resumen_ruralidad

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Lo que implica una nueva ruralidad
Definiciones entre lo rural y lo urbano:
Se hallaba la idea de que existía una oposición entre campo y ciudad, el primero
era sede del arcaísmo cultural y el atraso material, mientras que la segunda
albergaba el progreso y la prosperidad.
De lo urbano y lo rural se construyeron históricamente como un par de
conceptos opuestos, en los que lo rural se delimitaba a partir de sus diferencias
con lo urbano (lo que no es urbano es rural).
Concepto y sus componentes básicos
El medio rural es un conjunto de regiones (territorio),cuya población desarrolla
actividades en distintos sectores, como la agricultura, la artesanía, las industrias
pequeñas y medianas, el comercio, los servicios, la ganadería, la pesca,
la minería, la extracción de recursos naturales y el turismo, entre otros.
En dichas regiones hay asentamientos que se relacionan entre sí y con el
exterior, y en los cuales interactúan una serie de instituciones, públicas y
privadas.
Lo rural trasciende lo agropecuario, y mantiene nexos fuertes de intercambio
con lo urbano, en la provisión de alimentos, también de gran cantidad de bienes
y servicios, vale destacar la oferta y cuidado de recursos naturales, los espacios
para el descanso, y los aportes al mantenimiento y desarrollo de la cultura.
El espacio “rural” y el espacio “agrario” pierden su significado a partir de una
nueva concepción que identifica nuevas funciones y usos del suelo, así como un
creciente proceso de diferenciación del territorio en el que la actividad
agropecuaria pierde centralidad en la estructuración del espacio rural, estas
afirmaciones son relativas a las realidades de países con diferentes procesos de
desarrollo.Las definiciones de lo rural varían en forma significativa a partir de
criterios relacionados con la naturaleza del distrito administrativo o de la
organización de la población analizada, la presencia de infraestructura y
servicios, el tamaño de la localidad, la actividad económica de la población
económicamente activa (PEA),la densidad poblacional o la distancia con los
centros poblados.
De manera general, la mayoría de los países clasifica como urbano cualquier
poblado que tenga entre 1 500 y 2 000 personas o más. No obstante, existen otras
maneras de definir a la población rural, como por ejemplo el criterio adoptado
por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
que agrupa a los países con mayor nivel de desarrollo, la cual recomienda que
la densidad de población sea el elemento principal a utilizar y establece como
indicador la existencia de menos de 150 personas por kilómetro cuadrado como
un primer paso para definir la ruralidad. Las definiciones y los criterios a partir
de los cuales se trata de dimensionar el fenómeno a analizar pueden reflejar
realidades de magnitudes muy diferentes. La opción que se elija para medir
empíricamente la población rural cambia drásticamente la dimensión del
problema a enfrentar y, en consecuencia, el diseño y la envergadura de las
estrategias en las políticas públicas.
Teniendo en cuenta estas advertencias, parece interesante tomar como referencia
los elementos que señala Gómez Echenique (2002) para distinguir empírica y
teóricamente los rasgos de una “nueva ruralidad”.
En cuanto a espacio y actividad,
La definición presentada se refiere a espacios con una densidad relativamente
baja donde sus habitantes realizan actividades tales como la agricultura, la
forestal, la ganadería, la artesanía, establecimientos dedicados a reparaciones, las
industrias pequeñas y medianas, la pesca, la minería, la extracción de recursos
naturales y el turismo rural. A su vez, donde se realizan servicios y otras
actividades como aquellas relacionadas con la educación, la salud, el gobierno
local, el transporte, el comercio y el deporte (Gómez Echenique, 2002: 200).
En cuanto a su especificidad,
El ámbito de lo rural comprende un tipo particular de relaciones sociales con un
componente personal predominante en territorios con una baja densidad de
población relativa. Esta relación personal tiene una fuerte base en las relaciones
vecinales, con una prolongada presencia y parentesco entre una parte
significativa de los habitantes (Gómez Echenique, 2002: 201).
En cuanto a su alcance
Sostiene que es importante considerar las relaciones que se establecen con las
concentraciones urbanas y su integración a los servicios y mercados. De este
modo, plantea la noción de espacio local como el lugar de convergencia entre lo
rural y lo urbano.
Nuevos desafíos
En los países en vía de desarrollo se viene impulsando también una
revalorización de lo rural, tratando de superar la dicotomía entre sector
agropecuario y rural.
Es necesario romper el estrecho paradigma económico en el que se ha situado
al papel del sector rural, y trasladarlo al contexto de la política y las
instituciones.
Se reconoce también en varios países que el manejo de la vieja concepción de lo
rural como lo atrasado y el énfasis puesto en los procesos de industrialización,
han generado en estos países crisis de magnitudes impredecibles, con el
aumento de la pobreza, el desempleo, la generación o agudización de conflictos
por la tierra, y procesos de luchas internas con características de guerra como es
el caso actual en
Colombia.
El medio rural ha experimentado cambios muy importantes en los últimos
cuarenta años. Pero puede hablarse en términos generales de tres grandes
cambios:
Demográficos: como resultado del éxodo masivo en los años sesenta y setenta,
tanto en Europa como en América, y el fenómeno de la "contra-urbanización"
en algunos países europeos en los años setenta.
Económicos: que se originan por el declive de la agricultura y, en algunos países,
por la nueva visión que el mundo urbano tiene del medio rural, que ha dado
lugar a una mayor diversificación.
Institucionales: debido a la descentralización política que pretende dar mayor
poder a lo local y lo regional, obviamente con desarrollos desiguales en los
distintos países y continentes, y a la supra-nacionalización de la política agraria,
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