poesia o poema llanero

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POESIA O POEMA LLANERO
Esta si es indiscutiblemente la más tradicional y cuidada de las modalidad del rico folclor llanero. Pertenece a
los consagrados poetas y es la poesía o poema, la página inmortal de un folclor que allí tiene su máxima
convergencia. El poema es el legado cultural que los poetas de una generación dejan a los venideros y estos
toman esas poesías como soporte para inspirar las suyas y así sucesivamente. La poesía Llanera, es muy
exigente, pues exige cuidadosa rima y celosa estructuración formativa para que sea verdadera poesía.
La poesía Llanera registra los grandes acontecimientos de la historia, para perpetuarlos. Las vivencias, los
pronósticos y las más severas críticas a los errores cometidos. Allí en la poesía Llanera reposa el máximo
sentimiento de las gentes de esta inmensa región pues sus poetas han compuesto canciones que nunca
pasarán de moda y son el testimonio imborrable de un transcurrir histórico que nadie quiere olvidar o pasar
desapercibido.
El poema tiene igual que el corrío su origen en el romance. La diferencia estriba en que el
poema es escrito por un autor más culto que el que escribe corríos, por tal razón el “poema
llanero” es una obra literaria de factura culta como la décima que abarca todos los temas.
EL POEMA LLANERO
El poema llanero es una obra escrita en versos pareados consonantes o asonantes, y medida
octosílaba, que narra situaciones y sucesos propios del hijo de los Llanos, y abarca todo tema
que pueda dar curso a la inspiración del poeta.
La excepción a la forma descrita del poema criollo o llanero es la décima, que prácticamente ha
desaparecido de la literatura del Llano.
El poema tiene su origen en el romance y éste en los cantares de gesta, como El Mío Cid o La
Canción de Rolando, los que fueron dados a conocer por los juglares al recitarlos de plaza en
plaza, de salón en salón, en la época medieval. Estos poemas cantaban las hazañas de
personajes que con su espada victoriosa iban escribiendo su historia: El Cid Campeador, Carlo
Magno, etc. Los cantares de gestao poemas épicos eran anónimosy muchas veces se
componíam de varias partes, como es el caso del poema del Mío Cid, que consta de tres
partes: Destierro del Mío Cid, Las Bodas de las Hijas del Cid y Afrenta de Corpes.
El poema relata las hazañas y penurias del Sidi de Valencia, don Rodrigo (Ruy) Ruiz de Vivar.
Por tratarse de obra tan importante de nuestro tema se transcribe una de las tres partes.
Además se incluyen las recopilaciones de Arcalina, El Indio Sanoja, La Maravilla, y La Tigra
Cebada.
Fragmento del Cantar del Mío Cid.
Los Infantes deciden afrentar
a las hijas del Cid.
pidamos nuestras mujeres
al buen Cid Campeador;
digamos que las llevamos
a las tierras de Carrión,
para enseñarles las tierras
que sus heredades son.
Saquémoslas de Valencia
Romances antiguos
del poder del Campeador,
y después, en el camino
haremos nuestro sabor
antes de que nos retraigan
el asunto del león.
Nosotros somos de sangre
de los condes de Carrión
ARCALINA
Arcalina, Arcalina,
cara de rosa y clavel,
mañana parto pa Francia,
dime, mujer, ¿qué queréis?
Si viereis a mi marido
mis saludes me le des
No conozco a su marido;
dígame las señas dél.
Mi marido es chiquitico,
bien vestido a lo francés;
anda en un caballo bayo,
elegante y muy cortés.
Arcalina, Arcalina,
cara de rosa y clavel:
Por las señas que me has dado
tu marido muerto es
en una casa de juego
lo mató Lucas francés
y en el testamento manda
que me case con usted.
Tres años lo he esperado,
tres años lo esperaré,
si a los tres años no viene,
a monja me meteré:
Las tres hijas que dé’l tengo,
esas las repartiré
una daré a doña Nana,
la otra a doña Isabel;
la más pequeña la dejo
para recordarme dél.
Calla, calla mi Arcalina,
cara de rosa y clavel,
todas tres son hijas mías
y tú mi honrada mujer.
EL INDIO SANOJA
(Recopilacion en Tame)
Yo soy el indio Sanoja
que vengo de la arenosa
y camino con la luna
por esta sabana hermosa;
yo pasé por Santa Rita
Pidiéndole a Santa Rosa
me depare una muchacha
simpática y buenamosa
que con la pierna abultada
y la piel como la rosa,
y los pechos paraítos
como pepa e’pomarrosa.
Y si la encontrare así
la tomaré por esposa.
Si los padres no convienen
por encima del demonio
buscamos un sacerdote
y hacemos el matrimonio.
Me la llevo al punapuna
donde tengo mi casita
donde tengo mi curiara
se la tengo arregladita
con chinchorro de cumare
de cabuya bien finita
y los dos guindaderitos
de cabuya corridita.
LA MARAVILLA
Yo vide una maravilla
que nunca la había mirao
vide un indio con guayuco
en un picure montao.
con la maleta en el anca
y su machete terciao
que no era cualquier machete
era un machete platiao.
Se fue al hato Santa Rita
onde había rodeo parao,
y como hombre de malicia
se quedó abierto pa un lao.
En esto le salió un toro
pelícano sarpiquiao
que en un ya tuvo en el lomo
su caballo requemao.
Le metió una coliada
que retumbó en Curasao
quebrándole una paleta
dejándolo mancornao.
Le gritó el dueño del hato
no me maltrate el ganao
y el indio le respondió:
Es que estoy acostumbrao
a montar buenos caballos
y a coliar cualquier ganao;
y que si un toro me mata
no me entierren en sagrao,
que me entierren en un sitio
onde no pise ganao,
y que pongan un letrero
onde diga que el finao
no murió de calenturas
ni de puntá de costao,
murió puel cacho de un toro
que es un mal desesperao.
La copla, el romance, el corrío y las distintas formas que éste toma en la literatura oral
latinoamericana, y concretamente en la literatura popular de los Llanos Orientales de Colombia,
consiste en una rima, generalmente octosilábica: "de ocho sílabas en cada uno de los cuatro
versos o líneas de la cuarteta que forma la canta o copla; otras veces, la medida alterna
octosílabos con heptasílabos"5. El vocabulario, la temática y la ambientación de la copla y del
romance son estrictamente populares, esto es, describen las condiciones sociales, culturales y
económicas de sus portadores.
Diversos autores latinoamericanos han coincidido en afirmar que el coplerío español
(castellano, gallego, catalán, andaluz) vino a América en forma de "saetas, serranas, serranillas,
endechas, seguidillas, trovas y romances" que aquí, se modificó adquiriendo carácter propio en
distintas regiones del continente. Este género poético fue cultivado por algunos de los cronistas
de la conquista que relataron estos hechos en verso 6.
En el Llano de la copla o bamba que en algunos casos, según la ocasión en que se interpretan,
se llaman "Tonos de Velorio" cuando se hace un velorio en honor de un niño que ha fallecido.
Bambas y coplas típicas del Llano son:
Mañana de aquí me voy
quién se acordará de mí?
solamente la tinaja
por l'agua que le bebí 7.
Cuando Cristo vino al mundo
fue en un cabayo alazano
iba perdiendo la nuca
por coger mi orejano
Tengo versos relancinos
y la garganta d' un gayo
si me pica buena brisa
canto más que un papagayo
Yo soy nacío en Colombia
Y me gusta Venezuela
Mi padre es venezolano
Mi madre casanareña 8
Yo vide una garza blanca
con el pico colorao
sacando de una laguna
un corazón martratado
Trabajos los de la iguana
cuando los indios la cogen
le mancan las cuatro patas
y dicen: iguana corré
Cuando el llanero declama sus poemas, lo hace acompañado de pasajes interpretados por el
arpa, cuatro y maracas. El poema, como demostración típica del romance llanero ha ido
evolucionando en temas y vocabulario, adoptando las preocupaciones de la sociedad actual.
Muchas veces, los poemas son relatos poéticos sobre hechos cotidianos y el poeta le da un
estilo personal a ese relato6. Entre los poemas más conocidos de H. Paúl se encuentran: El
ánima de Santa Helena, El chigüire, El caporal y El Espanto. Son reconocidas también las
composiciones del araucano Rafael Martínez (i.e. El cazador novato). La inspiración hacia la
descripción de las condiciones actuales ha llevado a algunos compositores e intérpretes a darle
un giro al poema llanero. El poema "Y sucede en nuestra sierra" de Clemencia Torres,
ejemplifica claramente estas nuevas manifestaciones de la cultura popular:
... Y sucede en nuestra sierra...7
En medio de la llanura se levanta majestuosa,
imponente y soberana como una diosa pagana,
nuestra Sierra Macarena, nuestra sierra castigada.
Castigada si ¡señores! por el delito de ser,
de Colombia punto clave; por donde usted quiera ver:
Si caminamos la Sierra podemos allí vivir,
una flora exuberante donde hay tanta belleza
que con mi lengua profana, no podía describir.
Y que decir de su fauna, de sus ríos y de su cielo;
es toda ella un paraíso, que sólo aquí poseemos.
Su riqueza no se agota pues de su materno seno
ella nos brinda gustosa el petróleo y minerales,
orgullo de nuestro suelo.
Baña sus plantas un río que a sus riberas extiende
un manto de tierra verde, como toda tierra fértil;
y con sus cantos las aves embrujan al que allí llegue.
¡Más, no puedo decir más sin que mi pulso acelere;
sin que mis ojos se nublen y mi sangre se subleve!
Porque a los pies de esa diosa ¡lucha contra el medio un
hombre!
un hombre de brazos fuertes y de sonrisa cansada,
con corazón grande y noble y la espaldas doradas,
por el sol que diariamente lo abraza con su mirada.
¡Es el colono señores!
Que en época no lejana, buscando un poco de paz,
y un techo que lo abrigara, llegó allí y en ese punto
decidió que se quedaba.
Derribó un trecho de selva y construyó su morada.
Sembró maíz, yuca, plátano, naranjas, cacao y caña;
y más tarde recogía con rostro maravillado
aquellos hermosos frutos que la tierra le había dado.
El tuvo que someterse a mirar que se dañaran
por falta de carretera por donde poder sacar
sus frutos; ayer, hoy tal vez mañana,
pues él no tiene motor, ni bestias ni buena plata
y de esta forma no puede llevarlos por tierra o agua.
Cuando sale para el pueblo va con la mente despierta
con el ojo fijo al suelo y con el oido alerta,
a cualquier ruido felino, a la traidora serpiente,
que en un momento cualquiera le puede clavar su diente:
a su paso por la pica. La senda de aquel valiente.
Y si es el río su medio, van los músculos muy tensos,
porque así como le ofrece de sus entrañas sustento,
sus raudales lo amenazan, como su fiebre constante.
Y ya dentro del poblado, llega el pulpo intermediario.
Estudia bien al colono, y se acerca el asqueroso
preguntando: ¿Cuánto vale?
Luego se vuelve al avión, porque el piloto del mismo
con este trabaja en llave: para decirle al colono
Que ya no hay cupo en la nave.
¡Siempre con esta mentira! y la impotencia del pobre.
¡Cada vez así le roban la causa de sus sudores!
porque por no regresar con sus productos a cuestas
¡Tiene que aceptar señores, lo que los pillos le ofrezcan
Pero aquí esto no termina si hablamos del Inderena,
Que lo castiga si cogen la presa para su cena,
Pero si allí llega un gringo, como una fiera sedienta,
es atendido muy bien y le prestan la escopeta,
Puede andar muy libremente y cazar todo lo que quiera
matar dantas o venados o cualquier ave cantora,
no importa que clase sea, tomarle dos o tres fotos;
dejar que se pudra ahí ¡y seguir tras otra pieza!
¡Qué disecar cachicamos!
¡Qué la piel de los cachirres!
¡Qué, qué vestido se ha puesto la guacamaya viajera!
¡Que corte esa flor tan rara, o esa orquídea tan esbelta!
Señores, yo les invito a reaccionar contra aquello,
contra el "mono" explotador que se adueña de este suelo
¡Arrojémolo de aquí y tomemos lo que es nuestro!
El estudio semiótico de la cultura llanera nos lleva a considerarla como un conjunto que hace
parte de una macrocultura, la colombiana. A su vez, una tipología de esta cultura nos plantea la
existencia de las subculturasque la conforman: la de los cultivadores, la del llanero citadino, la
del llanero criollo, la de los colonos.
El colono, otra de las subculturas llaneras, se desplaza también por motivos diferentes; su vida
está atravesada por un continuo movimiento. Por su parte, el llanero citadino ha perdido su
movilidad y se ha vuelto relativamente sedentario obligado por los nuevos oficios que
desempeña. Los cultivadores o conuqueros son, dentro de esta cultura, prácticamente una
minoría. Sin embargo, en razón de su oficio se vuelven sedentarios, hasta que el terreno se
agota y se ven obligados a buscar un sitio más fértil.
La movilidad del llanero es lo que caracteriza a esta raza como una raza bravía que necesita de
grandes espacios para poder vivir y que la lleva a buscar por todos los medios su libertad;
hecho ampliamente demostrado en las gestas libertadoras y en las diferentes épocas de
violencia de la región y el país.
POETAS LLANEROS DE GRAN PRESTIGIO
Héctor Paúl Vanegas
Rafael Martínez Arteaga
Eduardo Mantilla Trejos
Hernán Cisneros
Jairo Parales
Hugo Mantilla Trejos
Miguel Arcángel García
Manuel Orozco
Fernando
Traslaviña
Cadena
Clemencia Torres
DECLAMADORES LLANEROS DE GRAN PRESTIGIO
Eduardo Mantilla Trejos
Rafael Martínez Arteaga
Santiago caropresse
Jairo Parales
Hernán Cisneros
Hernán Lara
Fernando Traslaviña Cadena
Clemencia Torres
Manuel Orozco
Juan Harvey Caicedo
Tirso Delgado
Alberto Arvelo Torrealba
Santiago Rojas
LOS INSTRUMENTOS MUSICALES
Los nuevos instrumentos musicales del mestizaje llanero cabalgaron durante arduas jornadas y
así supieron del ritmo rotundo y fuerte, sobre el cual, era propicio cantar y danzar.
A caballo surge mejor la inspiración. Aquellos instrumentos europeos ni siquiera viajaron, es
decir no tuvieron necesidad de atravesar el océano y anclarse en la sabana, porque vinieron
soldados y curas que sabían tocar; posteriormente llegaron jesuitas que eran expertos en
interpretar los instrumentos, eran diestros en la fabricación y vivieron cerca de dos centenares
de años en las llanuras de Colombia y Venezuela. Acordémonos ahora de la fuerza comercial
de la navegación OrinocoMeta para llegar por aguas al corazón de las sabanas, comercio, que
sucumbió sólo a finales del siglo XIX, época de adolescencia de los cantos criollos, horas del
génesis de una de las tradiciones más sólidas y representativas de un pueblo, el joropo que
nace en "tierra de ancestros" ( 1 ) es "sombras de mis mayores" ( 1 ) y se proyecta como
"...Irrompible nudo de los vivos con los muertos"( 1 ).
No es cierto como afirma Carpentier "que todas las arpas de América descienden de un arpa
sola que trajo un tal Maese Pedro a Cuba"( 2 ), porque lo primordial fué la llegada del fabricante
y del intérprete, así también ocurrió con los demás instrumentos. La ruta de acceso fue doble
por Venezuela y por Tunja. En "Los pecados de Inés de Hinojosa" el escritor Próspero Morales
Padilla, relata como se tañía la vihuela y la forma en que llegó a Tunja pasada la mitad del siglo
XVI. Esta vihuela se convierte en el cuatro llanero al llegar a Casanare. Pero naturalmente, no
fué esa la única que llegó, ni Jorge Voto el único intérprete.
Así, el arpa feudal quedó intacta en el Llano, aunque adquiere y define en el tiempo formas
interpretativas nuevas en función del ritmo que debe tocar. El bordoneo, por ejemlo será una de
las características llaneras y aunque es la misma que la adoptada en México y Paraguay, cada
una se diferenciará, con el tiempo más en su interpretación que en su construcción, a pesar de
especificaciones físicas que tienden a ofrecer "sabores diferentes".
El cuatro se define en el Llano como un instrumento fundamentalmente armónico y no mélodico
como era su antepasada, la vihuela. Los buenos ejecutantes de cuatro comprueban esta
herencia al "tocarlos" como instrumento de concierto. La vihuela a su turno tiene herencias del
medio oriente, árabes.
La bandola llanera, que hoy se conoce con sus cuatro cuerdas que se ejecutan como
"instrumento mayor" ("melódico") evolucionó de la bandurria y del bandolín españoles e
italianos. Primero fué encargada de dar los bajos de acompañamiento; de ahí su nombre, pinpon. Luego llegó la forma llanera de interpretarla combinando melodías y bajos con ayuda de
plumilla de gran resistencia. Su evolución física le proporcionó como pin-pon dos aberturas
circulares en la tapa (una más grande que la otra) y luego los constructores les colocaron una
sola y le agrandaron la caja de resonancia.
Estos procesos difícilmente tienen autoría individual, fecha determinada y lugar; simplemente
ocurren en la sabana, o en los talleres de los artesanos y luego se trasladan de lugar en lugar
hasta aceptarse. Por lo general son procesos con alto contenido rural.
Igual ocurrió con los capachos que antes eran las maracas indígenas, más grandes y como sus
pepas interiores. Su ejecución también evoluciona hasta límites de la exhibición de habilidades
y esta evolución es relativamente próxima porque ocurre en los últimos 30 años.
Existen otros instrumentos de poco uso: el furruco (en el Huila es la puerca) que es de
percusión y semeja un bajo mixto entre cuerda y tambor; su sonido se produce por fricción. El
guitarro con sus cuatro órdenes encordado de modo diferente e interpretado con plumilla como
instrumento mayor. El bandolin se conserva intacto, al punto que para adquirirlo es preciso
importarlo de Europa. Es un instrumento mayor y su ejecución es parecida a la de la bandola
llanera, aunque con sonido diferente, metálico (tiene encordado metálico), con cuatro órdenes.
La música y cultura llaneras reflejan el sentir del llanero ante la naturaleza que lo rodea y
conforman un acervo cultural expresivo de su posición ante el mundo. El llanero ha aprendido a
tocar el arpa y el cuatro en los hatos después de las jornadas de trabajo, o en los pueblos
durante las fiestas que se celebran. Después de sabanear el ganado o en la compañía de
parientes y amigos se buscan las pisadas y los tonos y aprende a tocar mirando cómo lo hacen
otros; el llanero le canta a la naturaleza, a los bancos de sabana, morichales y esteros, a los
animales como el carrao, el alcarabán, el borugo, aguaitacaminos, el cristo fue y muchos otros
animales a los cuales el llanero personifica en sus cantos, dichos y leyendas, adjudicándoles
propiedades, cualidades y defecto
"El arpa llanera llegó a las pampas de Apure navegando río arriba, en una carabela de la
conquista. Tiene la misma forma del arpa europea, construida rústicamente de madera de cedro
con dos huecos en el vértice de la caja y uno algo más grande en el vientre. Los bailes son
generalmente en un caney de palmas, de bohío amplio, donde caben holgadamente danzando
veintiocho y treinta parejos. El escobillero o zapateo del joropo tienen variedades tan ingeniosas
y originales como la música. Bailan asidos mujer y hombre muy estrechamente, y ambos se
corresponden en acordar el tono haciendo resonar sus pisadas en el suelo" (Mendoza, 1846).
Además de la interpretación de los instrumentos como el arpa, cuatro, maracas o capachos y
bandola el llanero contra lo que denomina copla fina o saeta y demuestra sus excelentes
cualidades de improvisación en el contrapunteo, cuando se miden dos o más cantaores para
probar quien es el mejor coplero.
El canto llanero está enraizado en los cantos de trabajo de llano, cuando los vaqueros
sabanean el ganado. A veces, entre una copla y otra se silba la melodía. Una canta llanera
típica es:
"E.... ay.... mi mujer y mi caballo
se me murieron a un tiempo
mi mujer yo la perdono
mi caballo es lo que siento.
Los novillos me preguntan
dónde murió el toro gacho
en el camino real de Apure
al pie de un "quiebrajacho".
A las cuatro muere el sol
en los brazos de la tarde
por eso la triste noche
viste de negros pañales".
Los galerones (galerón corrido) se relacionan al adjetivo llanero de galeroneado, o sea "sin
tomar aliento". Un cancionero popular venezolano aclara esta interpretación:
Despiértese compañero.
Despierte si está dormido
mira que voy a cantar
el galerón corrío"
(Grases P., 1947)
La poesía popular llanera, los versos de los corríos (corridos) y joropos vienen a formar el
corpus de un Romancero propiedad de los vaqueros y habitantes de las sabanas (Sabio
Ricardo, 1963):
Mira tú si estaré triste
que coge sabana un toro
le echo encima el rucio-moro,
y al tumbarlo, diligente,
repite el eco doliente:
"Cuando estoy a solas lloro".
EL ESPAÑOL HABLADO EN LOS LLANOS ORIENTALES
Existe toda una dimensión lingüística y cultural de las expresiones, giros y palabras utilizados
en la región de los Llanos Orientales, conjunto que conforma un lenguaje distinto al español que
se habla en el altiplano y en las costas del país (De Armas, 1962). Entre estos se distinguen los
colores y nombres de animales (reses y caballos), plantas y adjetivos calificativos o admirativos.
Por ejemplo, para los caballos, barroso es blanco oscuro; encerado es bronceado; lebruno es
amarillo claro; araguato es amarillo muy encendido casi rojizo; porcelano es muy blanco; rucio
paraulato es blanco grisoso, alazán, etc.
Una de las aficiones también de abolengo andaluz es la riña de gallos. "Para la pluma de estos
también tiene el llanero su vocabulario: cabagüey, giro, pinto, talisayo, zambo, jabado, cenizo,
gallino, marañón y candelillo" (Mendoza, Daniel, 1846).
Las tradiciones culturales de esta región están además íntimamente vinculadas a los recursos
del medio ecológico; así por ejemplo abundan las leyendas, relatos y dichos relacionados con
las aves, caimanes, monos aulladores, animales de los cuales se les adscriben determinadas
cualidades, y, en algunos casos, propiedades curativas o mágicas (Mendoza, 1846).
Resulta pues comprensible cómo el habla de una región identifica de manera inequívoca al
habitante de la misma: la “r rodada” del bogotano, la” s sibilante” del paisa. El llanero tampoco
está exento de características peculiares en su expresión. 4 Según un estudio realizado por el
profesor José Joaquín Montes del Instituto Caro y Cuervo 5 , los siguientes son los aspectos
típicos del habla llanera:
La herencia indígena. Los habitantes indígenas de la comarca han dejado su huella en el
lenguaje cotidiano del llanero, en diferentes términos que han ido pasando de las lenguas
indígenas al español. Así tenemos voces indígenas en los nombres de las plantas de la región
como cumare, mapora, suy, yaray, bototo, etc. En los utensilios que el criollo ha adoptado de
las culturas indígenas tales como chiramo “utensilio colgante” (expresión utilizada en Tame),
budare, mapire “canasto” (expresión utilizada en Arauca); catumare “vasija de palma”, corota
“vasija de totumo”; o en los alimentos indígenas como majule “papilla de topocho”, catibía “masa
de yuca rallada”.
El desarrollo interno. Según Montes las condiciones peculiares del Llano hacen que la lengua
se reorganice en microsistémas léxicos que dan origen a que un verbo como mirar haya
avanzado sobre el campo semántico de ver y hacer borrar casi completamente este último
verbo del uso corriente. “Entonces miró el presidente Rojas Pinilla que el Llano era una gran
belleza”, “¿El no está por aquí? “No lo he mirao”. Aparentemente. la pareja oír-escuchar está
corriendo con la misma suerte, y en este par el último verbo tiende a absorber el primero. Típico
del Llano es también establecen una clase especial en la -clasificación de las, musáceas
comestibles; el llanero las divide en tres grupos: plátanos, cambures y topochos y hace del
último grupo la clase, particular mencionada. Este fenómeno quizás se deba a la importancia
de esta especie en la alimentación del llanero. La influencia de lo indígena se observa también
a través de expresiones y dichos que reflejan la lucha sorda que desde tiempos ancestrales se
ha desarrollado entre los indígenas y todos los “blancos” que los han despojado de su territorio.
Es común escuchar al criollo expresarse del indígena a través de estos vocablos; en ellos
queda plasmado lo que el llanero . piense del indígena en palabras como Tunebo, que equivale
a “montaraz”, y guajibo a “tímido o huraño”. ‘Montes cita un refrán que refleja de manera
patética la violación de los derechos de los indígenas en su vida y propiedades causados en
años recientes por la disputa entre “blancos” e indios por el espacio, por la tierra: “Ni burro es
bestia ni indio es gente, ni casabe sirve pa’ bastimento ".
Existen también voces de raigambre hispánica tradicional usadas en el Llano con un sentido
particular como: el cerro, “la cordillera, la zona andina”; guate persona de la cordillera”; saquero,
“el que compra ganado”; el interior, “al occidente de la cordillera” y muchas más. 6
A nivel de la fonética podemos observar la influencia de las hablas de tipo “serrano” (de Boyacá,
Cundinamarca y Santander) que integran un rasgo distintivo del “español del Atlántico”, el
yeísmo o igualación en un sólo fonema de la 11 y la y.
En la pronunciación de la r se encuentran también rasgos del “español Atlántico” y el “serrano”,
es decir, en algunos sitios se pronuncia débil y con frecuencia asibilada, es decir parecida a
unas como en cantar (rasgo serrano), y en otros se asimila la r a la 1 (rasgo “Atlántico”). Lo
mismo sucede en la articulación de las (implosiva) como en maíh o la pérdida como en
cataplama. En la gramática y el léxico del llanero, se observan también influencias del español
costeño y andino.
Otro rasgo distintivo del lenguaje verbal de la comarca, es la composición de coplas a propósito
de cualquier evento de la vida que merezca ser recordado. Las coplas pueden ser cantadas o
declamadas, en ellas se prohibe, se exhorta, se aconseja, se exalta o se enamora según sea el
caso y la necesidad. Casi cualquier cosa se puede decir a través de ellas. En este tipo de
expresión oral se sincretiza la influencia española, en cuanto a la composición musical y la
tradición oral del indígena habitante de la región
DICHOS Y REFRANES LLANEROS
Algunos dichos llaneros son:
"El cachicamo trabaja pa' la lapa"
"El llanero no toma caldo ni pregunta por camino"
"P' lante porque p' atrás asustan"
"Con aguacero ventiao no hay araguato que duerma"
"Al pendejo no le ajila ni que pesque en ribazón"
"... de donde se le fueron los toros a Peña..."
"Guarde pan pa' mayo y malojo pa' su caballo"
"Perro viejo late echao"
"Morrocoy no trepa palo ni cachicamo se afeita"
"Cabras dan leche"
"Más triste que perro embarcao"
"Más triste que guahibo sin puya"
"El buey manso un día se cansa"
"El que no tenga quien lo meza que saque la pata y se meza"
"Caminar el Pirutu"
"El muerto al hoyo y el vivo al rollo"
"Ni burro es bestia ni casabe es pan"
"Se le aguó el guarapo (acobardao)"
"Zamuro no come alpiste"
"Zamuro come bailando"
"Zamuro no cae en trampa, ni gavilán en la acera"
"Zamuro no come queso porque no tiene serrucho"
"Donde canta loro real, no canta cucarachero"
"Una vaina es nacer pobre y otra dejarse joder"
Se hacían velorios de angelitos con ocasión de la muerte de un niño. Se vestía un altar y un
ataúd con el cuerpo del niño. Rodeado de flores y velas, se le rezaba. Luego venía el baile.
Cuentan que se acostumbraba también a quemar la casa cuando se moría un hijo de la familia,
costumbre que parece haber sido heredada de los indígenas de las sabanas.
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