EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA Vamos hablar un poco sobre Yoga. El título de la charla de hoy es “El despertar de la conciencia”. Puede que alguno de vosotros se haya preguntado qué tiene que ver el Yoga con la conciencia o qué es eso de la conciencia, ¿sí? Desde nuestro punto de vista el Yoga es la unión consciente con la esencia de uno mismo. Consciente significa que nos damos cuenta de ello, y quiere decir que nuestra conciencia, que es eso que en nosotros se da cuenta, se expande hasta el punto desde donde puede hacerse consciente de la esencia de sí mismo. Éste es el trabajo del Yoga; y no se refiere a lo que comúnmente se llama “la voz de la conciencia”, que es la voz de nuestra mente la cual, según el adoctrinamiento que haya recibido, nos crea complejos de culpa, remordimientos... La conciencia es otra cosa, la conciencia es eso que en nosotros se da cuenta. Porque, ¿qué es lo que conocemos? Conocemos aquello de lo que nos hacemos conscientes. Es decir, que, si delante de nosotros tenemos algo que estamos viendo pero de lo que no somos conscientes, no lo conocemos; ni nos damos cuenta de que estamos viéndolo. ¿Por qué? Porque si nuestra conciencia no se fija en ese objeto, no lo reconocemos, no nos damos cuenta de que está ahí. Hay un película titulada “Y tú ¿qué sabes?” que, refiriéndole a este hecho, explica que los indios de América no veían los galeones de los españoles cuando llegaron allí porque, al no conocerlos, no se hacían conscientes de ellos. Podemos pensar: ¿Puedes no ver una cosa tan grande que tienes delante de ti? Tus ojos la ven, sí, pero no la reconoces; es decir, tu conciencia no se fija en ella y, por lo tanto, es como si no la vieses. Muchas veces nos pasa esto; vas por un sitio y, de repente, te fijas en algo y dices: “¿Cuándo han puesto esto ahí?” Le preguntas a alguien y te responde: “Eso ha estado ahí siempre”. Piensas: “¿Cómo siempre, si yo paso todos los días por aquí y nunca lo he visto?” No te has hecho consciente, no te has dado cuenta de que estaba ahí. Verlo seguro que sí. Nuestros ojos sí que lo ven pero hay algo en nosotros que es lo que conoce, que no se fija y, al no fijarse, es como si no lo viera. Esto es importante, porque ¿qué es lo que conocemos? Aquello de lo que nos damos cuenta. Para hacernos conscientes de qué es lo que en nosotros conoce, ESO que se llama conciencia, tiene que ir abriéndose, despertando y expandiéndose. Todo el trabajo del Yoga no es ni más ni menos que el trabajo de expandir, es decir, de hacer que nuestra conciencia primero se despierte y luego vaya haciéndose cada vez más amplia. ¿Para qué? Para hacernos conscientes, para darnos cuenta de cada vez más aspectos de nosotros mismos. MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 1/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA El Yoga, en definitiva, es el conocimiento de uno mismo, desde lo más elemental y grosero que es el cuerpo físico, hasta lo más sutil, que es lo que llamamos la esencia, la Verdad, lo real que hay en nosotros. ¿Vemos ESO que está aquí y ahora en cada uno de nosotros? ¿Nos damos cuenta de que esta aquí? Pues si no nos damos cuenta, es porque nuestra conciencia no se ha abierto hasta el punto donde podemos hacernos conscientes de nosotros mismos. ¿Qué es lo que conocemos de nosotros mismos? ¿El cuerpo físico? ¿Las emociones? ¿Algunos pensamientos? ¿Conocemos algo más? Pues hasta ahí se ha abierto nuestra conciencia. Si no conocemos nada más es porque, aún estando aquí, estando en nosotros, no podemos percibirlo. Y ¿por qué no podemos? Por lo que hemos dicho: nuestra conciencia se ha abierto sólo hasta el punto de lo que podemos darnos cuenta y no más. Es por eso que todo el trabajo del Yoga consiste en hacer que nuestra conciencia vaya despertando y expandiéndose, de modo que vayamos dándonos cuenta de cada vez más aspectos de nosotros mismos, hasta llegar a ser conscientes, como decía, de lo que llamamos la esencia. A menudo se confunde el Yoga con las técnicas. El Yoga no son los ejercicios; las técnicas de Yoga sólo son las herramientas del yogui. Así como en cualquier oficio u ocupación hay unas herramientas que ayudan a hacer el trabajo, en el Yoga también las hay. Es decir, si uno es cirujano, no opera con las manos (aunque parece que hay algunos que lo hacen) sino que necesita unas herramientas; necesita bisturí, pinzas, aspiradores, otros utensilios... Si uno es mecánico y tiene un taller, dispone de un panel lleno de herramientas que usa para hacer su trabajo. Por otra parte, las herramientas no son inteligentes, no saben lo que tienen que hacer. Un cirujano no pone el bisturí sobre del abdomen del paciente y dice “¡hala, corta!” ¿Quién tiene que saber cómo usar la herramienta? Quien la utiliza. Él es el que tiene que ser inteligente y saber lo que hacer con cada una. Pues con las técnicas de Yoga pasa lo mismo; las técnicas de Yoga son las herramientas del yogui. Es decir, si empezamos a practicar técnicas de Yoga ¿vosotros pensáis que las técnicas son lo suficientemente inteligentes o siquiera algo inteligentes como para saber lo que tienen que hacer en nosotros? Pues no. ¿Quién tiene que saber lo que está haciendo y como utilizar las herramientas? ¿Quién? Pues el que las usa ¿Para qué practicamos las técnicas de Yoga? ¿Qué es lo que queremos conseguir? Esto es importante, porque al hacer esta pregunta nos damos cuenta de algo en lo que hasta ahora no nos habíamos fijado: que si yo utilizo una técnica estoy practicando algo para conseguir ¿qué? ¿Algún estado o algún conocimiento? ¿O es ella, por sí sola, capaz de saber lo que tiene que hacer? MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 2/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA Pueden preguntarte: ¿Para qué haces eso? ¿Para qué respiras? Pues no sé, pero me han dicho que es buenísimo... ¿Sabe la técnica adónde tiene que llevarte? Pues va a ser que no. Cada uno de nosotros tiene que saber para qué y cuándo tiene que utilizar esa técnica si quiere conseguir el resultado que necesita. En el camino del Yoga, para hacer que nuestra conciencia vaya expandiéndose y vayamos conociendo todo lo que tenemos que conocer en nosotros, hasta llegar a ese punto que llamamos la esencia, lo real, la Verdad, el Ser, aquello que es por sí mismo... para hacernos conscientes de ESO, tenemos que ir utilizando las técnicas de forma inteligente. Tenemos que darnos cuenta y saber lo que estamos haciendo, para ir, poquito a poco, dando los pasos necesarios que nos lleven hasta la meta. ¿Es esto razonable o no lo es? Por eso primero tenemos que saber: • Adónde tenemos que ir, cuál es el objetivo • Cuál es el camino • Y qué pasos tenemos que dar o qué es lo que tenemos que utilizar para avanzar por ese camino hasta llegar a la meta. Claro, ése es el secreto de las cosas y es muy importante. En el camino del Yoga hay dos primeros objetivos que tenemos que conseguir para poder luego alcanzar la meta: 1. La paz interior 2. El silencio Es decir que, cuando uno empieza a practicar Yoga, todos los ejercicios que hace sólo tienen un objetivo, aunque él no lo sepa (y muchos de los que enseñan tampoco lo saben; en nuestra escuela, sí lo conocemos). El objetivo en esta primera etapa es construir la paz interior. Fijaos lo importante que es esto: Si no construimos la paz interior, todo lo demás no sirve para nada. Si no hay paz en nosotros, todo lo que podamos hablar de Yoga son “cuentos chinos” (en este caso hindúes). Lo demás es importante a partir de construir la paz. Y diréis: ¿Cómo construimos la paz en nosotros? ¿Qué es eso de la paz? “Lo contrario de la guerra” ¿verdad? Pero ¿cómo se consigue? La paz no es algo que pueda comprarse en un supermercado ¿verdad? “Quiero catorce kilos de paz” “Aquí tiene a seis euros el kilo”. Te sale una pasta... (Pagaríamos lo que fuera por construir la paz en nosotros. ¿No os gustaría estar en paz?) Pero eso no se compra MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 3/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA ni se vende, eso se construye. Y ¿cómo construimos la paz? Primero tenemos que saber a qué llamamos paz. La paz es ese estado que surge cuando se elimina el conflicto. Esto, que dicho así, parece una simpleza, es exactamente así. Dos chavales están peleando y alguien les dice: “A ver ¡venga! ¡Haced las paces!” ¿Qué tienen que hacer? Dejar de pegarse primero; después ya se harán amigos. Lo primero es eliminar el conflicto. En nosotros no hay paz porque hay conflicto (estamos llenos de ellos) y, cuando ese conflicto sale fuera, aquel a quien coge resulta dañado. Nos hacemos daño a nosotros mismos, y a todo el que se encuentra a nuestro alrededor, porque nuestro conflicto “le salpica”. Y ¿dónde reside el conflicto en nosotros? En el juego de las emociones; el juego de las emociones y de los deseos. Cuando nuestras emociones comienzan a activarse y a crecer empezamos a tener una serie de conflictos que, cuando salen fuera, hacen daño. Las personas no son malas; no somos malos, -alguno habrá...-. Pero así, en general, no somos malos. Lo que nos pasa es que, como estamos llenos de conflictos, cada vez que nos sale la ira, que nos sale la rabia, que nos sale el miedo, nos convertimos en seres que irradian conflicto y hacen daño a quienes están a su alrededor. No pasa porque queramos hacer daño, sino porque el conflicto nos sobrepasa y sale. Esto es así, claro está, porque está dentro de nosotros; es decir, que sólo podemos irradiar aquello que tenemos dentro. Por lo tanto, nuestro objetivo será construir la paz. ¿Cómo? Eliminando el conflicto. Ahora os estaréis preguntando: ¿Cómo se hace eso? Muy fácil: practicando las técnicas de Yoga de forma inteligente. A ver, fijaos bien. Nosotros no podemos trabajar directamente sobre las emociones porque no tenemos poder ellas. Si tú tienes miedo, ¿puedes decir a tu miedo “¡Vete!, que no me apetece tener miedo ahora”? ¿Qué pasa con el miedo? Que se queda, ¿verdad? Entonces, algo distinto tendrás que hacer para que el miedo desaparezca. Puede que estés enfadado y en ese momento te des cuenta, te hagas consciente. ¿Puedes decir “¡Ahora no quiero estar enfadado! ¡Que se vaya el enfado!”¿Se irá? Pues va a ser que no, ¿verdad? No te hace caso: No tenemos poder sobre las emociones, porque lo que nos da el poder sobre algo es el conocimiento. Y ¿qué es lo que conocemos? Aquello de lo que nos hacemos conscientes. El conocimiento es poder. MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 4/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA Si nosotros vamos a cualquier bazar y compramos un reloj de esos japoneses, lleno de botoncitos (digo japonés porque esos son los que más cositas tienen dentro) y sólo tienes el reloj, no sabes cómo manejarlo. ¿Por qué? Porque no tienes poder sobre el reloj. Te falta el conocimiento sobre él. Sin embargo, si coges el folleto que lo acompaña –que, por cierto, es tres veces más gordo que el reloj- y lo lees... ¿Qué es lo que está trasmitiéndote el librito? El conocimiento del reloj; y ese conocimiento, te da el poder para manejarlo. Pues bien, eso mismo nos pasa con cualquier otra cosa. Compras una lavadora, llena de botoncitos y lucecitas. ¿Cómo la manejas? Como tiene libro de instrucciones, lo lees, adquieres el conocimiento sobre ella y, con él, el poder de utilizarla. Siempre es así. ¿Sobre qué tenemos poder? Sobre aquello de lo que tenemos conocimiento. Y ¿cómo podemos conocer más cosas? Haciéndonos conscientes de ellas. ¿Por qué no tenemos poder sobre nuestras emociones? Porque no conocemos como funcionan. Sin embargo, dominamos ya el cuerpo físico, en alguna medida. El dedo me obedece si le digo que toque la punta de mi nariz, o mi oreja... ¿Veis cómo me obedece? Ahora le digo al miedo que haga lo mismo… O le digo a un pensamiento: “Mira, quítate de ahí que me estorbas”. ¿Qué me hace? Pues lo mismo; sigue y sigue, porque no me obedecerá hasta que desarrolle poder sobre él. Pero ¿qué es lo que me da poder? El conocimiento. Y ¿qué hago hasta ese momento? Tengo que desarrollar algún sistema para poder intervenir de forma indirecta en las emociones y en los pensamientos. De forma indirecta, ¿a través de qué? Del cuerpo físico. El cuerpo físico es el instrumento de la acción. Este cuerpo nos sirve para actuar y, por lo tanto, está construido de manera que pueda moverse para hacer cosas. Parece que, siendo el más grosero de todos, es menos importante que las emociones y los deseos y menos importante que los pensamientos, ¿verdad? Sin embargo es el más importante porque sin él no podemos actuar sobre los pensamientos y las emociones. Es trabajando sobre el cuerpo físico como, indirectamente, vamos a actuar sobre las emociones y sobre los pensamientos. Y en ese actuar vamos a hacernos conscientes y vamos a desarrollar el poder. Y ¿de qué manera nuestro cuerpo físico puede influir en las emociones? Si yo me pongo en una postura, ¿puede eso modificar mis emociones? Si lo hago con el cuerpo físico, ¿cómo puede influir esto en las emociones? ¿A través de qué conexión? Eso es muy importante. A este nivel, éste es el secreto del Yoga: ¿Cómo, funcionando con el cuerpo físico, influyo indirectamente en mis emociones y en mis pensamientos? A través del Sistema Nervioso Neurovegetativo. MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 5/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA Nuestro cuerpo tiene un sistema nervioso que es, digamos, doble: • El Sistema Nervioso Central y • El Sistema Nervioso Neurovegetativo. (¿Veis que cuando hablamos de todas estas cosas estamos haciéndonos conscientes de ellas, estamos dándonos cuenta?) El Sistema Nervioso Central está formado por los órganos de la cabeza -el encéfalo-, la médula espinal y todos los nervios que salen de ahí. La energía nerviosa que moviliza este sistema es sensitiva cuando va hacia el interior llevando las sensaciones, es decir, la información de lo que ocurre fuera y es motora cuando va de la neurona hacia la periferia produciendo el movimiento. La energía motora y la sensación -es decir, la información-. Si me pego, siento el dolor. ¿Por qué lo siento? Porque la energía nerviosa lleva la información desde las terminaciones nerviosas de la mano a las neuronas. ¿Qué ocurre si en un accidente se rompe la médula espinal? Que a partir de ese punto hacia abajo ya no hay movimiento ni sensación, porque se ha roto el canal de comunicación. Sin embargo tenemos otro sistema nervioso, el Neurovegetativo o autónomo que es diferente. “Vegetativo” viene de “vida”; es el que controla la vida de nuestro cuerpo. Este sistema nervioso canaliza una energía inteligente que dirige todas, absolutamente todas las funciones del cuerpo. Seguro que vosotros habréis comido al mediodía, pues ahora, dentro MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 6/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA de cada uno de vuestros cuerpos, están produciéndose multitud de reacciones químicas; la digestión en el aparato digestivo, la secreción de jugos gástricos, de enzimas... Luego esos nutrientes son absorbidos por la sangre, que los lleva a las células. Allí se produce el metabolismo; en cada uno de ellas, tres cuatrillones de células, está dándose un proceso químico, unas reacciones... ¿Esto se hace solo o hay algo que lo dirige? Pues está totalmente dirigido, aunque no voluntariamente por cada uno de nosotros. No sabemos lo que pasa, pero sí que hay algo que lo regula y que sabe lo que debe ser hecho en cada momento: qué jugo tiene que ser segregado y cuál no, qué hormona es necesaria y cuál no... Ese algo dirige la vida y el funcionamiento del cuerpo. Es una inteligencia innata que controla y dirige la vida del cuerpo, y que actúa a través del Sistema Nervioso Neurovegetativo. ¡Fijaos lo importante que es esto! Esa inteligencia esta ahí. Y ¿cuándo se produce la enfermedad? Cuando, con nuestra inteligencia adquirida, la inteligencia pequeña, -la que nos hace pensar que somos omniscientes, que ya lo sabemos todo-, interferimos en el trabajo y en la labor de la inteligencia innata. La inteligencia innata es la energía universal, la madre naturaleza, el aspecto femenino del universo que actúa en nosotros construyendo la vida y manteniendo esa vida del cuerpo. Ésa es la energía que cura, es la energía que construye nuestro cuerpo y lo cura. Y ¿por qué no lo cura cuando no lo cura? Porque la hemos bloqueado con nuestros pensamientos, con nuestras emociones y con nuestra vida apartada de la naturaleza.Por eso, si volvemos a dejarnos otra vez en manos de nuestra madre, de nuestra madre naturaleza, nos curamos. (La madre no quiere nada malo para sus hijos ¿verdad?). Pero cuando nos apartamos de ella, ya no puede cuidarnos ni protegernos. Ya no puede curarnos. Esa inteligencia innata actúa, como hemos dicho, a través del Sistema Nervioso Neurovegetativo, ésa es su energía. Por eso, aunque a una persona se le rompa el Sistema Nervioso Central y quede tetrapléjico o parapléjico, sin sensibilidad, su cuerpo sigue vivo. ¿Por qué? Porque el Sistema Nervioso Neurovegetativo sigue manteniendo la vida. Este Sistema es, además, el nexo de unión entre lo físico y lo psicológico; entre lo físico, lo emocional y lo mental. Pues sobre esto tenemos que trabajar; es ahí donde trabajan las técnicas de Yoga. El Sistema Nervioso Neurovegetativo tiene, como sabemos, dos canales o dos ramas que son antagónicas: • el Simpático • y el Parasimpático. Cuando la energía funciona en el Simpático los músculos se tensan, la mandíbula se aprieta, el diafragma se bloquea, la digestión se corta, la respiración se hace rápida y superficial y es cuando decimos “Estoy nervioso”. (“Nerviosos” estamos siempre, porque si no estaríamos MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 7/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA muertos. Estamos nerviosos de diferente manera: nerviosos tensos). Al funcionar por el Parasimpático, por la otra rama, pasa todo lo contrario: los músculos se relajan, la boca se llena de saliva, el diafragma se relaja, la digestión se hace perfectamente, la respiración, por lo tanto, se hace profunda y lenta y ahora uno dice: “Estoy relajado”. Es decir, que uno tensa y el otro relaja. Cuando estamos tensos el cuerpo se destruye y cuando estamos relajados el cuerpo se regenera y se cura. Por eso, si estás en tensión y no descansas, (el estrés es un estado de tensión mantenida), el cuerpo se desgasta cada vez más, cada vez más y va acumulando ese desgaste día tras día, semana tras semana, año tras año... hasta que, al cabo de diez o quince años, puedes tener cuarenta y cinco años y el cuerpo de una persona de ochenta. Pero, ¿por qué? Porque cada día de tu vida has destruido una parte de tu cuerpo y, al no descansar, no la has regenerado; porque la energía de la regeneración no ha actuado en tu cuerpo. Por eso hay que descansar, por eso tenemos que funcionar en el Parasimpático. La energía que funciona por ahí es lo que los antiguos griegos llamaban la “physis”, la energía curativa del organismo, que controla los procesos anabólicos o regenerativos del cuerpo. Si la bloqueamos, el cuerpo no se regenera ni se cura. Esos son, pues, los efectos del estrés. Vivir estresado es vivir bloqueando la energía curativa y, ¡claro!, si no hay regeneración y hay, por lo tanto, un proceso de destrucción y decrepitud creciente, pues puede aparecer cualquier tipo de enfermedad. Por eso el estrés es la causa de todas, absolutamente todas las enfermedades. En estos tiempos en que nos hemos puesto de acuerdo para descansar cada vez menos, estamos cada vez peor. Nerviosos y estresados, acumulando decrepitud en nuestro cuerpo. Porque no es lo mismo tener muchos años que estar decrépito ¿No os parece? No es lo mismo la edad biológica que la edad cronológica; ésta es la del calendario pero la biológica expresa el estado de tu cuerpo. ¿Qué es lo que mantiene el cuerpo sano y en equilibrio? El descanso. Y ¿qué es lo que va a destruirlo? Un exceso de tensión acumulada y mantenida de forma crónica. Esto es importante. Lo que los griegos llamaban “la physis” es, pues, esa energía regeneradora, la energía vital, el médico interno que debemos estimular y hacer funcionar. (De ahí viene el que a los antiguos médicos se les llamara físicos, porque actuaban con la physis, la energía curativa del cuerpo). Y no hay nada ni nadie que pueda curar salvo esa energía. Lo que sí puede hacerse es recomendar, sugerir, poner los medios para ayudar a que funcione esa energía. Por eso cuando uno se pone enfermo lo primero que MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 8/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA le mandan es que vaya a la cama. ¿Qué tiene la cama que cura? La cama no cura, pero se supone que cuando estás en la cama te relajas, ¿no? Y cuando te relajas algo se pone en funcionamiento en ti, que es lo que va a curarte. Pues bien, esa energía es la que funciona por el Parasimpático. Podemos estar, pues, en dos estados: en tensión o relajados. ¿Con cuál de los dos pensáis que tenemos que trabajar en el Yoga? ¿Qué os parece a vosotros? ¿Por el primer canal o por el segundo? ¡Por el segundo! Eso es. Hay una dificultad, y es que el Sistema Nervioso Neurovegetativo es involuntario e inconsciente, que no tenemos poder sobre él. ¡Vaya! ¿Ahora qué? ¿Cómo puedo decir al Sistema Nervioso Neurovegetativo que funcione por el Parasimpático o por el Simpático, si es inconsciente e involuntario y no tengo poder sobre él? Alguien, quien nos hizo, nos dejo una puerta secreta, (secreta hasta que la conocemos, como todo secreto). ¿Cuál es esa puerta? La respiración. Todas las funciones del cuerpo son involuntarias salvo la respiración, que puede ser tanto voluntaria como involuntaria. Aunque hasta ahora no hayáis sido conscientes de vuestra respiración, seguíais respirando ¿verdad? ¿Qué parte de vosotros ha dirigido la respiración cuando no os dabais cuenta que estabais respirando? Pues la misma parte que dirige todas las demás funciones: el latido del corazón, la circulación de la sangre, la secreción de hormonas, el funcionamiento digestivo, el de todos los órganos... ¿Quién? El Sistema Nervioso Neurovegetativo. Ahora, cuando te das cuenta de que estás respirando, puedes decidir hacerlo más profundamente, más ampliamente y hacerlo. Ahora, voluntariamente, puedes actuar sobre la respiración. Amigos, ésta es la llave para actuar sobre nuestro Sistema Nervioso Neurovegetativo. Si yo respiro, como he dicho, de una forma rápida y agitada, estoy conectándome con el Sistema Simpático, pero si respiro con “el estómago”, con “el abdomen”, de forma profunda y lenta, ¿qué estoy haciendo? Ahora estoy conectándome con el Parasimpático, estoy haciéndolo funcionar. Yo no puedo decir al Sistema Nervioso Autónomo lo que tiene que hacer, pero sí puedo decir a la respiración de qué forma respirar; al cambiar el ritmo de la respiración cambia el funcionamiento del Neurovegetativo. Y ¿qué consecuencias tiene esto? Pues muy importantes. MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 9/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA Respiramos con el cuerpo físico. Practicamos todas las técnicas a través del cuerpo físico, pero, indirectamente, estamos trabajando en el nexo de unión entre lo físico y lo psicológico. Entonces, si hemos dicho que el conflicto reside en las emociones ¿de qué manera puedo influir en ellas? Pues respirando de una manera o de otra. ¡Fijaos bien! El juego de todas las emociones nos pone en el Simpático, en tensión; da lo mismo que la emoción sea miedo, ambición, sexualidad, enfado o la que sea. ¿Hay alguna emoción que nos ponga relajados? Pues no. El cariño, el afecto ¿nos relajan? Pues va a ser que no, porque cuando sientes afecto por alguien, empiezas a suspirar, el corazón te late deprisa, si no ves a la persona por la que sientes cariño, estás angustiado, angustiada, ¿sí? O sea, que estamos siempre en tensión. Y cuanto más intensa sea la emoción, más tensos nos ponemos. Más “simpáticos”. ¡Vaya! O sea, que si tengo miedo, estoy en tensión y respiro agitadamente, puedo darme cuenta de ello. Mi conciencia se abre y, de repente, me hago consciente: Estoy en tensión, tengo miedo. ¿Qué puedo hacer ahora para calmar la tensión? Respirar de forma abdominal, utilizando una de las herramientas del yogui. Si empiezo a respirar amplia y profundamente, una de dos: o no puedo respirar así porque estoy demasiado bloqueado o, si respiro, va entrando en funcionamiento la rama parasimpática y el miedo va disminuyendo hasta desaparecer. Y es que es antagónico tener miedo y estar relajado. Ya estoy descubriendo algo para actuar sobre las emociones. No puedo decir al miedo “¡Vete!” Pero sí puedo decirle: “Quédate, voy a respirar un rato” Después dices: “Miedo, ¡sayonara!” (ya sabéis, adiós en japonés). Quiero decir que, si te das cuenta de que estás enfadado y no quieres estarlo, aunque no puedes decir directamente al enfado que se vaya, puedes empezar a respirar profundamente... y, antes de que hagas siete respiraciones profundas, el enfado se te ha pasado. No va a desaparecer la causa, porque una cosa es la causa y otra la respuesta que nosotros damos; es muy importante esta apreciación. Nosotros funcionamos bajo la dualidad estímulo–respuesta; es decir, recibimos un estímulo del exterior y, automáticamente, emitimos una respuesta, que suele ser igual y de sentido contrario. Pero desde el momento en que nos hacemos conscientes de la respuesta, podemos empezar a cambiarla; en vez de dejar que sea automática, me hago conciente, me doy cuenta y elijo cómo quiero responder. Aunque el automático esté instalado, desde ESO que se da cuenta decido si respondo de la manera de siempre o si cambio. Además, cuando me hago dueño de mis respuestas estoy cambiando el entorno. Y es que mi respuesta es a su vez un estímulo para el entorno. Sólo podemos cambiar nuestro entorno cambiando MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 10/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA nuestras respuestas, y sólo podemos hacer eso en la medida en que nos hacemos conscientes y dueños de ellas; Tenemos que empezar, pues, por hacernos conscientes, ¿veis? Y cambiar el entorno es cambiar el mundo. Yo no puedo cambiar el mundo, pero puedo cambiarme a mí mismo y puedo cambiar mis respuestas, lo que generará nuevos y diferentes estímulos a mi entorno, que, como funciona con la dualidad estímulorespuesta, pues terminará respondiendo de otra manera. Pero, claro, no podré cambiar la respuesta si antes no voy tranquilizando la emoción que la produce. Para eso tenemos las herramientas de Yoga, para conseguir un resultado; en este caso, que la emoción se calme. Respirando de manera profunda y calmada, ¿qué ocurre? Que voy relajando mi cuerpo físico, (la relajación es muy importante). Al relajar el cuerpo físico, las emociones también van perdiendo intensidad. (Tened en cuenta que las emociones generan deseos o, dicho de otro modo, los deseos son hijos de las emociones). Yo tengo miedo, ¿qué es lo que deseo? Alejarme de lo que me asusta, ¿verdad? Si no puedo alejarme, deseo eliminar eso que me amenaza, entonces me vuelvo agresivo y violento. (La violencia es hija del miedo; donde hay violencia hay miedo, porque uno reacciona violentamente para eliminar aquello que le asusta, le amenaza o cree que le amenaza). La primera reacción ante el miedo siempre es tratar de escapar de aquello que nos amenaza. Lo que pasa es que, a veces lo que te amenaza está “en casa” y no puedes escapar ¿Qué haces entonces? Intentar eliminar lo que te oprime o te hace daño. Por eso es que donde hay violencia antes ha habido miedo. Una emoción siempre genera un deseo, y el deseo genera un apego hacia el objeto del deseo. Nos apegamos a aquello que deseamos, siendo ese enganche proporcional a la intensidad del deseo: a más deseo más apego ¿Sí o no? Eso produce siempre sufrimiento. Por tanto el sufrimiento también reside aquí y resulta del juego de las emociones. Por eso cuando vamos tranquilizando las emociones también vamos tranquilizando el conflicto y vamos reduciendo el sufrimiento. Pero claro, reducir el conflicto no es eliminarlo. Reducir el sufrimiento no es alcanzar la felicidad. ¿Qué debemos hacer entonces para eliminar el conflicto? Para eliminar el conflicto tenemos que profundizar en la relajación, o sea, en ese estado “parasimpático” del que estamos hablando. Cuando llegamos a un cierto punto de profundización en el estado parasimpático, en nuestro encéfalo (en la hipófisis y en los tálamos) se segregan unas sustancias que son las MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 11/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA endorfinas y las encefalinas, que inhiben en nosotros el dolor y las emociones. Inhibir significa que las elimina, no para siempre, sino en ese momento. Por eso en ocasiones ha sido posible incluso hacer operaciones menores cuando el paciente se encontraba en un estado de relajación profunda. (El neuropsiquiatra Alfonso Caycedo creó la sofrología en los años sesenta, partiendo de la relajación yóguica. Bajo estados sofrológicos, es decir, de relajación profunda, se hacen operaciones sin anestesia -de varices, por ejemplo- sin dolor. ¿Por qué? Porque se han segregado endorfinas y se han inhibido las sensaciones físicas, entre ellas, el dolor. Cuando estamos practicando las técnicas de Yoga, ¿adónde tenemos que dirigir las prácticas? Pues a construir ese estado de paz interior y, por tanto, de inhibición, del dolor y de las emociones. Si inhibimos el dolor no sentimos el cuerpo, no recibimos sus sensaciones, parece que estuviéramos flotando. Pero es que, además, las emociones van desapareciendo. En ese momento, si no hay emociones no hay conflicto, y si no hay conflicto, ¿qué es lo que queda? Paz. Hemos construido la paz. Ese es el primer paso del Yoga sin el cual no podemos seguir adelante. Tenemos que darnos cuenta de que el trabajo que hay que hacer es construir la paz. Alguno, o muchos, pensarán: Pero, ¿podemos vivir sin emociones? No podemos, es verdad. Para vivir en este mundo externo los deseos y las emociones son necesarios; pero para la práctica del Yoga, para conectarnos con lo que está dentro de nosotros, ESO que tenemos que descubrir, necesitamos momentos de paz en los que nos estorban tanto el cuerpo físico como las emociones. Cierras los ojos, construyes momentos de paz en los que puedes seguir adelante, profundizando, despertando la conciencia. Haciendo que se amplíe esa conciencia, que ese expanda esa conciencia dentro de ti para ir percibiendo cada vez más aspectos de ti mismo, esos que hasta ese momento estaban en la zona oscura de la conciencia, donde la conciencia estaba dormida o, por lo menos, donde no había llegado su luz... ¿Me explico? Éste es el trabajo que tenemos que hacer. Construyendo momentos de paz ¿qué estamos consiguiendo? Mirad: Si yo todos los días de mi vida voy creando un momento de paz, aunque sea sólo uno, estoy construyendo un hábito, el hábito de estar en paz. Porque, ¿cómo se construye un hábito? Un hábito se construye repitiendo una acción, una y otra vez, una y otra vez. Cuantas más veces repitamos la acción con más fuerza va construyéndose el hábito. MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 12/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA Hay un aforismo que dice: “Siembra una acción y cosecharás un habito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás una vida”. ¿Cómo es tu vida? Como es tu carácter. ¿Cómo es tu carácter? Como son tus hábitos. ¿Cómo son tus hábitos? Como son tus acciones. Éste es el camino si queremos cambiar para hacer que nuestra vida sea mejor. Construyendo momentos de paz todos los días, poquito a poco, vamos construyendo el hábito de estar en paz y, cuando el hábito está instalado, el alcanzar la paz o estar en paz se hace casi solo. Y es que un hábito es algo prácticamente automático que nos permite realizar las acciones sin ningún esfuerzo. Así, poco a poco, podemos hacer que ese momento de paz vaya creciendo y que esté más presente en nuestra vida, en otros momentos... llegando a conseguir ¡quién sabe! poder estar en paz todo el día. ¿Cómo será nuestra vida si somos capaces de estar en paz? Sin conflicto, aunque sea un rato... de cinco a seis de la tarde. Pero fijaos bien: ¿Por qué al no haber emociones tampoco hay sufrimiento? Ya hemos dicho que el sufrimiento surge del juego de las emociones. Si no hay emociones, no hay deseo, no hay apego, no hay sufrimiento. ¿Cómo nos sentiremos si no hay sufrimiento? Pues habremos alcanzado eso que se llama la felicidad. La felicidad es algo que puede resultar un poco soso; por eso la gente no sabe ni quiere ser feliz, porque cuando es feliz se aburre.¿Qué es lo que quiere la gente? La gente no quiere ser feliz, quiere tener emociones y cuanto más intensas mejor. Por eso se tira por un barranco, o de un puente, atado por los pies; por eso va a esos parques de tortura que llaman parques temáticos, donde suben en una estructura de hierro que hace ¡guá! ¡guá! y donde pierde, las gafas, la cartera, la dentadura... Luego, cuando sale de ahí, le preguntan: “¿Cómo lo has pasado?” “¡De miedo!” dice. Pasar miedo ahí es sinónimo de pasarlo bien; pero ¿has sido feliz ahí? No has sido feliz porque tener miedo es pasarlo mal. Yo cuando tengo miedo me lo paso muy mal. (Ni se me ocurre montar en esos sitios. “¿Por qué? ¿No te atreves?” “Ni me atrevo ni dejo de atreverme. ¡No quiero, hombre!”) A mi me gusta estar tranquilo, en paz, no pasarlo mal. ¿Creéis que la gente busca ser feliz? ¡No! Lo que está buscando es sufrir y cuanto más mejor, porque cuanto más sufre más vivo se siente. Vienes de una excursión donde te has hecho un arañazo que va desde la oreja derecha hasta el hombro izquierdo, casi te rompes una pierna, tienes un esguince... y al llegar a casa dices: “¡Joé, qué bien nos lo hemos pasado!”. Claro, si en tu vida vas buscando eso, estás en el camino opuesto al de la felicidad. La felicidad está MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 13/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA totalmente en el lado contrario, donde no hay emociones. Buscar emociones cuanto más intensas mejor nos hace mover la adrenalina, ponernos en tensión, en el Simpático, ¿no? ¿Dónde están la paz y la felicidad? El Yoga es otra cosa, el Yoga es el camino hacia uno mismo. ¿Dónde está la Verdad de uno mismo, ahí afuera o aquí dentro? Tenemos que entrar aquí dentro; pero sólo cuando construimos la paz se abren las puertas hacia dentro de nosotros, porque hasta ese momento están cerradas. Cuando estamos en paz y somos felices, somos buenos. Como hemos dicho antes, mientras tengamos conflictos dentro de nosotros, irradiamos conflicto y hacemos daño. Pero si estamos en paz y nos sentimos felices, ¿qué irradiamos? Lo que tenemos: paz y felicidad. Somos hombres o mujeres de paz que transmiten lo que tienen dentro. Paz en sánscrito se dice Shanti. Tiene la misma raíz que santo. Un santo sólo es un hombre o una mujer de paz. Esto es bastante fácil de alcanzar. Basta con ponerse en el Parasimpático utilizando las técnicas de Yoga, que son sus herramientas. Una vez alcanzada la Shanti, se nos abre la puerta para poder entrar dentro de nosotros. Eso nos dará la Sabiduría. Lo importante esta dentro. Y es que existen dos mundos: • • El mundo externo, el mundo objetivo, el mundo de los objetos El mundo interno, el mundo subjetivo, el mundo del sujeto Lo que tenemos que encontrar está dentro de nosotros. El cuerpo físico es representado simbólicamente por una montaña. Pero también todos los templos de todas las religiones que ha habido a lo largo de la historia tienen forma de montaña: las iglesias, las mezquitas, las cúpulas redondas de los templos budistas, los templos hindúes... Ahí también hay dos mundos: el que está fuera del templo y el mundo que está dentro. Lo que está fuera del templo se llama profano, que significa “ante el templo” y lo que está dentro del templo es lo sagrado. Todos los templos representan el cuerpo físico. Nuestro cuerpo, la montaña, también delimita dos espacios: el espacio externo y el espacio interno; espacio objetivo, espacio subjetivo; lo profano y lo sagrado. Pero si tenemos que entrar dentro, ¿cómo lo haremos? Fijaos bien porque en las alegorías construidas por los iniciados de todos los tiempos aparecen estos símbolos. Todos conocéis la historia de Aladino ¿no? El maestro llegó a la montaña, pronunció las palabras mágicas y la montaña se abrió; entonces dijo a Aladino: Baja por esas escaleras, vete por ese pasillo y allá MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 14/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA al fondo encontrarás un objeto, lo coges y me lo traes; pero ¡ojo! no te salgas del camino porque entonces la montaña se cerrará y te atrapará en su interior. Aladino bajó y encontró que desde los lados del camino por el pasillo, aparecían voces que llamaban y manos que le atraían y le daban o le ofrecían todo aquello que él había deseado hasta ese momento. Entonces Aladino se salió del camino, la montaña se cerró y se quedo ahí a dentro. Conocéis la historia, ¿no? Encontró la lamparita, salió el genio que le dio todo lo que necesitaba o quería. En la mitología Griega aparece el mito del laberinto, con una bestia que lo guarda. Entrar en el laberinto era difícil pero salir era imposible porque la bestia protegía el tesoro del laberinto y destruía a todos aquellos que entraban. Hubo un héroe, Teseo, que se atrevió y entró en el laberinto, pero con la ayuda de Ariadna, quien le dio un ovillo diciéndole: Si vas a entrar lleva este ovillo; atarás el hilo a la entrada y lo irás soltando mientras avanzas. Así te será posible encontrar la salida. Teseo entró en el laberinto, venció al minotauro, consiguió el tesoro y salió, gracias al hilo de Ariadna. ¿Qué representa la montaña, el laberinto? El cuerpo físico; entrar en el laberinto, en el mundo interno es encontrase con una bestia. Alí Babá y los cuarenta ladrones es otra alegoría de lo mismo: la montaña, las palabras mágicas para que se abra, el tesoro interno protegido por cuarenta ladrones... Aquí dentro está la bestia, que es una parte de nosotros y que puede destruirnos. Sólo podemos entrar ahí y salir victoriosos si llevamos el hilo de Ariadna. El héroe es el aspecto superior del hombre, que se ha desarrollado y despertado y va a buscar la Verdad de si mismo dentro de la montaña, dentro del laberinto, dentro del templo. Ariadna, o la princesa siempre simbolizan la Sabiduría, Aleteia. ¿Cuál es el mensaje? Sólo se puede entrar y salir victorioso si se cuenta con la Sabiduría, porque si no, pereceremos bajo las fauces de la bestia.Una parte de nosotros es la bestia y otra parte es lo sagrado. Si entramos ahí dentro deberá ser sabiendo lo que queremos alcanzar. ¿Cómo entramos dentro de la montaña, dentro del laberinto? ¿Qué es lo que nos tiene fuera del laberinto? ¿Qué es lo que nos mantiene funcionando en el mundo externo? Fijaos bien: El mundo externo existe para nosotros porque nuestros sentidos dan a la mente información sobre él. Si cerramos los ojos, cerramos los oídos y los demás sentidos, ¿dónde queda el mundo externo? No está. Ha desaparecido para nosotros, ¿verdad? Pero nosotros no hemos desaparecido, seguimos estando ahí. ¿Dónde estamos? En el mundo interno. ¿Cuál es, por lo tanto, la forma de abrir el mundo interno? Cerrando las ventanas que nos comunican con lo externo. Esto es una técnica de Yoga, una herramienta por lo tanto, que se MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 15/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA llama Pratyahara. Y la utilizo ahora, que estoy en paz. ¿Por qué? Porque sólo me es útil en estado de paz; si estoy en tensión, ¿hacia dónde me llevan mis deseos? Hacia los objetos, o sea, al mundo externo. Estoy en paz, ya no hay objetos. Ahora puedo hacer que mis sentidos se vuelvan hacía dentro y ¡alehop! estoy dentro de mí. Y ahora ¿qué hago dentro? Tendremos que ir donde Ariadna: “¡Ariadna!: ¿tienes hilo?” ¿Qué es lo que tengo que hacer ahí adentro? Buscar la Verdad de mí mismo. ¿Qué es la Verdad o a qué llamamos la Verdad? Es aquello que en nosotros no cambia. ¿Cómo llamamos a lo que cambia? La no-verdad, porque no es la Verdad. Tenemos que ir poquito a poco acercándonos a eso que en nosotros no cambia. ¿Hay algo que en nosotros no cambia? El cuerpo físico cambia ¿sí o no? Las emociones cambian ¿sí o no? La mente cambia, los pensamientos cambian ¿sí o no? ¿Queda algo que no cambie? Cojamos el álbum de fotos (en todas las casas suele haber un álbum de fotos familiar). Ahí te tienen con seis años, con siete, con catorce, con veinticinco, con treinta, con cuarenta y cinco, con sesenta... Cuando uno abre el libro dice: “¡Mira! yo con tres años. ¡Mira! yo con siete. ¡Yo con catorce! ¡Yo con veintiuno!”. Seguro que te dicen: “Pues no te pareces en nada”. Sin embargo en todas esas fotos hay un denominador común. A pesar de las diferentes formas que tiene el cuerpo físico (y si hubiésemos sacado la foto de las emociones y de los pensamientos en cada uno de esos momentos veríamos que son tan diferentes o más que las formas físicas) hay un elemento que es el mismo y que hace que uno, sin saber por qué, pueda decir en cada una: “Yo”, “Yo”, “Yo”. Tú estás en todos esos momentos y no importa la forma tenía tu cuerpo físico ni la que tiene ahora, no importa qué emociones o qué pensamientos tuvieras en tu cuerpo emocional o en tu mente o los que tengas ahora. Tú sigues siendo el mismo. Si tienes miedo ¿dejas de ser tú, para ser otro? No; eres tú. De repente se te va el miedo y te enamoras, ¿dejas de ser tú? No, sigues siendo tú (un poco más tonto, pero tú). Te cambia el pensamiento. ¿Dejas de ser tú? Sigues siendo el mismo, ¿verdad? Es decir, hay algo aquí, en nosotros, que sigue siendo el mismo, a pesar de que cambie el cuerpo, de que cambien las emociones y de que cambien los pensamientos. Yo sigo siendo el mismo de siempre, no soy otro, nunca he sido ni mi primo, ni mi vecino, ni nadie; Yo, el mismo; mi cuerpo, no; mis emociones tampoco; mis pensamientos tampoco pero YO, sí. ¿Qué es ESO que sigue siendo lo mismo, cambie el pensamiento, cambie la emoción o cambie el cuerpo físico? Pues ESO es lo que tenemos que encontrar dentro de la montaña, dentro del laberinto, dentro del templo, ESO ES LO SAGRADO, ESO ES LO REAL; ÉSA ES LA VERDAD MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 16/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA Volvamos a lo que decíamos antes: Estoy en paz, ya no hay objetos. Ahora puedo hacer que mis sentidos se vuelvan hacía dentro. Estoy dentro de mí. ¿A qué voy ahí dentro? ¿Qué busco? ¿Quién soy yo? Esa presencia, que es siempre la misma, que está aquí. Hacia ahí tengo que dirigirme. Tengo que hacerme consciente de ESO, tengo que hacer que mi conciencia crezca y se dé cuenta de ESO. Bien. Pues ¡fijaos bien! porque estamos a punto de construir el silencio. El silencio se construye enfocando la mente. Cuando enfocamos la mente en un objeto y la mantenemos ahí, de repente la mente “desaparece”. Y es que la mente puede encontrarse en cinco estados: 1. Mente en blanco o dormida. Éste es un estado de estupidez. Algunos dicen: “Para meditar hay que dejar la mente en blanco”. No, no. Ése es un estado destructivo de la mente. Bastante nos ha costado ponerla en marcha para que ahora la pongamos en blanco. Además es bien fácil de ver: Los fines de semana cantidad de gente se gasta un montón de dinero y termina la jornada con la mente en blanco. Dice… “¡oh, oh, oh!”, y no es ése un estado de sabiduría, ni un estado yóguico, ¿verdad? Ni mucho menos. Si fuese tan fácil bastaría una juerga de fin de semana para alcanzar la sabiduría. Pues no. 2. Mente dispersa. Es el estado más común de la mente humana. Empieza por un pensamiento, enlaza con otro, con otro... y no se queda en ninguno. Ante esto tenemos que hacer un trabajo. 3. Mente recogiéndose. Es el primer estado que no se da espontáneamente. Por ejemplo, yo elijo concentrarme en la copa y, de repente, estoy pensando en lo que voy hacer esta noche. ¡A la copa! Lo que voy hacer mañana. ¡A la copa! Lo que he hecho a las tres de la tarde. ¡A la copa! Es decir, regreso a la copa cada vez que encuentro la mente fuera del objeto que he elegido. ¿Cómo sé que la mente no está pensando en lo que he elegido? Haciéndome consciente, dándome cuenta. Cuando no me doy cuenta es cuando la mente se “me” va. ¿Sí? Se trata de hacerse consciente y de dirigir el pensamiento. 4. Mente concentrada. Se queda quieta en el objeto de concentración. Ahora se trata de mantener esa concentración. 5. Mente en estado de Nirudha. Cuando la mente se mantiene en el objeto de concentración pasa a un estado en el que parece que no está. Ha “desaparecido”, lo mismo que habían desaparecido las emociones al segregar encefalinas. Pues bien, cuando la mente desaparece, amigos, hemos construido el estado de silencio y es en ese silencio donde se da la técnica que se llama meditación. En la meditación el yogui conoce la Verdad de MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 17/18 EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA sí mismo, que se revela en ese momento. Ahí sólo queda esa VERDAD, lo que uno ES y no cambia. Es aquello que no ha nacido y tampoco va a morir. (Porque esos son los dos grandes cambios de nuestra vida). Nosotros éramos antes del nacimiento y seguiremos siendo los mismos después de ese acontecimiento que se llama la muerte. Pues bien, ESO QUE SOMOS sólo puede ser conocido si construimos la paz y el silencio en nosotros y sólo podemos construir la paz y el silencio utilizando las herramientas del yogui. Todo el trabajo va en esta dirección: Primero construir la paz y luego construir el silencio. En ese silencio aparece “la lámpara de Aladino” con el genio que concede todo aquello que uno quiere. La lámpara simboliza, pues, la Verdad, lo sagrado que hay en nosotros. OM SHANTI MADHAVA. Jornadas de Yoga en Ponteareas 18/18