La Muerte en Tiempo Real: Goya y Freud Fabian Pablo Cereijido E-mail: [email protected] University of California, San Diego 1 La Muerte en Tiempo Real: Goya y Freud Goya y Freud confluyen naturalmente cuando se contrastan lo consciente y lo inconsciente; la razón y la sin razón; lo intrapsíquico y lo real; la represión y la exuberancia. Los Caprichos, Los Disparates y La Serie Negra, desbordantes de imágenes supernaturales y grotescas parecen describir “El Retorno de lo Reprimido”. Pero Goya y Freud se dan cita en otro terreno también. En los Desastres de la Guerra, Goya sincroniza su mirada testimonial con la del espectador evitando paliativos ideológicos en la confrontación de la muerte y expulsando lo fantástico de su repertorio de imágenes. Freud concibió la situación transferencial como un contexto, o una peculiar dinámica dentro de la cual el pasado y los traumas son no recordados sino repetidos (Laplanche dirá que el trabajo del psicoanálisis consiste en re-temporalizar) (Caruth 2001). En Mas Allá del Principio del Placer (Freud, 1920), Freud se las ve con la muerte en un contexto que podríamos llamar actualizado, un contexto que Derrida considero no reducible a ninguna forma discursiva. En lugar de exponer solo una conclusión, Freud relata, pagina a pagina su fluctuante convicción respecto a la nueva pulsión que sacude su edificio teórico (Freud 1955). Goya y Freud implementan situaciones dialógicas dentro de las cuales el pasado no es invocado como prueba o espécimen sino como una instancia dentro de la cual la relación con la muerte, el otro, el yo y el tiempo se magnifica y expone en toda su urgencia e intimidad. Singularizaciones La figura de Goya parece enfrascada en un perpetuo gesto de singularización. Como dijera Ortega y Gasset, Goya era un Adán (Ortega y Gasset 1980). Su trabajo siempre presenta una ortodoxia trascendida. Esta singularización irruptiva, hecha de cercanía y contraste, puede verse en la relación de 2 Goya con varias tradiciones artísticas. Goya está cerca y lejos del provincialismo español, el rococó palaciego, el neoclásico, el populismo y el romanticismo. Freud también elaboró meticulosamente su especificidad La práctica, la institución y la teoría psicoanalíticas fueron concebidas por Freud como fundacionales e innovadoras. Freud siguió rutas profundamente originales en la inscripción histórica del psicoanálisis. La Asociación Psicoanalítica Internacional fue fundada como un círculo sin vínculos institucionales. Las instituciones psicoanaliticas tienen algo dinastico. Freud fue meticuloso en la edificación de un contexto autónomo y en mantenerse nominalmente lejos de la filosofía. Pero había sido un miembro del circulo de Franz Brentano, figura clave en el desarrollo de la fenomenología. El carácter excepcional de Más allá del Principio del Placer. Más Allá del Principio del Placer, que Freud escribe en 1920 introduce una nueva pulsión que sacude los cimientos del edificio Freudiano en forma análoga a cómo Los Desastres de la Guerra había sacudido la producción de Goya un siglo antes. En un gesto sísmico, Freud cuestiona uno de sus argumentos centrales. Hasta ese momento su modelo presentaba la pulsión libidinal, como el propulsor de la vida en general y de la vida humana en particular. La Libido era también la fuerza que impulsaba la completud, que creaba en el sujeto una visión narcisística, totalizada del yo y del mundo. En Mas Allá…Freud introduce un factor nuevo una “urgencia inherente a toda vida orgánica a restaurar un estado anterior” (Freud 1955), p.244). En este caso, Freud no se refiere solamente a la recuperación de un estado previo a un disturbio, sino que lleva este enunciado hasta sus últimas consecuencias evolutivas con el sombrío dictamen: “El objetivo de la Vida es la Muerte” (Freud 1955, p.244). El argumento se devana a partir del análisis de la compulsión a repetir experiencias desagradables. 3 En Mas allá… conforme las páginas pasan, Freud toma, pierde, se distancia y re-abraza la pulsión de muerte. En La Carta Postal (Derrida 1987), Jacques Derrida describe el creciente papel que la proyección personal de Freud toma en la obra. Según Derrida esta tendencia llega al paroxismo en el comentario final del penúltimo capitulo. Justificando la presentación de consideraciones inconcluyentes sobre la pulsión de muerte, Freud declara: “Si me preguntaran porque me he embarcado en elaborar este capitulo, y por que lo entrego para su publicación. Bueno- no puedo negar que algunas de las analogías, correlaciones…me parecen merecer consideración” (Derrida 1987, p.385). Goya transmitiendo en directo: Los Desastres de la Guerra Si como bien senalara Baudelaire la obra de Goya presenta lo mostruoso en terminos vividos, caprichosos y creibles, en los desastres es la muerte la que se presenta con una veracidad sin precedentes. Para esta serie Goya limpia sus imágenes de monstruos y personajes fantasticos, como si hasta ello conformase un cuadro demasiado discernible y por ende negociable. La muerte comparece, pero no se diagrama. El espacio en la serie es indefinido y el contexto casi invisible. Esto los hace particularmente disponibles a la imaginación proyectiva del público. Como dijera Malrueax la lejania de Goya no es un horizonte. Los muertos españoles y franceses son plasmados sin recurrir a poses emblemáticas, cada personaje muere su propia muerte. Todos los grabados incluyen epígrafes en los que la voz de Goya retemporaliza la acción. Los comentarios parecen reflejar las reacciones inmediatas de Goya, lo cual los acerca poderosamente al plano del público. Algunas frases empiezan en un grabado y continuan en los proximos dos o tres. Goya le habla a su público como si lo conociera. Atraviesa el plano del cuadro y se sienta hombro a hombro con el espectador creando un flujo metonímico. Si se mira la serie encuadernada o en un website secuencial, a la velocidad que los epígrafes de Goya sugieren, Los Desastres parecen acontecer en tiempo real. Una visión más detenida de algunos desastres 4 Las primeras tres placas establecen el tono de la serie. En la primera un hombre de rodillas, una alegoría del pueblo español, inclina la cabeza y mira hacia el cielo como alguien que oyera los primeros rumores de una tormenta incipiente. El hombre parece a punto de ser engullido por una nube oscura que se cierne a sus espaldas. El comentario de Goya dice "Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer." La imagen recuerda la escena bíblica de Cristo en el jardín de los olivos, sólo que en esta estampa no interviene la ayuda divina. La serie desborda de pietás, deposiciones, crucifixiones y martirios. Pero no tiene resurrecciones, ascensiones, apariciones, ni caminatas sobre el agua. La presencia de la muerte no se ataja. Como Moisés y el Monoteísmo (Freud 1951), Los Desastres efectúan una toma de posesión secular de la narrativa bíblica. La segunda placa también se refiere a una ausencia, la de la razón. Representa una ejecución de españoles por soldados de Napoleón. El epígrafe reza "con o sin razón." Los soldados franceses encarnan el extravío sistemático de la razón con su regularidad geométrica y eficacia sin cara. La tercera placa niega un tercer paradigma posible. En esta imagen son los soldados franceses los que resultan acuchillados y vejados por los españoles. El subtítulo declara, "Lo mismo". Después de estas imagines señeras que mencionamos, Goya despliega imagen tras imagen de cuerpos arracimados en masas informes. En casi todas las imágenes varios cuerpos parecen fundirse, formando una masa que amalgama no solamente cuerpos muertos con otros cuerpos muertos, sino también cuerpos muertos con cuerpos vivos. Los Desastres eran, según Goya, Caprichos Originalmente Goya llamo a la serie fue “Consecuencias fatales de la guerra sangrienta en España con Bonaparte, y otros caprichos enfáticos”. Goya muestra el "resultado" de la Guerra. La referencia a los "efectos fatales" indica el sesgo y la viabilidad de su objetividad. Según los datos documentales concretos, Goya no pudo haber presenciado la mayor parte de estos eventos. Es posible que en Goya la elaboración de una realidad artificial en la cual su experiencia mínima de los hechos se mezcla con un registro bien 5 informada pero libremente concebido, pueda considerarse genuinamente testimonial. Lo testimonial se puede entender no como el retiro imposible de lo subjetivo en la construcción de imágenes (particularmente en épocas pre-fotográficas) sino como la trascendencia voluntaria (por ende “caprichosa”) de las mediaciones teóricas, como la re-temporalización de la impresión íntima. La fidelidad a un acontecimiento puede tener lo subjetivo como síntoma, como la instancia en la cual la realidad deja su marca. Se puede decir entonces que Goya, atestigua e invita a atestiguar. La objetividad “constatable” y”directa” de las fotografías de guerra tardaría todavía unas décadas en llegar. Este registro desencantado de una visualidad pretendidamente trans-subjetiva no era todavía ni epistemológica ni técnicamente posible cuando Goya forjaba los desastres. La trascripción directa y neutral de lo que habitaba el mundo o el lenguaje era ajena a la sensibilidad de Goya. En Goya, la patencia de la guerra y de la muerte no requirieron de una retracción del sujeto sensible. El tenor emocional, la agencia y la dirección de la determinación del autor se declaran e inscriben en el trabajo. Estamos en presencia de una fenomenología que no se desentiende de la escena del sujeto. Goya urde su narrativa en relación a la imaginación popular, a los motivos cristianos, que son traídos a un plano mas inmediato y menos normativo. Las imágenes trascendentes en lugar de reafirmar el paradigma dibujan con su desarraigo ideológico lo indeterminado del futuro. La inmersión en el fárrago temporal de la realidad no connota en Goya el vaciamiento del registro subjetivo porque el sujeto se muestra expuesto y sensible al futuro y a la muerte. Una palabra sobre los abordajes psicoanalíticos del arte Como mencionamos antes, Goya parece ajustarse a lo que ha constituido en el campo de la historia del arte la lectura psicoanalitica ortodoxa: el regreso de lo reprimido. En esta tradición, el subtexto que domina es la explicación de cómo las pulsiones reprimidas emergen como síntomas histéricos que incorporan fantasías sexuales o como impulsos negativos conjuradas por neurosis obsesivas. Goya, con 6 sus intereses tópicos y su acceso gráfico a lo mostruosos parece reflejar fiel y directamente el modelo del regreso irruptivo del magma arcaico. Pero sin un gesto hacia la implementacion, sin considerar la llamada de Goya, el lugar y la duracion que el le da (o parece darle) a este mundo bizarro en su interpelacion del publico, solo nos daria su ejemplo una deslavada letanía de correspondencias literales. Un texto, no un mensaje. Freud, Goya y una restitución fenomenológica La fenomenología ve, como Los Desastres de la Guerra, a la experiencia temporal como el horizonte privilegiado para interrogar a la vida y el ser. Pero según Emmanuel Levinas es frecuente desafectar esta interrogación produciendo un "cogito que constituye el mundo y el objeto, pero que en realidad ocluye y estorba la mirada subjetividad que los ha fijado" (Levinas 1982). En Goya y en Freud la subjetividad no descarga todo su reflexividad en un empirismo dinámico. Para Levinas, lo fundamental de la fenomenología de Husserl es la corriente que retorna de esta nueva objetividad al gesto que la ha hecho posible. Esta patencia reflexiva se percibe en la auto inscripción de Freud en "Más allá" y en los subtítulos conversados de Los Desastres. Goya encuentra en la muerte y en el publico, lo insondable que sin embargo, ha llegado. Lo insondable no debe confundirse con la proliferación horizontal polisémica. Goya ofrece una experiencia substantiva de proximidad e interdicción que ninguna profusión semántica o impulso democrático pueden atenuar. En las palabras de Levinas, Freud y Goya permiten lo que Levitas llamo el "desbordamiento del pensamiento finito por su contenido" (Levinas [1969]). Bondad El ego, opina Levinas, es rapaz cuando reduce el mundo y el otro a la razón. ¿Será que cuando no lo hace es necesariamente bueno? Levinas asocia lo interpersonal con una benevolencia que acaso amerite cierto (anticlimático) escepticismo. Sus ideas a este respecto, de linaje socrático, han sido 7 caracterizadas por Derrida como recomendaciones más que descripciones. Nuestro paralelismo entre Freud, Goya y Levinas precisa una enmienda. ¿Podemos conferirles a Freud y Goya este eto de generosidad ilimitada? ¿Hay en ellos un gesto excluyente de buena voluntad hacia la gente, hacia los muertos? Si digeramos que sí. ¿no estaríamos incurriendo en la substitución que Derrida le endilga a Levinas? Seria seguramente reconfortante abrazar la noción de Susan Sontag de que "las crueldades…en los Desastres de Goya solo se muestran para despertar y para herir al espectador".(Sontag 2003). Pero Sontag construye un Goya excesivamente "decente" y bondadoso, “todas las imágenes que exhiban la violación de un cuerpo atractivo son, en cierto grado," (Sontag 2003, p.95) pornográficas (lo que parece incontestable), pero esto no se aplica a las víctimas de Goya porque él las presenta con ropas "pesados y gruesas" (Sontag 2003, p.95). Hemos visto varias placas con las víctimas desnudas. ¿Es que Sontag encuentra a las victimas de Goya poco atractivas? ¿O es que desea, como Levitas, para este sumum de proximidad un sumum de bondad? Que Goya y Freud no sepulten al sujeto en una sistematicidad normativa no los vuelve necesariamente gigantes morales, mas alla de los beneficios terapeuticos y esteticos que puedan ocacionar. Uno puede tener acceso a las regiones más profundas de lo interpersonal, alinearse con el tiempo y la muerte y trascender las reducciones del lenguaje, la metafísica y el conocimiento, y sin embargo… A modo de conclusión Mutatis mutandis, la experiencia Freudiana de la pulsión de Muerte, presentada en el contexto de una temporalidad donde no se la escinde de la vida, es semejante a la presencia de la muerte en los Desastres de Goya. En los cincuenta minutos de la sesión y en las placas serializadas de los Desastres, el material recuperado no es desafectado sino que por el contrario comparece con todo su enigma y relacionalidad. Goya ofrece una visión sobria, inflexible de la muerte, de la crueldad y de la exposición 8 común al tiempo. Ninguno de los dos hombres parece inclinado a reducir la singularidad existencial y la energía universal de la muerte o a mostrarse más esclarecidos frente a la muerte que vos y yo. Bibliografía Caruth, Cathy. An Interview with Jean Laplanche [on-line journal]. The On-line Journals Project of the Johns Hopkins University Press 2001 [cited. Available from http://www3.iath.virginia.edu/pmc/text-only/issue.101/11.2caruth.txt. Derrida, Jacques 1930-2004. 1987. The Post Card Chicago: University Of Chicago Press Freud, Sigmund 1955. Beyond the pleasure principle. Translated by J. Reddick. London: Hogarth Press and the Institute of Psycho-analysis. Freud, Sigmund 1951. Moses and monotheism. Translated by K. Jones. London: The Hogarth press and the Institute of psycho-analysis. Levinas, Emmanuel. 1982. Ethics and infinity: Conversations with Philippe Nemo. Translated by R. A. Cohen. Pittsburgh, PA: Duquesne University Press. ———. [1969]. Totality and infinity; an essay on exteriority. Translated by A. Lingis. Pittsburgh: Duquesne University Press Ortega y Gasset, Jose 1980. Papeles sobre Velázquez y Goya / Ortega y Gasset. madrid: Revista de Occidente. Sontag, Susan. 2003. Regarding the pain of others. New York: Farrar, Straus and Giroux. 9