Aspectos evolutivos del cambio ambiental global

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Aspectos evolutivos del cambio
ambiental global: El papel de la
población
Aspectos
evolutivos
del cambio
ambiental
global
Serafín Mercado Doménech*
Introducción
Los efectos de la vida humana sobre los ecosistemas es algo que ha
preocupado cada vez más a los científicos, a las autoridades y a la población en general. Esta conciencia es realmente reciente; sólo a partir
de mediados del siglo pasado algunos ecólogos hicieron hincapié sobre
la trascendencia que tenía la actividad humana en la vida del planeta
e indicaron el riesgo de extinción de varias especies y de la integridad
de numerosos ecosistemas.
Esta conciencia se ha exacerbado en épocas recientes, involucrando
cada vez más a los gobiernos; la población se ha organizado en sociedades internacionales como Greenpeace y en una gran variedad de
ONG, y han aparecido los llamados partidos verdes. El concepto de
desarrollo sustentable se ha convertido en una constante en las agendas
gubernamentales.
Un importante número de científicos contemporáneos sustentan
que los problemas ambientales no tienen fronteras y que es importante
abordar el cambio ambiental global.
* Facultad de Psicología, UNAM.
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Evolución de
Homo sapiens
Los planteamientos hechos por científicos, gobiernos y organizaciones civiles para afrontar el problema del deterioro ecológico parecen muy importantes y efectivos, pero no toman en cuenta un factor
primordial: el crecimiento de la población.
Para abordar este ángulo se requiere hacer un análisis evolutivo
de la razón de la incidencia de nuestra especie sobre el entorno y las
implicaciones de esta incidencia sobre ella misma.
Evolución de Homo sapiens sapiens y el deterioro
ambiental
Un importante
número
de científicos
contemporáneos
sustentan que
los problemas
ambientales no
tienen fronteras
y que es importante
abordar el cambio
ambiental global.
Sus planteamientos
así como los
de gobiernos y
organizaciones
civiles parecen
muy importantes y
efectivos, pero no
toman en cuenta
un factor primordial:
el crecimiento de
la población.
Los seres humanos somos producto de la evolución de las especies,
al igual que cualquier otro animal, planta o protista. Los mecanismos
de nuestra evolución son la selección natural de variaciones genéticas,
propiciadas estas últimas por cambios en el entorno; la aparición de
oportunidades en otros nichos, y el aislamiento de poblaciones.
Como cualquier otro animal, nuestra especie fundamenta su
adaptación al entorno en la utilización de un sistema nervioso que
capta la información de éste usando sus sistemas sensoriales (los
sentidos), la procesa y con ella guía su acción adaptativa en el medio
ambiente.
Sin embargo, la especie Homo sapiens sapiens presenta peculiaridades que no habían aparecido antes en el proceso evolutivo y que
significan un salto cualitativo en las estrategias de adaptación.
En primer lugar está la postura erecta, portento que permite mantener un equilibrio dinámico sobre una base de sustentación muy
pequeña (los pies), con un centro de gravedad muy alto que hace muy
inestable el sistema. La postura erecta libera las manos de la locomoción, que entonces se pueden adaptar para la manipulación.
También encontramos un desarrollo excepcional del encéfalo, especialmente de la corteza cerebral. Este crecimiento está asociado con
una percepción excepcionalmente buena (particularmente la visual),
una mayor y mejor memoria, y una inteligencia extraordinaria.
Otra peculiaridad de la especie es la evolución del lenguaje, vinculada al crecimiento cerebral, que acentúa el carácter social de nuestra
adaptación, misma que ya heredábamos de nuestros ancestros simios.
El lenguaje permitió la generación de intercambios de información,
tanto concreta como abstracta, y la organización de la acción colectiva
a través de locuciones instigadoras de la conducta tales como órdenes,
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solicitudes y sugerencias, entre otras. El lenguaje es lo que nos hace
seres culturales y, por ende, históricos.
Todos estos aspectos nos llevan a la característica fundamental de la
adaptación humana: la tecnología. En su adaptación, el hombre utiliza
todos los talentos señalados arriba para, en vez de seguir adaptándose
por selección natural, hacerlo mediante la transformación del entorno
a fin de que éste se adapte a sus necesidades; incluso se transforma a sí
mismo y transmite culturalmente este hecho a través del lenguaje y la
imitación. Como ejemplo, podemos considerar la evolución cultural
de algunos instrumentos.
Cuando Homo baja de los árboles y adopta una postura erecta, sigue
biológicamente adaptado a la vida de arriba. No tiene garras ni grandes
colmillos para depredar o para defenderse de los depredadores (cosa
común en los habitantes de la sabana) o para resolver conflictos con
sus congéneres (desafortunadamente el homicidio y la guerra nos han
acompañado siempre a lo largo de nuestra historia).
El proceso evolutivo normal implicaría, por selección natural, variaciones en el tamaño de los colmillos, permaneciendo aquellos que
fueran más grandes, fuertes y agudos. Sin embargo, con la adaptación
tecnológica cultural el hombre desarrolla colmillos manufacturados:
es decir, hachas y cuchillos de piedra. Después de un tiempo éstos se
tornan en algo inédito en el reino animal: colmillos voladores, pues
como tal podemos ver las puntas de lanza que alcanzan a la presa o
al depredador a distancia. Las lanzas van adquiriendo fuerza, alcance
y precisión al aparecer los lanzadores, los arcos (cuya invención las
convierte en flechas) y las ballestas. Todos estos adminículos adquieren mayor resistencia y filo al aparecer los metales, primero el bronce
y luego el hierro. Entonces surgen utensilios como los cuchillos, las
espadas y las dagas, y se perfeccionan los instrumentos citados. La
culminación de esta tecnología llega con las catapultas, que permiten
arrojar grandes pedruscos para derribar murallas.
Sin duda, el gran salto tecnológico es la aparición de la pólvora y,
luego, de otros explosivos que ayudan a arrojar proyectiles muy lejos,
con violencia y precisión. Finalmente se llega a los actuales misiles
balísticos y a las bombas guiadas por rayo láser.
La historia ofrece multitud de ejemplos de adaptaciones logradas
mediante la tecnología: edificios, ropa, transporte, comunicación, producción y cocinado de alimentos, mobiliario, cosmética y medicina,
entre otros.
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Aspectos
evolutivos
del cambio
ambiental
global
La historia ofrece
multitud de ejemplos
de adaptaciones
logradas a través
de la tecnología:
edificios, ropa,
transporte,
comunicación,
producción y
cocinado de
alimentos,
mobiliario,
cosmética
y medicina,
entre otros.
La tecnología
y el medio
ambiente
La tecnología nos hace sumamente poderosos; nos convierte en la
especie más exitosa en la historia de la vida, única que actualmente
tiene un crecimiento exponencial (con excepción de las especies domesticadas, que crecen a la par que nosotros) y, por ende, la de mayor
biomasa acumulada en la historia del planeta.
Esto parece el paraíso, pero ¿lo es?
La tecnología y el medio ambiente
La tecnología es una maravilla única en la historia de la vida sobre el
planeta: opaca totalmente los modestos logros de insectos y arácnidos
con sus colmenas, túneles y redes; de las aves, con sus nidos, y de los
simios que hacen pininos en el uso de herramientas.
Sin embargo no está exenta de problemas. En primer lugar, los seres
humanos depredamos la naturaleza para conseguir las materias primas
que requerimos, y luego, al desechar los adminículos rotos u obsoletos
(o, como ocurre actualmente, los empaques que los contenían al comprarlos) generamos desperdicios. Al quemar éstos usamos muchos
otros materiales y generamos infinidad de gases y polvos.
En segundo lugar, cada vez utilizamos más espacio para que habite
la creciente población y se ubiquen viviendas, fábricas y talleres, áreas
de producción de alimentos y vías de transporte entre poblaciones o
dentro de ellas.
Desde mediados del siglo pasado algunos ecólogos lanzaron la señal
de alarma acerca del impacto que tiene el hombre sobre el entorno
natural. Se han llevado a cabo estudios sobre la contaminación de
aire, agua y suelo; extinción de especies animales y vegetales; invasión
y destrucción de ecosistemas, y contaminación y agotamiento de los
mantos acuíferos. A esta urgente alarma han respondido organizaciones civiles, programas gubernamentales y reuniones internacionales.
Se han propuesto conceptos como preservación ambiental, educación
ambiental y desarrollo sustentable, para tratar de abatir el problema,
sin mucho éxito.
La preocupación más reciente surge con el cambio ambiental global,
que afecta a la naturaleza del planeta como un todo.
Sabemos que hay dos grandes problemas globales, el del agotamiento del agua dulce y el del efecto invernadero. El problema de la falta de
agua dulce, que se agudiza paulatinamente, está llevando a conflictos
nacionales e internacionales. El efecto invernadero induce al calenta270
miento global ocasionando que los polos se derritan, afectando con
ello a la flora y la fauna de la tundra (la cantidad de osos polares está
disminuyendo al reducirse sus territorios de caza) y provocando, por
el deshielo, que los mares presenten un incremento de nivel. La energía
del aire ha ocasionado ya un incremento en la fuerza destructiva de
huracanes y tifones.
La población humana ya también está siendo afectada. Mucha de
la discusión de este libro (y del simposio que lo generó) gira en torno
a cómo abatir los problemas y hacer que el proceso se detenga o, incluso, que se revierta.
Aspectos
evolutivos
del cambio
ambiental
global
El problema demográfico
En mi opinión, los programas y propuestas vertidos en este libro, y en
libros y revistas sobre el tema, son necesarios y tendrán forzosamente
impacto positivo. Sin embargo, ello no implica forzosamente que
sean suficientes para resolver la problemática ecológica del planeta.
El verdadero problema radica en que gracias a la maravillosa, pero
ecológicamente nefasta tecnología, la población ha crecido desmesuradamente. Especialmente la medicina y la producción de alimentos
han hecho posible la supervivencia de un mayor número de habitantes
humanos en el planeta. Esto provoca que la cantidad de contaminación
incremente a medida que aumenta la población. Además, cada sujeto
adicional requiere también energía adicional, que emplea directa o
indirectamente. Lo mismo pasa con el territorio y el agua, entre otros
recursos necesarios para la subsistencia.
En países superdesarrollados, como los Estados Unidos de América,
Canadá o Japón, la cantidad de energía que se usa, los niveles de contaminación que se genera y la depredación de recursos son inauditos.
Esto se debe a su nivel de industrialización y al consiguiente alto nivel
de vida promedio. Desgraciadamente, éste es el modelo que todas las
otras naciones pretenden alcanzar. Por ese intento se incrementará la
demanda de energía, recursos y agua, y la producción de desechos y
contaminantes. Es claro entonces que si la población sigue creciendo
el problema será catastrófico, y llevará a la Tierra a una crisis ecológica
que podría acabar con la especie.
Los programas de educación ambiental y de desarrollo sustentable
atenúan el problema pero no lo resuelven de base; rápidamente se ven
rebasados por el crecimiento de la población y de sus demandas.
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Los programas
de educación
ambiental y de
desarrollo
sustentable atenúan
el problema pero
no lo resuelven de
base; rápidamente
se ven rebasados
por el crecimiento
de la población y
de sus demandas.
El problema ecológico no puede ser solucionado solamente a través
de programas que aminoren el impacto del hombre sobre la Tierra.
Gracias a la tecnología, la población humana aumenta y contamina
cada día más la Tierra. Lo cierto es que cualquier programa es pronto
rebasado por las consecuencias del crecimiento de la población.
El papel del control de la población en la
restauración ambiental
El verdadero
problema radica
en que gracias
a la maravillosa,
pero ecológicamente
nefasta, tecnología,
la población
ha crecido
desmesuradamente.
Especialmente
la medicina y
la producción
de alimentos
han hecho posible
la supervivencia
de un mayor
número de
habitantes humanos
en el planeta
Queda claro que no es posible resolver los problemas ecológicos, incluyendo el calentamiento global, si no se controla el crecimiento de la
población. El que esto escribe sabe que no es posible hacerlo con métodos
fascistas, pero también que es perfectamente posible lograrlo con aproximaciones democráticas, usando fundamentalmente la persuasión.
Hay varios ejemplos: con métodos de persuasión no impositivos,
México ha logrado reducir su tasa de crecimiento del 7% al 1% . Con
un esfuerzo un poco mayor, dicha tasa será negativa (ello ya se ha logrado en varios países de Europa). El caso de China es muy significativo
también, aunque allí los métodos fueron más autoritarios.
El control de población debe ser una preocupación internacional,
consensuada y concertada. Es importante que el esfuerzo abarque a
todo el colectivo internacional.
La falta de mano de obra puede resolverse con un uso más prolijo
de robots en industria y servicio doméstico. Como contraparte se
requerirá un incremento del nivel de educación de la población, para
que ésta pueda hacerse cargo de tareas más complejas y de mayor
responsabilidad.
La disminución de la población reducirá los problemas locales y
globales que menciona este libro. Tal solución tendrá su óptimo impacto si se complementa con programas de preservación y restauración
ambiental, educación ambiental y desarrollo sustentable.
Conclusión
Para resolver el problema ecológico, tanto local como global, es necesario considerar su aspecto demográfico. No tomar medidas para reducir
la población conlleva al desastre. Da fin a este texto nuestra sugerencia
de generar, con carácter de urgente, una agenda para abordar el tema
a nivel internacional.
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