El Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología

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MONOGRAFíAS DEL MUSEO NAOIONAL DE ARQUEOLOGíA
EL MUSEO NACIONAL
DE
ARQUEOLOGfA, HISTORIA Y ETNOLOGrA
BREVE RESEÑA
POR
JESÚS GALINDO y VILLA
PROFESOR MAS ANTIGUO Y EX-DIRECTOR
DEL MUSEO
MÉXICO
IMP.
DEL MUSEO
N.
DE ARQUEOLOGIA . HISTORIA y ETNOLOGIA
El Museo Nacional de Arqueología,
Historia y Etnología
1
ORIGEN
y
FUNDACIÓN DEL MUSEO
El Museo Nacional de Arqueología, Historia y
Etnología, conocido aún bajo el único y popular
nombre de Museo Nacional, C) se encuentra ubicado en la primera calle de la Moneda (antes del
Arzobispado), hacia el Oriente de la Catedral y en
la propia manzana del Palacio Nacional. FREY
D. ANTONIO MARíA DE BUCARELI y URSÚA, Virrey
ejemplar que gobernó a México de 1771 a 1779,
dispuso que todos los documentos sobre antigüedades mexicanas que se conservaban en el archivo
del Virreinato, pasaran a la Real Universidad, como lugar más a propósito para el curso de sus noticias; y, parte de esos documentos, lo fué de la
colección de antigüedades indígenas formada por
el desdichado caballero D. LORENZO BOTURINI
BENADUCI, y confiscada de orden del Virrey CONDE
(I) El Museo N aciona! de Historia Natural. incluído en
la actual Dirección de Estudios Biológicos. situado en la primera calle del Chopo. es ahora independiente del de Arqueología, como se dirá en el cuerpo de esta reseña. Ha habido, también, la intención de segregar de este último instituto la Sección
de Arte Retrospectivo (Etnografía Colonial), para constituir,
a su vez, el núcleo de un nuevo organismo: el Museo de Arte
Colonial.
Monografías.-l.
· 4
DE FUENCLARA (1742-1746) con notorio perjuicio para la Historia. ·
En el mes de Agosto de 1790, al hacerse la nivelación del piso dé la Plaza Mayor de México, se
descubrió casualmente la estatua gigantesca de la
diosa Coatlícue (la de la "falda de culebras"), llamada por el arqueólogo D. ANTONIO DE LEÓN y
GAMA, Teoyaomiqui, numen de los guerreros muertos en el combate; y, a poco, en Diciembre inmediato, apareció. también en el subsuelo de la Plaza,
el gran monolito basáltico universalmente conocido bajo el nombre de CALENDARIO AZTECA. Un año
después, en Diciembre de 1791, al abrirse una zanja
para atarjea en esa misma Plaza, un nuevo descubrimiento enriqueció a nuestra Arqueología precortesiana con el valiosísimo hallazgo de la famosa PIEDRA DE SACRIFICIOS
Cuauhxicalli de Tízoc, como la denomina OROZCO y BERRA. El segundo CONDE DE REVILLÁ GIGEDO, D. JUAN VICENTE DE GÜEMEZ P ACRECO DE PADILLA, de perpetua y feliz
recordación. que con su investidura de Virrey dirigía el gobierno de la entonces NlIeva España
( 1789-1794), ordenó que esas notables piezas arqueológicas encontradas en su tiempo y en el sitio
donde se elevó el sangriento Teocalli gentílico, se
transladaran al edificio de la Re21 y Pontificia Universidad y se hiciera un estudio especial de ellas.
El erudito y sabiu mexicano D. ANTONIO DE LEÓN
y GAMA, ya citado estudió, en efecto, los dos primeros monumentos Coatlicue y CALENDARIO (" Descripción Histórica 'JI Cronológica de las dos piedras
que con ocasión del nuevo empedrado que se está tormando en la Plaza Principal de México, se hallaro'n
en ella en el año de I790". - México, 1832) y sus interesantes investigaciones abrieron nuevos senderos a la ciencia arqueológica mexicana.
l>
°
•
5
El CALENDARIO no se llevó al edificio de la Universidad, sino que se le colocó contra el muro poniente del cubo de la torre occidental de la Catedral, bajo el cuidádo de los comisarios de la obra
del templo metropolitano; y ahí p.:rmaneció a la
intemperie sufriendo el maltrato del tiempD y de
los hombres. hasta el año 1885 en que se le condujo a su sitio actual fl1 el Salón de lvlonolitos del
Museo
Comenzada la f(¡rmación del núcleo del Museo, el Gobierno Nacionéll estableció en 1822, en la
misma Universidad, un Conservatorio de Antigüedades y un Gabinete de Historia Natural, hecho revelador de que el número de objetos reunidos hasta
entonces amerit:lba ya coleccionarlos y l-'onerlos al
cuidado de una persona inteligente, como en efecto
así pasó; pues ambos departélmentos se encomendaron a la dirección del Presbítero D. ISIDRO IGNACIO ICAZA
Sin embargo. el historiador D. LUCAS ALAMÁN decía en su Memoria presentada el año 1825
al Congreso, como Ministro de Relaciones, que' 'aún
no pensaba el Gobierno en fundar el Museo, cuya
furu1ación debía ser obra del tiempo"; pero su sucesor en ese alto puesto, D. SEBASTIÁN C.o\MACHO.
informn ba a fir.es de tal año, igualmente al Congreso, que ell"fuseo Nacional había íJuedado establecido bajo los más felices auspicios. con un Conservador encargado de su arreglo, seguridad y
fomento, y con proyecto de viaje8 científicos, descubrimientos, excavaciones y otro género de labores e investigaciones. Esto último no llegó a reali·
zarse, tal vez por haberlo impedido nuestras funestas y estancadoras guerras civiles.
6
***
Por aquei entonces debió suponerse que el incipiente Museo habría de ensancharse, yenriquecerse con el tiempo, nC'cesitándose un Jocal más
amplio; porque en oficio de 21 de Septiembre de
I829, el Secretario de Hélcienda comunicó al de Relaciones: "Hoy digo al Comisario General Provisional de esta Ciudad lo que copio: "El Presiden"te (de la República) se ha servido disponer que
"para el cumplimiento de un decreto de 21 de es"te mes, pase V. S. inmediatamente a entregarse
"y hacerse cargo bajo formal inventario y con
"la~ formalidades nE'cesarias, a nombre del Su"premo Gobierno, de todas las fincas, muebles y
"existencias de toda clase del estinguido Colegio
"de Santos, reservándose el edificio principal que
, está destinado al Museo Nacional por el mismo
"decreto, a disposición del E. S. Ministro de Re"laciones." -- (Documentos inéditos existentes en
la Biblioteca Nacional de l'vIéxico.--El señor D. Nlo
COLÁS RANGEL los tuvo hace algún tiempo bajo
su custodia inmediata, y de ellos he obtenido algunas de las noticias que siguen).
El Coiegio de Santos estuvo situado en la actual segunda calle de la Acequia o de la Corregidora (también llevó el 110m bre del Colegio, 10 mismo
que el de Zaragoza, por haber vivido en ella el héroe del 5 de Mayo), acera Norte, yen el lugar que
ocupan las casas que fueron de D. MIGUEL RUL.
De este edificio no queda ningún vestigio; pero
nodemos juzgar de sus relatiVaS exiguas dimensiones, por el poco fondo que tienen dichas casas.
Se di6 posesión del extinguido Colegio al Padre
ICAzA, Director del Museo, pero al fin no se utilizó
para el objeto a que se le destinaba.
7
***
Realmente, el Museo trae su origen -como dice RIVERA CAMBAS (U México Pintoresco" 1 - 175)del establecimiento -de una clase y un jardín botánico, y de la venida a Méx1co, el año 1787, de los
profesores naturalistas nombrados para estudiar y
coleccionar las plantas y minerales de la Nueva
España y con el principal objeto de completar e
ilustrar los MMS. y dibujos del Doctor D. FRANCISCO HERNÁNDEZ, protomédico de FELIPE JI. Entonces figuró como catedrático del Jardín Botánico, el afamado profesor D. VICENTE CERVANTES Y
el célebre naturalista D MARTÍN SESSÉ que quedó
como Director de clicho jardín. La muerte de CARLOS III impidió realizar todos los proyectos que se
tenían para los estudios iniciados bajo tan sabias
direcciones.
En Abril de 1790, D. LONGINOS MARTÍNEZ
estableció un l\luseo de Bistoría Natural, v fué púo
blico para instrucción del pueblo; puso r6tulos generales; clasificó las colecciones y 10 instélló para
solemnizar la proclamación de CARLOS IV, en una
de las Casas del Estado, al principio de una de las
calles de Plateros. En la clasificación de los fósi.les
que exhibía, ayudó el eminente profesor D. ANDRÉS
DEL RÍO, cuyo nombre se ostenta con letras doradas en una -de las rejas de entrada del Palacio de
Minería (Escuela N. de Ingenie.ros).
La guerra de Independencia acabó con el Museo, y la Universidad guardó algunos objetos en
su biblioteca.
***
Instaladas algunas colecciones en la misma
Universidad el año 1825, los señores D. RAFAEL
8
GONDRA y D. ISIDRO IGNACIO ICAZA publicaron,
en folio, una especie de cdtá:ogo de algunas antigüedades, el primero de todos, si bien extraordinariamente deficientt' en su texto, y muy inferior, ba~
jo todos conceptos, en la interpretación, a la obra
de GAMA. En el P~dacio Nacional existía el1ardín
Botánico.
11
LA CREACIÓN DEFINITIVA DEL MUSEO NACIONAL
y
DEL JARDÍN BOTÁNICO
Pero 10 que verdaderamen te hace época y lo
que constituye la piedra angular de los actuales
institutos de Arqueología y de Historia Natural, es
el decreto de 2 r de Noviembre expedido por el Congreso de J 83 I (publtcado en el periódico El Sol,
número 88r, año 39, de 28 de los mismos) que creó
legalmente E'1 Museo Nacional y regularizó el funcionamiento del ya existente, y que, en resumen,
contiene las bases siguientes, promulgadas por el
Presidente de la República General D. ANASTASro .
BUSTAMANTE y refrendadas por su Ministro D. LuCAS ALAMÁN :
Formación de un establecimiento científico,
que comprendería los tres ramos: Antigüedades;Prod L:ctos de in d ustria ; - Historia N a tural y Jardín
Botánico.
Creación de una Junta Directiva para gobernar el Museo, compuesta de siete individuos sin
sueldo, de notoria ilustración, nombrados por el
Supremo Gobierno; dotándola de un reglamento
para sus funciones.
Iniciación del nombramiento oportuno de profesores de los distintos Tamos que cultivaría el Mu-
9
seo; y que habrían de componer después la Junta
Administrativa.
El Conservador del Museo sería el Secretario
de la Junta Directiva, con un sueldo anual de mil
doscientos pesos. -Se designaban también algunos
recursos para gastos, y un fondo de tres mil pesos
anuales para conservación y mejoras .
.Aparte se dotaba el Jardín Botánico con la suma de dos mil ochocientos pesos al año.
El instituto quedó, pues, en 1831, al reformarse Conservatorio y Gabinete, bajo el nombre de
Museo Nacional, con el que prevaleció, con más o
menos modificaciones y agregados, hasta el año
J 909, como después se dirá.
Don LUCAS AL AMÁN fue el verdadero autor
del decreto y debe, por tanto, considerársele como
a uno de los fundadores del Museo.
111
CARÁCTER CIENTÍFICO DEL MUSEO
Pocas instituciones, dijimos antes, habrá en
México, cuyo carácter cientifico sea tan menos bien
comprendido, aún de. cierto vulgo ilustrado, como el
Museo Nacional, y que, a la vez, excite por singular
contraste el mayor interés de toda clase de público, aún del mismo ignorante.
Las causas de este fenómeno son obvias. Siempre se ha visto y considerado el Museo como un almacén de curiosidades y de todo lo inservible; pero por medio de sus trabajos realizados en estos
últimos años, y después de la calurosa defensa que
de la institución hizo en 1881 la Sociedad Mexicana de Historia Natural ante la Cámara de Diputados, el criterio respecto del Museo ha cambiado de
Monograffas.-2.
10
rumbo, orientándose más hacia la verdad y los fines positivos del Mmeo.
Desde luego éste se fundó para la investigación
científica; el Jardín Botánico, el estudio de la flora
y de la fauna mexicanas, de los minerales, de la estructura de la Costra terrestre y de nuestrds antigüedades como fuentes de información y documentos
para esas investigaciones, lo demuestran con bastante claridad. Colectar, clasificar metódicamente
y conservar esos documentos para que sirvan también de enseñanza popular y de estudio al sabio, al
erudito, son los fines principales de todos los Museos
del mundo. Los trabajos de selecci6n y de clasificación requieren gran suma de conocimientos y muy
dilatada práctica, que sólo se obtienen a fuerza rle
estudios y de prolongadas vigilias. Por eso-como
10 decía la Sociedad de Historia N atural- los gobiernos todos de los pueblos civilizados protegen
a semejaútes instituciones, y a porfía, dotándolas
con verdadera esplendidez, sin considerar jamás
superfluo, por cuantioso que sea, ningún gasto impendido en la conservación y en el progreso de establecimientos en donde el viajero encuentra reunidos, clasificados y estudiados los varios productos del suelo, y en donde palp9- y examina de bulto
los progresos de la civilización, el origen, las costumbres, las imitaciones, las tendencias y los progresos realizados por los aborígenes y por todas las
razas que a ellos sucedieron; "es el Museo la His- .
toria viviente; es la voz de las generaciones que fueron; retrata la civilización y el carácter de las presentes y recoge cuidadoso las reliquias de las venideras."
No solamente halla el sabio en el Museo motivos de estudio y asuntos de in vestigación; el pue··
bIo todo, por indocto que sea, encuentra allí la más
completa instrucción objetiva; la que hablando a
11
los sentidos, despierta su inteligencia y pone en
ejercicio su razón, sin necesidad de fatigosos estu~
dios en los libros, no siempre al alcance de muchos
de los concurrentes al Museo. Ninguna enseñanza
es de más fructuos'os resultados que la objetiva; las
nJás arduas explicaciones, las disertaciones más luminosas, no dejan tan profunda huella, como la demostración práctica que pone al visitante en apti~
tud de examinar la bondad de las teOl ías, y por sí
mismo analiza y estudia las relaciones que entre
sí guardan los hechos que se le refieren. La observación pr(Jpia es siempre origen de útiles deducciones y contribuye al esclarecimiento de la verdad.
(El 11.1useo N acional- La Sociedad M exicana de
Historia Natural a la Cámara de Diputados del
Congreso de la Unión - México, 188 I.)
Ahora bien: como todas son ciencias las que se
cultivan en el Museo y el método científico preside
todos los trabajos de investigación y clasificación
por una parte; y por otra ese instituto populariza
esas mismas ciencias, se concluye que, aparte del
alto carácter intelectual de ese plantel, perfectamente definido, llena la doble función del lVluseo
moderno, en consonancia con la idea nueva: la suprema FUNCIÓN EDUCATIVA al par que la INSTRUCTIV A. (Veáse mi estudio: Los Museos y su doble
función educativa e instructiva, publicado en el tomo 39 de las Memorias de la Sociedad Científica
"Antonio Alzate", 1921.)
IV
EVOLUCIÓN DEL MUSEO
Como todo organismo que crece y se desarro11a, el Museo ha tenido sus tjempos alternados de
decadencia y de progreso. Nuestras luchas civiles
12
han contribuído, en parte, y a través de toda la
historia nacional, a paralizar los trabajos, a em'rvar las energías; y, sin embargo, los entusiasmos
de sus profesores han resaltado aún' en medio de
las mayores calamidades, teniendo por finalidad suprema el prestigio científico de la Patria.
El rincón que tenía el Museo destinado en la
Universidad, era bien triste y exiguo; y como sus
colecciones arqueológicas y de Historia Natural
fueron en aumento, MAXIMILIANO dispuso en 1865
que el Museo ocupara pI edificio actual en la esquina de las calles 1:: de la M 011eda y 2 ~ del Correo M aEste edificio, si bien desahogado por la exyor.
pulsión de las colecciones de Historia Natural es
ya insuficiente y estrecho para las necesidades actuales de la institución.
Ante'r iormente sirvió para numerosas oficinas. El Rey D. FELIPE V, siendo Virrey de México D. JUAN DE ACUÑA, ]\4arqués de Casa Fuerte
(1722-In4) fundó la Casa de Moneda en este mis·
mo sitio, de la cual quedan todavía algunos departamentos a espaldas del Ml1seo y en dependencias
del Palacio Nacional. principalmente de la Secretaría de Hacienda. (2) Trasladada a otro sitio la Casa
e)
(1) El Museo adquirió hace poco tiempo el acta original
de inauguración del.Museo Nacional en su nuevo local, el 6 de
Julio de 1866 y firmada de puño de MAXIMILIANO y de CARLOTA, en unión de los miembros de la Academia de Ciencias y Literatura, D, TosÉ MARÍA LACUNZA, D. PEDRO ESCUDERO y,
ECHANOVE , D. MARTÍN DE CASTILLO, D. LEOPOLDO Río DE LA
LOZA, D. MIGUEL F. JIMÉNEZ, D. JOAQUÍN DE MIER y TURÁN,
D . JUAN M. DE BUSTILLO, D . JOAQUÍN GARCÍA ICAZBALCETA,
D. FRANCISCO PIMENTEL, D. JOSÉ MARÍA VERTIZ, D, PASCUAL ALMAZÁN, D. MANUEL OROZCO y D. FRANCISCO JIMÉNEZ.
(2) En el año 1922, ha adquirido también el Museo,
los planos originales de esta antigua Casa de Moneda, con todos sus curiosos detalles , En tres hojas. y dibujados con tinta de
China, se contienen: la "Planta de la Real Casa de Moneda
de México" , comprendida desde la calle del Arzobispado has-
13
<:itada, ocuparon este local las oficinas del ramo 1udicial, precisamente donde hoy se encuentra el gran
SaZón de N/onolitos, en cuya fachada del patio
se ven las ventanas tapadas; los tribunales se tr8sladaron después, hácia 1868, al Ex -Convento de
ia Enseñanza (calle de Cordobanes, hoy 4" de Donceles), y según recuerdos \Jersonales, ahí conocimos
en el edificio del Museo, y ya organizado éste: la
Dirección de Contribuciones Directas, que ocn pa ba
el entresuelo y.ta planta bHja del lado oriental; lo~
Telégrafos Federales y el Cuartel de Bomberos. El
Correo se incrustaba por la parte occidental, en los
propios sitios en los cuales se construyeron, en 1910,
el Salón de Conferencias y el de la Biblioteca del
Museo.
Reparado el edifieio por D RAMÓN ISAAC ALCARAZ, cuando fl1é Director, siéndolo simultáneamente de la Academia Nacional de Bellas Artes,
realizó también la formación de "amplios y ventilados salones; -como con iusticia dice RIVERA
CAMBAS -- en. aparadores cÓmodos y decentes se
colocaron los objetos, yen 1880 contaba con nueve
salones públicos" y otros que empezaban a hacerse.
Realmente, ese año, 1880, fué cuando el Museo
-empezó a adquirir toda la importancia cif'ntífica
que corresponde a esta clase de institutos, que sirven al par -- como 10 hemos apuntado -- de i1zstrucción y de recreo, y dan al extranjero ventajosa
idea del estado de cultura que un país alc3.nza.
Entonces su personal, bien reducido por cierto,
. constaba de un Directc'f encargado a la vez; de los
ta la de Meleros, y el costado por el puente del Correo Mayor;
la "Planta Baja" ; la "Planta del Entresuelo" y de las Azoteas.
En la misma adquisición, se incluyen otras dos hojas: una es la
planta del "Terreno que ocupa el Jardín de Imbálidos"; (sic)
y1a otra, la "Planta total, de la Manzana que comprende el
Colegio de San tos, en México."
14
Ramos de Arqtteología e Historia ~ y de los Profe~
sore~ de Historia Natural (Botánica--Zoología-Mineralogía--Geologia -- Paleontología), más un
colector que viajaba para recoger ejemplares correspondientes a todas estas ciencias.
"Aunque corto nuestro Museo -- decía en esa
época el autor antes citado -- impresiona €.'l espíritu por los jeroglíficos incomprensibles y los artefactos tan bien acabados que contiene; mudos objetos fabricados por seres que se han perdido en
las insondables simas del pasado y que apenas dan
luz pam seguir la misteriosa marcha que desde su
origen tiene emprendida la raza humana. Allí se
encuentran multitud de dioses tutelares de tos indígepas, muchos de ellos de arcilla, y no faltan algunos de ~legante forma, de fino trabaj) y cuyo
material por la fabricación estuvo muy bien preparado. __ "
Además, en el mismo año que venimos citando -- 1880 -- se contaba el siguien te número de
ejemplares de Historia Natural:
Conchas y Zoafitos. _.
Reptiles y peces... . .
3.00'0
Paleontología. . . . . . . .
24$
500
ejemplares
"
Insectos ............ 60',000
Mamíferos. . . . . . . . . .
TOTAL . . . •
200
especies
de México)
(Del Valle de
México)
(De los cuales
más de 5,000
de México)
(IS0
"
63,945 ejemplares.
Aparte, una colección completa de minerales
de oro, plata, mercurio, hierro, plomo,estaño; ejemplares de cuarzos, etc.
Se introdu;o, en aquella sazón, pI alumbrado
de gas, se formó la Biblioteca, probablemente en
el Salón donde la conocimos pocos años después
15
(y que hoy ocupa el Departamento de Antropología)
adornada con las pinturas de las Sibilas, en número de doce, que pertenecieron a la Universidad,
y que hasta hac€ poco se hallélban en las bodegas.
Los gastos subÍan entonces a $ 13,600.00 al año.
El Sr. D. GUMESINDO MENDOZA, Director en
1880, comenzó la obra meritoria de la amplia y
magnífica Galería de lvIonolitos, para defender de
la intemperie a los que la mano del tiempo destruía en el patio y otros lugares, y para formar la
rica colección actual, que puede ventajosamente figurar al lado de cualquiera otra similar en Europa o el Continente Americano. Murió MENDOZA,
pero su slIcesor en la Dirección, el Dr. D. JESÚS
SÁNCHEZ, dió cima a la obra, y el gran Salón se
estrenó solemnemente el 16 de Septiembre de 1887
con asistenci~t del Presidente de la República, General D. PORFIRIO DÍAZ, y de su Secretario de Instrucción Pública, el Lic. D. JOAQUÍN BARANDA.
Posteriormente, y cl.m motivo de los Congresos de Americanistas de 1895 y 1910 Y de las fiestas del Centenario de la iniciación de nuestra Independenr.ia, se ensancho el Museo; construyó nuevos salones y multiplicó sus colecC'Íones; para lo
cual aprovechó todo el local que ya había sido de- •
salojado de los ejemplares de Historia Natural que
formarían un instituto separado e independi~nte;
e)
(1)
Son telas bien pintadas, de 1.10 de ancho por I.46
de largo, cuyas i'1scripciones publiqué en mis Apuntes de Epigrafía Mexicana (pág. 35, 1892). Parecen haber sido pintadas
por la mano de un mismo y experto artífice, tal vez PEDRO
SANDQVAL, por la firma que calza el cuadro de la Sibila Egipcia. No hay fecha que acuse el año en que fueron pintadas,
quizá a principios del siglo XIX. Perteneció esta colección, como acaba de decirse a la Biblioteca de la Universidad, cuyo
magnífico y colonial' edificio fué mandado derribar innecesariamente para construir otro moderno destinado a Conservatorio de Música, que nunca hubiera tenido ni la majestad ni
los recuerdos de aquel otro inolvidable.
16
cerno mucho antes, también Correo y Bomberos se
habían trasladado a otros edificios.
Llegó a proyectarse un edificio especial para
el Museo en terrenos del que fué Hospicio de Pobres; pero los trastornos polítlCOS, iniciados desde
fines de 1910, impidieron realizélr tan belloidea1.C)
Si la evolución material del Museo ha sido
palpable en todos sentidos, y hasta dond(;! 10 pf;rruiten las desventajosas condiciones de un edificio
adaptado, y aun cuando el local, según dijimos,
ya es insuficiente para contener las colecciones y
para las necesidades de cada departamento, la evolución científica en aquél operada, no ha sido menos interesante y efectiva; y todos sus Directores,
en general, y sin distinción alguna, hanse esforzado por llevar a cabo sus programas de adelanto y
prosperidad.
Quedó sentado que el Museo es un Instituto
de carácter: eminentemente científico y a la vez de
educación e instrucción. En este' orden de ideas y
en todas las materias que cultiva, ha contado siem~
pre con colaboradores competentísirnos que le han
dado positiva honra, como sus Profesores naturalistas y los arqueólogos e historiadores que por él
han pasado
En los momentos de nacer, ya vimos cómo
empezaron a darle prestigio incuestionable los trabajos de GAMA, de D. VICENTE CERVANTES YD. ANDRÉS DEL Río; después siguieron los meritísimos de
D. JosÉ FERNANDO RAMÍREZ, aprovechando el in(1) El proyecto estaba hecho; el lugar no podía haberse
escogido mejor; el Hospicio fué demolido para empezar los trabajos del Museo que habría de quedar aislado. formando una
manzana rodeada de jardines, y con frente a la Avenida Tuárez; el Gobierno adquirió las casas de la esquina de esta Avenida y II¡. de Revilla Gigedo, con estos fines. Hoy se ha mudado
de parecer (1922) y aun se pi<,:nsa edificar allí un gran hotel,
según se dice. j Es de sentirse!
.
17
menso material acumulado, emprendiendo la difícil tarea de desenmarañarlo, desentrañarlo, de ordenarlo para llegar al fin a la interpretación. Pero
cuando tomaron cuerpo todos estos trabajos de
preparAción y de paciente investigación, y cuando
verdaderamente se comprendió lo que era el Museo, fué al poner éste la primera piedra de sus publicaciones con la aparición de los Anales del Museo Nacional, en Julio de r877. Es cierto que algo
había aparecido antes, pero aislado y en determinada forma, y no en publicación sistematizada,
periódica y organizada. La Colección de Antigüedades Jtlexicanas que existen en el Museo Nacional,
fué dada a la estampa por el Padre GONDRA, primer Director, el año 1827, como se dijo antes, con
fantásticas y mentirosas litografías de FEDERICO
vV ALDECK; y la Descripción de algunos objetos del
Museo Nacional, dada a luz en 1857 por D. JosÉ
FERNANDO RAMÍREZ, acompañada de 42 copias fotográficas; pero hasta el momento de publicarse el
primer número de los Anales, ese año 1877, "el Museo de Historia Natural y Antigüedades de esta Capital -- escribe D. G UMESINDO MENDOZA, -- desde
la fecha de su fundación -- hasta hoy, no ha dado
señales manifiestas de su existencia, S\ no es en publicaciones no oficiales, donde se ha impreso una
que otra litografía de algunos idolitos" y algo más.
Tal causa dió margen a la fundación p]8,usible de
los Anales, que contaron con la colaboración inmediata de D. MANUEL OROZCO y BERRA Y de D. ALFREDO CHA VERO, prestigiados por sus conocimientos en nuestra Historia Antigua, y con la del eminente personal de Profesores del Museo, entre ellos
el ilustre naturalista Dr. D. MANUEL M. VILLADA
y el reputado geólogo y paleontólogo D. MARIANO
DE LA BÁRCENA. Los Anales resultaron muy inteMonografías.-3.
18
resantes, como publicación fundamental del Museo;
le dieron lustre y le hicieron brillar en la que se ha
llamado con toda razón la edad clásica, la edad de
oro del Museo, en la cual aparecieron sucesivamE'l1te los siete primeros volúmenes de su primera serie (1877-19°3) en un formato mayor que las subsecuentes. Siguieron cinco volúmenes de la segunda
serie (19°3-19°9), hasta que, segregado todo d
Departamento de Historia Natural, el Museo alteró su nombre y se inauguró una nueva época en
la publicación, que comprende otros cinco volúmenes (19°9-1915) bajo el titulo de "A1~ales del
Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología." Desde ese último año (1915) quedó suspensa, por desgracia, la publicación de los Anales,
hasta hoy (1922), que por ventura se han reanudado, 10 mismo que el Boletín del Museo.
v
LA PRODUCCIÓN LITERARIA DEL MUSEO
Corresponde tambien al capítulo de la evolución de nuestro instituto, otra parte muy interesante, que toma su origen en la fundación de la
pequeña Imprenta, después acrecentada y selecta
y copiosamente enriquecida para la clase de trabajos esmerados que en ella se fueron llevando a
cabo, en colaboración con dos nuevos talleres creados más tarde: el de Fotograbado y el de Fotografía.
Ya desde el año 1885, el Dr. D. JESÚS SÁNCHEZ tuvo el pensamiento de dar a las prensas
varias obras que pudieran servir para el estudio de
las lenguas indígenas de l'viéxico; para ese objeto se
puso en relación con el sabio anticuario D. FRANCISCO DEL PASO Y TRONCOSO, mi eminente maes-
19
tro, y ambos empezaron su labor en los mismos
Anales, publicando diversos tratados, en pliegos
separados al final de cada entrega o cuaderno. Así
fueron apareciendo las obras de escritores sobre
lenguas indígenas: V ÁZQUEZ GASTELú, TAPIA ZENTENa, OLMOS, MaLINA, RINCÓN, GALDO GUZMÁN,
CAROCHI, CARRANZA, BETANCOURT.ett.
En los mismos Anales se dió a la estampa, el
año 1882, el interesante Catálogo de las colecciones
de Arqueología e Historia existentes en el Museo,
formado por los señores MENDOZA y SÁNCHEZ, e
indicador de la procedencia de varios ejemplares.
El mismo Dr. SÁNCHEZ sintió la necesidad de
unit pequeña dotación de tipos de imprenta y de los
útiles tipográficos indispensables para imprimir las
cédulas de c1asificRción de los objetos exhibidos;
ad se hizo, y el taller fué inaugurado el 19 de Noviembre de 1887, bajo la dirección del cuidadoso
impresor D. PEDRO A. LEGUÍZAMO .
. Desde entonces la imprenta empezó a dar
magníficos resultados; y como no es p(>sible extender la presente nota sobre nuestro Museo, más allá
de los límites que tiene demarcados, pueden estudiarse todos los detalles relativos, en la interesante
monografía de mi querido amigo y estudioso discípulo D. JUAN B. IGUÍNIZ, que lIeva por título
"Las publicaciones del M'useo Nacional de A rqueología, Historia y Etnología." (8 9 100 p., 1912, ilustrado.)
Cédulas, Catálogos, Guías, folletos, libros lujosísimos y los Anales mismos. espléndidamente
ilustrados, salieron de la acreditada imprenta del
Museo, en la cual trabajó afanoso, a través de veinticinco años, su Regente D. LUIS G. CORONA, Y
que fomentaron todos los Directores del Museo,
desde el fundador del taller, D. JESÚS SÁNCHEZ, y
20
luego D. FRANCISCO DEL PASO y TRONCOSO, D. MANUEL URBINA, D. ALFREDO CHAVERO, D. FRANCISCO M. RODRÍGUEZ, D. GEN ARO GARCÍA y D.
CECILIO A. ROBELO, princip¿:¡lmente. El señor Arquitecto D. FRANCISCO M. RODRÍGUEZ, crt>ó la Secci6n de Publicaciones destinada a la dirección,
vigilancia y administración de las editadas en el
plantel; y él adquirió una magnífica prensa Optimus cuyos servicius fueron muy valiosos; el Lic.
CHAVERO fundó el utilísimo Boletín del Museo; el
Lic. D. GENARO GARcíA estableció el taller de Fotograbado, colocando al frente al distinguido artista
D. AGUSTÍN BUZNEGO, y el taller de Encuadernaci6n, complemento obligado de los trabajos de imprenta. Posteriormente a 1915. el Museo tuvo que
lamentar la pérdida total de su~ magníficcs talleres, paralizando por completo sus útiles publicaciones. El taller de Fotograbado se reputaba como uno de los primeros de ]a República.
VI
OTROS FACTORES DE LA EVOLUCIÓN DEL MUSEO
Las expediciones que pudiéramos llamar privadas. como la arqueológica del capitán francés
GUILLERMO DUPAIX, a principios del siglo XIX, la
de CHARNAY, a m':7diados de la misma centuria, que
describe en su Voyage d'Exploration au Mexique et'
dans l'Amerique Centrale (París, 1857-1882), y
otras varias particulares, fueron provechosas para
ir enriqueciendo las colecciones de antigüedades,
los documentos fotográficos, los herbarías, y aumentando los ejemplares de los reinos de la Naturaleza.
El movimiento evolutivo surgió del seno mis-
21
mo del cuerpo de Profesores del Museo, y, gran par·
te de la historia moderna de éste, se halla íntimamente ligada con la de la benemérita Sociedad
Mexicana de Historia Natural, hoy extinguida, y
a la cual debe recórdarse con cariño, como nosotros lo hacemos en este lugar. Bástenos sólo decir
que en 1868, casi a raíz del advenimiento de la
República, los Profesores del antiguo Museo Nacioual tuvieron la feliz idea de agruparse en Sociedad para unificar e impulsar, a la vez, sus estudios,
solicitando también la cooperación de algunos
otros compañE:ros de estudios y amigos. Su primera sesión la celebró el 6 de Septiembre. ba)o la presidencia del Ingeniero de Minas D. ANTONIO DEL
CASTILLO, asistiendo los né.lturalistas Ing. D JosÉ
JOAQuíN ARRIAGA, Dr. D. FRANCISCO CORDERO y
Hoyos, Profesores D. ALFONSO HERRERA (padre)
y D. GUMESINDO MENDOZA, Dr D. ANTONIO PEÑAFIEL Y Prof. D. MANUEL Río DE LA LOZA, Dres.
D. JESÚS SÁNCHEZ, D. MANUEL URBINA, y D MANUEL M. VILLADA. A excepción del Dr. VILLADA,
todos han muerto.
La Sociedad se puso a trabajar con fervor; pronto se reunieron más de doscientos socios, que, en su casi totalidad, han pasado a mejor vida; y sus trabajos personales, sus
t:'xpediciones y exploraciones, sus al tículos en su
interesante periódico La Naturaleza, que apareció a principios de 1869, dieron gran contingente
y mayor prestigio al Museo. que era su centro wcial y el centro. a la vez, de toda su labor. La
Sociedad, junto con el Departamento de Histeria
Natural, fué expulsada del Museo, al ensanchar
éste sus demás Departamentos en 1909, y caduca
y moribunda fué a refugiarse a otro sitio en donde
a poco desapareció.
e)
(1)
El Dr.
VILLADA
cumplió
81
años el
26
de Mayo de
22
Gran impulso recibieron transitorÍamente todas las secciones del Museo con los preparativos
de la Exposición Histórico-Americana, que se celebró en Madrid desde Octubre de 1892 a principios
del 93, para conmemorar el Cuarto Centenario del
Descubrimiento de América. La Regencia de doña MARÍA CRISTINA acordó, por decreto de 9 de
Enero d¡; 1891, celebrar en la capital de España
aquel acontecimiento extraordinario, organiznndo
una Exposición, para reunir en ella el mayor número posible de riquezas arqueológicas, antropológicas, y, en general, etnográficas, de las generaciones americanas, precolombinas y contemporáneas
de la Conquista; y, tras año y medio de constante
propaganda y de trabajos continuos en España y
en todas las Repúblicas del Nuevo Continente, logró realizar ese propósito. Invitado el Gobierno
Mexicano con particu1ar instancia por el Español,
para asistir a ese certamen, inolvidable para el que
escribe estas líneas, por haber trabajado en él y
concurrido a aquella Corte, secundóse con &rdor la
idea del concurso. Nombrada por el Gobierno de
México la Junta Colombina, bajo 13 presidencia
del ilustre historiógrafo D. JOAQUÍN GARcíA ICAzBALCETA, convirtió en talleres todo nuestro Museo
Nacional, cuyo Director, D. FRANCISCO DEL PASO
y TRONCOSO, no se dió un punto de reposo. Vaciados en yeso de nuestros principales monolitos; modelos en madera, de ruinas célebres (Templo Ma-yor de CempoéJ.1a, Pirámide de Papantla, Pirámide
de Xochicalco); copias litogré1ficas, en pintura y a
la acuarela, de códices y ducumentos; preciosos trajes indígenas; ejemplares hbliográficos y numis1922; el Dr. PEÑAFIEL, después de doce años (desde 1910)
de hallarse hemipléjico, y substraído, en consecuencia, a todo
contacto con el mundo científico, acaba de morir, casi nonagenario, en el presente 1922.
23
máticos, y copiosas colecc10ncs originales de Arqueología, compradas por el Gobierno General o
facilitadas por los Gobiernos de los E~t<1dos y por
particulares, todo ello se logró reunir; ap:ute de las
expediciones que hacían los comisionados de la
Junta Colombina y del Museú a distintos lugares
del interior de la República. El Museo era un colmenar; el trabajo de embalaje fue laborioso, envióse a Madrid aquel inmenso material, yahí, bajo la
dirección de PASO y TRONCOSO, nos presentamos
los Delegados de México. Debemos decir, con justo orgullo, que en esa exposición desempeñaron
alto y honrosísimo papel, como lo comprueban los
documentos de entonces, nuestra Patria y nuestro
Museo Nacional, que culminaron sobre todos los
expositores del Continente Colombino.
"Difícilmente -- dice un apunte de la época-quizás nunca, volverá a reunirse un conjunto tal de
riquezas americanas auténticas y originales, cuya
abundante variedad, además dE' servir de recreo,
y a la vez de instrucción al visitante, serán fuentes
de estudio para el sabio y contribuirán a aclarar
muchedumbre de puntos, todavía obscu;os o no
bien averiguados, que existen en la corifusa historia de las naciones que poblaron la hermosa tierra
americana. P En efecto, ese gran certamen, único
en su género, donde se exhibieron alrededor de
200000 objetos, desde la cabaña groenlandesa hasta el hacha primitiva del habitante del Cabo de
Hornos y la Tierra del Fuego, constituyó un cua~
dro gigantesco, una sinopsis también inolvidable
y única, que mostraron de bulto yen forma tangi~
ble y sistemática, originales auténticos, por decir·
lo así, los usos y las costumbres de los pueblos
aborígenes de América, junto con los de España y
Portugal cuando el Descubrimient.o y sus conquis~
24
t~s posteriores. (Cf. JOSÉ RAMÓN MÉLIDA, Exposi.
et'ón histórico-americana; NARCISO SENTEN ACH,
Exposición histórico-europea; ambas reseñas en Suplemento-Guía de las Exposiciones Históricas del
Centenario, Noviembre r892, Madrid. Cf. PASO y
TRONCOSO, Catálogo de la Sección de IYIéxico en la
Exp. Hist. Am. de ¡l/Iadrid, 1892-1895, 2 vols. Cf.
GALINDO y VILLA, La exposición Histórico-Americana de NIadrid, en Memorias de la Sociedad "Alzate", tomo VI, I893.)
Difícil me será condensar en un espacio
tan reducido las noticias sobre las expediciones
científicas que, emulludas del Museo y para reunir el mayor contingente arqueológico, dispuso la
Junta Colombina de México entre los números de
su programa de labores; y apenas será posible
mencionarlas. Se emprendieron. en general, por
no considerarse suficiente la cantidad de objetos
coleccionados en la Capital, haciendo aún los que
debían de dar idea dE' ciertas nacionalidades indígenas importantes, que ocupan en los tiempos prehist6ricos varias regiones de n l1estro país. Así, de
la civilización portentosa del Palenque. que ocupara grandes comarcas en el sur; de aquella otra
tan interesante, pero más humilde, por el septen.
trión de México extendida, y que vulgarmente
llamamos Civilización de Casas Grandes, ningún
ejemplar había reunido. Exploráronse por el Dr.
VILLADA, profesor del Museo, los llamados cuecillos .
de los antiguos indios Pames de la región de Guadalcául.r. en San Luis Potosí; y vinieron como de
molde, y con toda oportunidad, a ser aprovechados los importantísimos trabajos de la más interesante de las expediciones y la más seria de nuestros tiempos en México: la Expedición Científica
de Cempoala, qu~ fue precursora de las labores que
25
deberíá realizar más tarde la citada Junta Colombina de México. La tomisión exploradora de la
histórica ciudad totohaca (Cempoala) se organizó
por Agosto de r899; trabajó ocho meses consecuti vos desde ese mes, v abarcó alrededor de ochenta leguas desde Pap~rntla hasta Cotaxtla, f-;n el Estcl.do de Veracruz, y en la Dirección Norte-Sur.
En úha mOl1ografía hemos reunido los datos dispersos de la obra de esa Comisión. (Las Ruinas de
Cempoalá y del Templo del Tajín exploradas por D.
FRANCISCO DEL PASO y tRoNCOSo.-Notas arregladas por JESÚS GALINDO y VILLA, en Homenaje al
XVIII 'Cottgreso Internacional de Amerieanistas,
reunido en Londres el mes de M ayo de r 9 1 2. Anales
del ltluseo, Apéndice al tomo JII.)
El mes ele Octubre de 1895, debería reunirse
en la Ciudaa de México el XI Congreso Internacional de A merieanistas , y sus miembros hacer uná
visita: de estudio a 11uestro Museo Nacional, que
decoroSamente necesitaba recibirles. Entonces,
pbt disi)osibi6n del Mini~tro de Instrucción Pública Lic D. JOAQUÍN BARANDA, sufrió el Museo una
tratisformatión casi compll'ta, sobre todo en su
Departdmentb Histórico y Arqueo16gico, aprovechando cuaiito~ elementos se habían utiliz~do en
la Sección Mexicana de la Exposición HistóricoAn1ericaná de Madrid, que el Museo había ya adqutridd f)or bompra, como las colecciones Planearte de (Mibhoatán) y Dorenberg (de Puebla) o por
donaci6n. Entonces, también, se organizó por primera vez el bepartamentq de A ntropologia y Etnografía bajo la direcCión del Profesor D. ALFONqO
L. HERRERA y Slt Ayudante el Dr. D. RICARDO E.
Monografías.-4.
26
CICERO; se imprimieron nuestros Catálogos y Guías
y pudo recibirse a los Miembros del Congreso; todos los salones se abrieron al público, arreglados
hasta donde fue posible, dado el poco espacio de
tiempo de que se pudo disponer.
Corriendo los años se supuso, erróneamente,
que el Museo no estaba organizado; empero con la
introducción en él de ciertos elementos extrHños
se destruyó el Departamento de Antropología con
tantos trabajos creado, y se aniquiló, asimismo, la
clasificación implantada en las colecciones de Arqueología; aunque el Museo. por otra parte, hubo
de sufrir, en su aspecto material, ciertas mejoras,
como adelante va a decirse.
Con el objeto de preparar al lado de los Conservadores de los Departamentos, a sus futuros
sucesores, impartiéndoles aquellos conocimientos
que la experiencia y el estudio habían hecho alcanzar a dichos Conservadores, el Dr. D. NICOLÁS
LEÓN, Profesor del Museo, tuvo la noble idea de
que algunos jóvenes pensionados por el Gobierno,
se educaran por aquéllos, y esta idea, cristalizada
desde sus principios (I903), dió nacimiento a 10
que más tarde, y malamente, se llamó clases, convirtiéndose los Conservadores en Profesores de
aula. Es verdad que el Museo tuvo un importante ·
movimiento intelectual, pasando por esas clases
no pocos alumnos distinguidos; se despertaron nobles aptitudes y varias veces Se abrieron concursos entre ellos, y parte de sus trabajos se dieron
a la estampa; pero desvirtuada la idea del Dr.
LEÓN, las clases acabaron por desprenderse del
Museo (1916), para tomar asiento en la Escuela
27
Nacional de Altos Estudios. Sin embargo, las clases fueron, también, un factor de evolución de
nuestro amado Instituto.
En I9ro, el Museo s~ transformó para recibir
en su seno al XVII Congreso Internacional de
Amen'canistas, que celebraría en la Ciudad de México su segunda' sesión, de acuerdo con 10 dispuesto en el Congreso celebrado en Viena en Septiembre de I908, yen homena;e a México y a la Argentina (en cuya Ciudad de Buenos Aires se
verificó simultáneamente otra reunión) con motivo
del primer Centenario de su Independencia.
PJr esta causa, y para conmemorar también
el primer centenario de la iniciación de nuestra Independencia, el Museo emprendió . grandes ohras
materiales: construyó su cómodo Sajón de Conferencias; instalÓ" en el piso bajo su Biblioteca; ensanchó su Departamento de Arqueología en todo
el piso que ocupó el de Historia Natural; instaló
en el entresuelo el Departamento de Etnogratia;
quedando asimismo en la planta baia, la Secci6n de
A rte Industrial Retrospectivo, y se hicieron otras
mejoras. Por esos días, los talleres fotográfico, de
fotograbado y de Imprenta, produjeron trabajos
selectos en obras diversas publicadas por el Museo.
Resta decir que nuestro Instituto ha col abo·
rado en la obra de la Escuela Internacional de A 1queologia Americana, desde el mismo año del Cen·
tenario, I9 10.
2S
VII
ORGANIZACIÓN ACTUAL DEL MUSEO
Desde el 1 Q de Febrero de 1909, en vista del
creciente desarrollo del plantel, hubo necesidad de
dividirlo en dos establecimientos independientes
entre sí, llumados desde esa fecha, MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA, HISTORIA y ETNOLOGÍA
el uno. que quedó en el mismo antiguo local de la
calle de la Moneda y MUSEO DE HISTORIA NATURAL el otro, instalado después en un t>dificio de
hierro y cristales, muy mal acondiGionado para colecciones zoológicas, ubicado en la p~jmera calle
dél Chop6, y que no es otra cosa que el vieju Departamento de Historia N aturaZ del M useo N acionaZ, compuesto de las secciones de l\!lineralogía,
Geología, Paleontología, Botánica,. Zoología, A natomía Comparada y Teratología. Hoy este ~egundo
establecimiento forma pnrte con el que fue Instituto M édico Nacional, de la Dirección de Estudios
Biológicos, flctual dependencia de la Secretaría de
Fomento. El Museo de Historia Natural, hace unos
cinco años se enriqueció con las copiosas colecciones del Museo que en Tacubaya form61q. extinguida Comisión Geográfica-Exploradora. El Museo Nacional de Historia Natural, no abrió oficialmente'
sus puertas, si!1o ha5ta el 1 Q de Diciembre de I9I3.
cuando era su Director el Dr. D. JESÚS DÍAZ DE
LEÓN.
En los momentos de escribir esta rápida Nota,
e1 Museo Nacional de Arqueología, Historia y Et-
e)
(r) Su primer Director lo fue el Dr. D, JESÚS SÁN'CHEZ,
que lo había sido también, en fechas anteriores del Museo Na-
29
nolcgía, está formado de los siguier¡tes D~par­
tarYlentos:
1. DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA FÍSICA
y ANTROPOMETRÍ4.. - Restablecido por el Dr. D.
N ICOLi}.S LgÓN, su' actual Profesor Conservador,
con los restos mutilados del antiguo Departamento
creado en 1895. Ocup¡::¡. un pequeño local de 'la
planta alta; su entrada por el corredor qriental.
Presepta en bien arregladas series, coleccione¡; de
cr4n~os indigenas ext,rá íp:os de excavaciones prflcticada.s en la ciudad de M~xico y otros puntos de
lá ReRública; ej~mplares osteo16gicos de la misma
proc~dencia; copia~ en yeso de cerebros; do¡:;t.j.mento~ aqtr9po16gicQ~ sobre el llamado H01flbre
primitivo (Neanderthal, Spy, etc.), yel Hombre qel
Peñón, ell el VallG p'e México ( maxilar y ~acimlen­
to estudiado por los ge6logos D ANTONIO DEL
CáSTILLO y p. Mp-RIANO BÁRCE~¡\); mascarillas
de personq,je~ mexlcq,flos; retratos de antropólogos
emineptes; el curio~o retrato dellJamado "gigélnte
Salmerón." Posee, qdemás, un arsenal para tomar
datos antropométricos
2. PEPARTAMENTO DE ETNOGR~rIA .áBORIGEN. - El pepartamento de Etnografía Aborigen,
creaqo el año I910 ~pn ~l pombm pe Q~PARTA­
MENTO DE ETNOLOGÍA e inaugurado en oc;asióp del
Centeparío dG lé} Indepepdend~, consta de siete
salones en el entresuelo del Muscq. Anterjormpnte
existían algunos salones.de Etnografía extrarzjera,
cuyas colecciones, destruidas en parte, han sido
distribuidas en los demás Departamentos o almacjona1; el Pr. SÁNCHEZ murió en 30 de Junio de 1911, desempeñando el primero de los cargos citfldos. El Dr. DfAZ DE
LEÓN, un estudioso profundo y modesto, tuvo que abandonar
el cargo, por nuestras revueltas inte~tina::¡: myrió el :?6 de Mayo de 1919,
Monograffas,-5,
30
cenadas en las bodegas por carecerse de local para
exhibirlas.
La primera clasificación de los objetos etnográficos mexicanos, que se adquirieron para Jos salones de Etnografía, se hizo atendiendo a un criterio etnográfico que dividía la República Mexicana
en ocho regiones; pero el año I920, por no ser las
colecciones suficientemente completas para proporcionar al visitante un concepto claro de] estado
evolutivo de los diversos grupos indígenas mexicanos, ni del género ni circunstancias de su vida, como se requiere para una exhibición etnográfica
moderna; y siendo la singular belleza e interés artístico las condiciones más salientes de la generalidad de los objetos que posee el Departamento,
se les hadado una nueva clasificación atendiendo
a las influencias culturales, española e indígenas,
de las que son producto, y procurando que resalte
en su colocaCión en las vitrinas, el valor artístico
de cada una, con 10 cual se ha conseguido fiiar en
este sentido la atención del público y de los artistas.
En estos momentos las colecciones están distribuídas y clasificadas en la siguiente forma:
let; Salón.--Artes e Industrias Aborigenes. En él
se han colocado los ejemplares de indumentaria y ornato más señalados por su belleza e
interés artístico.
2'? Salón.-- Tribus Primitivas.
Jet; Salón.- Razas de cultura hispano-náhuatl e
hispano-otomí.
4'? Salón.-Razas de cultura hispano-mixteca
hispano-zapotecn e hispano-maya.
5'? Salón.-- Cerámica.
6° Salón.--Lacas.
31
7'? Sal6n.-- Ca1'togratía. En este salón se exhiben
los cuadros etnográficos de la época Colonial,
diversas cartas etnográficas de la República,
y próximamente serán colocados mapas etnográficos en relieve, cuadros de escenas indígenas, etc.
3. DEPARTAMENTO DE ETNOGRAFÍA COLONIAL
Y CONTEMPORÁNEA .-Habiendo reunido el Museo
algunos ejemplares de 10 que se ha llamado" Arte
industrial retrospectivo", se pensó en formar bajo
este nombre un Departamento especial; lográndose
que el Presupuesto de Egresos de la Federación,
correspondiente al año fiscal 1907-19°8, incluyera
el renglón destinado a crear ese Departamento.
Desalojados de las colecciones de Historia Natura!
los salones del piso superior que tienen vista a la
calle, destináronse a las arqueológicas (cerámica,
principalmente) que, a su vez. se encontraban en el
ala oriental de la planta baja: este último lugar,
muy obscuro y estrecho, se reservó para dicho Departamento de Arte Indu~trial, por no haber otro
disponible, pero que al fin quedó abierto al público el 1 9 de Septiembre de 1910, mes y año del primer centenario de la iniciación de la Independencia
mexicana. Formóse tal Departamento con objetos
seleccionados de entre los que se exhibían en di.stintos lugares del Museo y que tenían un carácter
meramente de "arte industrial"; con parte de la
colección comprada a un señor ESPINO BARROS, de
la cual se utilizó un muy éscaso número de piezas;
con adquisiciones por compra, de ejemplares aisla·dos y algunas donaciones. El número total de objetos en exhibición es de unos 5,000; cifra corta
para constituír lotes homogéneos que caractericen
una época o un estilo, no pudiéndose aún sujetarlos a una clasificación rigurosa por las pésimas con-
32
diciones de exhibición. (1) Se haJ1an dispuestas
hasta hoy en cinco salas. Contiene la primera,
muebles X lienzos (retratos de personajes, intere·
santes por la ind11ment(1ria) correspondientes a la
época colonial; en el gran salón contiguo, se exhiben en vitrinas centrales: armas, peinetas, pulseras, prendedores, fistoles, crUCE:S, rosarios, aretes,
collares, en grandes cantidades; r.rendas e insignias
d.el ejército mexicano (algunas del colonial); éj.banicos, tinteros, pisapapeles, anteojos cajas, petaquilla¡3, tabaqueras, trajes, tibores. En la tercera
sala, muebles y cuadros de la época colonial en su
mayor parte. En la sala cuarta, riqufsimas piezas
de malaquita y bronce, tn:¡ídas por MAXIMILIANQ;
algunos m1..lebles de estilo Boule y exq-uisitos mosaicos romqnos. La sala quinta, res~rvada para
piezqs de cristal, vidrio, loza y porcelana. En los
muros d~l Departaniento hay el.ladros de int~rés,
y en distintos sitios, mesas, facistol~s, arcas, arco·
nes, lib~0S de COTO primqrQsamente pintados sobre
pergammQ.
Colecciqn "Alcdzar".--Estéj. importante
colec1
ción de ubjetos artlsti,cos, antiguos en S11 mayoría,
obra mexican~ en parte, y principalmente extranjera (no pocos elel ~iglp XVIII), pertenecíó al
acaudalado guanajuatense qon RAMÓN ALCÁZAR;
SI':: trajo al Ml1seo, qUl¡que ya JUuy disminuida, en
el año I9I7, proc€;4ente q~ r~ ciudad de puanajuato, y en pago d~ una deuda qUE: tep;a el Banco'
(1) Para aligerar los ámbito!, del Museo, y constituir con
estas colecciones el Museo lttnagráfico N aeianal, se pensó en
acondicionar el antiguo C011vento de la l'v¡ereed, cuyo patio es
un<¡. joya arqpitectónica de la énoca co}onial, q1.ft( sirvjó JlO eJ;l
muy lejanas fechas de cuartel y de cuadra de caoalIos. A mi
juicio, no se meditó lo bastante en diversos detalles de adaptación. ni en lo inconveniente de la ubicación del ex-convento,
que ganó, sin embargo, la restauraci6n de su bellísimc¡ patio.
33
del Estado CO!1 el Gobierno Federa1. Ocupa un
departamento en la planta baja del Museo, hacia
la izquierda de la entrada, enfrente de la Biblioteca. En aparadores murales y centrales, se hallan
instaladas las joyas de la colección. En aquéllos
se destacan: porce1anas de china (fkreros, tibores,
vajillas); marfiles (imágenes, tallas, pinturas sobre
esa substancia y juegos de ajedrez) ; miniaturas; ob~
jetos diversos de plata cincelada o repujada; de
cobre, de bronce; bomboneras de carey, de oro y
de acero; filigranas de plata (catlastillas, mancerinaS', alhajás); abanicos; pinturas; esculturillas; dijes; pendientes; peinetas de carey; candelabros;
etc. Abundante colécción de relojes de mesa y de
bolsillo.
Además, en este mismo departamento se encuentra parte de la vajilla de MAXIMILIANO, de In.
cual puede verse mayor número de piezas, en Ja
Sala Cuarta del Departamento de Historia (plantá
alta); y varios lotes de objetos sagrados que perténebieron a algunas iglesias de la Ca pital, hoy cerradas al culto, como la Encarnación y Santa Teresa (custodias, cálice:-;, ramilletes,. ornamentos.
frontales, ciriales,' cruces, imágenes en escultura,
libros de coro y 0tros).
;
Colecciones det M~tseo Nacional de Artilleria.Por acuerdo expreso,del señor don VENUSTIANO
CARRANZA quedó suprimido este Instituto, que se
encontraba perfectamente arreglado e instalado en
el edificio de la Ciudadela de México. Aquel mandatario ordenó que sus colecciones se remitieran a
nuestro Museo Nacional, y hubo entonces necesi·
dad de vaciar un salón entero que ocupaban numerosos ob.tetos arqueológicos de piedra, y conges~
tiotiar el Gran Salón de Monolitos, donde hasta la
fecha están aglomerados; y lo que en el Museo de
Monografías.-6.
34
Artillería se hallaba en varias espaciosas y bier.
iluminadas salas, tuvo que acomodarse en la reducida de Arqueología. Una parte de aquellas colecciones (armas de todas clases, blancas y de fuego,
armaduras, proyectiles, banderas , etc.) se incorporó en el Departamento de Etnografía Contemporánea, y otras (armas y banderas históricas, retra~
tos y diversos objetos) aparecen en el Departamento de Historia.
4. DEPARTAMENTO DE ARQuEOLOGÍA,- Sus
colecciones, como se ha dicho, estuvieron hasta
J865 en un mal sitio compuesto de dos salas del
edificio de la ex-Universidad, y cuando por orden
de MAXIMILIANO se transladaron a este local, como
aún no estaba dispuesto convementemente para el
objeto. se embodegaron. Los grandes monolitos
(Piedra de Tízoc, Coatlícue y otros) se depositaron
en el patro, hasta que fue construído el actual Gran
Salón, al cual se llevó el Calendario A.zteca en 1885,
estrenándose dicho Sajón en 16 de Septiembre de
1887. En r882 , los señores MENDOZA y SÁNCHEZ,
formaron su primer Cl;ztólogo ya citada. Actualmente, para el estudio de la Historia Antigua de
México, tan escasa y confusamente conocida y tan
poco apreciada entre nosotros, las ya copiosas
colecciones arqueológicas que contiene nuestro
Museo, ti enen excepcional importancia. El Departamento consta de 10 siguiente: a) Gran Salón .
de Monolitos; - b) Sección de Reproducoiones ;
--e) Cerámica y objetos diversos ;--d) Sección de
pinturas indígenas (Códices) .
a) El Salón de Alonolitos. - Es único en su
género en cuanto a monumentos precortesianos de
Méxic0; sin desdoro podría figurar al lado de salas
similares de cualquier museO del mundo. Son fundadores, si se me permite la expresión, de esta in-
teresante Galería, C:'l Calendario Azteca, que culmina entre todos y es el más generalmente conocido; la Piedra de Sacrificios o Cuauhxicalli de
Tízoc; la gl ,m Coatlícue; la bellísima Cabeza gigantesca de diorita, d~ Asombroso ti po egipcio; la admirable lápida conmemorativa de la fundación del
Templo Mayor (teocalli) de México; el Quetzalc6atl .
representado por erguida "snpiente emplumada";
el Indio Trúte, que dió su nombre (hoy desaparecido) a dos calles de la Capital; los discos del
Juego de Pelota; la notable escultura maya deno··
minada equivocadamente Chac-lYfool (rey de los
Itzaes) por el Dr. LE PLONGEON, y otros más. Después, la Galería se ha enriquecido con piezas monolíticas de distintas regiones del país y de la misma
Ciudad de México. (Aunque ya un tanto atrasado,
véase mi Catálogo del Departamento de Arqueología.
--Galería de Monolitos, Tercera edición, 190 1, único
que hasta hoy s.e ha dado a la estampa sobre esta
Galería.)
b) La Secci6n de Reproducciones. - En una
sala especial se han dispuesto interesantísimos modelos en madera y vaciados en yeso, que van a citarse.
En el centro, el Templo !vJ ayor de Cempoala
( Esta do de Veracru2J) con su recinto amurallado,
sus santuarios gentílicos; uno de ellos, el redondo,
se levantó en honor del Dios del Aire; en el Mayor
fue vencido PÁNFILO DE NARVÁEZ por HERNÁN
CORTÉS la noche del 28 al 29 de Mayo de 1519 Es un modelo en madera, hecho a escala durante
la Expedici6n Científica de Cempoala en 1891, y que
lIevomos a Madrid el siguiente año parú la Exposición H ist6rico-Americana.
El Templo del Tajín o Pirámide de Papantla
(Estado de Veracruz), de civilización Totonaca,
36
como el anterior, y también como éste, hecho en
madera y a escala. Asimismo se expuso en Madrid.
La plrámide, por su estructura singularí~ima, llena
de nichos, es única en su especie.
La Pirámide de Xochicaleo (Estado de Morelos), modelo en madera mandado construir por el
Dr. D. ANTONIO PEÑAFIEL, para la precitada Exposición de Madrid, y antes de que ese interesante
monumento de autores ignotos fuera "reconstruido. "
Columna de uno de los palacios zapotecos de
Mitla (Esta.do de 08.xaca), y sepulcro de la misma
civilización. (En yeso.)
En los muros: copias en yeso, al tamaño natural, de una' oc las magníficas paredes exteriores de
un palacio de 1\.1itla" con sus artísticas y variadas
grecas de mosaicos; varios tableros con bajos relieves e inscripciones del Palenque; el desarrollo de la
superficie lateral de la Piedra de Tízoc, donde Tvuede
estudiarse la se·rie de grupos en relieve, conmemorativos, quizá, de las victorias del monarca mexicano sobre 15 pueblos ahí representados por sus
sendos jeroglíficos.
Interesante lote de vaciados en yeso de los relieves en piedra de Santa Lucía Cozumahualpa,
departamento de Escuintla, República de Guatemala, cuyos originales se custodian en el antiguo
Real Museo Etnográfico de Berlín. (Sacerdotes sacrificadores; baile religioso) y otros motivos.)
La Piedra bilingüe de Roseta.- Reproducción
en yeso del original existente en el Museo Británico
(Londres), hallado en las bocas del Nilo (Egipto),
en 1799, por el oficial francés BOUCHARD, y cuyas
inscripciones (jeroglífi€a~demótica -griega) dieron
la clave del conocimiento de la escritura de los
an6guos egipcios.
37
La Piedra Nestoriana. - Reproducción también en yeso de este monumento, que se dice fue
erigido hacia el año 781 por los primeros misioneros cristianos que visitaron a China. Tiene grabada la histuria de ellos, y algunas nociones de religión cristiftna, en los idiomas chino y sirio. El explorador danés FRITS W. Ho Llvr , que hizo reproducir
el monumento durante su expedición a Sian-Fu,
en 19°7-:(9°8, donó esta copia al Gobierno Mexicano en 1910.
e) Cerámica y objetos diversos.--Se encuentran
instalados en seis salas de la planta alta. Las colecciones se han multiplicado extraordinariamente
en estos úl timos treinta años. habiendo servido de
núcleo los objetos que primeramente se hallaban
en la Universidad y los procedentes de las expediciones- de DUPAIX y de CHARNAY; después se engrosaron con las obtenida.s por compra (colección
PLANCARTE, colección DORENBERG), por donación
o por excavaciones especiales para la Exposición
de Madrid en 1892, y, finalmente, con las compradas a los señores' Dr. D. FERNANDO SOLOGUREN
(de objetos principalmente del Estado de Oaxaca)
y a D. GUILLERMO DE HEREDIA (objetos del Estado de VerRcfuz), y las extraídas del subsuelo de la
antigua calle de las Esclllerillas (a espaldas de la Catedral), en terreno donde estuvo ubicado el Gran
Templo Mayor de los Aztecas. Todas las piezas que
constituyen el ya copiow e interesante acervo arqueológico de estas salas, puede distribuirse en cuatro grandes grupos: objetos destinados al culto;
objetos de transición entre el hogar y el templo; obj.etos de uso doméstico; objetos destinados a las
artes, a la industria y a. usos diversos. Los hay de
toda especie, abundando la cerámica de variadísimas formas, algunas elegantes y exquisitas, artís-
38
tlcamente moc1eladas y decoradas; de piedra pulimentadCl, algunas de jadeita, de diorita, clorüa,
cristal de roca, obsidimza; las h8.y de 01'0 (idolillos,
cuentas, anillos, adornos); de cobre; de bronct:; de
madera (instrumentos músicos tallados), etc.
Todos estos despojos represen tan pretéri tas
culturas de la gran familia náhua (principalmente
de su tribu mex'icana) tan extendida por todo el
territorio de nuestra actual República, y que, traspasando nuestras fronteras del SE., l1egó a radicarse también en Nicaragua; de los huaxtecos y
totonacos 8.fines de la poderosa y tan civilizada
familia de los nW')Jas; de los no rnenos adelantados
zapotecos de Quxaca, cuya vistosa y típica cerámica llama la atención del docto y del simple cur1oso; de la tosca y <,special de los tarascas de Michoacán, y hasta de la apéHtada de Casas Grandes,
en el Estado de Chihué¡hlla, que 110 se pareoe a
llinguna otra de la República\ y que tn\jo de una
expedición .el inolvid<tble amigo de los mexicanos
y sabio etnólogo R. P. AQUILES GERSTE, S. J.--Teotihuacan con sus vasos de bien sentida decoración;
Cholula con la brillantez policroma de sus ejemplares cerámicos; la misma ciwiad de México con
cuanto de las capas de su subsuelo se ha sacadQ,
muestran la altura a que lI~garon los artífic('s indios
antes de que la planta de los españoles ~e asentara
sobre el suelo de Anáhuac. Completan la exhibición general numerosos dibujos y fotografías de
Ruinas de monumentos prehispánicos esparcidas
por todos los confines de la República.
d) La Sección de Pinturas indigenas.-- Consignaron nuestros aborígenes sus hechos históricos, sus
ceremonias rituales, sus anales, la topografía de
sus pueblos, en pinturas figurativas o ideográficas
trazadas sobre hojas de p~pe1 de maguey, sobre 2ie-
89
les de venado perfectamente preparadas o en telas
generalmente de algodón. Descollaron más los indlgenas en escultura yen otras artes, que en la pintura y en la escritura jeroglífica; pero se encuentran
manuscritos indianos (códices) bellísimos, con líneas
firmes y seguras, con los contornos simplemente en
negro o iluminados con colores brillantes vegetales,
minerales o animales, destacando el negro, el rojo,
el azul y el amarillo.
Por desgracia, poco es lo original y prehispánico que conservamos: una buen a parte de los códices auténtico~ emprendió el éxodo hacia el extranjero, ayudado por lFt especulación yel desprecio a nuestras cosas antiguas, yendo a parar a las
biblioteca~ de particulares o públicas, como las de
Londres, Liverpool, Oxford, en Ing!aterra; París, en
Francia; Berlín y Dresde, en Alemania; Roma y Florencia, en Italia; ]\,1 adrid, en España; y otros lugares. No escaso material se perdió cuando la desacertada confiscación dd Museo, que a duras penas
formó el infortunado BOTURINI, y apenas de aquél
nos resta uno que otro mapa expuesto bajo cristales en esta SECCIÓN DE CÓDICES. Pueden, en genen¡], clasificarse estos ina precia bl es documen tos :--a)
por su edad, en prehispánicos y posthispánicos: en
us mayor parte, quedan incluídos en esta última
ca tegoría ;-- b) por la materia de su contenido, en rituales (Mitología, Astronomía religiosa, Arte adivinatorio, cantos, himnos a los dioses, calendario
ritual) ;--c) históricos (genealogías, peregrinaciones,
relación de acontecimientos) ;--d) geográficos (itinerarios, planos, mapas) ;--e) diversos (códigos, cuentas y tributos, pleitos y litigios, etc.) ;--f) por cuanto a la filiación étnica, en náhuas, mixteco-zapotecas,
11W)JaS, tarascas, principalmente. Los hay en forma de. acordeón o de biombo, que se pliegan
40
formando un verdadero libro. (Códices Vaticanos,
Códice Borbónico, Códice Borgiano y otros.)
La colección exhibida actualmente de manuscritos indígenas de nuestro Museo comprende unos
treinta originales, y unas doce copias; parte de és ...
tas fueron mandadas hacer para la Exposición de
Madrid, de 1892. Entre lo más valicso. debe enumerarse 10 siguiente:
La Tira de la peregrinación de los Aztecas, en
papel de maguey; documento probablemente precortesjano, con jeroglíficos en negro, cuya lectura
se hace de izquierda a derecha, y se refiere al camino que emprendió la tribu Azteca desde su salida del pretendido Aztlan, hasta el Valle de México;
tratendo también el códice de las hazañas rea1izadas ror los Aztecas como súbditos de los Acólhuas
el! sus combates contra los Xochin~ilcas. Perteneció la tira a BOTURINI y fue descrita e interpretada
por D. JosÉ FERNANDO RAMÍREZ. (Véase el Atlas
geográfico de GARCÍA CUBAS, r858.)
El Códice Ramí1'ez o !'vI apa de Sigüenza, que
completa la descripción del manuscrito anterior
(véase también el Atlas de GARcÍA CUBAS, r858),
y que perteneció al historiador D. FERNANDO DE
ALBA IXTLILXÓCHITL. Está dibujado sobre papel
de maguey, y representa, principalmente. €scenas
en el VaJIe de México, descollando un sitio que los
intérpretes suponen que es'el discutido Aztla11" y
Chapultepec (el "Cerro del Chapulín "). Alguien ha
creído que esta pintura no es original.
Los-Anales Aztecas, tira en papel de maguey.
Documento postcortesiano: tlbarc~ una cronología
desde el año I361 (12 efllli) hasta el 1521 (3 calli)
de nuestra Era.- Procedentes de Tezontepec, Estado de Hidalgo.
Los Anales de Tlatelolco, larga tira postcorte-
41
siana, interesante por su contenido histórico y por
la indumentaria de los rersonajé:s indigenas yespañoles que figuran en esta pintura, en la que destaca el túmulo imperial levantado para las exequias
del Eml)erador CARLOS V, en la iglesia de San Francisco de Méxlco.
Grandes fragmentos deL ]1,1 apa de H uamantla,
postcortesiano, en papel de maguey y con iluminación po1icroma. Representan pueblos con iglesias,
jefes sedentes y guerreros que sujetan por el pelo
a cautivos en -señal de dominio, y otros soldados de
pie, con escudos y flechas; además, num2rosos detalles topográficos (montañas, ríos). Forman pmte
del gran mapa encontrado por BOTURINI en aquella población del actual Estado de Tlaxcala.
El Plano de la Ciudad de México, en papel de
maguey, postcortesjano, que se cree perteneció a la
colección de BOTURINI y que estuvo en poder de
Mr. vV. BULLOCK, quiel110 llevó a Londres en 1823
para copiarlo. Sumamente curioso e interesantt',
representa la parte occidental de Tenochtítlan,
que corresponde a los antiguos barrios de Tlatelolco
(Norte), Cuepopan (Noroeste) y Moyotlan (Sur'
oeste).
.
Ellíbro indígena llamado Matrícula de los Tributos, en pHp~l de mélguey, }Jostcortesiano; también
de la colección de BO'I'URINI. Se refiere a los trihutos quepagabnn algunos pueblos de México al Emperador MOTECZUMA (semillas de maíz, frijol, chia,
cacao; maderas; copa); tnbaco; tule-s y esteras; r;iedras preciosas; aves; bc>bidas embriagantes; miel;
comestibles; mantas; tejidos; plumas; trajes; adornos guerreros).
Los códices Barnados por la Junta Colombina
de México: "Colorrzbino" (mixteco, quizá precortesiano, en piel (le venado y en larga tira, mito16giMonografías.-7.
42
co); "Porfirio Diaz" (cuicateco, precortesiano probablemente, también en tira y en piel de venado,
astrológico y augural; presenta cierta semejanza
con el "Códice Borbónico"); "Dehesa" (zapoteea,
postcortesiano, en tira y piel de venado, cronológico).
El "Códice lYloctezuma", mexicano, postcortesiano, en tosco papel de maguey; inferior a los an~
teriúres, artísticamente considerado, aunque intere~ante.
El 'Códice García Granados", azteca, postcortcsiano. en papel de maguey, obsequiado al Museo,
en 19°7, por el Sr. D. ALBERTO GARCÍA GRANADOS.
Es genealógico e interesante.
Entre las copias, descuellan: el gran Lienzo de
Tlaxcala (el original fue pintado por los tlaxcaltecos a mediados del siglo XVI, para comprobar los
serviciDs que prestaron él los españoles durante la
Conquista. Esta copia se hizo en 1773); --el gran
Lienzo de la Academia de Puebla (original mexicano, postcortesiano, en tela de algodón, que representa un itinerario de campañas efectuadas por los
españoles y sus aliados indígenas cOl1tra los no sometidos aún) ; ---elCódicedeCuauhtlinchan (mexicano, parece referirse a la instalación definitiva de las
tribus nómadas en terrenos del actual Estado de
Puebla); --- el gr:m Mapa de la Peregrinación de los
TotO'fJ1,ihuacas (mexicano. postcortesiano), con magníficos detalles topográficos, entre los cuales culmina la Sierra Nevada con el Popocatépetl (humeando) y el Iztaccihuatl; -- el Lienzo de Jucutdcato (original tarasco, pos.tcortesiano, que se refiere a las
nueve tribus náhuas que, salidas de Chalchiuhtlapazco, siguen hacia Chalchiuhcueyécan (Vera cruz) y
llegan a Tenochtitlan en el Valle de Méxicf).
5. DEPARTAMENTO DE HISTORIA.- Sus primi-
43
ti vos y muy escasos objetos estuvieron hasta 1865
en mal sitio, C011l puesto de dos salas, en el desaparecido edificio de la que fue Pontificia Universidad;
cuando se transladaron al ocupado hoy por el Museo, se embodegaron, porque no había sitio dispuesto
convenientementp para su exhibición. Corriendo el
tiempo, esos objetos se llevaron a la planta a1t~I, y
cuandoen 1877 el Museo pareció adquirir su vida orgánica y definitiva, quedó dividido en tres departamentos, siendo uno de ellos el deA rqueologíae Historia (los otros dos fueron el de Historia Natural y el de
Biblioteca), servido aquél por un solo profesor que
a la vez era el Director del Establecimiento. Las
piezas históricas quedaron instaladas en dos salas,
por el empeño y diligencia de los señores D. GulVIESIKDO MENDOZA y D. JESÚS SÁNCHEZ, y las enumeraron en su Catálogo de r882. Entre-Ios (¡bjetos
fundadores desco11aban varios de la época de la
Conquista (el llamado "estandarte de Cortés", los
fragmentos de armaduras), la completa galería de
retratos de los Virreyes, varias reliquias históricas
dé Hidalgo y de Iturbide, la vajilla de Maximiliano y algunos otros Después las salas se clausuraron para emprender en ellas diversas reformas, y
más tarde no se volvieron a tocar.
Habiendo renunciado en r889 la Dirección del
Museo el señor SÁNCHEZ, hizose cargo de ella el señor D. FRANCISCO DEL PASO y TRONCOSO, investido con el triple carácter de jefe del plantel, y de
Profesor de Historia y Profesor de Arqueolugía,
como antes se hizo notar en cuanto a los cargos
desempeñados a la vez por los directores. Durante
su administración, salió el señor TRONCOSO para
el Estado de Veracruz al frente de la Comisión
Ci.entífica de Cempoala (1890 y r89r), y noml"'rado
más tarde para representar a México cnla Expo-
44
sición Histórico·Americana de Madrid, 110 pudo
nunca llevar a cabo las reformRs que se propcmía
hasta flue, ~
en el Depélrtamento de Historia,
mi regreso de Europa en I893, él. donde fuí con el
señor TRONCOSO para asistir también a esa Exposición, se me encargó del doble Departamento de
Historia y Arqueología. Como los salones de Historia nu habían vuelto a abrirse al público durante
tres años, por 10 menos, traté luego de darles una
organización conveniente y de fxhibir los muchos
objetos que ya lo habían enriquE·cido; aunque tropezando con gravísimos obstáculos de tuda especie. Era, a la sazón, Director interino en ausencia
del señor TRONCOSO, el Dr. D. MANUEL URBfNA;
alistóse el Museo para recibir lo más dignamente
posible al XI Congreso Internacional de Americanista:: (r895) ya pesar de nUestros exiguos elementos, pudo hacerse en la pequeña imprenta del Museo la primenl edición de mi Guía para visitar los
Salones de Historia de México, llena de erróres y de
defectos, hecha de pl'isa, pero que pronto agotó el
público; haciéndose una segunda edicÍón en r896
corregida con algún cuidado, 'y la tercera en r899A poco, el Departamento quedó divirlido en dos
independientes entre sí, cada uno con su Profesor
al frente (uno ~l de Arqueología; otro el de Historia),
quedando yo encargado del arq ueo16gico. Después
se llevaron Eu:abo di vers ::l:s.obras en ell\luse.o, para recibir nuevamente al XVII Congreso de Americants-.
tas y celebrar el primer centenario de la iniciación
de la Independencia Mexicana (r9-1o). Se-arreglal'on
con objetos nuevos las Saltis de Historia, sigurendo
mi plan general; pero ni la Guía volvió fl publicarse, no obstante estar agcltada, ni se tuvo cuidado
e)
(I) Tampoco volvió Jamás a México el señor TRONCOSO:
falleció en Florencia, Italia, e130 de ábril de 1916.
45
en la redacción de cédulas ni en la exactitud de las
indicaciones históricas (ft'chas, nombres, acontecimientos) que ha habido necesidad de corregir, desde
1911 en que reasu\1)í las funciones de Profesor Conservador del Departamento de Historia. Hoy se publica la 4 ~ edición de mi Guía, totalmente reformada y puesta al dia, en consonancia con las reformas
in troducidas en la parte material de las tres primeras
Salas de la planta alta, y de todo el acervo con el cual
se han venido enriqueciendo las colecciones Debe
decirse una vez más, que el Museo se encuentra en un
local adaptado; que ya nada cabe en él; que muchas
de sus salas están congestionadas, haciéndose lo posible por acomodar las exhibiciones al medio y evitar anacronismos y otros defectos consiguientes.
En las cuatro salas que forman, en la planta alta, el Departamento de Historia, se han distribuído los objetos históricos en la forma siguiente:
Primera Sala.- Destinada a la Conquista de
IYléxico y al largo período virreinal (1519-1821).
Contiene la galería de retratos de los Reyes de Espa-tia desde don FERNANDO y doña ISABEL, los "Católicos" (1492, año del oescubrimiento de América)
hasta don FERNANDO VII (1821, año de la consumación de la Independencia de México); retratos
del Conquistador don FERNANDO CORTÉS; restos de
armaduras de soldados españoles; la galería completa de retratos de Virreyes de la Nueva España
desde don ANTONIO DE MENDoZA,hasta don JUAN
O'DONOJÚ (1535-1821). Descuella, también, entre la sección iconográfica de esta Sala el bello retrato de Sor JUANA INÉS DE LA CRUZ, ilustre poetisa. Se expon~n, además, dos lotes heráldicos:
el primero, de escudos de armas de ciudades de la
Nueva España; el segundo, de escudos de armas de
las familias más antigu.as de México.
Monografías.-8.
46
Sala Segunda.-- Cubren sus muros, retratos
de penonajes ilustres de la época colonial: 1, lVIi·
sioneros (R. P. JUAN DE SALVATIERRA, S. J.; Fr.
ANTONIO MARGIL DE JESÚS, franciscano; Fr. JuNÍPERO SERRA, franciscano también) ;-- 2, Historiadores (Fr. BERNARDINO DE SAHAGÚN; Fr. JUAN
DE TORQUEMADA; R. P. FRANCISCO JAVIER CLAVIJERO, S. J.) ;-- 3. Lingüistas, literatos, sabios, publicistas (Fr. ALONSO DE LA VERACRUZ; Fr. ANDRÉS DE OLMOS; GREGORIO LÓPEZ; Dr. D JUAN
J OSÉ DE EGUIARA y EUGUREN; Dr. D. ANTONIO
LORENZO LÓPEZ PORTILLO, y otros) ;--4. 1ueces
de la Acordada (D. MIGUEL Y D. JOSÉ VELÁZQUEZ
DE LOREA; D. JACINTO MARTÍNEZ DE LA CONCHA).
Sigue en esta Sala, la Heráldica de las ciudades
de la Nueva España.
Sala Tercera. - Concluye en este salón la
época colonial, exhibiéndose interesantes retra'
tos (de Fr. PEDRO DE GANTE). el resto de los
escudos de las ciudades coloniales, y un lote de
Cartografía que tiene también no escasa importancia. Destinase la parte principal de la Sala (muros,
escaparates centrales) a toda la época de la Indedependencia (r8 ro-r82 r), agrupando los objetos
asimismo en lotes ("HIDALGO", "MORELOS", "MA·
TAMOROS", "GUERRERO", "ITURBIDE", "BRAVO",
etc ), que van siendo copiosos con nuevas y constantes adquisiciones.
Sala Cuarta. -- Ya insuficiente para contener
las piezas históricas de las épocas moderna y contemporánea de México (República, segundo Imperio
-1823-1921). -- Esta sección se ha venido enriqueciendo diariamente. (Retratos; uniformes militares; armas; ban deras; vistas; pla nos; ma pas; parte
de la vajilla de MAXIMILIANO; objetos diversos.)
Salas de la planta baja. - Por ahora se hallan
47
los objetos históricos incrustados en las salas que
pertenecen al Departamento de Etnografía colonial
y moderna, por absoluta falta de espacio. Continúa la colección iconográfica; la Carnaza de gala
de MAXIMILIANO; carruajes de JUÁREZ, y otros proceden tes de las cocheras del Palacio N aciana!.
Objetos exhibidos en el Patio. -- Colección epi.
- gráfica (Inscripciones esculpidas en piedr a , procedentes de diversos edificios y monumentos); escudos heráldicos; armas pesadas traídas del extinguido Museo de Artillería.
Galerías iconográficas en los cubos de las escaleras, pasillos y corredores. -- Actualmente se hace la
distribución, en ellos, de lotes de retratos que proceden de los antiguos Colegios (SAN ILDEFONSO,
SANTOS, SAN RAMÓN), Conventos y otros sitios,
(Prelados de diversas diócesis, colegiales ilustres.)
Colección numismática. -- (Monedas y Medallas.) -- SE' ha formado con los antiguos ejemplares
del Museo; con las colecciones adquiridas por la
J unta Colombina de 1892; por compras hechas a
particulares (D. JOSÉ MARÍA MARROQUI, D. PEDRO
CRESPO, D. JORGE ENCISO), Y por las que pertenecieron a la Colección "Alcázar". Suman alrededor de unas 12,000 piezas más o menos, entre mon edas y medallas nacionales y extranjeras. El señor
D. JORGE ENCISO fue comisionado hace tiempo
para dasificar este ya valioso monetario, y es de
justicia decir que en ése trabajo estuvo auxiliando
con grande eficacia, el señor Lic. D. JULIO J IMÉNEZ RUEDA, Ex-Ayudante del Departamento de
Historia.
Cuando se cuente con un lugar seguro y apropiado e!1 el Museo, entonces se exhibirá el monetario, que hoy se halla guardado en las cajas fuertes
de la Dirección del establecimiento.
VIII
DATOS COMPLEMENTARIOS.
Perteneció éll Museo un Departamento, hoy
desapé1recido, y cuya importancia es incuestionable: el de Prehistoria, que sirvió el distinguido
Profesor JORGE ENGERRAND, de origen francés, na- .
turalizado mexicano, v hoy residente en Jos Esta-
dos Unidos.
.-
Dependiente de la Facultlld de Altos Estudios
y para aprovechar todos los elementos de que el
Museo dispone, se dan en éste las siguientes clases:
De Antropología y Etnografía, servida por e]
Dr. D. NICOLÁS LEÓN.
De Arqueología, encomendada al señor HERMANN B:EYER.
De 'Geografía General, que , da el autor de la
presente noticia.
Posee una Biblioteca especialista, con unos
7,000 volúmenes, algunos raros y selectos.
Gracias a los e"fuerzos del señor don LUIS
CASTILLO LEDÓN, Director actual del Museo, se
pado conseguir el restablecimiento de los Talleres
de Fotografía y Encuadernación. y a últimas fechas, uno pequeño de Imprenta, con el cual . van
imprimiéndose los Anales, el Boletín, los Catálogos
y Guías, las cédulas para Jos ejemplares en exhibí.,.
ción y algunos trabajos más. Todos estos Talleres se el1cuentran bajo la jurisdicción de tU1 Departamento de Publicaciones.
México, Enero 1923.
JESÚS GALINDO y VILLA.
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