Pueblos indígenas y educación

Anuncio
Seminario Internacional
PPuueebbllooss iinnddííggeennaass yy aaffrrooddeesscceennddiieenntteess
ddee A
Am
méérriiccaa LLaattiinnaa yy eell CCaarriibbee::
rreelleevvaanncciiaa yy ppeerrttiinneenncciiaa ddee llaa iinnffoorrm
maacciióónn ssoocciiooddeem
mooggrrááffiiccaa ppaarraa
ppoollííttiiccaass yy pprrooggrraam
maass
CEPAL, Santiago de Chile, 27 al 29 de abril de 2005
Pueblos indígenas y educación
Una propuesta regional para la alfabetización de
adultos
Silvia Calcagno
1
1. Introducción
En el inicio del nuevo siglo, el problema de la integración social continúa concentrando
la atención de la mayoría de los gobiernos de América Latina y el Caribe. El ajuste económico y
la globalización, han producido profundas reestructuraciones económicas, políticas, sociales y
tecnológicas que han agudizado las diferencias entre países y al interior de ellos, marginado a
amplios sectores de la población. En efecto, el desarrollo desigual, en el largo plazo, abre brechas
de extrema pobreza en el interior de cada organización social. En el plano cultural, propicia un
proceso de homogenización que intenta socavar la identidad pluricultural de un continente que
alberga, junto a numerosas colectividades, a más de cuatrocientos pueblos indígenas que
sobreviven en condiciones de marginalidad social y pobreza extrema.
A fin de paliar esta situación de desigualdad social, descalificación cultural,
desprotección educativa y sanitaria e inequidades de género, buena parte de los gobiernos de la
Región han puesto en marcha Programas Nacionales de Lucha contra la Pobreza. La Comisión
Económica para América Latina y el Caribe, ofrece apoyo técnico a los gobiernos y a las
instituciones de la sociedad civil, entre otros, a través de proyectos locales y regionales que se
sustentan en los principios y documentos de las Cumbres y Conferencias Mundiales de las
Naciones Unidas 1/. Dichas actividades se articulan, a través de diversos canales, con las
iniciativas del conjunto de la comunidad internacional a fin de contribuir a maximizar sinergias,
potenciando la eficacia y eficiencia de las intervenciones de todas y cada una de las instituciones
que, de una o otra manera, trabajan con los pueblos indígenas de nuestra región.
Para la CEPAL, el desarrollo equitativo de los pueblos indígenas es una prioridad que hace
parte de un objetivo más general: contribuir a la disminución de la pobreza, la mejor distribución
del ingreso y el mejoramiento de las condiciones de vida de los estratos menos favorecidos de la
población, dentro de un marco de crecimiento económico equitativo y sostenible.
Indudablemente, en nuestra región, la población indígena (cerca de 50 millones de
personas) se encuentra, en proporciones significativas, dentro de los grupos poblacionales que
enfrentan mayores dificultades, pobreza extrema, analfabetismo, muertes por enfermedades
prevenibles, etc. y que, por lo tanto, son objeto directo de nuestra atención. En algunos países,
los indígenas llegan a representar una cuarta parte de la población total, lo que señala la necesidad
de su inclusión en las políticas de desarrollo adoptadas que, por otra parte, pocas posibilidades de
éxito tendrían si dejaran de lado a una proporción tan significativa de sus habitantes.
Esta preocupación por el desarrollo con equidad, ha sido claramente expresada en los
documentos de los últimos períodos de sesiones de la CEPAL. Para el XXVIII Período de
Sesiones, realizado en ciudad México, en el año 2000, la Secretaría Ejecutiva preparó el documento
“Equidad, Desarrollo y Ciudadanía”, que recoge el pensamiento de la institución sobre los retos del
desarrollo de la región. El mencionado documento expresa, entre otras, la necesidad imperante de
compatibilizar la igualdad de oportunidades con el respeto a las diferencias, como base que permita
que los grupos étnicos se constituyan en actores sociales plenos que accedan de manera equitativa a
1/ Milenium Forum (New York, 2000), ICPD Plus Five (Amsterdam, 1999), Platform for Action for the
Fourth World Conference on Women (Beijing, 1995) y the World Summit for Social Development
(Copenhagen, 1995), CIPD-ICPD-Programme of Action, Declaration of the World Conference on Human
Rights (Vienna, 1993), Convention on the Elimination of all forms of Discrimination against Women
(1979).
2
una ciudadanía moderna. De acuerdo con esta visión, recomienda la promulgación de leyes
orientadas al fortalecimiento, la promoción y la protección de los grupos más desfavorecidos, entre
los que se destacan los grupos étnicos y raciales; la adecuación de los sistemas educativos y de salud
a las condiciones culturales de los grupos indígenas; el trato no discriminatorio en materia laboral; el
acceso a la tierra y a las nuevas tecnologías de comunicación e información, cuya vinculación con el
desarrollo es cada vez más evidente en el mundo actual.
Asimismo, el documento “Globalización y desarrollo”, presentado en el XXIX Período de
Sesiones (Brasil, 2002), hace un análisis de las características de la fase actual de globalización
desde una perspectiva integral para luego abordar temas específicos, aspectos macroeconómicos,
financieros y comerciales, sociales, migratorios y ambientales, mirados desde la perspectiva
latinoamericana.. En este documento se hace hincapié en el carácter multidimensional de la
globalización, señalando que la globalización económica evoluciona simultáneamente a otros
procesos que tienen su propia dinámica y entre los que se destaca la “globalización de los valores”
entendida como la extensión gradual de principios éticos comunes, en donde el internacionalismo
étnico es el más reciente. El análisis enfatiza que la globalización ataca y fomenta a la vez, la
diversidad cultural; es decir, amenaza con convertir el enriquecedor diálogo de culturas en un
monólogo pero, a su vez, genera oportunidades a nuevos y variados grupos.
La cooperación internacional con los pueblos indígenas, en cualquier dimensión
(educación, salud, vivienda, desarrollo productivo ligado al cuidado ambiental) tiene exigencias
que la diferencian de la atención a otros grupos poblacionales. Si bien cada población objetivo
tiene especificidades, los diseñadores de políticas suelen ser más cercanos a las características de
las personas que hacen parte de su misma cultura. El enfoque de cooperación con los pueblos
indígenas exige, como primera prioridad, el respecto de su diversidad y, por lo tanto, de su
identidad cultural. Esto implica por parte de los Estados, gobiernos y sociedades, el
reconocimiento de los derechos de las diferentes etnias, su incorporación a la legislación y la
responsabilidad de generar los medios necesarios para que esta se cumpla. Así mismo, las
políticas de desarrollo deben abrir espacios que permitan a estas poblaciones desarrollar sus
potencialidades y compartir los códigos básicos de la modernidad sin que esto signifique la
pérdida de identidad.
En este marco, una de las vertientes de trabajo impulsadas por la CEPAL, hace referencia
a la necesidad y urgencia de realizar acciones coordinadas con los gobiernos y las instituciones de
la sociedad civil, expresadas en la Estrategia Regional para la Disminución de la Pobreza, a fin
de paliar la grave situación económica, de analfabetismo y daños en la salud integral de las
poblaciones indígenas (2).
La Estrategia Regional para la Disminución de la Pobreza, contenida en programas
subregionales o nacionales, está orientada a definir planes de acción de carácter interinstitucional,
intersectorial e interagencial. Se basa en orientaciones conceptuales globales que contemplan:
2 En especial, los daños en la salud reproductiva cuyo descuido provoca los mayores índices de morbimortalidad materno-infantil, en los grupos más aislados.
3
•
La articulación de las acciones en educación, derechos humanos, protección del medioambiente y cuidado de la salud comunitaria, con las políticas económicas y sociales,
sobre todo, de nivel local y descentralizado que, junto al fomento del crecimiento
económico local, abran fuentes de trabajo accesibles a los recursos y habilidades
disponibles en las poblaciones indígenas, en particular, entre las mujeres.
•
El respeto de las costumbres, tradiciones y valores autóctonos, en la lucha contra la
pobreza y la planificación coordinada del otorgamiento de recursos, con fines productivos
(capacitación y microemprendimientos), habitacionales, educacionales, de protección del
medio-ambiente y de servicios de salud.
•
La habilitación de instancias de coordinación local de carácter gubernamental y nogubernamental, en especial étnico-culturales y de mujeres, que garanticen la efectividad
de los mecanismos de articulación y otorgamiento de los recursos.
•
El principio de autodeterminación, como accionar de una comunidad en el proceso de
constituirse en sujeto de su propio desarrollo, y el de la autogestión, como instrumento de
injerencia y aprendizaje de dicho accionar frente a los quehaceres concretos de la
producción, el medio-ambiente, los derechos, la salud y la educación.
2. Proyecto Regional de Bi-alfabetización sobre Temas Productivos, Medio Ambiente,
Derechos, Género y Salud Reproductiva
En concordancia con estas cuatro orientaciones y a fin de contribuir al desarrollo de la
mencionada Estrategia Regional para la Disminución de la Pobreza, desde 1999, el
CELADE/División de Población de la CEPAL está impulsando una metodología de participación
local denominada “Proyecto Regional de Bi-alfabetización sobre Temas Productivos, Medio
Ambiente, Derechos Humanos e Indígenas, Género y Salud Comunitaria (BI-ALFA)”.
BI-ALFA se sustenta en el espíritu de los principios de la Conferencia Internacional de
Población y Desarrollo (CIPD), El Cairo, 1994, ratificado en CIDP+5 (Amsterdam, 1999), así
como en el Forum del Milenium (New York, 2000), que subrayan que "... al considerar las
necesidades en materia de población y desarrollo de las poblaciones indígenas, debe reconocerse
y apoyar su identidad, cultura, intereses y participación plena en la vida social y política del
país, especialmente en lo que se refiere a su salud, educación y bienestar…".
Se trata de una propuesta educativa de fortalecimiento comunitario, destinada a adultos
bilingües, cuya finalidad última es que las mujeres y los hombres aprendan a leer y escribir su
propia realidad. Esto significa que las y los participantes, reflexionan sobre sus condiciones de
vida y se organizan para mejorarlas. Los cambios de actitud que puedan provenir de la reflexión
sobre sus prácticas, se efectúan sin violentar creencias ni tradiciones que son propias de cada
cultura.
El punto de partida es la concepción de que una persona adulta, que vive inserta en una
realidad intercultural, puede aprender a graficar y a descifrar esa graficación en las dos lenguas
que habla y reflejar, en un ejercicio cognitivo aplicado, sus vivencias cotidianas. Por otra parte,
el tratamiento simultáneo del aprendizaje en las dos lenguas (criterio de horizontalidad), permite
4
una valoración desjerarquizada de uno u otro idioma y promueve avances en materia de respeto
intercultural.
Las mujeres y los hombres indígenas, necesitan aprender a leer y a escribir en castellano
para mejorar su participación en las sociedades nacionales; pero, también, quieren ser
reconocidos y aceptados como son, con su propia lengua y su cultura, sin ser desvalorizados por
ser diferentes.
El método de aprendizaje de la lecto-escritura en ambas lenguas, recupera marcos
conceptuales y metodológicos preexistentes; propone aprendizajes significativos a partir de
símbolos, palabras, frases y oraciones generadoras que conllevan a los temas de reflexión que
son seleccionados con participación de los pobladores, a partir de sus intereses. Durante el
proceso de reflexión-acción, las personas intercambian sus propios conocimientos, reafirman
algunas de sus prácticas e incorporan, en forma crítica y selectiva, nuevos contenidos que les
puedan resultar significativos y aplicables a su vida cotidiana. Los participantes debaten temas de
derechos humanos y civiles, mejoramiento de la producción, cuidado del medio-ambiente,
organización familiar y comunitaria, crianza de los hijos y salud integral, entre otros,
problematizándolos desde la consideración de las especificidades socio-culturales, proponiendo
alternativas viables y formas de organización comunitaria para dar respuesta a las dificultades
identificadas
El carácter lúdico del método facilita el aprendizaje de la lectura y escritura en dos
lenguas, en períodos relativamente breves. Esto incide positivamente en un incremento gradual de
la motivación de las/os alfabetizandas/os, basada en el alcance de logros progresivos que
repercuten en el fortalecimiento de la autoestima. En los centros BI-ALFA se pone en común, se
aprende unos de los otros, se comparte entre diversos, se reconoce la importancia de la persona y
del aporte de la singularidad, de las opiniones y experiencias de vida, se alienta el proceso de
recuperación de la palabra de cada uno de los y las participantes.
Paralelamente, en estos ámbitos de educación desescolarizada para adultos, se registran
las demandas de capacitación y atención, a partir de la toma de conciencia sobre la importancia
de la autogestión, el desarrollo de una cultura de autoemprendimiento, el aumento de la
productividad y, a su vez, el fortalecimiento de las organizaciones de tradición comunitaria y, en
especial, las de mujeres.
Los enfoques de equidad de género e interculturalidad, consideran el abordaje crítico de
la conducta cotidiana de mujeres y hombres y de los procesos de autoafirmación de la identidad
de género, así como la reafirmación de la identidad étnica de los participantes. Al mismo tiempo
que se atiende las necesidades prácticas urgentes de la producción, el medio-ambiente, la salud
comunitaria y el respeto por los derechos, se aprende a leer y escribir en ambas lenguas y se
responde a intereses estratégicos de género, relacionando la condición de las mujeres indígenas
pobres con su posición respecto de los hombres y ante la sociedad. Esta perspectiva, a su vez,
involucra a los varones, intentando lograr una co-responsabilidad frente al desempeño laboral de
las mujeres, su organización comunitaria como tales y la salud de la familia.
La propuesta de construcción del proyecto en cada área de aplicación, propicia el
desarrollo de un proceso de diálogo y colaboración en el que las acciones sean el resultado de la
participación, el consenso, el compromiso y la voluntad de sostenimiento, en primer lugar, de la
5
población beneficiaria y de sus organizaciones comunitarias. Por lo tanto, la intencionalidad es
promover que las comunidades se apropien del proceso de gestión del proyecto y generen las
condiciones necesarias para su ejecución. Es decir, la propuesta puede llegar a las comunidades
por iniciativa de las autoridades gubernamentales o de alguna institución de la sociedad civil;
pero, a partir de ahí, es preciso contar con la aprobación y la participación real y efectiva de los
protagonistas: los participantes, las comunidades y sus organizaciones.
Al mismo tiempo, esta modalidad de construcción implica que las personas y las
asociaciones asuman cada vez mayores responsabilidades, realicen aprendizajes, produzcan
conocimientos y procesos organizativos orientados hacia formas autogestionarias de acción
comunitaria que, una vez finalizadas las actividades, sostengan y profundicen los niveles de
organización alcanzados. Es decir, se parte de considerar a los procesos educativos como
estrategias para la constitución y el fortalecimiento de los sujetos, tanto en términos individuales
como sociales.
Las estrategias operativas, el método de aprendizaje y los materiales didácticos, son
elaborados y validados en terreno con participación de las comunidades, en el transcurso de una
primera aplicación experimental. Al mismo tiempo, se realiza la transferencia directa de la
metodología a los equipos técnicos locales a fin de dejar capacidad nacional instalada para futuras
fases de extensión de la cobertura. Durante la ejecución, los proyectos nacionales reciben
asesoramiento técnico periódico de la CEPAL, especialmente, en lo referido a la aplicación
metodológica, el seguimiento de los procesos y la coordinación interinstitucional.
BI-ALFA tiene interés en priorizar acciones en aquellos países donde existe un gran
número de población indígena que haya sufrido recientemente situaciones de conflicto bélico,
desplazamiento poblacional, desastres naturales o que, por diversas circunstancias, pervive en
situaciones de pobreza extrema. A partir de estas consideraciones, se ha definido países y subregiones que constituyen zonas de alta prioridad para la asistencia técnica inmediata. Siguiendo
tales criterios, las actividades se han concentrado en Guatemala, Perú, México, y Paraguay.
Asimismo, en Bolivia, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el
Viceministerio de Educación Alternativa han culminando el proceso de Bi-alfabetización en el
área quechua bilingüe de Potosí, Cochabamba y Chuquisaca, cuya gestión se inició en 1998.
La ejecución de los proyectos en cada país o región, requiere del diseño local de un conjunto
de políticas que se entrecrucen, converjan y se separen en los espacios y momentos estratégicos.
Las mismas han dado lugar a diferentes modalidades de coordinación interinstitucional e
intersectorial, entre las que señalamos:
•
Acciones articuladas entre organismos gubernamentales de nivel central y local,
cooperación internacional y organizaciones de la sociedad civil:
Guatemala:
Departamentos de Huehuetenango y San Marcos, Comunidades
Lingüísticas Mam y Q'anjob'al: Ministerio de Educación, Comité
Nacional
de
Alfabetización
(CONALFA),
Gobernaciones
Departamentales, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), Cooperación Italiana, Agencia Sueca de Cooperación
Internacional (ASDI), Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer
6
(UNIFEM), CEPAL, organizaciones indígenas, comunidades y ONGs
locales.
Paraguay:
•
Departamentos de Itapúa, San Pedro, Caaguazú, Guairá y Paraguarí:
Ministerio de Educación y Cultura, Secretaría de la Mujer, Secretaría de
Acción Social, Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM),
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Fondo de
Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Cooperación Italiana,
CEPAL, Fundaciones, organizaciones comunitarias y ONGs locales.
México:
Estado de Chiapas, Comunidades Lingüísticas Tsotsil y Tseltal: Consejo
Estatal de Población (COESPO), Fondo de Población de las Naciones
Unidas (UNFPA) y CEPAL, en coordinación con instituciones oficiales
del orden nacional y estatal: Instituto Nacional para la Educación de
Adultos (INEA), Instituto Nacional Indigenista (INI), Secretaría de
Educación (SE), Instituto de la Mujer, Consejo Nacional de Fomento
Educativo (CONAFE), Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO),
Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Secretaría de Pueblos Indios
(SEPI), Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas
(CONECULTA) Servicios Educativos para Chiapas (SECH),
organizaciones indígenas, instituciones académicas y ONGs locales.
Perú:
Departamento de Huancavelica, población Quechua Chanka, Ministerio
de Educación, Dirección regional de Educación, Unidades de Gestión
Educativa Local, Gobierno Regional, Municipalidades Provinciales y
Distritales, CEPAL, Cooperación Italiana, Programa Mundial de
Alimentos, UNIFEM, Fundación Ford, organizaciones comunitarias y
ONGs locales.
Acciones articuladas entre la Cooperación Internacional y organizaciones indígenas.
Programa de Revitalización Lingüística y Cultural del Pueblo Mapuche:
Chile:
UNFPA, CEPAL y Asociación de Productores Indígenas de la Región
Metropolitana.
Asociación Indígena Maquewe-Pelale, Hospital Intercultural Maquewe y
CEPALl, Temuco, IX Región
Chile y Argentina: Asociaciones Mapuche, Fundación Ford y CEPAL,
investigación "Autonomía Cultural y
Políticas Públicas", IX RegiónChile y Provincia del Neuquén-Argentina
En todas estas experiencias(3), el rol de BI-ALFA/CEPAL, es constituir una instancia de
articulación entre la Cooperación Internacional, los gobiernos locales y centrales, las instituciones
de la sociedad civil, las comunidades y sus organizaciones, garantizando la transparencia y la
3 Para mayor información, véase www.eclac.cl/Bialfa
7
eficiencia de la ejecución. El objetivo no es crear organización sino fortalecer lo ya existente,
avanzando por la senda de la autogestión y la autodeterminación de los pueblos indígenas.
Desde el año 2001, con el apoyo financiero de la Cooperación del Gobierno de la República
de Italia, BI-ALFA se está aplicando en forma sistemática en tres países: Guatemala, Paraguay y
Perú. La propuesta educativa, que ya forma parte del Plan Nacional de Alfabetización (PNA) de
dos de los países de aplicación, muestra excelentes resultados tanto en lo referente a la aceptación
por parte de los pobladores como en cuanto a los niveles de retención y egreso de los
participantes que supera el 80% de la población incorporada.
Cuadro 1: Población atendida por BI-ALFA, según país y modalidad, período 2001-2005
PAÍS
Atención Directa
Atención PNA
TOTAL
Paraguay
6.500
5.200
11.700
Perú
9.212
1.795
11.007
Guatemala
6.400
TOTAL
22.112
6.400
6.995
29.107
La cifra de incorporaciones (29.107 personas) ha superado ampliamente la meta de 18.000
participantes prevista para los tres países, ya que debido a la demanda y a los resultados de
aprendizaje, los Gobiernos Nacionales han decidido la extensión de la cobertura geográfica y
poblacional.
A partir de las experiencias realizadas durante estos años, quisiéramos compartir las siguientes
reflexiones, a modo de lecciones aprendidas o reafirmadas en la práctica:
1. La importancia de la comunicación entre todos los actores intervinientes, a fin de
establecer relaciones educativas entre las personas y con su entorno de vida, creando
ámbitos propicios para que los participantes puedan acceder a la información que
requieren. Las acciones comunicativas incluyen a la sociedad no indígena a fin de
sensibilizar, difundir la cultura indígena y promover actitudes favorables a la revisión
crítica del prejuicio étnico.
2. La identificación del proceso de construcción de los proyectos en las comunidades, como
una instancia clave para la inserción, el desarrollo y el sostenimiento de las experiencias,
a través del consenso y la participación. La propuesta no puede llevarse a la comunidad
por la sola voluntad de las autoridades, ni las negociaciones realizarse únicamente con los
líderes. Para que se den las condiciones mínimas de éxito, es necesario realizar una etapa
previa de maduración que contemple la motivación de la población y la difusión de
información detallada en las comunidades. Explicitar los objetivos, los organismos que
intervienen, las fuentes de financiamiento, los recursos locales, la modalidad operativa,
8
el destino final de instalaciones y mejoras, etc., es de suma importancia para no despertar
suspicacias, desconfianzas o falsas expectativas y establecer las co-responsabilidades de
las partes. Esta etapa debería ser contemplada como proceso previo en los planes de
financiamiento.
3. La necesidad de formalizar los acuerdos alcanzados, así como de observar que se
respeten los compromisos asumidos y su cumplimiento oportuno. La ambigüedad, en
cualquier nivel del proceso, puede convertirse en un serio obstáculo que inmoviliza, en la
medida que las comunidades conservan ciertos grados de desconfianza, basados en una
historia de engaños, que pueden derrumbar acuerdos aparentemente sólidos.
4. El reconocimiento de que la presencia de conflictos internos (vecinales, en las
organizaciones comunitarias, entre los pobladores y sus organizaciones) o, por el
contrario, la existencia de niveles de organización no conflictivos y fuerte cohesión
comunitaria, son factores que requieren de un cuidadoso análisis previo, por su capacidad
de obstaculizar o dinamizar los procesos. Vale aclarar que lo señalado no tiene sentido
excluyente de la participación de comunidades que presentan situaciones de conflicto,
sino que sólo resalta la relevancia de que el diagnóstico ofrezca elementos orientadores
para la definición o adecuación de las estrategias.
5. La operativización del enfoque de equidad de género, muestra su eficacia para promover
la emergencia de las necesidades inmediatas, comenzar a visualizar los intereses
estratégicos y buscar formas de organización viables para alcanzarlos. En las
comunidades donde se desarrolla BI-ALFA, se ha registrado el incremento de la
participación de las mujeres en las asambleas, expresando sus puntos de vista y
demandas. En este sentido, la apertura de espacios propios para las mujeres, favorece tal
ejercicio sin temor a miradas y palabras de desaprobación o censura, al mismo tiempo
que impide la reproducción de la hegemonía del discurso masculino y de los roles
tradicionales. Al admitir la necesidad de adoptar el enfoque de equidad de género,
respetando las expresiones culturales, se promueve la formación de movimientos
comunitarios proactivos hacia el cambio de actitudes, valores y comportamientos con
relación a la sexualidad y la reproducción, por parte de hombres y mujeres. Se crean así,
las condiciones objetivas y subjetivas para la autodeterminación de los individuos y las
parejas.
6. El papel constructivo del seguimiento y la evaluación para promover y potenciar las
capacidades de todos los participantes y el fortalecimiento de las organizaciones, así
como para profundizar el desarrollo de los procesos. Tal es el caso de las suspicacias y
resistencias que suele despertar el enfoque de equidad de género. Las reuniones de
análisis y la capacidad transformadora de la práctica, operan positivamente, brindando
mayor apertura y flexibilizando posturas extremas que, habitualmente, recurren a la
defensa acrítica de ciertas pautas culturales indígenas, a fin de legitimar las situaciones de
subordinación de las mujeres.
7. La importancia del fortalecer las modalidades productivas existentes en las comunidades,
basadas en la reproducción económica familiar, sin pretender introducir propuestas
colectivas ajenas a las prácticas tradicionales y, potencialmente, generadoras de mayores
niveles de conflictos internos. En ese sentido, entendemos las mejoras efectivas en el
9
aprovechamiento óptimo de los recursos disponibles para la producción a escala
doméstica, de manera de impactar directamente en la economía y la calidad de vida
familiar, ya sea por el mejoramiento de la dieta alimentaría, cuando la producción se
emplea para el propio consumo, o por la ampliación de los ingresos por la
comercialización en el mercado local. De tal manera, las iniciativas en el área de la
producción y comercialización, encontrarán fundamento en su posibilidad técnicoeconómica, experiencia previa de los participantes, aporte de algunos recursos locales
(tierra, agua, elementos de trabajo, mano de obra familiar) y un mercado inmediato
insatisfecho. La labor de la cooperación será facilitar los elementos técnicos y
motivacionales para que las familias puedan combinar óptimamente los recursos ya
existentes.
8. El deterioro ambiental evidente en muchas de las áreas geográficas de población indígena,
cuya supervivencia se inscribe en la defensa de los recursos naturales renovables, da cuenta
de comportamientos culturales diversos, a veces protectores y otras veces depredadores,
que conciernen a la organización productiva, al sistema alimentario y al autocuidado de la
salud. Los encuentros de reflexión sobre las prácticas comunitarias y las formas de
organización para el cuidado y mejoramiento del entorno cotidiano, se muestran como
caminos adecuados para promover cambios positivos en la población; por ejemplo, los
participantes han aprendido a revalorizar el saber de su propio sistema de salud, a
desmitificar la atención médica como fuente principal de la salud, a reconocer que
también es necesario tener en cuenta otros aspectos tales como qué alimentos ingieren,
qué agua beben, qué aire respiran, qué grado de violencia hay en sus hogares y
comunidades, qué nivel de agitación existe en sus vidas.
9. Destacar que la revalorización de la propia cultura, la reflexión sobre las condiciones de
vida y las relaciones con la sociedad nacional, constituyen el marco necesario para que
puedan tener lugar procesos educativos, en sentido amplio, que resulten significativos
para las personas que pertenecen a grupos étnicos descalificados desde el punto de vista
social y cultural.
10. La reafirmación de que las propuestas orientadas hacia la población indígena, requieren
no sólo de recursos financieros, capacidad técnica y apoyo institucional, sino, también, de
motivación y sensibilidad social por parte de todos los actores involucrados.
11. A medida que avanza una experiencia de aplicación, aparecen con mayor claridad las
grandes necesidades, los objetivos a los que sólo se ha alcanzado aproximaciones
parciales, la magnitud de las tareas pendientes. Estos serán los futuros desafíos ya que los
cambios generados en el proceso despliegan en los protagonistas deseos y
potencialidades para imaginar nuevos sueños de transformación.
Para apoyar la marcha de esos procesos en la sociedad indígena, es preciso que la
Cooperación Internacional se oriente hacia sus reales necesidades y facilite las condiciones para
que cada uno de los actores interesados en transformar las injusticias y postergaciones, pueda
asumir su responsabilidad: en primer lugar, los pueblos indígenas y sus organizaciones
representativas; pero, también, el Estado y las instituciones de la sociedad civil ya que todos
seremos beneficiados por la convivencia en una sociedad que pueda reconocer y disfrutar la
riqueza de la pluralidad.
10
11
Descargar