año lxxxl—núm. 1 director: n. navascués 20 de enero de 1922

Anuncio
AÑO L X X X L — N Ú M . 1
DIRECTOR: N . NAVASCUÉS
20 DE ENERO DE
1922
y^
C Ro N I C A
l'Olí
RICARDO LEÓN. (De la Real Academia Española.)
---"-^''•••'-TlW(i-..H.-.,Ti-.-'
Cun los priineruK albores del ano 1322 (que año de
gracia sea y de venliira para quien estas líneas leyere), bajo los' amables auspicios de EVA (la Mujer
enigniálicn, lo eterno l>nioii¡iio), y apadrinada por los
autores de la editorial UI;N,\''IMIKNTO, sale otra vez
por esos nunulos LA MODA EI.I:(I.\NTI:, la gran señora
de dos siglos, la ilustre anciana de remoto abolengo,
de sabrosa experiencia y grave autoridad, remozada
hogaño con nueva y maravillosa juventud, a semejanza de aquella madre cí)mi'in de todos los hombres
que al perder la inocencia, al eniprender las nuevas
rutas del Dolor, de la Vejez y ile la Muerte por culpa
del más femenino de los pecados, la picara curiosidad.
lo primero (|ue hizo fué aderezarse una graciosa toiIctir de hojas de parra, no tanto para esconder su humillación como para realzar y vestir su natural hermo.sura.
Ved aquí, pues, cómo sin grande esfuerzo de erudición ni de memoria liemos bailado, a las niismas
puertas del Paraíso terrenal, loa orígenes de toda femenil indumentaria, el sencillo patrón del primer traje, el primer rudimento de la Moda. Eva fué, no hay
duda posible, el primer dechado de la "mujer de su
casa", la que escribió el primer capítulo de "Economía
doméstica", la primera dama que, a falta de modista,
y sin hallar a la mano un buen periódico de modas,
corló, cosió y aderezó con sus manos, si pecadoras y
atrevidas, blancas y bellas, hábiles y primorosas, el
primer "modelo" de utilidad y elegancia que usaron
laa mujeres en la Tierra. Imagínese, pues, si una revista do este género no está obligada a rendir un homenaje agradecido a la insigne creadora del primer
vestido do mujer y a grabar su nombre con letras de
oro al frent'e de sus páginas...
De entonces acá. de Eva a Paquin, desde aquella
túnica de pámpanos, más corta, sin duda, que las faldas del siglo x.\, la Moda ha cambiado mucho, según
los hombrea y los tiempos, y digo "según los hombres", porque en realidad ellos son los que hacen las
modas, como ellos son también los que hacen a 1;LS
mujeres, conforme decía, tres siglos ha, la insigne
monja poetisa soi- Juana Inés de la Cruz:
"Hoillliri'rt in'i'ius i|iii- iiruwíílíl
a la nniJiT sin rüzóii.
slD viT ijiic KOIH I'I onisi'.n
di' lo mlsnio iju'' IMII|I/ÍIS.
SI con iMisla wln Itíiml
HoUcltfils sn <li'W(I<-n.
ipiír <¡iir> <iinTr'ls i[tii' (il»'<'n ijli'n
si Inn UH'Hnis nt iniilV
Diin viii'Mlni» iimiin(''s penas
n RUS in>i'riadoH ÍIIHR,
y dt'spiii'-H dií hncorlnH millas
hiK <|IIITOÍS liiiltar muy bucniía."
" l'ur'S í iinj'ii i|iJi* ou csiiaiilfilfi
f|i' l;i rirlpii ifiii' Ii'tn'is V
QlIfTI'lllilíí
CUül
lilK
hüCris
I) lütcrdljis riial Ifis IniscrilH."
Aun dando por cierto (y yo tengo mis dud;us) que
en aquel desaguisado universal del fruto prohibido no
pusiera sus manos el primer varón antes que la primera mujer; aun creyendo, como es debido por la
lectura del Te.vto sagrado, que aquel tristísimo negocio fué o!)ra de nuestra madre Eva, en colalioración
con la diabólica serpiente, es seguro (¡ue al idear su
primer traje la pobre y mal aconsejada Pecadora, tuvo
muy en cuenta los gustos y advertencias de Adán, su
marido y dueño, y aun es posible que él, picardeado
ya por la culpa, cortase las hojas de la vid y dibujase,
cual pérfido modisto, el modelo de aquella primitiva
indumenlTiria, mirando más a su malicia y a su antojo que a la grave y prudente honestidad.
Hoy mismo, al cabo de los siglos y las modas, cuando los moralistas de todos los países lamentan la audacia y el desenfado de las costumbres, la liviandad
de los trajes, la licencia de las faldas y escotes, la bizarría de las galas modernas (menos pecaminosas por
el espíritu do imitación de quien las usa que por la
malicia y el torcido interés de quien las mira, las
consiente o las impone), ¿tienen la culpa las mujeres
por adapl-arse al gusto, a los antojos, a los deseos malsanos del eterno Adán, del pérfido modisto que es el
hombre, perpetuo hacedor do las leyes, de las costuml)res, de las mujeres y de las modas? ¿Quién inventó
el tomillo, el guardainfante, el corsé, el miriñaque, el
polisón. Iodos esos infames artificios, tan feos como
crueles, con que la Moda martirizó en otras épocíLs
y agravió de t-antos y horribles modos el cuerpo gracioso y delicado de la Mujer? ¿Quién, si no el Hombre, creador de la ley del embudo, fuera capaz de tales
invenciones y desafueros, llevando su trágica ironía
al punto de hacer esclava a su triste compañera y convertir el tal embudo, no sólo en ley, sino en vestido
de moda, en feísima librea de esclavitud?
"¿Qni'' liimiiir ¡iiicdi' MIT nifiR n i r o
q u e ' f t (lutí fallo do foiiwr-jo
e-I misino ompimn el cspt'jo
y slftilf (|iii' Mil i'Htt'- cliiroí"
LA MODA EI.K()ANTK, que por su mucha edad, su leal
saber y entender, alcanzó aquellos tiempos de la .sihirla dn emhudii, del (nW' dr avispa, del miriñaíiue. de
las faldas de cola, el corsfVcoraza, tas mangas (le jamón, las caderas contrahechas y el polisón infamante,
se inclina con benevolencia y sin melindres de gazmoña, a los usos y costumbres del siglo xx, más liberales
y humanos, más decorosos, a pesar de sus muchos defectos y licencias, para la dignidad de la Mujer. Y
como ella—LA MODA EI.WIANTI:—lo es y muy de pro,
muy femenina y muy discrela. al remrizarse este añry
(año nuevo, vida nueva) (|ii¡oi'e ante todo rennizar el
espíril'u y ser, por aiiloiiriMiasia, la revista del Hogar,
de este hogar español connni a veinte naciiines de
nuestra raza y nuestra lengua; una revista que, sin
perder el cetro de la moda (que no es la moda tnn frivola como parece), ahonde también en el alma de sus
lectoras con el doble y eficaz eslíniulo de la infeliígencia y del senliniieoto.
Bajo los au.spicios de FA'A. el simbcdo de lo eternofemenino, luchará, burla burlando, por los fueros de
la Mujer, sin rigiiieces ni pesadumbres doctrinales,
sin humos de presunción ni pedantería, sin esos aparatos docentes que suelen hacer desapacible a la virlud. ridicula a la moral y fea y mal vestida a la
prudencia. Jugando se enseña mejor a los niños, y
esto lo .saben los discípulos de D. Andrés Manjón en
Granada y los de D. ManUDl Siurot en Huelva: jugando también .se instruye, a la par que se deleita, a
los hombres y a las nmjeres. Los juegos y los deportes, las alegrías humanas, las modas del siglo, los trajes bellos, las galas de la hermn.snra y de la juventud,,
cuando se "usan sin abuso" no pueden parecer pecados sino a las gentes que miran con maliciosa o dañada intención las cosas más lícitas y naturales de
este mundo.
La moda es un arle al fin y al cabo, y el arte no
es la moral, según lo dijo hace muchos siglos San
Agustín. Pero el arte, lo mismo que la moda, no es.
inmoral sino cuando deja de ser artístico. Procuren.
pues, los que legislan e imponen estas cosas que sean.
siempre artísticas para que nunca dejen de ser morales. Y no pierdan de vista los Catones de hogaño los.
que quisieran vestir a la mujer con un sayal y una,
coroza, que la Venufí de Praxíteles sólo seria inmortal
cuando alguien pretendiera encubrir su casta desnudez con mallas o vestidos prolecfores. ¿Fué acaso Eva.
más "decente" luego de aderezarse la iuürllf de hojas de parra?
Y en último término y en cualquier caso no claméis
nunca vosotros, varones graves, hijos de Adán, contra las modas de la Mujer, haciendo a la Mujer culpable de llevar la falda unos dedos más corla o el
escote unos dedos más largo: no aclnuiuéis, según
vuestra añeja costumbre, a la mujer, fotios 1Í)S males,
de la tierra, desde el pecado original del Paraíso a
los peeados nada originales de nuestros tiempos: recordad los versos famosos de sor Juana Inés de la,
Cruz y recoged de ahora para siempre la alusión:
•'l'uew ¿liara nui'' <is i'W|ian1fiis
(Jr la riilpa (|ii(' ti'iií'iH?
Qii'Tr'dlas cnal bis liiif'ls
o liací illas cual law IHIMO'IÍS."
.\-^
2
REVISTA PARISIENSE
iiü'íiH (iiii' son Intaimcnli' iicjínts o dol lodo blancos, y otros niullicolorcs. I'íslos últimos no so |iiu'di'n Ik'Víir más quo como ahriíífj (kí noche,
AUiiKios Y vi.;sTiiH.s ui-riu.s CON uiALKs ANTi-icos. LMiTAcioNKs I.1-; nMvNMAs
iiK ANTuiuos I'AIVKS I'ON TKI.AS MODKRNAS
" l'i'''i '''» "'"^ HMiniAn dc líinlc mny (legran tono y pr.r una persona
niuv a la OKida i[in- nn ícmc la i-xccnlricidad y hasta lii husca.
Los cliiilrs iirfíi'iis del Inilo, n nebros hni'dados en Idanco o en gris,
Oslrnlan las flriíanics piii-isiciiscs líis chales de crcspíMi de la (llului que eu oh-.is Iji'inpos lucían las majas madrileñas, con sus Imi'dfulos hi'illaides. con sus pesadus llecos. Hacen con ellos ;d)rifíns y
veslidos, mediíiute pliegues, deape;ulns \- piuzíis. sin enipleiii- l;is liji'IMS. lo cual sei'ía nu desaciilo. I']! ideal un i's copiar servÜnienh' t;it o
(•u;d liisposicit'ui. sino iuspirai'se en la. i'legidii [lai'ii cnmpniíei- oh'a
aniiloga. iicmnndfida ¡i l;i silueln t\í- ¡a inie ha <|i' usarla. Cnnni el desaciibt del deslro/.ii [\{' un chai se ha ciumdidn iuu(di;is veces, hay
quieui's disponen de li*ii/.(is vn corhojos. \' con ellns. hasla Ins m/is
pequefiiis. se. hficen bolsos di'
iiiiiiio. sombrei'os. aplicaciones buriladas, cajas de guaníes, n. c e i ' i i í o s . gufií'dajoyas.
piiid;dlas y mil <'huchei'ías. Y
si son iriizns niayni-es, cidie
eiinipíHiei' m u ellns uiia rica
y \islnsa maHiiri'.
se pueden llevar Laics conio ellos son, de día. In niisniu (pie Ins chales
del lodo hliincos sobre Iriíjes blfiucos. Peco como esto es más bien
propio y easj exclusivo del vri-nnn. surij;i' i-espi-ctt» de ellos eslu preg n n l a : "/.Sei'íi una lieivjía r\ li^ñirlos?" PonpH' liiiy muchos di'estos
chales, traídos de (Jliina o de Filipinas, que teiiih'iMU mncluí aplicacii'in si Hieran negros o ile nu lomi nenlm. y qni' piíra nsjirlos Inles
como eslán exigen nu l.ociidd nuiy de veslii'. \\> im aseguraré, cimlesInudn ;i esla pregunla. si i't leñidd es una herejía; pern sí digo que,
si In es. se cnineje Inilos Ins ilía-. siípuera sea lástima perder por un
lefiido i'l admirable blfinco
chispeanh' y vai'iiido de mn'•lins chales auliguns. Tienen
una hi'Meza y uufi. gracia iniiiiihdde-; (ales como eslán. y
cu;inln menos se Ins desnaturalice, mejnr. Pnr eso conviene niás usarlos sencillamente
p I eg;i (I n s ciinm nn<i capa.
agregándoles, sí se ipiiere,
unit rr;nijfi ríe piel en el sitio
'•u que han de rodear el cuello y foruiai' el escole, que
cniívei'lji'jos en un veslido.
Pnrqiie jiara esto es necesario, por iuibil (pie unn sea y
respcliiosa del chai, si no corlarle, al menos ipiilarle su
carácter f'runciéndide. plegándnle, lorlnrándole. para hacerle encajar en nuestras in-
Si
lin leiii''js
u n chai Imr-
dadn auligim. ni os conviene
cnmprarln, podéis imitar ii los
abrigns y vestidos qiii' cu o
ellos se hiicen empleando uno
de es(ts tejidos pesjidos y de
encanladoi'i's pliegues y blanda caída, ci'i'sponi's ipie son
el Iriuufo de la fabficnción
liunesíi. I'lsláu nniy de moda
estas pi-endas. de un;i gracia
a !a vez auligua y niudi'rufi.
'^' lo están también (drns,
que tienen semejantes ali'aclivos c;irfi(derísticos. pero con
líneas y bi'churas arcaicas, tomadas di' los países de civiliziicinnes aidigufis \' ti'adiciniiales. cnmn Persia. < Ihina, o ta
India de Ins Incas. Son preuilas de una gracia noble y maJeslnosíi. de cniílidades prácticas l'iu-iles de ejecutar, que
sieiilfin sjiMupi-e bien y ipie no
pasan de binda. .\casu no es
l-an IVicil. Cuera de uiui gi'íin
•"-iipilal como es Pai'ís, donde
nada clinca y lodo se admite,
adoptíii' esos modelos sin singularizarse.
leiicinlii'S,
V . OR (¡ASTIÍLPino.
I'íirís, ¡5 Piltro li)'J2.
En el abanico de M.
r.Víirsos a ti'.-- ¡No liaré tal!
A ti el almii. cioiule bnitn
(io tos versos el nuidiil.
¿\'[ir.\ i|ué fiuiere u n a ^^ola
la iliieña (l(?| manantial'.-'
t K AlKNft.VftKZ V l'KI.AVO.
iMiIre los diales auténticos
í
^
los hay que son liordudos en
negro sobre fondo b l a n c o "
:
I
^
Dos abrigos de innenio rislus vn tu Areiutla ¡Ir los ( imiims líliKfo.s ilv ruris. hl iiarir'/o
de hi^ abrigos ii tt.snstresi\ síí/ucii sirnthi para hts iHiiJerv.''rlí'íjíititv.s his picli's dr lapo,
"¡t'-lil gri.s^^, ¡•amrd, vlc. Etilos dm niodvlot: KOU vlegiuilvs, /¡tíos // sugí'S-h'ros.
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LOS ADORNOS AL ESTARCIDO
/,(JiiT'i's. m i'('SiiiMi-ii. lili cslai'i-Mli)?
SiMii-illHIliriili'.
ili'
iiu'líil
ciilíiild
lililí
llojn
ilr
piíprl
('(Hi ¡n"i'rii;|(i Ji m i
n
di-
Itiíjd il;iiln: IHIÜ i'ijs;'i.cfii. poi' i'je]H|ilü;
i'íil(it';'iinliil;i i'ii Ins siliiis (írlrriniíiíiilds, SI' pdiiri'i ("•ini \"firii)s bniciuizos
:Tpi'(Mliicirl;i r;ipiil;t \ liiiipiaiufiilc
iiinlas N'cci'S onino se ¡piicra.
EHUIVÍ-UÍO.—I^ljíinasr fsíai'ciilo w la
plaiiülia con (laíndns y llniíis para
liaciM- rl dil)i.ijii i> i'sl.ainpafinii al f.v<JM^:.
\.
iíiiril [Kiivi rei-iJitiir c)
(slni-cidn.
!<iri'i'l<i.
'1. Hn>i.'lKi |i;ira
el eRiiii'CMio.
.1.
I'>sla plaiilillíi puf'di' liacorse da varias maneras. Pucdi" sci' mía. hoja di'
cinc de. al^'ini ospcsoí*. ipir si' reciiria,
Croi|iiis i,'X])lical¡vo 'le \\\ liilioi- :il i'i^lai'i'Mü.
liiiii cdii una sii'i'rt'fila. hiiii morli'ii-iiiltilii por f'icidu: en i'sir casíj, .si'do
Ht! empica id cslaroidd en la dccoracidn. n i'slainpaciñn lii'clni cim i-l vnpdrizadur, pui's couio los i'xli'cmds drl nudal. al sn- aUicados pur d ácidd. lian
íHHHladd m u y dclfíadds, tuj piicdiMi i'i'sjsíir la ficción de la brocha, ipir llcíKiw'Wi a p!'ddn{'.ir la nipliira drl midal pdr sus hnnlfs.
I'iii'dc lamhicii rmpli'arsc d papel de rsiañü algd grueso, ipii' im licni' el
inconveiiieiile anl.es iiidicndu. \' ipie, pnr el cnnlrario, permanece ile.xüde
y sin i'dmpei'se al ser suuielidd a la accidii di.' la brucluí y, además, se i'ecorLa bien cnti ei ciu-UiplumaH,
SÍ; emplea con niils iVei-ueiu-ia el papel de eslríiza fnerle. ipie se mihi
cninplel,amenle. ¡mies de emplearlo, coii una mi-zcla de aceite de lino y de
!:'ecanle. Cnandd esle liafHj se luillii, seco se pi'ocede al recorte, despuóa d e
haber Irazado el dibujo (-(ni iáfiiz.
Pdi' rdiimn, si se ipiiere e\dlar liidií pi'eparaídi'ui. se ciimprai'i'i en los almacenes de iibjeios de pinlura el papel espei'ial para la rdiireeeii'ni de los
eslarcidos.
('loisiUo.K ¡¡lira, rl rsltirrido.
V.]\ r i p i r . el sencillo corla pininas coi'rii'iili'
iiasla. [ii.'i'o es más ci'imudii prncurarse el inslruinenlo espeidal para recor'íir (fifi'. 1 •. I i i (rozíj de ci'islal un poco f.>rnesfj sei'i'i necesarid para (colocar
en el estarcido diiranle la upí^i-aciiui de! recnrle, X'arias broidias de direi'cn-
4
Corliiia ilc vuitnna, ndorna<ia L-OII dos motivos de* iiiniis (Ilg. i:i)
y <t<! lii lira (flg. ló) como ern'iiadrnmiotito.
5. Tapóte adornado on cadn tixtri-mo i-oii un motivo (luí;iraai)li'ü (flg. H),
rL>ul¿ado con la tira (ñg. ITit; par^ um.'inia do la mi;.^», rectángulo formado
¡jor la tira (tlg, l.'i).
ll.
Altnnilirita decorada fon motiviis <\\- \I\K\WA (HR. litj.
1,
s^^^^^^^^^
ti's liinifiños
Hi}£. •^)^ iinii
pnlclíi
y u n (.Mií^hilln
dt'
|i;ilfl;i.
Dihiíjo.— Lu C(mi[H)si('Í('iii ili'l ililuijn i's. cii-rhiiiii-iili'.
(le mitcliíi iniiMii'íaiii'iii. no si)lfiiiieiili' dcsiti' el |iui!tii ili'
N'islít (|i'C(H';ili\'u, siiin (iiinhir-n pnr(|iii' di'ltn'i'i ndnplnrst'
pri'IVuliinu'iili' ii iHin h'cnirii. lid <'ii¡il l(iiti;i ;i(lriii;is un
t'íii'McIfi' y uuii ni-ioitiiiliil;iil ciiniplrliiini'MÍi' piíi'liculnn's.
Si nn Leñemos, preclivanionlr. nuis <\ur un i-nlnndi'!
iptr (.'slai'cif. nnda lan Rcnoillo cniíin ciiliii' ul papi'l siguiini(ii) el diluijn y pi)iisri>'iiii' un vi'snlliulo riuivoiiii'Ute (B. fifi'. 3t. P r r o si ipnM'innos hacer varios iifiTiip/ulds.
cnniii nn i'ariiiin lU- uvas, pni' i'p'inplíi. Sfi'á preciso sepi;rar lus unns de ios oíros, so penn do (iblL'ncr una siInelíL Licneral borrosa (ílji'. K). Los seiinrfirpmos r e s e r vando .fjrupsos de pMpeJ nlredeiloi' de Ins LH'anns y rnli'r
'líos, de la! nuidn, qni> la cnnipi'riisii'ni ild dihujn sea
pcrrecla y lii sididc/. del eslarcido (¡urde asegurada.
Ejfcurióii.—Suslenilrcnios
en una. mesa o u n a laida, por medio de eiiinolit's, la leln (pH:> luí de d e c o r a r s e .
si;i)i'e la cual aenniodai'emos. en el silio preciso, el esIni'eidn. suji'lándide asiniisuui eon [lesns i'esislenles. Pinmedio del cneliillo dr jialein, mezclEiremos y moleremos
Ins colores ísohre. la paleüi. leniendo cuidado de exlender
una capa delgada del coluí- ulilcnido. de modo i|ni' nu se
Inmr más que con l;i cxiri'inidad dr Ins p(dos dr la lii'ocha, con la cual vendi'cmos diespué-s a golpear verücnlmente (y sin fi-olor) la lela en los sitios calados del estorcido. El color ])odr;i ser al i'deo o a la enla: es le
iillimn. con fd i'iesgo de di'scniudiarsi'. se einpli'ai'ii pre-
i;i.
mMmmmmwmmmmmfM
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7.
FrÍH)i mural, forriuirto por lii iiliiii.'iii'íúii di' motivos (io piñaa (11^ l-'l
con iiri:i lira oii Ui piírte iufiTÍor (Hü. 121.
8. Ooniria cnlirit'iiilü la jiaroii en ([im ao apo.va t'l (liviiii, umiilada n i
l»lieííiu;s con ol niolivo do pifias ifly. 16|.
0. Almohadón con motivo du girasoles (liq. U) y Hcco en los extremos.
Motivo apifias" al estarcido para el adorno di? las llyuras 4, G y 7
íiTenlemenle pai-n Ins l'ondns lijos y sin ndnquc ipiíiinra mural). \i\ cuIni' al aceili' conveiidr<-i a, todos los demfís i'ondos, iiiTivilcs n nn (cnriinas,
Irajos, ule), y adi'inás será lavable.
{'aiando se quiera ejecutar un motivo en varios colores es preciso
hacer laníos eslarcitlos como loiios. La procaución que bay que lomar es
la de Irazar sobre cada uno de ellos señales qup sirvan de guía y ¡lermilaii eslablecei'los sucesivaraenli' m la Irla pai-a rpie los matices diferentes ocupen con exaclifud sus respectivos sitios.
Ilacei- señali's o indicaciones igualmente p a r a los estarcidos destinados a mnlivns. debiendo riqielirse y enlazarse (frisos). Se ])ueden
obtener a vnhmlad unifnrmes o degradados de colores. En este último
caso, basta estítrcir iCon alguna insistencia en los sitios que se deseen
más sostenidos, y, en caso necesario, con un tono de más relieve. Se activará secar los colores mezclando en ellos secante; se procurará no
poner el estarcido del tono número 2 antes de qué el tono número 1 no
esté completamente seco; se limpiarán las broclias cada vez que so tenga
qui' cambiar de color.
Para que un estarcido sea utiJizable mncbo tiempo no se debe emplear la pintura demasiado empaslada. lo que fatiga la parte llena y
cierra ios calados. Es preciso al teruiiuar el trabajo, después de cada
'
hii •»*-•*_-,.-Tin:-r^sga
: . Mantel pequeño de niesita p a r a m e r i e n d a . Se liaco de liilo goi'dn
y se a d o r n a con un motivo central bordado ai pasado y a p u n t o díí
cordoncillo. El bordado va recuadrado por un calado lieclio en el
mantel sacando iiilos. Se completa el adorno del m a n t e l p o r u n a tii-a
de malla bordada y un calado formando j a r e t ó n , al borde del m a n tel. L a s dimensiones del m a n t e l son
.
...
2. Motivo bordado formando el centro del m a n t e l (flg. 1). Duplicando en papel de calco el dibujo aquí reproducido, se conseguirá el
iíonito motivo que a d o r n a el centro del m a n t e l . Hojas y llores se
bordan al pasado, con los tallos a punto de cordoncillo; varios puntos de nudo aligeran el conjunto.
3. E n t r e d ó s de m a l l a bordada en el m a n t e l (fig. 3). P u e d e servir
también p a r a e n c u a d r a r u n almoadón, un velete, un tapete, et*c.
SEMFERE y 0\?IEDO
ALMACÉN DE MERCERÍA
5, P0NTEJ05,
5~MñDR|D
lELÉFONO 3.700 M
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MODELOS
DE ABRIGOS
1. Aorígo de lerciupelo de lana, sombreado \:oii rayas y
tupido con dibujos irregulareH poco visibl-es. E s t a prenda,
muy sencilla de rorina, se adorna con trencillas o con cint a de terciopelo de ancho dii"erente. E ! talle bajo está m a r cado con un ciiil'urón de ayiabache, de g a l a t i l a del color de
la tela o de iinetal. Collar de piel, n u t r i a , •sh-uni/s-, cordero.
armonizado con hi tela eiejíida. P a r a esta p r e n d a se neces i t a n 3,25 m. de 1,40 m. de anclio.
2. Traje sastre de rcllainc gris guarnecido con liebre
gris y trencillas de seda gris, encuadrando ¡xiiiucaux
de
terciopelo lierninibre con cuentas de acero.
3. Abrigo con t a p a pequeña, en jicrJUihic gris fieltro,
guarnecido de cordero.
4. Traje de tarde en muflón, color ladrillo, a d o r n a d o
con nutria. Muy sencillo de línea, se compone este vestido
de una l'alda hecha de dos paños y de una chaquet-a larga.
Tela nrci'siiria: 4,50 m . de 1,30 m. de ancho. ( K i t r ó n t r a zado, figura.s 1 a 7 de la
Hoja-í^tiitlemento.)
5. Abrigo de pcrlainr, gris ceniíMi. P a r a salir por la mañana, p a r a viaje, este abrigo será confortable y práctico. Va
adornado de terciopelo negro en el cuello, los bolsillos y
puños. Según la piel de (lue se disponga, se reemplazará
el terciopelo con n u t r i a del Hudsoii. n u t r i a de Colombia,
cordero gris. L a prenda, cruzada delante, es ligeramente
niás corta en este sitio que en la espalda. P u e d e llevarse
abierta o completamente cerrada, hallándose terminada por
un gran cuello vuelto que se puede a b o t o n a r como se quiera. Las m a n g a s t e r m i n a n con una vuelta muy ancha auornada con botones. Tcht- iirccstiñu: 3,75 m. de i m. de anclTo.
(Patrón trazado, figuras 46 a 49 de la
Hoj(i-Siii)I''i¡tciiio.)
23
'_—Qg^^gXO
CONSEJOS
Las piedras pequeñas
de nuestras alhajas
Las
Ciiaado las píPtiraH finas riiiR a d n r n a n 1?:'
alhajas son e.\ecfisivamante pecnieñtis p a r a
e s t a r aKidas con g a r r a s , KP sujetan perfectamente en el metal cnn un beti'ni que se con:ponilrá (ie la aisnieiite m a n e r a :
Basta, con a b l a n d a r cola de pescado en un poco d t
agrua, despuós de disolverla en la c a n t i d a d m á s pequeña posible de a g u a teiniplada. Agregúese a esla solución la m i t a d de goma, amoníaco y dns p a r t e s de
res i n a - m á s t i c p a r a seis partes de la solución de cola.
A n t i c i p a d a m e n t e se h a b r á n dÍHuelto estas dos ú l t i m a s
sul>stanciíi,s en 12 partes de alcohol de !)() grados, E s t a
prepación debe conser\'arse en un l'ra^co bien iaph
do, y se la reblandecerá al baño m a r í a en el momento (le ser\"irse de ella.
Para limpiar los pisos J e m a d e r a
PARA SER BELLAS
encerados.
E n t e n d e r el e n c a u s t o
sobre un pedazo de l a n a
por medio de un palito,
luego u n t a r el piso, teniendo cuidado de que el
(;ncansto n o se deposite
en capas espesa.s; dejar
que se se(|ue y frotar, desdi- luego, con un Irapf'
de lana, en seguida con el
(•(;pillo. Los cepillos p a r a
loH pisos se l i m p i a r á n con
esencia, de t r e m e n t i n a .
Algunos pisos cuyas tablas n o j u n t a n bien retienen el polvo en las bendiduravs, y p a r a s a l v a r este inconveniente se colman los vacíos \-ertiendo u n a mezcla b a s t a n t e espesa de cera
a n i a r i l l a y esencia de t r e m e n t i n a , qui' no es o t r a
cosa que i>l encausto muy consistente, solificándose al
secarse. Los del oficio emplean la mpzcia siguiente,
fácil de p r e p a r a r : F u n d i r en el baño m a r í a u n poco
de cola. Cuando la cola esté fundida y muy clara, añad i r a s e r r í n de e n c i n a : el conjunto debe q u e d a r lo
s u n c i e n t e m e n t e líquido p a r a que .se pueiia v e r t e r con
el gollete de la cacerola en las r a n u r a s del piso.
Con u n cuchillo usado o un rascador quítese el
excedente de la mezcla. Si la cola espesa demasiado
pronlo, enfriándose, volver a c a l e n t a r l a al liaño maría y c o n t i n u a r la operación. Cuando todas las ranur a s se hallen encoladas y completamiente secas se procede a d a r el encausto a la liabitación como de ordinario. Algunos c a r p i n t e r o s e m p l e a n la composición sig u i e n t e : En el iKiño m a r í a funden l a cera amarilla, a
la cual a g r e g a n sebo o vela de sebo. Cuando esta mezcla se h a hecho liquida se le a g r e g a blanco de E s p a ña, reducido a polvo finísimo; no debe omitirae un
poco de flor de azufre; déjese secar complelamiente
a n t e s de d a r el encausto al piso.
He aquí u n a buena recela de encanslo p a r a los pavimentos de m a d e r a : P o n e r al fuego un recipiente que
c o n t e n g a t r e s litros de agua, en ios cuales se proceder á a fundir -^00 g r a m o s de cera a m a r i l l a corljida en
pedaci(-o«; 125 g r a m o s de jabón de Marsella o de jabón verde en p a s t a y 100 gramos de potasa blanca.
Cuando e s t a s s u b s t a n c i a s estón disueltas y bien mezcladas, sin llegar a la ebullición, se r e t i r a el recipiente de la l u m b r e y se a g i t a la mezcla h a s t a su total enfriamiento.
No manchéis los cepillos.
Caso de que el cepillo de la
ropa h a y a estado en contacto con a l g u n a m a t e r i a grasienta. póngase en im plato
iiondo u n a mezcla miilad de
álcali y m i t a d de agua.
S u m é r j a s e el cepillo, pero p r o c u r a n d o rjue la mezcla no toque a s u m a d e r a o a s u embutido,
Al cuarto do hora do su inmersión, aclararle en
a g u a c l a r a y e n j u g a r l e , cepillando com él u n a toalla,
I*ara l i m p i a r los cepillos p a r a la cabeza b a s t a con
e m p l e a r el p r o c e d i m i e n t o sencilU.simMí de frotar fuert e m e n t e las c e r d a s con salvado.
SI éstas, con el uso, se h a n vueHo demasiado flexibles, es t a m b i é n fácil h a c e r l a s recobrar su rigidez
p r i m i t i v a , mojándolas en álcali y dejándolas secar
arruj;as.
¿Cuánlo preocupa a las mujeres los surcos tiue los
años dejan en su cai-a7 Todas las mujeres desean reli'asar lo m á s posible la acción fie los años, y, por lo
mismo, a todas inleresa eslías recetas, mát; o menos
eficaces, pero todas inol'ensivas, que pueden hacer desaparecer las an-ugas iniciales que estropean su biv
lleza.
Pueden darse los p r e p a r a d o s en fricciimes o en aplicaciones en forma fie caret'a.
Loción contra las arrugias.
I>!í mixiur:', cuya fórmula de preparación so debe
al inglés C. .lames, es asl.Tingento y tónica, y, por
tanto, puede devolver a la piel la elasticidad y la tensión perilida, causa de las a r r u g a s .
E s t a fórmula debe de e m p l e a r s e principalment-e
(;omo p r e v e n t i v a , es decir, cuando empiezan a n o t a r s e
las a r r u g a s .
Fórmula:
Agua de rosas
Leclie espesa de a l m e n d r a s
Sulfalo de a l ú m i n a
So disuelvti bien y se
200 g r a m o s .
50
—
I
—
fillra.
Los brazos blancos.
E s t á p l e n a m e n t e d e m o s t r a d o que p a r a la b l a n c u r a
(le ¡os brazos, m á s aún que p a r a la de las manos, contribuyen en g r a n miiuera los cuidados de tocador. Deado luego, al practica, ei colidia.no aseo, so lavará los
brazos con a g u a jaboTiosa adicionada con a l g u n a s got a s de amoniaco. No b a s t a j a b o n a r los brazos Í\<^
lii, m u ñ e c a al codo y del codo al h o m b r o ; la jabonad u r a debe sor al mismo tiempo un masaje. Con el
brazo bien exlendido se le í r i c c i o n a enérgicamente
con la loción jiiibonosa, subiemio sin detenerse de !a
n m ñ e c a al ht)mbro d u r a n t e Ires m i n u t o s . Una cuidadosa e n j u a g a d u r a coTupletará la operación, y ilcspués
do tener secos ios brazos fricciónense con a g u a de CÍÍlonia.
Evítese t e r m i n a r el Ubvado ele los bi-azos como practican por tradición d e t e r m i n a d a s personas, ipie dO:;
pues de enjuagarlos y secarlos, vuelven a pasar p o r
ellos la espuma ÍIO jabón y la enjugan, sin cuidarse! de
aclararlos nuevamente. L a s p a r t í c u l a s de jabón que
quedan adlH-i'idus al brazo. Ifjos de suavizai' la. piel,
la ponen, al contrario, nigosa.
Igual que la c a r a y las manos, los brazos deben
lavarse y a c l a r a r s e con a g u a templada.
E s t e sencillo t r a t a m i e n t o , que casi siempre produce r e s u l t a d o excelente, tiene las obligaiias excepciones
origiñafias por un t e m p e r a m e n t o a r t r í t i c o o perlurliacióii gástrica.
Puede completarse la conservación de la b l a n c u r a
de los brazos con u n a ducha de aguíi lan cal i ente
como puetla s o p o r t a r s e sin molestia.
El c u i d a d o d e l a n a r i z .
F r e c u e n t e m e n t e en el invierno se ven narices enc a r n a d a s comw pimientos morrones, narices consteladas de sabañones, narices h i n c h a d a s , abotargada,'-',
que, n a t u r a l m e n t e , oau.san la desolación de sus encantadoras propietarias.
V nri obslantc; es fácil do evitar, por medio de la
higiene, esta.s moleslas alteraciones, si no provienen
de la constitución individual.
En los lavados de nariz hay que e v i t a r t o t a l m e n t e
las fricciones.
Si se tienen p i c a d u r a s o jiuntos negros, c u a n d o se
hayan quitado es preciso c a u t e r i z a r la pie! con una
gota de é t e r sulfúrico; esta c u r a insignificante es
preferible a la que p u d i e r a h a c e r s e con alcoliol a a g u a
de Colonia.
E n todo tiempo se debe p r a c t i c a r m a ñ a n a y noche
aspiraciones de a g u a borlcada, enjugándose con un
pedazo de museltina fina.
Salvo en caso de romadizo, no debe nunca u n t a r s e
p o r la noche la n a r i z con vaselina borlcada, mentolada u otra, pueíi al p r i m e r frío como al menor bochorno, se pondrá la nariz luciente.
Las p e r s o n a s que sean p r o p e n s a s a u n a ligera congestión después fie la comida, deben s u p r i m i r el vino,
las bebidas alcohólicas y las salsas con especias.
24
COSAS RARAS
La mina más profunda del mundo se halla
en ol Brasil, y (lista de Rio J a n e i r o u n a s
trescientas millas. L l á m a s e l a de "Morro
Vellio", pertenece a u n a Comj)añta inglesa,
que la explota, y alberga eii sus enti-añas
yacimientos ile oro (|ue parecen inagolables.
Las profundidades combinada.s de sus distintos pozos a r r o j a n un tí)lal de 5.82! pies,
es decir, más de u n a milla por debajo de la superficie fiel sufílo. En su fondo se disfi-ula u n a temperat u r a agi-adable. Lleva prodiiciiios m á s de 55 millones
de libras oro, y su r e n d i m i e n t o anual excede do
700.000 libras oro. Es, por consiguiente, la mina aurífera m á s profunda y rica del mundo... m i e n t r a s fiue
otra nolicia de esta índole no demuestro lo coiiti-ario.
En u n a revista industrial francesa se inshu'ia el
proyecto de explotar CTI g r a n d e escala la "seda de
a r a ñ a " , que tan excelentes resultados dio fabricada
an pequeñas cantidades, A este propósito rfcuerdo
q u e ( | u i e i i , como suele decirse, "trajo las gallinas", fué
un sabio misionerf», el reverendo P. Cambroné, insigne n a t u r a l i s t a , descnbi-ldor de la "Nepliila". do Madngiiscar, antiral)le a r a ñ a profliic.tfu-a de scfla. E s t e insecto leje fibras de conslderal)l(? longitud; uno de
ellos produjo l.!)00 metros en diez d í a s ; otro, 1.500 en
siete; \\n tercero, -1.000 en tiuince. Enceri'iulas en u n a
caja p r e p a r a d a convenientemente, las a r a ñ a s in, ti-abajan COTÍ regulaiNflad si a n t e s no se las emboi-racha
con los vapores del cloroformo, del alcívliol o del éter.
Su, sed!', aparece cubieile, fie wm: resin;', viscosa, do
la cual es necesario l i m p i a r l a inmediataniíínle. Des])ués de lavada, puede competir con ia seda mejor y
nijis resi.slenle.
Lo mismo cal)e afirmar de los "b.vssus" o paquetes <le hilos de seda que ciertos mariscos—por ojeniplo, las almejas—segregan p a r a a d h e r i r s e a las rocas. En algun;us regifuies <le Sicilia se emplean esos
filamentos en la confección de d i a l e s , g o r r a s y g u a n tes, que se venden, p r i n c i p a l m e n t e en los mercados de
Palermo y Lncques, en cuyo Hospicio de huérfanos
funcif)nan unos magníficfjs lalleres de e.sa iiulustria.
En opinión de las inteligentes, l a n t o la seda de a r a ña como la llamada " m a r i n a " , constituyen m a t e r i a s
de p r i m e r a calidad, aventajando a nniciios <le los
producios íiue C(ui e] nombre de sedas se expenden
p o r esos comercios. P o r mi parte, pienso (|ue deben
s e r muy r a r a s o c a r í s i m a s , poniue ni u n a sola vez l a s
h e visto a n u n c i a d a s ni expuestas en los escaparates.
Sabifio es (|ue los chinos, como a n t i g u a m e n t e los r o m a n o s ,
castigan a ciertos reos cubrif'milfiles lie miel el cuerpo y expotiiéndf)les después,
conipletamen te desnudos, al sol, c e r c a
de u n a c o l m e n a o de un avispi'ro h a s t a f|U(i sucumba en u n a
ati'oz agf)nía.
No calHt i m a g i n a r nada m á s
hf)rrible ni odioso. P e r o si, según suele decirse, no
hay rosíLs isln espinas, fa.mbién puede o c u r r i r que, en
ciertos caso,s, las e s p i n a s míis agudas se transforniien
en lozanas remas. En efecto, parece que las p i c a d u r a s
de abejas y ¡wis7)ius tienen la v i r t u d t e r a p é u t i c a de
fibrar como revulsivf)s muy poderosos, " b a r r i e n d o los
h u m o r e s m a l i g n o s " ; el sutil veneno destilado p o r
los insectos se e x t r a v a s a en la s a n g r e y n e u t r a l i z a
al p u n t o dichos malos h u m o r e s . El doclor Lender,
de P a r í s , declara h a b e r s e curado un p e r t i n a z r e u m a tismo que padecía on el brazo derecho dejándose p i c a r
en él por una avispa. Y otro mcídico alemán afirma
haber emplearlo el mismo p r o c e d i m i e n t o — e n el cuello,
en los costados y en el pecho—en u n a bronquitis, quedesapareció rápidaimenfe.
Bien están esas experiencias, p e r o son d e m a s i a d o
dolonisas p a r a someterse a ellas; m á s h u m a n o se m e
a n t o j a ol s i s t e m a de otro doctor l>erlinés que. en vez
de utilizar la acción directa de las abejas y avispas,
recoge su veneno, y a base de 61 compone u n aceite
especial, qne aplica en inyecciones; éstas, según testimonio de insignes eminencias médicas, s u r t e n r a d i cales efectos sobre los e n f e n n o s de r e ú m a y de las.
vías r e s p i r a t o r i a s . De todos mloílos, se t r a t a de insectos m u y peligrf)sos, de los cuales debeinos buli
aiempre. •
.
.
.
NUEVOS
LOS LIBROS
df'Hemos lie confesar tiiif no coiioclamotí (le D. Amos de Kscahmlc
o(,Ta cosiL que la rpl'crenciíi coiil.iiiiiii tie MpiHíndeií Pehiyo. Al doblar
hoy la últiniji pájíina de /'<7 MunzimarCN al Darro, al r e c o r d a r las de
J-Jii 1(1 Phiiia. Co^lttN II iiuiiifdiiii.s y
Anc Miirin .S7(7/;/. al nieditíii" smbre
ellas, liacciuoR a D. Ainós de Escalaiile un iiiKíir e/ilre los elosidos por n u e s t r a devoción
l i t e r a r i a , VJH efecto; HU prosa es u n a pra.sa dúctil, Inminosa, uiu-sical. El interós del a s u n t o se va enjíav/.audo en la Huea melódica del estilo con nii i'ítnio
([ue arrasli-a dulcenien(-e. Y asi el a u t o r nos lleva caulivados al liual de la obra sin la m e n o r falifííi. sedn::i(Ío.4 i)or el nii'iKici* poder de su a r t e . (*).
Sucede con frecuencia (lue el espaldarazo acadómico surt'e Tálales
eTecloH sobre la fecundidad de un
autor. Y de este modo no os r a r o
ver cómo se \'an anquilo.sando en
las polti-onas de la.s doctas Corporaciones IOÍ; infíenios m á s férl'iles.
No ocurre así con 1). Jacinto O. Picón, el insifíiip ncveli.'íla, (¡ue con
]as rafees bien sujetas al suelo clásico, tiene toda la
inquietud {le IOH m á s audaces innovadores y conserva
Ion bi'Ios de un mozo. H e aquí niui de sus obras má.s
recientes, Stifrímifiito.
cuya reedición liemos recibido,
líecomendanios su lecl'ura a lo.s a m a n t e s de la novela
española castiza, sana, de porte .señoril, libre del mor1)0 (|ue iulir:ciona hoy los ca.tá.lotíos editoriales.
La múlliple personalidad de Zamacoi.s, sil obra polifacética, oTrecen lema p a r a innumei-'ables y curiiisos ensayos de crítica. Acaso sea
en CofífcNioni'N tic nu niño (levante
—esla genial novela que recibimos
hoy—dundo la persoTialidad de Zamacois, novelista, se destaque con
rasfios m á s briosos y con caracteres
m á s definidos. Un crítico paciente enconti-aria mucluts
Jilinitiades espirituales, niucbas coincidencias de pro•cediniienl:o, m u c h a s semejanzas ii-sicológicafi, entre
CoiifrNiüiirs (Ir un niño drcrnlc y las m á s g r a n d e s
nox'ela.s de Galdós o de Balzac.
He aquí, lector, un formidable novelista que acaba de tener un triunfo resonante, José F r a n c é s se ha
e n c o n t r a d o a sí mismo en su admii-aliie novela I^a vuiz flotantr. libro de anil)iente regional y. sin
"lubarfio, de un i n t e r é s univer.sal
porque aípielliis alma.s son de todas
la.s latituíie.s. Las descripciones j u s tas, ricas a pesar de la sobriedad, nos sugieren el recuerdo (le los cuadros de líegoyos. Los personajes, Ileno.s de esa misteriosa iiif|uiel'ud de las gentes del
n o r t e de E s p a ñ a , i)arecen vivir, s e n t i r y r e s p i r a r al
través de las póginaa de IJ<I raíz
flotante.
=5^5==^=?^Nuestros príncipe.s de la liier a t u r a desdeñan, por lo común,
el cuento, por [)arecerles, sin
duda, género liviano, indigno de
ser cultivado por los proceres.
Contra este criterio equivocado
y por desgracia tan frecuente,
se alza en E s p a ñ a la i l u s t r e
figura de u n a mujer. E s t a mujer es Concha Espina, que publica esle mes un libro de cuenloü. donde una vez más .supera a cuanto do liernn,
atract'ivo, liondo y d ú l c e s e lia escrito en estos últimos
tiempos. P o r un madrigal de media docena de versos,
pasó a la inniorlalidad G u t i e r r e de Celina. P o r cual(iitiera de estos cuentos, la aiHora de ¡>\ilee nomhvc
pudiera p a s a r también al puesto de los elegidos sí
sus obras gigantes—Lti E.sfiiií!e ni a vn (jala y ICl metal
de líi.s iiiiierlos. s i n g u l a r m e n t e — n o la hubieran colocado hace tiempo en la cabeza de la hueste l i t e r a r i a
española. (*)
Eiiciillili'l'ii¡ii:iú(i (lii ('uiTü rii|iiijaili) v piílircnniiulii.
El dificilisimo género de la novela histórica tiene
de anl'año sus más ilustres cuKii'adores en la Gran
Bretaña. La baronesa de Orczy es boy la escritora
inglesa tine lia alcanzado más difusión con u n a serie
(¡e novelaw liisióricas. de las que es eje y c o n c e r t a n t e
un personaje interesantísimo. "Pimpinela E s c a r í a l a " ,
(lue, situado al mai-gen de la llovolución Francesa, es,
sin embargo, actor principalísimo de aquel patético
período de la llistoi-ia de! mundo. I:'l iii¡.stiTÍa.sti Pimpinela se tidiia la, úllinia novela t r a d u c i d a en ciust'eilano. Y el intei-és draiuáUco, la delicadeza, el senlimienl.o de este libr(t de la baronesa de Orczy aou suiierinres a los de sus demás obras auteriorment'e tra('ucidas. (•*)
Pocas cosas tan i n t e r e s a n t e s en
el campo de !a novela española contemporánea como la evolución de
Alberto Insúa. iniciada en La Jiiilalta •^eiilim>-nt(tl. pro.seguida en
[Aiíi fronirraN de la pasión y cristalizada b r i l l a n t e m e n t e -en í'» corazón hurlado, su ú l t i m a producción. E s t a novela está escrita inaravillo.sainuiile. desborda de interés, de emoción, y la
nota sentimental se m a n t i e n e tensa y v i b r a n t e como
el //(•(/ de u n a sinfonía. Además, esa novela, que es
la novela de una mujer, está escrita p a r a las mujeres y puede ser puesta en manos p u r a s . (*)
J o s é María de Acosta es. e n t r e
los nuevos astros de la novela contemporánea, uno de los que brillan
con luz mius propia. Su triunfo con
¡•Jntrc ialdaji anda r¡ juc.íio fué rot u n d o , y con él este joven m a e s t r o
de la novela se consagró definiti^•amente. Sus lectores, y sobre lodo
sus innumerables lectoras, reciben
u n a g r a t a sorpresa, s e g u r a m e n t e , al bailarse con la
nueva producción de J o s é María de Acosta, t i n i l a d a
Al vaho de los años mil.... deliciosa novela .para ser
leída por lodo.'í. (*)
Un caso único en la h i s t o r i a de la librería moderna
española lo constiliiye el éxito de las novelas de t r e s
mujeres extranjeriis las tres, M. Maryan. J e a n n e
de Coulomb y Delly, cuentan con un n ú m e r o de lectoras en verdad sorprendent;e. El a r l e s u p r e m o del
rscriliir helio, ese a r t e que, como nadie en el mundo,
tienen los franceses, está representaiio brillant-emenfe
en esla.s tres ihislres novelistas, h e r m a n a s espirituales, por la emoción, la t e r n u r a , el sentimiento y la
(ielicadeiía. Nueslra.s lectoras delien apresurar.<e a leer
l.a í.s7(í '•nrantaila. de J e a n n e de Coulanib; La •'''ohrinft
del Vizconde y Ormcla-'i. de M. Maryan, y Kl final de
una Walki/ria. de DelIy; ú l t i m a s traducciones en castellano de esta,'! tl*es notables escritoras. (*)
L a Casa Rodríguez H e r m a n o s , de Burgos, prosigue
su obra patriótica, editando primorosos libros p a r a
n¡ño.s.
Vivirá u s t e d u n a s h o r a s a g r a d a b l e s
leyendo:
R E C O R D A M O S
(II
"ni.Í(;r y
*nii,' iiDs
"ii'l. Kln
Es lastimoso este afán de un grullo de escriture.^ que han dado en
l l a m a r s e liumoristaN. de e m p e ñ a r s e
en ser graciosos "a la inglesa", mixtificando su indudable lemperanieni'o cómico y ajiislándole a un procedimiento de observación que les
es extraño. No hace esto D. J u a n
Pérez Zúñiga. que después de muchos años de labor diaria, conserva su gracia "a la
española" con u n a lozanía como la que retoza en las
páginas divertidísimas de Ai-eiitura.': estuprndaíi.
que
acaba de publicar en su ya n u t r i d a colección de obras
completas. E s t e vel'erano paladín del gracejo español.
ha obtenido con su nuevo libro un e n o r m e éxito. (*)
Hemos recibido el tomo 14 de la Enciclopedia Universal ilustrada de Espa-sa. E s t a obra es un monumento que honra a E s p a ñ a en todo el m u n d o y que
])one muy alto el nombre de Cataluña.
Miicbo t e m í a m o s que el ilu.st're académico Sr. Gutiérrez Gamero p r o l o n g a r a excesivamente su silencio
fn el campo de la novela, cuando nos soi-prende con
^11 Corrciñdor de Ahiiíifiro- hL m á s interesante, castiza
V
. bella de sus afimirables uo\-elaH. El a u t o r de Lo.v dr
»ii lieinpii renueva lH)y los éxilos obt-enidos cmi sus
olivas anteriores, agotada.^ siempi'e por un numeroso
m'icleo de lectores, apenas salidas de las preiisas. (*)
•ii las suK/criptoras de LA AIOHA Ei.[:(;A.\ri-: el dereclui
'iue íienen a recibir gral is la preciosa novela de
M, 'Maryan, l-'.l piiUirio rii\h>. y un patrón cortado a
^11 medida d u r a n t e cuakinier é|)Oca del año y de cual'Hiier ílgurín. E s l a concesión, (pie supone un 50 por 100
•del im,porte del abono, la disfrnljirán las'su,scriploras
por doce meses. Las s u s c r i p t o r a s por seis meses recibirán la novela t-iin dereclio al p a t r ó n .
=S)
K'ifu.idi'niiii-irtii "liolniKio.san de (•[•(•tona, i'nn i'l luiuo tit' CUITO i'iaro,
loJTicloa de pit'l ciilimarido i'iiii la rrclona.
Ctienton, Concha Espina. 4 pesietas. Yo castigaré. El
Mistcñono Pimpindii,
Baronesa Orczy, 4 pesetas. Cetro
de Oro. La 7,sí(i encantada. J e a n n e de Coulomb, 4 pesetas. La .sohriua del Vizconde, (irni:Cla.s, ¡AI Gran Ley,
M, M a r y a n . -1 pesetas. Kl final de una
M'allciiriu.
Delly, 4 pesetas. Entre laidas anda el .M"'//"- •> peselas; Amor loco ji amor cuerdo, 4 pesetas. Al cabo de
tos años- niü. Joaé María Acosta, 5 pesetas. Un corazón burlado, A. I n s ú a , 5 pesetas.
iiilaliui'Tilr rxi'iUiis di- ¡iiisají'.'; i|iic piir Sil i-eiilianio, aiini]iu' i'slf son <1IÍ un iilto sentido
iiiiinil. piii'dan un wv d.-l acniíUi de nl^'ilii li'cli.r. I'or lo (¡ilitit, tus Wbvw iinf s^nnlndos (•!
inn'di'ii iioiicvsi' i'ii nimios (íi- lodoa.
iJodlrarcíiiitm iil lilini iii.a inl^íina uii-iisiiiil, .iH'iilus al iurJiTüiiilrum iiili'li'riiial di.' la
n pniijoriiidiiai-lv !•! li'^fllino y rudd,' .'íida/, lU' la Ici-liini. Tiidi's los jiiu-os di'
<irii]iiiiiiii-i Hcrrin, II la liar ijiir di' mi m-aii valnr liliTiirlii. fli- una ¡ilisululu uinralli|i[i' SI"!!" ai)Uidliis si'fialailns ron nn :is(i't'isi'ii i ' i i'slfin
ciTiíiai-pi di' rnOi, ¡UIVITUUI
La Libi-oría de Renacimiciito (Preciados, 46, Apartado 45, Teléfono 4058 M, Madrid), suministra a los lectores de LA MODA ELEGANTE,
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, .
25
•••\
Un Idilio y un crimen misterioso.
(Continuación.)
"La viuda del financiero no recordaba exactamente,
d u r a n t e la prueba, lo que dijo a su esposo. Creía h a b e r
p r e g u n t a d o a su supuesto m a r i d o si había paseado en
a u t o . . . ¿Qué hizo entonces el desconocido? En mi opinión, llegamos a un hecho de snipreniíi importancia.
Me le imagino en pie. p a r a d o a n t e el tocador, es'cuchando los desenfrenados latido.s de su propio corazón. No solamente responde a la joven con la voz de
Manderson, sino que v o l u n t a r i a m e n t e la explica que,
de repente, liabía resuelto enviar a Marlowe a South ampton, en a u t o , para que le trajera cierlofs informes
iniportantefí concernientes a un hombre que debía partir en la nuañana s i g u i e n t e en un rápido con r u m b o
a P a r í s . ¿ P o r qué esoíí detalles de p a r t e de un h o m b r e
que, desde varios meses a t r á s , f^e m o s t r a b a tan reservado con sil mujer? ¿ P o r qué todos esos detalles que
no podían i n t e r e s a r l a ? ¿P'tr f/i/r lodoN rnoN (¡rUtllrs
sobre
Marloivrf
"AI llegar a esite punto de mi relato, paréceme conveniente proponer las soluciones de los reatantes problema.'í. Quizá e n t r e las diez—liora en que partió el
auto—y latí once. Manderson fué asesinado de un tiro,
sin duda a b a s t a n t e distancia de la casa, y a q u e nadie
oyó la detonación, fíiendo a r r a s t r a d o el cadáver, depositado cerca dei la choza y despojado de sus p r e n d a s
e x t e r i o r e s : desipués. a eso de las once, un h o m b r e que
nn era Manderson, pero que llevaba los zapatos, el sombrero y la pelliza de Manderson, penetró en la biblioteca por la v e n t a n a del j a r d í n . E r a p o r t a d o r de los
p a n t a l o n e s negros; del chaleco, del abrigo lie a u t o m o vilista, de la d e n t a d u r a a r r a n c a d a de la boca de Manderson y del a r m a con que éste acababa de ser asesinado. Ocultó todas aquellas cosas y llamó al a y u d a de
cámara, sentándosie a n t e s al telófono, con la precaución de" conservar puesto el sombrero y volver la espalda a la puerla. P e r m a n e c i ó telefoneando m i e n t r a s
que M a r t í n estuvo en la biblioteca. Después, subiendo
al piso s u p e r i o r , e n t r ó t r a n q u i l a m e n t e en el c u a r t o
de Marlowe y g u a r d ó el revólver que había s|ervido
p a r a c o m e t e r el crimen—el revólver d e Marlowe—en
el e s t u c h e colocado sobre la chimenea. Luego se
e n c a m i n ó al d o r m i t o r i o de Manderson, puso los' zapatos delante de l a p u e r t a , depositó la d e n t a d u r a
en u n vaso de agua, m u y cerca del lecho, y eligió
un traje completo, un p a r de zapatos y u n a corbat a e n t r e las p r e n d a s q u e figuraban en el g u a r d a r r o p a
del m u e r t o .
"Aquí i n t e r r u m p o un i n s t a n t e mi exposición de
los actos del desconocido p a r a p l a n t e a r una cuestión
indispensable:
"¿Quién era el falso MandP.rtionf
"Revi.sando lo que s a b í a y lo q u e se podía suponer casi con certeza, formulé las cinco proposiciones
siguientes:
" P r i m e r a . El se hallaba ligado í n t i m a m e n t e al
m u e r t o . No h a b í a cometido ningún e r r o r desempeñ a n d o su papel a n t e M a r t í n , ni h a b l a n d o a la señora Manderson.
"Segunda. F í s i c a m e n t e se asemejaba mucho a
Mandersim. s^obre todo, en c u a n t o a la e s t a t u r a y
a n c h u r a de liombros. lo que d e t e r m i n a especialment e el c a r á c t e r de u n a s i l u e t a vista de espaldas y sent a d a , c u a n d o fíe oculta la cabeza y el cuerpo está
revestido de ropas ampUa-S. No obstante, sus pies
eran m a y o r e s que los de Manderson. aunque no mucho m a y o r e s .
"Tercera. E r a muy hábil como m i m o y como act o r ; quizá, en este orden, tenía experiencia personal.
"Cuarta. H a l l á b a s e en absoluto al c o r r i e n t e de las
c o s t u m b r e s de la casa Manderson.
"Quinta. Le e r a indispensable h a c e r c r e e r que
M a n d e r s o n vivía y se h a l l a b a en ¡íu casa h a s t a m u cho después de media noche del domingo.
"He aquí lo que a d m i t o como cierto. P e r o no podía ir m á s lejos: y a efio e r a mucho.
"Aliora consignaré, c o r r e l a t i v a m e n t e a los p á r r a fos n u m e r a d o s , algunos d a t o s concluyentes respecto
d e J o h n Marlowe. que h e sabido por él m i s m o y por
otroíi conductos.
" P r i m e r o . E r a el s e c r e t a r i o p a r t i c u l a r de m í s t e r
Manderson. r e i n a n d o gran i n t i m i d a d e n t r e ellos desd e h a c í a casi c u a t r o años.
"Segundo. T e n í a n la m i s m a e s t a t u r a , unos seis
pieE) de a l t u r a , siendo ambos fornidos y algo cargados de hombros. Marlowe. veinte años más' joven
que su jefe, e r a m á s delgado que éste, a u n q u e él
eozaba de u n a s a l u d y un vigor envidiables. Los zap a t o s de Marlowe, de los cuales h e e x a m i n a d o var i o s p a r e s , o s t e n t a n un n ú m e r o m á s alto que los de
Manderson.
"Tercero. En la t a r d e de la p r i m e r a j o r n a d a dn
•mis pesquisas. de.=5)ués de h a b e r abocado a las conclusiones a que h e aludido ya. envié a un amigo ínt i m o — m i e m b r o de uno de los colegios de la Univers i d a d de Oxford y g r a n e n t u s i a s t a del T e a t r o — u n
t e l e g r a m a r e d a c t a d o en los términos] s i g u i e n t e s :
"Dígame cuál fué la reputación de J o h n Marlowe
comió actor-aficionado en Oxford, d u r a n t e la ú l t i m a
diécada. Muy u r g e n t e y confidencial."
"Mi amigo me respondió con este segundo telegrama, que recibí en la m a ñ a n a siguiente, m i e n t r a s que
se cplebraba la prueba j u d i c i a l :
" D u r a n t e t r e s años, Marlowe fué miembro del CIu"b
<IramátÍco de la Univer.9idad de Oxford y pre.sidente
del mismo en 19... Desempeñó los personajes de Sliakespcaro, sobresaliendo en los característicos y en las
imitaciones. Se distinguió notablemente en ciertas
mistificaciones históricas,"
"Ocurrióseme e n v i a r el despacho que me proporcionó u n a r e s p u e s t a (an valiosa, descubriendo sobre
la chimenea de Marlowe u n a fotografía donde aparecía con dos amigos' vestidos con lo.'V trajes de los
t r e s c a m a r a d a s de Falstaff. con u n a cita de fjiíí a'lc(ircN (UimtiilrcH tlr Wiutí-sor. Anoté que la fotografía
ostentaba la dirección de un InduHtrial de Oxford.
"Cuarto. D u r a n t e sus relaciones con Manderson,
M a r l o w e convivió con él la vida del hogar. Nadie, a
excepción de los criado.'j. tenía t a n t a s ocasiones como
él p a r a conocer todos los detalles de la vida conyugal
d e Íos| Manderson.
"Quinto, H e adquirido la certeza, sin que sea posible d u d a r acerca de este punto, de que MarTowe
llegó a su hotel en Soutliampton a las seis y m e d i a
de la m a ñ a n a del lunes. Al p u n t o se dispuso a ejecut a r la comií^ón que. según la afirmación hecha a la
fíeñora Manderson por su falso esposo, le habla confiado su jefe. De.spués, regresó en auto a Marlstone.
donde supo con t e r r o r la noticia del asesinal-o,
"Tales son, en mi opinión. los d a t o s concluyentes
en orden a Marlowe. E x a m i n e m o s a h o r a el dato número cinco, correlativo a la conclusión q u i n t a concerniente al falso Manderson.
"En p r i m e r t é r m i n o , quiero l l a m a r la atención sob r e un detalle i m p o r t a n l e . La luiica persona que ase•gura Iiaber oído a Mander.son lial)lar de SouMiampton. a n t f s de p a r t i r en auto, cs Marlowe. .Según sus
manifestaciones, confirmadas b a s t a cierto punto por
lo que oyó el a y u d a de c á m a r a , el viaje a SouthalTipton fué concertado d u r a n t e una conversación parl i c u l a r que él sostuvo con su jefe, antef^ de su p a i i i da. Cuando ¡e interrogué, no pudo decirnuí' por qué
Manderson encubrió .sus intenciones p r e t e x t a n d o un
píuseo a la luz de la luna, en conipañí.'i úi\ Marlowe.
Sin embargo, este detalle no atrajo la atención. Marlowe tenía u n a c o a r l a d a ind¡sculil)le por hallarse
p r é s e n l e en Roiithampton, a lasi seis y media. Nadie
le sospecha a u t o r de un ases'inato que debió ric com e t e r s e después de las once y m e d i a de la noche, a
c u y a h o r a se acostó M a r t í n . No olislante. él fué el
Mander.son que regresó de la excursión n o c t u r n a y
quien h a b i ó de S o u t b a m p t o n a dos persona*, llPgando h a s t a c o m u n i c a r por teléfono con un hotel
de Southam,pton, y dirigir a la persona que le conIe;-<tó v a r i a s p r e g u n t a s que confirmaban la hisloria
d e la comisión de Marlowe.
"En "-F-lo Se ocupaba cuando M a r l l n
biblioteca.
CASA n LOS SOMBREROS DE LUTO
entró en la
17.:S;Í;;,"Í:
Precloi (IA ^ran economta. I.A KLEOANCIA. Fufincarral, 10, pral.
"Ahora, esitudienw)s la coartada. Si Manderson se
bailaba en casa aquella noche y si no salló de ella
lia,s(a después de las doce y media, e r a Imposilile
que Marlowe estuviera cojiiplicado d i r e c t a m e n t e en
el c r i m e n . I m p o r t a t e n e r en c u e n t a la distanciji f|ue
s e p a r a a Marlstone de S o u t b a m p t o n . SI partió de
Marlsjtone en auto a la h o r a en que se supone que
lo hizo—es decir, e n t r e diez y diez y media—con un
encargo de Manderson. h u b i e r a podido m u y fácilm e n t e franquear esa distancia en tal lapso de tiempo, P e r o le hubiese Sido Imposible a c a u s a del auto,
una m á q u i n a de cuatro cilindros, de u n a fuerza media, llegar a Soutliamplon a las seis; y media, a menos de h a b e r p a r t i d o de Marlstone, lo m á s tarde, a
las doce. Los inteligeTites en automovilismo reconocerán que n a d a se podía a l e g a r c o n t r a Marlowe.
"No obstante, si los) hechos hablan ocurrido de man e r a muy d i v e r s a a como a p a r e c í a n ; si Manderson
había m u e r t o a las once, y si a esta hora Marlowe
le s u p l a n t a b a en " W h i t e Gables"; si Marlowe e n t r ó
en el d o r m i t o r i o ríe s'u jefe, ¿cómo a r m o n i z a r todo
esto con su presencia, a la m a ñ a n a siguiente, en
S o u t b a m p t o n ? Jlehió snlir rfr Ui rusa niii que vndir
le viera ni oyera, y partir en el auto a nieitin noche.
"Marlín, de oído m u y fino, a g u a r d ó en la oficina
h a s t a media noche, con la p u e r t a abierta, acechando el t i m b r e del teléfono. E s decir, M a r t í n e s t a b a de
g u a r d i a cerca de la escalera, de la única escalera
<|ue conducía al pis'o superior, E s i a liificullad iiofi
conduce a la ú l t i m a fase, que es también la m á s
emocionante de mi información. T e n i e n d o m u y p r e sentes en la m e m o r i a los hechos e n u m e r a d o s , pasé
el resi,to de !a j o r n a d a que precedió a la prueba j u d i cial h a b l a n d o con lüversas per.fonas y revisandf) mi
teoría, en la cual no descubría m á s que un punto débil: la espera de M a r t í n , que se prolongó hasta las
doce y m e d i a . P e r o como se le liabía o r d e n a d o que
nn f?e a c o s t a r a a n t e s de e.sa hora, c o m p r e n d í que tal
orden formaba s e g u r a m e n t e p a r t e del plan gcíieral
desfinado a confirmar la c o a r l a d a de Marlowe. Sabía,
pues, que e r a preciso i n q u i r i r u n a explicación satisfactoria. Sin ella, mi sistema carecía en absoluto de
valor. Debía d e m o s t r a r que a la h o r a en que Martín
se acostó, el h o m b r e qne ae liabía encerrado en el
d o r m i t o r i o ú" Manderson se hallaba ya, según todas
las probabilidades, a muchos kilómetros de Marlstone, en cani,ino hacia S n u l h a m p t o n .
"Por o t r a parte, yo había formado u n a hípóteslM
h a r t o lógica que el lector de estas líneas h a b r á formado t a m b i é n , si me h e explicado c l a r a m e n t e acerca
de la m a n e r a cómo el falso Manderson debió comb i n a r su fuga antes de m e d i a noche. P e r o yo no de-
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seaba que se s u p i e r a lo que me pr(»ponIa liacer. Si
por casualidad se lieseubrfaii mis t,ral)ajos, no podría,
o c u l t a r sobre (iiiién recaían ui,is sospechas. Así, decidí no comi)robarlas h a s t a la m a ñ a n a siguiente, d u r a n t e las deliberaciones de la pruelia judicial, a l a s
cuales; a s i s t i r í a n los principales h a b i l a n t e s do "WblteGables", piidiendo entonces o b r a r a mi antojo,
"Eso es lo que ocurrió. M i e n t r a s que actuaba el
T r i b u n a l , y o proseguía mis pesquisas en " W h i t e
Gables". inquiriendo c i e r t a s indicaciones; según las.
más fuiídamentales n o r m a s policiacas. .Sin d e t a l l a r
mis a n d a n z a s , diré s i m p l e m e n t e que descubrí y f o tografié dos iiuellas digitales, muy re<:icnles, muy
g r a n d e s y muy claras, sobre la tabla b a r n i z a d a del
cajón superifir de la cómoda colocada en el d o r m i t o rio de M a n d e r s o n ; también e n c o n t r é otras cinco
huellas, e n t r e a l g u n a s más correspondientes] a diversos dedos, sobre los cristales de la v e n t a n a del c u a r to de la .señora M a n d e r s o n ; esa v e n t a n a , oculta poi"
u n a cortina, p e r m a n e c í a s i e m p r e abierta d u r a n t e l a
noche. Después descubrí i r e s huellas m á s sobre el
vaso de cristal que contenía la d e n t a d u r a del m u e r t o .
"Me llevé el vaso y algunos otros objetos q u e
sulisiraje de la lialiilación de Marlowe, y que, en mi
í)pinión. debían mosl rarine las m á s claras de l a s
iniíumerahles liuellas que se e n c u e n t r a n siempre sobre los objetos de aseo usados a diario. P o s e í a
ya, sobre do.sj hojas- c o r l a d a s de mi propia agenda,
excelentes huellas digitales de Mai'lowe, que las había dejado delante de nií sin darse cuenta. Le e n s e ñ é
aquellas íiojiís, p r e g u n t á n d o l e si las reconocía: el
sjecretario las tuvo e n t r e los dedos algunos s e g u n lios. que bastaron p a r a dejar impresas sus huellas.
"A las seis de la tarde, dos h o r a s det^pués riue el
J u r a d o dictó su veredicto c o n t r a un asesino desconocido, h a b l a t e r m i n a d o mi trabajo. H u b i e r a podido
aflrmiar (¡110 dos de las cinco g r a n d e s huellas; impresas sobre los c r i s t a l e s y las o t r a s t r e s des-icubierlas sobre el vaso procedían de la mano izquierda
de Mai'lowe; iaf^ o t r a s I r e s m a r c a s sobre la v i d r i e r a y
las dos sobre la cómoda correspondían a su m a n o
derecha.
"A las ocho h a b í a concluido en el taller de M. H. T.
Copper. fotógrafo de Bisliopsbridge, y con su a y u da, una docena de ampliaciones fotográficas de las
huella.^ de Marlowe. que demoslraban c l a r a m e n t e la
identidiid e n t r e las que él habla, dejado inconscien teniente en mi presencia y las halladas sobro ciertos
olijftos de su d o r m i l o r i o y toilas las restanteH. Kesullaba. pues, evidente que Marlowe había p e n e t r a d o
mniy r e c i e n t e m e n t e en el c u a r t o de Manderst)!!, donde nada tenia que hacer, y en el de la esposa de su
jefe, donde todavía tenía menos que hacer. Confío
t|ue será [losible roproiliieir ¡ilgunas de las huellas en
cueslión c u a n d o se iiiibliquon «islas cuartillas.
"A las cinco regresé al hotel, comenzando a esc r i b i r este reíalo. Ya estaba completa mi teoría.
" T e r m i n o esta información, forniiilíiiid > las propos|ÍcÍones s i g u i e n t e s :
"La noclie del asesinato, aquél que s u p l a n t ó u
Manderson, hallándose en el dorniitorii) de éste, dijo
a su esposa—conm a n t f s se lo había dicho a Martín —
que Marlowe c a m i n a b a hacia Soulba-niiiton, D e s p u é s
de a d o p t a r todas sus precauciones', apagó la luz y ;)e
acostó vestido, a g u a r d a n d o que la señora Manderson
\í)lviera a dormirse. Luego atravesó en calcetines el
d o r m i t o r i o de la dania. llevando deí)ajo del hv-v/.ñ el
I>aqiiet.e de ropas y los z a p a t o s (|ue destinaba al cadáver. Ocu'ltándose d e t r á s de la cortina, abrió m á s
la v e n t a n a con s u s m a n o s , «alió sobre la barLiudilla
de h i e r r o del balcón y se dejó caer ."^ibre la blauída
hierba.
"Todo esto pudo muy bien o c u r r i r media liora d e s pués que é] entró en la. alcoba de M a n d e r s o n ; es
decir, segi'in M a r t í n , a las once y media.
"Lo.sí lectores y las a u t o r i d a d e s competentes Imag i n a r á n sin gran esfuerzo mental lo que sucedió entonces. A la m a ñ a n a s i g u i e n t e se descubrió el cadáver, vestido, pero con desailiño. A las seis y m e d i a
e n t r a b a en S o u t h a m p l o n el auto pilotado por M a r lowe.
" T e r m i n o eíflas cuartillas en mi d o r m i t o r i o del hotel de M a r l s t o n e . Son las cuatro de la m a d r u g a d a .
P a r t o p a r a Londres en el tren que sale de l í i s h o p shldge a medio día. Apenas llegue e n t r e g a r é a usted
este artículo, rogándole que traslade un resumen d e
él a la Dirección de Seguridad.
FKLIPE
TIUCNT."
XH
I n m e d i a l a m e n t e despué.st de h a b e r enlregado en la
Redacción del Record su extenso articulo acerca de
El misterio
úc Marl.iíove,
Trent se t r a s l a d ó a Munioh, desde donde escribió a sir J a m e s Molloy:
"Devuelvo a usted el cheíiue que me ha enviado
como r e m n n e r a c i ó n de mis| trabajos en el a s u n t o
Manderson. Mis informaciones no valen la décima
p a r t e de esa s u m a . No h u b i e r a vacilado en cobrarla
si no hubiese docidid(J—la c a u s a sólo a mí importa—que ese naso no m e p r o d u c i r í a ni un cénl Ímo.
Preferiría, si usited no ve inconveniente en ello, que
me p a g a r a usted según la tarifa c o r r i e n t e y que inv i r t i e s e usted el dinero en a l g u n a obra de caridad.
H e venido a Munich p a r a v i s i t a r a varios amigos
muy queridos y deseniibrollar mis i d e a s ; pero a d vierto que m e convendrfft un trabajo activo que m e
ocupara algún tienupo. Me esi a b s o l u t a m e n t e impoaí(Conliimará.)
QorrQsponóencia parh'cuíar.
Dos mcnús selectos.
Almuerzo.
NAUIIO DI: iNviruNo.—1." Loclónese el cutis con la
Kiguienle compn.sición, todas las noches al acostarsí?.
dejándola secar por s'í sola. Se cuece miga de pan, el
•líquido resultante se pasa por un lienzo fino y ^
le añade un poco de leche fresca de vacas. Es recela
casera que da buen resultado.—2." Friccione \as raíces con alcohol de 90 gradosL lavándose el cabello
una vez al mes con palo de jabón.—3.° Los baños calientes con sal de.s'causan notablemente los pies.
VIVA
MK.IH'O.—1.'
E.sitá fuera
do las
costumbres
establecidas, pero si en el caso presente hay razones
que lo aconsejen, la combinación es elegante.—2.' Si,
Hui'vns (il nilliiilo.—^Póiiíiiiñe en lina cazuela pan ra- señora.—3." De terciopelo o seda negra con adorno
de plumas.—i.' Zapato escotado de charol o de ante
llaiio, maniera de vaca, una anclioü, cebolla, perejil y
con bordado o hebilla de azabacliosi.—5.* Negra o de
un ajtf tierno. Añádanse tres yemas do huevo y. lodo
color obscuro.—6." No hay nada marcado.—7." Traje
bien iticado. se deja cocer a fuego lento.
de chaxiué,—8." El traje de novia, otro de calle o
liislréllense los liuevos encifUa, se les espolvorea con
reunión y una alliaja.—!*.' Una botonadura.—10. SI,
miga de pan; sazónense con sal y pimieula. rodeándoseñora.—11. Sí, señora,^—12. Puede haber razones que
los con cortezas de pan frito.
lo aconsejen, y que seguramente serán respetadas.
AJynrja.t a Ja cnhanii.—La almeja puede guisarse de
den maneras; un plato exquisito es el de las almeVtor.KTA.—1." Depende de la costumbre y gusto de
jas a la cuimna, cuya receta damos a continuación:
cada uno.—2." Al matiz, realce o al pasado.—3." El
So escogen las más blancas y más grandes, procuagua oxigenada lo disimula ."íin aumentarlo. Frótelo
rando f[Ue no (ongan lagostillas. Una vez que se ha- con zumo de limón, poniéndole después un poco de
yan limpiado en agua fresca, se cuecen y abren. Con
vaselina. Esta operación debe hacerse al acostarmanteca, ajos, perejil y cebolletas se hace una fritu- se.—^1." Use la siguiente receta:
ra; se echan después las almejas, y dejándolas sofriar
algo, se les pone agua en proporción, se les añade un
Petróleo blanco inodoro
10 gramos.
polvo de pimienta y sal. Déjeselas hervir un poco, y
Efpncia de limón
10 —
60 sirven.
Aceite de ricino
5 —
Alcohol de 90"
50 —
aiinlvUwi lie irnirra a hi fnnircsn.—Después de bien
Agua
75 —
golpeadas y cortadas, se sazonan en crudo, se atan
Apliqúese en fricciones diariamente.—F>.° I.,e aconsejo
tres, bien superpuestas con hraniaulillo, como si fueque no use nada sin consultar con un especialista,
ran una sola y se asan a la parrilla, estando muy bien
porque se trata de un órgano delicadísimo.
pasadas.
Claro es que para servirlas se les quita el bramante; se sirven al natural en la forma y posición que
UNA PKVOTA nic I.A MÍLACHOSA.—No he recibido las
tomen en la parrilla.
carla.ti a qus usted se refiere. Mucho gusto hubiera tenido en complacerla.—1.' Tís indiferente que el lavado
se haga en una u otra forma, siempre que se emplee
Comida.
agua templada,—2." T^a tintura de benjuí da buen resultado. En lina jofaina de tamaño regular puede echar<So;)fí. (ir ¡nirc ilr cafitnfiii.—En la suposición de que unas diez gola.-í de tintura.—S.' Tenga ia bondad de
sean cuatro los comensales, se cocerá en agua una li- leer la I.' contestación dada a "Nardo de invierno"
en este mismo número.—l.'El masaje debe aplicarlo
bra de castañas pilongas, pero frescas.
una persona competente, porque de lo contrario rePásense por la pasadera, póngase a derretir onza y
cluita perjudicial.—5." El zumo de limón es bueniedia de manteca de vacas en una cacerola.
Cuando empiece a estar rusienle se le añadirá una no.—6." En el primer caso se pone: "liespetable D.. *"
En el segundo: "Muy re-^tpítable Padre." La dirección
cucjiarada de harina, y antes iiue (oiue color, se moja
para el primero es: "Sr. D. Tal. Presbítero." Para el
todo con ei caldo o papilla que ha de componer la
segundo: "Rdo. P. Fulano".—7.* Generalmente se posopa.
ne "Sor Fulana, líeliginsa, Carmelita o Hermana de
La pasta de castuñas se echa al primer liorvor al
la Caridad, etc".—8.' Si se trata de un amigo de concuarto de hora de cocción, se sazona todo pagándolo
fianza se pone: "Querido Fulano". Si es persona de
por un colador míis fino.
cumplido debe poner: "Distinguido amigo".—9.' La
Hasta el momento de hervir esfa sopa so la tiene
infusión de manzanilla da buen res^iltado.
irriniada a la himbre. Se liga puré de ésta con yema
(le huevo, y se vierte en la sopera, en la que liabrA
pedazos pequeños iguales de pan tostado o frito.
MoiíAT.tr.'í.—!.• Póngala en el gabinete.—2." En el comedor o en el recibimiento.
Sf/ÍHíiJíi, a In pnrrifla.—Este es un plato selecto muy
f'icil de hacer: las lonchas, más bien delgadas que
LKXA.—Siento mucho no poder contestar a sus preSriiesas, bien untadas en aceite, se asan en parrillas.
guntas, por venir su carta desprovista de Justificante
Pueden servirse con una de las dos salsas siguien- de suscripción. En cuanto lo envíe, complaceré a ustes:
^
ted con mucho gusto.
• "
'
La primera ae hace en el acto con aceite muy frito
míe se echa en la salsera, incorporílndole un picadillo
DON I:XTHI;MI:.ÑAS.—Se aplica diaríaimente, con un
<3e chelotas y perejil, muy recortado, sal y pimienta.
cepillo
suave.
La segunda consiste sólo en aceite y vinagre o manteca de vacas, en que se va untando en el mismo plaDos KXTRi;nti:ÑA¡í. T. T.—1." Las patillas cortadas
to el pedazo de manjar.
resultan poco elegantes. Debe recogerlas con unos
Una advertencia interesante es la de que el salmfln
uet>e comerse slem^ire con patatas cocidas al vapor sujetadores petiueños, de concha, tapando con ellas
las orejas. Moño peí|ueño sobre ia nuca, del que sane agua, a guisa de pan.
len tres tirabuzones cortos.—2.* EusaiwaiUi.s: TómenAlcacliofa/i a la italio»a.—Se dividen en cuatro par- se 230 gi-amos de harina, 65 de mantequilla. €5 de
azúcar granulado, un huevo, medio cuartillo de le""5 Iguales, se les quita el cogollo, frotándolas con
"no de limón; se cuecen después con agua sal y che, 15 gramos de levadura y un poquito de sal. Primero se trabaja la levadura con una cucliarada gran^'^ zumo de limón; se retiran, dejándolas escurrir.
de de leche, y cuando esté blanda, se agrega media
sírvanse con una salsa italiana.
cucharada <\e azúcar en el resto de la loche, que esPicnia dr. rarncrn hrníiraiJu.—Deshuesada y mecha- tará templada. Re disuelve la mantequilla, se deja
ni, Tin ^'""^^ ''^ excelente tocino, se sujeta con bra- enfriar y se líate ligerament'c el huevo. En una vase mezcla la sal con la harina, el huevo, la levaforma
'^^ *=ocÍna, con objeto de que conserve su sija
dura y la leche cuando esté bastante fria; se revuelve todo con una cuchara de madera, y cuando la masa
ip^^il^^^^ ^^ carne en la olla de brasear con bastan- esté bien hecha se cubre la vasija con un paño y se
hn o
''^ foc'i'o. cebollas, zanahorias, finas hierpone en sitio caliente hora y media o dos horas, para
ciavr» ^
**^ *'"^" suficientemente de sal, pimienta.
que las ensaimadas levanten; después se añade el
n ' J 1^ ""^^' '""«cada, vertiendo por encima buen azúcar y, si se quiere, pasas -de Corinto. Se divide la
j-auío desengrasado en la medida necesaria para que la ma.sa en varias porciones, se hacen las ensaimadas y
se ponen en una lata espolvoreada con azúcar, y socarne quede bañada por completo.
tr<^ '"'eso de la pierna se rompe quebrantándole en
bre ellas también se pone azúcar. Se coloca la lata
tres pedazos.
sobre una vasija de agua hirviendo, durante veinte
ehnui*^"-*'*'^ " ''"^^'^ ^^^^ ''"^"^ ^^ momento en que la minutos, y cuando se observe que han aumentado el
«ou 1 Clon sea vigorosa y después a fuego lento, podoble, se meten en el horno, que estará bien caliente,
coníe* i^^"" encima de la tapadera. Déjese hasta y cuado estén a medio cocer se les hace una cruz con
nn cuchillo bien afilado.—3." De punto de media o
seguir un buen punto, que ae tantea Introduciendo
de paño blanco o beige. Pantalón y blusa rectos—
vez en cuando en la carne la aguja de mechar.
•1." Frótelos con un paño suave, mojado en petróleo.
r a r a el mejor resultado de este plato, debe dejarse
Se pulimentan con una gamuza.—5.' Pastas de al"asumir por la cocción lenta todo el caldo, de mane- /mnidra: Se mezcla bien medio kilo de almendra con
iL
' *'^' '"''•^''" ^^ ^•"•''^- resulte poco abundante el
jufco que la acompaña en la fuente.
azúcar y harina en la misma proporción, debiendo la
harina y el azúcar estar tamizados. Se añade un hueE L cociÑintü Dií Su MA.IIÍSTAD.
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vo batido y se trabaja diez minutos, haciendo luego
unas pastas redondas, que se untan con huevo batido, y se coloca encima de cada una una almendra
pelada, introduciéndola algo en la pasta. So ponen
al horno hasta que tomen un bonito color dorado;
tienen que creer muy suavemente.—6." Bátanse seis
yemas de huevo y, aparte, seis claras a punto de
nieve muy subido. Añádanse a éstas, una vez montadas, seis cucharadas de azúcar, y sígase batiendo
hasta formar merengue bien ligado. Únanse las yemas
y coló(|iiense en un frutero hondo, de cristal o porcelana, sobre bizcochos mojados en ron.—7." Tartas
(¡r nlmniílra: Tómese media libra de almendra, media de azúcar fino, seis huevos y cá.scara de limón
rallado. A las almendras se les quita la piel sumergiéndolas en agua hirviendo; luego se ponen a tostar
nn ratito ai homo: despué.s se muelen y se mezclan
con el azúcar, añadiendo las yemas batidas, el limón
y, por último, se agregan las claras, también batidas
a punto de nieve. Una vez todo bien mezclado, se
echa en un molde a propósito para tartas, forrado
lodo él con pasta de hojaldre. Se cuece a horno suave,
y una vez cocido, se decora con merengue y frutas
confitadas. Esta tarta es muy sencilla y resulta exquisita.
ADELA P .
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14
-I-
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B A R Q U I U UO. 3
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I^iirhi. ÍU, Hiiri'Pliirin, D"'PhLi.'nM.'nlrid:
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I'iir u n a ñ o . . . .
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í'or un ano.,.,.:..i^
Por seis meses.....
35 pCsetas..'T , : ir; ,':;r',i .r;
IlIADUIU.—StR'eHoroa dt- lílvmk'iicyra (S. A.}, ImpresofcH do In Itcnl Cnsa.
Itesorvados lodos Ins doreclios de proplodntl .nrlísllcn y lltcrnrln.
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