Fasc. 1 - Núm. 41 - Abril 2010 - Asociación Española de Artroscopia

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VOL. 17
•
FA S C . 1
•
NÚM. 41
• ABRIL 2010
Sociedad invitada:
Sociedad Alemana de Artroscopia
REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ARTROSCOPIA (A.E.A.)
VOL. 17 - FASC. 1 - NÚM. 41 - ABRIL 2010
Fundador: Dr. Enrique Galindo Andújar
Director: Prof. Javier Vaquero Martín
Redactor Jefe: Dr. Antonio Pérez-Caballer
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Dr. Alejandro Espejo, Dr. Albertino Amigo Fernández
JUNTA DIRECTIVA ACTUAL
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Dr. José Achalandabaso Alfonso
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Copyright de los textos originales 2010. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida,
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de reproducción, sin la autorización por escrito de los titulares del
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reflejadas en los artículos publicados.
REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ARTROSCOPIA (A.E.A.)
VOL. 17 - FASC. 1 - NÚM. 41 - ABRIL 2010
SUMARIO
Editorial ...........................................................................................................................
7
Artroscopia de rodilla en mayores de 60 años
J. Riera, J. Pisa, M. Andolz, M.A. Ribau, J. Novell ................................................................
8
Fijación percutánea asistida por artroscopia de las fracturas
transversas de rótula
H. Valencia García, J.E. Ruiz Zafra, H. Fahandezh-Saddi Díaz,
C. Gavín González, A. Chozas Muñoz ................................................................................. 14
Estabilización artroscópica del hombro por técnica de Latarjet
E. Calvo ............................................................................................................................. 20
Nuevo abordaje artroscópico de la cirugía de cadera: técnica out-inside
E. Margalet, I. Mediavilla, O. Marín .................................................................................... 27
Tratamiento artroscópico de la rizartrosis avanzada con implante Artelon®
E. Galindo Martens, E. Galindo Andújar ............................................................................. 36
Prótesis de recubrimiento en defectos osteocondrales de la rodilla.
Seis años de experiencia
P.L. Ripoll, M. de Prado, J. Yelo, J. Moya Angeler ................................................................ 43
Noticias ............................................................................................................................ 52
Agenda ............................................................................................................................. 54
Normas para la presentación de manuscritos ............................................................... 56
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
5
REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ARTROSCOPIA (A.E.A.)
VOL. 17 - FASC. 1 - NO. 41 - APRIL 2010
CONTENTS
Editorial ...........................................................................................................................
7
Knee arthroscopy in patients over 60 years
J. Riera, J. Pisa, M. Andolz, M.A. Ribau, J. Novell ................................................................
8
Arthroscopic percutaneous fixation of the transverse fractures of patella
H. Valencia García, J.E. Ruiz Zafra, H. Fahandezh-Saddi Díaz,
C. Gavín González, A. Chozas Muñoz ................................................................................ 14
Arthroscopic stabilization of the shoulder using the Latarjet procedure
E. Calvo ............................................................................................................................. 20
A new arthroscopic approach for hip surgery: out-inside technique
E. Margalet, I. Mediavilla, O. Marín .................................................................................... 27
Arthroscopic management of advanced rhizarthrosis with the Artelon® implant
E. Galindo Martens, E. Galindo Andújar ............................................................................. 36
Knee resurfacing in osteochondral defects. Outcomes of a 6-years’ experience
P.L. Ripoll, M. de Prado, J. Yelo, J. Moya Angeler ................................................................ 43
News ................................................................................................................................ 52
Agenda ............................................................................................................................ 54
Instructions for authors ................................................................................................. 56
6
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
EDITORIAL
E
l presente número de la revista CUADERNOS DE ARTROSCOPIA es el último antes del XXVIII Congreso de la Asociación Española de Artroscopia, que se celebrará en Granada en el próximo mes
de mayo. Afortunadamente, la producción científica de nuestros artroscopistas no deja de ser
progresivamente más extensa y de mayor calidad, como demuestran las aportaciones a nuestros
congresos y los artículos que se incluyen en este número, a juicio del equipo de redacción, del máximo interés.
En el primer artículo, el Dr. Riera analiza el siempre interesante campo de la artroscopia en pacientes mayores de 60 años con un estudio retrospectivo de 100 rodillas. Llama la atención el mayor índice de satisfacción en pacientes con artrosis tricompartimental. En el siguiente artículo, el Dr. Valencia
nos introduce a la posibilidad de la asistencia artroscópica para la fijación de fracturas transversales de
rótula a través de una interesante técnica quirúrgica obviamente no indicada en los casos de fracturas
conminutas. El Dr. Emilio Calvo expone la técnica artroscópica del clásico procedimiento de Latarjet
basada en las últimas modificaciones sugeridas por Lafosse y en su propia experiencia para aquellas
inestabilidades anteriores de hombro con Bankart óseo, insuficiencia cápsulo-ligamentosa anterior o
cirugías de revisión. Es un artículo excelente. En el creciente e interesante campo de la artroscopia de
cadera, el Dr. Margalet describe su técnica personal, llamada out-inside, que propone en realidad una
reproducción al acceso de la articulación, similar al que se realiza por cirugía abierta con abordaje endoscópico pericapsular anterior y posterior capsulotomía anterior, una vía, por tanto, lo más intuitiva
posible en todos sus pasos y más sencilla desde el punto de vista técnico. En el campo de la rizartrosis, los Dres. Galindo Martens y Galindo Andújar proponen una técnica de tratamiento especialmente indicada en los grados I a III de Eaton, con interposición de un novedoso espaciador sintético (policaprolactona + poliuretanurea) de forma mínimamente invasiva asistida por artroscopia. Por último,
el Dr. Ripoll plantea el siempre difícil campo del tratamiento de los defectos osteocondrales de rodilla,
ofreciendo la alternativa de las prótesis de recubrimiento o resurfacing, especialmente útiles en aquellos defectos que ya han sido previamente tratados por diferentes técnicas artroscópicas progresivamente más agresivas hasta llegar a precisar una cirugía abierta como ésta.
En definitiva, se trata de un conjunto de artículos realmente interesantes y creemos honestamente
que aportan una gran aplicación práctica en campos “calientes” de nuestra apasionante especialidad.
Que Vds. los disfruten. Nos vemos en Granada.
Dr. Antonio Pérez-Caballer
Redactor jefe de CUADERNOS DE ARTROSCOPIA
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
7
Artroscopia de rodilla
en mayores de 60 años
J. Riera, J. Pisa, M. Andolz, M.A. Ribau, J. Novell
Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Municipal de Badalona (Barcelona)
Correspondencia:
Dr. J. Riera
Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Municipal de Badalona
Vía Augusta, 9-13. 08911 Badalona (Barcelona)
Correo electrónico: [email protected]
La cirugía artroscópica como tratamiento de lesiones
agudas o subagudas de la rodilla en pacientes de edad
avanzada tiene unos resultados variables.
El objetivo del trabajo es valorar la eficacia del tratamiento en lesiones como rupturas meniscales o cuerpos libres intraarticulares de rodillas afectadas por un
proceso degenerativo articular. Para ello se llevó a cabo
un estudio retrospectivo de 100 artroscopias de rodilla,
realizadas en un total de 98 pacientes mayores de 60
años, entre enero de 1996 y diciembre de 2000, con
un seguimiento mínimo de 12 meses y máximo de 48
meses. En el estudio radiológico preoperatorio se valoró
el número de compartimentos afectados por artrosis y la
alineación axial de las EE II. Tras la cirugía artroscópica,
se valoró el grado de satisfacción de los pacientes y la
necesidad de reintervención quirúrgica.
Se halla una relación entre la existencia de afectación
unicompartimental con desalineación en el varo o el
valgo de la extremidad y malos resultados. Asimismo,
los pacientes con afectación tricompartimental refieren
mayor grado de satisfacción.
Knee arthroscopy in patients over 60 years
In the management of acute or subacute lesions of the
knee in aged patients, arthroscopic surgery evidences
variable results. The aim of the present work has been to
assess the efficacy of this therapeutic modality in lesions
such as meniscal ruptures or intra-articular free bodies
in knees already affected by an articular degenerative
process. We have retrospectively reviewed 100 knee arthroscopies performed in 98 patients aged over 60 years
during the period from January 1996 to December 2000,
with follow-up periods ranging from a minimum of 12
to a maximum of 48 months. In the preoperatory X-ray
studies the number of osteoarthritis-affected compartments and the axial alineation of the lower limbs were
valued. After arthroscopic surgery, the degree of patient
satisfaction and the requirement for repeat surgery were
assessed. A correlation was observed between unicompartmental involvement with varus or valgus disalineation of the limb and poor results. Also, patients with
tricompartmental involvement report a higher degree of
satisfaction.
Palabras clave: Artrosis de rodilla. Meniscopatía.
Artroscopia.
Key words: Knee osteoarthritis. Meniscal tear. Arthroscopy.
INTRODUCCIÓN
Ante el incremento de la actividad y longevidad de la población, cada vez es más frecuente que pacientes de edad avanzada consulten
por episodios agudos o subagudos de dolor o
bloqueo articular, que agravan una sintomatología leve y crónica de su rodilla(1). A pesar de
que los estudios radiológicos muestren la existencia de signos degenerativos articulares, en
algunas ocasiones, éstos no son los causantes
del cuadro clínico por el que los pacientes consultan. Además, debido a que la realización de
pruebas complementarias más precisas, como
la resonancia magnética nuclear (RMN), está
más solicitada tanto por parte del profesional
como por parte del propio paciente, es posible emitir diagnósticos más concretos, como
lesiones meniscales o cuerpos libres intraarticulares, en el marco de una patología dege-
8
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
J. Riera et al.
nerativa articular, los cuales pueden influir de
manera positiva o negativa sobre la decisión
terapéutica a tomar.
Al tratarse de pacientes, en un principio, no
tributarios de un tratamiento quirúrgico agresivo, como sería la implantación de una prótesis
total o parcial de rodilla, se plantea la cirugía artroscópica como una terapia temporal o incluso
definitiva en algunos casos(2,3).
MATERIAL Y MÉTODOS
Para valorar la eficacia terapéutica de la artroscopia de rodilla en pacientes mayores de
60 años, llevamos a cabo un estudio de revisión retrospectivo de 100 artroscopias de rodilla, en 98 pacientes, realizadas en el Servicio de
Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Municipal de Badalona, durante el periodo
de enero de 1996 a diciembre de 2000, con un
seguimiento postoperatorio que oscilaba entre
los 12 y los 48 meses.
La distribución por sexos fue de 26 hombres
(26,5%) y 72 mujeres (73,5%). La edad media fue de 64,5 años, con un rango de 60 a
82 años.
El 70% de los pacientes referían un cuadro de
dolor crónico, tolerable, sin limitación de la actividad habitual, con aparición aguda o subaguda de dolor severo y/o bloqueos articulares. El
30% restante no refería sintomatología previa.
En todos los casos se había realizado estudio
radiológico, que según protocolo constaba de
proyección antero-posterior, perfil y axial de la
rodilla afecta y telemetría en carga de las extreTabla 1
GRUPOS SEGÚN LA AFECTACIÓN
COMPARTIMENTAL DE LA RODILLA
Grupo
Radiología
N.º
de casos
0
No afectación
4
1
Fémoro-tibial medial ± varo
40
2
Fémoro-tibial lateral ± valgo
13
3
Fémoro-patelar
10
4
Bicompartimental
18
5
Tricompartimental
15
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Figura 1. Afectación fémoro-tibial medial. Genu varo.
midades inferiores (EE II). En el momento de la
revisión se valoró el número de compartimentos articulares afectados por cambios degenerativos osteoarticulares y la desviación axial de
las EE II, y se clasificó al conjunto en 6 grupos
(Tabla 1):
• Grupo 0: ningún compartimento afectado.
• Grupo 1: afectación fémoro-tibial medial asociada o no a desviación en el varo (Figura 1).
• Grupo 2: afectación fémoro-tibial lateral
asociada o no a desviación en el valgo.
• Grupo 3: afectación fémoro-patelar.
• Grupo 4: afectación de dos compartimentos.
• Grupo 5: afectación tricompartimental.
El estudio por RMN se había realizado en el
90% de los casos e informaba de lesiones meniscales degenerativas asociadas a lesiones
condrales u osteocondrales en el 93% de los
casos; de lesiones condrales asociadas a cuerpo libre intraarticular en el 4% de los casos, y
de lesiones meniscales aisladas en el 3% restante (Tabla 2).
9
Artroscopia de rodilla en mayores de 60 años
Tabla 2
Tabla 3
DIAGNÓSTICO POR RMN
HALLAZGOS ARTROSCÓPICOS
Tipo de lesión
Porcentaje
en 90 casos
Tipo de lesión
Porcentaje
en 100 casos
Lesiones meniscales
+ lesiones condrales
94%
Lesión meniscal
+ lesión condral
92%
Lesiones condrales
+ cuerpo libre intraarticular
3%
Lesión condral
+ cuerpo libre intraarticular
5%
Lesiones meniscales aisladas
3%
Lesión meniscal aislada
3%
En todos los casos, se había indicado tratamiento médico con analgésicos o antiinflamatorios y rehabilitación, sin que se obtuviera un resultado satisfactorio, por lo que
se había planteado la técnica artroscópica
como alternativa quirúrgica, con el objetivo
tanto de mejorar el cuadro de dolor agudosubagudo como de valorar el estado global
de la articulación en vistas a realizar actuaciones posteriores en caso de que no hubiese mejoría.
Todas las artroscopias se llevaron a cabo bajo
anestesia intradural y hemostasia preventiva
con manguito neumático, utilizando los portales antero-lateral y antero-medial.
Los hallazgos artroscópicos fueron lesión
meniscal aislada en 3 casos (3%), lesión meniscal asociada a condropatía en al menos un
compartimento en 92 casos (92%) (Figura 2)
y condropatía asociada a cuerpo libre intraarticular en 5 casos (5%) (Tabla 3). En cuanto a
las lesiones meniscales, en 81 casos (85,3%)
eran degenerativas de menisco interno (Figura 3), en 3 casos (3,2%), no degenerativas de
menisco interno, y en 11 casos (11,5%), degenerativas de menisco externo (Tabla 4). Los
procedimientos quirúrgicos realizados fueron
meniscectomía parcial, meniscectomía subtotal, legrado de las lesiones condrales inestables, extracción del cuerpo libre intraarticular
o sección del alerón rotuliano externo, según
procediese.
Se registraron las siguientes complicaciones
posquirúrgicas: derrame articular en un 5% de
los casos y distrofia simpático-refleja de la rótula en el 2% de los casos.
En el seguimiento postoperatorio se valoró el
nivel de satisfacción del paciente en 4 grados
(satisfactorio, regular, no mejoría, malo) a los
3, 6 y 12 meses como mínimo hasta 48 meses
como máximo, con un tiempo medio de seguimiento de 18 meses; así como la necesidad de
realizar una nueva intervención quirúrgica durante dicho seguimiento.
Figura 2. Lesión condral de grados III-IV de Outerbridge
de cóndilo femoral medial.
Figura 3. Lesión degenerativa de menisco interno asociada a condropatía de grado III de cóndilo femoral medial.
10
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
J. Riera et al.
Tabla 4
Tabla 5
LESIONES MENISCALES
PORCENTAJE DE BUENOS RESULTADOS POR
GRUPOS, A LOS 12 MESES DE SEGUIMIENTO
Tipo de lesión
N.º de casos
(%)
Degenerativa
de menisco interno
81
(85,3%)
No degenerativa
de menisco interno
3
(3,2%)
Degenerativa
de menisco externo
11
(11,5%)
No degenerativa
de menisco externo
0
(0%)
RESULTADOS
Considerando la muestra de forma global y según la valoración subjetiva del paciente, a los
6 meses de seguimiento, los resultados posquirúrgicos fueron: buenos (63%), regulares
(20%), sin mejoría (11%) y con empeoramiento (6%). A los 12 meses se mantenía el porcentaje de buenos resultados en un 60% de los casos (Figura 4).
Según el número de compartimentos afectados, hallamos una mejoría sintomática en
el 75% de los casos del grupo 0, que fueron
aquellos en los que se halló una lesión meniscal aislada; en el 52% de los casos de los gru-
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N.º de casos
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��
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Grupo
Porcentaje
0
75%
1, 2
52%
3
66%
4
55%
5
73%
pos 1 y 2 con afectación unicompartimental fémoro-tibial asociados o no a desviación axial
de las EE II; en el 66% de los casos del grupo 3
con afectación fémoro-patelar aislada; en un
55% de los casos del grupo 4 con afectación
bicompartimental, y en un 73% de los casos
del grupo 5 con afectación tricompartimental
sin desviación axial (Tabla 5). Estos resultados
se mantenían en los controles efectuados a los
3, 6 y 12 meses.
En los controles radiológicos posquirúrgicos,
se pudo constatar un aumento de la desviación
en el varo en el 8% de los casos en los que se
había llevado a cabo una meniscectomía parcial o total.
Precisó reintervención quirúrgica a los 18
meses de seguimiento el 12% del total: en 6
casos, prótesis unicompartimental de rodilla;
en 1 caso, osteotomía valguizante de la tibia; y en 5 casos, prótesis total de rodilla. Por
grupos, 7 pacientes pertenecían a los grupos 1 y 2 (13,2% del grupo) y se les practicó una artroplastia unicompartimental de rodilla (6 casos) o una osteotomía valguizante
de la tibia (1 caso); 3 pacientes del grupo 4
(16,6% del grupo) y 2 pacientes del grupo 5
(13,3% del grupo) necesitaron una prótesis
total de rodilla.
DISCUSIÓN
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��
��
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Figura 4. Grado de satisfacción a los 6 meses (12 meses
de seguimiento). A: bueno; B: regular; C: sin mejoría;
D: con empeoramiento.
Desde la introducción de la cirugía artroscópica como tratamiento de la patología degenerativa de la rodilla, dicha cirugía ha aumentado el número de indicaciones, como
alternativa a técnicas más agresivas (PTR), en
pacientes en que éstas estarían contraindica-
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
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Artroscopia de rodilla en mayores de 60 años
das por riesgo quirúrgico o simplemente por
rechazo de las mismas por parte del paciente. Mediante la técnica artroscópica se pueden realizar diversas actuaciones: lavado articular, que disminuye la cantidad de líquido
sinovial y la concentración intraarticular de
cristales; regularización de lesiones meniscales o meniscectomías; extracción de cuerpos libres intraarticulares y legrado de lesiones condrales inestables. La efectividad del
lavado articular es muy controvertida y últimamente se han publicado varios estudios(47)
que demuestran su escaso beneficio. Los
casos de mejoría sintomática son los que a
su vez serían tratados de patología meniscal
o cuerpos libres intraarticulares, o casos con
grados leves de afectación condral.
Estamos de acuerdo con el estudio de Englund et al. de 2008(8), que halla un aumento de la prevalencia de las lesiones meniscales, objetivadas por RMN, relacionada con la
edad de los pacientes y la presencia de signos radiológicos degenerativos. Esa prevalencia llega hasta un 63% en los pacientes
sintomáticos, y es del 60% en los pacientes
asintomáticos. Clínicamente, es difícil realizar el diagnóstico diferencial entre lesión meniscal aguda o no degenerativa, y lesión meniscal degenerativa(1). A pesar de ello, ante
una RMN positiva para una lesión del menisco, se tiende a asumir que la sintomatología es debida a dicha lesión meniscal; además, esta teoría está aún más extendida en
la opinión popular. Esto influye de manera
negativa en la decisión terapéutica, ya que,
según los resultados publicados por Ménétrey(1), se obtienen mejores resultados en los
casos de lesión meniscal no degenerativa que
en los casos de lesión meniscal degenerativa. Además, tal como indicó Mc Bride et al.
en 1984(9), la existencia previa de signos artrósicos es un factor de mal pronóstico en el
tratamiento de las lesiones meniscales degenerativas. A pesar de ello, algunos estudios
concluyen que, en estos casos, la meniscectomía no acelera la evolución de la gonartrosis(10). Debido a que es una técnica poco
agresiva y con una baja incidencia de complicaciones, nos preguntamos si la artroscopia
de rodilla podría estar sobreindicada en este
tipo de pacientes(2).
En nuestra serie, todos los casos fueron
tratados inicialmente mediante analgési-
cos, antiinflamatorios no esteroideos y rehabilitación sin resultado satisfactorio, por
lo que, ante la sospecha de lesión meniscal
o cuerpo libre intraarticular como causante
del cuadro sintomático, se indicó la cirugía
artroscópica.
El propósito de la revisión fue valorar retrospectivamente los resultados posquirúrgicos y la satisfacción del paciente mayor de
60 años tras una artroscopia de rodilla así
como la necesidad de posteriores cirugías
más agresivas.
Ante los resultados obtenidos, coincidimos con diversas publicaciones(11-14) en que
la existencia de una desviación axial previa de
las EE II es un factor de mal pronóstico, razón
por la cual los peores resultados se encuentran en el grupo de afectación unicompartimental (grupos I y II) generalmente asociado
a deformidades en el varo o el valgo de las
EE II. Los mejores resultados obtenidos en el
grupo de afectación tricompartimental pueden deberse al efecto de la regularización
meniscal asociado a lavado y desbridamiento articular. La necesidad de reintervención
quirúrgica mediante artroplastia parcial o total de rodilla, y de osteotomía valguizante de
tibia en el 12% de los casos, tras un seguimiento de 18 meses, es similar a la de otras
series, que oscila entre un 4,8% y un 8,5%
a 1 año de seguimiento(15); un 9,2% a los 12
meses, y un 18,4% a los 36 meses(16), según
las series, registrando un aumento proporcional de dicho porcentaje en relación con el
factor edad.
Dado el tamaño reducido de nuestra serie,
el número de reintervenciones también es
bajo, por lo que los porcentajes de las mismas relacionadas con los diferentes grupos
son poco fiables.
A pesar de ello, y como corroboran diversas
publicaciones(17), no se descarta la cirugía artroscópica de la rodilla como técnica alternativa ante una gonalgia en pacientes de edad
avanzada, de cara a mejorar su sintomatología y a evitar o posponer otras cirugías.
No obstante, creemos que se necesitan estudios con muestras mayores, más homogéneas y con un seguimiento más largo para
valorar el beneficio de la técnica, siempre
teniendo en cuenta los buenos resultados
de la artroplastia total de rodilla en dichos
pacientes(16,18,19).
12
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
J. Riera et al.
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13
Fijación percutánea asistida
por artroscopia de las fracturas
transversas de rótula
H. Valencia García, J.E. Ruiz Zafra, H. Fahandezh-Saddi Díaz,
C. Gavín González, A. Chozas Muñoz
Unidad de Artroscopia. Área de Traumatología, Cirugía Ortopédica y Rehabilitación.
Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Alcorcón (Madrid)
Correspondencia:
Dr. Homero Valencia García
Unidad de Artroscopia. Área de Traumatología, Cirugía Ortopédica y Rehabilitación. Hospital Universitario Fundación Alcorcón
c/ Budapest, 1. 28922 Alcorcón (Madrid)
Correo electrónico: [email protected]
En las fracturas transversas de rótula está indicada la reducción y estabilización si existe incongruencia articular
o un desplazamiento de los fragmentos mayor de 2 mm.
La reducción asistida por artroscopia y la estabilización
percutánea de las fracturas desplazadas de rótula se ha
señalado como alternativa a la reducción abierta, con
buenos resultados funcionales y escasas complicaciones.
No altera la vascularización rotuliana (lo que beneficia
la consolidación), evita la disección amplia de la técnica convencional y permite la visualización directa de la
reducción y la movilización precoz tras la estabilización.
No es recomendable en fracturas conminutas con ruptura del aparato extensor (laceraciones del retináculo lateral y medial).
Palabras clave: Rótula. Artroscopia. Fractura. Cirugía
mini-invasiva. Cirugía percutánea.
INTRODUCCIÓN
Arthroscopic percutaneous fixation of the
transverse fractures of patella
The operative treatment of patella fractures with reduction and fixation is recommended in patella fractures
with more than 2 mm of articular displacement or fragment separation. Arthroscopy-assisted reduction and
percutaneous fixation of displaced patella fractures has
been identified as an alternative to open reduction and it
presents good functional results and few complications.
This treatment option does not affect the patellar blood
supply, which benefits the fracture healing, avoids extensive dissection of the usual technique and allows direct
visualization of the reduction and early motion after
fixation. This technique is not recommended for comminuted fractures with rupture of the extensor mechanism
(tears in the medial and lateral retinaculum).
Key words: Patella. Arthroscopy. Fracture. Mini-invasive
surgery. Percutaneous surgery.
Las fracturas de rótula suponen el 1% del total
de las fracturas. La mayoría de ellas son transversas y afectan al tercio medio. En las fracturas
mínimamente desplazadas sin incongruencia
articular se opta por tratamiento conservador,
mientras que precisan tratamiento quirúrgico
las que muestran incongruencia articular o un
desplazamiento mayor de 2 mm. El objetivo del
tratamiento quirúrgico es conseguir una reducción anatómica que restaure la congruencia articular y la continuidad del mecanismo extensor para permitir una movilización precoz. Para
ello, se han usado agujas de Kirschner, tornillos
o cerclajes.
La técnica abierta requiere incisiones cutáneas
largas con disección amplia de los tejidos circundantes, lo que puede provocar adherencias,
y dolor o disconfort durante la rehabilitación(1).
14
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
H. Valencia et al.
La presencia de laceraciones o abrasiones en la
zona de abordaje puede retrasar la cirugía por
el riesgo de infección o complicaciones, con lo
que se aumenta el tiempo de convalecencia y
aumentan las posibilidades de rigidez.
Con la reducción asistida por artroscopia y la
estabilización percutánea con tornillos combinamos una cirugía mínimamente invasiva con
una fijación rígida interna, lo que permite una
rehabilitación precoz y agresiva así como un
tiempo menor de hospitalización(1-3).
El objetivo de este trabajo es presentar nuestra experiencia en la reducción asistida por artroscopia y la estabilización percutánea con tornillos de la fractura transversa de rótula.
No hemos encontrado ninguna referencia en
la literatura nacional al respecto.
MATERIAL Y MÉTODO
Presentamos los casos de 2 mujeres, de 65 y 72
años de edad, sin antecedentes de interés, que
sufren caída accidental, con el resultado de dolor, tumefacción y equimosis en la cara anterior de la rodilla. Ambas presentan impotencia
funcional para la extensión activa de la rodilla
afectada.
Tras estudio radiológico anteroposterior y lateral, se confirma el diagnóstico de sospecha de
fractura transversa de la rótula (Figura 1), procediéndose de urgencia a la inmovilización con
yeso en extensión, frío local, analgesia intravenosa e inicio de profilaxis antitrombótica.
Se aprecia fragilidad cutánea y daño tisular
que pone en peligro la cicatrización de un procedimiento tradicional de reducción abierta y
osteosíntesis (Figura 2), por lo que se propone
reducción cerrada asistida por artroscopia y fijación percutánea mini-invasiva.
Tras la firma del consentimiento informado, se
procede, a las 12 y 18 horas de su recepción en
urgencias, respectivamente, a su intervención en
quirófano. Tras la profilaxis antibiótica 30 minutos antes de la inducción anestésica (1 g de cefonicida intravenosa), anestesia espinal y exanguinación de la pierna afecta con manguito a nivel
del muslo para control de sangrado en la mesa
radiotransparente, se procede a la manipulación
de la fractura con trocar artroscópico por portal anteroinferior lateral y reducción de la misma con clamp percutáneo con uso de radioscopia (Figuras 3 y 4). A continuación se establece
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Figura 1. Imagen radiológica tras caída.
Figura 2. Aspecto cutáneo antes de la intervención
quirúrgica.
Figura 3. Reducción asistida con trocar y fijación percutánea con clamp.
15
Fijación percutánea asistida por artroscopia […]
Figura 4. Fijación percutánea con clamp.
el portal anteroinferior medial y se realiza un lavado artroscópico de los hemartros, coágulos y
fragmentos condrales (Figura 5). Se realiza una
confirmación de la congruencia articular por medio de la artroscopia (Figura 6) y se procede a la
estabilización de la fractura con 2 agujas Kirschner paralelas entre sí y perpendiculares a la fractura (Figura 7) y fijación con 2 tornillos canulados de esponjosa de 4,0 mm. Seguidamente se
realiza un obenque con alambre de 1,25 mm
en forma de 8 a través de los tornillos canulados tras disección subcutánea, con control artroscópico de la fractura durante la compresión
del obenque, y comprobando la estabilidad del
mismo en flexión y extensión de la rodilla (Figura 8). Se realiza el cierre cutáneo de las incisiones con seda de 3/0 (Figura 9). Se mantiene un
drenaje intraarticular 24 horas y tras su retirada
se inicia la movilización. Se autoriza la carga parcial asistida con bastones a partir del tercer día
asociada a ejercicios de cuádriceps y de flexo-extensión progresiva de la rodilla. Se permite un
apoyo completo a las 3 semanas. Todos los pacientes presentaban una movilidad completa a
las 6 semanas de la cirugía.
RESULTADOS
Figura 5. Imagen artroscópica inicial tras lavado.
Se confirmó la consolidación de la fractura a las
8 semanas, con rango de movilidad completo y
una valoración de Lysholm de 85 y 95 puntos,
respectivamente, a las 12 semanas de la intervención, con incorporación completa a las actividades realizadas antes de la caída. No se precisó
retirada de material y no se evidenció deterioro
del resultado a los 12 meses (Figura 10).
DISCUSIÓN
Figura 6. Imagen artroscópica tras fijación y compresión. Palpador a nivel de fractura (correspondencia con
la escopia de la Figura 3).
El objetivo en el tratamiento de las fracturas de
rótula es restaurar la continuidad del aparato
extensor y reducir anatómicamente la superficie articular. El tratamiento conservador queda
reservado para las fracturas con mínimo desplazamiento articular (menor de 2 mm). La falta de
reducción en mayores desplazamientos provocará artrosis postraumática, dolor y rigidez(3).
La técnica quirúrgica abierta es el método estándar para la reducción y fijación de las fracturas de rótula desplazadas(4). Las complicaciones
de la fijación tradicional con cirugía abierta son
16
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
H. Valencia et al.
Figura 7. Fijación de fractura y comprobación artroscópica de reducción.
Figura 9. Resultado cutáneo tras cirugía antes del
cierre.
Figura 8. Resultado final en extensión (izquierda). Resultado final en flexión (derecha).
Figura 10. Control radiológico al año.
la infección, la pérdida de fijación, la rigidez, la
osteoartrosis, la no unión, la irritación local por
material de la osteosíntesis (casi el 47%, sobre
todo por ser la rótula un hueso subcutáneo) y
las cicatrices desde el punto de vista cosmético(5).
Las fracturas suelen producirse por traumatismo
directo, lo que implica una abrasión o compresión directa y, por tanto, daño tisular circundante, con hematoma asociado. La reducción cerrada y fijación percutánea es defendida por acortar
el tiempo quirúrgico, permitir mejor movilidad y
menos complicaciones que la cirugía abierta(6,7).
La visión intraarticular de la artroscopia permite
controlar la calidad de la reducción, la fijación y
la compresión de la fractura(3,8,9). Con ella se evita tener que realizar incisiones cutáneas adicionales(5). También se puede usar tras la consolidación de la fractura para valorar las secuelas(10).
Ya se había utilizado la fijación percutánea
sin artroscopia en 1983(11), pero fue Appel en
1993 quien describió la técnica artroscópica para controlar la reducción(8). La reducción
anatómica de la superficie anterior de la rótula que controlamos con una cirugía abierta no
garantiza la reducción anatómica de la superficie articular, por la dificultad de visualizar o
palpar dicha superficie articular. Con la artroscopia controlamos y garantizamos la reducción
y diagnosticamos y/o tratamos el resto de lesiones concomitantes –como fracturas osteocondrales, lesiones meniscales o ligamentosas, o fragmentos libres(5,12)–. Además, permite
confirmar la estabilidad de la fijación para autorizar una movilización precoz que evite rigideces, todo ello sin necesidad de grandes incisiones (menor daño tisular y menor dolor) y sin
alterar la vascularización rotuliana (lo que beneficia la consolidación).
El hecho de que todo el procedimiento (reducción, lavado-desbridamiento y fijación) se
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
17
Fijación percutánea asistida por artroscopia […]
haga por pequeña incisiones permite conservar la integridad cutánea y evita la demora de
la estabilización si existen abrasiones, contusión, equimosis o edema, con lo que disminuyen el tiempo de convalecencia y las posibilidades de rigidez.
En caso de usar agujas y cerclaje a la manera tradicional(9), en ocasiones debe retirarse el
material tras la consolidación por las molestias
que ocasiona el mismo. Por eso, Tandogan y
Makino recomiendan el uso de tornillos canulados de fijación, que provocan menos irritación local y evitan la migración de material visto con otros sistemas de cerclaje(1,3). Turgut ni
siquiera recurre a tornillos en su serie de 11
fracturas y consigue la curación de todas ellas
sin tener que retirar posteriormente el material
de osteosíntesis(9).
La movilización precoz previene la atrofia
muscular y las adherencias articulares; además,
favorece la nutrición del cartílago articular. Para
la movilización precoz, en el caso de las fracturas, se requiere de una fijación interna estable.
Se dispone de múltiples sistemas de fijación interna (agujas de Kirschner, tornillos o cerclajes).
Después de haber comparado dichas técnicas,
se recomiendan los tornillos de fijación si existe buen stock óseo o alambres modificados en
banda de tensión en el hueso osteoporótico o
en las fracturas conminutas(13), o una combinación de ambos(14,15) (tornillos de fijación y alambres modificados).
Yanmis trata 5 fracturas conminutas de rótula
con fijador circular externo bajo control artroscópico. En todos los casos se consiguió la consolidación de las fracturas en 6-8 semanas, con
una movilidad completa(5).
La clave para unos buenos resultados es la selección del paciente. Las fracturas con desplazamientos mayores de 10 mm e interrupción
del mecanismo extensor no parecen apropiadas
para este tipo de tratamiento.
Los inconvenientes de la técnica son que no
se puede aplicar a todas las fracturas y que es
un procedimiento de alta demanda técnica.
CONCLUSIONES
Como se demuestra en los casos expuestos, la reducción asistida por artroscopia y estabilización
percutánea con tornillos de las fracturas transversas de rótula sin conminución es una técnica apropiada en las fracturas desplazadas que
evita la demora en su realización incluso en presencia de daño tisular y combina las ventajas de
una cirugía mínimamente invasiva con la visualización directa de la superficie articular, lo que
permite una movilización precoz y la curación de
la fractura con baja morbilidad. Es evidente que
la mayor complejidad de las fracturas (conminución, interrupción del aparato extensor) dificulta
su aplicación, que ya de por sí implica mayor demanda técnica y precisa el uso de escopia.
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19
Estabilización artroscópica del
hombro por técnica de Latarjet
Emilio Calvo
Unidad de Cirugía del Hombro y del Codo. Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología.
Instituto de Investigación Fundación Jiménez Díaz-Capio. Madrid
Correspondencia:
Dr. Emilio Calvo
Unidad de Cirugía del Hombro y del Codo. Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología.
Instituto de Investigación Fundación Jiménez Díaz-Capio
Avda. Reyes Católicos, 2. 28040 Madrid
Correo electrónico: [email protected]
La estabilización artroscópica, habitualmente mediante
la técnica de Bankart, se considera el procedimiento de
elección para el tratamiento de la inestabilidad anterior
del hombro. Sin embargo, hay ciertas circunstancias en las
que los resultados de esta técnica pueden ser insatisfactorios, especialmente en casos con fracturas del reborde
glenoideo (Bankart óseo), con insuficiencia cápsulo-ligamentosa anterior, con avulsión de los ligamentos en su
origen humeral o incluso en la cirugía de revisión. En estas
situaciones la operación de Latarjet puede ser una alternativa válida. Los resultados de la operación de Latarjet
en el tratamiento de la inestabilidad anterior del hombro
han sido excelentes, pero este procedimiento tenía que
realizarse por cirugía abierta hasta que Lafosse et al.
publicaron la técnica por artroscopia. Desde su publicación, la técnica se ha modificado, y se ha desarrollado un
instrumental específico que facilita su ejecución. En este
artículo se expone la técnica de Latarjet artroscópico basada en las últimas modificaciones realizadas por Lafosse
y en la experiencia del autor del manuscrito.
Arthroscopic stabilization of the shoulder using
the Latarjet procedure
Arthroscopic stabilization, usually following the Bankart
procedure, is regarded as the best option to treat anterior
shoulder instability. However, under certain circumstances,
this technique may yield poor outcomes, especially in fracture of the anterior glenoid rim cases (bony Bankart), poor
anterior capsulolabral tissues, humeral avulsion of the
glenohumeral ligaments (HAGL lesion), or even in revision
surgery. In these situations, the technique described by
Latarjet can be a valid alternative. The reported results of
Latarjet operation in the management of anterior shoulder
instability have been excellent, but the procedure had to
be performed with open surgery until Lafosse et al. published the arthroscopic technique. Several modifications
have been added ever since, and new devices specifically
designed for the procedure have been developed. In this
paper the technique of arthroscopic Latarjet is described
based upon the modifications performed by Lafosse, and
the experience of the author of this article.
Palabras clave: Hombro. Inestabilidad. Artroscopia.
Latarjet. Defectos óseos.
Key words: Shoulder. Instability. Arthroscopy. Latarjet.
Bone defects.
INTRODUCCIÓN
Actualmente, la mayoría de los cirujanos consideran la estabilización artroscópica el procedimiento de elección para el tratamiento de la
inestabilidad del hombro. El mejor conocimiento de esta patología, el desarrollo de nuevas
técnicas artroscópicas y la correcta selección de
pacientes han permitido que los resultados de
la estabilización artroscópica del hombro sean
prácticamente superponibles a los de la cirugía
abierta(1-6).
Uno de los motivos más frecuentes de fracaso
del tratamiento artroscópico de la inestabilidad
anterior de hombro es la presencia de una lesión
ósea de tamaño importante en el borde anteroinferior de la glenoides (lesión de Bankart ósea)(7).
Por este motivo, muchos autores han recomendado en estos casos la reparación con técnicas de
reconstrucción de la superficie glenoidea, princi-
20
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
E. Calvo
palmente la operación de Latarjet, que implica
la transferencia al borde anterior de la glenoides
de la apófisis coracoides(4,5,7-10). La operación de
Latarjet he demostrado sobradamente su eficacia
en el tratamiento de la inestabilidad anterior de
hombro, y se ha propuesto también para el tratamiento en otras circunstancias y de otras lesiones
de la articulación glenohumeral en las que los resultados de la reparación de Bankart podrían ser
insatisfactorios, tales como en la cirugía de revisión, en la insuficiencia cápsulo-ligamentosa o
ante una avulsión humeral de origen humeral del
ligamento (lesión HAGL)(7,10).
Se han publicado algunas técnicas de reconstrucción por vía artroscópica de defectos óseos
de la superficie glenoidea, pero hasta la fecha
Lafosse et al. han sido los únicos autores que
han publicado en 2007 una técnica para realizar la operación de Latarjet por vía enteramente artroscópica(10-13). Desde entonces, el autor
ha modificado la técnica y ha desarrollado un
instrumental específico para su ejecución (TAG
Medical Products, Kibbutz Gaaton, Israel).
El objetivo de este trabajo es hacer una descripción actualizada de la técnica de Latarjet
para el tratamiento artroscópico de la inestabilidad anterior de hombro basada en las últimas
modificaciones realizadas por Lafosse y en la
experiencia del autor de este manuscrito.
TÉCNICA QUIRÚRGICA
Lafosse et al. publicaron su técnica de Latarjet
por artroscopia para ser ejecutada en posición
de silla de playa(10). Debido a que buena parte del trabajo tiene que realizarse en el espacio extraarticular anterior a la articulación del
hombro, no parece aconsejable utilizar la posición de decúbito lateral para este procedimiento por razones de comodidad. La preparación
del quirófano y del campo quirúrgico es similar
a la de otros procedimientos artroscópicos realizados en posición de silla de playa, y no se requiere de equipamiento adicional. En la Figura 1 se muestran los portales empleados que se
irán describiendo a lo largo del texto. En la técnica pueden reconocerse 4 pasos:
Figura 1. Localización de los portales en la superficie del
hombro para la operación de Latarjet por artroscopia.
estructuras intraarticulares e identificar las lesiones existentes, se resecan el labrum y la cápsula anterior, y se abre completamente el intervalo
rotador. Para ello, se emplean un sinoviotomo o
un vaporizador introducidos desde un portal anterolateral situado justo por debajo del ángulo
anterolateral del acromion, a la altura del borde
superior del subescapular (Figura 1, portal B).
La capsulectomía anterior debe llegar hasta
la posición de las 5. El intervalo rotador se abre
desde el límite anterior del ligamento coracohumeral hasta el borde superior del subescapular.
Si se encuentran otras lesiones articulares o tendinosas a reparar (SLAP, desgarros del labrum
posterior, etc.), deben tratarse en este momento. Es importante desbridar bien el borde anterior de la glenoides y, a continuación, fresar la
cara anterior del cuello, donde posteriormente
se fijará la coracoides.
A continuación, se liberan las caras medial y
superior de la coracoides. Se secciona el ligamento coracoacromial en su inserción en la coracoides. Finalmente, se libera el borde lateral
del tendón conjunto desde su origen proximal,
continuando distalmente hasta llegar al borde
superior del tendón del pectoral mayor y separándolo de la aponeurosis en la cara profunda
del deltoides.
1. Exploración de la articulación glenohumeral y exposición de la apófisis coracoides
El artroscopio se introduce a través del portal
posterior convencional. Tras explorar todas las
2. Apertura del subescapular
Tras preparar la articulación, se divide el subescapular en dos partes, con lo que se crea una
hendidura por la que más tarde se pasará el
bloque óseo de la coracoides. Para ello, intro-
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
21
Estabilización artroscópica del hombro por técnica de Latarjet
duciremos el artroscopio a través del portal anterolateral creado anteriormente (Figura 1,
portal B). El nivel de apertura se establecerá
mediante un tallo de Wissinger introducido por
el portal posterior paralelo al eje principal horizontal de la glenoides. El tallo se utilizará para
atravesar el subescapular en su vientre muscular y se visualizará a ambos lados, en las caras
profunda y superficial de este músculo. Así se
obtendrá una referencia de la altura a la que se
realizará la hendidura. La altura óptima se sitúa
en la unión del tercio superior con los dos tercios inferiores, justo a nivel de los vasos anteriores. Es importante vigilar la orientación del tallo
de Wissinger introducido desde el portal posterior, confirmando artroscópicamente que queda lateral al tendón conjunto, para evitar que
lesione el plexo braquial.
A partir de este momento, trabajaremos fuera de la articulación glenohumeral (out of the
box), en el espacio situado entre el deltoides
anterior y la fascia clavipectoral. El artroscopio se sitúa en un portal anterolateral localizado a medio camino entre el portal anterolateral
anteriormente descrito y un portal anteroinferior situado en la cara anterior del hombro,
en el punto más distal del pliegue axilar (Figura 1, portal J), a través del cual se visualiza con comodidad toda la parte anterior del
hombro por delante de la articulación glenohumeral. La división de las fibras del subescapular se realiza desde la cara anterior a la cara
posterior del músculo, y desde la dirección medial hacia la lateral con un vaporizador introducido a través del portal anteroinferior situado
en el punto más inferior del pliegue axilar (Figura 1, portal I). Este portal proporciona un
excelente acceso al subescapular y, posteriormente, al borde anterior de la glenoides. Mientras se van abriendo las fibras del subescapular,
la parte superior del músculo se va levantando
con el tallo de Wissinger que se introdujo desde el portal posterior. Esta maniobra nos ayuda
en la división y sirve para controlar que la apertura se realiza en el nivel adecuado y siguiendo
la dirección de las fibras. La apertura horizontal
tiene que ser lo más amplia posible para no limitar la rotación externa –desde el nervio axilar
hasta la porción más lateral del tendón–, pero
es importante confirmar que, durante la división del subescapular, el vaporizador siempre lo
empleamos de forma lateral al tendón conjunto
para evitar lesiones del plexo braquial.
3. Preparación y osteotomía de la coracoides
Antes de preparar la coracoides para su osteotomía y posterior transferencia, es muy importante liberar su cara medial de la inserción del
músculo pectoral menor. La liberación de la inserción del pectoral menor debe llevarse a cabo
con el máximo cuidado, ya que el plexo se sitúa justo en profundidad con respecto a este
músculo. Es recomendable seccionar el pectoral justo en su inserción en la cara medial de la
coracoides e incluso es prudente reducir la potencia del vaporizador. Tras seccionar el pectoral menor, puede verse la entrada del nervio
músculo-cutáneo en la cara medial del bíceps.
Esto se realiza desde el portal anteroinferior y
desde un portal anterior localizado justo por
encima de la apófisis coracoides (Figura 1,
portal H). La visión mediante el artroscopio se
obtiene por el portal anterolateral (Figura 1,
portal J).
A continuación se perforan dos orificios (α y
β) en la apófisis coracoides desde su cara superior a la inferior. Para ello, utilizaremos unas
brocas canuladas guiadas por agujas insertadas mediante una guía de doble alma introducida por un portal que a tal efecto se ha creado
en una situación inmediatamente superior a la
apófisis coracoides (Figura 1, portal H). Posteriormente se pasan terrajas canuladas por cada
orificio, y a su través introduciremos una única
asa de alambre (Chia, DePuy Mitek, Westwood,
Ma, EE UU), que se hará pasar primero desde la
posición superior a la inferior por el orificio más
posterior (β), y luego desde la posición inferior
a la superior por el orificio más anterior (α), formando una U con ayuda de una pinza de anillo y un gancho (Figura 2). Esta asa se utilizará inicialmente como guía para insertar en cada
agujero de la coracoides sendos casquillos por
los que posteriormente se introducirán los tornillos que fijarán el injerto. Además, cada cabo
del asa de alambre será conducido a través de
las almas de una cánula de doble luz en forma
de pistola introducida por el portal anteroinferior con la ayuda de dos ganchos largos (Figura 1, portal I). A través de las almas de la cánula de doble luz introduciremos sendos tornillos
largos que permitirán afianzar la apófisis coracoides a la cánula (Figura 3).
La osteotomía de la coracoides se sitúa en la
unión entre las ramas vertical y horizontal de
la apófisis mediante un escoplo curvo introducido desde el portal superior, localizado in-
22
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
E. Calvo
Figura 2. Imagen artroscópica de la cara lateral de la
apófisis coracoides. Se han perforado dos orificios en
la apófisis. A través del orificio anterior α se ha introducido la terraja canulada y por su alma se ha pasado
un asa de alambre que se ha recuperado por el orificio
posterior β. Esta asa de alambre servirá para asegurar el
injerto coracoideo durante su transferencia al interior de
la articulación glenohumeral.
Figura 3. Imagen artroscópica de la cara superior de la
apófisis coracoides. Visión con el artroscopio introducido a través del portal H. Obsérvense los dos casquillos
que refuerzan las paredes de los orificios α y β perforados en la coracoides y que se han conducido mediante
el asa de alambre. En los casquillos se fijarán los tornillos
largos utilizados para afianzar la apófisis coracoides durante su transferencia.
mediatamente por encima de ésta (Figura 1,
portal H). Con el objeto de evitar fracturas y
realizar la osteotomía de manera controlada, es
aconsejable crear previamente a la osteotomía
un surco en la cara inferior de la apófisis, a la altura deseada, con una fresa introducida desde
el portal anterolateral (Figura 1, portal J). Una
vez completada la osteotomía, la coracoides
queda en disposición de ser transferida.
4. Transferencia y fijación de la coracoides
Para conducir la coracoides durante la transferencia, utilizaremos la cánula de doble luz introducida desde el portal anteroinferior, por lo que
es necesario afianzar la coracoides a la cánula
mediante sendos tornillos largos que pasan por
las almas de la cánula y se fijan a los casquillos
de los orificios coracoideos. Este sistema permite afianzar la coracoides a la cánula y posibilita un control total del injerto durante su transferencia. Una vez afianzada, con una fresa se
regulariza la superficie de corte y se decortica
suavemente a la superficie inferior de la apófisis
para favorecer la unión con el cuello glenoideo.
Posteriormente, se conduce a través de la hendidura del subescapular. Para facilitar el paso
del injerto, es útil levantar la parte superior del
músculo con el tallo de Wissinger y pasar la coracoides orientada con su eje principal en paralelo a las fibras del subescapular.
Una vez atravesado el músculo subescapular, rotaremos la apófisis coracoides hasta situarla con su eje mayor vertical y la posicionaremos
sobre le borde anterior de la glenoides. El injerto coracoideo debe situarse entre las 2 y las 6 en
el plano sagital, y al mismo nivel que la superficie glenoidea en el plano transversal. La posición
correcta del implante se confirma por visión directa a través del artroscopio introducido por el
portal anterolateral (Figura 1, portal B).
Después de situar la apófisis coracoides, procederemos a fijarla. Para ello, introduciremos
dos agujas de Kirschner a través de los tornillos
largos que afianzan la coracoides a la cánula de
doble luz, agujas que atravesarán la glenoides
y el músculo infraespinoso hasta perforar la piel
de la cara posterior del hombro. Estas agujas fijan transitoriamente la coracoides al borde glenoideo y sirven para guiar las brocas y los tornillos que fijarán definitivamente el injerto. Dado
que la dirección de las agujas es oblicua y medial al cuello glenoideo, el nervio supraescapular queda fuera de su trayecto. Es aconsejable
fiar las agujas con una pinza de Kocher a su sa-
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
23
Estabilización artroscópica del hombro por técnica de Latarjet
sendos orificios en el cuello glenoideo. Una vez
completados los orificios, introduciremos los
tornillos. La artroscopia nos permite comprobar que la posición final de la coracoides es correcta y que se han introducido los tornillos que
la fijan en toda su longitud. Finalmente, se retiran las dos agujas de Kirschner. Si quedara un
escalón entre el injerto coracoideo y la superficie de la glenoides, ésta puede fresarse hasta
que ambas superficies quedasen niveladas (Figuras 4 y 5).
DISCUSIÓN
lida por la piel de la cara posterior del hombro,
para evitar perderlas durante la inserción de la
broca. Una vez fiadas las agujas, retiraremos
los tornillos largos que nos sirvieron para afianzar la coracoides y para guiar las agujas. Con
la ayuda de las agujas de Kirschner, introduciremos una broca canulada a través de los túneles realizados en la coracoides para perforar
La técnica descrita en 1954 por Latarjet consiste en la transferencia de la apófisis coracoides al borde anterior de la glenoides, fijándose
en posición vertical mediante dos tornillos para
restablecer la superficie glenoidea y ejercer un
efecto de tope óseo que evitaba la luxación(14).
En la literatura anglosajona, Helfet publicó una
técnica muy similar basándose en una modificación de la técnica original de Bristow. Consistía en una transferencia de la parte más anterior de la apófisis coracoides al cuello anterior
de la glenoides para que el efecto de hamaca
dinámica del tendón conjunto impidiera la luxación(15). La técnica de Latarjet se fundamenta en
tres principios biomecánicos. En primer lugar, la
transferencia de la coracoides restablece la anatomía del borde anterior de la glenoides. Esta
transferencia aumenta la superficie en la que
articula la cabeza humeral, lo que disminuye el
riesgo de luxación, especialmente en aquellos
casos con una lesión de Hill-Sachs. Además, la
transferencia sitúa al tendón conjunto en el eje
transversal de la articulación glenohumeral, de
tal manera que en la posición de riesgo en abducción y rotación externa ejerce un efecto de
hamaca dinámica que refuerza las estructuras
cápsulo-ligamentosas anteroinferiores e impide la luxación. Finalmente, la división horizontal de las fibras del subescapular también tiene
un efecto de estabilizador dinámico, porque en
los movimientos de abducción y rotación externa el tendón transferido tensa las fibras inferiores del músculo subescapular.
Los resultados de la estabilización del hombro con la técnica de Latarjet han sido excelentes y superponibles a los de la técnica de
Bankart (16-19). Puede emplearse en cualquier
caso de inestabilidad anterior de hombro, pero
24
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Figura 4. Imagen artroscópica del resultado final de la
transferencia coracoidea. La apófisis coracoides se ha
fijado al borde anterior de la glenoides con dos tornillos
introducidos a través de los casquillos.
Figura 5. Radiografía postoperatoria anteroposterior de escápula de una intervención de Latarjet por
artroscopia.
E. Calvo
está especialmente indicada en pacientes con
defectos óseos del borde anterior de la glenoides(4,5,9,18). Otros autores han aconsejado su uso
en situaciones en las que no puede hacerse una
reconstrucción con la técnica de Bankart, como
en los hombros con mala calidad del tejido
cápsulo-ligamentoso o con lesiones HAGL(5,10).
También se utiliza en pacientes en los que ha
fracasado la estabilización quirúrgica y que desean un hombro seguro para practicar deportes
de contacto o lanzamiento(5,19). Las principales
limitaciones de la técnica estriban en que puede conllevar una limitación de la rotación externa y en que se asocia con un mayor riesgo de
artrosis postoperatoria a largo plazo que la reparación de Bankart(20-22).
Tradicionalmente, el tratamiento por artroscopia de la inestabilidad de hombro se ha limitado
a procedimientos que actúan en la articulación
glenohumeral, por lo que las técnicas como la
operación de Latarjet, en las que buena parte
de la cirugía se realiza fuera de la articulación,
se llevaban a cabo por cirugía abierta, incluso
en manos de cirujanos con experiencia contrastada en cirugía artroscópica(9). En este sentido,
Lafosse ha añadido una dimensión más a la cirugía artroscópica del hombro con el desarrollo
de técnicas que se realizan fuera de la articulación glenohumeral y del espacio subacromial, lo
que se ha denominado en artroscopia del hombro la cirugía out of the box. Lafosse ha diseñado nuevos portales que han mejorado la exposición, haciéndola superior a la de la cirugía
abierta. La técnica aquí descrita permite situar
el injerto coracoideo con mayor precisión, minimizando el riesgo de que sobresalga sobre la
superficie articular, con lo que se reduce el riesgo de artrosis postoperatoria(20-22).
Mochizoki et al. y Tavena et al. han publicado recientemente técnicas artroscópicas de reconstrucción del defecto óseo glenoideo utilizando un injerto de cresta ilíaca(12,13). Estas
técnicas son más sencillas y no precisan actuación extraarticular en el hombro; sin embargo
no aportan el efecto de estabilización dinámica derivado del efecto de hamaca del tendón
conjunto de la operación de Latarjet, y necesitan ser contrastadas. Otras técnicas basadas
en el empleo de plastias de refuerzo pueden
ser muy útiles en situaciones de insuficiencia
cápsulo-ligamentosa o ante una avulsión humeral del origen humeral del ligamento (lesión
HAGL), pero no permiten reconstruir el defecto
óseo glenoideo(23-25).
A pesar de las ventajas evidentes del procedimiento, su aparente dificultad podría poner
en duda la reproducibilidad del mismo en manos de otros cirujanos especialistas en artroscopia de hombro. Resulta evidente que la técnica
de Latarjet por artroscopia es una técnica compleja que requiere un elevado nivel de habilidad
y experiencia en cirugía artroscópica del hombro. Sin embargo, desde que fue publicada en
2007, Lafosse ha clarificado los pasos de la técnica y ha desarrollado un instrumental que facilita su consecución. La experiencia en los primeros casos intervenidos por el autor de este
artículo es muy positiva y demuestra que la técnica es reproducible, que no se acompaña de
complicaciones si se respetan los pasos y que,
conforme se va ensayando, disminuye paulatinamente el tiempo de cirugía.
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Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Nuevo abordaje artroscópico
de la cirugía de cadera:
técnica out-inside
Eric Margalet1, Iñaki Mediavilla2, Oliver Marín3
Institut Margalet de Cirugía Artroscópica y Traumatología. Institut Puig Adell. Clínica Tres Torres. Barcelona
Universidad del País Vasco. Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital de Basurto. Bilbao
3
Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Infanta Leonor. Madrid
1
2
Correspondencia:
Dr. Eric Margalet
Institut Margalet de Cirugía Artroscópica y Traumatología. Institut Puig Adell. Clínica Tres Torres. Barcelona
c/ Dr. Roux, 76. 08017 Barcelona
Correo electrónico: [email protected]
Introducción: El tratamiento del CFA ha sido un impulso
para que la artroscopia de cadera se convierta en una opción válida. No obstante, el estado actual del arte presenta
una disuasoria complejidad técnica. Objetivo: Se propone
abordar la técnica artroscópica, reproduciendo el acceso
de la cirugía abierta. Material y método: Se realizan 28
artroscopias de cadera consecutivamente. Se realiza un
acceso pericapsular, una capsulotomía y posteriormente el
tratamiento de las lesiones tanto en el lado pélvico como
en el femoral. Se miden los tiempos parciales de tracción,
el uso de fluoroscopia y la duración total de la intervención.
Resultados: El tiempo medio de tracción fue de 19,02 minutos; el de fluoroscopia, de 2 minutos; y el de la duración
de la cirugía, de 93,5 minutos. Discusión: Se propone un
abordaje del tratamiento más sencillo desde el punto de
vista técnico. Se utiliza preferentemente visión con óptica
de 30º, instrumentación artroscópica no específica de esta
articulación y menos tiempo de tracción.
A new arthroscopic approach for hip surgery:
out-inside technique
Background: The therapeutic management of CFA has
pushed hip arthroscopy to the status of a valid option.
However, the current state of the art evidences a dissuading
technical complexity. Aim: We propose an approach to the
arthroscopic technique reproducing the open-surgery one.
Material and methods: 28 consecutive hip arthroscopies
were performed. A pericapsular approach was used, with
capsulotomy and then correction of the lesions both in the
pelvic and in the femoral aspects. The partial traction, fluoroscopy use and total surgery times were measured. Results:
The mean traction time was 19.02 minutes; the mean fluoroscopy time, 2 minutes; and the mean total surgery, duration
93.5 minutes. Discussion: A new therapeutic approach is
proposed that is technically easier to perform. It uses preferently a 30º optic system and arthroscopic instrumentation
that is not specific for this joint, and the traction time is less.
Palabras clave: Artroscopia. Cadera. Técnica out-inside.
Nuevo abordaje artroscópico.
Key words: Arthroscopy. Hip. Out-inside technique. New
arthroscopic approach.
INTRODUCCIÓN
La cirugía del choque femoroacetabular (CFA)
ha surgido en el ámbito de la cirugía abierta,
con la intención de remodelar las deformidades que condicionan el contacto anómalo entre el reborde acetabular y el cuello del fémur.
El acto quirúrgico comprende para algunos autores una exposición de la zona implicada (disección hasta el plano capsular y capsulotomía),
una luxación de la cadera y los gestos quirúrgicos de remodelado(1).
Posteriormente, se ha desarrollado un acceso
mínimamente invasivo con el cual –con una exposición quirúrgica menor y sin luxar la cadera–
se procede a la actuación de remodelado(2). La
artroscopia de cadera se ha postulado como método de tratamiento válido del CFA(3).
El acto quirúrgico artroscópico comprende un
tiempo de actuación sobre el compartimento cen-
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
27
Nuevo abordaje artroscópico de la cirugía de cadera […]
tral y otro sobre el compartimento periférico. La
técnica aporta la evidente menor agresividad de
la exposición quirúrgica, pero unos condicionantes infraestructurales propios del acto quirúrgico
artroscópico. Principalmente, estos condicionantes son la elección de la posición del paciente (decúbito supino o lateral), la distracción más o menos prolongada de la articulación durante el acto
quirúrgico, y el manejo de una visión artroscópica
no habitual con la óptica de 70º. Estos aspectos
estructurales están ligados con algunas complicaciones propias de la técnica artroscópica(4).
Por otro lado, la propia prevalencia de la enfermedad (menor que la de otras patologías de
tratamiento artroscópico) y la indicación específica en sólo algunos grados de la misma condicionan una curva de aprendizaje relativamente
larga, inclusive en manos experimentadas(5).
Sin embargo, es creciente el interés del colectivo de artroscopistas tanto por conocer las
posibilidades terapéuticas que ofrece dicha
técnica como por las nuevas complicaciones
quirúrgicas a las que se pueden enfrentar por
este método de tratamiento.
Es nuestra intención divulgar no unos nuevos portales quirúrgicos sino un nuevo abordaje
quirúrgico de esta patología. Proponemos realizar gestos quirúrgicos de la cirugía mínimamente invasiva de la cadera mediante una técnica
artroscópica, simplificando sus condicionantes.
MATERIAL Y MÉTODO
Descripción de la técnica quirúrgica
Colocación del paciente
Se coloca al paciente en decúbito supino sobre
la mesa de tracción. No se aplica fuerza tractora. La extremidad se posiciona en extensión y ligera rotación interna. Se dibujan inicialmente la
espina ilíaca anterosuperior (EIAS) y el trocánter
mayor, y seguidamente, dos líneas: la línea que
partiendo de la EIAS se dirige por el eje longitudinal del muslo hasta el centro de la rótula, y la
perpendicular a esta primera línea que sea tangente al trocánter mayor.
Figura 1. Localización de la V invertida entre las inserciones de los tendones sartorio y tensor de la fascia lata
y localización del portal de visión.
Figura 2. Visión escópica de las agujas guía de la dirección del portal de trabajo (distal) y del portal de trabajo
(proximal).
Portal de la óptica
La primera incisión se realiza longitudinalmente dentro de la “V” invertida que realizan las in-
serciones de los músculos sartorio y tensor de
la fascia lata, y aproximadamente unos tres traveses de dedo desde la EIAS en la dirección del
cuello (Figura 1).
Se introduce la vaina del artroscópico (con
el trocar) unos 45º en dirección craneal y medial, con la intención de apreciar “percutáneamente” el cuello del fémur y alinearse al
mismo desde su base. Puede opcionalmente
utilizarse el intensificador de imágenes para
confirmar la idoneidad de nuestra posición
(Figura 2). Con leves movimientos oscilantes de la vaina (como haríamos en el espacio subacromial), generamos un espacio virtual en el tejido graso precapsular (Figuras 3
y 4).
28
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Abordaje quirúrgico
E. Margalet, I. Mediavilla, O. Marín
Figura 6. Visión artroscópica del espacio precapsular,
después de realizar el ojal ventana.
Figura 3. Visión frontal del posicionamiento extracapsular de la óptica respecto al cuello del fémur.
Figura 4. Visión lateral del posicionamiento extracapsular de la óptica respecto al cuello del fémur.
Figura 7. Visión frontal del posicionamiento extracapsular de la óptica y el vaporizador.
Portal de trabajo
Figura 5. Localización del portal de trabajo.
Introducimos la óptica de 30º en la vaina del
artroscopio y conectamos una presión de bomba de aproximadamente 40 mm para visualizar
el espacio precapsular, reconocido por la presencia de un tejido de aspecto graso amarillento.
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Se introduce una aguja espinal unos dos-tres
traveses de dedo proximal y lateralmente al portal de la óptica (Figura 5). Se realiza la triangulación necesaria para visualizar la punta de la
aguja en el espacio precapsular generado.
Se introduce la barrita de nitinol a través de la
aguja guía y se incide la piel. Con visión artroscópica, se introduce la varilla metálica canulada
de tipo Bissinger y seguidamente una cánula de
trabajo de 8 cm, habitual en la cirugía de hombro. Colocar la entrada de suero en esta cánula
permite un mayor flujo de líquido a este espacio
precapsular. Mediante la vaporización y el afeitado de las partes blandas se reseca el tejido graso
precapsular hasta que se obtiene una amplia visión de la cápsula articular (Figuras 6 y 7).
Capsulotomía
Con la ayuda del bisturí “banana” o de doble
filo se inicia una capsulotomía siguiendo el eje
29
MultiFire
Pase independientemente dos extremos
de sutura FiberWire a través del tejido
sin retirar la pinza Scorpion
PassPort Button Cannula™
Cánula de bajo perfil que maximiza
la visibilidad y el manejo de
instrumentos dentro y fuera del
espacio de trabajo artroscópico
Primer
pase
Segundo
pase
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el pasaje de la aguja Scorpion por el tejido
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10-11th June, 2010 / 10 y 11 de Junio, 2010
>Profesores:
Stephen Burkhart (San Antonio, Tx-USA)
Seung-Ho Kim (Seul, Corea)
Sven Lichtenberg (Heidelberg, Alemania)
Bruno Toussaint (Annecy, Francia)
Andreas Werner (Hamburgo, Alemania)
Jose Mª Aguilera (Barcelona, España)
Jose Mª Altisench (Barcelona, España)
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Ricardo Cuellar (San Sebastian, España)
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Xabier Goikoetxea (Bilbao, España)
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Miguel Lamarque (Bilbao, España)
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>Director del curso: Miguel Lamarque
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10
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>Con el auspicio de:
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1st SHOULDER
SURGERY SYMPOSIUM
Nuevo abordaje artroscópico de la cirugía de cadera […]
Figura 8. Capsulotomía.
Figura 10. Visión artroscópica al realizar la tracción.
Figura 9. Visualización del labrum acetabular tras realizar la capsulotomía.
Figura 11. Identificación de lesión labral al explorar con
el palpador.
del cuello femoral y siempre en sentido distal a
proximal. Se continúa la capsulotomía (y se forma un ojal) con la ayuda del vaporizador (Figura 8). Secuencialmente, visualizaremos primero
el tejido óseo del cuello femoral y más proximalmente el cartílago articular cuya visión precede a la del labrum. Seguidamente, y sobre el
hueso pélvico, se realiza una incisión transversal para poder exponer la inserción del labrum
(Figura 9).
Tiempo femoral
Tiempo pélvico
A partir de este momento podemos realizar
la tracción de la extremidad y visualizar cómo
la cabeza del fémur se decoapta del acetábulo (Figura 10). Es recomendable el uso de la
óptica de 70º para la valoración intraarticular.
Se procede al tratamiento del compartimento
central, que se puede practicar en la mayoría
de las ocasiones nuevamente con la óptica de
30º (Figura 11).
Retiraremos la tracción y, efectuando flexión de
rodilla y cadera, podremos realizar una exploración del compartimento periférico, a la vez que
realizamos una rotación externa e interna. Se
procede al tratamiento del compartimento periférico con la óptica de 30º (Figura 12).
Entre abril y septiembre de 2009 se han realizado 28 artroscopias (17 derechas y 11 izquierdas) en 28 pacientes diagnosticados de CFA (12
mujeres y 16 hombres) mediante la técnica descrita. La edad media de los pacientes de nuestra serie es de 38 años (rango: 20-56). En nuestra serie, 12 pacientes fueron clasificados como
grado 0 (clasificación de Tonnis), 10 presentaron un grado 1, y los 6 pacientes restantes, un
grado 2 según la citada clasificación.
Durante el tiempo pélvico, se ha realizado el
desbridamientos del labrum en 11 pacientes. En
10 pacientes se ha practicado una desinserción y
32
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
E. Margalet, I. Mediavilla, O. Marín
La posición del paciente es en la artroscopia de
cadera una disyuntiva preliminar para el cirujano. A la hora de elegir una opción u otra, se
han de tener en cuenta argumentos como el
hábito quirúrgico previo, la estabilidad del instrumental y la compatibilidad con la visión es-
cópica o con la necesidad de tracción. Para desarrollar nuestra técnica, aunque el paciente es
colocado en decúbito supino, los portales propuestos evitan la caída de la instrumentación, al
estar localizados en la cara anterior del muslo.
Tras la elección de la posición del paciente, la
cirugía artroscópica comienza condicionada por
dos maniobras específicas de este tipo de cirugía
(tracción y visión fluoroscópica). Estas maniobras,
al mismo tiempo que son necesarias, pueden
desencadenar gran parte de las complicaciones
de la artroscopia o estar relacionadas con la prevención de las mismas(6,7). La concurrencia de estas maniobras desde el punto de vista práctico
hace menos fluido el acto quirúrgico.
El primer condicionante es el uso de la tracción
para distraer la articulación y conseguir de 10 a
12 mm de espacio articular. Esta maniobra debe
acompañarse, además, de control fluoroscópico
para controlar la optimización de la fuerza aplicada. La fuerza tractora está directamente relacionada con la complicación más frecuente, que
es la neuroapraxia(6). El uso de la tracción está
acotado por recomendaciones tanto en su variable de fuerza aplicada como en la del tiempo
máximo de su uso(8). No obstante, como ninguna de esas dos variables tiene un valor frontera
que delimite la presencia o ausencia de neuroapraxia, es un principio general válido intentar
minimizar su recurso(9). Seguidamente, para elaborar los portales, es necesaria la visión escópica para que sea adecuada la entrada en la articulación, evitando que la instrumentación dañe el
cartílago de la cabeza o el rodete labral(6,10).
Nuestro grupo de trabajo propone, como gesto quirúrgico diferencial, iniciar la cirugía sin tracción. Los portales propuestos tienen el sentido de
situar la cámara en la base del cuello y orientarla con el eje de éste en el plano coronal. Será necesaria una visión escópica concreta de comprobación del punto de entrada. El instrumental, al
atravesar sólo la piel y el plano muscular, no tiene mayor restricción durante la posterior triangulación, tan importante en el ámbito artroscópico.
Esta manera de abordar la cirugía de acceso permite el tacto percutáneo del cuello y el dimensionado del mismo con el instrumental romo de la
vaina. Esto proporciona mayor fiabilidad en los
gestos del cirujano, con lo que se minimiza y, con
el adiestramiento suficiente, se reducirá el concurso de la escopia hasta la comprobación aislada
a posteriori del gesto previo realizado. Además de
haber evitado el uso de la tracción, se realiza la ci-
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
33
Figura 12. Tiempo femoral tras realizar la exéresis de la
giba femoral.
Figura 13. Paso de suturas tras la colocación del anclaje.
posterior reinserción del labrum tras el tratamiento óseo de la lesión de tipo pincer (Figura 13). En
los 7 pacientes restantes, no se ha considerado
necesario el tratamiento del lado pélvico del CFA.
A todos se les ha practicado un tiempo femoral de remodelado de la lesión de tipo CAM.
Las cirugías tuvieron una duración media de
93,5 minutos (60-130 minutos). El tiempo medio de utilización de la tracción fue de 19,02
minutos (0-50 minutos), y el tiempo medio de
uso de la fluoroscopia, de 2 minutos (entre 10
y 0 minutos).
DISCUSIÓN
Nuevo abordaje artroscópico de la cirugía de cadera […]
rugía con instrumentación básica de hombro (cánula, afeitadora, vaporizador y óptica de 30º).
Un gesto quirúrgico de la artroscopia de cadera convencional es la capsulotomía a demanda. Se recurre a este gesto quirúrgico, en
primer lugar, para poder triangular cuando la
rígida y tensa cápsula articular de la cadera restringe la movilidad en el extremo articular del
instrumental (Figura 14). Esta dificultad de la
maniobrabilidad del instrumental ha sido citada como la responsable de dificultar e incluso
impedir el correcto tratamiento artroscópico de
las lesiones que indican la cirugía(11).
También la capsulotomía paralela al labrum
acetabular anterior es necesaria para el tratamiento de las lesiones de tipo pincer, con el
fin de despegarlo y, tras realizar el rebaje óseo,
posteriormente reinsertarlo según sus posibilidades plásticas(12). Con el mini-abordaje propuesto por el Dr. Ribas et al.(2) se realiza una
capsulotomía reglada inicialmente longitudinal,
paralela al eje del cuello, y finalmente transversal para exponer el labrum. Tras la identificación de éste, se despega para el tratamiento de
la lesión ósea en la deformidad de tipo pincer e
igualmente se intenta su reinserción.
Respecto a la capsulotomía, nuestro grupo
de trabajo propone realizar una capsulotomía
reglada con forma de “T” como primer gesto quirúrgico. Así, el abordaje artroscópico de
la cadera reproduce inicialmente el acceso hasta el exterior de la cápsula con visión artroscópica directa y sin tracción. Esa visión del exterior
de la articulación, permite realizar la capsuloto-
mía reglada con la misma forma que la realizada por la citada cirugía mínimamente invasiva
en la que se basa. Esta capsulotomía realizada
con la cadera en extensión no daña, porque se
visualiza sin dificultad el labrum coxal.
Si el ligamento más estabilizador de la cadera es el iliofemoral anterior(13), parecería menos
agresivo que la incisión de la cápsula sea lo más
paralela posible a sus fibras, evitando los cortes
transversales demandados por la necesidad del
triangular desde los portales realizados con las
referencias estándar.
Posteriormente, y con la articulación expuesta como si se hubiera hecho cirugía a través de
un mini-abordaje, se inicia el desglose del tratamiento del compartimento central y del periférico. Opcionalmente, para el manejo de la
patología del compartimento central, puede
realizarse la tracción necesaria de la valoración
intraarticular o cambiarse la visión a la proporcionada por la óptica de 30º a demanda.
En la bibliografía revisada, se han encontrado
propuestas quirúrgicas mixtas que suman gestos
artroscópicos a mínimas exposiciones abiertas(1417)
. Sekiya et al.(15) divulgan un abordaje de la cadera a la que se accede a través de una mínima
incisión anterior. Diseccionando los dos planos
musculares con forma de V invertida, exponen la
cápsula y, según la patología articular, diseñan la
localización de los portales por los que introducir
el artroscopio. Aunque no tratan pacientes con
CFA, relacionan las ventajas de su abordaje quirúrgico con la protección de las estructuras neurovasculares, con la evitación del uso de la tracción y con el aumento de la maniobrabilidad de
la instrumentación artroscópica.
Recientemente, Laude et al., en 100 pacientes con CFA, realizan un planteamiento quirúrgico igualmente mixto, inicialmente abierto a través de un mini-abordaje anterior para salvar los
planos musculares, al que añaden, además, una
capsulotomía igualmente abierta tras la cual, iniciando el tiempo de tracción, introducen un artroscopio de 30º en la articulación. No usan fluoroscopio. Con esta exposición buscan una mejor
visión de la relación cabeza-cuello del fémur.
Nuestro grupo de trabajo cree que no es necesario fusionar las dos líneas de tratamiento. Probablemente la artroscopia permita, con
el desarrollo en paralelo de la instrumentación
necesaria, que la mayoría de los pacientes sean
tratados por la mayoría de los artroscopistas, y
que solamente algunos casos, con característi-
34
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Figura 14. El bloqueo en dos puntos del instrumental (superficial y capsular) dificulta la capacidad de triangular.
E. Margalet, I. Mediavilla, O. Marín
cas patológicas infrecuentes o complejas, sean
candidatos a la cirugía abierta.
Creemos también interesante que las propuestas de tratamiento quirúrgico artroscópico para el
CFA comparen sus resultados con la cirugía mínimamente invasiva propuesta(2) sin la luxación de
la cadera. De esta manera, elevaríamos el grado
de exigencia a la técnica artroscópica, sin insistir
en las ventajas de ésta al evitar la osteotomía de
trocánter y su morbilidad asociada(18).
En resumen, nuestro planteamiento quirúrgico
logra acceder hasta el exterior capsular sin incisión
cutánea, sin casi el uso de la fluoroscopia (limitado a la confirmación de la localización percutánea
en la base del cuello femoral o de los gestos qui-
rúrgicos sobre hueso), sin tracción y con el uso de
la óptica de 30º a la que está más familiarizado el
artroscopista. Además, realiza una capsulotomía
reglada que expone la articulación para los gestos
quirúrgicos siguientes. Tras esta capsulotomía, la
movilidad de la instrumentación durante cirugía
no está restringida por la perforación capsular cerca del extremo del instrumental como en la técnica artroscópica estándar.
La publicación reciente de un caso de luxación de una cadera tras un tratamiento artroscópico(19) alerta sobre su posible relación con la
capsulotomía. El futuro nos revelará la posible
importancia de la sutura capsular o de la reinserción de la misma a la pelvis.
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35
Tratamiento artroscópico
de la rizartrosis avanzada
con implante Artelon®
Enrique Galindo Martens, Enrique Galindo Andújar
Instituto Madrileño de Traumatología. Madrid
Correspondencia:
Dr. Enrique Galindo Martens
c/ Explanada, 16. 28040 Madrid
Correo electrónico: [email protected]
La artrosis de la articulación trapecio-metacarpiana
(rizartrosis) se considera el trastorno degenerativo
más incapacitante en las articulaciones de la mano y
la muñeca. Pese a la multitud de opciones terapéuticas
descritas, su tratamiento sigue siendo desconcertante.
Las formas avanzadas se tratan tradicionalmente de
forma quirúrgica, pero las técnicas son agresivas y “de
no retorno”. Se presenta una nueva técnica que permite
el tratamiento de los estadios I-III y ocasionalmente IV
de Eaton, con interposición de un espaciador sintético de
forma mínimamente invasiva, asistida por artroscopia y
con preservación del trapecio.
Palabras clave: Rizartrosis. Artrosis trapecio-metacarpiana. Tratamiento quirúrgico artroscópico. Nueva técnica.
INTRODUCCIÓN
Arthroscopic management of advanced
rhizarthrosis with the Artelon® implant
Osteoarthritis of the trapecio-metacarpal joint (rhizarthrosis) is held to be the most incapacitating degenerative disorder of the hand and wrist joints. Despite the
many therapeutic options described, its therapeutic
management remains disconcerting. Advanced formas
are traditionally treated by surgery, but the available
techniques are aggressive and “no-return” ones. We
present a new technique allowing therapy of the Eaton
stages I-III and occasionally IV, with interposition of a
synthetic spacer in a minimally invasive, arthroscopy-assisted procedure, with preservation of the Os trapecius.
Key words: Rhizarthrosis. Trapecio-metacarpal osteoarthritis. Arthroscopic surgical therapy. New technique.
La rizartrosis, artrosis de la articulación trapecio-metacarpiana, es considerada como la patología degenerativa más inhabilitante en las
articulaciones de la mano y muñeca.
El tratamiento de la rizartrosis continúa siendo desconcertante, puesto que, a pesar de la
multitud de opciones terapéuticas descritas,
tanto conservadoras como quirúrgicas(1-7), no
existe una sistemática en el esquema de trabajo
ni en los resultados.
El estadiaje radiológico (Tabla 1) frecuentemente no se correlaciona con la clínica manifestada por el paciente(8), lo que también complica
la toma de decisiones. Es el caso de los estadios
iniciales, frecuentemente observados en muje-
res activas de mediana edad. El paciente presenta
una importante limitación de la actividad debido
al intenso dolor, pero las imágenes radiológicas
no muestran signos degenerativos importantes.
En estos casos, el tratamiento tiende a ser más
conservador, con antiinflamatorios no esteroideos, inmovilización e inyecciones de corticoides.
Este tipo de tratamiento no sólo no soluciona
el dolor ni la limitación del paciente, sino que
además podría empeorar la evolución de la artrosis, dado el conocido efecto de los corticoides sobre el cartílago.
La rizartrosis avanzada e incapacitante, cuando se correlaciona con la radiología, se ha tratado tradicionalmente de forma quirúrgica, con
algún tipo de artroplastia de resección o interposición, osteotomía, artrodesis o prótesis to-
36
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
E. Galindo Martens, E. Galindo Andújar
Tabla 1
CLASIFICACIÓN RADIOLÓGICA DE EATON
PARA LA RIZARTROSIS
Estadio I
Disminución del espacio articular
o esclerosis subcondral
Estadio II
Estadio I y subluxación menor de
1/3. Osteofitos menores de 2 mm
Estadio III
Estadio II y osteofitos mayores de
2 mm. Cambios degenerativos
pantrapeciales
Estadio IV
Pérdida total del contorno.
Quistes subcondrales.
Subluxación mayor de 1/3.
Osteofitos mayores de 2 mm.
Artrosis pantrapecial
culación. Se evitará, por tanto, aplicar tracción
durante los preparativos de la cirugía y una vez
que se haya ampliado el espacio articular mediante el fresado del trapecio.
Los portales artroscópicos se describen como
1-R (radial) y 1-U (cubital), con una longitud
aproximada de 2 mm. Debe incidirse únicamente la piel y realizar una disección roma hasta la articulación, para evitar lesionar alguna
rama sensitiva del nervio radial.
Se utiliza una óptica de 1,8 mm y 30º de angulación. El instrumental, de 2,0 mm, consiste
fundamentalmente en un palpador, sinoviotomo y vaporizador (Figuras 1-3).
tal, técnicas estas que, aunque proporcionan
un resultado satisfactorio en general, son muy
agresivas y de no retorno.
En 1996, J. Menon(9) describió la técnica artroscópica para el tratamiento de la rizartrosis
en sus estadios iniciales, I y II de Eaton. El resto de estadios necesitaban de alguna técnica
abierta para su corrección.
En este artículo se describe una nueva técnica
que permite el tratamiento de los estadios I, II, III
y en ocasiones IV de Eaton, mediante la interposición de un espaciador sintético de forma mínimamente invasiva y asistida por artroscopia.
De esta forma, se conseguiría homogeneizar
y sistematizar el tratamiento de esta patología
con una técnica poco agresiva, y se conseguirían mejores resultados sin limitar posibles y futuras cirugías de rescate.
MATERIAL Y MÉTODO
El procedimiento quirúrgico, de aproximadamente 45 minutos de duración, se realiza bajo
anestesia regional, sedación e isquemia.
Se precisa de una torre de tracción similar a la
utilizada para realizar la artroscopia de muñeca, pero en este caso la tracción se aplica únicamente sobre el primer dedo.
La tracción que se aplicará al dedo para la
apertura de la articulación trapecio-metacarpiana debe ser de unos 2-3 kg y no debe efectuarse hasta el momento previo al acceso a la artiCuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Figuras 1-3. Instrumental quirúrgico.
37
Tratamiento artroscópico de la rizartrosis avanzada […]
Figura 4. Artelon®. Small Bone Innovations, SBI.
El implante utilizado como espaciador en los
estadios mas avanzados es el Artelon® (Small
Bone Innovations, Inc)(10).
El Artelon® es un biomaterial formado por
policaprolactona y poliuretanurea, pesa 0,3 g y
se degrada por hidrólisis en aproximadamente
6 años. Se fabrica en tres variantes diferentes,
dos de las cuales poseen un par de “alerones”
para posibilitar su fijación al metacarpiano y al
trapecio mediante anclajes óseos, con lo que se
reduce la subluxación crónica de la articulación
trapecio-metacarpiana que acompaña en ocasiones a la rizartrosis.
La tercera variante del Artelon® se fabrica sin
los alerones para facilitar su inserción artroscópica en los pacientes que, a pesar de la artrosis,
mantienen congruencia articular (Figura 4).
ANATOMÍA QUIRÚRGICA
Figura 5. Localización de la articulación trapecio-metacarpiana.
ligamentos que funcionan como bandas de
tensión y estabilizadores articulares evitando
la inestabilidad o luxación durante el acto de
prensa(11).
Es precisamente el debilitamiento de estos ligamentos, en especial del ligamento colateral
dorsorradial(12), la circunstancia que ha resultado provocar una inestabilidad progresiva, con
la consiguiente artropatía degenerativa y subluxación de la articulación trapecio-metacarpiana(1,8,13-16).
La técnica artroscópica busca precisamente
evitar la lesión de estos ligamentos para preservar la máxima estabilidad después del tratamiento quirúrgico(17).
TÉCNICA QUIRÚRGICA
Es importante conocer la anatomía quirúrgica
de la articulación trapecio-metacarpiana y comprender la circunstancia que origina la artrosis y
la inestabilidad para actuar directamente sobre
este mecanismo.
La articulación trapecio-metacarpiana presenta un diseño anatómico exclusivo y muy poco
constreñido que le permite un amplio rango de
movimiento en los tres planos y una transmisión de carga elevada sobre su eje.
Los tres planos sobre los que se mueve la articulación son la abducción-addución, la flexoextensión y la rotación axial.
Al ser una articulación tan poco constreñida,
la estabilidad la confieren los ligamentos trapecio-metacarpianos. Existen un total de 16
Antes de la cirugía, el paciente debe tener identificada y clasificada su patología según los estadios de Eaton (Tabla 1). El tratamiento definitivo ya tiene que estar decidido y consensuado
con el paciente.
Se coloca al paciente en decúbito supino con
anestesia regional, sedación e isquemia.
El brazo se inmoviliza sobre una mesa soporte mediante una cincha no estéril, y se flexiona el codo 90º. Posteriormente, y después de
montar el campo quirúrgico estéril, se coloca una grúa de tracción con presa en el primer dedo.
Con una aguja intramuscular se localiza el
espacio articular trapecio-metacarpiano. En
ocasiones esto no es fácil, por lo que conviene
confirmar la posición con radiología intraope-
38
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
E. Galindo Martens, E. Galindo Andújar
Tabla 2
CLASIFICACIÓN ARTROSCÓPICA DE BADIA
PARA LA RIZARTROSIS
Estadio I
Cartílago articular intacto.
Hipertrofia sinovial y lesión del
ligamento dorsorradial. Lesión
ocasional del ligamento anterior
oblicuo
Estadio II
Irregularidad en el cartílago
articular en el tercio cubital
de la base del metacarpiano y
tercio central del trapecio. Lesión
del ligamento dorsorradial.
Importante hipertrofia sinovial y
frecuente lesión del ligamento
anterior oblicuo
Estadio III
Defectos completos del cartílago
articular en ambas superficies
articulares. Lesión de los
ligamentos volares con laxitud
articular
Figura 6. Sinovectomía artroscópica y extracción de
cuerpos libres.
ratoria. Se distiende la articulación inyectando
de 2 a 5 mL de suero fisiológico (Figura 5).
Para ganar acceso articular, se realizan dos
portales artroscópicos, el 1-R (radial) y el 1-U
(cubital). La incisión debe ser longitudinal y ha
de realizarse únicamente sobre la piel para evitar lesionar alguna rama sensitiva del nervio radial. La disección ha de ser roma, con una pinza
“mosquito”, hasta perforar la cápsula.
La utilización del portal radial o cubital como
portal inicial para la óptica es indiferente, pero
es preciso observar la articulación desde ambos portales, ya que desde el portal 1-R se visualizan mejor los ligamentos dorsorradial lateral, oblicuo posterior y colateral cubital. Desde
el portal 1-U, se visualizan mejor los ligamentos
oblicuo anterior y colateral cubital.
Una vez analizado el estado de los ligamentos
y del cartílago, debemos recalificar el estadiaje
de la articulación según la “clasificación artroscópica de la rizartrosis de Badia” (Tabla 2)(18).
Los estadios I y II de Badia se deben tratar
mediante sinovectomía artroscópica y extracción de cuerpos libres (Figura 6). En los pacientes con inestabilidad o subluxación articular
por laxitud ligamentosa y capsular, aplicaremos
radiofrecuencia con un terminal específico de
retracción sobre los ligamentos, para estabilizar la articulación y evitar la subluxación dorsal y el avance de la artrosis (Figura 7). Culp y
Rekant publicaron un 90% de éxito con este
tratamiento(19).
En el estadio III de Badia se realiza una sinovectomía con motor full-radius y extracción de
cuerpos libres, muy frecuentemente presentes.
Posteriormente, y con el terminal de fresa esférica de 2,0 mm, se resecan 3 mm de cartílago
y hueso subcondral de la superficie del trapecio. Es importante realizar este paso de forma
meticulosa sin dejar prominencias. La superficie
articular del metacarpiano no debe fresarse (Figuras 8 y 9).
La idea es proporcionar un hueso sangrante para permitir la incorporación del biomaterial Artelon®.
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
39
Figura 7. Retracción térmica de ligamentos volares con
terminal específico de radiofrecuencia.
Tratamiento artroscópico de la rizartrosis avanzada […]
Figuras 8 y 9. Resección de cartílago y hueso subcondral del trapecio.
En el caso de que el paciente presente un estadio III de Badia con importante subluxación
de la articulación trapecio-metacarpiana, el tratamiento artroscópico inicial sería el mismo,
pero insertaríamos el Artelon® con “alerones”.
Estos “alerones” se fijan con anclajes óseos al
trapecio y al primer metacarpiano, y permiten
reducir la subluxación articular.
Para la introducción del Artelon® puede ser
necesario prolongar uno de los portales longitudinalmente hasta 3 mm. El Artelon ® se
introduce plegado sobre una pinza “mosquito” y se despliega una vez dentro de la articulación. Con ayuda de un palpador, se centra sobre el lecho fresado del trapecio y se
fija con una aguja-k, a la vez que se mantiene una correcta alineación articular(20) (Figuras 10 y 11).
La inserción de la aguja de Kirschner debe hacerse bajo control radiológico y artroscópico,
verificando que realmente la aguja estabiliza el
Artelon® (Figuras 12-14).
40
Figuras 10 y 11. Fijación del Artelon® con aguja-K.
Figura 12. Rizartrosis de grado IV. Imagen prequirúrgica.
CUIDADOS POSTOPERATORIOS
Habitualmente los portales no precisan sutura.
La articulación se protege e inmoviliza con
una ortesis que bloquea la movilidad del priCuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
E. Galindo Martens, E. Galindo Andújar
El paciente es revisado con frecuencia hasta
la cuarta semana, cuando se retirará la aguja
de Kirschner en un procedimiento ambulatorio. Posteriormente, el paciente realizará tratamiento rehabilitador durante las 2 semanas
siguientes.
DISCUSIÓN
La posibilidad de tratar la rizartrosis de forma
similar, independientemente del estadio, permitiría una mejor sistematización de los resultados y aumentaría la habilidad del cirujano
para conseguir unos mejores resultados de forma constante.
El procedimiento descrito es adecuado como
técnica inicial, puesto que, al realizarse por artroscopia y ser mínimamente invasivo, presenta grandes ventajas para el paciente: reducción
del dolor postoperatorio, disminución del riesgo de lesión de las ramas sensitivas del nervio radial, mayor estabilidad posquirúrgica al
no lesionar los ligamentos articulares, recuperación funcional más rápida y, por supuesto, menor daño estético. La técnica descrita, al
preservar el trapecio, dejaría siempre la puerta abierta a otro tipo de intervención de rescate más agresivo en caso de que la evolución no
fuera la deseada.
Uno de los argumentos más importantes
para elegir el tratamiento artroscópico como
técnica inicial es la rápida recuperación y vuelta a las actividades deportivas y laborales, la
disminución del dolor y la recuperación de
la fuerza.
Independientemente de lo expuesto en este
artículo, cada cirujano debe valorar el tipo de
lesión en el contexto particular de cada paciente y actuar en consenso con el paciente para
buscar el mejor tratamiento.
Consideraríamos una restauración de la función del pulgar en el momento en el que el paciente presentase una recuperación completa
de la movilidad y de la fuerza sin dolor.
Figuras 13 y 14. Imágenes posquirúrgicas.
AGRADECIMIENTOS
mer dedo y la muñeca. La inmovilización con
una ortesis es suficiente y permite un mejor
aseo, además de evitar complicaciones de tipo
compresivo.
Los autores del presente artículo queremos manifestar nuestro agradecimiento al Dr. Alejandro Badia
(del Hand To Shoulder Center de Miami [EE UU]), por
su continua instrucción y consejos.
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
41
Tratamiento artroscópico de la rizartrosis avanzada […]
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Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Prótesis de recubrimiento
en defectos osteocondrales
de la rodilla.
Seis años de experiencia
P.L. Ripoll, M. de Prado, J. Yelo, J. Moya Angeler
Servicio de Cirugía Ortopédica. USP Hospital San Carlos. Murcia
Correspondencia:
Dr. P.L. Ripoll
Servicio de Cirugía Ortopédica. Hospital San Carlos
c/ Miguel Hernández, 12. 30011 Murcia
Correo electrónico: [email protected]
Objetivo: Presentar nuestra experiencia con las prótesis
de recubrimiento en la articulación de la rodilla, para
situar sus indicaciones en las lesiones osteocondrales.
Pacientes y metodología: Estudio retrospectivo de 10
pacientes intervenidos con una prótesis de recubrimiento en la rodilla (Arthrosurface HemiCAP®, Arthrosurface,
EE UU), 7 hombres y 3 mujeres, con una evolución superior a 6 años, todos ellos con edades comprendidas entre
los 40 y los 60 años, con una edad media de 48 años. En
6 ocasiones se intervino la rodilla derecha, y en 9 casos,
el cóndilo femoral interno. En 4 ocasiones los defectos
fueron consecuencia de lesiones condrales, y 6 fueron
diagnosticados de osteocondritis disecante.
Resultados: La actividad actual de los pacientes era muy
buena o buena en 6 de ellos. Todos efectuaban su actividad
diaria “mejor que antes”, y 1 de ellos realiza una actividad
deportiva sin límite. En otros 2 pacientes la actividad diaria
está limitada y, finalmente, otros 2 han tenido una mala
evolución, que terminó con una prótesis total de rodilla.
Conclusión: Siendo selectivos, este tratamiento puede
mejorar la función articular y la calidad de vida durante
muchos años.
Palabras clave: Prótesis de recubrimiento. Lesiones osteocondrales. Osteítis/Osteocondritis disecante.
L
Knee resurfacing in osteochondral defects.
Outcomes of a 6-years’ experience
Aims and objectives: To report our experience with
resurfacing prostheses in the knee joint so as to establish
their indications in osteochondral lesions.
Patients and methods: Retrospective study of 10 patients, 7 men and 3 women (age range, 40-60 years; mean
age, 48 years), who received a knee resurfacing prosthesis
(Arthrosurface HemiCAP®, Arthrosurface, USA) with a follow-up of over 6 years. In 6 cases the involvement was in
the right knee, and in 9, in the internal femoral condyle.
Four cases were secondary to chondral lesions, and the remaining 4 had a diagnosis of dissecting osteochondritis.
Results: The current activity level of the patients was
excellent or good in 6 cases. All of them carried out their
daily activities “better than before”, and 1 of them performs sport activities without any limitation. Everyday activities are restricted in a further 2 patients, and a further
2 had a poor evolution resulting in total prosthetic knee
replacement.
Conclusion: In selected patients, this therapeutic modality may improve articular function and quality of life over
many years.
Key words: Resurfacing prosthesis. Osteochondral lesions. Dissecting osteitis/osteochondritis.
os defectos o lesiones del cartílago son frecuentes: alcanzan un 50% de las artroscopias, especialmente en pacientes con más
de 40 años de edad(1,2). Un 20% de estas lesiones
corresponden a lesiones de grado IV que afectan
a toda la profundidad del cartílago. Por otro lado,
la extensión media de las lesiones del cartílago
detectadas en 1.000 artroscopias fue de 2,1 cm2,
con un 42% de estas lesiones entre 2 y 4 cm2 de
superficie(2). La mayoría de las lesiones afectan al
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
43
Prótesis de recubrimiento en defectos osteocondrales de la rodilla […]
cóndilo femoral interno(1,2). Linden et al.(3) demostraron que un defecto condral se asocia con la artrosis, y Hughston et al.(4) señalaron que la evolución de un defecto grande es peor, clínicamente,
que la de los defectos más pequeños.
El tratamiento de las lesiones articulares ofrece gran variedad de posibilidades terapéuticas,
por lo que la opción a seguir debe establecerse
en función del tipo de lesión. Los factores más
importantes a tener en cuenta son la edad y actividad del paciente, la profundidad de la lesión
y el tamaño de la misma, además de su localización. Como tratamientos, se pueden proponer desde las perforaciones hasta los cultivos
de condrocitos o los injertos, sin olvidar las prótesis. Sin embargo, en muchas ocasiones estas
opciones resultan muy molestas por la edad límite del paciente o por la agresividad de la indicación propuesta. Si tuviéramos que hacer una
indicación general del tratamiento de las lesiones osteocondrales en el cóndilo femoral, nos
inclinamos por la mosaicoplastia, las microfracturas o cualquier técnica de ingeniería tisular en
pacientes menores de 40 años; por las prótesis
unicompartimentales o totales en pacientes mayores de 55 años, y dejamos un periodo ventana, entre 40 y 55 años, dependiendo de las condiciones personales del paciente, donde caben
las prótesis parcelares. Pensamos en una prótesis de recubrimiento ante un paciente mayor de
40 años, con una lesión localizada de grados III
y IV, que ha tenido tratamientos previos conservadores sin obtener respuesta, con una articulación sin signos degenerativos. Este paciente sería candidato a una prótesis total o parcial.
Las prótesis parciales de recubrimiento son
una opción conservadora. Mantienen la congruencia articular con un anclaje estable, están
fabricadas de materiales muy utilizados, como
son el cromo-cobalto para la superficie protésica y el titanio para el anclaje, y están diseñadas
para ser utilizadas en diversas articulaciones(5,6).
Se ofrecen múltiples opciones geométricas, según la zona articular, y se adaptan a la geometría articular de cada paciente, evitando resaltes, y los cambios de radio y de los ejes de
rotación. Además, preservan la mayor cantidad
de hueso posible y mantienen la tensión anatómica de las partes blandas. Constituyen una
opción que no cierra la posibilidad de otro tipo
de prótesis posteriores.
Presentamos nuestra experiencia con las prótesis de recubrimiento en la articulación de la
Presentamos un estudio retrospectivo de 10 pacientes intervenidos con una prótesis de recubrimiento en la rodilla (Arthrosurface HemiCAP®,
Arthrosurface, EE UU), 7 hombres y 3 mujeres,
con una evolución superior a 6 años, todos ellos
con edades comprendidas entre 40 y 60 años,
con una edad media de 48 años. En 6 ocasiones
correspondieron a la rodilla derecha, y en 9 casos se encontraron en el cóndilo femoral interno. Cuatro de los pacientes intervenidos habían
sido sometidos a intervenciones previas; en 2 casos se habían efectuado microfracturas, y en los
4 se inyectó plasma rico en plaquetas.
Los pacientes intervenidos en la rodilla fueron
en 4 ocasiones, como consecuencia de lesiones
condrales de grado III descubiertas en exploraciones artroscópicas, y 6 pacientes fueron diagnosticados de osteocondritis disecante; 1 de
ellos había sido intervenido de una osteocondritis disecante 19 años antes.
A todos los pacientes se les realizó una exploración clínica, así como radiografías ántero-posteriores y sagitales, y se confirmó el diagnóstico con la resonancia magnética nuclear (RMN)
prequirúrgica. En todos los controles se solicitaron RMN, y a todos los pacientes se les ha efectuado una RMN en la última revisión. Se les realizó la valoración funcional (KOOS, escala de
evaluación de la gonartrosis de la rodilla, del inglés knee osteoarthritis outcome score), antes
de la cirugía y en la última revisión.
Las prótesis de rodilla se introdujeron por vía
artroscópica, lo que facilitó la recuperación. La
técnica quirúrgica requiere la colocación del
marcador sobre la lesión de forma perpendicular para colocar la prótesis correctamente y
adaptarla al radio femoral sin resaltes. Con la
fresa se quitó el tejido cartilaginoso, procurando dejar unos bordes nivelados y limpios para
que la prótesis parcelar quedara perfectamente integrada y en contacto con cartílago sano.
Una vez efectuada la marca y la cavidad cartilaginosa, se procedió a la colocación del anclaje.
Presentamos la evolución de 10 casos y la encuesta de valoración funcional antes de la cirugía y en el momento de la revisión.
44
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
rodilla, a largo plazo, con el objeto de situar
sus indicaciones y posibilidades en las lesiones
osteocondrales.
PACIENTES Y METODOLOGÍA
P.L. Ripoll et al.
RESULTADOS
La actividad actual de los pacientes era muy buena o buena en 6 de ellos. Todos efectuaban su actividad diaria “mejor
que antes”, y 1 de ellos realiza
una actividad deportiva sin límite. En otros 2 pacientes la actividad diaria está limitada y, finalmente, otros 2 han tenido una
mala evolución que terminó con
una prótesis total de rodilla.
En la escala KOOS se apreció una
mejoría funcional de la articulación
de la rodilla (Tablas 1-5). La mayoría de los pacientes obtuvieron
mejoría en lo relativo al dolor, la
sintomatología, las actividades cotidianas, las actividades deportivas y la calidad de vida. En los
8 pacientes no reintervenidos no
apreciamos complicaciones ni alteraciones de la prótesis de recubrimiento ni del cartílago que la
rodea (Figuras 1 y 2).
Tabla 1
SINTOMATOLOGÍA ANTES Y DESPUÉS DE LA CIRUGÍA
No
Sí
Antes
4
6
Después
3
7
S1: ¿se le hincha la rodilla?
S2: ¿siente crujidos, chasquidos u otros ruidos articulares?
Antes
2
8
Después
7
3
S3: al moverse, ¿siente pérdida de la estabilidad o bloqueos?
Antes
6
4
Después
8
2
Antes
2
8
Después
1
9
S4: ¿puede estirar la rodilla?
S5: ¿puede doblar completamente la rodilla?
A
C
B
D
Antes
6
4
Después
3
7
E
Figura 1. Hombre de 34 años,
operado en 2 ocasiones de osteocondritis de rodilla izquierda.
A-C: Lesiones condrales en el
cóndilo interno de la rodilla izquierda. D y E: Radiografías en
carga a los 6 años de la intervención.
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
45
Prótesis de recubrimiento en defectos osteocondrales de la rodilla […]
Tabla 2
¿CÓMO HA SIDO EL DOLOR DE LA RODILLA, EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS,
AL REALIZAR LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES?
Nulo
Mensual
Semanal
Diario
Continuo
1
7
2
P1: ¿cómo ha sido de seguido el dolor de la rodilla?
Antes
2
4
2
1
1
Nulo
Leve
Moderado
Intenso
Muy intenso
2
6
2
4
2
1
1
2
2
4
2
2
2
1
1
3
4
3
2
2
1
2
5
2
3
2
1
1
1
2
5
2
3
3
2
1
1
Antes
1
2
4
2
1
Después
5
3
1
1
Antes
1
3
3
2
Después
6
2
1
1
3
4
2
1
3
1
1
1
Después
P2: girar/impulsarse sobre la rodilla
Antes
Después
2
P3: estirar completamente la rodilla
Antes
Después
5
P4: doblar completamente la rodilla
Antes
Después
3
2
P5: al caminar, en una superficie plana
Antes
Después
3
P6: al subir o bajar escaleras
Antes
Después
P7: por la noche, mientras duerme
P8: al estar sentado o recostado
1
P9: al estar de pie
Antes
Después
4
DISCUSIÓN
El objetivo de las prótesis de recubrimiento parcial es eliminar el dolor, y conseguir un retorno
rápido a la vida diaria y laboral, sin comprometer el futuro. Diferentes estudios biomecánicos
han establecido que el defecto osteocondral no
tratado aumenta las presiones de contacto al-
rededor de la lesión(7-9). Ésta puede ser una de
las razones de que se produzca un proceso degenerativo progresivo(9,10). Mientras que los defectos pequeños pueden repararse, las lesiones mayores prosiguen con una reabsorción de
las paredes óseas del defecto, la formación de
una lesión cavitaria y el colapso del cartílago articular adyacente y del hueso subcondral, sin
46
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
P.L. Ripoll et al.
Tabla 3
RESULTADO ANTES Y DESPUÉS DE LA CIRUGÍA AL REALIZAR LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES
Nulo
Leve
Moderado
Grave
Muy grave
1
3
4
2
3
1
1
1
2
4
2
2
3
2
1
1
2
3
3
2
2
1
1
1
2
3
3
2
2
2
1
1
2
3
3
2
3
2
1
1
1
3
4
2
2
2
1
1
2
3
3
2
2
2
1
1
1
3
4
2
3
2
1
1
2
3
3
2
4
1
1
1
2
3
3
2
3
2
1
1
A1: al bajar escaleras
Antes
Después
4
A2: al subir escaleras
Antes
Después
3
A3: al levantarse después de estar sentado
Antes
Después
5
A4: al estar de pie
Antes
Después
4
A5: al agacharse o recoger algo del suelo
Antes
Después
3
A6: al caminar en una superficie plana
Antes
Después
4
A7: al subir o bajar de un coche
Antes
Después
4
A8: al ir de compras
Antes
Después
3
A9: al ponerse los calcetines o las medias
Antes
Después
3
A10: al levantarse de la cama
Antes
Después
3
A11: al quitarse los calcetines o las medias
Antes
1
2
4
2
1
Después
3
3
2
1
1
A12: estando acostado, al dar la vuelta en la cama, manteniendo la rodilla en una posición fija
Antes
Después
4
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
3
4
2
1
3
1
1
1
47
Prótesis de recubrimiento en defectos osteocondrales de la rodilla […]
Tabla 3 (cont.)
RESULTADO ANTES Y DESPUÉS DE LA CIRUGÍA AL REALIZAR LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES
Nulo
Leve
Moderado
Grave
Muy grave
2
3
3
2
2
2
1
1
2
3
3
2
3
1
1
A13: al entrar o salir de la bañera o ducha
Antes
Después
4
A14: al estar sentado
Antes
Después
5
A15: al sentarse o levantarse del inodoro
Antes
1
2
3
2
Después
5
2
2
1
1
A16: trabajos pesados de la casa (mover objetos pesados, fregar el suelo, etc.)
Antes
Después
2
2
3
4
1
4
2
1
1
A17: trabajos ligeros de la casa (cocinar, barrer, etc.)
Antes
2
2
3
2
1
Después
4
3
1
1
1
Tabla 4
RESULTADO ANTES Y DESPUÉS DE LA CIRUGÍA AL REALIZAR LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES
DEPORTIVAS Y RECREATIVAS
Nulo
Leve
Moderado
Grave
Muy grave
1
2
5
2
3
3
1
1
2
2
4
2
3
2
1
1
1
3
3
3
3
3
2
1
1
2
4
3
2
3
2
1
1
3
3
3
3
3
1
1
SP1: ponerse en cuclillas
Antes
Después
2
SP2: correr
Antes
Después
3
SP3: saltar
Antes
Después
1
SP4: girar/impulsarse sobre la rodilla afectada
Antes
Después
2
SP5: arrodillarse
Antes
Después
48
2
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
P.L. Ripoll et al.
olvidar los daños en el cartílago del hueso de
contacto(9,10).
La solución para muchos pacientes, en el
caso de la rodilla, puede ser una prótesis total
o unicompartimental. Sin embargo, en ocasiones puede estar indicada la prótesis de recubrimiento, que permite una vida normal sin alterar
la cinemática articular y sin impedir tratamien-
Tabla 5
RESULTADO ANTES Y DESPUÉS DE LA CIRUGÍA AL PREGUNTAR SOBRE ASPECTOS RELACIONADOS
CON LA CALIDAD DE VIDA
Nulo
Leve
Moderado
Grave
Muy grave
2
5
3
2
1
1
Q1: ¿cómo es de consciente del problema de su rodilla?
Antes
Después
3
3
Q2: ¿ha modificado su estilo de vida para evitar actividades que podrían dañar su rodilla?
Antes
Después
1
1
3
4
2
4
2
2
1
2
2
3
3
3
2
2
1
1
2
3
4
3
2
1
1
Q3: ¿está preocupado por la falta de seguridad en su rodilla?
Antes
Después
2
Q4: en general, ¿cuántas dificultades le crea su rodilla?
Antes
Después
A
3
C
D
B
E
Figura 2. Hombre de 52 años, operado en 2 ocasiones de la rodilla
derecha por lesión meniscal y condral. A-C: RX que muestra lesión
condral en el cóndilo interno. D y E: Reconstrucción tridimensional de
prótesis parcelar en el cóndilo de la rodilla derecha.
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
49
Prótesis de recubrimiento en defectos osteocondrales de la rodilla […]
tos posteriores más definitivos. El problema que
plantean estas prótesis es el daño que pueden
causar sobre el cartílago sano con el que están
en contacto y, sobre todo, con el cartílago de la
superficie articular contraria.
Después de un año del implante en necropsias, no se vieron alteraciones en el tejido
sano(11). El cartílago alrededor de la prótesis era
normal, y se encontraron erosiones focales y
daños muy localizados sobre el menisco. La superficie tibial estaba intacta y presentaba pequeñas erosiones.
Shewman et al.(12) analizaron la presión de
contacto fémoro-patelar, el área y la fuerza de
la superficie articular intacta, después de crear
un defecto troclear profundo y después de colocar una prótesis de recubrimiento (Arthrosurface HemiCAP®), con flexiones seriadas a 45º,
60º y 75º. En el defecto sin tratar, la carga sobre los bordes y los picos de contacto fueron
mucho mayores en la periferia; el defecto condral aumenta las fuerzas de contacto de 13 N a
18 N (p < 0,01), y el pico de presión de 23 a 31
kg/cm2 (p < 0,02), en comparación con la superficie intacta. Por su parte, la prótesis de recubrimiento alcanzaba valores del 85% con relación al estado normal.
También es difícil que la colocación de un implante osteocondral se adapte exactamente a
la superficie articular. El análisis biomecánico
después de colocar un implante osteocondral
también aumenta los picos de tensión del teji-
do cartilaginoso adyacente(13). Esto ha sido estudiado por diferentes autores, y los resultados
obtenidos no son concluyentes. Mientras Koh
et al.(14) encuentran aumentos del 23% en comparación con la misma situación sin tratamiento; Raimondi et al.(15) y Nelson et al.(16) no encontraron esas elevaciones.
Moros y Ahmad(17) utilizaron una prótesis de
recubrimiento (Arthrosurface HemiCap®) en la
cabeza humeral en un paciente de 50 años de
edad que había presentado luxaciones recidivantes de húmero y que había sido intervenido
10 años antes. Presentaba una lesión de HillSachs y una lesión de Bankart. Para los autores,
este tipo de prótesis tiene la ventaja de resolver
la lesión de Hill-Sachs y solucionar la lesión cartilaginosa al tiempo que preserva el resto de la
articulación.
Los resultados obtenidos en la articulación de
la rodilla y nuestra experiencia en otras articulaciones (cadera y primera metatarso-falángica)
nos llevan a indicar las prótesis parcelares en las
lesiones osteocondrales profundas de pacientes jóvenes y activos para los que ya no estarían aconsejados tratamientos con microfracturas e ingeniería tisular pero para los que fuera
muy pronto para plantearse una prótesis total
o unicompartimental de rodilla, siempre que
no existieran otras lesiones ni factores de riesgo asociados. Siendo selectivos, este tratamiento puede mejorar la función articular y la calidad de vida durante muchos años.
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Aug; 32 (8).
51
Noticias
FORMAR A NUEVOS ARTROSCOPISTAS EN PERÚ
Un nuevo proyecto se está gestando, esta
vez de la mano de Aleix Vidal. Su intención
es llevar la artroscopia a todos los rincones
del mundo, para formar a los especialistas
co de imagen. El objetivo es crear unas bases
estables, para que otros grupos puedan ir
más adelante y seguir impartiendo docencia.
Tenemos que formar a los profesionales con
los medios que ellos tienen,
para que luego sea reproducible. No sirve hacer una gran cirugía, con un gran despliegue
de medios y luego dejarlos sin
tecnología ni medios. Tenemos
que rentabilizar lo que tenemos. Felicidades, Aleix, cuenta
con la AEA. Por último, queremos manifestar nuestro agradecimiento a Polymedic 2000/
Arthrex por su ayuda.
que no tienen opción de formarse ni en su país ni fuera
del mismo. El inicio es simple:
llevar a un grupo de amigos,
entre los que tengo el honor
de incluirme, para formar una
unidad primaria de docencia,
esta vez en Iquitos (Perú). El
equipo está formado por tres
cirujanos, tres instrumentistas,
dos anestesistas, un rehabilitador, un informático y un técni-
A CORUÑA: SEDE DEL 1.er CURSO DE FORMACIÓN DE LA AEA
Hemos realizado el primero de los 5 cursos
de formación artroscópica en cadáver, del
año 2010. En esta ocasión, se llevó a cabo en
A Coruña, con la esponsorización de Mitek
52
y bajo la dirección de Rafa Arriaza. El curso
ha cubierto las expectativas de los alumnos
y ha supuesto un cambio de diseño, adelantando las charlas teóricas a una jornada de
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
“Desayuno con diamantes”, a las 7:15 h de
la mañana, en el hotel sede, para disponer
de más tiempo de práctica con los especí-
menes. Como
siempre, a los
profesores les
agradecemos
que dejen su
quehacer diario para impartir sus conocimientos.
Esto es lo que
hace fuerte a
la AEA, la colaboración desinteresada de todos cuantos, al participar, comparten sus
experiencias.
ARTROSCOPIA EN SANTIAGO DE CUBA Y CIEGO DE ÁVILA
La Comisión de Docencia ha realizado el IV Curso de Artroscopia en Ciego de Ávila y el III en
Santiago de Cuba. El tema ha sido la rodilla y el hombro. Hemos contado, como
siempre, con el apoyo de mi buen amigo,
el Prof. Rodrigo Álvarez Cambras –preocupado en que la artroscopia tenga representación en todas las provincias cubanas–, y con el impulso de Antonio Raunel,
Williams, Oswaldo y Tony. Se realizaron
2 cirugías de rodilla y 5 cirugías de hombro (manguito e inestabilidades). Cada vez
el nivel de aprendizaje es más alto, y los cirujanos que empezaron con nosotros ya
transmiten sus conocimientos a otros compañeros. Como siempre, seguimos con la
idea de hacer cosas reproducibles. Como
viene siendo habitual, nos han ayudado Mitek con
el instrumental y Polymedic con los
implantes.
Seréis bien
venidos en
cualquiera de
los hospitales
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
de la isla, para que compartáis vuestras experiencias y buen hacer artroscópico.
53
Agenda
XXVIII CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ARTROSCOPIA.
XVIII CURSO DE ENFERMERÍA. XV CURSO DE RESIDENTES
Granada, 5-7 de mayo de 2010. www.aeartroscopia.com
11th EFORT CONGRESS 2010 Y 47.º CONGRESO DE LA SECOT
Madrid, 2-5 de junio de 2010. www.efort.org/madrid2010
CURSO DE ARTROSCOPIA DE RODILLA
DIFERENTES OPCIONES EN EL TRATAMIENTO ARTROSCÓPICO
DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR
Granollers (Barcelona), 21 y 22 de octubre de 2010, www.fhag.es
I CURSO DE ARTROSCOPIA DE TOBILLO DEL HOSPITAL SANT RAFAEL
Barcelona, 5 de noviembre de 2010. www.artroscopiatobillo.com
I CURSO DE CIRUGÍA ARTROSCÓPICA BÁSICA Y II CURSO DE CIRUGÍA
ARTROSCÓPICA AVANZADA (CADERA)
Hospital Donostia (San Sebastián), 25 y 26 de noviembre de 2010.
Correo-e: [email protected]
I CURSO INTENSIVO DE ARTROSCOPIA PARA RESIDENTES
DE LA CLÍNICA CREU BLANCA
Barcelona, 26 y 27 noviembre 2010. www.creu-blanca.es;
www.creusport.com/cursoartroscopia.html
54
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
Cursos de la AEA
FECHA
8-9 octubre
28-29 octubre
Noviembre
LUGAR
DIRECTOR
U. A. Barcelona J.Mª. Aguilera
U. Barcelona G. Gzález. Gómez
del Álamo
U. Valladolid
R. Otero
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
SPONSOR
ARTICULACIÓN
ARTHREX
Rodilla-hombro
CONMEDTM
LINVATEC
Rodilla-hombro
STORZ y AEA
Rodilla-tobillo
55
Normas para la presentación
de manuscritos
La revista CUADERNOS DE ARTROSCOPIA es el órgano
de expresión de la Asociación Española de Artroscopia (AEA), que edita 3 números al año.
Este documento recoge los principios éticos básicos e instrucciones dirigidas a los autores en relación con la escritura, preparación
y envío de manuscritos a la revista. En sus líneas maestras, estas indicaciones se basan en
los Requisitos de Uniformidad del Grupo de Vancouver, cuya versión oficial puede consultarse en
www.icmje.org.
PROCESO EDITORIAL
• Todos los trabajos serán valorados por el
Consejo de Redacción. En el caso de que el artículo necesitara correcciones, éstas deberán
ser remitidas a la Redacción en un plazo máximo de un mes, transcurrido el cual se desestimará la publicación y el manuscrito será devuelto al autor.
• La revista CUADERNOS DE ARTROSCOPIA se reserva
el derecho de realizar modificaciones en el texto
de los trabajos en aras de una mejor comprensión
del mismo, cambios que en ningún caso alterarán
el mensaje científico.
ACEPTACIÓN DE LOS TRABAJOS
• La Secretaría de Redacción acusará recibo de
los trabajos recibidos e informará acerca de su
aceptación y fecha de publicación.
• El Consejo de Redacción no asume ninguna
responsabilidad respecto a los puntos de vista defendidos y las afirmaciones vertidas por los autores en sus trabajos.
COPYRIGHT
El material publicado en CUADERNOS DE ARTROSCOPIA
está protegido con copyright. La reproducción de
contenidos debe solicitarse previamente a la revista y, una vez autorizada, incluirá mención expresa a la fuente.
NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN
DE MANUSCRITOS
• Se remitirán por correo electrónico y una copia en papel, o bien dos copias impresas por correo ordinario o mensajería.
• Los archivos digitales tendrán las siguientes características:
– Texto: preferiblemente en formato RTF, Open
Document o Microsoft Word®.
– Imágenes (ver también apartado “Figuras”):
1. Formato TIFF, EPS o JPG
2. Resolución mínima: 350 ppp
3. Tamaño: 15 cm de ancho
Toda imagen que no se ajuste a estas características se considera inadecuada para imprimir.
En determinados casos es conveniente indicar la
orientación (vertical o apaisada).
• Las copias impresas, en formato DIN-A4, deben
ir mecanografiadas a doble espacio, en el tipo de letra Times New Roman del cuerpo 11 y debidamente numeradas. Se pueden acompañar fotografías de
13 × 18 y diapositivas, y también dibujos o diagramas cuyos elementos se detallarán con claridad. Las
microfotografías de preparaciones histológicas deben llevar indicada la relación de aumento y el método de coloración. No se aceptan fotocopias.
• La remisión del manuscrito implica que el
trabajo no ha sido publicado ni enviado simultáneamente a otras publicaciones y que, en
caso de ser aceptado, no será difundido por
ningún otro medio de forma íntegra ni parcialmente.
• El material gráfico debería ser de creación original. La iconografía procedente de otras publicaciones deberá ir acompañada del preceptivo permiso del Editor.
1. Primera página
La primera página incluirá los siguientes datos
identificativos:
• 1. Título completo del artículo en castellano y
en inglés. Se sugiere redactarlo de forma concisa
y evitar las siglas.
• 2. Autoría:
– Nombre completo de cada autor.
– Centro de trabajo de cada uno de ellos. Si éste
desarrollase actividad clínica, indicar servicio,
hospital y localidad; si se ocupa sobre todo de
labores docentes de nivel universitario, precisar
departamento universitario, facultad y localidad.
• 3. Direcciones postal y electrónica del autor a
quien pueden dirigirse los lectores.
• 4. Número de tablas y figuras.
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Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
GARANTÍA DE PUBLICACIÓN
NO REDUNDANTE
Normas para la presentación de manuscritos
2. Resumen
La segunda página incluirá un resumen del trabajo (con una extensión máxima de 200 palabras)
y una recopilación de dos a cinco palabras clave
(a ser posible, que figuren también en los Descriptores de Ciencias Médicas, o MSH (Medical Subjet Headings), del Index Medicus, así como su versión en inglés.
3. Cuerpo del informe
• En la tercera página comenzará el artículo, que
deberá estar escrito en un estilo preciso, directo,
neutro y en conjugación verbal impersonal.
• Para abreviaciones se utilizarán criterios convencionales. La primera vez que aparezca una sigla debe estar precedida por el término completo
al que se refiere.
• Se evitará el uso de vocablos o términos extranjeros, siempre que exista en castellano una palabra equivalente.
• Las denominaciones anatómicas se harán en
castellano o en latín. Los microorganismos se designarán siempre en latín. Se usarán números para
las unidades de medida y tiempo (8 pacientes, 6 cm,
40%, 7 años y 2 meses), excepto al inicio de la frase
([…]. Cuarenta pacientes…).
• Para estructurar las comunicaciones científicas, es habitual –aunque no preceptivo– organizar las secciones según el denominado esquema
IMRD (Introducción, Materiales y métodos, Resultados y Discusión), si bien pueden añadirse epígrafes adicionales.
3.1. Introducción
Expondrá el estado actual de los conocimientos
sobre el tema tratado y el propósito del trabajo.
3.3. Resultados
Se recogerán de forma clara, preferiblemente en
gráficas y tablas, con referencia concisa en el texto.
3.4. Discusión
• Los resultados obtenidos se comentarán y se
compararán con los de otros autores que hayan
empleado las mismas técnicas o métodos.
• Debe definirse su importancia en la práctica
clínica y en la investigación experimental.
• La argumentación lógica debe ser rigurosa y
ajustada a los datos experimentales.
3.5. Conclusiones
Si se decide exponerlas, serán concretas, destacando los aspectos originales más trascendentes
del estudio.
3.6. Agradecimientos
Si se desean formular agradecimientos, figurarán
tras las Conclusiones.
4. Bibliografía
• Se presentará diferenciada del resto del texto y
escrita en minúscula.
• Numerar las referencias de forma consecutiva
según el orden de aparición en el texto.
• No pueden emplearse observaciones no publicadas ni comunicaciones personales ni las comunicaciones a Congresos que no hayan sido publicadas en el Libro de Resúmenes.
• Los manuscritos aceptados pero no publicados
se incluyen “en prensa”.
3.2. Material y métodos
• Se describirán claramente los sujetos sometidos a observación o a ensayo. Se identificarán
metodologías, implantes y procedimientos con
suficiente detalle para que otros investigadores
puedan reproducir los resultados. Se mencionarán otras técnicas ya desarrolladas. En cuanto a las
nuevas o modificadas sustancialmente, se justificará su utilización y se valorarán sus límites. Deben
anotarse igualmente el tipo de análisis el intervalo
de confianza estadístico escogido.
• De todos los fármacos deben citarse nombre
genérico, dosis y vía de administración. Los nombres comerciales de los medicamentos se anotarán
entre paréntesis.
• Las unidades de medida, símbolos y abreviaturas se adecuarán a los estándares internacionales.
Las medidas de longitud, altura, peso y volumen
se expresarán en unidades del sistema métrico decimal. La temperatura, en grados Celsius, y la presión arterial, en milímetros de mercurio.
Formato de las citas bibliográficas
• Los campos, y el signo de puntuación final de
cada uno de ellos, para las citas bibliográficas de
artículos de revista son:
a) apellido/s e inicial/es del nombre de pila (sin
punto abreviativo) del cada autor. Si son más
de tres, se citan los tres primeros y se añade la
locución latina abreviada “et al.”. punto.
b) título completo del artículo en la lengua original. punto.
c) nombre abreviado de la revista y año de publicación. punto y coma.
d) número de volumen. dos puntos.
e) separados por guión corto, números de página inicial y final (truncando en éste los órdenes de magnitud comunes). punto.
• Si se trata de un libro, los campos autor y título se transcriben igual que en el caso anterior, y
después de éstos:
c) nombre en castellano, si existe, del lugar de
publicación. dos puntos.
d) nombre de la editorial sin referencia al tipo
de sociedad mercantil. punto y coma.
e) año de publicación. punto.
Cuadernos de Artroscopia. Vol. 17, fasc. 1, n.º 41, abril 2010
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Normas para la presentación de manuscritos
f) abreviatura “p.” y, separados por guión corto, números de página inicial y final (truncando en éste los órdenes de magnitud comunes). punto.
EJEMPLOS
• Artículo de revista:
Abudu A, Carter SR, Grimer RJ, et al. The outcome and
functional results of diaphyseal endoprotheses after
tumour excision. J Bone Joint Surg 1996; 78: 652-7.
• Capítulo de libro:
Eftekhar NS, Pawluk RJ. Role of surgical preparation in
acetabular cup fixation. En: Abudu A, Carter SR (eds.).
Manuale di otorinolaringologia. Torino: Edizioni Minerva Medica; 1980. p. 308-15.
• Libro completo:
Rossi G. Manuale di otorinolaringologia. IV edizione.
Torino: Edizioni Minerva Medica; 1987.
• Tesis doctoral:
Marín Cárdenas MA. Comparación de los métodos de
diagnóstico por imagen en la identificación del dolor
lumbar crónico de origen discal. Tesis Doctoral. Universidad de Zaragoza; 1996.
• Libro de Congresos:
Nash TP, Li K, Loutzenhiser LE. Infected shoulder arthroplasties: treatment with staged reimplatations. En: Actas del XXIV Congreso de la FAIA. Montréal: Peachnut;
1980: 308-15.
Formato de las remisiones bibliográficas
• Todas las referencias recogidas en la bibliografía deben reseñarse en el texto principal. Dichas remisiones se numerarán consecutivamente
según su orden de aparición en el cuerpo del informe.
• Los números se escribirán entre paréntesis, inmediatamente después de la última palabra y antes del signo de puntuación si lo hubiera, y en formato superíndice. Por ejemplo: Recientemente, varios
estudios clínicos han confirmado la utilidad de la navegación sin escáner(9,11,13-16). Sin embargo, aún no se dispone de
pruebas experimentales que prueben […].
TABLAS
• Serán presentadas con un título de cabecera,
a ser posible, conciso. Las observaciones y explicaciones adicionales, notas estadísticas y desarrollo
de siglas se anotarán al pie.
• Todas las tablas deben ser citadas en el texto.
FIGURAS
Todo material gráfico que no sea tabla (fotografías, gráficos, ilustaciones, esquemas, diagramas,
reproducciones de pruebas diagnósticas, etc.) será
recopila dentro de esta categoría y se numera correlativamente en una sola serie.
• Se adjuntará una figura por página después
de las tablas si las hubiera, e independientemente de éstas.
• Irán numeradas consecutivamente en números
arábigos en el mismo orden con el que son citadas
por primera vez en el texto.
• Para las alusiones desde el texto se empleará la
palabra Figura seguida del número correspondiente. Si la remisión se encierra entre paréntesis, son
innecesarios los términos ver, véase, etc.
• Serán presentadas con un título de cabecera,
a ser posible, conciso. Las observaciones y explicaciones adicionales, notas estadísticas y desarrollo
de siglas se anotarán al pie.
• Las leyendas interiores deben escribirse como
texto, no como parte de la imagen.
DIRECCIÓN DE ENVÍO Y
COMUNICACIÓN EDITORIAL
Los trabajos irán dirigidos se remitirán la Secretaría
de Redacción del Departamento de Publicaciones
de Grupo Acción Médica:
Archivos digitales:
[email protected]
indicando en el asunto la ref. “Revista Cuadernos
de Artroscopia”. (En caso de que su servidor de
correo imponga restricciones en la transferencia
de archivos voluminosos, pueden remitirse en soporte CD junto con la copia impresa.)
Se entiende por tabla la recopilación de cifras, datos clínicos u otra información recogida en forma
de filas y columnas.
• Se presentarán después e independiente de la
bibliografía, una por página.
• Irán numeradas consecutivamente en números
arábigos en el mismo orden con el que son citadas
por primera vez en el texto.
• Para las alusiones desde el texto se empleará la
palabra Tabla seguida del número correspondiente.
Si la remisión se encierra entre paréntesis, son innecesarios los términos ver, véase, etc.
Copias impresas:
Grupo Acción Médica
Departamento de Publicaciones
Secretaria de Redacción
(a/a: Srta. Carmen González)
c/ Fernández de la Hoz, 61, entreplanta
28003 Madrid
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También tienen a su disposición un número de
teléfono para cualquier consulta o petición de información:
91 536 08 14
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30
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Redactora jefe: Celerina Ramírez
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