Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida: Una cita entre generaciones, un desafío de este tiempo (Old Age, human rights and quality of life: a meeting between generations, a challenge of this time) MARÍA ISOLINA DABOVE ∗ EDUARDO VÍCTOR LAPENTA ∗ 1. En la postmodernidad, las personas que transitan la vejez con frecuencia son relegadas por la sociedad a ámbitos de olvido, indiferencia, e incluso a la violencia; que afectan su calidad de vida. Como afirma Norberto Bobbio (1997), tal vez porque el curso histórico es cada vez más acelerado; o bien, debido a los prejuicios que todavía pesan sobre los ancianos; lo cierto es que la marginación de los viejos resulta, hoy, un dato de hecho, imposible de ignorar... Este tipo de discriminación impacta de manera particular en las esferas de autonomía, libertad e igualdad de las personas de edad, convirtiéndolos en sujetos débiles del sistema. 2. En efecto, la realidad social actual torna vulnerable al viejo en tanto lo estereotipa y lo constriñe en su ámbito de actuación. Las normas vigentes lo debilitan, porque no le ofrecen un marco de protección integral adecuado a su naturaleza. Pero también lo hacen los valores imperantes en esta cultura, cada vez que no reconocen suficientemente a la persona anciana como fin en sí. En este marco, no resultará extraño entonces que el anciano vea empobrecida su autonomía y voluntad. Así como tampoco será infrecuente que su calidad de vida y patrimonio se vean afectados, por la carencia de un régimen jurídico especial de derechos humanos referido a la vejez. En suma, aún cuando se viva una vejez “no patológica”, en este estadio no siempre es posible ejercer con plenitud todas las potencialidades que en ella están implícitas. No siempre le es factible al anciano el acceso a un conjunto de condiciones que le aseguren algún tipo de equilibrio bio- psico-social, apto para el desarrollo de sus planes de vida. No siempre, en definitiva, le es posible disfrutar de un marco de libertad para el ejercicio de sus derechos y obligaciones, para el desarrollo de su autonomía personal, en igualdad de condiciones con los demás. 3. Por su parte, también sabemos que en el marco de la Comunidad Internacional y del Estado Constitucional de Derecho, el principio de igualdad y no discriminación constituye una herramienta jurídica destinada al reconocimiento de la persona como fin en sí. Como derecho fundamental, es un instrumento de fortalecimiento de los individuos y grupos vulnerables, cuya capacidad de acción y participación se ∗ Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones de Ciencia y Tecnologia la (CONICET - UBA); Directora del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Profesora del Departamento de Filosofía del Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires -UBA-, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario –UNR- y de la Escuela de Derecho de la Universidad Nacional del Centro, de la Provincia de Buenos Aires –UNICEN– [email protected] ∗ Profesor Titular del Departamento de Derecho Público, e Investigador del Instituto de Estudios Jurídicos y Sociales, Facultad de Derecho, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires – 1 UNICEN–, Sede Azul, Argentina, [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax (+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net María Isolina Dabove, Eduardo Víctor Lapenta Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida… ven debilitadas sistemáticamente por los derroteros de la marginación, tal como el de los ancianos. Pero es, además, un concepto jurídico indeterminado, un mandato de optimización –al decir de Alexy (1993, p. 86)-, un criterio valorativo, que orienta nuestras conductas hacia alguna meta de justicia reconocida como válida en un tiempo y en un lugar determinados. Estas dos condiciones –ser un derecho fundamental y un principio- hacen de la igualdad y no discriminación, un medio eficaz para la realización de un fin político: la construcción de un régimen jurídico humanista incluyente de los ancianos. Los Planes de Acción Internacional sobre el Envejecimiento (Viena 1982 y Madrid 2002) son, sin duda, dos propuestas interesantes para la concreción de este modelo de convivencia humanista. Sus recomendaciones están claramente dirigidas a concretar programas de acción que velen por la autonomía, libertad e igualdad de los ancianos. En ellos se destaca la importancia de la implementación de políticas que incluyan el hecho de la mayor duración de la vida, con un punto de vista que abarque a toda la sociedad (Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, Madrid, 2002, apartados 8 y 9). Así como también, el Plan de Madrid (2002) insiste en la importancia de trabajar en favor del reconocimiento pleno de los derechos 1 humanos de las personas de edad, para garantizar su calidad de vida . 4. Esta publicación tiene por objetivo abordar el análisis de los diversos aspectos socio jurídicos que impactan negativamente sobre la calidad de vida de los mayores, desde una perspectiva interdisciplinaria. Mas a tal fin, se recogen los resultados del Workshop “Ancianidad, Derechos Humanos y Calidad de Vida: Nuevos desafíos para la autonomía, la igualdad y la no discriminación en la vejez”, realizado en el Instituto de Sociología Jurídica de Oñati, los días 1 y 2 de Abril 2010, bajo la coordinación de los profesores argentinos María Isolina Dabove (UNRUNICEN) y Eduardo Victor Lapenta (UNICEN). En este marco de trabajo, los autores han considerado tanto los factores sanitarios, sociales y económicos, como los jurídicos, políticos y filosóficos que, por omisión o por acción, contribuyen a la discriminación que afecta a la autonomía, libertad e igualdad de los ancianos. Así como también, se ha trabajado en torno a las realidades de los países de origen de los expositores, esto es: España, Argentina, México, Brasil y Colombia; con fines descriptivos, comprensivos y comparativos de todas ellas. 5. Así, pues, desde una mirada socio jurídica, en estos artículos las investigaciones plantean un complejo abanico saberes y reflexiones sobre áreas medulares de los Derechos Humanos de las personas de edad. Se desarrolla y profundiza la mirada, por ejemplo, sobre las condiciones de vida y la ausencia de bienestar de las 1 Objetivos: a) La plena realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas de edad; b) El envejecimiento en condiciones de seguridad, lo que entraña reafirmar el objetivo de la eliminación de la pobreza en la vejez sobre la base de los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad; c) La habilitación de las personas de edad para que participen plena y eficazmente en la vida económica, política y social de sus sociedades, incluso mediante trabajo remunerado o voluntario; d) Las oportunidades de desarrollo, realización personal y bienestar del individuo en todo el curso de su vida, incluso a una edad avanzada, por ejemplo, mediante la posibilidad de acceso al aprendizaje durante toda la vida y la participación en la comunidad, al tiempo que se reconoce que las personas de edad no constituyen un grupo homogéneo; e) La garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de las personas de edad, así como de sus derechos civiles y políticos, y la eliminación de todas las formas de violencia y discriminación contra las personas de edad; f) El compromiso de reafirmar la igualdad de los sexos en las personas de edad, entre otras cosas, mediante la eliminación de la discriminación por motivos de sexo; g) El reconocimiento de la importancia decisiva que tienen para el desarrollo social las familias y la interdependencia, la solidaridad y la reciprocidad entre las generaciones; h) La atención de la salud, el apoyo y la protección social de las personas de edad, incluidos los cuidados de la salud preventivos y de rehabilitación; i) La promoción de una asociación entre el gobierno, a todos sus niveles, la sociedad civil, el sector privado y las propias personas de edad en el proceso de transformar el Plan de Acción en medidas prácticas; j) La utilización de las investigaciones y los conocimientos científicos y el aprovechamiento del potencial de la tecnología para considerar, entre otras cosas, las consecuencias individuales, sociales y sanitarias del envejecimiento, en particular en los países en desarrollo; k) El reconocimiento de la situación de las personas de edad pertenecientes a poblaciones indígenas, sus circunstancias singulares y la necesidad de encontrar medios de que tengan una voz eficaz en las decisiones que les afectan directamente. 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove, Eduardo Víctor Lapenta Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida… personas mayores; la calidad de vida y el derecho al reconocimiento en la vejez.; sobre la justicia y el desarrollo del derecho fundamental a la calidad de vida de los ancianos en la Posmodernidad. También se ha abordado las cuestiones referidas a la protección jurídico-civil de la ancianidad; el derecho a la educación superior frente a la ancianidad y la discapacidad; la ciudadanía y la calidad de vida: en el marco de las universidades abiertas para la tercera edad. Así como también se recogen nuevas perspectivas en torno a la autonomía, la igualdad y la no discriminación en la vejez, respecto de los derechos de las personas mayores; la percepción de la discriminación en hombres y mujeres adultas mayores: entre usos, costumbres y derechos ciudadanos: El papel de la comunicación como un derecho humano en la longevidad. La problemática de las tecnologías de la información; el derecho a la privacidad y el tratamiento de datos en la ancianidad. El maltrato familiar hacia las personas mayores; la ancianidad y el derecho de familia. La temática de la autonomía y atención de los ancianos en situación de dependencia; las barreras y la inclusión en la vejez. Todo ello, visto desde las perspectivas que ofrecen los derechos de los Estados a los que pertenecen los autores, tanto como desde la mirada del derecho internacional. 6. Es de esperar que los textos y discusiones que elaboramos en este espacio, contribuyan a enriquecer el debate que actualmente se viene desarrollando en la Organización de las Naciones Unidas, para la redacción definitiva de la Convención Internacional de Derechos Humanos de las Personas de Edad. 7. Por último, no queremos dejar de resaltar en este espacio, el pleno compromiso académico, la calidez y la eficacia del Instituto de Sociología Jurídica de Oñati, con los cuales contamos de principio a fin. Sin este apoyo, sin la confianza que demostraron desde el inicio en esta temática, sin dudas, no hubiesen sido posibles ni el seminario, ni este libro. Vaya pues, nuestro más afectuoso agradecimiento para su director, Sol Piciotto, y para todos los que integran este ya, querido Instituto. Gracias, también, a los pobladores de Oñati, quienes nos acompañaron día a día, en la residencia, en sus calles y bares y en los medios de comunicación. María Isolina Dabove y Eduardo Victor Lapenta Oñati, noviembre de 2010 Bibliografía Bobbio, N., 1997. De Senectute. Trad. Esther Benítez. Madrid: Taurus. Alexy, R., 1993. Teoría de los Derechos Fundamentales. Trad. E. Garzón Valdés. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales. Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento de Viena, 1982. Disponible en: http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/asambleaplanviena-01.pdf [Acceso 16 noviembre 2011] Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento de Madrid, 2002. Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, 12 de abril de 2002. Disponible en: http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/onu-informe01.pdf [Acceso 16 noviembre 2011]. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 María Isolina Dabove, Eduardo Víctor Lapenta 4 Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida… Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 Autonomía y atención de las personas mayores en situación de dependencia en España: Una cita entre generaciones (Autonomy and care of elder people in dependency situation in Spain: a meeting between generations) MARÍA ISOLINA DABOVE ∗ Abstract Reality shows that human life is multiple, diverse, and, indeed, very complex. We can find, young and old; men and women; rich and poor; healthy and sick; different races. As never before there are even whole families, multigenerational and aged. But also, older people living with disabilities, disabled, or in a situation of dependency. The latter group in particular, requires special factual conditions and regulations to ensure its development in terms of justice. Conditions which, although they are recognized by the social actors (government, individuals, society) often get behind a utopian discourse: beautiful ..., but impractical. It is precisely this ambivalent scenario that gives rise to a range of negative and discriminatory practices against age, impacting on all areas of its autonomy, freedom and equality and the exercise of their fundamental rights. Therefore, not without reason stated above, in the current law, the elderly end up becoming the new weak people of this system. In this paper, it will presented from a legal philosopher, the legal scope of the Spanish model referred to autonomy and care of older people in situations of dependency, reflected by the Law 39/2006 of December 14th concerning the Promotion of Personal Autonomy and Care for Dependent People. The reasons that gave rise to legal philosopher and their relationship with fundamental rights, the State Constitutional Law and European Law will be observed. Finally, the possibilities of reception of this model by the Argentine Elder Law and its contribution to the development of an international convention on the rights of older people will be discussed. Key words Old age; Dependence Spanish Law; Elder Law Resumen La realidad pone de manifiesto que la vida humana es múltiple, diversa y, en verdad, muy compleja. En su haber encontramos, niños y viejos; varones y mujeres; ricos, pobres; sanos y enfermos; razas distintas. Como nunca antes había sucedido existen, incluso, familias enteras envejecidas y multigeneracionales. Pero ∗ Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones de Ciencia y Tecnologia la (CONICET - UBA); Directora del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Profesora del Departamento de Filosofía del Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires -UBA-, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario –UNR- y de la Escuela de Derecho de la Universidad Nacional del Centro, de la Provincia de 1 Buenos Aires –UNICEN– [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax.(+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… también, conviven personas de edad con capacidades diferentes, discapacitadas, o en situación de dependencia. Este último grupo en particular, requiere de condiciones fácticas y normativas especiales, para garantizar su desarrollo en términos de justicia. Condiciones que, si bien son reconocidas por los actores sociales (Estado, particulares, sociedad); suelen quedar arrinconadas detrás de un discurso utópico: hermoso…, pero impracticable. Es precisamente este mismo escenario ambivalente el que da origen a toda una serie de prácticas negativas discriminatorias contra la vejez, que impactan sobre todo, sus esferas de autonomía, libertad e igualdad y en el ejercicio de sus derechos fundamentales. Por ello, no sin razón se ha dicho ya que, en el Derecho actual, los ancianos terminan convirtiéndose en los nuevos sujetos débiles del sistema. En este trabajo se intentará mostrar desde una perspectiva iusfilosófica, el alcance jurídico del modelo de acción español referido a la autonomía y atención de las personas de edad en situación de dependencia, plasmado por la Ley 39/2006 del 14 de diciembre referida a la Promoción de la Autonomía Personal y Atención de las Personas en Situación de Dependencia. Se observarán las razones iusfilosóficas que le dieron origen y su relación con los derechos fundamentales, el Estado Constitucional de Derecho y el Derecho Europeo. Por último, se estudiarán las posibilidades de recepción de este modelo por parte del Derecho de la Ancianidad argentino y su contribución a la elaboración de una convención Internacional sobre los derechos de las personas de edad, actualmente en discusión. Palabras clave Vejez; Ley de Dependencia Española; Derecho de la Ancianidad 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… Índice 1. La vejez: esa nueva paradoja en nuestro tiempo ........................................... 4 2. ¿De qué se ocupa la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención de las Personas en Situación de Dependencia Española?......................................... 6 2.1. Tipo de Fuente: ................................................................................ 6 2.2. Precedentes explícitos de la Ley .......................................................... 8 2.3. El contenido formal del Sistema .......................................................... 9 2.3.1. Sus principios y estructura.......................................................... 9 2.3.2. Las relaciones jurídicas del Sistema ........................................... 13 2.3.3. Los cauces previstos para su funcionamiento............................... 18 3. ¿A quién se beneficia y a quién se perjudica con su funcionamiento?.............. 22 3.1. Necesidades y expectativas en torno a la Ley. ..................................... 22 3.2. Vejez y dependencia, poder y cuidados: sus beneficiarios ..................... 23 3.3. La fuerza ¿débil? de sus obligados: los sujetos repartidores del sistema .. 24 4. ¿Qué razones justifican su vigencia y eficacia? ............................................ 26 4.1. Los valores del sistema .................................................................... 26 4.2. El modelo iusfundamental de responsabilidad jurídica ante la vejez y la dependencia ......................................................................................... 27 5. ¿Es posible universalizar el modelo? .......................................................... 28 5.1. Aportes de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia para el Derecho de la Ancianidad Argentino ............................................................................. 28 5.2. ¿Cuál es su aporte para la elaboración de la Convención Internacional de Derecho Humanos de las Personas de Edad? ............................................. 30 6. Algunas conclusiones .............................................................................. 31 Bibliografía ................................................................................................ 32 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… … En otras palabras, en la idea de la felicidad resuena inevitablemente la de redención. Y con esa idea del pasado que la historia hace suya, sucede lo mismo. El pasado comparte un índice secreto por el cual se remite a la redención. ¿No nos roza pues, a nosotros mismos un soplo del aire que envolvió a los antecesores? ¿No existe en las voces a que prestamos oído un eco de las ahora enmudecidas? … Si es así, hay entonces una cita secreta entre las generaciones pasadas y la nuestra. A nosotros entonces, como a cualquier otra generación anterior, se nos habrá dotado de una débil fuerza mesiánica a la que el pasado posee un derecho. Ese derecho no cabe despacharlo a un bajo precio… (Benjamin 2008) 1. La vejez: esa nueva paradoja en nuestro tiempo … ¿No nos roza pues, a nosotros mismos un soplo del aire que envolvió a los antecesores? ¿No existe en las voces a que prestamos oído un eco de las ahora enmudecidas?... (Benjamin 2008) La vejez es, sin dudas, la etapa vital más contradictoria de la existencia humana, la más paradojal; y lo es, incluso, en mayor medida que la propia adolescencia. En ésta, las contradicciones son instrumentales al desarrollo, al crecimiento personal. Pero en la vejez, las paradojas surgen en gran medida a causa de la muerte, previsiblemente próxima, y nutren también por ello, el proceso inevitable de “extinción” (Dabove 2002; Nagel 1981) 1 . Sin embargo, a mi modo de ver, hay al mismo tiempo una especie de “ternura existencial” en esa humanidad tan vieja. Hay delicadeza, fragilidad, dócil compasión, que promueven en quienes lo observan, sentimientos diversos en relación a su protección (Bonete Perales 2009). Desde esa mirada paradojal se advierte, así, que en un viejo/a hay historia, hay pasado; pero, en combinación con la vida y con el porvenir, hay soledad junto a nuevas compañías. El andar lento es regla y su vulnerabilidad, una marca registrada a juzgar por su piel. No obstante hay también allí, en esa ancianidad, carácter, fortaleza, señorío de sí, raramente visto en las edades humanas anteriores (Iacub 2008). Sabemos que en la vejez, la experiencia es norte. Mas con ella, al propio tiempo, se plasma una fina y compleja estampa: aquella que nos revela como espejo el “adiestramiento” –o disciplinamiento- cultural que les ha tocado en suerte a sus personas (Foucault 1992). No resulta, pues, extraño encontrar a cada paso, en cada instancia existencial de personas, grupos, o de instituciones, respuestas antinómicas en torno a esta etapa de la vida (Ciuro Caldani 1992; Ciuro Caldani 1995; Dabove 2002; Minayo 2006). Por otra parte la realidad pone de manifiesto asimismo, la existencia de familias enteras envejecidas y multigeneracionales, como nunca antes había sucedido (Dabove 2008). Así, por ejemplo, desde el punto de vista poblacional, este fenómeno se ha ido configurando por la coexistencia sostenida de cuatro o tres generaciones de personas propias de una misma familia: bisabuelos, abuelos, padres e hijos. Ha surgido por la convivencia de dos generaciones sucesivas de personas envejecidas y vinculadas por lazos de familia: hijos de sesenta y tantos años, con padres que han superado los ochenta. Pero también apareció, a causa de la coincidencia de dos generaciones alternas de familia: abuelos y nietos (Di Tullio Budassi 2008; Klein 2010) 2 . Sobre este escenario, entonces, no es extraño 1 …Preguntarse sobre la vejez puede, incluso, llegar a ser más difícil que interrogarse respecto de la propia muerte. Llegar a viejo, en gran medida, también significa aprender a convivir con la muerte. Aprender a convivir forzosamente con ella, puesto que se trata de "habitar" el final sabiendo que lo es, sin ningún tipo de fuga posible. Significa, y mucho, aprender a asumir plenamente el último riesgo vital profundo… (Dabove 2000, p. 35) 2 En términos cuantitativos, la realidad nos revela que el aumento demográfico de la población mayor de 60 años es un fenómeno mundial, que plantea nuevos desafíos a las sociedades contemporáneas. En Argentina, la expectativa de vida ha aumentado considerablemente. En 1960 el porcentaje de ancianos respecto al total de habitantes era de un cinco por ciento y medio. Al año 1991 el porcentaje ascendía a casi el nueve por ciento. En cuanto a la proyección de la expectativa de vida, se estima que progresivamente irá en aumento. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), se prevé que en el año 2020 los hombres llegarán a alcanzar la edad promedio de 73 años mientras que las mujeres promediarán los 80. La proyección al año 2050 arroja por resultado que los hombres rondarán los 77 años mientras que las mujeres podrán llegar a los 84. Estos datos revelan 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… encontrar ahora, personas de edad con capacidades diferentes, discapacitadas, o en situaciones claras de vulnerabilidad (España. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO 1990; De Lorenzo García y Martínez Rivero 2006) En el plano económico se advierte además, que este multigeneracionismo se desarrolla como un proceso de creciente dependencia (Bazo 1993; Bellina Yrigoyen 2004; De Lorenzo García y Martínez Rivero 2006; Calvo Ortega y García Calvente 2007). Por ello, es común observar también que las generaciones concurrentes tejan entre sí intrincadas redes distributivas de recursos, trasladando en la más joven el papel proveedor. Vemos, pues, bisabuelos y abuelos con magras jubilaciones y pensiones. Hijos, integrados al mercado de trabajo, que subsidian a sus mayores. Nietos jóvenes que se preparan para ello, cual carrera en posta3 . Por otra parte, resulta curioso notar además que desde la perspectiva cultural, este fenómeno bien puede ser entendido como una variante del multiculturalismo, del pluralismo político y del plurijuridismo (Dabove 2008). Aquí pues, cada generación esgrime en su haber una forma de entender la vida, códigos de convivencia y prácticas discursivas que le son propios, experiencias políticas diversas, memorias colectivas diferenciables entre si y valores específicos. Mas también, estas culturas interactúan entre sí, se “arrastran” de un grupo a otro, dialogan y compiten, sedimentan y estratifican, en un universo heterogéneo de significaciones (Klein 2010). Doblemente complejo y paradojal resulta, entonces, el escenario de la vida para los varones y mujeres de edad. Por ser anciana, una persona es, simultáneamente, fuerte y frágil; solitaria pero, necesitada de compañía. Mas por ser ahora demográficamente, muchos, grande es también la esperanza de envejecer, aunque el costo sea el de vivir situaciones de clara dependencia en soledad. Como vimos, en este marco no será infrecuente encontrar hombres y grupos, completamente envejecidos, a la espera de condiciones fácticas y normativas especiales, que garanticen su desarrollo en términos de justicia. Pero tampoco faltarán reconocimientos políticos del Estado, de los particulares, o de la sociedad, que queden arrinconados detrás de grandes utopías solidarias. Es, pues, a mi juicio, este mismo escenario ambivalente el que da origen a toda una serie de prácticas negativas discriminatorias contra la vejez. Acciones, en suma, que impactan sobre todo, en sus esferas de autonomía, libertad e igualdad y en el ejercicio de sus derechos fundamentales. Por ello, no sin razón se ha dicho ya que, en el Derecho actual, los ancianos terminan convirtiéndose en los nuevos sujetos débiles del sistema. De manera que, sobre este triste panorama, bien vale preguntarse filosóficamente, si es “bueno” o no, lidiar con la vejez; si la ancianidad, es realmente una conquista de este tiempo; o debe ser vista como una carga. Si la vale la pena para todos alcanzarla; o es mejor, seguir negándola. Si hay, entre nosotros, una cita, un encuentro, marcado, aunque pendiente, entre nuestras generaciones, entre el pasado, el presente y el libre provenir, en cada viejo o vieja con los que nos toque en suerte vivir (Dabove 2002; Goldschmidt 1986). España ha dado respuesta a algunos de estos interrogantes, mediante la puesta en marcha de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, referida a la Promoción de la Autonomía Personal y Atención de las Personas en Situación de Dependencia. En ella, se ha tratado de plasmar el rico entramado de estudios, planes y resoluciones que vienen desarrollándose en la Unión Europea, desde la década de los noventa sobre esta cuestión (Dabove 2002; Dabove et al. 2006). Aunque, una especial consideración ha tenido también, la Recomendación 98 del Consejo de Europa del claramente que los ancianos designan una franja generacional extensa, con necesidades y protagonismo propios. (Di Tullio Budassi; 2008, p. 64-66) 3 …Una de las pérdidas que los ancianos deben afrontar se vincula con el cese de sus actividades laborales lucrativas. No solamente las personas hoy están obligadas a jubilarse, sino que un gran porcentaje percibe un beneficio previsional que no llega a cubrir sus requerimientos básicos. (Di Tullio Budassi, 2008, p. 65) Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… 18 de septiembre de 1998, específicamente referida a la dependencia (Moretón Sanz 2001). La Ley no está pensada para atender a la problemática de la ancianidad en exclusiva. Abarca, en verdad, a personas de todas las edades. De manera que su contenido, nos permitirá observar un doble juego de vinculación entre las generaciones. Por un lado, el de las relaciones que surgen entre las personas en situación de dependencia y la sociedad en su conjunto. Pero de otro, nos ayudará a mirar también las vinculaciones que puedan darse entre los propios beneficiarios del sistema, en atención a sus edades. Así, cabe pensar en las posibilidades de cooperación o conflicto que puedan plantearse entre los niños, jóvenes, adultos y viejos pertenecientes al sistema, toda vez que cada uno de ellos atraviesa momentos vitales profundamente diversos entre sí; aún cuando sean igualmente complejas sus dependencias. Por último, creo también que en esta Ley se encuentran las bases jurídicas de un nuevo modelo de responsabilidad social que contribuya a completar el que les corresponde a las familias. Ese camino no es otro que el del modelo iusfundamental de responsabilidad ante el envejecimiento (Dabove 2008). En este trabajo se intentará comprender filosóficamente el alcance jurídico del sistema español para la construcción de un modelo iusfundamental de responsabilidad social frente al envejecimiento Pero ello se hará en atención especial a la problemática de las personas de edad en situación de dependencia que la Ley contempla; tanto como respecto de la vinculación que ella facilita entre las distintas generaciones. A tal fin, y con la ayuda de la teoría general del derecho que postula el trialismo jurídico (Goldschmidt 2006; Ciuro Caldani 2000) se observará el contenido normativo de la Ley y su relación con los derechos fundamentales de los ancianos en el Estado Constitucional Español -perspectiva normológica-. Se estudiarán los modos de aplicación que hasta ahora parece haber transitado el sistema, los beneficios y perjuicios de sus prácticas –perspectiva ius sociológica-; las razones iusfilosóficas que legitiman su vigencia y aplicación, a la luz del modelo iusfundamenal de responsabilidad social ante la vejez –perspectiva valorativa-. Por último, también se analizarán las posibilidades de universalización de este modelo, particularmente, en el Derecho de la Ancianidad argentino y su relación con el proceso de elaboración de la Convención Internacional, actualmente en curso. Veremos, en suma si por su cauce, es posible acudir finalmente a la cita -aún secreta, por pendiente-, entre nuestras generaciones. Cita que sostenga la construcción del nuevo modelo de responsabilidad social y familiar que el fenómeno creciente del envejecimiento hoy reclama; aún cuando tengamos -como diría Benjamin- ¡débiles fuerzas que nos asistan! 2. ¿De qué se ocupa la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención de las Personas en Situación de Dependencia Española? …hay entonces una cita secreta entre las generaciones pasadas y la nuestra. (Benjamin 2008) 2.1. Tipo de Fuente: El 14 de diciembre de 2006, en España, se promulgó la Ley 39 referida a la Promoción de la Autonomía Personal y Atención de las Personas en Situación de Dependencia poniéndose en marcha por su intermedio, un interesantísimo sistema de contenido jurídico integral, aplicación progresiva e interadministrativa. El sistema (SAAD) se estableció con la finalidad de garantizar las condiciones básicas para el desarrollo de la vida cotidiana y la previsión de los niveles de protección, respecto de todas las personas en situación de dependencia 4 . Pero ha previsto 4 Artículo 1.1: La presente Ley tiene por objeto regular las condiciones básicas que garanticen la igualdad en el ejercicio del derecho subjetivo de ciudadanía a la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia, en los términos establecidos en las leyes, mediante la creación de un Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, con la colaboración y 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… también, vías institucionales para encauzar la colaboración y participación de las Administraciones Públicas -nacional, comunitarias autonómicas y locales-, tanto como para optimizar el uso de los recursos públicos y privados disponibles (Rodríguez Campo et al. 2008; España. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO 2010). Así, en la propia exposición de motivos de la Ley se califica al modelo como el cuarto pilar del Estado de bienestar 5 que, desde 1978, viene implementándose de manera sostenida en España (De Lorenzo García y Martínez Rivero 2006; Domínguez Martín 2008). Encontramos aquí, pues, el primer peldaño concreto de una cita explícita entre las generaciones, promovida en este caso, por el Estado Constitucional de Derecho Español. Desde el punto de vista de la teoría de las fuentes jurídicas puede decirse que esta normativa plantea un universo jurídico tan vasto y autosuficiente, que bien puede ser concebida como una ley micro-sistema. Así, en términos de Noemí L. Nicolau puede decirse que, en relación al sistema jurídico total vigente en un lugar determinado, la Ley 39/2006 se constituye como un conjunto parcial de normas que…, tratan de realizar una justicia todavía más concreta y particular, para sectores aún más determinados (el consumidor, el dañado, el locatario, el asegurado)… (Nicolau 1997). En nuestro caso, para las personas que no puedan valerse por sí mismas, en las actividades básicas de la vida diaria. En este sentido vemos pues, que la Ley 39/2006 establece un universo complejo y recortado -pero, universo, al fin-, de disposiciones sanitarias, de seguridad social, referidas a barreras e inclusión, sobre educación y desarrollo de la ciencia. Determina normas administrativas, de control de calidad, reglas laborales, tributarias, procedimentales y punitivas, al amparo explícito de la propia Constitución Española 6 . Como dato adicional, permítanme observar además que, a la luz de la técnica legislativa, la Ley 39/2006 de Dependencia ha sido configurada como una verdadera red autárquica de normas jurídicas, cuyo articulado guarda formalmente, relaciones de coherencia, consistencia y orden lógico entre sí, tanto como respecto del ordenamiento normativo en el cual se inserta (GRETEL 1989; Arellano Pardo, 2005; Martínez González; Vicente Blanco 2009). En ella hay principios y reglas, definiciones, derechos y obligaciones, organismos, servicios, procedimientos, baremos, sanciones y prescripciones, que la convierten en un pequeño mundo de ingeniería jurídica, con pretensiones autonómicas 7 . participación de todas las Administraciones Públicas y la garantía por la Administración General del Estado de un contenido mínimo común de derechos para todos los ciudadanos en cualquier parte del territorio del Estado español, de acuerdo con los siguientes objetivos: a) Facilitar una existencia autónoma en su medio habitual, todo el tiempo que desee y sea posible. b) Proporcionar un trato digno en todos los ámbitos de su vida personal, familiar y social, facilitando su incorporación activa en la vida de la comunidad Artículo 13 se expresa que: La atención a las personas en situación de dependencia y la promoción de su autonomía personal deberán orientarse a la consecución de una mejor calidad de vida y autonomía personal, en un marco de efectiva igualdad de oportunidades 5 Allí, se lee lo siguiente: …Si en 1978 los elementos fundamentales de ese modelo de Estado del bienestar se centraban, para todo ciudadano, en la protección sanitaria y de la Seguridad Social, el desarrollo social de nuestro país desde entonces ha venido a situar a un nivel de importancia fundamental a los servicios sociales, desarrollados fundamentalmente por las Comunidades Autónomas, con colaboración especial del tercer sector, como cuarto pilar del sistema de bienestar, para la atención a las situaciones de dependencia. 6 Disposición final octava. Fundamento constitucional: Esta Ley se dicta al amparo de la competencia exclusiva del Estado para regular las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes constitucionales, conforme al artículo 149.1.1.ª de la Constitución. 7 La Ley se estructura en un título preliminar; un título primero con cinco capítulos; un título segundo con cinco capítulos; un título tercero; dieciséis disposiciones adicionales; dos disposiciones transitorias y nueve disposiciones finales. En su título preliminar recoge las disposiciones que se refieren al objeto de la Ley y los principios que la inspiran, los derechos y obligaciones de las personas en situación de dependencia, y los titulares de esos derechos. El título I configura el Sistema de Atención a la Dependencia, la colaboración y participación de todas las Administraciones Públicas en el ejercicio de sus competencias, a través de los diversos niveles de Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… 2.2. Precedentes explícitos de la Ley Entre los precedentes normativos inmediatos de la Ley 39/2006 se destacan textos nacionales, tanto como europeos e Internacionales (Dabove 2002; Torrente Gari 2005; De Lorenzo García y Martínez Rivero 2006; Lasarte Álvarez 2007; Calvo Ortega, Rafael 2007). Así, por ejemplo, entre los documentos españoles la Ley 39/2006 referencia de manera expresa en su Exposición de Motivos, los siguientes: I. La renovación del Pacto de Toledo, especialmente, su Recomendación Adicional N° 3, del Pleno del Congreso de Diputados 8 . II. Las conclusiones del Informe de la Subcomisión sobre el estudio de la situación actual de la discapacidad, de 13 de diciembre de 2003, en la cual se admite la necesidad de configurar un sistema integral de la dependencia desde una perspectiva global con la participación activa de toda la sociedad. III. La Ley 51/2003, de 2 de diciembre, sobre Igualdad de Oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad LIONDAU IV. Los artículos 49 y 50 de la Constitución Española, que se refieren a la atención a personas con discapacidad y personas mayores y a un sistema de servicios sociales promovido por los poderes públicos para el bienestar de los ciudadanos. V. El artículo 149.1, sobre la garantía de igualdad a españoles en ejercicio de sus derechos y el artículo 149.1.20, que establece el deber de respetar el sistema de distribución de competencias impuesto por la Constitución. VI. El Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales, VII. Los Planes de Acción a favor de las Personas con Discapacidad y para Personas Mayores VIII. El Sistema de Seguridad Social, que ha venido asumiendo algunos elementos de atención, tanto en la asistencia a personas mayores como en situaciones vinculadas a la discapacidad: gran invalidez, complementos de ayuda a tercera persona en la pensión no contributiva de invalidez y de la prestación familiar por hijo a cargo con discapacidad, asimismo, las prestaciones de servicios sociales en materia de reeducación y rehabilitación a personas con discapacidad y de asistencia a las personas mayores protección en que administrativamente se organizan las prestaciones y servicios. La necesaria cooperación entre Administraciones se concreta en la creación de un Consejo Territorial del Sistema, en el que podrán participar las Corporaciones Locales y la aprobación de un marco de cooperación interadministrativa a desarrollar mediante Convenios con cada una de las Comunidades Autónomas. Asimismo, se regulan las prestaciones del Sistema y el catálogo de servicios, los grados de dependencia, los criterios básicos para su valoración, así como el procedimiento de reconocimiento del derecho a las prestaciones. El título II regula las medidas para asegurar la calidad y la eficacia del Sistema, con elaboración de planes de calidad y sistemas de evaluación, y con especial atención a la formación y cualificación de profesionales y cuidadores. En este mismo título se regula el sistema de información de la dependencia, el Comité Consultivo del sistema en el que participarán los agentes sociales y se dota del carácter de órganos consultivos a los ya creados, Consejo Estatal de Personas Mayores y del Consejo Nacional de la Discapacidad y Consejo Estatal de Organizaciones no Gubernamentales de Acción Social. Por último, se regulan en el título III las normas sobre infracciones y sanciones vinculadas a las condiciones básicas de garantía de los derechos de los ciudadanos en situación de dependencia. Las disposiciones adicionales introducen los cambios necesarios en la normativa estatal que se derivan de la regulación de esta Ley. Así, se realizan referencias en materia de Seguridad Social de los cuidadores no profesionales, en la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, en la normativa sobre discapacidad, gran invalidez y necesidad de ayuda de tercera persona, y se prevén las modificaciones necesarias para regular la cobertura privada de las situaciones de dependencia. La disposición transitoria primera regula la participación financiera del Estado en la puesta en marcha del Sistema en un periodo transitorio hasta el año 2015, de acuerdo con las previsiones del calendario de aplicación de la Ley que se contiene en la disposición final primera. 8 En la exposición de motivos puede leerse lo siguiente: … resulta por tanto necesario configurar un sistema integrado que aborde desde la perspectiva de globalidad del fenómeno de la dependencia y la Comisión considera necesaria una pronta regulación en la que se recoja la definición de dependencia, la situación actual de su cobertura, los retos previstos y las posibles alternativas para su protección. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove IX. Autonomía y atención de las personas mayores… Las propias actividades del Tercer Sector: importante malla social que ha venido previniendo los riesgos de exclusión de las personas afectadas (Moreno 2007). Entre los antecedentes europeos se destaca de manera expresa el reconocimiento de los derechos de las personas en situación de dependencia que han hecho tanto el Consejo de Europa como la Unión Europea. Así como también, los tres criterios que debían regir las políticas de dependencia de los Estados miembros, establecidos por la Unión Europea en el año 2002 bajo la presidencia española, a saber: universalidad, alta calidad y sostenibilidad en el tiempo de los sistemas que se implanten al respecto. Al tiempo que, del plano internacional se destacan todos los textos de derechos humanos, vinculados el reconocimiento de los derechos de las personas en situación de dependencia de la Organización Mundial de la Salud, Naciones Unidas y de la OEA, en especial (García Calvente 2007). Veamos ahora un poco más de cerca, el contenido del Sistema de Autonomía y Atención que la Ley implanta, desde el punto de formal normativo. 2.3. El contenido formal del Sistema 2.3.1. Sus principios y estructura Como ya se señaló al comienzo, el SAAD desarrolla un modelo de atención integral al ciudadano en situación de dependencia, a quien reconoce como un beneficiario activo ya que se prevé su participación en el coste de las prestaciones 9 . Tres principios básicos inspiran la Ley: la universalidad, la equidad y la accesibilidad, acorde con el neoconstitucionalismo adoptado por el Estado Español, en este tiempo (Dabove 2002; Torrente Gari 2005; De Lorenzo García y Martínez Rivero 2006; Lasarte Álvarez 2007). Así, el Artículo 3 reconoce de manera explícita que la Ley se inspira en los siguientes principios: a) El carácter público de las prestaciones del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. b) La universalidad en el acceso de todas las personas en situación de dependencia, en condiciones de igualdad efectiva y no discriminación, en los términos establecidos en esta Ley. c) La atención a las personas en situación de dependencia de forma integral e integrada. d) La transversalidad de las políticas de atención a las personas en situación de dependencia. e) La valoración de las necesidades de las personas, atendiendo a criterios de equidad para garantizar la igualdad real. f) La personalización de la atención, teniendo en cuenta de manera especial la situación de quienes requieren de mayor acción positiva como consecuencia de tener mayor grado de discriminación o menor igualdad de oportunidades. g) El establecimiento de las medidas adecuadas de prevención, rehabilitación, estímulo social y mental. h) La promoción de las condiciones precisas para que las personas en situación de dependencia puedan llevar una vida con el mayor grado de autonomía posible. i) La permanencia de las personas en situación de dependencia, siempre que sea posible, en el entorno en el que desarrollan su vida. j) La calidad, sostenibilidad y accesibilidad de los servicios de atención a las personas en situación de dependencia. k) La participación de las personas en situación de dependencia y, en 9 Artículo 33. La participación de los beneficiarios en el coste de las prestaciones. 1. Los beneficiarios de las prestaciones de dependencia participarán en la financiación de las mismas, según el tipo y coste del servicio y su capacidad económica personal. 2. La capacidad económica del beneficiario se tendrá también en cuenta para la determinación de la cuantía de las prestaciones económicas. 3. El Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia fijará los criterios BOE núm. 299 Viernes 15 diciembre 2006 44151 para la aplicación de lo previsto en este artículo, que serán desarrollados en los Convenios a que se refiere el artículo 10. Para fijar la participación del beneficiario, se tendrá en cuenta la distinción entre servicios asistenciales y de manutención y hoteleros. 4. Ningún ciudadano quedará fuera de la cobertura del Sistema por no disponer de recursos económicos. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… su caso, de sus familias y entidades que les representen en los términos previstos en esta Ley. l) La colaboración de los servicios sociales y sanitarios en la prestación de los servicios a los usuarios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia que se establecen en la presente Ley y en las correspondientes normas de las Comunidades Autónomas y las aplicables a las Entidades Locales. m) La participación de la iniciativa privada en los servicios y prestaciones de promoción de la autonomía personal y atención a la situación de dependencia. n) La participación del tercer sector en los servicios y prestaciones de promoción de la autonomía personal y atención a la situación de dependencia. ñ) La cooperación interadministrativa. o) La integración de las prestaciones establecidas en esta Ley en las redes de servicios sociales de las Comunidades Autónomas, en el ámbito de las competencias que tienen asumidas, y el reconocimiento y garantía de su oferta mediante centros y servicios públicos o privados concertados. p) La inclusión de la perspectiva de género, teniendo en cuenta las distintas necesidades de mujeres y hombres. q) Las personas en situación de gran dependencia serán atendidas de manera preferente. Por otras parte, cabe decir que el sistema funciona sobre la base de tres niveles de protección –mínimo, medio y adicional-, conforme con el artículo 148.1.20 de la Constitución y las normas sobre competencia de los Estatutos de Autonomía, en materia de asistencia social. En el nivel mínimo, las prestaciones están definidas y garantizadas financieramente por la Administración General del Estado 10 . Para el segundo nivel, la Ley contempla un régimen de cooperación y financiación entre la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas 11 . Se exige 10 Artículo 9. Participación de la Administración General del Estado. 1. El Gobierno, oído el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, determinará el nivel mínimo de protección garantizado para cada uno de los beneficiarios del Sistema, según el grado y nivel de su dependencia, como condición básica de garantía del derecho a la promoción de la autonomía personal y atención a la situación de dependencia. 2. La financiación pública de este nivel de protección correrá a cuenta de la Administración General del Estado que fijará anualmente los recursos económicos en la Ley de Presupuestos Generales del Estado de acuerdo con los criterios establecidos en el artículo 32. 11 A saber: Andalucía; Aragón; Asturias; Illes Balears; Euskadi; Canarias; Cantabria; Castilla-La Mancha; Castilla y León; Catalunya; Ceuta; Extremadura; Galicia; Madrid; Melilla; Murcia; Navarra; La Rioja; Comunitat Valenciana. Artículo 10. Cooperación entre la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas. 1. En el seno del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas acordarán el marco de cooperación interadministrativa que se desarrollará mediante los correspondientes Convenios entre la Administración General del Estado y cada una de las Comunidades Autónomas. 2. A través de los Convenios a los que se refiere el apartado anterior, la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas acordarán los objetivos, medios y recursos para la aplicación de los servicios y prestaciones recogidos en el Capítulo II del presente Título, incrementando el nivel mínimo de protección fijado por el Estado de acuerdo con el artículo 9. 3. En aplicación de lo previsto en el apartado anterior, el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia establecerá los criterios para BOE núm. 299 Viernes 15 diciembre 2006 44147 determinar la intensidad de protección de cada uno de los servicios previstos en el Catálogo, y la compatibilidad e incompatibilidad entre los mismos, para su aprobación por el Gobierno mediante Real Decreto. 4. Los Convenios establecerán la financiación que corresponda a cada Administración para este nivel de prestación, en los términos establecidos en el artículo 32 y en la disposición transitoria primera de esta Ley, así como los términos y condiciones para su revisión. Igualmente, los Convenios recogerán las aportaciones del Estado derivadas de la garantía del nivel de protección definido en el artículo 9. Artículo 11. Participación de las Comunidades Autónomas en el Sistema. 1. En el marco del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, corresponden a las Comunidades Autónomas, sin perjuicio de las competencias que les son propias según la Constitución Española, los Estatutos de Autonomía y la legislación vigente, las siguientes funciones: a) Planificar, ordenar, coordinar y dirigir, en el ámbito de su territorio, los servicios de promoción de la autonomía personal y de atención a las personas en situación de dependencia. b) Gestionar, en su ámbito territorial, los servicios y recursos necesarios para la valoración y atención de la dependencia. c) Establecer los procedimientos de coordinación socio sanitaria, creando, en su caso, los órganos de coordinación que procedan para garantizar una efectiva atención. d) Crear y actualizar el Registro de Centros y Servicios, facilitando la debida acreditación que garantice el cumplimiento de los requisitos y los estándares de calidad. 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… también, que este régimen se ponga en marcha mediante el establecimiento de convenios entre las partes, que sirvan al desarrollo y aplicación de las demás prestaciones y servicios que se contemplan en la Ley. El tercer nivel de protección es, en cambio, opcional ya que funciona supeditado a la voluntad política y a la capacidad económica de cada Comunidad Autónoma. Finalmente, la Ley habilita además, a las Entidades Locales para participar en la gestión de estos servicios de atención a las personas en situación de dependencia, siempre que lo hagan de acuerdo con la normativa de sus Comunidades y dentro de las competencias que la legislación vigente les atribuyen al efecto 12 . A fin de garantizar su cumplimiento la Ley crea, asimismo, el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia 13 . Así, en su seno deben desarrollarse los marcos de cooperación interadministrativa para la aplicación de la Ley; establecerse los criterios para determinar la intensidad de protección de los servicios previstos; y acordarse las condiciones y cuantía de las prestaciones económicas establecidas. Exige que desde allí se adopten los criterios de participación del beneficiario en el coste de los servicios; se acuerde el baremo necesario para la valoración de la situación de dependencia, previsto en el artículo 27; se consensuen planes, proyectos y programas de acción conjuntos; se adopten criterios comunes de actuación y de evaluación del Sistema, entre otras cuestiones 14 . Y determina, también, la necesidad de contar con algunos órganos e) Asegurar la elaboración de los correspondientes Programas Individuales de Atención. f) Inspeccionar y, en su caso, sancionar los incumplimientos sobre requisitos y estándares de calidad de los centros y servicios y respecto de los derechos de los beneficiarios. g) Evaluar periódicamente el funcionamiento del Sistema en su territorio respectivo. h) Aportar a la Administración General del Estado la información necesaria para la aplicación de los criterios de financiación previstos en el artículo 32. 2. En todo caso, las Comunidades Autónomas, de conformidad con lo establecido en el artículo 7 podrán definir, con cargo a sus presupuestos, niveles de protección adicionales al fijado por la Administración General del Estado en aplicación del artículo 9 y al acordado, en su caso, conforme al artículo 10, para los cuales podrán adoptar las normas de acceso y disfrute que consideren más adecuadas. 12 Artículo 12. Participación de las Entidades Locales. 1. Las Entidades Locales participarán en la gestión de los servicios de atención a las personas en situación de dependencia, de acuerdo con la normativa de sus respectivas Comunidades Autónomas y dentro de las competencias que la legislación vigente les atribuye. 2. Las Entidades Locales podrán participar en el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia en la forma y condiciones que el propio Consejo disponga. 13 Ver especialmente: artículos 8; 9; 10; 11 y 12. Artículo 8. Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. 1. Se crea el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia como instrumento de cooperación para la articulación del Sistema. El Consejo estará constituido por el titular del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, y por un representante de cada una de la Comunidades Autónomas, recayendo dicha representación en el miembro del Consejo de Gobierno respectivo que tenga a su cargo las competencias en la materia. Integrarán igualmente el Consejo un número de representantes de los diferentes Departamentos ministeriales. En la composición tendrán mayoría los representantes de las Comunidades Autónomas. 14 Artículo 8.2. Sin perjuicio de las competencias de cada una de las Administraciones Públicas integrantes, corresponde al Consejo, además de las funciones que expresamente le atribuye esta Ley, ejercer las siguientes: a) Acordar el Marco de cooperación interadministrativa para el desarrollo de la Ley previsto en el artículo 10. b) Establecer los criterios para determinar la intensidad de protección de los servicios previstos de acuerdo con los artículos 10.3 y 15. c) Acordar las condiciones y cuantía de las prestaciones económicas previstas en el artículo 20 y en la disposición adicional primera. d) Adoptar los criterios de participación del beneficiario en el coste de los servicios. e) Acordar el baremo a que se refiere el artículo 27, con los criterios básicos del procedimiento de valoración y de las características de los órganos de valoración. f ) Acordar, en su caso, planes, proyectos y programas conjuntos. g) Adoptar criterios comunes de actuación y de evaluación del Sistema. h) Facilitar la puesta a disposición de documentos, datos y estadísticas comunes. i) Establecer los mecanismos de coordinación para el caso de las personas desplazadas en situación de dependencia. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… consultivos para el SAAD, tales como: el Comité Consultivo 15 ; el Consejo Estatal de Personas Mayores; el Consejo Nacional de la Discapacidad y el Consejo Estatal de Organizaciones no Gubernamentales de Acción Social 16 . Finalmente, me parece interesante señalar que la Ley incorpora algunas definiciones con miras a delimitar su campo de aplicación, recurriendo con ello a una estrategia poco habitual de elaboración legislativa. Así vemos, pues, que en el artículo 2 se señalan criterios claros para la interpretación de las palabras clave del modelo: Autonomía 17 . Dependencia 18 . Actividades Básicas de la Vida Diaria j) Informar la normativa estatal de desarrollo en materia de dependencia y en especial las normas previstas en el art.9.1. k) Servir de cauce de cooperación, comunicación e información entre las Administraciones Públicas El Consejo Territorial del Sistema, una vez constituido, acordará sus normas en cuanto a funcionamiento y Presidencia. 15 Este Comité es un órgano asesor mediante el cual se hace efectiva, de manera permanente, la participación social en el Sistema y se ejerce la participación institucional de las organizaciones sindicales y empresariales. Así, el artículo 40 del Capítulo V establece los siguientes Órganos consultivos del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia Artículo 40. Comité Consultivo 1. Se crea el Comité Consultivo del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia como órgano asesor, adscrito al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, mediante el cual se hace efectiva, de manera permanente, la participación social en el Sistema y se ejerce la participación institucional de las organizaciones sindicales y empresariales en el mismo. 2. Sus funciones serán las de informar, asesorar y formular propuestas sobre materias que resulten de especial interés para el funcionamiento de dicho Sistema. 3. La composición del Comité tendrá carácter tripartito, en tanto que integrado por las Administraciones públicas, las organizaciones empresariales y las organizaciones sindicales, y paritario entre Administraciones Públicas por una parte y organizaciones sindicales y empresariales por otra, en los términos establecidos en el siguiente apartado. Los acuerdos del Comité se adoptarán por mayoría de los votos emitidos en cada una de las partes, requiriendo así la mayoría de los votos de las Administraciones Públicas y la mayoría de los votos de las organizaciones sindicales y empresariales. 4. El Comité Consultivo estará presidido por el representante de la Administración General del Estado que designe el titular del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Su funcionamiento se regulará por su reglamento interno. Estará integrado por los siguientes miembros, nombrados en los términos que se establezcan reglamentariamente: a) Seis representantes de la Administración General del Estado. b) Seis representantes de las administraciones de las Comunidades Autónomas. c) Seis representantes de las Entidades locales. d) Nueve representantes de las organizaciones empresariales más representativas. e) Nueve representantes de las organizaciones sindicales más representativas. 16 Artículo 41. Órganos consultivos. 1. Serán órganos consultivos de participación institucional del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia los siguientes: El Comité Consultivo del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. El Consejo Estatal de Personas Mayores. El Consejo Nacional de la Discapacidad. El Consejo Estatal de Organizaciones no Gubernamentales de Acción Social. 2. Las funciones de dichos órganos serán las de informar, asesorar y formular propuestas sobre materias que resulten de especial interés para el funcionamiento del Sistema. 17 Artículo 2.1. Autonomía: la capacidad de controlar, afrontar y tomar, por propia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias así como de desarrollar las actividades básicas de la vida diaria. 18 Artículo 2.2. Dependencia: el estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal. 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… (ABVD) 19 . Necesidades de apoyo para la autonomía personal 20 . Cuidados no profesionales 21 . Cuidados profesionales 22 . Asistencia personal 23 . Y, Tercer sector 24 . 2.3.2. Las relaciones jurídicas del Sistema Con la entrada en vigor el 1 de enero de 2007 de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia nació en España, un nuevo derecho subjetivo de ciudadanía: el derecho a la atención, de las personas en situación de dependencia 25 . Un derecho de acceso en igualdad, a 19 Artículo 2.3. Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): las tareas más elementales de la persona, que le permiten desenvolverse con un mínimo de autonomía e independencia, tales como: el cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar órdenes o tareas sencillas. 20 Artículo 2.4. Necesidades de apoyo para la autonomía personal: las que requieren las personas que tienen discapacidad intelectual o mental para hacer efectivo un grado satisfactorio de autonomía personal en el seno de la comunidad. 21 Artículo 2.5. Cuidados no profesionales: la atención prestada a personas en situación de dependencia en su domicilio, por personas de la familia o de su entorno, no vinculadas a un servicio de atención profesionalizada. 22 Artículo 2.6. Cuidados profesionales: los prestados por una institución pública o entidad, con y sin ánimo de lucro, o profesional autónomo entre cuyas finalidades se encuentre la prestación de servicios a personas en situación de dependencia, ya sean en su hogar o en un centro. 23 Artículo 2.7. Asistencia personal: servicio prestado por un asistente personal que realiza o colabora en tareas de la vida cotidiana de una persona en situación de dependencia, de cara a fomentar su vida independiente, promoviendo y potenciando su autonomía personal. 24 Artículo 2.8. Tercer sector: organizaciones de carácter privado surgidas de la iniciativa ciudadana o social, bajo diferentes modalidades que responden a criterios de solidaridad, con fines de interés general y ausencia de ánimo de lucro, que impulsan el reconocimiento y el ejercicio de los derechos sociales. 25 En la exposición de motivos se lee: …De este modo, configura un derecho subjetivo que se fundamenta en los principios de universalidad, equidad y accesibilidad, desarrollando un modelo de atención integral al ciudadano, al que se reconoce como beneficiario su participación en el Sistema y que administrativamente se organiza en tres niveles… Ver también: Artículo 4. Derechos y obligaciones de las personas en situación de dependencia. 1. Las personas en situación de dependencia tendrán derecho, con independencia del lugar del territorio del Estado español donde residan, a acceder, en condiciones de igualdad, a las prestaciones y servicios previstos en esta Ley, en los términos establecidos en la misma. 2. Asimismo, las personas en situación de dependencia disfrutarán de todos los derechos establecidos en la legislación vigente, y con carácter especial de los siguientes: a) A disfrutar de los derechos humanos y libertades fundamentales, con pleno respeto de su dignidad e intimidad. b) A recibir, en términos comprensibles y accesibles, información completa y continuada relacionada con su situación de dependencia. c) A ser advertido de si los procedimientos que se le apliquen pueden ser utilizados en función de un proyecto docente o de investigación, siendo necesaria la previa autorización, expresa y por escrito, de la persona en situación de dependencia o quien la represente. d) A que sea respetada la confidencialidad en la recogida y el tratamiento de sus datos, de acuerdo con la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. e) A participar en la formulación y aplicación de las políticas que afecten a su bienestar, ya sea a título individual o mediante asociación. f) A decidir, cuando tenga capacidad de obrar suficiente, sobre la tutela de su persona y bienes, para el caso de pérdida de su capacidad de autogobierno. g) A decidir libremente sobre el ingreso en centro residencial. h) Al ejercicio pleno de sus derechos jurisdiccionales en el caso de internamientos involuntarios, garantizándose un proceso contradictorio. i) Al ejercicio pleno de sus derechos patrimoniales. j) A iniciar las acciones administrativas y jurisdiccionales en defensa del derecho que reconoce la presente Ley en el apartado 1 de este artículo. En el caso de los menores o personas incapacitadas judicialmente, estarán legitimadas para actuar en su nombre quienes ejerzan la patria potestad o quienes ostenten la representación legal. k) A la igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal, en cualquiera de los ámbitos de desarrollo y aplicación de esta Ley. l) A no sufrir discriminación por razón de orientación o identidad sexual. 3. Los poderes públicos adoptarán las medidas necesarias para promover y garantizar el respeto de los derechos enumerados en el párrafo anterior, sin más limitaciones en su ejercicio que las directamente derivadas de la falta de capacidad de obrar que determina su situación de dependencia. 4. Las personas en situación de dependencia y, en su caso, familiares o quienes les representen, así como los centros de asistencia, estarán obligados a suministrar toda la información y datos que les sean requeridos por las Administraciones competentes, para la valoración de su grado y nivel de dependencia; a comunicar todo tipo de ayudas personalizadas que reciban, y a aplicar las prestaciones económicas a Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… elementos esenciales para la vida autónoma de muchas personas. Un derecho, cuya directa significación para la vida de sus titulares es inherente a la dignidad de las personas y al libre desarrollo de la personalidad 26 . Este derecho subjetivo cuenta a su vez, como contrapartida, con la obligación jurídica en cabeza de la Administración, de garantizar el acceso a los servicios sociales públicos y a las prestaciones económicas más adecuadas a sus necesidades, según lo establecido de manera competente. Así, pues, según las previsiones del IMSERSO, más de un millón de personas en situación de dependencia son los destinatarios de la Ley que verán fortalecida su autonomía personal, su capacidad de valerse por si mismos. Pero también lo son sus familias, en especial, las personas que están dedicando su vida a cuidar a los que lo necesitan (España. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO 2010). De manera tal que bien puede decirse que su reconocimiento formal en el sistema, ha abierto finalmente las posibilidades de concreción de los derechos fundamentales sociales, embrionariamente reconocidos como principios rectores, en los artículos 49 y 50 de la Constitución. Estamos, en suma, ante un proceso de producción normativa realmente novedoso en esta materia, por cuanto habilita al ciudadano/a sin más vueltas, al reclamo administrativo –y, por tanto, también al judicial-, en caso de incumplimiento 27 . Ahora bien, por tratarse de un sistema participativo, la Ley prevé también una serie de deberes respecto de sus beneficiarios. Así, el artículo 4, referido a los Derechos y obligaciones de las personas en situación de dependencia., señala también que: 3. Los poderes públicos adoptarán las medidas necesarias para promover y garantizar el respeto de los derechos enumerados en el párrafo anterior, sin más las finalidades para las que fueron otorgadas; o a cualquier otra obligación prevista en la legislación vigente. Las personas en situación de dependencia y, en su caso, sus familiares o quienes les representen, no estarán obligados a aportar información, datos o documentación que obren ya en poder de la Administración Pública que los solicite o que, de acuerdo con la legislación vigente, pueda ésta obtener por sus propios medios. 26 Beneficiados: personas con dependencia acreditada y cuidadores. Artículo 5. Titulares de derechos. 1. Son titulares de los derechos establecidos en la presente Ley los españoles que cumplan los siguientes requisitos: a) Encontrarse en situación de dependencia en alguno de los grados establecidos. b) Para los menores de 3 años se estará a lo dispuesto en la disposición adicional decimotercera. c) Residir en territorio español y haberlo hecho durante cinco años, de los cuales dos deberán ser inmediatamente anteriores a la fecha de presentación de la solicitud. Para los menores de cinco años el periodo de residencia se exigirá a quien ejerza su guarda y custodia. 2. Las personas que, reuniendo los requisitos anteriores, carezcan de la nacionalidad española se regirán por lo establecido en la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, en los tratados internacionales y en los convenios que se establezcan con el país de origen. Para los menores que carezcan de la nacionalidad española se estará a lo dispuesto en las Leyes del Menor vigentes, tanto en el ámbito estatal como en el autonómico, así como en los tratados internacionales. 3. El Gobierno podrá establecer medidas de protección a favor de los españoles no residentes en España. 4. El Gobierno establecerá, previo acuerdo del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, las condiciones de acceso al Sistema de Atención a la Dependencia de los emigrantes españoles retornados 27 Al respecto puede verse el TÍTULO III. Infracciones y sanciones. Y, especialmente, el Artículo 43. Infracciones. Constituirá infracción: a) Dificultar o impedir el ejercicio de cualquiera de los derechos reconocidos en esta Ley. b) Obstruir la acción de los servicios de inspección. c) Negar el suministro de información o proporcionar datos falsos. d) Aplicar las prestaciones económicas a finalidades distintas a aquellas para las que se otorgan, y recibir ayudas, en especie o económicas, incompatibles con las prestaciones establecidas en la presente Ley. e) Incumplir las normas relativas a la autorización de apertura y funcionamiento y de acreditación de centros de servicios de atención a personas en situación de dependencia. f) Tratar discriminatoriamente a las personas en situación de dependencia. g) Conculcar la dignidad de las personas en situación de dependencia. h) Generar daños o situaciones de riesgo para la integridad física o psíquica. i) Incumplir los requerimientos específicos que formulen las Administraciones Públicas competentes. o proporcionar datos falsos. 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… limitaciones en su ejercicio que las directamente derivadas de la falta de capacidad de obrar que determina su situación de dependencia. 4. Las personas en situación de dependencia y, en su caso, familiares o quienes les representen, así como los centros de asistencia, estarán obligados a suministrar toda la información y datos que les sean requeridos por las Administraciones competentes, para la valoración de su grado y nivel de dependencia; a comunicar todo tipo de ayudas personalizadas que reciban, y a aplicar las prestaciones económicas a las finalidades para las que fueron otorgadas; o a cualquier otra obligación prevista en la legislación vigente. La Ley tiene por objeto la implementación de una red de servicios sociales públicos y de prestaciones económicas, que puedan contribuir a paliar las situaciones de dependencia de las personas que obstaculicen su desarrollo cotidiano y su inclusión social. El sistema ha sido diseñado de una manera abierta y elástica, a fin de dar respuestas acordes con las necesidades reales de los ciudadanos que así lo soliciten. Para ello, la Ley ha establecido criterios generales de valoración de la dependencia en tres niveles: moderada, grave y gran dependencia 28 . Pero ha dejado en manos de las Comunidades su especificación objetiva a través de los baremos que consideren apropiados, tanto como su propia ejecución 29 . En el apartado siguiente, volveremos a este tema para analizar ius sociológicamente este aspecto de la Ley que ha dado lugar a interesantes debates de implementación. Ahora bien, en correspondencia con este esquema, la Ley determina asimismo todo un universo de prestaciones que en teoría, resulta ser integral y cuasi completo. Expresamente, en el artículo 13 se afirma que: …La atención a las personas en situación de dependencia y la promoción de su autonomía personal deberán orientarse a la consecución de una mejor calidad de vida y autonomía personal, en 28 Artículo 26. Grados de dependencia. 1. La situación de dependencia se clasificará en los siguientes grados: a) Grado I. Dependencia moderada: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día o tiene necesidades de apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal. b) Grado II. Dependencia severa: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no quiere el apoyo permanente de un cuidador o tiene necesidades de apoyo extenso para su autonomía personal. c) Grado III. Gran dependencia: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesita el apoyo indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidades de apoyo generalizado para su autonomía personal. 2. Cada uno de los grados de dependencia establecidos en el apartado anterior se clasificarán en dos niveles, en función de la autonomía de las personas y de la intensidad del cuidado que requiere. 3. Los intervalos para la determinación de los grados y niveles se establecerán en el baremo al que se refiere el artículo siguiente. 29 Artículo 27. Valoración de la situación de dependencia. 1. Las Comunidades Autónomas determinarán los órganos de valoración de la situación de dependencia, que emitirán un dictamen sobre el grado y nivel de dependencia, con especificación de los cuidados que la persona pueda requerir. El Consejo Territorial deberá acordar unos criterios comunes de composición y actuación de los órganos de valoración de las Comunidades Autónomas que, en todo caso, tendrán carácter público. 2. El grado y niveles de dependencia, a efectos de su valoración, se determinarán mediante la aplicación del baremo que se acuerde en el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia para su posterior aprobación por el Gobierno mediante Real Decreto. Dicho baremo tendrá entre sus referentes la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF), adoptada por la Organización Mundial de la Salud. 3. El baremo establecerá los criterios objetivos de valoración del grado de autonomía de la persona, de su capacidad para realizar las distintas actividades de la vida diaria, los intervalos de puntuación para cada uno de los grados y niveles de dependencia, y el protocolo con los procedimientos y técnicas a seguir para la valoración de las aptitudes observadas, en su caso. 4. El baremo valorará la capacidad de la persona para llevar a cabo por sí misma las actividades básicas de la vida diaria, así como la necesidad de apoyo y supervisión para su realización por personas con discapacidad intelectual o con enfermedad mental. 5. La valoración se realizará teniendo en cuenta los correspondientes informes sobre la salud de la persona y sobre el entorno en el que viva, y considerando, en su caso, las ayudas técnicas, órtesis y prótesis que le hayan sido prescritas. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… un marco de efectiva igualdad de oportunidades 30 . Entre ellas, se mencionan toda una serie de servicios y prestaciones económicas que…irán destinadas, por una parte, a la promoción de la autonomía personal y, por otra, a atender las necesidades de las personas con dificultades para la realización de las actividades básicas de la vida diaria 31 . Con clara intencionalidad de exactitud normativa en pos de su eficacia (Goldschmidt 1986; Ciuro Caldani 2007), la Ley prevé de manera expresa, dos tipos de herramientas para hacer frente a las necesidades de promoción y atención de las personas en situación de dependencia. De un lado, establece un catálogo muy variado de prestaciones de atención y, de otro, dispone la concesión de ayudas económicas para facilitar la autonomía personal. Al respecto, el catálogo de prestaciones del artículo 15 comprende: a) Los servicios de prevención de las situaciones de dependencia y los de promoción de la autonomía personal 32 . b) Servicio de Teleasistencia 33 . 30 Artículo 13. Objetivos de las prestaciones de dependencia La atención a las personas en situación de dependencia y la promoción de su autonomía personal deberán orientarse a la consecución de una mejor calidad de vida y autonomía personal, en un marco de efectiva igualdad de oportunidades, de acuerdo con los siguientes objetivos: a) Facilitar una existencia autónoma en su medio habitual, todo el tiempo que desee y sea posible. b) Proporcionar un trato digno en todos los ámbitos de su vida personal, familiar y social, facilitando su incorporación activa en la vida de la comunidad. 31 Artículo 14. Prestaciones de atención a la dependencia 1. Las prestaciones de atención a la dependencia podrán tener la naturaleza de servicios y de prestaciones económicas e irán destinadas, por una parte, a la promoción de la autonomía personal y, por otra, a atender las necesidades de las personas con dificultades para la realización de las actividades básicas de la vida diaria 2. Los servicios del Catálogo del artículo 15 tendrán carácter prioritario y se prestarán a través de la oferta pública de la Red de Servicios Sociales por las respectivas Comunidades Autónomas mediante centros y servicios públicos o privados concertados debidamente acreditados. 3. De no ser posible la atención mediante alguno de estos servicios, en los Convenios a que se refiere el artículo 10 se incorporará la prestación económica vinculada establecida en el artículo 17. Esta prestación irá destinada a la cobertura de los gastos del servicio previsto en el Programa Individual de Atención al que se refiere el artículo 29, debiendo ser prestado por una entidad o centro acreditado para la atención a la dependencia. 4. El beneficiario podrá, excepcionalmente, recibir una prestación económica para ser atendido por cuidadores no profesionales, siempre que se den condiciones adecuadas de convivencia y de habitabilidad de la vivienda y así lo establezca su Programa Individual de Atención. 5. Las personas en situación de dependencia podrán recibir una prestación económica de asistencia personal en los términos del artículo 19. 6. La prioridad en el acceso a los servicios vendrá determinada por el grado y nivel de dependencia y, a igual grado y nivel, por la capacidad económica del solicitante. Hasta que la red de servicios esté totalmente implantada, las personas en situación de dependencia que no puedan acceder a los servicios por aplicación del régimen de prioridad señalado, tendrán derecho a la prestación económica prevista en el artículo 17 de esta Ley. 7. A los efectos de esta Ley, la capacidad económica se determinará, en la forma que reglamentariamente se establezca, a propuesta del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, en atención a la renta y el patrimonio del solicitante. En la consideración del patrimonio se tendrán en cuenta la edad del beneficiario y el tipo de servicio que se presta. 32 Artículo 21. Prevención de las situaciones de dependencia. Tiene por finalidad prevenir la aparición o el agravamiento de enfermedades o discapacidades y de sus secuelas, mediante el desarrollo coordinado, entre los servicios sociales y de salud, de actuaciones de promoción de condiciones de vida saludables, programas específicos de carácter preventivo y de rehabilitación dirigidos a las personas mayores y personas con discapacidad y a quienes se ven afectados por procesos de hospitalización complejos. Con este fin, el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia acordará criterios, recomendaciones y condiciones mínimas que deberían cumplir los Planes de Prevención de las Situaciones de Dependencia que elaboren las Comunidades Autónomas, con especial consideración de los riesgos y actuaciones para las personas mayores. 33 Artículo 22. Servicio de Teleasistencia. 1. El servicio de Teleasistencia facilita asistencia a los beneficiarios mediante el uso de tecnologías de la comunicación y de la información, con apoyo de los medios personales necesarios, en respuesta inmediata ante situaciones de emergencia, o de inseguridad, soledad y aislamiento. Puede ser un servicio independiente o complementario al de ayuda a domicilio. 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… c) Servicio de Ayuda a domicilio 34 : (i) Atención de las necesidades del hogar. (ii) Cuidados personales. d) Servicio de Centro de Día y de Noche 35 : (i) Centro de Día para mayores. (ii) Centro de Día para menores de 65 años. (iii) Centro de Día de atención especializada. (iv)Centro de Noche. e) Servicio de Atención Residencial 36 : (i) Residencia de personas mayores en situación de dependencia. (ii) Centro de atención a personas en situación de dependencia, en razón de los distintos tipos de discapacidad. Todas estas prestaciones se ponen en marcha a través de una Red de Servicios, de carácter interadministrativo, en los términos del artículo 16 37 ; tienen carácter prioritario y se prestan, progresivamente, a través de la oferta pública de la Red, mediante centros y servicios públicos o privados concertados, acreditados debidamente. La prioridad en el acceso está determinada, a su vez, por el grado y nivel de dependencia y, a igual grado y nivel, por la capacidad económica del 2. Este servicio se prestará a las personas que no reciban servicios de atención residencial y así lo establezca su Programa Individual de Atención. 34 Artículo 23. Servicio de Ayuda a Domicilio. El servicio de ayuda a domicilio lo constituye el conjunto de actuaciones llevadas a cabo en el domicilio de las personas en situación de dependencia con el fin de atender sus necesidades de la vida diaria, prestadas por entidades o empresas, acreditadas para esta función: a) Servicios relacionados con la atención de las necesidades domésticas o del hogar: limpieza, lavado, cocina u otros. b) Servicios relacionados con la atención personal, en la realización de las actividades de la vida diaria. 35 Artículo 24. Servicio de Centro de Día y de Noche. 1. El servicio de Centro de Día o de Noche ofrece una atención integral durante el periodo diurno o nocturno a las personas en situación de dependencia, con el objetivo de mejorar o mantener el mejor nivel posible de autonomía personal y apoyar a las familias o cuidadores. En particular, cubre, desde un enfoque biopsicosocial, las necesidades de asesoramiento, prevención, rehabilitación, orientación para la promoción de la autonomía, habilitación o atención asistencial y personal. 2. La tipología de centros incluirá Centros de Día para menores de 65 años, Centros de Día para mayores, Centros de Día de atención especializada por la especificidad de los cuidados que ofrecen y Centros de Noche, que se adecuarán a las peculiaridades y edades de las personas en situación de dependencia. 36 Artículo 25. Servicio de Atención residencial. 1. El servicio de atención residencial ofrece, desde un enfoque biopsicosocial, servicios continuados de carácter personal y sanitario. 2. Este servicio se prestará en los centros residenciales habilitados al efecto según el tipo de dependencia, grado de la misma e intensidad de cuidados que precise la persona. 3. La prestación de este servicio puede tener carácter permanente, cuando el centro residencial se convierta en la residencia habitual de la persona, o temporal, cuando se atiendan estancias temporales de convalecencia o durante vacaciones, fines de semana y enfermedades o periodos de descanso de los cuidadores no profesionales. 4. El servicio de atención residencial será prestado por las Administraciones Públicas en centros propios y concertados. 37 Artículo 16. 1. Las prestaciones y servicios establecidos en esta Ley se integran en la Red de Servicios Sociales de las respectivas Comunidades Autónomas en el ámbito de las competencias que las mismas tienen asumidas. La red de centros estará formada por los centros públicos de las Comunidades Autónomas, de las Entidades Locales, los centros de referencia estatal para la promoción de la autonomía personal y para la atención y cuidado de situaciones de dependencia, así como los privados concertados debidamente acreditados. 2. Las Comunidades Autónomas establecerán el régimen jurídico y las condiciones de actuación de los centros privados concertados. En su incorporación a la red se tendrá en cuenta de manera especial los correspondientes al tercer sector. 3. Los centros y servicios privados no concertado que presten servicios para personas en situación de dependencia deberán contar con la debida acreditación de la Comunidad Autónoma correspondiente. 4. Los poderes públicos promoverán la colaboración solidaria de los ciudadanos con las personas en situación de dependencia, a través de la participación de las organizaciones de voluntarios y de las entidades del tercer sector. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 17 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… solicitante. Así como también cabe recordar que la Ley determina la obligación de los beneficiarios de participar en el coste de los servicios, según su tipo y cuantía y su capacidad económica personal (España. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO 2010) 38 . Las ayudas económicas, por su parte, pueden ser de dos tipos: o son personales; o bien, de apoyo familiar. Las primeras tienen carácter periódico, son individuales y están destinadas a la adquisición de algún servicio. Se reconocen en dos casos: 1) …cuando no sea posible el acceso a un servicio público o concertado de atención y cuidado, en función del grado y nivel de dependencia y de la capacidad económica del beneficiario, de acuerdo con lo previsto en el convenio celebrado entre la Administración General del Estado y la correspondiente Comunidad Autónoma (artículo 16). 2) Cuando la persona padece una dependencia grave o, gran dependencia 39 . Las ayudas económicas familiares, en cambio, son excepcionales y van dirigidas a aliviar la carga económica y la necesidad de apoyo de de cuidadores no profesionales. 40 2.3.3. Los cauces previstos para su funcionamiento Un último apartado que me gustaría trabajar desde la Teoría General del Derecho, es el referido a la problemática de las tareas del funcionamiento de esta Ley micro sistema. Al respecto, es oportuno poner de relieve la utilidad funcional del artículo 6 para la interpretación, cuando señala de manera explícita la intención y los fines del legislador 41 , corroborados además en la Exposición de Motivos 42 . Así como también, 38 Artículo 33. La participación de los beneficiarios en el coste de las prestaciones. 1. Los beneficiarios de las prestaciones de dependencia participarán en la financiación de las mismas, según el tipo y coste del servicio y su capacidad económica personal. 2. La capacidad económica del beneficiario se tendrá también en cuenta para la determinación de la cuantía de las prestaciones económicas. 3. El Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia fijará los criterios para la aplicación de lo previsto en este artículo, que serán desarrollados en los Convenios a que se refiere el artículo 10. Para fijar la participación del beneficiario, se tendrá en cuenta la distinción entre servicios asistenciales y de manutención y hoteleros. 4. Ningún ciudadano quedará fuera de la cobertura del Sistema por no disponer de recursos económicos. 39 Artículo 19. Prestación económica de asistencia personal. La prestación económica de asistencia personal tiene como finalidad la promoción de la autonomía de las personas con gran dependencia. Su objetivo es contribuir a la contratación de una asistencia personal, durante un número de horas, que facilite al beneficiario el acceso a la educación y al trabajo, así como una vida más autónoma en el ejercicio de las actividades básicas de la vida diaria. Previo acuerdo del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, se establecerán las condiciones específicas de acceso a esta prestación. 40 Artículo 18. Prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores no profesionales. 1. Excepcionalmente, cuando el beneficiario esté siendo atendido por su entorno familiar, y se reúnan las condiciones establecidas en el artículo 14.4, se reconocerá una prestación económica para cuidados familiares. 2. Previo acuerdo del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, se establecerán las condiciones de acceso a esta prestación, en función del grado y nivel reconocido a la persona en situación de dependencia y de su capacidad económica. 3. El cuidador deberá ajustarse a las normas sobre afiliación, alta y cotización a la Seguridad Social que se determinen reglamentariamente. 4. El Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia promoverá acciones de apoyo a los cuidadores no profesionales que incorporarán programas de formación, información y medidas para atender los periodos de descanso. Artículo 20. Cuantía de las prestaciones económicas. La cuantía de las prestaciones económicas reguladas en los artículos de esta Sección se acordará por el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, para su aprobación posterior por el Gobierno mediante Real Decreto. 41 Artículo 6. Finalidad del Sistema. 1. El Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia garantiza las condiciones básicas y el contenido común a que se refiere la presente Ley; sirve de cauce para la colaboración y participación de las Administraciones Públicas, en el ejercicio de sus respectivas competencias, en materia de promoción de la autonomía personal y la atención y protección a las personas en situación de dependencia; optimiza los recursos públicos y privados disponibles, y contribuye a la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… la del artículo 1 43 , los preceptos referidos a los principios de la Ley y a las definiciones del los conceptos clave del sistema, ya mencionados. Por otra parte, en esta Ley se advierte además que las tareas de determinación y elaboración normativa quedan libradas a los acuerdos entre las Comunidades y la Administración General, para todos aquellos aspectos requeridos explícitamente por la normativa; tanto como respecto de la participación del tercer sector y los particulares. Fue así que, sobre este abierto escenario, se abrieron intensos debates en torno al establecimiento de los baremos para la calificación de la dependencia, tanto como respecto de los servicios y cuantías de las prestaciones correspondientes a los niveles II y III del SAAD (Villa 2007). Por ello, no sin razón se ha dicho que el verdadero inicio de la puesta en práctica de la ley ha sido el 24 de enero de 2007, fecha en la cual se publicó el baremo para la evaluación de la dependencia (Editorial 2009). Ahora bien, por ser la Ley un verdadero sistema de actuación jurídica que pretenden ser operativo –o exacto-, en su articulado se prevé asimismo un prolijo abanico de preceptos procedimentales para el reconocimiento de la situación de dependencia y del derecho a las prestaciones del Sistema44; para la ejecución de los programas individuales de atención45; o en atención a la revisión del grado o 2. El Sistema se configura como una red de utilización pública que integra, de forma coordinada, centros y servicios, públicos y privados. 3. La integración en el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia de los centros y servicios a que se refiere este artículo no supondrá alteración alguna en el régimen jurídico de su titularidad, administración, gestión y dependencia orgánica. 42 La Intención expresa se manifiesta cuando se señala que: El Sistema tiene por finalidad principal la garantía de las condiciones básicas y la previsión de los niveles de protección a que se refiere la presente Ley. El fin aparece cuando se dice que: …A tal efecto, sirve de cauce para la colaboración y participación de las Administraciones Públicas y para optimizar los recursos públicos y privados disponibles. 43 Artículo 1 Objeto de la Ley: 1. La presente Ley tiene por objeto regular las condiciones básicas que garanticen la igualdad en el ejercicio del derecho subjetivo de ciudadanía a la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia, en los términos establecidos en las leyes, mediante la creación de un Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, con la colaboración y participación de todas las Administraciones Públicas y la garantía por la Administración General del Estado de un contenido mínimo común de derechos para todos os ciudadanos en cualquier parte del territorio del Estado español. 44 Artículo 28. Procedimiento para el reconocimiento de la situación de dependencia y del derecho a las prestaciones del Sistema. 1. El procedimiento se iniciará a instancia de la persona que pueda estar afectada por algún grado de dependencia o de quien ostente su representación, y su tramitación se ajustará a las previsiones establecidas en la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, con las especificidades que resulten de la presente Ley. 2. El reconocimiento de la situación de dependencia se efectuará mediante resolución expedida por la Administración Autonómica correspondiente a la residencia del solicitante y tendrá validez en todo el territorio del Estado. 3. La resolución a la que se refiere el apartado anterior determinará los servicios o prestaciones que corresponden al solicitante según el grado y nivel de dependencia. 4. En el supuesto de cambio de residencia, la Comunidad Autónoma de destino determinará, en función de su red de servicios y prestaciones, los que correspondan a la persona en situación de dependencia. 5. Los criterios básicos de procedimiento para el reconocimiento de la situación de dependencia y las características comunes del órgano y profesionales que procedan al reconocimiento serán acordados por el Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. 6. Los servicios de valoración de la situación de dependencia, la prescripción de servicios y prestaciones y la gestión de las prestaciones económicas previstas en la presente Ley, se efectuarán directamente por las Administraciones Públicas no pudiendo ser objeto de delegación, contratación o concierto con entidades privadas. 45 Artículo 29. Programa Individual de Atención. 1. En el marco del procedimiento de reconocimiento de la situación de dependencia y las prestaciones correspondientes, los servicios sociales correspondientes del sistema público establecerán un Programa Individual de Atención en el que se determinarán las modalidades de intervención más adecuadas a sus necesidades de entre los servicios y prestaciones económicas previstos en la Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 19 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… nivel de dependencia y de la prestación reconocida46. Se constituyen, además, infracciones y sanciones administrativas específicas para este sistema 47 , tales como resolución para su grado y nivel, con la participación previa consulta y, en su caso, elección entre las alternativas propuestas del beneficiario y, en su caso, de su familia o entidades tutelares que le represente. 2. El programa individual de atención será revisado: a) A instancia del interesado y de sus representantes legales. b) De oficio, en la forma que determine y con la periodicidad que prevea la normativa de las Comunidades Autónomas. c) Con motivo del cambio de residencia a otra Comunidad Autónoma. 46 Artículo 30. Revisión del grado o nivel de dependencia y de la prestación reconocida. 1. El grado o nivel de dependencia será revisable, a instancia del interesado, de sus representantes o de oficio por las Administraciones Públicas competentes, por alguna de las siguientes causas: a) Mejoría o empeoramiento de la situación de dependencia. b) Error de diagnóstico o en la aplicación del correspondiente baremo. 2. Las prestaciones podrán ser modificadas o extinguidas en función de la situación personal del beneficiario, cuando se produzca una variación de cualquiera de los requisitos establecidos para su reconocimiento, o por incumplimiento de las obligaciones reguladas en la presente Ley. Artículo 31. Prestaciones de análoga naturaleza y finalidad. La percepción de una de las prestaciones económicas previstas en esta Ley deducirá de su cuantía cualquier otra prestación de análoga naturaleza y finalidad establecida en los regímenes públicos de protección social. En particular, se deducirán el complemento de gran invalidez regulado en el artículo 139.4 de la Ley General de la Seguridad Social, Texto Refundido aprobado por Real Decreto legislativo 1/1994, de 20 de junio, el complemento de la asignación económica por hijo a cargo mayor de 18 años con un grado de minusvalía igual o superior al 75%, el de necesidad de otra persona de la pensión de invalidez no contributiva, y el subsidio de ayuda a tercera persona de la Ley 13/1982, de 7 de abril, de Integración Social de los Minusválidos (LISMI). 47 TÍTULO III: Infracciones y sanciones. Artículo 42. Responsables. 1. Sólo podrán ser sancionadas por hechos constitutivos de infracción administrativa las personas físicas o jurídicas que resulten responsables de los mismos. 2. Se consideran autores de las infracciones tipificadas por esta Ley quienes realicen los hechos por sí mismos, conjuntamente o a través de persona interpuesta. 3. Tendrán también la consideración de autores quienes cooperen en su ejecución mediante una acción u omisión sin la cual la infracción no hubiese podido llevarse a cabo. Artículo 43. Infracciones. Constituirá infracción: a) Dificultar o impedir el ejercicio de cualesquiera de los derechos reconocidos en esta Ley. b) Obstruir la acción de los servicios de inspección. c) Negar el suministro de información o proporcionar datos falsos. d) Aplicar las prestaciones económicas a finalidades distintas a aquellas para las que se otorgan, y recibir ayudas, en especie o económicas, incompatibles con las prestaciones establecidas en la presente Ley. e) Incumplir las normas relativas a la autorización de apertura y funcionamiento y de acreditación de centros de servicios de atención a personas en situación de dependencia. f) Tratar discriminatoriamente a las personas en situación de dependencia. g) Conculcar la dignidad de las personas en situación de dependencia. h) Generar daños o situaciones de riesgo para la integridad física o psíquica. i) Incumplir los requerimientos específicos que formulen las Administraciones Públicas competentes. Artículo 44. Clasificación de las infracciones. 1. Las infracciones se clasificarán en leves, graves y muy graves, de acuerdo con criterios de riesgo para la salud, gravedad de la alteración social producida por los hechos, cuantía del beneficio obtenido, intencionalidad, número de afectados y reincidencia. 2. Se calificarán como leves las infracciones tipificadas de acuerdo con el artículo 43 cuando se hayan cometido por imprudencia o simple negligencia, y no comporten un perjuicio directo para las personas en situación de dependencia. 3. Se calificarán como infracciones graves las tipificadas de acuerdo con el artículo 43 cuando comporten un perjuicio para las personas, o se hayan cometido con dolo o negligencia grave. También tendrán la consideración de graves, aquellas que comporten cualesquiera de las siguientes circunstancias: a) Reincidencia de falta leve. b) Negativa absoluta a facilitar información o a prestar colaboración a los servicios de inspección, así como el falseamiento de la información proporcionada a la Administración. c) Coacciones, amenazas, represalias o cualquier otra forma de presión ejercitada sobre las personas en situación de dependencia o sus familias. 4. Se calificarán como infracciones muy graves todas las definidas como graves siempre que concurran alguna de las siguientes circunstancias: a) Que atenten gravemente contra los derechos fundamentales de la persona. b) Que se genere un grave perjuicio para las personas en situación de dependencia o para la Administración. c) Que supongan reincidencia de falta grave. 20 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… todas aquellas destinadas a evitar las actuaciones en fraude a la Ley 48 , y reglas en torno a la prescripción 49 . En cualquier caso, todos estos elementos constituyen 5. Se produce reincidencia cuando, al cometer la infracción, el sujeto hubiera sido ya sancionado por esa misma falta, o por otra de gravedad igual o mayor o por dos o más infracciones de gravedad inferior, durante los dos últimos años. Artículo 45. Sanciones. 1. Las infracciones a la presente Ley serán sancionadas por las administraciones competentes con pérdida de las prestaciones y subvenciones para las personas beneficiarias; con multa para los cuidadores no profesionales; y con multa y, en su caso, pérdida de subvenciones, cese temporal de la actividad o cierre del establecimiento, local o empresa para las empresas proveedoras de servicios. En todo caso, la sanción implicará el reintegro de las cantidades indebidamente percibidas. 2. La graduación de las sanciones será proporcional a la infracción cometida y se establecerá ponderándose según los siguientes criterios: a) Gravedad de la infracción. b) Gravedad de la alteración social y perjuicios causados. c) Riesgo para la salud. d) Número de afectados. e) Beneficio obtenido. f) Grado de intencionalidad y reiteración. 3. La graduación de las multas se ajustará a lo siguiente: a) Por infracción leve, multa de hasta 300 euros a los cuidadores y hasta treinta mil euros a los proveedores de servicios. b) Por infracción grave, multa de trescientos a tres mil euros a los cuidadores; y de treinta mil uno a noventa mil euros a los proveedores de servicios. c) Por infracción muy grave, multa de tres mil uno a seis mil euros a los cuidadores; y de noventa mil uno hasta un máximo de un millón euros a los proveedores de servicios. 4. En los supuestos en los que se acuerde la suspensión de prestaciones o subvenciones, ésta se graduará entre uno y seis meses según la gravedad de la infracción. 5. Además, en los casos de especial gravedad, reincidencia de la infracción o trascendencia notoria y grave, las infracciones muy graves se sancionarán con la suspensión temporal de la actividad por un máximo de cinco años o, en su caso, con el cierre de la empresa o la clausura del servicio o establecimiento. 6. Durante la sustanciación del procedimiento sancionador, la Administración competente podrá acordar, como medida cautelar, la suspensión de cualquier tipo de ayudas o subvención de carácter financiero que el particular o la entidad infractora haya obtenido o solicitado de dicha Administración Pública. 7. Durante la sustanciación del procedimiento por infracciones graves o muy graves, y ante la posibilidad de causar perjuicios de difícil o imposible reparación, la Administración competente podrá acordar, como medida cautelar, el cierre del centro o la suspensión de la actividad. Artículo 47. Competencias. 1. Las Comunidades Autónomas desarrollarán el cuadro de infracciones y sanciones previstas en la presente Ley. 2. La incoación e instrucción de los expedientes sancionadores, así como la imposición de las correspondientes sanciones, corresponderá a cada Administración Pública en el ámbito de sus respectivas competencias. 3. En el ámbito de la Administración General del Estado será órgano competente para imponer las sanciones por conductas previstas como infracciones en el artículo 43: a) El titular de la Dirección General del Instituto de Mayores y Servicios Sociales, cuando se trate de sanciones por la comisión de infracciones leves. b) El titular de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad, cuando se trate de sanciones por la comisión de infracciones graves. c) El titular del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, cuando se trate de sanciones por la comisión de infracciones muy graves, si bien se requerirá el acuerdo previo del Consejo de Ministros cuando las sanciones sean de cuantía superior a 300.000 euros o en los supuestos de cierre de la empresa o clausura del servicio o establecimiento. 48 Artículo 39. Acción administrativa contra el fraude. Las Administraciones Públicas velarán por la correcta aplicación de los fondos públicos destinados al Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, evitando la obtención o disfrute fraudulento de sus prestaciones y de otros beneficios o ayudas económicas que puedan recibir los sujetos que participen en el Sistema o sean beneficiarios del mismo. Igualmente establecerán medidas de control destinadas a detectar y perseguir tales situaciones. A tales efectos, las Administraciones Públicas desarrollarán actuaciones de vigilancia del cumplimiento de esta Ley y ejercerán las potestades sancionadoras conforme a lo previsto en el Título III de la misma, haciendo uso, en su caso, de las fórmulas de cooperación interadministrativa contenidas en esta Ley. 49 Artículo 46. Prescripción. 1. Las infracciones a que se refiere la presente Ley prescribirán: a) Al año, las leves. b) A los tres años, las graves. c) A los cuatro años, las muy graves. 2. El plazo de prescripción comenzará a contarse a partir del día que se haya cometido la infracción y se interrumpirá por la iniciación, con conocimiento del interesado, del procedimiento sancionador. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 21 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… valiosísimas herramientas para la construcción de los antecedentes y de las consecuencias jurídicas de la norma completa que elabore el operador correspondiente, en cada aplicación. 3. ¿A quién se beneficia y a quién se perjudica con su funcionamiento? … A nosotros entonces, como a cualquier otra generación anterior, se nos habrá dotado de una débil fuerza mesiánica a la que el pasado posee un derecho… (Benjamin 2008) 3.1. Necesidades y expectativas en torno a la Ley Desde el punto de vista ius sociológico puede observase que la Ley 39/2006 de Dependencia ha constituido un gran oportunidad para hacer visible la fuerza social en favor de un genuino encuentro solidario entre las generaciones. Ello al menos parece sugerirlo la gran expectativa que se creó en España, durante todo el proceso de su elaboración normativa. Cuando el Consejo de Ministros aprobó el Anteproyecto de Ley el 30 de diciembre de 2005, la sociedad española festejó este peldaño señalando, entre otras cosas, que se trataba de un texto muy esperado, muy anunciado y muy de nuestro tiempo (Alonso Parreño 2006; Arroyo 2005; Domínguez Martín,2008). De todas formas, como ya advertimos, la Ley recién logró comenzar a tener eficacia, el 24 de enero de 2007, fecha en la que se publicó el baremo para la valoración de las situaciones de dependencia. En España esta Ley fue provocada en gran medida, por los cambios demográficos y sociales por todos conocidos, que han producido un incremento progresivo de la población en situación de dependencia. Así, de acuerdo con los datos estadísticos que proporciona el IMSERSO, en los últimos cuarenta años la población de más de 65 años se duplicó y, en los comienzos del 2007 pasaron a ser 7,5 millones de personas. También en este tiempo, se produjo un aumento significativo de la población con edad superior a los 80 años y se ha ampliado el número de personas en situación de dependencia por razones de enfermedad, accidentes de tránsito, tecnológicos u otras causas de discapacidad o limitación (España. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO 2010). Ahora bien, hasta ahora, como sabemos, las familias han sido quienes tradicionalmente han asumido el cuidado de las personas en situación de dependencia (Dabove 2008). Pero, los cambios en su estructura y funcionamiento, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, el fenómeno del multigeneracionismo, entre otras razones sociológicas, han introducido la necesidad de contar con nuevas herramientas de asistencia y cuidados, de las personas que viven en condiciones de vulnerabilidad social (Klein 2010; Di Tullio 2008). Más de un millón de personas en situación de dependencia son los destinatarios de la Ley que, progresivamente, verán fortalecida su autonomía personal, su capacidad de valerse por sí mismos. Pero también, son destinatarias sus familias, las personas que están dedicando su vida a cuidar a los que lo necesitan. Dentro del conjunto poblacional en situación de dependencia, un lugar destacado lo ocupan las personas de edad, de modo tal que ellos y sus familias, son los principales recipiendarios beneficiados del sistema. De acuerdo a los datos estadísticos proporcionados por el IMSERSO, sobre un total de 1.224.096 solicitantes de los servicios y subvenciones, el 26,42% corresponde a personas de 65 a 79 años y, el 52,53%, para personas de 80 y más. Ello significa que, en los hechos, el 78,95% de los reclamantes son ancianos, respecto del 21,05%, que no lo son (España. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO 2010). En cuanto a las personas que acceden finalmente al SAAD el informe señala que sobre un total de 521.035 beneficiarios actuales, el 21,65% son personas de 65 a 79 años; el 3. Las sanciones impuestas por faltas muy graves prescribirán a los cinco años, por faltas graves a los cuatro años y por faltas leves al año. 22 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… 55,05% son personas de 80 y más años (76,7%, entre las dos categorías) y, sólo el 23,3% pertenecen al resto del grupo poblacional con dependencia (España. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO 2010). Solicitantes servicios y subvenciones en España 21,05% Ancianos No ancianos 78,25% 3.2. Vejez y dependencia, poder y cuidados: sus beneficiarios Ahora bien, frente a este panorama me parece interesante aclarar también que aún cuando estos datos nos afirmen que la vejez va asociada cuantitativamente a niveles mayores de dependencia que las personas que no lo son; ello no nos habilita a considerar a la ancianidad como sinónimo directo de enfermedad, debilidad o, incluso, de ser lisa y llanamente sinónimo de incapacidad. Estudios de campo sobre el tema muestran hoy que las personas de edad tienden a incrementar su capital psíquico. Y, ello ocurre en particular, sobre cinco aspectos: 1- capacidad cognitiva (creatividad, curiosidad, motivación, sabiduría), 2capacidad emocional para desarrollar proyectos y superar obstáculos (honestidad, autoestima, persistencia, resiliencia), 3- habilidades cívicas (liderazgo, lealtad, compromiso, prudencia), 4- capacidades para establecer y mantener vínculos interpersonales (inteligencia emocional, amor, humor, empatía y altruismo) y, 5- el sistema de valores, como metas que orientan el comportamiento (sentido de justicia, capacidad para perdonar, gratitud, espiritualidad) (Arias, Posada y Castañeiras 2009; Capponi y Luchessi de Olaso 2009; Krzemein et al. 2009). Así, desde esta perspectiva es oportuno recordar que la ancianidad es una etapa de la vida compleja: es, ante todo, un proceso que incluye retrocesos y crecimientos Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 23 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… vitales, en menos al menos, tres despliegues: en el plano biológico, en el histórico y en el cultural. No se es anciano sólo porque nuestro cuerpo cambie o se debilite; o bien, porque el capital psíquico se enriquezca al alcanzar determinadas edades. Se es anciano, además, porque la sociedad en la que vivimos nos cataloga como tales y nos sitúa en ese papel, en función de los valores que considera importantes. Ser viejo, hoy, significa formar parte de un proceso psicofísico determinado, tanto como haber sido considerados y valorados como ancianos, en el tiempo y en el espacio de la convivencia; y en ella hay tanto debilidades como fortalezas (Dabove 2002). Sobre este escenario ambivalente entonces, bien cabe advertir que, aún cuando sea motivado en un afán tuitivo, la Ley 39/2006 parece diseñada desde una concepción negativa de la vejez, tanto al vincularla con la discapacidad, como con la dependencia. Y ello, tal vez no responda del todo a lo real. En este sentido, es interesante recordar además, que…las evidencias científicas nos muestran que los estereotipos negativos hacia la vejez, en las propias personas mayores, traen como consecuencia una sensación de "amenaza" a la integridad personal, menor rendimiento a nivel de la memoria, en la capacidad para las matemáticas, en el sentimiento de autoeficacia y en toda una serie de retiros y descompromisos anticipados de roles laborales y sexuales. La explicación de estos déficits se encuentra en que las personas, al suponer que su rendimiento no va a ser bueno, elaboran estrategias de evitación de un posible enfrentamiento que podría ser vivido como traumático o simplemente porque responden a profecías sociales que suponen que los mayores ya no pueden, no deben, etc.…. (Iacub 2008). Por ello, en este marco complejo de actuación bien cabría preguntarse, si existe alguna relación entre: el número mayoritario de personas mayores que solicitan y/o son beneficiarias del sistema; y los estereotipos negativos que están agazapados detrás de la idea de vejez-dependencia que la Ley parece sostener. ¿Es ésta un Ley que empoderara o desempodera, al anciano, al considerarlo formal y materialmente como “dependiente”? ¿Hay en suma, en este escenario, indicadores escondidos de cierta profecía autocumplida que se deriva de una mirada negativa unidireccional, de la ancianidad? Sobre ello, sólo el tiempo en el transcurso de la Ley, podrá contarnos! Pero, no olvidemos tampoco que diferenciar claramente entre simple ancianidad y senilidad calificada, entre persona mayor autoválida, semidependiente o absolutamente dependiente, hace más fácil la tarea de construcción de respuestas jurídicas legítimas. Así como también puede contribuir al logro de un diseño de garantías jurídicas que protejan, de una manera más consistente con la complejidad de la vejez, los derechos subjetivos de los ancianos comprometidos en cada categoría (Guillemard 1992). Sobre ello, volveremos más adelante. Por último, me parece interesante observar que la Ley significa asimismo, un avance contundente en el reconocimiento iusfundamental de responsabilidad social, ante el fenómeno del envejecimiento. Con ella, el modelo de responsabilidad jurídica familiar tradicional, queda desplazado del plano funcional, para verse enriquecido con ayudas que ahora provienen con más claridad, del Estado de Bienestar. Este proceso de desplazamiento del paradigma de la responsabilidad social de la vejez no es, en verdad, nuevo en el mundo. Desde la década de los años 80, vienen desarrollándose diversos mecanismo jurídicos y políticos en pos de la autonomía de las personas de edad, tal como fue sucediendo en los países escandinavos, en Canadá, en los Países Bajos, en Italia y Francia (Dabove 2002). Sin embargo, el fenómeno español sí parece relevante como símbolo, como emblema, como logro –kuhneano-, del afianzamiento del nuevo paradigma en occidente, sobre el cual no creo que haya retorno (Kuhn 1990; Valcarce 2007). 3.3. La fuerza ¿débil? de sus obligados: los sujetos repartidores del sistema A juzgar por los datos oficiales, la información periodística y la literatura científica generada en este campo, toda la sociedad española parece haber ido poniendo uno tras otro los peldaños para alcanzar esta meta: los sindicatos y los empresarios, las 24 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… organizaciones más representativas de las personas mayores y de las personas con discapacidad, las Comunidades Autónomas (IMSERSO 2010). Ha habido, sin dudas, un considerable esfuerzo de cooperación y coordinación entre todos los sectores, tanto a nivel político como financiero, para lograr la puesta en marcha del sistema de cuidados que estamos estudiando 50 . Sin embargo, son muchas también las críticas planteadas al respecto. Así, por ejemplo al año de su entrada en vigencia, ya pueden encontrarse críticas claras en torno al carácter dispar de su aplicación entre las Comunidades, sobre las que recaen obligaciones diversas en este campo; vgr. planificación, organización, gestión, evaluación e inspección, desarrollo de planes de formación profesional de cuidadores 51 , etc. (Domínguez Martín, A.; 2008). Dos años más tarde, seguían denunciándose retrasos y desigualdades surgidos en la aplicación de la Ley. …trabas generadas fundamentalmente por el hecho de que cada Comunidad Autónoma implanta la normativa según su propio criterio (Martín Mora 2009). Quizás, por ser un proyecto grande, ambicioso, lleno de compromisos de solidaridad y cohesión intergeneracional puede ser visto también, como un modelo cargado tan sólo, de buenas intenciones. Sin embargo, al día de la fecha, las Comunidades están trabajando en la ampliación de los servicios y en el mejoramiento de su calidad, de acuerdo a los informes oficiales (IMSERSO 2010; Esteban Martínez 2007; Álvarez González 2009; Consejo Económico y Social de Castilla y León 2009) 52 . Claro que, frente a tanta vulnerabilidad social, en un mar 50 La financiación vendrá determinada por el número de personas en situación de dependencia y de los servicios y prestaciones previstos en esta Ley, por lo que la misma será estable, suficiente, sostenida en el tiempo y garantizada mediante la corresponsabilidad de las Administraciones Públicas. En todo caso, la Administración General del Estado garantizará la financiación a las Comunidades Autónomas para el desarrollo del nivel mínimo de protección para las personas en situación de dependencia recogidas en esta Ley. El Sistema atenderá de forma equitativa a todos los ciudadanos en situación de dependencia. Los beneficiarios contribuirán económicamente a la financiación de los servicios de forma progresiva en función de su capacidad económica, teniendo en cuenta para ello el tipo de servicio que se presta y el coste del mismo. El Sistema garantizará la participación de las entidades que representan a las personas en situación de dependencia y sus familias en sus órganos consultivos. Se reconocerá también la participación de los beneficiarios en el sistema y la complementariedad y compatibilidad entre los diferentes tipos de prestaciones, en los términos que determinen las normas de desarrollo. Y, entre otras cosas, el IMSERSO también señala…que se va a exigir a las distintas Administraciones Públicas, una previsión de 26.000 millones de euros aportada en los próximos años para lograr la implantación gradual del Sistema (IMSERSO, 2010). Ver también el Capítulo V, artículos 32 y 33 de la Ley, referidos a la financiación del Sistema y a la aportación de los beneficiarios 51 CAPÍTULO II: Formación en materia de dependencia. Artículo 36. Formación y cualificación de profesionales y cuidadores. 1. Se atenderá a la formación básica y permanente de los profesionales y cuidadores que atiendan a las personas en situación de dependencia. Para ello, los poderes públicos determinarán las cualificaciones profesionales idóneas para el ejercicio de las funciones que se correspondan con el Catálogo de servicios regulado en el artículo 15. 2. Los poderes públicos promoverán los programas y las acciones formativas que sean necesarios para la implantación de los servicios que establece la Ley. 3. Con el objetivo de garantizar la calidad del Sistema, se fomentará la colaboración entre las distintas Administraciones Públicas competentes en materia educativa, sanitaria, laboral y de asuntos sociales, así como de éstas con las universidades, sociedades científicas y organizaciones profesionales y sindicales, patronales y del tercer sector. 52 Ver L.D.TÍTULO II: La calidad y eficacia del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. CAPÍTULO Medidas para garantizar la calidad del Sistema Artículo 34. Calidad en el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. 1. El Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia fomentará la calidad de la atención a la dependencia con el fin de asegurar la eficacia de las prestaciones y servicios. 2. Sin perjuicio de las competencias de cada una de las Comunidades Autónomas y de la Administración General del Estado, se establecerán, en el ámbito del Consejo Territorial, la fijación de criterios comunes de acreditación de centros y planes de calidad del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, dentro del marco general de calidad de la Administración General del Estado. 3. Asimismo, sin perjuicio de las competencias de las Comunidades Autónomas y de la Administración General del Estado, el Consejo Territorial acordará: a) Criterios de calidad y seguridad para los centros y servicios. b) Indicadores de calidad para la evaluación, la mejora continua y el análisis comparado de los centros y servicios del Sistema. c) Guías de buenas prácticas. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 25 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… de crisis económica europea generalizada, nunca serán suficientes los esfuerzos que se hagan. La fuerza del encuentro solidario es, pues, un poco débil todavía, pero ha instalado caminos para su representación social. Ella es, en suma, quien a pesar de los vaivenes, ha comenzado a sostener el cambio de paradigma, frente a la responsabilidad social que genera toda situación de dependencia o vulnerabilidad humana. Por otra parte, me parece interesante volver a resaltar también que con esta Ley, se promueven el desarrollo de vínculos intergeneracionales de cuidados, respecto de personas que son dependientes. El hecho de generar vínculos hace que, implícitamente también puedan entenderse esas relaciones como ligaduras, ataduras o lazos de sujeción, que no siempre resultan en la práctica, positivos en las situaciones de dependencia de alguno de sus miembros (Guido y Mingorance 2009). Como sabemos, la dependencia humana, remite a una circunstancia especial según la cual una persona necesita de otros para realizar las actividades cotidianas, por incapacidad transitoria o definitiva… (Bonete Perales 2009) Por ello, en el plano familiar, la vejez de alguno de sus miembros hace que el camino logrado hacia la separación e individuación de sus miembros parezca amenazado… esta nueva atadura estará acompañada de afectos amorosos y hostiles… y será difícil de neutralizar. En suma, lo que se pone en juego en este escenario en cada uno de las personas que componen el grupo familiar es, la amenaza a perder la autonomía (Guido y Mingorance 2009). En tanto que, en el plano social e institucional, esta ambivalencia suele estar representada en los aspectos económicos que están presentes siempre en todo vínculo de “cuidado”. Por ello, no es casual que la vejez sea vista en este plano como problema, como carga económica, demasiado grande para que los gobiernos puedan afrontarla de una manera que no resulte retórica (Guido y Mingorance 2009; Barca, R.; Oddone, J. y Salvarezza, L. 2000; Guillemard 1992; Castells y Perez Ortiz 1992). 4. ¿Qué razones justifican su vigencia y eficacia? …Ese derecho no cabe despacharlo a un bajo precio… (Benjamin 2008) 4.1. Los valores del sistema Desde el punto de vista integrativista del Derecho que tomamos como referencia puede decirse que, toda ley y toda praxis jurídicas contienen en su haber una serie de valores y principios que funcionan como guía, o razones para su sostenimiento; dando lugar con ello, a un complejo universo de sentidos y significaciones (Goldschmidt 1986; Ciuro Caldani 2000). En el caso de la Ley 39/2006 que estudiamos, la justicia, la verdad, la salud y la utilidad, son algunos de los componentes de esta pléyade valorativa; junto con la cooperación, el poder, la previsibilidad, la solidaridad, el orden, que hemos ido observando un poco, en los apartados anteriores. Así, en este marco vemos que: la referencia a la igualdad, a la autonomía y a la personalización de los sujetos en situación de dependencia; o bien, el reconocimiento de la universalidad e integralidad del sistema, contenidos d) Cartas de servicios, adaptadas a las condiciones específicas de las personas dependientes, bajo los principios de no discriminación y accesibilidad. Artículo 35. Calidad en la prestación de los servicios. 1. Se establecerán estándares esenciales de calidad para cada uno de los servicios que conforman el Catálogo regulado en la presente Ley, previo acuerdo del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. 2. Los centros residenciales para personas en situación de dependencia habrán de disponer de un reglamento de régimen interior, que regule su organización y funcionamiento, que incluya un sistema de gestión de calidad y que establezca la participación de los usuarios, en la forma que determine la Administración competente. 3. Se atenderá, de manera específica, a la calidad en el empleo así como a promover la profesionalidad y potenciar la formación en aquellas entidades que aspiren a gestionar prestaciones o servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia. 26 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… en el objeto de la Ley y en sus principios, entre otros, son despliegues de la idea de justicia. La normativa vinculada a los grados y a la valoración de la dependencia, verbigracia, son indicadores de diversos tipos de verdad, necesarias para hacerla realidad. La implementación de un sistema de prestaciones, acorde con las necesidades cotejadas, nos remite a las exigencias de la salud como valor perteneciente al fenómeno jurídico. El diseño de un catálogo de prestaciones, la previsión y puesta en marcha de mecanismos de atención y de su financiamiento, denotan también algunos desarrollos de la utilidad, en conexión y pretendida coadyuvación con la propia idea de justicia. Ahora bien, sobre este campo complejo de significaciones valorativas, puede observarse asimismo que esta Ley 39/2006 parece haber sido capaz de recrear un nuevo despliegue de justicia. A mi juicio, este nuevo contenido de la justicia podría ser comprendido como la exigencia de asegurar un espacio de libertad y autonomía para los sujetos que padezcan alguna situación de dependencia probada, de modo tal que ellos puedan continuar sus planes de vida y personalizarse, en igualdad de condiciones que todos los demás, en el marco del Estado Constitucional de Derecho. Desde esta perspectiva, entonces, la Ley y las adjudicaciones que en su seno se desarrollan, han permitido plasmar un régimen de justicia en el que parece posible la articulación del principio de libertad con el de igualdad, a través de un humanismo jurídico que dignifica a los más débiles del sistema. Este humanismo es, en verdad, diverso de los humanismos abstencionistas o intervencionistas tradicionales, porque deja puertas abiertas a la autodeterminación de la personas en situación de dependencia (Goldschmidt 1986; Ciuro Caldani 2000). No está referida a la compasión, ni a la benevolencia, ni a la beneficencia, ni a la felicidad de los demás, en particular. Su anclaje valorativo está, más bien, en la idea de capacidad personal y responsabilidad moral, que nos obliga a reconocer al otro, como otro; como un alguien que no me es ajeno, porque también me constituye (Bonete Perales 2009). Los principios de la Ley, la previsión de la participación económica de sus beneficiarios, en el acceso a las prestaciones que en consonancia les correspondan, por ejemplo, nos hablan de alguna manera sobre este nuevo enfoque. De todas formas, también sabemos que “el camino del infierno está lleno de buenas intenciones”… y que, detrás de este sistema pueden muy bien agazaparse quijotescas utopías. Sin embargo, sólo el tiempo podrá decirnos el destino y el alcance verdadero de la Ley, en relación a sus propósitos valorativos. Así como también, será esta perspectiva la que nos dirá en qué medida se logró evitar o reducir la confusión entre vejez y dependencia, que parece avizorarse en el texto de la ley y en la mirada tradicional que aún subsiste sobre el envejecimiento (Dabove et al. 2006; Iacub 2008). 4.2. El modelo iusfundamental de responsabilidad jurídica ante la vejez y la dependencia El Estado Constitucional de Derecho actual, por otra parte, parece haber contribuido de manera decisiva, a este cambio de mirada en torno a los sujetos vulnerables del mundo jurídico. Así, en su interior, la vigencia cada vez más universalizada de los derechos humanos, la reorganización de los sistemas democráticos, las nuevas concepciones de la ciudadanía, la consolidación de los fenómenos de integración, el multigeneracionismo, e incluso, la economía postmoderna, entre otras cosas, han contribuido a imponer la necesidad de construir un modelo de Derecho nuevo, superador de los hasta ahora conocidos (Guastini 2001; Alexy 2001; Carbonell 2007). A mi entender, en el caso que nos ocupa, este modelo está llamado a priorizar el carácter iusfundamental de la responsabilidad jurídica frente a la vejez, más allá, incluso de las situaciones de dependencia en las que puedan verse envueltas las personas en esta etapa de la vida. Este modelo, tendría que abogar por la consolidación de un nuevo espacio jurídico, de una nueva rama, que de cuentas en forma integral de los conflictos derivados del envejecimiento Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 27 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… poblacional, con una consistente base constitucional. Pero además, debería trabajar en favor de un desarrollo sostenible de políticas educativas, económicas y culturales de inclusión de los mayores. España, en su Ley Fundamental, sólo ha reconocido la problemática de la vejez en su artículo 50; es decir, en el marco de las políticas rectoras de todos los poderes públicos. Urge pues, avanzar un poco más allá, apelando a la lectura y al funcionamiento de la Ley de Dependencia, en directa conexión con los derechos fundamentales, constitucionalmente protegidos. Así, pues, en este modelo iusfundamental, los derechos de los ancianos en situación de dependencia contenidos en la Ley que nos ocupa, requieren su inserción dinámica en la estructura general de los derechos humanos reconocidos por la Constitución y su respeto como tales, en paridad e integridad con los derechos fundamentales mejor protegidos por la Ley Fundamental Española (Gonem Machello et al. 2008) No se trata, pues, de reconocerlos como derechos económicos sociales y culturales. No se trata de conceptualizarlos como derechos de prestación, puesto que todos los derechos contienen despliegues sociales, económicos y culturales y requieren de la actuación estatal para su desarrollo. Se trata, simplemente de reconocerlos formal y materialmente, como derechos humanos constitucionalmente protegidos. En suma, como herramientas de fortalecimiento de las personas respecto de los demás, lo demás y aún, sobre sí mismo, propias del neoconstitucionalismo actualmente vigente y en curso. 5. ¿Es posible universalizar el modelo? … En otras palabras, en la idea de la felicidad resuena inevitablemente la de redención. Y con esa idea del pasado que la historia hace suya, sucede lo mismo. El pasado comparte un índice secreto por el cual se remite a la redención… (Benjamin 2008) En el mundo actual, postmoderno, globalizado, multigeneracional, líquido y ambivalente, la Ley 39/2006 representa un hito, una señal, un claro mojón, del cambio de perspectiva que se está produciendo en torno a la condición jurídica de las personas, respecto de la idea de sociedad, de democracia y de sus instituciones (Amezúa Amezúa 2009). En ella, hay, en suma, huellas y elementos consistentes sobre los cuales construir un nuevo modelo de responsabilidad jurídica ante el fenómeno creciente del envejecimiento individual y poblacional. Así, por ejemplo, pueden ser visualizados los objetivos de la Ley y sus principios, la detallada manera en que se articularon los derechos, las obligaciones, el sistema en su conjunto. Sin embargo, en ella, aún en verdad, no está todo resuelto. La ley es, en suma, un pasaje, una vía de conexión, un derecho de paso, transitorio, hacia nuevas modalidades de comprensión de lo humano, dentro de la cual se incluya la dimensión de la fragilidad y la dependencia de esta condición (Bonete Perales 2009). Pero, es también un vehículo de cambio de la relación tradicional que se ha vivido hasta ahora, entre las generaciones. 5.1. Aportes de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia para el Derecho de la Ancianidad Argentino En Argentina, el sistema de responsabilidad jurídica ante la vejez y la dependencia sigue transitando los cauces del modelo familiar tradicional, aunque ya han comenzado a instalarse algunas señales para el cambio. Así, por ejemplo, en el plano normativo, cabe recordar la vigencia del “bloque de constitucionalidad” de los textos internacionales de Derechos Humanos mencionados en el artículo 75 inc. 22 de la Constitución Nacional. El reconocimiento expreso de la posibilidad de implementar leyes nacionales que contengan medidas de acción afirmativa respecto de la ancianidad, del art. 75 inc. 23. Como también es menester mencionar, la existencia constitucional de tres tipos de derechos humanos generales, perfectamente aplicables en la ancianidad. Los derechos de autonomía, referidos básicamente a la vida y a la salud, a las libertades, a la igualdad y a la propiedad. 28 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… Los derechos de participación: al trabajo, a la asociación, a la recreación, al ocio y uso del tiempo libre. Los derechos de Prestación o Crédito: vinculados con la seguridad social; es decir, el derecho a pensión, jubilación; con el desarrollo y a la educación (Dabove 2008) 53 . Por otra parte, en relación a las situaciones de dependencia que pueden atravesar a las personas de edad, urge recordar asimismo todos los instrumentos jurídicos previstos en el Código Civil argentino vinculados a la capacidad, a la interdicción y a la inhabilitación, entre otras. La Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad (Ley Nacional 26.378) – en particular, en lo atinente a la promoción de la autonomía personal- Pero además, todo ello debe leerse e integrarse con la Ley Nacional de Derechos de los Pacientes (Ley 26.529) y la Ley Nacional de Salud Mental (Ley 26.657), vigentes desde diciembre del 2010 en el Derecho Argentino, que contribuyen a consolidar el paradigma de la autonomía personal en estos marcos jurídicos. En el plano ius sociológico, esas señales para la construcción del modelo iusfundamental de responsabilidad jurídica ante la vejez, cuentan asimismo, con la participación de algunos actores públicos y privados. Entre otros, la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores, -de la Secretaría Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia-. Las Direcciones Provinciales de Personas Mayores. Los organismos municipales de Promoción social y Comunitaria. Los Foros para la Tercera Edad, de los Concejos Deliberantes. Las Defensorías del Pueblo. El Ministerio Público; las Defensorías barriales, el Poder Judicial en general. Las Obras Sociales. Las escuelas y Universidades. Durante el año 2011, el INSSJP 54 , en el marco del PAMI 55 , creó la Subgerencia de Atención a la Dependencia a fin de rediseñar y generar nuevos dispositivos que permitan una atención de calidad multidisciplinaria para todos sus afiliados. En las Jornadas de Atención a la Dependencia organizadas por PAMI, permitió instaurar el debate en cada uno de los actores que trabajan y se vinculan con las personas de edad, como táctica de desarrollo de una política de Estado que resulte incluyente para la vejez. Durante ese encuentro se abordaron temáticas vinculadas al Proceso de Envejecimiento en el Mundo y su situación actual en América Latina; La situación de los mayores en la Argentina; Retos y Desafíos en la Gestión Institucional ante el escenario actual y futuro; Proceso de Fragilización y Dependencia en los Adultos Mayores y el Perfil del Titular de Derechos del PAMI, entre otros 56 . A su vez, los valores actuales plasmados en la Constitución por los derechos fundamentales, nos instan a actuar a favor de este modelo. Plantean la necesidad de movilizar al Derecho en pos de una sociedad, una familia y un Estado que garanticen a cada anciano una esfera de libertad tan amplia –compatible con la de los demás-, que le permita desarrollar sus planes de vida y su personalidad senescente (Dabove 2002). La justicia actual requiere, en suma, el sostenimiento de una sociedad plural, de una familia incluyente y de un Estado humanista, respetuosos de la unicidad de cada viejo, de la fragilidad, de la igualdad de la condición humana y de la vida comunitaria. 53 . …La Declaración Americana de los derechos y Deberes del Hombre, la Declaración Universal de Derecho Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación de la Mujer; la Convención contra la Tortura, y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la Primera Parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos 54 Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados 55 Programa Médico Integral – (Por una Argentina con Mayores Integrados) 56 Ver la referencia a las Jornadas de Atención a la Dependencia, realizada el 23 de agosto de 2011 en Buenos Aires. http://www.pami.org.ar/files/Programa_Jornada_de_Atencion_a_la_Dependencia.pdf y también: http://iguazunoticias.com/v2011beta/?p=11518 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 29 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… Sobre este escenario entonces, bien puede afirmarse que para el Derecho argentino, la Ley Española se erige como un interesante espejo. Como un alter ego jurídico, en el cual ver reflejadas las nuevas herramientas, sus usos y sus alcances, que el nuevo modelo iusfundamental de responsabilidad jurídica en la vejez de la postmodernidad, reclama. 5.2. ¿Cuál es su aporte para la elaboración de la Convención Internacional de Derecho Humanos de las Personas de Edad? Como ya se ha dicho, la Ley que estamos estudiando, constituye un paso claro en la marcha de consolidación del proceso de especificación de los derechos humanos en función de sus sujetos titulares, actualmente en curso. En este sentido, cabe recordar que la Ley responde a los desafíos que el segundo Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento de Madrid, plantea para este tiempo. Allí se retoman algunas cuestiones señaladas por el Plan de Viena. Pero también, se introducen nuevas perspectivas acordes con el modelo iusfundamental de responsabilidad jurídica que el fenómeno del envejecimiento hoy, requiere. En él, se vuelve a resaltar, por ejemplo, la necesidad de desarrollar políticas sociales y jurídicas que asuman de manera plena las cuestiones derivadas de los cambios demográficos 57 . Destaca, también, la importancia de la implementación de políticas sobre el envejecimiento que incluyan el hecho de la mayor duración de la vida y con un punto de vista que abarque toda la sociedad 58 . Pero se atreve a dar un paso más: Entre sus objetivos y recomendaciones, este documento plantea la exigencia expresa de trabajar política y jurídicamente para lograr: a) La plena realización de todos los derechos fundamentales de todas las personas de edad. humanos y libertades b) El envejecimiento en condiciones de seguridad, lo que entraña reafirmar el objetivo de la eliminación de la pobreza en la vejez sobre la base de los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad. c) La habilitación de las personas de edad para que participen plena y eficazmente en la vida económica, política y social de sus sociedades, incluso mediante trabajo remunerado o voluntario. d) Las oportunidades de desarrollo, realización personal y bienestar del individuo en todo el curso de su vida, incluso a una edad avanzada, por ejemplo, mediante la posibilidad de acceso al aprendizaje durante toda la vida y la participación en la comunidad, al tiempo que se reconoce que las personas de edad no constituyen un grupo homogéneo. e) La garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de las personas de edad, así como de sus derechos civiles y políticos, y la eliminación de todas las formas de violencia y discriminación contra las personas de edad. 57 V. Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento de Madrid, Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, 12 de abril de 2002, http://200.29.21.4/~gerontol/postnuke/pdf/Plandeaccion2002.pdf, 6 de marzo de 2006. Allí, concretamente expresa: …5. El envejecimiento de la población pasará a ser una cuestión de primordial importancia en los países en desarrollo que, según se proyecta, envejecerán rápidamente en la primera mitad del siglo XXI. Se espera que para 2050 el porcentaje de personas de edad aumentará del 8% al 19%, mientras que el de niños descenderá del 33% al 22%. Este cambio demográfico plantea un problema importante en materia de recursos. Aunque los países desarrollados han podido envejecer gradualmente, se enfrentan a problemas resultantes de la relación entre el envejecimiento y el desempleo y la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, mientras que los países en desarrollo afrontan el problema de un desarrollo simultáneo con el envejecimiento de la población 58 V. Plan de Acción... cit: …9. y …8. Es indispensable integrar el proceso del envejecimiento mundial, que está en curso de evolución, en el proceso más amplio del desarrollo. Las políticas sobre el envejecimiento deben ser examinadas cuidadosamente desde una perspectiva de desarrollo que incluya el hecho de la mayor duración de la vida y con un punto de vista que abarque toda la sociedad, tomando en cuenta las recientes iniciativas mundiales y los principios orientadores establecidos en importantes conferencias y reuniones en la cumbre de las Naciones Unidas 30 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… f) El compromiso de reafirmar la igualdad de los sexos en las personas de edad, entre otras cosas, mediante la eliminación de la discriminación por motivos de sexo. g) El reconocimiento de la importancia decisiva que tienen para el desarrollo social las familias y la interdependencia, la solidaridad y la reciprocidad entre las generaciones. h) La atención de la salud, el apoyo y la protección social de las personas de edad, incluidos los cuidados de la salud preventivos y de rehabilitación. i) La promoción de una asociación entre el gobierno, a todos sus niveles, la sociedad civil, el sector privado y las propias personas de edad en el proceso de transformar el Plan de Acción en medidas prácticas. j) La utilización de las investigaciones y los conocimientos científicos y el aprovechamiento del potencial de la tecnología para considerar, entre otras cosas, las consecuencias individuales, sociales y sanitarias del envejecimiento, en particular en los países en desarrollo. k) El reconocimiento de la situación de las personas de edad pertenecientes a poblaciones indígenas, sus circunstancias singulares y la necesidad de encontrar medios de que tengan una voz eficaz en las decisiones que les afectan directamente. La Ley de Promoción de la Autonomía Personal Española, parece haber escuchado este reclamo, toda vez que ha logrado implantar un verdadero micro universo jurídico en torno a la vejez en dependencia. Sin embargo, la problemática de la ancianidad no se agota en la mirada de la vulnerabilidad. Requiere de un reconocimiento pleno, respecto de todos los tipos de vejeces que le es posible vivir al ser humano: es decir, de los débiles y de los empoderados o fuertes. De modo tal que, a mi juicio, esta Ley hace un aporte parcial en este campo, que urge considerar en el proceso de elaboración de la Convención, actualmente en curso (Dabove, Di Tullio Budassi 2009). 6. Algunas conclusiones …hay entonces una cita secreta entre las generaciones pasadas y la nuestra (Benjamin 2008) La realidad pone de manifiesto que la vida humana es múltiple, diversa y, en verdad, muy compleja. En su haber encontramos, niños y viejos; varones y mujeres; ricos, pobres; sanos y enfermos; razas distintas. Como nunca antes había sucedido existen, incluso, familias enteras envejecidas y multigeneracionales. Pero también, conviven personas de edad con capacidades diferentes, discapacitadas, o en situación de dependencia. Este último grupo en particular, requiere de condiciones fácticas y normativas especiales, para garantizar su desarrollo en términos de justicia. Condiciones que, si bien son reconocidas por los actores sociales (Estado, particulares, sociedad); suelen quedar arrinconadas detrás de un discurso utópico: hermoso…, pero impracticable. Es precisamente este mismo escenario ambivalente el que da origen a toda una serie de prácticas negativas discriminatorias contra la vejez, que impactan sobre todo, sus esferas de autonomía, libertad e igualdad y en el ejercicio de sus derechos fundamentales. Por ello, no sin razón se ha dicho ya que, en el Derecho actual, los ancianos terminan convirtiéndose en los nuevos sujetos débiles del sistema. Sobre este escenario, la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia Española constituye todo un desafío y una señal de compromiso político y jurídico entre las generaciones, en torno a la vejez. Desde el punto de vista normativo, esta Ley ha creado un verdadero micro sistema, un pequeño universo jurídico que responde al modelo del Estado Constitucional vigente desde 1978. Sin embargo, desde el punto de vista de sus prácticas, es mucho lo que falta por hacerse todavía. Así como también, en Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 31 María Isolina Dabove Autonomía y atención de las personas mayores… particular, es necesario que las adjudicaciones y prestaciones que de ella se deriven, se desarrollen sin confundir a la vejez con la directa dependencia. Habrá pues, que echar una constante mirada a la interpretación de los valores que, con su despliegue, se ponen en marcha. Pero también es de hacer notar que, con ella, se ha impuesto un nuevo despliegue de justicia. Aquel que ahora nos exige, plasmar un modelo iusfundamental de responsabilidad jurídica en la vejez: haciendo todo lo posible por asegurar un espacio de libertad y autonomía para los sujetos que padezcan alguna situación de dependencia probada, de modo tal que ellos puedan continuar sus planes de vida y personalizarse, en igualdad de condiciones que todos los demás, en el marco del Estado Constitucional de Derecho. Así, pues, con en esta nueva Ley parece haberse concretado una cita entre las generaciones, entre las pasadas y la nuestra, de modo tal que desde ella es posible extraer algunas herramientas para la universalización jurídica de los derechos humanos en la vejez. Bibliografía Alexy, Robert, 2001. Teoría de los derechos fundamentales. trad. Ernesto Garzón Valdés. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Alonso Parreño, María José, 2006. 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A case study of Biscay (Autonomous Community of the Basque Country)) JAIONE MONDRAGÓN ∗ ELSA SANTAMARÍA ∗ AMAIA IZAOLA ∗ Abstract The ageing of the population has caused there to be many social changes which, over the last years, have required measures to be adopted for the progressive improvement of the living conditions of the elderly. According to the latest studies on poverty in Europe, the degree of risk of poverty which the elderly face varies considerably from one country to another. Whilst most European countries have been successful in reducing absolute poverty, the studies show that the elderly are a group which remains vulnerable to relative poverty and social exclusion which, in itself, is indicative of the multi-dimensional nature of poverty. In this article we present the initial findings of an on-going research project, being conducted by the University of the Basque Country, whose principal objective is to find out the living conditions of elderly people in Biscay, one of the three provinces of which the Autonomous Community of the Basque Country (CAPV) is comprised and, more specifically, the living conditions of the elderly who remain within their own family environment, not those living in care homes and nursing homes, in order to identify the risks which may lead them to a situation of social exclusion. The final objective of this study is to identify the factors which affect the living conditions of the elderly and cause them to suffer from a “lack of well-being”. We use the term “lack of well-being” to describe a situation which is the consequence of an accumulation of disadvantages in different areas of life. These areas include a person’s financial and material situation, physical and emotional health, housing and social relationships etc. Key words Ageing; lack of wellbeing; poverty; social exclusion Resumen El envejecimiento de la población trae consigo numerosos cambios sociales que vienen demandando en los últimos años la puesta en marcha de medidas que permitan una mejora progresiva de las condiciones de vida de la población mayor. ∗ Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU), [email protected] ∗ Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU), [email protected] ∗ Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU), [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax. (+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net 1 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Según los últimos estudios sobre la pobreza en Europa, el riesgo de pobreza en las personas mayores varía, de forma considerable, según el país al que nos refiramos. La mayoría de estos han conseguido reducir la pobreza absoluta, sin embargo, se observa que las personas mayores son un grupo vulnerable ante la pobreza relativa y la exclusión social y en el que se refleja el carácter multidimensional de la pobreza. En este artículo se presenta el contenido de una investigación en curso, desde la Universidad del País Vasco, que tiene como finalidad conocer las condiciones de vida de las personas mayores de Bizkaia -uno de los tres territorios que componen la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV)-, y en concreto de aquel colectivo de mayores que permanecen dentro de su propio entorno familiar, es decir, que no se encuentran en residencias, con la intención de identificar los riesgos que pueden conducirles a la exclusión social. El objetivo último es llegar a conocer aquellos factores de riesgo que repercuten en las condiciones de vida y en la ausencia de bienestar de las personas mayores. Entendiendo que ésta última adopta formas muy variadas y se manifiesta en diferentes ámbitos como pueden ser el económico y material, pero también en otros como la salud, física y emocional, la vivienda, las relaciones sociales, etc., lo que nos conduce a entender la ausencia de bienestar como una acumulación de desventajas en diferentes ámbitos. Palabras clave Envejecimiento; ausencia de bienestar; pobreza; exclusión social 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Índice 1. Introducción ............................................................................................ 4 2. Envejecimiento demográfico y riesgos de ausencia de bienestar en la población mayor......................................................................................................... 4 3. Factores que conllevan ausencia de bienestar entre la población mayor ............ 7 4. Análisis de caso: las personas mayores en Bizkaia......................................... 8 4.1. La población mayor en Bizkaia: tamaño y evolución ............................... 8 4.2. Las pensiones como principal fuente de renta de las personas mayores .. 13 4.3. Ayudas y prestaciones públicas para las personas mayores en Bizkaia .... 15 5. Ausencia de bienestar y desigualdades territoriales...................................... 19 6. Addenda................................................................................................ 20 7. Bibliografía ............................................................................................ 22 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… 1. Introducción En las siguientes páginas se presenta el contenido de una investigación en curso desde la Universidad del País Vasco que tiene como finalidad conocer las condiciones de vida de las personas mayores de Bizkaia, uno de los tres territorios que componen la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). La investigación se centra, fundamentalmente, en el colectivo de mayores que permanecen dentro de su propio entorno familiar, es decir, que no se encuentran en residencias, con el objetivo principal de identificar los factores que pueden conducir a este colectivo a situaciones de riesgo, vulnerabilidad e, incluso, de exclusión social. Nos centraremos para el análisis, principalmente, en la provincia de Bizkaia dado que además, en la CAPV, es el territorio que presenta mayor número de población mayor y según los primeros datos cuantitativos, donde se puede producir un riesgo mayor de sufrir pobreza y exclusión social para las personas mayores. El envejecimiento de la población trae consigo numerosos cambios sociales que vienen demandando en los últimos años la puesta en marcha de medidas que permitan una mejora progresiva de las condiciones de vida de la población mayor. Si bien es cierto que, en términos generales, en Europa se ha conseguido reducir la pobreza absoluta entre las personas mayores, sin embargo, se observa que en gran parte de los países europeos las personas mayores son un grupo vulnerable a la ausencia de bienestar y a la pobreza relativa. Es preciso identificar de forma clara, detallada y ajustada al contexto, aquellos factores que repercuten en las condiciones de vida y en la ausencia de bienestar de las personas mayores. Entendiendo que ésta adopta formas muy variadas y se manifiesta en diferentes ámbitos como pueden ser el económico y material, pero también en los relativos a la salud, física y emocional, la vivienda, las relaciones sociales, etc., lo que nos lleva a entender la ausencia de bienestar como una acumulación de desventajas, y discriminaciones en algunos casos, en diferentes ámbitos de la vida. Creemos que este análisis puede ayudar a decidir sobre las prestaciones y las prioridades de actuación de las políticas sociales en torno a los mayores, no limitándolas al tradicional énfasis en el objetivo de mantenimiento de rentas, sino guiando una disposición de programas o, en su caso, servicios que traten de paliar la situación de ausencia de bienestar a la que se enfrentan muchos mayores. Con esta finalidad, se plantea en un primer momento un análisis cuantitativo sobre el envejecimiento de la población, su localización geográfica y primeros datos sobre recursos económicos y sociales que nos permitan tener una imagen de la situación de los mayores en relación con niveles de bienestar. Consideramos que no podemos adentrarnos en la complejidad que ello entraña sin antes proporcionar una descripción del colectivo de personas mayores de 65 años y, en concreto, de sus condiciones de vida. Sin embrago, es necesario tener presente que al tratar de establecer las características particulares de las personas mayores no se pretende homogeneizar un colectivo que es, por definición, heterogéneo. 2. Envejecimiento demográfico y riesgos de ausencia de bienestar en la población mayor El envejecimiento demográfico entendido como el aumento del tamaño relativo de los grupos de edades más altos, tiene unas claras consecuencias sociales y sobre todo, sobre sistemas como el de las pensiones, el sanitario o más recientemente sobre el sistema de protección a la dependencia. No cabe duda que el envejecimiento demográfico supone un reto para los poderes públicos y para el conjunto del Estado de Bienestar que tendrá que compatibilizar el incremento del gasto con las actuales exigencias de ajuste presupuestario. 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Si bien es cierto que en los últimos años el colectivo de las personas mayores se ha visto beneficiado por una mejora en el sistema público de pensiones y por una reestructuración de políticas de bienestar con un mayor número de programas destinados a ellos, éstos como categoría social cada vez con mayor volumen, como veremos en las próximas páginas, siguen enfrentándose a un riesgo importante de ausencia de bienestar. Ancianos, mujeres mayores, personas mayores viviendo solas, aquellas que viven con unas rentas bajas, se enfrentan a situaciones de vida bastante precarias, tanto a nivel económico, como de condiciones de salud y vivienda, así como en el ámbito de las relaciones personales y familiares. Según un reciente estudio sobre la pobreza en Europa llevado a cabo por Hoff (2008), el riesgo de pobreza en las personas mayores varía de forma considerable según el país de Europa al que nos refiramos. La mayoría de los países han conseguido reducir la pobreza absoluta, sin embargo se observa que en la gran mayoría de estos los mayores son un grupo vulnerable ante la pobreza relativa y la exclusión social en el que se refleja el carácter multidimensional de la pobreza. El estudio publicado por la Fundación La Caixa (Subirats, 2004) referido al contexto español, recoge como las personas más vulnerables son las mujeres, las personas mayores en general y, en especial, los hogares con mayores de 65 años sin hijos, que tienden a acumular toda una serie de factores, que interrelacionados, los convierten en población vulnerable y en riesgo de exclusión. Según el citado estudio los factores son por orden de importancia, los siguientes: el bajo nivel formativo, la enfermedad o discapacidad, el analfabetismo, la pobreza severa y, en menor medida, el desempleo desprotegido y la falta de experiencia laboral por trabajo domestico. En esta misma línea los estudios sobre la pobreza en Euskadi llevados a cabo por el Gobierno Vasco (2009), ponen de manifiesto que en el año 2008 el 24,3% de la población en Euskadi que se encuentra en una situación precaria corresponde a hogares cuya persona principal es mayor de 65 años, aumentando respecto al año 1986 la importancia en número (véase Gráfico 1). Sin embargo, el citado estudio expone cómo esta realidad no se asocia tanto a un empeoramiento de las tasas de ausencia de bienestar en los mayores, como a su peso creciente en la estructura demográfica (del 14,2% de 1986 al 24% en el 2008). Gráfico 1: Evolución de la distribución de la precariedad por edad de la persona principal del hogar. 11,9% 16,1% 17,3% 24,3% 25,3% 20,9% 17,3% 25,7% 12,0% 21,3% 24,5% 19,5% 26,7% 33,0% 14,1% 11,3% 35,1% 29,5% 20,2% 11,9% 1986 23,5% 20,3% 22,2% 8,4% 7,7% 1996 <35 años 2000 35-44 años 45-54 años 2004 55-64 años 2008 65 y más años Fuente: A partir de las Encuestas de Pobreza y Desigualdades Sociales, Gobierno Vasco. 2008. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Ha de tenerse en cuenta que frente a una concepción quizás más generalizada en los estudios sobre pobreza donde se vincula la idea de acceso a un mínimo bienestar con el de pobreza relativa y el de garantía de las necesidades básicas con el de pobreza absoluta, pobreza socialmente intolerable o miseria, los estudios de los últimos años desde el Gobierno Vasco (2009) proponen otra aproximación que no pasa por delimitar distintos grados en las situaciones de pobreza, diferenciando entre situaciones de pobreza relativa y pobreza absoluta o miseria. Señalan que la distinción realmente operativa es la que establece, por una parte, dos estados de ausencia de bienestar y, por otra, la pobreza real en sentido estricto. Así mismo, y siguiendo los citados estudios elaborados por el Gobierno Vasco, se ha optado por el análisis de dos realidades diferentes en el estudio de la ausencia de bienestar: la precariedad de mantenimiento (los bajos niveles de renta a disposición de los hogares) y la precariedad de acumulación (las limitaciones ligadas a las condiciones generales de vida y al nivel del patrimonio de reserva acumulado). El siguiente gráfico (Gráfico 2) refleja la evolución que ha experimentado en la CAPV, desde el inicio de los estudios de pobreza a los que nos estamos refiriendo, la distribución de la pobreza real. Una distribución que tiene en cuenta, como en el caso anterior, la edad de la persona principal. Grafico 2: Evolución de la distribución de la pobreza real por edad de la persona principal del hogar. 16,8% 13,4% 11,0% 9,9% 7,6% 7,7% 21,3% 18,2% 13,5% 21,6% 8,5% 23,0% 26,7% 26,1% 48,4% 14,2% 35,7% 21,2% 30,4% 41,7% 16,7% 25,5% 20,3% 11,2% 9,2% 1986 1996 <35 años 35-44 años 2000 45-54 años 2004 55-64 años 2008 65 y m ás años Fuente: A partir de las Encuestas de Pobreza y Desigualdades Sociales, Gobierno Vasco. 2008. Según estos datos, el grupo formado por los mayores de 65 años ocupa el tercer lugar en la escala de los grupos de edad que sufren una pobreza real, con el 9,9% de la población en el 2008. Respecto a su evolución desde 1986, casi se ha reducido a la mitad la población mayor de 65 años que se encuentra en una situación de pobreza real. Las políticas de revalorización de las pensiones llevadas a cabo en la década del 2000 y la puesta en marcha de programas de protección social pueden estar detrás de esta evolución positiva de la última década. De las personas que se encuentran en situación de pobreza real, el grupo mayoritario tienen edades comprendidas entre los 35 y 44 años, seguidos de los que tienen menos de 35 años. Esto explica que la pobreza y la exclusión social en las personas mayores no sea un tema central del debate político en la mayoría de los países de la Unión Europea, que centran su actuación política en la lucha contra la exclusión de los otros grupos de población citados, como puede ser el caso de la población joven. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Sin duda, ésta es la situación general en la mayoría de los países de Europa occidental, no obstante, según el estudio de Hoff (2008), cinco países han abierto el debate político sobre pobreza y exclusión social en las personas mayores. Cuatro de ellos, Chipre, Grecia, Irlanda y Portugal lo han hecho, fundamentalmente, porque sus sistemas de pensiones no se han visto incrementados suficientemente y resultan escasos para una vida digna de las personas mayores. Destaca el caso de Finlandia contrasta con los anteriores dado que a pesar del alto nivel de desarrollo del Estado de Bienestar en ese país, recientes estudios han puesto de manifiesto la existencia de grupos de excluidos entre los pensionistas finlandeses lo que ha atraído la atención de los medios de comunicación y ha hecho que el asunto haya sido incorporado en la agenda política del gobierno de este país. 3. Factores que conllevan ausencia de bienestar entre la población mayor La posición económica de las personas mayores viene determinada sobre todo por las características del sistema público de pensiones que se convierte en su fuente principal de ingresos. Sin embargo, a pesar del aumento de las cuantías de las pensiones, queremos demostrar en este estudio la existencia de ausencia de bienestar que no siempre se traduce en insuficiencia de recursos económicos, sino que está presente en las condiciones de vida de esas personas. A pesar de que durante largo tiempo la ausencia de bienestar se ha estudiado bajo una perspectiva meramente económica, empiezan a ser habituales los estudios que la abordan de manera más global y multidimensional. Según Hoff (2008), los factores que incrementan el riesgo de exclusión social en los mayores de Europa son principalmente el aislamiento social de los mayores; los bajos niveles de ingresos; y la ausencia de salud. Además este autor establece una lista, que reproducimos a continuación, de otros factores de riesgo de exclusión social en relación con aquellos países miembros de la Unión Europea donde la población mayor tiene un importante riesgo de sufrirlos: Factores que aumentan el riesgo de exclusión social para las personas mayores en países miembros de Europa FACTORES DE RIESGO Vivir en zonas rurales Antecedentes de inmigración Acceso limitado a servicios sociales y a asistencia social. Malas condiciones de vivienda y de vecindad (barrio) Salida temprana del mercado laboral No acceso a las técnicas de información y comunicación. Acceso reducido a los medios de trasporte Deficiente representación política Falta de apoyo a los cuidadores familiares Envejecimiento Inexperiencia con los sistemas asistencia Bajo rendimiento educativo Falta de políticas coherentes en materia de vejez Vivienda inadecuada Abusar del alcohol PAÍSES Austria, Finlandia, Irlanda, Polonia, Portugal, Slovakia (6) Austria, Francia, Alemania, Slovenia, Suecia (5) República Checa, Irlanda, Lithuania (3) Hungary, Lithuania, Polonia (3) Hungary, Netherlands, Polonia (3) República Checa, Finlandia, Lituania (3) República Checa, Irlanda (2) Polonia, Suecia (2) Irlanda, España (2) Finlandia, Francia (2) Irlanda, España (2) Polonia (1) Polonia (1) Irlanda (1) Finlandia (1) Fuente: Hoff (2008, p. 24). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Para el caso español, Hoff señala como principales factores de riesgo para las personas mayores: la falta de apoyo a los cuidadores familiares y la inexperiencia en los sistemas asistenciales. La ausencia de bienestar de las personas mayores se puede medir o cuantificar a partir de los recursos económicos con los que se cuenta individualmente y en los hogares. Esta sería una dimensión cuantitativa que puede ser ampliada midiendo otros factores, pero es necesario además, sumar otras dimensiones de carácter más cualitativo, que se manifiestan en diferentes aspectos de la vida cotidiana, como pueden ser: las condiciones de salud, el acceso a los servicios, especialmente la sanidad y los servicios sociales, la vivienda y sus condiciones de habitabilidad, el entorno físico, del pueblo o de la ciudad, del barrio, la existencia de una red familiar o los aspectos relacionados con los cuidados. Es necesario precisar la dificultad de obtener información acerca de todas las fuentes de renta de las personas mayores. Resulta más sencillo acotar, desde una perspectiva económica, a aquellos que proceden del sistema público. En esta línea, los ingresos monetarios de las personas mayores pueden clasificarse en dos categorías: las rentas relacionadas con la situación laboral (teniéndose en cuenta que el origen de los ingresos de la población mayor de 65 años no proceden tanto del mercado de trabajo como de los sistemas públicos de transferencias) estos son salarios, pensiones, ayudas y prestaciones públicas, y las rentas no relacionadas con la actividad laboral como los rendimientos derivados del ahorro o inversión acumulado a lo largo de su ciclo vital. En estos primeros pasos de la investigación hemos utilizado datos macro sobre pensiones contributivas y no contributivas, de manera que obtendremos una primera imagen general sobre la situación económica de los mayores en Bizkaia basada en sus ingresos principalmente a través de las pensiones. Otro flujo de renta hacia las personas mayores, que resulta difícil de valorar, es el realizado por los descendientes u otros miembros de la familia, ya sea en forma de transferencias directas de renta, ya mediante la prestación de determinados servicios como la atención a personas mayores, enfermas o discapacitadas, donde la solidaridad familiar es la clave para interpretar estos casos (Bazo 2008), pero donde las dificultades para cuantificar “esa solidaridad” son realmente importantes. El diferente origen de los ingresos económicos produce disparidades entre los hombres y las mujeres mayores de 65 años, ya que los ingresos de éstas no suelen proceder tanto del mercado de trabajo como de los sistemas públicos de transferencias, basados en mayor o menor medida en las cotizaciones realizadas durante la vida activa y del ahorro acumulado a lo largo de los años. 4. Análisis de caso: las personas mayores en Bizkaia La información sociodemográfica que se presenta en este apartado es fruto del análisis de los datos que proporciona el Padrón Municipal del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos padronales disponibles abarcan un periodo de diez años, desde el 1 de enero de 1998 hasta el 1 de enero de 2008, realizando de esta forma un análisis de la evolución de diversos aspectos sociodemográficos de la población mayor de Bizkaia en esta última década. El ámbito de estudio es el de Bizkaia y en el último apartado el análisis será completado con aproximaciones a unidades comarcales, lo que nos permitirá conocer la realidad de las personas mayores según su ámbito de residencia, sea este rural o urbano. 4.1. La población mayor en Bizkaia: tamaño y evolución A fecha de 1 de enero de 2008 la población mayor de 65 años de Bizkaia alcanza casi las 221 mil personas, de ellas 129.729 son mujeres y 91.122 son varones. Esta 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… cifra supone un peso de la población mayor de 65 años respecto del total de la población vizcaína del 19,3%. Tabla 1: Población total y población mayor de 65 años de Bizkaia y la CAPV por sexo. Años 1998 y 2008. Población total y población mayor de 65 años de Bizkaia Hombres 1998 Población total Población de 65 y más años % población mayor respecto del total Mujeres Ambos sexos 2008 1998 2008 1998 2008 553.779 556.095 583.850 590.326 1.137.629 1.146.421 78.502 91.122 111.678 129.796 190.180 220.918 6,9% 7,9% 9,9% 11,3% 16,7% 19,3% Población total y población mayor de 65 años de la Comunidad Autónoma del País Vasco, Hombres Población total Población de 65 y más años % población mayor respecto del total Mujeres Ambos sexos 1998 2008 1998 2008 1998 2008 1.023.474 1.055.150 1.067.809 1.101.962 2.091.283 2.157.112 140.980 167.393 200.371 234.271 341.351 401.664 6,5% 7,8% 9,3% 10,9% 15,8% 18,6% Fuente: INE. La población mayor de Bizkaia en el año 2008 tiene un peso superior al de la Comunidad Autónoma del País Vasco, con un 19,3% y un 18,6% de población mayor de 65 años respectivamente, y superior también al de la media de España, con un porcentaje de población mayor de 65 años del 16,5%. Podemos observar que en los últimos diez años la evolución demográfica de la población y de la población mayor en Bizkaia ha sido positiva. Ambas poblaciones han aumentado progresivamente, pero el aumento de la población de personas mayores ha sido más importante, en el año 2008 se contabilizan 30.738 personas mayores de 65 años más que diez años antes. Este aumento demográfico, en términos absolutos y a un ritmo sostenido a lo largo del tiempo, se refleja en un cambio cualitativo en la estructura por edades del territorio vizcaíno. Esta variación se puede apreciar comparando las pirámides de población en esta última década, como presentaremos más adelante. En cuanto a la distribución por sexos, el peso de las mujeres mayores de 65 años ha sido a lo largo de los últimos años superior al de los hombres, tanto en Bizkaia como en la CAPV. Las mujeres mayores superan en más de un 3% a la población de hombres mayores. El mayor número de mujeres que de hombres en las edades avanzadas es una característica de la población a nivel mundial, por eso se afirma que el sexo predominante en la vejez es el femenino. Como hemos comentado, la evolución respecto a esta diferencia entre el número de mujeres y el de hombres mayores ha sido a lo largo de las últimas décadas sucesivamente a favor de las mujeres. Ello tiene consecuencias importantes, sobre todo, en el tema de la dependencia y en el acceso a los recursos y prestaciones sociales, que abordaremos más adelante. En la siguiente tabla (Tabla 1) se puede apreciar esa evolución positiva y la diferencia entre el número de hombres y mujeres en esta última década en Bizkaia. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Tabla 2: Evolución de la población mayor de 65 años en Bizkaia por sexo (1998-2008) Hombres Absolutos Mujeres % Absolutos Ambos sexos % Absolutos % 1998 78.502 6,9 111.678 9,9 190.180 16,7 1999 80.806 7,1 114.267 10,0 195.073 17,1 2000 83.572 7,3 118.010 10,4 201.582 17,7 2001 85.769 7,5 120.742 10,6 206.511 18,2 2002 87.391 7,7 123.557 10,9 210.948 18,5 2003 88.327 7,8 125.101 11,0 213.428 18,8 2004 88.573 7,8 125.703 11,0 214.276 18,8 2005 88.529 7,8 126.050 11,1 214.579 18,9 2006 89.628 7,9 127.753 11,2 217.381 19,1 2007 90.091 7,9 128.779 11,3 218.870 19,2 2008 91.122 7,9 129.796 11,3 220.918 19,3 Fuente: INE. Hay que tener en cuenta que si bien la esperanza de vida presenta una evolución temporal ascendente; sin embargo, ello no implica necesariamente que todos los años de vida ganados sean años con un buen estado de salud. Las mujeres viven más años, pero será necesario atender cómo es su estado de salud en esos años de vida ganados al tiempo. Según informes de la salud de las personas mayores (IMSERSO 2008a), las diferencias entre sexos en la esperanza de vida se reducen de forma importante cuando se tiene en cuenta los años vividos libres de incapacidad, además, otros indicadores, como el mayor índice de analfabetismo entre mujeres, el elevado número de hogares unipersonales o el mermado poder adquisitivo de éstas, se suman también al peor estado de salud y profundizan la desventaja que supone ser una mujer de edad avanzada. Si atendemos a la evolución de la población mayor de 65 por grupos de edad (Gráfico 3), podemos comprobar que en los últimos diez años su avance presenta diferencias significativas. Así, mientras los grupos de edades más avanzadas han aumentado, el de 74 a 84 años y el de 85 y más años, el grupo de 65 a 74 años se ha visto reducido. Gráfico 3: Evolución de las personas mayores de 65 años de Bizkaia por grupos de edad (1998-2008) 140.000 120.000 100.000 80.000 60.000 40.000 20.000 0 1998 1999 2000 2001 2002 65 a 74 2003 75 a 84 2004 2005 2006 2007 2008 85 o m ás Fuente: INE. 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… El aumento del número de personas con mayor edad se debe al aumento en la esperanza de vida, pero el descenso poblacional del grupo de personas de entre 65 y 74 años, necesita de otra explicación, que podemos encontrar recurriendo a las pirámides de población y a su evolución (Gráfico 4). Gráfico 4: Pirámides de la población de Bizkaia en el año 1998 y 2008 Fuente: INE. En el año 2008 habían cumplido 65 años aquellas personas nacidas en el año 1943, esto es, cinco años después del final de la Guerra Civil española y momento en el que se produce un aumento de la natalidad. Pero el hueco claro que se produce en la pirámide en las edades situadas entre los 65 y los 69 años corresponde al déficit de nacimientos ocasionados durante la Guerra Civil española. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Otra huella de la Guerra Civil en la pirámide por edades es el desequilibrio de género en las edades más altas, sobre todo entre quienes superan los 85 años. Este desequilibrio no sólo se debe a una menor mortalidad femenina, sino también al número de pérdidas de varones combatientes durante la guerra 1 . El aumento en la proporción de personas mayores en la sociedad alude al envejecimiento de la población y este proceso provoca transformaciones en la composición de la estructura por edades de una población. El hecho de que este grupo de edad pase a crecer más deprisa que el resto tiene una doble explicación. Uno de los procesos que puede explicarlo es el descenso de la natalidad. La natalidad tiene un efecto inmediato en la pirámide de edades: cuando se reduce su base se estrecha, incidiendo así en el aumento porcentual de los mayores. Por eso, el descenso de la natalidad es la explicación fundamental del envejecimiento demográfico de la población. Además de la evolución de la natalidad como causa del envejecimiento demográfico, se produce un segundo proceso que incide, esta vez, en la cúspide de la pirámide y es al que da lugar el progresivo aumento de la esperanza de vida o el retroceso y descenso de la mortalidad. El aumento de la esperanza de vida en Euskadi ha sido espectacular. Según información del Servicio Vasco de Estadística (EUSTAT), desde 1980 a 2000 el incremento de la esperanza de vida en ambos sexos ha sido de algo más de 5 años y aunque las cifras más elevadas se producen en las comarcas alavesas, son las comarcas vizcaínas las que, en estos 20 años, han experimentado los incrementos más elevados, si bien partían de los valores más bajos. En el año 2005/2006 la esperanza de vida en Bizkaia alcanza la edad de 77,2 para los hombres y 84,2 para las mujeres. Estos dos aspectos son cruciales para entender la composición por edades de la población vasca y vizcaína, y van unidos a que se trata de una de las Comunidades Autónomas dónde más bajo es el índice de natalidad y donde mayor incremento de personas de 80 y más años se ha producido en estos últimos años (IMSERSO 2008a). El envejecimiento de la población es un proceso demográfico global que presenta muchas facetas y que acarrea consecuencias socioeconómicas en todos los tramos de edad de la población, y no sólo en el de las personas mayores. Si analizamos la evolución por grupos de edad, teniendo en cuenta cuatro grupos principales, los datos reflejan cómo la población de los dos grupos de edad más avanzados aumenta a lo largo de los últimos años, manteniendo la tendencia marcada décadas atrás y confirmando el aumento de la población mayor. Por el contrario, el porcentaje de población en edad infantil y juvenil (de 0 a 24 años) ha descendido. 1 Este hecho que ha marcado tanto la pirámide poblacional tiende a desaparecer, ya que los combatientes de la Guerra Civil, nacidos en las primeras décadas del siglo XX, tienen ahora en torno a los 90 años. 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Gráfico 5: Evolución de la población de Bizkaia por principales grupos de edad (1998-2008). 400.000 350.000 300.000 250.000 200.000 150.000 100.000 50.000 0 1998 1999 2000 2001 0 a 24 2002 25 a 44 2003 2004 45 a 64 2005 2006 2007 2008 65 y más Fuente: INE. Aunque el descenso de la población más joven en este última década es pronunciado, en cuanto a su volumen, éste no ha sido superado por el de población de 65 y más años. Es decir, la cifra de personas jóvenes (entre 0 y 24 años) en Bizkaia supera aún a la de mayores de 65 años. La mayor longevidad de la población está comportando un importante y progresivo aumento de procesos crónicos y degenerativos, frecuentemente generadores de una mayor dependencia familiar y social. Pero esta previsión del aumento de la dependencia a todos los niveles de las personas mayores, no necesariamente tiene que ir asociada a la edad, sino más bien a la calidad de vida que se da en las edades más avanzadas. Es decir, si se mejoran las condiciones de vida de las personas mayores su dependencia no debería aumentar sino, al contrario, disminuir, tal es el caso de lo dicho en la Primera Conferencia Nacional de Prevención y Promoción de la Salud celebrada en Madrid en el año 2007: “La enfermedad y no la edad, es la principal causa de dependencia. La edad no es causa de dependencia. Existe una relación evidente entre dependencia y enfermedad. La mayor parte de personas con dependencia tienen enfermedades crónicas asociadas. La dependencia es el resultado de la combinación de cambios fisiológicos relacionados con la edad, las enfermedades crónicas y los procesos agudos o intercurrentes. Todo ello además, influido por el entorno psicosocial, ambiental y sanitario. Así pues, la instauración de la dependencia no es consecuencia inexorable de la edad al asociarse a otras variables sobre las que sí se puede intervenir tanto para evitar la aparición del estado de dependencia como para moderar su evolución hacia una mayor gravedad” (Gómez Pavón 2007, p. 16) Esta idea es la que manifiesta también la población, ya que como recoge la Encuesta sobre Personas Mayores (IMSERSO 2008a), la principal razón que se esgrime para considerar que una persona ha entrado en la vejez es precisamente el deterioro de su salud (un 28,9% así lo cree) y no su edad (que lo aseguran un 19,8%). 4.2. Las pensiones como principal fuente de renta de las personas mayores Dentro de las prestaciones económicas hay que distinguir las de naturaleza contributiva y las no contributivas. Estas últimas, las pensiones no contributivas garantizan unos ingresos mínimos a aquellas personas que, por edad o discapacidad, se encuentran en una situación de necesidad al carecer de rentas o ingresos suficientes. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Las pensiones contributivas son la prestación económica más importante y dentro de estas analizamos las de jubilación y las de viudedad exclusivamente por su preeminencia cuantitativa y cualitativa: son básicamente las que perciben los mayores y representan el 90% del total de pensiones contributivas de la Seguridad Social. Total de pensiones Jubilación Bizkaia Álava Viudedad Gipuzkoa País Vasco 686,0 € 866,3 € 875,6 € 890,4 € 855,0 € 528,8 € 628,2 € 621,6 € 601,0 € 637,6 € 813,5 € 1.023,4 € 989,1 € 1.049,7 € 1.008,5 € 718,8 € 897,7 € 881,3 € 894,8 € 908,7 € Gráfico 6: Pensiones contributivas de la Seguridad Social. Pensión media mensual por clase de prestación, 1 de mayo de 2008 Otras clases España Fuente: IMSERSO. Respecto a las pensiones contributivas, del total de la Comunidad Autónoma del País Vasco, que representa el 5,7% con respecto al conjunto de España, el territorio de Bizkaia es el que mayor número de pensiones en vigor tiene, en consonancia con el mayor número de población mayor con respecto a los otros dos territorios, 3,1 respecto al conjunto de España, tanto en las categorías de jubilación como de viudedad. Del total de pensiones de jubilación y viudedad del País Vasco (477.495), Bizkaia registra más de la mitad de estas (255.758). Respecto a las primeras, las pensiones de jubilación, de un total de 289.523 para el País Vasco, Bizkaia cuenta con 151.270. En cuanto a las segundas, las pensiones de viudedad, de un total de 128.096 para el País Vasco, Bizkaia registra el mayor número, 72. 342. Por cuantías, la pensión media de Bizkaia (908,7 €) es la más alta con respecto a Álava y Gipuzkoa, situándose por encima de la media de Euskadi (897,7 €), no por una diferencia muy significativa, pero esta diferencia si que se hace relevante si la comparamos con la media del conjunto de España (718,8 €). Este ranking de datos, con una significativa diferencia respecto a Bizkaia, puede tener su explicación en la mayor extensión del Régimen General en este territorio, donde se encuentran las bases de cotización más elevadas, así como a la menor incidencia del Régimen Agrario, donde por el contrario las bases son mucho más bajas. Sirva como ejemplo, que en el 2004, en Álava el 12% de las pensiones pertenecían al Régimen Agrario, mientras que este porcentaje apenas era de un 4% en Bizkaia, situándose en Gipuzkoa en una situación más cercana a Bizkaia con un 5% 2 . Las pensiones, si atendemos a su régimen, se reparten de forma desigual entre los distintos regímenes del sistema, en la CAPV algo más de las dos terceras partes pertenecen al Régimen General, mientras que en el resto del Estado este régimen 2 Véase al respecto el informe elaborado por el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social (2005): Las pensiones de la Seguridad Social en la Comunidad Autónoma de Euskadi. 2004. Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz. 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… representa poco más de la mitad de las pensiones. Esta diferencia de la distribución de pensiones por regímenes entre la CAPV y el resto se manifiesta igualmente en el Régimen Especial Agrario, el 0,1% de la CAPV con respecto al total del Estado. Las pensiones no contributivas otorgan prestaciones a las personas que se hallen en situación de necesidad y no tengan acceso al sistema profesional o contributivo. Estas no representan un gran porcentaje sobre el gasto total en pensiones, aproximadamente el 1% en la CAPV 3 . Frente a un total de 477.495 pensiones contributivas en vigor en el 2008, únicamente existen 4.320 pensiones no contributivas en el conjunto del País Vasco. Para datos referidos a Bizkaia, 255.758 representan el total de las pensiones contributivas, y únicamente las no contributivas para este territorio suponen 2.532. Bizkaia Álava Gipuzkoa Jubilación Invalidez País Vasco 326,8 350,7 308,8 322,6 338,4 303,4 343,1 368,6 316,9 314,1 295,4 334,6 315,5 327,9 298,6 Gráfico 7: Pensiones no contributivas. Pensión media mensual por clase de prestación, 1 de mayo de 2008 España Total Fuente: IMSERSO. Los importes medios mensuales de las pensiones de jubilación e invalidez para Bizkaia, invierten sus valores respecto a las pensiones contributivas. Por ejemplo, en cuanto a las pensiones de jubilación, es Gipuzkoa el territorio con mayor cuantía de media, alcanza los 316,9 €, en segundo lugar Bizkaia con 298,6 € y en tercer lugar pero con una diferencia mínima respecto a Bizkaia, Álava con 295,4 € de media. 4.3. Ayudas y prestaciones públicas para las personas mayores en Bizkaia La población mayor se ha convertido en uno de los principales colectivos demandantes, o potencialmente demandantes, de prestaciones y recursos de tipo económico. En Bizkaia, la población mayor puede acceder a prestaciones económicas como la Renta Básica, actualmente llamada Renta de Garantía de Ingresos y el PAGAMI (Prestación Asistencial de Garantía Mínima) 4 y a prestaciones 3 Este dato está referido al 2004 según estudio sobre las pensiones elaborado por el Gobierno Vasco (2005). 4 El PAGAMI es una ayuda económica de carácter finalista, complementaria de la Renta Básica, vemos que presenta rasgos muy similares a los de la Renta Básica, fundamentalmente, en cuento al perfil de la persona mayor perceptora de la misma. Esta ayuda tiene una clara orientación hacia los hogares con problemas muy graves en la cobertura de sus necesidades básicas. Esta ayuda tiene carácter subsidiario y es compatible respecto a todo tipo de recursos y prestaciones sociales de contenido económico, sin embargo su baja cuantía (entre los 7,23 y los 106,88€, en función del número de miembros que componen la unidad convivencial) la convierte en una ayuda de carácter simbólico. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… de tipo asistencial, como centros residenciales, centros de día o servicios de atención a domicilio, teleasistencia y otros. Disponemos de datos sobre el número de personas mayores de Bizkaia que se encuentran recibiendo la Renta Básica y el complemento PAGAMI, y sobre los servicios asistenciales disponemos de datos referentes a personas mayores usuarias de Teleasistencia. Evidentemente, no se trata de un análisis que abarque todos los tipos de prestaciones que pueden llegar a recibir las personas mayores en Bizkaia, pero si representan el grueso de los recursos económicos y asistenciales disponibles. La Renta Básica es uno de los recursos económicos más importante, tratándose de una prestación económica del Gobierno Vasco, que tramitan los Ayuntamientos y gestionan las Diputaciones Forales. La Renta Básica ayudó a llegar a fin de mes a 28.048 familias vizcaínas en el año 2008. En otras palabras, 48.784 personas se beneficiaron de esta prestación de carácter «transitorio». Los expedientes nuevos tramitados durante el año pasado fueron 6.474 y las familias que abandonaron el circuito por ser autosuficientes fueron 3.454. La cuantía de la Renta Básica supone un aporte económico cuya cantidad oscila entre los 640 hasta un máximo de 875 € (datos del 2008), tiene como referencia el Salario Mínimo Interprofesional y varía según el tipo de unidad de convivencia. El número de perceptores de la Renta Básica ha experimentado un incremento progresivo en los últimos años. El perfil de la persona perceptora de Renta Básica se resume en la siguiente descripción: mujer sola, con edad comprendida entre los 25 y los 44 años, sin menores a su cargo y sin ingresos. De hecho, el 50,26 % de los perceptores son personas solas. Al contrario de ideas bastante popularizadas, la mayoría de las personas que perciben esta prestación son vizcaínas y no extranjeras. En el año 2008 el 36,24% (8.834 expedientes) de los expedientes presentados solicitando la Renta Básica eran de extranjeros; un año antes era el 33,84% (7.386 expedientes). Respecto a la población mayor, de los 28.048 titulares de la Renta Básica a 31 de diciembre de 2008, el 13,9%, (3.917) tenían más de 66 años, cifra que se ve incrementada si tenemos en cuanta este intervalo de edad a partir de los 55 años, ya que alcanza un 25,8% (7.257). Tabla 3: Población total y personas mayores, por grupos de edad, receptoras de Renta Básica en Bizkaia. Año 2008. Receptoras de Renta Básica Absolutos Población total % 28.048 100 Población de 66 y más años 3.917 13,9 Población de 55 y más años 7.257 25,8 Fuente: Diputación Foral de Bizkaia. Hemos considerado de forma diferenciada a quienes tienen entre 55 y 65 años, ya que se encuentran en edad de trabajar y en principio, forman parte aún de la población activa y quienes tienen entre 66 y más años, fuera de la población activa. Podemos entender que éstos últimos al ser potencialmente más dependientes, pueden suponer mayores cargas económicas para sus familias y los servicios sociales y ser los principales demandantes de prestaciones económicas como la 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Renta Básica 5 . Pero la actual crisis económica nos presenta un contexto laboral en el que las prejubilaciones están a la orden del día, lo que coloca a personas con edades comprendidas entre los 55 y los 65 años como potenciales demandantes de prestaciones económicas, como vía alternativa a completar las exiguas pensiones que resultan de los procesos de jubilación (Alonso y Pérez 2003). En el año 2008, hay 7.257 vizcaínos mayores de 55 años recibiendo la Renta Básica. Teniendo en cuenta el género, 5.191 mujeres mayores de 55 años están percibiendo la Renta Básica frente a 2.066 hombres. Esto quiere decir las perceptoras de Renta Básica son principalmente mujeres. Esto es, 7 de cada 10 personas mayores de 55 años que reciben la Renta Básica en Bizkaia son mujeres. El aumento progresivo en estos 10 últimos años del número de personas mayores de 55 años perceptoras de Renta Básica va unido a una gradual institucionalización de las ayudas contra la exclusión social. En términos presupuestarios, con el objetivo de asumir el crecimiento en la demanda, las partidas destinadas a la Renta Básica y también a las Ayudas de Emergencia Social se han visto incrementadas. Mientras en el año 2006 se destinaron 6,37 millones al pago de la Renta Básica, en el año 2007 fueron 7,85 millones y en 2008, reflejo quizás también del comienzo de la crisis, se produce un incremento, dedicándose 9,65 millones al pago de la Renta Básica. Gráfico 8: Evolución del número de personas mayores de 55 años de Bizkaia perceptoras de Renta Básica, por sexo. 1998-2008. Absolutos. 8000 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0 1998 1999 2000 2001 Mujeres 2002 2003 Hombres 2004 2005 2006 2007 2008 Ambos sexos Fuente: Diputación Foral de Bizkaia. Este incremento presupuestario no se debe únicamente a una mayor demanda, sino también a un aumento anual progresivo de la cantidad destinada que se prevé llegará en el año 2010 hasta el 100% del salario mínimo interprofesional (SMI) 6 . Por grupos de edad (véase Gráfico 9) podemos observar que el grupo con más personas receptoras de Renta Básica es el grupo más joven, también es el más 5 En el año 2000 se aprueba la Carta de Derechos Sociales en la Comunidad Autónoma del País Vasco, lo que supone una sustitución de la anterior ayuda, conocida como el IMI (Ingreso Mínimo de Inserción), por la nueva Renta Básica. Esta Renta Básica abraca a un colectivo mayor de población, entre otros, a las personas mayores de 65 años. Sin embargo el salto importante en número para los mayores de 65 años como receptores de esta ayuda se produce en el año 2008 con la Ley 8/2008, que establece una cuantía de Renta Básica especial para unidades de convivencia con ingresos por pensiones de invalidez, viudedad o jubilación conocida como complemento de pensiones. Debido a esta apertura, mientras en el año 2000 apenas eran unas 1000 personas mayores de 55 años las que recibían la Renta Básica, en el año 2008 son 7.257. 6 En el año 2010 la cuantía de la Renta de Garantía de Ingresos ha representado el 88% del SMI, en concreto ha sido de 640,64 euros. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 17 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… numeroso. 3.340 tienen entre 55 y 65 años, 1.832 tienen entre 66 y 75 años, 1.598 tienen entre 76 y 85 años y 487 tienen 86 y más años. Gráfico 9: Personas mayores de 55 años de Bizkaia perceptoras de Renta Básica, por grupos de edad. Año 2008. Absolutos. 3.340 1.832 1.598 487 55 a 65 66 a 75 76 a 85 86 y más Fuente: Diputación Foral de Bizkaia. La población entre 55 y 65 años que se supone pertenece aún a la población activa es, sin embargo, el grupo de edad con mayor número de perceptores de Renta Básica. En la actualidad se observa que la salida del mercado de trabajo se produce cada vez de forma más prematura, y se distancia de la edad oficial para la pensión de jubilación, lo que posiblemente tenga que ver con la necesidad de recurrir a prestaciones económicas. Por grupos de edad y por género, son las mujeres las principales perceptoras de la Renta Básica, lo que se explica si tenemos en cuenta que con el aumento de la esperanza de vida, en los grupos de mayor edad, la presencia de las mujeres es más significativa que en el caso de los hombres. En cuanto a la Prestación Asistencial de Garantía Mínima (PAGAMI), en Bizkaia, en el año 2008, hay 1.866 vizcaínos mayores de 55 años que reciben como complemento a su Renta Básica el PAGAMI. Esto es, un 25% de las personas mayores de 55 años que reciben la Renta Básica reciben un complemento a la misma. La recepción de este complemento está más equilibrada entre los sexos que la Renta Básica, aunque siguen siendo más mujeres (1.118) que hombres (748) quienes lo reciben. De modo, que, casi 6 de cada 10 personas que reciben el PAGAMI en Bizkaia son mujeres. Fundamentalmente, debido al envejecimiento de la población, actualmente la mayor parte de los recursos asistenciales y sociosanitarios ligados a la dependencia se destinan a las personas mayores. Disponer de una asistencia sanitaria inmediata, en el propio domicilio o cercana al mismo y adecuada a la edad es un elemento cada vez más importante para las personas mayores. 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Uno de estos recursos asistenciales es el servicio de Teleasistencia 7 , en Bizkaia, en el año 2008, hay 6.644 vizcaínos mayores de 55 años usuarios del servicio de Teleasistencia ofertado por la Diputación Foral de Bizkaia, de los cuales 8,5 de cada 10 personas que usan el servicio de Teleasistencia en Bizkaia son mujeres. Si atendemos a los grupos de edad, es principalmente en el grupo de quienes tienen entre 76 y 85 años entre quienes más número usuarios del servicio de Teleasistencia se encuentran. 5. Ausencia de bienestar y desigualdades territoriales En Bizkaia precisamente, en las comarcas urbanas habita más población mayor que en las comarcas rurales. A la vista del reparto territorial de los datos analizados, en general, las comarcas urbanas presentan un mayor número de personas con necesidades económicas y son también las zonas donde se encuentra un número mayor de personas que recurre a las prestaciones económicas que se ofrecen desde las administraciones. En consonancia, atendiendo a la distribución comarcal de las personas mayores de 55 años receptoras de Renta Básica, se puede apreciar que las comarcas con mayor volumen de personas mayores (Bilbao y Eskerraldea-Enkarterriak) son también las que más perceptoras de Renta Básica tienen. Según los datos de la Diputación Foral de Bizkaia, en el año 2008, de las personas mayores de 55 años de Bizkaia que reciben la Renta Básica, un 43,8% son de Bilbao (3.183) y un 28% de Eskerraldea-Enkarterriak (2.034). Estos datos los podemos complementar con los de la Encuesta de Pobreza y Exclusión Social donde llaman la atención de la fuerte incidencia diferencial de la pobreza en la ciudad de Bilbao, que no sólo aparece como la comarca más afectada por la pobreza en Euskadi sino que esta incidencia la sitúa en una posición cualitativamente muy alejada del resto de comarcas vascas (Gobierno Vasco 2009, p. 19). Una parte fundamental de la explicación a esta posición negativa diferencial de Bilbao se debe a que esta comarca tiene las tasas de pobreza más elevadas de Euskadi, tanto en la dimensión de mantenimiento como en la de acumulación 8 , como podemos comprobar en los datos de la siguiente tabla (Tabla 4) que se refiere a la población total. Junto con Bilbao, la Margen Izquierda (Eskerraldea) también es una de las comarcas con mayor incidencia de la pobreza en el conjunto de su población. 7 La Teleasistencia es un servicio gratuito gestionado y financiado por la Diputación Foral de Bizkaia desde el 2001, en delegación de los ayuntamientos del Territorio Histórico. Se trata de una ayuda inmediata durante 24 horas al día, todos los días del año (sólo se abona el coste de la llamada), dirigido a personas mayores que viven solas, también a personas con discapacidad o que se encuentran en situación de riesgo socio-sanitario. Desde el año 2005, el servicio de Teleasistencia sustituye al servicio previo de Telealarma, lo que amplía las situaciones susceptibles de asistencia y por lo tanto el número de posibles usuarios. Se trata de una ampliación que se ajusta a las necesidades que se están generando entre las personas mayores y que inciden en la mejora de sus condiciones de vida. En concreto, este servicio permite no sólo contactar con los servicios de urgencia sino también disponer de una conexión permanente entre la persona usuaria y la red socio asistencial, de tal manera que la asistencia no se limita a momentos de emergencia sino que también sirve de apoyo continuado en situaciones de necesidad derivadas de riesgo sociosanitario, edad, discapacidad, aislamiento, conflictos, soledad, etc. 8 La pobreza de mantenimiento hace referencia a una situación de insuficiencia de recursos económicos para hacer frente, en el corto plazo, a la cobertura de las necesidades básicas, particularmente las relacionadas con los gastos de alimentación, vivienda, vestido y calzado. Se encuentran en riesgo de pobreza grave los hogares que disponen, en un periodo de referencia dado, de ingresos inferiores a los umbrales señalados para hacer frente a estas necesidades básicas. La pobreza de acumulación se relaciona con la incapacidad de un hogar para conseguir acceder a los bienes de consumo duradero necesarios para mantener, en el largo plazo, un nivel de vida mínimamente adecuado. Implica una situación, no específica sino global, de precariedad diferencial en la disponibilidad de este tipo de bienes así como en el nivel de los recursos patrimoniales disponibles, circunstancia que se traduce en unas condiciones de vida insuficientes para mantener una existencia digna (EUSTAT). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 19 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… Tabla 4: Incidencia conjunta de las distintas dimensiones de pobreza (mantenimiento y/o acumulación) por comarca de residencia. Año 2004 y 2008 Tasas de pobreza 2004 2008 TOTAL ÁLAVA Vitoria-Gasteiz Ayala BIZKAIA Margen derecha Bilbao Margen izquierda Bizkaia norte Duranguesado GIPUZKOA Donostialdea Tolosa-Goierri Alto Deba Bajo Deba Distribución 2004 2008 5,2 4,7 100,0 100,0 3,8 0,9 4,0 4,1 8,5 0,3 10,7 1,7 5,5 11,5 4,4 4,7 2,6 3,0 9,4 5,2 3,5 3,6 7,9 37,4 15,8 5,0 2,6 4,7 33,4 20,8 4,3 4,0 4,0 3,7 2,4 2,6 3,5 1,8 0,5 2,5 16,2 3,6 1,3 1,3 16,9 2,1 0,4 1,2 Fuente: Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social. Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS). Aunque la tendencia a la concentración urbana de las situaciones de pobreza se consolida, hay que tener en cuenta que en las comarcas con más zonas rurales las situaciones de pobreza y exclusión pueden ser más sutiles, debido a una presencia más arraigada y más propicia para el apoyo familiar y comunitario. Además del posible desconocimiento de la existencia de las ayudas destinadas a paliar las situaciones de exclusión social. Son pocas las investigaciones que han tratado de establecer las diferencias en las condiciones de vida de las personas mayores en las zonas rurales y en las zonas urbanas, también debido a la actual atenuación de las fronteras de uno y otro ámbito. Sin embrago, aportaciones recientes como las de Monreal, del Valle y Serdà (2009 a y b) están contribuyendo a conocer las especificidades del contexto rural para las personas mayores. Y es que el envejecimiento en entornos rurales se caracteriza porque afecta a toda la comunidad y específicamente a una proporción de personas mayores, que aunque no sea más elevada que en el ámbito urbano, suele vivir muy diseminada en el territorio, lo que acarrea necesidades y demandas particulares asociadas al contexto en el que residen. 6. Addenda Dado que este estudio, como se ha dicho en las primeras páginas, hace referencia a una investigación en curso cuyo objetivo es conocer los problemas y necesidades que existen en la población mayor e identificar aquellos factores de riesgo que les conducen a la exclusión social, a la fecha de publicación de este artículo, se ha considerado necesario ofrecer algunos datos sobre los siguientes pasos dados por la citada investigación durante los últimos meses. A partir de estos primeros datos descriptivos sobre el envejecimiento demográfico de la población en Bizkaia, su localización geográfica por municipios y comarcas, así como los recursos económicos reflejados en los ingresos a través de pensiones y otras prestaciones sociales complementarias, la citada investigación ha continuado adentrándose en el análisis de otras esferas de la vida que son susceptibles de generar integración y/o exclusión social tales como: el tipo de formaciones familiares de las personas mayores; su relación con la actividad; el nivel educativo; el nivel de ingresos; la protección familiar e institucional; aspectos relativos a la 20 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… vivienda; aspectos relativos a la salud; así como la dimensión subjetiva de los mayores sobre sus condiciones de vida. Dimensiones todas ellas que se analizan teniendo en cuenta circunstancias como el género o la edad que se reflejan intensificadoras de la exclusión cuando a personas mayores nos referimos. El objetivo de este análisis ha sido continuar en el conocimiento de los problemas y necesidades que existen en la población mayor para poder así plantear que mecanismos y factores son generadores de exclusión en las personas mayores, con un objetivo último: identificar los factores de riesgo de pobreza y exclusión y poder hacer una primera aproximación sobre qué tipo de personas mayores se ven afectados por esta. Tratando un concepto como el de riesgo de una manera holística (Cardona 2001) podemos avanzar los siguientes factores de riesgo en los que continuar investigando las condiciones de vida de las personas mayores identificando sus necesidades para poder proponer nuevas intervenciones. En el cuadro que aparece a continuación mencionamos algunos de los factores de riesgo más destacables que van apareciendo en el curso de esta investigación: Riesgo de exclusión social y aspectos sociodemográficos -Edad: mayor de 80 años -Genero: mujer -Estado civil: viudas, separadas, divorciadas -Nivel de estudios: Bajo nivel formativo Riesgo de exclusión social y estatus económico -Bajos ingresos económicos -Tipo de actividad: haber trabajado en el hogar y seguir trabajando en él -Necesidad de apoyo económico de familiares, amigos o vecinos -Necesidad de apoyo económico institucional: público y/o privado -Percepción subjetiva de la pobreza -Necesidades básicas insatisfechas Riesgo de exclusión social y el entorno social - Hogares unipersonales - Débiles lazos sociales, aislamiento relacional - Régimen de tenencia de la vivienda: no propiedad - Lugar de residencia: entorno urbano Riesgo de exclusión social y el entorno físico - Problemas de movilidad - Precarias condiciones del equipamiento de la vivienda: escasez de dotación de aparatos tecnológicos e informáticos - Percepción subjetiva de necesidad de mejoras en la habitabilidad de la vivienda Riesgo de exclusión social y salud -Pérdida de autonomía/aumento de la dependencia -Un estado de mala salud Fuente: Elaboración propia. Los factores a los que se hace alusión, únicamente por si mismos, no suponen riesgo de exclusión (ser una persona mayor que no tiene una vivienda en propiedad), sin embargo, en el momento en que aparecen asociados podemos Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 21 Jaione Mondragón, Elsa Santamaría, Amaia Izaola Condiciones de vida y ausencia de bienestar… apreciar que conllevan riesgo de exclusión (ser una persona mayor, además octogenaria, que reside sola, con una pensión de viudedad y que no tiene una vivienda en propiedad). Es en este proceso de acumulación, combinación y retroalimentación de factores de riesgo donde puede observarse la relativa flexibilidad y permeabilidad de fronteras entre inclusión, exclusión y vulnerabilidad social. Finalmente, sirvan estos planteamientos como el inicio de una necesaria reflexión sobre una problemática emergente en el contexto actual, que se verá agravada en épocas de crisis económica como en la que nos encontramos y que necesita también de una toma de conciencia para poder llevar a cabo las actuaciones adecuadas desde los poderes públicos. 7. Bibliografía Alonso, L. E. y Pérez, L., 2003. Problemas actuales en el estudio de la jubilación y las edades del trabajo: la perspectiva sociológica. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, número extraordinario sobre Seguridad Social, 115-149. Andrews, G. J. y Phillips, D. R., 2005. Ageing and place: perspective, policy, practice. London: Routledge. Berjano, E., 2005. Dependencia y calidad de vida en las personas mayores. Revista Multidisciplinar de Gerontología, 15 (3), 144-154. Bazo, M. T., 2008. Personas mayores y solidaridad familiar. Política y Sociedad, 45 (2), 73-85. Cardona, O. D., 2001. 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Algunas reflexiones para la delimitación de un territorio de fronteras difusas 1 (Elder abuse in the family. Some thoughts about the field and its blurred limits) JORGE GRACIA IBÁÑEZ ∗ Derramemos los sentimientos de nuestros corazones sin permitirnos murmuraciones ni reflexiones amargas. El más viejo de nosotros era el que ha sufrido más. Nosotros, que somos jóvenes, jamás veremos tantos males ni tantos días. El rey Lear William Shakespeare Abstract This paper’s aim is to help to delimitate the borders of elder abuse in the family, a very complex issue. After a reference about its prevalence, we’ll raise some aspects around the elder abuse definition. Then we’ll talk about the definition key elements that help us to fix the blurred line between elder abuse and other kinds of family violence. Finally we present a critical view of the theoretical framework. The goal of the paper is to provide elements to the discussion that allow us to better understand what we mean when we talk about elder abuse in the family and help us to design efficient responses. Key words Family abuse; Elder people; Conceptualization Resumen El presente trabajo tiene como objetivo contribuir a delimitar los contornos del maltrato hacia las personas mayores en el ámbito familiar, una realidad caracterizada por su complejidad. Tras una referencia a la prevalencia del fenómeno, nos ocuparemos de algunas cuestiones en relación con la definición del fenómeno. Después hablaremos de los elementos esenciales del problema incluidos en su definición que nos ayuden a delimitar las difusas fronteras entre el maltrato familiar hacia los mayores con otras formas de violencia intrafamiliar. Por último, planteamos una visión crítica del marco teórico. Con este trabajo se pretenden aportar elementos a la discusión que permitan comprender mejor a qué nos 1 Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto Consolider-Ingenio 2010 “El tiempo de los derechos” (CSD2008-00007). Quisiera agradecer a Manuel Calvo y Teresa Picontó sus consejos y opiniones en el proceso de elaboración. 1 ∗ Laboratorio de Sociología Jurídica. Universidad de Zaragoza, [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax.(+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… referimos cuando hablamos de maltrato familiar contra las personas mayores y ayuden a diseñar respuestas eficaces. Palabras clave Maltrato familiar; Personas mayores; Conceptualización 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Índice 1. Introducción ............................................................................................ 4 2. Un fenómeno oculto: consideraciones sobre la prevalencia.............................. 5 3. Concepto del maltrato familiar hacia las personas mayores. ............................ 7 3.1. El camino hacia un concepto válido: dificultades, tentativas, y resultados.. 8 3.2. Elementos esenciales y delimitación del campo.................................... 13 4. Revisión crítica del marco teórico explicativo............................................... 18 4.1. Validez del estrés del cuidador como explicación.................................. 18 4.2. Comparación entre el maltrato familiar a los mayores y el maltrato infantil o la violencia de pareja. ......................................................................... 19 5. Algunas conclusiones .............................................................................. 21 6. Bibliografía ............................................................................................ 23 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… 1. Introducción Entre las muchas y variadas formas en las que las personas mayores pueden ser objeto de alguna manifestación de violencia en sentido amplio, podemos encontrarnos desde la delincuencia común hasta las más las más sutiles formas de discriminación social. Podemos referirnos por lo tanto a las personas mayores como víctimas del delito perpetrado por desconocidos – frecuentemente estafas o robos con violencia – pero también como objeto de situaciones en las que esa violencia es ejercida por personas de su entorno. Personas que pueden ser desde profesionales que se deberían encargar de su cuidado, hasta familiares, vecinos o amigos. Podemos estar hablando de violencia que se produce en el marco de una relación de cuidado, cuando la persona mayor es frágil y dependiente. Pero también cuando esa misma persona mayor es la que se encarga a su vez del cuidado de otra persona mayor dependiente. Esa violencia puede ser ejercida por los esposos, por los hijos adultos, por los nietos, por un familiar o vecino que cuida del anciano, por un profesional contratado para el cuidado de la persona mayor, por un sanitario, o por los miembros del equipo de residencias geriátricas. La violencia puede integrarse en ámbitos institucionales pero también producirse en el seno de la familia. En el ámbito de la familia puede presentar diversas formas: desde la violencia de género con un largo historial y que se prolonga en la vejez, hasta aquella misma violencia entre esposos que implica una situación nueva en la convivencia espoleada por la fragilidad y dependencia de la mujer en la ancianidad. Puede también tratarse de una violencia que se ejerce por un hijo (o hija) adulto que ha asumido responsabilidades de cuidado de sus padres ancianos o que, por el contrario, no se encarga directamente de ese cuidado. Puede por lo tanto tener una base en la dependencia de la víctima mayor pero también en otras formas de dependencia, por diversos motivos, del propio agresor. Hablamos de víctimas que han perdido sus capacidades cognitivas por causa de la enfermedad – diversas formas de demencia por ejemplo – pero también de otras personas mayores que mantienen su autonomía personal y que pueden (y deben) decidir por sí mismas cuándo y cómo intervenir ante estas situaciones. Podemos referirnos al maltrato físico, pero también psicológico. Podemos estar hablando de un uso indebido de los bienes de la persona mayor, de una depredación económica. También de abusos sexuales que en el caso de las personas mayores suelen cometerse por personas de su ámbito de confianza ya sean familiares, amigos y conocidos, o profesionales. Podemos referirnos a supuestos de negligencia en el cuidado relacionados con la falta de apoyos sociales en esa labor, o con determinadas características o circunstancias vitales personales del agresor (abuso de sustancias, enfermedad mental, inmadurez). Podemos estar hablando de la no asunción de las necesidades de una persona mayor dependiente, del abandono o de la abdicación de cuidado. Con lo cual ciertas formas de maltrato, negligencia o abandono estarían enmarcadas en el contexto de las obligaciones familiares y relacionadas, de alguna forma, con el balance entre la intervención del Estado y el papel de la familia en el cuidado de las personas mayores. Incluso podemos referirnos a situaciones de autonegligencia (dejar de alimentarse, de acudir al médico y en general ser incapaz o no querer proveerse el cuidado básico necesario), supuestos en los que no hay agresor como tal. Por lo tanto, desde el no hablar a una persona mayor, tratarla como un mueble, cosificarla, hasta producirle la muerte a golpes pueden ser formas de ejercer violencia. Y también el hecho de la falta de políticas adecuadas en relación con la población anciana y la escasa atención a sus necesidades puede considerase como una forma de maltrato social al colectivo de las personas mayores. Pero entonces ¿todo esto es maltrato? 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Pudiera parecer que si todo se percibe como maltrato, nada acaba por serlo en realidad. Por ello es evidente que no todas estas situaciones anteriormente expuestas se incardinan dentro del concepto de “maltrato hacia las personas mayores” que manejan los estudiosos del fenómeno y los profesionales sociosanitarios en contacto con población anciana. Aunque, desde luego, todas ellas supongan situaciones que requieren de alguna forma de intervención para paliar sus consecuencias en defensa de la dignidad de la persona mayor y la plena realización de sus derechos humanos. Para empezar, algunas de estas situaciones son delito y otras no lo son. No todas las situaciones que son delito (por ejemplo una estafa perpetrada por un extraño) encajan en las definiciones y los mecanismos de intervención articulados en torno al maltrato hacia las personas mayores construido como problema social con características propias. No todo trato inadecuado puede considerarse un maltrato y, del mismo modo, no todo maltrato resulta penalmente relevante. En estas páginas no pretendemos más que referirnos a una parte de ese maltrato: aquel que se produce en el seno de la familia. Nos gustaría simplemente contribuir a delimitar los contornos de una realidad extremadamente compleja y porosa. Y no solo desde un afán de mera clasificación académica sino desde la perspectiva de que una adecuada intervención pasa necesariamente por una correcta conceptualización. Hay que saber bien de lo que se está hablando. No se trata de agotar en unas cuantas páginas un tema tan complejo sino, mucho más modestamente, de aportar elementos a la discusión que nos permitan comprender mejor a qué nos referimos cuando hablamos de maltrato familiar contra las personas mayores y, sobre todo, nos ayuden a elaborar y diseñar respuestas eficaces contra el problema. 2. Un fenómeno oculto: consideraciones sobre la prevalencia El fenómeno de los malos tratos familiares hacia las personas mayores constituye una realidad en buena medida oculta y de la que presumiblemente solo se conoce la punta del iceberg (Ferreira-Alvés 2005). Antes de comenzar a analizar cuestiones relacionadas con la delimitación del concepto de maltrato, conviene que hagamos un repaso a los principales estudios que hasta el momento se han ocupado de la prevalencia. No obstante, en el estado actual de la investigación sobre el tema, cuantificar la prevalencia del fenómeno no es una tarea sencilla. Por un lado, entre los estudios disponibles se evidencia una carencia de trabajos con base poblacional ya que mucha de la información sobre el tema proviene de las instituciones y de los recursos sociales. Aunque importantes, estas aproximaciones identifican solo una parte (potencial o real) de personas mayores víctimas que han llegado a conocimiento público, lo que puede implicar una subestimación de las tasas reales de maltrato existentes (Bonnie y Wallace 2003, p. 73). Por otro lado, la cuantificación del maltrato a las personas mayores arroja resultados dispares dependiendo de los diferentes estudios que tomemos como referencia. Una de las razones que se encuentra en la base de esa disparidad reside en la diferente forma de aproximación al fenómeno, así como del mismo concepto de maltrato manejado. Comenzaremos por referirnos a los principales estudios internacionales disponibles para después ocuparnos de los estudios e investigaciones llevadas a cabo en España. Los principales estudios sobre el tema se han desarrollado en el ámbito anglosajón (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia) y, en menor medida, en otras partes de Europa (Países Bajos) y del resto del mundo (Hong- Kong). Entre los más relevantes nos encontramos con el estudio realizado en Canadá, en el que Podnieks et al. (1989) encontraron tasas de maltrato de un 4%. A su vez, en Estados Unidos, Pillemer y Finkelhorn (1988) determinaron una tasa de maltrato de un 3,2% siendo los agresores en un 58,7% las parejas, en un 30,2% los hijos y, en Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… un 17,5 % de los casos, otros familiares. Más recientemente, O´Keeffe et al. (2007) llevaron a cabo una encuesta mediante entrevistas personales a ancianos en la que se les preguntaba si habían sido maltratados por familiares, amigos o cuidadores no familiares. Los resultados concluían que un 2,6 % de los ancianos de la muestra eran víctima de maltrato, siendo la prevalencia de maltrato mayor para las mujeres (3,8%) que para los hombres (1,1%). En el Reino Unido, la prevalencia de maltrato en una muestra nacionalmente representativa de 589 personas de más de 60 años fue de 5,6% para el maltrato psicológico, 1,7% para el abuso físico y de 1,5% para el abuso financiero (Ogg y Bennett 1992). En otro trabajo publicado en el Reino Unido en 2009 (Biggs et al. 2009), se obtuvo una tasa de prevalencia de maltrato de un 2,6% que incluye aquel perpetrado tanto por miembros de la familia, como personas cercanas y cuidadores contratados. Finalmente, en Estados Unidos, se han publicado los resultados de un importante estudio epidemiológico sobre el tema denominado National Elder Mistreatment Study para el Departamento de Justicia de los EE.UU (Acierno et al. 2009). Entre los resultados destacan un 1,6 % de tasa de prevalencia de maltrato físico, un 4,6 % de maltrato psicológico o emocional, un 0,6% de abuso sexual, un 5,1% de potencial negligencia y un 5% de potencial maltrato financiero en la familia. Considerando solo el maltrato psicológico, físico, sexual y la posible negligencia (esto es, excluyendo el maltrato financiero) hasta un 11% de las personas consultadas muestran haber sufrido alguna forma de maltrato en el último año, un 1,2% al menos dos formas de maltrato y un 0,2%, tres formas de maltrato. Como vemos, las tasas de prevalencia de maltrato obtenidas varían de un estudio a otro, como también lo hacen su alcance y extensión así como los métodos de obtención de datos. A partir de la revisión sistemática que realizan Cooper et al. (2008) de 49 estudios internacionales que a través de diversas técnicas han explorado la prevalencia del maltrato y la negligencia hacia las personas mayores, se destacan las siguientes conclusiones: en los estudios de prevalencia del maltrato a través de la exploración de la población en general, hasta un 6% muestra haber sufrido alguna forma de maltrato o abuso en el último mes, mientras que el 5% de las parejas entre mayores comunica alguna que se ha producido en su relación alguna manifestación de maltrato físico en el último año; por otro lado, en los estudios que tienen su base en determinados grupos de población en riesgo elevado de maltrato, hasta una cuarta parte (25%) de las personas mayores dependientes de un cuidador comunican alguna manifestación grave de maltrato psicológico y hasta una quinta parte (20%) negligencia; los estudios que se basan en las aportaciones de los cuidadores muestran como hasta un tercio (33%) de los familiares comunican haber perpetrado alguna forma significativa de maltrato. Centrándonos ya en España, vamos a partir de los resultados que se desprenden del interesante, reciente y pionero estudio de Iborra Marmolejo (2008), que supone el primer trabajo de investigación sobre el tema a nivel estatal. Pero también nos ocuparemos de los datos obtenidos a raíz de los valiosos estudios sobre malos tratos hacia personas mayores realizados por Ruiz Sanmartin et al. (2000), Bazo (2001), Risco Romero et al. (2005), Pérez- Cárceles et al. (2008), García Sánchez (2007), Garre-Olmo et al. (2009) y Sánchez Castiello et al. (2011). Para empezar, en cuanto a los resultados globales, como ya hemos venido constatando con anterioridad al referirnos al contexto internacional, los porcentajes de prevalencia de las situaciones de maltrato también varían considerablemente de uno a otro estudio 2 . 2 Sería conveniente recordar que los trabajos de investigación aquí referenciados utilizan técnicas y enfoques muy diversos para acercarse al tema. Así como definiciones y tipologías diversas. Los estudios referidos parten de cuestionarios aplicados a ancianos pacientes del sistema de salud (Ruíz Sanmartín et al. 2001; Risco Romero et al. 2005; Pérez-Cárceles et al. 2008), de la situación de los usuarios del Servicio de Atención a Domicilio (SAD) a través de las auxiliares que los atienden (Bazo 2001), de los usuarios de Servicios de Base como Clubes de Ocio para personas mayores en una ciudad concreta 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Los estudios de de Risco Romero et al., (2005) y de Pérez-Cárceles et al. (2008) muestran tasas muy elevadas de prevalencia entre las personas mayores participantes. En concreto en la investigación de Risco Romero et al. (2005) hasta un 52% de las personas mayores a las que se aplicó el cuestionario contestan positivamente al menos a una de las preguntas en relación con la existencia de alguna forma de maltrato. Pero esa cifra baja considerablemente (10,6%) si establecemos la positividad en dos o más preguntas como valor a partir del cual considerar la sospecha real de maltrato. En el caso del estudio de Pérez-Cárceles et al. (2008) en un 44,6% de la muestra aparece sospecha o riesgo de maltrato. En la investigación de Iborra Marmolejo (2008) la diferencia entre la tasa de prevalencia obtenida de la muestra de personas mayores de 64 años (0,8%) – esto es, aquellas personas mayores que señalan haber sido víctima de alguna forma de maltrato – es notablemente inferior a la obtenida de la muestra de cuidadores de personas mayores dependientes (4,6%), porcentaje referido a aquellos cuidadores o cuidadoras que indican haber maltratado de alguna forma a la persona mayor a su cargo. En un reciente estudio llevado a cabo en el País Vasco, la tasa de prevalencia de maltrato revelado según los mayores encuestados alcanza el 0,9%, pero el 1,5 % según el entrevistador o entrevistadora (Sánchez Castiello et al. 2011). Mientras que el estudio llevado a cabo en la provincia de Gerona por Garre-Olmo et al. (2009), la tasa de prevalencia general era de un 29,3% referida a la sospecha de maltrato, descendiendo a 3,6% cuando se sospechaban dos tipos de maltrato y a un 0,1% cuando se sospechaban tres tipos de maltrato diferente. Los resultados de los estudios mencionados abarcan e identifican las tipologías más usuales y frecuentemente manejadas en la literatura sobre el maltrato familiar hacia los mayores. Pero, en general, resultan bastante eclécticos, no permitiendo vislumbrar tendencias claramente marcadas. Lo que no hace más que evidenciar la necesidad de un mayor número de investigaciones que analicen el tema y que nos ayuden a dimensionar la situación así como una urgente unificación de criterios relacionados con la definición de maltrato hacia las personas mayores y su tipología. En definitiva, a pesar de las importantes variaciones entre los resultados de un estudio a otro, no que hay que perder de vista que se viene aceptando como plausible el dato de que entre un 4 y un 5% de los mayores de 65 años sufren alguna forma de malos tratos en el mundo. Teniendo en cuenta el porcentaje de población de edad superior a 65 años en España, un cálculo aproximado arrojaría una cifra en torno a los 350.000 ancianos y ancianas afectados. La conclusión, por lo tanto, es evidente y a ella llegan todos los estudios aquí reseñados: la prevalencia del maltrato (o su sospecha) hacia las personas mayores es elevada también en la sociedad española y estamos ante un problema de magnitud considerable frente al que la sociedad debe tomar conciencia y responder con medidas y políticas adecuadas. 3. Concepto del maltrato familiar hacia las personas mayores La fijación de un concepto válido y útil del fenómeno no resulta una tarea sencilla. En primer lugar por la dificultad de decantar en una definición e incluso en una tipología precisa lo que cada persona (profesionales de diversos ámbitos, familiares, personas mayores) entiende por maltrato hacia los mayores. En este apartado nos dedicaremos en un primer momento a analizar parte del camino teórico recorrido y a apuntar el que todavía queda por recorrer para la obtención de un concepto válido. Después nos plantearemos la delimitación del campo a partir de una serie de elementos claves. (García Sánchez 2008) o del contacto con población anciana y sus cuidadores mediante la realización de de una encuesta a una muestra representativa de esos colectivos (mayores y cuidadores) a nivel nacional (Iborra Marmolejo 2008), autonómico (Sancho Castiello et al. 2011) o provincial (Garre-Olmo et al. 2009). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… 3.1. El camino hacia un concepto válido: dificultades, tentativas, y resultados Como sugirió en su momento un autor americano “el maltrato, como la belleza, está en la mirada del observador” (Callahan 1988, p. 454). El maltrato es un concepto socialmente construido (Corsi 2003, p. 20; Penhale y Parker 2008, p. 25 entre otros). En ese sentido, lo que signifique para cada individuo va a depender de sus propias concepciones basadas en sus circunstancias personales (edad, género, clase social, educación). Como apuntan Penhale y Parker (2008, p. 25), el entendimiento de lo que constituye maltrato se encuentra en constante cambio y desarrollo, tratándose de un concepto fluido relacionado con las nociones contemporáneas de lo aceptable e inaceptable. Por otro lado, la carencia de trabajos que se hayan ocupado de estos asuntos atendiendo a la complejidad de los mismos de forma metodológicamente rigurosa ha repercutido en una cierta indefinición. Bonnie y Wallace (2003, p. 65) reconocen como muy a menudo se habla de la heterogeneidad del fenómeno del maltrato a las personas mayores, pero no existen estudios que atiendan a la necesidad de explorar la naturaleza de ese carácter heterogéneo. Hasta el momento estamos funcionando al nivel de tipologías establecidas por el sentido común, quizás más determinadas por las definiciones legales que por una clasificación formada por criterios científicos. Incluso en un momento temprano del estudio sobre el tema autores como Callahan (1982) o Crystal (1987) se plantearon si el considerar una categoría específica de violencia como la del maltrato hacia los mayores ayudaba realmente a resolver el problema. O de si no se trataba en realidad de una respuesta edadista que ayudaba a perpetuar una idea artificial según la cual la violencia en la familia, incluida la violencia en la pareja, resulta algo totalmente diferente cuando está implicada una persona mayor (McDermott 1993, p. 5). En el transcurso de todos estos años, a pesar de persistir esa indefinición, el fenómeno en su formulación como maltrato hacia los mayores (elder abuse) u otras terminologías afines se ha ido convertido en una preocupación social reconocida como tal con entidad propia, alcanzando la agenda investigadora y política. Aunque quizá en menor medida que otras situaciones de violencia en el seno de la familia (Iborra Marmolejo 2005; Brandl et al. 2007). Desde Australia, McCallum (1993, p. 75) planteó una distinción genérica entre aquellos autores que agrupan un amplio espectro de daños de los que las personas mayores pueden ser objeto (lumpers) y aquellos otros que tienden en sus definiciones a separar unidades para el análisis (splitters). Ambas posturas presentarían aciertos y limitaciones. Los autores a favor de un concepto que atienda a la diversidad de las posibles formas de maltrato (splitters) argumentan que considerar un arco demasiado amplio genera problemas metodológicos, inhibiendo análisis rigurosos de los diversos problemas (a veces no relacionados entre sí) a los que se pueden enfrentar los mayores. Contribuye, por otro lado, a la inconsistencia y falta de posibilidad de comparación respecto a los datos de prevalencia e incidencia y puede llevar a un sobredimensionamiento del fenómeno. Bennet et al. (1997, p. 23) plantean el peligro de expandir el concepto de maltrato más allá de una visión constreñida a un fenómeno dual, entre agresor y agredido. Ello supondría que casi cualquier actitud, comportamiento o política puede potencialmente ser considerada como dañina o abusiva hacia las personas mayores A su vez, los partidarios de una visión más unitaria (lumpers) consideran que el concepto de maltrato hacia las personas mayores es útil entendido como una única categoría. Y ello porque, entre otras cosas, el término cubriría un amplio abanico de situaciones dañinas y comportamientos indeseables que tienen impacto sobre la vida de los mayores pero que no necesariamente tienen que ver con el ámbito penal. De esta forma se abre una vía a la respuesta combinada frente al fenómeno desde diferentes ámbitos (médico, social y legal). Por otro lado, la evidencia empírica muestra que muchos de los mayores afectados suelen ser víctimas de varias formas de maltrato a veces superpuestas. En cualquier caso, como señalan 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Bennet et al. (1997, p. 19) es preciso abordar el tema desde una visión amplia que enmarque el fenómeno a partir de los condicionantes sociológicos, culturales y económicos que influyen en la vida familiar contemporánea y en la posición social de los mayores. Y que incluya además el análisis de los efectos de las cambiantes políticas de salud y bienestar para las personas mayores que nos permita comprender en su complejidad e integridad su ámbito social y de experiencia en el que se insertan (Bennet et al. 1997, p. 19). El esfuerzo de consensuar conceptos y también tipologías – aunque en este ámbito el grado de acuerdo es quizás mayor – resulta, con todo, importante a la hora de generar conocimiento válido sobre el objeto de estudio que nos ocupa. Por ejemplo Payne et al. (2002) centran las consecuencias de la falta de consenso en relación con una definición adecuada de maltrato hacia las personas mayores en los siguientes puntos: dificulta la detección de casos de maltrato así como la intervención frente a los mismos; dificulta también la posibilidad de comparación entre los diferentes estudios e investigaciones sobre el tema y, por lo tanto, las explicaciones del fenómeno; finalmente supone una traba para determinar el alcance real de la victimización de las personas mayores. En un momento temprano de la fijación del concepto de maltrato hacia los mayores, Johnson (1986, p. 180) distinguió cuatro pasos necesarios para la elaboración de una definición adecuada: a) definición intrínseca, que constituye el primer paso del proceso y que se centra en la conceptualización. En esta fase el maltrato a mayores se conceptualizó como “un sufrimiento innecesario, dañino para el mantenimiento de la calidad de vida de una persona mayor, que puede ser infringido por la propia persona u otras” 3 . En este primer estadio la definición es muy amplia y se centra en conocer si la persona mayor ha experimentado o no algún tipo de dolor o sufrimiento con abstracción de otras circunstancias (intencionalidad, lugar donde ocurrió, causante); b) definición extrínseca real, constituye la etapa en la que se deben establecer las manifestaciones conductuales (físicas, psicológicas, sociológicas, legales) que están presentes en el fenómeno lo que facilita la identificación del proceso permitiendo a los profesionales determinar las estrategias de intervención requeridas; c) definición extrínseca operacional, en esta etapa las manifestaciones conductuales de la etapa anterior son transformadas en unidades que se pueden medir mediante la determinación de la intensidad (frecuencia, severidad) y densidad (número, diferentes tipos de maltrato) de las manifestaciones de la conducta. Esta operación permitiría que el trabajador identifique qué elementos son claramente discriminantes entre lo que es maltrato y lo que no, cuáles son las estrategias de intervención que se requieren y la urgencia de las mismas; d) definición causal, en la etapa final, se distingue entre intencionalidad y no intencionalidad. La causa a la que se refiere sería la causa inmediata del maltrato y no el origen del mismo. En el ejemplo que proporciona Johnson (1986, p. 192) no nos referiríamos a un resentimiento larvado durante muchos años en la relación agresor victima (que podría ser la raíz de la situación) sino a la causa inmediata que precipita el episodio de maltrato. Para llegar al origen del mismo sería preciso pasar en primer lugar por la causa inmediata que es la que abarca este tipo de definición. Para Pérez Rojo (2004), a la hora de definir el maltrato hacia las personas mayores algunos de los autores y autoras han construido una definición extrínseca mientras otros buscaban conceptualizar (definición intrínseca) el maltrato y la negligencia. Muchos de los problemas que han surgido en relación a la determinación de lo que es el maltrato y negligencia a los mayores tendrían precisamente su origen en el hecho de que algunos autores y autoras hayan elaborado definiciones extrínsecas 3 Como recuerda Johnson (1986, p. 180), esta definición abarcaría también las situaciones de autonegligencia (self-neglect) como una forma de daño causado por la propia persona. En cualquier caso este fenómeno, entendido como una forma de maltrato hacia los mayores, constituye una categoría controvertida en la literatura especializada. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… (relacionadas con las tipologías) sin desarrollar previamente definiciones intrínsecas (relacionadas con el concepto global). Por su parte, Tanya Johnson (1986, p. 194) concluye su análisis que llevó a cabo en un momento bastante temprano del interés sobre el fenómeno con una interesante pregunta retórica: ¿cómo se definirá maltrato hacia las personas mayores en los próximos diez años teniendo en cuenta la necesidad de alcanzar definiciones del concepto con mayor contenido y significado? Desde entonces no sólo han pasado diez años sino más de veinte como para que tratemos de responder a la cuestión planteada. Para ello comenzaremos como cuestión previa por poner de manifiesto algunas de las dificultades y escollos. Partiendo del trabajo desarrollado por Lisa Nerenberg (2008, p. 19 y ss.) podemos sintetizar las principales cuestiones y controversias en relación con la construcción de una definición del maltrato hacia las personas mayores en cinco puntos: la determinación de la necesidad de que las victimas se encuentren o no en situación de dependencia física o mental; si deben tener las víctimas una especial relación con el perpetrador; si el maltrato debe ser o no intencionado; si debe definirse el maltrato por la conducta implícita o por su resultado en la víctima; y, finalmente, si el maltrato y la negligencia debe formar parte de un patrón de conducta o puede limitarse a un acto aislado. En relación con la dependencia de la víctima, si consideramos la necesidad de incluir alguna forma de dependencia o simplemente de vulnerabilidad – física o mental – esto implica que las personas mayores víctimas de maltrato pero no dependientes y con buena salud deberían tener acceso a mecanismos de atención comunes para otras formas de violencia sin que se diseñen específicamente dispositivos para ellas. En consecuencia, los propios servicios de protección e intervención específicos deberían ser capaces de delimitar quién se encuentra en situación de vulnerabilidad y dependencia. Lo que ante determinados supuestos puede resultar bastante complejo por la, en ocasiones, sutil distinción entre dependencia, vulnerabilidad e independencia. Al exigir la intencionalidad se estaría excluyendo del maltrato toda la negligencia inintencionada, pasiva, imprudente. Se excluirían por lo tanto los actos de maltrato producidos por personas con trastornos mentales, con problemas de desarrollo o demencias que son incapaces de controlar sus actos. Pero, como apunta Nerenberg (2008, p. 22- 23), la dificultad reside aquí en determinar la intención porque eso implicaría muchas veces meterse en la cabeza del agresor para descubrir sus motivos, percepciones, creencias para dirimir si el acto es o no intencional. La intervención social se ha centrado preferentemente en las víctimas y, cuando lo ha hecho considerando al agresor, se han tenido muy presentes los motivos, el arrepentimiento, la voluntad y capacidad de cambio. Por seguir con los ejemplos que plantea Nerenberg (2008, p. 23), no es lo mismo un cuidador que trata negligentemente al anciano a su cargo y que, frecuentemente con grandes remordimientos, puede llegar a solicitar ayuda para mejorar la situación que aquella persona (familiar pero también profesional) que agrede a la persona mayor por malevolencia o que, por codicia, le somete a maltrato económico. En estos últimos casos soluciones como el despido disciplinario (si se trata de un empleado), la detención y las medidas penales parecen mucho más justificadas. Otra decisión que determina la misma definición de lo que sea maltrato se centra en poner el énfasis solo en los actos en sí o también sus consecuencias. Por un lado está claro que las consecuencias del maltrato físico, (por ejemplo una bofetada, un empujón) potencialmente pueden ser más graves en las personas mayores por razón de su posible fragilidad. Algunas definiciones se centran en el resultado de esa acción mientras que otras extienden su cobertura a la mera potencialidad dañina de la acción 4 . Por último, en relación con la frecuencia y la severidad, algunas definiciones incluyen los actos aislados mientras que otras Esto sobre todo se refiere al maltrato físico ya que el maltrato financiero habitualmente se define centrándose sobre todo en los actos mismos más que en su impacto (Nerenberg 2008, p.23). 4 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… entienden que los actos deben ser reiterados. También el número de actos y su duración para considerarlos como maltrato varía. A través de este breve recorrido por las principales controversias en relación con la definición de maltrato tal y como las identifica Nerenberg (2008) pretendemos sobre todo poner de manifiesto cómo el optar por una definición u otra tiene consecuencias tanto en relación con el estudio del fenómeno en su cuantificación – determinando su prevalencia e incidencia – como en las formas de intervención que se articulen frente al mismo. El camino hacia una definición de consenso ha sido, sin duda, largo y tortuoso. Incluso podemos decir que todavía no ha concluido y que, a pesar de los pasos tendentes a alcanzar ese consenso y una definición integrada, éste es un ámbito en el que todavía hay que seguir trabajando. Casi toda la literatura especializada sobre el tema (Wolf y Pillemer 1989; Bennet et al. 1997; Glendenning 2000; Bonnie y Wallace 2003; Brandl et al. 2007; Nerenberg 2008, Iborra Marmolejo 2005; Muñoz Tortosa 2004, entre otros) plantea esa necesidad de alcanzar un consenso en la conceptualización. Muchas veces las definiciones propuestas hasta ahora resultan demasiado vagas o simplemente descriptivas (Glendenning 2000, p. 22). Hay autores que aceptan las definiciones que del fenómeno dan los organismos oficiales o las instituciones encargadas de la defensa de los derechos y protección de las personas mayores, frente a otros que generan las suyas propias. A partir de estas definiciones, evidentemente, cada uno de estos autores emprende sus propias investigaciones sin que, por lo tanto puedan obtenerse estudios homogéneos del fenómeno que faculten el análisis comparativo y el seguimiento de su evolución. Es evidente que dependiendo del ámbito desde el que se parta se está dando una visión diferente del maltrato hacia las personas mayores. Los profesionales del ámbito sociosanitario presentan una visión amplia del problema, mientras que los responsables de los servicios de ayuda, cuidados a domicilio, directores de residencias y centros de larga estancia dirigen su atención preferente a la preservación de los derechos de los residentes. Las definiciones que surgen desde los estamentos policial y judicial entienden necesariamente el maltrato desde las infracciones previstas y penadas en el Código Penal En resumen, las definiciones legales se difuminan en lo que concierne a los límites de las conductas que ponen en peligro la salud de la persona mayor; no definen el maltrato en función del desarrollo óptimo del individuo, sino en función de un umbral mínimo de “puesta en peligro”. Las definiciones médicas pretenden realizar un diagnóstico que incluye una descripción de las lesiones, su etiología, y sugieren un tratamiento. Las sociales consideran conducta abusiva a la que interfiere o puede interferir negativamente el desarrollo integral de la persona mayor (Muñoz Tortosa 2004, p. 18). En este punto no pretendemos proponer ni la definición ni la tipología definitiva del maltrato hacia las personas mayores en el ámbito familiar. Pretendemos, mucho más modestamente, aclarar los conceptos, lo que entendemos cuando hablamos de maltrato y de sus diferentes manifestaciones. La pregunta es obvia: ¿qué definición nos parece la más adecuada y asumimos en consecuencia a la hora de hablar de maltrato hacia las personas mayores? La respuesta a esta cuestión, sin embargo, dada la situación del conocimiento sobre el tema, no resulta tan obvia. Pero a pesar de ello, admitiendo sus limitaciones y el hecho de que la fijación de una definición de consenso es todavía una tarea en marcha, consideramos que una definición útil en este momento es la que se deriva de la planteada por dos organismos tan relevantes en el estudio del fenómeno como son la red INPEA (International Network for the Prevention of Elder Abuse) y Action on Elder Abuse. Se trata de una definición además asumida por la Organización Mundial de la Salud y por la II Asamblea Mundial sobre Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Envejecimiento de Madrid y recogida en la “Declaración de Toronto de Prevención del maltrato contra las personas mayores” (2002). Esta definición, en nuestro entorno, ha sido recogida y difundida en la publicación del IMSERSO Malos tratos a personas mayores: Guía de actuación (Barbero y Moya 2006, p. 24) en los siguientes términos: “El maltrato a personas mayores se define como la acción única o repetida, o la falta de respuesta apropiada, que causa daño o angustia a una persona mayor y que ocurre dentro de cualquier relación en la que exista una expectativa de confianza”. Volviendo a la toma de decisiones que siguiendo a Nerenberg (2008) se plantea a la hora de elaborar una definición sobre el tema, analicemos en concreto las soluciones escogidas en la definición que asumimos como más útil y adecuada. La definición no presupone la situación de dependencia de la víctima sino que habla de persona mayor en términos genéricos. Exige una relación previa de confianza entre víctima y perpetrador (que puede ser un familiar pero también un profesional en contextos de maltrato en instituciones). En cualquier caso, como señalan Bennet et al. (1997, p. 27-28), tampoco esta definición se encuentra exenta de problemas conectados precisamente con la delimitación de las relaciones y la expectativa de confianza (¿de quién? ¿hacia quiénes? ¿quién la determina?). Por lo cual es posible que en el futuro se ajuste de alguna forma o se modifique. Se trata de una acción única o repetida con lo cual un acto aislado de violencia podría ser considerado como maltrato. La definición se centra más bien en el resultado del acto (causa daño o angustia) que en la naturaleza del maltrato en sí. El elemento que queda más desdibujado, sin embargo, es el de la intencionalidad o no de los actos. Esta definición parece asumir la posibilidad tanto del maltrato activo como del pasivo pero no aclara si ese maltrato pasivo o negligencia debe tener una naturaleza intencional o no. En el caso del maltrato que se vehicula mediante una acción parece evidente que es necesario exigir una intencionalidad en el daño para excluir situaciones accidentales. Pero en el caso del maltrato por omisión que suponen algunas manifestaciones de negligencia esa distinción entre la intencionalidad o no resulta mucho más problemática. Por ello, como hacen otras definiciones propuestas (Johnson 1986; Wolf y Pillemer 1989, p. 18) quizás no estaría de más añadir, en el caso de la falta de respuesta adecuada, la precisión de que ésta puede producirse de forma intencional o inintencional para conjurar el riesgo de dejar fuera del concepto los supuestos de negligencia en los que no interviene la intencionalidad. De cualquier forma, se trata de una definición amplia, sencilla, clara y sintética que cuenta además con suficiente consenso y apoyo internacional. Abarca tanto las manifestaciones que se producen en el ámbito institucional como familiar. Al limitar nuestro análisis al ámbito familiar, la definición propuesta se concreta en la siguiente formulación: “El maltrato a personas mayores en el ámbito familiar se define como la acción única o repetida, o la falta de respuesta apropiada (en este último caso, de carácter intencional o no intencional) que causa daño o angustia a una persona mayor y que ocurre dentro de cualquier relación en el contexto de las relaciones familiares en la que exista una expectativa de confianza”. En conclusión, es importante encontrar una definición adecuada del fenómeno de la violencia contra las personas mayores. Ya que, como sugiere Iborra Marmolejo (2005, p. 19), esto facilitará entre otras cosas el desarrollo de herramientas para la detección y de criterios homogéneos de cara a la investigación, la puesta en práctica de una acción coordinada entre los diferentes sectores implicados, la identificación de factores de riesgo, con importantes implicaciones en cuanto a la prevención del maltrato. Como recuerda Nerenberg (2008, p. 20), los profesionales tienen que unirse a los debates sobre las definiciones de maltrato porque éstas determinan su campo de actuación, a quién se dirigen sus actuaciones, los servicios que se necesitan y los recursos precisos para su implementación. 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Aunque también es necesario establecer algún matiz al respecto. Así la propia Lisa Nerenberg (2008, p. 34), tras admitir una cierta frustración ante la imposibilidad de poder dar la definición del maltrato hacia las personas mayores, apunta el hecho de que quizás, en la práctica, la consistencia de las definiciones resulte imposible en estos temas y, de alguna forma, también indeseable. Las definiciones deben ser también flexibles a la hora de ser aplicadas al campo; de tal manera que sean lo suficientemente amplias para que se incluyan en los mecanismos de protección y programas que se articulen la mayor parte posible de situaciones, pero lo suficientemente restrictivas en la esfera penal para que se excluyan de este situaciones que no alcanzan el nivel de la actividad criminal o delictiva. Herring (2009, p 134) planteaba recientemente que quizás esta falta de consenso, después de todo, no sea necesariamente algo malo. Es mejor reconocer la complejidad de las diferentes formas de maltrato que tratar de simplificar el fenómeno para reflejarlo en una definición que implique una unidad que no existe en la realidad. Cualquier definición que busque cubrir todas las formas de maltrato probablemente resultará vacua. 3.2. Elementos esenciales y delimitación del campo El campo del maltrato hacia las personas mayores mantiene algunas fronteras difusas con categorías próximas como la violencia de género o con fenómenos como la autonegligencia. A partir de todas estas definiciones – al menos las que concitan un mayor consenso académico e institucional – ¿qué mapa del territorio del maltrato hacia los mayores estamos delimitando? ¿Dónde están sus fronteras? En general parece que este campo – una vez excluido para este trabajo el maltrato que se produce en entornos institucionales – abarcaría situaciones de maltrato familiar hacia las personas mayores, por un lado, cuando existe un contexto de cuidado y, por otro lado, de violencia doméstica sin que exista esa relación de cuidado. En el primero de los casos puede también tratarse de una violencia ejercida en ambas direcciones: tanto por la persona cuidadora como por la receptora de los cuidados. En el caso de la violencia intrafamiliar puede producirse entre parejas, pero también entre padres e hijos o entre abuelos y nietos o entre personas mayores y otros parientes. Como ya hemos visto, tanto en el proceso para la elaboración de una definición genérica como en el de la fijación de una tipología, se barajan una serie de elementos esenciales. Más en concreto nos referiremos a los siguientes: persona mayor, vulnerabilidad, relación de confianza, y daño. A través del análisis de la interacción de esos elementos trataremos de aclarar la delimitación del campo del maltrato familiar hacia las personas mayores entendido como un fenómeno social con entidad propia. En relación con el concepto de persona mayor, la determinación de a partir de qué edad se considera a una persona integra el colectivo tiene mucho de convencional. Habitualmente se suele considerar la edad legal de jubilación como límite, lo que en España tradicionalmente implica los 65 años 5 . Pero no es infrecuente que se incluya a las personas que han cumplido 60 o más años, sobre todo por parte de los organismos internacionales. En conexión más específicamente con el maltrato hacia las personas mayores como fenómeno, este elemento adquiere especial relevancia sobre todo si más allá de la determinación de una edad convencional como límite – los 60 o los 65 años, por ejemplo – ampliamos el concepto hasta abarcar a los adultos con discapacidades cognitivas o sensoriales, los enfermos mentales graves o los adultos con discapacidades físicas al menos en determinados casos. 5 El retraso de la edad legal de jubilación hasta los 67 años no parece haber afectado este límite para considerar a una persona como mayor. En todo caso la edad media real de jubilación tampoco coincide con la legal. Todo ello vendría a demostrar lo convencional del límite fijado. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Se plantea la oportunidad de considerar la edad como criterio para determinar el estatus de persona mayor o si, por el contrario deberían valorarse otras características como el estatus funcional a la hora de determinar la población en riesgo. Es evidente que con esta operación entra en juego otro elemento esencial: la vulnerabilidad. Como recuerda Steinmetz (1990, p. 207), y a diferencia de otras formas de violencia doméstica, lo que definiría el maltrato hacia los mayores no sería el tipo de relación sino la edad. El considerar la edad como criterio delimitador le hace preguntarse a Johnson (1986, p. 183) si al fin y al cabo cualquier forma de maltrato no deja de ser eso, un maltrato, sin que se tenga que considerar la edad como una variable que haga diferente estas situaciones de otras. La solución de la autora ante esta disyuntiva pasa por reconocer que la introducción de la edad como variable tiene importancia sobre todo desde el punto de vista práctico. En los últimos tiempos se está empezando a hablar también de maltrato hacia los adultos vulnerables 6 . Desde esta perspectiva se considera la edad como una de las situaciones generadoras de esa vulnerabilidad. Y junto la edad, la enfermedad, y la discapacidad. Evidentemente esto implica una ampliación considerable del campo que abarcaría el fenómeno. Ese concepto, de adultos vulnerables (vulnerable adults) incluiría, por lo tanto, el fenómeno de lo que tradicionalmente ha sido conocido como maltrato hacia las personas mayores pero lo rebasaría. Se trata de trasladar el énfasis desde un elemento que tiene quizás demasiado de convencional y genérico como es la edad – ya que está claro que no todas las personas mayores de 60 o 65 años son vulnerables – hacia las circunstancias que determinan la vulnerabilidad real y concreta de los individuos objeto de ese maltrato. Con todo, el uso del concepto de adultos vulnerables puede resultar demasiado vago y genérico (Bonnie et al. 2003, p. 50) además de excluir situaciones reales de maltrato – y por lo tanto, necesitadas de intervención – en las que esa vulnerabilidad de la víctima en términos más o menos objetivables no resulta tan clara y evidente. Además puede suponer un freno para la visibilidad mediática del fenómeno conceptualizado como maltrato hacia los mayores (elder abuse), denominación que como apunta Dunn (1993, p. 2) presenta una cualidad simbólica al capitalizar tanto el sentido popular de maltrato (abuse) como la aceptación general de los asuntos relacionados con las personas mayores (elders) 7 . Otro elemento esencial manejado en la conceptualización del fenómeno es la relación de confianza que se integra en el centro de las más acreditadas definiciones de maltrato hacia las personas mayores manejadas. En términos simples, esa relación existiría cuando una parte asume – o se le adjudica – la responsabilidad del cuidado y la protección de una persona mayor, o cuando la relación – en su contexto social – crea una expectativa de cuidado o de protección. No tiene siempre el mismo contenido y su significado depende por ejemplo del tipo de maltrato del que estemos hablando. El no proporcionar el cuidado adecuado requerido (negligencia) exige que haya existido una previa relación de provisión de cuidado. Solo en algunos casos de abandono, entendido como una forma extrema 6 El documento “No secrets: Guidance on developing and implementing multi-agency policies and procedures to Project vulnerable adults from abuse” del “Department of Health” Británico (DH) define adulto vulnerable (vulnerable adult) como aquella “persona de 18 años o mayor que precisa o puede precisar de cuidado comunitario por razón de discapacidad mental o de otro tipo, edad o enfermedad; y que es, o puede ser, incapaz de cuidarse por sí mismo, o incapaz de protegerse contra la explotación o un daño considerable” (DH 2000, p. 9). Mientras que de forma genérica define maltrato (abuse) como “una violación de los derechos humanos y civiles de un individuo por otra u otras personas” (DH 2000, p.9). Y que además parece coincidir con el criterio dibujado por la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género al menos cuando dibuja, como tipo agravado del delito de violencia, el maltrato a lo que se denomina como personas especialmente vulnerables. 7 Lo que no deja de ser paradójico puesto que la sociedad es claramente edadista y discrimina a los mayores de muy diversas maneras, pero el discurso público y de lo políticamente correcto es claramente favorable a cuanta medida se presente como favorable hacia nuestros mayores. Se trata de un ejercicio de hipocresía colectiva y social paralelo al que tiene lugar con la familia, que se presenta como una gran preocupación por partidos políticos de todo el espectro ideológico pero cuyas necesidades reales son, en líneas generales, pobremente atendidas desde las administraciones, al menos en nuestro país. 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… de negligencia, podemos entender que esa relación de cuidado no ha llegado a producirse. Pero en esos casos se deberá entender que al menos existía alguna forma de responsabilidad sobre el cuidado de la persona mayor que no ha llegado a satisfacerse. Para el caso que nos ocupa, cualquier pariente se encontraría en una posición de expectativa de confianza en el sentido de que se espera de él que no causará daño ni explotará a la persona mayor vulnerable (Bonnie y Wallace 2003, p. 51). Pero no necesariamente una relación familiar implica generar automáticamente una obligación de cuidado. Pero aunque un hijo adulto no haya asumido ese cuidado parece razonable esperar por parte de los padres que no serán agredidos físicamente, vejados o explotados financieramente por él. Por ello es importante entender esa expectativa de confianza en un sentido amplio que abarca a los cuidadores pero que no se limita a éstos 8 . Finalmente en relación con el daño causado hay que tener en cuenta que concepto amplio de maltrato hacia las personas mayores incluirá conductas que no necesariamente generarán un perjuicio efectivo sino que simplemente pueden poner a la persona mayor en una situación de riesgo de ser dañada que resulte intolerable (Bonnie y Wallace 2003, p. 53). Aunque, por otro lado, haya determinadas formas de maltrato que necesariamente implican un daño infringido como son el maltrato físico, el psicológico y el financiero (pérdida de propiedades). A partir de los conceptos y las definiciones elaboradas es como la ciencia se debe enfrentar a la tarea de la medición de la ocurrencia del maltrato hacia las personas mayores. Tarea que no resulta precisamente sencilla en el campo del maltrato hacia las personas mayores dado el grado de dispersión e indefinición conceptual existente. A través del análisis de la interacción de estos elementos esenciales de la definición de maltrato hacia las personas mayores podemos discernir mejor la delimitación entre el maltrato hacia las personas mayores y otros territorios adyacentes a la hora de la investigación y la elaboración de políticas públicas. Lo veremos mejor a través de esta figura: Nerenberg (2008, p.22) señala como ese concepto de especial relación de confianza está siendo revisado en los últimos años. En ocasiones la diferencia entre extraño y persona de confianza puede resultar difusa. La autora apunta por ejemplo una forma de maltrato que quedaría de alguna manera tierra de nadie al exigir una relación previa de confianza. Son aquellas situaciones en las que depredadores (sobre todo económicos) buscan establecer una estrecha relación previa con las víctimas. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Figura 1: Maltrato hacia las personas mayores y dominios adyacentes de investigación y elaboración de políticas. Fuente: Bonnie y Wallace (2003, p. 43) y elaboración propia. Como podemos observar en la figura, el núcleo más estricto del maltrato hacia las personas mayores (A) estaría formado por aquellos supuestos (acciones u omisiones) que causan daño o angustia y que se sitúan en la intersección entre tres elementos esenciales: vejez, vulnerabilidad y relación de confianza traicionada. Ese núcleo coincidiría con la imagen más recurrente de esta forma de maltrato que se ha ido construyendo sobre todo desde el ámbito sociosanitario muchas veces sobre la falsilla del maltrato infantil. Tendría como víctima un anciano o anciana dependiente o muy vulnerable y como perpetrador un cuidador (o cuidadora) que se ve afectado por una situación de sobrecarga que, al no ser capaz de manejar, le lleva a la violencia, o al menos a la negligencia. Las otras áreas (B, C, y D) implican fenómenos en ocasiones muy similares, o que comparten elementos comunes. Por lo tanto podrían confundirse con este concepto de maltrato hacia los mayores en sentido estricto entendido como una construcción teórica autónoma con dinámicas y causas propias. Por ejemplo, la autonegligencia, que es incluida por algunos autores y organismos entre los tipos de maltrato hacia las personas mayores, implica la intersección entre vulnerabilidad y vejez pero, al no existir agresor, no existe una relación de confianza que se vea traicionada. En el caso de la victimización por extraños tampoco entra en juego el elemento de la relación de confianza. Autonegligencia y victimización por extraños estarían representados en la figura por la letra C. En cualquier caso, en mi opinión, se 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… trataría de fenómenos relacionados pero que no se deberían incluir dentro del concepto de maltrato hacia las personas mayores. Lo cual no significa, evidentemente, que no deban ser socialmente abordados, o que no resulten relevantes. Algo diferente ocurre en el campo de la violencia doméstica (D) en el que según este modelo interseccionan dos de los elementos esenciales: el de la relación de confianza (que implica como es lógico una expectativa de no ser agredida/o por ningún familiar) y el de la vejez. Este campo supone, por así decirlo, un territorio de fronteras difusas respecto al núcleo del maltrato hacia las personas mayores como construcción teórica y social diferenciada de otras formas de maltrato intrafamiliar. De otra manera si manejáramos un concepto muy estricto de maltrato hacia las personas mayores identificándolo únicamente con el núcleo de este modelo (A) quedarían fuera de la definición, las víctimas de violencia doméstica no dependientes que son victimizadas por miembros de la familia. Exclusión que, desde luego, no nos parece adecuada ni útil de cara al diseño de intervenciones. En este contexto, el concepto de violencia doméstica viene a referirse a un abanico más amplio de conductas que incluirían la violencia de las mujeres contra los hombres, violencia contra la pareja del mismo sexo, violencia familiar de género (Nerenberg 2008, p. 27). En este campo especifico, algunos autores (Seaver 1996, Aitken y Griffin 1996) plantean subcategorías como la violencia doméstica en la edad avanzada (domestic violence growing old) para referirse a una violencia con historia que continua cuando la mujer es mayor. O bien que aparece o empeora en la última época de la vida (late-onset violence). Para otras autoras como Aitken y Griffin (1996, p. 133) la violencia familiar de género, cuando se ejerce contra las mujeres mayores, sería una manifestación de maltrato hacia las personas mayores. Por ello a partir de esta categorización algunos autores han ido elaborado un nuevo concepto de maltrato en la edad madura o edad avanzada (abuse in later life) (Brandl y Cook-Daniels 2002). Este maltrato en la edad madura vendría caracterizado porque el objeto del mismo serían hombres o mujeres de 50 o más años y los perpetradores personas en las que estos confían (esposos, parejas, familiares tanto si ejercen como si no labores de cuidadores) (Brandl y CookDaniels 2002, p. 1). Lo relevante aquí no sería tanto la edad tomada en consideración – que se relaja en su límite inferior – sino que este maltrato estaría estrechamente condicionado por las dinámicas de poder y control propias de la violencia doméstica. Como apunta Nerenberg (2008, p. 27), la emergencia del concepto de violencia doméstica hacia los mayores (elder domestic violence) como una subcategoría del maltrato hacia los mayores plantea nuevos retos debido a lo cambiante de las definiciones en el campo mismo de la violencia doméstica añadiendo nuevos problemas a los ya existentes en la definición del fenómeno. Todos estos fenómenos pueden integrarse en un concepto más amplio del maltrato hacia las personas mayores basado por ejemplo en criterios objetivables de edad de la víctima. Es decir, considerarlos también objetos de interés tanto para la investigación, que deberá determinar entre otras cosas la magnitud real del fenómeno, como para la elaboración de políticas públicas. Lo que está en juego no es tanto un afán académico de clasificación como la completa legibilidad del fenómeno. En definitiva, debe incluirse bajo el concepto de maltrato hacia las personas mayores las formas que en la Figura. 1 se presentan sombreadas (A y D). Con todo no debemos perder de vista la advertencia de Bennet et al., (1997, p. 52) en el sentido de que el maltrato hacia las personas mayores es similar y al tiempo diferente a otras formas de violencia familiar. Su naturaleza y alcance sugiere la necesidad de que se considere de forma separada. Lo que no significa que se pueda (ni deba) estudiar de forma aislada respecto a otras formas de manifestación de la violencia en el seno de la familia. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 17 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… 4. Revisión crítica del marco teórico explicativo Para un entendimiento pleno del fenómeno del maltrato familiar hacia los mayores, es preciso abordar críticamente dos aspectos muy presentes en la literatura científica disponible sobre el tema. Por un lado, la consideración del estrés del cuidador y la dependencia de la persona mayor como explicación única del maltrato hacia los mayores; y, por otro lado, los paralelismos y analogías establecidas entre esta forma de violencia intrafamiliar que es el maltrato a los mayores y otras manifestaciones de violencia en el seno de la familia como el maltrato infantil y la violencia intrafamiliar de género. 4.1. Validez del estrés del cuidador como explicación Cuando se analiza la literatura existente sobre el maltrato familiar hacia los mayores es frecuente encontrarse con el concepto de estrés del cuidador o de la cuidadora bien considerándolo como factor de riesgo integrándolo en modelos teóricos explicativos o bien caracterizándolo como explicación privilegiada del fenómeno. Y ello porque, como oportunamente nos recuerdan entre otros Nerenberg (2002, p. 3), Brandl et al., (2007, p. 38) y Wolf (1998), investigadores y profesionales del campo de la prevención del maltrato hacia los mayores han asumido desde hace tiempo que el estrés asociado con el cuidado de los familiares impedidos o dependientes, especialmente aquellos afectados por algún tipo de demencia, está estrechamente relacionado con el maltrato o la negligencia. Esta asunción llevó a que los primeros estudios plantearan un retrato del caso típico de maltrato hacia los mayores como aquel en el que una mujer mayor frágil resultaba maltratada – especialmente siendo víctima de negligencia – por una cuidadora, habitualmente una hija adulta, bienintencionada pero sobrepasada por el estrés generado por la situación (Nerenberg 2002, p. 3; Wolf 1998). Los perpetradores según este modelo eran más bien los hijos adultos (especialmente hijas) que los cónyuges u otros familiares, y las víctimas presentaban la mayoría de las veces importantes limitaciones físicas, mentales o de ambos tipos (Wolf 1998). Como señalan Brandl et al. (2007, p. 38), esta teoría fue generalmente aceptada sin cuestionarla, entre otras cosas porque resultaba simple y atractiva. Para Wolf (1998) ganó aceptación en parte por la falta de datos empíricos para probar la virtualidad de otras hipótesis y en parte por la persistente tendencia, que analizaremos más adelante, de comparar e identificar el maltrato hacia los mayores con el maltrato infantil. Sin negar su virtualidad y el eventual papel que en algunos casos el estrés del cuidador o cuidadora puede jugar en la producción de situaciones de maltrato y específicamente de negligencia, es evidente que la tendencia de la investigación a medida que ha ido desarrollándose en los últimos años y profundizando en la naturaleza del fenómeno objeto de estudio ha sido, si no ir dejando de lado, al menos ir poniendo en cuestión su posición privilegiada, redimensionando así su importancia. Para Payne (2002, p. 542), los investigadores comenzaron a modificar estos hallazgos iniciales en tres líneas diferentes: primero al considerar que es precisamente la dependencia del agresor la que determina en mayor medida el maltrato que la dependencia de la víctima (Pillemer 1986); segundo al hacer patente los investigadores el hecho de que la explicación centrada en el estrés del cuidador potencialmente simplificaba en exceso las explicaciones sobre el maltrato a los mayores; tercero, al reconocer que las características del agresor eran más relevantes a la hora de explicar el maltrato hacia los mayores que las características de la víctima. A ello habría que añadir una tendencia a explicar cada forma de maltrato por causas determinadas (i.e. la dependencia de la víctima es relevante como causa de maltrato financiero y psicológico pero lo es mucho menos en el caso del maltrato físico) (Payne 2000, p. 542). 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… La explicación unívoca del maltrato hacia las personas mayores como derivado de la situación de dependencia de las posibles víctimas es por sí sola pobre, no tiene en cuenta la pluralidad, complejidad y carácter multicausal del fenómeno y, además, en el momento actual, carece de una validación empírica clara y determinante. Lasch y Pillemer (2004, p. 1265) resultan concluyentes al afirmar que ni la dependencia de la persona mayor hacia su cuidador ni el resultante estrés del mismo han sido encontrados como factor a la hora de predecir el maltrato en la mayoría de estudios hasta ese momento. Los estudios que en su diseño incorporaban grupos de control especialmente no han podido establecer, al menos en el ámbito anglosajón, una relación entre el elevado grado de dependencia de la persona mayor y las situaciones de maltrato. No obstante es cierto que la demencia de la persona mayor asociada a las situaciones de maltrato como factor de riesgo, presenta un apoyo empírico mucho mayor aunque se relacione, en puridad, con los comportamientos disruptivos en el paciente que puede ocasionar la enfermedad. Como apuntan varios autores (Bennet et al. 1997; Aitken y Griffin 1997; Payne 2002) quizás la demostración más evidente de las flaquezas de esta explicación centrada en el estrés y la dependencia de la víctima sea la evidencia de la gran cantidad de personas que se encuentran en una situación de cuidado de una persona mayor dependiente y la relativamente escasa prevalencia de esas situaciones de maltrato. Esa explicación no se debe desdeñar pero sí se debe redimensionar. Redimensionar a la luz de la evidencia empírica que proporcionan nuevos estudios y a la luz también de la teorización cada vez más sofisticada sobre el fenómeno. Indudablemente la provisión de cuidado es uno de los contextos en los que se producen situaciones de maltrato familiar hacia las personas mayores. Como advierten Aitken y Griffin (1997: 4), es evidente que, para analizar el maltrato familiar a los mayores, tenemos que observar los contextos de cuidado de los familiares en los que, en determinados supuestos, el estrés del cuidador o cuidadora es una realidad muy presente. Constituye además una dimensión importante porque ese contexto de cuidado es uno de los contextos esenciales en el que trabajan profesionales implicados desde la intervención social o desde el ámbito sanitario en la atención y el bienestar de las personas mayores. Pero que sea una de las posibles dimensiones del maltrato familiar no significa que sea la única. Si convertimos el maltrato en una cuestión que se produce esencialmente en contextos de provisión de cuidados (por la sobrecarga y el consecuente estrés que ello implica) estamos oscureciendo otros escenarios determinados por otras causas diferentes y obviando una buena parte de la construcción social y cultural del fenómeno. La explicación del estrés del cuidador probablemente es válida en determinados supuestos y contextos, cuando se dan una serie de circunstancias. Deja de ser útil cuando se pretende convertirla en la explicación, sin entender que no se trata más que de una de las explicaciones posibles. Y además, al menos en determinados casos y en alguna medida, podríamos estar descargando de parte de responsabilidad a los posibles agresores deduciendo que, en el fondo, él (o ella) no es más que una víctima de las circunstancias. 4.2. Comparación entre el maltrato familiar a los mayores y el maltrato infantil o la violencia de pareja Entre las razones que Wolf (1998) señalaba para explicar la gran aceptación de la hipótesis del estrés del cuidador se encuentra la tendencia de comparar e identificar el maltrato hacia los mayores con el maltrato infantil. La primera forma de violencia intrafamiliar que fue objeto de la atención de los estudiosos así como de medidas de prevención, detección, e intervención por parte de las diferentes agencias públicas fue precisamente el maltrato infantil. Al comenzar a movilizarse la sociedad, los ámbitos académicos y las distintas agencias estatales en relación con un fenómeno nuevo como el maltrato hacia las personas mayores, resulta lógico Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 19 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… que desde el primer momento se tratara de capitalizar la experiencia acumulada en relación con el análisis y la intervención frente al maltrato infantil. Sobre todo teniendo en cuenta una serie de aspectos que comparten en común ambas formas de violencia familiar (Bennet et al. 1997, p. 39). Tanto el maltrato hacia las personas mayores como el maltrato infantil en términos de reconocimiento inicial del problema son fenómenos que se han construido sobre todo desde el ámbito médico y desde el punto de vista de la salud pública. En contraste, la atención sobre violencia de género tiene sus antecedentes en la labor ejercida por el movimiento feminista y ha sido construido desde más como un problema social que médico. Pero, como apunta Pain (1997), la comparación entre maltrato infantil y maltrato a los mayores resulta edadista porque se inclina a infantilizar a las personas mayores colocándolas como víctimas pasivas reforzando los estereotipos negativos e invitando a respuestas paternalistas (Biggs et al. 1995; Vinton 1995). Tanto el maltrato a los mayores como el maltrato infantil están construidos desde consideraciones relativas a la edad, pero las relaciones de poder subyacentes son mucho más complejas en el caso de los mayores. Y así, a diferencia de los niños, las personas mayores como es lógico van a disponer de una mayor independencia legal, emocional y económica (Bennet et al. 1997, p. 44). Se han señalado numerosos paralelismos entre el maltrato a los mayores, la violencia doméstica contra mujeres más jóvenes y el maltrato infantil: todos tiene lugar en el ámbito privado, implican víctimas que mantienen relaciones de larga duración con el agresor pudiendo presentar cierta situación de dependencia hacia el mismo, y además son fenómenos ocultos en buena medida y poco reportados (Pain 1997). Ante todos estos problemas la sociedad se ha mostrado, al menos inicialmente, reluctante a sacarlos a la esfera pública e incluso a admitir la mera existencia de los mismos percibiéndose una gran dificultad en la intervención, incluyendo la negativa (a menudo por lógicas razones) de las propias víctimas a solicitar ayuda. Por último estas tres formas de violencia pueden analizarse, en mayor o menor medida, en términos de las relaciones de poder entre edad y género. En el análisis que Bennet et al. (1997, p. 45) hacen de las diferencias entre diversas formas de violencia intrafamiliar, parten de los tres diferentes niveles donde se manifiesta el maltrato: micro, mezzo y macro. Nos centraremos en los niveles macro y micro. En el nivel macro, en la sociedad en su conjunto, la relegada posición que ocupan las personas mayores también con respecto a los niños y a las mujeres jóvenes puede hacer que la violencia frente a estos dos últimos colectivos sea vista como un asunto más grave. Y, de esta forma, el maltrato infantil suele ser contemplado, en contraste con el mucho más desconocido y socialmente indiferente maltrato a los mayores, como el más grave y chocante crimen contra la sociedad que desafía los precedentes culturales y sociales que dictan la responsabilidad de la familia y la sociedad en el cuidado y la crianza de los hijos (Penhale 1993). Entre otras cosas porque las diferentes personas, profesionales sociosanitarios y agencias públicas implicadas se encuentran mucho más preparadas y alerta respecto a estas cuestiones que respecto del maltrato a los mayores. Es decir, son mucho más capaces de, cuando están presentes determinados factores de riesgo, pensar en la posibilidad de existencia de maltrato infantil (Bennet et al. 1997, p. 44). Y, en cierta medida, ocurre lo mismo en relación con la violencia familiar de género de la que son víctimas las mujeres jóvenes (Bennet et al. 1997, p. 44). En el nivel micro, individual, también aparecen significativas diferencias entre las diversas formas de violencia familiar. Por ejemplo existe una mayor dificultad de detección en el supuesto de la violencia contra las personas mayores. En el supuesto de la violencia ejercida contra las personas mayores se parte de relaciones personales que han durado muchos años, muchas veces esa violencia 20 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… tiene su origen en la mala relación preexistente y son escenarios muy resistentes al cambio (Bennet et al. 1997 p.45). En otro orden de cosas, la necesidad de introducir un análisis feminista de esta realidad implica una revisión crítica del marco teórico más ortodoxo. Este análisis cuestiona estos modelos teóricos que colocarían el estrés del cuidador en el centro de toda explicación al tiempo que matiza las implicaciones en la respuesta que se generan desde otros modelos explicativos. Tratando de integrar en la inteligibilidad del fenómeno la construcción social y cultural de esta forma de maltrato. Maltrato que, en última instancia, descansa en concepciones edadistas pero también sexistas en relación con la familia, la vejez, la masculinidad y la sexualidad. El maltrato familiar hacia las personas mayores es visto como una forma de violencia familiar con características y dinámicas propias, lo cual es básicamente correcto. Pero esta concepción no debe implicar su estudio aislado de otras formas de violencia familiar como la violencia de género. Sobre todo porque, como pone de manifiesto Terri Whittaker (1996, p. 153), el análisis en relación con el maltrato familiar hacia las personas mayores ha tendido a construirse más en relación con la familia que en relación con los individuos. Y en el seno de esta forma de violencia entran en ocasiones también en juego dinámicas de poder y control que tienen que ver más con los individuos y su forma de relacionarse y no tanto con el funcionamiento de la familia como sistema. De esta forma, por ejemplo, puede generarse fácilmente una respuesta inadecuada frente a formas de violencia de un marido hacia su esposa anciana en contexto de provisión de cuidados en la falsa creencia de que estamos hablando de maltrato hacia los mayores y no de violencia de género. Si partimos de la concepción de que son siempre cosas que no tienen nada que ver, la respuesta probablemente será inadecuada en algunas situaciones. En estos casos, la visión estereotipada de ambas formas de violencia (según la cual las víctimas de violencia de género son mujeres jóvenes o de mediana edad y la causa de la violencia contra los mayores tiene su origen en el estrés que genera el cuidado) redundaría en una respuesta ineficaz e incluso potencialmente peligrosa para la víctima. Por ello hay que partir de la concepción de estas formas de violencia como interrelacionadas sin dejar de explorar, empírica y teóricamente, sus conexiones y relaciones. En definitiva, siguiendo a Bennet et al., (1997, p. 52), podemos concluir que el maltrato familiar hacia los mayores es, en cierto sentido, una realidad similar pero, en otro sentido, también muy diferente de las otras formas de violencia familiar. Al menos desde un análisis feminista, como sugiere Whittaker (1996, p. 157), mientras se insista en la ortodoxa separación del maltrato hacia las personas mayores de otras formas de violencia familiar, la teorización y el pensamiento sobre el fenómeno permanecerán poderosamente limitados. 5. Algunas conclusiones El presente trabajo pone de manifiesto cómo el maltrato hacia las personas mayores en el ámbito familiar se caracteriza, entre otras cosas, por ser un asunto de gran porosidad y complejidad. Sin embargo, una parte de la literatura especializada disponible sobre la cuestión, se limita a enunciar esta complejidad, más que a realmente integrarla en sus análisis y en el diseño de las investigaciones. De esta forma, el discurso dominante sobre el campo se ha ido cargando de una serie de tópicos y de explicaciones que se basan más en un supuesto sentido común que en la sólida evidencia empírica. Aunque con el desarrollo cada vez más frecuente de estudios consistentes y metodológicamente sofisticados, así como de la elaboración de teoría, esa situación está variando poco a poco, se puede considerar todavía como un asunto poco analizado. Un tema cuya discusión se encuentra excesivamente centrada en la conceptualización. Una realidad que se asimila, muchas veces con excesiva ligereza, a otras formas de violencia familiar como el maltrato infantil y que carece de visibilidad propia, siendo Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 21 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… confinada, en demasiadas ocasiones, a la categoría residual y poco delineada de otras formas de violencia familiar. Como decíamos al principio, bajo el amplio paraguas del maltrato hacia las personas mayores estamos incluyendo aquel que se produce en el seno de la familia pero también de maltrato que acontece en instituciones, hospitales y residencias geriátricas. Situaciones diversas, con características distintas y que toman formas diferentes. Evidentemente, las causas responden necesariamente a esa complejidad del fenómeno y las respuestas deben ser conscientes de la misma. Pero incluso circunscribiendo nuestro interés, como hacemos nosotros, al maltrato hacia los mayores que tiene lugar en la familia, estamos refiriéndonos a una realidad multiforme y multicausal en la que a veces no resulta fácil distinguir entre violencia familiar que puede producirse en contextos de cuidados o no, y, por ejemplo, violencia de género entre parejas mayores. Lo que tiene no poca relevancia a la hora de la intervención. A esto hay que añadir que en demasiadas ocasiones se percibe el colectivo de las personas mayores como un todo monolítico y unitario cuando en realidad incluye y designa una gran variedad de personas en muy diferentes situaciones y con muy diversas características. Es evidente que la edad no deja de ser un elemento convencional de delimitación del colectivo: no es lo mismo una persona de 65 años que una persona de 95, un anciano que mantiene su independencia física y mental que una persona mayor dependiente, un hombre que una mujer. El resto de las distinciones y matices que se mantienen cuando se habla de otros grupos de población parecen dejarse a un lado al referirse a las personas mayores que se piensan muchas veces como una homogeneidad asexuada, caracterizada por su fragilidad y vulnerabilidad. Un colectivo sobre el que necesariamente se tiene que decidir e intervenir para protegerlo con independencia de su propia capacidad de actuación y autonomía personal. La respuesta frente al maltrato hacia las personas mayores se ha venido construyendo, paradójicamente, como algo al margen de las propias víctimas ancianas. El maltrato hacia las personas mayores parece, en comparación con otras formas de violencia en la familia, una cuestión existente sobre todo en el discurso de los profesionales sanitarios y sociales, que desconcierta al resto de la sociedad y que la administración de justicia prácticamente desconoce. Al margen de la investigación y la elaboración teórica sobre el tema, es indudable que la respuesta de las instituciones frente al problema a través de la elaboración de planes y la implementación de medidas, dista de ser equiparable a lo que sucede en relación con otras formas de violencia familiar. Por ello – a pesar de un cierto avance en este sentido en los últimos años (aunque más marcado en algunos países que en otros) – la violencia familiar hacia las personas mayores permanece todavía como la forma de violencia familiar menos conocida y reconocida. Pese al innegable aumento de interés sobre el tema, éste se focaliza más bien en el área de la investigación que en el de la intervención. Los discursos en relación con el maltrato hacia las personas mayores siguen orbitando mucho más en torno a los profesionales y especialistas (sobre todo geriatras y gerontólogos), que en torno a los políticos y gestores públicos. Podemos afirmar que ese desarrollo investigador sobre el tema resulta, en conjunto, algo disperso y desigual. Por ello precisa todavía alcanzar mayores grados de consistencia, complejidad y acuerdo. Una de las características distintivas percibidas del campo de estudio es, precisamente, la falta misma de consenso sobre la definición del fenómeno, cuestión central analizada en este trabajo. Podemos explicar parcialmente este hecho partiendo de la trabajosa construcción teórica del problema (en muchos aspectos aún no concluida), de una cierta carencia de estudios empíricos significativos, así como de la misma complejidad inherente al fenómeno. Por todas estas razones, el maltrato familiar hacia las personas mayores resulta un territorio de fronteras difusas. 22 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Hasta ahora, y de un modo general, la respuesta hacia el fenómeno, salvo en el caso de la intervención penal, gira recurrentemente sobre la necesidad de intervenir para reducir el estrés de la cuidadora, en el convencimiento de que cuidar al cuidador tiene un carácter preventivo de las situaciones de maltrato, especialmente de la negligencia. Sin negar esa realidad, estos dispositivos (como por ejemplo los grupos de apoyo o las acciones formativas) constituyen una intervención más bien tangencial sobre el problema. No porque no resulten útiles (al contrario, lo son en un alto grado para mejorar el bienestar de las personas cuidadoras y de las personas mayores que cuidan) sino porque se dirigen, al menos en su configuración actual, a personas que en su mayoría presentan una predisposición a cumplir bien con esa tarea de cuidado. En este sentido, en el contexto español, no suelen existir acciones y dispositivos (como tampoco existen en general en el resto de los países) que se enfoquen hacia cuidadores en los que se detecten un elevado nivel de riesgo de maltratar o tratar negligentemente a las personas mayores a su cargo. En definitiva, el fenómeno del maltrato familiar hacia las personas mayores se dibuja como una realidad compleja, multiforme y multicausal. Constituye, además, una realidad oculta que arrastra una importante cifra negra. Supone un ejemplo claro de lo que se ha llamado la teoría del iceberg según la cual solo conoceríamos un porcentaje mínimo de estas situaciones a través sobre todo de los sistemas sociales y sanitarios y, en menor grado, de la administración de justicia. Se trata, por lo tanto, de una cuestión que todavía debe salir a la luz pública en mayor medida para que la sociedad se implique en darle respuesta. Ese proceso de visibilización debe asumir la tarea de dar voz a las propias víctimas y supervivientes mayores para que planteen sus vivencias y necesidades. Hasta ahora se escucha, en el mejor de los casos, la voz de los expertos y de los profesionales, pero no la voz de las víctimas. Pero las víctimas tienen que empezar a ser escuchadas también, junto a los expertos, como una necesidad democrática. Entre todos y todas tenemos que hacer salir al maltrato familiar hacia las personas mayores de esa categoría residual de otras formas de violencia familiar (que generalmente se enuncia, pero en la que raramente se profundiza) resaltando el hecho de que presenta dinámicas y características propias. Cualquier forma de maltrato atenta contra la dignidad de la persona e implica, en consecuencia, una violación de sus derechos humanos. Colocar en esos términos el problema del maltrato a los mayores – familiar, pero también institucional –nos permite darle visibilidad y redimensionar su importancia al tiempo que todos los implicados (profesionales, expertos y la sociedad en su conjunto) colaboramos en la construcción de un futuro en el que la vejez se vea libre de situaciones de maltrato y violencia consecuencia de la discriminación que sufre el colectivo de los mayores en el seno de nuestras sociedades edadistas. Un futuro que haga honor al hermoso lema bajo el que la ONU celebró en 1999 el Año Internacional de las personas mayores: “hacia una sociedad para todas las edades”. 6. Bibliografía Acierno, Ron; Hernandez-Tejada, Melba; Muzzy, Wendy; Steve, Kenneth, 2009. National Elder Mistreatment Study. Washington: U.S. Department of Justice. Aitken, Linda y Griffin, Gabrielle, 1996. Gender issues in elder abuse. London: Sage. Barbero Gutiérrez, Javier y Moya Bernal, Antonio, 2006. Malos tratos a personas mayores: Guía de actuación. Madrid: IMSERSO. Bazo, Mª Teresa, 2001. Negligencia y maltrato a las personas ancianas en España. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 36(1), p. 8 – 14. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 23 Jorge Gracia Ibáñez El maltrato familiar hacia las personas mayores… Bennett, Gerry; Kingston, Paul; Penhale, Bridget, 1997. The dimensions of elder abuse. Perspectives for practitioners. Basingstoke: Macmillan. 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Besides, subjective and objective, individual and collective, synchronic and diachronic aspects are highlighted. According to that, the right to be recognized implies considering the persons' dignity and their value as human beings that are capable of pronouncing themselves, deciding and participating in society, both as contributors to and beneficiaries of development, in conditions of equality. In concluding, reference is made to the need to take into account and assume the heterogeneity that involve the aging and old age, as well as the urgency of overcoming stereotypes, prejudices and discrimination in this regard. Key words Quality of life; aging; old age; recognition Resumen Partiendo de admitir la relatividad, complejidad y polisemia de los conceptos calidad de vida, reconocimiento y vejez, se alude a los mismos y a sus relaciones, teniendo en cuenta, como marco de referencia, el reto de construir sociedades incluyentes: para mujeres y hombres de todas las edades y condiciones. Con base en ello se considera la calidad de vida durante la totalidad del transcurso vital y específicamente en la vejez (cuando más se ha vivido), como resultado de la interacción de variables biológicas, históricas, culturales y sociales, a la vez que se destacan en ella aspectos subjetivos y objetivos, individuales y colectivos, Trabajo elaborado para el taller (‘workshop’) Ancianidad, Derechos Humanos y Calidad de vida: nuevos desafíos para la autonomía, la igualdad y la no discriminación en la vejez, celebrado en el Instituto Internacional de Sociología Jurídica (IISJ) - Antigua Universidad s/n – Apdo.28 20560 Oñati – Gipuzkoa – Euskadi, España, lunes 29 y martes 30 de marzo de 2010. <http://www.iisj.org>. ∗ Elisa Dulcey-Ruiz, Psicóloga nacida en 1944 en Bogotá, Colombia. Magister en Educación (Investigación y Docencia Universitarias). Durante más de 30 años docente universitaria en Psicología social y del desarrollo, con énfasis en la perspectiva del ciclo vital y el envejecimiento. Dirige, desde mediados de la década de 1970, la Fundación Cepsiger (Centro de Psicología Gerontológica), buena parte de su vida la ha dedicado a estudiar, investigar y compartir aprendizajes acerca del desarrolloenvejecimiento y cambios en el transcurso vital, con énfasis en una perspectiva psicológica – social. Fundación Cepsiger para el Desarrollo Humano – Bogotá, Colombia (www.fundacioncepsiger.org) [email protected] La autora agradece a Lina Paola Lara Negrette, psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia y 1 Asesora de la Fundación Cepsiger, su colaboración en la edición de la versión final de este artículo. 1 Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax (+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… sincrónicos y diacrónicos. En concordancia con ello, el derecho al reconocimiento implica considerar la dignidad y el valor de las personas como capaces de pronunciarse, decidir y participar en la sociedad –como aportantes y beneficiarias del desarrollo y en igualdad de condiciones-. Se concluye, aludiendo a la necesidad de tener en cuenta y asumir la heterogeneidad que implican el envejecimiento y particularmente la vejez, así como a la urgencia de superar estereotipos, prejuicios y discriminaciones. Palabras clave Calidad de vida, envejecimiento, vejez, reconocimiento 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… Índice Introducción ................................................................................................ 4 1. El desafío de construir sociedades incluyentes: para todas las edades .............. 4 1.1. En busca de una sociedad integrada desde el punto de vista de la edad .... 4 1.2. El propósito de crear una sociedad para todos ....................................... 5 1.3. Afianzamiento de la búsqueda de una sociedad para todas las edades ...... 5 2. A propósito de edades, envejecimiento y vejez ............................................. 6 2.1. Sociedad para todas las edades: dimensiones, significados y desafíos....... 6 2.2. Envejecimiento y vejez: proceso y condición dinámicos y diferenciales...... 7 2.3. Y ¿qué decir del envejecimiento?......................................................... 7 2.4. Algunos datos de América Latina ......................................................... 7 2.5. Colombia ......................................................................................... 7 2.6. Y ¿el envejecimiento individual? .......................................................... 8 2.7. ¿Y la vejez?...................................................................................... 8 3. Calidad de vida......................................................................................... 9 3.1. Múltiples dimensiones y enfoques de la calidad de vida........................... 9 3.2. El Índice de Desarrollo Humano .......................................................... 9 3.3. La calidad de vida como derecho fundamental de las personas en la vejez 9 3.4. Una perspectiva psicológica social ..................................................... 10 3.5. Acción sin daño y calidad de vida ...................................................... 10 4. El derecho al reconocimiento .................................................................... 10 4.1. De la lucha por el reconocimiento y la conciencia del otro ..................... 10 5. Hacia la superación de estereotipos, prejuicios y discriminación..................... 11 6. Referencias y bibliografía ......................................................................... 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… Introducción Resulta ser un desafío interesante hacer referencia al tema Ancianidad, Derechos Humanos y Calidad de vida, con orientación principalmente legal, considerando, además, el entorno en el cual se desarrolló el taller origen de esta publicación: el Instituto Internacional de Sociología Jurídica. Coherente con el significado que los estudiosos del municipio -sede del Institutodan a su nombre, Oñate: lugar abundante en colinas, tiene sentido suponer que con el debate acerca del tema mencionado se pretende alcanzar lo que las colinas nos simbolizan: metas, superación de retos. Retos, como el propuesto por quienes convocaron el debate: trabajar en favor de la autonomía, la igualdad y la no discriminación en la vejez. Preguntarse, en este contexto, por Calidad de vida y derecho al reconocimiento en la vejez implica admitir que el logro de una vida con calidad y el reconocimiento de la dignidad humana constituyen una meta aún por lograr para buena parte de esos ya casi cerca de 600 millones de habitantes del planeta mayores de 65 años 2 . Desde el Derecho, la Sociología, la Educación, el Periodismo y la Comunicación, la Psicología y otras disciplinas sociales, compartimos e intentamos construir respuestas a un complejo interrogante: ¿qué queremos, qué podemos y qué debemos hacer 3 para lograr autonomía, igualdad y no discriminación de las personas en la vejez y para conseguir que la ancianidad no sea causal de discriminación 4 ? He ahí nuestra tarea que, por supuesto, supera con creces nuestro aquí y ahora. Así que vale la pena darnos a trabajar en ella y aunar esfuerzos para lograrla. Con el propósito de contribuir a la consecución de esta meta, este trabajo se enmarca en la prioridad de construir sociedades incluyentes: para todas las personas de todas las edades y condiciones. Teniendo en cuenta lo anterior, se alude a significados e implicaciones de conceptos relacionados con edades, envejecimiento y vejez, con calidad de vida y con derecho al reconocimiento. Se concluye destacando la necesidad de superar visiones, sentimientos y acciones estereotipadas, prejuiciadas y discriminatorias acerca del envejecimiento, de la vejez y de las personas viejas. 1. El desafío de construir sociedades incluyentes: para todas las edades Desde los albores mismos de la humanidad ha surgido el interrogante por la convivencia humana, a la vez que han estado presentes la lucha por el poder y la dominación. Así que preguntarse por la construcción de sociedades incluyentes, igualitarias, equitativas y solidarias, donde sean realidad, para todas las personas, la autonomía, la igualdad y la no discriminación, parece ser una inquietud antigua, a la cual, sin embargo, luego de más 70.000 años de habitar este planeta, los seres humanos no hemos sabido responder. 1.1. En busca de una sociedad integrada desde el punto de vista de la edad Esfuerzos relativamente recientes en tal sentido surgen por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas, sobre todo a partir de la I Asamblea Mundial del Envejecimiento (Viena, Austria, 1982), cuyo Plan de Acción Internacional 2 De acuerdo con el Cuadro de datos de la población mundial – 2009, publicado por el Population Reference Bureau la población del mundo está cercana a 7.000 millones, de los cuales el 8%, aproximadamente es mayor de 65 años. Ver, en línea: http://www.prb.org/pdf09/09wpds_sp.pdf (28.02.2010). 3 ¿Qué quiero hacer?, ¿qué puedo hacer? y ¿qué debo hacer?, tres preguntas que, según el Jurista y coorganizador de este taller, Eduardo Víctor Lapenta (2006), se hacen los jueces antes de tomar una decisión. 4 María Isolina Dabove (2005-2006), cogestora de este taller, alude a la ancianidad como ‘causal jurídica de discriminación’. 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… destaca entre sus principios que: El proceso de desarrollo debe realzar la dignidad humana y crear igualdad entre los distintos grupos de edad para compartir los recursos, derechos y obligaciones de la sociedad (Naciones Unidas, 1983, Principios, literal [a] del numeral II). Y en uno de esos mismos principios (h), el Plan de Acción de Viena sobre el envejecimiento señala como un importante objetivo del desarrollo social y económico el logro de una sociedad integrada desde el punto de vista de la edad, en la que se hayan eliminado la discriminación y la segregación por motivos de edad y se alienten la solidaridad y el apoyo mutuo entre generaciones. Ad portas del décimo aniversario de la adopción del Plan Internacional de Viena sobre el Envejecimiento (1982), la Asamblea General de las Naciones Unidas publicó la Resolución 46/91 del 16 de diciembre de 1991 referente a su ejecución, en la cual destaca la igualdad de derechos de todas las personas, al tiempo que llama la atención acerca del incremento de la población vieja en el mundo. Tal Resolución 46/91 incluye como anexo los Principios de las Naciones Unidas para las Personas de más edad. Para añadir vida a los años que se han añadido a la vida (Naciones Unidas, 1991): independencia, participación, cuidados, autorrealización y dignidad. 1.2. El propósito de crear una sociedad para todos La Declaración de la Cumbre de Copenhague para el Desarrollo Social (Naciones Unidas, 1995) subraya entre sus compromisos (4, literal h) el de promover la integración social, de modo que se reconozca y estimule la contribución de las personas de todos los grupos de edad como igual y definitivamente importante para la construcción de una sociedad armoniosa, y se estimule el diálogo entre generaciones en todos los sectores de la sociedad. En el Programa de Acción de dicha Cumbre Social se incluye, como una de las cinco tareas fundamentales, la búsqueda de integración social, con el propósito de crear una sociedad para todos, en la cual cada persona, con derechos y responsabilidades, desempeñe un papel activo (Naciones Unidas, 1995, capítulo IV, numeral 66). Antecedente este de importancia clave, dado su carácter ampliamente comprehensivo, en el sentido de aludir a todo tipo de condiciones, incluyendo, obviamente la edad. 1.3. Afianzamiento de la búsqueda de una sociedad para todas las edades Poco después de la Cumbre Social de Copenhague y en ese mismo año 1995, el Consejo Económico Social de las Naciones Unidas recomendó a la Asamblea General realizar la celebración del Año Internacional de las Personas de más edad, con el lema: hacia una sociedad para todas las edades (International Year of Older Persons: towards a society for all ages). Fundamental propósito de ese año, celebrado en 1999, fue invitarnos a tener en cuenta que la vida entera implica envejecimiento permanente y que si no morimos antes llegaremos a vivir la vejez. Igualmente, invitarnos a construir sociedades incluyentes: para mujeres y hombres de todas las edades y condiciones. Al inaugurar formalmente el Año Internacional dedicado a la vejez (1999), en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, el 1 de octubre de 1998, la socióloga noruega-estadounidense Gunhild O. Hagestad tuvo a su cargo la ponencia de fondo de dicha celebración: Hacia una sociedad para todas las edades: nuevo pensamiento, nuevo lenguaje, nuevas conversaciones. Y a propósito de la necesidad de atender y aprovechar las revoluciones demográfica y del conocimiento, aludió a la urgencia de una tercera revolución: la revolución de la convivencia y la interrelación humanas, la cual implicaría, entre otras cosas: intercambios entre generaciones; rituales y celebraciones para todas las edades; comunidades de aprendizajes recíprocos que faciliten aprender durante toda la Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… vida; diálogos entre sociedades en diferentes fases del envejecimiento poblacional; así como conversaciones y cooperación entre los encargados de formular políticas, los planificadores y los investigadores, para crear entornos habilitantes y familiares que apoyen a sus integrantes de todas las edades. Llegamos así, en este recorrido de 20 años, a la celebración de la II Asamblea Mundial sobre el envejecimiento (Madrid, España, 2002), la cual reitera particularmente, tanto en la Declaración Política, como en el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (Naciones Unidas, 2002) el reto de promover una sociedad para todas las edades, particularmente en el siglo XXI, el cual incluye como una de sus características definitoria el envejecimiento poblacional. Sin duda, podemos entender que el taller sobre Ancianidad, Derechos Humanos y Calidad de vida, realizado en Oñate, así como la publicación derivada de este, constituyen una respuesta a esa tercera revolución planteada por Hagestad: la de la integración de las edades y la interrelación humana. Sólo a través de la convivencia y la conversación entre generaciones, en todas las edades y fases de la vida, seremos capaces de enfrentar los desafíos de lograr autonomía, igualdad y no discriminación en la vejez. 2. A propósito de edades, envejecimiento y vejez 2.1. Sociedad para todas las edades: dimensiones, significados y desafíos Particularmente, desde la celebración del año internacional dedicado a la vejez (1999) cuatro dimensiones se han considerado claves en el concepto de sociedad para todas las edades: (1) el desarrollo individual durante toda la vida, (2) las relaciones intergeneracionales, (3) las relaciones entre envejecimiento poblacional y desarrollo y (4) la vejez en términos de la situación de las personas viejas. Detengámonos en el tema clave de sociedad para todas las edades, teniendo en cuenta algunas de sus dimensiones a la luz de planteamientos hechos por la socióloga Gunhild O. Hagestad, acerca de significados y desafíos implicados en el concepto edades. a) Una sociedad para todas las edades promueve y mantiene la interacción y la comunicación entre personas de diversas edades o de diferentes grupos de edad; es decir, no establece barreras físicas, psicológicas ni sociales entre ellas. Un primer desafío sería entonces: buscar la integración de los diversos grupos de edad y combatir la segregación por edades. En concordancia con ello “los gobiernos deberían analizar las políticas que vienen implementando y reforzar aquellas dirigidas a establecer una sociedad que incluya a todos, en lugar de circunscribir las actividades hacia las personas mayores como asuntos alejados del devenir de una sociedad” (CEPAL, 2007, p. 38). Ligada a este propósito está la propuesta de crear comunidades para todas las edades, con el sentido de estimular el bienestar de niños, jóvenes, personas adultas y viejas, fomentando la interrelación y la interdependencia entre las mismas (Bressler, Henkin y Adler, 2005, citados por Sánchez et. al., 2007). b) Una sociedad para todas las edades estimula y facilita la conversación entre generaciones y el aprendizaje mutuo entre las mismas. Es decir, tiene en cuenta la dimensión prioritaria de mantener vigentes las relaciones intergeneracionales. El desafió consecuente es mantener lo que Hagestad llama ‘conversaciones históricas’, al igual que celebraciones intergeneracionales en las que tomen parte personas de todas las generaciones. c) Una sociedad para todas las edades tiene siempre presente y asume como realidad la dimensión de desarrollo individual durante toda la vida, así como 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… la continuidad del transcurso vital. Es decir, evidencia que el viaje por la vida se configura gracias a los contextos en los cuales se realiza. En otras palabras: más que el tiempo vivido, lo que nos constituye y conforma nuestra identidad personal y social es lo vivido en el tiempo. El desafío coherente con ello es el de aprender, comprender y asumir que los cimientos de la vejez se establecen desde el principio de la existencia y que la situación de las personas en la vejez tiene mucho que ver con sus condiciones y estilos de comportamiento en las anteriores fases de la vida. Grupos de edad, generaciones distintas y fases de la vida como construcción ininterrumpida: he ahí tres significados aunados con tres retos, como son los de buscar la interrelación entre diversos grupos de edad, la conversación y el aprendizaje intergeneracionales y el asumir la vida como continuidad cambiante, desde su comienzo hasta su final. 2.2. Envejecimiento y vejez: proceso y condición dinámicos y diferenciales Si continuamos ‘haciendo memoria’, llegamos a 1969, cuando en su Resolución 2699 la Asamblea General de las Naciones Unidas llamó la atención acerca del aumento de la población de más edad en las distintas regiones del mundo y decidió, mediante Resolución 33/53, convocar a una Asamblea Mundial sobre las Personas de más edad (World Assembly on older persons). Un tiempo más tarde, acogiéndose a una visión más amplia e integradora de la vida humana y reconociendo la universalidad del proceso de envejecimiento, las mismas Naciones Unidas decidieron convocar, no ya a una Asamblea Mundial sobre las personas de más edad, sino a una Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, la cual se llevó a cabo entre julio y agosto de 1982, en Viena (Austria). Llegamos así a preguntarnos por dos conceptos que por más familiares y de uso rutinario que nos sean, no dejan de considerarse de manera equívoca y también prejuiciada: envejecimiento y vejez. 2.3. Y ¿qué decir del envejecimiento? Desde el punto de vista de las poblaciones y como bien lo sabemos, significa que se incrementa el porcentaje de personas de 60 / 65 y más años, a la vez que poco a poco disminuyen los nacimientos y la cantidad de población en edades tempranas. Aumenta la expectativa de vida o la cantidad de años que se espera que las personas vivan a partir del nacimiento y también, específicamente, a partir de los 60/65 años. Igualmente aumenta la edad promedio de vida de las poblaciones. 2.4. Algunos datos de América Latina Sin desconocer la gran heterogeneidad de los países de América Latina y el Caribe –la mayor parte de los cuales vive una etapa de envejecimiento moderado- al comenzar el presente siglo XXI el porcentaje de mayores de 60 años era algo superior al 9%. La tasa de crecimiento de dicha población entre los años 2000 y 2025 se calcula, en promedio en 3,4%. La expectativa de vida al nacer: 73 años (76 para las mujeres y 70 para los hombres). Y, he aquí una ilustración de las diferencias demográficas y obviamente de las condiciones de vida en la región: mientras entre los años 1950 y 1955 la mayor diferencia en esperanza de vida estaba entre Uruguay (66,3 años) y Haití (37,6 años), entre los años 2000 y 2005 la mayor diferencia en expectativa de vida estaba entre Martinica (79,1 años) y Haití (59,2 años) (CEPAL, 2007, Population Reference Bureau, 2007). 2.5. Colombia Específicamente en Colombia, país que vive actualmente (2005-2010) una fase de plena transición demográfica, el porcentaje de mayores de 60 años es un poco mayor al 9%, Mientras la población total crece a un ritmo del 1.4%, la tasa de Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… crecimiento de la población de 60 y más años, casi la duplica. La expectativa de vida al nacer es algo superior a los 76 años; y la esperanza de vida a partir de los 60 años supera los 21 años en el caso de las mujeres y algo más de los 19 años en el caso de los hombres. Por otra parte, la edad promedio de la población colombiana al empezar el siglo XXI es cercana a los 30 años (DANE, 2006; Sardi, 2009). 2.6. Y ¿el envejecimiento individual? Vale la pena traerlo a cuenta, porque muchas veces se confunde el proceso de envejecimiento con la condición de la vejez. Y porque otras tantas parece que estuviéramos lejos de reconocer que vivimos envejeciendo cada día de nuestra vida y durante los 365 días del año. Envejecer es, no solamente vivir cada vez más tiempo, sino vivir cada día la vida como una continuidad con cambios que dependen de múltiples influencias (hereditarias y ambientales): biológicas, químicas, geográficas, ecológicas, históricas, socioculturales, políticas, económicas… Bien podemos decir que son múltiples y diferenciados los nichos del vivir-envejecer, como múltiples y cada vez más heterogéneas sus modalidades. El ser un proceso dinámico y diferencial es, entonces, lo característico del envejecimiento. 2.7. ¿Y la vejez? Significa ‘tener mucho tiempo’ o ‘muchos años’, más que los que ha vivido, en promedio, la mayor parte de las personas de la misma población. Si los mayores de 60 / 65 años no somos –en esta primera década del siglo XXI- más del 10% de la población del mundo, ciertamente constituimos la enorme minoría. Sin embargo, esa minoría es creciente y pasada la primera mitad del presente siglo casi una cuarta parte de la población del mundo habrá cumplido 60 y más años. Como bien sabemos, imprecisos han sido y siguen siendo los límites de la condición que denominamos ‘vejez’ y dependientes, entre otras cosas, de la esperanza de vida al nacer de los distintos grupos poblacionales. Cuando Honorato de Balzac, en 1830, escribió su novela La mujer de 30 años (La femme de trente ans), la esperanza de vida en el viejo continente no superaba los 45 años, de modo que razón tendría uno de sus biógrafos al señalar que a Balzac le interesaban las mujeres viejas, como lo revela el mismo título de su novela y, al parecer, también le pre-ocupaba la vejez. Adicionalmente a llamar la atención sobre la relatividad del concepto, conviene advertir el peligro de considerar la vejez como un punto de llegada o resultado estático del caminar por la vida. A propósito vale tener en cuenta una observación: la vejez y las demás etapas de la vida son consecuencia de la historia previa, sin dejar de ser cambiantes, cambiables y flexibles (Uprimny, 2010). Otro riesgo es la tendencia a homogenizar la vejez, como si todas las personas viejas nos pareciéramos, como si mujeres y hombres envejeciéramos y llegáramos a vivir la vejez del mismo modo. Interesa, entonces, recordar que entre más vivimos más diferentes somos unos de otros. Coherente con ello, algunos estudiosos del tema consideran que resulta más pertinente aludir a vejeces que a vejez. Y Hagestad (1998) con razón afirmaba que es imposible discutir acerca del envejecimiento y de la vejez, sin tener en cuenta muy diferentes realidades y condiciones, entre las cuales resulta fundamental destacar el género. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… 3. Calidad de vida 3.1. Múltiples dimensiones y enfoques de la calidad de vida Dan Brock (1993/1998), profesor de ética médica en la Universidad de Harvard, afirmaba que ningún concepto es del todo amplio o ampliamente aceptado como para cumplir el papel de determinar o definir qué es lo que hace que una vida sea mejor. Desde otro ángulo, el psicólogo latinoamericano, especializado en temas de salud, Luis Armando Oblitas (2003) planteaba que la evidencia empírica demuestra que ciertas formas de hacer, decir y pensar parecen ser mejores que otras para el bienestar. Estas dos posiciones pueden llevarnos a pensar en, al menos, dos tipos de dimensiones de la calidad de vida: una más dependiente de la subjetividad y la otra más independiente de la misma Por otra parte, considerar la calidad de vida durante la totalidad del transcurso vital y específicamente en la vejez (cuando más se ha vivido) es advertir que se trata de una construcción continua, pero también cambiante, en la que interactúan, en múltiples formas, aspectos biológicos, históricos, culturales y sociales, individuales y colectivos. Si quisiéramos realizar una mirada transversal o sincrónica de la calidad de vida de una persona, resultaría tarea imposible entenderla sin considerar, de una u otra manera, la vida en perspectiva. En tal sentido resulta irrefutable el planteamiento de Sören Kierkegaard: la vida se vive hacia adelante, pero sólo puede comprenderse mirándola hacia atrás. Así que el concepto calidad de vida requiere que se le considera en la perspectiva de la vida entera, teniendo en cuenta su multidimensionalidad, su complejidad y su polisemia, pues sus connotaciones varían según autores, disciplinas, épocas y contextos. A modo de ilustración revisemos algunas perspectivas. 3.2. El Índice de Desarrollo Humano En contraposición del Producto Interno Bruto (PIB), concepto económico utilizado durante mucho tiempo para aludir al índice de desarrollo de los países y a su bienestar, las Naciones Unidas propusieron el desarrollo integral del ser humano como algo prioritario (Declaración de Cocoyoc, 1974). Más tarde, desde comienzos de la década de 1990 se planteó el Índice de Desarrollo Humano (IDH), cuyos indicadores fundamentales se relacionan con salud, educación e ingresos. El enfoque central está puesto en las personas y en cómo el desarrollo amplía su espectro de elecciones. Así, el primer Informe sobre el tema, publicado en 1990, se refiere a las implicaciones del Desarrollo Humano. Desde entonces el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica anualmente un Informe de Desarrollo Humano, centrándose en temas específicos, como por ejemplo, el género, el cambio climático, las migraciones… 3.3. La calidad de vida como derecho fundamental de las personas en la vejez Por razones obvias la totalidad de los documentos presentados en esta publicación sobre Ancianidad, Derechos Humanos y Calidad de vida, relacionan su temática específica con la calidad de vida y el bienestar. Desde el punto de vista legal, los coordinadores del taller que le dio origen, así como de los demás juristas participantes, consideran la calidad de vida como derecho fundamental de las personas en la vejez. Por su parte, desde otras perspectivas, se plantean como aspectos calidad y también como derechos importantes: la comunicación y tecnologías de la información; la educación permanente y/o la orientada a la vejez, las relaciones entre abuelos y nietos o Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 implicados en la la utilización de específicamente ‘abuelidad’, las 9 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… intervenciones psicosociales y la protección de datos. Y al aludir a maltrato, pobreza, exclusión social y discriminación, se considera que, en una u otra forma, éstas lesionan o dañan la calidad de vida. 3.4. Una perspectiva psicológica social Aspectos tales como estilos y condiciones de vida, relaciones entre formas de ser y comportarse con modos de envejecer, posibilidades de control sobre la propia existencia, satisfacción con la vida -en términos de actitudes, expectativas sociales, sentimientos- ocuparían la atención de los psicólogos sociales. Se preguntarían igualmente estos profesionales acerca de cómo pueden influir las percepciones, las creencias, las representaciones y los imaginarios en la calidad de vida. Y no dejarían de tener en cuenta la comunicación, el diálogo, la participación y el sentido de pertenencia, al igual que las posibilidades de amor e intimidad. 3.5. Acción sin daño y calidad de vida Por lo menos no hacer daño es uno de los principios de la Ética universal. Particularmente en determinados contextos y circunstancias cabría preguntarse con mayor énfasis por la relación entre calidad de vida y acción sin daño. Acción sin daño entendida en términos de una reflexión continua y crítica referente a principios, consecuencias e impactos de lo que va a hacerse y de lo ‘actuado’ en relación con otras personas –sobre todo si tales personas están en condiciones de vulnerabilidad- (Rodríguez Puentes, 2009). Personal y profesionalmente de vez en cuando pregunto a los hacedores de políticas y planes de acción, así como a quienes desarrollan programas y actividades relacionadas con las personas viejas si ¿les gustaría –en su vejez- ser beneficiarios de las normas que expiden, de los planes que elaboran y/o de los servicios que prestan?... Lo entiendo como una forma de buscar coherencia entre lo que se considera calidad de vida y lo que se hace o ‘debería’ hacer (o evitar) al respecto. 4. El derecho al reconocimiento El ser reconocidos, valorados y tenidos en cuenta como personas capaces de pronunciarse, decidir y participar en la sociedad como –como aportantes y beneficiarias del desarrollo- es, a todas luces un derecho fundamental en alto grado relacionado con la calidad de vida. No obstante, parece más difícil en la práctica y más fácil en términos verbales y escritos, el reconocimiento de la dignidad y del valor de las otras personas, sobre todo en algunas circunstancias y fases de la vida. Por ello, al preguntarse por la necesidad de enfatizar la promoción y defensa de los derechos de las personas en la vejez, así como de abogar por una Convención acerca de los mismos, es probable encontrar respuestas que llaman la atención sobre la mayor probabilidad de vulneración de tales derechos en los extremos de la vida humana: la niñez y la vejez –sin que por ello sea válido comparar, en otros aspectos, tales grupos de edad–. 4.1. De la lucha por el reconocimiento y la conciencia del otro Famosa es la narración que hace Hegel de la dialéctica del amo y el esclavo, en una de sus obras, a propósito del desarrollo de la conciencia. Sin ser, especialista en filosofía, ni versada en las profundidades y vericuetos del pensamiento hegeliano, sólo pretendo detenerme en dos aspectos que considero claves en dicha narración: (1) la lucha por el reconocimiento y (2) la conciencia del ser del otro como nuestro semejante. Para el caso que nos ocupa, no se trata de destacar la lucha –en el sentido de pelea- por el reconocimiento, como consecuencia de la cual hay vencedores y 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… vencidos. Se trata, más bien, de enfatizar el reconocimiento del otro y/o de la otra –en cualquier edad, generación, o fase de la vida- como persona igual a mí, capaz de pronunciarse y con iguales derechos y deberes. En otras palabras, se trata de pasar de la conciencia de mí mismo(a) a la conciencia de las demás personas –de cada una en particular- y más aún a la conciencia de la intersubjetividad: de que somos necesariamente seres en relación con otros. Inter-somos diría el Maestro budista vietnamita Thich Nhat Hahn. Los planteamientos hechos en los tres capítulos anteriores, apuntan necesariamente a enfatizar que la calidad de vida en todas las fases de la misma y el logro de una sociedad para todas las edades, sólo puede darse en la medida en que reconozcamos a las demás personas y tengamos conciencia de ellas y de su dignidad como tales. El derecho al reconocimiento en la vejez será más probable, viable y permanente, en la medida en que respondamos acertadamente a los desafíos de construir sociedades en las que se integren las personas de distintas edades, en las que conversar y aprender intergeneracionalmente sea una realidad cotidiana, en las que, reconozcamos que la vida es una continuidad con cambios y que la vejez es, en buena parte, consecuencia de nuestro previo caminar por la vida, sin que deje, por ello, de ser flexible, dinámica, cambiante. 5. Hacia la superación de estereotipos, prejuicios y discriminación El término edadismo (‘ageism’), ideado por Robert Butler (1969) se refiere a una forma de intolerancia hacia las personas por razón de su edad. Bien podríamos decir que tiene que ver con el no-reconocimiento de la dignidad y de los derechos de las personas –ya sean, niñas, jóvenes, adultas o viejas-. El concepto de ‘ancianismo’, que podríamos mejor traducir como ‘old ageism’, equivaldría más precisamente a formas estereotipadas, prejuiciadas y discriminatorias de percibir la vejez y de tratar a las personas viejas. Desde finales de la última década del siglo XX y a propósito de las celebraciones orientadas a generar conciencia del envejecimiento, se ha hecho particular hincapié en la necesidad de identificar y superar creencias falsas relacionadas con el envejecimiento, la vejez y las personas ‘adultas mayores’. Obviamente la prevalencia de estereotipos, creencias falsas, y comportamientos discriminatorios implica desconocer el carácter diferencial del envejecimiento e ignorar la gran heterogeneidad de las personas viejas. Además, tal desconocimiento es un obstáculo para el desarrollo de la conciencia de sí mismo, de las demás personas y de la intersubjetividad, e interfiere en la posibilidad de reconocer la dignidad de las personas en todas las fases de la vida, edades y generaciones. Avances en los conocimientos acerca del envejecimiento y de la vejez, sobre todo en décadas más recientes, han contribuido y siguen contribuyendo a la superación de creencias falsas. Así por ejemplo, es cada vez más probable encontrar acuerdo en relación con frases como las siguientes: − En la vejez podemos seguir aprendiendo. − Mujeres y hombres envejecen y viven la vejez de formas muy distintas. − Ser persona vieja no significa ser pobre o padecer enfermedades. − Ser persona vieja no significa ser asexuado(a) o ser incapaz de amor e intimidad. − Las posibilidades de autonomía decisoria no tienen fecha de vencimiento. Estudios realizados en el lapso comprendido entre la I y la II Asamblea Mundial sobre el envejecimiento (1982-2002) han llevado también a identificar cambios favorables en la calidad y la cantidad de los mensajes presentados en relación con el envejecimiento y la vejez, en algunos diarios de mayor circulación en Colombia (Dulcey-Ruiz, Jaramillo y Gómez, 2004). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Elisa Dulcey-Ruiz Calidad de vida y derecho al reconocimiento… No obstante, otros estudios se han orientado a analizar diferencias entre actitudes explícitas (más fácilmente controlables, intencionales y conscientes) y actitudes implícitas (menos controlables, menos intencionales y menos conscientes) en relación con categorías tales como ‘personas jóvenes’ y ‘personas viejas’. Ha sido en relación con tales categorías de edad, más que en relación con otras, como el género y la identidad nacional, donde autores como Neto (2009) han encontrado mayores discrepancias entre actitudes explícitas (más coherentes con deseabilidad social) y actitudes implícitas (menos coherentes con atención a expectativas sociales). Investigando con personas de diferentes edades, en Portugal, Neto encontró preferencias persistentes por la categoría ‘personas jóvenes’, incluso por parte de personas mayores de 60 años. Urgente es, entonces la necesidad de seguir investigando y construyendo conocimiento sobre envejecimiento y vejez, con el ánimo de superar creencias falsas, tantas veces aprendidas desde temprano en la vida. Por otra parte, conviene tener en cuenta que hacemos cosas y construimos realidades con palabras, con gestos y con símbolos; que nos comportamos en las distintas situaciones y con las distintas personas –incluso con nosotros mismos- de acuerdo con nuestras creencias al respecto. Entonces perviven interrogantes y acciones orientadas a responderlos en la práctica: ¿cómo hacer pedagogía y crear espacios intergeneracionales…en la familia, en la educación, en el trabajo, en la recreación, la cultura… desde las políticas? ¿cómo desarrollar percepciones, representaciones y creencias que pasen por el querer, por los afectos, por las emociones –que contribuyan a superar actitudes implícitas adversas hacia categorías y realidades tales como ‘vivirenvejecer’, ‘vejez’, ‘ser persona vieja’…? 6. Referencias y bibliografía Brock, Dan, 1993/1998. Medidas de la calidad de vida en el cuidado de la salud y la ética médica. En: Martha C. Nussbaum y Amartia Sen, eds. 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Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 El principio supremo de Justicia y el desarrollo del derecho fundamental a la calidad de vida de los ancianos en la Posmodernidad (The supreme principle of Justice and the development of the fundamental right to life quality of elders in posmodern times) MARIANELA FERNÁNDEZ OLIVA ∗ MARIANA ISERN ∗ Abstract The process of specification of Human Rights put on the public agenda the problems surrounding human beings as elders. For its part, Elder Law has managed to incorporate the Paradigm of Inclusion and the Human Rights Approach as a systemic whole. The Paradigm of Inclusion, is a reaction against the processes of discrimination against the elderly, and is recepted by the iusfundamental model, presenting a logic that aims at strengthening the autonomy of elderly subjects, preventing unwarranted intervention of third parties in their sphere of freedom. Elder Law, has built its core around the Fundamental Right to Life Quality of Elders. Consistent with our Integrative three-dimensional trialist perspective of the law, in its analysis, we unveiled the sociological axilogical and normative faces, dimensions that enrich us. It could not be otherwise, because the disengagement from the social and axiological dimension of old age, that is: putting aside the vicissitudes of the life of elders and their axiological meanings, would be to become willfully blind. The Supreme Principle of Justice requires organizing the group, that each one has a sphere of freedom -so broad-, that he can develop his personality, from individual to person. ∗ Abogada, Becaria del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario CIUNR (20092010), Docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (Jefa de Trabajos Prácticos en Taller de Derecho Civil; Jefa de Trabajos Prácticos en Derecho de la Ancianidad; Jefa de Trabajos Prácticos en Filosofía del Derecho; Jefa de Trabajos Prácticos en Introducción al Derecho – Cátedra A; Jefa de Trabajos Prácticos en Derecho Civil I – Parte General – Cátedra A; Docente tutor del Seminario de Grado de la carrera de Abogacía de la Facultad de Derecho de la UNR). Miembro permanente del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad de la Facultad de Derecho, UNR (C.I.De.A). Coordinadora del Área Geriátricos y Co-coordinadora del Área de Derechos Fundamentales del C.I.De.A; Secretaria de Comunicacion y Prensa y Secretaria de Ciencia y Técnica del C.I.De.A; Secretaria General del Centro de Investigaciones en Filosofía Jurídica y Filosofía Social de la Facultad de Derecho de la UNR; Miembro del Comité de Bioética del Hospital Geriátrico Provincial de Rosario (Santa Fe, Argentina). Investigadora ad hoc del Centro de Investigaciones en Derecho Civil de la Facultad de Derecho, UNR. [email protected]. Dirección postal: Facultad de Derecho – U.N.R. – Córdoba 2020, 1er. Piso. Rosario – Santa Fe – Argentina (C.P. 2000). Tel. +54 (0341) 4111880 // 4802634 int. 168. ∗ Abogada, Mediadora, Becaria Doctoral del CONICET (2004-2008), Docente (Profesora Adjunta en Epistemología de las Ciencias Sociales. Su proyección en el Derecho –UNICEN Azul, JTP en Derecho de la Ancianidad y JTP en Filosofía del Derecho – UNR). Miembro activo del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad de la Facultad de Derecho – UNR. [email protected]. Dirección postal: Facultad de Derecho – U.N.R. – Córdoba 2020, 1er. Piso. Rosario – Santa Fe – Argentina (C.P. 1 2000). Tel. +54 (0341) 4802634 int. 168. Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax.(+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… The challenge of the Law in Postmodern times is to maintain the humanist sense of the system, and to understand the demands of a global population that requires from it an unprecedented effort for its organization. Key words Supreme Principle of Justice; Life Quality; Old Age; Elder Law Resumen El proceso de especificación de los Derechos Humanos puso en la agenda pública las problemáticas del ser humano en su condición de viejo. Por su parte, el Derecho de la Vejez ha logrado incorporar al Paradigma Inclusivo y la perspectiva de los Derechos Humanos en un todo sistémico. El paradigma de la inclusión, surge como reacción ante el panorama gravoso adidenciado en los procesos discriminatorios contra la ancianidad, y es receptado por el modelo jusfundamental, presentando una lógica que apunta a reforzar la autonomía del sujeto anciano impidiendo la intervención injustificada de terceros en su esfera de libertad. El Derecho de la Vejez, ha construido su núcleo en derredor del Derecho Fundamental a la Calidad de Vida de los Ancianos. En coherencia con nuestra perspectiva integrativista tridimensional trialísta del Derecho, en su análisis develamos la faz sociológica, valorativa y normativa que nos enriquecen. Y no podría ser de otra manera, ya que el desentendimiento de la dimensión social y valorativa de la vejez, es decir, el poner a un lado los avatares de la vida misma del viejo y sus significaciónes axiológicas, implicaría enceguecer voluntariamente la mirada. El principio supremo de justicia exige organizar a la agrupación de tal suerte que cada uno disponga de una esfera de libertad tan amplia que le sea posible desarrollar su personalidad, convirtiéndose de individuo en persona. El desafío del Derecho en la Posmodernidad, consiste en mantener el sentido humano del ordenamiento, comprendiendo las exigencias de una población global que requiere de él un esfuerzo sin precedentes para su organización. Palabras clave Principio Supremo de Justicia; Calidad de Vida; Ancianidad; Derecho de la Vejez 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… Índice 1. Introducción ............................................................................................ 4 2. El Derecho de la Vejez............................................................................... 4 3. El Derecho Fundamental a la Calidad de Vida de los Ancianos.......................... 5 3.1. La faz social ..................................................................................... 5 3.2. La faz normativa ............................................................................... 6 3.3. La faz valorativa ............................................................................... 9 4. Conclusión ............................................................................................. 10 Bibliografía ................................................................................................ 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… En una cultura en la que prevalece la orientación mercantil y en la que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas humanas sigan el mismo esquema que gobierna el mercado de bienes y de trabajo. – Fromm (2007) 1. Introducción Entendemos que el Derecho es un todo complejo y su comprensión científica ha de alcanzar al estudio del Derecho en su Universalidad (Ciuro Caldani 2002, p. 29 y ss). Sólo comprendiendo la complejidad sistémica -sin descuidar la visión analítica que ofrece el estudio de cada una de las ramas-, podremos observar los fenómenos y valores, que exclusivamente pueden aprehenderse desde una perspectiva ius holística. Es posible, igualmente, reconocer las tres posturas clásicas -notoriamente diversas entre sí- de comprender el mundo jurídico: por un lado el positivismo normológico, vinculado a un enfoque racionalista y lógico del Derecho (Bobbio 1994); Por otro, las escuelas ius naturalistas, como búsqueda del último fundamento de lo jurídico en un conjunto de principios universales e inmutables Y por último, el positivismo que conforman el derecho natural 1 . sociológico/pragmatismo que considera al hecho como la única realidad científica y a la experiencia y la inducción, como los métodos exclusivos de la ciencia, perdiendo así el Derecho todo su contenido abstracto 2 . Por nuestra parte, reconocemos en el Derecho una realidad de conductas (repartos) captadas por normas y valoradas, las conductas y las normas, por un complejo axiológico que culmina en la Justicia 3 , como principio orientador para la elaboración de normas y la solución de controversias. Esta complejidad pura desnuda la escena de lo descripto puramente en las normas, en miras de evitar las injusticias propias de las concepciones infradimensionalistas. Es en este el marco teórico en el cual el Derecho de la Vejez se ha constituído, marca genética que le ha valido para configurar el contorno mismo de su objeto, logrando incorporar para sí, al Paradigma Inclusivo y la perspectiva de los Derechos Humanos en un solo cuerpo integrado. 2. El Derecho de la Vejez El Derecho de la Vejez (Dabove 2002) como rama del Derecho en desarrollo, es transversal, materialmente autónoma y orientada a la consideración de los ancianos como sujetos de derecho en sentido pleno. Al configurarse transversalmente, se convierte -por su posicionamiento dentro del sistema- en una nueva perspectiva, la cual ha conducido a reevaluar las situaciones y relaciones jurídicas con su mirada fresca. En su recorrido a caballo de las ramas clásicas –entiéndanse por estas, el Derecho Civil, el Derecho Penal, el Derecho Comercial, etc.- llevando consigo la premisa humanista, ha puesto en entredicho prácticas e instituciones jurídicas consolidadas, señalando lo especialísimo del sujeto que ocupa el centro de su reflexión: el hombre anciano, en “comunicación consigo mismo y con sus circunstancias” (Dabove 2002, p.12). Así dispuesta, procura -como bases de su constitución- el reconocimiento de la igualdad, en tanto exigencia de homogeneidad vital, necesaria para el 1 Quien desee ampliar v. Ciuro Caldani (1994); Russell (1973). Como expresara Oliver W. Holmes, Jr. (1880, p. 13 y ss.): “La vida de la ley no es la lógica, sino la experiencia.”. 3 La teoría trialista fue elaborada básicamente por Werner Goldschmidt (1958, 1978, 1986), y en la actualidad ha continuado su desarrollo enriqueciéndolo, el Dr. Miguel Ángel Ciuro Caldani (1982; 1984, 35 y ss.; 1990, p. 17 y ss.; 1999, p. 33 y ss; 2000). El trialismo deviene de esta forma en una de las respuestas más atrayentes al desafío de la complejidad que tanto nos ocupa en el tiempo presente. 2 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… sostenimiento de un sistema jurídico coherente, por un lado; pero por el otro, la afirmación de la unicidad, en cuanto reclamo de diferenciación valiosa y de respeto por la identidad de la persona. 3. El Derecho Fundamental a la Calidad de Vida de los Ancianos Se le debe al proceso de especificación de los Derechos Humanos (Bobbio 1991), el haber puesto en la agenda pública las problemáticas del ser humano en su condición de viejo. En consonancia y gracias a su constitución tridimensional -como hemos señalado más arriba-, el Derecho de la Vejez ha logrado incorporar al Paradigma Inclusivo y la perspectiva de los Derechos Humanos en un todo sistémico. Así, ha construido su núcleo en derredor del Derecho Fundamental a la Calidad de Vida de los Ancianos. En coherencia con nuestra perspectiva de teoría general, este derecho se manifiesta de una forma tridimensional. Por lo que en su análisis develamos su faz sociológica, valorativa y normativa. Y no podría ser de otra manera, ya que el desentendimiento de la dimensión social y valorativa de la ancianidad, es decir, el poner a un lado los avatares de la vida misma del viejo y sus significaciones axiológicas, implicaría enceguecer voluntariamente la mirada. Dicho esto, he aquí las tres dimensiones… 3.1. La faz social Partiendo de la dimensión sociológica, elam vital de cualquier otra consideración, no es impropio afirmar que la ancianidad es aprehendida por los miembros de la sociedad como un complejo de adjudicaciones de impotencia gravosa, de carácter biológico y cultural. En las sociedades de control posmodernas, la ancianidad no constituye un prospecto promisorio: el corte de la normalidad resulta bien claro, la edad privilegiada resulta la juventud consumidora, productiva y reproductiva. El viejo se ha convertido en una carga que el sistema debe soportar: incluyéndolo sólo en cuanto puede ser consumido y hostigándolo generalmente con el rótulo “for sale” de consumidor del mercado de la salud. La ancianidad es una pesada carga con la que tienen que asirse todos aquellos hombres que han vivido más allá de la frontera útil de la política de edades y se presenta como una “condición resolutoria” indefinida de ciertos aspectos de la calidad de vida, ante aquellos que tienen una alta probabilidad de llegar a ser viejos. Es cierto que, más allá de ese peso genérico de la ancianidad en tanto adjudicación, los datos de las investigaciones gerontológicas demuestran que no todos los ancianos tienen las mismas posibilidades de hacer frente a semejante impotencia. Sabemos que el envejecimiento es un proceso bio-psico-social único y diferente para cada hombre, por lo que en la sociedad encontraremos algunos ancianos más débiles y otros más poderosos, ancianos que son meros receptores de lo que otros le dan, y otros, que aún en su vejez reparten potencia e impotencia a los demás. Nos recuerda Michel Foucault (1989, p. 199 y ss.), que en un sistema de disciplina, el niño está más individualizado que el adulto, el enfermo más que el hombre sano; el loco y el delincuente más que el normal y el no delincuente. Es hacia los primeros a los que se dirigen en nuestra civilización todos los mecanismos individualizantes; y cuando se quiere individualizar al adulto sano, normal y legalista, es siempre buscando lo que hay en él todavía de niño, la locura secreta que lo habita, el crimen fundamental que ha querido cometer. Quizá, llegado el tiempo de individualizar a un hombre -varón o mujer- adulto joven sano consumidor en edad productiva y reproductiva que ha llegado a su vejez, se busque en él lo perversamente terminal, lo secretamente inútil, lo horriblemente Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… enfermo, lo intrínsecamente consumido. La política de edades -control social de los diferentes-, es tajante y crea la tercera edad: esa época de la existencia sin referencia. La primera o la segunda edad no están delimitadas claramente; la tercera edad demarca y advierte, con su función rotularia, sobre la peligrosa conclusión de la vida. (Fernández Oliva 2010, p. 11) Entendemos que los Derechos Humanos dependen de la realidad de las influencias humanas difusas de la cultura, siendo la Posmodernidad una era atravesada por el monopolio de la economía. Por esto, siendo la globalización el marco sociológico del sistema económico capitalista mundial -cuyo paradigma axiológico gira en torno de la Utilidad- creemos que las influencias humanas difusas económicas marcarán en forma definitiva el desarrollo del derecho fundamental a la calidad de vida de los viejos (Ciuro Caldani 2003). Así, si bien la expectativa de vida de las personas ha aumentado, la calidad vital no es alcanzada por todos los seres humanos en igualdad de condiciones. En la sociedad actual, el cambio cada vez más rápido de los conocimientos y las costumbres, modifica la relación entre quien sabe y quien no sabe, afectando la comunicación intergeneracional, con el consiguiente aislamiento del anciano. El avance del capitalismo transnacional y el valor superlativo otorgado al consumo, que exalta a los sujetos fuertes del mercado, marginando a los sujetos débiles, como los ancianos, los que muy pronto resultan mediatizados, cuando no, excluidos del sistema. En esta situación, los ancianos se encuentran en condiciones más graves que los otros grupos de sujetos débiles (mujeres y los niños), puesto que éstos tienen –de alguna manera-, mayores posibilidades de ser admitidos en las tareas productivas. Así considerados, los viejos constituyen un grupo aislado que recibe asistencia del resto de los integrantes de la sociedad, en la medida en que no amenaza el bienestar de los otros (Martínez, Morgante, Remorini 2008, pp. 73 y 84). En este sentido, ocupan el lugar que en la sociedad le conceden las generaciones más jóvenes. Los ancianos integran una posición minoritaria, no desde el punto de vista cuantitativo - la cantidad de gente anciana a nivel mundial es cada vez mayor-, sino como colectividad humana diferenciada que se halla en posición no dominante (Prieto Sanchís 1994, p. 368), encontrándose por ello en una situación clara de desventaja jurídica, institucional, económica y social. 3.2. La faz normativa En Argentina, el derecho fundamental a la calidad de vida de los ancianos no cuenta con un articulado completo a nivel nacional 4 ; pero a partir de su presencia constitucional, es posible inferir como lo haría un legislador atento a un modelo jusfundamental. Así, se obtienen algunos de los elementos constitutivos del derecho subjetivo jusfundamental a la calidad de vida de los ancianos. Los conceptos y materializaciones de este producto normativo se enfrentan a la difícil tarea de describir la situación del anciano e integrar los valores configurados por el paradigma inclusivo de la vejez. Cuando nos abocamos al análisis de las fuentes de las normas, en el Derecho de la Vejez nos encontramos con normativa diversa, de diferente rango y fuerza vinculante. Para buscar describir esta especial situación, usaremos los términos hard law -instrumentos vinculantes- y soft law -derecho indicativo- 5 . La 4 En Argentina no hay ley nacional como si lo hay en otros países latinoamericanos (por ejemplo, Brasil, México, Perú), más sí existen proyectos y leyes provinciales. 5 In considering the body of law that affects the rights of older persons there are essentially two categories: ‘soft law’ geared to the protection of rights which includes documents such as the Madrid Plan of Action on Ageing (etc.) and ‘hard law’ which refers to statutes and conventions which link nationally and internationally and carries with it expectations of implementation and accountability. In 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… Prof. Dra. María Isolina Dabove 6 se expresa en el mismo sentido, ya que entiende que existe una serie de instrumentos directamente aplicables, cuya vinculación jurídica no es cuestionada, y otras fuentes que sirven solo como principios orientadores o criterios generales de interpretación jurídica dada su baja densidad vinculatoria (Dabove 2006). Dentro del panorama normativo argentino, y en lo que respecta al Derecho a la Calidad de Vida, encontramos que el mismo se configura a partir de un hard law general, aplicable a todos los seres humanos, y un soft law específico, en cuanto se refiere puntualmente a la temática de la ancianidad. El hard law de la ancianidad -esto es las normas directamente estatuidas por la Carta Magna argentina en el artículo 75 inciso 22-, está conformado por instrumentos internacionales y regionales sobre derechos humanos en general. Son de especial importancia para la temática: − los Pactos Internacionales de Derechos Humanos de derechos civiles y de derechos económicos, sociales y culturales (1966), − la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica, 1969/1984) y su Protocolo facultativo sobre derechos económicos, sociales y culturales (Protocolo de San Salvador, 1999) todos instrumentos ratificados por el gobierno argentino y constitucionalizados directamente desde 1994. En lo que respecta al soft law, existe un amplio compendio de disposiciones sobre las necesidades especiales de los ancianos, que en tanto que no vinculantes ingresan al sistema legal argentino en forma indirecta, como principios orientadores y criterios de interpretación. Son especialmente relevantes en este sentido: − la interpretación del Pacto efectuada por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales volcada en la Observación General N° 6 (1995) 7 , − los Planes de Acción Internacional sobre el envejecimiento -Viena (para países desarrollados) y Madrid (para países en vías de desarrollo)-, “soft law” there is quite a comprehensive treatment of issues and strategies but the discourse is not couched in legal terms and the flow of power is generally ‘top-down’. Also, no sanctions for nonperformance or infringements are attached, making the documents appear inept when compared with hard law. Despite this, soft law is quite specific and people usually abide by it in practice. Soft law is effective in capturing the vulnerability of persons in conflict, yet ‘age’ was not an issue on any agenda until the 1960’s. In “hard law” the primary responsibility rests with the state to respect human rights; protect individuals and groups; and to fulfill on positive action. State responsibility includes resourcing the implementation and administration of law and in many cases new law requires both paradigm and attitudinal shifts which can be resource intensive to achieve. Therefore policy tradeoffs relate to obligations for states to expend resources and make policy in the most efficacious way. (Report Of The Expert Group Meeting "Rights Of Older Persons", 5-9 May 2009, Germany). 6 La Prof. Dra María Isolina Dabove es experta en Derecho de la Ancianidad. Doctora por la Universidad Carlos III de Madrid, España. Directora del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Titular de la Cátedra de Derecho de la Ancianidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Profesora Asociada de la Cátedra de Filosofía del Derecho e Introducción al Derecho - Facultad de Derecho – UNR. Profesora titular de la Facultad de Derecho de la UNICEN y profesora de grado y postgrado de numerosas instituciones educativas de la Argentina y el exterior. 7 El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha ido delimitando en sus observaciones generales algunos de los derechos y obligaciones derivados del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Aunque estos documentos no tienen un carácter vinculante, ofrecen una interpretación general sobre los derechos económicos, sociales y culturales que ha contribuido a la definición de estos derechos y que ayudan en gran medida a comprenderlos adecuadamente. En el caso de las personas mayores, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales preparó la Observación general N° 6 en el año 1995, que fue particularmente importante dado que a diferencia de lo que ocurre respecto de otros grupos sociales, no existe una estandarización de los derechos de las personas mayores, ni tampoco existen acuerdos de supervisión vinculantes ligados a esta esfera a nivel mundial. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… − los Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de edad (1991), − la Estrategia Regional de Implementación para América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid (CEPAL-CELADE 2003) y, − la Declaración de Brasilia (2007). En la reforma de la Carta Magna de la Republica Argentina, el constituyente captó en el artículo 75 inciso 23 a la ancianidad como una diferencia relevante, colocándola en el ámbito de la vulnerabilidad y la debilidad jurídica. En este sentido, se busca proteger al débil de la lógica despiadada de la igualdad formal, introduciendo el concepto de igualdad de oportunidades (Dabove 2002). Así, desde el punto de partida encontramos el criterio guía de que todo anciano se encuentra en una situación jurídica vulnerable. Esto se convierte en el principio de consideración del derecho subjetivo al que nos referimos. Todos los ancianos -sin importar sus cualidades y características personales- son titulares de un catálogo de derechos subjetivos. La norma constitucional argentina –hecha específica, gracias a su relación coadyuvante con el soft law- ofrece entonces, un catálogo de derechos y deberes que conforman un abanico de posiciones jurídicas que asumen la forma normativa de principios 8 . Estos principios operativos se encuentran descriptos en las metas elaboradas en la Estrategia regional: coincidente con todo lo consensuado en el soft law e incluyente con los derechos estatuidos por el hard law. Así, concluimos que el derecho subjetivo fundamental a la calidad de vida de los ancianos, está conformado por: − el principio de autonomía económica 9 , − el principio de autonomía socio-sanitaria 10 y − el principio de participación 11 . En definitiva, existe un catálogo de derechos manifestados en forma de principios que son aplicables a todos los ancianos. Pero el funcionamiento efectivo del Derecho va a necesitar de la ponderación 12 de los impedimentos fácticos y las restricciones normativas a fin de tornarlo derecho definitivo. La ponderación de sus impedimentos será esencial para el correcto funcionamiento del derecho subjetivo fundamental, teniendo en vistas lograr un reparto justo. Creemos –como lo hemos expresado en reiteradas oportunidades- que sería de una importancia radical la aplicación de una clasificación de los titulares del derecho según su impedimento. 8 V. la diferencia entre las normas como reglas y las normas como principios (mandatos de optimización) en Alexy (1993). 9 Principio de autonomía económica. Las personas mayores deben gozar de las condiciones de seguridad económica que permitan la satisfacción de las necesidades básicas de las personas mayores y su plena inclusión en la sociedad y el desarrollo. Aquí quedan comprendidos los derechos relacionados al trabajo (art. 6, 7 y 8 del Pacto), y los referidos a la seguridad social (art. 9 del Pacto). Y conforme al punto b del artículo 17 del Protocolo y a las resoluciones de la OIT. 10 Principio de autonomía socio-sanitaria. Las personas mayores deben tener acceso a servicios de salud integrales y adecuados a sus necesidades, que garanticen una mejor calidad de vida en la vejez y la preservación de su funcionalidad y autonomía. Aquí quedan comprendidos el derecho a la salud física y mental (art. 12 del Pacto), y los referidos a la protección de la familia (art. 10 del Pacto). Conforme al punto a del artículo 17 del Protocolo y las Resoluciones de la OPS que entienden a la salud en su faz de promoción, prevención y tratamiento. 11 Principio de participación. Las personas mayores deben gozar de entornos físicos, sociales y culturales que potencien su desarrollo y favorezcan el ejercicio de derechos y deberes en la vejez. Aquí quedan comprendidos el derecho a un nivel de vida adecuado (art. 11 del Pacto), y el derecho a la educación y a la cultura (art. 13 del Pacto). Y conforme al punto c del artículo 17 del Protocolo. 12 Sobre el juicio de ponderación, razonabilidad, o proporcionalidad (art. 28 de la CN) v. Ariza (2003). 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… Pero en el caso de la ancianidad, esta clasificación de los impedimentos no podría considerarse acabada con la enumeración de las barreras sanitarias 13 , sino que por el contrario deberán incluir todos los riesgos (Huenchuan, Morlachetti 2007, p. 155). que existen en el efectivo ejercicio de la autonomía del hombre viejo. Ellos pueden enunciarse en forma escueta como obstáculos económicos, sociales, emocionales, físicos o psíquicos/psiquiátricos. Finalmente, el catálogo de derechos positivos -ponderados en el caso concretopara tornarse derecho definitivo, deberá adecuarse a los fines deseables según el requerimiento de justicia específico para la ancianidad: esto es, la protección del anciano contra los otros individuos, el régimen, lo demás y él mismo (Goldschmidt 1986), en la medida y con los límites que señalamos más arriba. 3.3. La faz valorativa El principio supremo de justicia exige “asegurar a cada hombre, una esfera de libertad tan amplia que le sea posible desarrollar su personalidad” (Goldschmidt 1986, p. 446), convirtiéndose de individuo en persona. De la densidad de esta esfera –es decir, la calidad de la “sustancia jurídica” que la compone- dependerá el ceder a los avatares de la lógica mercantilista, o resistir a a Utilidad avasallante del sistema económico de los tiempos actuales. La misión será, la de asegurar el desarrollo completo de los derechos subjetivos de todos los hombres –y en nuestro caso, de los ancianos, en particularLa eficacia del sistema económico se mide en términos de rendimiento y lucro: producir lo más posible, al menor costo, con el objeto de obtener la mayor ganancia. Y esto es virtuoso en lo que a la Economía Capitalista se refiere. Pero esta lógica ha desbordado en la Posmodernidad, las estanterías del Mercado, y ha contaminado a todas las demás áreas de consideración ética, amenazando la premisa humanista que pone al hombre como un fin en sí mismo y no como el medio para el logro de otros fines. El paradigma de la inclusión, como reacción ante el panorama gravoso de la ancianidad descripto, es receptado por el modelo jusfundamental 14 , y presenta una lógica que apunta a reforzar la autonomía del sujeto anciano impidiendo la intervención injustificada de terceros en su esfera de libertad. Tomando como base aquellas consideraciones, se elabora así un criterio especial de justicia de la ancianidad, que se configura teniendo en cuenta el grado de dependencia del sujeto. Las incursiones en el ámbito de la autonormativización, sólo se hacen posibles en la medida de que el sujeto experimente la necesidad de socorro. Así es como se establece que en principio, se debe respetar la autonomía del anciano. Es solo en el caso de existir impedimentos al ejercicio de la libertad, que las intervenciones deben ser proporcionales al grado de dependencia sufrido en el caso concreto. El Paradigma de la Inclusión afecta directamente en la dimensión valorativa del Derecho de la Vejez proporcionando una serie de postulados éticos que son receptados por los principios básicos del Derecho de la Vejez (Dabove Caramuto, Prunotto Laborde 2006): − El principio de continuidad vital, − El principio de privacidad y − El principio de participación 13 V. por ejemplo, CIF-Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud, OMS-OPS, 2001; Libro Blanco-Atención a las personas en situación de dependencia en España, Madrid, Imserso, 2005 14 El modelo jusfundamental del Derecho de la Ancianidad se elabora de acuerdo los postulados del Estado Constitucional de Derecho. V. Estado Constitucional de Derecho Zagrewelsky (1999); García Figueroa (1998); Ferrajoli (2001). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Marianela Fernández Oliva, Mariana Isern El Principio Supremo de Justicia… Estos principios tienen como fin reforzar la autonomía de los sujetos ancianos, sin desconocer la necesidad de ayuda de terceros que indudablemente requieren algunos. El Régimen de Justicia de la ancianidad se presenta de forma gradual, debido a un requerimiento especial de justicia que contempla la situación del autónomo y la del dependiente. Por este medio, se despliega una lógica que va desde un Humanismo abstencionista hasta un Humanismo intervencionista justificado, en tanto y hasta la medida, de la dependencia sufrida por el anciano en el caso concreto. El influjo provocado por este nuevo paradigma de la vejez, producirá una serie de conductas de reacción que tomarán forma normativa a través del derecho subjetivo jusfundamental a la calidad de vida de los ancianos. 4. Conclusión El Derecho de la Vejez ha logrado incorporar al Paradigma Inclusivo y la perspectiva de los Derechos Humanos en un todo sistémico, construyendo su núcleo en derredor del Derecho Fundamental a la Calidad de Vida de los Ancianos. El principio supremo de justicia exige organizar a la agrupación de tal suerte que cada uno disponga de una esfera de libertad tan amplia que le sea posible desarrollar su personalidad, convirtiéndose de individuo en persona. Como hemos dicho, el paradigma de la inclusión, surge como reacción ante el panorama gravoso de la ancianidad descripto, y es receptado por el modelo jusfundamental, presentando una lógica que apunta a reforzar la autonomía del sujeto anciano impidiendo la intervención injustificada de terceros en su esfera de libertad. Creemos que el desafío del Derecho es mantener el sentido humano del ordenamiento, aggiornandose a este tiempo del Mundo que hoy llamamos posmoderno y a las exigencias de una población global que requiere de él un esfuerzo sin precedentes para su organización. Bibliografía Alexy, Robert, 1993. Teoría de los Derechos Fundamentales. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales. Ariza, Ariel, 2003, Emergencia y sistema de Derecho Privado. Suplemento Jurisprudencia Argentina Lexis Nexis, del 23 de abril, 1-58. Bobbio, Norberto, 1991. El tiempo de los derechos. Trad. Asis Roig. Madrid: Sistema. Bobbio, Norberto, 1994. El problema del positivismo jurídico. 3ª ed. Trad. Ernesto Garzón Valdéz. México: Distribuciones Fontamara. Ciuro Caldani, Miguel Ángel, 1982. Estudios de Filosofía Jurídica y Filosofía Política. Rosario: Fundación para las Investigaciones Jurídicas, T. I a III. Ciuro Caldani, Miguel Ángel, 1984. Dos notas de Teoría General del Derecho. 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Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 Los derechos de las personas mayores FRANCISCO JAVIER LETURIA ARRAZOLA ∗ Abstract This work tries to reflect the model and methodology for mainstreaming of rights in the psychosocial intervention model aimed at the quality of life (Shalock and Verdugo, 2006) of the elderly operated by the authors and their teams in recent years Matia Foundation and especially its usefulness as a preferred strategy for the prevention of improper treatment. It was granted and published by the Basque Country Ombudsman “Ararteko” (2008) on the book: “The rights of the elderly and prevention of ill treatment” and is available in http://www.ararteko.net/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/2_1577_3.pdf Key words Old age; elderly; human rights; quality of life; homes; elderly dependents Resumen Este trabajo pretende reflejar el modelo y metodología de inclusión de la perspectiva de los derechos en el modelo de intervención psicosocial orientado a la calidad de vida (Shalock y Verdugo 2006) de las personas mayores, aplicado por los autores y sus equipos en los últimos años, especialmente en Matia Fundazioa, y su utilidad como estrategia preferente de prevención del trato inadecuado. Ha sido becado y publicado por el Defensor del Pueblo del País Vasco, “Ararteko” (2008) en el libro: “Los derechos de las personas mayores y la prevención del mal trato” y está disponible en: http://www.ararteko.net/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/2_1577_3.pdf Palabras clave Vejez; personas mayores; derechos humanos; calidad de vida; residencias; personas mayores dependientes ∗ Psicólogo, ha sido director de centros gerontológicos y de servicios sociales tanto en la administración pública como en entidades del tercer sector, profesor, consultor, codirector de diferentes postgrados de gerontología, intervención social, dirección y gestión de centros gerontológicos y sociosanitarios en la universidad, autor de diferentes libros y publicaciones. Actualmente es Subdirector Técnico del Área de 1 personas con Discapacidad. IFBS. Diputación Foral de Álava, [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax (+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Índice 1. 2. 3. 4. Introducción ............................................................................................ 3 Cambios en la política social. Nuevos paradigmas .......................................... 4 Modelo de calidad de vida .......................................................................... 5 Integración de la perspectiva de derechos en el proceso de atención.............. 11 4.1. Personas residentes y usuarias ......................................................... 11 4.2. Formalización en los centros ............................................................. 11 4.3. Ejecución e implementación.............................................................. 11 4.4. Evaluación de derechos.................................................................... 12 4.5. Autoevaluación de la calidad asistencial.............................................. 12 4.6. Valoración ambiental en centros gerontológicos................................... 13 4.7. Garantía de seguridad y prevención y gestión de riesgos en la atención .. 13 4.8. Los derechos de las familias, personas voluntarias, y personas trabajadoras ......................................................................................... 14 4.9. Derechos de las personas profesionales.............................................. 14 5. La voz de las personas mayores, sus familias y los profesionales ................... 14 5.1. Las personas mayores autónomas ..................................................... 15 5.2. Las personas mayores en situación de dependencia ............................. 16 5.3. La voz de las familias ...................................................................... 17 5.4. La voz de los profesionales ............................................................... 18 5.4.1. Seminario para la promoción de los derechos de las personas mayores y sus cuidadores y prevención del trato inadecuado .................. 19 6. Conclusiones.......................................................................................... 21 Bibliografía ................................................................................................ 23 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores 1. Introducción Este trabajo pretende reflejar el modelo y metodología de inclusión de la perspectiva de los derechos en el modelo de intervención psicosocial orientado a la calidad de vida (Shalock y Verdugo 2006) de las personas mayores aplicado por los autores y sus equipos en los últimos años especialmente en Matia Fundazioa y su utilidad como estrategia preferente de prevención del trato inadecuado. Ha sido publicado por el Defensor del Pueblo del País Vasco-Ararteko (2008) en el libro: Los derechos de las personas mayores y la prevención del mal trato” y está disponible en http://www.ararteko.net/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/2_1577_3.pdf. Se presenta el modelo de atención e intervención que introduce como dimensiones fundamentales de la calidad de vida de la persona, la autodeterminación, los derechos y la seguridad. De la misma manera describe los resultados obtenidos mediante entrevistas y grupos cualitativos con 78 personas mayores en situación de dependencia (70% residentes, 30 % en domicilio y centro de día), con 75 personas mayores autónomas (participantes en diferentes clubs sociales y escuelas de la experiencia), con 16 familiares de personas mayores con deterioro cognitivo en residencias y con 19 profesionales, basados en cuestionarios referentes a las siguientes dimensiones: conocimiento y ejercicio de los derechos, dignidad, independencia, intimidad, libertad de elección y satisfacción. ¿Por qué es importante focalizar en este momento la atención en el tema de los derechos de las personas mayores en su conjunto, de las personas mayores dependientes y de sus cuidadores y cuidadoras? Tal y como se ha recogido en el proceso de reflexión participativo para la definición de un “Documento marco con las líneas estratégicas de actuación en relación a la discapacidad y dependencia en el País Vasco” para el Dpto. de Asuntos Sociales del Gobierno Vasco, aprobado por el Consejo de Bienestar Social del País Vasco, documento que se sigue en lo relativo a estas contingencias en las personas mayores, se establece que los retos estratégicos principales a medio plazo serán la promoción de la calidad de vida de las personas (jóvenes, adultas o mayores, con o sin discapacidad o dependencia) y sus familias y sus derechos como ciudadanos/as, la calidad de atención y avanzar hacia un modelo de excelencia e innovador, los servicios en red e integrados en un sistema público avanzado, la calidad y las condiciones de las personas que desempeñan su actividad profesional en este sector, en una sociedad accesible, incluyente, solidaria, con una ciudadanía activa, en un país cohesionado. En este marco, las situaciones de trato inadecuado o maltrato de personas mayores con una importante prevalencia en nuestra sociedad (Bazo 2001) deben tener una respuesta definida, planificada, orientada a la prevención de dichos casos y materializada de manera normalizada e integrada con otras políticas de prevención y afrontamiento del maltrato doméstico, como en el caso de maltrato por razones de género o infantil, donde ya existe una mayor implicación de todos los sectores, una adecuada sistematización, etc., así como del institucional. En esta problemática debe señalarse la heterogeneidad de la casuística y hacer mención especialmente del riesgo de trato inadecuado por parte de cuidadores/as familiares de personas mayores dependientes y/o con demencia, sobrepasadas y “quemadas” en ocasiones por la falta o escasez de apoyos públicos, así como los casos de ”trato inadecuado” en programas y centros de servicios sociales como residencias, etc. donde es urgente delimitar qué es el “trato adecuado” y qué se sale del mismo, aun cuando no haya agresiones o comportamientos violentos sean realizados de forma inconsciente (p.e. inadecuada utilización de sujeciones). El enfoque prevenir el familiares, capacitados de este trabajo pretende explicar que la estrategia más eficaz de trato inadecuado es el “empoderamiento” de las personas y de sus especialmente cuando por deterioro cognitivo pueden no estar para ejercer sus derechos y defenderse. Para ello, es importante Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores hacerles conscientes de los mismos para que realmente los puedan ejercer y hacer valer ante cualquiera y en cualquier situación, bien por uno mismo, por delegación o tutela. Igualmente quiere hacer énfasis en la necesidad de apoyos públicos y de introducir estos aspectos en los planes generales de atención e intervención en todos los servicios, programas, centros, etc., para las personas mayores. Este documento pretende trasladar a los profesionales, a las propias personas mayores, a sus familiares, personas cuidadoras y a la sociedad en general esta perspectiva orientada a la promoción de los derechos, para lo cual se presentan los modelos actuales de abordar las diferentes situaciones, necesidades, etc. de las personas mayores, un modelo determinado de aplicación del paradigma de promoción de la calidad de vida y por tanto como una dimensión fundamental del mismo, la garantía de los derechos, con ejemplos de formalización e implantación de los mismos llevados a cabo por los autores en los últimos diez años. Además se ha impulsado un Seminario Permanente sobre la “Promoción de los derechos de las personas mayores y sus cuidadores y la prevención del trato inadecuado” liderado desde INGEMA y Fundación Hurkoa, contando con la participación de un equipo interdisciplinar de profesionales de diferentes instituciones, empresas y asociaciones de todos los niveles asistenciales tanto sociales como sanitarios de la Comunidad Autónoma del País Vasco y el apoyo institucional del Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco, a todos los que manifestamos nuestro agradecimiento. Esperamos que éste sea un paso más para avanzar no sólo en el conocimiento, sino especialmente en la implantación de modelos, sistemas, técnicas, instrumentos y herramientas, sistemas de evaluación e indicadores para lograr una mejora en los derechos, en el trato y, por tanto, en la calidad de vida de las personas mayores. 2. Cambios en la política social. Nuevos paradigmas Hoy se dispone de suficiente conocimiento científico para orientar las bases de un modelo de atención que responda de manera adecuada a las necesidades que plantean las personas que tienen, cualquiera que sea su edad, una situación de dependencia, así como las de sus familias cuidadoras (Rodríguez Rodríguez 2005), basado en la prevención primaria, secundaria y terciaria, por haberse demostrado fehacientemente su eficacia en la compresión de la morbilidad y en la reducción de la dependencia (Fries 1980; Gómez et al. 2003; Ruipérez 2004), en el fortalecimiento con las intervenciones de las capacidades preservadas (Janicki et al. 2000; Montorio y Losada 2004) insistiendo en la inversión del modelo que propicia el exceso de dependencia (Little 1988) y en el planteamiento de objetivos que mejoren permanentemente la calidad de la atención y, entre ellos especialmente aquellos que favorecen de manera especial el modelo de calidad de vida (Fernández-Ballesteros 1997; Schalock y Verdugo 2003). Los ejes fundamentales son: 4 − La Prevención y rehabilitación de las discapacidades y atención de las situaciones de dependencia. − La integración social y la participación y − La promoción en la sociedad actitudes proclives a la comprensión del fenómeno del envejecimiento y de las situaciones de discapacidad y a fomentar actitudes de solidaridad y compromiso hacia los problemas sociales en general y hacia las personas con necesidades especiales, en particular. Se define, pues, un nuevo eje de intervención, de carácter transversal con avances en la creación de una sociedad incluyente, accesible y solidaria. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Por tanto las políticas públicas para y con las personas mayores así como la atención a las personas en situación de dependencia y la promoción de su autonomía personal así como especialmente la prevención de estas situaciones constituyen uno de los principales retos de la política social de los países desarrollados. 3. Modelo de calidad de vida Desde el punto de vista de la definición de las políticas públicas, los servicios y programas para las personas, encontramos un nivel de desarrollo de los mismos en diferentes estadios evolutivos (Bradley 1994) según sea el ámbito de la discapacidad de jóvenes y adultos y de la “atención a la dependencia” de las personas mayores. Acelerar esta evolución debiera ser uno de los objetivos más claros de estas políticas públicas. Siguiendo el modelo de calidad de vida (Shalock y Verdugo 2006), podemos decir que debemos buscar un equilibrio entre la búsqueda, promoción y mantenimiento de la autodeterminación y la seguridad y los derechos de los usuarios: Seguridad Autodeterminación Competencias Entrenamiento en habilidades Derechos Apoyo Ayudas Técnicas SERVICIOS PERSONALES EN ENTORNOS ADAPTADOS Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Siguiendo el modelo ecológico de Schalock, las dimensiones de la calidad de vida que pueden analizarse o descomponerse a través de los siguientes indicadores sobre los que se puede intervenir y que son evaluables son las siguientes (Schalock 2002): Dimensión Indicadores Bienestar emocional Seguridad Felicidad Autoconcepto Intimidad Familia Amistades Propiedad Seguridad Status socioeconómico Educación Satisfacción Actividades significativas Salud Ocio Seguro médico Cuidados sanitarios... Autonomía Decisiones Autodirección Aceptación Apoyos Ambiente residencial Actividades comunitarias Derecho a voto Accesibilidad Privacidad Relaciones interpersonales Bienestar material Desarrollo personal Bienestar físico Autodeterminación Inclusión social Derechos Espiritualidad Disminución del estrés Satisfacción Afecto Interacciones Apoyos Comida Posesiones Protección Habilidades Competencia personal Progreso Actividades de la vida diaria Movilidad Tiempo libre Nutrición Valores personales y metas Control personal Elecciones Voluntariado Ambiente laboral Roles sociales Posición social Juicio justo Derecho a ser propietario Responsabilidades cívicas La mejora continua de la calidad de vida por ejemplo en los centros residenciales, implica poner los medios para que, por un lado, las personas que viven en las residencias tengan la oportunidad de seguir siendo ellas mismas y, en lo posible, de seguir eligiendo su estilo de vida, y para que, por otro lado, se respeten, en todas las pautas de organización y de actuación, los derechos básicos de las personas residentes (intimidad, dignidad, autonomía, elección, satisfacción, ejercicio de sus derechos y cuidados) según NHALF, sistema de gestión interna de calidad basado en el modelo “Nursing Homes are for Living in” (SIIS 2001), más allá de la mera atención a las actividades de la vida diaria y el mantenimiento de la salud. Hoy en día, las estructuras residenciales debieran ser más reducidas en cuanto a su dimensión y cada vez más, en cuanto a su organización interna contemplar la sectorización y modulación, configurando unidades de vida de grupos de residentes, mejorando también tanto el equipamiento, mobiliario, como las ayudas y soportes técnicos. También se debe mejorar desde el punto de vista de la Planificación, de la Gestión y Evaluación de Programas y Servicios. En éste marco cabe destacar la implantación de sistemas de gestión avanzados, así como modelos de atención integrados. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Los principios relacionados con las personas y sus derechos y los criterios de las intervenciones en alojamientos serán los siguientes (Rodríguez 2007): PRINCIPIOS CRITERIOS (Relacionados con las personas y (Relacionados con la calidad de las sus derechos) intervenciones) AUTONOMÍA Y ELECCIÓN DIVERSIDAD Y PROMOCIÓN DE LA AUTODETERMINACIÓN PARTICIPACIÓN ACCESIBILIDAD E INTERDISCIPLINARIEDAD INTEGRALIDAD GLOBALIDAD INDIVIDUALIDAD E INTIMIDAD FLEXIBILIDAD Y ATENCIÓN PERSONALIZADA INTEGRACIÓN SOCIAL PROXIMIDAD Y ENFOQUE COMUNITARIO INDEPENDENCIA Y BIENESTAR PREVENCIÓN Y REHABILITACIÓN CONTINUIDAD DE CUIDADOS COORDINACIÓN Y CONVERGENCIA DIGNIDAD INCORPORACIÓN DE VALORES ÉTICOS Teniendo en cuenta todo lo anterior, los derechos de los residentes se enmarcan en el Modelo General de Atención e Intervención, inclusivo y de apoyo y orientado a la calidad de vida, siendo en dicho marco algunos de los derechos fundamentales (SIIS 2001): Intimidad. Derecho de las personas a estar solas si ese es su deseo, a no ser molestadas y a no sufrir continúas intromisiones en sus asuntos personales. Dignidad. Reconocimiento del valor intrínseco de las personas, independientemente de cuáles sean sus circunstancias, respetando su individualidad y sus necesidades personales, y mostrando, en todo momento, un trato respetuoso. Independencia. Posibilidad de actuar o de pensar de forma independiente, incluida la disposición a asumir ciertos niveles de riesgo calculado. Libertad de elección. Posibilidad de elegir libremente entre diversas opciones. Satisfacción. Realización de las aspiraciones personales y desarrollo de las capacidades propias en todos los aspectos de la vida cotidiana. Conocimiento y defensa de sus derechos. Conservación de todos los derechos inherentes a la condición de persona y de ciudadano, y oportunidad de ejercerlos. Además, se debe trabajar en la línea que marca la normativa como por ejemplo el Decreto 64/2004, por el que se aprueba la Carta de derechos y obligaciones de las personas usuarias y profesionales de los Servicios Sociales de la Comunidad Autónoma del País Vasco y el Régimen de Sugerencias y Quejas. De forma general en dicho Decreto se recogen como derechos de las personas usuarias de servicios sociales los siguientes: Privacidad y Confidencialidad. Las personas usuarias tiene derechos a ser tratadas con respeto de su privacidad y de la confidencialidad de la información que les concierne. Dignidad. Las personas usuarias tiene derecho a la dignidad, entendiéndose como tal, el reconocimiento del valor intrínseco de las personas, independientemente de cuáles sean sus circunstancias, respetando su individualidad y sus necesidades personales, y mostrando, en todo momento, un trato respetuoso. Independencia. Las personas usuarias tiene derecho a la autonomía, entendiéndose como tal la posibilidad de actuar o de pensar de forma independiente, incluida la disposición a asumir ciertos niveles de riesgo calculado. Información. Las personas usuarias tiene derecho a la información, entendiéndose como tal el derecho a disponer de cuanta información le sea necesaria para acceder a los servicios y prestaciones de la red de protección social. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Evaluación de necesidades. Las personas usuarias de los servicios sociales tienen derechos a que se les realice, en plazos razonables de tiempo, una evaluación de necesidades, a fin de garantizar su acceso a los servicios y prestaciones que le resulten más adecuados. Plan individual de atención. Las personas usuarias de los servicios sociales tienen derechos a disponer, en plazos razonables de tiempo de un plan de atención individual ajustado a sus necesidades detectadas durante la evaluación. Libertad de elección. Posibilidad de elegir libremente entre diversas opciones. Calidad del servicio. Las personas usuarias de los servicios sociales tienen derechos a que los servicios y centros a los que tienen acceso cumplan los requisitos materiales, funcionales y de personal previstos en la normativa que les sea aplicable. Participación. Las personas usuarias de los servicios sociales tienen derecho a la participación, derecho a tomar parte activa directamente o por medio de representantes en todas las decisiones que les afecten. Conocimiento y defensa de sus derechos. Las personas usuarias de los servicios sociales tienen derechos a acceder a los cauces de información, participación, sugerencias y quejas que permitan el ejercicio efectivo de sus derechos. En cuanto a las personas cuidadoras se presentan algunas directrices relacionadas con la promoción de la calidad de vida y sus dimensiones: Dimensión Bienestar emocional Relaciones interpersonales Bienestar material Desarrollo profesional Bienestar físico Autodeterminaci ón Inclusión social Derechos Guías para el cuidador Ausencia de miedo, daño, lesiones, abandono o heridas Oportunidad de actuar sobre o perseguir creencias personales Feedback positivo sobre las capacidades Ausencia de preocupaciones sobre aspectos familiares, amigos, dónde vivir o situación económica Implicación y relaciones con los miembros de la familia Implicación y relaciones con los amigos/as y conocidos/as Implicación y relaciones con quienes proporcionan actividades organizadas, como la iglesia, recreo, ocio, etc. Implicación y relaciones con cuidadores/as profesionales Dinero con que comprar y hacer cosas Disponibilidad y uso de muebles, cuadros, radio, tv y otras cosas de su preferencia Oportunidades de desarrollar nuevas habilidades Oportunidades de participar en actividades artísticas, manuales y otras de mejora personal Permitir a la persona comer, vestirse, bañarse, caminar y cuidar de sí Recibir la atención sanitaria apropiada Bienestar nutricional Posología de medicamentos Oportunidades de actividad física y ejercicio Libertad para hacer elecciones o decisiones sobre las actividades cotidianas Libertad para hacer elecciones o decisiones sobre la comida y ropa preferidas Oportunidades para expresar opiniones y valores personales Oportunidades para lograr metas personales Gustar y ser aceptado por los compañeros/as de vivienda y tenerlos/as implicadas en actividades de la persona Gustar y ser aceptados/as por las personas cuidadoras, tener a los cuidadores/as implicadas en actividades y conversaciones Recibir ayuda y apoyo de los compañeros/as de vivienda o cuidadores/as Respeto a la privacidad Oportunidades de participar en cuanto a las reglas u horarios Oportunidades de tener cosas Oportunidades de recibir asistencia legal o de defensa Protección de eventos o situaciones negativas y potencialmente dañinas Shalock, et al (1999). 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Este modelo se complementa metodológicamente con el paradigma de apoyos y la planificación centrada en las personas, que es más eficaz para obtener resultados en la calidad de vida, y fomenta los derechos de las mismas. A continuación se presentan las directrices en cuanto a la planificación clásica y centrada en la persona. Planificación individual clásica Planificación centrada en la persona Percepción de la Sujeto que puede participar Sujeto con derechos, activo y que persona pero no decide decide Perceptor de servicios Autor de su propia vida Cliente Valores y Aprendizaje continuo Satisfacción Vital creencias Orientación y respeto de la persona Paternalismo del experto Autodeterminación Logro de la autonomía Interdependencia Predominio de la técnica El problema está en la Predominio de la ética El problema está en el entorno persona Quién tiene el El técnico o profesional La persona con discapacidad y poder de la secundariamente el grupo de apoyo toma de decisiones Conocimientos Técnicas educativas y Relaciones humanas, comunicación, Gestión de oportunidades de la necesarios rehabilitadoras comunidad Psicopedagogía, medicina… Conocimientos de varios campos profesionales Metodología Elaboración por profesionales, Coordinada, participativa y democrática bien individualmente o en Debate y discusión Negociación y consenso equipos multidisciplinares Planificación por objetivos Trabajo en red Establecimiento de metas personales operativos Elaboración de programas Evaluación Cuantitativa y centrada en las Cuantitativa y cualitativa, centrada habilidades conseguidas por sobre todo en cómo se siente la persona, en la idoneidad de los apoyos las personas prestados y en el cumplimiento de los compromisos adquiridos Limitaciones Disponibilidad de los servicios Preferencias individuales (dentro del específicos respeto a los derechos de los demás) Disponibilidad de recursos comunitarios Modelo de Psicopedagógico Calidad de Vida referencia Rehabilitación (Marín, De la Parte y López 2006). Además se pueden valorarán las habilidades sociales y la autodeterminación, por ejemplo, con la Escala ARS de Wehmeyer et al. (2005) y otras validadas por Verdugo et al., del INICO (Instituto Universitario de Integración en la Comunidad), de Salamanca, que analizan los siguientes elementos integrantes de la conducta autodeterminada: − Aptitudes para realizar elecciones − Aptitudes para tomar decisiones − Aptitudes para resolver problemas − Aptitudes de fijación y logro de objetivos − Aptitudes de autoobservación, autoevaluación y autoesfuerzo − Aptitudes de autoeducación − Aptitudes de liderazgo y defensa propia − Locus interno de control − Atribuciones positivas de eficacia y expectativas de resultados Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Francisco Javier Leturia Arrazola − Autoconsciencia − Autoconocimiento Los derechos de las personas mayores y los operadores motivacionales intrínsecos que regulan los comportamientos: los motivos intrínsecos son aquellos por los que la gente disfruta por sí mismos (p.e. la curiosidad), mientras que los intermedios son los medios para satisfacer los intrínsecos (leer un libro…). (Reiss 2000). Motivos intrínsecos: − Independencia (p.e. deseo de confianza en uno mismo) − Poder (p.e. deseo de influencia, liderazgo o dominancia) − Honor (p.e. deseo de ser leal a los padres, grupo étnico y herencia) − Orden (p.e. deseo de contar con entornos predecibles) − Aceptación (p.e. deseo de estar incluido) − Contacto social (p.e. deseo de interacción) − Tranquilidad (p.e. deseo de estar libre de ansiedad, miedo o dolor) − Curiosidad (p.e. deseo de explorar o aprender) − Ejercicio (p.e. deseo de mover los músculos) − Ahorro (p.e. deseo de acumular) La necesidad de promover la mejor calidad de vida y calidad de atención, así como de garantizar al máximo los derechos de las personas mayores, se consigue implantando un estilo de atención y provisión de cuidados personalizado, profesionalizado y especializado, implicando a la organización y los recursos humanos en las buenas prácticas. La sistematización y normalización de las actividades del proceso de atención orientadas a la consecución de los objetivos de calidad de vida mencionados, y entre ellos aquellos relativos a los derechos etc., a través de la procedimentación se debe complementar con otras estrategias de comunicación y desarrollo de las buenas prácticas en todas las áreas de intervención tal y como se refleja en la siguiente figura: BUENAS PRÁCTICAS Æ Privacidad/ Intimidad ei Pr y PROCESO ADMISIÓN Dignidad Elección Æ Derechos A l im en ta ci ón CUIDADOS PERSONALES Æ Autonomía In gre so so re ng H ig A ie n se e o PRINC IPIOS Y DERECHOS Relación de cuidados Adaptación Integración Participación Æ Integración Habilidades sociales Æ Normalización do ia ar nt lu Vo ATENCIÓN PERSONALIZADA AUTOESTIMA Pa rt ic ip ac ió n BUENAS PRÁCTICAS A Té y u cn da ic s as Familias ÁREA AMBIENTAL Características arquitectónicas Ocio terapeútico Ocio recreativo TIEMPO LIBRE ÁREA COMUNITARIA COMPETENCIA AUTONOMÍA P c o a uta mu s nic de ac ión RELACIONES SOCIALES INTERACCIÓN Confidencialidad Satisfacción Habilidades de comunicación D am ise bi ño en ta l d lu Sa a ic fís ps Sal íq ud ui ca ÁREA DE SALUD Intervención psicosocial ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL Motivación n ió s t os Ge uip Eq Ge Re s tió n cu rso s ÁREA ORGANIZACIÓN Diseño Organizativo 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores 4. Integración de la perspectiva de derechos en el proceso de atención 4.1. Personas residentes y usuarias Siempre debe existir un sistema de garantía y promoción de los derechos que permita implementar el modelo mencionado. El objeto del mismo es describir los sistemas y las actividades que se realizan en el proceso de atención a las personas residentes y usuarias de las unidades / centros gerontológicos y centros de día, bien de titularidad y/o gestionados por determinada institución o entidad, bien sean concertados con los Servicios Sociales Públicos (Administración Pública) o de carácter privado, con el fin de garantizar sus derechos y especialmente en el caso de las personas que sufren deterioro cognitivo. El alcance debe abarcar a todos los centros y servicios de centros gerontológicos y centros de día. La responsabilidad debe ser de la dirección del centro o programa. El sistema de garantía y promoción de los derechos de las personas atendidas se realiza en diferentes niveles, tal y como se recoge en el procedimiento correspondiente: 4.2. Formalización en los centros La formalización en los programas, centros y servicios hace referencia a la inclusión de estos aspectos relativos a los derechos de las personas mayores receptoras de servicios o participantes en los mismos, de sus familiares, personas voluntarias en su caso, y de los trabajadores y trabajadoras, así como todos aquellos aspectos que se desprenden de los mismos en la documentación, en los programas, evaluación, etc., de la empresa, así como la existencia de un contrato que defina claramente las contraprestaciones y en qué condiciones se prestan, los deberes de unos y otros, de un código deontológico de la empresa, etc. en el modelo de atención e intervención y en el sistema de gestión del mismo. Además del propio procedimiento de garantía y promoción de derechos exige la existencia y correcta utilización de un Contrato, un Reglamento, Derechos y deberes, un documento sobre “El papel de las familias en el centro”, un documento de Derechos, encuestas de satisfacción, procedimientos de quejas reclamaciones y sugerencias.... 4.3. Ejecución e implementación La ejecución e implementación exige la inclusión en la planificación estratégica y de gestión, en el cuadro de mando, en la valoración integral, con una adecuada gestión de mejora PDCA, así como la revisión del mismo con la existencia y adecuada implementación de un sistema de autoevaluación, un sistema de evaluación de la calidad externo y otro interno complementarios, un sistema de evaluación de la satisfacción que incorpore ítems relativos a este tema etc. En un sistema de gestión por procesos y mejora continua debiera incluirse tanto en el modelo general de atención e intervención como en el sistema de gestión, en la planificación estratégica y de gestión, en la valoración inicial, en la prestación de servicios y despliegue del modelo así como en la revisión y ajuste de los mismos. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores 4.4. Evaluación de derechos Se evalúa y analiza periódicamente el cumplimiento de los derechos básicos de los residentes utilizando como metodología y herramienta el documento del SIIS “Los Derechos de los Residentes y las especificidades del medio residencial ¿cómo compaginarlos?”. El documento consta de 235 recomendaciones, que contribuyen a que todas las personas interesadas en acercarse a éste enfoque, puedan crear un contexto adecuado para la práctica residencial respetuosa de los derechos mencionados anteriormente. Para hacer más sencillo el estudio y análisis de las recomendaciones, éstas se han organizado en siete secciones: − Los aspectos materiales. − La atención personal. − La forma de vida. − Las relaciones personales dentro de la residencia. − Las relaciones con el exterior. − La organización y el funcionamiento de la residencia. − El trabajo en el medio residencial Vejez; personas mayores; derechos humanos; calidad de vida; residencias; personas mayores dependientes 4.5. Autoevaluación de la calidad asistencial Es importante además de la hetero-evaluación, esto es, ser evaluado externamente, por ejemplo las auditorías de los sistemas de calidad, ISO, EFQM, etc., generar una cultura del auto-evaluación, revisión de los resultados en función de los objetivos planteados y la aplicación de las mejoras que de ello se desprendan. La autoevaluación de la calidad de atención es un elemento fundamental para la implicación de los equipos profesionales en este modelo, la reflexión conjunta sobre ítems determinantes para la calidad asistencial ya mencionados en el capítulo de modelo de atención a través del Sistema de Autoevaluación de Calidad Asistencial (SACA) (Leturia 2006). 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores 4.6. Valoración ambiental en centros gerontológicos Es de utilidad para la aplicación de los modelos ambientales en la práctica diaria de los centros gerontológicos la utilización operativa del instrumento SERA ( Sistema de Evaluación de Residencias de Ancianos) (Fernández Ballesteros et al 1995) para el análisis y valoración de diferentes dimensiones ambientales y el establecimiento de objetivos de intervención, tanto en la planificación estratégica, en la planificación del proceso de atención, en la intervención ambiental, y en su análisis y revisión periódica para el establecimiento de nuevos objetivos. A la hora de hablar de la utilidad y las aplicaciones de la evaluación, debemos comentar que este sistema de evaluación se puede aplicar en diferentes ámbitos y a su vez con diferentes objetivos, como puede ser la descripción del medio ambiental, realizar una comparación entre centros, planificar intervenciones, valorar cambios ambientales, proporcionar información acerca de diferentes temas y facilitar el cambio, proporcionar información a nuevos y nuevas residentes y personal, realizar comparaciones, así como orientar en la planificación de nuevos centros gerontológicos. Permite conocer y cuantificar aspectos o dimensiones tan relevantes como las expectativas de funcionamiento, la tolerancia, la elección organizativa, la intimidad, la cohesión y el conflicto, la independencia, la expresividad, etc., para establecer objetivos de mejora. Resumiendo, el SERA puede constituir un modo de valorar la calidad de servicios residenciales ofrecidos a las personas mayores. Ejemplo: comparativa entre centros en cuanto a la Escala de Clima Social de los Residentes (SERA) COMPARATIVA CS RESIDENTES 2007 100% Relación ent r e r esident es y per sonal 90,91% 100,00% 90,00% 73,33% 80,00% 63,64% 100% 70,00% Con los amigos 90% 86,67% 93,33% erí st icas f í sicas y arquit ect ónicas de la r esidencia Caract 90,91% 60,00% 81,82% 50,00% 40,00% 36,36% 30,00% 20,00% 10,00% 0,00% 72,73% 72,73% 72,73% 86,67% 90% Organización y f uncionamient o de la residencia 100% 90% Con la f 93,33% amilia 54,55% 66,67% 72,73% 81,82% 90,91% Residencia globalment e 93,33% 100% CENTRO 1 CENTRO 2 Relación con ot ros r esident es 100% CENTRO 3 CENTRO 4 CENTRO 5 4.7. Garantía de seguridad y prevención y gestión de riesgos en la atención La seguridad es un derecho más en la atención. La garantía de prestación de la atención con el máximo control y minimización de los riesgos es uno de los principios de calidad asistencial. En este modelo es fundamental la prevención de riesgos que se generan en la atención con el objeto de eliminarlos o minimizarlos, adoptando las mejoras Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores necesarias sobre los factores que les dan cobertura y controlarlos para garantizar la máxima seguridad en la prestación de los servicios y mejorar su calidad de vida. Es importante la existencia de un Procedimiento de prevención de riesgos en la atención. Porque seguridad no es igual a ausencia de riesgo, la máxima seguridad del/de la persona se consigue por un conocimiento adecuado de los riesgos, la eliminación de los innecesarios, y la prevención de aquellos que hay que asumir de forma inevitable. Con el objeto de prevenir, controlar y gestionar los riesgos en la atención a las personas éstos se pueden distribuir en 4 apartados o grupos: a) Riesgos derivados de la necesidad de compaginar la promoción de la autonomía y los derechos de la persona con la protección y la seguridad de las mismas. (Ej. Relación entre riesgo de caídas e inmovilización) b) Riesgos derivados de las actividades de atención e intervención que deben ser prevenidos, controlados y gestionados en la medida de lo posible. (Ej. Efectos adversos de medicamentos; alimentación/atragantamiento) c) Riesgos derivados de actividades no directamente relacionadas con la atención directa (Ej. atropello por un vehículo de transporte o limpieza) d) Riesgos derivados del entorno y ambientes. (Ej. caída por barrera arquitectónica, emergencias...). 4.8. Los derechos de las familias, personas voluntarias, y personas trabajadoras Un Procedimiento de participación de residentes y familiares permite definir y estructurar el papel de las familias en los centros y programas para personas mayores es determinante desde este modelo (Leturia 2007). El objeto de este procedimiento es describir la composición y funcionamiento de la comisión de participación de residentes y familias. La participación de las personas residentes y de las familias en la vida del centro, como clientes y sujetos principales de la vida de los centros, es uno de los principios fundamentales de los centros y por tanto un objetivo que debemos conseguir entre todos y todas potenciando la relación residente/usuario/a- familias- profesionales-voluntarios/as- institución 4.9. Derechos de las personas profesionales Las personas profesionales de los servicios sociales, además de los derechos reconocidos constitucional y legalmente y de aquéllos que les reconocen la normativa laboral y la legislación aplicable en función de su profesión (Decreto 64/2004), y sin perjuicio de su aplicación e interpretación de conformidad con el ordenamiento jurídico y la jurisprudencia, tendrán los siguientes derechos 5. La voz de las personas mayores, sus familias y los profesionales Para conocer la opinión, la voz de las personas mayores y sus familias hemos trabajado y contado para este trabajo con la opinión de: Personas mayores autónomas Personas mayores dependientes Familiares de personas mayores con deterioro cognitivo Profesionales expertos de Matia y otras entidades de atención Profesionales de otras instituciones Seminario sobre derechos y prevención del trato inadecuado 14 75 personas de las Escuelas de la Experiencia y Asociaciones de Jubilados 78 personas, de las cuales el 70% están en residencias y el 30% en centros de día 16 familiares 19 profesionales 3 profesionales 34 profesionales de 19 instituciones, entidades y asociaciones Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Es importante interpelar a las personas sobre sus derechos, sobre la atención, etc. para por una parte, obtener información para, la planificación y mejora, pero a la vez, para lograr focalizar su interés en estos aspectos y hacerles más capaces de defender y ejercer sus derechos. Se ha utilizado un guión de entrevista individual y grupal que se puede utilizar con contenidos orientados al derecho al conocimiento y defensa de sus derechos, derecho a la dignidad, derecho a la independencia, derecho a la participación y derecho a la realización personal organizados de manera coherente y diferenciados para las personas mayores autónomas, personas mayores dependientes, familiares de personas mayores con deterioro cognitivo y profesionales. Las entrevistas dirigidas a personas mayores en situación de dependencia y a familiares, están basadas en el documento del SIIS, “Los derechos de los residentes y las especificidades del medio residencial. ¿Cómo compaginarlos?”, y las preguntas (32 dirigidas a mayores en situación de dependencia y 30 a familiares) son relativas al derecho al conocimiento y defensa de sus derechos, al derecho a la dignidad, a la independencia, a la libertad de elección y al derecho a la satisfacción. 5.1. Las personas mayores autónomas Para este trabajo, se ha entrevistado a 75 personas mayores autónomas y residentes en el Territorio Histórico de Gipuzkoa. Todas ellas son participantes de diferentes proyectos de participación social dirigidos a personas mayores como son: Escuelas de la Experiencia, talleres para la participación social dirigidos a este colectivo de edad y centros sociales de Gipuzkoa. En general las personas mayores autónomas consultadas, con un perfil de mujeres mayores (89%), jóvenes (70% entre 60 y 79 años), casadas (58%) y participativas fundamentalmente, manifiestan un desconocimiento de sus “derechos” como tales, y una parte importante de las mismas incluso desconocen cómo informarse o a dónde dirigirse para conocerlos o informarse sobre los mismos. Una mayoría de ellas considera que las personas mayores no son tratadas con respeto, con diferentes atribuciones de esta situación relativas a la escasa educación existente actualmente, el cambio de valores, la insuficiencia en el estatus económico de los mayores con bajas pensiones, etc., y sienten que existe discriminación por la edad. No se sienten identificadas con la imagen que los medios de comunicación ofrecen de las personas mayores porque la consideran negativa y muy centrada en la dependencia y el deterioro. En cuanto al acceso a los servicios, la mayoría considera que no tienen dificultad para acceder a los mismos, pero difieren en cuanto a cada tipo de ellos. Así, la mayor accesibilidad se manifiesta en relación a los servicios sanitarios, luego a los sociales, y la menor a los culturales. En cuanto a la participación, aun siendo la mayoría de ellas participantes en programas formativos y en hogares de jubilados, manifiestan no participar en asociaciones relativas a voluntariado o servicios a la comunidad. No obstante, es de señalar un grupo relevante que afirma que estaría interesado en colaborar en estas actividades. En cuanto al conocimiento de las mismas, el 80% desearía tener más información. En general, aun cuando la mayoría de las mujeres no han trabajado por cuenta ajena, las que sí lo han hecho, manifiestan no haber tenido un proceso gradual de jubilación. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores 5.2. Las personas mayores en situación de dependencia Se han realizado entrevistas individuales a 78 personas mayores dependientes, de las cuales el 70% son residentes en Centros Gerontológicos y el 30% usuarias de Centros de Día. El 68% de las personas entrevistadas han sido mujeres y el 32% hombres. Todas ellas mantienen sus funciones cognitivas intactas con un MEC, superior a 24. Las entrevistas han sido realizadas por una psicóloga ajena al centro, para disminuir el efecto de deseabilidad y/o cautividad en la opinión, y todas se han realizado de manera individual, bien en el Centro de Día o Centro Gerontológico, en un ambiente de intimidad, respeto y total confidencialidad. Las personas mayores en situación de dependencia consultadas, mujeres más mayores (10% entre 60-70 años, 63 % entre 75-95años), viudas (42%), casadas (28%) o solteras (21%) en residencias (70%) y domicilio con asistencia a centro de día (29%), manifiestan en un 66% no conocer sus derechos y la práctica totalidad (95%) manifiesta no haber recibido ningún documento al ingreso en el que se le explicara sus derechos, aun cuando algunos (6%) afirman no recordarlo y el 27% que tal vez se lo dieran al familiar. Solamente el 50% conoce el derecho a designar una persona que defienda sus derechos e intereses si él o ella no puede hacerlo por sí misma en un futuro, lo que puede tener que ver con que la mayoría considera este hecho una responsabilidad y obligación de la familia más que un derecho propio. En relación a la posibilidad de presentar quejas o reclamaciones, solamente el 44% afirma haber sido informado/a en relación al mismo y saber dónde hacerlo. Sobre la información que reciben sobre aspectos que afecten a su persona como tratamientos, etc. el 66% considera que reciben adecuada información pero un importante 35% no opina así. La opinión sobre si las personas mayores son discriminadas por la edad se reparte al 50% con interesantes atribuciones causales relativas al desconocimiento que la gente tiene de las personas mayores o la discapacidad o dependencia. En general están satisfechos con el trato (90%) y sienten que los cuidadores y cuidadoras respetan sus ritmos a la hora de realizar las actividades de la vida diaria, etc. (96%), pero un importante 10% no se siente tratado correctamente, esto es con respeto, amabilidad, comprensión y educación, un importante 6% se siente tratado como un niño/a, o un 20% opina que hay prácticas que no le dejan actuar o pensar de forma autónoma. Si bien un 52% de las personas consultadas opina que el centro tiene en cuenta su opinión sobre las propuestas de organización y funcionamiento que afectan al estilo de vida, el resto no lo ve así. Mientras que un 92% de las personas consultadas que viven en residencias cree que pueden utilizar su habitación con total libertad, solamente creen que pueden contar con llave de su habitación un 72%, o pueden estar solos/as cuando lo desean en un 84% de casos, o un 25% cree que a veces entran en su habitación sin llamar. El 92% cree que se respeta su privacidad en el aseo y servicio y al vestirse, mientras que solamente el 89% afirma poder elegir la ropa que se va a poner. El 86% escoge las actividades que realiza a lo largo del día, el 100% cree que se respetan sus creencias religiosas y políticas, el 96% elige el lugar en el que estar en cada momento y el 94% se siente en el derecho a pedir lo que necesita cuando lo necesita y en cada momento. El 69% cree que las actividades son variadas, suficientes e interesantes, mientras que el resto piensa que son insuficientes o poco interesantes y el 92% cree que sí se les ofrece actividades fuera del centro. 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores 5.3. La voz de las familias Para la realización de esta entrevista se pidió la colaboración de 50 familiares de personas con deterioro cognitivo y residentes en centros gerontológicos y usuarios de centros de día. De estas 50, se consiguió la colaboración de 16 personas, de las cuales presentamos los resultados obtenidos. Todos ellos tienen un familiar, persona mayor dependiente, que es usuario de un centro de día o centro gerontológico. Los familiares consultados, 16 familiares de usuarios de centro de día (45%) o residentes de centros gerontológicos (55%), de personas mayores con deterioro cognitivo, 81% hijos, 13% hermanos, y una esposa, principalmente mujeres(75%) afirman conocer los derechos de su familiar (75%), entre los que mencionan el libre acceso a los servicios, la no discriminación, la confidencialidad, dignidad, respeto a las decisiones y creencias, la libertad de decisión y el respeto y el buen trato. El 50% afirma haber recibido algún documento explicativo de los derechos y el 75% el de la normativa y reglamento interno (que incluye realmente los derechos y deberes). Cuando se les presenta un listado con los derechos los reconocen como propios en unos porcentajes entre el 30-43%.El 94% piensa que se respetan los derechos aun cuando una persona afirma que puede haber “pequeños fallos sin importancia “relacionados con la ratio de personal”. El 87% piensa que no hay barreras ni dificultades para el real ejercicio de estos derechos, una tercera parte conoce la posibilidad de la tutela y curatela, y la mitad las voluntades anticipadas, el 68% sabe dónde presentar las quejas, reclamaciones y sugerencias, y el 100% afirma que se dirigiría a la DTS. A la pregunta sobre qué significa para ellos el maltrato incluyen en sus respuestas: “la falta de atención de alguna necesidad, la falta de respeto, no tener en cuenta su dignidad, malas contestaciones, daño moral o psicológico, daño físico...” La misma proporción piensa que en los centros se les trata con respeto (pero hay dos personas que afirman que “algunas actitudes de algunas profesionales dejan que desear” y una persona cree que se le trata como a un “niño” pero lo justifica como algo propio e inevitable por el deterioro cognitivo), se respetan sus ritmos y nadie piensa que se les haya tratado inadecuadamente. SE RESPETAN ESOS DERECHOS EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE 6 % SÍ % NO 94 Nadie piensa que haya prácticas que no dejen a su familiar actuar o pensar de forma autónoma y todas menos una piensan que se cuenta con su opinión y propuestas y que se les pide permiso para cualquier toma de decisiones que pueda afectar a su familiar. Existe un mejor conocimiento en los familiares de residentes que en los usuarios de centros de día respecto a los órganos de participación, como comisiones de Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 17 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores familiares, etc. Un 80% considera que el familiar tiene total libertad para utilizar la habitación, un 87% cree que las cuidadoras no entran sin llamar, el 81% que se garantiza la privacidad en las actividades de la vida diaria, aseo, vestido, servicio. El 81% dice que tanto ellos como los familiares participan en las actividades, el 75% que se respeta sus creencias, el 93% que tienen derecho a pedir lo que necesiten en cada momento, el 87% considera interesantes las actividades y sólo una persona cree que estas actividades no están dirigidas a su familiar y que los fines de semana no hay actividades suficientes. 5.4. La voz de los profesionales Para conocer la voz de los profesionales se han discutido en diferentes grupos de trabajo las siguientes cuestiones en lo que pretende ser un modelo de implantación de un espacio de reflexión sobre este tema en los centros, servicios y programas, de manera que los participantes puedan trasladar estas cuestiones a la reflexión interna de sus equipos: 1. ¿Los derechos de las personas mayores, su garantía y promoción es un aspecto determinante de la calidad de vida y de la calidad de atención en el ámbito y/o centro donde trabajas? 2. ¿Se hace lo suficiente en cuanto a enfoque, formalización, implantación y despliegue y en revisión de lo realizado? 3. ¿Crees que en relación a la prevención del trato inadecuado se hace lo suficiente en los mismos niveles que se han mencionado anteriormente? 4. ¿En qué casos, programas, recursos, te parece que es más urgente trabajar estos temas? 5. ¿Crees que las personas mayores son conscientes de sus derechos y capaces de defender y exigir los mismos 6. ¿Cuáles son los derechos más importantes a promover y garantizar y cómo lo harías? 7. ¿Crees necesario crear algunos programas, servicios, etc. para este fin? 8. ¿Crees que evaluar los derechos, integrar objetivos para su promoción en todo el proceso de atención, es un paso importante para poder desarrollar una cultura en todo el equipo con que trabajas en estos aspectos? 9. ¿Crees que actualmente se trabaja bien y es suficiente lo que se hace? En caso contrario ¿qué podríamos hacer? 10. ¿Qué se podría hacer desde la atención sanitaria? 11. ¿Qué se podría hacer en la atención social 12. ¿En las residencias? 13. ¿Crees que se dan casos de trato inadecuado en tu centro, recurso o programa? 14. ¿Cuáles y/o de qué tipo? 15. ¿Crees que la administración debiera actuar como ahora en relación a los mismos o ser más exigente y rotunda en sus actuaciones? ¿Sólo en casos graves o en todos? 16. ¿Conoces las herramientas de derechos y calidad de vida que se están utilizando en los centros? 17. ¿Crees que podríamos hacer algo más? Señálalo con total libertad. En general, la percepción es muy crítica en relación a la garantía de los derechos de las personas mayores dependientes. Se percibe que los mayores jóvenes sí son conscientes y hacen valer su estatus y mejores condiciones de vida (salud, cultura, educación, relaciones, condiciones económicas…), pero los muy mayores y dependientes, especialmente cuando se dan ambas condiciones, están muy 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores desprotegidos socialmente (tanto económicamente, como por ejemplo pensiones de viudedad, como en cuanto a servicios…). Se considera que existe un desconocimiento importante de los derechos existentes por parte de estas personas y de sus familias, y un problema importante de accesibilidad a los recursos y a ejercer los derechos. Y que es urgente un análisis real de las situaciones de dependencia y desprotección (en todos los sentidos), una mejora en la información de estos derechos, un sistema de apoyo a la accesibilidad a los recursos y al ejercicio de los derechos a través de servicios específicos con este fin (servicios de apoyo, intermediación, información, etc. refuerzo de los servicios sociales de base…), a ser posible integrados (aunque luego sean especiales para mayores). La complejización de los perfiles de la dependencia y los cambios en el apoyo social sugieren la conveniencia de crear servicios de mediación familiar o adaptar los existentes a las necesidades de este colectivo. Como criterio general, se estima que se debe evitar crear nuevos servicios y programas específicos para las personas mayores y se debieran integrar en servicios generales (con especialización interna en las particularidades de las personas mayores). Se percibe un riesgo en la prestación económica de la Ley de promoción de la autonomía personal y prevención de la Dependencia, por cuanto no tiene carácter finalista para el cuidado de la persona dependiente y en su calidad de atención y calidad de vida, lo que puede reforzar situaciones ya existentes, tanto para bien como para mal: quienes atienden mal lo seguirán haciendo y no dejarán de hacerlo para seguir recibiendo la prestación. Se percibe como urgente establecer mecanismos de detección de problemas no solo de gravedad sino también de inadecuación leve y moderada, para establecer mecanismos de corrección. Igualmente surge la urgencia de coordinación de servicios, sociales, sanitarios…, de concienciar a las instituciones y organismos públicos de la gravedad del problema y a los profesionales para establecer protocolos concretos de actuación (a ser posible similares e integrados a los existentes para menores y género, violencia doméstica…). En el caso de la atención sanitaria, es urgente desarrollar sistemas y/o servicios de geriatría , de media y larga estancia, mecanismos de gestión de casos, atención en ayuda especializada, planificar programas y sistemas que permitan una mejor gestión de casos y su coordinación, evitando ingresos y derivaciones innecesarias, plurifarmacia… En el caso de residencias y centros de carácter social, es urgente establecer protocolos y procedimientos relativos a la prevención del trato inadecuado, una política de inspección más estricta con una práctica sancionadora más clara y menos tímida desde la Administración, la cualificación y formación de los profesionales y el reconocimiento estricto de los derechos de los usuarios y clientes ( incluidas las familias), la inclusión de estos aspectos en los sistemas de evaluación, registro, atención, etc. Y la inclusión clara y decidida de las familias y los voluntarios y la comunidad en los centros, frente a la impermeabilidad y cerrazón actual de muchos centros donde no sabemos qué pasa, y la creación real de órganos de participación, fiscalizadores en el buen sentido de la palabra evaluaciones obligatorias internas (autoevaluación) y externas reales y serias. 5.4.1. Seminario para la promoción de los derechos de las personas mayores y sus cuidadores y prevención del trato inadecuado Ante la problemática situación actual en relación con la promoción y garantía de los derechos de las personas mayores discapacitadas y dependientes, y Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 19 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores específicamente las que sufren demencia, así como la de sus cuidadores y la necesidad de promover un análisis permanente de los mismos y de medidas de promoción de una mejor garantía de los mismos, y desde la experiencia de Matia Fundazioa y Fundación Hurkoa en la atención y protección a estas personas, se planteó la creación de un seminario permanente sobre “Los derechos de las personas mayores y sus cuidadores/as y la prevención del trato inadecuado” Este seminario es un grupo de trabajo permanente liderado por Ingema y Fundación Hurkoa, y constituido por diferentes profesionales del entorno social e institucional que desarrollan su labor profesional en el área de mayores en diferentes ámbitos (sanitario, social e institucional). Los principales objetivos de este seminario son: − Conocer la situación real de los derechos de las personas mayores dependientes con demencia y de sus familiares cuidadores cuando viven en su domicilio y en centros gerontológicos. − Comprobar que el ejercicio práctico de aquellos derechos que consideremos prioritarios y básicos en una correcta atención básica de carácter social y sanitario se cumplen. − Implementar medidas para su promoción. − Promocionar su mantenimiento en la satisfacción de los mismos. − Difundir el conocimiento adquirido al resto de instituciones, empresas y otras entidades dedicada al ámbito de la tercera edad. Son 34 los profesionales de la Comunidad Autónoma Vasca, que participan en el seminario, implicados en esta iniciativa de manera personal y que proceden de entidades como: Ararteko, Diputación Foral de Gipuzkoa, Ayuntamiento de Donostia–San Sebastián, Ayto. Vitoria–Gasteiz, Afagi, Aspaldiko, Ayto. Bilbao, Ayto. Irún, Diputación Foral de Álava, Diputación Foral de Bizkaia, Gobierno Vasco – Sanidad, Hospital Donostia, Fundación Hurkoa, Kutxazabal, Residencia de Getxo, Matia Fundazioa e Ingema, y voluntarios de Nagusilan y Gueske. El enfoque de trabajo de este seminario es interdisciplinario. En base a ello, el grupo se divide en otros cuatro grupos, donde se trabajan aspectos relacionados con los derechos de las personas mayores, las barreras para su real ejercicio, y el trato inadecuado en el ámbito sanitario, social y domiciliario. La experiencia del seminario nos lleva a la necesidad de una reflexión conjunta transversal, interinstitucional, liderada por la iniciativa social, entre los diferentes ámbitos, social, sanitario, implicando a medios de comunicación, judicatura, educación, etc. Además, observamos y vemos la urgencia en poner en marcha los mecanismos necesarios para cubrir las siguientes necesidades: − Las instituciones competentes deben ser las encargadas de liderar la promoción de los derechos y la prevención del trato inadecuado, tanto a las personas mayores como a sus cuidadores/as. − Definir un modelo de buenas prácticas y detectar las barreras para su materialización. − Elaborar una planificación estratégica para intervenir sobre este problema tanto en el ámbito asistencial, como en el ámbito doméstico. − Definir un sistema de prevención, detección, protocolización, tratamiento, información y sensibilización, y formación de profesionales. − Creación de herramientas validadas para la detección del maltrato aplicable en todos los niveles asistenciales, aplicables también al cuidador/a. − Adaptar los centros residenciales y sanitarios a las nuevas necesidades planteadas por las demencias, deterioro cognitivo, etc. 20 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores − Mejorar la coordinación en todas estas fases de actuación. − Crear un dispositivo, o especializar uno existente, que apoye al conjunto de profesionales en los diferentes niveles asistenciales. − Considerar las particularidades existentes en las situaciones de riesgo en las relaciones de cuidado, por una falta de soportes formales suficientes. − Implicar a los medios de comunicación para evitar imágenes sesgadas de las personas mayores, etc. 6. Conclusiones Tal y como se recoge en el análisis de las aportaciones realizadas por las personas mayores y sus familias, éstas manifiestan una considerable satisfacción respecto a este tema aun cuando aparecen una serie de críticas, situaciones no resueltas, etc. sobre las que tenemos que incidir más. Seguramente esta manera de apreciar el tema es bastante real pues, en general, la situación no es problemática para la mayoría de las personas, pero es suficiente que se perciba el edadismo, la falta de respeto o consideración, y aquellos casos que manifiestan problemas concretos para alarmarnos y considerar la justificación de este trabajo. En general, en el caso de los/las profesionales es importante considerar que la percepción es muy crítica en relación a la garantía de los derechos de las personas mayores dependientes. Se percibe que los mayores jóvenes si son conscientes y hacen valer su estatus y mejores condiciones de vida (salud, cultura, educación, relaciones, condiciones económicas…), pero los muy mayores y dependientes, especialmente cuando se dan ambas condiciones, están muy desprotegidos socialmente (tanto económicamente, pensiones de viudedad, como en cuanto a servicios…). Se considera que existe un desconocimiento importante de los derechos existentes por parte de estas personas y de sus familias, y un problema importante de accesibilidad a los recursos y a ejercer los derechos. Y que es urgente un análisis real de las situaciones de dependencia y desprotección (en todos los sentidos), una mejora en la información de estos derechos, un sistema de apoyo a la accesibilidad a los recursos y al ejercicio de los derechos a través de servicios específicos con este fin (por ejemplo servicios de apoyo, intermediación, información, etc. refuerzo de los servicios sociales de base), a ser posible integrados (aunque luego sean especiales para mayores). La complejización de los perfiles de la dependencia y los cambios en el apoyo social sugieren la conveniencia de crear servicios de mediación familiar o adaptar los existentes a las necesidades de este colectivo. Como criterio general, se estima que se debe evitar crear nuevos servicios y programas específicos para las personas mayores y se debieran integrar en servicios generales (con especialización interna en las particularidades de las personas mayores). Se percibe un riesgo en la prestación económica de la Ley de promoción de la autonomía personal y atención a la dependencia (LAPAD 2006) por cuanto no tiene carácter finalista para el cuidado de la persona dependiente y en su calidad de atención y calidad de vida, lo que puede reforzar situaciones ya existentes tanto para bien como para mal: quienes atienden mal lo seguirán haciendo y no dejarán de hacerlo para seguir recibiendo la prestación. Es urgente establecer mecanismos de formación, apoyo, etc. Se percibe como urgente establecer mecanismos de detección de problemas no sólo de gravedad sino también de inadecuación leve y moderada, para establecer mecanismos de corrección. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 21 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Igualmente surge la urgencia de coordinación de servicios sociales, sanitarios..., de concienciar a las instituciones y organismos públicos de la gravedad del problema y a los/las profesionales para establecer protocolos concretos de actuación (a ser posible similares e integrados a los existentes para menores y género, violencia doméstica…) En el caso de atención sanitaria, es urgente desarrollar sistemas y/o servicios de geriatría , media y larga estancia, mecanismos de gestión de casos, atención en ayuda especializada, planificar programas y sistemas que permitan una mejor gestión de casos y su coordinación, evitando ingresos y derivaciones innecesarias, plurifarmacia… y especialmente la discriminación por edad. En el caso de residencias y centros de carácter social, se manifiesta la urgencia de establecer protocolos y procedimientos relativos a la prevención del trato inadecuado, una política de inspección más estricta con una práctica sancionadora más clara y menos tímida desde la Administración, la cualificación y formación de los/las profesionales y el reconocimiento estricto de los derechos de las personas usuarias y clientes (incluidas las familias), la inclusión de estos aspectos en los sistemas de evaluación, registro, atención, etc. Y la inclusión clara y decidida de las familias y las personas voluntarias y la comunidad en los centros, frente a la impermeabilidad y cerrazón actual de muchos centros donde no sabemos qué pasa, y la creación real de órganos de participación, fiscalizadores en el buen sentido de la palabra, evaluaciones obligatorias internas (auto evaluación) y externas reales y serias. La calidad asistencial de los servicios de atención a las personas mayores es un reto urgente que no puede seguir siendo ocultado primando el incremento de coberturas o el establecimiento de requisitos de tipo estructural relativos al continente (estructura, arquitectura, equipamiento...) cuando las prácticas internas, la atención, las condiciones y preparación del personal, los derechos, etc. son lo realmente esencial para la calidad de vida de las personas que atendemos. Sería urgente lograr una clara definición consensuada entre todos los agentes de lo que debe ser el “trato adecuado” en cada programa, servicio, centros, así como en medios de comunicación, en otras políticas y servicios, qué desviaciones del mismo se pueden dar, cuáles son y en qué medida asumibles o no, y especialmente las consecuencias de las mismas. A partir de esta definición del trato adecuado se deben establecer estándares e indicadores no sólo de estructura y proceso, como habitualmente se está haciendo, sino sobre todo de resultados. Se deben primar las buenas prácticas, estableciendo de mecanismos para compartirlas y difundiéndolas para su aprovechamiento. Sería conveniente generar una estrategia transversal en la que las diferentes políticas y sistemas, tanto el de servicios sociales como el sanitario, educativo, ordenación urbana, movilidad, empleo etc. reflejen adecuadamente el peso de este 20% de la población y recojan adecuadamente de manera normalizada la respuesta a sus necesidades desde cada ámbito competencial. Como también se ha comentado anteriormente, se debería generar una política de empoderamiento de las personas mayores y sus famitas dándoles capacidad para interactuar con la administración, con la sociedad, con los agentes sociales, especialmente en el caso de las situaciones de discapacidad y dependencia. Entendemos que, más allá de las revisiones sobre los derechos o los malos tratos, el modelo de atención y las técnicas, instrumentos... utilizados y presentados en este documento pueden ser una guía para todos los que quieran profundizar en la implantación de este modelo y realizar acciones tanto en la promoción de los derechos y una atención de garantía de seguridad, como en la prevención y adecuada gestión del trato inadecuado. 22 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Francisco Javier Leturia Arrazola Los derechos de las personas mayores Todos los instrumentos y cuestionarios aquí descritos se encuentran disponibles en el propio libro que como se ha comentado está disponible en: http://www.ararteko.net/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/2_1577_3.pdf Bibliografía Bazo, M.T., 2001. Negligencia y malos tratos a personas mayores en España. Revista Española de Geriatría y Gerontología. 36 (1), 8-14. Bradley, V.J., 1994. Evolution of a new service paradigm. En: V.J. 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Abstract This work analyzes whether the solutions made by Civil Law in the protection of the elderly are best suited for protecting the elderly in different stage of old age and noted the human rights involved in this situation and how it should be update the regulation of the situation of the elderly and the institutions that the refuge from a standpoint of human rights. Key words Legal Protection; Elderly; Human Rights Resumen Este trabajo analiza si las soluciones dadas por el Derecho Civil en la protección de los ancianos son las más idóneas para amparar al anciano en las diferentes etapas de su vejez y señalar los derechos humanos implicados en esta situación y cómo habría que actualizar la regulación de la situación de los ancianos y de las instituciones que los amparan desde una óptica de derechos humanos. Palabras clave Protección jurídica; Ancianos; Derechos humanos ∗ Prof. Dr. Javier García Medina. Departamento de Derecho Penal e Historia y Teoría del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid. Director del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Valladolid, [email protected] ∗ Prof. Dra. Cristina Guilarte Martín-Calero. Departamento de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid, Coordinadora del Grupo de Investigación Reconocido de la Universidad de Valladolid La protección jurídica de la familia, [email protected] * Este trabajo se inserta en el proyecto “Propuestas de reforma del Derecho de familia español” (Ref: DER2009-09159) que realiza el Grupo de Investigación Reconocido (GIR) denominado Protección 1 Jurídica de la Familia de la Universidad de Valladolid. Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax (+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad Índice 1. Introducción ............................................................................................ 3 2. El principio de autonomía........................................................................... 3 3. Ancianidad y capacidad de obrar ................................................................. 5 3.1. La incapacitación como mecanismo de protección .................................. 5 3.2. El órgano de guarda determinado en la sentencia de incapacitación.......... 6 3.3. Mandatos preventivos o de protección.................................................. 7 3.4. El desamparo de los ancianos ............................................................. 7 4. El criterio de la avanzada edad ................................................................... 7 5. Un análisis de las categorías en juego.......................................................... 8 6. Conclusiones.......................................................................................... 14 Bibliografía ................................................................................................ 14 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad 1. Introducción La condición de la vejez sitúa a los individuos en situaciones de ver disminuidas sus capacidades físicas y mentales, piénsese en las diferentes enfermedades vinculadas a la demencia senil, o en la pérdida de la conciencia de la realidad que provocan muchas dolencias degenerativas que van progresivamente deteriorando especialmente la autonomía e independencia de los ancianos. En estos casos, la respuesta jurídica suele tender a sustituir la voluntad del anciano por la de otro individuo que actúa en su lugar y en su interés. Es evidente que las situaciones que se plantean en cada caso son diferentes porque, por ejemplo, las enfermedades tienen diversos estadios en cada uno de los cuales las condiciones físicas y psíquicas del anciano son diferentes de modo que lo que debemos preguntarnos es si las soluciones dadas por el Derecho Civil en este sentido son las más idóneas para proteger al anciano en las diferentes etapas de su vejez, o si por el contrario son demasiado estáticas y encorsetadas y más que proteger empeoran la situación del anciano provocando más indefensión de que la que se trata de evitar. Asimismo, este trabajo tendría por objeto señalar los derechos fundamentales implicados en esta situación y cómo habría que actualizar la regulación de la situación de los ancianos y de las instituciones que los amparan desde una óptica de derechos humanos/fundamentales 1 . Una primera aproximación a este tema pone de manifiesto la heterogeneidad de un término aparentemente unívoco. Porque cuándo hablamos de ancianos a quiénes nos estamos refiriendo. Si fijamos el punto de partida de la condición de anciano en la edad de jubilación (entre los 65 y 70 años), momento en que se abandona la vida laboral activa, entonces el escenario de situaciones posibles vinculadas a la condición de anciano son innumerables ya que sólo pensar en la franja de edad de los 70 a los 85 o más, y con una esperanza media de vida superior a los 76 años en los hombres y de 80 años en las mujeres en el ámbito occidental, se abre un abanico enorme de situaciones posibles que, por sus variables a considerar, requiere de una reflexión profunda, dado que la población española en particular y europea en general sufre un proceso de envejecimiento que supone a su vez la generación de interrogantes no sólo sobre la situación de los ancianos sino también sobre la estructura política y también económica más adecuada para dar respuesta a una franja de población cada vez más numerosa. Téngase en cuenta también que la senectud es un proceso en el que las capacidades físicas y mentales van mermando progresivamente y que la longevidad alcanzada en los tiempos actuales provoca la aparición de enfermedades degenerativas especialmente invalidantes que exigen cuidados muy especializados. En este contexto son muchos los interrogantes que surgen para el derecho civil y para las garantías de los derechos humanos y fundamentales. Buena parte de los derechos que aquí se consideran tienen en la autonomía personal su núcleo esencial 2 . 2. El principio de autonomía Para el ordenamiento jurídico civil la persona lo es desde su nacimiento hasta el momento de la muerte, de manera que toda persona por el mero hecho de nacer 1 La importancia de la reflexión sobre la autonomía y sus efectos sobre los derechos de los ancianos se aprecia al atender a la Exposición de Motivos de la LEY 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia en la que se señala “1. La atención a las personas en situación de dependencia y la promoción de su autonomía personal constituye uno de los principales retos de la política social de los países desarrollados. El reto no es otro que atender las necesidades de aquellas personas que, por encontrarse en situación de especial vulnerabilidad, requieren apoyos para desarrollar las actividades esenciales de la vida diaria, alcanzar una mayor autonomía personal y poder ejercer plenamente sus derechos de ciudadanía” 2 Piénsese en los denominados derechos individuales e incluso en los derechos económicos y sociales. Si bien es cierto que jerarquizarlos es muy problemático, lo que es indiscutible es que el disfrute de todos ellos de una u otra manera conforman la idea de la dignidad de cualquier sujeto. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad tiene capacidad jurídica, entendida como aptitud para ser titular de derechos y obligaciones, y así hasta el momento de su muerte (artículo 29 y 32 del Código civil). La capacidad jurídica es atributo o cualidad esencial de la persona, un reflejo de su dignidad (Díez Picazo, Gullón 2005, p. 214). Un hecho natural determina la personalidad (nacimiento) y sólo un hecho natural (la muerte) provoca su extinción; así todas las personas tienen la misma capacidad jurídica pero no la misma capacidad de obrar, entendida como aptitud para ejercitar válida y eficazmente los derechos. Esta desigualdad de trato encuentra su justificación en la falta de capacidad natural de conocer y querer, capacidad natural que se alcanza de forma gradual a lo largo de los primeros años de vida en los que se conforman la inteligencia y la voluntad y que se presume adquirida al llegar a la mayor edad, criterio objetivo que elige el legislador para fijar el momento a partir del cual la persona es capaz para todos los actos de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en casos especiales en este Código (artículo 322 Cc). La edad, por tanto, es una circunstancia que afecta a la capacidad de obrar de la persona y permite distinguir dos situaciones: la mayor edad y la menor edad; junto a aquélla, aparece otra circunstancia que, basada asimismo en la falta de capacidad natural y en la protección de quien la padece, afecta a la capacidad: la existencia de enfermedad o deficiencia física o psíquica de carácter persistente que impide a la persona gobernarse por si misma (artículo 200 Cc). Así pues, el ordenamiento jurídico civil reconoce la existencia de dos circunstancias que limitan la capacidad de obrar de las personas: la edad y la enfermedad que afecta al autogobierno de forma persistente. En ambos casos, la tuición de las personas que se encuentran en tales situaciones se canaliza a través de instituciones de guarda y protección que presentan importantes paralelismos y que incluso pueden ser coincidentes (patria potestad normal, prorrogada o rehabilitada, tutela y curatela). Parece, pues, evidente que si se traslada este esquema general a la situación de las personas de edad avanzada, debe concluirse que, alcanzada la mayor edad, rige para ellos, como para todos, la presunción de plena capacidad que se corresponde con el principio constitucional del libre desarrollo de la personalidad y que sólo podrá dejarse sin efecto en virtud de sentencia judicial (artículo 199 Cc). Cuestión distinta sería plantear la necesidad o la conveniencia de introducir en el Ordenamiento Jurídico algún tipo de prevención o cautela que atienda a la edad de las personas como indicador de una posible merma de la capacidad de entender y querer y, por ende, de la capacidad de obrar. El ejercicio de la libertad en términos de autonomía significa que el ser humano actúa guiado por su razón, por tanto, su razón debe ser capaz de elegir entre un bien inmediato y fugaz y un bien mediato y duradero. Para elegir entre esos diferentes tipos de bienes, la razón debe poder conocerlos, los bienes inmediatos pueden ser percibidos por los sentidos, los bienes mediatos por la capacidad de la razón para establecer conexiones entre medios y fines de forma general. Cuando un individuo toma una decisión suele moverse atendiendo a las alternativas existentes, a su sistema de preferencias y a los motivos para su decisión. Parece lógico pensar que una buena decisión es aquella mutua y recíprocamente desinteresada, lo más racional posible y adaptada a las preferencias que permiten elegir la alternativa más convincente por motivos que incumben a cada sujeto (Rawls 1971). Vistas así las cosas y aunque lo inmediatamente planteado pueda generar una adhesión racional instantánea, sin embargo, en general, y en el caso concreto de las personas mayores las decisiones poseen un alto componente emotivo, en ellas las alternativas existentes por muy racionales que parezcan chocan con muchos frenos emocionales e incluso pueden ir en contra del propio bienestar del anciano. Por tanto al término autonomía hay que darle un sentido más amplio que el kantiano, que consideraba que la ley moral sólo puede ser fundada autónomamente 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad y entender la autonomía como una facultad o condición sustantiva de la realidad humana o más simplemente, como un acto, el acto de elección autónoma. La pregunta ahora se traslada a cuándo una acción es autónoma, y en este sentido se puede asumir que lo será si posee (Gracia 2007, pp. 183-187): 1. Intencionalidad: Cuando algo es querido de acuerdo con un plan. Es probable que lo directamente querido sea el plan y no la acción, pero aún en este caso tendremos que considerarla como indirectamente querida. No admite grados, pero si niveles (deseado, querido, hecho intencionalmente) 2. Conocimiento: Si el agente no entiende la acción, ésta no puede ser autónoma. Aquí surge la duda de qué información se necesita para que sea autónoma y, por tanto, puede decirse que se comprende una acción cuando se es capaz de entender su naturaleza y prever sus consecuencias. 3. Ausencia de control externo: pero el control puede tener grados − Coerción: cuando alguien intencional y efectivamente influye en otra persona, amenazándola con daños indeseados y evitables tan severos, que la persona no puede resistir el no actuar a fin de evitarlos. − Manipulación: influencia intencional y efectiva de una persona por medios no coercitivos, alterando las elecciones reales al alcance de otra persona, o alterando por medios no persuasivos la percepción de esas elecciones por la persona. − Persuasión: influencia intencional y lograda de inducir a una persona, mediante procedimientos racionales, a aceptar libremente las creencias, actitudes, valores, intenciones o acciones defendidas por el persuasor. − Podría añadirse la autenticidad entendida de forma que se puede afirmar que un acto es auténtico cuando es coherente con el sistema de valores y las actitudes generales ante la vida que una persona ha asumido reflexiva y conscientemente. Si se incluye la autenticidad como nota característica de la acción autónoma entonces es muy posible que se deba reducir el número de acciones autónomas, pues considérese aquí la situación de ancianos con demencia senil, por ejemplo. En tales casos se propone introducir ajustes de interpretación, considerando que frente a “decisiones positivamente auténticas” se habla de “decisiones negativamente auténticas” en el sentido de que no esté en contradicción o no esté rechazada por el sistema de valores, aunque no concuerde “positivamente” con él, ahora bien, se trataría de un principio de “falsación” y no de “verificación”. Pero la autonomía, puede tener otros límites, como la beneficencia y la justicia. A veces el bien común exige poner límite a las acciones libres individuales, lo razonable se situaría al lado de la beneficencia y no de la autonomía y en otras ocasiones a mitad de camino entre ambas. Parece que se puede concluir que sólo el principio de autonomía no puede construir una ética coherente para dar una explicación completa del tema que nos ocupa. 3. Ancianidad y capacidad de obrar 3.1. La incapacitación como mecanismo de protección Frente a la enumeración taxativa de la regulación originaria del Código Civil, el artículo 200 formula genéricamente las causas de incapacitación como las enfermedades o deficiencias persistentes que inciden en la capacidad de autogobierno. Los dos requisitos previstos en el precepto deben darse cumulativamente, a saber: a) La persistencia: con la exigencia del carácter persistente de la enfermedad o deficiencia se excluyen las perturbaciones mentales de carácter transitorio o intermitente, tales como la enajenación mental transitoria, Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad la embriaguez, la hipnosis o el delirio febril. La persistencia implica una cierta duración o continuidad en el tiempo que justifique la creación de un mecanismo de protección de carácter, a su vez, estable, sin que sea preciso que se trate de una situación crónica o permanente, en el sentido de incurable; sobre la naturaleza persistente de la enfermedad, es decir, sobre su duración y alcance temporal, también deberá recaer informe del médico especialista. Ahora bien, el carácter cíclico de la enfermedad no excluye el carácter de persistente (STS de 10 de febrero de 1986, RJ 1986/520; STS de 26 de julio de 1999). b) Impedir, en mayor o menor medida, la posibilidad de autogobierno de quien la padece: desde el punto de vista de la determinación y los límites de la incapacitación y del régimen de tutela o guarda a que deba quedar sometido el incapacitado, la enfermedad o deficiencia que padece el presunto incapaz no es lo definitorio, sino que lo verdaderamente relevante, y que ha de valorar el juez, es la incidencia de tal enfermedad o deficiencia en la facultad de autogobierno, en qué medida afecta la enfermedad a la capacidad de gobierno del presunto incapaz; tal enfermedad o deficiencia debe constituir un «obstáculo a la plena capacidad de autogobierno» 3 . La facultad de autogobierno implica una actitud reflexiva sobre la propia actuación, entendida en el sentido de conciencia suficiente de la propia actuación general que alcanza tanto al plano personal como al patrimonial; al igual que la persistencia, el grado de ineptitud para el autogobierno ha de reflejarse en el informe del médico especialista que, normalmente, distingue ineptitud para la esfera personal e ineptitud para la esfera patrimonial. Criterios médicos que valorará el juez y que traducirá a términos jurídicos cuando determine la extensión y límites de la incapacitación declarada así como la institución tutelar que corresponda. La incapacitación de una persona sólo puede obtenerse a través de un procedimiento judicial, en el que se observen las debidas garantías y que culmine en una sentencia estimatoria fundada en una causa de incapacitación legalmente prevista (art. 200 CC). El procedimiento judicial será el procedimiento de incapacitación, hoy regulado en los artículos 756 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento civil; las garantías procesales que rodean los procesos que afectan a la capacidad de las personas (art.759 LEC) son esenciales e inderogables y su falta puede ser apreciada de oficio por el Tribunal por ser cuestión de orden público e incluso de trascendencia constitucional 4 , pues, como es sabido, en estos litigios, al impugnarse la presunción legal de capacidad de obrar, que a todas las personas mayores de edad reconoce el art.322 CC, se afecta a la dignidad de la persona y a los derechos inviolables que le son inherentes, así como al libre desarrollo de la personalidad 5 . La sentencia que pone fin al procedimiento de incapacitación es constitutiva del estado civil de incapacitado, de manera que los efectos de la incapacitación comienzan a partir de su firmeza, sin perjuicio de las medidas que, en virtud del artículo 762 LEC, hubiere adoptado la autoridad judicial que pueden, en principio, adelantar algunos de los efectos previstos en aquélla; además, por su incidencia en la capacidad de obrar de las personas, la resolución judicial de incapacitación debe inscribirse en el Registro civil (arts 755 LEC, 1.5.º LRc, 177 RRc). 3.2. El órgano de guarda determinado en la sentencia de incapacitación La autoridad judicial en la sentencia de incapacitación, además de graduar la incapacidad del sujeto, determinando la extensión y los límites de la incapacitación, establecerá, atendiendo al grado de discernimiento que presenta el incapacitado, bien un régimen de sustitución (tutela y patria potestad prorrogada o rehabilitada), bien un régimen de asistencia (curatela), pues es claro que las enfermedades o deficiencias persistentes de carácter psíquico o físico que pueden ser causa de 3 4 5 Vid.STS 31 de octubre de 1994, RJ1994/8004; STS de 28 de julio de 1998, RJ 1998, STS 29-4-2009. Cfr.STS 20-3-1991, RJ 1991/2266; STS 16-9-1999; STS 4-3-2000. Cfr.STC 174/2002, de 9 de Octubre. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad incapacitación (art. 200 Cc) inciden de forma diversa y variable en la capacidad de autogobierno de la persona. A nuestro juicio, la curatela será el órgano de guarda adecuado para aquellas personas que, por padecer una enfermedad o deficiencia de carácter psíquico o físico, pueden gobernarse por sí mismas pero no por sí solas, y para su adecuada protección necesitan de la figura del curador que controla, encauza y refuerza la deficiente capacidad de estos incapacitados; así será recomendable la constitución de este órgano de guarda para la protección de personas que padecen enfermedades de carácter cíclico 6 , retraso mental simple o en aquellos casos en los que, como consecuencia de la avanzada edad del incapacitado, existe un deterioro de las facultades mentales y una excesiva dependencia del medio que les rodea, siendo especialmente influenciables en la toma de decisiones que les afectan. Para estos casos la determinación de la curatela como sistema de guarda presenta grandes ventajas: el curador ejerce un control sobre la actividad patrimonial del incapacitado, previniendo posibles abusos, sin anular la iniciativa del sometido. La tutela, en cambio, será el órgano adecuado en aquellos casos en los que la protección del incapacitado exija la constitución de un régimen de representación legal. En este punto, conviene recordar que se introdujo por la ley 41/2003, de Protección patrimonial de las personas con discapacidad, la posibilidad de adoptar por persona capaz las disposiciones que estime convenientes en previsión de su propia y futura incapacitación (artículo 223 del Código civil). 3.3. Mandatos preventivos o de protección Junto a la incapacitación, y como una alternativa a la misma, el Código civil reconoce en el artículo 1732 los mandatos de protección o poderes preventivos que consisten en que el mandante otorgue poderes que continuarán vigentes una vez que haya perdido su capacidad o que comenzarán a regir cuando el mandante la pierda definitivamente; se trata de un mecanismo protector que puede funcionar como alternativa a la incapacitación o como complemento de la misma (Amunátegui Rodríguez 2008) y que recibe en la ley 41/2003, de 18 de noviembre de Protección patrimonial de las personas con discapacidad, un tratamiento incompleto e insuficiente. 3.4. El desamparo de los ancianos También la Ley 41/2003, de 18 de noviembre de Protección patrimonial de las personas con discapacidad extendió el instrumento de la tutela automática previsto para los menores de edad en el artículo 172 del Código civil a los incapaces que se encuentren en situación de desamparo; en esta situación pueden encontrarse personas de avanzada edad, desatendidas por sus familiares más cercanos o acaso porque éstos no existan. A tales efectos define la situación de desamparo como aquélla que se produce de hecho a causa del incumplimiento o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes que le incumben de conformidad a las leyes, cuando éstos queden privados de la necesaria asistencia moral o material (artículo 239 Cc) (Martínez Gallego 2004, pp. 145 y ss). 4. El criterio de la avanzada edad No se prevé en nuestro Ordenamiento Jurídico la posible incidencia que una edad avanzada puede tener sobre la capacidad de obrar de la persona, aunque sí se alude a ella en algunos preceptos del Código civil, como por ejemplo, para el caso de la desaparición de un persona se acorta el plazo a cinco años si el desaparecido hubiere cumplido setenta y cinco años o se considera la edad como causa de excusa para el desempeño de las funciones tutelares. En el derecho brasileño, por 6 Vid.STS 10-2-1986, RJA, 520 y 20-5-1994, RJA, 3723. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad ejemplo, si los contrayentes son mayores de 60 años la ley determina que el régimen patrimonial del matrimonio será el régimen de separación de bienes. Ahora bien, ¿sería conveniente establecer, a imagen y semejanza de la menor edad, una presunción de incapacidad de las personas al llegar a una determinada edad? (Durán Ayago, 2004, pp. 443 y ss) En principio, no parece esta vía la adecuada, pues, como se ha visto, si las personas, como consecuencia de su avanzada edad, sufren un deterioro cognitivo progresivo e irreversible que afecta a su capacidad de autogobierno, el ordenamiento jurídico dispone de distintos remedios que proveen a su protección y guarda, parece pues mas recomendable introducir mecanismos que flexibilicen el procedimiento de incapacitación o que faciliten la articulación de sistemas de protección que no precisen la previa declaración de incapacidad para su constitución. En este sentido, entendemos procedente una reforma de las instituciones tutelares que articule un nuevo sistema en el que, junto a los tradicionales expedientes de protección, se regulen medidas flexibles, como la ammistrazione di sostengo en el Derecho italiano o la sauvegarde de justice en el Derecho Francés, que se revelan idóneas para proveer a la guarda y cuidado de las personas mayores, con pleno respeto de las libertades individuales, de los derechos fundamentales y de la dignidad de la persona7 . 5. Un análisis de las categorías en juego A partir de lo expuesto se puede hacer una valoración según la cual si se entiende que los derechos fundamentales como la positivización de los derechos humanos, se nutren de la idea de derecho subjetivo y éste esencialmente a su vez de la autonomía del sujeto parece bastante probable que en las diversas situaciones en las que los ancianos se pueden encontrar puede que tenga disminuidas las capacidades para ejercer sus derechos con las debidas garantías. Pero así planteado las zonas de penumbra aparecen rápidamente ya que decidir en qué momento alguien carece de la capacidad de obrar por haber perdido su facultades para regirse con autonomía es un reto para el terreno del derecho civil pero también para el de los derechos fundamentales, porque una mala definición de tal situación supondría una desprotección de los ancianos y en último término la vulneración de sus derechos. Si aplicamos las antiguas tesis 8 en la concepción del derecho subjetivo, veremos que con ellas no se pueden responder con solvencia y eficacia las necesidades que requieren los ancianos. La persistencia de las dificultades teóricas y terminológicas, llevaron a Hohfeld a intentar relacionar concepciones de derecho y de deber con el 7 Reforma exigida por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada por la ONU el día 13 de Diciembre de 2006, ratificada por España el 23 de Noviembre de 2007 y publicada en el BOE el 21 de Abril de 2008 y que se refiere exclusivamente al reconocimiento de la plena capacidad jurídica, sin admitir limitaciones ni graduaciones, y al establecimiento de medidas de apoyo y protección para el ejercicio de aquélla capacidad jurídica (Cfr.Sentencia del Tribunal Supremo de 29 de Abril de 2009). 8 La teoría de la voluntad resalta el poder o discreción que tiene el sujeto del derecho. En consecuencia, un derecho subjetivo equivale al poder que la voluntad de una persona ejerce sobre otra. Centrar el núcleo del concepto de “derecho” en la voluntad y en la protección de la elección plantea el problema de que hay derechos que son esencialmente obligatorios (derecho a la educación de los menores) y a cuya renuncia no se puede acudir sin renunciar a la propia protección. La teoría de la voluntad tiene dificultades para dar cuenta de derechos que se presentan como inmunidades frente a los demás, esto es, derechos que se corresponden con la falta de poder de los demás. La teoría de la voluntad en su versión hartiana sólo asumiría las inmunidades que pueden renunciarse. Pero hay inmunidades irrenunciables, como los derechos fundamentales constitucionales, no susceptibles de negociación en el juego legislativo. Por su parte la teoría del interés o del beneficiario señala que un sujeto tiene derecho cuando disfruta de ciertas ventajas y beneficios. Lo relevante en las teorías del interés es apuntar la importancia que en el concepto de derecho tiene la idea de bien, aún cuando pueda resultar difícil en ocasiones fijar su contenido. La versión ecléctica de las dos anteriores y señalará que un derecho subjetivo consiste en “un interés tutelado por la ley mediante el reconocimiento de la voluntad individual”. Versión bien acogida durante un tiempo pero susceptible de las críticas que se vertieron sobre las teorías que pretendía superar 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad fin de abarcar las diferentes posiciones jurídicas (Moreso, Vilajosana 2004, pp. 139 y ss) en las que se pueden encontrar los individuos en sus relaciones. De acuerdo con esa formulación las posiciones activas vinculadas al concepto de derecho serían: titular de un derecho, de una libertad, de una potestad o de una inmunidad. La perspectiva pasiva se manifiesta con la idea de “deber” y aludiría a: deber, noderecho, sujeción e incompetencia. Sin que necesariamente haya de haber exclusión entre sí entre estas modalidades. Hohfeld (1991) busca determinar las relaciones entre conceptos a partir de los usos que de tales posiciones se hace en las resoluciones judiciales; posiciones jurídicas que fijan una situación tanto dada por el ordenamiento jurídico como por los contratos en los que se participe. Simplifica las relaciones en dos tipos: de correlación y de oposición. Desde la perspectiva de la correlación pueden identificarse una serie de posiciones jurídicas atendiendo a un modo activo o pasivo, es decir, de un sujeto en relación a otro; o de un sujeto frente a otro. De este modo pueden diferenciarse dentro de las relaciones de correlación: 1. derecho-deber: a un “derecho”, modo activo, le corresponde un “deber”, modalidad pasiva. Si un sujeto puede imponer a otro una obligación se dice que tiene un derecho. El vendedor tiene derecho a recibir el precio y el comprador a recibir la cosa vendida, a su vez, el vendedor tiene la obligación, deber, de entregar la cosa y el comprador el deber de pagar el precio. 2. libertad- no derecho: un sujeto tiene la libertad de realizar un acto, únicamente si otro sujeto no tiene derecho (tiene el no-derecho) a exigir que el primero no realice el acto en cuestión. Se puede hacer algo si otro no tiene derecho a impedir que se haga. 3. potestad-sujeción: se dice que un sujeto está en la modalidad activa de potestad si puede realizar determinados efectos jurídicos sobre otro, únicamente si a través del acto x, el segundo individuo está sujeto al primero. El término sujeción implica tanto un sentido negativo como positivo (herencias) cuando se habla en términos de derecho privado. En el sentido del derecho público, los funcionarios de las diversas Administraciones poseen potestades que al ser ejercitadas pueden afectar a la posición jurídica de quienes están sujetos a las mismas, ya con efectos positivos o negativos. 4. inmunidad-incompetencia: un sujeto tiene frente a otro una posición de inmunidad, sólo si éste otro carece de competencia para modificar a través de un acto su posición jurídica (inmunidad de ciertos cargos públicos en relación a determinados actos). Cada uno de los binomios señalados vendría a determinar las posibles relaciones jurídicas entre sujetos, abarcando una o más de estas modalidades. Por ejemplo, el derecho de propiedad abarca diversas posiciones jurídicas que determinan la relación entre el propietario y diversos sujetos. Las relaciones de oposición se producen cuando una modalidad activa es negada por una modalidad pasiva. Lo opuesto a tener un derecho, es tener un no-derecho; lo opuesto de disfrutar de una libertad es tener un deber; potestad se opone a incompetencia; ser inmune es opuesto a estado de sujeción. Así: 1. derecho-no derecho: si un sujeto tiene el derecho de que otro haga algo, no se puede decir que el primero no tenga el derecho (tenga el “no-derecho”) de que el segundo lo haga. 2. libertad-deber: si un sujeto tiene frente a otro la libertad de realizar un acto, no se puede decir que el primero tenga el deber de hacer ese acto frente al segundo. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad 3. potestad-incompetencia: en la medida en que un sujeto puede producir efectos jurídicos sobre otro a través de un acto concreto, no puede afirmarse que ese sujeto sea incompetente (“tenga incompetencia”) para modificar mediante ese acto la situación jurídica del segundo. 4. inmunidad-sujeción: cuando un sujeto tiene una inmunidad frente a los efectos jurídicos del posible acto x de otro, habrá que excluir que el primero se encuentre sujeto frente al segundo por el acto x y sus efectos jurídicos. Esta diferenciación de Hohfeld de las diversas relaciones y tipos permite clarificación y evitar confusiones (aunque plantee algunas dificultades 9 , sobre las que aquí no se puede entrar). Si llevamos a cabo un análisis de los derechos fundamentales de los ancianos desde las relaciones de correlación podemos ver las cosas del siguiente modo: 1. Derecho-deber: la cuestión aquí por tanto es determinar a qué tienen derecho los ancianos, en otro sentido a quién le corresponde el deber; es evidente que a lo largo de la vejez sea cual sea el estado de salud los derechos fundamentales se mantienen incólumes y esencialmente se puede decir que implícitamente los derechos de los ancianos se vinculan al reconocimiento del derecho a la igualdad 10 y el derecho a la seguridad social; de manera explícita los derechos de los ancianos se reconocen, por ejemplo, en: − Artículo 25.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (Toda persona tiene derecho... a los seguros en caso de...vejez y otros casos de perdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad); − Artículo 16 de la Declaración Americana de Derechos Humanos (Toda persona tiene derecho a la seguridad social que le proteja contra las consecuencias...de la vejez...que...le imposibilite física o mentalmente para obtener los medios de subsistencia.); − El artículo 11 apartado a) de la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2542 (XXIV), de 11 de Diciembre de 1969, reconoce solemnemente que: El progreso y el desarrollo en lo social deben encaminarse igualmente al logro de los objetivos principales siguientes: Artículo 11 (a) La provisión de sistemas amplios de seguridad 9 Si bien pretende ser una clasificación exhaustiva, suficiente e irreducible, esto es, que agote todas las posiciones jurídicas posibles, que no se requieran más posiciones para expresar todas las posibles situaciones jurídicas, y que, por último, esas posiciones establecen el mínimo común denominador del Derecho. Tales posiciones y características son muy eficaces para describir con mayor precisión situaciones jurídicas que se afirman como complejas y explicables más allá de la relación “derechodeber”. Ahora bien considerar que la categorización de Hohfeld agota todas las posiciones y situaciones jurídicas sería excesivo, pues existen situaciones en Derecho que se afirman como derechos generales que se refieren no a personas sino a cosas (derechos in rem) o que carecen de deberes correlativos. Otra crítica es si Hohfeld utiliza en un sentido ambiguo el término “opuesto”. De igual manera se ha señalado que la categorización de Hohfeld puede ser reducida a los operadores deónticos (prohibido, obligatorio y facultativo). 10 Son innumerables los lugares en los que podemos encontrar esta afirmación, basten como ejemplos: la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 10 de diciembre de 1948, en el Considerando 1 del Preámbulo: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”; especial atención merece el artículo 25.1 “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene, asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez , viudez, vejez y otros casos de perdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.”por su parte la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, sostiene en el Artículo 21; No discriminación:1. Se prohíbe toda discriminación, y en particular la ejercida por razón de sexo, raza, color, orígenes étnicos o sociales, características genéticas, lengua, religión o convicciones, opiniones políticas o de cualquier otro tipo, pertenencia a una minoría nacional, patrimonio, nacimiento, discapacidad, edad u orientación sexual. 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad social y los servicios de asistencia social y el establecimiento y la mejora de sistemas de servicios y seguros sociales para todas aquellas personas que por...vejez no puedan ganarse la vida, temporal o permanentemente, teniendo en cuenta la necesidad de garantizar el debido nivel de vida a estas personas, a sus familias y a quienes están a su cargo); − Artículo 24 de la Carta Comunitaria de Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores, de 8 de Diciembre de 1989 (Todo trabajador de la Comunidad Europea debe poder beneficiarse en el momento de la jubilación de los recursos que le permitan mantener un nivel de vida decente); − Artículo 25 de la Carta Comunitaria de Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores, de 8 de Diciembre de 1989 (Cualquier persona que, habiendo alcanzado la edad de jubilación, se viera excluida de su derecho a una pensión y que no tuviese otros medios de subsistencia, debe poder beneficiarse de recursos suficientes y de una asistencia social y médica adaptadas a sus necesidades específicas); − La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, sostiene en el Artículo 25, bajo la rúbrica “Derechos de las personas mayores”: La Unión reconoce y respeta el derecho de las personas mayores a llevar una vida digna e independiente y a participar en la vida social y cultural. − De lo expuesto se deduce la necesidad de contemplar un sistema de provisión social público que permita prestaciones con las que poder afrontar una vejez con las mayores condiciones de dignidad posibles. Exigencia clara a los Estados para articular estos sistemas de protección lo más alta posible y ajustada a las variaciones de la vida social. Uno de los fenómenos más inquietantes que se vienen produciendo en los últimos tiempos es el empobrecimiento de los ancianos especialmente de las ancianas, derivado de su condición de viudedad. 2. Libertad- no derecho: de acuerdo con esta correlación las personas mayores tienen evidentemente el derecho a actuar con autonomía. En este punto nos encontramos con un terreno más propicio a introducir cuestiones de derecho civil y especialmente la situación de los descendientes con relación a determinadas decisiones de disposición patrimonial que puedan realizar los ascendientes. Se observa en muchas ocasiones que los descendientes por medios diversos pueden “presionar” a los ancianos para que tomen las decisiones que más “beneficien” los “intereses” de los mayores. En tal caso la decisión no es plenamente autónoma y por tanto se vulnera el pleno ejercicio de un derecho. Pero la solución no parece tan fácil como aparenta porque cabe la posibilidad de que la decisión tomada por la persona mayor sea contraria a sus intereses y propio beneficio, de modo que entren a actuar las distintas instituciones del derecho civil (incapacitación, curatela, tutela) con el fin de limitar o encauzar la actividad de la persona mayor. La decisión se traslada no ya a discutir sobre la autonomía de actuación del mayor sino a la aclaración de dos conceptos jurídicos indeterminados como son el “beneficio” e “interés” y aquí surge un problema diferente a cuándo se habla del interés y beneficio del menor, que si bien también podemos reconducirlo a la zona de sombra que suponen los conceptos jurídicos indeterminados, al menos, existe una legislación articulada que pretende ofrecer las máximas garantías en ese sentido 11 . Pero no por ello deja de merecer una breve consideración. La primacía absoluta del principio de autonomía puede jugar muy en contra de las personas mayores por tanto la mejor protección viene dada por un justo equilibrio entre autonomíabeneficio-justicia. Si en verdad esto razonablemente nadie lo discute, la 11 Esencialmente se puede considerar la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad consecución de este equilibrio se complica cuando se introduce la idea de qué sea lo más beneficioso 12 para el interés del mayor, en este caso. Es evidente que no basta con decir que el mayor tiene autonomía, sino que debe mostrar una capacidad de comprender, entender y querer razonadamente con el fin de manifestarse adecuadamente respecto a sus intereses. El suficiente juicio, además, no parece un valor absoluto sino “en situación”, es decir, admitir que un mayor tiene suficiente juicio y plena capacidad de obrar no supone que lo tenga para todos aquellos extremos que se solventan en el proceso correspondiente. La introducción de un criterio subjetivo y no objetivo como las condiciones físicas y mentales puede tener efectos ambivalentes: puede generar cierto grado de inseguridad pero al tiempo amplía la posibilidad de considerar cualquier situación personal. Pero permanece pendiente, aunque se trate de una valoración de carácter subjetivo, bajo qué presupuestos considera el juez que un mayor posee o no juicio suficiente. Término éste último al que el legislador recurre con frecuencia pero que plantea problemas, porque la cuestión ahora es determinar en qué consiste tener “suficiente juicio” ya que los jueces y tribunales deben ir más allá de expresar un puro parecer y argumentar sus valoraciones. Se está en presencia de lo que se denomina un concepto jurídico indeterminado. Hablar de conceptos jurídicos indeterminados parece hacer pensar que el resto de conceptos jurídicos tienen una claridad fuera de toda duda, y nada más lejos de la realidad. Cuando se está en presencia de un concepto jurídico indeterminado se está implícitamente indicando que hay que realizar un mayor esfuerzo de interpretación, porque el emisor de la norma jurídica en la que se incluye un concepto jurídico indeterminado ha tenido la voluntad de no dar claridad semántica a su lenguaje de manera que se traslada al destinatario de la norma la tarea de colmar el sentido de la misma. En el caso de los conceptos jurídicos indeterminados, sin embargo, se encarga al receptor de la norma, determinar el contenido siempre de acuerdo con las reglas propias de la semántica y de un grado de discrecionalidad sometido al imperio de la ley. El receptor del derecho ha de enfrentarse dentro de los enunciados a cuatro tipos de términos o expresiones: 1.términos del lenguaje natural; 2.- términos propios del lenguaje técnico-jurídico, comprensibles, al menos, para los miembros de la comunidad jurídica; 3.-términos, propios o no del lenguaje natural, que el legislador tecnifica al establecer un significado concreto; 4.-términos sin un significado, aquellos que el legislador establece como indeterminados (Ara 2004, p. 114). Todos ellos presentan algún grado menor o mayor de indeterminación derivado del contexto social, de la evolución del propio lenguaje, de las estructuras jurídicas y sus interrelaciones dentro del ordenamiento jurídico. Hay pues un abanico de posibilidades de intervención que puede ser valorado; positivamente, pues es una manera de permitir la concreción y el mayor acercamiento al caso planteado, expresión de la elasticidad del ordenamiento jurídico; o negativamente, si se considera el grado de inseguridad y discrecionalidad que se introduce. La cuestión ahora es cómo llevar a efecto la determinación de esos conceptos, qué sentido dar a los conceptos jurídicos indeterminados, dicho de otro modo, cuáles son las reglas y procedimientos que guían ese quehacer. Las respuestas a esta cuestión se reconducen a tres: objetivista, finalista e intersubjetiva. Las tesis objetivistas vinculadas a las expresiones del iusnaturalismo ontológico postularían que los conceptos jurídicos indeterminados, que aparecen inevitablemente en los textos jurídicos, adquirirían significado gracias a la interpretación correcta del derecho natural. También objetivistas son algunas corrientes antiformalistas (Gény, Ehrlich) que proponen atender al marco social, político, económico, a la propia naturaleza de las cosas para fijar el contenido y 12 En general, la idea de “más beneficioso” tiene esencialmente que ver con decisiones patrimoniales racionales que no supongan un menoscabo de los bienes del mayor, pero lo beneficioso puede tener un componente sentimental que puede chocar con la decisión que se puede considerar más beneficiosa. 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad sentido de los conceptos jurídicos indeterminados. La aportación más valiosa es la tesis de la unidad de la “respuesta correcta” de Ronald Dworkin (1989) para resolver los casos difíciles (hard cases). Para Dworkin, el derecho, frente a la creencia positivista que lo considera un “sistema de normas”, es algo más que normas y abarca estándares o principios que permiten determinar derechos y deberes. De ese modo, se entiende que el juez da una respuesta correcta cuando su argumentación parta de un principio conforme con decisiones anteriores estables y que esté dispuesto a tomar en hipotéticas circunstancias. La teoría de la adjudicación (de derechos o un significado que implica derechos) supone una construcción de un cuadro de principios generales y concretos, manifestación de la moralidad propia de las leyes y de las instituciones de la comunidad política, implicando, además, una justificación coherente del ordenamiento vertical y horizontal de las soluciones jurídicas. El juez en su tarea de clarificación y justificación no sólo ha de considerar las normas concretas sino invocar también los principios propios del ordenamiento jurídico mismo, especialmente el principio de realización de los derechos individuales. Las tesis finalistas consideran que los conceptos jurídicos indeterminados han de ser resueltos en atención al fin u objetivo para el cual se emplean, de manera que vendrían a tener un papel de “comodín”, pues lo importante no es la clarificación del concepto jurídico indeterminado en sí, sino su contribución a la correcta solución en combinación con los fines generales de todo el ordenamiento jurídico, de manera que su sentido y significado se agota en cada aplicación. La respuesta intersubjetivista postula que los conceptos jurídicos indeterminados sean interpretados atendiendo a la conciencia social de su tiempo, esto es, al mayoritario significado sociológico de un concepto. Si bien estas teorías presentan algunos problemas 13 , la combinación de al menos las dos últimas puede arrojar luz sobre cómo atribuir significado a un concepto jurídico indeterminado como es el de “suficiente juicio”. Es decir, el legislador remite al receptor de la norma la labor de justificar el significado dado al concepto “suficiente juicio” en función de lo que la mayoritaria conciencia social de su tiempo entiende por tal y atendiendo a los fines que los enunciados jurídicos que recogen el “suficiente juicio” tienen dentro de la protección jurídica de los mayores, con el fin de fijar más correctamente el interés del mayor. Es verdad que estas teorías permiten articular un marco de referencia para resolver conceptos jurídicos indeterminados, pero no es menos cierto que no se agotan los problemas ya que sigue persistiendo la cuestión de qué significa “suficiente juicio”. Aparte de las dificultades teóricas y técnicas que se plantean, se aprecia un conjunto de problemas prácticos que deben ser resueltos con el fin de hacer efectivo esta protección del anciano. “Suficiente juicio” es un concepto que refiere más al propio estado mental y psíquico que a la propia edad. Si se considera que la psique se encuentra en constante formación, evolución y dinamismo habrá que atender a la confluencia de diversas variantes ya intelectivas, volitivas, axiológicas o de sentido crítico de cada sujeto en cuestión. Pero el suficiente juicio se aprecia mejor si se atiende a la realidad social en la que el mayor se desenvuelve, al permitir apreciar si las decisiones, opciones y opiniones del mayor son racionales y coherentes con el mismo, esto es, si sus fines y sus metas se plantean como posibles en el marco vital en el que transcurre su vida, haciéndose consciente y responsable de su propia realidad, a pesar de las interferencias que los procesos físicos y psíquicos pueden causar. Pero esta madurez o juicio suficiente de carácter 13 Las tesis objetivistas plantean la dificultad de fijar el contenido objetivo previo a partir del cual atribuir significado a los conceptos jurídicos indeterminados. La respuesta finalista no considera que en ocasiones el fin de los enunciados normativos no está tan claro como para extraer con diametral claridad un significado indubitado. La tesis intersubjetiva deja fuera las posiciones minoritarias y apela únicamente al principio democrático del ordenamiento jurídico, lo cual es deseable pero si el significado de los conceptos jurídicos indeterminados remite al principio mayoritario expresado en el ordenamiento jurídico se puede correr el riego de vulnerar los derechos de las minorías. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad racional puede que no sea definitivo cuando se trata de solventar situaciones (enfermedades, pérdidas de seres queridos, decidir lugar de residencia,…) en las que la dimensión afectiva tiene un valor relevante. Ha de considerarse, además, que quien valora el suficiente juicio y madurez es un juez cargado de experiencias y convicciones que pueden condicionar su percepción, aún cuando cuente con el apoyo y asesoramiento de un cuerpo de especialistas. En resumen, en la determinación del suficiente juicio, se ha de ser consciente de las dificultades con las que se cuenta: unas de carácter teórico, y referidas a la adecuada interpretación de los conceptos jurídicos indeterminados; y otras en relación a la difícil averiguación de si el mayor tiene o no las suficientes y adecuadas capacidades. 3. Potestad-sujeción: en conexión a lo dicho en último término, dado que los ancianos se presume poseen plenas capacidades, es evidente que tienen potestad para producir efectos jurídicos en otro, pues pueden disponer de sus bienes a través de la institución de la herencia, y es en la gestión de ésta donde pueden darse posibles conflictos entre mayores y descendientes y herederos, ya que éstos pueden ser real o virtualmente afectados por las decisiones de los mayores. En directa relación a lo escrito anteriormente, el hecho de tener una potestad no quiere decir que se ejerza adecuadamente pudiendo la omisión de acción provocar una desnaturalización de la potestad misma. 4. Inmunidad-incompetencia: en este punto puede quebrar la idea de que un mayor tenga un derecho si se entienden las cosas en atención a este binomio porque en ocasiones la inmunidad del anciano se ve muy alterada ya que sus posibilidades de no ver modificada su posición jurídica van disminuyendo a medida que avanza la edad y, en su caso, las posibles enfermedades hacen mella en la intensidad con que se viven los derechos. 6. Conclusiones En definitiva, si bien se puede afirmar que las garantías de protección de los mayores existen dentro del ordenamiento jurídico, lo que se desprende del presente trabajo es que aún queda mucho por hacer para que esas garantías sean plenamente eficaces y respondan adecuadamente a las necesidades y situaciones por las que pasan nuestros mayores. La sociedad en general y los poderes públicos no sólo tiene que proveer y promover la autonomía sino al mismo tiempo, y en la medida en que se entiende que la autonomía personal es un bien valioso e irrenunciable, impedir que por su desidia y desinterés se produzcan vulneraciones de derechos fundamentales. Se constata la especial vulnerabilidad de una franja de población que en poco tiempo y por circunstancias diversas puede colocarse en una posición de indefensión más que preocupante porque a la par que se hacen más débiles se hacen menos capaces de defender su autonomía y lo que ella supone en términos de libertad. Bibliografía Amunátegui Rodríguez, C. de, 2008. Incapacitación y Mandato. Madrid: La Ley. Ara, I., 2004. Presupuestos y posibilidades de la doctrina de los conceptos jurídicos indeterminados. Anuario de Filosofía del Derecho. Madrid: BOE. Diez Picazo, L. y Gullón, A., 2005. Sistema de Derecho civil, I. Madrid: Tecnos. Durán Ayago, A., 2004. Nuevos escenarios en la protección internacional de adultos. La protección Jurídica de los Mayores, Madrid: La Ley, Dworkin, R., 1989. Los derechos en serio. 2ª ed. Barcelona: Ariel. Gracia, D. 2007 Fundamentos de Bioética. 2ª ed. Madrid: Triacastella. 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Javier García Medina, Cristina Guilarte Martín-Calero La protección jurídico-civil de la ancianidad Hohfeld, W. N., 1991. Conceptos Jurídicos Fundamentales. Trad. Genaro G. Carrió. Méjico: Fontamara. Martínez Gallego, E. M. 2004. Incapacitación de los mayores, tutela y autotutela. La protección Jurídica de los Mayores. Madrid: La Ley. Moreso, J. J. y Vilajosana, J. M, 2004. Introducción a la teoría del derecho. Barcelona: Marcial Pons. Rawls, J., 2006. Teoría de la Justicia. México: Fondo de Cultura Económica. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 La comunicación como un derecho humano y su papel en la longevidad (Communication as a human right and its role in longevity) BELTRINA CÔRTE ∗ Abstract Prolongation of life and changes that occur in the ageing process calls our attention to the absence of information related to old age itself, the consequences of science advances and impacts in researches, the development of new technologies that involve the access and use of the Human Genome, treatments and longevity. Since the 90s, communication presents and reproduces representations of old age and in this century it has contributed for the inclusion of elderly people in the society, especially through the construction of new age identities. Madrid Action Plan provides the legal framework to incorporate the discussion about the population aging in the international scenario concerning the implementation of policies to address the challenge of building a society for all ages. The Plan patronizes suitable and supportive environment for elderly people, favoring the development of communication as the first Human right. As a part of the social environment, the media have been revealing different processes and forms of aging, clearly spelling out values of positive reference for this stage of life and indicating that the elderly are recognizing that the current scenario demands new knowledge and heterogeneous experiences. Key words Aging; Communication; Human Right Resumen La prolongación de la vida y los cambios que se producen en el proceso de envejecimiento nos advierten acerca de la falta de información sobre la vejez, las consecuencias del avance de la ciencia y el impacto que ejerce al investigar y desarrollar nuevas tecnologías que involucran el acceso al genoma humano y su aplicación en tratamientos, y la longevidad. Desde la década de 1990 la comunicación muestra y reproduce representaciones de la vejez y, en este siglo, ha contribuido a la inclusión de las personas mayores en la sociedad, especialmente a través de la construcción de nuevas identidades. El Plan de Acción de Madrid provee el marco para incorporar la discusión acerca del envejecimiento de la población en el debate internacional sobre la implementación de políticas para responder al reto de construir una sociedad para todas las edades. El Plan vela por un entorno propicio y de apoyo para las personas de edad y favorece el desarrollo de la comunicación como primer derecho humano. En su calidad de participantes en el entorno social, los medios de comunicación están revelando diferentes procesos ∗ Periodista; doctora en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sao Paulo (USP); docente del Programa de Estudios de Postgrado en Gerontología de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP); coordinadora ejecutiva del Portal do Envelhecimento; miembro del Observatório da 1 Longevidade Humana e Envelhecimento (OLHE). [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax (+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … y formas de envejecer, poniendo en evidencia valores de referencia positivos de esta etapa de la vida y mostrando que las personas mayores reconocen que la situación actual requiere nuevos conocimientos y vivencias heterogéneas. Palabras clave Envejecimiento; comunicación; derecho humano 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … Índice Introducción ................................................................................................ 4 1. Los derechos humanos y el proceso de envejecimiento................................... 4 2. La comunicación y la generación de derechos ............................................... 6 3. Observatório Nacional do Idoso: espacio permanente de intercambio interactivo de información sobre violación de los derechos ................................................. 9 4. Portal do Envelhecimento: libre acceso a la información y la comprensión del envejecimiento y la longevidad..................................................................... 10 5. Consideraciones ..................................................................................... 14 Referencias ............................................................................................... 15 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … Introducción Como periodista y profesora en el campo de la Gerontología, no podría dejar de abordar la cuestión de la comunicación como un derecho humano y su papel en la construcción del temario de la longevidad. Tema que ha estado siempre presente en mis reflexiones y es uno de los pilares de mis estudios. El acceso a la información y la comprensión es un derecho humano. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, que cumplió 60 años en diciembre del 2008 y orienta las acciones de la Organización de las Naciones Unidas, es un marco de referencia para todas las políticas de derechos humanos que se implementan en el mundo. El artículo 19 dice: «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.» La Declaración fue aprobada en diciembre de 1948 y cuenta con la adhesión de más de 130 países, además de varias convenciones regionales. En la misma oportunidad, se establecieron las bases para el desarrollo de países periféricos y semiperiféricos. 1 Se trata del derecho a la información, que es fundamental para la creación de un entorno propicio para el envejecimiento y la reflexión acerca de los aspectos éticos, socioculturales, económicos y jurídicos relacionados con la longevidad. En su calidad de participantes en el entorno social, los medios de comunicación están revelando diferentes procesos y formas de envejecer, poniendo en evidencia valores de referencia positivos de esta etapa de la vida y mostrando que las personas mayores reconocen que la situación actual requiere nuevos conocimientos y vivencias heterogéneas. 1. Los derechos humanos y el proceso de envejecimiento La Declaración Universal de los Derechos Humanos se inscribe en el movimiento histórico del siglo XVIII en el contexto de las revoluciones burguesas. Consiste en la primera generación de derechos: libertad personal, de pensamiento, de religión, de reunión y libertad económica. Imponen al Estado el deber de abstenerse de interferir en el ejercicio y pleno goce de estos derechos por parte del ciudadano. En la actualidad, se considera que la lucha por los derechos humanos es de todos, sobre todo de la sociedad civil y el gobierno. No solo del gobierno ni solo de la sociedad civil. La lucha por los derechos humanos está compuesta por estas dos fuerzas. Tienen responsabilidades compartidas. Como resultado de este entendimiento, el envejecimiento ha adquirido importancia, a 60 años de la Declaración, como objeto tanto de estudio e investigación como de formulación de políticas sociales, con la participación del Estado, la sociedad y la universidad. El envejecimiento —que se caracteriza como un triunfo y al mismo tiempo plantea un reto a la sociedad— es un derecho humano fundamental, y la dignidad debe ser el principio que sustente las acciones de la familia, la sociedad y el Estado. Los derechos humanos de las personas mayores son objeto de políticas oficiales, lo que se puso en evidencia en la Primera Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, de Viena (Austria) en 1982, en la que ya se percibía la preocupación de los gobiernos internacionales por el aumento de la demanda y las presiones como resultado del envejecimiento de la población. Ese año los gobiernos aprobaron un Plan de Acción Internacional que, hasta la fecha, es la base de las políticas públicas relacionadas con la población de edad. Uno de los aspectos esenciales del plan es el papel de los medios de comunicación en el desarrollo de imágenes positivas del envejecimiento. Las políticas públicas —que no nacen espontáneamente en el Estado— son instrumentos para la puesta en práctica de los derechos de los ciudadanos. Según 1 Especialmente desde 1946, cuando se implementó el Plan Marshall, que restauró la economía de Europa y estableció las bases para el desarrollo de países periféricos y semiperiféricos. 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … Berzins (2010) «surgen en la sociedad y entran en el orden del día del Estado cuando se convierten en demandas de los grupos organizados que se movilizan y presionan el Estado para que satisfaga sus necesidades». En este sentido —añade la autora— «adensan fuerzas y presiones para convertirlas en prioritarias y, por lo tanto, introducen sus necesidades en el campo de la contienda política». Se puso en evidencia nuevamente diez años más tarde, en 1991, cuando se proclamaron los Principios de las Naciones Unidas en favor de las Personas de Edad, que establecen los derechos humanos de las personas mayores: independencia, participación, cuidados, autorrealización y dignidad. Ocho años más tarde, 1999 fue declarado Año Internacional de las Personas de Edad. Después de tres años, en el 2002, se celebró la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento en Madrid (España), en la que se establecieron las directrices prioritarias que orientan las políticas públicas relativas a las personas mayores del siglo XXI. Refuerza el concepto de envejecimiento activo (bienestar físico, social y mental durante toda la vida) para ampliar la esperanza de vida saludable, productividad y calidad de vida en la vejez. Fue allí que se elaboraron las primeras directrices sobre la creación de un entorno propicio para el envejecimiento. Un año más tarde, en el 2003, se celebró la Primera Conferencia Regional de América Latina y el Caribe sobre el Envejecimiento, que produjo un documento titulado «Estrategia Regional para la Ejecución en América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento». Ese mismo año, se promulgó en el Brasil el Estatuto do Idoso [estatuto del adulto mayor] (Ley 10741 del 1.º de octubre del 2003), que dispone: Artículo segundo: Las personas mayores disfrutan de todos los derechos fundamentales inherentes al ser humano, sin perjuicio de la plena protección de esta ley, y se les garantiza por ley o por otros medios, todas las oportunidades y facilidades para la preservación de su salud física y mental, y su perfeccionamiento moral, intelectual, espiritual y social, en condiciones de libertad y dignidad. Artículo tercero: Es obligación de la familia, la comunidad, la sociedad y el Estado garantizar a los mayores, con prioridad absoluta, el pleno goce del derecho a la vida, la salud, la alimentación, la educación, la cultura, la práctica de deportes, la recreación, el trabajo, la ciudadanía, la libertad, la dignidad, el respeto y la convivencia familiar y comunitaria. Hacemos notar que las políticas sociales brasileñas que garantizan la protección y la defensa de los derechos de las personas mayores se ajustan a marcos jurídicos y teóricos internacionales y se consideran eficientes y eficaces. 2 Los derechos humanos de las personas mayores se destacaron una vez más como política oficial en el 2007, en Brasilia, cuando se celebró la Segunda Conferencia Regional Intergubernamental sobre Envejecimiento en América Latina y el Caribe. El resultado fue la Declaración de Brasilia, en la que se destaca la solicitud al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de designación de un relator especial encargado de velar por la promoción de los derechos de las personas mayores, y el compromiso de los países de consultar a sus gobiernos sobre la elaboración de una convención sobre los derechos de las personas mayores como un documento jurídico en ámbito internacional. En el 2009 se celebró en Brasilia la Segunda Conferencia Nacional sobre los Derechos de los Adultos Mayores. 3 En esta conferencia se reiteraron los principales temas definidos en la primera conferencia celebrada en el 2006 y se destacó la necesidad de creación del Fundo Nacional do Idoso [Fondo nacional del adulto mayor], que fue aprobado por el Senado ese mismo año y sancionado por el Ejecutivo el 21 de enero del 2010. Con la nueva legislación, los individuos y las 2 3 Brasil ya tiene más de 20 millones de personas mayores. Del 18 al 20 marzo del 2009. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … empresas pueden deducir del impuesto sobre la renta las donaciones al fondo, en el ámbito nacional, estatal y municipal. La creación del Fondo era un clamor nacional. Se destaca la participación activa de las personas mayores y los profesionales que trabajan en envejecimiento. A pesar de las políticas oficiales destacadas, por la condición de minoría sociológica de este segmento, muchas veces son escasos los espacios y las partes interesadas para explicar, debatir y negociar sus necesidades. Entre el marco teórico y las acciones de la Nación, los estados y los municipios del Brasil hay un gran desfase, como dice Berzins (2010), «se observa una diferencia muy grande entre el Brasil jurídico y el Brasil real». Entre los avances logrados en el Brasil, en ámbito nacional, se encuentran la legislación mencionada anteriormente, el aumento significativo de las celebraciones del día 15 de junio (día mundial de toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez) en las diversas ciudades brasileñas; el debate y la adhesión al programa mundial «Ciudad amiga de los mayores», que involucra instituciones, servicios, barrios, etc.; la creación y ampliación de nuevas formas de asistencia al adulto mayor por parte de organismos públicos, tal como el programa de acompañantes de personas mayores de la ciudad de Sao Paulo; las campañas de sensibilización como, por ejemplo, la de prevención de caídas de mayores, que conciencia a las comunidades sobre la accesibilidad urbana. En el ámbito local hay un movimiento creciente de participación de las personas mayores en los movimientos sociales (en consejos de salud, de tercera edad, etc.) con reivindicaciones colectivas, no individuales, lo que demuestra una mayor madurez y ciudadanía, logro que se puede atribuir también al ejercicio de los derechos humanos. También hay avances en el ámbito académico, donde se constata un creciente interés institucional en el campo docente y, por lo tanto, la búsqueda, por parte de los profesionales, de conocimientos relacionados con la geriatría y la gerontología. Muchos profesionales ya han incorporado a su discurso temas relativos al proceso de envejecimiento. Como resultado, el envejecimiento tiene ahora una mayor visibilidad en los medios de comunicación. 2. La comunicación y la generación de derechos A lo largo de los años, las políticas oficiales y de ámbito internacional ejercieron impacto y comunicaron otras representaciones del envejecimiento. Ya no se refieren a la vejez como sinónimo de enfermedad, o solo de pérdidas y decadencia. Nos comunican otros apelativos del envejecimiento: saludable, exitoso, productivo, activo. Términos que incluyen la actividad, la recreación y la cuestión de la continuidad y la vivencia en el entorno social propio. Términos que nos permiten comprender esta etapa de la vida, la vejez, de una forma diferente y singular. Ciertamente, estas políticas han sacado a la luz otras imágenes sobre la vejez y nos comunican lo que ocurre en una nueva era del envejecimiento en el Brasil, que es la de la vejez que se transforma en la búsqueda de conocimientos y de recreación por placer. Se pasa de un discurso que anuncia una vejez frágil y prácticamente solo de pérdidas, a uno que anuncia una vejez activa y productiva. De hecho, esta vejez se encuentra dentro de algunos conceptos que, en cierto modo, son construidos y reproducidos por los medios de comunicación que, entre otros, son responsables de plasmar las representaciones de las diferentes etapas de la vida. Los avances tecnológicos en el campo de la información y la comunicación exigen, en la sociedad contemporánea, que se conceptúe el derecho a la comunicación como un nuevo derecho humano fundamental. El concepto de comunicación como un derecho humano figura en la Constitución del Brasil de 1988, en diversos artículos, especialmente en el quinto, bajo el título de «Derechos y Garantías Fundamentales», que menciona la libertad de expresión y de información. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … ¿Qué es la comunicación? La evolución de la humanidad corre pareja con el proceso de comunicación. De hecho, es lo que nos une al otro, que hace que nos entendemos y está muy relacionada con la información. La comunicación depende de la información. Vivimos rodeados de diversas formas de comunicación; el 99 % de los hogares brasileños también son bombardeados de diferentes formas por los medios de comunicación. Por medio de la comunicación percibimos al otro. En el Brasil, hay varios canales que nos «alimentan» sobre los tipos de vejez y envejecimiento, son los periódicos, la televisión, la radio, la internet, etc. Aunque muchas personas demonicen los medios de comunicación, la telenovela brasileña Mulheres Apaixonadas 4 , dio visibilidad a la violencia doméstica cometida contra personas mayores, sin mencionar la importancia de las campañas de salud, tal como la vacunación gratuita para personas de más de 60 años y el transporte público gratuito. Presentó el tema de los derechos humanos en un modo que ningún otro medio había conseguido hasta ese momento. La telenovela también impulsó la aprobación del Estatuto do Idoso, al que se había dado carpetazo. Es necesario mencionar también las imágenes de los anuncios, especialmente los de la televisión. Aunque se critique mucho a los medios de comunicación, pensamos que las imágenes, no el producto en sí, sino la información que contienen, desempeñan un papel importante en la plasmación de una vejez más positiva, diferente de la vejez de nuestra imaginario: decrépita, declinante. Los anuncios están construyendo imágenes de una vejez posible e incluso deseable. En este sentido, la información que contienen —con exclusión del producto— construyen, en efecto, una nueva forma de ver y vivir el envejecimiento. La comunicación como un derecho humano figura también en el primer informe de la comunidad internacional sobre los derechos humanos, publicado hace 30 años con el título Un solo mundo, voces múltiples. En él, el derecho a la comunicación se entiende como una extensión lógica del progreso de una sociedad. Este informe sigue siendo el más completo y renombrado sobre la importancia de la comunicación en la sociedad contemporánea. Hoy en día, el derecho a la comunicación —en cuanto nuevo derecho humano— es fundamental, porque vivimos en la sociedad de la información. La comunicación forma parte de la cuarta generación de derechos. Los derechos de la primera generación recibieron el nombre de derechos individuales negativos por la prohibición al Estado de abuso de poder en defensa de la propiedad privada, la igualdad ante la ley, la libertad de creencia y de asociación, y el derecho a la vida. Los derechos de la segunda generación consisten en la libertad de asociación a partidos políticos, derechos electorales y están relacionados con la formación del Estado democrático representativo. Están vinculados a los logros socioeconómicos y culturales y, como consecuencia, al acceso de la sociedad a la educación y salud, seguridad social, recreación, seguridad pública y vivienda, y a los derechos laborales. Los de la tercera generación se denominan derechos difusos y colectivos. Son los derechos de las colectividades: derecho a un medioambiente ecológicamente equilibrado, a la paz, al desarrollo sostenible y, ahora, a la longevidad. Son, en otras palabras, derechos sociales: derecho al trabajo, a la asistencia social, al estudio, a la protección de la salud... lo que implica que el Estado debe garantizar a los ciudadanos la calidad de vida. Lo derechos de la cuarta generación serían los relacionadas con la democracia, provenientes de grupos minoritarios, como ecologistas, feministas, grupos étnicos, de género, de relación de consumo y, en la última década, de personas mayores. Grupos que reivindican el control de la manipulación del dominio tecnológico sobre los procesos sociobiológicos y vitales para el futuro de la sociedad. Este es el 4 Escrita por Manoel Carlos, producida y transmitida por la red Globo entre el 17 de febrero y el 10 de octubre del 2003, y retransmitida en el programa Vale a Pena Ver de Novo en el 2008. Fue exportada a Portugal. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … derecho a la información. Después de todo, ¿con qué conocimientos la sociedad podrá reflejar los aspectos éticos, sociales y legales sobre los riesgos y las consecuencias del avance de la ciencia y el impacto que ejerce al investigar y desarrollar nuevas tecnologías que involucran el acceso al genoma humano y su aplicación, especialmente las relacionadas con las células madre, la terapia génica, la farmacogenómica, la nanobiotecnología? La cuarta generación de derechos está relacionada con la difusión de información sobre el acceso y el uso de la genómica en sanidad, y debe incentivar el debate acerca de las nuevas tecnologías en este campo y el impacto ejercido sobre las personas, y contribuir a la mejora de las políticas de salud pública. Cada vez más, la longevidad implica el tratamiento de enfermedades a través de la transferencia de genes 5 . Según Karam Teixeira (2009), en la actualidad, más de la mitad de los protocolos clínicos de terapia génica en curso están relacionados con el tratamiento de algún tipo de cáncer. Luego se encuentran las enfermedades monogénicas, que corresponden al 12 % de los protocolos clínicos aprobados, seguidas por las enfermedades cardiovasculares e infecciosas, en gran crecimiento, que contribuyen con el 8 y el 6 % de los protocolos, respectivamente. Estos tres grupos representan más del 90 % de todos los pacientes que se encuentran en algún tratamiento de terapia génica, concentrados principalmente en los Estados Unidos y los países europeos. Para Karam Teixeira, «los métodos de transferencia génica, aunque variados, son poco eficientes, tienen limitaciones respecto a la dirección celular y suscitan dudas sobre la seguridad. La baja expresión y la falta de mecanismos precisos de regulación del gen de interés en la célula diana obstaculizan aún más el avance de la terapia génica como herramienta terapéutica (...) la terapia génica también ha planteado discusiones sobre aspectos éticos y filosóficos que siguen siendo objeto de debate, especialmente en relación con el uso de células madre de adultos y embrionarias. Por lo tanto, todavía son necesarios muchos esfuerzos para que este procedimiento brinde mejoras significativas a los pacientes y pueda representar una práctica rutinaria satisfactoria en el futuro.» La reflexión bioética del empleo de las nuevas tecnologías en el ser humano está siendo debatida en el Brasil por especialista de la talla de Volnei Garrafa (coordinador de la Cátedra UNESCO de Bioética), Sérgio Rego (Escuela Nacional de Salud Pública/ Fiocruz - ENSP) y Marlene Braz (Instituto Fernandes Figueira – IFF), quienes «presentan reflexiones sobre el "límite" o "control" necesario que debe imponerse a los actos de los que trabajan con la manipulación de la vida, en el caso de la investigación de nuevas tecnologías relacionadas con la genética humana». El impacto y los riesgos implicados ciertamente obligarán a cada uno de nosotros a reflejar sus valores más profundos, y nos hará reflexionar sobre la cuestión máxima de la finalidad y el sentido de la existencia humana. Hasta la fecha, el debate sobre este tema ha involucrado a un grupo limitado de biólogos moleculares, ejecutivos de empresas, planificadores públicos y críticos. Según Nader (2009), jurídicamente, estos derechos se aplicarán al control de la ingeniería genómica, la manipulación del código genético de los seres humanos, animales, plantas, bacterias y organismos celulares, el cruzamiento de organismos de clase diferente, de bacterias a plantas y animales modificados genéticamente, pero hay los que critican en función de que, al final de cuentas, somos en parte responsables del calentamiento mundial, así como de envejecer activamente con una buena calidad de vida o envejecer enfermos y dependientes. Para poner bajo control estos procesos que están rediseñando la humanidad y su existencia, la 5 La transferencia de genes fue originalmente pensada para las enfermedades hereditarias, causadas, por lo general, por defectos en un solo gen (por ejemplo, fibrosis quística, hemofilia, hemoglobinopatías y distrofia muscular). Sin embargo, la mayoría de los ensayos clínicos de terapia génica actualmente en curso tienen por objeto el tratamiento de enfermedades adquiridas, tales como las enfermedades cardiovasculares, varios tipos de cáncer: de mama, próstata, ovario y pulmón y leucemias, y el SIDA. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … información es imprescindible. Así como es indispensable para vivir mejor la longevidad. Ampliar el diálogo a los beneficios y los riesgos de esta nueva ciencia, más allá del ámbito de las autoridades y los «especialistas» profesionales de ambas partes con la inclusión de la sociedad en su conjunto es una tarea de todos nosotros, los formadores de opinión (profesionales liberales, docentes, políticos, artistas, etc.) Los derechos de la cuarta generación garantizan la información necesaria a la población en su conjunto, porque no se trata simplemente de la motivación de los científicos o las empresas que financian la investigación, sino de nuestra motivación, de las expectativas, deseos, actitudes y tendencias que establezcan los parámetros culturales del tipo de futuro que trazaremos en cuanto civilización. Reiterando a Rifkin (1999), de alguna manera cada uno de nosotros es responsable de determinar el futuro colectivo que compartimos en cuanto especie. Algunos autores, entre ellos Ramos, Bayma y Luz (2001) con los que estamos de acuerdo, afirman que: La primera y fundamental consecuencia de reconocer el derecho a la comunicación es el reconocimiento de que debe ser puesta al mismo nivel que las políticas públicas esenciales, al mismo nivel de la educación, la salud, la alimentación, el saneamiento, el empleo, la seguridad, por ejemplo. Vemos hoy que la comunicación se ha usado solo como una herramienta y no como un derecho, especialmente en el campo de la salud. La comunicación no ha sido aún elevada, por derecho propio, a ese nivel. Poner la información a disposición de la sociedad es fundamental, pero no suficiente para la democratización del conocimiento. Los avances tecnológicos en el campo de la información y la comunicación exigen, en la sociedad contemporánea, que se conceptúe el derecho a la comunicación como un nuevo derecho humano fundamental. No se trata simplemente de «proveer comunicación», de la misma forma que el Estado provee asistencia sanitaria al construir hospitales y dispensarios. El derecho a la comunicación es diferente de otros derechos, como el derecho a la salud, por ejemplo. La sociedad tiene que apropiarse de la comunicación y sus diversos componentes, para poder ejercer este derecho. Después de todo, la comunicación es un derecho humano que integra y promueve la ciudadanía. Promueve la humanidad y la longevidad que queremos. Porque, una vez transformada, se convierte en conocimiento capaz de transformar la realidad. Capaz de cambiar nuestra forma de pensar la vejez y el envejecimiento. 3. Observatório Nacional do Idoso: espacio permanente de intercambio interactivo de información sobre violación de los derechos La longevidad humana es un problema filosófico, social, político, científico y público. Filosófico, porque la vejez necesita un nuevo sentido y requiere una nueva ética. Social, porque los mayores no tienen aún un lugar en la sociedad actual. Político, porque la existencia de un mayor número de personas mayores requiere políticas y acciones que permitan que los integrantes de este segmento demográfico vivan como ciudadanos. Científico, porque no es suficiente sobrevivir; tanto la ciencia como la tecnología, deben, con sus avances, colaborar a mejorar la calidad de vida de la población que envejece. Por último, público, porque es necesario despertar la atención pública acerca de la longevidad, en virtud de que el ciudadano ha sido sometido a un sinfín de reportajes sobre el mapeo genético sin discutir las condiciones en que se prolongará la vida. Según Berquó (1996), «el escenario que espera a aquellos que entrarán en la vejez en el próximo siglo deberá contar con políticas sociales que proporcionan las condiciones necesarias para que las personas mayores disfruten de una vida con dignidad. Pero, sobre todo, este escenario deberá caracterizarse por un horizonte de solidaridad: entre parientes, entre generaciones, entre amigos y entre las personas». Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … La interacción entre los aspectos existenciales, biológicos, económicos y socioculturales señala, no solo la necesidad de aumentar la visibilidad del fenómeno de la longevidad, sino la urgencia de construir nuevas políticas sociales en diferentes áreas de la existencia humana: salud, educación, recreación, bienestar social, vivienda y organización del espacio urbano, una vez que la construcción política y sociocultural de la vejez va de la mano del rompimiento de los modelos hegemónicos de pensamiento, característicamente segregados. La vejez, en virtud de la complejidad de los temas que involucra, propone el desarrollo de un nuevo conocimiento que tenga en cuenta una perspectiva multidisciplinaria y que destaque efectivamente la complejidad y contextualización inherentes a la cuestión. Reflexionar sobre la vejez aplicando un nuevo pensamiento implica también transformar el proceso de envejecimiento en objeto de conocimiento científico, entendido no sólo por la visibilidad de su crecimiento demográfico, sino también y sobre todo porque es una construcción social. El envejecimiento ha adquirido importancia en el plano nacional y en términos de información como consecuencia de la asistencia a personas mayores en situación de violencia. En el 2008 se creó oficialmente el Observatório Nacional do Idoso 6 [Observatorio Nacional de Personas Mayores] por iniciativa de la Secretaría Especial de Derechos Humanos de la Presidencia, en colaboración con el Centro Latinoamericano de Estudios en Violencia y Salud. El Observatorio sirve como un espacio permanente de intercambio interactivo de información entre los equipos de 18 Centros de Asistencia y Prevención de Violencia contra las Personas Mayores y otros usuarios, establecidos oficialmente en diversas regiones del país. Los Centros constituyen una de las estrategias del plan de acción para hacer frente a la violencia contra las personas mayores. Están vinculados a instituciones gubernamentales y no gubernamentales, y la evaluación y monitoreo de sus acciones están en manos del Centro Latinoamericano de Estudios de Violencia y Salud Jorge Careli (Claves/ENSP/Fiocruz), en asociación con la Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República (SEDH). Sus servicios están destinados a proporcionar orientaciones generales sobre los derechos humanos a todas las víctimas mayores de violencia y abuso, informarlos sobre las garantías jurídicas y derivación a servicios especializados, indicados a cada caso concreto, articulados en una red de instituciones tales como: defensoría de pobres y ausentes, fiscales, servicios médicos, comisarías de policía, instituciones de larga estancia, instituciones de asistencia social, entre otras, que puedan ser necesarias; prestar asistencia especializada en derechos humanos y ciudadanía a las personas mayores, por medio del desarrollo de actividades de asistencia, prevención y promoción de la ciudadanía jurídica, psicológica y social a cargo de un equipo multidisciplinario compuesto por asistentes sociales, psicólogos y abogados, capacitado para prestar asistencia a personas mayores víctimas de violencia o abuso. La prioridad es brindar asistencia humanizada a las personas de edad, cuyos derechos fueron vulnerados, que recurren a los centros. Los centros llevan a cabo acciones para prevenir la violencia a través de charlas y cursos de capacitación para las personas mayores, su familia y la comunidad, sobre temas como derechos humanos, ciudadanía, violencia y abuso. 4. Portal do Envelhecimento: libre acceso a comprensión del envejecimiento y la longevidad la información y la Como un reto, Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC/SP), desde hace 11 años, responde con el Programa de Postgrado en Gerontología y el Núcleo de Estudio e Investigación del Envejecimiento (NEPE), los dos con un carácter único e 6 http://www.observatorionacionaldoidoso.fiocruz.br/observatorio/index.php 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … innovador de constitución multidisciplinaria, a los problemas planteados por la longevidad, con objeto de preparar y formar docentes, investigadores y profesionales en un campo de creciente demanda. La PUC/SP es una institución privada con características de universidad pública por su reconocida función social. 7 Esto ha orientado la producción de contenidos que exceden los límites académicos para llegar a la población general, especialmente a los relacionados con el segmento de edad avanzada, con la intención de convertirse en un referente en envejecimiento en el Brasil, y ha abierto, desde su creación, caminos ajenos al ámbito de la institución. Así, en el 2004, el NEPE creó el sitio web Portal do Envelhecimento [Portal del un canal de envejecimiento] (http://www.portaldoenvelhecimento.org.br), divulgación científica que hace hincapié en la necesidad de aprehender a la vejez en sus múltiples dimensiones, sobre el principio de constante articulación entre los conocimientos producidos en el área y los que surgen del propio segmento. En el 2006 el Portal pasó a formar parte del Observatório da Longevidade Humana e Envelhecimento - OLHE [Observatorio de longevidad humana y envejecimiento]. Se cree que los medios de comunicación deben responder a la composición demográfica de la sociedad a la que se destinan sus publicaciones y programas, y como todos envejecemos, corresponde a cada generación la responsabilidad de la acción en un asunto social e individual de enorme importancia como es la forma de envejecer. El objetivo del Portal es colaborar en la construcción de conocimientos sobre el envejecimiento y la longevidad, y es un canal de formación de opiniones, en el que profesionales e investigadores pueden redefinir y replantear conceptos sobre el tema desde la perspectiva del ser que envejece y no únicamente del ser que se enferma. Fomentar nuevas formas de pensar la vejez y el envejecimiento es una cuestión crucial que nos corresponde a todos. De hecho, el papel que los medios de comunicación deben desempeñar en la elaboración de imágenes positivas del envejecimiento es uno de los aspectos esenciales del Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento (Madrid, 2002). Al considerar la comunicación como un aspecto de los derechos humanos, proponemos que, a través del Portal, sea un proceso bidireccional que conduzca al reconocimiento de una vejez a ser vivida con dignidad. El concepto de comunicación como un derecho humano figura en el primer informe de la comunidad internacional sobre los derechos humanos, publicado hace 30 años, en 1980, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en París y lanzado en el Brasil en 1982. El informe, titulado Un solo mundo, múltiples voces – Comunicación e información en nuestro tiempo se terminó por conocer como «Informe McBride» porque fue redactado por una comisión presidida por el jurisconsulto y periodista irlandés Sean MacBride. En él, el derecho a la comunicación se entiende como una «extensión lógica del progreso contante tendiente a la libertad y la democracia». El Informe MacBride es, hasta la fecha, el informe más completo jamás producido sobre la importancia de la comunicación en la sociedad contemporánea. El Portal do Envelhecimento surgió con este propósito y, desde su creación, fomenta una red de comunicación y solidaridad. Esta red amplía el acceso a la información técnica y científica de las áreas sociales, humanistas y de salud a gobiernos, responsables de la toma de decisiones, profesionales que trabajan con el segmento de edad avanzada y el público en general, ayudando a construir el temario de la longevidad. 7 La Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP) es una institución comunitaria de derecho privado, confesional, sin fines de lucro, mantenida por una fundación de derecho privado. Por lo tanto, tiene carácter internacional, y sus diplomas son reconocidos por las universidades homólogas de los países con los que el Vaticano ha celebrado un acuerdo o convenio. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … Usamos el término red, que proviene del latín rete y significa una conexión de nudos. En efecto, los investigadores mentores, interconectados, facilitan la afiliación, la conmutación, el intercambio y el cambio de pensamiento sobre la vejez y el envejecimiento. Por lo tanto, nuevos paradigmas de creación y difusión del conocimiento emergen en el Portal sobre la base de la colaboración voluntaria y abierta de profesionales de diferentes regiones del Brasil e, incluso, de otros países. A través de la Internet, facilita la producción y exploración de información sobre el envejecimiento, de manera rápida y accesible, y permite la integración directa e inmediata de usuarios, investigaciones y experiencias de todo el país y el mundo. Este canal permite una renovación de las prácticas sociales y busca fomentar la inclusión social, la mejora de la calidad de vida y el ejercicio de la ciudadanía de las personas mayores. El acceso de la sociedad a la comunicación es uno de los aspectos de la democratización. Sus principios abarcan la solidaridad, la producción de innovaciones, la democratización del conocimiento y la interdisciplinariedad. Solidaridad: el Portal ayuda a formar una red de solidaridad entre familias, generaciones, profesionales, organismos gubernamentales, empresarios, investigadores, formuladores de políticas públicas y formadores de opinión. Red clave para comprender y garantizar la calidad de vida de los adultos mayores en la comunidad, que se inició con la participación y las actividades de sus usuarios mentores. Los usuarios mentores dan identidad al Portal, tanto en la producción de conocimiento como en su uso, a través de la transferencia e incorporación del conocimiento al cotidiano del trabajo en el segmento de edad avanzada. Cada uno de ellos está vinculado al envejecimiento, como profesional, en las siguientes áreas de formación: fisioterapia, economía, asistencia social, psicoanálisis, medicina, psicología, periodismo, nutrición, terapia ocupacional, artes plásticas, arquitectura, pedagogía, docencia, entre otras, o participan en el proceso de alimentación de la fuente de datos, por medio del consumo, reproducción y difusión en su cotidiano, del que se nutren para reflejar, sistematizar y alimentar el sitio web. Los investigadores mentores, en red, están cumpliendo una de sus principales responsabilidades: la construcción de otro conocimiento sobre el envejecimiento. Para propiciar una mejor comprensión, al inicio clasificamos en tres tipos los usuarios/mentores que hacen que el sitio sea un portal interactivo: a) Usuarios/mentores de interés estratégico: universidades, institutos de investigación, profesores, investigadores, académicos, especialistas en trabajar con personas mayores y formadores de opinión; b) Usuarios/mentores en potencial: la población en general. Las personas que buscan información científica, noticias, eventos e información de utilidad pública, ya sea en nombre de un ser querido u otra persona de edad avanzada, o en el suyo propio, porque disfruta de esta etapa de la vida o quiere saber más acerca de su futuro; y c) Usuarios/ mentores prioritarios: personas mayores y sus familias, instituciones, organizaciones y movimientos de/para personas mayores. Autoridades públicas: responsables de la formulación de políticas sociales, de la toma de decisiones al respecto y del desarrollo de programas para la asistencia de la tercera edad. Producción de innovaciones e interdisciplinariedad: La producción de innovaciones se da en el intercambio de información, conocimientos y métodos entre los diversos campos del conocimiento de los usuarios mentores y en el uso innovador de los conocimientos sobre el proceso de envejecimiento, y colabora en la construcción de nuevos conceptos sobre la vejez. En virtud de su complejidad, esta cuestión debe ser aprehendida en sus múltiples dimensiones, en un ejercicio interdisciplinario constante, en una articulación entre los conocimientos producidos, con una apertura permanente a nuevos descubrimientos. Al no tener en cuenta solo un punto de vista científico, el Portal tiene la responsabilidad de promover un diálogo rico y fructífero, que permite ampliar los conocimientos de los usuarios. 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … Democratización del conocimiento: Por último, en la transferencia de conocimientos, el acceso al sitio está a disposición de la comunidad, con el compromiso de ampliar la provisión permanente de servicios, a fin de facilitar la socialización de la información y, por tanto, la democratización del conocimiento. Permite optimizar y usar los recursos existentes, además de darles visibilidad para que puedan ser incluidos en los debates públicos sobre el impacto de la longevidad en la sociedad. Después de todo, el conocimiento se ha convertido en un recurso esencial en la sociedad de la información, cuya velocidad, complejidad y nuevas cuestiones sobre la superación de los límites de edad, requieren una nueva actitud de los profesionales que trabajan con el segmento de edad avanzada, especialmente los administradores públicos. Se cree que, como indica el Informe MacBride, la reivindicación de una democratización de la comunicación tiene varias connotaciones, muchas más de lo que suele creerse. Puesto que el acceso de la sociedad a la comunicación es solo uno de los aspectos de la democratización. Según el informe es necesaria información más abundante, proveniente de una pluralidad de fuentes. El Portal, por lo tanto, forma una red de «encuentros», en la que profesionales, organismos gubernamentales, empresarios, investigadores, formuladores de políticas públicas y formadores de opinión se encuentran para intercambiar y desarrollar ideas, tomando como base el principio de la solidaridad, el apoyo, la comunicación y la información. Para Deleuze (2002, p. 25), «cuando un cuerpo "encuentra" otro, una idea, otra idea, sucede tanto que las dos relaciones se componen para formar un todo más potente, como que uno descompone el otro y destruye la cohesión de sus partes». Los autores Murilo Ramos, Israel Bayma y Dioclécio Luz, en el artículo Por Políticas Democráticas de Comunicación, 8 señalan que, para identificar mejor el papel de la comunicación en las sociedades contemporáneas, debemos observar algunas funciones que creemos que el Portal cumple. Dichas funciones son: − Reformador del espacio público más decisivo para el ejercicio de la ciudadanía; − Importante instrumento de educación pública; − Importante instrumento de amplia formación cultural; − Importante instrumento de difusión de información y, por lo tanto, de la realidad o no realidad nacional; − Importante instrumento en la determinación del carácter nacional, incluido también el aspecto político, la soberanía en cuanto Nación y la sociedad en general; − Importante instrumento de conservación y afirmación de los valores culturales; − Importante instrumento de integración y afirmación de la cultura nacional en entornos transnacionales y globalizados. Ampliar el diálogo a los profesionales y formadores de opinión, y a los beneficios y riesgos de esta nueva ciencia, más allá del ámbito de las autoridades científicas, es incluir a la sociedad en su conjunto en el debate público sobre el impacto que la longevidad ejerce y ejercerá sobre casi todos los aspectos de la vida, puesto que no cambia solo la estructura de la población, sino también sus expectativas y valores, lo que requiere un público bien informado para que pueda opinar sobre la resolución de los dilemas. 8 Adaptación del texto original presentado como ideario para la reconstrucción del Foro Nacional para la Democratización de la Comunicación en 2001, disponible en http://www.intervozes.org.br/artigos/5politicas.pdf. Capturado el 30 de agosto del 2005. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … Estamos de acuerdo con Foucault (2004), que señala que la vejez no es solo una fase cronológica de la vida: es una forma ética que se caracteriza a la vez por la independencia con respecto a todo lo que no depende de nosotros y por la plenitud de una relación consigo en la que la soberanía no se ejerce como un combate sino como un goce. 5. Consideraciones No hay ninguna duda de que, en la contemporaneidad, las personas mayores están cada vez más presentes en los medios de comunicación, tanto en los países desarrollados como en los considerados en vías de desarrollo, como Brasil, y están haciendo surgir una nueva matriz de desarrollo humano y social. Dado que han perdido su invisibilidad, las personas mayores se van imponiendo y asumiendo un papel en los medios de comunicación. Lo que se puede explicar por dos razones: en primer lugar, porque es el segmento de más rápido crecimiento de la población y se ha convertido en un gran consumidor, incluso de los propios medios de comunicación, que no pueden seguir ignorándolo. En segundo lugar, porque se muestran más, ya que salieron del espacio privado y están en el espacio público. En consecuencia, también pueden ser fuentes de información, lo que requiere que los profesionales de los medios de comunicación conozcan un poco más acerca de ellos, del mismo modo que necesitaron aprender sobre los niños y adolescentes, incluso para evitar ser objeto de demandas, aunque se rijan por normas de neutralidad. 9 En este sentido, se puede decir que los medios de comunicación están efectivamente siendo «obligados» a crear un entorno propicio para el envejecimiento y la reflexión sobre los aspectos éticos, jurídicos, económicos y socioculturales relacionados con la longevidad. En efecto, desde el momento en que proporcionan una base para la formación de opinión, independientemente del enfoque, concretan el cuarto poder, 10 lo que se observó en la telenovela Mulheres Apaixonadas, que dio visibilidad a la violencia doméstica contra personas mayores y la importancia de la difusión de los derechos adquiridos, tales como la vacunación los y pases gratuitos en el transporte público para personas de más de 60 años. Fiscalizar, especialmente a las autoridades públicas y privadas, es una de las funciones de los medios de comunicación en los regímenes democráticos, a fin de garantizar la transparencia en las relaciones políticas, económicas y sociales. Sin embargo, se observa que los medios de comunicación empiezan a dictar normas de comportamiento e influir en las opciones de los individuos y de la sociedad en su conjunto. Aunque reconocemos, tal como Lipovetsky (2004), que los medios de comunicación ejercen demasiado poder sobre el comportamiento, también tienen poder sobre la información... y «la información crea, a largo plazo, individuos más reflexivos, con más capacidad para comparar lo que son y lo que los otros son». Creemos que una vez provista de su primer derecho, el de la comunicación, la población puede rediseñar la vida, sin estar contaminada de antemano por estereotipos que transmiten una visión sesgada de las etapas de la existencia humana. En este sentido, los medios de comunicación podrían solicitar opiniones a grupos organizados de personas mayores, además de contextualizar las noticias, a 9 Según la deontología periodística, «un principio común en el periodismo es el de la objetividad, que predica que el texto debe guiarse por la información objetiva, no subjetiva, es decir, debe describir las características del objeto de la noticia, no impresiones o comentarios del sujeto que observa (en este caso, el que redacta la nota). Recientemente, sin embargo, varios críticos y periodistas profesionales han rebatido este principio, afirmando que, en la práctica, "la objetividad no existe", porque toda construcción de texto es un discurso y una narración en los que se hace una selección de vocabulario influenciada por ideologías, la praxis y otros valores subjetivos. Estos críticos suelen referirse a este principio, despectivamente, como el Mito de la Objetividad», de acuerdo con información tomada de Wikipedia. Disponible en: http://pt.wikipedia.org/wiki/Ética_jornalística. 10 Frase acuñada para describir el poder de los medios de comunicación en referencia a los otros tres poderes típicos del estado democrático: ejecutivo, legislativo y judicial. 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … fin de incluirlas en la elaboración de un nuevo ideario de la vejez. Repensar la vejez contemporánea requiere encontrar nuevos textos y recrear permanentemente los nuevos, lo que supone tratar con la mutabilidad, relatividad e imprevisibilidad del ser que envejece. Entre los productos mediáticos, los anuncios han contribuido a cambiar la imagen de la vejez. Muchos muestran personas mayores felices, independientes, en actividades nunca vistas. Exhiben seres deseantes y no decrépitos. Algunos, aunque los críticos consideren que son solo una herramienta del consumo, son los que más muestran posibilidades de vivir vejeces diferentes de las de nuestro imaginario y, en este sentido, han roto con la generalización. De hecho, este papel es uno de los aspectos esenciales del Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, que señala que los medios de comunicación deben contribuir con imágenes positivas de esta etapa de la vida. Además, como las personas viven cada vez más en buenas condiciones físicas y mentales y la realidad demográfica apunta a una sociedad en que las personas mayores —entre las cuales nos contaremos— serán mayoría, se puede suponer que serán los principales definidores de todo tipo de productos, incluidos los que rediseñan la vida, la vejez y la longevidad que se desea. Hoy en día, muchos de ellos ya están reescribiéndose a sí mismos y nada mejor que ellos, como productores de textos diferenciados, constituyan las principales fuentes de información, puesto que son los que experimentan por primera vez —en cuanto generación— una vida adulta prolongada marcada por la coexistencia de múltiples identidades generacionales y una variedad de papeles. Al tomar la palabra, examinar los valores, las normas y los conceptos y prejuicios con los que nuestras sociedades gestionan el envejecimiento y las edades, pueden conducir, en efecto, los comportamientos hacia el rediseño de nuestro longevivir. Referencias Bauman, Z., 2002. La sociedad individualizada. Barcelona: Catedra. Berquó, E., 1996. Algumas considerações demográficas sobre o envelhecimento da população do Brasil. In: I Seminário Internacional do Envelhecimento populacional. Brasília: Anais. Berzins, M. V., 2010. Avanços na defesa e proteção dos direitos das pessoas idosas em 2009 [online]. 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São Paulo: Barcarolla. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Beltrina Côrte La comunicación como un derecho humano … Nader, R.T., 2009. Tecnologia e democracia diante da quarta geração dos direitos humanos [online]. Com Ciência/SBPC - Labjor. Disponible en http://www.comciencia.br:80/comciencia/?section=8&edicao=43&id=524 [Acceso 15 enero 2010]. ONU, 1948. Declaração Universal dos Direitos Humanos [online]. Disponible en: http://www.dhnet.org.br/direitos/deconu/textos/integra.htm. [Acceso 20 enero 2010]. Ramos, M.; Bayma, I.; Luz, D., 2001. Por Políticas Democráticas de Comunicação. In: Contribuição ao ideário de reconstituição do Fórum Nacional pela Democratização da Comunicação. Brasília, febrero. Rifkin, J., 1999. O Século da Biotecnologia. A valorização dos genes e a reconstrução do mundo. São Paulo: Makron Books. UNESCO, 1983. Um Mundo e Muitas Vozes – comunicação e informação na nossa época. Comissão Internacional para o Estudo dos Problemas da Comunicação. Trad. Eliane Zagury. Rio de Janeiro: Fundação Getúlio Vargas. 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 Las tecnologías de la información; derecho a la privacidad, tratamiento de datos y tercera edad 1 (The technologies of the information; right to the privacy, data processing and older persons) MARÍA NIEVES DE LA SERNA BILBAO ∗ Abstract The fundamental right to the privacy consecrated in the article 18.4 of the Spanish Constitution is a guarantor institution whose objective is “to give response a new form of threat makes concrete to the dignity and to the rights of the person”, but that it constitute “it self, a right or fundamental freedom”. It is, it self “a right to the freedom opposite to the potential aggressions to the dignity and to the freedom of the person fro an illegitimate use of the treatment mechanized of information”. Never however, in spite of the importance of this right, still it is a right little known. Less for the major person and those that represent accompany or help them. This article is focused to highlighting essential aspects of that right that must be known necessarily for the mayor person and his environments in altars to protect his intimacy and all his rights, to be or not fundamental. Key words Older Persons; Elderly; Right to the Protection of Personal Data; Privacy; Medical Data; Health Data; Social History; Clinical History; Assistance Centers; Centers of Major Persons; Video Vigilance; Sources Accessible to the Public Resumen El Derecho fundamental a la Protección de Datos consagrado en el artículo 18.4 de la Constitución Española, es un instituto de garantía que actúa "como forma de respuesta a una nueva forma de amenaza concreta a la dignidad y a los derechos de la persona", pero que constituye “en sí mismo, un derecho o libertad fundamental". Es, en sí mismo, "…el derecho a la libertad frente a las potenciales agresiones a la dignidad y a la libertad de la persona provenientes de un uso ilegítimo del tratamiento mecanizado de datos”. No obstante, a pesar de su importancia, aún se trata de un derecho poco conocido y, menos aún, por las personas mayores. Conocer y respetar su regulación es esencial para impedir cualquier vulneración a la dignidad, libertad y derechos de las personas mayores que, frente al uso de las tecnologías, son aún más vulnerables. De ahí, que este trabajo vaya enfocado a destacar algunos de los múltiples aspectos que es preciso conocer por las personas mayores y en aras a proteger su intimidad y todos sus derechos, sean o no fundamentales. 1 El presente trabajo se desarrolla dentro del proyecto DER2009-09819 “De los servicios públicos y los servicios de interés general: El futuro de intervención pública en un contexto de crisis económica”, dirigido por el prof. T. Quadra-Salcedo. 1 ∗ Prof. Titular de Derecho Administrativo, Universidad Carlos III de Madrid, [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax.(+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… Palabras clave Personas mayores; Ancianidad; Derecho a la protección de datos; Privacidad; Datos médicos; Datos de salud; Historia social; Historia clínica; Centros asistenciales; Centros de mayores; Dependencia; Videovigilancia; Fuentes accesibles al público 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… Índice 1. Tercera edad y políticas públicas: dependencia y envejecimiento activo ............ 5 1.1. Regulación y concepto ....................................................................... 5 1.2. Objeto del trabajo ............................................................................. 6 2. El derecho fundamental a la protección de datos ........................................... 7 2.1. Fundamento constitucional ................................................................. 7 2.2. La importancia del estudio del Derecho a la Protección de Datos en las personas mayores ................................................................................... 8 3. El régimen jurídico de la protección de datos ................................................ 9 3.1. Aspectos generales ........................................................................... 9 3.2. El tratamiento de los datos, el consentimiento y otros aspectos relevantes .......................................................................................................... 10 3.3. Los datos especialmente protegidos ................................................... 15 3.4. Los datos registrados en soporte físico ............................................... 16 4. El tratamiento de los datos personales en algunos ámbitos que afecta a las personas mayores ...................................................................................... 16 4.1. Utilización de los datos personales de las personas mayores por los centros asistenciales ......................................................................................... 16 4.1.1. Planteamiento de la cuestión..................................................... 16 4.1.2. La Historia Social, definición...................................................... 17 4.1.3. Los datos personales de las personas mayores y su inclusión en las historias sociales .............................................................................. 17 4.1.4. El caso peculiar de los datos relativos a la religión de las personas mayores.......................................................................................... 18 4.1.5. Documentos que integran la Historia Social ................................. 19 4.1.6. Los Derechos, la información y el consentimiento de las personas mayores.......................................................................................... 20 4.1.7. La conservación de los datos que se encuentran insertos en las historias sociales .............................................................................. 21 4.1.8. Acceso a los datos contenidos en la historia social de una persona mayor por parte de terceros............................................................... 22 4.1.9. La prestación de asistencia social y sanitaria a las personas mayores en el centro. Necesidad de contar con historia social e historia clínica....... 23 4.1.10. Otros usos que puede darse a la historia social .......................... 24 4.1.11. La historia social y las cesiones de datos personales ................... 24 4.1.11. Las medidas de seguridad y el secreto profesional ...................... 26 4.1.12. Algunos aspectos a tener en cuenta en relación con las medidas de seguridad ........................................................................................ 27 4.1.13. Mantenimiento, archivo y cancelación de los historiales sociales de las personas mayores........................................................................ 27 4.2. La Teleasistencia............................................................................. 28 4.3. Los datos de la salud de las personas mayores y la historia clínica ......... 30 4.3.1. El dato de salud y las personas mayores ..................................... 30 4.3.2. Excepción al principio del consentimiento expreso en el caso de los datos de salud. ................................................................................ 30 4.3.3. La Historia clínica y la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica ................................... 31 4.3.4. La protección de datos y la historia clínica de las personas mayores 32 4.3.5. El responsable del fichero de las historias clínicas......................... 33 4.3.6. La conservación de las historias clínicas de las personas mayores... 33 4.3.7. El acceso a las historias clínicas de las personas mayores.............. 34 4.3.8. El caso especial de acceso a la Historia clínica de una persona mayor fallecida .......................................................................................... 34 4.3.9. Las medidas de seguridad que deben tener las historias clínicas..... 36 4.4. La videovigilancia y los datos captados de las personas mayores ........... 37 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 4.4.1. Objetivos que se pretenden conseguir ........................................ 37 4.4.2. Algunos aspectos a considerar en relación con la videovigilancia y las personas mayores ............................................................................ 37 4.4.3. Información que debe proporcionar el centro que tenga instalado un sistema de videovigilancia ................................................................. 38 4.4.4. El acceso a la información del usuario, conservación de los datos y cámaras falsas ................................................................................. 39 4.4.5. Principios de calidad, proporcionalidad y finalidad del tratamiento .. 39 4.4.6. El lugar donde pueden y deben ubicarse las cámaras de videovigilancia ................................................................................. 40 4.4.7. Sistemas de grabación de imágenes a través de los videoporteros.. 40 4.5. Fuentes accesibles al público ............................................................ 41 4.5.1. Planteamiento de la cuestión..................................................... 41 4.5.2. Las guías o repertorios telefónicos ............................................. 42 4.5.3. La confección de las guías telefónicas y de servicios de comunicaciones electrónicas y la protección de datos. Requisitos que se deben tener en cuenta ...................................................................... 43 4.5.4. Las guías telefónicas como fuentes accesibles al público................ 44 4.5.5. Un proceso importante; la incorporación de los datos obtenidos de las guías de comunicaciones electrónicas a un fichero................................. 45 6. Conclusiones.......................................................................................... 47 7. Bibliografía ............................................................................................ 50 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 1. Tercera edad y políticas públicas: dependencia y envejecimiento activo 1.1. Regulación y concepto Como es sabido, las personas de la tercera edad 2 precisan de una mayor atención y una mejor información para que pueda hacerse efectivo el mandato del artículo 10 de la Constitución Española que dispone: “1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. 2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.”. Por su parte, el artículo 9.2 del citado Texto Constitucional concreta como obligación para los poderes públicos, el “promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas, remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud”. Para lograr hacer efectivos aquellos derechos de las personas mayores, se articularon por los poderes públicos diferentes políticas públicas, entre las que cabe destacar, por su relativa novedad, la regulación sobre Dependencia y la nueva política sobre el “envejecimiento activo” 3 . En relación con la Dependencia, es preciso indicar que, tanto a nivel estatal como autonómico, se define a la misma como la situación en la que se encuentran aquellas personas que, por la falta o la pérdida de autonomía personal, necesitan asistencia o ayudas para realizar las actividades corrientes de la vida. Toda la normativa que regula la Dependencia, tiene como objetivo ofrecer y garantizar la protección a determinadas personas, entre las que se encuentran las personas mayores, que precisan una atención especializada –tanto de familiares como de personal experto-, como consecuencia de las deficiencias, enfermedades o trastornos que sufren. Principalmente, el apoyo que reciben estas personas es para poder realizar las actividades tan básicas de la vida cotidiana, como levantarse, bañarse, salir a la calle, etc. y contribuir a que éstas obtengan un mejor bienestar social mediante la prevención, la eliminación o el tratamiento de las causas que impidan o dificulten la plena integración de las personas en la sociedad 4 . 2 Con carácter general, se considera que una persona es mayor, cuando supera los 65 años. La Dra. María Isolina Dabove Caramuto, considera más correcto la utilización del concepto de “Ancianidad” para referirse a este grupo de personas. Dicha autora, investigadora especializada en la materia sobre ancianidad, ha publicado prestigiosos trabajos en los que explica los motivos por los que considera más apropiado el uso de éste término, frente a otros, entre los que cabe señalar, los trabajos sobre Los derechos de los ancianos (2005); “Consentimiento informado y Derecho de la ancianidad: investigación, tratamientos terapéuticos en Geriátricos” (2002, pp. 489-495); Derecho de la Ancianidad. Perspectiva Interdisciplinaria (2006). Igualmente, la citada profesora es Directora del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad, vinculado a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, Centro que desarrolla una labor importantísima en relación con el estudio y discusión sobre los distintos temas relacionados con la Ancianidad. No obstante, los fundamentados razonamientos expresados por la autora relativos a la correcta utilización del concepto Ancianidad, en este trabajo, se utilizará el término de “personas mayores” o de “persona de la tercera edad”, dado que son los que la legislación española utiliza. 3 En el Libro Blanco de atención a las personas en situación de dependencia en España (diciembre de 2004-IMSERSO), se destacan las distintas políticas que supusieron hitos de envergadura para la mejora de la protección social en nuestro país y, consecuentemente, para las personas mayores. Por su parte, el Libro Blanco del “envejecimiento activo” en España, de 2011, es otro documento elaborado por el gobierno que tiene por finalidad servir de guía a las políticas dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y contiene importantes propuestas que responden a la realidad, los deseos y las expectativas de las personas mayores, contempladas con perspectiva de futuro. 4 A nivel estatal, véase la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. En el ámbito autonómico, todas las Comunidades Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… Desde una perspectiva distinta a la anterior, el poder público también ha trabajado en la política denominada “envejecimiento activo”, entendido como «el proceso de optimización de oportunidades de salud, participación y seguridad con el objetivo de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen» 5 . La citada política, recogida en el Libro Blanco sobre envejecimiento activo en España, reconoce que el aumento del número de personas mayores en nuestra sociedad – tanto a nivel español como europeo- y los cambios que dicho grupo está experimentando, han originado nuevas formas de vida de las personas mayores. Se las describe como personas activas, sanas, que se cuidan con la finalidad de ser independientes y autónomas el mayor tiempo posible y que demandan cada día más espacio y voz social. Concretamente se indica en el citado Libro que se trata de personas que “Tienen el deseo decidido de seguir ejerciendo sus derechos de ciudadanía y de participar en todo lo que nos incumbe y atañe como sociedad. Y este hecho exige al tejido social en su conjunto responder a estas legítimas aspiraciones y a enriquecerse con ella”. En conclusión, dentro del grupo que denominamos personas mayores o de la tercera edad, se encuentran personas en distintas situaciones. Algunas, con plena capacidad para el desarrollo de todas las actividades sin necesidad de ayudas especiales; otras, que deben recibir determinadas prestaciones por parte de los poderes públicos para lograr un grado de autonomía y desarrollo integral de la persona y, finalmente, aquellas que se encuentran en un nivel intermedio entre las dos. Desde este punto de vista, corresponde al poder público competente por medio de las instituciones administrativas habilitadas al efecto y, con fundamento en la normativa vigente, concretar qué tipo de ayudas se pueden otorgar y qué actividades se deben fomentar para logar que todas las personas mayores sean lo más independientes y autónomas posibles 6 . Para el acceso, tratamiento y uso de todos aquellos datos, la Administración utiliza las Tecnologías de la Información y la Comunicación, -más conocidas por las siglas TIC- definidas como un “conjunto de recursos necesarios para manipular los datos, información y, particularmente, los ordenadores, programas informáticos y redes necesarias para convertirla, almacenarla, administrarla, transmitirla y encontrarla". A través de las TIC, se recaba, retiene, manipulan o distribuyen datos y se obtiene información. En todo este proceso, los datos personales recabados deben tratarse y guardarse con pleno respeto al Derecho Fundamental a la Protección de Datos, reconocido como veremos inmediatamente, en el artículo 18.4 de la Constitución Española. 1.2. Objeto del trabajo No es posible desconocer que las personas mayores, en general, frente al uso de las TIC son reacias a su utilización cuando no temerosas a su manejo y conocimiento. Más aún, en los supuestos que se animan a utilizar las citadas tecnologías (cada día mayor número), desconocen, en gran medida, los peligros que la misma puede acarrear a la dignidad y libertad de su persona. En particular, en relación con nuestro trabajo, la dación de datos personales por parte de las personas mayores, bien sea a través del uso de las TIC, bien a instituciones – públicas o privadas- o bien a personas físicas, sin tener conocimiento del uso y el tratamiento que los datos facilitados pueden tener y, consecuentemente, los perjuicios que, en su caso, les pueden ocasionar, son en general, ignorados por Autónomas cuentan con una regulación semejante. Al respecto, se puede consultar la página web del Instituto de Mayores y Servicios Sociales -IMSERSO -http://www.imserso.es- que contiene una relación actualizada toda la normativa sobre dependencia. 5 Definición de la Organización Mundial de la Salud, Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento: informe sobre su ejecución, 2 de diciembre de 2004. 6 En este sentido, el Real Decreto 727/2007, de 8 de junio, que desarrolla reglamentariamente a la Ley 39/2006, concreta los criterios para determinar la intensidad de protección de los servicios y la cuantía de las prestaciones económicas, entre los que cabe citar, a) los servicios de prevención, b) los Servicios de promoción de la autonomía personal, c) la Teleasistencia, d) la Ayuda a Domicilio y e) los Centros de Día y de Noche. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… este grupo de personas. Lo mismo cabe decir en relación con las distintas garantías que el sistema jurídico le reconoce para defender y proteger la recopilación y tratamiento de los datos de carácter personal, desconocimiento que también se hace extensivo a la mayoría de las personas que apoyan, acompañan o asisten a las personas mayores. El resultado de aquel desconocimiento no es otro que la inmensa posibilidad de que su Derecho a la Protección de Datos sea vulnerado. Teniendo en cuenta lo anterior, el trabajo que se presenta pretende dar a conocer quién puede recoger los datos personales de las personas mayores, qué garantías se deben ofrecer y, por tanto, cumplir a la hora de recoger dichos datos, qué uso o destino pueden tener los datos obtenidos, qué normativa existe para legitimar su acceso, uso y tratamiento, qué personas pueden utilizarlos o quién, además de ellos, pude acceder a los datos, entre muchas otras cuestiones. En definitiva, se trata de abordar el estudio del Derecho Fundamental a la Protección de Datos, derecho que persigue proteger el denominado derecho a la privacidad. Este derecho reconocido a “todas las personas”, persigue garantizar el libre desarrollo de la personalidad, al reconocer y otorgar, en nuestro caso a la persona mayor titular del dato, un poder de control y disposición sobre sus datos para preservarlos de un uso ilegítimo o no querido por parte de terceros. No obstante, es preciso indicar que excede del objetivo de este trabajo un estudio exhaustivo sobre todos los ámbitos que pueden afectar a las personas mayores. El estudio que se realiza, sólo se centra en el estudio de algunos datos que consideramos puede tener mayor repercusión en la intimidad de las personas mayores. 2. El derecho fundamental a la protección de datos 2.1. Fundamento constitucional El Derecho Fundamental a la Protección de Datos se reconoce en la Constitución Española en el artículo 18.4 que dispone: “La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.” El constituyente, cuando incluyó este precepto, fue consciente de los riesgos que entrañaba el uso de la informática y, en tal sentido, encomendó al legislador la garantía del Derecho Fundamental a la Protección de Datos al incorporar por el mencionado artículo 18.4 del Texto Constitucional, un instituto de garantía "como forma de respuesta a una nueva forma de amenaza concreta a la dignidad y a los derechos de la persona", pero a la vez, considerado "en sí mismo, un derecho o libertad fundamental" (STC 254/1993, de 20 de julio, FJ 6). Este instituto de garantía de los derechos a la intimidad y al honor y del pleno disfrute de los restantes derechos de los ciudadanos es, para el Tribunal Constitucional, además, en sí mismo "un derecho o libertad fundamental, el derecho a la libertad frente a las potenciales agresiones a la dignidad y a la libertad de la persona provenientes de un uso ilegítimo del tratamiento mecanizado de datos”, que la Constitución llama “la informática’", y que el citado Tribunal ha denominado el Derecho fundamental a la Protección de Datos (STC 292/2000 de 30 de noviembre). Por su parte, la Carta Europea de los Derechos Fundamentales, en su artículo 8, también recoge el Derecho a la Protección de datos de carácter personal, al indicar: “1. Toda persona tiene derecho a la protección de los datos de carácter personal que la conciernan. 2. Estos datos se tratarán de modo leal, para fines concretos y sobre la base del consentimiento de la persona afectada o en virtud de otro fundamento legítimo previsto por la ley. Toda persona tiene derecho a acceder a los datos recogidos que la conciernan y a su rectificación. 3. El respeto de estas normas quedará sujeto al control de una autoridad independiente.” Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… La Directiva 95/46/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 24 de octubre de 1995, relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos, desarrolla este Derecho. La citada Directiva, se constituyó en el texto de referencia a escala europea en materia de protección de datos personales, al crear un marco regulador destinado a establecer un equilibrio entre un nivel elevado de protección de la vida privada de las personas y la libre circulación de datos personales dentro de la Unión Europea. Con este objetivo, la Directiva fijó unos límites estrictos para la recogida y la utilización de los datos personales y, además de su trasposición legislativa, exigió la creación, en cada Estado miembro, de un organismo nacional independiente encargado de la protección de los mencionados datos 7 . En España, la trasposición de dicha normativa se realiza a través de la Ley orgánica 15/1999, de 15 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (en adelante, LOPD), norma que crea la Agencia Española de Protección de Datos de Carácter Personal, como una administración independiente. F F 2.2. La importancia del estudio del Derecho a la Protección de Datos en las personas mayores 15B Partiendo de las consideraciones anteriormente realizadas, es preciso destacar que el conocer y difundir qué supone el Derecho Fundamental a la Protección de Datos, resulta esencial para defender la libertad y dignidad, en nuestro caso, de las personas mayores. El derecho a la protección de datos, es aún, un derecho, como hemos destacado, casi desconocido por este grupo de personas a pesar del importante avance de las TIC. No obstante, el citado derecho fundamental se convierte en un elemento de garantía de importantes derechos, en especial, para las personas mayores, como la intimidad, el honor y el pleno disfrute de los restantes derechos reconocidos a los ciudadanos. Todos aquellos valores entroncan de forma directa con los principios de Democracia y Estado de Derecho, reconocidos como base de la Unión Europea en el mismo preámbulo de la Carta de los Derechos Fundamentales Europea. Desde este punto de vista, es necesario señalar que el Derecho a la Protección de Datos debe ser conocido para impedir cualquier vulneración a los derechos. Sin embargo, es preciso indicar que en el caso de las personas mayores es igualmente importante que además de que ellas mismas lo conozcan también aquellas personas que le prestan asistencia -sean familiares o no- así como todos los que recopilan y tratan los datos de las personas mayores estén formados en esta materia. En concreto, como ya apuntamos anteriormente, en relación con nuestro trabajo, los perjuicios que puede ocasionar la dación de datos personales de las personas mayores, en general, son ignorados, al igual que las distintas garantías que el sistema jurídico le reconoce para defender y proteger su Derecho a la Protección de Datos. El resultado de aquello no es otro que una importante posibilidad de que el Derecho a la Protección de Datos se vea vulnerado. Desde aquella perspectiva, este trabajo, pretende exponer en primer lugar, los principios y derechos que se deben conocer en relación al Derecho Fundamental a la Protección de Datos en la legislación española, para luego centrarnos en el estudio de algunos ámbitos concretos donde los datos de las Personas Mayores son tratados. Por ello, resulta necesario e imprescindible conocer los derechos que les asisten y las garantías que el ordenamiento jurídico articula en defensa del citado Derecho. En especial, nos centraremos en tratamientos tradicionales, como las historias clínicas o los datos recogidos para la prestación de los servicios sociales o la teleasistencia –aspectos muy ligados a la legislación sobre dependencia-, así como aquellos datos recogidos de los listines telefónicos, denominados por la LOPD 7 El estudio del Derecho a la Protección de Datos, tanto a nivel español como comunitario, ha sido abordado por numerososo e importantes trabajos que resulta imposible recoger en este trabajo. Sólo se mencionan algunos en el apartado VI Bibliografía. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao como fuentes accesibles videovigilancia. Las tecnologías de la información… al público o los captados por los sistemas de 3. El régimen jurídico de la protección de datos 8B 3.1. Aspectos generales 16B Como hemos visto, el artículo 18.4 del Texto Constitucional, reconoce el Derecho Fundamental a la Protección de Datos. El citado precepto, fue desarrollado por la LOPD y, por su normativa de desarrollo, entre la que cabe destacar, el Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999, de 15 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (en adelante, RLOPD). Con carácter general, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 2.3 de la LOPD, “La presente Ley Orgánica será de aplicación a los datos de carácter personal registrados en soporte físico que los haga susceptibles de tratamiento, y a toda modalidad de uso posterior de estos datos por los sectores público y privado”, siendo datos de carácter personal, conforme al artículo 3 a) de la misma Ley, “Cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables” y que el RLOPD precisa como “Cualquier información numérica, alfabética, gráfica, fotográfica, acústica o de cualquier otro tipo concerniente a personas físicas identificadas o identificables”. Igualmente, el citado reglamento define los Datos de carácter personal relacionados con la salud como “las informaciones concernientes a la salud pasada, presente y futura, física o mental, de un individuo. En particular, se consideran datos relacionados con la salud de las personas los referidos a su porcentaje de discapacidad y a su información genética”. Sin embargo, no se consideran datos de carácter personal los datos disociados que son aquellos que “no permite la identificación de un afectado o interesado” En este sentido es preciso indicar que, cuando se menciona el concepto de dato, éste no se reduce sólo a los datos íntimos de la persona, sino a cualquier tipo de dato personal, sea o no íntimo, cuyo conocimiento o empleo por terceros pueda afectar a sus derechos, sean o no fundamentales. Así por ejemplo, se protege no sólo datos de salud sino también los datos sobre gustos o aficiones de las personas e, incluso, aquellos que puedan parecer irrelevantes para incidir en la dignidad como el color de pelo o el número de pie que se calza. Debe quedar claro que el objeto del Derecho a la Protección de Datos no es proteger la intimidad individual para ello está la protección que otorga el art. 18.1 CE-, sino los datos de carácter personal frente a las potenciales agresiones a la dignidad y a la libertad de las personas proveniente de un uso ilegítimo del tratamiento de datos. Dentro del concepto de dato se comprende también a los datos personales públicos, datos que por el hecho de ser accesibles al conocimiento de cualquiera no escapan tampoco al poder de disposición del afectado porque así lo garantiza su derecho a la protección de datos. Igualmente, se debe señalar que dentro de los datos amparados por este Derecho no sólo encuentran protección los relativos a la vida privada o íntima de la persona, sino también, todos aquellos que identifican o permiten identificar a la persona, pudiendo servir para la confección de su perfil ideológico, racial, sexual, económico o de cualquier otra índole o, para cualquier otra utilidad que en determinadas circunstancias constituya una amenaza para el individuo. Es importante apuntar que en este derecho, todos los datos personales pertenecen a la persona, titular de los mismos y, su apropiación por otro sujetos no titular del dato sólo es posible si cuenta con el consentimiento de la persona, salvo que una norma con rango de Ley establezca lo contrario. En conclusión, el concepto de dato es muy amplio y comprende a todos los datos que se refieren a las personas, en nuestro caso a las personas mayores, incluidos aquellos que recogen la imagen. De ahí que todo tratamiento de datos de las Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… personas mayores que se desarrolle debe, necesariamente, respetar lo dispuesto en la LOPD y normativa de desarrollo. 3.2. El tratamiento de los datos, el consentimiento y otros aspectos relevantes 17B Los datos personales para ser objeto de protección por la LOPD deben ser sometidos a tratamiento, es decir, deben ser incluidos en un fichero, considerado por la propia norma (artículo 3.b).), como "conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso". El fichero que así se vaya a constituir, se encuentra sometido a la LOPD y, consecuentemente, es obligatoria su inscripción en el Registro General de Protección de Datos correspondiente por parte del responsable del fichero, previo a la introducción en el mismo de cualquier dato 8 . De ahí que todos los ficheros en los que se vayan a incluir datos de las personas mayores se encuentran sujetos a esta normativa, normativa que contiene diferente procedimiento de inscripción según se trate de ficheros públicos o de ficheros privados 9 . En efecto, si se trata de un fichero cuya titularidad es pública -por ejemplo los ficheros de los Servicios Sociales de la Administración Pública, sea Estatal, Autonómica o Local-, la creación de los mismos se debe realizar mediante disposición de carácter general 10 . Si, por el contrario, se trata de un fichero privado –datos que puede tener un centro asistencial privado-, se debe notificar a la Agencia Española de Protección de Datos (única competente para inscribir y controlar este tipo de ficheros) por medio de unos modelos normalizados que la propia Agencia dispone y en las que se debe indicar el tipo de fichero, el responsable del fichero, la finalidad del mismo, su ubicación, el tipo de datos de carácter personal que contiene, las medidas de seguridad con indicación del nivel básico, medio o alto exigible y las cesiones de datos de carácter personal que se piensan realizar y, en su caso, las transferencias de datos que se prevean efectuar a países terceros. Ambos tipos de ficheros, públicos o privados, se deben inscribir obligatoriamente en el Registro General de Protección de Datos correspondiente, Registro cuya consulta es pública. En consecuencia, la notificación de los ficheros siempre debe ser previa a la introducción en los mismos de datos y, la ausencia de F F F F F F 8 El artículo 26 de la LOPD, titulado Notificación e inscripción registral dispone que: "Toda persona o entidad que proceda a la creación de ficheros de datos de carácter personal lo notificará previamente a la Agencia Española de Protección de Datos. Por vía reglamentaria se procederá a la regulación detallada de los distintos extremos que debe contener la notificación, entre los cuales figurarán necesariamente el responsable del fichero, la finalidad del mismo, su ubicación, el tipo de datos de carácter personal que contiene, las medidas de seguridad, con indicación del nivel básico, medio o alto exigible y las cesiones de datos de carácter personal que se prevean realizar y, en su caso, las transferencias de datos que se prevean a países terceros. Deberán comunicarse a la Agencia Española de Protección de Datos los cambios que se produzcan en la finalidad del fichero automatizado, en su responsable y en la dirección de su ubicación. El Registro General de Protección de Datos inscribirá el fichero si la notificación se ajusta a los requisitos exigibles. En caso contrario podrá pedir que se completen los datos que falten o se proceda a su subsanación. Transcurrido un mes desde la presentación de la solicitud de inscripción sin que la Agencia Española de Protección de Datos hubiera resuelto sobre la misma, se entenderá inscrito el fichero automatizado a todos los efectos." 9 De acuerdo con aquella diferencia el RLOPD establece que: Son Ficheros de Titularidad Pública “los ficheros de los que sean responsables los Órganos constitucionales o con relevancia constitucional del Estado o las Instituciones Autonómicas con funciones análogas a los mismos, las Administraciones Públicas territoriales, así como las entidades u organismos vinculados o dependientes de las mismas y las Corporaciones de derecho público siempre que su finalidad sea el ejercicio de potestades de derecho público” (artículo 5.1 m) RLOPD) Son Ficheros de Titularidad Privada, “los ficheros de los que sean responsables las personas, empresas o entidades de derecho privado, con independencia de quien ostente la titularidad de su capital o de la procedencia de sus recursos económicos, así como los ficheros de los que sean responsables las Corporaciones de derecho público, en cuanto dichos ficheros no se encuentren estrictamente vinculados al ejercicio de potestades de derecho público que a las mismas atribuye su normativa específica” (Artículo 5.1 l) RLOPD) 10 La Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid contiene dicha previsión en el artículo 20 de la Ley 8/2001, de 13 de julio, de Protección de Datos de Carácter Personal; artículo desarrollado por Decreto 99/2002, de 13 de junio, de Regulación del Procedimiento de Elaboración de Disposiciones de Carácter general de Creación, Modificación y Supresión de Ficheros que contienen Datos de Carácter Personal, así como su inscripción en el Registro de Ficheros de Datos Personales. 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… dicha notificación e inscripción, es constitutiva de una infracción leve con arreglo a lo dispuesto en el artículo 44.2.c) de la propia Ley, infracción que será sancionada con multa de 900 a 40.000 euros –art. 45-1-. El fichero con los datos debe cumplir a lo largo de su existencia con los principios de protección de datos recogidos en la LOPD. En efecto, la citada norma legal concreta los requisitos de calidad de los datos –art. 4), el derecho de información en la recogida de los mismos (art. 5), la obligación de contar con el consentimiento del titular de los datos (art. 6), el principio de datos especialmente protegidos (art. 7), la seguridad de los datos (art. 9), el deber de secreto (art. 10), la comunicación de los datos (art. 11) y el acceso a los mismos por cuenta de terceros (art. 12). El omitir aquellos principios puede constituir infracciones graves o muy graves sancionadas con multa que oscilan entre los 40.001 a 600.000 euros. Un aspecto esencial en materia de protección de datos es el consentimiento del titular del dato que exige la LOPD y su normativa de desarrollo. Dicho consentimiento otorgado en nuestro caso, por la persona mayor o por su representante legal, es definido por la LOPD (y en igual sentido en el Reglamento) como “toda manifestación de voluntad, libre, inequívoca, específica e informada, mediante la que el interesado consienta el tratamiento de datos personales que le conciernen” -art. 3.h)-. De acuerdo condicha definición el consentimiento debe reunir las siguientes características: a) Manifestación voluntaria: es decir, que exprese que se está conforme con el fin para el que se trata el dato b) Libre, que el consentimiento se obtenga sin la intervención de vicio alguno del consentimiento en los términos regulados por el Código Civil. c) Inequívoca: que no exista duda alguna sobre la prestación de dicho consentimiento, que aparezca como evidente 11 . F F d) Específica, referido a una determinada operación de tratamiento y para una finalidad concreta, explícita y legítima del responsable del tratamiento, tal y como impone el artículo 4.2 de la LOPD. e) Informada: el consentimiento, además de previo, específico e inequívoco, deberá ser informado. Esta información debe ser plena y exacta acerca del tipo de tratamiento y su finalidad, con advertencia sobre el derecho a denegar o retirar el consentimiento. La información así configurada debe tomarse como un presupuesto necesario para otorgar validez a la manifestación de voluntad del afectado (art. 5 LOPD) En consecuencia, todo tratamiento de datos sin consentimiento del titular del dato constituye un límite al Derecho fundamental a la Protección de Datos, derecho fundamental, en palabras del Tribunal Constitucional que “...consiste en un poder de disposición y de control sobre los datos personales que faculta a la persona para decidir cuáles de esos datos proporcionar a un tercero, sea el Estado o un particular, o cuáles puede este tercero recabar, y que también permite al individuo saber quién posee esos datos personales y para qué, pudiendo oponerse a esa posesión o uso. Estos poderes de disposición y control sobre los datos personales, que constituyen parte del contenido del derecho fundamental a la protección de 11 La Sentencia de la Audiencia Nacional, de 21 de noviembre de 2007, concreta al respecto que el legislador al utilizar este término acudió a un criterio sustantivo, es decir, indicativo de que cualquiera que sea la forma que revista el consentimiento éste ha de aparecer como evidente, es decir, que no admite duda o equivocación. Es por tanto, éste y no otro, el significado del adjetivo utilizado – inequívoco- para calificar al consentimiento. Por ello, cuando existan presunciones o alusiones a la publicidad de sus datos en otro lugar, resulta, a todas luces, irrelevante, pues dar carta de naturaleza a este tipo de interpretaciones pulverizaría esta exigencia esencial del consentimiento, porque dejaría de ser inequívoco para ser “equivoco”, es decir, su interpretación admitiría varios sentidos y, por esta vía, se desvirtuaría la naturaleza y significado que desempeña como garantía en la protección de los datos, e incumpliría la finalidad que está llamado a verificar, esto es, que el poder de disposición de los datos corresponde únicamente a su titular. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… datos se concretan jurídicamente en la facultad de consentir la recogida, la obtención y el acceso a los datos personales, su posterior almacenamiento y tratamiento, así como su uso o usos posibles, por un tercero, sea el estado o un particular (...)” 12 . F F Son pues elementos característicos del Derecho Fundamental a la Protección de Datos Personales, los derechos del afectado a consentir informadamente sobre la recogida y el tratamiento de sus datos personales y a saber el destino de los mismos. La información se convierte en una pieza clave del consentimiento y se concreta en el artículo 5 LOPD, que dispone: “1. Los interesados a los que se soliciten datos personales deberán ser previamente informados de modo expreso, preciso e inequívoco: a) De la existencia de un fichero o tratamiento de datos de carácter personal, de la finalidad de la recogida de éstos y de los destinatarios de la información. b) Del carácter obligatorio o facultativo de su respuesta a las preguntas que les sean planteadas. c) De las consecuencias de la obtención de los datos o de la negativa a suministrarlos. d) De la posibilidad de ejercitar los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición. e) De la identidad y dirección del responsable del tratamiento o, en su caso, de su representante. Cuando el responsable del tratamiento no esté establecido en el territorio de la Unión Europea y utilice en el tratamiento de datos medios situados en territorio español, deberá designar, salvo que tales medios se utilicen con fines de trámite, un representante en España, sin perjuicio de las acciones que pudieran emprenderse contra el propio responsable del tratamiento. 2. Cuando se utilicen cuestionarios u otros impresos para la recogida, figurarán en los mismos, en forma claramente legible, las advertencias a que se refiere el apartado anterior. 3. No será necesaria la información a que se refieren las letras b, c y d del apartado 1 si el contenido de ella se deduce claramente de la naturaleza de los datos personales que se solicitan o de las circunstancias en que se recaban. 4. Cuando los datos de carácter personal no hayan sido recabados del interesado, éste deberá ser informado de forma expresa, precisa e inequívoca, por el responsable del fichero o su representante, dentro de los tres meses siguientes al momento del registro de los datos, salvo que ya hubiera sido informado con anterioridad, del contenido del tratamiento, de la procedencia de los datos, así como de lo previsto en las letras a, d y e del apartado 1 del presente artículo. 5. No será de aplicación lo dispuesto en el apartado anterior, cuando expresamente una ley lo prevea, cuando el tratamiento tenga fines históricos, estadísticos o científicos, o cuando la información al interesado resulte imposible o exija esfuerzos desproporcionados, a criterio de la Agencia Española de Protección de Datos o del organismo autonómico equivalente, en consideración al número de interesados, a la antigüedad de los datos y a las posibles medidas compensatorias. Asimismo, tampoco regirá lo dispuesto en el apartado anterior cuando los datos procedan de fuentes accesibles al público y se destinen a la actividad de publicidad o prospección comercial, en cuyo caso, en cada comunicación que se dirija al interesado se le informará del origen de los datos y de la identidad del responsable del tratamiento así como de los derechos que le asisten”. 12 Sentencia 292/2000, de 30 de noviembre, F.J. 7 primer párrafo. 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… Ahora bien, en derecho y con carácter general, el consentimiento se puede otorgar de distintas formas 13 : F F a) Expreso, manifestado mediante un acto positivo y declarativo de la voluntad b) Tácito, cuando pudiendo manifestar un acto de voluntad contrario, éste no se lleva a cabo, es decir, cuando el silencio se presume o se presupone como un acto de aquiescencia o aceptación. c) Presunto, que no se deduce ni de una declaración ni de un acto de silencio positivo, sino de un comportamiento o conducta que implica aceptación de un determinado compromiso u obligación. A efectos de lo dispuesto en la LOPD, tan sólo son aceptables los dos primeros modos de prestar el consentimiento, es decir, el expreso y el tácito, no admitiéndose bajo ningún punto de vista el consentimiento presunto. Igualmente, es preciso indicar que los datos de carácter personal que sean objeto de tratamiento sólo pueden ser comunicados a un tercero para el cumplimiento de fines directamente relacionados con las funciones legítimas del cedente y del cesionario y siempre que exista previo consentimiento del interesado. Este procedimiento se conoce como “cesión de datos”, cesión que será nula si la información que se facilita por el titular del dato no le permite conocer la finalidad a que se destinan los datos cuya comunicación se autoriza o el tipo de actividad de aquel a quien se pretenden comunicar. En todo caso, tal como establece la LOPD, aquel a quien se comunican los datos de carácter personal, cesionario, se obliga, por el solo hecho de la comunicación, a la observancia de las disposiciones de la LOPD. De conformidad con lo expuesto ut supra y, de acuerdo con las numerosas resoluciones de las Agencias de Protección de Datos – Estatal y autonómicas-, es necesario que el responsable del tratamiento de los datos cuente con el consentimiento para el tratamiento de dichos datos personales, entendido este último –art. 3 de la LOPD- como: Responsable del fichero o tratamiento: Persona física o jurídica, de naturaleza pública o privada, u órgano administrativo, que decida sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento.” En consecuencia, todos los tratamientos de los datos de las personas, también el de las personas mayores, precisan haber obtenido el consentimiento del interesado o, en su caso, contar con la autorización de una norma con rango de Ley que permita su recopilación. El artículo 6 de la LOPD contiene otros supuestos -apartado 2- muy importantes de dispensa de la obtención del consentimiento cuando: a) Se recojan para el ejercicio de las funciones propias de las Administraciones Públicas en el ámbito de sus competencias b) Cuando se refieran a las partes de un contrato o precontrato de una relación negocial, laboral o administrativa y sean necesarios para su mantenimiento o cumplimiento c) Cuando el tratamiento de los datos tenga por finalidad proteger un interés vital del interesado en los términos del artículo 7, apartado 6, de la presente Ley d) Cuando los datos figuren en fuentes accesibles al público y su tratamiento sea necesario para la satisfacción del interés legítimo perseguido por el responsable del fichero o por el del tercero a quien se comuniquen los datos, siempre que no se vulneren los derechos y libertades fundamentales del interesado. 13 Véase en este sentido las numerosas Sentencias del Tribunal Supremo que al respecto existen, entre las que cabe destacar, las STSs de 26 de mayo de 1.986 o la de 11 de junio de 1.991que interpretan el artículo 1.253 del Código Civil. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… Al responsable del fichero es a quien le corresponde acreditar que el consentimiento fue otorgado por el titular del dato con pleno cumplimiento de los requisitos antes expuestos . En efecto, el artículo 12 del RLOPD, recoge aquella exigencia de manera expresa señala que “corresponderá al responsable del tratamiento la prueba de la existencia del consentimiento del afectado por cualquier medio de prueba admisible en derecho.”. La propia Agencia Española de Protección de Datos destacó al respecto que, si bien es cierto que el artículo 6 de la LOPD no señala la obligación de guardar prueba documental, se ha entendido que cualquier medio valido en derecho, conjugado con circunstancias concurrentes, sirven para acreditar el consentimiento (sin perjuicio de que para ciertos datos personales, éste haya de ser expreso) 14 . El no poder demostrar por el responsable que se cuenta con el consentimiento del afectado puede llevar aparejada una sanción considerada grave y tipificada en el artículo 44.3.c) de la LOPD, que dispone: “…Son infracciones graves:….c) Tratar datos de carácter personal o usarlos posteriormente con conculcación de los principios y garantías establecidos en el artículo 4 de la presente Ley y las disposiciones que lo desarrollan, salvo cuando sea constitutivo de infracción muy grave”; infracción que, de acuerdo con lo establecido en el artículo 45.2 de la LOPD, será sancionada con multa de 40.001 a 300.000 euros. F F Con carácter general, las sanciones que la AEPD imponga puede ser graduada atendiendo a determinadas circunstancias que permiten modular o adecuar la imposición de la sanción a la trascendencia de la infracción y hechos cometidos. De acuerdo con el artículo 45, que sistematiza los criterios de graduación, se deberá valorar la naturaleza de los derechos afectados, el volumen de los tratamientos efectuados, los beneficios obtenidos, el grado de intencionalidad, la reincidencia, los daños y prejuicios causados, la antijuridicidad de los hechos o a la culpabilidad del afectado, entre otras causas 15 . F F Igualmente, después de la reforma introducida por la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de economía sostenible, la Agencia de Protección de Datos correspondiente, podrá acordar la no apertura del procedimiento sancionador, previa audiencia de los interesados y atendida la naturaleza de los hechos y la concurrencia significativa de los criterios antes señalados y, en su lugar, apercibir al sujeto responsable a fin de que, en el plazo que el órgano sancionador determine, acredite la adopción de las 14 Recordemos que el citado precepto dispone “El tratamiento de los datos de carácter personal requerirá el consentimiento inequívoco del afectado, salvo que la Ley disponga otra cosa.”. 15 El artículo 45.4 LOPD, dispone “La cuantía de las sanciones se graduará atendiendo a los siguientes criterios: El carácter continuado de la infracción. El volumen de los tratamientos efectuados. La vinculación de la actividad del infractor con la realización de tratamientos de datos de carácter personal. El volumen de negocio o actividad del infractor. Los beneficios obtenidos como consecuencia de la comisión de la infracción. El grado de intencionalidad. La reincidencia por comisión de infracciones de la misma naturaleza. La naturaleza de los perjuicios causados a las personas interesadas o a terceras personas. La acreditación de que con anterioridad a los hechos constitutivos de infracción la entidad imputada tenía implantados procedimientos adecuados de actuación en la recogida y tratamiento de Ios datos de carácter personal, siendo la infracción consecuencia de una anomalía en el funcionamiento de dichos procedimientos no debida a una falta de diligencia exigible al infractor. Cualquier otra circunstancia que sea relevante para determinar el grado de antijuridicidad y de culpabilidad presentes en la concreta actuación infractora. 5. El órgano sancionador establecerá la cuantía de la sanción aplicando la escala relativa a la clase de infracciones que preceda inmediatamente en gravedad a aquella en que se integra la considerada en el caso de que se trate, en los siguientes supuestos: Cuando se aprecie una cualificada disminución de la culpabilidad del imputado o de la antijuridicidad del hecho como consecuencia de la concurrencia significativa de varios de los criterios enunciados en el apartado 4 de este artículo. Cuando la entidad infractora haya regularizado la situación irregular de forma diligente. Cuando pueda apreciarse que la conducta del afectado ha podido inducir a la comisión de la infracción. Cuando el infractor haya reconocido espontáneamente su culpabilidad. Cuando se haya producido un proceso de fusión por absorción y la infracción fuese anterior a dicho proceso, no siendo imputable a la entidad absorbente. 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… medidas correctoras que en cada caso resulten pertinentes; excepción que sólo se puede aplicar siempre que no se trate de un hecho muy grave y que el infractor no hubiese sido sancionado o apercibido con anterioridad –art. 45.6-.Si el apercibimiento no fuera atendido por el infractor en el plazo que el órgano sancionador hubiera determinado se procederá a la apertura del correspondiente procedimiento sancionador por dicho incumplimiento. En conclusión, para poder usar los datos de las personas mayores, bien sea por parte de los poderes públicos como por los propios sujetos privados, es preciso contar siempre con el consentimiento del titular del dato, salvo que una Ley lo permita o se encuentre incurso en alguno de los supuestos previstos en el artículo 6.2 de la LOPD. De ahí que todas aquellas personas que acompañan, ayudan o asisten a las personas mayores no pueden válidamente dar el consentimiento para el tratamiento de datos de las citadas personas, dado que sólo el titular del dato es el que puede válidamente otorgar el consentimiento. Corresponde al propio responsable demostrar, como hemos visto, el otorgamiento del consentimiento por el titular del dato sin que sea válido el otorgado por otro sujeto, salvo que dichas personas se encuentren autorizadas por Ley o se trate de sus representantes legales. 3.3. Los datos especialmente protegidos 18B Existen una serie de datos de carácter personal que cuentan con una protección especial singularmente reforzada dado que forman parte de la esfera más íntima de las personas. Estos datos, denominados por la LOPD “datos especialmente protegidos”, se regulan en el artículo 7 de la citada ley. Se consideran dentro de esta clasificación: a) Los datos relativos a ideología, religión, afiliación sindical o creencias. En este caso, nadie puede ser obligado a declarar estos datos y el consentimiento debe ser otorgado de forma expresa y por escrito, con advertencia de su derecho a no prestarlo. Se exceptúa de esta regulación, los ficheros mantenidos por los partidos políticos, sindicatos, iglesias, confesiones o comunidades religiosas y asociaciones, fundaciones y otras entidades sin ánimo de lucro, cuya finalidad sea política, filosófica, religiosa o sindical, en cuanto a los datos relativos a sus asociados o miembros, sin perjuicio de que la cesión de dichos datos precise siempre el previo consentimiento del afectado. b) Los datos de carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual. En este supuesto los datos sólo pueden ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo disponga una Ley o el afectado consienta expresamente. En relación con estos dos grupos de datos, la LOPD contiene unas prohibiciones comunes tales como crear ficheros que contengan este tipo de dato cuando la finalidad sea exclusivamente almacenarlos. La propia LOPD permite el tratamiento de ambos tipos de datos cuando resulte necesario para la prevención o para el diagnóstico médico, la prestación de asistencia sanitaria o tratamientos médicos o la gestión de servicios sanitarios, siempre que dicho tratamiento de datos se realice por un profesional sanitario sujeto al secreto profesional o por otra persona sujeta asimismo a una obligación equivalente de secreto. También la Ley autoriza el tratamiento de ambos grupos de datos cuando sea necesario para salvaguardar el interés vital del afectado o de otra persona, en el supuesto de que el afectado esté física o jurídicamente incapacitado para dar su consentimiento. c) Los datos de carácter personal relativos a la comisión de infracciones penales o administrativas. Estos datos sólo pueden ser incluidos en ficheros de las Administraciones Públicas competentes en los supuestos previstos en las respectivas normas reguladoras. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… En consecuencia, los datos relativos a ideología, religión, afiliación sindical o creencias, salud, origen racial o vida sexual cuentan con un tratamiento especial, de tal forma que nadie está obligado a facilitar dichos datos, salvo que una Ley habilite al efecto. En este sentido, corresponde destacar que el cumplimiento de todos estos requisitos en el caso de las personas mayores resulta complicado, dado que en los supuestos en los que las personas mayores se encuentren en situación de Dependencia, todas aquellas personas que las acompañan o asisten, salvo que se trate de sus representantes legales, no pueden ceder los datos de las personas que asisten o acompañan a terceros, salvo que una ley lo permita. Corresponde a los responsables del tratamiento verificar que existe un consentimiento claro, preciso, inequívoco e informado de la persona titular del dato. El cumplimiento de estas exigencias no siempre resulta fácil porque los mayores no se encuentran en condiciones de otorgar aquel tipo de consentimiento y además no cuentan con un representante legal. 3.4. Los datos registrados en soporte físico 19B Finalmente, cabe destacar que el régimen jurídico de la protección de datos se extiende a los datos de carácter personal que estén registrados en un soporte físico que los haga susceptibles de tratamiento y a toda modalidad de uso posterior de los datos por los sectores público y privado –art. 2. 1 LOPD-. Esta previsión es trasposición del artículo 3 de la Directiva 95/46 CE, de 24 de octubre de 1995 antes citada que señala que “sus disposiciones se aplicarán al tratamiento total o parcialmente automatizado de datos de carácter personal, así como al tratamiento no automatizado de datos personales contenidos o destinados a ser incluidos en un fichero.”. Por su parte el RLOPD, define a los Fichero no automatizado como “todo conjunto de datos de carácter personal organizado de forma no automatizada y estructurado conforme a criterios específicos relativos a personas físicas, que permitan acceder sin esfuerzos desproporcionados a sus datos personales, ya sea aquél centralizado, descentralizado o repartido de forma funcional o geográfica” y somete los mismos a la adopción de unas medidas de seguridad importantes recogidas en el Título VIII, Capítulo IV del citado reglamento. De ahí que, todos los ficheros que incorporen datos de carácter personal y se encuentre en soporte papel debe cumplir con los mandatos de la LOPD, en especial con los principios de protección de datos y los derechos de las personas. 4. El tratamiento de los datos personales en algunos ámbitos que afecta a las personas mayores 9B 4.1. Utilización de los datos personales de las personas mayores por los centros asistenciales 20B 4.1.1. Planteamiento de la cuestión 25B Muchas personas mayores, en especial aquellas que se encuentran en situación de dependencia, es posible que estén relacionadas con un centro asistencial (bien de día, de noche o todo el tiempo). Este centro, lógicamente, para el desarrollo de su actividad, precisa recoger y tratar los datos de las personas mayores con las que se relaciona, tales como datos identificativos, datos especialmente protegidos –como los datos de salud-, datos relacionados con circunstancias personales, datos familiares, etc.. Los citados datos, serán objeto de tratamiento e incorporados a la denominada Historia Social del paciente y, al igual que cualquier otro dato, el centro que los recoja debe, en todo caso, respetar lo establecido por la LOPDC 16 . De ahí el estudio de esta materia. F F 16 Para el desarrollo de este punto, se ha tenido en cuenta, fundamentalmente, las distintas Recomendaciones que la Agencia de Protección de Datos Comunidad de Madrid ha elaborado. Se trata de la Recomendación 1/2005, de 5 de agosto, sobre el Archivo, Uso y Custodia de la Documentación que compone la Historia Social por parte de los Centros Públicos de Servicios Sociales de la Comunidad de 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 4.1.2. La Historia Social, definición 26B Normalmente, los datos de carácter personal que se recogen de las personas mayores en un centro asistencial serán incorporados a la denominada “Historia Social”. Esta es definida, como un instrumento documental en el que se registran exhaustivamente los datos personales, familiares, sanitarios, de vivienda, económicos, laborales, educativos y cualquier otro significativo de la situación socio-familiar del usuario, así como la demanda, el diagnóstico y la subsiguiente intervención en la evolución de su situación personal 17 . La historia social puede estar en soporte papel (fichero no automatizado) o en soporte informático (fichero automatizado), siendo siempre recomendable este último. F F La citada historia social permite a los trabajadores sociales analizar, sintetizar, describir y cuantificar las situaciones de las personas mayores que se benefician de los servicios sociales. La valoración que los trabajadores sociales obtienen de los datos contenidos en la historia, les permite obtener un punto de vista personal del paciente y, además, conocer determinadas características del entorno en el que la persona mayor desarrolla su vida. De ahí la importancia de la historia social, dado que el trabajador social habilitado, es decir aquel responsable de valorar a la persona mayor –no cualquier trabajador social–, puede acceder a los datos que son necesarios para ofrecer una asistencia social adecuada, fijar los objetivos que debe cumplir y establecer un plan de trabajo, con calendarios y con períodos y procedimientos de intervención. Ahora bien, es preciso indicar que los trabajadores sociales –y todos aquellos que estén autorizados para trabajar con la historia social- sólo podrán consultar de la citada historia, única y exclusivamente, aquellos datos que sean estrictamente necesarios para la gestión del servicio social que se presta. De ahí, que los datos que se recojan deban ser adecuados y pertinentes y no excesivos para la gestión y siempre se debe proceder a la cancelación de los mismos. 4.1.3. Los datos personales de las personas mayores y su inclusión en las historias sociales 27B Todos los datos personales pertenecientes a las personas mayores y el tratamiento de los mismos contenidos en la historia social se deben ceñir a aquellos que sean estrictamente necesarios para la gestión del servicio social prestado. Si, en algún momento se hubiese recabado algún dato que, con posterioridad, se verifique que no es adecuado o pertinente o excesivo para la gestión que se desarrolla, el centro asistencial como Responsable debe proceder, de forma inmediata y de oficio a la cancelación o al borrado de los mismos. La valoración relativa sobre estas cuestiones corresponde al responsable del fichero del centro que, como hemos visto, es quien debe garantizar el cumplimiento de la LOPD y, en especial, la calidad de los datos contenidos en el fichero, en nuestro caso de la historia social, dada la heterogeneidad de datos que puede tener el mismo en función del servicio que Madrid y la Recomendación 1/2008, de 14 de abril, de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid, sobre el Tratamiento de datos personales en los Servicios Sociales de la Administración de la Comunidad de Madrid y en los Servicios Sociales de los Entes locales de la Comunidad. En las citadas Recomendaciones se definen aspectos tan importantes como la Historia Social, su contenido y los distintos usos que se pueda realizar de la misma, o los distintas competencias que tienen asignados los Servicios Sociales y, en consecuencia, los datos que pueden recabar. En este sentido, si bien las Recomendaciones se limitan al ámbito de los centros asistenciales públicos autonómicos y locales, es también extensible para el resto de centros que cuidan a personas mayores. De ahí su estudio. Finalmente, también interesa destacar, el estudio del Código Tipo de la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales (ACRA), inscrito en el Registro de la Agencia Española de Protección de Datos, con fecha 27 de diciembre de 2004, en donde se contiene una importante consideración sobre la actuación que los distintos centros asistenciales deben tener presente a la hora de realizar su función. Finalmente, mencionar, el Dictamen de la Agencia de Protección de Datos Vasca de 2009, emitido en relación con el servicio de teleasistencia. 17 Recomendación 1/2005, de 5 de agosto, sobre el Archivo, Uso y Custodia de la Documentación que compone la Historia Social por parte de los Centros Públicos de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 17 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… preste. En definitiva, el responsable es quien debe decidir sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento, por lo que en principio, la responsabilidad del archivo y gestión del fichero será de éste. Normalmente, dicha figura en los centros que prestan servicios sociales suele ser asumida por la Dirección del mismo, salvo que se encomiende a una unidad, departamento o servicio específico dentro de cada uno de ellos. En cualquier caso, es importante destacar que el citado centro, previo a la recogida de cualquier dato, debe haber procedido al registro del fichero correspondiente en la Agencia de Protección de datos que corresponda -Agencia Autonómica, en el caso de tratarse de ficheros públicos o en defecto de éstas, en la Agencia Española de Protección de Datos o, si se trata de ficheros privados, en la Agencia Española de Protección de Datos. Recordemos, que de acuerdo con el artículo 44.3 a) de la LOPD, se considera infracciones graves “Proceder a la creación de ficheros de titularidad pública o iniciar la recogida de datos de carácter personal para los mismos, sin autorización de disposición general, publicada en el Boletín Oficial del Estado o diario oficial correspondiente”; infracción que, de acuerdo con lo establecido en el artículo 45.2 de la misma ley serán sancionadas con multa de 40.001 a 300.000 euros. Sin embargo, es constitutivo de una infracción leve la ausencia de inscripción de un fichero privado. Con carácter general, la Historia social de las personas mayores puede contener, los siguientes tipos de datos: a) Los datos relativos a la identificación del residente o usuario b) Los datos relativos de sus familiares c) Las prescripciones médico-farmacéuticas Corresponde al usuario o residente del servicio o, en su caso, a su representante, facilitar todos aquellos datos relevantes que dispongan de forma leal y verdadera para la prestación de la asistencia. Igualmente, los trabajadores sociales, deben reflejar en la citada historia cualquier dato que consideren relevante en tanto que permita conocer la situación personal del demandante o usuario de un servicio social. 4.1.4. El caso peculiar de los datos relativos a la religión de las personas mayores 28B Como hemos visto, el dato religioso es un “dato especialmente protegido”, lo que supone que cuenta con un régimen especial. En algunas ocasiones, puede ocurrir, que los centros asistenciales precisen tratar datos relativos a la religión del residente o usuario para ofrecer una correcta y adecuada prestación del servicio a la persona mayor. Así por ejemplo, el tratamiento del dato religioso por parte del centro puede estar justificado en la necesidad de conocer la voluntad de la persona de asistir o no a determinados oficios religiosos que se celebren en el centro, como por ejemplo, ir a misa. En otros, puede ser que el centro tenga que saber los alimentos que la persona mayor quiere comer y aquellos que no se pueden dar por estar prohibidos por su religión o creencias. También puede ocurrir que el deseo de la persona mayor sea el de recibir o no, determinados tipos de tratamientos médicos como no recibir transfusiones de sangre por no permitírselo su religión o creencias. En todos estos casos es, al Responsable del fichero, a quien corresponde valorar, de acuerdo con el principio de proporcionalidad, los datos que se deben recoger y en qué forma. Es decir, de acuerdo con el citado principio, seguramente no es necesario recoger en la historia social, los datos relativos a la religión de la persona si la finalidad se consigue con una relación en la historia social de los alimentos que la persona no debe comer. En otro caso, seguramente, sea preciso recogerlos, como la asistencia a determinado rito religioso de la persona. Igualmente, puede 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… ocurrir que este tipo de datos -relativos a la religión- lleguen al centro a través de los informes sociales elaborados por los trabajadores sociales ajenos al centro. En todos estos supuestos, si el centro decide incluir este tipo de datos en la historia, como l Responsable del fichero debe solicitar el consentimiento expreso y por escrito del titular del dato o su representante legal para poder incorporarlo al expediente asistencial. En caso contrario, no es posible incorporar los mismos y se debe proceder a eliminarlos Recordemos que la LOPD considera infracción muy grave -artículo 44.3.a)-, recabar y tratar datos de carácter personal mencionados en el apartado 2 del artículo 7 cuando no medie el consentimiento expreso del afectado; infracción que, de acuerdo con lo establecido en el artículo 45.3 de la LOPD, será sancionadas con multa de 300.001 a 600.000 euros. 4.1.5. Documentos que integran la Historia Social 29B Todos los datos que tenga el Centro relativos a la persona se deben integrar en la historia social que se compone de varios documentos, tales como la ficha social, el informe social y todos aquellos otros que recojan las intervenciones realizadas y las informaciones que avalen los datos contenidos en la historia. Los datos personales que en la historia se recaban, pueden ser gestionados bien a través de archivos en soporte papel, bien a través de archivos en soportes informáticos. Es decir, los tratamientos de datos personales como hemos visto, pueden ser automatizados o no automatizados (art. 3.c) LOPD). Aunque el régimen jurídico de los ficheros informatizados y manuales es parcialmente distinto, baste destacar que ambos tipos de ficheros les es plenamente aplicable los principios de la protección de datos (arts. 4 a 12 LOPD) y los derechos de las personas que en este ámbito tienen reconocidos (art. 13 a 19 LOPD). Como se apuntó anteriormente, la historia social se compone de los siguientes documentos 18 : F F a) Ficha Social: donde se registra la información sistematizable, y aunque no existe un modelo normalizado suelen recogerse los datos del usuario, de su entorno socio-familiar, de su medio y de la intervención social. b) Proyecto de intervención social: que contiene el diseño de la intervención social, comprensiva de la evaluación, el diagnóstico de la situación y la determinación de objetivos operativos, actividades, tareas, recursos, calendarios y criterios de valoración. c) El informe social: que comprende la valoración realizada por un profesional social como resultado de un proceso y en el que se concretan, los hechos, la valoración y las recomendaciones que se formulan por el citado profesional. d) Todos aquellos otros documentos donde se reflejen el seguimiento de las intervenciones que se realicen o los que avalan y aportan la información contenida en la historia social. No se consideran comprendidos dentro de la historia social todos aquellos documentos que se tramiten por los Servicios competentes y que tengan como finalidad reconocer o dar determinadas prestaciones sociales, como una subvención, o una situación legal o de hecho o la concesión de una prestación específica. Sin embargo, es preciso indicar, que el hecho de que no se integren los citados documentos en la historia social, no significa que no estén sujetas a la LOPD. 18 Recomendación 1/2005, de 5 de agosto, sobre el Archivo, Uso y Custodia de la Documentación que compone la Historia Social por parte de los Centros Públicos de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid y la Recomendación 1/2008, de 14 de abril, de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid, sobre el Tratamiento de datos personales en los Servicios Sociales de la Administración de la Comunidad de Madrid y en los Servicios Sociales de los Entes locales de la Comunidad. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 19 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 4.1.6. Los Derechos, la información y el consentimiento de las personas mayores 30B Corresponde a los centros asistenciales, en especial al responsable del fichero, facilitar el ejercicio de los derechos reconocidos por la normativa de protección de datos a los residentes o usuarios así como cumplir con las obligaciones de adaptación al marco legal de protección de datos de carácter personal y, en especial, la obligación de información en la recogida de los datos así como guardar la máxima confidencialidad en todo lo referente a la privacidad de los datos de las personas mayores de edad. En este sentido, es preciso destacar que cuando se recaban datos personales para ser incorporados a la historia se deba informar a los usuarios, en la recogida, sobre la existencia del fichero, la finalidad y los destinatarios de la información, del carácter obligatorio o facultativo de su respuesta, de las consecuencias de la obtención de los datos y de la negativa a suministrarlos. Igualmente, es preciso indicar, la posibilidad de ejercitar los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición así como la identidad y dirección del responsable del fichero para hacer efectivo los derechos que le reconoce la legislación. Como regla general, dicha recogida e información se suele facilitar por medio de formularios o impresos o a través de entrevista personal o también a través de medios telemáticos. En cualquiera de ellos se debe ofrecer siempre la información antes señalada (art. 5 LOPD). Es importante destacar, en especial con la dación de información y el consentimiento del titular de los datos que, en el caso de las personas mayores, pueden darse distintas situaciones que es preciso valorar: 1. En primer lugar, cuando la persona mayor tiene plena capacidad. En este caso puede expresar libremente su voluntad, de acuerdo con lo dispuesto en el Código Civil y por ello, el ejercicio de los derechos que la LOPD les reconoce pueden ser ejercitados directamente por la persona. 2. En segundo lugar, puede ocurrir que la persona mayor haya sido declarada incapaz por una sentencia judicial firme. En este caso, debe actuar representado por la persona designada como su tutor en la sentencia judicial de incapacitación. No obstante, los dos supuestos anteriores, también puede ocurrir que la persona mayor no haya sido declarado incapaz por sentencia firme pero la misma padece algún tipo de demencia o deterioro cognitivo que le impide manifestar su voluntad libremente. En este caso, se debe diferenciar si la persona tiene un representante legal o no. Si la persona mayor cuenta con representante legal, el ejercicio de los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición pueden ser ejercidos por éste sin ningún problema. En cambio si no existe un representante legal, la situación se complica dado que en principio y hasta tanto no exista una declaración jurídica al respecto, la persona se considera capaz a todos los efectos. En alguna ocasión no obstante, se acepta que se acredite la existencia de un representante voluntario que haya sido expresamente designado para el ejercicio del derecho y siempre que conste claramente acreditada la identidad del representado, mediante la aportación de copia de su Documento Nacional de Identidad o documento equivalente, y la representación conferida por aquél 19 . F F Teniendo en cuenta lo anterior, el tratamiento de los datos de las personas mayores y la correspondiente incorporación de los mismos a un fichero requiere, con carácter general, el consentimiento del interesado, salvo que una Ley disponga otra cosa. No será necesario el consentimiento, entre otros, como hemos visto, cuando el centro sea público y los datos se recojan para el ejercicio de las funciones propias de las Administraciones Públicas en el ámbito de sus competencias o, 19 Véase en este sentido, el Código Tipo de la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales (ACRA), inscrito en el Registro de la Agencia Española de Protección de Datos, con fecha 27 de diciembre de 2004. 20 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… cuando se refieran a las partes de un contrato o precontrato de una relación negocial, laboral o administrativa y sean necesarios para su mantenimiento o cumplimiento (art. 6.2 LOPD). Recordemos, en este sentido, que si se trata de un centro o institución privada existe normalmente un contrato con el residente o usuario del servicio. En todo caso, con carácter previo a la recogida se debe informar al usuario o a la persona que lo represente legalmente, de forma precisa, inequívoca y entendible por el receptor de la información de los términos que establece el artículo 5 de la LOPD y que vimos anteriormente. Tan sólo indicar que se ha considerado cumplido el deber de información cuando se presta a través de carteles informativos siempre que los datos no se recojan en formularios. Igualmente, es obligado para los centros articular sistemas que permitan facilitar la información del artículo 5 LOPD cuando los datos se recaban a través de teléfono, Internet o mensajes SMS. Es importante señalar los principios que rigen el tratamiento de datos personales, recogido en el artículo 4.1 de la LOPD que, recordemos, consagra que “Los datos de carácter personal sólo se podrán recoger para su tratamiento, así como someterlos a dicho tratamiento, cuando sean adecuados, pertinentes y no excesivos en relación con el ámbito y las finalidades determinadas, explícitas y legítimas para las que se hayan obtenido.” De ello se desprende la necesidad de que el tratamiento de un determinado dato de carácter personal deba ser proporcionado a la finalidad que lo motiva. De ahí que el centro asistencial sólo podrá recoger los datos necesarios para la prestación de los servicios asistenciales, que incluye la información relativa a la salud del residente o usuario necesaria para darle la prestación, y otros datos destinados a la administración de esos servicios y a la relación jurídico-contractual existente entre el centro o establecimiento asistencial y el residente o usuario. No se puede olvidar que esta información constituye la herramienta, básica y fundamental, que permite al centro realizar las tareas que tiene encomendadas para prestar asistencia a quienes la necesiten o demanden, permitiéndole analizar, sintetizar, cuantificar y describir las situaciones de los usuarios tanto a nivel personal como en relación a su entorno. Para cumplir con esta finalidad y, siempre que se cuente con el consentimiento expreso del usuario o de su representante legal, sería posible recoger en el citado expediente, aquellos datos de salud que reflejen situaciones de incapacidad o minusvalía, física o psíquica, reconocida legalmente o de hecho, o cualquier otro dato de salud que pueda afectar y repercutir en la situación personal y social del usuario o beneficiario de la prestación social. Igualmente, es preciso destacar que los centros sólo deben utilizar los datos que se encuentran en sus ficheros, para las finalidades legítimas y nunca para una finalidad incompatible con la que motivó su recogida. Se considera compatible cuando se utiliza posteriormente esos datos con fines históricos, estadísticos y científicos y cuando ese uso posterior se realice de forma disociada 20 . Por el contrario, se considera incompatible, cuando el uso de la información contenida en la historia social se utiliza para el envío de difusión de mensajes de contenido político. F F 4.1.7. La conservación de los datos que se encuentran insertos en las historias sociales 31B La conservación de las historias sociales, sean manuales o informáticas y, por tanto, de los datos personales que éstas contienen, no puede ser indefinida. Para ello, es preciso tener en cuenta si la historia social se encuentra en situación “activa” o, por el contrario, “pasiva”. En el primer caso, se considera que la Historia social está activa cuando la misma tiene utilidad para la prestación social al 20 Recordemos que un dato disociado es aquél que no permite la identificación de un afectado o interesado (art. 5 e) RDLOPD. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 21 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… usuario. Por el contrario, se encontrará en situación de pasiva cuando la historia social no sea necesaria para la prestación correspondiente. En el supuesto que esté activa los datos personales se deben conservar durante el tiempo que se presta asistencia social y, además, durante un mínimo de tiempo desde que dicha asistencia social finalice en tanto que se considere que puede ser útil para posibles nuevas actuaciones. La consideración de la utilidad o no de la historia y, por tanto, del tiempo que debe conservarse los datos, no se encuentra establecido en norma alguna. Sin embargo, las Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid ha considerado que se corresponde la aplicación analógica del plazo contemplado para conservar la historia clínica, de cinco años como mínimo desde que ha finalizado la prestación social correspondiente –plazo contenido en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica-. Una vez transcurrido dicho plazo, se debe considerar que la historia social pierde su utilidad y, consecuentemente, se convierte en “pasiva”, en cuyo caso sólo se debe mantener los datos a efectos judiciales y, el centro debe remitir la historia social para su conservación al archivo central correspondiente. Finalmente corresponde destacar que una vez cumplido el período antes señalado, los datos personales sólo se podrán conservar si se someten a un proceso de disociación de los mismos, sin perjuicio de la obligación de bloqueo prevista en la LOPD, y en el RLOPD. 4.1.8. Acceso a los datos contenidos en la historia social de una persona mayor por parte de terceros 32B El acceso a la información o a los datos personales que la historia social contiene no puede estar abierto a todas aquellas personas que lo soliciten, sean éstos empleados, familiares, amigos, médicos, etc. Por el contrario, la LOPD y su desarrollo reglamentario, exigen al Responsable del fichero que adopte las medidas necesarias para limitar el acceso sólo a aquellos sujetos que por su actividad o interés deban acceder a la historia. Con esta finalidad, el Responsable del fichero debe articular distintos sistemas por medio de los cuales garantice que el acceso a los datos contenidos en la historia social sólo pueda efectuarse por aquellas personas que se encuentren legitimadas por las funciones que desarrollan. Para ello, es preciso definir los perfiles de acceso de cada empleado o trabajador según las funciones que tengan encomendadas, concretando en cada supuesto a qué datos pueden acceder en cada caso. A título de ejemplo, es posible indicar, algunos accesos que es posible autorizar: a) En principio, el acceso a la historia social de un usuario sólo se puede permitir a aquellos profesionales que participan en el proceso asistencial y, siempre que el acceso, sea necesario para el ejercicio de sus funciones. b) Igualmente, también se puede permitir el acceso a la historia social para la realización de tareas de planificación y programación de servicios del centro, siempre que, en este caso, se preserven los datos que identifican al titular de los datos de carácter personal que se encuentren en la historia. c) Por otra parte, también los responsables de los centros públicos o de las unidades u órganos administrativos de que éstos dependan, o en su caso, de los centros privados, podrán acceder a las citados expedientes de los usuarios para, del análisis del conjunto de las mismas, tener una visión global de lo que sucede en la realidad social en que estén actuando, información que les permitirá optimizar los recursos y mejorar la calidad de los mismos. El acceso en este caso a los datos con la finalidad antes indicada obliga, con carácter previo al acceso a la información que vaya a ser objeto de análisis, a preservar en todo caso los datos que identifican al titular de los datos de carácter personal que consten en las mismas. 22 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… d) La realización de tareas de gestión de los servicios y administrativas también habilita para acceder a la información almacenada en el expediente de los usuarios. En este caso el acceso estará limitado a aquellos datos que sean adecuados, pertinentes y no excesivos para la gestión o tarea concreta que se deba realizar, como por ejemplo la admisión del usuario en el centro; funciones de gestión, contables o presupuestarias, etcétera. e) En otros supuestos, también puede ocurrir que el acceso a dicha información, se encuentre amparada por lo dispuesto en el artículo 6.2 de la LOPD, en tanto que existe una relación contractual. En todos estos casos, todas las personas que accedan a los datos están sujetas al deber de secreto recogido en el artículo 10 LOPD, que obliga tanto a los responsables como a todos los que intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal al secreto profesional y al deber de guardarlos, obligaciones que subsistirán aún después de finalizar sus relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo. Paral ello, se considera importante que todas las personas que intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal suscriban el “Compromiso por escrito de guardar secreto sobre los mismos” 21 . Igualmente, es preciso indicar que dependiendo del nivel de seguridad que el fichero tenga, será necesario que el acceso a los datos quede registrado, dado que el acceso sin estar legitimado para ello, puede constituir una infracción grave o muy grave de acuerdo con la LOPD (art. 44). F F 4.1.9. La prestación de asistencia social y sanitaria a las personas mayores en el centro. Necesidad de contar con historia social e historia clínica 3B En algunos centros, además de la asistencia social que se les da a las personas mayores, también es posible que se les ofrezca asistencia sanitaria. En este caso, los sujetos que presten ambas asistencias serán distintos. En el primer caso, será el trabajador social y, en el segundo, los profesionales sanitarios. En estos casos, corresponde también al Responsable del fichero diferenciar y separar el archivo y custodia de los datos que componen la historia social de aquellos que tienen un fin específicamente asistencial sanitario y que se integran en la historia clínica del usuario. Como luego tendremos ocasión de estudiar, la historia clínica cuenta con una regulación propia recogida en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica y en la normativa autonómica existente. Cuando se ofrecen las dos prestaciones, los centros asistenciales deben organizar sus expedientes separándolos, uno de carácter asistencial y otro de historial clínico debidamente diferenciados. No obstante, es preciso indicar que, si se cuenta con el consentimiento expreso del usuario o de su representante legal, es posible recoger en la historia social, aquellos datos de salud que reflejen situaciones de incapacidad o minusvalía, física o psíquica, reconocida legalmente o de hecho, o cualquier otro dato de salud que pueda afectar y repercutir en la situación personal y social del usuario o beneficiario de la prestación social. En cuanto al historial clínico cabe destacar que únicamente puede ser consultado por el médico responsable, sin perjuicio de lo dispuesto en la normativa estatal y autonómica en materia de inspección de salud y servicios sociales. Por los mismos motivos, los profesionales que presten asistencia sanitaria a los usuarios no pueden sin más acceder a los datos contenidos en el expediente asistencial, datos a los que sólo podrán acceder cuando tengan una relación directa con el posible diagnóstico o tratamiento de la salud del interesado, cuando esos datos resultan necesarios para la prevención o para el diagnóstico médicos, la prestación de asistencia sanitaria o la gestión de servicios sanitarios, siempre que dicho tratamiento de datos se realice 21 Véase el Código Tipo: ACRA. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 23 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… por un profesional sanitario sujeto al secreto profesional o por otra persona sujeta asimismo a una obligación equivalente de secreto. 4.1.10. Otros usos que puede darse a la historia social 34B La historia social, como hemos visto, permite a los trabajadores sociales analizar, sintetizar, describir y cuantificar las situaciones de las personas mayores que se benefician de los servicios sociales. Cualquier otro uso que quiera darse debe ser compatible con los fines es decir cuando se utiliza posteriormente esos datos con fines históricos, estadísticos y científicos y siempre que ese uso posterior se realice de forma disociada. Otros usos tales como de investigación o docencia sólo se podrá realizar siempre que con carácter previo se hayan disociado (art. 5 RLOPD). En todos los demás supuestos, en los que no fuera posible realizar la actividad pretendida con los datos disociados, será obligatorio para la persona que los recabe obtener el consentimiento del titular de los mismos o persona que lo represente legalmente. 4.1.11. La historia social y las cesiones de datos personales 35B Puede ser posible que los centros y establecimientos asociados, en algún momento, necesiten comunicar los datos de sus residentes a terceros para el cumplimiento de fines directamente relacionados con las funciones legítimas del centro y del tercero. En todos estos casos, conocido también como cesión, la regla general es que siempre se debe contar con el previo consentimiento del interesado titular de los datos. No obstante, dicha norma general no será de aplicación cuando quien permita la cesión de los datos personales se encuentre recogida en una Ley. En este sentido, de acuerdo con lo dispuesto por la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid y en el Código Tipo ACRA, es posible mencionar algunos supuestos legales existentes 22 : F F a) Cesiones a Órganos Jurisdiccionales o al Ministerio Fiscal: Con carácter específico, la propia Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, prevé en su artículo 11.2.d) concreta que no será necesario el consentimiento del afectado cuando la comunicación o cesión de datos tenga por destinatario, entre otros, al Ministerio Fiscal o a los Jueces o Tribunales en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas. En estos supuestos es necesario que la petición judicial venga motivada y concrete los documentos de la historia social que sean precisos conocer para su actuación e investigación. b) Cesiones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: La LOPD regula este supuesto de forma independiente en el artículo 22.2, y concreta que la recogida y tratamiento de datos de carácter personal por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para fines policiales se realizará sin consentimiento de las personas afectadas siempre que obedezcan a dos finalidades, como son, la prevención de un peligro real para la seguridad pública o la represión de infracciones penales. Si se trata de datos especialmente protegidos, el propio artículo 22, en su apartado 3, establece que, en estos supuestos, la recogida y tratamiento se podrá realizar exclusivamente en los supuestos en que sea absolutamente necesario para los fines de una investigación concreta, sin perjuicio del control de legalidad de la actuación administrativa o de la obligación de resolver las pretensiones formuladas en su caso por los interesados que corresponda a los órganos jurisdiccionales. El fundamento de este acceso deriva de la actividad de investigación policial reconocida a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en la Ley Orgánica 2/1986, sobre Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (artículo 11). En cualquier caso, 22 Son diversos los supuestos en los cuales puede cederse datos, sin embargo, escapa al objeto de este trabajo mencionar todas. Por ello se remite a los distintos supuestos recogidos en las Resoluciones de la Comunidad de Madrid y en el Código Tipo ACRA, entre las que se mencionan la dación de datos a otras residencias o a despachos profesionales o gestorías. 24 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… la actuación policial debe tener un control de legalidad y, consecuentemente, es recomendable que la petición policial venga autorizada y motivada por el órgano judicial correspondiente, con indicación de los documentos de la historia social que sean precisos conocer para la investigación. Sólo cumplidos estos requisitos, el centro puede proceder al envío de una copia de los mismos o facilitar el acceso dentro del propio centro. c) Cesiones de datos disociados: Atendiendo a la regulación prevista en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, se define en el artículo 3.f) el término de disociación como todo tratamiento de datos personales, de modo que la información que se obtenga no pueda asociarse a persona identificada o identificable. En la medida que los datos personales que obran en la historia social informatizada o no, se comuniquen de forma disociada dejan de tener el carácter de dato personal, y por tanto, de conformidad con lo establecido en el artículo 2.1 LOPD, quedan fuera del ámbito de aplicación de la misma. d) Cesiones de datos a otras Administraciones Públicas: Los datos personales recabados o elaborados en su actividad asistencial por un centro de servicios sociales de titularidad pública no serán comunicados a otras Administraciones Públicas para el ejercicio de competencias diferentes o de competencias que versen sobre materias distintas, si no se dispone del consentimiento previo del interesado. Cuando se trate del ejercicio de la misma competencia o que verse sobre la misma materia, no será necesario el consentimiento del interesado para la cesión de los datos. Tampoco será necesario el consentimiento del interesado para la cesión de los datos a otra Administración Pública cuando la comunicación tenga por objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o científicos. Podrán, en todo caso, ser objeto de comunicación los datos de carácter personal que una Administración Pública obtenga o elabore con destino a otra. e) Cesiones de datos a responsables de carácter político: Los Concejales, en cuanto miembros de las Corporaciones Locales, deben promover la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica y cultural, para lo cual tienen el derecho a obtener del Alcalde, Presidente o Comisión de Gobierno de la Corporación cuanta información precisen para el desarrollo de su actividad. Desde esta perspectiva, podrán acceder a los datos solicitados, sin previo consentimiento de los afectados, siempre que dicho acceso sea necesario para el desarrollo de sus competencias municipales o el ejercicio de sus funciones de control de la Corporación, en los términos previstos en la Ley de Bases de Régimen Local. En estos casos, es imprescindible que la petición de información efectuada por el Concejal, cuando se refiera a datos de carácter personal, se determine de forma clara y precisa la finalidad a la que se van a destinar los datos solicitados y la norma que lo habilita. El acceso a la información por parte de los miembros de la Corporación municipal debe regirse siempre por la obligación de reserva, tal como dispone el artículo 16 del Real Decreto 2568/1986, de 28 de noviembre, de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales, que además impone un modo de actuación determinado. f) Cesiones de datos a órganos fiscalizadores del gasto público: En numerosas ocasiones, los responsables de ficheros de la Comunidad de Madrid han planteado a la Agencia de Protección de Datos si es factible ceder datos de carácter personal a la Intervención de la Comunidad de Madrid. En estos casos, la citada Agencia consideró que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 11.2 de la LOPD, la habilitación para ceder datos personales a dicha institución está recogida en el artículo 82 y 83.3.c) de la Ley 9/1990, de 8 de noviembre, de Hacienda de la Comunidad de Madrid. En virtud del primero todos los actos, documentos y expedientes de la Administración de Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 25 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… la Comunidad de los que se deriven derechos y obligaciones de contenido económico serán intervenidos y contabilizados con arreglo a lo dispuesto en dicha Ley y en sus disposiciones complementarias. Por su parte, el artículo 83.3.c) establece como competencia inherente a la función interventora recabar de quien corresponda, cuando la naturaleza del acto, documento o expediente que deban ser intervenidos lo requiera, los asesoramientos jurídicos y los informes técnicos que considere necesarios, así como los antecedentes y documentos para el ejercicio de esta función. g) Cesión entre organismos, centros y servicios del Sistema Nacional de Salud. No es necesario el consentimiento del interesado para la comunicación de datos personales sobre la salud, incluso a través de medios electrónicos, cuando se realice para la atención sanitaria de las personas, conforme a lo dispuesto en el Capítulo V de la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud. 4.1.11. Las medidas de seguridad y el secreto profesional 36B Todos los ficheros de los que el centro es Responsable deben contar con las medidas de seguridad establecidas por la LOPD y el RLOPD. En este sentido, corresponde a la dirección del centro, como responsable del fichero, designar a la persona responsable de seguridad de los ficheros –sean éstos los expedientes asistenciales o el historial médico- cuya función será la de coordinar y controlar las medidas de seguridad implantadas. Esta designación debería constar en el documento de seguridad y en ningún caso supone una delegación de la responsabilidad dado que ésta siempre corresponde a la dirección del centro como responsable del fichero. Recordemos en este sentido que será al responsable del fichero, y, en su caso, el encargado del tratamiento, el que debe adoptar las medidas de índole técnica y organizativas necesarias que garanticen la seguridad de los datos de carácter personal y eviten su alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado, habida cuenta del estado de la tecnología, la naturaleza de los datos almacenados y los riesgos a que están expuestos, ya provengan de la acción humana o del medio físico o natural. Igualmente, es preciso indicar que no se podrán registrar datos de carácter personal en ficheros que no reúnan las condiciones que se determinan en el RLOPD, con respecto a su integridad y seguridad y a las de los centros de tratamiento, locales, equipos, sistemas y programas. En el caso de los historiales médicos y, en su caso, de los expedientes asistenciales, dado que contienen datos de salud del residente y, en algunos caso, también puede contener información relativa a las creencias o a la religión del residente o usuario, como hemos visto, el fichero debe ser calificado como de nivel alto, procurando que los datos reúnan las condiciones necesarias que garanticen su integridad y seguridad, así como respecto de los centros de tratamiento, sistemas, programas, equipos y locales 23 . F F Esta medida se complementa con la obligación que pesa sobre el responsable del fichero y quienes intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal en tanto que están obligados al secreto profesional respecto de los datos que conozcan en su intervención con el fichero y al deber de guardarlos, obligaciones que subsistirán aún después de finalizar sus relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo. En este sentido, se debe tener en cuenta que para fijar las obligaciones del personal de cada centro, habrá que distinguir entre los profesionales encargados de prestar la asistencia social al usuario del personal de administración y gestión y del personal sanitario que pueda existir en el centro, señalando que con carácter general todos están obligados por 23 Salvo la excepción contenida en el artículo 79 RDLOPD. 26 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… el deber de secreto, deber que con carácter genérico y respecto de los datos de carácter personal viene previsto en el artículo 10 de la LOPD. 4.1.12. Algunos aspectos a tener en cuenta en relación con las medidas de seguridad 37B La salida de cualquier documento incluido en la historia social fuera de los locales en los que se encuentra la historia, debe ser autorizada con carácter previo por el responsable del fichero. Igualmente, si se tiene previsto trasladar la documentación a otro lugar, corresponde se adopten las medidas de seguridad suficientes para evitar la sustracción, pérdida o acceso indebido a la información durante su transporte. En este caso, las medidas que se deban adoptar serán aquellas que el responsable del fichero haya establecido de acuerdo con el RDLOPD. Igualmente, es preciso señalar, que siempre que se vaya a desechar cualquier documento que contenga datos de carácter personal, es necesario y obligatorio proceder a la destrucción de los mismos mediante la adopción de las medidas dirigidas a evitar el acceso a la información contenida en el documento o la posible recuperación posterior. Se trata de evitar, en el caso de los ficheros no automatizados, el tirar los documentos en los contendores de basura sin que previamente se hayan destruido los mismos. Asimismo, los armarios, los archivadores u otros elementos en los que se almacenen las historias sociales se deben encontrar en áreas en las que el acceso de las personas esté protegido con puertas dotadas de sistemas de apertura mediante llave u otro dispositivo equivalente. Dichas áreas también corresponde que permanezcan cerradas cuando no sea preciso el acceso a los documentos incluidos en las historias sociales 24 . F F 4.1.13. Mantenimiento, archivo y cancelación de los historiales sociales de las personas mayores 38B La dirección del centro, como responsable del fichero de los expedientes asistenciales, es decir de las historias sociales, debe establecer los procedimientos que corresponde adoptar en el archivo de las mismas. Los citados procedimientos deben estar dirigidos a garantizar la correcta conservación de los documentos y su localización así como la consulta de la información en ellos contenida. Igualmente, tienen que posibilitar el ejercicio de los derechos que la LOPD reconoce como son los de acceso, oposición, rectificación y cancelación. A estos efectos, es preciso diferenciar dos momentos de la historia social. a) Un primer momento, en el que la historia social está activa por tener utilidad para la debida prestación de asistencia al interesado. En este caso se debe conservar durante el tiempo en que se esté prestando la asistencia y con posterioridad un mínimo de tiempo desde que ésta termine y se considere que puede ser útil para posibles nuevas actuaciones que fuera necesario realizar, y que por equiparación con la historia clínica podría ser de cinco años. b) El segundo momento sería cuando ha trascurrido el plazo establecido anteriormente y la historia pierde su utilidad desde el punto de vista asistencial, convirtiéndose en pasiva. En este caso, se debe conservar a efectos judiciales de conformidad con la legislación vigente, o cuando existan razones de organización y planificación de los servicios, de investigación o docencia que justifiquen su conservación, en cuyo caso debe enviarse al archivo correspondiente y, en caso contrario, proceder a su destrucción. 24 Un resumen de las medidas de seguridad consolidadas aplicables a este tipo de ficheros véase en Código tipo ACRA Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 27 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 4.2. La Teleasistencia 21B La teleasistencia es un servicio básico, en continua evolución que en la actualidad resulta fundamental para procurar a las personas usuarias, generalmente mayores, el desarrollo de su vida en su hogar de manera independiente. Esta finalidad se logra por medio del uso de sistemas basados en TIC, como por ejemplo, el uso de un collarín o pulsera con un emisor que accede telefónicamente a una centralita donde se recibe la llamada de alarma. De esta forma, se buscan soluciones para la vida autónoma de la persona mayor, fomentando los aspectos relacionados con el cuidado y la autonomía personal. Constituye también un elemento que proporciona tranquilidad y seguridad a los familiares de los usuarios de dicho servicio y sobre todo a los mismos usuarios que pasan la mayor parte del tiempo solos o es posible que se encuentren en situaciones habituales de riesgo. El servicio de teleasistencia se puede definir como “…un servicio técnico de apoyo e intervención social, enmarcado en el contexto de los servicios sociales de atención primaria, que permite a las personas usuarias, a través de la línea telefónica y con un equipamiento de comunicaciones e informático específico, disponer de un servicio de atención permanente, las 24 horas del día y todos los días del año, atendido por personas específicamente preparadas para dar respuesta adecuada a situaciones de necesidad social o de emergencia” 25 . Dicho servicio puede ser un servicio independiente o complementario al que se reciba de ayuda a domicilio. F F La teleasistencia tiene básicamente dos funciones: a) Proporcionar el auxilio necesario, de forma inmediata, cuando las personas usuarias se encuentran en situación de emergencia y b) Proporcionar a las personas usuarias tranquilidad y seguridad en el desarrollo de su vida cotidiana, en aquellas otras situaciones que, si bien no constituyen emergencias, necesitan del apoyo de otras personas para su realización. Para recibir este tipo de prestación, las personas mayores deben facilitar a quien le preste el servicio, unos datos personales a efectos de tramitar su solicitud bien ante la propia administración bien ante las empresas correspondientes. Además, es preciso indicar que durante la prestación del servicio se producirá la grabación de voz del usuario. Desde el punto de vista de la protección de datos la prestación de este servicio presenta algunos interrogantes, a saber 26 : F F Lo primero que se debe afirmar es que la voz de una persona es un dato de carácter personal y, además, si ésta se graba, de acuerdo con la LOPD y normativa de desarrollo, se considera un tratamiento de datos, con lo cual es aplicable todo el régimen de protección de datos y, consecuentemente, es necesario que se inscriba el correspondiente fichero en la Agencia de Protección de Datos correspondiente. El no actuar de esta manera puede suponer, como hemos visto, una infracción leve y, si se recogen sin el consentimiento del titular del dato, grave. No obstante lo anterior y, dado que el servicio de teleasistencia actúa en muchas ocasiones para solventar una emergencia, resulta en estos casos de aplicación la Ley 32/2003, de 3 de noviembre, General de Telecomunicaciones, en tanto que estamos ante un tipo de comunicación. La citada Ley establece en su Título III, capítulo III el régimen jurídico de la protección de datos personales y de las obligaciones de carácter público vinculados con las redes y servicios de comunicaciones electrónicas y concretamente el artículo 38.3 de la misma recoge los derechos que le asisten a los usuarios de los servicios de comunicaciones, 25 Decreto 144/2011, de 28 de junio, Servicio público de teleasistencia del País Vasco. Para el desarrollo de este punto se ha tenido en cuenta el Dictamen emitido por la Agencia de Protección de datos del País Vasco, como consecuencia de la consulta planteada por el Departamento de Acción Social de la Diputación de XXXX en relación con el Servicio de Teleasistencia.-CN09-021-. 26 28 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… dentro de la que se debe destacar la letra d) del citado precepto que dispone “… sólo se procede al tratamiento de sus datos de localización distintos a los datos de tráfico cuando se hayan hecho anónimos o previo su consentimiento informado y únicamente en la medida y por el tiempo necesarios para la prestación, en su caso, de servicios de valor añadido con conocimiento inequívoco de los datos que vayan a ser sometidos a tratamiento, la finalidad y duración del mismo y el servicio de valor añadido que vaya a ser prestado”. El artículo 38.5 de la Ley 32/2003, recoge una excepción, dado que concreta que “Los usuarios finales no podrán ejercer los derechos reconocidos en los párrafos d) y f) del apartado 3 cuando se trate de llamadas efectuadas a entidades que presten servicios de llamadas de urgencia que se determinen reglamentariamente, en especial a través del número 112” Asimismo, la LOPD, como hemos visto, contiene excepciones al consentimiento – art. 6.2- y en el artículo 7.6, relativo a datos especialmente protegidos dispone que “… podrán ser objeto de tratamiento los datos de carácter personal a que se refieren los apartados 2 y 3 de este artículo, cuando dicho tratamiento resulte necesario para la prevención o para el diagnóstico médicos, la prestación de asistencia sanitaria o tratamientos médicos o la gestión de servicios sanitarios, siempre que dicho tratamiento de datos se realice por un profesional sanitario sujeto al secreto profesional”. Con fundamento en los citados artículos, la Agencia de Protección de Datos del País Vasco afirma que “… tanto el artículo 6.2 con carácter general, como el artículo 7.6, respecto a los datos de salud, permiten una recogida de datos obviando el requisito del consentimiento cuando se trate de proteger un interés legítimo, un interés vital del afectado cuando sea preciso para la prestación de asistencia sanitaria. Es decir, tanto la normativa sectorial en materia de telecomunicaciones, como las normas reguladoras del derecho a la protección de datos de carácter personal permitirían el tratamiento que nos ocupa, sin que fuese preciso una autorización por parte del titular del dato” Asimismo, corresponde destacar que las distintas normativas que regulan el servicio de teleasistencia, solicitan de la persona usuaria del servicio distintas autorizaciones, tales como entrada a domicilio, bien sea para su atención, bien para la colocación, mantenimiento o retirada de los equipos. En tales supuestos, cabe señalar, siguiendo el Dictamen mencionado, que las autorizaciones se configuran como obligaciones de los usuarios del servicio lo que determina que la autorización no implica una declaración de voluntad prestada de forma libre. De ahí que se considere que resulta más adecuado, desde el punto de vista de la protección de datos, separar las obligaciones de autorización, de tal modo que la negativa del ciudadano a otorgar las autorizaciones solicitadas no le impida disfrutar del servicio. Se consigue así, una redacción más ajustada al principio de calidad al solicitar de forma obligatoria los datos adecuados, pertinentes y no excesivos. El principio de calidad opera así más que como una limitación del número y tipo de datos que pueden utilizarse, como promotor de un criterio de racionalidad en el manejo de la información. Finalmente, cuando se contrata el servicio se suele solicitar a los usuarios la autorización para consultar los datos sanitarios y sociales necesarios para la prestación, así como los correspondientes a los datos tributarios, entre otros. En este caso, es preciso señalar que en realidad muchos de los supuestos recogidos como autorizaciones obligatorias no son sino cesiones de datos para las que existe habilitación legal tal como hemos visto en el apartado sobre Cesiones en la historia social al cual remitimos. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 29 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 4.3. Los datos de la salud de las personas mayores y la historia clínica 2B 4.3.1. El dato de salud y las personas mayores 39B Como hemos visto, el artículo 7 de la LOPD, recoge un régimen específicamente protector, diseñado por el legislador, para aquellos datos personales que proporcionan una información de las esferas más íntimas del individuo y a los que se califica como “Datos especialmente protegidos” –dentro de los cuales se encuentran los datos de carácter personal que revelen ideología, afiliación sindical, religión, creencias, origen racial, salud y vida sexual- . Se trata de diversas categorías de datos para las que el artículo 7 establece específicas medidas de protección. Los datos de salud, se encuentran dentro de ésta categoría. El legislador español, de acuerdo con lo dispuesto por el Consejo de Europa (Convenio 108/81, de 28 de enero, del Consejo de Europa, para la protección de las personas con respecto al tratamiento automatizado de datos de carácter personal) y el Derecho Comunitario (Directiva 95/46/CEE, de 24 de octubre relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de éstos), consideró a los datos de salud, como especialmente protegidos y estableció que sólo pueden ser recabados, tratados y cedidos, cuando existan razones de interés general recogidas en una Ley o, el afectado lo consienta expresamente. De esta forma, sólo en los supuestos específicos antes señalados dichos datos podrán ser tratados. El citado artículo 7.3 de la LOPD concreta la obligación de contar con el consentimiento expreso del afectado, al establecer que: “3. Los datos de carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual sólo podrán ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo disponga una Ley o el afectado consienta expresamente”. Por su parte, el artículo 5.1 g) del Reglamento de desarrollo de la LOPD, define los datos de salud como “las informaciones concernientes a la salud pasada, presente y futura, física o mental, de un individuo. En particular, se consideran datos relacionados con la salud de las personas los referidos a su porcentaje de discapacidad y a su información genética”. En resumen, los datos de salud de las personas mayores son considerados por la LOPD y normas de desarrollo, datos especialmente protegidos (art.7) lo que supone el sometimiento de los mismos a un régimen de especial protección tanto en lo referido a su recogida y tratamiento como en lo que atañe a las medidas que habrán de implantarse sobre los ficheros para garantizar su seguridad y al cumplimiento del deber de secreto que imponen tales normas. De ahí que su difusión y conocimiento por terceros puede afectar a la esfera más íntima de la persona. 4.3.2. Excepción al principio del consentimiento expreso en el caso de los datos de salud. 40B Como ha quedado expuesto, en el caso concreto de los datos de salud, se requiere para tratar los datos contar con el consentimiento expreso del afectado o de una Ley que así lo disponga por razones de interés general. La LOPD, sin embargo, incorpora en su artículo 7.6 una excepción al principio del consentimiento expreso relativo a datos de salud que acabamos de indicar. El citado precepto dispone que: “No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores podrán ser objeto de tratamiento los datos de carácter personal a que se refieren los apartados 2 y 3 de este artículo, cuando dicho tratamiento resulte necesario para la prevención o para el diagnóstico médicos, la prestación de asistencia sanitaria o tratamiento médicos o la gestión de servicios sanitarios, siempre que dicho tratamiento de datos se 30 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… realice por un profesional sanitario sujeto al secreto profesional o por otra persona sujeta asimismo a una obligación equivalente de secreto. También podrán ser objeto de tratamiento los datos a que se refiere el párrafo anterior cuando el tratamiento sea necesario para salvaguardar el interés vital del afectado o de otra persona, en el supuesto de que el afectado esté física o jurídicamente incapacitado para dar su consentimiento”. El precepto transcrito viene así a posibilitar que los datos relativos a la salud, puedan ser tratados sin las exigencias especiales de protección. Sin embargo, el régimen excepcional contenido en el art. 7.6 antes transcrito, requiere la concurrencia de dos requisitos, a saber: a) Que el tratamiento de dichos datos “resulte necesario para la prevención o para el diagnóstico médicos, la prestación de asistencia sanitaria o tratamientos médicos o la gestión de servicios sanitarios” y que el tratamiento sea “necesario para salvaguardar el interés vital del afectado o de otra persona cuando el afectado esté incapacitado para dar su consentimiento”, y b) Que el tratamiento de datos se realice por un profesional sanitario o por otra persona sujeta a una obligación equivalente de secreto. 4.3.3. La Historia clínica y la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica 41B La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica (en adelante, Ley 41/2002, LBrAP), que a su vez, completa las previsiones de la Ley General de Sanidad, define y regula la historia clínica, sin perjuicio, de la normativa que cada Comunidad Autónoma con competencias en materia sanitaria, desarrollen como complemento de dicho texto legal. La citada Ley 41/2002, LBrAP, en su Capítulo V concreta, en lo que a nosotros interesa, que la historia clínica tiene como fin principal facilitar la asistencia sanitaria. Se trata, indica, de un instrumento destinado fundamentalmente a garantizar una asistencia adecuada al paciente y se compone por un conjunto de documentos relativos a los procesos asistenciales de que sea objeto el citado sujeto. La Historia clínica, para el citado texto legal, también debe incorporar la información que se considere trascendental para el conocimiento veraz y actualizado del estado de salud del paciente. La Ley 41/2002, LBrAP, refuerza y remarca el reconocimiento del derecho de toda persona a que se respete el carácter confidencial de los datos referentes a su salud, y también a que nadie pueda acceder a ellos sin previa autorización amparada por Ley. Por ello, recoge como principios básicos de la actividad encaminada a obtener, utilizar, archivar, custodiar y transmitir la información y documentación clínica, la dignidad de la persona, el respeto a la autonomía de la voluntad y la intimidad. La historia clínica, también es considerada una fuente de información necesaria para otros muchos fines para los que puede ser útil ajenos al ámbito estrictamente médico. Desde esta perspectiva, la LBrAP, permite que pueda ser utilizada con fines judiciales, epidemiológicos, de salud pública, de investigación o de docencia, todos ellos considerados fines legítimos y constitutivos de actuaciones fundamentales del Sistema Sanitario, y en función de los cuales la referida Ley también procede a la regulación de su contenido, archivo, tratamiento y uso. Lógicamente, los datos personales contenidos en todos los documentos e informaciones que forman parte de la historia clínica, sin perjuicio de las previsiones legales propias contenidas en la Ley 41/2002, LBrAP, se encuentran amparados y protegidos por la LOPDC. En efecto, la LOPD, como hemos visto, los define en su artículo 7 como datos especialmente protegidos y recoge un régimen Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 31 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… especialmente riguroso para su obtención, custodia y eventual cesión. Veamos algunos de estos aspectos. 4.3.4. La protección de datos y la historia clínica de las personas mayores 42B Para la LOPD, un fichero es todo conjunto organizado de datos de carácter personal que permite el acceso a los datos con arreglo a criterios determinados, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso. La historia clínica, desde esta perspectiva, es un fichero que se compone por un conjunto de documentos cualquiera que sea el soporte -papel, audiovisual, informático o de otro tipo- que contiene los datos, valoraciones e informaciones de cualquier índole sobre la situación y la evolución clínica de un paciente a lo largo del proceso asistencial, con identificación de los médicos y demás profesionales sanitarios que han intervenido en él. Indudablemente, todas las personas mayores cuentan con una Historia clínica, esta puede ser más o menos extensa pero debe contener la narración escrita, de forma clara, precisa, detallada y ordenada de todos los datos antes señalados. Dentro de ella se reflejan los datos personales, como las enfermedades, pasadas o actuales y su estado de salud. En concreto, en la citada historia se deben recoger los datos necesarios sobre la herencia y hábitos de esa persona mayor, su constitución, su fisiología, su psicología, su ambiente y, siempre que sea posible, la etiología y la evolución de la enfermedad. En cualquier caso, cabe señalar que los datos que el personal sanitario recoja en la misma, deben ser siempre adecuados, pertinentes para su finalidad y no excesivos. Asimismo, es importante destacar que la historia clínica de las personas mayores debe incorporar la información que se considere trascendental para el conocimiento veraz, exacto y actualizado del estado de salud del paciente, a quien a su vez se le reconoce el derecho a que quede constancia, por escrito o en el soporte técnico más adecuado, de la información obtenida en todos los procesos asistenciales que sean realizados por el servicio de salud tanto en el ámbito de atención primaria como de atención especializada. De acuerdo con la Ley 41/2002, LBrAP, el contenido mínimo de la historia clínica será el siguiente: a) La documentación relativa a la hoja clínico- estadística b) La autorización de ingreso. c) El informe de urgencia. d) La amnesia y la exploración física. e) La evolución. f) Las órdenes médicas. g) La hoja de interconsulta. h) Los informes de exploraciones complementarias. i) El consentimiento informado. j) El informe de anestesia. k) El informe de quirófano o de registro del parto. l) El informe de anatomía patológica. m) La evolución y planificación de cuidados de enfermería. n) La aplicación terapéutica de enfermería. o) El gráfico de constantes. p) El informe clínico de alta. Los párrafos b), c), i), j), k), 1), o) y p) sólo serán exigibles en la cumplimentación de la historia clínica cuando se trate de procesos de hospitalización o así se disponga. 32 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… Corresponde a los profesionales sanitarios el deber de cooperar en la creación y el mantenimiento de una documentación clínica ordenada y secuencial del proceso asistencial de los pacientes y a las instituciones asistenciales, llevar la historia con criterios de unidad y de integración, para facilitar el mejor y más oportuno conocimiento por los facultativos de los datos de un determinado paciente en cada proceso asistencial. 4.3.5. El responsable del fichero de las historias clínicas 43B Recordemos que de acuerdo con la LOPD, el responsable del fichero es aquel que decide sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento de los datos. En el caso de las historias clínicas, el responsable será la dirección del centro sanitario, sin perjuicio que, tal como prevé la Ley 41/2002, LBrAP, en aquellos centros con pacientes hospitalizados o que atiendan a un número suficiente de pacientes bajo cualquier modalidad asistencial, la gestión y custodia del fichero se encomiende a una Unidad de Admisión y Documentación Clínica, Unidad que corresponde crear en cada uno de los centros en que exista este tipo de fichero de historias clínicas. Los criterios básicos de archivo de los citados ficheros de historias clínicas se encuentran contenidos en la citada Ley 41/2002, LBrAP, quien concreta que corresponde a cada centro archivar las historias clínicas de sus pacientes, cualquiera que sea el soporte en el que se encuentre, de manera que quede garantizada su seguridad, su correcta conservación, la recuperación de la información y se posibilite el ejercicio de los derechos que se reconocen al interesado. 4.3.6. La conservación de las historias clínicas de las personas mayores 4B Todas las historias clínicas, entre las que se encuentran las de las personas mayores, deben ser guardadas por cada institución con criterios de unidad y de integración. De esta manera se facilita el mejor y más oportuno conocimiento por los facultativos de los datos de un determinado paciente en cada proceso asistencial. Para logar esta finalidad, es importante que el centro promueva la mayor integración posible de las historias clínicas y, para ello, lo ideal sería que como máximo, en cada centro, exista un único fichero. Es también importante destacar que corresponde a los centros sanitarios conservar la documentación clínica en condiciones que garanticen su correcto mantenimiento y seguridad -aunque no necesariamente para ello se deban guardar en el soporte original- para la debida asistencia al paciente durante el tiempo adecuado a cada caso. La LBrAP ha establecido el plazo de cinco años como mínimo para conservar la documentación, plazo que se computa desde la fecha del alta de cada proceso asistencial. Este plazo, no obstante, ha sido modificado por algunas Comunidades Autónomas, como por ejemplo Cataluña y Navarra, que han establecido un periodo mayor, de veinte años. Otras Comunidades Autónomas como Galicia lo han mantenido en cinco, mientras que por ejemplo, Extremadura y Valencia no han establecido un plazo de conservación, con lo cual, corresponde aplicar supletoriamente lo dispuesto por la legislación estatal, es decir, el plazo de cinco años. En el caso de que los profesionales desarrollen su actividad de manera individual corresponde a éstos la responsabilidad de la conservación, gestión y custodia de la documentación asistencial que generen. En este supuesto, el problema que se puede plantear, es cuando el médico titular de las historias fallece. En este caso, la pregunta que se plantea es ¿a quién corresponde conservarla? La normativa no ha establecido nada al respecto, pero en la práctica, varios Colegios Oficiales de Médicos de España, se han hecho cargo de la custodia de la historia clínica y han facilitado, de esta forma, los accesos a las mismas por los pacientes afectados. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 33 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 4.3.7. El acceso a las historias clínicas de las personas mayores 45B Como hemos tenido ocasión de exponer, la historia clínica es un instrumento destinado, fundamentalmente, a garantizar una asistencia adecuada al paciente. Por ello, en primer lugar, los profesionales que asistan a los usuarios se encuentran habilitados por la LBrAP a tener acceso a la citada historia con el fin de poder realizar el diagnóstico o el tratamiento pertinente. De ahí que es importante que cada centro establezca los métodos que posibiliten, en todo momento, el acceso a la historia clínica por parte de los profesionales que le asisten. Igualmente, existe determinado personal que trabaja en el Centro que también tiene, en determinados momentos, que acceder a la historia clínica. Se trata del personal de administración y gestión de los centros sanitarios pero el acceso a la misma sólo puede autorizarse para acceder a los datos recogidos en la historia clínica necesarios para el desarrollo de sus propias funciones. Corresponde en este caso, al responsable del fichero establecer las características de dicho acceso que, en todo caso, deben respetar, además de las limitaciones impuestas por la LBrAP, lo establecido por la normativa autonómica correspondiente. Por otra parte, el personal sanitario que se encuentre debidamente acreditado y que ejerza funciones de inspección, evaluación, acreditación y planificación, tiene también reconocido por la LBrAP el acceso a las historias clínicas en el cumplimiento de sus funciones de comprobación de la calidad de la asistencia. En todos los casos, el acceso a los datos se debe realizar con pleno respeto de los derechos del paciente o de cualquier otra obligación impuesta por el centro en relación con los pacientes y usuarios o de la propia Administración sanitaria. Igualmente, es preciso señalar, que tanto los profesionales como cualquier otro personal que acceda a los datos recogidos en la historia clínica queda sujeto al deber de secreto. Dicho deber, recogido en el artículo 10 de la LOPDC, supone, de acuerdo con el citado precepto que: “El responsable del fichero y quienes intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal están obligados al secreto profesional respecto de los mismos y al deber de guardarlos, obligaciones que subsistirán aun después de finalizar sus relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo”. Finalmente, también la LBrAP permite que otros sujetos, distintos a los señalados con anterioridad, tengan acceso a la historia clínica cuando deban cumplir determinadas funciones. En este sentido, permite que accedan a la historia clínica cuando se persigan fines judiciales, epidemiológicos, de salud pública, de investigación o de docencia. En todos estos casos, el régimen aplicable de acceso será el contenido en la LOPDC, la Ley General de Sanidad, y demás normas de aplicación en cada caso. De acuerdo con dicha normativa, el acceso a la historia clínica con los citados fines obliga, en todo caso, a preservar los datos de identificación personal del paciente, separados de los de carácter clínico-asistencial, de manera que como regla general quede asegurado el anonimato, salvo que el propio paciente haya dado su consentimiento para no separarlos. Quedan exceptuados de la citada regla los supuestos de investigación de la autoridad judicial en los que se considere imprescindible la unificación de los datos identificativos con los clínico-asistenciales, en cuyo caso se estará a lo que dispongan los jueces y tribunales en el proceso correspondiente. En cualquier caso, es preciso indicar que el acceso a los datos y documentos de la historia clínica queda limitado estrictamente a los fines específicos de cada caso. 4.3.8. El caso especial de acceso a la Historia clínica de una persona mayor fallecida 46B En muchas ocasiones, se puede plantear la necesidad de acceder a los datos de una persona anciana fallecida. Este acceso puede ser solicitado bien por el cónyuge bien por cualquier otro familiar. Dado que los datos contenidos en dicha historia ya no 34 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… corresponden a una persona física –ámbito de aplicación de la LOPD– la pregunta que surge es la siguiente: ¿Es aplicable la legislación de protección de datos a una persona fallecida? Lo primero a destacar es el ámbito de aplicación de la LOPD. Recordemos que de conformidad con la citada normativa de protección de datos, su ámbito de aplicación se circunscribe a los datos de las personas físicas y, consecuentemente, una persona fallecida, ha dejado de serlo. Por otra parte, los derechos de acceso, rectificación y cancelación de los datos personales se configuran por la LOPD como derechos personalísimos y, consecuentemente, únicamente pueden ser ejercitados directamente por el propio afectado –salvo los supuestos permitidos de representación-. La LOPD no expresa nada respecto del acceso a dicho datos, pero el artículo 2.4 del RLOPD, vino a disipar esta laguna y dispone que “este Reglamento no será de aplicación a los datos referidos a personas fallecidas. No obstante, las personas vinculadas al fallecido, por razones familiares o análogas, podrán dirigirse a los responsables de los ficheros o tratamientos que contengan datos de éste con la finalidad de notificar el óbito, aportando acreditación suficiente del mismo, y solicitar, cuando hubiere lugar a ello, la cancelación de los datos”. En consecuencia, con carácter general, no será aplicable al tratamiento de los datos personales del fallecido las normas de la LOPD. No obstante, la afirmación debe ser matizada, dado que dependiendo del tipo de datos que se quiera acceder, puede existir una legislación especial aplicable al caso que deba ser tenida en cuenta. En efecto, si se trata de acceder al historial clínico, es preciso valorar lo establecido en el artículo 18.4 de la Ley 41/2002, LBrAP que dispone: “Los centros sanitarios y los facultativos de ejercicio individual sólo facilitarán el acceso a la historia clínica de los pacientes fallecidos a las personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho, salvo que el fallecido lo hubiese prohibido expresamente y así se acredite. En cualquier caso el acceso de un tercero a la historia clínica motivado por un riesgo para su salud se limitará a los datos pertinentes. No se facilitará información que afecte a la intimidad del fallecido ni a las anotaciones subjetivas de los profesionales, ni que perjudique a terceros.” En este caso, se debe por tanto analizar la referencia efectuada por el citado precepto a las personas vinculadas a los fallecidos “por razones familiares o de hecho”. A tal efecto, es preciso tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 4 de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, reguladora de la protección civil de los derechos fundamentales al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, que establece lo siguiente: “1. El ejercicio de las acciones de protección civil del honor, la intimidad o la imagen de una persona fallecida corresponde a quien ésta haya designado a tal efecto en su testamento. La designación puede recaer en una persona jurídica. 2. No existiendo designación o habiendo fallecido la persona designada, estarán legitimados para recabar la protección el cónyuge, los descendientes, ascendientes y hermanos de la persona afectada que viviesen al tiempo de su fallecimiento. 3. A falta de todos ellos, el ejercicio de las acciones de protección corresponderá al Ministerio Fiscal, que podrá actuar de oficio o a instancia de persona interesada, siempre que no hubieren transcurrido más de ochenta años desde el fallecimiento del afectado. El mismo plazo se observará cuando el ejercicio de las acciones mencionadas corresponda a una persona jurídica designada en testamento.” La interpretación más extensiva de dicho precepto permite, a lo sumo, entender ampliado el ámbito previsto en sus apartados 1 y 2 a las personas que mantuvieran con el fallecido una relación de hecho similar a la derivada del matrimonio así como a los herederos del fallecido que aún no siendo designados expresamente por aquél en su testamento, pretendiesen el ejercicio de las acciones a las que se refiere la mencionada Ley. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 35 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… De este modo, una interpretación del artículo 18.4 de la Ley Orgánica 41/2002 antes transcrito coherente con el contexto normativo en el que la misma fue aprobada permitiría el ejercicio del derecho de acceso a la historia clínica del fallecido por parte de su cónyuge o persona vinculada con aquél por una relación de hecho similar, ascendientes y descendientes, así como las personas que hubieran sido designadas por el fallecido para ejercer las acciones a las que se refiere la Ley Orgánica 1/1982 y, en última instancia, sus herederos que además se encontrasen vinculados a aquél por relaciones familiares o de hecho análogas a la familiar. Por tanto, el acceso a los datos de una persona fallecida sólo podrá ser posible cuando quien lo solicite hubiera sido designado por la misma para el ejercicio de las acciones previstas en la Ley Orgánica 1/1982 o tuviera la condición de heredero de la persona fallecida. También será posible el acceso a los datos, si el solicitante actúa en nombre y representación de la persona fallecida, en cuyo caso, será preciso que la persona acredite el apoderamiento o la condición de heredero a las que se ha hecho referencia. 4.3.9. Las medidas de seguridad que deben tener las historias clínicas 47B La LOPD impone al responsable del fichero la adopción de medidas de seguridad cuyo detalle se contiene en las normas reglamentarias que la desarrollan. En efecto, el artículo 9 de la LOPD señala: “1. El responsable del fichero, y, en su caso, el encargado del tratamiento deberán adoptar las medidas de índole técnica y organizativas necesarias que garantice la seguridad de los datos de carácter personal y evite su alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado, habida cuenta del estado de la tecnología, la naturaleza de los datos almacenados y los riesgos a que están expuestos, ya provengan de la acción humana del medio físico o natural. 2. No se registrarán datos de carácter personal en ficheros que no reúnan las condiciones que se determinen por vía reglamentaria con respecto a su integridad y seguridad y a las de los centros de tratamiento, locales, equipos, sistemas y programas. 3. Reglamentariamente se establecerán los requisitos y condiciones que deban reunir los ficheros y las personas que intervengan en el tratamiento de los datos a que se refiere el artículo 7 de esta Ley”. El RLOPD ha sido la norma que vino a concretar la determinación del nivel de seguridad aplicable a los ficheros. El Título VIII del citado reglamento lleva por rúbrica “De las medidas de seguridad en el tratamiento de datos de carácter personal” y el Capítulo I del mismo, regulador de las Disposiciones generales, concreta el alcance, los niveles de seguridad y la aplicación de las medidas a los ficheros. En efecto, el artículo 79 del RLOPD establece que: “Los responsables de los tratamientos o los ficheros y los encargados del tratamiento deberán implantar las medidas de seguridad con arreglo a lo dispuesto en este Título, con independencia de cual sea su sistema de tratamiento.” Por su parte, el artículo 80 determina que: “Las medidas de seguridad exigibles a los ficheros y tratamientos se clasifican en tres niveles: básico, medio y alto.” Por último, el artículo 81 regula la aplicación de los niveles de seguridad. En lo que a este trabajo interesa, el artículo 81.3 del RLOPD, prevé que los ficheros que contengan datos de salud, deberán reunir, además de las medidas de nivel básico y medio, las medidas calificadas como de nivel alto, concretadas por el citado reglamento en los artículos 101 y ss. Sin entrar en un estudio exhaustivo sobre el tema baste señalar que, entre las medidas de seguridad que corresponde implantar por parte de los distintos centros asistenciales en relación con la custodia y el acceso a los ficheros de las historias clínicas, es la de garantizar la confidencialidad 36 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… de los datos contenidos en ella y la de evitar los accesos no autorizados. Para ello, es preciso controlar quién está utilizando la historia desde la salida del fichero hasta la devolución de la misma. Las citadas medidas se deben documentar necesariamente por escrito y será responsabilidad de cada centro la elaboración del documento de seguridad, su difusión y su conocimiento por todo el personal que pueda o vaya a tener participación en la gestión, manejo o utilización de las historias clínicas. Igualmente, es importante destacar que todo el personal que acceda a los ficheros de las historias clínicas no tienen las mismas obligaciones salvo, la de carácter general, relativa al deber de secreto, deber que con carácter genérico y respecto de los datos de carácter personal viene previsto, como ya hemos visto, en el artículo 10 de la LOPD. En todo caso, es preciso que cada centro proceda a distinguir entre los distintos profesionales de la sanidad que asisten al paciente de aquel que acceda como personal de administración y de gestión del centro. De esta forma, los profesionales asistenciales que realicen el diagnóstico o el tratamiento de la persona mayor, tendrá acceso a la historia clínica completa como instrumento fundamental para su adecuada asistencia. Por su parte, el personal de administración y gestión de los centros e instituciones sanitarias sólo podrán acceder a los datos de la historia clínica relacionados con sus propias funciones que pueden estar relacionadas, por ejemplo, con la admisión del paciente, cita previa, funciones contables, presupuestarias, etc.. 4.4. La videovigilancia y los datos captados de las personas mayores 23B 4.4.1. Objetivos que se pretenden conseguir 48B Suele ser usual que en las residencias de las personas de la tercera edad o en los centros asistenciales, cuenten con sistemas de videovigilancia. Normalmente, los motivos que se suelen esgrimir por parte de los responsables de las citadas instituciones para la instalación de los sistemas de video-vigilancia suelen estar ligados a la necesidad de controlar las incidencias de seguridad que puedan ocurrir durante veinticuatro horas con los residentes del centro. Fundamentalmente, los responsables de los centros justifican el uso de estos sistemas en la necesidad de velar por la integridad física y seguridad de los usuarios del centro dado que se trabaja con personas de edad avanzada, que requieren una atención especializada ya que, en algunos casos, padecen enfermedades con trastornos mentales (como puede ser el Alzheimer) o discapacidades importantes lo que puede suponer actuaciones imprevisibles en sus formas de actuar, como por ejemplo abandonar el centro. En consecuencia con este tipo de instalación se consigue el bienestar y, sobre todo, la seguridad de sus residentes. Ahora bien, la instalación y uso de cámaras o videocámaras no es admisible en todos los casos sino sólo cuando no exista un medio menos invasivo a la intimidad de las personas y de acuerdo con el principio de proporcionalidad. 4.4.2. Algunos aspectos a considerar en relación con la videovigilancia y las personas mayores 49B De acuerdo con la LOPD, la Instrucción 1/2006, de 8 de noviembre, de la Agencia Española de Protección de Datos, sobre el tratamiento de datos personales con fines de vigilancia a través de sistemas de cámaras o videocámaras y la Guía de videovigilancia aprobada por la AEPD, dentro del concepto de dato personal, se debe considerar incluido las imágenes cuando se refieran a personas identificadas o identificables. A partir de dicha consideración, los principios vigentes en materia de protección de datos personales se deben aplicar al uso de cámaras, videocámaras y a cualquier medio técnico análogo, que capte y/o registre imágenes, ya sea con fines de vigilancia u otros, en los supuestos en que: Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 37 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… a) Exista grabación, captación, transmisión, conservación, o almacenamiento de imágenes, incluida su reproducción o emisión en tiempo real o un tratamiento que resulte de los datos personales relacionados con aquéllas. b) Tales actividades identificables. se refieran a datos de personas identificadas o En este sentido, la Guía de Videovigilancia concreta que la utilización de la videovigilancia para captar, grabar o reproducir imágenes relativas a personas identificadas o identificables constituye una práctica que puede afectar a los derechos fundamentales y en particular al derecho fundamental a la protección de datos. Por ello, considera que se debe tener en cuenta algunas consideraciones: a) La elección de este tipo de medios debe responder siempre al principio de proporcionalidad descartándose la videovigilancia cuando existan medidas menos lesivas para los derechos fundamentales. b) El análisis de la proporcionalidad de la medida será especialmente riguroso en entornos sensibles ya sea por la naturaleza de los sujetos objeto de la vigilancia, como es el caso de los mayores de edad, en tanto que en ellos se pueden dar manifestaciones de vida privada. c) En caso de utilizar la videovigilancia con fines de seguridad privada deberá recurrirse siempre a empresas de seguridad que debe reunir todos los requisitos legales para ello. d) Por su parte, la empresa de seguridad debe asesorar diligente y lealmente a quien requiera sus servicios incluyendo dicho asesoramiento en las cuestiones relativas a la normativa de protección de datos y será responsable y encargada de velar por el cumplimiento de la normativa de protección de datos personales y cualquier otra norma aplicable. 4.4.3. Información que debe proporcionar el centro que tenga instalado un sistema de videovigilancia 50B Todos los centros que tengan instalado un sistema de videovigilancia están obligados, de acuerdo con la LOPD, a informar a todas las personas, residentes o no, de la existencia del sistema a través de un cartel claramente visible. Dicho cartel no puede ser cualquiera, sino únicamente aquel que se encuentra recogido en el anexo de la Instrucción 1/2006 en el que figura, como vemos una cámara acompañada de la leyenda “ZONA VIDEOVIGILADA”. El cartel tiene como finalidad principal servir para que todas las personas que transiten por los lugares vigilados se encuentren informadas de que están siendo vigiladas. A quien corresponde instalar el cartel y cumplir con el deber de información establecido en el artículo 5 de la LOPD es al responsable y para logar el cumplimiento de este deber, los responsables deben: a) Colocar, en las zonas videovigiladas al menos un distintivo informativo ubicado en lugar suficientemente visibles, tanto es espacios abiertos como cerrados y b) Tener a disposición de los/las interesados/as impresos en los que se detalle la información prevista en el artículo 5.1 de la LOPD. En cuanto al contenido y diseño del distintivo informativo, como se puede observar es preciso destacar: a) El distintivo informativo a que se refiere el artículo 3.a) de la Instrucción debe de incluir una referencia a la «LEY ORGÁNICA 15/1999, DE PROTECCIÓN DE DATOS» 38 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… b) También deberá contener una mención a la finalidad para la que se tratan los datos c) Debe contener una indicación que indique «ZONA VIDEOVIGILADA» d) Igualmente debe hacer mención expresa a la identificación del responsable ante quien puedan ejercitarse los derechos a los que se refieren los artículos 15 y siguientes de la LOPD27 . F F El no contar con el distintivo puede dar lugar a la imposición de una sanción de carácter grave o, si se trata de la primera vez, a un apercibimiento. El artículo 44.3.c) de la LOPD, considera infracción grave “Tratar datos de carácter personal o usarlos posteriormente con conculcación de los principios y garantías establecidos en el artículo 4 de la presente Ley y las disposiciones que lo desarrollan, salvo cuando sea constitutivo de infracción muy grave, infracción sancionada con multa de 40.001 a 300.000 euros (45.2 LOPD). H H 4.4.4. El acceso a la información del usuario, conservación de los datos y cámaras falsas 51B La LOPD, reconoce a todas las personas mayores que se encuentren en el centro, así como aquellas que las acompañan, el derecho a solicitar al centro que tenga instalado un sistema de videovigilancia, información sobre la captación de su imagen y la finalidad que motiva la misma. La Instrucción 1/2006 citada, establece que el cartel informativo -descrito anteriormente- es el que cumple con aquel derecho de información y se debe ubicar como mínimo en los accesos a las zonas vigiladas, sean estos exteriores o interiores y si el lugar dispone de varios accesos se debe colocar en todos ellos con el objeto de que la información que se proporciona sea visible con independencia de por donde se acceda. Las imágenes captadas por los sistemas de videovigilancia se deben conservar sólo por el tiempo imprescindible para la satisfacción de la finalidad para la que se recabaron, tiempo que nunca puede superar el plazo de un mes. Durante ese plazo de tiempo, la imagen debe estar protegida a través de las correspondientes medidas de seguridad, con el fin de permitir el acceso sólo a las personas autorizadas y, a su vez, evitar que personas ajenas al centro residencial tengan acceso 28 . F F En relación con las cámaras instaladas que no funcionan la AEPD es posible acreditar que dichas cámaras graben, por ello, como no la captación y grabación de imágenes y teniendo en cuenta presunción de inocencia, declara en la mayoría de las actuaciones, mismas 29 . F concretó que no se puede probar el principio de el archivo de las F 4.4.5. Principios de calidad, proporcionalidad y finalidad del tratamiento 52B El artículo 4 de la citada Instrucción 1/2006, titulado “Principios de calidad, proporcionalidad y finalidad del tratamiento”, dispone que: a) Las imágenes sólo serán tratadas cuando sean adecuadas, pertinentes y no excesivas en relación con el ámbito y las finalidades determinadas, legítimas y explícitas, que hayan justificado la instalación de las cámaras o videocámaras. b) Sólo se considera admisible la instalación de cámaras o videocámaras cuando la finalidad de vigilancia no pueda obtenerse mediante otros medios que, sin exigir esfuerzos desproporcionados, resulten menos intrusivos para 27 Artículo 3 de la Instrucción 1/2006, de 8 de noviembre, de la Agencia Española de Protección de Datos, sobre el tratamiento de datos personales con fines de vigilancia a través de sistemas de cámaras o videocámaras. 28 Informe 0472/2009. 29 Expediente Nº: E/00888/2007; Procedimiento Nº PS/00287/2008. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 39 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… la intimidad de las personas y para su derecho a la protección de datos de carácter personal. c) Las cámaras y videocámaras instaladas en espacios privados no pueden obtener imágenes de espacios públicos salvo que resulte imprescindible para la finalidad de vigilancia que se pretende, o resulte imposible evitarlo por razón de la ubicación de aquéllas. En todo caso se debe evitar cualquier tratamiento de datos innecesario para la finalidad perseguida. Para el efectivo cumplimiento de los principios indicados, en especial los relativos a la proporcionalidad y finalidad de los medios utilizados para el servicio de videovigilancia, se debe señalar que, no es recomendable que los dispositivos instalados tengan la capacidad de captar o registrar tanto imágenes como sonidos mediante técnicas desproporcionadas para la finalidad del tratamiento, como pueden ser dispositivos móviles, direccionables, de ampliación de imágenes o posibilidad de enfoque de imágenes ajenas a la finalidad concreta y específica de video-vigilancia. 4.4.6. El lugar donde pueden y deben ubicarse las cámaras de videovigilancia 53B Las cámaras y videocámaras sólo pueden ser instaladas en espacios privados y no pueden obtener imágenes de espacios públicos, dado que en este caso la competencia es exclusiva de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado de conformidad con lo dispuesto en la Ley Orgánica 4/1997, de 4 de agosto, que regula la utilización de videocámaras por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado 30 . Excepcionalmente, puede grabar imágenes en espacios públicos cuando resulte imprescindible para la finalidad de vigilancia que se pretende o resulte imposible evitarlo por razón de la ubicación de aquéllas. Siempre se debe evitarse cualquier tratamiento de datos innecesario para la finalidad perseguida. F F La instalación de las videocámaras tampoco se podrá realizar en lugares que puedan ser lesivos para la dignidad personal, tales como el interior de las habitaciones. El artículo 44.2.c) de la Ley Orgánica 15/1999 considera infracción leve: “El incumplimiento del deber de información al afectado acerca del tratamiento de sus datos de carácter personal cuando los datos sean recabados del propio interesad”, sancionable con multa de 900 a 40.000 euros. 4.4.7. Sistemas de grabación de imágenes a través de los videoporteros 54B Cuando la imagen de una persona se realiza a través de un videoportero se encuentra excluida del ámbito de aplicación de la LOPD e Instrucción 1/2006, de 8 de noviembre, dado que nos encontramos ante imágenes captadas en un ámbito personal y doméstico, entendiéndose por tal, el realizado por una persona física en el marco de una actividad exclusivamente privada o familiar. En efecto, en estos casos la finalidad no es de vigilancia sino de identificación de la persona. Por ello, en virtud del artículo 2 de la LOPD, se encuentra excluida del ámbito de aplicación de la LOPD. No obstante lo anterior, la AEPD diferenció dos supuestos: a) Aquellos casos en los que la utilización de videoporteros se limita a verificar la identidad de la persona que llamó al timbre y, en su caso, a facilitar el acceso a la vivienda., en cuyo caso, lo consideró una actividad domestica y por tanto no será de aplicación la normativa sobre protección de datos. b) Aquellos en los que el servicio de videoporteros se articula mediante procedimientos que reproducen y/o graban imágenes de modo constante, y resultan accesibles -ya sea a través de Internet o mediante emisiones por la televisión de los vecinos-, y en particular cuando el objeto de las mismas 30 Procedimiento Nº PS/00208/2007. 40 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… alcance al conjunto del patio y/o a la vía pública colindante. En este supuesto se considera de plena aplicación la LOPD y la Instrucción 1/2006 31 . F F 4.5. Fuentes accesibles al público 24B 4.5.1. Planteamiento de la cuestión 5B Es normal, que una persona de la Tercera Edad que vive en su domicilio cuente con un teléfono y aparezca en la guía telefónica, es decir, que figure en una de las denominadas fuentes accesibles al público. El uso que de éstos puedan hacerse, los derechos que la LOPD les reconoce y la regulación que le es aplicable será el objeto de este apartado. Como hemos visto, la regla general que rige para cualquier tratamiento o cesión de datos conforme la LOPD y sus normas de desarrollo, es que todo tratamiento de datos personales precisa del “consentimiento” del afectado, salvo que la LOPD disponga lo contrario. El propio artículo 6, apartado 2 de la LOPD señala aquellas excepciones. En lo que aquí interesa dispone: “No será preciso el consentimiento………. cuando los datos figuren en fuentes accesibles al público y su tratamiento sea necesario para la satisfacción del interés legítimo perseguido por el responsable del fichero o por el del tercero a quien se comuniquen los datos, siempre que no se vulneren los derechos y libertades fundamentales del interesado”. De acuerdo con el artículo 3 j) de la LOPD son fuentes accesibles al público “… aquellos ficheros cuya consulta puede ser realizada, por cualquier persona, no impedida por una norma limitativa o sin más exigencias que, en su caso, el abono de una contraprestación. Tienen consideración de fuentes de acceso público, exclusivamente, el censo promocional, los repertorios telefónicos en los términos previstos por su normativa específica y las listas de personas pertenecientes a grupos de profesionales que contengan únicamente los datos de nombre, título, profesión, actividad, grado académico, dirección e indicación de su pertenencia al grupo. Asimismo, tienen el carácter de fuentes de acceso público los diarios y boletines oficiales y los medios de comunicación”. De la definición trascrita es posible verificar que aparentemente existe una contradicción en el precepto dado que el primer inciso tiene carácter genérico y no limitativo al concretar que son fuentes accesibles al público las que pueden ser consultadas por cualquier persona, previo pago, en su caso, de una contraprestación y, siempre que la accesibilidad no esté impedida o limitada por ninguna norma jurídica. No obstante, inmediatamente la norma establece el criterio de lista cerrada, dado que considera que tienen, “exclusivamente”, la característica de fuentes accesibles al público, en nuestro caso, los repertorios telefónicos en los términos previsto en su normativa específica, entre otros. Numerosas resoluciones de la Agencia Española de Protección de Datos se han encargado de aclarar esta aparente contradicción 32 que finalmente ha sido resuelta por el artículo 7 del RDLOPD al mejorar la redacción. El citado precepto señala que “sólo tendrán el carácter de fuentes accesibles al público:….b) Las guías de servicios de comunicaciones electrónicas, en los términos previstos por su normativa específica…… Y punto y aparte, indica que “En todo caso, para que los supuestos enumerados en el apartado anterior puedan ser considerados fuentes accesibles al público, será preciso que su consulta pueda ser realizada por cualquier persona, no impedida por una norma limitativa, o sin más exigencia que, en su caso, el abono de una contraprestación”. F F 31 Véase el Informe 0294/2009, donde destaca la AEPD que cuando una cámara permite reproducir en tiempo real las imágenes que concurren en la portería de un edificio, su actuación excede con mucho del ámbito personal y doméstico, por lo que implica un tratamiento de datos de carácter personal, que conlleva la necesidad de legitimar dicho tratamiento en los términos del artículo 2 de la Instrucción. 32 Muchas son las resoluciones que han aclarado este precepto, entre las que cabe destacar la Resolución R/00133/2005, recaído en el procedimiento sancionador PS/00170/2004. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 41 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… Centrándonos en el tema de los repertorios telefónicos, es preciso indicar que la regulación de la LOPD se debe completar con la normativa específica que regula este tipo de guías, en nuestro caso, por la Ley 32/2003, de 3 de noviembre, General de Telecomunicaciones y en el Real Decreto 424/2005, de 15 de abril, por el que se aprueba el Reglamento sobre las condiciones para la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas, el servicio universal y la protección de los usuarios, que complementó la transposición a nuestro ordenamiento jurídico de la Directiva de servicio universal. 4.5.2. Las guías o repertorios telefónicos 56B La regulación de las guías telefónicas como los servicios disponibles al público se contiene, como hemos visto, en la Ley 32/2003, de 3 de noviembre, General de Telecomunicaciones –en adelante LGT- y en el Real Decreto 424/2005, de 15 de abril, por el que se aprueba el Reglamento sobre las condiciones para la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas, el servicio universal y la protección de los usuarios. Aquella normativa, establece que tanto en la guía telefónica como en los servicios de información telefónica, todos los abonados al servicio disponible al público, entre los cuales se encuentran las personas mayores, tienen derecho a “ser” o “no ser” incluidos en ella y a que se les entregue una guía general –impresa o electrónica- donde se ofrezca información sobre todos los números de abonados. En igual sentido, se concreta la obligación de prestar un servicio de información general de números de abonados a todas las personas por medio de la cual se facilite el número telefónico de un abonado. En todos estos supuestos, los operadores habilitados para tratar los datos de carácter personal deben cumplir la normativa que desarrolla el Derecho Fundamental a la Protección de Datos, regulado por la LOPD y por su norma de desarrollo, el RDLOPD. Recordemos en este sentido que de acuerdo con el art. 3, a) de la LOPD, los datos personales son definidos como "cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables" (destacado nuestro). Estos datos, para ser tratados, deben ser incluidos en un fichero, considerado por la propia norma (artículo 3.b).), como "conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso". El fichero que así se vaya a constituir, se encuentra sometido a la LOPD y, consecuentemente, es obligatoria su inscripción en el Registro General de Protección de Datos 33 . De ahí que los ficheros que se elaboren para la confección de las guías telefónicas o para la prestación de los servicios de información, se encuentren sujetos a esta normativa. F F El fichero con los datos, debe cumplir con los principios de protección de datos recogidos en la LOPD, es decir, con la calidad de los datos, el derecho de información en la recogida de los mismos, el principio de datos especialmente 33 El artículo 26 de la LOPD, titulado Notificación e inscripción registral que: "Toda persona o entidad que proceda a la creación de ficheros de datos de carácter personal lo notificará previamente a la Agencia Española de Protección de Datos. Por vía reglamentaria se procederá a la regulación detallada de los distintos extremos que debe contener la notificación, entre los cuales figurarán necesariamente el responsable del fichero, la finalidad del mismo, su ubicación, el tipo de datos de carácter personal que contiene, las medidas de seguridad, con indicación del nivel básico, medio o alto exigible y las cesiones de datos de carácter personal que se prevean realizar y, en su caso, las transferencias de datos que se prevean a países terceros. Deberán comunicarse a la Agencia Española de Protección de Datos los cambios que se produzcan en la finalidad del fichero automatizado, en su responsable y en la dirección de su ubicación. El Registro General de Protección de Datos inscribirá el fichero si la notificación se ajusta a los requisitos exigibles. En caso contrario podrá pedir que se completen los datos que falten o se proceda a su subsanación. Transcurrido un mes desde la presentación de la solicitud de inscripción sin que la Agencia Española de Protección de Datos hubiera resuelto sobre la misma, se entenderá inscrito el fichero automatizado a todos los efectos." En consecuencia, la notificación de los ficheros siempre debe ser previa a la creación de los mismos, por lo que la ausencia de dicha notificación sería una conducta constitutiva de infracción leve, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 44.2.c) de la propia Ley. 42 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… protegidos, la seguridad de los datos, el deber de secreto, la comunicación de los datos y el acceso a los mismos por cuenta de terceros. 4.5.3. La confección de las guías telefónicas y de servicios de comunicaciones electrónicas y la protección de datos. Requisitos que se deben tener en cuenta 57B En los procedimientos de confección de las guías telefónicas y las guías de servicios de comunicaciones electrónicas disponibles al público, las empresas habilitadas para ello, como responsables del tratamiento, deben cumplir con varias exigencias. En cualquier caso, es preciso indicar, que la existencia de una entidad intermediaria, que elabore la guía por encargo del operador habilitado, es decir, los denominados encargados del tratamiento – ex artículo 12 LOPD-, no excluye, bajo ningún concepto, la responsabilidad del operador habilitado. Cuando los datos de los abonados son usados en la confección de las guías, bien por los operadores bien por los intermediarios, es preciso tener en cuenta las siguientes cuestiones: 1. La primera inclusión de datos de abonados en cualquier tipo de guía de abonados, incluida la de servicio universal, sea esta electrónica o impresa, que se encuentre disponible al público o accesible a través de servicios de información o de consulta sobre ella, se debe realizar siempre con el consentimiento expreso del abonado. 2. Sólo se considera que existe consentimiento expreso del abonado cuando éste haya respondido dando su aceptación o el propio abonado haya solicitado su inclusión. 3. Una vez que el abonado ha otorgado el consentimiento, las sucesivas inclusiones de los datos del abonado o, en su caso, la cesión de los mismos a otra entidad para incluirlo en un Directorio o para la prestación de servicios de información o de consulta sobre la guía, no precisa de consentimiento expreso, siempre que la cesión cumpla los requisitos de la LOPD. En este caso, en principio tan sólo es necesario que, en el plazo de un mes contado desde la comunicación en la que se le solicita el consentimiento, el abonado no se oponga expresamente 4. En todo caso, es preciso informar, con carácter previo al abonado, sobre los datos que se prevén incluir, la finalidad de la guía o Directorio y el modo en el que serán incluidos en las mismas. 5. Los datos que, como mínimo, deben figuran en las guías, son los relativos a nombre y apellidos o razón social, número o números de abonado, dirección postal del domicilio, excepto piso, letra y escalera, identificador del tipo de terminal específico (en su caso, tal como teléfono normal, fax, RDSI, etc.) y nombre del operador que facilite el acceso a la red. 6. Se reconoce también el derecho de los abonados a exigir a los operadores y proveedores a no figurar en las guías telefónicas. En este caso, los citados datos sólo serán proporcionados a las entidades titulares de servicios de atención de llamadas de emergencia. 7. Igualmente, tienen derecho a que alguno de los datos antes mencionados se puedan omitir parcialmente en los términos estipulados por su proveedor, tales como su dirección u otros datos personales 8. Si el abonado es una persona física se permite que, asociado a un mismo número, figure el nombre de otra persona mayor de edad con la que conviva. En este caso, es preciso que la persona que vaya a figurar otorgue su consentimiento, en los términos antes expuestos. 9. Es posible la inclusión en las guías, tanto impresa como electrónica, de cualquier otro dato distinto a los mencionados en el apartado a), siempre que se cuente con el consentimiento expreso del abonado, pero en este Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 43 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… caso, dicho consentimiento es preciso tanto en la primera inclusión como en las sucesivas. 10. Se reconoce el derecho a los abonados para que los datos que aparecen en la guía no sean utilizados con fines de publicidad o prospección comercial. A tal efecto se obliga a que en la guía conste esta circunstancia de forma clara. Cualquier utilización que se realice con esta finalidad constando la oposición expresa en la guía supone la vulneración de lo establecido en la LOPD 11. Se reconoce a los abonados el ejercicio de los derechos de acceso, rectificación, oposición y cancelación de los datos en los términos previstos en la LOPD sin que, en ningún caso, el ejercicio de los mismos pueda suponer ingreso alguno para el sujeto obligado. 12. Cuando se ejercite los derechos antes señalados por los abonados en relación con las guías telefónicas, las rectificaciones, cancelaciones, oposiciones, aceptadas se deben hacer extensibles a los servicios de consulta sobre números de abonado, salvo manifestación en contra del propio abonado. 13. Si se trata de guías telefónicas en formato electrónico, éstas nunca pueden permitir obtener la identidad o el domicilio de un abonado a partir de su número de teléfono u otro recurso identificativo de abonados, es decir, la identificación inversa. 4.5.4. Las guías telefónicas como fuentes accesibles al público 58B Como hemos visto, la regla general que rige para cualquier tratamiento o cesión de datos conforme la LOPD y sus normas de desarrollo, es que todo tratamiento de datos personales precisa del “consentimiento” del afectado, salvo que la LOPD disponga lo contrario. El propio artículo 6, apartado 2 de la LOPD señala aquellas excepciones y expresa que “No será preciso el consentimiento… cuando los datos figuren en fuentes accesibles al público y su tratamiento sea necesario para la satisfacción del interés legítimo perseguido por el responsable del fichero o por el del tercero a quien se comuniquen los datos, siempre que no se vulneren los derechos y libertades fundamentales del interesado”. Recordemos también que toda cesión o comunicación de datos a terceros sólo se podrá realizar para el cumplimiento de fines directamente relacionados con las funciones legítimas del cedente y del cesionario con el previo consentimiento del interesado. El artículo 11.2 de la LOPD, también indica, en relación con la cesión de datos que “El consentimiento exigido… no será preciso… b) Cuando se trate de datos recogidos de fuentes accesibles al público”. Las citadas excepciones son también recogidas en el artículo 10.2.b) del Reglamento cuando establece que “….será posible el tratamiento o la cesión de los datos de carácter personal sin necesidad del consentimiento del interesado cuando…………a) Lo autorice una norma con rango de ley o una norma de derecho comunitario…….b) Los datos objeto de tratamiento o de cesión figuran en fuentes accesibles al público y el responsable del fichero, o el tercero a quien se comuniquen los datos, tenga un interés legítimo para su tratamiento o conocimiento, siempre que no se vulneren los derechos y libertades fundamentales del interesado”. En consecuencia, de los preceptos transcritos, parece claro que todo tratamiento o cesión de datos por parte de un tercero que se encuentren recogidos en una fuente accesible al público, en nuestro caso, una guía telefónica o una guía de servicios, no precisan para acceder y registrar los datos en un fichero por parte de un tercero del consentimiento del interesado. Se trata de un límite al ejercicio del Derecho Fundamental reconocido por el artículo 18.4 de la CE y, como toda limitación, cualquier interpretación de la norma limitadora ha de efectuarse en forma restrictiva, sin exceder de aquello específicamente previsto en la misma. 44 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… 4.5.5. Un proceso importante; la incorporación de los datos obtenidos de las guías de comunicaciones electrónicas a un fichero 59B Como ha quedado expuesto, el dato que se obtiene de una fuente accesible al público y, consecuentemente de una guía telefónica, no requiere para su tratamiento del consentimiento del titular del dato. No obstante, es preciso indicar que el dato así obtenido sólo puede ser tratado, cuando sea necesario para la satisfacción del interés legítimo perseguido por el responsable del fichero al que se incorpora o por el tercero a quien se comuniquen dichos datos. Esta afirmación supone que cualquier persona no se puede apropiar de los datos que figuran en dichas fuentes y registrarlo en un fichero sin más justificación, es decir, por el sólo hecho de que aparezcan en las mismas. La propia LOPD se encarga de poner un límite a dicho acceso y obliga, tanto al responsable del fichero que se apropia del dato, como al tercero a quien se le comunican, a obtener los datos de las citadas fuentes exclusivamente para la satisfacción, como ya hemos dicho, del interés legítimo que éstos persigan. Corresponde entonces preguntarse ¿cómo se puede comprobar la consecución de aquel interés legítimo? La comprobación de que concurre aquella circunstancia se debe realizar teniendo en cuenta las finalidades reconocidas al fichero donde se registran los datos obtenidos de la fuente de acceso público, de tal forma que sólo pueden ser recogidos para cumplir las finalidades determinadas, explícitas y legítimas del responsable del tratamiento sin que se pueda utilizar los datos para finalidades incompatibles con aquellas para las que los datos hubieran sido recogidos. Por tanto, los datos que se encuentran en una fuente accesible al público no son datos de libre acceso. Pero, además de que el responsable del fichero acredite un interés legítimo, es preciso, tal como lo exige la regulación de protección de datos, que aquél compruebe la calidad de los datos obtenidos de la fuente accesible al público que vaya a incorporar a su fichero (art. 4 LOPD y 8 RLOPD). En este sentido, corresponde al responsable verificar que los datos obtenidos son exactos y están puestos al día, de forma tal que respondan con veracidad a la situación actual del afectado. Esta obligación pesa sobre el responsable del fichero que va a incorporar el dato obtenido de la fuente accesible, quien de oficio debe verificar, en todo momento, que el dato obtenido e incorporado al fichero y sometido a tratamiento no es inexacto, en todo o en parte, o incompleto. Si detectara alguna de estas irregularidades le corresponde sustituirlo por los correspondientes datos rectificados o completados o, en su caso, cancelarlo en un plazo de diez días contados desde la fecha en que tenga conocimiento de la inexactitud, salvo que la legislación aplicable al fichero establezca un procedimiento o un plazo específico para ello. Por ello, si el dato obtenido cambia en algún momento su naturaleza, es decir, que deja de ser un dato incluido en una fuente accesible al público (caso, por ejemplo, de publicarse unas nuevas guías telefónicas) corresponde al responsable proceder a la cancelación del mismo de oficio (art. 4 LOPD). Igualmente, se debe señalar, que el responsable del fichero debe verificar, en todo momento, que los datos obtenidos de las fuentes accesibles al público e incorporados a su fichero no hayan dejado de ser necesarios o pertinentes para la finalidad para la cual han sido recabados o registrados. Si comprueba tal circunstancia, debe proceder a cancelarlos 34 . F F En todo caso, debe quedar claro que los datos obtenidos de una fuente accesible al público se incorporan a un fichero y el producto resultante, es decir, el fichero donde se introducen los datos, es otro fichero que no tiene, bajo ningún concepto, el carácter de fuente accesible al público. Esto supone que el fichero resultante 34 Sin embargo, debe conservarlos durante el tiempo en que pueda exigirse algún tipo de responsabilidad derivada de una relación u obligación jurídica o de la ejecución de un contrato o de la aplicación de medidas precontractuales solicitadas por el interesado. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 45 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… debe, en todo caso, adecuar su tratamiento a las disposiciones de la LOPD y a sus normas de desarrollo 35 . F F El artículo 6.2 de la LOPD, cierra su redacción exigiendo que toda recopilación o transmisión de los datos obtenidos de fuentes accesibles al público y la posterior introducción del dato en un fichero, no vulnere los derechos y las libertades públicas, previsión que también es reiterada por el artículo 10.2.b) del Reglamento y que se debe entender en el sentido establecido por la Sentencia del Tribunal Constitucional nº 292/2000, de 30 de noviembre, en tanto que reconoce que “… El derecho fundamental a la protección de datos amplía la garantía constitucional a aquellos de esos datos que sean relevantes para o tengan incidencia en el ejercicio de cualesquiera derechos de la persona, sean o no derechos constitucionales y sean o no relativos al honor, la ideología, la intimidad personal y familiar a cualquier otro bien constitucionalmente amparado.”. De ahí que la protección no se ciña tan sólo a los derechos fundamentales en sentido estricto, sino que va más allí, protegiendo también “cualquier otro bien constitucionalmente amparado”. Igualmente, es preciso indicar que como hemos visto, de acuerdo con el artículo 6 LOPD y 12 del RLOPD, corresponde al responsable del fichero acreditar, en todo momento, que el dato se ha obtenido de una fuente accesible. Esta prueba es esencial, dado que se trata de un supuesto excepcional de exigencia del consentimiento del interesado contemplado por la LOPD que como hemos visto, configura el principio del consentimiento como principio básico en materia de protección de datos reiterado en la Sentencia 292/2000, de 30 de noviembre, del TC. Si el responsable no puede demostrar aquellas circunstancias, se entiende vulnerado el principio de consentimiento que la ley consagra y, por tanto, incurre en infracción grave tipificada en el artículo 44.3.c) de la LOPD al “Tratar datos de carácter personal o usarlos posteriormente con conculcación de los principios y garantías establecidos en el artículo 4 de la presente Ley y las disposiciones que lo desarrollan, salvo cuando sea constitutivo de infracción muy grave” infracción sancionada con multa de de 40.001 a 300.000 euros 36 . F F La AEPD así lo ha entendido en varias ocasiones al considerar que la empresa “… no ha justificado la procedencia de los datos del denunciante de la “guía telefónica”, máxime, cuando, la estructura de la copia facilitada tampoco coincide con el formato de dichos repertorios de abonados, lo que le lleva a concluir en todos los caso que los datos no proceden de una fuente accesible al público, en los términos previstos en el artículo 3.j de la LOPD” 37 . En parecidos términos, otra resolución de la misma entidad considera que “…no ha acreditado que contara con el consentimiento de los afectados para tratar sus datos. No ha acreditado de dónde ha obtenido los datos personales de los colegiados que obran en su archivo… No ha especificado de qué repertorios telefónicos ni de qué anuarios de colegiados los F F 35 Ejemplo de ello, lo constituye la Resolución: R/00862/2008, recaída en el procedimiento sancionador PS/00002/2008, instruido por AEPD. 36 La Audiencia Nacional ha manifestado en su Sentencia de 22 de octubre de 2003 que “la descripción de conductas que establece el artículo 44.3d) de la Ley Orgánica 15/1999 cumple las exigencias derivadas del principio de tipicidad, a juicio de esta Sala, toda vez que del expresado precepto se desprende con claridad cuál es la conducta prohibida. En efecto, el tipo aplicable considera infracción grave “tratar de forma automatizada los datos de carácter personal o usarlos posteriormente con conculcación de los principios y garantías establecidos en la Ley”, por tanto, se está describiendo una conducta –el tratamiento automatizado de datos personales o su uso posterior- que precisa, para configurar el tipo, que dicha conducta haya vulnerado los principios que establece la Ley Orgánica. Ahora bien, estos principios no son de aquellos que deben inferirse de dicha regulación legal, sino que aparecen claramente determinados y relacionados en el título II de la Ley, concretamente, por lo que ahora interesa, en el artículo 6 se recoge un principio que resulta elemental en la materia, que es la necesidad de consentimiento del afectado para que puedan tratarse automatizada mente datos de carácter personal. Por tanto, la conducta ilícita por la que se sanciona a la parte recurrente como responsable del tratamiento consiste en usar datos sin consentimiento de los titulares de los mismos, realizando envíos publicitarios.” 37 Resolución: R/00215/2006, recaída en el Procedimiento sancionador N.º: PS/00093/2005, instruido por la AEPD. 46 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… obtuvo. Se limita a manifestar, sin probarlo, que los datos de los colegiados que obran en el citado fichero proceden de fuentes accesibles al público, incluyendo dentro de éstas los directorios de los centros de trabajo de los médicos…” 38 . F F 6. Conclusiones 10B El Derecho a la Protección de Datos, se configura como un instituto de garantía de los derechos a la intimidad y al honor y del pleno disfrute de los restantes derechos de los ciudadanos de las personas mayores. Este Derecho fundamental, recogido en el art. 18.4 CE es, de acuerdo con el Tribunal Constitucional, en sí mismo "un derecho o libertad fundamental, el derecho a la libertad frente a las potenciales agresiones a la dignidad y a la libertad de la persona provenientes de un uso ilegítimo del tratamiento mecanizado de datos”. De ahí la importancia de su estudio y, en especial, la incidencia en los derechos de las personas mayores y las consecuencias que el desconocimiento del mismo puede suponer. La LOPD y su reglamento de desarrollo, junto con la normativa autonómica existente, regulan este Derecho. La citada normativa, se aplica a los datos de carácter personal registrados en soporte físico que los haga susceptible de tratamiento -tanto en soporte papel como informático- y, a todo uso posterior, que realicen los sectores público y privado. Se entiende por dato de carácter personal “Cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables” de ahí que se comprenda “Cualquier información numérica, alfabética, gráfica, fotográfica, acústica o de cualquier otro tipo concerniente a personas físicas identificadas o identificables” correspondiente a las personas mayores. Los datos personales que se recopilen de las personas de la Tercera Edad y se introduzcan en ficheros de datos deben cumplir con la legalidad vigente y en consecuencia corresponde, entre otras cuestiones, que los ficheros estén inscriptos en las Agencias de Protección de Datos correspondiente y tener un Responsable del fichero o tratamiento. El responsable será el encargado de verificar el cumplimiento de la LOPD durante la existencia del fichero y de velar, especialmente, porque todos los datos introducidos en el fichero, por tanto los de las personas mayores, cuenten con consentimiento del titular del dato, definido como “toda manifestación de voluntad, libre, inequívoca, específica e informada, mediante la que el interesado consienta el tratamiento de datos personales que le conciernen”. De esta forma, el titular de los datos cuenta con un poder de disposición y de control sobre los datos de manera que lo faculta a decidir qué datos va a proporcionar a un tercero o cuáles puede un tercero recabar. Asimismo le permite conocer quién posee esos datos personales y para qué, pudiendo oponerse a esa posesión. Para que dicho consentimiento sea válido el mismo debe ser informado por tanto corresponde al responsable facilitar dicha información. No obstante lo expresado anteriormente, la LOPD contiene algunas excepciones en las que el consentimiento no es necesario. En efecto, se trata de los supuestos en los que una Ley así lo autorice; cuando se recojan para el ejercicio de las funciones propias de las Administraciones Públicas en el ámbito de sus competencias; cuando se refieran a las partes de un contrato o precontrato de una relación negocial, laboral o administrativa y sean necesarios para su mantenimiento o cumplimiento; cuando el tratamiento de los datos tenga por finalidad proteger un interés vital del interesado y cuando los datos figuren en fuentes accesibles al público y su tratamiento sea necesario para la satisfacción del interés legítimo perseguido por el responsable del fichero o por el del tercero a quien se comuniquen los datos, siempre que no se vulneren los derechos y libertades fundamentales del interesado. Si bien todos los datos personales quedan protegidos por la LOPD, algunos datos encuentran especial protección y requieren para su tratamiento el cumplimiento de unos requisitos concretos, tales como consentimiento expreso y por escrito, 38 Resolución R/00362/2006, recaída en el procedimiento sancionador Nº PS/00344/2005, la AEPD. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 47 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… inclusión exclusiva en ficheros públicos, prohibición de almacenarlos exclusivamente, etc. Se trata de los datos relativos a ideología, religión, afiliación sindical, creencias, origen racial, salud, vida sexual y los datos relativos a la comisión de infracciones penales o administrativas. La dación de datos personales por parte de las personas mayores, bien sea a través del uso de las TIC o no, bien a instituciones –públicas o privadas-, bien a personas físicas, se debe efectuar con pleno conocimiento de la normativa sobre Protección de Datos. El desconocimiento de este derecho, tanto por la persona mayor como por aquellos que les apoyan, acompañan, asisten o representan puede causar perjuicios importantes a la dignidad, libertad y ejercicio de derechos. Esta situación puede ser aún más grave en aquellas personas mayores que se encuentran en situación de dependencia. En efecto, en estos casos, las residencias o los centros asistenciales que prestan auxilio a las personas mayores en situación de dependencia incorporan los datos a la Historia social, expediente donde se registran exhaustivamente los datos personales de los usuarios -familiares, sanitario, de vivienda, laborales, económicos, etc.- y que permite a los trabajadores sociales describir la situación de las personas que reciben los servicios. La mencionada historia social tiene que cumplir con la LOPD, lo que supone que sólo se puede incluir los datos facilitados por el titular del dato, salvo que se encuentre en algunas de las excepciones contempladas por la LOPD tales como que exista representante legal, que una Ley permita facilitar dichos datos a otra persona, que se recojan para el ejercicio de funciones propias de las administraciones públicas o que persiga proteger un interés vital de la persona mayor, entre otros. La historia social, sólo debe estar activa aquel tiempo que sea necesario para la prestación del servicio o, en su caso, transcurrido el plazo legal de cinco años debe ser cancelada. A la historia social, sólo pueden acceder aquellas personas autorizadas y sólo a los datos que resulten necesarios para la gestión del servicio que desarrollan. Igualmente, en la citada historia sólo se pueden incluir los datos personales que sean pertinentes, adecuados y no excesivos para la finalidad del fichero. En los supuestos de que el dato sea especialmente protegidos, supuesto del dato religioso, se debe valorar por parte del responsable la adecuación de su inclusión en la historia social. El acceso a los datos contenidos en la historia social es también un aspecto importante a destacar, dado que sólo se pueden comunicar a otras personas en los supuestos en los que exista previo consentimiento del titular de los datos o cuando una Ley así lo establezca. Esta última excepción permite ceder los datos a distintos órganos o instituciones, tales como los Órganos jurisdiccionales, al Ministerio Fiscal, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, entre otros. En cualquier caso, siempre es posible la comunicación cuando el dato se encuentre disociado. La protección que la LOPD le otorga al dato de carácter personal se extiende también a las medidas técnicas y organizativas que se deben adoptar para evitar que los datos puedan ser apropiados por terceros no autorizados. Se trata de las medidas de seguridad, medidas que dependiendo del tipo de datos que el fichero contenga, serán básicas, medias o altas. La historia social, al ser un fichero de datos, debe contar con estas medidas. El secreto profesional, exigido a todos los profesionales que accedan a la historia social o fichero de datos, complementa la obligación del responsable de custodia de los datos, en tanto que el secreto obliga a guardar silencio sobre los datos que las personas conozcan del fichero, obligación que subsiste aún después de finalizada las relaciones con el titular del dato. La teleasistencia es otro de los servicios que se ofrecen a las personas mayores en situación de dependencia y su prestación también se debe sujetar a la LOPD. De esta forma, todos los datos facilitados por la persona mayor para recibir este servicio se deben recoger, tratar y custodiar con pleno cumplimiento de la 48 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… normativa sobre protección de datos. En este caso, un dato peculiar es la voz de la persona mayor que se recoge y trata y que es un dato de carácter personal. La peculiaridad de este servicio en relación con la aplicación del Derecho a la protección de datos la encontramos en los supuestos en los que se acude a solventar una emergencia de una persona mayor, dado que en estos casos, se protege un interés legítimo del afectado para la prestación sanitaria correspondiente y, por ello, la LOPD permite que el tratamiento de los datos no precise contar con el consentimiento del titular. Igualmente, todas las personas mayores cuentan con una historia clínica, historia donde se contienen los datos de salud y cuya regulación se recoge en la LBrAP y, en las distintas normativas autonómicas que la complementan. La historia clínica tiene como fin principal facilitar la asistencia sanitaria y es un instrumento necesario para garantizar una atención adecuada al paciente. Se compone de distintos documentos y la LBrAP refuerza y remarca el reconocimiento del derecho de toda persona a que se respete el carácter confidencial de los datos referentes a su salud; confidencialidad que se completa con el secreto profesional que deben guardar todos los profesionales que accedan a la misma. La historia clínica también se encuentra sujeta a la LOPD, norma que define al dato de salud como un dato especialmente protegido y a la historia clínica como un fichero de datos que debe tener un responsable. Al responsable le corresponde garantizar que la historia contenga de forma clara, precisa, detallada y ordenada todos los datos relativos a la salud de un paciente, aplicar las medidas de seguridad correspondientes y conservar la documentación que se integra en la historia hasta cinco años como mínimo desde la fecha de alta de cada proceso asistencial, plazo que puede ser modificado en algunos casos por la normativa autonómica. El acceso a las historia clínicas debe estar regulado para que sólo aquellas personas que estén autorizadas sean las que conozcan el dato. Así los profesionales, personal sanitario y administrativo, personal de inspección, evaluación, acreditación, etc. Un supuesto muy especial en el acceso a los datos es cuando los familiares de una persona mayor fallecida quieren acceder a la misma. En este caso, dado que los datos de las personas fallecidas no se encuentran dentro del ámbito de aplicación de la LODP ésta no es aplicable. Sin embargo, la LBrAP establece que se facilitará el acceso a la historia a los familiares de los pacientes fallecidos o personas vinculadas a él, salvo que el fallecido lo haya prohibido expresamente o que afecte a la intimidad del fallecido, a las anotaciones subjetivas de los profesionales y aquellas que perjudiquen a terceros. Igualmente, la LBrAP permite acceder a dichas historias cuando la persona justifique un riesgo para su salud, supuesto en el cual el acceso se verá limitado a los datos pertinentes. Las personas mayores también se encuentran expuestas a la captación de su imagen –considerada dato de carácter personal- por medio de cámaras de videovigilancia, cámaras que normalmente se suelen encontrar colocadas en los centros de cuidados, residencias, centros hospitalarios, centros asistenciales, centros comerciales, etc. Incluso, si residen en su domicilio, cuentan con un videoportero o también con sistemas de videovigilancia. La regulación de estos sistemas es peculiar y el consentimiento e información se produce por medio de un cartel informativo que debe colocarse en las entradas de los edificios. En principio la videovigilancia no puede captar imágenes de las vías públicas, lugar que se rige por la Ley Orgánica 4/1997, de 4 de agosto, de videovigilancia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y que otorga competencia exclusiva a las citadas Fuerzas. Tampoco las cámaras se pueden localizar en cualquier sitio, no pueden, como hemos visto, obtener imágenes de vías públicas o en lugares que sean lesivos para la dignidad personal, como habitaciones, baños, etc. Las imágenes captadas por las cámaras sólo se pueden ver por personas autorizadas y en lugares cerrados pudiéndose conservar las imágenes por un plazo máximo de un mes. Si una persona mayor quisiera acceder a sus datos debe solicitar el acceso al responsable Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 49 María Nieves de la Serna Bilbao Las tecnologías de la información… del fichero siempre que sea dentro del plazo de conservación y a quien corresponde hacer efectivo dicho derecho de acceso. Finalmente, en relación con los videoporteros tan sólo destacar que, en principio, si no graban se encuentran fuera del ámbito de aplicación de la LOPD, dado que su finalidad es verificar la identidad de las personas que llaman al timbre, y esta finalidad es considerada que pertenece al ámbito doméstico o personal. Si por el contrario, el videoportero graba o reproduce las imágenes captadas la LOPD es plenamente aplicable. Por último, es preciso indicar que casi todas las personas mayores tienen en su domicilio un teléfono fijo, supuesto este último en el que sus datos personales se encontrarán recogidos en un repertorio telefónico o, en algunas de las denominadas, “Fuentes accesibles al público”. En estos supuestos, el régimen de protección de datos difiere de los casos antes estudiados dado que cualquier persona puede acceder a los mismos sin consentimiento del titular del dato. Esto es así porque el procedimiento de inclusión en dichas Fuentes accesibles con carácter previo se encarga de solicitar al titular del dato el consentimiento. No obstante, es preciso indicar, que el hecho de que el dato figure en las citadas fuentes no supone que cualquiera pueda apropiarse del dato e incluirlo en un fichero sin más. Por el contrario, la propia LOPD, exige que el responsable del tratamiento del fichero donde se introduzca el dato tenga un interés legítimo para su tratamiento y no vulnere los derechos y libertades fundamentales del interesado. En todos los casos antes descritos de tratamiento de datos si, el responsable del fichero, no cumple lo dispuesto por la LOPD será objeto de sanción por las infracciones que cometa por parte de las Agencias de protección de datos correspondiente. Estas infracciones pueden ser leves, graves o muy graves y si recaen sobre sujetos privados la multa que corresponde pagar será distinta según el tipo de infracción que la Agencia compruebe que ha cometido. Si, por el contrario el sujeto que comete la infracción es una persona pública, las Agencias verificarán la infracción cometida y una vez sancionada se comunica al Defensor del Pueblo a efectos de que éste incluya a la institución infractora del Derecho fundamental en su memoria. 7. Bibliografía 1B Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid, 2008. Protección de datos personales para Servicios Sanitarios Públicos. Madrid: Thomson: Cívitas. Agencia Española de Protección de Datos, 2009. Guía de videovigilancia [en línea]. Madrid: Agencia Española de Protección de Datos. Disponible en: http://www.agpd.es/portalwebAGPD/canaldocumentacion/publicaciones/comm on/pdfs/guia_videovigilancia.pdf [Acceso 28 noviembre 2011]. H H Agencia Española de Protección de Datos, 2010. 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GROSMAN∗ MARISA HERRERA∗ “Precisamente porque la fuerza de las cosas tiende siempre a destruir la igualdad, la fuerza de la legislación debe siempre tender a mantenerla”. Jean Jacques Rousseau Abstract This paper intends to address the main legal relationships between elders’ law and family law. Both study areas encompass the figure of grandparents, their role, as well as their relationship with the other members of the family. With this framework we will address matters related to grandparents playing the role of temporary caregivers as well as main guardians. The different roles will be 1 Según uno de los diccionarios contemporáneos que más se consultan en estos tiempos de la cibernética, el llamado Wikipedia: “La noción de ‘abuelidad’ y principalmente, la precisión del vínculo y la importancia social de las relaciones entre abuelos y nietos, es un fenómeno relativamente reciente, ligado al desarrollo de la gerontología y los derechos de los ancianos, así como al fenómeno de alargamiento de la vida humana y de la noción de "tercera edad". A los fines de definir el término en español, la Dra. Redler, introductora del mismo, consultó en 1981, con la Academia Argentina de Letras, sobre la posibilidad de utilizar “abuelidad” o “abuelitud”, considerándose más adecuada la primera”. Asimismo, se agrega que el concepto de “abuelidad” se habría consolidado como noción social en el marco de la lucha contra el terrorismo de Estado y las personas desaparecidas durante la última dictadura militar en Argentina por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo en su doble condición de madres-abuelas de hijas o nueras embarazadas o secuestradas-desaparecidas junto a sus hijos pequeños. En este marco centrado en la “búsqueda” y la “verdad”, se habla del “índice de abuelidad” para saber si ciertas personas son, efectivamente, aquellos que nacieron en cautiverio y posteriormente, fueron apropiadas por los propios represores u otras personas (http://es.wikipedia.org/wiki/Abuelidad, Acceso 24 enero 2010]. ∗ Doctora en Derecho, UBA (Universidad de Buenos Aires). Profesora titular Consulta de Derecho de Familia y Sucesiones, Facultad de Derecho , Universidad de Buenos Aires; Investigadora Superior del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas); Directora de la Carrera de Especialización en Derecho de Familia y la Maestría en Derecho de Familia, Infancia y Adolescencia de la Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires. Directora de la Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia. Derecho de Familia que edita la editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, Argentina, [email protected] ∗ Doctora en Derecho, UBA (Universidad de Buenos Aires). Investigadora del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Subdirectora de la Carrera de Especialización en Derecho de Familia y Coordinadora de la Maestría en Derecho de Familia, Infancia y Adolescencia, Departamento de Posgrado, Facultad de Derecho, UBA. Profesora de la materia “Derecho de Familia y Sucesiones”, Facultad de Derecho, UBA y Titular de la materia “Derecho de Familia”, Universidad de Palermo. Secretaria Académica de la Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia. Derecho de Familia 1 que edita la editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, Argentina. [email protected] Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax.(+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… an answer to family situations. In response grandparents will in some cases complement and in others substitute parents in their parental responsibility. At the same time the proposed legal approach will deal with the subsidiary nature of the support obligation between grandparents and grandchildren. The human rights perspective includes a broader reading of the Children Rights Convention (article 27) when analizing the referred support obligation. This reading is also applied to analize the visiting conflicts which arise when parent(s) deny the relationship between grandparents and their children. What does the law say about these conflicts? Which should be a more appropriate legislative solution according to the best interest principle? Which is the role of law operators? What space should be recognized to interdiscipline and mediation? These are the main themes addressed in this essay. Key words Elderly; Grandparents; Family Law Resumen En este trabajo se intenta profundizar sobre las principales relaciones jurídicas que se entretejen entra la ancianidad y el derecho de familia. Básicamente, el punto de intersección entre ambos espacios temáticos gira en torno a la figura de los abuelos y los diferentes roles y relaciones jurídicas que nacen con los demás integrantes de una familia. En este marco, se abordarán cuestiones relativas a la los abuelos como cuidadores de sus nietos, ya sea aquellos que se quedan a cargo de ellos de manera temporal como definitiva a través de las figuras de la guarda, tutela o acogimiento según la complejidad de la situación familiar que se trate; siendo uno de los conflictos que se genera la disyuntiva acerca de la sustitución o complementariedad de los abuelos en el campo de la responsabilidad parental que titularizan los padres. Otro de los vínculos jurídicos que se desprende de la relación entre abuelos y nietos se refiere a la obligación alimentaria de los primeros, el carácter que le concede la ley de tipo subsidiaria y su compatibilidad con el derecho alimentario como derecho humano tal como lo asevera el art. 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño. La tercera cuestión que aquí se analiza desde la obligada doctrina internacional de los derechos humanos y que involucra a abuelos y nietos, es el derecho de comunicación entre ambos y, en especial, los conflictos que se generan cuando los padres o uno de ellos impiden, entorpecen o restringen la relación afectiva entre los dos primeros. ¿Qué dice y qué debería decir la ley sobre estos conflictos? ¿Cuál sería la postura legislativa más acorde con el principio rector del “interés superior del niño”, eje para dilucidar todas las disyuntivas que afectan a niños, niñas y adolescentes? ¿Cuál es el rol y/o los aportes que pueden realizar los operadores del derecho? ¿Qué espacio se le debería reconocer a la interdisciplina como así también, a la mediación? Estos son los principales ejes temáticos que se abordan en este ensayo. Palabras clave Ancianidad; Abuelos; Derecho de Familia 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… Índice 1. Palabras de apertura ................................................................................. 4 2. Los adultos mayores en el momento histórico actual ...................................... 6 2.1. La designación como punto de partida contra la discriminación ................ 6 2.2. La discriminación por dentro ............................................................... 7 3. El “ser” de los adultos mayores y de los abuelos ........................................... 8 3.1. Aspectos sociológicos ........................................................................ 8 3.2. Aspectos psicológicos y médicos .......................................................... 9 4. El “deber ser” de los adultos mayores en la legislación internacional, regional y nacional .................................................................................................... 10 4.1. Consideraciones Preliminares ............................................................ 10 4.2. La protección genérica de los adultos mayores en la legislación internacional, regional y comparada ......................................................... 10 4.3. El reconocimiento de la relación entre abuelos y nietos en la legislación internacional y nacional .......................................................................... 12 4.3.1. El cuidado y la comunicación entre abuelos y nietos como elementos a ser preservados ............................................................................... 12 4.3.2. La obligación alimentaria y su reconocimiento constitucional .......... 13 5. Una relación familiar significativa desde lo social y desde lo jurídico: De abuelos y de nietos ................................................................................................ 14 5.1. Importancia de la relación para el Derecho de Familia .......................... 14 5.2. La crianza y cuidado de los nietos por sus abuelos ............................... 15 5.3. El derecho de comunicación entre abuelos y nietos .............................. 18 5.4. La obligación alimentaria de los abuelos a favor de sus nietos ............... 21 5.5. Los abuelos y nietos “afines” ............................................................ 24 6. Breves palabras de cierre ......................................................................... 25 Bibliografía ................................................................................................ 26 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… 1. Palabras de apertura En el marco de un taller y posterior publicación tendiente a profundizar las alianzas e interacciones que se entretejen entre las nociones de Ancianidad, Derechos Humanos y Calidad de vida, este ensayo aborda una especial relación humana: el vínculo entre abuelos y nietos en los albores del siglo XXI. En particular, los vínculos jurídico-sociales que se derivan de esta comunicación intergeneracional, o en palabras de Dabove, de carácter “multigeneracionismo” (Dabove 2008, p. 39 y ss). entendiendo éste como un fenómeno que se observa en la sociedad actual, y que implica la coexistencia de varias generaciones de personas constitutivas de una misma familia que tiene su incidencia en diversos aspectos familiares y que aquí pretendemos indagar. ¿Por qué este interés en ahondar sobre los aspectos jurídicos que emanan de los lazos entre abuelos y nietos? Tal como lo destacan dos psicólogas argentinas -Husni y Rivas- que han analizado en profundidad determinados conflictos que se desarrollan en la práctica judicial como el impedimento o dificultad de contacto entre abuelos y nietos: “(…) el funcionamiento de un vínculo –el de abuelo/nietoes sumamente complejo (…) ha sido poco estudiado, cuyas interacciones y afectos, sin embargo, pueden llegar a condicionar el acontecer de toda estructura familiar” (Husni, Rivas 2007, p. 149). Esta falta de estudio y consecuente invisibilidad en el campo jurídico –salvo algunas excepciones- como así también, la especialidad que presenta esta relación en el marco de una realidad donde éste lazo tiende a estar cada vez más presente por diversas razones, que luego explicitaremos, despiertan y motorizan el interés por este tema. En palabras nuevamente de Husni y Rivas (2007), se intenta desde la perspectiva jurídica lograr una “abuelidad saludable”, donde todos los integrantes de este vínculo –que también involucra a los progenitores- se sientan “escuchados” por el Derecho y tengan un espacio propio en el Derecho de Familia. En este contexto, nos proponemos analizar, a modo de cimientos para un estudio más integral dentro del vasto campo del Derecho de Familia que se encuentra en un claro momento de expansión y transformación2 por incidencia de los Derechos Humanos3, los diferentes conflictos jurídicos que despierta el vínculo entre abuelos y nietos. De este modo, se analizarán ciertas cuestiones relativas a los abuelos como cuidadores de los nietos, ya sea de manera temporal como definitiva a través de diferentes figuras de interés para el derecho civil como ser la guarda de hecho, la 2 A modo de síntesis de esta etapa que, en buena hora, incide y modifica la estructura tradicional del derecho de familia, ampliándola y complejizándola de manera elocuente, cabe traer a colación algunas ideas expresadas por el brasilero Marco tulio de Carvalho Rocha, quien ha realizado un interesantísimo estudio histórico- político- social acerca del concepto de familia y su incidencia en plano jurídico. En esta obra se afirma que “El dato más relevante del Derecho de Familia contemporáneo fue la ´virada principiologica´ (sic) mediante el cual la exclusividad del casamiento como forma de familia jurídicamente reconocida y la supremacía marital fueron sustituidos por la pluralidad de las formas de familia, por la igualdad de los cónyuges y de los hijos y por la primacía de los intereses de éstos”. Agregando de manera terminante que “Sobre esto hay razonable consenso” (Rocha 2009, p. 91). 3 Como se ha expresado: “La proliferación o expansión de los derechos es un hecho social que se origina al termino de la segunda guerra mundial. Desde entonces, la preocupación por lograr una protección adecuada y eficiente de ciertos valores humanos ha llevado a los Estados, organismos internacionales y a organizaciones sociales a una lucha por el reconocimiento, garantía e implementación de los llamados derechos humanos. Esta preocupación ha generado declaraciones, pactos, tratados e instituciones internacionales, así como legislación interna e instituciones domésticas relacionadas con los derechos. Como dijera Bobbio, los derechos han pasado de una etapa de reconocimiento abstracto a su concreción y positivación nacional e internacional” (Parcero Cruz 2007, p. 13). Este efecto expansivo no ha sido ajeno al Derecho de Familia. 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… guarda judicial, la tutela o el acogimiento4 según la situación familiar de que se trate. Otro de los ejes temáticos que se derivan de la intersección entre abuelos y nietos desde el Derecho de Familia, gira en torno a la obligación alimentaria de los primeros, el carácter que le concede la ley de tipo subsidiaria y su compatibilidad o no con el derecho alimentario como derecho humano, tal como lo asevera el art. 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño, instrumento normativo supremo en todo lo referido a los derechos de niños, niñas y adolescentes, tal como lo expresa el art. 75 inciso 22 de la Constitución argentina. La tercera cuestión a ser revisada desde la obligada doctrina internacional de los derechos humanos y que involucra de manera directa a la relación entre abuelos y nietos, es el derecho de comunicación entre ambos, conflicto que se desata cuando ambos padres o uno de ellos impiden, entorpecen o restringen el lazo afectivo entre los dos primeros. La cuarta y última consideración que se vislumbra en la intersección temática en análisis, involucra a la llamada “familia ensamblada”, o sea, aquella “que se constituye después de una separación, divorcio o viudez, cuando uno o ambos integrantes de la pareja tienen hijos de una unión anterior” 5 En este contexto signado por el pluralismo como uno de los elementos básicos de un Estado Constitucional y Democrático de Derecho, que defiende y promueve un concepto constitucional de familia de carácter “amplio”6, extendido a todas las diferentes formas de vivir en familia, es que resulta pertinente dedicar un breve espacio a las relaciones afectivas y jurídicas que debieran ser reconocidas a los padres de quien es o ha sido pareja del progenitor de los niños y han mantenido vínculos significativos con éstos. En otras palabras, y apoyando la consolidación de términos positivos, nos referimos a los abuelos “afines” en paralelo con las nociones de madre o padre afín en vez de los conceptos perimidos de “madrastra”, “padrastro” e “hijastro”7. Otros aspectos importantes a considerar son: ¿Qué dice y qué debería decir la ley sobre estos conflictos sociales a la luz de los Derechos Humanos? A saber: ¿Cómo juega aquí el principio rector del interés superior y dentro de éste, el de capacidad o autonomía progresiva de los nietos8? ¿Cuál es el rol y/o los aportes que pueden realizar los operadores del derecho? ¿Qué espacio se le debería reconocer a la interdisciplina como así también, a la mediación? En nuestra opinión, un estudio serio sobre estas cuestiones no puede ser ajeno a la realidad en la cual están inmersos los abuelos y los nietos y también, como veremos, los progenitores. En otras palabras, todo análisis debe tomar como punto de partida –y también de llegada- la perspectiva sociojurídica que está detrás de las principales cuestiones que atañen al Derecho de Familia. Precisamente, por tratarse de un ámbito o rama del Derecho cercano a las transformaciones sociales. En este sentido, cabe preguntarse cómo incide la mayor perspectiva de vida de las personas, la mas amplia inserción de la mujer en el mercado laboral (madres que trabajan, e incluso abuelas y abuelos que continúan activos en el plano laboral), el reconocimiento de una mayor autonomía progresiva de niños y adolescentes y, por 4 Dejamos de lado el instituto de la adopción, al entender que esta figura no cabría para la relación entre abuelos y nietos. Si bien algunas legislaciones o posturas doctrinarias bregan por su extensión a los supuestos de niños criados por sus abuelos (Herrera 2006, pp. 319 y ss). 5 En los últimos años la doctrina especializada en nuestro país le ha dado un mayor espacio en sus estudios a este tipo de organización familiar ( Grosman Martínez Alcorta 2000, p. 42). 6 Para profundizar sobre esta cuestión central en el derecho de familia contemporáneo, recomendamos compulsar Gil Domínguez, Famá, Herrera 2006). 7 Todas estas cuestiones terminológicas serán retomadas en el apartado dedicado al tema. 8 Para profundizar sobre este tema en torno a la capacidad o autonomía progresiva de niños, niñas y adolescentes, recomendamos compulsar Grosman (2007, p. 130 y ss.); Grosman Herrera 2009, pp. 39 y ss); Herrera, Minyersky 2006pp. 43 y ss.) y Herrera (2009, p. 107 y ss). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… ende, la posibilidad de que éstos mantengan vínculos afectivos de manera individual o por fuera de la “potestad” de los padres, por citar algunas de las principales consideraciones fácticas que inciden y moldean de una manera distinta las relaciones entre abuelos y nietos en la actualidad. De este modo, estamos convencidas que estructuras familiares bien diferentes a las que habrían guiado las legislaciones civiles tradicionales, merecen una revisión crítica sincera y oportuna con el objeto de continuar con esta trascendental lucha por acortar la brecha existente entre Derecho y Realidad. Es que, como bien se ha expresado: “La práctica jurídica también produce enraizamiento: el ruedo jurídico tiene cierta cohesión e inercia, lo cual significa que la práctica jurídica por lo general –extensiva a nuestro entender a la ley- va a la zaga de las prácticas sociales cotidianas y constituye un dominio que requiere destreza para una interpretación en ambos sentidos. Por otra parte, los grandes cambios en las relaciones dentro de la vida social cotidiana afectan las definiciones y las prácticas jurídicas” (Zelizer 2009, p. 77).. En suma, transformaciones sociales y Derecho de Familia desde los Derechos Humanos es el eje central que impulsa este trabajo, para lo cual hemos tomado el desarrollo del lazo entre abuelos y nietos como disparador para llevar adelante este ejercicio deconstructivo- reconstructivo obligado que debemos seguir los operadores del derecho comprometidos con los conflictos contemporáneos. Por ello, como punto de partida, dedicaremos un breve espacio destinado a ofrecer un panorama sobre la realidad actual de los adultos mayores, visión indispensable pues incide en los diversos aspectos de nuestro abordaje específico. 2. Los adultos mayores en el momento histórico actual 2.1. La designación como punto de partida contra la discriminación Nos parece importante a modo de puntapié inicial, ahondar sobre el concepto que empleamos en este ensayo. Al respecto, cabe destacar que descartamos las expresiones de “viejo” o “anciano”, al entender que conllevan una connotación peyorativa en la sociedad actual (Lloveras, Salomón 2009, p. 478). Sucede que el peso de las representaciones sociales no es una cuestión menor. Ello alienta la búsqueda de términos que no representen una imagen desvalorizada para no seguir apoyando una visión de fragilidad y minusvalía. De esta manera, la intención de lograr el lugar simbólico adecuado ha llevado a una multiplicidad de propuestas, en reemplazo de la voz “ancianos” como: “la tercera edad, seniles, senectud, gerontes, veteranos, seniors, grandes, jubilados, experimentados, de edad madura, de la clase pasiva, entre otros” (Gewürzmann 2008, p. 55). Las Naciones Unidas emplea la expresión “personas de edad avanzada”. Por su parte, cabe destacar que en el campo de la bioética la denominación más utilizada es la de “adultos mayores” (Bottini 2008, p. 1 y ss). De todos estos términos hemos preferido este último, el de “adulto/s mayor/es” o “persona/s mayor/es”. Somos conscientes que estas designaciones no definen con exactitud la parte del sector social que se pretende describir, ya que todas las personas que traspasan el período de la minoridad son mayores, y por lo tanto, se debería decir “personas muy mayores” o “más mayores” para diferenciarlos del común de los mayores de edad (Blázquez Martín 2006, p. 9). Pero pese a esta objeción que se podría hacer desde la perspectiva jurídica, en la sociedad todo el mundo tiene plena conciencia de lo que se habla cuando aludimos a las “personas o adultos mayores”, por lo cual atendemos al uso y representación social que se le da al término por sobre el aspecto “técnico-jurídico”. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… 2.2. La discriminación por dentro Relacionado con el concepto y la complejidad en sí que presenta este campo temático de los adultos mayores en general, es necesario aludir a una cuestión que está detrás de los adultos mayores (como de otros tantos sectores o grupos sociales): nos referimos a la discriminación por acción o por omisión que sufren. Es sabido que la discriminación vulnera los derechos de las personas conduciéndolas a un estado de exclusión o marginación social. Nada refleja con mayor dramatismo que una frase de Friedrich Hayek recordada por Aída Kemelmajer de Carlucci en alguna oportunidad: “Beneficiaría al conjunto del género humano que los seres de mayor capacidad productiva fueran atendidos con preferencia, dejándose de lado a los ancianos e incurables” (Kemelmajer de Carlucci 2006, p. 633 y ss). Al mismo tiempo, en sentido positivo, se observan con mayor presencia las distintas herramientas de discriminación inversa que se expresan en políticas públicas destinadas a esta población por parte del Estado (Dabove 2009, pp. 1346). En todo Estado Constitucional de Derecho, todas las personas deben gozar de la libertad y la igualdad en la mayor medida posible. Y los límites que el Estado quiera imponer a la libertad o la igualdad de una persona deben estar justificados en una razón válida y razonable (Alexy 1993, pp. 82-87.). Se ha advertido que el término discriminación tiene una connotación negativa en el uso habitual, en tanto se trata de la exclusión de una persona por pertenecer a determinado sector9. Pero además, tiene otra acepción que da cuenta del reconocimiento de una diferencia. Todos somos iguales pero sólo en cuanto a nuestros derechos. A partir de allí somos todos diferentes. Y en algunos casos, ignorar las diferencias implica imposibilitarle a ciertas personas acceder a sus derechos: el mismo asiento de avión para los obesos, el mismo acceso para quienes no caminan, las mismas condiciones de interacción para quienes tienen sus fuerzas limitadas (Gewürzmann 2008). Esto significa la necesidad de comportamientos y acciones positivas para lograr la efectiva concreción de la igualdad, o sea, los poderes públicos (cada uno de los poderes del Estados según sus funciones y competencias) deben crear los mecanismos para que esta igualdad formal se transforme en igualdad de oportunidades y trato (Gerosa Lewis 2004, p. 143). Respecto del adulto mayor, hay que reconocerlo como una persona igual al otro pero a la vez, distinto que le permita su participación en la familia y la sociedad (Dabove 2000, pp. 17-23). Bobbio señala que la descalificación social de la persona mayor no existía en las sociedades tradicionales, donde el “viejo” era absolutamente valioso pues encerraba en sí el patrimonio cultural de la comunidad, “sabe por experiencia lo que otros no saben aún y necesitan aprender de él” (Bobbio 1991, p. 27 y ss). También en la sociedad actual- señala este autor- se iría consolidando, en buena hora, la posición y especialidad del adulto mayor “con el devenir del ´tiempo de los derechos´ y la creciente conciencia del pluralismo jurídico” (Bobbio 1991). En este contexto, uno de los principales objetivos que pretendemos alcanzar en este trabajo cuando se trata de la relación entre abuelos y nietos, consiste en repensar en qué sentido la ley, como los jueces a través de sus sentencias y la interpretación normativa pueden procurar acortar la brecha entre Derecho y Realidad. Siempre teniéndose en cuenta, desde la idea de “prevención”, que el rol de los gobiernos a través de acciones positivas- previstas en nuestro país de 9 Tal como lo expresa Roberto Saba (2008, p. 704): “Desde 1875 la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha recurrido al principio de razonabilidad para reconocer los tratos diferentes permitidos y diferenciarlos de los prohibidos, y así asignar significado al art. 16. Según el tribunal, este principio exige que el criterio escogido por el Estado (en actos propios o en regulaciones que obliguen a particulares), si aspira a concretar distinciones válidas (constitucionales), debe guardar una relación de funcionalidad con el fin buscado al realizar esa acción o al establecer la regulación”. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… manera expresa en el art. 75 inciso 23 de la Constitución Argentina- constituye un pilar para la efectiva satisfacción de los derechos humanos de todas las personas, y en particular cuando se trata de adultos mayores10. De este modo, la responsabilidad familiar como estatal hacia los adultos mayores en la Argentina tiene un basamento constitucional.Se trata de alcanzar una igualdad real y no meramente teórica, dogmática o simplista. 3. El “ser” de los adultos mayores y de los abuelos 3.1. Aspectos sociológicos Continuando con la orientación socio-jurídica de trabajos anteriores donde se han analizado las diferentes articulaciones del derecho de familia con la realidad social, en este apartado expondremos brevemente algunas consideraciones en torno a los adultos mayores y dentro de las diferentes relaciones familiares que éstos entretejen, aquella focalizada en el vínculo entre abuelos y nietos. La atención puesta en los adultos mayores ha sido juzgado como un fenómeno nuevo e importante, a tal punto que las Naciones Unidas lo han catalogado como una verdadera “revolución silenciosa”, pues invierte la tendencia demográfica histórica y natural, ya que se da por hecho que las personas mayores de 60 años superarán en número a los menores de 14 años (Blázquez Martín 2006, p. 18)11, y ello confluye con una tendencia global a la disminución de la tasa de fecundidad y el consecuente aumento de la población adulta mayor. Por otra parte, el desarrollo del avance científico y –dentro de éste- el de la medicina, ha traído como consecuencia que la perspectiva de vida se extienda cada vez más. En el caso de América Latina, las proyecciones muestran como la población adulta mayor aumentará aceleradamente como consecuencia de la transición demográfica. Hoy en la región viven más de 50 millones de personas de más de 65 años de edad y se espera que para el año 2025 esta cifra se duplique (CELADE/UNFPA; 2006). Los datos proporcionados por la CEPAL en su “Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2007” (2008), indica que la esperanza de vida al nacer, en nuestro país, entre los años 1995-2000 era de 73,2 años, entre los años 2000-2005, 74,3, entre los años 2005-2010, 75,2, para los años 2010-2015 sería de 76,1 y entre los años 2015-2020, de 80 años. De acuerdo con datos del Censo Nacional de Población del año 2010 de la Argentina12, las personas de más de 60 años representaban el 14,3% de la población total, de los cuales el 57,5% son mujeres y el 42, 5% varones. En el caso de las personas de 75 años y más, alcanzaban en el 2001 a 1.795.690, o sea, el 31,4% de la población de 60 y más, de los cuales 64% son mujeres y el 36% varones (Pautassi 2008, p. 111 y ss). A escala mundial, se asevera que “Un estudio de la Universidad de Dinamarca y el Instituto Max Planck de Alemania asegura que el 50% de los chicos nacidos en 2000 en el primer mundo vivirán 100 años, y el 75%, 75 años”. Asimismo, que en el mundo son 340.000 las personas mayores de 100 años” (Diario Clarín 2010, 00. 38-39). En suma, fácil se puede observar que la cuestión de los adultos mayores desde el aspecto cuantitativo merece una atención especial por parte de todos los estudiosos de los cambios y transformaciones sociales, no estando los operadores del derecho 10 Reza este articulado que uno de los tantos objetivos del Congreso de la Nación consiste en “Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad” (el resaltado nos pertenece). 11 Además, ver datos de la oficina demográfica UN, 2005. 12 Datos según el último censo realizado en el año 2010 cuyos primeros datos ya están a disposición e la página web del INDEC en http://www.indec.mecon.ar/webcenso/index.asp. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… ajenos a este desarrollo, incluidos los que pertenecemos o presentamos un mayor acercamiento al Derecho de Familia. Así, lo “numéricamente” significativo implica, de por sí, ser “socialmente” importante y consigo, “jurídicamente” relevante. 3.2. Aspectos psicológicos y médicos Una cuestión que es necesario dejar aclarado y que también incide de manera directa en los adultos mayores y sus implicancias en el campo del Derecho y, dentro de éste, en la relación entre abuelos y nietos, se refiere a la confusión –y así la importancia de discernir- entre vejez y salud mental13. Justamente, este tema fue abordado de manera satisfactoria en un precedente dictado por la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Junín en fecha 22/09/2009. En esta oportunidad, se decretó la improcedencia de la solicitud de inhabilitación –que en el derecho argentino está previsto en art. 152 bis del Código Civil-, al entender que en el caso se trataba de una persona con un estado de ancianidad normal respecto al deterioro físico típico de una persona añosa, pero sin haber desarrollado un estado de demencia en sentido físico y jurídico, y por lo tanto, que la persona era un individuo hábil para el ejercicio de su capacidad sin producir daños a su persona ni a su patrimonio. Uno de los argumentos centrales para la resolución del caso fue la siguiente diferencia que advirtió el tribunal al afirmar que “no es lo mismo senectud o senilidad (estado fisiológico) que demencia senil (estado patológico) que precisa una demostración terminante”14. En otro proceso se aseveró que la ancianidad, como proceso fisiológico normal “no excluye la salud, por lo que no puede entenderse que no gozan de ella personas en quienes la ciencia médica no registra modos de ser anormales en relación a su edad, máxime si no se demuestra el elemento jurídico determinante de la restricción a la capacidad”15. Esta distinción es una clara y sana observación de la realidad, compartida por la doctrina como por la jurisprudencia. Es que la práctica nos permite ver que en virtud a la mayor fragilidad que presentan algunos adultos mayores, éstos son ubicados como personas incapaces por sus familiares lesionando su independencia y sus derechos; cuando en realidad, pudieron haber sufrido algunos cambios pero que no les impide tomar decisiones. Es decir, se equipara la edad avanzada con la enfermedad y ello condiciona la mirada de quienes rodean a los adultos mayores (Méndez Costa 2005, p. 203; Ugarte 2008, p.143 y ss). A su vez, es indudable que esta incomprensión sobre el verdadero estado de salud de la persona mayor por parte del entorno familiar podría constituir una situación de maltrato. Esta línea jurisprudencial y doctrinaria sigue los criterios esgrimidos por Organización Mundial de la Salud, al afirmar que la situación del anciano no admite identificación con la “minusvalidez”, atento a que ésta importa una desventaja que limita o impide a una persona el cumplimiento de una función, ni tampoco como una “deficiencia” en el sentido de pérdida de normalidad, ni menos un supuesto de discapacidad. Nos ha interesado marcar la diferencia entre ancianidad, de aquellas personas que junto a su avanzada edad, también presentan problemas de salud mental, porque uno de los temas sobre el cual centraremos la atención es el caso de los “abuelos cuidadores” en las diversas situaciones fácticas donde los nietos deben quedarse a cargo de uno o ambos abuelos de la misma rama y su impacto o tratamiento en el campo jurídico. 13 Para profundizar sobre esta importante distinción, recomendamos compulsar Famá, Herrera, Pagano (2008, p. 322 y ss). 14 Fallo comentado por Diana (2010, pp. 75 y ss.). 15 CNCiv., Sala A, 21/10/93 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… 4. El “deber ser” de los adultos mayores en la legislación internacional, regional y nacional 4.1. Consideraciones Preliminares Centrados en el plano legislativo, a nivel internacional como regional, se advierten normativas específicas referidas a los adultos mayores y, en lo que se refiere al particular lazo entre abuelos y nietos se observan preceptos propios en aquellos instrumentos jurídicos destinados a regular los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes. Por esta razón, conocer y delimitar las leyes dedicadas al tema en estudio implica referirse a las normas más generales atinentes los adultos mayores y las correspondientes acciones positivas hacia este grupo social pues todas ellas inciden profundamente en la consideración de la figura del abuelo y sus relaciones con los nietos 4.2. La protección genérica de los internacional, regional y comparada adultos mayores en la legislación En este apartado sólo enunciaremos algunas de las normativas más importantes y sus contenidos substanciales. El Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales (art.14) del 17/11/1988 nos dice que “Toda persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad. En tal sentido, los Estados partes se comprometen a adoptar de manera progresiva las medidas necesarias a fin de llevar este derecho a la práctica”16. Entre tales acciones, el documento alude a la ejecución de programas laborales específicos destinados a conceder a los adultos mayores la posibilidad de realizar una actividad productiva adecuada a sus capacidades, vocación o deseos Asimismo, se ha sostenido en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social realizada en Copenhague en 1995 que el “envejecimiento” debe ser planteado como un fenómeno que se extiende a lo largo de toda la vida y que, por lo tanto, su tratamiento “incumbe a toda la sociedad, no exclusivamente a las personas en edad avanzada. O sea, “una sociedad para todos”, en la que cada persona, con sus propios derechos y responsabilidades, tenga una función activa que desempeñar (Blázquez Martín 2006, p. 21). También la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue esta misma línea cuando habla de un nuevo paradigma de “Sociedad Intergeneracional”, como una sociedad para todas las edades en la que debería realizarse cambios basados en una concepción activa del envejecimiento, tanto en términos sociales como personales, lo que supondría transformaciones importantes en las relaciones familiares y en la atribución de roles por edades en ámbitos como la educación, el trabajo, el ocio, de manera que durante todas las edades se pueda disfrutar de estas tres esferas de acción (Blázquez Martín 2006, p. 28). Por su parte, y en consonancia con estas ideas, Aída Kemelmajer de Carlucci nos dice que “la problemática de la ancianidad no debe ser visualizada como un proceso sólo biológico; por el contrario, debe ser encarada desde el marco general del mundo político integrándola con las perspectivas de la política sanitaria, económica, científica, educacional, cultural, etc” (Kemelmajer de Carlucci 2008, El acceso a la salud de las personas vulnerables. Conferencia dictada en la Universidad de Palermo). La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 16/12/91, los “Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de edad”, basada en el Plan de Acciones Internacionales sobre el Envejecimiento (Viena, 1982). Estos principios establecieron normas universales para las personas de edad en cinco aspectos: 1) 16 El destacado nos pertenece. 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… independencia; 2) participación; 3) atención; 4) realización personal y 5) dignidad17. A los ya enunciados, se cuenta con otros documentos de relevancia sobre los aspectos y reconocimientos generales de los adultos mayores. Citamos el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, más conocido como el “Protocolo de San Salvador”, que en su art. 17 se incorpora de manera explícita el derecho al cuidado del adulto mayor. En el año 2002 en Madrid, se emitió el segundo Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, donde se amplifican las acciones necesarias para desarrollar políticas sociales y jurídicas que asuman de manera plena las cuestiones derivadas de los cambios demográficos18; entre sus tantos objetivos y recomendaciones, mencionamos: a) La plena realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas de edad; c) La habilitación de las personas de edad para que participen plena y eficazmente en la vida económica, política y social de sus sociedades, incluso mediante trabajo remunerado o voluntario; c) Las oportunidades de desarrollo, realización personal y bienestar del individuo en todo el curso de su vida, incluso a una edad avanzada, por ejemplo, mediante la posibilidad de acceso al aprendizaje durante toda la vida y la participación en la comunidad, al tiempo que se reconoce que las personas de edad no constituyen un grupo homogéneo; d) El reconocimiento de la importancia decisiva que tienen para el desarrollo social, las familias y la interdependencia, la solidaridad y la reciprocidad entre las generaciones Otras normativas internacionales que sirven de referencia en esta materia son los objetivos mundiales sobre el envejecimiento para el año 2001 –Res. A/47/339 de la Asamblea General- de 1992; la Proclamación sobre el envejecimiento –Res. 5/47/5 de la Asamblea General- de 1992 y el Informe sobre los derechos de las personas de edad en relación con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales –U.N. Doc. E/C.12/1995/16/Rev. I, de 1995. Centrada en las normativas que de manera general se dedican a regular la especial situación de las personas mayores adultas, en América Latina podemos citar la ley 7935 de Costa Rica denominada “Ley Integral para la Persona Mayor” que plantea entre sus objetivos: a) garantizar a las personas adultas mayores la igualdad de oportunidades y vida digna en todos los ámbitos; b) promover su permanencia en su núcleo familiar y comunitario y c) la protección jurídica y psicosocial de las personas adultas mayores afectada por la violencia física, sexual, psicológica y patrimonial. Por su parte, Ecuador ya en el año 1991 sancionó la ley Especial del Anciano (ley No 127), que entre las diferentes servicios que regula se encuentra el de “Impulsar programas que permitan a los ancianos desarrollar actividades ocupacionales, preferentemente vocacionales y remuneradas estimulando a las instituciones del sector privado para que efectúen igual labor” (art. 4, inc. d). También cabe mencionar la ley que crea el Instituto Nacional de Geriatría y Gerontología de Venezuela, cuya reforma parcial en el año 1998 donde se establece en su primer articulado “que el Estado prestará a los ancianos en el campo social médico, económico, jurídico y cultural. Esta obligación que asume el estado no excluye la que por Ley corresponde a los familiares” 17 http://www.un.org/spanish/envejecimiento/principios.htm V. Plan de Acción citado. Es indispensable integrar el proceso del envejecimiento mundial, que está en curso de evolución, en el proceso más amplio del desarrollo. Las políticas sobre el envejecimiento deben ser examinadas cuidadosamente desde una perspectiva de desarrollo que incluya el hecho de la mayor duración de la vida y con un punto de vista que abarque toda la sociedad, tomando en cuenta las recientes iniciativas mundiales y los principios orientadores establecidos en importantes conferencias y reuniones en la cumbre de las Naciones Unidas. 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… 4.3. El reconocimiento de la relación entre abuelos y nietos en la legislación internacional y nacional 4.3.1. El cuidado y la comunicación entre abuelos y nietos como elementos a ser preservados El vínculo entre abuelos y nietos en los aspectos que aquí queremos resaltar, que son los que se observan con mayor frecuencia y que interesan al Derecho de Familia, como lo son la custodia, el derecho de comunicación entre ambos y los alimentos, tienen cada uno de ellos sus fundamentos en el ámbito internacional como en el nacional. Es de advertir que el derecho argentino carece de una normativa específica e integral que regule todas las cuestiones atinentes a esta particular interacción afectiva entre los abuelos y los nietos como acontece en el derecho español con su ley 42/2003 del 21/11/2003. Son particularmente elocuentes las afirmaciones de esta ley en su Exposición de Motivos: “Los abuelos desempeñan un papel fundamental de cohesión y transmisión de valores en la familia, que es el agente de solidaridad por excelencia de la sociedad civil”. En este apartado nos dedicaremos al cuidado de los nietos menores de edad por parte de los abuelos y a la comunicación entre ambos, ya que ambos aspectos tienen los mismos fundamentos. La custodia o cuidado y la comunicación, son dos figuras –con distinto grado de intensidad- que hacen a la preservación de los afectos entre abuelos y nietos. El primero representa un protagonismo más intenso de los abuelos en la vida de los nietos cuando éstos se encuentran a su cargo por diferentes razones o situaciones fácticas en los casos en que los padres –principales responsables de los hijos- no pueden o no quieren hacerse cargo de ellos. En cambio, la comunicación alude al mantenimiento de los vínculos afectivos en los supuestos en que los niños conviven con sus padres y, por distintas razones, uno de los progenitores o ambos se oponen a que los abuelos y nietos tomen contacto y continúen forjando lazos. Más allá de esta importante divisoria de aguas –que trae consigo deberes y obligaciones bien distintas y también conflictivas y procedimientos diferentes- lo cierto, es que ambas parten del mismo núcleo o centro jurídico internacional: el respeto por la preservación de los vínculos afectivos y los derechos fundamentales de niños y adolescentes y el consecuente acatamiento, cumplimiento y efectividad del derecho a la identidad. No sólo en lo que respecta a su faz estática (los orígenes biológicos, como en el caso de los abuelos que hacen al parentesco), sino también a su faz dinámica, o sea, al desenvolvimiento de lazos significativos para los niños que hacen al desarrollo de su personalidad19 y a esa “mismidad” a la cual se ha referido en varias ocasiones un estudioso de este derecho como lo es el doctrinario peruano, Fernández Sessarego (Fernández Sessarego 1992). Ingresando a la normativa internacional que nutre y condiciona al derecho nacional, cabe citar en primer lugar el art. 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño, instrumento internacional de jerarquía constitucional en nuestro país, desde la reforma de 1994, que reza en su primer párrafo: “Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas”. Por lo tanto, la herramienta más importante en el plano internacional que regula los derechos de niños, niñas y adolescentes (los nietos a los que nos referimos en este trabajo y sobre los cuales se plantean problemas jurídicos suelen ser, generalmente, personas menores de edad), le brinda un lugar 19 “La identidad estática se encontraría conformada por el genoma humano, las huellas digitales, los signos distintivos de la persona (ej: nombre, imagen, estado civil, edad y fecha de nacimiento, etc.). En cambio, la identidad dinámica por el despliegue temporal y fluido de la personalidad constituida por los atributos y características de cada persona, desde los de carácter éticos, religiosos y culturales hasta los ideológicos, políticos y profesionales” (citado en Herrera 2008, pp. 64 y ss). 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… preponderante al mantenimiento de las relaciones familiares. ¿Qué se entiende por familia? Y para responder a este interrogante se debe compulsar el art. 5 del mismo cuerpo legal, donde no sólo interesa la responsabilidad de los padres, sino también el rol de la familia ampliada e incluso, de la comunidad. Esta misma línea es seguida –y así debía ser para responder a la correspondiente “coherencia normativa”- por la ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes sancionada el 28/09/2005, al disponer en el primer párrafo del art. 11 que “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a un nombre, a una nacionalidad, a su lengua de origen, al conocimiento de quiénes son sus padres, a la preservación de sus relaciones familiares de conformidad con la ley, a la cultura de su lugar de origen y a preservar su identidad e idiosincrasia, salvo la excepción prevista en los artículos 327 y 328 del Código Civil” . Agregándose en la segunda parte del párrafo siguiente que “Los Organismos del Estado deben facilitar y colaborar en la búsqueda, localización u obtención de información, de los padres u otros familiares de las niñas, niños y adolescentes facilitándoles el encuentro o reencuentro familiar”. Retomando la amplitud del concepto de familia que impone la Convención, cabe destacar que el decreto 415/2006, que reglamenta la mencionada ley 26.061, en su art. 7 advierte que “además de los progenitores, a las personas vinculadas a los niños, niñas y adolescentes, a través de líneas de parentesco por consanguinidad o por afinidad, o con otros miembros de la familia ampliada…podrá asimilarse al concepto de familia, a otros miembros de la comunidad que representen para la niña, niño o adolescente, vínculos significativos y afectivos en su historia personal como así también en su desarrollo, asistencia y protección. Los organismos del Estado y de la comunidad que presten asistencia a las niñas, niños y sus familias deberán difundir y hacer saber a todas las personas asistidas de los derechos y obligaciones emergentes de las relaciones familiares”. Precisamente, esta revalorización y respeto por los lazos con aquellas personas con las cuales los niños, niñas y adolescentes tienen “vínculos significativos y afectivos” por fuera o sin importar si entre el adulto y la persona menor de edad los une un vínculo de parentesco, es uno de los fundamentos infraconstitucionales más claros que permiten defender la idea de que el vínculo entre abuelos y nietos “afines”, es decir, aquellos que nacen dentro de una familia ensamblada, también tienen su lugar y su consecuente visibilidad en el derecho argentino. En suma: tanto en el plano internacional como en el nacional, fácil se observa el expreso reconocimiento normativo de la preservación de los vínculos afectivos de los niños, en este caso, de éstos con sus abuelos, ya sea a través de la figura de la guarda o tutela cuando se refiere a las situaciones extremas donde ellos deben hacerse cargo del cuidado de sus nietos, como del derecho de comunicación entre los niños y sus abuelos. 4.3.2. La obligación alimentaria y su reconocimiento constitucional En esta materia la normativa central o protagonista en el fuero internacional es el art. 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño que tras decir en su primer párrafo que “Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social”, señala que tal obligación está a cargo de los padres “u otras personas encargadas del niño” y que “ les incumbe la responsabilidad primordial de proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos, las condiciones de vida que sean necesarias para el desarrollo del niño” (párrafo 2°). Agrega la normativa que si éstos (tanto los padres como otras personas encargadas, dentro de las cuales debemos entender incluidos a los abuelos), están imposibilitados o no pueden cumplir con este deber “Los Estados Partes, de acuerdo con las condiciones nacionales y con arreglo a sus medios, adoptarán medidas apropiadas para ayudar a los padres y a otras personas responsables por el niño a dar efectividad a este derecho y, en caso necesario, Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… proporcionarán asistencia material y programas de apoyo, particularmente con respecto a la nutrición, el vestuario y la vivienda” (párrafo 3°). Esta normativa expresa la importancia y entidad del derecho que está en juego. Es que el derecho alimentario involucra el derecho a una vida digna y a un nivel de vida adecuado y consigo, al desarrollo de la personalidad de niños, niñas y adolescentes. En otras palabras, el derecho alimentario forma parte del vasto campo de los derechos económicos, sociales y culturales y por lo tanto, le caben ciertas normas específicas que se inscriben en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales -también de rango o jerarquía constitucional en la Argentina y disposiciones que se derivan de este instrumento internacional. Como bien se ha aseverado: “(…) hacer efectivo el derecho de alimentos de los niños es contribuir a la concreción de sus derechos sociales, lo que significa en última instancia atenuar sus carencias y reducir los niveles de pobreza porque, como se ha señalado, la pobreza es un problema estructural que no puede ser resuelto sin el respeto de los derechos humanos” (Grosman 2004, p. 19 y ss). En este sentido, el art. 11 del Pacto expresa en su primera parte que “Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho…”. Por su parte, el Comité de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas ha emitido la Observación No 12 referida a esta norma, donde se afirma que "el derecho a una alimentación adecuada es de importancia fundamental para el disfrute de todos los derechos. Este derecho se aplica a todas las personas" (conf. párrafo 1). Todas estas disposiciones son relevantes para elaborar una revisión crítica de las posturas tradicionales sobre las cuales ha girado el tema de la obligación alimentaria de los abuelos, básicamente las ideas de subsidiariedad (de fondo como procedimental), como así también, la mayor o menor extensión de dicha obligación. 5. Una relación familiar significativa desde lo social y desde lo jurídico: De abuelos y de nietos 5.1. Importancia de la relación para el Derecho de Familia Bueno es aclarar, antes de avanzar en el tema, que aún cuando no identificamos al abuelo/abuela con las personas mayores de edad, ya que ese lugar puede ser ocupado por personas aún muy jóvenes –por ejemplo, en los casos de madres adolescentes cuyos abuelos suelen ser personas que no deberían ser consideradas dentro del grupo de lo que se entiende por adultos mayores-, lo cierto es que estos últimos forman parte, en gran medida, de esta categoría de parentesco. En otras palabras, si bien no es un requisito sine qua non que cuando uno se refiere a los abuelos éstos sean adultos mayores, lo cierto es que en su gran mayoría lo son. En esta línea, aún cuando no todos los nietos son personas menores de edad y, por ende, se encuentran bajo el manto de las leyes internacionales, regionales, nacionales y locales de protección a los derechos de niños, niñas y adolescentes, lo cierto, es que en la mayoría de los conflictos jurídicos que involucran la relación entre abuelos y nietos, éstos últimos suelen ser personas que no alcanzaron la plena capacidad civil que en el derecho argentino, tras la importante reforma que introdujo la ley 26.579 en vigencia desde diciembre del 2009, se ha bajado de los 21 a los 18 años de edad. Dicho esto, cabe afirmar que cuando los vínculos familiares son sólidos, la relación abuelos-nietos se la reputa de gran valor, ya que la figura del abuelo ocupa un lugar importante para los nietos, tanto en el plano afectivo como en su socialización (Kemelmajer de Carlucci 2006, p. 662). No sólo como proveedores de cuidados y 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… asistencia económica, sino también para la reafirmación de su identidad y su pertenencia al grupo familiar tal como hemos visto cuando sintetizamos las normativas internacionales y la relación entre los lazos afectivos y el derecho a la identidad. Esta valoración altamente positiva es la que se pone de resalto en la mencionada ley española sobre la relación entre abuelos y nietos sancionada en el 2003 en cuya Exposición de Motivos se subraya el papel importante de los abuelos en la “cohesión y transmisión de valores en la familia”, destacando que “pueden desempeñar un papel crucial para la estabilidad del menor” pues “disponen de una autoridad moral y de una distancia respecto de los problemas de la pareja que puede ayudar a los nietos a racionalizar situaciones de conflicto familiar, favoreciendo en este sentido su estabilidad y desarrollo”. Dicho esto de manera introductoria, cabe entrar en el análisis de los cuatro ejes temáticos ya mencionados en la apertura del trabajo: 1) cuidado o crianza, 2) comunicación, 3) obligación alimentaria y 4) el vínculo entre abuelos y nietos afines, es decir, el papel de ambos dentro de las llamadas familias ensambladas. En este orden pasamos a indagar cada uno de ellos. 5.2. La crianza y cuidado de los nietos por sus abuelos Es frecuente que los abuelos asuman de hecho el cuidado de sus nietos por ausencia de sus padres o la imposibilidad de cumplir con su responsabilidad parental por distintas causas (drogadicción, violencia contra el niño o adolescente, reclusión, entre otros). La guarda de hecho “tiene lugar cuando una persona, sin atribución de ley o delegación del juez, en los hechos y por propia autoridad, toma a un menor a su cargo” (Cafferata 1978, p. 96). Situación fáctica con clara incidencia jurídica que, a diferencia del derecho español por citar una legislación comparada, no se encuentra regulada en el derecho argentino. Esto implica que hay niños bajo el cuidado de sus abuelos sin intervención alguna por parte de la justicia u órgano administrativo competente, según las competencias atribuidas por las leyes de protección integral de derechos de niños, niñas y adolescentes20. Esta carencia o silencio normativo en torno a la guarda de hecho conlleva a que la misma se visualice recién cuando interviene un órgano público (por lo general, la justicia). Son los jueces a través del dictado de la guarda –ya sea como medida cautelar, por ejemplo, en el marco de un proceso de violencia familiar o como figura independiente- quienes determinan los derechos y deberes de los guardadores. Sin embargo, se ha considerado que el guardador de hecho, tiene el deber de criar y educar al niño o adolescente a su cargo (Cafferata 1978, p. 96). Por otra parte, tampoco se regula la figura de la delegación de la responsabilidad parental (la mal llamada “patria potestad”), como sí acontece en otras legislaciones. Verbigracia, el art. 377 de su Código Civil francés establece que “El padre y la madre, en forma conjunta o separadamente, pueden, cuando las circunstancias lo exijan, presentarse ante el juez para delegar total o parcialmente el ejercicio de la autoridad parental a un tercero, a un miembro de la familia, a una persona digna de confianza, a un establecimiento”. Cabe agregar que esta posibilidad es regulada de manera expresa en algunas legislaciones locales como en la Provincia de Chubut que en su ley 5641, mediante la cual se crea y estructura el registro de pretensos adoptantes, permite de manera expresa la delegación de la responsabilidad parental (conf. inc. d del art.1021). 20 Para profundizar sobre este tema que se deriva de la falta de regulación de la figura de la guarda en general y la guarda de hecho en particular en la legislación civil de carácter nacional ver Herrera, Famá 2008, pp. 19 y ss). 21 Reza este articulado: “Los Juzgados de Familia que correspondan respetarán el orden de los pretensos adoptantes inscriptos en el Registro Único Provincial de Pretensos Adoptantes. Podrá apartarse del orden Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… Empero, la operatividad de esta normativa es discutida ya que las provincias no están facultadas a regular cuestiones de fondo como las que estamos analizando, materia que está reservada al Congreso de la Nación (conf. art. 75 inc. 12 de la Constitución Nacional)22. En este contexto poco claro que existe sobre a la figura de la guarda y la guarda de hecho en el ordenamiento argentino, la labor de cuidado de los nietos se encuentra expresamente prevista a través de la figura de la tutela. Así, el art. 377 del Código Civil la define como el derecho que la ley confiere para gobernar la persona y bienes del menor de edad, que no está sujeto a la patria potestad, y para representarlo en todos los actos de la vida civil. Se trata de una institución subsidiaria de la “patria potestad”, que entra a funcionar ante la ausencia de la misma y, por consiguiente, contiene idénticos elementos que la que se ejerce por los padres (Belluscio 1998, t. 2, p. 441; Méndez Costa, D’Antonio 2008, t. III, p. 243 y ss.; Zannoni 1998, t. 2, p. 859). Subsidiariedad que no sólo emana de las propias normas de la legislación civil, sino también del mencionado art. 5 de la Convención sobre los Derechos del Niño en donde se afirma que “Los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según establezca la costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente del niño de impartirle en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente Convención”23. Los cometidos principales de la tutela con respecto al niño son: a) el cuidado de su persona; b) la administración de sus bienes y c) su representación. Esta institución se caracteriza, además, por: a) su carácter tuitivo y subsidiario (art. 377 mencionado); b) el modelo del tutor es el de un buen padre de familia (arts. 398, 412, 413 y 415 del mismo cuerpo normativo); c) es un cargo personalísimo y constituye una carga pública (art. 379); d) la idoneidad es un requisito esencial para el otorgamiento judicial de tutor (art. 378); e) es unipersonal (art. 386); f) es una función representativa (arts. 377, 380, 404, 406, 408); g) se encuentra bajo permanente contralor del Estado (arts. 381, 399, 404, 408, CC) y h) el desempeño es gratuito. Si bien no es el objetivo de este ensayo analizar en profundidad cada uno de estos elementos y así hacer una revisión crítica sobre esta figura, sólo a modo introductorio para su posterior estudio, sería bueno preguntarse si es compatible con la idea de mantener los lazos afectivos de niños, niñas y adolescentes, que esta figura fuere de carácter unipersonal o bien pudiere ser bipersonal. ¿Qué sucede cuando los niños quedan a cargo de ambos abuelos –ya sea paternos o maternos-? ¿Armoniza con el principio del interés superior la obligación de tener que elegir a uno de ellos a los fines de cumplir con los postulados de una norma infraconstitucional que sólo prevé el carácter unipersonal? ¿Acaso ambos abuelos no cumplen roles complementarios en el cuidado de los nietos? establecido con carácter restrictivo y excepcionalmente, por resolución fundada, valorando el interés superior del niño cuando: a) Se trate de grupos de hermanos. b) Se trate de niños con capacidades diferentes. c) La guarda sea solicitada por miembros de la familia extensa del niño. d) Los padres en ejercicio de la patria potestad deleguen la guarda y el juez competente haya valorado la legitimidad y conveniencia del niño” (el destacado nos pertenece). 22 Precisamente ante la falta de una regulación expresa de la delegación de la “patria potestad” de los padres a favor de un tercero –en este caso, los abuelos-, en un fallo se sostuvo: “Cabe otorgar la guarda del menor a su abuela conforme ha prestado su consentimiento la madre, pues, si bien los artículos 275 y 276 del Código Civil disponen que la persona que ejerce la patria potestad puede determinar con quién viva el niño, la necesidad del otorgamiento de la guarda excede esa facultad porque, en la complejidad de la vida actual, las múltiples actividades que pueden y deben realizar los niños en procura de su desarrollo espiritual, físico y educacional, requieren de algo más que la voluntad materna expresada en un acto”.De (de) este modo, la guarda la decretó el juez y no fue suficiente la manifestación de voluntad por parte del progenitor (Capel, Civ. y Com., Santa Fe, sala I, 11/09/2007, S., S. I., LLLitoral 2008 – febrero-, 108). 23 El destacado nos pertenece. 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… Por su parte, la tutela puede ser de tres tipos: 1) tutela testamentaria, 2) tutela legal y 3) tutela dativa, en este orden. Por lo cual, si la persona que los padres designaron para que se quede a cargo de los niños tras su fallecimiento no puede o no se encuentra en condiciones de tomar esta responsabilidad, se pasa a analizar las personas que la ley presume aptas para asumir dicho compromiso, ocupando los abuelos un lugar preponderante entre estas personas. En este sentido, el art. 390 del Código Civil establece un orden, encontrándose los abuelos en primer lugar, al decir expresamente que “La tutela legal corresponde únicamente a los abuelos, tíos, hermanos o medios hermanos del menor sin distinción de sexos”. Y si ninguno de ellos pueden o están en condiciones, lo decide el juez. Se ha considerado que los abuelos cuando cumplen la función del tutor tienen el derecho y el deber de educar y formar a los niños y adolescentes, con el entendimiento que vienen a llenar un vacío dejado por sus padres, lo que explica que sean análogos sus atributos, como se ha destacado en la jurisprudencia24. Si bien la forma en que se regula la tutela siempre estuvo vinculada a los aspectos patrimoniales del pupilo, hoy en día se valora y se otorga gravitación a los aspectos personales teniendo en cuenta las reiteradas normas internacionales –en especial, la Convención sobre los Derechos del Niño- y la ley nacional 26.061 (D’Antonio 1998, cap. XVIII). Igualmente a los abuelos se les atribuye la curatela de sus nietos mayores, siempre que no concurrieren parientes de grado preferente (arts. 477 y 478 del Código Civil). Por lo tanto, no se duda que los abuelos –entre los parientes considerados en el plano jurídico según la legislación civil- tienen un lugar prioritario ante la imposibilidad o dificultad en la crianza de los niños por sus principales responsables, los padres. Hasta aquí, salvo el silencio y el debate que esta situación despierta en la práctica en torno a la figura de la guarda y la guarda de hecho en el derecho argentino-, pareciera que la cuestión en torno a la crianza de los nietos por los abuelos estaría clara, al menos cuando se trata del discernimiento judicial de la tutela. Sin embargo, la cuestión es más compleja. Un análisis más profundo implicaría preguntarse cuándo o ante qué supuestos el cuidado de los niños por parte de sus abuelos es una medida positiva y no esconde, una situación de “sustitución”25 y conflicto psico-social- afectivo por parte de los abuelos con el o los progenitores del nieto. Estas son algunas de las disputas que se presentan en la justicia en torno a la crianza de un niño. Por lo general, se desatan cuando se trata de padres adolescentes o progenitores que tienen dificultades en su salud mental a raíz de problemas de drogadicción o alcoholismo. La prioridad de los padres por sobre los abuelos en la crianza de los niños es una manda constitucional y legal clara que la jurisprudencia aplica, salvo supuestos de excepción donde se ha considerado que los primeros no se encuentran capacitados para llevar adelante la responsabilidad que le cabe, no habiéndose demostrado su aptitud para que los niños salgan de una situación de vulnerabilidad generada por éstos. ¿Cómo sumar afectos y referentes en la vida de los niños y evitar o prevenir las disputas entre los adultos que tanto los perjudican? Este es uno de los desafíos de carácter interdisciplinario que encierran varios de los conflictos que se dirimen en la justicia de familia. 24 CNCiv., Sala A, 3/08/82, JA, 1983-II, síntesis. Como bien se ha sostenido: “Los abuelos no deben ejercer el rol de padres…. Los padres deben encargarse de educar a sus hijos, criarlos, amarlos, fijar límites, responder por ellos. Los abuelos deben ocupar el lugar de tales, "consintiéndolos", "jugando con ellos" y colaborando en su educación y crianza, pero sin invadir espacios” (Pietra 2006). 25 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 17 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… Una vez más, reiteramos la relevancia de la mediación especializada como así también, de manera complementaria y coadyuvante al papel de los mediadores, los tratamientos terapéuticos de tipo familiar e individual –según el caso-. Cuando las disputas judiciales son el producto de enfrentamientos sostenidos por muchos años, es incompleta o al menos muy dificultosa la respuesta adecuada y útil que pueda brindar la justicia para desentrañar y resolver el conflicto afectivo que yace detrás. Adelantando el tema que viene, pero también relativo al aquí abordado, marcando así la interacción entre ambos, cabe traer a colación la siguiente afirmación esgrimida por Husni y Rivas: “Reestablecer el contacto entre abuelo y nieto, sin abrir un adecuado espacio para saldar las deudas pendientes entre padre/madre e hijo adultos, contribuirá a perpetuar el ejercicio de una abuelidad disfuncional, apoyada en la idealización del nieto y en la exclusión del hijo como padre, cronificando el conflicto y acentuando la disfunción familiar” (Husni, Rivas 2007, p. 174). Los abuelos cumplen un rol fundamental. Estos deben asumir un papel mas activo respecto de sus nietos, en virtud de ciertas circunstancias adversas o negativas por parte de los progenitores. Es aquí donde las figuras de la guarda y la tutela suben a escena. El desafío es lograr el equilibrio, saber cuándo los abuelos deben asumir este complejo papel, siempre respetándose el lugar de los padres. No se debe perder de vista que detrás de todos estos temas se encuentra un derecho humano como el derecho a la identidad, es decir, el respeto por la preservación de todos los vínculos familiares, encontrando como límite infranqueable el reiterado “interés superior del niño”. 5.3. El derecho de comunicación entre abuelos y nietos26 ¿Por qué le interesa al Derecho el mantenimiento de los lazos afectivos a través de la comunicación periódica entre abuelos y nietos? De manera elocuente, se ha expresado que “Tratándose de los abuelos, que son los padres de los padres, se produce esa unión estrecha que los une, les permite el disfrute de ver en sus nietos la perpetuación de ellos mismos, y a los otros el imperceptible gozo de ser queridos”27. En consonancia con esta idea, se ha dicho que el efecto que se deriva del impedimento de contacto es el empobrecimiento de la vida emocional (Husni, Rivas 2007, p. 174 y ss), tanto para los abuelos como para sus nietos, tratándose de una relación o vínculo reflejo de retroalimentación mutua. Es por ello que nos interesa indagar acerca de los conflictos que se suscitan en nuestra sociedad respecto del mantenimiento del vínculo y comunicación entre los abuelos y nietos, siendo éstos uno de los que se presentan de manera más frecuente en la práctica tribunalicia y que compromete a la relación en estudio. ¿Cuándo se suele impedir o dificultar el contacto entre abuelos y nietos? Básicamente podemos encontrar las siguientes situaciones: a) por fallecimiento de uno de los progenitores. Este caso puede darse cuando el padre sobreviviente ha conformado una nueva pareja y la presencia de los abuelos, padres del fallecido, es visto como un elemento perturbador para la nueva relación; b) por diferencias personales entre los abuelos y uno o ambos progenitores de los niños o adolescentes, ya sea por razones de tipo personal o económico (Acevedo Bermejo 2006, p. 24) y c) el caso más común tiene lugar, tras la ruptura del matrimonio o convivencia de los padres. En este supuesto, la causa probable de esta obstrucción es el conflicto que uno de los progenitores mantiene con el otro, que se canaliza con estos impedimentos de trato lesionándose, como señalan Husni y Rivas, una relación positiva que trae beneficios, tanto a los adultos mayores como a los nietos (Husni, Rivas 2007, p. 149). Esta situación fáctica que tiene incidencia o 26 Algunas de las ideas y/o propuestas que se expresan en este apartado han sido expresadas en Chechile Marisa (2010, 2008, pp. 17 y ss). 27 CNCiv., sala E, 11/08/1987, “S., F. c. C., C. D.”, con comentario de Gregorini Clusellas (1988). 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… consecuencias jurídicas a través de la figura del impedimento de contacto revela, claramente, la importancia de que se logre una buena separación, para lo cual la mediación como así también las terapias de familia o cualquier intervención profesional especializada que acompañe esta etapa de ruptura y reacomodamiento familiar, constituyen herramientas hábiles para prevenir este tipo de conflictos que se extienden a los abuelos28. Esta es la primera conclusión que se propone, a tono con la doctrina internacional de los derechos humanos que se inclina por evitar daños y llevar adelante toda política y/o acciones pertinentes de carácter preventivo. Máxime en ordenamientos jurídicos como el argentino que carece –como acontece en el derecho español a través de diferentes leyes autonómicas29- de servicios de mediación familiar previa y obligatoria. En la Argentina, y en el ámbito nacional, existe la etapa de mediación obligatoria pero no es especializada, por lo cual, aquel mediador que ha sido sorteado en un conflicto como lo es el impedimento de contacto entre abuelos y nietos por parte de uno de sus progenitores, puede ser atendido por un mediador capacitado en accidentes de tránsito, en seguros o en cualquier materia totalmente alejada de la particular formación que posee un mediador familiar. Ingresando a la normativa específica que regula el derecho de comunicación entre abuelos y nietos, amén de las normas ya citadas de carácter general sobre la preservación de los vínculos de afecto –haya o no vínculo de parentesco- que establece la ley 26.061 y su decreto reglamentario 415/2006 en su art. 7, se encuentra en el Código Civil el art. 376 bis – artículo incorporado al Código Civil tras la sanción de la ley 21.040 en el año 1975, donde se establece: “Los padres, tutores o curadores de los menores e incapaces (…) deberán permitir las visitas de los parientes que conforme a las disposiciones del presente capítulo, se deban recíprocamente alimentos. Si se dedujere oposición fundada en posibles perjuicios a la salud moral o física de los interesados el juez resolverá en trámite sumario lo que corresponda, estableciendo en su caso el régimen de visitas más conveniente de acuerdo a las circunstancias del caso, según la ley”. Este texto merece varios comentarios y/o reparos. En primer término, consideramos que es inadecuado el uso del término “ visitas”30, ya que el vocablo “visitas” proviene del latín visitare, “ir a ver a uno en su casa por cortesía, amistad o cualquier otra razón” y en este supuesto, como ha sido puesto de manifiesto por otros autores, la relación entre abuelos y nietos no se limita a la acción de visitar, sino que tiene un contenido más amplio pues implica un trato, una comunicación, una relación afectiva con el otro (Belluscio 1969, p. 744). Es de destacar que en el marco de una investigación socio-jurídica sobre el tema presentada a la Universidad de Buenos Aires, uno de los objetivos ha sido examinar el contenido de los fallos judiciales frente a la negativa de uno o ambos progenitores para que los abuelos paternos o maternos tengan trato y 28 Para ampliar este tema compulsar, Chechile Herrera (AÑO 2010 o 2008, CITÁIS AMBAS FECHAS AL PRINCIPIO DEL ARTÍCULO, p.17 y ss.) y Jaggli (2003, p. 39). 29 A modo de ejemplo, citamos la ley 7/2001 del 26 de noviembre reguladora de la Mediación Familiar en el ámbito de la Comunidad Valenciana. Cabe destacar que su art. 3 referido a “Del objeto de la mediación familiar”, enumera entre otros la de brindar “solución de aquellos conflictos contemplados en el artículo 13 de esta ley, que surjan entre personas unidas por matrimonio o vínculo familiar, hasta el cuarto grado de consanguinidad o afinidad”. Por lo tanto, los conflictos que se suscitan en el campo del derecho de familia y que involucran a los abuelos (parientes consanguíneos en línea recta), entran en esta normativa o sea, se ven beneficiados de esta herramienta. 30 El término “visitas” –como el de “patria potestad” y “tenencia”- hace tiempo que son puestos en crisis por la doctrina y jurisprudencial nacional como extranjera. En el derecho nacional, varios autores como ser LLoveras, Salomón, Zannoni, Grosman, Mizrahi, Makianich de Basset entre tantos otros, objetan la terminología de “visitas” utilizada en el art. 376 bis del Código Civil, como así también la de “régimen de visitas” que yace en el art. 236 del mismo cuerpo normativo, alegándose que “(…) la denominación derecho de visita, en el ámbito jurídico familiar, no refleja el profundo contenido de ese derecho, que posee una trascendencia espiritual superior a lo material; importa la realización, mediante el trato y la comunicación, de importantes funciones educativas y de vigilancia” (Belluscio 1969, p. 744). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 19 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… comunicación con los nietos, con el objeto de determinar la relevancia de los distintos supuestos que se han presentado, observar en qué medida los jueces han hecho lugar a tales oposiciones, los fundamentos de los pronunciamientos y los valores que se han defendido; o sea, si hubo una mayor apoyatura en los derechos humanos y los cambios acaecidos en cuanto a la relevancia de la figura del abuelo. Aún cuando la finalidad de este ensayo no es realizar un recorrido por el desarrollo jurisprudencial nacional en la temática31, citaremos , a título ilustrativo, un precedente recogido en nuestro estudio que sintetiza el pensamiento doctrinario y jurisprudencial que gira en torno a esta cuestión, permitiendo observar que ha prevalecido la idea de considerar a la comunicación entre abuelos y nietos un derecho subjetivo que titularizan, compromete y es beneficioso –a priori- para ambos (tanto para el abuelo como para el nieto) En este sentido, se ha expresado que “el derecho de los abuelos a tener una adecuada comunicación con sus nietos, es de carácter inalienable e irrenunciable, por lo que solo puede ser suspendido cuando medien causas de extrema gravedad que pongan en peligro la seguridad del menor o su salud física o moral, todo lo cual requiere la incorporación a la causa de elementos suficientes como para descartar la continuidad de las visitas”, señalándose que “ el derecho de visita, además del contacto periódico del menor con sus abuelos importa desde el punto de vista psicológico, tratarlo y mantener con él relaciones afectuosas, cultivando una recíproca y sincera comunicación”. Igualmente, aquí se ha insistido que este derecho de abuelos y nietos “es una importante manifestación extrapatrimonial de las relaciones intersubjetivas nacidas del parentesco y posee una trascendencia espiritual que supera lo meramente material y que resulta necesaria su protección en pro de la formación de las personas” y que “La jerarquía del derecho de visitas de los abuelos surge del hecho de ser padres de sus padres, prueba de la perduración de la familia, lo que fue receptado por nuestra legislación toda vez que el niño debe tener una visión completa de su familia, visión panorámica que lo prepara para su desenvolvimiento en la vida de relación” 32 Pese al reconocimiento legal, doctrinario y jurisprudencial del derecho de comunicación entre abuelos y nietos debe admitirse que la aplicación de este derecho en la práctica cuando los progenitores o uno de ellos se oponen, no es nada sencilla. Es que aquí, como acontece también cuando hay desaveniencias entre los propios padres, los niños (por lo general los de corta edad, ya no los adolescentes que cuentan con mayor grado de autonomía e independencia), suelen tener cierta “lealtad” con el o los progenitores que se oponen al vínculo con los abuelos, por lo cual, esta cuestión “extrajurídica” termina siendo decisiva para que la sentencia que reconoce el derecho de comunicación no pueda verse cumplida por presión de los adultos. Nuevamente aquí volvemos a reiterar las virtudes y bondades de la mediación especializada, como así también de la terapia familiar. A modo de cierre sobre los conflictos que se desatan en sede judicial donde los abuelos reclaman retomar o mantener la comunicación con sus nietos, un tema particular, que recién en los últimos años está teniendo mayor presencia efectiva en los procesos donde se dirimen estas cuestiones, se refiere a la voz o escucha de los nietos. ¿Sus deseos o apreciaciones son tenidos en cuenta por los jueces al resolver la contienda? Son muchos los interrogantes que se abren: Quién los escucha, cómo se los escucha, con qué preparación, cómo es la valoración de sus manifestaciones. Finalmente, cuál es la capacidad para observar lo que está detrás de estos dichos ya que, en la mayoría de los casos, los niños y adolescentes se encuentran influidos –hasta a veces presionados- por el progenitor que se opone al vínculo con el o los abuelos. Por lo general, suele ser el padre con el cual el niño convive, jugándose aquí, como también acontece con los conflictos entre los padres 31 32 Este tipo de análisis se puede obtener en Chechile y Herrera (AÑO 2008 o 2010). CNCiv., Sala L, 05/06/2008, G., G. R. v. S. C., M. de las N., Citar Lexis Nº 70047192. 20 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… cuando se separan, una cuestión de “lealtades” que el órgano decisor debería tener presente. Esto significa que se debe dar importancia a la formación de los operadores del derecho de carácter integral, no sólo focalizada en el ámbito jurídico, para poder hacer de esta “escucha” de los niños, niñas y adolescentes una verdadera garantía procesal, y no un mero requisito burocrático que nada o poco aporte. O más aún, que sea peor, abusivo y iatrogénico para el niño. 5.4. La obligación alimentaria de los abuelos a favor de sus nietos33 Tomando como punto de partida la normativa internacional básica y contundente en materia de obligación alimentaria a favor de niños, niñas y adolescentes ya citada, es decir, el art. 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño, uno de los desafíos pendientes en el derecho nacional reside en cotejar la normativa infraconstitucional con aquélla y en el supuesto que se advirtieran algunas incoherencias o desfasajes, proyectar el modo en que la legislación civil debería adecuarse para respetar el mandato que en nuestro país es de orden superior. Para llevar adelante este ejercicio intelectual, es necesario conocer en qué términos está regulada la obligación alimentaria entre parientes –como lo son los abuelos de sus nietos y éstos de sus abuelos, fiel a una relación refleja- en el Código Civil y la interpretación de ella que vienen haciendo la doctrina y jurisprudencia de nuestro país. Veamos, dentro del capítulo 4 dedicado a los “Derechos y obligaciones de los parientes” ubicado en el título VI referido al “Parentesco” del Código Civil, el art. 367 expresa: “Los parientes por consanguinidad se deben alimentos en el orden siguiente: 1. Los ascendientes y descendientes. Entre ellos estarán obligados preferentemente los más próximos en grado y a igualdad de grados los que estén en mejores condiciones para proporcionarlos. 2. Los hermanos y medio hermanos. La obligación alimentaria entre los parientes es recíproca”. Fácil es advertir que la ley coloca a la obligación alimentaria en cabeza, primordialmente, de los principales responsables de la crianza y cuidado de los niños que son sus padres. Es así que siempre se defendió la idea de “subsidiariedad” de la obligación alimentaria por parte de los parientes –en especial, los abuelos- ante dicha obligación paterna (art. 265 del mismo cuerpo normativo), criterio que según nuestra opinión debería ser revisada, ya que contraría el art 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño que, como vimos, en ningún momento refiere a subsidiariedad alguna. Esta cuestión de la supuesta subsidiariedad de la obligación alimentaria de los abuelos, involucra dos aspectos. La subsidiariedad de fondo o material, es decir, quién debe hacerse cargo de la obligación y la subsidiariedad formal o procedimental, el orden o concomitancia en la petición de dicha obligación que es incumplida –ya sea de manera parcial o total por parte de los progenitores. Sobre la subsidiariedad de fondo o material se observan dos posturas34: 1) la tradicional, que defiende la idea de que la obligación alimentaria de los abuelos es de carácter subsidiaria y sólo opera cuando el padre no pueda cumplir con su deber y la madre no tenga recursos ni pueda procurárselos y 2) la que podría definirse como “moderna” o “contemporánea” que entiende que la obligación alimentaria no deber ser subsidiaria del modo tan rígido como lo regula el Código Civil, es decir, se promueve la idea de una “subsidiariedad flexibilizada”. No se defiende, como algunos autores sostienen (Belluscio, 2009b)- que se está ante una obligación simultánea a secas y sin reparo alguno. Nadie duda que no es lo mismo ser padre que abuelo y su clara incidencia en la obligación alimentaria. En este sentido, el principal responsable en la crianza, educación y también la alimentación de los 33 Algunas ideas que inspiran este apartado han sido expresadas en Grosman y Herrera (2007), y Famá y Herrera (2008). 34 En un trabajo se exponen que serían tres las posturas que existen en este tema (Belluscio 2009b, p. 1841 y ss). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 21 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… niños y adolescentes (hasta los 21 años, a pesar de que la mayoría de edad se haya bajado a la edad de 18 años35) son sus padres y en segundo término, los abuelos. Pero la aludida “subsidiariedad” no sólo involucra consideraciones de fondo como el orden en la obligación, sino también el aspecto procesal o procedimental que es de sumo interés desde el punto de vista de la práctica y la consecuente efectiva satisfacción de los alimentos. Es aquí donde se propone diluir esta idea de “subsidiariedad” cuando el destinatario de los alimentos son niños, niñas o adolescentes, tal como surge de diversos fallos jurisprudenciales donde se ha admitido la acción simultánea contra los padres y abuelos que no destruye el orden de los obligados. Es el criterio que se ha seguido en otros países (Cataluña en España, Québec y Nicaragua) y en proyectos de ley presentados en nuestro país. Si bien la jurisprudencia mayoritaria36 sigue la postura más tradicional apegada a la noción de subsidiariedad que se desprende de la legislación civil sin llevar adelante una mirada integral y obligada con normas de rango superior como el reiterado art. 27 de la Convención, en buena hora se han observado algunos precedentes de “avanzada” e “innovadores” que receptan la postura sintetizada en segundo término en lo que respecta a la subsidiariedad formal. Como ejemplo de ello, cabe traer a colación el fallo dictado por el Tribunal de Familia No 1 de Quilmes, Provincia de Buenos Aires de fecha 18/04/2007 donde se declara la inconstitucionalidad37 del art. 367 del Código Civil, en cuanto establece "una preferencia en la obligación alimentaria para los ascendientes más próximos en grado" (padres) que implica una subsidiariedad en dicha obligación para los menos próximos en grado (abuelos), por contravenir la Constitución Nacional (arts. 3 inc. 1 y 27 CDN, art. 75 inc. 22” Para arribar a tal conclusión, se expusieron diferentes argumentos –todos ellos relativos a la supremacía de los instrumentos internacionales de derechos humanos sobre las normas de menor jerarquía como el Código Civil. pues “las disposiciones constitucionales desplazan la operatividad del art. 367 C.C., el cual no resulta oponible al menor titular del derecho fundamental y personalísimo que lo legitima a proponer directamente (no de modo sucesivo o subsidiario) la acción por alimentos contra sus abuelos, obligados sin más, acreditados los requisitos de procedencia, a su cumplimiento”38. Estos son los nuevos aires jurisprudenciales que anuncian un cambio de criterio 39 que deben ser acompañados desde la doctrina con el objeto de movilizar y lograr 35 Para profundizar sobre el impacto de la disminución de la edad en la cual se alcanza la plena capacidad civil en el tema alimentario recomendamos compulsar Belluscio (2009a, p. 7 y ss). Cabe destacar que si bien la baja es de 21 a 18 años de edad, en materia alimentaria se sostiene la edad de 21 años. En este sentido, el art. 3 de esta ley 26.579 agrega como segundo párrafo al art. 265 del Código Civil, el siguiente texto: “La obligación de los padres de prestar alimentos a sus hijos, con el alcance establecido en artículo 267, se extiende hasta la edad de veintiún años, salvo que el hijo mayor de edad o el padre, en su caso, acrediten que cuenta con recursos suficientes para proveérselos por sí mismo”. 36 Por citar algún precedente, en el fallo dictado por la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul en fecha 30/04/2009 donde se rechazó la demanda de alimentos incoada por la madre contra los abuelos paternos, se puso de resalto que “si bien se encuentra acreditada la imposibilidad del padre de los niños de cumplir con su deber, la actora omitió demostrar su propia insuficiencia de recursos o la imposibilidad de procurárselos” (Cam. Apel, Civ. y Com., Azul, Sala II, 30/04/2009, Y. J. D. c. T. A. D. y T. M. A., LLBA 2009 -junio-, 537). 37 Como lo hemos expuesto en su oportunidad al comentar este precedente: “En la sentencia se utiliza otro vocablo que, a nuestro entender, es confuso al “Declarar de oficio la inaplicabilidad para el caso concreto de la primer parte del párrafo segundo del inciso 1º del art. 367 C. Civil, Técnicamente lo que se declara, de oficio, es la inconstitucionalidad –no inaplicabilidad- de la norma, la cual es obvio que en el derecho argentino es para el caso concreto ya que se recepta la declaración de inconstitucionalidad de carácter difuso y no concentrado como en tantísimos países del globo como ser Perú, Costa Rica, Francia, España, Alemania, por citar algunos” (Famá, Herrera, 2008). 38 Trib. Fam. Nro 1, Quilmes, 18/04/2007, 2008. 39 Citamos otros fallos. Uno que también se cuestiona la cuestión de fondo de la subsidiaridad como lo es el orden de prelación, y el otro menos comprometido ya que se mete con la subsidiariedad pero en el aspecto procesal, línea en la cual se pueden observar una mayor cantidad de precedentes. El primero la sentencia dictada por la Sala Civil y Comercial de la Cámara de Apelaciones de Concordia de fecha 22 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… modificaciones legislativas en este sentido, claramente en consonancia con el principio rector del “interés superior del niño”. De este modo, y a modo de cierre, traemos a colación un proyecto de ley presentado en el año 2007 que proponía agregar al Código Civil argentino como artículo 369, el siguiente texto: “Para demandar alimentos de los abuelos de un incapaz, no es necesario haber demandado simultánea o previamente al progenitor hijo de estos. La acción procederá, en su caso, sin menoscabo del derecho de los abuelos condenados a suministrar alimentos de repetirlos contra su hijo”40. Por otra parte, cabe destacar que no es sólo el problema de la acción sucesiva lo que lesiona el art. 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño. Nos referimos a la extensión, alcance o cuantificación de la cuota. Nos explicamos. Es sabido que la obligación alimentaria que deriva de la patria potestad es de tipo “amplia” ya que abarca una gran cantidad de rubros que hacen al efectivo desarrollo de la personalidad de los hijos. En este sentido, el art. 267 del Código Civil dentro del título relativo a la mal llamada “Patria potestad”, indica que “La obligación de alimentos comprende la satisfacción de las necesidades de los hijos en manutención, educación y esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia y gastos por enfermedad”. Por el contrario, en materia de obligación alimentaria entre parientes (sin distinguirse si una de las partes es una persona menor de edad y en plena etapa de desarrollo con necesidades y urgencias distintas que los adultos), establece una obligación más acotada, exigua o de mínima, que se materializa en la menor cantidad de rubros a ser solventados. Así, el art. 372 del mismo cuerpo legal expresa: “La prestación de alimentos comprende lo necesario para la subsistencia, habitación y vestuario correspondiente a la condición del que la recibe, y también lo necesario para la asistencia en las enfermedades”. La diferencia entre ambas normativas es clara. Mientras la primera que se desenvuelve en el marco de la patria potestad se refiere a la “satisfacción de las necesidades” que tiene un hijo de manera amplia; la segunda en el contexto del parentesco, alude a “lo necesario para la subsistencia”. Siguiendo con el análisis de la cuestión, cabría preguntarse cuando la obligación alimentaria entre parientes lo es, específicamente, entre abuelos y nietos menores de edad, si éstos últimos deben soportar o ver restringido su derecho a un nivel de vida adecuado y, en particular, a la alimentación, por esta distinción infraconstitucional. ¿Acaso debe recaer sobre los niños que uno o ambos padres no puedan o no quieran cumplir con su obligación a cargo y, aunque los abuelos sí estén en condiciones, disminuir la cuantía alimentaria a priori y en abstracto porque la legislación civil lo impone? Desde el crisol de los Derechos Humanos, básicamente, el reiterado art. 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño, los niños no deben sufrir una reducción en su derecho alimentario. ¿Cuándo una limitación o recorte en la obligación alimentaria de los abuelos a favor de sus nietos en los términos que propone el actual art. 372 del Código Civil sería razonable o proporcionable? Cuando los abuelos se encuentran también en una situación o estado de debilidad, por lo cual pueda ser atendible que la fijación de la cuota alimentaria sea menor que la que se debería establecer según las 22/10/2008, donde se expuso que “Aún cuando los padres de los menores no carezcan totalmente de bienes o ingresos, los abuelos se encuentran obligados a prestar alimentos a sus nietos cuando, dichas rentas son insuficientes para cubrir las necesidades de aquéllos conforme al nivel social al que estaban acostumbrados” (Cam. Apel. Concordia, Sala civil y comercial, 22/10/2008, I., R. c. I., E. S., LLLitoral 2009 –marzo-, 196). El otro, es el de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Junín en fecha 16/12/2008, donde se entendió que "Resulta improcedente exigir a la madre que reclama a los abuelos paternos alimentos para sus hijos menores que inicie previamente un incidente de ejecución contra el progenitor alimentante, si surge acreditado que éste carece de recursos suficientes como para cumplir con la condena allí impuesta” (Cam. Apel, Civ. y Com., Junín, 16/12/2008, T. N. L. c. G. VDA. DE L. M. E.", La Ley on line). 40 Proyecto presentado por el senador Jacobo A. Abrameto, S-2659/07 http://www.senado.gov.ar/web/proyectos/verExpe.php?origen=S&tipo=PL&numexp=2659/07&nro_comi sion=&tConsulta=3, [Acceso 28 enero 2010]. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 23 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… necesidades del niño. Esta perspectiva más flexible que se propone respondería, en definitiva, al mejor interés del niño, principio rector cuando de infancia y adolescencia se trata. 5.5. Los abuelos y nietos “afines” Uno de los temas novedosos que abordamos gira en torno a la relación entre abuelos y nietos dentro de una particular forma de organización familiar: la familia ensamblada conocida de manera corriente como “los míos, los tuyos y los nuestros”. Tipo de familia que tiene cada vez mas presencia en la realidad social, principalmente por dos factores. El primero, la mayor perspectiva de vida que trae como consecuencia que las personas a lo largo de sus vidas pueden constituir nuevos núcleos familiares .El segundo factor es el aumento de los divorcios y ruptura de las parejas convivientes. Estos hechos que se observan claramente en la sociedad conducen a que las familias ensambladas sean un tipo de organización familiar con mayor incidencia en las relaciones de familia. Esta afirmación de carácter sociológico refuerza la relevancia del tema que tratamos en este apartado. Cuando hablamos de familia ensamblada- como ya hemos señalado- aludimos a la organización familiar que nace de un matrimonio o convivencia donde uno de ellos o ambos tienen hijos provenientes de una unión anterior, haya o no hijos propios de la nueva pareja. Hemos elegido esta denominación, entre tantas que circulan en el medio social y científico como “familia reconstituida” o “familia recompuesta” ,por citar algunas, porque, a nuestro entender, simboliza con mayor precisión los intercambios que tienen lugar entre el nuevo núcleo que se constituye y los grupos familiares precedentes. Justamente, la idea de “ensamble” es la que permite visualizar rápidamente uno de los elementos centrales que tipifican a este tipo de familia. Por el contrario, las otras designaciones aludidas precedidas por la sílaba “re”, sugieren reconstrucciones de las familias anteriores, cuando en realidad se trata de una forma de de familia que tiene su propia individualidad, diferente a la anterior de cada uno de los miembros de la pareja. Siguiendo con la cuestión terminológica que no es menor, tal como lo hemos adelantado, a los integrantes de esta familia les agregamos la noción de “afín”. Si bien desde el punto de vista jurídico, no todas las relaciones jurídicas que se entretejen entre los integrantes de las familias ensambladas derivan del vínculo de afinidad –lo que acontece cuando la pareja no contrajo matrimonio-, lo cierto es que este agregado permite ubicarnos dentro del contexto de la familia ensamblada. Por lo tanto, nos referimos a la madre afín, el padre afín, el hijo afín, el abuelo afín y el nieto afín, nuevos términos que simbolizan sin tradiciones sombrías estos lazos familiares tan frecuentes en nuestra sociedad. La intención es apartar el estereotipo estigmatizante que deriva de la denominación “madrastra” y “padrastro”, vivenciados en el imaginario social como seres crueles e indeseables. Aclarado esto, cabe preguntarse cuál es la especialidad que presenta la relación entre abuelos y nietos afines en el derecho de familia contemporáneo y si este vínculo afectivo es reconocido en el plano jurídico. Para ello debemos recordar las normativas internacionales como nacionales citadas que regulan y revalorizan la llamada “familia ampliada” o “extendida”, como así, todo vínculo significativo para los niños, niñas y adolescentes (conf. art. 5 de la Convención sobre los Derechos del Niño y art. 7 del decreto reglamentario 415/2006). Fundándonos en estas disposiciones, fácil se puede observar que si la relación entre abuelos y nietos afines es un lazo afectivo relevante para el desarrollo de la personalidad y consolidación de la faz dinámica del derecho a la identidad de ambos, encuentran en el Derecho un lugar de protección y respeto pues son titulares de un derecho de comunicación e incluso un derecho al cuidado del nieto afín ante la imposibilidad o dificultad de suma gravedad por parte de los progenitores. Si bien el Código Civil al regular la figura de la tutela en sus orígenes (allá por el año 1871) jamás pudo tener en cuenta estos cambios en las formas de organización familiar, lo 24 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… cierto, es que como toda tutela debe ser discernida por el juez, es posible que si bien pueden existir otros familiares más directos que tengan un mejor derecho a hacerse cargo de la tutela de su nieto , es factible que en una situación particular la persona más apta resulte el padre o madre afín de acuerdo a los informes provenientes de otras ramas del saber. Ello, aún cuando estos familiares no se encuentren específicamente enumerados en el art. 390 del Código Civil que regula la figura de la tutela legal disponiendo que ella corresponde “únicamente a los abuelos, tíos, hermanos o medio hermanos del menor, sin distinción de sexos”. Si bien la normativa transcripta alude de manera terminante a la idea de que esta enumeración es taxativa al decir “únicamente”, entendemos que desde un análisis sistémico, integral y coherente del ordenamiento jurídico, tanto supralegal (en este caso, la Convención sobre los Derechos del Niño) como normas posteriores a la legislación civil – más modernas- como la ley 26.061 y su decreto reglamentario 415/2006, tal disposición se vería flexibilizada. En lo relativo al derecho de comunicación y, sobre la base de la normativa constitucional y nacional posterior a la legislación civil, debe interpretarse de manera amplia el art. 376 bis del Código Civil y admitir el ejercicio de ese derecho entre abuelos afines y nietos afines en la medida que ello resulte beneficioso para niños o adolescentes. Para evitar toda actitud discrecional o debates de carácter interpretativo, en el año 2008 se presentó un proyecto de ley denominado “Normas protectoras de los hijos de las Familias ensambladas” ingresado por la Cámara de Senadores, aprobado por esta Cámara que luego pasa a estudio de la Cámara de Diputados41. Esta iniciativa introduce varias modificaciones en la legislación civil con el objeto de incorporar a la familia ensamblada y así lograr su reconocimiento jurídico expreso. Si bien en la normativa se regula la relación entre padres e hijos afines, quedando afuera el reconocimiento jurídico del lazo entre abuelos y nietos afines, lo cierto es que un avance en la visibilidad de la familia ensamblada en el cuerpo normativo civil significa una conquista normativa relevante que dejaría el terreno más fértil para una regulación expresa de la relación entre abuelos y nietos afines. A lo mejor desde la técnica legislativa, el lugar adecuado para dicha actividad lo sea una ley integral que nuclee todas las cuestiones relativas a los abuelos y nietos (afines y no afines), siguiendo los pasos de la legislación española. En suma, y de mínima, ciertas disposiciones normativas internacionales –de valor jurídico por arriba de las leyes, es decir, del Código Civil- como así también legislaciones nacionales posteriores a ésta, indican que todos los lazos socio-afectivos que forjen los niños, niñas y adolescentes con personas con las cuales se tiene un vínculo de parentesco o por fuera de esta relación jurídica, tienen su espacio y reconocimiento legal y por ende, deben ser tenidos en cuenta por los operadores del derecho. En definitiva, no se duda que los abuelos y nietos afines integran el concepto amplísimo de familia, a tono con la noción de pluralismo que envuelve todo Estado Democrático. 6. Breves palabras de cierre Este ensayo ha sido extenso, por eso este último apartado final será, como dice, breve. Los Derechos Humanos han hecho una verdadera “eclosión”, han producido una concreta “revolución” en los derechos nacionales. No sólo obligando a revisar 41 S-1299/2008 presentado por los senadores Daniel Filmus y Marita Perceval, aprobado por la Cámara de Senadores en fecha 02/12/2009, ver http://www.senado.gov.ar/web/proyectos/verExpe.php?origen=S&tipo=PL&numexp=1299/08&nro_comi sion=&tConsulta=3, [Acceso 29 enero 2010]. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 25 Cecilia P. Grosman and Marisa Herrera Una intersección compleja… tantísimas regulaciones o concepciones acerca de varias instituciones, sino también, subiendo a escena a otras, dándoles visibilidad y prestancia. Este cambio significó, de manera ineludible, denunciar la conculcación de derechos humanos y las particularidades que han asumido estas violaciones en los diferentes actores sociales, varios de ellos en una situación de mayor vulnerabilidad. De este modo, mujeres; niños, niñas y adolescentes; personas con necesidades especiales y adultos mayores, cuentan hoy en el plano internacional como nacional con una protección especial. ¿Esta especialidad, en el caso de los adultos mayores, ha arraigado o aterrizado con todo su potencial al campo jurídico? La respuesta negativa se impone. De lo expresado a lo largo de este trabajo, fácil se puede observar que todavía resta muchas transformaciones por alcanzar en esta búsqueda sin freno por acortar la brecha entre Derecho y Realidad. En este ensayo se han puesto sobre el tapete algunos avances pero también, varios retos que se deben afrontar que no sólo interpelan a los legisladores, sino a todos los operadores del derecho. Aquellos que desde los distintos lugares (abogados, defensores, jueces, docentes, investigadores, por citar algunos) tienen el real compromiso de hacer efectivos los Derechos Humanos de todos y todas, siempre teniendo en cuenta sus diferencias. Este ha sido un primer acercamiento a modo de “semillero” para un futuro –no lejano- estudio crítico y profundo sobre los adultos mayores en las relaciones de familia y su incidencia en el Derecho de Familia contemporáneo. Si este objetivo fue cumplido, lo dirá el lector. Bibliografía Alexy, Robert, 1993. Teoría de los derechos fundamentales. Trad. de Ernesto Garzón Valdés. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales. Antonio Acevedo Bermejo, 2006. Las relaciones abuelos-nietos. Régimen de visitas. Reclamación judicial. Madrid: Editorial Tecnos. Belluscio, Augusto C., 1969. Enciclopedia Jurídica Omeba. Buenos Aires. Belluscio, Augusto, 1998. Manual de Derecho de Familia, Buenos Aires: Astrea, t. 2. Belluscio, Claudio, 2009a. 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Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 29 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 Calidad de vida en la ancianidad: más libertad de testar es más justicia (The old age life quality: Increasing the elders’ freedom to dispose by will implies more justice) ALFREDO FERNANDO RONCHETTI∗ Abstract This essay is based on whether the restrictions on the freedom to dispose of one’s succession by will, according to the Argentinean Inheritance Law, are accurate in order to protect and enhance life quality of the elderly. After the introductory ideas, the first part is referred to the premises that support the reserved portion regime and its current validity in Argentinean Inheritance Law. The second part exposes some of the new paradigms that lead to consider alter solutions. The third part focuses on different alternatives which have been discussed in Argentina as well as in Comparative Law. The last part provides the reasons why it is necessary to adapt the reserved portion law because it unfairly restricts the elder´s free will. Key words Elder Law; Reserved inheritable portion; Life quality; Capacities; Trialism Resumen El artículo analiza las restricciones a la libertad de testar del derecho sucesorio argentino y su adecuación con la exigencia de procurar el mejoramiento de la calidad de vida de la persona en sus años de vejez. Tras el planteo de la cuestión, desarrolla en la primera parte los presupuestos en los que se fundamenta el régimen de legítima del derecho sucesorio argentino y su vigencia actual; continúa en la segunda parte exponiendo algunos de los nuevos paradigmas que conducen a pensar en otras soluciones; en la tercera parte incursiona brevemente en alternativas que se han planteado en Argentina y en la regulación en el derecho comparado; y en la cuarta parte ofrece algunas razones para concluir en la necesidad de modificar la legítima, en tanto restringe la autonomía de la voluntad de las personas de edad avanzada. Palabras clave Derecho de la Ancianidad; Legítima hereditaria; Calidad de vida; Capacidades; Trialismo ∗ Universidad Nacional del Centro de [email protected] la Provincia de Buenos Aires. República Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax.(+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Argentina, 1 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… Índice 1. Introducción ............................................................................................ 3 2. El planteo: las restricciones a la libertad de testar y sus efectos ...................... 3 3. Fundamentos históricos de la legítima ......................................................... 3 3.1. El parentesco ................................................................................... 3 3.2. La copropiedad familiar ...................................................................... 4 3.3. La razón natural o el derecho natural ................................................... 4 3.4. El afecto o la voluntad presunta del causante ........................................ 5 3.5. El carácter alimentario ....................................................................... 6 3.6. Directrices económicas ...................................................................... 6 3.7. Razones biológico-existenciales ........................................................... 6 3.8. Fundamentos político-jurídicos ............................................................ 7 4. Nuevos paradigmas .................................................................................. 7 4.1. El interés por la calidad de vida ........................................................... 8 4.2. La revisión de la capacidad y de la incapacidad (de obrar)....................... 8 4.3. La protección del débil jurídico ............................................................ 9 4.4. El Derecho de la Ancianidad ................................................................ 9 4.4.1. Dimensión sociológica .............................................................. 10 4.4.2. Dimensión normológica ............................................................ 10 4.4.3. Dimensión axiológica ............................................................... 11 5. Alternativas: proyectos de reforma y derecho comparado ............................. 12 5.1. Proyectos de reforma ...................................................................... 12 5.2. Derecho comparado ........................................................................ 13 6. Más libertad de los ancianos es más justicia ............................................... 14 6.1. ¿Por qué más libertad? .................................................................... 14 6.2. Libertad como capacidad .................................................................. 14 6.3. Capacidades y calidad de vida ........................................................... 15 6.4. Conclusión ..................................................................................... 16 Bibliografía ................................................................................................ 16 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… 1. Introducción Analizaremos en este trabajo si las restricciones a la libertad de testar del derecho sucesorio argentino se adecuan a la exigencia de procurar el mejoramiento de la calidad de vida de la persona en sus años de vejez. Tras el planteo de la cuestión, desarrollaremos en la primera parte los presupuestos en los que se fundamenta el régimen de legítima de nuestro derecho sucesorio y su vigencia actual; continuaremos en la segunda parte exponiendo algunos de los nuevos paradigmas que conducen a pensar en otras soluciones; en la tercera parte haremos una breve incursión en alternativas que se han planteado en Argentina y en la regulación en el derecho comparado; y en la cuarta parte ofreceremos algunas razones para concluir en la necesidad de modificar la legítima, en tanto restringe la autonomía de la voluntad de las personas de edad avanzada. 2. El planteo: las restricciones a la libertad de testar y sus efectos En el derecho argentino ninguna persona puede disponer, para después de su muerte, de más que un quinto de su patrimonio, cuando tiene descendientes. Estos descendientes son herederos forzosos1 y tienen un derecho (un llamamiento imperativo) a esa porción de los bienes dejados por el difunto, que se denomina “legítima” (arts. 3591 a 3605 del Código Civil). Tomemos un ejemplo para ilustrar los alcances de este régimen: una persona de edad avanzada, que tiene dos hijos, de los cuales sólo uno se ocupa de atenderlo, acompañarlo, ayudarlo, brindarle cariño y apoyo económico, podrá mejorar a éste solamente con hasta un quinto de su patrimonio. Esto significa que el buen hijo puede ser recompensado únicamente con hasta una quinta parte de los bienes de su padre, y sumando esta a la porción legítima, será acreedor a 3/5 (60%) de los bienes; mientras que el otro hijo, que nunca atendió a su padre, ni lo visitó, que se desentendió de sus necesidades cuando más lo necesitaba, será acreedor a su porción legítima de 2/5 (40%). El padre no puede desheredar a un hijo, salvo por causales de indignidad (arts. 3291 al 3297 del Código Civil) o desheredación (arts. 3744 al 3750 del mismo código). Pero estos institutos en la práctica no funcionan, porque son muy restringidas las causales y se ejercen muy esporádicamente. Intentaremos fundamentar en este trabajo que el actual régimen de legítima hereditaria en el derecho argentino se sostiene en presupuestos que ya han perdido vigencia y, por tanto, debiera adecuarse hacia una mayor autonomía del testador. En particular, la situación que más perentoriamente requiere de una reforma legal es la de los ancianos y esta ponencia postula que se les otorgue una mayor capacidad de disposición (por actos a título gratuito) sobre su patrimonio. 3. Fundamentos históricos de la legítima La restricción a la libertad de testar se ha fundamentado en distintas razones: históricas, naturales, culturales, políticas, económicas. Vamos a analizar esta cuestión a partir de una clasificación propia (que seguramente incurre en omisiones) y a la luz de los datos que nos ofrece nuestra realidad actual. 3.1. El parentesco Este fundamento implica naturalizar los derechos de propiedad y de sucesión, con todas las consecuencias que esto supone (sustrayéndolos de la potestad normativa del Estado y de la autonomía de la voluntad del testador) y contradiciendo los avances de la cultura jurídica argentina. 1 También son herederos forzosos –no habiendo descendencia– los ascendientes, aunque en un cincuenta por ciento, y de igual manera el cónyuge supérstite. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… Azpiri (2001, p. 909) explica la inconsistencia de este argumento con mucha elocuencia: “se ha sostenido que la legítima se fundamenta en la solidaridad que debe existir entre los miembros de una familia, por lo que el destino de la herencia debe recaer necesariamente en los parientes más próximos al causante. Sin embargo, esa solidaridad familiar tan amplia… no se encuentra reconocida por nuestro derecho en vida del causante…”. Está claro que nuestro codificador no siguió en la materia al derecho germánico, más afín al postulado de que “sólo Dios puede hacer herederos”. El Código Civil argentino tiene inspiración romanista y “mientras en el derecho romano la sucesión sirve sobre todo a fines patrimoniales, en el derecho germano sirve a fines morales y familiares” (Solari 1946, p. 66). Resultaría entonces asistemática una fuente germánica para un instituto particular de nuestro derecho sucesorio2. Por otra parte, nos enfrentamos con realidades muy diferentes en estas últimas décadas, para sostener la preponderancia del parentesco. Pensemos simplemente en las familias ensambladas, que reclaman soluciones especiales que ya no se comprenden con las estructuras tradicionales. 3.2. La copropiedad familiar En una economía precapitalista en la que la familia era una unidad de producción, cada integrante del grupo aportaba con su trabajo al crecimiento de un patrimonio que estaba en cabeza del padre. Esto debía ser retribuido asegurando la vocación hereditaria. La realidad actual está lejos de indicar algo parecido, salvo en el caso de la ganancialidad de los bienes de los cónyuges. Los hijos tienen capacidad para independizarse a más corta edad. En diciembre de 2009 entró en vigencia la ley 26.579 que otorga la mayoría de edad a los 18 años en Argentina (antes se adquiría a los 21 años), e incluso siendo más jóvenes, por emancipación por matrimonio. Quedan pocas actividades en las que los hijos trabajen con y para los padres. Y aún en estos casos, generalmente perciben un ingreso del cual disponen libremente. Entonces no hay una exigencia de justicia para reconocer un derecho a heredar lo que se aportó, y menos aún un fundamento para preservar la unidad económica como fuente de trabajo y de subsistencia de los herederos al morir el padre. 3.3. La razón natural o el derecho natural Las leyes humanas derivan de los primeros principios de la ley natural de dos maneras, según Santo Tomás: por conclusión o por determinación. Con relación a la legítima de los hijos solamente quedaría librado al legislador su cuantificación (determinación), pero no su derogación. Los estudios de Vallet de Goytisolo (1981) acerca de las legítimas, abordan el comentario del libro “De portionibus legitimis, liber I” de Claude Chifflet (15421580), discípulo de Cujas, catedrático de la Universidad de Dola. Este “fino jurista” que “recoge lo bueno del mos gallicus y del mos itallicus”, examina si la legítima se debía por derecho natural o sólo por virtud del derecho civil positivo. Parte de distinguir los principios del derecho natural en sentido estricto de los primeros preceptos racionalmente derivados de aquellos, se basa en la tripartición de Ulpiano y con respecto a su proyección a la legitima, en Bártolo de Sassoferrato. 2 “El espacio sucesorio es menos institucional y más negocial que el espacio familiar” (Ciuro Caldani 2007 p. 28). 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… Apoyándose en un texto de Séneca (pr. controvers 28) estima debida a los hijos por derecho natural la herencia de los padres y que, en cambio, es de derecho positivo la determinación de su cuantía. También se interroga si esa determinabilidad de la legítima puede llegar a permitir que por ley se elimine3, y concluye rechazando esa posibilidad (Vallet de Goytisolo 1981, p. 13-23). No obstante, podemos eludir la crítica al fundamento iusnaturalista, ya que éste admite al menos la posibilidad de reducir la legítima, con lo que no entraría en colisión con nuestro planteo que propondrá solamente su disminución. 3.4. El afecto o la voluntad presunta del causante Se presume, dogmáticamente, que los padres quieren a todos sus hijos más que a nada y a nadie, y que la manera de ser consecuentes con ese amor es hacerlos sucesores de sus bienes. Se presume, también, que los padres forjaron un patrimonio para sus hijos, y se reputa estéril cualquier manifestación de voluntad en contrario, como si estuviera viciada (por contradecir un incuestionable canon moral). Es conveniente separar este argumento en dos cuestiones: a) el afecto presunto y b) la inoficiosidad de una manifestación de voluntad en contrario. Veamos el origen histórico (romano) para ampliar la explicación: al declinar la república, el auge del individualismo y del hedonismo, la liberalización de las costumbres y la disolución de la familia tradicional llevaron a que algunos romanos realizaran muchas veces sus testamentos de acuerdo con una “muy personal afectividad, olvidando en absolutos los deberes que el estado de familia les imponía respecto de sus hijos, mujer u otros parientes” (Di Pietro y Lapieza Elli 1982, p. 432). Estos se encontraban privados de la herencia en algunos casos por “el capricho muchas veces fantasioso del testador”. La reacción de los juristas fue sostener que el testador no cumplía con el deber familiar y había actuado contra el deber de afecto, por lo que el testamento podía reputarse inoficioso, tras un procedimiento especial que se denominó querela inofficiosi testamenti. Esta cuestión es sumamente interesante para nuestro propósito: el juicio era de amplio debate y la discusión se limitaba al caso particular, debatiéndose si el testador había infringido el deber de afecto (officium pietatis) o no. Luego aparece un argumento que establece una regla: suponer que el testador que había olvidado a sus parientes próximos, de modo tan impío, no lo podría haber hecho si no era por una perturbación mental (color insaniae). Se llega así a la ficción de la insania que acarreaba la nulidad parcial del testamento, por la mera violación de la legítima, si no alcanzaba una cierta proporción de lo previsto para la sucesión ab intestato. Así se va estructurando la legítima hasta llegar a su forma definitiva con Justiniano. a) La discusión acerca del deber de afecto permitía juzgar, con conocimiento pleno, si el testador tenía motivos para disponer en contra de sus herederos naturales. Como en muchos otros temas, acá está presente la lucidez de los juristas romanos del período clásico. b) La presunción de insania de quien dispone dejar sus bienes con otros criterios, elude la posibilidad de evaluar en concreto si correspondía un deber de afecto en cada caso en particular. Este es el régimen que se mantiene aún en nuestro 3 Sí admitía su eliminación su contemporáneo castellano, Fernando Vázquez de Menchaca, llegando incluso a justificar la prohibición, como ocurría con los mayorazgos en Castilla (Vallet de Goytisolo 1981, nota 13). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… ordenamiento, sin que los institutos de la indignidad y desheredación funcionen efectivamente. Las consecuencias de esta ficción van más allá de la construcción de la legítima, porque trasciende en la desconfianza hacia la libertad de juicio del anciano para disponer de su patrimonio. Un reflejo es la prescripción del art. 3615 del Código Civil que exige la “perfecta razón” para otorgar testamento, entendiendo por tal al discernimiento para comprender el alcance del acto realizado, lo que resulta más riguroso que la capacidad para los actos entre vivos (Azpiri 2001). Finalmente cabe colegir que si estas ideas eran sustentables bajo un régimen paternalista, hoy están claramente en crisis a partir de la irrupción del paradigma que postula una mayor autonomía de la persona. “En nuestro tiempo –dice Ciuro Caldani (2007, p. 20), refiriéndose a la posmodernidad-, de crisis de las referencias morales ‘profundas’, va ganando espacio la autonomía de la libertad de testar”. 3.5. El carácter alimentario Muchos ordenamientos jurídicos contemplan una obligación alimentaria autónoma y nada tendríamos que objetar en cuanto a su pertinencia en la realidad actual. Pero esto no es necesariamente equiparable a la legítima. La legítima puede exceder en mucho a aquella obligación, o puede ser insuficiente. La diferencia está en que aquella tiene una finalidad tuitiva, en cambio la legítima hereditaria alcanza también a descendientes que gozan de una mejor posición económica y social que la de sus padres, y ni siquiera pondera entre las distintas necesidades de los hijos y la del cónyuge supérstite. 3.6. Directrices económicas Las razones de política económica que diseñaron sistemas sucesorios con institutos como el mayorazgo, ya no son sustentables, porque se han desarrollado otros instrumentos más eficientes (sociedades, indivisiones, fideicomisos) y menos inequitativos, hacia los demás hijos, especialmente. ¿Podría invocarse una limitación a la autonomía de la voluntad por razones de orden público para evitar que un testador afecto a ese viejo instituto pretenda reeditar una suerte de mayorazgo? Posiblemente algunas décadas atrás hubiera algún aislado temor a una conducta retrógrada, pero ya no hay margen para semejante elucubración. 3.7. Razones biológico-existenciales En la Argentina de 1860, año de sanción del Código Civil, la expectativa media de vida era de 36 años. Al comenzar el siglo XXI la esperanza de vida es de 75 años para el hombre y de 77 años para la mujer. Un testador de 40 años muy posiblemente tiene hijos de corta edad, pero no puede proyectarse esta hipótesis para un testador de más de 70 años. En este caso, resultando legitimarios sus hijos, que tendrían cerca de 50 años, con una situación económica y social ya consolidada, el condicionamiento a la facultad de disposición del padre no puede sustentarse en las necesidades de subsistencia y de formación de aquellos. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… ¡Cuánta más discrecionalidad necesita el testador para equilibrar la fortuna de sus hijos, sea por la lotería natural, por el aprovechamiento de sus talentos, o por las diferentes contingencias de la vida4! 3.8. Fundamentos político-jurídicos Enseña Zannoni (2001, p. 132) que “tradicionalmente se han esgrimido… las directivas sociopolíticas que hacen de la familia y de los vínculos parentales el ámbito dentro del cual se desenvuelve el derecho hereditario; directivas recibidas por el derecho de tradición continental romanista, por oposición a los pueblos anglosajones que, también desde antiguo, admitieron la libertad de testar”. Aunque el codificador argentino (Dalmacio Vélez Sársfield) se valió de fuentes diversas y hasta contradictorias para regular la legítima -al punto que se originó una larga polémica doctrinaria acerca de si había adoptado el criterio de la pars bonorum o de la pars hereditatis- no hay dudas de que sigue fuentes del derecho romano. Sin embargo, sostienen Alterini y López Cabana (1983, p. 1064), la restricción tan amplia a las facultades del causante fue ajena a los antecedentes que tuvo a la vista (v. García Goyena, "Concordancias y comentarios", L" III, tít. 1º, cap. VI, sec. 1ª, proemio), salvo la antigua legislación Española (leyes de Toro, Lº X, tít. XX, ley S; Fuero Real, Lº III, tít. V, ley 9; Fuero Juzgo, p., IV, tít. V ley l), que fue sólo parcialmente seguida por García Goyena (art. 642), y definitivamente abandonada por el Derecho Civil español. Cicu (1947 citado por Zannoni 2001, p. 132) destaca que cuando la doctrina discute el fundamento racional de la sucesión hereditaria en general y de la sucesión legítima en especial, debiera trasladar el debate al fundamento político, que nos muestra dos grandes tendencias: una individualista, que considera que priva la voluntad del causante para disponer de sus bienes a través del testamento y que sólo a falta de éste organiza por ley los llamamientos legítimos; y otra social que da prevalencia a los fines generales y familiares a los que responde la sucesión, aún cuando, a través de ellos, también se satisfaga el interés del individuo. Advierte Ciuro Caldani (2007) que “la razonabilidad que la sociedad atribuya a la sucesión está muy vinculada a la que asigne a la propiedad”5. Más adelante mencionaremos los distintos proyectos y propuestas de morigeración de la legítima en el derecho argentino, que comienzan ya a principios del siglo veinte. Pero este relato se explica más cabalmente con sus fracasos, que indican que a la par se desarrolló un clima de ideas en sentido contrario. La institución de la legítima, pensaba Borda (1986, p. 319) -el autor de la reforma de 1968 al Código Civil argentino que atemperó su impronta liberal- “responde a un poderoso sentimiento de justicia. Forma parte de la lucha contra el privilegio en que están empeñadas las masas en el mundo entero”. 4. Nuevos paradigmas En esta segunda parte del trabajo analizaremos el cambio de paradigmas que obligan a repensar los fundamentos político-jurídicos del régimen de llamamiento sucesorio imperativo aún vigente. 4 En palabras de Joaquín Costa que recuerda Vallet de Goytisolo (1981, 1-39), "sólo el padre puede valorar la gran complejidad de circunstancias personales y patrimoniales que debe tener en cuenta para expresar numéricamente su deber 'mortis causa" con hijos. Podrán los padres equivocarse, pero el error es en ellos meramente posible y, en todo caso, no sucederá sino por excepción y accidentalmente; el legislador al contrario, no puede acertar nunca; el error es congénito y connatural a su regla". 5 “Los móviles que impulsan los repartos sucesorios suelen ser muy diversos, por ejemplo, desde la voluntad del causante de sobrevivir e influir en la vida de sus derechohabientes mortis causa hasta el deseo del legislador de organizar la riqueza y la sociedad ... cada cultura es una manera de dar razonabilidad a la sucesión”, (Ciuro Caldani 2007, p. 19). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… 4.1. El interés por la calidad de vida La posmodernidad instala un nuevo criterio de valoración conceptualizado como la “calidad de vida” (Ronchetti 2006). Una de sus notas características es que su evaluación se integra con componentes puramente subjetivos, en tanto se define como “las percepciones que el individuo tiene…”6. Otra de sus particularidades es que admite indicadores cuantitativos, además de los cualitativos. A la clásica finalidad de bien común hacia la cual debía ordenarse el derecho7, se la traduce contemporáneamente por una pretensión más concreta, atender la “mejor calidad de vida de la población”8. Así se reconoce la autonomía de la persona para decidir cuál es su bien. Ahora -se interroga Saggese (2009, p. 99)- “¿por qué planteamos la importancia de este derecho a un nivel de vida adecuado si el discurso jurídico y la jurisprudencia ya han avanzado bastante en otros derechos sociales como ser el derecho a la salud, los derechos de los trabajadores, etc.? … una de las razones fundamentales… radica por un lado en su carácter genérico totalizador, y por otro, en su verdadera potencia transformadora”. 4.2. La revisión de la capacidad y de la incapacidad (de obrar) Nos referimos, en este apartado, a la capacidad de obrar (o de hecho) entendida como la aptitud que el ordenamiento jurídico reconoce a la persona para realizar por sí un comportamiento jurídicamente relevante relacionado con la esfera de sus intereses. La regla general es que toda persona goza de la capacidad de obrar, salvo restricción expresa. No sin cierta exageración, aunque muy gráficamente, sostienen algunos autores que “el régimen jurídico de capacidad/incapacidad ha ‘estallado’ con las nuevas normas de derechos humanos” (Cárdenas, Cimadoro, Herscovici, Montes 2007, p. 1). En materia de capacidad y discernimiento “la ciencia jurídica se encuentra anquilosada en viejos cuerpos legislativos” (Llorens 2007, p. 1) (se refiere al Código Civil y a viejas tradiciones que vienen del derecho romano). Resulta de esta legislación que los “minusválidos” psíquicos, dependientes de un régimen de protección jurídica, en vez de gozar de normas que los beneficien, son sancionados por la ley al incluirlos dentro de regímenes pensados con criterios de épocas en donde se consideraba más importante el interés de sus eventuales herederos que la persona del necesitado. Nuestra legislación reciente, en cambio –sostiene Llorens (2007, p. 1)-, bien interpretada, nos conduce a reconocer que aquellas personas necesitadas de protección jurídica pueden otorgar innumerables actos jurídicos, en la medida en que tengan las aptitudes naturales de discernimiento necesarias para ese fin. 6 Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la calidad de vida es: "la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes. Se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno" 7 El bien común “indica cierta dirección a la justicia, la de tener en cuenta los intereses de todos … El gobernante debe, por ello, tener la facultad de la integración: debe ser capaz de integrar en su fantasía y su voluntad todos los bienes insignificantes de personas indeterminadas, muchas veces inclusive futuras” (Goldschmidt 1996, p. 385. La letra cursiva me pertenece). 8 Un ejemplo es el art. 43 de la Constitución de la provincia de Buenos Aires (1994) que propugna: “lograr un sostenido desarrollo económico y social que atienda a una mejor calidad de vida de la población”. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… Autores como Tobías (1998, p. 198) proponen que la validez de actos no patrimoniales ligados a la esfera íntima y afectiva del interdicto (art. 141 CC) se rijan por las reglas del discernimiento y no de la capacidad de obrar. Si el Estado debe asegurar al niño su derecho “de expresar su opinión… en función de la edad y madurez…” se colige sin lugar a dudas que los mayores que han sido declarados incapaces absolutos, a pesar de ello gozan también de ese derecho a expresar su opinión, que debe plasmarse en la necesidad de que los órganos judiciales presten debida atención a sus deseos y necesidades, así como también en que las decisiones que les incumben no sean tomadas a sus espaldas9. El Estado Argentino ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que reconoce entre sus principios rectores “el respeto de la dignidad inherente, al autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas”10. 4.3. La protección del débil jurídico Este punto también lo dedicamos a la capacidad, pero ahora en el sentido de capacidad jurídica o de derecho, sobre la que también se pueden advertir nuevos enfoques. A la capacidad de derecho tradicionalmente se la concibe en relación a la titularidad de derechos subjetivos, los cuales se asignan a partir del principio constitucional de igualdad formal11. “La afirmación –sin matices o precisiones- de una capacidad jurídica igualitaria en todo individuo, parece presentarse en contradicción lógica con las diferencias y su corolario, la existencia de los microsistemas normativos que regulan y reconocen intereses jurídicos específicos basados en esas diferencias” (Tobías 2007, p. 3). “En la sociedad moderna y compleja de hoy existen situaciones, circunstancias y aspectos de la vida que el jurista actual considera relevantes y cuya protección normativa solo es posible si se reconducen a una calidad o situación de la persona: el consumidor, el niño, el anciano, el enfermo, el penado, etc.” (Tobías 2007, p. 3). La interpretación actual en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del principio de igualdad ante la ley, permite las variantes de tratamiento jurídico basadas en las diferencias. “Lo que el principio impone –sostiene Tobías (2007)- es el standard de la razonabilidad en la formulación de las diferencias”. La diferencia entre el presente y el pasado es que el derecho se ocupa de los status débiles y se propicia para ello “un derecho desigual como instrumento de protección del sujeto débil y concreto”. 4.4. El Derecho de la Ancianidad La exigencia valorativa de protección de los ancianos “sólo puede resolverse con la construcción de un verdadero Derecho de la Ancianidad (Ciuro Caldani 1992, p. 39). Sólo puede concretarse, mediante la elaboración de un cuerpo normativo autónomo, con principios y reglas propias, perfectamente diferenciadas del resto de las ramas tradicionales, aunque vinculadas a ellas. Esto podría realizarse a través 9 “Proteger a través de la pérdida de la capacidad de actuar no es ciertamente una paradoja sino una técnica, que implica la existencia, en su origen, de un enfoque basado en la necesaria irrelevancia de la voluntad del sujeto” (Calo 2000, p. 73). 10 La “Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad” y su Protocolo Facultativo están en vigor desde el 3 de mayo de 2008. Su propósito es asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos por todas las personas con discapacidad. Mediante este Tratado los Estados se comprometen a garantizar a las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, el ejercicio del derecho a poseer y heredar bienes, controlar sus propios asuntos económicos y tener acceso en igualdad de condiciones a préstamos bancarios, hipotecas y otras modalidades de crédito financiero (artículo 12). 11 En la Constitución de la Nación Argentina consagrado en el art. 16. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… de un planteo jurídico sistematizado, que de cuentas de una realidad humana que ya es reconocida como específica y valiosa, en tanto frágil y compleja”, sostiene María Isolina Dabove (2002, p. 433). Desde esa perspectiva habremos de considerar las consecuencias de la restricción a la libertad de testar, ya no como padre o madre con obligaciones paternales, sino como un sujeto débil que ni siquiera puede disponer de su (comúnmente magro) patrimonio, en el ocaso de su vida. 4.4.1. Dimensión sociológica Como explica Dabove (2002, p. 102) “El anciano es un ser especialmente frágil porque padece importantes limitaciones funcionales en casi todos los órganos y aparatos de su cuerpo. Es frágil porque sus mecanismos de compensación suelen debilitarse, al punto de verse cada vez más expuesto a enfermedades crónicas, o a incapacidades físicas, psíquicas y sociales. Y también es frágil, porque para sobrevivir sólo puede contar con su pasado, con su experiencia, y con el grado de cariño, comprensión y solidaridad que pudo haber cosechado desde entonces”. Conspira también para que el anciano no tenga un lugar más valorado en la sociedad la cultura del “new age”, con la literatura, la psicología y sus demás manifestaciones posmodernas, que postulan la “ley de la atracción” (lo semejante atrae a lo semejante) que en alguna de sus aplicaciones prescribe que hay que estar con la gente que está bien, no con aquella que tiene angustias, preocupaciones, enfermedades y otros padecimientos. Luego el anciano se queda con su soledad (el 27,9% de los mayores de 75 años viven solos, y un 23,8% de ellos viven con su pareja solamente, según datos del último censo nacional (2000-2001). A veces, resignado, acepta su confinamiento en un geriátrico (que en Argentina, en muchos casos, son indignos para cualquier persona) o no lo acepta pero se le impone, como indica una encuesta realizada en el barrio de La Boca en la ciudad de Buenos Aires a principios de esta década, que da cuenta de que el 20% de los internados, que tienen capacidades cognitivas, dicen estar allí contra su voluntad. Paradojalmente, se trata de propietarios de una vivienda, que se alquila, se ocupa por hijos o familiares más jóvenes, se dona o se vende (y no por decisión espontánea del anciano). En la ciudad de Azul (provincia de Buenos Aires), por ejemplo, el 85,5% de los mayores de 65 años son propietarios de una vivienda. El acceso a la compra de una casa es sumamente dificultoso para gran parte de los jóvenes de esta ciudad (y en esto podemos decir que la situación es generalizable a todo el país). Consecuentemente, el anciano tiene algo muy preciado, cuando es propietario. Pero estos bienes no son capacidades si no los pueden disponer. Amartya Sen (Hernández 2006, p. 121) destaca que la mejor forma de dar cuenta del bienestar de las personas no es deteniéndose en los bienes primarios (rawlsianos) que poseen, se requiere ir más allá, para concentrarse en las realizaciones y las capacidades realmente alcanzadas por las personas. 4.4.2. Dimensión normológica Las restricciones a las capacidades a que nos referimos en el párrafo anterior, son la escasa posibilidad que tiene el anciano de mejorar (por donación o testamento) a quien efectivamente lo ayuda y acompaña en su etapa más difícil y, además, el estricto requisito del Código Civil que requiere la “perfecta razón” del testador (art. 3615 del Cód. Civil). Es que el derecho civil se orienta en este sentido a proteger la validez del testamento, valorando al discernimiento como elemento esencial. 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… Los límites a la autonomía de la voluntad provienen entonces de un “orden público de dirección” (en tanto establece la legítima con fundamentos de solidaridad familiar o de orden económico), de un “orden público de garantía procedimental al consentimiento pleno” (con la elevada exigencia de discernimiento protegiendo la formación del contrato) y de un “orden público de coordinación” (vigilando la seguridad jurídica), pero no consideran el “orden público de protección de la parte débil”12, justamente relegando a quien debe ser el beneficiario principal en un régimen de justicia humanista. En tanto el Derecho Civil no atiende prioritariamente la situación del anciano, como débil jurídico, es preciso que desde esta nueva rama del Derecho se establezcan imperativamente las soluciones normativas. Los derechos de la ancianidad han sido consagrados, en principio, como normas jurídicas imperativas, explica María Isolina Dabove (2002, p. 329), ubicándolos como derechos sociales que “despliegan su imperatividad en dos planos jurídicos perfectamente diferenciados. Por un lado nacen con el propósito de imponer ciertos comportamientos a las instituciones públicas. Y, por otro, contribuyen a delimitar el piso normativo mínimo del ordenamiento a través de sus fines y metas. Piso normativo que sirve también para indicar el contenido de lo que puede entenderse como orden público interno”13. En este caso, se trata de ampliar la autonomía de la voluntad, contra disposiciones de orden público que perjudican a la persona de avanzada edad. Dice María Josefa Mendez Costa (1983, p. 312) que “la consideración del anciano como sujeto cuyos derechos revisten características singulares, es una novedad de la legislación del presente siglo, novedad que se insinúa en las normas que regulan las relaciones de los particulares entre sí, esto es, del Derecho Civil”. Esto no se ha insinuado todavía con la legítima, habiendo transcurrido casi tres décadas desde estas reflexiones de la prestigiosa civilista santafesina. A través de la perspectiva del Derecho de la Ancianidad14 se advierten mejor las urgencias vitales. 4.4.3. Dimensión axiológica Toda axiología ubica al amor15 como uno de los valores superiores, en tanto no está motivado por ningún interés. Es el amor que se espera en las relaciones paterno/materno-filiales. ¿Esto excede el plano jurídico? No podríamos excluirlo tan ligeramente, salvo que pudiéramos explicar de otra manera por qué el Derecho no reconoce una indemnización al padre que crió a sus hijos a su propio cargo. Siguiendo el recorrido de las clases de justicia que propone Ciuro Caldani (1984), en este ámbito se aplica la justicia espontánea, la del dar sin esperar recibir o sin sentirse obligado por haber recibido algún beneficio, a diferencia de la justicia conmutativa que tiene como móvil una contraprestación. No dudamos que el buen hijo va a seguir siéndolo, tenga o no recompensa. Por otra parte, admitiríamos que si el hijo desaprensivo se acerca al padre sólo por interés, no estamos protegiendo la dignidad del anciano16. 12 Tomamos esta clasificación del orden público de Lorenzetti (2004, p. 94). Un análisis profundo del tema puede verse en Ciuro Caldani (1996, p. 41). 14 “Es importante dejar sentado que reconocer la exigencia valorativa de que el anciano reciba particular resguardo en cuanto es débil, no quiere decir que la existencia de una rama jurídica en tal sentido requiera abandonar, por ejemplo, el Derecho de Familia o el Derecho de la Previsión Social. Muy por el contrario: significa mostrar que las soluciones de éstos deben ser perfeccionadas a la luz de la perspectiva profunda e integral de la consideración específica de la situación de la persona mayor” (Novelli 2006, p. 33). 15 “Aunque a nuestro parecer la jerarquía de los valores es contruída, consideramos que en la sucesión han de coadyuvar, por integración en el mismo nivel, los valores justicia, utilidad y amor. Una sucesión ha de ser justa y útil y ha de abrir cauces al amor” (Ciuro Caldani 2007, p. 30). 16 No lo concibe de esta manera la perspectiva del Análisis Económico del Derecho que presenta Gary Becker (1987, cap. 8). Por ejemplo al aplicar el Teorema del Niño Malvado (cada beneficiario, 13 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… El Derecho –concebido como objeto tridimensional- valora tanto las conductas como las normas. Respecto del comportamiento virtuoso, W. Goldschmdit (1996) distingue entre la virtud moral (pago los impuestos porque lo considero justo) y la virtud intelectual (pago los impuestos porque me aplicarán una sanción si no lo hago). La virtud intelectual es valorada como justa, aún cuando estuviere motivada por el autointerés. Con relación a las soluciones normativas, será más justa aquella que priorice, promueva y premie a la conducta virtuosa, aunque no pueda ir más allá de la virtud intelectual. ¿Quién está mejor habilitado para determinar cuál es el “buen hijo” y cuánto merece? De cierto modo, podría decirse –con Ciuro Caldani (2007, p. 20)- “que el testador toma decisiones bajo ‘incertidumbre’. También que testador y herederos ‘juegan’ un juego relativamente ‘cooperativo’”. En cualquier caso, bastará con darle esa capacidad al testador de edad avanzada, y él decidirá si la quiere usar17 (si no fuera así, supletoriamente funciona el régimen legal para sucesiones intestadas). Intentaremos aplicar, en la última parte de este trabajo, los recientes desarrollos de la noción de “calidad de vida”18 para enriquecer la dimensión axiológica del Derecho de la Ancianidad, especialmente a partir de los aportes de Amartya Sen y de Martha Nussbaum. 5. Alternativas: proyectos de reforma y derecho comparado Si bien ya hicimos una aproximación histórica al instituto de la legítima y su origen en el derecho romano, nos interesa particularmente destacar las diferentes derivaciones de esa misma fuente. 5.1. Proyectos de reforma En todos los proyectos de reforma integral del Código Civil argentino se incrementaba la porción disponible del testador. El Anteproyecto de Bibiloni (arts. 3163 y 3164), y el Proyecto de 1936 (art. 2010), limitó la porción legítima a dos tercios del haber hereditario. El Anteproyecto de 1954 (art. 692), seguía el modelo francés, discriminando cuotas variables de legítima según el número de descendientes: la porción disponible por el causante era de la mitad en caso de dejar uno, de un tercio cuando dejaba dos o tres, y de un cuarto en caso de un número mayor de descendientes. independientemente de que sea egoísta, maximiza la renta familiar de su benefactor y por consiguiente internaliza todos los efectos de las acciones de este último sobre otros beneficiarios) para “explicar por qué un padre pospone determinadas contribuciones hasta los últimos años de su vida: desea proporcionar a sus hijos un incentivo a largo plazo para que tengan en cuenta los intereses de la familia en su totalidad. De hecho, puede retener algunas contribuciones hasta después de su muerte para así tener la última palabra. Por lo general no retrasaría todas sus contribuciones hasta el final, debido a que debe crearse una buena imagen ante sus hijos” (Becker 1987, p. 245). 17 “El núcleo del enfoque de la capacidad no es entonces sólo lo que la persona termina por hacer, sino también lo que ella es de hecho capaz de hacer, elija o no aprovechar esa capacidad” (Sen 2010, p. 265). 18 “Dado que la persona es una unidad dialéctica de libertad y coexistencialidad, justo es aquello que le brinda un espacio de libertad para hacerse más persona, luego, garantizar el mejoramiento de la calidad de vida es justo, porque permite ‘crear un ambiente propicio para que los seres humanos disfruten de una vida prolongada, saludable y creativa’, como afirma el Programa de Naciones Unidadas para el Desarrollo” (Nicolau 2007, p. 156). 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… El Proyecto de 1998 establecía una legítima de dos tercios habiendo descendientes, quedando una porción disponible al testador de un tercio; y también reducía la legítima de los ascendientes de dos tercios a un medio. Hubo varios proyectos legislativos específicos para reformar la legítima, todos proponían eliminarla o reducirla. Propiciaban suprimir la legítima los proyectos del diputado Carlés (de 1912), del diputado Olazo (de 1922), de los diputados Bergalli y otros (de 1928), y disminuirla, los del diputado Rolón (de 1915) y del diputado Quirós (de 1922). Actualmente hay un proyecto de ley del diputado nacional Alejandro Rossi, presentado el 30 de septiembre de 2009, que propone reducir la legítima de los descendientes a dos quintos de los bienes del testador y la de los ascendientes a un tercio19. Los fundamentos del proyecto estriban en que el modelo de familia en el que se basó Vélez ha cambiado (nuevos tipos de familia, con parejas que no quieren tener hijos, con madres solteras, parejas informales, etc.); que la elevada restricción contradice el derecho de propiedad y el principio de libertad; que los ciudadanos transgreden la ley de diferentes modos para evitar las limitaciones a su voluntad; que disminuir la legítima sería un estímulo a la generación de riqueza; y que los jóvenes buscan independizarse a temprana edad alejando el concepto de pater familiae. 5.2. Derecho comparado Los regímenes legales que admiten la libertad de testar siguen la tradición del derecho anglosajón, pero en tales sistemas simultáneamente se acuerda a determinados parientes y al cónyuge, el derecho a obtener alimentos aunque no lo hubiera estipulado así el testador. Es así en Inglaterra, por ejemplo, y entre los países latinoamericanos el sistema de México, de Honduras, de El Salvador; Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Guatemala. El Código Civil francés establece una legítima creciente según la cantidad de descendientes, y en el caso más gravoso llega a tres cuartas partes de la sucesión; y un sistema similar –variable según el número de herederos- prevé el Código italiano y el portugués. Otros códigos, como el argentino, fijan una porción legítima e invariable, sea cual fuera la cantidad de herederos, como el Código Civil alemán y el suizo. La otra alternativa es la de los regímenes como el del Código Civil español que sigue la tradición del derecho castellano, llamado también sistema de mejora. El testador puede disponer libremente de un tercio, no dispone de un tercio (que se reparte entre los descendientes) y tiene capacidad de disponer acotada, con el otro tercio de su patrimonio, pudiendo solamente asignarlo a favor de alguno/s de sus descendientes (es lo que se denomina “legítima larga”)20. Entre los códigos civiles latinoamericanos, adoptan este sistema español el de Chile, el colombiano y el peruano (1984). 19 Transcribo el proyecto en lo pertinente: “Artículo 1º: Sustitúyanse los Arts. 3593 y 3594 del Capitulo VIII, Titulo X del Código Civil de la Republica Argentina, los que quedarán redactados de la siguiente manera: "Artículo 3593: La porción legítima de los hijos es de dos quintos de todos los bienes existentes a la muerte del testador y de los que éste hubiera donado, observándose en su distribución lo dispuesto en el artículo 3570. Artículo 3594: La legítima de los ascendentes es de un tercio de los bienes de la sucesión y los donados, observándose en su distribución lo dispuesto por el artículo 3571”. 20 Es particularmente interesante la regulación del derecho aragonés, porque contempla una legítima colectiva, sólo para los descendientes, y con la libertad de distribución entre los hijos (pudiendo desheredar a cualquiera de ellos o mejorar a uno solo). El cónyuge (que no goza de legítima, como tampoco los ascendientes) tiene derecho de usufructo, y los descendientes preteridos tienen derecho alimentario sobre los herederos en proporción a los bienes recibidos por éstos. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… El Código Civil boliviano de 1975 en su art. 1059 otorga una porción disponible de la quinta parte, lo que lo coloca junto con el argentino, entre las regulaciones más severas en esta materia. Nuestro régimen de legítima tampoco discrimina entre los hijos, según sean menores (como lo hacen los sistemas que establecen obligaciones alimentarias hacia ellos) o discapacitados (como lo hace el código civil español21). 6. Más libertad de los ancianos es más justicia En este último punto se proponen fundamentos para analizar la modificación del régimen de legítima, circunscribiéndolos a determinadas situaciones de personas de edad avanzada, a la luz de las exigencias de justicia del Derecho de la Ancianidad, desde algunos de los enfoques axiológicos actuales. 6.1. ¿Por qué más libertad? Werner Goldschmidt (1996, p. 399) concibe al principio supremo de justicia como “la esfera de libertad necesaria para desarrollar la personalidad”. La legítima es una limitación a la autonomía de la voluntad fundada en razones de orden público (esto lo desarrollamos en el punto 2.4.2). Ciuro Caldani (2007, p. 25) presume que la legítima obedece al temor al abuso del derecho por parte del testador. Sin embargo, esta limitación a la libertad de disposición es una solución que generaliza, fracciona, relegando circunstancias particulares que sólo el testador podría apreciar. Dice Ciuro Caldani (2007, p. 33) que “la sucesión testamentaria es más ‘concreta’, la ab intestato y la imposición de la legítima son más ‘abstractas’”. Toda solución legal supone una conjetura y ante el riesgo de que una mayor libertad del testador derive en arbitrariedad y afecte la igualdad entre sus herederos, se culmina restringiendo la capacidad de aquel. “Conviene tener en claro en beneficio de quién o quiénes se impone la legítima, si se trata de una intervención paternalista o de una mediatización del causante”, advierte Ciuro Caldani (2007, p. 36). En definitiva, la cuestión se traslada al conflicto persistente entre libertad e igualdad. Rawls (1997, p. 68-69) no ubicaría a esta libertad del testador (abarcada en la de poseer ciertos tipos de propiedad y en la libertad contractual) entre las libertades básicas que tienen prioridad sobre el segundo principio. Pero sí se admitiría introducir una desigual distribución de “libertad y oportunidad, ingreso y riqueza” si esto redunda en una ventaja para todos. La ventaja para todos no está –evidentemente- en ser desfavorecido por el testador en la distribución de sus bienes, sino en que también se le brindará la misma oportunidad al heredero cuando la vida lo coloque en la situación de aquel. 6.2. Libertad como capacidad En un trabajo anterior nos interrogábamos acerca de si la calidad de vida es una condición para el desarrollo de esa personalidad o es el mismo desarrollo (Ronchetti 2007). 21 Dice el artículo 808 del Código Civil español: “Constituyen la legítima de los hijos y descendientes las dos terceras partes del haber hereditario del padre y de la madre. Sin embargo, podrán éstos disponer de una parte de las dos que forman la legítima, para aplicarla como mejora a sus hijos o descendientes. Cuando alguno de los hijos o descendientes haya sido judicialmente incapacitado, el testador podrá establecer una sustitución fideicomisaria sobre el tercio de legítima estricta, siendo fiduciarios los hijos o descendientes judicialmente incapacitados y fideicomisarios los coherederos forzosos. La tercera parte restante será de libre disposición”. 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… Entendemos que el Derecho que pretende la justicia se orienta a promover “la esfera de libertad” -en términos de Goldschmidt (1996, p. 399)- para que cada persona pueda desarrollar sus propios planes de vida (Nino 2007, p. 204) y esa esfera de libertad está integrada por las capacidades que hacen a la calidad de vida. Para Amartya Sen la libertad debe ser vista como “la capacidad de las personas para adquirir los funcionamientos que consideran más valiosos” y el bien humano como “la expansión de estas realizaciones y capacidades” (Hernandez 2006, p. 121). Precisa este autor que “el núcleo del enfoque de la capacidad no es entonces sólo lo que la persona realmente termina por hacer, sino también lo que ella es de hecho capaz de hacer, elija o no aprovechar esa oportunidad (Sen 2010, p. 265)22. Sen intenta corregir los desarrollos rawlsianos de los bienes primarios. Estos son concebidos como “las cosas que se supone que un hombre racional (más) quiere tener ... Teniendo más de estas cosas, se les puede asegurar a los individuos en general que tendrán mayor éxito en la realización de sus intenciones y en la promoción de sus fines, cualquiera que estos fines puedan ser”, según Rawls (1997). A lo que agrega: “La idea principal es que el bien de una persona está determinado por lo que para ella es el plan de vida más racional a largo plazo, en circunstancias razonablemente favorables. Un hombre es feliz en la medida en que logra, más o menos, llevar a cabo este plan” (Rawls 1997, p. 95-96). En cambio, Sen (2010, p. 263) entiende que “en el enfoque de la capacidad la ventaja individual se juzga según la capacidad de una persona para hacer cosas que tenga razón para valorar. Desde el punto de vista de la oportunidad, la ventaja de una persona se juzga menor que la de otra si tiene menos capacidad –menos oportunidad real- de lograr esas cosas...”. Se afirma la diferencia cuando destaca que “el enfoque propone un cambio de énfasis que pase de la concentración en los medios de vida a la concentración en las oportunidades reales de vivir” (Sen 2010, p. 263-264). 6.3. Capacidades y calidad de vida Hicimos mención al comienzo de este artículo, que hay distintos indicadores cuantitativos y cualitativos para mensurar la calidad de vida. El Indice de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo evalúa las capacidades básicas humanas en tres aspectos fundamentales: una vida larga y saludable, buenos conocimientos y un nivel de vida decoroso. Martha Nussbaum (2007) elabora una lista propia de capacidades humanas básicas23, de las cuales varias de ellas –a nuestro entender- están en riesgo si el anciano no tiene una mayor libertad de disposición sobre su patrimonio. Entre estas capacidades ubica a las “emociones”, que consisten en “poder mantener relaciones afectivas con personas y objetos distintos de nosotros mismos, poder amar a aquellos que nos aman y se preocupan por nosotros, y dolernos por su ausencia (…) Que nuestro desarrollo emocional no quede bloqueado por el miedo y la ansiedad”. 22 Este aspecto lo abordamos previamente en el apartado 2.4.3. Novelli (2006, p. 34-35) propone otra lista, en este caso de derechos subjetivos, siguiendo “el desarrollo efectuado por la Dra. Gonem de Gandolfo, a partir de la clasificación que de los derechos personales … realiza Fernandez Sabaté, quien distingue cinco tipos de derechos: a) a la existencia; b) a la consistencia; c) a la subsistencia; d) a la acrecencia; e) a la asistencia (Fernández Sabaté Edgardo, Filosofía del Derecho, 1984, Buenos Aires, Depalma, p. 347 y ss.)”. 23 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… La misma pertinencia alcanza la descripción de la capacidad “afiliación”, que se ha de conseguir cuando “…se den las bases del autorrespeto y la no humillación, (al) ser tratado como un ser dotado de dignidad e igual valor que los demás24”. Finalmente es adecuado como indicador cualitativo de la calidad de vida del anciano la capacidad “Control sobre el propio entorno… material”, que la autora define de esta manera: “poder disponer de propiedades (sean mobiliarios o inmobiliarios), y ostentar los derechos de propiedad en un plano de igualdad con los demás”. La vida desprovista de alguna de estas capacidades, dice Nussbaum (2007, p. 83), “no sería una vida acorde con la dignidad humana”. 6.4. Conclusión Proponemos una modificación al régimen de legítima del derecho sucesorio argentino, en orden a la mayor autonomía de la voluntad de las personas ancianas, entendiendo que una más amplia facultad de disposición de sus bienes favorece sus capacidades para el mejoramiento de su calidad de vida. Del repaso de las diferentes alternativas (en los proyectos de reforma o en el derecho comparado) no encontramos ninguna que formule distinciones en relación al testador, sino que lo hacen en relación a los herederos. Cuando se trata de herederos menores o incapaces, al sujeto débil anciano que merece protección, se lo debe contrapesar con aquellos, que también son recipiendarios de un trato favorable. Creemos que se justifica atender a las distintas situaciones. − La situación del adulto mayor, de edad avanzada o con alguna minusvalía, sin descendientes menores o incapaces, es claramente la más sencilla. Se debería ampliar la facultad de disposición sobre sus bienes, porque no hay fundamentos del sistema (como vimos en la primera parte) que resulten afectados en la realidad actual. − Si en la misma situación, el adulto mayor tiene hijos o nietos huérfanos, que sean menores o discapacitados, se debiera prever una mayor restricción a la legítima, en la cuantía y/o mediante un derecho a alimentos de aquellos. − Respecto del testador que no está en la situación frágil del anciano que requiere la protección del régimen, la decisión de mantener la legítima o no, o su cuantificación, deberá tomarse teniendo en cuenta otros argumentos, no ya los que se ofrecen en esta ponencia. Asimismo también proponemos que se revise la regulación de la incapacidad de obrar, morigerando la exigencia de la “perfecta razón” para testar, para medirla con los mismos parámetros que los que se toman en cuenta para cualquier contrato. Especialmente ponderando que si se acentúa el orden público de garantía procedimental al consentimiento pleno se afecta al orden público de protección a la parte más débil. Bibliografía Alterini, Atilio Aníbal; López Cabana, Roberto M., 1983. La porción legítima a favor de los hijos. Su excesiva extensión. Buenos Aires: La Ley 1983-D,1064. Azpiri, Jorge O., 2001. Límites a la autonomía de la voluntad en el derecho sucesorio, Buenos Aires: J.A. 2001-IV-909. 24 Bien dice Llorens (2007) “La libertad, junto con su potencial ejercicio, configuran la esencia de la dignidad del hombre. Por lo tanto, se impone no restringir injustificadamente a las personas con alguna minusvalía psíquica la libertad para otorgar negocios jurídicos, si ellas gozan del discernimiento necesario para ese acto. Esta decisión importa respetar a esas personas y mejorar su calidad de vida”. 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Alfredo Fernando Ronchetti Calidad de vida en la ancianidad… Becker, Gary, 1987. Tratado sobre la familia. Madrid: Alianza. Borda, Guillermo, 1986. Manual de sucesiones. 9ª ed. Buenos Aires: Perrot. Calo, Emanuele, 2000. Bioética, nuevos derechos y autonomía de la voluntad, Buenos Aires: Ediciones La Rocca. Cárdenas, Eduardo Jose; Cimadoro, Mirta; Herscovici, Pedro y Montes, Irene Beatriz, 2007. La escucha del niño en el proceso judicial de Familia. Revista La Ley, 26 de marzo. Ciuro Caldani, Miguel Angel, 2007. Aportes integrativistas al Derecho de Sucesiones (La sucesión como hora de la verdad de la persona física). Investigación y Docencia, 40. Ciuro Caldani, Miguel Angel, 1996. Filosofía del orden público en la postmodernidad. Boletín del Centro de Investigaciones en Filosofía Jurídica y Filosofía Social, 21. 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Derecho de las sucesiones. 4ª ed. Buenos Aires: Astrea, T. 2. 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) – Ancianidad, derechos humanos y calidad de vida ISSN: 2079-5971 El derecho a la educación superior frente a la ancianidad y la discapacidad en Argentina ∗ (The right to university education faced with old age and disability in Argentina) SEBASTIÁN ARIEL ROSITTO ∗ …dos pequeños hermanos...estaban perdidos. Avanzaron hasta la luz que provenía de una cueva. -Hola –dijo una anciana-.¿A qué debo su visita? Los niños… le rogaron que los albergara por esa noche. La anciana aceptó y les ofreció papas y carne asada, pero les sirvió piedras y pulpa de sapo. Ubicó al niño en un rincón para dormir y ella permaneció junto a la niña… Al día siguiente, el niño buscó, sin éxito, a su hermana. La vieja le contó que había ido hasta el pozo para traer agua. Le alcanzó una calabaza y le pidió que también fuera allí. Al llegar, encontró…a un pequeño sapo, que le dijo: -Eso no es una calabaza, es su cabeza. Es la calavera de tu hermana donde llevas el agua. La vieja se la comió durante la noche. Croac, croac, croac. La anciana es bruja, diablo y duende; no regreses a su cueva... (Parodi 2005, p. 64 y 65) Abstract Through history, mankind has decided who has the hegemony to recognise the right to life, health, work, education, etc. Those who aren’t part of the dominant group are consigned as a part of minority or vulnerable groups. Among them, we find old people and people with disability which, even though they are not the same, they have similar problems: the difficulty to access to health, work, education; and the discrimination through social attitudes and the material obstacles of the environment. Education is one of the most important challenges of our time and we are going to talk about it in this work. From the etymological and philosophical point of view, we can see the education allow us to develop ourselves both as a person and subject. Today there is a tendency to consider the education of the man as something that must never stop, only changing according to the different stages of life. ∗ Este trabajo está dedicado a mi abuela Lucía y en memoria de mis tres abuelos: Adolfo, Sebastiana y Benito ∗ Becario Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina (CONICET). Becario Doctoral en la Universidad de Deusto, España (Erasmus Mundus- ARBOPEUE- Lote 18). Coordinador del Área: “Discapacidad y Derechos Humanos”, del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad, Facultad de Derecho, de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Docente Adscripto de las materias: Introducción al Derecho; Derecho Civil I (parte general), Derecho de la Ancianidad y Políticas Públicas y Desarrollo Local, Facultad de Derecho, de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Representante de la Comisión Universitaria de Discapacidad de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina 2009-2011. Asesor Permanente de la Comisión Universitaria de Discapacidad de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Vocal del Consejo Municipal de la Discapacidad de la ciudad de Rosario 2008-2010. Secretario de la Comisión sobre Derecho de la 1 Discapacidad del Colegio de Abogados de Rosario. Correo electrónico: [email protected]. Oñati International Institute for the Sociology of Law Antigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oñati - Gipuzkoa – Spain Tel. (+34) 943 783064 / Fax (+34) 943 783147 E: [email protected] W: http://opo.iisj.net Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… From the law, we can see that without a material and normative approach specifically connected with vulnerable people education, it is very difficult to guarantee the process to personalize the subject through the education. In Argentina, elder people and those with a disabling condition are more often excluded from university education making them difficult to progress in life and drastically reducing their quality of life. The causes of this phenomenon of educative exclusion is due to physical, communication, technological, psychological, social and cultural barriers, which are in the collective unconscious and that even the law hasn’t been able to remove, making impossible to carry out the right of university education in order to do justice. In this work we are going to study the reasons that held the dissociation there is in the social reality of the vulnerable people who want to have the right to university education and the regulations in Argentina. Key words Elderly people; Disability; The Right to Education Resumen La humanidad a lo largo de su historia ha decidido quiénes tienen la hegemonía para reconocer el derecho a la vida, a la salud, al trabajo, a la educación, etc. Los que no integran el grupo dominante, quedan relegados a formar parte de las minorías o grupos vulnerables. Entre ellos, encontramos a los ancianos y las personas con discapacidad, que más allá de no ser idénticos, presentan problemáticas similares: la falta de acceso a la salud, al trabajo, a la educación y la discriminación, a través de actitudes sociales y de los obstáculos materiales del entorno. La educación es uno de los desafíos más importantes de este tiempo y de ello nos ocuparemos en este trabajo. Tanto desde el punto de vista etimológico como filosófico se advierte que la educación nos permite desenvolvernos como persona y nos constituye como sujetos. Hoy incluso se tiende a considerar que la educación del hombre debe, no cesar nunca, transformándose solamente de acuerdo con las diversas edades, capacidades, intereses, etc. Desde el Derecho se observa que sin condiciones materiales y normativas específicamente referidas a la educación de las personas vulnerables resulta difícil garantizar el proceso de personalización que ella genera con su práctica. En Argentina las personas de edad y aquellas que están en situación de discapacidad son las más excluidas de la educación en el nivel universitario, afectando ello su afán de progreso y disminuyendo su calidad de vida de manera radical. La causal de este fenómeno de exclusión educativa es la existencia de barreras: físicas, en la comunicación, tecnológicas y psico-socio-culturales, tan arraigadas en el inconsciente colectivo, que ni siquiera la ley en ciertas ocasiones ha podido eliminar, impidiendo así, el ejercicio del derecho a la educación superior a los fines del cumplimiento del valor justicia. En este trabajo abordaremos el estudio de las razones que sostienen la disociación que hoy existe entre la realidad social de las personas vulnerables que pretenden ejercer su derecho a la educación superior y las normativas vigentes en Argentina en la materia. Palabras clave Ancianidad; Discapacidad; Derecho de la Educación 2 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… Índice 1. Nociones etimológica, filosófica y legal de Educación Superior, Ancianidad y Discapacidad. .............................................................................................. 4 1.1. Noción etimológica de Educación Superior ............................................ 4 1.2. Noción filosófica de Educación Superior ................................................ 4 1.3. Noción legal de Educación Superior...................................................... 6 1.4. Noción etimológica de Ancianidad ........................................................ 7 1.5. Noción filosófica de la Ancianidad ........................................................ 7 1.5.1. Edad Antigua .............................................................................. 7 1.5.2. Edad Media................................................................................. 7 1.5.3. Edad Moderna............................................................................. 7 1.5.4. Edad Contemporánea................................................................... 8 1.6. Noción legal de Ancianidad ................................................................. 8 1.7. Noción etimológica de Discapacidad ..................................................... 9 1.8. Noción filosófica de Discapacidad......................................................... 9 1.8.1. Modelo de prescindencia............................................................... 9 1.8.2. Modelo rehabilitador .................................................................... 9 1.8.3. Modelo social ............................................................................ 10 1.9. Noción legal de Discapacidad ............................................................ 10 2. La educación superior de los ancianos y las personas con discapacidad en el sistema jurídico.......................................................................................... 13 2.1. La educación superior de los ancianos y las personas con discapacidad en el sistema jurídico argentino....................................................................... 13 2.2. El caso especial de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo. ................................................... 18 3. Los problemas del ejercicio del derecho a la educación superior argentina frente a la ancianidad y la discapacidad: la Universidad Nacional de Rosario y su Facultad de Derecho................................................................................................ 19 3.1. La Universidad Nacional de Rosario.................................................... 20 3.1.1. Medidas de acción positiva.......................................................... 21 3.2. La Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. .............. 22 3.2.1. Barreras para el acceso a la educación en la Facultad de derecho-UNR ............................................................................................................. 23 3.2.2. Reacciones de los claustros frente a la ancianidad y la discapacidad.. 26 4. Conclusión ............................................................................................. 28 5. Bibliografía ............................................................................................ 29 6. Normas ................................................................................................. 31 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 3 Sebastián Ariel Rositto 1. Nociones etimológica, Ancianidad y Discapacidad. El derecho a la educación superior… filosófica y legal de Educación Superior, En este apartado, intentaremos fijar con claridad, exactitud y precisión la significación de las expresiones, “educación superior”, “ancianidad” y “discapacidad”, atendiendo a sus orígenes, tendencias ideológicas y plasmación en el sistema jurídico vigente de nuestro país. Como veremos, todas ellas revelan posiciones iusfilosóficas y políticas en pugna, promovidas para instalar un modelo de conceptualización y acción social, que dista mucho de ser neutra. 1.1. Noción etimológica de Educación Superior Si partimos de la Lengua española, observamos que, Educación Superior, está compuesta por dos palabras, educación y superior. Según la Real Academia Española, “Educación: (Del lat. educatĭo, -ōnis) Acción y efecto de educar…Educar:(Del lat. Educāre) dirigir, encaminar, doctrinar” (Diccionario RAE 2009). Al indagar más aún en la raíz de la palabra educar vemos que está, “emparentado con ducere “conducir” y educere “sacar afuera” (Diccionario crítico etimológico de la lengua española 1954, p. 216). Pasemos a la segunda parte de esta expresión, superior, para la Real Academia Española “Superior: (Del lat. Superĭor)…una cosa: Que está más alta y en lugar preeminente respecto de otra...enseñanza superior” (Diccionario RAE 2009). A su vez la enseñanza superior es la que”comprende los estudios especiales que requiere cada profesión o carrera; p. ej., derecho, medicina, etc” (Diccionario RAE 2009). 1.2. Noción filosófica de Educación Superior La segunda acepción de la palabra educar –educere “sacar afuera”-, nos señala que el educando, en este caso estudiante universitario se constituye en uno de los actores principales de esta relación. Relación que, como tal, es dinámica y permite que el docente o educador ayude a “sacar afuera” las potencialidades del estudiante, tal como lo hacía Sócrates, al “ayudarles en su parto intelectual” (Abbagnano 1982, p. 59), a sus interlocutores, a través de la Mayéutica. Esta manera de comprender la educación es, sin dudas, lo contrario al pensamiento que entiende esta actividad como sinónimo de colmar de conocimientos a alguien que no los tenía; o de dar la luz del conocimiento a quien no la poseía (alumno: a=sin, lumen=luz). Según la tradición griega, esta era la visión de “los sofistas que hacían profesión de sabiduría y pretendían enseñarla a los demás” (Abbagnano 1982, p. 58), cuya tarea era “llenar” con los contenidos de su narración. Como también lo refiere Freire al hablar de una concepción “bancaria” de la educación: Contenidos que sólo son retazos de la realidad, desvinculados de la totalidad en que se engendran y en cuyo contexto adquieren sentido. En estas disertaciones, la palabra se vacía de la dimensión concreta que debería poseer y se transforma en una palabra hueca, en verbalismo alienado y alienante. De ahí que sea más sonido que significado y, como tal, sería mejor no decirla (Freire 2010, p. 51). 4 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… Para Freire (2010, p. 51), una de las características de esta educación disertadora es la “sonoridad” de la palabra y no, su fuerza transformadora. El educando fija, memoriza, repite sin percibir realmente el significado de lo que ha escuchado. Ciuro, respecto de la educación como práctica liberadora, nos dice: En lugar de arengar con energía, Sócrates prefirió adoptar el diálogo directo, la pregunta incansable, para alcanzar con su interlocutor la verdad a través de la ironía y de la mayéutica. Mediante la ironía descubría la ignorancia de su interlocutor y a través de la mayéutica desarrollaba la investigación en común (Ciuro Caldani 1991, p. 64). Sustituir el diálogo por el monólogo, por la esloganización, por la verticalidad, por los comunicados, es pretender la “domesticación”; es transformarlos en masa maniobrable (Freire 2010). El diálogo, como sabemos, es una actividad que involucra a los individuos y muestra que la educación no es algo externo a la persona1 . Así pues, desde esta perspectiva dialógica, es posible sostener que la Educación es una actividad que colabora de manera directa con el desarrollo del principio orientador de justicia, conforme lo plantea la Teoría Trialista del Mundo Jurídico de Werner Goldschmidt. Recordemos que para esta perspectiva, la justicia como criterio orientador del Derecho “consiste en asegurar a cada individuo una esfera de libertad dentro de la cual sea capaz de desarrollar su personalidad, de convertirse en persona, o, como a veces se suele decir, de personalizarse” (Goldschmidt 1986, p. 417). Dentro de este marco, entonces, puede señalarse que la educación es un fenómeno jurídico complejo. De un lado, es una tarea, una actividad social, sostenida principalmente por la relación docente-estudiante. De otro, es un fenómeno formalizado, ya que es referenciado en normativas específicas. Mas por último, es también un proceso valorativo, dado que tiene por meta brindarle al estudiante las herramientas teóricas y prácticas que le permitan construir su esfera de libertad, personalizante. Quizás sea esta misma complejidad la que nos permita ver a la educación como un parto doloroso, como una tarea de alumbramiento, de la cual se espera que nazca un hombre nuevo, libre, auténtico (Freire 2010); que según Ciuro Caldani (1999, 2009a,b) será capaz de desarrollar su personalidad, para lograr el principio supremo de justicia que en última instancia favorece la realización del valor humanidad. Así, pues, al hilo de esta perspectiva podemos decir que la Educación Superior es también, un proceso de personalización del ser humano, a través, del desarrollo de las potencialidades, que están dentro de si mismo y que son “sacadas afuera” o extraídas, como resultado de la relación docente-estudiante. Pero es un proceso especial porque se desarrolla en ámbitos de estudios específicos, según lo requiera cada carrera o profesión, terciaria o universitaria. Por ello es fundamental no olvidar que, para cumplir su labor en toda su integridad, los docentes deben despertar en sus estudiantes el espíritu crítico a través del diálogo, interactuando con ellos y no, disertando magistralmente para iluminarlos. 1 Al respecto no coincidimos con la postura filosófica de Émile Durkheim, para quien la educación es considerada como un hecho social, (lo que implica que es una cosa, un objeto extraño al individuo). v. DURKHEIM, Émile; Educación y sociología, Madrid, Plaza, 2009. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 5 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… 1.3. Noción legal de Educación Superior La Constitución de la Nación Argentina, se refiere al tema de la siguiente forma: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber:… de enseñar y aprender” (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 14). En lo que hace a los pueblos indígenas argentinos dice que se debe garantizar “el derecho a una educación bilingüe e intercultural” (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 75 inciso 17). Además: Corresponde al congreso sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales: que aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal…(Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 75 inciso 19). En cuanto a la educación superior dice: “Proveer… al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción… universitaria” (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 75 inciso 18) y también indica el texto constitucional (Constitución de la Nación Argentina artículo 75 inciso 19) que se deben garantizar los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales. Por su parte, la Ley 26206. Ley de Educación Nacional de 2006, regula el ejercicio del derecho de enseñar y aprender, conforme a lo normado por la Constitución y de acuerdo a sus principios. La educación, para este precepto es un bien público y un derecho personal y social, garantizado por el Estado, es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económicosocial de la Nación (Ley 26206. Ley de Educación Nacional 2006, artículos 1; 2 y 3). Por último, cabe recordar que, para la Ley 24521. Ley de Educación Superior de 1995 es al: Estado, al que le cabe responsabilidad indelegable en la prestación del servicio de educación superior de carácter público, reconoce y garantiza el derecho a cumplir con ese nivel de la enseñanza a todos aquellos que quieran hacerlo y cuenten con la formación y capacidad requeridas (Ley 24521. Ley de Educación Superior 1995, artículo 2). Al tiempo que también establece que: La Educación Superior tiene por finalidad proporcionar formación científica, profesional, humanística y técnica en el más alto nivel, contribuir a la preservación de la cultura nacional, promover la generación y desarrollo del conocimiento en todas sus formas, y desarrollar las actitudes y valores que requiere la formación de personas responsables, con conciencia ética y solidaria, reflexivas, críticas, capaces de mejorar la calidad de vida, consolidar el respeto al medio ambiente, a las instituciones de la República y a la vigencia del orden democrático (Ley 24521. Ley de Educación Superior 1995, artículo 3). Respecto de los preceptos normativos reseñados es interesante observar el carácter abierto, declamativo y amplio de sus términos, que terminan por desdibujar todo tipo de definición que se intente realizar a partir de su contenido, librando al aplicador de turno, su interpretación. 6 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… 1.4. Noción etimológica de Ancianidad La palabra “ancianidad”, para la Real Academia Española, es la “cualidad de anciano” (Diccionario RAE 2009) y anciano, na: se creó en la primera mitad del siglo XIII (Dabove 2002; Diccionario RAE 2009); derivado de un vocablo de la lengua romance (anzi o antiānus), que significa antes. Persona de mucha edad. Se trata, pues, de un concepto que señala la relación del ser humano con el tiempo; la persona anciana es la que cuenta con un antes, un pasado mayoritario, que respalda lo que vendrá. 1.5. Noción filosófica de la Ancianidad Según nuestro parecer, en la realidad surge un problema de calificación terminológica y semántico debido a que la denominación “anciano” es reemplazada por la palabra “viejo”, usada en la quinta acepción de la lengua española: “deslucido, estropeado por el uso” (Diccionario RAE 2009). Este término cargado de ideología, nos muestra la concepción actual acerca del tema. Por ello, siguiendo la clasificación propuesta por la Dra. María Isolina Dabove (2006), observaremos las distintas concepciones filosóficas respecto de la ancianidad que se dieron a lo largo de la historia. 1.5.1. Edad Antigua El anciano ha sido venerado y despreciado simultáneamente, la Grecia Antigua, presenta dos modelos. Por un lado, Esparta en donde era respetado, formaba parte del gobierno como miembro de la Gerusía. Era juez supremo en los procesos criminales y encargado de instruir a jóvenes y ciudadanos. Por otro lado, Atenas en donde era ambivalente, su condición fluctuará entre su aceptación abierta en el Areópago con Solón y su rechazo radical, con el advenimiento de los demócratas al poder. Se generaron dos posiciones filosóficas contrapuestas: la de Platón, gerontofílica y la de Aristóteles, gerontofóbica. La reflexión sobre la ancianidad de este período antiguo se cerrará en Roma, con la aparición del primer libro filosófico dedicado por entero a la vejez: De senectute, de Cicerón. 1.5.2. Edad Media La condición real del anciano no pudo encontrar un ámbito adecuado de reflexión filosófica. Con una esperanza de vida francamente estrecha, signada por guerras, epidemias, desnutrición, falta de higiene e ignorancia médica, muy pocos afortunados llegaban a la edad provecta. Sin embargo, es en este período donde aparece la institución del “retiro”, precursora de las residencias actuales, en un marco asistencial privado, prodigado por conventos y monasterios a partir del siglo VI. 1.5.3. Edad Moderna Con el Renacimiento, los paradigmas vitales cambian en favor de una concepción antropocéntrica del universo, pero sólo la juventud será exaltada. El anciano, “cargado de fealdad y decadencia”, quedará una vez más fuera del círculo de lo comprendido. El viejo renacentista es un ser trágico por estar ridículamente vivo. Es, pura y simplemente, la vuelta insensata a la niñez. La Reforma hizo posible la elaboración de un régimen legal: “el Derecho de Pobres Isabelino”. Poco a poco, esta solución se fue extendiendo al resto de los países europeos, estableciendo un sistema de socorros para marginales. De modo que la caridad privada pasó a ser la asistencia pública positivada. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 7 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… El Iluminismo, presenta dos interrogantes. Por un lado, el problema de la racionalidad como enclave de la dignidad humana. Y, por otro, el concepto de trabajo, entendido principalmente como precepto moral, ético, incluso religioso. Desde estos parámetros, el viejo se convierte en un ser extraño por anormal y marginal. 1.5.4. Edad Contemporánea Aquí estas tendencias se profundizan. El empuje demográfico iniciado con el siglo XIX, los progresos de la ciencia, en particular de la medicina; el éxodo rural a la ciudad, el proletariado y la revolución industrial, fueron socavando aquel equilibrio burgués de la modernidad, al tiempo que descubrían nuevas formas de entender la vejez. Sin embargo, con las críticas sociales del siglo XIX, poco a poco se da a conocer la suerte de los viejos indigentes y su contraste con los de condición privilegiada. En el siglo XX, en cambio, ya encontramos esfuerzos notables por hacer crecer en la conciencia social la necesidad de resolver la problemática de los ancianos. Los avances de los conocimientos biológicos, la creación de instituciones gerontológicas y el desarrollo del constitucionalismo social, han sido motores del cambio iusfilosófico. Todo el pasado de la ancianidad ha sido, un largo y doloroso ensayo de respuesta: múltiple, discontinuo y variado. Aunque también, ambiguo y contradictorio. Por ello podemos decir que la vejez ha ocupado un lugar ambivalente, entre el amor y el odio. 1.6. Noción legal de Ancianidad La Constitución de la Nación Argentina, trata en dos oportunidades la temática, una vez como parte integrante de la seguridad social y la otra como uno de los grupos destinatarios de medidas de acción positiva. La primera, referencia que se hace respecto de la ancianidad es la que reza, “el Estado otorgará los beneficios de la seguridad social que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá… jubilaciones y pensiones móviles” (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 14 bis), vemos aquí, como se asegura la subsistencia económica. La segunda vez, refiere: Corresponde al congreso legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 75 inciso 23). Para Dabove (2002) esta perspectiva intenta subsanar la identidad dañada de los sujetos más frágiles de la comunidad jurídica, afectados por un conflicto de igualdad. Aquí se ve una evolución (con la reforma de 1994) filosófica sobre el tema, porque lo presenta como una construcción social y establece medidas de discriminación inversa, para borrar la brecha que hay entre estos colectivos y el resto de la sociedad. El Código Civil (1869) según Kemelmajer de Carlucci (2008) no considera a la ancianidad como algo negativo, normalmente para tener capacidad de ejercicio se necesita una edad mínima, pero no hay un techo en cuanto al tiempo en que dura dicha capacidad. Por ello la ancianidad no afectará en nada a la capacidad. Ahora bien, si esa ancianidad se convierte en senilidad, sí se podrá restringir la capacidad a través de la inhabilitación o la demencia, debido a que no se trata de un proceso natural de la vida, sino de uno patológico. 8 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… En cuanto a definiciones de anciano o ancianidad, el ordenamiento normativo revela una orfandad total de normas al respecto (ni siquiera la ley 24241, Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, sobre seguridad social 2 lo hace). 1.7. Noción etimológica de Discapacidad El vocablo “discapacidad”, según la Real Academia Española, es la “cualidad de discapacitado” (Diccionario RAE 2009) y discapacitado, da: es aquella persona: “que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas” (Diccionario RAE 2009). 1.8. Noción filosófica de Discapacidad A nuestro entender, en la realidad se genera un conflicto sintáctico-semántico ya que el término discapacidad, -sustantivo-, es tomado como sinónimo de discapacitada/s o discapacitado/s, que es un adjetivo (previa utilización de un artículo). De aquí subyace una ideología sobre la discapacidad que para Pantano (2009) no es neutra y pierde de vista al Ser Humano, Individuo, Persona, como un todo inescindible, para transformarlo en una “Limitación Viviente”, ya que se pone el acento en el inconveniente de la persona según Goffman (1980), que muchas veces se convierte en una marca indeleble o estigma social. Por ello, siguiendo la clasificación propuesta por la Dra. Agustina Palacios (2007 2008), recorreremos los distintos modelos filosóficos de conceptualización de la discapacidad que se dieron a lo largo de la historia. Este panorama nos permitirá reflexionar acerca de los modelos que imperan en nuestro país, que van desde el pensamiento mágico-religioso, pasando por uno científico, para luego llegar a uno social. 1.8.1. Modelo de prescindencia Las causas que dan origen a la discapacidad son religiosas. Las personas con discapacidad son innecesarias porque se estima que no contribuyen a las necesidades de la comunidad y que albergan mensajes diabólicos, que son la consecuencia del enojo de los dioses, o que por lo desgraciadas, sus vidas no merecen la pena ser vividas. Como consecuencia de dichas premisas, la sociedad decide prescindir de ellas. En el submodelo eugenésico, la solución es a través de políticas de eliminación por medio del infanticidio. En la antigüedad clásica, en Grecia y Roma. Y en el submodelo de marginación, no se comete infanticidio, aunque gran parte de los niños mueren como consecuencia de omisiones, por falta de interés y recursos, o por invocarse la fe como único medio de salvación. En cuanto a los que subsisten, la apelación a la caridad, el ejercicio de la mendicidad para que los de mejor situación salvaran sus remordimientos y ser objeto de diversión, son los medios de subsistencia. Desarrollado durante la Edad Media, en donde se incluía a este colectivo dentro del grupo de los pobres y los marginados. 1.8.2. Modelo rehabilitador Las causas que dan origen a la discapacidad son científicas. Las personas en situación de discapacidad están fuera del estándar de normalidad configurado a favor de quienes constituyen el estereotipo culturalmente dominante y deben ser 2 El artículo 19 de la ley 24241, dice que sólo serán beneficiarios de esta ley, los afiliados: hombres que hubieran cumplido sesenta y cinco (65) años de edad y mujeres que hubieran cumplido sesenta (60) años de edad. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 9 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… rehabilitadas o normalizadas. El problema es la persona, a quien es imprescindible rehabilitar psíquica, física o sensorialmente. El Derecho es paternalista: la seguridad social a través de pensiones de invalidez, beneficios de rehabilitación y cuotas laborales; el derecho civil con el tema de la interdicción y representación; el derecho a la educación en forma segregada y el derecho a la salud, incluye el control de muchas áreas de sus vidas por parte de los expertos. Los primeros síntomas del modelo rehabilitador datan de los inicios del Mundo Moderno, pero su consolidación, ocurrió en el siglo XX a través de los accidentes laborales y de las guerras mundiales con sus mutilados de guerra, a quienes esos conflictos bélicos les habían sacado algo y debía curarse. En la década del sesenta se generalizaron a todas las personas en situación de discapacidad los beneficios de este modelo. 1.8.3. Modelo social Las causas que dan origen a la discapacidad son sociales. La discapacidad es una cuestión de Derechos Humanos y aspira a potenciar el respeto por la dignidad humana, la igualdad y la libertad personal, sobre la base de los principios de: vida independiente, no discriminación, participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad, accesibilidad universal, diseño para todos, transversalidad de políticas sobre discapacidad y diálogo civil. La discapacidad es una construcción y un modo de opresión social. Este modelo lucha por la rehabilitación de una sociedad, que haga frente a las necesidades de todas las personas. La educación debe tender a ser inclusiva. Los métodos de subsistencia, son la seguridad social y el trabajo ordinario, y sólo excepcionalmente se acepta el protegido. Es posible situar el nacimiento del modelo social a fines de la década de los años sesenta del siglo XX, en Estados Unidos e Inglaterra. En Argentina tanto sea en la legislación como en los hechos, los tres modelos se encuentran mezclados y los ejemplos que dominan son los de los modelos de prescindencia y rehabilitador. La diferencia que hay entre la discapacidad y la ancianidad radica en el impacto que ocasionó, cada uno de estos fenómenos en la historia. Si bien, la ancianidad fue considerada en algún momento como mágica, la inquietud que despertó fue menor. Probablemente por estar más naturalizada que el mundo de la discapacidad, ya que en la ancianidad no había signos externos del “pecado” o del “diablo”. Esta situación menos extrema los llevó a no reaccionar con la misma intensidad que el colectivo de la discapacidad, en ocasiones notablemente más oprimido. 1.9. Noción legal de Discapacidad La Constitución de la Nación Argentina (1853/1994) toca en dos ocasiones al tema, una vez dentro de los tratados internacionales de derechos humanos y la otra como uno de los colectivos a quienes van dirigidas medidas de discriminación inversa. La referencia inicial que se hace acerca de la discapacidad, se la efectúa dentro de la Convención sobre los Derechos del Niño. 3 Este instrumento, señala que, “el 3 Por ser uno de los tratados de Derechos Humanos, tiene la misma jerarquía que nuestra Constitución, y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Integrando el “Bloque de Constitucionalidad”. La Convención, forma parte de dicho bloque, a través, del artículo 75 inciso 22 de la Constitución de la Nación Argentina. 10 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… niño mental o físicamente impedido deberá disfrutar de una vida plena” (Convención sobre los Derechos del Niño 1989, artículo 23). La expresión, es demasiado laxa y la denominación de impedido, muestra a las claras que esta Convención (1989) recepta, el modelo rehabilitador. La segunda aparición se da al momento de incorporar, medidas de acción positiva (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 75 inciso 23), para lograr la igualdad real de oportunidades y de trato de grupos vulnerables en lo jurídico y recipiendarios de una muy fuerte opresión social (tema ya desarrollado al ver la misma disposición respecto de la ancianidad). El Código Civil (1869) aborda el tema vinculándolo directamente con la capacidad de ejercicio y relacionado con la discapacidad intelectual o mental, al hablar de dementes y la sensorial, al referirse a los sordomudos que no saben darse a entender por escrito. Este último supuesto, en la actualidad no tiene razón de ser, el mismo obedece a que en la época de la sanción de dicho código se relacionaba a este caso con causas derivadas de patologías mentales. Las instituciones que se aplican son: la Inhabilitación y la Interdicción por Demencia. Aquí no aparecen expresiones como: “persona con discapacidad” o “persona en situación de discapacidad” por ser denominaciones muy recientes. 4 En cuanto a definiciones, nos remitimos a las siguientes normas: Según la Ley 22431. Sistema de Protección Integral de las Personas Discapacitadas, define: “se considera discapacitada a toda persona que padezca una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social implique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral” (Ley 22431. Sistema de Protección Integral de las Personas Discapacitadas 1981, artículo 2). Luego perfeccionada por la Ley 24901. Sistema de prestaciones básicas en Habilitación y Rehabilitación Integral a favor de las Personas con Discapacidad (1997, artículo 9), en la cual se cambió la denominación por Persona con Discapacidad y se hizo un mayor distingo de las alteraciones 5 . La Ley 25280. Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (2000, artículo 1) 6 continúa el camino de apertura, ya que se contempla la deficiencia no crónica y refuerza, la idea de construcción social. Por último, la Ley 26378. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo, refiere: 4 El Código Civil argentino, utiliza el siguiente vocabulario para referirse al mundo de la discapacidad: demente/s (arts. 54; 57;140; 144; 145;147;148; 149; 150; 152; 154; 156; 158; 469; 479; 482; 921; 990; 1070; 1076; 2392; 3295; 3615 y 3709), privados de razón (art. 398), demencia (arts. 140; 141; 142; 143; 144; 145; 146; 147; 148; 151; 152; 152 bis; 155; 266; 304; 473; 482 y 3616), demente furioso (arts. 144), loco (nota a los arts. 128 y 3615), locura continua o intermitente, la locura total o parcial, la locura tranquila o delirante, el furor, la monomanía, el idiotismo (nota al art. 3615), imbéciles (nota al art. 3724), ciego/s (arts. 990; 3652 y 3708), sordomudo/s (arts. 54; 57; 153; 154; 156; 157; 158; 469; 479; 1000; 3617 y 3651), sordomudez (art. 166), sordo/s (arts. 3651; 3669 y 3708), mudo/s (arts. 398; 1000; 3651 y 3708), disminuidos en sus facultades (art. 152 bis). 5 Artículo 9, ley 24901(Sistema de prestaciones básicas en habilitación y rehabilitación integral a favor de las personas con discapacidad). Entiéndese por persona con discapacidad,…a toda aquella que padezca una alteración funcional permanente o prolongada, motora, sensorial o mental, que en relación a su edad y medio social implique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral. 6 Artículo 1, ley 25280 (Convención Interamericana para la Eliminación de todas las formas de Discriminación Contra las Personas con Discapacidad OEA). El término “discapacidad” significa una deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno económico y social. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 11 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás (Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo 2008, artículo 1). Esta definición es enunciativa (en este mismo sentido luego el articulado nos habla de factores temporales y espaciales 7 ) y además sienta bases, para tomar a la discapacidad, como un producto social, que en opinión de Astorga Gatjens está “generado por la interacción de las personas con deficiencias y el entorno discapacitante” (Astorga Gatjens 2007). La discapacidad es un “tema de responsabilidad social, que obliga al Estado, principalmente y a la sociedad, a generar condiciones apropiadas para que esa persona viva con dignidad, se le respeten sus derechos y participe plena y efectivamente en la sociedad” (Astorga Gatjens 2007). Para concluir queremos resaltar que a la hora de referirnos a la discapacidad, en forma concreta, o sea, a una persona que porta una discapacidad, o está en esa situación. La importancia, de comenzar la expresión con la palabra Persona, es radical ya que tiene al individuo como un sujeto considerado en forma integral y no como limitación exclusivamente. La comunidad internacional a través de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, consagró, sin llegar a un acuerdo pacífico la expresión Persona con Discapacidad, porque así la persona se juzga más importante que la deficiencia que porta y concuerda con los principios de Derechos Humanos vigentes. A nuestro criterio nos parece más adecuada la locución Persona en situación de Discapacidad, porque aquí el Ser Humano, está colocado por la sociedad en un determinado sitio, el cual es el de la discapacidad, que es un producto creado por ella. Persona con discapacidad y persona en situación de discapacidad, son considerados sinónimos para el desarrollo de este trabajo. Luego de pasar revista por el sistema jurídico en lo que tiene que ver con los colectivos de la ancianidad y la discapacidad, podemos decir, que en cuanto al reconocimiento normativo, el colectivo de la ancianidad debe seguir los pasos que dio el de la discapacidad. Hay un gran antecedente para los ancianos, el cual es haber sido reconocidos a nivel constitucional como colectivo, a los efectos de implementar políticas de discriminación inversa. Este reconocimiento, es importante, pero no suficiente. Para la igualdad real de oportunidades, se debe incorporar el tema desde una perspectiva integral, que incluya no sólo a la salud y el sistema jubilatorio, sino también a la educación, el trabajo, la comunicación, la accesibilidad al entorno físico, a la información y a las nuevas tecnologías, y todos los demás aspectos de la vida que garanticen el 7 Esto se encuentra confirmado, al avanzar en el articulado: artículo 4, punto 4, ley 26378 (Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU): nada de lo dispuesto en la presente Convención afectará a las disposiciones que puedan facilitar, en mayor medida, el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad y que puedan figurar en la legislación de un Estado Parte o en el derecho internacional en vigor en dicho Estado. No se restringirán ni derogarán ninguno de los derechos humanos y las libertades fundamentales reconocidos o existentes en los Estados Partes en la presente Convención de conformidad con la ley, las convenciones y los convenios, los reglamentos o la costumbre con el pretexto de que en la presente Convención no se reconocen esos derechos o libertades o se reconocen en menor medida. Por lo tanto, si la norma interna agranda, aún más, el paraguas protectorio de derechos, la Convención no entrará en conflicto, sino que será totalmente compatible, ya que extenderá el resguardo y no lo disminuirá. 12 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… cumplimiento de los derechos humanos y el mejoramiento de la calidad de vida de este colectivo. La principal responsabilidad de la situación actual de los ancianos, la tiene el Estado y el motor para el cambio de status quo, es el movimiento asociativo de ancianos, que debe constituirse como fiscal para la protección de los derechos de la ancianidad. 2. La educación superior de los ancianos y las personas con discapacidad en el sistema jurídico. En este punto analizaremos como están contemplados estos grupos dentro del ordenamiento normativo argentino. Además estudiaremos la nueva concepción que se tiene en el derecho internacional de los derechos humanos, a través de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo. 2.1. La educación superior de los ancianos y las personas con discapacidad en el sistema jurídico argentino. En nuestro sistema legal, el derecho a la educación universitaria de estos dos colectivos, tiene dos realidades distintas, porque la discapacidad está contemplada en el sistema universitario, mientras que la ancianidad no. La primera referencia específica en la materia, está contenida en la Ley de Educación Superior. En este apartado intentaremos realizar un análisis integral de la incidencia que tiene esta legislación, respecto del ordenamiento normativo en su conjunto. Para ello iniciaremos nuestro examen estudiando la vinculación de esta norma con la Constitución de la Nación Argentina. Así como también con posterioridad observaremos las relaciones que existen entre ellas y el resto de las fuentes formales vigentes en Argentina, que de alguna manera se refieran a dicha problemática. La Ley 24521. Ley de Educación Superior, no trata la cuestión de la ancianidad, sólo por vía de interpretación extensiva podría incluirse a este colectivo. En lo que tiene que ver con el tema discapacidad, la modificación realizada por la Ley 25573. Ley de Educación Superior, es de radical importancia. Dicha ley, continúa asumiendo la responsabilidad indelegable, de la educación como consta en nuestro texto constitucional 8 , y reconoce y garantiza el derecho a cumplir con ese nivel de la enseñanza a todos aquellos que quieran hacerlo y cuenten con la formación y capacidad requeridas, como lo hacía la ley 24521. Ahora bien, lo fundamental que hace de bisagra en la historia de la educación superior argentina es que incorpora expresamente: “garantizar asimismo la accesibilidad al medio físico, servicios de interpretación y los apoyos técnicos necesarios y suficientes, para las personas con discapacidad” (Ley 25573. Ley de Educación Superior 2002, artículo 1). Todo ello, con el objetivo de que nuestra universidad sea inclusiva además de ser pública, para todos los que acrediten capacidad intelectual y se ponga fin al elitismo universitario, que roza el darwinismo social. Otro avance, es la posibilidad de que los estudiantes sean examinados en forma razonable, por ello, los estudiantes universitarios en situación de discapacidad de las instituciones estatales de educación superior tienen derecho a que, “durante las evaluaciones, deberán contar con los servicios de interpretación y los apoyos 8 Esto lo dice la Constitución de la Nación Argentina, en el inciso 19, del artículo 75. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 13 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… técnicos necesarios y suficientes” (Ley 25573. Ley de Educación Superior 2002, artículo 2). Estimamos que quien puede lo más, puede lo menos, por lo tanto si para las evaluaciones cuentan con esos servicios, también debe serlo para las clases en el aula y para cualquier gestión ante una oficina administrativa de dicha institución. Además, es interesante ver como en la ley, la discapacidad pasó a ser parte de la agenda de la universidad, al detallar: Son funciones básicas de las instituciones universitarias: Formar y capacitar científicos, profesionales, docentes y técnicos, capaces de actuar con solidez profesional, responsabilidad, espíritu crítico y reflexivo, mentalidad creadora, sentido ético y sensibilidad social, atendiendo a las demandas individuales, en particular de las personas con discapacidad, desventaja o marginalidad, y a los requerimientos nacionales y regionales (Ley 25573. Ley de Educación Superior 2002, artículo 3). De esta manera se presenta a la discapacidad como construcción social. También vemos, que la desventaja o marginalidad son expresiones que pueden abarcar con una interpretación amplia a los ancianos. Advertimos que desde la entrada en vigencia de esta norma, en pocas universidades se incorporó la temática y en menor medida se cumplió en los hechos con lo que preveía. Por el contrario, notamos que hay esfuerzos titánicos de centros de investigación, que a través de investigaciones, cursos de extensión y creación de materias optativas incorporan el tema más allá de no contar con el apoyo de las autoridades. De igual modo, que la disposición anterior, esta es muy progresista en la letra ya que reza: Las instituciones universitarias tendrán autonomía académica e institucional, que comprende básicamente las siguientes atribuciones: Formular y desarrollar planes de estudio, de investigación científica y de extensión y servicios a la comunidad incluyendo la enseñanza de la ética profesional y la formación y capacitación sobre la problemática de la discapacidad (Ley 25573. Ley de Educación Superior 2002, artículo 4). Aquí, vemos como se enfoca la cuestión y se la vincula directamente con los tres pilares de la Universidad Argentina, los cuales son: docencia, extensión e investigación. Pero en lo fáctico, salvo denodados intentos, de centros de investigación y de secretarías de extensión, esto es un sueño dormido por los justos todavía. La Constitución de la Nación Argentina en su parte dogmática, en cuanto a la educación nos dice que, “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos, a saber:...de enseñar y aprender” (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 14). Según Bidart Campos, este precepto quiere decir que, “cualquier habitante o asociación pueden impartir enseñanza, y cualquier habitante puede también recibirla de quien quiera y donde quiera” (Bidart Campos 1998, p. 37). “La educación y la cultura hacen al denominado desarrollo humano” (Bidart Campos 1998, p. 38). Entonces, los habitantes son titulares del Derecho a la Educación y como tales, los sujetos activos de la relación. Más adelante, en la parte orgánica dicho texto nos dice que le corresponde al congreso: Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales: que aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia y la sociedad, 14 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… la promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 75 inciso 19). La pregunta que subyace es: ¿Frente a quién se tiene ese Derecho a la Educación?, para el Dr. Bidart Campos: El estado es sujeto pasivo de ese derecho en cuanto está obligado a: no impedir que todo hombre se eduque; facilitar y promover el libre acceso y la igualdad de oportunidades y posibilidades de todos para recibir e impartir enseñanza, sin discriminación; Crear sus establecimientos oficiales de enseñanza, garantizando los principios de gratuidad y equidad. Y Los particulares están obligados a no impedir que todo hombre se eduque (Bidart Campos 1998, pp. 40 y 41). La parte orgánica, a través de sus instrumentos internacionales de Derechos Humanos, incorporados a la misma con igual jerarquía, en 1994 9 (Bloque de Constitucionalidad) referencia, que el tema educación superior, no se vincula directamente con estas problemáticas. Sólo en un instrumento, se trata a una de las temáticas. Este instrumento internacional es la Convención sobre los Derechos del Niño, que habla de asegurar que el niño mental o físicamente impedido tenga acceso efectivo a la educación. Vemos así, que se refiere a la educación en general y no a la superior. El resto de los documentos internacionales sólo expresan que la educación debe ser accesible o abierta a todas las personas. Para terminar con nuestro análisis sobre la Carta Magna veremos la última disposición (Constitución de la Nación Argentina 1853/1994, artículo 75 inciso 23), ya tratado, más arriba, al referirnos a las nociones legales de ancianidad y discapacidad con referencia a las acciones positivas. Este texto tiene que ver con los tres temas, ya que de manera explícita nos habla de los dos colectivos, pero de manera implícita se refiere también a la educación superior, ya que al congreso le corresponde, legislar y promover medidas de acción positiva y ellas pueden referirse a la educación superior. Estas medidas, tienen que ver con la responsabilidad indelegable del estado y hacen a la concepción de un estado constitucional de derecho. En cuanto a la Legislación Nacional, que como ya sabemos tiene menor rango que el texto Constitucional, podemos decir acerca de la educación superior de estos grupos vulnerables que también aquí se repite la orfandad en materia de ancianidad. Ahora bien, con relación a la discapacidad la Ley 24314. Sistema de Protección Integral de los Discapacitados, (1994, artículo 1) trata la cuestión de la supresión de las barreras físicas: urbanas, arquitectónicas y en los transportes, con el fin de que dichas personas, gocen de las adecuadas condiciones de seguridad y autonomía. 9 Los instrumentos son: Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 13); Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art. 12); Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 26); Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) (art. 26); Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (art. 5); Convención sobre la eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (art. 10); Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y Convención sobre los Derechos del Niño (arts. 23 y 28). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 15 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… Estas condiciones, hacen al camino o itinerario que deben recorrer los estudiantes para poder llegar al edificio de la facultad, luego ingresar, permanecer y salir del mismo. La norma puede ser aplicable, a los dos colectivos en estudio. La Ley 24901. Sistema de prestaciones básicas en Habilitación y Rehabilitación Integral a favor de las Personas con Discapacidad (1997, artículos 2; 3 y 4) establece que las obras sociales tendrán a su cargo con carácter obligatorio, la cobertura, total de las prestaciones básicas enunciadas en la presente ley, que necesitan las personas con discapacidad afiliadas a las mismas, o en su defecto el Estado. Dicho precepto contempla además (Ley 24901. Sistema de prestaciones básicas en Habilitación y Rehabilitación Integral a favor de las Personas con Discapacidad 1997, artículo 13), que quienes no puedan usar el transporte colectivo entre su domicilio y el establecimiento educacional, pueden requerir de su cobertura social un transporte especial. Mejorando la situación según Rosales (2005), de la ley 24314, que preveía el transporte gratuito en medios públicos. También prevé: “prestaciones educativas…Comprende escolaridad, en todos sus tipos” (Ley 24901. Sistema de prestaciones básicas en Habilitación y Rehabilitación Integral a favor de las Personas con Discapacidad 1997, artículo 17). La Ley 25280. Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (2000, artículo 3) nos da un listado de medidas de carácter educativo, para lograr el objetivo de eliminar la discriminación en todas sus formas, el mismo es enunciativo. También, a través de este instrumento (Ley 25280. Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad 2000, artículo 3) los Estados Parte se comprometen a trabajar prioritariamente, en educación, para asegurar un nivel óptimo de independencia y de calidad de vida para las personas con discapacidad. La Ley 26206. Ley de Educación Nacional en consonancia con nuestro texto constitucional, (2006, artículo 3) establece como principios, el respeto de los Derechos Humanos y libertades fundamentales. Entre los fines y objetivos de la política educativa nacional, se mencionan: Asegurar una educación de calidad con igualdad de oportunidades y posibilidades, brindar una formación ciudadana comprometida con los derechos humanos, garantizar la inclusión educativa, asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas sin admitir discriminación de ningún tipo. Brindar a las personas con discapacidades, temporales o permanentes, una propuesta pedagógica que les permita el máximo desarrollo de sus posibilidades, la integración y el pleno ejercicio de sus derechos. Promover en todos los niveles educativos y modalidades la comprensión del concepto de eliminación de todas las formas de discriminación (Ley 26206. Ley de Educación Nacional 2006, artículo 11). En lo que hace a la igualdad y equidad (Ley 26206. Ley de Educación Nacional 2006, artículos 79 y 80), se prevén, acciones positivas, con el desarrollo de políticas de promoción de la igualdad educativa, destinadas a enfrentar situaciones de injusticia, marginación, estigmatización y otras formas de discriminación, derivadas de factores socioeconómicos, culturales, geográficos, étnicos, de género o de cualquier otra índole, que afecten el ejercicio pleno del derecho a la educación, en todos los niveles. Para ello se proveerá de textos escolares y otros recursos pedagógicos, culturales, materiales, tecnológicos y económicos a los alumnos, familias y escuelas que 16 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… tengan una situación socioeconómica desfavorable (Ley 26206. Ley de Educación Nacional 2006, artículos 79 y 80). Un punto interesante lo constituye, la Educación a Distancia (Ley 26206. Ley de Educación Nacional 2006, artículos 104; 105 y 106), que es una opción pedagógica y didáctica en donde la relación docente-estudiante se encuentra separada en el tiempo y/o en el espacio, durante todo o gran parte del proceso educativo. Todo ello, en el marco de una estrategia pedagógica integral que utiliza soportes materiales y recursos tecnológicos diseñados especialmente para que los alumnos alcancen los objetivos de la propuesta educativa. La misma es aplicable a distintos niveles de educación (Ley 26206. Ley de Educación Nacional 2006, artículos 104; 105 y 106). Por último, dice, que la institución educativa debe, “adoptar el principio de no discriminación en el acceso y trayectoria educativa de los/as alumnos/as” (Ley 26206. Ley de Educación Nacional 2006, artículo 123). De gran importancia, ya que muchas veces las instituciones, son expulsoras en lugar de ser inclusivas. Sin dudas todos estos postulados que hemos mencionado en esta ley son perfectamente aplicables al colectivo de la ancianidad por más que no estén de manera explícita. Las Disposiciones Administrativas (leyes en sentido material), contemplan el tema de la siguiente forma: La Resolución Ministerial 464/96 (Ministerio de Educación de la Nación). Programa Nacional de Becas Universitarias (PNBU), (1996). El mismo posee dos subprogramas, entre los cuales está el Subprograma Discapacitados. Este baja los requisitos de exigencia para la obtención de becas por parte de personas con discapacidad en el ámbito universitario. Para ingresantes a la universidad en el año 2009 el promedio requerido es: 7 o más, incluidos aplazos, excepto alumnos del subprograma discapacitados que requieren 4 o más (cabe aclarar que la calificación 4 es: aprobado). La edad: es hasta 30 años, excepto alumnos del Subprograma discapacitados, que no tiene tope (Resolución Ministerial 464/96. Programa Nacional de Becas Universitarias 1996). Con el requisito de los 30 años se excluye totalmente a los ancianos de tal beneficio. La Resolución Ministerial 1366 (Ministerio de Cultura y Educación). Estatuto de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), (1998). Contempla el tema implícitamente 10 , al señalar:”Son principios constitutivos de la Universidad Nacional de Rosario: garantizar y sostener el respeto irrestricto por los derechos humanos” (Resolución 1366. Estatuto de la Universidad Nacional de Rosario 1998, artículo 1 inciso g). Además cuando dice: “Corresponde a la Universidad…mantener una alta eficacia en los procesos de democratización de las oportunidades y posibilidades ofrecidas a los alumnos para que concluyan exitosamente sus estudios” (Resolución 1366. Estatuto de la Universidad Nacional de Rosario 1998, artículo 2 inciso e). La Resolución C.S. UNR 3131/2004 (Consejo superior UNR). Plan de Inclusión e Integración para Todos, (2004) abarca: Censo de estudiantes, del personal docente, no docente y directivo con discapacidad en las facultades; datos y calidad de discapacidad; relevamiento de la infraestructura, accesibilidad al medio físico y apoyos técnicos necesarios; censo de los servicios de interpretación; inventario de bibliografía Braille existente en cada biblioteca de las Facultades y externas y computadoras para ciegos; jornadas de 10 En el mismo sentido v. Dabove y Palermo (2007). Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 17 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… difusión de este Plan; jornadas de información y capacitación; cursos con expertos; interrelación con los centros de estudiantes; reuniones con organismos no gubernamentales; con CO.NA.DIS. (Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad) y Comisión provincial de Discapacidad, con la Dirección Municipal de Inclusión de la ciudad de Rosario; con organismos del Estado Municipal, Provincial y Nacional; convenios internacionales y evaluación del Plan implementado al finalizar el período (Resolución C.S. UNR 3131/2004. Plan de Inclusión e Integración para Todos). De lo expuesto podemos decir que el programa se presenta más bien como una fuente de espectáculo o propaganda, ya que es una gran expresión de deseos. Además debemos resaltar que en su fundamento se habla de la problemática de la ancianidad y la necesidad de trabajar en conjunto esta cuestión con la de la discapacidad, pero a medida que avanza el texto se confunden los dos temas y se trata a la ancianidad como una clase de discapacidad. La Resolución C.S. UNR 353/2005 (Consejo superior UNR). Programa Especial de Becas para Estudiantes con Discapacidad Visual, (2005, artículo 1) establece estímulos, con el fin de garantizar la igualdad de oportunidades. Aquí se provee de grabadores, pilas recargables, cargadores y cassettes a los estudiantes. Así, de todo lo antedicho en este apartado, podemos afirmar que la Universidad Nacional de Rosario sólo ha previsto el tema discapacidad y no ancianidad. La Resolución C.S. UNR 3131/2004. Plan de Inclusión e Integración para todos, trata la discapacidad, pero hasta el momento, sólo incorporó un programa que resuelve de manera incompleta la cuestión, a través de la Resolución C.S. UNR 353/2005. Programa Especial de Becas para Estudiantes con Discapacidad Visual. Este precepto, nos hace reflexionar, porque considera que la discapacidad es sólo la de tipo sensorial visual, olvidándose así de los otros tipos de discapacidad sensorial y de la motriz, intelectual y visceral. Conductas estas, que nos demuestran cuán lejos estamos de cumplir la ley de educación superior y de llevar a cabo las medidas de acción positiva que refiere el texto constitucional. 2.2. El caso especial de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, es la primera convención del siglo XXI, y aquí debemos resaltar la participación de las ONG en su creación. El lema es: Nada sobre las personas con discapacidad sin las personas con discapacidad. Es el primer tratado Universal de Derechos Humanos de aplicación obligatoria, acerca del tema, que genera responsabilidad internacional para los Estados que lo ratifiquen junto a su Protocolo. La ley de ratificación argentina de los dos instrumentos es la número 26378. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo, que tiene rango supralegal. 11 La misma tiene el espíritu del Modelo Social. En dicho instrumento se encuentran consagrados los siguientes principios: Respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual y la independencia de las personas; no discriminación; participación e inclusión en la sociedad; respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad; igualdad de oportunidades; accesibilidad; igualdad entre el hombre y la mujer; respeto a la 11 No integra el Bloque Constitucional, por no cumplimentarse el requerimiento de que luego de ser aprobado por el Congreso, será necesario el …voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional. Tal como lo indica el inciso 22 del artículo 75 de la Constitución de la Nación Argentina. 18 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… evolución de las facultades de los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a preservar su identidad (Ley 26378. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo 2008, artículo 3). La Convención nos habla de los Ajustes Razonables y el Diseño Universal. Criterios de mínima y de máxima, para la accesibilidad de las personas con discapacidad (Ley 26378. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo 2008, artículo 2). Estos parámetros no son específicos de la educación, pero pueden aplicarse para garantizar a las personas con discapacidad el ejercicio, en igualdad de condiciones, de sus derechos en esta materia. Luego se refiere con mayor detalle a la accesibilidad, o sea, al entorno físico, al transporte, a la información y a las comunicaciones. También se indican las medidas que adoptarán los Estados Parte para su eliminación (Ley 26378. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo 2008, artículo 9). Ahora bien, en materia de educación, los Estados Parte reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación, y asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida. También emplearán a maestros con discapacidad, que estén cualificados en lengua de señas o Braille y para formar a profesionales y personal que trabajen en todos los niveles educativos. Esa formación incluirá la toma de conciencia sobre la discapacidad y el uso de modos, medios y formatos de comunicación aumentativos y alternativos apropiados (Ley 26378. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo 2008, artículo 24). La Convención, respecto de la Educación Superior nos dice: Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan acceso general a la educación superior, la formación profesional, la educación para adultos y el aprendizaje durante toda la vida sin discriminación y en igualdad de condiciones con las demás. A tal fin, los Estados Partes asegurarán que se realicen ajustes razonables para las personas con discapacidad (Ley 26378. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo 2008, artículo 24 punto 5). Al respecto es de destacar, dos temas, por un lado el hecho de que se trate la cuestión del docente con discapacidad. Es aquí, muchas veces, donde comienza la discriminación. Y por otro lado podemos decir que en materia de educación la Convención es aplicable a los ancianos con discapacidad, al hablar de la educación para adultos y el aprendizaje durante toda la vida. 3. Los problemas del ejercicio del derecho a la educación superior argentina frente a la ancianidad y la discapacidad: la Universidad Nacional de Rosario y su Facultad de Derecho. La realidad de la universidad argentina nos revela, salvo honrosas excepciones, que los estudiantes universitarios de estos dos colectivos, que han podido llegar a las instituciones universitarias de nuestro país, han sido invisibilizados, tanto sea por marginación, ignorancia o por el discurso liberal que dice:- como somos todos iguales no se debe discriminar a nadie. Así, estos estudiantes han pasado como fantasmas –de los cuales no se tiene rastro- por el más alto nivel educativo. Con respecto al colectivo de la ancianidad, podemos decir, que sigue siendo una cuenta pendiente, ya que más allá de tener centros de investigaciones abocados a ella desde la década del ‘90, la política universitaria es nula. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 19 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… Sin embargo, el colectivo de la discapacidad en los últimos años tuvo cambios pequeños pero significativos, en torno al lugar académico de las personas con discapacidad. En esta década se comenzó a trabajar en la temática, a través de centros de investigación, comisiones e incluso se contó con el aporte de ONG. Los avances en materia de discapacidad, se han apoyado primero, en la reforma de la ley de educación superior y luego, en la ratificación de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. En este punto realizaremos un estudio de la situación fáctica actual y los problemas que plantea el ejercicio del derecho a la educación superior argentina en cuanto a estos dos colectivos. Para ello tomaremos en primer lugar, como modelo de análisis, a nivel macro, a la Universidad Nacional de Rosario y a nivel micro, a la Facultad de Derecho de dicha universidad. 3.1. La Universidad Nacional de Rosario Según el Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, en la República Argentina hay 4871957 personas mayores de 60 años. Como afirma Bellina (2009), no hay estadísticas acerca de cuantos ancianos estudian en las universidades argentinas. Pero sí hay datos correspondientes a la Universidad Nacional de Rosario, suministrados por la Dirección General de Estadística Universitaria de la Universidad Nacional de Rosario, que nos revelan que en dicha universidad en el año 2008 había 363 12 estudiantes mayores de 60 años. Por otro lado, de acuerdo a estudios estadísticos realizados por UNESCO, Moreno Valdes (2007), afirma que en el año 2006, en Argentina, el 7,1 % de la población tiene discapacidad, predominando las de tipo motor, visual, auditiva y mental, y la población universitaria con discapacidad es de 17961 personas (0,9 de los mayores de 17 años y 1,2 de la matrícula universitaria). La Universidad Nacional de Rosario según la Dirección General de Estadística Universitaria (Boletín Estadístico 2009, Nº 60) que cuenta en la actualidad con 72048 estudiantes, tiene una orfandad casi total de datos demográficos, acerca de la discapacidad. Recién para el ingreso del año 2009, se incorporaron interrogantes sobre la temática, en el formulario de inscripción: – Tiene alguna discapacidad: 1 NO 2 SI – Tiene certificado de discapacidad: 1 NO 2 SI – Tipo de discapacidad: 1 Motriz 2 Visual 3 Auditiva 4 Otra – ¿Cuál?..........(Formulario SUR 1 Inscripción/Ingresantes UNR 2009). A nuestro criterio estas preguntas no son las más apropiadas, porque reproducen el modelo rehabilitador. Pero al menos con ellas, comienza a tomar visibilidad esta cuestión. Según datos provisorios de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Rosario, en UNR habría 26 estudiantes con discapacidad que ingresaron en el año 2009 13 . Contar con estos datos es fundamental para el diseño de políticas universitarias en cuanto al tema. Que no haya estadísticas, es un problema a resolver en toda América latina y el Caribe. Así lo reconoce Moreno Valdés, al decir que una de las restricciones para la 12 Datos a los cuales les faltan las cifras correspondientes a la Facultad de Ciencia Política, por problemas en el sistema informático. 13 Datos provisorios, a los cuales les faltan las cifras correspondientes a la Facultad de Psicología. Suministrados por el área: “Integración e Inclusión para personas con discapacidad” (Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Rosario). 20 Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… educación superior de las personas con discapacidad es que, “no existen registros que proporcionen informaciones estadísticas sobre la población de estudiantes, profesores y funcionarios con discapacidad” (Moreno Valdés 2007, p. 152). La falta de datos estadísticos, es una de las causas por la cual, el nivel universitario, es el más excluyente en América Latina y el Caribe. Ya que al no haber información sobre el tema, no hay políticas al respecto y esto termina siendo un círculo vicioso porque si no hay políticas, nunca se contará con información. Para Samaniego de García (2009), según estimaciones, no llega a 2 % el porcentaje de estudiantes con discapacidad en América Latina y el Caribe. El primer paso, en la vida de un estudiante universitario, es la inscripción. Y observamos, que el formulario SUR 1-UNR, plantea varios inconvenientes, que pueden ser comunes para los dos colectivos. Las consignas de dicho formulario obedecen a diversas temáticas. Así, por ejemplo, se refieren a los datos acerca de la facultad o carrera. A los datos personales; actividad laboral; educación secundaria; otro estudio superior; discapacidad; datos del responsable; educación y actividad laboral (Formulario SUR 1 Inscripción/Ingresantes UNR 2009). El aspirante debe completar estos requisitos en una hoja, medida A4. Esto determina, la tipografía a emplear. El tamaño de letra requerido, es el número 8 del sistema operativo Windows 14 . Todo ello, hace muy dificultosa o imposible su lectura, a ancianos o a personas con discapacidad de tipo sensorial visual. Cuestiones todas, sin embargo, que pueden llegar a susbsanarse con el formulario digitalizado que se ha ido implementando gradualmente en la universidad y que figura en la página online de algunas facultades. El formulario en soporte digital, será una solución en la medida en que estas personas tengan acceso a una computadora, conocimiento del sistema informático que se utilice y en el caso de las personas con discapacidad, que la página web sea accesible. 3.1.1. Medidas de acción positiva En julio de 2006, comenzó el otorgamiento anual de la beca establecida por la Resolución CS UNR 353/2005, por la cual se otorgan elementos para la grabación de las clases. Entre el año 2006 y 2008, fueron beneficiados, 16 estudiantes correspondientes a las siguientes facultades: Ciencia política y Relaciones Internacionales; Derecho; Humanidades y Artes. 15 A nuestro criterio, se restringe el mundo de la discapacidad exclusivamente a lo sensorial visual y no se incluyen: a los demás tipos de discapacidad sensorial, motriz, intelectual y visceral. Es menester, pensar en becas integrales para la discapacidad. Consideramos que se deben implementar, medidas de acción positiva que abarquen a los dos colectivos de estudio, a través de tipos abiertos de becas que prevean, en los hechos las posibilidades reales de la persona y sus preferencias. Por otra parte, a fines de 2007, se creó el área: Integración e Inclusión para personas con discapacidad, dentro de la Secretaría de Extensión. El coordinador de dicha área, a su vez, es representante de UNR, ante la Comisión Interuniversitaria Nacional de Discapacidad y Derechos Humanos, formada en el 14 15 De la empresa Microsoft. Entrevista en profundidad, realizada el 6 de marzo de 2009. Oñati Socio-Legal Series, v. 1, n. 8 (2011) ISSN: 2079-5971 21 Sebastián Ariel Rositto El derecho a la educación superior… año 2003 16 y abocada a la realización de políticas de acción positiva para el colectivo de la discapacidad en el ámbito de las universidades públicas naci