el arte prehispánico visto por los europeos del siglo xix

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BEATRIZ DE LA FUENTE
EL ARTE PREHISPÁNICO
VISTO POR LOS
EUROPEOS DEL SIGLO XIX
Fotografía reciente de los mis mos rel ieves .
Dibujo (en estilo neoclásico) de las losas con relieves en el patio noroeste del
Palacio de Palenque. por F. Waldeck.
Durant e el siglo XIX varios ilustres viajeros europeos recorr ieron los principales lug ares de interés arqueológico en
M éxico, y a l regresar a sus países de origen relataron sus impr esiones, publicaron imágenes y dieron noticia a -Ia gen te
ilustrad a de Europa de los hechos artísticos por ellos observados. Esto permitió que de tales hecho s se extrajera aq ue llo
que a juicio de los europ eos era más interesante y qu e lo
usaran como fuente de ins piración o como simple moti vo
decorativ o. Pero lo más importa nt e fue que las noticias,
las imáge nes y los relatos de esto s viajeros produjeron el redescub rim iento europeo del a rte prehispánico mexicano, qu e
fue entonces incorporado a l arte uni versal dándosele lugar
entre los de otros pueblos. Para el historiador es interesante
cons idera r cómo las per cep cion es e interpretaciones europeas
de nuest ro arte indí gena se vieron poderosamente influidas
por las concepc iones y estilos artísticos que prevalecían en
Euro pa y de las qu e fueron portadores esos viajeros .
El siglo X VIII habí a presenciado en M éxico el despertar
de la conc ienc ia america nista , con sus deseo s de libertad, de
independencia económica y de igualdad social, ideas que están cla ra me nte expresadas en las páginas escr itas por Francisco Xa vier C lavijero, que en 1784 publicó en su ciudad de
resid encia , Bolonia , una ob ra de notable valor.' En ést a se
pone por prime ra vez en un plano de igualdad al indígen a
ame rica no y a l habitant e del Viejo Mundo. La obra de Clavijero fue la síntesis de la nueva conciencia, el primer síntoma de un a manecer revolu ciona rio que sólo pudo cobrar
cuerpo entre 18 10 Y 1820, con las guerra s de Independencia
a me rica nas . Años a ntes, el ita liano Lorenzo Boturini Benadu cci ha bía desta cad o la importancia del arte antiguo mexica no y dado a conoce r los cód ices y monumentos prehispánicos, lo q ue le val ió la deportaci ón y largos años de prisión en
2
Espa ña.! Su obra permanece aú n co mo exa lta ción del solitario ant icua rio qu e red escubrió el valor de los cód ices prehi spáni cos.
Hacia med ia dos del siglo X IX , los invest igad ores eu ropeos visita ro n frecu entemente la s tier ra s a b i .rtas de nuevo a l
mu ndo. Docenas de explora do res, con di stint os grados de
cult ura pero con clara y buena int ención frente a l a rte y
las a ntigüe da des , pisaron sucio a me rica no para describir,
a na liza r e in terpret ar todo lo qu e veía n y enco n traba n. Desde J ean Fre de rick M axirni lien , co nde de W al deck, hast a el
aba te C ha rle s Etien ne Brasseu r de Bou rbou rg, Fred eri ck
Ca therwoo d , Teobert M aler , Alfr ed Perciva l M audsla y.
Eduar d Seler y otros más, llega ro n para ver, con ojos diferentes, la s m a ravillas de México y del N ue vo M u ndo. No
fueron pocos los q ue se qu ed ar on en Amé rica , dando lo mej or de sus vidas pa ra el progreso de la a rq ueología. Gr acia s a
estos hombres se logr ó una visión d istinta del olvida do pas ado pr ehi sp ánico.
Un suceso imp orta nt e del siglo X IX fue la ex posición q ue
W illiam Bull ock presentó en Londres en el a ño de 1824 , a
través de la cua l la Eu ropa O ccident al pudo conoce r lo q ue
M éxico había sido y lo qu e era en ese entonces . Este viajero
inglés, de formación a utodidac ta, ya estaba int eresad o en
reali zar exposic iones pop ular es de " a rte p ri m iti vo " mu chos
a ños a ntes de su viaj e a Méxi co. Ap arte de ha ber escrito un
libro sobre tax idermia , pa ra mus eo s de ciencias naturales,
en 1812 había ina ugurad o su Egyptian Hall, una gra n sa la de
exhibiciones decor a da co n mot ivos eg ipc ios, en el barrio de
Piccadill y. La expos ición en Lond res produj o gran interés en
la s cla ses med ias, qu e por lo gene ra l tení an poco acceso a l
reducido mundo acadé mico del momento. '
En 1824 , Bull ock orga nizó una gra n mu estra de los inn u-
llegó a México a estudiar sus antigüedades gracias al interés
que el mencionado libro logró despertarles.
Es conveniente recordar que poco después de las exposiciones y los escritos de Bullock, otro gran estudioso y entusiasta del mundo preh ispánico, Lord Kingsborough, editaba
con gran esfuerzo diez grandes volúmenes , profusamente
ilustrados, que llevan el título de Antiquities 01 Mexico.5 La
realización de una obra de tal magnificencia causó honda
impresión entre sus contemporáneos; hasta ese momento, únicam ent e Egipto y unos cuantos' sitios de la Mesopotamia
Dibujo del " Fumador", sección lateral del tablero del Templo de la Cruz en Palenque por el mexicano
L Castall ed a quien acompañó al francés G. Dupaix en sus viajes por Méx ico . • Fotografía reciente del
mismo relieve. Castañeda dibujó la figura en posición opuesta a la que tiene realmente.
3
4
mán había tomado fotogra fía s, qu~ se destruyeron d~~pué~
de su muerte : me refiero a Frederick Mulemphdorf. . , La
men tablemente, las fotog ra fías de Catherwood t~mblen lse
¡ ueva York . 11 Lo s ál bumes fotograficos y a
q uemaro n en
.
. I h
id d con que Cha rn a y relata sus expenenclas e an
arnem a
.
d I li
d
merecido un lugar dentro de los cláSICOS e a íteratura e
cámara a cuestas, tomando fotos que todavía hoy son insuperables. Su vida y sus peripecias son una fuente inagotable de
valiosas informaciones sobre sitios que , hasta la fecha, no han
sido vueltos a explorar, en particular de la región central de
Yucatán.
Por su parte, el inglés Alfred Percival Maudslay!" recorrió
metódicamente durante años las ruinas de México y de paíviajes.
.
M' .
Distintos motivos de los de Charnay trajeron a . exico a ses vecinos, y publicó -entre otros- el trabajo científico
Au guste Le Plo ngeon, quie n vino a buscar en las rumas p:e- más importante de todo el siglo: los tomos de arqueología de
hispá nica s las pruebas de s u p u est o~ contactos. d: América la colección Biologia Centrali-Amencana, una edición de SO vocon los egip cios. us libros so n hoy solo una cur~oslda?, pero lúmenes sobreCentroarnérica " . Los planos, dibujos y fotoen su época ca usa ron no poco es t u por. ~dem~~ , ~s Impo~. . grafías de Maudslay son de primerísima calidad, y muestran
tante reco nocer qu e fue Le Plongeon qUien utilizo por pn- el empeño puesto en la tarea. Su obra permanece,junto con la
mer a V('Z la .stra ri rafia en la zona ma ya durante la década de Lord Kingsborough, como uno de los dos pilares sobre los
de I ¡¡¡¡o .
que se apoya la arqueologja de México.
:-'k referiré a on tin uación a l a bate Brasseur de BourEl prusiano Eduard Seler proporcionó a la historia del
bou rg, qu . 11 · ó a ti erra americanas en la década de 1860 arte y al estudio de las culturas prehispánicas una metodolopara visita r Cua t ' ma la y la zona del Istmo de Tehuantepec. gía científica moderna. Con su obsesión por el trabajo minu' e sinri ó profundam nt atra ído por las ruinas abandona- cioso , estableció un sistema de pensamiento riguroso, frío,
das, " las trand pirá m ides y los ind ígenas, olvidados del matemático, al disecar cada monumento para interpretarlo
mundo. .on ,1 orr 'r de los a ños, se transformó en el sacer- .despu és sin hipótesis fantasiosas . 18 Sus obras completas, esdot e de dos p rqu ño pueb los de los Altos de Guatemala, critas en su mayoría en su idioma natal, revelan una visión
d on de reco rió t rx tos y do cu me ntos antiguos. Con todo lo realista de la historia del arte, sin metafísicas de ninguna ínad q uirido en Juat em ala y México , formó una magnífica bi- dole.
bliot eca sobre América, qu e más tarde llevó a París. Entre
Pero la máxima expresión del pensamiento europeo sobre
.ta nlos libro , publicó y d ifundió a mp lia ment e el Popol-Vuh; México y su arte prehispánico fue la de la Comisión Científilib ro sag ra do de los quich és, que aún permanecía inédito. 14 ca Francesa, promovida durante el Imperio de Maximiliano
Añ os d espu é , Bra sseur fue d ur amente criticado por mante- de Austria en 1864 para el estudio de la historia, la arqueoloner criterio po o científicos y fantasiosos; no se comprendió gía y sus ciencias conexas. 19 Con ese fin, llegó al país y lo recola cr ucia l significa ción que este abate tuvo para México y rrió un grupo de primerísimas figuras, tales como el propara toda Amé rica. El hecho de qu e hubiera creído que los pio Bra sseur de Bourbourg, A. de Quatrefages, A. Molve
carta gine ses ha b ían sido los iniciadores de la cultura maya, Edw ards, M. Decaisne, Andrien de Longperier, el coronel
ca rece de importa ncia ante la que tiene la difusión que hizo D 'Outrelaine, el Barón Gros , E. Guillemin Tarayre, Remy
en Europa de las a ntigüeda des a merica nas. También editó y Sim eon , A. M aury y va rios otros científicos. La cantidad de
tra d uj o a l fra ncés a varios cro nistas mexicanos y guatemalte- investigaciones que se realizaron en sólo tres años (1864 a
cos, entre ellos a l obispo Diego de Landa.
1867) fue excepc iona l para la época. Se procedió a publicar
T eobert Maler era a ustriaco de nacimiento y yuca teco por tre s gra ndes volúme nes que contenían la mayor parte de los
adopció n. Llegó como simple soldado de Maximiliano de tr abajos y estudios llevados a cabo. Algunos de esos investiAustria, y se quedó como fotógr afo ambulante en Oaxaca ga dores continuaron investigando y publicando, en el extr as la derro ta de los fra nceses. Allí comenzó a interesarse tranj ero y en M éxico, obras sobre a rte prehispánico. Sin empor la a rq ueología, ha sta que se transformó en el gran bargo, durante los siguientes treinta años mucho de lo que la
arqueólogo viajero del Peab od y Museum, institución que Co misión había esta blecido dejó de tener vige ncia, pero pasó
publicó buena parte de sus escritos;'! Recorrió incansable ~edio siglo a ntes de que volviera a reali zarse una aventura
m iles de kilómetros de selvas inexploradas, con su enorme científica de tal ma gnitud .
5
Parece conveniente recordar que el arte prehispánico tuvo
también significado e interés no sólo entre viajeros y exploradores, sino también entre artistas nacionales y europeos .
Desde fines del siglo XVIII se comenzó a intentar un arte
nuevo , de carácter neo-prehispánico que tuvo un marcado
auge dentro del eclecticismo imperante en la época. .En la
ciudad de M éxico, tal neo-prehispanismo fue auspiciado
por Porfirio Díaz durante sus años de gobierno, y se realizaron monumentos, edificios públicos, viviendas, museos y
pinturas con ese ca rácter .
En Europa el tema dio hasta para óperas : Karl Friederich
Schinkel , el mayor arquitecto alemán del neoclasicismo, diseñó en 1820 los decorados para la ópera de Spontini titulada Femand Corte; aunque ya Federico el Grande había escri-
Copia del Templo de Xochicalco para la Exposición Internacional de París de
1867.
las expresiones arquitectónicas preh isp ánica s. De todas formas; el hecho es interesante porque se trat a de viviendas prehispánicas, que por primera vez ocuparon un lu gar qu e hasta
entonces había sido exclusivo de templos y pal acios.
He hecho mención de algunos europeos, a mi juicio los
más destacados, que registraron artísticamente, ca da cua l a
su manera, el México prehispánico durant e el siglo XIX . El
interés que ese siglo mostró por la s cu lt uras ind ígena s de
México no surgió, sin embargo , como un hech o a islado . Desde la primera mitad del siglo XVI -h acia 1540- J ean Mostaert pintaba motivos ameri canos. Ludovico But i pint ó, magistralmente por cierto, tem as mexi canos en los tech os del
Palazzo Uffizi . Los Medici colecc io naba n á vida me nte obj etos prehispánicos , y los jades de factura ind ígen a fuero n su-
Proyecto de edificio neopr ehispánico para la Exp o sicr ón Int um ncronul du Par ís
de 1889 por A . Peñaflel.
to una de tema similar en 1755 que llevaba por título M onteruma, a la que puso música Karl Heinrich Graun. 20
Para la Exposición Internacional de París en 1867 , se ins taló , gracias a la iniciativa de Charnay, un gran pabellón en
el cual se reprodujo, a escala natural, ¡el Templo de Quetzalcóatl de Xochicalco! Afortunadamente, han quedado foto grafías de la época, donde se puede apreciar la incongruencia del dicho pabellón, a cuya entrada estaban la Coatlicue y
el llamado Calendario Azteca . Si bien la imaginación campeó triunfante sobre el ed ificio , básicamente éste fue hecho a
partir de grandes moldes que Maximiliano mandó hacer a
sus soldados.
En 1889, en ocasión de otra Exposición Internacional de
París, México levantó una vez más un fastuoso edificio neoprehispánico. Fue una gran obra que estuvo a cargo de Antonio Peñafiel , qu ien ganó con su proyecto el concurso que se
convo có para realizarlo. Se trataba en realidad de una ecléctica mu estra de fragmentos de diferentes construcciones prehisp áni ca s, en espe cial de Milla, de Xochicalco y de Monte
Albán , qu e se integraban en una enorme estructura de dos
pisos (supues ta me nte el templo y su basamento escalonado ), con un enorme pórtico sostenido por atlantes y ventanas
en el piso superior. Fue quizás la más importante muestra
de la corriente neo-prehi spanista, que quiso rescatar las formas del a rte antiguo para reconstruir un arte nacional. 2 1
En las Ga lerías Etno gráfi cas de 1878 también se expusieron obje tos pr ehi sp áni cos. En la misma Exposición Internaciona l de Parí s de 1889, el a rq uitec to francés Charles Garnier realizó un a C asa Azteca y otra Casa Maya," que muestr an el descono cimi ent o, entre los a rq uitectos de la época, de
6
mamente apreciados por los reyes e u ro peos dur.unr tres siglos . De Durero a Rubens, de Bernini al 'Fic polo, de ~lc i s s en
a Le Brun, se utilizaron moti vos de nuest ro a/"le a merica no
para crear obras artísticas en Europa.
Un artista europeo qu e destacó entre los viaj("("os qu e lT COrrieron América y que dibuj aron temas prchi sp .inicos fue
Edouard Pingret, de quien mue stro aquí al gún dibujo inédito . "En 1969 el arquitecto mexicano Lui s Orti z ~Ia l"ed o localizó en el poblado francés de M almai son , en los alrededores de París, a una rama de la familia del pintor Edouard
Pingret, quien estuvo en México en el siglo XIX . Los Rafard, nombre de los parientes de Pingret , conse rvaba n ca n tidad de obras de su antepasado reali zada s en M éxico en tre
1851 y 1855; no se trataba de las grandes co m pos iciones que
envió a la Academia Mexicana , ni de los numerosos retratos
ejecutados para las familias pudientes de M éxico , sino pr ecisamente de sus carnets de viaje y su int ere santísim o archivo. "23 Las copias de los dibujos de Pingret me fuer on pr oporcionadas por el historiador de arte Salvador Moreno para
identificarlos.
Los dibujos de Pingret inspirados en obra s de art e prehispánico registran esculturas, tallas en madera , relieves, vasijas de cerámica , y muestran su interés por reproducir estos
temas, tan caros al pintor romántico . Por lo general. los motivos prehispánicos estaban empañados por la propi a visión
del mundo del artista ; y así , es común encontrar, a lo largo
del siglo XIX, una notable diferencia entre el objeto real y su
representación. Las ruinas son irreconocibles, las esculturas
tienen más bulto que el que realmente poseen , y las representaciones de figuras humanas llegan a tener toques grie-
: :\
J
I
gos. El artista europeo te n ía su propia ~i sión ancla?a en una
poderosa tra dición cult ura l de herencia centenaria.
Por otra parte, el gu sto del coleccionist~ ?~ arte e~tuvo
ab ier to desde el R enacimi ento para la adquisici ón de piezas
preh ispánicas. Sa bemos que se for~aron grandes colecc~o­
nes de obje tos a ztecas en los palacios de Roma, FI~rencta,
Bolonia, M unic h, Nurem ber g y Stuttgart. La de Uhsse Aldro va ndi, At hanasius Kirch er o los duques de Medici fueron
famo sas en su época , a tal grado que el duque de Guisa, en
1662, se presentó en la corte vestido de " caciq ue americano " . En los pa lacios del Quir inale y de M irama r campeaban
tr iun fales los tibo res de Jalisco, pol icromados con águilas
imp eriales de Austria.
D ur ant e el siglo X IX el gus to y la moda por lo prehisp ánico llegó a ún más lejos : desde los millonarios mecenas que finan cia ron expe diciones a las ruinas de Mé xico y América
Cen tral, como por ejemp lo M onsieur Lorillard , para constr uir en est ilo neo-maya su palacio próximo a la ciudad de
N ueva Yor k, hasta los mu seos de Europa Central, que se hacían llevar enormes monumentos de piedra para sus coleecien es. El Mu seo Etnográfico de Berlín trasladó casi una doce na de gra ndes es telas desde Santa Lucía Cotzumalhuapa,
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