¿DICOTOMÍA CIENCIA-RELIGIÓN? Alumno: REYNOSO, Santiago Alejandro Escuela: C.P.E.M. Nº 28, San Martín de los Andes, Neuquén Profesor Guía: MARTINESE, Patricia Isabel Virginia Introducción Durante el siglo X comenzó a despertar la ciencia y la tecnología en Al Andaluz. El uso del papel, la utilización de las cifras árabes o numerales y la primera mención conocida de la brújula, son los hechos que confirman esta afirmación. El gran historiador de la ciencia, Georges Sarton, considera a Al Andaluz como el más importante centro cultural del mundo en la Edad Media. De la dependencia científica que tenían los judíos y los cristianos de los musulmanes da cuenta la siguiente frase del alfaquí sevillano Ibn Abden, que recitó en el año 1100 D.C.: “No deben venderse a judíos ni a cristianos libros de ciencia, salvo los que tratan de su ley porque después traducen los libros científicos y se los atribuyen a los suyos y a sus obispos, siendo así que se trata de obras musulmanas.” Uno de los sucesos más destacables que se dieron en la relación ciencia-cristiandad es la persecución dirigida contra los alquimistas, los mal llamados “magos”. Los cuales vivieron rodeados de un mundo extraño poblado de símbolos y alegorías fantásticas, en medio de lechuzas, sapos disecados, objetos inverosímiles y animales exóticos. Utilizaron un lenguaje secreto para transmitir sus fórmulas de padre a hijo, de sabio a discípulo. Echaron mano a cualquier recurso para evitar que sus descubrimientos fuesen a parar a manos “profanas”, y así llamaron a las sustancias por nombres conocidos entre ellos. La “sal” fue representada por una llave, el “mercurio” por un pez, el “cobre” por una estrella, el “amoníaco” por medio del sol y el “salitre” a través de una corona y una media luna. Cabe destacar el hecho de que no sólo los “magos” tenían problemas en esa época para desarrollar las ciencias, sino que también los monjes copistas, tuvieron que crear una serie de bibliotecas secretas en los monasterios para poder salvar de la Inquisición los libros de ciencia y otros libros “prohibidos” que poseían. Se podría encuadrar dentro de estos conflictos lo ocurrido con Santo Tomás de Aquino, quien tuvo serios problemas con la Iglesia al realizar una de las primeras traducciones de las obras de Aristóteles del griego y el turco al latín. En este trabajo se pretende abordar algunas de las relaciones que tuvieron la ciencia y la religión a lo largo de la historia para demostrar que en algunas religiones esta relación fue más armónica que en otras. Por lo cual tomaré dos de las religiones más importantes de la historia, en una etapa decisiva, el cristianismo y la religión musulmana en la Edad Media y principios de la Edad Moderna. Desarrollo La península Ibérica fue la cuna de muchos de los alquimistas, astrónomos, matemáticos y otros hombres de ciencia notables en la historia. Entre ellos Abbas Ibn Firnas, quien 600 años antes que Leonardo da Vinci, ensayó una máquina voladora individual, que poseía un par de alas, una estructura de madera y un traje cubierto de plumas, con la cual se lanzó al aire desde un minarete de Córdoba, por lo cual se le atribuye la invención del paracaídas. Además descubrió el proceso de fabricación del vidrio, el cual puso en práctica en los hornos cordobeses; también fue el primero en utilizar las tablas astronómicas de Sinhind en toda Europa, que más tarde serían básicas en el desarrollo de la ciencia europea. Así mismo introdujo la técnica para tallar el cristal y construyó la primera esfera armilar europea y un reloj anafórico. También Abbas Ibn Firnas fue el único que descifró el tratado de métrica de Jalil. Esta serie de hechos lo hicieron conocido y por ello un cráter lunar lleva su nombre. Otro científico destacado fue Abdulla Ibn Ahmad Ibn Al Baytar, quien realizó y escribió la “Gran Colección de Medicamentos y Alimentos Simples”, que fue considerada como el mejor trabajo botánico en la Edad Media. En la medicina Abul Qasim Al Zahrawi, en su libro “Kitab al Tasríf”, compiló todos los conocimientos médicos de la época, tanto los hindúes como los griegos e islámicos; en el que se destaca el diseño de gran parte del instrumental quirúrgico que se sigue utilizando hoy en día. Los hechos antes mencionados se dieron en la España Omeya, y no podrían haberse dado en otro marco ya que la religión musulmana apoyaba el desarrollo de las ciencias y las artes. Esto se puede observar en la siguiente frase del profeta musulmán Mahoma, ante una pregunta de uno de sus discípulos: “Más severamente será castigado el Día del Juicio el que no haya aprovechado su ciencia ante Dios. No hagas quiebra de buenas obras ni te quedes vacío de gracias espirituales. Ten bien entendido que la ciencia a secas no te alargará la mano para salvarte. Un ejemplo te lo aclarará: suponte tú que un hombre valiente y aguerrido armado con diez espadas indias y otros pertrechos, se ve acometer en el desierto por un león descomunal. ¿Qué te parece? ¿Le salvarán de tal trance las armas, si no las maneja y las esgrime?. Pues tal es el caso de quien haya leído y se haya aprendido cien mil cuestiones científicas si luego no obra al mismo tenor; no le aprovechará más que en la práctica. La ciencia es el árbol y las obras su fruto. Aunque hayas leído la ciencia durante cien años y hayas leído mil libros, sólo con las obras te prepararás para recabar la misericordia del altísimo.” Mientras que Al Zahrawi pudo desarrollar su ciencia tranquilamente en el siglo X, Paracelso, quien revolucionó la medicina europea del siglo XVI al convencer a sus colegas de que las enfermedades se debían a ciertos agentes externos y ajenos al cuerpo a los que se podía atacar con la ayuda de ciertas sustancias químicas. Se ganó numerosos enemigos, obtuvo la fama de mago y se lo tildó de hereje, por ello fue excomulgado. En la astronomía Abu Ishak Al Bitrushi, conocido en occidente como Alpetragius, publicó una teoría heliocéntrica en su libro titulado “Kitab al Hayah” o “Libro de la Forma”. Mientras que 500 años después Galileo hizo lo mismo y se topó primero con la oposición de los partidarios de la teoría geocéntrica de Aristóteles, que no tenía más fundamento que el prestigio del filósofo. Luego de que sus observaciones fueron confirmadas por el Colegio Romano, los ataques cambiaron de naturaleza, Ludovico delle Combe ataca a Galileo basándose en el plan religioso y se pregunta si tiene en cuenta la interpretación de la Biblia para ponerla de acuerdo con sus teorías. En esa época el salmo 93 (92) daba a entender una cosmología geocéntrica (dentro de la línea “Tú has fijado la tierra firme e inmóvil”) por lo que el cardenal Belarmino, que hizo quemar a Giordano Bruno, ordena que la Inquisición realice una investigación sobre Galileo y luego ordena su encarcelamiento. En ese momento Galileo se retracta. Mientras los alquimistas musulmanes son contratados por los grandes visires y califas como consejeros o investigadores, y realizan grandes avances en el campo militar, como la utilización de la pólvora o el mejoramiento del fuego griego, los “magos” europeos son perseguidos. Pero aún así lograron grandes descubrimientos y sentaron las bases de la química moderna; por ejemplo: Henning Brand produjo fósforo, Arnaldo Vilanova conoció las propiedades del alcohol, gracias a Geber aparecen las sales amoniacales, en tanto Basilio Valentin explicó detalladamente el uso del antimonio y algunas maneras de prepararlo. Este conflicto entre ciencia y religión pudo ser sorteado en Europa gracias a la iniciativa de Lord Bacon, quien en 1620 propuso separarlas. Conclusión A pesar de que la ciencia y la religión tuvieron grandes enfrentamientos, en muchas civilizaciones se buscó armonizar esta relación. En el Islam puede decirse que se armonizó por los intereses político-territoriales de la época, o por la característica étnica que hacía a los musulmanes más propensos a la investigación. En este pueblo la ciencia y la religión muchas veces compartían un mismo recinto, ya que en muchas mezquitas funcionaban escuelas y grandes observatorios astronómicos e incluso llegaban a ser grandes centros médicos. Otras relaciones armónicas se dieron en la India y China donde, en sus libros sagrados, se detallan los métodos para obtener algunas sustancias químicas, como la pólvora y varios medicamentos para el cuerpo y el alma. También en el antiguo Egipto se relacionaban íntimamente la ciencia y la religión ya que ambas respondían a los intereses comunes y principalmente a los del Faraón. Por ejemplo, en los templos del dios Thoth en Thebas y Gizeh, funcionaban centros de curación, observatorios, y principalmente centros matemáticos y bibliotecas. En definitiva la dicotomía ciencia-religión no se dio en todo el mundo, se produjo en religiones determinadas. En la actualidad se están dando nuevos roces entre la ciencia y algunas religiones, principalmente debido a los grandes avances que se dieron en el campo de la genética y de la biotecnología. 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