capítulo ii

Anuncio
16
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
2.1.- Antecedentes de la Investigación.
Al respecto Nava (2007) manifiesta que los antecedentes constituyen el
conjunto de hechos, ideas, datos y circunstancias que han precedido o son
anteriores a la formulación del problema que se investiga y que sirven para
aclarar, juzgar e interpretar el referido problema y conocer el estado actual de la
situación que se pretende estudiar. Podría expresarse que los antecedentes es
ver lo que otra persona o investigador ha realizado, que tenga relación con el
tema en cuestión. Así mismo expresa Perdomo (2007) que un nuevo
conocimiento es posible por el hecho de que ya existen unas bases previas.
De acuerdo a las diferentes fuentes consultadas, no se encontró un
antecedente que estuviese ligado estrechamente con la categoría de estudio en
la presente investigación, sin embargo, se procede a señalar una serie de
investigaciones relacionadas con el área de niños, niñas y adolescentes en el
ámbito laboral, que se consideran un aporte importante a esta investigación, ya
que, se despejan algunas interrogantes que pudieran surgir en el transcurso de
la misma. Es importante enfatizar que la categoría prescripción aplicable a las
acciones laborales de niños, niñas y adolescentes, no ha sido investigada por lo
que existen pocos antecedentes.
Merecen ser destacados los siguientes:
16
17
Ramírez (2001) realizó un trabajo de investigación, el cual tituló: Análisis de
la Situación Jurídico Laboral del Menor Trabajador No Dependiente en
Supermercados del Municipio Girardot del Estado Aragua . Trabajo de Grado
(Msc. en Derecho Laboral) en la Universidad Bicentenaria de Aragua. La
investigación tuvo como fin la revisión de las normativas, constitucionales,
legales y reglamentarias concernientes a la materia. Se analizó la situación real
y el impacto social que causa en esta categoría de trabajadores, en relación a la
entrada en vigencia de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente y la nueva Carta Magna (Para ese entonces).
A través del Objetivo General se logró analizar la verdadera situación
Jurídico laboral de los menores en el citado Municipio. La metodología se
enmarcó en una modalidad de investigación jurídica dogmática, apoyada en un
estudio de campo. La población estuvo conformada por 250 niños y
adolescentes trabajadores no dependientes. La muestra fue seleccionada en un
20%, quedando estructurada en 50 menores trabajadores. El análisis de
resultados se realizó mediante frecuencias y porcentajes.
El autor concluye que los referidos menores son trabajadores de acuerdo a
los resultados obtenidos y a la Presunción Legal Laboral vigente . Es motivo por
el cual la presente investigación es considerada como un aporte significativo
para el presente trabajo investigativo, en virtud que para ese entonces ya
existía la convicción de laborales con minoridad en el país pero no siendo
reconocido como tales.
Urdaneta
(2004)
realizó
una
investigación
titulada:
Análisis
del
Procedimiento Contencioso Laboral aplicable al Adolescente Trabajador.
18
Trabajo de Grado (Msc. en Derecho del Trabajo) en la Universidad Dr. Rafael
Belloso Chacín. El trabajo de investigación se realizó con el propósito de
analizar el procedimiento contencioso laboral aplicable al adolescente
trabajador previsto en la Ley Orgánica de Protección del Niño y Adolescente.
Como objetivo general y como objetivos específicos el autor analizó los
principios y fases del proceso, la supletoriedad de la Ley Orgánica del Trabajo y
la Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Igualmente describe la problemática de
los Tribunales de Protección al Niño y al Adolescente en el Municipio
Maracaibo. El tipo de investigación es aplicada, documental y descriptiva.
Se utilizó para esta investigación diversas técnicas para el análisis de datos,
tales como el análisis de contenido, la hermenéutica, la analogía y método
exegético como técnicas jurídicas. El autor concluye que el instrumento legal
que protege al adolescente trabajador no hace prevalecer el espíritu de la
Constitución Bolivariana de la República de Venezuela.
Este estudio contribuye a fortalecer la presente investigación a pesar que es
anterior a la reforma de la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y
Adolescente, en virtud de que el autor analiza la posible supletoriedad de
aplicar una Ley ajena al sistema de protección, ya que, la norma especial no
hace prevalecer el espíritu de la Constitución Nacional; además se utilizaron
una serie de principios que sirven como base para la presente investigación.
Igualmente Pérez (2.007), realizó una investigación titulada: Régimen
Proteccionista del Adolescente Trabajador Venezolano. Trabajo de Grado (Msc.
en Derecho del Trabajo) en la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín. La
investigación tuvo como propósito analizar el régimen prestacional del
19
adolescente trabajador venezolano. Este estudio comprende una investigación
de tipo documental descriptiva bajo un diseño bibliográfico implementándose la
observación documental para el análisis crítico de los resultados sobre el
análisis de los diferentes autores. El propósito del referido trabajo consistió en
estudiar el trabajo infantil que está estrechamente vinculado a la economía
informal.
Para el análisis e interpretación de la información el autor empleó las
técnicas propias de la disciplina jurídica tomando en cuenta el punto de vista
literal histórico, filosófico y exegético. El análisis e interpretación de los datos se
realizó a través de la hermenéutica jurídica. El autor concluye que los
adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la
legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán,
garantizarán y desarrollarán los contenidos de la Constitución, la Convención
sobre los derechos del niño y demás tratados internacionales que en esta
materia haya suscrito y ratificado la república.
El Estado, la familia y la sociedad aseguraran con prioridad absoluta su
protección integral. La ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente (LOPNA) es todo un desafío para un país en construcción, como
Venezuela. Porque no es simplemente una Ley protectora de la infancia, sino
que a mediano y/o largo plazo tendrá un impacto definitivo sobre la implantación
de un nuevo modelo de desarrollo construido a base de más y mejor
democracia.
Este antecedente desarrolla la Doctrina de Protección Integral y los
principios que la rigen el cual se encuentran consagrados en la Ley Orgánica de
20
Protección del Niño, Niña y Adolescente y que a su vez fueron tomados por la
Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (1.989); información
ligada a la presente investigación por cuanto es la protección integral del niño,
niña y adolescente fundamental para el basamento del presente estudio, ya
que, del alcance de los principios expresados darán respuesta al planteamiento
del problema.
Rodríguez (2009) desarrollo una investigación con el siguiente título: El Niño
y Adolescente y la Relación de Trabajo como Embalador de Productos de
Supermercados. Trabajo de Grado (Msc. en Derecho Laboral) en la Universidad
Bicentenaria de Aragua . Tuvo como objeto la revisión exhaustiva de nuestro
sistema social y legal en materia laboral, para brindarle una protección o tutela
jurídica, asegurando al empleado y empleador mayor satisfacción y bienestar
social. El autor diseñó un trabajo enmarcado en una investigación de campo de
tipo descriptivo, es decir, se fundamentó en datos que fueron recogidos en
forma directa para apreciar la realidad, considerándose datos originales o
primarios.
La principal conclusión de esta investigación es buscar la tutela jurídica
estatal para el Niño y Adolescente al momento que ingresa al mercado de
trabajo en una modalidad de embaladores de supermercados en Venezuela,
quienes en la actualidad se encuentran en condiciones acéfalas de sus
derechos. Se estudió y revisó nuestro sistema social y legal en materia laboral,
para poder interrelacionar al niño y adolescente, en cuanto a sus derechos y su
desenvolvimiento en el campo laboral, tomando en cuenta las transformaciones
21
habidas en el mundo del trabajo, en referencia a las formas de organización de
las empresas, en los tipos de trabajo y en los tiempos de trabajo.
El trabajo busca abolir la injusticia que se comete contra esta clase de
trabajadores y lograr que ellos mantengan sus trabajos con mejores
condiciones labores y seguridad social, de conformidad con normas que regulen
sus actividades. Razón por la cual este antecedente demuestra que pese a las
leyes que prohíben el trabajo infantil y al sistema de protección que reguarda y
garantiza los derechos y los niños, niñas y adolescentes, es una realidad
palpable el trabajo de esta clase de individuos, por ende las acciones que
pudieran sobrevenir como consecuencia del mismo.
2. 2.-
Bases Teóricas, Legales y Jurisprudenciales.
2.2.1.- Prescripción de las Acciones Laborales de los Adolescentes.
2.2.1.1.- Concepto de Noción de la Prescripción.
La palabra prescripción tiene su origen del latín “praescriptio” (lo que
precede) se aplicó en la Antigua Roma, y actualmente como una excepción
procesal, tendiente a paralizar el juicio o proceso. Actualmente la prescripción
es también una excepción invocada en el proceso para repeler la demanda del
actor en base de que su inacción por el término fijado legalmente que hizo
presumir su falta de interés en el asunto. La eficiencia de dicho instituto consiste
en la imposibilidad de exigir el cumplimiento de una obligación, dado que pierde
su naturaleza de deber jurídico y se transforma en una obligación natural. La
22
prescripción no sustituye a una obligación por otra, sino que suprime, en un
vínculo existente, la potencialidad para el acreedor de reclamar con vigor
jurídico el objeto obtenido.
Tal como expresa Villar (2006, p.9):
“no existe en la Ley Orgánica del Trabajo, ni en nuestra doctrina patria
una definición exclusiva sobre el concepto de la prescripción laboral; sólo
la prevista en el Código Civil…la prescripción extintiva establecida en el
Código Civil, es aplicable a los casos de materia del trabajo”.
De tal manera que siguiendo a la norma sustantiva civil en su artículo 1952,
puede entenderse como prescripción liberatoria aquella que ocurre por la
“inercia del titular del derecho (trabajador) en ejercer la acción, produciendo de
esta manera el efecto extintivo de la acción, más no del derecho”.
Para Messineo (1954), la prescripción extintiva es aquella donde “mediante
el transcurso del tiempo, se extingue (y se pierde) un derecho subjetivo por
efecto de la falta de ejercicio”. En tal sentido Villar (2006, p.11), expresa:
Observamos pues, en el caso que nos ocupa sobre la prescripción
extintiva, está integrada por los elementos que son el transcurso del
tiempo y la inactividad del acreedor para ejercitar su acción para obtener
la satisfacción de su derecho. ...es un mandato de la ley. En
consecuencia, no es una obligación, es solamente un elemento, porque el
que crea el derecho o lo libera es la ley.
En sentido lato Kummerow (1997), define la prescripción como “el modo de
adquirir un derecho o liberarse de una obligación gracias al goce prolongado de
23
ese derecho o de esa libertad”. De esta definición dada por la doctrina se infiere
que existen algunos tipos de prescripción encontrándose entre ellos la
prescripción adquisitiva y la prescripción extintiva, atendiendo a la pérdida o
adquisición de un derecho.
Del mismo modo el mencionado autor considera que la prescripción extintiva
es un “modo de extinción de una obligación proveniente de una relación jurídica
preexistente, por la inercia del acreedor y el transcurso del tiempo, y que
suministra al obligado una excepción de fondo para rechazar la acción que el
pretensor promueve contra él”.
Por su parte Sánchez (2003) la define “como una institución de orden público
que extingue la facultad de un acreedor que se ha abstenido de reclamar su
derecho durante determinado plazo legal, a ejercer coacción legítima contra un
deudor que se opone al cobro extemporáneo o exige la declaratoria de
prescripción.” Asimismo, para Maduro (2003) “es un medio o recurso mediante
el cual una persona se libera del cumplimiento de una obligación por el
transcurso de determinado tiempo y el cumplimiento de determinadas
condiciones contempladas en la ley.”
De las definiciones anteriormente citadas, es evidente que la característica
común de esta institución que interesa notablemente a la rama de las
obligaciones en el derecho civil, es su carácter negativo o liberatorio, que
permite al deudor repeler la acción de su acreedor, por medio de la excepción
de prescripción, tornando ilusoria la pretensión del futuro demandante. Sobre
este particular expresa Calvo (2002, p.1175):
24
La prescripción extintiva o liberatoria, es un medio o recurso
mediante el cual una persona se libera del cumplimiento de la
obligación recuperando su libertad natural por el transcurso de
un determinado tiempo y bajo las demás circunstancias
señaladas por la ley; no supone la posesión de una cosa, sino
la inercia, negligencia, inacción o abandono del acreedor en
hacer efectivo su crédito durante ese determinado tiempo.
Siguiendo la opinión de Maduro (2003), para verificarse la prescripción
extintiva deben concurrir tres supuestos: 1) Que haya transcurrido determinado
plazo; 2) Que el acreedor hubiere observado una actitud pasiva, absteniéndose
de reclamar su derecho en la forma legal durante todo el plazo; y 3) Que el
deudor se oponga oportunamente al cobro judicial extemporáneo o ejercite una
acción para obtener la declaración correspondiente.
En cuanto a su naturaleza jurídica explica el mismo autor, que no es
propiamente un modo de extinción de las obligaciones, ya que, sólo extingue
las acciones que sanciona aquella obligación. Cuando ocurre la prescripción, la
obligación no se extingue, pues continúa existiendo bajo la forma de obligación
natural, pero sí se pierde la acción para obtener el cumplimiento coactivo de
esa obligación. En sustento a lo referido por el citado autor, Sánchez Bejarano
(2003) establece que la prescripción no entraña la eliminación de la obligación,
puesto que la convierte en una obligación natural.
Siendo ello así, Gutiérrez y González (1971, p. 56) concluyen:
“…la prescripción no suprime el derecho a la prestación, ni el derecho de
acción, entendido el último como la facultad de acudir ante la autoridad
jurisdiccional en solicitud de una decisión jurídica sobre los intereses en
25
litigio, en todo caso, el juez no podrá oponer de oficio la prescripción del
derecho. La prescripción extintiva tiene un alcance mucho más amplio
que la prescripción adquisitiva, pues extingue tanto las acciones
personales como las reales derivadas de una obligación, mientras la
usucapión se refiere sólo a derechos reales…”
En opinión de Villar (2006), la prescripción extintiva consiste en “un modo
anormal de liberación de las obligaciones nacidas del contrato de trabajo; se
dice que es anormal porque el modo normal de extinguir la obligación, es con el
pago o cumplimiento voluntario de la prestación”. En opinión del autor. “la
prescripción laboral se fundamenta en la seguridad jurídica… la necesidad de
no mantener pendientes cuestiones jurídicas indefinidamente, poniendo fin a la
indecisión de los derechos”.
Asimismo Sanojo (1998, p.9) a tal respecto señala:
“….la prescripción extintiva o liberatoria se fundamenta, en la
presunción de quien cesa de ejercer un derecho, que permanece en
la inacción durante muchos años, lo ha perdido por una justa causa
de extinción, de que el acreedor que ha dejado pasar largo tiempo
sin cobrar su crédito ha sido ya satisfecho o ha hecho remisión a su
deudor.”
2.2.1.2.- Características de la Prescripción Extintiva.
Según Maduro (2003, p. 89), la prescripción extintiva se caracteriza:
26
“…en primer lugar, por no operar de derecho, por disposición de la Ley o
del juez, de lo que resulta necesariamente el deber de ser alegada por la
parte beneficiada siendo una defensa u excepción de la misma, por ello,
la prescripción es irrenunciable de antemano, lo que quiere decir, que
hasta no ocurra y no esté consumada, la parte que puede favorecerse de
ella no puede renunciarla. Es sólo después de adquirida que puede
renunciarse a sus beneficios, porque de permitirse la renuncia anticipada
podría convertirse en una costumbre que llevaría a la institución a perder
las razones de utilidad que la justifiquen.”
Así mismo expresa la siguiente característica que define a la prescripción
extintiva:
“…es su no necesidad de buena fe, como ocurre con algunos tipos de
prescripción adquisitiva. El transcurso del tiempo y el cumplimiento de las
obligaciones hacen operar la prescripción independientemente de la
buena o mala fe; y por último esta institución sólo comporta una
excepción o medio de defensa, no pudiendo deducirse por vía de acción.
Sólo puede ser alegada por el interesado cuando es demandado o le es
exigido el cumplimiento de una obligación, pero el deudor no puede
demandar al acreedor para que este le reconozca la prescripción ocurrida
en su beneficio.”
De mismo modo e xplica que esta institución tiene como efecto:
“…en primer lugar, extinga la acción, que se refiere al poder jurídico de
hacer cumplir la obligación, transformándola en una obligación natural
cuyo pago es válido y no está sujeto a repetición, de manera pues que la
acción sí desaparece, no pudiendo el acreedor exigir el cumplimiento de
la obligación. Igualmente, otro de los efectos de la prescripción es que no
sólo extingue la deuda u obligación, sino tamb ién las garantías y
accesorios de la obligación cuya acción ha prescrito, entre las cuales se
encuentran las prendas, privilegios e intereses.”
Finalmente destaca el autor:
27
“…como produce un efecto liberatorio con carácter retroactivo, ya que,
invocada la prescripción el deudor queda liberado, no desde el momento
que se alega sino desde el momento en que la prescripción se consumó.
Asimismo, los plazos de esta institución no pueden ser alterados por las
partes, y además el acreedor no puede demostrar la falta de pago por
parte del deudor, por cuanto tal prueba sería inútil, ya que de nada valdría
que el acreedor demostrase el no pago del deudor porque la prescripción
operaria de todas maneras en fundamento a razones de orden jurídico…”
Otra posición de extrema importancia acerca de la caracterización de la
prescripción extintiva laboral, es la que ofrece Villar (2006), de acuerdo con
quien: “1° Por su carácter proteccionista…sus normas deben interpretarse con
criterio restrictivo, para ser admitida lo menos posible y dentro de los límites
indispensables…las causas de interrupción deben interpretarse con amplitud,
para amparar a una clase social contra las exigencias indebidas de otra clase
más fuerte”. También en el contexto de dicha caracterización, el mencionado
autor (2006, p.12-13), expone:
2°. Por su carácter especial. En materia del trabajo la prescripción
siempre será extintiva, no es posible que se pueda llegar ha adquirir
derechos fundado por el devenir del tiempo…por otra parte tenemos
que, frente a la ordinaria, en lo que respecta a la manera como debe
de computarse e interrumpirse la prescripción, la Ley Orgánica del
Trabajo, establece que empieza a correr el año de la prescripción a
partir de la terminación del contrato de trabajo y para el caso de los
accidentes o enfermedades profesionales, a partir del accidente o de
la constatación de la enfermedad; precisando que se interrumpe la
prescripción además de las previstas en dicha ley, también por las
establecidas en el Código Civil.
Caracteriza la prescripción laboral, desde la perspectiva de su carácter de
orden público, sentido en el cual aprecia: “si la acción no ha nacido, no puede
28
hablarse de prescripción…jurídicamente no es posible que una acción prescriba
antes de que haya nacido…por el carácter de orden público de la institución, y
no se puede renunciar para el futuro”, pero una vez ganada, “nada impide su
renuncia”. A ésta consideración se conecta la reali zada por el mismo autor
(2006, p.13), cuando sostiene:
4°. Por su carácter de reserva legal. Los lapsos establecidos para la
prescripción, no pueden renunciarse ni relajarse por convenios
particulares, porque está interesado el orden público. Los plazos son
los que previamente están impuestos en nuestro ordenamiento
jurídico; por lo que, se puede afirmar sin lugar a dudas que estos
plazos son de reserva legal.
Por otra parte, una característica que en el campo procesal manifiesta la
prescripción, no puede ser suplida de oficio por el Juez, precisamente, por ser
una excepción que debe ser opuesta para ser discutida en el proceso; porque la
misma es renunciable después de adquirida, presumiéndose que la parte la ha
renunciado por no haberla opuesto .
El fundamento legal para ésta forma de cesación de las obligaciones, se
encuentra en el Código Civil Venezolano (1982), cuyo artículo 1.952, donde se
consagra: “la prescripción es un medio de adquirir un derecho o de libertarse de
una obligación, por el tiempo y bajo las demás condiciones; determinadas por la
Ley”.
2.2.1.3.- Clasificación de la Prescripción.
29
Afirma Maduro (2003), como la doctrina y la legislación acostumbran a
clasificar a la prescripción, en las
llamadas prescripciones ordinarias o
prescripciones largas, y las llamadas prescripciones breves o cortas. Las
primeras se clasifican a su vez según su carácter real o personal de la acción.
En las prescripciones reales como es el caso de la usucapión, el Código Civil
(1982), fija un lapso de veinte (20) años para prescribir sin que pueda oponerse
a la prescripción la falta de titulo o buena fe, salvo disposición en contrario. En
lo referente a los derechos reales (propiedad u otro), la legislación nacional
establece la prescripción decenal, la cual procede para el adquiriente de buena
fe de un inmueble o derecho real en virtud de un título debidamente registrado y
que no fuere nulo por defecto de forma.
Igualmente en el caso de la acción surgida de una sentencia ejecutoria, el
lapso de prescripción es el veintenal. Asimismo, forman parte de las
prescripciones ordinarias las que devienen de una acción personal derivada de
un derecho de crédito, siendo de diez años (10), constituyendo el lapso
ordinario de la prescripción de las acciones personales.
Así, la segunda de las clasificaciones dada por Maduro (2003), se refiere a
las prescripciones breves, denominadas de esa manera en atención de que los
lapsos son menores a los diez (10) años previstos por el legislador patrio para
algunas acciones personales. Entre este tipo de prescripción se encuentran las
prescripciones por tres años, donde se engloban las obligaciones de pagar los
atrasos del precio de los arrendamientos, de los intereses de cantidades que los
produzcan y en general de todo lo que deba pagarse por años o por plazos
cortos; la obligación de los abogados, procuradores, patrocinantes y demás
30
defensores, de dar cuenta de los papeles o asuntos en que hubiesen
intervenido.
Finalmente añade el autor:
“…las prescripciones por dos (02) años, aplicable a las pensiones
alimenticias atrasadas; los honorarios, derechos, salarios y gastos de los
abogado, procuradores y curiales; los derechos de los instrumentos que
autorizaren los registradores, contados desde el día de su otorgamiento,
los salarios de los agentes de negocios, desde el tiempo que los hayan
devengado; los honorarios de médicos cirujanos, boticarios, de
ingenieros, arquitectos entre otros; los salarios de sirvientes domésticos y
jornaleros y oficiales mecánicos, entre otros. El lapso establecido para
este tipo de prescripciones se funda, en una presunción de pago, por el
transcurso de los lapsos fijados para ellas sin haberse reclamado.”
En opinión de Villar (2006, p.13), por regla general las prescripciones
laborales son breves, pues “en la mayoría de las legislaciones, en materia del
trabajo la prescripción oscila entre uno a cuatro años”, observación frente a la
cual analiza:
“En Venezuela, las acciones provenientes del contrato de trabajo,
prescriben al cumplirse un año, según lo establece el artículo 61 de la
Ley Orgánica del Trabajo (1997); y en el caso de las acciones para
reclamar por los accidentes y enfermedades profesionales, prescriben
a los dos años, previsto en el artículo 62 ejusdem, pero en el artículo
9 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente
del Trabajo, se estableció 5 años, para los casos de accidentes o
enfermedades profesionales u ocupacionales. No obstante ello, el
numeral tres de la disposición transitoria cuarta de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, impuso que las acciones
derivadas del contrato de trabajo, prescribirían a los diez años; pero
no dijo nada con respecto a las acciones derivadas; de los accidentes
y enfermedades profesionales.”
31
Ahora bien, frente a las prescripciones señaladas, y lo expresado por
anteriormente por Villar, es preciso referir los comentarios de Acevedo (2008,
p.437), refiriéndose al mandato constitucional de instituir la prescripción
decenal: “la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ordenó en
su Disposición Transitoria Cuarta, cardinal 3, modificar el lapso de prescripción
a diez años”. Sobre igual aspecto existe doctrina jurisprudencial emanada de la
Sala Social del Tribunal Supremo de Justicia en fecha 20 de Septiembre del
2005, de donde se desprende:
…la Disposición Transitoria Cuarta, numeral 3…expresamente
dispone la vigencia del actual régimen de prestaciones, durante el
lapso de un año, mientras se dicta la nueva Ley del Trabajo, que en
cumplimiento del mandato constitucional debe establecer un lapso de
prescripción de diez años; en efecto dicha regla constitucional se
refiere al régimen de prestaciones sociales previsto en el artículo 92
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es decir,
al régimen de prestaciones en sentido amplio, en el cual está incluida
la prescripción, y a pesar que luego se refiere exclusivamente a la
prestación de antigüedad, para mantener la vigencia de la Ley
Orgánica del Trabajo, no es razonable pensar que la intención del
Constituyente fue mantener sólo el régimen de antigüedad, sino todo
el régimen de prestaciones sociales, hasta tanto se dicte la nueva ley,
en el plazo de una año.
También acerca del tratamiento constitucional dado al tema de la
prescripción
laboral,
constituyente…asumió
Espinoza
la
(2000),
responsabilidad
de
expresa:
restituir
"el
el
proceso
régimen
de
prestaciones sociales y la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, lo cumplió con el texto del artículo 92 y de la Disposición Transitoria
32
Cuarta, numeral tres”. En opinión del autor, los alcances del mandato
constitucional en tal sentido, son los siguientes:
1) Se restituye el carácter de previsión social de las prestaciones
vinculado fundamentalmente a la asistencia del trabajador en el
momento en que ya no dispone de su medio único de
subsistencia…7) El mandato imperativo de la Disposición Transitoria
debe ser cumplido en el plazo perentorio de un año contado a partir
de la fecha de instalación de la Asamblea Nacional…9) Esta reforma,
por supuesto, por tratarse de modificación de una ley orgánica, tendrá
el mismo carácter; pero el sólo hecho de ser ordenada por la
Constitución tiene el carácter de orgánico por designación
constitucional y, por lo tanto, no está sujeto al trámite de la investidura
parlamentaria…10) El lapso de prescripción para el ejercicio de la
acción correspondiente al pago de las prestaciones sociales será de
diez años.
En el mismo orden de ideas Bolívar (2005, p.112-113), comenta lo siguiente:
“la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución de 1999, impone a la
Asamblea Nacional la obligación de aprobar la reforma del nuevo régimen que
regulará el derecho a las prestaciones sociales”. Frente a tales observaciones la
autora manifiesta:
…la necesidad de armonizar el resto del ordenamiento jurídico
vigente con los nuevos principios constitucionales. De allí que el
legislador no sólo debería limitarse a reformar el régimen de las
prestaciones sociales, sino también podría enmendar y superar
algunas deficiencias de las cuales adolece la Ley Orgánica del
Trabajo.
Es así como el 30 de abril del presente año, luego de haberse discutido
desde diferentes puntos de vista, los anteriores autores aciertan en sus
33
posiciones, en virtud que después de más de una década de años en mora, la
Asamblea Nacional de Venezuela decreta la nueva Ley Orgánica del Trabajo,
los Trabajadores y las Trabajadoras, cumpliendo el mandato constitucional con
respecto a la prescripción de las acciones laborales establecido en su el Titulo I,
capítulo VI, articulo 51 primer aparte, el cual expresa: “Las acciones
provenientes de los reclamos por prestaciones sociales prescribirán al
cumplirse diez años contados desde la fecha de terminación de la prestación de
los servicios de conformidad con lo establecido en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela…”
2.2.2.- Supuestos para la Interrupción de la Prescripción.
De acuerdo con Villar (2006, p. 283), la interrupción de la prescripción se
encamina a “hacer inútil el tiempo transcurrido a partir del acto interruptivo, por
lo que, hay que volver a computar desde su inicio el tiempo necesario para dar
por transcurrido el lapso de prescripción”. Además el autor agrega los
siguientes señalamientos:
La interrupción de la prescripción, en modo alguno modifica el
derecho que se tenía antes del reconocimiento; sino por el contrario,
da nacimiento a un nuevo lapso prescriptivo, a partir del día siguiente
de aquel acto. Esto funciona así en materia netamente civil y
mercantil, pero en la laboral, sus efectos cambian al derecho, como lo
podremos ver más adelante.
2.2..2.1.- Causas de Interrupción de la Prescripción.
34
En opinión de Mélich Orsini (2002), la interrupción de la prescripción consiste
en “hacer inútil el tiempo que haya transcurrido para el cumplimiento del lapso
de prescripción previsto para la extinción del respectivo derecho”. Frente a tal
posición Villar (2006), realiza las siguientes consideraciones: “esto quiere decir
que para hacer inútil el tiempo, debe existir un acto jurídico válido que
obstaculice y detenga el transcurso del lapso de prescripción”. Sobre el mismo
particular el autor señala: “…el acto de interrupción debe ser realizado dentro
del tiempo que otorga la ley para prescribir, y de esta manera pueda iniciarse un
nuevo lapso para ejercer el derecho, a partir del acto que interrumpió el lapso
de prescripción”.
Según indica Sánchez Bejarano (2003), existen ocasiones en las cuales el
legislador releva al acreedor de las consecuencias de su inacción, eximiéndolo
de la prescripción cuando ha estado imposibilitado de actuar o cuando le
resultaría inconveniente hacerlo, impidiendo por tal razón el curso de la misma,
sino al contrario, la suspensión del decurso del término. El efecto principal de
esta suspensión, es la apertura de un compás de espera en el curso del plazo,
sin que ello implique la eliminación del lapso transcurrido. Es así que, en cuanto
cesa la causa que mantuvo en suspenso el lapso de prescripción, nuevamente
comienza a operar.
Al respecto, ha establecido la doctrina que los casos de suspensión de la
prescripción obedecen a dos causas generales, la primera de ellas referida a la
naturaleza del objeto y a las modalidades del crédito, y las segundas obedecen,
a ciertas cualidades del deudor o de relaciones especiales existentes entre el
acreedor o el deudor.
35
Explana Maduro (2003, p.93):
“…como causales de suspensión de la prescripción, aquella que sucede:
Entre los cónyuges, entre la persona que ejerce la patria potestad y la
que está sometida a ella; entre el menor o el entredicho y su tutor,
mientras no haya cesado la tutela; entre el heredero y la herencia
aceptada a beneficio de inventario; entre las personas que por ley están
sometidas a la administración de otras personas; contra los menores no
emancipados ni contra los entredichos; respecto de cualquiera otra
acción cuyo ejercicio este suspendido por un plazo, mientras este no
haya expirado, entre otros casos.”
En
otro orden de ideas, sostiene Sánchez (2003) que si durante el
transcurso del término el acreedor demanda al deudor o lo interpela
judicialmente, interrumpe la prescripción, por cuanto esa interpelación es una
ruptura de su pasividad, una eliminación de ese supuesto de prescripción, el
importante efecto de la interrupción es que el tiempo ocurrido antes del hecho
de interrupción queda inutilizado, reanudándose desde el principio el lapso
prescriptorio.
La legislación civil venezolana, consagra dos formas de interrumpir la
prescripción, la natural que se refiere sólo a la prescripción adquisitiva y la civil
que puede ser aplicable tanto a la usucapión como a la prescripción extintiva.
Dentro de esta perspectiva, el artículo 1969 del Código Civil de Venezuela,
establece las causas de la interrupción civil, entre las cuales destaca:
a) La prescripción se interrumpe en virtud de una demanda judicial,
aunque la misma se proponga ante un juez incompetente (artículo 1969 del
Código Civil), teniéndose como condición que se hubiese efectuado la citación
del demandado antes de cumplirse el lapso de prescripción, porque en el
36
supuesto de no materializarse la citación en ese tiempo, para que la demanda
pueda interrumpir la prescripción deberá registrarse copia certificada del libelo
con la orden de comparecencia. La demanda judicial contra un tercero
interrumpe la prescripción aún cuando el derecho este afectado por un término
o una condición, pero siempre que se persiga declarar su existencia.
b) También interrumpe la prescripción el decreto o acto de embargo
notificado a la persona respecto de la cual se quiere impedir el curso de la
prescripción,
este
embargo
puede
ser
preventivo
o
ejecutivo,
pero
necesariamente debe ser notificado a la persona respecto de la cual se quiere
interrumpir el lapso fatal (Artículo 1969 del Código Civil).
c) Interrumpe la prescripción todo acto del acreedor apto para constituir
en mora al deudor, este acto debe ser notificado (Artículo 1969 del Código
Civil).
d) Se interrumpe con el cobro extrajudicial, no siendo necesario efectuar
el mismo por intermedio de una autoridad jurisdiccional, bastando para ello la
manera verbal o por medio de escrito (Artículo 1969 del Código Civil).
e) Finalmente, interrumpe la prescripción el reconocimiento efectuado por
el deudor o poseedor de los derechos de aquel contra quien la prescripción
había comenzado a correr, el reconocimiento debe ser expreso o tácito pero lo
importante es que este hecho en términos claros y determinados (Artículo 1973
del Código Civil).
La novísima Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras
establece en su artículo 52 las siguientes causas de interrupción de la acción
laboral:
37
“La prescripción de las acciones, provenientes de la relación de
trabajo, se interrumpe:
a) Por la introducción de una demanda judicial, aunque se haga
ante un juez o una jueza incompetente.
b) Por la reclamación intentada por ante el organismo ejecutivo
competente, cuando se trate de reclamaciones contra la
República u otras entidades de la administración pública
nacional, estadal o municipal, centralizada o descentralizada.
c) Por la reclamación intentada por ante una autoridad
administrativa del trabajo, o por acuerdos o transacciones
celebrados ante el funcionario o funcionaria competente del
trabajo, que pudieran hacerse extensivos a los derechos de
todos los trabajadores y las trabajadoras.
d) Por las otras causas señaladas en el Código Civil.”
En atención a ésta causal “d” expresada por el artículo 52 de la Ley
Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (2012) donde no
difiere en nada con la expresada en el artículo 64 de la derogada Ley Orgánica
del Trabajo (1997) literal “d”, Villar (2006, p. 241) señala como las mismas son
“clasificadas en dos grupos; el primero, contenido en el artículo 1969 del Código
Civil: aquel acto de interrupción que depende exclusivamente del titular del
derecho y el segundo, contenido en el artículo 1973 en donde la interrupción
proviene de actos del deudor”.
Siguiendo al Código Civil (1982) en su artículo 1969, la primera causa
posible de interrupción de la prescripción tiene que ver con “demanda judicial,
aunque se haga ante un Juez incompete nte”. Acerca de tal causal aplicada a la
prescripción laboral Villar (2006, p. 243), expone:
“Interpuesta la demanda antes la consumación del lapso de
prescripción, la misma, a los fines de cumplir su cometido de
interrupción, debe ser registrada por ante la Oficina Subalterna de
Registro Público. Lo que se debe registrar es la copia certificada de la
38
demanda, Con su auto de admisión y la orden de Comparecencia; dicha
copia certificada debe ser debidamente acordada por el Tribunal”.
La segunda de las formas de interrupción de la prescripción aplicables a los
derechos laborales, deducidas del Código Civil (1982) en su artículo 1969, se
trata del “decreto o de un acto de embargo notificado a la persona respecto de
la cual se quiere impedir el curso de la prescripción”. En palabras de Villar
(2006, p. 264):
“Sobre el aspecto de la notificación del decreto de embargo a la
persona respecto de la cual se quiere impedir la prescripción, es
aplicable a nuestro sistema laboral, por cuanto "a petición de parte,
podrá el Juez de Sustanciación, Mediación y Ejecución acordar medidas
cautelares que considere pertinentes a fin de evitar que se haga ilusoria
la pretensión…"… según el artículo 137 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, los Jueces de Sustanciación de Primera Instancia, están
facultados para acordar cualquier medida cautelar, pudiendo ser la del
embargo preventivo…”
En igual orden de ideas aparece la tercera posibilidad para la interrupción de
la prescripción, aplicable al derecho del trabajo a la luz del Código Civil (1982)
en su artículo 1969, es decir; “o de cualquiera otro acto que la constituya en
mora de cumplir la obligación”. A éste respecto Villar, T. (2006, p. 267).
“Nuestra doctrina patria ha establecido que el requerimiento u otro acto
equivalente, no necesariamente deba adoptar una forma escrita; al
respecto, Mélich Orsini, nos indica que al menos debe ser algo más que
un simple cobro extrajudicial. Concluye el autor: para que se dé el
supuesto de interrupción por causa de un acto que constituya en mora, lo
único que se requiere es que el mismo no deje de subsistir ninguna duda
39
acerca de la voluntad del agente de tal acto de hacer valer el derecho al
que el acto se refiere.”
Acerca del mismo requisito interruptivo de la prescripción, Sanojo (1954,
p.443), considera: “éste requerimiento se puede comprobar por cualquiera de
los medios legales, inclusive la prueba testimonial, cualquiera que sea el monto
del crédito. Aquí no se trata de comprobar una obligación, sino un hecho del
mismo acreedor". En igual orden de ideas, Dominici (1962, p.743), expone:
“…el requerimiento puede ser judicial ó extra judicial. Con las palabras: ú
otro acto equivalente ha significado la ley que basta una notificación ó
intimación del acreedor al deudor en cualquier forma. Por mora se
entiende la dilación, retardo ó tardanza en que se encuentra el deudor
respecto de la obligación estipulada, ya consista en dar; ya consista en
hacer ó no hacer.”
De conformidad con lo ya señalado, el cuarto (4°) modo de interrumpir la
prescripción indicada por el Código Civil (1982) en su artículo 1969 y aplicable a
la materia laboral, se trata de “el cobro extrajudicial”. Siguiendo el criterio de
Villar (2006, p. 272) se observa lo siguiente:
La parte in fine del encabezamiento del artículo 1.969 del código Civil,
establece que cuando se trate de la interrupción de la prescripción de
créditos, basta el cobro extra judicial. Esto quiere decir que no se puede
pretender interrumpir la prescripción con el cobro extra judicial de una
expectativa de derecho; la norma es clara y precisa, al indicar que el
cobro extrajudicial debe ser de créditos.
2.2.3.- Incapacidad de Protección y Defensa Social.
40
De acuerdo con Aguilar (1997), los menores no emancipados “están
sometidos en principio a una incapacidad general, plena y uniforme; general en
el sentido de que se extiende, en principio, a todos los negocios jurídicos; plena
en el sentido de que solo puede ser subsanada mediante representación”. Así
mismo la mencionada incapacidad es también “uniforme” según el autor citado,
“en el sentido que afecta por igual a todos los menores no emancipados,
cualquiera que sea su sexo, edad o condición”. En relación con tales
afirmaciones, agrega el autor:
Según se desprende del Artículo 1965 ordinal 1º del Código Civil (1982), “No
corre tampoco la prescripción: 1º Contra los menores no emancipados…”. Esta
excepción a las reglas normales de la prescripción, se debe a lo que Aguilar
(1997, p.165) denomina “incapacidades de protección y de defensa social”,
acerca de las cuales comenta: “es aquella establecida en beneficio directo de
los intereses del incapaz. Constituye una protección contra su falta de
desarrollo, el desarrollo normal de sus facultades mentales o su inexperiencia”.
Frente a la posición de la doctrina civil, se encuentra la de Acevedo (2008,
p.445), para quien los nuevos principios orientadores de la LOPNNA (2007)
implican:
“Este interés superior del niño debe tomarse en consideración en la
actualidad por encima de las razones por las cuales fue consagrada la
protección establecida en el Código Civil, que según Dominici (1962) está
dirigida a proteger a los menores no emancipados y a los entredichos de
los efectos de la prescripción, para salvarlos de la negligencia de sus
representantes. De esta manera pudiéramos invocar en contra de esta
tesis, que si bien el adolescente tiene capacidad plena, no es menos
cierto que sus derechos deben ser protegidos por todos, familia, estado y
41
sociedad y que ante la existencia de una norma que favorece sus
intereses, ésta debe aplicarse.”
Ahora bien, en una posición distinta aparece Villar (2006,p.169), cuando
manifiesta que: “la prescripción de las acciones laborales corren contra los
menores de edad, pero mayores de 14 años, por cuanto tienen plena capacidad
de obrar en el ámbito laboral, por haber sido habilitados por la LOPNA”. A la luz
de tales posiciones, son de importancia los señalamientos del autor acerca de
los niños menores de catorce (14) años:
“Somos de la opinión que para el caso de los menores de 14 años de
edad, es decir, de los menores que se encuentran por debajo de la edad
permitida…está suspendida la prescripción de la acción laboral, hasta
tanto lleguen a cumplir 14 años de edad, por cuanto no están facultados
para celebrar ningún contrato de trabajo, mientras no estén autorizados
por el Consejo de protección para ello… esto quiere decir que el lapso
de prescripción no ha empezado a correr, está suspendida por una
causa legal, hasta que el menor cumpla los 14 años, oportunidad en la
cual empieza a correr el lapso de inicio de la prescripción para el
ejercicio de la acción laboral.”
2.2.4.- Principios Proteccionistas del Niño y Niña del Adolescente Aplicables a
la Prescripción
De acuerdo con Larenz (1980), el orden jurídico en su conjunto, está
subordinado a determinadas ideas jurídicas directivas, principios o pautas
generales de valorización, a algunos de los cuales corresponde hoy el rango de
derecho constitucional. Tal como considera el autor, “su función es justificar con
la idea de derecho las decisiones de valor que sirven de base a las normas,
42
unificarlas y, de este modo, excluir en lo posible las contradicciones de
valoración”. En igual sentido se ubica la doctrina expuesta por Sainz Muñoz
(2001, p.352), acerca del significado de los principios legales, al expresar:
“…los principios y definiciones son de importancia para poder analizar,
entender, interpretar y muchas veces aplicar según sea el caso; cuales
son las orientaciones del contexto normativo de estos principios y
definiciones que van a servir de marco de referencia obligatoria para todo
el análisis del Capítulo de la protección en materia del trabajo de los
niños, niñas y adolescentes.”
En este orden de ideas, según sostiene Willians (2006), los principios en el
ámbito jurídico poseen una función intrínseca de tipo “función aplicación”, con la
cual se aseguran la materialización de las disposiciones del ordenamiento
jurídico teniendo en cuenta, un contenido moral determinante, con el cual no
solo se orienta, sino que se validan las decisiones producidas con fuerza en el
mismo.
En igual contexto se encuentra Pla Rodríguez (1998), para quien los
principios del Derecho del Trabajo, deben ser entendidos como “aquellas líneas
directrices o postulados que inspiran el sentido de las normas laborales y
configuran la regulación de las relaciones del trabajo con arreglo a criterios
distintos de los que pueden darse en otras ramas del derecho”. Según afirma el
mencionado autor (1998, p.14), tales principios cumplen en el ámbito del
derecho una serie de funciones distintas, que pueden ser vistas del siguiente
modo:
“A) Función Informadora: dice relación con que los principios deben
orientar y encauzar las decisiones del legislador a la hora de elaborar
43
una norma jurídica, intentando que las leyes se ajusten lo mayormente
posible al contenido que irradia de estos principios específicos,
vertiéndolos en la fuente normativa. B) Función Interpretativa: permite a
quienes están facultados para interpretar el derecho, utilizarlos para la
recta aplicación de una norma a un caso concreto, estableciendo su
correcto sentido y alcance y, en consecuencia, arribar a una solución
justa y equitativa. C) Función Integradora: los principios operarían, en
este caso, como fuente supletoria de la ley y la costumbre, frente a la
ausencia e insuficiencia de tales fuentes.”
2.2.4.1.- Principio de Prioridad Absoluta.
Para Cornieles (2002), el principio de prioridad absoluta representa uno de
los dos principios que son imperativos de conducta o actuación para las
familias, la sociedad y el Estado en materia de niños y adolescentes y cuyo
objetivo está representado por la finalidad de: “asegurar el desarrollo integral
de niños, niñas y adolescentes, a través del disfrute y ejercicio de sus derechos
y garantías, así como del cumplimiento de sus deberes”. De acuerdo con lo
planteado, explica:
“El principio de prioridad absoluta establece que en la actuación de las
familias, la sociedad y el Estado debe privilegiarse la protección integral
de los niños, niñas y adolescentes, frente a otras áreas, necesidades e
intereses. Como su propio nombre lo indica, este principio implica que el
Estado debe dar “prioridad absoluta” o primacía a los derechos y
garantías de niños, niñas y adolescentes en la planificación, ejecución y
control de las políticas públicas, en la asignación de recursos públicos en
el presupuesto, en la atención en los servicios públicos y en las
emergencias.”
Siguiendo la definición antes citada, se encuentra Bolaños (2001) en opinión
del cual: “el principio de prioridad absoluta atiende más al ámbito de las
44
políticas públicas que deben asumir las instituciones encargadas de esta
materia a fin de materializar la doctrina de la protección integral y de dar
contenido propio a los principios que la sostienen”. En este sentido es
consistente Sainz Muñoz (2001) al exponer acerca del mencionado principio:
“obliga por igual al Estado, la familia y la sociedad que deben tener la
convicción obligatoria de que la prioridad es un principio absoluto frente a todos
los derecho de que está revestido con carácter proteccionista los niños y
adolescentes”, agregando además:
“…trata de asegurar a favor de los niños y adolescentes una
circunstancia de preferencia y absoluta prioridad para garantizarle su
atención y protección integral siendo entonces, el principios de
prioridad, el que debe construir el espíritu, propósito y razón de
cualquier acción, normativa o actitud que tome el Estado, la familia o la
sociedad, deben tener carácter prioritario y esto es preferente a, con
atención a y sobre todo no dejar la materia de los menores relegada a
segundo plano sino por el contrario ser obligatorio y prioritario su
cumplimiento.”
Resumidamente cabe apreciar, en cuanto al principio de prioridad absoluta y
su significado, las posiciones de Acevedo (2008), cuando manifiesta: “Se
resume en una sola frase «el niño está primero» Tendrán entonces primacía en
recibir atención médica y socorro en cualquier circunstancia; primacía en la
atención en los servicios públicos; en la formulación de políticas públicas;
prioridad en el destino de recursos públicos”. Conforme con tal concepción, el
artículo 7 de la LOPNNA (2007) dispone:
45
“Artículo 7. El Estado, la familia y la sociedad deben asegurar, con
Prioridad Absoluta, todos los derechos y garantías de los niños, niñas y
adolescentes. La prioridad absoluta es imperativa para todos y
comprende: a) Especial preferencia y atención de los niños, niñas y
adolescentes en la formulación y ejecución de todas las políticas
públicas. b) Asignación privilegiada y preferente, en el presupuesto, de
los recursos públicos para las áreas relacionadas con los derechos y
garantías de los niños, niñas y adolescentes y para las políticas y
programas de protección integral de niños, niñas y adolescentes. c)
Precedencia de los niños, niñas y adolescentes en el acceso y la
atención a los servicios públicos. d) Primacía de los niños, niñas y
adolescentes en la protección y socorro en cualquier circunstancia.”
Desde igual perspectiva, el legislador constituyente introduce tal principio en
el texto de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), a través de su Artículo 78, fijando los siguientes términos:
“Artículo 78. Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de
derecho y estarán protegidos por la legislación, órganos y tribunales
especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los
contenidos de esta Constitución, la Convención sobre los Derechos del
Niño y demás tratados internacionales …El Estado, las familias y la
sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral, para lo
cual se tomará en cuenta su interés superior en las decisiones y acciones
que les conciernan…”
2.2.4.2.- Principio de Interés Superior del Niño y del Adolescente.
Atendiendo a las reflexiones realizadas por Acevedo (2008,p.411), el
principio que consagra el interés superior del niño y del adolescente, tiene su
génesis en el Articulo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, “el
cual establece que todas las medidas concernientes a los niños que toman las
instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las
46
autoridades administrativas o los órganos legislativos, deben atender a una
consideración primordial al interés superior del niño”. Tal como agrega el autor:
“De esta manea se consagra este principio como la base para la
interpretación y aplicación de las normas que regulan los derechos de los
niños, estableciendo las líneas de acción de carácter obligatorio para
toda instancia de la sociedad, poniendo limite a la discrecionalidad de
sus actuaciones.”
Tal como expresa Buaiz (2000,p.16), acerca del principio de interés superior
del niño o del adolescente, “su significado estriba fundamentalmente en la plena
satisfacción de los derechos de los niños, dejando de ser una directriz vaga e
indeterminada”. De acuerdo con Corrieles (2002,p.66), “…el alcance, sentido y
contenido del principio de interés superior del niño cambian sustancialmente
con la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño”, afirmación
que se funda en las siguientes ideas:
“Por una parte, en la Convención (art.3), el interés superior del niño se
consagra como consideración primordial a la cual ha de atenderse “en
todas las medidas concernientes a los niños, que tomen las instituciones
públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
administrativas o o
l s órganos legislativos”. Ello implica darle un alcance
mucho más amplio que el de “consideración fundamental” en lo referente a
“promulgación de leyes” como había sido recogido en la Declaración sobre
los Derechos del Niño de 1959.”
Así también lo expresa Bolaños (2001,p.88) cuando considera: “Según este
principio toda situación, indistintamente de la naturaleza que sea, esto es,
administrativa, familiar, judicial o social, en la que se vean involucrados los
47
intereses de niños y adolescentes, debe ser vista, evaluada, analizada,
valorada y decidida de conformidad con aquello que se estime de mayor
relevancia positiva para el niño o adolescente”, razonamiento al cual agrega:
“2…exige tener en cuenta las particulares condiciones en las que se
encuentre el sujeto en favor de quien se toma la decisión…no debe
mal interpretarse, en el sentido de llegar a señalar que se trata de
adoptar irreversiblemente la voluntad caprichosa del niño o del
adolescente, se trata, por el contrario, de que en caso de que se
pueda, se le brinde al sujeto la posibilidad de ser escuchado y de que
se tengan en cuenta sus propias opiniones, lo que piensa y siente
acerca de la situación sobre la que versará la decisión y aunque esta
opinión no tenga carácter vinculante respecto de la posición que
finalmente se adopte, servirá de referencia en la determinación de
aquello que se quiere señalar como interés superior…la verdadera
naturaleza de esta norma es la de servir de guía u orientación en todo
aquello cuanto haya que decidir.”
A las consideraciones anteriores, deben agregarse las de Morales (2002),
para quien el interés superior del niño es: “…una suerte de noción marco sociojurídica bastante frecuente en el Derecho de Familia que en manos del Juez
adquiere dimensiones mayores que cuando es utilizados por otros”, puesto que
su utilización “adquiere fuerza de gestación normativa al abrir el camino para el
establecimiento de criterios que se pueden convertir en normas… las
motivaciones e interpretaciones judiciales pueden llenar vacíos legales o
neutralizar la aplicación de preceptos legales rígidos”. La LOPNNA (2007), por
su parte, desarrolla el mencionado principio en los términos siguientes:
Artículo 8. Interés Superior del Niños, Niñas y Adolescentes…es un
principio de interpretación y aplicación de esta Ley…de obligatorio
cumplimiento en la toma de todas las decisiones…dirigido a asegurar
48
el desarrollo integral de los niños y adolescentes, así como el
disfrute…efectivo de sus derechos y garantías…Parágrafo
Segundo…cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de
los niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses
igualmente legítimos, prevalecerán los primeros.
2.2.5.- Principio del Trabajo Aplicables al Trabajador.
A partir de la doctrina proporcionada por Ceron y Román (2008), el principio
protector del trabajo, “propende a establecer, mediante la normativa laboral
entendida en un amplio sentido, cierta igualdad entre la parte empleadora y
trabajadora buscando ante todo, equiparar la balanza de la justicia y no, como
erróneamente se puede pensar, inclinarla arbitrariamente hacia la parte más
desprotegida”. De acuerdo con los señalamientos de los autores citados, “La
doctrina, tanto nacional como extranjera, está conteste en señalar que el
principio operario cristaliza, al menos, en tres reglas, sub-principios”.
En tal sentido, el primero de los mencionados sub-principios, tiene que ver
con el in dubio pro operario, que consiste esencialmente, en que frente a una
norma posible de entenderse en dos o más direcciones contrapuestas, debe
interpretarse privilegiando aquella opción más beneficiosa para la parte
trabajadora, frente a la obscuridad o ambigüedad de la norma, debe
interpretarse siempre a favor del trabajador.
Siguiendo con los autores mencionados, se ubica el principio de la norma
más favorable, como segunda expresión del principio protector y de acuerdo
con el cual: “existiendo dos disposiciones concurrentes, actualmente vigentes y
49
aplicables a la situación de hecho, debe optarse por aquella que resulte más
favorable al trabajador, sin importar la jerarquía y especialidad de la norma”.
Dicha aplicación debe direccionarse, según explican los autores, a través de las
siguientes reglas:
a) la de la acumulación, que postula el reconocimiento a los trabajadores
del estatuto jurídico que les sea más favorable, extrayendo las normas
más beneficiosas, tanto de aquel como de otras fuentes, b) la de la
inescindibilidad o conglobamiento, que señala la aplicación de la norma
que en su conjunto resulte más beneficiosa para el trabajador, pudiendo
acumularse con otras normas, pero siempre entendidas en forma unitaria
y no extrayendo núcleos normativos aislados de cada una y c) la del
conglobamiento orgánico, la que acepta, al igual que la tesis anterior, la
acumulación, pero no de disposiciones diversas, sino que de
instituciones diversas. La doctrina ha aceptado el uso de las dos últimas
para efectos de dar cabida práctica a este principio.
En igual orden de ideas, se apunta al principio de la condición más
beneficiosa, traducido en el respeto a aquella condición más beneficiosa
anteriormente acordada al trabajador y que se encuentra permanentemente
incorporada a su patrimonio, suponiendo de este modo la existencia de una
situación concreta anteriormente reconocida y que debe ser respetada en la
medida que resulte más favorable a la nueva norma que se ha de aplicar.
2.2.5.1.- Principio de Aplicación de la Norma Más Favorable al Trabajador.
Siguiendo el contenido del Artículo 18.5 de la nueva Ley Orgánica del
Trabajo, de los Trabajadores y las Trabajadoras (2012): “El trabajo es un hecho
social y goza de protección como proceso fundamental para alcanzar los fines
50
del Estado, la satisfacción de las necesidades materiales morales e
intelectuales del pueblo y la justa distribución de la riqueza.
La interpretación y aplicación de esta Ley estará orientada por los siguientes
principios:... 5. Cuando hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de
varias normas o en la interpretación de una determinada norma se aplicará la
más favorable al trabajador o trabajadora. La norma adoptada se aplicará en su
integridad.”
Para Carballo (2008), el principio con el cual se asegura al trabajador, la
aplicación de la norma legal que más le favorezca, “supone que en caso de un
potencial conflicto de normas, ambas con aptitud para regular un determinado
supuesto, deberá preferirse aquella que más favorecerá al trabajador”. Sobre
este mismo concepto Villasmil y Villasmil (2006), entiende: “es un instrumento
de gran valor en poder del Juez Laboral para la solución de los casos de
conflicto o colisión entre dos o más disposiciones, ya se trate de disposiciones
legales, reglamentarias, convencionales (contrato individual o colectivo de
trabajo) o de algún uso o costumbre de la empresa”. En cuanto a lo que es la
“norma más favorable”, el autor explica:
“En la tradición meramente económica que ha caracterizado la
negociación de condiciones de trabajo en nuestro país no extrañaría que
la primera respuesta a ésta, íntegramente sea considerar siempre más
favorable la norma que consagre mayores ventajas económicas. Mas no
puede ser ésta la inteligencia del principio bajo estudio, el cual deberá
atenerse a la naturaleza o esencia del beneficio de que se trate. El
principio no atiende a cuestiones de jerarquía normativa. En efecto, el
orden jerárquico basado en la célebre pirámide kelseniana, según la cual
la producción de una norma de derecho constituye una situación que
está regida por una norma jurídica superior y al mismo tiempo la norma
inferior creada por ésta , determina a su vez el modo de creación de otra
51
norma subordinada a ella… La pirámide de Kelsen, básicamente…se
quiebra en cuanto a las no rmas laborales, las cuales se aplican en tanto
sean más favorables al trabajador, independientemente de su jerarquía.”
En igual orden de ideas sigue expresando Villasmil y Villasmil (2006), como
“la colisión puede presentarse entre una norma constitucional o un tratado
internacional y una cláusula del contrato individual de trabajo o un uso o
costumbre industrial. El juez deberá aplicar la más favorable al trabajador sin
atender a su jerarquía normativa”. En virtud de las dificultades que puede traer
al juez, la aplicación de un principio como el señalado, Alfonso-Guzmán (1999,
p.23) pone de manifiesta las siguientes reglas:
“1) Una previa comparación de reglas concurrentes de idéntica materia
objeto o fines específicos y diferentes beneficios cuantitativos o
cualitativos, para el trabajador o su representación autorizada en la
celebración del contrato. Las diferencias cualitativas abarcan también las
referentes a la duración, extensión del campo de aplicación subjetiva.
Este presupuesto de aplicación de lo más favorable exige, en resumen,
dos reglas jurídicas concurrentes sobre un mismo supuesto, tratado por
ambas de diferente manera.”
También de acuerdo con Alfonso-Guzmán (1999), existe una segunda regla
a tener en consideración para la aplicación del principio de la norma más
favorable, la cual es explicada por el autor en los siguientes términos: “2) De no
existir la coincidencia total de materias, ha de aplicarse la ley en lo no
convencionalmente regulado: la norma legal laboral, no obsta nte su carácter
dispositivo, cobra en tales casos la fuerza obligatoria que le confiere su
naturaleza de ley”. Por otra parte a dicha doctrina se agrega:
52
“La coincidencia de materias con beneficios o ventajas de diferentes
cualidades, cuantías o condiciones, demanda…que el proceso evaluativo
de las partes en la convención concluya determinando la norma de
mayor beneficio. Este requerimiento obra como condición de validez
indispensable a la recta aplicación de la norma elegida.”
En cuanto a la tercera regla, con la cual lograr la aplicación del principio
estudiado, Alfonso-Guzmán (1999, p.24) señala: “3) La regla elegida, luego del
proceso de comparación, debe ser aplicada en su integridad, o sea, que no
puede ser modificada a voluntad por los interesados, con el fin de combinar o
suprimir parcialmente su contenido y efectos, pues se incurriría en la prohibida
acumulación de beneficios”. Por otra parte, la cuarta regla de aplicación del
principio, es analizada por el autor en los siguientes términos:
“4)…Más aún: en casos en que no se corresponden simétricamente las
ventajas que la convención previene con las de la Ley, el único medio
para determinar la regla más favorable resulta de recurrir a la
comparación de esas ventajas, en conjunto, con el conjunto de las del
sistema legal. El postulado doctrinario de la conservación del contrato que reclama la referida confrontación norma por norma, supuesto por
supuesto, en aras del respeto al propósito e intención de las partes
concretados en cada estipulación, no puede desligarse del propósito e
intención del legislador, de que sólo dejen de aplicarse sus reglas
obligatorias ante la evidencia de una construcción mejor ideada por las
partes.”
2.2.5.2.- In dubio Pro Operario.
Al analizar el principio de in dubio pro operario, Villasmil y Villasmil (2006)
afirman: “en el proceso laboral, la duda debe favorecer al trabajador
53
independientemente de la situación que ocupe en el juicio, ya sea como actor,
ya sea como demandado….responde a una exigencia no lógica sino
deontológica: no es que sea así, sino que debe ser así”.
Para Neves (2003), “el principio del in dubio pro operario enuncia que si una
norma le permite a su intérprete varios sentidos distintos, debe elegir entre ellos
el que sea más favorable para el trabajador. Tal como señala Alfonso-Guzmán
(1999, p.16-17), el principio de in dubio pro operario o “principio de favor”,
posee en el campo de la interpretación de las instituciones jurídicas, tres
aplicaciones principales que se encuentran referidas a:
“a) en caso de conflicto de leyes, prevalecen las del Trabajo, sustantivas
o de procedimiento. b) en caso de conflicto de normas, ha de aplicarse
la más favorable al trabajador; y c) en el supuesto de incerteza del juez
entre dos declaraciones posibles derivadas de una misma norma, ha de
preferir la interpretación que más beneficia al trabajador. En caso de
conflicto de normas de jerarquía desigual, las de rango inferior habrán
de aplicarse con preferencia a las menos favorables de rango superior,
siempre que no contradigan las disposiciones de orden público
contendidas en el ordenamiento legal.”
Por su parte Villasmil y Villasmil (2006,p.33), se refieren al mencionado
principio, asumiendo: “no debe confundirse con la norma más favorable, pues si
bien es cierto que la aplicación del in dubio pro operario también se traduce en
la opción que más favorezca al trabajador, es ostensible la diferencia y la
diversa utilidad de uno y otro”. Las diferencias sugeridas por los dos últimos
autores quedan planteadas del modo siguiente:
54
“Como ya hemos visto, la aplicación de la norma más favorable apunta a
resolver los casos de conflicto o colisión entre dos o más normas
laborales aplicables para la solución de un mismo asunto; mientras que
el in dubio pro operario tiene otro sentido y otra utilidad. Se trata de
resolver un problema subjetivo del juez: el angustioso problema de la
duda: ¿condenar o absolver? ¿Dar o negar?...estar en duda, in dubio,
significa carecer de certeza, encontrarse en estado de incertidumbre, lo
cual no debe confundirse con la falta o deficiencia de las pruebas de
alguna de las partes o de ambas ni con la diferencia de opiniones entre
los jueces llamados a decidir la causa.”
En este mismo orden de ideas, los autores desarrollan (2006, p. 33 - 34),
un conjunto de afirmaciones de tipo ontológico, desde las cuales es necesario
apreciar el principio de in dubio pro operario en el proceso laboral, frente a lo
cual indican:
“…en el in dubio pro operario priva el interés social y el principio
protector. Ello hace preferible la injusticia de imponer al empleador
satisfacción del interés discutible de su trabajador que la otra injusticia de
no reconocer el trance de la duda el interés legítimo del trabajador
porque, en el primer caso, el daño patrimonial sufrido por el empleado
como propietario del medio de producción, es cierta o probablemente
recuperable, mientras que en el segundo supuesto el daño que pudiera
causarse al trabajador sería irreparable al negársele los salarios o
prestaciones que son, por lo general, su único " patrimonio amasado a
través de su desempeño laboral.”
Así mismo se halla la doctrina expuesta por Henríquez La Roche (2006), en
cuanto in dubio pro operario, en cuya opinión el mismo “introduce un paliativo al
beneficio concedido por la ley a favor del trabajador, por el cual la norma más
favorable al trabajador que el juez escoge, en su duda, debe aplicarse en su
integridad; de forma que la quesito facti debe ser subsumida a todos los
supuestos normativos” o preceptos que en su conjunto conforman la norma
55
jurídica más favorable para el operario y sacar de ellos las conclusiones legales
que la normativa prevé.
2.2.5.3.- Principio de Irrenunciabilidad de las Disposiciones de la Legislación
que Favorezcan a los Trabajadores.
Según se desprende de la opinión Sainz Muñoz (1999), el principio de
irrenunciabilidad de las normas que favorecen al trabajador, dinamiza con in
dubio pro operario, para actuar como la columna sostenedora del Derecho del
Trabajo, por cuanto en ambos principios se consolidan varias de las más
importantes exigencias de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en tal
sentido. De acuerdo con tales afirmaciones Neves (2003) manifiesta: “El
principio de irrenunciabilidad de derechos es justamente el que prohíbe que los
actos de disposición del titular de un derecho recaigan sobre derechos
originados en normas imperativas, y sanciona con la invalidez la transgresión
de esta regla”, al tiempo que Carballo (2008,p.318), señala:
“En síntesis tutela los intereses de los trabajadores individualmente
considerados por virtud de la merma que sufre la autonomía de la
voluntad de las partes en el ámbito del contrato de trabajo. En
consecuencia, los sujetos del derecho colectivo del trabajo estarán
legitimados para disponer de aquellos derechos consagrados en normas
producto de la autonomía de la voluntad colectiva, con obvio respeto de
las normas de origen estático y carácter imperativo y de aquellas que
pudieran derivar de la autonomía privada individual.”
Es así como la nueva Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y las
Trabajadoras en su artículo 19 expresa: “En ningún caso serán renunciables los
56
derechos contenidos en las normas y disposiciones de cualquier naturaleza y
jerarquía que favorezcan a los trabajadores y a las trabajadoras.
Las transacciones y convenimientos solo podrán realizarse al término de la
relación laboral y siempre que versen sobre derechos litigiosos, dudosos o
discutidos, consten por escrito y contengan una relación circunstanciada de los
hechos que la motiven y de los derechos en ella comprendidos.
En consecuencia, no será estimada como transacción la simple relación de
derechos, aún cuando el trabajador o trabajadora hubiese declarado su
conformidad con lo pactado. Los funcionarios y las funcionarias del trabajo en
sede administrativa o judicial garantizarán que la transacción no violente de
forma alguna el principio constitucional de irrenunciabilidad de los derechos
laborales.”
2.3.- Sistema de Categorías.
2.3.1.- Definición Nominal.
Prescripción Aplicable a las Acciones Laborales de Niños, Niñas y
Adolescentes.
2.3.2.- Definición Conceptual.
Prescripción Aplicable a las Acciones Laborales de Niños, Niñas y
Adolescentes: De acuerdo con Acevedo (2008), es aplicable a las acciones
57
laborales de niños y adolescentes trabajadores, la prescripción de cinco (05)
años prevista en el Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescente
(2007).
2.3.3.- Definición Operacional.
La categoría de estudio será operacionalizada, tal como se muestra en el
Cuadro de Análisis de la Categoría (Ver Cuadro 1), siguiendo el Modelo
Finol (2002), teniéndose en el mismo tres (03) subcategorías relacionadas con:
Concepción de la Prescripción, Supuestos para la Interrupción de la
Prescripción de la Acción Laboral del Adolescente y Principios Proteccionistas.
58
CUADRO 1
MATRIZ DE ANÁLISIS DE LA CATEGORÍA
Objetivo General: Examinar la prescripción aplicable a las acciones laborales de niños, niñas y
adolescentes en el ordenamiento jurídico venezolano.
OBJETIVOS
CATEGORÍAS
SUBUNIDADES DE
ELEMENTOS DE ANÁLISIS
CATEGORÍAS
ANÁLISIS
Caracterizar la
Concepto.
Acevedo (2008)
concepción de
Concepción de Características
Aguilar (1997)
la prescripción
la Prescripción de
la
en
el
Prescripción
Anker (1997)
ordenamiento
Extintiva.
Bolaños (2001)
jurídico
Clasificación de
venezolano.
la Prescripción.
Buaiz (2000)
Analizar
los
Causas
de Carballo (2008)
supuestos
Supuestos
Interrupción de
Carballo y
para
la Prescripción
para la
la Prescripción
interrupción de
Interrupción de Incapacidad de
Constitución Nacional (1999)
la prescripción Aplicable a las la Prescripción Protección
y
Código Civil (1982)
de la acción
de la Acción
Defensa Social
laboral
del Acciones
Laboral del
Código de Procedimiento Civil
adolescente
Adolescente
en
el Laborales de
(1991)
ordenamiento
Villasmil (2005) Gutiérrez y
Niños, Niñas y
jurídico
González (1971)
venezolano.
Determinar la Adolescentes
Principio
de Kummerow (1997)
prescripción
Igualdad y No
Maduro (2003)
aplicable
al
Discriminación.
adolescente
Principios
Principio
de Mena (2008)
trabajador
Proteccionistas Prioridad
Montalvo (2007)
conforme a los
Absoluta.
principios
Principio
de Neves
proteccionistas
Interés Superior
del
del Niño y del Perdomo (2006)
ordenamiento
Adolescente.
Cornieles (2002)
jurídico
Principio
venezolano.
Protector
del Piña (2005)
Trabajo
Pla Rodríguez (1998)
Principio
de
Aplicación de la Sainz-Muñoz (2001)
Norma
Más Sánchez Bejarano (2003)
Favorable
al
Trabajador
Indubio
Pro
Operario
Principio
de
Irrenunciabilidad
de
las
Disposiciones
de
la
Legislación que
Favorezca a los
Trabajadores.
Fuente: Cadenas (2012)
Descargar