.
Tres años en los que la sucesión de crisis de sobreproducción (porcinas, avícolas, vacunas) ha
desvelado, una vez más, que tenían sus orígenes en las reglas de juego de las políticas
agrarias.
Tres años que han conocido un aumento del número de escándalos sanitarios y alimentarios,
revelando a la opinión pública la otra cara del productivismo, de la industrialización de los
modos de producción, de la carrera para disminuir los costes de producción de cara a
conquistar mercados.
Tres años en el curso de los cuales, hemos tenido cada día un poco más la confirmación de
que los actores económicos a los que beneficia este desbarajuste productivista, no tienen
intención de cambiar las reglas que proporcionan jugosos intereses sobre las inversiones a los
hombres de negocios (agro-businessman) de la transformación, de las semillas (semen), de la
distribución, de la química, etc.
Tres años en los que el escándalo del acaparamiento del 80 % de las ayudas públicas por el 20
% de los más pudientes, no se ha terminado por falta de decisión política.
En este contexto, el informe de orientación de la Asamblea General de 2002 se concentra, más
que en volver a recoger por escrito el proyecto a largo plazo de la CP, en los combates a corto
plazo que la CP deberá librar en el marco de la revisión a medio camino de la PAC.
Estando ya cerca el comienzo de las negociaciones, es necesario que la CP elabore una
estrategia sobre las grandes apuestas de esta revisión a medio camino, una estrategia que nos
permita avanzar hacia una reforma de la PAC a medio plazo. Así pues, no nos hacemos
ilusiones: no reformaremos la PAC si la revisión a medio camino desmantela la cuota lechera
como desean los liberales o si la orientación liberal del segundo pilar no se corrige por medidas
de sostenimiento del empleo agrícola, o si la UE favorece las importaciones de soja
transgénica en lugar de favorecer un retorno al pastoreo (a la hierba) de sus explotaciones y
una reconquista de la producción europea de proteínas, o en fin, si la UE rehusa modificar los
fundamentos de una OCM bovina que, en seis años ha eliminado a 54.000 productores sólo en
Francia.
Los principios de fondo siguen siendo los mismos.
• poner fin a la vocación exportadora de la UE.
• La CP reivindica un control de todas las producciones para permitir con un menor coste la
instauración de los precios que remuneren a los productores.
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La CP hace una llamada a la desintensificación generalizada de las producciones, única
respuesta a la demanda de calidad, a la necesidad de respetar mejor el medio ambiente y
de preservar los empleos agrícolas.
Sin embargo, hemos tomado la decisión este año de dirigir nuestros análisis a las grandes
custiones que serán primera página en 2002-2003. Se trata de elaborar una estrategia
ofensiva, de examinar los espacios políticos y las relaciones de fuerza existentes y de sacar
conclusiones en cuanto a nuestra estrategia de acción.
Estos espacios políticos son de tres órdenes:
Se trata en primer lugar de colocar en el centro de los debates la cuestión de las políticas de
mercado: preservar y consolidar la OCM lechera y reformar la OCM de la carne de vacuno,
serán el objetivo de todos nuestros esfuerzos en 2002-2003.
En segundo lugar, reconquistar la autonomía de los campesinos europeos imponiendo un plan
de proteínas de envergadura y poniendo fin a la vocación “importadora” de la UE en materia de
proteínas.
Y por último, una labor sindical de envergadura: la reforma del segundo pilar de la PAC, el
reglamento de desarrollo rural, para que se tenga en cuenta de forma más adecuada el
empleo, la multifuncionalidad de las pequeñas explotaciones y para inscribir la PAC en una
amplia política de instalación en agricultura.
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Parte I
Salvar las políticas de mercado
Los acuerdos de Berlín, firmados en 1999, han acentuado la tendencia a la reducción, incluso
al desmantelamiento, de las políticas de gestión de los mercados agrarios. Aumento progresivo
del nivel de las cuotas lecheras y descenso de la intervención, supresión de las políticas de
intervención y de almacenamiento público en la OCM bovina, tendencia a la adaptación del
conjunto de las OCMs a los mercados internacionales, reducción de los precios institucionales
para el conjunto de las producciones para mejorar la competitividad de la industria
agroalimentaria europea. Todos ellos son signos indicadores de un abandono progresivo de las
políticas de orientación (regulación) de los mercados. Los acuerdos de Berlín acentúan lo que
se había iniciado en 1992, a saber: una política principalmente pilotada por la agroindustria y la
gran distribución. En este contexto, las OCMs se reducen cada vez más a la definición y a las
modalidades de atribución de las ayudas compensatorias de los descensos de precios, ayudas
que, por otra parte, convendría deslizar (“esconder”) rápidamente en el apartado desarrollo
rural de la PAC ("OMC-compatibilidad obliga")
Los países del club de Londres (RU, SUE, DIN, ITA), son los más decididos a acabar con la
agricultura "administrada", mientras que otros países, sobre todo Holanda y Alemania, se
colocan cada vez más claramente bajo el estandarte "liberal verde", reivindicando la supresión
de las ayudas a los productos en beneficio de subvenciones "desacopladas". Los otros países,
entre ellos Francia, a pesar de sus discursos, no parecen estar en condiciones de defender
políticas de regulación.
El balance a medio camino de los acuerdos de Berlín, que será debatido en 2002 y después
acordado, probablemente a fin de año, por el Consejo de Ministros de Agricultura, constituye en
este contexto una etapa de una importancia crucial para el futuro de los campesinos europeos.
La cuestión es saber si este balance será la ocasión de frenar y de abrir la vía a otra política
agrícola o, por el contrario, de acelerar el proceso de reestructuración/desmantelamiento de las
políticas de regulación de los mercados agrícolas.
En tal contexto, parece cada vez más evidente que más que ganar, es necesario aplicarse
(esforzarse) en "no perder" los mecanismos que más se corresponden, a pesar de sus
evidentes defectos, con la política que nosotros preconizamos: el control de las producciones.
El debate sobre la OCM de la leche será crucial al respecto.
Es preciso convencer de que reformar la política agrícola en su globalidad es una necesidad,
que preservar y reforzar las cuotas (control) lecheras sin reformar la organización del mercado
de la carne de vacuno o la OCM de los grandes cultivos (cereales), no tendría ningún sentido.
La creación de la relación de fuerzas necesarias para convencer a los que toman las
decisiones de que los campesinos, de manera mayoritaria, quieren precios y no primas y que
una reorientación de las políticas en este sentido puede perfectamente responder a las
reivindicaciones ciudadanas de seguridad sanitaria, de respeto del medio ambiente, de
preservación de la diversidad y de la tipicidad de los productos, deberá, en el plano sindical,
ocupar nuestros próximos dos años.
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1.- Reformar la OCM de la leche para reforzar(conforter) el control
El control de las producciones es el instrumento menos costoso de regulación de los mercados.
Mientras que el presupuestos FEOGA-garantía correspondiente a las producciones no
controladas se ha más que doblado desde 1984, el presupuesto de la OCM de la leche se ha
dividido por dos entre 1983 y hoy día 4,3 millardos de € en 1983 frente a 2,4 millardos en 2001.
Los dispositivos de control no limitan, por tanto, solamente la producción, sino también los
gastos, lo que debería constituir un argumento determinante en su favor a la hora de las
restricciones presupuestarias.
El segundo argumento de peso, para los productores en todo caso, es la cuestión de los
precios a la producción. Aproximadamente el 76 % de la producción europea de leche se
consume en el interior de la UE sin ninguna ayuda financiera. Ahora bien, en el periodo 19602001, la quasi estabilidad de los precios 1,entre otras cosas debido a una relativa adecuación
de la oferta a la demanda, ha permitido a los productores tener unos ingresos procedentes
esencialmente de la venta de su producción. El argumento utilizado por algunos liberales al
respecto, que denuncian el precio muy elevado de la leche para los consumidores, es risible.
¿Qué consumidor verá la diferencia del precio del yogur cuando el precio a la producción haya
bajado 20 céntimos el litro?. Únicamente las industrias agroalimentarias se beneficiarían en el
caso de la bajada de precios.
Otro argumento en favor de las cuotas lecheras es que esta política ha ralentizado, aunque
insuficientemente, la concentración de las producciones y ha permitido mantener la ganadería
de leche en zonas difíciles. Varios estudios recientes han simulado las consecuencias, en
términos de distribución de las producciones, del desmantelamiento del control de la
producción lechera. La producción se concentraría en algunas grandes cuencas de producción
bajo el mismo modelo de las producciones avícolas y porcinas.
Desgraciadamente la política de cuotas no ha permitido mantener los empleos (no era, por otra
parte, el objetivo de sus iniciadores). La triplicación en 20 años de la producción lechera por
explotación (lo que ha sido posible por una tecnificación creciente de la producción y por el
aumento en 30 años de más del 30 % en la productividad media por vaca, es decir, con el
mismo número de vacas se produce un 30 % más de leche), ha tenido como consecuencia una
reestructuración enorme de la ganadería lechera. Así el número de productores ha pasado,
entre 1983 y 2000 en Francia, de 385.000 a 130.000, o sea se ha dividido ¡ casi por tres!.
A pesar de este hecho, la reforma de la OCM de la leche ha dado lugar a un largo y vivo
debate en 1998/1999 entre los defensores de un desmantelamiento de la OCM y los
defensores de una política de control que garantice precios remuneradores. Ninguna de las dos
partes ha tenido éxito en inclinar de manera definitiva la balanza de un lado o de otro, por lo
que se han adoptado medidas a medias. Pero estas medidas, que prorrogan por 8 campañas
el principio del control de la producción lechera (hasta la campaña 2007/2008), preparan sin
embargo, un eventual abandono, puesto que una parte del Consejo se ha propuesto revisar a
medio camino la política lechera, con el objetivo de permitir la desaparición del régimen actual.
Por otra parte, las medidas de sostenimiento de los precios han sido significativamente
aminoradas y las cuotas reevaluadas para el conjunto de los países de la UE.
Para hacer memoria, las medidas adoptadas en Berlín 99 han sido las siguientes:
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o
o
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Prórroga por 8 campañas del régimen de cuotas lecheras
Aumento en dos etapas (a partir de 2000/2001) de la cuota de Grecia, España, Italia,
Irlanda y Reino Unido (1,2 % de la Cantidad total garantizada )
Descenso del 15 % en tres etapas, a partir del 2005, del precio de intervención para la
mantequilla y la leche en polvo descremada, y descenso del 17 %, igualmente en tres
etapas a partir del 2005, del precio indicativo de la leche.
Siempre con una orientación a la baja, puesto que los precios a la producción han bajado un 23 % en el curso de este
periodo. Esto es muy inferior a lo ocurrido con otras producciones:
- 67 % para el trigo blando, -66 % para el maíz, 57 % para el porcino, -45 % para el pollo. -41 % para la carne de vacuno.
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o
o
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Compensación del descenso de los precios por ayudas directas calculadas por
tonelada de cuota individual (0,66 céntimos de €/l en 2005, 1 céntimo de € en 2006 y
1,67 céntimos de € en 2007)
Instauración de un sobre financiero de flexibilidad (sobre nacional) a disposición de
cada Estado (65,2 millones de € para Francia, 125 millones de € en 2006 y 183
millones de € en 2007), sobre nacional que podría ser utilizado para compensar mejor
el descenso de los precios para las regiones menos favorecidas.
Los tres escenarios de la reforma
Una vez descrito el contexto de la reforma del 99, vamos a ver como la reforma a medio
camino podría revelarse como crucial para la OCM de la leche. A día de hoy, son tres las
hipótesis normalmente evocadas por los agentes políticos e institucionales:
• El status quo, que a la vista de las relaciones de fuerza actuales, no es la hipótesis
con más apoyo. Esta hipótesis consistiría simplemente en mantener la situación "post
acuerdos de Berlín". Los defensores de este escenario son paradójicamente los
mayores productores que se benefician actualmente de verdaderas rentas de situación,
con grandes cantidades de cuotas a precios garantizados. En los países que tienen
legalizados los mercados de cuotas, estos mismos grandes productores, que han
invertido en nuevos complementos de cuotas, rechazan la hipótesis del fin de las
cuotas.
• El mantenimiento del control de la producción, acompañado de la continuidad en
el descenso de precios: esta hipótesis, que va en el sentido de las orientaciones
acordadas en Berlín en 1999, es la defendida sobre todo por la Comisión Europea.
Ésta ha defendido este principio en una respuesta a un informe del Tribunal Europeo
de Cuentas. Si bien defiende fuertemente el principio del control de la oferta, pone en
tela de juicio la pertinencia de la disminución de la cuota europea con el fin de adaptar
la producción al mercado remunerador. La apertura creciente de nuestras fronteras,
impuesta por el acuerdo agrícola de la OMC, correría el riesgo según ella de poner
peligrosamente en competencia la leche europea con las producciones originarias de
países con menores costes de producción. Contando con un aumento de los precios
mundiales, la Comisión juzga necesario llegar a un precio de equilibrio inferior a los
precios definidos en el marco de los acuerdos de Berlín, pero superiores a los precios
mundiales actuales. Según la Comisión, los precios mundiales sólo pueden evolucionar
al alza! . Como algunos economistas ha demostrado ya2, el argumento de un precio
mundial guía, ha sido siempre utilizado por los liberales para justificar la bajada de
precios. Sólo un problema: estas previsiones se han revelado a menudo como falsas,
influenciadas como están por las intenciones expansionistas de las multinacionales de
la agroalimentación, que manipulan en gran medida las publicaciones de la OCDE, la
referencia de la Comisión en la materia.
• La supresión de las cuotas ligada a la liberalización total o parcial de los precios
a la producción. Los agentes más liberales de la industria agroalimentaria y del
mundo político defienden esta hipótesis. Esta producción "básica" es la única, en
efecto, sometida a control; la OCM impone desde 1984 un dispositivo de control
obligatorio que se aplica uniformemente sobre el territorio europeo. Desmontar este
sistema es para ellos un paso más en la liberalización y en la desregulación de los
mercados agrarios, con gran beneficio para los industriales de la transformación.
Además de los argumentos ya citados sobre el riesgo de aumentar " el corte” (abismo)
entre los precios interiores europeos y el precio mundial, los grandes argumentos de
los abolicionistas son los siguientes:
o Las exportaciones de los productos lecheros (salvo los productos de fuerte
valor añadido como los quesos) son todavía importantes en volumen.
Aproximadamente la mitad de la producción excedentaria europea, se
introduce en terceros países con la ayuda de subvenciones a la exportación; el
resto se gestiona con diversas medidas de liquidación y de almacenamiento. El
conjunto de estas medidas de liberación del mercado, cuesta anualmente a los
contribuyentes europeos la bagatela de 500 millones de € !. En este contexto,
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La Agricultura, talón de aquiles de la mundialización, página 179 y siguientes, de Jacques Berthelot, Edition L'
Harmatt
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o
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o
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mientras que la UE debe, bajo la presión de la OMC, disminuir sensiblemente
sus restituciones a la exportación (debe suprimirlas al final), la única manera de
no perder mercados en los países terceros, consiste en imponer una bajada
brutal de los precios. La supresión de las cuotas es el medio más fiable.
El sistema de cuotas perjudica la reestructuración y la modernización del sector
lechero (se sobreentiende: quedan demasiados pequeños campesinos)
Los niveles de precios alcanzados por las cuotas, en los países donde se
pueden comprar, compensarían su supresión y el descenso de precios que se
produciría sería económicamente neutro para los ganaderos (los precios de
adquisición de las cuotas oscila entre 0,7 y 0,9 € por kg de leche en Alemania)
Por último, los liberales arguyen la dificultad y los riesgos sociales (!) de
imponer a los PECOS un dispositivo de cuotas. En su gran bondad ¿No se
imaginan imponer las cuotas únicamente a partir de un cierto volumen de
producción, con el fin de no bloquear a los productores más pequeños?.
1-2 La relación de fuerzas que puede cambiar
Estos argumentos no son utilizados a la vez por el conjunto de los detractores del sistema de
cuotas. Incluso los países del club de Londres, los más abiertamente liberales de la UE (RU,
SUE,DIN e ITA), no están en la misma línea. Si bien los tres primeros países combaten
fuertemente cualquier traba al comercio por principio, Italia tiene una posición más compleja.
Desde 1984 denuncia la escasa cuota que tiene atribuida en relación con el consumo interno y
ha adoptado la posición estratégica de denunciar el sistema de cuotas. Sin embargo, su
posición es susceptible de evolucionar si se da un paso en su dirección en cuanto a la
atribución de cuotas suplementarias. Sobre todo teniendo en cuenta que en caso de
desmantelamiento del sistema de cuotas, el descenso de los precios de la leche en Europa,
deberá ser compensado por las ayudas directas, lo que acentuará el desequilibrio del reparto
del presupuesto de la PAC entre países del norte de Europa y los países mediterráneos, en
beneficio de los primeros que gozan ya de amplias ventajas. Otro argumento que podría
volverse decisivo es que Italia tiene unos costes de producción que están situados entre los
más elevados de Europa. El fin de las cuotas aceleraría la desaparición de un gran número de
pequeñas explotaciones, poniendo en tela de juicio su capacidad de recuperar una cierta
autonomía lechera.
En cuanto a los alemanes y a los holandeses, las relaciones de fuerza internas en el seno de
estos países, oscilan en función de los precios de la leche. La deriva mercantilista de compraventa de los derechos a producir, les incita a preferir su desaparición, pero la buena orientación
de los precios en plena crisis de las vacas locas y la dificultad de gestionar la transición postcuotas (cómo compensar a los ganaderos que se han endeudado para comprar las cuotas y
que no podrán recuperar su inversión vendiéndolas), moderan su inclinación. El ministerio
alemán, dirigido por la verde Renate Kunast, ha tomado recientemente posición para la
supresión de las cuotas. Una posición que esperamos, no sea definitiva!
Frente a estos países, los Estados favorables al mantenimiento de las cuotas, a la cabeza de
los cuales se encuentra Francia, disponen actualmente de una minoría de bloqueo que
permitiría impedir a los partidarios de la supresión de las cuotas inclinar la balanza a su lado.
Pero ¿hasta cuándo?.
1-3 Conservar y mejorar el sistema de control de la producción lechera?
Para la CP perder la batalla del control lechero se convertiría en cierta manera en la pérdida del
conjunto de sus reivindicaciones. ¿Cómo tener un discurso sobre el control generalizado de las
producciones si la única OCM que la tiene en marcha es desmantelada?. Por esta razón la
consolidación del control lechero debe constituir una de las prioridades del año 2002/2003 para
nuestro sindicato. Esto nos lleva a denunciar firmemente el inaceptable acuerdo de Berlín,
regalo de la UE a la industria agroalimentaria. Anunciando conjuntamente el descenso de los
precios de la leche y el aumento del volumen del que los Estados miembros disponen, se
reduce a nada el interés del control de la producción lechera.
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Por otra parte, las consecuencias últimas de los dos últimos escenarios citados, son ya bien
conocidas, gracias a varias simulaciones del INRA: así, un aumento del 4% de cuota conduciría
a un descenso de aproximadamente el 25 % de los precios de la leche, mientras que un
abandono puro y simple de las cuotas haría caer el precio de la leche cerca del 50 %. Tanto
como decir que si la UE decidiera una de esas vías, los productores de leche tendrían sus días
contados.
Por estas razones hacemos de este asunto una prioridad. En estas condiciones, necesitamos
luchar, más que por el mantenimiento de las cuotas, por la mejora del mecanismo de control
de la producción y por la conservación de precios verdaderamente remuneradores. Es el cuarto
escenario, el de la CP.
1-3-1 Vías para reforzar el control de la producción lechera.
1-3-1-1 Adaptar la producción al consumo no subvencionado, mediante un control mejor
distribuido entre los Estados y los productores.
Para la CP el debate sobre el control de la producción no debe limitarse a los tres escenarios
descritos precedentemente.
Un cuarto escenario es posible, basado sobre la adaptación de la oferta a la demanda
remuneradora interior. Esta demanda está constituida, por una parte, por el 76 % de la
producción consumida en la UE y valorizada directamente por el precio, a lo que se suman los
volúmenes que se benefician de los mecanismos de intervención (aproximadamente el 12 % de
la producción), mecanismo que debe preservarse forzosamente para jugar su papel regulador.
El 12 % restante, a los que debemos sumar los volúmenes exportados sin subvención, bajo la
forma principalmente de quesos AOC, son por tanto excedente.
Tal escenario exige por tanto, una reducción significativa de la producción europea
(aproximadamente 10 %) que no es abordable más que si una parte de los países sobreproductores (Holanda, Dinamarca, Irlanda) reducen progresivamente su producción y, por otra
parte, si las cuotas de los grandes productores de todos los países se ven reducidas. Algunas
cuotas deberán ser redistribuidas a los países fuertemente deficitarios, el primero de los cuales
es Italia. ¿No es inconcebible que un país como Irlanda sea autorizado a producir casi el 200 %
de su consumo interior?. Mientras Italia está acantonada con una producción un 30 % inferior a
su consumo interno, o que un productor sea autorizado a producir 250 a 300.000 litros de
leche, mientras que otro sobrevive (¿) con 3 ó 4 veces menos.
En este contexto, la CP propone una revisión de los repartos de volúmenes (de cuotas)
entre países, de manera que disminuyan las diferencias internas en cada país entre la
oferta y la demanda. La reducción necesaria para el ajuste de las cuotas debe ser
imputada sobre la fracción de referencia por encima de los 100.000 primeros litros por
activo de las explotaciones lecheras afectadas. Este umbral debe ser modulado en
función de las otras producciones presentes en la explotación.
1-3-1-2. Mantener un precio único y remunerador
El reforzamiento de la política de control es incompatible con las orientaciones adoptadas en
Berlín, que prevén el aumento de cuota para el conjunto de los Estados miembros y la
reducción de los precios de intervención (15 a 17 %).
Mientras que la leche se beneficia ante los consumidores de una buena imagen y sus
cualidades nutritivas son unánimemente reconocidas y las exigencias de los transformadores
en materia de calidad de la leche se refuerzan constantemente, el precio puede y debe
permanecer a un nivel verdaderamente remunerador. El descenso de los costes reforzaría la
tendencia, ya de por sí fuerte, a la intensificación de las producciones, en detrimento de la
calidad. Se ha visto lo que la carrera por la producción ha dado con el uso de las harinas
cárnicas. Los consumidores deben comprender que precio y calidad son dos elementos
íntimamente unidos.
1-3-1-3. Repartir mejor las producciones entre las regiones y los productores, permitir una
movilidad de las cuotas que beneficie a los pequeños productores y a la instalación y tender
hacia la gratuidad de las cuotas.
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Hoy día en los contextos de gestión "gratuita" de las cuotas (Francia) o de gestión mercantil de
los otros miembros de la UE, todos los procedimientos ligados a las transferencias, al cese de
actividad, al alquiler o a la venta, conducen inevitablemente a la desaparición de explotaciones,
lo que resulta completamente insoportable e inaceptable. Los tecnócratas que preparan la
revisión de las cuotas y rechazan ver un futuro en las pequeñas explotaciones, deberían saber
que por encima de un determinado tamaño, un rebaño lechero no puede ser puesto en
pastoreo (mis à l' herbe), lo que está en completa contradicción con las medidas que se dice
(anuncia) quiere tomar Europa en el terreno medioambiental!.
Se debe dar un frenazo a esta política que elimina cada día puestos (empleos) de explotación,
mientras que los umbrales críticos se alcanzan en la mayoría de los países en contradicción
con las demandas sociales.
Esto requiere una política que reúna gratuidad de la cuota y norma de redistribución/reparto,
por ejemplo por medio de reservas nacionales, con el fin de reinstalar nuevos productores,
saliendo de la espiral infernal de eliminación por reestructuración-concentración.
1-3-1-4 Encontrar un mercado no desestabilizante (distorsionante) para las importaciones a
precio mundial que se han hecho obligatorias por la OMC
Los acuerdos agrarios de la OMC imponen a los países "desarrollados", importar un mínimo del
5% del volumen de producción de cada producto. Para la leche esto significa concretamente la
llegada a muy corto plazo de casi 5,5 millardos de litros cada año. Es necesario desde ahora
reflexionar para que este, desgraciadamente sin marcha atrás (incontournable) flujo de leche a
bajo precio, no sea un elemento perturbador de los mercados. ¿No es indispensable reservar
estos volúmenes a mercados muy precisos, como la mantequilla o la alimentación láctea de los
terneros, p. Ej?.
1-3-1-5 Un período largo de transición para los PECOS
Para los pequeños productores de los PECOS, como fue el caso para los de la UE en 1984, la
instauración rígida y no diferenciada de las cuotas, constituirá una catástrofe. Salvo que se
quieran preparar graves problemas sociales en algunos de estos países, sobre todo Polonia,
parece necesario que este problema sea tratado inteligentemente. En efecto ¿Cómo establecer
una referencia de cuota para un campesino que tiene hoy día 3 ó 4 vacas sin condenarle al
abandono a corto plazo?. No se puede imaginar que únicamente una política de precios
remuneradores permitirá a estos paisanos vivir decentemente de su producción. La medida
"pequeña explotación", de la que la CP propone la instauración, constituye un dispositivo
indispensable para el mantenimiento de estas explotaciones.
1.4 Una estrategia a dos niveles
1-4-1. Hacer evolucionar las relaciones de fuerza en Europa con la CPE
Para hacer evolucionar este debate clave, la CP deberá emplear todo su peso para convencer
a sus “partenaires” en el seno de la CPE, y sobre todo ABL el sindicato alemán, hoy día muy
escuchado en Alemania, de la necesidad de convencer por la acción y el diálogo a los
gobiernos, del drama que supondría, sobre todo para los pequeños paisanos, el
desmantelamiento de las cuotas lecheras. Para asegurar, como mínimo, la continuidad del
sistema y preparar el reforzamiento del control, el conjunto de los “partenaires”, deberán ejercer
todo su peso para convencer a dos países claves que, como Francia, disponen de 10 votos en
el Consejo de Ministros Europeo: Italia y Alemania. Para ello, será necesaria una campaña de
movilización europea y la CP deberá ocupar allí su sitio.
1-4-2 Concienciar a los productores franceses y llevar a cabo acciones fuertes y
simbólicas.
Desde hace varios años, las movilizaciones de los productores de leche escasean. La puesta
en marcha de los CTE (Contratos territoriales de explotación), que individualiza aún más los
comportamientos en detrimento de la acción colectiva, y que permiten además a los ganaderos
soportar bastante fácilmente el descenso progresivo de los precios, no hace nada por arreglar
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las cosas. ¿Es necesario esperar el anuncio del desmantelamiento de las cuotas para
levantarse? ¿Es necesario esperar la bajada de los precios en el 17 % previsto por los
acuerdos de Berlín para iniciar las acciones?.
Afirmamos hoy que no. Para oponerse, la CP deberá hacer todo para concienciar a los
paisanos de las apuestas relacionadas con este informe. La multiplicación de las reuniones
locales y la preparación de acciones demostrativas son prioritarias. Y los objetivos deben ser
tanto los políticos como los transformadores y los super-productores. No les dejemos destruir el
control de la producción.
2. La OCM carne de vacuno: combatir el status quo
2-1 EL SENTIDO DE LOS ACUERDOS DE BERLÍN: ADAPTARSE A LA POLÍTICA
NEOLIBERAL
En 1992 se decidió bajar los precios institucionales para minimizar el diferencial de precios con
las carnes blancas (se refiere a pollo y cerdo) y facilitar los intercambios con terceros países sin
restituciones. Hemos sufrido también en 1992 un descenso del 15 % y en 2000 una bajada
suplementaria del 20 %. De hecho estas bajadas de los precios facilitan también la entrada de
las carnes de calidad en la UE sin perturbar demasiado el mercado interior.
Al mismo tiempo, el instrumento de gestión del mercado interior que era la intervención pública,
desaparecerá el 01-07-02. Será reemplazada por un almacenamiento privado y una red de
seguridad a 10,2 F/Kg (1,55 €) para los bovinos jóvenes y los bueyes. Es lo mismo que decir
que los productores no estarán protegidos.
La ayudas compensatorias se aumentaron para compensar el 80 % del descenso de precios (el
20 % restante debería compensarse por el aumento de productividad). Se ha añadido una
prima al sacrificio sin techo que favorece la cría intensiva.
Aunque las previsiones de la Comisión Europea anuncian un excedente de 1 millón de Tm no
comercializables para el 2005, no se ha puesto en marcha ningún instrumento serio de control
de la oferta.
La política de desarrollo rural se ha reforzado en detrimento de la política de mercado. Esto
traduce la voluntad de adaptarse por adelantado a las exigencias de la OMC liberal (nada de
subvención a la producción) sin resistencia.
La CP había denunciado los acuerdos de Berlín, reivindicando una política menos costosa de
control de la oferta de todas las producciones, con un reparto entre campesinos y regiones, así
como una renta de los campesinos procedente esencialmente de precios acordes con los
costes de producción.
La aparición de la 2ª crisis de la EEB, y sobre todo su gestión, nos ha dado por completo la
razón. Nos encontramos en un sistema muy costoso, que subvenciona una producción
excedentaria y peligrosa para, en el momento de la crisis, subvencionar además la destrucción
del producto. Estas decisiones incoherentes son inaceptables.
2.2 LA SITUACIÓN ANTES DE LA CRISIS DE LA EEB
Es preciso recordar que en la UE, desde hace más de 10 años, la producción de carne de
vacuno desciende de forma bastante regular (8,5 millones t en 1991; 7 millones t en 2001). El
consumo baja también (7,3 millones t en 1991; 6,1 millones t en 2001).
Las importaciones son estables y bajas. Las exportaciones han bajado mucho (de 1,3 millones
en 1991 a 600.000 t en 2001).
Los ajustes se llevan a cabo por el almacenamiento público, siendo los stocks muy variables
según los años (1 millón t en 1992, 0 en 1995, 300.000 t en 2001, aunque con más de 500.000
t destruidas).
En 1999, la situación del mercado europeo estaba falsamente saneada. La oferta parecía
ajustada a la demanda porque Gran Bretaña estaba bajo embargo total desde 1996 y destruía
los bovinos de más de 30 meses (con subvención europea). Además, la UE utilizaba la prima
Herodes, lo que representa aproximadamente 370.000 t de carne de añojo de menos cada año
Créteil CP 2002
10
(todo sobre fondos europeos). En Francia se vivía sobre una nube, con precios elevados en un
mercado replegado sobre el territorio nacional desde la crisis de la EEB de 1996.
Sin embargo, en realidad la reestructuración de las ganaderías era muy fuerte debido:
o A las ayudas PAC que favorecen a las mayores explotaciones desde 1992
o al programa de prejubilación puesto en marcha en 1992 y particularmente "bien
utilizado" en Francia en las zonas de vacas nodrizas.
En Francia, la reestructuración del rebaño de nodrizas ha sido deliberadamente puesta en
marcha por el OFIVAL, en los contratos de los planes Estado-Regiones que han
subvencionado la compra de vacas solamente para los rebaños de más de 30 vacas (hasta
3.000 F por cabeza) y que subvencionan hoy día la construcción de instalaciones.
Hemos perdido 54.000 explotaciones de carne de vacuno desde 1994 (160.000 actualmente).
El tamaño de los rebaños de carne ha pasado de 16 vacas nodrizas de media por explotación
en 1990 a 25,3 en 1999. En 10 años el número de explotaciones bovinas ha disminuido el 40 %
(el 28 % estos últimos 5 años a escala europea).
Ya en 1999, muchos ganaderos de carne de vacuno tenían unos beneficios casi iguales a las
ayudas directas percibidas. Hoy día, las ayudas son superiores al beneficio. Un ganadero de
cada tres no gana el salario mínimo.
2.2.1 LA CRISIS QUE PRECIPITA LAS COSAS
El primer año de crisis (noviembre 2000 a noviembre 2001) ha estado dominado por un gran
temor generalizado a la EEB. Pero enseguida la crisis ha sido utilizada, como siempre, para
"sanear la situación".
a) Sus efectos directos
Los ganaderos no son iguales ante la crisis. Los que, gracias a la dimensión de su explotación,
tienen constituida una renta de situación con las ayudas PAC, las ayudas a las inversiones y
los CTE (Contratos Territoriales), han hecho frente sin demasiado problema al descenso de
precios del 20-25 % del primer semestre de 2001. En el 2002, las ayudas PAC aumentaron y
los CTE están en su apogeo. Además, estos ganaderos son los primeros en beneficiarse del
FAC (Fondo de Reducción de Gastos), pero también de los regalos de sus suministradores y
de sus clientes. Los otros, es decir, los ganaderos de pequeñas y medianas dimensiones y los
diversificados tienen muchos más problemas porque son mucho menos ayudados. Ante las
dificultades, esperan (estudian, consideran, desean) el abandono. Así, la reestructuración de la
producción se facilita mucho.
La transformación industrial no ha sufrido más que en las primeras semanas de crisis.
Enseguida, la retirada-destrucción y la intervención pública, les ha permitido recuperar un
volumen satisfactorio de actividad, con precios más bajos. Actualmente se encuentra bien,
aunque su trabajo es más complicado. Únicamente los pequeños transformadores tienen
dificultades para hacer frente a las nuevas exigencias de precaución.
La distribución no ha sufrido, puesto que ha compensado el descenso de los volúmenes por un
aumento del precio al consumo, ofreciendo una calidad de carne superior, adquirida a bajo
precio (ver estudios del OFIVAL)
Los poderes públicos, la transformación industrial y la gran distribución, han sacado lecciones
del gran miedo a la EEB:
o Una gran cantidad de medidas de precaución son adoptadas antes y durante el
sacrificio, las cuales son soportadas mejor por los industriales que por los artesanos.
o Los transformadores y los distribuidores aumentan los signos distintivos entre
productos (la segmentación del mercado) para tranquilizar a los consumidores.
o Todo el mundo hace una publicidad escandalosa sobre la trazabilidad, pero las
prácticas de opacidad no han cesado todas (sin duda).
b) Lo que se diseña (proyecta)
Las exigencias de la segunda transformación (despiece y fabricación) y de la gran distribución,
son impuestas de manera dictatorial a los escalones anteriores (sacrificio, puesta en mercado y
Créteil CP 2002
11
producción) que están completamente cautivos. Asistimos a una verdadera toma de todo el
sector por estos dos escalones delanteros, los más industriales: a corto plazo la
estandarización y la industrialización a la que nada se podrá resistir.
Los poderes públicos no ven inconvenientes en esta situación, todo lo contrario. De ahí los dos
planes de ayudas a los ganaderos que, de hecho, acompañan la reestructuración.
Con más detalle, se constata una desvalorización total de la carne de vaca lechera. Esto
favorece los objetivos de especialización acusada de los rebaños de leche y carne para mayor
industrialización. Para la CP, esto plantea el problema de la evolución de la ganadería hacia la
agricultura campesina.
La demanda comercial evoluciona hacia animales jóvenes, menos sospechosos desde el punto
de vista sanitario y, sobre todo, más estandarizados, pero siempre criados de manera
intensiva. ¡Adiós a la Hierba!. ¡vivan los cereales!. La calidad de los animales "amamantados"
es alabada (“se presume de”) a partir de la imagen de utilizadores de hierba que ellos
transmiten. Pero nunca se establece la relación con el mantenimiento de los campesinos, el
equilibrio de los territorios, ni con un desarrollo sostenible.
Si la PAC no cambia, el descenso de los precios del 20 al 25 % se consolidará. Es decir, que a
la próxima crisis los precios caerán aún más bajo puesto que no habrá más que la red de
seguridad a 10,2 F (1,55 €) para los bovinos jóvenes (añojos) como herramienta de gestión del
mercado.
El consumo de carne bovina no remontará al nivel de los años ochenta a menos que se
produzcan cambios culturales que no son previsibles.
A nivel de la producción, se ve muy bien como reaccionan los ganaderos menos amenazados:
se apropian con grandes gastos de todas las tierras a su alcance, invierten en instalaciones
ganaderas y de material pesado, para poder producir con menos mano de obra y adecuarse a
las exigencias de los pliegos de condiciones impuestos por la transformación. Estos ganaderos
constituyen explotaciones imposibles de retomar en un marco clásico y finalmente son muy
frágiles.
3. La apuesta de la revisión a medio trayecto (recorrido) de la Agenda
2000
En junio de 2001, ante la avalancha de problemas ocasionados por el bloqueo del mercado de
la carne de vacuno y el enorme coste engendrado por la destrucción y el almacenamiento
público, Frantz Fischler, Comisario Europeo de Agricultura, dejaba entender que debería
emprenderse una modificación de la OCM de la carne de vacuno con ocasión de la revisión a
medio camino. Esto es lo que desea la CP con la esperanza de poder influir en las decisiones.
Hoy día parece que la tendencia al status quo triunfa. En efecto, aprovechando los precios
bajos y la reestructuración operada por los ganaderos sobre sus granjas, el mercado parece
sanearse (no obstante, sin duda con carácter coyuntural). Además la OCM actual, resulta de un
equilibrio tan sutil que es muy laborioso de modificar aunque sea una coma.
Pero sobre todo, el status quo triunfa porque la PAC 2000 conviene mucho al lobby agroindustrial:
o Provoca una especialización de los trabajos y de las regiones gracias a la orientación
de las primas de animales y de cereales: zonas llanas en cría intensiva y producción de
bovinos acabados que alimentan estabulados las grandes instalaciones industriales,
zonas menos favorables para los cultivos que crían los "moldes de terneros" y
producen ganado no cebado de manera cada vez más extensiva con cada vez menos
campesinos.
o La buena imagen de la ganadería bovina con hierba y la ocupación del territorio son
preservados por los grandes rebaños extensivos
o Los productores están bajo la dependencia total de las empresas y de las voluntades
industriales, puesto que han sido debilitados por un desarrollo basado sobre las ayudas
públicas, dirigidas a esclavizarlos.
o Precios bajos y mercancía abundante favorecen el negocio de los industriales, tanto
más con la perspectiva de la ampliación de la UE.
En la UE liberal hay fuertes contradicciones de intereses entre los Estados miembro sobre la
carne de vacuno. Esto es lo que determina las relaciones de fuerza.
Créteil CP 2002
12
La UE produce 2/3 de su carne de vacuno a partir del rebaño lechero, mientras que Francia no
produce más que la mitad. Ahora bien Francia, primer productor y consumidor de carne de
vacuno, no defiende su gran rebaño nodriza más que con un espíritu productivista (influencia
de la FNSEA obliga). De este modo, a menudo se encuentra aislada.
Alemania, segundo productor (volumen próximo al de Francia) produce sobre todo a partir de
razas lecheras o mixtas. Su sensibilidad más "ecologista" la conduce hacia soluciones liberales
que protegen el medio ambiente, pero no los ingresos de los campesinos, ni su número.
Para la CP, la apuesta de la revisión a medio trayecto (y de una reforma de la PAC) es
obstaculizar estas evoluciones.
Si verdaderamente la UE consigue generalizar una ganadería intensiva en un sitio, extensiva
en otro, pero de todas maneras muy capitalista y destructora de campesinos, esta evolución
será irreversible. No se podrá recrear las explotaciones destruidas, ni los paisajes, ni los
productos tradicionales (territoriales), puesto que los que “saben hacer” habrán desaparecido.
Por lo tanto, es imperativo para nosotros ayudar a los campesinos a resistir ahora, trabajando
para invertir las relaciones de fuerza favorables al neoliberalismo.
4. Lo que debe defender la Confédération paysanne
La CP pretende defender a los campesinos que viven de la agricultura campesina. Esto quiere
decir en la carne de vacuno luchar por:
o Que los campesinos sean autónomos en sus decisiones financieras y técnicas en
relación a los bancos y la agroindustria
o Que vivan de producciones repartidas y distribuidas en el territorio de la UE y, por
tanto, controladas (cuotas)
o Que construyan explotaciones transmisibles para asegurar un desarrollo sostenible
Estos principios constituyen una guía para definir los ejes de movilización en el corto y medio
plazo. Ante todo, es necesario comenzar por resistir a la reestructuración industrial.
a) A nivel de la UE, hacer evolucionar las OCMs
El objetivo es conseguir una menos mala distribución de las ayudas, hacer soportar los
esfuerzos de control de las producciones a los grandes productores y favorecer los modos de
producción próximos a la agricultura campesina. La lista de modificaciones es larga:
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
Techar (máximos) la prima de sacrificio, puesto que tal y como está, es una incitación a
la producción intensiva
Si la referencia de derechos a PMTVA (vacas nodrizas) debe ser reducida, imponer el
esfuerzo a los rebaños de más de 45 derechos para el primer activo (o mejor, de una
dimensión económica global equivalente)
En la transferencia de derechos de nodrizas (PMTVA), hacer subir el peaje al 15 % de
la referencia e incluyendo el caso de compra de la explotación
Si la posesión de vacas nodrizas sin derecho debe prohibirse (aunque no se ve cómo),
no imponer esta regla a los rebaños de menos de 45 vacas para el primer activo (o una
dimensión económica global equivalente)
Instaurar un mismo nivel de ayuda para las superficies de hierba y de maíz para los
animales.
Suprimir la prima especial (PSBM) a los añojos de raza lechera (los terneros lecheros
deben retornar al circuito de terneros de carnicería (ligeros).
Favorecer un aligeramiento de los pesos de canal por una modulación de la prima al
sacrificio
Reestablecer una intervención sobre el mercado (limitada en volumen) para impedir el
hundimiento de los precios o autorizar a los Estados a imponer un precio mínimo
garantizado por ley en caso de crisis.
Mantener el control en la producción lechera (cuotas)
Como contrapartida no organizar la bradage (brader: vender a precio de saldo) de la
carne de rebaños de leche, todo ello para proteger a la carne de nodrizas de una
competencia desleal.
Créteil CP 2002
o
13
Revisar la OCM ovino con el fin de que esta producción sea una alternativa creíble en
la perspectiva de un reequilibrio de las producciones.
b) La política nacional debe cambiar
o
o
o
o
o
o
o
Hacer cesar la discriminación de las pequeñas explotaciones en el acceso a las ayudas
(en particular el contrato de plan estado-regiones) y a los derechos. En efecto, entre las
explotaciones de nodrizas, los pequeños representan casi un tercio y son el principal
levier (palanca) de resistencia a la industrialización.
En el reparto de los derechos de nodrizas, deben imponerse reglas a nivel nacional que
permitan impedir a los grandes explotaciones aumentar de tamaño, para favorecer la
situación de los pequeños rebaños.
La distribución territorial debe convertirse en un eje prioritario para nuestro sindicato,
puesto que es la mejor herramienta de defensa de los pequeños y medianos
ganaderos.
Rechazar el reestablecimiento de la prima herodes y, al mismo tiempo, "moralizar" el
sector de "terneros de carnicería".
En el presupuesto de flexibilidad (sobre nacional), no conceder el complemento de
prima al sacrificio más que a las novillas verdaderamente producidas en pastoreo, es
decir, de más de 30 meses (actualmente 8 meses) y cualquiera que sea su raza.
En todo caso, en el presupuesto de flexibilidad (sobre nacional), favorecer la
producción de terneros de nodrizas. Este es ya el caso, pero, ¿es suficiente?
La adhesión a una OP es obligatoria para acceder a las ayudas de los contratos de
plan estado-regiones y de los CTE. Además estas ayudas son moduladas según el
nivel de compromiso del ganadero en la OP. Este es el medio para el sistema
agroindustrial de esclavizar a los ganaderos a sus intereses. La CP debe denunciar
esta discriminación y movilizarse para hacerla desaparecer.
c) La estrategia sindical
Es prioritario hacer comprender a los campesinos ganaderos de vacuno, que su existencia y su
oficio están amenazados por esta política y por la que se diseña después de la crisis de la
EEB. Incluso los afiliados de la CP no tienen suficiente conciencia. Es preciso convencerles de
que el proyecto y las reivindicaciones de la CP ofrecen alternativas saludables para el futuro de
los ganaderos. Y para aumentar la adhesión de los ganaderos de vacuno al proyecto de la CP,
es preciso decir claramente qué campesinos se quieren defender, es decir, hablar de
dimensión económica global y de reparto de todas las actividades entre regiones.
En efecto, es ilusorio creer que se puede imponer una política a la que aspiren solamente una
minoría de campesinos, incluso aunque esté sostenida por otros ciudadanos conscientes de la
apuesta (lo que está en juego).
Créteil CP 2002
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Parte II
De la reconquista de la independencia proteica a la soberanía
alimentaria de la Unión Europea.
Al comienzo de loa años sesenta comienza un regateo entre Europa y EEUU que hará época
en la historia de la agricultura contemporánea y cuyas consecuencias sobre la agricultura
mundial son aún incalculables.
En contrapartida al derecho de proteger su ganadería y sus producciones cerealistas y
lecheras, Europa disminuye considerablemente sus derechos de aduana sobre la soja y
después sobre los productos de sustitución de los cereales. En los años sesenta, los animales
comen aún mayoritariamente hierba (!), y el acuerdo alcanzado les parece inofensivo a los
campesinos franceses. Se protege lo que se sabe hacer y se acepta no producir cualquier cosa
de la que no se tiene necesidad (soja). Y por tanto.....
Estos regateos sucesivos que concluyen a comienzo de los años noventa por los acuerdos de
Blair House, lanzan a Europa a la huida hacia delante de la agricultura industrial. Hasta el
comienzo del decenio de los noventa, los precios de los cereales son elevados en Europa y,
como consecuencia, es cada vez más rentable para alimentar a los animales, importar
proteínas a bajo precio procedentes de EEUU, de Brasil o de Canadá. La ganadería sin suelo
(hors-sol), corolario de este tipo de alimentación, se desarrolla y aumenta por tanto la demanda
en proteínas de la UE, al mismo tiempo que disminuye la producción europea, pues no supone
interés económico.
Consecuencia en 2002 de esta situación: Europa produce entre 6 y 7 millones de hectáreas de
proteínas vegetales e importa el equivalente a 16-17 millones de hectáreas, o sea, el
equivalente a la mitad de la SAU de Francia. De este modo, al mismo tiempo que basa su
desarrollo sobre un modelo agroindustrial, Europa ha sacrificado su independencia en materia
de alimentación animal.
Los escándalos alimentarios y, sobre todo, la crisis de la vaca loca, han acentuado aún más
esta dependencia frente a terceros países. En efecto, es necesario reemplazar 2,8 millones de
toneladas de harinas de carne, desde ahora prohibidas en los alimentos de las ganaderías, por
proteínas de origen vegetal.
La proximidad de 2003, fecha en la que el acuerdo de Blair House será renegociable, y el
agravamiento de la dependencia en proteínas de la UE, ha incitado, recientemente a algunos
agentes importantes a posicionarse sobre la cuestión. El debate está servido.
1.-Las posiciones planteadas
La Comisión europea defiende claramente la opción que considera como la menos costosa de
las soluciones: la importación de soja brasileña (en un 80 % genéticamente modificada). No
carece de interés saber que esta soja está producida por propietarios de inmensas
explotaciones, latifundistas que están obligados a rodearse de milicias paramilitares para luchar
contra las reivindicaciones de millones de campesinos sin tierra, a los que les gustaría tener
una parcela de tierra para producir alimentos para sus hijos. ¡Bravo por la Comisión Europea!.
El Consejo Económico y Social Europeo, a propuesto recientemente al respecto, reequilibrar la
producción de proteínas, aumentando las primas a las oleaginosas, desarrollando los
biocarburantes e instaurando los CTE (Contratos Territoriales de Explotación) "proteínas".
Nada (evidentemente) sobre la necesidad de cambiar de modelo de agricultura para disminuir
nuestras necesidades y mucho menos, poner en cuestión la vocación exportadora en cereales
y en carne de la UE. Nada de ello es sorprendente, puesto que este informe ha sido
presentado por un miembro de la FNSEA, presidente de la FPO (Federación de Productores de
Oleaginosas).
Por tanto, y a pesar de la extrema prudencia de los autores de estas propuestas, se aprecia
bien que participan de una modificación de las relaciones de fuerza. Au grand désappointement
de la Comisión Europea, aparece un frente para oponerse a sus orientaciones. Así, y sólo es el
comienzo, seis países europeos han reivindicado recientemente la puesta en marcha de un
"Plan Proteínas": Se trata de Francia, España, Portugal, Grecia, Italia y Austria. Si bien estas
propuestas no ponen en entredicho (tela de juicio) la PAC tal y como es actualmente, tienen el
Créteil CP 2002
15
mérito de cristalizar la atención sobre esta espinosa cuestión y hacer una a puesta política para
el año que viene. Queda alimentar el debate y acentuar la presión sobre los Estados miembros
para transformar este debate naciente en herramienta de reforma de la PAC.
2.- Probar la pertinencia de nuestra reflexión
Como hemos mostrado en nuestro anterior informe de orientación, el modelo agrícola en vigor
está condicionado por el sistema maíz/soja y la promoción de la agricultura y de la ganadería
sin tierra. La CP se concentrará en el mes próximo a probar que la reconquista de la autonomía
no sólo es posible, sino que es un instrumento indispensable para poner en marcha una
agricultura conforme a las demandas de los consumidores, no agresiva con el medio ambiente
y empleadora de mano de obra. En una palabra, una política que favorezca una agricultura
campesina. Es preciso afirmar que de nada sirve tender hacia un reequilibrio del sistema
forrajero, si no se pone en tela de juicio al mismo tiempo la agricultura hiper-consumidora de
proteínas, es decir, la ganadería industrial.
Por ello, hemos iniciado (encargado) varios estudios científicos en colaboración con el Instituto
Nacional de Agronomía de Paría Grignon y la Escuela Nacional de Ciencias Agronómicas de
Dijon. Se trata de estudiar la posibilidad para los ganaderos de sustituir las proteínas que
utilizan actualmente, por otros productos en el seno de la UE (estudio de los costes y de las
barreras técnicas a la reconversión del modelo de producción basado en el aporte de maíz y
soja a un modelo en el que la hierba (forraje) predomine, por una parte y, por otra, estudiar los
mejores medios para que los cerealistas puedan producir más proteína.
A continuación, a partir de estos estudios, analizaremos los costes financieros, humanos y
medioambientales de una política reorientada para cumplir los dos objetivos citados más arriba.
El cuarto aspecto de estos estudios consistirá en una evaluación de las condiciones (técnicas,
financieras, políticas) que sería necesario cumplir para favorecer el retorno a la tierra de los
sistemas sin tierra (disminución del consumo y mejor valorización de las proteínas consumidas,
auto-producción de las proteínas, mejora de las condiciones de las ganaderías y de la calidad,
disminución de los atentados al medio ambiente).
Para acabar, un último aspecto de este estudio se dirigirá a mostrar como, desde un punto de
vista macroeconómico, la autosuficiencia en proteínas viene a asegurar una mejor seguridad
alimentaria a los consumidores europeos.
Hecho esto, la CP jugará su papel de sindicato portador de un proyecto fuerte y argumentado.
Quedará después definir las modalidades de intervención en el debate, con un objetivo de
eficacia máxima.
3.- Difundir nuestra reflexión: una etapa fundamental
Nadie pone en cuestión, en el discurso al menos, el derecho de cualquier país a buscar su
independencia en materia defensiva o energética.
En un mundo cada vez más perturbado e inestable, el agua y la alimentación son dos de las
mayores apuestas de este siglo XXI.
En este contexto, la UE tiene el deber moral de asegurar su soberanía alimentaria, su
autosuficiencia agraria. El embargo de 1973 de los EEUU sobre la soja había permitido a
Europa hacerse una idea de las consecuencias de una dependencia demasiado fuerte en
proteínas vegetales. Hoy día, la UE tiene los medios humanos, financieros, diplomáticos,
agronómicos y medio ambientales para modificar las reglas del juego, todo ello respondiendo a
las demandas de los ciudadanos.
Esto es a lo que se dirigirá (dedicará) a probar la CP en los próximos meses.
Es por ello necesario sensibilizar al "personal" político y a los consumidores sobre lo que está
en juego en este debate. La CP deberá crear un máximo de espacios de encuentro y de
debate, apoyándose sobre el "movimiento social". Para ello deberán contemplarse todos los
soportes: vídeos, documentos analíticos, diarios, seminarios, manifestaciones. Y como Francia
y la CP sola no hará avanzar las cosas, será necesario contemplar la organización de un "Foro
Social" de "encuentros internacionales sobre la soberanía agraria". Así llegaremos, eso
esperamos, a convencer de que la cuestión de la soberanía alimentaria constituye una apuesta
planetaria.
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Parte III
Reorientar sin esperar las ayudas públicas a los agricultores
El segundo pilar de la PAC, el llamado “Desarrollo Rural”, está en el centro de los debates
agrarios desde hace tres años. Sin embargo, de reorientación verdadera de la políticas
agrarias, nada. Traducción libre: El DR introduce más interrogantes que soluciones:
continuidad de las políticas de reestructuración devastadoras, política medioambiental sin
ambición, camuflaje de las ayudas directas en la caja verde, primer paso hacia una
renacionalización de la financiación de las políticas agrarias. Hasta ahora el DR no ha
cambiado las políticas agrarias más que en el discurso (sobre el papel).
Por tanto, es necesaria una reorientación para mantener las pequeñas explotaciones y frenar la
concentración regional de las producciones, como es el caso de Bretaña, donde esta
concentración engendra degradaciones insoportables de la calidad del agua.
Desde hace varios años, la CP reivindica con constancia esta reorientación de las
subvenciones públicas a los campesinos, en el marco de una política agraria, francesa y
europea, conforme a las demandas de la sociedad hacia la agricultura, el espacio rural y la
alimentación.
A condición de preservar las políticas de mercado eficaces y reguladoras, controlando las
producciones y favoreciendo precios remuneradores, es posible una política de desarrollo rural:
favorecer las producciones de calidad, mantener el empleo campesino en numerosas
explotaciones y diversificadas en un medio rural vivo, garantía de un mejor equilibrio
ciudad/campo y que permita la reorientación de las prácticas agrarias para proteger el
medioambiente y los recursos naturales (agua, biodiversidad, etc).
1. El desarrollo rural según la UE: ¿acompañamiento de la PAC de 1992 o
espacio (ámbito) de reorientación de las ayudas públicas?
Este apartado, durante mucho tiempo considerado como marginal o limitado (acantonado) a las
medidas de modernización de las explotaciones (desde 1974), se anuncia ahora como el
segundo pilar de la PAC (al lado del primer pilar relacionado con el sostenimiento de los
mercados y de la renta de los campesinos). Estaría llamado a adquirir cada vez más
importancia por motivos múltiples y ambivalentes.
En efecto, sobre todo desde 1996 con la sucesión de las crisis de la agricultura productivista
(vaca loca, dioxinas, fiebre aftosa, contaminación de las aguas, etc.), en respuesta a las
demandas de los ciudadanos y de los consumidores, los responsables políticos (tanto
franceses como comunitarios), afirman querer “reorientar la PAC” para responder a las
demandas de los ciudadanos. Sin embargo, las decisiones que toman y las orientaciones que
concretamente ellos diseñan, continúan satisfaciendo las exigencias de los poderes
económicos y financieros, en primer lugar las firmas agroalimentarias para que aumenten su
cuota en los mercados mundiales (disminución de la protección en frontera, cláusulas de
intercambios mínimos, etc.) y consolidan métodos de producción intensivos y peligrosos (como
los OGM en particular).
En este contexto, los objetivos anunciados por el RDR (supongo que se refiere al Reglamento
de Desarrollo Rural) segundo pilar de la PAC, ¿son un espacio estratégico para afirmar y
obtener paso a paso una reorientación de la PAC más conforme a nuestros objetivos
fundamentales?. Estas cuestiones estratégicas son importantes, no solamente con ocasión de
un balance de etapa, sino sobre todo en la perspectiva de la ampliación a los PECOS.
1-1. El desarrollo rural subordinado a las lógicas liberales perseguidas por la UE
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El examen del RDR adoptado por los acuerdos de Berlín, no deja más que unas pocas
ambigüedades. Ya desde 1992, el apartado DR reagrupaba dos tipos de medidas,
denominadas así por la UE:
• Las medidas de acompañamiento de la reforma de la PAC, es decir, prejubilación, medidas
agroambientales, medidas a favor de la reforestación y sostenimiento de zonas
desfavorecidas.
• Medidas de modernización y diversificación de las explotaciones agrarias.
La organización de estas medidas y su contenido traduce una visión economicista, subordinada
a las opciones liberales anunciadas (defendidas) por la UE hasta ahora en las negociaciones
internacionales, en la OMC y otros lugares.
Por otra parte, la articulación de los objetivos de competitividad y de concentración de las
explotaciones con la toma en consideración de las nuevas exigencias sociales, expresadas por
los ciudadanos y los consumidores (calidad de los productos, medioambiente, sanidad, etc.), se
traduce por el reforzamiento de las restricciones impuestas a los agricultores para el acceso a
las ayudas, en el sentido normalmente más desfavorable para los más pequeños. Así, sólo se
pueden beneficiar de las ayudas públicas del RDR las explotaciones llamadas
“económicamente viables”, que respeten las condiciones mínimas en el terreno
medioambiental, de la higiene y bienestar animal y cuyo propietario posea la competencia
suficiente.
El RDR no constituye por tanto, una alternativa en sí mismo a las orientaciones liberales de la
PAC. Y ello al menos por dos razones: por una parte no exonera (exime) de la necesidad de
reivindicar una reforma global de la PAC sobre sus dos pilares y, por otra, los esencial de sus
objetivos y de los criterios de acceso a las ayudas que el impone, constituyen más bien un
acompañamiento de una PAC liberal que un intento de atenuar verdaderamente sus efectos.
1-2. ¿Camuflaje de las ayudas o reorientación de las subvenciones?
Sólo a medida que las contradicciones se acentúan, los responsables políticos toman las
decisiones. Y la ambivalencia es sin duda lo que caracteriza el devenir del segundo pilar de la
PAC. Hay, por un lado, la voluntad liberal de camuflar bajo medidas agroambientales o
territoriales algunas ayudas a los productos que no deben tener este nombre en las
negociaciones de la OMC. El industrial agroalimentario europeo sólo puede conquistar
mercados mundiales si, directa o indirectamente, abiertamente o de manera camuflada, los
productores europeos obtienen sus rentas más de las ayudas públicas que de los precios de
sus productos vendidos a la agroindustria. Toda ayuda pública, sea destinada a la
compensación de la renta (ayuda directa) o justificada por consideraciones de desarrollo rural,
es un apoyo directo o indirecto a la competitividad internacional de las firmas agroalimentarias.
Por otro lado están las demandas sociales de los ciudadanos y de los consumidores y de una
gran parte del campesinado.
Lo peor y lo mejor puede resultar según la evolución de las relaciones de fuerza y de la manera
en que puedan expresarse. Es necesario actuar para:
o La regionalización de las ayudas en favor de las regiones más frágiles
o El techado y la modulación en favor de las pequeñas explotaciones
o La adopción de una política medioambiental reorientando los sistemas de producción
o Sistemas de producción con mayor valor añadido
o La aplicación (el fomento) de una política favorable al empleo campesino.
1-3 La cofinanciación : ¿una renacionalización larvada (oculta) de la PAC?
Las autoridades de Bruselas no dejan de reafirmar el objetivo de estabilidad del presupuesto
comunitario de la UE, en particular en vísperas de la ampliación a los PECOS; este objetivo
puede ser comprensible desde el punto de vista de otras políticas comunitarias a las que los
ciudadanos tienen el derecho de aspirar. Hay sin embargo razones para ser escéptico sobre la
sinceridad de este objetivo, cuando se tiene en cuenta que la reforma de 1992 se ha traducido
en un fuerte aumento del presupuesto agrario. Por otra parte es necesario rechazar el a priori
(apriorismo) presupuestario: en toda lógica, el presupuesto depende de una política y no a la
inversa.
La otra consecuencia del objetivo de estabilidad presupuestaria es afirmar el principio de la
cofinanciación de las medidas recogidas en el RDR para cada Estado miembro. En sí mismo
este principio no pone en cuestión la unicidad (unidad) de la PAC sobre el conjunto del territorio
Créteil CP 2002
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europeo: las mismas medidas son aplicables en principio en los mismos términos por todos los
EEmm. Sin embargo, ¿No constituye la cofinanciación una forma larvada de renacionalización
de la PAC?.La aplicación de las medidas cofinanciadas descansa sobre la actitud y las
capacidades presupuestarias de cada Estado miembro para contratar con la UE. Esta es
evidentemente una cuestión crucial para la mayoría de los campesinos de los PECOs. ¿Cuál
será la capacidad de Polonia para cofinanciar las políticas en favor de sus campesinos?
Por otra parte, la experiencia demuestra que esta práctica de la cofinanciación hace posible el
intercambio (traspaso) de responsabilidades o de reglamentaciones entre el Estado miembro y
la Comisión europea, cuando uno u otro, incluso uno y otro si están de acuerdo, no quieren
satisfacer una reivindicación social legítima.
La PAC se ha construido sobre el principio de la MUTUALISATION (Solidaridad???). Este
principio está en trance de ser destruido por la transferencia de las políticas de (regulación de)
los mercados en beneficio de medidas cuya intensidad de puesta en práctica estará
condicionada por la capacidad de los países de disponer de su presupuesto. Es necesario
rechazar la puesta en marcha de esta política de dos velocidades que condena a los PECOS y,
de una manera general a los países menos dotados financieramente, al abandono de sus
agricultores. La PAC será una política común financiada comunitariamente y de manera
solidaria o no será.
2. Nuestros objetivos fundamentales se traducen en reivindicaciones
concretas
La CP no espera que la reorientación de la PAC se produzca, como por encanto, en una
negociación mágica con ocasión de la enésima cumbre europea. Por una parte sabemos bien
que los cambios son progresivos. Por otra parte hay urgencia en obtener algunos logros,
aunque sean limitados, frente al liberalismo, rodillo de la eliminación de los campesinos.
Estas reivindicaciones deben tener su sitio con ocasión del balance de etapa (cláusula de
revisión) (revisión a medio camino) de la PAC nacida del acuerdo de Berlín en 1999 y en
vísperas de la entrada de los PECOS en la UE.
2-1 La modulación de las ayudas y el apoyo a las pequeñas explotaciones
La articulación de estas dos reivindicaciones debe ser evidente, no solamente para los
militantes de la CP, sino también para los ciudadanos-consumidores y para los responsables
políticos y económicos europeos. La CP reivindica más justicia, social y económica, en los
apoyos públicos a la renta de los campesinos.
Esperamos de la autoridad política, además de su intervención para regular los mercados y
orientar las producciones en función de las demandas de la sociedad, una intervención
decidida para el reparto de las rentas y de los medios de producción entre los campesinos. La
ayuda pública debe ir a los que la necesitan. Es una convicción larga y espontáneamente
compartida por una gran parte de la opinión pública, pero que no se aplica en realidad.
2-1-1. La modulación de las ayudas SCOP ?
Esta es una reivindicación constante de la CP desde 1992 y que Francia introdujo en los
acuerdos de Berlín en la primavera de 1999. En Francia su puesta en marcha ha chocado con
la hostilidad abierta de la FNSEA y sobre todo de las secciones especializadas "grandes
cultivos", estimulados por las dudas del gobierno. Mientras que es cada vez más probable que
el principio de modulación se convierta en obligatorio para el conjunto de los Estados miembro,
son numerosos los que desean aprovechar esta oportunidad para hacer perder su sentido a
esta medida. Se han hecho actualmente dos propuestas que, en caso de adoptarse, harían
perder todo el sentido a la modulación:
o Una degresividad global y "progresiva" de las ayudas en el tiempo, como había
sostenido Francia en Berlín.
o Una modulación uniforme, es decir, la misma tasa para todos los agricultores,
cualquiera que sea el tamaño de su explotación, como recientemente ha impuesto el
RU en su territorio.
Créteil CP 2002
19
Se trata en efecto de dos versiones de una reducción pura y simple de los apoyos públicos,
guiados esencialmente por preocupaciones presupuestarias y por el sometimiento a las
opciones liberales de la OMC para la reducción de los apoyos a la agricultura.
En este contexto la apuesta para la CP es doble: es necesario, no solamente oponerse a esta
visión liberal de una supuesta modulación, sino afirmar y hacer aplicar a nivel comunitario una
modulación realmente redistributiva en beneficio de los pequeños y medianos campesinos.
Para respetar este objetivo es preciso aumentar la modulación para las grandes explotaciones.
El objetivo es doble: dar mayor amplitud a la reorientación de las ayudas públicas en favor de
las explotaciones más pequeñas y, por otra parte, frenar los medios y el apetito de los mayores
en el acaparamiento de los medios de producción.
Por todo ello, será más pertinente modular la tasa de los descuentos, no únicamente en función
de los volúmenes de ayudas recibidas, sino sobre todo en función de la capacidad de obtener
beneficios de una explotación. Basar la modulación en una mezcla que integre el nivel de las
primas, la renta del año precedente y el Margen Bruto Estándar, sería un avance en este
sentido.
2-1-2 El apoyo a las pequeñas explotaciones
Esta es la otra cara de la modulación aplicada a las grandes explotaciones. Las cantidades así
retenidas en origen, están a disposición de los Estados miembro. El gobierno francés, hasta
ahora, ha decidido aplicarlos a los Contratos Territoriales de Explotación (CTE), con el fin de
promover una nueva forma de contrato de los campesinos con el Estado.
Para la CP, las críticas contra este mecanismo, y por tanto sus reivindicaciones, son dobles: se
refieren a los límites e incoherencias de los CTE en relación a los objetivos que el Estado les
asigna y la ausencia de apoyo específico y real a los pequeñas campesinos en el marco de
este instrumento.
2.1.2.1 Los límites e incoherencias de dos años de aplicación de los CTE
Los primeros balances de los CTE después de dos años de aplicación, confirman totalmente
las críticas que formulaba la CP desde su puesta en marcha: los CTE no van dirigidos más que
a una minoría de campesinos (menos de 25.000 contratos firmados en 2 años), cuyo tamaño
medio de explotación es netamente superior a la media (75 Ha frente a 42 media RGA o 62 Ha,
media RICA de las explotaciones llamadas profesionales). El efecto redistributivo de los CTE
en favor de los pequeños y medianos campesinos no se ha alcanzado en absoluto.
Por otra parte, habría mucho que decir sobre los otros objetivos de los CTE: el apoyo a las
prácticas agronómicas respetuosas con el medioambiente, estímulo de la diversificación hacia
producciones de calidad, etc. Por último, el problema del empleo está dramáticamente ausente.
¿En qué se convierte la multifuncionalidad de la agricultura sin su dimensión empleo? ¿En qué
se convertirán los bellos discursos sobre la agricultura sostenible y campesina cuando todos
los pequeños campesinos hayan cerrado la tienda? (negocio).
En ausencia de un enfoque (encuadramiento) nacional que fije orientaciones suficientemente
precisas, los CTE se han convertido en una herramienta de negociación/compensación, caso
por caso, de los contratos-tipo departamentales (y esencialmente sectoriales y realmente muy
poco territoriales) en beneficio de los agricultores que ya son los más ayudados o se dicen
"víctimas" de la modulación.
Como instrumento contractual que sustituye a las medidas reglamentarias de concesión de
ayudas y derechos de producción, el CTE es un verdadero "mesón español" (auberge
espagnole) sometido a las relaciones de fuerzas locales en el seno de las cuales, la agricultura
campesina no encuentra el lugar que le corresponde.
2-1-2-2. ¿Apoyo a las pequeñas explotaciones?
El congreso de Argentan, en abril de 2000, había realizado ya el balance de los CTE,
adoptando una moción (que lleva su nombre) exigiendo una ayuda compensatoria de la renta
de 15.000 F por activo, destinada a las pequeñas explotaciones (menos de 300.000 F de cifra
de negocios o menos de 100 a 120.000 litros de leche). Esta reivindicación expresaba la
necesidad y la urgencia de una señal simbólica y significativa de la reorientación de las ayudas
públicas a los campesinos. No fue completamente comprendida, ni siquiera en el seno de la
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propia CP, y fue decididamente rechazada por el Ministerio de Agricultura, con la disculpa de
su incompatibilidad con la reglamentación europea y debido también a la voluntad de promover
los CTE, como explicó Jean Glavany con ocasión del Congreso de Castres.
De una reivindicación de una ayuda (a tanto alzado) concertada y sistemáticamente atribuible a
todos los pequeños campesinos, la CP se encuentra obligada a "negociar" una ayuda
contractualizada en el marco de un CTE, es decir subordinada a una gestión (trámite)
voluntaria e individual de todos los pequeños campesinos que quieran beneficiarse. El elitismo
de los CTE continúa actuando de lleno. El Estado se mantiene en una ayuda complementaria a
un CTE "normal". La CP reivindica que la ayuda basada en la multifuncionalidad social y
territorial de las pequeñas explotaciones, pueda ser objeto de un CTE simplificado, tanto en su
contenido como en el procedimiento de elaboración.
Esto puede ser el logro (aún virtual), del reconocimiento de la multifuncionalidad social y
territorial de las pequeñas explotaciones que constituirá el avance más significativo de nuestra
reivindicación. Un paso hacia otros avances, si la UE autoriza a Francia a modificar en este
sentido su PDRN.
En este terreno igualmente, la apuesta comunitaria del reconocimiento de la multifuncionalidad
de las pequeñas explotaciones es muy importante, y afecta seguramente a un pequeño
campesinado (todavía?) muy presente en el conjunto del territorio comunitario, pero muy
importante sobre todo en los países del sur de Europa: España, Italia, Portugal y Grecia. Esta
reivindicación concierne igualmente a los campesinos de los PECOs, como p. Ej. de Polonia,
donde según los economistas liberales y los expertos de la UE, todo un sector de la agricultura,
la calificada como de semi-subsistencia y que ocupa casi a un millón de campesinos, debería
desaparecer a corto plazo (lo antes posible), si es posible antes de la adhesión de su país a la
UE..
Uno de los riesgos que es necesario saber evitar es el riesgo de desviación de la ayuda a las
"pequeñas explotaciones", hacia un a poyo de carácter estrictamente social, desconectado de
la producción y, por tanto, desviado del espíritu en el que nos hemos situado. La CP siempre
ha ligado y justificado esta reivindicación a la existencia de políticas de mercado fuertes.
2-1-3. El Plan de regionalización de las ayudas: hacia el reconocimiento de los handicaps
(desventajas, lastres) regionales.
Esta reivindicación concretiza una de las propuestas esenciales de la CP en su visión de otra
PAC: en el marco de un mercado único (incluso protegido de los riesgos mundiales), la política
agraria debe tener en cuenta las desventajas naturales, factores de diferenciación de la
productividad de las explotaciones agrarias. De este modo la CP reivindica la adopción de
precios garantizados, establecidos sobre la base de las mejores condiciones de productividad,
con compensación complementaria y modulable según la intensidad de las desventajas en
favor de los agricultores situados en las regiones menos productivas.
Las condiciones de aplicación de las ayudas SCOP (¿se refiere a ayudas compensatorias?),
aplicadas por Francia desde 1992, están en las antípodas de esta reivindicación basada en
principios elementales de justicia económica y social: en nombre del respeto a las ventajas
adquiridas (¿derechos adquiridos?), las ayudas son mayores en las regiones más ricas. Por
tanto, la política agraria debe preocuparse de una ocupación equilibrada y bien repartida del
espacio agrario.
En consecuencia, lo que se ha convenido en llamar el plan de regionalización de las ayudas
debe ser impulsado resueltamente(decididamente) hasta su finalización en el plazo más breve
posible:
• Es necesario no solamente volver al rendimiento único nacional y a la supresión de la
prima "regadío" (por encima de un cierto tamaño de explotación),
• sino fomentar una regionalización positiva de las ayudas SCOP realmente
compensadoras de los handicaps de productividad.
Y estos principios no son sólo válidos para las producciones cerealistas. Deberían aplicarse al
conjunto de los campesinos y de los territorios. Es una actuación para la que al Ministro de
Agricultura le han faltado coraje, audacia y convicciones.
a) Una política de estructuras para sostener el empleo campesino
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La política de estructuras fue durante largo tiempo una especificidad francesa. No lo es desde
hace más de 20 años, en lo que respecta a dos aspectos (terrenos): la ayuda a la instalación
de los jóvenes agricultores y las llamadas medidas de prejubilación, enmarcadas (reguladas)
por la UE. Por el contrario, el control de estructuras y la política territorial (de tierras) (Safer,
estatuto de arrendamiento rústico), no han sido objeto de política o (regulación)enmarcamiento
comunitario.
Comunitarias y/o francesas, estas políticas están globalmente al servicio de la
modernización/concentración de las explotaciones agrarias: las pequeñas están siendo
contempladas como reservorio para el engrandecimiento de las ya grandes o incluso muy
grandes.
En este terreno, esencial para el reparto de los medios de producción (derechos de producción,
distribución territorial, ayudas a las inversiones, etc.), la CP expresa una reivindicación
fundamental: el mantenimiento de un campesinado numeroso y distribuido sobre el conjunto
del territorio.
A1.- Refundar la política de instalación
Desde el Congreso de Nîmes en 1998, la CP decidió poner el acento sobre la instalación
progresiva, respondiendo a las demandas y reivindicaciones de los jóvenes y menos jóvenes,
no procedentes del medio campesino, candidatos a la instalación en la agricultura. La
instalación progresiva es así entendida como el proceso, largo y sembrado de obstáculos, de
creación de una explotación (reunir el terreno y crear una actividad, todo ello respondiendo a
los criterios de sometimiento al régimen social, que es la condición para ser reconocido como
"productor agrario"). Este proceso no se opone a la transmisión de la explotación que también
puede ser progresiva. La transmisión de una explotación ya existente es principalmente cosa
de los hijos e hijas de los campesinos, incluso cuando la transmisión "fuera del marco familiar"
no hace más que aumentar.
Hoy día, la complementaridad de los dos procesos se impone por dos razones:
• Por una parte, la política de instalación "clásica" está en crisis financiera, demográfica y
económica. Financiera puesto que la necesidad de aportaciones de capitales cada vez
mayores implica un endeudamiento por UTH muchas veces insoportable, salvo para
los hijos únicos de los campesinos ricos. Demográfica puesto que la "familia
campesina" no está en condiciones de asegurar su renovación, incluso la de las
explotaciones modernizadas. Y por último económica, puesto que la política de
instalación continúa favoreciendo a las producciones de masa a menudo excedentarias
en el mercado europeo y a sistemas de producción cuestionables desde el punto de
vista medioambiental, en detrimento de procesos más diversificados basados en la
calidad de los productos y de los métodos de producción.
• Por otra parte, los candidatos a la instalación en agricultura procedentes de otros
medios socio-profesionales, cada vez más numerosos, tienen grandes desventajas
respecto a los hijos e hijas de los campesinos. Las familias campesinas controlan
actualmente más del 85 % de las superficies agrarias. La política de instalación y sus
instrumentos de instalación han sido pensados para las continuidad familiar. Es urgente
que la política de instalación tenga en cuenta realmente esta (nueva) realidad.
Lo que está en juego (la apuesta) es fundamental: las tendencias actuales conducen a una
reducción drástica del número de campesinos en los próximos diez años.
Reconocer y fomentar la instalación progresiva supone reformar las condiciones de acceso a
las ayudas y al estatuto de productor agrario (rebajar e incluso suprimir los criterios de tamaño
mínimo, revisar la noción de viabilidad económica) y el control territorial (de la tierra).
La dotación a los jóvenes agricultores es atribuida a las personas físicas que desean instalarse en agricultura,
cualquiera que sea el estatuto de sus explotaciones y su propio estatuto en el seno de la explotación (individual, GAEC,
EARL, SARL...). La persona que firma es por tanto la única responsable del contrato firmado cuando se otorga este
DJA que prevé un compromiso de 10 años como agricultor. La falta de respeto de este compromiso, supone el
reembolso total (hasta finales de 2001) de este DJA (prorrateo parcial de reembolso después de los 5 años de
instalación a partir del 2001, bajo ciertas condiciones).
El control se hace a varios niveles, en principio departamental (es el Prefecto el que pronuncia la decadencia de los
derechos), y después regional y nacional, por el CNASEA que activa el procedimiento de reembolso en caso de no
respetar los 10 años.
Debido a que:
•
La agricultura es el único sector de la actividad en el que las ayudas son atribuidas a las personas y no a la
empresa
•
el FEOGA Garantía, que supervisa estas ayudas, no tiene como exigencia más que tres años de
compromiso, y Francia unilateralmente ha aumentado esta duración hasta los 10 años.
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•
•
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Numerosos ex-campesinos que no han podido proseguir sus actividades por diversas razones, incluyendo
razones económicas, se ven obligados a reembolsar su DJA mucho tiempo después de haber abandonado la
agricultura (hasta 8 y 9 años). Fuera del circuito de defensa de los campesinos, se encuentran solos frente a
esta demanda de reembolso por la CNASEA que no duda en enviar ordenanzas y compañía.
La dificultad de proyectarse a largo plazo, no permite afirmar a un joven que todavía será campesino
después de 10 años.
la CP demanda la revisión del estatuto de esta ayuda a la instalación a fin de que sea atribuida a la empresa y no a la
persona, y que el compromiso adquirido por el signatario sea conforme a las exigencias europeas de 3 años. El exceso
de celo del gobierno francés en este terreno, amenaza con convertirse en un freno para la instalación, mientras que la
DJA debe ser un medio de atraer numerosos jóvenes hacia la agricultura.
La CP demanda también que los procedimientos de reembolso actualmente en curso, así como los futuros se hagan
bajo las nuevas bases y que cese el hostigamiento psicológico y financiero sobre personas que, por otra parte, ya
tienen bastantes dificultades.
A 2.- Rechazar los planes de ceses de actividad: cualesquiera que sean las razones y los
motivos.
El éxodo rural no tiene ninguna justificación, ni económica, ni social. Por el contrario, la
agricultura tiene necesidad de candidatos al traspaso de explotaciones existentes, muchas de
las cuales irán a la concentración.
Por tanto, los planes de ceses anticipados continúan estando presentes como una de las
soluciones a la salida de las crisis, como ha sido el caso para las crisis porcina (1999-2000) y la
crisis bovina (2000-2002). ¿Para cuando la próxima y en qué territorio?.
A3. Una política de estructuras reforzada
Es esencialmente un asunto de política agrícola franco-francesa (sic) en el estado actual de
competencias y terrenos de intervención de la PAC. Si la orientación de la CP es clara en
cuanto al objetivo de mantener el empleo agrario, los lugares para su aplicación día a día son
múltiples y estrechamente controlados por el sindicalismo mayoritario: acciones territoriales,
CDOA, control de estructuras, Safer, etc.
El desarrollo de los coloquios territoriales, la participación numerosa de los sindicatos
departamentales en las elecciones a los tribunales paritarios de los arrendamientos rurales, el
resurgimiento de los conflictos territoriales, todo ello viene a unirse a la reflexión y a la acción
para una aplicación lo más conforme posible con nuestros objetivos, del control de las
estructuras, el cual ha sido profundamente revisado por la Ley de Orientación Agrícola de julio
de 1999..
Pero no es suficiente actuar y gestionar los problemas territoriales y el reparto de los derechos
a producir en función del marco reglamentario existente. Es necesario también reorganizar la
problemática territorial y reevaluar su relación con la crisis de la instalación subvencionada,
reafirmar la primacía del derecho de uso sobre la propiedad, reexaminar la pertinencia de los
instrumentos utilizados (control de estructuras, safer, etc.) y organizarse para responder a las
demandas de instalación (ayudar a la construcción de reservas (bancos) de tierras, acompañar
los proyectos, etc.)
2-1-4. Por una agricultura respetuosa con el medio ambiente
El capítulo 1 de este informe ha abordado ya esta preocupación a través de los objetivos
asignados a un "plan de proteínas" ambicioso y al reequilibrio de las ayudas a las producciones
herbáceas.
Los efectos nefastos de una agricultura productivista para los recursos naturales, son cada vez
más netamente percibidos por los ciudadanos y los consumidores. Y la CP es netamente
percibida muy mayoritariamente como la organización sindical que defiende una agricultura
respetuosa con el medio ambiente. Ello no nos hace olvidar los problemas sociales, sino que
debemos al mismo tiempo tener en cuenta las consideraciones sociales, es decir, defender
eficazmente a los pequeños y medianos campesinos. Esto es muy sensible en Bretaña donde las
contradicciones "agricultura extensiva, protección del agua" corren el riesgo de resolverse (mal) en detrimento de los
productores más pequeños, en la medida que la opinión pública y las autoridades públicas van a exigir más
restricciones para los productores en nombre de la reconquista de la calidad del agua. Conviene recordar que el
problema bretón no está ligado a prácticas agrarias más intensivas que en otras regiones, sino a una concentración
excepcional de explotaciones con prácticas intensivas. Sin embargo, hay que constatar que, en la situación actual de
Bretaña, los aspectos sociales y medioambientales aparecen como cada vez más incompatibles, al menos a corto
plazo.
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La CP afirma en este contexto su rechazo a un descenso del número de campesinos para
resolver el problema medioambiental. En particular, en tanto que el Estado no se ha asegurado
del respeto a la reglamentación medioambiental por parte de las explotaciones más
importantes, no es cuestión de atacar a las explotaciones más débiles.
Por otra parte la CP reafirma que el respeto de la "condicionalidad medioambiental"
(ecocondicionalidad) no podría derivarse para la mayoría de los compromisos contractuales en
el marco de los CTE y aún menos en el marco de la "agricultura integrada" (raisonnée).
Reivindicamos una PAC que integre la eco y la socio-condicionalidad de las ayudas, verdadera
palanca (instrumento) para imponer la reorientación masiva y en profundidad de las prácticas
agrarias.
2-1-5.- Campesinos numerosos repartidos por todo el territorio, en particular en las zonas
difíciles.
Cuando se puso en marcha en los años 70, la PAC tenía como principal objetivo la reconquista
del mercado interior mediante la producción de alimentos accesibles a una población de
obreros que disponían de rentas bajas. Esta modernización de la agricultura europea se ha
traducido en una especialización regional, una concentración de las producciones
remuneradoras en las zonas más favorables en detrimento de las zonas más difíciles.
Hoy día, como el parlamento ha reconocido por fin con la Ley de Orientación Agrícola de julio
de 1999, la demanda de la sociedad frente a la agricultura ha cambiado. La multifuncionalidad
de la agricultura se ha reconocido oficialmente: se demanda hoy día a los campesinos
acondicionar el territorio manteniendo un tejido rural vivo, conservar ese territorio para
mantener un paisaje atractivo ( nuestros conciudadanos, con las 35 horas, disponen cada vez
de más tiempo libre) o para limitar los riesgos de catástrofes naturales (incendios, avalanchas,
inundaciones..), todo ello mejorando la calidad sanitaria y gustativa de los productos
consumidos por una sociedad que dedica una cantidad cada vez menos importante de su
presupuesto a su alimentación.
Si hay un territorio sobre el que la agricultura parece responder a esta demanda de la sociedad,
este es el territorio montañoso. Sin embargo, la montaña se vacía de sus hombres: faltos de
brazos, los espacios difíciles son mantenidos peor, con los riesgos que ello comporta
(incendios en montaña seca, avalanchas en montaña húmeda) y las consecuencias que ellos
trae consigo (deterioro de los paisajes, desertificación rural). Al mismo tiempo, las superficies
más favorables se utilizan (manejan) de manera más intensiva. Se persigue reproducir el
modelo de la agricultura de llanura en la montaña (cualquiera que sean las consecuencias para
el "chateau d´eau; reserva de agua) de Europa.
La CP considera muy urgente poner en marcha una política de montaña ambiciosa, dirigida a
mantener y a desarrollar una agricultura campesina sobre un territorio en el que aún viven
varias centenas de miles de activos agrarios. Esta política de montaña, deberá tener como
principal objetivo, mantener el máximo de activos que vivan de una producción agraria
reconocida:
a) Una remuneración justa y equitativa de sus productos. Los pliegos de condiciones de los
diferentes productos de montaña deben garantizar una calidad verdaderamente superior,
de manera que se pueda valorizar el término montaña, que debe ser eficazmente
protegido. Paralelamente la montaña debe reapropiarse del valor añadido que ha expoliado
la industria agroalimentaria, principalmente desarrollando las actividades de transformación
artesanales.
b) La compensación de los handicaps reales. Las características de la montaña (relieve,
altitud, déficits en infraestructuras) suponen sobrecostes importantes, poco o nada tenidos
en cuenta por la actual política de compensación de los handicaps que está basada en una
única zonificación. Es imprescindible reconsiderar esta política compensando los
verdaderos sobrecostes y teniendo en cuenta los activos que hacen vivir a la montaña.
Indispensable, pero también urgente, puesto que sólo mediante una política basada en su
realidad, la montaña conservará una agricultura viva y también campesina.
c) El mantenimiento y la toma en consideración del pastoreo (pastoralismo). Hasta el
presente, la política agraria ha sido construida con la referencia de una agricultura de
llanura, sobre todo con hectáreas bien identificadas (una SAU). En numerosas
circunstancias esta política no está adaptada a los espacios pastorales (parcelamiento
fragmentado, colectivo, sin verdaderos propietarios), ni tiene en cuenta su uso ( como la
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trashumancia, el ordeño en montaña): hoy día no es la montaña la que necesita
adaptarse a la PAC; es la PAC la que debe adaptarse a la montaña.!!
Pero una política tan ambiciosa no se pondrá en marcha más que si la CP sabe posicionarse
con una propuesta alternativa frente al desinterés manifiesto de la FNSEA y de la
administración para estas cuestiones que preocupan a la sociedad en su conjunto. Por esta
razón realizaremos un trabajo de fondo sobre la montaña.
3. ¿Estrategias de acción potencialmente contradictorias o
complementarias?
Hasta ahora, la CP no ha aprehendido de manera global su estrategia frente al segundo pilar
de la PAC. Este informe de orientación, no aspira a afirmar ejes estratégicos claros y definidos,
sino sobre todo a hacer lo más claramente posible las preguntas que se plantean para una
acción sindical lo más eficaz posible.
Tres ejes de reflexiones estratégicas pueden proponerse al debate de la Asamblea General:
a) Las condiciones globales de una articulación entre los pilares de la PAC
b) La articulación entre la afirmación de las orientaciones de fondo y la necesidad de sacar
partido de los mecanismos existentes
c) La dinamización de las alianzas necesarias para la eficacia de nuestras acciones.
3.1 Las condiciones generales de una orientación entre los dos pilares de la PAC
Desde hace varios años, la CP ha centrado su reflexión en sus propuestas sobre los principios
fundamentales de una PAC para nosotros satisfactoria (soberanía alimentaria, abandono de las
subvenciones a las exportaciones, política de control de los volúmenes y de distribución
(reparto), precios garantizados, quantum (cuotas?), etc). Interesarse por las diversas y
ambivalentes medidas del RDR, no debe conducir a desviarse de estos fundamentos. Por una
parte para estar sin ilusión sobre los principios generales que guían el propio RDR y, por otra,
para no olvidar nuestros objetivos de fondo: una verdadera reforma de la PAC.
Las mismas preocupaciones fundamentales que animan las reivindicaciones de la CP para una
reforma global de la PAC, deben igualmente encontrase en sus reivindicaciones sectoriales o
territoriales relativas a las medidas del RDR.
3.2 La articulación entre las orientaciones de fondo y la negociación de las medidas
sectoriales
Algunas tensiones, incluso contradicciones para afirmar nuestras reivindicaciones, pueden ser
mucho más sensibles que frente al primer pilar, puesto que las medidas de este último no se
negocian. Ellas se deciden de una vez por todas con ocasión de las negociaciones en las que
los vencimientos (plazos, pagos???) son fijados de antemano. No ocurre exactamente lo
mismo para las medidas del segundo pilar. La facultad de interpretación del RDR adoptado en
Berlín, deja en principio un cierto margen de maniobra. Esto es lo que la CP experimenta con la
ayuda a la multifuncionalidad de las pequeñas explotaciones: después de haberla reivindicado
en Francia, debe tornar a Bruselas para obtener satisfacción.
La preocupación (respeto) por la coherencia debe articularse con la necesidad de obtener
medidas concretas aunque sean insatisfactorias, pero que son importantes o esenciales para
los campesinos que la CP quiere defender.
3.3 La dinamización de las alianzas necesarias para la eficacia de nuestras acciones.
El Desarrollo Rural en varios de sus objetivos anunciados (expuestos), se encuentra en la
encrucijada de las alianzas que la CP busca establecer, con mayor o menor éxito, desde hace
numerosos años, por una parte con los consumidores, los ecologistas y los ciudadanos y por
otra parte con los campesinos de los otros Estados miembros en el marco de la CPE.
Sin embargo, la existencia misma del segundo pilar que favorece las ayudas desacopladas de
la producción, hace más difícil y menos audible el mensaje de la CP hacia nuestros partenaires
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(interlocutores, colaboradores) habituales. Cuanto más fácil es hablar de la contaminación del
agua y de las políticas para remediarla, tanto más difícil es hacer comprender a estos agentes
las cosas en su globalidad, y convencerles que las políticas de mercado son también
necesarias para tender hacia una agricultura campesina.
Conclusión
2002/2003, un año sindical cargado de consecuencias para el futuro de los agricultores se va a
abrir. El 19 de junio la Comisión Europea va a hacer sus propuestas en relación con la OCM de
leche, la OCM de vacuno, la OCM de cereales-proteínas y el segundo pilar de la PAC. Está
claro para la CP que sólo una verdadera reforma de la PAC, tal y como nos la hemos
imaginado en colaboración con las organizaciones adheridas a la CPE y a Vía Campesina,
estaría en condiciones de aportar respuestas duraderas y volver a dar esperanza al mundo
campesino. Sin embargo, las relaciones de fuerza actuales no permiten ganar una batalla de
esta importancia.
Por esta razón hemos decidido estar presentes y activos en el debate de la revisión a medio
camino del acuerdo de Berlín, para mejorar lo que sea posible y sobre todo, obstaculizar la
amplificación de la lógica desreguladora y de sometimiento al mercado.
Esta revisión a medio camino se abre en una etapa difícil de la construcción europea. Después
de la cumbre de Copenhague, que ha definido las reglas de un cierto funcionamiento
democrático de la UE, la cumbre de Niza ha mantenido la regla de la unanimidad en sectores
clave (fondos estructurales, fiscalidad, social, financiación, etc.). De este modo, la UE está
cada vez más bloqueada en su capacidad de decisión.
Cuanto más se avanza en el tiempo, las cuestiones presupuestarias van ocupando el lugar
principal en las negociaciones europeas. El principio de financiación y la tasa de retorno
constituyen rompecabezas cada vez más insolubles para los negociadores y ocultan los
verdaderos debates sobre las perspectivas políticas de la UE a medio y largo plazo. Esto hace
presagiar que, si no establecemos una relación de fuerza coherente y estructurada de aquí a
las próximas plazo, las orientaciones adoptadas pueden ser no solamente de mínimos, como
indican ya algunos funcionarios europeos, sino catastróficas para millares de familias
campesinas, puesto que los aspectos sociales no serán ni siquiera abordados y los
mecanismos de regulación de la oferta que emanan del primer pilar de la PAC,
progresivamente abandonados.
Mientras que se reúnen todas las condiciones para que una PAC “verdosa” “verdeante” y un
abandono más o menos progresivo de las políticas de mercado tengan el apoyo (aval) de los
“decididores” (responsables) europeos, la OCM de leche nos parece un instrumento
pedagógico extraordinario para denunciar estas orientaciones, mostrar todos los aspectos
positivos del control y las consecuencias del desmantelamiento de este tipo de política.
Sin embargo, la amenaza de un desmantelamiento programado es tan grande, que la CP debe,
por etapas y en función del calendario que se nos ha impuesto, definir una estrategia
apropiada. No podemos conseguir el mantenimiento del primer pilar más que si conseguimos
un amplio apoyo, desde las organizaciones implicadas en la gestión de los instrumentos
económicos, los cuales también están amenazados de desapariciones, con supresión de
empleos al final, hasta los consumidores, los cuales deberán comprender que no se gestiona
un mercado agrario a golpe de ayudas medioambientales.
La segunda gran apuesta de esta cita es la cuestión de la reconquista de nuestra autonomía en
proteínas. La reducción del 10 % de las superficies dedicadas a las oleoproteaginosas desde el
acuerdo de Berlín a causa de la reducción de las ayudas compensatorias, permite explicar la
política decidida por la Comisión Europea para satisfacción (?) de los EEUU y de las firmas
transnacionales . Más que la reconversión posible de algunos millones de hectáreas, es en
principio la reconversión de los sistemas “proteinívoros” lo que está en el núcleo de nuestra
alternativa.
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En cuanto al desarrollo rural, este segundo pilar de la PAC va a tomar una importancia
particular en los próximos 10 años debido a su negociabilidad internacional. La CP debe
oponerse a la idea de que el segundo pilar se convertiría en el garante de la PAC y permitiría
su reorientación, incluso aunque desapareciera el primer pilar y sus políticas de gestión de los
mercados.!
Sobre este último punto deben debatirse dos cuestiones en esta Asamblea General de Crétiel:
Aunque rechacemos la idea misma de una PAC dual ¿consideramos que algunos
instrumentos políticos, a través de la distribución de las ayudas, van a permitir subordinar la
concesión de ayudas a la defensa del empleo y de los sistemas de producción
sostenibles?
Consideramos que las ayudas “verdes y multifuncionales” contribuyen a la desconexión de
los precios agrarios con relación a los precios de venta de nuestros productos. De este
modo, permiten hacer dumping a la exportación y contribuyen, por tanto, a la destrucción
de otros campesinados del planeta. Sin embargo, si conseguimos la posibilidad de que
estas ayudas no puedan ser percibidas más que por producciones dirigidas (distribuidas) al
mercado interior de la UE y que de ninguna manera puedan volverse en un elemento de
competitividad externa, ¿consideraríamos, a imagen de suizos y Noruegos, que estas
ayudas del segundo pilar podrían ser un elemento de redistribución y de equidad social?
¿será esta revisión a medio camino la última etapa del desmantelamiento programado de la
PAC?. La CP deberá poner todo su peso para evitar tal evolución. De ahí la necesidad de
definir la estrategia más oportuna para resistir.
Una golondrina no hace primavera
La gran familia profesional anuncia una evolución de su doctrina liberal avanzando sobre las
cuestiones del control de las producciones y de precios “un poco más remuneradores”.
Debemos recordar que la FNSEA y el COPA han sido actores en la construcción de la
PAC2000: un texto firmado por De Benoist y Guyau decía en 1992: “esta política de descenso
de los precios debe ser lo suficientemente pronunciada con el fin de evitar que su efecto no sea
compensado por el resultado de los progresos técnicos. En este sentido, el precio del mercado
mundial aparece como el precio al que es necesario aproximarse.
La CNJA añadía en 1997 que era necesario “exportar al menor precio actuando sobre los
volúmenes”
A pesar de la apariencia de modificaciones en su posición, estos mismos actores rechazan
poner en cuestión la vocación exportadora de la UE y menos aún ponen en cuestión la lógica
de la OMC ni reivindican la modulación o el techado de las ayudas, puesto que el 20 % que
percibe el 80 % de las ayudas están entre ellos y en puestos de responsabilidad.
Ellos reclaman mecanismos de protección en frontera para ellos, pero se olvidan de
reclamarlos para otros. Los polacos quisieran poder protegerse de los excedentes porcinos y
avícolas mega-subvencionados por la UE. Por el contrario, no se nos escapa que la
popularidad de la CP, tanto en el seno de la sociedad como entre los agricultores, obligan a la
“gran familia” centrar su estrategia política. Sin embargo, nos gustaría saber lo que piensan sus
compañeros económicos y patrocinadores, la agroindustria cooperativa y privada y la gran
distribución, que harán saber rápidamente que no es necesario tocar la ley del mercado y la
integración de la UE en la globalización.
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Moción de Orientación
Asamblea General de la Confédération Paysanne
Créteil, 4 de abril 2002
La Asamblea general de la CP, reunida los 3 y 4 de abril de 2002 en Créteil, declara su
oposición radical al desmantelamiento liberal de la PAC.
A este respecto, la revisión a medio camino constituye una cita sindical importante.
El congreso de Castres, el último año, había afirmado nuestras reivindicaciones:
Por otra PAC basada en la contestación a la vocación exportadora de productos
básicos en un mercado mundial de excedentes
Por unas renta campesina proveniente de precios remuneradores y techados por activo
Por un control cuantitativo de todas las producciones, ajustando la oferta a la demanda
y con una distribución en el territorio
Por una desintensificación de los sistemas de producción por reducción de inputs y
fomento de las prácticas campesinas y sostenibles
Teniendo en cuenta las relaciones de fuerza actuales europeas, esta PAC no es conseguible
inmediatamente, pero permanece como nuestro objetivo de política agraria, el único en
condiciones de aportar respuestas a las cuestiones de empleo, de protección del medio
ambiente, de la calidad de la alimentación y poner así fin a la desaparición anual de 30.000
explotaciones, al retroceso dramático de la instalación y a la sucesión de crisis de
sobreproducción porcina, avícola, bovina, vinícola, etc.
El año 2002 se inscribe en un contexto de negociación al margen de la PAC tal y como se
prevé en la revisión a medio camino. La CP decide influir en estos debates para conseguir
respuestas a corto plazo a las crisis que viven los campesinos y avanzar en el sentido de las
orientaciones que reivindicamos.
En lo referente al proyecto de reforma de la OCM leche que prepara un desmantelamiento del
control (cuotas), la CP pretende oponerse con determinación. La CP demanda la no aplicación
del acuerdo de Berlín en lo que concierne al aumento de los derechos de producción, el
descenso de los precios de intervención y la aplicación de las ayudas compensatorias. La CP
demanda el mantenimiento del control y reivindica una reforma de la OCM leche con el objetivo
de un mejor reparto entre productores. Las cuotas lecheras son una demostración de ahorro
presupuestario y de una posible remuneración del trabajo campesino por los precios.
La CP continuará trabajando con otras organizaciones, sobre todo alemanas y españolas, para
influir en el debate comunitario.
En lo que se refiere a la OCM vacuno, la Asamblea General se pronuncia por:
Un reequilibrio de la producción en favor de los productores más pequeños y entre las
regiones
Una modulación de las ayudas aplicada a los grandes ganaderos
Por la reducción del número de vacas no primadas
Por la supresión de los incentivos fiscales en favor de la concentración de
explotaciones
La CP demanda el reforzamiento de la intervención, la supresión de la prima especial de
machos para los novillos lecheros y medidas significativas de estímulo de las prácticas de
desintensificación.
La CP tiene intención de intensificar la comunicación de estas reivindicaciones, directamente
con los consumidores y establecer las relaciones necesarias con las demandas sociales.
En cuanto a la mejora de la autonomía proteica de la UE, más allá de la reconversión de los
barbechos y de los excedentes de las superficies cerealistas, la CP plantea la cuestión crucial
del futuro de las explotaciones sin tierra, fuertes consumidoras de proteínas y muy
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dependientes de las salidas(mercados) a la exportación, en cuanto a las consecuencias en
términos de empleo, de ocupación del territorio, de reconversión y de presiones sobre las
tierras.
La CP demanda la supresión de la sobreprima a la irrigación, el aumento de la prima forrajera y
la aplicación de precios remuneradores. Hace un llamamiento a la movilización europea, en
particular por intermedio de la CPE para el éxito de sus reivindicaciones y la profundización de
la reflexión.
En relación con el segundo pilar de la PAC, la CP:
Denuncia la orientación esencialmente liberal y reestructurante del Reglamento de
Desarrollo Rural, concebido como un instrumento de acompañamiento del primer pilar de la
PAC
Considera que el segundo pilar de la PAC debe ser contemplado y concebido como un
verdadero instrumento de reorientación de la agricultura
Subraya que a la eco-condicionalidad admitida, deben unirse imperativamente:
La socio-condicionalidad, es decir, la prioridad del apoyo a las personas activas a
través de la concesión de las ayudas según los activos agrarios y la toma en
cuenta de la noción de renta mínima agraria
La concesión de ayudas reservadas a las explotaciones cuyos productos
encuentran una salida comercial en el mercado interno de la UE, a fin de no
contribuir artificialmente a la competitividad de la UE en los mercados
internacionales.
Denuncia el efecto perverso del principio de cofinanciación que favorece a los Estados más
ricos y predispone a una renacionalización larvada de la PAC.
Sin embargo, varios de estos dispositivos ofrecen un marco actualmente inevitable de
negociaciones de medidas reivindicadas por la CP a favor de la instalación progresiva, de las
pequeñas explotaciones y, más globalmente, de la agricultura campesina, que Francia debe
defender firmemente ante la UE.
A todos los niveles e inmediatamente, la CP decide poner toda su energía en la organización
de la resistencia a la eliminación de los campesinos y en la reorientación inmediata de los
apoyos públicos a favor de los pequeños campesinos.
La Asamblea General demanda a todas sus estructuras, departamentales y regionales, iniciar
sin espera movilizaciones sindicales numerosas en relación con el reparto de los derechos a
producir y a las primas y con el acceso a la instalación en la agricultura.
La CP reafirma fuertemente el principio del derecho a la tierra para todos para ejercer el oficio
de campesino y en este sentido la tierra debe considerarse un útil de trabajo y no un objeto de
especulación.
La Asamblea General llama a sus estructuras la primacía del derecho de uso sobre el derecho
de propiedad y a iniciar de manera determinada acciones de reapropiación del útil de trabajo,
incluyendo ocupaciones de tierras.
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