Jurisprudencia de Mendoza CONTRATO DE TRABAJO. Despido. Causa penal. Absolución. Tipicidad penal y causal de despido. Diferencias. En materia laboral existe el principio de la independencia de causas entre las razones del despido y la merituación de los antecedentes penales, por lo que es relativa la aplicación del art. 1103 del Código Civil. Puede existir perfectamente el caso en que penalmente no se haga responsable al trabajador, pero no obstante ello su conducta lesione los intereses del empleador y el motivo de despido sea razonable y justificado. La tipicidad de conductas para el derecho penal es un concepto más restringido que la tipicidad de conductas exigidas para dar continuidad o no a la relación laboral. Es decir, no es necesario que un acto sea penalmente punible para estimar justificado un despido. Basta para ello una razonable pérdida de confianza del empleador hacia el trabajador. En el presente caso la imputación ha sido la provocación de una situación de acoso hacia dos empleadas. Si bien el recurrente fue penalmente absuelto, el tribunal por la recepción y valoración integral de toda la prueba ha considerado justificadas las razones de despido especialmente invocadas y por ende le ha negado todo derecho de 1 indemnización. Suprema Corte de Justicia Expte. nº 67.603, "López, Juan Carlos en j° 3921 López, Juan C.c/Triunfo Cooperativa de Seguros Ltda. p/Ord. s/Inconstitucionalidad y Casación". Mendoza, 18 de marzo de 2002. Sala Segunda L.S.306-135 CUESTIONES: 1)¿Son procedentes los recursos interpuestos? 2) En su caso, qué solución corresponde? 3) Pronunciamiento sobre costas. Sobre la primera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: 1) El Sr.Juan Carlos López, interpone recursos de inconstitucionalidad y casación en contra de la sentencia dictada por la Segunda Cámara del Trabajo de la Segunda Circunscripción Judicial que rechaza la demanda planteada por el recurrente, en reclamo de las indemnizaciones correspondientes al despido sin causa alegado y que originó la acción laboral. A fs. 32 se admiten ambos recursos. Por la interrelación de ambas quejas y por razones de economía procesal, conforme lo dictaminado por el señor Procurador General, vamos a 2 Jurisprudencia de Mendoza dar tratamiento a ambos recursos en forma conjunta. Por razones metodológicas, vamos a fundar las quejas de las dos impugnaciones, sus respectivos responde y daremos la opinión sobre cada uno de ellos. a)Recurso de inconstitucionalidad: Se funda en el art. 150 inc. 3 del C.P.C., tachando la sentencia de violadora de los arts. 16 de la Constitución Provincial, art. 17 y 33 de la Constitución Nacional. El agravio consiste en reprocharle a la sentencia que ha omitido valorar el expediente penal, por el cual el actor fuera absuelto y por el contrario dictando una sentencia adversa en el fuero penal, determina que el hecho principal ha sido probado. Señala que no corresponde al tribunal civil incursionar en el tema objeto de la investigación penal, sobre lo que fue materia del hecho principal. No obstante ello, no sólo que el a quo no tuvo en cuenta el expediente penal, sino que se avocó a hallar lo que la jurisdicción penal decidió por la absolución. Se hace referencia al art. 1103 del C.C. y el valor de prejudicialidad que tienen las decisiones del proceso penal en el fuero común. b) Recurso de casación: Se funda en el art. 159 incs. 1 y 2 del C.P.C., ya que no se ha aplicado el art. 1103 del C.C.. La falta de merituación y aplicación de dicha normativa al caso, ha determinado que el pronunciamiento afecte sus intereses. Si la Cámara recurrida hubiera aplicado correctamente el art. 1103 del Código Civil habría hecho lugar a la demanda planteada y condenado a la demandada al pago de las indemnizaciones pretendidas. La Cámara si bien ha tenido a la vista el proceso penal, ni tan siquiera se ha referido tangencialmente al mismo, cuando su análisis era fundamental para la decisión de la causa. Sostiene el recurrente que indudablemente nos encontramos ante un supuesto de arbitrariedad fáctica, canalizable a través del recurso de casación, ya que quedará demostrada la existencia de vicios graves en el pronunciamiento judicial recurrido, consistente en el apartamiento palmario de las circunstancias del proceso, omitiendo considerar pruebas decisivas consistente en la absolución del imputado en el expediente penal, que de haberse valorado, se habría arribado a una conclusión diferente en este proceso. II. Corrida vista a la parte recurrida, ésta defiende el fallo y solicita el rechazo de ambas impugnaciones. Plantea objeciones Jurisprudencia de Mendoza desde el punto de vista formal, aclarando que no existe identidad de causa entre el hecho principal investigado en el expediente penal y el que fue motivo del cese de la relación laboral, es decir que el cese se produce por una pérdida de confianza de las autoridades de la empleadora. En segundo lugar un hecho puede no constituir delito penal y visto desde la óptica del derecho laboral, constituir una injuria grave que impide la continuidad de la relación de trabajo y por ende no resulta de aplicación el art. 1103 del C.C. Se trata de hechos distintos, con consecuencias diferentes, lo que para la justicia penal o de faltas no es punible, para el derecho laboral puede constituir una injuria grave. El despido está motivado por la pérdida de confianza y el acoso a las compañeras de trabajo. Ya referido al recurso de inconstitucionalidad considera que el fallo no es arbitrario, que no se ha omitido valorar prueba decisiva, que la misma ha sido valorada en su totalidad. III. El Procurador General de la Corte se pronuncia por el rechazo de los recursos de inconstitucionalidad y de casación. Luego de precisar el contenido del art. 1103 del C.C. señala que el fundamento de esta norma es evitar el 3 escándalo jurídico que pudiera provocar decisiones contrarias. Pero puede ocurrir que la conducta desarrollada por el imputado carezca de la tipicidad penal para constituir un delito, pero que la misma pueda configurar una injuria laboral grave. En el caso en estudio, la demandada justifica la rescisión de la relación en la pérdida de confianza y ha valorado la prueba testimonial, instrumental y pericial, para arribar a la conclusión de que si bien no constituye delito o falta penal, puede ser considerada como una justa causa de despido laboral. En el desarrollo del proceso se tiene por acreditado el asedio a la Señora de Blanco y a la señora de Gil. La causa laboral no es idéntica a la causa civil. IV. Mi opinión: Comparto las conclusiones del señor Procurador General y de la posición asumida por la parte recurrida, razón por la cual corresponde desestimar tanto la inconstitucionalidad como la casación. A) Recurso de inconstitucionalidad: El reproche se sintetiza en que la Cámara sentenciante no ha tenido en cuenta el resultado del proceso que por investigación al Código de Faltas se instruyó al actor, a raíz de una denuncia formulada por una 4 Jurisprudencia de Mendoza compañera de trabajo y del que resultó absuelto por la duda. No se advierte que la sentencia adolezca de defectos constitucionales que hagan viable el recurso correspondiente. Se le imputa omisión de prueba decisiva. En el presente caso no podemos hablar que se haya configurado esta causal de arbitrariedad. Por el contrario, el sentenciante ha valorado, según lo expresa la propia sentencia: la instrumental, las testimoniales y la pericial. Es decir que ha tomado en consideración todos los elementos arrimados al proceso. Sin embargo, como veremos el resultado del proceso penal es independiente de las causales de injuria laboral y es lo que ha ocurrido en el pronunciamiento objetado . Para que la causal de omisión de prueba decisiva opere se requiere: a) Omisión equivale a ignorancia, olvido o preterición, es decir no tener en cuenta la prueba; b) la decisividad supone que su oportuna valoración habría llevado a una conclusión absolutamente diferente a la que se arriba. Si no se configuran esos extremos no existe la causal de arbitrariedad. La interpretación de los recursos siempre es restrictiva y debe demostrarse fehacientemente al tribunal de revisión que se ha desconocido alguna de las garantías constitucionales. Asimismo, debe respetarse el marco de libre apreciación de los hechos y de las pruebas que el ordenamiento procesal le confiere a los jueces ordinarios, razón por la cual la simple discrepancia no es suficiente para provocar la anulación de la sentencia. La Suprema Corte de Justicia no es una instancia jurisdiccional más, sino fundamentalmente la custodia de la vigencia de las garantías constitucionales B) Recurso de casación: Del análisis de sus fundamentos se advierte su improcedencia formal. No obstante su admisión en el auto de fs 32, nada obsta que al momento de dictar sentencia nuevamente se revisen los criterios formales y sobre todos los que se relacionan con su debida fundamentación. La queja se centra en la arbitrariedad fáctica, en el apartamiento palmario de las constancias del proceso, en la omisión de valorar prueba decisiva, todos argumentos que pueden sustentar un planteo de inconstitucionalidad pero no de casación. No existe, en rigor de verdad una crítica razonada a la apoyatura legal del fallo. No se ha demostrado Jurisprudencia de Mendoza por qué razón el tribunal no ha hecho aplicación del art. 1103 del C.C., ni de qué manera correspondía aplicarlo con lo cual se infiere que no se han cumplido las exigencias de fundamentación del art. 161 del C.P.C.. Es verdad que genéricamente se denuncia la omisión en la aplicación del art. 1103 del C.C. al caso de autos. Sobre el punto cabe hacer las siguientes consideraciones: El art. 1103 es una norma general del C.C. que establece la prejudicialidad del resultado de la sentencia penal en las causas civiles, en el caso de análisis de la responsabilidad cuasi delictual. Es decir se trata de una cuestión referida a un tema específico aunque de amplio espectro. En cambio, el caso se trata de verificar la existencia o no de causa justificada de despido, atento a los hechos vinculados con el presente proceso, es decir un problema estrictamente laboral. Tanto el derecho laboral como el procesal laboral tienen ciertas tipicidades y particularidades propias del ordenamiento específico. Entre esas particularidades existe la vigencia del principio de la verdad real por sobre la verdad formal y por ende la libertad de apreciación de las pruebas en esta materia son más amplias que en sede civil. Esta es la razón del principio contenido en el art. 77 del C.P.L. que faculta al juez laboral a resolver la causa ultra petita, es decir 5 más allá de los montos solicitados por las partes. Del mismo modo cobra vigencia el principio de la verdad real por sobre la formal, con lo que el juez puede apreciar libremente todo el plexo probatorio, sin que una prueba tenga legalmente más relevancia que otra. Por tal motivo, dado el caso concreto se le puede asignar mayor valor convictivo a la prueba testimonial que a la instrumental o incluso a cierto tipo de presunciones. En materia laboral existe el principio de la independencia de causas entre las razones del despido y la merituación de los antecedentes penales. Puede existir perfectamente el caso en que penalmente no se haga responsable al trabajador, pero no obstante ello su conducta lesione los intereses del empleador y el motivo de despido sea razonable y justificado. La tipicidad de conductas para el derecho penal es un concepto más restringido que la tipicidad de conductas exigidas para dar continuidad o no a la relación laboral. Es decir, no es necesario que un acto sea penalmente punible para estimar justificado un despido. Basta para ello una razonable pérdida de confianza del empleador con el trabajador. En el presente caso la imputación ha sido la provocación de una situación de acoso hacia dos empleadas. Si bien el recurrente fue penalmente absuelto, el tribunal por la recepción y valoración integral de toda la prueba ha considerado justificadas las razones de despido especialmente invocadas y 6 Jurisprudencia de Mendoza por ende le ha negado todo derecho de indemnización. En síntesis, no se ha demostrado ni formal ni sustancialmente que el tribunal apelado haya incurrido en una errónea aplicación del art. 1103, amparado precisamente en los principios propios y específicos del derecho laboral que nada tienen que ver con la prejudicialidad que exige el art. 1103 para resolver causas civiles, totalmente diferentes a los presentes. Corresponde, en consecuencia, que se desestimen los recursos de inconstitucionalidad y de casación deducidos por la parte actora. Así voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini, adhieren por los fundamentos al voto que antecede. Sobre la segunda cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Corresponde omitir pronunciamiento sobre este punto puesto que se ha planteado para el eventual caso de resolverse afirmativamente la cuestión anterior. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini, adhieren al voto que antecede. Sobre la tercera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Atento al resultado a que se arriba en el tratamiento de las cuestiones que anteceden, corresponde imponer las costas a la recurrente vencida (arts. 148 y 36 inc.I del C.P.C.). Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini, adhieren al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: S E N T E N C I A: Mendoza, 18 de marzo de 2002. Y V I S T O: Por el mérito que resulta del acuerdo que antecede la Sala Segunda de la Excma. Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva, R E S U E L V E: 1º) Rechazar los recursos e x t r a o r d i n a r i o s d e inconstitucionalidad y de casación interpuestos a fs. 9/16 de autos. 2º) Imponer las costas de los recursos a la recurrente vencida. (arts. 148 y 36-I, C.P.C.). 3º) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad. Notifíquese. Fdo.: Dr.Jorge.H.Nanclares, Dr.Carlos Böhm y Dr.Herman A.Salvini Jurisprudencia de Mendoza CONTRATO DE TRABAJO. Falta de registración. Indemnización especial. Emplazamiento. Negativa de la relación laboral por parte del empleador. Frente a una negativa de la relación laboral, no es necesario que el trabajador aguarde el plazo de 30 días conferidos en el emplazamiento a la registración del empleo, si aparece en el intercambio de notificaciones la voluntad expresa del empleador de desconocer la relación laboral y la negativa expresa a cumplir la obligación formal que la ley 24.013 exige a los empleadores. Expte.NE 70.439,”Montecinos Tapia Verónica O. en jº 27.909 “Montecinos Tapia Verónica O. c/Angella, Daniel Raúl p/Despido” s/Cas.”. Mendoza, 4 de febrero de 2002 Sala Segunda L.S.304-435 CUESTIONES: 1)¿Es procedente el recurso de casación interpuesto? 2)En su caso, qué solución corresponde? 3) Pronunciamiento sobre costas. Sobre la primera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: I.- La señorita Verónica Montecinos Tapia interpone recurso 7 de casación en contra de la sentencia dictada por la Tercera Cámara del Trabajo de la Primera Circunscripción Judicial, mediante la cual se hace lugar parcialmente a la demanda planteada por la recurrente y se le ordena a la demandada a pagar los salarios por los meses de febrero a mayo de 1999, S.A.C. parte proporcional del mismo año, vacaciones proporcionales, preaviso e indemnización por antigüedad. Asimismo se le rechaza la demanda en concepto de indemnización agravada prevista en los arts. 8 y 15 de la ley 24.013 por improcedente. Funda la queja en el art. 159 inc. 2 del C.P.C. y considera que el tribunal ha interpretado erróneamente el art. 11 de la ley 24.013, en cuanto considera que para que proceda la indemnización respectiva, el trabajador deberá respetar el plazo de 30 días que establece dicha norma, independientemente de la voluntad del empleador de no cumplir con la obligación de la registración laboral. En el caso de autos, el distracto se produce antes del plazo de 30 días, por haberse negado el empleador a reconocer la existencia de la relación laboral y consecuentemente su registración y cumplimiento de la intimación dada por el trabajador. Señala que la ley nacional de 8 Jurisprudencia de Mendoza empleo propuso la regularización del empleo no registrado y que estableció una moratoria laboral (art. 12) y un régimen sancionatorio para aquellos empleadores que incumplieran con la obligación de registrar a sus dependientes o la misma fuera errónea. Para la procedencia de las sanciones legales por falta de registración o por registración defectuosa, el art. 11 determinó el cumplimiento de una serie de requisitos tales como: 1) intimación fehaciente del trabajador o la asociación sindical al empleador para que proceda a la registración, establezca la fecha real de ingreso o el verdadero monto de las remuneraciones; 2) que la intimación debe indicar la fecha real de ingreso y las circunstancias verídicas que permitan calificar a la inscripción como defectuosa y 3) que dentro de los treinta días el empleador pueda exi m i rse del pago de las indemnizaciones si cumple con la intimación.. El decreto reglamentario 2725/91 en su art. 3 dispuso que para que produzca los efectos previstos, debe efectuarse estando vigente la relación laboral y que el plazo de 30 días es corrido y que la eximición del pago comprende exclusivamente a las indemnizaciones previstas en los arts. 8, 9 y 10 de la ley 24.013. Luego se pregunta si el plazo de 30 días debe ser respetado siempre por el trabajador. Para el recurrente, el plazo debe respetarse siempre y cuando el empleador evidencie una voluntad de cumplimiento con la intimación. Ello es así, por cuanto el plazo ha sido dado para que el empleador diera un total cumplimiento al emplazamiento a la intimación en el plazo de 30 días, y si se manifiesta en sentido contrario, no tiene sentido que el trabajador espere el término del plazo para tener derecho indemnizatorio si correspondiere. En otras palabras, si el empleador rechaza la intimación, negando la relación laboral del trabajador y consecuentemente su registración, creen que no tiene justificación legal que el trabajador espere los 30 días para tener derecho a las indemnizaciones de ley. La finalidad de la norma es que dentro del plazo de 30 días la registración se haga correctamente y que el trabajador tenga una conducta en ese sentido. Pero, cuando el empleador manifiesta su negativa a la intimación, el plazo mencionado carece de operatividad. Es por ello, que el recurrente considera que ha existido una errónea interpretación del tribunal inferior, en tanto y en cuanto estima que el trabajador debe respetar el plazo de 30 Jurisprudencia de Mendoza días. En el caso de autos se emplazó al empleador en forma correcta, con los recaudos del art. 11, pero se obtuvo una respuesta de rechazo a la intimación, de desconocimiento de la relación laboral, la negativa expresa para registrarla y el rechazo de deuda alguna. D e a cuerdo con l a interpretación del tribunal se llega al absurdo de que debe el trabajador esperar 30 días para disolver una relación laboral negada por el empleador y así, de esa manera tener derecho a las indemnizaciones de la ley de empleo o que el empleador que niegue la relación laboral, esté en mejores condiciones que aquel que la reconoce, pero que a pesar del plazo no cumple con la intimación. Señala que el art. 11 de la ley de empleo otorga un plazo más amplio que el que concede la L.C.T. (art. 57), para facilitarle al empleador que dé respuesta a la intimación, pero el plazo se agota cuando el empleador evidencia su voluntad de no cumplir con el mismo. Cita jurisprudencia en el mismo sentido. Se pretende que se case la sentencia en tanto y en cuanto se desestiman las indemnizaciones por falta de registración, por no haberse respetado el plazo de 30 días que exige la norma y por el contrario se haga lugar a las penalidades 9 reclamadas. II.- La parte recurrida solicita el rechazo de la casación. Plantea en primer término el carácter excepcional y extraordinario de la casación y que la Corte no es un tribunal de instancia ordinaria. Asimismo sostiene que el propio recurso lo que pretende es que el trabajador no cumpla con un plazo previsto por la propia norma y finalmente se remite a las consideraciones del fallo que ha emanado del tribunal cuestionado, al que considera ajustado a derecho. Estima que la señorita Montecinos Tapia ha sido asistida por asesores letrados conocedores de la problemática laboral y no ha sido una trabajadora desprovista de tal asesoramiento. III.- El Procurador General de la Corte se pronuncia en el sentido de la admisión del recurso de casación. Estima que en el caso de autos el empleador negó categóricamente la existencia de la relación laboral, circunstancia que el sentenciante consideró de entidad suficiente para justificar la denuncia del contrato de trabajo en los términos del art. 242 de la L.C.T. Se pregunta qué sentido tiene exigirle al trabajador que no dé por extinguida la relación laboral, ante el rechazo a la existencia de la misma por el empleador. Seguramente ninguno. Ante la negativa expresa y 10 Jurisprudencia de Mendoza concluyente de la relación laboral por parte del empleador, que constituye una injuria grave para el trabajador, fue acertado considerar que no procedería a efectuar la registración correspondiente, debido a que negó la existencia de la relación laboral con el recurrente. IV.- Mi opinión: Comparto las conclusiones a las que llega el Procurador General en el sentido de admitir el recurso de casación frente al caso planteado en autos. La temática ha sido extensamente analizada en dos precedentes: a) Expte Nº 64.839 “Alvarez Susana en Jª Alvarez Susana c/ Dante Morán” (L.S. 289-121). En el mismo tuvimos la oportunidad de considerar: “Comparto las conclusiones del Ministerio Público en el sentido de que en el sublite la actora dio por finalizada la relación laboral antes de que venciera el término de 30 días acordado por el art. 8 y 11 de la ley 24.013 y en mérito de tal ruptura intempestiva perdió la posibilidad de ser beneficiaria de las multas previstas en la norma. Podría aparecer como atendible el razonamiento de la recurrente, en el sentido de que un empleador informal que no lleva libros en regla, puede presumirse que n o v a a cum pl ir c o n e l emplazamiento, desde que tampoco ha comparecido a juicio, está declarado rebelde y tampoco ha contestado el recurso en estudio. Sin embargo, es importante tener en cuenta las motivaciones para el dictado de las normas insertas en el título II referido a la regularización del empleo no registrado y la naturaleza jurídica de las sumas que de be abona r el e m p l e a dor incumplidor. La motivación de las normas es incentivar a los empleadores a llevar los libros en regla y a los trabajadores declarados en tales libros, con el objeto de cumplir con las obligaciones previsionales, obras sociales y demás beneficios conexos con el meramente retributivo. En los arts 8, 9, 10 y 15 establece un sistema de sanciones o de incremento de las indemnizaciones en favor del trabajador y el art. 16 una norma morigeradora, atendiendo las circunstancias especiales del caso, pudiendo inclusive eximir el pago de los recargos. Ahora bien, estas indemnizaciones aumentadas, son en realidad multas o recargos establecidos frente a una conducta agravante de la situación laboral y penaliza la negligencia, morosidad o irresponsabi l idad social del empresario de regularizar la situación Jurisprudencia de Mendoza de los empleados. En tal sentido estamos frente a una sanción disciplinaria, pero cuyo m o n t o v a a e n gr o s a r l a s indemnizaciones del trabajador, pero sin quitarles a mi juicio la naturaleza sancionatoria de los recargos. El empleador que no cumple con los emplazamientos ve agravada en forma muy notable las sumas que debe abonar por incumplimiento de la obligación de registración o por realizar una registración incompleta o fraudulenta. Sin embargo, en la práctica, generalmente son pequeñas y medianas empresas las que evaden o no cumplen con todas las obligaciones formales. Es por ello, que la ley en el art. 11 exige como obligación previa del trabajador un emplazamiento en el que se establezca la fecha real de ingreso, el verdadero monto de las remuneraciones y las circunstancias verídicas que permitan calificar la inscripción como defectuosa. Si el empleador diera total cumplimiento a la intimación dentro del plazo de los 30 días, quedará ex i m i d o d el p ago d e las indemnizaciones. Es decir, que hay que ser exigente y meticuloso en la observación de las formalidades del emplazamiento pues la sanción del 11 incumplimiento es realmente muy grave. En ese mismo sentido y por el principio de la buena fe laboral, el trabajador que ha emplazado al patrón, debe necesariamente esperar el plazo de treinta días, que por otra parte es el término legal, para que el mismo dé cumplimiento a la obligación requerida. Es razonable pensar que en el sublite el empleador no iba a cumplir por el grado de irresponsabilidad demostrado. Empero, introducir excepciones cuando las mismas no provienen de la ley, generaría una gran inseguridad jurídica. Por otra parte, cada uno debe hacerse responsable de sus propios actos y la señora Álvarez se dio por despedida en forma prematura. Si hubiera esperado el vencimiento del plazo legal, no sólo se habría hecho acreedora de las indemnizaciones reforzadas, sino que también habría podido cobrar un mes más de sueldo porque la integración del mes de despido no habría sido agosto, sino setiembre. b) Expte. Nº 64.905 “Izaguirre de Schiavone Silvia en Jº Trípoli S.C. c/ Izaguirre de Schivone” (L.S. 291-O24). Empero, la situación presentada en este caso era diferente, ya que la empleadora negó la existencia de la relación 12 Jurisprudencia de Mendoza laboral y puso de manifiesto su voluntad y su posición de no cumplir con el requerimiento. En el mismo se formularon las siguientes consideraciones: “Comparto las conclusiones del Ministerio Público en el sentido de que la queja debe ser desestimada. Para una mejor comprensión trataremos los dos agravios principales: a) errónea interpretación del art. 8 de la ley 24.013; b) errónea interpretación del art. 15 de la ley 24.013. a) Errónea interpretación del art. 8 de la ley 24.013. El art. 8 de la ley 24.013 es el primer artículo del título II De la regularización del empleo no registrado y del capítulo 1 referido a empleo no registrado. Dicha norma se refiere a la situación del empleador que no registrara una relación laboral que le a b o n a rá a l t rabaj ador u n a indemnización equivalente a una cuarta parte de las remuneraciones devengadas desde el comienzo de la vinculación, computadas a valores reajustados de acuerdo con la normativa vigente. Paralelamente, el art. 11 determina como requisito de procedencia de la indemnización especial cuando el trabajador o la asociación sindical que lo representa intima al empleador en forma fehaciente, a fin de que proceda a la inscripción, establezca la fecha real de ingreso o el verdadero monto de las remuneraciones. Con la intimación el trabajador debe indicar la fecha real de ingreso y las circunstancias verídicas que permitan verificar la inscripción como defectuosa. Si el empleador diera total cumplimiento a la intimación dentro del plazo de 30 días, quedará eximido del pago de las indemnizaciones antes indicadas. El juego armónico de estas normas ha generado dudas en su aplicación y han sido resueltas de manera diferente por la jurisprudencia. Así por ejemplo, una de las cuestiones esenciales es si debe el empleado esperar los treinta días para hacerse acreedor de la indemnización o puede anticipar la fecha de resolución de la relación frente a circunstancias evidentes donde no aparece la voluntad de cumplir por parte del empleador. Cómo juegan los silencios, las situaciones de rebeldía en el proceso, la situación de desconocimiento de la relación laboral por parte de la patronal . ¿La interpretación de la norma debe ser con criterio amplio o restringido? Todo ello ha sido motivo de diversos pronunciamientos. Así por ejemplo: La Sala 4 de la Cámara del Trabajo ha dicho que conforme el art. Jurisprudencia de Mendoza 11 de la Ley Nacional de Empleo, el empleador queda eximido de indemnizar si regulariza la situación laboral dentro del plazo de treinta días y si el trabajador disuelve el contrato antes de cumplirse el plazo -por lo menos en cuanto a la indemnización del art. 8-, tal decisión resulta intempestiva, por no respetar el plazo legal que tenía la otra parte. (C.N.A.T. Sala 4 Marco Nidia c/ Bairo S.A. J.A. 1995-III-pág 1051). En cambio la Sala 5ta ha dicho que la ley 24.013 no impone una opción al trabajador en el supuesto de que las circunstancias lo conduzcan a considerarse despedido antes de los treinta días previstos en el art. 11. Pretender que la rescisión justificada antes de ese plazo significa que voluntariamente renunció a las indemnizaciones especiales facilitaría al empleador la evasión de sus obligaciones específicas (C.N.A.T. Sala 5ta Ramírez Rafael c/ Decor Fantasías S.A.- J.A. 1995-III-pág. 1051). Luego de t ran scr ib i r con si d e r a c i o n es d el primer precedente, más adelante razonábamos de la siguiente manera: “Hemos pretendido aportar una señal estricta y clara en razón de la agravación de las indemnizaciones que se imponen por falta de registración y se han invocado 13 criterios de penalidad, razones de seguridad jurídica, respeto a la literalidad de la ley. Hemos sido estrictos hasta en el caso resuelto en el precedente donde el empresario adoptó una postura de rebeldía procesal o de incomparecencia posterior”. Hoy, el caso a resolver nos coloca en un nuevo desafío. Esto es, la actitud procesal del empresario que lisa y llanamente desconoció y desconoce la relación de subordinación, la vigencia de la L.C.T. y de la relación laboral, es decir que se advierte una situación no ya de silencio ante la norma sino de alzamiento o de no acatamiento de la intimación, posición que mantiene tanto cuando se produce el emplazamiento, como luego el mismo proceso en que se deciden las indemnizaciones. Hemos valorado en reiterados fallos el juego del principio de la buena fe. Lo hemos distinguido en casos similares como en el precedente citado. Dijimos en el caso Alvarez: "En ese mismo sentido y por el principio de la buena fe laboral, el trabajador que ha emplazado al patrón, debe necesariamente esperar el plazo de treinta días, que por otra parte es el término legal, para que el mismo dé cumplimiento a la obligación requerida”. 14 Jurisprudencia de Mendoza Ahora bien, ¿qué pasa cuando es el empleador quien viola el principio de la buena fe y le niega al trabajador la relación laboral y el derecho a ser incluido como empleado en los libros y en las registraciones laborales? ¿Debe mantenerse el criterio estricto que marca la ley o puede por excepción sostenerse que la espera de treinta días no es aplicable a los casos en que el patrón, violando el principio de buena fe le desconoce al trabajador la relación laboral y pone de manifiesto su voluntad de no regularizar la situación? Parece que el criterio de justicia, en el sublite no se compadece con el criterio estricto de valoración de la norma y por encima de la seguridad jurídica deben colocarse los de buena fe, equidad y justicia. En mérito a tales valoraciones,. excepcionalmente, cuando las actitudes del empleador marquen claramente la voluntad de negarle el derecho de registración y de regularización del empleo, no es necesario que el trabajador tenga que esperar los treinta días para producir la ruptura de la relación y en ambos casos se justifica el pago de las indemnizaciones agravadas. Una vez más la realidad, el criterio de justicia, el principio de la buena fe en las relaciones laborales nos llama la atención sobre establecer criterios absolutos. Toda regla puede reconocer, al menos en principio, alguna excepción. No obstante ello, por lo demás sostengo que los criterios restrictivos de valoración de la norma deben mantenerse para situaciones como el silencio ante la intimación o la incomparecencia al proceso posterior, pero no cuando aparecen claros elementos de mala intención o propósitos evidentes y objetivos de no pretender cumplir con la obligación que la misma ley impone. No hay que olvidarse de la interpretación teleológica de las normas, máxime éstas que pretenden proteger el empleo registrado y el cumplimiento de las obligaciones previsionales y del sistema de seguridad social. b) La interpretación del art. 15 de la ley 24.013. Del mismo modo se cuestiona la aplicación al caso concreto del art. 15. La norma señala que: "Si el empleador despidiera sin causa justificada al trabajador dentro de los dos años desde que hubiera cursado de un modo justificado la intimación prevista en el art. 11, el trabajador tiene derecho a percibir el doble de las indemnizaciones que le hubieran correspondido como consecuencia del despido. Si el empleador otorgara efectivamente el preaviso, el plazo también se duplicará. La duplicación Jurisprudencia de Mendoza de las indemnizaciones tendrá igualmente lugar cuando fuere el trabajador el que hiciera la denuncia del contrato fundado en justa causa, salvo que la justa causa invocada no tuviera vinculación con las previstas en los arts. 8, 9 y 10 y que el empleador acreditara de modo fehaciente que su conducta no ha tenido por objeto inducir al trabajador a colocarse en situación de despido”. La redacción del artículo es bastante confusa. No obstante parece claro que: a) Otorga un plazo de protección de dos años posterior al emplazamiento para evitarle situaciones de despido como consecuencia de su pretensión de regularización; b) Las indemnizaciones se duplican e incluso el plazo de otorgamiento del preaviso; c) el trabajador tiene derecho al cobro de la indemnización si es despedido con justa causa fundada en razones vinculadas a la registración; d) No tiene derecho al cobro si la causa del despido es absolutamente ajena al problema de registración del empleo; e) el empleador debe probar fehacientemente que la causal de despido es ajena o desvinculada al problema de registración. En el sublite, de acuerdo con la plataforma fáctica y la prueba rendida, el despido se produce de modo indirecto, porque se invoca 15 como causal el desconocimiento de la categoría laboral y la remuneración correspondiente a las funciones que cumplía y a la pretensión de cobrar menor sueldo. Si bien no aparece en forma directa la vinculación entre la causal del despido y la intimación de la regularización, el desconocimiento de la relación laboral, la negación de las funciones reales cumplidas y la pretendida actitud de rebajar la remuneración o ampliar la jornada de t r a b a j o , v i n c ul a a l m e n o s indirectamente el motivo del despido con una correcta registración que pretende el trabajador. En consecuencia, en mi opinión la vinculación del despido con la pretendida regularización puede ser en forma directa, cuando el empleador se niega o desconoce la intimación o de manera indirecta, cuando niega o pretende negar elementos esenciales de la relación laboral y cuando imperan conductas maliciosas o evasivas tendientes a postergar, desconocer o impedir la regularización del empleo que pretende el trabajador”. Es decir, que hemos adoptado una posición general, esto es, considerar en forma restrictiva y apegada a la ley el tema referido a las intimaciones y el plazo de espera de los 30 días. Sin embargo, frente a los 16 Jurisprudencia de Mendoza supuestos donde la empleadora desconoce la relación laboral, contesta el emplazamiento y no se considera obligada a cumplir la exigencia legal, hemos entendido que seguir la normativa constituye un exceso de rigor ritual, pero los supuestos de excepción deben analizarse en cada caso concreto y sobre todo valorando cómo juega el principio de buena fe entre las partes, sea analizando la conducta del trabajador o la del patrón y en función de lo que quiere la misma ley, esto es tender a la regularización y registración del empleo no registrado o informal. En tal sentido, no puede verse una contradicción entre el primer y el segundo precedente, sino que esta Corte ha sentado el criterio general en el primer caso y ha considerado una excepción razonable en el segundo precedente, en el que la propia empleadora desconoce la relación laboral. c) Particularidades del caso en estudio. En el presente caso la actora emplazó mediante telegrama del 21/5/99 para que, “a partir de su notificación, en el plazo de 30 días procediera a registrarla laboralmente desde su real fecha de ingreso como vendedora B, con una remuneración de $ 430,42, convenio colectivo de trabajo 130/75, bajo apercibimiento de ley de empleo. En caso de incumplimiento y/o silencio de vuestra parte, consideraré injuria laboral y despedida por exclusiva culpa; otorgándome el derecho de reclamar indemnizaciones de la ley 20.744 y 24.013, asimismo deberá hacerse cargo de los aportes previsionales y sindicales que por ley me corresponden, queda ud. debidamente notificado”. La demandada con fecha 26 de mayo rechaza la carta anterior por falaz y maliciosa. Negó la relación laboral, negó la obligación de registrarla a la actora, negó adeudar suma alguna u obligación de entregar C.U.I.L., desconoce y rechaza cualquier fecha de ingreso y/o categoría atento a que nunca ingresó a trabajar para la empresa, negó obligación de regularizar aportes previsionales, sindicales o sociales o cualquier otro que pudiera reclamar. Ante tal negativa, la parte actora con fecha 27 de mayo de 1999 emite un nuevo emplazamiento, esta vez de 48 horas para que se aclare su situación laboral y el pago de remuneraciones adeudadas por los meses de febrero, marzo y abril y en caso contrario se considera injuriada laboralmente y despedida por culpa de la patronal. El 31 de mayo de 1999 la actora remite un nuevo telegrama en Jurisprudencia de Mendoza el que rechaza la carta documento emitida por la demandada, por improcedente y maliciosa. Le imputa a la conducta de la patronal mala fe y se considera despedida por su exclusiva culpa. Finalmente el 1 de junio de 1999 la patronal remite otra carta documento, en la que estima improcedentes y falaces las anteriores del 27 y 31 de mayo y le reprocha a la parte actora violación de principios morales y éticos y de inventar una relación laboral que nunca existió. Frente a esta situación fáctica es de toda evidencia que las partes no se iban a poner de acuerdo y que la parte demandada no iba a cumplir con el emplazamiento frente a una relación laboral que inclusive dentro del mismo proceso la negó. En tal sentido se reitera la situación resuelta en el caso Izaguirre de Schiavone, por lo que corresponde admitir los argumentos de la casación y considerar que frente a una negativa de la relación laboral, no es necesario que el trabajador aguarde el plazo de 30 días conferidos si aparece en el intercambio de notificaciones la voluntad expresa del empleador de desconocer la relación laboral y la negativa expresa a cumplir una obligación formal que la ley 24.013 exige a los empleadores. Por lo tanto, corresponde 17 admitir la queja de casación. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini adhieren por los fundamentos al voto que antecede. Sobre la segunda cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Atento el resultado a que se arriba en la cuestión anterior de hacer lugar al recurso de casación interpuesto, corresponde por imperio del art.162 del C.P.C., casar la resolución recurrida en los considerandos de la segunda y tercera cuestión y resolutivos segundo- en lo referente al rechazo de la indemnización de los arts.8 y 15 de la ley 24013- de la sentencia de fs.76/85 vta. de los principales, debiendo abordar esta Corte su tratamiento y resolución. En efecto, según surge de la cuestión precedente y conforme a la correcta interpretación y aplicación de las normas citadas de la ley de empleo y la jurisprudencia de esta Corte r e g i s t r a d a e n L. S : 2 9 1 - 2 4 . , corresponde hacer lugar al pago de las indemnizaciones previstas en la ley por la suma de $ 2.580. Ello, atento a que- como se sostuvo en el precedente citado- en el sublite el empleador ante la intimación del trabajador para su correcta registración, negó la relación laboral, su obligación de registrarla, como también adeudar suma alguna, 18 Jurisprudencia de Mendoza lo cual transforma en innecesario que el trabajador aguarde el plazo de ley. En consecuencia corresponde hacer lugar al reclamo efectuado por este concepto, por la suma de $ 2580, con costas. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini adhieren al voto que antecede. Sobre la tercera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Atento al resultado a que se arriba en el tratamiento de las cuestiones que anteceden, corresponde imponer las costas a la recurrida vencida. (arts. 148 y 36 inc. I del C.P.C.). Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini adhieren al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: S E N T E N C I A: Mendoza, 4 de febrero de 2002. Justicia fallando en definitiva, R E S U E L V E: 1ª) Hacer lugar al recurso de casación de fs. 13/16 vta. y en consecuencia casar la sentencia de fs. 76/85 vta. de los principales, en los considerandos de la segunda y tercera cuestión y resolutivos II- en lo referente al rechazo de la indemnización de los arts.8 y 15 de la ley 24013- de la sentencia de fs. 76/85 vta.de los principales, correspondiendo en su lugar “declarar procedente las indemnizaciones de los arts. 8 y 15 de la ley de empleo por la suma de pesos dos mil quinientos ochenta ($2.580). Dicha suma deberá ser actualizada hasta la fecha de su efectivo pago, en la forma especificada en la sentencia del inferior. 2º) Las costas del recurso de casación se imponen a la recurrida vencida. (art.148 y 36 inc.I del C.P.C.). 3) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad. Notifíquese. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del acuerdo precedente la Sala Segunda de la Excma. Suprema Corte de Fdo.: Dr.Jorge H.Nanclares, Dr.Carlos Böhm, Dr.Herman A.Salvini. Jurisprudencia de Mendoza DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad objetiva. E x i m en t e s . D i l i g e n c i a d e l automovilista. Apreciación. Culpa concurrente. Porcentajes. Tratándose de una responsabilidad objetiva, lo que libera la norma es la prueba de que hay un hecho ajeno que ha interrumpido el nexo causal y no la simple prueba de que el guardián actuó diligentemente. La diligencia exigible al automovilista, debe apreciarse en función de una regla fundamental para el tránsito en la vía pública que prescribe que el conductor debe mantenerse siempre dueño del control del vehículo adaptando su marcha a las circunstancias del caso. Demostrado que el rodado embistente, fue la camioneta y que su conductor no realizó ninguna maniobra previa para evitar la colisión, siendo además un hecho notorio en punto a la previsibilidad, la circulación diaria de ciclistas por el lugar del accidente y teniendo en cuenta que también la conducta de la víctima ha tenido gravitante incidencia causal en la producción del evento, al circular en bicicleta por una ruta de las características del Acceso Sur y sin estar munido de los elementos de seguridad exigidos por la ley de tránsito, como son los dispositivos de luces (blanca adelante y roja atrás) además de los elementos reflectantes (art.41 inc.i ap.2, ley 6082 y decreto reglamentario Nº867/94), lo que 19 además de ser una infracción a las normas de tránsito constituye una imprudencia”.corresponde atribuir un 70% de culpa; al conductor de la camioneta, demandado y un 30% a la víctima. Suprema Corte de Justica Expte.Nº73577 Miyicay Mario Daniel en j 76604/26500 Miyicay, Mario Daniel c/Galdeano, Rubén Narciso p/D. y P. Mendoza, 26 de setiembre de 2002. Sala Primera L.S.312-169 CUESTIONES: 1) ¿Son procedentes los recursos de inconstitucionalidad y casación interpuestos? 2)En su caso, ¿qué solución corresponde? 3) Costas. A la primera cuestión el Dr.Fernando Romano, dijo: Los antecedentes de la causa nos informan que la actora promueve demanda resarcitoria, reclamando los daños y perjuicios sufridos en un accidente de tránsito. Relata que el día 16 de julio de 1998, aproximadamente a las 5.35 hs., circulaba a bordo de una bicicleta por el acceso sur en dirección de marcha hacia el sur y que lo hacía ceñido a su mano sobre la capa asfáltica, porque dado el mal estado de la banquina resultaba 20 Jurisprudencia de Mendoza imposible transitar por ella. En esa oportunidad y a la altura del Barrio “El Jilguero”, fue atropellado de atrás por una camioneta marca Volkswagen, conducida por el demandado Sr.Rubén Galdeano y propiedad de lafirma “Argon S.A.”, que a consecuencia del impacto sufrió lesiones de consideración que motivaron su internación en el Hospital Central. Como resarcimiento reclama la suma de $95.000 sujetando este importe a lo que en más o en menos resulte de las pruebas de autos. En primera instancia se admitió parcialmente la demanda, declarándose la culpa concurrente de ambos protagonistas en los porcentajes del 30% a cargo del actor y del 70% por parte del conductor demandado. La sentencia fue apelada por ambas partes y el Tribunal de Alzada rechaza la demanda haciendo lugar al recurso interpuesto por la demandada. En sus fundamentos sostiene que el ciclista en ocasión del evento, transitaba en infracción por una vía de circulación rápida y de noche, constituyéndose en un obstáculo insalvable para el conductor y en un hecho imprevisible e inevitable que, por sí interrumpe el nexo causal, eximiendo por ello de responsabilidad al demandado. Que se encontraba suficientemente probado en autos que la bicicleta no contaba con ningún tipo de luz ni elemento reflectivo y que el hecho se produjo sobre la carpeta asfáltica. Que la conducta de la víctima fue francamente culpable al no resguardar su integridad circulando por la banquina y, por el contrario, asumiendo el riesgo de circular por la carpeta asfáltica en plena oscuridad. Que la nueva ley de tránsito considera falta grave al hecho de circular por autopistas o semi autopistas con vehículos que no desarrollen una velocidad superior en un tercio a la mínima permitida. Que en el Acceso Sur la velocidad mínima permitida es de 40 km/h., lo que implica que de, conformidad con la ley, sólo podrían circular por él vehículos que desarrollen al menos 53,5 km./h. Y resultando evidente que las bicicletas no pueden circular por dicha autopista al no poder alcanzar tal velocidad. Que ni la obligación de mantener el dominio del vehículo ni la existencia de luces encendidas en aquél, pueden tener carácter eficiente a los fines de imputar la causa del accidente al demandado. Que la presunción legal del embistente no podía tener mayor gravitación que el acto voluntario de la víctima en su aparición sobre el acceso sur. Que en el caso existió culpa exclusiva de la Jurisprudencia de Mendoza víctima que excluyó totalmente la responsabilidad del demandado. Contra esta sentencia se agravia la actora en esta sede, i n t e r p o n i e n d o l o s r e cu r s o s e x t raord i na r i o s d e inconstitucionalidad y casación. Como fundamento del primero sostiene la arbitrariedad del decisorio de conformidad a lo contemplado por el art.150 incs.2) 3) y 4) del C.P.C. Al respecto expresa que la arbitrariedad de la sentencia lo es por ignorar la existencia de prueba relevante, afirmar que el actor no portaba elementos reflactantes en su bicicleta y no haber considerado que en el informe de criminalística de fs.98 del expediente penal, surgía que la b i ci cl et a p o s e í a e l e m e n t o s retroreflactantes en los pedales, aspecto este que sí fue debidamente merituado por el Tribunal de primera instancia. Agrega que la sentencia interpreta irrazonablemente las circunstancias fácticas y concluye que la circulación del actor por el acceso había constituído un hecho imprevisible e inevitable. Que de la pericia mecánica surgía el estado de intransitable de la banquina y que era habitual que por el lugar transiten bicicletas y que el uso de luz reglamentaria en el vehículo permite visualizar la presencia de cualquier 21 obstáculo a 150 metros. Que el fallo afirma sin sustento alguno, que la camioneta c ir cula ba a u n a v e l oc ida d precaucional y, por el contrario, no determina claramente cuál ha sido la conducta del actor para atribuírsele toda la responsabilidad en el evento. Que la sola violación de la ley de tránsito de haber existido, no pudo fundamentar la eximición de la responsabilidad del demandado. Imputa al Tribunal haber incurrido en el vicio de incongruencia al sostener que por el lugar estaba prohibido el tránsito de bicicletas, hecho no invocado por los demandados al contestar demanda y no mencionado por la sentencia de primera instancia. A su vez el recurso de casación lo funda en los supuestos de los incisos 1 y 2 del art.159 del CPC, en este aspecto invoca la errónea interpretación de los arts.85 inc.p) de la Ley de Tránsito Nº6082 y del art.1113 del Cód.Civil. Que la circulación de bicicletas en semi-autopistas está permitida en razón de que la nueva redacción de la ley de tránsito no la prohíbe expresamente, como lo hacía la anterior. Que además la sentenciante sin ningún fundamento da por sentado que las bicicletas no pueden circular a una velocidad 22 Jurisprudencia de Mendoza superior a los 53 km/h. Que la eximente de la responsabilidad objetiva prevista por el art.1113 del Cód.Civil, debió ser acreditada fehacientemente por la demandada. Que por el contrario en la causa quedó acreditado que el vehículo embistente fue el del demandado y que éste no probó que la bicicleta varió su curso modificando la relación de causalidad. Por último también cuestiona la indemnización otorgada en primera instancia y el grado de incapacidad atribuído. ºSolución al caso ocurrente: Las expuestas son sintéticamente reseñadas, las razones por las que el recurrente intenta la nulidad o la revocatoria del decisorio dictado en grado de apelación en el que, revocando el pronunciamiento de primera instancia, rechaza la demanda resarcitoria promovida en esta causa. Advertido que los agravios encuentran fundamento en cuestiones fácticas con razones de orden constitucional y aún cuando puedan estar relacionadas con aspectos normativos propios del recurso de casación, en el caso se suscita la necesidad del tratamiento del primer aspecto en forma prioritaria. En este temperamento se advierte que la Alzada, a fin de atribuir responsabilidad exclusiva del accidente a la actora, parte por calificar a la circulación de ésta en bicicleta por la carpeta asfáltica del Acceso Sur y en horas de la noche, como un hecho imprevisible e inevitable que interrumpió el nexo causal y eximió de responsabilidad al automovilista demandado. Que en la emergencia, la bicicleta no contaba con ningún tipo de luz ni elemento reflectivo y que la conducta de la víctima había sido francamente culposa al transitar por la carpeta asfáltica, en lugar de hacerlo por la banquina o por la parte de tierra consolidada que existía en el lugar. En consecuencia, el núcleo básico de la queja, se asienta en la impugnación que se efectúa a la sentencia en razón de que y a los efectos de la atribución de responsabilidad, se pone de resalto la conducta del ciclista en la emergencia, la que se habría constituido en un hecho imprevisible e inevitable para el conductor de la camioneta, por circular de noche y sin luces por el acceso sur, priorizándola por sobre la presunción de culpabilidad del demandado en su condición de embistente y que surge de la obligación legal de circular con cuidado y precaución, conservando el dominio sobre su vehículo. En mi entender esta crítica luce como irreprochablemente Jurisprudencia de Mendoza acertada. Si bien es cierto que la conducta de la víctima tuvo gravitante incidencia causal en el hecho acaecido, considero que la misma no fue de una entidad tal que autorice a considerar roto el nexo de causalidad y con ello liberar totalmente de responsabilidad al demandado como lo resuelve el fallo cuestionado. En efecto, como quedara demostrado en la causa, el Sr.Miyicay en ocasión del evento, circulaba en bicicleta por una vía de circulación rápida, de noche y sin que su rodado contara con todos los elementos de seguridad exigidos por la ley de tránsito; todo lo cual importó asumir una conducta culposa, como lo sostuvo el Sr.Juez de primera instancia. Por su parte la conducta del conductor demandado, también se nos presenta como notoriamente culposa, al no haber mantenido el pleno dominio de su vehículo, como estaba obligado, y con ello evitar colisionar al ciclista. En este aspecto tanto el informe de criminalística que obra en el expediente penal (fs.98), como la pericial mecánica rendida en el principal, coincide en señalar que fue la camioneta el vehículo embistente, como lo corroboran las fotografías obrantes a fs.99 y vta. de las actuaciones penales, lo que apareja por si, una presunción de culpa en contra de su conductor. Así lo 23 entendió el Tribunal de origen, al sostener que esa presunción de culpa surge de la obligación legal de circular en la vía pública con cuidado y prevención,conservando en todo momento el dominio efectivo del vehículo (Art.48 inc.B de la ley 6082), presunción que no ha sido desvirtuada. En este sentido y como lo adelanté precedentemente, entiendo errónea la solución adoptada en el pronunciamiento en cuanto considera operada la eximente del art.1113 del Cód.Civil, por haber constituído el accionar del actor un hecho imprevisible e inevitable. En primer lugar, conforme se ha sostenido por este Tribunal en reiterados fallos,tratándose de una responsabilidad objetiva, lo que libera la norma en la prueba de que hay un hecho ajeno que ha interrumpido el nexo causal y no la simple prueba de que el guardián actuó diligentemente. Con respecto a la diligencia exigible al automovilista se dijo, que debe apreciarse en función de una regla fundamental para el tránsito en la vía pública que prescribe que el conductor debe mantenerse siempre dueño del control del vehículo adaptando su marcha a las circunstancias del caso (L.S.238/164-262/429). Conforme con tales principios es de advertir que de ninguna de las 24 Jurisprudencia de Mendoza constancias de autos surge, que el ciclista circulando por la banquina se haya interpuesto repentinamente en la línea de circulación con la bicicleta, embistiendo a la camioneta, como lo sostuvo la demandada al efectuar su contestación. Por el contrario, de las constancias incorporadas en la causa y lo indica el sentido común dado el lugar del impacto, resulta claro que la colisionante fue la camioneta. A lo expuesto debe agregarse que al margen de encontrarse permitida o no la circulación de bicicletas por el Acceso Sur, resulta un hecho indiscutido y notorio la circulación de tales vehículos en esa arteria, tal como lo corrobora el perito mecánico a fs.133/136. Mal puede entonces sostenerse, como lo hace el pronunciamiento cuestionado, que la conducción del actor por el lugar sea un hecho imprevisible o inevitable, sobre todo si se toma en cuenta el irregular estado de transitabilidad de la banquina, como lo demuestran las fotografías obrantes a fs.129/131 y que permiten entender aún cuando no se lo justifique, la elección del actor de transitar por la carpeta asfáltica como lo hiciera. Tampoco existen constancias en autos que permitan establecer que la demandada trató de evadir al ciclista, dado que en el lugar no se encontraron rastros de frenada ni de derrape conforme surge del acta de procedimiento obrante a fs.1º y vta. del expediente penal. Por el contrario del croquis de fs.2 de dichas actuaciones se advierte que, conforme a la ubicación que quedó la camioneta, su conductor no realizó ninguna maniobra previa y que detuvo la misma una vez producida la colisión. Todas estas circunstancias me llevan a concluir que en el caso se verifica el vicio de inconstitucionalidad endilgado al pronunciamiento recurrido en cuanto al mérito que en el mismo se hace, de los hechos objetivamente demostrados en la causa. Por los fundamentos d a d o s y e n c o n s ec u e n ci a , corresponderá hacer lugar a la impugnación efectuada, anular la sentencia y dictar un nuevo pronunciamiento a fin de determinar el grado de culpabilidad tanto del accionante como de la parte demandada en el evento que nos ocupa. Con respecto al resto de los agravios deducidos mediante el recurso de casación, se hace innecesario su tratamiento,dada la conclusión a la que se arriba precedentemente. Así voto. Sobre la misma cuestión el Dr.Moyano adhiere por sus fundamentos al voto que antecede. Jurisprudencia de Mendoza A la segunda cuestión el Dr.Romano, dijo: De acuerdo al resultado a que se ha arribado en la cuestión anterior, corresponde dictar un nuevo pronunciamiento, examinando el resto de los aspectos propuestos a decisión en la instancia. En consecuencia y en primer lugar deberá analizarse la mecánica del accidente, a los efectos de determinar los porcentajes de responsabilidad atribuíbles a la víctima y al demandado, adelantando desde ya que la solución final resultará de merituar el grado de responsabilidad que a cada uno de los protagonistas les cabe en el accidente y con ello la determinación de la concurrencia de culpas en la génesis del siniestro. De los antecedentes del conflicto, especialmente del acta de procedimiento y croquis policial labrado en la causa penal n.61785/2 caratulada “F. c/Rubén Narciso Santos Galdeano Merino por lesiones culposas”, así como de la pericial mecánica de fs.133/136 del principal, surge que el señor Mario Daniel Miyicay el día 16 de julio de 1997, aproximadamente a las 5.30 hs, a bordo de una bicicleta mountain-bike, circulaba por el Acceso Sur en dirección Norte-Sur y a la altura del barrio “El Jilguero”, en Carrodilla. En esa oportunidad, fue embestido de 25 atrás por una camioneta marca Volkswagen conducida por el Sr. Rubén Narciso Santos Galdeano Merino, que circulaba en la misma dirección. La colisión se habría producido sobre la banda lateral Oeste, próxima al margen de la calzada y sin que se pudiera establecer la velocidad de circulación de los rodados, por la falta de elementos de demostración en el lugar (huellas de frenada o derrape). En la emergencia, la víctima quedó tendida sobre la banquina de la referida margen Oeste y a 32 pasos al Sur de su bicicleta y la camioneta quedó en la misma banquina a 11 pasos más adelante de la víctima (croquis policial de fs.2). Los daños materiales sufridos en la bicicleta fueron todos en su rueda trasera, en tanto que la camioneta sufrió rotura de parabrisas y faro con deformaciones y hundimiento en su sector frontal. En relación a la mecánica del evento, el actor sostiene en la demanda, que circulaba sobre la capa asfáltica, dado que por el lugar resultaba imposible transitar por la banquina dado su mal estado de conservación, oportunidad ésta en que fue impactado de atrás por la referida camioneta que conducía Galdeano, que circulaba a exceso de velocidad y sin tener el pleno dominio de su rodado. Por su parte, el demandado 26 Jurisprudencia de Mendoza sostuvo que el actor circulaba por la carpeta asfáltica en una bicicleta sin iluminación y sin ningún tipo de señalización, así como que de manera intempestiva, varió la línea de circulación, embistiendo con la bicicleta a la camioneta. A los efectos de determinar el grado de responsabilidad atribuible a cada uno de los protagonistas, como se adelantara en el tratamiento de la cuestión anterior, corresponde adentrarnos en la mecánica del accidente, así como el grado de culpabilidad que es atribuíble a cada uno de los partícipes. Desde ya que, la circunstancia decisiva respecto a que la circulación del actor por la autopista se haya constituído para el demandado en un hecho imprevisto e inevitable, se insiste, no ha sido acreditada. Por el contrario de los elementos de juicio obrantes en la causa, surge demostrado que el rodado embistente, fue la camioneta y que su conductor no realizó ninguna maniobra previa para evitar la colisión, siendo además un hecho notorio en punto a la previsibilidad, la circulación diaria de ciclistas por el lugar del accidente. En consecuencia y en contra del conductor de la camioneta, nos es dado atribuir un grado importante de responsabilidad, apoyado en la presunción en su contra que crea la calidad de embistente. Es claro que si ello fue así, es porque en la emergencia no respetó la obligación legal de conducir “con cuidado y prevención, conservando en todo momento el dominio efectivo del vehículo (Art.48 inc.B de la ley 6082) y circular a una velocidad tal, que siempre tenga el total dominio del vehículo (Art.68 de la citada ley) “como lo sostuviera el Sr.Juez de primera instancia, a fs.195 del principal. De otro lado, en caso de duda debe estarse en favor de la víctima por aplicación del principio restrictivo en cuanto a la valoración de las eximentes, por lo que entiendo correspondía exigirle al demandado una mayor diligencia en la conducción del vehículo a su mando. No obstante, no es menos cierto que también la conducta de la víctima ha tenido gravitante incidencia causal en la producción del evento, al circular por una ruta de las características del Acceso Sur y sin estar munido de los elementos de seguridad exigidos por la ley de tránsito, como son los dispositivos de luces (blanca adelante y roja atrás) además de los elementos reflectantes (Art.41 inc.i ap.2, ley 6082 y decreto reglamentario Nº867/94). Así también lo entendió el Sr.Juez de primera instancia sosteniendo acertadamente Jurisprudencia de Mendoza “que la actitud de circular por la ruta sin estos elementos de seguridad, además de ser una infracción a las normas de tránsito constituye una imprudencia”, permitiéndole concluir respecto al grado de responsabilidad que era dable otorgar a cada uno de los partícipes, que correspondía atribuir un 70% al conductor de la camioneta, demandado y un 30% a la víctima. Este razonamiento se comparte plenamente, desde que siendo mayor el riesgo que importa la circulación de un vehículo como el de la demandada frente al de una bicicleta, la responsabilidad de aquél ha de juzgarse de manera más estricta cuando además, no se guardó en el caso el cuidado y diligencia necesaria embistiendo a la bicicleta de la actora, sin que se haya siquiera alegado circunstancia alguna que le impidiera circular más alejado de la banquina al momento de superar al ciclista. En suma y conforme la aplicación de los principios antes expuestos en relación al demandado Galdeano, se concluye que cabe asignarle aquella responsabilidad, por el hecho culposo propio (Art.1109 del Cód.Civ.), la que se hace extensiva al titular registral de la camioneta, es decir la firma “Totalgas Argentina S.A.” (Art.1113 Cód.Civ.), como así a su aseguradora “Juncal Compañía de 27 Seguros de Autos y Patrimoniales S.A.” (Art.118 Ley de Seguros). Establecida de tal modo la r e sponsab i l i d a d pa r cia l de l demandado en el porcentaje indicado, corresponde ahora el examen sobre el aspecto cuantitativo del reclamo reparatorio intentado, en función de los daños y perjuicios que se encuentren debidamente acreditados.. Al respecto la actora reclamó como daño material por incapacidad sobreviniente, la suma de $65.000, estimando un grado de incapacidad del 40% y tomando la edad de la víctima (24 años) con una expectativa de vida útil de 50 años. Sostuvo además, que debía tenerse en cuenta el salario de $400, que percibía como operario de una bodega. Como daño moral solicitó la suma estimada de $30.000. En relación al primer importe reclamado, es decir la incapacidad suf r ida , la pe r i c i a mé dic a traumatológica de fs.158/160 constató que el actor sufrió traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento, fractura de tibia y peroné de la pierna derecha, fractura del escafoides de la mano derecha, que fue operado de la fractura de la pierna, colocándosele cinco tutores externos y yeso en la mano derecha, que permaneció internado durante 4 días y posteriormente se retiró a su domicilio 28 Jurisprudencia de Mendoza concurriendo a control y curaciones y procediéndose a retirarle los tutores,en diciembre de 1998. En definitiva se dictaminó una incapacidad parcial y permanente del 45% de la total obrera, a la que debía adicionarse el porcentaje de incapacidad psicológica. La pericia psicológica dictaminó que el actor padecía trastorno por ansiedad y stress postraumático crónico con estado depresivo marcado y que presentaba un cuadro de hipersomnía, desgano,apatía, descuido, abulia y tristeza. Sostuvo la necesidad de realizar tratamiento psicoterapéutico al menos por un año. Concluyó que el grado de incapacidad psicológica parcial y permanente era del 20% de la total obrera. Por su parte en la pericia médica de fs.141/142, se dictaminó un grado de incapacidad del 60%, verificando que el tratamiento quirúrgico realizado tuvo un éxito relativo, porque la fractura no logró una buena consolidación, no mantuvo el eje de la pierna y ésta ha sufrido un acortamiento de 4 cms., con lesión moderada del nervio peroneo, presentando además un electroencefalograma patológico coincidente con un traumatismo encefalocraneano que le provocan cefaleas y mareos. Todas las pericias fueron impugnadas por la citada en garantía. De las testimoniales rendidas a fs.61 y vta.y 62 y vta., surge que el actor antes del accidente se desempeñaba laboralmente como operario de bodega, que era un buen empleado, que percibía un salario de $400 mensuales y que, a raíz de las lesiones sufridas, no pudo realizar más tareas que le significaran mayor esfuerzo. De estas constancias, objetivamente incorporadas a la causa, puede afirmarse que las lesiones sufridas por el actor de carácter permanente, han provocado una severa limitación no sólo física sino también en su vida de relación, circunstancias éstas que deben ser tenidas en cuenta al momento de cuantificar la indemnización. En punto a la pretensión inicial respecto al resarcimiento por incapacidad, la actora lo cuantificó en la suma de $65.000, sujetándolo a lo que en más o en menos resultare de las probanzas de autos. Este importe fue incrementado posteriormente en la etapa de alegatos a la suma de $85.000, en función del resultado de las pericias rendidas. El Tribunal de primera instancia otorgó por este rubro la suma de $32.000 tomando en consideración el grado de incapacidad del 65% asignado por el perito traumatólogo del 45% y el 20% por el Jurisprudencia de Mendoza psicólogo. La actora en la expresión de agravios discutió el monto otorgado, por considerar que el grado de incapacidad no coincidía con el dictaminado,si se tomaba en cuenta la pericial médica de fs.141/142 y que le asignaba el 60% de la total obrera; porcentual éste al que, si se le adicionaba el 20% asignado por la pericia psicológica, se arribaba a un porcentaje del 80%. Que frente a tal grado de incapacidad, consideró que la suma otorgada resultaba exigua. Por su parte la demandada al expresar y contestar agravios sostiene que el porcentaje pretendido por la actora resultaba excesivo, desde que el 80% implicaría una capacidad residual del 20% que le impediría a la actora realizar cualquier trabajo o actividad. En el mérito de estas cuestiones, se advierte que de las testimoniales obrantes en la causa, surge que el actor siguió trabajando aunque en otras actividades de menor esfuerzo y si además, consideramos la pericia de fs.141/142 que el actor dice omitida-, se advierte que dentro del procentaje total que el perito considera del 60% atribuye un 15% por “Cefalea rebelde postraumática con electroencefalograma patológico”. Por su parte, en las consideraciones Médicolegales que efectúa el profesional, afirma que el actor 29 presenta Electroencefalograma patológico, coincidente con un traumatismo encefalocraneano, entre otras dos posibilidades, lo que supone que esta patología puede o no ser secuela del accidente. Por tal razón ante la incertidumbre que genera, estimo que la pericia con mayor rigor científico es la realizada a fs.158/160 del Dr.Imazio, quien otorga una incapacidad parcial y permanente por s e c u e l a s t raum a t o l ó gi c a s y neurológicas del 45%, a la que debía adicionarse la psicológica. Este porcentaje además resulta más acorde con las actividades laborales que siguió cumpliendo la actora en la bodega en la que trabajaba, si bien como operario pero en tareas más livianas. Además de la incapacidad física, debe considerarse el grado de deterioro psíquico sufrido. En tal aspecto considero improcedente el agravio de la demandada, en cuanto sostiene que no corresponde la indemnización de este rubro, en razón que el mismo se encontraría incluído en el daño moral. Sin dejar de reconocer la disquisiciones doctrinarias y jurisprudenciales existentes en el tema, acerca de si corresponde o no indemnizar el daño psíquico como categoría autónoma o no y que fueran reseñadas en distintos precedentes de 30 Jurisprudencia de Mendoza este Tribunal con el voto de la Dra.Kemelmajer de Carlucci (L.S.279-379, 295-115), de lo que se trata en definitiva es de indemnizar el daño efectivamente padecido. Así lo ha entendido nuestro Tribunal Supremo al sostener que “Cuando la víctima resulta disminuída en sus aptitudes físicas o psíquicas en forma permanente, esta incapacidad debe ser objeto de reparación al margen de lo que puede corresponder por el menoscabo de la actividad productiva y por el daño moral, pues la integridad física tiene en sí misma un valor indemnizable...” (CSN 1/12/92 Pose c/provincia de Chubut). Al respecto en el ocurrente se encuentra acreditado mediante pericia psicológica, que la actora sufría estado depresivo marcado, con hipersomnia, desgano, apatía, descuido en su aspecto personal,abulia, pesimismo, tristeza, aislamiento y que requiere tratamiento no menor a un año. Si bien es cierto que la demandada impugnó el informe al que catalogó de incompleto, ella tampoco solicitó una ampliación de pericia, ni ofreció en la etapa oportuna este tipo de prueba, por lo que mal puede tachar de incompleto el dictamen que se basó estrictamente en los puntos sometidos a su consideración, conforme al cuestionario obrante a fs.13 y vta.de autos. En punto al porcentaje del 20% atribuído según pericia, entiendo que no existen elementos técnicos suficientes para afirmar que el sometimiento a un tratamiento regular implicaría con el tiempo su disminución, desde que la perito afirma que el actor no podrá restablecer su modo de vida anterior y que el tratamiento a realizar dependerá de la evolución f avorable del paciente y de que su patología no cronifique. Conforme con estos aspectos, el Sr.Juez de primera instancia al fijar la indemnización, tuvo en cuenta el criterio matemático de rentabilidad del capital considerando el salario percibido, el grado de incapacidad, el tiempo de vida útil con una imposición del 12% anual. A la suma obtenida ($26.000) le adicionó un plus, teniendo en cuenta la incidencia de la incapacidad sufrida en la vida de relación, arribando a la suma de $32.000. Este monto fue resistido por ambas partes, esencialmente por no estar de acuerdo con el grado de incapacidad otorgado. Al respecto y conforme lo expresé, entiendo que la fijación de este rubro, determinado de acuerdo a las pericias rendidas, fue correcto y sin que existan otros elementos técnicos suficientes que permitan apartarse del mismo, por lo que procede admitir el monto Jurisprudencia de Mendoza otorgado. Esta Sala se ha inclinado hacia la fijación prudencial del monto del resarcimiento, a través de la ponderación de todas las variables de incidencia, sin descartar ninguno de los métodos tradicionales utilizados como parámetros de determinación, reconociendo como única limitación, el resultado irrazonable a que pueda conducir en el caso particular, sobre todo si su implementación se efectúa a todo trance de cualquiera de ellos (L.S.254-149; L.S.269-474). De igual forma, este Tribunal ha admitido la aplicación de este procedimiento de determinación, que proviene de la matemática financiera, mediante el cual se fija una suma fija, cuyo consumo a través de la extracción de una renta periódica, resulta equivalente al porcentaje de incapacidad y que hace que se agote la misma al finalizar el período de vida útil de la víctima (L.S.204-315 y 205183). De manera que, según la doctrina de este Cuerpo que considero correcta, sea cualquiera el método empleado, los parámetros rectores deben estar fijados por los principios derivados de la prudencia y equidad, concretamente acotados por la realidad que toca en el caso evaluar y sin que sea desechable ab initio, ningún método de fijación del daño. En tal sentido teniendo en 31 cuenta la situación personal y social de la víctima del daño, que se trata de una persona muy joven y vital, que al momento del accidente tenía 24 años, que trabajaba como operario de bodega y que era muy buen deportista. Que concluyó luego del accidente con serias dificultades que le impedirán practicar deportes y realizar tareas que le demanden gran esfuerzo físico, conforme surge de las pericias y testimoniales rendidas en la causa. También es del caso analizar que al momento del accidente el actor vivía con su madre, siendo su sostén económico siendo esta circunstancia demostrativa de su limitado nivel socio económico, el cual si bien antes del accidente tenía alguna posibilidad de progreso o mejora en su situación,sea por la expectativa de obtener un ascenso en su trabajo o poder dedicarse profesionalmente a la práctica deportiva, es claro que a raíz del porcentaje de incapacidad sufrido, tales posibilidades se han frustrado de por vida. Como he sostenido este Tribunal en relación a ello, se advierte que por regla natural y según datos de la experiencia a modo de presunciones hominis, la inmensa mayoría de los hombres tiende a lograr (y lo logra), algún progreso a través de su vida laboral y de relación, en cuyo concurso y para lograrlo, no 32 Jurisprudencia de Mendoza solamente influye el tiempo de dedicación sino también la inexistencia de obstáculos, que incidan negativamente en esa posibilidad. En el caso y por la secuela del accidente, toda posibilidad de progreso por logros personales del actor se encuentra coartada. Teniendo en cuenta todos estos elementos, estimo que la suma otorgada por el Juez de la instancia de origen de $32.000- no resulta arbitraria, tomando en consideración que no sólo obtuvo dicho resultado por aplicación de la matemática financiera, el que no fuera cuestionado en autos, sino que también consideró un plus acordado en función del menoscabo sufrido en la vida de relación. Por tales razones, considero que la misma deberá mantenerse. En punto al reclamo por daño moral, los padecimientos sufridos por el actor a raíz de las lesiones constatadas resultan indudables. En atención a los elementos de juicio que aporta la historia clínica obrante a fs.89/118, deben considerarse en el aspecto en trato, los 4 días de internación, los dolores y molestias padecidos aún con posterioridad a la operación efectuada, dado que debió someterse a curaciones y luego a la extracción de los tutores, a lo que se suma la angustia que debió y deberá sobrellevar toda su vida a raíz de las secuelas definitivas, por quedar con una marcha disbásica que le ocasiona problemas y molestias, provocada por el acortamiento de su pierna. También es de destacar en este momento que, conforme surge de las pericias médicas y las testimoniales rendidas, el actor no podrá continuar con su práctica deportiva (football). Todos estos factores me llevan a la convicción que la suma de $20.000 otorgada en primera instancia, aparece como justa y equitativa para indemnizar el daño moral sufrido, la que en defnitiva deberá confirmarse. Por los fundamentos dados, corresponde la confirmación de la sentencia de primera instancia. Con respecto al recurso de casación interpuesto en forma conjunta, habiéndose anulado la resolución recurrida carece de objeto examinar el mismo por haber sido tratado los agravis spropuestos por el recurrente, razón por la que corresponde su sobreseimiento. Así voto. Sobre la misma cuestión el Dr.Moyano adhiere al voto que antecede. A la tercera cuestión el Dr.Fernando Romano, dijo: Atento que a la víctima se le atribuye el 30% de responsabilidad por su conducta causal, corresponde Jurisprudencia de Mendoza imponer las costas a su parte en esa proporción y, a la demandada en el 70% restante, en todas las instancias (Art.36 I y 148 del C.P.C.). Las costas del recurso de casación se imponen en el orden causado. Así voto. Sobre la misma cuestión el Dr.Moyano adhiere al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: SENTENCIA: Mendoza, 26 de setiembre de 2002. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del acuerdo precedente la Sala Primera de la Excma.Suprema Corte de Justicia, fallando en definitiva, RESUELVE: I- Hacer lugar parcialmente al recurso extraordinario de inconstitucionalidad deducido por la parte actora Sr.Mario Daniel Miyicay contra la resolución de fs.251/256 en l a s a c tu aci ones p ri n c i p a l e s Nºº76604/26500 “Miyicay, Mario Daniel c/Galdeano Rubén Narciso p/D. y P” dictada por la Tercera 33 Cámara Civil, Comercial, Minas, Paz y Tributario de la Primera Circunscripción, la que se revoca, quedando redactada la parte resolutiva del siguiente modo: “I) Rechazar las apelaciones deducidas a fs.201 y fs.200 contra la sentencia de primera instancia dictada a fs.193/199 y vta. la que se confirma en todas sus partes.” “2) Imponer las costas de Alzada a cargo de la actora en la medida que la demanda es rechazada y a cargo de la demandada en la proporción en que la misma es admitida.” “3) Regular los honorarios... “4)“Regular los honorarios... II. Imponer las costas del recurso de Inconstitucionalidad a cargo de la actora en la medida que se rechaza la demanda y a cargo de los demandados en la medida en que la misma prospera. III. Regular los honorarios... IV. Regular los honorarios... V. Sobreseer el recurso de casación e imponer las costas por su orden. Notifíquese. Fdo.:Dr.Fernado Romano, y Dr.Carlos E.Moyano. 34 Jurisprudencia de Mendoza EJECUCION DE SENTENCIA. Estado Provincial demandado. Procedimiento especial. Espera. Pruebas. Carga. Interpretación. Las normas de la ley 6.754 y del decreto reglamentario 674/00 deben ser interpretadas con criterio restrictivo y en defensa de instituciones procesales que suponen la existencia de una sentencia firme, el principio de preclusión procesal, la valoración de que quien alega debe probar, el principio de las pruebas dinámicas en el sentido de exigirle la prueba a quien tiene mejores posibilidades de hacerlo y con el criterio restrictivo de quien invoca un privilegio, frente a una situación que en normalidad sería completamente diferente. La finalidad del art. 44 de la ley 6.754 es ordenar el pago de los juicios en que el Estado es condenado y para que resulte procedente la excepción de espera, es a cargo del Estado probar: 1) Que la partida presupuestaria esté agotada; 2) que la deuda esté prevista para la partida presupuestaria siguiente. Es el Estado quien debe probar estos extremos y si no lo hace resulta aplicable el último párrafo del art. 44 de la ley 6754, donde el legislador establece que sólo en caso de incumplimiento por parte del Estado en la presupuestación en tiempo y forma, procederá la ejecución o embargo, según decreto ley 3839/57. El decreto 674/2000 establece un procedimiento administrativo por el cual el justiciable debe efectuar su reclamo concreto ante Fiscalía de Estado, ésta como órgano de aplicación y cumplimiento de las sentencias en que el Estado resulta condenado. De acuerdo con la Constitución Provincial (art. 40), el Estado puede ser demandado y desde luego condenado judicialmente. La legislatura debe prever el modo y forma de verificar el pago y según la Constitución el trámite no puede durar más de tres meses. Para ello se sancionó el decreto Ley 3.839/57 que reglamenta en una primera época el trámite de ejecución de sentencias contra el Estado, exigiendo la notificación por cédulón antes del requerimiento administrativo de cobro que no reglamenta específicamente. Si en el término de 20 días hábiles, el Estado no paga, el Juez debe dar continuidad al proceso de ejecución de sentencias en una situación similar a la de cualquier particular. En rigor de verdad, la norma contenía una razonable espera para la tramitación administrativa del pago de la sentencia, privilegio del que no gozan los particulares. Pero además, esto es lo importante, la tramitación del procedimiento constituía una obligación y una carga del Estado y no se traslada al particular. ExpteE71.367, “Fiscalia de Estado en jº 24.690 “Espina Mora Perfecto c/Gobierno de la Provincia p/Ord.” s/Cas.”. Mendoza, 18 de marzo de 2002. Suprema Corte de Justicia Jurisprudencia de Mendoza Sala Segunda L.S.306-139 CUESTIONES: 1)¿Es procedente el recurso de casación interpuesto? 2)En su caso, qué solución corresponde? 3) Pronunciamiento sobre costas. Sobre la primera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: I.- Fiscalía de Estado interpone recurso de casación en contra de la sentencia de remate de fs. 204/208 recaída en los autos de referencia, originarios de la Tercera Cámara del Trabajo de la Primera Circunscripción Judicial, solicitando que se haga lugar al presente recurso y se revoque la decisión impugnada, la que ordena seguir con los procesos de ejecución de sentencia hasta que al actor se le haga íntegro el pago de la sentencia ordinaria del proceso laboral. Funda el recurso en el art. 159 incs. 1 y 2, ya que el tribunal inferior no aplicó e interpretó erróneamente el art. 44 de la ley 6.754 y su decreto reglamentario 674/01. Al haberse rechazado las excepciones de inhabilidad de título y de espera oportunamente opuestas, la Fiscalía de Estado solicita la revocación de la sentencia de remate, en tanto y en 35 cuanto se desconoce la normativa provincial señalada. Relata que el tribunal, oportunamente dictó sentencia el 14 de octubre de 1999, haciendo lugar, en definitiva, a la pretensión del actor y condenando al Gobierno de la Provincia de Mendoza, al pago de $ 14.923,95, ordenado que se practique liquidación por Secretaría a los efectos de determinar el capital y los intereses. La sentencia es notificada a Fiscalía de Estado con fecha 15 de noviembre de 1999. A fs. 153 se formula la liquidación definitiva, tiene fecha del 13 de marzo de 2000, fecha en que ya regían las disposiciones de la ley 6.754 en su art. 44. Con fecha 4 de mayo de 2000 son regulado los honorarios profesionales y de los peritos intervinientes. La ejecución de la sentencia es notificada a Fiscalía de Estado el 5 de junio de 2000, cuando ya estaba vigente además de la ley, el decreto reglamentario. La parte actora no se opone, no plantea la inconstitucionalidad e ignora totalmente lo solicitado por Fiscalía de Estado y pide se libre el mandamiento. El tribunal ordena la confección del mandamiento en contradicción con la norma antes citada. Fiscalía opone las excepciones 36 Jurisprudencia de Mendoza de inhabilidad de título y de espera que la Cámara rechaza, por considerar que ninguna de las excepciones son procedentes por falta de prueba. En punto a la fundamentación del recurso señala que el tribunal sentenciante, en forma arbitraria ha interpretado la ley 6.754 en su art. 44 y el decreto reglamentario ordenando continuar con la ejecución, cuando en realidad somete a un procedimiento administrativo a los acreedores. Dicha norma establece una espera legal y al prohibir cualquier tipo de ejecución deja sin efecto la ejecutoriedad de la misma, transformándola en una sentencia declarativa, hasta que se acredite que el Estado Provincial no ha cumplido en tiempo y forma con la fecha de pago o la registración. Relata luego las circunstancias fácticas e históricas que motivó la sanción de la ley 6.754 y de su decreto reglamentario fundado en la gran cantidad de ejecuciones de sentencias y d e e m b ar go s s o b re l as correspondientes cuentas bancarias que veían afectados los destinos específicos, para los que se establecían dichas cuentas, como por ejemplo, el pago de salarios, la compra de medicamentos, los insumos esenciales, etc. Sin lugar a dudas, se justifica, que era necesario crear una metodología de pago, sin cercenar derechos de los acreedores, tratando de evitar los costos judiciales que implica la ejecución de las sentencias. Para ello se crea un procedimiento especial que tiene por finalidad crear un sistema de preferencia temporal en el pago -o mejor expresado- de ordenar en el tiempo la cancelación de las condenas judiciales y dar una fecha cierta al mismo, conforme con las disposiciones de la ley 6.754 y de su decreto reglamentario. La registración tiene diversas finalidades: a) determinar si la sentencia está firme; b) rendir los importes cancelatorios ante el Tribunal de Cuentas; c) ordenar la Tesorería de la Provincia; d) ordenar la prioridad temporal del pago. Además se pretende evitar mayores costos judiciales por las ejecuciones mismas y se invoca un alivio en las tareas tribunalicias al operarse una paralización del proceso. Con el art. 44 se establece que las sentencias serán meramente declarativas y sólo en caso de incumplimiento de parte del Estado en el presupuesto de la deuda en tiempo y forma, procederá la ejecución y el embargo, de conformidad con lo dispuesto por el decreto ley 3839/57 y demás normas aplicables del C.P.C. Verificados los supuestos antes mencionados, procede la ejecución de las sentencias y las Jurisprudencia de Mendoza cuentas del Estado pueden ser embargadas, ya que el legislador no ha considerado que el efecto declarativo sea sine die, pues de lo contrario se vulnerarían los derechos de los acreedores en contradicción con los principios constitucionales y del derecho de propiedad. Luego se hace mención al supuesto de que el crédito presupuestario sea insuficiente, en cuyo caso el crédito es cancelado en el posterior ejercicio fiscal. Destaca el propósito y el objetivo de ordenar el pago de las sentencias judiciales recaídas contra el Estado, anteriores a mayo de 1999 y crear una metodología de pago para las futuras sentencias. Plantea que no es el objetivo de la ley el no pago o dilatar en el tiempo el cumplimiento de las obligaciones estaduales. Le reprocha a la contraparte y al tribunal la posición de ambos de exigirle a la Fiscalía de Estado que hubiese probado que la partida estaba agotada. Ello lo estima irrelevante, ya que la partida no estaba agotada y prueba de ello lo fue el depósito que obra a fs.197/198 de los autos principales. Que la única manera de saber si el crédito va a ser cancelado es con su registración, ya que al producirse se determina la fecha de pago no sólo del capital, sino de los intereses y honorarios de los 37 apoderados y de los peritos que han intervenido en la causa. La exigencia del tribunal sentenciante, en lo que a la prueba se refiere resulta totalmente innecesaria e inconducente y el fallo, en este aspecto es una interpretación meramente voluntarista y encierra un resultado disvalioso. El fallo rechaza las excepciones ya que no se ha probado hechos que no correspondía probar, ya que el único hecho a analizar era la registración para el cómputo del plazo de espera. Defiende el carácter de declarativas de las sentencias contra el Estado, como surge a criterio del recurrente del art. 44 de la ley 6.754. El error parte de no interpretar correctamente la ley y su decreto reglamentario para el caso en que la sentencia firme sea posterior al decreto reglamentario, es decir el 5 de mayo de 2000. Se debe aplicar el art. 14 párrafo 3 del decreto 674, el que establece la obligatoriedad de la registración a los fines de determinar la prioridad temporal del pago. El requisito se considera esencial, pues a la Fiscalía se le notifican más de dos sentencias judiciales en las que se tiene que hacer el pago y surge el interrogante de cómo priorizar el pago de una, en vez del pago de otra. Defiende la racionalidad del registro y la necesidad de comprobar si la misma se encuentra o no firme. 38 Jurisprudencia de Mendoza También cuestiona el razonamiento judicial en tanto y en cuanto se exigiría la prueba de los presupuestos de la norma. Ello se considera irrelevante y superabundante y también constituye una expresión voluntarista. Indica que el Estado no puede cumplir en los plazos establecidos en la sentencia, cedulón o mandamiento con el depósito de capital, intereses y honorarios y es por esta razón que se establece esta espera legal, la que no es sine die, pues establecido el cronograma de pago, llegada la fecha, se cancela la obligación. La espera es legal, automática y razonable no requiere de prueba, encuentra su fundamento en la propia realidad, menciona lo limitado de los recursos, lo exiguo de los plazos y la gran cantidad de obligaciones judiciales que se deben cumplir. Destaca la naturaleza y complejidad especial del Estado. También se critica a la sentencia que es oscuro el concepto de abuso de facultades procesales, toda vez que la ley permite las excepciones interpuestas. En referencia al abuso de facultades estaduales, el hecho de ordenar el pago de juicios evitando embargos sobre las cuentas que posee para cumplir con otros objetivos, no constituyen tal abuso, sino que es un dato más de la realidad. El Estado no es el mismo ahora que hace 45 años atrás, cuando se sanciona el decreto ley 3839 o cuando se sancionó el C.P.C. Se hace mención a las dificultades económicas y financieras que tiene el Estado para cumplir con sus objetivos. Se debe buscar un punto medio que permita dar cumplimiento razonable de las obligaciones a cargo del Estado y el respeto al derecho de propiedad de sus acreedores. Finalmente se hace referencia que el mismo o similar sistema ha adoptado el Gobierno de la Nación (Ley 24.624). II.- Corrido el traslado la parte recurrida defiende la legalidad y los fundamentos de la sentencia de remate que se cuestiona sobre la ley 6.754, señala que lo novedoso y concreto de la ley es que otorga una facultad o potestad a Fiscalía de Estado que antes no tenía y que consiste en crear una partida presupuestaria concreta y le da facultades para administrar y cancelar los importes provenientes de juicios perdidos por el Estado, por lo que ahora cobra verdadero sentido lo aquí mencionado. Quien está en condiciones de probar la imposibilidad de pago no es el actor sino el demandado, que es quien tiene que pagar y está en mejores condiciones de probar su imposibilidad. En realidad la ley, en su verdadera interpretación, ha Jurisprudencia de Mendoza revertido la carga de la prueba, al crear la partida y otorgar la facultad de disposición de la misma al Fiscal de Estado. Sobre la inhabilidad de título la parte recurrida sostiene que la ley 6.754 establece un plazo de tres meses para la realización de un pago bajo apercibimiento de dejar sin efecto la excepción concedida y que la jurisprudencia provincial ha dicho que el plazo de tres meses comienza a computarse a partir de que la sentencia quedó firme y no desde su ejecución. También se hace mención al art. 40 de la Constitución Provincial y a las disposiciones previstas por el decreto ley 3.839/57, por lo que la carga y registración de la deuda pesa sobre el Estado y es lógico que así sea, porque es el responsable en definitiva del pago de lo debido. En punto a la registración rebate el razonamiento de la multiplicidad de notificaciones, circunstancias que no constituyen un argumento válido para el no pago, so pretexto de ordenar las finanzas. Se hace mención a la existencia de la informática y de otros elementos tecnológicos que pueden aumentar la eficacia y la eficiencia administrativa del Estado Provincial. En relación con la espera legal señala que si conservamos la ficción del Estado solvente no podemos 39 prevalernos de los beneficios del Estado cesante, pues no existe la quiebra virtual, partiendo de la base de la continuidad de la persona jurídica.. Luego señala las razones por las cuales hay que desestimar las excepciones planteadas por el recurrente. Debe hacerse un análisis previo del propio texto legal, con relación a la finalidad que el legislador ha tenido en miras y un análisis dinámico de aplicación de la ley al caso concreto. Si la finalidad ha sido ordenar el pago de los juicios perdidos y crear la partida presupuestaria a tal fin, y que agotada ésa se impondría una espera, es de lógica elemental que sea el Estado quien: 1) debe probar en forma fehaciente, contable y documentada que, dentro de la partida asignada para el pago de juicios, no estaba contemplado ésta en forma concreta; 2) efectuar las previsiones para el caso en que la partida presupuestaria fuera insuficiente, incluirlo en el presupuesto siguiente. De la interpretación del propio texto surge que la actividad probatoria para acogerse a la moratoria y espera, es del propio Estado. Es el Estado quien debe probar la imposibilidad o imprevisión del pago, pero bajo la condición de incluirlo en el ejercicio presupuestario siguiente. 40 Jurisprudencia de Mendoza En síntesis entiende que si existían fondos el Estado debió pagar; si existían partidas para hacer frente a los juicios, debió probar en forma fundada, fehaciente, contable y documentada por qué la presente causa no se encuentra prevista en la partida correspondiente. Fundamentalmente quien alega una espera debió probar los requisitos ya mencionados y la inclusión futura del importe, recién entonces debía suspenderse la ejecución. En el caso concreto quien alega o resiste la prosecución de una ejecución de sentencia, que implica previamente una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, debe elementalmente probar, como requisito elemental para hacerle lugar a la pretensión. La Fiscalía de Estado, con su conducta, quiere convertir lo concreto en abstracto, como si la norma que establece la espera se aplicara automáticamente. Insiste en considerar que la consignación y prueba en este caso concreto, de la causa de imposibilidad de pagar, que implica en definitiva en una espera frente a una previsión presupuestaria, constituye el modo de demostrar su voluntad de pago, lo que entraña al mismo tiempo la seriedad del planteo efectuado. El demandado se ampara bajo las formalidades del art. 44 de la Ley Provincial de Presupuesto, pero tampoco las cumple y se sigue sin la posibilidad de acreditación de la imposibilidad de pago frente a una previsión presupuestaria concreta. Califica como irrazonable la exigencia que se le impone al actor de registrar su acreencia de conformidad con el art. 14 del decreto reglamentario 674/00. Señala la plena participación de Fiscalía en todo el proceso, no sólo se le ha notificado la sentencia sino también su ejecución y se lo ha notificado del requerimiento de pago. La carga procesal imputada responde a un criterio formal y dilatorio no compatibles con los principios de lealtad, probidad, celeridad y de buena fe. Si el propio Gobierno ha previsionado los fondos destinados a pagar los créditos resultantes de sentencias como la que recayó en autos y el demandado en su actuación procesal no ha negado la deuda o la imposibilidad de pago frente a una previsión presupuestaria, entonces no existe obstáculo legal ni financiero para dar cumplimiento a la sentencia. Luego en relación con la inhabilidad de título, la excepción debió ser rechazada por no estar incluida entre las permitidas por el art. 275 del C.P.C. Señala que según la Jurisprudencia de Mendoza jurisprudencia tiene dicho que para que opere la inhabilidad de título, el deudor no debe haber reconocido la obligación base de la ejecución y menos ofrecer el pago de conformidad con el art. 44 de la ley 6.754. La excepción no es procedente, por cuanto la demandada pretende accionar en base a un instrumento que contiene todos los elementos intrínsecos y extrínsecos para que se lo pueda considerar autosuficiente y bastarse a sí mismo. En punto a la espera se estima que no es una excepción que opere de pleno derecho por la sola voluntad del demandado de ampararse en una norma legal, por el contrario, quien resiste la prosecución de una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, debe elementalmente probar en forma concreta el fundamento de la espera cuando existe previsión presupuestaria a tal fin. Se invoca también el principio de la preclusión. Finalmente concluye su responde denunciando la aplicación extemporánea de la ley en razón de que la sentencia de Cámara es anterior a la vigencia de la ley y del decreto reglamentario y que una ley de orden público no puede alterar los derechos adquiridos. III.- El Procurador General de la Corte estima que el recurso debe ser rechazado. El meollo de la queja 41 radica en la interpretación de la ley 6.754 y en especial de su art. 44. Este artículo prevé el pago de las condenas judiciales y de los arreglos extra judiciales con los fondos presupuestarios existentes. Sólo si se careciera de fondos existentes, los organismos afectados deberán incluirla en el presupuesto siguiente Estima el Ministerio Público que le asiste razón al sentenciante al no acoger la defensa de inhabilidad de título contra la sentencia, en la medida en que no es una de las excepciones previstas por el art. 275 del C.P.C. y que no puede reclamar la excepción de inhabilidad con la de espera, pues la última significa un reconocimiento de la legitimidad del título. En cuanto a la espera, la jurisprudencia es conteste en sostener que la misma implica una renuncia del acreedor al derecho de percibir su crédito en el plazo legal o convenido. La espera legal es conferida directamente por una disposición legislativa. Su procedencia es de carácter restrictivo. Para que la misma sea procedente se debe acreditar la imposibilidad de hacer frente a la obligación y/o definir el plazo en que se hará efectivo. La parte demandada debió acreditar que se contaba con la partida presupuestaria necesaria y determinar la fecha de pago de la respectiva condena. Llama la atención 42 Jurisprudencia de Mendoza que en el escrito de fs. 199 de los autos principales, Fiscalía de Estado señala que la suma depositada es comprensiva de los rubros que oportunamente registrara la actora. Finalmente nos recuerda el señor Procurador General que los recursos extraordinarios son de interpretación restrictiva y exigen la demostración de la existencia de vicios graves que descalifiquen el acto como jurisdiccional y la mera discrepancia aunque fundada, no tacha de arbitraria una sentencia. El sentenciante obró dentro del marco de sus facultades y actuó con certeza jurídica, sin apartarse de los elementos probatorios incorporados a la causa y aplicó en forma idónea el plexo normativo. Para la procedencia de un recurso de casación no sólo se debe invocar una causal prevista en la ley, sino que se debe dar fundamento serio y consistente, debe ser una crítica razonada al fallo y estos supuestos no ocurren en el presente caso, por lo que debe rechazarse la queja. IV.- Mi opinión: Comparto las conclusiones del Ministerio Público en el sentido de considerar que la casación debe ser desestimada. 1. El auto apelado. El Tribunal ejecutante comparte el dictamen de Fiscalía de Cámara y los argumentos de la actora. En síntesis señala: a) Que la finalidad de la norma es ordenar el pago de los juicios en que el Estado es condenado, b) Que para que resulte procedente la excepción de espera, es carga probatoria del Estado probar: 1) Que la partida presupuestaria esté agotada; 2) que la deuda esté prevista para la partida presupuestaria siguiente. Considera el a quo que el Estado debía probar estos extremos y si no lo hizo resulta aplicable el último párrafo del art. 44 de la ley 6754, donde el legislador establece que sólo en caso de incumplimiento por parte del Estado en la presupuestación en tiempo y forma, procederá la ejecución o embargo, según decreto ley 3839/57. Además hace consideraciones sobre la contradicción que supone plantear a la vez la excepción de inhabilidad de título y la de espera. Que la excepción de espera debe analizarse con estrictez y que el Estado para procurar esa espera debe demostrar exhaustivamente que los presupuestos de la norma se encuentran cumplidos. En el aspecto formal, un proceso con sentencia judicial firme adquiere la cualidad de la cosa juzgada y por ende tiene el carácter de titulo ejecutorio y no de título ejecutivo y por lo tanto no le son Jurisprudencia de Mendoza oponibles las mismas excepciones y sólo le son oponibles las del art. 275 del C.P.C. y que dentro de las excepciones no se encuentra la de espera. 2. La norma en cuestión. El tema decidendum es la interpretación del art. 44 de la ley 6.754. Dice la norma en cuestión: a) Los pronunciamientos judiciales que condenen al Estado Provincial o a cualquiera de sus organismos o dependencia de los poderes del Estado - Legislativo, Ejecutivo y Judicial, administración centralizada y d e sc en t r a li zada y entidades autárquicas, al pago de una suma de dinero o, cuando sin hacerlo su cumplimiento se resuelva en el pago de una suma de dinero, así como también los arreglos extrajudiciales que lograran los mismos, serán satisfechos dentro de las autorizaciones para efectuar gastos contenidas en el presupuesto general de la Administración Pública Provincial, sin perjuicio del mantenimiento de los regímenes que en cada caso sean de aplicación; b) En el caso de que el presupuesto correspondiente al ejercicio financiero en que la condena deba ser atendida carezca del crédito presupuestario suficiente para atenderlas, el Poder Ejecutivo Provincial, entes y organismos enunciados, deberán 43 efectuar las previsiones necesarias, a fin de su inclusión en el presupuesto del ejercicio siguiente con sus respectivos intereses, a cuyo fin el Ministerio de Hacienda deberá tomar conocimiento fehaciente de la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada antes del 31 de agosto del año de elaboración del presupuesto para el año siguiente; c) Los recursos asignados por la ley de presupuesto para el cumplimiento de las condenas, se afectarán siguiendo un estricto orden de antigüedad conforme la fecha de notificación judicial o del arreglo extrajudicial y hasta su agotamiento. El remanente será atendido con los recursos que se le asignen en el siguiente ejercicio fiscal; d) Luego se define el monto de la partida afectada al cumplimento de las sentencias contra el Estado y se designa a Fiscalía como al órgano responsable; e) Intertanto se efectúa la tramitación los fondos y valores y demás medios de financiamiento afectados a la ejecución pr e supu e s t a r ia , se dec la ra n inembargables y no se admite razón alguna que afecte su libre disponibilidad; f) Finalmente sólo en caso de incumplimiento por parte del Estado en la presupuestación de la deuda en tiempo y forma procederá la ejecución o embargo, según lo dispuesto por el decreto ley 3839/57 y 44 Jurisprudencia de Mendoza demás normas aplicables del C.P.C. La ley 6.871 correspondiente al presupuesto 2001 modifica el art. 44 de la ley 6.754 del siguiente modo: a)Anualmente se determina el monto destinado al cumplimiento asignándole el crédito en la partida servicios-juicios, del presupuesto correspondiente a Fiscalía de Estado, dando prioridad al pago de jubilados; b) En el caso previsto por el art. 74 inc. e) de la ley 3.918 (Código Procesal Administrativo), cuando por la magnitud de la suma que deba abonarse se provocare graves inconvenientes al Tesoro Público, el Estado Provincial o el entre estatal afectado, podrá proponer, dentro de los sesenta días de notificada y firme la liquidación, el pago en cuotas, de acuerdo con el procedimiento del art. 75 de la ley 3.918, c) Pago de juicios correspondientes al Ministerio de Justicia y Seguridad. El art. 19 fija una partida de $ 5.105.368 para el pago de los juicios durante el año 1991. 3. El Decreto reglamentario El decreto 674/2000 establece un procedimiento administrativo por el cual el justiciable debe efectuar su reclamo concreto ante Fiscalía de Estado, esta como órgano de aplicación y cumplimiento de las sentencias en que el Estado resulta condenado. Los interesados en el cumplimiento del pago de los juicios con sentencia firme en contra del Esta do y d e l os a r re glos extrajudiciales acordados por el Estado Provincial, o cualquiera de sus organismos o dependencias de los Poderes del Estado, Administración Centralizada, Descentralizada y otras Entidades incluidas en el presupuesto provincial, deberán tramitar la registración de tales condenas y/o arreglos extrajudiciales ante la Fiscalía de Estado, a fin de determinar la priorización en el pago. A ese efecto se seguirá un estricto orden de antigüedad, conforme a la fecha de la notificación judicial de la liquidación firme o de la liquidación acordada en el arreglo extrajudicial. Los interesados en el pago de las condenas o arreglos extrajudiciales con fecha de liquidación anterior gozarán de un plazo de 30 días corridos, a partir de la publicación del decreto en el Boletín Oficial y de avisos por cinco días alternados en los medios gráficos de amplia difusión en la Provincia, para solicitar ante Fiscalía de Estado su inclusión en el registro a que se hace referencia. Vencido este plazo se tomarán a los efectos de la priorización temporal referida para el pago de la obligación, la fe de la solicitud de inclusión en el Jurisprudencia de Mendoza registro que tendrá a su cargo el órgano citado. La registración a la que se refiere el artículo anterior será efectuada informáticamente y a través d e u n l i br o es peci al m en t e confeccionado para tal fin, otorgándose al interesado un comprobante de la fecha y hora exacta de su presentación. Una vez registrada la condena o el arreglo extrajudicial Fiscalía de Estado comunicará dentro de los 90 días corridos desde la registración, en el domicilio legal constituido, la fecha y forma de pago, de acuerdo a la disponibilidad de fondos provenientes de la partida presupuestaria asignada por el art. 44 de la ley 6.754. 4. El art. 40 de la Constitución Provincial. Esta norma dispone que el Estado como persona jurídica podrá ser demandado ante la justicia ordinaria, sin necesidad de autorización previa del Poder Legislativo y sin que en el juicio deba gozar de privilegio alguno. Sin embargo, siendo condenado al pago de una deuda, no podrá ser ejecutado en forma ordinaria, ni embargado sus bienes, salvo el caso de hallarse asegurada aquella con prenda, hipoteca o anticresis en que podrá llevarse a cabo la ejecución sobre bienes que constituyan la garantía. 45 En los demás casos corresponde a la legislatura arbitrar el modo y forma de verificar el pago. Los trámites de esta decisión no excederán de tres meses, so pena de quedar sin efecto, por la sola expiración del término, la excepción concedida por este artículo. En realidad, pese a la norma, el Estado conserva su privilegio, en las siguientes situaciones: a) las demandas contra la Administración, cuando corresponda la aplicación del derecho público, son tramitadas ante la Suprema Corte de Justicia como tribunal colegiado de única instancia, considerado por el constituyente como el tribunal más idóneo e ilustrado para tramitar las demandas contencioso administrativas; b) Las sentencias no son ejecutadas con la inmediatez de la sentencia en que se condena al particular, sino por el procedimiento previsto en el Decreto ley 3.839/57; c) Ahora, con la ley 6.754 y su modificatoria, la posibilidad de ordenar su pago con Fiscalía de Estado como autoridad de aplicación y de conformidad con las prioridades y posibilidades presupuestarias previstas en dicha norma. 5. El Decreto ley 3.839/57.Ya en 1957 el Estado Provincial demostraba cierta incapacidad jurídica y económica para cumplir con las sentencias en que 46 Jurisprudencia de Mendoza resultaba condenado, razón por la cual se instituye el sistema ideado por el Decreto 3.839/57. Mediante dicha norma, en todos los casos en que se solicite mandamiento de pago contra el Estado o sus reparticiones autárquicas o autónomas, el Juez, antes de proveer sobre el mismo, hará saber por cédula su petición. El cedulón de notificación servirá de cabeza del expediente administrativo correspondiente. Si en el término de 20 días hábiles a contar desde la notificación, el Estado o la repartición no efectuaren depósito total o parcial, el juez proveerá lo que corresponda respecto del todo o de la parte no depositada, previo al estudio del título. En síntesis, de acuerdo con la Constitución Provincial, el Estado puede ser demandado y desde luego condenado judicialmente. La legislatura debe prever el modo y forma de verificar el pago y según la Constitución el trámite no puede durar más de tres meses. Para ello se sancionó el decreto Ley 3.839/57 que reglamenta en una primera época el trámite de ejecución de sentencias contra el Estado, exigiendo la notificación por cedulón antes del requerimiento administrativo de cobro que no reglamenta específicamente. Si en el término de 20 días hábiles, el Estado no paga, el Juez debe dar continuidad al proceso de ejecución de sentencias en una situación similar a la de cualquier particular. En rigor de verdad, la norma contenía una razonable espera para la tramitación administrativa del pago de la sentencia, privilegio del que no gozan los particulares. Pero además, esto es lo importante, la tramitación del procedimiento constituía una obligación y una carga del Estado y no se traslada al particular. Se comprende, en realidad la situación de agravamiento de los problemas de solvencia económica y financiera que vive la Provincia y el país y que han recrudecido al extremo a partir de mediados del año 2001 y que provocó la crisis institucional desatada en diciembre y aún no superada. Esta situación de emergencia declarada en la Nación por la Ley 25.561 y en la Provincia por la Ley 6976, ha motivado la sanción de diversas medidas legislativas, decretos de necesidad y urgencia, que han restringido y pretenden restringir el cumplimiento de las sentencias judiciales o han cercenado los derechos de recurrir ante la justicia medidas políticas adoptadas por el Gobierno Nacional y Provincial. Todo ello ha ido generando una sue rte de degrada c ión institucional y menoscabando el Jurisprudencia de Mendoza sustancial principio del preámbulo de afianzar la justicia. Toda medida que se adopte para beneficiar al Estado Nacional o Provincial y aún a los particulares que tiendan a suprimir o a alterar la gestión judicial y la defensa de los derechos de los particulares, deben ser interpretadas restrictivamente. Comparto los argumentos señalados por el tribunal cuestionado en punto a interpretar las normas de la ley 6.754 y del decreto reglamentario 674/00 con criterio restrictivo y en defensa de instituciones procesales que suponen la existencia de una sentencia firme, el principio de preclusión procesal, la valoración de que quien alega debe probar, el principio de las pruebas dinámicas en el sentido de exigirle la prueba a quien tiene mejores posibilidades de hacerlo y con el criterio restrictivo de quien invoca un privilegio, frente a una situación que en normalidad sería completamente diferente. El auto cuestionado, en realidad hace una interpretación finalista y razonable de los privilegios concedidos por la ley 6.754 y su decreto reglamentario 674/00. En todo caso, las normas del decreto 674/00 que establecen un procedimiento especial y trasladan al beneficiario de la sentencia una carga administrativa que es y debe ser propia del Estado 47 deudor interpretada literalmente como lo pretende la Fiscalía de Estado, constituye una irrazonable restricción de los derechos del particular que ha tenido que litigar durante varios años contra el Estado Provincial y luego éste se ampara en una excepción de espera que pretende se aplique automáticamente, postergándose una legítima pretensión del particular de hacer efectivo un derecho que reclamó largamente en los vericuetos procesales de la justicia, para luego tener que exigirle una registración y un trámite administrativo que debe cumplir el Estado como obligado y no el tercero como acreedor, a quien además se le impone una espera si no se cuenta con la partida presupuestaria en el correspondiente ejercicio financiero. Como regla ordenadora de la actividad del Estado puede ser una herramienta eficaz, que le permita al Estado compatibilizar su normal funcionamiento con el cumplimiento de sentencias judiciales de particulares que han sido reconocidos como acreedores de entidades estatales. Pero ello, de ningún modo, supone una aplicación automática y las exigencias probatorias del auto aparecen como absolutamente razonables, y ponen en el Gobierno de la Provincia y en Fiscalía de Estado la carga probatoria de acreditar la insuficiencia de la 48 Jurisprudencia de Mendoza partida para el pago y de la falta de registración y no defraudan el cumplimiento de una sentencia por la que el particular ha debido esperar varios años para que la misma quedara firme y con posibilidades reales y concretas de ser ejecutada. No se advierten razonamientos ilógicos, razonamientos absurdos ni exigencias imposibles de cumplir, sino simplemente ha adoptado un criterio de interpretación restrictiva de las normas de la ley 6.754 y de su decreto reglamentario, sin caer en su invalidación constitucional. Pero sí reafirmando criterios restrictivos de interpretación de disposiciones que le cercenan a los particulares las vías idóneas y aptas para poder afianzar la justicia. Sólo dándole operatividad a los derechos reconocidos podrá cumplirse con los objetivos del preámbulo de la Constitución Nacional y colaborar con el afianzamiento de un verdadero Estado de derecho, sustentado por el principio de la división de los poderes y de la independencia del Poder Judicial, haciendo valer el imperio de sus decisiones, frente a normas que pretenden amortiguar los efectos de las mismas. Corresponde, en consecuencia confirmar el auto y rechazar la casación planteada por Fiscalía de Estado. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini adhieren por los fundamentos al voto que antecede. Sobre la segunda cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Corresponde omitir pronunciamiento sobre este punto puesto que se ha planteado para el eventual caso de resolverse afirmativamente la cuestión anterior. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini adhieren al voto que antecede. Sobre la tercera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Atento al resultado a que se arriba en el tratamiento de las cuestiones que anteceden, corresponde imponer las costas al recurrente vencido. (arts. 148 y 36 inc.I del C.P.C.). Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini adhieren al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: S E N T E N C I A: Mendoza, 18 de marzo de 2002. Y VISTOS: Jurisprudencia de Mendoza Por el mérito que resulta del acuerdo precedente la Sala Segunda de la Excma. Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva, R E S U E L V E: 1E) Rechazar el recurso de casación interpuesto a fs. 27/35 vta. de autos. 2E) Imponer las costas al 49 recurrente vencido. (arts. 148 y 36 inc.I del C.P.C.). 3E) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad. Notifíquese. Fdo.: Dr.Jorge.H.Nanclares, Dr.Carlos Böhm, Dr.Herman A. Salvini 50 Jurisprudencia de Mendoza EMPLEADO PUBLICO. Incapacidad. Indemnización ley 5811. Cálculo. Empleado del Instituto de Juegos y Casino. Propinas. Para el cálculo de la indemnización prevista en el art. 49 de la ley 5811 a favor de un agente del Instituto Provincial de Juegos y Casino no debe computarse el adicional proveniente de la denominada Caja de Profesionales de Juego regulados por la ley 3861 y su decreto reglamentario N° 11. Suprema Corte de Justicia Expte Nº 65.855, "Doña, Roberto José c/Instituto Provincial de Juegos y Casinos s/A.P.A.". Mendoza, 1 de febrero de 2002 Sala Segunda L.S.304-414 CUESTIONES: 1)¿Es procedente la acción procesal administrativa interpuesta? 2) En su caso: ¿Qué solución corresponde? 3) Pronunciamiento sobre costas. Sobre la primera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: I. El señor Roberto José Doña deduce acción procesal administrativa en contra del Instituto Provincial de Juegos y Casinos, a fin de que sean revocadas las resoluciones N° 88/98 y 112/98 y del decreto provincial 1698/98, admitiendo el derecho previsto por el art. 49 de la ley 5811, teniendo como base la remuneración que el suscripto percibía integrada por el sueldo nominal y el monto que percibía en concepto de “caja de profesionales”. Relata que con fecha 21 de abril de 1.998 el directorio del Instituto Provincial de Juegos y Casinos resolvió el pago de las indemnizaciones previstas en el art. 49 de la ley 5811. En la citada resolución, se tomó como base el sueldo del empleado, conforme a la liquidación que obra a fs 18 del expediente administrativo correspondiente y omite considerar la parte remunerativa que proviene de la caja de profesionales, es decir la propina que deja el propio jugador. Ante tal circunstancia se plantea la aclaratoria, a los efectos de que rectificara el criterio sustentado en punto a la improcedencia de la petición. Este recurso fue interpretado como de revocatoria, siendo rechazado el mismo en lo sustancial por resolución 112/98. Ello motivó un planteo de alzada, el que fue desestimado por decreto 1698 del 6 de octubre de 1.998. Defiende la legalidad de la petición fundada en que la Caja de Jurisprudencia de Mendoza Profesionales está regulada por decreto provincial 11/73. Sostiene que se está en presencia de una excepción a la norma que prohíbe la percepción de propinas por parte de empleados públicos, que la existencia de la caja de profesionales se trata de una costumbre propia del ámbito del jugador en los casinos, que es un reconocimiento a la atención y prestancia del empleado al cliente: que el fondo de propinas es administrado por el propio instituto y que sobre los mismos se formulan los descuentos previsionales correspondientes; que la propina es parte de la remuneración en el ámbito del derecho laboral en la medida que sea una retribución habitual, que el empleado de los casinos percibe une retribución menor atento el suplemento de “caja de profesionales”. Invoca asimismo el contenido del art. 9 del decreto 1451 y el art. 16 del C.C. sobre la aplicación analógica de otras normas como la del art. 113 de la L.C.T. Cita doctrina en su apoyo. II. El Instituto responde solicitando el rechazo de la acción procesal administrativa. Reconoce la existencia de la relación de dependencia y la procedencia del pago del adicional del art. 49 de la ley 5811. Asimismo reconoce que se toma como base para el adicional el 51 sueldo, sin tener en cuenta el adicional por caja de profesionales. El fondo de las propinas proviene de las sumas que los terceros (clientes) dejan a favor de sus empleados, habiéndose fijado la atribución de reglamentar y de distribuir el mencionado fondo. Aclara que dicho complemento no es tomado en cuenta para liquidar el sueldo anual complementario. ni para el adicional por antigüedad. Defiende la postura asumida por la entidad y distingue la propina en el ámbito del derecho privado o del derecho público; que las propinas provienen de fondos constituidos por terceros, que es de propiedad exclusiva de los empleados y que su monto no depende de la empleadora, que los fondos no son contemplados para el pago del adicional por antigüedad. Recuerda el concepto de actitud reñida con la ética pública y que recibir dádivas de terceros constituye un hecho ilícito en la administración pública. Cita doctrina a favor de que no se considere la propina como parte remunerativa en distinción, al caso del fuero laboral. No es un ingreso remunerativo, desde que el mismo no proviene del empleador, sino de los clientes. La Caja de Profesionales es de exclusiva propiedad de los empleados y sus fondos no forman parte de la retribución, no es el sueldo anual 52 Jurisprudencia de Mendoza complementario ni el adicional por antigüedad etc. Luego se analiza la diferente naturaleza jurídica que tiene la propina y el sueldo o retribución normal. El contenido del art. 49 de la ley 5811 excede el concepto de discrecionalidad y de liberalidad de la misma propina ortodoxamente considerada, desde que ésta constituye un plus que paga voluntariamente el cliente sobre el precio que el empleador ha establecido para el artículo o el servicio que se consume, se adquiere o se presta. En cambio, en la actividad juego, el jugador gana y de una manera graciosa y discrecional entrega voluntariamente una parte de esa ganancia (propina) a la caja de empleados. Frente a ello, resulta una incoherencia que la administración tuviera que abonar un sueldo anual complementario o una indemnización de la ley 5811 como propios o integrantes de la remuneración, sobre un fondo que no le pertenece y que es propiedad exclusiva de los propios empleados del casino. Cita en su apoyo un caso similar resuelto en la Justicia de Córdoba. III. El señor Procurador General de la Corte se pronuncia por la desestimación de la acción procesal administrativa. Sostiene que la calidad de remunerativo de la caja de profesionales ha sido reconocida por decreto ley 3861 de 1.972, al sólo efecto del cálculo del haber jubilatorio, En este aspecto es preciso y restrictivo el art. 1 de la citada ley, por lo que no existe motivo jurídico alguno que permita extender a la propina de que se trata el carácter remunerativo para liquidar otros conceptos, que sólo se reconoce a los fines jubilatorios. Consecuentemente, tampoco proced e d ecl ar ar la r e m u n e r at o r i o a l o s f i n e s indemnizatorios . De allí que a juicio del Ministerio Público no aparece como irrazonable la interpretación dada por el propio Instituto Provincial de Juegos y Casinos, aunque aparezca razonable que sobre el mismo se practiquen descuentos previsionales y sobre el mismo se liquiden los impuestos a las ganancias. IV. Mi opinión: Comparto la opinión vertida por el Ministerio Público y por la parte demandada y considero que el concepto restrictivo adoptado por el Instituto, se compadece con el concepto de remuneración en sentido estricto y con el carácter excepcional del beneficio acordado por el art. 49 de la ley 5811. La Norma: El art. 49 de la ley 5811 dispone que: ” concluido el periodo de reserva del empleo, de subsistir la causa del impedimento el Jurisprudencia de Mendoza agente cesará en sus funciones, d e b i en d o d i c t ar s e el a c t o administrativo correspondiente. en tal supuesto, el agente deberá ser indemnizado con una suma compensatoria equivalente a un mes de sueldo por cada año de servicio o fracción mayor de tres (3) meses. Dicha compensación será calculada tomando como base la mejor remuneración mensual, normal y habitual percibida durante el ultimo año o durante el tiempo de prestación del servicio si fuere menor. Esta indemnización resarcirá al agente por su incapacidad y por la pérdida del empleo y no se acumulará con indemnizaciones que por estas causales deba abonar la repartición empleadora en razón de leyes sancionadas con anterioridad al presente régimen, excepto el caso previsto en el párrafo siguiente. Si el impedimento de salud tuviese su causa en alguno de los infortunios contemplados en la ley nº 9688 y sus modificatorias y complementarias, el agente percibirá las indemnizaciones que correspondan de conformidad con dicho régimen, las que se acumularán a la prevista en el párrafo anterior. A los fines indemnizatorios la incapacidad deberá ser absoluta y permanente conforme a la ley laboral vigente.” (Texto según ley no 6109, art. 63º) . Dicha norma confiere un 53 beneficio adicional al que ya han establecido las leyes previsionales que le confieren al agente incapacitado la jubilación por invalidez, de modo tal que sobre este beneficio esta Suprema Corte de Justicia ha tenido una visión restrictiva y aún en determinados momentos y para determinados beneficiarios un criterio restrictivo en la extensión de su interpretación. Así lo ha considerado expresamente en un reciente fallo in re “Raiti, Domingo Roberto c/ Instituto Provincial de Juegos y Casinos” (L. S. 295-389), en el que se resolvió un caso similar en Sala I y que tuviera la ocasión de integrar en el referido precedente. En el mismo se dijo: “ IV. La cuestión a resolver “La cuestión debatida se circunscribe a un solo punto: si para el cálculo de la indemnización prevista en el art. 49 de la ley 5811 a favor de un agente del Instituto Provincial de Juegos y Casino debe o no computarse el adicional proveniente de la denominada Caja de Profesionales de Juego regulados por la ley 3861 y su decreto reglamentario N° 11". “V.Naturaleza jurídica de la propina. “El debate de la doctrina y la jurisprudencia en torno a la naturaleza de las propinas es muy conocido. En nuestro país, el art. 113 de la L.C.T. intentó concluir con la disputa: 54 Jurisprudencia de Mendoza estableció una regla general (el carácter remunerativo) y admitió la existencia de cláusulas prohibitivas pactadas en convenciones colectivas de trabajo. Calificada doctrina explica la cuestión del siguiente modo: la propina propiamente dicha, como gratificación espontánea que un tercero extraño a la relación laboral entrega al empleado con motivo de la prestación de un servicio, no puede ser considerada salario. No porque sea espontánea, pues las gratificaciones no obligatorias entregadas por el empleador son también salario, sino porque no proviene de la otra parte del contrato de trabajo y en consecuencia, no es una contraprestación del empleador. Pero esto no quiere decir que lo que el trabajador recibe en concepto de propina no pueda ser computable como remuneración en sus relaciones con el empleador (López Justo, El salario, Bs.As. Ed.Jurídica, 1988, pág 259, doctrina y jurisprudencia interpretativa).” “La cuestión de la propina en los casinos tiene un elemento suplementario, cual es el “motivo y causa de la dádiva”. El maestro italiano Santoro Pasarelli afirma que esta dádiva tiene como fundamento la euforia del jugador que ha obtenido un premio en la mesa de juego, independientemente de la prestación efectiva del croupier. Aquí pues, no hay un servicio por el que un tercero da al trabajador una cantidad de dinero en compensación del buen trato, o de la especial atención o diligencia. La euforia del premio le hace compartir con el empleado de una determinada cantidad de dinero. Acorde con estas reflexiones, la jurisprudencia española sostiene, con algunas discrepancias que, en principio, estas dádivas no forman parte del salario (compulsar citas de Val Arnal, José Jesús, La propina y su régimen jurídico en España. Estudio de dos sectores: hotelería y Juegos de azar, Madrid, Tecnos, 1993 y en obra colectiva, estudios sobre el salario, Madrid, ed. Acarl, 1993, pág. 615).” “De lo anteriormente expuesto puede derivarse la validez de una ley especial que excluya del concepto de remuneración a este tipo de dádiva o limite este carácter a determinados efectos.” “VI. Naturaleza de las sumas que corresponden a los empleados del casino de Mendoza en concepto de distribución de las utilidades de la caja de profesionales del juego. “El art. 1 de la ley 3861recordado por el señor procurador general en su informe de fs. 127modifica el art. 14 de la ley 3794 y limita el carácter remunerativo de estos fondos. En efecto, esa norma dispone: “Se considerarán remuneración al solo efecto de la presente ley y sin ningún otro alcance Jurisprudencia de Mendoza las sumas que correspondan a los empleados del casino -Plaza Hotel de Mendoza, en concepto de distribución de utilidades de la Caja de Profesionales de Juego”. “Los términos de la ley son claros: el carácter remunerativo sólo se extiende a los fines previstos en esa ley, que no es el que regula la indemnización otorgada al actor.” “VII. Consecuencias de las reglas expuestas. “De todo lo dicho se deriva que el acto administrativo atacado que niega a los mencionados fondos carácter remunerativo a los fines del art. 49 de la ley 5811 no contiene ninguno de los vicios denunciados por la actora, pues se adecua al orden normativo local, por lo que la acción procesal administrativa debe ser rechazada. No obsta a esta solución que en alguna oportunidad la Administración haya resuelto de un modo distinto, pues como tiene dicho esta Sala, no cabe obligar a la Administración a permanecer en el error (LS 247-212; 280-438)”. Los fundamentos del precedente que se han transcripto resultan de plena aplicación al subjúdice en el que se reitera el mismo planteo y por ende debe tramitarse la misma solución, por lo que también debe rechazarse la presente acción procesal administrativa. Asi voto. 55 Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini, adhieren por los fundamentos al voto que antecede. Sobre la segunda cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Corresponde omitir pronunciamiento sobre este punto puesto que se ha planteado para el eventual caso de resolverse afirmativamente la cuestión anterior. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini, adhieren al voto que antecede. Sobre la tercera cuestión el Dr. Nanclares, dijo: Atento al resultado a que se arriba en el tratamiento de las cuestiones que anteceden, corresponde imponer las costas al accionante vencido (arts. 36 C.P.C. y 76 C.P.A.). Así voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Böhm y Salvini, adhieren al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: S E N T E N C I A: Mendoza, 01 de febrero de 2002. Y V I S T O: Por el mérito que resulta del acuerdo precedente, la Sala Segunda 56 Jurisprudencia de Mendoza de la Excma. Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva R E S U E L V E: 1E) Rechazar la acción procesal administrativa interpuesta por el señor Roberto José Doña a fs. 5/10 vta. de autos. 2°) Imponer las costas al accionante vencido. 3°) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad. 4E) Remitir las actuaciones administrativas a origen. Notifíquese. Ofíciese. Fdo.Dr.Jorge H.Nanclares, Dr.Carlos Böhm y Dr.Herman A.Salvini. Jurisprudencia de Mendoza EMPLEADO PUBLICO. Salario. Disminución. Derechos constitucionales. Facultades reglamentarias y discrecionales. Control judicial. Motivación. Razonabilidad. Habiendo la Legislatura ejercido una facultad reglamentaria del derecho al sueldo y sus accesorios, no corresponde controlar a los jueces el acierto o justicia de la misma, pero sí sus límites constitucionales, como la igualdad, la razonabilidad y la ilegitimidad. Y para ejercer el control de razonabilidad es indispensable que el Estado haya dado razones de la medida que tomó, o que las exprese en el proceso. Máxime en el caso en que se encuentra en juego el salario de los empleados, que tiene carácter alimentario. Toda decisión legislativa que afecte derechos de los particulares debe responder a una motivación suficiente y resultar la derivación razonada de sus antecedentes, de modo tal que se encuentren cabalmente a resguardo las garantías constitucionales en juego, como son entre otras las tuteladas por los arts.16, 17 y 18 de la C.N., puesto que se trata de una exigencia que por imperio legal es establecida como elemento o condición para la real vigencia del principio de legalidad en la actuación de los órganos legislativos. Es más, se ha sostenido que aparte de la obsevancia del principio cardinal de legalidad, la motivación traduce una exigencia 57 fundada en conferir una mayor protección a los derechos individuales, por lo que su cumplimiento depende de que el administrado pueda conocer de una manera efectiva y expresa los antecedentes y razones que justifiquen el dictado de la ley. Cada vez que un derecho o un poder cualquiera, incluso discrecional, es concedido a una autoridad este derecho o este poder será censurado si se ejerce de una manera irrazonable. Ningún derecho puede ejercerse de una manera irrazonable, pues lo que es irrazonable no es Derecho” (Perelman, M. “Le raisonable et le déraisonable en droit”, del libro “Etique et Droit”, Ed.Universida de Bruxelles, ps.511, citado por Tomás R. Fernández, “De la Arbitrariedad de la Administración”, Ed.Civitas, Madrid, 1997, p.218). Sólo lo razonable es conforme a Derecho. Ni la ley, ni la Administración, ni los jueces, ni los juristas en general podemos escapar de esta lógica, eludir esta idea”. Puede calificarse de razonable una decisión cuando se acomoda a una realidad objetiva o cuando se presenta de tal manera que su claridad y distinción nos constriñen a someternos a la evidencia, dice Perelman. Cuando aparece debidamente justificada, cuando se sustenta en razones, en las razones del derecho, por utilizar la expresión que sirve de título a la obra de M.Atienza, cuando esté precedida de la argumentación que la fundamente, de forma que se puede comprobar que la solución dada es consecuencia de una 58 Jurisprudencia de Mendoza exégesis racional del ordenamiento y no el fruto de la arbitrariedad, esto es, de la mera voluntad o el simple capricho de su autor, cuando “responde a una determinada i nt erpr etación del Derecho”,y, en consecuencia, es capaz de “permitir su eventual control jurisdiccional mediante el efectivo ejercicio de los derechos” (“Las razones del derecho: teorías de la argumentación jurídica”, CEC, Madrid, 1993, p.85). La cuestión crucial, entonces, cuando se habla del poder discrecional y de su control radica no ya en la determinación de la posición de la ley, que nadie discute, ni tampoco en la congruencia del reconocimiento a la ley de un margen de apreciación o de una libertad de elección de soluciones tan grande como el cumplimiento de sus funciones hic et nunc exija, que es algo que ha estado y está también fuera de discusión en términos de principio, ni, en fin, en la legitimidad de origen de una tal libertad supuesta la calificación de nuestro Estado de Derecho como un Estado democrático, que nadie ha impugnado tampoco. La cuestión crucial está en la motivación, de la que depende esencialmente la legitimidad de ejercicio de todo poder, legitimidad de ejercicio que es inexcusable e irrenunciable, como lo prueba la categórica prohibición constitucional de todo uso arbitrario de aquél. El mero “porque sí” está constitucionalmente excluído, como lo está la nada infrecuente apelación al carácter discrecional de la elección y, como mayor motivo todavía, el simple silencio al respecto. La exigencia de motivación -y de una cierta motivación, no de cualquierano es una mera exigencia técnica; es mucho más que eso. La motivación es una necesidad humana, consustancial a nuestra distintiva condicion de entes de razón. Esto es ya por sí solo suficiente, pero, por si pareciera muy abstracto el argumento, importa recordar que todo poder público es un poder funcional como poder otorgado en consideración a intereses ajenos a los de su titular, es un poder, por tanto, obligado a justificarse en su ejercicio, a dar cuenta cumplida de éste. Al dominus negotii no le basta como es obvio, cualquier explicación que su mandatario convenga en darle en el momento de la obligada rendición de cuentas; éstas han de ser, en todo caso, debidamente justificadas. En el caso, no se ha dado razón de las diversas normas que se han ido tomando en el sentido de “congelar” el adicional por antigüedad, y frente a esta falta de razón no cabe otra solución que la descalificación de las normas cuestionadas como normas legales, al resultar inconstitucionales por irrazonables, lo que así propicio se resuelva. Suprema Corte de Justicia Expte.Nº 70863 Drot de Gourville y ots. c/Gob. de la Pcia. de Mza. s/A.P.A. Mendoza, 29 de julio de 2003. Sala Segunda L.S.325-173 ANTECEDENTES: Jurisprudencia de Mendoza A fs. 1/8 se presenta, por medio de apoderado, el Dr. Enrique Drot de Gourville, empleado judicial, interponiendo acción procesal administrativa reclamando el pago de diferencias salariales correspondientes al adicional por antigüedad desde el año 1996 a la fecha de demanda. A fs. 23 se reciben las actuaciones administrativas y, solicitada la admisión formal de la acción, la Sala I de la Suprema Corte decide, a fs. 26, separar del conocimiento de la causa a todos los magistrados integrantes del Poder Judicial, por considerar que tendrían interés económico en el pleito, ya que a los magistrados ya se les ha reconocido el pago del adicional que reclama el actor. En las actuaciones siguientes se adhieren a la demanda varios empleados y funcionarios judiciales. A fs. 41 se sortean conjueces que deben subrogar a los magistrados separados por la Sala I de la Corte, quedando integrada la Sala por los profesionales que suscriben esta sentencia. Siguen con posterioridad las adhesiones de otros funcionarios judiciales. A fs. 64 se decide admitir, formalmente, las acciones acumuladas, ordenando correr traslado de la demanda. 59 A fs. 94/106 contesta demanda Asesoría de Gobierno en representación del Poder Ejecutivo de la Provincia, haciendolo Fiscalía de Estado a fs. 77/90. A fs. 208/212 contesta el representante de los actores solicitando se tenga por admitida la prueba instrumental acompañada y, no existiendo más prueba para producir, para que se pongan los autos a disposición de las partes para alegar, lo que se ordena de conformidad a fs. 215. Presentado los alegatos por los actores a fs. 217/231, Asesoría de Gobierno y Fiscalía de Estado se remiten a los argumentos hechos valer en la oportunidad de contestar demanda. Dictamina el proceso el Sr. Procurador de la Corte subrogante Dr. Pedro José Lella a fs. 238/241, donde aconseja hacer lugar parcialmente al proceso, por las razones que despliega. A fs. 242 se llama al acuerdo para sentencia y a fs. 243 se deja constancia del orden de estudio en la causa por parte de los señores Ministros del Tribunal. De conformidad con lo ordenado por el art. 160 de la Constitución de la Provincia, esta Sala se plantea las siguientes cuestiones a resolver: 60 Jurisprudencia de Mendoza 1) ¿Es procedente la acción procesal administrativa interpuesta? 2) En su caso ¿qué solución corresponde? 3) Costas. A la primera cuestión el Doctor Eduardo Luis Pithod dijo: La demanda pretende que el Estado Provincial sea condenado a pagar a los actores las diferencias salariales que no han percibido con motivo de las sucesivas normas de presupuesto que paralizaron el adicional por antigüedad, disponiendo pagar el que les liquidaban en el año 1995, reconociendo que, con posterioridad, se les había liquidado y pagado un año más por ley de presupuesto del año 1999. Las partes están contestes en la relación de las normas involucradas en el caso, expuestas con claridad por Fiscalía de Estado a fs. 78/79. En el año 1996, la ley de presupuesto 6372, dispuso en el art. 33, que el personal de la administración pública provincial, comprendida la Administración Central, Reparticiones descentralizadas, cuentas especiales y otras entidades, percibirían, en el año 1996, el mismo porcentaje liquidado al 31 de diciembre de 1995 en concepto de adicional, bonificación o similar denominación por antigüedad, previsto en los distintos estatutos y regímenes escalafonarios vigentes. En el año 1997, la ley de presupuesto 6454, dispuso en el art. 35, una norma similar a la del presupuesto de 1996, es decir que el personal de la administración pública percibiría, en el año 1997, en concepto de adicional por antigüedad, el mismo porcentaje liquidado al 31 de diciembre de 1995. Agregando que el personal que ingrese a la administración pública provincial con posterioridad a esa fecha no tendrá ajuste alguno de su retribución por tal concepto. Igualmente en el año 1998 la ley de presupuesto 6554 contiene, en el art. 28, igual disposición a la de los años anteriores, en el sentido que el adicional por antigüedad se mantenía en el mismo porcentaje liquidado al 31 de diciembre de 1995. En el año 1999, el art. 24 de la ley de presupuesto 6656, dispone que se faculta al Poder Ejecutivo, para que en el marco del procedimiento establecido en la ley Nacional 24.185 de Convenciones Colectivas para el sector público, a la que la Provincia adhiere por esta misma norma, se acuerde con las organizaciones gremiales la implementación de la recomposición o reasignación de los adicionales por antigüedad, entre otros. El art. 25 de esa ley dispone Jurisprudencia de Mendoza destinar a la partida de personal la suma de pesos cinco millones quinientos mil ($5.500.000), la que se aplicará al pago del adicional por antigüedad, a partir del 1 de enero de 1999, entre todos los sectores de la administración pública provincial. A raíz de esta última disposición se dicta por parte del Poder Ejecutivo el d e c r e t o 1 5 6 / 9 9 , e n c u yo s considerandos explica que los montos fijados para la partida de personal en la ley de presupuesto de ese año (1999) se ha previsto el pago de la antigüedad registrada al 31 de diciembre de 1995, más los $5.500.000, que establece el art. 25. Por lo tanto esta última suma ($5.500.000) establecida por la ley sólo equivale al importe necesario para asignar a los agentes el cómputo de un año más de antigüedad. Así entonces dispone, en el art. 1°, autorizar la liquidación del adicional por antigüedad en el año 1999 al personal de la Administración Pública Provincial calculado sobre la base de los años de servicios computables al 31 de diciembre de 1996, de acuerdo con las características en las condiciones establecidas en los escalafones respectivos. La ley de presupuesto del año 2000, N° 6754, establece en su art. 42 la vigencia del artículo 24 de la ley de presupuesto del año 1999, N° 6656. 61 En el presupuesto del año 2001, art. 73 de la ley 6871, se establece nuevamente que, por imperio del art. 24 de la ley 6656, la continuidad del adicional por antigüedad se resolverá en las respectivas convenciones colectivas de trabajo. Intertanto el personal percibiría, en el año 2001, la misma liquidación efectuada al 31 de diciembre del año 2000, en concepto de adicional, bonificación o similar por antigüedad, previsto en los distintos estatutos y regímenes escalafonarios vigentes. Excluye de esta disposición a los funcionarios para los cuales la Constitución Provincial establece el beneficio de intangibilidad de las remuneraciones. La demandada reconoce que, de toda la normativa señalada, el personal de la administración pública provincial, incluidos los empleados y agentes del Poder Judicial, perciben la bonificación por antigüedad calculada por los años de servicios y liquidada al 31 de diciembre de 1996. El reclamo administrativo de los actores es iniciado en el transcurso del año 1999, requiriendo el pago del adicional de marras, aplicando el porcentual otorgado por la Ley N° 5126, es decir, una suma equivalente al dos con sesenta centésimos (2,60) por ciento de la asignación de la clase correspondiente a la situación de 62 Jurisprudencia de Mendoza revista (art. 53). Por lo tanto la demanda persigue el pago del porcentaje establecido en esa ley y correspondiente a los años 1997 a la actualidad. Sostienen los actores que dicho adicional integra el salario normal de los empleados judiciales y que su paralización vulnera los principios laborales de igualdad, inmutabilidad y conmutabilidad. Manifiestan, asimismo, que las leyes que han suspendido el pago del adicional han vulnerado normas constitucionales nacionales y provinciales, como los arts. 14 bis, 16, 17, 28 y 31 de la CN y arts. 16, 29, 30, 33 y 48 de la Const. de Mza. Alegan, también, la vulneración de tratados internacionales con jerarquía constitucional, como el Pacto de San José de Costa Rica. Invocan igualmente, en abono a su postura, las denominadas "leyes de enganche", N° 4322 y 4884, que dispusieran que los empleados judiciales percibirían sus emolumentos en un determinado porcentaje del total de las remuneraciones del Ministro de la Suprema Corte Provincial, norma ratificada posteriormente por el Decreto Acuerdo N° 664/89, puesto que a los Magistrados Judiciales se les ha reconocido el porcentual por antigüedad conforme a lo dispuesto por la Ley 5126. El Gobierno de la Provincia, en su contestación de fs. 94/106, efectúa una negativa pormenorizada de todos y cada uno de los hechos esgrimidos por la actora y opone, en primer lugar, la improcedencia del planteo de inconstitucionalidad de las leyes de presupuesto cuestionadas mediante la vía de la acción procesal administrativa, debiendo plantear la cuestión por medio de la acción de inconstitucionalidad. Denomina a esta defensa como "sometimiento voluntario" al régimen que ahora impugna, al no haber impugnado los actores las liquidaciones de haberes anteriores a la interposición del reclamo. Propone, en su responde, la prescripción de la acción respecto a los dos años anteriores al reclamo administrativo, por aplicación de la ley 6.502. Plantea la inexistencia de un derecho subjetivo de los accionantes r e s p ect o a l as d i f e r en c i a s correspondientes a los años 1999 y siguientes, al haber sido supeditado el pago del adicional a lo que se establezca en las convenciones colectivas de trabajo para los agentes del sector público, por lo que estaría sujeto a una condición suspensiva. Sobre la sustancia de la pretensión de los accionantes el Jurisprudencia de Mendoza Gobierno reivindica la posibilidad que tiene el Estado de modificar el monto de los sueldos de los empleados públicos, dentro de ciertos límites, con cita de Marienhoff y de Villegas Basavilbaso, como así del fallo "Guida". Indica Asesoría de Gobierno que, en última instancia, la política legislativa en materia de salarios de los empleados públicos es una de las cuestiones políticas no justiciables, presididas por el criterio de discrecionalidad privativo de los órganos políticos del Estado, y exento de control judicial. Por último la accionada pondera la excepcionalidad de la declaración de inconstitucionalidad, ultima ratio a la que debe acudir el juzgador ante la aplicación de la ley. Si bien los actores utilizan el traslado que otorga el art. 46 del C.P.A. para rebatir alguno de los argumentos de la defensa es necesario poner de manifiesto que no es ésa la oportunidad procesal para tales disquisiciones, pues el Rito es claro en el sentido que en dicha etapa la actora debe limitarse a ofrecer nuevas pruebas al solo efecto de desvirtuar los hechos y pruebas invocados por la contraria, en consonancia con el procedimiento sumario que el código ha adoptado, en los grandes lineamientos, para sustanciar las 63 acciones procesales administrativas. Este punto fue motivo de observación en el procedimiento previo a la sanción del código, por Asesoría de Gobierno, pero la Comisión redactora del proyecto, creada por el Dec. N° 30/72, desestimó la observación, dejando en claro cuál era la finalidad de la norma y señalando que si la actora excedía esa finalidad podía la sentencia, aún de oficio, impugnar esa conducta (Ver Mensaje de elevación del proyecto a la H. Legislatura, en Anuario de Legislación, 1973-B, pág. 1674). En consonancia con ese criterio es que omito considerar las alegacio nes in op ortunamente introducidas por la parte actora a fs. 208/212. Por el contrario resulta conveniente reseñar los alegatos presentados por esa misma parte, única en hacer uso de ese derecho. En el mismo, después de reiterar los términos principales de la demanda, en capítulos separados, se ocupa de refutar las defensas planteadas por la accionada. En cuanto a la prescripción opuesta invoca una pretendida imprescriptibilidad de la acción por su fundamento constitucional y señala la posible afectación del orden de prelación de las leyes ya que el plazo establecido por la ley provincial contradeciría a lo regulado por el Código Civil, que establece la 64 Jurisprudencia de Mendoza prescripción quinquenal para las obligaciones que deban pagarse en plazos periódicos. Añade que, por tratarse de leyes que sólo han suspendido el pago del adicional reconocido por otra ley anterior, el reclamo puede hacerse en cualquier tiempo, lo que desvirtúa el argumento que se habría consentido dicho congelamiento. Respecto a la condición suspensiva establecida por las leyes de presupuesto, consistente en la necesidad de discutir el tema salarial en las respectivas convenciones colectivas, el alegato invoca normas laborales que consagran mínimos inderogables en los derechos del trabajador. Esgrime en contra de ese argumento los sucesivos decretos del Gobernador observando las normas que derivaba el tema a paritarias, reivindicando competencias privativas del Poder Legislativo en materia salarial. En cuanto a la posibilidad que tiene la ley de modificar los salarios de los empleados públicos el alegato se explaya en la doctrina que iguala las condiciones del empleo privado con el público, por lo que le son aplicables a éstos las mismas garantías de que goza el trabajador privado. Invoca, en párrafo separado, los derechos que le fueran concedidos al empleado judicial a través de las diversas normas referidas al tema y que consagraran el régimen porcentual de salarios. Sostiene, también, una posible intangibilidad del salario de los empleados por aplicación del principio de la igualdad ante la intangibilidad de los ingresos de los magistrados judiciales. Glosa, por último, los considerandos del fallo "Tobar" de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 1) Propuestas así las posturas de las partes es pertinente señalar que la única prueba producida consiste en las actuaciones administrativas desarrolladas por los reclamos de los actores, en ninguna de las cuales la Administración se pronunció por acto administrativo expreso, habiendose planteado la acción por denegatoria tácita (Para una crítica negativa de esta actitud de los órganos administrativos ver fallo de la Corte local, con voto de la Dra. Aída Kemelmajer de Carlucci, en Revista del Foro, T° 23-1996, pág. 95, con comentario del Dr. Daniel Gómez Sanchis). La misma postura se prolonga en la actitud asumida por los defensores del Estado Provincial, que no explican en modo alguno la razón del "congelamiento" cuestionado, limitándose a plantear cuestiones Jurisprudencia de Mendoza formales y de competencia, tales como el sometimiento voluntario al régimen, la improcedencia de la vía elegida, la facultad del legislador para disminuir los salarios, la condición suspensiva del convenio colectivo previo, la excepcionalidad de la declaración de inconstitucionalidad de las leyes, etc. 2) En ese mismo orden de cuestiones invocan la prescripción de la acción (o del derecho, según la doctrina que se admita), para los salarios correspondientes a los meses de enero de 1996 a marzo de 1997, por aplicación de lo dispuesto en el art. 38 bis del Dec. Ley 560/73, sancionado por Ley N° 6.602, que dice: "Prescriben a los dos años los reclamos y acciones relativos a créditos provenientes de las relaciones de empleo público, en todo el ámbito del sector público provincial, salvo norma especial en contrario contenida en los respectivos regímenes aplicables". Intentan los actores impedir esa clara prescripción invocando una pretendida imprescriptibilidad de la acció n p or su fu nd am en t o constitucional, como ya expusiera antes al resumir el alegato de los accionantes, pero no dan mayor razón de tal postura. Las acciones constitucionales no sólo prescriben sino que también caducan, ya que el 65 principio en la materia es la prescriptibilidad (art. 4019 del C.C.) Ello así porque la prescripción liberatoria desempeña un papel de primer orden en el mantenimiento de la seguridad jurídica: su fundamento es de orden social. Basta que se dude sobre la imprescriptibilidad de determinada acción para que corresponda concluir que ella es prescriptible, por caer bajo el imperio de aquel principio (Llambías, Jorge Joaquín, "Tratado de derecho civil", Ed. Perrot, Bs. As., 1977, 2da. ed., t. Obligaciones - III, p. 324, n° 2020). Tampoco la pretendida aplicación de la prescripción quinquenal invocada por los accionantes es procedente. En materia de derecho público las normas locales tiene preeminencia sobre la nacionales, principio si bien no unánime sí mayoritario en la doctrina. Además no son consecuentes los accionantes en la invocación del derecho, pues habiendo hecho reiterado incapié en la aplicación de las normas del derecho laboral a los empleados públicos es incongruente que, en el caso de la prescripción, pretendan salirse de ese cuerpo normativo para aplicar el Código Civil. Si la regulación de la prescripción de las acciones es de exclusivo resorte del Congreso Nacional debe acudirse a aquella que 66 Jurisprudencia de Mendoza tenga más afinidad al caso, que es la ley de contrato de trabajo que, casualmente, consagra también la prescripción de dos años. Pero tengo para mí que es atribución provincial consagrar términos de prescripción en materia administrativa, dado el carácter local de esta competencia de conformidad con lo reglado por los arts. 121, 122 y 126 de la C.N. (Urrutigoity, Javier, "El olvidado carácter local del derecho administrativo", en la obra colectiva Estudios de derecho administrativo II", Ed. Ciencias de la Administración, Bs. As., 2000, p. 67; Marienhoff, Miguel E., "Tratado de derecho administrativo", Ed. Abeledo - Perrot, Bs. As., 1978, t. III-B, p. 275, n° 974; Sup. Corte de Mendoza, LS, 230-144). Corresponde, por lo tanto, declarar prescriptas las asignaciones por adicional por antigüedad correspondientes a los meses de enero de 1996 a marzo de 1997, porque así lo ha limitado la parte interesada. 3) Bajo al acápite de sometimiento voluntario al régimen jurídico que ahora se impugna la accionada plantea dos cuestiones netamente diferentes: una es si los actores debieron plantear la acción de inconstitucionalidad dentro de los treinta días de publicada la ley; otra es si ha existido verdadero sometimiento voluntario, independientemente de la vía procedente. Respecto al primer planteo es indudable que ya la Suprema Corte local zanjó la cuestión adhiriendo a la tesis de que la vía de la acción procesal administrativa es apta para plantear la inconstitucionalidad de la ley invocada por la Administración, modificando la jurisprudencia de la misma Corte con una integración anterior (Jur. de Mza, Segunda Serie, N° 36, p. 31; N° 39, p. 33; N° 45, p. 171), ello por cuanto el Tribunal no puede inhibirse de examinar la constitucionalidad de una norma en cuyo cumplimiento se dictó el acto administrativo cuestionado, ya que se trata, en definitiva, de la aplicación de la ley. Como con razón apunta el dictamen del Sr. Procurador, en nuestra provincia el argumento se refuerza con lo dispuesto por los arts. 48 y 148 de la Constitución provincial que consagran la operatividad inmediata de los derechos y garantías constitucionales. Esta doctrina es ya pacífica en la jurisprudencia de nuestra Corte local por lo que no es necesario abundar al respecto. En cuanto al sometimiento voluntario a un régimen jurídico, de quien ha producido actos de acatamiento al mismo, a más de la crítica que ha recibido esta doctrina jurisprudencial (Alsina Atienza, Jurisprudencia de Mendoza Dalmiro, "El sometimiento voluntario a un régimen jurídico y la impugnación de inconstitucionalidad", en ED, 119-819; Bidart Campos, Germán, "El voluntario sometimiento a un régimen jurídico", en ED, 79-248; Morello, Augusto y Stiglitz, Rubén S., "La doctrina del acto propio", en LL, 1984-A-865), que la misma Corte federal comienza a restringir (ED, 126-557, con nota de Bidart Campos, Germán, "Sometimiento ¿voluntario o involuntario? a un régimen jurídico"), creo que no puede predicarse de los actores tal actitud para todas las épocas de congelamiento. Lamentablemente los actores no intentan, siquiera, una defensa frente a esta vieja jurisprudencia de la Corte (Fallos, 149-137 [24/08/27]), reiterada en forma relativamente invariable en varios casos posteriores, incluso recientes (ED, 67-335; JA, 72-929; 1959-III-327; 1960-V-187; 1970-5-376 "Serie contemporánea", y p. 221; etc.). La Corte ha fundado dicha doctrina en dos fundamentos. En primer lugar ha sido empleado el argumento de la renuncia de derechos, limitada a los asuntos patrimoniales, y luego, en el caso "Gutierrez c/ Krebs" (Fallos, 294-220), se acudió a la doctrina de los propios actos. En lo atinente a la renuncia parecería que 67 nadie puede pretender reflotar los derechos que han sido válidamente renunciados. En ese caso el derecho se ha extinguido y no subsiste ni siquiera una obligación natural. En el segundo de los casos la doctrina de los actos nos enfrenta con el problema de la buena fe en el actuar. Acatar un régimen jurídico y luego impugnar su constitucionalidad es contradictorio (Mairal, Héctor, "La doctrina de los actos propios y la Administración Pública", Depalma, Bs. As., 1988, ps. 4 y 54; Bianchi, Alberto B., "El control de constitucionalidad", Ábaco de Rodolfo Depalma, Bs. As., 1992, p. 182). Pero en el caso, sus particularidades, no permiten hacer una aplicación sin distinciones y para todos los periodos. Se trata más bien de una aplicación casuista que debe concretarse a la apreciación de los hechos del caso (Bianchi, op. y loc. cit., p. 183). En efecto, como bien se encarga de señalar el dictamen del Sr. Procurador de la Corte (fs. 238), no se encuentra en cuestión en esta causa una norma determinada, sino una sucesión de normas presupuestarias, con remisiones, en algunos casos, a paritarias, vetadas por el Poder Ejecutivo por inconstitucionales. Como bien puntualiza en su dictamen las alternativas del 68 Jurisprudencia de Mendoza cuestionado congelamiento del adicional han sido varias. Parte el dictamen señalando que las disposiciones legales que determinan el adicional por antigüedad por cada año de servicio (texto art.9° decreto ley 4322 según el art.42 ley 5.973 del 29.12.92) no han sido derogadas. Dice la ley: "A partir del 1 de enero de cada año este personal percibirá en concepto de adicional por antigüedad, por cada año de servicio o fracción mayor de seis meses que registre al 31 de diciembre inmediato anterior la suma equivalente al dos con sesenta centésimos por ciento (2,6O%) de la asignación del cargo correspondiente a su situación de revista. La determinación de la antigüedad total de cada agente se hará computando los servicios no simultáneos cumplidos en forma ininterrumpida o alternada en organismos nacionales, provinciales o Municipales". Anualmente y a partir del presupuesto para el año 1996 (ley 6372) se dispuso año tras año un congelamiento a la que correspondió a diciembre de 1.995. Así acontece con los presupuestos para los años 1997 (ley 6454) y 1998 (ley 6554). La ley presupuestaria para el año 1999 (6656) mantiene ese bloqueo, con la diferencia que lo traslada a la liquidación del 31 de diciembre de 1.996. Es decir se reconoce un año más de antigüedad. De aquí en adelante el adicional por antigüedad continúa cristalizado a la liquidación que resultó al 31.12.96 según los presupuestos para los años 2000 (ley 6.754) y 2001 (ley 6.871). Para el presupuesto del 1999 (ley 6656) la Legislatura dispone, a más del congela m i ento, el otorgamiento al Poder Ejecutivo (art.24) la facultad de acordar en el marco de Convenciones Colectivas para el Sector Público, con las Organizaciones Gremiales, la implementación de la recomposición o reasignación de los adicionales por antigüedad. El presupuesto para el año 2.000 (ley 6754) reiteró la norma del año anterior. Para el presupuesto del año 2001 (ley 6871), con similar redacción al respecto, se reitera el art.24 del presupuesto del año 1999 (acordar con las entidades gremiales) y disponiendo que intertanto, se seguirá liquidando la antigüedad según la que resultó al 31 de diciembre del 2000 (es decir la que correspondió al 31.12.96). Existe en toda esta trama una verdadera engañifa impropia de las autoridades estatales. En vez de disminuir el porcentaje de la antigüedad o, simplemente, derogarlo, Jurisprudencia de Mendoza fundando su decisión en verdaderas razones presupuestarias, recurren los órganos políticos a una especie de estratagema que tiende a evitar el enfrentamiento con los gremios estatales, haciéndoles creer que se trata de una medida provisoria, por razones de emergencia, pero dejádoles la esperanza de que en los sucesivos años se volvería a pagar lo que no derogaron, es decir, el adicional por antigüedad. Esa fue la única vez que se alegaron razones de emergencia en el fundamento de la norma, aspecto que ahora carece de trascendencia ya que ese año se encuentra prescripto. No hay duda que ese año los interesados, acá actores, se sometieron voluntariamente al régimen de congelamiento, en la creencia que sería una medida transitoria, como pasó también con los años 1997 y 1998. Para abundar en el desconcierto que provocan tales normas en el año 1999 se mantiene ese bloqueo, con la diferencia que trasladan la liquidación tomando hasta el 31 de diciembre de 1.996, es decir, pagan un año más del adicional, pero manteniendo el congelamiento para los años posteriores. Pero es indudable que no se puede predicar de todo este sistema que existiera un verdadero régimen jurídico, por la falta de unidad orgánica y formal de la política 69 adoptada, incluso mediante su inserción en las leyes de presupuesto que, como acertadamente señala el dictamen del Sr. Procurador, las desnaturalizan, técnica calificada de verdadera corruptela. Cada año ha importado un régimen distinto, porque ha ido variando la diferencia impaga, al sumarse años de antigüedad no abonados como consecuencia del congelamiento al 31/12/95, a lo que debe sumarse en el año 1999 el reconocimiento de un año más y la aparición del tema de las paritarias. Por lo tanto, sólo puede hablarse de regímenes jurídicos distintos correspondiente cada uno al año de vigencia de la ley de presupuesto de ese año, situación derivada no sólo de la corruptela de incluir este tipo de normas en las leyes de presupuesto, todos los años modificadas, sino también porque varían los montos comprometidos y la forma de legislarlos. En consecuencia sólo hay voluntario acatamiento de los actores por cada año y respecto a la ley de presupuesto de ese año. De donde, habiendo interpuesto el reclamo en el año 1999, se debe rechazar el pedido de inconstitucionalidad de las normas sancionadas en los años 1996, 1997 y 1998, que fueron consentidas no tanto por haber cobrado los salarios sin 70 Jurisprudencia de Mendoza protesto, sino por no haber cuestionado esas leyes con los pertinentes reclamos, lo que recién hacen en el año 1999. Dado el carácter alimentario de los haberes no puede exigirse a los beneficiarios que dejen de percibir los mismos para dejar sentada su disconformidad, pero nada les impedía el planteo del reclamo, figura que si bien no está legislada en nuestra ley de procedimiento administrativo, surge del art. 144, inc. 5°, de la Const. Prov. y arts. 5° y 7° del Ley 3918. 4) Plantea también la defensa de la provincia la pretendida condición previa de las paritarias sancionadas a partir del presupuesto del año 1999. En primer lugar me permitiré copiar acá lo dicho por el Sr. Procurador, por la fuerza de sus expresiones: "Estas paritarias sin perjuicio de su dudosa validez constitucional como lo ha reconocido el propio Poder Ejecutivo en los considerandos de los decretos 1354/02 y 86/03 y a los cuales me referiré en el próximo párrafo, no tienen obligatoriedad de reunirse, tiempo de realización, márgenes cuantitativos de operatividad y negociación. Es decir es una remisión al vacío, que aparece más que como una vía para administrar soluciones en un expediente dilatorio ilimitado bajo el manto aparente de reconocer derechos. Son paritarias totalmente indeterminadas e inciertas desde su realización hasta en sus resultados", es decir, una engañifa más, donde la falta de ética por los órganos estatales ha sido frondosa. De hecho nunca fueron siquiera convocadas. Por el contrario, en los años 2002 y 2003 el Poder Ejecutivo las vetó alegando su inconstitucionalidad. ¿Puede ahora ese mismo Poder Ejecutivo alegar que los demandantes debieron previo a accionar solicitar la reunión de convenciones paritarias? Una actitud así aparece como marcadamente incongruente y contraria a elementales normas éticas de actuar. La propia administración ha invocado, entre sus defensas, el sometimiento voluntario a un régimen jurídico, que encuentra uno de sus fundamentos en la doctrina de los propios actos, y ahora se hace merecedora de igual reproche, pues no puede desconocer su conducta anterior, contraria a las paritarias, a las que el propio Poder Ejecutivo nunca llamó para su constitución y, posteriormente, tachó de inconstitucionales. Corresponde aplicar la doctrina según la cual nadie puede alegar un derecho que vaya contra sus propios actos "nemo potest contra Jurisprudencia de Mendoza factum propium venire", doctrina seguida por nuestros tribunales, incluso el más alto (CSJN, ED, 67, fallo 28.304, p. 335). Dijo la Corte en ese caso, que ya citara supra, en el considerando 5º, "Que en este caso y en tales condiciones, se advierte que la seguridad jurídica, imperiosa exigencia del régimen concerniente a la propiedad privada, quedaría gravemente resentida si fuera admisible y pudiera lograr tutela la conducta de quien primero acata una norma y luego la desconoce, pretendiendo cancelar las consecuencias que de su aplicación se derivaron en el campo de las relaciones patrimoniales (conf. Fallos, 249-51; ED, 1-13, fallo 18)". Consiguientemente, si la hipotética posibilidad de constitución de paritarias ha cedido ante la conducta del Poder Ejecutivo que, primero, no cita a las partes a negociar y, después, tacha de inconstitucional la mera facultad de su existencia, que ahora pretende imponer a los actores que antes de litigar solicitaran la constitución de las mismas, es de aplicación el principio que la Corte sostiene desde antiguo de que nadie puede ponerse en contradicción con sus propios actos, ejerciendo una conducta incompatible con una anterior deliberada, jurídicamente relevante y plenamente eficaz (Fallos, 71 7-139; 275-235, 256 y 459; ED, 35-550, entre otros). Con mayor razón tratándose del Estado Provincial, donde la doctrina tiene mayor aplicación a través de los institutos de la cosa juzgada administrativa, los derechos adquiridos, la presunción de validez de los actos administrativos y la confirmación de los actos viciados (Mairal, Héctor A., "La doctrina de los propios actos y la Administración Pública", ed. Depalma, Buenos Aires, 1988, ps. 138 y sgtes.). El principio que prohíbe contradecir los propios actos tiene eficacia fundamentalmente procesal: "presupone siempre una relación procesal" dice Díez-Picazo ("La doctrina de los propios actos", Barcelona, 1963, p. 108). Su objeto, por lo tanto, se observa dentro del proceso: rechazo de la acción o de la excepción que pretenden desconocer la propia conducta anterior. 5) Sostiene también en su defensa la accionada que es legítimo que la Administración modifique, sustituya y hasta suprima adicionales que perciben los empleados públicos con citas de Marienhoff, Villegas Basavilvaso y Diez. En principio el tema pareciera plantear las cuestiones relativas a la naturaleza de la relación de empleo público y la facultad que tendría la ley 72 Jurisprudencia de Mendoza de disminuir los sueldos públicos. Los actores desenvuelven su argumentación intentando la aplicación del derecho laboral a los agentes del Estado. Pero estimo innecesario desentrañar cuestiones tan discutidas en el presente caso (Cantero Martínez, Josefa, "El empleo público: entre estatuto funcionarial y contrato laboral", Marcial Pons, Madrid, 2001, p. 25 y ss.). En primer término por cuanto el adicional por antigüedad no ha sido derogado ni modificado, sino sólo paralizado su cálculo a una fecha determinada, lo que significa que está vigente, que no ha sido ni disminuido ni suprimido; si el Estado tiene la atribución de esas facultades en el caso no las ha utilizado, por lo que no ayuda en nada a la solución del problema determinar la efectiva existencia de tal atribución. Dice Bidart Campos en nota al fallo "Tobar" (LL, 2002-F-449): "Con este fallo de alta valía constitucional vamos a repetir nuevamente que los "ahorros" que para el gasto público quiera o deba hacer el Estado han de tomar muy en cuenta -para no incurrir en inconstitucionalidad- cuáles son las prioridades axiológicas en la Constitución ¿Qué ostenta más valor: la deuda externa o la vigencia de los derechos sociales? El sistema constitucional de valores nos hace decir con plena certeza que, comparados los salarios y los haberes de la seguridad social con el derecho crediticio de los acreedores internacionales, una política económica y financiera acorde con la Constitución ha de afectar primero el pago de la deuda, porque las políticas sociales en materia alimentaria tienen que anteponer el gasto social, "hasta el máximo de los recursos disponibles" (como rezan muchos tratados de jerarquía constitucional). Aprendan entonces los gobiernos de turno por dónde han de canalizar los "ahorros". Y aprendan que cuando sentencias de la Corte como ésta descalifican por inconstitucionalidad un régimen normativo en materia socioeconómica, es insolente difundir el slogan de que no hay fondos en el erario publico para pagar lo debido ¿los hay para pagar la deuda externa? El "pago" de la deuda se debe "arreglar" (art. 75 inc. 7) otorgando prelación a los gastos sociales "internos". Se trata de una "deuda" más valiosa". Coincidiendo con ese criterio, corresponde ingresar al examen de las normas, cuya invalidez constitucional se solicita, recordando que la declaración de inconstitucionalidad de un precepto de jerarquía legal constituye la más delicada de las funciones susceptibles de Jurisprudencia de Mendoza encomendarse a un tribunal de justicia, pues implica un acto de suma gravedad institucional, de manera que debe ser considerada como última ratio del orden jurídico a la que sólo cabe acudir cuando no existe otro modo de salvaguardar algún derecho o garantía amparado por la Constitución, si no es a costa de remover el obstáculo que representan normas jerárquicamente inferiores (Fallos: 324:920; A.863.XXXVI "Audioacústica S.A. s/ quiebra", sentencia del 18 de diciembre de 2001, entre muchos otros). En segundo lugar debe señalarse que, en ningún momento, la demandada ha invocado la doctrina de la emergencia, ni afirmado su aplicación al congelamiento del adicional, de donde no resultan de aplicación al caso los argumentos dados por la Corte Nacional en el caso "Guida". El Estado provincial invoca una facultad normal, no extraordinaria, de disminuir los sueldos de los empleados públicos, idéntica, a su parecer, a la de determinar los gastos de obras públicas, a cuyo efecto dice que se trata una cuestión política no justiciable o institucional. Ninguna de las dos afirmaciones me parecen correctas. En efecto, parece, a primera 73 vista, que la regulación de los salarios públicos, si no se ha invocado emergencia, es una aplicación del poder de policía del Estado sobre los derechos individuales, que desde el caso "Ercolano" la Corte nacional ha delineado en forma constante. Decía la Corte en el precedente citado: "Ni el derecho de usar y disponer de la propiedad, ni ningún otro derecho reconocido por la Constitución, reviste el carácter de absoluto. Un derecho ilimitado sería una concepción antisocial. La reglamentación o limitación del ejercicio de los derechos individuales es una necesidad derivada de la convivencia social. Reglamentar un derecho es limitarlo, es hacerlo compatible con el derecho de los demás dentro de la comunidad y con los intereses superiores de esta última. La misma Constitución ha consignado limitaciones especiales respecto de algunos derechos; pero no siendo posible prever ni establecer en ella todas las condiciones a que sería menester subordinarlos para hacerlos adaptables a la vida de relación, ha confiado al poder legislativo la misión de reglamentar su ejercicio, poniendo al mismo tiempo un límite a esa facultad reguladora (arts. 14 y 28). Hay restricciones a la propiedad y a las actividades individuales cuya legitimidad no puede discutirse en 74 Jurisprudencia de Mendoza principio, sino en su extensión. Tales son las que se proponen asegurar el orden, la salud y la moralidad colectivas; y hay asimismo otras limitaciones, como son las que tienden a proteger los intereses económicos, que no pueden aceptarse sin un cuidadoso examen, porque podrían contrariar los principios de libertad económica y de individualismo profesados por la Constitución (El resaltado es nuestro). Asimismo en ese caso añadió: "No es del resorte del poder judicial decidir del acierto de los otros poderes públicos en la elección del medio empleado para conjurar esa situación crítica, ni de las consecuencias de orden económico que puedan derivar de la aplicación de la ley. Le incumbe únicamente pronunciarse acerca de los poderes constitucionales del Congreso para establecer la restricción al derecho de usar y disponer de la propiedad que encierra la ley impugnada, teniendo para ello en cuenta la naturaleza, las causas determinantes y la extensión de la medida restrictiva". Para esa tarea hace falta que la facultad ejercida por el legislador pase el cartabón de la razonabilidad. Mucho se ha discutido en la doctrina si el sueldo de los agentes públicos puede ser disminuido. Mayer, por ejemplo, ha sostenido que el sueldo no puede ser disminuido sino con el consentimiento de los agentes públicos afectados (Mayer, Otto, "Derecho administrativo alemán", Depalma, Bs.As., 1979, t. IV, p. 87). Jèze, en cambio, sostenía que el sueldo podía ser disminuido y también suprimido, pero siempre para el futuro (Jèze, Gastón, "Principios generales del derecho administrativo", Depalma, Bs. As., 1949, t. II, v. 2, p. 413). Pero esta es una cuestión que no resulta decisiva para la solución del caso. Ello porque, habiendo la Legislatura ejercido una facultad reglamentaria del derecho al sueldo y sus accesorios, no corresponde controlar a los jueces el acierto o justicia de la misma, pero sí sus límites constitucionales, como la igualdad, la razonabilidad y la ilegitimidad. Y para ejercer el control de razonabilidad es indispensable que el Estado haya dado razones de la medida que tomó, o que las exprese en el proceso. Máxime en el caso en que se encuentra en juego el salario de los empleados, que tiene carácter alimentario. Lamentablemente nada ha dicho la demandada sobre las razones que llevaron a los órganos políticos a tomar una medida de gravamen tan importante y trascendente para los Jurisprudencia de Mendoza empleados públicos. Simplemente se ha abroquelado la defensa en la invocación de la potestad o atribución de disminuir sueldos y en el carácter político de tal decisión. En resumen, "suspendo el adicional porque sí". Por supuesto no ignoro que alguna razón de índole macroeconómica o presupuestaria debe haber existido, pero no ha sido comunicada ni a los destinatarios ni al Tribunal. Toda decisión legislativa que afecte derechos de los particulares debe responder a una motivación suficiente y resultar la derivación razonada de sus antecedentes, de modo tal que se encuentren cabalmente a resguardo las garantías constitucionales en juego, como son entre otras las tutelada por los arts. 16, 17 y 18 de la C.N., puesto que se trata de una exigencia que por imperio legal es establecida como elemento condición para la real vigencia del principio de legalidad en la actuación de los órganos legislativos. Es más, se ha sostenido que aparte de la observancia del principio cardinal de legalidad, la motivación traduce una exigencia fundada en conferir una mayor protección a los derechos individuales, por lo que su cumplimiento depende de que el administrado pueda conocer de una manera efectiva y expresa los antecedentes y razones que justifiquen 75 el dictado de la ley. "Cada vez que un derecho o un poder cualquiera, incluso discrecional, es concedido a una autoridad este derecho o este poder será censurado si se ejerce de una manera irrazonable. Este uso inadmisible del derecho será calificado técnicamente de formas variadas como abuso de derecho, como exceso o desviación de poder, como iniquidad o mala fe, como aplicación ridícula o inapropiada de disposiciones legales, como contrario a los principios generales del Derecho comunes a todos los pueblos civilizados. Poco importan las categorías jurídicas invocadas. Lo que es esencial es que, en un estado de Derecho, desde que un poder legítimo o un derecho cualquiera es sometido a control, podrá ser censurado si se ejerce de una manera irrazonable y, por lo tanto, inaceptable". "Ningún derecho puede ejercerse de una manera irrazonable, pues lo que es irrazonable no es Derecho" (Perelman, M., "Le raisonable et le dèraisonable en droit", del libro "Etique et Droit", Ed. Universidad de Bruxelles, ps. 511, citado por Tomás R. Fernández, "De la Arbitrariedad de la Administración", Ed, Civitas, Madrid, 1997, p. 218). Sólo lo razonable es conforme a Derecho. Ni la ley, ni la Administración, ni los jueces, ni los 76 Jurisprudencia de Mendoza juristas en general podemos escapar de esta lógica, eludir esta idea. "Cada vez que el juez debe decidir -dice Perelman- si ha habido falta, negligencia, imprudencia, cuando hay que precisar un standart (obrar como un buen padre de familia), determinar las consecuencias dañosas de un acto fautif, se encuentra regularmente en las sentencias el recurso a la idea de lo que es o no razonable. Del mismo modo, los hechos son establecidos cuando no se puede tener, a este respecto, ninguna duda razonable.". ¿Y qué es lo razonable? ¿Cuándo puede calificarse de tal una decisión? Cuando se acomoda a una realidad objetiva o cuando se presenta de tal manera que su claridad y distinción nos constriñen a someternos a la evidencia, dice Perelman. Cuando aparece debidamente justificada, cuando se sustenta en razones, en las razones del derecho, por utilizar la expresión que sirve de título a la obra de M. Atienza, cuando esté precedida de la argumentación que la fundamente, de forma que se puede comprobar que la solución dada es consecuencia de una exégesis racional del ordenamiento y no el fruto de la arbitrariedad, esto es, de la mera voluntad o el simple capricho de su autor, cuando "responde a una determinada interpretación del Derecho" y, en consecuencia, es capaz de "permitir su eventual control jurisdiccional mediante el efectivo ejercicio de los derechos" ("Las razones del Derecho. Teorías de la argumentación jurídica", CEC, Madrid, 1993, p. 85). En eso consiste sencillamente el quehacer jurídico, en razonar que no es sólo verificar y demostrar, sino también deliberar, criticar y justificar, presentar razones a favor y razones en contra, argumentar en una palabra, es decir, confrontar razones a través del proceso argumental, del desarrollo de un discurso coherente por las vías de la lógica jurídica, que es una lógica peculiar, enraizada en la propia evolución del Derecho, orientada a dar sentido a la ambigüedad, abierta siempre a la comprobación de la cambiante sensibilidad del cuerpo social sobre los conflictos que se generan en su seno y conectada necesariamente por ello a los sutiles mecanismos de producción del imprescindible consenso, que es la única base firme sobre la que el Derecho puede sustentarse y su referencia última, supuesta la inaprehensibilidad y relatividad irreductible de los valores absolutos de la verdad y la justicia (Fernández, op. y loc. cit., p. 221). De lo que hasta ahora llevo dicho se desprende, me parece, que la Jurisprudencia de Mendoza cuestión crucial cuando se habla del poder discrecional y de su control radica no ya en la determinación de la posición de la ley, que nadie discute, ni tampoco en la congruencia del reconocimiento a la ley de un margen de apreciación o de una libertad de elección de soluciones tan grande como el cumplimiento de sus funciones hic et nunc exija, que es algo que ha estado y está también fuera de discusión en términos de principio, ni, en fin, en la legitimidad de origen de una tal libertad supuesta la calificación de nuestro Estado de Derecho como un Estado democrático, que nadie ha impugnado tampoco. La cuestión crucial está en la motivación , de la que depende esencialmente la legitimidad de ejercicio de todo poder, legitimidad de ejercicio que es inexcusable e irrenunciable, como lo prueba la categórica prohibición constitucional de todo uso arbitrario de aquél. El mero "porque sí" está constitucionalmente excluido, como lo está la nada infrecuente apelación al carácter discrecional de la elección y, como mayor motivo todavía, el simple silencio al respecto. Para ello es indispensable que sea dada una motivación, una razón de la elección, la que sea, una razón que sea plausible, congruente con los hechos de los que necesariamente ha de partirse, sostenible en la realidad de las cosas y...susceptible de ser comprendida por los ciudadanos, aunque no sea compartida por todos 77 ellos. Todo esto es bastante obvio, me parece, y no requiere mayor justificación. La ley es libre de elegir, pero ha de dar cuenta de los motivos de su elección y estos motivos no pueden ser cualesquiera, deben ser motivos consistentes con la realidad, objetivamente fundados. Deben ser también, decía más atrás, susceptibles de ser comprendidos por los ciudadanos, aunque puedan no ser compartidos por todos ellos. Esto requiere, sin duda, alguna explicación adicional. La exigencia de motivación -y de una cierta motivación, no de cualquiera- no es una mera exigencia técnica; es mucho más que eso. La motivación es una necesidad humana, consustancial a nuestra distintiva condición de entes de razón. Esto es ya por sí solo suficiente, pero, por si pareciera muy abstracto el argumento, importa recordar que todo poder público es un poder funcional como poder otorgado en consideración a intereses ajenos a los de su titular; es un poder, por tanto, obligado a justificarse en su ejercicio, a dar cuenta cumplida de éste. Al dominus negotii no le basta, como es obvio, cualquier explicación que su mandatario convenga en darle en el momento de la obligada rendición de cuentas; éstas han de ser, en todo caso, debidamente justificadas. Pero además, hay que tener p r e s e nt e que l a e x i g e n c i a constitucional y legal de motivación 78 Jurisprudencia de Mendoza no cumple sólo en el Derecho Público una función procesal de facilitar el ulterior control jurisdiccional de la decisión, que a falta de una motivación suficiente no sería posible, sino también la función extraprocesal de permitir un control externo, general y difuso por la colectividad en su conjunto del fundamento lógico, fáctico y valorativo de la decisión adoptada e, incluso, del ulterior juicio que sobre ella pueden eventualmente pronunciar los Tribunales. Pedir al legislador que explique las razones de su elección y analizar luego las razones por él dadas p a r a c o n t r as t ar l as con las circunstancias del caso, de forma contradictoria y ante una instancia neutral e independiente capaz de rechazar finalmente las que se revelen inconsistentes, contradictorias o incongruentes con la realidad que constituye la referencia inevitable no es, me parece, mucho pedir en un estado de Derecho, que es, ante todo, un Estado de razón, ni altera, en absoluto, el equilibrio institucional. Porque cuando se elude el deber de motivar las decisiones es, no nos engañemos, porque el obligado a darla carece de una explicación exhibible, y cuando las verdaderas razones de la elección no son del todo nítidas o contienen elementos espurios la motivación, si se da, tiene que recurrir a la ambigüedad, al circunloquio o al enmascaramiento puro y simple y esto se termina poniendo de manifiesto más pronto o más tarde. Este es el gran defecto del caso que tengo entre manos, y es que no se ha dado razón de las diversas normas que se han ido tomando en el sentido de "congelar" el adicional por antigüedad, y frente a esta falta de razón no cabe otra solución que la descalificación de las normas cuestionadas como normas legales, al resultar inconstitucionales por irrazonables, lo que así propicio se resuelva. Sabido es que los jueces no "declaran" la inconstitucionalidad de las leyes, sino que, simplemente, se limitan a aplicar la norma de mayor jerarquía al caso concreto, lo que en el tema se traduce en la condena para que la Provincia pague a los actores las diferencias que resultan de liquidar cada año la antigüedad como se encuentra legislada en el art. 9 del Dec. Ley 4322/79, modificado por el art. 42 de Ley 5973, lo que se deberá hacer en la etapa de ejecución de sentencia, siempre y cuando la Provincia no acate lo resuelto. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Campoy y Cuervo adhieren por los fundamentos al voto que antecede. Sobre la segunda cuestión el Dr.Pithod, dijo: Atento como ha sido votada y resuelta la cuestión anterior, corresponde hacer lugar parcialmente a la acción procesal administrativa y en su consecuencia ordenar al Gobierno de la Provincia que dicte el Jurisprudencia de Mendoza acto administrativo pertinente por el que se le reconozca a los actores el derecho a percibir el adicional por antigüedad a partir del mes de enero de 1999, diferencias que deberán ser liquidadas conforme lo determina el art. 9 del Decreto Ley 4322/79, modificado por el art. 42 de la ley 5973. La presente condena deberá cumplirse dentro del plazo determinado por el art. 68 de la ley 3918 presentándose en autos el acto administrativo dictado y la liquidación pertinente a la que se le adicionarán los intereses legales a partir del reclamo administrativo y desde que cada uno fue devengado, conforme jurisprudencia registrada en L.S. 281-483 hasta el momento de su efectivo pago. Asi voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Campoy y Cuervo adhieren al voto que antecede. Sobre la tercera cuestión el Dr. Pithod, dijo: Corresponde de conformidad con los fundamentos de la primera cuestión y atento las defensas que prosperan en forma parcial y aproximadamente equivalentes a los períodos que se ordenan pagar, que las costas se resuelvan por su orden y las comunes por mitades (art. 36 inc. II del C.P.C. y 76 del C.P.A.) Asi voto. Sobre la misma cuestión los 79 Dres. Campoy y Cuervo adhieren al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: S E N T E N C I A: Mendoza, 29 de julio de 2003. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del acuerdo precedente la Sala Segunda de la Excma. Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva, R E S U E L V E: 1) Hacer lugar parcialmente a la acción procesal administrativa interpuesta a fs. 1/8 vta. de autos, por Enrique Drot de Gourville y otros con los alcances determinados en la primera y segunda cuestión. 2) Imponer las costas por su orden y las comunes por mitades (arts.36 inc. II del C.P.C. y 76 del C.P.A.). 3) Diferir la regulación de honorarios hasta tanto obren en el expediente los elementos para realizarla. 4º) Dése a conocer a la Dirección General de Rentas y Caja Forense a los efectos fiscales y previsionales pertinentes. -Notifíquese. Ofíciese. Fdo. Eduardo L.Pithod, Dr. Gustavo A. Campoy Dr. Carlos A. Cuervo (Conjueces S.C.J.). 80 Jurisprudencia de Mendoza HONORARIOS. Quiebra no declarada por pedido de concurso del deudor. Regulación del abogado d e l a c r ee dor p eticion an te. Normativa aplicable. Carácter del crédito en el concurso. Son aplicables las normas arancelarias locales para regular los honorarios de los abogados que pidieron una quiebra, que nunca se declaró, habiéndose sobreseído el procedimiento ante la apertura del concurso preventivo peticionado por el deudor. En tal caso, debe regularse conforme las pautas del art.10 de la ley de aranceles. Los honorarios regulados a los abogados peticionantes de una quiebra que no se declaró por haber solicitado el deudor la apertura de su concurso preventivo, constituyen un crédito quirografario en ese concurso y no pueden ser considerados como acreedores de la masa o del concurso. Suprema Corte de Justicia Expte.Nº73349 “Fernández, Gonzalo y Francisco Ferrari en j 32443 Schmitt, Enrique c/Soc.Española de Socorros Mutuos p/Sol.Int. y Liq. Judicial s/Cas. Mendoza, 26 de agosto de 2002. Sala Primera L.S.311-94 CUESTIONES: 1) ¿Es procedente el recurso interpuesto? 2) En su caso, ¿qué solución corresponde? 3) Costas. A la primera cuestión la Dra.Aída Kemelmajer de Carlucci, dijo: I.Plataforma fáctica. Los hechos relevantes para la resolución de este recurso son, sintéticamente, los siguientes. 1. El 9/10/2000 Gonzalo E.Fernández y Francisco Ferrari, en representación del Sr.Enrique Schmitt, solicitaron el concurso civil de la Soc.Española de Socorros Mutuos de Mendoza. Alegaron que su representado era acreedor de la mencionada sociedad y que ésta se encontraba en estado de cesación de pagos. 2. A fs.37/38 el juez de concurso se declaró incompetente; dijo que, en realidad, lo pretendido por los accionantes era que por aplicación del art.37 de la ley 20321 se dispusiese la intervención judicial de la sociedad mutual de marras. Remitió el expediente al juzgado civil en turno. 3. A fs.45/46 vta. el juez civil planteó su incompetencia y, habiéndose generado un conflicto negativo, remitió las actuaciones a la Cámara Civil en turno. 4. A fs.51 la Cuarta Cámara declaró la competencia del juzgado de Jurisprudencia de Mendoza concurso, siguiendo el dictamen de la Fiscalía de Cámara. 5. A fs.58/59 vta. el juez del concurso dispuso que la causa tramite conforme las reglas del proceso ordinario hasta su resolución, sin perjuicio de la aplicación de las normas de la ley de concursos y quiebras, en caso que se decida la liquidación judicial, conforme lo ordenado en la alzada y lo dispuesto por la ley 20321 (art.37). Se dio intervención al Instituto Nacional de Acción Cooperativa y Mutual. Apeló el peticionante. 6. A fs.73 y vta. la Cuarta Cámara revocó la decisión del juez de concursos. 7. A fs.86/87 el juez calificó la acción como solicitud de quiebra por acreedor (art.77 inc.2 de la ley 24522 en función del art.37 de la ley 20321 sustituido por la ley 25374), y emplazó a la Soc.Española de Socorros Mutuos para que en el término de cinco días invocara y probara cuanto estimara conveniente a su derecho. 8. A fs.110/114 la Soc. Española de Socorros Mutuos de Mendoza contestó el emplazamiento. 9. A fs.116 y vta. y ante la presentación del deudor solicitando formación de concurso preventivo, el tribunal dispuso la suspensión del trámite de la quiebra. 10. A fs.121, y en razón de 81 haberse abierto el concurso preventivo de la referida sociedad, publicado los edictos, y superada la instancia del desistimiento, el tribunal sobreseyó las actuaciones. 11. A fs.122 apeló el acreedor peticionante. Concedido el recurso, a fs.123 la Cámara declaró mal concedido el recurso. 12.A fs.129 y vta. los abogados Gonzalo Fernández y Francisco Ferrari solicitaron pronunciamiento sobre costas y regulación de honorarios. A fs.131/132 el juez reguló los honorarios profesionales de Gonzalo Fernández y Francisco Ferrari en la suma de $4.657 en conjunto. Fundó su resolución en las siguientes argumentaciones: a) el legislador no ha previsto el supuesto de regulación de honorarios en caso de pedido de quiebra sobreseído por presentación en concurso; b) la situación análoga es la del pedido de quiebra rechazado, por lo que resulta aplicable el porcentual fijado en la ley de aranceles locales. Impuso las costas a la concursada porque el incumplimiento de la deudora constituyó un hecho revelador de la cesación de pagos que justificó y dio motivo a la promoción del pedido de quiebra, y la ulterior presentación de la deudora en concurso preventivo confirmó la situación de insolvencia. 13. Apelaron los profesionales. 82 Jurisprudencia de Mendoza A fs.154/155 la Cámara hizo lugar parcialmente al recurso de apelación y elevó los honorarios a la suma de $6.500. Argumentó del siguiente modo: a)la situación análoga es la del pedido de quiebra rechazado. No estando previsto a los fines de la regulación de honorarios tampoco este caso, corresponde atenerse a la ley local de aranceles, específicamente el art.10, referido a los juicios sin monto, ya que aunque se pensara que en la etapa anterior a la declaración de quiebra tiene vigencia el principio dispositivo, el acreedor no promueve la causa en su exclusivo interés, sino que insta al tribunal para la promoción de una acción pública tendiente a la ejecución colectiva de los demás bienes del deudor, sirviendo el monto del crédito sólo un cartabón orientador. b) No corresponde subsumir la situación en el art.240 de la ley 24522 porque no se trata de “créditos causados en la conservación, administración y liquidación de los bienes del concursado y en el trámite del concurso”. La prioridad propia de los gastos de conservación y de justicia es a favor de aquellos créditos que no habrían podido dispensarse de pagar si otros no hubiesen hecho la anticipación o los trabajos indispensables a ese fin, no pudiendo reconocerse ese carácter a aquellos que no han tenido por objeto directo la conservación, administración y liquidación de los bienes, más aún cuando no han sido practicados en el proceso concursal. c) Teniendo presente el mérito, naturaleza, complejidad y duración de la labor profesional desarrollada, y habida cuenta de la parquedad usual en materia de honorarios del auto regulatorio, se estima justo y equitativo elevarlo a $6.500. II. Los motivos de la casación deducida. Los abogados intervinientes denuncian errónea aplicación del art.10 de la ley arancelaria local con los siguientes argumentos: I. El tribunal de apelaciones afirma que se trata de una actividad profesional no susceptible de apreciación pecuniaria. Entiende análoga la actividad desarrollada por un profesional durante un juicio de divorcio. El razonamiento es incorrecto; nada hay de análogo entre la actividad del profesional en un juicio de divorcio y el que solicita el pedido de quiebra. La propia concursada ha reconocido que solicitó la apertura de ese juicio en razón de que se le había pedido la quiebra. 2. Ante una situación no reglada, debe aplicarse el art.271, primera parte, de la ley de quiebras que afirma concretamente que “para el cálculo de las regulaciones previstas Jurisprudencia de Mendoza en esta sección, no se aplican las disposiciones de las leyes locales”. 3. El tribunal pretende aplicar por analogia el caso de regulación de honorarios en un pedido de quiebra rechazado, sea porque el peticionante no probó su crédito, o porque no existía estado de cesación de pagos. Sin embargo, el rechazo configura una situación totalmente distinta a la de un pedido de quiebra sobreseído por presentación en concurso del deudor, ya que en este último caso, el peticionante alegó, probó y triunfó en su reclamo, más allá de que el proceso haya quedado trunco por la preferencia legal que se acuerda a la instancia concursal por sobre la falencial. Así lo ha entendido la Cámara Nacional de Comercio, Sala B, en sentencia del 26/8/1988 que sostuvo que corresponde regular con arreglo al art.289 de la ley 19551 los honorarios de los profesionales que asistieron al peticionante de la quiebra, aún cuando éste no haya verificado su crédito en la oportunidad señalada pues la apertura concursal fue útil para los demás acreedores y aún para el deudor que obtuvo un acuerdo resolutorio. Es también el criterio de la Sala E en decisión del 21/11/1996, y el del plenario recaído en Flota Mercante” del 7/3/1958 conforme el cual “en el pedido de quiebra concluido por presentación del deudor en concurso preventivo no 83 es aceptable considerar como monto del juicio el importe del crédito que sustentó el pedido, porque no habiendo juicio de antequiebra no hay monto procesal admisible y jurídicamente relevante que permita estimar el emolumento de los profesionales actuantes en el pedido, que no es un juicio ordinario o un proceso autónomo al que puedan aplicarse las reglas arancelarias comunes, sino un proceso trunco, equiparable o análogo al mito de sacrificio estéril, aunque justificado, “representado en la mitología griega por Sísifo”. 4. En suma, la ley más próxima al caso, no es la ley local sino la 24522; el tribunal debió reconocer la utilidad y eficacia que las labores profesionales tuvieron para con la masa de acreedores y en función de ello, tomarse como base de regulación el activo prudencialmente estimado, dado los intereses comprometidos o beneficiados por esa labor; además, debe otorgarse al crédito que emana de esa regulación el privilegio del art.240 de la ley 24522. Ninguna de estas aspiraciones ha sido satisfecha en la sentencia recurrida, limitándose el tribunal de alzada a elevar el monto de los honorarios en una suma fija, sin considerar las peticiones de los recurrentes ni explicar por qué las argumentaciones y fundamentos esgrimidos por los quejosos no deben 84 Jurisprudencia de Mendoza ser atendidos. 5. Esta Corte, aunque con otra composición (L.S:66-105), ha dicho que si los procedimientos terminaron con un auto de sobreseimiento, al no existir activo liquidado, no hay base legal para aplicar las escalas de la ley. No obstante, por analogía, debe regularse sobre el activo prudencialmente estimado; pero como el juicio tramitó como quiebra, pero no llegó a la liquidación, la base cierta debe estar dada por el pasivo verificado no impugnado. La minoría, en cambio, entendió que por analogía correspondía regular sobre el activo prudencialmente estimado. En cualquiera de las dos posiciones se aplica la ley de quiebras y no la legislación local, la base regulatoria atendió a la utilidad brindada a la generalidad de los intereses comprometidos. En el caso registrado en L.S.119-330, el Dr.Boulin Zapata recalcó que no son los honorarios de los abogados del fallido los que se consideran a cargo de la masa, sino los del tercer acreedor que peticionó la quiebra. Aunque en este caso la actuación de los recurrentes no posibilitó la declaración de la quiebra, es a todas luces indudable que motivó la apertura del concurso preventivo, tal como lo ha reconocido la propia concursada. Más recientemente, en el caso “Aguilera en j Est. Agrícolas Las Cortaderas S.A.”, el Dr.Romano dijo que la falta absoluta de explicación respecto al apartamiento del criterio legal en perjuicio de la debida proporción que debe existir entre los honorarios y el monto del activo justifican la tacha de arbitrariedad deducida. III. Las cuestiones a resolver. 1. Hay acuerdo sobre los siguientes hechos: a) Los abogados recurrentes pidieron la quiebra de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. b) Mientras se tramitaba el pedido de quiebra, la deudora pidió su concurso preventivo. c) Abierto el concurso preventivo, y vencida la oportunidad procesal para el desistimiento, el pedido de quiebra se sobreseyó, imponiéndose las costas a la deudora. Esa decisión quedó firme. 2. Las cuestiones normativas a resolver son las siguientes: a) ¿Qué normas son aplicables para regular los honorarios de los abogados que pidieron una quiebra, que nunca se declaró, habiéndose sobreseído el procedimiento ante la apertura del concurso preventivo peticionado por el deudor?. b) Habiendo pasado en autoridad de cosa juzgada la decisión que impuso las costas a la deudora, Jurisprudencia de Mendoza ¿Es quirografario el crédito por honorarios de esos abogados en el concurso preventivo abierto? IV. Bases para la regulación de honorarios. 1. Las sentencias de esta Corte invocadas por el recurrente. Ninguno de los precedentes invocados por el recurrente tienen sustancial analogía con el caso a resolver; en efecto en el sublite, insisto, están en juego los honorarios del abogado que peticionó una quiebra que nunca se declaró. En cambio: a) En la sentencia del 25/10/1957 (L.S:66-105) se discutían los honorarios del síndico de una quiebra declarada,que concluyó sin liquidación, merced a una suerte de avenimiento del deudor con todos los acreedores. La discusión versaba sobre si correspondía o no tener en consideración el pasivo estimado, dado que no había activo liquidado. b) La decisión del 12/4/1971 (L.S.119-330) versó sobre el carácter de los honorarios del abogado que asistió al deudor durante el concurso preventivo, luego convertido en quiebra por incumplimiento del acuerdo. Conforme la legislación vigente a la época del decisorio (modificada luego por la ley 19551), la Sala los calificó de quirografarios en la quiebra posterior. 85 c) En el fallo del 19/4/1988 (L.S.202-130) los temas en discusión eran el significado de la expresión “activos liquidados”, el cómputo de la depreciación monetaria, etc. 2. Dos precedentes de esta Sala no mencionados por el recurrente. En sentencia del 17/3/1993, recaída in re “Acevedo Julia B. en j: Establecimiento Metalúrgico López Carrillo p/Conc.Preventivo s/Casación” (L.S:235-290, publicado en Doc.Jud.1994-I-981 y JA 1994-II47), esta Sala aplicó a un supuesto de quiebra denegada (pero que dispuso la liquidación de los bienes sometidos a privilegio especial), el criterio jurisprudencial mayoritario en los casos de quiebra denegada, conforme el cual los honorarios deben regularse teniendo en cuenta las pautas fijadas en el art.10 de la ley arancelaria local; se aclaró que si bien el crédito no puede ser tomado como base regulatoria, sí puede ser tenido en consideración, en razón de lo dispuesto por el art.10 inc.e) de la ley 3641 que se refiere a “las influencias económicas que el pleito tenga sobre los bienes de las partes”. En esa sentencia se recordaron: otros antecedentes de quiebra denegada en los que se había seguido igual criterio (aplicación del art.10 de la ley arancelaria local); lo resuelto en el plenario del 31/8/1956 de la Cámara 86 Jurisprudencia de Mendoza Nacional de Comercio, “Flota Mercante del Estado del Paraguay c/SACI Maderera” (LL84-416 y JA 1956-III-448), con voto preopinante del maestro Zavala Rodríguez y adhesión de los prestigiosos comercialistas Isaac Halperín, Alejandro Vázquez y Carlos Malagarriga, según el cual al regular los honorarios del profesional peticionante de la quiebra deben tenerse en consideración las pautas establecidas en los incs.b y c de la ley arancelaria 12997, o sea, la naturaleza y complejidad del asunto; el mérito de la defensa, apreciada por la calidad, eficacia y extensión del trabajo. En una decisión anterior del 24/7/1990, recaída in re “Previtera José en j Roitman y Cía. Quiebra necesaria” (L.S:216-151), esta Sala confirmó la sentencia que aplicó el art.10 de la ley arancelaria a un recurso de reposición interpuesto contra un decreto que disponía nueva fecha en el trámite anterior a la declaración de la quiebra. En esa decisión también se recordó el plenario “Flota Mercante”, se adhirió a las pautas en él fijadas, y se dieron las razones de esa adhesión. 3. ¿Ley de concursos o ley local? a) En abstracto, en aras de excluir la aplicación de la ley local podría argumentarse: - Hay coincidencia doctrinal en que la Sección II del capítulo II del título IV de la ley 24522 titulada regulación de honorarios no agota el tema de los honorarios de todos los profesionale que pueden intervenir en un procedimiento concursal (Rouillon, Adolfo, Digesto Práctico, La Ley, Concursos, Bs.As., ed. La Ley, 1999, T.III, pág.320). Por eso, un supuesto no enumerado puede estar, sin embargo, encuadrado en sus normas. -El art.271 dispone: Para el cálculo de las regulaciones previstas en esta sección no se aplican las disposiciones de leyes locales. Consecuentemente, como lo sostiene calificada doctrina “los casos no previstos por la ley concursal deben ser resueltos acudiendo, en primer lugar, a la aplicación analógica de sus disposiciones para casos similares y solamente luego, a la supletoria aplicación de las leyes locales cuando fuesen compatibles con los principios que rigen el proceso colectivo, en especial, el de economia de trámite concursal” (Rouillon, Adolfo, Régimen de concursos y quiebras. Ley 24522, 9º ed., Bs.As.,Astrea, 2000, pág.345). -La situación podría enmarcar en los amplios términos del art.265 inc.5, que al referirse a la oportunidad de la regulación, expresa: “Al concluir por cualquier causa el procedimiento del concurso preventivo o de la Jurisprudencia de Mendoza quiebra”. b) En abstracto, en apoyo de la aplicación de la ley local podría argumentarse: -El presupuesto del artículo 265 inc.5º es, justamente, que haya quiebra declarada (hecho no acaecido en el supuesto sometido a decisión). Con la Cámara Civil y Comercial de Rosario (8/1/1986, “Siter S.A. s/Conc.”, Zeus t.41 J-104) podría decirse “sólo hay concurso después de su apertura (por sentencia de concurso preventivo o por sentencia de quiebra) y, antes de ello, únicamente existen procedimientos enderezados a la declaración de aquéllas, por lo que la falta de apertura es, por sí sola, circunstancia impeditiva de considerar cualquier juego de los principios concursales”. -La pauta común a ambos ordenamientos (el concursal y el arancelario local), es la labor realizada. A esta pauta se refiere tanto el art.268 de la L.C. como el art.10 de la ley arancelaria local. No hay, por lo tanto, incompatibilidad entre ambos ordenamientos. -No se advierten supuestos análogos regulados específicamente en la ley concursal, por lo que, como ha dicho la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Bs.As., hay que acudir a la ley local, pues la prohibición de la ley nacional alcanza sólo los supuestos regulados por la ley 87 de concursos y no los casos no reglados (S.C.Bs.As., 26/4/1983, “Bidegain e Hijos”, ED 107-288). 4.Un supuesto, tampoco regulado en la ley concursal, al que se aplica la ley local: Los honorarios del abogad o del acreedor peticionante de la quiebra finalmente rechazada. Ante el silencio de la ley de concursos, la jurisprudencia mayoritaria, con apoyo doctrinal, aplica la ley arancelaria local a los honorarios que corresponden al abogado en el pedido de quiebra finalmente rechazado (Compulsar Baracat, Edgar J., Costas y honorarios en el procedimiento concursal, Ley 24522, Rosario, ed.Juris, 1997, pág.56). En tal sentido, se ha resuelto que “La ley concursal en ninguna de sus disposiciones contempla la desestimación del pedido de quiebra demandado por acreedor y entonces la cuestión debe resolverse por virtualidad de las normas arancelarias locales, no rigiendo las limitaciones de la ley concursal (Cám.Civ. y Com. de Santa Fe, Sala III, 13/6/1980, Zeus 1980-21-225)”; y que “no habiéndose dictado la sentencia de quiebra, la misma no ha producido efectos jurídicos por lo que en materia de honorarios no puede estarse a las disposiciones previstas en la ley de concursos, siendo la base económica 88 Jurisprudencia de Mendoza para regular el importe del crédito que motivó el pedido de declaración de concurso civil o quiebra y no su patrimonio cuyo contenido íntegro no ha sido afectado (Cám.Civ. y Com. San Francisco 27/7/1979, Grifa, F., La Ley 1979-D-285). Las divergencias radican en que, mientras para algunos corresponde regular sobre la base de lo que esas leyes disponen para los juicios en los que el crédito del acreedor peticionante tiene un monto (Art. 2 en el o rdenamiento mendocino), para otros, debe estarse a las pautas contenidas en las disposiciones relativas a los juicios sin monto (Art.10 de la misma ley). Así por ej., un prestigioso autor ha sostenido que “si la quiebra no es declarada por desestimarse la impugnación del acuerdo aprobado por los acreedores en el concurso preventivo, para regular los honorarios no corresponde tener en consideración al activo ni al pasivo de la concursada, y sí echar mano al crédito del acreedor impugnante perdidoso para justipreciar los respectivos honorarios (Rouillon, Adolfo, Aspectos de la regulación de honorarios en un concurso preventivo proveniente de quiebra convertida y terminado por salvataje de terceros, LL 199-C-553 y jurisprudencia por él citada; del mismo autor, Dos casos de regulación de honorarios en materia concursal, LL 1985-D-1142 y Procedimientos para la declaración de la quiebra, Rosario, ed.Zeus, pág.71). Aún reconociendo la autoridad científica y moral del mencionado autor, en el precedente ya citado (LS 235-290; JA 1994-II-47 y Doc.Jud. 1994-I-981), esta Sala siguió el criterio de anteriores integraciones y sostuvo que el hecho de que ese crédito fuese la “única referencia cierta de naturaleza económica para poder aplicar los porcentajes para el cálculo de los honorarios” no es suficiente para sostener que se trata de un juicio cuyo objeto puede ser valuado pues la petición de quiebra no importa una ejecución individual mediante la cual se pretende la percepción de un crédito, sino la pretensión de abrir un proceso universal en el que los acreedores concurrirán en un pie de igualdad; en consecuencia, el objeto del proceso no está configurado por sumas de dinero ni bienes susceptibles de apreciación pecuniaria sino por la petición de la formación de un procedimiento especial, que no puede ser valuado económicamente, sin perjuicio que el monto del crédito sea tomado en consideración al evaluar las influencias económicas que el pleito puede llegar a tener sobre los bienes de las partes. El criterio de esta Sala, en definitiva, es coincidente con el Jurisprudencia de Mendoza plenario de la Cámara Nacional de Comercio del 31/8/1956 recaído in re “Flota Mercante del Estado del Paraguay c/Saci Maderera”, ya citado (LL 84-416 y JA 1956-III-448), que como dije, manda aplicar pautas de la ley arancelaria (naturaleza y complejidad del asunto: el mérito de la defensa, apreciada por la calidad, eficacia y extensión del trabajo). No obstante las sucesivas reformas operadas en las leyes concursales, la doctrina judicial se ha mantenido invariable; numerosos fallos hacen aplicación del criterio del plenario y tienen especialmente en consideración los trabajos efectivamente realizados (Compulsar Cám.Nac.Com. Sala E, 23/3/1982, Cosquín, LL 1982-C-125; ídem. 25/3/1988,. Rotapel SA, LL 1988-D159; ídem. 18/11/1982, Equinoquímica S.A. ED 103-300/301; ïdem. 5/7/1983, Establecimientos Relauquen, LL 1983-D-535; ídem. 27/10/1982, Policella, , LL 1983-D399, con nota de Migliardi, F., Sobre el objeto de la petición de quiebra por el acreedor; ídem, 17/2/1982, Shatella, ED 98-429). 5. Límites de la queja del recurrente. El recurrente no discute el criterio judicial aceptado por esta Sala -conforme el cual, en los casos de quiebra rechazada, corresponde regular según las pautas previstas en 89 el art.10 de la ley local. Su queja se funda en que, en su opinión, la situación fáctica de autos no es análoga a la de una quiebra rechazada sino a la de un concurso acogido. Afirma que, dado que el deudor solicitó su concurso preventivo porque se le había pedido la quiebra, su actividad (pedido de quiebra) ha favorecido a todos los acreedores y, consecuentemente, los honorarios deben regularse teniendo en consideración las pautas de la ley de concursos. La queja se limita a esta cuestión normativa y, dada la vía casatoria elegida, no reclama -en subsidio- aumento de las sumas reguladas. 6. Carencia de error normativo en la sentencia recurrida. a) Falta de antecedentes jurisprudenciales. No he encontrado publicados fallos que avalen la posición del recurrente. En todos los supuestos en que entraron a tallar bases regulatorias típicas de la ley de concursos (activo estimado, activo liquidado, etc.) para regular los honorarios del abogado representante o patrocinante del acreedor que peticionó la quiebra, es porque esa quiebra se declaró, resultando indiferente, luego, el modo como ese estado de quiebra cesó. Así por ej., se ha resuelto que “declarado el estado de quiebra y 90 Jurisprudencia de Mendoza luego obtenida su conversión en concurso preventivo, al concluir éste por cramdown, la regulación de honorarios del letrado peticionante de la quiebra debe ejecutarse bajo la normativa del art.266 de la ley 24522, aunque él no se encuentra allí específicamente determinado”. Rouillon, al comentar el fallo, considera que es acertado que al abogado que peticionó la quiebra se lo incluya dentro del paquete de honorarios, rigiendo entonces los límites del art.266; pero destaca que esto es así en tanto y en cuanto la quiebra se había declarado; apoya el criterio del tribunal en el sentido que no hay por qué distinguir entre que el concurso concluya por concordato homologado por cramdown; la base regulatoria debe ser la misma (Cám.Nac.Com. Sala A,30/12/1998, Schoeller Cabelma s/Conc.LL 1999C-553, con nota de Rouillon, Adolfo, aspectos de la regulación de honorarios en un concurso preventivo proveniente de quiebra convertida y terminado por salvataje de terceros). Más aún, destaco que alguna vez, tratándose de quiebra declarada, se dijo que “si bien es cierto que corresponde regular honorarios cuando concluye el procedimiento de quiebra por cualquier causa, la finalización del proceso falencial inmediatamente después de producida su apertura no encuadra en el supuesto contemplado por el art.268 inc.1 de la ley 24522.Al no estar previsto el caso, rige el art.271 del citado cuerpo legal, y corresponde acudir a las leyes locales” (Cám.Civ. y Contencioso Administrativo de San Francisco, 13/5/1996, Sachetto, La Ley Córdoba, 1997-147. En el caso, se tomó en cuenta el monto del crédito sobre el cual el abogado solicitó la quiebra y se consideró el porcentaje que en un juicio completo corresponde a la demanda). b) La interpretación integradora. Tengo el convencimiento que cualquiera sea el método de interpretación que se busque, no hay posibilidad de acceder a la pretensión de los peticionantes. Explicaré por qué: -Ningún artículo de la ley de concursos avala la posición del recurrente. Como he dicho, la referencia del art.265 inc.5 a “la conclusión, por cualquier causa, del procedimiento de la quiebra”, es perfectamente compatible con el presupuesto que la quiebra haya sido declarada. -La regulación que tiene en cuenta “el monto del activo prudencialmente estimado” prevista en el art.266 se aplica en la oportunidad prevista en el art.52 ( homologa c i ó n d e l a cue r do preventivo) (Rouillon, Adolfo Jurisprudencia de Mendoza Régimen de Concursos y Quiebras, 9º ed., Bs.As., Astrea 2000, pág.340). Ninguna constancia existe en autos de que esa oportunidad procesal haya llegado, ni mucho menos que se hayan regulado los honorarios de los otros profesionales para determinar cómo se distribuye el llamado “paquete”. Atendiendo, pues, a la oportunidad procesal y al expediente donde fue formulada, la petición de los abogados recurrentes no muestra coherencia con su contenido. -La interpretación sistemática tampoco avala la posición de los quejosos. Afirman que el supuesto de la quiebra rechazada no es la situación análoga porque en el caso el proceso universal (aunque preventivo) se abrió merced a la situación de su labor profesional desde que sin este pedido de quiebra, la deudora no hubiese solicitado su concurso. Con independencia de si la manifestación es exacta o sólo deviene de un procedimiento mental adivinatorio, lo cierto es que la presión económica que el pedido de quiebra pudo haber ejercido para peticionar el concurso preventivo no es causa jurídica para calificar la actuación de los profesionales en el concurso. En efecto, de seguir la argumentación de los recurrentes, cuando se declara la quiebra a petición del deudor por la prioridad fijada en el art.82 (“La solicitud del deudor de su propia 91 quiebra prevalece sobre el pedido de los acreedores, cualquiera sea su estado, mientras no haya sido declarada”) los honorarios de los profesionales del acreedor peticionante también debieran entrar en el conjunto regulado en el art.267. La conclusión violenta los términos de la ley; la prioridad de la quiebra pedida por el deudor, como la prioridad del concurso sobre la quiebra, configura un todo, no se parcializa, dejando en cabeza de los profesionales que asistieron a los acreedores una prioridad que éstos no tienen. -Finalmente, insisto en que las pautas del art.10 de la ley arancelaria local no son ajenas a la ley concursal que también prevé, para los supuestos en los que no existe activo ni estimado ni liquidado, atender a “la labor realizada”, como lo ha señalado jurisprudencia según el relato antes efectuado. Por lo demás, tengo reiteradamente dicho que “pautas flexibles, como las del art.10 de la ley arancelaria local, lejos de socavar los principios básicos del Derecho los consolidan, pues permiten atender a las circunstancias del caso para retribuir con equidad la labor profesional”. Admito nuevamente que “en muchos casos los jueces de grado acuden al art.10 como medio encubierto de disminuir irrazonable e injustamente la tarea profesional y no 92 Jurisprudencia de Mendoza fundan adecuadamente su razonamiento”; efectivamente, esta norma “que debiera servir de protección del trabajo profesional, es frecuentemente olvidada por los tribunales, quienes contrariando la finalidad de la ley practican regulaciones mezquinas con relación a esa influencia” (Ver, entre muchas, decisiones del 27/6/1985 LS 189-165; 27/2/1989, LS 207-439; 10/4/1990, L.S.214-173), pero en esos casos no es el recurso de casación, sino el de inconstitucionalidad por arbitrariedad el que permite nulificar la decisión” (Ver sentencia del 23/6/1989. LS 2101). Por lo demás, en el sublite los recurrentes no se quejan ni de los montos, ni de la falta de fundamentación de cada una de las pautas previstas en el art.10. 7. Conclusiones relativas a la normativa base para regular. Por todo lo expuesto, concluyo que no hay error normativo en la determinación de los honorarios. V. Carácter quirografario del crédito por honorarios. Siguiendo la doctrina y jurisprudencia mayoritaria en el país, las costas del pedido de quiebra sobreseído fueron impuestas a la deudora. Recuérdese que Jorge Peyrano abrió el camino de esta solución con su artículo “Las costas del pedido de quiebra esterilizado por la ulterior y extemporánea presentación del deudor reclamando concurso preventivo”, publicado en Juris t.60 pág.292/294, y luego reproducido en Apostillas procesales, Rosario, ed.Orbir, 1981, pág.137 (Para otras posiciones asumidas en diversas sentencias, ver Baracat, Edgar J., Costas y honorarios en el procedimiento concursal. Ley 24522, Rosario, Ed.Juris, 1997, pág.63). Los recurrentes pretenden que ese crédito contra la concursada debe ser calificado como un “acreedor del concurso”. Tampoco les asiste razón cuanto a la calificación pretendida. Explicaré por qué: 1- El art.264 inc.1 de la ley 19551 -antecedente inmediato del art.240 de la ley 24522- enumeraba entre los acreedores del concurso, los honorarios del abogado y procurador del acreedor que solicitó e hizo declarar la quiebra”. La norma seguía las leyes anteriores y reiteradísima jurisprudencia que resolvía: Los honorarios del letrado del acreedor que pide y obtiene la declaración de la quiebra revisten el carácter de comunes y a cargo de la masa pues son evidentemente útiles y necesarios a ésta e ineludibles para el deudor (Cám.1 Mar del Plata, Di Pascua SRL, JA 1962-VI-27). Idénticas expresiones usa la jurisprudencia de nuestros días: El crédito por honorarios del abogado que peticionó y obtuvo la declaración Jurisprudencia de Mendoza de quiebra goza de la preferencia del art.240 de la LC por ser gastos de justicia realizados en beneficio común de los acreedores (Ver, entre muchos, Cám.Nac.Com. Sala A, 30/8/2001 Industrias Arón SA, LL 2002-A-411). 2- No obstante su vieja prosapia, y pese al recaudo expreso (que hizo declarar la quiebra) Farina criticó la solución de la ley. Dijo el profesor rosarino que no existe ningún justificativo para incluir este crédito entre los acreedores del concurso (haya o no quiebra) porque: A) La ratio legis del art.264 radica en que producida la declaración de quiebra, durante la tramitación del proceso concursal, se generan nuevas obligaciones derivadas de la necesidad de llevar adelante dicho trámite; B) Los honorarios del abogado del peticionante resultan de una actividad que si bien provoca la declaración de la quiebra, es anterior a ésta. No es un hecho o acto jurídico, posterior o concomitante al auto de quiebra; C) La actuación no es de beneficio común sino del cliente (Farina, Juan M., Los honorarios de los abogados en las quiebras. Letrados del acreedor peticionante versus letrados de la fallida, ED 104-842). Señalo que frente a la nueva redacción impresa por el art 240 de la ley 24522, que ha eliminado la enumeración y deja sólo la fórmula genérica (créditos causados en la 93 conservación, administración y liquidación de los bienes del concursado y en el trámite del concurso), la disputa puede abrirse nuevamente; pero ese debate, de producirse, cerraría aún más las puertas de los quejosos (nunca serían privilegiados, haya o no declaración de quiebra), por lo que es inútil adelantar opinión sobre un tema que no ha sido sometido a decisión. En suma, en el mejor de los supuestos para los recurrentes, sólo el acreedor que hizo declarar la quiebra tiene prioridad; sólo él puede ser incluido entre los créditos causados para la conservación,administración y liquidación de los bienes del concursado. 3. Esta solución se funda en que para que un crédito sea calificado crédito contra el concurso, y por ende, soportado por la masa, debe haber producido un beneficio a la misma. Por eso, no corresponde calificar como gastos de justicia a los honorarios del abogado del fallido en una quiebra pedida por acreedor que se ha limitado a actuar por el fallido, representándolo y controlando el desempeño de la sindicatura y de los otros acreedores (Cám.Nac.Civ. Sala C 13/4/1993, ED 156-539; Cám.Civ. y Contencioso administrativo de San Francisco, 20/10/1998 Droguería San Francisco, La Ley Córdoba, 1999763; ídem, 23/12/1993, Fundición 94 Jurisprudencia de Mendoza Arpala SRL, La Ley Córdoba, 1992848). Con el mismo criterio se ha resuelto acertadamente que la solicitud del deudor de su propia quiebra prevalece sobre el pedido de los acreedores, cualquiera sea su estado, mientras no haya sido declarada; la declaración de esa q u i e b r a e s el p re s u p u e s t o indispensable para que la solicitud de los acreedores genere honorarios calificados de beneficio común y con el privilegio del art.240; por lo cual, prevaleciendo en el caso concreto el pedido de quiebra realizado por el deudor, no corresponde considerar los honorarios del abogado que peticiona la quiebra por los acreedores como un gasto del concurso (Cám.Civ. y Com. de San Francisco, 17/11/1993, Martino José, en Elio Agustín Groso S.A., reseñado por Roitman y otros, en Rev. D. Privado y Comunitario, Santa Fe, ed.Rubinzal, 1994, nº.6, pág.413). Finalmente señalo que el caso no guarda similitud con el resuelto por la Sala C de la Cámara Nac. Com. el 28/12/2000 (LL 2001-D-208) que declaró gastos de conservación y justicia en los términos del art.240 los honorarios del letrado del acreedor que peticionó la quiebra que luego se convirtió en concurso preventivo, pues insisto se trata de un supuesto en el que la quiebra se ha declarado, lo que no ha acontecido en el sublite. En cambio, tiene analogías con el resuelto por la Sala A del mismo tribunal, que declaró que no goza del privilegio previsto en el art.240 de la ley 24522 el crédito por honorarios devengados en una causa anterior a la declaración de quiebra en la cual el acreedor se desempeñó como martillero y, en tal carácter, como depositario judicial de bienes de la fallida. En efecto, no se trata de honorarios por causa de la quiebra o de actividades realizadas en servicio de los acreedores (Cám.Nac. Com. Sala A, 16/5/1996, Achinelli SA s/Quiebra, LL 1997-B-455, con nota aprobatoria de Viedma, José L., El artículo 240 de la ley 24522, Gastos de conservación y de justicia. Límites). VI. Conclusiones. Por todo lo expuesto, y si mi voto es compartido por mis distinguidos colegas de Sala, corresponde el rechazo del recurso deducido. Así voto. Sobre la misma cuestión el Dr.Romano adhiere por sus fundamentos al voto que antecede. A la segunda cuestión la Dra.Aída Kemelmajer de Carlucci, dijo: Corresponde omitir pronunciamiento sobre este punto, pues ha sido planteado para el Jurisprudencia de Mendoza eventual caso de resolverse afirmativamente la cuestión anterior Así voto. Sobre la misma cuestión el Dr.Romano, adhiere al voto que antecede. A la tercera cuestión la Dra.Aída Kemelmajer de Carlucci, dijo: Atento el resultado al que se arriba en el tratamiento de las cuestiones que anteceden, corresponde imponer las costas a la parte recurrente que resulta vencida (Arts.36-I y 148 del C.P.C.). Así voto. Sobre la misma cuestión el Dr.Romano adhiere al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia 95 que a continuación se inserta: SENTENCIA: Mendoza, 26 de agosto de 2002. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del acuerdo precedente, la Sala Primera de la Excma.Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva, RESUELVE: I. Rechazar el recurso de Casación de fs.1/6 de autos. II. Imponer las costas a cargo de los recurrentes vencidos. III. Regular los honorarios... Fdo.: Dr.a. Aída Kemelmajer de Carlucci y Dr.Fernando Romano. 96 Jurisprudencia de Mendoza PAGARE. Pérdida o extravío del instrumento. Cancelación judicial. Derecho del cancelante. Vía ejecutiva. El cancelante que perdió la posesión de la letra de cambio y por ende, el derecho documental, readquiere éste aún cuando no recobra el pedazo de papel en que se hallaba consignado, en virtud de la declaración judicial; puede ejercitar su derecho mediante los sustitutos del título-valor, duplicado o copia del auto judicial certificada, que gozan de la eficacia de título ejecutivo. Suprema Corte de Justicia Expte.Nº70525 Banco Central de la Republica Arg. Síndico Bco. de Los Andes S.A. en j: 27236/104.211 Bco. Central de la R.A:.Síndico del Bco. de Los Andes S:A. c/Abrego, Armando s/Ejec. s/Inc.Cas. Mendoza, 18 de marzo de 2002 Sala Primera L.S.306-108 CUESTIONES: 1) ¿Son procedentes los recursos de inconstitucionalidad y casación interpuestos? 2) En su caso, ¿qué solución corresponde? 3) Costas. A la primera cuestión el Dr.Fernando Romano, dijo: Los antecedentes de esta causa, nos informan que el Banco Central de la República Argentina, actuando como síndico en la Liquidación Judicial del Banco de Los Andes S.A. promueve proceso ejecutivo en contra del Sr.Armando Abrego pretendiendo el cobro de la suma de pesos ley 18188, 250.000.000 ($0,0025), originariamente instrumentado por el demandado en favor de la institución bancaria en liquidación a los efectos de cancelar un saldo deudor en su cuenta corriente. Se alega que dicho pagaré nunca fue satisfecho por el librador y posteriormente extraviado por el banco acreedor. Esta circunstancia había dado lugar al proceso por cancelación cambiaria a los términos de lo dispuesto por el Art.89 y ss. del decreto ley 5965/63 y sustanciado en los autos n.81369 por ante el 4º Juzgado en lo Civil de esta Circunscripción Judicial. En esta causa recayó sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada y por la cual se dispuso la cancelación de la cambial y la autorización de su pago, una vez cumplidos los plazos y demás extremos de ley. En base a tales antecedentes, el Juez de la ejecución, ordena el requerimiento de pago (fs.46) en la persona del deudor, a quien y en la misma resolución, lo cita para defensa, otorgándose a esos efectos el plazo de seis días, todo de Jurisprudencia de Mendoza conformidad con lo dispuesto por el art.230 del C.P.C. El ejercicio de su derecho a fs.54/63, el ejecutado opone al progreso de la ejecución, las excepciones de inhabilidad de título, falta de acción por la negativa expresa de la deuda causa de la cambial, así como la de prescripción de la acción y del crédito. Concreta asimismo un planteo desindexatorio, en los términos de la ley 24283. En la instancia originaria, se hizo lugar a la ejecución, sosteniendo que la vía ejecutiva elegida, deviene en virtud de lo dispuesto por el art.92 del decreto ley 5965/63, dado que en el caso se estaba ejecutando una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. En punto a la excepción de falta de causa, la califica el sentenciante sosteniendo que resulta encuadrable en la más genérica de inhabilidad de título que la comprende por negarse una deuda u obligación exigible. Igualmente rechaza la defensa de prescripción sosteniendo que el plazo pertinente se había interrumpido por la sustanciación de la causa n.81369 y el planteo desindexatorio en razón de no concurrir los extremos necesarios para su admisión. Por el contrario la Alzada r ev oca t al pro nu nci am i en t o sosteniendo entre sus fundamentos que se ha dado curso a la ejecución 97 tomando como título la cancelación del pagaré, cancelación ésta que no puede tener otros efectos que la facultad otorgada a quien obtuvo la sentencia cancelatoria de exigir el pago, pero por la vía correspondiente, agregando que ello no constituye a esa sentencia en un título ejecutivo. Que el pago de la deuda debería intentarse por la vía correspondiente, pero no en el presente en que se lo reputa, como un proceso de ejecución de sentencia. Apoyado en esta hipótesis el pronunciante entiende que en dicho procedimiento, no corresponde analizar la defensa por la que se resiste la demanda, sosteniendo que debe rechazarse la presente ejecución. Contra este pronunciamiento la institución ejecutante, interpone los recursos de inconstitucionalidad y casación. En base a similar fundamentación, sostiene la nulidad de la sentencia por haberse expedido su pronunciante apartándose de los argumentos en que se fundara el recurso y el trámite dado a la ejecución. Tacha por ello de incongruente al pronunciamiento, incluso por haber omitido la consideración de las defensas articuladas por el demandado en primera instancia y que integraron la petición en el pertinente recurso de apelación. En ese aspecto pretende la impugnante que el sentenciante falló fuera de lo pedido en la apelación 98 Jurisprudencia de Mendoza omitiendo abocarse a la resolución de todas las cuestiones litigiosas propuestas, entre ellas las excepciones opuestas al progreso de la ejecución por el demandado. Que una vez obtenida la cancelación judicial sin que hubiere mediado oposición de terceros interesados y mediante la presentación del respectivo testimonio del decisorio que ordena el pago, se pudo ejercitar como se hizo, todos los derechos del pagaré cancelado y exigir su pago. Que esa sentencia en el proceso de cancelación, constituye un título ejecutivo que precisamente reemplaza al pagaré extraviado. Que la Cámara sin norma que avalara su postura y en contra de lo determinado por los arts.92 y 93 de la ley cambiaria, sustituye lo establecido en dicha normativa, denegando la procedencia de la ejecución por haberse impreso el trámite de ejecución de sentencia. Que si bien en este último procedimiento se encuentra limitada la posibilidad de defensa, en el ocurrente el demandado ha ejercido y el tribunal admitido en su plenitud su derecho a la defensa, al punto que se ha dado curso a defensas y admitido la prueba, en abono de las excepciones opuestas al progreso de la ejecución como son las de inhabilidad de título, negación del crédito y la deuda (relación causal), prescripción de la acción y del crédito y desindexación. A su turno en esta sede, el demandado sostiene la inadmisibilidad formal de los recursos extraordinarios interpuestos por falta de definitividad de lo resuelto y la necesaria interpretación respectiva que impone la vía elegida. Que el recurso de casación no reúne tampoco los requisitos sustanciales de ad m is i bi l i d a d , en t an t o l a interpretación exegética del art.92 de la ley cambiaria vigente determina que, por el procedimiento de cancelación, la letra ha quedado privada de toda eficacia. Que en su consecuencia el título con el que se demanda ha perdido toda eficacia, en razón de haber quedado privado de la naturaleza ejecutiva y no constituye un título hábil que haga procedente la acción cambiaria de los arts.259 y 260 del C.P.C. Que el derecho otorgado al cancelante para “exigir el pago”, no importa que se le haya otorgado por la ley el camino elegido erróneamente para ello. Considera que la vía procedente para hacer efectivo el derecho sustantivo otorgado por la ley comercial, es la del juicio ordinario de pleno conocimiento ya que, el haber sido cancelado, el título cambiario fue nulificado y privado de todo efecto por esa cancelación. Que el art.92 del decreto ley, no dice que el derecho crediticio para exigir el pago deba realizarse por la vía ejecutiva o de ejecución de sentencia. Que si la Jurisprudencia de Mendoza cancelación es equiparable a la nulidad del instrumento o del documento como cosa mueble, ello trae como consecuencia que tampoco es un título ejecutivo, lo que no existe como tal en sentido material y formal. Que inexistente el pagaré por la cancelación, no existe posibilidad de ejecución cambiaria según los arts.259 y 260 del C.P.C. Por lo que hace al recurso de inconstitucional i dad t am bi én interpuesto, requiere sea desestimado tanto formal como sustancialmente, negando toda causal de arbitrariedad en el decisorio. Consideración de las cuestiones a resolver: Conforme se lleva dicho en la relación de causa precedente, el núcleo central de las quejas, se asientan en definitiva, en la distinta interpretación que le merecieran a las instancias de grado los efectos del auto de cancelación de la letra, especialmente en cuanto se autorizaba el pago y con ello la legitimación del solicitante para ejercer los derechos emergentes del pagaré extraviado. Debe recordarse que este confilcto se inicia con el trámite primario de cancelación, mediante un procedimiento contencioso común según el ámbito del art.164 del C.P.C. otorgado por el tribunal (v.fs.126 Exp.81369), donde sin que fuere necesario, en tanto se trataba de un 99 supuesto de jurisdicción voluntaria, incluso accionable “in audita parte”, se sustanció en forma plena, habiendo sido citado al contradictorio el obligado de la relación sustancial y además, adquirido fuerza de sentencia definitiva, en virtud de la falta de posición de todo posible tercero tenedor actual del título extraviado. Con base en ello, el beneficiado por la cancelación, promueve proceso ejecutivo de cobro de la suma por la que se extendiera el pagaré cancelado, conforme lo autorizaba expresamente dicha resolución, habiéndose impreso en el Tribunal de radicación,el trámite previsto en el art.230 del C.P.C. y otorgado al deudor que aparecía como librador de esa cambial, el plazo legal de defensa (v.fs.46). Sin objetar el procedimiento, el sindicado como otorgante de la cambial y deudor de la obligación fundamental, opone excepciones que, a más de objetar la habilidad del título para autorizar d i ch a ejecución,directamen t e importan ingresar en la relación causal subyacente, al negar la existencia de la relación obligacional génesis del título cancelado, así como la prescripción del mismo. El tribunal de primera instancia se aboca al tratamiento de dichas excepciones y habiendo resultado todas ellas rechazadas, se ordena seguir la ejecución adelante 100 Jurisprudencia de Mendoza hasta que el obligado haga el pago de lo reclamado. Dicho criterio no resulta compartido por la Alzada quien sosteniendo que la vía procedimental empleada no era la correcta, revoca la sentencia de primera instancia, disponiendo el rechazo de la ejecución expresando que ello importaba la violación del derecho de defensa del demandado. Como podrá advertirse la temática a resolver en el ocurrente, encuentra sustento no sólo en aspectos de índole normativos, sino también de orden instrumental o procesal,que imponen ingresar en forma prioritaria en la queja constitucional, desde que el modo en que se ha dirimido la causa rechazando la ejecución promovida, deja sin respuesta el conficto, no obstante la promoción de una secuencia de procesos encaminados a una misma finalidad: la satisfacción de un crédito. En efecto, según la interpretación otorgada por la resolución criticada la ejecución de sentencia a que se hace lugar en la presente (Exp.Principal Nº.104.211), obedece al hecho de haberse interpretado erróneamente que la decisión recaída en la causa n.81369, en la que se sustanciaba la cancelación del pagaré, autorizaba la ejecución del crédito. Por el contrario, conforme al criterio del sentenciante, dicha decisión no constituye un título que apareje ejecución, debiéndose ocurrir por la “vía correspondiente” a fin de asegurar al obligado al pago la posibilidad de interposición de defensas y excepciones. De suyo que las consecuencias de tal interpretación, imponen la necesidad de ingresar no sólo en el mérito de la debida interpretación de la normativa pertinente, sino también en la verificación de si, como lo afirma el pronunciamiento, en el ocurrente se ha sustanciado un proceso de ejecución de sentencia, con las restricciones defensivas propias de ese tipo de procesos sin estar legitimado para ello y, por ende, impidiendo en su plenitud el ejercicio del derecho de defensa por parte del deudor demandado. Siendo ello así, cabe adentrarnos en la consideración de la objeción formal efectuada en esta sede, respecto a la falta de definitividad de la resolución criticada y efectuada por la demandada recurrida. En punto a ello, ha podido sostener este Tribunal antes de ahora, que en los procesos compulsorios, en orden al recaudo de la definitividad, sólo pueden intentarse los recursos extraordinarios locales, cuando la sentencia que pone fin al pleito, avanza a su vez sobre los aspectos referidos a la causa de la obligación, a la extinción de la misma o a la Jurisprudencia de Mendoza integralidad del pago del crédito y sus accesorios o cuando en el litigio no ha mediado la restricción probatoria propia de aquellos procesos, supuestos que obviamente escapan al ámbito del juicio ordinario posterior previsto en el art.246 del C.P.C. y por ello tornan definitiva la decisión adoptada (L.A.87-367; 84-249; 110-203. Por tanto y conforme a este criterio, el planteo formal efectuado por la recurrida no puede tener andamiento desde que, en el ocurrente y a instancias de la propia accionada en el principal, se ha debido ingresar en la decisión de aspectos que hacen a la relación fundamental, que sirviera de causa al pagaré cancelado y opuesta por el mismo como excepciones al progreso de la ejecución. Salvada de tal modo la objeción formal y teniendo especialmente en cuenta los argumentos que sustentan la resolución recurrida, corresponde adentrarnos a merituar las consecuencias y efectos que produjera la cancelación del pagaré en la ya referida pieza nº81369 sustanciada entre las partes, especialmente en cuanto la Alzada califica a la resolución en que recayera el auto cancelatorio como una sentencia no susceptible de ejecución. Como reiterativamente lo hace notar el deudor recurrido, es claro que a estar al texto de la ley cambiaria - 101 decreto 5965/63- el instrumento cancelado queda privado de toda eficacia (art.92) y extingue todo derecho emergente del mismo (art.93). Pero que ello sea así, no importa que el cancelante -en nuestro caso la institución liquidadora accionante- se encuentre privado de los derechos que el titulo tenía incorporado. La propia ley prescribe que “El que haya obtenido la cancelación puede, presentando la constancia judicial de que no se dedujo oposición o de que ésta fue rechazada definitivamente, exigir el pago...” (Art.92). Como magistralmente lo enseña Cámara “...los derechos y obligaciones que llevaba incorporados son traspasados a otro documento, en favor de quien logró la cancelación...” (Héctor Cámara “Letra de Cambio y Vale o Pagaré” T.III, Nº251, pág.145), que en nuestro caso no es otra que la propia decisión judicial que autoriza a efectivizar el pago. Por si alguna duda aún se abriga, sigue diciendo el autor en la misma cita, que “...el cancelante que perdió la posesión de la letra de cambio y por ende, el derecho documental, readquiere éste aún cuando no recobra el pedazo de papel en que se hallaba consignado, en virtud de la declaración judicial; puede ejercitar su derecho mediante los siustitutos del título-valor, duplicado o copia del auto judicial 102 Jurisprudencia de Mendoza certificada, que gozan de la eficacia de título ejecutivo”. El seguimiento de estas reflexiones, es que entiendo que la queja intentada debe ser admitida en lo sustancial, sin que a la resistencia del demandado obligado al pago del pagaré, pueda reconocérsele entidad suficiente como para enervar su ejecución. En efecto,frente a la sustitución del instrumento perdido por la resolución que admite la cancelación, es indiscutible la legitimación de la entidad liquidadora del Banco de Los Andes S.A. para accionar por el cobro de los importes que se describen mediante la vía ejecutiva. Es verdad que la ley no menciona la vía procesal apta para lograr este objetivo. No obstante, el acceso a la jurisdicción no puede verse impedido por un dogmatismo formal riguroso que importe una renuncia consciente a la verdad real. En el caso, luego de haber adquirido ejecutoria la sentencia cancelatoria del pagaré extraviado y obtenido una declaración de certeza respecto a la existencia anterior del título, no puede discutirse la legitimación del peticionante para efectivizar el cobro del importe del pagaré cancelado. La pretensión ejercida en esta causa Nº104.211 no importa más que la puesta en acto de este último derecho el que, por el hecho de su pérdida o extravío, no ha perdido su naturaleza cambiaria. Así por lo menos lo entiende el Dr.H.A. Benélbaz en su trabajo “Cancelación del pagaré” publicado en la Revista de Derecho Comercial y de las obligaciones- Año I Nº2 cuando afirma que “...El portador desposeído de un título cambiario por pérdida, sustracción o destrucción busca la solución a su problema en la ley de fondo, porque era tenedor de una unidad jurídica estructural integrada por la cosa, que es el documento y el derecho creditorio ínsito o unido a éste y la pérdida o destrucción de una parte de su haz, el papel o elemento físico, no importa la pérdida o destrucción total de su derecho cartular... la unidad debe tratar de restablecerse, mediante la anulación del papel perdido y el medio creado por la ley sustancial para solucionar el hecho o riesgo experimentado... la acción cambiaria se genera en el título de crédito, y el poder jurídico propio del derecho cambiario que comporta esa unidad estructural de documentocosa y derecho creditorio, también se manifiesta en la cancelación. La cancelación del pagaré es un derecho de la ley sustantiva al legitimado que ha perdido, le ha sido sustraído o se le ha destruído un elemento de su conjunción cambiaria. El ejercicio de ese derecho mercantil, para anular el Jurisprudencia de Mendoza cartón, por un lado y obtener el pago o cumplimiento de la obligación objeto de la prestación comercial por el otro, es de contenido de derecho sustancial y en cabeza del titular del título circulatorio, que ha sido perdido, sustraído o destruido. La iniciación de la acción de cancelación del pagaré es una acción cambiaria, que sin oposición, llega al fin querido de haber dado certeza y seguridad al portador legitimado de un título cambiario, al obtener, por el medio señalado en la ley comercial, la satisfacción del crédito o el cumplmiento de la prestación que atañe el objeto de la obligación” (págs.185 y 186). Pues bien si ello es así una vez cancelado el documento y habiendo quedado legitimado el peticionante para exigir el cobro del importe del pagaré extraviado, tenía o debía tener expedita la vía de los procesos acelerados para ver satisfecha su acreencia. No obstante y aún admitiendo que con la vía ejecutiva podría enervarse la posibilidad de defensa plena, lo cierto es que en nuestro caso, mal puede alegarse dicha restricción, desde que en el transcurso del litigio el obligado ha hecho efectiva manifiesta amplitud de defensa, al punto que ha podido ingresar en el ejercicio de su defensa, en aspectos referidos a la causa de la obligación y obtenido respuesta, aún 103 cuando adversa respecto del derecho mismo de crédito que se pretendía incorporado al título cancelado. Es en tal temperamento que juzgo a la sentencia como incongruente por violar los límites de la traba litigiosa, cuando sin instancia de parte e incluso con el consentimiento de los interesados al procedimiento impreso por el Tr ibuna l, se invalida n los procedimientos por apego a fórmulas procesales dogmáticas, vacías de contenido, si mediante el proceso cumplido pudo lograrse un amplio ejercicio del derecho de defensa del obligado, el rechazo de la ejecución objeto de esta causa, se nos presenta como un exceso formal,incompatible con un eficaz servicio de justicia. Por lo demás se advierte que la actora no pretendió inicialmente que se instrumentara la causa como una ejecución de sentencia, sino mediante una demanda ejecutiva. El procedimiento del Art.230 del C.P.C. otorgado por el Tribunal, se ajustó al reclamo sin objeciones por parte del demandado, quien opuso excepciones y fueron resueltas en el marco del referido proceso ejecutivo típico. En él recayó sentencia sin impugnarse la validez del procedimiento cumplido y el demandado apeló, insistiendo en la procedencia de las excepciones opuestas admitiendo implícitamente su trámite. 104 Jurisprudencia de Mendoza La sentencia de Cámara, entonces, no pudo apartarse del contexto procesal admitido por las partes y rechazar la ejecución por considerar a ésta como el cumplimiento de una sentencia y que las excepciones opuestas no eran admisibles en este tipo de procesos. Por los fundamentos dados y para el supuesto que mi voto resulte compartido por el resto de mis colegas de Sala, deberá admitirse el recurso de Inconstitucionalidad deducido, anularse la sentencia criticada y remitirse las actuaciones al subrogante legal a fin que resuelva en definitiva las demás cuestiones litigiosas resueltas en la sentencia de primera instancia. Así voto por la primera cuestión. Sobre la misma cuestión los Dres.Moyano y Böhm, adhieren por sus fundamentos al voto que antecede. A la segunda cuestión el Dr.Fernando Romano, dijo: De conformidad al resultado al que se arriba en la cuestión que antecede, corresponde hacer lugar al recurso extraordinario de inconstitucionalidad deducido a fs.77 vta./84 por el Banco Central de la República Argentina Síndico del Banco de los Andes S.A. y por imperativo del art.154 del C.P.C. anular la resolución de fs.186/191 de los autos principales n.104.211/27236 “Banco Central República Argentina Síndico Banco de Los Andes S.A. c/Armando Abrego p/Ejec.” dictada por la Excma.Cámara Segunda de Apelaciones Civil, Comercial, Minas, Paz y Tributario de la Primera Circunscripción Judicial. En consecuencia, habiéndose admitido la queja por violar los límites de la traba litigiosa al invalidar procedimientos por apego a fórmulas procesales dogmáticas, deben remitirse las actuaciones al subrogante legal para que resuelva la apelación deducida en autos. Con respecto al recurso de casación deducido a fs.67/77 vta. corresponde su sobreseimiento en razón de haber quedado satisfecho el interés del recurrente. Así voto. Sobre la misma cuestión los Dres. Moyano y Böhm, adhieren al voto que antecede. A la tercera cuestión el Dr.Fernando Romano, dijo: Corresponde imponer las c o s t a s p o r el r e c u r s o d e inconstitucionalidad a cargo de la recurrida vencida (arts.36-I y 148 del C.P.C.). Las costas del recurso de casación se imponen por su orden. Así voto. Sobre la misma cuestión los Dres.Moyano y Böhm, adhieren al voto que antecede. Jurisprudencia de Mendoza Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: SENTENCIA: Mendoza, 18 de marzo de 2002. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del acuerdo precedente, la Sala Primera de la Excma.Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva, RESUELVE: I. Hacer lugar al recurso extraordinario de inconstitucionalidad deducido a fs.77 vta/84 por el Banco Central de la República Argentina síndico del Banco de Los Andes S.A. y por imperativo del art.154 del C.P.C. anular la resolución de fs.186/191 de los autos principales n 104.211/27236 “Banco Central 105 República Argentina Síndico Banco de Los Andes S.A. c/Armando Abrego p/Ejec”. dictada por la E x c m a . C á m a r a S e g u n da de Apelaciones Civil, Comercial, Minas, Paz y Tributario de la Primera Circunscripción Judicial, debiendo remitirse las actuaciones al subrogante legal para que resuelva la apelación deducida en autos. II. Imponer las costas del recurso de inconstitucionalidad a cargo de la recurrida vencida. III. Sobreseer el recurso de casación deducido a fs.67/77 vta. e imponer las costas por su orden. IV. Diferir la regulación de honorarios para su oportundiad. Notifíquese. Fdo.: Dr.Fernando Romano, Dr.Carlos Moyano y Dr.Carlos Böhm. 106 Jurisprudencia de Mendoza PROCESO PENAL.Pruebas. Reconocimiento. Exigencias formales. Incumplimiento. Efectos. Una de las condiciones formales a cumplir en la ejecución de un reconocimiento en rueda de personas omitida por el a-quo, es la que contiene el art. 277 del Código Procesal Penal que consiste en la comparecencia de la persona que deba ser reconocida junto con otras de “condiciones exteriores semejantes”. (del voto Dr. Böhm, que forma mayoria) La ley ha querido con ese condicionamiento ritual preservar al imputado de cualquier forma de sindicación; ha pretendido que el reconocimiento obedezca a un juicio de identidad entre la percepción presente y la pasada del sujeto activo del acto, y no a que la indicación del imputado venga “sugerida” o “impuesta” por la conformación misma de la rueda, por convertir ésta en evidente la individualización del encartado. (del voto Dr. Böhm, que forma mayoria) Si el imputado presenta una notable particularidad física, consistente en un visible defecto ocular, al punto de ser apodado “el tuerto”, imperfección advertida por todos los deponentes de la causa, resulta anómala la constitución de la rueda de personas, si se integra con sujetos que no presentan, aunque sea por aproximación, el rasgo físico que distingue al encausado (o bien por no haberse anulado las diferencias ostensibles entre ellos, por ej. con lentes oscuros) , e importa una clara irregularidad procesal, que avasalla lo que la ley pretende con ese recaudo obviar: la indicación del sujeto que se debe identificar; y compromete las garantías de la defensa en juicio y del debido proceso penal. (del voto Dr. Böhm que forma mayoria) Respecto a las consecuencias que se siguen de esta deformación procesal, es claro que la misma torna nulo al medio de prueba y respecto al carácter absoluto o relativo de la misma, entiendo que deviene absoluta, desde que esta transgresión formal en el caso afectó a la “intervención” del imputado y a sus facultades constitucionales (art. 172 inc. 3° del C.P.P.). (del voto Dr. Böhm que forma mayoria) En cuanto a que en el reconocimiento en rueda de personas, la exigencia de que respecto a que la persona a reconocer se lo debe hacer comparecer con otras de condiciones exteriores semejantes (art. 277 del C.P.P.), se requiere justamente que las condiciones exteriores sean semejantes, pero no exactamente iguales, y para ello basta con tratar de conseguir las personas más parecidas al imputado que se puedan hallar en el lugar y en el momento a realizarse la medida. Entenderlo de otra forma, implicaría hacer imposible la ejecución de los reconocimientos en rueda de personas en repetidas oportunidades, según nos demuestra la práctica tribunalicia (del voto en disidencia del Dr. Salvini). No se ha afectado en el caso la Jurisprudencia de Mendoza “intervención” del imputado, ya que conforme es sabido, la intervención del imputado en el proceso es aquélla que se refiere a los actos y diligencias que puede realizar por derechos acordados expresamente por la ley, señalando a título de ejemplo el hecho de prestar declaración indagatoria o abstenerse, proponer defensor, ofrecer pruebas, alegar en su descargo, y peticionar por sí (Conf. Raúl W. Abalos, “Código Procesal Penal de Mendoza - Anotado”, Tomo I, pág. 195), y según surge del acta de debate (fs. 247) al reabrirse la audiencia el día quince de febrero de 2002, se le hace conocer a las partes que se realizará un reconocimiento en rueda de personas sin cuestionamiento alguno, particularmente en lo que hace al caso bajo análisis, sobre la integración de la rueda de personas. En suma, de la actuación judicial antes referida resulta imposible que se haya afectado la intervención del imputado. De esta forma, resulta sin fundamento la pretendida existencia de una violación a las garantías del derecho de defensa y del debido proceso en relación al reconocimiento objeto de análisis.- (del voto en disidencia del Dr. Salvini) No transgrede el art. 279 del código de forma la realización del reconocimiento efectuado en sede policial a través del complejo fotográfico, en tanto la diligencia llevada a cabo en el caso concreto es una medida distinta al supuesto regulado en la norma en cuestión, siendole por ende inaplicables sus recaudos. Efectivamente, tal como ha 107 indicado el sentenciante, el texto procesal aludido se refiere al supuesto en que es necesario identificar o reconocer a una persona cuyas características ya se conocen de antemano, pero que no puede ser traída al proceso; lo que resulta diferente al suceso de la especie, en donde con el muestreo de fotografías no se pretendía el reconocimiento del sindicado, sino la simple obtención de pautas para encausar la investigación. Por ello es que esas individualizaciones no tienen el valor de un reconocimiento propiamente dicho, sino de simples indicios que, unidos a otros elementos concordantes y precisos, permiten sustentar el juicio condenatorio. (voto en disidencia del Dr. Salvini) Por último cabe señalar en relación a los pretendidos vicios “in procedendo”, que el quejoso al criticar la forma en la que se realizó el reconocimiento practicado por el tribunal, afirma que ninguno de los integrantes de la rueda tenía el defecto en la vista, que en ella se colocó a empleados judiciales y algún vendedor ambulante, y que la vestimenta era notoriamente distinta a la del imputado (Recurso, fs. 264 vta.), que tal como se expresara “ut supra”, son circunstancias f á c t i c a s q u e r e s u l t a n me r a s aseveraciones, y la comprobación de su existencia es una cuestión de hecho totalmente extraña y de imposible verificación en esta etapa extraordinaria. Suprema Corte de Justicia Expte.N.73.733 Fiscal c/Rojas Ricardo Amado p/Robo agrav. por el uso de 108 Jurisprudencia de Mendoza armas, en poblado y en Banda s/Casación. Mendoza, 15 de agosto de 2002. Sala Segunda L.S.311-24 CUESTIONES: 1)¿Es procedente el recurso interpuesto ? 2) En su caso, ¿ qué solución corresponde? 3)Pronunciamiento sobre costas. Sobre la primera cuestión el Dr. Böhm, dijo: I. Que a fs. 261/267 vta. la defensa del imputado Ricardo Amado Rojas Moyano interpone recurso de casación en contra de la sentencia de fs. 250 y sus fundamentos de fs. 253/259 vta., dictada por Cámara del Crimen de la Tercera Circunscripción Judicial, en la que se condena a su pupilo a la pena de seis años y seis meses de prisión como autor penalmente responsable del delito de robo agravado por el uso de arma de fuego en lugar poblado y en banda (art. 166 inc. 2° , 167 inc. 2°, 54 del C.P.). II. Recurso de Casación: El quejoso funda su queja en los dos motivos que autoriza el art. 503 del C.P.P. II. a) V i cios de Procedimiento: Alega violación del precepto contenido en el art. 436 inc. 3° y concordantes del C.P.P., en razón de que el fallo censurado adolece, de falta e insuficiencia de motivación, afectándose las normas que regulan el debido proceso legal y la defensa en juicio, y en especial los arts. 275, 279, y conc. del C.P.P. Señala apartamiento de las reglas de la sana crítica racional, en la elaboración intelectual de las conclusiones del fallo cuestionado. Cita doctrina en apoyo (recurso fs. 262/263). En atención a todos los criterios esbozados en base a la doctrina invocada, entiende el quejoso que la sentencia recurrida es arbitraria, desprovista de fundamentos legales, que margina prueba legalmente incorporada, y que se sienta en la sola voluntad del juzgador. Cuestiona los reconocimientos fotográficos realizados en sede policial, por no haberse rodeado de las formalidades que prescribe la ley procesal (recurso fs. 263 vta./264). Aduce respecto a los reconocimientos en rueda de personas practicados en la instrucción, que no se los integró con personas de condiciones exteriores semejantes al imputado; que el único que presentaba una deficiencia ocular, y estaba sin cinturón ni cordones de zapatillas era su defenso; y que en una rueda anterior en donde estaba Rojas éste no Jurisprudencia de Mendoza fue reconocido. Sostiene que todas estas falencias ocurridas, tanto en el reconocimiento en sede policial como los practicados por el tribunal, los indicios indicados y la “prueba obtenida”, carecen de entidad suficiente para poder fundar una sentencia condenatoria en contra de su defendido, porque al no haberse rodeado a esos actos de las formalidades exigidas, no alcanzan las mismas a darle al juzgador el poder conviccional que necesita para tener por acreditada la participación de Rojas. Alega que la ausencia de razonabilidad en el fallo recurrido, conceden el andamiaje necesario y suficiente para el pertinente contralor de la arbitrariedad por parte de esta Corte; y que la prueba omitida, la considerada parcializada o mutilada, y la prueba débil en que se sustenta la sentencia evidencia la defectuosa fundamentación. Pide la anulación del fallo. II. b) Vicios in iudicando: Alega errónea aplicación de la ley sustantiva, desde que a su pupilo no se le secuestró arma alguna. Sostiene que esto impide que el tribunal aplique la agravante por uso de arma, desde que es necesario para ello la existencia del arma, que reúna los requisitos de tal, que en el momento 109 del hecho funcionaba correctamente y que se encontraba cargada. Aduce que tampoco comparte la agravante de banda, porque según la doctrina y la jurisprudencia dominante son necesarios otros elementos tipificantes de la figura, como una cierta permanencia en el tiempo, tener estipulado los roles a cumplir por cada uno de los integrantes, etc. (recurso fs. 267). La procedencia del Recurso de Casación: La atenta lectura de la queja intentada y de la sentencia impugnada, me persuade que la misma debe prosperar. Cabe señalar inauguralmente, que este Cuerpo ha sostenido reiteradamente el criterio según el cual, es atribución del tribunal de casación tratar el motivo casatorio que más convenga a la solución del caso, en razón de que la ley adjetiva no establece un orden de procedencia que imperativamente deba seguirse en el examen de las causales de impugnación extraordinaria, si se impugna -como en el subiuditio- por ambos motivos (LS 183-188; 202-1; 269-234; entre otros). Es por ello que principiaré con el análisis de los vicios formales denunciados por el recurrente, motivos en los que estimo, se encuentra entronizado el “thema decidedum”; y que de prosperar 110 Jurisprudencia de Mendoza conducen a la anulación de la sentencia cuestionada por este remedio casatorio a tenor de lo normado por el art. 436 inc. 3° y 517 del C.P.P. El censurante ha cuestionado la legalidad del reconocimiento efectuado en el momento del debate, resultando prioritario el tratamiento del mismo por su relevancia en el contexto probatorio de la causa. Entiendo que asiste razón al quejoso cuando arguye trasgresión de disposiciones formales en la producción de la prueba de reconocimiento. Esto surge con evidencia de la lectura de las actas de debate (ver fs. 246 vta.), donde consta que el a-quo rechazó la solicitud de la defensa de integrar la rueda, con personas de “condiciones exteriores similares” al imputado, y efectuó la medida sin contemplar esa exigencia formal. La ley adjetiva rodea a cada acto procesal, entre ellos a los de prueba, de una serie de condiciones para su realización. El requerimiento formal no es baladí, porque detrás de él existe un motivo fundamental que avala y justifica su existencia, sobre todo si se piensa que es la ley procesal la que dota de operatividad a la garantía constitucional del debido proceso legal. Siendo esto así, la fidelidad de los órganos responsables de la persecución y de la administración de la justicia penal a los requerimientos rituales, deviene como condición necesaria para la vigencia efectiva de un proceso adjetivo justo. Una de las condiciones formales a cumplir en la ejecución de un reconocimiento en rueda de personas omitida por el a-quo, es la que contiene el art. 277 del Código Procesal Penal que consiste en la comparecencia de la persona que deba ser reconocida junto con otras de “ c o n d i c i o n e s e x teriore s semejantes”. El alcance de esa condición ha sido interpretado de modo diverso en la doctrina. Así hay quienes entienden que la expresión no sólo se refiere al parecido físico, sino también a la similitud de vestidos, educación, modales y circunstancias (en este sentido Cámara Federal de La Plata; LL t. 19, 1940, pág. 443). Por su parte Bortoloni Ferro, citado por Cafferatta Nores, aduce que: “Pero es preciso destacar que sólo se requiere que las condiciones exteriores sean semejantes, no que sean exactamente iguales, pues de ser así se haría totalmente imposible la práctica del reconocimiento la mayoría de las veces” (Reconocimiento de Personas. Marcos Lerner. 1980, pág. 54). Pero más importante aún que Jurisprudencia de Mendoza las significaciones que la doctrina asigna a la exigencia legal, es el fundamento de ésta ya que en él subyace el sentido de la disposición. Aguilera Paz, referenciado por Cafferatta Nores sostiene que con ese requisito “se ha procurado evitar que aquél que ha de practicar el reconocimiento, cediendo al prejuicio que en su ánimo pudiera producir el hecho de serle presentada como el inculpado” (op.cit.pág. 53). Completando lo anterior, y en nota a pie de página el mencionado autor cita también a Carnelutti, quien expresa una idea similar, en los siguientes términos: “El reconociente es inducido así ciertamente a pensar que entre las personas que se le exhiben está aquella acerca de la cual se apunta la sospecha, pero no sabe cuál es” (op. cit. pág. 53). Es decir, que la ley ha querido con ese condicionamiento ritual preservar al imputado de cualquier forma de sindicación; ha pretendido que el reconocimiento obedezca a un juicio de identidad entre la percepción presente y la pasada del sujeto activo del acto, y no a que la indicación del imputado venga “sugerida” o “impuesta” por la conformación misma de la rueda, por convertir ésta en evidente la individualización del encartado. Máxime cuando, como en el caso de 111 marras, Rojas presentaba una notable particularidad física, consistente en un visible defecto ocular, al punto de ser apodado “el tuerto”, y ser advertida esta imperfección por todos los deponentes de la causa. La anómala constitución de la rueda de personas, por integrarse con sujetos que no presentaban aunque sea por aproximación el rasgo físico que distingue al encausado (o bien por no haberse anulado las diferencias ostensibles entre ellos, por ej. con lentes oscuros) , importó una clara irregularidad procesal, que avasalló lo que la ley pretendía con ese recaudo obviar: la indicación del sujeto que se debe identificar; y comprometió las garantías de la defensa en juicio y del debido proceso penal. Respecto a las consecuencias que se siguen de esta deformación procesal, es claro que la misma torna nulo al medio de prueba. Respecto al carácter absoluto o relativo de la misma, entiendo que deviene absoluta, desde que esta transgresión formal en el caso afectó a la “intervención” del imputado y a sus facultades constitucionales (art. 172 inc. 3° del C.P.P.). Así se ha afirmado que: “El aspecto más esencial y amplio de la norma es el que se refiere a la intervención del imputado en el proceso. ... Entran aquí las normas que se refieren a la recepción 112 Jurisprudencia de Mendoza de la indagatoria, la intimación de la acusación, ...y toda otra reglamentación procesal que haga al derecho de defensa, referida a la audiencia, a la prueba, a la discusión o alegación, a la elección de defensor y a la igualdad de impugnaciones (aspecto este último que ha dado lugar a algunas controversias).” (Bernaldo de Quirós, Carlos M. y Ro d r i g u ez , G era rd o W alt er “Nulidades en el Proceso Penal”. Ediciones Jurídicas Cuyo 1982. pág. 68 y 69). El repertorio jurisprudencial muestra decisiones análogas a la presente. Así se ha sostenido que: “...el reconocimiento en rueda de personas- que, como parece obvio señalarlo, procura garantizar la eficacia en la identificación, colocándola, dentro de lo que es humanamente posible, a salvo de tachas que mengüen su pureza y valor, y al mismo tiempo asegurar el derecho de defensa de los imputados tanto por la forma en que está implementado el procedimiento en sí como por el control que de la regularidad de tal acto debe asegurarse a la defensa de los sospechosos, máxime cuando se trate de una de aquellas diligencias denominadas definitivas e irreproductibles. Aún cuando las normas procesales señaladas no prescriben la sanción de nulidad, el acto es insanablemente nulo en virtud de que afecta la intervención, asistencia y representación del imputado ...con directa afectación de la garantía de la defensa en juicio (art. 18 de la Constitución Nacional) (Cámara Nacional de Casación Penal. Sala I, causa n°: 2033, carat. “Griguol, Luciano F. ...”). Expuesto lo anterior, me parece relevante distinguir el presente caso con el precedente “Taboada, Gustavo Adrián” (L.S. 293-108), donde se discutió una situación que en principio se muestra como similar. Allí aduje que el reconocimiento realizado por el testigo carecía de validez para incriminar al imputado, porque en dicho acto no se había dado cumplimiento a las formalidades dispuestas por el C.P.P., (que la descripción del imputado efectuada por el testigo fuera previa al momento del reconocimiento), y que por eso las manifestaciones del deponente debían merituarse como una declaración testimonial pero carecían de validez como prueba de reconocimiento. La diferencia con el supuesto de la especie surge con claridad, desde que la inobservancia procesal en Taboada no afectó el derecho de defensa del imputado, mientras que en el presente sí hubo tal afectación, desde que Rojas fue colocado en una situación Jurisprudencia de Mendoza tal en donde su sindicación resultaba casi forzosa. La nulidad señalada impide que el acto constituya la base de la sentencia, resultando forzoso para ello indagar si el mismo reviste o no entidad decisiva. En consecuencia con ese propósito corresponde examinar el plexo probatorio de la causa, en el que se observa que los otros elementos invocados como sustento de la condena son el reconocimiento realizado en sede policial, y la referencia a los testigos. Respecto al primer elemento enunciado ha sido calificado por el propio a-quo como un indicio “que para probar eficaz y formalmente debe converger con otros indicios graves, precisos y concordantes” (Fundamentos fs. 258). Y en relación a la prueba de testigos también presente en la causa, la lectura misma de los fundamentos denuncia que su examen ha sido o bj et o de u na i n a c e p t a bl e generalización, lo que significa que la misma no ha sido sometida al debido estudio crítico. Así a fs. 258 vta. se expresa: “Es tan solo un problema de análisis que otorga valor a los indicios, teniendo en cuenta que todos los testigos y que todos los reconocientes indican el defecto en el ojo que este Tribunal ha tomado conocimiento de visu ...”. Explicitado lo anterior, 113 deviene necesaria la aplicación de algún método de análisis con probidad para evindenciar la calidad decisiva o no del elemento convictivo en cuestión en el contexto probatorio referenciado. Tradicionalmente se ha distinguido con esa virtualidad al procedimiento denominado de “supresión mental hipotética”, que supone un ejercicio intelectual, mediante el cual se suprimen imaginariamente en el marco del razonamiento expresado en la sentencia, los elementos controvertidos; para comprobar si aún sin los mismos el juicio asertivo expresado en ella, se preserva. Si la conclusión es negativa, se infiere que la prueba resultaba decisiva para el fallo. Aplicado el método ut-supra consignado, resulta claro que en la especie el reconocimiento efectuado por el testigo Sergio Armando Salas, tiene incidencia directa en el resolutivo; y por ende, debe considerárselo decisivo. De allí que la exclusión de dicho elemento convictivo, deja a la sentencia en crisis carente de fundamentos que avalen la decisión expresada. Se ha sostenido que: “Debe descalificarse la motivación de una sentencia que se funda en un reconocimiento carentes de las formas exigidas en la ley” (S.T.J.Cba., Rodriguez, B.J.C., t. XIX, 114 Jurisprudencia de Mendoza pág. 315). Atento al resultado arribado por medio del presente agravio, resulta innecesario el tratamiento de los restantes vicios alegados. Por todo lo expuesto, y opinión concordante con el Procurador General, entiendo que debe anularse la sentencia que se funda concluyentemente en el reconocimiento realizado sin cumplir con las formas exigidas en la ley. Así voto. Sobre la misma primera cuestión, el Dr. Nanclares adhiere por los fundamentos al voto que antecede. Sobre la misma cuestión, el Dr. Salvini dijo en disidencia: Me permitiré discrepar con mi colega de Sala preopinante, en base a las siguientes consideraciones: En primer lugar me referiré al reconocimiento en rueda de personas al que el tribunal de juicio diera mérito probatorio, atento a que el Dr. Böhm funda su conclusión en la nulidad absoluta de dicha medida y su decisividad en relación al fallo atacado. En este sentido, el colega preopinante señala que en el acta de debate a fs. 246 vta. es donde consta la “transgresión de disposiciones formales en la producción de la prueba de reconocimiento”. Sobre este punto es dable resaltar, que del examen del acta de debate surge palmariamente de las constancias de fs. 246 vta./247, que el rechazo a la solicitud de la defensa respecto a que las personas que participen en la rueda de personas tengan similares condiciones físicas a las de su pupilo, en alusión a un problema en la vista semejante al del imputado, culmina con el acto del reconocimiento por parte del testigo Jorge Luis Arrieta, que tiene un r e s ulta do ne ga tivo ya que textualmente consta en el acta (fs. 247) “no lo reconozco...”, y luego de tomarle declaración al citado testigo y a otros se pasa a un cuarto intermedio para el día siguiente. Ahora bien, es justamente al otro día al reabrirse el debate (fs. 247), donde se hace conocer a las partes que se va a realizar un reconocimiento en rueda de personas, y es allí donde comparece el testigo Sergio Armando Salas, y se procede a realizar el acto del reconocimiento, con una rueda de personas, que sacando al imputado y al Sr. Oscar Martínez que han formado parte de la rueda de personas en el día anterior, se constituye con tres integrantes distintos a los del acto realizado en ese día (fs. 247 vta.). Es en ese acto, en el que Salas reconoce al imputado Rojas en forma positiva. De lo anterior se deduce Jurisprudencia de Mendoza fácilmente, que no ha existido “transgresión de disposiciones formales” en la realización del reconocimiento del imputado por parte del testigo Sergio Armando Salas, que es el medio de prueba que el a-quo valora como convergente con el mérito indiciario que le otorga al reconocimiento fotográfico, y que resulta uno de los pilares sobre los que se basa el convencimiento del tribunal de juicio para arribar a una conclusión condenatoria. Por otra parte, tampoco existen constancias en autos que demuestren fehacientemente que los sujetos que integraron la rueda de personas junto con el imputado en el reconocimiento del testigo Salas, “no presentaban aunque sea por aproximación el rasgo físico que distingue al encausado”, tal como lo afirma mi colega de Sala preopinante, y que señala como causal de la violación de las garantías de la defensa en juicio y del debido proceso penal. Efectivamente, la falta de “condiciones exteriores semejantes” en las personas que le presentaron a Salas con el encartado, como que su “sindicación resultaba casi forzosa”, son circunstancias fácticas que resultan meras afirmaciones, y la comprobación de su existencia es una cuestión fáctica totalmente extraña a esta etapa extraordinaria atento a su naturaleza excepcional y restrictiva. 115 Tampoco comparto la aseveración del voto preopinante en cuanto a que se ha afectado en el caso la “intervención” del imputado, ya que conforme es sabido, la intervención del imputado en el proceso es aquélla que se refiere a los actos y diligencias que puede realizar por derechos acordados expresamente por la ley, señalando a título de ejemplo el hecho de prestar declaración indagatoria o abstenerse, proponer defensor, ofrecer pruebas, alegar en su descargo, y peticionar por sí (Conf. Raúl W. Abalos, “Código Procesal Penal de Mendoza - Anotado”, Tomo I, pág. 195), y según surge del acta de debate (fs. 247) al reabrirse la audiencia el día quince de febrero de 2002, se le hace conocer a las partes que se realizará un reconocimiento en rueda de personas sin cuestionamiento alguno, particularmente en lo que hace al caso bajo análisis, sobre la integración de la rueda de personas. En suma, de la actuación judicial antes referida resulta imposible que se haya afectado la intervención del imputado. De esta forma, resulta sin fundamento la pretendida existencia de una violación a las garantías del derecho de defensa y del debido proceso en relación al reconocimiento objeto de análisis. Mas allá de lo expresado en los párrafos anteriores, estimo oportuno señalar en cuanto al reconocimiento en rueda de personas, que respecto a que la persona a reconocer se lo debe hacer comparecer 116 Jurisprudencia de Mendoza con otras de condiciones exteriores semejantes (art. 277 del C.P.P.), se requiere justamente que las co n d i ciones exteriores sean semejantes, pero no exactamente iguales, y para ello basta con tratar de conseguir las personas más parecidas al imputado que se puedan hallar en el lugar y en el momento a realizarse la medida. Entenderlo de otra forma, implicaría hacer imposible la ejecución de los reconocimientos en rueda de personas en repetidas oportunidades, según nos demuestra la práctica tribunalicia. Por otra parte, analizando los restantes agravios vertidos en el recurso bajo examen, considero en cuanto a la alegada transgresión al art. 279 del código de forma en la realización del reconocimiento efectuado en sede policial a través del complejo fotográfico, corresponde advertir que tal como lo aclara el aquo a fs. 257 vta., la diligencia llevada a cabo en el caso concreto es una medida distinta al supuesto regulado en la norma en cuestión, siéndole por ende inaplicables sus recaudos. Efectivamente, tal como ha indicado el sentenciante, el texto procesal aludido se refiere al supuesto en que es necesario identificar o reconocer a una persona cuyas características ya se conocen de antemano, pero que no puede ser traída al proceso; lo que resulta diferente al suceso de la especie, en donde con el muestreo de fotografías no se pretendía el reconocimiento del sindicado, sino la simple obtención de pautas para encausar la investigación. Por ello es que esas individualizaciones no tienen el valor de un reconocimiento propiamente dicho, sino de simples indicios -como lo ha destacado el a-quo a fs. 258- que unidos a otros elementos concordantes y precisos permiten sustentar el juicio condenatorio. Ello es precisamente lo que ha ocurrido en el sub examen, ya que como se extrae de los fundamentos del fallo condenatorio, el a-quo asienta su conclusión en el valor indiciario de la medida antes referida, al que le suma el mérito de la prueba consistente en el reconocimiento efectuado con todas las garantías por parte del testigo Sergio Armando Salas, y la circunstancia que todos los testigos y participantes del reconocimiento fotográfico, indicaron el defecto en un ojo del imputado corroborado por el tribunal en un examen “de visu”, y el particular acento del encartado y otras características personales, que se condicen con sus datos (ver fs. 258 y vta.). De esta forma, se puede concluir en que la motivación no resulta arbitraria ni se encuentra afectada por algún vicio que la invalide como tal. En otro orden de ideas se extrae de la censura, que el recurrente al exponer algunos de sus agravios, introduce su propio criterio de valoración de la prueba, tal como se verifica cuando luego de desarrollar Jurisprudencia de Mendoza sus argumentaciones en cuanto a la forma en que se realizaron algunas medidas, expresa que “los indicios indicados y la prueba obtenida, carecen de entidad suficiente para poder fundar una sentencia condenatoria... no alcanzan los mismos a darle al juzgador el poder conviccional necesario para dar por acreditada la participación de Ricardo Rojas en el hecho que nos ocupa, sobre todo porque los testigos al momento de declarar manifestaron su duda con respecto a la identidad del autor (Recurso, fs. 264 vta./265), lo que conlleva de por sí la improcedencia de la queja así planteada, atento a que como lo viene sosteniendo este Cuerpo en forma reiterada, esta forma de proponer la censura desnaturaliza la casación al procurar el impugnante un examen “ex novo” de la causa, implicando ello el rechazo de la misma, debido a la naturaleza excepcional y restrictiva de esta etapa extraordinaria. (L.A. 15841; 159-423; 164-97, entre otros). Por último cabe señalar en relación a los pretendidos vicios “in procedendo”, que el quejoso al criticar la forma en la que se realizó el reconocimiento practicado por el tribunal, afirma que ninguno de los integrantes de la rueda tenía el defecto en la vista, que en ella se colocó a empleados judiciales y algún vendedor ambulante, y que la vestimenta era notoriamente distinta a la del imputado (Recurso, fs. 264 vta.), que tal como se expresara “ut 117 supra”, son circunstancias fácticas que resultan meras aseveraciones, y la comprobación de su existencia es una cuestión de hecho totalmente extraña y de imposible verificación en esta etapa extraordinaria. Por otra parte, en orden a los vicios “in iudicando” esgrimidos, advierto una incontrovertible inviabilidad, desde que la discusión que por medio de él se intenta, no versa sobre el alcance de un concepto jurídico (lo que hace a la esencia del vitium sustantivo), en el caso “armas”; sino un reproche de orden probatorio; lo que se advierte en expresiones del recurrente como las siguientes: “En primer lugar porque a mi defendido no se le secuestró en su poder arma alguna, lo que impide entonces al Tribunal sentenciante, establecer que el robo se cometió con armas, sino también que la misma reúne los requisitos de tal , y que al momento del hecho funcionaba correctamente, y que se encontraba cargada, como exigencia fundamental para agravar el robo, habiendo corrido peligro la integridad física de las víctimas , cosa que en la presente causa no se ha logrado acreditar”. (Recurso fs. 266 vta.). Es necesario destacar aquí que los vicios “in iudicando” son canales por donde pueden discurrir controversias relativas a la “valoración, inteligencia o interpretación de un concepto o de un instituto ...; (De la Rúa, Fernando; “La Casación Penal”. Depalma. 1994; pág. 118 Jurisprudencia de Mendoza 56), de lo que se colige que cuando la queja radica en motivos de orden probatorio: como “no está probado el peligro” ; “existencia del arma, o de su funcionamiento correcto” la vía a través de la cual deben debatirse los mismos son los vicios formales, es decir los previstos en el art. 503 inc. 2° del C.P.P. De manera que si la pretensión del censurante fue manifestar que no se ha acreditado uno de los elementos necesarios para poder subsumir el suceso histórico enrostrado en la figura agravada, debió alegar y demostrar la falla lógica en el razonamiento judicial que invalida la construcción conceptual del hecho. Por el contrario, quien invoca un vicio in iudicando debe atenerse a los hechos fijados por el a-quo: en la especie, que el hecho se perpetró con armas (Fundamentos fs.257 vta. y 259.), sin desconocer aquéllos ni modificarlos, siendo éstos un límite ineludible en el motivo casatorio intentado, ya que la tarea de control jurídico asignada a este Cuerpo, supone el respeto de la base fáctica determinada en el fallo (L.A. 153-353; 159-168, entre otros). Respecto a las objeciones dirigidas a la calificación de robo en banda, cabe aclarar que esta Sala tiene dicho que: “En lo que respecta al delito de robo en banda, el número de integrantes de la banda está pacíficamente establecido en “tres”. Estos sujetos que integran la banda deben tomar parte en el hecho cualquiera sea la tarea que ejecuten, deben encontrarse en la escena del delito con una subjetiva integración de grupo y habiendo querido el resultado como obra propia. Asimismo, para que se configure la agravante no es necesario también que se den los presupuestos del delito de asociación ilícita”. (L.S. 278-166). De acuerdo a lo anterior surge con claridad que lo dicho por la Cámara, es concordante con lo establecido por este Tribunal. Así, el tribunal de mérito ha fundado la aplicación de la agravante en la existencia de tres o más personas, la participación en el hecho y el acuerdo de voluntades para su realización, correspondiendo por ello el rechazo de la censura intentada. (Fundamentos, fs. 259). En suma, atento a los argumentos antes desarrollados, considero que debe rechazarse el recurso de casación intentado. Así voto. Sobre la segunda cuestión, el Dr. Böhm, dijo: De conformidad a lo votado en la cuestión anterior, corresponde anular los dispositivos I , II y III de la sentencia de fs. 250, debiendo pasar los autos al subrogante legal (en este caso Primera Cámara del Trabajo, de Paz y Tributaria de la Tercera Circunscripción Judicial), para la sustanciación de la causa a través de la realización de un nuevo debate (art. 517 del C.P.P.).Así voto. Sobre la misma cuestión los Jurisprudencia de Mendoza Doctores Jorge H. Nanclares y Herman A. Salvini adhieren al voto que antecede. Sobre la tercera cuestión el Dr. Böhm, dijo: Atento al resultado a que se arriba en el tratamiento de las cuestiones anteriores, corresponde imponer las costas por su orden. (arts. 581 y concs. del C.P.P.); y regular los honorarios profesionales del Dr. Raúl Ricardo Sánchez por la labor desa rr o l l ad a en es t a etapa extraordinaria en la suma... (art. 585 del C.P.P.).Así voto. Sobre la misma cuestión los Doctores Jorge H. Nanclares y Herman A. Salvini adhieren al voto que antecede. Con lo que terminó el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: S E N T E N C I A: Mendoza,15 de agosto de 2002. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del 119 acuerdo precedente la Sala Segunda de la Excma. Suprema Corte de Justicia fallando en definitiva, RESUELVE: 1º).- Hacer lugar al recurso de casación interpuesto a fs. 261/267 vta por la defensa del imputado Ricardo Amado Rojas, corresponde anular los dispositivos I , II y III de la sentencia de fs. 250, debiendo pasar los autos al subrogante legal (en este caso Primera Cámara del Trabajo, de Paz y Tributaria de la Tercera Circunscripción Judicial), para la sustanciación de la causa a través de la realización de un nuevo debate (art. 517 del C.P.P.). 2º). Imponer las costas por su orden. (arts. 581 y conc. del C.P.P.). 3º). Regular los honorarios ... 4°). Comuníquese lo resuelto a la Cámara del Crimen de la Tercera Circunscripción Judicial. Notifíquese. Fd o. : Dr .C a r l o s Bó hm , Dr.Jorge H.Nanclares y en disidencia Dr.Herman A.Salvini. 120 Jurisprudencia de Mendoza SOCIEDADES. Representación plural. Inobservancia. Efectos. Excepciones. Mutuo con garantía prendaria. Concurso del deudor. Consecuencias de la infracción a la representación plural. Ratificación. Confirmación. Efectos. El acto jurídico celebrado por un representante de una sociedad comercial en infracción a la representación plural establecida en el estatuto, es anulable; salvo los supuestos previstos en el art.58 de la ley de sociedades. No encuadra en ninguno de los supuestos del art.58 de la Ley de Sociedades, el caso de un contrato de mutuo con garantía prendaria celebrado por una sociedad comercial y un banco. Con la incorporación del dinero prestado a su patrimonio, el pago de los servicios del crédito y la denuncia del mismo como parte del pasivo al solicitar la apertura de su concurso preventivo, la sociedad ha ratificado, en los términos del art.1935 del Código Civil, el mutuo concertado en infracción a la representación plural. El acto ratificatorio o confirmatorio no surtió los mismos efectos respecto del privilegio prendario porque sólo es eficaz la confirmación “... cuando el acto que se confirma no es formal, pues entonces la parte interesada puede elegir la forma que le parece más adecuada. Por el contrario, siendo formal el acto de confirmación debe atenerse a la forma prevista para dicho acto, por lo que la confirmación tácita carece en ese caso de función convalidatoria”. El contrato de prenda con registro es un contrato formal solemne, lo cual significa que la forma es requisito esencial para su validez. Por lo mismo, es insusceptible de confirmación tácita. La mera denuncia como acreedor prendario que efectúa el ente social en su presentación concursal, carece de eficacia para expurgar el vicio del contrato prendario, en tanto no se respetan las formas previstas para tal concertación. Aún en la hipótesis que la constitución de la prenda fuera un acto s u s c e pt i b l e de rati f i c a c i ó n o confirmación según sea el criterio que se adopte y que la presentación concursal con la denuncia del crédito y su privilegio ostentara esa entidad, el acto saneatorio resulta inoponible al concurso por cuanto queda atrapado por la ineficacia genérica establecida por el art.17 de la Ley de Concursos. Suprema Corte de Justicia Expte.Nº70365 Transporte Lizana en comandita por acciones en j 1271825306 Transp. Lizana S.C.A. en j: 10493 Transp. Lizana S.C.A. p/Conc. Prev. (Bco.Cred. Cuyo S.A.) p/Inc. Rev. s/Cas. Mendoza, 7 de marzo de 2002. Sala Primera L.S.305-190. CUESTIONES: 1) ¿Es procedente el recurso de casación interpuesto? Jurisprudencia de Mendoza 2) En su caso corresponde? 3) Costas. ¿qué solución A la primera cuestión el Dr.Fernando Romano, dijo: “Transporte Lizana Soc. en comandita por acciones”, promovió en la instancia ordinaria, incidente de revisión en contra de la resolución verificatoria dictada por el Sr.Juez de la causa a fs.768, en cuyo dispositivo VI admitió la verificación de un crédito a favor del Banco Crédito de Cuyo S.A. por la suma de U$S 190.960,29, con privilegio especial, crédito que había sido insinuado oportunamente por el banco acreedor. La incidentista sostuvo la nulidad de los contratos prendarios porque los mismos eran violatorios de la representación plural y no representaban la voluntad de la deudora, en razón de no estar suscriptos por ambos socios comanditados conforme lo establece la reglamentación estatutaria (cláusula 5ª). La falta de la firma de uno de los socios tornaba nulo al contrato conforme lo dispone el Art.58 de la Ley de Sociedades. El Sr.Juez de primera instancia desestimó la pretensión incidental sentencia que fue confirmada por el tribunal de segundo grado cuya revisión se pretende a través de los 121 recursos interpuestos. Sostuvo la Cámara que la sociedad concursada denunció oportunamente conformando su pasivo en la petición de concurso preventivo, los créditos prendarios motivo de la revisión, por lo que su desconocimiento posterior constituye violación al precepto contenido en el art.718 C.C., asumiendo una conducta contradictoria o incompatible por tanto con otra anterior jurídicamente relevante. De tal forma, la actitud de la concursada implica violación a la teoría de los actos propios. En segundo orden argumental, adujo el tribunal que la apelante no impugnó el fundamento del sentenciante en el sentido que el Art.1049 CC prohíbe invocar la invalidez de actos jurídicos por el autor de la nulidad; que el defecto de los instrumentos sería imputable a quien los suscribió y que la sociedad resultó obligada aún en falta de la representación plural, en virtud del consentimiento tácito de los representantes de la misma. También sostuvo que la presunta nulidad quedó convalidada al incorporar la sociedad a su patrimonio el monto de los créditos otorgados, convalidando tácitamente la misma en razón de la ejecución del acto jurídico afectado de nulidad (Art.1063 C.C.). Por último, que el diferente 122 Jurisprudencia de Mendoza trato que el juzgador dio a otros créditos con similar defecto que el revisionado, no puede justificar la nulidad pretendida, en razón de que aquellos acreedores consintieron la respectiva decisión, en tanto que el escrito solicitando la apertura del concurso preventivo fue ratificado por los socios comanditarios. Contra esta decisión la recurrente interpone recursos e x t r a o r d in ari os d e inconstitucionalidad y Casación. Los fundamentos del recurso de Casación son los que siguen: 1) La sentencia impugnada ha inaplicado el art.58 de la Ley de Sociedades que estatuye la observanci a al régimen de representación plural de los contratos crediticios. En el caso, la infracción al régimen de representación plural provocó la nulidad de los contratos prendarios ejecutados, pero la sentencia desatendió esa circunstancia. 2) El régimen de representación plural fue expresamente establecido en el estatuto social y debió ser conocido por el banco cocontratante por encontrarse debidamente inscripto. 3) No puede exigirse el conocimiento efectivo por parte del banco respecto de la cláusula que establece la representación plural (Art.58 última parte LS), en razón de la calidad profesional de la institución que lo obliga a extremar las prevenciones al momento de otorgar un préstamo y de allí su mayor responsabilidad. Que las instituciones bancarias, en razón de su profesionalidad, deben exigir a toda persona que compromete un patrimonio ajeno, la efectiva acreditación de la representación y poderes suficientes para el acto. 4) Es erróneo el consentimiento tácito atribuido por la sentencia a la sociedad derivado de la denuncia del crédito como privilegiado,por tratarse de un proceso concursal donde juegan los principios de universalidad y concursalidad. Por lo tanto, la nulidad del contrato prendario suscripto en infracción a la representación plural es oponible en el proceso colectivo. El contrato es nulo integralmente, tanto en el monto como en el privilegio. La solución contraria atenta contra los principios c onc ursa le s de ofic iosida d, universalidad e igualdad de acreedores. 5) Es erróneo el argumento del tribunal en cuanto sostiene que la irregularidad en la concertación del crédito por infracción a la representación plural, no puede ser opuesta a la institución bancaria por cuanto ha quedado convalidada. Jurisprudencia de Mendoza 6) El caso no debió juzgarse como una ejecución individual sino dentro del marco de un proceso colectivo, donde los principios son diferentes. II. El debate traído a esta instancia plantea varios temas que exigen un análisis particularizado. Si bien el aspecto básico lo constituye la cuestión relativa a la validez del contrato prendario suscripto entre la actora y la concursada en infracción a la representación plural establecida en el contrato social de esta última, por las peculiaridades del caso, deben también examinarse con detenimiento los temas vinculados a la posibilidad de confirmación del acto, su convalidación en razón de la ejecución del mismo, y la aplicación de la teoría de los propios actos, todos ellos, partiendo de que se trata de un procedimiento concursal y no meramente individual. Es preciso aclarar que la concursada revisionista no sólo pretende la nulidad del privilegio prendario sino también del mutuo celebrado. I. La infracción a la representación plural: El art.58 de la Ley de Sociedades establece la oponibilidad de los actos que no sean notoriamente extraños al objeto social celebrados por el administrador o representante; asímismo declara aplicable este 123 régimen a los actos cumplidos en infracción a la representación plural en los supuesto siguientes: a) que se trate de obligaciones contraídas con títulos valores; b) obligaciones contraídas por contratos entre ausentes; c) contratos de adhesión o concluidos mediante formularios. Condiciona la aplicación del régimen a que el tercero no tuviera un conocimiento efectivo de la infracción a la representación plural. Es decir que la norma estatuye el régimen general de la representación plural, contractual o legal, pero admite un régimen de excepción para determinados supuestos y condiciones. Bajo estas premisas debe entonces examinarse el caso de autos. En las instancias de grado estos aspectos no han sido analizados en profundidad en razón de que se priorizó la premisa de la convalidación del acto; el magistrado de primera instancia destacó los motivos que tuvo el legislador para establecer las causales de excepción al régimen plural, enumeró las mismas y ubicó el caso de autos dentro de ese régimen sin otra explicación que la genérica referida a la necesidad de preservar los intereses de terceros frente a la fluidez y celeridad del moderno tráfico mercantil. En la alzada el sentenciante simplemente se enancó en el argumento de la 124 Jurisprudencia de Mendoza ratificación por el ente social, omitiendo entrar en el análisis de la problemática que plantea la situación concursal de la deudora. Por mi parte, estimo que, existiendo un proceso de este tipo, la convalidación del acto por parte de los interesados no agota el plexo de intereses en juego a cuya defensa ha de estarse. Veamos entonces los aspectos más relevantes del debate de autos. -Está fuera de toda discusión que el estatuto social de la empresa concursada expresamente establece la necesidad de la representación plural de ambos socios comanditados para disponer o gravar los bienes del acervo social (Cláusula 5º del contrato social fs.318/324 de la pieza concursal nº10493 “Transportes Lizana por concurso preventivo). También ha sido aceptado que el mutuo fue celebrado por sólo uno de los socios comanditados, admitiéndose la infracción al régimen de la representación plural. Este aspecto no ha sido objeto de debate en la causa. Resta entonces analizar si el caso puede ser atrapado por alguna de las excepciones previstas en la norma. -El mutuo celebrado por la concursada con la entidad bancaria no es extraño al objeto social de la concursada -menos aún con el calificativo de notoriedad- por cuanto se trata de una operación bancaria habitual en el tráfico comercial y que sirve al desenvolvimiento, mantenimiento o expansión de la empresa. El contrato de mutuo, por su propia naturaleza, no puede ser considerado notoriamente extraño al objeto social de una entidad, sea el que fuere. Es un acto que puede categorizarse de vinculado o vinculable al objeto social, por estar r e l a c i o n a d o , s e r a cces ori o , preparatorio o facilitar la realización de otros incluidos en el objeto social (Conf.Ranguñi, Diego Emilio“Representación social, mandato y apariencia”, LL 1998-D-, p.1). -No estamos en presencia tampoco de obligaciones contraídas por títulos valores o de contrato entre ausentes; por la naturaleza del acto, no es preciso abundar en argumentos sobre este punto. -Tampoco es lícito afirmar que el mutuo se celebró mediante un contrato de adhesión; si bien es cierto que habitualmente las entidades bancarias imponen las condiciones negociales del préstamo a través de cláusulas predispuestas o por medio de formularios prediseñados en soportes informáticos, no por eso puede afirmarse sin más que se está en presencia de la hipótesis legal. En efecto, en primer lugar el contrato de mutuo no es típicamente un contrato de adhesión, porque los elementos Jurisprudencia de Mendoza sustanciales del mismo pueden negociarse libremente, como es el monto del préstamo, la tasa de interés, las claúsulas penales, el plazo de amo r t i z a c i ó n , as p ectos que habitualmente se fijan en atención a la vinculación que existe entre el cliente y el banco; en cambio en el contrato de adhesión, el adherente lo único que puede hacer es aceptarlo o rechazarlo. Por otra parte, y a mi modo de ver lo esencial en este tema, es la finalidad de la norma (Art.58 L.S.) que instituye esta excepción al régimen de representación plural, procurando la tutela del contratante más débil en el acto negocial; aquél a quien se le imponen las obligaciones sin poderlas discutir. Por lo mismo, la hipótesis legal se refiere necesariamente a la protección del tercero afectado por la adhesión a un contrato de claúsulas predispuestas impuesto por la sociedad misma y no a la inversa. En nuestro caso, si por hipótesis categorizáramos al mutuo celebrado como un contrato de adhesión, el mismo fue predispuesto por la entidad bancaria prestamista y no por la sociedad tomadora; en tal caso, es obvio que el supuesto perjudicado no lo fue el tercero sino la sociedad misma y por tanto, no se configura el supuesto tuitivo previsto en la norma. Dejo sentada mi posición en este aspecto en el sentido expuesto 125 destacando que existen opiniones doctrinales contradictorias (Conf.Nissen, Ricardo A.“Ley de Sociedades Comerciales, tomo 2, ed.Abaco, p.40/41; en contra: Cabanellas Guillermo (h) “Los órganos de representación societaria” en Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones, Vol.1991-A, año 24, p.55). Por lo demás, los contratos de adhesión son contratos celebrados masivamente, y como lo advierte Etcheverry, “...un contrato celebrado en masa no permite que los terceros investiguen sobre el contenido y la extensión de él. Frente a la necesidad de proveerse de bienes y servicios, el simple ciudadano contrata, en un estado elemental de confianza y a la vez de desconocimiento de las cuestiones técnicas y de detalle” (Etcheverry, Raúl A.: Derecho Comercial y Económico. Parte General, ed.Astrea 1987, p.202). Sin ninguna duda no puede asimilarse la posición de un banco con la del consumidor común que intenta proveerse de bienes o servicios, por lo que de mediar error por parte de la entidad bancaria en cuanto a la inexistencia de representación suficiente, ese error es, a no dudarlo, inexcusable. -Tampoco se ha demostrado en el proceso que el tercero (la entidad ba nc ar ia ) hub i e r a c onoc ido 126 Jurisprudencia de Mendoza efectivamente la exigencia estatutaria de representación plural. El debate en autos se ha limitado a determinar el sujeto sobre quien recaía la carga de esa prueba. Las instancias de grado determinaron que no era carga del banco sino de la concursada, pero la prueba del conocimiento nunca se acreditó. Por mi parte estimo sin embargo que este aspecto no resulta relevante para la solución del caso. En efecto repárese que el art.58 de la LSC consagra determinadas excepciones a la exigencia del régimen de representación plural, validando excepcionalmente los supuestos que hemos tratado anteriormente. No obstante, aún de tratarse de alguno de estos supuestos, prohíbe el régimen excepcional cuando el tercero tuviese conocimiento efectivo de la infracción al régimen estatutario. Es decir que esta última condición está impuesta exclusivamente para las excepciones y no para el régimen general. De modo que la restricción es doble sólo a los supuestos comprendidos y que no existiese conocimiento efectivo del tercero de la infracción al estatuto social. En todos los demás casos, se aplica el régimen general de administración o representación societaria previsto en la primera parte del art.58 cit. Con independencia del conocimiento o no que tuviese el tercero cocontratante. Coincidentemente sostiene Cabanellas, en la obra citada precedentemente: “En las restantes obligaciones (se refiere el autor a las obligaciones ajenas a las excepciones previstas en la norma) tanto el conocimiento efectivo del tercero como el conocimiento putativo derivado de la inscripción del contrato social y de sus reformas, son suficientes para que la sociedad se oponga a la obligación contraída en violación de la organización plural de la representación” (Ob.cit. p.49). Contrariamente, en los supuestos de la norma, la mera registración o inscripción del estatuto social importan solamente un conocimiento ficto, distinto por supuesto al conocimiento efectivo (Conf.Halperín, Isaac y Otaegui Julio “Sociedades Anónimas”, Depalma 2da ed. p.524). No debe perderse de vista que se está frente a supuestos excepcionales, establecidos por la ley de manera tuitiva para la salvaguarda de intereses de terceros de buena fe, en los que el acto ha revestido características formales que le han conferido la apariencia de legitimidad frente a terceros; es en fin, la aplicación de la doctrina de la apariencia en materia de sociedades aceptada unánimemente por la doctrina y jurisprudencia nacional Jurisprudencia de Mendoza (ver entre otros: Fabier Dubois, Eduardo M.: “Representación societaria y apariencia”, en Doctrina Societaria y Concursal, Nº156, Errepar, p.363; Nissen, ob.cit.; Verón, Alberto V., “Manual de Soc. Comerciales” T.III, Ed.Errepar, p.1640 y ss.) Pero esta doctrina en tanto modifica un régimen general es excepcional y asienta básicamente en la necesidad de preservar la celeridad y conveniencia del tráfico mercantil en determinados supuestos especiales que por su naturaleza conviene resguardarlos (supuestos del art.58) ello así, la aplicación debe quedar reservada a esos casos omitiéndose toda extensión analógica que pueda dañar el sistema general (Conf.Etcheverry, Raúl A. ob.cit. p.202 y ss.).En el mismo sentido se pronuncia enfáticamente Gutiérrez Zaldívar, sosteniendo que “...esta parte fue cambiada en la nueva redacción (se refiere al art.58 LS) en la que también se limitó los casos de obligatoriedad por infracción a la organización plural, títulos valores, etc., limitación que había también pedido la doctrina Por eso decimos que no hay más situaciones que obliguen a la sociedad en caso de infracción a la organización plural que las establecidas en el artículo 58; antes no había casos contemplados y ahora concretamente están, y son 127 todos los que hay” (Gutiérrez Zaldívar, Alvaro: “La firma social Organización plural-Representación”, en Revista del Notariado Nº740, año 1975, p.485 y ss.). Bajo estas condiciones considero que el caso de autos no puede quedar atrapado en los supuestos del art.58 LS porque no se verifica ninguna de las previsiones de la norma para excepcionar al régimen de representación plural que constituye el sistema general de la ley por lo que, en este sentido, considero que, en principio, el mutuo celebrado entre las partes contiene un vicio congénito que afecta a su validez como tal, y por tanto, la defensa del ente social contaba con sustento normativo suficiente para oponerse a la pretensión del banco verificante. Mención aparte merece la conducta del banco prestamista, que aparece suscribiendo un contrato de mutuo sin tomar el recaudo mínimo que exige cualquier concertación con una sociedad, esto es, verificar la personería de quien aparece representando al ente social invocando suficiente poder para el acto. Se trata de una omisión extrema habida cuenta de la claridad de la entidad bancaria cuya profesionalidad le obligaba a tomar recaudos mínimos, más aún cuando la cocontratante es una sociedad regularmente inscripta, cuyo 128 Jurisprudencia de Mendoza instrumento de constitución fue conocido por el banco, conforme surge de los datos de inscripción consignados en cada uno de los contratos prendarios (ver informe individual, legajo 58 inscripción de Transportes Lizana Soc.en comandita por acciones, a fs.1 legajo 128 en el Registro Público de Sociedades, fecha 27/12/85). A su vez, existen constancias en el mismo legajo de Sindicatura, de los antecedentes a los contratos prendarios, esto es, la apertura de la cuenta corriente N 21223/3, a nombre de Transportes Lizana S.C.A. y la aprobación por las autoridades del banco, de los créditos solicitados por la sociedad que fueron acordados con la garantía prendaria objeto de este análisis (ver solicitud de crédito del 3/2/95, aprobada el 31/2/95 (sic) por la subgerencia de la institución, en legajo 58). Una simple lectura del contrato social hubiera permitido al banco conocer el régimen de representación plural establecido en la cláusula quinta. Más todavía por tratarse de un cliente de cuenta corriente para cuya apertura necesariamente se exige la correcta identificación del solicitante la cual no se acredita sino con la presentación del contrato social, los datos de su inscripción y la denuncia de las personas que ejercen la representación societaria suficiente para operar la cuenta (ver legajo 58). En un caso idéntico al que nos ocupa, la Cámara Nacional de Comercio,Sala D, de Buenos Aires sostuvo: “...Esta norma estatutaria era evidentemente conocida por el banco ejecutante, pues el contrato social fue descripto en la solicitud de cuenta corriente adjunta... y debió ser revisado por el banco antes de abrirla. En rigor la efectivización de tal examen resulta de la propia solicitud, en cuya parte inferior aparecen dos firmas atribuídas a funcionarios del banco que confirman la revisión de la documentación consignada. No es posible por tanto,eximir al banco de los efectos de su inadvertencia: es claro que conoció la infracción en la representación al tiempo de la suscripción de los acuerdos de refinanciación; cuanto menos debió conocerla pues el examen de los antecedentes de su cuenta correntista fue factible y carga de la entidad (BCRA Circular A 59 1.1.1.2) (Cám.Nac.Com. Sala D, “Bco.de Crédito Rural Argentino S.A. c/Estrella del Mar, en E.D. t.146, p.405) (En sentido similar ver Miquel, Juan L. “Representación unipersonal o plural en la Sociedad Anónima” en R.D.C.O. 1981, año 14, p.260). III. La convalidación del acto por parte del ente social. Jurisprudencia de Mendoza Ambas sentencias, siguiendo el íter argumental de la parte accionante, fundaron también su decisión en la convalidación del vicio por parte del órgano social. Se sostuvo en tal sentido que la sociedad denunció conformando su pasivo la existencia del mutuo celebrado con la actora, categorizándolo como crédito privilegiado. Efectivamente, el ente social, mediante presentación regular estatutaria, pidió la formación de su concurso preventivo previa decisión asamblearia formal (fs.74/5 autos 10493); asimismo, la sociedad denunció, conformando su pasivo, la existencia del mutuo celebrado con la actora incluyéndolo en una planilla como crédito privilegiado (fs.43/4, fs.52). Sindicatura por su parte, verificó la existencia y causa de la obligación, pero observó el privilegio (fs.599). En ningún momento de todo el proceso impugnatorio y revisorio, estuvo en discusión la causa del crédito, ni el ingreso efectivo del monto del mutuo a la sociedad, por lo que estos aspectos deben considerarse hechos no controvertidos. Por lo demás, ostentan también suficiente documentación respaldatoria como puede verse en el informe individual de Sindicatura Nº36 correspondiente al legajo Nº58 venido en carpeta separada (fs.129 v. de esta pieza recursiva). 129 Entiendo que el análisis de estos aspectos merece otras precisiones y deben examinarse separadamente el mutuo concertado y el contrato de prenda con registro concluido en garantía de aquél, por tratarse de actos de distinta naturaleza. En primer lugar no se trata de un caso de confirmación de un acto anulable sino de un supuesto de ratificación de un acto celebrado con falta o insuficiencia de poder (arts.1161,1935,C.C.); la confirmación en cambio supone la intervención directa de quien fue parte en el acto convalidándolo y renunciando por tanto al derecho de pedir su anulación (art.1059 CC). Destaco esta distinción al solo efecto de calificar correctamente la especie de autos, sin perjuicio de que, en el caso, los efectos son similares. Señalo en este sentido , que el tratamiento del tema en la jurisprudencia ha sido dispar, ya sea considerando el acto ejecutado por el falsus procurator viciado de nulidad, y por ende susceptible de confirmación, o simplemente inoponible al supuesto mandante (Conf.Salas-Trigo Represas. Código Civil Anotado, Depalma, t.2, p.449 y ss.). Por mi parte estimo que se trata de un supuesto de ratificación subsumible en la regla del art.1935 CC; el mandante (la sociedad) ratificó 130 Jurisprudencia de Mendoza tácitamente el mutuo concertado por uno de los socios comanditados en infracción a la representación plural, al ejecutar lo convenido, esto es, la incorporación, del préstamo a su patrimonio, el pago de algunos servicios de la deuda (ver legajo 58) y, finalmente, mediante la denuncia en la petición concursal, conformando su pasivo. Lo expuesto no implica desconocer la moderna concepción societaria de la representación orgánica a la que adhiero, distinta a la representación común que emerge del mandato, por cuanto aún partiendo de la teoría del órgano, según la cual cada órgano societario actúa dentro de los límites funcionales fijados por la ley o el estatuto, sin atributos de ca p aci dad sino determinada competencia funcional, igualmente será exigible la sujeción a las restricciones establecidas para los actos del representante en el estatuto social. Se trata de un supuesto de aplicación analógica de las reglas del mandato a la representación orgánica societaria, y así como se ha convenido en la validez de la ratificación de los actos celebrados por un órgano societario notoriamente extraños al objeto social, cuanto más procede este acto saneatorio cuando se trata simplemente de la infracción a la representación plural sin desmedro del objeto social (Conf.Alegría Héctor “La representación societaria”, en Revista de Derecho Privado y Comunitario Nº6, “Representación”, ed.Rubinzal-Culzoni, p.245 y ss.). En este sentido se ha dicho que “si bien la relación que existe entre la sociedad y sus administradores es orgánica y no de mandato, las reglas de este último contrato pueden ser aplicables, por vía analógica, para la actuación contractual frente a terceros” (Cám.Nac.Apel.Com. Sala B“Rodríguez c/Transporte Villa Adelina”, en R.D.C.O. Nº117, p.491). De manera que si bien en su origen el préstamo fue instrumentado irregularmente a la representación plural, luego fue convalidado por la sociedad a través de los actos posteriores relatados. Pero a su vez, más allá de las limitaciones del socio comanditado que intervino en la negociación, e independientemente incluso del momento en que se produjo la ratificación del acto viciado, lo cierto es que el dinero ingresó al patrimonio social, y este mero hecho hizo nacer la obligación de devolver por parte de la prestataria, haya o no sido ratificado el negocio por parte de la sociedad (Arts.2252 y 616 CC). Lo expuesto rige sin duda alguna respecto al mutuo que la sociedad utilizó en su beneficio, por Jurisprudencia de Mendoza lo que, aún sin acudir a las figuras de la ratificación o confirmación en su caso subsiste igualmente la obligación por parte del ente social, de devolver las sumas percibidas. Bien se ha dicho, en este sentido, que “... si en un caso en que la sociedad prima facie adquiere derechos y contrae obligaciones, la sociedad alega exitosamente que el acto no le resulta imputable, tal sociedad deberá restituir los bienes que hubiera adquirido como consecuencia del acto que le es inoponible” (Cabanellas, Guillermo (h) “Los órganos de la representación societaria” en Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones, año 24, Vol.1991-A-, Nº139 a 141, p.73). Ahora bien, teniendo en cuenta la situación concursal de la prestataria, ¿son aplicables también los principios expuestos al privilegio invocado por el acreedor verificante?, o lo que es igual ¿el acto ratificatorio o confirmatorio surtió efectos también respecto del privilegio insinuado?. Me inclino por la respuesta negativa y me fundo en las razones que siguen. 1 En primer lugar abrigo serias dudas sobre la procedencia de la ratificación tácita como modo saneatorio en la constitución del gravamen prendario. En efecto comparto la opinión de Llambías, cuando adoctrina que sólo es eficaz la 131 confirmación “...cuando el acto que se confirma no es formal, pues entonces la parte interesada puede elegir la forma que le parece más adecuada. Por el contrario,siendo formal el acto la confirmación debe atenerse a la forma prevista para dicho acto, por lo que la confirmación tácita carece en ese caso de función convalidatoria” (Llambías J.J. T. de Derecho Civil, Parte General, T.II, ed.Perrot, 1995, p.653, n.2061). Me parece lógico el concepto puesto que de otra forma, la confirmación tácita sería un mecanismo subalterno indirecto para eludir las formas previstas por la ley como condición de validez del contrato (En contra ver Cifuentes Santos “Negocio Jurídico” ed.Astrea 1986, p.684/5). El contrato de prenda con registro es un contrato formal solemne, lo cual significa que la forma es requisito esencial para su v a l i d ez (Art .6 D e c . 8 9 7 / 9 5 : (Conf.Gómez Leo-Coleman. “Nueva Ley de Prenda con Registro”, Ed.Depalma, p.25). Por lo mismo, es insusceptible de confirmación tácita. La mera denuncia como acreedor prendario que efectúa el ente social en su presentación concursal, carece de eficacia para expurgar el vicio del contrato prendario, en tanto no se respetan las formas previstas para tal concertación (Arts.6 y 11 Dec.897 132 Jurisprudencia de Mendoza precit.). De todos modos, en el supuesto de autos ya he aclarado mi posición en el sentido que se trata de un caso de ratificación y no de confirmación de acto anulable, por lo que existe un razonable margen de duda que impide admitir o negar definitivamente su eficacia saneatoria desde este punto de vista. 2) La mera denuncia por parte del ente social del crédito prendario integrando su pasivo, no tiene a mi juicio la eficacia saneatoria que se le asigna en ambas sentencias compartiendo la opinión del acreedor. En efecto, se trata del cumplimiento de lo establecido por el art.11 inc.5 de de la L.C.Q., carga que debe cumplir el deudor que pide su concursamiento, y cuyo detalle debe surgir de sus registraciones contables. Pues bien más allá del vicio que ostenta la concertación del privilegio, lo cierto es que en aquellas registraciones, la acreencia figuraba como privilegio prendario, y así debía ser denunciada. La oportunidad propia para impugnar los créditos o los privilegios es la prevista en la sección III de la ley concursal, específicamente en el art.34 De tal suerte, el cumplimiento de la carga enunciada precedentemente, no impide el derecho de la concursada para impugnar el crédito o el privilegio en la estación oportuna del proceso. 3) En la hipótesis más favorable, esto es, que la constitución de la prenda fuera un acto susceptible de ratificación o confirmación según sea el criterio que se adopte y que la presentación concursal con la denuncia del crédito y su privilegio ostentara esa entidad, el acto saneatorio resulta inoponible al concurso por cuanto queda atrapado por la ineficacia genérica establecida por el art.17 de la ley de concursos. Es de advertir que, con anterioridad a la presentación en concurso, no existió actividad alguna de la sociedad deudora de la cual pueda inferirse la ratificación del acto irregularmente suscripto, por lo que no obstante la amplitud permitida por el art.1935 CC no ha existido en el caso ningún hecho de la sociedad que “necesariamente importe una aprobación de lo que hubiere hecho el mandatario” según el texto legal. La sociedad ya se ha dicho, admitió e hizo suyo el mutuo, al incorporarlo a su patrimonio; más aún, consta en el legajo respectivo (Nº58) el pago de algunos servicios de la obligación contraída. Pero respecto del privilegio acordado no ha existido manifestación expresa ni tácita por parte de la sociedad; simplemente no se ha hecho mención al mismo. La primera oportunidad en que se menciona al Jurisprudencia de Mendoza privilegi o acon tece con la presentación en concurso preventivo a través del listado de los acreedores denunciados. Ahora bien, reitero, de sostenerse la existencia de un acto ratificatorio por parte del ente social respecto del privilegio prendario suscripto en infracción a la representación plural, el mismo deviene ineficaz en razón de la situación concursal de la sociedad. En efecto, sabido es y resulta oficioso abundar en ello, que la apertura de un concurso preventivo trastoca integralmente la situación patrimonial del deudor concursado; que cesan las relaciones particulares entre acreedor y deudor, las cuales quedan necesariamente imbricadas en el complejo sistema diseñado por la ley concursal, donde los principios concursales desplazan a los comunes de la mera relación individual obligacional. El principio de universalidad concursal en su aspecto objetivo, hace que los efectos del concurso se extiendan a todo el patrimonio del deudor, en su faz activa y pasiva; y en su aspecto subjetivo, constituye un procedimiento que tiende a la satisfacción del interés de todos los acreedores, a diferencia de la ejecución individual. El principio de la igualdad de los acreedores (par 133 conditio creditorum), aún con la relativización de su contenido originario en la nueva ley de concursos 24522, actúa como un principio de moderación en los concursos. En este sentido se ha dicho que “...regula la relación del deudor con los acreedores impidiendo que el primero otorgue ventajas a unos en perjuicios de otros. Es que, cuando el deudor se encuentra en cesación de pagos la suerte de cada una de sus obligaciones, pasa a interesar a todos sus acreedores. Y ello es lógico: todos tienen la misma garantía de cobro -el patrimonio del deudor- con lo que por ejemplo, cualquier pago efectuado en estas condiciones, además de alterar la igualdad entre ellos al relevar al accipiens del sacrificio proporcional que debió soportar, disminuye aquella garantía común y, en consecuencia la expectativa de cobro de los demás acreedores con derecho a concurrir sobre el mismo patrimonio” (Conf.Heredia, Pablo D. “T. Exegético de Derecho Concursal”, tomo I, Ed. Abaco, p.230/231). Una de las aplicaciones más claras de este principio concursal es el art.16 del estatuto falencial, en cuanto establece la prohibición al concursado de realizar actos que importen alterar la situación de los acreedores por causa o título anterior a la presentación. 134 Jurisprudencia de Mendoza Interesa también destacar en punto al principio aludido, que la tutela de los intereses generales en juego en un concurso responde a la naturaleza del proceso universal aún en desmedro del interés del deudor o del acreedor singular. En este sentido bien se ha dicho en este mismo Tribunal, que los titulares del interés en la igualdad de los acreedores son éstos últimos,y no el deudor (Ver sentencia de esta Sala en LS 259 p.451). Por esta razón, no cabe en el caso la aplicación de la doctrina de los propios actos, por cuanto ella importa una relación individual en la que la conducta de una de las partes ha suscitado determinadas expectativas en la otra, por cuya razón constituye una conducta vinculante. Pero tratándose de un proceso concursal, las conductas de los protagonistas de la relación individual no puede oponerse sin más al resto de los acrreedores, por cuanto su aplicación irrestricta implica desbordar los límites impuestos por el principio de concursalidad. Precisamente, el principio de igualdad de los acreedores impide el efecto vinculante de las conductas de los sujetos de la relación individual. En el caso a examen, considero que la ratificación por parte del ente social del acuerdo prendario celebrado irregularmente por uno de sus socios con la institución crediticia acreedora, resulta inoponible en el marco del art.16 de la LCQ por cuanto c o n st it uye u n a c t o q u e, indudablemente, produce una alteración de los acreedores por causa o título anterior a la presentación concursal, situación que se avizora claramente en razón de que, por ese mismo acto, se sanea un acuerdo irregular, cuyo vicio no ha sido objetado en la causa. De manera que, de no mediar este acto ratificatorio, la garantía prendaria no existiría, o no podría hacerse valer en razón del vicio que la inhibe. En este aspecto,tanto el banco reclamante como las sentencias de grado, admitieron sin más la convalidación del vicio por la presentación concursal y validaron la concertación fundados, básicamente en la doctrina de los propios actos, inaplicable al caso, como queda visto. Los jueces de grado no tuvieron en cuenta, erróneamente en mi concepto, la especial situación que plantea la existencia de un proceso concursal en orden a la consideración de los intereses individuales en juego situación advertida y reclamada oportunamente, por la concursada y el órgano sindical. Por otra parte, respecto del aspecto temporal de las restricciones impuestas por el mentado art.16 LCQ la situación planteada en autos cuadra Jurisprudencia de Mendoza indudablemente en los presupuestos de la norma, por cuanto se trata de un acto que se produce conjuntamente con la presentación concursal, no antes. Por lo tanto, constituye un acto que se cumple cuando ya se ha planteado la petición preventiva, independientemente que los efectos del mismo, en caso de ser admitido, operen en forma retroactiva, por la naturaleza del actos saneatorio. Admito que la situación de autos puede aparecer dudosa, por tratarse de un acto concomitante con la petición de apertura y no posterior, siendo que el régimen consagrado por el art.16 precit. está previsto para los actos posteriores a la presentación concursal. No obstante, considero que la solución que cabe adoptar es la que propongo, por cuanto se trata de un medio saneatorio de un acto que modifica el status de los acreedores, intentado luego de denunciar el estado de cesación de pagos, y por ende, luego de haber requerido el estado concursal y la aplicación consecuente del régimen que le es propio. En sentido similar se ha dicho que la prohibición establecida por el art.16 LCQ “opera desde la presentación misma del deudor en concurso preventivo y con relación a todo crédito de causa o título anterior al concursamiento, con lo cual el art.16 LCQ no hace otra cosa que otorgar 135 efectos retroactivos a la sentencia de apertura, de suerte que los actos celebrados el mismo día de la presentación en concurso preventivo son alcanzados por aquélla” (Conf.Heredia P. ob.cit. p.431) Idéntica posición sustenta Rivera al referirse al momento desde el cual operan los efectos del concurso preventivo (Rivera Julio C. “Instituciones de Derecho Concursal”, t.I, ed.Rubinzal-Culzoni, p.212). Sin embargo, debo destacar que las dudas han sido provocadas mayormente por el esquema legal atípico que se ha adoptado en las sentencias de grado, calificando de acto saneatorio al denuncio de gravamen prendario efectuado en la presentación concursal, cuando ésta, por su propio carácter, no tiene el alcance asignado. En mi concepto, el esquema admitido es impropio, por cuanto cualquier procedimiento saneatorio o convalidatorio debió efectuarse antes de la presentación concursal. Concluyendo la supuesta ratificación o convalidación del contrato prendario resulta inoponible al concurso en tanto constituye un supuesto de ineficacia concursal de pleno derecho establecida por el art.17 de la LCQ. La inoponibilidad a concurso fue sustentada además por el órgano sindical, desaconsejando la 136 Jurisprudencia de Mendoza admisión del privilegio prendario, no así del mutuo a pesar de la pretensión de la concursada (ver legajo Nº58). Consecuentemente, el crédito del banco peticionante debe ser admitido como quirografario. Admito que la solución que propongo aparece quizás teñida de excesivo rigor, teniendo en cuenta que se trata de un concurso preventivo y no de quiebra, pero insisto, es la que mejor consulta los intereses en juego teniendo en cuenta la finalidad del sistema concursal que tiende básicamente a la defensa del patrimonio de la empresa en marcha a través del sacrificio correlativo impuesto a todos los acreedores. Por tanto y si bien es cierto que el instituto de la ineficacia concursal, es propio de la quiebra en cuanto tiende a la recomposición del patrimonio del fallido a los fines de su liquidación, también en el concurso preventivo opera de manera trascendente, frente al perjuicio eventual que provoca la admisión de un crédito privilegiado, cuya satisfacción trae aparejada la liquidación del bien asiento de la garantía y por ende, la pérdida de bienes necesarios para el normal desenvolvimiento de la empresa. En el caso se trata precisamente de un concurso preventivo de una empresa de transporte, con acuerdo homologado y en etapa de cumplimiento, según surge de la causa principal, en donde la ejecución del gravamen prendario sobre tres de sus vehículos podría afectar la marcha de la misma con serio riesgo para el cumplimiento del acuerdo logrado. III. Agravio sobre los intereses. En realidad y como lo afirma el señor Procurador General, este aspecto no ha constituído un capítulo especial de agravios en el escrito recursivo. La recurrente se limita a sostener la aplicación de la tasa de interés establecida por la ley 3939, desechando el pacto de intereses convenido en el mutuo. Sin embargo, omite absolutamente toda crítica contra los fundamentos del a-quo para los cuales consideró procedente la tasa de interés convenida por las partes. Esta omisión impide acceder a la revisión de los argumentos de la sentencia por falta de crítica adecuada en los términos del art.161 del CPC. Por todo lo expuesto voto por la admisión parcial del recurso de casación en los términos expuestos precedentemente. Sobre la misma cuestión los Dres.Moyano y Böhm, adhieren por sus fundamentos al voto que antecede. A la segunda cuestión el Dr.Fernando Romano, dijo: Conforme el resultado a que se arriba en el tratamiento de la cuestión Jurisprudencia de Mendoza anterior, se impone la admisión parcial del recurso de casación deducido y la correlativa revocatoria d e l a s e n t e n ci a recur r i d a . Consecuentemente, debe hacerse lugar al incidente de revisión planteado por la concursada y admitirse el crédito insinuado por el Banco Crédito de Cuyo por la suma de U$S190.960,69 (legajo Nº58), como quirografario. Así voto. Sobre la misma cuestión los Dres.Moyano y Böhm, adhieren al voto que antecede. A la tercera cuestión el Dr.Romano, dijo: La pretensión de la recurrente ha sido admitida parcialmente, por cuanto si bien se ha rechazado el privilegio, el crédito ha sido admitido tal como fuera insinuado, no obstante que la concursada se opuso también a su admisión. Consecuentemente, las costas de todas las instancias deben imponerse por su orden en razón de la existencia de vencimiento recíproco cuya equivalencia resulta imposible de mensurar atento al modo como se ha resuelto la controversia (Art.36-II CPC). Los honorarios correspondientes al letrado Carlos A.Sanchi deben regularse conforme el criterio de esta Sala para supuestos de incidentes de revisión (L.S.255-277), esto es, atribuyendo al trámite de la 137 revisión un 33% del total de la escala del art.2, ley 3641, y aplicando la escala prevista para los incidentes (Art.14, ley 3641). Respecto de los honorarios de segunda instancia y del recurso de casación de los letrados de la concursada y de la sindicatura, corresponde también adoptar el criterio del tribunal a-quo, omitiendo su regulación conforme los fundamentos expuestos en el considerando 5 de la sentencia de fs.138/144. Así voto. Sobre la misma cuestión los Dres.Moyano y Böhm, adhieren al voto que antecede. Con lo que terminó el acto,procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta: SENTENCIA: Mendoza, 7 de marzo de 2002. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del acuerdo precedente, la Sala Primera de la Excma.Suprema Corte de Justicia, fallando en definitiva, RESUELVE: I. Admitir parcialmente el recurso de casación deducido a fs.21/50 vta. por “Transportes Lizana 138 Jurisprudencia de Mendoza S.C.A. contra la sentencia dictada a fs.195/202 de los autos nº12728 “Transportes Lizana S.C.A.: en j: 10493 Transportes Lizana S.C.A. por conc.preventivo-por inc.revisión”. En su lugar se dicta el siguiente pronunciamiento: “I) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto a fs.145 por la concursada “Transportes Lizana S.C.A.” en consecuencia, acoger el incidente de revisión deducido a fs. 1/11, debiendo admitirse como quirografario el crédito de U$S 190.960,69 insinuado por el Banco Crédito de Cuyo (legajo Nº58). “2) Imponer las costas de ambas instancias por su orden”. “3) Regular los honorarios... “4) Regular los honorarios... “5) Regular los honorarios de segunda instancia... “6) Omitir la regulación de los honorarios a favor de la sindicatura y de los letrados de la concursada. II. Imponer las costas del recurso de casación por su orden. III. Regular los honorarios... IV. Líbrese cheque a la orden del recurrente por la suma de pesos setenta y cinco ($75), con imputación a la boleta de depósito obrante a fs.2. Notifíquese. Fdo.: Dr.Fernando Romano, Dr.Carlos E.Moyano y Dr.Carlos Böhm. Jurisprudencia de Mendoza Cámaras de Apelaciones en lo Civil,Comercial, Minas, de Paz y Tributario Primera Cámara MEDIO AMBIENTE. Areas naturales protegidas y explotación petrolera. Normativa. Prevención. En las áreas naturales protegidas, como la de Llancanelo, debe regir la ley Nº 6.045 del año 1.993, sobre las Reservas Naturales que establece categorías de manejo, sujetas a encuadrarse en zonas calificadas como intangible (art. 22), no afectadas por el hombre, restringida (art. 23), cuyo estado natural sólo puede alterarse, en forma mínima, estando prohibido instalar industrias, como la exploración o explotación minera (art. 24), y por último las zonas de controlado uso, en que la ley citada, prohíbe ésta entre otras, la explotación minera y de hidrocarburos. En esta categoría, se determinará los tipo y modo de explotación, otorgando los permisos y concesiones respectivas (art. 25, ley 6..045) (el concepto de la norma no es textual). Esta ley da el concepto de Área Natural protegida (art. 1 y sgtes.). En las mismas el accionar humano está subordinado en ese nci a a la conservación. A ello cabe agregar, que si hay explotación, se debe evitar, lo cual implica prevención, por los medios adecuados, el impacto ambiental, para las zonas que no forman parte de ella. La citada ley tiene primacía 139 sobre el Decreto n° 9/80 y por ello, el acceso a la explotación petrolera que propone Y.P.F., requiere de la necesaria delimitación del Área Natural Protegida, para que se satisfagan las exigencias de la ley provincial nº 6.045/93 (fs. 401vta.). El art. 78 de la ley 6.045, en el inc. a) sólo se limita a establecer cuáles son las Áreas Naturales protegidas, a la fecha de su promulgación, indicando “Reserva Fáunica Laguna Llancanelo” (D 9/80), pero de modo alguno del art. 78, inc. a) se advierte que, el mentado decreto, sea aplicable para llegar a autorizar la exploración y explotación de recursos renovables. Es decir, a riesgo de ser redundante, el decreto 9/80, es o debe estimarse aplicable para los límites de la Reserva, por ello se lo cita en el art. 78, inc. a) de la ley 6.045, pero no para que por su invocación, se puedan explotar los recursos naturales no renovables, ubicados en el Área de Reserva. El texto del art. 7º del Decreto 9/80, es opuesto no sólo con el texto, sino que más allá de la interpretación literal, es contrario con la finalidad de la ley citada, que especialmente pormenoriza las normas que deben observarse para las Áreas Naturales Protegidas. De a h í que es claro que el art. 82 de la ley 6.045, deroga toda norma que se oponga a la presente, “con excepción de las enumeradas en el art. 78,...” Este artículo se limita a individualizar las Áreas protegidas, entre ellas la Reserva de Llancanelo. Sólo no se deroga del D 9/80, la referencia que hace como Área Natural Protegida a la Reserva Fáunica 140 Jurisprudencia de Mendoza Laguna Llancanelo y nada más. La Ley 6.045, es evidente que sustenta un criterio opuesto al viejo decreto, debiendo atenerse a ella, en todo lo referente específicamente, a la gestión, como al manejo de las Áreas Naturales Protegidas (ANP). Hay un nuevo rostro en materia del Derecho de Daños. Los gravísimos ataques a que está expuesto el medio ambiente, ponen en serio riesgo como ya se ha dicho, el futuro de las próximas generaciones, y hay deber de evitarlo. Lo dice el art. 41 C.N. (reforma 1.994), y también la ley 6.045 propende al beneficio de tales generaciones futuras. Más claro: en este campo, ya el reparar no tiene alcance. Indemnizar no es suficiente. Es necesario tomar primero medidas preventivas, para evitar, valga la redundancia, la consumación no reparable de los daños. El deterioro del medio ambiente, una vez producido, no tiene remedio. En la ciudad de Mendoza, a doce días del mes de Septiembre de dos mil tres, reunidos en Sala de Acuerdo los Dres. Ricardo Catapano, Ana María Viotti y Alfonso Boulin, trajeron a deliberación para resolver en definitiva, la causa nº 80.866/36.237, caratulada: “ASOCIACIÓN OIKOS RED AMBIENTAL C/ GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE MENDOZA”p/AMPARO, originaria del Décimo Quinto Juzgado Civil, Comercial y Minas, de la Primera Circunscripción Judicial, venido en apelación contra la resolución de fs. 391/402 del 31/07/2003. De conformidad con lo ordenado en el art. 160 de la Constitución Provincial, planteándose las siguientes cuestiones a resolver: 1º. Cuestión: ¿Es nula la sentencia? 2º. Cuestión: En caso de no serlo, ¿es justa?. 3º. Cuestión: Costas. Practicado el sorteo de ley arrojó el siguiente orden de votación: Dres. Ricardo Catapano, Ana María Viotti, Alfonso Boulin. A la primera cuestión, el Dr. Catapano dijo: 1.- No se deja de observar que en especial Y.P.F. S.A., y el Poder Ejecutivo Provincial consideran al fallo como nulo, ya sea por, omisión o fundamentos de extrema generalidad. Esta Cámara, sólo admite la nulidad cuando hay ausencia total de fundamentos, conforme al criterio de Palacio “Derecho Procesal Civil V, pág. 144, parág. 152 in fine, lo que aquí no se advierte. Más aún tampoco se admite, cuando es susceptible de repararse por la apelación, que si prospera revoca en su caso la sentencia. Ver obra y tomo Jurisprudencia de Mendoza citado, pág. 145, punto b. Conforme entonces al art. 141III-C.P.C., se rechaza este planteo, que se examina primeramente. A la Primera Cuestión, el Dr. Catapano votó por la Negativa. Los Dres. Ana María Viotti y Alfonso Boulin, por sus fundamentos adhieren al voto que antecede. A la Segunda Cuestión el Dr. Catapano dijo: 1.- Que a fs. 406/410 vta.; 412/434 vta., y 435/440 vta., formulan agravios Fiscalía de Estado, Y.P.F. S.A. y Poder Ejecutivo de la Provincia. Tienen similitud en esencia. Consideran que se parte de interpretaciones contrarias a la legalidad, que no se tiene en cuenta el decreto ley 9/80, no derogado por la ley 6.045, que la primera prevalece por ser ley especial. Que se han cumplido todas las etapas del procedimiento ambiental, para que se dicte la declaración de impacto ambiental. Que la Misión Ramsar, se refiere a los límites Biológicos y no coincide con la delimitación del decreto 9/80 y se refiere al Sitio Ramsar. Que no se demuestra la insuficiencia de los estudios. Que no fue temporánea la presentación del amparo. Que la cuestión de fondo es la 141 aplicabilidad o no de la prohibición dentro de los A.N.P., y la existencia o no de vicios procedimentales en la evaluación. Que se altera el régimen del amparo, que no es ámbito natural del error o no de las opiniones. Que se incorpora irregularmente prueba. Que se confunden los límites biológicos con los legales. Que se trata de un amparo dado por las “dudas”. Que se debe atender a los presupuestos del Amparo-Ambiental. Que no hay ilegabilidad. Que ha tenido el amparista intervención en el trámite. Q u e es ex t re m a l a interpretación de la legislación reglamentaria del art. 41 C.N. Que el aspecto preventivo de la ley 6.045, se ha asegurado, conforme al procedimiento legal. Que no se ha suspendido o derogado el art. 7 del decreto 9. Que no hay peligro de daño cierto, irreparable. Que la presencia de hidrocarburos, no permiten inducir que hay contaminación. Que los límites no son inciertos. Que se cumple con la acción preventiva. Que no se precisa cuál era el 142 Jurisprudencia de Mendoza vicio legal. Se pide se haga lugar a las apelaciones con costas. Se formula Reserva de los Recursos ordinarios y extraordinarios que corresponden. 2.- A fs. 445/450, se contesta y se pide se confirme la sentencia con costas. 3.- Sobre las apelaciones de fs. 406/410 vta., 412/434 y 435/440 vta., de Fiscalía de Estado, Y.P.F. S.A. y Poder Ejecutivo de la Provincia. a.- Los agravios guardan entre sí, básicamente similitud, por lo que cabe tratarlos en forma conjunta con la salvedad de que Y.P.F. S.A., reitera el planteo de extemporaneidad de la acción de modo claramente expreso a fs. 418 vta., y sgtes. Al respecto, esta Cámara, atento al bien jurídico que trata de resguardar el amparista, consideró que era admisible la acción intentada, aunque se haya demorado en el tiempo (ver en especial fs. 383 vta./384 de autos). Tal temperamento en el caso es el que a nuestro entender correspondía aplicar, criterio que se mantiene. Allí se dijo que: “Así, se afirma la idea de jerarquización del amparo ambiental, no convirtiéndose en vasallo de ningún señor procesal”, constituyendo una garantía fuerte que sirve para una nueva comprensión de tutela judicial en relación a bienes de mayor trascendencia (MorelloVallefin, “El Amparo, Régimen Procesal”, 1.998, ed. Plantense, fs. 384). b.- En cuanto al planteamiento de fondo, es bueno recordar, que el amparista entiende sin cortapisas que debe regir la ley Nº 6.045 del año 1.993, sobre las Reservas Naturales que establece categorías de manejo, sujetas a encuadrarse en zonas calificadas como intangible (art. 22), no afectadas por el hombre, restringida (art. 23), cuyo estado natural sólo puede alterarse, en forma mínima, estando prohibido instalar industrias, como la exploración o explotación minera (art. 24), y por último las zonas de controlado uso, en que la ley citada, prohíbe esta entre otras, la explotación minera y de hidrocarburos. En esta categoría, se determinará los tipo y modo de explotación, otorgando los permisos y concesiones respectivas (art. 25, ley 6..045)( el concepto de la norma no es textual). Esta ley da el concepto de Área Natural protegida (art. 1 y sgtes.). En las mismas el accionar humano está subordinado en esencia a la conservación. A ello cabe agregar, que si hay explotación, se debe evitar, lo cual Jurisprudencia de Mendoza implica prevención, por los medios adecuados, el impacto ambiental, para las zonas que no forman parte de ella. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta aquí. c.- Los recurrentes en sus agravios, con menor o mayor extensión, consideran que el decisorio no advierte, que hay que regirse por el decreto nº 9, del año 1.980; en cuanto admite que se exploten los recursos naturales no renovables, aunque estén dentro de la Reserva. Es verdad que ello lo había previsto el decreto 9/80, específicamente en el art. 7. Pero no es a nuestro entender acertado manifestar, que existió tal inadvertencia por el A-quo. Se lo tuvo en cuenta, lo que aconteció y con razón, es que la sentenciante señala que las normas que dan acceso a la explotación petrolera que propone Y.P.F., requieren de la necesaria delimitación del Área Natural Protegida, para que se satisfagan las exigencias de la ley provincial nº 6.045/93 (fs. 401 vta.). Es decir, da primacía acertadamente a la ley citada. Tampoco es agravio acertado que siendo el decreto 9/80 aplicable para los límites de la Reserva, no se lo admite para autorizar la explotación y exploración de recursos no renovables, al seguir en vigencia. 143 Es infundado el agravio, porque el art. 78 de la ley 6.045, en el inc. a) sólo se limita a establecer cuáles son las Áreas Naturales protegidas, a la fecha de su promulgación, indicando “Reserva Fáunica Laguna Llancanelo” (D 9/80). De modo alguno del art. 78, inc. a) se advierte que, el mentado decreto, sea aplicable para llegar a autorizar la exploración y explotación de recursos renovables. Ello no surge del art. 78 de la ley 6.045. Es decir, a riesgo de ser redundante, el decreto 9/80, es o debe estimarse aplicable para los límites de la Reserva, por ello se lo cita en el art. 78, inc. a) de la ley 6.045, pero no para que por su invocación, se puedan explotar los recursos naturales no renovables, ubicados en el Área de Reserva. El texto del art. 7º del Decreto 9/80, es opuesto no sólo con el texto, sino que más allá de la interpretación literal, es contrario con la finalidad de la ley citada, que especialmente pormenoriza las normas que deben observarse para las Áreas Naturales Protegidas. De ahí que es claro que el art. 82 de la ley 6.045, deroga toda norma que se oponga a la presente, “con excepción de las enumeradas en 144 Jurisprudencia de Mendoza el art. 78,...” Este artículo se limita a individualizar las Áreas protegidas, entre ellas la Reserva de Llancanelo. Sólo no se deroga del D 9/80, la referencia que hace como Área Natural Protegida a la Reserva Fáunica Laguna Llancanelo y nada más. La Ley 6.045, es evidente que sustenta un criterio opuesto al viejo decreto, debiendo atenerse a ella, en todo lo referente específicamente, a la gestión, como al manejo de las Áreas Naturales Protegidas (ANP). De ahí que las apreciaciones idénticas tanto de la demandada, como de la Fiscalía de Estado, sobre primacía de la ley especial (en realidad decreto) de fs. 436 y sgtes., y de fs. 407 y vta., en el caso presente se deben rechazar. El recurrente de fs. 423 vta., (Y.P.F.), que es la más extensa de las apelaciones, es de la idea de que la ley 6.045/93, se deberá considerar que es aplicable a partir de que sean aceptados los planes de zonificación de las áreas pertinentes. Se entiende que el planteo es desacertado. La Ley 6.045/93, existe y debe aplicarse, aún no aceptadas tales zonas. Por ello es que rige el art. 25 (Área de uso controlado), y la norma ya vista, prohíbe sin duda la explotación de hidrocarburos, entre otras, además de la minera, debiendo en todo caso expedirse la autoridad de aplicación. El agravio se desestima. La ley de marras, no se puede dudar, atiende al interés público en forma expresa. Ya se aprecia ello en los arts. 1 y 2, como en el art. 5º, que trata de los objetivos generales, y así lo proclama el art. 3 que dice: “Las Áreas Naturales Protegidas y sus recursos, constituyen un patrimonio natural de fundamental valor cultural e importancia socio económica, por lo que se declara de interés público su conservación”, debiendo por tal interés público el Poder Ejecutivo, y el órgano de aplicación, velar por tal fin, de conformidad al cuerpo normativo (art. 4ª y cons.). Desde luego que no puede obviarse que en 1.994, en ocasión de reformarse la Constitución Nacional, el art. 41, establece la preservación del medio ambiente, no debiendo las actividades productivas, comprometer las de las generaciones futuras, estableciendo el deber de preservar el medio ambiente. Cabe volver a resaltar, la importancia de las medidas preventivas. En base a la ley fundamental, existe sobre el tema a la cual se deben adecuar las Provincias, la ley 25.675, teniendo nuestra Provincia la ley Nº Jurisprudencia de Mendoza 5.961, conocida como Ley General del Ambiente, que indica como previo a la explotación, que se dicte la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Para los apelantes, se ha satisfecho el fin tuitivo de la ley 6.045, de acuerdo a las previsiones de la ley 5.961. De ahí, que las recurrentes, afirman que la Resolución nº 190/2.003, del Ministerio de Obras y Medio Ambiente ha respetado las exigencias legales, y por consecuencia el interés público que se busca preservar. Hay documentación que presentara la petrolera, en el expediente nº 40-D-02-03840. Y en tal expediente, Saneamiento y Control Ambiental, pidió a Catastro concretamente la mensura de la zona que corresponde a la Reserva, fundada en especial la solicitud, en la ley 6.045/93. El plano es presentado por Y.P.F., en el 2.002, con el deslinde entre el área de explotación y la línea de ribera de la laguna. Tal tarea, se la considera por los funcionarios, como de utilidad (nota fs. 46 del expediente citado), pero ello no significa que pueda entenderse que se le adjudique, como definitiva, para saber los límites de la Reserva, faltando el dictamen del 145 órgano competente, como lo expone Catastro a fs. 3, en el expediente, recalcando la necesidad de la concreción de una mensura oficial, que determine la línea de ribera de la Reserva de la Laguna Llancanelo, señalando quiénes deben confeccionar las mensuras administrativas. Tal solicitud, es reiterada conforme nota que glosa a fs. 50/51 del expediente nº 40-D-02-03840, omisión que no se advierte subsanada. De ahí que el fallo destaca que la insuficiencia de los planos, no dan la convicción de que el lecho del humedal no será lugar de tarea de exploración y explotación, que precisamente autoriza la resolución nº 190/2003, que es la que ataca el amparista. Las exigencias en materia ambiental, no pueden obviarse de modo alguno, debiendo partir de la propia Constitución Nacional que consagra como ya se ha visto el derecho a un ambiente sano, puntualizando que si bien se deben satisfacer las necesidades presentes, no se deben comprometer las de las generaciones futuras, aspecto que ya se ha tratado. Ello es también previsto en las leyes 5.961-art. 1º, como en la 6.045art. 2º, inc. a y b. Las deficiencias en el procedimiento, para llegar a la 146 Jurisprudencia de Mendoza declaración de impacto ambiental, son palmarias, por lo que mal se puede sostener que el trámite ha sido regular, y que satisface una prevención razonable, de que pueda producirse un daño ambiental. Equivocada idea de lo fundamental que es la prevención del daño ambiental, y errónea conclusión de que el procedimiento ha sido regular. Ya se ha indicado por las pruebas existentes, que el trámite fue irregular. En lo que hace a la prevención del daño ambiental, que tiene jerarquía constitucional parece que se interpreta que es suficiente para tal objetivo, una prevención razonable, conforme al procedimiento observado. Al margen de que el A-quo sí advierte formalidades incumplidas (fs. 399 in fine y 399 vta.), que van contra la finalidad del legislador, su postura no es como se sostiene, de que ante la duda, concedo el amparo, o que lo concede por las dudas (fs.451 vta. de autos). Es respetable la disconformidad, prueba de ello son las apelaciones pero ello no significa que les asista razón. Es a nuestro entender innegable, y ya ha sido expuesto que no hay una mensura legal del Área Natural Protegida, es decir una mensura administrativa concretada por el órgano competente. El fallo lo señala, partiendo, de que no hay planos reconocidos de zonificación que indiquen la categoría del terreno en el que se habilita la explotación (fs. 400 vta., de autos). No se observa tampoco en el pronunciamiento, el que se ha examinado como corresponde exhaustivamente, que diga que los límites biológicos coinciden con los legales. Desde luego que estaría mal si lo hubiera expresado, ya que legalmente, no hay determinación de los límites del ANP, por lo que también hay falta de certeza sobre si los pozos autorizados están o no dentro del ANP. Entonces no es un amparo concedido por las dudas. Tampoco se estima aceptable, que el amparo no es la vía idónea. Ante tales omisiones, que implican deficiencias en el trámite, el amparo n o aparece co m o i n st i tu t o inapropiado. Más aún cuando lo recepta el art. 43 de la C.N. (Reforma de 1.994), que lo identifica como “Acción de Amparo”, y que permite al Juez declarar la inconstitucionalidad de la norma. En parte pertinente dice el art. 43 C.N.: “Podrán interponer esta Jurisprudencia de Mendoza acción contra cualquier forma de discriminación, y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente,..., así como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo, y las asociaciones que propendan a esos fines, registrados conforme a la ley...” Aún si existiera otro remedio, o sea otra vía, debe prevalecer conforme a la interpretación del art. 43 C.N. (Reforma 1.994) el Amparo, al no presentarse otra como más eficaz. Ver entre otros a Alicia Morales Lamberti, “Derecho Ambiental”, Doctrina JurisprudenciaLegislación, Alveroni Ediciones, 1.999, pág. 129-7.6. Los agravios hasta aquí vistos se deben rechazar. Se objeta la apreciación que hace el A-quo sobre la prueba rendida, entre ellas las testimoniales, cuya versación no se pone en duda, al margen de que sean empleados de la demandada (recurrente). Al respecto, no puede dejarse de tener en cuenta, un aspecto que está presente y no se lo puede olvidar. La Sentencia en parte pertinente hace una acotación que se comparte y es de suma importancia, para llegar a la Admisión del Amparo. Dice al respecto: “...no creo que la adecuada ilustración sobre los aspectos implicados pueda partir de la 147 incertidumbre los límites del terreno que se pretende proteger. Vuelvo con ello a este aspecto antes tratado, para resaltar que las declaraciones hacen sus aseveraciones sobre la base de un hecho incierto: que el proyecto petrolero no toca el área reservada...”. Señala al respecto algunos testimonios y agrega: “Como ya advirtiéramos, no existen planos reconocidos de delimitación y zonificación que permitan determinar la categoría del terreno en el que se habilita la explotación o no se lo ha tenido en cuenta...”. Tampoco hay dictamen científico que desestime la necesidad de realizarlo”. Más aún, sobre el tema de no otorgar valor decisivo a las testimoniales, que no pueden suplir la inexistencia de planos reconocidos de delimitación y zonificación, que debió estar a cargo de la autoridad pertinente, el mismo geólogo, Aníbal Mansur, que declara a fs. 200, el 3/05/2003, que dice trabajar en Recursos Naturales, y empleado del Gobierno de la Provincia, con toda objetividad, sobre la Reserva Llancanelo, dice a la tercera repregunta, que la mensura no fue terminada, otras sí (Caverna de las Brujas, Telteca, Divisadero Largo), para avanzar en los trámites de expropiación, que eran más 148 Jurisprudencia de Mendoza acuciantes. Agrega que no se priorizó avanzar con eso. Dice que se han hecho mediciones, pero nunca se terminaron los planos, y que no se terminaron nunca de establecer los límites (fs. 200 in fine/200vta. de autos). También a modo de ejemplo para relativizar las testimoniales declara Jorge Marcelo Gunnet, contratado por la Provincia, que con igual objetividad, indica que colaboró en la elaboración de la resolución 190 que otorga DIA (Declaración de Impacto Ambiental), y declara que a su criterio, la resolución no contiene todas la recomendaciones que se aportaron. Manifestaciones no textuales de fs. 201. Como se observa, por más versadas y sinceras que sean las testimoniales, se llega a la misma conclusión del Juez de que no cree que la ilustración sobre los aspectos implicados, pueda partir de la incertidumbre los límites del terreno que se pretende proteger, y que las declaraciones hacen sus aseveraciones sobre la base de un hecho incierto, que el proyecto petrolero no toca el área reservada. Es indispensable, establecer o delimitar la denominada Área Natural Protegida. En lo concerniente a lo que Y.P.F., califica como prueba introducida de contrabando (ver fs. 416), hay que tener en cuenta, que sólo se tuvo presente en cuanto correspondiere el 22/04/2.003, y con fecha de lista el 25/04/2.003. Luego al pedido de desglose de fs. 205, en Mayo del 2.003, se provee “Estése a las constancias de autos”, el 27/05/03, no surgiendo impugnación ninguna a tal proveído, no influyendo en la decisión final, tal presentación. Se objeta también, la opinión del A-quo sobre el principio de prevención en materia ambiental, en cuanto se dispone el comienzo de la actividad peligrosa, cuando se requiere a su entender, que antes deben existir estudios que son imprescindibles para la gestión ecológica. Se coincide con la sentencia, ante la peligrosidad de la explotación del petróleo. Para preservar tal labor de daños, se requiere un instrumento que dentro de lo humano garantice la acción preventiva, planificada antes de la explotación. El plan de manejo, que se le encarga a la Unidad de Gestión Ambiental, en la resolución nº 190, en especial en el art. 4, se limita recomendar las medidas preventivas, necesarias, para el control de riesgos y saneamiento ambientales. Es decir, primero se desarrolla la tarea peligrosa y luego se encarga al Jurisprudencia de Mendoza organismo las medidas preventivas. Debe ser a la inversa, especialmente en materia de prevención de daños que son irrecuperables. Hay un nuevo rostro en materia del Derecho de Daños. Los gravísimos ataques a que está expuesto el medio ambiente, ponen en serio riesgo como ya se ha dicho, el futuro de las próximas generaciones, y hay deber de evitarlo. Lo dice el art. 41 C.N. (reforma 1.994), y también la ley 6.045 propende al beneficio de tales generaciones futuras. Más claro: en este campo, ya el reparar no tiene alcance. Indemnizar no es suficiente. Es necesario tomar primero medidas preventivas, para evitar valga la redundancia, la consumación no reparable de los daños. El deterioro del medio ambiente producido no tiene remedio. Y el fallo da un caso, que podría repetirse a falta de una acción preventiva, no posterior. Existió inobservancia, en lo que se refiere al origen de la contaminación en el pozo de agua Nº 1. Es verdad que el testigo Álvarez a fs. 148 vta., considera que no hay que preocuparse por la contaminación, pero pese a ser ingeniero químico y haber intervenido en el proceso de 149 estudio, no conoce el origen de la presencia del hidrocarburo. Otro antecedente que se suma a la falta de delimitación del Área Natural Protegida, lo que impide satisfacer las exigencias de la ley 6.045. Ello no significa que se ignore lo expuesto en el expediente Nº 513-D-00-0384, fs. 2.391 por Cristian Witten y su testimonio (fs. 182). Sus opiniones diferentes grafican aún más la falta de certeza. No causa preocupación al preopinante, ser redundante, pero no hay una mensura legal del Área Natural Protegida, es decir una mensura concretada por el órgano administrativo competente, y por lógica el fallo no deja de manifestarlo, sin p l an os re co noci dos de zonificación que señalen la categoría del terreno en el que se habilita la explotación (fs. 400 vta. y concs.), lo que también torna en impredecible planificar una acción preventiva de futuros daños. Se acota, que no es compartido el criterio de la petrolera, de que la actora consintió el procedimiento. Sus quejas y oposiciones son muchas. Ver demanda, como fs. 52 vta., 53 vta., nºs 47 al 59 de autos. d.- En conclusión, se propicia que se confirme el fallo de fs. 391/402 del 31 de Julio de 2.003, y que se rechacen las apelaciones de fs. 150 Jurisprudencia de Mendoza 406/410 vta., de fs. 412/434, y de fs. 435/440 vta., de Fiscalía de Estado, Y.P.F.S.A., y del Poder Ejecutivo de la Provincia. A la Segunda Cuestión, voto por la Afirmativa. Los Dres. Ana María Viotti y Alfonso Boulin, por sus fundamentos adhieren al voto que antecede. A la Tercera Cuestión, el Dr. Catapano dijo: Que las costas de alzada se imponen a los apelantes vencidos. (Art. 36-I-C.P.C.). Así voto. Los Dres. Ana María Viotti y Alfonso Boulin, adhieren al voto que antecede. Con lo que se dio por terminado el presente acuerdo procediéndose a dictar la parte resolutiva de la sentencia la que se inserta a continuación. SENTENCIA. Mendoza, Septiembre 12 de 2.003. Y VISTOS: Lo que resulta del acuerdo precedente, el Tribunal RESUELVE: I.- Declarar que el fallo de fs. 391/402 del 31/07/2.003, no adolece del vicio de nulidad. II.- Confirmar la sentencia de fs. 391/402, y rechazar las apelaciones de fs. 406/410 vta., 412/434, y 435/440 vta. III.- Costas de alzada a los recurrentes de fs. 406/410 vta., 412/434, y 435/440 vta., vencidos (art. 36-I-C.P.C.). IV.- Regular honorarios... V.- Tener presente las Reservas formuladas por los apelantes en cuanto por derecho correspondiere. Cópiese, notifíquese y bajen. Fdo.Dr.Ricardo Catapano, Dra. Ana María Viotti, y Dr.Alfonso Boulín. Jurisprudencia de Mendoza ACCION DE AMPARO. Acceso a la justicia. Actos políticos no judiciables. Legitimación activa. Amparo colectivo. Cosa juzgada y ampliación de sus efectos. El acceso a la justicia adquirió vital importancia, para hacer efectivos los clásicos derechos subjetivos y los nuevos modelos de relaciones jurídicas, concebidos al compás del avance de la tecnología y de las relaciones humanas. De poco o nada valen las garantías y las vías idóneas, si el acceso a la justicia se bloquea en perjuicio de quien pretende su uso, y se le deniega la legitimación; el derecho de acceso a la justicia no tiene desarrollo eficaz y pleno, si la legitimación del sujeto que promueve tal acceso no se halla en disponibilidad suficiente. Por este motivo, en una sociedad abierta debe existir un real acceso a la justicia, cuyo vértice consiste en una amplia legitimación procesal, como verificación del plano prescriptivo de la democracia. Cuando existe un sistema de control judicial de constitucionalidad hay que reivindicar como principio, que toda cuestión constitucional que se plantea ante tribunal competente debe tenerse por justiciable a los fines de resolver la citada cuestión. Con esto estamos expresando nuestra total discrepancia con la teoría y la jurisprudencia de las cuestiones políticas no judiciables, que al sustraerlas del control cercan una ínsula a la que la fuerza normativa no alcanza a penetrar" Al analizar el concepto, la 151 naturaleza y los medios jurisdiccionales de protección de los derechos de incidencia colectiva en general, no podemos hacerlo desde la óptica del clásico modelo de "Estado liberal", porque incurriríamos en un desgastado anacronismo. En la actual dimensión constitucional argentina, la añeja clasificación tripartita de las situaciones jurídicas subjetivas (derecho subjetivo, interés legítimo e interés simple), y su respectiva protección jurisdiccional o administrativa, se tornan insuficientes para hospedar las nuevas relaciones sociales colectivas". Los efectos de la sentencia de un amparo colectivo alcanzará a los afectados que no se han presentado en el proceso siempre que la sentencia los beneficie. Ejemplo de ello fue la solicitud efectuada al Poder Judicial para que establezca rampas para los discapacitados habiendo promovido el amparo la Asociación por los Derechos Civiles . Juzgados Civiles Expte. n° 144.490, "S.U.T.E. en j: S.U.T.E. y ots. c/Gobierno de la Prov. de Mendoza p/Acc. de Amparo p/Ejec. Sent." Mendoza, 23 de octubre de 2003. Noveno Juzgado. Y VISTOS: Los llamamientos de Autos para Resolver de fs. 17.695 respectivamente, en los arriba intitulados, y de los que, 152 Jurisprudencia de Mendoza RESULTA: I.- Que a sub fs. 14.195/14.199 vta. se presenta el Sr. Gustavo Ernesto Maure en su carácter de Secretario General del S.U.T.E. en nombre y r ep res en t aci ó n d e d os m il cuatrocientos cincuenta y seis (2.456) docentes afiliados al S.U.T.E. a efectos de ejecutar la sentencia recaída en los autos N° 142.921 caratulados "S.U.T.E. y ots. Gobierno de Mendoza s/ Acción de Amparo", manifestando que en tiempo y forma viene a ejecutar tal sentencia y que oportunamente se entregue a cada uno de sus mandantes las sumas de dinero que les corresponde; reservándose el derecho de ampliar la ejecución con respecto a otros docentes afiliados a S.U.T.E., luego que otorguen los respectivos poderes apud-acta al gremio. Aduce, que inicia la etapa de ejecución de sentencia, la que se encuentra ejecutivamente habilitada (título ejecutivo), en mérito a la desobediencia del Ejecutivo provincial al mandato de la sentencia, obrante en el resolutivo II de fs. 280 vta., de conformidad a lo dispuesto por el art. 27 de la Ley de Amparo debidamente notificado a fs. 284 vta., debiéndose tener especialmente en cuenta el efecto devolutivo de la apelación concedida. Acompaña copia de la sentencia y de su respectiva notificación. Considera que la ejecución debe llevarse adelante, no sólo por las características del amparo, de restablecer en forma expedita, rápida y enérgica las garantías constitucionales vulneradas; sino también porque lo retenido son créditos alimentarios, expresamente excluídos de la situación de emergencia, conforme el art. 9°, de la ley 6.975. Cuestiona posteriores leyes presupuestarias que han desconocido las resoluciones judiciales y negado la deuda; circunstancia, que, en situación semejante, no ha hecho el gobierno nacional, en relación a la declaración de inconstitucionalidad del Decreto 896/01 y art. 10 ley 25.453. Objeta el carácter retroactivo que pretenden las últimas leyes presupuestarias frente a los claros términos del art. 3 del Cód. Civil. Luego aporta citas jurisprudenciales y doctrinarias a fin de ilustrar al Tribunal. En síntesis: considera que no se trata de un tema presupuestario, sino financiero, por lo que no son aplicables los arts. 44 de la ley 6754, ni el art. 17 de la 7045, ni el art. 40 de la Cons. Prov.; en razón de lo cual pueden embargarse la cuentas públicas. Por último, se refiere a los alcances del embargo, respecto de los fondos a afectar, apuntando al carácter de "inembargabilidad relativa" de esos Jurisprudencia de Mendoza bienes. Pide un embargo base de $2.500.000., con más los que el Tribunal pueda estimar para cubrir intereses y demás gabelas legales; aclarando, que la medida cautelar debe comprender a los docentes afiliados al S.U.T.E. que se han presentado en este primer pedido. Ofrece y acompaña la prueba tendiente a corroborar sus dichos y funda en derecho su pretensión. II.- A sub fs. 16.182/16.184 vta. se presenta el Dr. Pedro García Espetxe haciéndose parte por la Fiscalía de Estado, acreditando personería y contestando la vista conferida; argumentando fundamentalmente que no resulta procedente la ejecución en los presentes autos, atento que la sentencia aún no está firme; que los accionantes no fueron parte en el pleito donde se dictó la sentencia y que la inconstitucionalidad declarada no tiene efecto genérico. A fs. 16.187/ y vta. se presenta el Dr. César A. Mosso Giannini haciéndose parte por la Asesoría de Gobierno, acreditando personería y contestando la vista conferida, manifestando que viene a oponerse a la medida de embargo dispuesta. A sub fs. 17.695 se llama autos para resolver; Y CONSIDERANDO: 153 "Que no desfallezca la verdad por miedo al poderío". Fuero Juzgo I.- Dice el maestro Augusto Morello (en alguno de sus tantos trabajos) que "es indispensable que un juez cuente con autoridad o coraje moral frente a presiones de los poderes públicos, del acoso de los poderes de hecho y de las fuerzas económicas". Más allá del fuerte deseo de tan distinguido profesor, a quienes en este rincón de la Patria nos ha tocado lidiar con los poderes que menciona, en la convicción de que estamos defendiendo la Constitución y la ley frente a acciones ilegítimas, sólo podemos aportarle, desde la práctica, la verificación de un concepto: que la tarea de los jueces es algo más que "administración" de justicia; y que también es una actitud que va más allá de la "impartición" de justicia (expresión preferida del maestro Bidart Campos); ya que muchas veces nos obligan a "militar" la justicia: con el intelecto y también con todas nuestras vísceras, en un mar crispado de mediatismo y política. No hay, en los tiempos actuales otra alternativa que hacer frente a la circunstancia, tan solo trabajando codo a codo con la honra cotidiana, que nos dice que estamos cumpliendo con nuestro deber. 154 Jurisprudencia de Mendoza II.- Remisión. Ya en esta etapa de la causa, tanto por la parte actora como por la demandada, se reiteran argumentaciones ya vistas y que en su oportunidad fueron exhaustivamente analizadas y resueltas por el Tribunal. Temas como, el acceso a la justicia; actos políticos no judiciables, ampliación de la legitimación activa en el amparo colectivo, concepto de cosa juzgada y la posible ampliación de sus efectos en el tipo de amparo señalado, la cuestión de los efectos en la apelación (suspensivo o no), la desobediencia de la autoridad administrativa, la posibilidad de ejecución y cautelares como el embargo de las rentas públicas y otros temas. Sobr e l as cuestiones antedichas, hago expresa remisión advirtiendo que íntegramente forman parte de estos considerandos- a cuanto se expuso, a su vez, en sus respectivos considerandos, tanto en la sentencia principal; así como a los autos resolutorios de fs. 2.384 a fs. 2.392 vta, inclusive y de Fs. 2.631 a fs. 2.639 vta.; reafirmando todo cuanto se decidió en cada uno de los puntos resolutivos de las resoluciones señaladas; ello en los autos N° 143.893, caratulados: "Asoc. Gremial de Empl. y Func. de Poder Judicial, en J° N° 142.294 "Asoc. Gremial Emp. y Func. del Poder Judicial. Acc. de Amparo. Ej. Sent.". Los capítulos que consigno seguidamente, tienen el propósito de esclarecer aún más los temas mencionados "ut-supra", a la luz de la doctrina y la jurisprudencia más moderna, la que ha tenido un desarrollo notable en los últimos ocho años, luego de la reforma constitucional del 94, abriendo las puertas a un nuevo e importante espacio como es el Derecho Procesal Constitucional. III.- El soporte básico de las garantías incorporadas con la reforma constitucional de 1.994, está constituido por la problemática del "acceso a la justicia", en relación a todos los derechos de incidencia colectiva, contenidos especialmente en artículos como el 41, 42, 43 y otras normas con referencias implícitas; ello, sin olvidar el art. 14 bis de la Constitución Nacional, que la imantó de contenido social en el año 1.957. Pienso que luego de veinte años trascurridos, más los que se avizoran, nos habilitan a los argentinos para que podamos hablar -esta vez en serio- de Democracia. La falta de ejercitación y conciencia democrática nos condujo durante estos últimos años, a obviar, sortear, esquivar mañosamente, la buena costumbre de adecuarnos a un marco jurídico regulatorio emanado Jurisprudencia de Mendoza del pacto social, de por sí, cargado de valores positivos y altruistas; que tienen su expresión en la Constitución de la Nación y las leyes emanadas del Congreso y de las jurisdicciones locales. Sin embargo, estoy seguro, que una gimnasia democrática pertinaz, a la larga dejará sus frutos. "Para poder definir qué es la democracia, Giovanni Sartori parte de una base conceptual que distingue entre democracia en sentido prescriptivo (normativo) y democracia en sentido descriptivo (hechos) (1). La democracia tiene, en primer lugar, una definición normativa, pero de esto no surge que el deber ser de la democracia sea la democracia y que el ideal democrático defina la realidad democrática. Sin la verificación la prescripción es irreal, pero sin el ideal una democracia ni siquiera intenta existir. Ejemplos de esta dicotomía fueron las "democracias" del Este, que configuraron un ideal sin realidad (2). "Para poder desandar el sendero que separa la Constitución formal de la práctica constitucional, uno de los aspectos que emergieron luego de la Segunda Guerra fue la combinación del valor solidaridad con la posibilidad real de participación en los asuntos públicos y el control de los gobernantes por parte de las personas. En este esquema, el acceso a la justicia (3) adquirió vital 155 importancia, para hacer efectivos los clásicos derechos subjetivos y los nuevos modelos de relaciones jurídicas, concebidos al compás del avance de la tecnología y de las relaciones humanas. De poco o nada valen las garantías y las vías idóneas, si el acceso a la justicia se bloquea en perjuicio de quien pretende su uso, y se le deniega la legitimación; el derecho de acceso a la justicia no tiene desarrollo eficaz y pleno, si la legitimación del sujeto que promueve tal acceso no se halla en disponibilidad suficiente (4) (5) ". La nueva fe en la sociedad abierta (6) se manifestó en el humanismo, o sea, en la fe en la razón humana, la justicia igualitaria y el amor a la libertad. Por este motivo, en una sociedad abierta debe existir un real acceso a la justicia, cuyo vértice consiste en una amplia legitimación procesal, como verificación del plano prescriptivo de la democracia.. Los egoísmos, los reduccionismos, las interpretaciones de los ventrílocuos del poder, sobre el acceso a la justicia, que reniegan del espíritu y de la letra de la reforma constitucional y estrangulan la vigencia de los derechos que se basan en la solidaridad, conducen a una visión de sociedad cerrada y obscurantista, cuya única respuesta a las necesidades actuales consiste en viejos y 156 Jurisprudencia de Mendoza restrictivos modelos. En una sociedad democrática, el disfrute y la protección de los bienes colectivos acrecientan la participación y el control ciudadano sobre "la cosa pública", así como también permiten alimentar la apertura de la sociedad, o bien arribar a una sociedad más abierta y, por ende, más alejada de las posturas cerradas o totalitarias" (7). "La primera conclusión a la que arribamos consiste en afirmar que, al analizar el concepto, la naturaleza y los medios jurisdiccionales de protección de los derechos de incidencia colectiva en general, no podemos hacerlo desde la óptica del clásico modelo de "Estado liberal", porque incurriríamos en un desgastado anacronismo. En la actual dimensión constitucional argentina, la añeja clasificación tripartita de las situaciones jurídicas subjetivas (derecho subjetivo, interés legítimo e interés simple), y su respectiva p r o t ecci ó n j uri s di c c i o n a l o administrativa, se tornan insuficientes para hospedar las nuevas relaciones sociales colectivas" (8) . "La comprensión de la figura debe hacerse, ahora, desde la Constitución Nacional y también desde el justiciable en la tendencia originaria ("Siri" y "Kot"). Fluida, abierta, funcional y acorde con su connotación de garantía fuerte destinada a suministrar tutela rápida, eficaz y efectiva, sin ser cortesano de otras vías que, de irrumpir, cambian las sustancias de las cosas. El amparo protege de verdad y en tiempo propio, que es el tiempo de la Justicia". Opina Morello: "La constitucionalización del amparo en sus peculiares categorías -el amparo individual y el amparo colectivoconstituye uno de los grandes aciertos de la Reforma de nuestra Ley Fundamental". "Nuestro instituto no es vasallo de ningún otro señor procesal, ni ninguno de ellos está en plenitud de ganarle, por exclusión o referencia, su espacio no es teórico sino concreto y efectivo. Su pleno funcionamiento acuerda racionalidad al juego "El amparo no debe continuar dando batallas de resultados tan inciertos como ha ocurrido en sus últimos años, cuando fue "legalizado". Ahora en su rampa de despegue, se lo ha constitucionalizado". "Los intérpretes, independizándose de cualquier insinuación limitativa que pudiera haberse deslizado en los trabajos de comisiones y debates en el seno de la Convención Constituyente, han de surcar la más favorable flexibilización para que el amparo sirva como medio expedito y rápido de tutela plena". Jurisprudencia de Mendoza interdependiente de los derechos y de las garantías en el marco de la forma republicana de gobierno y de los principios del Estado de Derecho seguridad jurídica de por mediodeber que incumbe a los jueces preservar (Fallos 242:501). "En la Provincia de Buenos Aires, las conclusiones sentadas cobran todavía más intensidad al insertarse con nitidez en el Modelo de Acceso a la Justicia que ha consagrado el artículo 15 de la Constitución local, jurada el 19 de setiembre de 1.994. conforme al cual la Provincia asegura la tutela judicial continua y efectiva, el acceso irrestricto a la Justicia y el deber de que los jueces decidan las causas en tiempo razonable, con el agregado básico -del que son destinatarios precisamente los jueces, todos ellosde que no podrán interpretarse las garantías, sino en la amplitud que emana de su propio texto y sin otras restricciones que las referidas normas permiten, pues darle otro alcance que prive a los ciudadanos de contar con ellas, será inconstitucional y no podrán ser aplicadas por los jueces (art. 57, Cód. Prov.)". "Modelo, en la inspiración, impulso y vivencia constante de Mauro Capelletti, persigue con 157 igualdad y para todos "abrir camino": a) en pro del acceso; b) en pro del reconocimiento de nuevas legitimaciones activas; c) en pro del constitucional, y proceso justo d) en pro de una justicia de resultados efectivos."...será empresa prioritaria remover los obstáculos de hecho, de matíz sociológico: Pobreza, discriminaciones o los interiores del litigio: el abuso del ritual procesal garantista, etcétera, que impiden a los ciudadanos -a toda persona- la efectiva utilización del amparo conforme a su reinstalación constitucional: garantía de tutela efectiva". "Para que este mensaje cobre intensa vida real y no mera promesa constitucional, los operadores abogados y jueces- deberemos probar: "que no hay derechos sin garantías ni garantías sin Constitución, ni Constitución sin división de poderes, ni división de poderes sin participación. En forma aún más breve: no hay derechos individuales sin la voluntad ciudadana de defenderlos" (9) . Y agregamos, de un Poder Judicial independiente y con coraje civil (10) - (11) . IV.- La división de poderes hace a la forma republicana de 158 Jurisprudencia de Mendoza gobierno tratando equilibradamente de que el poder quede concentrado en pocas manos para lo cual lo distribuye en distintos órganos como el Poder Ejecutivo, Legislativo y el Judicial, cada uno con una esfera de atribuciones específicas, según la clásica teoría de Montesquieu. "El principio de la división de poderes no debe interpretarse en términos que equivalgan al desmembramiento del Estado, de modo que cada uno de sus departamentos actúe aisladamente, en detrimento de la unidad nacional, a la que interesa no solo la integración a las provincias y la Nación, sino también el armonioso desenvolvimiento de los poderes nacionales. En definitiva se trata de sostener la "armonía constitucional y el orden público" . (12) (13) (14) Se ha dicho que los Jueces se encuentran facultados para revisar una actividad que es inconstitucional aún cuando el acto pueda ser considerado político. Lo que ocurre es que una cosa es una cuestión política y otra diferente el asunto o cuestión que está regida por el derecho político (15). El administrativista Cassagne, apunta con claridad a la cuestión del amparo y los actos políticos. Al respecto dice:" La pretensión de todas las Administraciones Públicas y de algunos Tribunales de crear una especie de reserva de discrecionalidad a favor de la Administración insusceptibles de revisión judicialimplica otorgar a ésta un formidable privilegio en detrimento de los particulares que pueden dejar a estos indefensos e inermes frente a las injusticias que, en todas partes del mundo, han cometido y cometen los funcionarios públicos. Una inmunidad jurisdiccional semejante operaría como escudo cuya principal función consistiría en soslayar el juzgamiento de ciertos actos de los gobernantes o agentes públicos cuando éstos actuasen fuera de la justicia y del derecho y esta circunstancia es precisamente la que viene a justificar la más amplia revisión judicial de los actos dictados en el ejercicio de poderes discrecionales ... Y en un verdadero estado de justicia los jueces no pueden abdicar su potestad para controlar con eficacia el ejercicio de poderes discrecionales ya que la independencia del Poder Judicial es precisamente la que garantiza que los órganos administrativos no utilicen aquellos poderes en perjuicio de los particulares y de los intereses públicos" (16). Como dice Silvia Beatriz Díaz no basta entonces la existencia de una cuestión política para excluir el Jurisprudencia de Mendoza control jurisdiccional. Es necesario analizar si los efectos de esa cuestión dependen de la interpretación y aplicación de normas y confrontarlos con la garantías constitucionales para decidir si ellas han sido vulneradas. En esos supuestos es deber del Juez efectuar el contralor, por cuanto es indudable la existencia de un caso o controversia judicial. (17) Si esas garantías constitucionales aparecen manifiesta y arbitrariamente vulneradas y se dan los demás presupuestos para la admisión de la acción de amparo, el art. 43 de la Constitución Nacional es aplicable y el Juez deberá reestablecer la garantía conculcada. La razón de ser del amparo no es someter a la vigilancia judicial el desempeño de los funcionarios y organismos administrativos, sino proveer el remedio intentado contra la arbitraria violación de derechos reconocidos por la Constitución Nacional. Ni el control del acierto con que la administración desempeña las funciones que la ley le encomienda válidamente ni el racional ejercicio de las atribuciones propias de la autoridad administrativa son bastantes para motivar la intervención judicial por vía del amparo, en tanto no medie arbitrariedad por parte de los organismos correspondientes. (18) 159 Finalmente, "cuando existe un sistema de control judicial de constitucionalidad hay que reivindicar como principio, que toda cuestión constitucional que se plantea ante tribunal competente debe tenerse por justiciable a los fines de resolver la citada cuestión. Con esto estamos expresando nuestra total discrepancia con la teoría y la jurisprudencia de las cuestiones políticas no judiciables, que al sustraerlas del control cercan una ínsula a la que la fuerza normativa no alcanza a penetrar" (19) . Se pregunta el mismo autor refiriéndose a la ampliación del control judicial de constitucionalidad: "Será el manido "gobierno de los jueces". Si lo es con el alcance que le estamos asignando no representa ni riesgo para el sistema democrático ni detrimento para la división de poderes. Solamente implica la defensa última de la constitución que, si ha de encomendársela a alguien, no ha de ser al parlamento ni al ejecutivo, sino a la jurisdicción constitucional. Esto es así porque si también el parlamento y el ejecutivo, tanto como los demás órganos, deben defender la constitución, es a los órganos de la jurisdicción constitucional a los que les incumbe de modo privativo y excluyente toda decisión final para salvaguarda de la constitución". (20) 160 Jurisprudencia de Mendoza V.- Con el fuerte espíritu docente que lo caracteriza, el profesor Augusto Mario Morello traza una nueva hoja de ruta en relación al amparo constitucionalizado ( 2 1 ) destacando los siguientes caracteres fundamentales: 1) El amparo tiene una Filosofía, que es la del Modelo de acción y pensamiento del Acceso a la Jurisdicción; 2) Tiene una Finalidad: tutela rápida y efectiva de los derechos y garantías fundamentales reconocidas por la Constitución, tratados y leyes; buscando alcanzar la protección de manera expedita; 3) un Modo de funcionar: es alternativa directa y principal (no subsidiaria); lo que marca un retorno al periodo inicial y en el rumbo pretoriano de "Siri" y "Kot"; 4) Categorías: existe el amparo individual (el clásico); y el amparo colectivo, que tutela los derechos de incidencia colectiva; 5) la Legitimación Activa para este autor es amplísima "toda persona"; para el amparo colectivo además de las entidades registradas con ese objeto; el Defensor del Pueblo y el Ministerio Público (art. 86 y 120 C.N.); 6) Características: es un sistema autosuficiente, que emana del art. 43 de la Constitución Nacional; 7) son Cargas del actor: argumentar y acreditar prima facie -de existir- la preferencia por un procedimiento mejor (más idóneo) que el propio amparo; no teniendo que competir éste con las vías ordinarias; 8) Procedencia: el amparo procede por igual contra actos del sector público (autoridades) y de privados (particulares, grupos económicos); 9) D e c l a r a c i ó n d e Inconstitucionalidad: si corresponde, en el amparo se la debe declarar. Ha quedado derogado el tapón del art. 2° Ley 16.986 ("Peralta"); y 10) Propone un Consejo: se debe hacer del amparo un uso responsable sin exorbitarlo de su marco político institucional, si el objeto en debate requiere mayor conocimiento o práctica de prueba más amplia o compleja, el amparo no podrá ser utilizado. VI.- En esta ejecución de sentencia , resulta de interés dejar establecido cómo juega el amparo frente a cuestiones que tengan que ver con los servicios públicos a cargo de alguna repartición estatal o de particulares. Sabemos porque el art. 6, apartado (b), del Decreto Ley 2.589/75 y Ley 6.594/97, se determina una prohibición en cuanto a la admisibilidad de la acción de amparo cuando comprometiera directa o indirectamente la regularidad, continuidad y eficacia de la prestación de un servicio público esencial. Lo mismo dice la ley nacional de amparo. Jurisprudencia de Mendoza Debe quedar en claro que esta prohibición está relacionada a una acción de amparo cuya finalidad se dirigiera de manera directa a comprometer un servicio público. Nada tiene que ver con el objeto propio de los amparos sometidos a mi decisión, que versan sobre el recorte salarial a los empleados públicos y que ya han sido resueltos por el Tribunal. Sin embargo, nunca está de más toda luz que se despliegue sobre esta temática, porque en la etapa de ejecución de sentencia, hemos tocado, en otros expedientes conexos, de manera tangencial e indirecta la cuestión; y de la que involuntariamente puede especularse con una posible confrontación de intereses entre lo dispuesto por un juez para hacer cumplir una sentencia y la posible afectación de algún servicio público. En oportunidad de ordenar el embargo sobre rentas públicas en la causa "Asociación Gremial de Empleados y Func. Judiciales c/Gob. de Mza p/Ejec. de Sent.", tratamos el tema de los servicios públicos y hablamos de la prudencia y de las pautas con que debe ser acogido su tratamiento, por lo que remito a dicha Resolución. Igualmente, resulta de interés 161 advertir sobre este punto, que pueden ser posibles amparos dirigidos original y directamente contra servicios públicos, pese a la prohibición; por supuesto, bajo ciertas condiciones y circunstancias. Por lo menos, así lo han estudiado los autores. Debe tenerse presente que la ley nacional de amparo, al igual que la provincial, incorporan la norma referida a los servicios públicos. Al respecto, Díaz menciona: "A pesar de la prohibición legal, debemos señalar que el art. 43 de la Constitución Nacional no efectúa ninguna distinción al respecto. Tratándose de una norma infra constitucional frente a la cláusula constitucional debe primar ésta. Así las cosas (22) será el Juez quien en definitiva valore la cuestión sabiendo que la prohibición a dejado de tener efecto por imperio de la reforma constitucional de 1.994. Sagüés reputa como inconstitucionales este tipo de normas frente al principio de legalidad y supremacía constitucional que enuncia el art. 31 de la Constitución Nacional, por considerar que estos principios también rigen para la Administración Pública en la esfera de prestación de servicios públicos y en las actividades esenciales del Estado. (23) Lo concreto es que no hay duda que los 162 Jurisprudencia de Mendoza legitimados por el art. 43 de la Constitución Nacional pueden interponer acción de amparo en caso que le sean vulneradas garantías constitucionales mediante una conducta lesiva por parte del servicio público que presta el Estado o las empresa privadas. En definitiva, será el Tribunal quien deba valorar si la admisibilidad de la acción de amparo puede perjudicar la marcha del servicio público afectando a personas ajenas a los amparistas; y en su caso, en qué porcentaje o medida.. Sin que tenga que tenga nada que ver con lo analizado en los párrafos anteriores, como expliqué anteriormente, en la etapa de ejecución de sentencia en los autos que consignaré más abajo, dejé aclarado: que los embargos sobre las rentas públicas podían hacerse y que debían ser trabados de una manera prudente que no impidiera la prestación del servicio; debiéndose tener en cuenta, que tampoco se debe extremar la sensibilidad en relación a una posible afectación del servicio, ya que se puede aducir que la misma siempre se produce por el solo hecho de embargar; ello, aunque fuera en una cantidad muy pequeña; argumento del todo exagerado, que en la realidad impide la eficacia de la justicia. Por eso expliqué en la citada causa N° 143.893, caratulada "ASOC. GREMIAL DE EMPL. Y FUNC. DE PODER JUDICIAL EN J: 142.924 ASOC. GREMIAL EMP. Y FUNC. DEL PODER JUDICIAL P/ACC. DE AMPARO P/EJEC. DE SENTENCIA", fs. 2.384/2.392 y 2.631/2.639 y vta. la necesidad de tener en cuenta una gradualidad o porcentual de afectación, evitando comprometer el servicio en su totalidad, sin perjuicio de que se pueda producir alguna molestia inevitable. Advertimos en su oportunidad, que estas molestias tienen soluciones contables, como surge del art. 12 del la Ley de Contabilidad. Sin duda, que el punto de inflexión tiene que ver conque el monto a embargar signifique un porcentaje razonable, con poca incidencia en el total del presupuestario de la Provincia. Debe también tenerse en cuenta la posibilidad de segmentar el mismo en distintos meses del año presupuestario, si con eso resulta posible traer menos inconvenientes a las finanzas públicas. Pero, en definitiva, la sentencia debe cumplirse sin más trámite. VII.- Otro punto que merece un análisis detallado y profundo es el de la cosa juzgada en los amparos colectivos que dada la cantidad de Jurisprudencia de Mendoza intervinientes y no intervinientes registran una modalidad especial y que la mayoría de los autores argentinos después de la reforma constitucional de 1.994 han optado por darle un sentido propio y particular a este instituto jurídico proveniente de acciones colectivas. Sabemos que la cosa juzgada, debe resguardar el presupuesto básico de la seguridad jurídica que debe regir en todo estado de derecho y cuya finalidad es fundamentalmente política, económica y social; y que esta cosa juzgada responde a la necesidad que el orden y la seguridad jurídica se establezcan en la sociedad, poniendo fin a los litigios y evitando que los debates entre las partes se renueven indefinidamente. La particularidad se presenta, especialmente después de la reforma de la Constitución Nacional de 1.994 y concretamente referido al art. 43 de la misma que aporta un nuevo concepto de cosa juzgada, que deja para otros casos el principio general de que la misma sólo es válida respecto a las partes que han intervenido en el proceso y no alcanzando a aquellas personas que han estado ajenas al mismo; todo lo cual se deriva del principio de defensa en juicio y de la bilateralidad o contradicción (que no es otra cosa que 163 un reflejo del primero).Dijimos, siguiendo a Silvia Adriana Díaz (24), que la particularidad se presenta ahora respecto de los amparos colectivos por cuanto tienden a la protección de un derecho de incidencia colectiva que, como tal, no aparece como atribuido a una sola persona en forma exclusiva. Más aún si se tiene en cuenta que la legitimación no sólo puede intervenir un a f ec ta do, sino ta mbié n asociaciones y el Defensor del Pueblo custodiando el interés de un sector o grupo. Bien se ha señalado que si un proceso se refiere a una cuestión que es exactamente igual a la que afecta a un grupo de personas, no tiene sentido obligar a todos a hacer el mismo proceso, sabiendo que ha de (25) resolverse igual. Se coincide ampliamente -continúa la citada autora- "que los efectos de la sentencia de un amparo colectivo alcanzará a los afectados que no se han presentado en el proceso siempre que la sentencia los beneficie. Ejemplo de ello fue la solicitud efectuada al Poder Judicial para que establezca rampas para los discapacitados habiendo promovido el amparo la Asociación por los Derechos Civiles (26). Sobre este tema, Gordillo afirma que: "La condena colectiva 164 Jurisprudencia de Mendoza debe luego parcelarse y dividirse en la forma que corresponda a cada uno de los titulares de tales derechos subjetivos en el proceso de ejecución de sentencia (27). Debe tenerse presente que ésta ha sido la mecánica seguida por el Tribunal en el principal y en la etapa de ejecución de sentencia, de acuerdo a la construcción jurídica realizada por el Juzgador. También ha dicho la doctrina mayoritaria que si la sentencia perjudica a los integrantes no debe extenderse los efectos a quienes no se han presentado, pudiendo el legitimado iniciar su propia acción, pues no le alcanza los efectos de la cosa juzgada que ha sido desfavorable a la pretensión que ahora esgrime por sí. El senador Eduardo Menem en ocasión de la media sanción del proyecto de ley del amparo nacional, señaló que la norma proyectada significa que si dentro de un conjunto de personas que ven afectados un interés colectivo, una sola de ellas interpone una acción de amparo y la sentencia le es favorable, el resto del grupo puede invocar ese fallo contra el tercero demandado, por razones de economía procesal que se promuevan nuevas acciones. VIII.- "La titularidad de los derechos: el sujeto activo." Maximiliano Torricelli (28), señala el criterio de la mayoría de nuestros constitucionalistas, de hacer inmediatamente operativa la legitimación reconocida a las asociaciones del párr. 2° del art. 43 (C:N:), pese a la falta de dictado de una ley reglamentaria. Algunos exigen ciertas condiciones, otros son más abiertos en materia de requisitos en orden a la registración de estas asociaciones; así como también existen quienes prácticamente no exigen ninguna. La doctrina opuesta reclama para la operatividad aludida, ineludiblemente, la ley reglamentaria y su registro (Barra). Por su parte la Corte Nacional tuvo oportunidad de sentar su criterio en autos: "Asociación de Grandes Usuarios de Energía de la República Argentina c. Provincia de Buenos Aires", donde reconoce como operativa la parte final del párrafo 2° del art. 43 de la Constitución nacional (29). Obviamente, esta discusión se refiere a los derechos contenidos en los arts. 41, 42 y 43 de la Const. Nac., pues la misma cesa y hay concordancia absoluta cuando se trata de asociaciones gremiales registradas (mejor si tienen personería gremial) que actúan en defensa de sus intereses sectoriales de los trabajadores, y que Jurisprudencia de Mendoza ya fueron incorporadas a la Ley Fundamental en la reforma de 1957. Así, se ha reconocido legitimación a asociacion es s i ndi ca les que impugnaban la constitucionalidad de decretos referidos a la flexibilización laboral al entender que "la C.G.T. es una de las asociaciones inscriptas a las que se refiere el art. 43 del texto constitucional, sin que su capacidad representativa estatutaria ni su preexistencia, ni la previsión programática de una ley especial que regulará los requisitos y formas de su organización, puedan serle opuestas como excluyentes de la legitimación que la norma atribuye a aquéllas para deducir acciones como la presente (30) "La temática referida a la titularidad de los derechos no es menor, y reconoce, como todo instituto jurídico, una progresiva evolución en el tiempo. A poco que se analice la Constitución de 1853/60 que en razón de la época de su sanción, participó de las características del constitucionalismo moderno o clásico- se advierte que en cuanto a la mentada titularidad, ha enfocado prioritariamente a las personas como miembros de la sociedad general" "...La reforma constitucional de 1957, en el art. 14 bis, amplió el tema de los sujetos titulares, al adoptar contenidos del 165 constitucionalismo social, y, por lo tanto, reconoció derechos a los hombres como miembros de grupos soci al es. Ingr e s an n u e v o s protagonistas: el trabajador, el empleado público, los gremios y los representantes gremiales"...La reforma constitucional de 1.994 profundizó el camino abierto en 1.957, al asignar titularidad expresa a: Varones y mujeres (art.37), partidos políticos (art. 38), consumidores y usuarios (art. 42), defensor del pueblo y asociaciones que propendan a la lucha c ontr a c ualquie r f orma de discriminación, así como también las que protegen al medio ambiente, a la competencia, al usuario, al consumidor y a los derechos de incidencia colectiva en general (art.43)" (31)... y otros. Mario E. Chaumet y Alejandro A. Menicocci (32), refieren que "Según Silguero Estagnan goza de un amplio reconocimiento en el derecho italiano la distinción en los intereses colectivos y difusos. Los primeros requieren de una mayor concreción dado que están referidos a un grupo con suficiente estructura organizativa para hacer valer ese interés hacia el exterior. En cambio los intereses difusos se refieren preferiblemente a los individuos, o como mucho a formaciones sociales -allo stato 166 Jurisprudencia de Mendoza diffuso- , es decir aquéllas que están todavía en fase de tomar conciencia de sí mismas y de distinción en el seno de la sociedad. Para otros autores la distinción no resulta tan evidente, pues los intereses colectivos, en su acepción más amplia coinciden con los intereses difusos, al no ser otra cosa que los intereses propios de categorías, clases o grupos de sujetos". "Se sostiene que las discrepancias se canalizan en dos tendencias. Para unos autores la diferencia entre intereses difusos y colectivos se deriva de que los segundos se refieren a un grupo o rgan i z ad o. P ara otros, l o fundamental es la indivisibilidad del bien objeto del interés y su utilización simultánea por una pluralidad de personas. Esta última, pese a no ser la tendencia mayoritaria en la doctrina italiana, resulta preferible, debido a que lo fundamental de este tipo de intereses, difusos o colectivos, es su ejercicio a nivel de grupo, y, siempre que se acredite su existencia social efectiva, es indiferente su grado de organización" (33). Quiroga Lavié ( 3 4 ) , refiriéndose a los derechos protegidos por los arts. -entre otros- 41, 42 y. 43, dice: "De una u otra forma , la protección está encaminada a permitir el impulso y la formación de la voluntad social, para hacer posible la conversión de una sociedad pasiva (contemplativa, la califica Hauriou), en un a s oci edad activa y participativa". Daniel Alberto Sabsay al tratar el amparo colectivo (35) menciona que el art. 43 en su segundo párrafo, produce una ampliación del amparo individual o clásico, tanto en los derechos atacados o restringidos como en los sujetos legitimados para su interposición; considerando para una mejor definición de los sujetos protegidos, la opinión de Gordillo. Este autor considera que "la nueva constitución introduce en el artículo 43 los derechos de incidencia colectiva, categoría más extensa de tutela y derecho de fondo que parece destinada a empalidecer la importancia de la previa distinción entre derecho subjetivo e interés legítimo, e incluso del interés difuso. Del mismo modo la amplísima legitimación que existe para denunciar la violación a derechos humanos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos constituye una fuerza expansiva necesaria de la legitimación en el ámbito interno (...) Esa amplia legitimación lleva también, inexorablemente, a que los efectos de la sentencia puedan en Jurisprudencia de Mendoza definitiva ser erga omnes" (Gordillo, 2000:II-3). Del mismo modo se expide en un versado trabajo Alvaro J. D. Pérez Ragone (36) refiriéndose a los derechos de tercera generación o de incidencia colectiva, o como le gusta denominarlos al autor "derechos de incumbencias multisubjetivas". Luego de reseñar Ragone las distintas posiciones interpretativas concluye: "... como se ha dicho precedentemente que cuando se esté en presencia de un peticionante multisubjetivo, pluriindividual, el pronunciamiento será eficaz erga omnes pro utilibus, es decir en la medida del beneficio y de los beneficiados. Agregando finalmente que "cuando la decisión fuera favorable al actor, en virtud de que una pluralidad de sujetos se podrían ver privados o afectados por un proceso en el cual no tomaron parte, es decir los que se encuentran en la misma categoría pero no ingresaron procesalmente, habrá que distinguir: si el pronunciamiento califica de legítimo el acto que el peticionante impugnó como contrario a derecho, la sentencia adquiere el efecto de cosa juzgada erga omnes. Empero, si el pronunciamiento torna improcedente la pretensión por carencia de presupuestos de representatividad, 167 defectos probatorios u otros supuestos en donde no se califique la legalidad del acto procesal. La posibilidad de invocar el individuo los efectos de la sentencia multisubjetiva se sujeta a su opción de someterse a ella. "Las sentencias con efecto erga omnes, por otro lado, no son desconocidas en el Derecho argentino; los argumentos esgrimidos contrarios al reconocimiento de tales sentencias (al menos en relación a la eficacia erga omnes de una sentencia en este caso que anula un reglamento) han sido sostenidos por parte de la doctrina basándose en que: en primer lugar vulneraría la separación de poderes, en segundo lugar el artículo 116 de la Constitución Nacional habla de "causas" y de ello se derivaría el consecuente de restringir los efectos del pronunciamiento a las partes del proceso. Por otro lado, y en tesis que adherimos, están quienes entienden que no se vulnera principio ni lógica constitucional alguna; ello ya fue defendido antaño por autores como G. Bidart Campos y por J.C. Cassagne". Volviendo a Sabsay, en la obra citada anteriormente resulta útil registrar su pensamiento respecto del c onc e p t o d e " As o c i a c i o n e s registradas", dice: "En este punto se impone esperar lo que la ley reglamentaria establezca al respecto. 168 Jurisprudencia de Mendoza En particular, qué exigencias de registración, entre otras, les impone a esas personas para poder constituirse en legitimadas activas de este tipo de acción. En relación con la necesidad previa de una ley que fije el tipo de asociaciones y el modo como deben registrarse, de conformidad con lo establecido en el artículo 43, 2° párrafo, la jurisprudencia ha tendido a abrir con amplitud el acceso de estas organizaciones a la justicia. De modo tal que las ha legitimado aunque la ley a que alude el constituyente no se haya sancionado. Asimismo, se les ha concedido ese carácter tanto a organizaciones del tipo asociativo no gubernamental defensoras del ambiente o de los consumidores o de tipo cívico, entre otras, como así también a organizaciones intermedias tradicionales como son los sindicatos. Inclusive, en algunos casos, el juzgador no se detuvo en el análisis de las características de la asociación accionante, como por ejemplo en "Fauna Marina c/Ministerio de la Producción de la Provincia de Buenos Aires", Juzgado Federal N° II de Mar del Plata (5-896, E. D. del 10-10-97). Es de destacar que en la especie, el amparista no contaba con personería jurídica al momento de la interposición de la demanda" Quiroga Lavié, afirma que "...la historia de los argentinos parece codificada por el andar de los cangrejos". "....ese pequeño animal que camina en sentido inverso del desarrollo constructivo de los tiempos, a contrapelo de los fines manifiestos consagrados en la letra del Preámbulo, al de la Constitución, aparece invariablemente frenando nuestra necesidad de progreso, no solamente de progreso económico, estoy pensando, estoy predicando el progreso ético, el cultural, el de la efectiva realización de los valores jurídicos que deben conjugarse en ese modalizador primero que se llama "Justicia". Una de cal, dos de arena, ese es el cómputo. Primero el consagratorio fallo Ekmekdjian, luego vienen los retrocesos; en el caso Polino la Corte sostiene que el diputado carece de legitimación el procedimiento seguido por el Congreso para sancionar la ley declarativa de la necesidad de la reforma constitucional" (37). La legitimación en sentido amplio en los amparos colectivos a mi juicio se dio con anterioridad a la última reforma en virtud de la existencia de leyes particulares. Esta legislación infraconstitucional puede tener como ejemplos la ley de defensa al consumidor, y la ley de Jurisprudencia de Mendoza asociaciones sindicales 23.551 siendo esta última la que a nosotros nos interesa, especialmente, porque han sido las entidades gremiales quienes interpusieron en forma mayoritaria los a m p ar o s c o n t ra el recor t e gubernamental. Cuando en su oportunidad aceptamos que en el amparo fueran defendidos los intereses sectoriales tanto de afiliados como de no afiliados, lo hicimos con plena conciencia de los fundamentos que aportaban el art. 2 y 3 de la misma y de manera muy especial el art. 31, en nuestro caso, el inciso (a). (38). Específicamente, Humberto Quiroga Lavié (39), le dedica un capítulo a las "acciones representativas de las Asociaciones que agrupan intereses sectoriales de pertenencia individualizada" ( las relator actions). Al respecto dice: "Se trata del poder representativo de as o c iaci ones, como las de profesionales o gremiales, cuyos integrantes están mucho más individualizados que los sectores de consumidores o usuarios, pues no sólo llevan registro de sus componentes, sino que los intereses están referidos a actividades de carácter permanente y ostensible que permiten individualizar a los afectados con mayor facilidad" [...) " De allí que es razonable que la ley reconozca carácter representativo 169 a dichas asociaciones de profesionales o gremiales , cuando los intereses del respectivo sector se encuentran afectados por actos de la Administración o particulares. El grado de afectación del interés social general en estos casos es menor que cuando se afectan intereses de consumidores o usuarios, pero de todos modos se justifica una legitimación a través de lo que se conoce, en el Derecho anglosajón, como "relator actions" . El mismo autor más adelante hace una importante aclaración: "Si en un amparo colectivo interpuesto por una asociación reconocida, se afecta a una ley, el carácter general del efecto erga omnes lo es en razón del ámbito personal de la afectación, pero ello no implica la derogación de la ley, aunque resulte irrazonable que la misma se siga aplicando para el futuro. Ese es el sistema de control de constitucionalidad que rige entre nosotros, que no ha merecido reforma en el nuevo texto constitucional que nos rige.". Pese a que en la resolución en la que hicimos lugar a los embargos peticionados por el gremio judicial, nos explayamos en materia de legitimación, considero oportuno ampliar del fallo que citamos en esa oportunidad, con los fundamentos que 170 Jurisprudencia de Mendoza obran en el voto del Dr. Fernández Madrid ( C.N.Trab., Sala VI del 15 de agosto de 1.996 "Unión Tranviarios Automotor y ots. contra Estado Nacional - Poder Ejecutivo Nacional (Derecho del Trabajo 1.996, B p. 2.101 y sgtes.). "La cuestión que aquí se ventila está directamente ligada con el objetivo propio de las asociaciones sindicales, que consiste en la defensa de los intereses de los trabajadores (art. 2° ,ley 23.551 -DT 1988 - A 802-), entendiéndose que dicho interés comprende todo cuanto se relacione con sus condiciones de vida y de trabajo. De ahí que la acción sindical debe contribuir a remover los obstáculos que dificulten la realización plena del trabajador (art. 3°, ley citada)". "Con este sentido se ha dado a los sindicatos con personería gremial, el derecho exclusivo de defender y representar ante el estado y los empleadores los intereses individuales y colectivos a los trabajadores (art. 31, inc. a), ley 23.551). Este derecho les corresponde como instituciones indispensables de la sociedad, y a través de dicha acción actúan en el plano colectivo el principio fundamental de protección del trabajador, consagrado por el art. 14 bis de la Constitución Nacional en cuanto establece que el trabajo, en sus diversas formas, gozará de la protección de las leyes". "Por tanto la tutela de derechos constitucionalmente protegidos se canaliza a través de la acción sindical gozando la asociación profesional de facultades propias de actuación ante la Justicia cuando -como en el caso de autos- se encuentran en juego derechos de dicha naturaleza". " Debe tenerse en cuenta que en los términos del art. 43 de la Constitución Nacional, toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo -y en el caso no lo hay- contra todo acto de autoridades públicas, que en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por la Constitución, un tratado o una ley. En cuyo caso el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva". "En estos autos los sindicatos actores pretenden salvaguardar derechos e intereses concretos de las categorías de trabajadores que representan, para lo cual -como he dicho más arriba. se encuentran legitimados. y no puede invocarse para impedir dicha actuación la Jurisprudencia de Mendoza necesidad de consentimiento personal de cada uno de los trabajadores afectados, ya que exigirlo en casos como el presente impediría de hecho el ejercicio concreto de la acción sindical en sus aspectos fundamentales, y llevaría a la frustración de derechos más elevados, consagrados por la Constitución Nacional y los tratados internacionales a ella incorporados". En el mismo fallo, resulta interesante también transcribir la opinión de otro de los integrantes de esa cámara, el Dr. Capón Filas, quien refiere: "El apelante descuida que la reforma constitucional de 1994 legitima a las entidades sectoriales debidamente registradas a defender por amparo los derechos de incidencia colectiva (art. 43), con lo que su queja puede ser liminarmente rechazada". "Afirmar la necesidad de que cada uno de los trabajadores representados sindicales otorgase poder a los actores para accionar en su nombre no responde a la realidad, ya que la ley 23.551 no establece ese requisito para que las asociaciones sindicales gestionen el interés sectorial". "La realidad rechaza la linea argumental del demandado, porque 171 todo interesado puede ratificar lo actuado por el gestor de negocios, compareciendo personalmente o actuando en consecuencia". Nereida Brumat Decker (40) considera que las únicas entidades que son "asociaciones sindicales en la plenitud del sentido de la expresión, son aquellas que -habiendo cumplido los requisitos y recaudos exigidos por la norma jurídica pueden ejercer los derechos que enumera el artículo 31 de la Ley 23.551. La autora transcribe un comentario de los Dres. Amanda Beatriz Caubet y Juan Carlos Fernández Madrid: "Este sindicato goza de personería gremial y tiene derechos exclusivos. Entre ellos uno de los más trascendentes, consiste en la representación de la categoría profesional, interviniendo en forma exclusiva en negociaciones colectivas con fuerza obligatoria "erga omnes", es decir, aplicables a todos los trabajadores y empleadores de la rama o sector. afiliados o no a la organización suscriptora (art. 16 inc. 4, ley 14455, art. 30, ley 20615; art. 36, ley 22.105). En el mismo sentido Alejandra B. Giménez (41) se expresa diciendo: "Ahora bien no se me escapa que cuando a través del art. 31 se dispone como derecho exclusivo de las asociaciones con personería gremial la defensa y representación de 172 Jurisprudencia de Mendoza los intereses individuales y colectivos de los trabajadores ante el Estado y los empleadores, el contenido de este texto legal es más amplio que los anteriormente descriptos ya que la posibilidad de aquéllos, el supuesto previsto en el art. 23 inc. a) se limita a los afiliados, dejando fuera de este derecho a los trabajadores no afiliados a la actividad categoría empresa u oficio. En el fallo "Asociación Trabajadores del Estado y Otros c/Estado Nacional p/Amparo, la Cámara Nacional del Trabajo, Sala II (42) dijo que la legitimación estaba dada por el art. 31 inc. a) de la ley 23.551 que reconoce capacidad a las asociaciones sindicales con personería gremial para defender y representar ante el Estado los intereses individuales y colectivos de los trabajadores, lo que las autoriza a adoptar todas las conductas inherentes a la defensa de sus derechos. Este fallo estableció una importante distinción: El art. 22 del decreto PEN 467/88 expresa la necesidad de consentimiento escrito para que la asociación sindical ejerza la tutela del trabajador. Pero la Cámara señaló que este consentimiento comprende solamente situaciones en que están involucrados intereses individuales y no generales del representado. En cambio, como en el caso se trataba de intereses pertenecientes a sujetos determinables no individualizados, ese consentimiento no resultaba necesario (43). En nuestra sentencia, entendimos claramente que no podíamos discriminar entre afiliados y no afiliados, porque con esa actitud sí atentaríamos contra el principio de igualdad (art. 16 C.N.) y contra la mención que del tema hace el propio art 43 (C.N.). Por otra parte, la libertad sindical, se vería violada, si, para defender sus derechos, los trabajadores tuvieran la obligación de afiliarse (Art. 14 bis, C.N. y leyes del derecho laboral colectivo). "En materia de discriminación, la figura ofrece un amplio campo de acción que permite la aplicación en ámbitos diversos de aquellos estrictamente contemplados dentro de los derechos de tercera generación. Así, nos parece que esta consideración puede abrir la legitimación a grupos o individuos que invoquen un interés de resultas de actos u omisiones basados en normas que desconocen de manera arbitraria y manifiesta los derechos fundamentales surgidos de la Constitución y los tratados internacionales sobre todo aquellos que tienen jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22, Const. Nac.). Todo este tipo de transgresiones, en la medida que afecten los derechos Jurisprudencia de Mendoza sociales, políticos, culturales o económicos, pueden traer aparejada la discriminación que afecte a un grupo determinado de personas, sea por su posición económica o social, o por cualquiera de las restantes causales consideradas en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos" (44).. Asimismo Bidart Campos (45) aduce que para acceder a la justicia con eficacia, hace falta que, quien pretende el servicio de justicia "esté legitimado", considerando que el derecho de acceso a la justicia no tiene desarrollo eficaz y pleno si la legitimación del sujeto que promueve no se halla en disponibilidad suficiente", afirmando que, "detrás de la legitimación, conforme al pensamiento de José Almagro Nosete, subyace la real protección de los derechos y, todavía más, la filosofía política y jurídica de un ordenamiento, lo que ayuda a asumir como verdad que los estrangulamientos y negaciones de la legitimación han de ser valorados como otras tantas deficiencias del sistema garantista y del control de la constitucionalidad".... "Puede decirse por eso y sin temor a exageración que el sistema garantista queda anestesiado cuando peca de insuficiencias o reduccionismos en orden a la legitimación". "...es 173 recomendable que los jueces no sean avaros en la disminución de acciones y vías procesales por el solo dato que falten normas que expresamente las establezcan y regulen, ni en el reconocimiento de la legitimación procesal, cada vez que con el despliegue de un activismo judicial prudente pero a la vez elástico y generoso- comprendan que en una situación determinada disponer de un canal y una llave para acceder al servicio de justicia y que el contexto completo de la Constitución ágilmente interpretada brinda holgura para deparar la acción, la vía, y/o la legitimación". "...el nuevo derecho procesal constitucional viene inspirándose en el principio de "in dubio pro actione" que bien comprendido, dilata presunciones favorables a la legitimación y al uso de acciones que de no existir, de ser indisponible para un sujeto y para un caso o de tenerse por inadmisibles, pueden desplazar la situación a la frontera de la privación de justicia. Refiriéndose a la legitimación para la acción de amparo la constitucionalista brasileña Ada Pellegrini Grinover (46) dice que el ejercicio de la acción de amparo colectiva está legislado en el inciso LXX del artículo 5° de la Constitución brasileña. El punto a), 174 Jurisprudencia de Mendoza legitima a los partidos políticos con representación en el Congreso. Esta legitimación es amplia y reconoce como única restricción la no representatividad. El punto b), legitima a las organizaciones sindicales, entidades gremiales o asociaciones profesionales legalmente constituidas con por lo menos un año de antigüedad. nivel de algo mucho más indeterminado como son los intereses difusos, y la posibilidad de su defensa a través de acciones que arrimarían, a lo que se conoce como "acción popular"; mas no, respecto de asociaciones registradas y reconocidas como representantes de una clase o categoría, con aptitud de representar la actividad toda. Todo cuanto se ha consignado en este auto en materia de legitimación nos habla a las claras que el Tribunal desde un principio no dudó en darle a la alocución un sentido amplio, "amplio", dentro de un reconocimiento que comenzó su existencia en 1.957, con la sanción del art. 14 bis de la Constitución Nacional. O sea, el tema no es nuevo, ni ha surgido con la reforma de 1.994. Leyes laborales anteriores a la misma, como se ha afirmado precedentemente, marcaron un derrotero generoso en este tema, que los tribunales del País se encargaron de confirmar. Seguir la discusión, tal como la plantearon la Asesoría de Gobierno y la Fiscalía de Estado de nuestra Provincia, luego de haber agotado exhaustivamente esta problemática, resulta totalmente estéril. IX.- Otro aspecto esencial, relacionado con la eficacia de la sentencia, es el de saber qué efecto se le va a dar a la apelación. Concretamente si la misma se concederá con un solo efecto, ej. "devolutivo"; o si lo será en "ambos efectos (devolutivo y suspensivo)". En el primer caso la sentencia de primera instancia (o en su caso la cautelar de no innovar) tiene plena operatividad, hasta que la decisión de la segunda u ulterior instancia eventualmente revoque a la primera. El desencuentro jurisprudencial actual puede darse a En nuestra legislación, procede el recurso de apelación al solo efecto devolutivo "cuando se acoja el amparo o se haga lugar a la medida de no innovar" (art. 31 párrafo 1°, Dec.Ley 2.589/75 y Ley 6.504/97). Y este es un criterio mayoritario, tanto legal como doctrinariamente. En el polo opuesto (ambos efectos) está la ley nacional de amparo16.986 (art. 15). La norma nacional ha sido Jurisprudencia de Mendoza particularmente criticada "en cuanto dispone que la concesión de los recursos interpuestos contra las medidas de no innovar o de suspensión del acto impugnado debe realizarse con efecto suspensivo, desde que contraviene la teoría imperante sobre estas medidas, cuyas apelaciones se otorgan, por lo común, con efecto devolutivo, a fin de no causar perjuicios irreparables (47) . A nuestro juicio, quien sintetizó mejor el régimen legal y sus deficiencias fue Genaro Carrió (48) que, agudamente apuntaba: "Todos los recursos de apelación que se interponen contra un pronunciamiento judicial que haya ordenado cualquier medida cautelar dirigida a proteger intereses patrimoniales debe concederse siempre al solo efecto devolutivo (art. 198 in fine , Cód. Proc. Civ. y Com.). La medida se ejecuta de inmediato (el patrimonio se tutela de inmediato), sujeta claro está a ser revocada por el superior si el recurso prospera. Por el contrario, tanto la sentencia que hace lugar al amp a ro c o mo l as medidas precautorias que se dicten durante el trámite del juicio de amparo, no pueden ser ejecutadas de inmediato. Para cumplimentarse deben estar firmes, ya que con arreglo a lo dispuesto por el art. 15 de la ley 175 16.986 el recurso de apelación y demás recursos contra dichas resoluciones deberán denegarse o concederse en ambos efectos. Mientras en el patrimonio halla tutela inmediata, ello no ocurre con los restantes derechos y libertades constitucionales, comprendidos en la órbita del amparo". Y concluye: "La consecuencia de todo ello es que la tutela eficaz de un derecho o libertad constitucional ha quedado supeditada al agotamiento de dos instancias ordinarias y al de la extraordinaria. En la práctica, ello equivale a agotar un trámite que puede llevar dos años de duración. Esto constituye la negación lisa y llana de una protección sumaria para esos derechos. La Ley Nacional de Amparo, so capa de regular esta acción, vino a hacerla irremediablemente ineficaz" Estos argumentos, fuertes por cierto, han llevado a los tribunales de las jurisdicciones donde la apelación es concedida en ambos efectos, a discutir su constitucionalidad (49). Una dura argumentación sosteniendo la incompatibilidad del art. 43 de la Constitución Nacional con el citado art. 15 fue sostenida en el fuero contencioso administrativo de la Capital Federal (50) . La crítica a la teoría de "ambos efectos", a llegado al punto, como se 176 Jurisprudencia de Mendoza ha visto, de recomendar se pida la inconstitucionalidad del mentado art. 15, para poder otorgarle a cualquier medida solamente efecto devolutivo. Habiendo compulsado la doctrina mayoritaria en este aspecto, no podemos llegar a otra conclusión como no sea la de congratularnos de que aquí, en Mendoza, tengamos resuelto el problema y desde muchos años. Recordando que si hemos tenido dificultades, aún sin el efecto suspensivo (art. 31), ¡qué hubiera sido con ambos efectos!, con todos los jueces a quienes se les aplicó un ajuste de más del 50 % de sus sueldos, sacándolos virtualmente de sus jurisdicciones, sin poder resolver, al obligarlos a ser demandantes del Estado provincial, a mérito de la inusitada medida contraria al principio constitucional de la intangibilidad de sus remuneraciones. Por lo menos, a los empleados públicos, con estas ejecuciones, se les está reparando los perjuicios sufridos. Y esto no es poco. "Hay que evitar que la justicia se reduzca a ser una tardía e inútil expresión verbal, una vana ostentación de lentos mecanismos destinados, como los guardias de la ópera bufa, a llegar siempre demasiado tarde" (51) . X.- Es todo un capítulo la problemática referida a la obediencia efectiva de las sentencias de los jueces. Daniel Alberto Sabsay (nuevamente recurrimos a él), analiza el art. 25 del Pacto de San José de Costa Rica, a nivel de Convención Americana sobre Derechos Humanos, que refiere un amparo con las garantías de un recurso rápido, sencillo y efectivo, siendo esto último la materia de su preocupación. Es decir, ¿cómo hacer viable en la práctica esta garantía cuando el juez ordena un cumplimiento restaurador?. Señala, este doctrinario, que los estados firmantes en el Pacto se comprometen a hacer eficaz dicha viabilidad en el plano legislativo y en el de su efectiva aplicación por parte de la autoridad competente. Afirma que es un compromiso que abarca el de "garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. Esto es, que el Estado se obliga a poner todo su empeño para que las sentencias judiciales que hagan lugar a las pretensiones de los amparistas se vean seguidas de una observancia irrestricta." "Nos parece relevante continúa el autor citado- este aspecto, pues pone de manifiesto la inadecuada actitud que adoptan las autoridades Jurisprudencia de Mendoza cuando se les cuestiona la ejecución de actos, que en el entender de los magistrados, de alguna manera, menoscaban el goce y ejercicio de derechos fundamentales por parte de los gobernados. La reacción que asume el poder administrador pareciera ser acorde con necesidades de corte estrictamente político que lo llevan a defender, contra viento y marea, sus decisiones. Sin embargo, en este punto se olvida que su rol de protector de los derechos humanos fundamentales, de los cuales son titulares los administrados, se sitúa por encima del de mero ejecutor de políticas. Sobre todo cuando está en juego el honrar los compromisos contraídos por vía convencional en sede internacional. Consideramos que este elemento de fuente internacional, y que posee desde la reforma de 1994 jerarquía constitucional, constituye un primer elemento para la interpretación del alcance de nuestro instituto. (52) Bidart Campos (53) dice que: "Con variabilidad de denominaciones, diversas constituciones prevén en su sistema garantista una vía procesal para exigir el cumplimiento de obligaciones constitucionales de hacer cuando una autoridad pública lo omite, o cuando la obligación es prohibitiva y sufre transgresión." (54) "El derecho público provincial 177 de Argentina conoce con suficiente abundancia este tipo de remedios" "La constitución de Chubut, de 1994, dispone: "Art. 58. Cuando una norma imponga a un funcionario o autoridad pública un deber expresamente determinado, todo aquél en cuyo interés debe ejecutarse el acto o que sufra perjuicio material, moral o político, por falta del cumplimiento del deber, puede demandar ante el juez competente su ejecución inmediata y el juez, previa comprobación sumaria de la obligación legal y del derecho del reclamante, dirige al funcionario o autoridad pública un mandamiento de ejecución." "Art. 59. Si un funcionario o autoridad pública ejecuta actos expresamente prohibidos por las normas, el perjudicado puede requerir del juez competente, por p r o c ed i m i e n t o s u m a r i o , u n mandamiento prohibitivo dirigido al funcionario o autoridad pública.". La constitución de Santa Cruz, también de 1994, consigna: "Art. 18. Siempre que una ley u ordenanza imponga a un funcionario o corporación pública de carácter administrativo un deber expresamente determinado, todo aquél en cuyo interés deba ejecutarse el acto, o sufriere perjuicio material, moral o político, por falta de cumplimiento del 178 Jurisprudencia de Mendoza deber, puede demandar ante los tribunales su ejecución inmediata y el tribunal, previa comprobación sumaria de la obligación legal y del derecho del reclamante, dirigirá al funcionario o corporación un mandamiento de ejecución". Otros autores en relación a esta temática señalan: "Dictada la sentencia, y adquiriendo esta firmeza, puede ocurrir que el accionado no la acate. Sin perjuicio de las sanciones de carácter criminal de las cuales puede ser objeto el condenado, lo cierto es que éstas últimas no aseguran el cumplimiento de lo ordenado en el proceso colectivo. En ciertos casos, y muy especialmente, cuando la accionada es la Administración pública, las astreintes constituyen un mecanismo suficientemente aleccionador que preserva de alguna manera la escisión de competencias en los poderes del Estado, y, consecuentemente, mantiene en el Poder Ejecutivo la ejecución misma de sus funciones." (55) En el caso del recorte salarial mendocino, la desobediencia al mandato de la sentencia dictada por este Tribunal, transformó la obligación primitiva (de volver al estado anterior al dictado de los decretos) en obligaciones de restituir sumas de dinero. Y para ello, a petición de parte interesada, se abrió la etapa de ejecución de sentencia, aplicándose la normativa del C.P.C., adaptada a las características y tiempos del proceso del amparo. También, quiero recordar que en los autos citados "ut supra" apliqué "astreintes", sin ningún resultado efectivo. También elevé compulsa a la justicia del crimen, y también sin resultado alguno. Es por todos los antecedentes mencionados, que debe hacerse lugar al embargo peticionado; y en la cantidad aproximada que fije el Tribunal, teniendo en cuenta los datos aportados por las partes. Por todo lo expuesto, teniéndose en cuenta las remisiones hechas en estos considerandos, y de conformidad con las normas legales que hemos citado, RESUELVO: I.- Ordenar se trabe embargo hasta cubrir la suma de TRES MILLONES CUATROCIENTOS MIL ($ 3.400.000.-) sobre los fondos existentes o a depositarse en una o alguna de las cuentas corrientes oficiales, de las que la demandada sea titular y que estén a nombre Provincia de Mendoza, Ministerio de Hacienda y/o Tesorería General de la Provincia Jurisprudencia de Mendoza de Mendoza o Contaduría General de la Provincia, habilitadas en el Banco de la Nación Argentina y que los ejecutantes denuncian como girando bajo los números 628-02463/78; 62800870/11; 628-00030/19 y/o 62802476/03; en ese orden y sucesivamente. A tal efecto, deberá tenerse presente que la traba de la medida deberá efectuarse por ante el Gerente de la Sucursal "Ejército de Los Andes" del citado Banco, en la ciudad de Mendoza; debiendo los montos retenidos ser transferidos al Banco de la Nación Argentina, "Sucursal Tribunales", a la orden de este Tribunal y como pertenecientes a estos autos; todo, bajo apercibimiento de ley y con transcripción y lectura del art. 239 del Código Penal; debiendo constatarse el trámite y el monto del embargo por el Oficial de Justicia del Juzgado que acompañará a los representantes de los interesados, quienes deberán solicitar el turno correspondiente; facultándose, de ser necesario, a los contadores del Cuerpo Médico Forense, para que asistan al Oficial de Justicia. La cautelar deberá excluir aquellas cuentas cuyos titulares sean las reparticiones de Salud Pública, Establecimientos Educativos, Seguridad y Justicia. II.- Una vez trabada la cautelar deberá notificarse esta Resolución, en todas 179 sus partes a la demandada. III.- Establecer como inaplicables e inoponibles, en relación a las acciones y ejecuciones de los presentes autos, el art. 40 de la Constitución de la provincia de Mendoza; el art. 44 de la ley 6.754, modificado por el art. 17, de la ley 7045, y la ley provincial 7074. IV.- Regular los honorarios... Cópiese Regístrese Fdo.: Dr. Luis A. Plana, Juez NOTAS: 1. Giovanni Sartori, ¿ Qué es la democracia?, Nueva Imagen, México, 1.997. 2. Ob. Cit. en nota 4, p. 4. 3. Mauro Capelleti y Bryant Garth, El Acceso a la Justicia, Fondo de Cultura Económica, México, 1.996. 4. Germán Bidart Campos, El derecho de la Constitución y su fuerza normativa, Ediar, Bs.As., 1.995, pág. 310 . 5. Andrés Gil Domínguez, en trabajo colectivo dirigido por Ekmekdjian, M.A. y Ferreyra G., cáp. "Los derechos de incidencia colectiva en general", Depalma, Bs. As. 1.999, pág. 227. 6. Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, Planeta - Agostini, Bs. As., p. 171 y ss. 7. Andrés GIL DOMINGUEZ, Ob. Cit. p.232. 8. Ver: Alfredo Gusmán, Situaciones jurídicas subjetivas en el derecho admnistrativo, 180 Jurisprudencia de Mendoza "Diario de Jurisprudencia Administrativa", El Derecho, 23/4/1.999. Comunitario, Ed. Rubinzal - Culzoni, Sta. Fe, Noviembre 1.994 p. 226 y sgtes. 9. Artola, M iguel, "Declaraciones y Derechos del Hombre, en Rev. Occidente, Madrid 1982, p. 5-24. 22. Díaz S.A., Ob. cit. p. 135 y sigs 10. IRONS, Peter, "El Coraje de sus convicciones", trad. De la Agencia Literaria Sandra Dijkstra, Abeledo-Perrot, Bs. As. 1.994, p. 10. 11. Mario Augusto Morello, "El Amparo después de la Reforma Constitucional", en el trabajo colectivo "Derecho privado en la Reforma Constitucional", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe , nov. 1.994, p. 241 y ss. 12. Diaz, Silvia Adriana " Acción de Amparo", Ed. La Ley, Bs As 2001, p 121 y ss. 13. C. S.J.N ., diciembre 17, 1990, Peralta, Luis y ot. contra Estado Nacional . 14. C.S.J.N., Rodríguez, Jorge en j. Nieva, Alejandro y ots c/ P.E.N., 1997 L.L. Tomo 1997 F, p.879.15. S.C.Mza, Sala I, Mayo 4- 1.989, E .D ., 133-714 , con nota de German Bidart Campos. 16. Cassagne Juan Carlos, D erecho Administrativo, Tomo II, p. 113 y 115, Ed. Abeledo - Perrot, Bs. As. 1.985. 17. C.S.J.N., Fallos 110: 357, Baeza Aníbal contra Estado Nacional sobre Amparo, Agosto 1.984. 18. C.S., Agosto 26 - 1.976 "M elo de Herrera, Elena H. contra Gob. Nacional", E. D. T° 69, p. 303. 23. Sagües Néstor Pedro, "Reflexiones críticas sobre la Ley Nacional de Amparo EDLA, 1.982 - 1.053, citado por Salgado Verdaguer, Op. cit. p.140". 24. Ob. cit. p. 231/233 25. Mosset Iturraspe - Lorenzzeti, R. "Defensa del Consumidor" Rubinzal - Culzoni editores, 1.994, p. 388. 26. " In re Labatón", Sala V, L.L. 1.998- E. 345 citado por Gordillo en "Tratado del Derecho Administrativo" Ob. cit. III - 5/III6.2 7 . G o rdillo "T ra ta do de Administrativo", III-9/III-10.- D e re c ho 28. Toricelli, Maximiliano: "El Amparo Constitucional" (trabajo colectivo), Depalma 1.999, p. 73 y sigtes. 29. C.S.J.N., 22/4/97, "L.L.", Suplem. De Jurisp. De Derecho Administrativo, junio de 1.997, p.23. 30. C.N. Trab., Sala de feria 24/1/97, "Confederación General del Trabajo de la República Argentina c. Poder Ejecutivo Nacional". Cita. de Toricelli, ob. cit. 75. 31. Alice, Beatríz L. , "La Reforma Constitucional de 1994". Trabajo colectivo dirigido por M iguel A. Ekmekdjian y Raúl G. Ferreyra, Depalma, Bs. As. 1.999, pág. 41 y sigtes. 1 9 . B id a rt- C a m p o s : " E l A m p a r o Constitucional" -Perspectivas y modalidades (art. 43 de la Constitución Nacional, Depalma, Bs.As., l.999, pág.3. 32. "El Amparo Constitucional" (trabajo colectivo), Depalma, 1.999, Bs.As., pág. 143. 20. Ibidem. 34. "El Amparo Colectivo". Culzoni, Sta. Fe, 1.998, p.95. 21. Derecho Privado en la reforma constitucional, en rev. de Derecho Privado y 33. Ibídem Rubinzal- 35. Rev. D. Proc. - Amparo Hábeas Data, Jurisprudencia de Mendoza Hábeas Corpus- II. E., Rubinzal, Culzoni, Sta. Fe 2.000 p. 31 y sigs. 36. Amparo "Hábeas Data h. Corpus - I Rubinzal Culzoni 2.000 Sta. Fe p. 81 y sigs. 37. Quiroga Lavié, Humberto, "Amparo. Hábeas Data. H ábeas Corpus - II (Rev. de Derecho Procesal), Rubinzal- Culzoni, Sta. Fe, 2.000, pág.102 y 103.38. Ley 23.551 Art. 2 "Las Asociaciones que tengan por objeto la defensa de los intereses de los trabajadores se regirán por esta ley"; Art. 3 "Entiéndese por interés de los trabajadores todo cuanto se relacione con sus condiciones de vida y de trabajo. La acción sindical contribuirá a remover los obstáculos que dificulten la realización plena del trabajador"; y Art. 31 inc. a): Son derechos exclusivos de la asociación sindical con personería gremial: "Defender y representar ante el Estado y los empleadores los intereses ind ivid ua le s y c o le ctivo s d e lo s trabajadores".39. "El Amparo Colectivo", RubinzalCulzoni, Sta. Fe, 1998, pág. 113 y ss..40. Sindicatos en la Argentina. Ed. Ciccus, Bs. As., año 2.001 p.62 y sigtes. 41. Revista del Derecho del Trabajo, La ley LXII - número II, Febrero 2.002 p. 244. 42. CNTrab.,Sala II, 30 de junio de 2.000, "L.L." del 21 de julio 2.000.43. Cfr. Díaz, Silvia Adriana, ob. cit., pág.54 . 44. Sabsay, Daniel A., Ob. Cit. , pág. 37.45. "El D erecho de la Constitución y su Fuerza Normativa", Ediar, Bs. As., 1995, p.309 y sigtes. 46. Revista de Derecho Procesal - Amparo. 181 Hábeas Dta. Hábeas Corpus - I, Ed. Rubinzal - Culzoni, Marzo de 2.000 p. 201 y sigs..47. Carlos A. Vallefín: "El Recurso de Apelación en la Acción de Amparo y la cuestión de la validez constitucional de los efectos que se concede". Rev. de Der. Proc. "Amparo. Habeas Data. Habeas Corpus - II, Rubinzal-Culzoni,Sta. Fe, año 2.000, pág. 49 y ss. 48. "Recurso de Amparo y Técnica Judicial", 2a. Ed. Abeledo-Perrot, Bs. As. 1.987, ps.34, 235 y 223 49. J.A. 1.993 -II- 128, con comentario de Morello, Augusto y Carlos Vallefín. 50. Juzg. 1a. Inst. N° 1, a cargo juez Marinelli, in re "Adecua c/PEN" (L.L. 16-299". Citado por C. Vallefín, Ob. Cit., pág. 56 in fine. 51. Piero Calamandrei, "Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares", trad. De Santiago Sentís Melendo, Bibliográfica argentina, Bs. As., 1.945, p. 140, ap. 46, d.52. Ob. cit. p. 26 vta. 53. Germán J. Bidart Campos. El Derecho de la Constitución y su Fuerza Normativa. Ediar, Bs. As. 1995. 54. Sobre los "writs" de "injuction" y "mandamus" ver Héctor Fix Zamudio, "La protección procesal de los derechos humanos ante las jurisdicciones nacionales", Ed. Civitas, Madrid, 1982, p.89. 55. Ob. cit. Mario E. Chaumet y Alejandro Menicocci, p. 184 vta 182 Jurisprudencia de Mendoza INFORM ACION SUM ARIA. CADUCIDAD DE INSTANCIA. vista a petición de la actora a Prevención ART Máxima S.A. A.F.J.P. y a AEROPAC. S.A. En los procesos de jurisdicción voluntaria, sin contienda judicial, no procede la caducidad de instancia. A fs.43 el Dr.Daniel E.Bertone en nombre y representación de AEROPAC S.A., se presenta e interpone incidente de caducidad de instancia ya que manifiesta que desde que se inició la misma y hasta el momento en que se le notifica se ha cumplido en exceso el plazo de un año, no siendo actos interruptivos las denuncias de domicilio y sus fallidas notificaciones. Expte.Nº143.431. Godoy p/Información Sumaria. Josefa Mendoza, 14 de noviembre de 2003. Noveno Juzgado Civil VISTOS: Los presentes autos arriba intitulados llamados a resolver sobre el incidente de caducidad planteado. RESULTA: Que a fs.19 se presenta la actora Sra. Josefa Godoy, por su propio derecho iniciando información sumaria con el fin de acreditar que su hijo fallecido Hugo Avila, estuvo durante los dieciséis años anteriores a su deceso bajo sus cuidados, al igual que la descendencia de éste. Ofrece prueba entre ellas testimonial, instrumental y funda en derecho su pretensión la que tiene por objeto la iniciación de acciones civiles y previsionales. Así las cosas se ordena la Y CONSIDERANDO: Se requiere la intervención del Estado para la realización y declaración de un derecho que trae aparejada la intervención de la jurisdicicón a través de la cual el Estado concede esa tutela. La principal misión de los jueces es resolver los casos litigiosos que se le someten, y ese es el verdadero sentido de la jurisdicción; pero también ellos suponen actos que no implican controversia, sino que por el contrario se fundan en el acuerdo de las partes o en la inexistencia de un contradictor. De allí que la jurisdicción se distinga habitualmente en contenciosa o voluntaria. Jurisprudencia de Mendoza En la jurisdicción voluntaria, ésta se ejerce entre personas que se hallan de acuerdo sobre el acto que se ejecuta o a solicitud de una persona en cuya contradicción no aparece ningún interés de tercero; aquí no hay conflictos de intereses y la intervención del juez sólo tiene por objeto satisfacer exigencias de orden público... El juez procede con conocimiento informativo a base de los informes de los interesados... siendo el objeto dar autenticidad a un acto o certificar el cumplimiento de un requisito de forma (1) Atento que no existe contienda judicial en la presente causa, ya que se tramita con el fin de probar una situación de hecho, sin contradictores, y ordenándose sólo una vista a los posibles futuros demandados en un proceso contencioso, la caducidad de la instancia debe rechazarse in limine por improcedente. No tiene cabida analizar cuál fue el último acto útil como tampoco aplicar el fallo citado por la firma Aeropac S.A., puesto que éstos se refieren a informaciones sumarias dentro de un proceso de jurisdicción contenciosa, debiendo distinguirse que si bien la información sumaria no es un acto útil interruptivo del curso de perención no significa que la información sumaria como proceso 183 autónomo pueda caducar, ya que para ello es necesario una instancia en donde exista un litigante con legitimidad pasiva, es decir demandado lo que en autos no ocurre. Por ello y atento las facultades que me confiere el art.46 inc.5º) del C.P.C. no se da el trámite previsto en el art.79 inc.V del C.P.C. puesto que no existe contraparte. Al respecto comparto el fallo reciente que expresa: “La resolución no aprobando la información sumaria y negando la inscripción de nacimiento en los libros del Registro Civil de la Provincia, aún cuando esté firme y consentida, por haber recaído en un proceso de jurisdicción voluntaria no tiene el carácter ni produce los efectos de la cosa juzgada propiamente dicha o judicial, la jurisdicción voluntaria comprende procedimientos de carácter unilateral, cumplidos ante los jueces, con el objeto de determinar ciertas situaciones jurídicas o cumplir requisitos impuestos por la ley, mediante declaraciones que no adquieren autoridad de cosa juzgada ni pueden causar perjuicio a terceros. Ergo, la confirmación de lo resuelto por el Magistrado de la anterior instancia, no empece a una eventual decisión por parte de aquél que admita la pretensión de la accionante, previo 184 Jurisprudencia de Mendoza ofrecimiento aceptación y producción de los elementos de juicio que la hicieren procedente caducidad de improcedente. Por lo expuesto, normas citadas y constancias de autos Regístrese. Notifíquese. RESUELVO: I.Téngase al Dr.Daniel Bertone por presentado y por constituído domicilio legal. II- Rechazar el incidente de instancia por Fdo.: Dr. Luis A. Plana, Juez. (1)Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y ComercialSegunda Edición, Tomo II, Hugo Alsina págs.430 y sgtes. Jurisprudencia de Mendoza PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD. Mediación penal. Juzgado en lo Penal de M enores Tunuyán de El “principio de oportunidad” puede ser definido -siguiendo a Elías Neuman- como “la facultad que se brinda -al Ministerio Público- para no acusar y, por ello, no llevar a cabo la investigación o, en otras palabras, no propiciar la acción penal (o, aún desistirla) cuando se verifiquen ciertas y determinadas circunstancias de derecho o de hecho que operan como requisitos: la situación de primario del autor, que el asunto sea de poca gravedad u ofensa social o por razones de política criminal”. (Elías Neuman, “Mediación y Conciliación Penal”, pág.96). En el ámbito de la justicia penal juvenil, tal “principio de oportunidad” está contemplado constitucionalmente en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño”, cuando en el art.40.3 se establece que “Los Estados Partes tomarán todas las medidas a p r o piadas p ar a p r omo ve r e l establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e instituciones específicos para los niños de quienes se alegue que han infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido las leyes, y en particular (..) b) Siempre que sea apropiado y deseable la adopción de medidas para tratar a esos niños sin recurrir a 185 procedimientos judiciales, respetando penalmente los derechos humanos y las garantías legales”. 3. Se entiende por “proceso restaurativo” a “todo proceso en que la víctima, el delincuente y, cuando proceda, cualesquiera otras personas o miembros de la comunidad afectados por un delito, participen conjuntamente de forma activa en la resolución de cuestiones derivadas del delito, por lo general con la ayuda de un facilitador. Entre los procesos restaurativos se puede incluir la mediación, la conciliación, la celebración de conversaciones y las reuniones para decidir sentencias”. La “mediación penal” es interpretada como “una aplicación práctica del criterio de oportunidad”, en tanto el objetivo es “solucionar el conflicto mediante el acercamiento de las partes involucradas, de modo que sean ellas las que mediante el acuerdo previo deberán arribar a la solución más apropiada a sus intereses”. Expte.Nº3206 Fiscal / p/Abuso sexual Tunuyán, Mendoza, 15 de marzo de 2004. AUTOS Y VISTOS: Los autos Nº3206, arriba intitulados, y... CONSIDERANDO: I. Que a fs.178/180 la Fiscal en lo 186 Jurisprudencia de Mendoza penal de Menores solicita el archivo de las actuaciones, originadas en un presunto hecho de abuso sexual que habría tenido a niños por presuntas víctimas y victimarios, todos ellos integrantes de la comunidad educativa de la Escuela... En su dictamen, el Ministerio Público recuerda que la Juez de Paz de... dispuso ofrecer a las autoridades, docentes y padres del establecimiento educativo, la intervención del Cuerpo de Mediadores del Cuerpo Auxiliar Interdisciplinario de la Cuarta Circunscripción Judicial (fs.118), instancia ésta que fue aceptada por las partes y que dio como resultado el acuerdo suscripto por todos los niños presuntas víctimas y victimarios, con excepción del niño... y sus progenitores, no obstante lo cual expresó el mediador Antonio Tula que la mamá de... “concurrió a todas las entrevistas y en el encuentro general manifestó... que el precio del sufrimiento se compensaba con las reflexiones verbalizadas y públicamente compartidas por los docentes y la Directora, así como el compromiso de capacitarse por éstas.” (Fs.142 y 144/145). La Sra.Fiscal en lo Penal de Menores expresa seguidamente una serie de argumentos fácticos y jurídicos para justificar su petición, entre los que se cuentan: a) la entidad del hecho denunciado; b) las edades de los niños comprometidos en el mismo; c) los exámenes demostrativos de que los niños no han padecido lesiones físicas; d) el desistimiento de la acción por parte de la mayoría de los progenitores de los niños presuntamente víctimas; e) la apreciación de que los objetivos alcanzados con la mediación son superadores de aquellas medidas tutelares que puedan aplicarse en el ámbito de la justicia penal de menores en particular; f) el convencimiento de que la experiencia de mediación permite una toma de conciencia del daño y logra una modificación de patrones de conducta; g) la circunstancia de que una progenitora insista en la instancia de la acción penal queda desplazada por la aplicación del principio de oportunidad, teniendo en cuenta la solución del conflicto; y h) la solución encuentra amparo en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño; que procura evitar la judicialización de casos en los que no resulta acorde al principio de interés superior del niño. II. Que en mérito a las consideraciones que se efectuarán a continuación, entiendo que resulta procedente ordenar el archivo de las actuaciones por aplicación del principio de oportunidad (art.150 de la Ley N.6354). 1. El “principo de oportunidad” puede ser definido -siguiendo a Elías Neuman- como la “facultad que se brinda -al Ministerio Público- para no acusar y, por ello, no llevar a cabo la investigación o, en otras palabras, no propiciar la acción penal (o, aún desistirla) cuando se Jurisprudencia de Mendoza verifiquen ciertas y determinadas circunstancias de derecho o de hecho que operan como requisitos: la situación de primario del autor, que el asunto sea de poca gravedad u ofensa social o por razones de política criminal.” (Elías Neuman, “Mediación y Conciliación Penal”, pág.96). 2. En el ámbito de la justicia penal juvenil, tal “principio de oportunidad” está contemplado constitucionalmente en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño”, cuando en el art.40.3 se establece que “Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para promover el establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e instituciones específicos para los niños de quienes se alegue que han infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido las leyes, y en particular (...) b) Siempre que sea apropiado y deseable la adopción de medidas para tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales, respetando plenamente los derechos humanos y las garantías legales.” La Convención abre un nuevo horizonte en materia penal juvenil y es por ello que posteriormente comienza a hablarse de “Justicia Restaurativa”. Al respecto, el documento E/CN.15/2002/5 Add.1 del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, titulado “Justicia Restaurativa. Informe del Secretario General. Adición, Informe de la reunión del Grupo de Expertos sobre Justicia 187 Restaurativa”, entiende por “proceso restaurativo” a “todo proceso en que la víctima, el delincuente y, cuando proceda, cualesquiera otras personas o miembros de la comunidad afectados por un delito participen conjuntamente de forma activa en la resolución de cuestiones derivadas del delito, por lo general con la ayuda de un facilitador. Entre los procesos restaurativos se pueden incluir la mediación, la conciliación, la celebración de conversaciones y las reuniones para decidir sentencias.” (Elías Carranza/Carlos Tiffer/Rita Maxera, ILANUD, “La Reforma de la Justicia Penal Juvenil en América Latina y la Justicia Restaurativa”, Abril de 2002, Documento elaborado para la XI Sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal). 3. Los instrumentos jurídicos internacionales referidos a la problemática de la delincuencia juvenil también contienen el mentado “principio de oportunidad”. Un ejemplo de ello está constituído por las “Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores” (Reglas de Beijing), cuando entre los Principios Generales indica (1.1.3) que “con objeto de promover el bienestar del menor, a fin de reducir la necesidad de intervenir con arreglo a la ley, y de someter a tratamiento efectivo, humano y equitativo al menor que tenga 188 Jurisprudencia de Mendoza problemas con la ley, se concederá la debida importancia a la adopción de medidas correctas que permitan movilizar plenamente todos los recursos disponibles, con inclusión de la familia, los voluntarios y otros grupos de carácter comunitario, así como las escuelas y otras instituciones de la comunidad”. Luego, en la regla nº5.1. se establece como objetivo de la justicia de menores que “hará hincapié en el bienestar de éstos y garantizará que cualquier respuesta a los menores delincuentes será en todo momento proporcionada a las circunstancias del delincuente y del delito.” Finalmente, en la regla nº17.1.a., se dispone que “la respuesta que se dé al delito será siempre proporcionada, no sólo a las circunstancias y la gravedad del delito, sino también a las circunstancias y necesidades del menor, así como a las necesidades de la sociedad”. llegan a la edad adulta”. Otro tanto sucede con las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (Directrices de Riad), al establecer entre sus principios generales que los Estados deberán elaborar “medidas pertinentes que eviten criminalizar y penalizar al niño por una conducta que no cause graves perjuicios ni perjudica a los demás” y que “el reconocimiento del hecho de que el comportamiento o la conducta de los jóvenes que no se ajustan a los valores y normas generales de la sociedad son con frecuencia parte del proceso de maduración y crecimiento y tienden a desaparecer espontáneamente en la mayoría de las personas cuando De este modo, el Art.19 de la Ley Nº5/2.000 legisla el “Sobreseimiento del expediente por conciliación o reparación entre el menor y la víctima”. “En el derecho penal juvenil de España, la Ley Orgánica Nº 5/2.000, reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores, declara en la Exposición de Motivos que “un interés particular revisten en el contexto de la ley los temas de la reparación del daño causado y la conciliación del delincuente con la víctima como situaciones que, en aras del principio de intervención mínima, y con el concurso del mediador del equipo técnico, pueden dar lugar a la no incoación o sobreseimiento del expediente, o a la finalización del cumplimiento de la medida impuesta, en un claro predominio, una vez más, de los criterios educativos y resocializadores sobre los de una defensa social esencialmente basada en la prevención general y que pudiera resultar contraproducente para el futuro”. 5. Asimismo, en el derecho penal juvenil de América Latina, el “principio de oportunidad”, en sus distintas formas, es receptado legislativamente por el “Código de la Niñez y la Juventud” de Guatemala (Título II, Cap.IV, Sec.III, “Formas de terminación anticipada del proceso”, Arts.211, 212 y 221: Conciliación, Remisión y Criterio de Oportunidad Reglado), por el “Código de la Niñez y la Adolescencia” de Honduras (Cap.III, Arts.219 a 225) “De la Jurisprudencia de Mendoza conciliación, del criterio de oportunidad y de la remisión”), por el “Código de la Niñez y la Adolescencia” de Nicaragua (Cap.II, Arts.140, y 145, Criterio de Oportunidad Reglado y Conciliación), por la “Ley Orgánica para la protección del Niño y del Adolescente” de Venezuela (Tít.V, Cap.II, Secc.2º, Arts.564 a 569, “Fórmulas de Solución Anticipada”. Conciliación y Remisión), por la “Ley de Justicia Penal Juvenil” de Costa Rica (Tit.III, Cap.I, art.56: Criterio de Oportunidad Reglado, y Cap.II, arts.61 a 67: Conciliación) y por la “Ley del Menor Infractor” de El Salvador (Tít.II, Cap.V, Arts.59 a 65: Conciliación). 6. En la República Argentina, algunas de las pocas provincias que han adecuado parcialmente su legislación a los parámetros de la Convención sobre los Derechos del Niño cuentan con normas expresas al respecto: a) la Ley Nº6.354 de Mendoza de “Protección integral del Niño y Adolescente” dispone en el art.150 que “En los casos en que la ley penal permite la aplicación de criterios de oportunidad, para evitar la promoción de persecusión penal o para hacerla cesar, el Agente Fiscal, el imputado o su defensor, podrán solicitar al Juez en lo Penal de Menores el archivo de la causa”. La “ley penal” que permite la aplicación de criterios de oportunidad es el Código Procesal Penal de Mendoza, el cual autoriza en el art.26 (Ley Nº6.730 y modificatorias) al Ministerio Público a solicitar al tribunal la suspensión total o 189 parcial de la persecución penal, entre otros motivos, cuando se haya producido la solución del conflicto, lo que se acreditará sumariamente. b) La Ley Nº2.302 de “Protección Integral de Niños y Adolescentes” de Neuquén estipula en el Tít.III, Cap.III, Art.64, “Promoción de Acción Penal y Archivo”; que el Fiscal “podrá promover la acción penal o solicitar el archivo de las actuaciones”; que “La solicitud de archivo tomará en consideración las circunstancias que se vinculen con la gravedad del hecho, la forma y grado de participación, la reparación del daño causado en la medida de lo posible o el compromiso de reparación asumido por el niño o sus padres, las consecuencias del hecho, el contexto familiar y social de aquél, y el pronóstico sobre el logro de los objetivos de mantenimiento y fortalecimiento de los vínculos familiares y comunitarios”; que “podrá tomarse en cuenta el resultado favorable de una mediación, en virtud de la cual se haya logrado una composición del conflicto.”; y que “En todos los casos el archivo derberá fundarse en el interés superior del niño”. 7. La “mediación penal” es interpretada como “una aplicacion práctica del criterio de oportunidad”, en tanto el objetivo es “solucionar el conflicto mediante el acercamiento de las partes involucradas, de modo que sean ellas las que mediante el acuerdo previo deberán arribar a la solución más apropiada a sus intereses” (Rocco, Emma 190 Jurisprudencia de Mendoza Adelaida, Suplemento Resolución de Conflictos de La Ley, “Mediación Penal”, 3/11/00, pág.2). Javier Urra Portillo afirma que en el derecho penal juvenil, “La experiencia muestra los resultados benéficos de la mediación, tanto sobre la víctima al hacerla partícipe y sentirse escuchada y valorada, como sobre el delincuente al posibilitarle la meditación sobre sus conductas y los efectos de las mismas y facilitarle un proceso de reparación y rehabilitación personal y social”. (Urra Portillo, Javier, “Menores, La transformación de la realidad”; Siglo Veintiuno España Editores, 1995, págs.134/136). 8. El principio del “interés superior del niño” juega aquí un papel de especial trascendencia pues justamente son niños los principales actores del conflicto (presuntas víctimas y victimarios). Explicita en el art.3º de la “Convención Internacional sobre los Derechos del Niño”, este principio “limita y orienta todas las decisiones relativas a la niñez y adolescencia, cumpliendo una función hermenéutica dentro de los márgenes del nuevo Derecho pues constituye la guía para la interpretación sistemática de todas y cada una de sus disposiciones, permitiendo, cuando sea el caso, resolver “conflictos de derechos” y lograr la eficacia en el cumplimiento de las prerrogativas establecidas en su favor.” (Sandra de Kolle/Carlos Tiffer, “Justicia Juvenill en Bolivia”, ILANUD, 2.000, pág.40). Miguel Cillero Bruñol es el autor que mejor ha desarrollado y profundizado los alcances dl lprincipio, al determinar que “una correcta aplicación del principio, especialmente en sede judicial, requiere un análisis conjunto de los derechos afectados y de los que se puedan afectar por la resolución de la autoridad. Siempre ha de tomarse aquella medida que asegure la máxima satisfacción de los derechos que sea posible y la menor restricción de ellos (...) La aplicación de esta regla justifica, por ejemplo, la disminución al mínimo posible -siempre perfectible- de la intervención a través de recursos “penales” sobre la adolescencia y la absoluta excepcionalidad de la medida de separación del niño de su entorno familiar...” (Cillero Bruñol, Miguel, “El interés superior del niño en el marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño”, www.iin.oea.org). 9. Otros argumentos a favor de la aplicación de la mediación penal vienen dados por la impronta “minimalista” que debe tener el derecho penal juvenil y por la “pedagogía” que debe guiar tanto el proceso como la característica de la sanción en el derecho penal juvenil. En orden al primero de estos principios rectores, señala Carlos Uriarte que “el derecho penal juvenil y el programa mínimo que le es inherente, es en principio un programa descriminalizador y despenalizador, si lo contrastamos con el derecho penal de Jurisprudencia de Mendoza mayores”. (Uriarte, Carlos, “Control Institucional de la Niñez Adolescencia en Infracción”, Carlos Alvarez Editor, 1999, Uruguay, pág.187). En cuanto a lo segundo, explicita Antonio Carlos Gómes Da Costa que “El trabajo desarrollado junto al adolescente autor de un acto infractor de la ley penal debe ser parte de una pedagogía orientada a la formación de la persona y del ciudadano y, por ende, a la formación y desarrollo del sentido de responsabilidad del educando consigo mismo y con los otros.” (Antonio Carlos Gomes Da Costa, “Pedagogía y Justicia”, www.iin.oea.org). 10. La introducción jurídica precedente sirve de base para aplicar la ley al caso concreto, que a juicio del suscripto presenta aristas más que suficientes para justificar el archivo de las actuaciones por aplicación del art.150 de la Ley Nº6354. A) En efecto, la denuncia trata de presuntos actos reiterados perpetrados por parte de un grupo de niños de sexto año de la Escuela “.. de..., respecto de niños de cuarto año de la E.G.B., los cuales denominaban como el “juego del pete” y consistía en obligar a las presuntas víctimas a arrodillarse para enfrentar su rostro con el pene del victimario, situaciones éstas que se habrían producido en el baño del establecimiento educativo. B) La intervención judicial viene dada desde el lugar de las presuntas 191 víctimas en forma primigenia por el Juzgado de Paz de... y desde la parte de los presuntos victimarios por la Fiscalía Penal de Menores, quien si bien se avoca al conocimiento de los hechos, luego al saber de los resultados obtenidos en el proceso de mediación, resuelve peticionar el archivo de las actuaciones. C) El trabajo realizado en el curso d e la mediación merece ser reseñado, pues: a) se labró un acta acuerdo entre los niños de cuarto y sexto grado, representados por sus padres, donde los primeros expresaron verbalmente los agravios vividos y los últimos sus disculpas y arrepentimiento; b) el acuerdo fue continuado a propuesta de los participantes por un partido de fútbol, donde participaron los niños acompañados por sus padres; c)se labró un acta acuerdo entre los padres de los niños presuntas víctimas y victimarios, donde manifestaron, entre otras cosas: las falencias en el manejo del caso por parte de las autoridades educativas; las consecuencias que produjo esta situación en discriminación, confusión, desencuentros, etc.; el reconocimiento de que todos los niños -presuntas víctimas y victimarios- quedan victimizados por los rumores y la magnificación del problema en la comunidad; el reconocimiento de la gravedad de los hechos protagonizados por los niños, y la manifestación expresa de la superación de las diferencias entre padres y de unos y otros niños; d) participó en los encuentros de padres una psicóloga especializada en sexología que desarrolló a los adultos el tema del 192 Jurisprudencia de Mendoza “juego del pete”, la evolución sexual de los niños vinculadas a procesos de exploración y juegos, etc.; y e) los docentes y directivos de la escuela también efectuaron sus reflexiones y autocríticas en cuanto al manejo de una situación como la mencionada. en la práctica el mismo papel y tienen, de hecho, la misma finalidad y contenidos.” (Beloff, Mary, Autores Varios en “La Aplicación de los Tratados de Derechos Humanos por los Tribunales Locales”, Editores del Puerto S.R.L., 1997, pág.633). D) La circunstancia de que los presuntos autores del hecho resultan ser “inimputables” o “no punibles” (Art.1º de la Ley Nº22278) marca una diferencia fundamental a la hora de resolver el caso, pues el ejercicio de la acción penal no conlleva como última consecuencia la aplicación de una sanción penal, sino que, aún cuando habilita al órgano acusatorio a iniciar la investigación de un hecho típico penalmente, en última instancia el objeto de la intervención penal está dado por la eventual necesidad de aplicar “medidas de protección” por parte del Juez Penal de Menores (Art.114, inc.”e” de la Ley Nº.6354). E) En esete contexto, los resultados de la mediación referida son altamente satisfactorios a los términos de la normativa legal antes detallada y justifican el archivo de la causa por aplicación del principio de oportunidad, en tanto la solución obtenida tiene un alto contenido educativo para las partes; la comunicación lograda entre niños y padres de “bandos opuestos” ha sanado parcialmente las heridas abiertas con los hechos mencionados y agudizadas por el manejo inadecuado de las autoridades educativas; el desenlace del caso circula por la ruta de una estrategia de intervención penal mínima, caracterizadora del derecho penal juvenil, el daño que se pudiera haber ocasionado a las presuntas víctimas no afectó la integridad física de los mismos, la no entrada de los presuntos victimarios en un proceso judicial significa obviar las consecuencias estigmatizantes del sistema penal; y el principio del “interés superior del niño” es aplicable aquí, toda vez que la solución alcanzada aparece como la más favorable para la reinserción familiar y social de los niños involucrados a prima facie en el hecho denunciado. La solución no carece de trascendencia, pues si bien desde el viejo discurso de la “doctrina de la situación irregular” se sostenía que las medidas tutelares no podían traer más que beneficios en la situación del “menor”, esta afirmación es insostenible cuando las medidas están dispuestas desde el fuero penal. Ello así pues, como entiende la doctrina más actualizada en la materia, “por un lado, hace décadas que la doctrina penal sostiene que las penas y las medidas, si bien pueden ser diferenciadas a nivel teórico y mediante los discursos que las justifican, cumplen F) Finalmente, el principio antes Jurisprudencia de Mendoza mencionado también sirve como fundamento para soslayar jurídicamente la insistencia de la señora... en instar la acción penal, en tanto aquí corresponde hacer jugar hermenéuticamente el principio del “interés superior del niño”, resolviendo el conflicto existente entre el interés de aplicar el principio de oportunidad y el deber de aplicar el principio de legalidad en el caso concreto. El eje de la resolución pasa por determinar qué solución resulta más beneficiosa para los niños. Y la respuesta adecuada no puede ser otra que la de resolver el archivo de las actuaciones, por cuanto el desacuerdo de un adulto arrastraría al resto de los niños con sus padres a ingresar al proceso penal con las consecuencias negativas mencionadas precedentemente. Además debe tenerse en cuenta que de los dichos de la señora... ante la Fiscalía pareciera que su disconformidad estaría centrada en las autoridades educativas, al decir que “ha continuado con los problemas de desatención de los actuales directivos de la Escuela... a la cual concurre su otro hijo”, por lo que “desea ratificar la denuncia” (fs.170 vta.). A mayor abundamiento, cabe mencionar que los tribunales han resuelto conflictos de derechos similares, como es el caso del fallo de la Excma.Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de Capital Federal, Sala “J”, del 24/11/98, que revoca la sentencia de primera instancia que tenía un dictamen favorable 193 de la Asesoría de Menores, en razón de otorgar la tenencia de los menores con exclusividad a la madre, cuando ambos padres habían presentado un acuerdo conjunto para compartir la tenencia y guarda de sus hijos. Allí dijo la Cámara que “En conclusión, aunque se creyera que el art.264, inc.2º del Código Civil impide otorgar la tenencia en forma conjunta a los padres de los menores, lo dispuesto en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño debería hacer variar la solución ante el interés superior de los niños (...) No cabe duda que en autos el interés superior de los niños provoca que deba ser revocado lo decidido y en consecuencia propiciando la homologación de convenio presentado por los padres”. Por ello, RESUELVO: Ordenar el archivo de la presente causa N.3206 por aplicación del principio de oportunidad (art.150 de la Ley N.6354; art.26 de la Ley N.6730; y art.40 de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño). Cópiese. Notifíquese. Regístrese. Fdo.: Alejandro Miguel. Juez Penal de Menores de la Cuarta Circunscripción. 194 Jurisprudencia de Mendoza DOCTRINA RESPONSABILIDAD CIVIL MÉDICA: Eximición del médico cirujano y la responsabilidad del ente asistencial en el caso "Caneo Correas c/ Chrabolowsky Mario y Gobierno de Mendoza".* Por. Jaime A. Torres Cavallo. A.- INTRODUCCION. En el presente trabajo analizo la responsabilidad profesional del médico y del ente asistencial en el caso "Caneo Correas c/ Chrabolowsky Mario y Gobierno de Mendoza" Esta causa es sumamente interesante, en primer lugar porque se trata de un reclamo indemnizatorio, en el que se discute la responsabilidad del galeno y del Gobierno titular del ente asistencial, por la muerte de una paciente sometida a una operación quirúrgica; en segundo lugar, por la derivación penal, y porque en sede civil, en primera instancia fue rechazada la demanda deducida contra el médico y contra el Gobierno; en segunda instancia fue condenado el médico y el Gobierno y finalmente en la Suprema Corte de Mendoza, fue liberado el médico de responsabilidad civil y se mantuvo la condena contra el Gobierno de Mendoza (Estado Provincial). Dentro del amplísimo tema de la responsabilidad civil, está la responsabilidad de los profesionales y dentro de ésta, la responsabilidad de los médicos constituye un capítulo que presenta sus propias características. Así las reglas que regulan este fenómeno lesivo y las que va elaborando la doctrina y jurisprudencia forman una materia con autonomía científica, tan es así que hoy podemos hablar de un Derecho Médico. El análisis del caso nos va permitir conocer esos principios que ha ido elaborando la doctrina de los autores y la jurisprudencia aplicables a la responsabilidad civil de los médicos. La responsabilidad de los médicos es normalmente contractual y subjetiva. En principio, las obligaciones del médico son obligaciones de medio, de diligencia, el profesional no promete un resultado. B.- DESARROLLO Previamente aclaro que voy a explicar el caso, tomando como base a las sentencias; es decir, lo que los jueces dijeron en sus resoluciones, incluso lo que ellos interpretaron de las pruebas rendidas en el proceso, en especial, las pericias médicas y la historia clínica. Jurisprudencia de Mendoza 195 I.- La demanda. Los actores herederos de la Sra. Correas de Caneo demandaron al médico y al Gobierno de la Provincia, con fundamento en lo que ellos entendieron que el profesional incurrió en culpa grave. II.- Los hechos y las pruebas. Hechos Se trata de una paciente que ingresa al Hospital Lagomaggiore el 2 de mayo de 1986, con un cuadro de síndrome coledociano, es decir, obstrucción del conducto colédoco, que es el nexo que conduce la bilis del hígado y vescícula biliar al intestino. El 12 de mayo de 1986, la paciente fue intervenida quirúrgicamente. A los pocos días la paciente intervenida presentó un estado febril y comienzan signos de posible colección purulenta en cavidad abdominal. En fecha 28 de mayo se la traslada a terapia intensiva con diagnóstico de infección generalizada, embolismo pulmonar, abceso subhepático y fístula colédoco cutánea. El 4 de junio de 1986 se dispone una nueva operación, la que es llevada a cabo por otro médico el Dr. Peralta, descubriéndose la existencia de un abceso sub-hepático por oblitoma (acumulación de pus debajo del hígado por cuerpo extraño). Se limpió la cavidad abdominal y se colocaron tubos al exterior. No se efectuó examen anatomopatológico del cuerpo extraño extraído. Ante el cuadro septisémico que presentaba se decidió una tercera cirugía, no obstante la paciente fallece el 6 de julio de 1986, con diagnóstico de shock séptico, fístula fecal e insuficiencia renal aguda. Sostienen los demandantes que la causa de la muerte fue la negligencia del primer cirujano que dejó olvidada gasa o carne suelta en el cuerpo de la paciente, produciéndose el oblitoma y como consecuencia de éste, la infección. La parte demandada, niega la existencia del oblito y señala que lo extraído en la segunda operación fue un magma purulento de consistencia semilíquida y al que no se le realizó análisis anatomopatológico. Sostiene también que el fallecimiento obedeció a causas enraizadas en el riesgo normal del acto quirúrgico y ante toda caso derivadas de la segunda operación, pero señala que iniciada la operación se detectó un cálculo enclavado en la papila lo que requirió la práctica de una papiloesfinteroplastia, acto quirúrgico de elevado riesgo. Que luego de la operación se produce una fístula colónica que se convirtió en un foco infeccioso con complicaciones sépticas que determinaron la muerte de la paciente. Señala 196 Jurisprudencia de Mendoza que no existió el oblitoma y que la muerte de la paciente obedeció a complicaciones sépticas que se derivaron de la segunda operación. Que fue la fístula colónica lo que determinó la muerte de la paciente, que esta circunstancia obedece a un caso fortuito y por ende no existe responsabilidad. Pruebas Prueba instrumental La historia clínica original se extravió, por lo que no pudo ser incorporada al expediente civil. Sí, obra agregada al expediente penal una copia incompleta e ilegible de la historia clínica. En dicha historia, existe una constancia dejada por el cirujano que efectuó la segunda operación, Dr. Peralta, que indica que la paciente presenta un abceso subhepático por oblitoma. Dentro de la foja quirúrgica se señala que se efectuó una extracción de oblitoma, lavado y drenaje. Prueba testimonial Al declarar el Dr. Peralta en el expediente penal explica que extrajo un oblitoma (que es todo cuerpo extraño extraído dentro de la cavidad abdominal y que generalmente engloba a las gasas que han sido utilizadas en alguna cirugía previa). Sin embargo, esta testimonial se contradice con el resto de las testimoniales rendidas en el expediente penal y en el expediente civil. Así la sentenciante concluye: "De las testimoniales rendidas surge la no existencia del oblito, o por lo menos la duda atento que no se efectuó el examen anatomopatológico." Prueba pericial Se efectuaron cuatro pericias médicas: 1.-Dr. Fernando Cuartara, concluye que no se puede confirmar la presencia del oblitoma ante la falta de estudio anatomopatológico, y la falta de confirmación de los ayudantes. Da como causas de la sepsia la posible contaminación por el tubo de drenaje o por filtrado de la operación de duodeno, que se efectuó en uno de los pasos de la primera intervención. 2.- Cuerpo Médico Forense, esta pericia indica que el oblitoma no fue comprobado por los ayudantes del cirujano y no se hizo estudio anatomopatológico. 3.-Dr. Francisco Poquet, dice que el oblitoma no fue confirmado, señala que no existe ninguna evidencia o contradicción previa al acto quirúrgico, ya que el diagnóstico de Jurisprudencia de Mendoza 197 colecistitis litiásica fue correctamente realizado, no revelando la historia clínica riesgo alguno, salvo el correspondiente a todo acto quirúrgico. Que la presencia de una complicación calificada como magna (abceso purulento) es una consecuencia imposible de prever, en especial en los casos de actos quirúrgicos como el que se ha desarrollado, donde el tiempo quirúrgico ha sido más complejo, con colocación de drenajes en vías biliares. 4.- Juan Carlos Bertolo, interpreta que lo que existió fue un abceso purulento, con la consistencia de un magma. Que este tipo de complicación se observa con más frecuencia cuando el acto quirúrgico se ha prolongado más allá de lo habitual. Concluye en el sentido de que la fístula de colon intestinal fue causa de la septicemia y ésta de la insuficiencia renal aguda, causal final de muerte. Del análisis de la prueba pericial, se desprende en principio, la falta de nexo causal entre el acto médico y el daño causado. III.- La sentencia de primera instancia. El fallo rechazó la pretensión indemnizatoria deducida contra el médico y contra el Gobierno de la Provincia. La Sra. juez sentenciante, concluyó entonces, que conforme la prueba pericial rendida, no se acreditó el nexo causal entre el acto médico y el daño causado. IV.- La sentencia de segunda instancia. La Cámara por su parte, revocó la sentencia de primera instancia, y condenó al médico cirujano y al Gobierno de la Provincia a pagar las indemnizaciones correspondientes. Con las mismas pruebas existentes llega a una solución distinta. La camarista preopionante, comienza afirmando que "No comparto la conclusión de la sentencia, considero que un análisis de la prueba rendida, en base a modernos principios doctrinarios y jurisprudenciales aplicables en materia de responsabilidad médica permiten arribar a una solución contraria." Entre estos modernos principios menciona la prueba de presunciones y también a la teoría de las cargas probatorias dinámicas. Todo esto permite la prueba indirecta de la culpa galénica. Analiza la historia clínica y explica que: "Si la historia clínica presenta deficiencias o es incompleta, es el profesional el que puede y debe aportar los datos faltantes, su omisión crea en su contra una presunción de verdad sobre la conducta antiprofesional que a él corresponde desvirtuar. La historia clínica es la mejor arma que posee el médico para reconstruir su 198 Jurisprudencia de Mendoza cumplimiento obligacional, en cambio su irregular registración, sus omisiones etc., son la mejor arma que posee el actor para hacer jugar la presunciones de fondo y procesales. La jurisprudencia juzga en contra del profesional ante la inexistencia de historia clínica o la presencia de irregularidades de la misma. La prueba presuncional juega un rol importante, cuando se extrae de una historia clínica mal llevada o prácticamente inexistente. En materia de responsabilidad médica la prueba pericial adquiere relevancia, pero presenta dificultades ante la natural falta de disposición por parte de los médicos a testificar u opinar en cuestiones que probablemente involucran a un colega." "La doctrina de nuestro país estima que en los casos de oblitos quirúrgicos, estamos en presencia de daños causados por el hombre con la cosa (Art.1113 párrafo 2°, ap.1° del Código Civil) pues en ellos, aparentemente el hecho de la cosa sometida al control humano se independiza o se escapa del acto médico propiamente dicho. Al tratarse de daños causados con la cosa, en los cuales sigue prevaleciendo el hecho humano, pese a su defectuosidad, cabe la demostración de la ausencia de culpa como medio de liberación favorable al profesional. En autos, no se ha rendido ninguna prueba que permita considerar que no existió culpa del cirujano, ya que es deber de éste verificar el retiro de todo cuerpo extraño del paciente, contando el instrumental y demás elementos utilizados antes y después de la operación. En definitiva, habiéndose acreditado la relación de causalidad entre el hecho y el daño y la culpa del Dr. Mario V. Chrabolowsky corresponde admitir la acción de daños y perjuicios promovida por los herederos de la Sra. Elena L. Correa de Caneo contra éste y contra el Gobierno de la Provincia, la que resulta responsable por el hecho del dependiente en virtud de lo establecido por el Art. 1113 del Código Civil." Es decir, que la Cámara tuvo por probada la relación causal entre el acto médico y el daño con las constancias del protocolo quirúrgico de la segunda operación, realizada el 04/07/86, donde el cirujano deja constancia de la existencia de un abceso subhepático por oblitoma y de la extracción de un oblito. V.- La sentencia de la Suprema Corte de Mendoza. Finalmente la Corte Provincial desestima la demanda contra el médico y confirma la sentencia contra el Estado. En definitiva el médico cirujano quedó excluido de la condena. La Corte provincial se aparta de la responsabilidad refleja del Art. 1113 del Código Civil que sostuvo la Cámara Civil, es decir que aunque considera que no existió culpa del médico cirujano, igualmente condena al ente asistencial, aplicando el criterio que sostiene la Suprema Corte de la Nación, de la falta de servicio o de que quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe hacer en condiciones adecuadas para cumplir el fin para el que ha sido establecido, con fundamento en el Art. 1112 del Código Civil. Jurisprudencia de Mendoza 199 Sostiene el ministro preopinante que: "...En lugar ni modo alguno del proceso, puede derivarse que se le impute al médico, falta de conocimientos técnicos y científicos o que en el acto quirúrgico no se haya actuado conforme a las reglas del arte del curar en pro de la finalidad de lograr la curación de la enferma. Tampoco que la negligencia atribuida, lo sea como consecuencia de haber dejado olvidada una gasa al practicar la operación, como enfáticamente concluye la sentenciante. Por el contrario y aún admitiendo la existencia de un oblito como causante de infección, ni de la demanda, ni de la denuncia penal o de la propia declaración del Dr. Peralta a fs. 5 de la causa correccional N° 96.169 que tengo a la vista, como así tampoco de la historia clínica agregada en copia a fs. 7/29 de ésta última surge que aquel oblito, lo conformara una gasa olvidada, ni que el mismo se constituyera en la causa de la muerte de la paciente operada. "...Como puede apreciarse el Dr. Peralta, sea al informar al denunciante en el proceso penal, sea por su propia declaración en esta causa, nunca afirmó que lo extraído específicamente fueran gasas. Sólo menciona ésta última para conceptualizar el oblito. Pues bien, si ello es así, mal puede afirmarse en el pronunciamiento, que tal cuerpo extraño consistiera precisamente en una gasa y que de ello resulte una conducta negligente del cirujano que practicara la primera operación. "...entendemos que la responsabilidad del Hospital y con él el Estado, por el defectuoso servicio prestado, debe encontrar correlato en la ejecución irregular del servicio público de salud, por parte de los prestadores del mismo en forma genérica. En este aspecto nuestro más alto Tribunal de la Nación ha sentado en forma reiterada que "quien contrae la obligación de prestar un servicio público, lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido y es responsable de los perjuicios causados por su incumplimiento o su ejecución irregular. Esta idea objetiva de la falta de servicio encuentra fundamento en la aplicación por vía subsidiaria del art. 1112 del Código Civil (conf. Fallos 306-230);La Ley 1985 B,3;312-1656; La ley 1993-E-115) Es que el Estado es responsable por la deficiente actuación de sus funcionarios, deficiencia que lo hace incurrir en lo que la doctrina francesa llama "faute de service." (conf. C.N. Fed. Cont. Adm. S.IV; Fallo6123,LL-1989-C-626) También este Tribunal en seguimiento de la doctrina de la C.S.J.N. (en fallo que obra en E.D. T°114-215...ha dicho: "...En tal sentido la responsabilidad extracontractual del Estado es siempre directa y objetiva, fundada en la figura de al falta de servicio, que se independiza de la idea de culpa y que no requiere la individualización del autor del daño. La tesis que sustenta esta línea jurisprudencial ya insinuada en algun precedente anterior se basa en que quien contrae una obligación de prestar un servicio lo debe hacer en condiciones adecuadas para cumplir con el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los daños y perjuicios que provocare su incumplimiento o su irregular ejecución, lo cual encuentra su fundamento en el art. 1112 del C.C. Señala la Corte con acierto que en el caso se halla en juego la responsabilidad extracontractual del Estado en 200 Jurisprudencia de Mendoza el campo del derecho público, que no requiere como fundamento de derecho positivo recurrir al art. 1113 del C.C. a que han remitido desde antiguo, exclusiva o concurrentemente sentencias anteriores del alto Tribunal....(E.D.114-215, LL1987-A-779 ...(Sala II, LS.241-216). En nuestro caso, conforme a lo que llevamos relatado, no se ha podido arribar a la demostración de la culpa personal del o de los funcionarios involucrados en la prestación del servicio asistencial, en cambio si se ha patentizado la irregularidad genérica del servicio, en el cual no obstante aplicarse la idea de actividad de los primeros, no por ello debe dejarse sin respuesta al daño sufrido, por falta de imputabilidad de los mismos. ...a mi juicio injustamente, individualizaron a un solo culpable y extendieron la responsabilidad por dependencia al Estado (art. 1113 C.C.). Creo y entiendo que aquella presunción homine de culpa, en que se basa el pronunciamiento, es susceptible de ser atribuida genéricamente a los integrantes del servicio y con ello a la entidad misma por aplicación subsidiaria del art. 1112 de Código Civil, como sostienen los fallos de la C.S.J.N. que hemos traslineado. Por lo demás la demandada no observó una conducta acorde en la demostración de su no culpa o cuanto menos, para individualizar al culpable, no obstante que se encontraba en condiciones más favorables para hacerlo, que los accionantes. Tal solución se acomoda más al criterio de equidad que debe presidir todo pronunciamiento jurisdiccional." C.- CONCLUSION. El caso estudiado nos deja algunas enseñanzas, en cuanto a la importancia de la historia clínica como prueba documental y contribuye a mostrar los principios doctrinarios y jurisprudenciales específicos aplicables para juzgar la responsabilidad médica, entre ellos, las presunciones, la prueba indirecta de la culpa médica y la teoría de las cargas probatorias dinámicas. También en cuanto al resultado final del juicio, ya que la Corte de la Provincia adopta la tesis de la falta de servicio o de que quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe hacer en condiciones adecuadas para cumplir el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los daños y perjuicios que provocare su incumplimiento o su irregular ejecución, lo cual encuentra su fundamento en el Art. 1112 del C.C. siguiendo el criterio de la Corte Suprema de la Nación. *Las sentencias completas pueden consultarse en: 1.- Fallo de Primera Instancia, "Revista del Foro de Cuyo", Tomo 6, 1992, pág.575. Con nota del Dr. Aldo L. Giordano. 2.- Fallo de Segunda Instancia, "Revista del Foro de Cuyo", Tomo 15, 1994, pág.74. Con nota del Dr. Aldo L. Giordano. Y jurisprudencia d e Mendoza, rev.46 pág.194 3.- Fallo de la Suprema Corte de Mendoza L.S. 262. Fs.60 Jurisprudencia de Mendoza 201 ROL DEL MINISTERIO PUBLICO FISCAL DE MENORES: por Rodolfo Javier Luque y María Laura Guajardo Introducción: En el devenir histórico mundial la responsabilidad penal de los menores de edad ha transitado por tres grandes etapas. Una primera de carácter penal indiferenciado, que se extiende desde el nacimiento de los códigos penales de corte netamente retribucionista del siglo XIX hasta 1.919. Se caracteriza por considerar a los menores de edad de la misma forma que a los adultos. Una segunda etapa de carácter tutelar o de la "situación irregular". Este período tiene su origen en los EE.UU, a fines del XIX, el liderado por el llamado Movimiento de los Reformadores y responde a una reacción de profunda indignación moral frente a las condiciones carcelarias y muy particularmente frente a la promiscuidad del alojamiento de mayores y menores en las mismas instituciones. Este período comienza en la Argentina en el año 1.919 con la ley "Agote". Las nuevas leyes y la nueva administración de la justicia de menores nacieron y se desarrollaron en el marco de la ideología en ese momento dominante: el positivismo filosófico. La tercera y actual etapa es la de la responsabilidad penal o de la "protección integral", cuyo nacimiento se registra en 1.989 con la aprobación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Se caracteriza como la etapa de la separación, participación y responsabilidad. La separación se refiere a la neta y necesaria distinción, de los problemas de naturaleza social de aquellos conflictos específicos con las leyes penales. El concepto de participación se refiere al derecho del niño a formarse una opinión y a expresarla libremente. El modelo de la responsabilidad penal es el de la justicia y de las garantías. Podemos afirmar que responde a este último modelo nuestra Ley N° 6.354, sancionada el 25/11/95 y puesta completamente en funcionamiento en lo que hace al aspecto penal el 29/5/2.000, con la designación de los órganos específicos establecidos por la ley como son las Fiscalías y Defensorías Penales de Menores. Dicha ley regula el proceso penal de los menores infractores a la ley penal, desde los arts. 109 a 197, existiendo disposiciones que son comunes a la justicia 202 Jurisprudencia de Mendoza de Familia y Penal de Menores.. En relación al aspecto que nos ocupa, cual es el funcionamiento del Ministerio Público Fiscal de Menores, adelantamos que su contemplación en la ley conlleva la efectiva operatividad de las garantías constitucionales, dentro de un sistema marcadamente acusatorio (que permite deslindar nítidamente las funciones de acción y jurisdicción) en detrimento del inquisitivo que aún impera en algunas provincias argentinas, por recaer la investigación y juzgamiento en un solo órgano establecido al efecto (Juez de Menores). Principios contenidos en la Ley N° 6.354: La Ley N° 6.354 contiene en el campo del derecho material el principio de legalidad, así como el de racionalidad y proporcionalidad de las sanciones y el de determinación de las mismas. Contiene el derecho a la seguridad jurídica de conocer cuál es el tipo y la extensión de la sanción que se aplica. Se prohíbe cualquier forma de sanción indeterminada. En el campo del derecho procesal, la ley abarca las normas comunes que le asisten a los adultos en el proceso penal, como son el estado de inocencia, el derecho al debido proceso, el derecho de abstenerse de declarar, el principio de "non bis in idem", el principio de aplicación de la ley y la norma más favorable, el derecho de defensa, el principio del contradictorio. También en el campo procesal, la ley contiene otras normas que, por la especialidad de la materia, se le reconocen a los menores de edad. Por ej. La justicia especializada, que comprende todos los sujetos procesales. Además, el principio de confidencialidad y el derecho de privacidad, que son normas que se imponen al principio de publicidad del derecho procesal penal de adultos, y que protegen la vida privada del menor de edad e incluso la de su familia, en relación con el proceso, por las consecuencias estigmatizantes y negativas que puede provocar. Estos principios han sido establecidos en el art. 11 de la Ley N° 6.354. En consecuencia: 1) Sólo la convicción (certeza), fundada en pruebas legítimas de la participación material del menor en el hecho que originó el procedimiento, podrá justificar, no sólo la imposición de pena, sino cualquier otra medida de protección. 2) En nuestro país rige el derecho penal de acto, no el derecho penal de autor. La disposición del menor que no cometió delito, pero que se encuentra en situación irregular es una especie de medida de seguridad pre-delictual, propia del derecho penal de autor. Jurisprudencia de Mendoza 203 3) El menor no podrá ser sometido al régimen penal de menores si no se le atribuye participación material en un hecho que, al momento de su comisión, estaba definido por la ley penal como delito. 4) Un órgano judicial, competente, independiente e imparcial estará a cargo de dirimir la causa. 5) El menor gozará de un estado jurídico de inocencia que sólo podrá ser destruido por la sentencia declarativa de responsabilidad penal firme. El Ministerio Público Fiscal en lo Penal de Menores: A partir de la reforma de 1.994, la Constitución Nacional regula al Ministerio Público como un órgano extra-poder. Al respecto, el artículo 120 de nuestra Carta Magna dispone: "El Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía funcional y autarquía financiera, que tiene por función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los intereses generales de la sociedad…" El art. 46, inc. g) de la Ley N° 6.354 dispone la creación, en el ámbito del Poder Judicial de Mendoza, del Ministerio Público Fiscal y Pupilar en lo Penal de Menores. De la lectura de esta disposición se desprende que la Ley N° 6.354 adopta una posición expresa acerca de la ubicación institucional del Ministerio Público en lo Penal de Menores, ubicándolo en la órbita del Poder Judicial. En ese sentido, la Ley N° 6.354 enrola en la postura imperante en el Derecho Público Provincial. Al respecto, se ha dicho: "…a partir de la Constitución de 1.994, coexisten en la República Argentina dos sistemas en lo referido al Ministerio Público. En el orden provincial, por abrumadora mayoría, es un órgano ubicado dentro del Poder Judicial. En el orden nacional, aparece como un híbrido órgano extra-poder" . El art. 111 de la Ley N° 6.354 establece la composición del Ministerio Público de Menores: "El Ministerio Público Fiscal y Pupilar de Menores estará conformado por el Agente Fiscal, que ejercerá la acción penal y los actos propios de la Policía Judicial, en la forma establecida por esta ley y el Defensor de Menores…" Funciones: A) La función principal y característica del Ministerio Público Fiscal es la de hacer valer la pretensión punitiva derivada de un delito, promoviendo y ejercitando la acción penal. 204 Jurisprudencia de Mendoza Dado que la acción penal deriva de un hecho que constituye delito, es natural que el ministerio público, antes de promover esa misma acción, o sea, antes de hacerse acusador, realice las investigaciones preliminares y preparatorias acerca de los elementos objetivos y subjetivos del hecho que se vea que son necesarias y suficientes para reconocer lo fundado de la acusación. En sintonía con lo expresado por el maestro Manzini, el art. 117 de la Ley N° 6.354 delimita las funciones del Fiscal Penal de Menores, quien: 1) Dirige la investigación preliminar; 2) Actúa ante el Tribunal y el Juez Penal de Menores, según corresponda. En cuanto al ámbito material y territorial de actuación, así como lo relativo a la conexión de causas, se regirá por lo dispuesto en el Código Procesal Penal (art. 118). B) Además, el Ministerio Público Fiscal cumple otra función esencial en el proceso penal de menores que consiste en el control de legalidad. Esta función está asignada en los arts. 125, 130 y 131 de la Ley N° 6.354. El primero de los artículos mencionados se refiere a la aprehensión policial de menores y establece que la misma debe ser comunicada por los oficiales y auxiliares de la Policía al Agente Fiscal en el plazo de dos horas de producida y debe asentarse en el Registro de Detenidos. El art. 130 dispone que el menor deberá ser informado de las causas de su aprehensión o detención y del contenido de los artículos 11 -derechos y garantías del niño y del adolescente en el proceso penal- y 127 -derecho a comunicarse con sus representantes legales, familiares o persona de su amistad en caso de aprehensión-, bajo pena de nulidad del procedimiento. En este aspecto es muy importante la labor del Fiscal Penal de Menores para erradicar prácticas policiales contrarias a la ley. El Fiscal debe exigir que la aprehensión de menores le sea informada en el plazo establecido por la ley y debe velar por el respeto de las garantías consagradas en los artículos 11, 127 y 130 de la Ley N° 6.354. Desde esta perspectiva, el Agente Fiscal es el custodio de la validez del procedimiento y el encargado de controlar el accionar de la policía. Al respecto, Maier expresa: "Un segundo papel que se le otorga al Ministerio Público es el de intermediador: los fiscales son un primer filtro de la actividad de la policía. La concepción del Ministerio Público como una cabeza sin manos significa que debe actuar como un intermediario entre la policía y el Juez y, además, debe resguardar las garantías ciudadanas." Jurisprudencia de Mendoza 205 Si bien este rol no es exclusivo del Ministerio Público de Menores, creemos que en el caso del Agente Fiscal de Menores reviste algunas particularidades, que están dadas por el sujeto del proceso penal -niños y adolescentes- y por la relativa novedad de la ley -que hace necesaria la difusión de su contenido y un control más estricto de la actividad policial. Por último, de acuerdo al art. 131, los derechos establecidos en la Ley N° 6.354 los puede hacer valer el menor por sí, por sus representantes legales, su defensor y el Ministerio Público. Al hablar de Ministerio Público, la ley se está refiriendo concretamente al Agente Fiscal, por cuanto previamente menciona al Defensor. El Agente Fiscal es el custodio de la ley. "Ello significa: su tarea consiste en velar, a favor del imputado, porque se obtenga todo el material de descargo y porque ninguno de sus derechos procesales sea menoscabado." Investigación Preliminar: El proceso penal ha sido definido como un conjunto o serie gradual, progresiva y concatenada de actos disciplinados por el derecho procesal penal y cumplidos por órganos predispuestos y por particulares obligados o autorizados a intervenir, mediante el cual se procura investigar la verdad y actuar concretamente la ley sustantiva. La instrucción es una etapa fundamental del proceso penal, cuya finalidad radica en recopilar los elementos de prueba que fundamenten una eventual acusación o el dictado de falta de mérito o de sobreseimiento.Es una etapa preparatoria del juicio, al tener por objetivo la recolección de los elementos convictivos que acrediten la existencia del hecho presuntamente delictivo y la autoría del imputado. En la justicia ordinaria (de mayores) y de acuerdo a la normativa procesal vigente hasta el presente, si se trata de delitos por los que corresponde instrucción formal, quien lleva adelante esta etapa es el Juez de Instrucción: es decir que un mismo juez es quien investiga y también resuelve. Entiende Edwards, que ello compromete seriamente la imparcialidad que debe tener el magistrado, ya que al ser juez y parte, difícilmente podrá sustraerse de la carga subjetiva que significa haber practicado toda la investigación. El fiscal se convierte en un simple espectador de la tarea investigativa. En la Ley de Menores de la Provincia de Mendoza esta primera fase del proceso penal se denomina investigación preliminar y está a cargo en forma exclusiva del Fiscal de Menores. Ante un hecho aparentemente delictuoso, es decir, que prima facie, reúne los elementos de una figura penal, el Fiscal debe ordenar y practicar todas las 206 Jurisprudencia de Mendoza medidas probatorias tendientes al descubrimiento de la verdad real. Durante esta etapa la ley le asigna al Juez Penal de Menores una función de contralor de las garantías constitucionales. . Es decir, en nuestra Ley N° 6.354 la función investigativa corresponde en forma exclusiva al Ministerio Fiscal, con independencia del monto de la pena amenazada para el delito. El art. 134 conmina al Ministerio Fiscal a investigar "todos los delitos y faltas" que se imputen a menores, para acreditar la existencia del hecho, independientemente de la punibilidad de los imputados y con arreglo a las disposiciones de la presente ley. Es decir, que se deben investigar aún los delitos cometidos por menores de 16 años de edad. Esto surge, de la expresión "independientemente de la punibilidad de los imputados", resultando el término imputado poco apropiado para los menores de 16 años, ya que técnicamente el imputado es una parte esencial del proceso y a quien se le recibe declaración indagatoria.. Por lo tanto, en la Ley N° 6.354 una de las funciones básicas del Ministerio Fiscal es la de INVESTIGACION, de todos los delitos y faltas en que intervengan menores de 18 años. Este período, que se denomina investigación preliminar, se inicia en virtud de prevención o información policial o por investigación directa del Agente Fiscal o por denuncia que le sea formulada (art. 135). Corresponde aclarar que la persona víctima de un delito o su representante legal tratándose de un incapaz, puede denunciar el hecho tanto ante la policía como ante el Ministerio Fiscal, pudiendo incluso actuar el Fiscal de oficio en caso de delitos de acción pública promovible de oficio. En la práctica, generalmente el Fiscal toma conocimiento de un hecho delictivo mediante comunicación telefónica de la Seccional policial correspondiente al lugar del hecho, comenzando la investigación del mismo a partir de dicha comunicación -impartiendo las instrucciones telefónicamente cuando el hecho no reviste extrema gravedad o concurriendo personalmente al lugar del hecho en caso contrario- a fin de preservar y asegurar las pruebas. Es decir, que los actos llevados a cabo por personal policial son consecuencia de las órdenes impartidas por el Ministerio Público. Ello, en virtud de que el personal policial se encuentra bajo las órdenes del Ministerio Fiscal. Así surge del art. 140 que dice: "El Agente Fiscal y la policía judicial u organismo que ejerza sus funciones, por orden de aquél, podrán iniciar el sumario de prevención practicando todas las medidas previas para acreditar la existencia del hecho y las condiciones personales del menor, a fin de no frustrar la investigación." El desarrollo ulterior de la investigación preliminar dependerá de la categoría de menores a quienes se atribuya la comisión del hecho delictivo, según la distinción realizada por la Ley N° 22.278/22.803. Jurisprudencia de Mendoza 207 a) Inimputables e Imputables no Punibles: La ley vigente (art. 1 de la Ley N° 22.278 modificada por la 22.803), fija el tope cronológico de la inimputabilidad del menor en los 16 años, adoptando un criterio biológico. Se trata de plena inimputabilidad. La edad mínima es expresión legal de la idea de que ése es el límite a partir del cual se inicia la madurez o capacidad psicológica para ser penalmente responsable. La presunción legal en que ello se funda, sin posibilidad de prueba en contrario, parte a su vez de la experiencia psicosocial y de las enseñanzas de la psicología evolutiva. En cuanto a los menores de 16 a 18 años, la ley los considera no punibles cuando hayan perpetrado delitos de acción privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de dos años, con multa o inhabilitación (art. 1). En estos casos -delitos cometidos por menores de 16 años de edad (inimputables iuris et de iure) y delitos de acción privada (injurias, calumnias) o de acción pública con pena inferior a dos años de prisión (hurto, violación de domicilio, lesiones leves, etc.) o con pena de multa o inhabilitación, cometidos por menores de 16 a 18 años- los hechos deben ser igualmente investigados por el Agente Fiscal (art. 134, Ley N° 6.354). La extensión de la investigación estará íntimamente vinculada a la naturaleza y gravedad del hecho que se les atribuye. La investigación se inicia con un decreto en el que el Fiscal dispone la citación del menor a los fines de prestar declaración informativa y en el que debe consignar cuál es la norma penal que éste habría infringido con su accionar. Este último aspecto reviste importancia a los efectos de determinar la competencia del Fiscal Penal de Menores, quien sólo puede intervenir en caso de comisión de un delito o falta y no en los supuestos que no constituyan una infracción penal y en los que pueda corresponder la actuación del Juez de Familia en turno tutelar (art. 53, Ley N° 6.354). Los menores comprendidos en esta categoría no prestan declaración indagatoria sino simplemente una declaración informativa, durante la cual son asistidos por sus representantes legales o, en su defecto, por los Asesores, en ejercicio de la representación promiscua que les confiere el art. 59 del Código Civil. Concluida la investigación, el Agente Fiscal dispone el archivo de la causa, debiendo comunicar al Juez Penal de Menores si el menor "intervino o no en el hecho", a fin de que el mismo pueda aplicar -si lo considera necesario- alguna medida de protección y a fin de salvaguardar las acciones civiles por una eventual responsabilidad patrimonial del menor o sus representantes. 208 Jurisprudencia de Mendoza Es importante que el Fiscal determine si el menor ha participado o no en la comisión del ilícito por cuanto, en caso de que no haya tenido intervención, no correspondería la adopción de ninguna medida tutelar por parte del Juez Penal de Menores. La competencia de todos los órganos de la Justicia Penal de Menores se asienta en el presupuesto de la comisión de un delito o falta por parte del menor. No es posible extender esta competencia a otros casos no contemplados en la ley. Así se desprende de la correlación entre los arts. 143 y 114 inc. e) de la Ley 6.354. El primero de ellos establece en su última parte: "El Agente Fiscal...ordenará la desestimación de la denuncia o el archivo de las actuaciones policiales, cuando el hecho imputado no constituya delito o falta"; mientras que la última norma delimita la competencia del Juez Penal para "tomar las medidas de protección respecto de los menores inimputables que hubieren participado en un hecho previsto por las leyes penales o de faltas". Si de la investigación surge que el menor no ha participado en la comisión de estos hechos, podrá corresponder -siempre que el menor se encuentre comprendido en alguno de los supuestos enumerados en el art. 53 de la Ley N° 6.354la adopción de una medida de protección por parte del Juez de Familia. En ese sentido, es importante delimitar la competencia tutelar del Juez Penal de Menores y del Juez de Familia. b) Imputables Punibles de 16 a 18 años: Estos menores quedan sometidos a todas las etapas del proceso penal diseñado por la Ley N° 6.354, siendo en consecuencia plenamente responsables por los actos delictivos que cometan, siempre contemplándose su situación de menores. En consecuencia si se trata de menores de entre 16 a 18 años de edad, que hubieren cometido "prima facie" algún delito que no sea de los previstos en el art. 1 de la Ley N° 22.278/22.803, el Fiscal dispone de inmediato medidas de instrucción y que se le recepcione declaración indagatoria en presencia de sus progenitores o que se permita la comunicación con los mismos...o con cualquier persona de su amistad, desde la policía, en caso que se encontraren aprehendidos (art. 129). Se le deben hacer saber las causas de su aprehensión o detención y el contenido de los arts. 11 y 127, bajo pena de nulidad del procedimento. A fin de resolver con rapidez su situación procesal, se dispone su remisión a Comisaría del Menor (depende de la gravedad del caso, ya que si la infracción que se le atribuye es muy leve puede ser restituido a sus representantes legales desde la misma seccional enviando a Comisaría del menor un preventivo a fin de que se actualice su microprontuario). Esto es así en virtud de que nunca deberán ser alojados los menores en un local que se destine a personas mayores, por lo que deberá ser conducido y alojado Jurisprudencia de Mendoza 209 en establecimientos especializados (arts. 128 in fine y 129). El Agente Fiscal imparte a los funcionarios de la Comisaría del Menor la orden de que se comuniquen con el Juez Penal de Menores, a fin de que éste disponga la entrega o no a los padres. El Juez resolverá teniendo en cuenta, principalmente, la gravedad del delito y los antecedentes de menor. Además en Comisaría del Menor se confecciona una actuación para el Juzgado Penal de Menores, que será la base del expediente tutelar. Paralelamente, la Seccional policial que instruye el sumario debe remitirlo a la Fiscalía Penal de Menores. Una vez recibido el sumario de prevención en la Fiscalía, se califica jurídicamente los hechos mediante un decreto de AVOCAMIENTO y, siempre y cuando existan motivos de sospecha bastante, se recibe declaración indagatoria al menor imputado, quien se encuentra facultado para designar un abogado de su confianza o en subsidio al defensor oficial. Por otra parte, es una facultad de la defensa solicitar al Agente Fiscal que se avoque de inmediato al conocimiento del sumario de prevención especial, en cualquier estado en que éste se encuentre (art. 136). Entendemos que la expresión "se avoque" utilizada por la norma, impone al Fiscal la obligación de solicitar con urgencia el sumario de prevención, a fin de resolver a la mayor brevedad la situación procesal del menor. Debe hacerse saber al Juez Penal de Menores la calificación legal, ya que el juez sólo puede ordenar medidas de protección en hechos que "prima facie el Agente Fiscal haya calificado como delito". En ese sentido, el art. 137 dispone: "Cuando el Agente Fiscal se avoque a la causa, lo pondrá en conocimiento del Juez en lo Penal de Menores, el que deberá resolver la situación del menor en el plazo de veinticuatro (24) horas, reintegrándolo a los padres, tutor o guardador u ordenando otra medida de protección…" Sistema Acusatorio: De lo expuesto se colige que la Ley N° 6.354 responde al llamado sistema acusatorio. Este sistema, a diferencia del inquisitivo, le encarga la tarea investigativa al Ministerio Público y la función juzgadora al órgano judicial. Sus antecedentes se remontan al derecho griego y romano. Por su parte, Maier afirma que "el antecedente más remoto de procedimiento preparatorio dirigido por el acusador puede ubicarse en el enjuiciamiento acusatorio romano -questio, acusatio o iudicium publicum- y su sistema de acusación popular -aunque parece haber tenido también existencia en el acusatorio griego- donde el ciudadano ungido como acusador realizaba una investigación preliminar -de parte- tendiente a colectar los elementos de prueba que pudieran avalar su pretensión. 210 Jurisprudencia de Mendoza Actualmente contemplan la instrucción a cargo del Ministerio Fiscal, países como Alemania, Italia y Portugal, quienes derogaron las normas que atribuían la competencia al juez instructor. El cambio se fundamentó en dos aspectos de suma importancia: 1º) La instrucción por un juez es una institución netamente inquisitiva, por lo que es incompatible con el proceso penal propio de un Estado de Derecho, el cual, se dice, exige la más amplia vigencia del sistema acusatorio, contribuyéndose con ello decisivamente limitar de manera evidente los amplísimos poderes investigadores del juez de instrucción en la base de averiguación o sumarial del proceso penal clásico, acercando la figura del juez instructor más al papel de árbitro. 2º) Centrar en la vista oral la auténtica importancia de las pruebas, dejando los actos de investigación para fundar exclusivamente la apertura del juicio oral o el sobreseimiento. Por ello resulta conveniente referirnos al sistema español que, como expresa Marchisio, nació como consecuencia de la sentencia del tribunal constitucional del 12 de julio de 1.988 que declaró inconstitucional la acumulación en un mismo juez de las funciones instructorias y juzgadoras, vale decir que consagró constitucionalmente el principio de que "quien instruye no puede fallar". Agrega que "esta importante decisión fue tomada en el marco de una corriente doctrinal pacífica en Europa en materia de derechos humanos, dado que el alto tribunal se inspiró en las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos del 1º de octubre de 1.982 (Caso Piersach) y 26 de octubre de 1.984 (Caso de Cubber). La declaración de inconstitucionalidad motivó al legislador español a modificar rápidamente el ordenamiento procesal para evitar el colapso que podía significar en el Poder Judicial esta doctrina del tribunal constitucional, creando en el año 1.988 el "juicio abreviado" y el "juez en lo penal". Al ser el fiscal el único órgano encargado de la investigación, se enmarca dentro de lo que se conoce como sistema acusatorio, ya que distingue perfectamente los distintos roles de los diferentes sujetos procesales: el juez ejerce el poder de jurisdicción, el fiscal el poder de acción y el defensor el poder de la defensa. En este sistema el fiscal es quien debe investigar y el juez es quien debe controlar esa tarea investigativa, quien además vigila el fiel cumplimiento de las garantías constitucionales. A tales fines el art. 141 de la Ley N° 6.354 dispone: "Cuando las medidas necesarias para la investigación del hecho afectaran o pudieran afectar garantías o derechos constitucionalmente protegidos, a solicitud del Agente Fiscal o de las partes, resolverá el Juez en lo Penal de Menores" (por ejemplo: sólo el Juez puede ordenar un allanamiento domiciliario, en garantía del derecho constitucional de Jurisprudencia de Mendoza 211 propiedad, previsto por el art. 17 de la C.N. u ordenar un reconocimiento en rueda de personas, por tratarse de un acto definitivo e irreproductible). El juez es un tercero imparcial que resuelve el conflicto entre las partes, existiendo una verdadera igualdad entre fiscal e imputado, garantizándose de esta forma que se respeten los derechos y garantías de los que goza todo imputado durante el transcurso del proceso. Adquiere de esta forma el papel de árbitro. Un aspecto que corresponde destacar y que desarrollaremos más adelante es que el mismo fiscal que realiza la investigación, interviene en la etapa del juicio. Facultades en la Investigación Preliminar: Ubicándose la Ley N° 6.354 entre las que adhieren al sistema acusatorio -en el que se destaca la igualdad entre las partes (fiscal e imputado)-, resulta necesario garantizar ciertos derechos básicos al imputado, durante el curso de la investigación (art. 11 inc. c). Por tanto, se trata de un deber del Agente Fiscal el de hacer conocer al imputado el hecho que se le endilga, con las circunstancias de tiempo, lugar y modo de comisión, las pruebas colectadas en su contra, e invitarlo a elegir un defensor técnico, ya que según el art. 11 inc. b): "El estado garantizará...al pleno y formal conocimiento del acto infractor que se le atribuye y de las garantías procesales con que cuenta..." Entendemos que la oportunidad procesal para hacerlo es inmediatamente después de recibido el sumario de prevención de la seccional pertinente, por tratarse de la primera oportunidad y la única que respeta la verdadera igualdad procesal. El acto mediante el cual se pone en conocimiento del imputado el hecho y las pruebas que lo incriminan es la indagatoria. Esta facultad-deber surge, además, del art. 136 que establece que "los defensores ...podrán pedir al Agente Fiscal que se avoque de inmediato al conocimiento del sumario de prevención policial..., quien resolverá de inmediato, con las actuaciones a la vista y examinando al menor...". Además, y como se ha expuesto precedentemente, el Fiscal puede y debe ordenar todas las medidas probatorias tendientes al descubrimiento de la verdad real, siempre que no se trate de actos definitivos e irreproductibles o que afecten garantías constitucionales. En este aspecto, la labor del Fiscal Penal de Menores guarda semejanza con la del Fiscal Correccional en el procedimiento de citación directa. En ambos casos es el mismo fiscal quien realiza la investigación y actúa en el juicio oral. Por ello, y en virtud de la remisión contenida en el art. 120 de la Ley N° 6.354, entendemos que es de aplicación al proceso penal de menores el art. 376 del C.P.P, del que surge la facultad del Fiscal de citar e interrogar al imputado, testigos y peritos, según las disposiciones de la 212 Jurisprudencia de Mendoza instrucción formal y requerir el auxilio de la fuerza pública, en los casos establecidos por la el Código Procesal Penal. Audiencia Preliminar: Una vez realizada la investigación, el Fiscal puede solicitar al Juez Penal de Menores, el dictado de un auto de sobreseimiento o de falta de mérito o prórroga extraordinaria de la investigación. El Juez debe resolver mediante auto fundado (art. 142). Cuando en base a las pruebas incorporadas al proceso el Fiscal cuente con elementos de convicción suficientes, que acrediten con grado de probabilidad afirmativa la autoría o participación del menor en un hecho punible, formulará al Juez Penal de Menores un requerimiento acusatorio en el cual calificará provisoriamente los hechos y solicitará la realización de una AUDIENCIA PRELIMINAR (art. 144). En consecuencia, el grado de convicción necesario para la formulación de este requerimiento es el mismo que se exige para el dictado del auto de procesamiento (art. 307 del C.P.P.). El requerimiento de audiencia preliminar debe serle notificado al defensor del imputado, a fin de que éste pueda ejercer el derecho de oponerse al mismo, instando el sobreseimiento de su pupilo. El art. 147 hace referencia a que el requerimiento debe encontrarse "firme". Creemos que la expresión no resulta correcta por cuanto los requerimientos del Ministerio Fiscal no son susceptibles de ser recurridos; únicamente se puede deducir oposición en su contra (conf. art. 364 del C.P.P.) En la audiencia preliminar se le hace saber al imputado la acusación, a fin de que preste declaración indagatoria ante el Juez, pudiendo abstenerse de declarar, en ejercicio de su derecho (art. 146). Durante el desarrollo de la audiencia preliminar, el Agente Fiscal podrá solicitar al Juez en lo Penal de Menores el archivo de la causa, en los casos en que la ley penal permita la aplicación de criterios de oportunidad (art. 150) y deberá expedirse cuando la aplicación de estos criterios sea solicitada por el imputado o su defensor (art. 152). Igualmente corresponde que emita su dictamen cuando se solicite la suspensión del juicio a prueba (arts. 151 y 152). Si no se planteara ninguna de estas alternativas, el Agente Fiscal debe exponer las conclusiones de su investigación (art. 153) y luego el Defensor podrá solicitar el juicio abreviado. En caso de que se hubiera optado por el juicio abreviado, el Juez en lo Penal de Menores resolverá en única instancia (art. 157). De lo contrario, dispondrá la elevación de la causa a juicio ante el Tribunal en lo Penal de Menores (art. 156). Jurisprudencia de Mendoza 213 Juicio abreviado Cuando se trata de delitos cuya pena en abstracto sea de hasta 10 años de prisión, en la mayoría de los casos, la audiencia preliminar deriva en un juicio abreviado (art. 114 inc. c), en el que se incorporan las pruebas recibidas en la investigación preliminar y que culmina con el dictado de una sentencia por parte del Juez Penal de Menores, luego de oídos los alegatos de las partes. El juicio abreviado previsto en la Ley N° 6.354 es un procedimiento original, ya que no responde completamente a los antecedentes legislativos y doctrinarios de lo que se entiende por juicio abreviado, toda vez que no contempla un aspecto esencial del mismo, cual es la confesión del imputado acerca de su participación en la comisión del hecho. Los puntos de contacto con los antecedentes de este instituto son la existencia de una negociación tácita entre las partes (de límites imprecisos) y la supresión del juicio oral, contradictorio y continuo, posibilitando el dictado de una sentencia con las pruebas ya incorporadas a través de la investigación preliminar. Por ello, respeta las garantías constitucionales, ya que no contempla la confesión del imputado, descartándose cualquier tipo de pacto entre el fiscal y el defensor del imputado respecto de la pena. Juicio común En caso de delitos cuya pena supere en abstracto los 10 años de prisión, igualmente se practica la audiencia preliminar que culmina, cuando el juez comparte los argumentos del Ministerio Fiscal, en un auto de elevación a juicio ante el Tribunal Penal de Menores (art. 113). A partir de este momento el Ministerio Fiscal comienza su intervención ante el Tribunal de Menores, donde se llevará a cabo el juicio oral, el que será secreto a fin de salvaguardar la identidad del menor, pudiendo asistir al debate solamente el Agente Fiscal, las partes y sus defensores y las personas que el tribunal estime conveniente (art. 164). Solicitud de pena por parte del Agente Fiscal: Luego de haberse diligenciado las pruebas ofrecidas por las partes, procede la etapa de la discusión final o de los alegatos, que en el procedimiento de la ley 6.354, comenzará con el del Ministerio Público Fiscal, ya que en virtud del art. 119, en este proceso "...no rigen las reglas sobre la acción civil, la que deberá ser intentada en la jurisdicción respectiva...". 214 Jurisprudencia de Mendoza El Ministerio Público tiene obligación de proponer conclusiones específicas y motivadas, sin que se pueda remitir a la discreción del juez, porque no se puede desentender del ejercicio de la acción penal, ejercicio que para él tiene naturaleza no sólo de un poder, sino también de un deber indeclinable. Es decir, debe expresar si procede la condena o la absolución y dar los fundamentos jurídicos. Cabe señalar que, conforme a lo resuelto por la Excma. Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, en los autos Nº 63.201: carat. "F.c/ Lemos Ferrande, Raúl...", de fecha 24/11/99 y "F/ Tomé Maurichi, Cristian", de fecha 5/10/99, no procede condenar al imputado, correspondiendo su absolución, cuando no media acusación fiscal, de conformidad con la doctrina de la Corte de la Nación. Esta decisión de la Corte provincial se fundamenta en un simple acatamiento de la decisión de la Corte Suprema de la Nación, y a los efectos de evitar un desgaste jurisdiccional. Teniendo en cuenta que estamos en presencia de un procedimiento de tinte acusatorio, rige con mayor fuerza este principio, que se ha fundado en la circunstancia de que "si la prueba sobre la cual debe basarse la sentencia es la colectada durante el debate, sobre esa prueba debe expedirse el fiscal de juicio, conforme a las reglas de la experiencia, la psicología y la lógica, para fundar la acusación que permitió la apertura del plenario. Y es a esa valoración a la que responde el Defensor al formular su alegato, no estando obligado a responder lo expuesto en el auto de elevación. En caso de condena sin acusación en la etapa del juicio, resulta vulnerado el principio "ne procedat iudex ex officio", violándose además el principio del contradictorio." Para que el Fiscal Penal de Menores pueda solicitar la aplicación de pena, se requiere como presupuesto básico que se encuentren cumplidos los requisitos del art. 4 de la Ley 22.208/22.803: que haya sido declarada la responsabilidad penal del menor; que éste haya cumplido 18 años de edad y que haya sido sometido a un tratamiento tutelar de un año de duración como mínimo. Si no se están reunidos estos requisitos, sólo procederá el dictado de un sentencia la declarativa de responsabilidad penal, quedando postergado el análisis de la pena para el momento en que se cumplan las otras dos exigencias establecidas en la ley. En la valoración de solicitud de pena por parte del Fiscal se debe tener en cuenta el resultado del tratamiento tutelar, las modalidades del hecho y los antecedentes del menor, además de las demás circunstancias previstas por los arts. 40 y 41 del Código Penal, ello sin perjuicio que el tribunal es soberano al respecto, en el sentido de que puede condenar por una pena incluso más grave que la solicitada por el Jurisprudencia de Mendoza 215 Fiscal, por tratarse en definitiva de una facultad judicial. Afirma Zaffaroni, que se debe tener especialmente en cuenta que en nuestro derecho la medida de la pena se apoya principalmente en la culpabilidad del autor, teniendo en cuenta a este respecto la peligrosidad del autor como uno de los tantos factores de individualización y que tiene sobre todo, una función correctiva de las conclusiones a que se ha llegado en base a las circunstancias del acto. Si se dan los requisitos antes mencionados la ley 22.803, permite se aplique la pena como si fuera una persona mayor, sin hacer ningún tipo de diferenciación. Es decir, la pena del delito consumado. También autoriza a reducir la pena en la forma prevista para la tentativa (art. 42 del C.P.). Al respecto, entiendo que por ser la interpretación más benigna y en virtud del principio del "favor minoris", es la tesis jurisprudencial sostenida por la Excma. Séptima Cámara del Crimen de Mza., la que más favorece a los intereses del menor imputado, que interpreta que la pena será fijada entre la mitad del máximo y un tercio del mínimo. Por su parte el Tribunal Penal de Menores, se basa a los fines de la reducción a la escala de la tentativa, en el fallo plenario de la Cámara Nacional de Casación Penal, "F.c/ Villarino Martín p/ Recurso de Casación Penal- Tentativa, de fecha 21/4/94, que dice: "La reducción de la pena en un supuesto de delito tentado debe realizarse disminuyendo en un tercio el máximo y en la mitad el mínimo de la pena correspondiente al delito consumado". Por último, se puede eximir de pena al menor. Para la determinación o no de pena o su reducción, se tiene en cuenta las modalidades del hecho (Ej. Si se trata de un robo con armas, si se hizo uso de un arma de fuego o un arma blanca, si resultó o no lesionada la víctima, etc..), el resultado del tratamiento tutelar (si se sometió o no al proceso, si cumplió las medidas dispuestas), la impresión directa recogida por el juez, la extensión del daño y del peligro causados, así como las demás circunstancias previstas por los arts. 40 y 41 del Código Penal. 216 Jurisprudencia de Mendoza POLEMICA MITRE-SEGUI por J. Fernando Armagnague 1°) La Constitución debe examinarse y reformarse. (artículos publicados en el Nacional de Buenos Aires, los días 16, 21, 28, 30 y 31 de enero de 1860). a) La constitución debe examinarse: está fuera de discusión. Por las siguientes razones: a) Pues la aceptación de la Constitución Federal sin reformas, compromete la dignidad de Buenos Aires, sino también el porvenir de sus instituciones; b) Si bien la Constitución considerada en abstracto como obra en abstracto y sea una amalgama feliz de los Estados Unidos y de los Cantones Suizos, ha sido falseada en la práctica y debe buscarse en la letra escrita la garantía de los vicios y peligros para el futuro; c) Porque sin la reforma de la Constitución son insolubles las cuestiones prácticas que surgen del Pacto del 11 de noviembre. Veamos el primer punto: En la actualidad, dice Mitre que la Constitución actual ha llevado a reconocer como soberanías provinciales a territorios que no pueden ser ni municipios y que han sido despoblados por los propios caudillos. Si se aceptara la Constitución sin reserva alguna, Buenos Aires perdería su dignidad, pues dicha Constitución ha sido la bandera de guerra que se enarboló en su contra. Que la fuente de origen de dicha Constitución fue un acuerdo de gobernadores que Buenos Aires protestó. Por el Pacto del 11 de noviembre, la Confederación reconoció lo mismo que negó y desconoció entonces, es decir que la Constitución Federal puede ser reformada antes de 1863. De esta manera, el pueblo de Buenos Aires ha vencido, pues ha obtenido lo que antes se le negaba y también ha salvado su dignidad y su decoro. Veamos el segundo punto: Si bien la Constitución en lo teórico puede ser un instrumento útil, la misma ha sido falseada en la práctica. El caso concreto es el art. 6 que otorga al Gobierno Federal la facultad de intervenir en el territorio de cualquier provincia, ya sea con requisición de las Legislaturas o gobernadores o sin ella. El Gobierno intervino en el territorio de Santa Fe y San Juan. En Santa Fe, una conmoción derribó por sorpresa a las autoridades legales. En San Juan, sin conmoción interior, se sustrajo un reo que correspondía a la justicia provincial y se lo pasó a la federal por el sólo hecho de que dependía del gobierno federal. En ambas ocasiones, dice Mitre, el Gobierno Federal procedió por intermedio de Jurisprudencia de Mendoza 217 comisiones ejecutivas, pues los comisionados se constituyeron en gobiernos provinciales para juzgar a los que los mismos comisionados calificaban como reos. Ambos casos fueron hechos abusivos. Luego se pregunta Mitre, si el art. 6 puede quedar de esta manera, expresando que quién nos garantiza que no se haga en Buenos Aires, lo que se hizo en Santa Fe y San Juan. Otro punto es el art. 8 de la constitución declara que gozan de todos los derechos inherentes al título de ciudadanos, los ciudadanos de cada provincia. Así es la regla de los Estados Unidos. Sin embargo, por el artículo 11 -no menciona al art. 64-, señala Mitre se da al Congreso la facultad de dictar leyes generales sobre ciudadanía y naturalización. La Constitución norteamericana no señala sobre la ciudadanía, sólo la naturalización. Así las cosas, mientras el artículo 8 consagra el hecho que los ciudadanos derivan su derecho de la soberanía local, el "artículo 11", anula este principio dando al Congreso la facultad de estatuir en nombre de la soberanía local, quién ha de ser ciudadano en cada provincia. Pero, eso no es lo más grave, apunta Mitre, pues Buenos Aires consagra que el hijo de extranjero nacido en el país, debe ser ciudadano natural, en cambio la Confederación señala la doctrina contraria. Si esta doctrina preponderara, Buenos Aires que tiene una quinta parte de su población de procedencia extranjera, nadie puede negar que dentro de pocos años, los extranjeros serían mayoría. Por otra parte, el artículo 15 declara que en la Constitución Argentina no hay esclavos y califica de crimen el contrato de compra y venta de personas. Sin embargo, la Confederación celebró con Brasil un tratado de extradición de esclavos, siendo que es único en el mundo y además se protege al criminal entregándola a la persona comprada o vendida. TRATADOS INTERNACIONALES El artículo 27 de la Constitución expresa que el Gobierno federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las potencias extranjeras, por medio de tratados que estén en conformidad con los principios de derecho público establecido en esta Constitución. Esta idea de Alberdi -que es único en las constituciones- parte de la base que siendo estos países deben garantir sus instituciones por medio de tratados celebrados con naciones fuertes. En tal sentido se han celebrado tratados con Francia, Inglaterra, Chile, Brasil y Paraguay, pero lo más grave es cuánto le cuesta mantener el servicio diplomático. Uno 218 Jurisprudencia de Mendoza sólo de los diplomáticos encargado de pasear por las Cortes europeas ha recibido 50 mil patacones, por lo tanto es demasiado caro para una Nación que no es rica. Mitre objeta la redacción del art. 27 pues la inclusión de la palabra "obligado" pues por imponerla, todos los tratados celebrados por la Confederación han sido perjudiciales. DERECHOS DIFERENCIALES La ley de derechos diferenciales sólo ha servido para beneficiar al puerto de Rosario, ya que arruinó el comercio de Corrientes, los puertos de Entre Ríos en el Uruguay, Cuyo y Córdoba se dirigen comercialmente a los puertos del Pacífico. De allí que si se acepta la Constitución tal como está, podría el Congreso establecer derechos del 50% en las aduanas de Buenos Aires y derechos del 10% al 20% en las demás aduanas nacionales, con grave perjuicio a la masa de consumidores. CAPITAL Remitimos a lo expuesto en conferencias anteriores. Sólo resta señalar la enmienda al art. 3 de la Constitución, expresando que "Las autoridades que ejercen el Gobierno Federal residirán en la ciudad a que se declare capital de la Confederación por una ley especial del Congreso, previa cesión que las Legislaturas de una o más provincias hagan del territorio que se haya de federalizar, y cuya área no podrá exceder de ...leguas cuadradas. CENSO ELECTORAL La Constitución de 1853 otorgaba a la Capital una representación de seis diputados y a la provincia de Buenos Aires también de seis legisladores. Teniendo más de 300.000 habitantes, y si es en proporción a la población le correspondería una representación de aproximadamente doce diputados. Con respecto a las cuestiones previas que el 10 de marzo planteara Mitre, éste sostiene dos cosas: una sobre la aduana y otra sobre el ejército. ADUANA Sobre la aduana sostiene Mitre que por el art. VIII del Pacto de Unión que garante el presupuesto de 1859 hasta cinco años después, la aduana debía quedar en manos de la provincia, a pesar de reconocer que ella pertenecía a la Nación y debía regirse por las tarifas que sancionara el Congreso. Sólo le correspondía a la Confederación el excedente Jurisprudencia de Mendoza 219 después de cubrir el presupuesto provincial. EJERCITO Mitre señala que si Buenos Aires hubiese sido vencida, hubiese firmado una capitulación en lugar de un tratado. Pero Buenos Aires firmó un tratado de igual a igual. En realidad, Urquiza no quiso tratar a Buenos Aires como vencida y por otra parte, el pacto de Noviembre no fue en realidad un tratado, pues Buenos Aires no era una potencia extranjera. Sin embargo, considerar la tesis de los dos ejércitos, el de la provincia y el de la Confederación hace que Mitre diga que el ejército de Buenos Aires no puede entregarse al ejército Nacional porque ha sido regulado por un tratado y no por una capitulación. En realidad, Mitre quiere atribuir a la Confederación la intención de incorporar el ejército porteño al Ejército Nacional y esta prevención se fundaba en una presunta hostilidad del nuevo Presidente SEGUÍ (Artículos publicados en el Nacional Argentino de Paraná, los días 19 y 20 de enero de 1860). La Constitución dictada en Santa Fe en 1853 es reformable desde el día de su sanción, siempre que la reforma sea con el solo y único objeto de incorporar a la provincia de Buenos Aires. Señala que los que niega a Buenos Aires el derecho de examinar y de pedir la reforma a la Constitución sostienen que el derecho acordado por el Congreso fue temporal y circunscripto al período corrido entre la sanción y el juramento de la Carta. Si la provincia de Buenos Aires no examinó la Constitución antes del 9 de julio de 1853, se venció el término, sostienen dichos acólitos. Sin embargo, Seguí sostiene que a los cuatro días del juramento la Confederación le envió la Constitución para que la examinara. Desde 1854 a 1858, el Congreso se pronunció por la negociación con Buenos Aires. En una palabra, siempre se reservó a la provincia de Buenos Aires, sin término, el derecho de examinar la Constitución de Mayo. Contestando al primer punto que plantea Mitre, se enoja Seguí porque sostiene que son "ingratas reminiscencias" y que "se juzga a los hombres", debiéndose limitar a estudiar las prescripciones constitucionales para pedir o no la reforma. En relación al segundo punto de Mitre, comentando el artículo 6° expresa que si las autoridades de provincia han sido depuestas por una rebelión y encarceladas sus autoridades en vano sería aguardar la requisición de esas autoridades. 220 Jurisprudencia de Mendoza En lo que hace al art. 8° y su relación con el art. 11° -en realidad se trata del art. 64expresa que carece de razón Mitre al señalar que la ciudadanía es una sola, pues no hay ciudadanía nacional o ciudadanía provincial, por tanto el que es ciudadano argentino por las leyes, lo es en cualquier provincia confederada y por tanto el art. 8° es la declaración del principio para que sirviese al ejercicio de los derechos civiles y políticos, aunque no es de tanta importancia que justifique la necesidad de cualquier reforma. Tampoco, señala Seguí, es para modificar una Constitución el hecho que el Congreso haya concedido al hijo del extranjero nacido en territorio argentino, el derecho de optar por la ciudadanía de su origen. El principio general que ha legislado el Congreso es que el hijo de extranjero es ciudadano natural y como una excepción le acuerda el derecho de preferir la ciudadanía de sus padres. Esta excepción honra al liberalismo de los legisladores de la Nación y sorprende que Mitre cuyas teorías han sido siempre elevadas, hoy tenga miedo a que la población quede bajo la influencia extranjera. Debería pensar más en la Constitución de Buenos Aires que sólo acuerda el derecho sólo de Gobernador al nativo de esta provincia, negando a otros provincianos ese derecho. En relación al tratado de extradición con Brasil en materia de esclavos no es inconstitucional, y en realidad no corresponde que se modifique una Constitución por tales motivos que son banales. Con respecto al art. 27, el Gobierno ha podido lo mismo hacer tratados que les parezca convenientes, aunque sean perjudiciales. La obligación de afianzar con tratados las relaciones de paz y comercio con las naciones amigas, es como la obligación de proteger la colonización e inmigración europea. Si en este caso, el Ejecutivo con la ratificación del Congreso celebrase un contrato ruinoso con cualquier empresa de colonización o inmigración, a nadie se le ocurriría que es necesario suprimir el deber impuesto al Gobierno Federal de proteger la inmigración. En el artículo dedicado a refutar la cuestión Capital, sostiene Seguí que no es de mayor importancia, después de haber votado en contra en 1853, por que señalaba que no tenía por qué encontrarse en una Constitución y con mayor razón porque el pueblo no tomó parte en las deliberaciones. La réplica de Seguí en el tema de la Aduana es que "quién garante la inversión de la renta debe correr con la administración". Es decir, la Nación no podía aceptar la responsabilidad que es consiguiente a una garantía, sin tener la jurisdicción ni el gobierno en el establecimiento. En lo que respecta al ejército expresa Seguí que no puede haber dos ejércitos en una república federativa. El artículo XIII del Pacto concedió a Buenos Aires el derecho a conservar su ejército mientras no jurase la Constitución, pero dice Seguí que inferir que de allí después de incorporada a la Confederación tendría el derecho de poseer un ejército con independencia del Ejército Nacional, sería un absurdo inexplicable. Jurisprudencia de Mendoza 221 LA SITUACIÓN CONTRAVENCIONAL EN LA PROVINCIA DE MENDOZA Informe parcial presentado por el Área de Sistema Jurídico de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo al actual Gobierno de Mendoza sobre política criminal e investigación integral en materia de seguridad pública Por Arístides Agüero I.- Introducción: La materia contravencional, esencialmente de naturaleza penal y de constante mutación, ha sido generalmente olvidada por juristas, magistrados, legisladores, universidades y hasta por el mismo Estado. Existe desde siempre una especie de “conciencia” de que la misma es tema de bagatelas. Los abogados no están especializados en la materia, las leyes no se conocen suficientemente por la población ni la autoridad impone con eficacia su cumplimiento. Sin embargo, la represión de las faltas y contravenciones hace esencialmente a la seguridad pública y a la mejor calidad de vida de la comunidad, pues se trata de infracciones que nacen de la general incultura y de los vicios sociales, alterando la diaria y pacífica convivencia ciudadana, generando pequeños conflictos y siendo germen para el delito. El olvidarlas trae aparejado fomentar un caldo de cultivo para futuras delincuencias. El delincuente seguramente no comenzó siendo un criminal nato, sino que su carrera en el delito se inició con pequeños menosprecios y desobediencias a la ley, sin respetar la libertad y derechos de los otros. Vemos con tristeza y asombro cómo día a día se pierden valores éticos, culturales y jurídicos, cómo las conductas antisociales van en aumento y cómo nuestra comunidad sufre los embates de la impotencia de políticos, autoridades y funcionarios que no dan acierto en solucionar los problemas que presenta la diaria inseguridad. Uno de los pilares que sostiene a una comunidad en orden, paz y armonía es la materia contravencional, que no por insignificante es menos valiosa, pues es un medio de prevención del delito. Justamente, a través de ella se busca mantener el orden público, la seguridad, la salubridad, la moralidad y aún la actividad económica y social del Estado, quien hoy se ocupa más de los graves delitos y descuida las pequeñas infracciones que por su gran cantidad y reiteración van minando poco a poco y 222 Jurisprudencia de Mendoza profundamente a la sociedad, hasta el punto de hacer cambiar la conciencia colectiva que comienza a aceptar como normales aquellas conductas que antes valoraba como perjudiciales, en razón de que todos las realizan y, por ende, las acepta como buenas. Existe un cúmulo de circunstancias que confluyen, incluso la responsabilidad de cada sector social en las obligaciones legales impuestas, pues en general el ciudadano tiene una predisposición a no cumplir con la ley. II.- Situación actual: Hasta el año 1900 regía en la Provincia de Mendoza una serie dispersa de reglamentaciones de tipo contravencional que fueron recopiladas por el Gobernador Agustín Álvarez. A partir de aquel año se sanciona el “Código de Policía” de Juan E. Serú que, a la vez que organizaba la institución policial y sus procedimientos, establecía faltas y contravenciones reprimidas y juzgadas por la misma autoridad policial. En 1965 se dictó el “Código de Faltas” (Ley 3.365), sobre la base del anteproyecto de Pedro Baglini y Juan B. Vitale Nocera, el cual entró en vigencia en el mes de marzo de 1966 y que hasta ahora nos rige con varias reformas parciales en su haber. En ese mismo año sabiamente se creó a través del mismo cuerpo legal, el Fuero de Faltas dependiente del Poder Judicial de la Provincia, quitándole la competencia jurisdiccional a la autoridad policial. Posteriormente, a través de los años se creó un Juzgado de Faltas en en el Departamento de San Martín, otro en San Rafael y otro en Tunuyán, que en realidad es Juzgado Correccional en lo penal pero también con competencia en materia de faltas. Sin embargo luego de casi treinta y cinco años y a pesar que la sociedad mendocina ha crecido en población, en tecnología, en estructura edilicia, en parque automotor y en problemas sociales de distinta índole, la Justicia de Faltas sigue siendo la misma, con la misma ley y con los mismos Tribunales. Ejemplo de ello es la Ciudad Capital, la que cuenta con los mismos dos Juzgados de aquel entonces para todo el Gran Mendoza. Esta estructura judicial evidentemente no alcanza a resolver todas las causas que le llegan a su conocimiento, le es materialmente imposible; la mayoría de los expedientes se archivan o se prescriben. Hoy se reprimen sólo aquellas faltas que se consideran más importantes: prostitución, algunos juegos de azar, ruidos molestos, insultos, apelaciones viales, etc. El resto de las contravenciones ha caído en desuso, algunas han pasado a ser delito, otras la costumbre las ha “derogado”, otras que más bien pertenecen a la esfera municipal no son aplicadas ni por los Municipios ni tampoco por la Provincia, y, por último, de las que se reprimen sólo se lo hace con aquellas que a criterio del funcionario de turno así debe hacerse, es decir que la ley contravencional se aplica según sea el cristal con que se la mire y no como un deber de legalidad. Para ello, basta con leer los Jurisprudencia de Mendoza 223 diarios o con salir a la calle para ver cómo han proliferado los adivinos y manosantas, la oferta de prostitución, los llamados “saunas”, la venta indiscriminada de alcohol, de réplicas de armas en jugueterías, de pirotecnia a menores que se repite todos los fines de año sin excepción, los animales sueltos en zonas urbanas, la contaminación ambiental, las permanentes infracciones de tránsito de toda índole, la mendicidad con menores, los juegos de azar clandestinos, la violencia en los estadios de fútbol, etc., etc., todas conductas previstas y penadas expresamente por la ley. Pareciera entonces que estamos rodeados por leyes vigentes que no se cumplen ni se aplican. El procedimiento de faltas que, en un principio, se estructuró como un proceso penal especial, de carácter sumarísimo dada la necesidad de la rápida solución de conflictos, se ha desvirtuado en la práctica, debido a la gran cantidad de expedientes a resolver, y los conflictos que deberían tener sentencia inmediata en días u horas, demoran meses o bien prescriben. Las sanciones, que si bien han sido actualizadas en sus montos de arresto y multa, no alcanzan a veces a impedir la comisión de futuras infracciones; tanto es así que hasta en lo nacional se ha pensado en elevar algunas a delito. Las penas no cumplen su fin de prevención individual (p.ej., las prostitutas confiesan su falta para lograr pronto su libertad y volver al “trabajo”). La capacitación de funcionarios policiales que está en marcha, no es aún óptima sobre esta materia. En la calle se persigue más a algunos contraventores o a otros que no cumplen con las “pautas” -ilegales- que alguna policía impone, y muchas veces no se interviene frente a hechos importantes que la ley prevé. Lamentablemente, unido a todo esto contamos con una ley anticuada en ciertos aspectos, a la cual se le han ido efectuando “parches” que al ingresar a la misma con la intención de solucionar un conflicto, han creado otros, ya que el legislador no ha tenido la visión suficiente del efecto que su reforma produciría en el contexto del ordenamiento jurídico. El Código de Faltas ha perdido así actualización y coherencia sistemática; existen conductas que a la comunidad ya no le interesa reprimir como asimismo existen otras que es necesario prevenir y castigar por ser nocivas a la sociedad. Por otro lado, el Código contiene algunas figuras de tipo peligrosista que no significan daño o peligro cierto para bienes jurídicos de terceros, sino más bien modos de ser de los individuos. Tampoco la Ley de Tránsito existente, a pesar de su detallismo, logra solucionar los problemas del tránsito público que cada vez son mayores. Las campañas publicitarias nada han logrado y la educación vial sigue siendo deficitaria. Como si todo esto fuera poco, existe una gran cantidad de normas contravencionales provinciales sobre diversos temas que regulan diferentes conductas 224 Jurisprudencia de Mendoza de toda índole, sancionadas con penas, las cuales no son aplicadas; es más, diríamos que son desconocidas por la población y hasta por las autoridades. Frente a ese desconocimiento muchas veces hemos visto tratar de hacer justicia fuera de la ley, lo que no es más que crear injusticias. Por último, en la Provincia existe una superposición de normas provinciales y municipales que tratan y castigan los mismos hechos, y hasta a veces chocan con normas nacionales que, violando los principios federales, se inmiscuyen en el ámbito de las Provincias creando infracciones contravencionales (p.ej., la venta de artificios pirotécnicos a menores de edad, conducta que es reprimida tanto por la ley nacional 24.304, como por las leyes provinciales 5.956 y 6.954 y por la ordenanza 3.233/94, infracción por la cual el autor sufrirá al menos dos sanciones por un solo y mismo hecho, aún cuando se le diga que una es provincial y la otra municipal). La Provincia ha quitado competencias a las Municipalidades que por la Constitución y la ley les habían sido conferidas en esta materia, dictándose así normas sobre temas en que los Municipios también legislan, por lo que al ciudadano se le aplican a veces dos sanciones por un mismo hecho. Pero el problema va más allá, pues incluso sobre las mismas leyes provinciales existen cuestiones contravencionales legisladas en forma muy similar (v.gr., el caso de la conducción peligrosa en el Código de Faltas y la infracción vial grave sancionada por exceso de velocidad en la Ley de Tránsito), o bien se sancionan contravenciones sin perjuicio de la sanción delictual. Todo esto está, pues, asociado a la diversidad de fueros donde un mismo hecho puede ser juzgado. En consecuencia, no es muy clara la actual distribución legal de competencias (v.gr., las faltas viales, en los Municipios que cuentan con Justicia Administrativa de Tránsito conforme a los convenios con la Provincia, son perseguidas por sus agentes municipales, y los policías de la Provincia deben abstenerse de intervenir a pesar de presenciar tal vez la infracción, llegándose al absurdo de declarar nula el acta contravencional que estos últimos levanten). Incluso se legislan infracciones de naturaleza penal dándole facultades de represión y de juzgamiento a la autoridad administrativa, sin recurso ante la Justicia (v.gr., ley 6.954, sobre pirotecnia), lo que las torna inconstitucionales. Esa administrativización del Derecho contravencional sólo tiende al fortalecimiento del Poder Ejecutivo y a buscar una mayor forma de recaudación. Zaffaroni expresa que esta desafortunada y baja política estatal impide una política criminal única o coherente de prevención predelictual, por el único medio admisible en un Estado democrático que es el Derecho contravencional, sometido a todas las garantías constitucionales e internacionales. Otra problemática que se puede señalar en esta materia es que las infracciones municipales se hallan previstas en una serie dispersa de ordenanzas que se modifican Jurisprudencia de Mendoza 225 unas a otras, careciéndose de una legislación sistematizada y ordenada a través de un Código de Faltas Municipales, pues el viejo Digesto de la Capital ha quedado como anecdótico. A la vez, los Ayuntamientos sufren la falencia de un verdadero Poder Judicial Municipal que imparta justicia contravencional en forma independiente, rápida y eficaz sobre temas propios de su ámbito. Nuestra Constitución Provincial no lo contempla y, por ende, se continúa con el sistema de tipo administrativista, con recursos abiertos para ante el Poder Judicial de la Provincia, lo que en última instancia y aunque la Corte lo haya admitido puede tildarse de inconstitucional, ya que la Administración sigue atribuyéndose facultades judiciales, violándose así el principio constitucional de división de poderes y la prohibición a aquélla de ejercer funciones judiciales.III.- Propuestas: El tema que abordamos no es nuevo. Ya en los albores del siglo XX, el Dr. Serú decía: “Las leyes contravencionales deben tender a la conciliación del respeto que inspiran las garantías individuales con el interés público, para asegurar el orden en la sociedad, vigilando y protegiendo así permanentemente sus intereses... Las previsiones de la ley tienen que reducirse a establecer los límites a que deben circunscribirse los individuos y la autoridad para la conservación de su fin primordial: el mantenimiento del orden bajo la sólida base del respeto al Derecho y a la Justicia por el hombre, la sociedad y los funcionarios públicos... Las disposiciones de la ley deben adaptarse a las necesidades de la Provincia... Las influencias avanzadas no deben suprimirse, porque la ley no es para un día y su observancia se facilita con el desenvolvimiento social e institucional del pueblo”. Desde un ámbito de política contravencional, proponemos como posibles soluciones a los conflictos planteados: a) Reforma constitucional: Declarar la autonomía de los Municipios y la creación de un Poder Judicial Municipal independiente en cada uno de ellos, con competencia en materia de faltas exclusivamente municipales. b) Deslinde de competencias: Tanto desde el punto de vista legislativo cuanto jurisdiccional se deben deslindar las faltas penales contravencionales de las faltas penaladministrativo municipales, evitándose además, de esta forma, la doble imposición de sanciones por el mismo hecho, pues aunque pudiera entenderse que las normas de faltas municipales tienen una concepción administrativa, no dejan de ser normas penales por naturaleza. En la futura reforma constitucional se deben, pues, separar correctamente las competencias contravencionales y de faltas que le correspondan a la Provincia y a los 226 Jurisprudencia de Mendoza Municipios. Las materias propias de éstos deben ser perseguidas y juzgadas por ellos. Muchas de las actuales contravenciones del Código de Faltas son de eminente carácter municipal, por lo que deben ser trasladadas a dicho ámbito, dictándose a la par de un Código Contravencional Provincial, un Código de Faltas Municipal general para todos los ayuntamientos, con su respectivo procedimiento. c) Legislación especializada: Se le debe prestar más atención a la materia contravencional y se debe legislar con conocimiento; sólo los especialistas deben intervenir en el dictado y asesoramiento de estas leyes, pues si bien ya desde la experiencia, la conciencia nos dicta que es más grave el delito que la falta y que el delincuente nos lesiona, resulta ser que el contraventor socialmente nos molesta. La materia debe recobrar su valor para el legislador, pues hasta los abogados aconsejan a sus clientes, cuando se trata de contravenciones, que son hechos de poca importancia. Sin embargo, no podemos negar una mayor lesión jurídica o mayor daño social en el delito y, por ende, la correspondencia de una pena más severa. Pero si bien el hecho delictivo es más grave que la falta, ésta ocurre con mayor frecuencia, afectando a la sociedad tanto o más que el delito, por lo que se debe concientizar a la población que estos hechos deben denunciarse, para que lleguen a la Justicia, reciban sanción y no prescriban. Por ello, es mejor prevenir y reprimir las faltas, con rigor y de inmediato que tener que castigar el delito de consecuencias más graves. d) Ley eficaz: Una medida ineludible es que la ley debe aplicarse con eficacia. No se trata tanto de modificarla sino de arbitrar los medios para que la ley se respete y se cumpla en todo sentido y en todo lugar. Debe tenerse en cuenta que el Derecho Penal Contravencional Provincial no se limita al Código de Faltas y a la Ley de Tránsito, sino que existe un sinnúmero de leyes y decretos que regulan esta materia, que se hallan vigentes y que deben ser aplicadas. La disciplina es muy extensa y abarca temas como recursos naturales (arbolado, bosques, parques, caza, pesca), medio ambiente (contaminación, residuos), consumo de tóxicos como el alcohol (alcoholemia, bebidas alcohólicas, diversión nocturna, tabaco, alucinógenos), animales (canes, ganadería), deportes (náutica), moralidad pública (cinematografía, espectáculos públicos, juegos de azar, prostitución), seguridad pública (armas, menores, pirotecnia, policías, secuestros), municipios (cementerios, hoteles-alojamiento, locales bailables, pesas y medidas, publicidad, venta ambulante, construcciones) y otros temas diversos (abogacía, elecciones, etc.). La mayor exigencia es que debe aplicarse la ley contravencional y hacérsela cumplir, tanto por parte del Estado como por parte del ciudadano, ya que el Código de Faltas no se agota con la prostitución, los juegos de azar o los espectáculos deportivos, sino que cumple una importante función al prevenir y sancionar comportamientos antisociales de los individuos que componen nuestra sociedad local, con el fin de mejorar su calidad de vida permitiendo relaciones más democráticas y equitativas, pues el fin Jurisprudencia de Mendoza 227 último del Derecho Contravencional es mejorar la convivencia y evitar el futuro delito. En la vida diaria, lo más cercano y cotidiano al ciudadano es la comisión de una infracción provincial de carácter penal y de menor cuantía, por implicar el hecho una menor gravedad social y, por ende, con sanción menor, la cual busca proteger valores e instituciones locales a través de la prevención y la reeducación, precisamente para que no se reiteren contravenciones y no se cometan delitos. Al menos el actual Código debe aplicarse, aunque se considere rezagado en el tiempo, pues está vigente más allá de que la conciencia social de la comunidad le preste o no su aprobación o de que se hagan interpretaciones en base a legislaciones foráneas que se pretendan más justas aún en contra de la letra y del espíritu de nuestra ley. e) Revisión de la legislación: Se debe lograr que este Derecho Contravencional llame la atención de los juristas y del Estado, recordando siempre que con la sanción de las contravenciones se persigue, entre otras cosas, la prevención del delito. Por ello, debe reverse nuestro Código de Faltas, crearse nuevas incriminaciones, derogar las vetustas, actualizar las penas, agilizar el procedimiento, dejar en manos de los Municipios la tipificación de las transgresiones que sean específicamente de su conocimiento, crear más Juzgados de Faltas, con Jueces especializados, no sólo para sancionar estas conductas menos graves, sino también para amonestar, para educar a los contraventores y evitarles la caída en el delito. Nuestro Código ha sufrido distintas modificaciones a través del tiempo, todas parciales. Así, por el D.L. 1.944/74, por las leyes 3.971, 4.459, 5.699, 5.774, 5.956, 6.055, 6.060, 6.125, 6.157, 6.193, 6.264, 6.444, 6.555, 6.629 y 7.019 y por el Decreto 734/94. El CF no debe a esta altura sufrir más reformas parciales, que en el fondo lo que hacen es desorganizar su estructura original. La futura reforma debe ser integral, coherente y sistemática, tratando de “descriminalizar” conductas que han sido abandonadas, debido a que valoraciones y exigencias morales de la sociedad moderna han cambiado y por tanto aquéllas ya no se ajustan a una debida ni necesaria penalización y, por el contrario, debe “criminalizar” nuevas conductas que vayan apareciendo y que sean realmente nocivas para el conjunto social. En esa creación legislativa se debe ser fiel al sentimiento de nuestra comunidad actual y legislar en beneficio de la sociedad penando sólo conductas de tipo contravencional -no de carácter individual, peligrosista ni tampoco eminentemente delictivas-, con daño o peligro cierto para los bienes tutelados -no modos de ser, vivir o pensar-, pero siempre atendiendo a pautas culturales de la región y no copiando figuras o instituciones foráneas que no se adaptan al sentir y normal convivencia de nuestra Provincia. Debe procurarse una reducción de las conductas punibles, prefiriendo la subsistencia de aquellas que afecten evidentemente ciertos bienes jurídicos. Es preferible la penalización de algunas conductas intermedias no penalizadas (todas aquellas acciones 228 Jurisprudencia de Mendoza temerarias, irreflexivas o irresponsables) y no sólo aumentar las penas de las contravenciones ya existentes. En esa tarea deben respetarse los principios de legalidad, de reserva, de materialidad y de bien jurídico. Los autores son contestes en sostener que frente al caos legal existente, se debe eliminar la gran profusión inorgánica de leyes. Sería, pues, conveniente tener un solo Código y no tantas leyes dispersas que en muchos casos no tienen fundamento suficiente y producen inseguridad jurídica, en abierta infracción a las garantías constitucionales. El Derecho contravencional no puede representar un sistema normativo que pueda extenderse infinitamente. No cualquier conflicto puede ser sometido a la ley penal. La política actual del Estado es buscar una solución rápida y represiva frente a los hechos de público conocimiento, cuando en realidad el Derecho penal debe ser la “última ratio” para la solución de los problemas sociales de la inseguridad. f) Reglamentación eficaz del tránsito: En cuanto a la Ley de Tránsito, la libertad de circulación debe ser ordenada, tutelada y fiscalizada por el Estado a fin de mantener la seguridad y el orden público y prevenir accidentes y delitos. El aumento de lesiones y muertes debe llevar al Estado a concientizar su responsabilidad, neutralizando y erradicando los eventos causantes de aquellos hechos, en la medida de lo posible. Esa tarea de concientización se vuelve cada vez más difícil tras el incremento constante del parque automotor, de la mala infraestructura urbana existente, de la deficiencia de transitabilidad de algunas calzadas y aceras, de las obras que en ellas se realizan llevando a desvíos y saturando otras vías de circulación, etc. El Estado debe normativizar mejor el tránsito de manera que sea fluido y con la menor cantidad posible de riesgos. Por ello, sería aconsejable planificar la señalización y semaforización, evitar los desvíos, exigir indefectiblemente el seguro contra terceros, eliminar determinados recorridos de ómnibus y camiones de las arterias céntricas, llevándolos fuera del estricto radio, disminuyendo así la contaminación ambiental y favoreciendo además la expansión sociocultural y económica de la población y el descongestionamiento en la circulación, evitando el atollamiento que se produce en horas claves en el radio urbano. La redacción de la ley vial debe ser clara, luego bastará exigir su correcta aplicación. Se debe propender a una mayor severidad en la imposición de las normas del tránsito por parte del personal policial y municipal y por parte de la Administración en cuanto a la reglamentación y sanciones, unido todo ello a una profunda educación popular sobre este tema, la que debe comenzar desde los inicios de la escolaridad primaria y mantenerse en forma constante, pues el ciudadano debe conocer que el cumplimiento de las normas es para su seguridad y la de los demás. Si bien se debe capacitar profundamente al personal policial o municipal en cuanto a las contravenciones y al procedimiento, por otro lado debe existir una buena educación vial del ciudadano (v.gr., es muy frecuente ver individuos antisociables que Jurisprudencia de Mendoza 229 conducen aún estando inhabilitados o que lo hacen de noche sin ninguna luz). El hecho de la situación económica que hoy se vive no es motivo para eludir a la ley, por ello vale más un buen acatamiento a la norma y un mejor procedimiento estricto que una pena severa. Las infracciones viales -como toda contravención- deben ser sancionadas con suma rapidez; para ello es imprescindible que se aumenten los juzgados viales en la Provincia. Si el inocente es condenado o el culpable absuelto se resquebraja el sentimiento de justicia del pueblo con las consiguientes perturbaciones sociológicas. Así, propiciamos la pena de arresto para las infracciones más graves (p.ej., conductores en estado de ebriedad, reincidentes, casos de fuga, reiterantes, vehículos sin elementales condiciones de seguridad, inhabilitados que siguen conduciendo), quedando la multa, la inhabilitación y la publicación de la sentencia, junto a los cursos de capacitación, para infracciones ocasionales, de menor peligrosidad. La mayoría de los delitos de tránsito se deben a la falta de consideración y disciplina y a la ligereza de los que conducen; el mal reside, más que en las fallas de la máquina, en el egoísmo, desaprensión e imprudencia de los conductores. Debe otorgarse la licencia de conductor bajo un riguroso examen de capacitación personal, médica, física, psicológica y técnica. Hoy la licencia de conducir es posible obtenerla fácilmente, con sólo pagar el arancel pertinente, o adquirirla en otra jurisdicción con menos exigencias. Debe tomarse conciencia que el accidente de tránsito es una de las primeras causas de muerte en nuestro país. No se debe calificar a todo accidente automovílistico que produce lesiones o muertes de hecho culposo, podría haber ocurrido en forma dolosa, aún eventual. g) Aumento de tribunales: Se debe tender a la creación de más juzgados de faltas -contravencionales y viales-, en distintos puntos de la Provincia y en los Municipios, o al menos que los existentes ejerzan un doble turno en horas de tareas, para hacer más rápido y efectivo el procedimiento y la sanción; que el individuo sepa que pasará inmediatamente a disposición del juez y que de hallárselo culpable, su conducta ilícita será sancionada de inmediato y que la pena se ejecutará inexorablemente. f) Fomento de la materia contravencional: Es importante que esta materia de faltas se desarrolle y se haga conocer. Este Derecho Penal Especial debiera ser incluido como disciplina de estudio en las Facultades de Derecho, al menos en un Curso de PostGrado o en un Área de Derecho Penal junto a otras materias de la especialización, pues de ninguna manera se trata de un “Derecho Penal de bagatelas” como se ha dicho. Aquélla es indispensable para el ejercicio profesional del abogado (p.ej., es más serio ser condenado a 90 días de arresto por omisión en la custodia de armas (art. 124, CF) que a 4 días de prisión por lesiones leves en riña (art. 94, CP). Su estudio también pertenece a la carrera policial y de seguridad pública, brindando conocimientos sumamente 230 Jurisprudencia de Mendoza elementales para esa profesión, por lo que su dictado debe intensificarse, pues a cada paso que el policía da en la sociedad se encuentra con un hecho contravencional. En la práctica su ejercicio es constante y se necesitan profesionales que manejen con verdadera ciencia y técnica esta rama jurídica, ya sean éstos policías, abogados o jueces. Los primeros para prevenir el delito y reprimir las faltas evitando que cada uno actúe dentro de la comunidad como le venga en gana molestando el diario convivir, y para que las causas lleguen claras y bien instruidas a conocimiento del Magistrado de Turno. Los segundos para hacer valer con el debido conocimiento técnico el derecho de defensa. Los terceros -que tienen a su cargo el juzgar conductas humanas- para hallarse mejor imbuídos del valor justicia, con el fin de acercarse lo más posible a la verdad real, ejerciendo celeridad e inmediatez en el procedimiento el cual requiere una especialización no sólo de los magistrados sino también de los auxiliares, sin olvidar que lo que se persigue, en definitiva, es lograr el bien común, es decir, lo más conveniente y útil para el interés general. g) Aumento de sanciones: A modo de conclusión, nos vemos obligados a manifestar que para salvaguardar el bien jurídico de la seguridad pública, tendiente a proteger bienes y personas, se suele propiciar el aumento de las sanciones y una mayor represión policial. Pero el problema de la seguridad pública no se soluciona ni con el incremento de las penas ni dando mayores atribuciones a la policía. No se trata, pues, de aumentar en todos los casos las sanciones, sino de hacer, en definitiva, que las leyes se cumplan y que las penas se apliquen y se ejecuten. Si cada autor culpable de infracciones punibles, por más insignificantes que ellas fuesen, recibiese prontamente la sanción legal que le correspondiere, es muy posible que se restablezca el orden jurídico y la paz social. Así, se ha dicho que más importante que las normas de un código, es el modo en que esas normas viven al nivel de la conducta de los sectores sociales en su totalidad. Jurisprudencia de Mendoza 231 ACERCA DE LA RECUPERACIÓN DE LAS MUTUALIDADES FALLIDAS por Carlos A. Palma Que con el objetivo de no perder de vista los fines del mutualismo, se propone como una solución alternativa para evitar la desaparición de la persona jurídica como tal, y su posterior rehabilitación, que la quiebra no concluya por liquidación de conformidad a lo dispuesto por el art. 237 de la Ley de Concursos y Quiebras, como lo enseña el maestro Rouillón cuando expresa que la rehabilitación de la persona fallida sólo es posible en caso de conversión de la quiebra o de conclusión no liquidativa de la quiebra”. Que la solución alternativa que se propone para la obtención de tales fines, consiste en que la fallida contrate un fideicomiso de administración con otra entidad mutualista, de reconocida trayectoria antes de la apertura del proceso liquidativo, para que una vez concluido el proceso de reestructuración empresaria, es decir, con el cumplimiento de los plazos y objetivos del fideicomiso se rehabilite la fallida y se reinserte plenamente en el seno de la sociedad que la vio nacer y continúe con la prestación de sus servicios para la que fue creada. Esta propuesta de reorganización o reestructuración empresaria, apunta al mantenimiento de la asociación mutual como tal, así como su posterior rehabilitación producto del levantamiento de la quiebra decretada, lo que se traduciría en el imponderable beneficio además del mantenimiento de la fuente de trabajo para la totalidad de los empleados de la institución, lo que sin duda es significativo, ya que los mismos podrán continuar en sus labores habituales aspirando a terminar el tiempo de su vida laborable con la correspondiente jubilación, fin social que debe ser ponderado ante todo. Todo ello teniendo en consideración que el tribunal en una causa que resulta de trascendencia para Mendoza, ha expresado en la resolución en que dispone la continuidad de la explotación de la Sociedad Mutual y Beneficencia Hospital Italiano de Mendoza, que:” se adopta esta tesitura porque la actividad de la fallida está dedicada a la prestación de servicios públicos de carácter imprescindible y que dicha imprescindibilidad depende de la posibilidad de prestación sustitutiva inmediata del mismo por otro prestador, y, que en el caso de autos los servicios de altísima complejidad quirúrgica que presta el Hospital Italiano no puede ser sustituido por ningún otro centro hospitalario de Mendoza y difícilmente del país”. “Que en estas circunstancias el ordenamiento concursal privilegia la continuidad por encima del interés de los acreedores en función de las características de 232 Jurisprudencia de Mendoza los servicios públicos. Que tal como lo señalan los Dres. Francisco Juyent Bas y Carlos Molina Sandoval, la doctrina ha reconocido ciertos caracteres generales de los servicios públicos que pueden resumirse en los siguientes: continuidad, regularidad, uniformidad y generalidad, siguiendo las enseñanzas del maestro Marienhoff, Miguel en “Tratado de Derecho Administrativo”TII, pág. 57. Que:” A todo ello los autores indicados señalan otro carácter a la obligatoriedad de prestar el servicio público por parte de quien esté a cargo de él y reflexionan:”De nada valdría decir que el servicio público debe ser continuo, regular, uniforme y general si quien debe prestarlo o realizarlo no estuviere obligado a hacerlo”. “Que en nuestro caso la fallida tiene a su cargo un servicio público esencial que no puede ser suprimido, suspendido, ni transferido y en tales condiciones cuando la ley advierte que el servicio no puede ser interrumpido atento a su necesariedad y esencialidad, faculta a la misma Sindicatura a continuar con la explotación empresaria, y de ser reclamado al Juez, éste debe disponer su continuación inmediata”. Que teniendo en consideración que este servicio público es prestado por una entidad cuya naturaleza jurídica es de una mutualidad. Que la desaparición de la entidad como tal, tal como lo expresa el Sr. Juez actuante en la declaración de la quiebra, implica la inhabilitación definitiva de la persona jurídica, con el indiscutible daño que se produce a la sociedad, y a los mutualistas, en clara oposición a los fines del mutualismo. Que de conformidad a lo expresado en oportunidad de la elevación del mensaje al proyecto de ley 20321, que los fines del mutualismo se concretan en la acción de fomento por parte del Estado, la que se expresa en la nueva ley por medio de los siguientes tópicos: asistencia técnica, exenciones impositivas y política creditici. Que la asistencia técnica se concreta a través de toda la actividad orientadora y fiscalizadora del Estado, que se inicia desde el acto de constitución de la mutual y continúa durante toda su trayectoria. Las disposiciones de exención impositiva por vía de liberación de gravámenes, surge de la misma necesidad de desarrollo de las mutuales, ya que si el Estado tiene el propósito de fomentarlas no es prudente gravarlas con cargas impositivas de cualquier naturaleza. La exención impositiva se traduce en el menor costo social de los servicios realizados por las comunidades organizadas bajo la forma de mutual...” Que de conformidad a lo expuesto y teniendo presente que las mutuales son un tipo específico de las asociaciones civiles que tiene en miras un fin compartido por todos sus miembros que apunta al bien común, esto es que trasunte un aporte para la totalidad del cuerpo social, y, que las mutuales como asociaciones civiles poseen una finalidad genérica del bien común, pero a su vez una especifica propia pero enrolada en una doctrina según la cual los intereses particulares se subsumen bajo un fin común Jurisprudencia de Mendoza 233 expresado como objeto del contrato plurilateral, dicho objeto apunta a obtener beneficios para los asociados, a gozar de los bienes que componen el patrimonio de la entidad u a obtener servicios o beneficios de otra índole. Fundamentalmente la asociación se diferencia de la sociedad, sea ésta civil o comercial, precisamente por el fin no lucrativo de aquélla en contraposición con el fin lucrativo de esta última. El fin de lucro se determina sobre la base de un reparto de las utilidades en dinero obtenidas a través de la sociedad; esto es, que el beneficio o utilidad pecuniaria es percibido por la sociedad y distribuido entre los asociados. En cambio en las asociaciones mutuales, la ausencia de lucro se manifiesta a través de la percepción en forma directa del beneficio por el asociado no existiendo una distribución de las ganancias o utilidades. Para el caso de que la asociación obtenga un beneficio económico lo que no está excluido de su naturaleza jurídica, debe ser aplicado para un mejor cumplimiento de sus fines específicos no siendo distribuido de ninguna forma entre los asociados. ( Conf. Farrés Cavagnaro-Farrés-Mutuales-Ley 20321, Bs.As. 1996.) El mecanismo de solución se ajustaría al siguiente detalle: ADMINISTRACIÓN FIDUCIARIA ESTRATEGICA DE REESTRUCTURACION DE PASIVOS DE ENTIDADES EN ESTADO DE CESACIÓN DE PAGOS COMO MEDIO DE IMPLEMENTAR UN FONDO DE INVERSIÓN DIRECTA Las principales características de contenido general, respecto del denominado Programa Fiduciario Estratégico Para la Reestructuración o Reorganización Empresaria de Entidades en Estado De Cesación de Pagos, como medio para implementar un Fondo de Inversión Directa (el “Programa Fiduciario”) que técnicamente ha sido desarrollado para su aplicación en la recuperación de la quiebra de la sociedad de Beneficencia y Mutualidad Hospital Italiano de Mendoza, a los fines de una vez cumplido el mismo en sus plazos se produzca su rehabilitación como asociación mutualista. A modo de resumen, podemos establecer primariamente que el Programa diseñado consiste en canalizar a través de una estructura fiduciaria, los fondos – en parte o en su totalidad según el caso-, que sean recepcionados y que aporten los inversores ( los “Activos Fideicomitidos”), y quien se designe como Fiduciario, los que serán administrados por este último y que debe ser una persona jurídica mutualista- de reconocida trayectoria en el país, en los términos de la ley 24441, a los efectos de canalizarlos y/o de disponer de dichos fondos para ser destinados a la puesta en marcha del establecimiento asistencial, la cancelación de sus pasivos verificados y/o sus mejoras en el servicio de prestación de salud para beneficio directo de los asociados mutualista 234 Jurisprudencia de Mendoza y público en general llamados en lo sucesivo (los “Beneficiarios”). Las ventajas más destacadas del programa estarán centradas en los siguientes aspectos: *determinación de un patrimonio de afectación independiente para fines específicos; *contar con la seguridad jurídica que la figura fiduciaria produce respecto de los posibles Beneficiarios; *la posibilidad del manejo coordinado, programado y profesional de la administración de los fondos Fideicomitidos, siempre bajo el control del fiduciario; *posibilidad de fácil adaptación del Programa al cumplimiento de los fines o plan de negocios establecidos por el empresario; *seguridad de no afectación de fondos, para cuestiones distintas a la de los intereses de los beneficiarios; *fácil acceso a los fondos, sin trámites de compleja instrumentación; *protección del activo del fideicomiso respecto del acceso de terceros; *un manejo eficiente del flujo de fondos proveniente de la recaudación del programa; * Posibilidad de planificar el vencimiento de las propias obligaciones, otorgando con esto garantía suficiente de cumplimiento permitiendo además abaratar costos de gestión y control, facilitando la continuidad de la relación futura con proveedores de bienes y servicios; *permitir la reestructuración programada pasivos; *posibilidad de pago de salarios y gastos en forma automática y programada. Para todo ello, se diseñó un novedoso mecanismo fiduciario, que permita al momento de la contratación o en otro momento legalmente posible, la transferencia en propiedad fiduciaria de los aportes efectuados por los Inversores a favor de un Fiduciario, para su administración de acuerdo a las necesidades expuestas en cada caso y en base a las necesidades del emprendimiento. Para ello, se deberá estructurar la siguiente actividad: Jurisprudencia de Mendoza 235 *La conformación de un plan estratégico de implementación; *Efectuar la correspondiente contratación fiduciaria con un Fiduciario de reconocido prestigio en el medio, que garantice la continuidad adecuada del Programa.. De acuerdo a las necesidades planteadas el fideicomiso a constituir será un fideicomiso ordinario de administración y/o de garantía en los términos del art. 1 de la ley 24441 o bien podrán ensayarse otras figuras como el fideicomiso financiero. Se destaca en este punto que podrán incluirse en el contrato más de un Beneficiario del fideicomiso ordinario de administración, que podrán ser una persona física o jurídica, nacional o del exterior, que puede o no existir al tiempo del otorgamiento o constitución del fideicomiso. Asimismo recordamos que el derecho en cabeza de los Beneficiarios puede ser trasmitido por éstos a través de actos entre vivos o por causa de muerte. Entre los principales deberes y actividades que se destacarán para el fiduciario en los contratos respectivos se destacan los siguientes: C Transferencia de los bienes al fideicomiso y a su tiempo a favor del fiduciante. C Realizar las acciones necesarias para la conservación del patrimonio fideicomitido; C Notificar a los deudores cedidos en su caso; C Confidencialidad. C Hacer inventario e informes periódicos de su gestión. C Asignar los frutos civiles al destino previsto. C Realizar por sí o a través de personas especializadas inversiones elegibles según el caso. Se destaca que por cuestiones normativas y estratégicas, la administración fiduciaria puede ser ejercida por el Fiduciario o quien éste designe, mediante la correcta conformación de los contratos correspondientes. 236 Jurisprudencia de Mendoza INDICE ACCION DE AMPARO. Acceso a la justicia. Actos políticos no judiciables. Legitimación activa. Amparo colectivo. Cosa juzgada y ampliación de sus efectos.................................................151 HONORARIOS. Quiebra no declarada por pedido del concurso del deudor. Regulación del abogado del acreedor peticionante. Normativa aplicable. Carácter del crédito en el concurso........80 INFORMACION SUMARIA. Caducidad d e instancia..........................................182 CONTRATO DE TRABAJO. Despido Causa penal. Absolución. Tipicidad penal y causal de despido. Diferencias..............1 PAGARE. Pérdida o extravío del instrumento. Cancelación judicial. D e r e c h o d el ca nc el an te . V ía ejecutiva...................96 CONTRATO DE TRABAJO. Falta de registración. Indemnización especial. Emplazamiento. Negativa de la relación laboral por parte del empleador................7 PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD. Mediación penal................................185 DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad objetiva. Eximentes. D i l i ge n c i a d e l a u t o mo v i l i s t a . Apreciación. Culpa concurrente. Porcentajes.........................19 EJECUCION DE SENTENCIA. Estado provincial demandado. Procedimiento especial. Espera. Pruebas. Carga. Interpretación........................................34 EMPLEADO PUBLICO. Incapacidad. Indemnización ley 5811. Cálculo. Empleado del Instituto de Juegos y Casino. Propinas...................................50 EMPLEADO PUBLICO. Salario. Disminución. Derechos constitucionales. Facultades reglamentarias y discrecionales. Control judicial. M o t i v a c i ó n . razonabilidad.........................................57 PROCESO PENAL. Pruebas. Reconocimiento. Exigencias formales. I n c u m p l i m i e n t o . Efectos......................106 SOCIEDADES. Representación plural. Inobservancia. Efectos. Excepciones. Mutuo con garantía prendaria. Concurso del deudor. Consecuencias de la infracción a la representación plural. Ratificación. Confirmación .Efectos..........................120 MEDIO AMBIENTE. Areas naturales protegidas y explotación petrolera. Normativa. Prevención........................139 DOCTRINA Responsabilidad civil médica. Eximición del médico cirujano y la responsabilidad del ente asistencial en el caso Cáneo Correas c/Chrabolowsky Mario y Gbno de M za. p or J aime Torres Cavallo.............194 Jurisprudencia de Mendoza Rol del Ministerio Público Fiscal de Menores por Rodolfo J.Luque y María Laura Guajardo..................................201 Polémica Mitre Seguí por J.Fernando Armagnague........................................216 La situación contravencional en la 237 provincia de Mendoza por Arístides Agüero.................................................221 Acerca de la recuperación de las mutualidades fallidas por Carlos A.Palma..................................................231 238 Jurisprudencia de Mendoza INDICE DE ACTORES Fiscalía de Estado en j Espina Mora - 34 Godoy Josefa - 182 Asociación Oikos Red.Ambiental - 139 López, Juan Carlos - 1 B.C.R.A Sind.Bco.Los Andes - 96 Miyicay Mario Daniel - 19 Doña Roberto José - 50 Montecinos Tapia Verónica O - 7 Drot de Gourville y ots - 57 SUTE - 151 Fernández Gonzalo - 80 Transportes Lizana S.C.A - 120 Fiscal c/ ...... - 185 Fiscal c/Rojas Ricardo Amado - 106 Jurisprudencia de Mendoza 239