Jurisdicción: Social Recurso de Suplicación núm

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Jurisdicción: Social
Recurso de Suplicación núm. 2199/2005.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Manuel Díaz de Rábago Villar
CONTRATOS DE TRABAJO TEMPORALES: eventual por acumulación de tareas: causa
determinante de su duración: falta de prueba: conversión en contrato por tiempo
indefinido; fraude de ley: contrato temporal a quien había adquirido la condición de fija;
cese que constituye despido improcedente.
SUCESION DE EMPRESAS: responsabilidad solidaria: desestimación: despido:
responsabilidad de la empresa sucesora: acaecido con posterioridad a la subrogación.
El TSJ desestima el recurso de suplicación interpuesto por «SUMAN, SL» contra
Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 1 de San Sebastián, de fecha 12-05-2005, en
autos promovidos sobre despido.
En la Villa de Bilbao, a 25 de octubre de 2005.
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma del País
Vasco, formada por los Ilmos. Sres. Manuel Diaz de Rabago Villar, Presidente, D.
Florentino Eguaras Mendiri y Dª Garbiñe Biurrun Mancisidor, Magistrados, ha
pronunciado
EN NOMBRE DEL REY
la siguiente
SENTENCIA
En el recurso de suplicación interpuesto por Suman, SL contra la sentencia del Juzgado
de lo Social nº 1 (Donostia) de fecha doce de mayo de dos mil cinco, dictada en proceso
sobre DESPIDO, y entablado por Luisa frente a Suman, SL y Auzo Lagun SCoop.
Es Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado D./ña. Manuel Diaz de Rabago Villar, quien expresa el
criterio de la Sala.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO La única instancia del proceso en curso se inició por demanda y terminó por
sentencia, cuya relación de hechos probados es la siguiente:
«I.-La parte actora Dª Luisa, con DNI núm. ..., ha venido prestando servicios por cuenta
de Auzo Lagun, SCoop., desde el 17.04.04 ininterrumpidamente, en el centro de trabajo
Residencia Santiago de Billabona, con la categoría de Auxiliar de Clínica, pasando a
subrogarse la empresa Servicios Unificados Auxiliares de Asistencia y Mantenimiento,
SL (SUMAN), a partir del día 01-08-04.
II.-La retribución computable a efectos del presente procedimiento es de 708,95 euros
brutos, con inclusión de la prorrata de pagas extras.
III.-La demandante ha suscrito los siguientes contratos de trabajo a tiempo parcial y de
carácter eventual:
Contrato del 17.04.04 al 30.06.04 ,26 horas a la semana y por interinidad para "sustituir
a trabajadores con derecho a reserva del puesto de trabajo".
Contrato del 01-07-04 al 31-12-04, 28,5 horas a la semana y para atender a las
exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos "por
reorganización de personal".
IV.-Con fecha 29-12-04 se le notifica a la demandante que finalizaría su contrato de
trabajo el día 31-12-04.
V.-La empresa Suman se rige por convenio colectivo de empresa.
VI.-La trabajadora demandante no ostenta ni ha ostentado en el último año cargo de
representación sindical o unitario.
VII.-Se ha intentado la conciliación previa ante el servicio administrativo del
Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social, en fecha 25-01-05, con el
resultado de sin avenencia».
SEGUNDO La parte dispositiva de la Sentencia de instancia dice:
«Estimar la demanda presentada por Dª Luisa, contra Servicios Unificados Auxiliares de
Asistencia y Mantenimiento, SL (SUMAN) Y Auzo Lagun, SCoop., debo declarar y declaro
la improcedencia del despido efectuado el día 31.12.04, condenando a la empresa
Servicios Unificados Auxiliares de Asistencia y Mantenimiento, SL (SUMAN) a que en el
plazo de 5 días opte entre la readmisión de la demandante en su puesto y condiciones de
trabajo o el abono de una indemnización de 708,95 euros, con extinción del contrato de
trabajo, y en cualquier caso, al abono de los salarios de tramitación devengados desde la
indicada fecha del despido hasta que la readmisión efectiva tenga lugar o hasta la de
notificación de la sentencia, según sea el sentido de la opción, a razón de 23,63 euros
diarios, que a fecha de esta sentencia ascienden a 3.119,16 euros, por los 132 días
transcurridos, y absolviendo a Auzo Lagun, SCoop., de las pretensiones deducidas en su
contra».
TERCERO Frente a dicha resolución se interpuso el recurso de Suplicación, que fue
impugnado por la parte recurrida.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO Dª Luisa inició el 17 de abril de 2004 la prestación de sus servicios a Auzo
Lagun SCoop., como auxiliar de clínica en una determinada residencia, en virtud de
contrato de trabajo de interinidad, a tiempo parcial, con duración prefijada hasta el 30
de junio de ese año, jornada de 26 horas semanales, y cuyo objeto era sustituir a
trabajadores con reserva de puesto, sin que se indicara el nombre del sustituido en el
espacio reservado al efecto, que se rellenó expresando «persona a seleccionar». El 1 de
julio siguiente suscriben otro contrato, con duración prefijada hasta el 31 de diciembre
del mismo año, jornada semanal de 28,5 horas, cuyo objeto era atender exigencias
circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos por
reorganización del personal. Un mes después se subroga en la relación laboral SUMAN,
que el 29 de diciembre de 2004 comunica a Dª Luisa su cese en la fecha convenida,
efectivamente acontecido, cuando su salario mensual era de 708,95 euros. La sentencia
dictada el 12 de mayo de 2005 por el Juzgado de lo Social núm. 1 de San Sebastián, tras
declarar probado el relato expuesto (incluidos algunos extremos reflejados con valor de
tal en sus fundamentos de derecho), lo ha calificado como despido improcedente,
condenando a Suman a readmitirla o indemnizarle con 708,95 euros (opción elegida por
dicho empresario), y a abonarle como salarios de tramitación 3.119,16 euros más 23,63
euros/día desde la sentencia hasta el día de su notificación, en pronunciamiento que
sustenta en que el último de los contratos se concertó en fraude de Ley por no haberse
demostrado que concurriera ninguna de las causas legalmente previstas al efecto (sin que
pudiera tomarse por tal, sin más, la reorganización invocada) y, además, por haberse
suscrito tras otro contrato temporal en fraude de Ley, ya que no concretó ni acreditó
que sustituyera a un trabajador determinado, no pudiendo estimarse que su objeto fuera
cubrir una vacante durante el proceso de selección, dadas las oscuridades de su texto
(que han de parar en perjuicio empresarial, al ser la parte que lo redactó) y la falta de
toda identificación.
Decisión que Suman recurre en suplicación, ante esta Sala, en un único motivo,
formalizado al amparo del art. 191-c) de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995,
1144, 1563) (LPL), en el que denuncia la falta de aplicación del art. 49-1-c) del Estatuto
de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) (ET) e infracción de su art. 15-1-b) y c), en
relación con los arts. 3 ,4, 8-b) y c) del Real Decreto 2720/1998, de 18 de diciembre (
RCL 1999, 45) , argumentando básicamente que las cláusulas de temporalidad de los
contratos eran válidas, ya que lo fueron para cubrir una vacante durante el proceso de
selección (lo que no exige ni permite designar al sustituido) y, en el caso del segundo, por
reorganización del personal del centro en el que ha prestado sus servicios, lo que resulta
suficiente y conduce a la validez del cese, al estar ante un supuesto de extinción del
contrato por vencimiento del término lícitamente convenido. Añade, sin cita de precepto
alguno infringido, que en todo caso la condena debió compartirse entre ambos
empresarios, dada la subrogación acontecida.
Se han opuesto al recurso tanto Dª Luisa como su primer empresario.
SEGUNDO La Sala comparte plenamente los dos argumentos esgrimidos por el Juzgado
para sustentar la calificación del cese litigioso como un despido improcedente, sin que tal
decisión incurra en la infracción denunciada en el recurso que resolvemos.
Conviene examinarlos diferenciadamente.
Así, la primera razón se contrae a estimar que el objeto del segundo de los contratos no
se ha demostrado que fuera propio de un contrato temporal de la naturaleza del que las
partes suscribieron el 1 de julio de 2004.
Una de las causas previstas por nuestro legislador que, en esa fecha, autorizaban la
contratación temporal de trabajadores es cuando así lo exijan «las circunstancias del
mercado, la acumulación de tareas o el exceso de pedidos», sin que sea obstáculo para
ello que se trate de la actividad normal de la empresa. Causa que permite concertar
contratos con una duración máxima (con una salvedad que no viene al caso examinar) de
seis meses, dentro de un período de doce, contados a partir del momento en que dichas
causas surjan (art. 15-1-b ET [ RCL 1995, 997] ), cuya denominación es la de contrato
eventual por circunstancias de la producción. Adviértase bien que el límite temporal de
doce meses se inicia con la concurrencia de la causa (que no de la contratación), porque
pone de manifiesto su recto sentido: lo que se quiere es permitir atender circunstancias
excepcionales concurrentes en la actividad de la empresa por cualquiera de las tres
razones mencionadas, estimándose que la excepcionalidad no se da ya si se mantiene por
tiempo superior al año o si, dentro de éste, se precisan los servicios por más de seis
meses. La clave que legitima esta contratación es, pues, únicamente la existencia de una
carga de trabajo superior a la que cabe atender con la plantilla normal, de carácter
coyuntural, pudiendo venir ese exceso por cualquiera de los tres supuestos que la norma
señala: abarca la acumulación de tareas, los casos en que la demanda del producto o
servicio que ofrece la empresa resulta estable pero ésta no puede atenderla con
inmediatez (y aunque la norma en cuestión no precisa causa de ello, necesariamente ha de
vincularse con circunstancias de la producción, a tenor del epígrafe común con que se
identifica esta causa en el art. 3 del Real Decreto 2720/1998 [ RCL 1999, 45] , como
podría ser, por ejemplo, la que se produce tras una huelga o una parada de producción por
falta de materiales o fluido eléctrico, etc.); concurren los dos restantes cuando la
disfunción, respecto a la situación normal, incide en el ámbito de la clientela, bien porque
se pide más de lo que habitualmente sirve la empresa (exceso de pedidos) o algo
diferente a lo que habitualmente ofrece (exigencias circunstanciales del mercado).
Pues bien, si examinamos lo sucedido en el caso de autos, lo primero que llama la atención
es que el contrato suscrito describa como objeto del mismo un supuesto concreto
(reorganización de personal de la residencia en la que la demandante iba a prestar sus
servicios como auxiliar de clínica) y lo englobe en los tres supuestos legalmente
descritos, lo que si bien puede ser un simple error de confección del documento (o de
mera comodidad), no deja de ser un indicio expresivo de que no aparece con claridad a
quien lo prepara (la empresa) cuál de ellas es.
Dato este, que se añade a otro que realza ese valor indiciario, como es que una
reorganización de personal sólo podría tener encaje dentro de esos supuestos, en el de
acumulación de tareas, pero esta circunstancia no es algo que devenga inexorable en toda
reorganización del factor humano de una empresa y ni tan siquiera resulta razonable que
concurra, aunque bien es verdad que no cabe descartar que haya casos en los que la
provoque y con el carácter coyuntural propio de esta causa de contratación temporal.
Claro es que, de ser así, tendrá que demostrarse no sólo que hubo la reorganización sino
que provocó ese efectivo acumulativo circunstancial en la realización de las labores.
Prueba que, en el caso de autos, no se ha efectuado, de tal forma que el Juzgado no se ha
convencido de que en dicha residencia hubo una reorganización de personal y, además,
que provocara un retraso en la realización de las tareas que se acometían por los
auxiliares de clínica. Prueba que, como acertadamente dice el Magistrado en su muy
fundada resolución, habría estado al alcance del empresario, si el hecho en cuestión
hubiera sido cierto, lo que debe redundar en su perjuicio.
En realidad, todo el recurso empresarial se asienta, a este respecto, en que basta con
que en el contrato se recoja una causa propia de este tipo de contratación para que ya
resulte válida la cláusula de temporalidad, cuando tan decisivo o más es que sea cierta y
produzca esa necesidad coyuntural de mano de obra superior a la que ordinariamente se
necesita.
En definitiva, sólo por esta razón ya se justifica la calificación dada al cese por el
Juzgado.
TERCERO No es el único argumento que ampara ese pronunciamiento, pues aunque
hubiese concurrido la causa invocada en el contrato suscrito y se hubiese demostrado
que generaba acumulación de tareas propias de auxiliares de clínica, no sería válida la
contratación efectuada el 1 de julio de 2004 con el carácter temporal con que se hizo.
La razón de ello no es otra la de que ya entonces la demandante estaba vinculada por un
contrato de duración indefinida, dado que el que convinieron al inicio de la prestación de
servicios, el 17 de abril de 2004, lo fue en fraude de Ley en lo que atañe a su
temporalidad. En esas circunstancias no es posible suscribir un contrato temporal, al
implicar una renuncia a la fijeza proscrita por nuestro ordenamiento jurídico, que niega
validez a los actos de disposición del trabajador que vulneren derechos reconocidos por
las Leyes o los convenios colectivos como indisponibles (art. 3-5 ET [ RCL 1995, 997] ),
siendo uno de ellos la estabilidad en el empleo.
Hemos dicho que el primero de esos contratos no era válido como contrato temporal y
ello exige una explicación, en respuesta a la argumentación del recurso.
En efecto, como bien dijo el Juzgado, el documento suscrito no era claro sobre cuál era
el objeto del contrato, y ante una confusión en su interpretación, hizo bien en aplicar la
regla del Código Civil ( LEG 1889, 27) que disuelve el dilema en la forma opuesta al
interés de la parte que causó la oscuridad (art. 1288). Parte que, en el caso de autos, fue
el empresario, al ser quien lo redactó, y aunque no fue la hoy recurrente, ha de asumir la
conducta de su antecesora, al haberse subrogado en su posición en dicho contrato.
Hemos dicho que no era claro el contrato, ya que así lo sostiene el Juzgado y hay algún
elemento que lo corrobora, como es la expresión que contiene sobre la persona sustituida.
No obstante, todas las demás circunstancias del contrato abocan a leerlo en el sentido
de que su objeto era la sustitución de una persona ausente y no la cobertura de un puesto
mientras se lleva a cabo el proceso de selección, para lo que resulta decisivo: a) se marca
el apartado referido a sustitución de trabajadores con derecho a reserva de puesto y no
el de cobertura temporal de un puesto durante el proceso selectivo, expresamente
contemplado en el modelo oficial cumplimentado; b) el hueco de ese impreso destinado a
indicar el nombre del sustituido disponía de una llamada expresa a que se concretara el
nombre de éste y, sin embargo, se cumplimentó por el empresario la expresión «persona a
seleccionar»; c) esta última expresión resulta perfectamente compatible con un contrato
que se realiza para sustituir a trabajadores con derecho a reserva pero que queda
abierto a su posterior selección. Claro, es que esto último no es compatible con nuestro
ordenamiento jurídico, que impone que se identifique desde un primer momento al
sustituido (art. 15-1-c ET), pero de una expresión como la expuesta, máxime en todo su
contexto, no permite concluir que lo convenido fue cubrir un puesto mientras durase un
proceso selectivo. Se ratifica tal conclusión si tenemos en cuenta que ni tan siquiera se
ha aportado prueba alguna expresiva de que, en realidad, hubiera entonces en curso un
proceso selectivo en trámite.
En todo caso, se patentiza aún más la falta de consistencia de la postura de la recurrente
cuando se advierte que, aunque el objeto del contrato hubiese sido el que ella afirma,
también quedaría privado de validez por falta de identificación del concreto puesto
selectivo que suplía, contrariando el requisito exigido al efecto en el art. 4-2 del Real
Decreto 2720/1998 ( RCL 1999, 45) , que imperativamente impone que el contrato
identifique el puesto cuya cobertura definitiva se producirá tras el proceso de selección
externa o promoción interna.
Falta de identificación que, con uno u otro objeto, arruina la validez de la cláusula de
temporalidad del contrato, al «revelarse» concertado en fraude de Ley, en conclusión
reforzada por la ausencia total de evidencia de proceso selectivo en trámite e, incluso,
por un dato tan significativo como es que se pactara una duración prefijada del contrato,
lo cual no es algo que se pueda conocer en un contrato de interinidad en cualquiera de sus
dos vertientes, ya que normalmente se desconoce el tiempo de ausencia del sustituido o
el que durará el proceso selectivo, que son los parámetros a tener en cuenta para fijar la
duración de estos contratos (art. 4-2-b del RD citado).
CUARTO Finalmente, tampoco podemos acoger el recurso en cuanto denuncia la falta de
condena solidaria de la codemandada, en conclusión que deviene de que incumple con la
carga de designar la concreta norma que estima infringida por tal decisión (art. 194-2
LPL [ RCL 1995, 1144 y 1563] ).
Añadamos, no obstante: a) que la subrogación en la persona del empresario implica
únicamente que cambia la persona del deudor y no que se comparta su posición; b) que el
cese litigioso es obra únicamente del hoy recurrente y, por tanto, sólo él ha de responder
de sus efectos, pues tampoco consta que estemos ante un supuesto de sucesión de
empresa declarada delictiva, que es el único caso de sucesión empresarial en el que la
responsabilidad solidaria se extiende a los actos posteriores a la transmisión (art. 44-3
ET [ RCL 1995, 997] ).
El recurso, por cuanto se ha expuesto, no puede acogerse.
QUINTO La desestimación del recurso de suplicación interpuesto por quién, como ocurre
con la parte recurrente, no goza del beneficio de justicia gratuita y, para recurrir, ha
consignado la cantidad objeto de condena y efectuado el depósito legal de 150,25 euros,
como es el caso, trae consigo que, una vez firme esta resolución, haya de perder ambas
cantidades en beneficio, respectivamente, de la parte demandante y del Estado, así como
su condena al pago de las costas del recurso, entre las que han de incluirse los honorarios
del abogado de la parte demandante devengados por su intervención en esta fase del
proceso, cuya cuantía fijamos en atención a los niveles de complejidad y trascendencia
que tiene, así como el de calidad de su intervención (arts. 202-1 y 4 y 233-1 de la Ley de
Procedimiento Laboral [ RCL 1995, 1144 y 1563] ).
FALLAMOS
1º Se desestima el recurso de suplicación interpuesto por la representación legal de
Servicios Unificados Auxiliares de Asistencia y Mantenimiento SL (SUMAN) contra la
sentencia del Juzgado de lo Social núm. 1 de San Sebastián, de 12 de mayo de 2005,
dictada en sus autos núm. 67/05, seguidos a instancias de Dª Luisa Montéeselo Perea,
frente a la hoy recurrente y Auzo Lagun SCoop., sobre despido, confirmando lo resuelto
en la misma.
2º Se decreta la pérdida del depósito de 150,25 euros constituido para recurrir en
beneficio del Tesoro Público, en donde se ingresará una vez sea firme esta resolución.
3º Aplíquese, entonces, al cumplimiento de la sentencia la cantidad de condena
consignada.
4º Se impone a la recurrente el pago de las costas causadas por su recurso, incluidos
trescientos euros como honorarios del letrado Sr. Muro Vidaurre y doscientos cincuenta
euros como honorarios del letrado Sr. Agirre Aranguren por su intervención en el mismo.
Notifíquese esta Sentencia a las partes y al Ministerio Fiscal.
Una vez firme lo acordado, devuélvanse las actuaciones al Juzgado de lo Social de origen
para el oportuno cumplimiento.
Así, por esta nuestra sentencia, definitivamente juzgado, lo pronunciamos, mandamos y
firmamos.
PUBLICACIÓN.-Leída y publicada fue la anterior sentencia en el mismo día de su fecha
por el/la Ilmo. Sr. Magistrado Ponente que la suscribe, en la Sala de Audiencias de este
Tribunal. Doy fe.
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