ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO 1 de noviembre de 2013 Hon. Ramón L. Nieves Presidente Comisión de Banca, Seguros y Telecomunicaciones Senado de Puerto Rico Apartado 903431 San Juan, PR 00901 RE: P. DEL S. 815 Estimado señor Presidente: Agradecemos la oportunidad que le ha brindado a esta Asociación de Bancos de Puerto Rico de ofrecer sus comentarios en torno al P. del S. 815 (el “Proyecto”) que propone crear la “Ley para Reglamentar la Adquisición de Créditos”. El Proyecto también propone: (i) enmendar el Código Civil de Puerto Rico a los fines de ampliar el término del deudor para ejercer su derecho a retracto por el crédito litigioso y para disponer que el deudor y garantizadores de un crédito cedido sean notificados de la cesión de un crédito; (ii) requerir la obtención de licencia de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras a toda persona que compre créditos; (iii) para enmendar la Sección 9-109(e) de la Ley de Transacciones Comerciales para restituir la aplicabilidad de las disposiciones relativas a las transmisiones de crédito y prenda del Código Civil a la Ley de Transacciones Comerciales y para otros fines. Por las razones que se expresan a continuación la Asociación de Bancos de Puerto Rico se opone a la aprobación del P. del S. 815. 1. Introducción. Según se indica en la Exposición de Motivos de la medida, Puerto Rico atraviesa la crisis económica más severa y prolongada desde los pasados cuarenta años. 208 AVE. PONCE DE LEON SUITE 1014 SAN JUAN PR 00918-1002 POPULAR CENTER BUILDING SUITE 1014 HATO REY · PUERTO RICO TEL. (787) 753-8630 FAX (787) 754-6022 www.abpr.com [email protected] ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 2 1 de noviembre de 2013 Como resultado de dicha crisis, muchos han sido los clientes comerciales e individuales de los bancos y demás instituciones financieras, que por diversas razones han dejado de pagar sus obligaciones crediticias. Esta situación ha traído como consecuencia que en cumplimiento con las reglamentaciones locales y federales relevantes, los bancos se vieran precisados a declarar como incobrables o a clasificar como de dudosa cobrabilidad innumerables créditos. El resultado de esta situación ha traído como consecuencia innumerables pérdidas a la industria financiera la que años atrás se vió inmersa un histórico proceso de consolidación. Esto ha afectado la capacidad de la industria de desempeñarse plenamente como motor de la economía. Pese a que la industria ha desplegado fuertes recursos para el cobro y/o reestructuración de estos créditos morosos, aún quedan innumerables créditos en sus libros que deben ser descargados a fin de lograr el saneamiento adecuado de sus carteras. Por tratarse de créditos morosos, no existe un mercado establecido para estos activos por tratarse principalmente de créditos de dudosa cobrabilidad cuyo valor no es fácil establecer. Dada la crisis fiscal que adolece el gobierno de Puerto Rico, éste no ha podido servir de referente para la compra de estos activos. Por tanto, la participación del gobierno se ha limitado a establecer ciertos mecanismos para atraer inversionistas sean locales o extranjeros que estén dispuestos a invertir en dichos activos morosos. Así pues, a manera de ejemplo, se aprobó por esta Asamblea Legislativa la Ley Núm. 273-2012 conocida como “Ley Reguladora del Centro Financiero Internacional” que se concibió dentro del marco legislativo que busca fomentar el desarrollo económico de Puerto Rico. Entre otros propósitos, esta ley tuvo como fin el atraer capital y crear un mercado para los activos morosos de los bancos. A esos fines, en la referida ley, se establece como una actividad permitida a estas entidades financieras internacionales, la compra de préstamos que sean considerados clasificados o perdidosos, de cualquier banco doméstico, durante un período de dos (2) años. Este término expirará en [septiembre del 2014]. En la medida en que se pueda establecer un mercado para descargar a nuestros bancos de estos activos morosos, en esa misma medida se logrará restablecer la capacidad de los bancos de reactivar a toda capacidad su ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 3 1 de noviembre de 2013 actividad prestataria y así contribuir efectivamente a la recuperación económica que necesita el País. Somos conscientes de que una de las consecuencias de la venta de los créditos en cuestión es que el nuevo acreedor querrá recobrar su crédito prontamente lo cual coloca al deudor en situación de buscar recursos para el pago del crédito. No obstante, afirmamos que lo establecido en el Proyecto establece un desbalance irrazonable entre la relación acreedor y deudor al alterar la normativa existente en nuestro ordenamiento legal respecto a la transmisión de créditos. La cesión y venta de créditos es una práctica común en la industria bancaria y no debe existir mayor impedimentos a que esto continúe; los contratos de préstamos incluyen desde su origen cláusulas que permiten las cesiones/ventas de créditos. La aprobación de esta medida tendrá un efecto adverso inmediato en la posibilidad de nuestras instituciones financieras de lograr sanear sus carteras y de este modo contribuir de manera más eficiente a la recuperación económica de Puerto Rico. Además, como discutiremos en mayor detalle más adelante, ciertas disposiciones propuestas por el Proyecto tendrán un efecto devastador en el mercado secundario hipotecario, y en consecuencia, en la Industria Hipotecaria y en la economía del País. A continuación, exponemos en mayor detalle nuestros comentarios al P. del S. 815: 2. La Medida Adolece de Imprecisión en su Redacción. El P. del S. 815 pretende establecer una ley especial que regule la adquisición de créditos en Puerto Rico. A esos efectos, los Artículos 1 al 7 del proyecto, establecen ciertas disposiciones de carácter sustantivo y procesal respecto a la adquisición de créditos. Es de notarse, no obstante que no se define con claridad el ámbito que se le pretende conceder a dicha ley especial en lo que respecta a los créditos cuya adquisición se pretende regular. A esos efectos, es de mencionar, que al carecer el Proyecto de una definición del término “crédito”, sus efectos pueden extenderse a todo tipo de créditos incluyendo créditos hipotecarios, aquellos transmisibles por endoso y créditos que se transmiten en calidad de garantía mobiliaria, la transmisión de los cuales ya se encuentra regulada por otras leyes especiales. Es de notarse, que en el texto de los Artículos 2 al 4 del Proyecto se utiliza una variedad de términos que igualmente carecen de definición y que abonan ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 4 1 de noviembre de 2013 a la imprecisión y ambigüedad de su redacción. Algunos de estos términos a los que hacemos referencia son: “crédito litigioso”, “crédito atrasado”, “institución financiera”, “casa financiera”, “contrato transaccional” y “acuerdo de indulgencia por morosidad”. Algunos de los referidos términos se encuentran definidos en el Código Civil y/o en varias leyes especiales. No obstante, por tratarse esta de una ley especial y no una enmienda a dichos otros estatutos, es indispensable que los términos en ésta utilizados sean definidos a fin de proveer certeza y precisión a su redacción. 3. Análisis de los Artículos del Proyecto. a. Artículo 2. Habiendo establecido la falta de precisión de la que adolecen ciertos Artículos del Proyecto, entre ellos, el Artículo 2, a continuación nuestros comentarios de fondo en relación al mismo. Pese a que no queda claro lo que se pretende establecer en el Artículo 2, parecería que el mismo va dirigido a disponer que los contratos que traten sobre “créditos litigiosos” o “atrasados”, en los que se incluya una cláusula que obligue a las partes a resolver cualquier controversia surgida bajo dicho contrato, se presumirá como un “contrato de adhesión”. Se trata de una presunción controvertible. Es preciso dejar establecido que es un principio establecido en nuestra jurisprudencia que se reputa como un contrato de adhesión aquel en que sólo una de las partes dictó las condiciones del acuerdo y que la adhesión no implica la nulidad del contrato. En ausencia de ambigüedad u oscuridad, el contrato de adhesión debe ser atendido según sus términos. Cuando los términos y condiciones de un contrato de adhesión son claros, específicos y no dan margen a diferentes interpretaciones, así deben hacerse cumplir. Riopedre Silva v. Acana Real Estate, 2003 TCA 1483. No está claro, pues, el propósito de establecer la “presunción” que se pretende en el Artículo 2 del Proyecto. b. Artículo 3. Según antes indicado, el Artículo 2 del Proyecto establece que existirá “una presunción controvertible de que cualquier contrato transaccional, ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 5 1 de noviembre de 2013 cláusula o convenio relacionado a un crédito litigioso, o atrasado, fue incluida o suscrita a instancia del cesionario, o la institución financiera cedente del crédito, y de que cualquier contrato, convenio o cláusula que obligue a las partes a resolver cualquier controversia surgida bajo dicho contrato será interpretado como un contrato de adhesión”. Por su parte, el Artículo 3 del Proyecto establece que un tribunal con jurisdicción en Puerto Rico tendrá que validar, independiente al acuerdo de indulgencia por morosidad, cualquier acuerdo o cláusula de arbitraje en cualquier controversia surgida bajo un acuerdo de indulgencia por morosidad. Además de los defectos de ambigüedad y amplitud excesiva que hemos señalado anteriormente, entendemos que esta disposición podría ser contraria a lo establecido por el “Federal Arbitration Act” (9 U.S.C.A. § 1, et. seq.). Veamos. Debemos señalar que, debido a la falta de definiciones adecuadas, las disposiciones del Artículo 3 del Proyecto podrían ser aplicables a acuerdos a los que podría aplicarles las disposiciones del Federal Arbitration Act. Como es sabido, en los casos que la transacción envuelta en la controversia forme parte del comercio interestatal, el campo está ocupado por el Federal Arbitration Act. Ver, Acevedo v. Rivera, 179 D.P.R. 359 (2010). En ese sentido, debe tenerse presente que el Federal Arbitration Act establece una política liberal a favor del arbitraje basada en el principio fundamental de que el arbitraje es un asunto contractual y que los tribunales deben poner en vigor los acuerdos de arbitraje conforme a los términos de los mismos. Ver, AT&T Mobilty v. Concepción, 131 S. Ct. 1740 (2011). Nótese que, bajo el Federal Arbitration Act, las cláusulas de arbitraje en esos contratos son válidas, irrevocables y mandatorias. Asimismo, bajo el Federal Arbitration Act, una vez acordado el arbitraje, los tribunales carecen de discreción respecto a su eficacia y tienen que dar cumplimiento al arbitraje acordado. Además, bajo dicho estatuto, existe una presunción de arbitrabilidad cuando el contrato tiene una cláusula de arbitraje. Ver, PaineWebber v. Service Concepts, 151 D.P.R. 307 (2000). Bajo las disposiciones del Federal Arbitration Act los acuerdos de arbitraje deben ser evaluados a la par o en igualdad de condiciones que cualquier otro tipo de acuerdo. Aun cuando el Federal Arbitration Act permite que un acuerdo de arbitraje pueda ser cuestionado bajo cualquier fundamento por el que se podría atacar la validez de un contrato, la jurisprudencia aplicable a este tema enfáticamente ha reconocido que ello no implica que los estados puedan crear reglas que funcionen como un obstáculo al cumplimiento de los objetivos y políticas del Federal Arbitration Act. Por ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 6 1 de noviembre de 2013 el contrario, la jurisprudencia interpretativa de las disposiciones del Federal Arbitration Act expresamente ha reconocido que no es permisible defensas creadas por legislación estatal que apliquen solamente a un acuerdo de arbitraje o que deriven su significado del hecho de que exista un acuerdo de arbitraje. Ver, Doctor’s Associates v. Casarotto, 517 U.S. 681 (1996). Asimismo, se ha reconocido que no es permisible bajo la política pública establecida bajo el Federal Arbitration Act que se promulgue legislación estatal que establezca requisitos más exigentes para la puesta en vigor de acuerdos de arbitraje que los aplicables a la puesta en vigor de acuerdos o contratos en general. Ver, Merrill v. Coe, 313 F.Supp. 2d 603 (S.D. W.Va. 2004). Debido a lo antes expuesto, entendemos que lo establecido por los Artículos 2 y 3 del Proyecto incide en aspectos en los que el Federal Arbitration Act ha ocupado el campo. Por un lado, lo establecido por los Artículos 2 y 3 del Proyecto pretende establecer una presunción desfavorable a los acuerdos de arbitraje que no es permitida bajo el Federal Arbitration Act. En la medida que un acuerdo de arbitraje es un acuerdo para “resolver controversias” bajo las disposiciones del Artículo 2 del Proyecto, se trataría de que se estaría creando una presunción desfavorable al arbitraje con miras de crear una defensa aplicable solamente porque existe un acuerdo de arbitraje o que se define por que existe un acuerdo de arbitraje. Por otro lado, el Artículo 3 establece el requisito de que los tribunales validen el acuerdo de arbitraje. Es decir que el Artículo 3 impone obstáculos a la puesta en vigor de un acuerdo de arbitraje, lo que está vedado bajo las disposiciones del Federal Arbitration Act. Se trata pues, de que se estaría estableciendo requisitos más exigentes para la puesta en vigor de un acuerdo de arbitraje que los requisitos que serían aplicables a la puesta en vigor de cualquier otro tipo de obligación, lo que sería contrario a la política pública establecida por el Federal Arbitration Act. Por último, debe tenerse presente que antes de este Proyecto, la Asamblea Legislativa de Puerto Rico como el Tribunal Supremo de Puerto Rico consistentemente han adoptado posturas liberales y favorables al arbitraje de forma consistente con lo establecido por el Federal Arbitration Act. Aun en los casos que la el Federal Arbitration Act no fuera aplicable, lo dispuesto por los Artículos 2 y 3 de este Proyecto sería diametralmente contrario a la política pública establecida por la Núm. 376 de 8 de mayo de 1951, según enmendada, conocida como Ley de Arbitraje de Puerto Rico, 32 L.P.R.A. sec. 3201, y su jurisprudencia interpretativa. ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 7 1 de noviembre de 2013 c. Artículos 4 al 7. Los Artículos 4 al 7 del Proyecto establecen un requisito de licencia a toda persona natural o jurídica, incluyendo a afiliadas o subsidiarias de una entidad bancaria o casa financiera, para dedicarse al negocio de comprar créditos en Puerto Rico o para recibir compensación directa o indirectamente en relación con cualquier cesión de un crédito. Al igual que los artículos antes comentados, entendemos que el Proyecto no establece con claridad y precisión a que “créditos” se refiere y a quienes les aplicarán tales requisitos de licencia. A esos efectos, traemos a su atención el hecho de que existen varias leyes especiales que regulan la adquisición de cierto tipo de crédito. A manera de ejemplo, mencionamos la Ley Núm. 68 de 19 de junio de 1964, según enmendada (la “Ley Núm. 168”), la que establece un requisito de licencia de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (“OCIF”) para llevar a cabo el negocio de compañía de financiamiento. A tenor con la Ley Núm. 68, una compañía de financiamiento es aquella que se dedica al negocio de compra de contratos de ventas al por menor a plazos, los que pudieran considerarse como “créditos” bajo el Proyecto. Así mismo, otras entidades financieras depositarias y no depositarias que al presente se les requiere licencia bajo diversas leyes especiales y que llevan a cabo la compra de créditos en el curso normal de sus negocios, caerían bajo el ámbito de lo propuesto por el Proyecto. Incluidas entre éstas se encuentran los bancos, las cooperativas de ahorro y crédito, compañía de inversiones, agencias privadas o cuasi-gubernamentales locales y federales dedicadas a la inversión en créditos hipotecario, entre otras. No se establece en el Proyecto una excepción en el caso de estas entidades ya reguladas por la OCIF y/o por otras leyes locales o federales. Por otra parte, observamos que los requisitos de licencia establecidos por el Proyecto se apartan de los que regularmente aplican a otras entidades reguladas por la OCIF, sin que se exprese razón para ello. A modo de ejemplo, es de mencionarse, el requisito del pago de un cinco porciento (5%) del volumen de sus negocios por concepto de licencia anual al solicitante. Además de considerarse esto como irrazonable y confiscatorio, tal requisito puede considerarse como la imposición de una contribución adicional toda vez que se requiere que dicha suma sea ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 8 1 de noviembre de 2013 pagadera al Secretario de Hacienda y se instruye a dicho Secretario a remitir dichos fondos directamente al Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico para que se utilicen para capitalizar el Banco de Desarrollo Económico de Puerto Rico. Igualmente, nos parece irrazonable el requisito de fianza que se establece en el Artículo 5(d) del Proyecto, que consiste en un mínimo de diez porciento (10%) del volumen de los negocios de la entidad solicitante en Puerto Rico. Dicha fianza deberá responder por las reclamaciones presentadas por cualquier persona por un período no menor de cinco (5) años, desde la fecha de ocurrencia de los hechos que dieron lugar a la reclamación. Este requisito contrasta marcadamente con el requisito de fianza establecido en otras leyes administradas por la OFIC. Véase, a manera de ejemplo, la Ley Núm. 23-2011, según enmendada, conocida como “Ley para Regular los Negocios de Casas de Empeño”, en la que en su Artículo 6 se establece que el requisito de fianza para obtener una licencia bajo dicha ley, es de un mínimo de $10,000 con un máximo de $100,000. El Proyecto carece de otros parámetros y guías en relación a la operación de la entidad. Tampoco se dispone la norma que aplicará en el caso de entidades que al presente llevan a cabo este negocio en nuestra jurisdicción y la aplicación de esta ley a estas entidades. d. Artículo 8. El Artículo 8 del Proyecto propone enmendar el Artículo 1425 del Código Civil a los fines de extender de nueve (9) a sesenta (60) días, el período del derecho de retracto a los deudores en relación a los créditos litigiosos. El crédito litigioso se define como aquel sobre el cual se ha entablado un pleito judicial que no puede tener realidad sin que exista una sentencia que lo exprese. No basta la interposición de la demanda, sino que debe trabarse la litis con la contestación del demandado para que se conceptúe como litigioso el crédito. * Nuestro Tribunal Supremo se ha expresado a los efectos de que “[e]s condición esencial para que un crédito se repute litigioso, el que la contienda judicial pendiente a la fecha de la venta o cesión del crédito que * J. R. Vélez Torres, Derecho de Obligaciones, 2da. ed. Rev. San Juan, Universidad Interamericana de Puerto Rico, 1997. ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 9 1 de noviembre de 2013 sobre la existencia misma del crédito y no meramente sobre las consecuencias de su existencia, una vez determinado por sentencia firma.” Consejo de Titulares v. C.R.U.V., 132 D.P.R. 707 (1993). El crédito litigioso puede venderse o cederse y, como tal, el deudor tiene derecho a tenor con el Artículo 1425 del Código Civil a extinguir mediante el pago al cesionario del precio que éste realmente pagó, las costas y los intereses. El plazo para que el deudor ejercite el derecho de retracto del crédito litigioso es de nueve (9) días contados desde el día que el cesionario le reclame el pago. Se trata de un término de caducidad, improrrogable e ininterrumpible. El pretender aumentar el referido término de retracto a sesenta (60) días nos parece contrario a la norma fundamental que permea nuestro ordenamiento que favorece el libre tráfico mercantil. Es de notarse que el término en cuestión comienza desde el día en que el cesionario reclama al deudor el pago. Es decir, luego de consumada la transacción de venta del crédito lo que colocaría al nuevo acreedor en una situación de desventaja en el cobro de un crédito validado mediante una sentencia de un Tribunal. Por tratarse de un crédito de dudosa cobrabilidad, el mismo generalmente es vendido a un precio descontado para compensar por la pérdida a la que se arriesga el cesionario. El conceder un plazo irrazonablemente extenso para ejercer el derecho de retracto, coloca al deudor por sentencia en una posición extremadamente ventajosa sobre aquel que arriesgó fondos para adquirir el crédito a un precio que aventajará al deudor mismo. e. Artículo 9. El Artículo 9 del Proyecto propone añadir un Artículo 1777 (a) al Código Civil de Puerto Rico a los fines de requerir al acreedor que “tenga la intención de, o realice gestiones para ceder un crédito . . .” a notificar al deudor mediante correo certificado, noventa (90) días antes de lograrse dicha transacción, y tiene que ofrecerle el deudor la opción de comprar el crédito. El deudor tendrá un término de sesenta (60) días a partir de la notificación para realizar la compra del crédito a ser cedido, al precio y condiciones que acuerden las partes. ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 10 1 de noviembre de 2013 En primer lugar, el referido Artículo que se pretende añadir al Código Civil aparentaría aplicar exclusivamente a los créditos hipotecarios, aunque de su redacción no surge claramente que este sea el caso. Notamos que la codificación sugerida corresponde al artículo del Código Civil relacionado al contrato de hipoteca, y por tanto, deducimos que su ámbito se limita a este tipo de crédito. Aún asumiendo que se limite a la cesión de los créditos hipotecarios, sostenemos que el efecto de lo que en esencia propone dicho artículo es establecer un derecho de retracto a favor de los deudores hipotecarios en relación a la cesión o venta de créditos hipotecarios. El establecer tal derecho de retracto tendría un efecto devastador en el mercado secundario hipotecario en Puerto Rico. Como es de su conocimiento el mercado secundario hipotecario tiene la función vital para nuestra economía, de mantener la liquidez de dinero para que siempre haya fondos disponibles para financiera vivienda. El mercado secundario funciona basado en la rápida venta por parte de las entidades financieras de los préstamos hipotecarios por éstas originados, sea directamente o convirtiendo dichos créditos en valores que se negocian a inversionistas sean públicos o privados. De esta manera, la institución financiera recupera de inmediato el dinero que prestó para, de esta forma hacer nuevos préstamos hipotecarios a otras personas sea para refinanciar o para adquirir su hogar propio. El establecer el referido derecho de retracto tendría el efecto entorpecer o dilatar innecesariamente el movimiento mercantil normal estos créditos hipotecarios, cosa que dislocaría los flujos financiamiento y afectaría adversamente la Industria Hipotecaria, mercado de viviendas y la economía en general. de de de el Para poner este asunto en su justa perspectiva, el mercado de hipotecas en Puerto Rico consiste de 441,000 préstamos hipotecarios vigentes por una cantidad de $43,900 millones. De esta cantidad 285,064 préstamos por la cantidad de $24,000 millones es vendida en el mercado secundario de los Estados Unidos. Esto consiste en 65%. Como mencionáramos anteriormente, esta inversión del mercado secundario en la economía de Puerto Rico tiene la función vital de mantener la liquidez de dinero para que haya fondos disponibles para continuar financiando vivienda en Puerto Rico. ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 11 1 de noviembre de 2013 Desde la perspectiva jurídica nos preocupa el efecto de esta nueva sección sobre la negociabilidad del crédito hipotecario, en particular, de los títulos negociables garantizados por hipotecas sobre inmuebles. Es de notarse que, como regla general, los pagarés o títulos que evidencian créditos hipotecarios son instrumentos negociables cuya negociación está regulada por las disposiciones de la Ley Núm. 208 de 17 de agosto de 1995, según enmendada conocida como “Ley de Transacciones Comerciales” (“LTC”). En particular, la 2-201 de la LTC (19 L.P.R.A. sec. 551) dispone que la negociación de un instrumento negociable se efectúa mediante la posesión del instrumento y su endoso por el tenedor. Si el instrumento fuere pagadero al portador, el mismo puede negociarse mediante la cesión de la posesión solamente. El establecer un requisito de notificación previa al deudor y el conceder a un deudor un derecho de retracto en relación a estos créditos, tendría el efecto indirecto de imponer requisitos adicionales para la negociabilidad de un pagaré hipotecario y defensas oponibles ante el nuevo adquirente, derrotando así el principio de negociabilidad que permea las disposiciones sobre instrumentos negociables en la LTC. Es de notarse, que para proteger al deudor en caso de la cesión de su crédito por el acreedor, el Código Civil establece que el deudor no quedará obligado con el cesionario hasta tanto se le haya notificado y tenga conocimiento de la transferencia del crédito. A fin de evitar un disloque económico, nuestro ordenamiento no exige el consentimiento del deudor o notificación previa al mismo, para que sea efectiva una transferencia o cesión de crédito, bastando solamente que tenga conocimiento de la transferencia para que quede obligado con el Cesario y libre mediante pago a éste de la obligación contraída con el cedente. L.P.R.A. Sec. 3941. La notificación y el derecho de retracto propuesto, modificarían esta norma fundamental de nuestro ordenamiento en lo que respecta a los créditos hipotecarios sin que se establezcan razones que lo justifiquen. f. Artículo 10. El Artículo 10 del Proyecto propone enmendar la sección 9-109 de la TTC a fin de que las disposiciones del Código Civil de Puerto Rico sobre transmisión de créditos y prenda sean aplicables a las transmisiones y prenda de valores crediticios. Nos parece del todo incorrecto lo que propone el Artículo 10 del Proyecto, ya que la LTC es el estatuto especial en nuestro ordenamiento que ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 12 1 de noviembre de 2013 establece la normativa relativa a la constitución de gravámenes mobiliarios sobre propiedad mueble o inmueble por su destino, incluyendo los gravámenes mobiliarios creados por los contratos de prenda y cesión. Por tratarse de una ley especial, sus disposiciones deben prevalecer en la materia allí regulada sobre las dispuestas en el Código Civil relativa a la cesión de créditos y la prenda Es de notarse, que la normativa relativa a las transmisiones de crédito en el Código Civil está limitada y contempla solamente la transmisión de créditos en la modalidad de la venta. La cesión de créditos que contempla la LTC, según antes dicho, es la modalidad de gravamen mobiliario por lo que resultaría en un contrasentido lo propuesto en el referido Artículo 10. g. Artículo 12. Nos parece extremadamente amplia, ambigua e imprecisa la cláusula derogatoria dispuesta en el Artículo 12 del Proyecto. Es una norma establecida en nuestro ordenamiento que la derogación de una ley debe ser expresa y que las derogaciones tácitas no son favorecidas por la ley y los tribunales. Véase 31 L.P.R.A. sec. 6 y casos allí citados. 4. Resumen y Conclusiones a. Tratar de sobre-regular un sector de inversión nuevo que ha creado cientos de empleos directos e indirectos a través de múltiples segmentos de la economía va en contra de la política pública de esta Administración (hoteles, construcción, abogados, contables, servicios de tecnología, bienes raíces, etc) y resultará en alejar capital extranjero nuevo y el abandono del que ya está en la Isla 1. El Proyecto es sumamente perjudicial para la industria financiera: i. Durante los pasados 3 años la banca ha podido descargar sus libros de activos que no le permitían prestar para reactivar la economía y crear nuevos empleos; ii. Finalmente, la banca se encuentra preparada para prestar nuevamente; más saludable y iii. La legislación propuesta resultaría en limitar cualquier actividad prestataria que la banca este inclinada a hacer por no poder liberar de sus libros préstamos morosos; y ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 13 1 de noviembre de 2013 iv. Los requerimientos del Proyecto, pondría fin al negocio de manejo de préstamos morosos que ha creado cientos de empleos y atraído cientos de millones de capital extranjero y pondrían a la banca nuevamente en una posición débil ante su regulador federal b. Sostener que los deudores de créditos cedidos quedan indefensos es incorrecto, ya que los mismos siguen teniendo los mismos mecanismos de defensa bajo las cortes locales y federales. c. Puerto Rico atraviesa por un período crítico donde su credibilidad está siendo cuestionada a diario por el mundo inversionista – una ley como la propuesta enviaría el peor mensaje en el peor momento, indicándole al mundo de inversionistas que en nuestro país no se puede hacer negocio porque no se respetan las reglas ya establecidas. d. Los requisitos específicos del Proyecto son tan onerosos que ocasionarían la perdida de cientos de empleos y la devaluación de propiedades como resultado del abandono casi inmediato de empresas ya establecidas y Puerto Rico se convertiría en un lugar hostil para la inversión: i. El requisito de licenciamiento ante la OCIF es una cosa, pero requerir como pago de licencia el 5% del volumen de negocio resulta sumamente oneroso y significaría la destrucción de los negocios de entidades que han creado decenas de empleos directos, cientos de empleos adicionales directos en indirectos en la construcción de proyectos que estaban paralizados y abandonados ii. El requisito de fianza equivalente al 10% del volumen de negocio sería insostenible financieramente para estas entidades. iii. El intento de establecer y enmendar leyes existentes sobre retracto, termino y derecho a compra prioritaria por el deuda, eliminarían cualquier posibilidad de transacciones futuras al hacer el proceso uno sumamente oneroso y complejo y, nuevamente, repelería a cualquier inversionistas interesado en traer capital por la incertidumbre que crearía esta ley. ASOCIACION DE BANCOS DE PUERTO RICO Hon. Ramón L. Nieves Página 14 1 de noviembre de 2013 e. A diferencia de lo que describe la Exposición de Motivos, esta pieza va en contra de la principal política pública de esta Administración: Atraer capital extranjero y la creación de empleos y desarrollo económico f. Esta legislación eliminaría de forma casi inmediata el apetito de capital extranjero para venir a la Isla en momentos en que se ha evaporado un por ciento altísimo de capital local y dejaría a la banca comercial e hipotecaria local, el mercado de bienes raíces residenciales y comerciales a la deriva. g. Puerto Rico no necesita mayor reglamentación si tiene como meta la creación de empresas, de empleos y de progreso. Mayor reglamentación se traduce en obstáculos para que el sector privado crezca y aporte al desarrollo social y económico de la Isla. Por las razones antes expuestas, esta Asociación de Bancos de Puerto Rico reitera su oposición a la aprobación del P. del S. 815. Estamos a su disposición de necesitar usted información adicional en torno a los comentarios antes expresados. Muy atentamente, Arturo L. Carrión Vicepresidente Ejecutivo