astronomía. - Hemeroteca Digital

Anuncio
-ímh
8r
• •x~<io\ú'hA üuiMí n..i; ú,->u'^h,o Í.SEMANAÍVIO PINTORESCO ESPAÑOL,
' ...ibiiul'i'.'íí r.ii'oriiA, (Uiíji. i.
ASTRONOMÍA.
XX, ZODIACO.
Ar
k-PKNAS habrá h o m b r e q u e , al alzar la vista á la bóveda
celeste, y contemplar la multitud de cuerpos luminosos
que pueblan su inmensidad, no haya entrado en deseos de
conocer la naturaleza de esos pequeños globos que bajo la
forma de puntos mas ó menos brillantes , deleitan la vista
4 la par que confunden el entendimiento.
Todos los esfuerzos hechos por los astrónomos para me*«• la distancia que separa las estrellas del globo que h a b i t a m o s , han sido enteramente infructuosos. Son tantos los
miles de millones de leguas que se han calculado deben
mediar por lo menos entre ellas y nosotros, que apenas
puede concebirse su número.
Las estrellas se dividen en clases, llamándose de primera magnitud
las j^ue tieneii u n brillo superior y las'
Otras de segunda magnitud- las que brillan inmediataraen-
ASo Vil.
le menos, y asi sucesivamente. Las de set-la mognilud soi».
todavía perceptibles con la simple vista, y de aqui cu adcLiute
solo se dejan distinguir con el telescopio. Para no verse coivfundidos los astrónomos cou tanta muchedumbre de astro.i>
y poderlos trazar fácilmente en las cartas celestes, y eiicouIrarlas en ellas á la primera ojeada, las han dividido en
g r u p o s , ó constelaciones. De este modo les ha sido fácil
fijar la respectiva posición de cada una de ellas rcllricndola á su correspondiente constelación, á la manera que se
encuentra la situación de cada ciudad sabiendo el reino y
provincia á que pertenece.
Como los antiguos conocian raeuos estrellas que los,
modernos, á causa de lo poco exploradas que estaban las d i versas partes del m u n d o , dividieron el cielo en menos c o n i telacioues qne los ú l t i m o s , no siendo visibles un gran n ú 16 de enero de 1843>
18
SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
m e r o de ellas. Pero & medida que la navegación fue recibiendo ensanche, y descubierto el nuevo m u n d o , pudo
•er reconocido con el telescopio, se i'ormaron nuevas constelaciones, y hoy apenas hay estrella por insignificante que
sea que no este comprendida en algunas.
Las constelaciones son zodiacales, boreales y auslralos,
s«gun la posiaion que ocupan en el cielo y el heniislcrio á
que corresponden.
He aqui los nombres de las doce del zodiaco: el Carner o , el T o r o , losGeraelos, el Cangrejo,él León, la Virgen,
la Balanza, el Escorpión, el Sbgitario, el Capricornio, el
Amfora y los Peces.
Constelaciones boreales de los aniiguos. La osa mayor,
la osa m e n o r , el d r a g ó n , Celco, el boyero, la corona bor e a l . Hércules, la l i r a , el ave ó el cisne, Casiopoa, el coc h e r o , el serpentario, la serpiente, la flecha, el águila, el
dclfin, el caballo c h i c o . Pegaso, Andrómeda, el triángulo.
Constelaciones australes
antiguas. La ballena, Orion,
el rio E r i d a m , la liebre, el perro g r a n d e , el perro chico,
el n a v i o , la hidra h e m b r a , la copa, el cuervo, el centaur o , el lobo, el a l t a r , el pez austral.
Todas estas constelaciones eran ya conocidas en tiempo
del célebre Ptolomeo. Los astrónomos modernos han añadido después u n gran número de ellas, tanto boreales c o m o australes. Nos limitaremos á señalar las siguientes: el
pavo r e a l , el t u c á n , la grulla, el fenis, la d o r a d a , el pez
volador, la hidra m a c h o , el camaleón, el triángulo aust r a l , la girafa, el rio T i g r i s , el cetro, &c. &c. Estas son
tod'as australes; las boreales son el taller del escultor, el
hornillo químico, el buril del gi-abador, la paloma, la cruz,
el caballete del p i n t o r , la brújula, la máquina p n e u m á t i c a , el ociante, el compás, la escuadra y la regla, el telescopio, el microscopio, el romboide, &c. &c.
Las constelaciones, según se v é , toman su nombre de
personajes fabulosos, de animales, instrumentos científicos, &c. Escusado es decir, como son, simples aglorneraciones de estrellas, las figuras de todas ellas no guardan n i n guna relación con sus nombres respectivos, los cuales se le»
h a n aplicado por mera comodidad y distinguirlas entre sí.
E n t r e las persortisá quienes el buen Mateo había escojido para ser objeto d e s u beneficencia, contábase u n pobre
sastre, llamado J u a n Antonio Bermudez, que vivía con su
mujer y dos hijos en una oscura boardilla de la calle de
Li'fianitos. Este J u a n Antonio era uno de aquellos hombres,
q u c ' c ó n ' u n éscclentc corazón y un carácter débil, están t a n
dispuestos al bien como al mal; tan pronto impulsados p o r
su conciencia hacia los sentimientos elevados, tan p r o n t o
subyugados por su debilidad hacia las faltas comunes.
Uno de los dias que el Sr. Mateo visitaba á aquella p o bre familia, halló á J u a n Antonio sumerjido en una p r o funda tristeza , y preguntada la causa, supo que v e nia del Hospital G e n e r a l , donde habla visto m o r i n á su
compañero Pedro López, hábil cajista de una imprenta, el
cual sorprendido de improviso por una larga enfermedad,
y sin haber tenidp previsto para este caso ningún a h o r r o ,
á pesar de que ganaba veinte reales diarios, no habia t e nido otro recurso que acudir á la beneficencia pública, T
m o r i r confundido eu u n hospital.
Este suceso lamentable formó pues el objeto de la conversación de aquel dia entre nuesti-os dos artesanos, no p u dieudo menos de convenir ambos en que el desgraciado P e dro habia sido víctima de su imprevisión y mala conducta,
que no solo le habia hecho eu los últimos tiempos de su
vida acudir á recursos ágenos de un hombre honrado, como
era i m p o r t u n a r con empréstitos á sus amigos y sus maestros, sino que habia acabado por sumirle en l a t u m b a i h o s pitalaria, desdicha grande que hubiera evitado si hubiera
sabido economizar uua parle del producto de su jornal.
Y aunque Maleo no dejó de vituperar la conducta de sus
parientes, que asi le habian a b a n d o n a d o , no pudo menos
de reconocer que acaso estarían ya fatigados de sus c o n t i nuas demandas, y de todos modos añadió "el mejor p a riente es u n par de onzas de reserva para la necesidad^"
Cada una de las rellexiones del viejo Mateo eran u n a
puñalada para el pobre J u a n Antonio, pues comparondo
su propia conducta con la del difunto Pedro, no podia m e nos de asaltarle la idea de que tendría un paradero semejante. Ya queda dicho que este pobre hombre era débil
pero no malvado; y mas de una vez habia tenido intenciones de reformar su vida, aunque muy luego le habia faltado el ánimo, y olvidado sus propósitos de economía; sobre
LA CAJA DE AHORROS.
lo c u a l , girando después la conversación, y respondiendo
á los argumentos del Sr. M a l e o , contestó J u a n Antonio.
— "Todo eso que V. dice es verdad; pero también lo es que
CUENTO MORAL.
n o todo sucede por culpa mia. Cierto es que hace mucho
tiempo que yo he estado ganando bastante, y que pu(licra
ÍL Sr. Mateo Pérez era un honrado ebanista, que por su haber a h o r r a d o u n par de duros cada semana, lo cuaf h u Labilidad y su constancia había llegado á acreditar uno de biera sido un gran recurso al fin del año; verdad es que h e
los mas hermosos talleres de M a d r i d ; la prosperidad y intentado, aunque pocas veces, reunir estas cconomias, pero
la fortuna parecían sonrcirle, hasta que habiendo tenido la ¿que quiere V. que le diga? el dinero es un mueble e m b a desgracia de perder á su mujer y su hijo ú n i c o , empezó á razoso; no se sabe como g u a r d a r l e ; se pierde con él el suedisgustarse de la vida, y desdeñar el trabajo, dccidicndose ño y la tranquilidad; luego al instante todos le adivinan, y
p o r último á traspasar su obrador al mas adelantado de si tiene uno como diez, le suponen como ciento, y empicsus oficiales , y retirarse á pasar tranquila aunque tristc- zau á yer como se lo han de quitar. Si uno quiere sacarinente el resto de sus dias. Poro el cielo (qué nuncd a b a n - le algún producto y lo dá á p r é s t a m o , suele perder el c a dona á los que en él confian) tuvo con él consideración; y pital y los intereses, y ademas todos le t r a t a n de usurero.
Iiaciendo nacer en su corazón mil benéficas ideas , derramó Comprar y comerciar con él, requiere disposición y muchp
eii él el balsamo consolador de la caridad cristiana; le reveló tiempo; con que no veo medio para poderle beneficiar.
los placeres que aun podia disfrutar en este mundo, siendo Añada V. á esto que la taberna, los amigo?, los dias de.üesel consuelo de sus semejantes; y acreciendo su amor á los la, los loros &c. son otras tantas ocasiones de gasto, y el
desgraciados, le hizo ver en ellos otros tantos seres unidos diablo, ique no pierde ripio, siempre le eslá á uno tentando,
de suerte que cuando menos recuci-da se halla como quien
i él por los vínculos del infortunio.
Procediendo, pues, con arreglo á estas ideas, muy p r o n - nó dice nada en medio de la calle, y siu tener que llevar
. .; •. . , (,, . , , ..,., ,
t o llegó á ser nuestro Maleo el paño de lágrimas, el ángel •ala boca."—
consolador.de todos los inielices del barrio, y cada dia, a u A tan francas y sólidas razones, ,nji> ipudo menos de
mentando el n ú m e r o de sus protejidós, aumentaba tainbien contestar Mateo con las mejores que supo; pero no dejaba
el celo del honrado menestral.
.......
de reconocerse en sus palabras la profunda impresión que
E.
.IIV 04.',
sí) oKiíío I5 tan
SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 7
VJuá Í:\ flSlií.t'üi !> ¡1"^
n49
cir que si en lugar de una peseta semanal pones un, duro
cada semana (que es lo que t u padre puede y debe hacep
sin esfuerzo) tendrá al fin de diez años reunidos insensil^leíT^
mente 12740 rs. 25 mrs., con lo cual y tu hfijPinflsa.fa!ef^JO|fli
faltará á este tiempo quien te haga la rueda.., ,,¡,„ojij,!* ;i.q
Es imposible pintar el consuelo que estas palabras WElf-rí
lian en los pechos de aquella buena familia, en termino»;!
que ya les parecía tener reunida aquella suma á nombre-,
de cada uno de sus hijos, y desde luego prometió J u a n A n - r
tonio empezar á formarla desde,el domingo siguiente, a y q dado también con el producto de Diego, que ya era un mu:chacho de 17 años, que ganaba tres pesetas en el oficio d&(
bordador. Desde aquel dia lodo se volvia echar cálculos,, y ,
sacar consecuencias, y cuando recordó nuestro Jjian Aa-?;.
tonio Ja desgraciada suerte de su amigo P e d r o , muerto, en
el hospital, uo pudo menos de esclamar. — " ¡ A h ! ¿¡por
qué no se inventó antes la Caja de Ahorros?"
Aqui quiso averiguar J u a n Antonio cuanto le h a b r í a n
producido los diez mil reales del dote de su muger en los
20 años que llevaban de casados, á que satisfizo Mateo diciéndolc. Si de ellos hubieras impuesto 100 reales cada
domingo, al fin de primer año hubieras tenido colocados
con sus intereses 5305 rs. con 30 mrs., y al fin del segundo
ya los 10822. Pues bien: sin mas imposiciou, y sin Irabaj.»
alguno mas que dejar correr el tiempo, estos 10822 rs. (de
los cuales solo hablas desembolsado efectivamente IO4OÍI
en las cicnlo cuatro semanas de los dos años) se convertirían en 12172 á los cinco años, en 14772 á los diez, á lo»
quince anos en 18000 r s . , y últimamente hoy dia á los
veinte años tendrías la suma de 2 1 8 7 1 rs. eu lugar de lo»
10400 que habrías desembolsado (1).
Al oir esto arabos consortes empezaron á lamentarse
de su desgracia en haberse casado veinte años antes de establecida la Caja; pero prometiéndose resarcir con sus economías el tiempo y dinero perdidos, quisieron injbrmarse
de las bases de este establecimiento; y el buen Mateo, que
de lodo estaba informado, les dio á conocer á su modo s a
sencillo mecanismo, su incorporación al Monte de Piedad,
único establecimiento que lia sabido resistir á los embate»
de dos siglos; les habló de las sencillas operaciones de a m bos, que consisten en recibir la Caja las cantidades de lo»
imponentes, y pasarlas en el acto al M o n t e , el cual lais da
á préstamo al dia siguiente sobre alhajas de mayor valor;
de suerte que nunca existe en caja el metálico; y con el i n Al detir esto el Sr. Mateo, sacó el cuadernito ó libre- terés que le producen los préstamos, paga el Monte a l a C a ta de la Caja, y la dio á la pobre n i ñ a , que le besaba alter- ja el s u y o , y esta lo hace á los imponentes, pudicndo e s nativamente con las manos de su bienhechor, el cual la tos recojcr capital é interés caido el dia que quieran, avisan
do solo con dos semanas de anticipación.
prometía darla todas las semanas una peseta para llevarla
4 la Caja; el pobre padre entusiasmado juraba que añadiEncarecióles luego la filantropía de los ciudadanos que
r í a por su parte o t r a , y la madre y la niña desde aquel noble y desinteresadamente aceptaron el encargo de plantear
mismo instante se echaron á desear que viniera el domingo el establecimiento y componer la junta directiva, los cuales
para ir en persona á dar aquel gran paso. Pero cuando lle- abandonando la comodidad de sus casas, y contando las
gó á su colmo el entusiasmo de toda la familia, fue c u a n - mas de ellas con numerosos dependientes, se convierten,
do preguntando la niña al viejo Mateo que en c u a n - ellos mismos cu servidores del p o b r e , acudiendo cada d o to tiempo sería rica, respondió este con gravedad. — N o mingo personalmente no solo á inspeccionar las operaciom e será difícil contestarte; aqui traigo la tabla ya hecha. nes , sino á trabajar en los asientos y demás necesario,;
Si continuas poniendo una peseta cada domingo (que ya para lo cual y a h o r r a r gastos á los imponentes han ima--;
ves que no te será difícil el aborrarla,'pues al cabo no son giuado el medio de invitar á ayudarles á todas las permas que cinco cuartos diarios escasos) al fin del primer sonas conocidas en la corle, de suerte que suelen ser g r a n >fio te hallarás con 212 rs. 8 mrs. al fin de diez años, ten- des de España, eclesiásticos, senadores, diputados, rico»»
«írás 2548 rs. 5 mrs.; al fin de veinte, G320; y al fin de capitalistas, y públicos funcionarios los que anotando l o * ' e i n t a 11903 rs. 30 mrs. y asi á proporción; quiero d e - nombres de los imponentes en los libros de caja, cuidan de
recibir y pasar al Monte para hacer fructificar la peseta
I 1 " ' <!ycciilns onlidndes que se dcposit.ib.'jn scman.Tlincnie del pobre; noble espectáculo de moralidad y patriotismo, on
en los dos .)D,.,n,eros .TPÍIIS , y l.-t necesidad de guard.ir en su en- que nuestra nación lleva muchas ventajas á las extranjeras.
tradaja regular proporción «iri la salida que proporcionan los
empeños del Monie de Piedad, obligaron á la Junta á acordar qne
solo se admitiera á cad.i ¡odlviduo liasla loo reales por semana y
(1) Todos eslos cálculos están fundados en el i por ciento á
3oo por la primera vez.
interés compuesto, que abona la Caja,
las áe J u a n Anlonio h a t i á hecho en él. Retiróse, pues, pensativo y cabizbajo, prometiendo venir á verle mas 4 m e n u J o para ¿onsdlarle y conducirle en sus buenos propósitos.
Esta escena pasaba hace tres años á los principios de
1839; cuando uua mañana del mes de febrero de aquel año
volviá i parecer en aquella casa el viejo Mateo, con un
semblante que anunciaba de una legua la satisfacción y la
alegría. No se hizo de rogar gran cosa para csplicar la
causa, antes bien corriendo á donde estaba J u a n Antonio
y agarrándole afectuosamente de ambas manos: — " A b r á z a m e , le dijo con u n acento afectuoso; abrázame, que tengo
que darte una buena noticia: de boy mas ya no tendrás
que quejarte de la dificultad de conservar tus ahorros, pues
que está en lu mano como en la de todos el emplearlos útilmente, y llegar á ser capitalista.-- A esta palabra capitalista, la buena Mariana, mujer de Jiian Antonio, y sus dos
hijos Diego y M a r í a , corrieron .prouiaraenle á rodear al
Señor M a t e o , y SL pedir ía esplicacion de sus i-azoncs. —Sí,
amigos mios, (continuó entusiasmado el buen viejo,) de hoy
en adelante no deberá haber holgazanes ni disipadores,
porque todos con sulrabajo podrán, si quieren, procurarse
u n capital productivo para atender á las necesidades de la
•vida. Acaba de eslablecerso en esta corle con autorización
del Gobierno una Caja de Ahorros, dirijida gratuitamente
y como cargo concejil por una junta de personas de arraigo,
probidad c inteligencia, y unida á la antigua y respetable institución del Monte de Piedad. Toda persona, <le cualquier sexo ó edad, puede de hoy en adelante arudir á la Caja cada d o m i n g o , p a r a depositar en ella desde la mínima c a n t i dad de una peseta, hasta la de 300 rs. cada semana, y
hasta 1000 rs. por la primera vez (1). Allí se le abre una
cuenta , y toda suma depositada empieza desde la semana
próxima 4 ganar A razón de 4 por 100 , el cual interés al
lin del año se reúne al capital, y produce á su vez nuevos
intereses. El imponente puede retirar su depósito cuando
quiere, sea en su totalidad, sea en parte con los intereses caidos. Ya podéis figuraros con qué facilidad puede irse de
este modo formando u n pequeño capital, el cual, creciendo
diariamente con los intereses dobles, produce al cabo de a l gunos aiios u n aumento considerable. Quiero, pues, que la
hermosa María que nos escucha con la boquila abierta sea
l a primera á sentir los efectos de tan benéfica institución,
y para ello aqui la entrego la libreta, en que acabo de imponer á su nombre cuarenta reales.
90
SEMANARIO PINTORESCO ESPAi>iOL.
Desde aquel instante la buena familia de J u a n Antonio ber por boca de la misma, que el objeto de aquel empeño
«cambió enteramente de aspecto: la satisfacción y la alegría era para asistir aquella noche al'bajle de máscaras del tea«bii que todos se entregaban al trabajo, producía u n singu- tro! Admiróse el buen Diego de tanta lígercí», y deseos^
l a r contraste con el desaliento anterior. El honrado me- de cortar aquella escena, se despidió de fa muchacha, li»,
XtCstral comenzó la reforma p o r su propia persona, redo- sin cierta alegría ; entró en la Caja, y ya se retiraba t r a n iflando su actividad; aprovechando iodo lo posible el tiem- q u i l o , cuando vio p a s a r á su lado una joven de aire t í m i p o ; huyendo de las tabernas donde antes pasaba muchas do que con semblante ruboroso preguntaba si se babi^in.
,',')'!',
¿ o r a s de la noche; dejando de ir los lunes á los toros, y acabado las hora» de imponer.
trabajando en ellos como otro cualquier dia de la semanaria
Para terminar la narración : esta joven era la qiie lé
(nujer p o r su parte no volvió á pensar mas en echar á la estaba destinada por el ciclo, ó como diría un poeta p o r
l a t e r í a , que era su pasión y su sueño favorito; la niña la fuerza del sino; era la que debía hacerle conocer el CJi- .
n o hablaba otra cosa en toda la semana que de allegar canto d é l a modestia y la v i r t u d ; y era en fin, la que v e n « a a r t o s para completar la peseta consabida, y el mancebo en ciendo sin saberlo los artificios de su rival, había de resfin, u n a vez lanzado también c» este camino, empezaba á ponder un dia en aquel sitio á la demanda de su nombre,
c r e e r que con constancia y trabajo llegaría también á for- edad y estado:—"María Rodríguez, 17 años, casada con Diego Bermudez, bordador."
m a r su capital.
Una aventura que le sucedió una de las noches del año
•"imStiom
éltiiDo acabó decididamanle por aficionarle á la caja de
SXi GITSAlffO D E STJtAi
a h o r r o s , y he aqui el suceso. Retirábase de su taller, s i t u a d o en una de las calles mas bulliciosas de Madrid, cuand o al pasar por un bodegón, oyó.grandes y descompuestas
vcnxs veces la naturaleza se complace en presentar ba-» >
voces, entre las cuales creyó oir alguna de un amigo; sea
jo formas sencillas y humildes objetos mas interesantes á
c a r i o s i d a d , sea temerario arrojo, entróse de rondón en la
á el h o m b r e , como para enseñarle á no fiar su; juicio &'•
z a h ú r d a , y vio á varios hombres que se peleaban á consesolas las apariencias. La tierra, el carbón, la lana , la pacuencia de raterías y robos cometidos en el juego de n a i t a t a , el trigo
¿qué se yo cuantos ejemplos podría presenp e s : acaloradas las imajínáciones con la bebida, habían prestar de esta verdad ?
cindido de la razón, y menudeaban los golpes unos sobre
El gusano de seda es uno de tantos, y aunque se p r e otros, que era nquello un verdadero campo de Agramante.
La guardia hubo de acudir i poner paz, y lo primero que senta á nuestra vista bajo el aspecto do u n vil insecto, a u n topó fue con mí pobre mo^o, que por mas que juraba y que no llama nuestra atención como tantos otros de su es- '
ponía á todos por testigo de que el lo era por curiosidad, pecio que ostentan brillantes colores, y se convierten en: i
nadie lo quería creer, y ya ib.-» S acompañar á los otros en pintadas y coquetas, marí posas , es sin embargo muy digno:-'
el encierro , cuando por súbita inspiración muestra al oll- de n u e s t r o aprecio y consideración, porque su vida es i<a~
•cial de la guardia la libreta de la Caja que por casdalidad conjunto de maravillas y su muerte un manantial de r i llevaba consigo; y el oficíalsorprcndido por este acto espon- quezas.
Semejante á el honrado a r t e s a n o , á quien suministra
táneo y este natura) argumento de probidad no pudo m e nos de reconocer su inocencia diciendo: "Dejadlo marchar, ocupación, su traje es sencillo; su vida activa, su c o m p a <iue hombre que piensa en el porvenir no olvidanuncii sus ñera hacendosa, y no coqueta como las demás de Su raza.
Cuando sale del huevo es imperceptible, mas poco á
deberes del presente.,,
poco y en menos de 50 días (1) llega á tener hasta cuatro
Pero no paró aqui la inlliicncia que el eslablccimícnlo
pulgadas ó If).*) veces su volumen. Pero antes de llegar á
de la Caja tuvo en la siierle del joven Diego. U n si es no
su estado de perfección cambia 4 veces de piel, y cada vez
es aturdido c íücisperlo como todo jóvcii de veinte años haque sale con vestido nuevo muda de color y aun de figura,
bía contraído relaciones amorosas con itna oficiala de m o también conio el jornalero que parece otro cuando se p o dista llamada Victoria, bonita y pizpireta como la que mas,
ne en traje de domingo.
,
y con un piquito capaz do desentonar á hombres mejor
Ya hemos dicho que su vida solo dura unas seis sematemplados que nuestro mozo. Bien pronto echaron de ver
nas, pero bien aprovechadas: asi vale mas que lá de m u sus padres la alteración producida en Diego por aquellos
chos otros animales que la tienen cien vCces mas larga. Al .
amores , y averiguada la causa, no les fue de gran .satisfacprincipio le tomaríamos por un iníitil glotón porque escepción el objeto de ellos; tanto mas cuanto que ya de a n t e to las épocas de sus mudas no hace otra cosa mas que c o m a n o le tenían hablado de lo bien que le estaña el u n i r mer , pero cuando llega el termino de su carrera, cambia
se á la joven María su vecina, é hija de su antiguo maesenteramente de inclinaciones, renuncia á la sociedad y á
t r o de bordador. Diego no había dejado de m,i)iil'estar i n la glotonería, y corro do un lado á otro afanoso c inquieto,
clinación a esta muchacha, pero su inexperiencia no había
como quien vá á ocuparse de un asunto do mucha i m p o r podido resistir (i cierta fascinación que cjei'cían en su alma
tancia: ni p a r a , ni descansa hasta que ha encontrado u n
los ojuelos d é l a modista; do suerte que vacilaba como suelugar retirado y seguro para llevar á cabo su designio. Apele decirse entre dos vientos contrarios. Cuando llegándose
nas lo encuentra comienza á desprcn<lor uua baba sedosa;
u n domingo como todos á la Caj.i de a h o r r o s , , oyó en la
con ella se asegura en varios puntos como una a r a ñ a , y en
antesala la voz de u n a múger que disputaba con los p o r el centro de su imperceptible tela forma A manera de u n
teros porque al parecer no la dejaban e n t r a r , y enterado
ovillo el admirable capullo, que el hombre con no menos
d e l caso por el mismo diálogo, supo que aquella mujer v e admirable ingenio ha aprendido á devanar. La ebra de este
n i a al Monte & empeñar varias prendas; pero, como era
ovillo es casi imperceptible de modo que se necesitan ".> ó G
domingo y no era día de empeño , el portero la csplicapai-a formar una seda finísima; cada capullo que no es maba que en aquel local no había los domingos mas que I.l
yor que una ciruela muy pequeña, suele tener u u hilo de
Caja de Ahorros ; y que volviese el l u n e s & c .
700 á IlUO píes de longitud, y 2500 capullosdan una l i Pero ¡cuál fue la sorpresa de nuestro Diego cuando vio b r a de seda hilada. Dentro de este atahud , hace su t r a n s que aquella obstinada interpelante era i\ada menos que su
fatal modista, que quería por fuerza que la admitiesen el em(i) En Valencia se ha llegado á criar esto año pasado en >5 dias
peño de u n cubierto de plata! ¡Y cuál su indignación al s a - por el métodu uae\o de Mr. Beauvais.
M.
SEMANARIO PirSTOilESCO. ESPAÑOL.
..24-..
formación el giisniío, y sale al cabo de algunos tilas cii for- _cer!a mas interesante, nuestras graciosas, españolas. Si ^?„
ma de blanca mariposa, pero no con las inclinaciones fri- pudiera averiguar el número de personas que ocupa y man-^
volas de las demás de su especie, que algunos quieren sean tiene este r a m o de industria quedaríamos maravillados;
el emblema del bello sexo, sino con iticlinacion al raalri- pero no hay mas que echar una simple mirada sobre n o sotros mismos ¿quién es el que n o lleva alguna prenda de
inoiiK) y á la reproducción de su especie.
seda en su vestido ? E n - F r a n c i a produjeron las fábricas de
El
matrimonio no se bace de esperar díalas'hembras este ramo en 183G , 195 millones de francos y en 1837,
tionradas y hacendosas, asi cslas encuentran al momento 200 millones y aun mas, que vendrán á ser 40 millones de
maridos que sin dotes ni cartas roalrinioniaics las loman en d u r o s , que vienen á ser al dia 13.348 duros.
lejítimo y carnal m a t r i m o n i o , que como cosa buena d u r a
Para «sto la. Francia se ve obligada 5 tomar Seda del
poco tiempo, pues apenas llega á algunos dias. Apenas ha cstrangero en valor de unos 54 millones de francos, que
puesto la hembra .sus huevos mueren los dos esposos, y la van á parar á Italia y el Piamonle y algún tanto á nuestro
naturaleza que se ocupa de la rojenerarion de su especie reino de Valencia, que de d i a e n dia mejora su método de
cuida de dar la vida á sus hijos en la primavera próxima. hilar la seda y aun de fabricar los tejidos á la J a c q u a r d , y
De la seda se mantienen luego un gran ni'uncro de per- si no vuelve á su antiguo esplendor esta industria es mas
sonas, unas hilAndola en llor, ingeniosa.'! fábricas ó filalu- bien por falta de comercio que por falta de inteligencia en
ras á la Gersoul, que son tan comunes en Francia é Italia, los fabricantes.
como raras en nuestro pais, otros tejiéndola y convirtienPero nos hemos separado del objeto principal y la i n <iola en elegantes trajes, en lijeras gasas, y en ricos diales dustria de la seda, que ha formado y formará con el tiemcomo en Lyoii, Valencia y Suiza, otros convirliéndola en po uno de los principales ramos de nuestra industria, n o
vistosas y transparentes cintas como en S. Elieniie, otros en puede tratarse de paso, y como por incidente en u n articulo
terciopelos como la Prusia, 6 en sedas para coser como la tau conciso.
liéljica, otros como el ISorte de Francia y Uarcelona en
'—JEgl^Sg»—
<lel¡cadas blondas, en que gustan ocultar su faz, para h a -
•:>-•!-? nífrA^-A?/j
SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
aa
"COSTUMBRES
ANDüLtTZAS.
. , i ' ) i ; i i'í
.,^^•
x.oa sos ncABinrxaos.
r.
E
l| que no haya ^ i ' ' " « Cád!»
Cuanilo en el ciclo se grab»
(Con timas (le oro y laCro
Al nacer de ía roaiíana ;
Quien no Via yisto su paseo
l í e la espaciosa nuiralla,
•. Su- plaza d i San yinlonio ^
Su rnercanlil calle Pilcha p,
Sus casas de cinco piso»
Con ar.olca» lan albas
Q u e sus bellos miradoreJ
P a r e c e n piala l a b r a d a ;
Con su esquisila limpieza
E n SUS calles niveladas ,
S u b e r m o s o m u e l l e , sus buques
Q u e llegan á la Carraca ;
Con lióla , el P u e r i o ' , ¡a Isla,
Poblaciones que le aguardan ,
Con sus curros y gitanos ,
Y sus salerosas majas.
Q u e tienen CTicrpos airosos ,
Y unas miradas que e n c a m a n ;
Q u i e n no ha estado allí, r e p i t o ,
E n p r i m a v e r a Insana ,
N o ha visto gloria en la tierra ,
N i h» visto de bueno tiada.
II.
Dos boltos hay en el muelle ,
Y a saltan sobre una l a n c h a ;
U n o maneja el t i m e n ,
O t r o la lona desala:
Y al soplo de b l a n d a brisa
Hiende su quilU las aguasv
E l sol los vá d e s c u b r i e n d o ,
Y se distinguen su» c a r a s ;
U n o es viejo , él otro joven ,
Algo mugrientas \a^ fachas;
E l p r i m e r o Anión
Conciencia,
E l segundo Juan
Gaivana,
A iin míslico h a n atracado
Q u e acaba de hacer sn etitrída,"
V a n estudiando una arenga ,
P o r q u e basia á su p a d r e engaíían ;
E n lamo del muelle salen
U n a inullilud de l a n c h a s .
P o r q u e el líucn Mozo ba llegado
P r o c e d e n t e <lc Canarias.
—Conmigo vá el cabaycro.
—^;Cuánto?- en eso no hay que habla.
—Mas vale ajusfar p r i m e r o . - N o licmoK (• p e l i a . - N o q u i c r o - V c t i g a el Iquipage , a n d a . -
Venga V . en la inleligéníia
•' '•li''!
Q u e ie dezea ?.crví ,
;
'• •
Q u e y o ' m e llamo CíJnseiiií»,
Que »i dá p o c o , p a s i n í i a ,
P o r e«o n o hay que icí. Y el políre h o m b r e se e m b a r c ó ,
Sin que ajusLido se h u b i e r a ,
Y mas tarde le pe*Ó ,
P o r q u e con csio grangco
Escandalosa qu¡niera¿
t*ÍO'»
¡«fino r»
.ten
Y p o r evitar un lance ,
Les dio el pasageru un d u r o ,
Sin que callarlos alcancé*
Y pasa por este trance
Quien salta en Cádiz seguro.
III.
E n el café del Correo,
D o s hombres' junio á una mesa
Con risas de los curiosos
E l siguiente caso cuentan.
»A las siete, esta m a ñ a n a
H e gozado una pendencia
D e dos curros que en el muelle
Disputaban sobre cuentiis.
E l uno decía: «Del d u r o
T e toca á lí una pczela ,
P o r q u e yo le bise e m b a r c a
Con toila mi pasenzia.
— Que nó : medio d u r o e« mió
- Q u a ha é z e r : - q u e si por j u c r s a ,
- E j a l e de alicantinas
Q u e zoy viejo y ten p r u e n i i a ,
O con la m a n o le b a r r o
ííarices, íojos y gda.
- ¡ Q u e me ha c barré el c h u l o . !
- V e n g a el medio d u r o . - F u e r » :
P r i m e r o te 7.ucllo u n ojo
^\\e u n ochavo nías p o r juerza.
— PoíZ venga é volunta.
—Asi jé y a m ó mi agüela ,
Y cza eztá yá ezpirrabaa
J^a^o trcz pnlmoz é tierra.
—¿ A que ezcupe el medio d u r o ?
- ¿ A que czcupez tú laz muc'laz?
E l mas joven de repcnl'e
'Ha sacado su navaja,
Y de lomo «e ¡a pega
Al compaiiero ovi la cara i
Y apretándole , al oído
Estas voces le gritaba :
" J c m i Antón ¿zienie V. el frió ; ?
E l medio UTO'ó el alrna.»
El otro i''u\ repararse ,
Ijrt siíya del pecho saca
Y sorpriMidolc muy diestro,
Y (rjirimiéndole la b a r b a
Eslo grita [mr respoesta :
•.¿Zienlt-z el caló
Galmnal
P.nsaTon sus tres roinutoa
E n esta escena tan rara
•Como figuras de estaco
S)n c h i s ^ r n n a palabra :
Hasl,i qtit el viejo el silencio
•Rompe con grave cachaza.
«Chavó, guai-d.i el limpiadicnlcz,
O te Zíico una quijaa.»
•-•\.
—Dígame V . vale tanto....
— Lri que el 7,efíó quiera dá,
—Ni), lio, dígame V. c u a n t o .
- N o c7. cíi7,a que cau7.e ¿«panto ,
Bien ze puec V. embarca,
• • • 'ti>
Los dos oran tan cobardes
Q u e en ul inslanla sé abraz.in ,
Diciendo el ¡oven al viejo
Ya guardadas las navajas.
1.19 OtlIO'»
SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
•Por
N o hago que r e i c n por zu alma.»
,,
Y el viejo torciendo =1 gesto
•^'•U^-ivl » • " ^
Miirttmi'óle estas p a h b i a f .
' '• ' ' '
«Puecz Icir caz iiasío ,
Y Cira ves ten ma?. recalma ,
P o r q u e Zoy de calía ,
Y ia tengo t a n probaa .
Q u e zin conlá loz jcríos
T e n g o maz muelluz que canaí.» —
Y tein'a la cabeza
C o m o u n algodón de blanca,
ANDRÉS A.
ESPAÑA
DE ORIHUELA.
PINTORESCA-
TaiI.X.O T
s u s BASTOS.
—xiSSí»
f o n d o , si se las abonase con discernimiento, y constancia,
siendo mucha p a r t e de regadío, se aumentarían considera-»
blemente sus producios. Sin embargo, hay un indicio infalible de lo repartida que e s t i l a propiedad, al observar «jue
no se encuentra u n solo mendigo eri su. térmiiio, lo que
prueba qtie si fuesen mas laboriosos, y.conocjfsen mejor
su interés, tendrían en abundancia frutas y hortalizas que
venderían con estimación en la temporada de los b a ñ o s , y
amenizarían el terreno que circuye á la población, cuidar í a n mas de las habitaciones para proporcionar c9modidad
á los concurrentes, la mayor parte personas d e salud d e licada, y que n o encuentran en sus albergues mas que d e saseo, y tan criminal abandono que apenas se qonoce nodigo los cristales ó vidrips , pero ni a u n lienzos ó papeles
para neutralizar el a i r e , en un lugar donde la t e m p e r a t u r a generalmente peca dé fresca por su asiento, según h e mos dicho en la confluencia de dos rios, y entre m o n t a n a s
cubiertas de árboles y monte bajo.
•^ *• la orilla derecha del Tajo y en la conllucncia del Cilueates, se halla situada la villa de T r i l l o , cu terrejio escarpado jr pedregoso. Esta pohlacioii sufrió grandes males
d u r a n t e el periodo de la guerra de sucesión, pue» ocupada
alternativamente por los dos partidos, y úlliraamente por
los ingleses y portugueses que se fijaron en ella para g u a r d a r su p u e n t e , vieron sus moradores talar sus montes, y
quemar sus mieses; matar los ganados y a r r u i n a r su p r i n cipal industria, que se cifraba en cuatro sierras de agua,
colocadas en el rio Cil'uculcs, con las que proveía de m a dera y tablazón á la Corle y pueblos circunvecinos, con
gran utilidad de sus habitantes. E n el mes de diciembre de
1710 consumó aquella soldadesca indisciplinada, al mando
del conde de las Atalayas, la r u i n a de esta industriosa villa,
con el saqueo de su pósito, el incendio de su archivo, y la
destrucion de mas de 200 casas, de 480 que contaba.
De tan fatal vandalismo nace la dificultad de poder i n vestigar el verdadero origen de su fundación, y de los p r o gresos de su industria: acerca de lo p r i m e r o , y rciiricndenos al Cronicón d e D . J u a n Manuel, Señor de Villena y
duque de Peiíaüel, se deduce que este pueblo tenia su asiento en el mismo lugar en que está situado, por los años de
1 3 2 2 , mas al recorrer sus contornos en la dirección del
O r i e n t e , se encuentran como á un cuarto de legua los vestigios de u n a población m u r a d a que los naturales por t r a dición denominan /^///awV-ya, dando por sentado que en
lo antiguo estuvo alli colocada Trillo. Al consultar á P l i nio en su descripción de los pueblos
Bursoncnses,'V\táitrofes de los Complutenses y Calagurrí/anos,
y cjxatíiinándo las tablas de Tolomeo publicadas por t i P . Flprez , r e sulta como muy probable que los indicados vestigios s o n d e
la ciudad de Bwsada,
y que dé sú r u i n a en la invasión
de los bárbaros nació Trilío. Es de notar que el asiento de
aquella antigua población se baila muy cerca de láá' aguas
t e r m a l e s , á las que tanta atención daban los romanos. El
médico actual, el infatigable ü . IVÍariano González, ha'bncontrado en el lugar de los actúales baños dos monedas de
cobre de época remota, y si se hicieran escavaciones en .BurSfida se encontrarían algunos indicios-dfl é s t a clase para
.fijar la época'de su existencia. '"'
'
'•
"
'
Ambrosio de Morales en su libró titulado "Lüs antigüedades de las ciudades de España," impreso en 1 . T 7 5 , habla
con encarecida admiración de los industriosos t r í l l a n o s , de
"8 máquinas de aserrío situadas en el rio Cifuentes, y
as describe con tal minuciosidad, q u e se admira c l l e c t o r
'%' \ P'''"''=<^*='o» con que se hallaban combinadas.
- •
, Aquella prosperidad y aquella industria están r e d u c i das boy á una población de 180 vecinos, dedicados al
cultivo.ue las t i e n e s q u e , aunque por lo general de poco
E n la Dirección S. E. de Trillo y é l a , izquierda d e l
Tajo i distancia de u n cuarto de legua se encuentran lo*
baños situados en una éslrecha y deliciosa ladera, á los c u a les ciñe por el N. el r i o , y al S. unas eminencias poco c o n siderables, en las cuales nacen con abundancia cinco m a nantiales que proveen á los baños repartido» en seis edificios y tres fuentes, cuya graduación del calórico es desde
19 grados hasta 24 , produciendo maravillosos efectos ej»
Sus usos esteriores é interiores, que no es de nuestro p r o p ó sito designar cuando lo está en las diversas publicacione»
hechas por el facultativo del establecimiento.
La amenidad del sitio unida á las comodidades que c a
aquel establecimiento se logran, la corla distancia de M a drid y á otras poblaciones de consideración debieran h a c e r
de Trillo u n sitio de grande y escogida concurrencia, c o m pitiendo con los mas célebres de E u r o p a , pues estableciendo baños de recreo en el rio Tajo, los enfermos p o d r i a a
venir cou sus familias á pasar cu dicha población con a g r a do y economía la estación calurosa del año.
En resumen, creemos que para completar lo mas i n d i v
pensablc, á fin de r e u n i r las comodidades que mas se echan
de menos, bastarían por de pronto las mejoras siguientes»
1.^ que el Gobierno i-ecomiende al Gefe Político la r e p a r a ción de la carretera, dándole al efecto una brigada do p r e sidarios para que esta obra esté terminada para la tempo-»
rada del año próximo. 2.^* Que dicha autoridad haga res-tponsable á la Justicia de la plantación y conservación d e
u n a alameda desde el pueblo á los baños, escojicndo á r b o les crecidos para trasjilanlarlos, y costeando u n guarda e l
establecimiento de los baños para que los cuide y conserve.
3.'' Recomendar á los vecinos en su mismo interés mas aseo
y cuidado Cn las habitaciones, poniéndolas postigos c u b i e r tos con vidrios, lienzos ó papel. 4-^ En una de las vavíA»
casas que hay con sobrada comodidad, establecer u n casin»
ó casa de recreo donde baya u n villar, me.sa.s de ircsüli),
y los .papeles públicos, donde concurran de twtlUi* ¡M'íe-r
ñoras y hombres que se suscriban por la temporada p a r ^
pasar las primeras horas de la noehe y alguuiie del di».
La temporada de tomar las aguas y b a ñ o s , d u r a deAÍC
mediados de junio basla linos de setiembre.
Concluiremos coa el resumen de las propied,a<lss naft^í»cinalcs de sus aguas, estraclado de las observaciones pub'*"
cadas por D. José María B r u h , medico directoriqrtP l " ¿ d p
aquel establecimiento.
;•.
ji
Calidad salina, temperatura 23 grados SObrS fiCro,: ^(k
olor ni sabor notables, y dan cn el analííis í^l^f n e u t r a s
compuestas de los ácidos hidruclórico y s u H ú n c o , y I p s
ó.xidos de calcio y de magnesia, que son sulfate.^ec»}, liidí;^clorale d e c a í , hidrocloViate de magnesiai,.i ,
. ,
Tenemos entendido que el actual director, eV.jlHp.UTÍ?»
ii'UH a yunmx. A<x /.ÜÜÍY J.S
;IÜ ¡T^-.V
SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL.
'""[ iinr-.i'F»
Señor Gbnzalcz, se ocupa de uii análisis detenido con los
«ledios que proporcionan hoy los adelantos de las ciencias
« a estol Üllimoí! afios.
Para formar una idea de la situación de los Lailos se
acompaiia un pianito, levantado,ea el IIIMUIO sitio.
G . C. Y Q .
fiS'
'Aaiu.i
Con motivo ^el artículo¡MblicaJu en el Si-manai-lo sohv
nns Je Sierra Jlmagrern, se lia recihido cu esta redacción una cumu- ña,, el reciente descubrimiento de los minerales de AlnuigreYiicacion, que ahajo inseríamos, ápesar de no ser costumbre nuestra el ra, y creo que fue muchos meses antes de octubre de I84O;,
dar cahidaá coniurticados. Va también la nota (¡uc. ha puesto en ré- eulohccs todos se reian, hasta los mismos pcriodistnf; boy
plica el autor del arliculu; y rogamos ú amtios ititeresados.cjuü caso de todos callan, y será bueno que sepa el articulista del Semanacontinuar la polémica escojan iiii periódico mas frecuente,ficstenso, rio ó los que le han dado las noticias, que aquella emanaba
y en el ipic por su índole pueda ¡caer layar sla.nmtua contentación. de una caria mía.
Por úllimo, sin duda el injeniero D. Ramón Pellico (-ónóSeñores redactores:. " E n el primer núrnwo de Ja^áctuál
serie de su aprcciableípublicación, fecha 2 de enero dé este cería bien la dirección é inclinación del filón del Jaroso^
aSo, se halla entre o t r o s , u n artículo relativo á las minas cuando establecía el pozo maestro del Carmen á principios
de Sierra Almagrera, en el (¡ue se ven deslizar varias equi- de IS/jO; y yo cuando aconsejaba aun antes los trabajos q u e
vocaciones que esptro se servirán dcsvaneíer en otro n u m e - dobi»n seguirse en la Esperanza. Nada rebajan estas cosas el
r o ; pues u n periódico dedicado esdusivaniente i propagar mérito del injeniero E z q u e r r a , pues poco podían añadir á
verdades, no debe despreciar medio alguno para alejar ideas quien lo tiene tan adquirido por tantos otros lituios, y que
Cíjuivocadas.
creyó hacia u n servicio al país marcando i la superficie de laDíccse en dicho articulo que ni los iuj'enieros del Gobier- montaña la dirección del célebre filón, de lo que tal vez se hano, ni otro alguno conoció que el mineral era argentífero, ni lle hoy arrepentido al ver los pleitos y cuestiones que si; dan
menos que era un filón que corriera de Norte á S u r , desde originado. He aquí lo que t r a t a r o n de evitar los injenier^s;
a b r i l de 1839 hasta o c l u b r c d c IS/^O en que lo reconoció el del Gobierno que estaLan encargados de aquel punto antes dé
célebre profesor Don Joaquín Eüqucrra. Sin embargo, los i n - su llegada, y que tenian algunos motivos para conocer su caienieros del Gobierno, uno de los cuales era yo entonces, die- rácter y moralid.-id de aquella gente, y de los que amenazaban
r o n parte á la Dirección General del ramo de todas estas c i r - invadir aquellas raontañas>con sus picos, sus barrenas y sus
cunstancias; y ademas el que quiera puede ver en el segundo
í o m o de los anales de minas que se publican en esta capital,
-una memoria firmada por el inspector actual de Almagrera
Don Ramón Pellico, y por mí, en la que se detalla la riqueza,
dirección, inclinación y demás particularidades del criadero,
inclusos los análisis, que si no me equivoco está fechada en 28
de marzo de 184O• También podrá
memoria del Sr. D.
iodos saben, y con
gue la dirección del
é l injeniero Pellico.
ver el que quiera en el mismo tomo otra
Joaqúin Ezquerra, cuyos conocimientos
cuya amistad me honro; en la que dice
filón la sacó de u n plano levantado p o r
Muchos se acordarán en Madrid d e q u e cierto ministro
a e u m e r a b a en las Corles entre los recursos de nuestra Espa-
vicios."
AM.\LIO MASSTKK.
Nota del autor del articulo.
El autor d'l •irtíciilo á que se refiere ei anterior ci>miin¡<Ü'JIX
insiste en que los ingenieros del Gobierno no habían conociíJo e í '
criadero del barranco ¡arroso , cuando biclcron las ileiiiarcaí i o nes de las rain.i» £speran:a, Carmen y Ohservacion , piics si liirbieran conocldu que era un filón que corría de N. i S. , no ha—
bri.in becbo las demarcaciones de las dichas tres vuiiias , colorando la lonjilud de O. í P . , cuando está mandado yur l,'i ley é IrüIruccion de 1825, que la lonjilud de laí minas vay.i al hilo dal
criadero y la latitud al echarlo. Luego, una de dos , ó no conocieron el criadero, ó inlriiijicronabierlarnenle y i ciencia cierla 1^
ley de niineria , lo cual no podemos creer.
'.'
Si sobre «toi particulares se quisiese abrir 'polcmic*, podrí
seguirse en el Corresponsal, idonde acudirá el autor del ariícuio
r?f- mina*.
JVJAI/Uüi; ¡MPHEISTA DE L.\ YIÜDA Uli J O Í V U A N K H I J O S .
Descargar