Prueba Judicial I

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III. LA PRUEBA DE HECHOS NUEVOS O DE NUEVA NOTICIA
A) CONCORDANCIAS
• Artículos 400,410,412,413,426, 435.1, 443 de la LEC.
B) TEXTO LEGAL
El artículo 286 establece lo siguiente:
1. Si precluidos los actos de alegación previstos en esta Ley y antes de
comenzar a transcurrir el plazo para dictar sentencia, ocurriese o se
conociese algún hecho de relevancia para la decisión del pleito, las partes podrán hacer valer ese hecho, alegándolo de inmediato por medio
de escrito, que se llamará de ampliación de hechos, salvo que la alegación pudiera hacerse en el acto del juicio o vista. En tal caso, se llevará
a cabo en dichos actos cuanto se prevé en los apartados siguientes.
2. Del escrito de ampliación de hechos se dará traslado a la parte contraria, para que, dentro del quinto día, manifieste si reconoce como cierto el hecho alegado o lo niega. En este caso, podrá aducir cuanto aclare o desvirtúe el hecho que se afirme en el escrito de ampliación.
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3. Si el hecho nuevo o de nueva noticia no fuese reconocido como cierto,
se propondrá y se practicará la prueba pertinente y útil del modo previsto en esta Ley según la clase de procedimiento cuando fuere posible
por el estado de las actuaciones. En otro caso, en el juicio ordinario, se
estará a lo dispuesto sobre las diligencias finales.
4. El tribunal rechazará, mediante providencia, la alegación de hecho
acaecido con posterioridad a los actos de alegación si esta circunstancia
no se acreditase cumplidamente al tiempo de formular la alegación. y
cuando se alegase un hecho una vez precluidos aquellos actos pretendiendo haberlo conocido con posterioridad, el tribunal podrá acordar,
mediante providencia, la improcedencia de tomarlo en consideración si,
a la vista de las circunstancias y de las alegaciones de las demás partes,
no apareciese justificado que el hecho no se pudo alegar en los momentos procesales ordinariamente previstos.
En este último caso, si el tribunal apreciara ánimo dilatorio o mala fe
procesal en la alegación, podrá imponer al responsable una multa de
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120 a 600 euros .
C) DOCTRINA JURÍDICA
• DE LA OLIVA SANTOS, A. Derecho Procesal Civil, Ramón Areces,
Madrid, 2000, páginas 309 a 310.
• GARBERÍ I LLOBREGAT, J., TORRES FERNÁNDEZ DE SEVILLA, J.M., BUITRÓN RAMÍREZ, G., Nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil, jurisprudencia aplicable, legislación complementaria y formularios;
páginas 523 a 524.
5.
La cuantía en euros fue establecida por el Real Decreto 1417/2001, de 17 de diciembre (BOE, núm. 310, del día 27). La cuantía inicial fue de 20.000 a 100.000 pesetas.
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• GARCIMARTÍN MONTERO, R., en AA.VV. Comentarios a la Ley
de Enjuiciamiento Civil, Volumen I, Aranzadi, Pamplona, 2001, páginas 1018 a 1024.
• FERNÁNDEZ URZAINQUI, F.J, en AA VV: Comentarios a la Ley de
Enjuiciamiento Civil, Atelier, Barcelona, 2001, páginas 1.313 a 1.322.
• VILLAVERDE FERREIRO, J. en AA VV. Comentarios a la Ley de
Enjuicimiento Civil, Dykinson, Madrid, 2000, páginas 318 y ss.
D) JURISPRUDENCIA
1. Tribunal Supremo
• T.S. (Sala 2ª). Sentencia de 19 de junio de 2002.
“Primero. Luis Ignacio G. T. fue condenado por sentencia de 22 de junio
de 1998, de la Audiencia Provincial de Vizcaya, como autor de un delito
de robo de uso de vehículo de motor, de un delito de robo con intimidación con empleo de elementos peligrosos, en un supermercado, de dos
delitos de la misma naturaleza, en grado de tentativa, y de un delito contra la seguridad del tráfico.
Recurrida esa sentencia en casación, el recurso fue desestimado, por lo que
aquélla se hizo firme.
En los hechos probados, los tres últimos delitos a que se ha hecho mención
aparecen datados el día 7 de noviembre de 1997, el primero de ellos sobre
las 17.20 horas, el segundo sobre las 19.40 y el tercero a continuación.
La atribución de los dos primeros delitos al ahora recurrente se apoya en
la existencia de una prueba testifical de personas que presenciaron los
hechos, tanto el constitutivo de la sustracción como la huida en el vehículo utilizado por el denunciado para llegar y alejarse del establecimiento.
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Los últimos tres delitos relacionados se pusieron a cargo del mismo inculpado con apoyo en dos consideraciones: que el vehículo utilizado fue el
mismo empleado en los hechos del día anterior, y que frente a tal poderoso indicio, aquél no aportó ningún contraindicio, puesto que se limitó
a negar que hubiera tenido alguna intervención en ellos.
Segundo. El recurso de revisión promovido se funda en que la defensa del
solicitante, con posterioridad a las vicisitudes procesales de que se ha dejado constancia, tuvo conocimiento de que este último había estado ingresado en urgencias del Hospital de Cruces, de Baracaldo, el día 7 de
noviembre de 1997, entre las 13.16 y las 23.20 horas, lo que evidenciaría
que no pudo ser él quien realizó los tres últimos delitos de los cinco por
los que ha sido condenado.
El letrado que suscribe el escrito, justifica el retraso producido en la aportación de estos datos por el hecho de que su cliente padece un notable
deterioro, debido al consumo de estupefacientes.
Tercero. Frente a la expresada pretensión, con apoyo en la información recabada del centro hospitalario, el Fiscal objeta que no hay constancia de que
el acusado hubiera permanecido realmente en sus instalaciones durante la
totalidad del tiempo comprendido entre la hora de ingreso y la del alta.
Consta documentado que la estancia de aquél en el hospital respondió a
que tenía un absceso en el brazo derecho, del que fue intervenido quirúrgicamente en régimen ambulatorio.
Cuarto. El dato de la estancia del acusado en el hospital goza, en principio, de la calidad de nuevo elemento de prueba, de los del art. 954,4º
LECrim., que, aportado en su momento a la causa, podría haber tenido
una incidencia, seguramente, determinante en la decisión del Tribunal.
Esto se infiere, de manera particular, de la relevancia que atribuyó al dato
de que, frente al indicio de cargo representado por el uso del mismo vehículo utilizado para cometer otro robo, el acusado no hubiera ofrecido
ningún contraindicio.
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Pues bien, no cabe duda de que, en el contexto de ese cuadro probatorio
y a tenor del criterio valorativo expresado por la Sala, los elementos de juicio ahora aportados en este trámite habrían pesado en la decisión.
Es cierto que por lo que apunta el Fiscal no se está en presencia de una
coartada verdadera y propia, pues, al menos en hipótesis, queda abierta la
posibilidad de que el acusado se hubiera ausentado del hospital en algún
momento. Pero tampoco puede perderse de vista que padecía un absceso
-probable consecuencia de una venopunción séptica- en el brazo derecho;
y que, si en el estado de abandono que puede inferirse del cuadro clínico
de que hay constancia en la causa y de su modo de operar en la misma,
decidió procurarse cuidados médicos, es, sin duda, porque debía encontrarse realmente mal. Esta circunstancia y la localización del proceso infeccioso, permite inferir que, en las horas de la tarde del 7 de noviembre, no
se hallaba en las mejores condiciones para pilotar un vehículo y realizar
con él una conducción violenta. Por otro lado, no parece probable que de
una colisión como la que consta tuvo el conductor de ese automóvil cuando huía, hubiera podido salir sin, al menos, algún traumatismo de cierta
consideración; que, de haberse producido, tendría que haber sido apreciado en el momento de la prestación de la asistencia quirúrgica.
Quinto. Pues bien, a tenor de las consideraciones que acaban de hacerse, la
conclusión obligada es que los nuevos elementos de prueba aportados al promover el recurso tienen entidad bastante como para que deba concluirse que
excluyen con un alto grado de probabilidad que el recurrente hubiera sido
el autor de los hechos de la causa producidos en la tarde del 7 de noviembre de 1997. Por ello, y a tenor del criterio de valoración de la prueba expresado por la Sala de Instancia, es claro que, de haber contado con tales datos,
su pronunciamiento al respecto no habría sido el que se produjo. Así, y por
todo, debe anularse la sentencia en lo relativo a la condena por esos hechos.”
• T.S. (Sala 2ª). Sentencia de 9 de mayo de 2002.
“Único. El presente recurso de revisión ha sido promovido con fundamento en el número 4º del artículo 954 de la LECrim., por haber sobre- 147 -
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venido, tras dictarse sentencia devenida firme contra el recurrente, condenado en su ausencia, el conocimiento de nuevos elementos de prueba,
cuales son, en el caso, justificantes de ingreso en la cuenta corriente de la
cónyuge del condenado por el delito de las cantidades mensuales de
treinta mil pesetas correspondientes a diciembre de 1996 y abril, mayo,
junio y agosto de 1997, así como habiéndose aportado recibos de la
misma señora justificantes de haber recibido la cantidad de sesenta mil
pesetas correspondientes a los meses de enero y febrero de 1997 y la de
treinta mil pesetas en septiembre del mismo año. Resultan así sin prueba
de justificación de pago tan sólo las mensualidades, a cargo del actual
recurrente y en favor de su “ex” cónyuge, de los meses de marzo y julio
de 1997. Como quiera que la figura de delito contra los deberes familiares que se apreció cometido en la sentencia recurrida, que había sido dictada por el Juzgado de lo Penal número 4 de Palma de Mallorca, requiere dejar de pagar las prestaciones económicas establecidas en favor de
cónyuges o hijos, en este caso en sentencia dictada en un previo proceso
civil de separación conyugal, bien dos meses consecutivos o bien cuatro
no consecutivos, se observa que tal falta de pago en las periodicidades
legalmente establecidas (artículo 227 del CC) no se ha producido, pues
tan sólo se observan dos impagos no consecutivos en el período desde
diciembre de 1996 a agosto de 1997 contemplado en la narración fáctica de la sentencia objeto de recurso, con lo que, al quedar sin base fáctica adecuada la sentencia, ha de entenderse el recurrente inocente de tal
delito, por lo que es procedente declarar su nulidad, acogiendo el motivo de revisión introducido.”
• T.S. (Sala 1ª). Sentencia de 19 de octubre de 1993.
“Tercero. Dado que la infracción hecha valer en el motivo, como causante
del presunto quebrantamiento de las formas esenciales del juicio, radica,
substancialmente, en el artículo 862.3º de la Ley de Enjuiciamiento Civil,
es evidente que la observancia del mentado precepto depende de la concurrencia de un hecho nuevo, siempre que hubiere acontecido con posterioridad a la proposición de la prueba en primera instancia, y de que el
mismo influyere en la decisión del litigio, pues bien, haciendo abstracción
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de la posibilidad de considerar a la sentencia de 20 de junio de 1990, dictada por la Sección Decimoquinta de la Ilma. Audiencia Provincial de
Barcelona y recaída en la segunda instancia de la tercería de dominio
seguida en el Juzgado de Primera Instancia número Once de dicha capital
y correspondiente al ejecutivo número 1790/84, cual un hecho nuevo en
relación con el declarativo del que dimana el recurso, resulta discutible que
su pronunciamiento estimatorio de la tercería fuese susceptible de influir
en la decisión del declarativo, toda vez que, en primer lugar, con anterioridad a la expresada tercería se tramitó en el Juzgado de Primera Instancia
número Siete de Barcelona, la presentada en el juicio ejecutivo número
727/84, cuyo resultado decisorio fue contradictorio respecto a la posterior, siendo en el ejecutivo primeramente iniciado donde, al parecer, se
verificó la adjudicación del crédito hipotecario al recurrido Sr. B.M., y
que, en segundo término, la cuestión esencialmente planteada en el actual
procedimiento, versó sobre la existencia o no de un enriquecimiento injusto contrario al recurrente Sr. C.C., y esto así, resulta aún más discutible
que el Tribunal a quo hubiera vulnerado el meritado artículo 862 al denegar la práctica del recibimiento a prueba. Pero es que, además y fundamentalmente, la estimación del artículo 1692.3º de la Ley de
Enjuiciamiento Civil se encuentra subordinada al cumplimiento en el
momento procesal oportuno de la exigencia formal prevenida en el artículo 1693 de la susodicha Ley, esto es, “que se haya pedido la subsanación
de la falta o transgresión en la instancia en que se hubiere cometido y que,
de haberlo sido en la primera instancia, se reproduzca en la segunda, con
la salvedad, en cuanto a las faltas cometidas en segunda instancia, de que
fuere ya imposible la reclamación”, exigencia que no se observó ya que el
auto del Tribunal a quo, de fecha 2 de octubre de 1990, que acordó no
haber lugar a la práctica de ninguna de las pruebas solicitadas por ambas
partes, no fue objeto de recurso de súplica, como autorizaba el párrafo
segundo del artículo 867 para el caso de denegación del recibimiento a
prueba o cualquiera diligencia de prueba, en consonancia con lo dispuesto en el 402, también de la Ley de Enjuiciamiento Civil, y de aquí, que la
omisión de referencia por parte del entonces apelante, actual recurrente en
casación, determina, aparte de las consideraciones precedentes, el fracaso
del motivo examinado.”
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• T.S. (Sala 1ª). Sentencia de 11 de diciembre de 1990.
“ANTECEDENTES DE HECHO
Demanda de mayor cuantía de Juan A.M. contra Salvador M.M. y
otros, ante el Juzgado de 1.a Instancia núm. 1 de Málaga, sobre otorgamiento de escritura de compraventa con solicitud de beneficio de justicia gratuita.
Es estimada en ambas instancias. La Audiencia Territorial de Granada
dictó sentencia con fecha 13 octubre 1988. No prospera el recurso de
casación.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Se funda el primer motivo que examinamos (segundo en el orden
de los formulados) en el número 3º del artículo 1692 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil y se denuncia el quebrantamiento de las formas esenciales del juicio por haber denegado la Sala de instancia el recibimiento a
prueba solicitado, a tenor de lo dispuesto en los artículos 862.3º y 4º y
707 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, con resultado de indefensión. La
alteración de la secuencia expositiva de los motivos se apoya, obviamente
en las consecuencias que habría de tener la acogida del mismo, en su caso,
según las precisiones del artículo 1715.2º.
De lo actuado se desprende, en efecto, que el recurrente pidió durante
la segunda instancia, el recibimiento a prueba y propuso la práctica de
determinadas pruebas documentales. La Sala de apelación por auto de
20 de octubre de 1987, denegó el recibimiento a prueba solicitado al
interpretar acertadamente que no concurrían en el caso los supuestos 3º
y 4º del artículo 862, incoados como justificación. Desde luego, que
como razona la Sala sentenciadora, los referidos supuestos no están arbitrados para suplir las pretendidas deficiencias que en su quehacer profesional había incurrido el Letrado que en concepto de pobre y por designación de oficio, defendió a la parte en la primera instancia, sino res- 150 -
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pecto de hechos nuevos necesitados de prueba, que hayan ocurrido con
posterioridad al transcurso del plazo para proponer la prueba en primera instancia o respecto de hechos acontecidos antes, pero no conocidos,
siempre, en ambos casos, que sean de influencia notoria en la decisión
del pleito y, en el último que la parte jure que no tuvo antes conocimiento del mismo.
Las circunstancias exigibles de ningún modo encajaban con los hechos
que se intentaban probar, referidos al momento mismo de la contestación
a la demanda, ni nuevos ni ignorados y conocidos posteriormente. Pero
además, tampoco los documentos cuya aportación se solicitaba, suponían,
en sí mismos por su anunciado contenido una revelación influyente en la
decisión del pleito. Las razones precedentes que este Tribunal hace suya se
consideran adecuada para haber denegado la prueba sin que ello genere
indefensión, pues el derecho a producir los medios de prueba pertinentes
para la defensa se entiende, que debe ser ejercitado conforme a las leyes
procesales. En consecuencia debe desestimarse el motivo.
2.º) El segundo motivo (primero de los expuestos en el escrito de recurso) se articula al amparo del artículo 1692.5º de la Ley de Enjuiciamiento
Civil por inaplicación del artículo 1276 del Código Civil y jurisprudencia
interpretativa del mismo. Mal parece pretenderse la aplicación de un precepto que exige la prueba de la falsedad de la causa del contrato para dar
lugar a la nulidad del mismo si como reconoce el recurrente la sentencia
impugnada expresamente sienta cuando entra en el fondo del asunto, esto
es la pretendida simulación del contrato de compraventa, encubridora de
una transmisión fiduciaria en garantía de un préstamo, que “tal aseveración no tiene ningún soporte probatorio”, hecho probado que debemos
respetar en casación por lo que procede desestimar también este segundo
motivo.
3.º) Por aplicación de lo dispuesto en el párrafo segundo del nº 4 del artículo 1715 de la Ley procesal, deben imponerse al recurrente al declararse
no haber lugar al recurso, las costas del mismo. Todo ello con los efectos
inherentes a la resolución.”
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• T.S. (Sala 1ª). Sentencia de 20 de febrero de 1987.
“Segundo. En lo atinente al segundo motivo por violación supuesta del
artículo 863 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, tiene su razón de ser en
que la Sala de Apelación denegó la confesión judicial de la recurrente
por cuanto el referido precepto “no permite la recepción de la confesión en la Segunda Instancia, porque se refiere a hechos que no hayan
sido objeto de posiciones en la Primera Instancia”, que es lo que aquí
acontece según la parte recurrente, habida cuenta que no se había solicitado en dicha instancia y que en su opinión lo que niega el precepto
es que puedan reiterarse posiciones. Tampoco el motivo puede prosperar y precisamente porque no se instó tal medio de prueba en el
Juzgado, pues, como con acuerdo indudable señala la Sala a quo en su
resolución denegatoria, el artículo 863 por su propia redacción claramente da por supuesto que se ha pedido en el primer grado del procedimiento la confesión judicial y que las nuevas posiciones no reiteren
preguntas ya efectuadas ante el Juzgado, de suerte que las nuevas posiciones sólo tengan por finalidad puntualizar algún concepto omitido o
aclarar algún extremo no bien definido en la Primera Instancia, pero sin
que pueda solicitarse ex novo la práctica de este instrumento de prueba,
que por haber sido rehusada su petición conscientemente en la primera fase del procedimiento, constituiría su admisión un desequilibrio
entre las partes en el debate procesal, ante la sorpresa que su petición
nueva entrañaría y de la que se privó al juzgador de primer grado para
el correcto y pleno enjuiciamiento de la materia controvertida, lo que
además va en contra de la finalidad y naturaleza del recurso de apelación que es, como dice la doctrina científica, simplemente revisora y no
renovadora, por lo que la prueba en Segunda Instancia está condicionada, salvo el caso de rebeldía, a la necesaria alegación de hechos nuevos o de nuevo conocimiento, si son fundamento de la pretensión inicial y, por tanto, el momento de alegación de estos bienes no puede ser
otro que el destinado a la petición adicional de recibimiento a prueba,
principios que ya estaban reflejados en cierta medida en jurisprudencia
anterior (sentencias de 17 de diciembre de 1960, 6 de julio de 1961 y
21 de octubre de 1974).”
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2. Audiencias Territoriales
• A. T. Barcelona. Sentencia de 25 de abril de 1986.
“El tema suscitado en el recurso no sólo no fue objeto de controversia en
la primera instancia, sino que ni siquiera fue aludido, y es evidente que se
pudo haber planteado, porque no era, ni podía ser, desconocido, y, por
consiguiente, al no constituir nova reperta, necesariamente debe quedar
fuera del ámbito funcional de la apelación, de conformidad con el principio pendiente apellatione nihil innovetur, que veda el examen de las cuestiones nuevas, dado que los eventuales principios de contradicción y
audiencia, en la actualidad con rango constitucional, exigen que toda alegación, sea pretensión o medio de defensa, se formule en la fase procesal
correspondiente iudex iudicare debet secundum allegata et probata partium.”
3. Audiencias Provinciales
• A.P. Bilbao. Sentencia de 29 de marzo de 1999.
“Primero. La excepción de falta de legitimación opuesta por los demandados al actor, que reiteran en esta alzada, no merece mejor suerte que la que
le deparó la sentencia de la primera instancia. A fin de complementar el
argumento de la juzgadora a quo, basta con señalar que no debe cuestionarse el derecho del demandante a reclamar el 50% de la fianza, cuando
teóricamente hubiese sido posible la reclamación del 100% en beneficio
de la comunidad de bienes (ente sin personalidad jurídica) constituida con
D. Carlos S. (cuya existencia consta en documento fechado a 15 de septiembre de 1993 en el que figura el sello de Hacienda del día 21 siguiente -folios 42 a 44 de autos-), junto con quien arrendó el local a la contraparte.
Segundo. La pretensión de los apelantes de que la fianza cuya restitución
interesa el arrendatario se compense con las posibles rentas pendientes y
recibos de agua y luz resulta inabordable para este tribunal, puesto que
constituye un argumento de oposición que no fue oportunamente opues- 153 -
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to en la contestación a la demanda. Está vedado a los litigantes suscitar en
la apelación cuestiones nuevas que no fueron objeto del oportuno debate
en la primera instancia, no pudiéndose sorprender a la contraparte invocándose hechos que, siendo anteriores a ello, no fueron invocados en la
contestación y que habrían podido ser objeto de la prueba a practicar en
el litigio. Al no haber tenido oportunidad de combatirlos la contraparte,
en aras al principio de contradicción y de defensa del artículo 24 CE, procede rechazar el análisis de este motivo del recurso.
Tercero. La retención de la fianza por la existencia de daños en el local
arrendado y la desaparición de objetos del mismo sí fue debidamente
opuesta en la contestación y parcialmente acogida por la juzgadora a quo.
Los recurrentes discuten precisamente el criterio restrictivo aplicado al
respecto en la resolución recogida que ciñó los daños repercutibles al
demandante a desperfectos en la pintura y abolladuras en las persianas. Tal
decisión es, sin embargo, correcta, puesto que la juzgadora atiende a datos
objetivos como son el resultado de la diligencia judicial de toma de posesión del inmueble (folio 230 de autos), en la que el demandado Sr. B. no
hizo constar ningún otro defecto ni falta, y la carencia de inventario de
bienes o instalaciones que acompañase al contrato de arrendamiento, lo
que hubiese facilitado la comprobación de la ulterior desaparición de objetos del local. Sin embargo, la parte demandada no fue diligente en el cuidado de sus intereses en tan trascendentales momentos, por lo que no es
admisible que se queje ahora de la decisión judicial adoptada, que no
puede encontrar apoyo probatorio sólido para sustentar otro criterio merced a los testimonios que cita en su recurso (señores C. y C.), claramente
insuficientes para suplir la carencia de datos objetivos, pues se refieren a
lo que les han manifestado los demandados o a momentos posteriores a
que recuperaran la posesión del inmueble; ni atendiendo al presupuesto
de los trabajos de acondicionamiento del local, fechado a noviembre de
1993, que tampoco es por sí mismo excesivamente clarificador a este respecto.
Cuarto. Las costas derivadas de esta alzada deben ser impuestas a la parte
apelante al resultar desestimado su recurso, tal como señala el artículo 62
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del D. regulador del juicio de cognición (en su redacción por Ley
10/1992) en relación con el artículo 736 párrafo segundo LEC.”
• A.P. Avila. Sentencia de 3 de abril de 1998.
“Segundo. Apreciada la excepci6n dilatoria de falta de personalidad que
formuló, al amparo de lo dispuesto en el artículo 533.4 LEC, el director
gerente del hospital Nuestra Sra. de Sonsoles de Avila, por no ostentar la
condici6n de legal representante del Insalud en esta capital, y ello en base
al artículo 2 del texto legal, en cuanto exige que por las entidades jurídicas comparezcan en juicio las personas que legalmente las representen, y
artículo 2 RD 347/1993 de 5 de marzo sobre organización de los servicios territoriales del Insalud, que establece su representaci6n legal en favor
del director provincial, insiste ahora la recurrente en que sea rechazada la
excepción y se conozca del fondo litigioso respecto a dicho demandado,
pues, explica, no lo fue como legal representante del Insalud, responsable
civil subsidiario, sino como responsable por actos propios verificados en
el ejercicio de su función como director del hospital, que concreta en la
falta de custodia del historial médico de la paciente y control de su contenido y correcta formación.
Pero la simple lectura del escrito de demanda evidencia que el Sr. director
del hospital Nuestra Sra. de Sonsoles de Avila fue traído al proceso como
“legal representante del Insalud en dicha capital” y para depurar la posible
responsabilidad civil subsidiaria de dicho organismo (así consta en el encabezamiento), que luego se califica de “directa” y “solidaria” sucesivamente en la fundamentaci6n jurídica, pero en todo caso referida a hechos de
otros, concretamente de los cuatro médicos también demandados.
La mutatio libelli que en esta segunda instancia se quiere introducir es de
necesario rechazo, pues las partes están obligadas a mantener los planteamientos iniciales con el fin de que exista correspondencia entre el objeto del
proceso y la sentencia, y es efecto propio de la litispendencia la prohibición
de la transformación de la demanda, veda basada en razones de orden constitucional que atienden a impedir la indefensión, proscrita por el artículo
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24.1 de la Carta Magna, pues parece claro que si el actor pudiera cambiar
el objeto del proceso, los hechos constitutivos determinantes de su petición, las personas demandadas o la calidad con que lo fueron, se estaría
colocando a éstas en situación de indefensión, o al menos vulnerando el
principio de igualdad, motivos a los que se unen razones estrictamente técnicas referidas al desarrollo armónico del proceso, que se vería alterado si
dichos cambios fueran posibles, argumento que alcanza su máximo significado cuando la mutatio libelli se pretende en la segunda instancia.
Ciertamente no existe en nuestro Derecho positivo una regla general de
prohibición de la transformación de la demanda, pero sí prohibiciones de
mutación referidas a actos concretos del proceso (p.e., artículos 548 y
693.2 LEC, para los juicios de mayor y menor cuantía, artículo 52 D. 21
de noviembre de 1952, respecto del juicio de cognición, artículo 802 del
aquel cuerpo legal, para el recurso de apelación, y artículo 1710.2 en el
recurso de casación). Por tanto, cualquier modificación esencial que entrañe una nueva pretensión podrá deducirse en otro proceso, pero no en el
ya iniciado.
En consecuencia es correcta la absolución en la instancia que del director
del hospital Nuestra Sra. de Sonsoles se hizo en la resolución impugnada,
sin que quepa ahora sanar la deficiencia añadiendo que se le ha demandado por hechos propios.”
• A.P. Soria. Sentencia de 3 de abril de 1997.
“Primero. El presente recurso de apelación, interpuesto por la representación del demandado don Abencio V. R., se dirige contra la sentencia de
instancia que, estimando la acción individual de responsabilidad frente a
los administradores de las sociedades anónimas prevenida en el artículo
135 LSA, le condena a pagar a favor de la entidad actora Caja X la cantidad de 43.012.981 pesetas.
Los motivos en que el recurrente centra su impugnación son los siguientes: 1) Prescripción de la acción. 2) Nulidad de actuaciones desde la com- 156 -
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parecencia de menor cuantía. 3) En cuanto al fondo del asunto, sostiene
que se ha producido una interpretación errónea de la teoría del levantamiento del velo y una indebida aplicación del artículo 135 LSA negando
la concurrencia de los requisitos necesarios para su apreciación, en particular, la relación causal entre la actuación del demandado y la eventual
lesión de los intereses del actor.
Segundo. La excepción de prescripción de la acción no puede prosperar al
tratarse de una cuestión introducida ex novo en esta alzada, momento
procesal en que las partes no pueden alterar los términos del debate de primera instancia por así vedarlo el principio pendente apellatione nihil innovetur y el de preclusión como establecen numerosas sentencias del
Tribunal Supremo (entre otras las de 20-9-94 R. 6979, 6-10-94, R. 7458)
referidas a la casación pero perfectamente aplicables al recurso de apelación y, de otro lado, porque de admitirse cuestiones nuevas en este recurso se privaría a la contraparte de la posibilidad de alegar y probar lo que
a su Derecho conviniera al respecto, tal y como apuntó la sentencia del
Tribunal Constitucional de 28-9-1992 al razonar que la introducción de
hechos o causas posteriores a la fase expositiva supone un modificación
sustancial de los términos del debate procesal que afecta al principio de
contradicción y, por ende, al de defensa.
Tercero. La nulidad de actuaciones sólo ha de tener cabida en los supuestos contemplados en los artículos 238 y 240 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial y remitiéndonos en concreto a los defectos en las actuaciones procesales procederá la nulidad cuando se prescinda total y absolutamente de
las normas esenciales del procedimiento establecidas por la ley o con
infracción de los principios de audiencia, asistencia y defensa, siempre que
se haya producido indefensión.
El reproche que se hace por el apelante consiste en afirmar que la
entidad actora, en la comparecencia del juicio de menor cuantía,
modificó la demanda y procedió a ampliar la designación de archivos
con quebrantamiento del artículo 504 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil.
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Examinada la comparecencia (folio 49 del tomo II) se observa que las
manifestaciones vertidas por la parte actora no alteran los hechos en
que se basa su demanda ni cambian lo más mínimo las pretensiones del
suplico ni la causa de pedir de la misma, tan sólo se limita a concretar
y aclarar una serie de hechos que consideró precisos para delimitar los
términos del debate pero sin modificar lo más mínimo esos límites de
la controversia que quedaron fijados en la demanda, lo cual es perfectamente admisible según lo dispuesto en el artículo 693 regla 2.a de la
Ley de Enjuiciamiento Civil. E incluso en el caso de que hubiera corregido algún error o defecto de que adoleciere su escrito expositivo, tampoco se estaría ante un defecto procesal pues ello está asimismo permitido dentro del ámbito de dicha comparecencia según establece el artículo 693 regla 3ª.
Por lo que se refiere a la ampliación de archivos con vulneración del artículo 504 LEC es preciso recordar que la jurisprudencia del Tribunal
Supremo distingue entre los documentos básicos de la pretensión, que
fundamentan la causa de pedir, y aquellos otros complementarios, accesorios o auxiliares, encaminados a integrar el proceso probatorio o a
combatir las alegaciones de contrario, siendo de aplicación sólo a los primeros el criterio rigorista de los artículos 504 y 506 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, mientras que para los segundo rige el principio de
libre aportación a través de los escritos de réplica y dúplica o en período probatorio (STS 24-10-1994, R. 7681, 24-7-1996, R. 5570). Como
quiera que en el caso de autos la designación de archivos realizada por
el actor en la comparecencia se hace a la vista de la oposición formulada
por el demandado en la contestación y tiene la finalidad de aportar una
prueba documental complementaria dirigida a desvirtuar los argumentos expuestos de contrario, es evidente que no constituye una actuación
infractora de los artículos 504 ni 506 LEC de conformidad con la doctrina jurídica mencionada.
En definitiva no es de apreciar ningún defecto procesal en dicha comparecencia que determine la nulidad de actuaciones pretendida, por lo que
este motivo de recurso debe ser rechazado.”
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E) FORMULARIOS
5. Escrito por el que se amplían los hechos propuestos6
AL JUZGADO DE 1ª INSTANCIA Nº (.....) DE (.....)
(.....) , Procurador de los Tribunales y de D. (.....), en los Autos de Juicio
Ordinario nº (.....), comparezco y DIGO:
Que habiendo tenido conocimiento de la existencia de un hecho de relevancia para la decisión del pleito, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 286 LEC interponemos ESCRITO DE AMPLIACIÓN DE
HECHOS consignando a tal fin la siguiente
ALEGACIÓN
ÚNICA.- Que ha llegado a conocimiento de esta parte que el inmueble que se le arrendó al demandado, y que éste califica en su contestación a la demanda como absolutamente deteriorado y no apto para ser
arrendado, negando así su obligación de pago, fue subarrendado por
el demandado, con fecha (.....), a un tercero, concretamente a D.
(.....), lo que demuestra que el inmueble era apto a todas luces para ser
arrendado.
Por todo lo expuesto,
SOLICITO AL JUZGADO: Que admitiendo este escrito, dé traslado a la
parte contraria para que dentro del quinto día, manifieste si reconoce
como cierto el hecho alegado o no, a los efectos legales oportunos.
6.
En caso de que esta alegación puede hacerse en el acto del juicio o de la vista, ha de llevarse a cabo de forma verbal. Así pues, este formulario será de aplicación en los supuestos en los que la ampliación de hechos se formule con posterioridad a los actos de alegaciones previstas en la Ley.
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TAMBIÉN DIGO: Que para el caso de que la parte contraria no reconozca como cierto el hecho al que se alude en el presente escrito, procede y,
SOLICITO AL JUZGADO: Acuerde la práctica de las siguientes pruebas:
a) Interrogatorio de la parte demandada D. (.....), con domicilio en (.....).
b) Interrogatorio del referido subarrendatario D. (.....), con domicilio
(.....).
En (.....), a (.....) de (.....) de (.....).
6. Providencia que rechaza la alegación de un hecho nuevo
JUZGADO DE 1ª INSTANCIA Nº (...)
PROCEDIMIENTO:
PARTES:
PROVIDENCIA
SR. (.....)
En (.....), a (.....) de (.....) de (.....).
Una vez presentado el escrito por la parte demandante, en el que pone de
manifiesto la existencia de un hecho de relevancia para las decisión del presente procedimiento, consistente en el ulterior subarriendo a un tercero, y
al no haberse acreditado mediante la práctica de la prueba, que dicho subarriendo se ha producido con posterioridad al período de alegaciones, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 286.4 LEC, procede devolver
el mencionado escrito al Procurador (.....), sin tener en cuenta las manifestaciones en el mismo contenidas.
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Lo manda y firma Su Señoría. Doy fe.
Conforme a lo dispuesto en el artículo 208.4 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil (LEC), se indica que contra la presente resolución cabe interponer,
en el plazo de cinco días (5) RECURSO DE REPOSICIÓN (artículos
452 y ss. LEC) ante este Juzgado.
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