texto - Universidad Nacional Abierta

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
DIRECCIÓN DE INVESTIGACIONES Y POSTGRADO
ESPECIALIZACION EN DERECHOS HUMANOS
CONCEPCIÓN FLEXIBLE DEL PRINCIPIO DE SOBERANÍA
NACIONAL RESPECTO A LOS DERECHOS HUMANOS EN LA
CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Trabajo de Grado presentado como requisito parcial
para optar al grado de Especialista en Derechos Humanos
Autor Abg.: Peter A. Solano R.
Tutor: Prof. Msc. Raúl González V.
Caracas, Junio de 2011
ii
DEDICATORIA
A mis Padres quienes cuidaron de mis primeros pasos y supieron
guiarme por el buen camino de la vida. En especial a mi siempre amada
Madre (+) Carlota Vidalina Rondón, mi génesis y fuente de mi inspiración,
quien perdura eternamente como un inagotable lucero, iluminando desde el
firmamento, el sendero que hace feliz a mi corazón. ¡Bendición!
iii
RECONOCIMIENTO
A mi querida hermana Miriam del Valle Gutiérrez Rondón, quien me ha
brindado por siempre su afecto y extendido su mano generosa para lograr
con éxito el objetivo propuesto.
A Nelson Nieto, por su fraterna solidaridad.
A mi Tutor el Profesor Raúl González por su invalorable guía e
inconmensurable apoyo.
A toda mi familia en su conjunto por su respaldo y permanente
motivación, al igual que mis más cercanas amistades.
A la Universidad Nacional Abierta, que me ha brindado la oportunidad
de cursar estudios en su seno fortaleciendo mi compromiso profesional con
las causas más nobles. A todo el elenco de excelentes Profesores y
Profesoras que conjuntamente con la Profesora Gladys de Delgado como eje
motriz, compartieron sus conocimientos, consejos y orientaciones. Así como
a todo su personal en general, soporte fundamental que responsablemente
en su eficaz desempeño, me ofrecieron atención y dieron oportunas
respuestas a mis requerimientos.
A todas mis compañeras y compañeros de curso de quienes obtuve un
provechoso aprendizaje y me honran con su amistad.
A todas y todos ¡Muchas Gracias!
iv
ÍNDICE GENERAL
pp.
VEREDICTO DEL JURADO
DEDICATORIA
RECONOCIMIENTO
ÍNDICE GENERAL
LISTA DE CUADROS
RESUMEN
ii
iii
iv
v
vii
viii
INTRODUCCIÓN
1
CAPÍTULOS
I
II
EL PROBLEMA
4
1.1 Contextualización y Delimitación del Problema
1.2 Interrogantes de la Investigación
1.3 Definición del Problema
1.4 Justificación e Importancia del Estudio
1.5 Objetivo de la Investigación
1.5.1 Objetivo General
1.5.2 Objetivos Específicos
4
8
8
9
10
10
11
MARCO TEÓRICO
12
2.1 Antecedentes Relacionados con la Investigación
2.2 Evolución Histórica de la Soberanía y de los
Derechos Humanos.
2.2.1 Breve Evolución histórica de la Soberanía.
2.2.2 Breve Evolución histórica de los derechos
Humanos.
2.3 Los Derechos Humanos en el Marco de la
Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
2.4 Los Instrumentos Jurídicos y Mecanismos
Fundamentales que Legalmente Inciden Sobre la
Limitación de la Soberanía del Estado Venezolano.
2.4.1 Instrumentos Jurídicos
2.4.2 Mecanismos
2.5 La Doctrina Jurisprudencial de la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia en Materia de
Derechos Humanos con Relación a la Soberanía
12
v
17
17
21
30
38
38
42
III
IV
V
Nacional.
2.5.1Avances Jurisprudenciales
2.5.2 Retrocesos Jurisprudenciales
2.6 La Influencia de los Derechos Humanos Como
Limitación a la Soberanía Nacional Consagrada en
la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
51
53
57
MARCO METODOLÓGICO
74
3.1 Fundamentos Epistemológicos
3.2 Tipo y Diseño de la Investigación
3.2.1 Tipo de la Investigación
3.2.2 Diseño de la Investigación
3.3 Procedimiento
3.4 Sistema de Variables
3.4.1 Definición Conceptual
3.4.2 Definición Operacional
74
76
76
78
79
81
82
84
PROPUESTA
85
4.1 Denominación de la Propuesta
4.2 Objetivo
4.3 Objetivos Específicos
4.4 Presentación
4.5 Justificación
86
86
86
87
89
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
90
5.1 Conclusiones
5.2 Recomendaciones
90
93
BIBLIOGRAFÍA
64
94
vi
LISTA DE CUADRO
pp.
CUADRO
1
Identificación y Definición de las Variables
83
2
Operacionalización de las Variables
85
vii
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
ESPECIALIZACION EN DERECHOS HUMANOS
CONCEPCIÓN FLEXIBLE DEL PRINCIPIO DE SOBERANÍA NACIONAL
RESPECTO A LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CONSTITUCION DE
LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Trabajo Especial de Grado
Autor: Peter A.Solano R.
Tutor: Prof. Msc. Raúl González V.
Año: 2011
RESUMEN
El presente trabajo de investigación se plantea dentro del marco
metodológico documental y se ubica en el plano de los derechos humanos,
específicamente en relación a la limitación que estos imponen al principio de
soberanía nacional para su protección y salvaguarda. En atención a ello, se
hizo necesario hacer un estudio enfocado sobre la preeminencia de los
derechos humanos frente a la soberanía nacional teniendo como base la
humanista Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999),
cuya problemática consiste en contrastar los derechos humanos con dicho
principio, teniendo en cuenta a su vez, la doctrina jurisprudencial del Tribunal
Supremo de Justicia, que en ocasiones han contrapuesto el mismo en su
clásica versión, frente a ciertos organismos internacionales bajo el argumento
de que estos actúan con pretendida injerencia en el orden interno, a pesar de
que ostentan competencia y jurisdicción, atribuidas mediante convenios y
pactos internacionales, lo cual ha sido aceptado soberanamente por el
Estado venezolano en virtud de la ratificación de los mismos. Por tanto, el
objetivo general de la investigación es formular una concepción flexible del
principio de soberanía nacional, utilizando a tal fin, fuentes legales,
bibliográficas y jurisprudenciales, mediante un análisis sistemático, crítico y
global, para poder llegar a la conclusión principal de que el clásico poder
absoluto que durante siglos le ha sido endilgado al principio de soberanía
nacional, en el presente se encuentra limitado por el insoslayable respeto a
los derechos humanos.
Descriptores: Concepción Flexible. Principio de Soberanía. Derechos
Humanos.
viii
INTRODUCCIÓN
El día 30 de diciembre de 1.999 entró en vigencia en Venezuela una
nueva Constitución Nacional, la cual introdujo una serie de modificaciones e
innovaciones en la estructura y conformación del Estado, tanto en lo político,
social y económico, constituyéndose un nuevo orden jurídico sustentado en
un Estado social de derecho y justicia, lo cual implica que el Estado
venezolano se encuentra totalmente transversalizado por los derechos
humanos, tema este que dejó de estar monopolizado por el ordenamiento
jurídico interno, visto el interés universal que en protección de los mismos en
el mundo se ha suscitado luego de una serie de eventos históricos que se
caracterizaron por lesionar la dignidad humana; entre los que destaca la
Segunda Guerra Mundial culminada en 1945, la cual provocó la necesidad
de establecer normas en su resguardo mediante declaraciones, convenios,
pactos y tratados que debido a la progresividad de esos derechos, que se
han convertido en verdaderos instrumentos jurídicos los cuales prevén
diversos
mecanismos
de
protección,
incluyendo
jurisdicciones
internacionales, todo ello instituido para garantizar la no vulnerabilidad de los
mismos.
Sin embargo, el asunto de los derechos fundamentales del ser humano
se remonta a tiempos anteriores, particularmente a la época de la llamada
Revolución Inglesa, Revolución Estadounidense y de la Revolución
Francesa, que permitieron sentar las bases para el reconocimiento de
derechos
que
posteriormente
se
fueron
constitucionalizando,
específicamente en cuanto a los derechos civiles de las personas, para luego
trascender al ámbito internacional, hecho este que reviste de una gran
importancia porque en definitiva fue lo que permitió que paulatinamente se
hayan ido consolidando una serie de principios para el logro de ese
progresivo desarrollo.
Los procesos revolucionarios antes citados, también contribuyeron al
1
surgimiento del Estado republicano, donde la soberanía ya no residiría en el
monarca, marcando así el fin del absolutismo y el surgimiento de nuevos
conceptos como los de soberanía popular y soberanía nacional, pero
siempre entendiendo que la misma es la máxima expresión de poder de un
Estado en el orden interno, siendo que si bien en el escenario internacional,
reconoce a iguales (otros Estados), niega cualquier posibilidad de un poder
superior que le obligue. De manera que el poder del Estado se estima
absoluto en base a su soberanía; desafortunamente muchos gobernantes del
nuevo modelo republicano seguían manteniendo la forma absolutista de
ejercer la soberanía, derivando por ejemplo en modelos dictatoriales y
autoritarios, volcándose contra los propios ciudadanos que, en teoría, eran
los titulares de la misma. Tales modelos dieron lugar a una serie de
movimientos sociopolíticos tanto a nivel interno como internacional, que de
alguna forma buscaban restringir ese ejercicio desmedido del poder que solo
encontrarían eco luego de producirse la segunda guerra mundial, como ya se
ha expuesto, debido a sus fatales consecuencias. De allí que la creación de
sistemas internacionales de protección para garantizar el respeto a los
derechos humanos instaurados a partir de 1948, se ha constituido en un
nuevo paradigma de justicia, que necesariamente requiere para lograr la
tutela efectiva que le es encomendada, relativizar el principio de soberanía
nacional.
El objetivo de la presente investigación es formular una concepción
flexible del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos,
mediante el análisis de la influencia de estos para su limitación conforme a
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Los principales soportes teóricos del trabajo investigativo, descansan
sobre la base de las disposiciones constitucionales que establecen el
carácter supremo que los derechos humanos comportan; así como, el
estudio de la doctrina y jurisprudencia en armonía con el tema tratado. La
investigación se desarrolla dentro del marco metodológico del tipo
2
documental, diseñado bajo parámetros bibliográficos, teniendo como eje
central la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV
1999) y las declaraciones, convenios y pactos internacionales en materia de
derechos humanos.
El trabajo especial de grado está estructurado en cinco (5) Capítulos, en
el Capítulo I se contextualiza y delimita el problema, se indican las
interrogantes, se expresa la justificación y se plantean los objetivos, además
se elaboran los cuadros correspondientes donde se identifican y definen las
variables y su operacionalización. En el Capítulo II se establece el marco
teórico, en el que se exponen los antecedentes relacionados con la
investigación, los aspectos generales y se desarrollan cada una de las
variables. En el Capítulo III, se explana el marco metodológico, dentro de un
tipo documental con diseño bibliográfico y se describe de forma sucinta, las
fases que se cumplieron para realizar la investigación. En el Capítulo IV se
expone la propuesta, y en el Capítulo V se finaliza la investigación,
expresándose las conclusiones y recomendaciones pertinentes, conforme al
trabajo realizado. Posteriormente se cita toda la bibliografía utilizada.
3
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA
1.1 Contextualización y delimitación del problema
Como consecuencia de las atrocidades acontecidas durante la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945), la comunidad internacional se vio en la
imperiosa necesidad de tomar medidas tendientes a que tales hechos no se
repitieran hacia el futuro, de allí que luego de su finalización, particularmente
a partir de 1948, se promulgaron una serie de instrumentos y mecanismos,
como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), el Pacto de
los Derechos Civiles y Políticos (1966), el Pacto Internacional de los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), entre otros de rango
mundial, así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(1969) y otros más a nivel regional, en sintonía con sus respectivos sistemas
de tutela como lo son en este caso la Comisión y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, todo con la finalidad de dar reconocimiento y protección
a derechos considerados inherentes al ser humano que habían sido
vulnerados a lo largo de la historia.
En tal sentido, uno de los temas más polémicos en el ámbito del
derecho ha sido y lo sigue siendo en la actualidad, es el relativo a la
conciliación de los derechos humanos con el principio de soberanía nacional,
dado que aquellos tienen un carácter universal por tanto su defensa y
protección resulta ser un aspecto que no está reservado exclusivamente al
orden jurídico interno de los Estados en virtud de la potestad que dicho
principio otorga, pues se trata es de hacer prevalecer y respetar la dignidad
de la persona humana frente al poder de estos.
4
Covarrubias (2007) señala que:
La soberanía otorga a los estados el derecho a que no
intervengan en sus asuntos internos, y podría decirse que no hay
otro asunto más puramente interno que la forma como un Estado
trata a sus ciudadanos en su territorio. (p. 17).
Efectivamente, pero hay que acotar que cuando se aborda el aspecto
referente a los derechos humanos, el asunto no solo atañe al orden político y
jurídico interno, sino que puede trasladarse hacia el ámbito internacional, lo
cual ha traído como consecuencia posiciones doctrinarias divergentes, ya
que algunos opinan que las obligaciones internacionales respecto a los
derechos humanos podrían atentar contra el principio de soberanía nacional,
Krasner citado por Covarrubias (ob. cit.) afirma “los derechos humanos
(constituyen) un ámbito en el que los conceptos convencionales de
soberanía han sido menoscabados.” (p. 34).
Sin embargo, actualmente es tal la trascendencia que se le ha otorgado
a los derechos humanos, que todo lo relativo a la protección de los mismos,
deja entrever que no sería admisible que ello se agotara fatalmente en la
soberanía del Estado, lo que ha dado pie a propuestas reorientadoras del
clásico principio de soberanía nacional.
Es así como se puede observar igualmente que en los procesos
integracionistas se han venido produciendo formulas que atenúan las
posiciones conservadoras; en tal sentido Ferrero (2007) opina que “La
integración regional no significa abandono de la soberanía estatal sino su
puesta en común, es decir una mutualización de la soberanía entre estados,
con el propósito de preservarla.” (p. 3). Esto es lo que la Unión Europea ha
denominado repartición distributiva de competencias, donde la soberanía se
pone al servicio de los objetivos comunes de sus miembros, fortaleciendo el
sistema comunitario que conforman.
De modo que el concepto clásico de soberanía se estima reductivo en
5
la medida que impida el acceso a los beneficios y favores que concede el
derecho internacional de los derechos humanos, y es que los principios que
rigen estos derechos han tenido una gran influencia en la modificación de
conceptos e instituciones tanto a nivel interno de los Estados como en lo
externo.
El concepto de soberanía surgió como un principio absoluto, donde el
Estado ejercía un poder sin equivalentes ni superioridad, no obstante el
reconocimiento de los derechos humanos con carácter universal ha
provocado que necesariamente tenga que hacerse un replanteamiento sobre
tal concepción, De la Cueva (1964) niega la existencia del poder soberano, al
afirmar que “No hay tal poder soberano, no puede haberlo; porque desde el
instante mismo en que un hombre acepta la existencia de tan desmesurada
autoridad, esclaviza su voluntad y prescinde de su condición de hombre libre.”
Tan severa apreciación refleja la supremacía que se estima tiene la
dignidad humana frente al Estado, en este caso representada por uno de sus
atributos como lo es la libertad. Empero, en opinión del investigador tampoco
podría decirse que la libertad es absoluta, de manera que tanto la soberanía
como la libertad tienen cierta relatividad, por lo que es necesario establecer
un equilibrio que permita tanto el ejercicio de aquella como el de este
derecho. Jellinek (1999) opina que la soberanía no pertenece a las categorías
absolutas sino a las históricas, esto como consecuencia de que el concepto
de soberanía es el resultado de un proceso histórico que tiene su momento
cumbre en la Revolución Francesa, en contraposición los derechos humanos
si bien fueron positivizados en 1948 con su Declaración Universal, los mismos
no son estrictamente el resultado de un proceso histórico, sino que forman
parte de la esencia misma del ser humano, son intrínsecos a su existencia.
Como ya fuera dicho, ese reconocimiento a los derechos humanos,
trajo consigo que se hayan desarrollados una serie de principios que le rigen
los cuales son explanados en múltiples pactos internacionales de obligatorio
cumplimiento legal para los Estados que los suscriben, y frente a los cuales
6
no puede oponerse el concepto de soberanía para evadir el compromiso de
garantizarlos; sin embargo, delimitar con precisión tal circunstancia no es
tarea fácil, debido a los aspectos históricos, políticos, sociales, culturales,
económicos y jurídicos que se interponen.
Por ello es importante analizar el concepto de soberanía sin la
investidura tradicional que le otorgara Bodin, Hegel y Hobbes en siglos
pasados, sino que hay que analizarla a la luz del presente siglo XXI, donde el
respeto a los derechos humanos se considera de suprema importancia para
el mantenimiento de la paz mundial y la conservación de la raza humana.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999,
contempla normas orientadas a garantizar esa preeminencia de los derechos
humanos, sobre la base del principio de progresividad que los caracteriza.
No obstante, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
venezolano, ha tenido una conducta algo contradictoria reflejada en múltiples
decisiones, siendo que en unas destaca la importancia que tienen los
órganos internacionales de protección de esos derechos, armonizando los
instrumentos que los sustentan con la normativa interna, pero en otras
utilizando el argumento de la no injerencia enmarcada en el ámbito de la
soberanía nacional, ha rechazado la superioridad de las decisiones de dichos
órganos en la materia.
La apreciación es que los derechos humanos se han ido incorporando y
profundizando cada vez con mayor amplitud en el ámbito jurídico y político
internacional,
siendo
ello
un
factor
determinante
que
inspira
una
interpretación y concepción moderna de lo que ha de entenderse por
soberanía.
Los derechos humanos, si bien durante mucho tiempo fueron de
competencia exclusiva de la jurisdicción interna en franco ejercicio del clásico
concepto de soberanía nacional, en la actualidad y con sobradas razones se
extienden subsidiariamente a la jurisdicción internacional en la medida que
Venezuela ha ratificado los tratados, convenios y pactos internacionales que
7
la contemplan y expresamente ha aceptado esa jurisdicción, todo de
conformidad con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
consecuencialmente contrae obligaciones de cumplimiento en la protección
de los derechos humanos que no deben ser soslayadas bajo el paradójico
argumento de que atentan contra la soberanía nacional.
Frente a toda esta problemática que evidentemente afecta la protección
efectiva de tan preciados derechos por parte de los órganos internacionales
destinados a garantizarlos, al existir en Venezuela actualmente cierta
incoherencia jurisprudencial por parte de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia que confronta los postulados que rigen en el ámbito del
derecho internacional de los derechos humanos, se hace necesario realizar
un profundo análisis para determinar si tales derechos se erigen como un
límite a la soberanía nacional, con el fin de evitar actuaciones arbitrarias por
parte del Estado que perjudiquen el ejercicio, la defensa y la protección de
los mismos.
1.2 Interrogantes de la investigación
De todo lo expuesto anteriormente surgen las siguientes interrogantes:
¿Cuál es la importancia de los derechos humanos en el marco de la
Constitución Bolivariana de Venezuela?
¿Cuáles son los instrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales
que legalmente inciden sobre la limitación de la soberanía del Estado
venezolano?
¿Cuál es la jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia en materia de derechos humanos con relación a la
soberanía nacional?
¿Cuál es la influencia de los derechos humanos como limitación a la
soberanía nacional consagrada en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela?
8
1.3 Definición del Problema
El presente estudio está dirigido a acometer la problemática que se
refleja al contrastar el principio de soberanía nacional con la prioridad que
impone la protección de los derechos humanos en atención a la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela:
¿Cómo flexibilizar la rigurosidad del principio de soberanía nacional
respecto a los derechos humanos?
Expuesta la problemática en su contexto real, la interrogante planteada
mediante el desarrollo del presente estudio hallará su explicación en sintonía
con los objetivos a fin de efectuar una propuesta dirigida a flexibilizar el
clásico concepto de soberanía nacional teniendo como limite el respeto a los
derechos humanos.
1.4 Justificación e importancia del estudio
El sistema internacional de protección de los derechos humanos se
encuentra vinculado con el estado de derecho, si bien en la vigente
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, están consagrados
un conjunto de principios que garantizan el ejercicio de los derechos
humanos, la importancia de estos derechos trascienden el ordenamiento
interno, por lo que se han creado sistemas de protección a nivel internacional
con la finalidad de reforzar su defensa y protección.
La sumisión de los Estados que integran esos sistemas de protección
que se rigen por sus propios instrumentos jurídicos, mecanismos y
jurisdicción, son el resultado de un acto voluntario de aquellos en pleno
ejercicio de su soberanía nacional, de allí que deben velar porque todos esos
postulados previstos en los instrumentos jurídicos internacionales relativos a
los derechos humanos se cumplan. Sin embargo, no son pocos los casos en
que se produce una contradicción interpretativa entre el alcance de los
9
referidos sistemas y el principio de soberanía, partiendo de que la
Constitución de un Estado representa la superioridad normativa sobre
facultades y derechos, deberes y obligaciones, que por ser supremas
excluyen la posibilidad de que exista un orden jurídico que le supere, lo cual
está íntimamente ligado al principio de soberanía que se instituye como una
libertad conductual que permite a los Estados su autodeterminación,
provocando interpretaciones divergentes en tal sentido.
Estas contradicciones interpretativas hacen necesario se profundice el
estudio de los derechos humanos y el principio de soberanía nacional, con el
fin de ampliar su comprensión y emprender un correcta interpretación de la
Constitución Venezolana en franca sintonía con el sistema internacional de
protección de los derechos humanos al que por propias disposiciones
previstas en ella en su parte dogmatica, la soberanía se encuentra limitada
cuando se trata de garantizar y proteger dichos derechos.
Todo ello destaca la importancia de la presente investigación y justifica
su propósito, el cual es contribuir en construir un concepto de soberanía
nacional que contemple la posibilidad de flexibilización de su ejercicio frente
al principio de progresividad que ostentan los derechos humanos.
El estudio del tema objeto de la investigación, desde el punto de vista
jurídico se estima trascedente por cuanto constituye un aspecto no resuelto
en el marco del derecho Constitucional, significando una contribución para
esclarecer los límites que imponen los derechos humanos al principio de
soberanía. Por tanto, la investigación desde el punto de vista social beneficia
a los seres humanos en general como únicos y exclusivos sujetos de estos
derechos, al adentrarse en un nuevo paradigma que procura ofrecer
soluciones frente a la concepción restrictiva del principio de soberanía, la
cual ha provocado interpretaciones reduccionistas que pudieran afectar la
defensa plena, así como el goce y disfrute de los mismos en Venezuela. De
igual forma contribuye con los abogados, jueces y demás profesionales
vinculados al estudio, promoción y defensa de los derechos humanos.
10
Desde el punto de vista académico, la presente investigación se somete
en su totalidad a la consideración por parte de estudiantes del área de los
derechos humanos, docentes, investigadores y público en general, pudiendo
a su vez servir de apoyo en la creación o ampliación de conocimientos que
nutran el acervo intelectual relativo a dichos derechos.
1.5 Objetivos de la Investigación
1.5.1 Objetivo General:
Formular una concepción flexible del principio de soberanía nacional
respecto a los derechos humanos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
1.5.2 Objetivos Específicos:
- Identificar los derechos humanos en el marco de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
- Caracterizar los instrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales
que legalmente inciden sobre la limitación de la soberanía del Estado
venezolano.
- Analizar la jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia en materia de Derechos Humanos con relación a la
soberanía nacional.
- Determinar la influencia de los Derechos Humanos como limitación a
la soberanía nacional consagrada en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
- Diseñar una propuesta de concepción flexible del principio de
soberanía nacional respecto a los derechos humanos en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
11
CAPÍTULO II
MARCO TEORICO
2.1 Antecedentes relacionados con la investigación.
El autor de la presente investigación, una vez analizado diversos
trabajos relacionados con el tema objeto de estudio, determinó algunos de
gran importancia que permiten establecer el marco teórico referencial que
servirá como soporte de la misma, enfocados sobre el tema de la soberanía y
los derechos humanos.
A continuación se señalaran esas investigaciones que servirán de
referencia y soporte al presente trabajo.
Moreno (2007) en su Tesis Doctoral “La Concepción y el Concepto de
Soberanía” presentado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia
(UNED), Madrid, España, realiza un recorrido histórico adentrándose en la
relación entre soberanía y el surgimiento del Estado, haciendo énfasis en las
teorías de Jean Bodin unos de los autores más importantes en la formulación
del concepto clásico de soberanía, el cual le atribuye un poder absoluto y
perpetuo a la misma. Consideraba este autor atendiendo a su época que la
soberanía no era delegada, pertenecía al Rey por una especie de donación
que el pueblo le había otorgado, de manera que aquel estaba muy por
encima de este y solo obedecía a los mandatos divinos, sentando así las
bases del absolutismo.
Dicho trabajo se relaciona con la investigación presente, debido a que
contribuye a analizar las teorías de Jean Bodin, que si bien han tenido una
importancia relevante desde aquellos tiempos, requiere de una visión
actualizada que sintonice con los nuevos paradigmas que los derechos
12
humanos imponen.
Por su parte Dueñas (2005) en su trabajo de investigación “Soberanía
y Estado Constitucional: Su importancia en la integración y en el derecho
comunitario” Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Autónoma de México, aborda el tema de la soberanía y sus limitaciones
atendiendo a los tratados internacionales que suscriben los Estados, donde
hace un estudio sobre la disputa jerárquica del principio de soberanía y las
obligaciones que derivan de los tratados internacionales, lo que le permite
expresar que “…la limitación de la soberanía puede surgir de la concertación
de tratados, práctica que desde comienzos del siglo XIX, se ha hecho
frecuente y extendido a múltiples asuntos, o bien a un acto unilateral.” (p.
741). Lo cual comparte el autor de la presente investigación, porque ello es lo
que particularmente sucede con los tratados y convenios internacionales en
materia de derechos humanos cuando son ratificados por los Estados.
Asimismo en dicha investigación, Drommi citado por Dueñas (ob. cit.)
explana:
La integración regional no es incompatible con la soberanía
nacional. La potestad perpetua de una república, como decía
Jean Bodin no será menos absoluta porque la energía del poder
soberano se extiende por integración en sentido horizontal,
aunque no por internacionalización en sentido vertical. De todas
formas por muchos años, la idea de Estado como potencia
nacional encontró su expresión jurídica en el dogma de la
soberanía. Las relaciones del derecho comunitario de la
integración no niegan ni limitan ni excluyen a la soberanía, sino
que la ubican en un marco ampliado, donde se extiende o
prolonga el poder soberano del Estado en otras materias que no
tenía aunque ahora compatibilizado con el poder soberano de otro
estado miembro. (p. 751)
La apreciación citada, tiene su asidero en que una de las aéreas donde
el concepto de soberanía ha venido siendo ampliado, es en el de la
integración, y el mejor ejemplo de ello es la Unión Europea, que está
13
constituido por un conjunto de Estados que ejercen una soberanía en forma
colectiva, que algunos denominan soberanía compartida, abarcando diversas
materia que antes eran exclusivas de los mismos, pero que con el propósito
de lograr fines comunes en el orden económico, social, cultural, de defensa y
seguridad, ha ido cediendo en favor del referido sistema comunitario.
De manera que diversas Constituciones Nacionales se han sumado a
las corrientes integracionistas y mediante normas precisas abren el camino
del comunitarismo permitiendo la celebración de pactos para la conformación
de organizaciones supraestatales, afianzándose así en el contexto
internacional, bajo condiciones de reciprocidad y equidad, donde el concepto
de soberanía debe flexibilizarse para lograr esos propósitos lo cual se vincula
con el presente estudio.
Según Gómez (2002), en su trabajo de investigación intitulado “La
Protección Internacional de los Derechos Humanos y la Soberanía Nacional”
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México,
plantea que durante los siglos XIII y primera mitad del XIX se creyó que era
suficiente con reconocer los derechos humanos en las Constituciones de los
Estados para que los mismos fueran respetados por estos y por los
ciudadanos en general, pero la realidad ha reflejado un desbordamiento
constante de los poderes del Estado que reflejan la insuficiencia
constitucional para garantizar dichos derechos. De esa circunstancia es que
han surgido instrumentos conectados a sistemas internacionales de
protección que procuran asegurar su reconocimiento efectivo, así tenemos el
Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los Sistemas de Protección
Regionales, como el europeo, el interamericano y el africano.
Efectivamente, Gómez (ob. cit,) manifiesta que esa protección ha ido
evolucionando tanto a nivel universal por vía de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) o mediante sistemas regionales que en ningún caso
son excluyentes sino que se complementan, sumando sus ventajas para
14
salvaguardar la dignidad humana. Añadiendo que el derecho interno debe
velar por la observancia de los derechos humanos excluyendo la razón de
Estado, mientras que el derecho internacional debe proteger esos derechos
fuera del alcance de la soberanía nacional, pero opina que existe una
contradicción cuando las normas que rigen estos sistemas entran en
contradicción con el ordenamiento jurídico interno de los Estados.
El citado trabajo, tiene relación con la presente investigación, en razón
de que en el mismo se abordan puntos contradictorios que pudieran reflejar
los sistemas de protección de los derechos humanos con relación a la
normativa interna, destacando que en el mismo se aprecia como los
derechos humanos se extienden más allá de la soberanía nacional.
Por su parte Meléndez (1997) en su trabajo de investigación
denominado “Los Derechos Fundamentales en los Estados de Excepción
según el Derecho Internacional de los Derechos Humanos” Universidad
Complutense de Madrid, aborda un tema de vital importancia en el que la
protección de los derechos humanos requiere de especial atención, como lo
es el estado de excepción, donde la estabilidad o supervivencia misma del
Estado puede encontrarse en grave riesgo, allí hace un análisis de cómo se
deben activar los mecanismos que permitan salvaguardar los derechos
humanos como justificación última del sistema democrático.
En tal sentido Meléndez (ob. cit.) afirma:
A nivel convencional los distintos sistemas internacionales de
protección de los derechos humanos han desarrollado
positivamente la protección de estos derechos en las situaciones
de excepción. Han ampliado la lista de los derechos y garantías
inderogables y de los principios jurídicos aplicables de tales
situaciones, así como también han establecido ciertas
obligaciones y controles a los Estados para hacer uso de las
facultades extraordinarias, sin transgredir el ordenamiento jurídico
internacional. (p. 7)
Tales consideraciones obedecen a que justamente, en los estados de
15
excepción como antes se indicaba, el Estado toma medidas que en primer
término buscan volver todo a la normalidad, pero de ningún modo se puede
suspender la vigencia de los derechos humanos, particularmente aquellos
derechos que la doctrina a denominado pertenecientes al núcleo duro, como
lo es por ejemplo el derecho a la vida. Sin embargo, el problema se plantea
por el hecho de que el Estado puede en esos casos restringir una serie de
derechos, que en no pocas veces, bajo el fragor de las circunstancias que
provocaron la situación excepcional, tienden no a restringirlos sino
tácitamente a derogarlos, generando un ambiente donde la población
quedaría a merced del poder del Estado, de allí que se haría necesaria la
intervención de los órganos internacionales a favor de la protección de eso
esenciales derechos.
Es sabido que la suspensión de garantías está sujeta a ciertas
condiciones que se deben observar en forma estricta para atender la
emergencia que se trate, las cuales han de ser temporales en relación con
duración de la situación, pero indudablemente el Estado está obligado
siempre a respetar y salvaguardar la integridad personal, de igual forma
estos estados de excepción deben ser publicados por los medios oficiales y
dar conocimiento de los mismos a la comunidad internacional.
De manera que el mencionado trabajo se vincula favorablemente con
el presente estudio, porque aborda la importancia de los derechos humanos,
su defensa y protección, en situaciones extraordinarias de la vida política de
un Estado en los que la integridad de las personas y su vida se exponen al
peligro, por lo que ante un posible desborde del poder del Estado en la
acción
de
intentar
controlar
los
hechos
que
han
provocado
la
excepcionalidad, se hace necesario aplicar los principios rectores de los
derechos humanos frente al principio de soberanía nacional.
De manera que en su conjunto, los trabajos mencionados, en los que se
tratan aspectos relativos a los derechos humanos y la soberanía resultan
verdaderamente provechosos, por cuanto, en ellos se trata el tema desde
16
distintas vertientes teniendo como factor común la importancia y prevalencia
de los derechos humanos frente al principio de soberanía nacional.
2.2 Evolución
humanos.
histórica
de
la
soberanía
y
de
los
derechos
2.2.1 Breve evolución histórica de la soberanía.
El concepto de soberanía desde tiempos remotos ha sido objeto de
múltiples debates, no existe precisión en la historia antigua para ubicar sus
inicios, Dodds citado por Moreno (2007), afirma “La familia fue la piedra
angular de la estructura social arcaica, la primera unidad organizada, el
primer ámbito de la ley” (p. 7). Efectivamente, porque la familia como
organización social precedió al Estado, en las que el poder era ejercido por el
padre en las sociedades patriarcales, quien poseía una autoridad ilimitada
sobre sus hijos, los cuales eran objeto de obligaciones más no sujetos de
derecho respecto a aquel. El citado autor señala que este tipo de
organización social “duró en Atenas hasta el siglo VI en que Solón introdujo
ciertas garantías legales” (p. 8). Solón acuñó el término timocracia para
referirse a una forma de gobierno en el que el poder era ejercido por los que
detentaban la riqueza y la sociedad era dividida en diversas clases sociales,
sistema que a la postre daría paso a la democracia y con ello al Estado
Griego clásico. Por su parte Aristóteles siguiendo a Platón, consideró la
autarquía como un atributo del Estado, entendida esta como la capacidad de
autosuficiencia que este debe poseer para satisfacer sus necesidades, la
autarquía es sinónimo de independencia. Sin embargo, la acepción de
soberanía no se vislumbraba para entonces. Afirma Moreno (ob. cit.):
En la polis griega, el “poder” constituido en sus variadas y distintas
opciones políticas, según las circunstancias de cada momento no
parece haberse visto nunca cuestionado ni amenazado por la
17
oposición o disputa de otras fuerzas exteriores o poderes
establecidos, que pudieran esgrimir a su favor un mejor derecho.
(p. 23).
Entre otras razones porque ese poder no era cuestionado interna o
externamente, de manera que el pensamiento griego a pesar de que fue la
cuna de la democracia como forma de organizar el Estado, no ofrece una
aproximación clara sobre el concepto de soberanía. Por su parte los romanos
que, si bien desarrollaron importantes instituciones jurídicas, sobre todo
atinentes al derecho civil, su devenir histórico se sustentó en un sistema
político imperial caracterizado por una suerte de mezcla entre autocracia,
monarquía y democracia; señala el citado autor:
El poder de Roma no se sintió nunca amenazado por otras fuerzas
que no fueran las emanadas de su propio poder. Por esa razón,
no tuvo necesidad de establecer para su pervivencia otros
mecanismos de defensa del poder, que los generados por él
mismo, a manera de contrapesos, para su propia autodefensa. (p.
16)
De tal planteamiento, similar al efectuado sobre los griegos, aflora que
la soberanía está vinculada a la idea del poder, y surgirá por la confrontación
del poder del Estado con otros poderes, entre los cuales, afirma Jellynek,
según el autor en referencia, está:
La Iglesia, que quiso poner al Estado a su servicio; el imperio
romano que no quiso conceder a los Estados particulares más
valor que el de provincias y los grandes señores y corporaciones,
que se sentían poderes independientes del Estado y frente de él.
(p. 23)
De modo que será la lucha de poderes lo que hará emerger el concepto
de soberanía, el cual tendría en Bodin (1576) su mentor, quien expuso:
La soberanía es el poder absoluto y perpetuo de la República (...).
La soberanía no es limitada, ni en poder, ni en responsabilidad, ni
en tiempo (...) es necesario que quienes son soberanos no estén
18
de ningún modo sometidos al imperio de otro y puedan dar ley a
los súbditos y anular o enmendar las leyes inútiles (...). Dado que,
después de Dios, nada hay mayor sobre la tierra que los príncipes
soberanos, instituidos por Él como sus lugartenientes para mandar
a los demás hombres, es preciso prestar atención a su condición
para, así, respetar y reverenciar su majestad con la sumisión
debida, y pensar y hablar de ellos dignamente, ya que quien
menosprecia a su príncipe soberano menosprecia a Dios, del cual
es su imagen sobre la tierra. (s/n).
Fue entonces en la edad media, ante las constantes disputas de poder
escenificadas principalmente entre la iglesia, el imperio y los señores
feudales, que los análisis de Bodin van a fijar las bases del concepto de
soberanía, la cual calificó de indivisible y detentada por el Rey, en razón de
que, según su apreciación, solo a él le había sido otorgado el poder máximo
de decisión (summa potestas) en obsequio de la gracia de Dios en pacto
supremo, de modo que el Rey era la encarnación del Estado y sobre el solo
podía imperar la ley divina.
Casi un siglo después, Hobbes (1651) desvinculará esa relación de
dependencia en cuanto a que la legitimación de la soberanía en el Rey era
producto de una concesión divina al considerar que este era el tenedor de la
soberanía no por mandato de Dios, ya que, entre otras apreciaciones, era
imposible comprobar la existencia del pacto que le había conferido
semejante atributo, sino por una transmisión que el pueblo le hacía de ella
que le era consecuencia de la ley natural, pudiendo enajenar su libertad
como causa del caos social a cambio de seguridad, decía Hobbes “El fin del
Estado es, particularmente, la seguridad.” De manera que el Estado no era
producto de un pacto con Dios, sino de un pacto entre los ciudadanos;
aunque el Rey, seguía siendo el depositario de la soberanía, con el carácter
indivisible e ilimitado que había valorado Bodin.
Luego el ingles Locke, tal como lo expone Camps (1988) “propuso que
la soberanía emanaba del pueblo y pese a aceptar la visión contractualista
19
de Hobbes, consideraba que los ciudadanos poseen unos derechos a los
que no pueden renunciar.” (s/n). De modo que se comienza a cuestionar ese
poder ilimitado del Estado atribuyendo un carácter irrenunciable a ciertos
derechos, como el de soberanía. Los argumentos de Locke van a tener gran
repercusión para la época; otros pensadores como Montesquieu exponen
sus pensamientos en la misma línea, orientados a ejercer mecanismos de
control al poder del Estado e inclusive de la Iglesia, fuente para entonces de
grandes abusos y atropellos en contra de los ciudadanos.
Transcurrida nuevamente poco menos de una centuria, irrumpe
Rousseau (1762) replanteando el concepto de soberanía, develando que la
misma reside es en el pueblo y es este en quien recae colectivamente, para
este autor la soberanía debe ser interpretada como la máxima expresión de
la voluntad general que se traduce en ley. Los postulados de Rousseau van
a influir notablemente en los principios que enarbolaría la Revolución
Francesa (1789) los cuales marcarían el fin del absolutismo y el nacimiento
del Estado moderno.
No obstante, el concepto de soberanía popular descrito por Rousseau,
se vería confrontado por otro explanado por Sieyés (1789), quien
argumentaba que “La nación existe ante todo, es el origen de todo. Su
voluntad es siempre legal, es la ley misma. Antes que ella y por encima de
ella solo existe el derecho natural.” (s/n). Por tanto, la soberanía deviene del
derecho natural y no reside en el pueblo sino en la Nación, que ejerce el
poder constituyente del Estado, es decir que aquella como colectivo precede
al Estado, consumándose esa soberanía una vez constituido el mismo,
quedando a su vez el pueblo sometido a las leyes que ese Estado dicte,
producto del poder constituyente de aquella y solo en caso que se desvíe de
los fines que le fueron encomendados, se podría reactivar nuevamente la
soberanía de la Nación. Por cuanto decía el citado autor “La nación se forma
por el solo derecho natural. El gobierno, por el contrario, solo puede
pertenecer al derecho positivo.” (s/n)
20
Son las concepciones de Rousseau (soberanía popular) y la de Sieyés
(Soberanía nacional), luego de un largo proceso de análisis y propuestas de
otros pensadores que les precedieron, las que a partir de la Revolución
Francesa (1789) van a ser incorporadas en las diversas Constituciones
promulgadas a posteriori, cobrando cada vez más fuerza el concepto de
soberanía popular, con ocasión del reconocimiento universal de los derechos
humanos en 1948.
2.2.2 Breve evolución histórica de los derechos humanos.
Nikken (1999) al tratar el concepto de derechos humanos expone que
“La noción de derechos humanos se corresponde con la afirmación de la
dignidad de la persona frente al Estado.” (p. 1). De allí se puede deducir que
los derechos humanos tienen su fundamento en la dignidad humana que le
es inherente y que la persona tiene derechos superiores que supeditan a
ellos la actuación del poder público del Estado. Empero, lo que antes se ha
transcrito en escasas dos líneas, ha tardado siglos para ser comprendido y
aceptado, aunque no del todo en la práctica real de estos derechos. Ha sido
largo el camino recorrido, Camps (ob. cit.) expresa:
A partir del momento que las distintas culturas acceden a la
escritura y dejan testimonio de sus costumbres y creencias,
podemos rastrear en sus textos los primeros esbozos de aquello
que, a fuerza de evolucionar y perfeccionarse, al cabo de siglos
acabaremos denominando derechos humanos. (s/n).
Efectivamente, gracias a la invención de la escritura existen referencias
testimoniales muy lejanas que permiten apreciar y observar como la persona
humana a lo largo de su desarrollo evolutivo, producto de su racionalidad y
de las emociones, desde siempre ha procurado por distintos medios de
lograr su bienestar.
21
Egipto, Mesopotamia y Persia (3000 a.C.)
En el caso de la cultura egipcia la vida es un tránsito al reino de los
muertos, previo juzgamiento de Osiris su Rey, quien evaluaba la conducta
que en la tierra había tenido el difunto.
La mitología jugó un papel fundamental en la cultura egipcia. Los
Dioses rigen el destino del hombre, quien obedece sus preceptos
observando una vida digna para el logro de la vida eterna después de la
muerte. El respeto tiene su fuente en Dios, no en el hombre.
En Mesopotamia, se encuentran los albores del derecho escrito,
donde se contemplan normas punitivas por agresión al ser humano. Efrain
(s/f) indica “…la ley preveía en algunos casos el uso de la fuerza para
proteger los derechos de los más débiles.” (s/n). De esta época data el
Código de Hammurabi (1790? a.C.), donde se contempla la llamada Ley del
Talión, que facultaba la agresión retributiva entre humanos, como una forma
de equidad. El Código de Hammurabi se basa en la equidad, “Yo soy
Hammurabi, el Rey de la Equidad…” (s/n) Lara (1982), aunque con
penalizaciones que hoy son consideradas brutales, como era el caso del ojo
por ojo, conjugaba normas de carácter civil y penal. Fue promulgada por el
hombre, pero de origen divino. Contemplaba una serie de derechos
categorizados según la persona que se trate, distinguiendo entre hombres
libres y esclavos.
Por su parte la Ley Mosaica (1250), conocida también como La Torá o
Tora según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es un texto
sagrado, transcripto por Moisés en virtud del dictado directo de Dios, en él
están contenidos los Diez Mandamientos, decálogo de conducta que el
hombre ha de cumplir para ser digno ante el Supremo legislador. El humano
debe respetar a sus iguales, sus bienes y su honorabilidad. Es fuente del
derecho natural, estipula regulaciones religiosas y normas de conducta
basadas en la ética, destacando algunas que pudieran relacionarse con los
22
que hoy conocemos como derecho humanitario.
El Rey Ciro el Grande de Persia (Antiguo Irán), al conquistar Babilonia,
deja como legado una declaración escrita sobre arcilla denominada cilindro
de Ciro (539 a.C.), donde la libertad, el respeto, la honorabilidad cobran gran
importancia. Allí expresa, según lo cita Rachet (1991):
Las personas serán libres en todas las regiones de mi imperio
para moverse, adorar a sus dioses y emplearse, mientras no
violen los derechos de otros. Prohíbo la esclavitud, y mis
gobernadores y subordinados quedan obligados a prohibir la
compra venta de hombres y mujeres. (p. 147)
El cilindro de Ciro es considerado para muchos, como la primera
declaración equivalente al reconocimiento de derechos humanos. Tiene un
sustento esencialmente humanista, y no divino, de hecho conviene en la
libertad de culto.
Grecia y Roma (650 a.C.)
En Grecia, gracias a las profundas reflexiones sobre la libertad, la
responsabilidad, la igualdad, provocará la creación de un régimen político
que bautizaran como democracia. Los griegos conciben que la moral y las
leyes son producto del acuerdo entre humanos, no de la gracia divina,
sentando así la base más remota del ius positivismo. El código de Dracón
(621 a.C.) otorga la exclusividad al Estado de penalizar los crímenes. El
concepto de dignidad estaba vinculado a la libertad del hombre.
Por su lado, Roma adopta instituciones políticas y jurídicas de los
griegos, desarrollando un régimen de derecho constituyendo un sistema
normativo del orden social, basado en el reconocimiento de derechos a los
ciudadanos. La libertad para los romanos era sinónimo de éxito. Se castiga la
injuria como una afrenta al honor civil (existimatio) El concepto de dignidad
se relaciona con el orgullo.
23
La libertad para los griegos era un principio fundamental, sin embargo
ella no se extendía a todos las personas, mantenían la esclavitud y la mujer
libre no tenía derecho al voto ni acceso al poder. Aristóteles sostenía que el
esclavo lo era por naturaleza, cuando carecía de suficiente inteligencia, así lo
refiere Camps (ob. cit.) “…aquellos en quienes el empleo de las fuerzas
corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es
esclavo por naturaleza” (s/n)
Roma representa la fuente por excelencia del derecho civil, que a partir
de la ley de las Doce Tablas (450 a.C.), suprime el carácter sagrado a la
administración de justicia. Sin embargo, Roma era una sociedad sumamente
esclavista. El epicentro de su estructura social reposaba en el status libertatis
y estatus familia.
India y China (600 a.C.)
La cultura oriental será influenciada por factores religiosos, místicos y
filosóficos.
La religión hindú determina un sistema social de castas, (niveles
sociales),
que
prohíbe
la
interrelación
humana
atendiendo
a
esa
estratificación. Los intocables, son humanos excluidos de la sociedad. Buda
(560- 480 a.C.) desafiará la religión hindú, abogando por una existencia
armoniosa entre todos los seres, donde no haya cabida al sufrimiento,
Camps (ob. cit.) “No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti
mismo” (s/n). Centra su filosofía en el hombre y no en dioses. La dignidad
depende de la capacidad de perfeccionamiento del hombre.
En China, será la filosofía de Confucio (551-479 a.C.). Yu (1997) “Las
cuatro cualidades del hidalgo: en su conducta privada, es digno; en el
servicio a sus superiores, es respetuoso; en su sustento al pueblo, es
benéfico; y justo en su imposición de prestaciones.” (p. 54).
La dignidad y el respeto son valores que tanto Buda como Confucio van
a inculcar en sus respectivas culturas; para Buda la dignidad está asociada
24
con la sabiduría y la misericordia, para Confucio el respeto responde a
jerarquías personales, como por ejemplo el oferido a la ancianidad resulta
primordial. Mientras que la dignidad se sustenta en la conducta del individuo.
Era Cristiana (30-33)
Predicación de Jesús de Nazaret, proclamando la dignidad e igualdad
de los seres humanos como hijos de un solo Dios, se crea el espacio propicio
para las luchas de liberación de esclavos. Jesús revoluciona todo el
panorama social y político de su época, pasando a ser la antítesis de los
principios sobre los cuales se fundaba la sociedad de entonces. De hecho
supuso un avance ético al dignificar al ser humano y al romper con la
desigualdad de los hombres por su origen o nacionalidad, por sexo o por su
estado jurídico, ya fuesen esclavos o libres.
Roma 313- 529 (d.C.)
Con el Edicto de Milán se va a reconocer la libertad religiosa en el
Imperio Romano, empero, el edicto fue anulado en 392 por Teodosio el
Grande. Posteriormente se promulgará el Código Justiniano, el emperador
bizantino Justiniano llevó a cabo la ardua tarea de codificación del derecho
romano, el corpus juris civilis. Muchas máximas jurídicas que todavía se
emplean derivan de él. Se le debe la noción moderna de justicia e incluso la
palabra misma.
Arabia (570-632 d.C.)
Nacimiento de Mahoma creador del islam como una fuerza social,
política y religiosa, unificando a Arabia, el fundador del Islam considera a
Jesús de Nazaret como un gran profeta. Mahoma empieza a divulgar el
Islam, lo cual supone un proceso de humanización de las costumbres de las
sociedades del Norte de África. Insistió en la igualdad de los seres humanos
25
proclamada por el cristianismo "Todos los hombres son iguales, como los
son los dientes del peine del tejedor.” Con ello se reafirma la no superioridad
de ningún ser humano sobre otro, no debe existir privilegio alguno.
Europa y América. Siglo X al Siglo XV (d.C.)
Domina la filosofía del cristianismo sobre cualquier otra ideología,
dando lugar al humanismo cristiano. Se habla de un derecho natural divino,
donde destacan las ideas de San Agustín y Santo Tomás de Aquino.
En Bologna, Italia, se funda a primera escuela de derecho, por el jurista
italiano Irnerius, la cual contribuyó a revivir el Corpus Juris de Justiniano y a
difundir el derecho romano por toda Europa occidental
En 1215 bajo el reinado de Juan Sin Tierra en Inglaterra nace la Carta
Magna, era una época caracterizada por el feudalismo, y como consecuencia
de regímenes represivos, esta Carta viene a contemplar algunas garantías,
como la de seguridad jurídica, restringiéndose el poder del monarca.
La Carta Magna, constituye una lenta elaboración medieval de la idea
romana de derecho, ius, y su relación con la idea jurídica de dominium, es
decir, de propiedad privada. Lo que aquí va a producirse es el paso de una
concepción del ius como algo objetivo, id quod iustum est (el que justo es), a
una concepción mucho más individual y subjetiva, el ius como potestas, y en
último término como libertas. Todo ello se va elaborando lenta y a veces
tormentosamente en torno a la idea de dominium, que empieza por ser
concebido como el conjunto de las obligaciones y deberes que tienen los
demás con relación a una cierta situación patrimonial y acaba por definirse
en términos de los actos de voluntad de quien tiene la cosa a título de
propietario.
Se consolidan en Inglaterra algunas libertades a pesar de las grandes
monarquías,
como
reacción
a
esta
forma
de
gobierno
mediante
reclamaciones de libertad en el campo de las creencias, plasmándose en
ordenamientos legales nociones de derechos humanos como límite a la
26
acción gubernamental, se prescriben una serie de derechos y libertades
frente al monarca, explanados por el pueblo como inderogables. Un ejemplo
es la importancia que se le dio a los valores libertad, propiedad e igualdad. El
concepto de respeto a la libertad y seguridad jurídica fue incorporado de la
siguiente manera: “ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o
privado de sus derechos o de sus bienes…. Sino en virtud de sentencia
judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino”
En Italia con el Siglo XV se inicia el periodo histórico denominado
renacimiento, con base filosófica en el humanismo, el cual tendrá una gran
influencia en Europa, inspirado en la antigüedad clásica, recobrando la
concepción griega del hombre como medida de todas las cosas, y la libertad
de pensamiento y de acción se vuelven irrenunciables.
De igual forma en el Siglo XV se inicia el proceso de colonización de
América por parte de los europeos, donde tristemente se escenificará el más
grande genocidio conocido por la humanidad, destaca la obra de Fray
Bartolomé de las Casas como pionero en esas tierras de la defensa de lo
que hoy se conoce como derechos humanos. Fueron diversas la rebeliones
que encabezaron los aborígenes en plano de resistencia a esa fuerza
avallsalladora exterior que fatalmente se impuso y que luego tardaría
igualmente siglos en reivindicar.
Siglo XVI al Siglo XX (d.C.)
El Edicto de Nantes 1598 y el Acta de Tolerancia de Maryland de 1649
representan la plasmación normativa de la filosofía y de la tolerancia. Son
textos pragmáticos, muy vinculados a las condiciones históricas, sobre todo
las relativas a las guerras religiosas.
Durante el periodo comprendido entre 1776 y 1791 una serie de
acontecimientos traerán consigo el surgimiento del Estado constitucional
moderno, se definen ciertos derechos como fundamentales del individuo,
inspirados en la ideología liberal del iusnaturalismo racionalista.
27
La
filosofía
de
los
derechos
fundamentales
se
desarrollará
principalmente en Francia y en las colonias inglesas de América del Norte. La
independencia de los Estados Unidos a partir de 1776 se inspirará, en parte,
en ella. En la llamada doctrina de las constituciones se incluirán desde
entonces los objetivos fundamentales de una determinada comunidad y su
desarrollo en los derechos humanos.
1787. Constitución de los Estados Unidos. Define las ramas del
gobierno (judicial, legislativo y ejecutivo) y delimita sus facultades. Establece
también que es superior a cualesquiera otras leyes, estatales o federales
1789 La Revolución Francesa culminará este proceso del Siglo de las
Luces con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de
1789. En ella se proclamó la igualdad de todos los ciudadanos "hombres"
franceses, al igual que la declaración americana hacía con los ciudadanos
americanos.
La Declaración de los Derechos del Hombre y el del Ciudadano en
1789, fue inspirada por la declaración de independencia estadounidense de
1776 y el espíritu filosófico del siglo XVIII, marca el fin del antiguo régimen
absolutista y el principio de una nueva era.
1791. Carta de Derechos Americana. Trata sobre las primeras 10
enmiendas a la Constitución de Estados Unidos y se incluyen la libertad de
expresión, de prensa, de religión, el derecho a juicio por jurado, la protección
contra castigos crueles y contra registros irrazonables.
La Revolución Industrial (1819) por un lado supone avances
económicos y por otro provoca mayores diferencias entre las personas,
explotación femenina, empleo mal remunerado, condiciones infrahumanas de
trabajo, por lo que Adán Smith, liberalista, político, filosóficamente aboga
principalmente por el desarrollo de la libertad personal e individual y a partir
de ésta, por el progreso de la sociedad.
La Revolución Rusa de 1917se produce en el contexto de la Primera
Guerra Mundial que agudiza la crisis económica y política, con el gobierno de
28
los Zares en franca decadencia. Lenin, fue el artífice de la revolución,
adaptando la tesis de Marx a la realidad rusa, se encargó de promover la
justicia e igualdad a las personas que vivían en la miseria.
En 1919 con el fin de la Primera Guerra Mundial, se constituye la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) fuente del reconocimiento de
los derechos humanos.
La asunción plena de Hitler al poder en Alemania (1934) representará
un capitulo obscuro para la historia que culminará en 1945, Hiroshima,
Nagasaki, y antes que ellas Berlín, Manila y Tokio se convirtieron en las
últimas ciudades que sufrieron la devastación y el horror provocados por las
batallas finales de la Segunda Guerra Mundial dejando un saldo de
genocidios, torturas, 55 millones de muertos, destrucción, invasiones y
crímenes de lesa humanidad. Con estos últimos sufrimientos se cierra una
etapa de la historia de la humanidad caracterizada por la agresividad
incontrolada y la impresionante capacidad autodestructiva del ser humano.
Surge así la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 25 de junio
de 1945 La ONU, mediante la cual se crean diferentes mecanismos que
orientan a los Estados a establecer un sistema universal de promoción y
protección de los derechos fundamentales de la persona humana, con el
propósito de fortalecer la armonía entre estos y el desarrollo de los pueblos,
lo cual dio origen a la redacción de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos aprobada por la Resolución 217 de la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
Al respecto Ignatieff citado por Camps (ob. cit.), afirma que:
Con la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948,
se otorgó a los derechos de los individuos un reconocimiento
jurídico internacional. Por primera vez, a los individuos --fuera cual
fuese su raza, religión, género, edad o cualquier otra
característica-- se les garantizó unos derechos que podían oponer
a las leyes estatales injustas o a las costumbres opresivas. (s/n).
29
Mientras que Laqueur en cita igualmente de dicha autora declara:
Antes de 1948 sólo los Estados tenían derechos reconocidos
internacionalmente. En ese año -una especie de nivel cero- la
Declaración Universal de los Derechos Humanos garantizó estos
derechos a los individuos amenazados por Estados o por
costumbres opresoras, es decir, por las comunidades. (s/n).
Ambas opiniones son enteramente compartidas por el autor del
presente estudio, porque ciertamente es a partir de 1948 con la Declaración
Universal de los Derechos Humanos que comienza la positivización de los
mismos con la finalidad de establecer un nuevo orden mundial basado en el
respeto a la dignidad del ser humano.
2.3 Los derechos humanos en el marco de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
La Constitución Nacional de un Estado es el máximo instrumento en el
que se consagran normas y principios que van a permitir su organización, en
ella se establecen limitaciones al ejercicio del poder público y se reconocen
derechos superiores con respecto al mismo, como lo son los derechos
humanos, los cuales están fundamentados a su vez, en una serie de
principios enunciativos que tienen como fin universal el respeto a la dignidad
humana; de manera que se podría aseverar que la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV 1999) tiene un carácter
principista, porque en ella se contemplan valores supremos que sirven de
base y orientación al Estado, fijando restricciones a este en preservación de
aquellos.
En efecto, el Preámbulo de la CRBV (1999) predice los empíreos
valores que la sustentan, entre los que destacan la garantía universal e
indivisible de los derechos humanos, lo cual es transversalizado a lo largo de
30
su articulado, así en sus artículos 2 y 3 se impone al Estado, la obligación de
actuar propugnando la preeminencia de los derechos humanos, teniendo
siempre como fin la defensa y el desarrollo de la persona humana.
Luego, en el Titulo III, De los Derechos Humanos y Garantías, y de los
Deberes, Capitulo I, Disposiciones Generales, se formulan armónicamente
una serie de normas y principios que instituyen su prevalencia, comenzando
con el artículo 19 que declara:
El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de
progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio
irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos
humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos
del Poder Público, de conformidad con esta Constitución, con los
tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la
República y con las leyes que los desarrollen.
Se observa que efectivamente, la norma constitucional impone al
Estado la obligación de garantizar a todo persona el goce y disfrute de los
derechos humanos, teniendo como eje el principio de progresividad, uno de
los principios más importantes que le informan, sobre el cual se ha referido
Bidart citado por Terriles (2001), en los siguientes términos:
Una vez que el sistema ha engrosado la constelación de derechos
mediante el agregado de derechos nuevos, o por la ampliación
con contenidos nuevos de derechos viejos, el “plus” acumulado no
puede desaparecer en el futuro, así desaparezca la fuente que
expresamente les confirió el ingreso. (p. 215).
De manera que la progresividad implica la prohibición de que los
derechos humanos sean desmejorados y por tanto, se evita que sea
disminuida su protección, no es permisible entonces que exista un retroceso
sobre los mecanismos estatuidos para su tutela. Dicho principio se encuentra
reforzado en los artículos 22 y 23 del Texto Constitucional al señalar que:
31
Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías
contenidos en esta Constitución y en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse
como negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no
figuren expresamente en ellos. La falta de ley reglamentaria de
estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.
Artículo 23. Los tratados, pactos y convenciones relativos a
derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen
jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en la
medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más
favorables a las establecidas en esta Constitución y en las leyes
de la República, y son de aplicación inmediata y directa por los
tribunales y demás órganos del Poder Público.
De las normas transcritas, se aprecia que por un lado, la Constitución
no es taxativa respecto a que no solo los derechos reconocidos en ella como
humanos tienen vigencia en el orden interno, sino que también lo tendrán
aquellos que no estén previstos en forma directa, reafirmando que los
preceptos internacionales en relación con los derechos humanos son
igualmente de obligatoria observancia para el Estado, primer llamado a
garantizarlos, destacando en todo caso, la aplicación de las normas más
favorables a la persona para su ejercicio, por tanto, su protección igualmente
trasciende hacia la esfera internacional.
La correlación existente entre la normativa interna y externa, así como
los mecanismos que se disponen para el amparo de los derechos humanos,
supone un gran avance para su consolidación, en virtud de que se produce
una simbiosis necesaria que permite protegerlos con una mayor amplitud, al
extremo que el pueblo venezolano está constitucionalmente facultado para
desconocer todo aquello que represente un riesgo para su vigencia efectiva,
al señalar en el artículo 350 que:
El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha
por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier
régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores,
32
principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos
humanos.
Lo cual supone una subordinación del Estado frente a tan esenciales
derechos, es decir, por mandato constitucional le está vedado contrariarlos y
en caso de que ello ocurra, tales actos serian nulos según lo dispuesto en su
artículo 25:
Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o
menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución y la
ley es nulo; y los funcionarios públicos y funcionarias públicas que
lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y
administrativa, según los casos, sin que les sirvan de excusa
órdenes superiores.
Es claro que aparte de la nulidad absoluta, la norma in comento impone
responsabilidad personal a los funcionarios que ordenen o ejecuten actos
transgresores que afecten los derechos humanos. En consecuencia, la
obediencia y custodia de los derechos humanos debe ser el propósito
fundamental del Estado venezolano en atención a su Constitución Nacional,
esto es, no interferir en su goce legítimo y asegurar su satisfacción.
De igual forma, la CRBV (1999), en su artículo 20 y 21 garantiza el
derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad y de igualdad ante la
ley, respectivamente, así como la prohibición de aplicación retroactiva de
esta, excepto cuando sea más beneficiosa para la persona, según lo dispone
el artículo 24, garantizando a su vez a todas las personas, conforme al
artículo 26, el acceso a los órganos de administración de justicia, a ser
amparada por estos (artículo 27), a acceder a la información y a los datos
que sobre si misma o sobre sus bienes, consten en registros oficiales y
privados, con las excepciones de ley (artículo 28). Mientras que el artículo 29
impone la obligación al Estado de investigar y sancionar legalmente los
delitos contra los derechos humanos cometidos por sus autoridades, los
cuales son imprescriptibles, teniendo el Estado que indemnizar integralmente
a las víctimas (artículo 30).
33
Es amplio el elenco de derechos humanos reconocidos en el Texto
Constitucional venezolano, atendiendo al hecho de que son indivisibles e
interdependientes, en virtud de que se encuentran interrelacionados entre sí,
mientras la indivisibilidad implica su singularización en un solo núcleo,
derechos humanos, independientemente de la denominación que se les
asigne, verbigracia, civiles, políticos, etc; la interdependencia, es la
reciprocidad existente entre ellos, en razón de que el ejercicio de un derecho
está condicionado por la satisfacción de otro u otros, por ejemplo, no se
puede garantizar el derecho a la vida si se conculca el derecho al trabajo.
El reconocimiento de los derechos humanos, deriva en gran medida de
los tratados internacionales ratificados por Venezuela. A continuación el
autor de la presente investigación, realiza una identificación de otros
derechos reconocidos específicamente en la CRBV (1999), de acuerdo a una
clasificación que abarca derechos de nacionalidad y ciudadanía, derechos
civiles, derechos políticos, derechos sociales y de las familias, derechos
culturales y educativos, derechos económicos, derechos de los pueblos
indígenas y derechos ambientales; los cuales se encuentran contenidos en
su Título III.
•
Capítulo II. De la nacionalidad y de la ciudadanía:
- Sección primera, artículos 32 al 38: Derecho relativos a la nacionalidad.
- Sección segunda, artículos 39 al 42: Derechos relativos a la ciudadanía.
Capítulo III. De los derechos civiles.
Artículo 43: Derecho a la vida.
Artículo 44: Derecho a la libertad personal.
Artículo 45: Prohibición a la desaparición forzada de personas.
Artículo 46: Derecho a la integridad física, psíquica y moral.
Artículo 47: Derecho a la inviolabilidad del hogar.
Artículo 48: Derecho a la intimidad de las comunicación privada.
Artículo 49: Derecho al debido proceso.
Artículo 50: Derecho al libre tránsito.
34
Artículo 51: Derecho de petición y de obtener oportuna y adecuada
respuesta.
Artículo 52: Derecho general de asociación con fines lícitos.
Artículo 53: Derecho de reunión con fines lícitos.
Artículo 54: Prohibición a la esclavitud ni servidumbre.
Artículo 55: Derecho a la protección personal y de la propiedad privada.
Artículo 56: Derecho a un nombre, apellido y a la identidad biológica y civil.
Artículo 57: Derecho a la expresión del libre pensamiento.
Artículo 58: Derecho a la comunicación y a la información.
Artículo 59: Derecho a la libertad de religión y de culto.
Artículo 60: Derecho a la protección del honor, vida privada, intimidad, propia
imagen, confidencialidad y reputación.
Artículo 61: Derecho a la libertad de conciencia.
•
Capítulo IV. De los derechos políticos y del referéndum popular.
- Sección primera. De los Derechos Políticos:
Artículo 62: Derecho a la participación política directa o por representación.
Artículo 63: Derecho al sufragio.
Artículos 64 y 65: Limitaciones al derecho a elegir y ser electo.
Artículo 66: Derecho a la rendición de cuentas públicas.
Artículo 67: Derecho de asociación política.
Artículo 68: Derecho a manifestar pacíficamente.
Artículo 69: Derecho de asilo y refugio.
Artículo 70: Medios de participación y protagonismo en lo político.
- Sección segunda: Del referendo popular.
Artículo 71 al 74: Derechos relativos a los distintos tipos de referendos.
•
Capítulo V. De los derechos sociales y de las familias.
Artículo 75: Derecho a la protección de la familia.
Artículo 76: Derecho de protección a la maternidad y paternidad.
Artículo 77: Derecho de protección al matrimonio.
Artículo 78: Derecho de protección a los niños, niñas y adolescentes.
35
Artículo 79: Derecho de la juventud a ser sujetos activos en el desarrollo.
Artículo 80: Derecho a la protección de la ancianidad.
Artículo 81: Derecho a la protección de las personas discapacitadas.
Artículo 82: Derecho a una vivienda adecuada.
Artículos 83, 84 y 85: Derechos relativo a la salud.
Artículo 86: Derecho a la seguridad social.
Artículo 87: Derecho y deber de trabajar.
Artículo 88: Derecho a la igualdad en el trabajo.
Artículo 89: Derecho a la protección en el trabajo.
Artículo 90: Derecho a una jornada máxima de trabajo.
Artículo 91: Derecho a un salario suficiente.
Artículo 92: Derecho a prestaciones sociales en recompensación por el
trabajo.
Artículo 93: Derecho a la estabilidad en el trabajo.
Artículo 94: Garantía de responsabilidad y aplicación de la legislación
laboral.
Artículo 95: Derecho a la sindicalización laboral.
Artículo 96: Derecho a la negociación colectiva.
Artículo 97: Derecho a la huelga.
•
Capítulo VI. De los derechos culturales y educativos
Artículo 98: Derecho a la libertad de creación cultural.
Artículo 99: Irrenunciabilidad a los valores de la cultura venezolana.
Artículo 100: Derecho a la protección de la cultura popular venezolana.
Artículo 101: Derecho a la difusión cultural.
Artículo 102: Reconocimiento de la educación como un derecho humano.
Artículos 104, 105, 106: Normas relativas a una educación de calidad.
Artículo 107: Derecho a una educación ambiental y de identidad venezolana.
Artículo 108, 109 y 110: Garantías de formación ciudadana, autonomía
universitaria y reconocimiento del Estado a la ciencia como de interés
público.
36
Artículo 111: Derecho al deporte y a la recreación.
•
Capítulo VII. De los derechos económicos.
Artículo 112: Derecho a la libertad económica.
Artículo 113: Garantía de libre competencia económica
Artículo 114: Severidad de sanción legal al ilícito económico y delitos
conexos.
Artículo 115: Derecho a la propiedad privada.
Artículo 116: Garantía de no confiscación de bienes privados y excepción.
Artículo 117: Derecho a disponer de bienes y servicios de calidad.
Artículo 118: Derecho a la asociación económica social y participativa.
•
Capítulo VIII. De los pueblos indígenas.
Artículo 119: Reconocimiento de la existencia de los pueblos indígenas.
Artículo 120: Derecho al respeto a los hábitat indígenas.
Artículo 121: Derecho de los pueblos indígenas. Identidad étnica y cultural.
Artículo 122: Derecho a la saludo de los pueblos indígenas.
Artículo 123: Derecho a la economía indígena y protección laboral.
Artículo 124: Garantía de protección a la propiedad intelectual indígena.
Artículo 125: Derecho a la participación política.
Artículo 126: Indivisibilidad de la Nación, Estado y Pueblo
•
Capítulo IX. De los derechos ambientales
Artículo 127: Derecho y deber de proteger el ambiente.
Artículos 128 y 129: Garantías de protección del ambiente.
Por otro lado, la CRBV (1999) no solo obliga al Estado a garantizar el
ejercicio de tales derechos, sino que la promoción y defensa de los mismos
se extiende a toda persona a tenor de lo dispuesto en el artículo 132 que
reza “Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades
sociales….promoviendo y defendiendo los derechos humanos…”. De manera
que la norma impone un deber a los individuos que en el cumplimiento de
sus responsabilidades sociales deben tener siempre presente la prevalencia
37
de los derechos humanos.
De
igual
forma
el
artículo
152
dispone
que
las
relaciones
internacionales de la República se rigen entre otros principios, por el respeto
a los derechos humanos, lo cual es de gran significación a los fines de la
presente investigación, ya que es un reflejo de la importancia que el
constituyente otorgó a estos derechos, de allí que sería cuesta arriba lograr
ese propósito si no se flexibiliza el concepto clásico de soberanía.
Por su parte el artículo 261 constitucional exceptúa de la jurisdicción
penal militar el juzgamiento por actos violatorios a los derechos humanos,
estimándose como una garantía para evitar cualquier eventual parcialización
de la justicia que pudiera surgir en tal sentido. Entretanto, el artículo 271
ratifica la imprescriptibilidad de las acciones para sancionar los delitos
cometidos contra los derechos humanos.
2.4 Los iinstrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales que
legalmente inciden sobre la limitación de la soberanía del Estado
venezolano.
2.4.1 Instrumentos jurídicos
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) es
apreciada como el primer instrumento de reconocimiento general de dichos
derechos, más no contempla un pleno carácter jurídico, motivado por
diferencias derivadas de factores ideológicos y políticos que para entonces
prevalecieron; sin embargo, esas normas programáticas, en principio
jurídicamente no vinculantes, plantearon un elevado compromiso moral para
los Estados integrantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU 1945),
marcando un hito en la historia y representa desde entonces el nuevo
paradigma en el orden del derecho internacional y nacional constitucional.
A partir de entonces se han suscrito una serie de pactos que si tienen
38
un carácter vinculante para los Estados ratificantes de los mismos, al
respecto expone Camps (ob. cit.):
…durante años, se ha desarrollado un conjunto de instrumentos y
mecanismos de derechos humanos para asegurar su primacía y
oponerse a sus violaciones dondequiera que ocurran. Los
compromisos de derechos humanos contenidos en la Declaración
Universal han sido traducidos en obligaciones legales de derechos
humanos (tratados y convenciones) para los Estados que los han
ratificado. (s/n).
De manera que los instrumentos internacionales sobre derechos
humanos, se pueden clasificar en dos categorías a saber: No vinculantes y
vinculantes, los primeros tienen la finalidad de servir de guías de actuación o
estándares de conducta como consecuencia de acuerdos o declaraciones
convenidas por consenso entre los Estados, no contienen normas de
derecho en sentido estricto, se trata de obligaciones de carácter moral con
arreglo a la buena fe, son fuente para el desarrollo legislativo internacional y
nacional en materia de derechos humanos. Los segundos, los instrumentos
vinculantes, imponen compromisos jurídicos a los Estados que comportan
responsabilidades en caso de incumplimiento como se ha señalado en la
cita, en la doctrina se les denomina pactos o tratados.
Existen diversos instrumentos no vinculantes sobre derechos humanos,
el primero de ellos fue la propia Declaración Universal, como antes se indicó,
pero debido a la trascendencia de su cometido, ha sido y es la fuente
principal de los pactos posteriores, por lo que en la primera Conferencia
Internacional de Derechos Humanos (Teherán 1968) se exhortó a los
Estados a ceñirse a los principios en ella contenidos. Igual sucedió con la
Declaración Americana de los Derechos del Hombre, sobre la cual es
importante destacar que precedió a la Declaración Universal al ser aprobada
el 02 de mayo de 1948 en Bogotá en la IX Conferencia Internacional
Americana, conjuntamente con la Carta constitutiva de la Organización de
39
Estados Americanos (OEA), solo que su alcance se limita al continente
americano.
Ahora bien, son los instrumentos jurídicos internacionales de carácter
normativo, ratificados por Venezuela los que generan obligaciones, así
conforme al artículo 23 de su Constitución Nacional (1999), se otorga
jerarquía constitucional a los instrumentos internacionales sobre derechos
humanos suscritos y ratificados por ella, lo cual es uno de los grandes
avances contemplados en su articulado, en tal sentido dice Cisneros (2004):
...Venezuela se encuentra hoy día, al menos desde el punto de
vista teórico y conceptual, de acuerdo con la consagración de la
protección que debe el Estado frente al individuo, ajustada a los
compromisos internacionales adquiridos voluntariamente ante la
sociedad internacional. (p. 8).
Precisamente, son esos compromisos internacionales adquiridos
voluntariamente por Venezuela que en armonía con su Constitución (1999),
los que van a incidir sobre la limitación a la soberanía cuando se procure
garantizar la protección y defensa de los derechos humanos por los órganos
internacionales respectivos.
En primer término, se hace necesario identificar cuáles son algunos de esos
instrumentos normativos con repercusión sobre la soberanía nacional,
derivados del orden externo, para luego enlazarlos con los mecanismos de
vigilancia y protección correspondientes.
A nivel universal los principales son:
Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado y abierto
a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de las Naciones
Unidas en su Resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966, Nueva
York y sus dos protocolos facultativos (1966 y 1989).
40
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en su Resolución 2200 A (XXI), de 16 de
diciembre de 1966, Nueva York, y su protocolo facultativo (2008).
Estatuto de Roma aprobado el 17 de junio de 1998 en la ciudad de
Roma mediante la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios, convocada
por la Asamblea General de la ONU, mediante el cual se crea la Corte Penal
Internacional con competencia para juzgar personas por la comisión de
delitos contra la humanidad.
Asimismo, Venezuela ha ratificado una serie de Convenios específicos
como la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Racial (1965), Convención Sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Contra la Mujer (1979), Convención Contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (1984),
Convención Sobre los Derechos del Niño (1989), entre otros.
A nivel regional los principales instrumentos aprobados por la
Organización de Estado Americanos (OEA) son:
Declaración Americana Sobre Derechos y Deberes del Hombre. (1948)
Convención Americana de Derechos Humanos. (1969). Ratificación
publicada en la Gaceta Oficial Nº 31.256 del 14 de junio de 1977.
Protocolo Adicional a la a la Convención Americana Sobre Derechos
Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(Protocolo de San Salvador 1989).
Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
Relativo a la Abolición de la Pena de Muerte (1990).
Convención Interamericana Para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia Contra la Mujer (Convención de Belem do Pará 1994).
A los que se le suman otros instrumentos, entre varios, como la
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, Convención
Interamericana Sobre Desaparición Forzada de Personas, Convención Para
41
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Personas
con Discapacidad.
Como se aprecia, es amplio el catalogo de instrumentos normativos en
relación a los derechos humanos, pero no es solo el carácter vinculante de
los mismos lo que provoca puedan tener incidencia sobre la soberanía
nacional, sino que además es necesario que exista un mecanismo
jurisdiccional internacional cuyas decisiones judiciales sean de obligatorio
cumplimiento para los Estados.
El sistema universal de protección de los derechos humanos de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) se caracteriza por realizar
particularmente una labor de vigilancia y promoción de estos derechos,
contando para ello con distintos órganos y mecanismos en atención al
instrumento que se trate, encabezado por el Consejo de Derechos Humanos.
2.4.2 Mecanismos
A Nivel Universal
La Asamblea General
Es el principal órgano deliberativo de la ONU, donde están
representados los 192 Estados miembros, cada uno con derecho a un voto.
Se reúne a lo largo de todo el año, aunque la mayoría de sus reuniones
tienen lugar entre septiembre y diciembre. Aprueba en torno a 300
resoluciones cada año sobre una amplia variedad de temas. Las
resoluciones no son legalmente vinculantes para los Estados, pero
representan la autoridad moral de la comunidad mundial.
Consejo de Seguridad
El órgano más poderoso de la ONU,
que tiene la responsabilidad
fundamental de mantener la paz y la seguridad internacional y puede
autorizar el uso de la fuerza. Algunas de sus decisiones son legalmente
42
vinculantes para todos los Estados. Lo forman 15 miembros, incluidos 5
permanentes y 10 elegidos periódicamente.
Secretaría de la ONU y Oficina del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos.
La Secretaría General de la ONU es el principal órgano administrativo
de las Naciones Unidas. Está encabezada por el Secretario General de la
ONU y su oficina principal se encuentra en Nueva York. El programa de
derechos humanos de la ONU está dirigido por el Alto Comisionado para los
Derechos Humanos y su sede se encuentra en Ginebra.
Consejo de Derechos Humanos
Creado en el año 2006 como el principal órgano político de derechos
humanos de la ONU, en sustitución de la Comisión de Derechos Humanos,
se compone de 47 Estados miembros. Celebra sesiones durante todo el año
y puede abordar el espectro completo de derechos humanos y formular
recomendaciones a los Estados. El Consejo también lleva a cabo una
revisión del cumplimiento de las obligaciones de los Estados miembros de la
ONU en materia de derechos humanos, a través del examen periódico
universal.
Órganos de Vigilancia de los Tratados
Están constituidos por los Comité de expertos en derechos humanos
independientes encargados de velar el cumplimiento por parte de los
Estados de los tratados internacionales en esa materia. En la actualidad hay
ocho comités. (1) Comité de Derechos Humanos; (2) Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales; (3) Comité para la Eliminación de la
Discriminación Racial, (4) Comité para la Eliminación de la Discriminación
Contra la Mujer; (5) Comité Contra la Tortura, (6) Comité de Derechos del
43
Niño; (7) Comité para la Protección de los Derechos de todos los
Trabajadores Migratorios y de sus Familiares; y (8) Comité sobre los
derechos de las Personas con Discapacidad.
Esos Comité tienen dos mecanismos complementarios para supervisar
el cumplimiento de los derechos humanos: el examen de los informes
periódicos que los Estados están obligados a presentar; y en algunos casos,
la recepción y seguimiento de denuncias por violaciones a los derechos del
respectivo tratado según sea el caso. Los Comité también reciben los
informes alternativos que presentan las organizaciones no gubernamentales
(ONG) de los países y además se prevén mecanismos denominados
procedimientos especiales, instruidos por expertos en derechos humanos
independientes encargados por el Consejo de Derechos Humanos, para
examinar la situación concreta en un país o un asunto temático.
Es importante destacar que, ningún órgano de los antes mencionados
tiene facultades jurisdiccionales por lo que no les es posible condenar
judicialmente a los Estados por incumplimiento de sus obligaciones, a
excepción de ciertas decisiones del
Consejo de Seguridad que si son
obligantes. No obstante, los informes de los Comité y del Consejo de
Derechos Humanos tienen un efecto moral y de impacto mediático en la
sociedad internacional, de manera que la incidencia de estos organismos
sobre la soberanía es prácticamente nula desde el punto de vista jurídico
estricto sensu.
Por su parte, la Corte Penal Internacional (1998) creada por el
Estatuto de Roma que entró en vigencia en el año 2002, si está investida de
facultades jurisdiccionales bajo el principio de complementariedad, referido a
que secunda a los tribunales penales nacionales, tal como lo dispone en su
artículo 1 de dicho Estatuto:
La Corte será una institución permanente, estará facultada para
ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes
más graves de trascendencia internacional de conformidad con el
44
presente Estatuto y tendrá carácter complementario de las
jurisdicciones penales nacionales. La competencia y el
funcionamiento de la Corte se regirán por las disposiciones del
presente Estatuto.
Ello implica que si un Estado no actúa oportunamente y con la diligencia
debida en la investigación y/o sanción de los delitos graves cometidos por
cualquier persona, como el de genocidio, lesa humanidad, los crimines de
guerra y de agresión, entonces “La Corte podrá ejercer sus funciones y
atribuciones de conformidad con lo dispuesto en el presente Estatuto en el
territorio de cualquier Estado Parte y, por acuerdo especial, en el territorio de
cualquier otro Estado.” (Artículo 4.2).
Cortés (s/f) afirma que:
El cambio de énfasis en el derecho internacional ha sido
determinado por la búsqueda de la consecución de una idea de
justicia frente a dos grandes problemas: el creciente aumento de
la pobreza y la desigualdad especialmente en los países más
pobres y la violación flagrante de los derechos humanos de los
ciudadanos en muchos Estados.
El autor de la presente investigación comparte esa opinión pero observa
que no son dos los grandes problemas, sino tres tal como se desprende en el
citado párrafo: aumento de la pobreza, desigualdad y violación flagrante de
los derechos humanos; a lo cual se le agrega consecuencialmente el
problema de la impunidad.
Sin dudas que la Corte Penal Internacional para el logro de sus fines,
actuando en el ejercicio de sus funciones, conforme a las normas dispuestas
en el Estatuto de Roma, tendrá incidencia sobre la soberanía nacional de los
Estado partes del mismo, incluso para aquellos que por acuerdo especial así
lo convengan.
A Nivel Regional
A nivel regional americano, el sistema se ha generado dentro del marco
45
de la Organización de Estados Americanos (OEA 1948), pero a diferencia del
sistema universal de Naciones Unidas, posee no solo mecanismos de
vigilancia y promoción, sino que también cuenta con un órgano jurisdiccional
de protección para atender fundamentalmente los asuntos contenciosos
sobre violación de los derechos humanos, de manera que los ciudadanos de
los Estados parte del sistema, puedan contar con acciones judiciales en el
ámbito internacional frente a las omisiones o ineficacia de la justicia interna
de sus Estados.
Los órganos que componen el sistema interamericano de protección de
los derechos humanos en América, conocido como sistema interamericano
de protección, son la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos
Humano, con sede en las ciudades de Washington y San José de Costa Rica
respectivamente.
A continuación se destacan algunas características, atribuciones y
funcionamiento de cada uno de estos órganos.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos
- Función: Su objetivo principal no es la investigación de violaciones
aisladas, sino la protección en general de los derechos humanos en un país
violador de éstos.
- Competencia: Están sujetos a ella todos los Estados miembros de la
OEA hayan o no sido signatarios del Pacto de San José de Costa Rica
- Composición: Está integrada por 7 miembros elegidos por la
Asamblea General de la OEA de una lista de candidatos propuesta por los
Gobiernos de todos sus Estados miembros.
- Sesiones: Se reúne por un período de tiempo no mayor a 8 semanas
al año. Pueden tener períodos extraordinarios. Las sesiones son privadas, a
menos que se decida la contrario y las decisiones se aprueban por
consenso; sólo cuando éste no se logra se somete el asunto a votación
- Peticiones Individuales: Se plantean en forma directa ante la
Comisión.
46
- Legitimación activa: Cualquier individuo, grupo de individuos,
organización no gubernamental legalmente reconocida, en la doctrina es
llamada Actio populatis (acción popular)
- Requisitos de admisibilidad: Agotamiento de los recursos judiciales
internos. Existen excepciones cuando los órganos jurisdiccionales internos
no actúan con diligencia frente a las denuncias, para las cuales el plazo será
el de un período de tiempo razonable a criterio de la Comisión, al igual que
está podrá evaluar la admisibilidad de una petición en el supuesto de que los
mecanismos internos de protección no resulten idóneos para resolver el
asunto en el orden interno.
Identificación del o los accionantes.
Descripción del acto o situación que constituye la violación de derechos
humanos.
Identificación del estado que el peticionante considera responsable de
la violación
Mención específica de los derechos humanos presuntamente violados
Información acerca de si se agotaron los recursos internos o si esto fue
imposible de lograr su ejercicio.
La materia de la petición no debe estar siendo conocida en otro
procedimiento de arreglo internacional
No debe haber sido conocida ni resuelta por la Comisión u otra
Organización Intergubernamental
Debe ser fundada y procedente.
- Admisibilidad: El Secretariado de la Comisión lleva a cabo el
procedimiento siguiente:
Solicita información de los hechos al Estado y otorga un período para la
aportación de pruebas, tanto para el Estado como para el peticionante.
Luego de esta investigación previa, el Secretariado envía el expediente a la
Comisión para el examen de admisibilidad de la denuncia.
En caso de la Comisión admita la petición, profundizará en la
47
investigación y puede requerir: información adicional de las partes, oír
testigos o expertos, hacer visitas in loco, es decir en el Estado denunciado.
A continuación procederá a ofrecer a las partes un arreglo amistoso (el
que puede realizarse igualmente en cualquier otra etapa del procedimiento)
Si el Estado es miembro de la OEA y parte de la Convención:
En caso de no lograrse un acuerdo entre las partes que ponga fin a la
disputa, la Comisión elaborará un primer informe, en el que señalará los
hechos y conclusiones del caso y propondrá las medidas que estime
convenientes, fijando un plazo para que el Estado las cumpla. La opinión se
transmite al Estado, quien no las puede publicar. Notificado el Estado,
transcurre un término de 3 meses, en el cual: (a) El caso puede ser
solucionado por arreglo amistoso; (b) el Estado toma en cuenta las medidas
recomendadas por la Comisión y las hace suyas; (c) el caso es enviado a la
Corte por el Estado o por la Comisión. Si no se da ninguno de estas
situaciones: la Comisión puede emitir su opinión y conclusiones sobre el
conflicto, hacer nuevamente recomendaciones y fijar un nuevo plazo para su
cumplimiento. Si el Estado no cumple con dichas recomendaciones, la
Comisión decidirá por mayoría absoluta de votos si pública o no su informe.
Si el Estado es miembro de la OEA, pero no es parte en la Convención:
La Comisión realiza un informe, en el que adopta una decisión final que
incluye recomendaciones para el Estado y un plazo para que éste las
cumpla. Si el Estado no adopta en tiempo las medidas recomendadas, la
Comisión puede publicar la decisión en su Informe Anual o por cualquier otro
medio que estime conveniente. Esta resolución no es de carácter obligatorio;
sin embargo, usualmente, los Órganos Políticos de la OEA, como la
Asamblea General, discuten el informe, ya que la resolución es publicada en
el Informe Anual de la Comisión, que le es enviado.
Procedimiento para conocer sobre violaciones específicas de derechos
humanos: Demandas interestaduales
Los Estados partes del Pacto de San José de Costa Rica, están
48
facultados para denunciarse unos a otros. Sin embargo, hasta ahora ninguno
ha hecho uso de ese derecho.
Corte Interamericana de Derechos Humanos
- Función: Resolver controversias contenciosas y evacuar consultas
sobre asuntos que los Estados parte o la Comisión le presenten, relativa a la
interpretación de los instrumentos internacionales sobre derechos humanos,
aunque las mismas están limitadas según el Protocolo Adicional Nº 2.
- Competencia: Están sujetos a ella sólo aquellos Estados signatarios
de la Convención Americana de Derechos Humanos. (1969) y podrá conocer
de los casos de violación a los principios y normas contenidos en dicha
Convención siempre y cuando el Estado denunciado hayan reconocido o
reconozca la competencia de la Corte para ello, siendo necesario a todo
evento, que haya finalizado el procedimiento previo ante la Comisión.
Legitimación activa: Sólo los Estados parte en la Convención y en la
Comisión tienen derecho a presentar un caso ante la Corte. En el caso
Kokott, por vía de excepción, la Corte consideró que el vínculo de
nacionalidad confiere al Estado el derecho de ejercer la protección
diplomática en favor de la víctima.
- Rol de la Comisión en el procedimiento: La Comisión comparecerá en
todos los casos ante la Corte, pero no es parte en el proceso, pues debe
tener completa independencia frente a las partes involucradas. Pero ha
habido excepciones como en el caso Kokott. Antes citado.
- Rol del denunciante en el procedimiento: El individuo no tiene locus
standi, con lo cual éste no tiene derechos en el proceso, por lo menos
cuando éste se ha iniciado.
- Composición: Está integrada por 7 Jueces nacionales de los Estados
miembros de la OEA, pero no necesariamente de la Convención.
- Sesiones: Durante dos períodos al año y puede convocarse a
períodos extraordinarios. Las audiencias son públicas y las deliberaciones
son privadas.
49
- Procedimiento: El procedimiento ante la Corte consta de una parte
escrita y otra oral. La escrita comienza con una demanda, a la que sigue una
contestación y eventualmente una réplica y una contrarréplica. En la parte
oral que se realiza mediante audiencias, se escucha a los testigos, a los
agentes del Estado o a los delegados de la Comisión y a los expertos. El
procedimiento termina con un fallo definitivo e inapelable. Si se considera
que se ha violado un derecho o libertad protegido en la Convención, la Corte
dispondrá que se le restablezcan a la víctima los mismos. De ser procedente,
asimismo ordenará el resarcimiento de los daños materiales a la parte
lesionada. Dentro de los 90 días a contar desde su notificación, las partes
pueden solicitar a la Corte una interpretación sobre el sentido y alcance de
la decisión, en caso de desacuerdo, pero le está vedado al individuo, directo
beneficiario de la sentencia pedir que ésta se interprete. Los Estados parte
tienen la obligación internacional de cumplir el fallo de la Corte, pero ésta no
tiene imperio para hacer cumplir sus fallos. La Convención dispone que la
Corte informe a la Asamblea General de la OEA cuando un Estado no haya
cumplido con un fallo. Hasta el momento, la Corte no ha hecho uso de esta
facultad.
Vistos los distintos instrumentos y mecanismos en materia de derechos
humanos, el autor de la presente investigación observa que del sistema
universal destaca la Corte Internacional Penal y en el ámbito regional la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, como los mecanismos externos
de protección en atención de los instrumentos de los cuales derivan, que
mayor incidencia pueden tener sobre la soberanía nacional, en virtud de que
se trata de órganos jurisdiccionales, cuyas actuaciones con el propósito de
evitar la impunidad y castigar delitos graves contra los derechos humanos la
primera, y de garantizar el ejercicio de los derechos humanos la segunda,
requieren de una mayor flexibilidad de aquella.
50
2.5 La jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia en materia de derechos humanos con relación a la soberanía
nacional.
Brewer (2002), destaca que de nada sirven las declaraciones de
derecho si no existen los mecanismos judiciales que las garanticen y
concluye que “el sistema judicial es la garantía fundamental de los derechos
humanos, pudiéndose distinguir dos tipos de garantías judiciales: las
garantías genéricas y las garantías especificas.” (p. 25). Entendiéndose
como genéricas la organización de un sistema judicial para administrar
justicia, creación y funcionamiento de tribunales por ejemplo y las específicas
están referidas a las acciones que las personas pueden ejercer por ante
dicho sistema, verbigracia, la acción de amparo constitucional.
Reale (1976) afirma que la jurisprudencia es “toda manifestación de
Derecho a través del ejercicio de la jurisdicción, la jurisprudencia se sustenta
de las normas interpretadas por un juez o tribunal con referente a lo que dice
la ley y su resolución con respecto a ella.” (s/n). García (1965) por su parte
opina que es un "…conjunto de principios y doctrinas contenidos en las
decisiones de los tribunales.” (p. 68)
De manera que la jurisprudencia es la expresión de la administración de
justicia en la resolución de los casos que se someten a su consideración. En
Venezuela la jurisprudencia constitucional, es fuente de derecho. Por su
parte la doctrina deriva de las opiniones de los estudiosos del derecho y
suele ser citada por los jueces en sus decisiones judiciales, de manera que
en la doctrina jurisprudencial se conjuga la opinión doctrinaria con el criterio
del juzgador.
En Venezuela con la entrada en vigencia de la Constitución Nacional
de 1999, se produjeron cambios significativos en el sistema judicial, entre
ellos una nueva conformación del Tribunal Supremo, al que se adicionaron
dos nuevas Salas aumentando las que antes existían, estas fueron la Sala
Electoral y la Sala Constitucional, la última con una serie de facultades
51
descritas en su artículo 336, teniendo el poder ultimo de interpretación de
dicha Constitución conforme lo dispone su artículo 335 que reza:
Las interpretaciones que establezca la Sala Constitucional sobre
el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales
son vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de
Justicia y demás tribunales de la República.
Esta novedosa norma en el derecho constitucional venezolano, ha
sido la catapulta para que la Sala Constitucional haya emitido sus criterios
interpretativos, en unos casos plausibles, pero en otros ha suscitado
posiciones encontradas en la doctrina patria e internacional, en particular a lo
referente a los tratados internacionales sobre derechos humanos, sobre lo
cual expone Casal (2006):
Tanto dicha Sala como las restantes del Tribunal Supremo de
Justicia y los demás tribunales del país ostentan la facultad de
interpretarlos, pues éste es un paso necesario para su aplicación.
Pero al hacerlo quedan sujetos a los criterios establecidos por las
instancias que de acuerdo con tales tratados tienen la
competencia de determinar el alcance de sus disposiciones. Ésta
es una de las consecuencias que cabe atribuir a los artículos 19,
23 y 31 de la Constitución, la cual aún no ha sido acogida por la
jurisprudencia constitucional. (p. 272).
En efecto, comparte el realizador de la presente investigación que los
criterios interpretativos de tales instrumentos deben hacerse, en principio,
con apego a las interpretaciones que hagan de ellos las instancias
jurisdiccionales internacionales competentes a tal efecto, aunque el órgano
nacional puede hacer una interpretación más favorable con el objeto de
garantizar el derecho humano que corresponda, en cuyo caso privará esta
última interpretación.
Sin embargo, como se ha señalado antes, la Sala Constitucional ha
tenido una posición dual, a continuación se expondrán algunas decisiones
que constituyen un avance a favor de los derechos humanos y otras que
52
podrían estimarse como un retroceso respecto a la protección de los mismos.
2.5.1 Avances jurisprudenciales
El autor del presente estudio considera conveniente, antes de entrar a
analizar las sentencias de la Sala Constitucional, hacer referencia a una
decisión de la Sala Plena de la extinta Corte Suprema de Justicia Tribunal
Supremo, de fecha 14/10/1997, sustanciada bajo el expediente Número 251,
que declaró la inconstitucionalidad de la “Ley sobre Vagos y Maleantes”; la
cual fue siempre cuestionada por discriminatoria y contraria a los principios
de un juicio justo y del debido proceso, estuvo en vigencia desde 1939 y fue
derogada estando en vigencia la Constitución Nacional de 1961, en lo que
pudiera considerarse una interpretación amplia y progresista de dicha
Constitución y de la forma en que el derecho interno acogió al derecho
internacional. Los magistrados de la para entonces Corte Suprema de
Justicia, argumentaron entre otros aspectos, lo siguiente “La Convención
Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José 1969) se ha
incorporado a nuestro Derecho Interno como norma ejecutiva y ejecutable
reforzada por la jurisprudencia, la cual le ha dado el carácter de parámetro
de constitucionalidad.” Y agrega “Ello entraña la incorporación a nuestro
ordenamiento jurídico interno del régimen previsto en convenciones
internacionales.” Se aprecia la equivalencia constitucional que se le otorgó a
los instrumentos internacionales relativos a la protección de los derechos
humanos, en razón de que las disposiciones de la Ley en cuestión, eran
abiertamente contrarias a las contenidas en la Convención Americana de
Derechos Humanos (CADH 1969) y al Pacto Internacional de los Derechos
Civiles y Políticos (1966). Inclusive la Corte advierte:
Conviene observar que se ha exhortado al Gobierno venezolano a
adoptar e implementar una serie de recomendaciones, a los
efectos de reducir las violaciones a los derechos humanos,
53
derivadas de la aplicación de la Ley sobre Vagos y Maleantes.
Sobre todo se ha hablado de la necesidad de impulsar la discusión
de la Ley de Protección a la Seguridad Ciudadana, que
supuestamente se encontraba en ese proceso.
De modo que la más alta instancia judicial venezolana, lejos de
conflictual el principio de soberanía nacional con las actuaciones dentro de
su competencia por parte de los órganos internacionales de protección sobre
derechos humanos, destacó la importancia de las recomendaciones de los
mismos.
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 95
de fecha 15 de marzo de 2000.
En esta sentencia, la Sala Constitucional expresa que:
conforme al artículo 23 de la Constitución vigente tienen rango
constitucional los derechos humanos contenidos en tratados,
pactos y convenios suscritos y ratificados por Venezuela,
derechos que prevalecen en el orden interno, en la medida que
ellos contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorable a
los establecidos en la propia Constitución.
Esa fue un apreciación bien acertada por la Sala, en ella se reconoce la
jerarquía constitucional que tienen los tratados internacionales sobre
derechos humanos en atención al artículo 23 constitucional, dando cabida en
el orden interno a la CADH (1968), a los efectos de la aplicación del principio
de doble instancia, considerando:
…la necesidad de que en el proceso exista una doble instancia,
derecho que aparece consagrado en el artículo 8 de la Ley
Aprobatoria de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos Pacto de San José de Costa Rica, dentro de las
garantías judiciales…
Efectivamente el mencionado artículo 8 en su numeral 2.h establece
que toda persona tiene derecho a recurrir del fallo ante un juez o tribunal
54
superior, principio que igualmente está consagrado en nuestra Constitución
en su artículo 49.1 in fine “Toda persona declarada culpable tiene derecho a
recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en esta Constitución y en
la ley.” A pesar de que la Sala erróneamente expone “Dicho principio, a
pesar de no estar recogido por la Constitución vigente, se aplica con
jerarquía constitucional, debido al citado artículo 25” errando de nuevo al
hacer referencia al artículo 25 cuando lo correcto es el 23 de la Constitución
venezolana.
Sin embargo, lo importante a destacar es el reconocimiento expreso
que la Sala Constitucional realiza, en el sentido de que los instrumentos
internacionales ratificados por Venezuela en materia de derechos humanos
son vinculantes para el ordenamiento jurídico interno, por cuanto tienen
rango constitucional.
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número
2707 de fecha 18 de diciembre de 2001.
En este fallo la Sala concilia el derecho interno con el internacional
sobre derechos humanos con base a lo establecido en los artículos 21 y 40
de la CRBV (1999) y el artículo 8 de la CADH (1969), cuando bien expresa:
…partiendo de las premisas que determinan el contenido y el
alcance del derecho a la igualdad procesal de las partes como
expresión del derecho a la defensa y al debido proceso,
establecidos en los artículos 21 y 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, concatenadamente con el
artículo 8 de la Convención Americana de los Derechos Humanos,
Pacto de San José de Costa Rica, esta Sala declara con lugar la
presente acción de amparo constitucional, razón por la cual
confirma la sentencia consultada. Así se declara.
Con ello se reafirma el derecho al debido proceso y a la defensa,
haciendo énfasis
víctimas,
en la garantía de protección de los derechos de las
compaginando
la
Constitución
55
Nacional
con
instrumentos
internacionales sobre derechos humanos suscritos y ratificados por
Venezuela como la CADH (1969).
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 607
de fecha 21 de abril de 2001.
Mediante esta sentencia la Sala reconoce una vez más el carácter
Constitucional que tienen los Tratados Internacionales sobre DDHH suscritos
y ratificados por Venezuela y su prevalencia en el orden interno, al tratar
nuevamente el principio de doble instancia y al respecto expone:
Conforme al artículo 23 del Texto Fundamental, tienen rango
constitucional los derechos humanos contenidos en los Tratados,
Pactos y Convenios suscritos y ratificados por la Venezuela,
derechos que prevalecen sobre el orden interno en la medida que
ellos contengan normas sobre su goce y penas más favorables de
los establecidos en la Constitución Nacional. Dado que entre este
tipo de derechos se encuentra el doble grado de jurisdicción,
consagrado en los artículos 2.3.a) y 14.5 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos; 8 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos; 25.1 y 8.2.h de la Declaración Americana
sobre Derechos Humanos; dicho principio se aplica con jerarquía
constitucional, debido al citado artículo 23, el cual debe regir en
forma efectiva y no como una mera formalidad, tal como lo ha
dicho esta Sala Constitucional en sentencia n° 95/2000, del 15.03,
de lo contrario, se estaría no solo infringiendo la razón de la doble
instancia, sino también el principio constitucional contenido en los
artículos 26, 27 y 257 del Carta Magna, que coloca a la justicia por
encima de los formalismos, se estaría infringiendo la doble
instancia.
Se ratifica de esta forma la doctrina jurisprudencial que ha ido
desarrollando la Sala Constitucional sobre la base del artículo 23 de la CRBV
(1999), pero además en esta decisión la Sala se apoya en la doctrina
interpretativa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(ComisiónIDH) al hacer cita de su informe número 55 del 18 de diciembre de
1997, respecto a la interpretación de esta sobre el objetivo del recurso contra
sentencia definitiva.
56
De tal forma que la Sala constitucional de acuerdo a las sentencias en
referencia, de ningún modo encuentra justificación para oponer el principio
de soberanía a los efectos de la no sujeción a las normas que derivan de los
tratados internacionales sobre derechos humanos ni de las interpretaciones
que sobre los mismos hacen los órganos competentes creados por dichos
tratados o contra las recomendaciones o decisiones judiciales que de estos
emanen según sea el caso.
2.5.2 Retrocesos jurisprudenciales
Paradójicamente
la
Sala
Constitucional
a
pesar
de
los
pronunciamientos hechos a favor de que los instrumentos internacionales
sobre derechos humanos tienen rango constitucional, en atención a lo
dispuesto en el artículo 23 de la CRBV (1999), ha emitido también decisiones
que entran en contradicción con ello, a continuación se exponen las
siguientes sentencias que así lo confirman.
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 386
de fecha 17 de mayo de 2000.
En este fallo a pesar de que la Sala resolvió parcialmente con lugar el
amparo constitucional instaurado, se pronunció respecto a una comunicación
emanada del agente de la República Bolivariana de Venezuela ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la cual este manifiesta
la conveniencia de “realizar una reunión de los Magistrados a los fines de
fijar criterios y asumir posiciones comunes respecto al sentido y alcance de la
aplicación inmediata y directa de los Tratados y Convenios sobre Derechos
Humanos” lo cual rechazó en el propio texto del fallo por ser “…tal
sugerencia una inaceptable injerencia de dicho agente en las funciones
jurisdiccionales de este Alto Tribunal…” y considera inaceptable “la instancia
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de
los Estados Americanos en el sentido de solicitar la adopción de medidas
57
que implican una crasa intromisión en las funciones de los órganos
jurisdiccionales del país…”,
Respetando los argumentos expresados por la referida Sala para sus
afirmaciones, considera el autor de la presente investigación que, es
necesario la existencia de una mayor armonía entre las instancias judiciales
venezolanas y los órganos del sistema de protección de los derechos
humanos a fin de evitar confrontaciones innecesarias que en definitiva a
quien perjudican es a las víctimas que han sido o son objeto de violaciones
de sus derechos humanos.
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número
1013 de fecha 12 de junio de 2001.
En
esta
sentencia
la
Sala
inexplicablemente
mediante
una
interpretación restrictiva establece una serie de condiciones para el ejercicio
del derecho a réplica como parte del derecho a la libre expresión del
pensamiento consagrado en el artículo de la 57 CRBV (1999) y 14 de la
CADH (1968). En efecto la Sala expresa que:
…el derecho a la réplica y a la rectificación no lo tienen ni los
medios, ni quienes habitualmente ejercen en ellos el periodismo,
ni quienes mantienen en ellos columnas o programas, ni quienes
mediante “remitidos” suscitan una reacción en contra. Se trata de
un derecho concedido a quienes se ven afectados por la
información de los medios, y que carecen de canales públicos
para contestar o dar su versión de la noticia.
Se infiere que los periodistas o las personas que expresen sus
pensamientos y susciten con ellas opiniones en contra, no tienen derecho a
réplica, con lo que la interpretación hecha por la referida Sala, a falta de un
ley que regule el ejercicio de ese derecho, podría afectar uno de los
principios básicos de los derechos humanos, como lo es la no discriminación.
Al respecto opina Ayala citado por Correa y Cañizalez (2003):
58
…nada en la Convención Americana justifica una interpretación
restrictiva del derecho humano a la rectificación o respuesta, a fin
de excluir de su ámbito a las ideas u opiniones inexactas o
agraviantes, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por
escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección, categorías de seres humanos. (s/n).
Luego, ante las críticas de que fue objeto la citada sentencia por un
calificado sector de la doctrina, el Tribunal Supremo de Justicia emitió un
comunicado de acuerdo, sobre la conformidad con la sentencia y los
magistrados de la Sala Constitucional, en fecha 12 de junio de 2001, en el
que entre sus considerando señaló que las decisiones del Tribunal Supremo
de Justicia en sus diferentes Salas, no están sometidas a ninguna revisión
por parte de instancias internacionales “porque ellas constituyen ejercicio
pleno de nuestra soberanía y se dictan conforme a nuestro ordenamiento
jurídico, en nombre del pueblo venezolano y como expresión de una patria
libre.” Y que los tratados, pactos o convenciones relativos a los derechos
humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, conforme a lo previsto en el
artículo 23 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
tienen jerarquía constitucional
pero
su
“interpretación
jurídica
corresponde a la Sala Constitucional de este Alto Tribunal.”
De tal forma que, el Tribunal Supremo de Justicia venezolano
recurriendo al clásico concepto de soberanía en contraposición al principio
de responsabilidad internacional del Estado (Convención de Viena artículo
27), aclarando que la Sala tiene competencia para la interpretación de los
tratados internacionales en materia de derechos humanos, niega la
posibilidad de revisión de sus fallos por instancias internacionales, que
lógicamente no se logra mediante un recurso ordinario o extraordinario de
revisión, sino por vía de una petición autónoma si la decisión en cuestión
violenta los derechos humanos, lo cual pareciera obviar el real alcance de lo
dispuesto en el artículo 23 de nuestra Constitución Nacional que allí cita, y
59
además contraría la competencia que otorga la propia Convención
Americana (1968) en su artículo 64 a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos para la interpretación de este tipo de tratados.
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número
1942 de fecha 15 de julio de 2003.
En esta sentencia la Sala afirma:
...La Sala considera que, por encima del Tribunal Supremo de
Justicia y a los efectos del artículo 7 constitucional, no existe
órgano jurisdiccional alguno, a menos que la Constitución o la ley
así lo señale, y que aun en este último supuesto, la decisión que
se contradiga con las normas constitucionales venezolanas,
carece de aplicación en el país, y así se declara.
Y más adelante agrega:
Mientras existan estados soberanos, sujetos a Constituciones que
les crean el marco jurídico dentro de sus límites territoriales y
donde los órganos de administración de justicia ejercen la función
jurisdiccional dentro de ese Estado, las sentencias de la justicia
supranacional o transnacional para ser ejecutadas dentro del
Estado, tendrán que adaptarse a su Constitución. Pretender en el
país lo contrario sería que Venezuela renunciara a la soberanía.
Persistiendo así la Sala, según el caso, en desconocer la naturaleza
jurídica de los órganos internacionales de protección de los derechos
humanos, al hacer una interpretación ortodoxa del principio de soberanía
nacional, considera el autor del presente estudio, que tal posición resulta
regresiva en materia de derechos humanos, visto que en ese fallo
retóricamente se justifica la no derogatoria de las leyes de desacato, las
cuales atentan contra la libertad de expresión y han sido cuestionadas por
los órganos internacionales de derechos humanos, de igual forma
ddesconoce la Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CorteIDH) que se ha pronunciado sobre el carácter obligatorio de
60
implementar las medidas provisionales que emanen de ésta y deja implícita
una concepción de soberanía según la cual, el respeto a los derechos
humanos, no forma parte de este concepto contraponiendo los derechos del
Estado frente a los derechos humanos de la persona.
En definitiva, la sentencia en opinión del investigador, constituye un
retroceso en el reconocimiento de la jerarquía constitucional de los tratados
internacionales sobre derechos humanos y coloca una barrera debilitando la
posibilidad de que se adopten medidas cautelares que efectivamente
protejan a las personas frente a las violaciones de derechos humanos.
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número
1939 de fecha 12 de julio de 2008.
Esta ha sido una de las sentencia más polémicas pronunciada por la
referida Sala Constitucional, ya que declara la inejecutabilidad de un fallo de
la CorteIDH que declaró con lugar una demanda, mediante la cual se ordenó
al estad venezolano se reincorporaran a la victimas en el cargo de jueces
que ejercían para el momento en que fueron destituidos de los mismos. Entre
otros aspectos la Sala fundamentó su fallo en la primacía del principio de
soberanía nacional, expresando que la CorteIDH:
…dictó pautas de carácter obligatorio sobre gobierno y
administración del Poder Judicial que son competencia exclusiva y
excluyente del Tribunal Supremo de Justicia y estableció
directrices para el Poder Legislativo, en materia de carrera judicial
y responsabilidad de los jueces, violentando la soberanía del
Estado venezolano en la organización de los poderes públicos y
en la selección de sus funcionarios, lo cual resulta inadmisible.
Para luego de exponer una serie de argumentos en sintonía con ello, y
finalmente concluir en su motivación que:
En este caso, estima la Sala que la ejecución de la sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos del 5 de agosto de
2008, afectaría principios y valores esenciales del orden
61
constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y pudiera
conllevar a un caos institucional en el marco del sistema de
justicia, al pretender modificar la autonomía del Poder Judicial
constitucionalmente previsto y el sistema disciplinario instaurado
legislativamente, así como también pretende la reincorporación de
los hoy ex jueces de la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo por supuesta parcialidad de la Comisión de
Funcionamiento y Reestructuración del Poder Judicial, cuando la
misma ha actuado durante varios años en miles de casos,
procurando la depuración del Poder Judicial en el marco de la
actividad disciplinaria de los jueces. Igualmente, el fallo de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos pretende desconocer la
firmeza de las decisiones de destitución que recayeron sobre los
ex jueces de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
que se deriva de la falta de ejercicio de los recursos
administrativos o judiciales, o de la declaratoria de improcedencia
de los recursos ejercidos por parte de las autoridades
administrativas y judiciales competentes.
Con esta muy particular interpretación, la Sala Constitucional de nuevo
confronta las decisiones emanadas de los órganos internacionales garantes
de los derechos humanos, configurando un desconocimiento de la acción de
amparo interamericano que al igual que en la sentencia 1942, se superponen
los derechos de la nación sobre la base del principio de soberanía nacional
por encima de las personas.
Pero la Sala no conforme con haber declarado como inejecutable la
decisión de la CorteIDH, fue más allá aun y en su decisión estableció que:
Con fundamento en el principio de colaboración de poderes
(artículo 136 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela) y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 78 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se solicita al
Ejecutivo Nacional proceda a denunciar este Tratado o
Convención, ante la evidente usurpación de funciones en que ha
incurrido la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, con
el fallo objeto de la presente decisión.
Como consecuencia de la actitud asumida por el alto órgano
jurisdiccional venezolano, la ComisiónIDH en su Informe anual (2008),
62
abordó mediante cuestión previa, lo resuelto en la referida sentencia
señalando que se “desconoce las obligaciones internacionales asumidas por
Venezuela como Estado Parte de la Convención Americana” y ante la
contumacia reflejada en el mismo le insta a cumplir sus obligaciones
haciéndole saber que no se puede alegar normas del derecho interno para
desconocer el derecho internacional que le sea vinculante. De igual forma le
hace saber lo perjudicial que es para el sistema de protección regional la
denuncia de los instrumentos jurídicos que la sustentan, pero que en todo
caso los fallos ya producidos son inapelables y los Estados están obligados a
acatarlos y cumplirlos. A mayor abundamiento parte de lo que expreso la
CorteIDH:
…el Tribunal Supremo de Justicia ha reafirmado que toda decisión
o laudo internacional puede ser objeto de control constitucional, si
se pretende ejecutar en Venezuela. La Comisión señala que cada
Estado tiene autonomía para decidir o interpretar, a través de sus
organismos competentes, cuál es la jerarquía de los tratados
internacionales en su ordenamiento interno. No obstante, la
posición de los tribunales internos respecto del lugar que ocupan
los tratados internacionales en el orden constitucional interno, no
libera al Estado de su obligación internacional de cumplir a
cabalidad con los tratados de derechos humanos, obligación que
fue asumida libremente, así como tampoco lo exime de dar
cumplimiento a las decisiones de los órganos de derechos
humanos a cuyo sistema se ha sometido voluntariamente. Al
respecto, la CIDH subraya que la ratificación de un tratado
internacional constituye una auto limitación a la soberanía de los
Estados, por lo que no puede invocarse esa soberanía para
incumplir las obligaciones internacionales en materia de derechos
humanos.
En efecto, Venezuela como miembro de la Organización de Estados
Americanos y habiendo ratificado la Convención Americana de Derechos
Humanos (1968), reconoció la competencia contenciosa de la CorteIDH con
jurisdicción supranacional, la cual estableció entre sus fines o propósitos, un
régimen de protección internacional de derechos humanos que como se
señala en el preámbulo de dicha Convención es de “naturaleza convencional,
63
coadyuvante y complementaria de la que ofrece el derecho interno de los
Estados Americanos”; de manera que en atención al principio Pacta Sunt
Servanda (Lo pactado obliga) previsto en los artículos 26 y 27 de la
Convención de Viena (1967), en concordancia con el artículo 68 de la
mencionada Convención Americana y el artículo 23 de la CRBV (1999), son
de obligatorio cumplimiento para el Estado venezolano, por cuanto este
reconoció la jurisdicción de aquella desde el 24 de junio de 1981.
2.6 La influencia de los derechos humanos como limitación a la
soberanía nacional consagrada en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
Como ya antes se ha indicado en esta investigación, Bodin (1576)
acuño un concepto de soberanía que ha sobrevivido en su esencia a lo largo
de más de cuatro siglos, por cuanto el la conceptualizó como un poder
absoluto, ilimitado y no sometido a ningún imperio exterior, lo cual encanta a
muchos, más que un concepto el referido autor construyó la primera Teoría
sobre la Soberanía, tal como lo describe Carré de Malberg (2001):
En la doctrina del siglo xvi el sentido de la palabra (soberanía) se
modifica grandemente; la soberanía es el carácter de una potestad
que no depende de ninguna otra y no admite a ninguna otra en
concurrencia con ella... Toda esta evolución viene a parar en la
célebre definición de Bodino. (p. 84).
En su estudio, el citado autor con referencia a la forma como Bodino
llega al concepto de república, señala:
Para Bodino, antes que hubiera ciudad ni ciudadano, ni forma
alguna de república, todo jefe de familia era soberano en su casa,
con poder sobre los suyos. Pero el surgimiento de la fuerza, la
violencia, la ambición y la venganza, provocaron el enfrentamiento
entre las familias, resultando unos victoriosos y otros vencidos. De
entre los vencedores, el que había sido nombrado jefe y capitán,
64
continuó detentando el poder, pero ahora, sobre todos ellos, sobre
los vencedores y sobre los vencidos; a unos como súbditos fieles
y leales, a los otros como esclavos. Desde ese instante, la entera
libertad que cada uno tenía de vivir a su arbitrio, sin ser mandado
por nadie, se convirtió en servidumbre, despojados de toda
libertad los vencidos y disminuidos en ella los vencedores. (p. 14)
Se infiere que para Bodino la familia es el antecedente o fuente de la
república, es a su semejanza que se constituirá el Estado, y este al igual que
la familia deberá estar dotado de un poder absoluto, en este caso sobre
aquellos que lo conforman e integran; pero teniendo siempre presente al
príncipe (monarca) que en definitiva es el representante de Dios en la tierra y
le corresponde ejercer esa soberanía, ese poder absoluto. Sin embargo, más
adelante Bobbio igualmente citado por Moreno (ob cit), advertía en referencia
al poder absoluto establecido por Bodino a la soberanía, que:
Contrariamente a lo que comúnmente se cree, poder absoluto no
quiere decir de ninguna manera poder ilimitado; simplemente
significa que el soberano, siendo detentador del poder de hacer
leyes valederas para todo el país, no está sometido a esas leyes,
porque no es posible mandarse a sí mismo. (p. 30).
Es decir que el monarca estaba exento de esas leyes, pues era él quien
las promulgaba, de todo lo cual derivó el denominado absolutismo. Sería
más adelante, sobre todo con las ideas de Rousseau y su teoría del pacto
social que fueron acogidas por la Revolución Francesa (1789), que se dará
fin a la detentación de la soberanía por parte del monarca, acabando así con
el absolutismo y se traslada la misma a la Nación en su conjunto, para
finalmente residir en el pueblo, como ocurre actualmente en la mayoría de
los países del mundo.
Obviamente que para la época de Bodino no existía un sistema de
derecho internacional como hoy lo conocemos y por tanto mucho menos
normas a ese nivel en materia de derechos humanos, siendo precisamente el
reconocimiento de estos derechos lo que ha marcado un nuevo paradigma
que transversalisa todo el derecho en general, tanto a nivel internacional por
65
vía de declaraciones, pactos o tratados y a nivel nacional mediante la
Constitución y todo el ordenamiento jurídico que de ella se deriva, con el
supremo fin, de salvaguardar la dignidad humana.
Expresa Brewer (ob. cit.):
Fue precisamente contra la soberanía del parlamento inglés que
se produjo la Revolución Americana; y fue contra la soberanía
parlamentaria como en las Constituciones de los países europeos
después de la Segunda Guerra Mundial, se incorporaron por
primera vez en los textos constitucionales, declaraciones efectivas
de derechos humanos. (p. 3).
Compartiendo la opinión citada, se observa como los derechos
humanos desde entonces se constituyen en una medida de límite a la
soberanía. Efectivamente, a mediados del Siglo XX, con la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (1948) se va a gestar un nuevo orden
jurídico mundial, por cuanto tal como lo afirma Meléndez (1997) se “…sientan
la base para la positivación internacional de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales y para su protección jurídica internacional, y
consecuentemente, limitan la soberanía de los Estados en esta materia,
abriendo paso de manera más firme y estable a la jurisdicción internacional.”
(p. 94). Opinión que comparte el autor de la presente investigación, en virtud
de que efectivamente el principio de soberanía debe ceder cuando se
confronta con la protección de los derechos humanos de las personas.
Con la promulgación de la Constitución Nacional en 1999 Venezuela se
ajusta a estas nuevas realidades, en ella los derechos humanos tienen un
papel preponderante, se concibe el Estado social de derecho y se reconocen
los mismos de una forma más precisa y avanzada que en la Constitución que
le precedió (1961), estableciéndose una serie de principios rectores en su
parte dogmatica que implican un total redimensionamiento del Estado en
función de ello. Entre esos principios se exponen algunos que implican una
limitación al ejercicio del poder público, delimitando el marco político, social y
66
económico de su actuación, entre los cuales es importante destacar:
Artículo 3: El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el
desarrollo de la persona humana y el respeto a su dignidad... y la garantía
del cumplimiento de los derechos y deberes reconocidos y consagrados en
esta Constitución.
Artículo 19: El Estado garantizará a toda persona conforme al principio
de progresividad y sin discriminación alguna el goce y ejercicio irrenunciable,
indivisible e interdependiente de los Derechos Humanos. Su respeto y
garantía son obligatorios para los órganos del poder público.
Artículo 25: Todo acto dictado en ejercicio del poder público que viole o
menoscabe los derechos organizados por esta Constitución y la ley es nulo...
Artículo 29: El Estado estará obligado a investigar y sancionar
legalmente los delitos contra los Derechos Humanos cometidos por sus
autoridades....
Artículo 30: El Estado tendrá la obligación de indemnizar integralmente
a las víctimas de violaciones de los Derechos Humanos que le sean
imputables, o a su derecho habiente, incluido el pago de daños y perjuicios....
Artículo 299: El régimen socio económico de la República Bolivariana
de Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democracia,
eficiencia, libre competencia, protección al ambiente, productividad y
solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una
existencia digna y provechosa para la colectividad....
Así mismo, la norma del artículo 23 de vital importancia en tal sentido,
establece la preeminencia de los tratados en relación a la Constitución
cuando regulen de un modo más favorable al goce de los Derechos
Humanos, caso en el cual adquirirán rango constitucional, el cual reza:
Artículo 23: Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos
humanos,
suscritos
y
ratificados
por
Venezuela,
tienen
jerarquía
constitucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que
contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las
67
establecidas en esta Constitución y en las leyes de la República, y son de
aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder
Público.
Por su parte el artículo 5 de la CRBV (1999) establece que:
Artículo 5: La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien
la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e
indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder
Público.
Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están
sometidos.
Con absoluta claridad se deduce de la norma transcrita que el titular de
la soberanía es el pueblo y la misma es intransferible, ello quiere decir que ni
el Estado, ni sus órganos, ni el gobierno, ni ningún funcionario, ni nadie se
puede arrogar esa distinción, de hecho, la norma determina que los órganos
del Estado, es decir las instituciones que detentan el ejercicio del poder
público, devienen del pueblo y a él están sometido como consecuencia de la
soberanía de la que es titular. De modo que, una cosa es la soberanía y otra
es el poder público, que muchas veces y a conveniencia se confunden
deliberantemente o por
ignorancia, pero siempre con consecuencias
indeseables, particularmente cuando producto de ello se violentan los
derechos humanos o se impide su cabal defensa, inclusive su promoción.
Ahora bien, considerando que los derechos humanos están dirigidos a
garantizar y defender la dignidad de la persona en forma integral y estas en
su conjunto son las que conforman el pueblo en el cual reside la soberanía,
sería un contrasentido decir que la soberanía es oponible a los derechos
humanos, puesto que los derechos humanos están dirigidos a garantizar y
proteger a las personas y no son una concesión graciosa del Estado, sino
que ese reconocimiento cristalizado en normas jurídicas ha sido el producto
de un largo proceso histórico en el que el propio pueblo ha sido protagonista
para contener el poder desbordado de aquel, que al parecer olvida que ha
68
sido el propio pueblo quien se lo ha otorgado y por tanto le está vedado
revertirlo en su contra; de allí que como señala Dueñas (ob. cit.)
El cada vez más frecuente abuso del Estado en todas partes del
mundo, hace que surja una nueva disciplina jurídica amparada en
tratados y convenios internacionales que de protección efectiva y
garantías a personas en peligro de sufrir cualquier arbitrariedad
estatal o de los gobernantes. (p 746).
Esa disciplina jurídica a la que se refiere Dueñas es el derecho
internacional de los derechos humanos que se erige como un muro de
contención frente al ejercicio arbitrario del poder por parte del Estado, con el
propósito de que este lo ejerza con las limitaciones que nacen del frente al
imperativo categórico dignidad humana. Por ello el artículo 23 de la CRBV
(1999) eleva a rango constitucional los tratados internacionales en materia de
derechos humanos y son de preferencial aplicación respecto al régimen de
derecho interno, cuando sus disposiciones resultan más favorables para su
protección.
Por otro lado, pero manteniendo el orden de ideas, la CRBV (1999) en
forma congruente con el artículo 5 antes citado y ratificando que la soberanía
reside en el pueblo, señala en su artículo 73 lo siguiente:
Artículo 73: ….Los tratados, convenios o acuerdos internacionales
que pudieren comprometer la soberanía nacional o transferir
competencias a órganos supranacionales, podrán ser sometidos a
referendo por iniciativa del Presidente o Presidenta de la
República en Consejo de Ministros; por el voto de las dos terceras
partes de los o las integrantes de la Asamblea; o por el quince por
ciento de los electores o electoras inscritos e inscritas en el
Registro Civil y Electoral.
De forma que la propia Constitución Nacional prevé la posibilidad de
que la soberanía pueda ser comprometida, pero no en perjuicio de la Nación,
sino cuando se hace necesario para que precisamente se coadyuve a lograr
los fines del Estado venezolano, así de acuerdo con lo previsto en el artículo
69
152 de la CRBV (1999) “Las relaciones internacionales de la República
responden a los fines del Estado en función del ejercicio de la soberanía y de
los intereses del pueblo…”, base fundamental para el logro de los procesos
de integración que conforme al artículo 153 el Estado está obligado a
promover y favorecer la integración latinoamericana y caribeña, con el
propósito de ir hacia la conformación de una comunidad de naciones dirigida
a su común desarrollo que garantice el bienestar de los pueblos y provea la
seguridad común de sus habitantes.
Dueñas (ob. cit) opina en cuanto a los procesos de integración y la
soberanía:
los procesos de integración regional parecen estar abandonando
paulatinamente el término soberanía (en los Tratados de la
Comunidad Europea no tiene lugar), puesto que sólo nombrarlo
parece despertar sentimientos nacionalistas extremos o miedo a
perder la identidad frente a procesos avasalladores e incluso
dominadores que puedan someter al país o condenarlo a su
desaparición. (p. 751)
Sin dudas que la Unión Europea (nombre actual), ha dictado pautas en
la configuración de los procesos integracionistas, mediante un proceso que
lento pero nutritivo a sus fines, que ya ha recorrido medio siglo desde el
momento de su fundación en 1958, para situarse hoy como una referencia
obligada, siendo el tema de la soberanía uno de los puntos más álgidos que
ha enfrentado para lograr los acuerdos que hasta la fecha se han suscrito.
Ciertamente como lo señala el autor citado, el replanteamiento de la
soberanía, en este caso calificada como compartida o delegada en parte por
los Estados miembros, fue necesario para poder avanzar en la construcción
e integración de gran parte de Europa, por los obstáculos que representaba
su interpretación ortodoxa. Para ilustrar que no necesariamente debe existir
discrepancia entre soberanía e integración, cita a Dromi quien expone:
La integración regional no es incompatible con la soberanía
70
nacional. La potestad perpetua de una república, como decía Jean
Bodin no será menos absoluta porque la energía del poder
soberano se extiende por integración en sentido horizontal,
aunque no por internacionalización en sentido vertical. De todas
formas por muchos años, la idea de Estado como potencia
nacional encontró su expresión jurídica en el dogma de la
soberanía. Las relaciones del derecho comunitario de la
integración no niegan ni limitan ni excluyen a la soberanía, sino
que la ubican en un marco ampliado, donde se extiende o
prolonga el poder soberano del Estado en otras materias que no
tenía aunque ahora compatibilizado con el poder soberano de otro
estado miembro. (p. 751)
Sin dudas que la Unión Europea cual es su nombre actual, con sus
virtudes y sus errores ha dictado pautas para los procesos de integración, los
cuales han sido asimilados en Suramérica, es el caso del Mercado Común
Suramericano (MERCOSUR) por ejemplo. Pero lo importante es destacar
que estos procesos no pueden llevarse a cabo sin tener en cuenta el respeto
a los derechos humanos, de manera que al igual que ocurre en el orden
interno
constitucional
venezolano,
los
derechos
humanos
deben
transversalizarlos y crear instrumentos que los contemplen bajo el principio
de progresividad y a su vez ofrecer mecanismos que garanticen su
protección, defensa y promoción, sin que sea oponible la soberanía como
premisa de defensa para el Estado transgresor.
Con relación al caso de los estados de excepción; esto es conforme al
artículo 337 constitucional venezolano, cuando existan circunstancias de
orden social, económico, político, natural o ecológico “que afecten
gravemente la seguridad de la Nación, de las instituciones y de los
ciudadanos y ciudadanas, a cuyo respecto resultan insuficientes las
facultades de las cuales se disponen para hacer frente a tales hechos.” En
tales situaciones, podrán ser restringidas temporalmente las garantías
consagradas en la Suprema Norma “salvo las referidas a los derechos a la
vida, prohibición de incomunicación o tortura, el derecho al debido proceso,
el derecho a la información y los demás derechos humanos intangibles.”
71
De manera que la salvaguarda de los derechos humanos inclusive en
los Estados de excepción, fundamentalmente aquellos considerados por la
doctrina como el núcleo duro, igualmente deben ser garantizados por el
Estado, al respecto acota Meléndez (ob. cit), que los Estados:
…tienen facultades para recurrir en situaciones especiales de
emergencia excepcional, a ciertas medidas extraordinarias que no
podrían tomar en situaciones de normalidad constitucional.
También podría afirmarse que estas facultades o poderes
extraordinarios no son ilimitados, sino por el contrario, están
sujetos a la legalidad y a ciertos controles y reglas legales
determinadas tanto por el Derecho Interno como por el Derecho
Internacional. Estos límites y controles que deben imperar en los
estados de excepción restringen las actuaciones de los poderes
públicos, particularmente del Ejecutivo, y suponen un límite
legítimo a la soberanía de los Estados. (p 99)
Opinión que comparte el autor del presente trabajo de investigación, ya
que es necesario que el poder público del Estado sea objeto de límites, aún
en situaciones extraordinarias, para impedir que bajo el argumento de la
defensa de la soberanía nacional se cometan tropelías contra la dignidad de
las personas, lo cual contraría la naturaleza de los derechos humanos.
Con la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) se reafirmó
la dignidad humana, en la Constitución de 1999 imbuida de los principios que
informan a eso derechos, prima el respeto a esa dignidad sobre todas las
actuaciones del poder público nacional, así que en Venezuela conforme a su
orden Constitucional, los derechos humanos no pueden ser supeditados al
poder del Estado bajo una insostenible retorica que complica su efectiva
vigencia y protección, cuando arguye en rechazo un intervencionismo de
organismos internacionales competentes que amparan los mismos a cuya
jurisdicción se ha sometido voluntariamente, sobre el argumento de la
defensa de la soberanía nacional, que como se ha podido apreciar en la
presente investigación, la necesaria tutela de los derechos humanos le
trasciende, por cuanto los mismos forman parte del nuevo orden público
72
internacional articulado con el orden jurídico interno. En consecuencia, un
Estado que atenté contra los derechos humanos, no puede ampulosamente
cobijarse en los clásicos principios del derecho internacional público, tales
como la no intervención, la autodeterminación o la soberanía, para evadir su
responsabilidad de respetar, garantizar y proteger esos primarios derechos.
73
CAPÍTULO III
MARCO METODOLOGICO
3.1 Fundamentación Epistemológica
Según Damiani
(1997), el significado de una investigación no se
comprende si no se esclarece el fondo epistemológico sobre el cual se
sustenta, y el conocimiento científico no tiene fundamento en sí mismo si no
lo legitima un paradigma.
Epistemológicamente la presente investigación se sitúa en la corriente
epistémica del antropocentrismo, en concordancia con los planteamientos
derivados que surgen del modelo racionalista y del moralismo/eticismo. El
antropocentrismo según Barreras (2008) es un modelo epistémico originario
y se entiende como “la actitud científica y del conocimiento que centra en el
ser humano el referente principal” (p. 33); por lo que se destaca el valor de lo
humano frente al Estado. Amengual (1998) indica que “el antropocentrismo
es el modo de pensar específico de la modernidad” (p. 36) considerando a la
modernidad como el periodo en que el hombre se descubre y afirma como
punto de referencia de toda la realidad.
En cuanto al racionalismo Barrera (ob. cit.) afirma “El racionalismo
tiende a reconocer como fundamento del conocimiento a la razón, a los
procesos abstractos derivados de la actividad pensante.” (p. 45). Es decir,
que mediante la capacidad reflexiva del sujeto este accede al conocimiento.
De igual forma el citado autor considera que dentro del modelo moralista “los
actos, el conocimiento, la realidad, están signados por el trasfondo ético y
ésta condición determina lo que es correcto e incorrecto en materia del
conocimiento…”
En
resumen
es
lo
74
que
determina
el
deber
ser
conceptualizado por Kant.
Los modelos antes descritos han sido escogidos como basamento
epistémico porque la investigación tiene como eje central al ser humano,
fundamentándose en la dignidad que le es inherente, en virtud de su
racionalidad y obedeciendo a valores
morales y éticos que imponen el
reconocimiento de una serie de derechos que han de ser garantizados y
reconocidos por el Estado a favor de la persona humana.
El antropocentrismo permite estudiar y comprender al ser humano como
un fin en sí mismo destacando su preeminencia sobre los demás seres vivos,
el análisis mediante este modelo de investigación permite establecer una
apreciación de sus intereses fundamentales en contraposición al Estado
omnipotente.
El modelo racionalista contribuye a explicar hipótesis que se van
explanando a través de la investigación, sobre la base del conocimiento que
otorga la razón, proyectándose hacia la contextualización de nuevos
paradigmas en relación al concepto de soberanía teniendo como referente a
los derechos humanos.
El respeto a los derechos humanos tienen como medida patrones que
se sustentan en la moral y la ética, de allí que el modelo de investigación
moralista/eticista posibilita el estudio de factores que se relacionan con la
conciencia humana, tomando en cuenta que tales derechos son valores
reconocidos en normas fundamentales que regulan la conducta de las
personas y cuyo cumplimiento estriba en un deber moral sobre una base
eminentemente ética.
A nivel metodológico la investigación se desarrolló mediante el método
deductivo, en razón de que el estudio tomo como punto de partida un
problema existente a fin de llegar a un resultado, Padrón (2006), señala que
este método suele comenzar con el análisis de teorías previamente
existentes que pudieran tener alguna relación con la clase de fenómenos
bajo estudio, lo cual es equivalente a buscar sus posibles estructuras afines.
75
Asimismo, según Hurtado y Toro (1999) el método deductivo es conocido
como
el primer método científico ya que la lógica y la matemática son
abstractas y deductivas. De igual forma expresan dichos autores que la
deducción como método científico es un proceso mental o de razonamiento
que va de lo general a lo particular, tomando en cuenta una o múltiples
premisas para llegar a una conclusión y posibilita mediante el razonamiento
lógico la toma de decisiones sobre el grado de certeza que tiene una
hipótesis o formular un juicio a partir de otro. Como procedimiento científico
aporta el fundamento de racionalidad formal necesario para comenzar el
proceso sistemático para el logro del conocimiento.
3.2 Tipo y Diseño de la Investigación.
3.2.1 Tipo de la investigación.
Obedeciendo al área objeto de la investigación, que es la ciencia
jurídica dentro del marco de los derechos humanos, la misma sigue el
modelo documental, partiendo del aspecto teórico del estudio, sustentándose
en fuentes de información de origen impreso. Según Ramírez (1998), define
la investigación documental como:
Una variante de la investigación científica, cuyo objetivo
fundamental es el análisis de diferentes fenómenos de la realidad
a través de la indagación exhaustiva, sistemática y rigurosa,
utilizando técnicas muy precisas; de la documentación existente,
que directa o indirectamente, aporte la información atinente al
fenómeno estudiado.
Por su parte Cázares, Christen, Jaramillo, Villaseñor y Zamudio (2000)
expresan:
La investigación documental depende fundamentalmente de la
información que se recoge o consulta en documentos,
76
entendiéndose este término, en sentido amplio, como todo
material de índole permanente, es decir, al que se puede acudir
como fuente o referencia en cualquier momento o lugar, sin que se
altere su naturaleza o sentido, para que aporte información o rinda
cuentas de una realidad o acontecimiento. (p. 18).
Así mismo, la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL
2005) señala que los estudios documentales son:
1.- Estudios de desarrollo teórico: presentación de nuevas teorías,
conceptualizaciones o modelos interpretativos originales del autor,
a partir de análisis crítico de información empírica y teorías
existentes.
2.- Revisiones críticas del estado del conocimiento: integración,
organización y evaluación de la información teórica y empírica
existente sobre un problema, focalizando ya sea en el progreso de
la investigación actual y posibles vías para su solución, en el
análisis de la consistencia interna y externa de las teorías y
conceptualizaciones para señalar sus fallas o demostrar su
superioridad de unas sobre otras, o ene ambos aspectos.
3.- Estudios de educación comparada: análisis de semejanzas,
diferencias y tendencias sobre características o problemas de al
educación en el contexto de realidades socioculturales,
geográficas o históricas diversas, con fundamento en información
publicada. (p. 7)
De manera que la investigación se apoya en diversos documentos
existentes, tales como trabajos de investigación previos, información y
multiplicidad de datos obtenidos de materiales impresos, audiovisuales y/o
electrónicos, permitiendo con ello profundizar el análisis crítico del problema
y las distintas teorías que lo abordan, todo con el propósito de hacer una
interpretación propia que permita llegar a conclusiones y recomendaciones
mucho más precisas y concretas.
De igual forma esta investigación se caracteriza porque se estudian las
variables tal como se presentan en la realidad objeto de estudio sin
controlarlas de forma alguna.
77
3.2.2 Diseño de la Investigación.
A fin de alcanzar los objetivos específicos propuestos en la presente
investigación, se utilizó el diseño bibliográfico, fundamental en las
investigaciones documentales. Mediante el estudio y revisión del material
documental de forma precisa y sistemática, en la investigación se
confrontaron principios que instruyen al concepto de soberanía y al de los
derechos humanos, teniendo como marco principal de referencia la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) con el fin de
determinar una concepción flexible del principio de soberanía respecto a los
derechos humanos. En tal sentido, la Universidad Santa María (USM 2005)
expresa su importancia por cuanto “....a través de la revisión del material
documental de manera sistemática, rigurosa y profunda se llega al análisis
de diferentes fenómenos o a la determinación de la relación entre variables.”
(p. 44).
La presente investigación se basó en un enfoque jurídico dogmático
que según Witker (1999) “es aquella que concibe el problema jurídico desde
una perspectiva estrictamente formalista, descontando todo elemento fáctico
o real que se relacione con la institución, norma jurídica o estructural legal en
cuestión”. (p/sn).
El diseño, según USM (ob. cit.), representa la estrategia que se ha de
seguir para el desarrollo de la investigación, en la que se concibe de forma
estructural y funcional cada
etapa del proceso. Siendo
el diseño del
presente trabajo, no experimental transeccional, por cuanto en el estudio
objeto de investigación no se construye ninguna situación, sino que se
observan las ya existentes, sin ser provocadas o manipuladas por el
investigador,
lo cual
experimentales y
concuerda
con
lo descrito para los
transeccionales por Hernández, Fernández
diseños no
y Baptista
(2003) y según el manual de la USM (ob. cit.).
La
investigación
se
elaboró
78
utilizando
una
metodología
fundamentalmente cualitativa, propia de las ciencias sociales, donde se
destaca la apreciación del comportamiento humano, en virtud de que está
orientada a la producción de elementos teóricos a través del análisis,
interpretación y reconstrucción de la realidad. A tal fin se cumplieron diversas
fases mediante un procedimiento ordenado.
3.3 Procedimiento
El investigador recolectó toda le información necesaria para sustentar
el presente estudio, mediante diferentes etapas, previa elaboración del título
el cual fue denominado “Concepción Flexible del Principio de Soberanía
Nacional Respecto a Los Derechos Humanos en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela”. Para ello procedió a visitar bibliotecas,
universidades, librerías, portales electrónicos, indagando acerca de la
problemática planteada en el estudio, procurando todos los datos de
importancia expuesto en antecedentes de trabajos monográficos no
publicados relacionados con el tema, obras de autores reconocidos en el foro
jurídico y en la jurisprudencia enfatizada con el estudio. Logrando con ello
recabar toda la información pertinente para su análisis y posterior realización
del trabajo de grado.
Hernández y Baptista (2.000) señalan “la revisión de la literatura
consiste en detectar, obtener y consultar la bibliografía y otros materiales que
pueden ser útiles para los propósitos del estudio” (p. 23). Para obtener
información sobre un tema se revisan textos donde es importante destacar el
nombre del libro, del autor para posteriormente tener disponible la
información necesaria.
En cuanto al método, la USM (2.005), define “método es el camino a
seguir mediante una serie de operaciones fijadas de manera voluntaria,
reflexiva y planificada, para alcanzar un determinado fin, que puede ser
material o conceptual” (p. 46). De lo expuesto anteriormente se puede decir
79
que el método
es un conjunto de reglas y ejercicios prácticos de forma
sistemática y ordenada para producir efecto sobre el objeto de estudio.
Según el manual de la USM (2.005), expresa que las técnicas “se
refieren a los medios que hacen manejables a los métodos; indican cómo
hacer
para alcanzar
un resultado propuesto, se sitúan a nivel de los
hechos o de las etapas operativas y permiten la aplicación del método por
medio de elementos prácticos, concretos y adaptados a un objeto bien
definido.” (p. 46). Con respecto a lo expresado anteriormente las técnicas
vienen hacer un procedimiento basado en instrucciones bien definidas para
asegurar su confiabilidad en futuros resultados.
Para la recolección de la información, se acudió al uso de técnicas
operacionales para el manejo de las fuentes documentales tales como:
Técnicas de fichaje, subrayado, el resumen y la interpretación jurídica.
Sabino (1.992), expone que “las fichas bibliográficas son una simple
guía para recordar cuáles libros o trabajos han sido consultados o existen
sobre un tema” (p. 167). De manera que el fichaje consiste en un conjunto de
procedimientos metodológicos que sirve para la recolección de manera
organizada
Para Morles (1.980), el subrayado es “la técnica de trabajo para centrar
la atención en ideas importantes.” (p. 15). La técnica del subrayado es
aquella que utiliza el investigador para resaltar todo lo que este considere de
mayor relevancia para su investigación.
Morles (ob, cit.), define el resumen “como
técnica de trabajo para
centrar la atención en ideas importantes.” (p. 15). Se puede decir que el
resumen afianza las ideas convenientes para lo que se quiere dar a conocer
en una investigación.
En el tema objeto de estudio, también se aplicaron técnicas que
conllevan al análisis interpretativo de normas jurídicas, tal es el caso de la
interpretación jurídica de los artículos 103 y 106 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo, así como otras leyes, para establecer su verdadero propósito.
80
En opinión de Bravo (1.987), el análisis jurídico “se aplica a los tratados
internacionales, a las constituciones, a las leyes, a los códigos, decretos,
reglamentos y demás textos jurídicos. Aunque con algunas precauciones
puede aplicársele aquellos textos que de alguna manera se refiere a
cuestiones de tipo jurídico, sin serlo totalmente”. (p.63)
La interpretación lógica lo que busca es escudriñar cual es el espíritu
de la ley, para controlar, completar, restringir o extender su alcance. Por otro
lado, la interpretación histórica
busca
comprender el derecho
como
fenómeno social, en el cual se hace necesario el estudio de la historia
jurídica de la humanidad de un modo comprensivo.
Después de aplicar las técnicas por etapas se procesó la información,
se enumeraron los procedimientos de como se realizó la investigación, se
ratificó el tema que fue objeto de estudio, se buscaron antecedentes en
trabajos no publicados relacionados con el tema, se realizó el Capítulo I,
Capítulo II, Capítulo III, Capítulo IV, la introducción, el resumen, la
bibliografía, el índice, la dedicatoria y reconocimiento.
3.4 Sistema de Variables
Las variables son aquellas características que requieren ser estudiadas
en la investigación para lograr su comprensión o medición. El autor Tamayo
y Tamayo (2002), define la variable como “un aspecto o dimensión de un
fenómeno que tiene como característica la capacidad de asumir distintos
valores, ya sea cuantitativa o cualitativamente” (p. 84).
Por su parte el Manual de Normas Para la Elaboración, Presentación y
Evaluación de los Trabajos Especiales de Grado de la Universidad Santa
María (USM 2.005), precisa sobre la variables que “En los trabajos de grado
constituyen el centro de estudio y se presentan incorporadas en los objetivos
específicos…” (p. 36). En cuanto a la presente investigación, de las variables
objeto de estudio se extrajo lo conveniente que es flexibilizar el rígido
81
concepto de soberanía nacional, así como necesario es estudiar la limitación
que la propia Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)
impone al principio de soberanía nacional cuando los derechos humanos se
encuentran comprometidos. De allí que, en esta parte del trabajo se procede
a identificar las variables. De acuerdo a Tamayo y Tamayo (1990). “Se
denomina variable a un aspecto o dimensión de un fenómeno que tiene
como características la capacidad de asumir distintos valores, ya sean
cuantitativamente o cualitativamente” (p. 84). Según estos planteamientos,
se puede distinguir que una variable consiste por ende, en una serie de
características o propiedades por estudiar, susceptibles de sufrir cambios.
3.4.1 Definición Conceptual
La definición conceptual constituye una abstracción articulada en
palabras para facilitar la comprensión y su adecuación a los requerimientos
prácticos de la investigación. El citado Manual de la Universidad
Santa
María (2.005), expresa que la definición conceptual de la variable “es la
expresión del significado que el investigador le atribuye y con ese sentido
debe entenderse durante todo el trabajo.” (p. 36). Precisamente, ese
significado que atribuye el investigador mediante el uso articulado de
palabras, facilitan la comprensión y permite una adecuación a los
requerimientos prácticos de la investigación. De tal forma que las variables
constituyen un aspecto necesario en toda investigación científica, pero
además esa definición establecida por el investigador debe ser comprobada.
En la presente investigación, se identifican las variables definiéndolas
conceptualmente, para posteriormente operacionalizarlas a la par de los
objetivos planteados. A continuación se identifican y señalan las variables.
82
Cuadro 1
Identificación y Definición de las Variables
OBJETIVO
ESPECIFICO
VARIABLE
DEFINICIÓN
CONCEPTUAL
Identificar los derechos Derechos Humanos
humanos en el marco de
la Constitución de la
República Bolivariana de
Venezuela
Caracterizar
los
instrumentos jurídicos y
mecanismos
fundamentales
que
legalmente inciden sobre
la limitación de la
soberanía del Estado
venezolano.
Son un conjunto de
atributos
y
valores
inherentes
al
ser
humano por el solo
hecho de serlo, sobre la
base de la dignidad que
le es natural.
Instrumentos Jurídicos y Son
los
convenios,
Mecanismos
pactos
o
tratados
ratificados
por
Venezuela contentivos
de
normas
que
reconocen
derechos
humanos.
Instancias
creadas por estos para
velar
por
su
fiel
cumplimiento.
Doctrina Jurisprudencial Criterios
jurídicos
expresados en una o
varias
decisiones
judiciales.
Analizar
la
doctrina
jurisprudencial de la Sala
Constitucional
del
Tribunal Supremo de
Justicia en materia de
derechos humanos con
relación a la soberanía
nacional.
Determinar la influencia Influencia
de
los Toda
actuación
del
de
los
derechos Derechos Humanos
Estado
tiene
como
humanos
como
medida limite el respeto
limitación a la soberanía
a los derechos humanos.
nacional consagrada en
la Constitución de la
República Bolivariana de
Venezuela.
Fuente: Elaborado por el autor (2010), según manual de la USM (2005)
83
3.4.2 Definición Operacional
Una
vez
identificadas
las
variables,
se
procederá
a
su
operacionalización de acuerdo a los elementos de estudios que la contienen,
facilitando con ello la recopilación de los datos que sean necesarios.
En las Normas Para La Elaboración Presentación y Evaluación de Los
Trabajos de Grado de la Universidad Santa María (ob. cit.), se afirma que la
definición operacional de la variable “representa el desglosamiento de la
misma en aspectos cada vez más sencillos que permiten la máxima
aproximación para poder medirla, estos aspectos se agrupan bajo las
denominaciones
de
dimensiones,
indicadores
y
de
ser
necesarios
subindicadores” (p. 36). Señalando que las dimensiones “representan el área
o las áreas del conocimiento que integran la variable y de la cual se
desprenden los indicadores” (ob. cit., p.37), exponiendo que estos últimos
“son los aspectos que se sustraen de la dimensión, los cuales van a ser
objeto de análisis en la investigación.” (ib)
Dice Tamayo y Tamayo (2002): "En el proceso de operacionalización de
variables es necesario determinar los parámetros de medición a partir de los
cuales se establecerá la relación de variables enunciadas por la hipótesis”.
(p.169).
Según Sabino (2000), la operacionalización de las variables consisten
en “Aislar cada una de ellas, agrupar en dimensiones e indicadores y
asignarle un sentido único y claro para evitar ambigüedades, distracciones e
innecesarias discusiones sobre terminología” (p. 81).
El autor del presente estudio, interpreta las variables como concepto,
que al ser descompuestas en su estructura, posibilita realizar el estudio en
conjunción con las dimensiones y los indicadores a fin de lograr el objetivo
general dando respuesta a las interrogantes formuladas en sintonía con el
planteamiento como un todo.
84
Cuadro 2
Operacionalización de las Variables
VARIABLE
Derechos Humanos
DIMENSIÓN
Jurídica
Constitucional
Instrumentos Jurídicos Jurídica
y Mecanismos
Constitucional
INDICADOR
-Evolución
Soberanía
Histórica
-Evolución
Humanos
de
la
Derechos
-Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (1999)
-Declaraciones,
Pactos
y
Convenios
sobre
Derechos
Humanos
-Sistema
Protección
Humanos
Doctrina
Jurisprudencial
los
de
Internacional
de
de los derechos
Jurídica
-Sentencias
de
la
Sala
Constitucional
del
Tribunal
Supremo de Justicia
Influencia
de
los Jurídica
Derechos Humanos
-Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (1999)
Fuente: Elaborado por el autor, según manual de la USM (2005)
85
CAPITULO IV
LA PROPUESTA
4.1 Denominación de la Propuesta
Concepción flexible del principio de soberanía nacional respecto a los
derechos humanos en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
4.2 Objetivo
Diseñar una concepción flexible del principio de soberanía nacional respecto
a los derechos humanos en la Constitución de la Republica Bolivariana de
Venezuela.
4.3 Objetivos Específicos
- Valorar el respeto y la protección de la dignidad humana como
principio supremo de los derechos humanos.
- Determinar el alcance de la soberanía como poder absoluto del
Estado con relación a los derechos humanos.
- Fundamentar el origen de los sistemas internacionales de protección
de los derechos humanos.
- Explicar la limitación del poder del Estado respecto a los derechos
humanos.
- Interpretar el derecho internacional de los derechos humanos.
- Contrastar el principio de soberanía nacional y los derechos humanos.
86
4.4 Presentación
El clásico principio de soberanía nacional que durante siglos ha sido
contrapuesto para repeler cualquier tipo de injerencia o intervención que
afecte el derecho de autodeterminación de los pueblos, necesariamente
debe ser atenuado frente a los casos de violación de los derechos humanos.
La realidad actual de las relaciones internacionales está caracterizada por un
alto grado de interdependencia entre los Estados, siendo el mejor ejemplo de
ello los procesos de integración, es prácticamente imposible que un Estado
logre niveles de desarrollo y bienestar para sus ciudadanos si mantiene una
posición rígida sobre el concepto de soberanía, ello significaría un
aislamiento con impredecibles consecuencia. Lo mismo ocurre en relación a
los derechos humanos, por cuanto su vigencia efectiva se logrará en la
medida que dicho concepto se flexibilice y ofrezca menos resistencia a fin de
permitir su salvaguarda, sin que por ello los Estado dejen de ser soberanos.
A lo largo del estudio realizado, el investigador ha observado una visión
extremadamente reactiva por parte del Estado venezolano frente a ciertos
informes y decisiones emanadas de los mecanismos regionales de
protección de los derechos humanos, cuando se le ha acusado de haber
violentado los mismos, recurriendo en última instancia en defensa para el
rechazo, al argumento de la preeminencia de la soberanía nacional.
Sin embargo, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
se encuentra transversalizada por el respeto a los derechos humanos, su
ejercicio efectivo y la protección de los mismos son el alfa y el omega del
Estado Social de Derecho y de Justicia que aquella consagra. Si se parte de
que la propia Constitución establece que la soberanía reside en el pueblo, la
ratificación de instrumentos jurídicos internacionales sobre derechos
humanos, que contemplan mecanismos jurisdiccionales para su amparo, no
es más que un acto producto del ejercicio de esa soberanía con el fin de
consolidar a la persona humana frente a las posibles arbitrariedades en que
87
el Estado pudiera incurrir, nunca lo contrario.
Con el propósito de flexibilizar la rigurosidad del principio de soberanía
nacional respecto a los derechos humanos, el autor del presente trabajo,
formula la siguiente propuesta:
1) El derecho internacional de los derechos humanos no debe supeditarse a
ningún principio supremo que no sea otro que el respeto a los mismos como
imperativo categórico.
2) El alcance de poder absoluto que se atribuye a la soberanía nacional no
puede entenderse como una condición de superioridad del Estado frente al
individuo en tanto y en cuanto, las personas requieran de una firme defensa
y protección a sus derechos humanos.
3) Los sistemas de protección de los derechos humanos no riñen con el
principio de soberanía nacional, por el contrario, al haber sido creados
mediante el franco ejercicio de la misma por parte de los Estados, es
insoslayable que estos den cumplimiento a los mandatos que de ellos
legítimamente se derivan, sin que ello suponga una minimización del poder
soberano.
4) La soberanía es el fundamento del poder constituyente que crea al
Estado, en consecuencia, es la fuerza motriz de la democracia; ella precede
a ambos conceptos y es quien legitima a esta última por cuanto es en el
pueblo en quien reside; luego, estando el pueblo integrado por personas que
son los sujetos de los derechos humanos, los cuales les son inherentes por
el solo hecho de ser personas; entonces estos derechos han de tenerse
como la medida y limite del poder del Estado.
5) La regulación del ejercicio de los derechos humanos ha dejado de ser un
asunto exclusivo del derecho interno de los Estados, su protección luego de
la finalización de la Segunda Guerra Mundial se ha extendido al ámbito
internacional, no se trata de imposición de normas y jurisdicciones
internacionales, sino que es el resultado de propias decisiones de los
Estados que han considerado su conveniencia para la protección y defensa
88
de tan esénciales derechos. En consecuencia, mediante el ejercicio de la
soberanía nacional los Estados deben coadyuvar al fortalecimiento del
derecho
internacional
de
los
derechos
humanos,
oponer
a
estos
deliberadamente el principio de soberanía sería su negación.
6) El principio de soberanía nacional y los principios que informan a los
derechos humanos no pueden ser divergentes, por cuanto aquel permite el
reconocimiento de estos y estos a su vez, son los que permiten que aquella
sea ejercida con entera libertad. Por tanto, se debe superar el anacronismo
existente en la actualidad, cuando frente a violaciones de los derechos
humanos, demostradas previa la verificación del debido proceso, la parte
accionada trata de refugiarse en el principio de soberanía nacional para
evadir su obligación en promoverlos, garantizarlos y respetarlos, impidiendo
así su efectiva vigencia.
4.5 Justificación.
El investigador aprecia que la necesidad de las formulaciones
anteriormente expuestas contribuiría a procurar resolver la presunta
disyuntiva existente entre el principio de soberanía nacional y los derechos
humanos. La ratificación de los instrumentos internacionales respectivos es
un ejemplo vivo del legitimo poder supremo de los Estados, que en dicha
materia constituye un esquema ampliado de protección jurídica a favor de de
sus ciudadanos. El ejercicio de la soberanía en el plano internacional no solo
implica una asistencia de derechos según el tema que se trate, sino que
también comporta obligaciones que el Estado no puede ni debe pretermitir.
Todo ello destaca la importancia de la propuesta y
justifica su
propósito, el cual es contribuir en construir un concepto de soberanía
nacional que contemple la posibilidad de flexibilización de su ejercicio frente
al principio de progresividad que ostentan los derechos humanos a fin de
salvaguardar en cualquier circunstancia la dignidad del ser humano.
89
CAPÍTULO V
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1 Conclusiones.
El nuevo paradigma representado por el reconocimiento de los
derechos humanos a partir de su Declaración Universal en 1948, estableció
las bases para el desarrollo de un derecho internacional y nacional en una
relación de sujeción a los principios que rigen a esos derechos. La
invocación de la soberanía nacional respecto a la interpretación y aplicación
de los convenios, pactos y tratados sobre derechos humanos a la luz de los
nuevos tiempos, resulta improcedente en opinión del autor de la
investigación realizada.
A lo largo del articulado de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (1999) se identifica que la misma está transversalizada por el
reconocimiento de los derechos humanos, inclusive aquellos que no estén
expresamente reconocidos no debe entenderse como una negación de su
existencia y ejercicio atendiendo al principio de preeminencia que le es
propio; de modo que para garantizar todos esos derechos más allá de la
obligación
del
Estado
venezolano,
el
artículo
23
otorga
jerarquía
constitucional a los tratados, pactos y convenciones internacionales que en
esa materia sean suscritos y ratificados por éste.
Mediante el estudio efectuado se ha evidenciado la caracterización de
una serie de instrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales para la
protección y defensa de los derechos humanos, advirtiendo que uno de los
principales obstáculos que han tenido los sistemas internacionales para
garantizar esos derechos cuando los mecanismos dispuestos en el
90
ordenamiento jurídico interno no materializan su tutela efectiva, es la
interpretación ortodoxa que se hace del concepto de soberanía nacional
frente a los mismos, alegando intervencionismo o injerencia, esa rigidez no
puede sostenerse cuando de preservar y garantizar los derechos
fundamentales de la persona humana se trata, la progresiva afirmación que
con el transcurrir del tiempo han ido adquiriendo tales derechos por
consenso
mayoritario
de
la
humanidad,
impone
una
inequívoca
transformación del clásico concepto de soberanía nacional, que atribuye al
Estado un poder ilimitado sobre el cual no hay nada que lo supere.
La jurisprudencia analizada de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia en ciertos casos reafirma la constitucionalidad de los
tratados internacionales en materia de derechos humanos y en otros efectúa
interpretaciones restrictivas, sustentándose en el principio de soberanía. La
interpretación restrictiva excesivamente apegada al formalismo legal, atenta
contra la dinamicidad y flexibilidad requerida para garantizar la recepción del
derecho internacional de los derechos humanos por parte del ordenamiento
jurídico interno, que siempre debe tener como eje fundamental brindar mayor
protección a la persona humana. Sostener que las decisiones que emanan
de los organismos internacionales de protección de los derechos humanos
debilitan la soberanía nacional implicaría que los mismos quedarían
supeditados exclusivamente al derecho del Estado, lo cual sería un retroceso
que contraría el principio de progresividad que les caracteriza.
A lo largo de la investigación realizada se observa como la primigenia
concepción de Bodin sobre soberanía fue evolucionando para imbricarse en
las
nuevas
realidades
sociales
sobre
todo
por
la
influencia
del
reconocimiento de los derechos humanos; sería imposible hablar en la
actualidad de la de procesos de integración inter estatales bajo el principio
de soberanía absoluta de los Estados; de hecho, la integración debe estar
dirigida al logro efectivo de mayores beneficios a sus ciudadanos y por ende
significa ofrecer un nivel de bienestar que les permita mejores posibilidades
91
de desarrollo, de manera que si se condicionan estos procesos al clásico
concepto de soberanía nacional, es muy probable que nunca se cristalicen.
Los derechos humanos no son una concesión graciosa del Estado, por el
contrario estos derechos han sido posivitizados para contener el poder de
aquel, de manera que dichos derechos no surgieron mediante una alianza de
intereses con el Estado sino por confrontación, en donde siempre el
victimario es éste y las victimas serán los seres humanos.
De igual forma, la cada vez más creciente constitucionalización de los
derechos
humanos,
refleja
que
la
adopción
de
los
instrumentos
internacionales donde se les reconocen y de los mecanismos que los
garantizan, es producto de un acto pleno del ejercicio de la soberanía
nacional, por tanto resulta cuesta arriba oponer dicho principio a las
actuaciones de aquellos, cuando actúan dentro del marco de las atribuciones
que le han sido conferidas. El avance es irreversible, el escudo de soberanía
pierde vigor, ellos constituyen un límite, se trata en realidad de una
autolimitación del propio Estado en aras de garantizar el primero y último de
sus fines, el respeto efectivo al núcleo monolítico de esos derechos, la
dignidad del ser humano.
El autor del trabajo de grado, finalmente formula una concepción flexible
del principio de soberanía nacional, partiendo de la concepción de Bodin,
señalando que: La soberanía nacional es el máximo y perpetuo poder del
Estado, limitado por el respeto a los derechos humanos.
De tal forma que la soberanía no se dogmatiza como un poder
intransigente, por el contrario se desmitifica y flexibiliza esa concepción
absoluta que durante siglos le ha caracterizado, sin dudas que ostenta el
carácter máximo del poder, el cual será perpetuo en la medida que exista el
Estado, pero ese poder encuentra su limitación en el respeto a los derechos
humanos, el ejercicio de la soberanía no debe ir en desmedro de la dignidad
de las personas, concebir lo contrario amen de ser una lamentable paradoja,
constituye una total aberración.
92
5.2 Recomendaciones.
El autor estima conveniente a fin de dar apertura a una concepción
flexible del principio de soberanía respecto a los derechos humanos, ofrecer
las siguientes recomendaciones:
Se debe fortalecer la educación en y para los derechos humanos en
todos los ámbitos de la vida nacional, por cuanto solo con el aprendizaje
significativo de los principios que informan a estos derechos, se logrará la
comprensión real de su alcance y propósito. De igual forma se hace
necesaria la promulgación de una ley que prevea la canalización del
cumplimiento de las decisiones y recomendaciones emanadas de los
organismos internacionales competentes en materia de protección de los
derechos humanos, con ocasión de la comprobada violación a los mismos,
previa verificación del debido proceso correspondiente.
El
reconocimiento
internacional
de
los
derechos
humanos
es
consecuencia del pleno ejercicio de la soberanía de los Estados, a través de
ella no solo estos imponen su poder en el orden interno y se hacen valer
frente a sus pares, sino que también contraen obligaciones que trascienden
las fronteras; necesario es entonces evaluar las exhortaciones y atender las
decisiones jurisdiccionales de los organismos internacionales creados por
voluntad expresa de los propios Estados, con ajenidad a factores políticos
y/o económicos, a fin de eludir su influencia y evitar la impunidad,
De igual forma, es fundamental que esos organismos internacionales
por su parte, cumplan con su misión al margen de toda presión externa que
pueda poner en duda la confiabilidad de sus dictámenes. La justicia ha de
ser el fiel de la balanza entre soberanía y derechos humanos, por ello se
requiere
de
instituciones
serias,
e
independientes,
confiables
transparentes, comprometidas en garantizar su real vigencia efectiva.
93
y
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