XXIII DOMINGO ORDINARIO "C" 3 y 4 de Septiembre del 2016

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XXIII DOMINGO ORDINARIO "C"
3 y 4 de Septiembre del 2016
"Odiar el padre y la madre"; otros miembros de la familia; "Odiar su propia vida";
renunciar “a todas las posesiones de uno”; todos estos son requisitos para ser un discípulo
de Jesús, ¿Está Jesús en serio?
Sí. Jesús está en serio. ¡Jesús lo dice esto seriamente! Pero, ¿qué es lo que Jesús quiere
decirnos?
Jesús afirma sin rodeos lo que implica ser un discípulo de Él, cuando se acercaba a la
ciudad de Jerusalén. En Jerusalén, Jesús será despojado de todos sus bienes— familia,
amigos, incluso su fe en que él llama "Padre", y al final, la vida misma. Él va a morir, solo y
abandonado en una cruz como un criminal, luego su cuerpo fue enterrado en una tumba
prestada de uno de sus admiradores. Entonces, sólo después de ser "desposeído totalmente",
Jesús resucitó desde la tumba a través del poder del Espíritu Santo; y su humanidad
transfigurada fue elevada al cielo a la diestra de Dios, y para ser proclamado "Señor del
cielo y de la tierra". Pero lo que viene primero es: "vaciarse”. Jesús nos dice que si tenemos
el deseo, el verdadero deseo, de ser un discípulo y no simplemente un compañero, o
admirador de Él, o solo otra persona in la “multitud” que lo está siguiendo, entonces
nosotros también, debemos comprometernos a ser "desposeídos", o como les pregunté a
ustedes un par de semanas atrás: "¿cuánto de Jesús quiero? ¿cuán codiciosos por Jesús
estoy?”.
La palabra “Odio" en la forma que Jesús lo utiliza no connota nuestra comprensión de
esta palabra de "despreciar profundamente". Más bien, la palabra en hebreo significa una
decidida lealtad a algo. Se refiere de cómo una persona trata a lo que no encaja con sus
prioridades. Jesús nos está diciendo que consideremos el costo de ser su discípulo. Ser
discípulo significa tomar elecciones. Esto significa que cada vez que hacemos una
determinada elección, otra debe ser abandonada. Esto lo vemos en la vida de Jesús mismo.
Jesús nunca "odio" a su madre, María. Sin embargo, en su elección de llevar a cabo la
voluntad de su Padre, esta determinada elección, causó en María dolor y angustia. Él
renunció a una carrera de carpintero, y al irse de su ciudad natal el de ser el único sostén de
su madre viuda. Los Evangelios también señalan que a veces las declaraciones de Jesús
causaron un gran desconcierto en la gente, dolor, ira y, que eventualmente dieron lugar a su
rechazo y su muerte. Sin embargo, Jesús persistió en su determinada misión de inaugurar el
Reino de Dios.
Un ejemplo de la llamada de la determinada elección de Jesús por el Reino de Dios sería
nuestra preparación para las elecciones generales de Noviembre. ¿Por ejemplo, de qué
manera las palabras y acciones de Jesús se aplicarían a las elecciones que iremos a hacer?
¿Cuán grande es lo que estamos dispuestos a arriesgar? Los obispos de nuestro país, así
como los de nuestro estado, aunque no se han pronunciado a ningún partido político o
candidatos para el cargos políticos, ellos nos recuerdan que nuestras decisiones tienen
consecuencias, que debemos considerar cada cuestión y al candidato, no solamente a través
de que pertenece a tal partido o a la “cantidad de puntos” que tenga el candidato, pero solo a
través del lente del Verbo de Dios. La protección de la vida humana desde la concepción
hasta la muerte natural; mantener la prohibición de poder suicidarse con una prescripción
del médico; ayudar a los pobres a través de una financiación adecuada para abolir el hambre
y la falta de trabajo con el fin de ayudar a las personas salir de la pobreza; abogar por leyes
que ayudan a los inmigrantes y a sus familias, y ofrecerles un camino a la ciudadanía;
medidas de protección para una mejor calidad del aire, el agua y la tierra que forman
nuestro mundo común todos los temas en los cuales debemos formar una conciencia, y de
allí hacer nuestra elección elecciones que podrían causar disconfor personal, como así
también en las relaciones con nuestras familias, y de generar oposición y rechazo social.
El corolario de “mandamiento” a “odio” de Jesús es su llamado a "Renunciar a todas las
posesiones de uno". ¿Qué puede implicar despojamiento? Podría ser posesivo de las
personas que dedimos que amamos. Por ejemplo, ¿Vivo, hablo y actúo como si soy
“poseedor” de los demás: mi esposa, mis hijos, mis empleados? Tal vez esto también
exigirá que debo renunciar a mis ídolos interiores: como mi exagerada opinión de mí
mismo; mi ego. En realidad podría significar literalmente darse por vencido, o reducir, en
mi sed por más y más cosas materiales.
Este fin de semana el Papa Francisco canonizará a la Madre Teresa de Calcuta como un
Santo de la Iglesia. La vida de ella es un ejemplo del llamado de Jesús a ser ‘un discípulo’.
Como al escuchar por ejemplo, lo que ella denomina una "llamada dentro de la llamada": en
que abandonó la vida cómoda de una monja que enseñaba a niñas ricas en un internado
privado, para irse a vivir y trabajar en los barrios pobres de Calcuta entre los enfermos y
moribundos. Su sencilla, y franca oposición al aborto, acoplada con las críticas a una
sociedad que no tenía ninguna preocupación por los pobres, ella habló con presidentes,
reyes, asambleas de gobierno de la sociedad, y cualquiera persona que quisiera escucharla, y
con lo cual obtuvo burlas en algunos sectores. Desde hace veinte años que tuvo que soportar
la oscuridad, el silencio y la aparente ausencia de la presencia de Dios en su vida espiritual.
Sin embargo, ella persistió. Despojada de todo, hoy en día ella ha sido honrada como una
persona en posesión de la completa gloria celestial. En nuestro continuo camino de fe,
pueda ser que ella sea nuestro intercesor, modelo y guía.
Padre Jim Secora
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