i ^ ^ ^^^^, ^^,^^ ^^^3 Joaquín Ximénez de Embún Ingeniero de Montes MINISTERIO ^DE AiiRICULTURA DIRECCION GENERAL DE COORDINACION, CREDITO Y CApACITACION AGRARIA ^^ MAQUINARIA FORESTAL GRUPOS DE MAQUINARIA La mecanización forestal es hoy en día absolutamente necesaria y su empleo en los montes particulares debe multiplicarse por medio de cooperativas o agrupaciones que permitan el empleo común. En tal sentido no escapan a la ley general para el empleode maquinaria agrícola en propiedades pequeñas, que no autorizan el desembolso preciso para adquirir maquinaria para una solamente. Y se comprende que si el minifundio agrícola es una rémora del progreso, el minifundio forestal es una verdadera catástrofe, tanto por la propia naturaleza del monte en su conservación y mejora, como en el logro de un rendimiento económico elevado. Necesitamos máquinas que nos abaraten la obtención de productos, nos mejoren su calidad y aseguren su continuidad, y así estamos en un círculo vicioso: el minifundio forestal, malo siempre, será para la mecanización nefasto del todo, y mientras no empleemos maquinaria idónea no habrá rendimientos elevados y, por lo tanto, tampoco interesará crear parques. De una manera u otra, necesitaremos maquinaria en los montes para cuatro cosas muy distintas : I. Para crearlo. II. Para realizar los cuidados culturales imprescindibles. III. Para explotarlo y obtener sus productos. IV. Para defenderlo y protegerlo de sus enemigos. Y ese es el objeto de esta Hoja Divulgadora. MAQUINARIA DE IMPLANTACION DE BOSQUES Se nos presantarán tres casos: a) Montes ondulados. -3- b) c) Montes de serranía no excesivamente rocosos. Montes rocosos de alta serranía. Empezaremos por este último caso, ya que, en definitiva, no hay para él máquina alguna. Todo forestal ha tratado montes de tal naturaleza y es inútil insistir sobre ello. En tales lugares no cabe más que la acción del hombre, y aun así tampoco es fácil. Sin embarga, no hay que confundir la imposibilidad de mecanización de las labores del monte con la dificultad de acceso al mismo. Porque ocurre con frecuencia que, abierta una pista Fig. 1.-Monte bajo de Quercus Toza degradado. Para transformar en pastizal. o un camino y situados los tractores y bulldozers en los tajos, la cosa se hace más factible que en un principio se creyó. Los montes que hemos llamado de serranía admiten poca maquinaria de implantación de bosques. Generalmente se emplean subsoladores con alas para abancalar, tirados por bue- -4- yes, que por su lentitud y esfuerzo son magníficos e irreemplazables. Si la piedra que sale es suelta o son esquirlas de pizarra, pueden quedar unos magníficos bancales donde la plantación sea después posible. Por último, se trata de terrenos en los que pueden entrar tractores, llano-ondulados, con pendientes del 30 al 40 por 100, pero con suelo de tierra y piedra suelta, etc. La maquinaria a emplear se comprende que será, en primer lugar, tractores de cadenas o de ruedas para arrastrar diversos aperos. En general, para esta labor no podrán emplearse tractores de potencia menor a 60 CV. Casi siempre, en nuestra patria, es necesario emplear tractores orugas de 90 CV. y aun de 120. Estos tractores podrán llevar pala para abancalar, o bien arrastrar subsoladores con alas o sin ellas para romper el suelo o para hacer zanjas, rejas vertederas o no, arados de discos, etc. En cada caso precisa examinar con cuidado el terreno y proceder en consecuencia. Se trata, en suma, de una labor de desfonde y de remoción general del suelo, que deberá ir precedida o no de un desbroce general y un arrancado de raíces y de tocones. LA ELIMINACION DE RAICES Este difícil problema tiene desigual solución, según la intensidad del enraizamiento. El matorral de brezal, tojo, jara, lentisco, madroño o de labiadas puede, en general, extirparse mediante un rozado con máquinas que veremos más adelante; pero el roble y Quercus, en general, requieren acción más dura y específica. Una vez rozada la mata baja, debe meterse un tractor con subsolador de corte de raíces con «Rotovator». Este va montado como parte integrante del tractor y está accionado por el motor del mismo. La acción rotativa de las paletas, que giran en el mismo sentido que las ruedas, crea un efecto de em- -5- puje hacia adelante que ayuda realmente a arrancar a la unidad total. Por medio de una rueda de profundidad con ajuste con tornillo, se regula la profundidad de trabajo de las paletas. E1 Rotovator debe usar paletas aceradas especiales cortarraíces. Dos pasadas en cuadro permitirán ya una acción posterior, que será de despeje y recogida. Cuando se trata de transformar un monte bajo en pradera, el trabajo no basta en modo alguno, pues precisa la eliminación de raíces; otras veces, cuando se trata de realizar plantaciones forestales, bastará un año de espera para lograr alguna pudrición, o el rociado y empleo de una emulsión de los Fig. 2.-Labores de grada para la implantación de un pastizal. herbicidas 2,4,5T del 2,4D o MCP. Estos son los siguientes ácidos: 2,4,D = dicloro fenoxyacético; 2,4,5T = tricloro fenoxyacético; MCP = ácido 2 metil 4 clorofenoxyacético al 1 por 100, a base de 200 ó 300 kilogramos por hectárea, para que al año se pueda meter ya en el terreno el tractor corriente. Pueden también emplearse derivados del bórax y la urea, no siendo aconsejables el clorato sódico por inflamable, el arseniato sódico por venenoso, el «Anforstan» y otros que, además, no son selectivos. - 6 - EL DESTOCONAMIENTO Este es un problema grave que debe abordarse, sin embargo; en muchas ocasiones se ha intentado de múltiples maneras, sin haberlo resuelto en forma práctica en ningún caso. El mejor procedimiento es el empleo de explosivos. Puede hacerse mediante unos tubitos de acero con un pequeño hueco, en el que se coloca la carga explosiva en una pequeña hienda en el tocón. El tubo va firmemente unido por unas cortas cadenas que lo hacen solidario del tocón mismo y Fig. 3.-Suelo preparado para siembra de pastizal. que impiden que sea proyectado a la lejanía. El procedimiento se usa en Finlandia y Estados Unidos para hender tocones rellenos, que después ya son más fáciles de arrancar y de desmenuzar. Se puede después intentar la voladura entera del tocón por medio de hornillos de pólvora y explosivos amoniacales, tales como se usan para la ejecución de hoyos para la colocacián de olivos. Pueden también colocat•se sobre los tocones cargas de pólvora con clorato potásico adosadas con plástico. -^Pero la saca es siempre costosa y fatigosa, por lo que generalmente conviene precipitar la pudrición por medio del veneno antes mencionado, para posteriormente proceder al arranque mediante cabrias apropiadas. LABRADO DEL TF.RRENO Según todo lo anterior, ya podremos entrar en el terreno con nuestros tractores corrientes de 4^ a 60 CV. para tirar de arados bidiscos, subsoladores, rejas, etc. Deberemos casi siempre usar tractores con elevador para evitar enganchones de Fi^. ^1.-1'ritur^dora dc restos tnontada sobre tractor. los aperos con raíces, etc., y soslayar con agilidad obstáculos imprevisibles. Tras una labor cruzada del terreno, podrá entonces procederse al gradeo total, o bien a la preparación de surcos de plantación. il `1 -8- Si el te.rreno se presta a ello, lo mejor será un gradeo total; luego se emplean sembradoras de uno u otro sistema. En suma, no se diferencia la cosa de la siembra agrícola. De no poder usar este procedimiento, puede emplearse un apero de reja, que hará la zanja de 40 centímetros de profundidad, suficiente para realizar en ella las plantaciones. PLANTACION Sobre tales terrenos puede procederse a la plantación por medio de máquinas. Estas son, en suma, un apero en el que una reja va limpiando la zanja y dejando sitio para que un operario montado coloque la p!anta, que después es comprimida en su hoyo por dos ruedas de forma inclinada, formando una V. Los rendimientos son de 10.000 plantas en una jornada de ocho horas. Se comprende que la gran variabilidad de suelos españoles y condiciones ha.gan sumamente impreciso el rendimiento que damos. Las plantaciones deben efectuarse a marco real, a fin de que puedan después realizarse las labores oportunas de bina y limpia. A tal fin se sitúa el marco normal para la separación entre líneas de 2,50, con lo cual puede un tractor apropiado realizar con binadores o rotores la labor veraniega de bina, tan beneficiosa para la plantación. En todo caso, no precisan aparejos especiales para ello, pues pueden emplearse los mismos medios y sistemas que para las viñas. Estas labores son fundamentales, si se quiere que las plantitas vivan y prosperen con rapidez, como asimismo será necesario a los cinco o seis años proceder a las primeras podas, en limpias que habrán de realizarse con tijeras. LAS MAQUINAS ABREHOYOS El hoyo como sujeto único de la repoblación de montes ha perdido su importancia. En efecto, precisa que el agua corra perfectamente por todo el suelo y que las raíces de los árboles tengan amplio espacio, sin cortapisas. Un hoyo es, en suma, una maceta grande, y no recibe más humedad que la de la lluvia que materialmente cae sobre él. Pero a veces conviene hacerlo sobre terrenos ya labrados y preparados, como anteriormente se dice, y ejecutar hoyos grandes para colocar plantones de consideración. Convendrá usar entonces máquinas ahoyadoras. Las máquinas funcionan a base del mismo motor del tráctor transrnitido a la barra. I^i,^r. 5.-Otro montaje de la trituradora de restos. En otros casos se trata de motores de gasolina que se manejan entre tres o cuatro hombres. Tal trabajo no tiene más inconveniente que el encontrar terreno en exceso pedregoso. La barrena entonces se rompe y proyecta como un cohete a los que la manejan. Tales máquinas son capaces de hacer hoyos de 20 a 30 centímetros de diámetro y 0,80 de hondo, por lo que con dos o tres - 10 - barrenas se consigue un hoyo adecuado para grandes plantaciones. LAS PODAS La poda es una operación necesaria en las masas foresta1es; arma de dos filos, como se sabe, ya que si no se hace a tiempo, el árbol languidece y no se desarrolla, en tanto que si se hace mal, destruye el árbol. De ahí que se elija con sumo cuidado la herramienta a emplear, que en este caso es muy conocida y con poca complicación. En efecto, para las podas es necesario emplear corrientea^ente hachas, hachillas y podones de todos los tamaños y cla- Fig. 6.-Cortadora de maleza con sierra de disco. ses, pero siempre a base de corte seco y limpio, sin que se deban emplear sierras más que excepcionalmente y para ramas muertas de coníferas. Tal es el caso de sierras adaptadas a mangos largos y que estén concebidas para pegarse al tronco de tal modo que sea imposible dejar muñón. También son útiles al efecto escaleras ligeras, desmontables. Toda la conocida herramienta de poda de frutales tiene aquí una aplicación, aunque haya que alargar los mangos; así como las tijeras manejadas a tirón, etc. - 11 - DESBROZADORAS El desbroce es una operación sumamente necesaria y que cuesta siempre bastante dinero. En una zona industrializada y llana pueden emplearse multitud de desbrozadoras mecánicas movidas por el tractor mismo. Se trata, en general, de sierras circulares de disco más o menos cercano a tierra y que van cortando cuanto se les ponga al alcance. Otras veces son sierras de disco que se manejan como las aspiradoras corrientes; es, en fin, un motor de mochila que encierra una sierra circular al extremo de una alargadera. Estos procedimientos, combinados con el empleo de herbicidas selectivos, pueden resolver graves problemas en nuestra patria, donde tantas veces el monte bajo de roble, coscoja y encina forma verdaderas marañas que conviene extirpar, a fin de favorecer el buen desarrollo y diseminación de las coníferas. Sin embargo, en montes de serranía rocoso-pedregosos puede constituir un verdadero problema. Lo mismo ocurre con el matorral. Brezo y jaras son elimínables con facilidad, aunque rebroten siempre; el lentisco ya es más dificultoso, y cuando se trata de gayuba o boj, la cosa es aún más complicada. Aun en determinadas condiciones, la limpieza para hacer hornos de cal es sistema eficaz que amortiza costos; pero, desgraciadamente, no siempre es factible. LAS DESMENUZADORAS Este tipo de máquinas, que se conocen en Estados Unidos con el nombre genérico de «Chips», ha alcanzado un enorme predicamento. La máquina tritura toda clase de restos leñosos, convirtiéndolos en menudas virutas. Estas tienen multitud de aplicaciones en las granjas como cama de ganados y para gallineros; otras son materia prima para toda clase de aglomerados, y en último término se esparcen por el bosque, donde sirven de magnífico abono. ^^ - 12 - Fig. 7.-Plantadora de árboles. En condiciones favorables puede plantar hasta diez mil plantitas diarias. ;r:iñ. 8.-D^esbrozadora manual. Yara cortar hierbas altas se ajusta fácilmen!e dcsde dos a cinco p^ill;adas. -- 13 - Como de costumbre, estos «Chips» van montados sobre tractores para su fácil acceso a los tajos. UNA BASE DE MECANIZACION Hemos estudiado sumariamente el utillaje para crear el monte y para realizar los cuidados culturales. Pero antes de pasar adelante debemos estudiar la cantidad y características de la herramienta a proporcionarnos según las masas confiadas a nuestros cuidados, supuesta ya creada masa, es decir, la mecanización auténtica de la selvicultura. Veremos en primer lugar si es o no posible emplear tractores, y sobre ello haremos nuestras cuentas. Un cuartel modelo de pinar en llanura puede ser de 480 hectáreas, dividido en cuatro tramos y 16 subtramos. El turno, de ochenta años, y el período de reproducción, de cinco años. Teóricamente, cada subtramo tiene 30 hectáreas, y cada tramo, 120 hectáreas. Supongamos que comienza un ciclo, y tendremos que hacer las labores ordinarias siguientes: Tramo I.--En el primer año, una labor de arado o grada; una labor de grada de discos y una labor de grada. Total, tres operaciones. En el segundo año, siembra, escarda a mano y bina; bina con motocultor; otra bina con motocultor. Total, cuatro operaciones. En el tercer año, dos labores de grada, y en el cuarto año, otras dos. En los dieciséis años restantes del tramo I, se darán labores de grada cada dos años, o sea ocho labores. En los tramos II se darán cuatro labores de grada, una cada cinco años. En los tramos III y IV, una labor de gra,da cada diez años, para incorporar la cubierta mientras y mullir el suelo. En total, 27 labores en el turno de ochenta años. Como cada operación requerirá una media de una semana, llegaremos a la conclusión de que nuestro cuartel ideal necesita 0,5 tractor. Es evidente que, tratándose de operaciones diversas, lo mejor es disponer de diversos tractores y potencias, llegándose a la conclusión de que un mínimum operatorio de trabajo son 6.000 hectáreas, para las que sería preciso el material siguiente: Dos tractores de 60 CV., dos tractores de 40 CV., un tractor de 20 CV., un motocultor, cuatro gradas de disco, dos arados grada, dos arados de disco, dos sembradoras; dos cultivadoras y cuatro remolques. En una unidad superior de 12.000 hectáreas sería preciso poseer, además : Dos máquinas abrehoyos y dos desbrozadoras manuales. Por último, cada 24.000 hectáreas se precisaría, además, una desbrozadora de tractor y una trituradora. No seguiremos la enumeración porque no faltará quien diga que no hay ya propiedad forestal particular en España capaz de semejante mecanización. No la hay en una sola mano; sí la hay pública, junto con la particular. Y de aquí que se ponga una vez más sobre el tapete la cuestión de ]a necesidad de cooperativas forestales para la explotación en común de predios, tomando siempre como base nodriza una importante propiedad pública que radique en la zona. Pero esto es otra cuestión. De esta manera y para cada región y cada caso se estudiaría la oportuna maquinaria. ESTUDIO ECONOMICO Antes de adquirir una maquinaria conviene realizar un estudio económico para determinar la posibilidad de su financiación. Eso, en maquinaria forestal, no es nada sencillo, porque en primer lugar hay que ver el trabajo normal que se piensa sustituir, o el trabajo de posible realización con la máquina que resulta imposible de otro modo. Y de ahí deducir el ahorro de ^costos y, por ende, la amortización y el beneficio. Esto puede verse fácilmente en la extracción y en el aserrío, por ejemplo. En efecto, si sacar un metro cúbico de madera por carros y arrastraderos cuesta 200 pesetas hoy en día y con un tractor de 400.000 pesetas se consigue sacarlo con un ^crrsto de 10 pesetas, quiere decir que el ahorro en metro cú- - 15 - ,^-,,a„ .,. ,^^^`^ y,;v^ ^+^ '^ ^ ^ bico es de 190 pesetas y, por lo tanto, si tenemos que sacar 3.000 metros cúbicos de media al año, la operación no tiene duda. Igualmente, entre serrar las trozas a mano con un tronzador o hacerlo con una sierra de motor puede liaber considerable ahorro de jornales y representar su empleo un beneficio notorio ya desde el primer momento. Iguales cálculos pueden establecerse con una máquina ahoyadora, por ejemplo. Si un hoyo de 0,80 X 0,80 X 0,80 para plantar un chopo cuesta a mano siete pesetas y una máquina que costó 50.000 pesetas consigue hacerlo en una peseta, es evidente que a los 10.000 hoyos la máquina está amortizada. Otras veces se trata de maquinaria que hace posible un rendimiento superior al que el monte daba, pero que no siendo en ahorro inmediato es más difícil de materializar dinerariamente. Tal ocurre con una desbrozadora. Precisa demostrar primero que si se desbroza, la producción, que era de p m3, pasa a^2 p, y por lo tanto, el gastarse el dinero en la máquina P'ig. 9.-Ttotovator montado sobre tractor y accionado por el motor d^l rnismo, para la remoción del suelo. es admisible. Y esto no es tan sencillo de probar, ya que la producción y valor de los productos forestales depende del tiempo, de la Naturaleza y otras circunstancias aleatorias en mayor grado aún que en agricultura, donde al fin y al cabo se comprueba cada año con la cuantía de la cosecha obtenida la bondad o ineficacia de lo que se experimenta. 1' - 16 - De todas maneras, el estudio no hay más remedio que abordarlo. A tal efecto, conviene emplear en materia forestal la hora. de trabajo, señalando: 1. El presupuesto de gastos indispensables, que estará constituído por: a) Anualidad de amortización. b) Prima anual para seguros (daños a terceros, incendio, robo). c) Patentes (si lo precisan o es vehículo). d) Costes anuales de garaje, que deben contarse en el caso de cesión en alquiler de maquinaria, de no ser de empleo en el mismo monte propietario. 2. E1 presupuesto de conservación y gastos de reparación. 3. Los gastos de la máquina efectuados durante el trabajo. 4. Sueldos y gastos análogos. Para todo ello hay que referirse a un número de horas de trabajo. Este número puede tomarse, 7.000 en cinco años, si se trata de vehículos; de mil quinientas horas al año, para la restante maquinaria forestal. Sobre los cálculos a realizar respecto de las partidas 1.^^, 2.^^ y 4.^ no vamos a insistir, pues es el mismo sistema para cualquier clase de máquina, y a tal fin remitimos al lector a la Hoja Divulgadora 25-53-H, de diciembre de 1953, sobre «El control económico del tractor». Unicamente pondremos un ejemplo : Se trata de decidir sobre las cualidades económicas de dos máquinas descortezadoras, dando por sentado que la calidad del trabajo de ambas es satisfactoria. Las horas de trabajo por año se considera que son mil quinientas. MáQuirra A: Precio de adquisición, 156.000 pesetas, con una vida supuesta de diez mil horas y un rendimiento de 2,831 metros cúbicos por hora. MÁQuiNa B: Precio de adquisición, 39.000 pesetas; vida supuesta, ocño mil horas, y un rendimiento de 1,42 metros cúbicos por hora. Los cálculos se realizarían así : Para la primera máquina, la amortización será de seis años; siendo al 5 por 100 la anualidad de amortización, será de 0,1970 X 156.000 = 30.732,00. Los seguros, almacenaje, etcétera, a) + b) + c) serán el 5 por 100 de la mitad del valor = 3.900,00. Total las dos cantidades = 34.632 pesetas, lo que nos da un costo por hora de 3,46 pesetas. Para la segunda máquina tendremos cinco años, y su anualidad de amortización, 0,231 X 39.000 = 9.009,00. Los seguros, etc., 5 por 100 de la mitad de su valor = 975. Total, 9.984, que darán un costo horario de 1,248. La llamada devaluación ( que aquí hemos incluído en los gastos de amortización) es el precio de coste dividido por el número de horas de vida. Los gastos de conservación serán el 0,5 de tal valor, luego tendremos : A............ 156.000 X 0,5 = 7,80 pesetas. 10.000 B............ 39.000 8.000 X 0,5 = 2,437 pesetas. Estas serán, pues, las cifras de la partida 2.^' Los gastos de las máquinas mientras efectúan el trabajo serán : gasolina, aceite, grasa y valvolina. Para calcnlarlos en cada caso no hay más remedio que aceptar las certificaciones de las casas constructoras, pues si bien es cierto que tales consumos son función de los caballos del motor, son demasiadas las circunstancias concurrentes en las máquinas forestales para dar cualquier tabla como válida. En este caso, el gasto horario de la máquina A resulta 4,88 pesetas, y 3,255 el de la B. Por últimc, como sueldos tendremos cuatro hombres en la rnáquina A y tres en la máquina B, que a 20 pesetas hora nos - 18 - dará 80 y 60 pesetas, respectívamente 'rendremos, pues, en total: Náquinas A ............... B ............... Gasco por hora 96,14 66,94 ^Is descortezado por hora 2,831 1,42 <,ostes por m^' 34 47 De donde deducimos fácilmente que la primera máquina es más ventajosa. Desde luego, hecho el descortezamiento a mano será un gasto por hora de tan sólo el jornal (en realidad sería menor del supuesto, pero a los efectos de comparación la propondremos igual), siendo el volumen descortezado 0,3 metros cúbicos en una hora. De donde el coste del metro cúbico sería de 66 pesetas. RENDIMIElVTOS Segúr. todo lo anterior, sería necesario establecer una tabla de rendimiento de trabajo de cada máquina en relación con el costo horario de su empleo, para relacionarlo con el mismo costo hecho a mano. Tal tabla no existe en nuestra patria y tampoco son claras ni manejables las extranjeras, aunque allí los precios de las máquinas son conocidos y estables, lo mismo que los jornales. Pero es que hay operaciones q_ue, o se hacen con máquinas, o no pueden hacerse de ninguna manera; pues por su rr^isma índole son prohibitivas por inhumanas, lentas o absolutamente desproporcionadas al objeto que se destinan. Muy de desear sería que se pudiera hacer la cuenta a cada forestal como se la hacen a cada agricultor, a quien se dice, por ejemplo: «Si te gastas cada año tantas pesetas en abono, recolectarás tanto trigo más por hectárea; y habida cuenta de precio de uno y otro, te conviene.» Eso, como decimos es imposible, salvo algún caso de turnos cortos en que tales cuentas pueden hacerse. Es decir, el monte acusa siempre en su evolución un incremento de pro- - 19 - ducción con cada cuidado cultural que se le aplica, pero es difícil determinar dinerariamente dicho incremento, y menos determinar la diferencia del beneficio dinerario del trabajo hecho con una máquina a hecho manualmente. Diremos a este respecto tan sólo que no hay una sola máquina o herramienta forestal inventada que no sea ventajoso Fig. 10.-Trabajo del suelo con rulo y subsolador arr^istrados por tractor. emplear en los montes españoles. La única limitación es la imposibilidad de su trabajo como consecuencia de lo abrupto, rocoso y escabroso del monte. Clasificada la herramienta según los párrafos precedentes, diremos que, en lo que concierne a tractores y vehículos de motor, su empleo es inexcusable si entran en el mont^^ ; respecto al restante herramental, daremos un cuadro paralelo de rendimientos a mano y mínimos exigibles a una máquina, ^ -20- RENDIMIENTUS DE TRABAJU El cuadro se desarrolla bajo el supuesto de que es posible el empleo de maquinaria por las pendientes del terreno y escabrosidad general y para un trabajo de ocho horas en el monte. 1. Excavación en arena para hoyos, fajas, etc., de repoblación (profundidad máxima, 40 cm.). a) A mano : siete metros cúbicos. b) c) Con abrezanjas : dos peones, 21 metros cúbicos. Con abrehoyos: tres peones, 10 metros cúbicos. 2. Excavación para hoyos, fajas, etc., de repoblación en terreno medio ( profundidad máxima, 40 cm. ). a) b) c) A mano : cuatro metros cúbicos. Con abrezanjas: dos peones, 18 metros cúbicos. Con abrehoyos : tres peones, 9,5 metros cúbicos. 3. Excavación para hoyos, fajas, etc., de repoblaciones en terreno duro arcilloso (profundidad máxima, 40 cm.). a) b) c) A mano : 3,5 metros cúbicos. Con abrezanjas: dos peones, 15 metros cúbicos. Con abrehoyos : tres peones, nueve metros cúbicos. 4. Excavación para hoyos, fajas, etc., de repoblaciones en terreno duro pedregoso rocoso (profundidad máxima, 40 cm.). a) b) c) A mano : tres metros cúbicos. Con abrezanjas: dos peones, ocho metros cúbicos. Con abrehoyos : no se puede. 5. Excavación para hoyos, fa^as, etc., de repoblaciones en terreno duro pedregoso, rocoso (dos profundidades: 0,40 a un metro). a) b) c) A mano : 2,5 metros cúbicos. Con abrezanjas: dos peones, 15 metros cúbicos. Con abrehoyos : tres peones, nueve metros cúbicos. 6. Excavación para hoyos, fajas, etc., de repoblación en te^ rreno duro pedregoso, rocoso (tres profundidades: 0,40 a un metro ) . a) b) c) A mano : dos metros cúbicos. Con abrezanjas: dos peones, 10 metros cúbicos. Con abrehoyos : tres peones, 8,5 metros cúbicos. 7. Limpia de matorral de jara, brezo, romero, etc., con hacha, azadón ,y- zapapico. a) A inano : seis metros cuadrados. b) Desbrozadora automotriz o arrastrada por tractor: dos hombres, una hectárea. c) Desbrozadora de sierra de disco : un hombre, un cuarto de hectárea. 8. Limpia de matorral de lentisco o madroño con hacha, aza,dón y zapapico. a) A mano : 300 metros cuadrados. b) Con desbrozadora : tres hombres, 0,75 hectáreas. c) Desbrozadora de sierra de disco : un hombre, 1.800 metros cuadrados. 9. Limpia de ehaparral de mata de roble, encina, o consocies. a) A mano : dos metros cuadrados. b) Desbrozadora de sierra de disco: un hombre, 600 metros cuadrados. 10. Poda de coníferas de hasta cinco metros de alto, en densidad de 1.000 por hectárea. a) b) A mano : media hectárea. Con sierra de disco sobre alargadera : tres hectáreas. 11. Poda de coníferas de 6 a 10 metros de alto, densidad 600 pies por hectárea, con hacha^ y escalera. a) b) A mano: un tercio de hectárea. Con sierra de manc y alargadera: media hectárea. -22- 12. Poda de coníferas hasta 12 metros de alto, densidad 200 por hectárea (excepcional). A ma.no: un octavo de hectárea. 13. Un hombre al día poda frondosas de porte fusiforme, de altura inferior a ocho ^netros, de densidad 2.000 por hectárea, haeha y tijera. A mano: media hectárea, 14. Un hombre al día poda frondosas de 10 a 12, metros de altura. A mano : media hectárea. 15. Un hombre al elía poda «^uercus» de diámetro menor a 20 centímetros (podas de formaeión). A mano : 90 pies. 16. ción) . Un hombre al día poda «Quercus» (podas de produc- A mano : 150 pies. 17. Un hombre al día poda «(9,luercus» de diámetro 30 a 40 centímetro,. A mano : 80 pies. 18. Apilado y carga de resbduos para transporte a sitio de eliminación. a) A mano: un cuarto de hectárea, sin troceo. b) Máquina automotriz, dos hombres con trituradora : dos hectáreas. 19. rlrar y gradear en terreno sin matorral. En superficie total (dos hombres) . a) b) A mano y yunta: 35 áreas. Un tractor de 30 CV.: 1,5 heetáreas. 20. Arar y gradear en fajas abancaladas separadas 2,50 (dos hombres). a) b) A mano y yunta de buey: un cuarto de hectárea. Tractor oruga de 40-60 CV.: media hec+área. 21. La labor 19, con matorral de jara (con yunta y despeje previo y, además, dos hombres) . a) b) A mano : 30 áreas. Tractor de 40 CV.: una hectárea. 22. La 19, con matorral de lentisco (despeje previo, dos hombres ) . a) b) 23. A mano : 30 áreas. Tractor de 90 CV.: dos tercios de hectárea. La labor 20, con tractor y despeje de matorral. Tractor de 90 CV.: un cuarto de hectárea. 24. Abancalado a mano en zanas discontinttas por no po:derse emplear yuntas (excavacióii, 45 cm., y ancho de ban<cal, 0,80) . A mano: 10 jornales por hectárea de terreno preparado. 25. Plantación en terreno abancalado (dos hombres. uno con plantador o lanzón o pala recta, y otro extrayendo planta ^de botes o presentando, etc.). a) b) c) 26. A mano : 500 plantas. Máquina plantadora de tracción animal: 8.000 plantas. Autoplantadora : 10.000 plantas. Plantación como 25, sobre bancal (dos hombres). A mano: 600 plantas. 27. Planta.ción sobre hoyo y con vertido de tierra (un hombre) . A mano : 300 plantas. -24- 28. Siembra en surcos de labrado, bancal, etc. a) b) A mano : 15 hectáreas. Cor^ maquinilla : dos hombres, una hectárea. 29. Siembra total en surco o con sembradora. a) b) A mano: un cuarto de hectárea. Con sembra.dora : dos hombres, tres hectáreas. 30. Binar entre s^ircos. a) A mano : una décima de hectárea. b) Con máquina: dos hombres, una hectárea.. Terrenos ordinarios medios. Trabajo con zapapico. 31. al día.. Un hombre cava 20 a 25 casillas de 2 X 0,30 X 0,3^ 32. Un hombre cava siete a ocho casillas de 2,00 X 0,80 X X 0,35 al día. 33. al día. Un hombre cava 15 a 20 casillas de 1,30 X 0,30 X 0,30 34. al día. Un hombre cava 35 a 40 casillas de 0,8 X 0,40 X 0,35- 35. al día, Un hombre cava 45 a 50 casillas de 0,60 X 0,40 X 0,40 36. al día. Un hombre cava 65 a 70 casillas de 0,40 X 0,40 X 0,40 Suelo suelto o arenoso. Trabajos con azadón. 37. al día. Un hombre hace 200 casillas de 0,40 X 0,40 X 0,40 38. al día. Un hombre hace 180 casillas de 0,60 X 0,40 X 0,40> -2^ - 39. Un hombre hace 120 casillas de 0,50 ^ 0,40 X 0,40 ^con roza de matorral al día. 40. Un hombre siembra al día 400 casillas. 41. Un hombre al día habilita para sembrar o plantar 400 casillas. 42. Un hombre al día planta con plantador 300 casillas. 43. Un hombre al día pone grandes piedras alrededor de ía casilla o protege : 300 plantas. 44. Costo de una casilla de 0,40 X 0,40 X 0,40 abierta, rozada de matorral, parcialmente preparada, sembrada y protegida (salarios) . J 120 (apertura) J (preparación) + 400 J siembra) + + 400 ( J + 300 (protección) = 0,0166 J. 45. Costo de una casilla de 0,60 X 0,40 X 0,40 abierta, despojada parcialmente de matorral, preparada y plantada y protegida (salarios). J J J 120 (apertura) + 400 (preparación) + 300 (plantación) + J (protección) = 0,0175 J. + 300 46. Coste de una casilla y despejado el matorral O,GO X X 0,40 X 0,40. J+ J+ J+ J -18 400 300 300 318J _ = 0,0147 J. 21600 47. Un honrbre al día reabre casillas de enarras 0,60 X >C 0,40 X 0,40 = 200. -26- 48. Coste de reposición de marras por plantación. J J J J -+ -^ + _ 400 300 300 18 318 J = 0,0147 J. 21600 EJEMPLO. Veamos una aplicación práctica. Supongamos que tratamo^ de repoblar un terreno ondulado montuoso, poblado de matorral. En él podremos trabajar despejando el matorral y luego realizando labores de abancalamiento con yunta, para después plantar. Podremos también hacerlo todo a mano mediante casillas hechas según curvas de nivel. Sea su pendiente un 50 por 100 y, por tanto, no podremos emplear tractor, pero sí yuntas. Fijémonos el jornal en 60 pesetas y la yunta de dos bueyes y dos hombres en 400 pesetas. Tendremos para una. hectárea y 2.000 plantas por hectárea: Primer procedimiento: a) Despeje de matorral a mano (8) Pese^as 10.000 X 60...... 2.000,00- 300 b) Abancalamiento con yunta (20) 4 X 400 ............ 1.600,00^ c) Plantación en los bancales a mano con planta- d) 60 dor (25) -- y: 2.000 .............................. 500 240,00 2.000 X 60 Protección de las plantas (43) ......... 400,00 300 e) Supongamoa un 25 por 100 de marras. Reposición de 500 plantas (48) 500 X 60 X 0,0108 ......... 324,00 ToTaL ............ 4.564,00 -2^- Segundo procedimiento: Yesetas rx) Despeje del matorral a mano ........................... 2.000,00 .b) Apertura de casillas, preparación, plantación y protección (46) 0,0147 X 60 X 2.000 .......... .. 1.764,00 ToTaL ............ 3.764,00 Es, como vemos, más barato. Pero ^ es seguro que no tendremos más que un 25 por 100 de marr^,s? En la España húmeda, tal vez. De ninguna manera en el resto, en que será un mínimo del 50 por 100. Habremos, pues, de añadir este capítulo, que será 648 pesetas. E1 costo total sea 4.412 pesetas. La experiencia nos demostraría que, de todas maneras, el crecimiento del pie con mayor vigor y rapidez iba seguramente ^, dar decidida preferencia al primer sistema. rercer procedimiento. Pero supongamos que no queremos sino despejar el matorral más que parcial_mente. Estaríamos en el caso 45 y nos resultarían las plantaciones a 3.^00 pesetas, cifra no mucho menor que con el despeje previo y total del matorral, y en la que habría que contar mucho mayor porcentaje de marras y un crecimiento futuro defectuoso. Decidiríamos entonces que lo más conveniente es el despeje sistemático del matorral. Podríamos mejorar el resultado de 1.500 pesetas por hectárea que cuesta el despeje. Puesto que hemos dicho que no pueden entrar tractores, emplearemos la desbrozadora de mano. Su costo es de 30.000 pesetas. Su amortización en diez años dará una anualidad de 3.699 pesetas. Naturalmente, ya vemos que para una hectárea no nos resultará económico, pero en 10 hectáreas tendríamos de costo por hectárea: t^. Yesetas Am.ortización ...................................................... 100 X 10.000 Jornal (supuesto, 100 pesetas) (8) ...... ...•.....1.800 Gasolina y aceite ................... ............. Dos hombres para apilado y ayuda, etc . .................. 369,9(I 555,0^ 30,1O' 120,04^ TOTAL ............ 1.075,0(}i E1 ahorro por hect.área es de 425 pesetas. Vemos, pues, que para 10 hectáreas es beneficioso el empleo, aparte de la rapidez lograda. De la misma manera, el abancalamiento, que nos costaba 1.600 pesetas, caso de que pudiera hacerse con tractor alquilado a 80 pesetas hora y con dos hombres para rastrillado, nos daría un costo de 1ó X 80 ^ 120 = 1.400 pesetas, con ahorro de 200 pesetas por hectárea. Vemos, pues, lo ventajoso de una acertada organización del trabajo en cada caso y una selección de herramientas a emplear. CALIDAD DE LOS TRABAJOS En los tra.bajos forestales hay tendencia a considerar que el empleo de maquinaria, si bien ahorra jornales, es en demérito de la calidad del trabajo. Es decir, se censideran trakalos de artesanía. Acabamos dP ver, sin embargo, que en lo que concierne a la preparación del terreno y siembras no es así, y en cu^.r_to a plantaciones, incluso sería discutible. En los trabajos de cuida.dos culturales de la ^nasa, como hasta ahora se trataba de podas, despuntes, eliminación de pies dominados, etc., existía igual tendencia. Los hechos oos demuestran, sin embargo, que el obrero forestal rara vez es artesano; no va al monte com.o iría a un jardín, y el resultado es que por cuidar su hacha o su azadón no corta bien la cepa, ni poda limpiamente y sin muñón, etc. -29- En cualquier caso de un trabajo selvícola no hay, pues, más remedio que usar herramienta idónea, manual y sencilla, generalmente, pero apropiada al uso; tal son los serruchos de poda y las tijeras de todas clases y tamaños, los padones, Fi^. 11.-Modelos de pala para trabajos foresi^iles. honcejos, ganchos, gubias, escodas, machetes, etc., de muy diversas formas y tamaños que pueden verse dibujados en los -catálogos de herramientas. En las podas ,y despuntes deben emplearse generalmente instrumentos cortantes, pues la sierra no deja cortes limpios y abrasa las yemas proventicias que pudieran dar brote; sin embargo, para coníferas, y en ramas muertas sobre todo, pueden emplearse sierras especiales, que no dejan muñón. También en algunos casos serían de uso las sierras circulares movidas con motor, situadas al extremo de una alargadera. -3p- Fig. l2.-Cultivador para ]impieza de entrelfneas en el vivero. CENTROS DE TRABAJO No basta proyectar, según lo que antecede, la herramienta. a emplear; precisa, además, prever el montaje y funcionamiento de centros de trabajo adecuados. Naturalmente, por su importancia han de estab]ecerse en los montes públicos-nedriza (llamémoslos así), a razón de uno cada 6.000 hectáreas, en una comarca forestal general. Debe consistir elementalmente en un taller como el dibujado, que como mínimo debe tener un almacén de maquinaria de 18 metros de longitud, a fin de que quepa toda la necesaria. Aparte, deben construirse ]os lavabos-ducha, depósitos de gasolina, etc., ,y cuantas dependencias se consideren indispensables para el herramental genérico de trabajos forestales. Fste taller rural debe contar, como mínimo, con los siguientes elementos : Caballete móvil, con diferencial para elevar pesos. - .31 - Bancos de pared. Dimensiones ordinarias, 90 centímetros de altura y 75 centímetros de ancho, en secciones de 240 centímetros o múltiplos de esa longitud. Tornillos de banco. Base enteriza, cuerpo de acero moldeado, husillo de acero rosr,ado a máquina, mordazas de acero desmontables; anchura de quijadas, 100 milímetros. Fig. 13.-Sierra tronzadora accionada por motor de gasolina. Tornillo para herreros articulado, cuerpo de acero moldeado; anchura de quijadas, 125 milímetros. Un compresor neumático (pequeño y portátil), con manómetro y válvula de seguridad. Una diferencial para una tonelada. Un gato hidráulico de 1,5 toneladas. Un gato hidráulico de cinco toneladas. Cadenas para elevación o arrastre, de eslabones de barra 12 milímetros. Cadenas para atar, una de eslabones de barra de seis milímetros y otra de eslabones de barra de nueve milímetros. Tensores de cadena para cadenas de seis a nueve milímetros. Bombas de engrase, de cubo y alta presión, con brida o cubierta para montar latas de grasa de unos 12 kilos. Una pistola de engrase. Una aceitera de mano. Aceitera de fondo elás- -32- b0 w -33- tico. Medidas para aceite de diversa capacidad. Báscula-surtidor para combustible. Un equipo para soldadura con soplete. Una caja de herramientas para me^ánicos con las herramientas manuales que normalmente necesita un mecánico para trabajos de mantenimiento y reparación en el campo o en el taller. En ella quedan coinprendidas: 1laves de tuercas fijas (juego normal y jl.tego extraplano, llaves para taqués) y ajustables; llaves de tubo; llaves de cadena para tubería; botadores de latón; palancas, punzones y cortafríos; alicates, rasquetas, destornilladores, martillo, sierras de arco y de hoja; limas; instrumentos de medida (regla de acero, cinta métrica ñexible, g^algas, niveles, etc. ) . Deberá haber, además, en el taller: taladradora manual, muela de afilar, extractores y accesorios, así como un densímetro, un llenador de baterías, un velocímetro, un indicador de presión de inflado de neumáticas. En la parte de carpintería, además del banco debe haber sierras, cepillo, azuela, cuchilla de dos mangos, mazos, martillos, escoplos, berbiquí de mano, barras, escofinas, limas para sierra, gramil, escuadra de carpintero, mordazas, destornilladores, tenazas, barra sacaclavos y piedras de asentar, al aceite, basta y fina. La fragua fija de hogar 1,20 X 0,90, hecha de ladrillo ordinario, con ventilador eléctrico, tolva cen regulador de tiro, campana, artesa y juego de atizadores (hurgón, espetón y badila) ; yunque; martillos, tenazas, tajaderas y punzones. Como es natural, hace falta también clavazón general, tornillería, escarpias, etc. HERRAISIENTA GENERICA FORESTAL Es eviden.te que el almacén-tai_ler que queremos, si ha de ser eficaz y poder prestar cualquier servicio que se solicite de él en el monte o montes a que esté afecto, habrá de contar con la herramienta clásica, ya debidamente organizada, clasificada y colocada. Habrá que contar, por consiguiente, con un herramental di- 3^ -34 - versísimo, con ttn númei•o indeterminado de útiles que a continuación se reseña : .4rados de vertedera, arado romano, arado subsolador, arado Brabant, arados de discos, binadores, gradas y cultivadores de dientes, rastras, rulos de apisonar tierra, rodillo, machetes, podones, horquetas, palas, azadas, horcas, cortadores de maleza, fumigadores. equipos de espolvor^o, sembradoras, trasplantadores, cuchillas podarraíces, marcos de transporte, botes para Fig. 15.-Tablero de herramientas. siembra, envases CLM, cestos, gafas de protección, matachispas, extintores, romanas, balanzas, pesasemillas, pistolas numeradoras con pintura, pincel, marco, numeradores, betún, sacos, cestos, capachos, al.mádenas, porrillos, barras, pistoletes, piquetes de alambrada, alambre de espino, grapas, jalones de replailteo, cuerda de trazar, sogas de atar; prever sitios de almacenamiento de gas-oil y aceite para combate de plagas, insecticidas y abonos. No contamos entre la herramienta la de recolección y obtención de semilla que sería necesario, caso de montarse instalación para su obtención ; ni de topografía e inventariación de masas forestales, tales como forcípulas, ciclómetros, reglas de -35- Christen, relascopio, barrenas de Pressler, hipsómetros, etc. Se comprende, pues, la conveniencia de tener espacio adecuado para todo ello con orden, clasificación e inventariación consiguiente. LAS COOPERATIVAS FORESTALES Hemos propagado con ahinco la necesidad ineludible de que la propiedad forestal se reagrupe, formando unidades de gestión adecuadas al fin perseguido. Dasocráticamente existe lo que se llama «comarca forestal», que en resumidas cuentas r.o es más que una agrupación de propiedades a los efectos de su explotación conjunta, y una industrialización común de productos y ayuda mutua en todas l.as facetas selvícolas. Echamos mucho de menos en nuestra patria las sociedades cooperativas de selvicultores, tan abundantes en Francia. ]i;l grado de cooperación puede ser mayor o menor; en puridad debería toda la comarca convertirse en una sociedad por acciones que se tratara técnica y científicamente, que industrializara por sí mismo los productos y que incluso llegara a crearse un patrimonio peculiar propio, mediante la adquisición de tierras abandonadas para repoblarlas y ponerlas en explotación. Hemos propugnado siempre el sistema, especificando además las bases de una tal organización, que en definitiva sería un organismo paraestatal en quien el Estado delegaría muchas de las funciones que le son propias. Pero aun cuando tales ideas resulten fuertes al celtibérico individualismo, es evidente que, cuando menos, la creación de una cooperativa para el uso coordinado de herramental sería cosa más sencilla. Las Hermandades de Ganaderos y Labradores, que tan magnífica labor hacen en este sentido en el campo agrícola y ganadero, podrían tomar cartas en el asunto y, por lo menos, organizarse mancomunadamente con un monte público grande, que sería la matriz ; el monte nodriza, como decíamos más arri- 5^ -36- ba, que con sus técnicos y material interviniera en las operaciones todas de cuidados selvícolas al monte. Para fomentar tan necesaria misión podrían solicitarse ventajas para quienes^tales agrupaciones constituyeran. De la misma manera que la'caza y la pesca no deben ejercerse aislada y anárquicamente y quienes las practican están obligados a estar encuadrados en una sociedad deportiva responsable, igualmente quien obtiene renta y beneficios del monte debiera agruparse en sociedad cooperativa responsable, que evitara la anarquía de las explotaciones, con pé: dida para todos, por el aumento inútil de capital circulante que exige. La propiedad forestal particular de superficies superiores a 100 hectáreas, y la de superficies de 50 hectáreas en adelante para especies de crecimiento rápido, dehesas, alcornocales y pinares de fruto o en resinación, están ya en línea al resultar en ellos necesario el proyecto dasocrático de explotación e inversiones. Pero el desarrollo de tales propugnadas cooperativas es tema de otro trabajo, no factible de estudiar en una Hoja Divulgadora. Demos aquí únicamente, ante la necesidad de mecanizarse, el grito de: ;Propietarios forestales de una comarca. uníos ! I^epósito lega^, M. 3.IO9 - 1950. GRAFICAS UGUINA - MADRID