la neorretorica - El Faro Cultural

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ANÁLISIS LITERARIO
Rafael Castillo Camacho
LA NEORRETÓRICA
La neorretórica es una relectura de la retórica clásica1, es volver a lo antiguo y
replantearlo desde los conceptos de la teoría literaria moderna que se desarrollaron a
partir de los estudios de Jakobson a principios de siglo. Revalorar las herramientas que
proporcionó la retórica antes de caer en desuso por el desprestigio que ocasionó su
práctica demagógica, principalmente en la Edad Media, pero también en la época
antigua. Sócrates criticó fuertemente esta disciplina y sobre todo a sus practicantes, por
ser seguidores de la verosimilitud y no de la verdad.
Varios teóricos en el siglo XX se han preocupado por rescatar valiosas ideas
planteadas mucho tiempo atrás, revalorando así la retórica antigua. Es importante
resaltar los tres volúmenes del Manual de retórica literaria del alemán Heinrich
Lausberg y también los Elementos de retórica literaria del mismo autor. Roland Barthes
escribió La antigua retórica y Antonio Lopez Eire Poéticas y retóricas griegas y en
México, Alfonso Reyes también abordó este tema en su libro La antigua retórica. Estos
son sólo algunos ejemplos de estudiosos que se han interesado en la retórica clásica.
Esta preocupación por revalorar lo antiguo desencadenó la necesidad de continuar el
estudio de la retórica desde una visión crítica literaria moderna. Francisco Álamos nos
recuerda que fue Jakobson quien abrió la puerta con sus estudios lingüísticos con
tendencias retóricas y posteriormente teóricos de todo el mundo como T. Todorov, G.
Genette y R. Barthes se han interesado en desarrollar el estudio de la retórica (2003:
13).
1
En la parte final de la tesis se anexa una Breve hojeada a la retórica clásica, que fue escrita especialmente
para este trabajo.
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Este interés despertó la necesidad de plantear una nueva retórica, que continuara la
labor comenzada en la antigüedad. J. M. Klinkenberg quien es integrante del grupo µ,
explica que la nueva retórica comenzó cuando Chaïm Perelman y L. Olbrechts-Tyteca
publicaron en 1958 su libro titulado Traité de l´argumentation con el subtítulo de La
Nouvelle Rhétorique2(2001: 1), en este tratado se propone una retórica interesada por la
argumentación, que es una de las preocupaciones de la retórica en la época clásica. Su
intención es formular un razonamiento alejado de la lógica cartesiana, que sea antiabsolutista y parecido, en el relativismo, al propuesto por los sofistas en la Grecia
antigua: una nueva técnica para persuadir.
Posteriormente, un grupo de profesores universitarios de la ciudad de Lieja publican
en 1970 Retórica general3, que a diferencia del trabajo de Perelman y L. OlbrechtsTyteca, su objeto de estudio no es la argumentación, sino las figuras literarias. Estos
profesores de Lieja firman como el Grupo µ (utilizan esta inicial por ser la primera letra
de la palabra metáfora en griego). Ellos son: Jacques Dubois, Francis Edeline, Jean-Marie
Klinkenberg, Philippe Minguet, François Pire y Hadelin Trinon.
Siguiendo las ideas literarias de Charles Bally formulan una teoría estética de la
literatura, que a diferencia de la retórica propuesta por Perelman y L. Olbrechts-Tyteca
––interesada en una nueva técnica de la persuasión––, centra su estudio en lo que la
antigua retórica llamó elocutio. De esta manera hacen una retórica de las figuras
literarias. Si bien creen que la figura literaria es persuasiva, no están interesados en
profundizar en el ello. Su intención es llenar las carencias que han tenido los estudios
modernos de teoría literaria sobre cómo es que funcionan las figuras retóricas en la
2
La introducción de este tratado fue traducida por la UNAM en un pequeño libro titulado Retórica y lógica.
Grupo µ (1987) Retórica general España: Ediciones Paidós. 1982. Esta fuente bibliográfica es la que más
sustenta las bases teóricas de esta tesis y en todo este capítulo dedicado a la “Implementación
metodológica” la citaré recurrentemente. Como medida especial, cuando se haga referencia a este libro sólo
se pondrá entre paréntesis el número de la página.
3
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poesía. Su búsqueda está centrada en el texto literario, en el “porqué y el cómo un
texto logra ser eficaz” (46) y por lo tanto “cuáles son los procedimientos de lenguaje
que caracterizan la literatura” (47), analizando el poema desde la estructura misma.
Según el Grupo µ el estudio de las figuras literarias tiene más relevancia en la poesía,
pues si bien no es raro encontrar metáforas en la narrativa, tampoco es lo más común.
La búsqueda esencial de cada género es diferente: mientras la narrativa se preocupa
más por la trama, la poesía se interesa más por los recursos literarios. Por esto retoman
al poeta Paul Válery en su afirmación de que la poesía es la literatura “reducida a lo
esencial de su principio activo” (48). Es en la poesía que se encuentran concentrados, y
más trabajados, todos los recursos valiosos de la literatura.
Algunos teóricos han querido encontrar en el lenguaje común un antónimo de la
literatura, viendo a la poesía como algo alejado de lo cotidiano y con matices
intelectuales de academia. Este postulado tiene sólo algo de verdad, ya que como
afirma Du Marsais, “se hacen más figuras en un día de mercado que en varios días de
asamblea académica” (52). Esto nos lleva a un replanteamiento de la esencia literaria,
que descarta al academicismo como único camino a la Poesía.
La literatura para los neorretóricos se sitúa más allá de lo verdadero y lo falso,
careciendo de importancia si lo que se dice es contrastable con la realidad o no; pero:
esto lo distanciaría de las intenciones con que es producida la lengua comúnmente. La
poesía no comunica algo concreto, más bien se comunica a sí misma4. La literatura
resulta así una elaboración formal de la lengua.
4
Esta es una idea retomada de Jakobson, Helena Beristáin nos explica “La función poética es <<la tendencia
del mensaje como tal>>, pues en ella el signo artístico se refiere a sí mismo; dice Jakobson” (2000: 225). El
signo artístico no necesita de la realidad para juzgarse, se autoexplica y puede hasta convierte en verosímil
la más grande falacia y no dudaremos de que ocurre algo imposible.
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CONCEPTOS OPERATORIOS
En este apartado se explicarán los conceptos más importantes que se utilizarán en toda
la tesis, han sido retomados de la Retórica General (77-92) y explicados como
particularmente los comprendo, porque así fueron aplicados a lo largo de la tesis. Existe
un concepto que no fue retomado: Invariante, debido a que en el estudio de las figuras
literarias no tiene tanta relevancia como los demás. Ordenaré los conceptos según su
orden de aparición en el libro.
GRADO CERO
Para poder comprender cualquier figura literaria debemos primero negarla, pensar cómo
sería si no existiera, así encontraremos la significación original de la que parte. Después,
teniendo ello en cuenta, lo contrastamos con la figura propuesta por el poeta; de este
modo al localizar las diferencias estaríamos descubriendo las peculiaridades de su
estructura y su función. Esta es la importancia de tomar en cuenta el concepto a que se
refiere el presente apartado.
El grado cero es un discurso desnudo, ingenuo y sin artimañas, es decir, natural.
Carece de sorpresas, pues todo en él está acomodado en busca de lo esencial, sin
redundancias. Es lo más alejado de la ambigüedad, un discurso arretórico que no
esconde nada con artificios literarios, pues busca ser objetivo y por ello recurren a él los
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textos científicos. “Un gato es un gato”(77), es decir, de la manera más transparente, A
= A.
Para los neorretóricos “el grado cero absoluto sería un discurso llevado a sus semas
esenciales” (78), es decir, una selección de la significación natural con la que se logra la
comunicación. Esta selección para el grupo de Lieja tiene mucho de sinecdótico, y esta
propiedad nos servirá para el análisis posterior. Pero el grado cero absoluto es un
concepto que no es muy funcional, ya que al reducir las frases a lo esencial tendríamos
que quitar algunos pronombres, artículos, preposiciones o adjetivos y quedaría un
producto artificial. Por esto es preferible utilizar el concepto de grado cero práctico,
que se refiere a la misma búsqueda de lo esencial pero en el lenguaje real5.
El problema se presentará cuando queramos saber si un texto es figurado o no, es
decir, qué tan presente está en él el grado cero. Las figuras literarias que actúan a
niveles de la frase serán las más fáciles de localizar, mientras que las que operan en las
palabras causarán un conflicto: cuáles son de uso común y cuáles no. Se ha querido
solucionar el problema elaborando tablas estadísticas que reflejen el uso cotidiano de
las palabras usadas comúnmente; lo que nos dará un estudio macroestético. Ahora bien,
lo que la neorretórica pretende es un estudio más específico centrado en la figura y, por
lo tanto, de carácter microestético.
El concepto de isotopía desarrollado por Greimas como “norma semántica del
discurso” (80) nos ayuda a reflexionar sobre la coherencia que los campos semánticos
deben tener para evitar la ambigüedad semántica. Se trata de la redundancia semántica
que da consistencia a la significación de un discurso. Por esto, un discurso con un
desarrollo isotópico claro, tiene un grado cero sencillo de comprender.
5
Cuando en esta tesis se mencione grado cero nos estaremos refiriendo a grado cero práctico; así, los
estaremos utilizando como sinónimos, aunque no lo sean del todo.
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AUTOCORRECCIÓN Y REDUNDANCIA
El lenguaje es redundante por naturaleza en todos los niveles, en la oralidad podemos
comprobarlo con los pleonasmos que escuchamos a diario en la calle: “sube para arriba”
o “salte para afuera” son ejemplos comunes de redundancia. La literatura también es
redundante, según el grupo de Lieja sirve para “asegurar a los mensajes lingüísticos
cierta inmunidad con los errores de transmisión” (82). Los nerroetóricos nos comentan
que el índice de redundancia en el francés escrito ha sido medido por el teórico
Abraham Moles (82), quien ha descubierto que si se suprimiera el 55% de una carta, el
mensaje todavía podría ser entendido (ejemplo de ello son los telegramas que con tan
pocas palabras logran transmitir lo que bien podría ser una carta completa).
Esta propiedad del código es llamada autocorrección y consiste en que a través de la
redundancia sean corregidos los errores que en primera instancia surgieron como
ambigüedades. Los neorretóricos llaman al error desvío, y de esa manera le dan una
nueva luz a su teoría, considerando que el poeta desvía su discurso del grado cero para
producir ambigüedad en la significación. Esto es algo característico de la literatura.
Ahora bien, el autor crea desvíos del grado cero y el lector deberá de reducirlos a lo
mínimo para poder comprender ese grado cero. A continuación esquematizaré este
proceso:
Obra literaria
Poeta
Lector
Grado cero
Desviación
Decodificación
de los desvíos
Grado cero
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Los tipos de redundancia que podemos encontrar en el lenguaje escrito son los
siguientes:
٥
Redundancia fonética o gráfica
٥
Redundancia sintáctica y gramatical
٥
Redundancia semántica
٥
Redundancia convencional (rima, métrica, etc.)
Estos tipos de redundancia producen recursos literarios que el poeta utiliza. En el
primer tipo cabrían las figuras fonéticas como la iteración, entre otras tantas que
tengan que ver con lo fonético. Al segundo corresponden los recursos literarios que
tradicionalmente la retórica llamó figuras de pensamiento y de dicción. En el tercero los
tropos. En el último los recursos canónicos (por ejemplo: cuando un poeta al escribir un
soneto tiene ciertas reglas que le orillan al uso convencional de recursos literarios, como
la métrica y la rima).
DESVÍO Y CONVENCIÓN
El desvío es una alteración voluntaria del grado cero con fines retóricos que persigue
efectos poéticos. Por ejemplo, cuando el poeta se encuentra ante la necesidad de decir
algo que aún no se ha nombrado, dos opciones son posibles: crear una palabra o
agregarle información semántica a una ya existente. Ambas soluciones se apartan de la
convención, puesto que crear una palabra no es convencional, como tampoco lo es
agregar semas a una ya existente por medio de figuras literarias.
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Salvo pocas obras ––quizá las pertenecientes al dadaísmo o a alguna otra vanguardia–
–, no es común encontrar textos basados únicamente en el desvío, puesto que se pierde
la comunicación con el lector debido a la falta de una semántica convencional entre los
dos. Por esto, el Grupo µ afirma que “la convención une al destinador con el
destinatario, sin crear, claro está, ninguna sorpresa” (87). La poesía es un entramado de
desvíos y convenciones, en donde se entremezclan las figuras literarias con el lenguaje
convencional. Para puntualizar los criterios que hacen las diferencias entre estos
conceptos, reproduciré un cuadro comparatístico propuesto por los neorretóricos (88):
Desvío
Convención
No sistemático
Sistemático
Localizado
Repartido
Que sorprende
Que no sorprende
Disminuye la previsibilidad
Aumenta la previsibilidad
La poesía es elaborada a partir de este par de conceptos, aunque parezcan tan
opuestos entre sí. Mientras el desvío da un nuevo significado a la redundancia, la
convención únicamente repite la información. Los dos procesos se dan de manera
conjunta en el mismo poema; si no, se trataría de una poesía incomprensible o
totalmente canónica.
OPERACIONES RETÓRICAS
Las operaciones retóricas son modificaciones del lenguaje con finalidades retóricas
específicas, es decir, son el primer paso para formar figuras literarias. La neorretórica
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distingue dos grandes grupos según su forma de elaboración: las operaciones sustanciales
y las operaciones relacionales.
Las operaciones sustanciales, según su naturaleza, pueden ser de tres tipos: de
adjunción, que añaden cierta información en la construcción literaria (por ejemplo la
hipérbole que tiende a hacer las cosas más grandes de lo que son en realidad). De
supresión, que eliminan información (por ejemplo la elipsis), y las de
supresión-
adjunción, que realizan las dos operaciones al mismo tiempo (como en el caso de la
metáfora).
Por su parte, las operaciones relacionales no modifican la sustancia, sino que
simplemente se dedican a alterar el orden lineal de las unidades sin que esto afecte su
naturaleza real, por esto son llamadas operaciones de permutación (por ejemplo el
hipérbaton).
LAS METÁBOLES
El grupo µ llama metábole “a toda clase de cambio de cualquier aspecto del lenguaje”
(62), es decir, a cualquier figura literaria. Las metáboles son de cuatro tipos,
clasificando en estos todas las figuras que pueden surgir en la literatura. Estos grupos se
clasifican dependiendo sus peculiaridades de elaboración y toman en cuenta la intención
estética que se quiere lograr con cada figura en particular.
La propuesta neorretórica no es tan rígida como la clasificación tradicional de la
retórica, ya que una figura literaria no se adscribe de manera exclusiva a un solo grupo,
sino que puede contar con características básicas de los otros; ahora bien, para su
clasificación se toma en cuenta el rasgo más distintivo de su redundancia.
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El signo lingüístico saussureano es una entidad biplana que consta de un significado y
un significante. Este presupuesto teórico es parte fundamental en el estudio lingüístico y
semiológico. Hjelmslev ha reformulado los conceptos agregando a cada parte nuevas
cualidades teóricas y cambiando los términos de significado y significante por expresión
y contenido. Los que son retomados por el grupo de Lieja, que considera que las
metáboles surgen cuando hay una alteración del cauce natural de la expresión o del
contenido. La alteración puede ser de manera micro, tomando la palabra como máximo
lugar de acción y de manera macro, tomando como referente a la frase. Adapto un
cuadro de metáboles propuesto por el grupo µ (74):
PALABRAS
FRASES
EXPRESIÓN
CONTENIDO
(forma)
(sentido)
Metaplasmos
Metasememas
Metataxis
Metalogismos
A continuación definiré brevemente cada uno de estos grupos de figuras literarias:
٥
METAPLASMOS: figuras que actúan sobre el aspecto gráfico o fonético de las
palabras y en las unidades de orden inferior a las palabras. Su lugar de acción
es la palabra, tanto en lo fonético como en lo gráfico.
٥
METATAXIS: figuras que actúan en la estructura de la frase de manera fonética
como sintáctica.
٥
METASEMEMAS: figuras que remplazan un sema por otro, es decir, cambian una
palabra por otra. En palabras del Grupo µ “el metasemema sustituye el
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contenido de una palabra por otra” (159) Con ello logran una significancia
más compleja, pero con cierto grado de ambigüedad. La metáfora es un
metasemema, ya que logra un cambio de significación alterando los campos
semánticos. Aumenta así la ambigüedad del mensaje y su significación,
volviéndose complejo.
٥
METALOGISMOS: figuras del pensamiento que modifican el valor lógico de la
frase, y por consiguiente no están sometidas a restricciones lingüísticas de
ningún tipo.
Reproduzco enseguida un cuadro en donde se clasifican todas las figuras literarias
que consideran los neorretóricos (95), tanto en su ubicación dentro de las metáboles,
como en sus tipos de operaciones retóricas.
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LOS METASEMEMAS
Esta clase de figuras literarias se caracteriza por actuar en el desvío semántico, es decir,
en las interrelaciones de semas entre campos semánticos. Los llamados tropos por la
retórica tradicional entrarían dentro de esta clasificación, ya que su función es hacer
una contaminación del significado, convirtiendo simples palabras en figuras polisémicas.
La metáfora entra en este tipo de métaboles, por esto solamente se profundizará en los
metasememas, dejando de lado los demás tipos (metaplasmos, metataxis y
metalogismos).
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En la antigüedad, Aristóteles en su Poética definió a la metáfora como la
“transferencia del nombre de una cosa a otra” (2000: 163); definición muy parecida a la
que los neorretóricos le dan a los metasememas: “figura que sustituye una palabra por
otra” (2000: 159). Analizar la palabra como una colección de semas en múltiples
relaciones nos ayuda a ser más específicos sobre la definición de los metasememas,
tomando en cuenta que no son simplemente el cambio de una palabra por otra, sino una
relación semántica. Por último terminan definiendo que “el metasemema sustituye el
contenido de una palabra por otra”(159).
Este intercambio va acompañado de una variación semántica esencial: sustituir el
contenido de una palabra por otra con la que tenga relaciones semánticas; agregando
nuevos contenidos a algo que no los tenía. Es la posibilidad de que dos significantes se
refieran al mismo significado. Por ejemplo la metáfora que tradicionalmente Aristóteles
utilizaba para explicar su función es la siguiente “Aquiles es un león”. En ésta se utiliza
el significante /león/ para referirse al significado [valentía], dejando de lado el
significante /valentía/ que normalmente se utiliza para nombrar esta cualidad.6 En el
ejemplo vemos también que existe una relación entre los campos semánticos, lo que
dota a la palabra de polisemia, ya que la palabra /león/ tiene entre su colección de
semas los siguientes: fiereza, fuerza, agresividad, decisión, ataque, entre muchos otros
más, y estos concuerdan con los semas de /valentía/. Ahora bien, es por la
compatibilidad entre los semas que se puede llevar a cabo la metáfora.
Por una parte, la metáfora es ruptura de lo convencional, da a las palabras nuevas
significaciones para alejarse del grado cero. Las figuras no se pueden alejar demasiado
de la convención, puesto que perderían todo su poder significativo. Aristóteles llamó a
6
En lo que sigue de esta tesis se utilizarán los signos de esta manera en las metáforas abordadas: diagonales
para el /significante/, y corchetes para el [significado].
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estas últimas “metáfora traída de muy lejos”, haciendo referencia a lo incomprensible
que resultan para los que las escuchan. Los metasememas deben, al mismo tiempo,
romper y respetar la convención, buscando un equilibrio entre lo original y lo universal.
El lexema es la unidad mínima del discurso, una colección de semas reunidos y con la
posibilidad, por ser raíz, de crear palabra con significación compleja cuando se relaciona
con otros morfemas. Esta relación resulta más interesante en los metasemema, puesto
que todas las relaciones de significación denotativo se reformulan en la palabra,
abriendo espacios para escoger entre diferentes lexemas que pierden su significación
conocida y se resignifican en figuras literarias como en la metáfora, donde se utiliza una
palabra por otra (esta resignificación es parte de la esencia de la poesía).
DESVÍO DE METASEMEMAS
Por naturaleza, el metasemema es esencialmente polisémico y ambiguo dentro de la
figura literaria. Los tropos, al ser figuras de reformulación semántica, son también un
desvío evidente del grado cero. La redundancia semántica natural es rota por los semas
que se adhieren o desaparecen de las palabras. En un metasemema al pasar de una
palabra a otra no se está cambiando de un significado a otro, sino modificando el primer
sentido que es el grado cero por eso, afirman los neorretóricos que “el tropo poético es
un desvío manifiesto” (161).
Para poder comprender un metasemema es necesario que lo hagamos dentro de un
contexto extralingüístico; por ello es que debemos tomar en cuenta la poética de cada
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autor7. Lo anterior se debe a que si intentamos mirar el mensaje desde él mismo, lo
único
que
encontraremos
son
oraciones
gramaticalmente
incorrectas.
En
los
metasememas el desvío está entre el texto y su contexto, es decir, entre las figuras y la
significación convencional de cada una de ellas.
La redundancia semántica es la instancia que permite que nos acercarnos a la
significación de las figuras, al darnos caminos por los que se puede explorar para llegar
al significado de una figura. Pero de igual forma las figuras nunca deben sobrepasar los
límites de convención puesto que, de lo contrario nadie las comprendería.
RELACIONES SEMÁNTICAS
Dentro del entramado de los campos semánticos, los neorretóricos estudian dos tipos de
relaciones: exocéntricas, que identificaremos con la letra “Π”; y endocéntrica, para las
que utilizaremos la letra “Σ”.
Las relaciones exocéntricas “Π” son de una palabra hacia sus ramificaciones
semánticas, ya sea de las que derivan de ella o de la que ella misma deriva. Si pensamos
en las relaciones semánticas como en un árbol o una pirámide, este tipo de relación
sería mirar debajo o arriba de la palabra. Un ejemplo es el siguiente: en la palabra
/pino/ podemos encontrar esta relación cuando lo relacionamos con sus partes, es decir,
las ramas, hojas, raíces, etcétera, o cuando pensamos en algo más general, como un
bosque o un parque.
7
En este trabajo se entenderá Poética como el uso particular del lenguaje escrito que cada poeta decide
adoptar, influenciado algunas veces por las tendencias literarias de la época. El grupo µ da una significación
diferente a este concepto (64), pero en la presente tesis no será abordado de esa manera.
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Por su parte, las relaciones endocéntricas “Σ” son de una palabra hacia otras que
están en el mismo nivel. Siguiendo con el ejemplo anterior, para que exista una relación
de este tipo en la palabra /pino/ tendríamos que asociarla con otros tipos de árboles por
ejemplo: abedul, ficus, pirul, higuera, eucalipto.
SINÉCDOQUE
Tradicionalmente se ha definido a la sinécdoque como “el más por el menos”, es decir,
una palabra que contenga lo esencial para referirse a un concepto más general o
viceversa. La lingüística para estudiar la lengua ordena la información semántica en
varios niveles y ramificaciones
que conducen a diferentes niveles esto para poder
aprehender la lengua. La sinécdoque sería tomar una palabra para referirnos a otra
ubicada en otro nivel semántico, pero conservando los semas esenciales para poder
transmitir el grado cero. Podríamos hablar de dos grupos de figuras: la sinécdoque
generalizante (Sg) y la sinécdoque particularizante (Sp).
La sinécdoque generalizante (Sg) es la que toma un concepto general para referirse a
uno particular, un ejemplo de esta figura es cuando llaman al balón de fútbol “el
esférico” que es un concepto más amplio, pues en él no sólo cabría el concepto de balón
sino una gran gama de objetos redondos. Este ejemplo sería una Sg del tipo Σ ya que su
relación es entre conceptos de un mismo nivel semántico. También podemos encontrar
casos de Sg del tipo Π. Estas figuras son menos perceptibles pero muy necesarias en el
estudio de la metáfora. Por ejemplo cuando decimos “el hombre tomó el cigarro”, nos
estamos refiriendo a “la mano del hombre tomó el cigarro”.
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La sinécdoque particularizante (Sp) funciona a la inversa: toma algo particular para
referirse a algo general. Si dijéramos “la mano que lo mató” estaríamos dando un
ejemplo de una Sp del tipo Π. También existen Sp del tipo Σ, pero son poco notorias en
la lengua común escribir por ejemplo, “puñal” en el caso de que “arma” hubiera
bastado.
LA METÁFORA
La relevancia de la metáfora en la literatura es indiscutible. Desde Aristóteles ha sido
considerada así; algunos teóricos han llegado incluso a afirmar que es la figura más
importante. Su trascendencia algunas veces rebasa la literatura y se instala en el
lenguaje popular. Es entonces cuando se dice que sufrió una catacresis, es decir, se ha
vuelto un sintagma común tan aceptado que no necesita de explicación; un par de
ejemplos son “la falda del cerro” o “ser un ángel”.
La metáfora tradicionalmente ha sido definida como el cambio de un sentido a otro
usando una palabra diferente a la que contiene el significado denotativo. Esta noción
tiene un error: el cambio de palabra debe ser visto como modificación del contenido
semántico y no como sustitución, ya que en el sintagma resultante aparecen dos
significantes y un solo significado trasgrediendo la lógica del lenguaje. Esta modificación
se da a través de dos operaciones básicas, que son la adición y la supresión de semas.
La metáfora es la intersección de dos términos con semas en común. Estos deben
tener gran similitud entre sí, pues ello es lo que la hace posible (si fuera diferente, su
relación no sería posible). De igual forma es importante lo que no comparten los dos
términos, ya que esto es lo que dará originalidad a la metáfora.
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Para los neorretóricos la metáfora es el producto de dos sinécdoques, ocurriendo el
proceso metafórico de la siguiente forma:
P
(I)
L
[P] es el punto de partida y [L] el de llegada, teniendo que pasar estos conceptos por
un escalón intermedio representado por [I]. Al ser la metáfora el resultado de un par de
sinécdoques, quedaría de la siguiente forma: [I] es una sinécdoque de [P]; y [L] una
sinécdoque de [I].
Las sinécdoques que se pueden utilizar para hacer una metáfora no son casuales; al
respecto, son dos las combinaciones posibles:
1. (Sg + Sp) Σ [ejemplo: él es una /sombra/, para referirse a un hombre de
carácter silencioso, sombrío y que está en todos lados sin ser percibido]
2. (Sp + Sg) Π [ejemplo: él es una sombra, para referirse a una persona de piel
oscura]
En el primer modo las metáforas obtenidas estarán en los semas comunes, y en el
segundo, en las partes comunes. La distinción nos dará en el primer caso metáforas
conceptuales, y en el segundo referenciales.
La metáfora tiene grados de representación, es decir, los elementos que la
constituyen no siempre son específicos; algunas veces se encuentran explícitos y otras,
implícitos. En la antigüedad se consideraba que la verdadera metáfora se dará in
absentia, esto es, concretizando de manera sólida y en una sola palabra toda la
significación. La metáfora in absentia es contundente, logrando condensar la emoción.
Para su funcionamiento es indispensable que exista un índice elevado de redundancia o
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una intersección fuerte entre la figura y el grado cero, ya que sin esto la metáfora
terminaría por volverse alejada e incomprensible. Al resultar difícil la elaboración de
este tipo de metáforas, muchos escritores han optado por la metáfora in praesentia que
hace más fácil el acercamiento a los lectores, generando mayor significación y menor
extravío en la lectura.
Otra forma para evitar el extravío es corrigiendo la metáfora, es decir, agregarle una
explicación después del metasemema. Por ejemplo, cuando al referirnos a una persona
mala para manejar la llamamos “asno al volante”, en primera instancia hay una
metáfora al comparar el coeficiente intelectual de la persona con el de un asno, pero
resulta incompleta la idea porque la intención es criticar la manera de manejar, siendo
necesario poner un complemento que corrija la intención, en este caso, “volante”.
Para los neorretóricos las metáforas corregidas no son tan afortunadas, ya que
muestran insuficiencia semántica en sus palabras. Al respecto afirman que: “el paso del
proceso metafórico por la estrecha pasarela de la intersección sémica puede ser
considerado como un empobrecimiento indebido, un adelgazamiento exagerado, una
justificación insuficiente” (180).
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Bibliografía general
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Colección de Escritores Mexicanos [1ª ed. 1949].
AGUILAR, LUIS MIGUEL (2001) La democracia de los muertos. México: Cal y arena [1ª
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ALVARADO TENORIO, HAROLD (1995) Literaturas de América Latina. Colombia:
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