¡Que coman crédito!

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El Clarí-n de Chile
¡Que coman crédito!
autor Alejandro Nadal
2011-01-26 13:45:13
Robert Shiller es profesor de economÃ-a y finanzas en la Universidad de Yale y una autoridad en el tema de las burbujas
especulativas. Es creador (junto con Karl Case) del Ã-ndice de precios Case-Shiller, uno de los instrumentos más
importantes para medir la evolución de los precios de casas en Estados Unidos. Por su experiencia fue uno de los
pocos economistas que predijo correctamente el estallido de la burbuja de precios de casas en Estados Unidos en 2007.
Ahora Shiller ha causado revuelo con su nuevo análisis sobre la crisis. En una entrevista reciente
(www.thebrowser.com) este autor coloca a la desigualdad económica como la principal causa de la debacle en Estados
Unidos. Para él es inegable que la desigualdad se ha intensificado en los últimos 20 años, no sólo en Estados Unidos,
sino en muchos otros paÃ-ses de Europa y Asia. Según Shiller, este aumento de la desigualdad llevó a los gobiernos a
preocuparse por el resentimiento que esto provocaba en la mayorÃ-a de la población. Para mantener la situación en
niveles polÃ-ticamente aceptables y evitar una explosión, los gobiernos se dedicaron a estimular el crédito.
Según Shiller, en lugar de arreglar los problemas de los pobres, los gobiernos promovieron el crédito. Su último libro
tiene un capÃ-tulo con el ingenioso tÃ-tulo ¡Que coman crédito! Antes de perder la cabeza, MarÃ-a Antonieta lo hubiera
nombrado secretario de finanzas si alguien le hubiera explicado las implicaciones.
El mejor ejemplo en el análisis de Shiller es el desarrollo del mercado de casas en Estados Unidos que se estimuló por
muchos conductos. Por ejemplo, los bancos hipotecarios que habÃ-an agotado el mercado de ingresos medios,
comenzaron en los años 90 a otorgar los créditos ninja, acrónimo utilizado para designar préstamos a personas sin
ingreso fijo, sin empleo y sin activos. Finalmente, bajo la administración Clinton, la entidad semi-pública Fannie Mae,
fundada en 1938 para otorgar crédito barato a estratos de bajos ingresos, fue reformada para expandir sus actividades.
Todo esto disparó los precios de las casas de manera insostenible. Los agentes que recibieron esos créditos utilizaron
el valor (ficticio) de sus casas para apalancar mayores niveles de endeudamiento y consumo. Al mismo tiempo, los
bancos contagiaron al mundo financiero global a través de la bursatilización de estas hipotecas infectadas. La
explosión era una catástrofe anunciada. Shiller fue uno de los pocos que se dio cuenta.
Acto seguido este autor pasa a la pregunta clave: ¿de dónde viene la desigualdad? Y aquÃ- es donde se atora, al igual
que muchos economistas y politólogos estadunidenses, presos de las contradicciones de la sociedad en la que viven.
Shiller piensa que hay que ir a las causas fundamentales de la desigualdad. Cita el libro de Jacob Hacker y Paul Pierson
(Winner Take All Politics) donde los autores examinan la hipótesis de que el proceso de cambio técnico de las últimas
tres décadas ha sido el motor de la desigualdad creciente. Muchos economistas en Estados Unidos trabajan alrededor
de esta hipótesis según la cual las innovaciones han impuesto un sesgo en la distribución del ingreso en ese paÃ-s de
tal modo que sólo la mano de obra calificada recibe salarios y compensaciones altas. Según esta hipótesis, la
sustitución de trabajo poco calificado por máquinas ha empeorado la distribución del ingreso.
Hacker y Pierson señalan que hay un problema con esta hipótesis. La concentración del ingreso en Estados Unidos
ha sido mucho más intensa que en Europa a pesar de que la estructura de estas economÃ-as es parecida y el proceso
de cambio técnico ha sido similar. ¿Por qué habrÃ-a de ser más intensa la desigualdad en Estados Unidos que en
Europa? Con una evolución tecnológica semejante, estas dos economÃ-as deberÃ-an mostrar patrones análogos de
concentración de riqueza. Estos autores concluyen su análisis señalando que la diferencia es que en Estados Unidos
se presentaron cambios polÃ-ticos que permitieron la mayor concentración de riqueza.
Según Shiller el problema es que las clases altas tienen una mayor capacidad para organizarse e imponer un sistema
que genere mayor concentración de riqueza. Pero curiosamente Shiller nunca se pregunta sobre la evolución del nivel
de los salarios en su paÃ-s. En toda su retórica no aparece el tema del estancamiento de los salarios a partir de la
década de los años setenta. Si el sistema polÃ-tico ha fallado, no es sólo porque se han reducido los impuestos para
las clases altas. Desde los años setenta se desató una ofensiva en contra de todo lo que representaba y fortalecÃ-a el
movimiento y los intereses de la clase trabajadora en Estados Unidos. El sistema polÃ-tico adquirió con claridad su
papel de instrumento en la lucha de clases. Como dijo Warren Buffet con gran ironÃ-a en una entrevista (The New York
Times, 26/XI/2006), por supuesto que existe una lucha de clases, es mi clase la que hace la guerra, y vamos ganando.
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