La necesaria dinamización y modernización del BCV

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La necesaria dinamización y modernización de la aplicación de instrumentos
de política monetaria por parte del BCV
POR: JOSÉ GREGORIO PIÑA T.
El día 22/9/2016, el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, anunció que ha
solicitado al Banco Central de Venezuela (BCV) que acuerde una rebaja lineal, para todos los
bancos, sin excepción, del coeficiente de encaje legal ordinario, desde el actual 21,5% hasta el
16,5%, “con el objetivo de utilizar estos inmensos recursos, casi de 500 mil millones de
bolívares, para invertir en desarrollo agrícola y agroindustrial. Una medida extraordinaria en el
marco de la declaración de emergencia económica del país, para vencer la guerra económica”.
El propósito es muy loable y pertinente; pero sostenemos, una vez más1, que NO es estrictamente
necesario liberar unilateralmente y de antemano porcentaje alguno del encaje legal al que están
obligados los bancos intermediarios, tanto los de capital privado como los que son propiedad del
Estado.
Para sustentar nuestra firme posición lo primero que hemos de citar es que, con fecha 16/9/2016,
la totalidad de los bancos universales y comerciales, tanto privados como de capital del Estado,
mantenían en sus cuentas de depósito en el BCV reservas excedentarias, ociosas, por un monto
de más de Bs. 650 millardos, monto bastante superior al monto neto teórico a liberar con la
medida anunciada arriba citada; por lo que sería más conveniente que los bancos usaran el 50%,
la mitad, de sus excedentes monetarios en el BCV, para el propósito deseado por el Ejecutivo
Nacional, con lo cual se obtendría la misma suma neta.
En efecto, tomando como base el monto total del encaje obligatorio de todos los bancos
universales y comerciales al 2/9/2016 (última disponible a la fecha de este análisis), y ajustando
dicho monto según el anunciado nuevo coeficiente de encaje ordinario, se obtiene un monto
bruto a liberar de Bs. 403 millardos; pero hay que tener en cuenta que al usar la banca este monto
para el objeto anunciado de adquirir nuevos títulos de crédito, la suma entregada por dicho
financiamiento incrementará en igual cantidad el monto de los depósitos del público en los
mismos bancos; depósitos nuevos que también estarán sujetos al mismo coeficiente de encaje
ordinario, por lo que, en resumen, el monto teórico efectivo a liberar con la medida sería de
tan solo Bs. 336 millardos.
Es de precisar que en cualquier caso el uso de los recursos, fuere de la fuente de liberación de
encaje o fuere del uso de los depósitos excedentes de la banca, no sería instantáneo, y que en
ambos casos los montos de los graduales incrementos de los nuevos créditos aumentarán el
monto de recursos excedentes de la banca, pero en el caso de nuestra propuesta ese aumento es
contrarrestado en mayor medida por el uso previo de parte de esos excedentes; mientras que en
el esquema anunciado por el Ejecutivo Nacional el monto de recursos monetarios excedentes de
1
Ver, al respecto, nuestro artículo “¿Se requiere liberar parte del Encaje Legal?”, de fecha 12/5/2011; en http://
www.aporrea.org/actualidad/a123178.html
!1
los bancos no solo se mantendrá, sino que se incrementará la actual altísima cifra ociosa,
aumentando la propensión por parte de los bancos de usar estos mayores recursos excedentarios
para otras operaciones menos útiles para los intereses de la sociedad como un todo.
En concreto: parece obvio que es más conveniente a todo evento que los bancos usen sus
recursos ociosos para el propósito deseado por el Ejecutivo, sobre todo teniendo en cuenta que
dichos recursos NO devengan interés alguno, a que se libere parte del monto obligatorio del
encaje legal de los bancos y estos mantengan sus actuales cifras de recursos ociosos en el BCV;
recursos que están supuestos a ser usados para la concesión de créditos.
La pregunta, entonces, es ¿por qué liberar encaje para que los bancos concedan más créditos, si
ya tienen recursos ociosos cuyo uso principal y preferente debe ser precisamente conceder
créditos?
En razón de lo arriba dicho y según las cifras citadas, al tomar en cuenta el porcentaje llamado
Índice de Intermediación, la razón entre Cartera de Créditos y las Captaciones del Público, de la
totalidad de los bancos al cierre de julio de 2016 (última cifra informada a la fecha por la
Sudeban); al usar el monto total de los recursos liberados, en cualquier caso dicho Índice de
Intermediación sólo aumentaría en dos puntos porcentuales, al pasar de un promedio global de
62,5% a 64,5%.
Asimismo, a criterio nuestro hay otra razón de primordial importancia para evitar no sólo la
disminución indiscriminada, sin distinción, del Coeficiente de Encaje Legal Ordinario para todos
los bancos, sino incluso contra la fijación en general de dicho Coeficiente en forma lineal y
generalizada, sin análisis cualitativo, fuere cual fuere el porcentaje fijado.
La razón es simple: un porcentaje de Encaje Legal indiferenciado NO hace distinción entre los
bancos más eficientes en su función de intermediación, ni entre bancos que tengan distintos
márgenes de ingresos financieros producto de dicha intermediación.
Por lo tanto, desarrollaremos a continuación una propuesta alternativa que evita los efectos
indeseados arriba señalados, que sí toma en cuenta las diferencias cualitativas y cuantitativas
entre la gestión de los bancos y cuya aplicación corrige el desmesurado monto de reservas
excedentarias u ociosas por parte de los bancos en el BCV y, muy importante, logra el mismo
efecto de disminución gradual del coeficiente de encaje legal, pero por una vía más eficiente
y justa en términos globales.
Antes de entrar a detallar nuestra propuesta, hemos de explicar los elementos macroeconómicos
del tema; sobre todo para desmontar la argumentación de la derecha sobre el tema de que el
aumento de la liquidez monetaria es la causa del aumento de precios en cualquier economía.
Todos los bancos centrales crean dinero primario cuando ponen en circulación billetes y
monedas, o realizan acreditaciones en cuenta a las instituciones financieras en las cuentas de
!2
depósito que estas mantienen en el instituto emisor, al realizar el banco central alguna de las
operaciones autorizadas en su respectiva ley. Este dinero, creado por el banco central, entra al
torrente circulatorio de la economía y pasa a formar parte de la liquidez monetaria.
Sin embargo los bancos comerciales, por medio de la intermediación crediticia crean mucha
mayor cantidad de dinero, mecanismo denominado “expansión secundaria”. La velocidad de
circulación del dinero en la economía, (v), determina en el tiempo cuántas veces se multiplica el
dinero primario hasta alcanzar la totalidad de la liquidez monetaria, (M2).
La razón entre liquidez monetaria y el dinero primario generado por el banco central es el
“multiplicador monetario”, (k). De la información del BCV al 9/9/2016 se obtiene que la razón
entre la liquidez monetaria (M2) y la base monetaria era de 2,5824; lo cual evidencia que los
bancos comerciales han generado por la expansión secundaria alrededor del 60% de toda la
liquidez monetaria existente en la actualidad.
Ahora bien, el artículo 5 de la Ley del Banco Central de Venezuela, en su numeral 3 le
establece al BCV como función: “Regular el crédito y las tasas de interés del sistema financiero”,
y en su numeral 5: “Regular la moneda y la adecuada liquidez del sistema financiero” (subrayado
nuestro).
Entonces, resulta evidente que si el BCV debe crear y mantener condiciones monetarias
favorables y debe regular el medio circulante, para lograrlo debe también regular la actividad
crediticia bancaria. Como ya dijimos, los bancos comerciales crean mayor cantidad de dinero
que el propio banco central, y lo hacen mediante su actividad crediticia, la cual engrosa la
liquidez monetaria. Por lo tanto, el legislador estableció como deber del BCV regular esta última
actividad, como medio necesario para poder regular el medio circulante.
Del monto global de la intermediación plasmada en la actividad crediticia de los bancos, depende
en su mayor cuantía la expansión de la liquidez monetaria. A su vez, el monto de la actividad
crediticia bancaria depende mayormente de la tasa de interés, o, dicho en términos económicos,
del precio del dinero.
Por tanto, es necesario que el banco central regule las tasas de interés de los bancos comerciales,
ya que las tasas pasivas (las que los bancos cancelan a sus depositantes) son el principal factor de
incentivación del ahorro, el cual determina la oferta de dinero en el mercado crediticio; y las
tasas activas (la que los bancos cobran a sus deudores) determinan la demanda de dinero. Ambos
factores influyen decisivamente en las condiciones monetarias y crediticias.
Hay que aclarar que el aumento de la liquidez monetaria en sí mismo no es negativo, cuando
dicho crecimiento proviene de un crecimiento real de la economía, sustentado a su vez en la
adecuada intermediación crediticia. El incentivo del ahorro, como demostró Keynes, es el
principal motor de la inversión, la cual posibilita un crecimiento real de la economía. Muchos
actores económicos con excedentes monetarios no tienen la capacidad financiera, o no poseen el
!3
conocimiento o la vocación, para realizar directamente una actividad económica de tipo
comercial o industrial.
De hecho, al contrario de lo que sostiene la conseja política, desde 1999 no ha habido un exceso
de liquidez monetaria, y ni siquiera se ha alcanzado el nivel de liquidez de mediados de la
década de los años 80 del siglo pasado. Esto se comprueba con las cifras de monetización de la
economía venezolana de los pasados 30 años (gráfica 1), que es la relación porcentual entre
liquidez monetaria y PIB para cada año considerado:
!
Gráfica 1
La propaganda, disfrazada de “ciencia económica”, viene sosteniendo que a través de las
operaciones del BCV es el Gobierno nacional el único causante de la inflación en los últimos
años, a través de una supuesta emisión “inorgánica” de dinero que, también según esa tesis ajena
a los hechos, es la causante del aumento “indebido” de la liquidez monetaria (M2, en la jerga
técnica), y dicho aumento de la liquidez monetaria es la única causante de la indiscriminada y
sostenida alza de precios de bienes y servicios, denominada inflación.
La primera precisión a destacar es que, contra el dogma monetarista, la relación causal, cuando
la hay, es totalmente a la inversa: la liquidez monetaria, que está constituida por los medios de
pago líquidos, efectivo y depósitos transferibles, en poder del público, crece porque previamente
se ha incrementado el nivel general de precios preexistente.
!4
Los actores económicos en general mantienen medios de pago líquidos solo en la cuantía
necesaria para la adquisición de bienes y contratación de servicios a corto plazo; y cuanto más
inflacionario es el ambiente económico, menor será la propensión general a mantener dichos
medios de pago líquidos, toda vez que son estos los que pierden valor y poder adquisitivo como
consecuencia de la inflación.
En tal entorno, si para un mes dado el nivel general de precios, medido indirectamente desde
2008 mediante el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y antes con el Índice de
Precios al Consumidor del Área Metropolitana de Caracas (IPC-AMC), se eleva con respecto al
mes precedente, los actores económicos en general se ven obligados a disponer de una mayor
cuantía de medios de pagos líquidos y, por ende, la liquidez monetaria deberá aumentar, además
del aumento propio exigido por el crecimiento real de la economía, expresado en el Producto
Interno Bruto (PIB).
Tal afirmación es sustentada por teóricos de la Economía de distinto signo, tanto de los clásicos,
incluidos Adam Smith y Carlos Marx, como por investigadores modernos y contemporáneos.
Marx nos dice que: “La cantidad de dinero requerida, por lo tanto, para la circulación está
determinada ante todo por el nivel alto o bajo de los precios de las mercancías puestas en
circulación (…) Es claro que los precios no son altos o bajos porque circule mucho o poco
dinero, sino que circula mucho o poco dinero porque los precios son altos o bajos”2; mientras
que Adam Smith aclara que: “La cantidad de moneda en toda nación está regulada por el valor de
las mercancías que circulan por ministerio de ella.”3
Lo afirmado se comprueba en la práctica al estudiar ambas variables en el contexto histórico
venezolano, según vemos en la gráfica 2:
2
Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858. Tomo I,
Siglo XXI Editores/Editorial Universitaria Chile, Chile, 1972, pp. 127-129.
3
Adam Smith, Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, Fondo de Cultura
Económica, México, 2005, pp. 387-388.
!5
!
Gráfica 2
En esta gráfica se muestra que hay una correlación positiva media alta entre las variables IPC y
M2; pero, al contrario del dogma monetarista, en los lapsos en que entre los años 1958 y 2015
hay un movimiento creciente de ambas curvas, primero aumenta el IPC y luego es cuando
aumenta M2; o, cuando ambas curvas tienen dirección descendiente, igualmente primero
disminuye el IPC y luego lo hace M2; y, por último, se observan años en que las direcciones de
ambas curvas son de signo contrario.
Adicionalmente, en años recientes, se observa cómo M2 se incrementó, mientras que el IPC
disminuyó su ritmo. De hecho, el coeficiente r2, o coeficiente de determinación entre ambas
variables, es de apenas 40%.
Pero si analizamos mes a mes los dos últimos años, 2014 y 2015 (gráfica 3), lapso en el cual
según la conseja de la oposición, el “exceso de liquidez” creado por el Gobierno nacional desde
el BCV ha originado la aceleración de la inflación, tenemos que la evidencia refuta de manera
más contundente esa afirmación dogmática:
!6
!
Gráfica 3
Como se puede observar, se cumple plenamente y mes tras mes, cómo primero creció el INPC y
luego, con rezago de entre dos meses a tres meses, se da el subsecuente crecimiento de la
liquidez monetaria (M2). Tanto la correlación como la determinación son casi perfectas.
Ahora, veamos la segunda falacia del dogma monetarista: que es el BCV quien está generando el
“exceso de liquidez” creando “dinero inorgánico”. Resulta que las cifras objetivas del sector
financiero muestran que el crecimiento de la liquidez monetaria obedece casi exclusivamente al
aumento de los créditos bancarios totales, es decir, créditos directos o financiamiento mediante
adquisición de títulos valor distintos de los emitidos por el BCV.
En efecto, son los bancos de intermediación directa o indirecta los que generan mayor parte de la
liquidez monetaria, por medio de la concesión de créditos bajo las modalidades arriba señaladas;
y estos créditos en la práctica equivalen a creación de nuevo dinero, que se suma al dinero base o
base monetaria, que sí es emitido por los bancos centrales (en nuestro caso, por el BCV), proceso
financiero que hace que los bancos de intermediación por el mero financiamiento a sus clientes
multipliquen la base monetaria, generando mayor parte de la liquidez monetaria.
Al analizar y comparar los respectivos incrementos de M2 y de los créditos bancarios en el lapso
2006-2015 encontramos que el crecimiento de la liquidez monetaria en cada año obedece casi
exclusivamente a la concesión de créditos por parte de la banca, con un coeficiente de
correlación positiva altísimo, casi perfecto del 0,9996 y una determinación similar, como se
observa a continuación en la gráfica 4:
!7
!
Gráfica 4
Al restar el dinero en efectivo, que solo puede ser emitido por el BCV, las coincidencias de
montos absolutos de los respectivos crecimientos acumulados y los coeficientes para el mismo
lapso son el 100% (gráfica 5), ya que están las “operaciones en tránsito” que no han sido
registradas aún en la cuenta definitiva:
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Gráfica 5
!8
Estas dos últimas gráficas adicionalmente corroboran lo afirmado arriba; ya que los actores
económicos al enfrentar de manera global el alza en el INPC, se ven obligados a acudir al crédito
bancario, al menos los que tienen acceso al mismo, puesto que no les es suficiente el nivel previo
de liquidez que poseían para cancelar los nuevos precios.
Ya antes aclaramos que existe otra causa para que la liquidez monetaria deba crecer y en efecto
lo hace, y es el crecimiento real de la economía; el crecimiento del PIB descontada la inflación.
Por ende, de por sí, no se debe interpretar que el crecimiento de M2 es necesariamente negativo;
ya que un mayor volumen de bienes y servicios requiere una mayor suma de medios de pago
líquidos para el volumen mayor de transacciones, con independencia del nivel de precios.
Por ello resulta imperativo analizar el comportamiento de estas dos variables, el PIB y la liquidez
monetaria, aislando en ambos casos el crecimiento meramente inflacionario, para correlacionar
el crecimiento real de M2 con respecto al crecimiento real del PIB (gráfica 6):
!
Gráfica 6
La serie histórica desde 1986 evidencia que existe una fuerte correlación positiva y una alta
determinación entre el crecimiento real de M2 y el consiguiente crecimiento real del PIB. Las
respectivas líneas de tendencia móvil por períodos de 5 años muestran que en el lapso en que la
!9
liquidez monetaria decreció en términos reales hubo menor crecimiento real del PIB, y que
luego, a partir del año 2002, el mayor crecimiento real de M2 acompaña un mayor ritmo de
crecimiento real del PIB, hasta la caída simultánea de ambos indicadores en el año 2015.
Teniendo en cuenta lo expuesto en la gráfica 6, veamos ahora las curvas de M2 nominal
acumulado y del IPC para el mismo lapso, aislando el crecimiento de M2 generado por el
crecimiento real de la economía (PIB) en dicho lapso, con lo cual tenemos en la gráfica 7 el
crecimiento acumulado de M2 atribuible al crecimiento acumulado del IPC desde el año 1986
hasta el año 2015:
!
Gráfica 7
Así se comprueba que durante el lapso considerado M2 creció hasta el año 2004 mayormente por
efecto del IPC; mientras que desde el año 2005 en adelante M2 creció más por efecto del
crecimiento real del PIB (como también lo demuestra la gráfica 5) mientras que el crecimiento
de M2 por efecto del alza de precios se mantuvo por debajo del incremento del IPC, ubicándose
en el año 2015 en un valor acumulado 27,3% inferior al crecimiento acumulado del IPC, aunque
la escala logarítmica de la gráfica 6 no permite apreciar visualmente la magnitud de tal
diferencia.
De hecho, se observa una correlación positiva muy alta de la variable del incremento neto de M2
con respecto al IPC, siempre con la relación temporal a favor del IPC con respecto al incremento
posterior de M2, neto del crecimiento del PIB real.
!10
Por tanto, la masa global de depósitos existente en el mercado bancario, sanamente dirigida por
la actividad crediticia, proveerá dichos recursos a los actores económicos necesitados de capital
para inversión. Tal es la esencia de la actividad de intermediación de los bancos: ser el enlace, el
vaso comunicante entre la oferta y la demanda de dinero en el mercado financiero, y ambas
variables dependen de las respectivas tasas de interés.
Por todo lo hasta ahora expuesto, es por lo que el artículo 50 de la Ley del BCV establece que:
“El Banco Central de Venezuela será el único facultado para regular las tasas de interés”. La
renuncia del BCV en 1989 a ejercer dicha facultad fue una de las causas detonantes, junto con la
lenidad en la supervisión por parte del propio BCV, de la crisis financiera de 1994, al permitir la
oferta de tasas excesivas por parte de los bancos complotados para estafar a los ahorristas y
desviar los recursos captados hacia las arcas personales de sus dueños.
La oferta de rendimientos excesivos para las condiciones de la economía de ese momento era
posible porque el propio BCV la subsidiaba mediante el nefasto mecanismo de los “bonos cerocupón”, urdido por Pedro R. Tinoco hijo, desde la Presidencia del BCV, para financiar su propio
banco, al pagar intereses también excesivamente altos.
La conjunción de una oferta de rendimientos excesivos que motivó al público a convertir en
dinero sus activos reales, los propios rendimientos excesivos que concedía a los bancos el BCV
mediante los intereses de los cero-cupón, que no provenían de la actividad económica real, y la
expansión fraudulenta originada por la autoconcesión de préstamos dolosos por parte de muchos
banqueros crearon, entre otras terribles consecuencias, un exceso de liquidez inorgánica.
Por su parte, la intermediación cayó, en menos de dos años, de un sano promedio del 75%, a
menos del 30%, en la medida en que los bancos defraudadores le quitaban clientes a los bancos
sanos e invertían todo el dinero captado en la adquisición de títulos emitidos por el Banco
Central de Venezuela.
En esa fecha, 1989, el economista Carlos Rafael Silva, expresidente del BCV, demandó ante la
Corte Suprema de Justicia (CSJ) la nulidad de la resolución del instituto emisor, que dejaba al
juego del mercado el asunto de las tasas de interés. A tal respecto, en el año 1990 la CSJ falló a
favor del demandante. El argumento central de la sentencia dictada por los magistrados fue que
las facultades conferidas por ley a los entes públicos le han sido concedidas por ser necesarias
para la consecución de los fines del Estado, y en este caso constituye una reserva legal, ya que
ningún otro ente público o privado puede ejercerla.
Entonces, la renuncia del BCV para asumir dicha facultad coarta el cumplimiento de los fines del
Estado. En tal contexto, el análisis lógico-finalista nos hace concluir que las facultades de los
entes públicos son de obligatorio cumplimiento y no existe la potestad de renunciarlas o
delegarlas, y así fue declarado por la CSJ, obligando al BCV a reasumir su rol.
!11
En ese momento el BCV eludió su obligación mediante el subterfugio de establecer una
desmesurada brecha entre el mínimo de la tasa pasiva y el máximo de la tasa activa, cumpliendo
la letra, mas violando el espíritu del mandato de la CSJ. Dicha orden del máximo tribunal de la
República mantiene su vigencia y su fundamento, a pesar de lo cual, el directorio del BCV en el
año 1997 volvió a emitir una resolución que dejó a la discreción de los bancos la fijación de las
tasas de interés.
Sin embargo, cabe señalar que a partir de la vigencia de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (CRBV), a comienzos de 1999, es obligatoria para el BCV la
regulación efectiva de las tasas de interés, ya que el constituyente recogió la letra de la sentencia
de la extinta CSJ ya citada, y la CRBV establece en el inicio de su artículo 318 que: “Las
competencias monetarias del Poder Nacional serán ejercidas de manera exclusiva y obligatoria
por el Banco Central de Venezuela”, (subrayado nuestro); y es claro según la propia Ley del
BCV y la doctrina que dicha regulación de las tasas de interés es una competencia monetaria del
Poder Público nacional.
Tal regulación por parte del BCV no tiene que ser únicamente estableciendo de manera directa
los montos de las tasas activas y pasivas. La redacción del artículo 50 de la Ley del BCV
incluye este mecanismo, pero permite también otros mecanismos adicionales. Dentro de un
margen amplio que el BCV fije entre las tasas activas y pasivas, el instituto emisor puede apelar
a otras medidas que su ley le permite, para incentivar la fijación de tasas que convengan a la
actual coyuntura económica y desincentivar la adopción de valores extremos por parte de la
banca. En tal sentido, el BCV tiene el mecanismo de la fijación del encaje legal, es decir el
porcentaje de las captaciones totales de los bancos comerciales que los mismos deben mantener
en el BCV.
El encaje es uno de los mecanismos usados por la banca central para regular indirectamente la
creación de dinero por parte de los bancos, vía expansión secundaria, ya que el encaje, según su
monto, establece un límite mayor o menor a la posibilidad de dicha expansión. De no existir el
encaje legal, en teoría, la expansión crediticia tiende a infinito.
El artículo 51 de su Ley faculta al BCV para la fijación de dicho encaje; el cual podrá hacer
distinciones de acuerdo con criterios selectivos, según lo establece el artículo 21, numeral 2, de
esa Ley, relativo a las atribuciones del Directorio; mientras que el numeral 13 eiusdem establece
que el Directorio del BCV ejercerá la facultad de regulación en materia de tasas de interés del
sistema financiero.
Hasta la fecha, el llamado coeficiente de encaje legal, es decir, el porcentaje que de sus
captaciones del público deben mantener los bancos en el BCV, es de 21,5 % para el llamado
encaje ordinario, y del 31% para el llamado encaje marginal. Este último concepto obedece a que
a partir del 25/7/2006 el BCV estableció un encaje marginal sobre las variaciones positivas de las
obligaciones netas e inversiones cedidas respecto a la semana previa.
!12
En términos contables, según la información del BCV al cierre de julio de 2016 sobre el monto
total del encaje obligatorio aplicable a los bancos universales y comerciales y la información de
Sudeban sobre los depósitos totales del público en dichos bancos a la misma fecha, el porcentaje
efectivo global resultante del encaje legal obligatorio fue del 20,725%.
Ante el torpe argumento que hemos leído de algunos, en el sentido de que los bancos están
prestando porque el BCV aumenta la base monetaria, hemos de precisar que el multiplicador
monetario ha descendido a menos de la mitad del valor extremo que alcanzó en el año 1989;
cuando el coeficiente de encaje legal era del 15% y el valor límite del multiplicador podía
exceder de “6”, es decir que los bancos podían multiplicar más de seis veces la base monetaria, y
en efecto dicho valor llegó en el citado año 1989 a casi el valor máximo posible; lo cual
podemos comprobar en la gráfica 8:
!
Gráfica 8
En cambio, en la actualidad, con el coeficiente de encaje efectivo en 20,725 %, los bancos
pueden multiplicar la base monetaria, en teoría, hasta 4,83 veces; es decir que si el valor actual
del multiplicador monetario apenas alcanza 2,58 %, como ya dijimos, entonces los bancos en
Venezuela tienen la capacidad legal y práctica de casi duplicar la cantidad de créditos que pueden
conceder y, por ende, casi duplicar la liquidez monetaria, hasta alcanzar a generar el 80% de toda
la liquidez monetaria, aun en un hipotético escenario de congelamiento en lo adelante del
crecimiento de la base monetaria. Lo cual indica que aunque el BCV dejara de emitir base
monetaria los bancos continuarían aumentando la liquidez monetaria, pues los créditos que
conceden son relativamente autónomos y solo están limitados por el coeficiente de encaje legal.
!13
Por cierto, se observa que el coeficiente de determinación entre el multiplicador monetario y el
IPC es estadísticamente insignificante.
Por otra parte, la definición usual de margen de intermediación financiera de un banco es la
diferencia en puntos porcentuales entre la tasa de interés que paga a sus depositantes, o tasa
pasiva, y la tasa de interés que cobra por los créditos que concede, o tasa activa. En la práctica,
ambas tasas están conformadas por un agregado de diversas tasas para grupos de operaciones y
clientes.
Siempre hemos sostenido que presentar el margen de intermediación financiera como la simple
diferencia entre la tasa promedio de los créditos comerciales y la tasa de los depósitos a plazo
fijo (DPF), tal y como las divulga el Banco Central de Venezuela, es un enfoque inadecuado y
sesgado, concebido en pasadas décadas y que a la fecha no ha sido corregido.
Ello es así porque ambas tasas no son representativas de toda la gama; especialmente en el caso
de la tasa pasiva, ya que la tasa máxima pagada a los DPF solo es cancelada al 1,23% de todos
los depósitos y un 60% de los depósitos no es remunerado, mientras que otro 23% recibe un
interés ínfimo.
El cálculo debe tener un enfoque contable, directo y que pondere la totalidad de operaciones;
debe ser llevado por la Sudeban, con base en el detalle de los estados financieros mensuales de
los bancos (enfoque ex post).
Es muy sencillo: se divide la totalidad de los “ingresos por cartera de créditos” entre la cartera
promedio de créditos para el lapso respectivo, se anualiza y se tiene la tasa activa efectiva.
Igualmente, se divide la totalidad de los “gastos por captaciones del público” entre el total de las
captaciones promedio del público para el lapso respectivo, se anualiza y se tiene la tasa pasiva
efectiva.
Actualizamos esos cálculos detallados para el segundo semestre de 2015, y pudimos determinar
que la tasa activa efectiva del Sistema Financiero Nacional en dicho lapso fue de 22,12%;
mientras que la tasa pasiva efectiva fue de apenas 3,14%; lo que arroja un margen de
intermediación financiera efectivo (Spread Absoluto Efectivo) de 18,98%; margen que con las
magnitudes del lapso analizado representaría en el año un diferencial favorable en la
intermediación de Bs. 176 millardos. En términos relativos, la tasa activa efectiva supera 6 veces
a la tasa pasiva efectiva.
Entrando a distinguir entre la banca del Estado y la banca de capital privado, observamos que la
primera ha disminuido su margen de intermediación efectivo, el cual arroja para el semestre
considerado un valor de 15,65%; resultado de una tasa activa efectiva de 17,14% y una tasa
pasiva efectiva de apenas 1,49%; valor este último resultado de tener menor cantidad de
depósitos remunerados.
!14
En contraparte, la banca privada aumentó su margen de intermediación efectivo, el cual se elevó
en el segundo semestre de 2015 hasta el 21,05%; con una tasa activa efectiva muy alta, 24,93%;
y una tasa pasiva efectiva de 3,88%.
Las cifras anteriores indican que la banca privada está prestando a sus clientes a una tasa de
interés efectiva (la resultante neta de ingresos por intereses, menos los intereses pagados)
promedio 45,5% más elevada que la tasa activa promedio de la banca del Estado.
Como quiera que se hace necesario incentivar una disminución significativa de la brecha entre
las tasas pasivas y las tasas activas, vía disminución del costo del crédito bancario, lo que
posibilitaría un mayor acceso a dicho crédito, y dado que es necesario, igualmente, un aumento
de la concesión de créditos bancarios, que eleven la intermediación, razón fundamental de la
existencia de los bancos; proponemos un mecanismo indirecto que premie a los bancos más
eficientes que mantengan una menor diferencia entre sus tasas activas y pasivas y que
simultáneamente mantengan los mejores índices de intermediación financiera.
A la vez, este mecanismo penalizaría a los bancos que presenten mayor diferencia entre sus tasas
activas y pasivas y que tengan menores índices de intermediación financiera. Dicho mecanismo
consiste en asociar el porcentaje obligatorio de encaje legal que deba mantener cada banco, con
los respectivos índices de intermediación financiera y de margen entre tasas activas y pasivas. A
tal efecto, exponemos a continuación el modelo matemático de la propuesta, en un sistema de
dos ecuaciones, según lo siguiente:
1)
E1 = E – (E*n)
donde:
E1 = Porcentaje de encaje ajustado.
E = Porcentaje de encaje promedio ponderado aplicable a la totalidad de las captaciones del
ente financiero, según las normas establecidas.
n = Porcentaje del ajuste a aplicar al porcentaje “E”. Suma o resta, según su signo.
2)
!15
donde:
n = Porcentaje del ajuste a aplicar al porcentaje “E”.
i = Porcentaje de intermediación del ente financiero, medida como la razón entre préstamos
totales entre depósitos totales.
k = Constante a definir, según la política monetaria. 1 < k < 3. Un valor menor incentiva
menor intermediación y alta brecha entre tasas activas y pasivas. Un valor muy alto se hace
excesivamente punitivo; Y, OBVIAMENTE, se debe evitar que el porcentaje de encaje
ajustado (E1) arroje un valor negativo o excesivamente bajo.
a = Promedio ponderado de las tasas activas de la totalidad de los préstamos del ente
financiero. Se calcula por vía contable, sumando todos los ingresos por intereses cobrados y
comisiones financieras.
p = Promedio ponderado de la tasas pasivas devengadas por la totalidad de los depósitos
remunerados del ente financiero.
El modelo está concebido para que haya una disminución significativa del porcentaje de encaje
obligatorio para los entes financieros que presenten mejores índices: en tanto que el porcentaje
de intermediación sea mayor y que el margen financiero (brecha) sea menor, mayor será la rebaja
en el porcentaje de encaje. Por vía contraria, al disminuir la intermediación y/o aumentar la
brecha entre tasas activas y pasivas, el porcentaje de ajuste disminuye hasta hacerse negativo en
los valores indeseables, con lo cual el porcentaje de encaje obligatorio aumentará.
Con esto, se deja la libertad del mercado, dentro de una banda amplia, pero se incentivan los
valores deseables y se penalizan indirectamente las ineficiencias de los entes financieros. Se
trabaja con las raíces cuadradas de los valores y no con los valores directos, para atenuar la
pendiente del ajuste y mantenerlo dentro de los límites aceptables del modelo.
A título de ejemplo mostramos a continuación la tabla 1 con los valores resultantes para “n”,
según la aplicación del modelo para ciertos valores del porcentaje de intermediación y de brecha
entre tasas de interés activas y pasivas, de acuerdo con lo explicado, asumiendo un valor de “k”
= 2; es decir:
Queda entendido que los valores en la tabla son algunas cifras indicativas de algunos resultados
discretos de la resta (a-p); ya que para cada caso se usarán en las fórmulas los valores específicos
de intermediación y de brecha financiera de cada entidad financiera.
!16
10%
BRECHA ENTRE TASA ACTIVA Y PASIVA
(EJEMPLOS)
5%
10%
15%
k= 2,00
20%
25%
30%
35%
40%
-13,10%
-31,62% -45,84% -57,82%
-68,38%
-77,92%
-86,70%
-94,87%
15%
-5,99%
-24,52% -38,73% -50,71%
-61,27%
-70,81%
-79,59%
-87,76%
I
20%
0,00%
-18,52% -32,74% -44,72%
-55,28%
-64,82%
-73,60%
-81,77%
N
25%
5,28%
-13,25% -27,46% -39,44%
-50,00%
-59,54%
-68,32%
-76,49%
T
30%
10,05%
-8,47% -22,69% -34,67%
-45,23%
-54,77%
-63,55%
-71,72%
E
35%
14,44%
-4,08% -18,30% -30,28%
-40,84%
-50,38%
-59,16%
-67,33%
R
40%
18,52%
0,00% -14,21% -26,20%
-36,75%
-46,30%
-55,08%
-63,25%
M
45%
22,36%
3,84% -10,38% -22,36%
-32,92%
-42,46%
-51,24%
-59,41%
E
50%
25,99%
7,47%
-6,75% -18,73%
-29,29%
-38,83%
-47,61%
-55,78%
D
55%
29,44%
10,92%
-3,30% -15,28%
-25,84%
-35,38%
-44,16%
-52,33%
I
60%
32,74%
14,21%
0,00% -11,98%
-22,54%
-32,08%
-40,86%
-49,03%
A
65%
35,90%
17,38%
3,16%
-8,82%
-19,38%
-28,92%
-37,70%
-45,87%
C
70%
38,94%
20,42%
6,21%
-5,78%
-16,33%
-25,88%
-34,66%
-42,83%
I
75%
41,88%
23,36%
9,14%
-2,84%
-13,40%
-22,94%
-31,72%
-39,89%
Ó
80%
44,72%
26,20%
11,98%
0,00%
-10,56%
-20,10%
-28,88%
-37,05%
N
85%
47,47%
28,95%
14,74%
2,75%
-7,80%
-17,35%
-26,13%
-34,30%
90%
50,15%
31,62%
17,41%
5,43%
-5,13%
-14,68%
-23,45%
-31,62%
95%
52,75%
34,22%
20,01%
8,03%
-2,53%
-12,08%
-20,85%
-29,02%
Tabla 1
En un ejemplo hipotético, para un banco con un coeficiente de intermediación del 60%, que
tenga un promedio ponderado de tasas activas del 25% y un promedio ponderado de tasas
pasivas del 5%, su valor de “p”, su brecha, según el modelo, será de 20%, por lo que le
correspondería según la tabla del ejemplo, un valor de “n” igual a -11,98. Si suponemos que su
encaje global actual es de 21,5%, entonces su encaje ajustado pasaría a ser de 24,08%. Si su
coeficiente de intermediación baja a 55%, con el mismo valor de brecha financiera, entonces su
encaje ajustado se eleva al 24,79%.
En cambio, si su coeficiente de intermediación se elevara al 80%, con el mismo valor de brecha
financiera, su encaje obligatorio se mantendría igual; y con una intermediación de más del 80%,
su porcentaje de encaje obligatorio disminuiría. Igualmente, con una brecha del 15%, según las
condiciones del modelo y una intermediación del 60%, su encaje se mantendría invariable.
!17
Obviamente, los valores positivos y negativos de los respectivos ajustes dependen del valor que
adoptemos para “k”; pero siempre los mayores ajustes positivos serán para los mejores
coeficientes de intermediación combinados con la menor brecha entre tasas activas y pasivas;
mientras que los mayores ajustes negativos, que aumentan el encaje obligatorio, serán para
menores coeficientes de intermediación y brechas muy altas.
En este ejemplo, adoptando “2” como el valor de “k”, los valores extremos de E1, el porcentaje
de encaje ajustado, serían de alrededor del 10% y del 42% respectivamente para un banco con
extrema intermediación y mínima brecha financiera y para un banco en la situación opuesta,
máxima brecha financiera y mínima intermediación.
A continuación, incluimos la tabla 2, con los valores ajustados (E1) que se obtienen de aplicar la
tabla 1 al valor actual del coeficiente de encaje ordinario (21,5%).
21,5% BRECHA ENTRE TASA ACTIVA Y PASIVA
(EJEMPLOS)
k= 2,00
5%
10%
15%
20%
25%
30%
35%
40%
10%
24,32%
28,30%
31,35%
33,93%
36,20%
38,25%
40,14%
41,90%
15%
22,79%
26,77%
29,83%
32,40%
34,67%
36,73%
38,61%
40,37%
I
20%
21,50%
25,48%
28,54%
31,12%
33,38%
35,44%
37,32%
39,08%
N
25%
20,37%
24,35%
27,40%
29,98%
32,25%
34,30%
36,19%
37,95%
T
30%
19,34%
23,32%
26,38%
28,95%
31,22%
33,28%
35,16%
36,92%
E
35%
18,40%
22,38%
25,43%
28,01%
30,28%
32,33%
34,22%
35,98%
R
40%
17,52%
21,50%
24,56%
27,13%
29,40%
31,45%
33,34%
35,10%
M
45%
16,69%
20,68%
23,73%
26,31%
28,58%
30,63%
32,52%
34,27%
E
50%
15,91%
19,89%
22,95%
25,53%
27,80%
29,85%
31,74%
33,49%
D
55%
15,17%
19,15%
22,21%
24,79%
27,06%
29,11%
30,99%
32,75%
I
60%
14,46%
18,44%
21,50%
24,08%
26,35%
28,40%
30,29%
32,04%
A
65%
13,78%
17,76%
20,82%
23,40%
25,67%
27,72%
29,61%
31,36%
C
70%
13,13%
17,11%
20,17%
22,74%
25,01%
27,06%
28,95%
30,71%
I
75%
12,50%
16,48%
19,53%
22,11%
24,38%
26,43%
28,32%
30,08%
Ó
80%
11,88%
15,87%
18,92%
21,50%
23,77%
25,82%
27,71%
29,47%
N
85%
11,29%
15,28%
18,33%
20,91%
23,18%
25,23%
27,12%
28,87%
90%
10,72%
14,70%
17,76%
20,33%
22,60%
24,66%
26,54%
28,30%
95%
10,16%
14,14%
17,20%
19,77%
22,04%
24,10%
25,98%
27,74%
Tabla 2
!18
Retomando el principio de este análisis, al aplicar el modelo que proponemos con un valor de
“k”=2, tenemos que cualquier banco de capital del Estado o privado que, por ejemplo, alcance un
margen de intermediación financiera de 85% y mantenga una brecha financiera del 12%,
obtendría un coeficiente de encaje legal ordinario del 16,5%; el valor previsto en la solicitud del
Ejecutivo Nacional al BCV.
Claro está que, como ya dijimos, un valor de “k” >2 se haría menos exigente, es decir, se
requerirían valores menores para los parámetros utilizados; pero dado que el Ejecutivo Nacional
también ha decidido una rebaja de cinco puntos porcentuales en el interés de la Cartera Agrícola,
los valores citados de 85% en la intermediación y de 12% en la brecha o margen financiero lucen
alcanzables especialmente para los bancos de capital del Estado.
Para disipar las dudas sobre la factibilidad de alcanzar mayores valores del Índice de
Intermediación, hemos de precisar que en años recientes hubo valores mucho más altos de dicho
índice, los cuales comenzaron a deteriorarse a finales del año 2012, mayormente por el desvío de
recursos hacia la especulación cambiaria en el mercado ilegal; y es solo ahora que se está
recuperando el porcentaje de intermediación; como se puede observar en la gráfica 9:
!
Gráfica 9
!19
Para mejor comprensión de la tabla 2, incluimos a continuación (gráfica 10) la visualización de
las curvas resultantes según los valores ajustados tomando como base el coeficiente de encaje
ordinario actual:
!
Gráfica 10
Así, se observa claramente cómo variarían los porcentajes de encaje actuales, en función de los
respectivos porcentajes de intermediación y el margen financiero efectivo de cada banco; en
lugar del porcentaje fijo de encaje legal indiferenciado, que no distingue entre las
particularidades de cada ente financiero, ni discrimina entre muy disímiles vocaciones crediticias
ni márgenes de ganancia.
Al cierre del mes de julio de 2016 los bancos de capital privado presentaban un porcentaje global
de intermediación del 61,55%; mientras que los bancos universales propiedad del Estado
presentaban un porcentaje global de intermediación del 64,60%; ante lo cual hay que recalcar
como un signo positivo que en los pasados 12 meses, por primera vez, los bancos propiedad del
Estado han superado en el porcentaje de intermediación a los bancos privados; éxito atribuible
casi exclusivamente a la gestión del Banco del Tesoro (con un índice algo abultado por la
reciente absorción del Banco Industrial de Venezuela) y del Banco de Venezuela.
Por lo anterior, mostramos en la misma gráfica 10, el punto cartesiano o intersección en que se
ubicarían respectivamente, en principio, con las condiciones hasta hoy presentes, los bancos
propiedad del Estado y los bancos de capital privado, tomados ambos grupos en conjunto, luego
de ajustar sus porcentajes de encaje legal según el modelo, asumiendo, por ausencia de
información detallada por parte del BCV, que todos tienen actualmente dicho porcentaje efectivo
en 21,5%.
!20
Considerados en conjunto los bancos privados, según el modelo y con los índices actuales,
pasarían a encajar el 24,36%; mientras que los bancos del Estado, también considerados en
conjunto, pasarían a encajar el 21,23%. Se muestra igualmente el punto de ubicación, aplicado el
modelo con valor de “k”=2, que igualaría el nuevo coeficiente de encaje legal ordinario
solicitado por el Ejecutivo Nacional.
Claro está que hay variaciones significativas en los índices de los distintos bancos de cada uno
de dichos dos grupos; pero, en términos ponderados, la indicada en la gráfica 9 sería la nueva
ubicación global de los dos grupos.
Por lo tanto, dado que los bancos privados tienen el 68,14% de las captaciones del público
sujetas a encaje legal, y dado el ajuste neto resultante de disminuir algo más de un cuarto de
punto porcentual (de 21,5 pasarían a 21,23) al encaje global de los bancos del Estado, y de
aumentar 2,8 puntos porcentuales (de 21,5 pasarían a 24,36) al encaje global de los bancos
privados; con la cifra total del encaje legal para los bancos universales y comerciales informada
por el BCV, ponderada por los respectivos porcentajes de las captaciones del público y los
respectivos ajustes porcentuales de distinto signo en el encaje; se concluye en que el monto
global del encaje legal, con base en el cierre de agosto de 2016, aumentaría, en principio, en
Bs. 115,1 millardos, algo más de 8,6%; antes de disminuir, según lo planteado.
Nótese que el modelo está diseñado para premiar la mayor concesión de créditos en las
condiciones más favorables para el cliente, con lo cual, al disminuirle el porcentaje de encaje
obligatorio a los bancos con mayor intermediación y con menores tasas de interés, también le
bajan sus costos financieros y, adicionalmente, aumenta el monto total disponible para la mejor
oferta de dinero del mercado en términos de costo para el receptor del crédito, con lo cual esta
oferta tenderá a mejorar aun más, convirtiéndose en el polo de atracción de los demandantes de
crédito.
El modelo tiene como ventaja intrínseca que establece una regla uniformemente aplicada para
todos los bancos, pero permite que haya variación en los resultados, sin imponer valores, y se
ajusta a condiciones de libre competencia, dependiendo el monto del encaje aplicable a cada
banco de su propia capacidad y consiguiente desempeño.
!21
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