CAPÍTULO VII GALILEO Una vida dedicada a la experimentación Galileo Galilei (1564-1642), nació en la Toscana, Italia. Profesor de matemáticas, desde joven descolló en la investigación científica y en su capacidad de interesar a la opinión pública. Construyó un telescopio de lentes (inventado por Lippershey poco antes, pero no vulgarizado aún), y con él pudo observar el cielo estrellado con 30 aumentos. Encontró un campo virgen, pues fue el primero que contempló y describió la superficie lunar, llegando a la conclusión de que era similar a la de la Tierra. Pudo observar los planetas, que aparecen a través del telescopio como una esfera y no como puntos luminosos. Y también descubrió 4 satélites de Júpiter, que dan vueltas alrededor de dicho planeta en forma parecida a como la Tierra, Marte...dan vueltas (según Copérnico) alrededor del Sol. 50 RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA Pudo observar las fases de Venus, que pasa por cuarto creciente y cuarto menguante lo mismo que la Luna. También se pudo dar cuenta de que la Vía Láctea, porción blanquecina del cielo, era un conglomerado de innumerables estrellas. Hacia 1610 se fue convenciendo de la veracidad del sistema heliocéntrico de Copérnico, si bien no estaba en condiciones de dar pruebas científicas concluyentes de ello (1). Pensaba que el heliocentrismo era una verdad objetiva, no un simple artificio de cálculo para obtener resultados correctos (como indicaba el prólogo de Osiander al libro de Copérnico), ni tampoco un recurso subjetivo substituible por otro diferente. Estudió la caída de los cuerpos, deduciendo las leyes cinemáticas del movimiento uniformemente acelerado. Hizo experimentos muy notables haciendo rodar bolas por un plano inclinado, y (al menos así se ha creído) lanzando pesos variados desde la torre de Pisa, refutando la física aristotélica. Se sorprendió de que una bomba aspirante no pudiera subir agua a alturas superiores a 10 metros. Pero fue su discípulo Torricelli quien llegó, a través de este hecho empírico, a poder medir la presión atmosférica mediante el barómetro de mercurio. Descubrió la isocronía del péndulo, e hizo construir un reloj de péndulo que se mostró superior a los existentes (si bien el reloj de péndulo tuvo que ser reinventado por Huyghens). El Proceso de Galileo Galileo era católico practicante y convencido, pero también era hombre impetuoso, y tenía poco tacto. Comentó un texto bíblico que, tomado al pie de la letra, supone que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra, contradiciendo sus propias hipótesis copernicanas. Pensaba, además, y lo dijo así, que esta hipótesis reflejaba exactamente la verdad objetiva, como hemos (1) Jaki; The Savior ... p. 26. GALILEO 51 indicado. En realidad, Galileo proponía una interpretación flexible, en el detalle, de la Biblia, y afirmaba que ésta era muy compatible con el heliocentrismo, como había hecho Oresme mucho antes. En 1616, la Inquisición romana pidió un dictamen a una comisión de 11 teólogos, que fue redactado y entregado el mismo día, dictamen que calificó las tesis astronómicas de Galileo como filosóficamente absurdas y formalmente heréticas. Ese dictamen no fue publicado nunca como acto del Magisterio de la Iglesia, pero fue utilizado para conseguir que, el mismo año, ante el Cardenal Belarmino y algunos testigos, Galileo se comprometiera a no defender la teoría copernicana (al menos en su forma de expresión de la verdad, pudiendo defenderla como artificio para salvar los fenómenos). Por entonces no hubo ni juicio ni condena. Pero 16 años después, Galileo publicó el libro "Diálogo sobre los Sistemas del Mundo", con la debida autorización eclesiástica, cuando el Cardenal Belarmino, hombre prudente y sagaz, ya había muerto. En la citada obra hablan tres personajes, uno de ellos copernicano, que expone sus puntos de vista; otro, no copernicano pero que se deja convencer por el primero; y un tercero, que hace papel casi de payaso, y que se aferra al sistema de Ptolomeo con argumentos deleznables; en boca de ese tercer personaje puso frases que había dicho el Papa Urbano VIII (antiguo amigo personal de Galileo). El Papa debió pensar que se trataba de una burla irreverente y de un abuso de confianza. En 1633, a consecuencia de lo anterior, Galileo tuvo que presentarse de nuevo ante la Inquisición romana, y fue condenado, pero no por herejía, sino por desobediencia; la condena fue rebajada, quedando por fin limitada al confinamiento en su casa campestre de Gioiello, cerca de Florencia, donde estuvo hasta el fin de sus días. No sufrió ningún maltrato físico, pero sí una fuerte humillación. 52 RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA En su casa de Gioiello, Galileo siguió dedicándose a la ciencia, y desde allí publicó (en Holanda) su obra más importante ("Discursos y Demostraciones de dos nuevas Ciencias"). Murió en 1642, a la edad de 78 años. Visión retrospectiva del Juicio de Galileo Algunos han visto en el proceso de Galileo una prueba de conflicto irremediable entre catolicismo y ciencia, entre autoridad y razón, o entre opresión y libertad. Un juicio desapasionado, como el de los historiadores que citamos, lo presenta como un episodio lamentable, que se pudo y se debió evitar, pero que no comprometió a la Iglesia, apenas perjudicó a la ciencia, y no se ha repetido nunca después: los teólogos aprendieron la lección. No comprometió a la Iglesia, porque no hubo acción del Papa ni intervención directa del Magisterio como tal. Galileo había expuesto la doctrina católica correcta en su "Carta abierta a la Duquesa de Toscana", de 1615: "La Sagrada Escritura y la naturaleza proceden igualmente de la palabra de Dios, la primera como dictado del Espíritu Santo, la segunda como la ejecutora más obediente de los mandatos de Dios", dijo, inspirándose en San Agustín. Siguió diciendo que hay que "intentar penetrar en el verdadero sentido de los textos sagrados, y que el propósito de las Escrituras no es enseñarnos ninguna teoría física: el Espíritu Santo busca, en las Escrituras, enseñarnos 'cómo ir al cielo, no cómo van los cielos'"(2). Brandmüller en 1982 afirmó que también los adversarios de Galileo lucharon por la verdad, dándose una extraña paradoja: Galileo creía haber demostrado la verdad del sistema copernicano, lo que no era cierto. En cambio, acertaba al decir que el copernicanismo era compatible con la Biblia. Sus jueces consideraban, con razón, que las (2) Jaki, The Savior..., p. 29. GALILEO pruebas del copernicanismo concluyentes (3). dadas 53 por Galileo no eran En los casi 400 años transcurridos, el objeto de las discusiones parece haberse esfumado: el movimiento es relativo, y, según Einstein, todos los sistemas de referencia son válidos igualmente. Lo mismo el Sol que la Tierra se pueden considerar en reposo, como otro cuerpo cualquiera. La diferencia estriba en la simplicidad de fórmulas y cálculos, que hace que el heliocentrismo sea más conveniente. Por otra parte, la Filosofía de la Ciencia nos dice (con rara unanimidad entre sus varias y discrepantes versiones), que una teoría general no queda asegurada porque se comprueben algunas consecuencias, que también podrían derivarse de otras teorías diferentes. Una teoría general nunca está establecida con certeza de modo definitivo. Las Deudas ocultas de los Genios Galileo silenciaba sistemáticamente a sus predecesores. Igual que otros muchos genios del siglo XVII, trataba de alzarse con toda la gloria de sus descubrimientos sin compartirla con nadie. Presentó el telescopio como si fuese de su propia invención. Este engaño fue descubierto prontamente. Su demostración de la ley del movimiento uniformemente acelerado se encuentra, casi igual, en Oresme, 250 años antes. Es prácticamente imposible que Galileo no la haya conocido, pero no cita un solo antecedente. La publicación de las notas de Leonardo de Vinci, descubiertas en 1881, mostró que los conocimientos de cinemática anteriores a Galileo eran mucho mayores de lo que se había supuesto, y que de seguro Galileo recibió muy buenos datos más antiguos (4). (3) Jaki, The Savior..., p. 29-30. (4) Jaki, The Savior..., p. 158 54 RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA Está casi demostrado que Galileo no lanzó nunca un solo cuerpo desde la Torre de Pisa, para experimentar con su caída, como afirma. Algunos de sus experimentos fueron "experimentos mentales". Ha habido historiadores que incluso han sospechado que no realizó los experimentos de caída de graves por un plano inclinado. Sin embargo, parece comprobado que sí realizó estos experimentos, y por supuesto con extraordinaria maestría. Estas debilidades no deben hacernos pensar que Galileo no fuera un gran hombre. Lo fue, fue un matemático y un físico genial. Hacemos notar esas limitaciones humanas porque, junto con las de otros personajes de valía, han contribuido a deformar la historia de la ciencia. También Descartes, contemporáneo de Galileo, se portó mal con sus precursores científicos. Estudió el arco iris, de una forma muy parecida a la de Teodorico, y llegó al resultado correcto en cuanto al ángulo (42 grados, no 21 como dijo Teodorico). Sin embargo, no dio ninguna pista que permita sospechar que trabajos anteriores le hayan ayudado. Además, la invención de la imprenta, suceso reciente en la época de Galileo y Descartes, contribuyó a que pasaran inadvertidos los manuscritos anteriores, entre la gran cantidad de libros de autores recientes.