ACTUALIZACIÓN DEL MODELO ECONÓMICO CUBANO E IMPACTO SOCIAL Profesor Lisandro Bonilla Deibe Departamento de Filosofía Marxista-Leninista e Historia Octubre 2011 INTRODUCCIÓN En el proceso de debate en que la población intervino para emitir opiniones sobre el documento del Partido Comunista de Cuba conocido como “Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social” (diciembre 2010 a febrero 2011) se abordaron 291 lineamientos, los cuales se incrementaron a 311 una vez que el VI Congreso del PCC los sometió a la discusión y aprobación de sus delegados. Cerca de nueve millones de ciudadanos participaron en las asambleas convocadas para la discusión inicial del documento y “más de 395 mil opiniones fueron aceptas e incluidas en la reformulación de los Lineamientos”. (1) Los Lineamientos aprobados por el VI Congreso del PCC confirman que el sistema de planificación socialista será la vía principal para la dirección de la economía nacional (lineamiento 1): también reconocen y promueven tipos de gestión económica simultáneamente a la empresa estatal socialista (lineamiento 2) y precisan que en las formas de gestión no estatales no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas o naturales (lineamiento 3). Doce grandes áreas serán objeto de actualizaciones diversas en un complejo sistema de múltiples aristas y relaciones mutuas: el modelo de gestión económica; las políticas macroeconómicas: la política económica externa: la política inversionista; la política de ciencia, tecnología e innovación: la política social; la política agroindustrial; la política industrial y energética; la política para el turismo; la política para el transporte; la política para las construcciones, viviendas y recursos hidráulicos y la política para el comercio. El llamado “actualización del modelo económico” es consecuencia de la incidencia de un contexto mundial globalizado, caracterizado por una crisis estructural del sistema capitalista y de las deficiencias y errores en la práctica económica y su ulterior reflejo en la vida social. Las modificaciones que se produzcan en el área económica inevitablemente tendrán su reflejo en la sociedad y por lo tanto los elementos de conciencia, entendida en este caso como comprensión de la necesidad histórica de la actualización del modelo económico, habrán de asumir una dimensión de suma importancia para el logro de los objetivos propuestos. Se trata de asumir la construcción de la sociedad socialista siendo fieles a su esencia humanística pero marginando todo aquello que, desde las alturas del dogma, el esquema y el hábito, tenga componentes obsoletos. Nos proponemos mencionar algunas de las decisiones económicas y los criterios que históricamente las sustentaron, expuestas cronológicamente, con el objetivo de analizar los Lineamientos a partir de considerar el contexto histórico que los antecedió. Las etapas que proponemos para ejemplificar los que consideramos momentos decisivos de las decisiones económicas obedecen a nuestro interés de hacer comprensible el recorrido histórico, sin que ello signifique que la periodización ofrecida constituye un criterio concluyente, pues pudieran encontrarse otras en sintonía con las apreciaciones de otros autores. También consideramos de interés abordar, de forma sintética, algunas consideraciones sobre los posibles cambios que se producirían en el actuar de la población a partir de las nuevas exigencias a que, objetivamente, serán expuestos los ciudadanos. DESARROLLO Lógica económica Si bien la economía, en tanto ciencia social, no es una disciplina exacta como pudieran serlo las que abordan aspectos de la naturaleza, y puede deslizarse en una u otra dirección impulsada por decisiones políticas, mantiene una lógica interna que no es aconsejable alterar, so pena de avanzar a ciegas para concluir en el abismo de la ineficiencia. Fidel Castro alertaba: “Una economía que tenga que sostenerse sobre la base de comprar mucho y gastar cada vez más materia prima, más energía, contaminar más el ambiente y derrochar recursos, es una economía insostenible". (2) Lamentablemente esos principios básicos de una economía saludable se violaron sistemáticamente por las estructuras económico-burocráticas, llegándose al extremo de no considerarse con responsabilidad y seriedad la vigencia y puesta en práctica de los acuerdos de los Congresos del Partido Comunista de Cuba, como señaló críticamente Raúl Castro en una intervención ante el VI Congreso del PCC.. Podríamos afirmar que la práctica económica se diluyó entre consignas coyunturales, “abultados” informes de resultados y una metodología que no fue mucho más allá del ensayo y el error. Para sintetizar las características del modelo económico durante cincuenta años es obligado precisar y ubicar correspondiente lo que podríamos llamar “etapas” de su rasgos singulares, pero todas con denominadores esencialmente distributiva del Estado, la centralización paternalismo. cubano que se extendió en el contexto histórico desarrollo, cada una con comunes: la vocación de las decisiones y el Primera etapa: desconexión del mercado estadounidense. En los primeros años de la Revolución, -1959-1960- cuando en lo esencial se dio cumplimiento al Programa del Moncada, encontramos las acciones desplegadas para la recuperación nacional de los principales recursos económicos mediante el proceso de nacionalizaciones en la industria, la banca y los servicios, con la Reforma Agraria incluida. Se dio inicio, en lo interno, la estructuración del sector estatal de la economía. En el plano externo se produce lo que denominamos “desconexión del mercado estadounidense”, con secuelas conocidas dada la imbricación, o mejor, subordinación de Cuba a la economía estadounidense, la cual sustentaba el sistema productivo cubano en términos de capital y tecnología. Segunda etapa: conexión con la URSS. En el período 1961-1972 se lleva a cabo la “conexión con la URSS”. Comenzaron las técnicas de planificación; la administración de los recursos materiales y humanos se centralizó, a tono con la experiencia soviética que se tomaba como referencia. Aquella centralización administrativa la explicó Ernesto Guevara, por aquel entonces Ministro de Industrias: “… se empezaron a organizar los fuertes aparatos burocráticos que caracterizan esta primera época de construcción de nuestro Estado socialista, pero el bandazo fue demasiado grande y toda una serie de organismos (…) iniciaron una política de centralización operativa, frenando exageradamente la iniciativa de los administradores. Este concepto centralizador se explica por la escasez de cuadros medios y el espíritu anárquico anterior, lo que obligaba a un celo enorme en las exigencias de cumplimiento de las directivas. (…) la falta de aparatos de control adecuados hacía difícil la correcta localización a tiempo de las fallas administrativas, lo que amparaba el uso de la "libreta".1 De esta manera, los cuadros más conscientes y los más tímidos frenaban sus impulsos para atemperarlos a la marcha del lento engranaje de la administración, mientras otros campeaban todavía por sus respetos, sin sentirse obligados a acatar autoridad alguna, obligando a nuevas medidas de control que paralizaran su actividad. Así comienza a padecer nuestra Revolución el mal llamado burocratismo”. (3) Durante este período hubo un intento de avanzar en la industrialización, la diversificación agrícola y la sustitución de importaciones. Ausente en un primer momento la inserción al mercado socialista se pensó en términos de autarquía económica; también las concepciones “desarrollistas” del pensamiento económico latinoamericano e ideas provenientes del socialismo europeo justificaron la estrategia, Los objetivos no se alcanzaron pues lo recursos financieros eran insuficientes para planes de esa magnitud, además de la imposibilidad de llevar a cabo al unísono planes complejos, a lo que se unió la subestimación de la importancia de la industria azucarera. Fue necesario establecer correcciones. El nuevo enfoque económico centró la atención en el sector agrícola-azucarero, donde las inversiones se amortizarían a más breve plazo y crearían fondos exportables y de sustitución de importaciones más efectivos. Bajo esta óptica se convoca a la zafra de 1970 con el declarado objetivo de producir diez millones de toneladas de azúcar. El propósito, loable en tanto meta que movilizó a la mayor parte de la población para materializar una histórica propuesta, estuvo permeado de idealismo y voluntarismo y concluyó en lo que consideramos la primera gran derrota de la Revolución, porque más allá del déficit económico, conmocionó el espíritu popular que crecía de victoria en victoria. Como complemento, la economía sufrió la subestimación de las categorías mercantiles necesarias para su control y la casi eliminación de los controles contables. 1 Expresión de la ´época que se refería a la toma de decisiones arbitrarias e inconsultas. Otro momento de la etapa lo constituyó la estatización de la pequeña propiedad individual (cafeterías, barberías, peluquerías, zapateros remendones,…). Como fue reconocido después, se había absolutizado el concepto de propiedad social, y el idealismo se adueñó de las acciones económicas. Si bien la etapa estuvo matizada por los factores desfavorables que hemos citado, “entre 1961 y 1965 el producto social global amentó a un ritmo de 1.9% al año. Entre 1966 y 1970, este ritmo de crecimiento se elevó al 3.9% al año (…)”. (4) Tercera etapa: integración al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) 19721990. La integración al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) determinó que el funcionamiento y control de las variables económicas debían ajustarse al organismo internacional que nos recibía y se estructuró un llamado Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE) que mantuvo la planificación y la centralización. Hasta 1986 la macroeconomía, vista desde los hogares, se vislumbraba dinámica, tal era la suficiencia relativa de recursos materiales; la ineficiencia de la macro economía relativizó sus efectos en la vida cotidiana. Las inversiones ascendieron a más de treinta mil millones de pesos; se crearon más de 600 mil empleos; ascendieron los gastos asignados a la seguridad social y el consumo de calorías se elevó a 2900 kc por persona, adicionales a los 78g de proteínas. En sentido general estaban cubiertas las necesidades básicas de la población, pero los árboles nos ocultaban el bosque. Los logros que se habían alcanzado parecían demeritar esta afirmación. Índice de incrementos productivos en 1975 (%). 1958=100 (5) Níquel: 200 Refinación de petróleo: 160 Generación de electricidad: 255 Acero: 1000 Calzado: 300 Cemento: 270 Pesca: 600 Flota mercante: 900 Vivíamos el espejismo de una cotidianeidad armónica y nada despreciable desde el punto de vista de cómo y en qué cuantía se cubrían las necesidades materiales, pero la economía no era sustentable. El campo se despoblaba, los obreros recibían salarios insuficientes y el atraso tecnológico asomaba en algunas regiones del país. Cuarta etapa: Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas: 19861990 El III Congreso del Partido2 dio inicio al llamado “Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas”. La economía fue analizada a fondo y salieron a la superficie de los debates los principales errores y deficiencias: falta de crecimiento de los productos exportables; incapacidad para sustituir importaciones; falta de integralidad en la planificación; incumplimiento de los cronogramas en las inversiones constructivas; falta de correspondencia entre el trabajo científico y las necesidades del país, entre otros. Esta cuarta etapa, caracterizada por la búsqueda de un modelo económico sustentable y socialista, se interrumpió abruptamente en 1990 cuando desapareció el llamado “socialismo real”. Cuba enfrentaba otra desconexión. Quinta etapa: Período Especial Como es conocido esta etapa está asociada a la desaparición de la URSS y del llamado “socialismo real” en Europa y sus reflejo inmediato en la sociedad cubana. No es ocioso recordar que del mercado socialista el país recibía el 63% de los alimentos; el 86% de las materias primas; el 98% de los combustibles; el 86% de las maquinarias y el 70% de las manufacturas. En el breve período histórico que abarcó los años comprendidos entre 1959 y 1990, Cuba padeció dos desconexiones de tal envergadura que solamente podían ser enfrentadas con éxito por un proceso revolucionario de raigambre popular y carácter socialista. La modificación del contexto internacional situó a Cuba en una posición desventajosa y ante tres afectaciones directas: el parcial aislamiento internacional, la necesidad de reinsertar sus relaciones económicas en un mundo unipolar y la intensificación del bloqueo económico. Internamente se corría el riesgo de que la conciencia social, erosionada por la escasez y las múltiples dificultades para enfrentar la vida diaria, sin solución aparente y bombardeada mediáticamente por el enemigo de clase, resquebrajara la unidad en torno al proyecto socialista. Fidel Castro, dialéctico por excelencia, tocó las fibras más íntimas de la conciencia: “… si la patria, la Revolución y las conquistas del socialismo sobreviven, nuestra influencia será muy grande, porque no saldrán y no salen todavía de su asombro cientos de millones de personas en el mundo al meditar cómo ha podido un país tan pequeño, bloqueado y frente a la potencia más poderosa de la Tierra, resistir y sobrevivir. …”. (6) La que consideramos una quinta etapa transita por más de 20 años a todo lo largo y ancho del cuerpo socio-económico de Cuba. El proceso de rectificación fue ajustado a la situación emergente y se incorporaron nuevos elementos a la práctica económica: apertura a la inversión extranjera, incentivación del turismo internacional, ampliación de las empresas mixtas, apertura de mercados campesinos con precios derivados de la ley de oferta y demanda, autorización del trabajo por cuenta propia, despenalización 2 Sesión diferida, Teatro "Karl Marx", Ciudad de La Habana, 28 de septiembre de 1986. de la tenencia de divisas, creación del CUC como unidad monetaria intermedia entre la divisa y el peso nacional y la creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC). Pero quedaron vigentes mecanismos, prácticas y concepciones que impidieron el libre despliegue de las fuerzas productivas, para lo cual se entrelazaron factores objetivos con otros de carácter subjetivo, entre estos últimos las prácticas burocráticas, como expresión de un pensamiento que, más allá de los papeles, se expresa con la rutina que le es inherente y su consecuencia el inmovilismo. Se imponía una revisión profunda a todo lo realizado, de ahí la necesaria actualización del modelo económico. La actualización del modelo económico. La “actualización” no puede ser interpretada desde un mirador asentado en el pasado, porque la sociedad se adentra en una dinámica revolucionaria que la elevará a estadios superiores, a un novedoso período histórico, donde la sociedad-sujeto, encontrará cómo ser más plena sin caer en la actitud anti-naturaleza practicada por el capitalismo desarrollado. Los lineamentos económicos aprobados por el VI Congreso del Partido Comunista, en la misma medida que se orientan a “rehacer” concepciones y prácticas que pueden haber sido válidas en otros momentos, pero no son posibles en la actualidad, habrán de adecuar los procesos cognitivos-volitivos de los ciudadanos en un proceso de interacción social diferente al acumulado durante medio siglo. Es recurrente afirmar que a los movimientos de la economía están asociadas las conductas humanas, y estamos en presencia de la reafirmación de la tesis. Tampoco sería desdeñable que los valores, dados su carácter objetivo y movilidad, cambiaran sus posiciones en la escala de jerarquización. Los lineamientos, como sistema, abarcarán todos los aspectos de la vida ciudadana, pero a los efectos de adelantar algunas ideas sobre el impacto social, mencionaremos algunos que serán percibidos de forma más directa, por ejemplo: • Eliminación de gratuidades indebidas y subsidios innecesarios: en esta dirección se vislumbran como subsidios más sentidos por la población los productos de la canasta básica, cuyos precios, aun algunos de alimentos recientemente liberados, están lejos de los valores reales (caso de la papa y los chícharos). El tratamiento a las personas de bajos ingresos requiere de un adecuado procedimiento de eliminación. • Redimensionamiento del aparato estatal: para flexibilizar las estructuras del aparato estatal y hacerlo más dinámico y despojado de funcionarios y empleados innecesarios (caso del MINAZ convertido en empresas agroindustriales con el objetivo de autofinanciarse). • Reducción de plantillas: relacionada con la política anterior tiene el objetivo de buscar eficiencia empresarial; genera cientos de miles de personas excedentes en el sistema, pero no excedentes en la sociedad. Su aplicación deberá ajustarse al humanismo y conducta ética de la dirección revolucionaria. • Abrir espacios a formas de propiedad no estatales: se insertarán formas de gestión económica como las cooperativas, los usufructuarios, los cuentapropistas, empresas mixtas, contratos de asociación económica internacional,… Diseñar una política fiscal universal: contribución legal de los ciudadanos y las entidades al Estado para beneficio de la colectividad. En el caso de los ciudadanos naturales la política impositiva se fundamenta en la capacidad económica del ciudadano. Anexo 1. Impuestos directos: recaen directamente sobre la persona o la entidad: documentos, a las ganancias, licencias,… Impuestos indirectos: se les imponen a bienes y servicios y a las transacciones que se realizan con ellos (transacciones comerciales). Caso del IVA: se aplica a artículos vendidos y según el producto varía la carga impositiva. Una lectura rápida de los lineamientos propuestos nos acercan a su más inmediata y epidérmica consecuencia: en mayor o menor magnitud, todos “apuntan” hacia el bolsillo de los ciudadanos. Los bolsillos estarán complacientes o anémicos en proporción directa a los resultados del trabajo, clara indicación del inicio del fin de un igualitarismo que nos laceró y de que el Estado no puede ser un ente distribuidor al margen de su capacidad productiva. Impactos sociales Los efectos sobre la sociedad de la “actualización del modelo económico” abarcarán un espacio más allá de lo estrictamente económico: habrán de impactar en las dinámicas de todo el tejido social y constituirá un abono para la reestructuración de la subjetividad y, por consiguiente, de los elementos que conforman la conciencia. La tarea será ardua desde lo objetivo y desde los subjetivo, de ahí la necesidad de que la población se comprometa, que asuma un compromiso activo y sistemático, que se convierta en sujeto de los cambios. Estaremos en presencia de cómo las representaciones que hagan los sujetos -individuales o colectivos, naturales o jurídicos- asumirán dudas en la cuales habrá componentes que constituyan dilemas incorporados a cómo acceder a los anhelos. El trabajo, resentido en su intensidad y calidad, asumirá el papel conductor para la conformación de una nueva subjetividad. Dado que debe tomar su exacta dimensión como fórmula capital para desbrozar el camino hacia una economía sólida, debe constituir el eje que conduzca a una apropiación salarial que satisfaga la materialización de los deseos o necesidades más cotidianas, e inclusive aquellos que hoy no están al acceso ni siquiera mediato de la población. El salario como expresión relativa de los resultados del trabajo reducirá la brecha entre el salario nominal y el salario real. Dejarán de sorprendernos o alarmarnos quienes manejen sumas de dinero consideradas hoy exorbitantes, siempre que sean el resultado del trabajo honesto. No se temerá la cantidad de dinero en poder de los ciudadanos, sino que habrá de combatirse con más rigor su adquisición de fuentes relacionadas con el delito, las ilegalidades y la corrupción. Una armónica y sopesada política impositiva se encargará de equilibrar –no igualar- y distribuir la masa monetaria y el Estado abandonará una práctica que afectó la actitud ante el trabajo: su misión auto-impuesta de ente “dador”. La dialéctica que guía los cambios que se proponen para la actualización del modelo económico se hará realidad cuando los ciudadanos, elementos básicos de la psicología social desarrollada durante 50 años de práctica estatal distributiva y paternalista, asuman la natural contradicción entre “lo que fue y lo que será”. Despojarse de atavismos será un proceso no siempre lineal y aflorará la interrogante sobre “lo mejor y lo peor” y habrá de aflorar una nueva visión de la normalidad, como pudiera ser la comprensión de que el estado socialista debe abrir espacios a formas de propiedad no estatales; que los “cuentapropistas” emergentes están autorizados a contratar fuerza de trabajo y que un deber ciudadano será contribuir al desarrollo del país, entre otras formas previstas, cumpliendo con los requisitos de la política tributaria. Los tres elementos, de manera general, constituyen rasgos novedosos del modelo de actualización económica que deben ser aprehendidos e incorporados a una nueva visión que mantendrá la pregunta básica sobre qué queremos, pero, aquí aparece el componente dialéctico, deberá encontrar su respuesta en otras interrogantes: ¿qué podemos?, y, ¿cómo podremos? El “paternalismo” practicado por el Estado y sus instituciones, método que ha calado firmemente en la cultura popular, deberá ceder paso a un desarrollo más pleno, consciente y esforzado de los individuos. El Estado exigirá por el cumplimiento de cada uno de los deberes de los ciudadanos, y los ciudadanos, asumiendo sus compromisos ante la sociedad, alcanzarán índices de calidad de vida proporcionales a sus esfuerzos. El “igualitarismo”, nocivo para la práctica económica en tanto constituye un elemento deformador de la conciencia, irá quedando a la zaga del nuevo proceso hasta desaparecer. Los jóvenes se encontrarán en el vértice de la actualización del modelo. Les corresponderá articular sus proyectos de vida profesional con el proyecto social, hallar el justo punto que armonice los intereses individuales y los sociales, en aras de una construcción de personalidad sólida que acompañe a la construcción socialista. Los componentes axiológicos adquieren mayor relevancia, dado que la introducción de nuevas formas de propiedad podría estimular el individualismo y disminuir las conductas solidarias consustanciales al socialismo. La modificación del esquema de funcionamiento de la economía debe contribuir a procesos de auto-realización en los que el individuo, ofrecidas las oportunidades por el Estado, se construya a sí mismo a partir de su subjetividad cognitivo-volitiva. No podrá esperar que el Estado tienda la mano salvadora cuando falta la voluntad y el esfuerzo; lo cognitivo, expresado en resultados significativos, deberá ser estimulado para que, en su reproducción, continúe aportando a la sociedad y mejorando la calidad de vida de sus portadores. Se trata de que el sistema de estereotipos ideológicos formados históricamente sea reelaborado atendiendo a las nuevas circunstancias. La práctica “distributiva” llevada a cabo por la Revolución en aras de la justicia social, mediante la distribución directa o indirecta, deberá ajustarse a la producción de riquezas y cada individuo deberá cuestionarse “qué tiene” y “qué merece”. El “síndrome del pichón” irá quedando en el olvido. El concepto de “participación” ciudadana habrá de cambiar. Si el objetivo supremo es cambiar para tener “más socialismo”, las acciones de participación no deben reducirse a un llamado verticalista, a veces necesario pero limitado y no siempre expresión de un verdadero compromiso colectivo o individual. La participación debe tejer vínculos horizontales que incluyan, en primer lugar, a las funciones de la familia, la llamada “célula fundamental” de la sociedad, desde cuyo seno deben emitirse las primeras señales de valores para sumir responsabilidades que le son inherentes y de las cuales el Estado, cuando lo aconsejen las circunstancias, debe despojarse. En estos momentos nos encontramos en un proceso de revisión de los aportes de la seguridad social a personas supuestamente necesitadas, dándose casos de que algunas tienen familiares directos que pueden y deben constituir sus fuentes de abrigo, y más, hay quienes reciben remesas del exterior y sin embargo reciben prestaciones económicas del Estado. La convicción estructurada como parte de la conciencia social de que el Estado es el punto de referencia para solventar cada uno de los problemas del ciudadano, será modificada; nuevos espacios, más cercanos al ciudadano, como la familia, el barrio y las organizaciones sociales ejercerán como sujetos independientes y en relaciones solidarias. Se sumará, al calor de los cambios, el desmoronamiento de la muchas veces falsa unanimidad, en ocasiones risible y marco propicio para practicar la doble moral; despojados de esa tendencia que ahoga la visión personal se abrirán espacios para el logro de la “unidad en la diversidad”, lo que facilitará que intereses personales o grupales no sean evaluados como contrarios al sistema socio-económico que se construye. Otro impacto, relacionado con las relaciones de la población con la superestructura, estará dado en cómo se presenten las relaciones de los ciudadanos naturales y jurídicos con la capa burocrática asentada en posiciones ejecutivas desde la cuales tienen la extraordinaria virtud de decidir sobre lo humano y lo divino, sin tener en cuenta lo humano y menos aún lo divino. Se trata de una capa de funcionarios con intereses muy bien definidos que, objetivamente, actúan violando principios como seres omnipotentes. Para aliviar esta indecorosa carga, portadora de tendencias negativas en el proceso revolucionario, los lineamientos aprobados por el VI Congreso del PCC abordan la necesidad de redimensionar el aparato estatal, incrementar el poder de decisión de la empresa socialista y lograr que los trabajadores sean verdaderamente portadores de las ideas del cambio, de su instrumentación y su defensa. No se destrona al poder burocrático con la sola aplicación de medidas organizativas o técnicas, los trabajadores deben situarse en el centro de esta batalla. La ciudadanía, a través de sus instituciones representativas, deberá poner obstáculos a las conductas burocráticas, enfrentarlas y contribuir a su desaparición. Nos referimos a la sociedad civil, que debe incrementar su presencia en el accionar de la sociedad en su conjunto. ANEXO 1 IMPUESTO PATRIMONIO RENTA Riqueza que se posee Ingresos que obtiene CONSUMO QUE REALIZA REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. VI Congreso del PCC. Información sobre el resultado del Debate de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, mayo 2011, p. 3. 2. Castro Ruz Fidel, respuesta a la pregunta de una estudiante norteamericana, Seminario Juvenil y Estudiantil Internacional sobre Neoliberalismo, Palacio de las Convenciones, Ciudad de La Habana, 18 de agosto de 1999. 3. 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