Calvinismo y Arminianismo: Entendiendo las Diferencias

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Calvinismo y Arminianismo: Entendiendo las
Diferencias
-por Jorge L. Trujillo
Existe en la iglesias evangélicas dos puntos de vista opuestos en cuanto a la salvación
que tienen mucho en común pero también tienen mucho de diferencia. La mayoría de
los cristianos evangélicos están a uno u otro lado de este espectro mientras que otros
se encuentran en algún punto medio entre uno y el otro, combinando ideas de ambos
sistemas. En este breve escrito me propongo aclarar algunas diferencias a fin de que
entendamos que es lo que se discute y porque. En que estamos de acuerdo y en que
no lo estamos. Sabiendo ‘que’ es lo que discutimos evitará debates sobre puntos que
concordamos y malos entendidos sobre lo que estamos de acuerdo. Veamos primero
las semejanzas en ambos sistemas.
EXPOSICIÓN DE LAS SEMEJANZAS:
Elección:
La diferencia entre el punto de vista arminiano y el punto de vista calvinista en cuanto al
número de escogidos no está en ‘cuantos’ se salvan. Desde ambos puntos de vista, el
número de los salvados será finalmente el mismo. El día de la glorificación final tanto
los arminianos como los calvinistas ven el mismo número de elegidos salvados y
vestidos de blanco ante el trono de la gracia de Dios. ¿Cuál es entonces la diferencia?
La Expiación
Este punto se extiende del anterior en ambos sistemas. Pero antes de continuar
debemos aclarar que en ambos visiones, aquellos que se benefician de la cruz de
Cristo son exactamente el mismo número de personas, ni más ni menos. Es decir, la
expiación de Cristo, desde el punto de vista arminiano no redime más personas ni son
menos los pecadores perdonados por la obra de la cruz desde el punto de vista
calvinista. La muerte de Cristo es eficaz para ‘el mismo’ número de pecadores
arrepentidos desde ambas escuelas de interpretación. ¿Cuál es entonces el debate?
El llamamiento
En este punto también debemos aclarar que los que responden al llamamiento son los
mismos en ambos grupos. No responden menos en el punto de vista calvinista ni
responden más desde el punto de vista arminiano. Tanto Calvinistas como Arminianos
están totalmente de acuerdo en que el hombre que oye el mensaje tiene la
responsabilidad y el deber de aceptarlo. ¿Cuál es entonces la diferencia?
La Perseverancia Final
En este punto también concordamos, por necesidad que el número final de salvados
son los mismos en ambas escuelas de interpretación. No terminan más salvados por
los arminianos ni menos salvados por los calvinistas ¿Cuál es entonces el
desacuerdo?
EXPLICANDO LAS DIFERENCIAS
Siendo que el número final de hombres salvados (y perdidos) es el mismo en ambos
sistemas, ¿Cuál es entonces la diferencia entre estos dos puntos de vista tan distintos?
A continuación presentamos una explicación breve.
La Elección
Aunque los escogidos y finalmente salvados en ambos sistemas son los mismos,
desde el punto de vista arminiano el número podía haber sido mayor o menor. Desde el
punto de vista Calvinista el número de salvados no podía ser otro. El debate entonces
no está en si el calvinismo deja gente fuera del cielo o si el Arminianismo mete más
gente en el cielo sino en cuáles son las bases para que los que llegan al cielo lo logren.
Aunque desde el punto de vista arminiano la elección es basada en fe y perserverancia
prevista por Dios. Es decir, según el sistema arminiano Dios sabía quiénes eran los
que iban a creer y perseverar hasta el fin y por lo tanto los escogió para su gloria
eterna. Desde el punto de vista calvinista, Dios escogió de antemano los que serían
participantes de su gloria eterna y aseguró que creerían y perseverarían hasta el final.
El mismo número de salvados desde un punto de vista es el mismo número de
salvados desde el otro. La diferencia por lo tanto, no está en el número de salvados
sino en el método de salvación. Los arminianos ven la salvación como una obra
cooperativa entre Dios (que ofrece) y el hombre (que acepta) la salvación ofrecida. Dios
da a todos una oportunidad por igual para que cada cual decida libremente si es o no
es salvado. Los que deciden de por sí mismos aceptar y perseveran en esa decisión
son finalmente salvados mientras que los que rechazan la oferta son condenados. Los
calvinistas ven toda la salvación de principio a fin como una obra total de la gracia de
Dios otorgando al hombre no solamente el llamado de salvación sino todo lo necesario
para que esa salvación sea segura hasta el final.
La Expiación
Para entender este punto debemos ver la perspectiva de cada lado. ¿Cuál era la
intención/ propósito de Dios por medio de la cruz de Cristo y la naturaleza de la
expiación? ¿Estaba Dios “tratando” de salvar la humanidad entera por medio de la cruz
o estaba tratando de salvar los que el ya había escogido salvar desde antes de la
fundación del mundo? ¿Perdonó efectivamente los pecados de algún hombre en
particular la cruz de Cristo o hizo posible el perdón de todos los hombres sin tener a
nadie efectivamente?
La Intención de la Cruz
La pregunta es la siguiente. ¿Cuál es fue el propósito de Dios en la muerte de Cristo?
Se nos dice que la muerte de Jesús en la cruz fue vicaria (el herido fue “por” nuestras
rebeliones, molido “por” nuestros pecados – Is. 53). Eso significa que fue una muerte
sustitutoria. Jesús sustituyó como reo y tomó el castigo de los que se propuso salvar.
La ira de Dios fue derramada sobre Jesús, la demanda divina de castigo fue satisfecha
y como consecuencia, ya ellos no serían condenados, ya Jesús fue condenado “en
lugar de” ellos. Una pregunta importante es ¿Qué o cuantos fueron contados por Dios
sobre Cristo en la cruz del calvario? Hay varias opciones:




1.
En la cruz Dios contó sobre Cristo todos los pecados de todos los
hombres.
2.
En la cruz Dios contó sobre Cristo algunos pecados de todos los
hombres.
3.
En la cruz Dios contó sobre Cristo algunos pecados de algunos
hombres.
4.
En la cruz Dios contó sobre Cristo todos los pecados de algunos
hombres.
Si la opción número uno es correcta, estamos hablando de universalismo. Alguno
objetará, como suele suceder, que todos los pecados de todos los hombres fueron
contados en la cruz pero que no son salvos porque “no creen.” El problema con este
punto de vista es que “no creer” es un pecado. Si Cristo murió para que todos los
pecados de todos los hombres fuesen perdonados, entonces, el pecado de “la falta de
fe” o el pecado de “la incredulidad” o el pecado de “no creer” tuvo que estar incluido en
esa muerte, de otra manera Jesús no murió por ‘TODOS’ los pecados de todos los
hombres. Esta opción se ajusta al punto de vista arminiano.
En la opción número dos tendríamos que Dios solamente puso sobre Cristo algunos
pecados de ‘todos’ los hombres. Si dejamos fuera de esta redención el pecado de
incredulidad, entonces estamos contradiciendo la Biblia que declara sin excepción
alguna que “la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.” En ese caso, no sería
“todo pecado” sino “casi todos”. Este de hecho, “podría ser” un punto de vista
arminiano.
En la opción tres tendríamos que Cristo murió por ‘algunos’ pecados de ‘algunos’
hombres. Esta opción nos deja con que algunos pecados todavía no son perdonados.
Tanto en este punto como el anterior nos queda la pregunta ¿Quién ha de cubrir los
pecados no incluidos en el sacrificio de Cristo? Esto es un problema sean muchos los
pecados que no son perdonados en la cruz o sea simplemente la falta de fe, o la
incredulidad. Alguien debe pagar por el pecado de incredulidad y si Cristo no lo hizo,
¿Quién lo hará? No podemos decir que una vez alguien cree ya no necesita ser
perdonado por no creer. Eso sería como decir que si alguien miente, mata o adultera y
luego dice la verdad, no mata o deja el adulterio ya no necesita ser perdonado por la
mentira que dijo, el asesinato o el adulterio que cometió. La falta de fe necesita perdón
y redención, por lo tanto debe estar incluida en el sacrificio de Cristo. Este punto de
vista nadie lo sostiene.
La opción cuatro nos presenta un cuadro donde vemos no solamente la plenitud de la
expiación hecha por ‘todos’ los pecados de ‘todos’ los hombres del mundo por los
cuales Cristo murió, incluyendo el pecado de incredulidad y por eso les es dada la fe
como don de Dios (Col. 1:29). Este es el punto de vista calvinista.
Cuando los teólogos reformados dicen que Jesús murió por los escogidos no lo hacen
por puro capricho o antojo, sino porque ven una necesidad bíblica para tal
interpretación. Para ellos es algo que se desprende del estudio bíblico. Vemos que la
Biblia es clara en que Cristo murió por/ vino a salvar “su pueblo” (Mt. 1:21), “por la
descendencia de Abraham” (Heb. 1), por “los que Dios me dio” (Jn. 6), por “sus ovejas”
(Jn. 10), “por la iglesia” (Efe. 5), por “los hijos de Dios” (Jn. 11:27) o por “los escogidos”
(Rom. 8). Cuando Jesús murió en la cruz del calvario sabía exactamente quienes
creerían y se beneficiarían de su muerte expiatoria, “verá la aflicción de su alma y
quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos y llevará
las iniquidades DE ELLOS.” (Is. 53:11).
Por lo tanto, si la redención está limitada de tal manera en estos versos de la Biblia a
un grupo específico de personas, nuestra labor es entender apropiadamente sin
contradecir o restar significado a aquellos versos donde se habla de una propiciación
general por todo el mundo. Si Cristo murió por gente que terminan en el infierno de
igual manera en que murió por aquellos que son parte de su iglesia, esos versos que
dicen que Jesús murió específicamente "por la iglesia" (Efe. 5; Hch. 20) carecen de un
verdadero significado. Lo mismo ocurre con todos los demás versos que limitan la obra
de Cristo a cierto grupo. Si se puede decir lo mismo de todos los que terminan en
condenación de los que terminan en gloria ¿Qué hay de especial en eso? Tome por
ejemplo el hombre que jura a su mujer lealtad y pureza sexual al tomarla como esposa
y al mismo tiempo tiene relaciones con cuanta mujer se encuentra en el camino. ¿De
qué manera es esa esposa especial para ese hombre? Obviamente las palabras de
lealtad y especialidad no significan nada para esa mujer. ¡No hacen ninguna
diferencia!
Otro ejemplo, si usted trabaja en una compañía y su jefe lo llama y le dice ‘fulano, te
voy a dar el viernes libre por ser tan buen trabajador, y por esforzarte más que los
demás, este viernes es tu viernes y te lo voy a pagar sin trabajar.” Seguramente usted
se sentirá especial y apreciado por su jefe. Pero ¿Cómo se sentiría si después de eso,
su jefe le dice al resto de los empleados, buenos y malos por igual, todos los que
trabajan en la compañía, que tienen el viernes libre y con pago? ¿Se sentiría usted
especial? ¿Hubo un trato especial para usted? No tanto, al contrario, es posible que se
sienta hasta burlado por su jefe.
Algo similar ocurre cuando tratamos con el tema de la expiación de Cristo. El trato de
Cristo con su pueblo es ‘especial’; eso es así desde el Antiguo Testamento (Dt. 7:6; Am
3:2; 2 Tim. 1:9; Tito 2:14; 1 Pd. 2:9). ¿Qué tiene de especial que Dios diga a Israel que
ellos son el pueblo especial si al mismo tiempo todos los demás pueblos eran un
pueblo especial? El punto que Pablo y Pedro quieren hacer ver a la iglesia es que ellos
son especiales ante los ojos de Dios, tan especiales que Cristo murió por ellos, Dios
“entregó a Cristo por todos nosotros”, los escogidos de Dios (Rom. 8:32-33) y por eso
les llamó con llamamiento santo. ¿Si Cristo amó tanto a la iglesia que se entregó por
ella que tiene eso de especial si amó a los enemigos de la iglesia de la misma manera
y con la misma pasión y se entregó igualmente por ellos? ¿Qué tiene de especial que
Dios nos diga a los Romanos que Dios dio a su hijo “por nosotros” los escogidos, si eso
fue lo que hizo por el mundo entero, aun aquellos que los persiguen y los odian como
ovejas de matadero? ¿No era precisamente esa distinción la que Pedro estaba
haciendo cuando dice a la iglesia que ellos son “pueblo adquirido por Dios”. Miremos el
contraste que hace Pedro entre ambos grupos. Primero de los incrédulos, enemigos de
Cristo :
1 Pedro 2:8 (LBLA) y, PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCANDALO; pues
ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para ello estaban
también destinados.
En contraste, le dice a ellos, los creyentes:
1 Pedro 2:9 Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido para posesión de Dios , a fin de que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable
Si los pecadores incrédulos y los enemigos de Cristo fueron igualmente escogidos y
adquiridos para posesión de Dios, ¿Qué de especial tiene eso?
Ahora, hay versos que hablan de una salvación “a todos” o “al mundo entero”. El
teólogo arminiano no ve diferencia alguna entre la expiación de Cristo por la iglesia y
aquellos que no son iglesia. Los versos que hablan del trato especial de Dios con su
pueblo no tienen tanta relevancia. Tampoco hace diferencia entre las ovejas y los
lobos. Para el arminiano Cristo murió tanto por unos como por los otros. Dios murió
por todos de igual manera y sin excepción. El texto favorito es “porque de tal manera
amó Dios al mundo…” (Jn. 3:16) El teólogo calvinista, por otra parte compara estos
versos uno con el otro y ve que hay una dificultad, por lo tanto los interpreta de tal
manera que no quiten de ese trato especial que tiene Dios con su pueblo especial. Si
se habla del “mundo entero”, entonces tiene que ver con los que iban a creer (los
creyentes) en el mundo entero. Es decir es “el mundo entero” sin distinción de razas o
clases y no “el mundo entero” sin excepción alguna. De hecho, esa misma distinción
fue la que hizo Jesús cuando hizo su oración sacerdotal antes de ir a la cruz. Cristo
estableció una diferencia entre los suyos y el mundo. Jesús estaba interesado en “los
suyos” en “los creyentes” y no en el mundo:
Juan 17:9 "Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me
diste, porque tuyos 10 y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido
glorificado en ellos. 20 "Pero no ruego solamente por estos, sino también
por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.
Esta es una pregunta importante ¿Si la intención de Jesús era salvar a “todo el mundo”
sin excepción, porque en su oración no ruega a Dios por el mundo sino que
explícitamente los deja fuera de su intercesión?
Desde el punto de vista calvinista si la muerte de Cristo beneficia de alguna manera a
los que no se salvan, es de manera secundaria y nunca es de la misma manera que
beneficia a los que se salvan es al conseguir para ellos la detención temporal de la ira
de Dios y nada más. Es decir, por amor a los escogidos el resto de la humanidad no es
castigada todavía sino hasta después que todos los que han de ser salvados según la
paciencia de Dios lleguen a serlo completamente. Por eso Pedro dice que Dios “es
paciente para con NOSOTROS, no queriendo que ninguno se pierda sino que todos
procedan al arrepentimiento.” Otra vez, vemos la distinción de ‘nosotros’ que Dios no
quiere que se “pierda” y recordamos las palabras de Jesús que “no ha de perder”
ninguno de los que el Padre le da (Jn. 6:37)
Un punto más importante bajo esta sección. Cristo sabía de antemano quienes creerían
y se beneficiarían de la muerte de Cristo, tanto calvinistas como arminianos creen eso.
¿Entonces, por qué muere intencionalmente en lugar de (vicariamente) por gente que
‘nunca’ van a creer y terminarían condenados en el infierno? ¿Por qué habría de morir
cargando con los pecados de ellos que nunca serian perdonados? El estudiante
calvinista al ver todos estos puntos termina diciendo que Cristo murió por todos los que
creyeron, creían, y creerían en Cristo, ni uno más ni uno menos. Esos son los únicos
que se benefician de la muerte de Cristo. Se suele decir que desde el punto de vista
calvinista se limita el “alcance o extensión” de la expiación solamente a los que
creyentes mientras que desde el punto de vista arminiano se limita “el poder” o la
“eficacia” de la redención. A pesar de este debate tan interesante y profundo,
terminamos diciendo nuevamente que desde ambos puntos de vista, arminiano y
calvinista, el número de beneficiados por la muerte de Cristo es exactamente el mismo,
ni más, ni menos.
El llamamiento
En este punto también debemos aclarar que los que responden al llamamiento, desde
ambos puntos de vista, son exactamente el mismo número de personas. No
responden menos en el punto de vista calvinista ni responden más desde el punto de
vista arminiano. ¿Cuál es entonces la diferencia? Desde el punto de vista calvinista no
todos los que responden al llamado lo hacen de corazón y por lo tanto no todos son
salvados y perdonados o justificados. Desde el punto de vista arminiano la mayoría
son tenidos como salvados y perdonados por sus pecados y justificados pero
solamente una parte de esos serán glorificados.
El calvinista hace diferencia entre el llamamiento “externo” por la predicación de la
Palabra y el “interno” que hace el Espíritu Santo. Según el calvinista, el llamado
externo es general a TODOS los hombres por igual, pero el llamado interno es
especifico a los escogidos de Dios. Este punto de vista sigue el patrón establecido en
la Biblia que “los que antes conoció, también los predestinó, y los que predestinó, a
esos también LLAMÓ, y a los que llamó, a esos justificó y a los que justificó a esos
glorificó.” (Rom. 8:29) Es claro en ese pasaje que los llamados son UNICAMENTE los
predestinados y no otros. Este llamamiento, por lo tanto es tenido como una referencia
al llamamiento interno al corazón y no el externo de la predicación el cual alcanza a
todos por igual.
El arminiano no reconoce tal diferencia porque desde su punto de vista todos los
hombres reciben igualmente el mismo tipo de llamamiento interno y son ellos quienes
deben decidir si lo creen o no lo creen. Es importante aclarar que el llamamiento interno
del calvinista no es igual al llamamiento interno del arminiano. Aunque el punto de
vista arminiano es que ejerciendo su libre albedrio unos deciden creer y otros no, el
calvinista lo ve distinto. El calvinista sostiene que los que creen al mensaje lo hacen
porque Dios obra sobrenaturalmente en sus corazones, dándoles entendimiento,
abriendo sus ojos, mostrándole su pecado y otorgándole la fe y el arrepentimiento
necesario para recibir la salvación.
Existe controversia en si el llamado puede o no puede ser resistido. El sistema
calvinista declara que “la gracia es irresistible” mientras que el arminiano declara que
no lo es. Según el arminiano la gracia es a veces resistida y por eso las personas
rechazan el mensaje pero otras veces no es resistido cuando las personas libremente
deciden creer el mensaje para su salvación. Como el calvinismo reconoce un llamado
externo por el predicador que es usado por el Espíritu Santo, y otro directamente al
corazón del oyente por el mismo Espíritu Santo, es necesario reconocer que uno de
estos dos llamados, el llamado externo, desde el punto de vista calvinista es ‘siempre’
resistido (Hch. 7:51.) Por otra parte, el llamado interno, la obra directa del Espíritu al
corazón del hombre, no es resistida porque es una obra de gracia y no una mera oferta.
La Perseverancia Final
En este punto también concordamos, por necesidad que el número final de salvados
son los mismos en ambas escuelas de interpretación. No terminan más salvados por
los arminianos ni menos salvados por los calvinistas ¿Cuál es entonces la diferencia?
Desde el punto de vista arminiano muchos de los que pudieron haber estado en la
gloria no llegaron, se quedaron en el camino por varias razones, la falta de fe, el
pecado, la apostasía, etc. En la escuela arminiana muchos fueron ‘justificados’ pero
perdieron su justificación por sus malas obras. Otros perseveraron firmemente
haciendo buen uso de la gracia ofrecida y del Espíritu Santo para ello y se mantuvieron
de esa manera en el estado de justificación hasta el fin. Desde el punto de vista
calvinista los que terminan siendo salvados son el mismo número que Dios habría
previsto y determinado de antemano, desde antes de la fundación del mundo que se
salvarían en Cristo. Desde este punto de vista, los que se quedaron y no perseveraron
hasta el fin fue porque no estaban contados en el número de los redimidos. Tenían un
corazón perverso no regenerado y nunca experimentaron verdaderamente la
justificación divina ni fueron participes de la salvación. Son aquellos a los cuales Jesús
les dice “nunca os conocí”. Los que terminaron salvados lo fueron porque de principio
a fin la gracia de Dios estuvo con ellos y les mantuvo para que terminaran hasta el fin.
Al final el número de redimidos termina siendo el mismo para ambas escuelas de
interpretación, ni mas, ni menos.
La Gloria de Dios
Si en ambas posiciones el número de salvados es “el mismo” lo que está en discusión
es de quien es la gloria en cuanto a esa salvación, ¿es de Dios toda la gloria o no la
es? Desde el punto de vista arminiano, existe un elemento humano en la salvación del
hombre (el libre albedrío) y aunque se afirma que la gloria es de Dios. Aquí la
salvación es ofrecida por gracia y aquellos quienes la tomen y la mantengan hasta el
final resultan salvados. Aunque no quiera ser admitido, en el análisis final, la salvación,
desde el punto de vista arminiano depende no solamente de Dios sino también del
esfuerzo humano, de su santidad personal y su perseverancia hasta el final.
El concepto de ‘gracia’ tiene un significado distinto para arminianos y calvinistas. Desde
el punto de vista calvinista la gracia no es una oferta es una acción divina. Para ilustrar
la diferencia imaginemos un grupo de personas que desobedeciendo los pronósticos
del tiempo se fueron de pesca y ahora su barca se ha hundido y están ahogándose en
alta mar. No tienen esperanza alguna de salir de ese lugar a no ser que alguien les
ayude. El arminiano ve la gracia como aquella que le tira un salvavidas a cada una de
aquellas personas y que ellos decidan si quieren salir del agua o no. Unos salen y otros
no lo hacen. La gracia del calvinista se ilustra porque aunque se le tira el salvavidas a
todos, el que da la ayuda va en busca de algunos de los náufragos, les amarra una
soga a la cintura y los arrastra hasta tierra firme. Tanto las personas que se salvan con
el plan de rescate arminino como el calvinista viven agradecidas de su salvación, pero
¿Cuál vive más agradecida? ¿Cuál le da un poco de mérito al naufrago? Obviamente
aquel que fue sacado del agua personalmente tiene mucho más que agradecer, no hay
lugar a mérito en ese caso.
En las Instituciones Calvino dijo lo siguiente sobre el entendimiento de la elección
incondicional:
Jamás nos convenceremos como se debe de que nuestra salvación procede y
mana de la fuente de la gratuita misericordia de Dios, mientras no hayamos
comprendido su eterna elección, pues ella, por comparación, nos ilustra la gracia
de Dios, en cuanto que no adopta indiferentemente a todos los hombres a la
esperanza de la salvación, sino que a unos da lo que a otros niega. Se ve claro
hasta qué punto la ignorancia de este principio (el de poner toda la causa de
nuestra salvación solo en Dios) rebaja su gloria y atenta contra la verdadera
humildad.
El punto de vista calvinista entiende que la gloria es toda de Dios. El hombre no tiene
gloria alguna en su propia salvación, es por pura gracia. Dios le salvó dándole por
gracia (sin merecerlo) todo lo que era necesario para su salvación final. Desde este
punto de vista la salvación es realmente un ‘don’ de Dios. La fe, el arrepentimiento y la
perseverancia son otorgadas por Dios a sus escogidos de manera que Dios completa
en ellos la obra de salvación. Es Dios el autor y consumador de la fe, es Dios quien
comienza la obra y quien la perfecciona hasta el día de Cristo. Por eso como dice
Pablo, el que se gloría, gloríese en el Señor. Esto no significa que desde el punto de
vista arminiano Dios no lleve gloria, sino que desde el punto de vista calvinista la gloria
es mayor. Esta era precisamente la visión de los reformadores: “soli deo gloria”.
Cabe aclarar que el arminiano también está preocupado e interesado en la gloria de
Dios. Si Dios salva solamente algunos y no todos y la salvación depende solamente de
Dios, para la visión arminiana eso significa que él (Dios) es el agente de perdición de
los hombres. ¿Cómo puede Dios tener gloria en la perdición de tanta gente? Desde el
punto de vista calvinista la raza humana completa es merecedora de condenación por
su pecado, por eso Dios se glorifica al no dejar que todo sea pérdida. En su plan de
salvación Dios escogió salvar algunos para mostrar su misericordia y condenar a otros
para mostrar su justicia. De esa manera tanto la misericordia de Dios como su justicia
son glorificadas. El arminiano en este punto insiste que Dios se glorifica más si deja
que las personas escojan por si mismos qué camino seguir, la gloria o el infierno.
Desde el punto de vista calvinista el libre albedrio no funciona. Eso ha sido probado en
la Biblia ya que de hecho, toda la historia del Antiguo Testamento es “la historia del
libre albedrio”, que como todos sabemos, terminó en un colosal fracaso. Desde el
principio vemos a Dios ofreciendo al hombre opciones de seguir lo bueno y dejar lo
malo, de volverse a Dios y dejar los ídolos. Una vez tras otra el hombre, llevado por su
libre albedrío se alejó de Dios. En los años más oscuros de la nación de Israel, cuando
todos los profetas, los líderes religiosos y el pueblo se volvieron a la adoración a Baal y
dieron sus espaldas a Jehová, vemos el clamor de Elías diciendo “solo yo he quedado”.
Sin embargo, la respuesta del cielo no es que algunos han escogido de por sí mismos
servir al Dios verdadero sino que “yo me reservado siete mil que no han doblado su
rodilla ante Baal”. Pablo nos aclara esto en la carta a los Romanos diciendo que la
razón por la que estos no pecaron yéndose con el resto del pueblo en la adoración
pagana es porque fueron “escogidos por gracia.” (Rom. 11) Si hubiesen sido dejados a
su libre albedrío como los demás, también hubiese pecado contra Dios. Lo que hizo la
diferencia en estos fue la gracia de Dios. Esto demuestra que la gracia no es universal
sino específica. Pablo dice en Romanos que en este tiempo es "así mismo..." (Rom.
11). La nación de Israel recibió mensajero tras mensajero, profeta tras profeta y aun
con todo eso, solamente el remanente, un pequeño grupo escogido por gracia
permaneció fiel a Dios. El pueblo (Israel y Judá) fue finalmente desechado por Dios a
causa de su incredulidad y desobediencia pero solo un remanente "escogido por
gracia" permaneció firme.
Ahora, es igual. La raza humana entera está condenada al infierno por su pecado. Son
todos “hijos de ira.” Si Dios se complace en no dejar que todo se pierda y por su gracia
escoge algunos para ser salvados, eso es gran motivo de gloria y alabanza para Dios.
Dios no estaba obligado salvar a alguno y el hecho de que por su gracia salve a
incondicionalmente a tantos que no lo merecen es razón de alabanza para su gloria al
mismo tiempo que justamente condena los que son condenados.
La Victoria de Cristo
Otra pregunta importante es si Cristo es o no es victorioso en el plan de salvación. Ya
que los que terminan en el cielo y en el infierno son el mismo número de personas
desde ambas perspectivas, ¿se podría decir que Dios es igualmente victorioso y
triunfador desde ambos puntos de vista? No es así. Desde el punto de vista arminiano
Dios comenzó con un plan de salvar a todos los hombres de la tierra sin deja ninguno
fuera. Es claro que son muchos los que no terminaran en el cielo sino en el infierno.
Por lo tanto, desde el punto de vista arminiano, el plan de Dios de salvar a toda la
humanidad en Cristo no es lo que Dios quiso que fuera. Queda claro a los estudiantes
de ambas partes que el número de perdidos es mayor que el número de salvados.
Ahora, si Dios quiso salvar a todos y solamente se salva una minoría ¿Cómo se puede
decir que Cristo es victorioso en ese plan de salvación? Desde el punto de vista
arminiano había la posibilidad de que ‘todos’ los hombres hubieran aceptado la oferta
de salvación, eso de veras haría a Dios sumamente victorioso en su plan de redención.
Sin embargo, al mismo tiempo quedaba la posibilidad que 'ninguno' de los hombres
hubiese aceptado la oferta divina. Eso, por supuesto haría a Dios un fracasado en su
plan. El Arminianismo deja abierta varias posibilidades, se salvaba la toda la
humanidad o ninguno de los hombres. Se salvaban la mayoría o solamente una
minoría. En realidad, desde el punto de vista arminiano Dios se corrió el riesgo de que
cualquiera de que cualquier cosa pasara. Como la Biblia misma declara que “ancha es
la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
ella. 14 Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos
son los que la hallan. (Mat 7:14-15). Eso nos deja con una visión de Dios no muy buena
de Dios.
Ahora, si por otra parte, como lo presenta el punto de vista reformado, Dios se propuso
salvar cierta cantidad de personas y lo logra sin fracaso alguno, entonces Dios tuvo
éxito en su plan de salvación. Salvó exactamente "TODOS" los que se propuso salvar,
ni UNO menos. Este punto de vista es precisamente el que vemos en las Escrituras
vez tras vez. Cristo vino a la tierra con la misión de salvar un grupo específico de
personas el cual el Padre le había dado. De hecho, el dijo que ese fue precisamente el
propósito de su venida:
Juan 6:37-40 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de
ningún modo lo echaré fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del que me
envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en
el día final. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al
Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.
El mismo Señor dice que vino a hacer la voluntad del padre. La voluntad del Padre es
que “de todo lo que El me ha dado no pierda yo nada, sino que le resucitaré en el día
final”. Eso significa que si Cristo pierde solamente ‘uno’ de los que el padre le ha dado,
no habrá cumplido la voluntad del Padre y por lo tanto habrá fracasado en su misión.
Desde el punto de vista calvinista, Dios es glorificado hasta lo sumo porque Cristo ha
cumplido su misión al pie de la letra de principio a fin. Desde este punto de vista Dios
es totalmente victorioso, salva los que quiere salvar. La biblia dice que la "Palabra de
Dios no vuelve vacía" sino que hace aquello para lo cual es enviada. Si la palabra del
evangelio es enviada para salvar a todos pero solamente salva algunos o la minoría, no
se puede decir ha hecho su trabajo. Por otra parte si la palabra de Dios es enviada a
salvar a los que Dios quiere que se salven y estos son salvos efectivamente, la palabra
de Dios ha hecho su obra.
¿Hay diferencias prácticas?
Hasta ahora, lo que hemos considerado son las diferencias teóricas entre los dos
sistemas. Todo lo presentado tiene que ver con el punto de vista y entendimiento de lo
que ocurre según la comprensión bíblica de cada lado. Pero ¿tiene esto alguna
repercusión externa? Pensamos que sí. “pues como piensa [el hombre] dentro de sí,
así es.” (Prov. 23:7a)
Antes de continuar debemos aclarar que tanto los unos como los otros son cristianos
verdaderos. A menudo nos encontramos con personas, como me sucedió esta semana
mientras miraba algunos videos en el sitio YouTube que se decía que los calvinistas no
eran parte del cuerpo de Cristo y que tenían que ser llamados al arrepentimiento y no
tratados como hermanos. Otro video de alguien que se oponía al calvinismo y también
al arminianismo decía que si alguien era un arminiano, tal persona no era salvada.
¿Qué hace a alguien cristiano? Debemos recordar que una persona es cristiana, no
porque entiende los por menores y detalles teológicos y bíblicos de la salvación según
un punto de vista en particular sino porque entendió que “Cristo murió por sus pecados
y resucitó al tercer día para nuestra justificación”. Cada persona debe entender que en
la cruz Cristo murió por el o por ella de tal manera que habiéndose arrepentido de sus
pecados y poniendo fe en ese sacrificio, puede hallar en su sangre perdón de pecados
y recibir la vida eterna y que como Cristo resucitó así también el o ella tienen
esperanza de vida. Ambos, calvinistas, arminianos y todos entre medio creen eso.
Paradigmas:
El calvinismo o el arminianismo son simplemente ‘paradigmas’, ventanas al mundo y a
la Biblia de cómo ver e interpretar las cosas. Los eventos que suceden en nuestra vida
son ‘filtrados’ a través de estos paradigmas y así interpretamos sus significados. Por
ejemplo, un cristiano arminiano puede predicar junto a un cristiano calvinista y ganar
almas para el reino de Dios. Si una persona se niega a recibir a Cristo, tanto el
calvinista como el arminiano concuerdan que esa persona utilizó su albedrío para
rechazar el mensaje de salvación. Si, el calvinista también reconoce que la persona
que rechaza el evangelio lo hace de su propia decisión. Por otra parte, cuando una
persona se convierte por medio de la predicación del mensaje, aunque ambos se
regocijan, lo que cambia es la interpretación de lo que sucedió en esa conversión. El
arminiano piensa que esa persona ejerció su libre albedrío para creer en el mensaje
mientras que el calvinista piensa que Dios en su gracia cambió el corazón de esa
persona de tal manera que pudiera responder positivamente al evangelio.
La Vida Cristiana:
La vida cristiana del calvinista puede ser un poco distinta a la vida cristiana del
arminiano. Aunque la mayoría de los arminianos clásicos que he conocido pueden ser
mejor llamados ‘semi-calvinistas’ pues tienen un buen conocimiento de la soberanía de
Dios en la salvación de los hombres- De hecho, Spurgeon dijo en uno de sus mensajes
que "todos los arminianos eran calvinistas cuando oraban"; hasta el mayor de los
arminianos cuando ora es calvinista.
Pueden haber diferencias en cuanto a la expresión personal de vida cristiana en uno y
el otro. En un articulo escrito por un metodista, el autor advertía a los arminianos a
evitar algunos peligros que él había notado en la vida de muchos. La tendencia a
pensar que ellos tenían que mantenerse salvados por las obras que hacían pensando
que la traían méritos en su salvación. Yo mismo he notado, tristemente que muchos
arminianos tienen este tipo de pensamiento. El entendimiento de la salvación por
gracia para una gran cantidad de ellos es muy pobre. Aunque están conscientes que la
salvación se ‘recibe’ por gracia por medio de la fe, no es tan claro que se ‘mantenga’ de
la misma manera. A menudo oigo personas ya creyentes por años decir “estamos
tratando de llegar al cielo”, “hacemos lo posible por ser salvos”, “podemos perder la
salvación si no nos cuidamos”, “hago lo posible por alcanzar la salvación”, “estoy
luchando por tener la salvación”, “quiera Dios que fulano (que es cristiano) deje tal cosa
para que no se pierda”, o “yo hago esto o aquello porque no me quiero perder”. Un
pastor que ahora es calvinista, me contaba que solía predicar “usted puede estar salvo
y camino al cielo hoy pero terminar en el infierno mañana.” Estos son cosas que oigo
muy pero muy a menudo. Esta misma semana estuve tratando de corregir esa forma
de pensamiento en alguien, pero se me hace muy difícil ya que no es fácil para las
personas cambiar esa forma de pensar que “sus obras” cuenta para mantenerse
salvados.
Por otro lado, he escuchado la queja de muchos que dicen de calvinistas que piensan
que porque son escogidos y predestinados, tienen un concepto pobre sobre la
santidad. Aunque la vida de las personas calvinistas que he conocido es un alto
ejemplo de santidad, he leído que en la mente de algunos se puede ver la oportunidad
para el desenfreno y la vida pecaminosa. Un hermano decía "si yo creyera que la
salvación no se pierde, entonces me voy a pecar y hacer lo que me da la gana." Muy a
menudo la visión de que la salvación no se pierde ha sido descrita como “salvo siempre
salvo”. Eso, dando a entender que usted puede vivir pecaminosamente y si dice creer
en Cristo sigue salvo. Sabemos que ningún predicador calvinista serio predica tal cosa.
El regocijo de una vida cristiana sabiendo que Dios me escogió no porque sabía que yo
creería es un aliciente para el alma. Entender la elección de esta manera nos ayuda a
confiar y tener paz interior.
El Evangelismo:
Tanto el pensamiento calvinista como el arminiano tienen algo que ver en la manera en
que se evangeliza los perdidos. Si como arminiano, alguien piensa que ya Dios hizo lo
que iba hacer y ahora queda del hombre hacer algo, su manera de evangelizar va a ser
homocéntrica. Usted tiene que buscar la manera de convencer a esa persona, de
conmover sus emociones o de hacerle cambiar de parecer para que se convierta o
acepte el mensaje. En muchos casos hasta se le añade o se le quita al mensaje a fin
de que “suene mejor” y más atractivo. Un predicador reconocido decía que no se le
podía predicar a la gente del pecado sino de sus cualidades y como a Dios les hacía
falta gente como ellos. Se montan "shows" con humo y luces estilo discoteca, se traen
humoristas chistosos a los altares, se habla de la auto-superación personal como parte
del evangelio. Se ofrecen ganancias materiales y riquezas. En fin todo lo que pueda
‘atraer’ a alguien a la iglesia. En esto entra también la manipulación en los llamados al
altar y el miedo que se le mete a las personas para hacerlos reaccionar. Se puede
llegar a la conclusión de que la conversión de alguien depende de la calidad del
programa, de nuestra habilidad de “conectar” con la gente o nuestra oratoria y eso
simplemente no es así.
Por otra parte, el calvinista puede pensar que la salvación depende tanto y tanto de
Dios que los medios no son importantes ni siquiera necesarios. Aunque ha habido
grandes predicadores calvinistas que han ganado muchísimas almas para Cristo,
algunos pueden llegar al extremismo de pensar que no hace falta ni siquiera predicar.
Esto es conocido como hipercalvinismo, y es una falsa doctrina que debe ser
rechazada. La predicación debe ser persuasiva, fuerte, clara y sencilla pero sin
manipulación. Debemos predicar el evangelio de salvación lo más claramente posible
y tratar de alcanzar con nuestro mensaje mientras más personas mejor. Sin embargo
no debemos olvidar que es Dios quien salva. Pablo dijo: “yo sembré, Apolos regó, pero
el crecimiento lo da Dios.” Para tener un buen balance doctrinal con respecto a lo que
ocurre en la salvación de los hombres recomendamos leer el excelente artículo por
John G. Reisinger titulado “La parte de Dios y la parte del Hombre en la salvación.”
Dios y el diablo
Una de las cosas que a menudo diferencian la vida de un arminiano y la vida de un
calvinista puede ser en su visión de Dios y Satanás. He notado que para el arminiano,
el diablo es casi-todopoderoso, casi-omnisciente y casi-omnipresente. Si alguien pecó,
fue el diablo que lo hizo hacerlo, si alguien tuvo un accidente, fue el diablo, si vino un
huracán o tornado fue el diablo, si tembló la tierra, fue el diablo, si se cayó el techo fue
el diablo, la tormenta de nieve, el frío, la lluvia torrencial, el carro roto, y la enfermedad
de sus hijos, ya sea un catarro, el cáncer o el dolor de cabeza todo es causado por el
diablo.
Los calvinistas, y muchos arminianos clásicos enfatizan correctamente en la soberanía
de Dios, nada ocurre fuera del control y ‘permiso’ divino. Sin embargo, algunos
calvinistas pueden llegar a pensar que todo fue “causado” por Dios de tal manera que
no dejan lugar alguno a las decisiones humanas equivocadas, ni aun a lo que el diablo
sí puede hacer. Es cierto que Dios está en control de todo, repito, eso es cierto. Sin
embargo eso no significa que todo está directamente causado por Dios. Es importante
considerar la doctrina de la providencia divina. Aunque estamos conscientes que
“todas las cosas obran (o ayudan) a bien para aquellos que aman a Dios, los que
conforme a su propósito han sido llamados”, como lo dice la Biblia, también debemos
estar conscientes que si no cuidamos nuestros cuerpos, nos vamos a enfermar. Si no
estudiamos para la prueba, vamos a fracasar, si manejamos sin cuidado podemos
tener un accidentes y nada de eso tiene que ver ni con Dios ni con el diablo, sino con
nosotros mismos. El que se tira de un edificio se puede romper la cabeza o las
costillas, eso, no es ni obra de Dios ni obra del diablo, eso es estupidez humana.
Aunque no todo es el diablo, se debe dar el lugar correcto al diablo. La biblia dice que
“no tenemos lucha contra carne y sangre sino contra principados y potestades en los
aires.” Por lo tanto, puede ser que ese problema en su trabajo, en su casa o en su
iglesia sea impulsado por el mismo diablo y por eso la Biblia nos da instrucciones de
cómo actuar contra él.
¿Qué hacemos?
Es obvio que el calvinista desea que las personas pudiesen entender el calvinismo
porque piensa que es una visión más completa de lo que la Biblia enseña. Por otra
parte el arminiano también piensa lo mismo. Sin embargo, una vez hemos entendido lo
que nos une o nos separa y lo que debemos evitar, podemos trabajar juntos y en
armonía por la causa del evangelio. A fin de cuentas estamos en el mismo equipo y
trabajamos para el mismo Señor. Sigamos juntos mano a mano ganando almas para el
reino de los cielos hasta que todos los elegidos sean salvados. Hagámoslo todo para la
gloria de Dios.
Referencias Bibliográficas




Santa biblia – Reina Valera 1995 Sociedades Bíblicas Unidas, SBU
Humphreys, Fisher. (2005) La naturaleza de Dios. Mundo Hispano
Martínez, José. (2001) Fundamentos de la fe cristiana. CLIE
Wayne Grudem, (2005) Doctrina bíblica, parte II, capítulos 4-10, páginas 67-183,
VIDA
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