Observatorio Mexicano en Tabaco, Alcohol y Otras Drogas 2002

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SECRETARÍA DE SALUD
Dr. Julio Frenk Mora
SECRETARIO DE SALUD
Dr. Enrique Ruelas Barajas
SUBSECRETARIO DE INNOVACIÓN Y CALIDAD
Dr. Roberto Tapia Conyer
SUBSECRETARIO DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN
DE LA SALUD
Dr. Roberto Castañón Romo
SUBSECRETARIO DE RELACIONES
INSTITUCIONALES
Lic. María Eugenia de León-May
SUBSECRETARIA DE ADMINISTRACIÓNY FINANZAS
Dr. Guido Belsasso
COMISIONADO DEL CONSEJO NACIONALCONTRA
LAS ADICCIONES
Dr. Misael Uribe Esquivel
COORDINADOR GENERAL DE LOS INSTITUTOS
NACIONALES DE SALUD
Dr. Eduardo González Pier
COORDINADOR GENERAL DE PLANEACIÓN
ESTRATÉGICA
Lic. Gustavo Lomelín Cornejo
DIRECTOR GENERAL DE COMUNICACIÓN SOCIAL
PARTICIPANTES EN EL DOCUMENTO BASE DEL OBSERVATORIO
SUBSECRETARÍA DE
INSTITUTO NACIONAL DE
CONSEJO NACIONAL
PREVENCIÓN YPROTECCIÓN PSIQUIATRÍA RAMÓN DE LA FUENTE
CONTRA LAS ADICCIONES
DE LA SALUD
MUÑÍZ
Dr. Guido Belsasso
Dr. Roberto Tapia Conyer
Dra. María Elena Medina-Mora
Dr. Agustín Vélez
Dr. Pablo Kuri
Dr. Arturo Ortíz
Dra. Patricia Fuentes
Dra. Patricia Cravioto
Mtro. Jorge Ameth Villatoro Velázquez
Dr. Víctor Arriaga
Dra. Blanca de la Rosa
Lic. Marina Bello
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES
Mtra. Blanca Villa
INSTITUTO MEXICANO DEL
Y TRANSPORTES
Dr. Manuel Tovilla y Pomar
Dr. José Valente Aguilar Zinser
SEGURO SOCIAL
Lic. Juan Núñez G.
Dr. Enrique Camarena Robles
Dr. Aarón Dickter Poltolarek
Dr. Alejandro Córdova Castañeda
CENTROS DE INTEGRACIÓN
PETRÓLEOS MEXICANOS
JUVENIL
INSTITUTO DE SEGURIDAD Y Dr. Víctor Manuel Vázquez Zárate
Dr. Víctor Guisa Cruz
SERVICIOS SOCIALES DE LOS Dr. Javier Vargas Martínez
Dr. Lino Díaz-Barriga Salgado
TRABAJADORES DEL ESTADO Dra. Blanca de Garay Gómez del Villar
Dr. Ricardo Sánchez Huesca
Lic. María Elena López Álvarez
Ps. Bruno Díaz Negrete
Dr. José Inés Quintero
Presentación
El Observatorio Epidemiológico en Drogas surge en el año 2001 como resultado del esfuerzo conjunto de
distintas instituciones con el objetivo de poner al alcance de los responsables del diseño de las políticas
de salud, de los prestadores de servicios, de la comunidad académica y de otras personas interesadAs, la
información disponible en el país en materia de adicciones.
En este 2002 se presenta la segunda edición de este proyecto, la cual incluye cambios y avances muy
importantes. En primer lugar, además de la información sobre drogas, la presente edición incluye información
sobre tabaco y alcohol, por lo que el título de la publicación es ahora Observatorio Mexicano en Tabaco,
Alcohol y otras Drogas.
Por otro lado, debido a la diversidad y heterogeneidad de las fuentes de datos, se realizó un gran esfuerzo
de integración, de tal manera que la información pueda ser accesible tanto al público en general como a
tomadores de decisiones.
Lo anterior se complementa además, con el documento titulado Manual Metodológico, cuyos objetivos son
uniformar la obtención y reporte de información en el país, así como estimular la incorporación de instituciones
gubernamentales y de organizaciones abocadas al tema en la obtención de información estandarizada. De
esta manera se facilita la incorporación de información epidemiológica generada en el país.
Finalmente, al atender la necesidad de que la información sea para la toma de decisiones, esta segunda
edición del Observatorio Mexicano en Tabaco, Alcohol y otras Drogas incluye un capítulo específico sobre
la importancia de la misma en la formulación de políticas en México.
Este documento es la base que permite cumplir el compromiso asumido por nuestro país en la Declaración
de Reducción de la Demanda durante la Asamblea General de Naciones Unidas del 10 de junio de 1998 y
que, consiste en establecer y publicar bianualmente, la información proveniente de un sistema nacional
orientado a evaluar en forma regular la naturaleza y magnitud del uso, abuso de drogas y los problemas
relacionados en la población.
Dr. Julio Frenk Mora
SECRETARIO DE SALUD
5
Introducción
El estudio sistemático del problema de las adicciones comienza en la década de los años 70 con las primeras
encuestas en hogares y estudios en población estudiantil.
Hoy en día los sistemas de información se han diversificado y actualizado. Cuentan con información
procedente de encuestas nacionales de adicciones en población estudiantil y en población general urbana;
del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA) en ciudades seleccionadas; del registro
de población atendida en Centros de Integración Juvenil, del Sistema de Reporte de Información en Drogas
(SRID) en la Ciudad de México (con casos detectados en instituciones de salud y de procuración de justicia).
Asimismo, se desarrollan estudios en poblaciones vulnerables.
El Observatorio Mexicano en Tabaco, Alcohol y otras Drogasse crea para atender la necesidad de contar
con información actualizada, sistematizada y obtenida con metodologías comparables.
El Observatorio recopila, sistematiza y analiza la información disponible en materia de tabaco, alcohol y
otras drogas, a la vez que estimula la obtención de la misma en aquellas áreas de las que se requiere mayor
evidencia, con el fin de ponerla a disposición de las personas encargadas de las políticas de salud, de los
prestadores de servicios, de la comunidad académica y del público en general.
Se sustenta en el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) que por normatividad coordina
la Dirección General de Epidemiología (DGE) de la Secretaría de Salud (SSA), que recopila, analiza y reporta
los indicadores de mortalidad, morbilidad y consumo a través de la operación del Sistema de V igilancia
Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA) con la participación de Centros de Integración Juvenil (CIJ), el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores
del Estado (ISSSTE), y de todas las organizaciones cuyas tareas impliquen la recopilación de información
sobre vigilancia epidemiológica en la materia.
Se complementa con información de:
— Sistema de Reporte de Información en Drogas (SRID) del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de
la Fuente Muñíz (INPRFM), que recopila información de instituciones de salud y procuración de justicia
en la Ciudad de México.
— Encuestas Nacionales y Regionales de Adicciones, coordinadas por la Dirección General de Epidemiología
(DGE), el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente y el Consejo Nacional contra las Adicciones
(CONADIC).
— Encuestas en población escolar, coordinadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto
Nacional de Psiquiatría.
— Estudios especiales desarrollados por diferentes instituciones.
En este apartado se reproduce el documento base del Observatorio Mexicano en Tabaco, Alcohol y otras Drogas
elaborado por el grupo de trabajo.
7
Integra información disponible sobre la extensión, naturaleza y tendencias del problema, características
de los usuarios, políticas y programas nacionales y locales, así como acerca de las actividades de cooperación
internacional.
Proporciona un insumo básico para el desarrollo de políticas de salud y para evaluar su impacto, de tal
manera que puedan modificarse para responder a situaciones cambiantes.
Integra la información que se requiere para cumplir con los compromisos internacionales plasmados en
los instrumentos que a continuación se citan:
•
•
•
•
Cuestionario para los Informes Anuales, del Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización
Internacional de Drogas (PNUFID).
Cuestionario para la presentación de informes sobre los planes de acción y las medidas aprobados por
la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su vigésimo periodo
extraordinario de sesiones.
Mecanismo de Evaluación Multilateral (MEM) de la Comisión Interamericana para el Control y Abuso de
Drogas de la Organización de los Estados Americanos (CICAD/OEA).
Cuestionario para el Diagnóstico de la Situación de los Observatorios de Drogas, del mecanismo de
Coordinación y Cooperación en materia de drogas entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe.
MISION
La misión del Observatorio es proporcionar a las autoridades nacionales, estatales, municipales y a la
comunidad en general, información confiable, objetiva y comparable sobre la situación del uso y abuso de
tabaco, alcohol y otras drogas, así como de sus tendencias y consecuencias. Se orienta a monitorear la
situación, y analiza la respuesta y el impacto de políticas y programas.
OBJETIVO GENERAL
Integrar, organizar y analizar la información del uso y abuso de tabaco, alcohol y otras drogas para fortalecer
la toma de decisiones en esta materia.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Integrar la información epidemiológica sobre tabaco, alcohol y otras drogas.
2. Incorporar la información del sistema de evaluación permanente de políticas y programas en materia de
adicciones.
3. Fortalecer y estandarizar los procesos de recolección de datos para lograr su comparabilidad.
4. Difundir información confiable a los tomadores de decisiones, prestadores de servicios, académicos y
público en general a nivel local, nacional e internacional.
5. Favorecer el intercambio de información y crear mecanismos de cooperación con instituciones nacionales
e internacionales.
LÍNEAS DE ACCIÓN
a) Desarrollar y aplicar indicadores comunes y mecanismos para que sea comparable la información
reportada por diferentes instituciones.
b) Incorporar las estadísticas de mortalidad del Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones
(SEED/DGE) y morbilidad cuando sean total o parcialmente atribuibles al uso de tabaco, alcohol y otras
drogas.
c) Integrar resultados de investigaciones locales, estatales y nacionales.
d) Incluir información sobre políticas y programas.
e) Promover la disponibilidad y el acceso oportuno a información generada por el Observatorio.
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Prólogo
TABACO
En 1964, El Cirujano General Luther Terry, publicó “Fumar y Salud, reporte del Comité Consultivo del Cirujano
General del Servicio de Salud Pública” de Estados Unidos, el cual concluía que fumar causaba cáncer de
pulmón y cáncer de laringe (en hombres) y bronquitis crónica. También se daba evidencia de la asociación
entre fumar y otras enfermedades, pero no confirmó que las asociaciones fueran causales.
Anteriormente, en la década de los años 50, había ya reportes que determinaban una asociación
probablemente causal entre fumar y cáncer de pulmón (Tabaquismo en México). No obstante la evidencia
científica la epidemia del tabaquismo ha crecido de tal manera que actualmente, la Organización Mundial de
la Salud calcula que hay casi 1,100 millones de fumadores de los cuales, 800 millones son de países en vías
de desarrollo (Tabaquismo en México).
En nuestro país, estudios llevados a cabo en población general de zonas urbanas, en personas entre
12 y 65 años de edad, muestran una prevalencia estable del consumo de tabaco, entre los años 1988 y 1998,
disminución en la edad promedio de inicio, mayor consumo en menores de edad y en mujeres (Tabaquismo
en México).
Las encuestas con estudiantes de educación media, media superior y superior, entre los años 2000
y 2002, muestran en algunos estados del país (Distrito Federal, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí,
Jalisco) que el porcentaje de usuarios regulares se mantiene constante, de tal manera que el tabaco y el
alcohol son las sustancias más consumidas por los jóvenes y son las drogas “llave” para ingresar al uso y
abuso de drogas ilegales. El consumo continúa siendo menor en las mujeres, aunque la brecha entre géneros
ha disminuido con el tiempo (Encuestas con estudiantes).
Datos de la Ciudad de México indican que el consumo experimental de tabaco en estudiantes ha
disminuido levemente, tanto en hombres como en mujeres y que la mayoría de estos adolescentes inician
el uso de tabaco antes de los 12 años y una parte importante lo hace antes de los 10 años (¿Qué ha cambiado
en el consumo de tabaco de los estudiantes de secundaria de la Ciudad de México?).
Este dato se ve reforzado por la información que aportan los centros de tratamiento, la cual determina
que la edad de inicio, mayoritariamente, es entre los 10 y 14 años (SISVEA, CIJ).
En el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, el tabaco ocupó
en 2001 el primer lugar en demanda de consultas, lo que puede estar influido por la encuesta que se realizó
entre los usuarios de la institución (SISVEA, ISSSTE).
ALCOHOL
La evidencia que resulta de diversos estudios clínicos y encuestas en población general sugiere que los
problemas que se presentan en nuestro país, en cuanto a uso de alcohol se refiere, se explican por las
características particulares del patrón de consumo; éste se presenta en forma episódica (no diaria) con
grandes cantidades de alcohol por ocasión de consumo (Alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas).
La distribución del consumo de alcohol no es homogénea en la población. Una importante proporción de
la misma es abstemia, sobre todo las mujeres. No obstante, el consumo en ellas ha aumentado en los últimos
9
años, lo que lleva al decremento paulatino en las tasas de abstención (Alcoholismo y abuso de bebidas
alcohólicas). El alcohol disponible es consumido por hombres en edad media -el consumo alcanza su punto
máximo en las edades de 30 a 39 años- y desciende después de los 50 años (Alcoholismo y abuso de bebidas
alcohólicas).
El alcoholismo afecta al 10% de la población entre 18 y 65 años que vive en zonas urbanas del país.
Cuando los mexicanos emigran a Estados Unidos, aumentan su consumo y se incrementa también, el número
de dependientes (Alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas).
Las mujeres comienzan en edades posteriores. La edad más frecuente para iniciar el consumo es entre
los 18 y 29 años, en tanto que en los varones se encuentran dos puntos importantes: entre los 12 y 15 años
y al llegar a la mayoría de edad (Alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas).
Por otro lado, también se han realizado estudios en poblaciones escolares de educación media,
media superior y superior, entre los años 2000 y 2002 en algunos estados del país. En términos generales,
los resultados muestran un incremento en el consumo en esta población, con mayores prevalencias entre
los varones; se ha reducido la edad de inicio, el uso fuerte se ubica en edades más tempranas y se copian
modelos masculinos adultos (Encuestas con estudiantes).
Datos de centros de tratamiento en el año 2001 indican que el alcohol continúa siendo la droga de
inicio (SISVEA, CIJ).
En la Ciudad de México, información de ese mismo año, emitida por instituciones del sector salud y
procuración de justicia en las categorías alguna vez en la vida, último año y último mes, dejan claro que el
consumo de alcohol se encuentra entre los tres primeros lugares (SISVEA, SRID).
La información proveniente de instituciones de seguridad social, para el año 2001, muestra que en el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el alcohol es la sustancia reportada con mayor frecuencia. En
el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el segundo lugar lo
ocupa el alcohol, seguido del tabaco. En ambos casos el predominio es del sexo masculino, siendo los
mayores de 40 años, el grupo poblacional más afectado (SISVEA, IMSS, ISSSTE).
De manera adicional, se cuenta con información que valora el impacto producido por el consumo de
alcohol en la salud de las personas. En su mayoría los problemas se asocian más con la condición de abuso
en el consumo de alcohol que con la dependencia.
Los bebedores son más en cantidad, que los alcohólicos. Las repercusiones sociales del consumo de
alcohol son responsabilidad, en mayor medida, de personas que no presentan dependencia al alcohol, sino
que consumen con frecuencia altas cantidades.
En las salas de urgencias médicas, tanto en hospitales del IMSS como en los servicios de las ciudades
integradas al SISVEA, el primer lugar lo ocuparon los problemas de salud asociados al consumo de alcohol
(SISVEA, IMSS). Además, el abuso de alcohol está asociado con los principalesriesgos en los adolescentes,
como tener relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol, intentar el suicidio, conducir después de haber
bebido, subir al auto de un conductor que ha bebido demasiado (Alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas).
Los jóvenes son más susceptibles de ser víctimas de muerte por accidentes que la población adulta.
En las mujeres se incrementa el riesgo de violencia física por parte de la pareja si hay consumo de
alcohol. Amayor intensidad de violencia, mayor es la participación del alcohol (Alcoholismo y abuso de bebidas
alcohólicas).
Con respecto a las estadísticas de mortalidad, la mayor proporción de decesos, tanto en los Servicios
Médicos Forenses como en el Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones, se asociaron al
consumo de alcohol (SISVEA, SEED).
Además las muertes por cirrosis hepática asociadas con el abuso de alcohol están aumentando
(Alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas).
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OTRAS DROGAS
Estudios en población general de 1998, muestran un aumento en los índices de consumo de sustancias;
por ejemplo entre la población adulta masculina de 35 a 65 años, y con ello, la proporción que presenta
dependencia (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).
Entre 1988 y 1998 aumentó el consumo de mariguana, de cocaína (en forma importante), de inhalables,
alucinógenos y de heroína (con un brote importante en la región noroccidental) (Observatorio epidemiológico
en drogas, 2001).
La mariguana es la droga de preferencia de la población urbana, seguida por la cocaína, los inhalables,
los alucinógenos y la heroína (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).
También ha aumentado el índice de personas que continúan usando las sustancias después de haber
experimentado sus efectos. La tasa de continuidad creció en el caso de la cocaína y se duplicó en el de la
mariguana (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).
La proporción mayor de usuarios fuertes se encuentra en la zona norte del país, en tanto que la zona
sur es la menos afectada (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001). La proporción de personas que
solicitan ayuda sigue siendo baja (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).
Estudios con estudiantes de educación media, media superior y superior, realizados entre los años
2000 y 2002 en algunos estados del país (Distrito Federal, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Jalisco),
también muestran un incremento en el consumo.
En los estados, los índices de consumo continúan siendo menores que en la Ciudad de México y persiste
una brecha importante en cuanto al consumo entre hombres y mujeres. Permanecer en la escuela es un factor
de protección. Se registra un aumento del consumo de cocaína, metanfetaminas y heroína, aunque la droga
de preferencia sigue siendo la mariguana.
Se observa que el inicio del consumo es a edades cada vez más tempranas y que aumenta el número de
experimentadores; la disminución se relaciona con el incremento en la probabilidad de usar sustancias más
adictivas (Encuestas con estudiantes).
En los centros de tratamiento, la mariguana persistió en 2001 como droga de inicio, en segundo lugar
después del alcohol (SISVEA). La droga que los lleva a buscar ayuda o tratamiento en los Centros de
Integración Juvenil (CIJ) es la cocaína, seguida por la mariguana. En las organizaciones no gubernamentales
(ONG), se encuentra en primer lugar la cocaína seguida por la heroína (SISVEA).
Las mujeres llegan más oportunamente a tratamiento, con menos años de consumo (SISVEA).
Para el caso específico de los CIJ, cuya cobertura es prácticamente nacional, entre 1997 y 2001, disminuyó
la proporción de monousuarios para mariguana, inhalables y cocaína. (SISVEA, CIJ).
Además, se confirman las tendencias de modificación en la forma del uso de drogas desde inicios de
1990 hasta la fecha. Se evidencia un uso creciente de cocaína, probablemente asociado también al aumento
del uso de depresores con utilidad médica (se explica quizás uso combinado de cocaína con Rohypnol)
registrado a mediados de la década (SISVEA, CIJ).
Destaca la disminución en el consumo de solventes inhalables y más recientemente, de mariguana, lo
cual lleva a la cocaína a situarse como sustancia de mayor referencia (SISVEA, CIJ).
Se percibe como problema emergente el aumento y diseminación del uso de metanfetamina, inicialmente
en la frontera noroccidental pero expandiéndose en los estados de la costa del Pacífico y la Ciudad de México
(SISVEA, CIJ).
En la comparación de patrones de consumo entre hombres y mujeres, se observa una menor severidad
en ellas: es menor el porcentaje de usuarias de 2 ó más drogas, tanto alguna vez en la vida como en los 30
días previos, así como una proporción más baja de casos de uso problemático o de dependencia, así como
un menor uso de crack, alcohol, mariguana, inhalables, cocaína y heroína. Esto puede asociarse con el hecho
de que las mujeres acuden más tempranamente a tratamiento (SISVEA, CIJ).
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De forma contraria, diversos indicadores señalan una complejidad creciente en el consumo de drogas
en mujeres, ya que hay una mayor proporción que inicia el uso con metanfetaminas, tranquilizantes menores
y Rohypnol; se detectan igualmente porcentajes similares o mayores de uso alguna vez en la vida, de
metanfetaminas, tranquilizantes menores, alucinógenos y Rohypnol. Las diferencias inclusive son menores
en el consumo reciente (SISVEA, CIJ).
En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) , las consultas originadas en el año 2001 por
problemas debidos al consumo de alcohol ocuparon, por mucho, el primer lugar en todos los grupos de edad;
el segundo lugar de demandas de consulta fueron aquellas catalogadas como múltiples drogas y otras
sustancias (SISVEA, IMSS).
En el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) , la
demanda registrada ese mismo año de consulta por consumo de drogas, tales como sedantes o hipnóticos,
estimulantes, cocaína, cannabinoides y otras, se ubicó en tercer lugar, después de casos nuevos asociados
a tabaco y alcohol (SISVEA, ISSSTE).
En ambos casos, son los más jóvenes quienes reciben atención por uso de opioides, cannabinoides,
cocaína y drogas múltiples (SISVEA, IMSS, ISSSTE).
Cuando se trató de sedantes o hipnóticos, la demanda de consulta por mujeres superó a la de los hombres
en ambas instituciones (SISVEA, IMSS, ISSSTE).
Cabe aclarar que tanto en el IMSS como en el ISSSTE se espera un subregistro de casos por consumo
de drogas, debido a que se trata de población derechohabiente, que como tal es un grupo cautivo detectable
con facilidad.
En la Ciudad de México, información proveniente de instituciones del sector salud y de procuración
de justicia en el año 2001, relativa al uso de drogas alguna vez, último año y último mes, ubica como las
drogas más empleadas por hombres y mujeres a la cocaína, mariguana e inhalables en ese orden (SISVEA,
SRID).
El consumo de drogas ocurre también en la actividad de conducción de vehículos de transporte,
provocando riesgos de sufrir lesiones invalidantes y la pérdida de vidas humanas.
De un total de muestras de orina de operadores del transporte público federal, analizadas en 2001
en 30 entidades federativas, el 5.3% fueron positivas. El mayor consumo detectado fue de anfetaminas,
seguido de cocaína y cannabis (SISVEA, SCT). La frontera norte y algunos de los estados del centro registran
mayor prevalencia en el consumo de drogas (SISVEA, SCT).
Así mismo se cuenta con información sobre el impacto del consumo de alcohol en distintas esferas de
la salud (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).Según información proveniente de estudios en
población general en el año 1998, los problemas derivados del consumo de una o más sustancias,
mayormente reportados en hombres y mujeres, fueron los psicológicos; en las mujeres ocuparon el segundo
lugar los problemas físicos derivados del consumo de sustancias o de su suspensión; en los varones, las
dificultades sociales fueron las más frecuentes (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).
En las mujeres los problemas físicos más frecuentes fueron los de salud y en los varones, la dificultad
de control. (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).
Entre los problemas de tipo emocional registrados en las mujeres, se mencionan los de tipo depresivo,
en tanto que entre los varones fueron más comunes los relacionados con ansiedad. Los hombres mencionaron
más problemas de irritabilidad y de desconfianza que las mujeres. Las dificultades sociales más señaladas
en ambos grupos fueron de índole interpersonal, en particular, discusiones con amigos y familiares; los
varones reportaron, en mayor medida haber sido arrestados o padecer problemas económicos derivados del
uso de sustancias (Observatorio epidemiológico en drogas, 2001).
12
Por otra parte, entre los estudios epidemiológicos llevados a cabo recientemente por el Instituto Nacinal
de Psiquiatría, destaca la Encuesta Nacional sobre Comorbilidad Psiquiátrica, Discapacidad y uso de Servicios,
bajo la dirección de Ma. Elena Medina-Mora, y los investigadores C. Lara, G. Borges, J. Villatoro, C. Fleiz,
E. Rojas y J. Blanco, estudio que forma parte de una iniciativa internacional coordinada por la Organización
Mundial de la Salud, cuyo objetivo fue evaluar la situación de la patología mental en países con diferente
nivel de desarrollo, determinar las necesidades de atención a la salud y orientar la política en esta materia.
Las metas planteadas en el estudio fueron:
i)
Estimar la prevalencia de los desordenes mentales incluyendo las adicciones y la discapacidad con la
que se asocian en la población total, por entidad geográfica y grupos sociales
ii) Estudiar la historia natural de los padecimientos mentales
iii) Conocer el índice de uso de servicios y las barreras para la atención
iv) Desarrollar y probar hipótesis acerca de los factores antecedentes y el curso de los trastornos.
La población objetivo fueron los residentes permanentes en hogares ubicados en las zonas urbanas del
país (población de 2,500 habitantes y más), de 18 a 65 años.
Para la población total del país, la prevalencia de abuso o dependencia de drogas en losúltimos 12 meses
fue del 0.4% y, del 1.5% la prevalencia alguna vez en la vida. En lo que se refiere al consumo de alcohol, la
prevalencia de abuso o dependencia para la población total en los últimos 12 meses fue de 1.8% y del 7%
alguna vez en la vida.
En el caso de la nicotina, en los últimos 12 meses la prevalencia fue de 1.1% en hombres y de 0.5% en
mujeres. La prevalencia de dependencia a la nicotina alguna vez en la vida, fue de 2.2% en hombres y de
0.9% en mujeres. La prevalencia de trastornos por uso de cualquier sustancia alguna vez en la vida fue de
15.1% para la población masculina y de 1.6% para la población femenina.
Abuso o dependencia
POBLACIÓN NACIONALURBANA
18 - 65 AÑOS
hombres
mujeres
Total
DROGAS
Alguna vez en la vida
835,106
Últimos 12 meses
250,532
3.0 %
0.9 %
30,255
13.7 %
3.7 %
272,299
—
0.1 %
—
871,385
250,532
1.5 %
0.4 %
ALCOHOL
Alguna vez en la vida
3’813,651
Últimos 12 meses
1’029,964
30,255
0.9 %
0.1 %
4’066,463
1’045,662
7.0 %
1.8 %
DEPENDENCIA DE NICOTINA
Alguna vez en la vida
Últimos 12 meses
Últimos 30 días
2.2 %
1.1 %
2.2 %
0.9 %
0.5 %
0.3 %
PREVALENCIA DE TRASTORNOS POR USO DE SUSTANCIAS*
Alguna vez en la vida
Últimos 12 meses
Últimos 30 días
15.1 %
5.0 %
1.4 %
1.6 %
0.6 %
0.3 %
* Por abuso o dependencia de alcohol o drogas, o dependencia de nicotina
Fuente: Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, CONACYT, PFEIZER
13
Esta recapitulación permite observar que en el campo de la salud se han desarrollado diferentes estrategias
metodológicas con la finalidad de obtener información objetiva y completa sobre el uso y abuso de sustancias
adictivas que permita dar respuesta a preguntas como: ¿Cuál es el nivel de consumo en la población?, ¿Cómo
son su frecuencia, cantidad, circunstancias, etc.?, ¿Cuáles son los problemas relacionados con el consumo?,
¿Qué factores de riesgo se deben considerar?
El esfuerzo realizado y los logros alcanzados hasta este momento son incuestionables. Sin embargo,
la naturaleza multifactorial y dinámica del problema que nos ocupa, presenta aún importantes retos entre
los que destacamos, la integración y estandarización de la información, el impulso para realizar nuevos
estudios que permitan ampliar la perspectiva cambiante del problema, la difusión de datos confiables y
oportunos generados por el Observatorio, así como la creación de mecanismos para evaluar el impacto de
políticas y programas.
Este documento constituye el segundo informe de un grupo de trabajo insterinstitucional. En los dos
primeros capítulos se presenta un panorama actual sobre el consumo de bebidas alcohólicas y el tabaquismo
en México.
El tercer capítulo conjunta información del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA)
que incluye información procedente del Sistema de Reporte de Información en Drogas (SRID) del Instituto
Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INP), la casuística de atención del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE),
los Centros de Integración Juvenil (CIJ), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la información
sobre mortalidad brindada por el Sistema Epidemiológico y Estadístico de Defunciones (SEED).
En el capítulo cuarto se incluyen los resultados de las encuestas nacionales y regionales con
estudiantes, coordinadas por la Dirección General de Epidemiología (DGE), el Instituto Nacional de
Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INP) y el Consejo Nacional contra las Adicciones (CONADIC). Por
cuanto se refiere a las encuestas coordinadas por la Subsecretaría de Servicios Educativos para el Distrito
Federal de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el INP, algunas de ellas se han desarrollado en
diferentes municipios y entidades del país.
El capítulo quinto incorpora estudios desarrollados en poblaciones especiales, cuya dinámica requiere
de intervenciones específicas; y el último trabajo se refiere a la formulación de políticas.
Finalmente, reconocemos el esfuerzo interinstitucional y multidisciplinario que cristaliza en las valiosas
aportaciones que integran esta edición y que sin duda, se enriquecerán y actualizarán sistemáticamente con
nuevos datos generados en los próximos estudios epidemiológicos.
Dr. Guido Belsasso
COMISIONADO DEL CONSEJO NACIONALCONTRA LAS ADICCIONES
14
1
Alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas
Ma. Elena Medina-Mora DIRECTORADE INVESTIGACIÓN EPIDEMIOLÓGICAY SOCIAL.
INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDELA FUENTE
Guillermina Natera JEFADEL DEPARTAMENTODE INVESTIGACIÓN PSICOSOCIAL,
INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDELA FUENTE
Guilherme Borges INVESTIGADOR TITULAR C. INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA R AMÓNDELA FUENTE,
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA- XOCHIMILCO
INTRODUCCIÓN
El consumo de bebidas con alcohol en México data de la época precolombina; a partir de la Conquista su uso
se extendió a grandes sectores de la población, especialmente a los hombres de edad media y en las últimas
décadas se ha observado un crecimiento importante entre la población femenina, en hombres y en adolescentes.
Su uso se relaciona de manera importante con festividades cívicas y religiosas cuyo patrón de consumo ha sido
descrito como episódico y explosivo, ya que se observa con poca frecuencia pero con grandes cantidades
consumidas en las ocasiones de consumo. El abuso de este producto representa un elevado costo para el país,
por su contribución en mortalidad prematura debida a problemas de salud y como resultado de accidentes y
violencias. Se ha estimado que el abuso de alcohol, por sí solo representa el 9% del peso total de la enfermedad1
en México. Los padecimientos asociados al consumo de alcohol que más pérdida de días de vida saludable
provocan, son la cirrosis hepática (39%), las lesiones por accidente de vehículo de motor (15%), la dependencia
alcohólica (18%) y los homicidios (10%) (Frenk, 1999). Sin embargo, también se trata de uno de los problemas
de salud pública con elevado índice de recuperación de la inversión en programas orientados a su prevención
y manejo. De ahí que sea importante que elObservatorio Mexicano en Tabaco, Alcohol y otras Drogas, mantenga
un diagnóstico actualizado del problema, que oriente las políticas públicas en la materia.
En el presente capítulo se presenta un panorama del consumo de alcohol en el país y los problemas con
los que se asocia, se revisan aspectos relacionados con la disponibilidad de bebidas, los patrones de consumo,
las normas sociales en torno a esta práctica y se concluye con una serie de recomendaciones para la política
de salud.
LA EXTENSIÓN DEL CONSUMO
El consumo per cápita, estimado en 1997, a partir de las ventas sujetas a un control fiscal, es de 5.54 litros
de alcohol absoluto para la población mayor de 15 años 2. Este indicador ha mostrado variaciones en los
últimos treinta años con un incremento importante en relación con el nivel de consumo observado en 1970,
cuando representaba 3.82 litros para la población mayor de 15 años; alcanzó su elevación máxima en 1980,
con 6.0 litros, y su punto más bajo se dio en 1986, con 4.48 litros a partir del cual aumenta sin haber alcanzados
los niveles observados hace dos décadas. (Rosovsky & Borges 1996; CISMAD, 1997).
1
Medición conjunta de días de vida sana perdidos por mortalidad prematura debida a enfermedad, accidentes o violencias y
a tiempo de vida llevado con discapacidad o AVISAs (Frenk y cols., 1994).
2
Incluye el total de la producción que paga impuestos más las importaciones y restando las exportaciones.
15
La evolución del consumo per cápita sigue el trayecto del desarrollo económico del país que después de
presentar tasas altas y sostenibles de crecimiento económico desde la década de los años 40 hasta los 80,
cuando el producto interno bruto crece 6%, y la población 3%. Se presenta entonces un importante receso
derivado de un crecimiento del producto interno bruto (1.9%), por debajo del observado en la población (2%)
y se revierte en la década de los años 90, con crecimientos de 3% y 1.7% respectivamente (Consultores
Internacionales, 1998).
El consumo per cápita es 2.7 veces inferior al observado en Francia (13.7), 2.2 veces menor que el de
España (11.09), 1.7 veces inferior al de Estados Unidos (8.9). En América Latina es también inferior al
observado en Argentina (9.58), Venezuela (9.41), Uruguay (8.17), Chile (7.06) y Colombia (6.41) y similar al
reportado en Costa Rica (5.72) y Brasil (5.57). En países desarrollados se observa una tendencia hacia el
decremento en tanto que en países menos desarrollados, entre ellos México, la tendencia es hacia el
incremento (WHO, 1999), (gráfica 1).
En México el consumo no se distribuye en forma homogénea en la población. Por una parte, existe una
proporción importante de abstemios 3, principalmente en la población femenina. El alcohol disponible es
consumido básicamente por hombres de edad media (ENA 1993, 1998) y el 25% de los bebedores más
fuertes, consumen el 78% del alcohol disponible (Medina-Mora M, Tapia R, Villatoro J, y otros, 1991).
La cerveza es la bebida de preferencia (representa el 63% del consumo per cápita ), seguida de los
destilados (34%) y en menor proporción los vinos (1%); sin embargo, el consumo de esta última bebida se
ha incrementado más que ningún otro, con un porcentaje de variación de 300% entre 1970 y 1997 junto con
la aparición de un nuevo producto, los “coolers” (0.027 litros de consumo per cápita en 1997) y “cocktails”
(0.015 litros), con un contenido alcohólico de 5º en el caso de los primeros y de 12º en los segundos, mismos
que se comercializan como bebidas refrescantes cuyo blanco principal es el sector joven de la población. El
tequila ha presentado un incremento en su participación en el mercado de los alcoholes, (de 0.13 litros en
1989 a 0.47 litros en 1997).
Tomada en conjunto, la industria del alcohol contribuye al 2.2% del PIB total, cifra similar a la industria
automotriz terminal (Consultores Internacionales, 1998). La balanza comercial ha sido positiva debido al valor
que el tequila y la cerveza han alcanzado en el mercado internacional. El ingreso obtenido por concepto de
gravámenes aplicados a estos productos, representó entre el 7% y el 10% de lo captado por el impuesto al
valor agregado en los años noventa. Los tributos generados por la producción formal de estas bebidas
representan aproximadamente la cuarta parte de los impuestos a la producción de productos petrolíferos
(Consultores Internacionales, 1998).
En 1982 los impuestos aumentaron 25% para la cerveza y 60% para las bebidas de alto contenido
alcohólico. En 1998 se aumentaron nuevamente, por lo que representan entre el 25% y el 30% del precio
final de las bebidas con bajo contenido alcohólico y entre 35% y 40% de las bebidas con mayor contenido.
El aumento de precios registrado en 1999, debido al incremento en impuestos y a otros costos de la cadena
entre la producción y el mercadeo, se asoció con una disminución de la demanda estimada entre el 8% y
20% (Consultores Internacionales, 1998). En 2000 volvieron a subir los precios de las bebidas por otra alza
de impuestos y su impacto en el volumen de consumo podrá apreciarse en los próximos años.
3
16
Se define como abstemio a la persona que reporta no haber consumido bebidas con alcohol en los doce meses previos a
la encuesta. Incluye aquellos que nunca han bebida alcohol (9% de la población urbana masculina y 18% de la femenina
entre 18 y 65 años) y aquellos que habiendo bebido en el pasado no lo hicieron en este período (14% de los hombres y 38%
de las mujeres) ENA1998.
La demanda de cerveza se redujo en 1983 a raíz del incremento de los precios, sin embargo, en 1988 se
observó una elevación en el consumo a pesar de que se mantuvieron altos los precios, probablemente debido
al bajo precio de la cerveza en comparación con otras bebidas alcohólicas. Desde 1992 este precio ha disminuido
en forma importante, lo que ha dado como resultado una recuperación del consumo per cápita. La demanda
de brandy ha disminuido considerablemente en los últimos 15 años a pesar de las variaciones en el precio
mientras que la del ron ha aumentado. El tequila ha mostrado una reducción en el consumo interno debido
probablemente al aumento de los precios (Zurita B, Lozano R 1998).
El precio de las bebidas alcohólicas en su conjunto se ha mantenido por debajo de la tasa de inflación.
En los años 90 la economía nacional registró una inflación del 21% y la industria de los alimentos 21.5%,
pero las bebidas alcohólicas aumentaron sus precios en sólo 19.5% en el mismo período. La cerveza aumentó
solamente 18%, las bebidas destiladas de uva 19.4%, el ron y otras bebidas destiladas de la caña de azúcar
se ubicaron ligeramente por arriba de la tasa de inflación, con 21.6% y el tequila con 24.3% (Consultores
Internacionales, 1998).
Esta política de precios ha colocado a la cerveza en las preferencias de la población. Así por cada peso
que se gasta en alcohol, 64% corresponde a la cerveza y se producen 17 litros de cerveza por cada litro de
otros productos (Zurita y Lozano, 1998). Al analizar la relación entre días de vida sanos perdidos debido a
mortalidad prematura y vida vivida con discapacidad (DALYS) debido a accidentes de tránsito, precios de bebidas
y consumo per cápita, encontraron que los DALYS y los accidentes de tránsito crecieron entre los años 70 y
1982, cuando el pico de la curva de incidencia de accidentes coincidió con una disminución de los precios de
las bebidas, mientras que cuando los precios aumentaron, las pérdidas debidas a accidentes de tránsito
disminuyeron.
Las estimaciones sobre el consumo per cápita presentadas, no incluyen el consumo de bebidas con
alcohol que no pagan impuestos y cuyo volumen se ha estimado en el 40% del alcohol que se consume en
el país, con un valor total del mercado de entre el 10% y el 12% (Consultores Internacionales, 1999). Tampoco
consideran al consumo de pulque, que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones de 1998 alcanza
el 11% del consumo per cápita de la población urbana, medido en términos de etanol, y cuyo consumo en
poblaciones rurales de menos de 2,500 habitantes se ha estimado en seis veces al de la población urbana
de más de 100,000 habitantes (INEGI, 1994).
Según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, del INEGI (1994), el aguardiente
y el pulque son consumidos con más frecuencia en hogares que carecen de servicio de agua, sin teléfono y con
pisos de tierra, en tanto que el vino de mesa es la bebida de preferencia entre la población de mayores recursos.
El consumo global de alcohol se relaciona con el poder adquisitivo de la población. Así se sabe que el
30% de quienes perciben más ingresos consume el 53% del alcohol disponible (Consultores Internacionales
1998). Sin embargo, también queda claro que el gasto en alcohol en proporción al ingreso es mayor entre
la población de menos recursos (INEGI, 1994). Por ello, un aumento de precios tendría impacto mayor en el
sector más desfavorecido si éste no modifica sus hábitos de consumo, lo que sugiere la necesidad de
considerar el impacto de las políticas de precios en este sector de población.
No se observan diferencias en el índice de dependencia que desarrollan las personas que reportan como
bebida de preferencia la cerveza, los destilados o el vino de mesa; alrededor del 12% de los varones y del 3% de
las mujeres que las consumen, presentan dependencia al alcohol. En cambio la misma se observa en el 42% de
los varones y el 26% de las mujeres que reportaron preferir los aguardientes o el alcohol de 96° (ENA, 1998).
La evidencia de que se dispone, sugiere la necesidad de instrumentar políticas para las bebidas alcohólicas
en conjunto, a la par de poner énfasis en el control de aguardientes, de otros productos de baja calidad y del
alcohol de 96º para su consumo como bebida.
LOS PATRONES DE CONSUMO
El consumo de bebidas alcohólicas en nuestro país sigue siendo una práctica característica de la población
17
masculina, pues 77% de los varones que habitan zonas urbanas reportó haber bebido en los 12 meses
previos a la encuesta, en tanto que esta conducta sólo se observó en el 44% de las mujeres. Es también una
práctica común entre los grupos más jóvenes de la población, que alcanza su punto máximo entre los 30 y
39 años y desciende después de los 50 años (ENA, 1998).
La población de abstemios se divide en dos grupos: aquellos que nunca han bebido y aquellos que
habiendo bebido en el pasado, no lo hicieron en los 12 meses previos al estudio. Entre las mujeres es más
frecuente el primer caso (38% reportan nunca haber consumido una copa completa de alcohol, en comparación
con 18% que lo hicieron en el pasado). Es más común encontrar entre los varones ex bebedores (14%) que
personas que nunca han bebido (9%).
En los varones que habitan zonas urbanas el consumo de grandes cantidades por ocasión de consumo
que ocurre mensual o semanalmente, es el patrón característico, en tanto que el consumo frecuente de bajas
cantidades no es frecuente en este grupo. De acuerdo con los resultados de la encuesta, el 28% bebe menos
de una vez al mes, 8.5% son bebedores frecuentes de bajas cantidades y 40% se ubican en los patrones
mensuales o semanales que se asocian con altas cantidades. Este ocurre con más frecuencia en los grupos
más jóvenes hasta alcanzar su máxima expresión entre los 30 y 39 años. Entre las mujeres en cambio, el
consumo no es común y cuando ocurre tiende a ser moderado (gráfica 2).
Las mujeres inician el consumo en edades posteriores a las de los varones. Treinta y cinco por ciento de
los varones y 27% de las mujeres bebieron su primera copa completa de alcohol antes de cumplir los 18
años de edad; entre ellas, la edad más frecuente para iniciar el consumo es entre los 18 y 29 años, en tanto
que en el caso de los varones se encuentran dos puntos importantes: entre los 12 y 15 años y al llegar a la
mayoría de edad.
El consumo en el sector femenino de la población se ha incrementado en los últimos años con una
disminución importante de las tasas de abstención, que se redujo de 63.5% en 1988 a 55.3% en 1998, lo
que representa un cambio de 12.9%; entre los varones los índices disminuyeron en este período de 27% a
23%, lo que indica proporcionalmente, un cambio ligeramente mayor de 15%.
Entre los varones, la principal reducción en la tasa de abstención se dio en el grupo más joven, entre 18
y 29 años, de 27% a 22% y entre 30 y 39 años de 24% a 18%, en tanto que en los grupos de mayor edad
no se observaron diferencias importantes. Entre las mujeres, en cambio, las variaciones mayores se observaron
en aquellas de mayor edad. La tendencia hacia el decremento disminuye con la edad, en el grupo entre 18
y 29 años disminuyó de 61% a 55%, y hubo reducciones de 7%, 10% y 12% en los siguientes grupos de
edad considerados en el análisis (30-39, 40-49, 50-65).
La proporción de usuarios fuertes se mantuvo estable. Alcanzó 16% de los varones y a 0.8% de las mujeres,
cuando en 1988, las tasas fueron de 14% y 0.6% respectivamente; sin embargo, entre los varones el grupo de
edad con mayor proporción de usuarios fuertes pasó de ser el de 40 a 49 años en 1988, al de entre 30 y 39
años en 1998. Los mayores índices de consumo se reportaron en la región norte del país (gráfica 3).
No hubo cambios en la población que reportó beber diario o casi diario, esta práctica sigue siendo poco
común en la población; 4.8% de los varones y 0.3% de las mujeres reportaron beber diario o casi diario.
A pesar de que las mujeres beben menos que los varones, tienden a consumir cantidades mayores.
Cuando una mujer pasa la barrera social que la “protege” de consumir, tiende a un consumo más severo, lo
que la expone a un mayor riesgo de sufrir consecuencias adversas, además de dificultar su rehabilitación.
La mujer presenta una doble vulnerabilidad: biológica, al desarrollar problemas con menores dosis y tiempos
de consumo que el varón; y social, al ser objeto de un mayor rechazo de los demás cuando desarrolla
problemas. A pesar de estas diferencias, la mayor parte de los programas de atención están diseñados para
atender las necesidades de los varones.
Junto con las mujeres, los adolescentes se suman al grupo de consumidores que copian los modelos
masculinos adultos, en los que se asocia con frecuencia el consumo y la embriaguez. Para los adolescentes de
hoy en día parecen no existir normas claras que limiten el consumo en este grupo de edad, ni en la familia ni en
18
los establecimientos comerciales (Medina-Mora, Rojas, Mariño,et al., 1997). El uso de alcohol sigue siendo como
antes, un elemento importante de paso a la edad adulta pero ahora se suma un mayor número de mujeres y en
ambos casos ocurre a edades más tempranas. El 67% de los varones y 77.3% de las mujeres han bebido una
copa completa de alcohol antes de cumplir 18 años, edad legal para beber. El índice de consumo fuerte, 5 copas
o más por ocasión, al menos una vez por mes, es alto y alcanza al 3.6% de los varones y al 1.5% de las mujeres
de entre 12 y 17 años, con índices más elevados en las zonas centro y norte del país (ENA1998).
ELIMPACTO DEL ABUSO
La mayor parte de los adolescentes no presenta problemas con su manera de beber, sólo 3.2% presenta
algunos síntomas que sugieren dependencia (ENA1998). Sin embargo, el abuso de esta sustancia se asocia
a los principales riesgos que ocurren en esta etapa, como tener relaciones sexuales bajo los efectos del
alcohol, situación que fue reportada por el 23% de los adolescentes, según datos de la última Encuesta de
Estudiantes de Enseñanza Media y Media Superior (Fleiz, Villatoro, Medina Mora y otros, 1999); o el intento
de suicidio, 2 veces más frecuente entre quienes beben; el conducir después de haber bebido fue reportado
por 9% de los menores entre 12 y 17 años o el subirse en el auto de un conductor que ha bebido demasiado,
que se mencionó en un 16% (ENA, 1998).
En general los adolescentes compran alcohol en tiendas o beben en lugares destinados para el consumo
sin que se les pida identificación, además de contar con poca información sobre los niveles de consumo de
riesgo (ENA 1998). Estudios realizados en lugares en donde los jóvenes consumen alcohol muestran la
relación entre prácticas comerciales, como las “barras libres”, “los concursos” y otras promociones, y la
embriaguez de los asistentes, entre quienes con frecuencia se incluyen menores de edad. Estos estudios
han demostrado también el elevado índice de menores que conducen bajo estado de intoxicación y que no
usan el cinturón de seguridad (72%) (Ortiz, Galván , 1997).
Los jóvenes son más susceptibles de ser víctimas de muerte por accidentes que la población adulta. De
hecho, en el 10% del total de las defunciones en accidentes de tránsito de vehículo de motor ocurridos en el
país en 1994, las víctimas tenían entre 15 y 19 años. La proporción aumenta a 13% entre los 20 y 24 años,
cuando alcanza su pico para descender posteriormente, hasta alcanzar niveles por debajo del 4% para cada
quinquenio después de los 50 años de edad (SSA, 1980-1994). De acuerdo con la Encuesta Nacional de
Adicciones, 1% de los adolescentes entre 12 y 17 años reportaron haber tenido un accidente asociado con su
forma de beber, y esto ocurrió en 1.4% de aquellos que suelen consumir grandes cantidades de alcohol por
ocasión.
Los estudios realizados en diferentes ciudades del país muestran que uno de cada cinco ingresos a salas
de urgencia por eventos traumáticos, presentan niveles positivos de alcohol en sangre (Borges, García., Gil
y otros, 1994; Borges, & Rosovsky,1996; Borges, Cherpitel & Rosovsky 1998; Borges, Medina-Mora, Cherpitel
y otros 1999), y que menos de uno de cada 10 son personas dependientes al alcohol susceptibles de ser
influidos en programas de educación y aprendizaje social. Estos mismos estudios muestran que alrededor de
una quinta parte de estos ingresos, la persona ha estado bebiendo en un establecimiento donde se expenden
bebidas con alcohol, lo que ofrece la posibilidad de intervenir en los lugares donde se origina el consumo
(gráfica 4).
Los estudios transculturales en México y Estados Unidos, también reportan que en nuestro país registran
tasas más altas de consumo poco frecuente y de grandes cantidades (24% y 6%) y tasas menores de consumo
frecuente de bajas cantidades (3% y 12%) (Caetano, Medina-Mora, 1988), y que se observan también tasas
más altas de ingreso a salas de urgencia con niveles positivos de alcohol en sangre (21% y 11%) (Cherpitel,
Pares, Rodes, Rosovsky 1993; Borges, Cherpitel, Medina-Mora, y otros, 1998).
Se ha estimado que el consumo de alcohol incrementa en casi siete veces el riesgo de ingresar a un
servicio de urgencia por traumatismo independientemente de su origen; incrementa 30 veces el riesgo cuando
el ingreso está relacionado con violencia infligida por otros y 58 veces, cuando el ingreso es por una violencia
19
autoinfligida (Borges et al., 1999).
Datos de la Encuesta Nacional de Adicciones señalan que 29% de las mujeres adultas, habitantes de zonas
urbanas del país y que tienen o han tenido pareja, han sufrido violencia física por parte de ésta. En 60% de los
casos de este tipo de violencia, el alcohol estuvo involucrado. En una encuesta de hogares llevada a cabo en
la ciudad de Pachuca, Hidalgo ( Natera, López, 1997), se encontró que a mayor intensidad de la violencia,
mayor es la participación del alcohol, con índices que oscilaron entre 8% en el caso de la violencia verbal, 23%
y 26% cuando la violencia incluyó golpes y 52% cuando se forzó a una relación o contacto sexual.
En esta misma ciudad, se estimó que en uno de cada tres ingresos a las agencias del Ministerio Público
había estado involucrado el alcohol durante el acto de violencia. El riesgo de que una persona con patrón de
consumo frecuente ingrese por lesiones a una de esas agencias a hospitales de urgencias, es cuatro veces
mayor comparada con la probabilidad de que sea detenido (Natera; López, 2000). Se observó que además de
ser joven, consumir alcohol y reportar eventos de celos en la relación con la pareja, explicaban el 52% de la
varianza de los actos de violencia que se cometen en contra de la pareja (Natera, Tiburcio, Villatoro, 1997).
La evidencia revisada sugiere que los problemas presentados en nuestro país pueden explicarse por la
forma en que se consume el alcohol: en forma episódica (no diario) con grandes cantidades de alcohol
ingeridas por ocasión de consumo. Los problemas que se asocian con el abuso de alcohol son más frecuentes
entre los bebedores no dependientes, ya que solamente 18% de las personas que han sufrido un accidente
automovilístico en el que el alcohol ha estado involucrado (Medina-Mora y otros, 1991), son dependientes,
con lo que se confirma lo observado en los estudios de salas de emergencia, en el sentido de que los
accidentes sucedidos con la presencia de alcohol, están más relacionados con la ingesta aguda que con el
consumo crónico (Rosovsky, García,. López y otros,1988).
Esta es la paradoja del consumo moderado a la que se había hecho referencia, debido a que los bebedores
“normales” son más en cantidad, que los alcohólicos. Las repercusiones sociales del consumo de alcohol
son responsabilidad, en mayor medida, de personas que no presentan dependencia sino que consumen
frecuentemente altas cantidades de alcohol. De ahí que sea este grupo de personas que beben grandes
cantidades en circunstancias de riesgo, el objetivo de los programas de promoción de la salud.
Los estudios clínicos y las encuestas de población muestran que las adicciones se asocian con frecuencia
con enfermedades mentales, especialmente ansiedad, depresión y con algunos trastornos de la personalidad.
Estudios llevados a cabo en México han demostrado que 9% de las personas con abuso de alcohol padecían
también un desorden afectivo y que éste aumentaba a 18% cuando se consideraban los casos con
dependencia. Las proporciones para los trastornos de ansiedad fueron 15% y 35%, respectivamente
(Merikangas, Mehta, Molnar y otros, 1998).
Nuestro país presenta elevada mortalidad por cirrosis hepática, con tasas de 22 muertes por 100,000
habitantes (ENA1998). La mortalidad por cirrosis asociada con el abuso de alcohol se encuentra en ascenso.
En los hombres, aumentó en 72% entre 1970 y 1995 y en 13% en las mujeres. Durante el mismo período,
la mortalidad por cirrosis hepática asociada a otras causas disminuyó en 33% para los hombres y en 20%
para las mujeres. Las variaciones en los diferentes estados de la república son considerables, con oscilaciones
de 6.78 por 100,000 habitantes en Durango y de 44.19 por 100,000 habitantes en Hidalgo, el cual registra
las tasas más altas (SSA, 1970- 2002).
Al ajustar la pirámide poblacional mexicana a la de la Comunidad Económica Europea, a fin de comparar
tasas de mortalidad evitando el sesgo producto de una población mexicana más joven y por tanto con menos
riesgo de morir por una enfermedad crónica, la mortalidad por esta causa alcanza una tasa de 48.6 muertes
por cien mil habitantes, superior a la observada en Francia o en Estados Unidos de 17 y 11.6 por 100,000
habitantes respectivamente (Edwards, Anderson, Babor, et al. 1994). Sin embargo, este exceso de mortalidad
se registra en cuatro estados del centro del país: Hidalgo, Tlaxcala, Puebla y Estado de México. Al remover de
la media nacional, la mortalidad registrada en estos estados, la sobre mortalidad desaparece (gráfica 5).
Los estudios llevados a cabo en nuestro país (Calderón, et al., 1981; Medina-Mora, et al., 1993) han
20
documentado cómo las normas sociales están más relacionadas con quien puede beber que hacia la moderación;
en general se considera que las mujeres no deben de beber, pero es aceptado que un hombre se embriague
de vez en cuando. Estos dobles parámetros son apoyados por hombres y mujeres, jóvenes y adultos. No se
observa una estructura normativa definida ya que al mismo tiempo que se considera que “embriagarse es una
forma inocente de divertirse” o que “ hace bien embriagarse de vez en cuando”, se le atribuyen aspectos negativos
tales como que “el alcohol saca lo peor de la gente”. No se observan, en las respuestas de las personas,
referencias a las cantidades de alcohol o al consumo sin riesgo. Aún más, no existe clara definición de lo que
es “tomar”, o “tomar en exceso”; en general la población tiene poca información sobre la cantidad de alcohol
que inhabilita a las personas para ejecutar acciones concretas como manejar u operar maquinaria. Estos
resultados enfatizan la necesidad de orientar campañas informativas e introducir programas de educación, que
modifiquen una estructura normativa propiciatoria del abuso.
También es necesario ampliar la oferta de servicios de salud para los alcohólicos y sus familiares.El
alcoholismo afecta al 9% de los varones y al 1% de las mujeres de entre 18 y 65 años, que viven en zonas
urbanas del país y, en la Ciudad de México, los índices alcanzan 9.2% y 1.9%. En el país, la proporción más
elevada de consumidores se ubica en la zona centro (62%) y de las ciudades estudiadas en la Encuesta
Nacional, el Distrito Federal y Guadalajara, son las que alcanzan índices más altos (ENA, 1998), (gráfica 6).
Los estudios transculturales, que han compartido metodologías similares en México y Estados Unidos,
reportan que aquí se tienen tasas más bajas de dependencia (8% en comparación con 18% en la población
norteamericana) Vega, Kolody, Aguilar-Gaxiola y otros, 1998). Estos estudios han mostrado que cuando los
mexicanos migran a los Estados Unidos, elevan su consumo (Caetano & Medina-Mora, 1986) y aumenta
también el número de dependientes. Este índice crece cuando se consideran solamente los mexicanos que
llevan más de trece años en los Estados Unidos, y es superior si se refiere a la población de origen mexicano
que ha nacido en aquel país (Vega, Kolody, Aguilar-Gaxiola y otros, 1998). Estudios llevados a cabo en México
muestran índices más elevados de consumo y dependencia en población rural que ha tenido experiencia
migratoria en Estados Unidos (Pérez, 2002), sugiriendo la necesidad de desarrollar programas especiales
para este grupo de población.
A pesar de estos elevados índices de consumo, pocos son los alcohólicos que buscan ayuda en nuestro
país. Los estudios de población general señalan que solamente una de cada tres personas que presentan
dependencia al alcohol, solicita ayuda para atender sus problemas (ENA, 1998). Otros estudios han
documentado cómo las familias mexicanas tienden a ocultar el problema por un tiempo significativamente
mayor de lo que ocurre en otros países, con un costo importante para la salud y bienestar de las familias que
conviven con una persona enferma (Natera, Mora, Tiburcio,1999).
PERSPECTIVAS
La información presentada en el capítulo sugiere que el consumo de alcohol está en aumento principalmente
entre las mujeres, que se ha reducido la edad de inicio, que el consumo fuerte se ubica en edades más
tempranas y que los adolescentes se suman a las prácticas de consumo copiando cada vez más los modelos
masculinos adultos, de vincular consumo con embriaguez. Las repercusiones de esta práctica en problemas
de salud derivados de un consumo crónico, de accidentes y violencias ligados a los eventos de intoxicación,
son frecuentes, además de que las normas sociales no se orientan a fomentar la moderación en el consumo.
De este panorama se desprende la necesidad de instrumentar medidas de promoción de la salud que
incluyan acciones orientadas a modificar la cultura de embriaguez, para introducir prácticas de consumo
saludable, es decir consumo dentro de los niveles de bajo riesgo4 en la población general y promover actitudes
de respeto a la decisión de no consumir por parte de aquellas personas que tienen problemas en el manejo
del alcohol, que están enfermas o que han decidido no consumir bebidas con alcohol.
4
Se ha recomendado como límite de menor riesgo el consumo de no más de 9 copas de cualquier bebida a la semana si se
es mujer y no más de 12 si se es varón, no más de una copa por hora y en total no más de cuatro por día si es varón y tres
si es mujer. Ninguna si se está enfermo, tiene problemas con el alcohol, se trata de una mujer embarazada o que planea
concebir (Medina-Mora, Carreño, Ortiz, 1997).
21
Los programas de prevención de accidentes y violencias son especialmente necesarios y es recomendable
que incluyan:
I) programas de movilización comunitaria encaminada a crear conciencia en la población sobre los riesgos
asociados con el consumo de sustancias y la conducción de automóviles, con objeto de hacerlos partícipes
de los programas;
II) revisión y modificación de los reglamentos de policía y tránsito con el fin de determinar los niveles de
alcohol en sangre permitidos para conducir vehículos, la autorización de los cuerpos de policía para
solicitar pruebas de niveles de alcohol en sangre a través de dispositivos de aliento, así como la imposición
de sanciones en caso de violación de éstas, con énfasis en la consistencia de su aplicación más que en
su severidad;
III) modificaciones en las autorizaciones de uso de suelo y licencias a establecimientos que expenden bebidas
con alcohol, a efecto de evitar tanto el ingreso de menores de edad, como las prácticas comerciales que
favorezcan la intoxicación, tales como las “barras libres”, las “horas felices” o los “concursos”, entre otras,
y la corresponsabilidad en el aseguramiento de un regreso seguro de sus clientes, que incluye contar
con sitios de taxis controlados fuera de los establecimientos;
IV) la capacitación de proveedores de servicios para que sean capaces de identificar signos de intoxicación
y prevenir que sus clientes lleguen a estos estados;
V) desarrollar programas orientados a modificar prácticas sociales que legitiman el uso de la violencia,
especialmente aquella asociada con el alcohol.
La prevención debe recibir más apoyo en todos los niveles, sobre todo aquella orientada a desarrollar
habilidades en las personas para enfrentarse a los riesgos ambientales y alcanzar bienestar.
Es necesario ampliar la cobertura de los servicios de salud, en particular de los dirigidos a la población
con bajos recursos. Si la experiencia clínica indica que diferentes tipos de individuos responden de manera
distinta a diversos tipos de tratamiento, es necesario ofrecer una variedad de opciones de tratamiento e
instrumentar mecanismos de diagnóstico que permitan a los pacientes recibir el tratamiento que mejor se
adecue a sus necesidades. Nuevamente, es indispensable incluir un componente de evaluación de impacto
y de revisión continua de los programas.
Es importante lograr una mejor integración de los programas de atención existentes con el fin de ofrecer
apoyo de desintoxicación, internamiento y tratamiento de complicaciones médicas y psicosociales; desarrollar
normas de operación y ofrecer apoyo financiero a aquellos programas que cumplan con éstas.
REFERENCIAS
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3.
4.
5.
6.
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23
24
25
2
Tabaquismo en México
Dr. Pablo Kuri Morales DIRECTOR GENERALDE E PIDEMIOLOGÍA
INTRODUCCIÓN
Hablar del tabaco significa en el caso de México remontarnos hasta los pueblos prehispánicos, entre los cuales
este producto ya estaba al alcance de los grupos sociales y formaba parte, sobre todo, de sus ritos y
manifestaciones religiosas. Durante el siglo XVI, con el descubrimiento y la exploración de territorios antes
desconocidos para los occidentales, en el Nuevo Mundo se encuentran ya testimonios de la presencia del tabaco
en todo el continente americano. En suHistoria de las IndiasFray Bartolomé de las Casas, relata el descubrimiento
del tabaco por Rodrigo de Xerez y Luis Torres, miembros de la primera expedición de Cristóbal Colón.
Hallaron estos dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaban a sus pueblos,
mujeres y hombres, siempre los hombres con tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar
sus sahumerios, que son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja seca también, a
manera de mosquete hecho de papel, de los que hacen los muchachos la pascua del Espíritu
Santo, y encendida por una parte de él por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello
para adentro aquel humo, con el cual se adormecen las carnes y casi emborracha, y así dizque
no sienten el cansancio. Estos mosquetes, o como los llamaremos, llaman ellos tabacos.
Es indudable la importancia que nuestros pueblos prehispánicos daban al tabaco y cómo éste fue uno
de los productos más novedosos en Europa, desde que las primeras remesas de semilla de tabaco fueron
enviadas, por encargo del misionero español Ramón Pané, desde la isla denominada La Española, hoy
República Dominicana, a Sevilla, España.
A mediados del siglo XVI, la costumbre de fumar fue introducida por los marinos que regresaban del
Nuevo Mundo en España y Portugal, y de ahí se expandió su consumo al resto de Europa. Es a partir del
siglo XVII, que el tabaco es conocido como planta fumable en la mayor parte del mundo, por lo cual las
principales potencias colonizadoras de la época proceden a organizar, sistematizar y monopolizar su cultivo
en las colonias a efecto de comercializarlo y obtener ingresos adicionales para sus coronas.
Con la revolución industrial, a finales del siglo XIX, se da el surgimiento de la industria tabacalera moderna
y su crecimiento a lo largo y ancho del planeta, con la consecuente repercusión e interacción política y
económica en cada país donde se establece. La difusión del hábito, la conducta y la adicción de fumar, llevó
en los años 50 del siglo XX a la realización de los primeros informes sobre la relación entre el tabaquismo y
la salud de la población.
Se empezó a encontrar una relación evidente entre el consumo de este producto y la adquisición de
enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Con la aparición, en 1964, del Reporte del Cirujano General de
los Estados Unidos sobre “Tabaquismo y Salud”, se destaca esta relación directa entre el tabaco y la enfermedad.
Sin embargo, la evidencia científica, generada en el mundo en los últimos 40 años, ha sido concluyente:
el tabaco es hoy en día uno de los productos más nocivos para la salud, por lo que se ha convertido, en una
de las principales causas prevenibles de enfermedad y muerte.
27
La evidencia epidemiológica en el ámbito mundial es ilustrativa de lo que está ocurriendo. Datos de la
Organización Mundial de la Salud señalan que hay casi 1,100 millones de fumadores en el orbe, de los cuales
300 millones son de países desarrollados (relación de dos hombres por cada mujer), comparados con los
800 millones de fumadores en países en vías de desarrollo (siete hombres por cada mujer).
Del total de la población mundial, 30% de los adultos son fumadores y de éstos, 4 millones de personas
fallecen al año, lo que equivale a la muerte de casi 11 000 personas diarias. Se estima que para el año 2020
habrá más de 8.4 millones de muertes anuales por enfermedades atribuibles al consumo del tabaco.
En México, desde hace tres lustros, la realización de múltiples estudios e investigaciones impulsadas
por diversas instituciones de salud y especialistas en la materia ha permitido conocer aún más sobre el
comportamiento del tabaquismo en México, para establecer las políticas requeridas de combate frontal a
esta epidemia.
Desde 1988, con la primera Encuesta Nacional de Adicciones (ENA), aplicada en todo el país a personas
de áreas urbanas de entre 12 y 65 años de edad, se empieza a tener una vigilancia epidemiológica más del
comportamiento del tabaquismo. Esta encuesta nacional se ha llevado a cabo cada 5 años (1988,1993 y
1998), lo que ha permitido observar de manera detallada las tendencias que la epidemia muestra, mismas
que se resumen de la manera siguiente:
a)
b)
c)
d)
Prevalencia estable del consumo.
Disminución en la edad promedio de inicio.
Mayor consumo en menores de edad.
Mayor consumo por mujeres.
Los datos de la Encuesta Nacional de Adicciones de 1998 indican que, 28% de la población entre 12 y
65 años de edad de área urbana, son fumadores activos, lo que representa más de 13 millones de personas
fumadoras; además, 53% de la población son fumadores involuntarios o pasivos, lo que lleva a señalar que
7 de cada 10 personas en las ciudades de nuestro país, se encuentran en mayor o menor grado expuestas
a los daños que el tabaco ocasiona.
En cuanto a la edad de inicio en el consumo del tabaco, el análisis de las Encuestas Nacionales de
Adicciones demuestra que cada vez se empieza a fumar a más temprana edad; en la aplicada en 1998, si
bien sigue predominando el inicio entre los 15 y 17 años (36.5%), se observa un incremento significativo en
el grupo de menores de 15 años (21.7%), comparado con los resultados de las encuestas anteriores.
Si analizamos la proporción de fumadores que iniciaron antes de los 18 años, también podremos observar
en los últimos años una tendencia creciente, mientras que en la ENA1988 esta proporción era de 52.2% (4
839 074 personas), en la ENA 1993 fue de 56.8% ( 6 060 762 personas) y en la ENA1998 se incrementó a
61.4 (8 135 772 personas).
De igual modo, señalamos una tendencia hacia el incremento en el número de mujeres fumadoras; en
la ENA1988, 29.4% de los fumadores eran mujeres, mientras que en la ENA1998 esta cifra se incrementó
al 33.4%. Al comparar la proporción de hombres fumadores con respecto a mujeres fumadoras, en la ENA
de 1988 era de 3:1, mientras que en la ENA de 1998 se encontró que la proporción disminuyó a 2:1.
La recopilación y el análisis de diversas fuentes de información respecto al tabaco en México, tales como
las encuestas nacionales de adicciones, encuestas de accesibilidad al tabaco por menores de edad, análisis
de costos, estudios de medición de cotinina, encuestas en poblaciones específicas como estudiantes
adolescentes, universitarios, aspirantes a residencias médicas, personal de salud y personal magisterial, así
como el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA) que recientemente incorporó al
tabaco como un componente básico de su red, permiten contar con información para los fines delObservatorio.
Este Observatorio, a su vez, permite establecer políticas congruentes y realizar las modificaciones que
éstas requieren para detener y disminuir el avance de la epidemia.
28
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29
3
Vigilancia epidemiológica
Hoy en día, la vigilancia epidemiológica constituye una actividad estratégica sustancial que permite conocer
con oportunidad y eficiencia los patrones de comportamiento de los principales problemas y necesidades de
salud, que aquejan a los grupos de población, así como identificar factores de riesgo que inciden en su
distribución y frecuencia, lo cual hace posible establecer una directriz en el destino de los recursos asignados
a la atención de la salud de los habitantes, determinar medidas resolutivas y evaluar la trascendencia e impacto
de los programas de acción.
El perfil de salud en México ha mostrado modificaciones favorables, sin embargo, la transición que se
experimenta está caracterizada por un traslape entre dos desafíos: el rezago en salud y los riesgos emergentes;
entre estos últimos nos encontramos con el advenimiento cada vez mayor de la farmacodependencia.
Por ello, en cumplimiento de sus funciones normativas y de coordinación en el Sistema Nacional de
Salud, el cual integra a las instituciones públicas y privadas y a los médicos particulares que intervienen en
la atención y prevención de los factores de riesgo y problemas de salud de los mexicanos, la Secretaría de
Salud estableció en 1990 el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA), para conocer
la conducta de la población hacia el consumo de drogas lícitas e ilícitas, identificar las características de las
personas con adicción, el entorno en que ocurre, los patrones de consumo y su vinculación con áreas
geográficas bien delimitadas, a fin de contribuir con los tomadores de decisiones a impulsar acciones de
salud específicas hacia los grupos de mayor vulnerabilidad.
Este sistema se concreta bajo la rectoría de la Dirección General de Epidemiología durante la Primera
Reunión Internacional realizada en 1991, con la participación del Consejo Nacional contra las Adicciones, el
Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto Nacional de Psiquiatría, los Centros de Integración Juvenil,
la Procuraduría General de la República, el Departamento del Distrito Federal, la Secretaría de Educación
Pública y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. Así mismo, participaron organismos
internacionales como el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas en los Estados Unidos (NIDA), la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), y la Agencia para el Desarrollo Internacional (DIA), que con
el aporte de sus experiencias en vigilancia epidemiológica, enriquecieron las estrategias del SISVEA.
En 1995 se crea el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), mismo que dispone de
un órgano normativo y de coordinación en el nivel nacional, que facilita, fomenta y orienta el quehacer
epidemiológico en el país, denominado Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica (CONAVE), que
se conforma por todas las instituciones del Sistema Nacional de Salud.
Entre otros ordenamientos legales, que dan sustento al SISVEA, las adiciones y reformas a la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos destacan, en su Artículo Cuarto y la propia Ley General de Salud,
que establece en su Artículo 105, título sexto de información para la salud, que la SSAintegrará la información
para elaborar las estadísticas nacionales. El Reglamento Interior de la SSAestablece que el Centro Nacional
de Vigilancia Epidemiológica, dependiente de la Dirección General de Epidemiología tiene la obligación de
normar, operar, coordinar, supervisar y evaluar el SINAVE, el cual se rige por la Norma Oficial Mexicana
NOM-017-SSA2-1994, para la Vigilancia Epidemiológica.
31
El Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones tiene la meta para el año 2002 de establecerse
en 52 ciudades correspondientes a las 32 entidades federativas. Hasta el año 2001 se encontraba en 25
ciudades de 18 estados, con prioridad en la región de la frontera norte del país. Las fuentes de información
del sistema son los centros de tratamiento gubernamentales y no gubernamentales, hospitales y servicios
de urgencias médicas, servicios médicos forenses y los consejos tutelares de menores.
Existen otras fuentes de información como el Sistema de Reporte de Información en Drogas (SRID) del
Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, que opera desde 1986 en el área metropolitana
de la Ciudad de México; la casuística de atención del Instituto Mexicano del Seguro Social aporta información
sobre otro segmento de la población conformado principalmente por los trabajadores de las empresas de la
iniciativa privada y sus familias, y en menor proporción por el programa IMSS Solidaridad que atiende a
algunos trabajadores del campo.
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) proporciona
información sobre éste, que es otro importante sector de la población del país; a su vez, los Centros de
Integración Juvenil aportan valiosa información sobre pacientes que asisten a tratamiento, lo que revela la
forma y tendencias del uso de drogas en nuestro país por sexo y rangos de edad.
La SecretarÍa de Comunicaciones y Transportes cubre un ámbito de trabajo de alto riesgo por las delicadas
tareas que desempeñan prestadores de servicios que tienen en sus manos las vidas de otras personas.
Finalmente, la información sobre mortalidad brindada por el Sistema Epidemiológico y Estadístico de las
Defunciones (SEED) que consigna la información de los certificados de defunción expedidos en el país.
Todo ese cúmulo de información permite armar un panorama epidemiológico verídico del complejo
problema social que es la adicción a distintos tipos de drogas.
32
Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las AdiccionesS(ISVEA)
Roberto Tapia-Conyer SUBSECRETARIODE PREVENCIÓNY PROTECCIÓNDELA SALUD. SECRETARÍADE SALUD
Pablo Kuri-Morales DIRECTOR G ENERALDE EPIDEMIOLOGÍA. SUBSECRETARÍADE PREVENCIÓNY PROTECCIÓNDELA SALUD
Patricia Cravioto DIRECTORADE INVESTIGACIÓNY EVALUACIÓN. DIRECCIÓN G ENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Esperanza García SUBDIRECTORADE INVESTIGACIÓNY EVALUACIÓN. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Fernando Galván DEPARTAMENTODE ANÁLISISY MODELAJE MATEMÁTICO. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Estela Fernández COORDINADORA OPERATIVADEL SISVEA. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Blanca de la Rosa COORDINADORADE PROYECTOS ESPECIALES. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Adán Ruíz MÉDICO ESPECIALISTA. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
METODOLOGÍA
INTRODUCCIÓN
El SISVEA se establece en ciudades seleccionadas (Ciudad SISVEA) por sus características específicas,
como las sociodemográficas y geográficas y porque registra importante afluencia turística, o porque son
capitales estatales. Todas ellas representan áreas de riesgo en cuanto al fenómeno de las drogas, como
ejemplo, las ciudades más importantes de la frontera norte.
ESTRATEGIAS
Para cumplir su objetivo el SISVEAse apoya en tres estrategias de recolección de información. La primera,
denominada información continua, recaba información proporcionada por instituciones que abordan el
problema de las adicciones desde diferentes aspectos como el médico, el social y el jurídico, cuyas fuentes
de información incluyen: centros de tratamiento y rehabilitación de adictos pertenecientes a organismos
gubernamentales y no gubernamentales; consejos tutelares de menores, servicios médicos forenses, clínicas
para dejar de fumar, grupos de ayuda mutua (Alcohólicos Anónimos y otros) y hospitales de especialidad
psiquiátrica. El reporte tiene periodicidad mensual.
Una segunda estrategia es la de encuestas centinela (Semana Típica), que se realiza durante una
semana de cada semestre en los servicios de urgencia de hospitales de segundo nivel de atención y en
servicios de emergencias médicas como la Cruz Roja y la Cruz Verde. Se recaban los datos durante las 24
horas de cada día, a todo paciente mayor de doce años de edad que demande este servicio, de tal forma que
se puede relacionar la morbilidad y principalmente las lesiones por causa externa asociadas al uso de drogas.
Existe una tercera estrategia, denominada encuestas continuas, caracterizada por la realización de
encuestas probabilísticas y no probabilísticas con las que es posible evaluar la prevalencia de uso de tabaco,
alcohol y otras drogas, conocimiento sobre actitudes y prácticas en población general, hogares, lugares de
trabajo, escuelas y otros ámbitos que por su nivel de riesgo son seleccionados.
RECOLECCIÓN DE DATOS
Se realiza a través de cuestionarios específicos diseñados de acuerdo con los registros habituales de cada
institución u organismo informante, lo cual facilita su operación, y permite aprovechar de manera óptima las
actividades y los tiempos. Se incluyen tres grandes grupos de variables: sociodemográficas (edad, sexo,
nivel de educación, ocupación), patrón de consumo ( edad de inicio, primera droga, droga actual, droga de
impacto, frecuencia de uso) y tipo de substancias (ilegales, médicas), más algunas otras variables de acuerdo
al interés especial de cada fuente de información.
33
OPERACIÓN DEL SISTEMA
De acuerdo con la magnitud del problema, las autoridades de salud de cada entidad federativa determinan
el número de ciudades que lo desarrollan. Compila datos de diferentes fuentes y proporciona información
sobre las características del problema en un área geográfica definida. Sin embargo, una limitación del Sistema
consiste en que no en todas las ciudades utilizan el mismo tipo de fuentes de información continua, pues
algunos basan su información en eventos, por lo que registran no sólo los casos nuevos, sino todos los
ingresos relacionados con el uso de drogas.
Las actividades dan inicio en la ciudad SISVEA, con la recolección de datos en las diferentes fuentes
primarias de información donde se realiza la entrevista y se registran los datos en los cuestionarios
correspondientes y en los tiempos programados. Para cada ciudad SISVEA se establece un Coordinador
SISVEA, que es el responsable de capacitar y asesorar a las personas integradas en el sistema local; coordina
la logística, recolecta información, la valida, captura, analiza y envía alCoordinador Estatal. Una de sus actividades
primordiales es la de retroalimentar a las fuentes primarias con los resultados del análisis de su información.
El Coordinador Estatal es el enlace con el nivel nacional y el responsable de que las actividades se realicen
en la(s) ciudades SISVEAde su entidad; vigila que se cumplan los tiempos establecidos, integra la información,
la valida, la analiza, la envía a nivel nacional y realiza la difusión de los resultados en el ámbito estatal.
El nivel nacional recibe la información de las diferentes ciudades, vía correo electrónico, realiza una
evaluación de las bases de datos utilizando indicadores de participación, oportunidad y calidad, éste último se
obtiene mediante un programa de cómputo que identifica valores atípicos y consistencia interna (totalidad de
los datos, respuestas adecuadas). Con la información validada cada mes, se realiza un corte semestral, se
integra un diagnóstico nacional y se elabora un informe anual que permite retroalimentar todas las instituciones
del Sistema Nacional de Salud, así como a organizaciones internacionales. Vale la pena aclarar que esta
organización puede cambiar en algunas entidades federativas de acuerdo con la infraestructura disponible.
PROCESAMIENTO DE LAINFORMACIÓN
El SISVEA dispone de un sistema automatizado de información denominado EPI-ADICCIONES, diseñado
bajo un ambiente de MS-DOS que incluye un módulo de análisis procesado en el programa Epi-Info, cuya
ventaja radica en que las bases de datos pueden ser trabajadas en cualquier manejador de base de datos,
lo que garantiza oportunidad en los procesos de recopilación, envío, análisis e interpretación.
La información es analizada en cada nivel de operación y concentrada en la Dirección General de
Epidemiología, donde se elabora un informe anual accesible para consulta del público interesado, en el Centro
de Documentación e Información de esta institución o mediante la página web: www.epi.org.mx/sis/descrip.htm.
FUENTES DE INFORMACIÓN DEL SISVEA
Las fuentes que alimentan al Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones tienen como objetivo
proporcionar información, para conocer la morbilidad y mortalidad de las personas que usan o abusan de
alguna sustancia adictiva, además del perfil sociodemográfico, sus patrones de consumo y la historia natural
del uso de algunas sustancias. Participan las instituciones que a continuación se describen:
— Centros de tratamiento gubernamentales (Centros de Integración Juvenil, CIJ). Son una instancia
subsidiada por el gobierno del país, en la cual se proporciona atención de tratamiento y de rehabilitación
a personas usuarias de sustancias psicoactivas y a sus familiares,mediante una red de centros localizados
en casi todas las entidades federativas. Durante el año 2001, notificaron un total de 14,171 individuos
correspondiendo 9,474 a los 33 centros de las ciudades SISVEA.
— Centros de tratamiento no gubernamentales (ONG). Son asociaciones civiles caracterizadas por
ofrecer servicios de tratamiento o rehabilitación a individuos usuarios de sustancias psicoactivas. Durante
2001, se recibió notificación de 122 de estos centros y se adicionó a los resultados la información de
otros 25 centros de atención de diferentes organismos, ubicados en 20 ciudades SISVEA. Entre todos
34
comunicaron la atención de 17,262 pacientes.
— Consejos tutelares de menores. Son la instancia gubernamental responsable de vigilar la readaptación
social y el cumplimiento de sanciones impuestas a los infractores juveniles, a la cual se remiten quienes
aún no alcanzan la mayoría de edad. De este indicador se recibió una casuística de 4,000 menores
asociados al consumo de drogas.
— Servicios de urgencia en hospitales de segundo nivel de atención y servicios de emergencias
médicas. Por normatividad, los hospitales de segundo nivel de atención deberán contar con un área de
urgencia, que es una de las vías de ingreso a hospitalización. En 44 hospitales, 9 unidades de la Cruz Roja
y 7 de Cruz Verde, que corresponden a las ciudades SISVEA, se captaron durante sus semanas típicas a
un total de 4,182 pacientes, correspondiendo 351 de ellos (8%) a las enfermedades o lesiones por causa
externa en las cuales estuvo involucrado el consumo de tabaco, alcohol y drogas médicas e ilícitas.
— Servicios médicos forenses.Es el sistema de organismos del gobierno al cual se remiten las personas
fallecidas en circunstancias no naturales, para realizarles estudios (necropsia) y dictaminar la(s) causa(s)
de la defunción y su asociación con el consumo de drogas. Los servicios ubicados en 17 de las ciudades
SISVEA, notificaron durante el año 2001 un total de 1,650 defunciones ocurridas bajo la influencia de
alguna droga.
35
RESULTADOS DELAÑO 2001
INTRODUCCIÓN
Al contar con once años de existencia, el SISVEAha generado información periódica y sistematizada, que
permite lograr un acercamiento real al problema del consumo de drogas en nuestro país, identificar cambios
en los patrones de consumo, grupos en riesgo, nuevas drogas y factores asociados con el uso y abuso de
tabaco, alcohol, drogas ilícitas y médicas sin prescripción. Su cobertura se ha incrementado, ya que mientras
en 1991 su operación inicial comprendía 8 ciudades correspondientes a 6 estados, en el año 2001 alcanza
a 25 ciudades de 18 entidades federativas, lo que nos refleja la satisfacción de los usuarios del sistema. Se
ha programado ampliar la cobertura del mismo para el año 2002 a los 14 estados que aún no están integrados,
incluyendo así a 52 ciudades en total.
RESULTADOS CENTROS DETRATAMIENTO GUBERNAMENTALES: CENTROS DE INTEGRACIÓN JUVENIL
(CIJ) Y CENTROS DE TRATAMIENTO NO GUBERNAMENTALES (ONG)
DROGA DE INICIO
Entre las personas que acudieron a los Centros de Integración Juvenil (CIJ), las drogas reportadas con mayor
frecuencia como de inicio fueron el alcohol (33.8%), el tabaco (20.1%) la mariguana (18.7%), los solventes
inhalables (12.2%) y la cocaína (10.8%), abarcando al 95.6% de los asistentes a estos centros. Así,
observamos que el alcohol y el tabaco tienen mayor importancia entre estas personas lo cual nos demuestra
que, de acuerdo con la población blanco de los CIJ, los jóvenes se inclinan más por iniciar el consumo de
drogas mediante drogas legales (gráfica n°1).
Las drogas de inicio reportadas con mayor frecuencia por las personas que acudieron a los centros de
tratamiento no gubernamentales (ONG) fueron en orden de magnitud: mariguana (30.2%), alcohol (27.8%),
tabaco (13.3%), inhalables (12.4%) y cocaína (7.5%), concentrando entre ellas a 91% de los usuarios (gráfica
n°2).
36
mariguana
De las 9,474 personas que acudieron a los Centros de Integración Juvenil (CIJ), 1,762 de ellas (18.6%),
reportaron a la mariguana como su droga de inicio. De esta población, 92.1% pertenecía al sexo masculino
y 7.9% al femenino, con una razón de masculinidad de 12:1. Los grupos de edad más afectados fueron los
de 15 a 19 años con el 30.9% y los de 20 a 24 con 20.9%. La proporción de adolescentes de catorce o menos
años de edad alcanzó un 5% (cuadro n°1).
Por otro lado, el nivel de escolaridad completo o incompleto en el que se situó el mayor número de
consumidores de mariguana fue el de secundaria, con 48.1% de los usuarios, siguiendo en orden de frecuencia
los de primaria con 22.1% y los de preparatoria con 21.8%. Se observa que 4% de esta población ya se
encontraba cursando estudios profesionales y 0.2% refirieron ser analfabetas. Respecto al estado civil de
estos jóvenes, 61.9% se clasificó como soltero, 22.8% como casado, 10.1% en unión libre, 1.5% divorciados
y 0.1% viudos. El nivel socioeconómico al cual pertenecían en mayor proporción fue el nivel medio-bajo, con
54.5% del total de la población, siguiendo en orden de frecuencia el nivel bajo con 25.1% de los individuos,
alto y medio-alto, con 15.1% y medio con 5.3% (cuadro n°1).
Con referencia a la frecuencia del uso de la mariguana, 56.8% mencionó que la consumía diariamente,
16.8% de dos a tres veces por semana, 10.5% una vez por semana, 14.4% de una a tres veces al mes y
una pequeña proporción (1.6%) mencionó consumirla de una a once veces al año.
Sobre la edad en que iniciaron el consumo de la mariguana, las personas que acudieron a los Centros
de Integración Juvenil, 43.5 % mencionaron haber iniciado cuando tenían entre 10 y 14 años de edad, 48.1%
lo iniciaron entre los 15 a 19 años y en una baja proporción (2.1%) inició el uso antes de los 10 años de edad.
Como podemos observar, la mayoría de los sujetos que iniciaron el uso de drogas psicoactivas con mariguana
reportó el inicio de su consumo antes de los 20 años de edad (cuadro n°2).
Por cuanto se refiere a los centros de tratamiento no gubernamentales (ONG), la razón de masculinidad
en las personas atendidas fue de 17 hombres por cada mujer; es decir, 94.4% pertenecían al sexo masculino
y sólo 5.6% al femenino. La mayor proporción se registró entre los 20 a 24 años de edad (24.1%), siguiendo
en orden de frecuencia los que tenían más de 35 años de edad (22.2%), y los de 25 a 29 años (20.5%).
El nivel de escolaridad, en el cual se ubicó con mayor frecuencia la población cuya droga de inicio fue
la mariguana, fue el de primaria con 40.6%, 38.5% alcanzó un nivel de secundaria y sólo 13.2% llegó a
bachillerato. Se observa que a pesar de que esta población se ubica en grupos de mayor edad, sólo 2.5%
de ella refirió estudios de licenciatura.
El porcentaje mayor de los usuarios de mariguana como droga de inicio eran solteros (55.3%), el 19.1%
casados, 3.8% divorciados, 6.8% separados, 14.2% en unión libre y una pequeña proporción (0.8%) de
viudos. Con referencia a la situación laboral de esta población, 30.4% tenían trabajo fijo, 25.8% estaban
desempleados, 23.5% realizaban trabajos ocasionales, 4.3% de ellos eran estudiantes, se dedicaban al hogar
1.2% y 0.2% mencionaron ser jubilados (cuadro n°3).
Sobre la frecuencia de uso de la mariguana, 81.2% refirió que la consumía a diario, 7.1% de dos a tres
veces por semana, 6.7% una vez por semana, de una a tres veces al mes 3.1% y de una a once veces al
año 1.8%. Así también, la edad de inicio del uso de la mariguana que mencionaron con mayor frecuencia fue
la comprendida en el grupo de diez a catorce años de edad, situándose en esta edad 51.6% de los usuarios,
seguida por el grupo de quince a diecinueve años con 37.3%, en proporciones menores, 5.2% refirieron que
a partir de los nueve años o menos, 4.2% de veinte a veinticuatro y 1.7% restante mencionó que inició el
consumo a los veinticinco o más años de edad (cuadro n°4).
HISTORIANATURAL DELCONSUMO DE MARIGUANA
De los 1742 jóvenes que acudieron a los Centros de Integración Juvenil y cuya droga de inicio fue la mariguana,
10.8% permanecieron como monousuarios; 89.2% incluyeron una segunda droga en sus hábitos de consumo
ocupando el primer sitio la cocaína con 29.8%, seguido en orden de frecuencia el alcohol, los inhalables, el
37
tabaco, los tranquilizantes y el crack; así mismo, una proporción menor (77.9%) incluyó una tercera droga
en su patrón de consumo, quedando también en primer lugar la cocaína con 27.7% (cuadro n°5).
Al realizar el seguimiento a partir de la droga de inicio y hasta la tercera droga incluida en el patrón de
consumo de los individuos que acudieron a los organismos no gubernamentales, encontramos que de quienes
iniciaron con mariguana (5,207), 93.2% pasaron a consumir otra droga ubicándose en primer lugar la cocaína
con 24% y en menor proporción los inhalables con 17%, el alcohol 16%, la heroína 11% y los tranquilizantes
10.5%. De esta misma población 69% pasó a consumir una tercera droga misma que fue la cocaína , al
situarse con el porcentaje más elevado (25%), seguida por la heroína (24.6%), el alcohol (9.8%), los
tranquilizantes (9.5%) y el cristal (9%) (cuadro n° 5).
solventes inhalables
Las personas que durante 2001 asistieron a los Centros de Integración Juvenil (CIJ) ubicados en las ciudades
SISVEA, y que reportaron como droga de inicio a los solventes inhalables, 86.3% pertenecían al sexo
masculino y 13.7% al femenino, con una razón de masculinidad de dieciséis hombres por cada mujer; con
referencia al grupo de edad, 35% tenían entre quince y diecinueve años, siguiendo en orden de frecuencia
los de catorce años o menos con 21.4%, de veinte a veinticuatro años con 17.4%, registrándose un 26.2%
como iguales o mayores de veinticinco años de edad.
En esta población el nivel de escolaridad registrado con mayor frecuencia fue el de secundaria con 56.7%,
seguido por el de educación primaria con 30.8%, preparatoria con 8%, y sólo 0.4% refirieron ser analfabetas,
en tanto que 1.1% llegó a estudios profesionales. 74% de los sujetos que iniciaron el consumo de drogas
con solventes inhalables mencionaron ser solteros, por el contrario, el 13.2% reportó estar casado y 8.9%
vivir en unión libre. Con respecto al nivel socioeconómico al cual pertenecían estos sujetos, 55.3% eran de
nivel medio bajo, y 34.3% de nivel bajo, abarcando al 89.6% de la población (cuadros n°1 y 2).
Con relación a la frecuencia de uso de los solventes inhalables, 35% de los individuos mencionaron
consumirlos diariamente, 22.2% de dos a tres veces por semana, 19.5% una vez por semana, 20.4% de una
a tres veces por mes y finalmente, 2.7% mencionó consumirlos de una a once veces al año. Así mismo, la
edad de inicio en el consumo de estas sustancias se ubicó en 62.8% de los casos en el grupo de diez a
catorce años de edad, seguido por el de quince a diecinueve años con 29.1%, una proporción menor (5.7%)
lo inició antes de cumplir los diez años de edad (cuadro n°2).
Por otro lado, entre las personas que acudieron en el año 2001 a los centros de tratamiento no
gubernamentales (ONG), de los que iniciaron el consumo de sustancias psicoactivas con solventes inhalables,
92.4% de ellos pertenecían al sexo masculino y 7.6% al femenino, con una razón de hombre-mujer de 12:1.
57.9% tenían nivel de escolaridad de primaria, 29.3% de secundaria y 5.9% de bachillerato, 4.3% de esta
población mencionó no tener ningún estudio. El estado civil de estas personas se definió como solteros en
69.1% de los casos, 12.8% mencionaron ser casados, 10% se encontraban en unión libre y 5.8% refirieron
estar separados de su pareja. Con respecto a su situación laboral, sólo 26% de ellos tenían un trabajo fijo,
23% trabajaban ocasionalmente, otro 23% se encontraban desempleados, 21.3% estaban desocupados y
1.2% se dedicaban a ser amas de casa (cuadro n°3 y 4).
Al analizar la frecuencia del consumo de los solventes inhalables, nos encontramos que 84% de las
personas lo consumían diariamente, 6.2% de dos a tres veces por semana, 5.5% una vez por semana, 2.4%
mencionaron el consumo de los solventes inhalables de una a tres veces por mes y una pequeña proporción
(1.9%) los consumían de una a once veces al año. Con relación a la edad en la cual mencionaron haber
iniciado el uso de solventes inhalables, 59.1% dijeron haberlo hecho entre los diez a catorce años de edad,
seguidos por los que mencionaron haber iniciado entre los quince y diecinueve años de edad que fueron
28.4%, 9.3% antes de cumplir los diez años de edad y sólo 3.1% en edades iguales o mayores a los veinte
años (cuadro n°4).
38
HISTORIA NATURALDELCONSUMO DE SOLVENTES INHALABLES
De la población que asistió a los Centros de Integración Juvenil en el año 2001, y que reportó como droga
de inicio a los solventes inhalables, 23.7% habían permanecido como monousuarios; 76.3% integraron a una
segunda droga en su patrón de consumo, quedando en primer lugar la mariguana con 38.4% de ellos,
continuando en orden de magnitud el alcohol, los solventes inhalables y la cocaína; así mismo, una proporción
menor (79.4%) incluyó una tercera droga en su patrón de consumo, con la mariguana en primer lugar con
23.5%.
Así también, de los que iniciaron con solventes inhalables en la ONG, 32.8% permanecieron sin incluir
a otras drogas en su patrón de uso, 67% continuaron con otras drogas ocupando el primer sitio la mariguana
con 51%, el alcohol 16%, los tranquilizantes 8.1%, la cocaína 8%, otro tipo de solventes inhalables 4.9% y
heroína 3.7%. De este grupo 74% pasaron a terceras drogas, que en orden de frecuencia fueron: cocaína
25.3%, mariguana 18.4%, heroína 15%, tranquilizantes 13.9%, alcohol 12.1% y cristal 2.8%.
cocaína
De las 9,474 personas que acudieron en 2001 a Centros de Integración Juvenil (CIJ) localizados en las
ciudades SISVEA, en 1,023 (10.8%) la droga de inicio fue la cocaína, su perfil sociodemográfico estuvo
conformado por individuos en su mayoría pertenecientes al sexo masculino (87.9%) con una razón de
hombre:mujer de 7:1; De ellos, 33.7% se encontraban entre los quince y los diecinueve años de edad, 27%
entre veinte y veinticuatro, 18.9% entre los veinticinco y los veintinueve años, 9.2% entre los treinta y treinta
y cuatro años de edad, 6.5% eran de treinta y cinco y más años y una proporción menor (4.9%) fueron de
catorce o menos años de edad.
Así también, la escolaridad se ubicó en 51.9% de los casos en el nivel de estudios de secundaria, 26%
de bachillerato, 12% de primaria y sólo 3.9% de profesional, siendo congruente con los grupos de edad
referidos. Con respecto al estado civil, 58.8% permanecían solteros, 27.2% mencionaron estar casados,
9.7% vivir en unión libre, 2.9% estar separados, 1.3% divorciados y 0.1% viudos. Al pasar al nivel
socioeconómico de estas personas, 55.1% pertenecían al medio bajo, 20.3% al bajo, 17.1% al alto y medio
alto, y finalmente 7.6% al nivel medio (cuadro n°1).
Al observar la frecuencia de uso de la cocaína, que mencionaron quienes iniciaron el consumo de drogas
con ella, encontramos que 32.6% de ellos la utilizan a diario, 23.6% de dos a tres veces por semana, 25%
una vez por semana, de una a tres veces por mes 16.7% y de una a once veces al año 2.1%. La edad de
inicio que refirieron en su mayoría (48.4%) la ubicaron entre los quince y diecinueve años de edad, 18.2%
entre los diez y catorce años, 16.9% entre los veinte y veinticuatro años, 16% iniciaron su consumo a partir
de los veinticinco o más años de edad y 0.2% antes de cumplir los diez años de edad. Es de hacer notar que
79.3% de estas personas acudieron a tratamiento al CIJ debido al uso de la cocaína, 9.3% por el consumo
de crack, 3.2% por el de mariguana, 2% por cristal y 1.7% por consumo de alcohol (cuadro n°2).
Como se observa en el cuadro número tres, de las 17,262 atenciones otorgadas por los centros de
tratamiento no gubernamentales (ONG), 1,356 (7.8%) correspondieron a la cocaína como droga de inicio;
88.3% de la población que acudió fue del sexo masculino y 11.7% del femenino, con una razón de masculinidad
de 7.5:1. La edad de estos sujetos se ubicó con mayor frecuencia ( 26.5%) entre los veinte y veinticuatro
años siguiendo los de veinticinco a veintinueve años (21.6%), los de quince a diecinueve años (20.1%), los
de treinta a treinta y cuatro años (15%), los de treinta y cinco y más (14.5%), y finalmente los de catorce años
o menos de edad (2.4%).
La mayor proporción de ellos se situaron en el nivel de secundaria (40.5%), seguidos por los que refirieron
al de primaria (26.4%) y bachillerato (21.4%), un número reducido logró estudios de licenciatura (5.3%) y de
posgrado (0.6%), en tanto que sin escolaridad se definieron 1.8% de ellos. Con referencia al estado civil de
esta población, 48.5% de ellos indicaron encontrarse solteros, 5.5% separados y 3.9% divorciados, por otro
lado, 29.6% estaban casados y 11.8% vivían en unión libre. La situación laboral que refirieron con mayor
39
frecuencia fue el trabajo fijo con 34.1% de ellos, seguido por trabajo ocasional 22.1%, desempleados 19.5%,
desocupados 13.3%, estudiantes 8.5%, amas de casa en 2.2% de ellos y 0.2% jubilados.
Sobre la frecuencia del uso de la cocaína, se puede ver en el cuadro número cuatro que 60.3% de los
usuarios mencionaron consumirla a diario, 31.3% de una a tres veces por semana, 5.9% de una a tres veces
por mes y 2.5% de una a once veces al año. Respecto a la edad que dijeron tener cuando habían iniciado
el consumo de cocaína, 41.7% mencionó entre quince y diecinueve años, 20% entre veinte y veinticuatro
años, 17.4% entre diez y catorce años, 11% de veinticinco a veintinueve, 9.2% de treinta o más años y a
edades menores de diez años (0.7%) ya se está iniciando el uso de esta sustancia. Entre aquellos cuya droga
de inicio fue la cocaína la droga de impacto que llevó a solicitar atención en los ONG, en 66.5% de los casos
fue la misma droga (cocaína), en 11.4% fue heroína y en 7.2% cristal.
La mayor parte de la población femenina atendida por el uso de la cocaína (74%) refirió como máximo tres
años de consumo, así mismo una proporción elevada de los hombres (65%) también mencionó tres años o
menos de uso. El coeficiente de correlación que resultó entre edad y años de consumo fue de 0.45 (p=.000)
lo cual nos plantea que existe una relación entre ambas variables pero que no es muy relevante.
HISTORIANATURAL DELCONSUMO DE COCAÍNA
Entre las personas que durante 2001 acudieron a los CIJ, en las ciudades SISVEA, se observó que aquellos
individuos que iniciaron el uso de este tipo de sustancias con cocaína, 48.9% permaneció como monousuario
sin agregar otras drogas a su consumo; sin embargo, 51.1% pasó a una segunda droga quedando en primer
sitio el alcohol (31.1%), seguido por la mariguana (30.4%) y en menor proporción el tabaco, los inhalables y
el cristal.
Los atendidos en las ONG que iniciaron su patrón de consumo con cocaína directamente (8%), 55.5%
incluyeron otras drogas en segundo lugar, tales como: mariguana 30%, alcohol 20%, heroína 16% cristal 10% e
inhalables 5%, y de ellos, 43.3% optó por consumir una tercera droga, alcanzando la mariguana 19.6%, el alcohol
17%, inhalables 12%, los tranquilizantes 8% y la heroína y el tabaco 7.7% cada una (cuadro n°6).
heroína
Los Centros de Integración Juvenil (CIJ), ubicados en las ciudades SISVEA, reportan que los usuarios que
refirieron a la heroína como droga de inicio sólo alcanzaron 0.15% (14) del total de los 9,474 individuos que
solicitaron tratamiento en el año 2001; la mayoría fueron masculinos (92.9%), 43% se ubicó entre los grupos
de edad de 15 a 19 y de 20 a 24 años, 35.7% mencionó estudios de primaria, y una proporción igual de
secundaria, 21.9% informaron estudios de preparatoria, 57% permanecían solteros y 28.6% en unión libre.
Con referencia al nivel socioeconómico, 50% pertenecían al medio-bajo, 40% al bajo y 10% al nivel medio.
El 72.7% de ellos reportó el uso diario de la droga y 78% mencionó haber iniciado el consumo de la misma
antes de cumplir los veinte años de edad. Así mismo, en 72.7% de esta población la droga que los llevó a
solicitar tratamiento fue la misma heroína seguida en proporciones iguales (9% cada una) por cocaína, cristal,
opio-morfina y otros derivados, (cuadros n°1 y 2).
Como droga de inicio en los centros de tratamiento no gubernamentales (ONG), la heroína alcanzó 2.9%
(495) del total de pacientes (17,262), perteneciendo 87.7% al género masculino; en proporciones muy similares
se distribuyeron entre los grupos de edad de veinte a veinticuatro años (17.4%), de veinticinco a veintinueve
años (19.6%) y de treinta a treinta y cuatro años (18%), el 39.6% se ubicó en edades mayores a estas. En
la gran mayoría de ellos su nivel de escolaridad era de primaria (50.7%), seguido por las personas que
mencionaron estudios de secundaria (28.6%).
Sobre el estado civil 51.9% refirieron ser solteros y 19.2% casados; con referencia a su situación laboral
35.5% dijeron que realizaban trabajos ocasionales, en 30% de los casos se encontraban desempleados y
21.8% mencionaron un trabajo fijo. Sobre la frecuencia del consumo de la heroína, 97% notificaron usarla a
diario, y el 35.5% dijo haber iniciado su consumo entre los quince y diecinueve años de edad, seguido por
40
los del grupo de veinte a veinticuatro años (21.6%). Coincidentemente, en 90.3% de los casos que iniciaron
el consumo de drogas con heroína, esta misma fue la droga que los llevó a buscar tratamiento, es decir, fue
su droga de impacto (cuadros n°3 y 4).
Acerca del número de años que tenían consumiendo heroína, encontramos que 35% de los usuarios llevaban
entre uno y cinco años, 29% entre seis y diez años; en un rango de uso más amplio, es decir, entre diez y veinte
años se situaron 29% de los usuarios, 13% de ellos llevaban entre 21 y 40 años de consumo y sólo 3.6%
mencionaron que la estaban utilizando hacía menos de un año. Casi el 60% de las mujeres usuarias de heroína
tenían tres años o menos de estar consumiéndola, a diferencia de los hombres entre los que sólo el 44% de
ellos llevaba tres años o menos tiempo de consumirla. Se obtuvo un coeficiente de correlación de 0.58 (p=.000)
entre los años de consumo de la droga y la edad de los usuarios lo cual nos sugiere que a mayor edad, mayor
número de años de consumo. Sin embargo esta asociación no es muy fuerte.
HISTORIA NATURALDELCONSUMO DE HEROÍNA
En los pacientes de los centros de tratamiento no gubernamentales, de quienes iniciaron su consumo de
drogas con heroína (2.9%), sólo 36% optaron por incluir a otras drogas en su menú, siendo así el grupo que
en menor proporción pasó a una segunda droga. Quienes lo hicieron prefirieron la cocaína con 55.1%, seguida
de cristal 12.5%, mariguana 8%, alucinógenos 6% y alcohol 4.5%; en este grupo, 39% incluyó a una tercera
droga ocupando la mariguana el primer sitio (22%), cristal el segundo (19%), cocaína y tranquilizantes el
tercer sitio con 17.4% cada una y en cuarto lugar el alcohol con 6%.
alcohol
El alcohol fue la sustancia que alcanzó la mayor proporción (33.8%) de personas que la mencionaron como
droga de inicio entre la población que demandó atención en los Centros de Integración Juvenil, resultando
89% del sexo masculino y 11% del femenino, con una razón de masculinidad de 8:1. El grupo de edad que
refirió con mayor frecuencia el uso del alcohol como droga de inicio fue el de quince a diecinueve años con
26.9%, seguido por el de veinte a veinticuatro con 23.3% de los sujetos. Es de hacer notar que el grupo de
menor edad, es decir, los menores de quince años, sólo representaron a 5.1% de la población total. Sobre
la escolaridad referida por estas personas, 45.9% habían cursado estudios de secundaria, seguidos por un
25.6% que mencionaron los de bachillerato y 15.8% de primaria, en el nivel de estudios profesionales sólo
se registraron 6.3% de la población.
El estado civil notificado con mayor frecuencia fue el de soltero con 57.7% de los casos, 26.3% estaban
casados, 9.3% vivían en unión libre y 1.8% eran divorciados. La mayoría de ellos pertenecían al nivel
socioeconómico medio bajo (57.5%), siguiendo con proporciones muy similares los que pertenecían al nivel
bajo (18.8%), al alto y medio alto (18.6%); por otro lado, el menor porcentaje se registró entre aquellas
personas que pertenecían al nivel medio (5.1%), (cuadro n° 1).
Para referirnos a la frecuencia del uso del alcohol, el porcentaje más elevado de las personas se ubicó en
el consumo de una vez por semana (37.2%), seguido por aquellos que lo consumían de una a tres veces al
mes (28.5%) con proporciones muy semejantes quienes lo consumen de dos a tres veces por semana (16.8%)
y los que lo ingieren diariamente (16.4%). La edad de inicio del consumo de alcohol en 91% de los casos se
ubicó entre los diez y los diecinueve años, observándose la mayor proporción entre el grupo de quince a
diecinueve años (50%), sólo 2.8% de la población mencionó haber iniciado antes de los diez años de edad. La
droga por la cual acudieron a solicitar asistencia los que iniciaron el consumo de sustancias con alcohol, fue la
cocaína, en 43.2% de los individuos, seguida por el mismo alcohol en 19.5%, mariguana 16.8%, solventes
inhalables 5.8%, crack en 5.2%, cristal en 4.2% y heroína en 2.3% de ellos (cuadro n° 2).
Por otra parte, de los 17,262 pacientes atendidos en los centros de tratamiento no gubernamentales,
28.8% (4,792) de ellos mencionó haber iniciado el uso de sustancias psicoactivas con el alcohol; de ellos,
90.8% pertenecían al sexo masculino y 9.2% al femenino, con una razón de hombre-mujer de 10:1.
41
La proporción por edad en que se situó a esta población fue muy similar entre los grupos de veinte a
veinticuatro años, de veinticinco a veintinueve y de treinta a treinta y cuatro, ya que cada uno de ellos abarcó
entre el 16.6 y 16.8% de las personas, acudiendo también una gran proporción de treinta y cinco y más años
de edad (37.2%), los porcentajes más bajos lo ocuparon los grupos de menores de catorce años de edad
(1.1%) y el de quince a diecinueve con 11.4%.
Con respecto al nivel educativo mencionado por los participantes, 31.9% habían cursado estudios de
primaria y 31% de secundaria; esta proporción disminuyó a 19.9% cuando se trató del nivel de bachillerato
y a 9.7% en individuos con estudios de licenciatura; así también, se registraron sujetos sin ningún nivel de
escolaridad (3.2%). Con referencia al estado civil de las personas, 45.3% mencionaron ser solteros, 6.4%
separados, 0.6% divorciados y 0.9% viudos; es decir, que 52.7% de ellos están sin pareja, por otro lado,
31.6% refirieron estar casados y 9.7% en unión libre. Sobre la situación laboral de las personas cuyo inicio
de uso de sustancias psicoactivas fue el alcohol, 37.7% de ellos tenían trabajo fijo, 23.2% trabajaban de
manera ocasional, 6.4% dijeron ser estudiantes, 2.3% amas de casa y 0.7% estaban jubilados; por el contrario,
20.3% indicaron estar desempleados y 9.4% refirieron ser desocupados (cuadro n°3).
Al pasar a la frecuencia del consumo del alcohol en los pacientes de los centros de tratamiento no
gubernamentales, una gran proporción de estas personas (44.9%) mencionó ingerirlo a diario, 26.8% una
vez por semana, 13.2% de dos a tres veces por semana, 12% una vez al mes y 3.1% de una a once veces
al año. La edad en que iniciaron su consumo, en orden de frecuencia, fue: 47.4% entre quince y diecinueve
años, 35.6% entre diez y catorce años, 8.5% entre veinte y veinticuatro años, 4.2% antes de cumplir los diez
años de edad y otro 4.2% de los veinticinco en adelante. Asimismo, la sustancia que los llevó a solicitar
tratamiento, en 39.7% de los casos fue el mismo alcohol y 25.6% la cocaína, en menor proporción la heroína
(9.8%), la mariguana (8.5%), el cristal (6%) e inhalables (2.7%) (cuadro n°4).
HISTORIANATURAL DELCONSUMO DE ALCOHOL.
Los Centros de Integración Juvenil reportaron en 2001 que entre los usuarios de alcohol como droga de
inicio, 4.3% habían permanecido sin agregar otras drogas a su consumo, sin embargo, la mayor proporción
de ellos (95.7%) decidió incorporar otras drogas en su patrón de consumo, quedando, en primer lugar la
mariguana con 28.6% de usuarios, continuando en orden de frecuencia la cocaína, el tabaco, los solventes
inhalables y el crack; así también, 73.1% incluyó una tercera droga en su hábito de uso, la cocaína, en primer
sitio con 35.1% de usuarios, seguida por la mariguana en 27.5%. Aquellos que en los centros de tratamiento
no gubernamentales (ONG) reportaron haber iniciado con alcohol, 75% de ellos continuaron con otras drogas,
en primer sitio la mariguana (41.5%), a continuación cocaína (26.3%), tabaco (12%), inhalables (6%) y
tranquilizantes (3%). La tercera droga que incluyeron 64% de estas personas, en orden de frecuencia fue:
cocaína 35.5%, mariguana 19%, inhalables 9%, tranquilizantes 8%, heroína 6.5% y tabaco 4%.
tabaco
A los Centros de Integración Juvenil de las ciudades SISVEAacudieron durante 2001, 1893 personas (20%)
cuya droga de inicio fue el tabaco, con predominio del sexo masculino, a razón de una mujer por cada seis
hombres, con el mayor porcentaje entre los grupos de quince a diecinueve años de edad y de veinte a
veinticuatro para abarcar respectivamente 33% y 21.9% de la población, con grado de escolaridad del nivel
secundaria en 46.5% de ellos, seguidos por los que mencionaron estudios de preparatoria con 21.1% y
primaria 20.3%. Sólo mencionó estudios profesionales 6.2% de los usuarios y 0.2% refirió ser analfabeta.
42
Con referencia al estado civil de las personas, 64.5% estaban solteros, 21.2% casados y 10% vivían en
unión libre con su pareja. En lo que respecta al nivel socioeconómico, la mayor proporción estaban ubicados
en el nivel medio-bajo (58.9%), 18.4% en el alto y medio-alto, 16.5% en el nivel bajo y 6.3% en el nivel medio,
(cuadro n° 1).
Al indagar sobre la frecuencia del consumo de tabaco en esta población, 71.9% refirió que lo hacía a
diario, 10.8% de dos a tres veces por semana, y 7% una vez por semana, así también, 9.8% de los sujetos
dijeron que sólo lo consumían de una a tres veces al mes. Sobre la edad de inicio en el uso, la gran mayoría
(56.8%) la fijó en el grupo de diez a catorce años de edad, siguiendo el de quince a diecinueve años con
33.8%, un 7% mencionó haberlo iniciado antes de cumplir diez años y sólo 4.2% se ubicó en edades iguales
o mayores de los veinte años.
La droga de impacto en estas personas que iniciaron el uso a partir del tabaco fue la cocaína con 35.7% de
los usuarios, seguida por la mariguana con 19.2%, los solventes inhalables con 9.9%, el alcohol en 8.7%, el cristal
en 7.7% y crack en 7.1%, el mismo tabaco en sólo 6.8% de los casos y la heroína en 2.5% (cuadro n°2).
La información obtenida de los centros de tratamiento no gubernamentales en las ciudades en que se
encuentra funcionando el SISVEA, respecto a las personas que acudieron (17,262), indica que el 13% de ellas
(2,293) iniciaron el uso de drogas con tabaco, de las cuales 89.7% pertenecían al sexo masculino y 10.3% al
femenino, predominando el grupo de edad entre veinte y veinticuatro años con 20.8% de la población, un 60%
entre los de veinticinco y más años de edad y el 19.2% restante entre los de diecinueve años o menos.
Con referencia al nivel de escolaridad, los individuos se ubicaron con mayor frecuencia (41.9%) en el de
primaria, siguiendo los del nivel de secundaria con 36.6% y los de bachillerato con 11.9%, sólo 3.4% de ellos
mencionó estudios de nivel licenciatura. Se observa que 3.5% de los sujetos no tenían escolaridad alguna.
Sobre el estado civil de las personas, se indica que 49.7% se encontraban solteros, 26.7% casados, 13.6%
cohabitaban en unión libre, 5.8% separados, 3.3% divorciados y 1% viudos. En el caso de esta población, la
mayor parte se dedicaba a trabajos ocasionales (34.6%) seguida por aquellos que tenían un trabajo fijo (33.9%),
14.6% estaban desempleados, 9.7% eran desocupados, 4.7% se definieron como estudiantes, 2.3% se
dedicaban al hogar y 0.3% estaban jubilados, (cuadro n°3).
La mayor proporción de estos pacientes, es decir 87.9%, consumían tabaco a diario y la edad que
mencionaron con mayor frecuencia de haber iniciado su uso fue en el grupo de diez a catorce años de edad,
con 48.7% de los casos, seguido por el de quince a diecinueve años con 36.9% de ellos. La droga que llevó a
esta población a solicitar tratamiento fue en primer lugar el cristal con 18.8%, seguida por la cocaína en 18.7%,
el mismo tabaco con 16.7%, la heroína en 15%, el alcohol en 12.3%, la mariguana en 10.7% y los inhalables
en 2.3%, (cuadro n°4).
HISTORIANATURALDELCONSUMO DE TABACO
En los CIJ de aquellos jóvenes que usaban tabaco (1,893), 2.7% permanecieron como monousuarios y 97.3%
ampliaron su consumo hacia otras drogas, ocupando los primeros sitios el alcohol con 67.9 y la mariguana con
14.5%, así mismo, 90% de los que habían pasado a una segunda sustancia psicoactiva, incluyeron a terceras
drogas en su consumo, con la mariguana con 34.9% y la cocaína con 26% en los lugares más relevantes.
De los que iniciaron su adicción con tabaco en los ONG (2,293), 95% siguieron con otra droga, a saber:
alcohol 59%, mariguana 26%, cocaína 5.2%, inhalables 4% y cristal 3%; posteriormente, 76% incluyeron una
tercera droga en su patrón de consumo, siendo ésta la mariguana en 31% de ellos, cocaína 23%, alcohol 12%,
cristal 11% y solventes inhalables 8%.
43
DROGA DE IMPACTO
Entre las personas que acudieron a solicitar ayuda a los Centros de Tratamiento Gubernamentales (CIJ), las
drogas de impacto reportadas en orden de frecuencia fueron: cocaína 39.9%, mariguana 20.4%, solventes
inhalables 11.6%, alcohol 9.9%, crack 5.6% y cristal 4.6% (gráfica n° 3). En comparación con lo anterior entre
las notificadas por los ONG, encontramos a la heroína con el mayor porcentaje (23.6%), seguida por cocaína
21.6%, alcohol 14.3%, mariguana 11.5%, cristal 10.9% y solventes inhalables 8.3%, (gráfica n°4).
CENTROS DE TRATAMIENTO: ZONANORTE.
Los Centros de Tratamiento No Gubernamentales (ONG) con representación en las once ciudades de la zona
norte (Ciudad Juárez, Culiacán, Chihuahua, Durango, Ensenada, Matamoros, Mexicali, Monterrey, Nogales,
Nuevo Laredo y Tijuana), reportaron a la mariguana como la droga de inicio en siete de ellas (64%) siguiendo
en orden de frecuencia el alcohol en dos (18%) y el tabaco en otras dos (18%). De las siete ciudades con
representación de los Centros de Integración Juvenil (Ciudad Juárez, Culiacán, Chihuahua, Durango, Mexicali,
Monterrey y Tijuana), cinco de ellas (71%) reportaron al alcohol como droga de inicio (gráfica n° 5).
Por otro lado, como droga de impacto los ONG registraron a la cocaína en 4 ciudades (36%) y a la heroína
en tres de ellas (27%), y los CIJ a la cocaína en tres ciudades (42%) y al cristal y a la mariguana en dos (29%)
cada una (gráfica n°6). De dieciocho resultados, es decir, notificación de once ciudades por ONG y siete ciudades
por CIJ, el patrón que se repite con mayor frecuencia es el de “inicio alcohol, impacto cocaína” (22%), seguido
por “inicio mariguana, impacto heroína” (17%), e “inicio mariguana, impacto cocaína” (11%).
44
CENTROS DE TRATAMIENTO: ZONACENTRO
En la zona centro, las ONG incluyen a ocho ciudades del SISVEA (Aguascalientes, Distrito Federal,
Guadalajara, León, Pachuca, Querétaro, San Francisco del Rincón y San Luis Potosí), de las cuales los CIJ
cubren siete de ellas exceptuando a San Francisco del Rincón; las ONG registraron al alcohol como droga
de inicio en cuatro ciudades (50%) y al tabaco y solventes inhalables en dos cada uno (25%); de los CIJ la
notificación de droga de inicio correspondió al tabaco (57%), seguido por el alcohol (43%) (gráfica n°7). Así
también, como droga de impacto los ONG y los CIJ notificaron en primer sitio a la cocaína en cinco ciudades
(gráfica n°8).
En esta zona, el patrón que aparece con mayor frecuencia es el de “inicio alcohol, impacto cocaína”
(40%) seguido por “inicio tabaco, impacto cocaína” (27%) e “inicio tabaco, impacto solventes inhalables”
(13%), es de hacer notar que no aparece referida la heroína como droga de impacto.
CENTROS DE TRATAMIENTO: ZONASUR.
La zona sur está constituida por sólo tres ciudades: Oaxaca, Cancún y Mérida, con cobertura de los CIJ en
las dos últimas, en las cuales se registra al alcohol como droga. Las ONG tienen cobertura sólo en Oaxaca,
en la cual se notificó también al alcohol como droga de inicio, (gráfica n°9). Asimismo, la droga de impacto
registrada por los ONG en Oaxaca fue el alcohol; por los CIJ en Cancún fue la cocaína y en Mérida la
mariguana (gráfica n°10).
En esta zona no se encontró un patrón repetido entre la droga de inicio y la droga de impacto, puesto que
las fuentes de información registraron resultados diferentes cada una de ellas, a saber: “inicio alcohol, impacto
alcohol” (33%), “inicio alcohol, impacto cocaína” (33%), “inicio alcohol, impacto mariguana” (33%). Sin embargo,
podemos apreciar que el alcohol juega un papel preponderante en la región como droga de inicio y que aún no
se ha diversificado el consumo de otras drogas. De igual manera, la heroína y otras sustancias psicoactivas
más “sofisticadas” no aparecen en su casuística de droga de inicio y droga de impacto.
45
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48
CONSEJOS TUTELARES DE MENORES
Durante 2001 los Consejos tutelares de menores registraron el ingreso de 6,341 infractores, cuatro mil de
ellos (63%) consumen sustancias psicoactivas habitualmente. La mayor notificación se recibió del estado de
Jalisco, con el registro de 2,006 menores (50.2%). Del total de menores infractores que consumían drogas
habitualmente 61% correspondía a ingresos de primera vez, 32% habían ingresado previamente entre 2 a
4 veces y 6.8%, es decir, para 241 menores era la quinta vez o más que los detenían. El predominio de
menores infractores del sexo masculino (95.2%), fue notorio, con una razón de masculinidad de casi veinte
hombres por cada mujer entre aquellos que mencionaron consumo habitual de drogas.
Si observamos el estado civil de los menores infractores recluidos en los Consejos tutelares, encontramos
congruencia con la edad de los mismos, puesto que 93.1% ( 3702) se encontraban solteros y 5.4% (213) en
unión libre. Llama la atención encontrar entre estos grupos a personas divorciadas, separadas o viudas. Así
mismo, 42.9% (1,699) mencionaron dedicarse a trabajos en la categoría de subempleados, 25.6% (1,015)
refirieron ser empleados, 11.2% estudiantes, en diecinueve de ellos (0.5%) su ocupación era el hogar y 19.8%
(785) citaron no tener ninguna ocupación.
De acuerdo con las características de institución que se encarga de los infractores menores de edad, el
grupo en el cual se situaron con mayor frecuencia fue de 15 a 18 años de edad, con 79.2% de los ingresos
y los restantes (20.8%) se ubicaron en el de 10 a 14 años. La mayor proporción de los menores infractores
que refirieron consumir drogas habitualmente, tenían un nivel de escolaridad de primaria incompleta (30.2%),
siguiendo en orden de frecuencia: secundaria incompleta (25.4%), primaria completa (24.1%), secundaria
completa (9.8%), 167 (4%) de ellos ingresaron al bachillerato, de los cuales 23 (0.6%) lograron completar
este nivel; es de hacer notar que 6.2% (243) de estos jóvenes mencionaron no contar con ningún estudio
formal (gráfica n°11).
Entre aquellos que refirieron haber suspendido sus estudios, 61.9% mencionaron a la falta de interés en
los mismos como causa de abandono, 12.5% de ellos el no tener recursos económicos para continuar, 8.7%
por motivos de trabajo y 2.8% mencionó al consumo de drogas como la causa del abandono de los estudios.
Las personas con las que refirieron vivir los menores infractores fueron 79.3% con los padres, 12.6% con otros
familiares diferentes a los padres y en proporciones menores con el cónyuge, amigos o solos.
Así mismo, 54% de ellos habitan en el seno de una familia extensa y 45.9% de una familia nuclear, sin
embargo, en 79.9% de los casos las personas que las conforman no siguen los roles familiares por lo cual
se las definen como familias disfuncionales. 597 de ellos (14.9%) mencionaron haber recibido maltrato físico
y 28% pertenecer a una “banda”. Así también, 66.2% refirieron no utilizar tatuajes.
49
Acerca de las características de los rasgos de personalidad de estos menores, en los que es posible
incluir más de uno, sobresalieron en la tipificación de los individuos, los definidos como extrovertidos (1,821)
alcanzando 57%, en tanto que 55.6% (931) resultaron dependientes, 52.1% pasivos y 51.2% ansiosos. El
rasgo menos frecuente fue el de introvertido, en 43% de los casos.
Con respecto al patrón de consumo de sustancias psicoactivas, encontramos que la mayor proporción
(35%) de los menores infractores que mencionaron usar habitualmente drogas consumía mariguana, siguiendo
en orden de frecuencia cocaína (19%), inhalables (17%), tabaco (15%) y alcohol (14%). Es importante hacer
notar que 41 (0.5%) individuos mencionaron el uso de heroína; la droga ilegal que con mayor frecuencia
citaron utilizar diariamente fue la mariguana (64.4%) seguida por la heroína (61%), los inhalables (54.5%) y
la cocaína (53.4%); de las legales el tabaco fue la principal con 82.5% menores que lo utilizaban a diario.
La de mayor frecuencia de consumo semanal fue el alcohol (40%) y la heroína (24%). Al indagar sobre
si habían recibido algún tratamiento con anterioridad para dejar de consumir sustancias psicoactivas, 94.4%
mencionó que no y sólo 5.6% había recibido tratamiento previo, de estos últimos la mayor proporción se
encontró entre los que habían sido tratados por el uso de inhalables (13.5%), siguiendo en orden de frecuencia
cocaína y mariguana 8.5% cada una, heroína 5.6%, alcohol 5.2% y tabaco 4.4%, (cuadro n°7).
Con referencia al tipo de infracción cometida por quienes utilizaban sustancias psicoactivas habitualmente,
el “robo” fue el que con mayor frecuencia (45.5%) motivó la detención, seguido por “delito contra la salud”
(23.5%) y “consumo de drogas” (10.1%) (cuadro n°8).
De acuerdo con el lugar en el cual se cometió la infracción por la que detuvieron al menor, 71.6% se
realizó en la vía pública, 9.6% en el hogar, 1.6% en el sitio de trabajo, 1.3% en un lugar de recreo y en los
demás sitios registrados con frecuencias menores. De las infracciones cometidas por los menores, en 16.8%
(635) de ellos, se utilizó algún tipo de arma correspondiendo a los objetos punzocortantes la mayor proporción
(55.7%) con 349 infracciones, siguiendo en orden de frecuencia las armas de fuego con 159 casos (25.4%)
y aquellos en los que se empleó algún objeto contundente (15.5%).
Al momento de cometer la infracción, 1,260 (33.4%) menores de los que habitualmente consumen drogas,
se encontraban bajo el efecto de alguna de ellas. Las sustancias adictivas que con mayor frecuencia se
identificaron como aquéllas bajo cuyos efectos el menor cometió la infracción, fueron en orden de frecuencia:
mariguana en 434 casos (34.4%), alcohol en 346, (27.4%), solventes inhalables 268 (21.3%) y cocaína en
61 infracciones (4.8%). Proporciones menores a esta última se registraron en otras diez drogas asociadas
(gráfica n°12).
50
SERVICIOS DE URGENCIAEN HOSPITALESDE SEGUNDO NIVELDE ATENCIÓN
Y EN SERVICIOSDE EMERGENCIAS MÉDICAS
La segunda estrategia implementada para la Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones se realiza mediante
encuestas centinela, en los Servicios de urgencia de hospitales institucionales y de servicios de emergencias
médicas como la Cruz Roja, que brindan atención médica a población demandante con daños a la salud,
identificando a las enfermedades o lesiones por causa externa en las cuales estuvo involucrado el consumo
de tabaco, alcohol o drogas médicas o ilícitas.
La información que se proporciona a continuación es la recolectada en 2001 durante la semana típica de
44 hospitales y 16 servicios de emergencias médicas, de las 18 ciudades SISVEAque manejan este indicador:
Aguascalientes, Cancún, Culiacán, Chetumal, Durango, Ensenada, Guadalajara, León, Matamoros, Mérida,
Nogales, Nuevo Laredo, Oaxaca, Pachuca, Querétaro, San Francisco del Rincón, San Luis Potosí y Zacatecas.
De las 4,182 personas atendidas por estos servicios de urgencia, a 351 de ellas se les detectó uso de
sustancias psicoactivas, lo que equivale al 8%. El género masculino fue el que solicitó con mayor frecuencia
la atención con un 89%; siendo la razón hombre-mujer de 8:1. Entre los grupos de edad de 15 a 24 años y
de 25 a 44, se acumuló el 85.4% del total de las consultas otorgadas con la asociación de alguna droga, con
un 40.7% y 44.7%, respectivamente (gráfica n°13).
De acuerdo a la información recabada por estos servicios de urgencia, con respecto al estado civil de
las personas atendidas, la mayor proporción correspondió a los solteros con un 46.7%, seguido por el grupo
de los casados con un 35.6%.
La gráfica número catorce muestra el grado de escolaridad de los atendidos en los servicios de urgencia,
se observa que la mayor proporción se encuentra entre las personas con estudios de primaria completa o
incompleta con 22.2% y 21.9% respectivamente, ocupando el último lugar con el 3.7% quienes manifestaron
haber cursado la preparatoria completa.
51
El día con mayor demanda de atención fue el sábado con 17.9%, seguido por el domingo con 16.5% de
solicitantes. De acuerdo al horario de servicios, el turno de la noche ocupó la mayor afluencia de casos con 40.6%.
En el cuadro número nueve se puede ver la proporción del total de personas atendidas bajo la influencia
de alguna droga, que presentaron lesiones por causa externa. Entre éstas ocuparon el primer lugar las
contusiones con un 10.3%, seguidas por las caídas (9.1%), las heridas por arma blanca (8.3%), y los accidentes
automovilísticos (7.1%).
La causa más frecuente de solicitud de servicios de urgencia, entre las personas que refirieron uso de
sustancias psicoactivas, fue la psicosis alcohólica, causa por la que se diagnosticaron 47 personas que
representan el 13.4% del total, seguida en orden de frecuencia por cirrosis con gastritis (7.4%), urgencias
quirúrgicas (4%), afección osteo-muscular (2.6%) y diabetes mellitus (2.3%). Las demás patologías representan
proporciones menores.
El cuadro número diez, muestra la proporción de lesiones por causa externa, que fueron motivo de
solicitud de los servicios de urgencia por tipo de droga bajo la cual se encontraba el paciente; se observa
que el alcohol es el de mayor proporción con 60.5%, seguido por la cocaína 9.7% y los solventes inhalables
8.7%. Algunos pacientes se encontraron bajo la influencia de más de una droga.
52
SERVICIOS MÉDICOS FORENSES (SEMEFO)
Dentro de la primera estrategia del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (información
continua) se incluye la de obtener información acerca de las muertes registradas en los servicios médicos
forenses (SEMEFO) por causa accidental, incidental o intencional asociadas a drogas psicoactivas.
El total de las defunciones registradas por los SEMEFO, considerados en 17 de las ciudades SISVEA
en las que funciona este indicador, fueron 4,498 durante el periodo del 1 de enero al 31 de diciembre de
2001; 36.7% (1,650) de estas personas se dictaminaron con influencia de drogas en el momento de su muerte;
en orden de frecuencia correspondió al alcohol el primer sitio, involucrado en 1,209 defunciones, seguido
por cocaína en 194, mariguana en 156, heroína en 121, cristal en 105, tabaco en 52, solventes inhalables
en 51, tranquilizantes en 48, otras drogas médicas en 43 y otras drogas ilegales en 10 defunciones.
Al realizar el análisis desglosado por la causa de muerte y bajo los efectos de cuál droga se encontraba
la persona, se observó que entre las defunciones asociadas a cocaína, el mayor porcentaje se halló en
quienes la muerte fue ocasionada por heridas con arma de fuego, seguidas de muertes por asfixia entre las
que estuvieron asociadas a la utilización de solventes inhalables (cuadro n°11).
En la distribución por género de 1,628 defunciones, se observó que en los varones ocurrió la mayor
proporción con 91.8% por género (1,494); con una razón hombre-mujer de 11:1 en 1,648 personas se pudo
establecer la edad, para encontrarse que el mayor número de defunciones registradas en los SEMEFO fue
en el grupo de edad de 40 y más años con 625 muertes (37.9%), seguido por el de 25 a 29 años acumulando
15.4% (253) del total de los decesos (gráfica n° 15). En 64.4% (1,062) fue posible conocer el estado civil de
estas personas, con los casados en primer lugar con un 26.2% (433) seguidos por los solteros con 22% (363).
Sobre el grado de escolaridad de los fallecidos, se observó que la mayor proporción se encontró entre
las personas con estudios de primaria (34.2%), seguidos por los de secundaria (12.1), en el 38.3% de las
personas fallecidas no fue reportada la escolaridad (gráfica n°16).
Según el día de ocurrencia de los decesos, se observó que el mayor número sucedió en domingo con 311
muertes (20.7%), seguido del lunes con 16.2% y el día de menor número de defunciones fue el jueves con 9.6%.
En 15.3% de las defunciones la causa principal de la muerte fue Asfixia, seguida por Heridas Ocasionadas
por Arma de Fuego con un 14.2%. En 25.3% (413) las defunciones notificadas se concentraron en el rubro
de “otras causas”. En 98.8% de las defunciones (1,613) las autoridades forenses determinaron y notificaron
que en 40.7% la causa fue Accidente, en 23.6% se dictaminó como no violenta, 22.3% fueron catalogadas
como homicidios y 13.5% como suicidios. El lugar donde ocurrió el mayor número de muertes fue en la vía
pública con 33.8%, seguidas por las ocurridas en el hogar con 30.6%.
53
Al indagar sobre cuáles eran las drogas de uso habitual del fallecido más referidas por los informantes,
el primer sitio lo ocupó el alcohol con 77.1% de los casos, seguido en orden de frecuencia por tabaco 15.6%,
cristal con 11.2% y mariguana con 8.4%; las demás drogas se registraron en un rango de 3.4% a 0.6% (gráfica
n°17).
El mayor número de notificaciones se recibió del SEMEFO de la ciudad de Guadalajara, con 450
defunciones asociadas a drogas alcanzando el 28.6%, siguiendo en orden de frecuencia Ciudad Juárez con
328 defunciones (20.8%), Mexicali con 258 muertes (16.4%), Aguascalientes 107 defunciones (6.8%), Mérida
con 106 (6.7%), León 101 muertes (6.4%), San Luis Potosí con 91 defunciones (5.8%); por otro lado, las
ciudades que reportaron el menor número de muertes asociadas a drogas fueron Matamoros y Cancún con
una defunción cada una, Nuevo Laredo con tres y Chetumal con cinco.
De las defunciones asociadas a alcohol el primer sitio lo ocupó la ciudad de Guadalajara con 38%, seguida
por ciudad Juárez con 14%, Mexicali 9%, Aguascalientes y San Luis Potosí con 8% cada una, León y Mérida
con 7% ambas, en Chetumal, Matamoros y Nuevo Laredo no se registraron muertes relacionadas al alcohol.
Sobre las muertes asociadas a solventes inhalables el mayor número se registró en Mexicali (58%)
seguido por la ciudad de León (22%), Aguascalientes y Guadalajara con 6% cada una, San Luis Potosí 4%,
Durango y Nuevo Laredo con el 2% cada una; las otras seis ciudades no notificaron muertes por estas
sustancias. Respecto a las defunciones que fueron asociadas a mariguana, la ciudad que reportó el mayor
número de ellas fue Ciudad Juárez con 46%, seguida por Mexicali con 32%, Guadalajara 8%, Aguascalientes
y Mérida 6% cada una, Chetumal y León con 1% cada una también; las otras seis ciudades no notificaron
defunciones relacionadas con la mariguana.
Con referencia a la cocaína, 68% de las defunciones fueron registradas en Ciudad Juárez, 23% en Guadalajara,
Aguascalientes y Mérida 3% en cada una, 1% tanto en Culiacán como en Chetumal, y 0.5% cada una en Mexicali
y Nuevo Laredo; en Durango, León, Matamoros, Querétaro y San Luís Potosí no se notificaron defunciones
asociadas a esta droga. Por otra parte, 105 muertes relacionadas con el consumo de cristal fueron notificadas
por Mexicali (94%) y Ciudad Juárez (6%). Sólo tres ciudades reportaron muertes asociadas a la heroína: en
primer sitio Ciudad Juárez con 63%, seguida por Mexicali con 36% y Nuevo Laredo 1%.
Es importante mencionar que en la mayoría de los servicios médicos forenses no se realizan pruebas
toxicológicas.
54
CUADRO N° 1
Perfil sociodemográfico de la población que acude a Centros de Integración Juvenil,
según droga de inicio. 2001
Total
Mariguana
Alcohol
Inhalab.
Tabaco
Cocaína1
Heroína
N= 9,474
n= 1,762
n=3,191
n=1,151
n=1,893
n=1,023
n=14
Masculino
87.5
92.1
89.0
86.3
85.9
87.9
92.9
Femenino
12.5
7.9
11.0
13.7
14.1
12.1
7.1
8.2
5.0
5.1
21.4
8.9
4.9
7.1
15 - 19 años
30.7
30.9
26.9
35.0
33.0
33.7
28.6
20 - 24 años
22.1
20.9
23.3
17.4
21.9
27.0
14.3
Características
SEXO
EDAD
14 años o menos
25 - 29 años
17.2
18.3
19.9
11.6
15.3
18.9
21.4
30 - 34 años
10.8
12.7
12.4
7.7
9.4
9.2
28.6
35 años o más
11.0
12.3
12.4
6.9
11.6
6.5
0.0
ESCOLARIDAD
Primaria
19.2
22.1
15.8
30.8
20.3
12.0
35.7
Secundaria
48.7
48.1
45.9
56.7
46.5
51.9
35.7
Preparatoria
21.6
21.8
25.6
8.0
21.1
26.0
21.9
5.0
3.7
6.2
3.0
5.5
5.5
7.1
Profesional
5.0
4.1
6.3
1.1
6.2
3.9
0.0
Analfabeta
0.2
0.2
0.2
0.4
0.2
0.4
0.0
Otro
0.1
0.1
0.0
0.1
0.2
0.3
0.0
Técnico
ESTADO CIVIL
Soltero
62.2
61.9
57.7
74.0
64.5
58.8
57.1
Casado
22.9
22.8
26.3
13.2
21.2
27.2
7.1
Divorciado
1.3
1.5
1.8
0.5
0.7
1.3
0.0
Viudo
0.1
0.1
0.1
0.2
0.1
0.1
0.0
Unión libre
9.5
10.1
9.3
8.9
10.0
9.7
28.6
Otro /Separado
3.8
3.6
4.7
3.2
3.5
2.9
7.1
Alto y medio alto
16.8
15.1
18.6
7.7
18.4
17.1
0.0
Medio bajo
NIVEL SOCIOECONÓMICO
56.4
54.5
57.5
55.3
58.9
55.1
50.0
Medio
5.5
5.3
5.1
2.7
6.3
7.6
10.0
Bajo
21.8
25.1
18.8
34.3
16.5
20.3
40.0
Otro
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
1. Cocaína (Clorhidrato, basuco, crack)
Nota: Las drogas que se presentan son únicamente las que aparecen en el análisis anterior.
Fuente: SISVEA, Centros de Integración Juvenil, DGE. SSA. 2001.
55
CUADRO N° 2.
Patrón de consumo de la población que acude a Centros de Integración Juvenil,
según droga de inicio. 2001
Características
Total
Mariguana
Alcohol
Inhalab.
Tabaco
Cocaína1
Heroína
N = 9,474
n= 1,762
n=3,191
n=1,151
n=1,893
n=1,023
n=14
FRECUENCIA
Diario
45.0
56.8
16.4
35.1
71.9
32.6
72.7
2 a 3 veces por semana 18.7
16.8
16.8
22.2
10.8
23.6
9.1
1 vez por semana
21.5
10.5
37.2
19.5
7.0
25.0
9.1
1 a 3 veces al mes
13.9
14.4
28.5
20.4
9.8
16.7
9.1
1 a 11 veces al año
0.9
1.6
1.1
2.7
0.5
2.1
0.0
EDADDE INICIO
3.5
2.1
2.8
5.7
7.0
0.2
7.1
10 - 14 años
9 años o menos
44.7
43.5
41.0
62.8
56.8
18.2
21.4
15 - 19 años
43.2
48.1
50.0
29.1
33.8
48.4
50.0
20 - 24 años
5.3
4.7
5.0
1.5
2.0
16.9
7.1
25 - 29 años
1.8
0.9
0.8
0.6
0.2
9.4
14.3
30 - 34 años
0.8
0.5
0.3
0.2
0.0
4.2
0.0
35 años o más
0.6
0.2
0.1
0.1
2.0
2.4
0.0
DROGADE IMPACTO
Alcohol
33.8
3.8
19.5
4.0
8.7
1.7
0.0
Mariguana
18.7
44.4
16.8
15.1
19.2
3.2
0.0
Inhalables
12.2
6.5
5.8
50.6
9.9
2.2
0.0
0.1
0.3
0.1
0.2
0.1
0.0
0.0
Alucinógenos
Heroína
0.1
4.5
2.3
3.1
2.5
0.5
72.7
Opío-Morfina y deriv.
0.1
0.2
0.2
0.0
0.3
0.0
9.1
10.8
29.0
43.2
20.9
35.7
79.3
9.1
Tranquilizantes
Cocaína
0.9
1.3
0.6
0.5
0.8
0.1
0.0
Barbitúricos
0.1
0.0
0.1
0.0
0.1
0.0
0.0
Anfetaminas
0.3
0.1
0.3
0.1
0.3
0.1
0.0
Anticolinérgicos
Tabaco
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
20.1
0.3
0.7
0.5
6.8
0.6
0.0
Antidepresivos
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
Otros Psicotrópicos
0.7
0.1
0.3
0.1
0.5
0.2
0.0
Basuco o pasta base
0.1
0.3
0.3
0.0
0.1
0.6
0.0
Cristal
0.5
3.8
4.2
0.8
7.7
2.0
9.1
Flunitrazepan (Rohypnol) 0.5
0.9
0.3
0.5
0.4
0.1
0.0
Crack
0.9
4.5
5.2
3.6
7.1
9.3
0.0
Refractil Ofteno
0.1
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
1. Cocaína (Clorhidrato, basuco, crack)
Nota: Las drogas que se presentan son únicamente las que aparecen en el análisis anterior.
Fuente:SISVEA, Centros de Integración Juvenil, DGE. SSA. 2001.
56
CUADRO N° 3.
Perfil sociodemográfico de la población que acude a Centros de Tratamiento
No Gubernamentales y Servicios de Atención, según droga de inicio. 2001
Total
Mariguana
Alcohol
Inhalab.
Tabaco
Cocaína1
Heroína
N = 17,262
n= 5,207
n= 4,792
n= 2,142
n= 2,293
n= 1,356
n= 495
Masculino
91.0
94.4
90.8
92.4
89.7
88.3
87.7
Femenino
9.0
5.6
9.2
7.6
10.3
11.7
12.3
2.3
1.8
1.1
6.4
2.4
2.4
0.0
15 - 19 años
16.3
15.5
11.4
27.5
16.8
20.1
5.5
20 - 24 años
21.9
24.1
16.6
25.3
20.8
26.5
17.4
Características
SEXO
EDAD
14 años o menos
25 - 29 años
18.8
20.5
16.9
17.6
19.2
21.6
19.6
30 - 34 años
15.1
15.9
16.6
10.7
14.2
15.0
18.0
35 años o más
25.5
22.2
37.2
12.5
26.5
14.5
39.6
ESCOLARIDAD
Sin escolaridad
Primaria
Tec. Post-primaria
secundaria
Tec. Post-secundaria
3.1
2.5
3.2
4.3
3.5
1.8
5.7
39.5
40.6
31.9
57.9
41.9
26.4
50.7
1.1
1.1
1.2
1.1
1.0
1.3
1.0
35.0
38.5
31.0
29.3
36.6
40.5
28.6
1.9
1.5
2.5
0.8
1.8
2.8
0.4
Bachillerato
14.5
13.2
19.9
5.9
11.9
21.4
11.6
Licenciatura
4.6
2.5
9.7
0.5
3.4
5.3
2.0
Posgrado
0.3
0.2
0.6
0.0
0.0
0.6
0.0
Soltero
52.7
55.3
45.3
69.1
49.7
48.5
51.9
Casado
ESTADO CIVIL
23.8
19.1
31.6
12.8
26.7
29.6
19.2
Divorciado
4.1
3.8
0.6
1.9
3.3
3.9
5.6
Separado
6.4
6.8
6.4
5.8
5.8
5.5
7.4
Viudo
0.8
0.8
0.9
0.4
1.0
0.7
1.2
12.2
14.2
9.7
10.1
13.6
11.8
14.7
Unión libre
SITUACIÓN LABORAL
Estudiante
5.4
4.3
6.4
5.2
4.7
8.5
1.7
Desempleado
22.2
25.8
20.3
23.0
14.6
19.5
30.0
Desocupado
13.0
14.5
9.4
21.3
9.7
13.3
7.8
Trabajo fijo
32.3
30.4
37.7
26.1
33.9
34.1
21.8
Trabajo ocasional
24.9
23.5
23.2
23.0
34.6
22.1
35.5
Ama de casa
2.0
1.2
2.3
1.2
2.3
2.2
2.9
Jubilado
0.3
0.2
0.7
0.1
0.3
0.2
0.2
1. Cocaína (Clorhidrato, basuco, crack)
Nota: Las drogas que se presentan son únicamente las que aparecen en el análisis anterior.
Fuente: SISVEA- Centros de Tratamiento No Gubernamentales y servicios de atención, 2001
57
CUADRO N° 4
Patrón de consumo de la población que acude a Centros de Tratamiento
No Gubernamentales y servicios de atención, según droga de inicio.2001
Total
Mariguana
Alcohol
Inhalab.
Tabaco
Cocaína1
Heroína
N = 17,262
n= 5,207
n= 4,792
n= 2,142
n= 2,293
n= 1,356
n= 495
71.0
81.2
44.9
84.1
87.9
60.3
97.1
8.8
7.1
13.2
6.2
4.5
14.1
1.0
Características
FRECUENCIA
Diario
2 - 3 veces por semana
1 vez por semana
12.6
6.7
26.8
5.5
4.7
17.2
1.6
1 - 3 veces por mes
5.5
3.1
12.0
2.4
1.9
5.9
0.2
1- 11 veces al año
2.1
1.8
3.1
1.9
1.0
2.5
0.0
EDADDE INICIO
5.3
5.2
4.2
9.3
8.8
0.7
0.8
10 - 14 años
9 años o menos
42.9
51.6
35.6
59.1
48.7
17.4
13.0
15 - 19 años
39.3
37.3
47.4
28.4
36.9
41.7
35.5
20 - 24 años
7.4
4.2
8.5
2.4
4.3
20.0
21.6
25 - 29 años
2.6
1.1
2.0
0.4
0.8
11.0
11.3
30 - 34 años
1.4
0.4
1.1
0.2
0.2
5.5
9.7
35 años o más
1.1
0.2
1.1
0.1
0.3
3.7
8.0
DROGADE IMPACTO
Alcohol
27.8
2.8
39.7
3.8
12.3
2.1
0.8
Mariguana
30.2
21.7
8.5
5.7
10.7
2.9
0.2
Inhalables
12.4
3.1
2.7
48.3
2.3
1.4
0.0
0.6
3.0
1.1
0.9
1.0
1.4
0.8
Heroína
2.9
38.0
9.8
21.6
15.0
11.4
90.3
Opio-Morfina y deriv.
0.1
0.1
0.3
0.0
0.0
0.1
0.2
Cocaína
7.5
14.8
25.6
13.1
18.7
66.5
3.8
Tranquilizantes
1.6
0.9
1.3
0.8
1.5
0.3
0.0
Barbitúricos
0.1
0.1
0.1
0.0
0.0
0.0
0.0
Anfetaminas
0.1
0.1
0.4
0.0
0.3
0.1
0.0
Alucinógenos
Anticolinérgicos
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
13.3
0.3
1.8
0.1
16.7
0.3
0.0
Antidepresivos
0.0
0.0
0.0
0.0
0.1
0.0
0.0
Otros Psicotrópicos
0.5
0.5
0.3
0.6
0.3
0.4
0.6
Tabaco
Basuco o pasta base
0.1
0.5
1.4
0.4
0.2
1.5
0.0
Cristal
2.3
11.7
6.0
3.4
18.8
7.2
2.8
Flunitrazepan (Rohypnol) 0.3
0.4
0.3
0.1
0.5
0.2
0.0
Crack
0.2
1.9
0.9
1.1
1.1
4.2
0.4
Refractil Ofteno
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
0.0
1. Cocaína (Clorhidrato, basuco, crack)
Nota: Las drogas que se presentan son únicamente las que aparecen en el análisis anterior.
Fuente: SISVEA, Centros de Tratamiento No Gubernamentales, DGE. SSA. 2001.
58
CUADRO N° 5
Historia natural del consumo de drogas teniendo como droga de inicio a la mariguana. 2001
CENTROS DE INTEGRACIÓN JUVENIL
Mariguana
89.2 %
1762
2da droga
77.9 %
1,571
10.8 %
Monousuarios
3ra. droga
1,224
Cocaína
29.8 %
Alcohol
26.6 %
Alcohol
18.4 %
Inhalables
19.0 %
Inhalables
14.6 %
Tabaco
7.0 %
Rohypnol
5.4 %
Tabaco
64 %
Tranquilizantes
3.4 %
Cocaína
22.1 %
27.7 %
Crack
2.0 %
Crack
5.4 %
Otras
12.8 %
Otras
21.5 %
ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES
Mariguana
93.2 %
5,207
2da droga
69.3 %
4,851
Cocaína
6.8 %
Monousuarios
3ra. droga
3,364
23.6 %
Cocaína
25.0 %
Inhalables
17.1 %
Heroína
24.6 %
Alcohol
15.8 %
Alcohol
9.8 %
Heroína
11.2 %
Tranquilizantes
10.5 %
30.7 %
Tranquilizantes
9.5 %
Cristal
9.2 %
Cristal
8.0 %
Inhalables
8.5 %
Otras
13.8 %
Otras
13.4 %
Fuente: SISVEA, Centros de Tratamiento Gubernamentales, Centros de Integración Juvenil (CIJ) y No Gubernamentales (ONG) DGE. SSA. 2001.
CUADRO N° 6
Historia natural del consumo de drogas teniendo como droga de inicio a la cocaína. 2001
CENTROS DE INTEGRACIÓN JUVENIL
Cocaína
51.1 %
1,115
2da droga
51.9 %
570
48.9 %
Monousuarios
3ra. droga
296
Alcohol
31.1 %
Mariguana
22.3 %
Mariguana
30.4 %
Alcohol
21.6 %
Tabaco
7.2 %
Tabaco
13.2 %
Inhalables
12.5 %
Cristal
7.1 %
Inhalables
6.0 %
Cristal
2.6 %
48.1 %
Basuco
1.4 %
Crack
6.1 %
Otras
21.3 %
Otras
17.2 %
ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES
Cocaína
1,356
55.5 %
2da droga
753
Mariguana
44.5 %
Monousuarios
43.3 %
3ra. droga
326
30.0 %
Mariguana
19.6 %
Alcohol
20.2 %
Alcohol
17.2 %
Heroína
15.8 %
Inhalables
12.3 %
Cristal
10.2 %
Inhalables
5.0 %
56.7 %
Tranquilizantes
8.0 %
Heroína
7.7 %
Tabaco
4.1 %
Tabaco
7.7 %
Otras
14.7 %
Otras
27.5 %
Fuente: SISVEA, Centros de Tratamiento Gubernamentales, Centros de Integración Juvenil (CIJ) y No Gubernamentales (ONG) DGE. SSA. 2001.
59
CUADRO N° 7
Patrón de consumo de sustancias psicotrópicas entre los menores infractores. 2001
Clase de droga
Edad de inicio
5-9
n %
10-14
n
%
Alcohol
n= 1,007
8 0.8
574 57.0
Mariguana
n= 2,573
98 3.8
Inhalables
n= 1,224
53 4.3
Frecuencia de uso
15-18
n
%
Diario
n
%
Semanal
n
%
412 40.1
n
%
n
%
193 18.8
76
7.4
1,673 64.4
387 14.9
260 10.0
278 10.7
211 8.5
2,260 91.5
671 54.5
236 19.1
170 13.8
155 12.6
160 13.5
1,022 86.5
249 17.5
198 13.9
115 8.5
1,235 91.5
797 57.0
566 40.5
762 53.4
217 15.2
727 64.7
368 32.8
941 82.5
100
Heroína
n= 41
16 39.0
25 61.0
25 61.0
8.7
60
5.3
39
3.4
10 24.4
4
9.8
2
4.9
Fuente: SISVEA, Consejo Tutelar de Menores, DGE/SSA, 2001.
CUADRO N° 8
Tipo de infracción por la cual se detuvo al menor. 2001
NÚMERO
%
1819
45.5
46
1.2
Homicidio
74
1.9
Lesiones
200
5.0
Daños
190
4.8
6
0.2
Delito contra la salud
939
23.5
Consumo de drogas
404
10.1
Portación de arma
237
5.9
Otros
382
9.6
Fuente: SISVEA, Consejo Tutelar de Menores, DGE/SSA. 2001.
CUADRO N° 9
Distribución de los pacientes que solicitaron atención de urgencia hospitalaria,
con y sin lesiones por causa externa, bajo influencia de alguna droga. 2001
CASOS
%
Contusiones
36
10.3
Caída
32
9.1
Herida por arma blanca
29
8.3
Por accidente automovilístico
25
7.1
Envenenamiento
14
4.0
Atropellamiento
8
2.3
Herida por arma de fuego
2
0.6
Aplastamiento
2
0.6
Quemadura
Pacientes sin lesiones
1
0.3
185
52.7
Otros
17
4.8
Total
351
100.0
Fuente: SISVEA, Servicio de Urgencia. DGE/SSA, 2001.
60
%
912 35.4
28 2.5
46 5.2
n
289 23.6
36 2.6
TIPODELESIÓN
%
882 72.1
n= 1,399
Secuestro
n
NO
1,563 60.7
n= 1,123
Violación
SI
346 33.7
Cocaína
Robo
Anual
425 42.2
Tabaco
TIPO
Tratamiento
Mensual
44
841 94.8
4.
967 95.6
2 5.6
34 94.4
CUADRO N° 10
Proporción de lesiones por causa externa motivo de demanda de atención en servicios de urgencia hospitalaria,
según tipo de droga. 2001
LESIÓNPORCAUSAEXTERNA
Alcohol
n=118
Mariguana
n=16
Inhalables
n=17
Cocaína
n=19
Accidente de automóvil
17.8
6.3
5.9
21.1
40.0
18.8
17.6
5.3
20.0
Atropellamiento
Caída
Envenamiento
Contusiones
H. Arma de fuego
H. Arma blanca
6.8
22.9
Tabaco Tanquilizantes
n=5
n=9
Drog.Méd.
n=4
Drog.Ileg.
n=2
25.0
5.9
2.5
6.3
5.9
21.1
66.7
23.7
25.0
23.5
10.5
11.1
31.3
23.5
21.1
20.0
60
75.0
50.0
50.0
1.7
14.4
Quemaduras
11.1
5.9
Aplastamiento
1.7
Otros
8.5
12.5
11.8
21.1
20.0
60.5
8.2
8.7
9.7
2.5
%
Heroína
n=5
40.0
4.6
2.5
2.0
1.0
Fuente: SISVEA, Servicio de Urgencia Hospitalaria, DGE/SSA, 2001.
61
Sistema de Información Epidemiológica del Consumo de Drogas (SIECD)
Centros de Integración Juvenil
Isaías Castillo-Franco DEPARTAMENTODE INVESTIGACIÓN CLÍNICAY EPIDEMIOLÓGICADE CENTROSDE INTEGRACIÓN JUVENIL
Alma Gutiérrez-López DEPARTAMENTODE INVESTIGACIÓN CLÍNICAY EPIDEMIOLÓGICADE CENTROSDE INTEGRACIÓN JUVENIL
Bruno Díaz-Negrete SUBDIRECTORDE INVESTIGACIÓNDE C ENTROSDE INTEGRACIÓN JUVENIL
Ricardo Sánchez-Huesca DIRECTORDE INVESTIGACIÓNY ENSEÑANZADE C ENTROSDE INTEGRACIÓN JUVENIL
Víctor M. Guisa-Cruz DIRECTOR GENERALDE CENTROSDE INTEGRACIÓN JUVENIL
Metodología
INTRODUCCIÓN
Centros de Integración Juvenil (CIJ) es una asociación civil que ofrece, desde 1969, servicios de atención a
las adicciones. Actualmente, cuenta con una red de 84 unidades de atención, distribuidas en las principales
ciudades del país.
Los programas de CIJ comprenden servicios de prevención y tratamiento dirigidos a desalentar o erradicar
el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas, contribuyendo a promover estilos de vida saludables y libres
de drogas, y a evitar o mitigar los daños y consecuencias asociados con el abuso y la dependencia.
En materia de tratamiento y rehabilitación, se ofrece atención terapéutica profesional a población abierta,
que incluye a usuarios de sustancias y sus familiares, a través de servicios de consulta externa, de
internamiento (en Guadalajara, Tijuana y Monterrey) y de tratamiento de mantenimiento por metadona (en
Ciudad Juárez).
SISTEMA DE INFORMACIÓN EPIDEMIOLÓGICADE CIJ
En apoyo a las tareas de diseño, planeación y aplicación de los servicios institucionales, CIJ desarrolla, a
través de la Dirección de Investigación y Enseñanza y de la Subdirección de Investigación, un programa de
investigación que incluye la operación de un Sistema de Información Epidemiológica del Consumo de Drogas
(SIECD) entre pacientes de primer ingreso a tratamiento, el cual permite dar seguimiento a los usuarios de
drogas que acuden en busca de atención terapéutica a las 63 unidades de CIJ en la república que cuentan
con servicios de tratamiento.1
Con base en la información recabada, CIJ contribuye a alimentar al Sistema de Vigilancia Epidemiológica
de las Adicciones (SISVEA) de la Dirección General de Epidemiología, así como al Sistema de Reporte
Interinstitucional en Drogas (SRID) del Instituto Nacional de Psiquiatría. Adicionalmente, se proporciona
información al Consejo Nacional contra las Adicciones, a los Consejos Estatales y a los Comités Municipales
contra las Adicciones, y al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, entre otras instancias.
1
Alvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Coyoacán, Cuauhtémoc Oriente y Poniente, Chalco, Ecatepec, Gustavo A.
Madero Norte, Iztapalapa Centro y Sur, Miguel Hidalgo, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Tlalpan, Tlalnepantla, V enustiano
Carranza, Unidad de Tratamiento en Consulta Externa (UTCE) Zonas y Poniente, Acapulco, Aguascalientes, Cancún, Celaya,
Chihuahua, Cd. Juárez, Colima, Cuernavaca, Culiacán, Durango, Guadalajara Centro y Sur, Guadalupe, Guamúchil, Guasave,
Hermosillo, Jalapa, La Paz, León, Los Mochis, Mazatlán, Mérida, Mexicali, Monterrey, Pachuca, Poza Rica, Puebla, Puerto
Vallarta, Querétaro, Salamanca, Saltillo, San Luis Potosí, Tampico, Tehuacán, Tlaquepaque, Toluca, Torreón, Tuxtla Gutiérrez,
Zacatecas, Zamora, UTCE Tijuana y Zapopan, y Unidades de Tratamiento Residencial Noroccidente y Nororiente.
63
CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA YPOBLACIÓN DE ESTUDIO
Como sistema de vigilancia que opera en centros de tratamiento especializados, elSIECD constituye un sistema
basado en eventos, de modo que la población de estudio corresponde exclusivamente a usuarios de sustancias
(tabaco, alcohol, drogas con utilidad médica utilizadas fuera de prescripción y/o drogas ilícitas), solicitantes de
los servicios de tratamiento institucionales durante un lapso determinado, excluyendo a solicitantes que no
reportan el consumo de sustancias o que han asistido previamente a tratamiento en CIJ (reingresos). Así mismo
—a partir de 2000— a aquellos casos en que sólo acuden a consulta los familiares del usuario.
Dado que la información se recolecta sistemáticamente al momento de recibirse a todo nuevo solicitante
de tratamiento, el SIECD constituye un censo.
INSTRUMENTO
La información del SIECD se recupera directamente del formato de “Entrevista Inicial”, utilizado en la recepción
de pacientes y que forma parte del expediente clínico correspondiente.
Este formato incluye datos de identificación del paciente, sociodemográficos, del patrón de consumo de
drogas, para el esclarecimiento de la demanda de tratamiento y la formulación de diagnósticos presuntivos,
así como para el establecimiento de pronóstico e indicación de tratamiento.
Los datos recuperados para el SIECD comprenden exclusivamente datos sociodemográficos y del patrón
de consumo.
PROCEDIMIENTO
La información es recopilada directamente por los terapeutas responsables de la admisión a tratamiento en
cada unidad de CIJ participante en el sistema, a partir de los datos reportados por el propio paciente.
Al inicio de cada mes, se envían a la Subdirección de Investigación copias de los formatos de “Entrevista Inicial”,
correspondientes a todos los casos recibidos por primera vez en tratamiento durante el mes inmediato anterior.
Una vez registrada, la información se entrega para su captura al Sistema de Vigilancia Epidemiológica
de las Adicciones. Las bases de datos se someten a revisión y depuración utilizando variables de control
para cotejar información faltante o errores de captura. Posteriormente, se integra la base de datos del estudio,
excluyendo los casos en los que la información fue proporcionada por familiares del usuario de drogas y
aquellos que carecen de datos de consumo de sustancias.
Se integra la información en dos cortes anuales (primer semestre y año completo). Depende de los
propósitos de cada informe, si el análisis de datos comprende análisis de frecuencias y pruebas de diferencias
de proporción o medias.
El SIECD incluye la publicación regular de un informe anual de carácter nacional, dos boletines semestrales
con datos nacionales y dos reportes estadísticos con información desagregada por unidades de atención.
64
INDICADORES BÁSICOS
1 Las características sociodemográficas de la población de estudio se establecen a partir de las
siguientes variables:
1.1 Edad al ingreso a tratamiento, en años cumplidos.
1.2 Sexo, incluyendo porcentaje y razón de hombres por mujer.
1.3 Estado civil.
1.4 Escolaridad.
1.5 Principal ocupación.
2
El registro del consumo de sustancias y el patrón de consumo comprende los siguientes indicadores:
2.1 Sustancias reportadas como primera droga de uso.
2.2 Edad de inicio del consumo de sustancias.
2.3 Sustancias reportadas como primera droga de consumo excluyendo bebidas alcohólicas
y tabaco.
2.4 Edad de inicio del consumo de sustancias, excluyendo el consumo de alcohol y tabaco.
2.5 Lapso transcurrido entre el inicio del consumo de sustancias y la solicitud de tratamiento en CIJ.
2.6 Uso de drogas alguna vez en la vida, por sustancias lícitas e ilícitas y sustancias
con utilidad médica usadas fuera de prescripción.
2.7 Uso de drogas en los treinta días previos a la solicitud de tratamiento por sustancias.
2.8 Mono o policonsumo general.
2.9 Mono o policonsumo de sustancias lícitas (alcohol y tabaco).
2.10 Mono o policonsumo de drogas ilícitas.
2.11 Droga de mayor impacto.
2.12 Tipo de consumo o características del consumo de sustancias definidas
según motivo y frecuencia de uso.
ALCANCES Y LIMITACIONES
La información del SIECD representa no sólo un referente necesario para la operación de los programas de
CIJ, sino también una fuente útil y complementaria de encuestas y otros estudios, para el conocimiento de
la forma y las tendencias del uso de drogas en nuestro país. Así, en los últimos 12 años, ha permitido
documentar el aumento del consumo de cocaína, así como el surgimiento de problemas como el uso de
Refractil Ofteno con fines de intoxicación, de Rohypnol y, más recientemente, el incremento y diseminación
del consumo de metanfetamina y heroína.
Sin embargo, dado que la población de estudio está compuesta en su totalidad por usuarios de sustancias
solicitantes de tratamiento en CIJ, los datos no son extrapolables a otros grupos poblacionales, ni siquiera
a usuarios de drogas que no solicitan tratamiento o que lo hacen en otras organizaciones.
La utilización de registros que forman parte del expediente clínico abierto para el tratamiento, representa
una clara ventaja en términos de economía de recursos y de acceso a información con fines de investigación
y seguimiento. No obstante, dado que el objetivo primario de la recolección de datos responde a necesidades
diagnósticas y de planeación del tratamiento, el tipo de información disponible está limitado por los objetivos
clínico-terapéuticos de una entrevista inicial (esclarecimiento de la demanda, contención, construcción inicial
de la relación terapéutica, etc.).
65
Consumo de drogas entre pacientes de primer ingreso a tratamiento
en Centros de Integración Juvenil. 2001
INTRODUCCIÓN
El registro del uso de sustancias entre la población atendida en Centros de Integración Juvenil (CIJ) aporta indicadores
actualizados, útiles para el seguimiento de la forma y las tendencias del uso de drogas en nuestro país, a partir de
información válida para la población de usuarios solicitante de los servicios institucionales de tratamiento. En esta
ocasión se presentan datos obtenidos con 15,149 casos que solicitaron atención terapéutica durante 2001 en 63
unidades de atención de CIJ, distribuidas en todo el país. La información se presenta concentrada por sexo y rangos
de edad, con el fin de hacer explícitas posibles diferencias en función de estas variables.
USO DE DROGAS POR SEXO Y EDAD
De la población que ha recibido tratamiento en CIJ durante 2001, el 86.9% fueron hombres (13,165 casos)
y el 13.1% mujeres (1,984 casos), esto implica una razón de 6.6 hombres por cada mujer atendida, la cual
tiende a aumentar conforme la edad de ingreso a tratamiento también aumenta, con 2.5 hombres por cada
mujer en el grupo menor de 15 años, para llegar a 12.7 hombres por mujer en el grupo de 25 a 29 años. En
el caso de los hombres, 53.8% contaba con una edad de entre 15 y 24 años, mientras que 60.1% de las
mujeres reportó edades de hasta 19 años [Tabla 1]. La diferencia entre hombres y mujeres en términos de
la edad promedio de ingreso a tratamiento resulta significativa (p<0.000); los hombres contaban con una
edad media de 23.6 años (DE=8.12), en tanto que las mujeres lo hacían con 21.2 años (DE=9.1).
INICIO DELCONSUMO DE SUSTANCIAS
Los hombres reportaron haber iniciado el consumo de sustancias, incluyendo alcohol y tabaco, a una edad
significativamente más alta que las mujeres (p<0.000): 18.9 años en promedio (DE=3.74), contra 15.4
(DE=4.93). Por el contrario, no se registraron diferencias en cuanto al promedio de edad de inicio del uso de
drogas ilícitas exclusivamente (incluyendo sustancias con utilidad médica, usadas fuera de prescripción),
con una media de 16.8 años para los hombres y de 16.9 para las mujeres.
Por lo que se refiere a la distribución de la edad de inicio, por casos agrupados por género y rangos de
edad al ingreso a tratamiento en CIJ, es destacable que un alto porcentaje se sitúa entre los 15 y 19 años
(43.5% de los hombres y 34.5% de las mujeres, si se considera el inicio del uso de sustancias legales e
ilegales; 47.7% de los hombres y 39.9% de las mujeres, al referirnos exclusivamente el inicio del consumo
de drogas ilícitas). Las mujeres refieren en mayor proporción que los hombres haber iniciado el consumo
antes de los 15 años (54.0% contra 49.4%, considerando sustancias legales e ilegales; 41.1% contra 34.0%,
considerando sólo el uso de drogas ilegales), aunque los porcentajes de mujeres que lo inician después de
los 20 tienden a ser también mayores que los de los hombres [Tablas 2 y 3].
En cuanto a las sustancias reportadas como drogas de uso inicial, los hombres refieren en proporción
mayor que las mujeres (p<0.00) haber iniciado con el consumo de alcohol (34.9% contra 31.7%) y de
mariguana (19.8% contra 12.4%); mientras que un porcentaje más alto de las mujeres (p<0.00) señaló haberlo
hecho con tranquilizantes menores (3.6% contra 0.7%), Rohypnol (1.1% contra 0.5%), anfetaminas (1.1%
contra 0.2%) y metanfetamina (1.1% contra 0.4%). No se registraron diferencias en cuanto al uso de tabaco,
solventes inhalables y cocaína, como sustancias de inicio: 21.2% de los hombres y 22.7% de las mujeres
refirieron haber iniciado con tabaco; 11.1% de los hombres y 11.9% de las mujeres, con solventes inhalables;
9.5% de los varones y 9.7% de las mujeres, con cocaína [Tabla 4].
Al considerar únicamente drogas ilícitas (incluyendo sustancias con utilidad médica, usadas fuera de
prescripción), se observan diferencias significativas (en su mayoría con p<0.00) en cuanto al consumo de las
66
siguientes sustancias como drogas de inicio: mariguana (hombres: 43.9%, mujeres: 27.9%), cocaína (hombres:
27.1%, mujeres: 24.3%), tranquilizantes menores (hombres: 1.5%, mujeres: 5.6%), metanfetamina (hombres:
1.3%, mujeres: 2.7%), crack (hombres 1.7%, mujeres: 1.0%; p<0.05), Rohypnol (hombres: 0.8%, mujeres: 1.8%)
y anfetaminas (hombres: 0.4%, mujeres: 1.6%). No se encontró diferencia en el consumo de solventes inhalables
como droga inicial de uso (hombres: 17.6%, mujeres: 17.9%) [Tabla 5].
SUSTANCIASDE CONSUMO
Las sustancias de consumo alguna vez en la vida reportadas con mayor frecuencia fueron: alcohol (hombres:
69.2%, mujeres 62.1%), tabaco (hombres: 39.4%, mujeres: 39.8%), cocaína (hombres: 69.9%, mujeres: 52.6%),
mariguana (hombres: 64.3%, mujeres: 47.8%), solventes inhalables (hombres: 33.1%, mujeres: 28.8%),
tranquilizantes menores (hombres: 9.8%, mujeres: 12.7%), metanfetamina (hombres: 9.2%, mujeres: 10.1%) y
crack (hombres: 11.1%, mujeres: 6.6%). Con la excepción del uso de tabaco y metanfetamina, las diferencias
entre hombres y mujeres son, en estos casos, significativas (p<0.000) [Tabla 6].
Así mismo, entre los hombres se detectan proporciones más altas de consumo alguna vez en la vida de
heroína (4.8% contra 2.9% de las mujeres) y Rohypnol (7.6% contra 5.5%), mientras que las mujeres reportan
tasas más altas de uso de anfetaminas (3.8% contra 2.5% de los hombres) y de sedantes barbitúricos (1.7%
contra 1.2%; p<0.05). No hay diferencias significativas en relación con el uso de alucinógenos (hombres:
5.2%, mujeres: 4.5%) y de opiáceos (hombres 1.1%, mujeres: 1.2%) [Tabla 6].
El consumo de bebidas alcohólicas alguna vez en la vida afecta principalmente a los hombres mayores
de 20 años, con tasas de uso superiores al 70%; en cambio, el uso de tabaco registra porcentajes mayores
al 40% en los grupos de menor edad (menores de 19 años).
Las tasas más altas de uso de mariguana (alguna vez en la vida) se registran entre los varones de 15 a
19 años (66.1%) y de 20 a 24 años (67.7%). Por el contrario, el consumo de solventes inhalables es mayor
entre los menores de 15 años (59.2%). El uso de cocaína alcanza tasas mayores al 80% entre los hombres
de 20 a 29 años; en tanto que el de crack asciende a 14.1% entre los de 20 a 24 años. La más alta proporción
de consumo de heroína corresponde a varones mayores de 30 años (7.9%); las de metanfetamina y Rohypnol
(cerca del 10%), a los de 20 a 29 años. El uso de tranquilizantes menores y de alucinógenos se incrementa
entre los hombres mayores de 15 años (alcanzando tasas cercanas al 10% en el primero de los casos y entre
4.4 y 6.5%, en el segundo). Finalmente, el consumo de opiáceos alcanzó su tasa más alta (1.8%) entre los
de 30 años y más [Tabla 6].
El consumo de alcohol alguna vez en la vida entre las mujeres aumenta de poco más del 50% entre las
menores de 15 años, hasta un 70.3% entre las de 25 a 29 años, para disminuir, entre las mayores de 30
años, a 57.1%. El uso de tabaco, por su parte, ubica una mayor tasa (50.0%) entre las de 25 a 29 años.
Al igual que en el caso de los hombres, las tasas más altas de consumo de mariguana alguna vez en la
vida entre las mujeres corresponden a los casos entre 15 y 20 años (58.7%) y a los de 20 a 24 años (53.2%),
mientras que el uso de inhalables fue reportado en una proporción más alta (41.8%) por las mujeres menores
de 15 años. También como en el caso de los hombres, el uso de cocaína es más alto entre las mujeres de
20 a 29 años, con tasas de uso superiores al 70%, mientras que el de crack afecta al 12.6% de las de 25 a
29 años. La metanfetamina registra porcentajes superiores al 13% entre mujeres de 20 a 29 años; en tanto
que la heroína alcanza tasas cercanas al cinco por ciento entre las mayores de 25 años y los alucinógenos
llegan a un 8.9% entre las de 20 a 24 años.
En cuanto a sustancias con utilidad médica, los tranquilizantes menores fueron reportados por 21.8% de
las mujeres de 30 años y más, mientras que el uso de Rohypnol fue referido por más del seis por ciento de
las de 15 a 19 y 25 a 29 años; y el de anfetaminas, por cerca del cinco por ciento de las menores de 15 años
y de las de 25 a 29 años. Por último, el uso de barbitúricos es más alto entre las mujeres de 20 a 24 años,
con una tasa de 3.1%, y el de opiáceos, entre las de 20 a 24 y las mayores de 30 años, con tasas cercanas
al 2.5% [Tabla 6].
67
En lo que respecta al uso de sustancias en los 30 días previos a la solicitud de tratamiento, las drogas
con más altos porcentajes de uso fueron similares a las reportadas alguna vez en la vida: alcohol (hombres:
39.0%, mujeres: 34.9%), tabaco (hombres: 23.9%, mujeres: 24.7%), cocaína (hombres: 33.3%, mujeres:
23.2%), mariguana (hombres: 26.1%, mujeres: 17.0%) y solventes inhalables (hombres: 10.3%, mujeres:
12.2%), siendo estadísticamente significativas las diferencias correspondientes a alcohol, cocaína, mariguana
(con p<0.000) e inhalables (p<0.004). También se detectan diferencias significativas en el uso en el último
mes de crack (hombres: 5.5%, mujeres: 2.7%; p<0.000), tranquilizantes menores (hombres: 2.8%, mujeres:
5.5%; p<0.000), heroína (hombres: 1.8%, mujeres: 1.3%; p<0.05) y anfetaminas (hombres 0.5%, mujeres,
1.3%; p<0.000); sin que se encontraran diferencias significativas en el consumo reciente de metanfetamina
(hombres: 3.4%, mujeres: 4.2%) y de Rohypnol (hombres: 1.7%, mujeres: 1.9%) [Tabla 7].
El uso de alcohol en los últimos 30 días entre los hombres supera el 40% en los rangos de edad superiores
a 19 años, en tanto que el de tabaco alcanza una tasa de 27.2% entre los de 15 a 19 años. El consumo
reciente de mariguana fue reportado por 31.8% de los casos entre 15 y 19 años y por 26.5% de los de 20 a
24; el de solventes inhalables por el 32.8% de los menores de 15 años y el de cocaína por cerca del 40% de
los de 20 a 24 años y los de 25 a 29.
El uso de crack y metanfetamina en el último mes es más alto (cerca del siete y del cuatro por ciento,
respectivamente) entre los hombres de 20 a 24 años y de 25 a 29; el de tranquilizantes menores, en los de 15 a 19
años (3.4%); el de heroína, en los de 30 años y más (3.0%); el de Rohypnol, en los de 15 a 19 años y de 20 a 24
años (cerca de dos por ciento); y el de anfetaminas, entre los menores de 19 años (cerca del 0.7%) [Tabla 7].
La tasa más alta de uso reciente de bebidas alcohólicas entre las mujeres corresponde a las de 20 a 24
años (42.3%), mientras que el consumo de tabaco afecta al 30.2% de las de 25 a 29 años y al 27.1% de las
de 30 años y más. El uso reciente de mariguana es más alto entre las jóvenes de menor edad (17.9% de las
menores de 15 años y 20.6% de las de 15 a 19 años), el de solventes inhalables entre las menores de 15
años (23.2%), el de cocaína entre las de 20 a 24 años (31.4%) y de 25 a 29 (34.6%).
Las mujeres mayores de 29 años registran una tasa más alta de uso de tranquilizantes menores (11.0%),
en tanto que el consumo de crack y metanfetamina es más alto entre las de 20 a 24 años (5.5 y 5.1%,
respectivamente) y de 25 a 29 (6.0% en el caso de ambas sustancias). El uso de anfetaminas presenta una
mayor proporción en las mujeres menores de 15 años (3.0%), el de Rohypnol en las de 15 a 19 años (2.6%)
y el de heroína en las mayores de 29 años (2.2%) [Tabla 7].
Las drogas de mayor impacto (sustancia cuyo uso, de acuerdo con la percepción del propio solicitante
de tratamiento, le ha ocasionado mayores alteraciones físicas, psicológicas y sociales) fueron la cocaína
(hombres: 29.7%, mujeres: 20.9%), la mariguana (hombres: 18.0%, mujeres: 10.7%), los inhalables (hombres:
8.1%, mujeres: 10.7%) y el alcohol (hombres: 7.8%, mujeres: 11.0%); tratándose, en todos los casos, de
diferencias significativas (p<0.00) [Tabla 8].
Aunque en menor proporción, también fueron referidas como drogas de mayor impacto la metanfetamina
(hombres y mujeres: 3.8%), el crack (hombres: 4.0%, mujeres: 1.9%), el tabaco (hombres 1.6%, mujeres:
3.2%), la heroína (hombres: 2.3%, mujeres: 1.2%), los tranquilizantes menores (hombres: 0.6%, mujeres:
2.5%) y las anfetaminas (hombres: 0.2%, mujeres: 1.0%); resultando significativas las diferencias, con la
excepción obvia de la metanfetamina [Tabla 8].
En la población masculina, el alcohol tiene un impacto mayor en el caso de los sujetos mayores de 29
años (10.9%), el tabaco y los solventes inhalables en los menores de 15 años (3.7 y 29.8%, respectivamente),
el de mariguana en los de 15 a 19 años (23.9%) y el de cocaína en los de 25 a 29 años (37.3%), aunque
también fue reportada por un alto porcentaje de los de 20 a 24 años y de 30 y más (35.8 y 33.5%,
respectivamente). Los más elevados porcentajes de impacto correspondientes a la metanfetamina, heroína,
tranquilizantes menores y anfetaminas correspondieron a los hombres de 30 años y más (5.5, 4.3, 1.0 y 0.4%,
respectivamente), mientras que el crack registró un mayor impacto entre los de 20 a 24 años (5.1%) y de 25
a 29 años (4.7%) [Tabla 8].
68
En lo que corresponde a mujeres, el mayor impacto del consumo de alcohol se sitúa en la población de
15 a 19 años y de 20 a 24 (12.7 y 12.3%, respectivamente), el de tabaco en la población mayor de 29 años
(10.7%), el de mariguana en la de 15 a 19 años (13.7%), el de inhalables en la menor de 15 años (23.2%) y
el de cocaína en la de 25 a 29 años (34.1%). El consumo de metanfetamina presenta un mayor impacto entre
la población femenina de 20 a 24 años (6.1%) y de 25 a 29 (6.0%), mientras que el de heroína, crack y
anfetaminas lo presenta en las mujeres de 25 a 29 años (3.3% en los dos primeros casos y 1.1% en el de
las anfetaminas). Por último el mayor impacto del consumo de tranquilizantes menores se ubica en las mujeres
mayores de 29 años (6.0%) [Tabla 8].
OTRAS CARACTERÍSTICAS DELCONSUMO
Según muestra una primera impresión diagnóstica del personal de CIJ responsable de la recepción a
tratamiento, 82.6% de los hombres presentó síntomas de dependencia propiamente dicha, contra 64.9% de
las mujeres, lo cual representa claramente una diferencia significativa (p<0.000). Sin embargo, la más alta
proporción de casos con presuntas alteraciones de dependencia (95% de los casos) se concentra, por igual
en hombres como en mujeres, en el rango de 30 años y más [Tabla 9].
El uso de dos o más sustancias alguna vez en la vida fue reportado por el 87.9% de los hombres, contra
78.9% de las mujeres, considerando inclusive el consumo de alcohol y/o de tabaco (diferencia significativa con
p<0.000). Las mayores proporciones de hombres usuarios de dos o más sustanciasalguna vez en la vida (más
del 90%) se sitúan en los grupos de 20 a 24 años, de 25 a 29 y de 30 y más años, mientras que en el caso de
las mujeres (más del 83%) se ubican entre las de 15 a 19 años, las de 20 a 24 y las de 25 a 29 [Tabla 10].
El uso de las dos sustancias lícitas (alcohol y tabaco) alguna vez en la vida fue referido por 45.4% de los
hombres y por 47.2% de las mujeres, con mayores porcentajes en el caso de los hombres de 15 a 19 años
(49.7%) y de las mujeres de 25 a 29 años (54.2%). Así mismo, el uso de dos o más drogas ilegales alguna
vez en la vida fue reportado por 67.4% de los hombres y 58.8% de las mujeres (p<0.000), con proporciones
más altas, en el caso de los hombres, en el grupo de 20 a 24 años (72.9%) y, en el de mujeres, entre las de
15 a 19 años (64.3%) [Tabla 11].
El consumo de dos o más drogas en los 30 días anteriores a la solicitud de tratamiento en CIJ se reportó
en el 65.5% de los hombres y en el 56.8% de las mujeres (p<0.000). Entre los hombres, el mayor porcentaje
de usuarios recientes de dos o más sustancias correspondió al grupo de 20 a 24 años (69.6%); Entre las
mujeres, al de 25 a 29 años (60.6%), seguido por el de 15 a 19 años (60.1%) [Tabla 11].
El consumo actual de alcohol y tabaco fue registrado en el 32.9% de los hombres y en el 35.3% de las
mujeres, con porcentajes más altos, tanto entre los hombres como entre las mujeres, en el grupo de 15 a 19
años (38.2 y 39.4%, respectivamente). Por su parte, el uso reciente de dos o más drogas ilícitas fue reportado
por 34.0% de los hombres y 31.0% de las mujeres (p<0.05), con porcentajes mayores, en el caso de los hombres
y las mujeres, en el grupo de 15 a 19 años (36.8 y 36.6%, respectivamente) [Tabla 11].
Si se compara la edad reportada al momento de solicitar por primera vez tratamiento en CIJ, con la edad
reportada para el inicio del consumo de sustancias (incluyendo alcohol y tabaco), destaca que en el caso de
los hombres ha transcurrido, en promedio, un lapso de 8.8 años (DE=7.77), contra de 5.8 años (DE=7.51)
en el caso de las mujeres, lo cual implica la existencia de diferencias significativas (p<0.000).
Por lo que se refiere a los hombres, 36.2% de los menores de 15 años acude a tratamiento antes de un
año de haber iniciado el uso de sustancias; 37.3% de los casos entre 15 y 19 años lo hace entre tres y cinco
años después de haber comenzado el consumo; y 57.1% de los de 20 a 24 años solicita tratamiento de seis
a diez años después de haber iniciado el consumo. Los hombres de 25 a 29 años y de 30 años o más acuden
a tratamiento once años o más después de haber iniciado el uso de drogas en una proporción de 60.0 y
90.8%, respectivamente [Tabla 12].
En el caso de las mujeres, 42.1% de las menores de 15 años asiste a tratamiento antes de que transcurra
un año de haber comenzado a utilizar drogas; 35.0% de las jóvenes entre 15 y 19 años lo hace entre tres y
69
cinco años después de haber comenzado; y 49.7% de las de 20 a 24 años lo hace de seis a diez años después
de haber iniciado el consumo. Tanto entre las mujeres de 25 a 29 años como entre las mayores de 29 años,
una mayor proporción solicita tratamiento después de once años o más de haber comenzado a utilizar drogas
(43.4 y 71.2%, respectivamente) [Tabla 12].
TENDENCIAS DELCONSUMO ALGUNA VEZ EN LA VIDA DE LAS PRINCIPALES SUSTANCIAS
REPORTADAS, 1990-2001
Según fue reportado con anterioridad,2 la población atendida en CIJ en los últimos 12 años ha registrado una
tendencia al aumento del consumo de cocaína y de metanfetamina, así como una disminución del uso de
inhalables y, en los últimos cuatro años, de mariguana y de depresores con utilidad médica. No obstante, los
datos registrados con la población atendida en 2001 reflejan una ligera disminución en el uso alguna vez en
la vida de la mayor parte de las sustancias consideradas, salvo en lo referente al consumo de metanfetamina
y de alucinógenos, las cuales observan un ligero incremento [Gráfica 1].
En términos generales, estas tendencias también pueden observarse entre la población atendida en los
CIJ de la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, si bien en la población atendida en estas dos últimas
ciudades puede apreciarse un ligero aumento del consumo de cocaína [Gráficas 2 a 4]. En el caso de los
pacientes atendidos en la ciudad de Tijuana, debe subrayarse la existencia de un aumento del uso de
metanfetamina y una disminución del de cocaína, así como altas tasas de consumo de heroína, sustancia
que también fue reportada por una alta proporción de pacientes recibidos en tratamiento en el CIJ Ciudad
Juárez, donde observa una tendencia creciente [Gráficas 5 y 6].
Por último, el uso de sustancias entre la población atendida en el resto de los CIJ, agrupados según las
regiones establecidas en la Encuesta Nacional de Adicciones 1998, presenta tendencias similares a las registradas
en el nivel nacional. Sin embargo, la población atendida en las Regiones Norte y Centro reporta un aumento del
uso de metanfetamina más acusado que en el nivel nacional. Igualmente, en los CIJ de la Región Centro se
aprecia, en el último año, un ligero incremento del uso de cocaína, mientras que en la población atendida en los
CIJ de la Región Sur se observa un ligero aumento del consumo de heroína [Gráficas 7 a 9].
SÍNTESIS
Con base en los datos anteriores, puede destacarse, en primer lugar, una mayor proporción de hombres
solicitantes de tratamiento, pero también un mayor número de mujeres en los rangos de menor edad,
probablemente indicativo del aumento del uso de sustancias entre la población femenina.
En segundo lugar, destaca el hecho de que las mujeres reportan una menor edad de inicio del consumo
de sustancias que los hombres (15.4 contra 18.9 años). Tanto los hombres como las mujeres refieren en
mayores proporciones haber iniciado el consumo con alcohol, tabaco, mariguana y solventes inhalables.
En cuanto al consumo de drogas, tantoalguna vez en la vidacomo en el mes previo a la solicitud de tratamiento,
las sustancias reportadas con mayor frecuencia fueron alcohol, tabaco, cocaína, mariguana y solventes inhalables,
con mayores porcentajes de uso de alcohol, cocaína,crack, mariguana y heroína, entre los hombres, y de anfetaminas,
tranquilizantes menores y sedantes barbitúricos, entre las mujeres. El uso de inhalables y Rohypnolalguna vez en
la vida fue mayor entre los hombres y en los 30 días previos al tratamiento, entre las mujeres.
En general, el uso de alcohol aumenta con la edad, mientras que las tasas más altas de consumo de
tabaco se registran entre los hombres menores de edad y entre las mujeres de 25 a 29 años. Los mayores
porcentajes de uso de mariguana tienden a situarse entre los 15 y 24 años, mientras que las tasas más altas
de consumo de inhalables se observan entre los menores de 15 años. El uso de cocaína y metanfetamina
alcanza porcentajes más altos entre la población de 20 y 29 años, en tanto que el de tranquilizantes menores
afecta principalmente a mujeres de 30 años o más. Finalmente, el uso de heroína presenta una tasa más
alta entre población mayor de 29 años.
2.
70
Cfr. Díaz DB, Balanzario MC, Castillo I, Gutiérrez A, García, R. Uso de drogas entre pacientes de primer ingreso a tratamiento
en Centros de Integración Juvenil. En: Medina-Mora ME (coord.). Observatorio Epidemiológico en Drogas: El fenómeno de
las adicciones en México 2001. México, Secretaría de Salud, 2001.
Entre los hombres, las drogas de mayor impacto fueron cocaína y mariguana; entre las mujeres, cocaína,
solventes inhalables, alcohol y mariguana. La cocaína presenta un mayor impacto entre la población de 25
a 29 años, la mariguana entre los casos de 15 a 19 años, los inhalables entre los menores de 15 años y el
alcohol entre los hombres mayores de 29 años y las mujeres de 15 a 24.
La mayor parte de la población atendida presentó un patrón de consumo que, a juicio del personal
responsable del tratamiento, implicaba la existencia de síntomas de dependencia propiamente dicha, afectando
en mayor frecuencia a la población masculina. Igualmente la mayoría de los casos refirió haber utilizado dos
o más sustancias alguna vez en la vida y en el mes previo al tratamiento (tanto si se consideran todas las
sustancias, como si se toman en cuenta drogas lícitas e ilícitas por separado). No obstante, el porcentaje de
hombres usuarios de dos o más sustancias en general o de dos o más sustancias ilícitas es más alto que el
de mujeres (sin que se aprecien diferencias significativas en el uso de alcohol y tabaco). La utilización de las
dos sustancias lícitas tiende a ser mayor entre los hombres menores de 25 años y las mujeres de 15 a 29,
mientras que el consumo de dos o más drogas ilegales (incluyendo sustancias con utilidad médica usadas
fuera de prescripción) presentó porcentajes más altos entre la población mayor de 15 años.
Agregando los datos de uso de sustancias alguna vez en la vida reportados por la población atendida en
2001, a los datos de años anteriores, se confirma la tendencia al aumento del consumo de cocaína y de
metanfetamina, así como una disminución del uso de inhalables y —en los últimos años— de mariguana y de
depresores con utilidad médica. Si bien, en 2001, se aprecia una ligera disminución en el uso de la mayor
parte de las sustancias consideradas, salvo en lo relacionado con el consumo de metanfetamina y alucinógenos.
TABLA 1
Distribución de usuarios de drogas recibidos en tratamiento en CIJ
por sexo y rango de edad. 2001
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
TOTAL
Frec.
974
4,058
3,026
2,309
2,798
13,165
%
7.4
30.8
23.0
17.5
21.3
100.0
Frec.
397
795
293
182
317
1,984
MUJERES RAZÓN H/M
%
20.0
2.5
40.1
5.1
14.8
10.3
9.2
12.7
16.0
8.8
100.0
6.6
TABLA 2
Edad de inicio en el consumo de sustancias, incluyendo alcohol, tabaco
y sustancias con utilidad médica, usadas fuera de prescripción (%)
Menos de
15 años
De 15
a 19 años
De 20
a 24 años
De 25
a 29 años
30 años
y más
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
49.4
100.0
57.3
41.9
38.5
38.0
43.5
—
42.7
52.9
48.3
45.2
4.7
—
—
5.3
9.3
8.5
1.5
—
—
—
3.9
3.9
0.9
—
—
—
—
4.4
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
54.0
100.0
56.6
34.8
27.5
24.3
34.5
—
43.4
51.4
47.8
31.1
6.1
—
—
13.8
17.6
14.9
2.4
—
—
—
7.1
20.7
3.0
—
—
—
—
19.1
71
TABLA 3
Edad de inicio en el uso de drogas ilícitas, incluyendo sustancias con utilidad médica usadas fuera de
prescripción (%)
Menos de
15 años
De 15
a 19 años
De 20
a 24 años
De 25
a 29 años
30 años
y más
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
34.0
100.0
39.2
25.6
22.8
23.8
47.7
—
60.8
59.3
41.3
36.3
10.6
—
—
15.0
24.1
12.9
4.6
—
—
—
11.8
12.0
3.1
—
—
—
—
15.0
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
41.1
100.0
37.0
21.3
11.2
12.5
39.9
—
63.0
51.9
35.5
17.5
8.9
—
—
26.9
32.0
12.5
4.7
—
—
—
21.3
19.2
5.3
—
—
—
—
38.3
TABLA 4
Sustancias reportadas como drogas de inicio, incluyendo alcohol, tabaco y sustancias con utilidad médica
usadas fuera de prescipción (%)
Alcohol
Tabaco
Mariguana
Solventes
inhalables
Cocaína
Tranquiliz.
menores
Metanfetamina
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
34.9
19.9
29.7
37.0
41.0
40.4
21.2
25.8
23.2
20.1
18.2
20.4
19.8
15.2
20.1
19.6
18.7
22.1
11.1
30.6
12.7
8.5
7.9
7.5
9.5
4.8
10.7
11.0
11.2
6.4
0.7
0.9
0.7
0.6
0.6
0.7
0.4
0.7
0.5
0.6
0.3
0.3
0.5
0.1
0.4
0.6
0.6
0.5
0.2
0.1
0.1
0.2
0.1
0.4
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
31.7
24.9
31.9
35.2
39.6
31.5
22.7
20.2
21.1
21.8
25.8
29.0
12.4
7.1
17.1
11.6
11.5
8.8
11.9
21.4
11.3
12.3
6.0
4.4
9.7
8.6
8.7
12.6
11.5
10.1
3.6
3.3
2.8
1.7
1.1
9.1
1.1
1.8
0.9
1.0
0.0
1.3
1.1
1.3
1.1
0.0
2.2
0.9
1.1
2.5
0.9
0.0
1.1
0.6
Sólo se incluyen sustancias reportadas por más del uno por ciento de los hombres o mujeres.
72
Rohypnol Anfetamina
TABLA 5
Sustancias reportadas como drogas de inicio, incluyendo sustancias con utilidad médica
usadas fuera de prescripción (%)
Mariguana
Solventes
inhalables
Cocaína
Tranquiliz.
menores
Metanfetamina
Crack
Rohypnol Anfetaminas
No reporta.......
uso de drogas ilícitas
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
43.9
29.6
42.7
43.6
43.9
51.2
17.6
45.7
20.7
14.1
13.0
11.0
27.1
9.0
25.8
32.2
34.0
23.9
1.5
1.2
1.4
1.4
1.2
2.0
1.3
1.1
1.1
1.9
1.3
1.1
1.7
1.3
2.1
2.0
1.7
1.0
0.8
0.3
0.7
1.0
1.0
0.8
0.4
0.2
0.2
0.3
0.5
0.9
3.6
9.8
3.5
1.5
1.7
5.2
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
27.9
20.4
35.0
28.3
30.2
18.0
17.9
30.5
18.4
15.0
12.1
6.9
24.3
13.1
22.6
35.5
34.6
26.2
5.6
4.3
4.2
2.7
3.8
14.8
2.7
3.0
2.1
2.4
3.8
3.2
1.0
0.8
1.0
1.7
1.6
0.3
1.8
2.3
2.1
0.3
2.7
1.3
1.6
3.3
1.3
0.3
2.2
1.3
10.0
11.1
7.0
7.2
5.5
21.1
Sólo se incluyen sustancias reportadas por más del uno por ciento de los hombres o mujeres.
TABLA 6
Sustancias utilizadas alguna vez en la vida (%)
Alcohol
Tabaco
Mariguana
Solventes
inhalables
Cocaína
Tranquiliz.
menores
Metanfetamina
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
69.2
44.6
62.6
73.2
76.0
77.5
39.4
42.0
41.5
39.7
35.9
37.9
64.3
45.5
66.1
67.7
63.4
65.3
33.1
59.2
39.5
31.1
26.2
22.8
69.9
24.8
62.1
80.3
82.5
75.3
9.8
4.8
10.0
10.7
9.4
10.7
9.2
3.8
7.8
10.9
11.3
9.6
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
62.1
52.4
65.4
66.6
70.3
57.1
39.8
33.2
40.1
39.9
50.0
41.3
47.8
37.3
58.7
53.2
46.2
29.3
28.8
41.8
33.2
21.5
20.3
13.2
52.6
30.2
54.8
70.0
71.4
47.9
12.7
7.8
12.3
11.9
9.9
21.8
10.1
8.1
9.6
13.3
13.7
8.8
CrackAlucinógenos
Rohypnol
Heroína Anfetamina
Sedantes
barbitúricos
Opiáceos
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
11.1
4.2
10.1
14.1
12.3
10.8
5.2
0.9
4.4
6.3
5.5
6.5
7.6
2.8
6.5
9.0
9.1
8.3
4.8
0.9
2.5
5.6
5.8
7.9
2.5
1.1
2.1
2.1
2.6
3.9
1.2
0.4
0.9
1.3
1.3
1.9
1.1
0.0
0.5
1.3
1.4
1.8
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
6.6
2.0
6.2
10.2
12.6
6.6
4.5
1.0
5.0
8.9
3.8
4.1
5.5
5.3
6.3
5.1
6.6
3.5
2.9
0.3
2.6
3.4
4.9
5.0
3.8
5.3
3.4
3.1
4.9
2.8
1.7
1.5
1.3
3.1
1.6
1.9
1.2
0.3
0.5
2.4
1.6
2.5
Sólo se incluyen sustancias reportadas por más del uno por ciento de los hombres o mujeres
73
TABLA 7
Sustancias utilizadas en los 30 días previos a la solictiud de tratamiento en CIJ (%)
Alcohol
Tabaco
Mariguana
Solventes
inhalables
Cocaína
Tranquiliz.
menores
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
39.0
19.1
36.8
43.7
42.7
40.8
23.9
22.6
27.2
23.9
22.1
21.2
26.1
22.8
31.8
26.5
22.1
21.9
10.3
32.8
16.1
6.5
4.8
2.6
33.3
11.5
28.9
39.7
40.9
34.1
2.8
2.0
3.4
2.8
2.3
2.5
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
34.9
27.7
37.0
42.3
39.0
29.7
24.7
19.6
24.9
25.3
30.2
27.1
17.0
17.9
20.6
14.7
14.3
10.4
12.2
23.2
15.6
5.5
3.3
1.6
23.2
14.4
22.1
31.4
34.6
23.0
5.5
3.5
5.3
4.1
3.8
11.0
Heroína
Metanfetamina
Crack
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
1.8
0.4
1.0
2.1
2.1
3.0
3.4
1.6
2.5
4.5
4.2
3.8
5.5
2.4
4.7
6.6
6.8
5.5
1.7
1.4
2.1
2.0
1.5
1.1
0.5
0.7
0.6
0.4
0.4
0.5
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
1.3
0.3
1.4
1.4
1.1
2.2
4.2
3.3
3.8
5.1
6.0
4.4
2.7
1.0
2.0
5.5
6.0
2.2
1.9
1.8
2.6
1.0
1.6
0.9
1.3
3.0
0.9
1.7
0.5
0.3
Rohypnol Anfetaminas
Sólo se incluyen sustancias reportadas por más del uno por ciento de los hombres o mujeres.
74
TABLA 8
Drogas de mayor impacto, según percepción del solicitante de tratamiento (%)
Alcohol
Tabaco
Mariguana
Solventes
inhalables
Cocaína
Tranquiliz.
menores
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
7.8
5.3
6.3
7.6
8.0
10.9
1.6
3.7
1.8
0.5
1.0
2.4
18.0
17.9
23.9
16.6
14.1
14.3
8.1
29.8
12.2
4.7
3.6
2.1
29.7
8.5
23.4
35.8
37.3
33.5
0.6
0.5
0.7
0.5
0.3
1.0
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
11.0
9.1
12.7
12.3
11.5
7.9
3.2
2.3
1.5
2.0
1.6
10.7
10.7
10.6
13.7
10.6
8.2
4.7
11.3
23.2
12.1
7.8
3.8
1.9
20.9
7.8
21.1
27.6
34.1
23.0
2.5
2.5
1.3
2.7
1.1
6.0
Heroína
Metanfetamina
Crack Estimulantes
Ninguna
o sin inf.
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
2.3
0.2
0.8
2.4
3.1
4.3
3.8
0.7
2.2
4.4
4.9
5.5
4.0
1.2
3.6
5.1
4.7
3.7
0.2
0.2
0.1
0.2
0.3
0.4
22.6
31.2
23.9
21.1
21.4
20.4
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
1.2
0.0
1.0
1.7
3.3
1.6
3.8
2.5
2.5
6.1
6.0
5.4
1.9
0.8
1.8
2.7
3.3
2.2
1.0
2.0
1.0
0.0
1.1
0.3
29.0
33.2
28.6
23.5
22.0
34.1
Sólo se incluyen sustancias reportadas por más del uno por ciento de los hombres o mujeres.
TABLA 9
Diganóstico presuntivo de la intensidad de uso de sustancias (%)
Usuarios
Con trastornos de dependencia
propiamente dicha
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
17.4
64.3
28.1
8.1
6.1
5.0
82.6
35.7
71.9
91.9
93.9
95.0
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
35.1
68.0
42.4
14.2
17.4
5.2
64.9
32.0
57.6
85.8
82.6
94.8
75
TA B L A1 0
Uso de una o de dos o más sustancias alguna vez en la vida (%)
Uso de sustancias
lícitas e ilícitas
Uso exclusivo de
sustancias lícitas
Uso exclusivo de
sustancias ilícitas
Una sust.
sustancia.
Dos o más
sustancia
Una
sustancia
Dos o más
sustancia
Una
sustancia
Dos o más
sustancia
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
12.1
33.3
13.7
8.0
8.6
9.8
87.9
66.7
86.3
92.0
91.4
90.2
54.6
53.6
50.3
54.0
58.3
58.1
45.4
46.4
49.7
46.0
41.7
41.9
32.6
58.2
34.9
27.1
30.0
28.9
67.4
41.8
65.1
72.9
70.0
71.1
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
21.1
32.0
15.8
16.7
15.9
27.8
78.9
68.0
84.2
83.3
84.1
72.2
52.8
57.1
50.7
51.4
45.8
59.5
47.2
42.9
49.3
48.6
54.2
40.5
41.2
54.1
35.7
37.1
37.2
46.4
58.8
45.9
64.3
62.9
62.8
53.6
TABLA 11
Uso de una o de dos o más sustancias en los 30 días previos a la solicitud de tratamiento
(%)
Uso de sustancias
lícitas e ilícitas
Uso exclusivo de
sustancias lícitas
Uso exclusivo de
sustancias ilícitas
Una sust.
sustancia.
Dos o más
sustancia
Una
sustancia
Dos o más
sustancia
Una
sustancia
Dos o más
sustancia
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
34.5
50.5
34.2
30.4
32.1
36.5
65.5
49.5
65.8
69.6
67.9
63.5
67.1
72.7
61.8
66.7
68.3
72.7
32.9
27.3
38.2
33.3
31.7
27.3
66.0
72.2
63.2
64.4
67.8
68.7
34.0
27.8
36.8
35.6
32.2
31.3
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
43.2
47.4
39.9
42.3
39.4
49.8
56.8
52.6
60.1
57.7
60.6
50.2
64.7
71.2
60.6
65.3
63.0
68.6
35.3
28.8
39.4
34.7
37.0
31.4
69.0
72.5
63.4
71.0
75.5
73.5
31.0
27.5
36.6
29.0
24.5
26.5
TABLA12
Lapso transcurrido entre el inicio del consumo de sustancias y el ingreso a tratamiento en CIJ
(%)
76
Menos de
un año
Un año
Dos años
De tres a
cinco años
De seis
a 10 años
11 años
o más
HOMBRES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
5.7
36.2
8.5
1.0
0.7
0.4
9.1
31.2
19.1
2.4
1.5
0.7
9.1
16.6
21.4
3.4
1.8
1.2
19.7
12.8
37.3
25.4
5.1
2.7
23.8
3.3
13.1
57.1
30.9
4.3
32.6
0.0
0.6
10.7
60.0
90.8
MUJERES
Menores de 15 años
De 15 a 19 años
De 20 a 24 años
De 25 a 29 años
De 30 años y más
15.2
42.1
14.3
2.8
2.2
3.2
16.8
30.1
21.5
10.3
2.7
2.9
13.4
17.5
20.2
6.2
3.3
3.6
21.6
8.4
35.0
24.1
11.0
8.1
16.3
1.8
8.2
49.7
37.4
11.0
16.7
0.0
0.8
6.9
43.4
71.2
77
78
79
80
81
Instituto Mexicano del Seguro Social
Información 2001
Alejandro Córdova-Castañeda COORDINADOR MÉDICODE PROGRAMASDE SALUD MENTALY PSIQUIATRÍA, IMSS
Onofre Muñoz Hernández DIRECTORDE PRESTACIONES MÉDICAS, IMSS
Alejandro Guarneros-Chumacero COORDINADORDE ATENCIÓN MÉDICA , IMSS
Román Rosales-Avilés JEFEDELA D IVISIÓNDE HOSPITALES, IMSS
Enrique Camarena-Robles COORDINADORDEL PROGRAMADE SALUD MENTALY PSIQUIATRÍA, IMSS
METODOLOGÍA
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) da respuesta a la demanda de atención de una población
cercana a los 50 millones de derechohabientes, de los cuales 48 están dados de alta en las unidades médicas
y por lo menos 38 son usuarios regulares de los servicios.
Su espíritu fundamental es la seguridad social y su obligación es favorecer la capacidad económica de
los trabajadores, promover el desarrollo familiar e individual, fortalecer las actividades de capacitación para
el trabajo y medularmente el proceso médico, con prevención, atención y rehabilitación.
Una de estas responsabilidades es atender el problema de las adicciones y parte de las vías para hacerlo,
es la coordinación interinstitucional e intersectorial, estrategia articulada por el CONADIC. Una de las acciones
de dicha coordinación es la participación en el Observatorio Mexicano, que se apoya en el Sistema de
Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA), y éste a su vez se nutre con la información procedente
de las instituciones que atienden los problemas de consumo de sustancias, por lo que en cumplimiento a
este compromiso aportamos la información para este reporte.
MECANISMO DE OBTENCIÓN DE LAINFORMACIÓN
GENERALIDADES
El registro, sistematización y explotación de la información sobre adicciones es un proceso en mejora continua
que permite hacerlo cada vez más eficiente, contándose con información vasta en bases de datos anuales.
Esta información es captada de manera regular con las hojas de Control e Información de Consulta
Externa (Forma 4-30-6/99), llenada por el médico familiar y el especialista en consulta externa y urgencias,
el Informe de Servicios Paramédicos (Forma 4-30-6P/90) donde participan el Psicólogo y la T rabajadora
Social, entre otros; en áreas hospitalarias, el Registro Diario de Hospital Ingresos (Forma 4-30-21/90-I) y el
Registro Diario de Hospital Egresos (Forma 4-30-21/90-E) y la Hoja de Alta Hospitalaria (Forma Alta-1/98).
Así tenemos 71 fuentes primarias, 27 formas intermedias, 45 informes por unidad médica, 2 de consulta
externa y 12 de hospitalización, que proceden de un ámbito conformado por un total de 1,339 unidades
médicas (1,080 unidades de medicina familiar, 219 hospitales generales y 40 centros médicos nacionales).
La información sobre trastornos relacionados con consumo y dependencia de sustancias tiene periodicidad
mensual, con reportes concentrados trimestrales, cuatrimestrales y anuales.
83
SISTEMA DE INFORMACIÓN
En el IMSS existe la División de Informática Médica y Desarrollo, donde se ha diseñado el Sistema de
Información Operativo (SIMO), con dos objetivos fundamentales:
a) Generar información oportuna, integral y confiable, que facilite el control en la prestación de los servicios
de atención médica y la toma de decisiones técnico administrativas y técnico médicas.
b) Sustituir los procesos manuales de elaboración y concentración de informes para reportar al Sistema
Unico de Información (SUI).
REPORTES ESPECÍFICOS DE CONSULTAEXTERNA
PRINCIPALES MOTIVOS DE CONSULTA
Se reportan los principales motivos de consulta según la clasificación internacional de enfermedades versión
10 (CIE 10), por grupos de edad, sexo y ocasión de consulta (primera vez y subsecuente) en medicina familiar,
especialidades y urgencias.
REPORTES ESPECÍFICOS DE HOSPITALIZACIÓN
EGRESOS HOSPITALARIOS
Se reportan los principales motivos de egreso hospitalario según la CIE 10, por grupos de edad y sexo,
desagregada por especialidades.
COMPONENTES BÁSICOS DEL PROCESO
a) Requisitado de fuentes primarias
b) Análisis de información
c) Utilización de la información
d) Supervisión
FLUJO DE INFORMACIÓN
El cierre se hace los días 25 de cada mes y al inicio del año siguiente se elabora el anuario estadístico.
El proceso de información sigue la siguiente ruta crítica.
84
Resultados 2001
Durante el año 2001, el Instituto Mexicano del Seguro Social otorgó un total de 61,527 consultas médicas
por problemas relacionados con el consumo de alcohol y drogas en las unidades de medicina familiar, los
servicios de especialidades y los de urgencias, de las cuales, 45,245 (73.5%) correspondieron a consultas
de primera vez y el resto fueron subsecuentes (26.5%).
La figura 1 muestra la distribución por cuartiles de consultas otorgadas en los diferentes estados de la
república. La delegación Jalisco fue la que reportó la cifra mayor con 8,806, correspondiéndole un 14.3% del
total nacional, se ubican en este mismo cuartil las delegaciones del Estado de México Oriente (4.9%) y del
Distrito Federal Suroeste (4.5%).
Por otro lado, las 3 delegaciones que tuvieron menos demanda de atención por drogas fueron Tlaxcala
(0.8%), Campeche (0.7%) y Aguascalientes (0.6%).
85
Entre los indicadores importantes señalamos la distribución de consumo por grupos de edad y las drogas
de mayor consumo en ellos, obteniéndose como referencia más importante en el Instituto Mexicano del
Seguro Social, los servicios de Medicina Familiar, ya que son los que más pacientes atienden. Así, en la
figura 2 se muestra el número de consultas otorgadas en dicho servicio distribuidas por grupo de edad y tipo
de droga, en la cual resalta que las consultas de primera vez originadas por problemas asociados al consumo
del alcohol (8,868) ocuparon el primer lugar en todos los grupos de edad, excepto para el grupo de cero a
nueve años, en el cual las consultas asociadas al alcohol quedaron en el segundo sitio con el 37% del total
de las 107 consultas de primera vez de este grupo. El alcohol muestra también un aumento constante de
acuerdo con la edad hasta ubicar el mayor porcentaje en el grupo de 50 a 59 años, alcanzando el 91.8% de
las 1,692 consultas registradas en ese grupo, disminuyendo en el grupo de 60 y más años de edad al 84%
de las 1,449 consultas notificadas.
El segundo apartado de sustancias psicoactivas que originó mayor demanda de consulta fue el referido
a aquellas catalogadas como múltiples drogas y otras sustancias registrándose 1,148 consultas de primera
vez. Aquí, contrario a lo observado en alcohol, se ve una relación inversamente proporcional entre la edad
y el número de consultas. Para los grupos menores de 20 años de edad, los disolventes volátiles también
representaron una causa de demanda de atención importante.
Por último, otro indicador interesante es el consumo de drogas por género, lo cual se ve en la figura 3,
que muestra la razón hombre-mujer en la demanda de consultas médicas relacionadas con el consumo de
sustancias psicoactivas en los tres servicios básicos del Instituto Mexicano del Seguro Social. Una razón igual
a 100 significa que existe igual cantidad de consultas de ambos sexos. Una razón mayor de 100 significa que
hay más hombres que mujeres. Salvo en algunas excepciones, en general la demanda de consultas por drogas
es mayor en hombres que en mujeres. En los servicios de Medicina Familiar se registró un total de 15, 704
consultas relacionadas con alcohol correspondiendo 13, 921 a hombres y 1, 783 a mujeres, lo que indica que
los hombres acuden a consulta por problemas asociados al alcohol casi 8 veces más que las mujeres, 5.7
veces más en los servicios de especialidades y 4.7 veces más en los de urgencias. Para cannabinoides el
rango entre los tres servicios osciló de 4 a 6 veces más; y por motivo de múltiples drogas y otras sustancias
fue de 3.5 a 3.9 veces más. Exclusivamente en opiáceos (medicina familiar), sedantes o hipnóticos
(especialidades y urgencias) la demanda de consulta por mujeres rebasó a la observada en hombres.
FIGURA 3
Demanda de consultas por problemas relacionados con el consumo de drogas en todos los servicios.
IMSS 2001
Alcohol
Medicina familiar
Especialidades
Urgencias
MASCULINO
FEMENINO
13,921
3,592
23,246
1,783
629
4,944
Opiáceos
RAZÓN
8
6
5
MASCULINO
FEMENINO
208
135
77
253
90
72
Sedantes o hipnóticos
Medicina familiar
Especialidades
Urgencias
MASCULINO
FEMENINO
106
80
24
43
89
40
RAZÓN
2
1
1
Medicina familiar
Especialidades
Urgencias
FEMENINO
40
27
50
20
15
49
FEMENINO
561
378
512
433
146
183
MASCULINO
FEMENINO
2
2
1
143
35
23
82
28
9
Medicina familiar
Especialidades
Urgencias
86
FEMENINO
2,473
2,751
771
647
771
195
RAZÓN
4
4
4
MASCULINO
FEMENINO
74
80
62
20
14
13
RAZÓN
4
6
5
Otros estimulantes, incluida cafeína
RAZÓN
1
3
3
Tabaco
RAZÓN
Múltiples drogas
MASCULINO
1
2
1
Cocaína
MASCULINO
Alucinógenos
MASCULINO
Cannabinoides
RAZÓN
MASCULINO
FEMENINO
58
53
56
23
37
38
RAZÓN
3
1
1
Disolventes volátiles
RAZÓN
2
1
3
MASCULINO
FEMENINO
339
65
316
266
43
296
RAZÓN
1
2
1
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
Concentrado nacional de adicciones 2001
J. Alejandro Arenas-Díaz JEFEDE SERVICIOSDE ATENCIÓN PRIMARIAALA SALUD
Gustavo Castillo Rosales JEFEDEL D EPARTAMENTODEL MODELODE SALUD INTEGRAL FAMILIAR PREVENTIVO
María Elena López-Alvarez COORDINADORADELOS PROGRAMASDE SALUD MENTALY ADICCIONES
METODOLOGÍA
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se extiende en toda
la República Mexicana, con una cobertura de 10,235,000 trabajadores de Instituciones al servicio del Estado,
de los cuáles están registrados 7 millones de usuarios en los distintos servicios de seguridad social. De estos
servicios la atención para la salud es uno de los más importantes; cuenta con 1,129 unidades de primer nivel
de atención, 12 clínicas de especialidades médicas diversas para pacientes ambulatorios, 23 hospitales
generales para el segundo nivel de atención y 10 hospitales regionales y un Centro Médico Nacional para el
tercer nivel de atención.
El objetivo general del programa contra las adicciones es la detección oportuna de trastornos mentales
y del comportamiento, así como del uso o abuso de sustancias adictivas incluidas el tabaco y el alcohol en
los pacientes que acuden a las unidades médicas, con el fin de disminuir su incidencia y sus repercusiones
en la salud y la sociedad.
PROCEDIMIENTOS PARALADETECCIÓN DE CASOS NUEVOS DETRASTORNOS MENTALES Y ADICCIONES.
NIVEL CENTRAL
A la Subdirección General Médica le corresponde la decisión política – administrativa del programa, por lo
que es responsable de su ejecución ante la Dirección General y las autoridades del sector salud.
Es competencia de la Subdirección de Atención a la Salud, a través de la Jefatura de Atención Primaria a la
Salud, establecer la colaboración interinstitucional correspondiente, hacer cumplir las normas oficiales nacionales,
actualizar los lineamientos y normas institucionales, evaluar el desarrollo del programa y brindar la asesoría
necesaria. También es responsable de la capacitación y adiestramiento del personal que ejecuta el programa.
Las Subdirecciones de Servicios Médicos en el área centro y de los estados son responsables ante la
Subdirección General Médica de la programación, ejecución y control del programa, de acuerdo con los
lineamientos y normas correspondientes, estableciendo coordinación con la Jefatura de Servicios de
Programación Informática y Desarrollo para efectos de presupuestación.
NIVEL OPERATIVO
Los directores de las unidades de atención médica son responsables de la difusión, implantación y organización
de recursos para el desarrollo adecuado del programa. También son responsables de la formulación de sus
pedidos al almacén, para lo cual deberán llenar las formas SM-7 para la Detección de Trastornos que se guía
por la 10ª Clasificación Internacional de Enfermedades.
87
MECANISMOS DE INFORMACIÓN
Para realizar la detección y notificación de casos de adicciones, en el ISSSTE se utilizan los formatos SM72B, “Informe Mensual de Trastornos Mentales, del Comportamiento y Adicciones “basado en la Clasificación
Internacional de Enfermedades, en su décima revisión (CIE-10), en los rubros F10 para la notificación de los
Trastornos Mentales y del comportamiento debidos al consumo del alcohol, Trastornos mentales y del
comportamiento debidos al uso de sustancias psicoactivas F-10, F-16, F-18 y F-19, y por último la detección
de los trastornos relacionados con el consumo de tabaco F-11.
La información es responsabilidad del médico familiar o general, el cual registra los casos detectados a
través del formato SM7-2B. Cada unidad médica, mediante el servicio de Medicina Preventiva o Epidemiología,
elabora el concentrado mensual de notificación de trastornos y adicciones, y lo envía a la subdelegación
médica que le corresponde, durante los primeros cinco días del mes. Dicho informe es validado y firmado
por el director de la unidad. En cada entidad federativa se elabora el concentrado de los casos nuevos de
trastornos mentales y de adicciones: Farmacodependencia, Tabaquismo y Alcoholismo, en los formatos SM7; posteriormente se envían mensualmente a la Subdirección General Médica la cual lo delega a la jefatura
de Atención Primaria a la Salud, específicamente al Departamento de Programas Médico Preventivos en
donde se concentran los datos y se lleva a cabo el análisis epidemiológico.
ACTIVIDADES DELPRIMER NIVELDE ATENCIÓN
Las unidades de primer nivel de atención y las unidades de medicina familiar, proveen consulta externa,
atienden casos de medicina general, que son notificados para su control epidemiológico y nosológico. Cuando
el médico familiar detecta trastornos mentales y casos de adicciones, los atiende y notifica, y ofrece
tratamientos a pacientes que aún no presentan complicaciones por el uso de sustancias psicoactivas. La
mayoría de estos pacientes son canalizados y referidos al segundo y tercer niveles de atención y a los grupos
de autoayuda o instituciones especializadas con las que el ISSSTE ha establecido convenios y acuerdos,
como: Alcohólicos Anónimos, Centros de Integración Juvenil, Drogadictos Anónimos, etc. Los pacientes
referidos y canalizados ya no se registran en el segundo y tercer nivel de atención, para no duplicar o sesgar
la información.
En las clínicas del primer nivel de atención, corresponde al médico familiar, aplicar la cédula de detección
a los pacientes que acuden a consulta con problemas de alcoholismo, tabaquismo o farmacodependencia.
Si el caso es leve y el médico se encuentra capacitado para ofrecer atención, se le atiende o se le deriva a
los grupos de autoayuda y los círculos de apoyo para su recuperación. Si el paciente presenta complicaciones,
debe ser canalizado a los servicios de psiquiatría o de psicología según corresponda. A los pacientes que
presentan enfermedades relacionadas con el consumo de drogas, alcohol o tabaco, se le debe canalizar al
servicio de medicina preventiva para la aplicación de los exámenes correspondientes.
ACTIVIDADES DE SEGUNDO YTERCER NIVELES DE ATENCIÓN
Los servicios de segundo y tercer niveles de atención cuentan con asistencia médica las 24 horas del día,
todos los días del año; proporcionan al paciente tratamiento y terapia farmacológica para la atención y manejo
de los síndromes de intoxicación y abstinencia por sustancias psicotrópicas así como la referencia y
contrarreferencia para el control de los casos. La detección que se realiza en el segundo y tercer nivel de
atención, se lleva a cabo con el mismo formato, en los casos que llegan a los servicios de urgencias y terapia
intensiva. Para los de adicciones con problemas severos se determina la hospitalización, para la cual el
ISSSTE cuenta con un servicio subrogado en el Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Alvarez”, y con un
convenio de atención con el Hospital Psiquiátrico Infantil “Juan N. Navarro”.
88
Resultados
INTRODUCCIÓN
En la casuística relacionada con adicciones, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores
del Estado registra el número de casos nuevos detectados entre 1998 y 2000, con aproximadamente 980,000
pacientes, situándose en el primer lugar de padecimiento a los relacionados con el tabaquismo, con un
porcentaje de 54%, lo cual equivale a 532,000 casos detectados. Le sigue el alcoholismo, con 39% de la
población usuaria, lo que representa aproximadamente, 378,000 casos. Por último se ubica la detección de
casos de farmacodependencia con 7% (70,000 casos); de este último rubro sólo se registró un 14% (9,800)
de mujeres usuarias, a diferencia de 86% (60,200) de hombres consumidores.
En 1999 se llevó a cabo un estudio de prevalencia y consumo de tabaco en población médica y paramédica
(resultados no publicados), encontrándose que cerca del 70% de esta población eran fumadores o
exfumadores. Así mismo, los resultados mostraron que a mayor nivel escolar, el consumo de cigarrillos fue
más alto. Otros estudios realizados en derechohabientes entre los años de 1999 y 2001 revelaron cifras de
consumo altas.
RESULTADOS
Las cifras obtenidas en 2001 en el concentrado nacional de adicciones registran a 239,532 pacientes,
correspondiendo 52.5% a casos nuevos asociados al uso de tabaco, siguiendo en orden de frecuencia los
asociados al alcohol, con 37.8%, sedantes o hipnóticos, con 4.9%, a estimulantes con 1.9%, cocaína con
1.2% y menos de 1% cada uno, aquellos asociados al consumo de cannabinoides, opioides, alucinógenos
y drogas múltiples (cuadro n°1, gráfica n°1).
De acuerdo con el género, 66.6% de los usuarios de drogas pertenecían al masculino y 33.4% al femenino,
con una razón de masculinidad de 1.9 hombres por cada mujer; sin embargo, al desglosar el tipo de droga,
nos encontramos grandes diferencias. Cuando se trata de los casos asociados al consumo de alucinógenos,
cocaína, cannabinoides y alcohol, la diferencia entre los géneros con predominio masculino, es mayor al
30%; cuando mencionamos al tabaco, opioides, estimulantes y drogas múltiples, el predominio de los varones
se reduce a menos de 25%; por el contrario, cuando se trata de sedantes o hipnóticos son las mujeres las
que alcanzan una mayor proporción de consumidoras (gráfica n°2).
89
En lo que se refiere a la edad, como puede observarse en la gráfica n° 3, el grupo que con mayor frecuencia
solicitó consulta por problemas asociados al consumo de sustancias adictivas entre los hombres, fue el de
45 a 64 años de edad, seguido por el de 25 a 44, el de 15 a 24, el de 65 y más, y por último el de 5 a 14.
Entre las mujeres el grupo más afectado fue el de 25 a 44 años de edad, seguido en orden de frecuencia
por el de 45 a 64, el de 15 a 24 y con proporciones semejantes, los grupos de edad en los extremos de la
vida (65 y más y el de 5 a 14 años), (gráfica n°3).
En el género masculino, cuando se trató de alcohol, estimulantes y drogas múltiples, el grupo de edad
que predominó fue el de 45 y 64 años; con referencia al tabaco, opioides, sedantes o hipnóticos y alucinógenos
fueron los hombres entre 25 a 44 años los que ocuparon el primer sitio; por el contrario, el grupo de 15 a 24
años de edad ocupó la mayor proporción cuando se trató de cannabinoides y cocaína.
En lo que respecta a las mujeres, el grupo de edad comprendido entre 25 y 44 años predominó en tabaco,
sedantes o hipnóticos y cocaína; en alcohol y drogas múltiples el mayor porcentaje fue en el grupo de 45 a
64 años; finalmente, cuando se trató de opioides, cannabinoides, estimulantes y alucinógenos, el que resalta
es el grupo de 15 a 24 años de edad.
El consumo de opiáceos fue mayor en las entidades del norte del país, principalmente en Tamaulipas,
Chihuahua y Durango; mientras que el consumo de cocaína fue mayor en los estados centrales.
Es importante hacer notar que la mayoría de los casos de consumo de sustancias psicoactivas del grupo
de las benzodiacepinas, sedantes o hipnóticos y drogas médicas, corresponde al grupo de mujeres, con casi
el doble del consumo que el de los hombres. Resalta el hecho de que la prescripción de estas drogas se da
en su mayoría en los consultorios de primer nivel de atención, debido a que los principales trastornos mentales
atendidos en esta población son depresión moderada y aguda, y trastornos de ansiedad; mientras que en la
población masculina la tendencia se inclina hacia el uso de drogas ilícitas.
Por la naturaleza psicosocial y multifactorial de estos problemas, existe subregistro de casos de adicción
a drogas, puesto que la población derechohabiente es un grupo cautivo fácilmente detectable. Para disminuir
este obstáculo, se han creado mecanismos de referencia hacia organizaciones especializadas no
gubernamentales (ONG) y gubernamentales.
90
Secretaría de Comunicaciones y Transportes
Reporte 2001
José Valente Aguilar-Zinser DIRECTOR GENERALDE PROTECCIÓNY MEDICINA PREVENTIVADEL TRANSPORTE, SCT
Raúl H. Takenaga-Mesquida DIRECTOR MÉDICODE PROTECCIÓNY MEDICINA PREVENTIVADEL TRANSPORTE, SCT
Héctor Escobedo-Solís SUBDIRECTORDEL LABORATORIODE TOXICOLOGÍA, DGPMPT, SCT
METODOLOGÍA
El estudio para la detección del consumo de drogas de abuso se realiza como parte del examen psicofísico
establecido para quien solicita la expedición o revalidación de una licencia federal, sea por sospecha o en
forma aleatoria y/o después de haber participado en algún accidente en el transporte; de la misma forma, se
practica como parte del examen médico en operación a los trabajadores del transporte, cuando inician, se
encuentran en trayecto desarrollando sus actividades o al termino de las mismas. Las sustancias que se
investigan son anfetaminas, cocaína, cannabis, fenciclidina y opiáceos.
El examen psicofísico que se realiza a quienes solicitan expedición o revalidación de alguna licencia, se
lleva a cabo en cualquiera de las 40 Unidades de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte, en los
5 Centros de Medicina de Aviación, en el Centro de Diagnóstico e Investigación o en el Centro Nacional de
Medicina de Aviación.
Los exámenes médicos en operación se efectúan a transportistas de carga en los 101 Módulos de
Protección y Medicina Preventiva en el Transporte, ubicados en las centrales de autobuses, estaciones
ferroviarias y en puentes fronterizos con los Estados Unidos de América. Adicionalmente se realizan en las
principales carreteras nacionales durante los períodos de mayor afluencia vehicular.
El proceso comienza con la toma de muestra de orina que el examinado deposita en los recipientes
proporcionados por el recolector al tiempo que se requisita el Formato de Control y Cadena de Custodia (para
garantizar la seguridad de la muestra y confidencialidad de la información), que cuenta con un folio para
identificar a la muestra en su recorrido hacia y en el laboratorio de toxicología hasta la obtención del resultado,
que será motivo de un dictamen emitido por el médico responsable de la correspondiente Unidad de Protección
y Medicina Preventiva en el Transporte.
Una vez que se reciben las muestras en el laboratorio son sometidas inicialmente a una prueba cualitativa
o análisis presuntivo que permite discernir si la muestra es positiva o negativa. Posteriormente, si la muestra
resulta positiva a una droga o metabolito en el análisis presuntivo, se somete a un segundo análisis pero de
tipo cuantitativo o confirmatorio. Es mediante este último que se determina sin lugar a duda la presencia y
cantidad de droga o metabolito. Las técnicas presuntiva y confirmatoria que se practican por la Dirección
General de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte, cumplen con los requisitos internacionales
para la detección de drogas de abuso en orina humana y son: Inmunoanálisis Enzimático Homogéneo y
Cromatografía de Gases acoplada a Espectrometría de Masas respectivamente.
El proceso debe seguir el más riguroso control de calidad y los resultados del proceso son evaluados y
autorizados por personal capacitado, desde la toma de la muestra hasta la emisión de resultados, brindando
así confianza y seguridad.
El Jefe de cada Unidad Médica al recibir los resultados elabora un comunicado a quienes salieron positivos
y se les extiende una Constancia de No Aptitud, por encontrárseles metabolitos de alguna de las sustancias
de abuso, que pueden alterar las respuestas del individuo y predisponer o asociarse con la génesis de
accidentes en el transporte.
91
Resultados, año 2001
INTRODUCCIÓN
El consumo de drogas es común en diversas actividades de los seres humanos. A través de la historia su
uso y aplicaciones han sido conocidos y se ha identificado en diferentes épocas grupos específicos e inclusive
selectos de consumidores de drogas.
En las últimas tres décadas del siglo XX e inicio del siglo XXI, el consumo se ha generalizado prácticamente
a todos los grupos sociales, edades, géneros, ocupaciones, niveles educativos, prácticamente sin poder
identificar límites. Los efectos que se buscan satisfacen necesidades específicas de cada usuario. Pero a su
vez la acción de las drogas sobre las reacciones de cada individuo depende de diversos factores, como el
estado de ánimo, tipo de sustancia, dosis utilizada, tolerancia, dependencia, síndrome de intoxicación,
síndrome de abstinencia, estado de abstinencia, entre otros, de tal manera que los efectos y las reacciones
en cada consumidor pueden variar de acuerdo por la participación de uno o varios de estos factores.
Los usuarios de drogas aceptan muy bien su condición de consumidores entre el grupo al que pertenecen
y llega aun a ser motivo de status y pertenencia. Sin embargo, la situación cambia cuando se trata de
someterlos a tratamiento y ellos no estén de acuerdo (por no tener conciencia de su enfermedad). Aún más,
muy pocos estarán dispuestos a ser descubiertos como consumidores de drogas en sus centros de labores
o cuando buscan trabajo.
Un consumidor procurará no ser detectado precisamente en el ámbito laboral, toda vez que sabe de las
repercusiones que de esto se podrían derivar, como recibir alguna sanción, perder el empleo o no obtenerlo.
En la actividad de conducir algún vehículo de transporte es importante el buen estado de salud física y
mental del conductor para que realice sus actividades con seguridad y evite en todo momento alteraciones
que puedan convertirse en factores predisponentes de un accidente.
Los efectos que diversas sustancias de abuso provocan sobre el estado de alerta, percepción, tiempo
de respuesta e inclusive en la conducta de los individuos, representan alto riesgo al conducir un vehículo de
transporte, razón por la cual en diversos países se han instrumentado programas de detección de
consumidores de drogas en el transporte, a fin de brindar confianza y seguridad en el servicio.
En nuestro país, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a través de la Dirección General de
Protección y Medicina Preventiva en el Transporte, lleva a cabo desde 1987 el Programa de Detección del
Consumo de Drogas de Abuso mediante el análisis toxicológico de muestras de orina, dirigido a personas
que operan algún vehículo del transporte público federal, carretero, ferroviario, marítimo mercante, aeronáutico
civil, como lo establece el Reglamento de Medicina del Transporte.
Esta Dirección General es la responsable de evaluar y determinar médicamente si las condiciones de
salud de los operadores son adecuadas para desempeñar sus funciones con seguridad. Éste es un aspecto
fundamental para que puedan obtener o revalidar las licencias o documento similar que les permita operar
vehículos de transporte público federal de tipo carretero, ferroviario, marítimo mercante o aeronáutico civil.
Los resultados de estas actividades, que a continuación se describen, son los obtenidos durante el
ejercicio del año 2001.
El cuadro n° 1 muestra que se obtuvieron un total de 55,024 muestras de orina en operadores del transporte
público federal. El informe corresponde a 30 entidades federativas (se excluyen Quintana Roo y Yucatán)
siendo el Distrito Federal (46.6%), Tamaulipas (13.8%) y Baja California (9.6%) las que aportaron el mayor
porcentaje de muestras examinadas.
92
CUADRO 1
Proporción por entidad federativa de muestras de orina para detección de drogas en
operadores del transporte federal. México 2001
ENTIDADFEDERATIVA
Distrito Federal
Tamaulipas
Baja California
Chihuahua
Jalisco
Nuevo León
Sonora
Coahuila
México
San Luis Potosí
Oaxaca
Nayarít
Campeche
Guanajuato
Sinaloa
Hidalgo
Morelos
Colima
Veracruz
Querétaro
Tabasco
Michoacán
Aguascalientes
Baja California Sur
Tlaxcala
Puebla
Guerrero
Durango
Zacatecas
Chiapas
MUESTRASANALIZADAS
25,851
7,635
4,846
2,031
1,483
1,241
864
803
788
787
763
693
653
626
590
555
536
490
446
435
403
400
396
389
317
258
215
164
163
141
% DEMUESTRAS
46.6
13.8
8.9
3.7
2.7
2.2
1.6
1.4
1.4
1.4
1.4
1.3
1.2
1.1
1.1
1.0
1.0
0.9
0.8
0.7
0.7
0.7
0.7
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.3
0.3
El cuadro n° 2 muestra la proporción de muestras de orina positivas por tipo de conductor y droga
empleada, observando que del total de muestras (55,024) 87% correspondieron al tipo de conductor carretero
y el 5.3% (2,903) fueron positivas a un tipo de droga. Las muestras de los conductores carreteros y marítimos
dentro de sus respectivos grupos presentaron las proporciones más altas de positividad con 5.8% y 5.3%,
respectivamente.
CUADRO 2
Proporción de muestras de orina positivas por tipo de conductor y droga identificada en
operadores de transporte federal. México 2001
TIPODECONDUCTOR MUESTRASANALIZADAS MUESTRASPOSITIVAS
%
PORCENTAJEPORTIPODEDROGA
CANNABIS
COCAÍNA ANFETAMINAS
Carretero
Marítimo
Ferroviario
Aéreo civil
48,050
967
2,424
3,583
2,808
51
31
13
5.8
5.3
1.3
0.4
16.0
54.9
29.0
38.5
25.3
23.5
67.7
38.5
58.7
21.6
3.2
23.1
Total
55,024
2,903
5.3
16.9
25.8
57.3
93
Por tipo de droga y conductor, en el desglose de las muestras positivas, en los carreteros el primer lugar
lo ocupa el consumo de anfetaminas con el 58.7%, seguido por la cocaína con 25.3%. En los marítimos,
54.9% de las muestras resultaron positivas a mariguana y 23.5% a cocaína; en el caso de ferroviarios 67.7%
utilizaron cocaína y en los aéreos civiles dentro de su bajo porcentaje de positivos, la mayor proporción fue
ocupada por la mariguana y la cocaína, en un 38.5% en ambos casos.
La figura n° 1 muestra la distribución porcentual por entidad federativa de la positividad de las muestras
obtenidas en los conductores carreteros, observando que los estados de Guanajuato (18.6%), Chihuahua
(14.8%), Nayarit (14.7%), Morelos (14.2%), Zacatecas (12.6%) y Aguascalientes (11.1%) fueron los que
notificaron la más alta proporción de positividad.
Se observa también la localización de los estados del centro del país, mismos que notificaron el mayor
índice de positividad y los más bajos corresponden a los del sur y costa del Golfo de México.
La figura n° 2 muestra la distribución porcentual por entidad federativa de la positividad de las muestras
obtenidas en conductores marítimos, observando que 18 estados de la república notificaron resultados en
este tipo de personal, ocho fue de cero y en el resto el rango fue de 52.0% a 0.8%, siendo el global de 5.3%
de positividad. Los estados con mayor proporción fueron Baja California con 52%, Sonora 14%, Tamaulipas
10% y Baja California Sur 7.8%.
Con respecto a los conductores de transporte federal ferroviario se practicó el examen para la identificación
de drogas en estas 18 entidades federativas: Baja California, Campeche, Chiapas, Coahuila, Colima, D.F.,
Durango, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas,
Tlaxcala y Veracruz. En ellas se obtuvo un total de 2,424, resultando sólo muestras positivas en el Distrito
Federal con el 1.3% (31) de 2,179.
La figura n° 3 muestra por entidad federativa la distribución porcentual de la positividad de las muestras
obtenidas en conductores aéreo civiles. Se observa que en 20 estados fueron notificados la obtención y
resultados de este tipo de pruebas; la proporción en estas entidades fue de 0.4%, 11 sin muestra positiva y
el resto entre un rango de 11.8% a 0.1% encabezado por Nayarit (11.8%), Durango (10.0%), Guanajuato
(5.6%), Jalisco (3.8%) y Oaxaca (3.4%).
Así vemos que el consumo de drogas de abuso también acontece en la actividad profesional de conducir
vehículos de transporte, situación que puede representar un riesgo potencial, principalmente traducido como
serias lesiones invalidantes y pérdida de vidas humanas. De igual manera se registran grandes daños materiales
y económicos, por lo que para detección oportuna, precisa y comprobable de dicho consumo es necesaria la
realización permanente de exámenes toxicológicos en muestras de fluidos humanos como la orina.
La Dirección General de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte analizó de enero a diciembre
del 2001, 55,024 muestras de orina de igual número de operadores del transporte público federal, con
resultados positivos en 2,903 muestras (5.3%), de las cuales el 57.3% corresponden a anfetaminas, 25.8%
a cocaína y 16.9% a cannabis. En los operadores del transporte carretero, la anfetamina fue la sustancia
detectada más frecuentemente con 58.7%, seguida de cocaína (benzoilecgonina) con 25.3%; en el marítimo
el primer lugar lo ocupó la cannabis (Delta9-THC) con 54.9%, seguida por la cocaína con 23.5%. En el
ferroviario la más detectada fue cocaína con 67.7% y en segundo lugar la cannabis con 29.0%; en tanto en
el aéreo civil se detectó con igual porcentaje de 38.5% tanto cocaína como cannabis.
Aunque no se cuenta con datos respecto al impacto que estas acciones han tenido en nuestro país, sobre
los accidentes en el transporte público federal, es indiscutible que la detección de consumidores y las sanciones
aplicadas han evitado accidentes que se sumarían a los que lamentablemente se presentan hasta la fecha.
94
95
Instituto Nacional de PsiquiatríaRamón de la Fuente Muñiz
Sistema de Reporte de Información en Drogas S(RID)
Arturo Ortiz INVESTIGADOR TITULAR B. INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDELA FUENTE M.
Alejandra Soriano INVESTIGADOR ASOCIADO C. I NSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDELA FUENTE M.
Jorge Galván INVESTIGADOR TITULAR A. INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDELA FUENTE M.
METODOLOGIA
El Sistema de Reporte de Información en Drogas (SRID) es un mecanismo que proporciona tendencias,
identifica cambios ocurridos y estima la trayectoria del uso de drogas en la Ciudad de México, desde una
perspectiva de salud.
El SRID opera desde 1986 en el área metropolitana de la Ciudad de México, en cumplimiento a los
lineamientos de la Ley General de Salud de 1984 y del Programa contra la Farmacodependencia de 1985,
elaborado por el Consejo Nacional contra las Adicciones.
Una tendencia surge cuando tres o más resultados de determinada variable, consecutivos en el tiempo,
se orientan en una misma dirección. Sus resultados expresan en el nivel micro lo que sucede con el fenómeno
a nivel macro o en el medio ambiente natural.
La información que recopila el SRID procede de instituciones del sector salud y procuración de justicia,
que por la naturaleza de sus actividades captan usuarios de drogas. Estas instituciones conforman el Grupo
Interinstitucional para el Desarrollo del Sistema de Reporte de Información en Drogas.
TIPO DE SISTEMA
El SRID es un sistema basado en:
— Eventos, dado que la información proviene de un evento asociado al consumo que lleva a la persona a
una institución de salud o de procuración de justicia, donde es identificado como usuario y entra en el
criterio de caso para el SRID;
— Casos, ya que es a partir de las personas que se autoidentifican como usuarios, de quienes se obtiene
la información que se registra.
El muestreo para la obtención de los casos es:
— No probabilístico, dado que los casos para evaluación se obtienen de las personas que llegan a las
instituciones participantes durante los periodos de evaluación, y no a través de un diseño que identifique
a individuos en particular;
— De tipo intencional, porque se busca identificar y estudiar los casos de usuarios, dentro del universo de
la población captada por las instituciones participantes;
— De series de tiempo equidistantes, porque cada evaluación se realiza repetidamente desde el inicio
del SRID a la fecha, cada año en los meses de junio y noviembre.
97
El criterio de casoes la persona que ingresa a las instituciones participantes durante el periodo de evaluación
y que reconoce haber consumido alguna vez en la vida alguna droga con el propósito de intoxicarse. Se incluye
el uso de drogas ilegales y de uso médico fuera de o alterando la prescripción; se excluyen los casos de
exposición ocupacional y accidental así como los casos donde únicamente se usa alcohol y/o tabaco.
El instrumento de recopilación de información es la cédula “Informe Individual sobre Consumo de Drogas”.
Contiene los indicadores surgidos de:
— el consenso de los expertos de las instituciones participantes: aquellos considerados como mínimos
básicos para evaluar el fenómeno;
— los indicadores más relevantes derivados de las investigaciones realizadas en nuestro país;
— los indicadores propuestos en otros países que tienen en operación sistemas similares;
— los sugeridos por la Organización Mundial de la Salud. (Rootman, I., 1980, Hughes, P. 1980; Hong
Kong, 1986; NIDA, 1982a, 1982b, 1986).
—
—
—
—
—
Los indicadores son:
datos de identificación del caso;
características demográficas;
motivo de ingreso a la institución;
problemas asociados antes y después del consumo de drogas;
patrones de consumo.
El procedimiento incluye la capacitación del personal de las instituciones participantes en esta actividad.
La recopilación de información se realiza durante los 30 días de junio y noviembre de cada año. Los datos
recopilados son analizados y procesados en el INP e integrados en un reporte que está a disposición del
público en general, en el Centro de Información y Documentación en Salud Mental y Adicciones del INP, o
en versión abreviada en la página web: h t t p : / / w w w. i m p c d s m . e d u . m x .
Alcances y limitaciones del SRID:
— operación económica: al apoyarse en la infraestructura de las instituciones participantes, lo que lo
hace un modelo atractivo para comunidades de recursos limitados;
— proporciona información actualizada del fenómeno periódicamente;
— facilita el estudio de los hábitos del consumo y los cambios a través del tiempo;
— identifica las necesidades de atención de los usuarios, nuevos grupos de riesgo, nuevas drogas y sus
combinaciones;
— evalúa el comportamiento interno del fenómeno, sus características y variaciones, no su magnitud ni
los aspectos cualitativos que corresponden a otras metodologías;
— una vez puesto en marcha el SRID se facilita la continuidad de su operación.
La confluencia de diversas metodologías es la única forma de observar de manera más completa las
características del fenómeno.
98
Resultados 2001
El Sistema de Reporte de Información en Drogas realizó dos evaluaciones en junio y noviembre del año
2001. Los resultados se presentan de la siguiente manera:
1. Características demográficas del total de casos registrados que incluye los datos correspondientes a
ambas evaluaciones (cuadro 1).
2. Uso de drogas alguna vez, último año y último mes por sexo (N=525) junio 2001(cuadro 2).
3. Uso alguna vez en la vida, último año y último mes por edad junio 2001(cuadro 3).
4. Uso de drogas alguna vez, último año y último mes por sexo (N=591) Noviembre 2001 (cuadro 4).
5. Uso alguna vez en la vida, último año y último mes por edad, noviembre 2001 (cuadro 5).
6. Tendencias (Gráficas 1-6).
1. CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICASDEL TOTALDE CASOS REGISTRADOS (CUADRO 1).
La distribución por sexo es similar en ambas evaluaciones: de cada cien usuarios de drogas 90 son hombres
y 10 mujeres.
El rango de 15 a 19 años de edad ocupa el primer lugar, tanto en la primera como en la segunda evaluación
(28.8%); seguido del de 20 a 24 años (22.3% y 22% respectivamente). Una minoría de los casos está en el
grupo de 11 años de edad o menos (0.4% y 0.2% respectivamente).
En la evaluación de noviembre se observa un incremento significativo en el rango de los 25 a 29 años,
del 14.7% al 21 %. En ambas evaluaciones, el grupo de 30 ó más años de edad ocupa un rango alto que se
explica porque se acumulan los casos a partir de esta edad hasta los 65 años.
Los niveles socioeconómicos bajo y medio son los más prevalentes en ambas evaluaciones. El nivel
escolar que tienen la mayoría de los usuarios es de secundaria; la proporción es mayor para quien la completó
(25.4% y 24.4% respectivamente).
Con respecto a la ocupación de los usuarios, se observa un predominio de personas que se desempeñan
como empleados o comerciantes (36.9% y 32.6% respectivamente en cada evaluación), seguidos de los que
no tiene ocupación (21.3% y 19.1%).
2. USO DEDROGAS ALGUNAVEZ, ÚLTIMOAÑO Y ÚLTIMO MES POR SEXOJUNIO 2001 [N=525] (CUADRO
2)
Respecto al uso de drogas en las categorías alguna vez, último año y último mes por sexo, las más empleadas
por hombres y mujeres son, en primer lugar cocaína (66.9 %) mariguana (61%) e inhalables (29.1%).
La distribución por sexo revela que de cada 100 usuarios de cocaína 91 son hombres y 9 son mujeres,
de mariguana 93 y 7 respectivamente, mientras que para los usuarios de inhalables la proporción es de 89
y 11. Distribuciones similares se observan para las otras categorías de consumo.
3. USO ALGUNAVEZEN LAVIDA, ULTIMOAÑO Y ULTIMO MES POR EDADJUNIO 2001(CUADRO 3)
Respecto al uso por edad, se encuentra que en la categoría dealguna vez en la vida hay usuarios de inhalables
menores de 11 años (1.3%) y de mariguana también (0.3%). En el rango de los 12 a 14 años se encuentran
usuarios de todas las drogas, excepto de alucinógenos, heroína y otros opiáceos. Los inhalables ocupan el
primer lugar (15.7%), seguidos de otras drogas médicas (10.3%), otras drogas no médicas (8.3%) y de cocaína
(4.8%).
El grupo de los 15 a 19 muestra que en este rango es mayor la presencia de usuarios de todas las drogas,
excepto otros opiáceos. Una distribución similar se observa bajo las categorías de último año y último mes.
99
4. USO DEDROGAS ALGUNAVEZ, ÚLTIMOAÑO Y ÚLTIMO MES PORSEXO NOVIEMBRE 2001 [N=591]
(Cuadro4)
Respecto al uso de drogas en las categorías alguna vez, último año y último mes por sexo, las drogas más
empleadas por hombres y mujeres son en primer lugar cocaína (64.5%) mariguana (61.8%) e inhalables
(28.8%).
La distribución por sexo revela: que de cada 100 usuarios, 90 son hombres y 10 mujeres para cocaína
e inhalables, mientras que para mariguana es de 92 a 8. Esta misma distribución se observa para las otras
categorías de consumo último año y último mes lo cual es consistente con lo reportado en la evaluación de
junio de 2001.
5. USOALGUNAVEZEN LAVIDA, ÚLTIMOAÑO Y ÚLTIMO MES POREDAD . NOVIEMBRE 2001 (CUADRO 5)
Respecto al uso por edad, se encuentra que en la categoría dealguna vez en la vida hay usuarios de inhalables
menores de 11 años (0.6%) y de mariguana (0.3%) lo que es consistente con el reporte de junio. En el rango
de los 12 a 14 años se observa el uso de casi todas las drogas excepto de heroína, otros opiáceos y otras
drogas no médicas.
El consumo de heroína se identifica mayoritariamente entre los individuos de 15 y 19 años (50%), lo
mismo que de otros opiáceos (40%) y otras drogas no médicas (25%).
Respecto al uso en el último mes, se encuentran como sustancias consumidas por el grupo de 12 a 14
años: otras drogas médicas, inhalables, mariguana y se inicia también el consumo de cocaína (15.4%, 13.4%,
4.0%, 3.6% respectivamente), mientras que en el grupo de 15 a 19 años se encuentran usuarios de todas
las drogas excepto otros opiáceos.
6. TENDENCIAS (GRÁFICAS 1-6)
Las tendencias del consumo observadas durante el año 2001 indican que el consumo de la cocaína ocupa
el primer lugar. Es preocupante que no se encuentren indicadores que sugieran que el consumo tiende a la
baja, o que las edades de inicio tiendan a la alza. La mariguana tiene un nivel de consumo estable y los
inhalables tienden a la baja ligeramente, por lo que hay que hacer comparaciones continuamente a fin de
dar cuenta del comportamiento siempre cambiante del consumo.
100
CUADRO 1
Características demográficas del total de casos registrados
f
01-I (N=525)
1%
f
01-II (N=591)
1%
SEXO
Masculino
Femenino
471
52
90.1
9.9
535
56
90.5
9.5
RANGO DE EDAD
Hasta 11 años
De 12 a 14
De 15 a 19
De 20 a 24
De 25 a 29
30 ó más
2
35
151
117
77
143
0.4
6.7
28.8
22.3
14.7
27.2
1
33
170
130
124
133
0.2
5.6
28.8
22.0
21.0
22.5
ESTADO CIVIL
Soltero
Casado
Unión Libre
Divorciado
Separado
Viudo
337
93
63
21
6
2
64.6
17.8
12.1
4.0
1.1
0.4
368
116
76
18
5
2
62.9
19.8
13
3.1
0.9
0.3
NIVELSOCIOECONOMICO
Bajo
Medio
Alto
271
246
5
51.9
47.1
1.0
261
274
7
48.2
50.6
1.3
ESCOLARIDAD
Sin escolaridad
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria incompleta
Secundaria completa
Técnica incompleta
Técnica completa
Preparatoria incompleta
Preparatoria completa
Profesional incompleta
Profesional completa
4
48
76
117
132
12
13
61
31
16
9
0.8
9.2
14.6
22.5
25.4
2.3
2.5
11.8
6.0
3.1
1.7
6
42
65
123
142
9
7
104
42
28
13
1.0
7.2
11.2
21.2
24.4
1.5
1.2
17.9
7.2
4.8
2.2
OCUPACION
Sin ocupación
Ama de casa
Empleado o comerciante
Estudiante
Profesionista
Subempleado o eventual
111
11
192
64
3
140
21.3
2.1
36.9
12.3
0.6
26.9
111
20
189
101
12
147
19.1
3.4
32.6
17.4
32.6
25.3
1 Porcentaje calculado ajustando las respuestas omitidas.
Fuente: Ortiz A., Soriano A., Galván J. Junio/Noviembre del 2001. Sistema de Reporte de Información en
Drogas.Tendencias en el Area Metropolitana No.30 y 31. Ed. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
101
CUADRO 2
Uso de drogas alguna vez, último año y último mes por sexo
TIPO DE DROGA
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
f
24
15
351
10
153
320
2
47
29
24
311
235
%1
Masculino
%2
N = 525
Femenino
%3
%3
%2
USO ALGUNA VEZ EN LAVIDA
4.6
91.7
4.7
2.9
80.0
2.5
66.9
91.1
67.7
1.9
100.0
2.1
29.1
88.9
28.9
61.0
92.8
62.8
0.4
100.0
0.4
9.0
78.7
7.9
5.5
82.8
5.1
4.6
79.2
4.0
59.2
90.0
59.4
44.8
91.9
45.9
8.3
20
8.9
0.0
11.1
7.2
0.0
21.3
17.2
20.8
10.0
8.1
3.8
5.8
59.6
0.0
32.7
44.2
0.0
19.2
9.6
9.6
59.6
36.5
2.3
1.1
58.8
1.3
21.4
52.7
0.4
5.1
2.8
3.0
54.1
44.6
0.0
28.6
8.6
0.0
11.4
6.4
0.0
22.6
18.8
26.3
9.3
8.3
0.0
3.8
50.0
0.0
25.0
32.7
0.0
13.5
5.8
9.6
50.0
36.5
1.9
1.1
55.3
0.9
20.1
49.9
0.4
3.4
2.4
2.8
51.5
43.3
0.0
28.6
8.9
0.0
11.4
7.0
0.0
33.3
21.4
23.5
9.3
8.6
0.0
3.8
50.0
0.0
23.5
34.0
0.0
15.4
5.8
7.7
47.1
37.3
USO EN ELÚLTIMO AÑO
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
11
7
304
6
114
266
2
31
16
19
281
229
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
9
7
282
4
105
243
2
24
14
17
259
220
2.1
1.3
57.9
1.1
21.7
50.7
0.4
5.9
3.0
3.6
53.5
43.6
100.0
71.4
91.4
100.0
88.6
93.6
100.0
77.4
81.3
73.7
90.7
91.7
USO EN EL ÚLTIMO MES
1.7
100.0
1.3
71.4
54.8
91.1
0.8
100.0
20.4
88.6
48.2
93.0
0.4
100.0
4.6
66.7
2.7
78.6
3.2
76.5
50.9
90.7
42.6
91.4
1 Porcentaje calculado respecto a la muestra total (N).
2 Porcentaje calculado respecto al número de casos (f) de cada tipo de droga.
3 Porcentaje calculado respecto al número de casos (n) de cada sexo.
Fuente: Ortiz A., Soriano A., Galván J.Junio 2001. Sistema de Reporte de Información en Drogas.Tendencias en el Area
Metropolitana No.30. Ed. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
102
CUADRO 3
Uso alguna vez en la vida, último año y último mes por edad
f
TIPO DE DROGA
Hasta 11
años
12 a 14
años
15 a 19
años
20 a 24
años
25 a 29
años
30 años
ó más
%1
%1
%1
%1
%1
%1
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
24
15
351
10
153
320
2
47
29
24
311
235
USO ALGUNA VEZ EN LAVIDA
20.8
6.7
6.7
4.8
28.5
30.0
1.3
15.7
38.6
0.3
3.8
28.4
4.3
21.3
10.3
31.0
8.3
29.2
0.3
3.9
29.6
0.4
6.4
34.5
37.5
13.3
23.9
10.0
16.3
25.3
50.0
27.7
34.5
20.8
22.8
19.6
12.5
26.7
15.7
30.0
13.1
15.0
19.1
10.3
20.8
14.1
14.9
29.2
46.7
27.1
30.0
15.0
27.2
50.0
27.7
13.8
20.8
29.3
24.3
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
11
7
304
6
114
266
2
31
16
19
281
229
USO EN ELÚLTIMO AÑO
36.4
14.3
14.3
5.3
28.6
33.3
1.8
19.3
42.1
0.4
4.5
30.1
6.5
29.0
25.0
10.5
31.6
3.9
29.2
0.4
6.6
34.9
27.3
14.3
24.7
16.7
14.0
24.8
50.0
29.0
43.8
21.1
24.2
19.7
18.2
28.6
15.5
33.3
12.3
14.3
19.4
18.8
21.1
13.9
14.4
18.2
28.6
26.0
16.7
10.5
25.9
50.0
16.1
12.5
15.8
28.8
24.0
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
9
7
282
4
105
243
2
24
14
17
259
220
USO EN EL ÚLTIMO MES
33.3
14.3
14.3
5.0
29.4
50.0
1.0
21.0
42.9
0.4
4.9
30.5
8.3
33.3
14.3
11.8
35.3
3.5
30.1
0.5
6.8
35.9
33.3
14.3
25.5
13.3
24.3
50.0
25.0
50.0
17.6
25.1
19.5
22.2
28.6
15.6
50.0
11.4
14.8
16.7
21.4
23.5
14.3
14.5
11.1
28.6
24.5
10.5
25.1
50.0
16.7
14.3
11.8
27.0
22.7
1 Porcentaje calculado respecto al número de casos (f) de cada droga.
Fuente: Ortiz A., Soriano A., Galván J.Junio 2001. Sistema de Reporte de Información en Drogas.Tendencias en el Area
Metropolitana No.30. Ed. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
103
CUADRO 4
Uso de drogas alguna vez, último año y último mes por sexo
TIPO DE DROGA
f
%1
N = 591
Masculino
%2
%3
%2
Femenino
%3
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
32
14
381
10
170
365
5
68
39
24
354
274
USO ALGUNA VEZ EN LAVIDA
5.4
100.0
2.4
92.9
64.5
90.3
1.7
90.0
28.8
90.0
61.8
92.3
0.8
80.0
11.5
85.3
6.6
84.6
4.1
87.5
59.9
88.7
46.4
88.3
6.0
2.4
64.3
1.7
28.6
63.0
0.7
10.8
6.2
3.9
58.7
45.2
0.0
7.1
9.7
10.0
10.0
7.7
20.0
14.7
15.4
12.5
11.3
11.7
0.0
1.8
66.1
1.8
30.4
50.0
1.8
17.9
10.7
5.4
71.4
57.1
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
10
5
333
3
119
296
1
45
19
15
311
250
USO EN ELÚLTIMO AÑO
1.7
100.0
0.8
100.0
56.3
91.0
0.5
100.0
20.1
88.2
50.1
93.2
0.2
100.0
7.6
80.0
3.2
73.7
2.5
93.3
52.7
89.7
42.3
89.2
1.9
0.9
56.6
0.6
19.6
51.6
0.2
6.7
2.6
2.6
52.2
41.7
0.0
0.0
9.0
0.0
11.8
6.8
0.0
20.0
26.3
6.7
10.3
10.8
0.0
0.0
53.6
0.0
25.0
35.7
0.0
16.1
8.9
1.8
57.1
48.2
Alucinógenos
Anfetaminas y otros estimulantes
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
6
5
276
2
97
249
35
13
7
256
235
USO EN EL ÚLTIMO MES
1.0
100.0
0.8
100.0
48.1
90.9
0.3
100.0
16.6
86.6
43.0
93.6
6.0
77.1
2.2
76.9
1.2
100.0
44.8
89.8
40.3
88.9
1.1
0.9
48.3
0.4
15.8
44.6
5.1
1.9
1.3
44.5
39.6
9.1
13.4
6.4
22.9
23.1
10.2
11.1
46.3
23.2
28.6
14.5
5.4
47.3
47.3
1 Porcentaje calculado respecto a la muestra total (N).
2 Porcentaje calculado respecto al número de casos (f) de cada tipo de droga.
3 Pocentaje calculado respecto al número de casos (n) de cada sexo.
Fuente: Ortiz A., Soriano A., Galván J.Noviembre 2001. Sistema de Reporte de Información en Drogas.Tendencias en el
Area Metropolitana No.31. Ed. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
104
CUADRO 5
Uso alguna vez en la vida, último año y último mes por edad
f
TIPO DE DROGA
N= 591
Hasta 11
años
12 a 14
años
15 a 19
años
20 a 24
años
25 a 29
años
30 años
o más
%1
%1
%1
%1
%1
%1
Alucinógenos
Anfetaminas y otros Estim.
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
32
14
381
10
170
365
5
68
39
24
354
274
USO ALGUNA VEZ EN LAVIDA
25.0
7.1
50.0
3.7
24.4
50.0
0.6
11.8
41.2
0.3
4.9
30.4
40.0
1.5
30.9
10.3
28.2
25.0
0.3
4.2
28.0
0.4
5.5
31.0
34.4
26.2
10.0
21.2
21.9
40.0
29.4
23.1
29.2
21.8
19.0
12.5
21.4
22.8
20.0
14.7
17.8
20.0
14.7
23.1
33.3
22.6
22.3
28.1
21.4
22.8
20.0
10.6
24.7
23.5
15.4
12.5
23.2
21.9
Alucinógenos
Anfetaminas y otros Estim.
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
10
5
333
3
119
296
1
45
19
15
311
250
USO EN ELÚLTIMO AÑO
20.0
60.0
3.9
24.6
66.7
0.8
15.1
51.3
0.3
5.1
34.1
100.0
2.2
33.3
21.1
36.8
26.7
0.3
3.9
27.3
5.2
31.2
40.0
24.6
15.1
20.9
26.7
5.3
26.7
22.2
20.0
30.0
20.0
24.6
10.9
16.2
13.3
26.3
40.0
24.4
23.2
10.0
20.0
22.2
33.3
6.7
23.3
24.4
10.5
6.7
21.9
20.4
Alucinógenos
Anfetaminas y otros Estim.
Cocaína
Heroína
Inhalables
Mariguana
Otros opiáceos
Sedantes y tranquilizantes
Otras drogas médicas
Otras drogas no médicas
Alcohol
Tabaco
6
5
276
2
97
249
35
13
7
256
235
USO EN EL ÚLTIMO MES
33.3
60.0
3.6
23.9
100.0
1.0
13.4
53.6
4.0
34.1
34.3
15.4
38.5
42.9
0.4
2.7
29.7
5.1
31.5
16.7
23.9
13.4
19.7
22.9
28.6
21.1
19.6
33.3
40.0
26.1
11.3
16.9
14.3
38.5
28.6
23.4
23.0
16.7
22.5
7.2
25.3
28.6
7.7
22.7
20.9
1 Porcentaje calculado respecto al número de casos (f) de cada droga.
Fuente: Ortiz A., Soriano A., Galván J. Noviembre 2001. Sistema de Reporte de Información en Drogas.Tendencias en el
Area Metropolitana No.31. Ed. Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
105
106
107
108
109
Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones (SEED)
Pablo Kuri-Morales DIRECTOR GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA. SUBSECRETARÍADE PREVENCIÓNY PROTECCIÓNDELA SALUD
Carlos Alvarez-Lucas DIRECTORDE VIGILANCIA EPIDEMIOLÓGICADE ENFERMEDADES TRANSMISIBLES. DIRECCIÓN GENERALDE
EPIDEMIOLOGÍA
Patricia Cravioto DIRECTORADE INVESTIGACIÓNY EVALUACIÓN. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Esperanza García SUBDIRECTORADE INVESTIGACIÓNY EVALUACIÓN. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Fernando Galván JEFEDEL D EPARTAMENTODE ANÁLISISY MODELAJE MATEMÁTICO. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
Roberto Tapia-Conyer SUBSECRETARIODE PREVENCIÓNY PROTECCIÓNDELA SALUD. SECRETARÍADE SALUD
Metodología
INTEGRACIÓN DE LAINFORMACIÓN
El Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones (SEED) es el resultado de la coordinación entre
las áreas de la Dirección General de Epidemiología y de la Dirección General de Información y Evaluación
del Desempeño, para satisfacer las necesidades comunes en estos dos campos. El SEED es un sistema
que integra la captura de la información de los certificados de defunción que son expedidos en el país, procesa
y genera resultados para su análisis lo que permite a los usuarios la toma de decisiones en los diferentes
niveles técnico administrativos.
METODOLOGÍA
El objetivo principal para integrar la información de mortalidad es contar con información oportuna en intervalos
más cortos en los diferentes niveles de atención técnico administrativos (jurisdiccional, estatal y nacional),
para apoyar la vigilancia epidemiológica, la toma de decisiones y evaluar el impacto de los programas de
salud. La Secretaría de Salud dentro de su estructura ha trabajado coordinadamente con el Registro Civil y
con el INEGI, en el proceso de recolección y análisis de información de mortalidad.
El SEED está organizado en cuatro niveles:
— LOCAL: Participan todas las unidades que conforman el Sistema Nacional de Salud; en este nivel se
coordinan las acciones, principalmente del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica en el cual esta
inmersa la mortalidad.
— J URISDICCIONAL: Es responsable de integrar la información de los certificados de defunción y de la
recolección de los certificados, así como de iniciar las actividades de control de vigilancia epidemiológica
(revisión de causas sujetas a vigilancia, clasificación de certificados, cobertura, codificación, captura,
revisión y envío de la información).
— ESTATAL: Estructura orgánica y funcional responsable de la operación de los servicios de salud en el
ámbito geográfico y político de una entidad federativa, cuya infraestructura se organiza en jurisdicciones
sanitarias. En este nivel se concentra la información, se valida, verifica y generan los reportes finales.
— NACIONAL: Instancia o nivel técnico administrativo máximo del Sistema Nacional de Salud y de los organismos
que lo integran, cuyo ámbito de competencia comprende los servicios y su organización en todo el territorio
nacional. Es el que genera la normatividad, apoya la supervisión, asesora, concentra la información nacional,
la verifica y coordina con el INEGI (instituto que publica las cifras oficiales de mortalidad).
111
PRINCIPALES FUNCIONES
Nivel local
1. El médico responsable de la unidad o el responsable de estadística verifica que en todas las defunciones
registradas se cuente con el certificado de defunción lleno.
2. El médico responsable de la unidad o el responsable de estadística lleva el control estricto de los
certificados de defunción (recibidos, utilizados y disponibles).
3. El médico responsable de la unidad de nivel local de la SSArecoge y dota de certificados de defunción
a otras unidades institucionales.
4. El responsable de la unidad lleva a cabo la recolección y concentración semanal de los certificados de
defunción.
5. El epidemiólogo o responsable de la unidad selecciona, rectifica y/o ratifica causas sujetas a vigilancia
epidemiológica.
Nivel Jurisdiccional
1. El responsable de estadística lleva el control estricto de los certificados de defunción (recibidos, utilizados
y disponibles).
2. El responsable de estadística o el epidemiólogo llevan a cabo la recolección y concentración semanal
de los certificados de defunción en el registro civil.
3. El responsable de estadística llena la información de recolección de certificados de las oficialías.
4. El epidemiólogo selecciona los certificados que mencionan causas de muerte sujetas a vigilancia
epidemiológica y programas específicos.
5. El epidemiólogo integra la base de datos de mortalidad y la mantiene actualizada.
6. El jefe de la jurisdicción, el epidemiólogo y el responsable de estadística envían al nivel estatal certificados
de defunción debidamente requisitados, rectificaciones y ratificaciones de defunción y formatos de
vigilancia epidemiológica.
7. El jefe de la jurisdicción analiza mensualmente las bases de datos del SEED generada por el nivel estatal.
8. El jefe de la jurisdicción, el epidemiólogo y el responsable de estadística usan la información para la
evaluación y seguimiento de los programas.
Nivel Estatal
1. El responsable de estadística lleva el control estricto de los certificados de defunción en blanco, utilizados,
cancelados y dados de baja.
2. El epidemiólogo y el responsable de estadística supervisan el diagnóstico de la calidad del llenado de
certificados y su uso en la jurisdicción.
3. El codificador revisa el certificado y, cuando no exista codificador en la jurisdicción, también deberá
codificar los certificados de defunción y seleccionar la causa básica.
4. El área de estadística captura los certificados de defunción en el SEED cuando no exista forma de capturar
en la jurisdicción.
5. El responsable de estadística verifica y corrige la captura.
6. El responsable de estadística y el epidemiólogo validan la información procesada en el SEED.
7. El responsable de estadística y el epidemiólogo liberan mensualmente la información preliminar del SEED.
8. El secretario de salud estatal o equivalente, a través del responsable de estadística y el epidemiólogo
estatal, envían mensualmente la información del SEED al nivel nacional y jurisdiccional.
9. El responsable de estadística y el epidemiólogo dan a conocer la información mensualmente a los
responsables de los programas de salud.
10. El responsable de estadística y el epidemiólogo supervisan el cumplimiento de las actividades del nivel
jurisdiccional en torno al Sistema Estadístico y Epidemiológico de Mortalidad (SEED).
112
Nivel nacional
1. La Dirección General de Epidemiología y la Dirección General de Evaluación del Desempeño actualizan
la normatividad para el cumplimiento del SEED.
2. Se supervisan y asesoran de manera permanente las actividades del sistema.
3. Se integra mensualmente la información nacional del SEED para su manejo.
4. Se realiza coordinación periódica con el INEGI para la verificación de codificación, comparación de
estadísticas, ratificaciones y rectificaciones; así como la evaluación del sistema.
5. Se genera, analiza y entrega la información para la evaluación de los programas de salud, así como de
la vigilancia epidemiológica y programas prioritarios.
6. La integración de las bases de datos de cada una de las entidades federativas se realiza mensualmente
y contiene la información de las muertes registradas el mes anterior.
7. La recepción de la información se realiza vía electrónica y se integra al SEED, en el cual se realiza un
control y validación técnica de dicha información.
El SEED opera bajo la plataforma Windows y en ambiente red; los requerimientos del software son windows
3.x o posterior y librería de Foxpro versión 2.6
La información se obtiene del SEED a través de las claves que se manejan en la Clasificación Internacional
de Enfermedades décima revisión (CIE-10). La información de las muertes directas registradas por el uso
de drogas es de acuerdo con las claves de la CIE-10 recomendadas por la OMS. El análisis de la información
puede realizarse de acuerdo con las variables que se encuentran en el certificado de defunción (estado,
municipio, sexo, grupos de edad, escolaridad, ocupación, etc.). Es conveniente que el análisis de la mortalidad
por uso de drogas se realice separando a aquellas defunciones en las que estuvo involucrado el uso del
alcohol, de las que se trataban del uso de otras sustancias psicoactivas, puesto que su distribución por zonas
geográficas, edad y escolaridad es totalmente distinta.
113
Resultados 2001
El informe preliminar de las estadísticas, correspondientes a las defunciones ocurridas en el año 2001 en
nuestro país, incluye a poco más del 96% de las defunciones esperadas, por lo cual podemos considerar
que los datos presentes tendrán variaciones mínimas que no cambiarán significativamente su interpretación
cuando se incluya al 100% de los certificados de defunción.
Se han registrado en total 421,249 defunciones de las que 4,355 (1%) fueron codificadas (CIE-10) como
debidas al consumo de drogas, incluyendo alcohol y tabaco. De ellas, 92% correspondieron al género
masculino (4,024) y 8% al femenino (329), con una razón de masculinidad de 12:1; cuando excluimos al
alcohol y al tabaco, dejando sólo a las otras drogas esta razón disminuye a 5.7 hombres por cada mujer, y
en el caso del tabaco fallecieron 3.5 hombres por cada mujer; por el contrario, tratándose del alcohol la razón
de masculinidad se incrementó a 15:1, (cuadro n° 1).
Las defunciones debidas al uso del alcohol (3,812) ocuparon el primer sitio con tasa de 55.9 por millón de
habitantes mayores de quince años de edad, abarcado 87.5% de las defunciones debidas a sustancias
psicoactivas, seguidas por aquellas ocasionadas por el uso de otro tipo de drogas, con tasa de 5.4; en este
rubro el mayor número de defunciones se registró entre aquellos que consumían múltiples drogas seguidos,
en orden de frecuencia, por los que usaban opiáceos, cocaína y disolventes volátiles; en tercer lugar se ubicaron
los trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso del tabaco, con tasa de 2.5, (cuadro n° 1).
CUADRO 1
Mortalidad debida al uso de sustancias psicotrópicas. México 2001
SUBSECRETARÍA DE PREVENCIÓN YPROTECCIÓN DE LASALUD. DIRECCIÓN GENERALDE EPIDEMIOLOGÍA
CIE-18
C I AS S A
Masculino
f11
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de opiáceos
31
f12
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de cannabinoides
1
f13
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de sedantes o hipnóticos
1
f14
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de cocaína
14
f15
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de otros estimulantes, incluída la cafeína
2
f16
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de alucinógenos
1
f18
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de disolventes móviles
12
f19
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de múltiples drogas y al uso de otras
sustancias psicoactivas
218
x42
Envenenamiento accidental por, y exposición a narcóticos psicodislépticos (alucinógenos),
no clasificados en otra parte
16
x61
Envenenamiento autoinfligido intencionalmente por, y exposición a drogas antiepilépticas, sedantes,
hipnóticas, antiparkinsonianas y psicotrópicas, no clasificadas en otra parte
2
x62
Envenenamiento autoinfligido intencionalmente por, y exposición a narcóticos psicodislépsicos
(alucinógenos), no clasificados en otra parte
2
x85
Agresión con drogas, medicamentos y sustancias biológicas
2
y11
Envenenamiento por, y exposición a drogas antiepilépticas, sedantes, hipnóticas, antiparkinsonianas
y psicotrópicas, no clasificadas en otra parte, de intención no determinada
2
x12
Envenenamiento por, y exposición a narcóticos y psicodislépsicos (alucinógenos), no clasificados
en otra parte, de intensión no determinada
12
SUBTOTALDROGAS
318
Femenino
+
1
1
4
1
0
4
TOTAL
31
2
2
18
3
1
16
Tasa*
0.51
0.01
0.01
0.26
0.04
0.01
0.23
28
246
3.6
3
19
0.27
2
4
0.05
0
0
2
2
0.02
0.02
4
6
0.08
3
66
15
371
0.23
6.4
134
38
172
2.5
f17
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de tabaco
f10
x45
x65
x15
Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de alcohol
Envenenamiento accidental por, y exposición al alcohol
Envenenamiento autoinfligido intencionalmente por, y exposición al alcohol
Envenenamiento por, y exposición al alcohol, de intención no determinada
SUBTOTALALCOHOL
3,547
14
0
13
3,674
235
0
1
0
236
3,784
14
1
13
3,712
95.4
0.2
0.01
0.1
96.8
TOTAL
4,024
828
4,266
88.8
114
Las entidades con mayor mortalidad por consumo de alcohol, fueron: Oaxaca en el primer sitio, con 327
defunciones y tasa de 90.2 por millón de habitantes; Veracruz en segundo lugar, con 644 defunciones y tasa
de 90; el tercer lugar lo ocupó Hidalgo con 208 defunciones y tasa de 88.7; el estado de Puebla se situó en
cuarto lugar con 455 muertes y tasa de 87.1; el de Querétaro en quinto sitio con 123 defunciones y tasa de
84.8 y en el sexto lugar el estado de Guanajuato registrando 249 defunciones y tasa de 50. Por lo cual, la
mayor mortalidad por consumo de alcohol se ubica principalmente en el centro y sur del país. La tasa nacional
en ese año se ubicó en 37.7 por un millón de habitantes, la cual fue rebasada por los estados de Tlaxcala,
Aguascalientes, Zacatecas, Michoacán, Morelos y Chihuahua, además de las entidades federativas ya
mencionadas, (gráfica n°1).
Asimismo, los municipios con mayor mortalidad por uso de alcohol fueron: León del estado de Guanajuato
con 49 muertes; Puebla, del estado del mismo nombre, con 48 defunciones; Ciudad Juárez, Chihuahua, con
42 defunciones; San Luis Potosí, de la entidad con el mismo nombre con 39 muertes; Aguascalientes del
estado homónimo con 37 defunciones; y Mérida, Yucatán, con 30; es importante señalar que 57% de estos
municipios representan a la capital de su estado.
Cuando se excluyen alcohol y tabaco del análisis de la mortalidad por uso de drogas, el panorama cambia
y entonces vemos que son los estados del noroeste los que alcanzaron la tasa de mortalidad más elevada
con excepción de Campeche; en el año 2001 se registraron 371 defunciones por drogas, correspondiendo
el primer sitio al estado de Baja California con 122 defunciones y tasa de 49.9 por millón de habitantes,
siguiendo en orden de frecuencia Chihuahua con 109 muertes y tasa de 35, Sonora con 19 defunciones y
tasa de 8.3, Sinaloa con 17 defunciones y tasa de 6.8, y Campeche y Coahuila, ambos con tasa de 4.1 por
millón de habitantes y 3 y 10 defunciones respectivamente. La tasa nacional en este rubro fue de 3.7. Llama
la atención que en siete entidades (Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Hidalgo, Morelos, San Luis
Potosí y Tlaxcala) no se tienen registradas defunciones por este motivo, (gráfica n° 2).
Los municipios más afectados por defunciones a causa de uso de drogas, excluyendo alcohol y tabaco,
fueron Ciudad Juárez y Chihuahua del estado de Chihuahua con 82 y 15 defunciones respectivamente;
Tijuana, Mexicali y Ensenada, Baja California, con 51, 39 y 10 muertes respectivamente; Culiacán, Sinaloa,
con 12 defunciones; del estado de Sonora los municipios de San Luis Río Colorado con 10 defunciones y
Nogales con 5; finalmente, de Tamaulipas el municipio de Nuevo Laredo con 5 defunciones. Corresponden
todos estos municipios a la zona norte del país, concentrando entre ellos al 67.7% del total de las muertes
por esta causa.
115
Con referencia a los grupos de edad, cuando se trata de las defunciones debidas al uso de alcohol,
encontramos que las tasas más elevadas se ubican en los grupos de 45 a 64 y de 65 y más años de edad,
descendiendo en los grupos más jóvenes. Por el contrario, en las defunciones por el uso de drogas, las tasas
más elevadas se sitúan en los grupos de 25 a 44 años de edad y de 15 a 24, disminuyendo en edades
mayores (gráficas n° 3 y 4).
Respecto al nivel de escolaridad anotado en los certificados de defunción, en el análisis de aquellos debidos
al uso de alcohol, un porcentaje elevado de las personas fallecidas (29.3%) no tenía ningún grado de
escolaridad o no se obtuvo el dato, otra proporción similar (23.1%) habían cursado menos de tres años de
educación primaria, 14.6% de 3 a 5 años y 19.3% tenían completos sus estudios primarios. Por otro lado,
cuando en el análisis se refiere a las defunciones por drogas sin incluir alcohol y tabaco, la proporción de
personas que tenían completa su educación primaria se eleva a 30%, las que no tuvieron escolaridad disminuye
a 6% y en aquellos que estudiaron hasta niveles de secundaria o preparatoria, la proporción se incrementa
hasta 27% (cuadro n°2).
CUADRO 2
Muestras por consumo de drogas, tabaco y alcohol, según grado de escolaridad. México
2001
Escolaridad
Drogas
%
Tabaco
%
Alcohol
%
Total
%
Ninguna
23
6.2
66
38.4
1,118
29.3
1,207
27.7
Primaria < 3
27
7.3
39
22.7
880
23.1
946
21.7
Primaria 3 - 6
31
8.4
22
12.8
558
14.6
611
14.0
20.1
110
29.6
30
17.4
736
19.3
876
Secundaria o equivalente
Primaria completa
67
18.1
4
2.3
224
6.9
295
6.8
Preparatoria o equivalente
33
8.9
4
2.3
83
2.2
120
2.8
Profesional
11
3.0
4
2.3
64
1.4
69
1.6
Se ignora
69
18.6
3
1.7
169
4.2
231
5.3
371
100.0
172
100.0
3,812
100.0
4,355
100.0
Total
Fuente: Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones (SEED) 2001, DGE/SSA, información preliminar.
116
Conclusiones
En el año 2001, mediante la conjunción de las diversas fuentes de información participantes en elObservatorio
Mexicano en Tabaco, Alcohol y otras Drogas, incluidas en este reporte, se logró analizar un gran número de
eventos asociados al consumo de sustancias psicoactivas, identificando características sociodemográficas
y patrones de consumo, además de aportar una valiosa visión acerca de los diversos ángulos del dinámico
problema, de acuerdo con la población que atienden cada una de ellas. De esta manera, se constató que
solamente con la contribución de las diversas instituciones puede lograrse una percepción epidemiológica
completa de este fenómeno, cuya naturaleza es compleja y siempre cambiante.
Con base en los resultados anteriores, podemos concluir que el alcohol en primer lugar y la mariguana
en el segundo, persisten como drogas de inicio tanto en los jóvenes que acuden a los Centros de Integración
Juvenil (CIJ) como entre las personas que asisten a los Organismos No Gubernamentales (ONG). Por el
contrario, la droga que los lleva a buscar ayuda o tratamiento a la población de los CIJ de manera prioritaria
es la cocaína, seguida por la mariguana, y en los ONG son en primer sitio la cocaína y en el segundo la
heroína. En la población atendida por los ONG, sobre el tiempo de consumo de cocaína, la mayor proporción
tanto de hombres (65%) como de mujeres (74%) mencionaron tres o menos años de uso; por otra parte, esta
proporción disminuyó en mujeres a 59% y en hombres a 44% cuando se trató de heroína, lo cual nos sugiere
un mayor apego al consumo de la heroína y por ende una dificultad mayor para el tratamiento de recuperación.
En ambos casos se observa que las mujeres llegan más oportunamente a tratamiento, con menos años de
consumo.
En los menores infractores los delitos se cometieron principalmente bajo la influencia de mariguana,
alcohol e inhalables, en ese orden.
Es importante mencionar que varias instituciones (CIJ, ONG y servicios de urgencia hospitalaria)
coincidieron en que las personas acuden en su mayoría de forma voluntaria a buscar la ayuda o tratamiento.
En las instituciones de seguridad social, la sustancia reportada con mayor frecuencia en el Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) fue el alcohol, ocupando el segundo lugar múltiples drogas y otras
sustancias; el tabaco quedó en el sexto sitio al contrario de lo que ocurre en el Instituto de Seguridad y
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, cuyo primer lugar lo ocupó el tabaco, quizá influido por
la encuesta que sobre tabaco realizaron entre los usuarios de la institución, y el segundo el alcohol,
coincidiendo con el predominio del género masculino. En ambas instituciones cuando se trató de sedantes
o hipnóticos, la demanda de consulta por mujeres superó a la de los hombres. Los dos organismos concordaron
en que los grupos de edad más afectados, cuando se trató de alcohol, fue el de mayores de 40 años
desplazándose hacia edades más jóvenes cuando se referían a la atención por opioides, cannabinoides,
cocaína y drogas múltiples.
Con referencia a la atención de urgencias médicas, tanto en hospitales del IMSS como en los servicios
correspondientes a las ciudades integradas en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones
(SISVEA), el primer lugar lo ocuparon las urgencias por problemas de salud asociados al consumo de alcohol.
En el IMSS esta causa abarcó 91% del total de sus urgencias relacionadas con sustancias psicoactivas,
117
mientras que en los del SISVEAsólo alcanzaron 53%, ocupando otras drogas como los disolventes volátiles
(16%), cocaína (12%) y cannabinoides (10%) porcentajes de atención importantes. Es probable que al IMSS
acudan con mayor frecuencia las personas asociadas a drogas legales y aquellos “derechohabientes” cuyo
problema se relacione con el uso de alguna sustancia ilegal, acudan a otros tipos de servicios puesto que el
usuario tratará de evitar su identificación por las consecuencias en el ámbito laboral que de ello se podrían
originar.
De manera global, encontramos que el género masculino predomina en todos los reportes, quizá por los
modelos de conducta de nuestra sociedad en los que al hombre se le otorga una mayor libertad de acción
desde edades muy tempranas y se le impulsa hacia actividades externas del ámbito familiar. Los grupos de
edad más afectados se sitúan entre los menores de treinta años. La mayor proporción de las personas se
definieron como solteras, con nivel de escolaridad entre primaria y secundaria.
Al comparar los resultados del SISVEA del año 2001 con los de 1997, sobre la historia natural de las
drogas de mayor prevalencia, situándolos entre las personas que acuden a los CIJ, encontramos que en el
año 2001, con referencia a la mariguana, la proporción (10.8%) de aquellos que optaron por permanecer
como monousuarios disminuyó nueve puntos porcentuales. Se incrementaron por el contrario, también en
nueve puntos porcentuales (89.2%) los que pasaron a la inclusión de la segunda droga que al igual de lo
ocurrido en 1997 fue la cocaína la que ocupó el primer sitio (29.8%); de éstos los que incluyeron la tercera
droga aumentó a 77.9%; es decir, diez puntos porcentuales.
Al pasar a los inhalables, también encontramos una disminución de la proporción de jóvenes que
permanecieron como monousuarios, de 37.8% en 1997 a 23.7% en el año 2001. Al igual de lo que sucedió
con la mariguana, se incrementó el porcentaje de quienes decidieron consumir una segunda droga (62.2%
vs 76.3%) que en ambos años fue la mariguana. Al analizar la cocaína, el comportamiento fue similar a las
drogas ya mencionadas puesto que también se presentó un descenso en la proporción de los que
permanecieron como monousuarios; es decir, de 56.9% en 1997 a 48.9% en el 2001, asimismo, de 43.1%
que pasaron a consumir otra droga en 1997, para el año 2001 se incrementó a 51.9%. Esta información nos
sugiere que los jóvenes se están inclinando cada vez más a incluir otras drogas a su patrón de consumo
dentro de un amplio abanico de posibilidades.
Las diferencias entre las ciudades SISVEA del norte, centro y sur muestran que en la frontera norte se
encuentran establecidos patrones de consumo más graves, reflejados en la prevalencia de heroína como
droga de impacto sobre todo en las ciudades de Mexicali, Ciudad Juárez y Ensenada, resultados que se
refuerzan con la información del Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones, el cual registra
la tasa de mortalidad por drogas (excluyendo alcohol y tabaco) más elevada en los estados de Baja California,
Chihuahua, Sonora y Coahuila. La zona centro se caracterizó por la prevalencia de la cocaína como droga
de impacto en la mayoría de las ciudades que la integran y en las tres ciudades de la región sur, la droga de
impacto fue diferente en cada una de ellas sin que mencionen a la heroína.
Los resultados, proporcionados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, corroboran que
principalmente los estados de la región de la frontera norte del país y algunos estados del centro son los de
mayor prevalencia de uso de drogas, debido a que también se detectó en estos sitios la mayor incidencia
del uso de sustancias psicoactivas en los operadores del transporte.
Las dos fuentes analizadas sobre mortalidad, es decir, Servicios Médicos Forenses (SEMEFO) y el
Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones (SEED) aportan datos diferentes. La información
de los cuestionarios del SISVEAse obtiene directamente al recibir en los SEMEFO a la persona fallecida, lo
que permite captar las diversas causas de las muertes violentas definiendo a aquellas que estuvieron asociadas
al consumo de sustancias psicoactivas.
Por su parte el SEED se limita a registrar la información vertida en los certificados de defunción que con
frecuencia sólo reportan la causa básica de la misma, por lo cual, si extrapolamos de los SEMEFO la proporción
de muertes por accidentes, suicidios y homicidios que estuvieron asociadas al consumo de drogas (37.7%)
118
a las defunciones por estas causas registradas por el SEED (41,836) resulta que, tomando con cautela estos
datos, aproximadamente 15,772 muertes violentas ocurridas en el país estuvieron asociadas a drogas,
incluyendo al alcohol, mostrándonos un panorama más grave que las 4,355 defunciones notificadas por el
SEED en el 2001, como asociadas a drogas.
La mayor proporción de las muertes registradas tanto en los Servicios Médicos Forenses como en el
Sistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones se asociaron al consumo de alcohol.
En comparación con años anteriores, en el 2001 se aprecia una ligera disminución en el uso de la mayor
parte de las sustancias analizadas; sin embargo, se confirma la tendencia al aumento del consumo de cocaína
y metanfetamina.
En particular, sobre la información presentada por los Centros de Integración Juvenil, con cobertura
prácticamente nacional, se confirman las tendencias de modificación de la forma del uso de drogas detectadas
desde inicios de la década de 1990 entre la población solicitante de tratamiento en CIJ. Ésta presenta, según
lo reportado aquí mismo, características particulares de abuso y dependencia a sustancias propiamente
dicha. Estas tendencias confirman el uso creciente de cocaína documentado en encuestas en hogares y con
estudiantes de educación media, y probablemente asociado también al aumento del uso de depresores con
utilidad médica (debido, en particular, al uso combinado de cocaína con sustancias como el Rohypnol) a
mediados de la década. Sin embargo, debe también destacarse la clara disminución del uso de solventes
inhalables y, más recientemente, de mariguana, lo cual lleva a la cocaína a situarse como sustancia de mayor
consumo entre la población atendida en el nivel nacional y, en particular, en ciudades como Guadalajara,
Ciudad Juárez y la Ciudad de México.
De igual modo debe subrayarse, como problema emergente, el aumento y diseminación —con pautas
similares a las mostradas por el consumo de cocaína diez años atrás— del uso de metanfetamina, inicialmente
circunscrito a población atendida en ciudades de la frontera noroccidental (donde en la actualidad
prácticamente está sustituyendo al uso de cocaína). Esta sustancia se expande principalmente en población
atendida en unidades de CIJ situadas en estados de la costa Pacífico y la Ciudad de México. Así mismo, a
pesar de que el consumo de heroína tiende a mantenerse relativamente estable (con tasas de uso menores
a las reportadas por pacientes atendidos en centros de tratamiento no gubernamentales), presenta altas
tasas de uso entre la población atendida en Tijuana y otras ciudades del norte de la república, específicamente
en Ciudad Juárez, donde muestra un sostenido incremento.
Por último, destaca la existencia de claras diferencias regionales. La población atendida en el sur y centro
de la república presenta un relativo rezago en las tendencias observables en el nivel nacional entre la población
atendida en el norte, occidente del país y en la Ciudad de México.
De lo anterior se desprende la necesidad de aplicar programas de tratamiento y de prevención específica
por sustancias, cuyos contenidos se ajustan a las características del problema en las diferentes regiones del
país, destacando la necesidad de enfrentar el aumento de metanfetamina en las regiones noroccidental y
occidental del país, así como en la Ciudad de México, y de heroína en el norte de la república (en particular
en Tijuana, Mexicali y Ciudad Juárez).
Por lo que se refiere a los datos obtenidos con la población atendida en 2001, destacan las altas tasas de
uso registradas en los casos de cocaína, mariguana, inhalables,crack, metanfetamina y tranquilizantes menores,
así como la alta proporción de casos que refirieron haber utilizado dos o más sustancias ilícitas o que presentaron
síntomas de abuso y dependencia, reflejando una creciente complejidad del patrón de consumo.
Cabe subrayar que, descontando el uso inicial de alcohol y tabaco, la cocaína fue reportada por una alta
proporción de casos como droga ilícita de consumo inicial, al tiempo que constituye la droga de mayor impacto,
particularmente entre la población masculina atendida. Sin embargo, no sería aconsejable omitir que el uso
inicial de solventes inhalables es mayor entre la población de menor edad, máxime considerando que la
población solicitante de los servicios de CIJ presenta una menor edad que la atendida en otros centros de
tratamiento y, por consecuencia, una temprana edad de inicio.
119
En cuanto a la comparación del patrón de consumo entre hombres y mujeres, los datos reflejan una
menor gravedad del mismo en el caso de las mujeres, lo cual puede asociarse con el hecho de que ellas
tienden a acudir más tempranamente a tratamiento (véase, por ejemplo, que en los grupos de menor edad
la razón de hombres por mujer atendida es menor y que el promedio de edad de ingreso a tratamiento de
las mujeres es menor, siendo la edad del inicio en el uso de drogas ilícitas similar en ambos sexos).
Entre los indicadores que reflejan esta menor severidad del uso de drogas entre mujeres puede citarse
un menor porcentaje de usuarias de dos o más drogas, tanto en la categoría de uso alguna vez en la vida
como en la de uso en los 30 días previos; así como una proporción más baja de casos de uso problemático
o de dependencia, y un menor uso de crack, alcohol, mariguana, inhalables, cocaína y heroína.
Por el contrario, diversos indicadores señalan una complicación del consumo de drogas entre las mujeres
y la necesidad de instrumentar programas de atención con enfoque de género. Entre estos indicadores
pueden citarse la mayor proporción de mujeres que inician el uso de drogas ilícitas con sustancias como la
metanfetamina, los tranquilizantes menores y el Rohypnol; la existencia de tasas iguales de uso de tabaco
alguna vez en la vida, y de porcentajes similares o mayores de uso alguna vez en la vida de drogas como la
metanfetamina, los tranquilizantes menores, alucinógenos y Rohypnol, con diferencias incluso menores en
el caso de su uso reciente.
FUTURAS ACCIONES
Un punto de discusión es la clasificación de las sustancias donde las instituciones participantes emplean
criterios diferentes que funcionan de acuerdo con las finalidades específicas de cada cual; sin embargo, esto
tiene una utilidad limitada cuando se pretende hacer comparaciones interinstitucionales y obtener un
diagnóstico general. Lograr la clasificación homogénea de sustancias adictivas sería una meta a plantear.
Así mismo, es necesario encontrar una manera de ampliar la base de indicadores y estandarizar algunas
variables esenciales como por ejemplo los grupos de edad, la escolaridad, la ocupación, etc., además de los
patrones de consumo, que permita hacer comparaciones entre las instituciones y finalmente entre los países
participantes.
120
GLOSARIO
Abuso: Es el consumo de una droga en forma excesiva, persistente o esporádica, incompatible o sin relación con
la terapéutica médica habitual.
Adicción: Es la necesidad que desarrolla un organismo de una situación, un objeto, o de consumir una sustancia
para experimentar sus efectos y de cuya presencia física depende para seguir funcionando.
Adicto o farmacodependiente: Persona con dependencia a una o más sustancias psicoactivas.
Alcohol etílico o etanol: Es un depresor primario y continuo del SNC.
Alucinógenos: Sustancias que producen alteraciones mentales, emocionales y del comportamiento, semejantes
a las que caracterizan a las psicosis, con desorganización de la personalidad. Suelen provocar alucinaciones,
es decir, falsas impresiones sensoriales.
Análisis: Procedimiento metodológico que permite determinar alguna sustancia o analito
Análisisconfirmatorio: Procedimiento analítico que permite ratificar las muestras presuntamente positivas, mismo
que es independiente del análisis presuntivo pero que garantiza mayor confiabilidad y exactitud en el resultado.
Actualmente la cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas (CG/EM) se considera la única
técnica autorizada de confirmación que permite identificar a la droga o a sus metabolitos con precisión.
Análisis presuntivo: Análisis inicial que permite discriminar entre muestras negativas y muestras presuntamente
positivas que deberán confirmarse con alguna técnica de confirmación.
Análisis toxicológico: Procedimiento basado en una metodología que permite determinar la presencia de una
droga o sus metabolitos en diferentes muestras biológicas. En el caso de la D.G.P.M.P.T. determina en orina
las siguientes drogas o sus metabolitos.
Analito: Sustancia susceptible de ser analizada.
Cocaína: Potente estimulante del SNC que produce aumento del estado de alerta, sentimientos intensos de euforia,
inhibición del apetito y de la necesidad de dormir.
Cadena de custodia: Procedimiento que documenta la integridad, manejo y traslado de cada una de las muestras
que se someten a un análisis toxicológico. Esta cadena de custodia se inicia con la toma de la muestra y
continúa hasta la emisión del resultado. Contiene datos específicos que permiten identificar la fecha y sitio de
la toma y claves numéricas, para identificar la muestra en el laboratorio sin conocer el nombre del donador,
medios que participaron en el transporte de la muestra, recepción en el laboratorio, análisis, retención de la
muestra y desecho.
Consumo de sustancias psicoactivas: Rubro genérico que agrupa diversos patrones de uso y abuso de estas
sustancias, ya sean medicamentos o tóxicos naturales, químicos o sintéticos.
Control de calidad: Procedimientos empleados para evaluar en cualquier momento el desarrollo de los análisis y
garantizar que la respuesta esté dentro de límites establecidos de calidad.
Droga: Se define como aquella sustancia que modifica la percepción, la sensación, el estado de ánimo y la actividad
tanto física como mental.
Droga de impacto: Se entiende como la droga que el paciente identifica con más capacidad para producirle efectos
negativos (problemas), ya sea en el área de salud, familiar, legal o laboral, que motiva principalmente la demanda
de tratamiento.
Droga de inicio: De acuerdo con la información aportada por el propio paciente, se refiere a la primera droga
consumida.
Droga de uso actual: Se entiende como la droga que el paciente refiere en uso al momento de la entrevista.
Drogas ilegales: Llamadas también no médicas o duras, se definen como aquellas sustancias cuyo uso médico
es nulo o no comprobado, pero se consumen para alterar intencionalmente el funcionamiento del SNC.
Heroína: potente opioide, semisintético, derivado de la morfina, tiene efectos eufóricos y analgésicos muy potentes
y un potencial adictivo más alto que cualquier otro analgésico narcótico.
Historia natural del consumo de drogas: Se refiere a información proporcionada por los centros de tratamiento,
destaca que la mayoría de los pacientes que acudieron buscando atención eran poliusuarios de drogas y
también que compartían ciertas características que se pueden identificar reconstruyendo la historia que han
seguido en el consumo de drogas. Este proceso inicia estableciendo cuál fue la primera droga de elección del
adicto y cuál fue la segunda, tercera, cuarta y así sucesivamente cada droga de su preferencia. Según la
primera droga seleccionada es posible detectar con cuál droga continuará.
121
Inhalables o solventes: Hidrocarburos solventes volátiles que se obtienen del petróleo y del gas natural, que
tienen efectos psicotrópicos similares a los de otras sustancias sedantes e hipnóticos, generalmente producen
distorsiones sensoriales y perceptuales temporales.
Laboratorio de toxicología: Establecimiento público que tiene como fin practicar estudios toxicológicos, en términos
del Reglamento de Medicina del Transporte, para garantizar que los operadores no sean consumidores y/o no
se encuentran bajo los efectos de sustancias de abuso al inicio, durante y/o al final del desarrollo de sus
actividades.
Mariguana: Alucinógeno leve, que induce un sentimiento de relajación, desinhibición emocional, distorsiones
perceptuales y sensoriales, inhabilidad cognitiva y motora.
Monousuario: Consume solamente un tipo de droga.
Muestra: Porción representativa de algún fluido, tejido u órgano proveniente de un donador.
Patrón de consumo: Se refiere a las características del modo o forma con que el consultante mantiene el consumo
o uso de un determinado tipo de droga(s) y el orden consecutivo de las diferentes sustancias consumidas
desde su inicio.
Poliusuario: Consume dos o más tipos de drogas.
Sitio de colección: Lugar designado por la D.G.P.M.P.T. en el que los individuos a examinar cuentan con las
facilidades para proporcionar una muestra para su análisis.
Tabaco (Nicotina Tabacum): Es una planta que presenta propiedades narcóticas gracias a un alcaloide denominado
nicotina y que se utiliza para fumar, masticar o aspirar. Tiene efectos estimulantes en el SNC.
122
REFERENCIAS
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en Centros de Integración Juvenil (1990-1997). En. De Agostini Ch (comp.). Con ganas de vivir... Una vida sin violencia es
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124
4
Las encuestas con estudiantes
Una población protegida en constante riesgo
Jorge Ameth Villatoro Velázquez INVESTIGADORDEL INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE
LA FUENTE
MUÑIZ
María Elena Medina-Mora Icaza DIRECTORADE INVESTIGACIONES EPIDEMIOLÓGICASY PSICOSOCIALES
INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE LA FUENTE M UÑIZ
INTRODUCCIÓN
Las investigaciones en escuelas en México se realizan desde 1976 y han permitido mantener un monitoreo
constante del comportamiento del consumo de drogas en esta población. El Instituto Nacional de Psiquiatría
Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM) y la Secretaría de Educación Pública (SEP), han sido las instituciones
precursoras de estos esfuerzos, a los que cada día se suman más instituciones, estados y municipios
interesados en la evaluación de la problemática en este segmento de la población.
Los estudios de esta naturaleza han permitido conocer qué nuevas drogas se están utilizando en este
grupo y cómo diversos aspectos de su situación social y personal afectan su decisión de consumir drogas.
Los resultados, en general, han mostrado incremento en el consumo en esta población; sin embargo, diversos
estudios señalan que si los adolescentes permanecen en la escuela es un factor que los protege y, en
comparación con los adolescentes que ya no están estudiando, su consumo es menor.
Aun con este hallazgo y con el objetivo adicional de incrementar el papel de protección que brinda la
escuela, la SEP ha estado reforzando y actualizando su Programa de Educación Preventiva Contra las
Adicciones (PEPCA) y su estrategia general de prevención, en aras de apoyar a sus estudiantes y ofrecerles
alternativas de desarrollo más saludables ante el consumo de drogas.
Ante la necesidad de desarrollar e instrumentar programas locales de prevención para la disminución
del consumo de sustancias, en diversas partes del país se han llevado a cabo, en un primer momento,
diagnósticos situacionales del consumo de drogas. Estos datos, junto con la información de otras fuentes de
cada comunidad, ayudarán a cristalizar mejor los esfuerzos en materia preventiva. En el presente volumen
del Observatorio se presentan 6 trabajos de estos diagnósticos
En el primero de ellos, se presentan datos de la encuesta del Distrito Federal realizada en noviembre del
2000 por el INPRFM y la SEP. En esta ocasión, se muestran los datos de consumo de tabaco, con los
resultados interesantes de que la experimentación de esta sustancia ha disminuido, aunque el porcentaje
de usuarios regulares se mantiene constante. En contraparte, también los datos de este estudio muestran
cómo ha disminuido la edad en que los adolescentes comienzan a consumir esta droga.
El segundo trabajo, estudio colaborativo entre los Centros de Integración Juvenil (CIJ) y las autoridades
educativas del estado de Nuevo León, señala que el consumo de drogas, alcohol y tabaco se presenta
principalmente en los hombres y en los estudiantes que se encuentran trabajando. Además, la droga de mayor
preferencia fue la mariguana. El estudio también muestra un perfil que nos dice que los usuarios de drogas
presentan baja competencia social, más trastornos psicopatológicos y de la conducta; tienen un uso inadecuado
de su tiempo, menor adherencia a la escuela y se vinculan en mayor medida con redes sociales disfuncionales.
El conocimiento de este perfil es un preámbulo importante en el desarrollo de una estrategia preventiva.
En tercer lugar, se presenta el trabajo desarrollado por el Instituto de Educación Preventiva y Atención
de Riesgos (INEPAR), que contiene los resultados de dos estudios, el primero realizado en colaboración con
el Colegio de Bachilleres y que permite ver, al comparar con los datos obtenidos de hace 15 años, cómo ha
125
crecido en forma importante el consumo de sustancias en esta población, en especial la cocaína. El segundo
estudio colaborativo con una universidad del interior del país, muestra el alto consumo de anfetaminas en
una institución de enseñanza superior.
El cuarto trabajo, en el que colaboran la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) en su sistema de
bachillerato, la Secretaría de Salud de Querétaro, el INPRFM y la SEP, utiliza el mismo instrumento que las
encuesta de la Ciudad de México, donde se encontró que la mariguana, la cocaína y los tranquilizantes son
las drogas de más alta preferencia en esta población y que el mayor consumo se da en los hombres. De la
misma forma, la mayoría de los adolescentes consumidores son más bien experimentadores. Cuando los
autores analizan sus resultados a la luz del estudio estatal realizado hace 10 años, encuentran que ha habido
un incremento en el consumo, aunque sus índices de consumo son menores que los de la Ciudad de México.
El trabajo de Rioverde, SLPes uno de los primeros esfuerzos municipales por tener su propio diagnóstico
del consumo de drogas y en el que participaron muchas instituciones del Municipio y del Estado, junto con
el INPRFM y la SEP. En este estudio, los responsables usaron el mismo instrumento que el de la Ciudad de
México y entre sus principales hallazgos encontraron, en forma similar a Querétaro, que la mayoría de los
usuarios están experimentando con las drogas. Las drogas de mayor consumo en esta población son los
tranquilizantes, la mariguana y la cocaína. Los niveles de consumo en este municipio están por debajo del
consumo de la Ciudad de México; no obstante lo cual, vemos que en está población se ha incrementado la
problemática asociada al consumo de drogas.
Finalmente, se presenta el trabajo de Cd. Guzmán, Jal., en que participaron la Universidad de Guadalajara,
CIJ y la SEPestatal. En este estudio, que emplea el mismo instrumento que el de Nuevo León, se encontró
que la mayoría de sus adolescentes comienzan a experimentar con drogas y que el efecto que este consumo
ha tenido en su esfera social, interpersonal y personal es mínimo. Además, en esta población también se
presenta un patrón de consumo similar a los otros estudios con un consumo principalmente experimental,
donde las drogas de preferencia son la mariguana, los tranquilizantes y los estimulantes.
A continuación se presentan los trabajos antes señalados para que el lector pueda observar, en forma
más detallada, los datos y conclusiones que se expresan en cada uno de ellos.
126
CONCLUSIONES GENERALES
La importancia de contar con un diagnóstico actualizado radica en que permiten monitorear la evolución del
problema de interés a lo largo del tiempo. Además, los resultados que de él se derivan y del análisis de
diversos factores con el consumo de drogas, permiten instrumentar programas de prevención basados en
el comportamiento de la comunidad a la que está dirigido.
En este contexto, los diversos trabajos que aquí se han presentado tienen como principal punto de partida
lo expresado en el párrafo anterior, y nos presentan el comportamiento de la problemática de interés en las
comunidades donde se realizó el estudio.
Los datos de los diversos trabajos en su conjunto señalan un incremento consistente en el consumo de
drogas, especialmente de la cocaína y de los tranquilizantes y las anfetaminas. Especialmente, el trabajo con
los estudiantes de bachillerato muestra cómo ha evolucionado esta problemática en los últimos 15 años.
En el estudio de tabaco se muestra un hallazgo importante que indica que el consumo de esta sustancia
ha disminuido o, de manera más precisa, son menos los adolescentes que están experimentando con estas
sustancias. Hallazgo motivante y que debe llevar a evaluar cuáles son los factores que han incidido en este
decremento con objeto de reforzar las acciones que están relacionadas. Los estudios en las ciudades de
provincia muestran que aunque ha habido incremento en el consumo de drogas, éste no llega a ser tan
elevado como el de la Ciudad de México. Además, los resultados de esta ciudad indican que es cada vez
menor la brecha entre los porcentajes de consumo de los hombres y de las mujeres, e incluso en las escuelas
particulares el abuso de alcohol llega a ser mayor en las adolescentes; sin embargo, en provincia vemos
cómo, aunque hay una proporción importante de mujeres consumidoras, dicha brecha aún se mantiene.
Por otro lado, también se señala en los estudios que ha disminuido la edad de inicio del consumo de
drogas, aspecto preocupante, principalmente porque la disminución se liga con el incremento en la probabilidad
de usar sustancias más adictivas.
Estos hallazgos, junto al conocimiento de qué variables sociales, interpersonales y personales están más
relacionadas con el consumo de sustancias, como se analizan en varios trabajos, son fuentes importantes que
retroalimentan los distintos programas de prevención de nuestro país. En estos esfuerzos conjuntos, el incidir
en postergar la edad de inicio del consumo, el iniciar el trabajo preventivo desde la infancia (además de la
adolescencia) y con la participación de la familia para fomentar la comunicación y la confianza entre sus miembros,
y trabajar sobre la creación de espacios de desarrollo alternativos libres de drogas para nuestros niños y
adolescentes, son tareas prioritarias que debemos fomentar en nuestros programas preventivos.
127
128
¿Qué ha cambiado en el consumo de tabaco
de los estudiantes de secundaria de la Ciudad de México?*
Jorge Ameth Villatoro Velázquez INVESTIGADORDEL INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE
LA FUENTE
MUÑIZ
María Elena Medina-Mora Icaza DIRECTORADE INVESTIGACIONES EPIDEMIOLÓGICASY PSICOSOCIALES.
INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE LA FUENTE MUÑIZ
Clara M. Fleiz Bautista INVESTIGADORDEL INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE
LA FUENTE
MUÑIZ
Nancy G. Amador Buenabad JEFEDEL DEPARTAMENTODE ORIENTACIÓNY CAPACITACIÓN. DIRECCIÓNDE SALUD ESCOLAR,
SUBSECRETARÍADE SERVICIOS EDUCATIVOSPARAEL DISTRITO FEDERAL
Patricia Bermúdez Lozano DIRECTORADE SALUD ESCOLAR, SUBSECRETARÍADE SERVICIOS EDUCATIVOS PARAEL DISTRITO
FEDERAL
Francisco L. Juárez García INVESTIGADORDEL INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE
LA FUENTE M UÑIZ
INTRODUCCIÓN
El consumo de tabaco en México ha ido en aumento, de acuerdo con los estudios en población general
(Medina-Mora, Peña, Cravioto, et al., 2002). Adicionalmente, se ha considerado que la edad de inicio en el
consumo de drogas y, en especial, del tabaco ha disminuido; aunque no se cuenta con reportes formales
que constaten directamente esta evidencia. Lo que si se ha documentado es el hecho de que el tabaco es
una de las principales drogas con las que se inicia el consumo, al igual que los inhalables y el alcohol, y que
iniciar el consumo de tabaco a edades más tempranas es factor de riesgo para que se consuman otras drogas
como la mariguana y la cocaína (Medina-Mora, op cit.)
En el contexto de los estudiantes de nivel medio y medio superior de México (7º a 12º), se ha visto que
la experimentación con el tabaco es amplia (más del 50% de la población lo ha consumido) y que la venta a
menores de edad, tanto de cajetillas como de cigarros sueltos es una práctica frecuente a pesar de estar
prohibida legalmente (Berenzon, Medina-Mora, Villatoro, et al., 1999).
También se ha señalado que la percepción de riesgo asociada a esta sustancia, al igual que sucede con
el alcohol, es mucho menor que la reportada con otras drogas, lo que facilita que los adolescentes
experimenten con ella (Villatoro, Medina-Mora, Rojano, et al., 2002).
Al considerar estos aspectos, en el presente trabajo se tienen dos objetivos. Por un lado, analizar cómo
ha evolucionado el consumo de tabaco en la población escolar de secundaria y, por otro, saber cómo ha
evolucionado la edad de inicio en el consumo de esta droga.
MÉTODO
La metodología empleada en las diferentes mediciones realizadas en el DF fueron muy similares (Rojas,
Medina-Mora, Villatoro, et al., 1996, Medina-Mora, Rojas, Juárez, et al., 1993, Villatoro, Medina-Mora, Cardiel,
et al., 1999 y Villatoro, Medina-Mora, Rojano, et al., 2002), con objeto de facilitar la evaluación de las tendencias
en el consumo de drogas, alcohol y tabaco, y de los cambios en los factores de riesgo asociados al consumo
de dichas sustancias. El levantamiento de datos del último de estos estudios se llevó a cabo en noviembre
del 2002.
Su marco muestral han sido los registros oficiales de la SEPen las escuelas de enseñanza media y media
superior, que se encuentran en una base de datos computarizada. El diseño de muestra ha sido estratificado,
bietápico y por conglomerados, la variable de estratificación fue el tipo de escuela: secundarias, bachilleratos
y escuelas técnicas o comerciales a nivel bachillerato. Las unidades de selección en la primera etapa fueron
las escuelas y después el grupo escolar al interior de éstas. Se planeó por conglomerados (grupos) con la
intención de aprovechar de la mejor manera los tiempos de los aplicadores y disminuir costos de trabajo de
•
Proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología # 30827-H y por el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente
Muñiz, proyecto # 4320.
129
campo. En las encuestas de 1989 y de 1991 es posible obtener resultados representativos sólo para el global
de la Ciudad de México y para los estudios de 1997, y del 2000 las muestras fueron adicionalmente
representativas a nivel delegacional. La muestra obtenida de grupos y alumnos es autoponderada por delegación,
con objeto de facilitar el mecanismo de estimación y el procesamiento de datos.
El instrumento ha sido previamente validado y sus indicadores principales se han mantenido en las
diversas encuestas, además de que se basan en los indicadores propuestos por la OMS, lo que permite
hacer comparaciones internacionales.
El diseño operativo de las encuestas, en términos globales, incluye un coordinador central, tres
supervisores y 30 encuestadores. El curso de capacitación que se les proporciona dura alrededor de 18
horas, e incluye aspectos conceptuales relacionados con las adicciones, los antecedentes y los objetivos del
proyecto, el manejo del cuestionario y las instrucciones para la aplicación y la selección de los grupos. Se
pone especial cuidado en que los encuestadores sepan trasmitir instrucciones que garanticen a los alumnos
la confidencialidad y el anonimato de sus respuestas.
RESULTADOS
A lo largo de estos estudios se observa que el consumo de tabaco en estudiantes ha disminuido tanto en
hombres como en mujeres, considerando las 3 prevalencias de consumo. Asimismo, en todos los estudios
se muestra que el consumo es menor en las mujeres, aunque la brecha entre uno y otro sexo ha disminuido
con el tiempo (Gráfica 1, 2 y 3).
Cuando se analiza cómo ha cambiado la edad de inicio, considerando como punto de corte a los 10 años,
se observa que el 18.3% de los fumadores se ha iniciado en ese rango de edad y el porcentaje se ha
incrementado con el tiempo a casi el doble en los hombres. Este incremento es menor en el caso de las
mujeres (Gráfica 4).
Al tomar como punto de corte el haber iniciado antes o a los 12 años de edad (Gráfica 5), el 64% del total
de fumadores se ha iniciado en ese rango de edad, y el incremento es de casi el doble tanto en hombres
como en mujeres. De hecho, a partir de este dato, se puede deducir que la edad de inicio para el consumo
de tabaco en las mujeres es entre 11 y 12 años (52.1% de las fumadoras).
Otro aspecto importante a señalar es que la mayoría de los adolescentes fumadores, compran los cigarros
en la tienda, principalmente, sin que requieran la identificación (26.4% hombres y 22.8% mujeres). El siguiente
lugar donde consiguen los cigarrillos es en derredor de la escuela (8.1% hombres y 8.6% mujeres). Dentro
de la escuela y en la casa de otras personas fueron los lugares donde se reportó que menos se conseguían
(Gráfica 6).
CONCLUSIONES
Los principales hallazgos señalados por este estudio indican que el consumo de tabaco ha disminuido
levemente en esta población, llegando a observarse niveles cercanos de consumo a los que se registraban
en 1989. En este contexto, es necesario explorar el impacto de las diversas campañas preventivas sobre el
mantenimiento y la disminución de los niveles de consumo en esta población.
Es interesante señalar que la mayoría de estos adolescentes inician su consumo de tabaco antes de los
12 años y una parte importante lo hace antes de los 10, aspecto que debe trabajarse mucho en las estrategias
de prevención ya que se ha mostrado que a medida que se inicia más temprano el consumo del tabaco, se
incrementa altamente la probabilidad de consumir otras sustancias como la mariguana o la cocaína (MedinaMora, Peña-Corona, Cravioto, et al., 2002)
Adicionalmente, aun cuando la norma legal indica claramente la prohibición de vender cigarros a menores
de edad en estadios, bares, supermercados y en todo tipo de expendios, la mayoría de adolescentes reporta
que la forma más frecuente de obtenerlos es en las tiendas. Ante ello, vale la pena reforzar los mecanismos de
control y verificación que permitan cumplirla, con objeto de disminuir su consumo y posibles consecuencias.
130
131
REFERENCIAS
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drogas en los estudiantes? Resultados de la encuesta de estudiantes: Medición otoño del 2000. Salud Mental, 25 (1): 43-54.
132
Uso de drogas y factores psicosociales asociados entre estudiantes
de educación media básica del estado de Nuevo León
David B. Díaz-Negrete SUBDIRECTORDE INVESTIGACIÓN DE CENTROSDE INTEGRACIÓN JUVENIL
Jorge L. Arellánez-Hernández SUBJEFE DEL DEPARTAMENTODE INVESTIGACIÓN PSICOSOCIALDE CENTROSDE INTEGRACIÓN
JUVENIL
Juana del C. Martínez-Treviño COORDINADORADEL P ROGRAMADE PREVENCIÓNDE
DE LA SECRETARÍADE
LAS A DICCIONES
EDUCACIÓN DE NUEVO LEÓN
INTRODUCCIÓN
El presente texto incluye hallazgos de una encuesta levantada en 2000 con estudiantes de educación
secundaria de Nuevo León, por la Secretaría de Educación de Nuevo León y la Subdirección de Investigación
de Centros de Integración Juvenil (CIJ).
Según la Encuesta Nacional de Adicciones 1998 [1], la prevalencia total del uso de drogas ilícitas en
Monterrey (4.2%) resulta menor a la registrada en el nivel nacional (5.3%), si bien la prevalencia en el último
mes (1.1%) resulta superior a la nacional (0.8%). Por otro lado, de acuerdo con la última encuesta nacional
del consumo de drogas en la comunidad estudiantil, realizada en 1991 [2], 3.7% de los estudiantes de
enseñanza media de Nuevo León había utilizado drogas alguna vez en la vida (8.2% en el nivel nacional) y
0.75% en el último mes (2.0% en el nivel nacional).
Los datos obtenidos con usuarios de drogas en tratamiento en CIJ de la ciudad de Monterrey reflejan
altas tasas de uso de mariguana, disminución del uso de inhalables y aumento del de cocaína, metanfetamina
y heroína. Sin embargo, se registran tasas de uso de cocaína y metanfetamina alguna vez en la vida menores
que en el nivel nacional (63.0% contra 71.4% y 2.6% contra 8.2%, respectivamente, según datos de 2000)
y porcentajes relativamente altos de uso de mariguana (75.7% contra 63.4%), depresores con uso médico
(26.3% contra 19.7%) e inhalables (54.8% contra 35.2%) [3].
MÉTODO
La encuesta cuyos resultados se exponen aquí se levantó con una muestra probabilística, bietápica y
estratificada de 6,200 estudiantes. El 51.6% de los casos fueron hombres y 48.4%, mujeres; la edad promedio
fue de 13.3 años (DE=1.4).
En primer lugar, se presenta la prevalencia del uso de sustancias (tabaco, bebidas alcohólicas, drogas
ilícitas y con utilidad médica usadas fuera de prescripción y esteroides anabólicos) y la comparación de tasas
de prevalencia en función de variables sodiodemográficas. En segundo lugar, se presentan variables familiares
y su relación con el consumo de drogas ilícitas, determinada con base en razones de posibilidades (RP) cuya
significación estadística fue establecida mediante chi cuadrada. Por último, se incluyen las diferencias entre
estudiantes usuarios de drogas ilícitas y no usuarios en función de la severidad de trastornos psicosociales
identificados mediante el Drug Use Screening Inventory, versión revisada. Desarrollado por R. Tarter y cols. y
previamente utilizado con estudiantes en México [4, 5], el DUSI-R mide la severidad de trastornos en diez
dominios y en un índice global [6, 7]. Para fines de la encuesta, los trastornos se calificaron en una escala de
cero a diez (ausencia de trastornos a trastornos de alta severidad), en las escalas de trastornos de conducta y
psicológicos, baja competencia social, baja adherencia escolar, vínculo con redes sociales disfuncionales, uso
inadecuado del tiempo libre y consumo de sustancias. Cinco de estas escalas arrojaron índices de confiabilidad
iguales o superiores a 0.7; las de conducta y uso del tiempo libre registraron coeficientes aún aceptables de
0.65 y 0.62, respectivamente, mientras que para la escala global se obtuvo un coeficiente de 0.92.
133
RESULTADOS
PREVALENCIADELCONSUMO DE SUSTANCIAS
El consumo de tabaco alguna vez en la vida afectaba al 37.5% de los casos; el de bebidas alcohólicas, al
20.4%. La prevalencia del uso de drogas ilícitas alguna vez en la vida ascendió a 7.6%, destacando
principalmente el consumo de mariguana, cocaína, solventes inhalables, tranquilizantes menores y
anfetaminas. Así mismo, 20.3% señaló haber utilizado tabaco en los últimos 12 meses, mientras que el
consumo de alcohol en este lapso se registró en el 13.2% de los casos; la prevalencia anual de drogas
ilegales alcanzó un 4.9%. Finalmente, el uso de alcohol y tabaco en los últimos 30 días mostró una prevalencia
de 12.5% y 7.5%, respectivamente, mientras que 3.2% refirió haber utilizado sustancias ilegales en este
lapso [Tabla 1].
El uso de sustancias registra diferencias significativas entre hombres y mujeres, con tasas más altas
entre la población masculina. Estas diferencias pueden observarse tanto por lo que se refiere al consumo
de alcohol y tabaco como al de drogas ilícitas, en las tres categorías de prevalencia [Tabla 2]. También se
observa que el consumo tiende a aumentar en las tres categorías de prevalencia, conforme aumenta la edad,
de modo que en los jóvenes de 15 y 16 años o más, el consumo de drogas ilícitas registra tasas que
prácticamente duplican a las observadas en el grupo de 12 años o menos, mientras que en el caso de drogas
legales estas diferencias aumentan de acuerdo con la categoría de prevalencia.
Puede apreciarse, por otra parte, que la prevalencia del uso de sustancias fue más alta entre los
estudiantes que trabajaban además de estudiar, que entre quienes disponían de tiempo completo para el
estudio; la tasa de uso de sustancias ilícitas alguna vez en la vida entre los primeros supera en cerca de
cuatro puntos porcentuales a la de los segundos, y llega a duplicarla en el caso del uso actual.
USO DESUSTANCIASENTRE LOS PADRES, VIOLENCIADOMÉSTICA Y CONSUMO DE DROGAS
El consumo de alcohol o tabaco en ambos padres fue referido por 19.2% de los usuarios y 11.4% de los no
usuarios. El 44.8% de los usuarios señaló su uso en el caso del padre (vs. 42.0% de los no usuarios) y 3.6%
en el de la madre (3.8%). Puede estimarse, así, que los jóvenes cuyos padres (uno o ambos) utilizan alcohol
o tabaco tienen un riesgo 60% mayor de entrar en contacto con drogas ilícitas que aquéllos cuyos padres
no los usan (RP=1.6). Más aun, el uso de drogas ilícitas en ambos padres fue referido por el 10.4% de los
usuarios contra 2.9% de los no usuarios; sólo en el caso del padre por el 4.9% (vs. 1.7%) y sólo en el caso
de la madre por el 3.2% (vs. 1.5%); de manera que los casos en que alguno o ambos padres usan drogas
ilegales presentan un riesgo 2.5 veces más alto de consumir drogas ilícitas (RP=3.5).
Por otro lado, 36.8% de los usuarios (vs. 19.0% de los no usuarios) señaló el intercambio de insultos y
palabras altisonantes en su familia (RP=2.5); mientras que 52.4% (vs. 35.6%) indicó el intercambio frecuente
de gritos (RP=1.9). El 16.9% de los usuarios ( vs. 7.2%) refirió inclusive la existencia de golpes entre los
integrantes de su familia (RP=2.6); en tanto que 9.9% (vs. 4.8%) reportó altercados violentos y riñas con
daño físico (RP=2.2).
TRASTORNOS DEAJUSTE PSICOSOCIAL Y CONSUMODE DROGAS
La evaluación de trastornos de ajuste psicosocial, entre estudiantes usuarios de drogas ilícitas alguna vez en
la vida y no usuarios realizada mediante el DUSI-R, indica la existencia, en los últimos 12 meses, de alteraciones
más severas entre los primeros, quienes presentan un índice global de severidad de 3.9, contra un índice de
2.9 de los no usuarios. Destacan las diferencias encontradas en las áreas de uso inadecuado del tiempo libre,
trastornos de conducta, baja adherencia escolar y vinculación con redes sociales disfuncionales [Tabla 3].
134
CONCLUSIONES
Si se toma como base la encuesta del consumo de drogas entre la población estudiantil del estado de Nuevo
León de 1991 [2], los datos de la presente encuesta reflejan un aumento del uso de drogas ilícitas,
observándose, sin embargo, tasas de prevalencia más bajas que las registradas en otras encuestas realizadas
con estudiantes [4]. Del mismo modo, los datos reflejan el aumento del consumo de cocaína, metanfetamina
y heroína, registrado en la Encuesta Nacional de Adicciones de 1998 y en estudios con usuarios de drogas
en tratamiento [1, 5]. Puede corroborarse también que el consumo de sustancias es mayor entre los hombres,
que se incrementa conforme aumenta la edad y que no disponer de tiempo completo para el estudio puede
constituir un factor de riesgo.
Con base en los datos de composición y problemática familiares, se detecta una relación entre el consumo
de drogas alguna vez en la vida con la existencia de consumo de sustancias por parte de uno o ambos padres
y con distintas manifestaciones de violencia doméstica. También debe destacarse la existencia –previamente
documentada [4, 5]– de una mayor relación del uso de drogas con trastornos de control de impulsos,
agresividad y acting out; con una baja motivación por el estudio, ausentismo y bajo desempeño escolar;
además, la vinculación con grupos de pares donde prevalecen actitudes desviantes, conductas antisociales
y el propio consumo de drogas, factores que deben ser considerados como factores de alto riesgo para el
uso de drogas entre la población estudiantil.
TABLA 1
Prevalencia del consumo de sustancias psicoactivas entre estudiantes
del sistema de educación pública del estado de Nuevo León (%)
Alguna vez
Último año
Último mes
Tabaco
37.5
20.3
12.5
Alcohol
20.4
13.2
7.5
Cualquier droga ilegal*
7.6
4.9
3.2
Mariguana
2.1
1.1
0.7
Solventes inhalables
1.6
0.9
0.6
Cocaína
1.7
1.0
0.7
Crack (cocaína de base libre)
1.0
0.5
0.5
Tranquilizantes menores
1.5
0.9
0.6
Anfetaminas
1.2
0.7
0.5
Alucinógenos
0.5
0.4
0.3
Metanfetamina
0.4
0.3
0.2
Éxtasis (MDMA)
0.8
0.5
0.3
Heroína
0.7
0.5
0.4
Esteroides anabólicos
1.0
0.8
0.3
Otras sustancias
1.1
1.0
0.8
* Incluye sustancias con utilidad médica usadas fuera de prescripción.
135
TABLA 2
Prevalencia del consumo de sustancias psicoactivas según características sociodemográficas (%)
Prevalencia total
Prevalencia anual
Prevalencia actual
Tabaco
Alcohol
Drogas
ilegales
Tabaco
Alcohol
Drogas
ilegales
Tabaco
Alcohol
Drogas
ilegales
9.1
23.4
17.1
6.0
15.6
10.6
4.0
Sexo
Hombres (n=3,169)
42.7
25.4
Mujeres (n=2,993)
32.1
15.0
6.1
17.0
9.1
3.7
9.2
4.0
2.3
Edad
≤12 años (n=1,095)
20.0
9.0
5.4
8.4
5.5
3.2
3.9
2.2
2.0
Ocupación
13 años (n=1,625)
30.5
15.1
7.3
15.1
8.9
4.7
7.8
4.2
3.2
14 años (n=1,867)
41.7
22.5
7.4
22.5
14.8
4.7
13.6
8.0
2.8
15 años (n=1,081)
48.9
30.5
9.1
29.2
20.2
5.7
20.5
12.7
3.6
≥16 años (n=531)
51.2
29.6
10.2
30.3
21.1
6.8
20.7
13.7
4.7
Estudia (n=5,199)
35.6
18.6
7.1
18.7
12.0
4.4
11.0
6.7
2.6
Estudia y trabaja (n=911)
49.0
31.0
10.8
29.9
20.4
7.7
21.3
12.0
6.3
TABLA 3
Índices de severidad de trastornos psicosociales entre estudiantes usuarios de drogas ilícitas
alguna vez en la vida y no usuarios, por dimensiones del DUSI-R
No usuarios
Usuarios
t (p<0.000)
Baja competencia social
3.05
3.59
5,665
Uso de sustancias
0.72
1.66
9,885
Trastornos psicopatológicos
3.76
4.71
10,348
Uso inadecuado del tiempo libre
3.39
4.48
11,585
Trastornos de conducta
4.35
5.32
11,931
Baja adherencia escolar
2.51
3.60
12,768
Vínculo con redes sociales disfuncionales
3.07
4.67
14,182
Índice global de severidad
2.94
3.87
15,535
REFERENCIAS
1. Secretaría de Salud, Consejo Nacional contra las Adicciones. El consumo de drogas en México. Diagnóstico, tendencias, acciones.
México, Secretaría de Salud, Consejo Nacional contra las Adicciones, 1998.
2. Medina-Mora ME et al. Encuesta nacional sobre el uso de drogas entre la comunidad escolar 1991. México, Secretaría de
Educación Pública, Instituto Mexicano de Psiquiatría, 1992.
3. CIJ, Subdirección de Investigación. Reporte estadístico del uso de drogas entre pacientes de primer ingreso a tratamiento en
CIJ durante 2000. México, CIJ, Informe de investigación 01-01b, 2001.
4. CIJ, Subdirección de Investigación. Ajuste psicosocial y consumo de drogas. México, CIJ, Informe de investigación 97-27, 1999.
5. Matsuí-Santana O, Sánchez-Sucilla M. Uso de sustancias psicoactivas en estudiantes de educación media del estado de Jalisco.
México, Universidad de Guadalajara, Secretaría de Educación de Jalisco, 2000.
6. Tarter RE, Hegedus AM. The Drug Use Screening Inventory. Its applications in the evaluation and treatment of alcohol and other
drug abuse. Alcohol Health and Research World 1991; 15(1): 65-75.
7. Kirisci L, Mezzich A, Tarter R. Norms and sensitivity of the adolescent version of the Drug Use Screening Inventory. Addictive
Behaviors 1995; 20(2): 149-157.
8. Villatoro J, Medina-Mora ME, Rojano C, Fleiz C, Villa G, Jasso A, Alcántar MI, Bermúdez P, Castro P, Blanco J. Consumo de
drogas, alcohol y tabaco en estudiantes del Distrito Federal: medición otoño 2000. INP-SEP. México, 2001.
9. Diaz DB, Balanzario MC, Castillo I, Gutiérrez A, García R. Uso de drogas entre pacientes de primer ingreso a tratamiento en
Centros de Integración Juvenil. En: Medina-Mora ME (coord.). Observatorio Epidemiológico en Drogas: El fenómeno de las
adicciones en México 2001. México, Secretaría de Salud, 2001.
136
Prevalencias en el consumo de drogas en muestras de estudiantes (2001-2002)
Ma. Elena Castro INSTITUTO DE EDUCACIÓN PREVENTIVAY ATENCIÓNDE RIESGOS A. C. INEPAR
Jorge Llanes INSTITUTO DE EDUCACIÓN PREVENTIVAY ATENCIÓNDE RIESGOS A. C. INEPAR
Gerardo Macias UNIVERSIDADDE AGUASCALIENTES. DEPARTAMENTO DE SALUD PÚBLICA.
CENTRODE CIENCIAS BIOMÉDICAS
INTRODUCCIÓN
El levantamiento sistemático de muestras representativas de estudiantes, informa oportunamente sobre
prevalencias específicas a nivel local y/o de subsistema educativo, que pueden variar en forma significativa
de las cifras observadas con estudiantes a nivel nacional. Por ello es muy importante convertir este tipo de
monitoreos de muestras locales a través de encuestas con estudiantes para conocer variaciones, tendencias,
aparición de nuevas preferencias, nuevos patrones de consumo y desde luego factores de riesgo asociados.
MÉTODO
A finales de 2001 y principios de 2002, el INEPAR investigó dos muestras de estudiantes: una en la Ciudad
de México con alumnos de enseñanza media superior y otra en algunos puntos de la república con estudiantes
de enseñanza superior de más de 18 años.
El tipo de muestreo fue aleatorio simple, con una fracción de muestreo y tomando como unidad del mismo
al grupo escolar. Para la muestra de nivel bachillerato se estudiaron 1317 estudiantes de un universo de
90,017. Fueron seleccionados dos grupos de cada plantel de los turnos matutino y vespertino, distribuídos
en el total de 20 planteles que forman el subsistema de enseñanza media superior en la Ciudad de México.
Para la muestra de universitarios, se aplicaron 699 inventarios en un universo de 9,163 estudiantes.
Conocer el consumo de drogas en estas dos muestras de estudiantes forma parte de la observación
sistemática en poblaciones especiales, para comparar los patrones de consumo y las prevalencias entre
adolescentes propiamente dichos (bachillerato) y jóvenes mayores de educación superior. Por otra parte, en
el subsistema de enseñanza media superior de la Ciudad de México, ya se había aplicado un cuestionario
con las mismas preguntas sobre drogas en 1985. En los planteles de dicho subsistema no se había realizado,
hasta ahora, ninguna intervención sistemática de educación preventiva sobre drogas, solamente algunas
acciones aisladas por lo que los datos que se reportan permitan apreciar con precisión la magnitud con que
ha crecido el problema en los últimos 15 años. Debido a que en este momento el subsistema de bachillerato
ya ha iniciado sus actividades preventivas, las mediciones de los próximos años permitirán observar la
efectividad de las intervenciones en el mismo.
Se aplicó el Inventario de Riesgo- Protección para Adolescentes (IRPA), que contiene 131 preguntas,
investiga datos demográficos y 119 conductas de riesgo distribuidas en las áreas de consumo de sustancias
y conducta antisocial, eventos negativos de la vida y estilo de vida. El Inventario tiene estudios de confiabilidad
y validez que dan cuenta de la estabilidad de sus mediciones, de su validez factorial y de la consistencia en
las respuestas a cada reactivo (Margain, M 1999, INEPAR, 2002). Las aplicaciones de este inventario ofrecen
la posibilidad de realizar un seguimiento epidemiológico en muestras de jóvenes a nivel local y nacional
(Llanes, J, 2001, INEPAR-SEP, 2000, INEPAR 1995-2002).
137
RESULTADOS
PREVALENCIAS
Las prevalencias de consumo para el uso alguna vez en la vida y para el último mes (Tablas 1 y 2) confirman
que la mariguana continúa en la preferencia de los adolescentes. Sin embargo, llama la atención en la muestra
de jóvenes universitarios que el porcentaje de uso alguna vez en la vida para las anfetaminas es aún mayor
que el de mariguana, de tal manera que ocupa el primer lugar, con un 13.3 %; este consumo incluye el uso
de metanfetaminas como la tacha y el éxtasis.
Un foco rojo de alerta surge al observar las tendencias del consumo entre adolescentes y jóvenes referidos
a drogas como la cocaína, la heroína y las anfetaminas, por su alto poder adictivo, por su vía de administración
(inhalada o inyectada) y por la peligrosidad y ausencia de control en el proceso de fabricación para el caso
de las metanfetaminas. Los hombres siguen consumiendo algunas drogas en mayor proporción que las
mujeres, pero ellas empiezan a desarrollar patrones característicos a cierto tipo de sustancias muy peligrosas,
como es el caso del éxtasis o las tachas (metanfetaminas y otro tipo de anfetaminas) así como de los
tranquilizantes y los sedantes.
TENDENCIAS
Un dato muy importante de observar es el crecimiento del consumo en el lapso de 15 años, en poblaciones
de estudiantes que no han recibido prevención sistemática. (Gráficas 1 y 1a). La cocaína creció del 0.8% al
6.1%; es decir el consumo alguna vez en la vida sufrió un incremento de hasta el 700%, que podríamos
considerar como el costo que se vive por haber normalizado en las escuelas, los hogares y la comunidad “la
cultura del riesgo” y no “la cultura de la prevención”.
FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS
Estos datos se complementan con otros observados en las dos muestras sobre la relación predictiva entre
el consumo de sustancias y otras conductas de riesgo.
En la muestra de los planteles de bachillerato se detectaron modelos predictivos para el consumo de
sustancias con valor de R cuadrada de .60 y de correlaciones múltiples de .78, que definen como conductas
de riesgo entre los estudiantes comportamientos como: tener un mayor número de amigos que consumen
droga, un mayor número de parejas sexuales, más de dos noches de recreación a la semana, relaciones
sexuales, experiencias desagradables asociadas al consumo de drogas y alcohol de otras personas, repetir
el ciclo escolar, manifestar consumo de drogas en familiares, tomar parte en riñas y forzar cerraduras.
En la muestra de universitarios se obtuvo un modelo predictivo similar al de enseñanza media; sin embargo,
se añaden como conductas de riesgo: la venta de mariguana y otras drogas, no contar con empleo y el tener
dinero disponible para uso personal.
Este Modelo obtuvo una R cuadrada (valor predictivo) de .49 y una correlación múltiple de .70.
CONCLUSIONES
Esto quiere decir que no sólo la adicción debe preocuparnos sino también el uso experimental, ya que está
fuertemente asociado a otras conductas de riesgo de tipo antisocial, de inadecuado ejercicio de la sexualidad
y del tiempo libre que señalan la urgencia de que la organización familiar, escolar y de barrio aprenda a “hacer
comunidad”, para lograr que lo normal en nuestra convivencia diaria sea la protección y no el riesgo.
AGRADECIMIENTOS
Se agradece muy especialmente a la Lic. Ma. Elena Saucedo, Directora del área de Servicios Académicos del
Colegio de Bachilleres, en la Ciudad de México, por su apoyo e interés para llevar a cabo el diagnóstico y la
intervención preventiva con el Modelo Chimalli, en los 20 planteles de la capital del país. El análisis de datos
estuvo a cargo de Adriana Carreño Balleza y Arturo Bautista, miembros del equipo de investigación del INEPAR.
138
BIBLIOGRAFÍA
— Castro, ME; Rojas, ME; De la Serna, J. “Estudio epidemiológico sobre uso de drogas y problemas asociados entre la población
estudiantil que asiste a los colegios de bachilleres” Salud Mental, V.11 No 1, 36-47 marzo de 1988.
— Castro, ME & Llanes, J. “Estudio nacional de consumo de drogas en la población usuaria de la preparatoria abierta”.
Observatorio Epidemiológico en drogas. El fenómeno de las adicciones en México. Secretaría de Salud. 2001.
— Margain, M. “IRPA: un instrumento epidemiológico para la medición de conductas de riesgo-protección psicosocial en
poblaciones de adolescentes y jóvenes”. Psicología Iberoamericana. Nueva Época Universidad Iberoamericana. Departamento
de Psicología. Prevención del uso indebido de drogas Vol. 7, No 4, diciembre de 1999.
— INEPAR, Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos A. C. “Bases de datos en muestras de poblaciones
estudiantiles y en planteles escolares”. 1995 – 2002”.
— INEPAR, SEP. “Perfil de Riesgos Psicosociales de Jóvenes que estan en Contacto con el Sistema Abierto SEP – DGB,
Estudio Nacional”. 2000.
TABLA 1
Prevalencias por droga y sexo, en estudiantes de enseñanza media superior
de la Ciudad de México
ALGUNA VEZ
% Hombres % Mujeres
n = 1,317
DROGA:
% Total
ÚLTIMO MES
% Hombres % Mujeres
% Total
Mariguana
17.6
6.7
11.8
5.4
2.4
3.8
Anfetaminas
8.3
7.4
7.8
2.4
3.7
3.1
Inhalables
7.7
4.1
5.8
3.6
1.3
2.4
Tranquilizantes
4.2
5.7
5.0
1.8
3.0
2.4
Sedantes
2.6
3.8
3.3
1.8
1.6
1.7
Cocaína
8.6
4.0
6.2
3.1
1.3
2.1
Heroína
2.4
1.0
1.7
1.5
0.6
1.0
Opiáceos
1.1
1.0
1.1
1.0
0.7
0.8
Alucinógenos
2.6
1.6
2.1
1.5
1.0
1.2
Otra Droga
1.8
1.0
1.4
1.3
1.3
1.3
ÚLTIMO MES
% Hombres % Mujeres
% Total
TABLA 2
Prevalencia por droga y sexo en estudiantes de enseñanza superior
en ciudades del interior de la República
ALGUNA VEZ
% Hombres % Mujeres
n = 699
DROGA:
% Total
Mariguana
20.1
4.8
11.9
4.3
1.3
2.7
Anfetaminas
10.8
15.5
13.3
2.8
2.9
2.9
Inhalables
1.5
1.9
1.7
0.9
Tranquilizantes
8.6
11.2
10.0
2.2
1.1
1.6
Sedantes
5.9
7.5
6.7
1.5
0.8
1.1
Cocaína
14.8
3.2
8.6
2.2
1.1
1.6
Heroína
0.6
0.3
0.3
0.4
0.1
Opiáceos
1.9
0.5
1.1
0.3
0.1
Alucinógenos
6.2
1.9
3.9
0.9
0.4
Otra Droga
1.9
0.9
1.9
0.6
139
140
El consumo de drogas en estudiantes de bachillerato
del estado de Querétaro
Miguel Ángel Martínez Caballero RESPONSABLEDEL PROGRAMADE ALCOHOLISMOY ABUSO DE BEBIDAS A LCOHÓLICAS. SSQ
Alejandra Garfías Vargas JEFEDE ÁREADE ORIENTACIÓNY PSICOLOGÍA, DIRECCIÓNDE PREPARATORIA, UAQ
Roberto Cíntora Almanza DIRECTOR DE PREPARATORIAS, UAQ
Jorge Ameth Villatoro Velázquez INVESTIGADORDEL INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE
LA FUENTE
MUÑIZ
Ma. Elena Medina-Mora Icaza DIRECTORADE INVESTIGACIONES EPIDEMIOLÓGICASY PSICOSOCIALES.
INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RAMÓNDE LA FUENTE MUÑIZ
INTRODUCCIÓN
Este estudio pasa a formar parte de las mediciones epidemiológicas que desde hace dos décadas realizan
el Instituto Nacional de Psiquiatría y la Secretaría de Educación Pública y que, por primera vez se realiza en
el estado de Querétaro en un trabajo conjunto entre la Secretaría de Salud del estado y la Universidad
Autónoma de Querétaro de esta Entidad Federativa.
En Querétaro, como se ha señalado antes, se tiene como único diagnóstico el realizado en la encuesta
nacional de estudiantes de 1991, (Medina-Mora, y cols., 1993), donde se obtuvo que para el consumo alguna
vez, el 2.4% de los hombres y el 0.9% de las mujeres han consumido mariguana, en cocaína, el consumo
fue del 0.6% para los hombres y no hubo consumo para las mujeres, en inhalables el consumo fue del 8.4%
y de 1.8% respectivamente, en tranquilizantes fue de 2.4% y de 2.4%, respectivamente, y de anfetaminas
fue de 3% y de 3.2%, respectivamente.
De esta forma, el presente estudio tiene como finalidad conocer las prevalencias del uso de drogas
ilegales de los estudiantes de bachillerato de la Universidad Autónoma de Querétaro, a casi 10 años del
último diagnóstico.
MÉTODO
En este estudio se aplicó al total de la población de estudiantes de bachillerato de la UAQ, inscritos para el
semestre de agosto del 2000 a enero del 2001, en los planteles norte, sur y en el de San Juan del Río. Lo
que dio un total de 4417 estudiantes, de los cuales el 53.2% fueron mujeres,
Este estudio utilizó el mismo cuestionario que la investigación de 1997 realizada en el Distrito Federal
(Villatoro, Medina-Mora, Cardiel, et al., 1999). Cabe destacar que los indicadores de consumo son los mismos
que se han utilizado en las diversas encuestas de estudiantes, incluido el levantamiento de datos del 2000.
El diseño operativo de la encuesta fue similar al del DF, se trabajó con 15 encuestadores y 5 supervisores
y dos coordinadores, los supervisores y los coordinares se instalaron en los diferentes planteles con objeto
de apoyar a los encuestadores quienes fueron capacitados para el manejo del cuestionario y del grupo escolar,
el curso de capacitación duró un total de 16 horas e incluyó aspectos conceptuales relacionados con las
adicciones, antecedentes y los objetivos del proyecto, el manejo del cuestionario y las instrucciones para su
aplicación. Se puso especial cuidado en que los encuestadores supieran transmitir instrucciones que
garantizaran a los alumnos la confidencialidad y absoluto anonimato de sus respuestas. Una vez aplicados
los cuestionarios, los encuestadores tuvieron a su cargo la verificación de las respuestas; el procedimiento
fue supervisado por el coordinador central y por los supervisores.
RESULTADOS
Los principales resultados de consumo indican que la droga de mayor consumo es la mariguana (6.2%) y le
sigue la cocaína (5.0) y los tranquilizantes (4.0%) (Tabla 1). Al desglosar los resultados por sexo, los hombres
muestran prevalencias mayores en todos los casos que las mujeres (Tabla 2). En cuanto a las preferencias,
141
los hombres prefieren la mariguana (10.2%), la cocaína (8.3%) y las anfetaminas (3.4%); en tanto, las mujeres
prefieren los tranquilizantes (4.5%), la mariguana (2.7%) y las anfetaminas (2.5%).
Si observamos el número de ocasiones (Tabla 3) que han consumido drogas, constatamos que la mayoría
de los adolescentes muestran un patrón de consumo experimental ya que más del 60% de los adolescentes
sólo las ha probado de 1 a 5 veces.
Al analizar los datos con relación a lo reportado en la Ciudad de México, se observa que el consumo de
sustancias en Querétaro es inferior para el consumo alguna vez en la vida de mariguana, cocaína, crack e
inhalables. No obstante, importa señalar que las prevalencias encontradas, en especial en el caso de los
hombres, son elevadas.
CONCLUSIONES
Como puede observarse por los resultados obtenidos, el consumo de drogas es un problema cotidiano para
un grupo importante de nuestra población adolescente, situación que indica estilos de vida con factores de
riesgo presentes de forma significativa.
Es importante tomar en cuenta la evolución de las preferencias de consumo, similares a las del Distrito
Federal, donde es la mariguana la droga de mayor preferencia entre los hombres; le sigue la cocaína y las
anfetaminas, en tanto, las mujeres prefieren primero los tranquilizantes, luego la mariguana y al final las
anfetaminas. Sin embargo, los índices de consumo son menores a los del Distrito Federal, aunque se han
incrementado con relación al estudio realizado en Querétaro en 1991.
Los resultados indican también que la población está iniciando el consumo en edades más tempranas,
aunque afortunadamente la mayoría de los usuarios son experimentales.
El estudio señala que aunque la escuela es un espacio protector en contra del consumo, es necesario
fortalecer la promoción de conductas saludables en los ámbitos en que se desenvuelve el adolescente lo
que resulta de gran relevancia para su sano desarrollo.
Como ha sido señalado por otras encuestas (Villatoro, Medina-Mora, Fleiz,et al., 1999), resulta apremiante
abrir espacios para esta población, en particular brindar opciones saludables de desarrollo en las que el
individuo ocupe su tiempo libre como son:
Al ampliar la función protectora de la escuela, el docente se convierte en un pilar importante, lo que obliga
a desarrollar un trabajo preventivo conjunto donde los padres no pueden quedar fuera.
Es necesario trabajar con el docente para sensibilizarlo y capacitarlo sobre el papel tan importante que
juega para los estudiantes, no sólo como proveedor de conocimientos sino como guía y fuente de apoyo
personal ante los problemas que enfrentan, sobre todo si el entorno familiar del adolescente no es muy
propicio para su desarrollo.
REFERENCIAS
— Medina-Mora, ME.; Rojas, E.; Juárez, F.; Berenzon, S.; Carreño, S.; Galván, J.; Villatoro, JA; López, EK.; Olmedo, R.; Ortiz, E.
y Ñequis, G. (1993): Consumo de sustancias con efectos psicotrópicos en la población estudiantil de enseñanza media y media
superior de la República Mexicana. Salud Mental. 16, 3:2-8.
— SESEQ, UAQ, INP: Consumo de Alcohol, Tabaco y Drogas en Estudiantes de las Escuelas de Bachillerato de la UAQ. Reporte
Medición Otoño 2000. SESEQ, UAQ, INP. México, 2001.
— Villatoro, J., Medina-Mora, ME., Cardiel, H., Fleiz, C.,Alcántar, E., Navarro,c., Blanco, J., Parra, J. YNéquiz, G. (1999).Consumo
de Drogas, Alcohol y Tabaco en estudiantes del Distrito Federal: medición otoño 1997. Reporte Global del Distrito Federal.SEP,
IMP, México.
— Villatoro, J. Medina-Mora, ME, Rojano, C. Fleiz, C. Bermúdez, P, Castro, P. y Juárez, F. (2001). ¿Ha cambiado el consumo de
drogas en los estudiantes? Resultados de la encuesta de estudiantes: Medición otoño del 2000. Salud Mental, 25(1): 43-54.
142
TABLA 1
Prevalencia de Consumo de Drogas
Alguna Vez
Drogas
Ultimo Año Ultimo Mes
%
%
Anfetaminas
2.9
1.5
.4
Tranquilizantes
4.0
2.0
.8
Mariguana
6.2
3.2
.9
Cocaína
5.0
3.1
1.1
.9
.3
Crack
2.1
Alucinógenos
2.0
%
Inhalables
2.3
.7
.3
Sedantes
1.0
.6
.2
Heroína
Cualquier droga
.9
.4
.3
12.3
7.0
3.1
TABLA 2
Prevalencia de Consumo de Drogas por Sexo
HOMBRES
Drogas
Alguna Vez
%
MUJERES
Ultimo Año Ultimo Mes
%
%
Alguna Vez
%
Ultimo Año Ultimo Mes
%
%
Anfetaminas
3.4
1.7
.5
2.5
1.3
.3
Tranquilizantes
3.3
1.6
.7
4.5
2.4
1.0
10.2
5.4
1.4
2.7
1.3
.5
8.3
5.5
1.9
2.2
1.0
.4
.4
.4
.2
Mariguana
Cocaína
Crack
3.2
Alucinógenos
3.3
1.4
Inhalables
3.2
1.0
.3
1.6
.5
.3
Sedantes
1.0
.6
.2
1.1
.7
.2
Heroína
Cualquier droga
1.1
.9
1.5
.7
.5
.3
.1
.1
16.0
9.3
4.1
9.1
4.9
2.3
6-10 v.
%
11-49 v. 50 ó más v.
%
%
Porcentajes obtenidos del total de hombres
TABLA 3
Número de veces que ha usado drogas
1-2 v.
%
3-5 v.
%
Anfetaminas
34.1
21.4
14.3
19.8
10.3
Tranquilizantes
43.8
22.2
18.2
10.2
5.7
Drogas
Mariguana
51.3
18.9
13.1
9.5
7.3
Cocaína
43.5
17.9
13.9
13.5
11.2
Alucinógenos
50.0
27.8
10.0
7.8
4.4
Inhalables
50.0
19.6
10.8
10.8
8.8
Sedantes
28.3
23.9
17.4
19.6
10.9
Heroína
38.5
12.8
23.1
17.9
7.7
Porcentajes obtenidos del total de usuarios de cada droga
143
144
El consumo de drogas en la ciudad de Rioverde, SLP
Resultados preliminares de la encuesta de estudiantes
José Antonio Amador Blanco CENTRODE DESARROLLO JUVENIL AC RIOVERDE, S.L.P.
Maripaz Díaz Plata CENTRODE DESARROLLO JUVENIL AC RIOVERDE, S.L.P.
Ma. Guadalupe Ibarra González CENTRODE DESARROLLO JUVENIL AC RIOVERDE, S.L.P.
María Yolanda López Torres CENTRODE DESARROLLO JUVENIL AC RIOVERDE, S.L.P.
José Alfredo Facundo Torres CENTRODE DESARROLLO JUVENIL AC RIOVERDE, S.L.P.
Rocío Rocha Hernández CENTRODE DESARROLLO JUVENIL AC RIOVERDE, S.L.P.
Jorge Ameth Villatoro Velázquez INVESTIGADORDEL INSTITUTO NACIONALDE PSIQUIATRÍA RA M Ó ND EL A FUENTE MUÑIZ
INTRODUCCIÓN
Este reporte presenta los principales resultados preliminares del diagnóstico sobre consumo de drogas de
la ciudad de Ríoverde, SLP, en el que participaron en forma coordinada diferentes instituciones
gubernamentales y no gubernamentales del estado y la ciudad, como parte de los esfuerzos para que en
cada municipio se cuente con un comité contra las adicciones, con el fin de realizar acciones en forma conjunta
con la sociedad para prevenir el consumo de drogas,
Como antecedente, en 1991, se llevó a cabo la encuesta nacional de estudiantes (Medina-Mora y cols,
1993), que incluyó una muestra representativa del estado de San Luís Potosí y se encontró que el consumo
de cualquier droga alguna vez en la vida para secundaria (7 a 9 grados) fue de 9.5% en los hombres y de
7.2% en las mujeres. En el caso de preparatorias (10 a 12 grados) el consumo fue de 11.3% en hombres y
de 8.5% en mujeres.
Según este estudio, las drogas de mayor consumo alguna vez en la vida en la secundaria fueron, para los
hombres, los inhalables (3.8%), las anfetaminas (2.4%) y la mariguana (1.7%); para las mujeres, el mayor
consumo se presentó en los inhalables (3%), las anfetaminas (2.1%) y los tranquilizantes (1.6%). En tanto, en
preparatorias, en los hombres las drogas de mayor consumo principal siguieron siendo los inhalables (6.5%),
las anfetaminas (4%) y el consumo de mariguana y cocaína fue muy similar (1.6%). Para las mujeres, en este
nivel de estudios, el consumo de anfetaminas y de sedantes fue muy similar (3.9%) y le siguió el consumo de
inhalables (2.3%). Aunque estos resultados no son exclusivos del municipio de Rioverde, sí dan una idea general
de cómo se presenta el consumo en el estado del que forma parte.
MÉTODO
El universo del estudio fue la totalidad de estudiantes de secundaria, preparatoria y educación universitaria
del municipio de Rioverde, SLP. Se decidió aplicar el cuestionario a todos los estudiantes debido a que la
obtención de una muestra importante de usuarios hubiera dado como resultado una muestra muy similar al
total de la población. El instrumento se aplicó durante marzo de 2002 y el 54.9% de los 5,431 estudiantes
entrevistados fueron mujeres. El 59% perteneció al nivel de estudios de secundaria, el 27.6% a nivel
preparatoria y el 13.4% a profesional. En este reporte sólo se incluyen los resultados de secundaria y de
nivel preparatoria que corresponden a 4,703 estudiantes (53.4% fueron mujeres).
En este estudio se empleó el mismo cuestionario empleado en la investigación de estudiantes del 2000
realizada en el Distrito Federal (Villatoro, Medina-Mora, Rojano, et al., 2002), de manera que los indicadores
de consumo son comparables con los utilizados en las diversas encuestas de estudiantes, que se realizan
desde 1976 por parte de la SEP y del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
El diseño operativo de la encuesta constó de 10 supervisores, 60 encuestadores y dos coordinadores.
Los encuestadores fueron capacitados para el manejo del cuestionario y del grupo escolar; el curso de
capacitación incluyó aspectos conceptuales relacionados con las adicciones, antecedentes y los objetivos
del proyecto, así como el manejo del cuestionario y las instrucciones para su aplicación. Se puso especial
145
cuidado en que los encuestadores supieran transmitir instrucciones que garantizaran a los alumnos la
confidencialidad y absoluto anonimato de sus respuestas. Una vez aplicados los cuestionarios, los
encuestadores tuvieron a su cargo la verificación de las respuestas; el procedimiento fue supervisado por
los coordinadores y por los supervisores.
RESULTADOS
Los principales resultados de consumo indican que para el uso de cualquier droga alguna vez en la vida, en
secundaria fue de 10.2% en el caso de los hombres y de 8.8% en el de las mujeres. En preparatoria los
porcentajes fueron mayores (15.6% y 12.5% respectivamente) (Tabla 1). En cuanto a las drogas médicas (que
incluyen los tranquilizantes, las anfetaminas y los sedantes), en secundaria los consumos fueron de 5.3% para
hombres y de 6.1% en las mujeres. En preparatoria estos porcentajes subieron ligeramente más en las mujeres
(5.7% y 7.2%, respectivamente). Para las drogas ilegales (mariguana, cocaína, inhalables, alucinógenos, heroína
y crack), los niveles de consumo en secundaria fueron de 7.3% en los hombres y de 4.3% en las mujeres; en
tanto, en preparatoria, el consumo en los hombres fue del 11.2% y en las mujeres, de 5.2%.
Cuando se analizan los datos por tipo de sustancia en el consumo alguna vez en la vida (Tabla 2), en
secundaria se observa que los hombres consumen principalmente mariguana (3.8%), inhalables (3.8%) y
tranquilizantes (2.9%); en tanto que las mujeres usan tranquilizantes (4.4%), inhalables (3%) y anfetaminas
(2.4%). En preparatorias, cambian las preferencias, de manera que los hombres consumen sobre todo
mariguana (6.6%), cocaína (5.1%) y anfetaminas (3.9%); en tanto, las mujeres prefieren los tranquilizantes
(6.2%), las anfetaminas (3.2%) y la mariguana (2.1%).
Por lo que respecta al tabaco, el consumo alguna vez en la vida afecta a uno de cada cuatro estudiantes
de secundaria y el consumo es mayor en los hombres (casi 30%), que en las mujeres En las preparatorias,
el consumo casi se duplica (44%) y sigue siendo mayor el porcentaje de hombres que fuma (55.5%), en
relación con las mujeres (35.5%).
Para alcohol en el consumo alguna vez en la vida, se encontró que uno de cada tres adolescentes de
secundaria lo consumen (35.8%), y los porcentajes son muy similares entre hombres (37.7%) y mujeres
(34%). En preparatoria pasa algo similar, aunque los porcentajes casi duplican a los de secundaria. Cuando
se analizan los datos en cuanto al abuso de alcohol (consumir 5 copas o más en una sola ocasión de consumo
en el último mes), se observa en secundaria que el 12.3% de los hombres y el 6.6% de las mujeres reportan
haberlo hecho. En preparatoria estos porcentajes crecen a más del doble en los hombres (32.7%) al igual
que en las mujeres (15.5%).
Al analizar los datos con relación a lo que ha sido reportado en la Ciudad de México, se observa que el
consumo de sustancias en este estado es ligeramente inferior. No obstante, algunas prevalencias muestran
valores altos en relación con los resultados de la entidad correspondientes a 1991.
CONCLUSIONES
El consumo de drogas ha crecido en esta población, aunque sigue siendo menor que el que se observa en
urbes más grandes (Villatoro, Medina-Mora, Rojano, et al., 2002). En el caso del alcohol y específicamente
si nos referimos al abuso, los porcentajes encontrados muestran un incremento importante de su uso en esta
población, ante lo cual hay que incrementar las medidas preventivas. Especialmente, para reducir los
problemas asociados a su consumo (accidentes automovilísticos, ausentismo escolar, riñas, etc.). Así mismo,
el hábito tabáquico es otro problema prevalente que amerita medidas preventivas específicas, dado que junto
con el alcohol son las drogas “llave” para ingresar al uso y abuso de drogas ilegales.
Los resultados también muestran que la mayoría de los usuarios siguen siendo experimentales; no
obstante lo cual, sí ha habido un incremento general en los índices de consumo.
De esta forma, es necesario continuar reforzando las acciones preventivas que basadas en modelos
constantes y consistentes desde el nivel preescolar al profesional involucren al individuo y le den opciones
146
saludables para desarrollarse en su tiempo libre. Además, es importante trabajar con la familia, especialmente
mostrándole y enseñándole cómo comunicarse clara y asertivamente, además de apoyar desde la infancia
y no hasta la adolescencia.
El presente estudio se realizó gracias a la participación de un gran número de personas e instituciones.
Los autores agradecen el apoyo de las secretarías de Salud, de Educación, del Gobierno del estado de San
Luis Potosí, al Gobierno Municipal, al DIF; al Comité Municipal contra las Adicciones, al Instituto Tecnológico
Superior, a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Unidad Zona Media y a la Universidad Justo Sierra,
todos ellos de Rioverde.
REFERENCIAS
— Medina-Mora, ME.; Rojas, E.; Juárez, F.; Berenzon, S.; Carreño, S.; Galván, J.; Villatoro, JA; López, EK.; Olmedo, R.; Ortiz,
E. y Ñequis, G. (1993): Consumo de sustancias con efectos psicotrópicos en la población estudiantil de enseñanza media
y media superior de la República Mexicana. Salud Mental. 16, 3:2-8.
— Villatoro, J., Medina-Mora, ME., Cardiel, H., Fleiz, C., Alcántar, E., Navarro,c., Blanco, J., Parra, J. Y Néquiz, G. (1999).
Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco en estudiantes del Distrito Federal: medición otoño 1997. Reporte Global del Distrito
Federal. SEP, IMP, México.
— Villatoro, J. Medina-Mora, ME, Rojano, C. Fleiz, C. Bermúdez, P, Castro, P. y Juárez, F. (2001). ¿Ha cambiado el consumo de
drogas en los estudiantes? Resultados de la encuesta de estudiantes: Medición otoño del 2000. Salud Mental, 25(1): 43-54.
TABLA 1
Consumo global de drogas, tabaco y alcohol en estudiantes
de secundarias y preparatorias de Rioverde
SECUNDARIAS
CUALQUIERDROGA
alguna vez
PREPARATORIAS
% Hombre
% Mujer
% Total
% Hombre
% Mujer
% Total
10.2
8.8
9.5
15.6
12.5
13.8
último año
4.7
4.6
4.6
6.6
5.9
6.2
último mes
2.9
2.5
2.7
2.9
3.3
3.1
CUALQUIERDROGAMÉDICA alguna vez
5.3
6.1
5.7
7.2
9.0
8.2
último año
1.5
3.7
2.6
2.3
4.5
3.5
último mes
1.1
1.9
1.5
.8
2.7
1.9
CUALQUIERDROGAILEGAL alguna vez
7.3
4.3
5.7
11.2
5.2
7.8
último año
3.9
1.7
2.8
4.8
1.9
3.1
último mes
2.3
.9
1.6
2.3
.8
1.5
1 a 2 veces
6.0
5.5
5.8
9.4
7.8
8.5
3 a 5 veces
1.7
1.5
1.6
3.2
2.6
2.9
6 a 10 veces
1.0
1.1
1.0
1.7
1.3
1.5
Veces que ha consumido drogas:
TABACO
ALCOHOL
11 a 49 veces
.6
.4
.5
.5
.4
.4
50 ó más veces
1.0
.3
.7
.8
.6
.7
alguna vez
29.9
18.5
24.0
55.5
35.5
44.1
último año
17.5
8.3
12.7
41.8
19.7
29.2
último mes
8.7
3.5
6.0
24.5
9.5
16.0
alguna vez
37.7
34.0
35.8
65.6
60.0
62.4
último año
19.7
15.7
17.6
47.9
33.8
39.9
último mes
15.4
11.6
13.4
39.4
25.2
31.4
abuso en el último mes
12.3
6.6
9.3
32.7
15.5
23.0
147
TABLA 2
Consumo de cada tipo de droga en estudiantes de secundarias y preparatorias de
Rioverde
SECUNDARIAS
ALGUNAVEZ
ULTIMOAÑO
ULTIMOMES
148
PREPARATORIAS
% Hombre
% Mujer
% Total
% Hombre
% Mujer
% Total
Anfetaminas
2.3
2.4
2.3
Tranquilizantes
2.9
4.4
3.7
3.9
3.2
3.5
3.4
6.2
5.0
Mariguana
3.8
1.6
Cocaína
2.3
.8
2.7
6.6
2.1
4.1
1.6
5.1
1.9
3.3
Crack
1.5
.4
.9
1.7
.9
1.3
Alucinógenos
1.1
.7
.9
1.7
.4
.9
Inhalables
3.8
3.0
3.4
3.5
1.6
2.5
Sedantes
1.3
.8
1.1
1.7
1.3
1.5
Heroína
.8
.1
.4
1.2
.7
.9
Anfetaminas
.3
1.4
.9
1.1
1.3
1.2
Tranquilizantes
1.0
2.5
1.8
1.4
3.4
2.5
Mariguana
1.8
.7
1.2
2.3
.6
1.3
Cocaína
1.4
.4
.9
2.0
.5
1.1
Alucinógenos
.6
.2
.4
.8
.2
.5
Inhalables
1.8
.9
1.3
1.8
.8
1.3
Sedantes
.3
.3
.3
.5
.7
.6
Heroína
.5
.2
.3
.6
.4
.5
Anfetaminas
.5
.9
.7
.5
.8
.7
Tranquilizantes
.5
1.3
.9
.5
1.9
1.3
Mariguana
.9
.2
.6
1.4
.1
.7
Cocaína
.6
.2
.4
.6
.4
.5
Alucinógenos
.5
.1
.3
.5
.2
Inhalables
.9
.8
.8
.9
.2
.5
Sedantes
.5
.2
.4
.2
.6
.4
Heroína
.5
.1
.3
.2
.4
.3
Identificación de factores de riesgo psicosociales ante las adicciones
en adolescentes de secundaria de Ciudad Guzmán, Jalisco
Carlos Villarruel Gazcón PROFESOR - INVESTIGADOR UNIVERSIDADDE GUADALAJARA. CENTRO UNIVERSITARIODEL SUR.
Rafael Bustos Saldaña PROFESOR - INVESTIGADOR UNIVERSIDADDE GUADALAJARA. CENTRO UNIVERSITARIODEL SUR.
Lourdes López Guzmán ASISTENTEDE INVESTIGACIÓN UNIVERSIDADDE GUADALAJARA. CENTRO UNIVERSITARIODEL SUR.
Araceli Muñoz Ascensión ASISTENTEDE INVESTIGACIÓN UNIVERSIDADDE GUADALAJARA. CENTRO UNIVERSITARIODEL SUR.
INTRODUCCIÓN
Los factores de riesgo en los adolescentes responden a patrones adquiridos por circunstancias del medio;
estos factores poseen características psicológicas de comportamiento, familiares y sociales las cuales son
atributos asociados al consumo de drogas. La adolescencia es una etapa de cambios donde los sentimientos
influyen en la percepción del mundo y se facilita que haya un involucramiento en el consumo de drogas.
El consumo de sustancias adictivas se ha incrementado entre la población juvenil mexicana, generando
una serie de ambientes a investigar debido a las consecuencias sociales del fenómeno. Diversas
investigaciones confirman la existencia de factores multifactoriales que evidencian el consumo, abuso y
dependencia ante las adicciones (tabaco, alcohol, drogas) en México, y señalan el incremento de manera
significativa. El consumo de drogas en la población ha experimentado cambios sucesivos, en lo relativo al
tipo de sustancia de consumo, a las formas de consumo y a los problemas psicosociales asociados.
De esta forma, el presente estudio describe la manifestación del uso de sustancias y los problemas
asociados en los adolescentes de secundaria de Ciudad Guzmán, Jalisco.
MÉTODO
El estudio se basó en un diseño observacional, descriptivo y transversal; para su realización en la población
estudiantil de educación media, se estableció vínculo con la Unidad Regional de Servicios Educativos de la
SEP y contacto directo con los directores de los planteles educativos.
El universo de trabajo estuvo constituido por los alumnos de escuelas secundarias de Ciudad Guzmán.
La muestra se tomó en consideración al tipo de escuela, por conglomerados y bietápica. El marco muestral
estuvo constituido por 14 escuelas secundarias: 4 oficiales con doble turno, 3 telesecundarias y 3 escuelas
privadas, con un total de 6,000 alumnos. La variable final de análisis fue el patrón de consumo de sustancias.
De esta forma, la selección se realizó mediante la obtención de una muestra representativa de cada grupo
escolar (1°, 2° y 3° ) con un total de 1,371 cuestionarios aplicados.
En la población estudiada los hombres representaban el 49.4% y las mujeres el 50.6%; la edad promedio
fue de 13.25 años; la distribución por grado escolar, de 35.7% en primero; 33.2% en segundo y 31.1% en
tercer año.
Finalmente, la percepción de salud que manifestaron los alumnos fue el 20.4% excelente, 0.1% muy
buena, 47.0% buena, 28% regular, 2.9% mala, y el 0.9% percibió su salud como muy mala.
Para la realización del estudio se contó con el inventario DUSI-R (“Inventario de detección del uso de
drogas, Tarter, 90’ versión revisada en México), por SIDUC /CICAD /CIJ abreviado para jóvenes. Este
instrumento ha sido utilizado en diferentes contextos y países (Costa Rica, Uruguay, Estados Unidos, México,
Colombia y Chile), en donde los resultados han sido confiables y el instrumento resulta válido para identificar
alteraciones de ajuste psicosocial, además de describir las características de los usuarios de sustancias
psicoactivas y de aquellos con trastornos psicosociales.
149
El DUSI se divide en dos partes:
— La primera tiene por objeto identificar la presencia de alteraciones de ajuste psicosocial del sujeto.
Lo que permite detectar trastornos específicos y se divide en: 1) Trastornos de conducta (trastornos
de comportamiento como aislamiento, agresividad, impulsividad), 2) Estado afectivo (alteraciones
afectivas asociadas con el consumo de drogas, ansiedad, depresión), 3) Competencia social
(habilidades y recursos para la interacción social), 4) Relaciones familiares (disfuncionalidad familiar,
conflicto familiar y antecedentes familiares de consumo de drogas y problemas legales), 5) Desempeño
escolar (rendimiento escolar, regularidad de asistencia, conducta y actitud e interés hacia el estudio),
6) Redes sociales (aislamiento social o pertenencia a redes sociales disfuncionales), 7) Actividades
recreativas (manera en que se usa el tiempo libre, con quien se comparte, supervisión adulta, etcétera),
8) Uso de drogas (síntomas de dependencia y tolerancia, y trastornos ocasionados por el consumo
de drogas). Se realizó una clasificación de la intensidad del riesgo de los alumnos de la siguiente
manera: no riesgo (ninguna pregunta contestada afirmativamente), riesgo leve (1-20 preguntas
contestadas afirmativas), riesgo moderado (21-40 preguntas afirmativas), riesgo alto (41-60 preguntas
afirmativas) y riesgo severo (61-83 preguntas afirmativas), lo que permite estimar la intensidad de
los distintos desajustes psicosociales.
— La segunda parte indaga la prevalencia total y anual del consumo de drogas. Para determinar los
probables factores de riesgo se preelaboró una escala de calificación promedio por riesgo
considerando cero como la ausencia de trastorno y 80 como máxima severidad.
La aplicación se realizó en horarios previamente convenidos, el equipo de trabajo se integró de un
supervisor central, 4 supervisores de campo y 15 encuestadores previamente capacitados en la estrategia
de la entrevista grupal y de la aplicación de cuestionarios.
La aplicación del instrumento se realizó por escuela en conglomerados y en cada salón se presentaron
3 encuestadores, quienes comunicaban la intención del proyecto y daban énfasis a la importancia en la
promoción de la salud. Se invitó a participar voluntariamente y de manera anónima, a los alumnos de la lista
que fueron previamente seleccionados.
Para la captura de la información se utilizó lector óptico de una sola cara, con hoja electrónica, el análisis
de los resultados se elaboró en una base de datos, con el programa EPI- INFO6 versión 6.04. Los resultados
se expresan en porcentajes y promedios ± desviación estándar, se realizaron correlaciones lineales con r de
Pearson.
RESULTADOS
En los resultados de la primera parte expresados en el DUSI – R, se encontró que el promedio general de
respuestas afirmativas de 19.68±10.91, (83 respuestas es el máximo obtenido) (Tabla 1).
En lo que se refiere a los resultados de la segunda parte del cuestionario, un total de 316 jóvenes (46.52%
mujeres y 53.48% hombres) declararon haber iniciado el consumo de alguna droga o alcohol a la edad de
12.6 años. Como sustancia inicial de consumo, el 34.18% había consumido alcohol, 59.18% había fumado
cigarrillos, 1.9% mariguana y 4.75% había ingerido tranquilizantes. Actualmente, el 21.6% declaró fumar
cigarrillo, el 7.4% fuma mariguana, el 8.5% consume cocaína, el 8.1% consume bazuco, el 11.8% consume
tranquilizantes, un 6.6% estimulantes, 25.5% bebidas alcohólicas, 12.8% bebidas alcohólicas hasta la
embriaguez y un 4.7% se inyectan heroína.
Cada uno de los dominios se correlacionaron estadísticamente con el resultado general de la primera
parte del instrumento referida a las alteraciones psicosociales. El dominio sobre el uso de drogas muestra
menor correlación, principalmente debido a que más de dos terceras partes de ellos declararon no presentar
alguna respuesta afirmativa de riesgo (Tabla 2).
150
La tabla 3 nos muestra el promedio de resultados de la parte 1 (alteraciones de ajuste psicosocial) con
respecto al consumo de drogas declarado por los jóvenes entrevistados, donde se muestra que aquellos que
consumen drogas presentan promedios mayores (p<0.001) que quienes los que no lo hacen.
CONCLUSIONES
El promedio general de contestaciones de la primera parte del cuestionario referida al desajuste psicosocial,
muestra que las y los jóvenes se encuentran dentro del riesgo leve. El resto de los resultados expresados
por los estudiantes los colocan en el riesgo moderado, y sólo algunos se encuentran en riesgo alto y severo.
Menos de una cuarta parte de los entrevistados declararon haber iniciado el consumo de alguna droga
alrededor de los 12 años. Las principales drogas consumidas por los estudiantes fueron alcohol, tranquilizantes,
cigarrillo y la mariguana, las cuales se mantienen dentro de las primeras drogas consumidas por la población.
Las tendencias en el consumo de drogas en las mujeres presentó un orden de preferencia hacia
tranquilizantes, cigarrillo, estimulantes y mariguana; y en el caso de los hombres, la tendencia al consumo
hacia la mariguana, estimulantes, cigarrillo y alcohol. Destaca la tendencia hacia el consumo de bebidas
alcohólicas hasta la embriaguez fue idéntica tanto en mujeres como en hombres, posiblemente asociado con
factores de riesgo, ya que los estudiantes con consumo de droga, presentaron promedios mayores de
alteraciones en el ajuste psicosocial.
Los hallazgos del presente estudio reflejan, que el desajuste del riesgo leve se encuentra en el desempeño
escolar, relaciones familiares y relaciones sociales, posiblemente conectados con el riesgo moderado de
desajuste del estado afectivo. Lo que denota la importancia de centrar la atención en las relaciones afectivas
en los adolescentes, por medio de estrategias de intervención en áreas psicoafectivas que prevengan
desajustes emocionales, ya que la disfuncionalidad en esta área presuntamente puede desencadenar
conductas adictivas, desórdenes emocionales y problemas sociales que ponen en riesgo el bienestar de los
jóvenes y del medio que los rodea.
BIBLIOGRAFÍA
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media y media superior, Ciudad de México. Observatorio epidemiológico en drogas. México 2001. SSA.
151
TABLA 1
Resultados de alteraciones en el ajuste psicosocial. Porcentaje de presentación por grupos de intensidad
de riesgo de desajuste psicosocial y promedio general de respuestas afirmativas
%
Sin
riesgo
DOMINIO
%
Riesgo
leve
%
Riesgo
moderado
%
Riesgo
alto
%
Riesgo
severo
Promedio
respuetas
afirmativas*
Trastornos de conducta
12.4
38.8
33.5
13.5
1.8
2.59± 1.76
Estado afectivo
4.9
32.3
41.2
19.4
2.3
4.47±2.5
Competencia social
15.7
38.8
29.5
12.3
3.7
2.54±1.94
Relaciones familiares
19.4
48.2
24
7.3
1
2.71±2.36
Desempeño escolar
20.5
79.2
0.2
0
0
2.03±1.77
Relaciones sociales
23.4
43.6
27
4
1.9
2.07±1.95
Actividades recreativas
11.1
39.7
40.9
7.1
1.2
2.67±1.87
Uso de drogas
70.3
25.9
3.4
0.2
0.1
0.57±1.2
General
0.7
58.2
36.9
4
0.1
19.68±10.91
* Promedio desviación estándar
TABLA 2
Resultado de las correlaciones obtenidas entre cada uno de los dominios y en general de las alteraciones
del ajuste psicosocial
Dominios
I.
I
Trastornos de conducta
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
General
0.52
0.41
0.58
0.24
0.40
0.41
0.29
0.70
0.53
0.46
0.58
0.37
0.42
0.28
0.75
0.44
0.47
0.39
0.45
0.26
0.71
0.51
0.43
0.46
0.36
0.75
0.52
0.47
0.45
0.75
0.39
0.39
0.75
0.3
0.68
II.
Estado afectivo
0.52
III.
Competencia social
0.41
0.53
IV.
Relaciones familiares
0.58
0.46
0.44
V.
Desempeño escolar
0.24
0.58
0.47
0.51
VI.
Relaciones sociales
0.40
0.37
0.39
0.43
0.52
VII.
Actividades recreativas
0.41
0.42
0.45
0.46
0.47
0.39
VIII.
Uso de drogas
0.29
0.28
0.26
0.36
0.45
0.39
0.3
0.54
Todas las correlaciones p<0.05
TABLA 3
Promedios de respuestas afirmativas de las alteraciones del ajuste psicosocial con respecto al consumo de
drogas
MUJERES
DROGAS:
SIN CONSUMO
SIN CONSUMO
PROMEDIO GENERAL
CON CONSUMO
SIN CONSUMO
CON CONSUMO
Cigarrillo
18.63
±10.33
26.42 ±12.31*
17.55
±10.22
24.59 ±11.34+
18.12
±10.65
25.4 ±11.84#
Mariguana
19.87
±11.34
23.69 ±10.93**
18.66
±10.29
25.52 ±12.44+
19.28
±10.66
24.89 ±12.26#
Cocaína
19.93
±11.91
21.76
±11.92
18.73
±10.41
24.15 ±11.87 +
19.36
±10.74
23.11
Bazuco
19.89
±11.08
22.22
±11.71
18.84
±10.41
23.61 ±12.19+
19.38
±10.75
23.14 ±11.89#
11.9 #
Tranquilizantes
19.36
±10.61
26.68 ±13.53*
18.55
±10.3
23.71 ±13.18+
18.97
±10.33
24.95 ±13.31 #
Estimulantes
19.73
±10.96
26.03 ±13.05***
18.77
±10.17
24.91 ±13.91+
19.28
±10.57
25.4 ±13.43#
Alcohol
18.15
±10.16
25.63 ±11.97*
17.7
±9.85
23.74 ±11.65+
17.93
±9.99
24.7 ±11.79 #
Heroína
19.85
±11.06
24.15
±12.75
18.94
±10.4
23.51 ±13.1++
19.43
±10.73
23.71 ±12.89 #
Embriaguez
18.82
±10.4
29.65 ±12.11*
18.34
±10.04
25.29 ±12.51+
18.61
±10.21
27.23 ±12.89 #
Significancia entre mujeres
* p < 0.0001
** p = 0.03
*** p = 0.002
152
HOMBRES
CON CONSUMO
Significancia entre hombres
+ p < 0.0001
++ p = 0.009
# p<0.001 entre aquellos que consumían
con los que no lo hacían.
Promedio ± desviación estándar
5
Estudios en poblaciones especiales
Percepción del riesgo psicosocial asociado al uso y abuso de drogas en 173
comunidades marginadas de 14 estados de la República Mexicana
Jorge Llanes INSTITUTO DE EDUCACIÓN PREVENTIVAY ATENCIÓNDE RIESGOS
Angélica Elizondo DIRECTORADE PROTECCIÓN A LA INFANCIADEL DIF NACIONAL
Ma. Elena Castro INSTITUTO DE EDUCACIÓN PREVENTIVAY ATENCIÓNDE RIESGOS
INTRODUCCIÓN
Este capítulo se integra por los trabajos siguientes: El primero, investiga la percepción del riesgo psicosocial
asociado al uso y abuso de drogas en 173 comunidades marginadas en 14 estados de la república, diseñado
por el INEPAR. El segundo, presenta resultados de estudios sobre consumo de alcohol y su relación con la
violencia familiar. El último, resume un estudio de prevalencia de fumadores de tabaco en aspirantes a
residencias médicas de posgrado que se realiza en el Instituto Nacional de Salud Pública.
El propósito de este trabajo es presentar los resultados obtenidos con un instrumento de evaluación rápida:
Inventario Riesgo - Protección para la Comunidad (IRPACO), diseñado por el Instituto de Educación Preventiva
y Atención de Riesgos (INEPAR) como método de diagnóstico y evaluación de resultados de planes de acción
basados en el Modelo Preventivo de Riesgos PsicosocialesChimalli, (Chimalli es una voz náhuatl, que significa
escudo o protección).
El instrumento sistematiza las opiniones y percepciones de los miembros de las comunidades sobre la
presencia o ausencia de riesgos psicosociales en su vida cotidiana, además de que permite cuantificar las
proporciones de riesgo y protección a efecto de realizar un trabajo preventivo por medio de redes comunitarias
y grupos de aprendizaje de habilidades para la vida. Los riesgos psicosociales consideran el área de uso y
abuso de sustancias, actos antisociales, eventos negativos de la vida y estilos de vida, todo lo cual representa
en la actualidad una fuente importante de desorganización social y comunitaria, que aunada a las carencias
básicas en educación, vivienda y alimentación que caracterizan a las comunidades marginadas, constituyen
una problemática que es necesario transformar con intervenciones preventivas y de desarrollo social.
En 1998, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) solicitó al INEPAR adaptar
su Modelo Chimalli para la prevención comunitaria en las comunidades marginadas donde se aplicaba el
Programa de Atención para Menores y Adolescentes y sus Familias en Riesgo (PAMAR). El modelo fue
adaptado con base en las evidencias de una investigación llevada a cabo en 1999. Tanto el estudio como la
publicación1 se realizaron con el apoyo de UNICEF y del DIF Nacional.
Actualmente se llevan a cabo planes de acción con el Chimalli-DIF a nivel nacional, lo cual posibilita contar
con bases de datos para realizar un seguimiento y monitoreo de la manera en que las comunidades perciben
los riesgos psicosociales, entre ellos el uso de drogas y la conducta antisocial. Esta información será sistematizada
en forma continua por el DIF Nacional con la colaboración técnica y metodológica del INEPAR, como parte de
un esfuerzo preventivo conjunto que está en curso con el Modelo Chimalli. Al formar parte del Observatorio
Mexicano en Tabaco, Alcohol y otras Drogas, que reúne la información sobre el fenómeno de las adicciones
en México, estas bases de datos serán un complemento significativo pues proveerán información sistemática
sobre una población que no había sido estudiada en las encuestas epidemiológicas de escuelas y hogares, ni
en los sistemas habituales de vigilancia e información sobre drogas, ya que se trata de una población especial
de difícil acceso con dichos métodos y sistemas formales de información en la materia.
1
Llanes J, Castro ME y Margain M (2000) Modelo Preventivo de Riesgos Psicosociales para Menores, Adolescentes y sus
Familias, Chimalli-DIF. Unicef-DIF. México.
153
METODOLOGÍA
SUJETOS
Se presentan datos de 173 grupos localizados en 97 comunidades marginadas del país, distribuidos en 14
estados de la república (tabla 1). Estos grupos forman parte de las redes preventivas que están trabajando
planes de acción Chimalli. Se trata de grupos mixtos, es decir, están formados por hombres y mujeres, tanto
adultos como jóvenes o adolescentes. Los grupos se manejaron por un promotor del DIF, entrenado en el
modelo y en el método de evaluación rápida IRPACO2.
MÉTODO
El IRPACO es una adaptación para uso comunitario del IRPA, (Inventario de Riesgo – Protección) instrumento
diseñado por INEPAR que investiga 119 conductas de riesgo entre población de adolescentes y jóvenes. El
IRPACO contiene 26 temas de riesgo-psicosocial cuya presencia o ausencia es ventilada en grupos de
discusión dirigida a través del método del informante calificado de Jellinek (Natera G, 1982). Los informantes
calificados son aquellos miembros de las redes de vecinos que se forman en las comunidades. El método
de Jellinek es de naturaleza antropológica más que estadística; no implica muestreos probabilísticos, sino
por ‘tipicidad’, esto quiere decir que miembros representativos de los sectores de la propia la comunidad en
la que se trabaja están coordinados por el promotor institucional. Por ejemplo: si se trabaja en una manzana,
pueden ser vecinos, comerciantes, profesionales, religiosos o cualesquiera personas prototipos de la
comunidad, sean líderes formales o informales.
La percepción de los informantes ofrece una apreciación del fenómeno de uso de drogas que complementa
los datos obtenidos por métodos probabilísticos y, sobre todo, permite realizar intervenciones más cercanas
a lo que la comunidad define como problemático. El método emplea una aproximación sistemática de las
opiniones que alcanzan consenso en un grupo y cuenta con la ventaja de ser válido y poco costoso, ya que
los informante son los miembros de la comunidad estudiada por lo que no requiere muestreos probabilísticos
y técnicas de análisis de datos costosos. Investigaciones llevadas a cabo en México informan que el tipo de
riesgos investigados tienen alta y significativa correlación con el consumo problemático de drogas, de riesgos
así como con el desarrollo de conductas violentas y delictivas que van más allá de actos antisociales aislados.
La presencia es un indicador de desorganización social3.
Una vez que se ha formado la red de voluntarios que conducirá un plan de acción en la comunidad, se
aplica la guía temática del IRPACO manejando la discusión a la manera de los llamados ‘grupos focales’, que
la centran en los temas de interés (al caso, los 26 temas del IRPACO) pero permiten la libre discusión de los
contenidos temáticos hasta el punto en que el promotor lo estima adecuado, momento en que pide el consenso
sobre la opinión y lleva a cabo una votación anotando la opción alcanzada en el grupo. Los consensos de los
informantes calificados se obtienen sobre su percepción de lo que sucede en la comunidad y no sobre su
apreciación personal. La tarea del conductor consiste en focalizar las opiniones sobre lo que los informantes
perciben que está ocurriendo en la comunidad de referencia (esta manzana, este barrio, este grupo de menores,
esta banda, los habitantes alrededor de este centro comunitario, de esta escuela, etc.).
El IRPACO considera tres categorías: Protección ( las conductas de riesgo de esta área no ocurren o casi
no ocurren en la vida cotidiana de la comunidad) Mediano Riesgo (las conductas de riesgo ocurren, pero con
poca frecuencia) y, Alto Riesgo (las conductas de riesgo ocurren con mucha frecuencia). De esta manera la
guía del IRPACO sistematiza las opiniones para cada uno de los 26 temas considerados: 10 en el área de uso
de drogas y conducta antisocial, seis en eventos negativos de la vida y 10 en el área de estilo de vida.
2
3
154
Los grupos fueron conducidos por los promotores encargados de los planes de acción Chimalli-DIF en los Estados de
Aguascalientes, Campeche, Chihuahua, Colima, Durango, Jalisco, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Sonora, Tabasco,Tlaxcala
y Veracruz.
Castro ME y Llanes J (2002) La prevención de los riesgos en la vida cotidiana. CONADIC Informa Boletín especial. Secretaría
de Salud. México (Junio).
RESULTADOS
Al analizar el grado de riesgo percibido por área (Tabla 2), se observa que el uso de drogas y la conducta
antisocial son fenómenos percibidos como de alto riesgo en el 42.7% de los 173 grupos estudiados, es decir
en una proporción significativamente mayor que los eventos negativos (29.81%) y los estilos de vida negativos
(32.27%).
En las gráficas 1, 2 y 3 se muestra la percepción social de los grupos comunitarios sistematizada para
el total de 173 grupos en los 14 estados, en las tres categorías mencionadas: Protección, Mediano Riesgo
y Alto Riesgo.
Como se observa, en el área de uso de drogas y conducta antisocial, aunque los 10 factores investigados
son percibidos como presentes con un grado de riesgo mayor a la protección, sobresale en la percepción
comunitaria una alta frecuencia de ocurrencia (alto riesgo) en el uso de alcohol, tabaco y mariguana, así como
en la disponibilidad de droga. En lo que se refiere a eventos negativos de la vida sobresale el abuso o maltrato
intrafamiliar y en el estilo de vida, los riesgos asociados al uso inadecuado del tiempo libre. Se marcan así las
tres prioridades de intervención comunitaria para la protección de riesgos psicosociales percibidos por la
comunidad: Drogas, Familia y Recreación.
La distribución de las percepciones sociales de riesgo en forma diferenciada para las comunidades de
los 14 estados estudiados puede apreciarse claramente en los mapas 1 a 4, en los que se presentan los
riesgos en global (mapa 1), y, por separado, los correspondientes a cada área: uso de drogas y conducta
antisocial (mapa 2), eventos negativos (mapa 3) y estilo de vida (mapa 4). Esta percepción social diferenciada
es notable para drogas y conducta antisocial, tema en el que perciben un alto riesgo la mayor proporción de
grupos comunitarios en los estados del norte como: Chihuahua, Durango, Nuevo León, y del sureste: Veracruz,
Tabasco y Campeche.
CONCLUSIONES
Definitivamente, el consumo de las drogas y la conducta antisocial, así como la violencia y el maltrato, son
eventos que las comunidades perciben como presentes en su vida cotidiana en una proporción muy importante.
Esto confirma que la fórmula: drogas + violencia = desorganización social, expresa una realidad particularmente
cierta para nuestras comunidades marginadas. Se muestra así la necesidad de cambiar el paradigma
preventivo actual en que se trabaja la prevención por sectores determinados y separados, destinándose a
la oferta los esfuerzos del sector legal y a la demanda los de salud y educación.
Se requiere un paradigma más apegado a la realidad de las comunidades donde la oferta-demanda de drogas
es vista y sufrida como un solo fenómeno, continuo y complejo. De esta forma se podrán crear nuevas políticas
sociales integrales en favor de la comunidad, que tomen en cuenta la percepción de las comunidades y propicien
intervenciones con mecanismos de protección psicosocial que permitan el desarrollo de habilidades, la reducción
del daño e inclusive la educación preventiva en materia de venta y distribución de drogas.
Los datos presentados confirman lo que se observa en el trabajo preventivo en zonas marginadas; su
importancia simplemente radica en demostrar que el trabajo comunitario que lleva a cabo el DIF Nacional
desde hace mucho tiempo en las comunidades marginadas de nuestro país, puede sistematizarse ahora
para contribuir en forma precisa a la evaluación del panorama epidemiológico de uso de drogas en nuestro
país. Esta sistematización podrá confirmar que las comunidades, contrariamente a lo que se dice en algunos
medios, ya están concientizadas sobre esta problemática, y su percepción nos lo confirma. Lo que sí se
requiere es que organizaciones gubernamentales y no gubernamentales utilicen esta información para la
toma de sus decisiones y el diseño de políticas, de manera que la aplicación de recursos y la elaboración de
programas preventivos, beneficien directamente a este tipo de población.
También es importante concluir que la información sobre la percepción social de riesgo y el monitoreo continuo
que se realiza actualmente, demuestran que las comunidades marginadas ya están concientizadas y listas para
actuar si se facilitan las transferencias de la tecnología preventiva ya desarrollada. Ello no oculta que las actividades
155
de promotoría o los trabajos en red para talleres o acciones preventivas, son totalmente insuficientes ante la
magnitud del problema que el lector ha podido apreciar en los datos ofrecidos. La transformación en hechos
preventivos de la percepción social de las comunidades, sólo se dará con el trabajo en red constante, consistente
y a profundidad es decir, con una prevención comunitaria sistemática y permanente.
Sistematizar y monitorear información sobre la percepción de los riesgos psicosociales con métodos de
evaluación rápida, sin duda que es de gran utilidad en las comunidades locales (las que trabajan al interior de
cada municipio) para entenderlas, contenerlas y transformarlas, al favorecer la organización social para alcanzar
nuevos aprendizajes y procesos de autogestión en redes solidarias de protección comunitaria.
TABLA 1
Comunidades y grupos estudiados en cada estado
Estado Comunidad
AGS
Landeros
n=5
Estrella
San Marcos
Insurgentes
San Marcos
CAPM Campeche
n=2
Hopelchén
CHIS Tapachula
n=3
Palenque
CHIH Meoqui
n=33
Matamoros
Delicias
Guerrero
Moris
Juárez
Satevo
B. Domínguez
Galeana Barrio Alto
Galeana
Galeana Sur
Aldama Piedad
Aldama Nueva España
Aldama
Chihuahua Rosario
Díaz Ordaz Chih. Castillo
Chihuahua P. Norte
San Francisco del Oro
Gran Morelos
Gran Morelos Padres
Santa Bárbara Chiu.
Guachochis Padres
Guachochis
Santa Bárbara Padres
1
1
1
1
1
1
1
1
2
2
2
1
2
2
1
3
3
1
1
1
1
1
1
1
1
1
2
1
1
1
1
1
1
Estado Comunidad
COL
Zacoalpan Comalá
n=9
Suchitlán
Los Monos
San Antonio
El Jabalí
Alfredo V. Bonfíl
DGO
Cazaco
n=58
José Martí
Chemar
Octavio Paz
Jalisco
Huizache
Rinconada
JAL
La Asunción
n=13
Guayabitos
Chimaltitlán
Mezquitic
Villa Guerrero
Huejuquilla el Alto
Esc. Sec. Justo Sierra
Zapata
Jala
Santa María del Oro
Amatlán de Cañas
Roja Morada
NL
Sierra Ventada
n=3
Esc. Emiliano Zapata
Tierra y Libertad
OAX
Aprender a Ser
n=5
Crucero Volks Wagen
Crucero Cinco Señores
Crucero Fonapas
1
1
2
2
1
2
9
6
4
12
9
8
10
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
2
1
1
1
2
1
1
1
Estado Comunidad
PUE
San Baltazar
1
n=11
Los Ángeles
2
San Ramón
2
Romero Vargas
2
Azcapotzalco
1
Libres
1
Tres Cruces
2
SIN
Loma de Rodriguera
5
n=7
Felipe Ángeles
2
TAB
Miguel de la Madrid
1
n=3
Emiliano Zapata
1
Anacleto Canabal
1
TLAX San Pablo del Monte
1
n=10
Huamantla
1
Contla de Juan Huamatzi
1
Tlaxcala
1
Chiautempan
1
Tlaxco
1
Apizaco
1
Nativitas
2
El Carmen de Tequexquitla 1
VER
Medellín
1
n=11
Telesecundaria Anáhuac
1
Telesecundaria Cañada Rica 1
Xalapa
1
Esc. Prim. Leonardo Pasq. 1
Rafael Lucio
1
Esc. Prim. Héroes Nacozari 1
Reserva Territorial
1
José de Jesús Panes
1
Héroes de Nacozari
1
TOTAL
173
TABLA 2
Percepción social de la comunidad en tres áreas de riesgo psicosocial (IRPACO)
Áreas (%)
IRPACO global
Uso de droga y conducta antisocial
Eventos negativos de la vida
Estilo de vida
156
Protección (%)
33.3
30.97
39.88
31.74
Mediano riesgo (%)
30.93
26.31
30.31
35.99
Alto riesgo (%)
35.77
42.72
29.81
32.27
N = 173 grupos
157
158
Violencia familiar y consumo de alcohol.REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
El consumo de alcohol está asociado a múltiples daños sociales y discordias familiares. En investigaciones
epidemiológicas se ha encontrado que el 38% de las mujeres reportaron haber sufrido algún tipo de violencia
por parte de su cónyuge. El riesgo de violencia aumentó 3.3 veces cuando el varón estaba borracho todos los
días, en comparación con parejas cuyos miembros no presentaron problemas por el alcohol. (Natera, 2000)
Según una submuestra de la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) de 1998, el 47% del total de mujeres
del área urbana con pareja, entre 18 y 65 años reportaron haber sido víctimas de violencia, y que en el 66%
de los casos el alcohol estuvo presente. (Idem)
Según estudios de clínicas públicas y privadas de Texas, en EUA, entre el 6% y 8% de las mujeres
embarazadas presentaron lesiones derivadas de violencia por golpes; asimismo se encontró una tasa 2 veces
mayor de productos con bajo peso al nacer provenientes de mujeres que habían sido golpeadas durante el
embarazo. Las mujeres embarazadas desarrollaron un cuadro destress permanente con síntomas de depresión,
ansiedad y fobias, lo que provocó que su autoestima bajara y que presentaran mayor riesgo de desarrollar
adicción a drogas, alcohol o a ambos. (Ramírez-Rodríguez, 1992)
En un estudio llevado a cabo en mujeres que acudieron al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral
de la Familia (DIF), en zonas urbanas (zu) y zonas rurales (zr) del estado de Jalisco, entre 1985 y 1986, se
identificó maltrato relacionado con el estado de alcoholización del agresor en una quinta parte de mujeres
de la zr y en una cuarta parte de la zu. Los agresores en orden de frecuencia fueron el esposo y el padre.
Cabe aclarar que en ciertos sectores de la sociedad mexicana la agresión a la mujer no se entiende como
problema, sino como “asunto de familia”. En dicho estudio se encontró que la mujer maltratada, a su vez
maltrata más en relación a la violencia de que es objeto. (Idem)
Cuando la mujer agrede bajo los efectos del alcohol, el esposo es el blanco en el 80.8% de los casos en
la zu. Cabe aclarar que el esposo es quien más maltrata a la mujer, y la mujer es quien ejerce más violencia
sobre sus hijos, aparentemente debido a una posición jerárquica, dando lugar a lo que se ha llamado “violencia
en cascada” (Idem). En el mismo artículo se menciona que, al parecer, el alcohol es un factor que contribuye
a que se dé el fenómeno de violencia, aun cuando no la determine. (Idem)
Genovés, en 1991, señalaba que la violencia familiar -antes llamada intrafamiliar- es casi universal, y
suele practicarse sobre los más débiles, como las mujeres, y sobre todo los niños (Natera, 1994).
Para Natera, el estudio del abuso de drogas y su relación con la violencia explican una conducta muy
compleja en la que interactúan: la situación en sí misma, los aspectos sociales y económicos, la cultura y
desde luego, el efecto farmacológico de la sustancia. Asimismo menciona que se ha identificado más la
violencia y el uso de sustancias con una actitud y una conducta más masculina que femenina, relación de
género que se observa más reforzada socialmente que por características biológicas, aclarando que la
violencia familiar no es privativa de las clases sociales pobres o marginadas. Sin embargo, menciona que
en estudios realizados en México, se ha observado que tanto hombres como mujeres alcohólicas tienen un
antecedente familiar de alcohol, entre el 90 a 95% respectivamente.
Según otro estudio presentado en un Seminario de Funsalud en el año 2000, existe un modelo que
atribuye al alcohol un efecto farmacológico que facilita la conducta violenta. También se menciona un
159
mecanismo psicológico que puede aumentar la conducta agresiva al aumentar la sensibilidad al dolor,
provocando frustración en ausencia de reforzamiento (Natera, 2000).
Se alude también a la teoría de la desinhibición, en la que el efecto farmacológico del alcohol libera a los
centros cerebrales más primitivos del control inhibitorio de la corteza cerebral. Por otro lado también se
menciona la capacidad del alcohol de incrementar el conflicto, el enojo, la agresión y la violencia (Idem).
El modelo social llamado tiempo fuera, considera que la sociedad y el propio bebedor aceptan una
disolución de las reglas habituales de convivencia, lo que no sólo permite, sino que legitima la agresión hacia
la pareja. En ese mismo sentido, estudios empíricos muestran que la intoxicación atenúa la pena y el castigo
para el agresor intoxicado (Idem).
En la relación entre violencia familiar y consumo excesivo de alcohol, se hace aparente que las
consecuencias más importantes recaen en las mujeres, quienes por vergüenza no denuncian, sobre todo
por la connotación cultural de considerar esta conducta como “normal”, ante la incertidumbre de no saber
hasta cuándo y cuánto aguantar ese secreto a voces que ella sufre en soledad (Idem).
Se menciona que el personal de justicia y de salud, que es el directamente implicado en esto, prefiere
no meterse en “la vida de cada quien”. Pero no hay que olvidar que la violencia es una característica de la
conducta del victimario, no de la víctima (Idem).
Según estudios de Natera (1997), se reporta que la probabilidad de que la mujer sea golpeada es 5 veces
mayor cuando la pareja consume alcohol casi a diario (Idem).
Si a eso agregamos que México tiene una de las tasas más altas de mortalidad por causas violentas en
América, sólo superada por El Salvador y Colombia, la situación es peor, pues se sabe que en México el
consumo de bebidas alcohólicas es poco frecuente, pero cuando se consume es en grandes cantidades, lo
que según Medina-Mora (1995), aumentaría las tasas de accidentes y violencias. Para Rosovsky (1988), la
ingesta aguda de alcohol provoca más problemas en las salas de urgencias, que el consumo crónico (Idem).
Para tratar de correlacionar el alcohol con la violencia se han iniciado proyectos de investigación en agencias
del Ministerio Público de la ciudad de Pachuca, en Hidalgo, a través de la población que asiste o es detenida,
de lo cual existen algunos datos preliminares, en los que se confirma que las denuncias son presentadas
generalmente por mujeres, mientras que la mayoría de los detenidos son del sexo masculino (Idem).
Es importante mencionar que el mayor porcentaje de agresiones asociados al alcohol, es de tipo verbal,
lo cual no le resta importancia, pues como ya mencionábamos al principio, las repercusiones que esto conlleva
son muy diversas y difíciles de superar (Idem).
Según lo reportado por las mujeres, los motivos del maltrato son variados, 47.1% atribuye la violencia al
consumo de alcohol del cónyuge. Un aspecto importante por investigar es si la violencia del cónyuge surge
ante los intentos de la mujer por controlar el consumo, o bien, si se considera que la violencia es una
consecuencia inevitable de la intoxicación. (Idem)
Con los datos mencionados a lo largo de este capítulo, surge la necesidad de que investigadores del
tema desarrollen proyectos que aborden este campo tan inexplorado pero tan frecuente en nuestro país: la
relación entre la ingesta de alcohol y la violencia, en sus múltiples facetas.
BIBLIOGRAFÍA
— Ramírez-Rodríguez JC, Uribe-Vázquez G. Mujer y Violencia: Un Hecho Cotidiano. Documento preliminar III Congreso Nacional
de Investigación en Salud Pública. Cuernavaca, Morelos, 27 al 29 de enero de 1992.
— Natera G, López JL, Tiburcio M, Martín-Barba RM, León-Pérez J. Violencia y Alcohol, una Relación Peligrosa. Niñez,
Adolescencia y Género, una propuesta desde la educación y la salud por la no violencia. Funsalud. México, 2000.
— Natera G, López JL, Juárez F, Tiburcio M. The Link Between Alcohol and Drugs. Crimes Committed to the Public Prosecutor´s
Office in Pachuca, Hidalgo in Mexico. Draft, 2002.
— Natera-Rey G, Mora-Ríos J, Nava-Galindo A, Suárez-Martínez V, Tiburcio-Sáenz M. Violencia Familiar y su Relación con la Farmacodependencia. Asociación Mexicana de Psicología Social (Ed). La Psicología Social en México. Vol V: 263-270. México, 1994.
160
Prevalencia de fumadores de tabaco en aspirantes a residencias médicas de
posgrado en México
En este apartado presenta una revisión del trabajo sobre Prevalencia de fumadores de tabaco en aspirantes
a residencias médicas de posgrado en México, promoción 2000, que lleva a cabo el Instituto Nacional de
Salud Pública.
Determinar la prevalencia de fumadores de tabaco en los médicos que aspiran a una residencia de posgrado
constituye un elemento fundamental para fortalecer acciones de prevención del tabaquismo. La adicción a la
nicotina es evitable y su eliminación previene enfermedades, discapacidades y muertes prematuras.
En 1997 el 10% de todas las muertes registradas podrían atribuirse al consumo del tabaco. En las últimas
tres décadas, la mortalidad por causas asociadas al tabaquismo se ha incrementado en México de la siguiente
manera: 220% para el cáncer de pulmón, 188% para la enfermedad coronaria, 129% para otros cánceres y
62% para la enfermedad cerebrovascular. En el mismo año, las enfermedades atribuibles al tabaquismo
contribuyeron con el 12.7% del total de años de vida potencial perdidos (AVPP), por todas las causas.
En México, la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) de 1998, mostró que el 27.7% de la población
entre 12 y 65 años eran fumadores de tabaco, con mayor prevalencia de varones (42.9%) con respecto a
las mujeres (16.3%). Otro dato de importancia registrado en esta ENAes que el 52.6% de los no fumadores
(exfumadores y nunca fumadores) estaban expuestos involuntariamente al humo del tabaco.
Actualmente, la prevalencia de tabaquismo en adolescentes es de 11.6%, siendo mayor igualmente en
los varones (16%), que en las mujeres (11.6%). La mayor parte de quienes fuman diariamente, declararon
consumir de 1 a 5 cigarrillos (93% en adolescentes y 72% en los adultos).
La primera encuesta aplicada a los aspirantes a residencias médicas (octubre de 1998) mostró que 20%
de los aspirantes eran fumadores activos, quienes consumieron su primer cigarrillo a los 16 años y empezaron
a fumar diariamente a los 21. En septiembre de 1999 se aplicaron 13805 cuestionarios de autorrespuesta a
los aspirantes a ingresar en las residencias médicas de posgrado que fue contestado en forma anónima, con
una tasa de no respuesta de 0.38%.
El cuestionario consta de cuatro secciones; en la primera se incluyen variables demográficas y de
formación profesional; en la segunda se exploran las prácticas relativas al tabaquismo en la actividad clínica,
incluyendo el interrogatorio médico dicha adicción a sus pacientes; en la tercera se abordan antecedentes
de consumo o exposición pasiva al humo del tabaco y si fuman en su sitio de trabajo, y finalmente, se le pidió
se autoclasificara según su relación con el tabaco. Para efectos de este estudio se considera fumador activo
a quien declaró fumar actualmente y haber fumado más de 100 cigarrillos en su vida.
Los resultados de dicho cuestionario nos dicen que 17.9% eran fumadores activos y 8.2% exfumadores;
5.8% declararon fumar actualmente, pero no haber llegado a los 100 cigarrillos en su vida; 19% haber fumado
alguna vez y 49.1% nunca haber fumado.
La prevalencia nos habla de 24% para los varones y 11% para las mujeres, siendo significativamente
menor en quienes habían recibido capacitación para ayudar a sus pacientes a dejar de fumar durante su
formación profesional, que en quienes aquellas que no la recibieron: 16.6% y 19.1% respectivamente.
La mayor parte de los fumadores activos (52.9%) consumen tabaco diariamente, mientras que el 21.6%
161
reportan consumo semanal, 20.5% ocasional y 5% mensual.
En cuanto a la cantidad de cigarrillos consumidos, quienes fuman a diario, en promedio, usan 6 cigarrillos
por día, con una variación que va de 1 a 40; los de consumo semanal dijeron fumar en promedio casi 6
cigarrillos a la semana; los que consumen mensualmente fumaban 11 cigarrillos; mientras que los fumadores
ocasionales, consumen en promedio 3 cigarrillos por evento. Nuevamente el promedio de cigarrillos
consumidos es mayor entre los varones que entre las mujeres. La edad promedio para uso del primer cigarrillo
fue de 11 años, con inicio del consumo diario tres años después.
Haber recibido formación antitabaco en la carrera de Medicina, y haber tenido buena actitud en las
prácticas hacia la prevención y tratamiento, se consolidaron como factores de protección.
Con los datos enunciados, el médico, a quien se considera como confidente y voz autorizada en materia
de salud, se encuentra en posición privilegiada para promover la cesación del tabaquismo entre sus pacientes,
o por lo menos para motivar de manera importante a quienes intenten dejar de fumar.
A su vez, múltiples ensayos de intervención han probado la eficacia del consejo médico. Se encuentra
que a mayor tiempo dedicado y con sesiones de seguimiento, los resultados son mejores, aun cuando se ha
observado que la plática breve, con énfasis en el abandono del hábito, produce tasas del 5 al 10% de
abandono, que pueden llegar a 20 y 36% si se realizan sesiones de reforzamiento.
Por otro lado, uno de los principales objetivos que se manejan en relación con el consumo del tabaco y
la adicción a la nicotina, es la disminución de la tasa de iniciación en niños y adolescentes, para lo cual es
necesario desarrollar programas que promuevan entre maestros y médicos la necesidad de mantener libres
del humo del tabaco las instituciones donde laboran. Al efecto, es recomendable incluir en la currícula de las
carreras, contenidos educativos sobre tabaquismo.
Asimismo son importantes las intervenciones para la prevención y el manejo del consumo de tabaco,
especialmente durante la segunda década de la vida. Es importante insistir en la estrategia de las facultades
y escuelas de Medicina formadoras de médicos no fumadores además de ofrecer alternativas de tratamiento.
CONCLUSIONES
El consumo de drogas, la conducta antisocial y la violencia son situaciones que las comunidades perciben
como presentes en su vida cotidiana, mostrando un importante grado de conciencia que les permitiría actuar
si contaran con transferencia de tecnología preventiva.
La literatura sobre violencia familiar, señala al alcohol como un importante factor de riesgo. En este
sentido, los datos obtenidos de una investigación realizada en agencias del Ministerio Público en la ciudad
de Pachuca Hidalgo, muestran que el alcohol ha estado presente en actos de violencia tanto por parte de la
víctima, como del victimario, lo cual indica por una parte, una relación de riesgo y por otra, la necesidad
de contemplar programas de prevención que apunten tanto a la esfera del consumo como de la violencia.
La eficacia del consejo médico para el abandono del hábito tabáquico está comprobada, aunque uno de
los obstáculos más importantes continúa siendo el consumo de tabaco entre los profesionales de la salud. Por
ello, se considera importante incorporar en la currícula de las especialidades médicas, contenidos educativos
sobre tabaco e insistir en la estrategia de facultades y escuelas formadoras de médicos no fumadores.
162
6
La información, elemento esencial para el proceso
de formulación de políticas en adicciones en México
Blanca M. Villa Contreras SUBDIRECCIÓNDE EVALUACIÓN, DIRECCIÓN GENERALDE COOPERACIÓN Y DIFUSIÓN
EN ADICCIONES Y SALUD MENTAL, CONADIC. SECRETARÍADE SALUD. MÉXICO.
José Antonio Tapia Cruz SUBDIRECCIÓNDE EVALUACIÓNDE PROGRAMAS Y SERVICIOS; DIRECCIÓN GENERAL
DE INFORMACIÓN Y EVALUACIÓNDEL
DESEMPEÑO. SECRETARÍADE SALUD. MÉXICO.
INTRODUCCIÓN
En materia de salud, México experimenta una transición caracterizada por el traslape de problemas del rezago
epidemiológico y los considerados emergentes. Los primeros esencialmente prevenibles a través de intervenciones de
bajo costo y altamente efectivas. Los emergentes, por su parte, incluyen problemas originados, principalmente, por la
creciente exposición a estilos de vida dañinos, por ejemplo, el consumo y adicción al tabaco, alcohol y drogas ilícitas.1
El aumento en el consumo de estas sustancias y sus graves repercusiones para la salud individual, el desarrollo
familiar y social en su conjunto, han dado pie para que en México se formulen políticas que busquen anticipar,
prevenir, atender y controlar el problema de las adicciones. El proceso de formulación de políticas públicas pasa
por distintas etapas, que van desde la gestión hasta la evaluación. En cada una intervienen diversos actores y se
desarrollan diversos procedimientos; sin embargo, es la información el elemento esencial que permite conocer y
definir las causas y efectos de los problemas o necesidades que dan pie a la formulación de políticas y que permite
la elaboración, implantación y ejecución de acciones concretas, así como su seguimiento y evaluación.
En este sentido, este trabajo describe las características de algunos de los sistemas de información disponibles
en México y su utilidad para la generación de los Programas de Acción en Adicciones del Consejo Nacional contra las
Adicciones (CONADIC), vistos como instrumentos concretos de la actual política de salud en adicciones en el país.2
LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
La actividad gubernamental busca establecer las condiciones que faciliten la perpetuación de la sociedad y crear
las capacidades de desarrollo de los elementos individuales y colectivos que la constituyen, asegurando se brinden
los cuidados comunes y se vigile el cumplimiento de los derechos individuales, y el fortalecimiento del espíritu
público de sus acciones. Para lograrlo desarrolla actividades funcionales e institucionales. Las primeras, como un
fin en sí mismas, buscan cumplir con sus objetivos últimos; mientras que las institucionales tienden al mantenimiento
y operación de la administración pública A. En este sentido, la formulación de políticas públicas es una actividad
funcional dado que busca solucionar las necesidades públicas, a partir de la movilización y permanencia de la
acción colectiva. El objetivo de las Políticas Públicas es transformar las exigencias de la población en planes,
programas o proyectos, con objetivos y metas precisas, concretados a partir de la determinación de los medios
adecuados (instituciones y servicios) y de la asignación de los recursos necesarios.3
A
Se define a la administración pública como el conjunto de individuos y órganos que tienen la responsabilidad de conducir la acción del Estado;
esta actividad se da al momento en que el Estado actúa, mediante sus órganos estatales o cuerpo de gobierno, a fin de perpetuar y permitir
el desenvolvimiento de la sociedad.
163
En México, de acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 (PND 2001-2006), las políticas públicas
son el conjunto de concepciones, criterios, principios, estrategias y líneas fundamentales de acción, a partir de las
cuales la comunidad organizada como Estado decide hacer frente a desafíos y problemas que se consideran de
naturaleza pública,4 como por ejemplo, los relacionados con la salud, la economía, la defensa nacional, la hacienda
pública, etc. Así, en la formulación de políticas públicas interactúan distintos grupos sociales, a fin de adoptar decisiones
sobre las acciones que el gobierno desarrollará para solucionar los problemas de naturaleza pública. En este sentido
la información se convierte en una herramienta necesaria para sustentar el desarrollo de políticas públicas, además,
el conocimiento que proporciona la información, legitima y justifica las decisiones y acciones adoptadas.5
INFORMACIÓN: IMPORTANCIA Y ELEMENTOS INVOLUCRADOS
El complejo panorama que enfrentan los gobiernos para satisfacer las necesidades colectivas, respetando a la vez los
derechos individuales, hace necesario el uso de información a fin de conocer los fenómenos que envuelven a la población
en determinados contextos y para retroalimentar los programas y acciones definidos por una política, haciéndolos más
efectivos, eliminando procesos inadecuados e incorporando nuevas opciones de acción.6 De igual forma, la información
apoya la participación ciudadana en todos los niveles del sistema, dado que una población informada sobre los principales
problemas que la aquejan puede participar e influir más activamente en el proceso de elaboración de la agenda de
gobierno y en el seguimiento de los programas y acciones que se desarrollan. (Figura 1)
Cabe señalar que información no es lo mismo que dato. Dato es el reflejo de hechos directos que derivan de
observaciones empíricas e información es el resultado de un proceso a través del cual los datos se convierten en
elementos de valor que permiten, a través del conocimiento de un fenómeno o variable, la toma de decisiones.
Esto implica la elaboración de matrices conceptuales que describan los fenómenos contenidos en su ámbito de
explicación, combinado con las posibilidades reales para su aprovechamiento en un momento histórico dado. 7
Normalmente la información se agrega en sistemas de información, definidos como el conjunto ordenado de
subsistemas o componentes que interactúan entre sí, conforme a reglas establecidas, y cuyo objetivo fundamental
es producir información para un sistema mayor –normalmente las organizaciones o instituciones a las que pertenecen
o sirven–. En los sistemas de información los datos ingresan asociados a determinados conceptos, por ejemplo,
defunciones se relacionan con mortalidad en un lugar y periodo determinados; posteriormente se incorporan a
unidades estadísticas a través de su captura. La salida de estas unidades es la información específica, la cual debe
ser congruente, relevante, oportuna, homogénea y confiable, con relación al fenómeno analizado, para su posterior
difusión.
El producto de la información es el conocimiento, como experiencia acumulada entre información y toma de
decisiones. El resultado de este proceso es la generación de reglas o asociaciones útiles para el desarrollo de más
conocimientos, por ello los sistemas de información no sólo deben transformar cuantitativamente los datos en
información, sino también incorporar el conocimiento aprendido. Así, la adopción de decisiones racionales implica
el uso de información real, suficiente y oportuna.
164
En México, el Sistema Nacional de Información (SNI), coordinado por el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática, (INEGI), con base en la Ley de Información Estadística y Geográfica,8 tiene como objetivos:
I) normar el funcionamiento de los Servicios Nacionales de Estadística y de Información Geográfica (SENEIG), II)
establecer los principios y las normas conforme a los cuales las dependencias y entidades de la administración
pública federal deberán ejercer las funciones que les correspondan como partes integrantes de los SENEIG, III)
fijar las bases para coordinar la participación y colaboración que corresponda a los gobiernos de las entidades
federativas y a las autoridades municipales, así como para promover, cuando se requiera, la colaboración de los
particulares y de los grupos sociales interesados, a efecto de mejorar el funcionamiento del SENEIG, IV) promover
la integración y el desarrollo de los Sistemas Nacionales Estadísticos y de Información Geográfica (SINEIG) para
que se suministre a quienes requieran, en los términos de esta Ley, el servicio público de información estadística
y geográfica, y V) regular el desarrollo y la utilización permanente de la informática en los SENEIG.
En este contexto, se entiende por SINEIG al conjunto de datos producidos por las dependencias y entidades
de la administración pública federal, los poderes legislativo y judicial de la federación, y judicial del Distrito Federal;
además de los generados por las entidades federativas en materia de estadística e información geográfica. Estos
datos, de acuerdo con su estructura conceptual, muestran la interrelación de los fenómenos económicos,
demográficos y sociales, y su relación con el medio físico y el espacio territorial. Por su parte, los SENEIG son el
conjunto de actividades para la elaboración de estadísticas y de información geográfica que desarrollan las
dependencias anteriores, a excepción de las entidades federativas.
Las estadísticas que integra el SNI son las económicas, vinculadas con la programación y ejecución de la
política económica del país; las sociales relacionadas con el establecimiento y ejecución de la política social,
informando sobre la condición de los diversos grupos poblacionales y sus cambios con respecto a factores como
la educación, la salud, el empleo, el ingreso, y la seguridad pública, entre otros; y las estadísticas demográficas
que se relacionan con el volumen, estructura, distribución y dinámica de la población en el país y en los estados.
Las fuentes de información utilizadas por el SIN son los censos, las encuestas y los registros administrativos —
información sobre el funcionamiento de las dependencias que integran los Sistemas Nacionales y Estatales de
Estadísticas y de Información Geográfica—.
El Sistema Nacional de Información en Salud (SINAIS), componente del SNI, surge de la necesidad de contar
con información para formular políticas y planear el desarrollo de programas y actividades en el campo de la salud.
De acuerdo con la Ley General de Salud,9 corresponde a la SSAconducir este sistema, integrado por las dependencias,
organismos e individuos que conforman el Sistema Nacional de Salud (SNS), el INEGI, el Consejo Nacional de
Población (CONAPO), y por otras entidades de la administración pública relacionadas con este campo.Actualmente
el SINAIS reporta información de cuatro subsistemas: i) población y cobertura, que proporciona información sobre
población (total, por grupo de edad, de responsabilidad, potencial y usuaria), según institución, a partir de datos del
INEGI, CONAPO e instituciones del sector salud; ii) recursos, proporciona información sobre recursos físicos, materiales,
humanos y financieros disponibles y sus características dentro de cada institución; iii) servicios, informa sobre la oferta
y demanda de los servicios de atención médica y salud pública dentro del SNS, con base, principalmente, en registros
administrativos; y iv) daños a la salud, que proporciona información sobre la morbilidad y mortalidad entre la población.
La morbilidad se capta, dentro del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), por el Sistema Único de
Información para la Vigilancia Epidemiológica (SUIVE), 10 con base en los registros de diagnósticos realizados a
pacientes en los servicios de salud ambulatorios y hospitalarios, que incluyen información sobre edad, fecha de
diagnóstico y de notificación, institución tratante, municipio y entidad federativa. Por su parte, las estadísticas de
mortalidad, responsabilidad del INEGI, tienen como fuente de datos los certificados de defunción según causa básica,
que incluyen información sociodemográfica del fallecido.11
Además de estos sistemas, en relación con las adicciones, en México opera desde 1990 el Sistema de Vigilancia
Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA), que proporciona información: i) continua, de instituciones de salud,
sociales y de procuración de justicia relacionadas con las adicciones, ii) de puestos centinelas (unidades de urgencias
del sector salud), y iii) de encuestas probabilísticas y no probabilísticas. El SISVEA, implementado en 25 ciudades
165
de 18 estados del país, proporciona información sobre los cambios en los patrones de consumo, y ofrece
herramientas para la toma de decisiones y la evaluación de programas y servicios. Por su parte, las Encuestas
Nacionales de Adicciones (ENAs), las Encuestas Nacionales de Salud (ENSAs) y los registros de instituciones
públicas, sociales y privadas, principalmente el Sistema de Reporte de Información en Drogas (SRID), son
importantes fuentes de información en esta área.
Además de estas importantes fuentes de información que apoyan la acción del gobierno, existen otros dos
referentes necesarios al momento de formular políticas de gobierno. El primero es el marco legal-normativo vigente
que guía y legitima los esfuerzos para que, en un estado de derecho, se de la conducción armónica de la sociedad,
estableciendo los espacios de acción y de responsabilidad de individuos, sectores y del mismo gobierno. Los planes
y programas que las dependencias y entidades de la administración pública desarrollan, como elementos concretos
de una determinada política, también forman parte de estos referentes. El segundo, son los mecanismos y procesos
que instrumenta el gobierno a fin de conocer las percepciones y aportaciones de la población, en relación con
asuntos de interés público.
En este sentido y a fin de ejemplificar la importancia de la información en el proceso de formulación de políticas,
se realizó un estudio de casoB en relación con la información utilizada por el CONADIC para definir y elaborar los
Programas de Acción: Adicciones Tabaquismo, Alcoholismo y Farmacodependencia, y sobre la que será necesario
considerar al momento de ejecutar y evaluar dichos Programas.12 Para ello se analizó el tipo de información y sus
características, según las etapas de la formulación de políticas.13, 14
LA INFORMACIÓN SEGÚN ETAPADE FORMULACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS
ETAPADE GESTIÓN DE POLÍTICAS O DETERMINACIÓN DE LAAGENDA POLÍTICA15
Todo proceso de formulación de políticas inicia al surgir las necesidades o factores de descontento que, una vez
que trascienden a los individuos y son planteados por grupos, sectores sociales o por sus representantes, se
convierten en motivo de atención para el gobierno, el cual inicia la búsqueda de alternativas de solución. Ello implica,
en primera instancia, se conceptualice y describa el problema en cuestión; que en el caso de las adicciones se
logró a partir del análisis del panorama epidemiológico.
La descripción epidemiológica de las adicciones consistió en proporcionar información sobre las condiciones de
salud de la población y sobre sus determinantes a nivel poblacional, considerando la distribución geográfica de los
eventos, y las características sociodemográficas de la población involucrada.16 La información se obtuvo del SINAIS,
las ENAs, las ENSAs, de los reportes del SISVEA y del SRID, así como de diversas investigaciones en grupos
específicos (estudiantes, migrantes, trabajadoras sexuales y niños de la calle, entre otros). Estas fuentes establecen
que las adicciones en México, desde hace varias décadas,17 son un grave problema de salud pública, no sólo por el
daño que provocan a nivel individual o clínico, sino también en los campos social, económico y político del país.
Esta situación se refleja en los Programas de Acción en Adicciones, donde se establece que el tabaquismo,
por ejemplo, es un problema prioritario debido a su alta incidencia y a su estrecha relación con las afecciones
cardiovasculares y los tumores malignos, principales causas de morbilidad y mortalidad en el país.18 Según la ENA
1998, la prevalencia de fumadores entre los 12 a 65 años de edad del área urbana fue de 28% (43% hombres y
16% mujeres), mientras que el porcentaje más alto de fumadores (38%) se concentra en el grupo de 18 a 29 años
de edad. Otro hallazgo importante es el incremento del consumo de tabaco en los menores de edad (9% del total
de fumadores) con un alto riesgo de convertirse en dependientes al llegar a la mayoría de edad.19
Por otra parte, el abuso de bebidas alcohólicas C y la dependencia al alcohol, se estima provocan el 9.3% del
total de años de vida saludable perdidos.20 Las enfermedades asociadas al consumo de alcohol que más pérdidas
provocan son: cirrosis hepática (39%), dependencia alcohólica (18%), lesiones por accidentes de vehículos de
166
B
Técnica de investigación que permite centrar la atención en alguna institución, proceso o persona considerada típica o que se elige intencionalmente,
para obtener información amplia y profunda sobre los diversos aspectos, manifestaciones y situaciones que ha tenido o tiene el caso que se estudia.
Este tipo de estudio permite, bajo determinadas circunstancias, generalizar para otros casos aquellos elementos o situaciones considerados comunes.
C
Bebida alcohólica es definida como toda aquella bebida que contenga alcohol etílico en una proporción de 2 y hasta 55% en volumen.
motor (15%) y homicidios (10%). La ENA1998, reportó que 12% de los hombres y 0.6% de las mujeres entre 18
y 65 años presentan síndrome de dependencia al alcohol, y que el consumo de alcohol per cápita se incrementó
de 3.5 litros por persona en 1974 a 3.9 litros en 1984.
Por su parte, en México el consumo de drogas ilícitasD es menor que en otros países, sin embargo, su uso presenta
un incremento considerable, sobre todo por la aparición de nuevas sustancias psicoactivas, formas de uso y patrones
de consumo.21, 22 De acuerdo con la ENA1998, la prevalencia del consumo de drogas ilícitas entre la población mayor
de 12 años es de 5% (11% en hombres y 0.9% en mujeres). En el Programa de Acción contra la Farmacodependencia
se señala que la droga más utilizada es la cocaína (prevalencia de 43%), desplazando a la mariguana y los inhalables23
y que del total de defunciones notificadas al SISVEAen 1999, el 20% se produjeron bajo la influencia de alguna droga,
destacando la asfixia (20% del total de estas muertes), atropellamiento (20%), choque de vehículo de motor (17%),
intoxicación (14%) y herida por arma de fuego (13%).24
Además de esta información, la participación de la población es un factor importante para determinar la política de
salud en adicciones; sin embargo, y debido a la diversidad de necesidades e intereses de la sociedad, la interacción entre
Estado e individuos implica la búsqueda de opciones viables que permitan representar los intereses de los actores
involucrados. Para el caso de las adicciones, la etapa de gestión de políticas se fortaleció gracias a la Consulta Ciudadana
realizada por la SSAa inicios de 2001, con la que se obtuvo información acerca de las principales demandas de la población
y del rumbo que debía seguir dicha política. En esta consulta se obtuvieron más de 22 mil propuestas, de ellas, 1,950 se
relacionaron directamente con el problema de las adicciones, cuyas recomendaciones y conclusiones más importantes
fueron: fortalecer las acciones de prevención, atención y rehabilitación de las adicciones, mejorar la capacidad de respuesta
del sistema con más y mejores recursos, fortalecer los procesos de coordinación interinstitucional y la participación de la
población, así como utilizar los avances tecnológicos para fortalecer los programas contra las adicciones.
Además de estas aportaciones, existe una interacción permanente entre instituciones, organismos y grupos
organizados, públicos y privados, dedicados a la atención de las adicciones que permite, con base en la información,
sustentar la definición de prioridades y acciones. Entre las instituciones y organismos públicos obligados a realizar
actividades de prevención, atención y control de las adicciones destacan: el Instituto Mexicano del Seguro Social;
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado; Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia, Petróleos Mexicanos, Secretaría de Educación Pública y Centros de Integración Juvenil. Por
otra parte, las actividades de formación y capacitación, así como de atención y rehabilitación son apoyadas por
instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México; Universidad Autónoma Metropolitana; Universidad
Autónoma de Morelos; Universidad Veracruzana, entre otras y por organismos, fundaciones y grupos organizados
del sector privado como Alcohólicos Anónimos 24 horas; Narcóticos Anónimos; Drogadictos Anónimos, Fundación
Azteca y Monte Fénix, entre otros.
Todos estos actores son coordinados por el CONADIC, que además se apoya de otras áreas de la SSAque
realizan acciones en la materia como la Dirección General de Epidemiología, la Dirección General de Promoción
de la Salud y algunos Institutos Nacionales de Salud. También es importante resaltar la creación de Consejos
Estatales contra las Adicciones en todos los estados del país y de 846 Consejos Municipales Contra lasAdicciones
(35% del total de municipios del país).
A partir de esta información y de las aportaciones de la población, el CONADIC, como órgano rector en la
materia a nivel nacional, definió una primera agenda política de salud en adicciones, la cual consiste en promover
y apoyar las acciones de los sectores público, social y privado tendientes a la prevención y atención de los problemas
de salud pública causados por la adicción al alcohol, tabaco y la farmacodependencia.
D
Se considera drogas ilícitas, de acuerdo con la Ley General de Salud, el opio preparado para fumar, heroína, sus sales y preparados, cannabis
sativa, índica y americana o mariguana, adormidera (papaver somniferum), coca (papaver bactreatum y erithroxilon novogratense), en cualquiera
de sus formas, derivados o preparaciones. (Artículo 237 de la Ley)
E
Se entiende por farmacodependencia o drogadicción a la dependencia o adicción a una o más sustancias psicoactivas. Por su parte, una sustancia
psicoactiva, también denominada psicotrópica o droga, es la sustancia que altera algunas funciones mentales y a veces físicas, que al ser consumida
reiteradamente tiene la posibilidad de dar origen a una adicción. Estos productos incluyen las sustancias, estupefacientes y psicotrópicos clasificados
en la Ley General de Salud, aquellos de uso médico, uso industrial, los derivados de elementos de origen natural, los de diseño, así como el tabaco
y las bebidas alcohólicas.
167
ETAPADE FORMULACIÓN DE POLÍTICAS
Después de definir la agenda de gobierno comienza la fase de formulación de políticas que busca determinar la
viabilidad de las opciones o alternativas existentes. Estas opciones son el eslabón entre la política preliminar y las
acciones concretas que habrán de desarrollarse a partir de determinar la viabilidad política, legal, económica y
técnica de cada opción plasmada en planes o programas, con objetivos y metas a alcanzar e instrumentos a utilizar.
El análisis de viabilidad, por lo tanto, consiste en evaluar cuantitativa y cualitativamente los costos, los beneficios
y las herramientas involucradas en cada una de las opciones existentes.
La viabilidad política incluye la valoración del plan, programa o proyecto en términos de su ajuste a las
expectativas de los actores involucrados y su aportación al cumplimiento de los objetivos de gobierno. La viabilidad
política de los Programas de Acción diseñados por el CONADIC se obtuvo al considerar la voluntad de los actores
involucrados para hacer o dejar de hacer acciones relacionadas con la lucha contra las adicciones, así como su
contribución a las metas planteadas en el PND y el PNS 2001-2006. Ello permitió al CONADIC definir los espacios
de acción y responsabilidad de los individuos y sectores de la sociedad, incluyendo el suyo propio, a fin de apoyar
a través de estos programas el cumplimiento de los objetivos esenciales de gobierno en materia de adicciones, en
concordancia con los ejes rectores de la actual política de desarrollo social y humano. Las estrategias y líneas de
acción planteadas en los programas de acción en adicciones buscan: i) elevar el nivel de bienestar de la población
con acciones que permitan mejorar su nivel de salud y reducir los daños asociados a las adicciones; ii) disminuir
las desigualdades e inequidades entre grupos poblacionales, incorporando un enfoque de género y atendiendo a
los grupos más vulnerables; iii) fomentar el empoderamiento de la población, a partir de una mayor difusión de
información y del fortalecimiento de la percepción de riesgo de las adicciones favoreciendo la adopción de estilos
de vida saludables; iv) lograr la participación solidaria, fortaleciendo la coordinación interinstitucional que mejore
la respuesta social organizada en contra de las adicciones, y v) generar confianza en la población hacia sus
instituciones de gobierno, a partir de la retroalimentación y la rendición de cuentas sobre los avances en la ejecución
de los programas y el mejoramiento de las condiciones de salud de la población.
La factibilidad legal-normativa, consiste en lograr que los planes, programas y acciones de gobierno se ajusten
y sustenten en las directrices del marco legal-normativo del Estado. En este sentido, en el campo de la salud existe
un amplio conjunto de leyes, normas, decretos y reglamentos que regulan sus acciones, y que abarcan desde el
cumplimiento del derecho a la protección de la salud de los individuos hasta la conducción de la prestación de
servicios, y la definición de mecanismos de coordinación. Para el caso específico de las adicciones estos
ordenamientos ubican a los programas contra el tabaquismo, el alcoholismo y la farmacodependencia como materias
de salubridad general, atribuyendo a la SSA, a través del CONADIC, la conducción de las políticas y las acciones
tendientes a enfrentar y dar solución a estos problemas, sentando las bases para que en coordinación con los
gobiernos estatales y la sociedad en su conjunto se desarrollen los planes y programas correspondientes. En este
sentido, los Programas contra las Adicciones se ajustan en su totalidad a este marco legal-normativo, el cual,
además le confiere al CONADIC atribuciones para establecer nuevas normas y reglamentos que se ajusten a las
necesidades actuales en la materia con apego a las disposiciones legales vigentes.
Por otra parte, el análisis de factibilidad económica busca determinar, para cada una de las opciones de política
existentes, el volumen de recursos monetarios que se requieren para ejecutarlas, a fin de elegir la opción más adecuada;
así como proyectar los beneficios e impacto en relación a las metas establecidas. En el caso de las adicciones es
necesario estimar los costos de los programas de prevención, atención y rehabilitación, considerando fuentes de
financiamiento y procesos de distribución y ejercicio de los recursos, y los beneficios que se pretenden obtener, sin
embargo, y dado que el problema de las adicciones es un fenómeno que trasciende el ámbito de la salud al involucrar
sectores como el económico, es necesario considerar sus posibles efectos en estas áreas.
Por esta razón, los formuladores de los Programas de Acción en Adicciones requieren de información relevante,
coherente y oportuna que les permita adoptar las alternativas más viables y con los mayores impactos, considerando
los beneficios directos e indirectos de tal decisión. Parte de esta información se encuentra en las estadísticas
económicas y administrativas, pero además es necesario desarrollar procesos específicos que permitan obtener
168
datos primarios. En los Programas de Acción del CONADIC se analizó la viabilidad económica con base en el
desarrollo histórico de los programas y los presupuestos asignados; sin embargo, y de acuerdo con estos mismos
Programas, el reto es lograr que el presupuesto destinado a las adicciones sea más equitativo entre entidades e
incorpore a la sociedad en su ejecución y financiamiento.
Finalmente, el análisis de factibilidad técnica, busca determinar la disponibilidad de los medios y recursos
existentes y prever los necesarios para implementar los planes, programas o proyectos. Para ello es indispensable
contar con información sobre inventarios de recursos físicos, materiales, de equipo y de recursos humanos, según
su distribución espacial y sus características funcionales, además, en relación con los recursos humanos, debe
proporcionar datos sobre perfiles profesionales, niveles de preparación, puesto y necesidades de capacitación.
Esta información, al ser relacionada con los volúmenes de población a atender y con la identificación de áreas
prioritarias permite elegir las opciones más convenientes.
En los Programas de Acción en Adicciones, este análisis permitió identificar carencias de recursos institucionales
(humanos, físicos y materiales), y la desigualdad de infraestructura y servicios de tratamiento que se reporta entre estados.
Apartir de ello los Programas definen estrategias y líneas de acción que favorecen la participación de las instituciones
públicas y organizaciones privadas relacionadas con las adicciones a fin de disminuir el posible impacto de estas carencias
en la ejecución y en los resultados previstos, buscando aumentar la capacidad de respuesta del CONADIC.
Con base en estos principios y mecanismos, el CONADIC elaboró los Programas de Acción: Adicciones
Tabaquismo, Alcoholismo y Farmacodepencia que, como instrumentos de política, buscan contribuir al logro de los
objetivos y metas establecidos por el sector salud en la presente administración.
INSTRUMENTOS DE POLÍTICA: LOS PROGRAMAS DE ACCIÓN EN ADICCIONES
PROGRAMA DEACCIÓN : ADICCIONES / TABAQUISMO
El objetivo de este Programa es establecer el marco programático que contribuya con el PND y el PNS 2001-2006,
mediante acciones de la sociedad organizada, tendientes a reducir el deterioro causado por el tabaquismo, así como
su impacto en la salud de los individuos y de las familias, en la productividad y en el desarrollo económico y en la
calidad de vida de los individuos. La visión del Programa es trabajar por una sociedad mejor informada y corresponsable,
menos permisiva ante esta adicción. Es decir, que en la sociedad fumar sea cada vez más costoso y menos bien
visto, donde el respeto a las disposiciones legales sea por convicción y el tabaquismo deje de representar el costo
que ahora tiene. Su misión, por su parte, es contribuir a elevar los niveles de salud de los mexicanos a través de
acciones de investigación, prevención, tratamiento, control, y desarrollo de recursos humanos.
Con relación a los retos del actual sistema de salud, el Programa prevé favorecer la equidad al asegurar la atención
a los grupos más vulnerables y de mayor riesgo —población pobre con bajo nivel educativo, mujeres, adolescentes y
niños—. Para mejorar la calidad en la atención desarrollará acciones de capacitación para que el personal de salud
brinde tratamientos adecuados, evitando la discriminación y el daño a la dignidad de los fumadores. Además, el programa
apoyará la generación de políticas fiscales saludables, al eliminar los incentivos al consumo de tabaco y redistribuyendo
los recursos obtenidos por impuestos al tabaco a actividades de prevención, tratamiento y control. Para cumplir con su
objetivo, el Programa estableció 17 estrategias, 22 líneas de acción y 119 metas.
Programa de Acción: Adicciones Alcoholismo
Su objetivo es disminuir la prevalencia del alcoholismo, los daños a la salud, los problemas psicológicos, económicos
y sociales asociados al abuso del alcohol, brindando tratamiento oportuno a quienes lo padecen. La visión del CONADIC
en este Programa es mejorar la capacidad de respuesta del sistema de salud para la atención, prevención y tratamiento
de los problemas relacionados con el consumo de alcohol, a través de un esquema de participación social que permita
enfrentar los retos de equidad, calidad y protección financiera. Las acciones de este Programa, al igual que las de
tabaquismo y farmacodependencia, se apegan a los componentes estratégicos del PNS 2001-2006, a fin de vincular
la prevención y el tratamiento con el contexto general de desarrollo del país. El Programa establece 10 estrategias,
31 líneas de acción y 88 metas.
169
Programa de Acción: Adicciones Farmacodependencia
Su objetivo es reducir la prevalencia del consumo de drogas lícitas e ilícitas, fomentar una vida saludable y el
impacto de la salud de la población en la productividad y el desarrollo económico del país. La misión del CONADIC,
con este programa, es contribuir a elevar los niveles de salud de los mexicanos con acciones de prevención,
tratamiento, rehabilitación, control sanitario, formación de recursos humanos, y participación social y comunitaria,
poniendo especial énfasis en los sectores más vulnerables. El Programa desarrollará acciones para ofrecer servicios
con equidad, que mejoren la calidad de los servicios, asegurando el empleo de los avances tecnológicos y el respeto
a la dignidad humana, sentando las bases para proteger financieramente a la población afectada por estos
problemas. Para lograr esto, el Programa establece 17 estrategias, 44 líneas de acción y 118 metas.
En los tres Programas de Acción las estrategias, líneas de acción y metas se distribuyen con base en los
siguientes rubros rectores:
I)
Normatividad. Agrupa elementos y mecanismos que aseguran la aplicación y vigilancia de la normatividad relacionada
con la prevención, el tratamiento y el control de las adicciones, y la actualización y emisión de nuevos lineamientos
y disposiciones legales-normativas encaminadas a proteger a la población de los efectos de las adicciones.
II) Prevención. Agrupa actividades relacionadas con la prevención de las adicciones y de los daños asociados. Busca
desalentar el consumo de drogas modificando la percepción actual de riesgo, fomentar la participación de la sociedad
en acciones preventivas, crear sistemas de información y comunicación que permitan a la población, sobre todo la
vulnerable, disponer de alternativas para adoptar estilos de vida saludables.
III) Tratamiento. Agrupa aspectos que regulan la prestación de servicios de tratamiento (oportuno, eficaz y de calidad),
el incremento de la cobertura, la estandarización de criterios de diagnóstico, el desarrollo e incorporación de modelos
de atención adecuados y eficaces que disminuyan los costos, y la formación, capacitación y actualización de
recursos humanos.
IV) Investigación. Incorpora aspectos que permiten incrementar el conocimiento de las adicciones a partir de la formulación
y apoyo de investigaciones sobre tendencias de consumo, factores protectores y de riesgo y sobre efectos en la
salud, y la actualización y fortalecimiento de sistemas de información epidemiológica —Observatorio Epidemiológico
en Drogas, SISVEAy SRID—.
V) Evaluación. Incluye el desarrollo de modelos y procesos de evaluación y seguimiento de los programas, aportando
información para retroalimentar las políticas y para la toma de decisiones y gerencia de los servicios.
Es importante mencionar que además de estos rubros, en los Programa de Acción: Adicciones Alcoholismo y
Adicciones Farmacodependencia se hace énfasis en los siguientes componentes rectores: i) formación de recursos
humanos; ii) participación de la comunidad; iii) coordinación interinstitucional; iv) equidad en la implementación del
Programa; v) información y orientación, y vi) cooperación internacional.
De acuerdo con estos programas el cumplimiento de cada una de las metas es variable, dependiendo del tipo
de acción de que se trate, sin embargo todas se habrán alcanzado en el 2006. Su seguimiento lo realizará el
CONADIC, así como otras áreas de la SSAy fuera de ella.
Etapa de ejecución de políticas
Una vez que la política se concreta en un plan o programa da inicio la etapa de ejecución, la cual consiste en
transformar las estrategias y líneas de acción en tareas concretas que den cumplimiento a los objetivos y metas
establecidas. En esta etapa se estructuran los procesos, se definen, en los distintos niveles de ejecución (central
y operativo) a los responsables, y se asignan los recursos necesarios, a partir del desarrollo de planes y cronogramas
de trabajo que establecen el flujo y la secuencia a seguir para el adecuado desarrollo del programa.
En este sentido, la implementación de procesos de supervisión, seguimiento y control permiten valorar el grado
en que la ejecución y la planeación se ajustan al cumplimiento de metas y objetivos, permitiendo detectar desviaciones
y la implementación de las adecuaciones necesarias. Estos procesos requieren de la recolección rutinaria de información
que permita realizar estas valoraciones. Los registros administrativos de las instituciones públicas y privadas, constituyen
170
una de las fuentes principales de información sobre la ejecución de un programa, dado que registran datos sobre
población, recursos y servicios. Además, durante la ejecución es necesario desarrollar procesos de recolección,
captura, análisis de datos que el sistema normal no aporta, como por ejemplo información sobre acuerdos de
coordinación, satisfacción de usuarios, etc. El análisis de esta información constituye una valiosa herramienta para
conducir, rectificar o replantear las acciones, además la retroalimentación entre los operadores de los programas
produce mayores logros y beneficios.
Etapa de evaluación de políticas
La última etapa consiste en la evaluación expost o deimpacto del programa implementado como parte de una política
específica. Esta requiere de un periodo suficiente para determinar en que medida se cumplieron las metas y los
objetivos de los programas, así como para valorar cuales resultados pueden ser atribuidos directamente a las acciones
implementadas, para ello es necesario retomar la información utilizada durante las primeras etapas de la formulación
de políticas, lo que permite contar con datos basales, a fin de evaluar el impacto obtenido a través del tiempo. Para
el caso específico de las adicciones, la información epidemiológica utilizada para describir y valorar la magnitud del
problema permite, en la etapa de evaluación, comparar los cambios en la morbilidad y mortalidad asociados a las
adicciones en diferentes momentos. Esta información, como se comentó, se obtiene de los sistemas de información
de daños a la salud existentes en el país; sin embargo, algunas veces es necesario complementar estos sistemas
con estudios ad hoc que reporten información sobre los cambios en el panorama epidemiológico y sobre la percepción
de la población y de los prestadores de servicios.
De igual forma, la evaluación expost o de impacto, debe valorar el cumplimiento global de las metas y objetivos
plasmados, así como el manejo presupuestal y administrativo de los recursos empleados en el programa, ofreciendo
información que permita describir los factores que incidieron en su desarrollo. Esta información se obtiene de los sistemas
administrativos que operan las distintas dependencias, instituciones y organizaciones encargadas de ejecutar los programas.
Por otra parte, además de la valoración cuantitativa de los alcances del programa, la evaluación final puede complementarse
con análisis cualitativos utilizando entrevistas a informantes claves (incluyendo a la población beneficiada), entrevistas a
profundidad, grupos focales, etc. Con esto es posible documentar los aspectos exitosos relacionados con la operación
del programa, los beneficios alcanzados, las limitantes y obstáculos que se enfrentaron en todas las etapas de la formulación
de políticas, así como su apego y coherencia con las disposiciones del marco legal-normativo vigente. En su conjunto,
esta información permite presentar un panorama integral de los alcances de una política.
Discusión y conclusiones
En la medida en que la reorientación de las actividades en adicciones del sector salud se sustenta en la valoración
de la magnitud del problema y en las necesidades de la población y de la sociedad en general, se hace necesario
mejorar la capacidad institucional, lo cual hace necesario contar con una base sólida de información que permita
conformar la agenda de gobierno en salud con el mayor grado posible de sustentación objetiva. Cobra importancia,
por lo tanto, la conceptualización y puesta en marcha de procesos de generación y análisis de información que
apoyen la toma de decisiones referida a la formulación de políticas, como a la gestión estratégica de los programas
de acción producto de esta política.
A partir de esto se puede observar que la elaboración de los Programas de Acción en Adicciones, generados
por el CONADIC, responde a la actual política de salud del gobierno federal, en relación con su ajuste entre
necesidades de salud y la definición de acciones y metas concretas, lo cual fue posible al considerar, por una parte
la información sobre el contexto epidemiológico de las adicciones en México, y por la otra, al incorporar las opiniones,
sugerencias y propuestas emitidas por la población que participó en la Consulta Ciudadana y de los actores que
cotidianamente realizan acciones en este campo.
También debe destacarse que la actual situación del sistema de salud en materia de adicciones es producto de
su evolución histórica y de las adecuaciones al marco legal- normativo, lo que ha permitido que el CONADIC se
constituya como órgano rector en la materia a nivel nacional, y que gracias a esta atribución haya podido desarrollar
171
los Programas de Acción en Adicciones como herramientas a partir de las cuales la comunidad organizada hace frente
a los problemas y desafíos que implican las adicciones en el país.
El proceso de formulación de políticas en adicciones se ha favorecido de los avances del Sistema Nacional de
Información y de los subsistemas que lo integran, específicamente el Sistema Nacional de Información en Salud; sin
embargo, es necesario fortalecerlo aún más a fin de constituir un sistema único, integrador, moderno, flexible, confiable,
oportuno y dinámico, que integre un mayor volumen de información sobre adicciones. De igual forma, los registros
administrativos son indispensables al momento de estructurar los programas, por lo cual es necesario fortalecer estas
herramientas a fin de mejorar la disponibilidad de datos que retroalimenten al personal en los diferentes niveles de
operación de los Programas de Acción y sirvan a los procesos de planeación, ejecución, evaluación y toma de decisiones.
Apartir de ello, es necesario coordinar acciones interinstitucionales que fortalezcan y amplíen la cobertura del
Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones y del Sistema de Reporte de Información en Drogas, a fin de
generar datos a nivel poblacional, y no sólo de casos registrados en las instituciones de atención. De hecho, un paso
importante es convertir al Observatorio en una herramienta que integre los sistemas existentes, los resultados de las
encuestas nacionales que abordan el problema de las adicciones y los registros administrativos de las diversas
instituciones involucradas, con el fin de brindar información oportuna, confiable, representativa y de calidad, en los
niveles local, jurisdiccional, estatal y nacional, permitiendo evaluar regularmente la naturaleza y magnitud del uso y
abuso de drogas, así como los problemas asociados que afectan a la población, y la adopción de acciones concretas
de prevención, tratamiento y control de las adicciones.
El fortalecimiento del Observatorio, como sistema único de información, permitiría unificar esfuerzos, evitar
duplicidades, reducir costos e involucrar a los tomadores de decisiones, responsables de programas, prestadores de
servicios, académicos e investigadores y a la sociedad en general.
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Secretaría de Salud. Dirección General de Epidemiología. Sistema de Vigilancia Epidemiológica en Adicciones. México, 2000.
24
Secretaría de Salud. Programa de Acción: Adicciones. Farmacodependencia. Consejo Nacional contra las Adicciones, Secretaría de Salud. México 2001.
Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA)
RESPONSABLES ANIVEL FEDERAL Y EN LAS ENTIDADES
Autoridades normativas
Dr. Roberto Tapia Conyer • Subsecretario de Prevención y Protección de la Salud
Dr. Pablo Kuri Morales • Director General de Epidemiología
Dra. Patricia Cravioto Q. • Directora de Investigación y Evaluación
Dra. Ma. Esperanza García R. • Subdirectora de Investigación y Evaluación
Dra. Blanca Estela Fernández • Coordinadora Nacional del SISVEA
Dra. Blanca de la Rosa Montaño • Jefe del Área de Proyectos Especiales
Ing. Fernando Galván • Jefe de Análisis y Modelaje Matemático
Aguascalientes
Dr. Daniel Traconis Ramos • Coordinador Estatal SISVEA/ Subdirector de Prevención y Control de Enfermedades REDSSA
Baja California
Dr. Enrique Navarro Valle • Coordinador Estatal SISVEA/ Jefe del Departamento de Epidemiología Estatal
Psic. Humberto Muñoz Ponce • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Aguascalientes
Dr. Ignacio Benedicto Reyes Águila • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Mexicali
Dra. María Trinidad Romero • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Ensenada
C. Espriridión Juárez Cruz • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Tijuana
Baja California Sur
Dr. Mauricio Bernal • Coordinador Estatal SISVEA/ Subdirector de Salud de la Mujer
Psic. Martha Zaida • Responsable del Módulo de Salud Mental en La Paz
Psic. Georgina Beltrán Hernández • Responsable del Módulo de Salud Mental en Los Cabos
Campeche
Dra. Carmen Cuevas Narvaez • Jefe de Oficina REDSSA
Dra. Xóchitl Poot López • Directora del Área de Medicina del Centro de Atención Juan Vida Nueva
Coahuila
Dra. Elizabeth Mellado Moya • Epidemióloga Estatal
Dr. Benjamín Eloy Chapa
Colima
Dr. Martín Rizo Puente • Coordinador Estatal del Programa de Prevención y Control de lasAdicciones
Lic. Juan José Novela Vázquez • Responsable de Informática del Depto. de Promoción y Educación para la Salud de Nivel Estatal
Chiapas
Dra. Leticia Jarquín Estrada • Epidemióloga Estatal
Lic. Rubí Ruíz Palacios • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Tuxtla Gutiérrez
Lic. Marisol Molina Torres • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Tapachula
Lic. Rosa Carmina Leos Cobos • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen San Cristóbal de las Casas
Chihuahua
Distritto Federal
Dr. Javier Árias Ortíz • Coordinador Estatal SISVEA/ Subdirector de Epidemiología a Nivel Estatal
Dr. Cesar Sandoval Cázares • Coordinador de Epidemiología
T.S. Dulce Ma. Patricia López • Coordinadora del Área Médica / Responsable del SISVEA
Durango
Dra. Gabriela del Socorro Cantú García • Subdirectora de Epidemiología y Medicina Preventiva / Coordinadora Estatal del SISVEA
Dra. Ana María Fajardo Gómez • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Durango
173
Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA)
RESPONSABLES ANIVEL FEDERAL Y EN LAS ENTIDADES (CONTINUACIÓN)
Guanajuato
Lic. María Teresa Ortega • Coordinadora Estatal del SISVEA/ Responsable del Programa de Salud Mental
Lic. Olga Josefina Jiménez Horta • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen San Francisco del Rincón
Lic. Lilia Ruth Moreno Macías • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen León
Lic. María Teresa Romero • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen San MiguelAllende
Lic. Martha Adriana Vargas • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Guanajuato
Guerrero
Quim. Isaac Ibañez Cortés • Responsable del Programa de Prevención y Control de lasAdicciones
Hidalgo
Dra. Crispina Verduzco Solís • Subdirectora de Epidemiologia / Coordinadora Estatal del SISVEA
Jalisco
Lic. María Cristina Santoscoy Gutiérrez • Comisionada del Consejo Estatal contra las Adicciones / Coordinadora Estatal del SISVEA
Estado de México
Dr. Miguel Ángel Martínez P. • Jefe del Departamiento de Epidemiología
Dra. Marcela Rivera Contreras • Responsable del Programa de Prevención y Control de las Adicciones de la Jusirdicción 07 deAcapulco
EESP María Teresa Tristan Muñíz • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Pachuca
Dra. Marisela Esparza Rodríguez • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Jalisco
Dr. Alfredo Nava • Coordinador SISVEA Estatal
Dr. Fabio Silagua Silva • Epidemiólogo Estatal
Psic. Eréndira García A. • Responsable del SISVEA
Morelos
Dr. Carlos Orlando Villamisar Arciénegas • Epidemiólogo Estatal
Psic. Perla Alicia López G. Responsable del SISVEA
Nayarit
Dr. José A. Palacios Isaac • Coordinador Estatal de Salud Mental
Dr. Federico Cortés • Responsable del SISVEA
Nuevo León
Dr. Juan José Roque Segovia • Coord. Est. de Ciudad SISVEA / Jefe del Prog. Est. de Salud Mental y Psicosocial
Oaxaca
Dr. Rubén Coronado García • Coordinador Estatal del SISVEA/ Jefe del Departamento de Epidemiología Estatal
Puebla
Dr. Jesús Rubén Huerta de Gante • Epidemiólogo Estatal
Querétaro
Dr. Jaime Ponce Alcocer • Coord. Estatal de la Ciudad SISVEA/ Com. del Consejo Estatal contra lasAdicciones
Dra. Irene Cortés Carrillo • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Oaxaca
Dr. Alejandro Jiménez Espinoza • Epidemiólogo Jurisdiccional deAtlixco
Lic. Oscar Novella • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Querétaro
Quintana Roo
Dr. Mario Urzua • Coordinador Estatal SISVEA/ Epidemiólogo Estatal
Dra. Teresita Cruz Moreno • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Cancún
Leobardo Lezama Salgado • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Chetumal
San Luís Potosí
Dr. Héctor Marroquín Segura • Director de Políticas y Calidad en Salud / Secretario Técnico del CECA
Dr. José de Jesús Méndez Lira • Coordinador de la Ciudad SISVEAen San Luís Potosí
Sinaloa
Sonora
Dra. Jesús Ofelia Cárdenas Medina • Responsable del SISVEA
Dr. José Luís Peterson Beltrán • Coordinador Estatal SISVEA/ Director Gral. de Salud Mental en el Edo. de Sonora
Dr. Oscar Torres Fiel • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Agua Prieta
Dr. Gregorio Moreno Contreras • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Nogales
Tabasco
Dr. Carlos Mario de la Cruz Gallardo • Epidemiólogo Estatal
Sr. Mauricio Morales Ortega • Programa de Prevención y Control de lasAdicciones
Tamaulipas
Dr. Alfredo Rodríguez Trujillo • Coordinador Estatal SISVEA/ Epidemiólogo Estatal
Dr. José Luís Robles López • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Matamoros
Psic. Guadalupe Caballero Gutiérrez • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Nuevo Laredo
Dr. Miguel Ángel López Álvarez • Coordinadora de la Ciudad SISVEAen Reynosa
Tlaxcala
Dra. Rosa Elvia Montreal H. • Subdirector de Epidemiología
Dra. Virginia Sánchez Cordero • Responsable Estatal del Programa deAdicciones
Veracruz
Dra. Dulde Ma. Espejo G. • Epidemióloga Estatal
Yucatán
Lic. Gabriela Molina Morín • Coordinadora Estatal SISVEA/ Responsable del Programa de Adicciones
Psic. Juan Carlos Fuentes P. • Resp. Jur. de Promoción de la Salud y del Programa de Prevención y Control de las Adicciones y Salud Mental
Dr. Miguel Quintal Valladares • Coordinador de la Ciudad SISVEAen Mérida
Zacatecas
Lic. Patricia Vargas Romo • Responsable del SISVEA
Dr. Oscar Saucedo Quintaro
174
Sistema de Reporte de Información en Drogas
INSTITUCIONES PARTICIPANTES
Centros de Integración Juvenil
Dr. Víctor Manuel Guisa Cruz • Director General
Dr. Ricardo Sánchez Huesca • Subdirector de Consulta Externa
Dr. Lino Díaz Barriga Salgado • Subdirector de Hospitalización y Proyectos Clínicos
Lic. Raúl Zapata Aguilar • Director de Prevención
Psic. Bruno Díaz Negrete • Subdirector de Investigación
Psic. Mario Carlos Balanzario • Jefe del Departamento de Investigación Clínica y Epidemiológica
Psic. Juan David González Sánchez • Jefe del Departamento de Investigación Psicológica y Documental
Psic. Raúl García Aurrecoechea • Subjefe del Departamento de Investigación Clínica y Epidemiológica
Psic. Jorge Luis Arellanes Hernández • Subjefe del Departamento de Investigación Psicosocial
Centro de Ayuda al Alcohólico y su Familia
Dra. Ma. Elena Medina-Mora • Directora de la División de Investigaciones Epidemiológicas y Sociales
Instituto Nacional de Psiquiatría
Mtra. Guillermina Natera • Jefe de Departamento de Investigaciones Psicosociales
Secretaría de Salud
Dr. Hugo González Cantú • Director del CAAF
Mtro. Roberto Tapia Morales • Investigador
Centro Comunitario de Salud Mental Cuauhtémoc
Dr. César Javier Bañuelos Arzac • Director
Secreataría de Salud
Dr. Vicente Armando Bustos Delgado • Jefe de Enseñanza e Investigación
Cruz Roja Mexicana
Lic. Ma. Eugenia Castro • Director General
T.S. Guadalupe López Gómez • Jefe del Departamento de Trabajo Social
Dr. Enrique Escamilla • Director Médico
Dr. Sergio Delgadillo Gutiérrez • Jefe de Enseñanza e Investigación
Dirección General de Prevención y Readaptación Social
Dra. Emma Mendoza Bremaunts • Directora General
Secretaría de Gobernación
Lic. Raúl García Frías • Director de Ejecución de Sentencias
Lic. Manuel Saldaña Maurice • Subdirector de Estudios Criminológicos
Lic. Rosa María González Flores • Jefa del Departamento Criminológico
Dirección General de Prevención y Tratamiento de Menores
Dr. Sergio López Tirado • Director General
Secretaría de Gobernación
Lic. José Luis Musi Nahmias • Director Técnico
Dr. Raúl Román Varela Hernández • Director del Centro de Diagnóstico para Varones
Dr. Evaristo Barraza Núñez • Jefe de Departamento de Servicios Médicos
Fundación Renacimiento de Apoyo a la Infancia que Labora, Estudia y Supera, IAP
Lic. José Vallejo Flores • Director
Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez
Dr. Marco Antonio López Butrón • Director
Secretaría de Salud
Dr. Fernando López Munguía • Subdirector de Hospitalización
Dra. Carmen Rojas Casas • Subdirectora de Enseñanza, Investigación y Capacitación
Dr. Javier Alfaro Torres • Jefe de Enseñanza
Dra. Juana Ramírez Rivas • Jefa del Servicio de Urgencias
Hospital Psiquiátrico Infantíl Dr. Juan N. Navarro
Dr. Víctor Velázquez López • Coordinador de PAIDEIA
Secretaría de Salud
Procuraduría General de la República
Lic. Pedro José Peñaloza • Director General de Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad
Lic. Gerardo García Silva • Director de Servicios a la Comunidad
Lic. Yolanda Salinas • Subdirectora de Atención a Detenidos
Dr. Roberto Camargo Hernández • Jefe de Departamento de Servicios Asistenciales
Secretaría de Salud del Gobierno del Distrito Fedral
Dra. Asa Cristina Laurell • Secretaria de Salud del Distrito Federal
Dr. Ricardo Barreiro Perera • Director de Área de Urgencias y Medicina
Dr. Luis Rangel Mancilla • Subdirector de Servicios Médicos para la Impartición de Justicia
Dr. Raúl Gerardo Fernández Joffre • Jefe de la Unidad Departamental de Atención Toxicológica
Dr. Alejandro Mercado Becerril • Director Administrativo Centro de Atención Toxicológica Venustiano Carranza
Dr. Antonio Galindo López • Director del Centro de Atención Toxicológica Xochimilco
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OBSERVATORIO MEXICANOEN TABACO, ALCOHOLYOTRASDROGAS 2002
se terminó de imprimir en la Ciudad de México en noviembre del 2002.
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