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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
MOVIMIENTOS SOCIALES I
Profesor: Luz Dary Botero
Grupo N° 2
Protocolo N° 4
James Granada
FECHA: Agosto 4 de 2011
AULA: 9-345
HORA DE INICIO: 8:20 a.m.
HORA DE FINALIZACIÓN: 11:17 a.m.
PROTOCOLANTES: Catalina Ospina Mejía y Daniela Zuluaga Mejía
NÚMERO DE ASISTENTES: 27
PROPÓSITO: Socializar el texto ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, para adentrarnos a
los acontecimientos relevantes posteriores a la Segunda Guerra Mundial que cada
estudiante tenía que consultar.
DESARROLLO DE LAS ACTIVIDADES:
1. Socialización del texto ¡Indignaos! de Stéphane Hessel
2. Realización y socialización sobre la pregunta, ¿Qué acontecimiento a lo largo de su
vida lo ha marcado significativamente para llevarlo a actuar, pensar e indignarse?
3. Realizar una línea de tiempo con los acontecimientos relevantes luego de la
Segunda Guerra mundial, consultados por cada estudiante.
1. La clase inicia con la lectura del protocolo de la sesión anterior, luego se da paso a
la socialización del texto ¡Indignaos!, con los planteamientos y apreciaciones de los
estudiantes frente a este, en general se resalta el llamado del autor a movilizarnos
masivamente frente a situaciones de desigualdad e injusticia social que han
aumentado en la actualidad. Además de esto se resaltan aspectos como; dejar de lado
la indiferencia, especialmente la juventud que en los últimos años se ha ido separando
de realidades políticas y sociales, la expresión tan utilizada por el autor para encontrar
motivos de indignación, ¡buscad y encontrareis! Y la necesidad de luchar por lo
público, a no dejarnos arrebatar lo que otras generaciones han ganado para la
sociedad en sus luchas y revoluciones. A partir de estos planteamientos surge una
discusión, sobre si es o no es necesaria la violencia en el momento de una
insurrección (Anexo 1),
ya que el autor
argumenta la importancia de las
movilizaciones pacíficas, pero sin descartar que en algunos casos se hace necesaria
la utilización de esta.
Teniendo en cuenta la forma pacífica en que el autor llama a las movilizaciones, se
reflexiona sobre el motivo qué lo hace pensar así. Se plantea que dicha de la
indignación que siente Hessel se debe al contexto en que vivió ya fue miembro de la
resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, luego en 1948 fue uno de los
redactores de la declaración Universal de los Derechos Humanos, este es el
acontecimiento relevante que lo hace pensar en indignarse.
A propósito de la utilización de la fuerza y el contexto colombiano la profesora hace
una lectura de un artículo del diario El Espectador, La voz que falta de William Ospina.
2. Luego de terminar la discusión del texto ¡Indignaos!, la profesora plantea la
pregunta, ¿Qué acontecimiento a lo largo de su vida lo ha marcado significativamente
para llevarlo a actuar, pensar e indignarse? entre las respuestas de los estudiantes se
encontraron: la perdida de viviendas por aumentos en los créditos e imposibilidad de
pagarlos, lo que conlleva a un procesos ilegal de ocupación de casas; los cultivos de
coca y las limpiezas sociales que se presentan en los municipios de Yarumal
(Antioquia), la desaparición del 80% de la generación del 80 al 84 que demuestran los
estudios demográficos en la ciudad de Medellín, los asesinato a ganaderos y
comerciantes por parte de los paramilitares en el Uraba Antioqueño, los
enfrentamientos de bandas y las fronteras imaginarias en Zamora, la reforma curricular
a la Universidad de Antioquia, la presencia de guerrilla en las zonas rurales, las
desapariciones, enfrentamientos entre guerrillas y paramilitares en Guarne en el
Oriente Antioqueño.
A propósito de estas problemáticas y cómo reaccionamos frente a estas, la profesora
sugiere leer el texto, “El zapato perdido o cuando las miradas saben mirar”, de Pablo
Gentilli.
Además de esto se genera una discusión a partir de la opinión de algunos estudiantes
que dicen haber vivido siempre dentro de una “burbuja” que les impidió conocer estos
hechos, se plantea por un lado que esta burbuja es imposible al vivir en una ciudad y
un departamento marcados por la presencia del narcotráfico y la formación de grupos
al margen de la ley y por el otro lado se dice que esta burbuja si existe y que en la
mayoría de los casos se da por las condiciones familiares, económicas y religiosas en
las que se desarrolle cada sujeto. Luego de esto sale el planteamiento de que hay dos
tipos de burbuja, la burbuja por inocencia o por condiciones que no permitieron ver la
realidad y la burbuja por indiferencia.
Como conclusión general para la discusión sobre la “burbuja”, se plantea que; no nos
damos cuenta de la realidad hasta que esta no nos toca a cada uno de nosotros.
3. Dada por terminada la discusión sobre la existencia o no existencia de la burbuja, se
reparten papeles a todos los estudiantes para que en estos escriban fecha, lugar y
nombre de los dos acontecimientos relevantes y posteriores a la segunda guerra
mundial que debían consultar. Con estos papeles se forma una línea del tiempo y se
encuentra que la mayoría aluden a la historia de Europa y Estados Unidos, teniendo
poca presencia América Latina y Colombia, es así como se inicia una reflexión sobre
nuestro contexto y como desconocemos nuestra identidad, asunto que tiene que ver
con un eurocentrismo y decolonialidad que hemos desarrollado. Luego de esto se
inicia con la socialización de la Segunda Guerra Mundial, ya que la fecha de
finalización de esta es la que tomaremos como referente para los acontecimientos a
desarrollar posteriormente.
Para finalizar la clase, la profesora propone un balance sobre la sesión, donde se
presenten opiniones, sugerencias y comentarios. La respuesta en general por parte de
los estudiantes fue de aprobación, ya que se realiza una construcción colectiva sobre
acontecimientos de gran importancia para conocer la historia y el contexto en el que se
mueve el mundo hoy. Además de esto se plantea la importancia de dejar de conocer la
historia contada desde los que poseen el poder.
COMPROMISOS:
1. Por parte de los estudiantes, consultar diferentes versiones de los acontecimientos
elegidos y analizar cada uno de estos de acuerdo a las implicaciones que tengan en
nuestras vidas.
2. Por parte de los profesores, colgar el texto “El zapato perdido o cuando las miradas
saben mirar”, de Pablo Gentilli, en la plataforma de Aprende en Línea.
EVALUACIÓN DEL PROFESOR: utiliza una metodología que hace que los
estudiantes se cuestionen acerca de los planteamientos que hacen parte de la
discusión de cada sesión.
EVALUACIÓN DE LOS ESTUDIANTES: los temas que se trabajan en este proyecto
de aula, hacen que la participación sea masiva, el silencio y respeto por la palabra del
otro permiten el debate.
ANEXOS
1. Insurrección: f. Levantamiento, sublevación o rebelión de un pueblo, nación, etc.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
2.
La voz que falta
Por: William Ospina
SIEMPRE HE PENSADO QUE EL MAL de Colombia no es tener guerrilleros,
paramilitares, narcotraficantes, políticos corruptos, poderosos núcleos de delincuencia
organizada y partidos que nunca representan la causa profunda de las mayorías, sino
no tener una ciudadanía con criterio, con iniciativa y con pensamiento crítico capaz de
ponerle freno a todo eso, capaz de proponer y de imponer un modelo de sociedad más
justo y más moderno.
A diferencia de países como México, donde primero la Reforma y después la
Revolución generaron unas instituciones patrióticas, que durante un buen tiempo se
empeñaron en engrandecer lo mexicano y darle un lugar en el mundo, y que intentaron
construir un Estado mínimamente benefactor de la comunidad; a diferencia de
Argentina, donde algunos gobiernos como los de Roca e Irigoyen emprendieron
reformas liberales que empezaron a corregir seculares discriminaciones, y donde
incluso un gobierno tan discutido como el de Perón fortaleció a sectores antes
subordinados e inferiores, y les dio una nueva conciencia de su importancia, de modo
que casi todos terminaron siendo peronistas; a diferencia de Ecuador donde Eloy
Alfaro…, a diferencia de Bolivia donde los mineros del 52…, a diferencia de Venezuela
donde hasta las sombrías dictaduras de Gómez y de Pérez Jiménez algo modificaron
en el orden de las fuerzas sociales y dieron espacio a otros sectores en el manejo del
Estado, en Colombia no se rompió jamás la cadena de oro del poder, no se suspendió
jamás la línea casi dinástica de las élites al mando del Estado, y hay quien afirma que
hasta una rastreable línea de consanguinidad ha unido a todos los sucesivos
presidentes de la República.
Lo cierto es que aquí no se abrieron camino jamás las reformas liberales básicas que
les dieron cierta normalidad a casi todos los otros países del continente. No se
abrieron camino ni los radicales del siglo XIX, ni los socialistas de comienzos del XX,
ni el gaitanismo, ni el Frente Unido de Camilo Torres, ni la Anapo de Rojas Pinilla, ni
las ideas de Antonio García, de Gerardo Molina, de Fernando González, de Estanislao
Zuleta, de Orlando Fals Borda, de todos los que intentaron alguna modificación de
nuestro orden mental y con ello de nuestro orden social. Basta recordar que Colombia
era un país tan premoderno que durante décadas quienes querían casarse por lo civil
tenían que viajar más allá de cualquiera de nuestras fronteras, a Panamá, Venezuela o
Ecuador, para hacerlo. El índice católico imperó de tal manera que se diría que las
nuestras son las primeras generaciones que en Colombia han podido leer libremente.
Tan poco efecto tuvieron las ideas liberales y las socialistas sobre el cuerpo de la
sociedad que, antes que las reformas agrarias, en nuestro país siempre se abrieron
paso, a sangre y fuego, más bien las contrarreformas agrarias, que concentraron
década tras década el mapa de la propiedad territorial hasta llegar a las escandalosas
y ciertamente criminales cifras de hoy.
En otros países la insatisfacción, la disidencia, asumen plenas expresiones políticas,
porque existen vínculos sociales que permiten la organización de esos intereses, y un
mínimo respeto de los conciudadanos hacia los que piensan distinto. En Colombia
toda insatisfacción, toda disidencia, tiende a ser asimilada con la ilegalidad. Pero si la
rebeldía individual, salvo cuando es teórica o simbólica, termina siendo una forma del
delito, en el mundo moderno la rebeldía colectiva tiene que asumir una expresión
política. Aquí los individuos crecen de tal manera en la falta de identificación con su
comunidad, que muchos procesos de rebelión terminan degradándose en fenómenos
criminales, como en el caso de las guerrillas, a las que hasta sus mayores enemigos
les reconocen haber tenido en su origen una motivación política, pero a las que la
sociedad entera ha terminado identificando sólo con sus prácticas criminales, su
inhumanidad y su incapacidad de formular alguna propuesta política civilizada. Y
quienes creyeron en la bandera de la paz, pero siguieron pensando distinto, como en
el caso de la Unión Patriótica, una implacable y espantosa política de exterminio los
borró del mapa sin permitir que se abriera camino siquiera el trazo sagrado de un dolor
colectivo.
Los proyectos políticos no sólo necesitan programas y argumentos, necesitan también
definir un estilo, una manera de convocar a la ciudadanía y de hablar con las
mayorías, y eso es lo que casi nunca han logrado en Colombia los movimientos y
partidos alternativos. Si el viejo bipartidismo liberal conservador logró gobernar a
Colombia, bastante mal por cierto, durante doscientos años, es porque por lo menos
se parecía al país, y sobre todo a los defectos del país. Aprovechaba que los
colombianos crecimos en el individualismo, carentes de grandes sueños colectivos,
para reinar sobre la indiferencia, sobre la apatía, y para abrirse paso por el camino del
soborno, cambiando votos por puestos y por pequeñas dádivas, en esa práctica
todavía vigente que llamamos clientelismo.
¿Cuándo aprenderá la oposición a hablar un lenguaje que la gente entienda, y que
represente de verdad una alternativa? No se trata de tener las mismas prácticas de
liberales y conservadores barnizadas con otro discurso: se trata de encontrar nuevos
lenguajes para hablar de política, grandes sueños para convocar a la juventud, otra
manera de concebir la democracia como diálogo de la inteligencia, como espacio de la
imaginación y como fiesta de la convivencia.
A medida que el proyecto político imperante se desgasta en Colombia, ningún partido
político ha debido crecer y consolidarse tanto como el Polo Democrático. Ello no ha
ocurrido y quizá la explicación esté en que sus dirigentes tendieron a eternizar las
costumbres de sus adversarios, a estar contando votos que por ese camino nunca
llegarán, y no han logrado arrojar el puñado de semillas de un nuevo país, ni convocar
a esa ciudadanía laboriosa y crítica que sea capaz de dejar atrás con inteligencia y
con audacia este mezquino círculo de guerras medievales.
OSPINA, William. La voz que falta. [En linea]. 25 Julio 2009. [05 Agosto 2011].
Disponible en http://www.elespectador.com/columna152600-voz-falta
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