1 49-2011 Inconstitucionalidad Sala de lo Constitucional de la Corte

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49-2011
Inconstitucionalidad
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las catorce horas
con once minutos del día veintiocho de marzo de dos mil doce.
A sus antecedentes el escrito presentado por la ciudadana María Olimpia Jirón
Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante el cual pretende
subsanar la prevención formulada en resolución de 14-IX-2011, y sobre lo expuesto en el
mismo se hacen las siguientes consideraciones:
I. La demandante solicitó la inconstitucionalidad del Decreto Legislativo n° 762, de
16-VI-2011, publicado el Diario Oficial n° 115, Tomo 391, de 21-VI-2011 (en lo sucesivo,
D.L. 762/2011), por supuesta la supuesta violación a los arts. 2, 3, 11 y 198 Cn., con base
en los siguientes argumentos:
1. A. El D.L. 762/2011 vulnera el art. 198 Cn. por carencia manifiesta de parámetros
que doten de contenido a los conceptos jurídicos indeterminados aludidos en la disposición
constitucional citada, pues entre los requisitos que establece para ser Presidente y
Magistrado de la Corte de Cuentas se encuentran la honradez y la competencia notorias. Sin
embargo; no hay precepto normativo alguno que establezca qué se entenderá por tales
términos, de manera que, a fin de cumplir con el principio de legalidad, en su vertiente
positiva (art. 86 Cn.), es preciso establecer cánones objetivos que hagan previsible la
aplicación de conceptos de esa naturaleza.
Así –agregó–, pese a la amplitud y vaguedad de las normas abiertas, ello puede
subsanarse mediante la exteriorización de cómo y a partir de qué puntos referenciales se ha
aplicado un concepto
jurídico indeterminado a la realidad. Entonces, la exigencia de
motivación cumple una doble función: (i) desde una perspectiva social se intenta erradicar la
arbitrariedad y fortalecer la confianza de los ciudadanos en la sujeción de la actividad de la
Administración al derecho; (ii) desde un punto de vista individual, permite conocer las
razones o motivos por los cuales ha resultado afectado negativa o positivamente en su esfera
jurídica.
Ahora bien –señaló–, en el presente caso, los conceptos jurídicos indeterminados de
honradez y competencia notoria utilizados por el Constituyente debieron ser dotados de un
contenido mínimo demostrable que los hiciera objetivables; circunstancia que no se ha
llevado a cabo en el acto de elección.
De tal forma, el acto de elección cuestionado no cumplió uno de los presupuestos
básicos necesarios, pues no se establecieron los elementos a partir de los cuales se tuvieron
por acreditados los conceptos de honradez y competencia notoria.
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Y es que –aseveró–, sorprende que las personas elegidas hayan sido consideradas por
la Asamblea Legislativa como honradas y de competencia notoria; ello, en tanto que, por un
lado, según lo manifestaron los respectivos informes de la Procuraduría General de la
República, Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, Fiscalía General de la
República, y otras entidades, estas tienen investigaciones abiertas en su contra, por
diferentes motivos; por otro lado, sus hojas de vida profesionales y académicas se
encuentran muy por debajo de otras que fueron sometidas a consideración por el Pleno
Legislativo.
En ese sentido –acotó–, la Asamblea Legislativa omitió deliberadamente calificar las
cualidades de honradez y competencia notoria en las personas electas, con lo cual violó el
mandato constitucional (art. 198 Cn.).
B. La pretensora también indicó que se había vulnerado el derecho a una resolución
motivada como manifestación del derecho de defensa (arts. 2 y 11 Cn.).
Sobre tal particular, expuso que el derecho de defensa incluye el derecho a obtener
resoluciones motivadas por parte de las autoridades, especialmente cuando se restringen
derechos fundamentales, en este caso, el derecho a optar a un cargo público por concurso.
De modo que la autoridad que conocía del procedimiento debió exteriorizar las razones de
su decisión, especialmente en este supuesto donde se efectuaba una elección de segundo
grado basada en la necesaria concurrencia de las cualidades de honradez y competencia.
En ese orden –agregó–, las resoluciones que limitan un derecho fundamental, como
en el presente caso, el de optar a un cargo público, requieren de la exposición de las razones
tenidas en consideración para denegar o admitir la postulación, de manera que no quede
duda de que la admisión o denegación se dicta como producto de un adecuado análisis
previo, a fin de dar una respuesta apropiada a todos los candidatos del concurso.
C. También adujo la solicitante que se había vulnerado el derecho a la seguridad
jurídica, en el sentido de certeza individual de que determinada situación jurídica no sería
modificada más que por procedimientos regulares y autoridades competentes, ambos
establecidos previamente.
Así, en el presente caso, el procedimiento de elección de los candidatos gozaba de
una situación de certeza y tranquilidad respecto del ejercicio de los derechos de los
participantes a optar a un cargo público, derivado del procedimiento consignado en el
ordenamiento jurídico y de los requisitos establecidos en la Constitución, requisitos que
fueron deliberadamente inobservados por la autoridad demandada. De tal manera, en el acto
de nombramiento impugnado no hubo seguridad jurídica debido al incumplimiento de los
requisitos constitucionales referidos a los candidatos.
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D. Por otro lado, la demandante solicitó la suspensión del acto reclamado, en tanto
que, a su criterio, se cumplían los presupuestos contemplados en la Ley de Procedimientos
Constitucionales.
a. En ese orden, alegó que el presupuesto de fumus boni iuris (apariencia de buen
derecho) se configuraba mediante las actuaciones inconstitucionales aludidas; es decir, la
elección de tres personas para los cargos de Presidente, Primero y Segundo Magistrados,
todos de la Corte de Cuentas de la República, sin cumplir las condiciones establecidas por la
Constitución.
b. En cuanto al presupuesto de periculum in mora (peligro en la demora), sostuvo
que, de no otorgar la medida cautelar solicitada se anularía la posibilidad de proceder a una
elección conforme con los parámetros constitucionales; consecuentemente, se le negaría –a
la peticionaria– la oportunidad de participar en la tal elección. Además, habría tres personas
que ostentarían un cargo de elección de segundo grado sin satisfacer los requisitos
constitucionales para ello.
Por otro lado –afirmó–, las personas escogidas, al no tener experiencia en la materia
para la cual se lanzó el concurso, realizarán un papel no apto para el cargo al cual se han
inscrito, porque no tienen el conocimiento referido al desempeño de sus funciones, lo que
requerirá del Estado la erogación de salarios para personas no competentes para su
nombramiento; quienes, asimismo, por haber sido puestas por partidos políticos, dictarán
resoluciones que beneficien a aquellos que obviaron la Constitución para nombrarlos, y
emitirán actos administrativos y jurisdiccionales irreproducibles que irán en detrimento de la
gestión futura de los nuevos designados mediante un procedimiento de elección conforme
con la Constitución.
2. Por resolución de 14-IX-2011 se previno a la solicitante que aclarara si pretendía
cuestionar la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, atendiendo a que este vulneraba el
derecho de optar a un cargo público por concurso, debiendo en tal caso indicar cuál o cuáles
eran las disposiciones constitucionales que lo establecían, así como los respectivos motivos
de inconstitucionalidad que justificaban el contraste normativo propuesto para el análisis de
esta Sala.
3. Respecto de lo anterior, en el escrito mediante el cual intentó evacuar la
prevención formulada, la actora adujo que, efectivamente, invocaba el derecho de acceso al
cargo público, previsto en el art. 72 ordinal 3° Cn., en concordancia con el art. 198 del
citado cuerpo normativo.
En ese orden, apuntó que la categoría constitucional de su derecho a optar a los
cargos de “Magistrada Presidenta”, “Primera Magistrada” o “Segunda Magistrada” de la
Corte de Cuentas de la República era indiscutible, ya que ostentaba el perfil para cualquiera
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de esos cargos y cumplía con los requisitos establecidos por la Constitución y las leyes
secundarias.
Así –agregó–, la participación política consiste en ejercitar los derechos que tienen
relación directa con los asuntos públicos de la sociedad, cuyo contenido, según la doctrina,
incluye los derechos de: elegir autoridades, acceder a cargos públicos de elección popular,
acceder a la función pública, formular peticiones, entre otros; siendo inescindibles el
derecho de acceso al cargo público representativo y el derecho de todo ciudadano de
participar a través de los representantes por él elegidos.
En ese sentido –sostuvo–, el Tribunal Constitucional Español ha establecido que el
derecho de los ciudadanos de participar en los asuntos públicos mediante representantes
libremente elegidos, puede ser vulnerado por actos que afectan a cada uno en particular;
pero privar al representante de su función es algo que atañe a todos simultáneamente, pues
supone la afectación del derecho del representante a ejercer la función propia, derecho sin el
cual se vería vaciado de contenido el de los representados.
En otro orden, la peticionaria citó instrumentos de derecho internacional en los
cuales se regula el derecho a optar a un cargo público: la Declaración Universal de Derechos
Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre otros; así como
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la Corte
Constitucional de Colombia, relacionada con el citado derecho.
Con base en lo anterior, la demandante concluyó que se había vulnerado su derecho a
optar a un cargo público consagrado en el art. 72 ordinal 3° Cn., en la concreta evaluación
de postulación para optar a presidente o magistrado de la Corte de Cuentas de la República,
según los requisitos establecidos en el art. 198 Cn., en relación con el art. 98 del Reglamento
Interno de la Asamblea Legislativa; y por complemento –aseveró– la norma impugnada
quebranta el “principio de igualdad de oportunidad” consagrado en el art. 3 Cn., por trato
desigual e injustificado al momento de evaluar.
Así, pidió que se tuviera por evacuada la prevención efectuada en el sentido de que
efectivamente estaba alegando su derecho a optar a un cargo público establecido (art. 72
ordinal 3° Cn.); además, que se tuviera por planteada la violación al derecho fundamental de
igualdad de oportunidades consagrado en el art. 3 Cn., por habérseles evaluado con
requisitos diferentes y bajo pautas distintas de control.
II. Vistos los argumentos esbozados por la solicitante, esta Sala considera necesario
efectuar las siguientes acotaciones:
1. La jurisprudencia de este Tribunal ha reiterado que el objeto de control del
proceso de inconstitucionalidad incluye las actuaciones específicas realizadas por los
Órganos del Estado en el ejercicio de competencias directamente atribuidas por la
Constitución; pues, si bien se trata de actos concretos, tienen a la Constitución como único
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fundamento normativo; por tanto, el ejercicio de la atribución y competencia en la
producción de dichos actos solo admite como parámetro de control los límites –formales y/o
materiales– que aquella establece. Así, el control jurisdiccional de esta clase de decretos es
un elemento inseparable del concepto de Constitución, pues de lo contrario se permitiría la
existencia de actuaciones de los gobernantes que, al imposibilitar su examen, generarían en
el ordenamiento jurídico zonas exentas de control de constitucionalidad (resoluciones de 3XI-1997 y 1-XII-1998, dictadas en los procesos de inconstitucionalidad 6-93 y 16-93,
respectivamente).
Por tanto, se ha instaurado la posibilidad de examinar actuaciones exteriorizadas
mediante un Decreto Legislativo que no presentan las características de abstracción y
generalidad de sus contenidos normativos, pero que son cumplimiento de un mandato
expreso y directo de la Constitución, en tanto que puedan adolecer de vicios o defectos de
inconstitucionalidad cuyas consecuencias para el orden jurídico deben ser evitadas o
corregidas; como sería la designación para un cargo de elección de segundo grado recaída en
una persona que no reuniera los requisitos constitucionales exigibles.
2. Respecto de las elecciones de segundo grado, este Tribunal ha señalado
que “exigen mejores criterios de elección y un mayor grado de reflexión en la designación”;
pues los funcionarios que asumen estos cargos “(a los que se accede en virtud de haber sido
electos por la Asamblea Legislativa), los desempeñan investidos de poder de mando y de
decisión y, dentro de las atribuciones y competencias que les da la Constitución y las leyes,
les corresponde cumplir con las funciones públicas específicas para las que han sido
elegidos, con prevalencia del interés público o general sobre el interés particular” (sentencia
de 13-V-2011, Inc. 7-2011).
Por tanto, el ejercicio de la atribución constitucional de elegir a los funcionarios que
han de conformar un órgano de rango, también, constitucional, demanda mayor rigurosidad
en el cumplimiento de cada uno de los requisitos establecidos por la norma suprema;
actividad de la cual se ha de dejar constancia en el acto mismo de designación –ello, a fin
de permitir que se verifique su cumplimiento–, y máxime en el supuesto de designación de
Magistrados de la Corte de Cuentas de la República, para el cual basta con el consenso de
una mayoría simple del ente decisor, lo que, desde luego, facilita la elección a efectuar por
parte de la Asamblea Legislativa, a diferencia de los otros Órganos constitucionales
conformados mediante elecciones de segundo grado, en los que se precisa de mayoría
calificada.
3. Ahora bien, en relación con lo anterior, es necesario aclarar que la pretensión a
dirimir en tales supuestos no puede consistir en la verificación fáctica del cumplimiento de
los requisitos establecidos por la Constitución, pues este tribunal está imposibilitado para
examinar las cualidades personales de, verbigracia, la persona designada para un cargo de
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elección de segundo grado, a fin de establecer si cumple o no con los requisitos exigidos, ya
que ello corresponde exclusivamente al criterio de selección adoptado por la Asamblea
Legislativa.
Y es que, no debe soslayarse que, por la naturaleza del proceso de
inconstitucionalidad, el control sobre la legitimidad constitucional de los actos de aplicación
directa de Constitución es de carácter puramente objetivo. De lo contrario, implicaría para
esta Sala la emisión de juicios de valor sobre los motivos que sirvieron de base a la
Asamblea Legislativa para la determinación de una elección de segundo grado de una
persona determinada, lo cual no le está permitido a este tribunal ya que escapa de su
competencia.
En ese sentido, si bien no se puede entrar a conocer sobre valoraciones de otros
órganos en el ejercicio de las atribuciones directas de la Constitución, sí es posible un
examen sobre el cumplimiento o incumplimiento –por parte de la autoridad competente– de
ciertas condiciones concretas que la Constitución exige a las autoridades demandadas para
la elección de diversas alternativas.
Consecuentemente, ante la pretensión planteada por la peticionaria, esta Sala, en
principio, únicamente podría analizar si en la elección de los funcionarios concernidos
–materializada en el D.L. 762/2011– la Asamblea Legislativa estableció o documentó las
razones por las cuales, a su criterio, concurrían las cualidades de honradez y competencia
notorias requeridas por la Constitución para efectuar el nombramiento relacionado.
4. En ese orden de ideas, es preciso señalar que, admitir la posibilidad de ejercer el
control jurisdiccional de una actuación concreta de aplicación directa de la Constitución,
mediante el proceso de inconstitucionalidad, atiende únicamente al valor normativo de la
Constitución considerado desde un punto de vista objetivo, pero ello no supone que a través
del presente proceso constitucional puedan examinarse violaciones constitucionales
presuntamente producidas en la esfera individual, como consecuencia del acto cuya
constitucionalidad se cuestiona. Ello, puesto que los efectos concretos que pueda producir el
objeto de control propuesto en un proceso de inconstitucionalidad, no pueden ser
examinados mediante esta vía, ya que, como lo ha reiterado la jurisprudencia de esta Sala –
verbigracia, sentencia de 25-VI-2009, Inc. 26-2008–, las vulneraciones específicas a
derechos fundamentales son tuteladas en sede constitucional mediante los procesos de
amparo y hábeas corpus.
5. Establecido lo anterior, resulta necesario referirse a la facultad de este Tribunal de
solicitar la aportación de los elementos de convicción necesarios para producir el
convencimiento sobre la verdad o certeza de los hechos alegados en un proceso de contraste
normativo.
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A. De tal manera, corresponde al órgano emisor de la disposición infraconstitucional
impugnada, probar el cumplimiento a la normativa constitucional, especialmente a las
obligaciones concretas que para él derivan de la ley suprema; entonces, cuando se trate de
una pretensión de contenido fáctico, es necesario fijar sucintamente una noción general
sobre la prueba y la carga de la prueba.
Al respecto, esta Sala ha señalado –sentencia de 26-III-1999, Inc. 4-98– que en el
proceso de inconstitucionalidad existe la obligación procesal de evidenciar el cumplimiento
de los mandatos constitucionales, puesto que prueba son aquellos elementos de convicción
vertidos en el proceso con la finalidad de producir en el juzgador un convencimiento sobre
la verdad o certeza de un hecho o afirmación fáctica; en ese sentido, si se acepta que la
certeza sobre los hechos es lo determinante al momento de dictar sentencia, la carga de
aportar al proceso tales elementos de convicción corresponde a la parte que,
razonablemente, se estima que podría resultar perjudicada por dicha falta de certeza.
Por tanto, en este caso, a fin de establecer o desvirtuar la existencia de las
infracciones atribuidas a la Asamblea Legislativa, antes ha de determinarse a quién
corresponde la carga de aportar al proceso los elementos de prueba pertinentes.
Así, este Tribunal ya ha establecido que cuando se arguye el incumplimiento de una
conducta prescrita por la Constitución para el órgano responsable de la emisión de la norma
impugnada, atañe a esa autoridad establecer el cumplimiento de sus obligaciones
constitucionales (sentencia de 17-V-2002, Inc. 6-2000).
B. No obstante, es pertinente aclarar que tal afirmación no es absoluta, pues
únicamente resultaría aplicable si, por determinadas circunstancias, no existen a disposición
de la parte actora los medios que posibiliten la aportación de los elementos probatorios
requeridos. De lo contrario, no puede recargarse la actividad probatoria únicamente a una de
las partes en el proceso pues, en caso de que la parte requerida omitiera la aportación de los
elementos probatorios pertinentes, ello podría conducir a resultados erróneos en cuanto a la
apreciación de la constitucionalidad o no de la norma impugnada.
C. Ahora bien, en el presente caso, atendiendo a la argumentación expuesta por la
peticionaria, si se admite su pretensión, sería necesario pedir a la Asamblea Legislativa que,
junto con el informe de ley, certifique y remita a esta sede la documentación con la cual
compruebe la manera a través de la cual, en la elección de los Magistrados de la Corte de
Cuentas de la República, consignada en el D.L. 762/2011, estableció la concurrencia de
honradez y competencia notoria de los seleccionados.
III. Corresponde ahora examinar los alegatos formulados por la demandante, tanto
en su escrito inicial como en el escrito referido a la evacuación de la prevención respectiva;
ello, a efecto de determinar si son susceptibles del análisis constitucional solicitado.
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1. En cuanto a los argumentos objeto de prevención, como se relacionó en el
considerando I de esta resolución, la solicitante debía aclarar si alegaba la vulneración del
derecho a optar a cargos públicos por concurso, y, de ser el caso, señalar la o las
disposiciones constitucionales que establecían tal derecho, así como los motivos de
inconstitucionalidad que justificaban el contraste normativo concernido.
Acerca de lo anterior, si bien la solicitante señaló que invocaba el derecho de acceso
a un cargo público previsto en el art. 72 ordinal 3° Cn., en concordancia con el art. 198 del
citado cuerpo normativo, no estableció el contraste normativo existente entre el objeto y el
parámetro de control propuestos; por el contrario, esbozó una argumentación dirigida a
configurar la violación de tal derecho en su esfera jurídica individual, circunstancia que no
puede ser dirimida mediante el proceso de inconstitucionalidad, pues –como se apuntó en
apartado II.4 del presente proveído– este no es apto para enjuiciar los efectos que pueda
producir el objeto de control en la esfera jurídica individual del solicitante, ya que las
vulneraciones específicas a derechos fundamentales se tutelan mediante los procesos de
amparo y hábeas corpus.
Consecuentemente, no puede tenerse por evacuada la citada prevención, por lo que
este alegato deberá declararse inadmisible.
2. Queda por dirimir la procedencia o no de los puntos que no fueron objetos de
prevención.
A. En relación con el contraste normativo planteado entre el D.L. 762/2011 y el art.
198 Cn., por no haberse establecido los elementos a partir de los cuales se tuvieron por
acreditados los conceptos de honradez y competencia notoria en las personas seleccionadas,
con base en lo expuesto en el considerando II de la presente resolución, se tiene por
configurado satisfactoriamente este punto la pretensión, debiendo circunscribirse el análisis
constitutional requerido a verificar si la Asamblea Legislativa estableció y documentó las
razones por las cuales, a su criterio, concurrían las cualidades de honradez y competencia
notoria requeridas por la Constitución para efectuar el nombramiento materializado en el
D.L. 762/2011.
B. En cuanto al alegato referido a que el D.L. 762/2011 restringió el derecho a una
resolución motivada como manifestación del derecho de defensa (arts. 2 y 11 Cn.), es de
hacer notar lo siguiente:
a. La jurisprudencia de esta Sala –verbigracia, sentencia de 12-XII-2010, Inc. 402009– ha establecido que el derecho a una resolución de fondo motivada y congruente es
una manifestación del derecho a la protección jurisdiccional y no del derecho de defensa,
como lo plantea la solicitante.
b. Sin embargo, al margen de la imprecisión técnica arriba señalada, se advierte que
en este punto se ha alegado la violación de derechos fundamentales de las personas que
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participaron en el proceso de selección concernido, por no habérseles expuesto las razones
tenidas en consideración para denegar o admitir su postulación. Tal argumentación, como se
indicó en el parágrafo II de esta resolución, no puede ser dirimida mediante el proceso de
inconstitucionalidad, puesto que en este no se revisan las conculcaciones en la esfera
jurídica subjetiva de los justiciables, sino la coherencia de un acto normativo con el
contenido de la Constitución; ello, desde un punto de vista objetivo.
Consecuentemente, lo alegado por la solicitante en este punto de su pretensión no
puede ser examinado en el presente proceso constitucional, debiendo declararse
improcedente.
C. Sobre la supuesta vulneración a la seguridad jurídica, es de señalar que la
peticionaria sostuvo que en el acto de nombramiento impugnado se vulneró tal derecho por
el incumplimiento de los requisitos constitucionales referidos a los candidatos, es decir, la
honradez y competencia notoria.
Respecto de tal argumento es preciso apuntar que este Tribunal ha sostenido en su
jurisprudencia –verbigracia, resolución de 14-IV-2010, Inc. 11-2010– que si la
argumentación esbozada postula la violación de un precepto constitucional en relación con
la violación de otro, tales vulneraciones han de plantearse de manera que ambas no
dependan mutuamente; pues, de lo contrario, la fundamentación sería tautológica, y
encerraría un círculo vicioso que, a su vez, imposibilitaría el conocimiento del asunto.
En ese sentido, se advierte que la alegada contradicción entre el objeto de control
(D.L. 762/2011) y su respectivo parámetro de control (seguridad jurídica), depende de la
supuesta confrontación que guarda con el art. 198 Cn., la cual fue planteada de manera
autónoma en otro punto de la demanda en análisis.
Por tanto, la inconstitucionalidad alegada en este apartado se fundamenta en una
argumentación tautológica y redundante que en sí misma configura un círculo vicioso;
consecuentemente, corresponde declarar improcedente lo argüido en este punto de la
pretensión.
D. Finalmente, advierte este Tribunal que la peticionaria, en el escrito de evacuación
de la prevención, también alegó que la norma impugnada había violado el derecho
fundamental de “igualdad de oportunidades” consagrado en el art. 3 Cn., por haberse
efectuado una evaluación con requisitos diferentes y bajo pautas distintas de control. Tal
argumento presenta los mismos vicios señalados en el apartado 1 de este considerando, por
lo que también debe declararse improcedente este alegato.
IV. Habiéndose depurado la pretensión planteada, queda por resolver la solicitud de
suspender el “acto reclamado”, que sería procedente por aplicación analógica del art. 19 de
la Ley de Procedimientos Constitucionales.
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Así, en la presente resolución (A) se hará un somero examen sobre ella; y (B) se
explicará cómo deben entenderse los elementos objetivos para su adopción de conformidad
con la naturaleza, tanto del proceso de inconstitucionalidad como del tipo de
pronunciamiento que en él se realiza. Todo ello para resolver lo que constitucionalmente
corresponda, en el marco de la citada petición cautelar.
A. Según lo afirmado en la resolución de 16-IX-2003, Inc. 4-2003, las medidas
cautelares implican la idea de prevención, pues con su imposición se pretende evitar las
posibles frustraciones, tanto de la tramitación del proceso como de la efectividad de la
sentencia que lo culmina (en caso de ser estimatoria); es decir, están orientadas a asegurar el
cumplimiento de aquella.
De esta forma, dichos instrumentos son herramientas procesales mediante las cuales
se persigue dotar de eficacia a la resolución que emita el órgano jurisdiccional encargado de
decidir la pretensión sometida a su conocimiento.
B. Asimismo, es preciso señalar que, de acuerdo con la citada decisión –Inc. 4-2003–
en toda clase de procesos, las medidas cautelares deben corresponderse con los efectos que
se pretenden garantizar y que eventualmente han de concurrir mediante la sentencia que se
provea.
En tal sentido, los presupuestos para la adopción de medidas cautelares, según
reiterada jurisprudencia de este Tribunal, consisten en la probable existencia de un derecho
amenazado fumus boni iuris y el daño que ocasionaría el desarrollo temporal del proceso
o procedimiento para darle cumplimiento a la sentencia, así como la frustración u
obstaculización que ocasionaría en determinados procedimientos la falta de adopción de la
medida periculum in mora.
Por ello, en un determinado proceso solamente procede emitir la respectiva medida
cautelar cuando concurran ambos presupuestos, que en el proceso de inconstitucionalidad se
traduce, por un lado, en el planteamiento, por parte del demandante, de motivos de
inconstitucionalidad cuyos argumentos sean suficientemente convincentes para generar la
apreciación que este Tribunal se encuentra ante la probable existencia de una norma
constitucional violada; y, por el otro, que tal apreciación sea acompañada de la posibilidad
que la eficacia de la sentencia –en el caso eventual de ser estimatoria– resulta frustrada en
la realidad.
En el proceso de inconstitucionalidad, una sentencia estimatoria implica una
incidencia directa sobre la validez del objeto de control, debido a que el pronunciamiento
potencialmente estimatorio de esta Sala encontraría su materialización en la expulsión de la
disposición fuera del ordenamiento jurídico.
Así, la verdadera eficacia de la sentencia de inconstitucionalidad se manifiesta en la
posibilidad de expulsar del ordenamiento jurídico la disposición declarada inconstitucional,
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y la adopción de medidas cautelares debe estar orientada a dotar de eficacia la sentencia
respectiva.
De esta manera, la suspensión de los ámbitos de validez del objeto de control como
medida cautelar puede utilizarse en los procesos de inconstitucionalidad, en aquellos casos
en que el objeto de control del proceso lo constituye normas de carácter transitorio o de
vigencia temporal limitada a un espacio de tiempo que pueda agotarse durante el
transcurso del proceso, haciendo nugatorio lo dispuesto en la sentencia definitiva, o cuya
prolongación de la vigencia pudiera producir efectos irreparables.
a. En cuanto al primero de los presupuestos mencionados –fumus boni iuris–, se
estima que concurre en el presente caso, ya que la pretensión de inconstitucionalidad
formulada pone de manifiesto motivos suficientemente convincentes para sostener que nos
encontramos ante la probable existencia de contenidos constitucionales infringidos. En
efecto, dado que los términos del contraste internormativo evidencian la potencial
inconstitucionalidad del Decreto Legislativo impugnado, se concluye que el primero de los
presupuestos necesarios para decretar la medida cautelar solicitada se ha cumplido.
b. Ahora bien, se advierte que, en el caso del segundo de los aludidos requerimientos
para la adopción de una medida cautelar –periculum in mora–, los actores no han justificado
ninguno de los tres supuestos aludidos.
(i) En efecto, desde el punto de vista argumentativo, no se ha justificado
razonadamente los eventuales resultados perjudiciales a la posible sentencia que podrían
producirse como efecto de la falta de suspensión de los efectos del D.L. 762/2011. La actora
se ha limitado ha exponer los motivos que esgrime como base de la inconstitucionalidad
alegada; sin embargo, la vigencia del Decreto Legislativo que impugna no revela la
posibilidad de que los efectos de una eventual sentencia estimatoria se vean frustrados, por
cuanto la expectativa de duración de la disposición impugnada no evidencia la posibilidad
de que el eventual pronunciamiento definitivo sobre el ámbito de validez del objeto de
control no surta efectos materiales, pues, no se ha comprobado argumentativamente que el
objeto de control del presente proceso sea de carácter transitorio o de vigencia temporal
limitada que pueda agotarse durante el transcurso del proceso, haciendo nugatorio lo
dispuesto en la sentencia definitiva.
(ii) De la misma forma, la peticionaria tampoco ha justificado que el decreto
impugnado produzca efectos irreparables como resultado de la prolongación de su vigencia.
Básicamente, en el proceso de inconstitucionalidad, la disposición jurídica o acto de
aplicación directa de la Constitución produce efectos irreparables cuando su eficacia
provoca una grave afectación a los derechos fundamentales, cuyas restricciones provoquen
una perniciosa incidencia en sus modalidades de ejercicio en términos colectivos.
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Como ejemplo de tales supuestos pueden mencionarse las restricciones al acceso a la
educación, a la salud, a los derechos políticos, al medio ambiente, etc., que se basen en una
categoría sospechosa de discriminación y que, posteriormente, la eficacia de la sentencia de
inconstitucionalidad que eventualmente se emita no pueda volver al estado de hecho previo
a la disposición o acto cuestionado, dada la potencialidad aplicativa de esta.
c. Por tanto, las razones invocadas por la demandante se traducen en el planteamiento
de situaciones relacionadas con el periculum in mora cuya concurrencia en el presente
proceso de inconstitucionalidad no ha sido comprobada ni justificada argumentalmente.
Lo anterior permite concluir que los alegatos formulados no son idóneos para poner
de manifiesto una real y efectiva frustración de la eficacia que esté llamada a cumplir la
sentencia que en su oportunidad sea emitida, como efecto de la falta de adopción de la
suspensión de los efectos del Decreto Legislativo impugnado. Por tal motivo, deberá
desestimarse la solicitud de suspender el acto reclamado.
V. Delimitados el parámetro y los motivos de inconstitucionalidad a analizar en el
presente caso, de conformidad con los artículos 7 y 18 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Admítese la demanda de inconstitucionalidad presentada por la ciudadana María
Olimpia Jirón Hilleprandt conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual
solicita se declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, debiendo circunscribirse el
análisis constitutional a verificar si la Asamblea Legislativa estableció y documentó las
razones por las cuales concurrían las cualidades de honradez y competencia notoria
requeridas por la Constitución para efectuar el nombramiento materializado en el citado
decreto.
2. Declárase inadmisible la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia
Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se
declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por supuesta violación del art. 72 ordinal
3° Cn., por no haber subsanado la respectiva prevención.
3. Declárase improcedente la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia
Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se
declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por la supuesta vulneración de los arts. 2
y 11 Cn.
4. Declárase improcedente la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia
Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se
declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por la supuesta violación a la seguridad
jurídica.
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5. Declárase improcedente la demanda presentada por la ciudadana María Olimpia
Jirón Hilleprandt, conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, mediante la cual solicita se
declare la inconstitucionalidad del D.L. 762/2011, por la supuesta vulneración del art. 3 Cn.
6. Sin lugar la suspensión del acto reclamado solicitado por la ciudadana María
Olimpia Jirón Hilleprandt conocida por María Olimpia Jirón Hillebrandt, por no haberse
establecido uno de los presupuestos para decretar una medida cautelar en sede
constitucional.
7. Rinda informe la Asamblea Legislativa en el plazo de diez días hábiles contados a
partir de la notificación de la presente resolución, mediante el cual justifique la
constitucionalidad del Decreto Legislativo n° 762, de 16-VI-2011, publicado el Diario
Oficial n° 115, Tomo 391, de 21-VI-2011, para lo cual deberá tomar en cuenta el motivo de
impugnación admitido en esta resolución; debiendo, además, certificar y remitir la
documentación con la cual compruebe que en la elección de los Magistrados de la Corte de
Cuentas de la República, consignada en el citado Decreto estableció la concurrencia de
honradez y competencia notoria de los seleccionados.
8. Notifíquese.
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