Cuidado y Limpieza del Fierro - Centro Nacional de Conservación y

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Notas del ICC
9/6
Las versiones en inglés y francés de esta publicación, así como sus modificaciones posteriores realizadas por el
Instituto Canadiense de Conservación (ICC), se consideran las versiones oficiales. El ICC no asume ninguna
responsabilidad por la exactitud o confiabilidad de esta traducción al español.
Cuidado y
Limpieza del
Fierro
Introducción
El fierro en forma de fierro fundido
o forjado, o como acero, abunda
en las colecciones de museo. A
menudo se encuentra asociado con
distintos materiales como madera,
plástico, textiles, cuero u otros
metales. Dado que habitualmente va
revestido, la naturaleza y el estado
del revestimiento, sea pintura, aceite
o laca, constituye una preocupación
importante. Por lo tanto, el cuidado
del fierro debe comprender también
el de los materiales relacionados. La
tendencia natural del fierro a oxidarse
- a veces con rapidez - significa que el
control estricto y el cuidado sistemático
son esenciales en la preservación de
los objetos confeccionados con dicho
material.
Las superficies desnudas de fierro se
oxidan velozmente; es decir, se forma
sobre ellas una capa de corrosión u
óxido. El proceso de oxidación se
desarrolla con lentitud en aire seco
y limpio, con mayor rapidez en aire
húmedo e incluso más rápido cuando
la superficie metálica está cubierta de
una delgada película de agua. Si la capa
de óxido se distribuye parejamente
otorga cierta protección al objeto, en
tanto que las superficies oxidadas en
forma irregular lo protegen menos.
La corrosión dispareja permite la
penetración de agua y oxígeno en la
superficie metálica subyacente, en
donde se producirá entonces mayor
corrosión.
La formación de óxido se ve acelerada
por las sales solubles en agua,
especialmente aquéllas que contienen
iones cloruro (como el cloruro de sodio)
o iones sulfato (como el sulfato de
calcio). Las sales se introducen cuando
un objeto se utiliza (por ejemplo al
cocinar), se manipula (por ejemplo,
por los elementos que se traspasan
desde la piel) o simplemente se expone
a ciertos ambientes (por ejemplo, aire
contaminado o rocío marino). Si un
objeto ha estado almacenado en el
exterior o enterrado, probablemente
contiene sales solubles en agua.
Los museos deben establecer un
programa de limpieza y cuidado,
destinado a prolongar la vida útil
de los objetos de fierro. En esta Nota
se describen modos de identificar
y almacenar el fierro que se está
corroyendo activamente, al mismo
tiempo que se explica la forma de
limpiar y almacenar el fierro estable.
Además, se esbozan diversas opciones
de revestimientos que impiden la
oxidación.
Examen
El primer paso en el cuidado del
fierro consiste en determinar cuáles
objetos son estables y cuáles se están
Centro Nacional de Conservación y Restauración
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Teléfono: +56-02-27382010 E-Mail: [email protected]
corroyendo activamente (véase Notas
del ICC 9/1, Como Reconocer la Corrosión
Activa).
El término "estable" está referido a los
objetos de fierro que presentan desde
superficies gris plata no corroídas
hasta superficies oxidadas compactas
y adherentes, cuyo color varía entre
negro azulado y café rojizo. El término
"inestable" describe los objetos de
fierro que experimentan corrosión
activa, la cual los puede convertir
rápidamente en polvo. Dado que
del fierro inestable continuamente
se desprenden partículas de óxido,
se observa "polvo" de óxido debajo
y alrededor de los objetos de este
material que se están corroyendo
activamente. La corrosión ocurre en la
interfase entre el núcleo metálico y la
capa externa de corrosión, lo que hace
que tales capas se agrieten, desconchen
y pulvericen.
Al examinar atentamente un objeto
de fierro en el que se sospecha
inestabilidad, es posible descubrir
corrosión activa ya sea en forma de
akaganeite, o bien de "llanto" o "sudor".
Akaganeite
El akaganeite es un hidróxido de
óxido de fierro (ß-FeOOH) que forma
cristales de color naranja fuerte.
Aunque la presencia de cloruro no va
indicada en la fórmula química, estos
cristales crecen sólo cuando existen
iones cloruro que ocupen los canales
abiertos del akaganeite y estabilicen así
su estructura. El akaganeite, que crece
en el fierro en la interfaz metal-óxido,
ejerce suficiente presión sobre las capas
de corrosión como para romperlas,
con lo cual provoca grietas y astillas.
Esta corrosión activa se observa como
cristales naranja no adherentes en las
grietas de una superficie que se está
astillando.
"Llanto" o "Sudor"
El "llanto" o "sudor" es ocasionado
por altas concentraciones de sales
que contienen cloruros. Cuando la
humedad relativa (HR) es elevada (más
del 55% aproximadamente), las sales
absorben vapor de agua del aire, se
2
disuelven en el agua y forman gotitas
de líquido amarillo, café o naranja
sobre la superficie de la corrosión. Este
líquido es ácido, de modo que corroe
el fierro y daña los materiales sensibles
al ácido que entran en contacto con
él. Si desciende la HR, las gotitas se
secan y forman costras brillantes en
las grietas superficiales, o bien dan
lugar a ampollas redondas de color
café anaranjado. Al mirarlas bajo
ampliación moderada, estas ampollas
semejan burbujas rotas y vacías, cuya
parte exterior es delgada, brillante y
frágil.
Véase en "Lecturas sugeridas" Turgoose
1982, mayor información acerca de la
corrosión activa del fierro.
Cuidado del Fierro que se está
Corroyendo Activamente
Separe del resto de la colección
todo objeto que se esté corroyendo
activamente y guárdelo en un recinto
en que la HR sea inferior al 35%. Si con
esta HR baja aún se sigue observando
corrosión activa, puede ser necesario
almacenar el objeto en condiciones de
extrema sequedad, con una HR inferior
al 15% (véase "Lecturas sugeridas":
Knight 1990). Las piezas pequeñas
e importantes se pueden guardar
con gel de sílice deshidratado en
secadores, o en envases (por ejemplo,
envases plásticos para uso casero como
Tupperware) o gabinetes cerrados.
(Véase más información acerca del
acondicionamiento del gel de sílice
en Boletín Técnico del ICC N° 10, Gel
de sílice). El ambiente seco disminuye
de manera significativa la tasa de
corrosión del fierro que está sufriendo
activamente este proceso, pero no
elimina la fuente del problema. Solicite
asesoría a un conservador respecto
del cuidado y tratamiento de dichos
objetos, porque los procedimientos de
limpieza y mantenimiento delineados
en la presente Nota no bastan para
estabilizarlos.
Cuidado del Fierro Estable
Mantenga los objetos de fierro con la
menor cantidad de polvo y suciedad
que sea posible. Límpielos en un lugar
apartado de la zona de depósito, con el
fin de no introducir en ella partículas
de polvo cargadas de fierro. No limpie
los objetos de museo hasta dejar
desnudo el fierro. Si los productos de
la corrosión se remueven por completo,
el fierro vuelve a corroerse y aparecen
manchas de óxido de color naranja que
lo desfiguran.
En el caso de los objetos de fierro
pequeños que se almacenan bajo techo,
utilice métodos de limpieza que no
involucren agua ni detergentes. Cepille
la suciedad y el polvo acumulados con
cepillos de dientes y pinceles de cerda
natural (que a veces se denominan
brochas para estarcir) de diversos
tamaños y durezas. Recorte las cerdas
para darles la forma necesaria, pues
su longitud determina la dureza del
cepillo: las cerdas cortas son más duras
que las largas.
Cuide de no astillar las capas de
corrosión, pues el metal subyacente
puede ser frágil. Cuando se elimina
incorrectamente la corrosión gruesa, el
objeto se deforma. Si tiene dudas acerca
del grado de corrosión o la fragilidad
de un objeto, pase un imán sobre la
superficie: la atracción es potente allí
donde la corrosión es delgada y débil
donde la mayor parte del metal se ha
corroído.
Si la capa de óxido superficial es
delgada y pareja, se puede remover
de los objetos frotándola suavemente
con lana de acero fina (000 ó 0000)
y unas pocas gotas de aceite liviano
(por ejemplo, aceite para máquinas de
coser). Use paños limpios y sin pelusas,
humedecidos con diluyente mineral
(como Varsol) para quitar la pasta
aguada de aceite y óxido resultante,
evitando que se traspase a otros
materiales. A continuación, aplique
y esparza con un paño limpio una
delgada capa de aceite fresco. Recuerde
que al poner demasiado aceite se atrae
el polvo y la suciedad, mientras que
si el aceite es muy poco, no protege
contra la oxidación. El tratamiento con
aceite resulta especialmente adecuado
para hojas de herramientas y piezas de
maquinaria apenas oxidadas.
Notas del ICC 9/6
El aceite mejora el aspecto superficial
del objeto y deja una película que actúa
como delgada barrera de vapor, la
cual protege temporalmente el fierro
subyacente de la oxidación. Examine
en forma periódica los objetos que
ha limpiado de este modo y vuelva
a aceitarlos si aparece óxido fresco.
Al limpiar el fierro evite usar líquidos
comerciales removedores de óxido,
pues contienen ácidos que disuelven
este último y rápidamente pueden
dejar a la vista el metal desnudo en
ciertas zonas del objeto.
De modo ideal todo objeto compuesto
que contenga fierro debe desarmarse
y sus piezas, limpiarse por separado.
Si ello no es posible, limpie cada una
de las distintas piezas del objeto con
métodos y productos apropiados.
Asegúrese de no dañar las partes del
objeto que no son de fierro al limpiar
las que sí lo son y viceversa. (Véase más
información acerca de la limpieza de
aleaciones de cobre en Notas del ICC
9/3, Limpieza, Pulido y Aplicación de Cera
Protectora al Latón y el Cobre). Respecto
de la limpieza de la plata, véase Notas
del ICC 9/7, Cuidado de la Plata).
A menudo el fierro va pintado,
rotulado con calcomanías o plaqueado
con otro metal como estaño o cromo.
La corrosión puede causar que uno de
estos revestimientos externos se separe
de la superficie de fierro subyacente.
Tenga cuidado de no retirar ninguno
de ellos, porque contienen información
histórica concerniente al objeto. Si es
preciso limpiar una pieza plaqueada o
pintada, consulte con un conservador.
Documente y guarde toda pintura o
calcomanía que se desprenda, ya que
puede resultar útil para el conservador
que realice un trabajo de restauración
o una investigación histórica.
Las máquinas de gran tamaño que se
almacenan o exhiben en el exterior
frecuentemente se cubren de sales
acumuladas, suciedad y depósitos
ácidos que deben quitarse en forma
periódica. Véase más información
sobre la limpieza de tales objetos en
Notas del ICC 15/2, Cuidado de las
Notas del ICC 9/6
Máquinas Exhibidas o Almacenadas en
el Exterior).
Acabados
El revestimiento preferido para el
fierro oxidado que debe permanecer
bajo techo es el ácido tánico (véase
Notas del ICC 9/5, Tratamiento con
Ácido Tánico). Es posible utilizarlo para
realzar el aspecto de un objeto que se
va a exhibir. Al aplicar ácido tánico al
fierro oxidado, se obtiene un acabado
uniforme de color negro azulado. El
ácido tánico reacciona con las capas
de corrosión formando tanatoférrico,
el cual impide que las zonas más
susceptibles vuelvan a oxidarse en el
corto plazo. Si el objeto comienza a
corroerse nuevamente se puede aplicar
otra vez ácido tánico con facilidad,
pero es importante comprender las
limitaciones de este tratamiento.
La capa de tanato férrico resultante
no constituye un revestimiento
permanente ni una barrera de vapor,
como tampoco elimina ni reduce
el efecto de la contaminación por
sales. Más aún, rara vez se emplea
este tratamiento en conjunto con una
barrera de vapor.
A los objetos de fierro se les pueden
aplicar revestimientos protectores,
tales como aceites, ceras, pinturas y
lacas, con el propósito de disminuir
la velocidad de transmisión del vapor
de agua y el oxígeno ambientales a la
superficie metálica. No obstante, si se
aplican revestimientos a las capas de
corrosión porosa del fierro oxidado,
puede ser muy difícil quitarlas si el
objeto empieza a corroerse activamente
otra vez. Emplee revestimientos
protectores únicamente si así lo
aconseja un conservador; luego,
establezca un programa regular de
inspección y mantenimiento para los
objetos revestidos, el que puede incluir
la remoción y reaplicación periódicas
de los revestimientos.
Las ceras resultan particularmente
difíciles de eliminar de las superficies
de fierro muy corroídas, de modo que
por lo general no se recomienda su uso
en fierro oxidado. Como se mencionó
antes, el aceite es adecuado como
revestimiento protector para hojas
de herramientas, cañones de armas
y piezas de maquinaria levemente
oxidadas. Es posible que las pinturas
y lacas resulten aptas para algunos
objetos, especialmente aquéllos que
se guardan o exhiben al aire libre,
pero pintar objetos de museo que
normalmente no se habrían pintado
en su época significa traicionar su
precisión histórica (véase Notas del
ICC 15/2, Cuidado de las Máquinas
Exhibidas o Almacenadas en el
Exterior). Además, las pinturas y lacas
deben someterse a mantenimiento
con regularidad, porque la exposición
al aire libre las hace deteriorarse
rápidamente y, en muchos casos,
mientras más tiempo permanecen
fuera más complicado resulta quitarlas.
Depósito
De manera óptima el fierro debe
almacenarse en una HR baja, pero,
dado que los objetos de este metal
habitualmente poseen accesorios
de otros materiales que pueden
dañarse en tales condiciones, ello
no siempre es factible. En el caso de
una colección mixta es más seguro,
fácil y barato seleccionar una HR
ambiental promedio que equilibre
las necesidades de toda la colección.
Es importante mantener una HR
constante. Con una HR del 50%, la
mayor parte del fierro que no contiene
niveles excepcionalmente altos de
sales solubles ni se está corroyendo
activamente queda exenta de daños,
mientras que con una HR superior
al 70%, aproximadamente, se causa
daño progresivo a todas las piezas
de este metal.
Utilice papel libre de ácido para
envolver los objetos de fierro, ya que
contribuye a disminuir los efectos de
un alza repentina de la HR y evita que
los objetos se toquen entre ellos. Forre
repisas o cajones con un acolchado
flexible, como por ejemplo delgadas
láminas de espuma de polietileno o
polipropileno, con el fin de proteger
los objetos de los choques o la abrasión.
De manera alternativa, es posible tallar
soportes individuales para los objetos
3
en espuma de polietileno gruesa (véase
Boletín Técnico del ICC N° 14, Como
Trabajar con Espumas de Polietileno y
Lámina Plástica Acanalada).
La temperatura e iluminación del
fierro no constituyen factores críticos,
excepto cuando afectan la HR o los
materiales relacionados, por ejemplo
una capa de pintura. Al exhibir objetos
compuestos, considere la tolerancia de
cada uno de sus materiales.
Algunos objetos de fierro vienen con
cubiertas o envolturas protectoras (por
ejemplo, dagas con sus vainas). No
almacene estos objetos en las cubiertas
porque el fierro oculto puede oxidarse
sin que nadie lo advierta. Asimismo, la
corrosión puede manchar la cubierta
o, en el peor de los casos, adherir para
siempre el objeto de fierro a la cubierta.
Por lo tanto guarde los objetos de
fierro cerca de sus cubiertas, pero no
dentro de ellas.
Manipulación
Use guantes al manipular objetos
de fierro limpios, incluso los que
presentan capas de corrosión; en caso
contrario retienen las sales de la piel
y ello estimula la corrosión.
Conclusión
En la presente Nota se entregan pautas
amplias para el cuidado básico del
fierro, pero es preciso recordar que
existen muchos tipos de este metal
(por ejemplo fierro forjado, fierro
fundido y acero endurecido) al igual
que acabados del mismo (por ejemplo
pinturas, calcomanías y plaqueados) en
las colecciones de museo. Aunque los
requisitos para almacenar y manipular
cada uno de estos tipos de objetos son
similares, solicite siempre asesoría a un
conservador antes de limpiar un nuevo
tipo (por ejemplo espadas, cañones de
armas pavonados, letreros pintados
o latas de estaño) que se presente en
una colección.
Proveedores
Brochas para estarcido:
tiendas de artículos de arte,
reparadoras de relojes
4
Papel tisú libre de ácido, neutro (sin
reserva alcalina):
Conservation Resources
International Inc.
8000-H Forbes Place
Springfield, Virginia 22151, USA
ó
Archival Conservation
Resources
P.O. Box 2506, Station D
Ottawa, Ontario KIP 5W6
(613) 523-9260
Gel de sílice:
proveedores de equipos de
laboratorio y productos químicos
Schlichting, Carl. Working with
Polyethylene Foams and Fluted Plastic
Sheet. CCI Technical Bulletin N° 14.
Ottawa: Canadian Conservation
Intitute, 1994.
Turgoose, S., "Post-Excavation
Changes in Iron Antiquities," Studies in
Conservation, vol. 27 (1982), pp. 97-101.
White, Philip R. Care and Preservation
of Firearms. Technical Bulletin N°
16. Ottawa: Canadian Conservation
Intitute, 1995.
Lecturas Sugeridas:
Instituto Canadiense de Conservación.
Cuidado de las Máquinas Exhibidas o
Almacenadas en el Exterior. Notas ICC
15/2. Ottawa: Instituto Canadiense de
Conservación, 1993.
Instituto Canadiense de Conservación.
Limpieza, Pulido y Aplicación de Cera
Protectora al Latón y el Cobre. Notas
ICC 9/3 Ottawa: Instituto Canadiense
de Conservación, 1988.
Instituto Canadiense de Conservación.
Como Reconocer la Corrosión Activa.
Notas ICC 9/1. Ottawa: Instituto
Canadiense de Conservación, 1989.
Instituto Canadiense de Conservación.
Cuidado de la Plata. Notas ICC 9/7.
Instituto Canadiense de Conservación,
1993.
Instituto Canadiense de Conservación.
Almacenamiento de los Metales. Notas
ICC 9/2. Ottawa: Instituto Canadiense
de Conservación, 1995.
Instituto Canadiense de Conservación.
Tratamiento con Acido Tánico. Notas ICC
9/5. Ottawa: Instituto Canadiense de
Conservación, 1989.
Knight, B., "A Review of the Corrosion
of Iron from Terrestrial Sites and
the Problem of Post- Excavation
Corrosion," The Conservator, no. 14
(1990), pp. 37-43.
Lafontaine, Raymond H. Silica Gel.
Technical Bulletin N° 10. Ottawa:
Canadian Conservation Intitute, 1984.
Versión disponible en inglés y
francés en Government of Canada,
Canadian Conservation Institute
www.cci-icc.gc.ca
Versión en español disponible en
www.cncr.cl
Versión en español traducida
e impresa por CNCR- DIBAM.
Traducción financiada por
FUNDACIÓN ANDES.
© Government of Canada,
Canadian Conservation Institute
(CCI), edición en inglés y francés.
© Centro Nacional de Conservación
y Restauración (CNCR), 2ª ed. en
español, 2014.
ISSN 0717-3601
Permitida su reproducción citando
la fuente
Notas del ICC 9/6
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