Reseña al libro A industria automotriz nas Américas. A reconfiguraçao dos atores produtivos Arnulfo Arteaga García* Los textos integrados en el libro A industria automotriz nas Américas. A reconfiguraçao dos atores produtivos, coordinado por Adalberto Cardoso y Álex Covarrubias, como lo señalan ellos mismos, da continuidad a una línea de reflexión iniciada dos décadas atrás para dar cuenta de manera general del papel que tiene la industria automotriz en la región. Esfuerzo que también se suma a un inmenso caudal de investigaciones con distinto niveles de profundidad y énfasis sobre este sector fundamental para explicar los procesos de industrialización en los distintos países donde operan la empresas trasnacionales (ETAs). Como el título indica esta publicado en portugués, lo cual no deja de ser un bello y atractivo reto para leerlo. El libro está estructurado en tres partes. La primera esta dedicada a los casos de América del Sur y consta de 6 capítulos. Los primeros cuatro analizan, desde distintos ángulos el caso brasileño. Nuevas condiciones de la industria a partir de las inversiones en el sector (Alexandre Comin). La guerra de las políticas fiscales de las distintas regiones para atraer la inversión de las ETAs (Glauco Arbix). Las nuevas relaciones entre las ETAs y las proveedoras analizadas desde el enfoque de la gobernanza en el desarrollo tecnológico. Destaca en particular el de Cardoso, por el alcance en su análisis y por el acento que pone en la manera en que se verifica el proceso de convergencia de las prácticas productivas en Brasil a partir de los años 90. Los dos siguientes abordan el caso colombiano y el venezolano, aunque este último se enmarca dentro de las profundas transformaciones políticas y sociales que ha vivido ese país desde principio de este siglo XXI. Lo que comparten ambos es analizar la reestructuración del sector en sus países y su efecto sobre las prácticas laborales. Sin duda se extraña el caso Argentino por lo paradigmático que puede resultar en términos del tipo de medidas de políticas económicas aplicadas en los distintos regímenes por los que ha atravesado este país en los diez años más recientes. La 2ª parte esta dedicada a la región norte del continente. Esta integrada por tres capítulos, pero su característica es que no se trata estrictamente de casos por países. El capítulo de Alex Covarrubias hace una interesante reflexión desde el campo teórico acerca de la convergencia-divergencia de las prácticas y los sistemas productivos implantados por las corporaciones y su difusión a nivel global, complementado con una investigación de campo comparando los casos de Brasil y México basado en el caso de la empresa Ford. Graciela Bensusán y Landy Sánchez, hacen una revisión comparativa del papel de los sindicatos en los tres países de la región, poniendo de relieve sus rasgos como actores laborales en sus contextos nacionales y el tipo de recursos de poder utilizados a lo largo de la reestructuración del sector en la región. El tercero es una reflexión de Ludger Priest sobre las estrategias de las corporaciones alemanes y la extensión de sus operaciones en el mundo y en particular a la región. La 3ª parte “Contrapuntos” incluye dos capítulos. El primero Paul Stewart, et. al, dan cuenta de un estudio de “calidad de vida en el trabajo” en el sector en los casos de Canadá, Japón y Reino Unido. En el segundo Ulrich Jürgen hace una revisión sobre las modificaciones del sistema productivo en Alemania a lo largo de la década de los años 90. Sin duda, cada una de las partes y los capítulos merecerían no sólo una reseña sino una discusión amplia y profunda por las múltiples aristas y ángulos desde los cuales se podrían abordar, lo que escapa a esta breve presentación. Pero, desde mi punto de vista, un hilo conductor que atraviesa el conjunto de la obra tiene que ver con la discusión planteada por los coordinadores acerca de la convergencia de los procesos de transformación y que en particular Covarrubias lo aborda como un proceso de convergencia-divergencia. Si bien el tema se circunscribe al ámbito de las prácticas productivas, merece la pena abordarlo en ese nivel, al menos en tres aspectos. El primero, guardando todas las distancias y proporciones del caso, como una reedición del “one best way” taylorista, no como contenido sino como tendencia dominante. El segundo, acerca de la tensión entre los sistemas productivos corporativos y los sistemas de relaciones industriales locales. El tercero, es una reflexión propia acerca de lo que las nuevas prácticas laborales encierran en la construcción de una nueva ciudadanía del trabajo que, al igual que en la primera mitad del siglo pasado, desde las líneas de producción de la industria automotriz dio origen al Estado de Bienestar. Otro elemento que rescato, es que en todos los capítulos la problemática abordada se plantea como temas abiertos y principalmente como espacios de intervención de los actores sociales que participan en el escenario de esta industria. Tomado desde esta perspectiva, la obra presentada, deja de ser una simple continuidad de esfuerzos anteriores, como planteamos al inicio y constituye un salto cualitativo. La relevancia teórica, metodológica y política del abordaje desde los actores y sus estrategias pone el acento en la configuración de la industria automotriz no sólo como un complejo proceso de articulación económicotécnico-productivo, sino fundamentalmente como resultado de una construcción social y es en este sentido que adquiere relevancia el papel de las estrategias de los actores sociales, es decir el Estado, los sindicatos, la sociedad civil y no sólo como un proceso definido desde el interés de la corporaciones trasnacionales del sector. *Profesor-investigador de la UAM-Unidad Iztapalapa, [email protected]