PALABRAS DEL MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ AL PARTICIPAR EN EL SIMPOSIO LA ORALIDAD EN EL PROCESO PENAL COMO DERECHO HUMANO, EFECTUADO EN EL TECNOLÓGICO DE MONTERREY CAMPUS SANTA FE. México, D.F., a 4 de marzo de 2011. Gracias por este encuentro, creo que se escogió muy bien el tema del Seminario: “La Oralidad en el Proceso Penal como Derecho Humano” porque me parece que desde esta perspectiva se van a poder iluminar algunos de los temas centrales. No se trata sólo de un tema relacionado con derecho procesal o desde la perspectiva de los cambios institucionales que tenemos que hacer, sino desde esta perspectiva mucho más global, mucho más compleja de la oralidad como derecho humano. Y, por esa razón yo escogí un tema respecto del cual no tengo muchas soluciones, pero sí tengo bastantes problemas, por ejemplo, cuál va a ser la relación entre los procesos orales, entre los juicios acusatorios y el juicio de amparo. ¿Y por qué me preocupa este tema en particular? Porque creo que los juicios orales, no sé qué opine aquí mi querido amigo Héctor Fix Fierro quien ha trabajado en estos temas. Creo que el cambio en los procesos orales es, probablemente, uno de los cambios más importantes que ha tenido este país en su vida independiente en materia de cultura jurídica. Es evidente que han cambiado muchas cosas jurídicamente a lo largo de nuestros 200 años de vida independiente, pero culturalmente en términos jurídicos, yo pienso que los dos grandes cambios probablemente son: el proceso codificador de los años 70 en el siglo XIX y este cambio, porque lo que en realidad, lo que nos está implicando es entender de una manera completamente distinta al derecho. A mí no sólo me preocupa el problema de si aquí puede haber salones como el que estuvimos, que si vamos a poder hacer cambios respecto a las policías, que es algo muy importante, que si vamos a tener mejores servicios periciales, que si vamos a poder reentrenar a abogados que salimos y nos formamos con otra mentalidad, sino que creo que hay un cambio cultural jurídico de una enorme profundidad, que creo que no estamos viendo. ¿Por qué? Porque nos va a obligar, se nos está obligando a pensar las cosas de una manera distinta, a desmontar muchos de los elementos profesionales con los cuales hemos estado actuando y a reconstituir nuestras bases de actuación en ese mismo sentido. Para tener una comparación, imagínense ustedes que teníamos una pulverización normativa, una vez que se restaura la República alrededor de los años 70 del siglo XIX, y de repente esa pulverización de leyes españolas, de decretos y ordenanzas, de sentencias, etcétera, se lleva y se logra colocar en un código que se supone resuelve la totalidad de los elementos del mundo. Éste es un cambio, me parece fundamental en la forma de ver el derecho, ya no está desperdigado el derecho, sino que se nos obliga a centrarnos mentalmente y a trabajar con una textualidad y no con una pluralidad. Creo que un cambio semejante es el que estamos viendo, hoy en día se dice popularmente que los abogados escogemos estudiar derecho porque tenemos una buena memoria o porque somos muy alegadores y las dos cosas, me parece que son absolutamente falsas. El derecho no requiere una buena memoria, menos en tiempos de grandes fuentes y grandes bases de datos que puede uno consultar con gran facilidad desde un teléfono o una computadora, cada vez más pequeño y cada vez más sofisticada, y la otra cosa es que nosotros teníamos formas de expresión escritas, casi nunca formas de expresión oral, salvo las sesiones públicas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y algunos otros elementos profesionales, todo lo redactamos y todo lo llevamos. En segundo lugar, en los procesos estábamos acostumbrados a ir llevando una construcción de la verdad agregada, una parte por una cosa, el juez traía otra, en fin, se iban agregando distintos elementos a través de un largo proceso y se iban acumulando papeles. Hoy en día, esto una vez que estén funcionando los juicios orales , ahora en materia penal, pero dentro de unos años también en materia 2 mercantil, porque hay que recordar que esto se está extendiendo a otras muchas materias, lo que vamos a tener no es esa forma de agregación de papeles, sino una audiencia pública en la cual allí se demuestra culpabilidad o se demuestra inocencia en un caso penal o se demuestra si las pretensiones, como decimos los abogados, de los actores y demandados en un proceso, son correctas o son incorrectas. Y, a partir de ahí, se condena a una u otra parte o se absuelve, dependiendo de lo que se esté litigando en cada caso concreto. El sistema de las pruebas, el sistema de la aportación, el sistema de racionalización, el sistema de expresión, me parece, va a cambiar considerablemente y creo que vamos a tener que ser mucho más sofisticados en un tema que hemos platicado aquí con varios compañeros de la forma en que se prueba la verdad y la forma en que se llevan los elementos a un proceso para que, desde ahí, primero reconstruir una situación fáctica y, después, significarla normativamente y establecer las consecuencias que le corresponden. Yo creo que de ese tamaño es el reto que tenemos enfrente. Ahora bien, tenemos simultáneamente un juicio de amparo en este país. Yo, en algunas ocasiones he dicho que a mí el juicio de amparo me parece como un hoyo negro. El juicio de amparo se traga absolutamente todo, todo, no importa la densidad material que tenga o la masa que tenga, todo lo atrae el juicio de amparo. Ustedes díganme un acto de autoridad de este país, el que quieran, y encontramos la forma de cómo termina llegando al juicio de amparo. Los ámbitos que estaban medio protegidos o que estaban medio separados como las actuaciones del ministerio público, ya están jalados, chupados, atraídos por el juicio de amparo. Leyes, reglamentos, acuerdos, autoridades estatales, federales, da igual, lo que ustedes quieran, tratados internacionales, el juicio de amparo lo atrae. Si el juicio de amparo tiene esta capacidad de atraer cualquier masa normativa, déjenme usar esta metáfora, pues lo mismo va a pasar con los 3 juicios orales y con los juicios orales vamos a tener un choque de racionalidades. ¿Por qué? Porque el juicio de amparo estuvo creado, y yo creo que sigue estando anclado fundamentalmente en una lógica liberal del siglo XIX, como un instrumento de construcción de ciudadanía y mi impresión personal es que el juicio de amparo quedó casi congelado a finales del siglo XIX con las tesis de Vallarta, por un lado, y después con el libro de Silvestre Moreno Cora cuando logra cuantificar. Creo que todas las demás cosas que le han pasado al juicio de amparo son correcciones puramente marginales, que si el término de cinco días que si de ocho días, que si las causales de procedencia, pero la estructura general está determinada de esa forma. Se está discutiendo y probablemente en este periodo ordinario del Congreso, que acaba el 30 de abril, una nueva Ley de Amparo, pero esa nueva Ley de Amparo va a tener cambios con el objeto de protección, vamos a proteger derechos fundamentales o garantías individuales, más derechos de los tratados, vamos a cambiar el concepto de interés, vamos ver el concepto de parte, vamos a transformar algunas cuestiones procedimentales y, al final del día, vamos a tener efectos generales. Pero, la lógica de anulación de los actos que son contrarios a la autoridad, ésa es una lógica que sigue y, es más, me parece que hasta se refuerza. Si esto es así, y como decía mi profesor Aragón, y es así, lo que vamos a encontrar, entonces, es este choque de dos lógicas muy importantes. El juicio de amparo va avanzar, va a atraer las distintas etapas, los distintos actos y situaciones que se están dando en los juicios orales y los va a ver desde la lógica del juicio de amparo, no desde la lógica de los juicios orales y, esto creo que, puede tener consecuencias importantes. En la Primera Sala en la que yo estoy adscrito, hemos tenido sólo dos casos que tienen que ver con juicios orales. El primero fue de una disposición de estado de Chihuahua en la cual, en el Código se decía que, una vez iniciada la audiencia si el defensor no estaba presente, y a efecto de no interrumpir la propia audiencia, se tendría que nombrar en ese momento a un defensor para que representara a la persona. 4 Obviamente, declaramos inconstitucional este precepto porque, no por privilegiar el principio de celeridad vamos a dejar sin defensa adecuada al pobre acusado que, en un momento dado, se hace cargo de su defensa un defensor que no sabe si está acusado de violación, robo o de qué cosa. Entonces, ese precepto lo declaramos inconstitucional. El segundo caso es ¿qué vamos a hacer con el cuaderno de investigación? ¿El cuaderno de investigación es lo mismo que averiguación previa? Éste es un caso de Nuevo León, es lo mismo, pero es diferente. ¿Se tiene que aportar, el juez tiene que ver todo el cuaderno de investigación o sólo tiene que ver una parte, tiene una sustancia suficiente como para hacer aparte acto reclamado en el amparo o no? Esto está en una contradicción de tesis que la regresamos porque venía muy mal planteada en la Sala y se está reelaborando esta situación. Pero los dos casos que nos llegaron son casos, insisto, de un choque importante en el tipo de las mentalidades de la lógica de juicios orales que tienen inmediatez, que tienen celeridad, que tienen una serie de principios, de enorme flexibilidad y un juicio de amparo que está construido para darle una enorme rigidez al sistema, a través de anulación de actos o de leyes o de normas inválidas. Entonces, yo creo que allí hay un problema central. Un segundo bloque que a mí me preocupa muchísimo es no en cuanto a la lógica de confrontación de los dos sistemas, sino a la protección de los derechos fundamentales que ahora que vamos a ampliarlo no sólo a los de la Constitución, sino también a los de los tratados internacionales, de posibles violaciones que se den en un proceso penal. No, por la lógica del proceso penal misma, sino por la debilidad de la actuación de las autoridades. Voy a poner el caso. Estamos todos en el país con el tema de la película de Presunto Culpable. Esta película importante e interesante, ¿qué nos está haciendo reflexionar? Bueno que existe algo que en este país no estaba en la Constitución, sino desde hace 5 muy pocos años, primero por una determinación jurisprudencial y ahora por una reforma constitucional, que es la presunción de inocencia. La presunción de inocencia y esto podríamos extenderlo a otros principios constitucionales, lo que nos dice es que la autoridad pública va a tener necesariamente que acreditar en una audiencia el cuerpo del delito y la presunta responsabilidad por los elementos o los términos que se utilicen en ese momento, porque esto cambia cada rato en la Constitución, de acuerdo con las modas de los penalistas, si son finalistas, en fin, allí los penalistas convencen a sus diputados y los diputados cambian estas cosas que hemos visto en los ciclos que hemos visto que son muy interesantes, pero al final del día, las expresiones que se usen van a tener que acreditar en ese momento. ¿Qué va a acontecer en el momento y tomo sólo este tema por estar muy en el ambiente de todos nosotros por la película de la presunción de inocencia? Que se va a tener que acreditar, y ustedes lo saben muy bien, que en una audiencia pública, donde un juez está sentado, donde hay un fiscal, donde hay un defensor y en donde se va a tener allí que determinar la condición del sujeto, sólo en razón de lo que se haya podido demostrar en la audiencia de estos elementos. ¿Qué pasa para efectos del juicio de amparo? Que esa posibilidad de iluminar todo el proceso de concentrar todo el proceso en una sola audiencia e iluminarlo en una sesión, generalmente pública, parece extraordinariamente importante y parece extraordinariamente benéfica, y yo creo que lo es. Sin embargo, en ese momento también se va a tener que dar la situación de garantía de esta presunción de inocencia, que es muy importante y benéfica. ¿Sin embargo, qué pasa cuando no se están transformando las policías, no se están transformando los servicios periciales, no se está transformando la actuación o la capacitación de los ministerios públicos para que, en una sola audiencia, tener la posibilidad de construir esa verdad, sostener esa verdad, resistir la verdad construida frente a las impugnaciones que, evidentemente, va a hacer el abogado defensor? ¿Por qué? Porque no se ha dado un cambio institucional concreto o completo. 6 Lo que es muy previsible que suceda es que empiecen a absolverse a un número creciente de personas, no por culpa de los jueces, sino porque los jueces de amparo o, primero, los jueces de instancia y después los jueces de amparo, van a tener que salvaguardar la condición de la presunción de inocencia. Esto puede dar lugar, otro tema que me preocupa del juicio de amparo, a una importantísima impunidad en los siguientes años. No por los juicios orales, no por el juicio de amparo, sino por la forma en que los juicios orales y los jueces de amparo tienen que hacerse cargo de todas las garantías que, en un momento dado, tienen los acusados y que está bien que las tengan, no estoy hablando de ninguna medida represiva. Lo que estoy diciendo es que en esta misma lógica muy proteccionista del juicio de amparo, si no se transforman las condiciones que ayudan a constituir la verdad y que ayudan a llevar los elementos de verdad al proceso, que ayudan a definir más concretamente la situación de las personas, en esa audiencia y sólo en esa audiencia me parece que entonces vamos a encontrar críticas sociales crecientes en donde se va a empezar a decir: “el sistema es malo, el sistema oral o acusatorio, porque la sencilla razón de que permite altos grados de impunidad. “Los jueces de amparo son unos liberales locos porque están concediendo una gran cantidad de amparos”, allí cargamos o nos cargamos la legitimidad de los procesos orales y nos cargamos la legitimidad de los tribunales federales. ¿Qué es entonces lo que estoy diciendo? Que los juicios orales por sí mismos no son suficientes para constituir una racionalidad nueva, sino que se requiere una transformación muy profunda, muy completa en todas las instancias que están participando o que están apoyando o que están acudiendo a esos juicios orales. Creo que si primero no sentamos a los jueces federales a dialogar con los jueces de instancia que estén llevando ya o que vayan a llevar procesos acusatorios, creo que el juicio de amparo va a ser un juicio muy destructivo de los juicios orales ¿por qué? Porque los jueces de amparo estamos acostumbrados, simple y sencillamente, a ver las cosas en un enorme grado de abstracción y a determinar cuestiones digamos o violaciones a derechos fundamentales, sobre todo el 14 en este caso, y 7 consecuentemente podemos empezar a despedazar partes muy importantes de los juicios orales y dejar ahí una cosa un poco agujereada o una cosa mal hecha, etcétera. En segundo lugar, si no se hace una corrección bien honda de las policías de esto que se llama las policías científicas, los servicios periciales, los defensores públicos y, particularmente, los fiscales, creo que también podemos entrar en una lógica de enorme impunidad, de enorme impunidad y esto puede erosionar muchísimo la legitimidad de los juicios orales y la legitimidad de los jueces de amparo. Decimos todos los días, ¡hombre! Ésta es una reforma que entra hasta el 2016 y, es verdad entra hasta el 2016, salvo los jueces de ejecución que entran en vigor en 4 meses y no hay iniciativas, no hay leyes, no hay presupuestos y evidentemente no hay jueces de ejecución. A partir del 19 de junio, cuando una autoridad administrativa de la Secretaría de Gobernación o de la Secretaría de Gobierno del estado que sea, determine la situación de las penalidades o de los beneficios de un sujeto, pues vamos a ir decirle en el juicio de amparo que esa es una autoridad incompetente que no puede haber determinado eso porque no tiene el carácter de juez y pues entonces haber que cosa hacemos y haber como enfrentamos el problema. No son 5 años, son 5 meses a lo más –marzo, abril, mayo y junio— y de esos nos quedan dos meses el periodo ordinario de sesiones, al menos en el ámbito operario en todos los estados que están homologados a este primer periodo del año, entonces el asunto de ahí ya se nos fue un tiempo buenísimo en donde no tenemos, ni siquiera, iniciativas, así de grave esta el asunto en el caso. En segundo lugar en esos 5 años tenemos que entrenar a los policías, tenemos que crear a los servicios periciales. ¿Cómo vamos a entrenar a los policías, cuando los tenemos desplegados en muchas zonas del país, cuando los índices de confianza son tan malos, cuando los índices de confianza son tan malos, cuando los salarios son pésimos, cuando muchos de ellos están coludidos con el narcotráfico? ¿Cómo vamos a hacer que vamos a hacer, cuerpos especiales de policía científica y el resto que siga buenamente con su primaria o, a lo mejor, con su secundaria? 8 Servicios periciales, si ustedes hacen una investigación hay muy pocos en el país eficientes, la PGR tienen algunos, la Procuraduría del Distrito Federal otros, el Estado de México, pero no muchos más, consecuentemente ¿cómo se va poder sostener esa acusación sin tener estos elementos duros de los servicios periciales? ¿Cómo va estar la situación del país en 5 años? Hagamos un poco de futurología, yo creo que peor de lo que está ahora. Por bien que puedan ir las cosas, bajar los niveles de violencia, bajar la situación del narcotráfico, bajar todos estos elementos en 5 años, me parece que es poco tiempo, yo espero que las cosas mejoren con el tiempo etcétera, como todos ustedes, pero creo que en 5 años no vamos a estar viendo el descenso todavía o al lo menos empezará a decrecer un poco la curva no sé ni siquiera como viene en términos de muertos, en términos de impunidad, pero vamos a suponer que está en el tope y está empezando a descender cualquiera de las previsiones que podamos hacer, en ese momento entraran en vigor los juicios orales. Cuando entren en vigor los juicios orales, vamos a estar en un momento de violencia importante, muy bien, si o tenemos los policías, si no tenemos las formas de sostener estas acusaciones, si no tenemos los jueces entrenados, lo que yo sí puedo predecir es un grado increíblemente alto de impunidad y con ese grado muy alto de impunidad, lo que puedo predecir también es una crítica ferocísima, a los juicos orales. ¿Por qué? Porque se va a decir que los juicios orales, lejos de lograr medidas de sanción, y el derecho fundamental de la víctima, porque ésta es la otra parte de la ecuación, no todo es el procesado o el acusado, sino también la víctima, se va a sentir ofendía y se va a sentir lastimada por qué no está obteniendo una reparación. Entonces, ahí va a ser una crítica, me parece muy feroz, muy feroz hacia los juicios orales y lo que decía hacia un momento el doctor Fix Fierro ¿qué vamos a hacer en ese momento, una contrarreforma, una extensión del plazo del inicio de la reforma ya no en el 2016, sino en el año X, como está pasando hoy con justicia para adolecentes? Donde se hizo un transitorio a la Constitución, una reforma a un artículo transitorio para decir “no entra en vigor el día tal, si no entra en vigor cuando esté la ley tal” ¿Cuándo va a estar la ley tal? Pues cuando esté la ley tal, y si está antes pues bien y si está después pues muy bien porque no hay plazos. 9 Entonces esto son los elementos que valen la pena que reflexionemos no en términos así locos y empíricos, en el mal sentido de la palabra de lo empírico, en las malas condiciones, sino como un choque de dos racionalidades, que es el juicio de amparo y los juicios orales, porque el juicio de amparo va a seguir en su lógica protectora de lo que estime, en ese momento o lo que se estime en ese momento, violaciones de los derecho fundamentales con independencia de lo que esté sucediendo a nivel de los procesos. Es muy complicado, es muy complicado tratar de ajustar así nada más, como si fuera un problema de la mano invisible del mercado jurídico los dos procesos. No se van a ajustar naturalmente, creo que, como el derecho es un ejercicio artificial de imposición de racionalidad, también artificialmente tenemos que establecer a través de una reflexión, a través de seminarios, a través de cursos, en este sentido, las formas de conexión. Desde temas muy simples como ¿qué recibe un Colegiado una grabación, cómo se prueba el acto reclamado que evidentemente va a ser la audiencia, se le manda el disco y se sientan los magistrados a ver televisión horas y horas y horas? ¿Ése va a ser el modelo? ¿Cuál va a estar en transcripciones? ¿Se tienen que identificar? Desde cosas tan pedestres aparentemente como éstas, hasta temas más complicadas, muchos más complicados, como los que me estaba refiriendo en ese sentido. Entonces, yo para ver esta la oralidad en el proceso penal como un derecho humano, es verdad que es un derecho humano, es verdad que le podemos asignar ese estatuto, es verdad que tiene una gran cantidad de beneficios en términos de derecho humano la oralidad, sin duda alguna, pero también entendamos que los juicios orales se están incorporando, son los nuevos en el sistema jurídico mexicano y, por ende, son personas que van a tener que sufrir, como todo nuevo en un grupo, vamos a dejar esta metáfora, sus novatadas, sus procesos de acomodo, etcétera. Yo creo que sentarnos seriamente y aquí hay un grupo de personas, a las cuales tengo el gusto de conocer y que están trabajando en estos temas desde hace mucho tiempo, a entender cómo compaginamos estas dos 10 racionalidades yo creo que es un asunto de verdad central para el éxito de esta reforma. Y, en segundo lugar, me parece que tenemos que dejar ya de pesar que esta es una reforma de jueces, que a los que hay que capacitar son a los jueces, que los únicos relevantes son los jueces, que lo único relevante son la adquisición de herramientas de los abogados y me parece que debemos de voltear a ver al eslabón más débil de toda la cadena que son los policías. Yo decía el otro día que el abogado o el juez más tonto del este país es licenciado en derecho, a lo mejor el mejor policía tiene secundaria. Hay una diferencia que es central en este asunto. A los abogados hay que enseñarles nuevas habilidades, hay que capacitarlos, a los policías, a lo mejor, tenemos que educarlos, de ese tamaño es la diferencia. Si no atendemos a ese elemento, me parece que todo este asunto se puede frustrar y una previsión y una apuesta, me parece y me voy atrever a decir algo fuerte y público, pero lo hemos platicado también, podríamos seguir sobando la reforma para que cuando lleguen seis meses antes digamos: “no se pudo y mejor, entonces, o posponemos su entrada en vigor a un plazo absolutamente incierto o de plano decimos que era mejor el sistema anterior y nos quedamos con todos los problemas y todas las deficiencias que se están dando”. Pero estamos apenas a punto de poder hacer todas estas modificaciones. Es verdad que hay que hacer un Código Penal Tipo, pero hay muchas más cosas por debajo que hay que reconstituir porque si no esto, insisto, me parece que se puede caer y evidentemente no se va a atribuir la culpa a los que no hicieron la ley, a los que no capacitaron policías, sino al sistema, como siempre sucede en estas cosas. Es mucho más fácil tener un chivo expiatorio abstracto que un chivo expiatorio concreto y un chivo expiatorio concreto no va a ser el Congreso de la Unión, ni van a ser los jefes de los policías o el presidente de la República o los gobernadores, va a ser el sistema de oralidad o el juicio de amparo y, consecuentemente, vamos a tener que dar marcha atrás, creo que esto queda muy claro si lo reflexionamos desde la lógica muy fuerte, 11 muy dura, por demás bastante garantista, del juicio de amparo, frente a este otro proceso. Muchas gracias. ---000--- 12