Sentencia 912/2006. Sala de lo Penal del Tribunal de 29 de

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Órgano:
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Sección:
Nº de Recurso:
Nº de Resolución:
Procedimiento:
Ponente:
Tipo de Resolución:
28079120012006100959
Tribunal Supremo. Sala de lo Penal
Madrid
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1303/2005
912/2006
PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
JOSE RAMON SORIANO SORIANO
Sentencia
Resumen:
- SECUESTRO, AGRESIÓN SEXUAL, INTEGRIDAD MORAL, SALUD PÚBLICA y TENENCIA
ILÍCITA DE ARMAS. * Motivación de las sentencias (art. 120-3 y 24-1º C.E.). * Atenuate de
drogodependencia (art. 21-2 C.P.). Su carácter funcional. * Diligencia de entrada y registro.Innecesariedad de la presencia de letrado. * El requerimiento por parte del juez instructor de las
llamadas telefónicas, entrantes y salientes, no afecta al derecho fundamental a la intimidad, sin
perjuicio de la requerida protección de los datos personales. * Prueba pericial sobre los análisis de
droga. El informe como prueba documental.- No es aplicable la ley procesal civil, a pesar del art. 4 de
la misma. * Ausencia de motivación en la individualización de la pena: estimación parcial del motivo.
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintinueve de Septiembre de dos mil seis.
En los recursos de casación por infracción de ley, de preceptos constitucionales y quebrantamiento
de forma, que ante Nos penden, interpuestos por los procesados Jorge , Simón y Juan Ignacio , contra la
sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Asturias, Sección 8ª (con sede en Gijón), que les condenó
por delito de secuestro y otros, los Excmos.Sres. Magistrados componentes de la Sala Segunda del Tribunal
Supremo que al margen se expresan se han constituído para votación y fallo bajo la Presidencia del primero
de los indicados y Ponencia del Excmo.Sr.D.José Ramón Soriano Soriano, siendo también parte el
Ministerio Fiscal, habiendo comparecido como parte recurrida Leonor representada por el Procurador
Sr.Noriega Arquer y estando dichos recurrentes representados: Jorge , por el Procurador Sr. Álvarez del
Real; Simón , por el Procurador Sr. Valero Saez y Juan Ignacio , por la Procuradora Sra. Olmos Gilsanz.
I. ANTECEDENTES
1.- El Juzgado de Instrucción nº 3 de Gijón instruyó Sumario con el número 4/2004 contra Juan
Ignacio , Jorge y Simón , y una vez concluso se remitió a la Audiencia Provincial de Asturias, cuya Sección
8ª, con fecha diecinueve de octubre de dos mil cinco, dictó sentencia que contiene los siguientes HECHOS
PROBADOS:
"De lo actuado resulta probado y así se declara que:
El acusado Juan Ignacio , conocedor de que Alberto y su mujer, Leonor , se dedicaban a la
distribución ilícita de las sustancias estupefacientes heroína y cocaína en el Principado de Asturias, en el
mes de marzo de 2003 planeó con los otros dos acusados Jorge y Simón , y otras personas que no han
podido ser identificadas, obtener de aquéllos droga y dinero, mediante el secuestro de la mujer para
sonsacarle información o pedir un rescate al marido.
Y así, en ejecución del plan preconcebido, el martes 25 de marzo de 2003, Juan Ignacio ,
aprovechando las relaciones que había tenido con el matrimonio, se citó con Leonor en la Avda. de El Llano
de Gijón sobre las 15,15 horas, manteniendo una breve conversación con ella en la calle.
En las proximidades se encontraban, según lo planeado, observándoles, los acusados Jorge y Simón
, así como un tercero no identificado, a abordo de un vehículo Renault-21 matrícula ....-....-UY , de color
granate, del que era titular Jorge , ocupando el puesto de conductor Simón .
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Una vez que Leonor Juan Ignacio se separaron, el acusado Jorge abordó a Leonor y le dijo que era
policía y que tenía que acompañarlo a Comisaría para hacerle unas preguntas sobre su marido Alberto . En
aquella época éste se encontraba en busca y captura con una orden de detención e ingreso en prisión
decretada por la Audiencia Provincial de Asturias por un delito contra la salud pública.
Ante la solicitud, Leonor pidió al acusado Jorge que se identificase, momento en que éste se subió la
chaqueta y dejó ver una pistola que portaba, insistiendo Leonor en que le enseñara una placa y contestando
el acusado que le acompañara al coche que su compañero se identificaría. Mientras tenían este
conversación se dirigían caminando hacia el Renault 21 y al ver Leonor a sus dos ocupantes, sospechó que
no se trataba de policias, momento en el que Jorge la obligó a subir al vehículo, emprendiendo la marcha
hacia la autopista Gijón-Oviedo.
Durante el trayecto por la autopista la interrogaron sobre la localización de un agujero donde, según
los acusados, Alberto escondía una cantidad de droga y dinero, respondiendo Leonor que no tenía
conocimiento de su existencia.
En un momento dado abandonaron la autopista por la salida de Lugones, poniéndole entonces a
Leonor un pasamontañas de color negro tapándole los ojos.
Una vez finalizado el viaje, le quitaron el pasamontañas y entraron en una vivienda con aspecto de
abandonada, sin agua, pero con luz.
Ya en la casa le introdujeron en una habitación y le ataron los pies y manos, volviendo a preguntarle
por la ubicación del agujero o escondiete de su marido, contestando ella que no lo sabía, comenzando
entonces Jorge a golpearla en presencia de Simón . Ante las respuestas negativas Jorge la golpeó con un
palo en los pechos y las nalgas en repetidas ocasiones. Así mismo, Simón , portando un rifle amenazó a
Leonor con pegarle un tiro en la pierna si no les decía el luar del zulo. Igualmente la amenazaron con ir por
su madre si no les decía lo que querían saber, así como con matar a su hija Tamara, persistiendo Leonor en
su negativa.
A continuación, Jorge con unas tijeras a cortarle el pelo a Leonor y le cubrió la cabeza con una cinta
de tipo esparadrapo de color blanco y ante la reiteración en el desconocimiento por Leonor del supuesto
agujero que buscaban los acusados, la trasladaron a otra habitación donde la tumbaron sobre una cama y
le bajaron los pantalones y las bragas y a continuación le subieron las piernas hacia arriba procediendo a
golpearla con una vara en las nalgas y a continuación e introducirle en el ano y la vagina el cañón de la
pistola.
Ante la insistente negativa de Leonor de tener conocimiento de lo que le preguntaban, la trasladaron
a la cocina y le quitaron el vendaje, ofreciéndole un cigarrillo, saliendo Jorge de la casa y regresando al
poco tiempo, comenzando de nuevo a preguntarle que cuándo recibía Alberto la mercancía, respondiéndole
ella que no lo sabía y procediendo Jorge a abofetearla.
Durante ese tiempo los acusados se pusieron en contacto con el marido de Leonor , Alberto y le
hicieron saber a través de Leonor , a la que pusieron al teléfono, que para soltarla tenía que entregar "treinta
millones y treinta kilos de heroína".
Finalmente, los acusados desistieron del interrogatorio comunicando a Leonor que se iban a otro
lugar, poniéndole de nuevo el pasamontañas, sacándola del lugar e introduciéndola en el coche,
emprendiendo camino hacia una nueva casa, sita en el Camino Viejo del Musel o "K-8" del barrio de Jove
de Gijón, conocida como "casa del cura", abandonada y utilizada de manera intermitente por drogadictos e
idigentes, cuya planta baja se hallaba destrozada como consecuencia de un incendio y la planta primera en
un estado lamentable de conservación, que fue donde introdujeron los acusados a Leonor .
Una vez en dicha vivienda, metieron a Leonor en una habitación con un colchón en el suelo y esa
misma noche, del 25 al 26 de marzo, Jorge y Simón se introdujeron en la habitación donde estaba Leonor ,
sentándose en el colchón en el que estaba tumbada, junto a ella, al tiempo que le decían que estaban
aburridos y que querían "echar un polvo", comenzando a llorar Leonor , a pesar de lo cual Jorge le bajó la
cremallera de la chaqueta y con la pistola Astra de 9 mm. corto que portaba se la abrió, bajándole a
continuación el pantalón y las bragas, ordenándole que se diera la vuelta y se pusiera de rodillas sobre el
colchón, penetrándola vaginalmente y consumando el acto sexual, presenciando la escena el otro acusado
Simón que a continuación hizo lo mismo, penetrando también vaginalmente a Leonor . Cuando ambos
acabaron le dijeron que se lavara en el baño, acostándose ella posteriormente en el colchón, echándose a
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su lado Jorge , quedándose dormido, y quedando en la otra habitación Simón , vigilando.
En el transcurso de los hechos y durante el cautiverio de Leonor , Jorge , aprovechando la situación
del violencia física a la que se encontraba sometida aquélla y ante el temor que sentía a sus captores, se
apoderó del teléfono móvil Alcatel nº NUM000 , una pulsera de cuero y tres de oro de Leonor .
En los días siguientes, miércoles 26 y 27 de marzo, Leonor permaneció encerrada en la vivienda
conocida como "casa del cura", estando atada de manos con una cuerda al pomo de la puerta de la
habitación donde la habían metido, siendo vigilada además de por los acusados Jorge Simón , al menos por
otras personas que no han sido identificadas, al llevar el rostro cubierto y otra persona que la custodió la
última noche y que era uno de los que iban en el coche en el momento inicial del secuestro, que no ha
podido ser identificada por Leonor .
Durante esos días prosiguieron las negociaciones de los acusados con Alberto , pactando finalmente
con éste el pago a los acusados de una cantidad de dinero, droga y material para cortar la heroína, en
cantidades que no hann resultado acreditadas, y que fueron entregadas a los acusados.
Como consecuencia de ello, el vienes 28 de marzo, sobre las 5 horas, los acuasdos liberaron a
Leonor en el barrio de la Calzada de Gijón. Antes de liberarla le escribieron en la espalda las siguientes
frases: "Tu mismo -si no todos muertos- 30.000 euros y 5 Kg.- 1ª Semana" y a continuación una diana. Así
mismo le entregaron un papel en que se decía "No me gusta lo que has hecho -en 4 días kiero 30.000 euros
y 5 kg. o os matamos a todos -no tenéis manera de esconderos -mató tus hijos en San Claudio -tus
suegros- a todos- te vigilo".
Poco después de ser liberada, Leonor fue trasladada al ambulatorio Severo Ochoa de Gijón, donde
fue reconocida médicamente, apreciándosele contusiones superficiales en tórax, extremidades superiores e
inferiores y región glútea y equimosis en tobillos, nalgas y muñecas, precisando una primera asistencia
facultativa y tardando 10 días en curar, no estando impedida para sus ocupaciones habituales.
Por agentes del Cuerpo Nacional de Policía se practicaron gestiones para descubrir a los
responsables de los anteriores hechos, siendo finalmentemente identificado los acusados, practicándose el
día 26 de abril de 2003 entradas y registros, autorizadas judicialmente, en sus domicilios, encontrándose los
siguientes efectos:
En el domicilio de Juan Ignacio , sito en la c/ DIRECCION000 , NUM001 de Gijón:
- Una pistola FN-Browning modelo 1906 calibre 6,35 fabricada por la "Fabrique d´Armes de Guerre"
de Bélgica, que carecía de numeración visible, con 6 balas y cargador con 4 cartuchos.
- Una escopeta "Benelli" calibre 12-70, propiedad de Jorge .
- 19 cartuchos del calibre 7,65.
- Un cargador con cartuchos del calibre 7,65.
- 20 cartuchos del calibre 7,65.
- Una pistola Astra Falcon 4000 calibre 7,65, que carecía de todo tipo de marcaje relativo a fabricante,
numeración o datos técnicos, propiedad de Armando .
- 450 euros en metálico.
- 4 cartuchos del calibre 9 mm. corto.
- 6 cartuchos del calibre 12.
- 35 cartuchos del calibre 22.
- 1 dinamómetro marca Pesnet.
- Documentación del vehículo BMW, matricula ....-GQG , a nombre de Bárbara .
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En el domicilio de Simón , sito en la c/ DIRECCION001 , NUM002 . de Gijón:
- Una balanza digital marca TANITA.
- Un molinillo con restos de heroína.
- Varias bolsas de plástico conteniendo la sustancia estupefaciente heroína en las siguientes
cantidades:
- 1.073,90 gr. con una riqueza en heroína base del 20,80 %.
- 483,74 gr. con una riqueza en heroína base del 25,40 %.
- 100,18 gr. con una riqueza en heroína base del 21,10 %.
- Una bolsa conteniendo 48,01 gr. de cocaína con una riqueza en cocaína base del 73,40 %.
- Diversas bolsas conteniendo 7.501,61 gr. de paracetamol y cafeína, sustancia destinada a ser
mezclada con la droga con la finalidad de obtener mayor cantidad de droga para la venta al menudeo y, por
tanto, mayor beneficio económico.
- Una balanza de precisión marca TANITA.
- Bolsas de plástico vacías.
- Una carabina "Anschütz" calibre 22 Long Rifle con mira telescópia que se encontraba alterada,
teniendo su cañón aserrado y su número de serie borrado y era la que portaba Simón mientras duró la
privación de libertad de Leonor .
- Una pistola marca Astra modelo 3000 calibre 9 mm. corto que presentaba borrado su número de
serie, distinguiéndose sólo los dos últimos guarismos y era la que portaba Jorge mientras duró la privación
de libertad de Leonor .
- 6 cartuchos del calibre 9 mm. corto.
- 13 cartuchos del calibre 6,35.
- 136 cartuchos del calibre 22 LR.
- Una libreta con anotaciones de nombres, precios y cantidades de droga, así como hojas sueltas con
similares anotaciones.
La droga encontrada en el domicilio de Simón era la que les entregó Alberto como rescate para que
liberaran a su mujer, dedicándose los acusados Jorge , Simón y Juan Ignacio a la venta ilícita de dichas
sustancias estupefacientes. Por auto de 24 de febrero de 2004 del Juzgado de Instrucción nº 3 de Gijón se
acordó deducir testimonio contra Alberto por un delito contra la salud pública al entregar la droga reclamada
por los acusados a cambio de la liberación de su mujer.
Las armas encontradas y los cartuchos presentaban un normal funcionamiento. La tenencia de todas
las armas encontradas requiere licencia de armas y guía de pertenencia de las que carecían los acusados.
En la fecha de ocurrir los hechos la heroína tenía un preio en el mercado nego de 65,64 euros el
gramo y la cocaína de 61,85 euros el gramo.
Armando reconoció la propiedad de la pistola ASTRA FALCON 4000 a lo largo del procedimiento sin
que conste que tuviera intención de utilizarla para fines ilícitos.
Jorge , al tiempo de suceder estos hechos, había sido condenado por sentencia firme de fecha 18 de
septiembre de 2000 por delito de robo con violencia o intimidación".
2.- La Audiencia de instancia dictó el siguiente pronunciamiento:
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"FALLAMOS:
Que debemos CONDENAR Y CONDENAMOS:
A) a Jorge : 1º) como autor responsable de un delito de secuestro, ya definido, sin la concurrencia de
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de NUEVE AÑOS DE PRISIÓN, con la
accesoria de inhabilitación especial pare el derecho de sufragio pasivo durante el mismo tiempo; 2º) como
autor y cooperador necesario, respectivamente, responsable de dos delitos de agresión sexual, ya
definidos, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena, por
cada uno de ellos, de DOCE AÑOS DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el
derecho de sufragio pasivo surante el mismo tiempo; 3º) como autor responsable de u delito contra la
integridad moral, ya definido, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad
penal, a la pena de UN AÑO DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo durante el mismo tiempo; 4º) como autor responsable de un delito de amenazas, ya definido,
sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de UN AÑO Y
SEIS MESES DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo
durante el mismo tiempo; 5º) como autor responsable de un delito de robo con violencia e intimidación, ya
definido, con la concurrencia de la agravante de reincidencia, a la pena de CUATRO AÑOS Y NUEVE
MESES DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante
el mismo tiempo; 6º) como autor responsable de un delito contra la salud pública, ya definido, sin la
concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a las penas de DIEZ AÑOS DE
PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el mismo
tiempo, y MULTA DE DOSCIENTOS MIL EUROS (200.000 Euros); 7º) como autor responsable de un delito
de tenencia ilícita de armas, ya definido, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsables penal, a la pena de TRES AÑOS DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial
para e derecho de sufragio pasivo durante el mismo tiempo; 8º) como autor responsable de una falta de
lesiones, ya definida, a la pena de UN MES DE MULTA, con una cuota diaria de diez euros y
responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas diarias no
satisfechas. Asimismo abonará 53/108 de las costas procesales.
B) a Simón : 1º) como autor responsable de un delito de secuestro, ya definido, sin la concurrencia de
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de NUEVE AÑOS DE PRISIÓN, con la
accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el mismo tiempo; 2º) como
autor y cooperador necesario respectivamete, responsable de dos delitos de agresión sexual, ya definidos,
sin la concurrencia de circuntancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena, por cada uno de
ellos, de DOCE AÑOS DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio
pasivo durante el mismo tiempo; 3º) como autor responsable de un delito contra la integridad moral, ya
definido, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de UN
AÑO DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el
mismo tiempo; 4º) como autor responsable de un delito de amenazas, ya definido, sin la concurrencia de
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de UN AÑO Y SEIS MESES DE
PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el mismo
tiempo; 5º) como autor responsable de un delito contra la salud publica, ya definido, sin la concurrencia de
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a las penas de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN, con la
accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el mismo tiempo, y MULTA
DE DOSCIENTOS MIL EUROS (200.000 euros); 6º) como autor responsable de un delito de tenencia ilícita
de armas, ya definido, sin la concurrencia de circustancias modificativas de la responsabilidad penal, a la
pena de TRES AÑOS DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio
pasivo durante el mismo tiempo; 7º) como autor responsable de una falta de lesiones, ya definida, a la pena
de UN MES DE MULTA, con una cuota diaria de diez euros y responsabilidad personal subsidiaria de un día
de privación de libertad por cada dos cuotas diarias no satisfechas. Asimismo abonará 41/108 de las costas
procesales.
C) a Juan Ignacio : 1º) como autor responsable de un delito de secuestro, ya definido, sin la
concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de NUEVE AÑOS DE
PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el mismo
tiempo; 2º) como autor responsable de un delito contra la salud pública, ya definido, sin la concurrencia de
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a las penas de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN, con la
accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el mismo tiempo y MULTA
DE DOSCIENTOS MIL EUROS (200.000 euros); 3º) como autor de un delito de tenencia ilícita de armas, ya
definido, sin la concurrencia de circuntancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena de DOS
AÑOS DE PRISION, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante
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el mismo tiempo. Asimismo abonará 11/108 de las costas procesales.
D) a Armando , como autor responsable de un delito de tenencia ilícita de armas, ya definido,
concurriendo la atenuante analógica de confesión, a la pena de UN AÑO DE PRISIÓN, con la accesoria de
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el mismo tiempo, y al pago de 3/108 de
las costas procesales.
En concepto de responsabilidad civil Jorge , Simón y Juan Ignacio , indemnizarán conjunta y
solidariamente a Leonor en dieciocho mil euros (18.000 euros). En igual concepto Jorge y Simón
indemnizarán conjunta y solidariamente a Leonor en ochenta mil trescientos euros (80.300 euros). Jorge
indemnizará a Leonor en el valor de los objetos sustraidos que se determine en ejecución de sentencia.
Hágase entrega definitiva a Leonor del teléfono móvil de su propiedad que fue intervenido.
No ha lugar a fijar en esta causa la indemnización solicitada por la acusación particular ejercitada por
Leonor -ni ninguna otra- para Alberto .
Se decreta el comiso de los objetos intervenidos y de las drogas intervenidas las cuales se destruirán;
de las armas y municiones intervenidas, a las que se les dará el destino legal; y del dinero intervenido, que
se adjudicará al Estado.
Abónese a los penados, en el cumplimiento de las penas de prisión, el tiempo que hubieren estado
privados de libertad por esta causa.
Notifíquese esta resolución a las partes, haciéndoles saber que contra la misma cabe interponer
recurso de casación ante este Tribunal en el plazo de cinco días a contar desde la última de las
notificaciones de la sentencia".
Pedida aclaración de sentencia por la representación procesal de la recurrida Mª Leonor solicitando
se aclarase la sentencia en el sentido de que se establezca expresamente que la condena en costas incluye
las de la acusaión particular, se dictó auto con fecha veinticuatro de octubre siguiente en cuya parte
dispositiva se hacía constar: "LA SALA ACUERDA: ACLARAR la anterior sentencia recaía en el rollo nº 5 de
2004, dimanante de Sumario nº 4 de 2004, en el sentido de que la condena en costas incluye en todo caso
las causadas por la acusación particular".
3.- Notificada la sentencia a las partes, se prepararon recursos de casación por infracción de ley, de
preceptos constitucionales y quebrantamiento de forma, por los procesados Jorge , Simón y Juan Ignacio ,
que se tuvieron por anunciados, remitiéndose a esta Sala Segunda del Tribunal Supremo las certificaciones
necesarias para su sustanciación y resolución, formándose el correspondiente rollo y formalizándose dichos
recursos.
4.-El recurso interpuesto por la representación del procesado Jorge , se basó en los siguientes
MOTIVOS DE CASACIÓN: Primero.- Al amparo de los arts. 5.4 de la L.O.P.J. y 852 de la L.E.Cr ., en
relación con el art. 24.1 de la Constitución y el Derecho de la Tutela Judicial efectiva en conexión con la
obligación impuesta a los jueces y tribunales de motivar sus decisiones. Segundo.- Al amparo de lo
dispuesto en los arts. 5.4 L.O.P.J. y 852 L.E.Cr . por contravención del Derecho de la presunción de
inocencia reconocido en el art. 24.2 de la Constitución española, al haber sido condenado su representado
sin pruebas de cargo válidas. Tercero.- A) al amparo de lo establecido en el art. 849.1º LECr . por indebida
aplicación de los arts. 164 y 165 que tipifican el delito de secuestro, arts. 179 y 180.1.5º que tipifican el delito
de agresión sexual, el art. 173.1 que tipifica el delito contra la integridad moral, 169-1º que tipifica el delito
de amenazas, art. 242.1 y 2 que tipifica el delito de robo con violencia e intimidación, arts. 368, 369.3º y 6º
que tipifican el delito contra la salud pública relativo a sustancias que causan grave daño a la salud, art.
564.1.1º y 2.1º y 3º que tipifica la tenencia ilícita de armas y art. 617.1 que tipifica la falta de lesiones, todos
ellos del Código Penal . B) al amparo del art. 849.1º L.E.Cr . al infringir el artículo 21 la circunstancia primera
en relación con las circunstancias primera y ssegunda del art. 20 y la circunstancia segunda del precitado
art. 21 todos ellos del Código Penal. C) al amparo del número 2 de la L:E.Cr. al entender esta parte que ha
existido error en la apreciación de la prueba, lo que se evidencia con documentos obrantes en autos que
demuestran la equivocación del Tribunal sin que ello resulte contradicho por otros elementos robatorios. D)
al amparo del art. 849.1º L.E.Cr . por aplicación indebida de los arts. 27 y 28 b) del C.Penal al estimar el
juzgador de instancia criminalmente responsable a su mandante en concepto de autor y cooperador
necesario sin que concurran las circunstancias previstas en los mencionados artículos. Cuarto.- Por
quebrantamiento de forma, al amparo del art. 850.1 L.E.Cr . por haber sido denegadas, habiendo sido
propuestas en tiempo y forma varias diligencias de prueba.
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El recurso interpuesto por la representación del procesado Simón , se basó en los siguientes
MOTIVOS DE CASACIÓN: Primero.- por quebrantamiento de forma al amparo del art. 851.3 L.E.Cr . al no
haberse tenido en cuenta a la hora de dictar sentencia las alegaciones y pruebas practicadas por la
defensa. Segundo.- Por infracción de ley al amparo del art. 849.1 L.E.Cr . que se desdobla en dos
vertientes, a saber: Uno, "vulneración de derechos fundamentales, en concreto el art. 18.2 C.E . y la
asistencia letrada al tiempo de la detención en la entrada y registro de su domicilio", y dos "vulneración del
derecho fundamental a la presunción de inocencia, contenido en el art. 24.2 CE . en lo referente al delito de
agresión sexualal no haber ninguna prueba fehaciente que lo acredite". Tercero.- Por infracción de ley al
amparo del art. 849.2 L.E.Cr . que se desdobla en dos aspectos: Uno, "por error en la apreciación de la
prueba ya que no se tienen en cuenta las declaraciones efectuadas por los acusados de las que se deduce
que Simón no conocía la existencia de rescate en lo referente a la detención de Dª Leonor ", y dos, "por
error en la apreciación de la prueba ya que para a condena por el delito de agresión sexual no se tienen en
cuenta las declaraciones de Jorge Simón que desde un primer momento, desde la declaración de Simón
ante la Policía, niega estos hechos". Cuarto.- Por infracción de Ley, al amparo del art. 849.1 L.E.Cr . por
infracción de los preceptos contenidos en los arts. 569 y ss. de la L.E.Cr . y en particular el art. 569 sobre la
entrada y registro en el domicilio, al quedar acreditado por las declaraciones de los policías actuantes que
uno de ellos entró por la ventana del domicilio procediendo a registrar su domicilio en busca de la llave de la
puerta, lo cual se hace mientras la Comisión Judicial, el resto de policías y el interesado permanecen fuera.
Quinto.- Por infracción de ley, al amparo del art. 849.1 L.E.Cr . por infracción del art. 21.1 del C.P . por
inaplicación de la atenuante de actuar a causa de su grave adicción a las drogas.
Y el recurso interpuesto por la representación del procesado Juan Ignacio , se basó en los siguientes
MOTIVOS DE CASACIÓN: Primero.- Del art. 5, apartado 4 de la L.O.P.J. por vulneración del derecho
consagrado en el art. 24 apartados 1 y 2 del texto constitucional , en cuanto se ha infringido el derecho de
defensa. Segundo.- Del art. 5 apartado 4 de la L.O.P.J . por vulneración del derecho consagrado en el art.
24 apartados 1 y 2 del texto constitucional . Tercero.- Del art. 5 apartado 4 de la L.O.P.J . por vulneración
del derecho consagrado en el art. 24 apartados 1 y 2 del texto constitucional en cuanto se ha infringido el
derecho de defensa, vulnerándose el derecho a utilizar los medios de prueba pertinentes, con infracción del
art. 24 C.E . efectuándose la petición de ineficacia y nulidad de tales pruebas en virtud del art. 11.1 y
concordantes de la LOPJ. Cuarto.- Del art. 5 apartado 4 de la L.O.P.J . por vulneración del derecho
consagrado en el art. 24, apartados 1 y 2 del texto constitucional , en cuanto entiende vulnerado el
constitucional derecho a la presunción de inocencia. Quinto.- Del num. 1 del art. 849 L.E.cr. por infracción
de Ley , por vulneración del art. 788.2 LECr. y LEC. 2000 art. 4 en relación con la valoración de la prueba
documental e informes periciales. Sexto.- Del núm. 2 del art. 849 LECr. por infracción de Ley , error en la
valoración de la prueba por vulneración del art. 788.2 LECr. y LEC.2000 art. 4 en relación con la valoración
de la prueba documental e informes periciales. Séptimo.- Por quebrantamiento de forma, del art. 851.1º o 3º
en relación con prueba documental e informes periciales. Octavo.- Del num. 1 del art. 849 LECr . por
vulneración del art. 24.2 de la Constitución o derecho fundamental a la presunción de inocencia así como
del principio "in dubio pro reo". Noveno.- Del núm. 1 del art. 849 LECr . por vulneración e indebida aplicación
de los arts. 1, 5, 16 , en concordancia con los arts. 164 y 165 del C.Penal (delito de secuestro) y
jurisprudencia que los interpreta. Décimo.- Del núm. 1 del art. 849 LECr . por vulneración e indebida
aplicación de los arts. 1, 5, 16, 368 y 369-3º y 6º en concordancia con los arts. 27 y 28 del C.Penal.
Undécimo.- Del num. 1 por vulneración e indebida aplicación de los arts. 1, 5, 16, 564.1.1º y 2º.1º del
C.Penal (tenencia ilícita de armas) y jurisprudencia que los interpreta. Duodécimo.- Del núm. 1 del art. 849
L.E.Cr . por vulneración en indebida aplicación de la norma o preceptopenal y jurisprudencia que lo
interpreta, señalando como infringido el art. 62 C.Penal (por ausencia de motivación en la individualización
de la pena procediendo en cualquier caso la pena mínima) y también los apartados del art. 63 del C.Penal y
jurisprudencia que los interpreta. Décimo-Tercero.- del núm. 1 por vulneración e indebida aplicación de los
arts. 127, 128, 374 y 377 del C.Penal y jurisprudencia que los interpreta.
5.- Instruído el Ministerio Fiscal de los recursos interpuestos, impugnó todos los motivos alegados en
los mismos, e igualmente dado traslado a la parte recurrida impugnó los motivos aducidos por los
recurrentes; la Sala admitió a trámite dichos recursos y quedaron conclusos los autos para señalamiento de
fallo cuando por turno correspondiera.
6.- Hecho el correspondiente señalamiento, se celebró la votación y fallo del presente recurso el día
20 de Septiembre del año 2006.
II. FUNDAMENTOS DE DERECHO
Recurso de Jorge .
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PRIMERO.- Con base en los arts. 5-4 L.O.P.J. y 852 L.E.Cr ., denuncia en el primer motivo
formalizado la vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva en su manifestación de incumplimiento del
deber de motivar las sentencias, reconocido en el art. 120-3º en relación al 24-1º de C.E.
1. El requisito o exigencia impuesta por el derecho a obtener una resolución fundada de los tribunales
a las pretensiones ante ellos esgrimidas se halla impuesta por nuestras leyes (art. 120-3 y 24-1º CE .), y se
funda en la necesidad de conocer el proceso lógico-jurídico que conduce al fallo con el propósito de
controlar la aplicación del derecho realizada por los órganos judiciales a través de los oportunos recursos, a
la vez que permite contrastar la razonabilidad de la decisión recaía. Los justiciables por esta vía pueden
conocer los criterios jurídicos en los que se fundamenta la decisión judicial, es decir, la ratio decidendi que
ha determinado aquélla, actuando también como elemento preventivo de la arbitrariedad en el ejercicio de la
jurisdicción.
Tales afirmaciones constituyen doctrina consolidada del Tribunal Constitucional, quien también ha
tenido ocasión de concretar que la suficiencia de la motivación no puede ser apreciada apriorísticamente
con criterios generales sino que requiere examinar el caso concreto, sin que se exija que el órgano
jurisdiccional se extienda pormenorizadamente sobre todos y cada uno de los argumentos y razones en que
las partes fundan sus pretensiones, bastando con una motivación escueta o por remisión a otras
resoluciones.
2. Con base en tal doctrina el recurrente lo que hace es cuestionar la existencia de algunos delitos,
por insuficiencia probatoria, más propio de un motivo por presunción de inocencia.
En tal sentido nos dice que en el delito de secuestro participó en la condición de cómplice pero no de
autor, pues únicamente se limitó a intimidar a la víctima con una pistola para que le acompañase,
consiguiendo de ese modo que se subiese al vehículo con el fin de ser trasladada a la casa en la que
permaneció un cierto tiempo, en todo caso menor de 3 días, y ya en ella sólo vigiló la vivienda durante
cuatro horas diarias, para luego intervenir en su liberación el día 27 de marzo de 2003.
La alegación es insostenible, dessde el momento que el recurrente describe y reconoce haber llevado
a cabo actos inequívocamente característicos de la condición de autor y no de cómplice, con pleno dominio
del hecho; precisamente ejecutó lo que le correspondió en el diseño del plan delictivo, de relevante
incidencia causal.
3. Otro tanto pretende sostener en el delito de agresiones sexuales, en el que sólo se contó, como
prueba de cargo, con el testimonio de la víctima. Reseña ciertas pruebas negativas, como las periciales
médicas que no revelan evidencias físicas u orgánicas de una violación y las policiales de inspección de la
habitación y colchón donde se dice se desarrollaron las agresiones sexuales, en cuyos resultados analíticos
no se encontraron vestigios o restos de semen, de sangre u otros fluidos orgánicos pertenecientes a los
acusados.
No obstante, frente a tales circunstancias, no excluyentes del delito, el Tribunal contó con otras
pruebas contundentes que evidenciaban la autoría y que tuvieron mayor influencia en la formación de la
convicción, en cuya actividad las facultades ponderativas del tribunal son exclusivas y excluyentes.
4. Respecto al delito contra la integridad moral, nos dice el recurrente que habiendo participado otras
personas en número indeterminado en la realización de los distintos hechos típicos -como afirman los
hechos probados- la víctima del delito se hallaba en la disyuntiva de atribuir los mismos a dos personas que
actuaron a cara descubierta (una de ellas el recurrente) o imputar los delitos a las personas desconocidas o
no identificadas que participaron.
El argumento es improsperable, precisamente porque la ofendida describe con claridad los actos y las
personas que los realizaron. En el peor de los casos es irrebatible que los dos acusados directamente
identificados por su participación material estuvieron presentes y consintieron, con pleno dominio del hecho,
que los actos vejatorios se realizaran, aceptando implícitamente los actos degradantes y humillantes, así
como otros agresivos o violentos, que se revelaban como necesarios instrumentos de presión dentro del
plan delictivo para obligar a confesar a la víctima sobre el lugar donde se encontraba la droga o para
agobiar o provocar un hundimiento moral a la ofendida, dando credibilidad a las amenazas vertidas frente al
esposo, que era el encargado de cumplir las condiciones impuestas por los secuestradores.
Tampoco estos argumentos pueden prosperar.
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5. En el delito de robo con violencia e intimidación reprocha a la sentencia que no determine la
titularidad o preexistencia de las cosas sustraídas. También el tribunal explicó suficientemente los detalles
comisivos de este delito. La prueba de cargo estuvo integrada por el testimonio de la víctima; pero cuando
concreta la descripción de los objetos sustraídos aporta datos identificativos precisos, especialmente
respecto al teléfono móvil, facilitando el número del mismo. Precisamente de él se hizo una llamada por los
secuestradores durante el tiempo de la privación de libertad y además fue encontrato en casa de Simón en
el registro practicado. La justificación de la preexistencia de las cosas fue suficiente.
6. Por último y respecto a los delitos contra la salud pública y tenencia ilícita de armas, afirma que no
fueron encontrados en su casa ni armas ni droga, razones insuficientes para descartar los delitos, pues en
el secuestro utilizaron armas y la finalidad del mismo no fue otra que obtener dinero y droga.
7. En definitiva, el tribunal en diecisiete páginas desarrolla suficientemente las razones que le han
llevado a la convicción alcanzada, realizando fundadamente el juicio de subsunción. Cierto que se ha
basado esencialmente en el testimonio de la víctima, pero también en la pericial psicológica y en todas las
demás pruebas indirectas corroboradoras, expresando las razones de credibilidad, conforme a la doctrina
de esta Sala.
Por todo ello no es posible calificar la sentencia de infudada. El motivo ha de decaer.
SEGUNDO.- Residenciado en el art. 5-4 L.O.P.J . y conjuntamente en el art. 852 L.E.Cr , se alega
infracción del derecho fundamental a la presunción de inocencia reconocido en el art. 24 C.E.
1. Se aduce la falta de prueba en relación a los delitos de violación y al delito de robo con
intimidación, reiterando parcialmente lo dicho en el motivo anterior.
El recurrente comienza por admitir la existencia del testimonio de la víctima, pero no obstante,
respecto a las violaciones arguye que el informe médico sobre lesiones no objetiva la existencia de lesiones
propias de agresión sexual, y que, en el lugar donde se desarrollaron las agresiones sexuales no se
encontraron restos orgánicos de la víctima y de los agresores. Respecto al robo se insiste en que no se
acredita la preexistencia de los objetos sustraídos.
2. El propio desarrollo argumental del motivo conduce a su desestimación, en cuanto admite el
testimonio de cargo de la víctima, analizado y valorado en la sentencia con sujeción a los criterios de esta
Sala que ni el propio recurrente cuestiona con argumentos de solidez. Así pues, advertimos que, aunque el
parte médico no objetivó lesiones en los órganos genitales de la mujer, dato negativo que carece de
especial significación como elemento de descargo, sin embargo sí se constataron lesiones en tórax,
extremedidades superiores e inferiores, región glútea y equimosis en tobillos, nalgas y muñecas,
compatibles con las acciones violentas desarrolladas sobre la víctima, según su testimonio, cuya
credibilidad refuerza la prueba psicológica practicada. Igualmente, que no se encontraran restos orgánicos
en el colchón es un dato también negativo que carece del suficiente valor para elimitar la eficacia del sólido
y contrastado testimonio de la víctima admitido por la jurisprudecia unánime y consolidada como prueba de
cargo suficiente para desvirtuar la presunción de inocencia.
Finalmente, debemos observar que la prueba sobre la preexistencia de los objetos sustraídos no es
imprescindible para sustentar un fallo condenatorio, máxime, en este caso, en que la víctima denunció que
le sustrajeron un teléfono móvil durante el secuestro desde el que los acusados efectuaron una llamada y
después se comprobó la realidad de esa llamada que se realizó al teléfono de un coacusado y el móvil
sustraído se intervino en el domicilio de otro de ellos, como tuvimos ocasión de apuntar en el motivo
anterior.
En conclusión, el recurrente no acredita que no existiera prueba de cargo suficiente, sino que se
diese a la misma una valoración discrepante con sus puntos de vista y criterios defensivos, inevitablemente
parciales e interesados.
El motivo ha de decaer.
TERCERO.- En el tercero de los motivos que aduce aglutina de forma poco ortodoxa un conjunto de
quejas que debieron integrar motivos diferentes, dada su dispar naturaleza.
1. En cuatro distintos apartados alega:
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A) Al amparo del art. 849-1º L.E.Cr . la aplicación indebida de los arts. 164 y 165 (delito de secuestro);
179 y 180.1.5º (delitos de agresión sexual); art. 169-1º (delito contra la integridad moral); 242-1º y 2º (delito
de robo con violencia e intimidación); 368, 369-3º y 6º (delito contra la salud pública); 564, 1-1º y 2.1º y 3º
(tenencia ilícita de armas); así como el 617-1º (falta de lesiones).
B) Por igual cauce procesal entiende inaplicado, cuando debió serlo, el art. 21-1º, en relación al 20-1º
y 2º o 21-2º C.P.
C) Con sede en el art. 849-2 L.E.Cr . alega error de hecho en la apreciación de la prueba derivada de
documentos no contradichos por otras pruebas.
D) Por último, denuncia infracción de ley (art. 849-1º L.E.Cr .) por aplicación indebida de los arts. 27 y
28 b.
2. En primer término es oportuno analizar, por su identidad argumental, el apartado A) y el D), ya que
si el recurrente estima no cometido un delito concreto que se le imputa en su condición de autor o
cooperador necesario, el vicio de subsunción repercutirá tanto en el tipo como en la modalidad de
participación asumida por el sujeto agente.
El impugnante en el desarrollo del motivo prescinde de un dato fundamental que impide el
acogimiento del mismo. Todo error de derecho denunciado, fruto de la aplicación indebida de preceptos
sustantivos penales (juicio de subunsión), debe partir de la aceptación del relato probatorio en todo su
contenido, orden y significación, sin añadir ni prescindir de ningún aspecto de él (art. 884-3 L.E.Cr .)
De la atenta lectura del factum se evidencia la concurrencia de todos y cada uno de los elementos
que integran los diferentes tipos delictivos, atribuídos a la participación consciente y voluntaria del
recurrente, en concierto o conjunción con otros acusados, que actuaban de común acuerdo
(coordinadamente).
Por otra parte, si analizamos los argumentos del motivo, más bien parece que el censurante
desarrolla una protesta por vulneración del derecho a la presunción de inocencia, desviándose así del cauce
procesal elegido en tanto en cuanto alude a la inexistencia de prueba de cargo a la vez que realiza
valoraciones particulares y subjetivas de la practicada, lo que no le es permitido dada la exclusividad de tal
función asignada por ley al tribunal de inmediación.
3. Vuelve a incidir en esa línea de valorar la prueba, destacando otras probanzas de descargo, con
reiteración de argumentos que desarrolla en los siguientes apartados:
a) sobre el delito de secuestro no halla otra prueba que acredite la aplicación del subtipo agravado del
art. 165 (ejecución del secuestro con simulación de función pública), perfectamente descrito en el factum, al
hacerse pasar el acusado por policía, según el testimonio de la acusada, que es suficiente si ha merecido el
crédito del tribunal y además se hallaba corroborado.
b) se dice que el tribunal no toma en cuenta el art. 163.2 C.P ., claramente inaplicable, en cuanto
omite en sus alegaciones que la puesta en libertad de la víctima sólo se pruduce tras haber conseguido su
propósito los acusados, cobrando el rescate solicitado, tal y como consta especificado en el relato histórico
sentencial.
c) en los delitos de agresión sexual, frente al testimonio de la mujer, aduce la inexistencia de vestigios
en los análisis, relativos a semen u otros elementos que suelen aparecer en estos delitos, y que en este
caso no se detectan ni en el examen o exploración médica o ginecológica ni en la inspección del lugar de
los hechos por la policía. A ello se suma la ausencia de manifestación de la ofendida cuando denunció por
primera vez las agresiones sufridas.
d) sobre el delito contra la integridad moral, lesiones y amenazas, reconcoe la realidad de las mismas,
pero niega su autoría, argumento ya analizado.
e) en el robo con violencia e intimidación repite la no determinación de la propiedad o titularidad de
las cosas sustraídas, también ya tratado.
f) por último, en el delito de tenencia ilícita de armas y contra la salud pública, alega que no se han
hallado armas en su casa, ni tampoco droga, argumentaciones a las que también se ha dado respuesta.
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4. Todas esas alegaciones impugnativas no hacen sino resaltar que a las contundentes pruebas
incriminatorias se añadieron algunas circunstancias que no reforzaban la versión de la víctima, pero el
recurrente no menciona todas aquéllas que el tribunal analiza que constituyeron elementos corroboradores,
a los que la sentencia hace expresa referencia.
Estos dos apartados A y D, deben rechazarse.
5. El apartado relativo a la inaplicación de la atenuante (cualificada o no) de drogadicción, ya tuvimos
ocasión de analizar el problema, que fue certeramente resuelto por la Audiencia.
El acusado, que ha de acreditar los elementos fácticos que sustentan la atenuación, no ha podido
justificar el elemento psicológico, esto es, la influencia de una posible drogadicción en la comisión de los
delitos. La dinámica delictiva y la prolongación sostenida en el tiempo de la situación antijurídica, salpicada
de infracciones penales, no aportaba ninguna base a la determinación de ese carácter funcional,
configurador de la atenuación. Así lo expresa el nº 2 del art. 21 , cuando el culpable debe actuar "a causa
de", expresión que denota la teleología de la circunstancia.
El presente submotivo no puede prosperar.
6. Por último, el recurrente en el apartado C) alega error facti, acudiendo a un sinnúmero de
aparentes documentos evidenciadores -según su tesis- del "error en la valoración de la prueba cometido por
el tribunal sentenciador". Tal enunciado nos está indicando el claro desenfoque del motivo, que no se ajusta
al cauce procesal elegido.
No se trata de equivocaciones en el juicio valorativo de la prueba que sólo compete al tribunal, lo que
por sí sólo daría al traste con la pretensión casacional. Los documentos que invoca hacen referencia, unos
a la comisión de ciertos delitos y otros al acreditamiento de la concurrencia en él de la atenuante de
drogadicción.
El primer grupo lo integran los siguientes folios de la causa:
a) parte de lesiones elaborado por D. Juan María (f. 12 y 13) en el que, según afirma, no se constatan
lesiones que evidencien la agresión sexual.
b) el acta de entrada y registro en el domicilio del recurente (f. 51 y 5º vto.) donde figura que no se
encontró prueba relacionada con los hechos.
c) diligencia de reconocimiento (f. 101), efectuada por la ofendida, del teléfono móvil y la pistola
marca Astra.
d) acta de inspección ocular (f. 220 a 222) de la denominada "casa del cura", en la que figura que no
se encontraron huellas o vestigios de la víctima, ni del recurente y fotografía adjunta del lugar (f. 234).
e) informe pericial elaborado por Irene (f. 516) que consigna la no existencia de secuelas en la
víctima.
Desde el punto de vista formal las deficiencias del planteamiento del motivo son insalvables. No se
dicen los términos en que debe ser modificado el factum, suprimiendo o adicionando circunstancias, datos o
referencias distintas a las allí descritas. En la enumeración documental se termina afirmando que la
consideración de la circunstancia que acredita el documento determinaría otra decisión judicial, pero no
repara que la prueba se valora en conjunto, olvidándose que esos datos exculpatorios deben operar en el
plano ponderativo en conjunción con la de carácter incriminatorio, que habiéndolos como los hay (v.g.
testimonio de la víctima, pericial psicológica, corrobaraciones, etc.) hace que no pueda estimarse el motivo.
El dato que evidencia el documento no puede ser contradicho por otras pruebas eficaces sobre el mismo
punto, por imperativo del propio articulo 849-2 L.E.Cr.
Por otra parte debemos reseñar que no poseen el carácter de documento a efectos casacionales ni el
parte médico de lesiones ni el acta de entrada y registro, salvo que se tratase de un dato objetivo recogido
en el mismo; ni tampoco las diligencias de reconocimiento o de inspección ocular y menos cuando resultan
negativas.
Por último y habida cuenta de que concurre prueba de cargo sobre la misma cuestión que evidencia
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otro entendimiento de lo sucedido, los presuntos documentos carecen de eficacia para alterar el factum.
7. Relacionados con las circunstancias modificativas alegadas, se designan los documentos
siguientes:
a) informe del equipo de salud del Centro Penitenciario (f. 413 y 414 rollo de Sala), fechado el 23 de
junio de 2005, en donde consta que el recurrente padece: psicosis esquizofrénica tipo paranoide, trastorno
adaptativo tipo ansioso depresivo y antecedentes de politoxicomanía).
b) informe médico (f. 415 y 416 del rollo de Sala) realizado en el Centro Penitenciario, en el momento
de la entrada en prisión, donde se recogen antecedentes psiquiátricos y de consumo de estupefacientes.
c) informe del Servicio Interdisciplinar de atención a las drogodependencias en juzgados (f. 565 a 569
del rollo de Sala).
d) informe del Servicio de Urgencias del Hospital fechado el 12 de julio de 2001 (sin designación de
folio) sobre asistencia al recurrente por sobredosis de cocaína.
Los informes médicos, si los reputaramos pruebas periciales, deberían estar adornados por
determinadas notas para considerarlos documentos casacionales. Esta Sala ha dejado dicho que tales
dictámenes para merecer el calificativo documental, deben acomodarse a las dos circunstancias siguientes:
a) que existiendo un solo dictamen o varios absolutamente coincidentes y no disponiendo la
Audiencia de otras pruebas sobre los mismos elementos fácticos, el tribunal haya estimado el dictamen o
dictámenes coincidentes como base única de los hechos declarados probados, pero incorporándolos a
dicha declaración de un modo incompleto, fragmentario, mutilado o contradictorio de modo que se altere
relevantemente su sentido originario.
b) cuando contando solamente con dicho dictamen o dictámenes coincidentes y no concurriendo
otras pruebas sobre el mismo punto fáctico, el tribunal de instancia haya llegado a conclusiones divergentes
con las de los citados informes sin expresar razones que lo justifiquen.
8. En nuestro caso además de existir prueba contradictoria sobre los mentados informes periciales
(v.g. psicólogos del juzgado), aunque se acreditase la "grave" adicción a la droga, la dinámica delictiva y la
total ausencia de influencia en los delitos cometidos, impediría su apreciación, siendo nula su eficacia en el
fallo de la sentencia.
Los dictámenes periciales no poseen los condicionamientos que acabamos de enunciar, y por ende,
no pueden actuar con el carácter de documento no contradictorio con aptitud para modificar el relato
histórico sentencial.
El motivo ha de rechazarse.
CUARTO.- Con base en el art. 850-1º L.E.Cr . en último lugar, por quebrantamiento de forma,
denuncia la denegación de diligencias de prueba propuestas en tiempo y forma, consideradas
indispensables.
1. El censurante insiste en reproducir una queja debidamente resuelta en el fundamento jurídico
primero, apartado 2 y 3 de la letra E, de la recurrida, en donde se razona de forma adecuada sobre la
innecesariedad de las mismas.
En dicha cuestión esta Sala ha venido distinguiendo entre prueba pertinente y prueba necesaria.
El tribunal no está obligado a admitir la práctica de cuantas pruebas interese la parte, a la que no le
asiste una facultad absoluta o ilimitada.
2. De forma concreta razona la Audiencia la innecesariedad de solicitar un informe sobre el protocolo
a seguir en el Hospital del Principado de Asturias, en casos similares al apuntado, ya que tales cuestiones
pudieron ser respondidas por los médicos intervinientes en el plenario y además el propio tribunal admite y
da por hecho que la víctima, por justificadas razones, no denunció en un primer momento que había sido
violada, limitándose a constatar que le habían sido introducidos objetos por el ano y vagina.
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En orden a las razones por las cuales la ofendida se hallaba en la prisión de Soto del Real y su
repercusión en el "stress postraumático", resultaba anodido por ser cuestión ajena a esta causa, amén que
el tribunal conocía el delito por el que estaba privada de libertad, referido a la salud pública, como se colige
del propio tenor de los hechos probados.
Tratándose de pruebas superfluas o anodinas, la Audiencia adoptó la decisión pertinente, que en
modo alguno ha tenido repercusión en el derecho de defensa del recurrente.
El motivo ha de rechazarse.
Las costas del recurso se imponen al recurrente por imperativo del art. 901 L.E .Criminal.
Recurso de Simón .
QUINTO.-En su primer motivo alega quebrantamiento de forma, amparado en el art. 851-3 L.E.Cr ., al
no haberse tenido en cuenta a la hora de dictar sentencia las alegaciones y pruebas practicadas por la
defensa.
1. La enunciación del motivo nos indica una incorrecta elección del cauce casacional. Para que se
produzca la incongruencia omisiva o "fallo corto" deben concurrir las siguientes circunstancias, según tiene
dicho esta Sala:
a) que la omisión padecida venga referida a temas de cáracter jurídico suscitados por las partes
oportunamente en sus escritos de conclusiones definitivas y no a meras cuestiones fácticas.
b) que la resolución dictada haya dejado de pronunciarse sobre concretos problemas de derecho
debatidos en el plenario. Es posible, en determinados casos, las resoluciones implícitas de las cuestiones
planteadas.
c) que aun existiendo el vicio, éste no pueda ser subsanado en casación a través de la resolución de
otros planteamientos de fondo aducidos en el recurso.
El recurrente en el desarrollo del motivo se refiere a dos concretas cuestiones:
- a la ausencia de pronunciamiento sobre la aplicabilidad del art. 163-2 C.P . como modalidad
atenuada del delito de secuestro.
- las cuestiones jurídicas atinentes a la prueba pericial demostrativa de la inexistencia de lesiones
relacionadas con las agresiones sexuales de la víctima.
2. Respecto a la primera cuestión, es cierto que de forma abierta y explícita no se pronuncia la
Audiencia, pero sí aparece un pronunciamiento implícito que parte de dos datos incontestables: el tenor de
los hechos probados y la aplicación de otros preceptos totalmente contradictorios a los pretendidos, con las
penas correspondientes a aquéllos.
La aplicación del art. 163-2 C.P . exige preceptivamente que se ponga en libertad al detenido en un
espacio temporal (72 horas, que sí concurrían), pero además, sin haber conseguido el propósito los
secuestradores, circunstancia que no se daba en el presente caso, ya que la libertad sólo la obtuvo la
secuestrada por haber alcanzado los delincuentes los propósitos proyectados como finalidad del delito. Ello
determinó la aplicación de otros preceptos, silenciando el art. 163-2 C.P.
El pronunciamiento implícito y sus razones jurídicas, quedaron claramente expresadas en la
sentencia.
3. Sobre la falta de consideración de las pruebas de la defensa, el reproche, dada la doctrina de esta
Sala, debe ser canalizarlo a través de otros preceptos. A estos efectos resulta preciso distinguir entre las
alegaciones y argumentaciones de las partes (en las que deben incluirse las relativas a la valoración de las
pruebas) de las pretensiones jurídicas en sí mismas consideradas, de tal modo que, si bien respecto a las
primeras no sería necesaria una contestación explícita y pormenorizada a todas y cada una de ellas, siendo
suficiente, en atención a las circunstancias particulares de caso, una respuesta global y genérica, aunque se
omita el tratamiento particularizado de alegaciones concretas no sustanciales, respecto a las segundas se
exige una respuesta más rigurosa.
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En nuestro caso es patente que se refiere a simples argumentaciones relativas al alcance probatorio
de la inexistencia de unas lesiones. El que no sufriera lesiones de carácter sexual no supone
necesariamente que no se produjeran agresiones sexuales, en los términos que la ofendida las describe, si
el tribunal dispuso de otras pruebas prevalentes, que sí explicita, y que le llevaron a tal convicción.
Por todo lo expuesto el motivo no puede prosperar.
SEXTO.- En el siguiente motivo, por infracción de ley (art. 849-1º L.E.Cr .), denuncia dos
vulneraciones de derecho, una la del art. 18-2 C.E . por falta de asistencia de letrado en la entrada y registro
a su domicilio, ya detenido por la policía; otra la del art. 24-2 C.E . que contempla el derecho a la presunción
de inocencia.
1. En la diligencia de investigación relativa al registro del domicilio del recurrente, considera esencial
la ausencia de letrado, en tanto interviene en defensa de los derechos del detenido, configurándose así
como elemento de legitimación de la autorización concedida y garante de la libertad decisoria del interesado
y su información sobre dicha decisión.
El argumento es irrelevante, porque no nos hallamos ante un supuesto en que la diligencia la autoriza
el titular de la vivienda, ya que en este caso se hallaba legitimado judicialmente por el auto habilitante de 23
de abril de 2003 , conocido el cual por el interesado, accedió a la diligencia facilitándola en lo necesario.
Así pues, el registro se practicó a presencia de la oficial habilitada y ante el interesado, resultando
innecesaria la presencia de testigos o del letrado, al no exigirla el art. 569 L.E.Cr . Este Tribunal tiene
reiteradamente dicho que ni el art. 17-3 de la C.E. ni los 118 y 520 de la L.E.Cr. requieren la presencia de
letrado en la diligencia de entrada y registro en domicilio, limitada tal asistencia letrada, en casos de
detención, a las declaraciones que pueda evacuar el detenido y a los reconocimientos de identidad que se
practiquen.
El submotivo debe rechazarse.
2. Respecto a la violación del derecho a la presunción de inocencia sostiene que en el delito de
agresión sexual sufrida por la víctima el tribunal de instancia sólo dispuso de testimonios de esta última, lo
que resultaba insuficiente a todas luces.
Amén de que usualmente en estos delitos, que se cometen en la intimidad, no suelen existir más
testigos presenciales que la víctima, en el caso de autos el tribunal, después de analizar en profundidad tal
testimonio desde las diversas perspectivas que refuerzan la credibilidad de la declarante, contó con
corroboraciones suficientes, en particular con el dictamen de dos psicólogos forenses sobre la veracidad de
los testimonios y los datos y circunstancias aportados sobre todo el desarrollo secuencial delictivo,
confirmados por la identificación de lugares y de las cosas que aparecieron en la escena del crimen, por el
testimonio de los agentes y lo hallado en los registros de los domicilios practicados.
No es determinante, ni mucho menos decisivo para la obtención de una convicción de culpabilidad
firme, la inexistencia de lesiones que suelen aparecer en la víctima de agresiones sexuales, o de vestigios
de esperma u otros signos de violencia en órganos sexuales. Tal como se desarrollaron los hechos, según
la firme versión de la ofendida, no hubo violentas resistencias ante la inutilidad de las mismas, dada la
voluntad decidida de los agresores, varias personas armadas en una "casa abandonada y alejada de
núcleos o zonas pobladas". Tampoco eran esperables la detección de signos de esperma, ya que los
acusados ordenaron a la mujer que se lavara en el baño después de sufrir las agresiones.
El que en un principio no declarara con detalle los actos sexuales sufridos fue por no hacer sufrir más
a su madre, lo que resulta plenamente razonable para el tribunal de instancia.
El motivo no puede prosperar.
SÉPTIMO.- En el motivo tercero, con sede en el art. 849-2 L.E.Cr ., alega error de hecho en la
apreciación de la prueba, desdoblando la protesta en dos direcciones: una, que sostiene que el error
apreciativo se cometió por no tener en cuenta las declaraciones efectuadas por los acusados, de los que se
deduce que Simón no conocía la existencia de rescate en la detención de Leonor ; y dos, por cometer error
apreciativo al condenar por delito de agresión sexual, sin tener en cuenta las declaraciones de Jorge y
Simón , que desde un principio y en todo momento negaron los hechos.
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1. El mismo planteamiento del motivo ciega toda posibilidad estimatoria, al no acomodarse a los
límites que este cauce casacional impone, según la doctrina de esta Sala.
A través del "error facti" se pretende una alteración, supresión o complementación del factum, por no
ajustarse en algún aspecto a la realidad de lo acreditado en juicio, porque así resulta de algún documento
incorporado a la causa, ordinariamente de genésis extraprocesal y que por su fehaciencia o capacidad
probatoria propia, evidencia una equivocación en el relato probatorio, en tanto no se halla contradicho por
prueba alguna de signo contrario, y todo ello con virtualidad para repercutir en el fallo de la sentencia.
2.Claramente se comprende que no es éste el caso. El recurrente debió designar aquellos
particulares de un determinado documento o documentos que evidenciaran el error del juzgador al describir
los hechos. Acude al testimonio de los acusados, lo que en modo alguno tiene carácter documental a
efectos casacionales, aunque tales testimonios se hayan documentado, circunstancia que no les priva de su
carácter de prueba personal, sometida como todas las demás a la libre y razonable apreciación del tribunal
sentenciador (art. 117-3 C.E. y 741 L.E.C r.).
Por todo ello el motivo debe decaer.
OCTAVO.- En el siguiente motivo, por corriente infracción de ley (art. 849-1º L.E.Cr .), entiende
infringido el art. 569 de la referida ley , al quedar acreditado por las declaraciones de los policías actuantes
que uno de ellos entró por la ventana del domicilio, procediendo al registro en busca de la llave de la puerta,
mientras el resto de la comisión judicial, los policías y el interesado, permanecen fuera.
1. Al igual que en los precedentes motivos, tampoco en éste el recurrente se ha ajustado a las
posibilidades defensivas que el cauce procesal elegido le brinda.
El error iuris o infracción de ley, sólo se halla prevista en nuestra ley rituaria penal para supuestos
referidos a la ley sustantiva, nunca procesal. El art. 569 L.E.Cr . y ss. son preceptos netamente procesales,
cuya inobservancia debería, en su caso, recoducirse a vulneraciones de derechos fundamentales de
carácter procesal (art. 24-2 C.E .), pero nunca acudir a un motivo por corriente infracción de ley.
2. No obstante el recurrente no se acomoda a lo constatado en el acta levantada por la comisión
judicial y a lo depuesto por los policías que intervinieron en la diligencia.
Al llegar la comisión judicial a la casa objeto del registro, en poder del mandamiento judicial
autorizante, dicha vivienda se halla cerrada; y el morador, ahora recurrente, no posee llaves. Ante tal
situación, uno de los agentes policiales entró por la ventana, siendo necesario romper un cristal,
dirigiéndose inmediatamente a la puerta para franquearla desde el interior a la comisión judicial, todo ello
nítidamente reflejado en el acta de entrada y registro redactada por la fedataria judicial. La actuación de la
comisión fue acorde con las circunstancias y con lo dispuesto en el art. 568 L.E.Cr, que permite el uso de la
fuerza para la efectividad de la diligencia, fuerza que en este caso fue moderada y necesaria.
El motivo no puede prosperar.
NOVENO.- En el último de los motivos, también amparado en el art. 849-1º L.E.Cr ., aduce
inaplicación del art. 21.1 C.P ., al concurrir la atenuante de drogadicción.
1. El recurrente argumenta que los delitos cometidos estuvieron condicionados por su carácter de
drogadicto y especialmente por el pago de deudas derivadas de esa adicción.
El tribunal contéstó a tal pretensión en el fundamento jurídico décimo-tercero de forma certera y
contundente.
Para la estimación de tal atenuante se precisa, en primer lugar, la "adición grave a la droga", dato que
ni siquiera se acredita concurra en el censurante si nos atenemos a los dictámenes médico forenses (folio
491 y de los psicólogos del juzgado, folios 520 y 521, todos ellos del Rollo de Sala); y en segundo lugar no
se produce la incidencia de tal adicción en la comisión del delito. La atenuante tiene un inequívoco carácter
funcional, siendo preciso que la compulsión en el libre actuar del agente se produzca por el ansia de
obtener la droga o los medios económicos para conseguirla.
2.Independientemente de las argumentaciones contenidas en el fundamento 13º para descartar la
concurrencia de tal atenuación, por simples razones formales el motivo no tendría posibilidades de
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prosperar.
Las atenuantes deben estar probadas por la defensa, con igual contundencia y fiabilidad probatoria
que los hechos mismos integrantes del injusto típico. La falta de acreditamiento ha impedido elevar al
factum el presupuesto fáctico necesario para alumbrar la atenuación pretendida. De ahí que partiendo de la
naturaleza del motivo, que impone el pleno respeto al tenor de los hechos probados (art. 884-3 L.E.Cr .),
resulta obvia la ausencia de cualquier afirmación que pueda dar base a la estimación de la atenuatoria.
Por todo ello el motivo no puede ser acogido.
Recurso de Juan Ignacio .
DÉCIMO.- Comienza el recurrente en su escrito impugnativo por denunciar, con base en el art. 5-4
L.O.P.J ., la vulneración del art. 24-1º y 2º de la C.E ., con infracción del derecho de defensa y el de utilizar
los medios de prueba pertinentes, así como por violar el art. 18-3 C.E . que regula el secreto de las
comunicaciones telefónicas, procediéndose a declarar la nulidad de todo el material probatorio obtenido
desde las intervenciones y que de ellas traiga causa.
1. El censurante entiende que están teñidas de ilicitud las investigaciones dirigidas a obtener la
relación de llamadas entrantes y salientes, referentes a varios números de teléfono, en tanto son
intervenciones telefónicas que afectan al derecho fundamental al secreto de las comunicaciones, cuya
previsión legal establecida en el artículo 579 de la L.E .Criminal es insuficiente, conforme a la jurisprudencia
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Constitucional español, y que la medida no es
proporcional. Además se aduce que el auto que acordó la petición de llamadas entrantes y salientes carece
de fundamentación, por lo que los elementos de prueba obtenidos a través de estas diligencias no deben
ser valorados.
2.La cuestión fue adecuadamente resuelta por la Audiencia (Fund. 1º, apart. A) insistiendo el acusado
en este trance procesal en reproducir la protesta. En su momento se afirmó por el tribunal inferior y se
reitera ahora que la diligencia practicada no afecta en absoluto a la intimidad de las personas ni al derecho
al secreto de la comunicaciones. No se intervienen tales teléfonos con el fin de indagar en las
conversaciones de los interlocutores, de los que ni siquiera se conoce su identidad. Sólo se pretende
conocer las llamadas que se han hecho desde un determinado teléfono o las que un teléfono determinado
ha recibido del exterior. El juzgado se limitó a oficiar a dos operadoras para que le facilitasen los datos, lo
que hizo el instructor dictando el correspondiente auto legitimador.
3. Respecto a la ausencia de regulación suficiente en nuestro derecho (art. 579 L.E.Cr. y 18-3 C.E .)
esta Sala, en sintonía con la doctrina del Tribunal Constitucional, ha venido estableciendo un marco de
actuación que ha completado o integrado la raquítica normativa vigente.
Los criterios seguidos por esta Sala quedan enmarcados en los siguientes requisitos:
a) exclusividad jurisdiccional en la autorización de la medida y estricta sujeción de los funcionarios
que la practiquen a los términos personales, temporales y fácticos de la habilitación judicial que otorga
cobertura a su actuación.
b) adopción de la misma en el marco de una investigación en curso y, por ende, existencia de indicios
suficientes de criminalidad.
c) respeto al principio de proporcionalidad en sentido amplio, lo que exige valorar la necesidad de la
misma, así como realizar un juicio de ponderación entre la afectación que supone para el derecho
fundamental implicado y la gravedad del ilícito que se trata de acreditar.
d) excepcionalidad de la misma, y, por tanto, obligatoria limitación temporal a lo estrictamente
imprescindible.
e) extensión de la observación telefónica restringida a los teléfonos de las personas indiciariamente
implicadas.
f) expresión de las razones que la motivan en el auto habilitante y en los que eventualmente acuerden
su prórroga, sin perjuicio de las legítimas remisiones a los escritos petitorios de la policía judicial.
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g) control judicial en la ordenación, desarrollo y cese de la medida de intervención acordada.
4. Por tanto el reproche carece de viabilidad, máxime cuando el propio recurrente invoca
jurisprudencia constitucional al respecto (S.T.C. 49/1999, de 5 de abril y 184/2003, de 23 de octubre) en la
que señala la insuficiencia del precepto procesal habilitante (art. 579 L.E.Cr .), lo que no implica
necesariamente ilegitimidad de la actuación judicial, que no se producirá siempre que se hayan respetado
las garantías jurisprudencialmente establecidas.
Sólo cabría poner en entredicho la posibilidad de difusión de datos de carácter personal que la Ley
Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre trata de impedir, siendo la propia ley la que establece la exigencia del
consentimiento del titular para conocer estos datos, si bien tal consentimiento no será preciso cuando la
cesión de los mismos tenga por destinatario el Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal o a Jueces o
Tribunales en el ejercicio de las funciones que les están atribuídas.
5. Tampoco se ha infringido el principio de proporcionalidad, que en el caso que nos ocupa posee una
caracterización diferente a la verdadera injerencia en el derecho a la intimidad, lo que se evidencia en el
desarrollo secuencial de la medida adoptada.
El Fiscal resume oportunamente las actuaciones procesales realizadas del modo siguiente:
Las diligencias instructoras fueron inicialmente acordadas por la autoridad judicial por auto de 1 de
abril de 2003 que decidió su práctica respecto a los números de teléfono, NUM003 y NUM004 del usuario
Alberto (marido de la mujer secuestrada) y del número NUM005 del que era usuaria Frida (denunciante y
madre de la persona secuestrada) y el NUM000 , usuaria Leonor (persona secuestrada).
El auto se remite al oficio de la policía solicitando la diligencia (F. 16 y 17 del Sumario) cuyo
contenido, por sí mismo, tras la denuncia formalizada, justifica la medida acordada y su proporcionalidad
dada la gravedad de los hechos. Además el resultado de estas diligencias no aportaron ningún dato de
interés para la investigación.
Días después, tras la ampliación de la declaración efectuada por la víctima (F. 24 del Sumario) que
implicó en los hechos al recurrente, en virtud de la solicitud presentada por oficio (F. 25 del Sumario), por
providencia de 11 de abril de 2003 se acordó solicitar relación de llamadas entrantes y salientes del número
de teléfono NUM006 , usuario el recurrente, que según informe (F. 176 a 178 del Sumario) aportó como
único dato valorable que uno de los días en que la víctima permaneció secuestrada se recibió una llamada
en el teléfono del recurrente desde el de la víctima. Por tanto, el elemento fáctico derivado de la diligencia
se valoró como hecho indiciario de carácter complementario, que sólo sirvió para acreditar la existencia de
la llamada, no su contenido, lo que evidencia que no quedó afectado el núcleo esencial del derecho
fundamental, además de que la práctica de la diligencia fue acordada por el Juez de instrucción, por
estimarla necesaria para la investigación. De todo lo expuesto carece de sentido la afirmación del recurrente
acerca de la declaración de nulidad de todo el material probatorio que proceda del conocimiento de datos
obtenidos por razón de la medida acordada.
Por todo lo expuesto el motivo ha de decaer.
UNDÉCIMO.-Articula en el siguiente una protesta, con base en el art. 5-4 L.O.P.J ., por entender
vulnerado un derecho fundamental( art. 24-1º y 2º C.E .), con motivo de la diligencia de entrada y registro
practicada en el domicilio del recurrente. No se concreta el derecho, pero es indudable que se está
refiriendo a la inviolabilidad del domicilio.
1. En el desarrollo expositivo del motivo asevera el recurrente que dado que en el momento de
practicarse la diligencia se hallaba detenido en calidad de imputado, debería haber contado con la
asistencia letrada.
Es obvio que confunde el presupuesto fáctico que obliga a tal asistencia letrada, cual es, la prestación
del consentimiento para proceder al registro del propio domicilio, si se halla detenido el titular del mismo.
Pero en el caso que nos atañe, el registro no se hallaba legitimado por el consentimiento del titular, sino por
el auto judicial habilitante, en virtud del cual la comisión judicial procedió al registro.
La asistencia letrada sólo es preceptiva, como tenemos dicho, en los casos de prestación de
declaración por parte del detenido y para los reconocimientos de identidad que pudieran hacerse.
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También la Audiencia abordó esta cuestión resolviéndola con pleno acierto, declarando que la
ausencia de letrado no afecta a la validez del registro.
2. En el mismo motivo sostiene que se le tomó declaración, con ocasión del registro, sin estar
presente el abogado. En este punto el acta levantada a consecuencia de la diligencia de registro es
elocuente, descartándose cualquier declaración judicial o policial en calidad de imputado.
El acta revela que durante la diligencia de registro el afectado por la misma, ahora recurrente, realizó
espontáneamente unas manifestaciones que el fedatario judicial recogió en el acta y que se refieren a la
identidad de los propietarios de las armas que iban siendo incautadas.
Pero ello en modo alguno puede considerarse como declaración del imputado, que tuvo lugar, como
es fácilmente comprobable al folio 90, y en ella sí estuvo presente el abogado defensor.
El motivo debe declinar.
DUODÉCIMO.- Con igual asiento procesal que el anterior (art. 5-4 L.O.P.J .), en el tercero, se aduce
vulneración del derecho de defensa y a utilizar los medios de prueba pertinentes, reconocida en el art. 24-1º
y 2º C.E. en relación al 11.1 L.O.P.J.
1. La pretendida infracción del principio de contradicción se produjo -en su opinión- por haber
introducido en el juicio oral la prueba pericial de las sustancias intervenidas, que fueron impugnadas en
tiempo y forma; añadiendo que los datos periciales aportados no hacen referencia a las concretas drogas
intervenidas, lo que determina, ante la inseguridad probatoria, que no pueda tomarse en consideración el
grado de pureza de las mismas a efectos de estimar el subtipo cualificado de notoria importancia (art. 369-3
C.P., ahora nº 6º ).
En realidad plantea dos cuestiones a las que daremos respuesta separada.
2. La prueba pericial solicitada tuvo oportunidad de desarrollarla en el plenario en donde
comparecieron los peritos que habían practicado los análisis. En el acta del juicio oral se constata su
presencia e intervención en juicio, sometiéndose a contradicción sus informes analíticos.
La prueba se practicó en el plenario con todas las garantías procesales.
3. Sobre la no correspondiencia de las sustancias analizadas y las realmente intervenidas a los
acusados, a pesar de los folios citados por el recurrente, del examen de las actuaciones se llega a las
siguientes conclusiones, que el Fiscal se encarga de poner de relieve.
En ellos aparecen los siguientes datos:
a) en los folios 193 a 195 (Tomo I del sumario) se contiene el acta de entrega (F. 195) de la unidad
aprehensora a la Inspección de Farmacia de la Delegación del Gobierno de Asturias de las sustancias
intervenidas donde consta la identificación de la sustancia, su peso y la referencia concreta al atestado
correspondiente a esta causa y por oficio (F. 193) se comunica la toma de diez muestras y su remisión a la
Policía científica de Madrid para análisis.
b) los folios 432 a 435 (Tomo II del sumario) contienen la petición de autorización judicial para la
destrucción total de las sustancias intervenidas con reserva de las muestras referenciadas por el número de
alijo y de atestado y la pericial elaborada por el laboratorio de farmacia de la Delegación de Gobierno de
Asturias donde se deja constancia del peso, sustancia y pureza.
c) los folios 469 a 474 contiene el informe pericial sobre identificación de sustancia y pureza,
efectuado por la Policía científica, de las muestras remitidas y perfectamente identificadas con la referencia
concreta al número de atestado correspondiente a la causa.
De todos esos folios nítidamente se colige que no se produjo ruptura alguna en la cadena de custodia
y los análisis efectuados lo fueron respecto a las sustancias intervenidas.
4. El subtipo agravado se ha aplicado debidamente, ya que las pequeñas diferencias porcentuales
fueron explicadas en juicio de modo convincente por los peritos. Por lo tanto, aunque las cifras que arrojan
se redujeran en un 5 %, todavía excedería, en lo que a heroína pura se refiere, de los 300 gramos exigidos
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por esta Sala para alumbrar el subtipo de notoria importancia, a partir del Acuerdo no jurisdiccional de fecha
19 de octubre de 2001. A ello habría que añadir los 33,23 gramos de cocaína base igualmente intervenida.
En resumidas cuentas podemos afirmar que, ratificadas en juicio las periciales, las cifras referidas en
las pericias acreditan la naturaleza de la sustancia, peso y pureza, aspectos suficientemente motivados en
la combatida a los folios 36, 37 y 38.
El motivo no puede merecer acogida.
DÉCIMO TERCERO.- Con idéntico cauce procesal en el cuarto protesta por haberse vulnerado el
derecho fundamental a la presunción de inocencia reconocido en el art. 24-2 C.E.
1. El censurante tacha los testimonios de los coacusados Simón y Jorge de falsos e inveraces, para
realizar a continuación un examen individualizado de cada uno de los indicios de cargo corroboradores del
testimonio de los primeros.
El tribunal provincial contó con prueba directa, integrada por el testimonio de los cooperadores, e
indirecta con abundantes y contundentes indicios de naturaleza incriminatoria, cuya eficacia probatoria ha
sido profusamente declarada por esta Sala, acorde con la doctrina del Tribunal Constitucional.
Recordemos las exigencias de la prueba circunstancial para operar como sustrato fáctico de una
sentencia de condena: "la prueba indiciaria, circunstancial o indirecta es suficiente para justificar la
participación en el hecho punible, siempre que reuna unos determinados requisitos, que esta Sala,
recogiendo principios interpretativos del Tribunal Constitucional, ha repetido hasta la saciedad. Tales
exigencias se pueden concretar en las siguientes:
1) De carácter formal: a) que en la sentencia se expresen cuáles son los hechos base o indicios que
se estimen plenamente acreditados y que van a servir de fundamento a la dedución o inferencia; b) que la
sentencia haya explicitado el razonamiento a través del cual, partiendo de los indicios, se ha llegado a la
convicción del acaecimiento del hecho punible y la participación en el mismo del acusado, explicitación, que
aún cuando pueda ser sucinta o escueta se hace imprescindible en el caso de prueba indiciaria,
precisamente para posibilitar el control casacional de la racionalidad de la inferencia.
2) Desde el punto de vista material es preciso cumplir unos requisitos que se refieren tanto a los
indicios en sí mismos, como a la deducción o inferencia.
Respecto a los indicios es necesario:
a) que estén plenamente acreditados.
b) de naturaleza inequívocamente acusatoria.
c) que sean plurales o siendo único que posea una singular potencia acreditativa.
d) que sean concomitantes al hecho que se trate de probar.
e) que estén interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se refuerzen entre sí.
En cuanto a la deducción o inferencia es preciso:
a) que sea razonable, es decir, que no solamente no sea arbitraria, absurda e infundada, sino que
responda plenamente a las reglas de la lógica y la experiencia.
b) que de los hechos base acreditados fluya, como conclusión natural, el dato precisado de acreditar,
existiendo entre ambos un "enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano".
2. En nuestro caso la Audiencia tuvo en consideración el testimonio de los dos coimputados,
cuidadosamente analizado, en cuya valoración no aparecen móviles que hagan dudar de la sinceridad de
los declarantes, como ánimo exculpatorio, relaciones de odio, enemistad, venganza, propósito de favorecer
su posición procesal u otros similares.
Éstos confesaron la participación principal de Juan Ignacio , a quien atribuyen la organización del
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secuestro, asegurando que estuvo presente en la segunda casa a la que fue conducida la secuestrada y
añadiendo que utilizaba siempre una "máscara de la muerte".
Junto a estos dos esenciales testimonios (testimonios impropios) concurrieron en la causa múltiples
corroboraciones objetivas periféricas, exigidas por el Tribunal Constitucional ante la inseguridad en el plano
de la credibilidad de un testimonio evacuado por persona a la que no se le toma juramento y por tanto no le
afecta la obligación de decir verdad.
3. En las corroboraciones, debidamente desarrolladas en la sentencia, figuran, con más fuerza, las
siguientes:
a) El testimonio de la víctima Leonor , que refirió lo ocurrido como refleja el factum de la sentencia, la
cual confirmó los siguientes elementos indiciarios que refuerzan los anteriores testimonios sobre la
participación del recurrente:
- que la víctima acudió a una cita, convocada por el recurrente, al lugar donde inmediatamente
después fue secuestrada.
- que cuando fue abordada por el coacusado Rubén, llamó al recurrente y éste no atendió su llamada
y echó a correr.
- que durante el secuestro, uno de los secuestradores realizó una llamada desde el teléfono de la
víctima al utilizado por el recurrente.
- que uno de los secuestradores utilizaba una "máscara de la muerte", extremo coincidente con la
declaración de los coimputados que afirmaron que el recurrente utilizaba ese tipo de máscara.
b) El testimonio del policía nacional 37.652, que realizaba funciones de vigilancia de los calabozos, y
en el juicio oral declaró que oyó al ocupante del calabozo 6 ( Armando ) decir al del nº 12 ( Juan Ignacio )
que en el caso de que le preguntaran por lo del secuestro "ojo con lo que decía".
c) El acta de entrada y registro en el domicilio del recurrente acredita la intervención de una escopeta
propiedad del coacusado Jorge .
d) Los testimonios de Frida y Alberto (madre y marido de la víctima) en cuanto a la desaparición de la
ofendida de su domicilio y a las negociaciones llevadas a cabo con los secuestradores para concertar y
entregar el rescate consistente en dinero y sustancias estupefacientes.
e) La diligencia de registro en el domicilio de un coacusado donde se intervinieron las sustancias
estupefacientes.
f) El registro en el domicilio del recurrente sobre la ocupación de las armas.
Los indicios referidos han sido realmente plurales, convergentes y de notable intensidad.
4.Con todas esas probanzas se impone como conclusión razonable y fuertemente consistente la
obtenida por el tribunal, que en su valoración probatoria se ha ajustado a las leyes de la lógica y de la
experiencia. La totalidad de la prueba (directa e indirecta) ha sido obtenida y practicada con plena
regularidad constitucional y especialmente con respecto a los principios que rigen el desarrollo del proceso
en la fase de juicio oral (publicidad, oralidad, contradicción, inmediación e igualdad de armas).
El motivo debe ser rechazado.
DÉCIMO CUARTO.- Con base en el art. 849-1º L.E.Cr ., se entiende indebidamente aplicado el art.
788-2 L.E.Cr . y el art. 4 de la Ley de Enj . Civil.
1. Con tal alegato impugnativo el recurrente se propone restar credibilidad a los dictámenes periciales
sobre análisis de droga e incluso privarles de cualquier eficacia probatoria.
La falta de validez provendría de la inobservancia de preceptos de nuestra Ley Civil de Ritos, que por
vía del art. 4 de la misma ley , resultarían -a su juicio- aplicables, tales como los arts. 319 y 326, de suerte
que manifestada la discrepancia sobre dichos análisis, es necesario que se proceda conforme a los criterios
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de la carga y práctica de la prueba en el proceso civil, a falta de norma específicamente aplicable en el
penal sobre la valoración de documentos.
2. Los argumentos no son de recibo, tanto por razones formales como materiales o de fondo.
Respecto a los primeros, no es posible alegar vulneración de una norma procesal a través del art.
849-1º L.E.Cr ., que sólo habla de normas sustantivas y no procesales. Por otra parte la previsión del art.
788-2 lo es para el Procedimiento abreviado y nosotros nos hallamos ante un sumario.
De carácter material, por cuanto la presunta prueba documental no es tal, sino que fue propuesta y
practicada como pericial y a juicio asistieron los peritos que suscribieron los informes, por un lado Dª
Francisca , Directora de Seguridad del Principado de Asturias, y por otro los policías judiciales que
realizaron los análisis científicos, todos los cuales fueron sometidos a la debida contradicción y sobre cuyas
afirmaciones el tribunal pudo formar convicción de acuerdo con el principio de libre valoración de la prueba
(art. 741 L.E.Cr .) que es el que rige en el proceso penal. Fue prueba pericial y no documental.
Por todo ello el motivo no puede ser acogido.
DÉCIMO QUINTO.- Con sede en el nº 2 del art. 849 L.E.Cr . se alega error de hecho cometido por el
tribunal al valorar la prueba, por vulneración del art. 788-2 L.E.Cr , en relación al art. 4 L.E.Civil.
1. El enunciado del motivo es un tanto confuso, ya que en un motivo por error facti no es preciso
indicar la infracción de un precepto y menos procesal. Lo que resulta preceptivo y no lo ha hecho el
recurrente es designar particulares de los documentos que invoca (de dictámenes periciales), para en base
a ellos alterar, modificar o completar algún aspecto del factum en abierta discrepancia con lo que el
documento o documentos proclaman, sin que sobre la misma cuestión exista en el proceso prueba
contradictoria.
2.Ante tal planteamiento debe quedar sentado que el carácter documental de los dictámenes
periciales no se da en este caso, ya que la sentencia no se aparta de los mismos y lo que se recoge en
hechos probados es un reflejo de la convicción obtenida por el Tribunal oídos los peritos en juicio.
La discrepancia sólo surgió en orden a la pureza de la droga, en cuyo extremo se produjo una
pequeña diferencia, explicando los peritos las razones de ello y estimándo normales desviaciones en un
porcentaje del 5 %.
Pero una de las circunstancias que impiden la prosperabilidad de un motivo de esta naturaleza es la
nula incidencia que en el fallo es capaz de provocar la alteración factual propuesta.
En nuestro caso, aun reduciendo de los resultados cuánticos un 5%, todavía rebasaría los límites
señalados por esta Sala para apreciar la cualificación que se estableció en el Pleno no jurisdiccional de 29
de octubre de 2001 en una cantidad de 300 gramos para la heroína y para la cocaína 750 gramos,
cantidades referidas a sustancia base o en estado de pureza con posibilidades de acumular los de distinta
naturaleza, computando los porcentajes pertinentes.
En todo caso sería aplicable el art.369-3 (ahora 6º, después de la reforma del Código Penal de 25 de
noviembre de 2003, Ley Orgánica nº 15).
El motivo no se admite.
DÉCIMO SEXTO.- Sin excesiva claridad, en el motivo séptimo, por quebrantamiento de forma (art.
851-1º L.E.Cr .) se muestra la discrepancia sobre la prueba documental e informes periciales.
1. En el número primero del art. 851 se incluyen tres modalidades de quebrantamiento de forma sin
que el recurrente especifique a cual de ellas se refiere. Parece que se trata de la contradicción existente
entre los informes suscritos por el Servicio de análisis científico a los folios 471 a 473 y el efectuado por la
Dirección del Servicio de inspección farmaceútica, obrante a los folios 433 a 435.
Si es así, es improsperable el motivo porque la contradicción se debe localizar en el factum y en él no
se hace referencia a cifras incompatibles o contradictorias.
El tribunal en el fundamento noveno explicó las lógicas discrepancias de las que dieron cuenta los
peritos y llegó a una conclusión fundada sobre la naturaleza, cantidad y pureza de la droga.
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Centro de Documentación Judicial
2. Invocado el número tercero del art. 851 L.E.Cr . parece, dentro del confusionismo de la protesta,
que la omisión resolutoria haría referencia a la falta de pronunciamiento sobre extremos claramente
probados y asumidos por el tribunal de instancia. No tiene sentido después de lo descrito en el factum y en
el juicio de subsunción (fundamento 9º), que le lleva al tribunal a calificar los hechos como constitutivos del
subtipo del art. 369-3º , realizar manifestaciones referidas a la naturaleza de la sustancia y a la superación
de los mínimos psicoactivos que en la cocaína debe alcanzar a 0,01 miligramos.
El motivo no puede prosperar.
DÉCIMO SÉPTIMO.- A través del nº 1 del art. 849 L.E.Cr . estima vulnerado el art. 24-2 C.E ., que
regula el derecho a la presunción de inocencia, así como al principio "in dubio pro reo".
1. Argumenta el censurante que en ningún caso se le relaciona con los actos desarrollados en el
secuestro, negociaciones, posible cobro del rescate, etc, salvo su participación en la inicial detención.
Considera que la autoría declarada por el tribunal sentenciador es mera especulación y que se ha
construido sobre un silogismo basado en conjeturas o suposiciones.
2. El derecho a la presunción de inocencia ya fue abordado en su momento. En hechos probados se
habla de un concierto de los tres acusados y quizás alguna persona más no determinada y el concierto
tenía por objeto cometer un secuestro para obtener dinero y droga a cambio de la liberación de la
secuestrada. En él el acusado tuvo la participación que le correspondió en el plan trazado, por supuesto de
fundamental importancia, ya que fue él el cerebro que ideó la trama, era él el que conocía a la víctima y su
dedicación al tráfico de drogas, siendo razonables las expectativas de conseguir un sustancioso rescate,
como así fue. El acusado intervino en la detención de la víctima y posteriormente estuvo presente, con la
máscara que ocultaba su rostro, en los últimos momentos próximos a recibir el rescate.
Toda esa descripción fáctica ha tenido el correspondiente respaldo probatorio, como analizamos en
su momento.
3. Respecto a la vulneración del principio "in dubio pro reo", es de sobra conocida la doctrina de esta
Sala y del Tribunal Constitucional que no reputa a este principio procesal, guía o regla de juicio del tribunal
en la formación de su convicción, como un derecho fundamental, salvo que el órgano judicial sentenciador
manifieste tener duda y en tal duda se incline por la opción más perjudicial para el reo; pero éste no es el
caso.
El motivo ha de decaer.
DÉCIMO OCTAVO.- También por corriente infracción de ley (art. 849-1º L.E.Cr .) considera el
censurante, en el motivo siguiente, indebidamente aplicados los arts. 1,5 y 16 en relación a los arts. 164 y
165 C.P . (delito de secuestro).
1. Nos dice que aunque se aceptara la participación que señala la sentencia, de ella no se derivarían
más que unos hechos tipificables como detención ilegal o coacciones, pero no como un delito de secuestro
en el que además únicamente intervinieron Simón Jorge .
2. El recurrente no respeta los hechos probados. Entre todos los acusados hubo concierto con reparto
de funciones y el censurante intervino de forma esencial y con pleno dominio del hecho en el momento de la
detención, que siguió en su desarrollo con plena aquiescencia de lo sucedido, del que tuvo noticias por una
llamada telefónica realizada del móvil de la acusada sin olvidar su propia presencia durante el secuestro en
el que aparecía con el rostro cubierto por una máscara.
En definitiva desde el inicio hasta el final estuvieron inmersos en la trama los tres acusados, con
asignación y distribución de misiones concretas, realizadas por cada uno, pertenecientes al núcleo del tipo y
con dominio de la acción por todos ellos.
El motivo debe declinar.
DÉCIMO NOVENO.- También por corriente infracción de ley (art. 849-1º L.E.Cr .) en el décimo motivo
entiende indebidamente aplicados los arts. 368, 369-3º y 6º, en relación con los 27 y 28, así como los 1, 5 y
16 C.P.
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1. En la presente impugnación el recurrente quiere poner de manifiesto la ausencia de vinculación de
su conducta con las sustancias estupefacientes aprehendidas, sin que se establezca en el factum la
cantidad o tipo de droga que se entregó como rescate. Asimismo añade que quien debería responder de
todo ello es Alberto , esposo de la víctima, que poseía y entregó tales sustancias.
2. La naturaleza del motivo exige el más escrupuloso respeto al factum en el que se describen
actividades e intervenciones que le responsabilizan de la comisión de tal delito, como el Fiscal apunta en su
informe y que esta Sala asume en su integridad.
Así, basta leer el factum de la sentencia para comprobar que atribuye al recurrente el hecho de
conocer que la víctima y su marido se dedicaban a la distribución de sustancias estupefacientes, que los
tres acusados, con unidad de propósito, secuestraron a la mujer y solicitaron, para su rescate, la entrega de
dinero, droga y material para cortar heroína que, tras negociaciones "de los acusados" con Alberto , les
fueron entregadas, en cantidad no precisa. También se establece que en el registro del domicilio del
acusado Simón se encontraron unas cantidades de heroína y cocaína con el grado de pureza pericialmente
determinado y sustancias propias para ser mezcladas con la droga y que la droga encontrada en el domicilio
de Francisco era "la que les entregó Alberto como rescate para que liberaran a su mujer".
3.Por tanto, el factum contiene una descripción que refleja la obtención y posesión, inmediata
respecto a un acusado, mediata para los otros, con poder de disposición de todos, de la sustancia
intervenida, que obtuvieron tras la ejecución coordinada de la actividad delictiva que conforma el delito de
secuestro, con distribución de funciones, las del recurrente de carácter directivo, en cuanto que conoce y
señala la persona y circunstancias de la víctima para la ejecución de su detención y ordena la vigilancia del
secuestro, funciones desarrolladas por los otros acusados bajo control del recurrente que acudía a la casa
donde permanecía la víctima secuestrada.
El relato histórico contiene los presupuestos fácticos para la integración de las circunstancias
específicas de cantidad de notoria importancia y la de participar en otras actividades delictivas organizadas
que el propio factum describe.
El motivo no puede prosperar.
VIGÉSIMO.- Por igual cauce procesal que los precedentes (art. 849-1º L.E.Cr .) en el motivo décimo
primero se sostiene la indebida aplicación de los arts. 1, 5, 16 y 564-1.1º y 2.1º C.Penal.
Con esta queja pretende exonerarse de la cualificación penológica del nº 2.1º del precepto referido,
por considerar que los especialistas o peritos miembros de la policía no pudieron conocer el origen concreto
del arma y sus fabricantes. Mas, tal aserto resulta inoperante, porque precisamente la agravatoria se aplica,
tanto en esta arma como en la otra hallada en su domicilio, por poseer la numeración o señas de identidad
borradas, impidiendo establecer el origen del arma.
El tipo penal no exige que el borrado o desaparición de los números o marcas de fábrica o su
alteración haya sido producida por su poseedor. Basta con que el que posee el arma sea consciente de que
la misma adolece de tal vicio identificativo.
El motivo ha de rechazarse.
VIGÉSIMO PRIMERO.- En el motivo número 12, por corriente infracción de ley, estima inaplicado el
art. 66-1º C.Penal, ahora 72 del mismo texto legal, en relación al 120-3 C.E., por no haber razonado o
justificado la cantidad de pena a imponer de los distintos delitos por los que es condenado.
Al recurrente le asiste parte de razón. Después de explicitar la no concurrencia de circunstancias
genéricas modificativas de la responsabilidad criminal, no se motiva la individualización penológica,
omitiendo los argumentos o razones influyentes en la determinación de la cuantía de la pena concreta.
1. Mas, ello no debe impedir que en alguno de los supuestos contemplados se mantenga el
"quantum" penológico impuesto.
En el caso del delito de tenencia ilícita de armas, su mantenimiento se impone por haber señalado la
Audiencia la mínima legal. En el caso del delito de tráfico de drogas, que debió moverse entre los 9 años y
los 13 años y 6 meses, la imposición de 10 años se revela absolutamente justa y proporcionada y se
justifica por sí sola, sin necesidad de motivación, acudiendo a los datos objetivos insoslayables descritos en
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el factum y desarrollados en la fundamentación jurídica.
El subtipo agravado del art. 369 , se impone por la concurrencia de dos circunstancias: la notoria
importancia y la participación de los acusados en otras actividades delictivas que ninguno de aquéllos
combate o discute.
De ahí que, dentro de la mitad inferior, tal circunstancia debe tener una mínima virtualidad en la
determinación de la cuantía de la pena, pues de no concurrir la otra, ésta, por sí misma, tendría capacidad
de elevar la pena superior, es decir pasar de un arco dosimétrico de 3 a 9 años, a otro de 9 a 13 años y 6
meses.
2. Otra solución debe ser la referida al delito de secuestro que debe imponerse la mínima de 8 años,
rebajando la pena impuesta en un año, ante el silencio del tribunal y la no inclusión de ningún dato objetivo
en la sentencia con capacidad indubitada de justificar la intensificación de la pena que refleja la sentencia.
La estimación de este motivo debe trasladarse a los otros dos recurrentes por imperativo del art. 903
L.E .Criminal.
El motivo se estima parcialmente.
VIGÉSIMO SEGUNDO.- En el último de los que formula, anclado en el cauce procesal previsto en el
art. 849-1º L.E.Cr ., considera indebidamente aplicados los arts. 127 y 128 , en relación al art. 374 y 377
C.Penal y jurisprudencia que los interpreta.
1. La sentencia acuerda el comiso del dinero intervenido en la vivienda (450 euros), sin que exista
pronunciamiento alguno que afirme que tal dinero procede del delito o se ha utilizado como instrumento del
mismo. El nº 374 y 127 C.Penal así lo exige.
2. Al recurrente le asiste razon. Ni en hechos probados, ni en el fundamento jurídico que acuerda el
comiso (15º) se dice que el numerario provenga, esté destinado o se aplique a la comisión de un delito.
El propio Fiscal en su informe sostiene que así debería inferirse, en concreto dice que si los acusados
cobraron un rescate en metálico y en sustancias estupefacientes y en el domicilio del recurrente se
intervienen 450 euros, es lógico pensar que proviene de ese rescate.
Lo cierto es que si es así, el tribunal debió afirmarlo y si no lo ha hecho, el comiso debe quedar sin
efecto, sin perjuicio de que la retención judicial de esa pequeña cuantía dineraria permita aplicarla a
responsabilidades civiles, costas o multas impuestas.
El motivo debe estimarse.
Las costas se declaran de oficio para este recurrente, de conformidad a lo dispuesto en el art. 901 L.E
.Criminal.
III. FALLO
Que debemos DECLARAR Y DECLARAMOS HABER LUGAR al recurso de casación interpuesto por
la representación del procesado Juan Ignacio por estimación parcial del motivo 12º y en su integridad el 13º
de los articulados por el mismo, con desestimación del resto, y en su virtud casamos y anulamos la
sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Asturias, Sección 8ª (con sede en Gijón), de fecha
diecinueve de octubre de dos mil cinco, en esos particulares aspectos y con declaración de oficio de las
costas ocasionadas en dicho recurso.
Y debemos DECLARAR Y DECLAMOS NO HABER LUGAR a los recursos de casación interpuestos
por las representaciones de los procesados Jorge y Simón , contra mencionada sentencia y con expresa
imposición a dichos recurrentes de las costas ocasionadas en sus respectivos recursos.
Comuníquese esta resolución y la que seguidamente se dicte a la Audiencia Provincial de Asturias,
Sección 8ª (con sede en Gijón), a los efectos legales procedentes, con devolución de la causa.
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos,
mandamos y firmamos Joaquín Delgado Garcia José Ramón Soriano Soriano José Manuel Maza Martín
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Juan Ramón Berdugo Gómez de la TorreJosé Antonio Martín Pallín
SEGUNDA SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintinueve de Septiembre de dos mil seis.
En el Sumario instruído por el Juzgado de Instrucción nº 3 de Gijón con el número 4/2004 y fallado
posteriormente por la Audiencia Provincial de Asturias, Sección 8ª (con sede en Gijón), contra los
procesados Juan Ignacio , nacido en Oviedo el 4 de octubre de 1975, hijo de José y de Maria Carmen, de
estado civil soltero, profesión músico, vecino de Gijón: DIRECCION000 nº NUM001 ., con DNI. nº NUM007 ;
Jorge , nacido en Oviedo el día 17 de febrero de 1981, hijo de Recaredo y Milagros, de estado civil casado,
de profesión hostelero, vecino de Gijón, CALLE000 nº NUM008 ., con D.N.I. nº NUM009 , con antecedentes
penales; Simón , nacido en Gijón el día 26 de mayo de 1982, hijo de Victor-Manuel y María-Pilar, de estado
civil soltero, sin profesión, vecino de Gijón, con D.N.I. nº NUM010 , con antecedentes penales; Armando ,
nacido en Bimenes (Asturias) el día 8 de agosto de 1971, hijo de Antonio y Pilar, de estado civil casado,
jubilado, vecino de Gijón: DIRECCION000 nº NUM001 . con D.N.I. nº NUM011 , con antecedentes penales;
y en cuya causa se dictó sentencia por la mencionada Audiencia Provincial, que ha sido casada y anulada
por la pronunciada por esta Sala Segunda del Tribunal Supremo en el día de la fecha, bajo la Presidencia
del primero de los indicados y Ponencia del Excmo.Sr. D. José Ramón Soriano Soriano, hace constar lo
siguiente:
I. ANTECEDENTES
ÚNICO.- Se admiten y dan por reproducidos los que se contienen en la sentencia revocada y anulada
dictada por la Sección 8ª de la Audiencia Provincial de Gijón con fecha diecinueve de octubre de dos mil
cinco, incluso su relato de hechos probados.
II. FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Los de la mencionada sentencia de instancia, salvo en aquéllo que contradigan los
argumentos de este Tribunal, en los concretos extremos relacionados con los motivos que se estiman.
SEGUNDO.- Ante la falta de motivación de la cantidad de pena a imponer por el delito de secuestro y
no constando en la sentencia circunstancias incontestables que justifiquen rebasar la pena mínima (ya
modificada por el subtipo del art. 165 C.P .), procede señalar la mínima posible de 8 años, reducción de 1
año que se extenderá a los otros recurrentes por mor de lo dispuesto en el art. 903 L.E .Criminal.
Igualmente debe dejarse sin efecto el comiso decretado sobre los 450 euros habidos en el registro del
recurrente Celio Jiménez
III. FALLO
Con mantenimiento de todas las demás condenas impuestas a los distintos procesados y restantes
pronunciamientos de la sentencia recurrida, procede rebajar a Juan Ignacio , Simón y Jorge , la pena
impuesta por el delito de secuestro a OCHO AÑOS, con las accesorias correspondientes.
Se deja sin efecto el comiso de los 450 euros hallados en el registro del domicilio de Celio Jiménez.
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos,
mandamos y firmamos Joaquín Delgado García José Ramón Soriano SorianoJosé Manuel Maza Martín
Juan Ramón Berdugo Gómez de la TorreJosé Antonio Martín Pallín
PUBLICACIÓN.- Leidas y publicadas han sido las anteriores sentencias por el Magistrado Ponente
Excmo. Sr. D. José Ramón Soriano Soriano, mientras se celebraba audiencia pública en el día de su fecha
la Sala Segunda del Tribunal Supremo, de lo que como Secretario certifico.
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