Significado de "cabeza" en la Biblia

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1.
Significado del vocablo kefalé
2.
Sentido del concepto de cabeza
3.
Aplicación de cabeza en el matrimonio
1. Protección y provisión
2. Iniciativas
3. Dirección general
4.
Aplicación de cabeza en la iglesia
El significado de «cabeza»
en la Biblia
Implicaciones
para el matrimonio y la Iglesia
ESTEBAN RODEMANN
«Se dice que en vez de tratarse de un ejercicio de autoridad, la palabra «cabeza» simplemente se refiere
al origen histórico de cada cuaL Este argumento refuerza el planteamiento de papeles idénticos para el
hombre y la mujer, tanto en el matrimonio como en la iglesia».
li
ARGUMENTO
que aparece
re tidamente en libros y artículos
e tratan cuestiones de género es
que la palabra «cabeza» ha sido
malinterpretada a lo largo de la historia por la mayoría de los exégetas
bíblicos. Se dice que en numerosos
textos antiguos el vocablo kefalé significa «fuente» u «origen», y que esta
acepción encaja mejor con textos
del Nuevo Testamento como 1 Ca.
11.3: «Pero quiero que sepáis que
Cristo es la cabeza de todo varón, y
el varón es la cabeza de la mujer, y
Dios la cabeza de Cristo». Se dice
que en vez de tratarse de un ejercicio de autoridad, la palabra cabeza
simplemente se refiere al origen
histórico de cada cual.
Este argumento refuerza el planteamiento de papeles idénticos para
el hombre y la mujer, tanto en el
matrimonio como en la iglesia. Si
cabeza no implica autoridad, entonces no le corresponde al hombre
dirigir, ni a la mujer apoyar. Todos
han de servir, consensuando las
expresiones puntuales del servicio
según las necesidades del momento. De la misma manera, todas las
opciones de ministerio en la iglesia
han de ser accesibles tanto a las
mujeres como a los hombres. Se
insiste en que no se puede justificar
limitaciones ministeriales basadas en
el género.
El significado de cabeza, pues,
representa un importante punto de
partida para desentrañar el misterio
del género en los planes de Dios. ¿La
palabra quiere decir «fuente» o significa más bien «autoridad»? A fuerza
de repetir mucho el argumento de que
signifique «fuente», esta afirmación
ha ganado adeptos entre el pueblo
evangélico. Conviene revisar, sin
embargo, el soporte léxico y exegético de la propuesta.
Significado del vocablo kefalé
La primera consideración es que no
existen numerosísimas ocasiones en
la literatura griega donde kefalé significa «fuente» u «origen», como
algunos autores afirman. Entre las
miles de veces que aparece la palabra
en los escritos antiguos, sólo hay dos
referencias -altamente discutibles- en
que kefalé podría significar «fuente»:
* Una cita de Herodoto 4.91 (s.
V a.c.), en que habla del «kefalé
de un río». No está claro si la idea
es «término extremo» (en otras
citas kefalé se aplica a la boca del
río) o «fuente, origen».
* Una cita de los «Fragmentos
Orficos 21a» (siglo V a.c.) que
se refiere a Zeus: «Zeus el kefalé,
Zeus el medio, Zeus de quién se
perfeccionan todas las cosas». No
está claro que kefalé signifique
«origen»; podría ser más bien
«autoridad» o «primero, principal».
De modo que es léxicamente
inadmisible afirmar que la acepción
«fuente, origen» aparece en muchas
referencias. antiguas. Hay sólo dos
citas posibles, y éstas son demasiado ambiguas como para validar una
interpretación 1.
Además, kefalé no significa fuente en ningún pasaje de la LXX
(Septuaginta, traducción griega del
Antiguo Testamento). Es una acepción que simplemente no se da.
En el texto hebreo del Antiguo
Testamento, cabeza suele traducir la
palabra ro'sh. Ro'sh se refiere la
mayoría de las veces a la cabeza física y literal de un hombre o un animal.
También se aplica en sentido metafórico a la cima de un monte, al princiEDIFICACIÓN
CRISTIANA
I 15
pal entre un grupo de hombres, al
comienzo de un período de tiempo, al
mejor ejemplar entre una colección
de objetos, o a la suma de una serie de
cosas (léxico hebreo de Brown, Driver y Briggs).
En el griego clásico, la palabra
kefalé sigue el mismo patrón: el significado base es «cabeza física, literal». Por extensión se emplea metafóricamente de la misma manera que la
palabra hebrea ro'sh (léxico del griego clásico de Liddell y Scott).
Cuando los traductores de la Septuaginta encontraban a mano un
vocablo griego que correspondía al
sentido metafórico de ro'sh, empleaban ese otro término en vez de kefalé,
por ajustarse con mayor exactitud al
contexto semántico. En la LXX, las
distintas palabras que se usan para
traducir ro'sh del hebreo al griego
siempre destacan matices de autoridad, vistosidad, dignidad, mando,
dirección.
* Is. 2.2: «Acontecerá en lo
postrero de los tiempos, que será
confirmado el monte de la casa
de Jehová como cabeza de los
montes, y será exaltado sobre los
collados, y correrán a él todas las
naciones» (ro'sh en hebreo,
akron en griego, «cima»).
* D1. 20.9: «y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo,
entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza
del pueblo» (ro'sh en hebreo,
archon en griego, «dirigente»). La LXX traduce
ro'sh por archon en otros
textos donde la ReinaValera usa la palabra
cabeza: 1 Cr. 7.40, Esd.
5.9-10, Neh. 7.70, 8.13,
10.14.
* Jos. 21.2: «Los jefes
de los padres de los levitas
vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y
a los cabezas de los padres
de las tribus de los hijos
de IsraeL.» (ro'sh en
hebreo, arche en griego,
«principal»).
En Jos.
22.21, ro'sh se traduce por
chiliarchos,
«capitán de
mil».
16 I MARZO-ABRIL
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DE 2007
* 2 Cr. 20.27: «y todo Judá y
los de Jerusalén, y Josafat a la
cabeza de ellos, volvieron para
regresar a Jerusalén gozosos ...»
(ro'sh en hebreo, ago en griego;
es un verbo que significa «conducir». La LXX traduce «y Josafat
los condujo ...»).
Hay varios textos donde la
LXX traduce ro'sh con la palabra
kefalé, conservando el sentido
metafórico de autoridad:
* Is. 7.8-9: «Porque la cabeza
de Siria es Damasco, y la cabeza
de Damasco, Rezín ...Y la cabeza
de Efraín es Samaria, y la cabeza
de Samaria el hijo de Remalías...». En los cuatro casos, ro'sh
se traduce por kefalé para referirse a la capital del territorio y al
rey que vive en aquella capital. El
concepto de autoridad resulta
evidente.
* Is. 9.14-15: «y Jehová cortará de Israel cabeza (ro'sh, kefalé)
y cola, rama y caña en un mismo
día. El anciano y venerable de
rostro es la cabeza (ro'sh, arche);
el profeta que enseña mentira, es
la cola». La equivalencia entre
kefalé (<<cabeza»)y arche (<<principal») en la mente de los traductores de la LXX demuestra que la
noción de autoridad es inherente
a la palabra ro' sh.
* Dn. 2.32, 37-38: «La cabeza
(ro'sh, kefalé) de esta imagen era
de oro fino ...Tú, oh rey, eres rey
FOTOS
DE SERGIO
de reyes; porque el Dios del cielo
te ha dado reino, poder, fuerza y
majestad ... tú eres aquella cabeza
(ro'sh, kefalé) de oro». Ro'sh se
refiere a la cabeza literal de la
estatua de oro, pero la cabeza de
la estatua representa a Nabucodonosor como rey del imperio babilónico. Alude claramente a su
autoridad.
* D1. 28.13: «Te pondrá Jehová
por cabeza (ro'sh, kefalé), y no
por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo ...».
* D1. 28.44: «El (el extranjero)
será por cabeza (ro'sh, kefalé), y
tú serás por cola».
Estos dos últimos textos describen la posición dominante de
Israel (si son fieles al pacto), o
del poderío extranjero (si Israel
abandona el pacto). Se refieren a
una autoridad gobernante.
* Sal. 18.43 (2 S. 22.44): «Me
has librado de las contiendas del
pueblo; me has hecho cabeza
(ro'sh, kefalé) de las naciones;
pueblo que no conocía me sirvió».
* Sal. 118.22: «La piedra que
desecharon los edificadores ha
venido a ser la cabeza (ro'sh,
kefalé) del ángulo».
Tanto David como el Mesías llegan
a ocupar un lugar de autoridad
incuestionable.
Ni ro'sh (AT hebreo) ni kefalé
(LXX) traducen la idea de «fuente,
origen» en ningún texto del
AT. El universo semántico de
cabeza, tanto en hebreo como
en griego, siempre destaca
nociones de prioridad, dignidad, y autoridad.
De modo que las siguientes
frases del NT, siguiendo la
imaginería del AT, describen
una relación de autoridad responsable:
* «Cristo es la cabeza de
todo varón, y el varón es la
cabeza de la mujer, y Dios la
cabeza de Cristo» (1 Ca. 11.3).
* «...Y sometió todas las
cosas bajo sus pies, y, lo dio
por cabeza sobre todas las
cosas a la iglesia» (Ef. 1.22).
* «...Porque el marido es
DE LIS
cabeza de la mujer, así como
Cristo es cabeza de la iglesia, la
cual es su cuerpo, y él es su Salvador» (Ef. 5.23).
* «y él es la cabeza del cuerpo
que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los
muertos, para que en todo tenga
la preeminencia» (Col. 1.18).
* «...Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo
principado y potestad» (Col.
2.10).
Estas citas vienen a decir que el uso
de kéfale en el NT claramente denota
autoridad. Es en virtud de esta autoridad que Cristo luego suministra gracia a su pueblo: Col. 2.19, Ef. 4.14,
5.23. Hay que mantener el orden
semántico: primero, Jesucristo es
Señor/autoridad sobre la Iglesia, y
segundo, como autoridad él suple las
necesidades de los suyos.
Sentido del concepto de cabeza
En 1 Co. 11.3, la frase «Dios la cabeza de Cristo» explica la frase anterior,
«el varón es cabeza de la mujer». Las
relaciones dentro del trino Dios sirven como referencia para maridos y
mujeres, tanto en el hogar como en su
ministerio público. Para entender el
significado de cabeza en el hogar y en
la iglesia, miramos primero al Padre
en su relación eterna con el Hijo.
Varios aspectos de la relación saltan a
la vista:
l. El Padre y el Hijo son plenamente iguales en esencia y atributos
(deidad, eternidad, amor, sabiduría,
omnisciencia, omnipotencia, omnipresencia, inmutabilidad, justicia ...).
* El Hijo es plenamente Dios
con el Padre (Jn. 1.1-2, Tit. 2.13,
Ro. 9.5, 2 P. 1.1).
* El Hijo es completamente
igual al Padre en esencia y atributos (Fil. 2.6, Jn. 10.30, Jn. 5.1819, Jn. 14.9).
* De la misma manera, el marido y la mujer son iguales en dignidad y valor, delante de Dios y
frente al mundo. Son coherederos
de la gracia de la vida (l P. 3.7).
2. El Padre y el Hijo se relacionan
en ciertas cosas de una manera recíproca, el uno hacia el otro.
* El Padre ama al Hijo (Jn.
3.35, 5.20, 10.17, 15.9, 17.26) Y
tiene toda su complacencia en él
(Mt. 3.17). El Hijo es su «delicia
de día en día», desde antes de la
fundación del mundo (Pr. 8.30,
Jn. 17.24). De la misma manera,
el Hijo ama al Padre (Jn. 14.31).
«Ni rosh (A.T. hebreo) ni
kefalé (LXX, la Septuaginta)
traducen la idea. de «fuente,
origen» en ningún texto del
AT. El universo semántico de
«cabeza», tanto en hebreo
como en griego, siempre destaca nociones de prioridad,
dignidad, y autoridad».
* El Padre honra al Hijo (Jn.
5.23) y les habla a los hombres
acerca del Hijo (a través de los
profetas, Jn. 6.45). El Hijo honra
al Padre (Jn. 8.49, 17.4) Y le revela al mundo (Jn. 1.18,5.24,6.46).
* De la misma manera, el marido y la mujer se aman, se deleitan
mutuamente el uno en el otro
(Cant.). Además del amor, les une
el respeto y el compromiso de
hablar bien del otro, de honrar al
otro delante de los demás.
3. El Padre y el Hijo tratan juntos
con el mundo exterior.
* El Padre lo crea todo, pero lo
hace a través del Hijo (como
agente: Jn. 1.3, Col. 1.16-17, He.
1.1-3). Colaboran en la creación
y el mantenimiento del universo
material.
* El Padre y el Hijo juntos
envían al Espíritu (Jn. 14.26,
15,26, 16.7) para aplicar la obra
de la redención a los corazones
de los hombres.
* De la misma manera, el marido y la mujer -como coportadores
de la imagen de Dios y corregentes del mundo- colaboran como
equipo en el trato con el mundo
exterior. Conversan, consultan,
oran juntos, trabajan juntos para
llevar a cabo su misión de bendecir al mundo de alrededor (Gn.
1.26-28).
4. A nivel funcional, el Padre y el
Hijo se relacionan de una manera no
recíproca.
El Padre traza el plan de salvación,
envía al Hijo para ejecutarla, lo sustenta en la misión, y después lo resucita y sujeta todas las cosas. bajo sus
pies. El Hijo acepta la misión encomendada, se encama en este mundo,
se sujeta a la voluntad de Dios hasta
la cruz, y sigue sujeto al Padre después de la resurrección. Algunos
aspectos:
* El Padre envía al Hijo, el Hijo
es enviado por el Padre (Jn. 3.16,
Gá. 4.4, Jn. 5.37).
* El Hijo busca la voluntad del
Padre (Jn.5.30), hace la voluntad
del Padre (Jn. 6.38, 4.34; He.
10.5-7), y somete el libre ejercicio de sus atributos al deseo del
Padre (Pil. 2.7).
* El Hijo se sujeta libremente
al Padre antes de la encamación
(Pr. 8.22, He. 10.5-7), y después
de glorificado (He. 1.3, 1 Co.
15.28).
El trino Dios demuestra la perfecta
sintonía entre la igualdad de esencia y
el reparto de funciones. Son conceptos compatibles. En el seno de la Trinidad, cabeza se refiere a la autoridad
responsable y benéfica del Padre
sobre el Hijo; no hay ninguna connotación de desigualdad ni injusticia, ni
el Hijo protesta por el papel que desempeña.
Aplicación de cabeza en
el matrimonio
Para aplicar la noción de cabeza en la
vida real, tomamos como referencia
no sólo las relaciones dentro del trino
Dios, sino también la relación entre
Jesucristo y la iglesia: «...así como
Cristo es cabeza de la iglesia, la cual
es su cuerpo, y él es su Salvador» (Ef.
5.23). La función diferenciada que
ejerce el Padre sobre el Hijo, y Jesucristo sobre la iglesia, podría resumir.se en tres áreas principales:
l. Protección y provisión. 2. Iniciativas. 3. Dirección general.
(Continuará)
1. Wayne Grudem,
"The meaning of
kephale (head): a response to recent studies», citado en Recovering biblical manhood and womanhood.
Wheaton, Crossway
books, 1991, pp. 425-468. El artículo es una
ampliación de otro estudio que Grudem
publicó en 1985 en el Trinity Journal: "Does
kephale (head) mean 'source' or 'authority
over' in Greek literature? A survey of 2336
examples».
EDIFICACIÓN
CRISTIANA
I 17
El significado de «cabeza»
en la Biblia
.Implicaciones para el matrimonio y la Iglesia
Segunda parte
ESTEBAN RODEMANN
Siguiendo la idea de «cabeza» en el trino Dios, esto también implica [tomar iniciativas hacia su esposa] que el marido ha de velar -en oración, y con propuestas reales- para que la familia avance en la
dirección que el Señor quiere.
1. Proteccióo.y provisión
El Padre promete sostener al Hijo en
la ejecución de su misión redentora
(Is. 42.1,' Sal. 89.21-27, He. 13.6).
Promete ayudarlo y guardarlo (Is.
49.8,50.7-9). Le fortalece en el huerto de Getsemaní (Lc. 23.43), le acompaña cuando los discípulos le abandonan (Jn. 16.32), y le resucita después
de la cruz (Hch. 2.24-32, He. 5.7).
De la misma manera, Jesucristo
como cabeza de la iglesia- sostiene a
los suyos (2 Ca. 6.2). Envía ayuda a
través de su Espíritu (Ro. 8.26), nos
da fuerzas para hacer su voluntad (Ef.
1.19,6.10; 2 Ti. 4.17), de modo que
«todo lo podemos en Cristo que nos
fortalece» (Fil. 4.13, Col. 1.11).
Jesucristo nos guarda hasta el final
(Jn. 17.12,2 Tes. 3.3), de manera que
nadie nos puede arrebatar de la mano
del Padre (Jn. 10.28). Suple todo lo
necesario para que hagamos lo que él
quiere (Fil. 4.19, 2 Ca. 9.8).
En el matrimonio, el marido está
llamado {l tomar ejemplo del trino
Dios y brindar protección y provisión
a su esposa. Esto significa asumir la
responsabilidad de proveer para la
economía familiar (l Ti. 5.8, donde
«alguno» traduce el pronombre masculino tis), como también un compromiso permanente de sustento y cuidado hacia su mujer (Ef. 5.29).
Cuando el Señor dirige a la familia
terrenal de Jesús, siempre actúa a través de José, el marido de María, porque a éste le compete velar por el
bien del conjunto. Dios explica la
concepción virginal de María a José
en sueños (Mí. 1.20-23); luego le
indica que lleve a la familia a Egipto
(2.13). Cuando toca el momento de
volver a Israel, el Señor se lo aclara a
José de noche (2.19-20). Al llegar a
Israel, José decide llevar a su mujer y
al niño a Galilea (en vez de Judea)
como respuesta a otra revelación en
sueños (2.22). José asume una responsabilidad de protección y provisión en todo momento, y Dios guía a
la familia a través de él.
«Cabeza implica, a nivel humano, una autoridad responsable,
limitada, y benéfica. Es una
autoridad que mana de una
vida desinteresada y entregada
a la búsqueda del bien de los
demás. Los consejeros de
Roboam captan la idea: «Si tú
fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les
hablares, ellos te servirán para
siempre» (1 R. 12.7)>>.
2. Iniciativas
El Padre traza el plan de la salvación,
escoge a los que serán redimidos, los
entrega al Hijo, y envía al Hijo a este
mundo para enseñar, dar ejemplo de
obediencia, y sacrificar su vida en la
cruz (Ef. 1.3-6; Jn. 3.16, 17.2,6; He.
10.5-7).
El Hijo transmite la palabra del
Padre a los hombres (Jn. 17.8) y da
vida eterna a todos aquellos que debían recibirla (Jn. 17.2). Escoge a los
discípulos (Jn. 15.16, Hch. 10.41,
22.14), y los envía al mundo como él
había sido enviado por el Padre (Jn.
20.21, Hch. 1.8). El es el autor de
nuestra fe (He. 12.2), él nos amó primero (l Jn. 4.19).
De la misma manera, el marido está
llamado a tomar iniciativas hacia su
esposa, tanto para sustentarla y cuidarla (Ef. 5.29), como para ayudarla a
ser todo lo que Dios quiere que sea
(Ef. 5.26). Siguiendo la idea de cabeza en el trino Dios, esto también
implica que el marido ha de velar -en
oración, y con propuestas reales- para
que la familia avance en la dirección,
que el Señor quiere. No es que la
mujer no pueda tomar iniciativas
hacia su marido, como tampoco significa que ella no ha de preocuparse
por el bien de la familia. Pero la responsabilidad recae de manera especial sobre el marido, porque como en
el caso de Adán, el Señor le pedirá
cuentas (Gn. 3.11, 17).
La iniciativa más importante es la
transmisión de una fe genuina a los
hijos. Es una fe que parte de un ejemplo de vida, una fe viva, una fe que se
manifiesta en todos los aspectos de la
vida (Dí. 6.4-9). En esto el padre ha
de tomar la iniciativa: así se ve en el
libro de Proverbios, donde es el padre
quien se esfuerza por aleccionar a su
hijo (aunque también cuenta con la
colaboración de su esposa, Pr. 1.8).
EDIFICACIÓN
CRISTIANA
I 15
La exhortación -estimulando a los
hijos a vivir como deben- es algo que
debe caracterizar al padre como cabeza de familia (l Tes. 2.11-12).
En los antípodas del hombre que
toma iniciativas está el hombre pasivo, débil, ausente. Podría ser como
Adán que, como sugiere el texto
hebreo de.Génesis 3.6, está presente y cruzado de brazos- cuando Eva
come del fruto prohibido. Otros
ejemplos serían Abram cuando obedece a Sarai y se une a la criada egipcia (Gn. 16), o Acab, cuando consiente la eliminación de Nabot, con el fin
de hacerse con su viña (l R. 21).
Barac destaca como hombre pusilánime cuando se niega a ir a la batalla
sin Débora (Jue. 4.8-9). Frente a estos
comportamientos, el apóstol Pablo
exhorta a los corintios a portarse
«varonilmente» (l Co. 16.13). El
adverbio sugiere esfuerzo, valentía e
iniciativas, es decir, todas las cualidades propias de un cabeza de familia.
3. Dirección general
En la Trinidad, el Padre asegura el
desenlace de la obra de la redención.
La salvación es de Jehová (Jon. 2.9).
Dirige al Hijo hacia la cruz porque ve
que es la única manera de lograr la
expiación, y garantiza que el Hijo
quedará satisfecho con el resultado de
su obra (Is. 53.10-11). Escoge a los
redimidos para que lleguen ante su
presencia santos y sin mancha al final
(Ef. 1.4).
Frente a esta dirección divina. del
desarrollo del plan de la salvación, el
Hijo afirma repetidamente que busca
la voluntad del que le envió (Jn.
5.30), y que ha venido para hacer la
voluntad del que le envió (Jn. 6.38).
En Getsemaní, Cristo cede conscientemente a la voluntad del Padre: «No
sea como yo quiero, sino como tú...»
(Mt. 26.39).
Con respecto a la Iglesia, Jesucri~to
vela por su bien, andando entre los
candeleros de oro (Ap. 1.13) Y santificando a la Iglesia con el fin de presentársela perfecta y gloriosa al final
(Ef. 5.25-27). Al ser Señor de la
Iglesia, Cris.to invita a la Iglesia a
darle la preeminencia en todo (Col.
1.18).
En una convivencia humana ideal,
los dos cónyuges compartirán una
misma sujeción al señorío de
Jesucristo en sus vidas, y una misma
16 I MAYO-AGOSTO
DE 2007
SERGIO
DE LIS
preocupación porque avancen juntos
con sus hijos en los caminos del
Señor. La tónica general debe ser de
una sana ayuda mutua en la vida espiritual, de un servicio consensuado, de
un ambiente diario de «mejores son
dos que uno ...» (Ec. 4.9-12). Se trata
de plasmar en palabras y hechos la
realidad de ser coherederos de la gracia de la vida.
El modelo de la Trinidad (y de
Jesucristo respecto a la Iglesia) sugiere, sin embargo, que le corresponde al
marido asumir de una manera especial la responsabilidad de la marcha
general de la familia. No es que tenga
que imponer su voluntad en todo, ni
mandar en todo momento, ni tener
siempre la razón, pero sí significa
preocuparse de manera constante porque la familia ande en sintonía con
los planes de Dios. En algún momento esto podría requerir que se imponga, que insista en que las cosas se
hagan de una manera y no de otra.
Cuando tocan decisiones trascendentales que definen la orientación general de la familia, el marido -con Adán
en el huerto de Edén- tendrá que dar
cuenta a Dios de la situación.
Como Jesucristo colabora con el
Padre cediendo a su voluntad, con el
fin de que se realice el plan de la salvación, así de la misma manera la
esposa está llamada a colaborar con
el esposo. Se sujeta libremente a la
autoridad del marido como cabeza,
para que toda la familia avance en la
voluntad de Dios. En vez de ser una
mujer rencillosa e iracunda (Pr.
21.9,19; 25.24; 27.15), destaca más
bien por su espíritu afable y apacible
(l P. 3.4).
El Señor se complace de manera
especial en Abraham porque el
patriarca asume plenamente esta
misión de dirigir a la familia:
«¿Encubriré yo a Abraham lo que
voy a hacer ...? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de
sí, que guarden el camino de Jehová,
haciendo justicia y juicio, para que
haga venir Jehová sobre Abraham lo
que ha hablado acerca de él (Gn.
18.17,19)>>.
Ejercer como cabeza no se trata
sólo de palabras y actividades, sino
de actitudes. Cualquier actitud paternalista o dictatorial, cualquier desprecio hacia la esposa, cualquier egoísmo o pereza interesada, todas estas
cosas contradicen el modelo del trino
Dios. La autoridad en el hogar se fundamenta en un ejemplo de vida sometida a Jesucristo. Por eso se exige del
candidato a anciano de iglesia que
«gobierne bien su casa, que tenga a
sus hijos en sujeción con toda honestidad ...» (l Ti. 3.4). La frase «con
toda honestidad» significa que los
hijos se someten a la autoridad de su
padre a gusto. Le siguen porque su
ejemplo les convence de sus valores y
criterios.
Cabeza implica autoridad; a nivel
humano se trata de una autoridad responsable, limitada, y benéfica. Es una
autoridad que mana de una vida desinteresada y entregada a la búsqueda
del bien de los demás. Los consejeros
ancianos de Roboam captan la idea:
«Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles
buenas palabras les hablares, ellos te
servirán para siempre» (l R. 12.7).
Entre las personas de la Trinidad no
interviene el pecado, entre los hombres sí. El pecado nos lleva a una
serie de situaciones anómalas, que
deforman la puesta en práctica de la
noción de cabeza:
* El marido a veces domina en
virtud de su mayor fuerza física,
en vez de por el ejemplo. A veces
trata de utilizar a su mujer para
sus propios fines, en vez .de sustentarla y cuidarla.
* El marido a veces toma iniciativas que nacen de una visión
egoísta, materialista, o hedonista
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de la vida, en vez de procurar que
la familia avance en los caminos
de Dios.
De la misma manera, el pecado a
veces deforma la respuesta de la
mujer:
* Ella a veces se niega a apoyar
a su marido; en vez de responder,
opta por resistir o refugiarse en el
silencio o la depresión.
* Ella podría ceder en todo al
marido, en vez de ejercer el discernimiento que le corresponde
como coportadora de la imagen
de Dios. Si ella pierde su dignidad y permite que el marido la
anule, esto es abandonar su vocación como coheredera de la gracia de la vida.
Estas situaciones crean un problema especial para el marido que quisiera ejercer su responsabilidad como
cabeza -frente a la esposa que no le
deja-, y para la mujer que quisiera
apoyar a su marido, aunque éste no
sale de su letargo. Cuando el otro
cónyuge no asume su parte y no colabora en el proyecto familiar según
Dios, entonces el creyente comprometido sólo puede pedir gracia especial para dirigir o para apoyar hasta
donde las circunstancias le permitan.
Abigail sale a dar socorro a David,
aunque su marido Nabal no cumple
con la obligación de preocuparse por
los necesitados y aliarse con el rey
ungido de Dios (l S. 25). Ella lo hace
a escondidas; no apoya al marido en
lo bueno porque él no toma la iniciativa que le corresponde. En medio de
la situación confusa creada por la
obcecación de Nabal, el Señor
recompensa la decisión de Abigail.
De la misma manera, Job retiene su
integridad aun cuando su mujer no le
apoya en la terrible prueba que le ha
sobrevenido (Job 2).
Aplicación .de cabeza
en la iglesia
El Nuevo Testamento enfatiza que las
dos esferas de hogar e iglesia se
deben complementar y reforzar. Lo
que se hace en la iglesia debe fortalecer la convivencia en el hogar, y la
vida familiar debe redundar en bendición para la iglesia. Un hombre es
apto (o no) para ser anciano según su
liderazgo en la familia (1 Ti. 3.4-5);
una mujer es apta para recibir el sostenimiento de la iglesia (tal vez en el
«El Nuevo Testamento enfatiza
que las dos esferas de hogar e
iglesia se deben complementar
y reforzar. Lo que se hace en la
iglesia debe fortalecer la convivencia en el hogar, y la vida
familiar debe redundar en bendición para la iglesia. Un hombre es apto (o no) para ser
anciano según su liderazgo en
la familia».
ejercicio de un ministerio determinado) si ha dado ejemplo de lealtad
matrimonial, de una educación sana
de los hijos, y de hospitalidad (l Ti.
5.9-10).
De la misma manera, el culto de
adoración y la vida eclesial en general deben potenciar a los matrimonios. Por eso los maridos -como
cabezas de familia- deben tomar iniciativas en la oración (l Ti. 2.8), en el
ministerio de la Palabra (l Co.
14.26), y en la dirección de los asuntos de la iglesia (1 Ti. 2.12). Así ejercen su responsabilidad de proteger,
proveer, y dirigir como cabezas de
familia en el contexto de la congregación. Todo con el fin de hacer real la
preocupación de un Salvador por los
suyos. La vida de la iglesia responde
alllaJ11amientomasculino, como también sirve de modelo para los jóvenes
que están formando conceptos sobre
el género y el hogar.
Así también las esposas deben buscar la manera de colaborar y apoyar a
su marido en el contexto de la iglesia,
justo como hacen en el hogar (1 Co.
11.5, 14.34). Esto no debe plantearse
como una limitación sino como una
vía de ministerio. Hay que fijarse no
tanto en el «no» como en el «sí». La
identidad de ellas no está supeditada
al marido en el sentido -como diría
Simone de Beauvoir- de ser el Otro
frente al Uno. No se trata de ser
«mujer florero», apta sólo para agradar, sin aportar nada real que merezca
la pena. Más bien como coherederas
de la gracia de la vida y coportadoras
de la imagen de Dios, ellas tienen
incontables oportunidades para servir
al Señor. Caben iniciativas, creatividad, riesgo, denuedo (asÍ la mujer virtuosa de Proverbios 31). Su vocación
de esposa incluye, sin embargo, una
enseñanza permanente, para los creyentes y para los inconversos.
Demuestran con su vida lo que es el
Hijo ante el Padre, y lo que debe ser
la iglesia ante el Señor Jesucristo.
Aun cuando no tengan un marido
creyente que les acompañe en el
culto, ellas con su porte dan ejemplo
a las mujeres casadas y a los jóvenes
en general. Cumplen así con su vocación de ser «maestras del bien» (Tit.
2.3-5), e influyen a través de los discípulos que son sus propios hijos (1
Ti. 2.15).
En la vida de iglesia, como en el
hogar, el pecado estropea muchas
cosas. Hay hombres que ejercen auto.ridad espiritual en la congregación de
una manera prepotente y machista, y
hay mujeres que se preocupan más
por reivindicar sus derechos que por
apoyar a sus maridos. Tanto lo uno
como lo otro son errores a evitar.
Muchas veces hay fantasmas del
pasado -culturales y personales- que
provocan reacciones desmedidas.
El único punto de referencia seguro
es la Palabra de Dios. En todo, hacemos bien en mirar a Jesucristo, que
actúa como Señor de la Iglesia porque dio su vida por ella; ejerce la
autoridad porque antepuso el bien del
otro al suyo propio. Al mismo tiempo, el Hijo siempre colabora gozosamente con el Padre -incluso después
de ascender al cielo-, sometiéndose a
su voluntad, con el fin de rescatar a
los seres humanos de la perdición.
Cristo sirve de modelo para hombres
y para mujeres, para que ellos ejerzan
de forma sacrificada como cabezas de
familia, .y para que ellas apoyen sin
.resentimiento.
El concepto de «cabeza» en la
Biblia es algo positivo y sano, arraigado en el trino Dios. No responde a
nociones machistas trasnochadas,
como tampoco significa la anulación
de seres humanos. Se refiere a una
autoridad responsable que, cuando se
ejerce con amor y conforme a la
voluntad de Dios, tiende a la máxima
bendición, satisfacción, y realización
personal de todos los miembros de la
familia y de la iglesia. La relación
entre las personas del trino Dios y la
relación entre Jesucristo y la iglesia
son los puntos de referencia.
Final del artículo
EDIFICACIÓN
CRISTIANA
I 17
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